CCS: Tipo de cambio de equilibrio de largo plazo se sitúa en torno a

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 25 Agosto 2014
Actual precio de la divisa favorece competitividad exportadora
CCS: Tipo de cambio de equilibrio de largo plazo se
sitúa en torno a $ 540 por dólar.
El aumento del tipo de cambio que se ha observado desde mediados de 2013 en la
economía chilena es un fenómeno que escapa a la tendencia de los últimos años.
Históricamente, salvo en la crisis de 2009 en que los mercados globales fueron afectados
por una fuerte disrupción cambiaria, la dirección del tipo de cambio ha sido, más bien,
persistentemente a la baja. En esta oportunidad, sin embargo, el precio del dólar
atraviesa una nueva etapa ascendente que persiste hasta hoy, sin mediar señales que
sugieran que pudiera estar concluida.
Las diversas formas de medición del tipo de cambio apuntan inequívocamente en la
misma dirección: al alza. El dólar observado subió un 9% entre enero y mediados de
agosto del año en curso, a lo que se agregan otros 11 puntos porcentuales de ascenso
en 2013. El tipo de cambio real, que incluye las medidas de inflación interna y externa,
habría subido, según estimaciones de la CCS, en alrededor de 6,7% en 2014, a lo que se
agrega otro 6,8% de 2013. El tipo de cambio multilateral también registra expansiones
de similar magnitud.
Esta recuperación del precio dólar, que llevó la cotización a superar $ 580 en la tercera
semana de agosto, ha significado no sólo recuperar el tipo de cambio real en su equilibrio
de largo plazo, sino incluso sobrepasarlo con cierta holgura.
En efecto, de acuerdo a nuestras estimaciones, el tipo de cambio real de equilibrio de
largo plazo equivale actualmente a un precio del dólar de aproximadamente 540 pesos1.
Esto representa una holgura en la paridad cambiaria en torno a $ 40 pesos por dólar con
los valores de cierre de la tercera semana de agosto, que permite fortalecer
transversalmente la competitividad de los sectores exportadores y transables, en general.
Por su forma de cálculo, el tipo de cambio de equilibrio es simplemente el cálculo del
valor en pesos del dólar para el cual el tipo de cambio real es igual a su promedio de
largo plazo. Para estos efectos, el concepto de largo plazo abarca desde que Chile adoptó
el régimen cambiario de libre flotación (fines de 1999), y tiene el mérito de recoger en
forma más pura, los fundamentos del mercado cambiario local. Por ser un equivalente a
un promedio real de largo plazo, que incorpora la formación de precios interna y externa,
puede ser asimilable a un concepto de tipo de cambio mínimo tolerable para el sector
exportador.
Desde que Chile opera con régimen de tipo de cambio flotante, sólo en contadas
ocasiones, el tipo de cambio real se ha ubicado por sobre su nivel de equilibrio de largo
plazo, como está ocurriendo ahora. Lo vimos con posterioridad a la crisis asiática, en
2002-04, y también durante algunos meses en plena crisis sub prime de 2008-09.
Las razones que explican en esta oportunidad la presencia de un tipo de cambio real por
sobre el de equilibrio tienen, a nuestro parecer, numerosos componentes internos y
externos y todos apuntan hacia una misma razón: la depreciación del peso chileno.
Entre los aspectos de orden externo, se puede destacar el empeoramiento en los precios
de la canasta de exportación, por efecto de la moderación del ciclo de los commodities.
Desde 2011 a la fecha, los términos de intercambio en la economía chilena han caído en
alrededor de 10%.
1
Esto significa que la relación entre el tipo de cambio real promedio de los años 2000-2014 y el tipo de cambio real
actual, equivale a un dólar de $ 540. Ese cálculo toma como referencia el dólar observado en $ 575.
También contribuye en la misma dirección, el gradual retiro de los estímulos monetarios
por parte de la Reserva Federal y las expectativas de alzas en las tasas de interés en
Estados Unidos. Estos aspectos han presionado a la divisa norteamericana a nivel global,
elevando el índice dólar en los mercados internacionales en aproximadamente 4% entre
marzo y la primera quincena de agosto.
También han estado en juego aspectos de orden interno, como la implementación de una
política monetaria más expansiva y recortes en las tasas de interés para las operaciones
en moneda local. Existen también factores que están generando incertidumbres, que
contribuyen también a tensionar el tipo de cambio. Esto queda a la vista al constatar que
el peso chileno es una de las monedas más depreciadas en el mundo respecto del dólar o
de otras divisas duras. De un total de 60 monedas analizadas por el Banco Central de
Chile, el Peso chileno es la quinta moneda que más valor perdió desde enero, luego del
Peso ucraniano, el Peso argentino, y el Tenge de Kazajstán.
Antecedentes respecto al ingreso de capitales a través de inversión de cartera e inversión
directa dan cuenta también de una pérdida de fuerza de este tipo de flujos a Chile, lo
cual también contribuye en la misma dirección.
Los efectos del mayor tipo de cambio aún no se hacen tan evidentes en el sector
exportador. Los quantum exportados tuvieron un crecimiento de sólo 2,1% en 2013 y
1,6% en el primer semestre de 2014. Sólo en el hacia fines de este último período se
aprecia un aumento más decidido en las exportaciones industriales, con un aumento de
8,1%.
Tipo de cambio de equilibrio de largo plazo por sector de actividad
El efecto competitivo del aumento del tipo de cambio no es equivalente para cada sector
de actividad económica. Mientras más elevados sean los precios a los que un
determinado sector exporte su producto, más alto es también el tipo de cambio real o
efectivo. Es lo que ha ocurrido en los últimos años en el sector minero, que al enfrentar
altos precios internacionales, ha podido mantener muy elevada su competitividad, pese a
la tendencia a la baja que presentaba el dólar. Lo inverso ocurría para sectores
exportadores de productos industriales, como madera o celulosa, en un contexto de
precios internacionales deprimidos por la misma coyuntura económica global.
Con esta lógica, es posible calcular el tipo de cambio real que corresponde efectivamente
a cada actividad exportadora, lo cual considera el tipo de cambio observado y el
comportamiento de los precios internacionales de los productos exportados por cada
sector individual, en lugar del precio promedio de toda la canasta exportadora.
Los resultados muestran que en términos sectoriales el aumento del tipo de cambio ha
modificado en forma importante el perfil competitivo de los distintos sectores económicos
respecto de los años previos. En la actualidad, prácticamente todos los sectores
exportadores enfrentan un panorama holgado en materia cambiaria, aunque
sorprendentemente los rubros más aventajados dejaron de ser los mineros, como
consecuencia de las menores cotizaciones de los metales respecto de sus máximos en
2012. En efecto, el precio del cobre ha caído en casi 20% en relación a marzo de 2012 y
el oro en 41%.
En consecuencia, el tipo de cambio real del sector minero supera en sólo 12% su valor
de largo plazo, en lugar del 20% registrado a fines de 2012. En el sector industrial, en
tanto, varios rubros que estaban por debajo del umbral competitivo, están actualmente
operando con tipos de cambio cercanos al equilibrio.
Los productos alimenticios presentan un importante avance competitivo, con una brecha
de 17% por encima del equilibrio de largo plazo, mientras que hace un par de años
estaban en la zona de neutralidad competitiva, con precios de exportación un 13%
inferiores a los actuales. La mayor ventaja competitiva la lidera la exportación de harina
de pescado, que se ha beneficiado por partida doble, con el aumento del dólar observado
y un alza de 24% en los precios de exportación respecto de inicios de 2012.
Las industrias de productos metálicos, sin embargo, aún no alcanza su umbral
competitivo, ya que requiere un precio del dólar de $ 590 para llegar a su tipo de cambio
real de equilibrio.
En definitiva, las condiciones están dadas para un mejor desempeño del sector
exportador, lo cual, sin duda, depende también de otros factores, como el ritmo de
recuperación de los países avanzados y la profundidad de la desaceleración de las
economías latinas, vinculadas al mismo ciclo de los commodities que afecta a Chile. Las
proyecciones de la CCS apuntan a un crecimiento de las exportaciones de 4,5% en 2015
y algo similar en 2016, que va en la dirección de situar al frente externo en una nueva
fase de desarrollo, con mayor potencial de creación de valor.
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