03-00 - Ministerio Público

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2000
03
BOLETIN JURISPRUDENCIAL
MINISTERIO PUBLICO, C.R.
Fecha:
De:
Para:
14 de febrero de 1999
UNIDAD DE CAPACITACIÓN Y SUPERVISIÓN (UCS-MP)
Fiscales del Ministerio Público
Voto Nº
1309-99 de 10.15 hrs. del 15 de octubre de 1999. SALA TERCERA de la Corte Suprema de Justicia.
TEMA
⇒
PROCEDIMIENTO Y VALIDEZ EN LA DECLARACIÓN DEL TESTIGO
SOSPECHOSO
⇒
CÁLCULO DE LA PENALIDAD DEL CONCURSO IDEAL Y MATERIAL
⇒
REGLAS DEL CONCURSO MATERIAL RETROSPECTIVO
⇒
REGLAS DE LA CONDENA DE EJECUCIÓN CONDICIONAL DE LA PENA
SUMARIO
•
Testigo sospechoso: su falta de juramentación no entraña defecto alguno de procedimiento. Por el contrario, debido a su
condición procesal no puede compulsársele a declarar respecto a hechos que eventualmente comprometan su responsabilidad
penal. En tales supuestos, el juramento es improcedente y en sustitución suya, debe prevenirse al testigo acerca de su facultad
de abstenerse de declarar.
•
Penalidad del concurso: Tratándose de un concurso ideal, el Tribunal debió aplicar la pena correspondiente al delito más
grave (pudiendo aún aumentarla, conforme indica el artículo 75 C. Penal), es decir, la sanción más severa, por su naturaleza o
extensión, establecida en uno de los tipos penales en concurso.
•
Concurso material retropectivo: los presupuestos exigidos para aplicar el concurso material retrospectivo son: a) identidad
del acusado, b) proximidad temporal de los hechos, c) inexistencia de sentencia condenatoria entre ambas delincuencias y d),
posibilidad abstracta de que hubieran sido objeto de un juzgamiento común. Este tipo de concurso existe cuando, habiendo
sido juzgados varios delitos atribuidos a un mismo agente en procesos diferentes, es necesario aplicar la limitación de pena
establecida por el artículo 76 del C. Penal. Según este artículo deben aplicarse las penas correspondientes a todos los delitos
cometidos no pudiendo exceder del triple de la mayor y en ningún caso de cincuenta años de prisión. Si hubo procesos
distintos por acciones en concurso real atribuidas a un mismo agente, pero las penas no chocan con el artículo 76 C. Penal, no
se presenta la figura del concurso real retrospectivo.
•
Ejecución condicional de la pena: no exige únicamente que al sujeto se le haya impuesto sanción que no exceda de tres
años de prisión (según la calificación establecida por el Tribunal), sino además, que el beneficiado sea “delincuente primario”, y
que su concesión o denegatoria se encuentre debidamente fundamentada, sobre todo, a partir del análisis del art. 71 C. Penal.
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No obstante, el Tribunal debe pronunciarse formal y expresamente acerca de si lo rechaza o concede el beneficio. Fuera de la
valoración del artículo anterior, el Juzgador solo puede considerar la conducta del agente posterior al delito (artículo 71 citado,
inciso f). No existe impedimento legal ni constitucional alguno, para fundamentar accesoriamente la extensión de la pena en la
existencia de condenas previas; antes bien, esto constituye un elemento subjetivo a ponderar por el Juzgador, en la medida en
que se trata de una condición personal del sujeto activo que influye en la comisión del delito.
TRANSCRIPCIÓN DEL VOTO EN LO CONDUCENTE:
EXP: 97-000040-0016-PE RES: 1999-01309 SALA TERCERA DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA. SAN JOSÉ, A LAS DIEZ HORAS CON QUINCE MINUTOS
DEL QUINCE DE OCTUBRE DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y NUEVE. RECURSO DE
CASACIÓN INTERPUESTO EN LA PRESENTE CAUSA SEGUIDA CONTRA (...) POR EL DELITO
DE USO DE DOCUMENTO FALSO CON OCASION DE TENTATIVA DE
ESTAFA COMETIDO EN PERJUICIO DE LA FE PUBLICA Y DE (...). INTERVIENEN EN LA
DECISIÓN DEL RECURSO LOS MAGISTRADOS, MARIO ALBERTO HOUED VEGA,
PRESIDENTE, JESÚS ALBERTO RAMÍREZ QUIRÓS, RODRIGO CASTRO MONGE, JOAQUÍN
VARGAS GENÉ Y JOSÉ MANUEL ARROYO GUTIÉRREZ, ÉSTOS DOS ÚLTIMOS EN CALIDAD
DE MAGISTRADOS SUPLENTES. INTERVIENEN ADEMÁS EN ESTA INSTANCIA, LOS
LICENCIADOS VÍCTOR RAÚL OBANDO MENDOZA COMO DEFENSOR DEL ENCARTADO Y
ANA EUGENIA SÁENZ FERNÁNDEZ COMO REPRESENTANTE DEL MINISTERIO PÚBLICO.-
RESULTANDO:
2.- Que contra el anterior pronunciamiento el Lic.
Víctor Raúl Obando Mendoza, interpuso recurso de
casación por la forma y por el fondo. En un primer aspecto
por vicios in procedendo, reclama incorporación ilegítima
de la prueba, pues el Tribunal empleó la declaración de un
testigo que podía encontrarse comprometido penalmente
con los hechos y quien además no fue juramentado antes de
rendir su testimonio (...). Informa el Magistrado Castro
Monge y,
CONSIDERANDO:
I.- En el primer motivo del reclamo por vicios de forma,
el Licenciado Víctor Raúl Obando Mendoza, defensor
particular del sentenciado (...), reclama incorporación
ilegítima de prueba, pues afirma que para fundamentar el
fallo, el Tribunal utilizó la declaración de (...): “... sujeto
a quien mi cliente involucró en los hechos como la
persona que lo enviaba a cambiar los cheques...” (cfr.
folio 147 in fine) y quien además no fue juramentado
antes de declarar. Argumenta, que por faltar el juramento
respectivo, su versión se convirtió en una “simple
entrevista”. El reclamo es inatendible: Analizando la
sentencia recurrida, así como las correspondientes actas
del debate, resulta que efectivamente, a (...) se le recibió
declaración testimonial sin juramentarlo:“... por la
responsabilidad que podría caberle en el presente
asunto, pero se le advierte que debe decir verdad...” (cfr.
acta debate, folio 128, líneas 15 a 18). Contrario al
parecer del recurrente, la falta de juramentación del
testigo sospechoso, no entraña defecto alguno de
procedimiento. Por el contrario, debido a la condición
procesal ostentada por el testigo, no puede
compulsársele a declarar respecto a hechos que
eventualmente comprometan su responsabilidad penal.
En tales supuestos, el juramento es improcedente y en
sustitución suya, debe prevenirse al testigo acerca de su
facultad de abstenerse de declarar. En consecuencia,
no basta con omitir el juramento, sino que en resguardo
del debido proceso, debe garantizarse el derecho de
defensa del testigo, lo cual incide directamente en la
legitimidad de la prueba y en la posibilidad de desplegar
una actividad defensiva eficaz de parte del encausado.
(EL DESTACADO NO ES DEL ORIGINAL). Tal y como ha
entendido la jurisprudencia de esta Sala, cuando: “... el
deponente no ha sido acusado formalmente, sino que ostenta
la condición procesal de testigo y que por su eventual
participación en los hechos, puede considerársele como
“sospechoso”, pues en este último caso, por no existir una
imputación formal, bastará, a efecto de resguardar el
derecho de defensa, con que el Tribunal prevenga al testigo
acerca de su derecho de abstenerse de declarar, pues ésta es
la única vía idónea para hacer efectivo lo preceptuado en el
numeral 204 del Código Procesal Penal, en cuya virtud, el
testigo no estará obligado a declarar en cuanto a los hechos
que puedan ocasionarle alguna responsabilidad penal.
Podría – incluso - permitirse la asistencia de su defensor
particular o nombrarle uno público, al efecto. Esta opción es
plenamente compatible con la jurisprudencia constitucional,
que ha entendido que: “ ... Es evidente, que cuando el Juez
dentro de su obligación de echar mano a todos los medios
que permitan lograr una reconstrucción conceptual del
hecho que se investiga, llama a declarar a un testigo cuya
deposición muestre o permita apreciar algún grado de
responsabilidad, de manera que pueda ser sometido a
proceso penal o tutelar indistintamente de si se trata de
otro procedimiento regulado por leyes especiales, no
obstante la facultad de valorar la eficacia probatoria de la
declaración a la luz de la sana crítica racional, utilizar
esta declaración para cimentar (de modo determinante)
una sentencia produce su nulidad bajo el aspecto de la
violación al derecho de defensa (...).La sentencia
condenatoria que se apoye de modo determinante en la
declaración de un testigo que se auto incrimine sin
advertirle de su derecho de abstención, de manera que
pueda ser a su vez sujeto de un proceso penal así sea en
otra jurisdicción, produce la nulidad de la sentencia por
infracción al derecho de defensa...” (Voto # 2.659-94, de
15:36 horas del 7 de junio de 1.994). En este mismo
sentido, el Tribunal Constitucional manifestó, que: “... Sin
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duda, la Carta Fundamental otorga al imputado el derecho
absoluto a que no se le obligue a declarar contra sí mismo.
El testigo (con o sin juramento), al igual que el imputado,
están obligados a comparecer al llamado judicial y si no lo
hacen podrán ser compelidos por la fuerza. Para la Sala la
aplicación directa de la garantía contenida en el artículo
36 de la Constitución Política no permite más que afirmar,
que ni al testigo sospechoso, ni al imputado, podrían
obligárseles a declarar contra sí mismos. Los medios de
coerción que establece la legislación para obtener la
declaración de los testigos (obligarlo a manifestarse
inclusive recurriendo a la privación de libertad), por razón
lógica, no resultan aplicables a los testigos sospechosos, ya
que en relación con ellos prevalece, por imperio propio, la
disposición del artículo 36 constitucional. En efecto, este
tipo de testigo podrá ser citado para que declare y deberá
comparecer al llamado judicial sin que el juez pueda
coaccionarlo, por ningún medio, para que rinda la
declaración; y es que, en aplicación de la máxima "nemo
turpidinem suan revelare tenetur", este tipo de testigo no
puede ser colocado en una situación peor que aquella que
tendría como imputado (...) el testigo sospechoso podrá
abstenerse de indicar todo aquello que pueda implicarle
responsabilidad penal y el juez de la causa deberá valorar
esta circunstancia en el caso concreto y advertirle las
consecuencias de su dicho y que le asiste el derecho al
silencio. La declaración recibida en contravención con lo
anterior, no podrá surtir efectos y será absolutamente nula
por violación a los principios que integran el debido
proceso. Por otra parte, nada impide al juez permitir al
testigo sospechoso que se haga asesorar de un letrado a
efecto de que pueda enterarse de cuáles manifestaciones
pueden implicarle responsabilidad penal. En todo caso,
como se indicó la presencia de un letrado no exime al juez
de su obligación de velar por la aplicación del artículo 36
constitucional. Bajo ninguna circunstancia debe omitirse
indicar al testigo que le asiste su derecho al silencio lo que
se hará constar en el acta levantada al efecto...” (Ver voto
# 5.630-94, de 16:06 horas del 25 de setiembre de 1.994).
Debe aclararse, que estas orientaciones jurisprudenciales,
por interpretar directamente la Constitución Política,
conservan plena vigencia en el nuevo proceso penal, pues
en la ordenanza procesal punitiva vigente, si el a-quo
inobserva este procedimiento, la actividad adjetiva deviene
defectuosa por infringir el derecho de defensa...” (cfr. voto #
188-99, de 9:10 horas del 19 de febrero de 1.999). En el sub
litem, si bien el procedimiento seguido por el a-quo no fue
el idóneo para introducir la declaración de (...), lo cierto es
que ello no implica existencia de un vicio esencial que
obligue a anular la sentencia. En efecto, aún excluida
hipotéticamente del conjunto probatorio analizado por el
Tribunal, la conclusión incriminatoria se mantiene
inalterable. Esto es así, porque la versión del testigo (...) fue
tenida como otro elemento de juicio para restar credibilidad
a la excusa alegada por el imputado, en el sentido de que
era él quien lo mandaba a cambiar los cheques. Esta
versión fue desmentida no solo por el propio testigo, sino
que no soportó un análisis frente a las reglas del correcto
entendimiento humano, pues como lo afirma el Tribunal, si
fuese cierto que (...) mandaba a (...) a cambiar los cheques y
si había tenido problemas al extremo de que una vez lo
detuvieron, lo lógico era romper con el nexo o al menos, no
realizar ese tipo de encomiendas (ver al efecto folios 138 y
139). Por lo expuesto y como el vicio acreditado carece de
esencialidad, lo procedente es declarar sin lugar el
reclamo.II.- Acto seguido, en el siguiente reproche acusa
fundamentación contradictoria y violación a reglas de
sana crítica; en esencia, la ley del tercero excluido, pues
dice que: “... los señores Juzgadores por una parte,
rechazan la versión de mi patrocinado, y avalan en un
todo la de Cárdenas, pero por otro lado admiten que
Cárdenas le daba cheques y que a pesar de los
problemas anteriores seguí acudiendo a entidades
bancarias (...) o en realidad mi cliente hacía solo
mandados a Cárdenas o en se presentó al ente financiero
de mutuo propio... ” (sic., folios 151 y 152). La
inconformidad no es de recibo. Efectivamente, la
contradicción expuesta no se aprecia, porque lejos de
realizar dos afirmaciones categóricas y antagónicas sobre
un mismo artículo del proceso, el Tribunal claramente
desmerece la versión defensiva del sentenciado por
considerarla ilógica y en consecuencia, contraria a las
reglas del correcto entendimiento humano. Por ello,
como se expuso supra, la declaración de (...) no fue el
único motivo para rechazar la versión del justiciable.
Además, no es cierto que el Tribunal estableció que
Carlos entregara efectivamente los cheques al
sentenciado, sino que asumiéndolo como una posibilidad,
el a-quo estimó que en el evento de que existiera, la
responsabilidad del testigo no desmerecía la del
encartado (...) (ver folios 138 in fine y 139). En
consecuencia, por no existir el vicio denunciado, procede
declarar sin lugar la queja.III.- El tercer motivo del reclamo, se hace consistir en
una errónea aplicación del artículo 76 y falta de
aplicación del artículo 75 - ambos del Código Penal - ya
que pese a que el Tribunal calificó los hechos como
constitutivos del delito de uso de documento falso
equiparado a público y tentativa de estafa en concurso
ideal, a la hora de imponer la pena, separó y sumó cada
sanción, aplicando erróneamente las reglas del concurso
material. El reproche es atendible. Tal como reclama el
gestionante y reconoce la señora representante del
Ministerio Público al contestar la audiencia conferida
(ver folio 165), en la individualización de la pena el aquo incurrió en un serio defecto sustantivo, pues pese a
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que estableció que en la especie existía un concurso ideal
entre los delitos de tentativa de estafa y uso de
documento falso (equiparado a público), impuso
sanciones separadas – dos años por uso de documento
falso y un año por tentativa de estafa -, como si se tratara
de un concurso material de delitos, único supuesto en el
que: “... se aplicarán las penas correspondientes a todos
los delitos cometidos, no pudiendo exceder del triple de
la mayor y en ningún caso de cincuenta años de prisión.
El Juez podrá aplicar la pena que corresponda a cada
hecho punible, siempre que esto fuere más favorable al
reo...” (artículo 76 del Código Penal). La equivocación
no está en la naturaleza del concurso aplicable (ideal),
sino que el defecto se aprecia en la pena conjunta
impuesta: tres años de prisión. Tratándose de un
concurso ideal, el Tribunal debió aplicar la pena
correspondiente al delito más grave (pudiendo aún
aumentarla, conforme indica el artículo 75 ejúsdem), es
decir, la sanción más severa, por su naturaleza o
extensión, establecida en uno de los tipos penales en
concurso. (EL DESTACADO NO PERTENECE AL ORIGINAL)
En el caso en examen, el Juzgador debió imponer la pena
prevista en el artículo 216 inciso 2) del Código Penal,
pues comparado con el numeral 363 ibídem, aquel
contiene un extremo mayor de diez años de prisión. De
esta forma y resolviendo el asunto de acuerdo con la ley
aplicable (según ordena el artículo 450 del Código
Procesal Penal), procede modificar la pena impuesta,
fijándola en dos años de prisión por los delitos de
tentativa de estafa en concurso ideal con uso de
documento falso equiparado, cometidos en perjuicio de
(...). Para tal determinación se toman en cuenta las
circunstancias a que alude el numeral 71 del Código
sustantivo, ya referidas en el fallo de instancia. Se
concede al convicto (...) el beneficio de condena de
ejecución condicional de la pena, fijándole un período de
prueba de cinco años, en el entendido que durante dicho
término no deberá cometer delito doloso alguno
sancionado con pena de prisión superior a seis meses,
pues en ese evento el citado beneficio que aquí se le
concede, le será revocado, con las consecuencias que ello
implica.IV.- En el segundo reclamo por vicios in iudicando,
alega el gestionante errónea aplicación del artículo 63 del
Código Penal y falta de aplicación de los numerales 59,
60 y 76 del mismo cuerpo normativo. En sustento del
reparo, señala que el Tribunal revocó el beneficio de
condena de ejecución condicional de la pena otorgado
por el Tribunal Superior Primero Penal de San José,
Sección Primera, por un hecho ocurrido el 3 de
noviembre de 1.993. Sostiene al respecto que: “...
cuando el hecho por el que fue juzgado de la forma como
lo hemos expuesto, ni siquiera había sido juzgado por el
hecho donde se le otorgó el beneficio de ejecución
condicional de la pena, entonces las condiciones no
habían sido impuestas...” (cfr. folio 153). Reitera que
ambos hechos, separados por un mes en su realización,
debieron juzgarse de manera conjunta, aplicando las
reglas del concurso real retrospectivo. El reclamo es
parcialmente atendible: En lo que atañe al concurso
real retrospectivo, conviene destacar como cuestión
previa, que los hechos que originaron la sentencia
condenatoria recurrida (dictada el 27 de julio de 1.998),
acontecieron, según establece el mismo fallo (ver folio
133), el 20 de diciembre de 1.993. Por su parte, según
acredita la certificación respectiva, el justiciable fue
declarado autor del delito de estafa en grado de tentativa,
infracción por la que el 17 de noviembre de 1.995, el
Tribunal Superior Primero Penal de San José, Sección
Primera, le impuso pena de un año de prisión, suspendida
por un período de prueba de tres años. Los hechos que
dieron base a esta última resolución, datan del 3 de
noviembre de 1.993 (ver folio 114). En la especie, pese a
que concurren algunos de los presupuestos exigidos para
aplicar el concurso material retrospectivo, a saber: a)
identidad del acusado, b) proximidad temporal de los
hechos, c) inexistencia de sentencia condenatoria entre
ambas delincuencias y d), posibilidad abstracta de que
hubieran sido objeto de un juzgamiento común, se carece
en los autos de un elemento adicional, consistente en la
necesidad o fin de este instituto, que es impedir que las
sanciones no excedan del triple de la mayor impuesta a
cada uno de los ilícitos y no superen el máximo de pena
que una persona ha de descontar en un determinado
momento, según lo previsto por el ordenamiento jurídico
(artículo 76 del Código Penal). No en vano, la doctrina
ha señalado que: “... Si hubo procesos distintos por
acciones en concurso real atribuidas a un mismo agente,
pero las penas impuestas no chocan con el artículo 76
Cód. Pen., no se presenta la figura del concurso real
retrospectivo...” (Castillo González, Francisco: El
concurso de delitos en el derecho penal costarricense,
Publicaciones de la Universidad de Costa Rica, 1.981,
pág. 78). En el mismo sentido, la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional ha destacado que: “... Si pese al
juzgamiento por Tribunales diversos, se constata que, de
la suma de las condenas impuestas por los delitos en
concurso no se sobrepasan los límites prescritos por el
artículo 76, no se da la figura del concurso real
retrospectivo, que busca precisamente unificar las penas
cuando han excedido las reglas de penalidad del
concurso material, y principalmente, del límite
establecido de cincuenta años. Así, se define dicha figura
de la siguiente manera: El concurso material
retrospectivo existe cuando, habiendo sido juzgados
varios delitos atribuidos a un mismo agente en procesos
diferentes, es necesario aplicar la limitación de pena
establecida por el artículo 76 del Código penal. Según
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este artículo deben aplicarse las penas correspondientes
a todos los delitos cometidos no pudiendo exceder del
triple de la mayor y en ningún caso de cincuenta años de
prisión. Si hubo procesos distintos por acciones en
concurso real atribuidas a un mismo agente, pero las
penas no chocan con el artículo 76 Código Penal, no se
presenta la figura del concurso real retrospectivo. El
concurso material retrospectivo existe pues, para
corregir los defectos en cuanto a penalidad y monto de la
misma, que puedan derivarse del juzgamiento separado
de acciones que integraban entre sí el concurso real, de
manera que aplicando retroactivamente las reglas que
rigen su penalidad, puedan unificarse todas las penas
impuestas, a fin de que entre sí, de su suma, no excedan
del triple de la pena mayor impuesta, ni excedan de los
cincuenta años...” (Así, Sala Constitucional: Voto #
3.193-95 de 15:06 horas del veinte de junio de 1.995. En
el mismo sentido: # 2.500-97, de 15:30 horas del 7 de
mayo de 1.997). En consecuencia, si al imputado - en el
primer juzgamiento- se le impuso pena de privación de
libertad por el término de un año, conforme a la
modificación realizada en el Considerando anterior se
fijó en dos años de prisión en vista del monto de ambas
sanciones, por lo que deviene innecesario unificar las
penas y como consecuencia, improcedente aplicar las
reglas del concurso material retrospectivo. Por ello, en lo
que se refiere a este extremo, se desestima el reclamo.
V.- La revocatoria que hizo el Tribunal a-quo del
beneficio de condena de ejecución condicional de la pena
al encartado, según se acordara en sentencia anterior,
requiere un análisis diferenciado. En efecto, el a-quo
revocó el citado beneficio, bajo la única argumentación
de que por habérsele condenado nuevamente, era
imposible que el justiciable continuara disfrutando de
aquella ventaja. No obstante, esta apreciación es
totalmente desacertada, no solo porque carece de sustento
lógico y legal, sino porque ignora los principios básicos
que rigen la concesión y revocatoria del citado beneficio.
Lejos de lo que se acostumbra en la práctica forense, el
beneficio de condena de ejecución condicional de la
pena no exige únicamente que al sujeto se le haya
impuesto sanción que no exceda de tres años de prisión
(según la calificación establecida por el Tribunal), sino
además, que el beneficiado sea “delincuente primario”,
que su concesión o denegatoria se encuentre
debidamente fundamentada, sobre todo, a partir del: “...
análisis de la personalidad del condenado y su vida
anterior al delito en el sentido de que su conducta se
haya conformado con las normas sociales y en el
comportamiento posterior al mismo, especialmente en
su arrepentimiento y deseo demostrado de reparar en lo
posible las consecuencias del acto, en los móviles,
caracteres del hecho y circunstancias que lo han
rodeado...”. (EL DESTACADO NO PERTENECE AL
ORIGINAL). Estos datos que también son susceptibles de
probarse por cualquier medio lícito, ayudarán al Tribunal
a definir si el sentenciado se comportará correctamente
sin necesidad de ejecutar la pena (artículos 59 y 60 del
Código Penal). Aún cuando se reconoce el carácter
potestativo con que el a-quo puede disponer o no la
concesión de la citada gracia, debe aclararse que ello no
autoriza al Juzgador a desatender los lineamientos
citados. Es más, aún cuando las partes no lo hayan
solicitado, si en el caso es viable su aplicación, el
Tribunal debe pronunciarse formal y expresamente
acerca de si lo rechaza o concede...” (ver de esta Sala,
Voto # 388-99, de 9:56 horas del 26 de marzo de 1.999).
Pues bien, siendo uno de los requisitos que el
beneficiario sea –según la denominación del Código“delincuente primario”, debe analizarse si esa condición
debe existir al momento de decretarse la condena, o en
aquel en que se realizó el delito. En lo que atañe al
cómputo de los juzgamientos, la Sala estima pertinente
aclarar, que si bien el momento procesal oportuno para
considerarlos es aquel en que se impone la sanción
respectiva, el juez debe verificar que efectivamente
hayan estado vigentes al momento en que se realizó el
hecho delictivo, pues el juicio de reproche se vierte sobre
la acción realizada por el sujeto activo en esa
oportunidad, de ahí que para realizar el examen de
tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad, así como para
individualizar la pena, debe considerarse el momento en
que se verificó la conducta criminal atribuida. Sin lugar a
dudas, ello se desprende sobre todo en lo que a la pena se
refiere, de lo preceptuado por el artículo 71 del Código
sustantivo, que en cada aparte hace una referencia
inequívoca a aquella ocasión. Así, los aspectos objetivos
y subjetivos del hecho punible, la importancia de la
lesión o el peligro, las circunstancias de modo tiempo y
lugar (del suceso), la calidad de los motivos
determinantes (de la acción delictiva) y las demás
condiciones personales del sujeto activo o pasivo en la
medida en que hayan influido en la comisión del ilícito,
deben verificarse en el momento en que éste tuvo lugar.
Fuera de esa oportunidad, el Juzgador solo puede
considerar la conducta del agente posterior al delito
(artículo 71 citado, inciso f). Además, no existe
impedimento legal, ni constitucional alguno, para
fundamentar accesoriamente la extensión de la pena en la
existencia de condenas previas; antes bien, como queda
expuesto, esto constituye un elemento subjetivo a
ponderar por el Juzgador, en la medida en que se trata de
una condición personal del sujeto activo que influye en
la comisión del delito [ibídem, inciso c)]. Ahora bien,
acordada su concesión, sujeta o no al cumplimiento de
ciertas condiciones (razonables y proporcionadas a la
gravedad de la infracción y a las condiciones del sujeto
activo), solo el incumplimiento de éstas o la comisión de
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un: “... nuevo delito doloso sancionado con prisión
mayor de seis meses, durante el periodo de prueba...”,
justificarían su revocatoria. En la especie, es evidente
que: a) el imputado carecía de juzgamientos al momento
en que realizó los hechos que dieron origen a esta causa
(ver certificación de folio 31); b) la pena impuesta en
1.995 se suspendió por un plazo de tres años, contados
desde el momento en que cobró firmeza el fallo y hasta
su cumplimiento efectivo. Por esta última razón, debe
puntualizarse que el único delito que puede justificar la
revocatoria del beneficio comentado, es el doloso y
sancionado con pena que supere 6 meses de prisión,
cometido en cualquiera de los distintos momentos
ubicados entre la firmeza del fallo y el cumplimiento del
plazo. Los hechos anteriores a la comisión del delito (sin
condena firme), ni el hecho posterior al vencimiento del
término, deben considerarse para conceder o revocar el
beneficio de condena de ejecución condicional de la
pena. Además, debe considerarse que si las causas se
hubieran tramitado de manera conjunta, no hubiera
existido problema alguno en cuanto a la concesión o
denegación del beneficio citado, pues es evidente que en
tal oportunidad el Tribunal pudo resolver lo que
correspondía. No obstante, -vale agregar- que resulta
inapropiado y desproprocionado que el justiciable deba
asumir las consecuencias negativas (de orden sustantivo),
causadas por defectos de procedimiento generadas por
los Tribunales, al no acumular las causas penales cuando
ello correspondía. En consecuencia, procede anular
parcialmente el fallo en cuanto revocó el beneficio de
condena de ejecución condicional de la pena otorgado
por el Tribunal Superior Primero Penal, Sección Primera
de San José, el 17 de noviembre de 1.995, manteniéndose
la gracia en los términos fijados.POR TANTO:
Se declara parcialmente con lugar la casación
presentada. Se modifica la pena impuesta al convicto
(...), fijándola en dos años de prisión por los delitos de
tentativa de estafa en concurso ideal con uso de
documento falso equiparado, cometidos en perjuicio de
(...). Se le concede el beneficio de condena de ejecución
condicional de la pena por un período de prueba de
cinco años, en el entendido de que durante dicho término
no deberá cometer delito doloso alguno sancionado con
pena que supere seis meses de prisión, pues en tal evento,
el citado beneficio le será revocado. Se anula el fallo de
mérito, en cuanto revocó el beneficio de condena de
ejecución condicional de la pena concedido a (...) por el
Tribunal Superior Primero Penal, Sección Primera de San
José, el 17 de noviembre de 1.995, manteniéndose la
gracia en los términos fijados. Notifíquese.
1.
EL TEXTO DEL VOTO HA SIDO TOMADO LITERALMENTE DEL DISCO QUE PROPORCIONA LA
SALA O EL TRIBUNAL, POR LO CUAL LA PRESENTE REPRODUCCIÓN ES FIEL A SU ORIGINAL.
2.
EL SIGNO (…) IDENTIFICA LOS SECTORES SUPRIMIDOS DEL VOTO, EN RAZÓN DE NO TENER
INTERÉS PARA EL TEMA DESCRIPTOR.
3.
LOS
4.
EL TEMA Y EL SUMARIO
PARTE DEL VOTO.
DESTACADOS (SUBRAYADOS, NEGRITAS O CURSIVAS) SON PROPIOS DEL ORIGINAL,
EXCEPTO CUANDO SE INDIQUE LO CONTRARIO.
SON
APORTE DE LA
UNIDAD
DE
CAPACITACIÓN. NO FORMAN
(SAM): UCS-MP:JUR-03-2000
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