Número de registro: 22248 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
Número de registro: 22248
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXXI, Junio de 2010
Página: 194
CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS TERCERO Y CUARTO, AMBOS EN MATERIA CIVIL
DEL PRIMER CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente
para conocer del presente asunto, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 107,
fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 197-A de la Ley
de Amparo y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación; en
relación con los puntos primero, segundo y cuarto, del Acuerdo General Plenario 5/2001,
publicado en el Diario Oficial de la Federación el veintinueve de junio de dos mil uno, por
tratarse de una posible contradicción suscitada entre los criterios de Tribunales Colegiados de
Circuito, en asuntos de materia civil de la competencia exclusiva de esta Sala.
SEGUNDO. La presente denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima, toda
vez que fue formulada por el Magistrado presidente del Cuarto Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, quien se encuentra facultado para ello, de conformidad con
el artículo 197-A de la Ley de Amparo.
TERCERO. Las consideraciones contenidas en las ejecutorias pronunciadas por los
Tribunales Colegiados de Circuito que dieron origen a la denuncia de contradicción, son las
siguientes:
A) El Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito resolvió el once de
mayo de dos mil uno, el juicio de amparo directo número **********, en el que el acto
reclamado se hizo consistir en la sentencia definitiva dictada en un juicio ordinario mercantil,
en el que la parte actora exhibió como documento base de la acción, un pagaré que aparece
librado por la parte demandada a favor de la actora.
Al contestar la demanda, el demandado argumentó, en esencia, que la acción debía declararse
improcedente porque la actora no exhibió el contrato o convenio celebrado entre las partes
para demostrar la relación causal señalada por la actora, como novación y reestructuración de
un crédito que dio origen al pagaré exhibido con la demanda, por lo que éste es insuficiente
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para que prospere la acción causal. En la audiencia de desahogo de pruebas, sin embargo, el
demandado confesó haber suscrito el pagaré exhibido junto con la demanda por la cantidad
en él expresada, y que en el mismo se habían convenido expresamente los intereses que
aparecían inscritos en dicho pagaré.
La Sala responsable, al dictar la sentencia reclamada, absolvió a la demandada al igual que el
Juez de primera instancia, por considerar que el pagaré exhibido por la actora, aun existiendo
confesión de la demandada en el sentido de que lo suscribió, era insuficiente para demostrar
la relación subyacente a dicho pagaré.
El Colegiado concedió el amparo a quien actuó como actora en el juicio de origen, por
considerar que si bien el pagaré exhibido con la demanda no era apto para generar la vía
ejecutiva mercantil por haber transcurrido el plazo legal para ello, sí demostraba, junto con la
confesión del demandado en el sentido de haberlo suscrito, el acto jurídico que le dio origen,
y que correspondía al demandado la carga probatoria para demostrar que no existía el adeudo
reclamado por la actora, con base en los razonamientos que, en lo que interesa, se transcriben
a continuación:
"SÉPTIMO. El séptimo concepto de violación que el quejoso expresa en cuanto al fondo del
asunto, es sustancialmente fundado y suficiente para conceder el amparo y protección de la
Justicia Federal.
"En efecto, cuando por falta de pago de un título de crédito se intenta su legal cobro mediante
la acción cambiaria, en términos de lo dispuesto por los artículos 150, 151 y 152 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, no es necesario que el actor revele el acto
jurídico que le dio origen a su emisión, dada la autonomía e independencia que guarda el
título de crédito en el derecho mercantil, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 5o.
de dicha ley, de tal forma que al momento mismo de la confección del documento se
desvincula de la causa o negocio del que derivó.
"Por otra parte, cuando el tenedor del título pierde sus derechos para hacerlos valer mediante
la acción cambiaria, y una vez que ha intentado inútilmente cobrarlo, el artículo 168 de la
citada ley lo faculta para ejercitar la acción causal, que es la derivada del acto jurídico que
dio origen a la emisión del título. Esto es, dicho precepto establece la subsistencia de la
relación jurídica que dio origen a la emisión o transmisión de títulos de crédito, así como de
las acciones que deriven de dicha relación o acto jurídico, a menos que se pruebe que hubo
novación.
"Luego, el acreedor tiene a su favor dos acciones diferentes para hacer efectivo un mismo
crédito que consta en un título al que la ley le otorga el carácter de ejecutivo, la primera, la
cambiaria directa y la segunda, la causal.
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"La diferencia entre una y otra se deriva de la letra de la ley, es decir, será cambiaria cuando
en la demanda se reúnan las condiciones establecidas en los artículos 150, 151 y 152 de la ley
en cita, esto es, cuando la reclamación del importe establecido en el documento más sus
accesorios legales se fundan única y exclusivamente en la emisión y, en su caso, transmisión
del título de crédito, y en su falta de pago en los términos de ley; en cambio, la acción será
causal cuando se invoque como fundamento de la demanda la existencia de un concreto
negocio jurídico que hubiese dado origen a la emisión o transmisión del título de crédito, a
virtud del cual el demandado hubiese adquirido determinadas obligaciones, correlativas a
derechos del actor, y que éstas hubiesen sido incumplidas.
"Por otra parte, si el legislador denominó causal a la referida acción, ello implica que la
misma toma su nombre del contrato, acto o negocio jurídico que da nacimiento al título de
crédito y, en ese evento, al ejercitarse tal acción en la vía ordinaria mercantil, es necesario
para que prospere que se revele y pruebe la relación jurídica subyacente por virtud de la cual
los demandados se constituyen en deudores de la suma consignada en el propio título y contra
la cual son oponibles cualquier tipo de excepciones.
"Ello, porque el artículo 165 de la referida ley establece la prescripción de la acción
cambiaria, de modo que el tenedor de una letra pierde su derecho para lograr el pago de la
misma mediante el ejercicio de la acción cambiaria en la vía ejecutiva, pero puede lograr el
pago de su crédito mediante la acción ordinaria, porque la obligación subsiste, sólo que el
documento en que consta ya no puede generar la vía ejecutiva.
"Por otra parte, todo título de crédito es creado o emitido por una causa, que no es otra que la
relación fundamental, originaria, subyacente que determina a las partes a que la objetivicen
(sic) en el documento, derivando su libramiento o su circulación y, por ende, la causa toma la
forma de contrato de compraventa, de depósito, de arrendamiento financiero, de factoraje
financiero, de apertura de crédito, de novación, reestructura de un crédito y otros.
"En el caso, el quejoso demandó el pago del importe del pagaré que exhibió como fundatorio
de su acción, antes precisado, y sus accesorios, pero no en la vía ejecutiva mercantil, sino en
la vía ordinaria mercantil, y señaló en el hecho uno de su demanda, lo siguiente: ‘I. Con
motivo de la novación o reestructura de un crédito otorgado y dispuesto con anterioridad, el
27 de mayo de 1994, el señor ... suscribió a favor de nuestra representada un pagaré
amparando la cantidad de ********** (**********) dólares, moneda de los Estados Unidos
de América.’.
"En su escrito de contestación a la demanda el enjuiciado ... negó haber suscrito el pagaré
base de la acción y que el mismo tuviera las características de un título de crédito por estar
sujeto a condiciones y carecer de requisitos de incondicionalidad. Asimismo, negó haber
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celebrado la novación o reestructura de un crédito, así como haber recibido algún crédito del
actor y que haya sido documentado en un pagaré y mucho menos en dólares, y opuso, entre
otras, la defensa procesal de falta de acción, basada medularmente en el hecho de que jamás
recibió algún crédito ni novó o reestructuró con el actor obligación alguna a su cargo.
"Para acreditar que no recibió cantidad alguna de dinero, ni mucho menos en dólares, y
también que no reestructuró ni novó un crédito y que se haya documentado con algún pagaré,
ofreció como prueba de su parte la pericial contable antes referida que tenía como propósito
fundamental probar si en la contabilidad del banco actor había o no algún registro del día
veintiséis de mayo de mil novecientos noventa y cuatro (fecha de suscripción del pagaré) que
demostrara que tuviera algún adeudo pendiente con el banco, y de ser así, de qué fecha, de
qué monto y por qué concepto, así como si al treinta y uno de diciembre de mil novecientos
noventa y ocho, tenía algún adeudo pendiente de pago con el banco actor y en su caso por
cuánto, por qué concepto o si se encontraba o no registrado como crédito vigente o vencido.
"En virtud de que el actor no señaló el domicilio en el que el perito de su contrario debía
examinar la documentación necesaria para rendir el dictamen, por auto de tres de mayo de
mil novecientos noventa y nueve, el Juez del conocimiento le hizo efectivo el apercibimiento
que decretó en el acuerdo de seis de abril de mil novecientos noventa y nueve, en el sentido
de que se tendrían por ciertas las afirmaciones hechas por el demandado y que pretendía
demostrar con la prueba pericial, que se desprendiera del perito de su parte.
"En su oportunidad dicho perito precisó lo siguiente: ‘Que para estar en posibilidad de rendir
el dictamen del suscrito, la parte actora debió facilitar el acceso a los registros contables
relacionados con las operaciones que dice haber realizado con la parte demandada,
incluyendo las pólizas, libros diario, mayor y auxiliares, estados de cuenta de cheques y de
adeudos y aquellos documentos fuente que en su caso pudieran servir para verificar los
movimientos llevados a cabo por los sistemas electrónicos del banco, más sin embargo, tales
documentos e informes no me fueron proporcionados, ya que la parte actora proporcionó un
domicilio inexistente del lugar en el que se supone se encuentran tales documentos. Por ello,
deduzco que la parte actora jamás celebró una novación o reestructura de un crédito anterior,
ya que de haberlo hecho, necesariamente ésta debía constar por escrito, lo que no se ha
acreditado por la actora, y mucho menos que se le haya entregado al enjuiciado alguna
cantidad de dinero, ni en moneda nacional y mucho menos en dólares de los Estados Unidos
de Norteamérica, por lo que la sola firma del demandado en el documento exhibido como
base de la acción ejercitada, independientemente de que se tratara o no de un pagaré, no es
suficiente para establecer la existencia de un adeudo, ni por la cantidad reclamada ni por
ninguna otra y, por ende, tampoco resultan exigibles las prestaciones accesorias exigidas,
puesto que no se ha acreditado el origen causal de tal documento, dado que no puede
considerársele prueba preconstituida de la acción ejercitada por no tratarse de un juicio
ejecutivo mercantil. En consecuencia, el elemento sustancial de un título de crédito, de
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estimarse como tal el exhibido por la actora, es decir, la literalidad, quedó destruida con la
negativa que hizo el demandado de no haber celebrado alguna relación causal subyacente que
no acreditó la parte actora y, por ello, debe absolverse al demandado.’
"Por otra parte, en el periodo probatorio correspondiente, el demandado no demostró con la
prueba pericial respectiva, lo que alegó en el sentido de que el pagaré base de la acción no lo
suscribió, sino que en la audiencia de diecisiete de marzo de mil novecientos noventa y
nueve, al dar respuesta afirmativa a las posiciones marcadas con los números uno, cinco y
seis del pliego de posiciones que el banco actor le formuló, cuyos textos fueron: ‘1. Que el
absolvente, en nombre propio, suscribió a favor de **********, el 27 de mayo de 1994, un
pagaré amparando la cantidad de $********** (**********) dólares de los Estados Unidos
de América ... 5. Que en el pagaré mencionado en la posición uno anterior, se estipuló
expresamente que la cantidad amparada en el mismo causará intereses ordinarios conforme a
la tasa del 8% (ocho por ciento) anual. 6. Que para el caso de que no fuera pagado
oportunamente el pagaré descrito en la posición uno de este pliego, en el mismo se estipuló
que la cantidad amparada en el mismo causará intereses moratorios sobre el saldo insoluto
del adeudo, conforme a la tasa que resulta de sumar 10 (diez) puntos a la tasa ordinaria’;
reconoció que suscribió el pagaré base de la acción y que en el mismo se estipularon intereses
ordinarios y moratorios a su cargo.
"En la sentencia reclamada, la Sala desestimó esas confesiones, puesto que precisó que es
intrascendente que el demandado haya confesado la suscripción del pagaré base de la acción
y los datos que en él se consignan relativos a su monto y a los intereses en el mismo
estipulados, porque no demostró la celebración de la novación y reestructura de un crédito
que alegó en su demanda y del que supuestamente derivó el pagaré base de la acción.
"Contra estas consideraciones, el quejoso aduce en su séptimo concepto de violación,
medularmente, que en la audiencia celebrada el diecisiete de marzo de mil novecientos
noventa y nueve, el demandado absolvió las posiciones que le formuló y reconoció que es
cierto que suscribió el pagaré base de la acción y que en él estipuló los términos y
condiciones en los que se obligó a pagarle intereses ordinarios y moratorios, por haber
recibido la cantidad indicada en el mismo, y por ello debe tenerse por confesado y
plenamente probado lo anterior y, por ende, la existencia y exigibilidad de la deuda a cargo
del deudor, en términos de lo dispuesto por el artículo 1289 del Código de Comercio, y que
ante esa confesión correspondía al demandado la carga de probar que no tiene algún adeudo,
y ello no fue considerado por las autoridades responsables.
"Lo anterior es sustancialmente fundado.
"Ello es así, porque contrariamente a lo que consideró la Sala responsable en la sentencia
reclamada, esa confesión no es intrascendente en tanto que demuestra la suscripción del
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pagaré base de la acción en los términos contenidos en él, esto es, la certeza de la suscripción
y de la obligación de pago en él consignada y, por ende, basta para demostrar la existencia de
la obligación de cubrir determinada cantidad de dinero, y con ese hecho basta para deducir
como consecuencia lógica necesaria que existió un acto jurídico que le dio origen a ese
documento, porque el mismo necesariamente deriva de un acto jurídico, porque como se ha
precisado con antelación, todo título de crédito es creado o emitido por una causa, que no es
otra cosa que la relación fundamental, originaria, subyacente que determina a las partes a que
la objetivicen (sic) en el documento, derivando su libramiento o su circulación.
"De modo que no desvirtuada la existencia de la obligación de pago de la cantidad descrita en
el documento que perdió el privilegio de la vía ejecutiva por transcurso del tiempo; tal
documento implica necesariamente que hubo un acto jurídico que une a las partes y que dio
origen a la suscripción del mismo. De ahí que aunque no se exhiba el documento donde
conste el acto jurídico que dio origen al que tuvo la calidad de ejecutivo; sí queda acreditada
la existencia de la obligación de pago, puesto que de otro modo si hubiese sido cubierta, la
consecuencia es que al deudor se le habría entregado el título de crédito, en términos de los
artículos 129 y 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.
"Luego, el hecho de que prescriba la acción cambiaria directa derivada de un título de
crédito, implica sólo la pérdida de la vía ejecutiva mercantil, pero no impide al tenedor del
título que pueda lograr el pago del crédito mediante la vía ordinaria, porque la obligación
subsiste, sólo que el documento en que consta ya no puede generar la vía ejecutiva, al menos
(sic) que se demuestre que ya se cubrió en forma total o parcial el adeudo en él consignado, o
que en realidad el deudor no recibió alguna cantidad de dinero con motivo de la suscripción o
de la celebración del acto jurídico que se garantizó con el título.
"Por lo tanto, la Sala no valoró debidamente tanto el documento exhibido como base de la
acción, como la confesión en que se reconoció plenamente su suscripción, puesto que son
suficientes para demostrar la existencia del negocio que le dio origen al pagaré base de la
acción, y debió concluir que sí existe la obligación de pago, porque el reconocimiento de la
suscripción del pagaré, comprende la obligación de pagar su importe e intereses, puesto que
se probó plenamente la existencia del documento que contiene el monto de la deuda en él
consignada y, por ende, también debió tener en cuenta que al demandado correspondía
acreditar que no debía la cantidad que se le reclamó, o bien, que lo que se le demandó no
representaba adeudo alguno que tenía con el actor, porque ya lo había cubierto, o que no
recibió cantidad alguna de dinero, o que nunca existió algún adeudo que pudiese haberse
novado o reestructurado y que dio origen a la suscripción del documento, toda vez que este
último presupone una relación jurídica subyacente.
"Al no considerarlo así, la Sala responsable violó en perjuicio del quejoso sus garantías de
legalidad y debida fundamentación y motivación, que consagran los artículos 14 y 16
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constitucionales; y ello motiva a conceder el amparo y protección de la Justicia Federal
solicitado, a efecto de que la Sala responsable deje insubsistente la sentencia reclamada y en
su lugar dicte otra, en la que conforme a los lineamientos establecidos en esta ejecutoria,
analice nuevamente la litis de segunda instancia, y con base en todas las pruebas aportadas y
desahogadas oportunamente por las partes, de manera fundada y motivada, resuelva
nuevamente sobre los agravios que se expresaron contra la sentencia de primera instancia."
Con base en esta resolución, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito emitió la tesis cuyos datos de localización, rubro y texto se transcriben a
continuación:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Tesis aislada
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XIV, agosto de 2001
"Materia(s): Civil
"Tesis: I.3o.C.241 C
"Página: 1447
"VÍA ORDINARIA MERCANTIL FUNDADA EN TÍTULO DE CRÉDITO.
ACREDITADA LA EXISTENCIA DEL DOCUMENTO QUE CONTIENE EL ADEUDO,
LE CORRESPONDE DEMOSTRAR AL DEUDOR EL PAGO. El acreedor de un título de
crédito tiene a su favor dos acciones diferentes para hacer efectivo un crédito que consta en
un título al que la ley le otorga el carácter ejecutivo; la primera, la cambiaria directa y la
segunda, la causal. La diferencia entre una y otra se deriva de la letra de la ley, es decir, será
cambiaria cuando en la demanda se reúnan las condiciones establecidas en los artículos 150,
151 y 152 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, esto es, cuando la
reclamación del importe establecido en el documento, más sus accesorios legales, se
fundamente única y exclusivamente en la emisión y, en su caso, transmisión del título de
crédito, y en su falta de pago en los términos de ley; en cambio, la acción será causal cuando
se invoque como fundamento de la demanda la existencia de un concreto negocio jurídico
que hubiese dado origen a la emisión o transmisión del título de crédito, a virtud del cual el
demandado hubiese adquirido determinadas obligaciones, correlativas a derechos del actor, y
que éstas hubiesen sido incumplidas. Por otra parte, si el legislador denominó causal a la
referida acción, ello implica que la misma toma su nombre del contrato, acto o negocio
jurídico que da nacimiento al título de crédito y, en ese evento, al ejercitarse tal acción en la
vía ordinaria mercantil, es necesario, para que prospere, que se revele y pruebe la relación
jurídica que dio origen a la suscripción del título, esto es, la relación jurídica subyacente, por
virtud de la cual los demandados se constituyen en deudores de la suma consignada en el
propio título, y contra la cual son oponibles cualquier tipo de excepciones. Ello, porque el
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artículo 165 de la referida ley establece la prescripción de la acción cambiaria, de modo que
el tenedor de una letra pierde su derecho para lograr el pago de la misma mediante el
ejercicio de la acción cambiaria en la vía ejecutiva, pero puede lograr el pago de su crédito
mediante la acción ordinaria, porque la obligación subsiste, sólo que el documento en que
consta ya no puede generar la vía ejecutiva. Por tanto, al demandarse el pago del importe de
un pagaré exhibido como fundatorio de la acción y sus accesorios, pero no en la vía ejecutiva
mercantil, sino en la vía ordinaria mercantil, y el enjuiciado en su escrito de contestación a la
demanda negó haber suscrito el pagaré base de la acción, pero al absolver posiciones
reconoció que suscribió el mismo, esa confesión demuestra la suscripción del pagaré en los
términos contenidos en él, esto es, la certeza de la suscripción y de la obligación de pago en
él consignada y, por ende, basta para demostrar la existencia de la obligación de cubrir
determinada cantidad de dinero. De modo que no desvirtuada la existencia de la obligación
de pago de la cantidad descrita en el documento, que perdió el privilegio de la vía ejecutiva
por transcurso del tiempo, tal documento implica necesariamente que hubo un acto jurídico
que une a las partes y que dio origen a la suscripción del mismo. De ahí que aunque no se
exhiba el documento donde conste el acto jurídico que dio origen al que tuvo la calidad de
ejecutivo, sí queda acreditada la existencia de la obligación de pago, puesto que de otro modo
si hubiese sido cubierta, la consecuencia es que al deudor se le habría entregado el título de
crédito, en términos de los artículos 129 y 174 de la ley en cita. De lo que se concluye que el
reconocimiento de la suscripción del pagaré, comprende la obligación de pagar su importe e
intereses, puesto que se probó plenamente la existencia del documento que contiene el monto
de la deuda en él consignada y, por ende, al demandado correspondía acreditar que no debía
la cantidad que se le reclamó, o bien, que lo que se le demandó no representaba adeudo
alguno que tenía con el actor, porque ya lo había cubierto, o que no recibió cantidad alguna
de dinero, o que nunca existió algún adeudo, que pudiere haberse novado o reestructurado y
que dio origen a la suscripción del documento, toda vez que este último presupone una
relación jurídica subyacente.
"Amparo directo 1563/2000. **********, **********, **********. 11 de mayo de 2001.
Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: José Álvaro Vargas
Ornelas."
Por otro lado, el mismo Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
presentó en los presentes autos, copia certificada de la resolución que emitió el quince de
febrero de dos mil siete, para resolver el juicio de amparo directo número **********, en el
que el acto reclamado se hizo consistir en la sentencia definitiva dictada en un juicio
ordinario mercantil, en el que la parte actora exhibió como documentos base de la acción, dos
cheques librados por la parte demandada a cargo de una cuenta bancaria.
Al contestar la demanda, la demandada argumentó, en esencia, que la acción debía declararse
improcedente porque la actora no señaló la relación jurídica que dio origen a la suscripción
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de los cheques base de la acción.
La Sala responsable, al dictar la sentencia reclamada en la que confirmó la de primera
instancia, condenó a la demandada por considerar que la omisión en el señalamiento de la
relación subyacente a la suscripción de los cheques no producía la improcedencia de la
acción, porque la parte actora no basó su pretensión en dicha relación subyacente, sino en el
libramiento de dichos cheques; y que toda vez que de la hoja de protesto adherida a los
mismos se desprendía que fueron presentados para su pago y devueltos por no tener fondos
suficientes la cuenta a cargo de la cual fueron librados, y que en reiteradas ocasiones se
habían puesto a la vista del librador para su pago, sin que éste hubiera cubierto el monto
respectivo, debía considerarse que la acción ejercitada, si bien no podía tramitarse en la vía
ejecutiva como acción cambiaria directa por haber transcurrido el tiempo establecido por la
ley, sí podía tramitarse en la vía ordinaria, en la que los cheques fungen como prueba del
hecho en el que se funda la acción, consistente precisamente en su libramiento, lo cual fue
tácitamente admitido por el demandado al no argumentar que no hubiere suscrito los cheques,
o que desconocía la firma plasmada en cada uno de ellos, y que además, de haberse realizado
el pago, el librado se habría quedado con el título de crédito, con lo que concluyó que
quedaba demostrada la obligación de pago, y que correspondía al demandado la carga
probatoria para demostrar que no debía la cantidad reclamada, o que ya había cubierto el
adeudo, o que éste nunca existió. Lo anterior, con base en la tesis emitida por el propio
Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, bajo el rubro: "VÍA
ORDINARIA MERCANTIL FUNDADA EN TÍTULO DE CRÉDITO. ACREDITADA LA
EXISTENCIA DEL DOCUMENTO QUE CONTIENE EL ADEUDO, LE CORRESPONDE
DEMOSTRAR AL DEUDOR EL PAGO."
El colegiado concedió el amparo a quien actuó como demandado en el juicio de origen, por
considerar que para ejercitar la acción causal, además de requerirse la restitución del título al
deudor, debe cumplirse como requisito esencial la descripción del negocio jurídico generador
del documento cambiario, ya sea que el actor lo narre en la demanda, o bien que el
demandado narre y acepte la relación causal con base en los razonamientos que, en lo que
interesa, se transcriben a continuación:
"Por otra parte, son fundados y suficientes para conceder el amparo solicitado los restantes
argumentos, como permiten advertir los antecedentes del asunto y los requisitos de ejercicio
de la acción causal relacionada con un cheque. La antecedencia se obtiene de las constancias
remitidas por la Sala responsable en apoyo a su informe con justificación, que tienen valor
probatorio en términos de los artículos 129 y 202 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de Amparo por disposición del artículo 2o. de ésta,
y de las que se desprende lo siguiente: 1. En la demanda con que inició el juicio de origen, el
actor, por conducto de su endosatario en procuración, ejerció la acción cambiaria directa en la
vía ejecutiva mercantil, narrando los siguientes hechos: ‘1. La persona física **********,
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libró en la Ciudad de México, Distrito Federal, a favor de mi endosante, en fechas 31 de
marzo, 26 de abril y 3 de mayo, todos del 2004, los cheques números **********,
********** y **********, respectivamente, por las cantidades de $**********
(********** 00/100 M.N.), $********** (********** 00/100 M.N.) y $**********
(********** 00/100 M.N.) de la cuenta número **********, aperturada en la Institución de
Crédito Banamex, Banco Nacional de México, S.A. Por lo que se debe destacar que el hoy
demandado fue el que entregó como el pago el básico de la acción a mi endosante, por lo que
la presente acción es procedente al estar fundada, en un título de crédito denominado cheque,
documento que hace prueba preconstituida, atento a la siguiente tesis de jurisprudencia que a
la letra dice: (se transcribe). Amén de que dicho documento contiene exhaustivamente los
requisitos establecidos por el artículo 176 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, y cumple con lo señalado por la siguiente tesis de jurisprudencia que a continuación
se transcribe: (se transcribe). Y al cual se le otorga valor probatorio pleno de conformidad a
lo dispuesto por los artículos 1296, 1298, 1241, 1245 y demás relativos y aplicables del
Código de Comercio, toda vez que dicha documental privada consiste en el cheque base de la
acción, de conformidad a lo establecido por el artículo 1296 del código en mención, hace
prueba plena contra su autor, por ser documento privado. 2. Cabe reiterar a su Señoría que
como se desprende de la hoja de protesto que obra adherida a los básicos de la acción, títulos
de crédito denominados cheques, éstos fueron presentados oportunamente para su pago, y
como se colige de dicho protesto fue devuelto por no tener fondos suficientes el librador, por
lo que se procede hacer notar a Usía, que se debe de condenar a la demandada a la suerte
principal, así como al pago de los daños y perjuicios causados en el patrimonio de mi
endosante, en términos de lo dispuesto por el artículo 192 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito. Ofreciendo, asimismo, como prueba documental desde este
momento la hoja de protesto, en la que consta que los cheques se encuentran devueltos, por
falta d fondos suficientes. 3. Por lo que respecta a las prestaciones II y III del escrito inicial
de demanda, es inevitable que se condene al pago de las mismas en sentencia definitiva, al
hoy demandado, en virtud que se ha causado un perjuicio en el patrimonio de mi endosante, y
atendido a la siguiente jurisprudencia que a continuación se transcribe, es procedente que su
Señoría haga la condena respectiva: (se transcribe). 4. Es menester precisar que en reiteradas
ocasiones se ha puesto a la vista del librador los cheques, documentos base de la presente
acción para su pago total, pero el ahora demandado no ha cubierto el importe del mismo. 5. A
pesar de los múltiples requerimientos extrajudiciales que se han venido realizando para
procurar el pago de los documentos que han quedado descritos, mismos que constituyen la
materia de la presente litis, no se ha logrado obtener el pago de la cantidad adeudada, es por
ello que se acude ante su Señoría en la presente vía y forma, reclamando las prestaciones
señaladas.’. 2. Por auto de veinticuatro de enero de dos mil seis, el juzgador de origen
previno al actor en los términos que se advierten del texto respectivo: ‘Con el escrito de
cuenta, documentos y copias simples que se acompañan, fórmese expediente número 63/06 y
regístrese en el libro de gobierno como corresponda; dígase al promovente que se le previene
para que en el término de cinco días, manifieste en qué vía debe seguirse el presente asunto,
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toda vez que de conformidad con lo establecido por el artículo 192, en relación con el 191,
fracción III, de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, la acción directa contra
el librador prescribe dentro del término de seis meses, contados a partir de la fecha en que
debieron ser presentados para su cobro los documentos base de la acción, en el caso, al
tratarse de cheques de conformidad con el artículo 181, fracción I, del ordenamiento legal en
cita, éstos debieron haber sido presentados para su cobro dentro de los quince días naturales
siguientes de su fecha de expedición y la acción se debió haber ejercitado dentro de los seis
meses posteriores al término de presentación; asimismo, deberá exhibir la copia simple de su
ocurso con el que desahoga la presente prevención para el traslado correspondiente,
apercibido que en caso de no hacerlo en el término concedido, se aplicarán las disposiciones
del artículo 325 del Código Federal de Procedimientos Civiles. Notifíquese. Así lo proveyó y
firma el C. Juez Quincuagésimo Octavo de lo Civil, licenciado **********, ante la C.
Secretaria de Acuerdos, licenciada **********, misma que autoriza y da fe.’. 3. A través de
ocurso presentado el treinta y uno de enero de dos mil seis, el actor, por medio de su
endosatario en procuración, aclaró que el asunto debía tramitarse en la vía ordinaria mercantil
(foja 7 del expediente de origen). 4. El demandado se refirió a esos hechos en la contestación
a la demanda, señalando: ‘1. El correlativo que se contesta lo niego y hago constar que el
contenido del mismo carece del valor probatorio que pretende mi contraria, y en atención a la
vía que intenta, los documentos que refiere carecen de relevancia, ya que en esencia dichos
títulos me deben ser restituidos, atento al contenido del párrafo segundo del artículo 168 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito; consecuentemente, solicito desde este
momento se pongan a mi disposición y se tenga por precluido el derecho del supuesto actor
para qué señalar y acreditar la relación jurídica que dio origen a la suscripción de dichos
títulos, a efecto de justificar la procedencia de la acción que intenta, resultado aplicable al
caso concreto la siguiente jurisprudencia: (se transcribe). Dado el contenido de las
manifestaciones vertidas y preceptos invocados, resulta evidente que al omitir, el supuesto
actor, el cumplimiento al contenido del artículo 168 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, deja al suscrito en completo estado de indefensión, por ende, su
demanda oscura e irregular no es procedente, ya que carece del requisito esencial a que alude
el precepto antes invocado, pues no señala la relación jurídica que dio origen a sus
pretensiones, solicitando se deseche de plano dicha demanda. 2. Este hecho ni lo afirmo ni lo
niego por no ser propio, sin embargo, de nueva cuenta se hace constar la irrelevancia de la
documental a que hace referencia la parte actora, ya que es evidente la incongruencia con que
viene actuando, tanto es así, que es esta autoridad quien le hace notar en su «otro acuerdo»,
de fecha 24 de enero de 2006, la prescripción de la acción y extemporaneidad con que se
conduce al intentar la vía ejecutiva mercantil, aunado a lo anterior, resulta evidente que dada
la acción que nos ocupa, por virtud de la vía intentada, éste es el caso concreto improcedente,
ya que el supuesto actor omite dar cumplimiento al requisito esencial que exige el multicitado
artículo 168 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, dándose en el presente
caso la improcedencia de la acción intentada por la ausencia de un requisito esencial para su
procedencia, toda vez que la acción no se basa en un título de crédito, sino que emana de la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
relación causal y jurídica que motivó la suscripción del título, pues con independencia de que
se haya acompañado éste a la demanda, en tratándose de la vía ordinaria mercantil, es un
requisito esencial el manifestar y demostrar la relación jurídica que dio origen a la
suscripción del título, es decir, la relación jurídica subyacente en virtud de la cual el
demandado se constituye en deudor de la suma consignada en el título. 3. Este hecho ni lo
afirmo ni lo niego por no ser propio, sin embargo, es procedente hacer constar la
improcedencia de las prestaciones a que alude la promovente, por virtud de resultar
improcedente su acción, como lo he venido sosteniendo y se aprecia de la demanda
presentada y del contenido de la presente contestación, asimismo, la irrelevancia e
inaplicabilidad de la jurisprudencia que refiere, ya que en el caso concreto no se trata de un
juicio ejecutivo mercantil, ni del ejercicio de un derecho respecto a un título que trae
aparejada ejecución; ya que como ha quedado patente, respecto de dicha acción ha operado la
prescripción, según se desprende de los artículos 192, en relación con el artículo 191,
fracción III, de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, prescripción que hace
constar su Señoría en el acuerdo admisorio de demanda y por medio del cual solicito la
rectificación de la vía. 4. Este hecho ni lo afirmo ni lo niego por no ser propio. Amén de ser
oscuro e impreciso, y más aun omiso en señalar tiempo, modo y lugar en que ocurrieron los
actos que menciona. 5. El correlativo que se contesta ni lo afirmo ni lo niego por no ser
propio, además de ser oscuro e impreciso, ya que en forma alguna se menciona el modo,
tiempo y lugar en el cual realizó los requerimientos a que hace alusión.’. 5. La sentencia
conclusiva de la primera instancia estimó procedente la vía y probada la acción, basándose,
sustancialmente, en que el demandado no demostró que la firma calzada en los documentos
base de la acción fueran ajenas a su puño y letra, o de ningún modo otorgados de su cuenta
bancaria, o que carece de relación alguna con el actor, además de que la acción causal era la
derivada de la obligación de pago de los cheques que contrajo el enjuiciado con el actor, sin
que aquél hubiera demostrado el pago de tales documentos cambiarios. 6. En la resolución
ahora reclamada, el órgano de alzada confirmó la sentencia apelada bajo la consideración
esencial de que el actor no manifestó la causa generadora de los cheques, pero su causa de
pedir se apoyó en que fueron librados dichos títulos crediticios y devueltos por fondos
insuficientes del librador, quien se ha abstenido de cubrir su importe, por lo que la acción
ejercida no fue la causal sino la de pago de pesos, derivada de la suscripción de los
documentos cambiarios y su falta de pago. A lo anterior, la autoridad de apelación añadió que
al demandarse el pago de los cheques en la vía ordinaria mercantil se demostró la certeza de
la obligación de pago, además de que el demandado se abstuvo de argumentar la no
suscripción de los títulos de crédito, o de desconocer la firma que obra en ellos, limitándose a
aducir la omisión del actor sobre
la causa generadora de la emisión de los documentos crediticios. Concluyó la Sala
responsable, que al no estar desvirtuada la existencia de la obligación de pago los cheques
implicaban la existencia de una relación subyacente de un acto jurídico que unió a las partes
y originó la suscripción de aquéllos, de modo que se acreditó la mencionada obligación, pues
si hubiera sido pagada, el librado se habría quedado con los títulos crediticios, y el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
reconocimiento tácito de la suscripción de éstos comprende el deber de pagar su importe e
intereses, correspondiendo al demandado acreditar que no debía la cantidad reclamada o que
la misma de ninguna manera representaba adeudo alguno con el actor, por haberlo cubierto o
ser inexistente tal débito. De la reseña previa se obtiene que la litis fue fijada por la narración
de unos hechos basados en la expedición de un cheque, siendo librador el demandado y
beneficiario el actor, que fue devuelto por fondos insuficientes, sin haberse pagado hasta el
momento de la presentación de la demanda, así como en la negación de tales hechos por parte
del demandado, quien sostuvo en su contestación, que su contraparte debió señalar la relación
jurídica que dio origen a la suscripción de los títulos crediticios, así como reintegrar éstos al
propio demandado. Además, se advierte que las autoridades responsables estimaron
procedente la acción, que en la segunda instancia se conceptuó como pago de pesos, e
innecesarias las exigencias planteadas por el demandado. Delimitados los aspectos fácticos,
es necesario aludir a las cuestiones de jure, a partir de una noción esencial: son dos las
acciones que pueden ejercerse para el cobro de un título de crédito, a saber, la cambiaria y la
causal. Así, lo ha dejado establecido este Tribunal Colegiado, resaltando las diferencias entre
una y otra acciones, en la tesis I.3o.C.241 C, que ahora se reitera, consultable en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIV, agosto de dos
mil uno, página 1447, bajo los siguientes rubro y texto: ‘VÍA ORDINARIA MERCANTIL
FUNDADA EN TÍTULO DE CRÉDITO. ACREDITADA LA EXISTENCIA DEL
DOCUMENTO QUE CONTIENE EL ADEUDO, LE CORRESPONDE DEMOSTRAR AL
DEUDOR EL PAGO. El acreedor de un título de crédito tiene a su favor dos acciones
diferentes para hacer efectivo un crédito que consta en un título al que la ley le otorga el
carácter ejecutivo; la primera, la cambiaria directa y la segunda, la causal. La diferencia entre
una y otra se deriva de la letra de la ley, es decir, será cambiaria cuando en la demanda se
reúnan las condiciones establecidas en los artículos 150, 151 y 152 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, esto es, cuando la reclamación del importe establecido en
el documento, más sus accesorios legales, se fundamente única y exclusivamente en la
emisión y, en su caso, transmisión del título de crédito, y en su falta de pago en los términos
de ley; en cambio, la acción será causal cuando se invoque como fundamento de la demanda
la existencia de un concreto negocio jurídico que hubiese dado origen a la emisión o
transmisión del título de crédito, a virtud del cual el demandado hubiese adquirido
determinadas obligaciones, correlativas a derechos del actor, y que éstas hubiesen sido
incumplidas. Por otra parte, si el legislador denominó causal a la referida acción, ello implica
que la misma toma su nombre del contrato, acto o negocio jurídico que da nacimiento al
título de crédito y, en ese evento, al ejercitarse tal acción en la vía ordinaria mercantil, es
necesario, para que prospere, que se revele y pruebe la relación jurídica que dio origen a la
suscripción del título, esto es, la relación jurídica subyacente, por virtud de la cual los
demandados se constituyen en deudores de la suma consignada en el propio título, y contra la
cual son oponibles cualquier tipo de excepciones. Ello, porque el artículo 165 de la referida
ley establece la prescripción de la acción cambiaria, de modo que el tenedor de una letra
pierde su derecho para lograr el pago de la misma mediante el ejercicio de la acción
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
cambiaria en la vía ejecutiva, pero puede lograr el pago de su crédito mediante la acción
ordinaria, porque la obligación subsiste, sólo que el documento en que consta ya no puede
generar la vía ejecutiva. Por tanto, al demandarse el pago del importe de un pagaré exhibido
como fundatorio de la acción y sus accesorios, pero no en la vía ejecutiva mercantil, sino en
la vía ordinaria mercantil, y el enjuiciado en su escrito de contestación a la demanda negó
haber suscrito el pagaré base de la acción, pero al absolver posiciones reconoció que
suscribió el mismo, esa confesión demuestra la suscripción del pagaré en los términos
contenidos en él, esto es, la certeza de la suscripción y de la obligación de pago en él
consignada y, por ende, basta para demostrar la existencia de la obligación de cubrir
determinada cantidad de dinero. De modo que no desvirtuada la existencia de la obligación
de pago de la cantidad descrita en el documento, que perdió el privilegio de la vía ejecutiva
por transcurso del tiempo, tal documento implica necesariamente que hubo un acto jurídico
que une a las partes y que dio origen a la suscripción del mismo. De ahí que aunque no se
exhiba el documento donde conste el acto jurídico que dio origen al que tuvo la calidad de
ejecutivo, sí queda acreditada la existencia de la obligación de pago, puesto que de otro modo
si hubiese sido cubierta, la consecuencia es que al deudor se le habría entregado el título de
crédito, en términos de los artículos 129 y 174 de la ley en cita. De lo que se concluye que el
reconocimiento de la suscripción del pagaré, comprende la obligación de pagar su importe e
intereses, puesto que se probó plenamente la existencia del documento que contiene el monto
de la deuda en él consignada y, por ende, al demandado correspondía acreditar que no debía
la cantidad que se le reclamó, o bien, que lo que se le demandó no representaba adeudo
alguno que tenía con el actor, porque ya lo había cubierto, o que no recibió cantidad alguna
de dinero, o que nunca existió algún adeudo que pudiere haberse novado o reestructurado y
que dio origen a la suscripción del documento, toda vez que este último presupone una
relación jurídica subyacente.’. Conforme a esa ejecutoria, en que también se aborda el tema
relativo a la prueba de la acción causal que resulta de la confesión de haber suscrito el título
crediticio, es necesario que, tratándose de la acción causal, se indique en la demanda el
concreto negocio jurídico que dio lugar a la suscripción del documento cambiario. A esa
necesidad se ha referido también este Tribunal Colegiado en las tesis que también se reiteran,
y cuyos datos de localización, rubro y texto se transcriben a continuación: Localización:
Novena Época. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, XV, mayo de 2002, página 1161, tesis I.3o.C.287 C, tesis aislada.
Materia(s): Civil. Rubro: ‘ACCIÓN CAUSAL. SU PROCEDENCIA REQUIERE QUE SE
REVELE Y PRUEBE LA RELACIÓN JURÍDICA QUE DIO ORIGEN AL TÍTULO DE
CRÉDITO.’. Texto: ‘Cuando la acción cambiaria prescribe, el artículo 168 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito faculta al tenedor de un título para ejercitar la acción
causal, que es la derivada del acto jurídico que dio origen a la emisión del título. Esto es,
dicho artículo establece la subsistencia de la relación jurídica que dio origen a la emisión o
transmisión del título de crédito, así como de las acciones que deriven de dicha relación o
acto jurídico, a menos que se pruebe que hubo novación. Cabe destacar que el legislador
denominó «causal» a la referida acción porque toma su nombre del contrato, acto o negocio
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
jurídico que da nacimiento al título de crédito y, al ejercitarse en la vía ordinaria mercantil, es
necesario, para que prospere, que se revele y pruebe la relación jurídica que dio origen a la
suscripción del título, o sea, la relación jurídica subyacente por virtud de la cual los
demandados se constituyen en deudores de la suma consignada en el título, y contra la cual
son oponibles cualquier tipo de excepciones, ya que todo título de crédito es creado o emitido
por una causa, que no es otra cosa que la relación fundamental, originaria subyacente que
determina a las partes a que la objetivicen en el documento derivando su libramiento o
circulación y, por ende, la causa toma la forma de un contrato o cualquier relación jurídica
que puede ser probada con el título de crédito no desvirtuado.’. Localización: Novena Época.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, XXIII, febrero de 2006. Página 1949. Tesis: I.3o.C.535 C. Tesis aislada.
Materia(s): Civil. Rubro: ‘VÍA ORDINARIA MERCANTIL FUNDADA EN TÍTULO DE
CRÉDITO. CUANDO EL DEMANDADO SE EXCEPCIONA EN EL SENTIDO DE QUE
NO SUSCRIBIÓ EL TÍTULO, O QUE QUIEN LO SUSCRIBIÓ CARECÍA DE
FACULTADES PARA ELLO, DEBE ACREDITAR SU AFIRMACIÓN.’. Texto: ‘Cuando
por falta de pago de un título de crédito se intenta su legal cobro mediante la acción
cambiaria, en términos de lo dispuesto por los artículos 150, 151 y 152 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, no es necesario que el actor revele el acto jurídico que le
dio origen a su emisión, dada la autonomía e independencia que guarda el título de crédito en
el derecho mercantil, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 5o. de dicha ley, de tal
forma que al momento mismo de la confección del documento se desvincula de la causa o
negocio jurídico del que derivó. Por otra parte, cuando el tenedor del título pierde sus
derechos para hacerlos valer mediante la acción cambiaria, y una vez que ha intentado
inútilmente cobrarlo, el artículo 168 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito lo
faculta para ejercitar la acción causal, que es la derivada del acto jurídico que dio origen a la
emisión del título; esto es, dicho precepto establece la subsistencia de la relación jurídica que
dio origen a la emisión o transmisión de títulos de crédito, así como, de las acciones que
deriven de dicha relación o acto jurídico, a menos que se pruebe que hubo novación.
Entonces, el acreedor tiene a su favor dos acciones diferentes para hacer efectivo un mismo
crédito que consta en un título al que la ley le otorga el carácter ejecutivo: la primera la
cambiaria directa y la segunda la causal. La diferencia entre una y otra se deriva de la letra de
la ley, es decir, será cambiaria cuando en la demanda se reúnan las condiciones establecidas
en los artículos 150, 151 y 152 de la ley en cita, esto es, cuando la reclamación del importe
establecido en el documento, más sus accesorios legales, se fundamente única y
exclusivamente en la emisión, y en su caso, transmisión del título de crédito, y en su falta de
pago en los términos de ley; en cambio, la acción será causal, cuando se invoque como
fundamento de la demanda la existencia de un negocio jurídico concreto, que hubiese dado
origen a la emisión o tran
misión del título de crédito, por virtud del cual el demandado hubiese adquirido determinadas
obligaciones, correlativas a derechos del actor, y que éstas hubiesen sido incumplidas. Por
otra parte, si el legislador denominó causal a la referida acción, ello implica que la misma
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
toma su nombre del contrato, acto o negocio jurídico que da nacimiento al título de crédito y,
en ese evento, al ejercitarse tal acción en la vía ordinaria mercantil, es necesario para que
prospere, que se revele y pruebe la relación jurídica que dio origen a la suscripción del título,
esto es, la relación jurídica subyacente por virtud de la cual los demandados se constituyen en
deudores de la suma consignada en el propio título, y contra la cual son oponibles cualquier
tipo de excepciones. Ahora bien, todo título de crédito es creado o emitido por una causa, que
no es otra cosa que la relación fundamental, originaria, subyacente que determina a las partes
a que la objetiven en el documento, derivando su libramiento o su circulación y, por ende, la
causa toma la forma de contrato de compraventa, de depósito, de arrendamiento financiero,
de factoraje financiero, de apertura de crédito, de novación, reestructura de un crédito, y
otros. En esa tesitura, para los casos del ejercicio de la acción causal a efecto de hacer
efectivos los derechos consignados en un título de crédito, debe considerarse lo siguiente: 1.
Cuando el tenedor del título narra en los hechos de su demanda la relación jurídica
subyacente, y el demandado niega la existencia de esa relación, evidentemente que
atendiendo a las reglas de la carga de la prueba, corresponde al actor acreditar ese negocio
causal. 2. Cuando el tenedor del título de crédito narra en su demanda la relación jurídica
subyacente, y el demandado al contestar ese libelo inicial reconoce la existencia de ese
negocio causal, es claro que se debe tener por demostrado y, por ende, corresponde a este
último la carga de la prueba del pago. 3. Si el tenedor del título no narra en su demanda la
existencia de la relación causal, empero el demandado invoca su existencia para
excepcionarse, es claro que debe tenerse por acreditado el negocio jurídico subyacente y, por
ello, arrojar la carga de la prueba del pago al demandado. 4. Cuando el tenedor del título
narra la existencia de la relación jurídica que le dio origen y el demandado niega esa
circunstancia, pero por otro lado se excepciona en el sentido de que no suscribió el título o
porque quien lo hizo no estaba facultado para hacerlo, entonces, atendiendo a las reglas de la
carga de la prueba, al demandado corresponde demostrar esa afirmación, es decir, evidenciar
la falsedad del documento para poder estimar como cierto el hecho de que no existe la deuda
y menos aún el negocio que le había dado origen, pues de lo contrario, de no acreditarse tal
cuestión, debe tenerse implícito el reconocimiento por parte del demandado de ese negocio
subyacente, pues si su inexistencia la hace depender de la falsedad del título, y eso no lo
demuestra, es claro entonces que ante la validez del documento crediticio, debe considerarse
cierta la relación fundamental, pues todos los títulos de crédito son creados o emitidos por
una causa que hace que las partes la objetiven en ese tipo de documentos; máxime que de
haber sido pagados, ya no se encontrarían en poder del actor.’. En la segunda de las tesis
invocadas se describe, entre otros supuestos, la situación en que el actor se abstiene de narrar
en su demanda la existencia de la relación causal, pero el demandado se excepciona
invocando precisamente la existencia del negocio jurídico subyacente, lo que tendrá el efecto
tener por acreditado éste y arrojar la carga probatoria del pago al propio deudor. Tal hipótesis
es la única que se asemeja a la circunstancia acaecida en la especie, aunque sin tener
identidad con ella, ni existir motivo para trasladar para la misma la solución dada al supuesto
previsto en el criterio de interpretación judicial transcrito. Es así, porque el actor se abstuvo
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
de narrar la relación causal y el demandado se excepcionó apuntando a la necesidad de esa
descripción fáctica, sin reconocer que existiera la misma, de modo que la insatisfacción de un
requisito de la acción causal es evidente y atribuible al actor, y no puede presumirse, como en
la hipótesis de referencia, que se acreditó el negocio jurídico en atención a que de ningún
modo alegó el demandado su existencia. Tampoco es el caso de apoyarse, como hizo la Sala
responsable, en la tesis de rubro: ‘VÍA ORDINARIA MERCANTIL FUNDADA EN
TÍTULO DE CRÉDITO. ACREDITADA LA EXISTENCIA DEL DOCUMENTO QUE
CONTIENE EL ADEUDO, LE CORRESPONDE DEMOSTRAR AL DEUDOR EL
PAGO.’, emitida por este mismo órgano colegiado y transcrita previamente, porque en la
misma se abordó la forma de probar la relación causal a partir del reconocimiento expreso, al
absolver posiciones, de la suscripción del documento de crédito, previa revelación del
negocio jurídico que le dio origen, situación que no ocurrió en la especie. Mucho menos,
puede afirmarse que la acción intentada fue la de pago de pesos, como estimó la autoridad de
apelación, habida cuenta que son únicamente dos las acciones derivadas de un título de
crédito para obtener su pago y cada una se caracteriza por la vía en que se ejerce, o sea, la
acción cambiaria en juicio ejecutivo mercantil y la acción causal en procedimiento ordinario
mercantil, de tal suerte que, si en el caso se utilizó, en virtud de una prevención expresa, el
segundo de esos juicios, la única acción que pudo tenerse por intentada fue la causal que
conlleva la satisfacción de ciertos requisitos y cargas probatorias. En efecto, el requisito
esencial que debe cumplirse es la descripción del negocio jurídico generador de la
suscripción del documento cambiario aunque también es necesaria la restitución del título al
deudor. Por lo que hace a este último requisito, podía ser cubierto al adjuntarse los
documentos crediticios a la demanda con que inició el juicio ordinario mercantil, siguiendo lo
establecido en las siguientes tesis jurisprudencial y aislada de la Tercera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, cuyos datos de localización, rubro y texto se indican
enseguida: Localización: Séptima Época. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial
de la Federación, 181-186, Cuarta Parte. Página 313. Jurisprudencia. Materia(s): Civil.
Rubro: ‘TÍTULOS DE CRÉDITO. SU RESTITUCIÓN ES CONDICIÓN DEL EJERCICIO
DE LA ACCIÓN EN QUE SE RECLAME EL CUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN
QUE SE GARANTIZA.’. Texto: ‘La necesidad de restituir los títulos de crédito como
condición del ejercicio de una acción causal garantizada con los mismos, se justifica porque
el carácter literal y la naturaleza autónoma de dichos títulos determina la posibilidad de un
doble cobro, riesgo que inclusive la ley sienta bases para evitar que ocurra, pues el artículo
129 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, establece que el pago de la letra
debe hacerse precisamente contra su entrega, también es aplicable a los pagarés y a los
cheques, conforme lo prevén los artículos 174 y 196 de ese mismo ordenamiento, y, aunque
en el juicio que nos ocupa no se intenta directamente la acción causal derivada del mutuo,
sino una acción accesoria apoyada en la garantía hipotecaria con que, junto con la emisión de
pagarés, se garantizó aquélla, ello no obsta para exigir a su promovente que cumpliera con la
regla de procedencia antes mencionada, pues es claro que a través de la acción que intenta,
pretende el cumplimiento forzado, que de concretarse debe, en consecuencia dejar
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
insubsistente la otra garantía que respecto del mismo se otorgó, al suscribir el deudor los
títulos ejecutivos de que se ha hablado, pues de lo contrario subsistiría el riesgo de un doble
cobro, al ser posible que en la vía ejecutiva mercantil se le reclame nuevamente el
cumplimiento del mutuo; posibilidad que existe dada la literalidad y autonomía que, como ya
se señaló, revisten tal clase de documentos.’. Localización: Séptima Época. Instancia: Tercera
Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, 145-150, Cuarta Parte. Página 539. Tesis
aislada. Materia(s): Civil. Rubro: ‘TÍTULOS DE CRÉDITO, RESTITUCIÓN DE, EN CASO
DE EJERCICIO DE LA ACCIÓN CAUSAL.’. Texto: ‘Aunque es verdad que de acuerdo con
lo dispuesto en el artículo 168 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, para el
ejercicio de la acción derivada de la relación que dio origen a la emisión o transmisión de
varias letras de cambio, se requiere que el actor las restituya al demandado, tal restitución
puede hacerse en el momento mismo de presentarse la demanda. De manera que, si en un
caso, el enjuiciante ejercita la acción rescisoria de un contrato de compraventa a plazos, con
reserva de dominio, acompañando a su libelo las letras de cambio que estaban en su poder
por no haberlas cubierto el demandado, ello es suficiente para que se considere cumplido
dicho requisito, pues aun cuando sea cierto que el demandante no haya manifestado en su
demanda que el objeto de la exhibición de las letras de cambio fuera que se restituyeran al
reo, esa omisión resulta irrelevante si una de las consecuencias de la declaración de la
rescisión que el actor pretenda, consiste exactamente en que se produzcan las restituciones
recíprocas de las prestaciones que se hubieren hecho las partes, una de las cuales la
constituye naturalmente la devolución de las letras de cambio recibidas por el vendedor como
garantía del pago del precio; restituciones que, por supuesto, deben ser ordenadas por el
juzgador al declarar la rescisión.’. De tal suerte, al obrar en el expediente de origen, por su
exhibición adjunta a la demanda, los cheques base de la acción, el requisito de que se trata
fue satisfecho. También debe acotarse, en cuanto a la legitimación activa, que era válido que
el endosatario en procuración que ejerció inicialmente la acción cambiaria directa, optara por
la causal en el momento en que eligió la vía ordinaria mercantil, conforme a lo establecido en
la jurisprudencia 1a./J. 95/2005, de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, visible
en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXII, agosto de dos mil cinco,
página 70, de rubro y texto siguientes: ‘ENDOSATARIO EN PROCURACIÓN. TIENE
LEGITIMACIÓN PARA EJERCER LA ACCIÓN CAUSAL. La Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito faculta al endosatario en procuración para lograr el cobro judicial del
documento de crédito, sin hacer distinción alguna en atención a la naturaleza de las acciones,
por lo que éste, como representante del endosante, puede intentar la acción causal. Lo
anterior es así en tanto que con los endosos en procuración se busca facilitar la representación
de los acreedores cambiarios, de manera que estimar que aquéllos sólo facultan al endosatario
para ejercer la acción cambiaria directa sería tanto como obligar al endosante a celebrar otro
contrato de mandato para ejercer la acción causal, lo cual contravendría el espíritu del
derecho cambiario; además, conforme a la ley citada y al Código Civil Federal el mandato
contenido en un endoso en procuración desaparece hasta su cancelación, la renuncia del
endosatario o la conclusión del negocio, por lo que dicho mandato no se extingue por la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
caducidad de la acción cambiaria directa. Finalmente, si se atiende a que la ley considera al
endosatario en procuración como un tenedor del título valor y a que el artículo 168 de la ley
citada establece que el tenedor de un título de crédito puede ejercer la acción causal, se
concluye que no necesariamente debe ser el propietario del título quien ejerza dicha acción,
sino que el tenedor puede hacerlo cuando se extingue la acción cambiaria, aunque no sea el
propietario.’. En cambio, el requisito consistente en narrar el negocio causal no fue
satisfecho, dado que el actor solamente afirmó la emisión del cheque, la devolución de éste y
el impago existente al momento de incoar el procedimiento de origen, lo que se entiende
porque su intención primaria fue el ejercicio de la acción cambiaria directa, sin que ello
pueda tenerse como la expresión de la relación jurídica que dio lugar a la suscripción de los
cheques, como pudieron ser una compraventa, un mutuo, etcétera. Por ende, no bastaba la
ausencia de negación de suscripción de los títulos de crédito para establecer que se acreditó el
negocio jurídico de que se trata, sino que se requería una narración que estuvo ausente en la
demanda, o bien, la narración y aceptación de la relación causal por el demandado, que no se
advierte haya ocurrido en el procedimiento de origen. De modo que, fue incorrecta la
consideración de la Sala responsable al estimar acreditada la acción y calificar a ésta como de
pago de pesos, ya que, por el contrario, se trató de la acción causal, y al no haberse cumplido
uno de los requisitos de su ejercicio, resultaba improcedente. En las narradas circunstancias,
ante lo fundado de los argumentos objeto de estudio, quedó demostrado que la sentencia
reclamada es violatoria de las garantías individuales de legalidad y debida fundamentación y
motivación, consagradas en los artículos 14 y 16 constitucionales, lo que motiva a conceder
el amparo y protección de la Justicia Federal, para el efecto de que la Sala responsable deje
insubsistente el acto reclamado, consistente en la sentencia de treinta de agosto de dos mil
seis, dictada en los autos del toca número **********, y en su lugar, dicte otra, en la que de
acuerdo con los lineamientos de esta ejecutoria, resuelva la litis de segunda instancia, de
manera fundada y motivada, analizando todas las pruebas desahogadas legalmente y tomando
en cuenta la litis de primera instancia."
B) Por su parte, el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito resolvió el
dieciséis de octubre de dos mil ocho, el juicio de amparo directo civil número **********,
relacionado con el **********, donde el acto reclamado se hizo consistir en la sentencia
definitiva dictada en un juicio ordinario mercantil en el que la parte actora fundó su demanda,
esencialmente, en los siguientes hechos:
a. Que el actor realizó en favor del demandado un préstamo por la cantidad de ciento
veinticinco mil dólares, y otro préstamo por la cantidad de doscientos cincuenta mil dólares,
en ambos casos, moneda de los Estados Unidos de Norteamérica.
b. Que el demandado suscribió a favor del actor dos pagarés para documentar y garantizar los
adeudos derivados de los préstamos señalados, insertando como fecha de vencimiento el
primero de marzo y el siete de febrero de mil novecientos noventa y tres, respectivamente.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
c. Que en varias ocasiones el actor requirió de pago al demandado, y ante la falta de pago,
acudió en la vía judicial a demandarlo.
Al dar contestación a la demanda, el demandado admitió haber suscrito los pagarés descritos,
pero negó que la causa de los mismos fuera un préstamo; y opuso, entre otras, la excepción
de prescripción, toda vez que la demanda se instauró con posterioridad al término de tres
años establecido en la ley para la acción cambiaria directa; y la de falta de acción, porque el
actor no exhibió uno de los pagarés en original, sino en copia simple.
En la sentencia reclamada la Sala responsable consideró, en lo que aquí interesa, que aunque
el demandado negó la relación jurídica subyacente a los pagarés exhibidos por el actor,
reconoció la suscripción de los mismos, por lo que debía considerarse cierta la relación
fundamental, en virtud de que dichos documentos implican necesariamente la existencia de
un acto jurídico que une a las partes, y que dio origen a su suscripción; y que correspondía al
demandado la carga de la prueba, para demostrar que no debía la cantidad que se le reclamó,
o que la pagó, o que no recibió cantidad alguna, o que nunca existió el adeudo. Lo anterior
con base en la tesis emitida por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito, bajo el rubro: "VÍA ORDINARIA MERCANTIL FUNDADA EN TÍTULO DE
CRÉDITO. ACREDITADA LA EXISTENCIA DEL DOCUMENTO QUE CONTIENE EL
ADEUDO, LE CORRESPONDE DEMOSTRAR AL DEUDOR EL PAGO."
El Colegiado concedió el amparo a quien actuó como demandado en el juicio de origen, por
considerar que la acción causal requiere de la demostración de la relación subyacente, con
base en los razonamientos que, en lo que interesa, se transcriben a continuación:
"III. Prueba de relación causal. En primer lugar es conveniente destacar algunos antecedentes
relacionados con el tema, para la respuesta que se da en esta ejecutoria. En la demanda del
juicio ordinario mercantil se invocó como relación que dio origen a los pagarés exhibidos,
sendos préstamos hechos por ********** a ********** de los mismos apellidos, por ciento
veinticinco mil y doscientos cincuenta mil dólares americanos. De ahí provino la carga de la
prueba para el actor, en términos del artículo 1194 del Código de Comercio. En la sentencia
definitiva de primera instancia se indicó que el actor manifestó que el siete y quince de
febrero de mil novecientos noventa y dos, el demandado suscribió dos pagarés con fecha de
vencimiento de siete de febrero y uno de marzo de mil novecientos noventa y tres, por virtud
de un préstamo que aquél concedió al enjuiciado, y que éste al contestar la demanda
reconoció la suscripción de tales documentos y negó la relación causal, lo cual también
realizó en el desahogo de la confesional ofrecida a su cargo y en la audiencia de
reconocimiento de los pagarés referidos. Por tanto, con base en esos medios probatorios, la
Juez a quo tuvo por demostrada la relación causal que motivó la emisión de los títulos de
crédito. El demandado en el primer agravio expuesto contra este fallo, hizo valer que la Juez
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
indebidamente acogió la acción, porque con el hecho de haberse probado la suscripción de
los pagarés, tuvo por demostrada la existencia de la relación causal, soslayando que el único
alcance es la emisión de tales documentos, los cuales son ineficaces, toda vez que, además de
encontrarse prescrito el derecho en ellos amparado, se ejerció la acción causal y, por ende,
debió acreditarse la relación subyacente, consistente en el contrato de mutuo manifestado por
el actor. La responsable se sustentó en la tesis emitida por el Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, que a la letra dice: ‘VÍA ORDINARIA MERCANTIL
FUNDADA EN TÍTULO DE CRÉDITO. ACREDITADA LA EXISTENCIA DEL
DOCUMENTO QUE CONTIENE EL ADEUDO, LE CORRESPONDE DEMOSTRAR AL
DEUDOR EL PAGO. El acreedor de un título de crédito tiene a su favor dos acciones
diferentes para hacer efectivo un crédito que consta en un título al que la ley le otorga el
carácter ejecutivo; la primera, la cambiaria directa y la segunda, la causal. La diferencia entre
una y otra se deriva de la letra de la ley, es decir, será cambiaria cuando en la demanda se
reúnan las condiciones establecidas en los artículos 150, 151 y 152 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, esto es, cuando la reclamación del importe establecido en
el documento, más sus accesorios legales, se fundamente única y exclusivamente en la
emisión y, en su caso, transmisión del título de crédito, y en su falta de pago en los términos
de ley; en cambio, la acción será causal cuando se invoque como fundamento de la demanda
la existencia de un concreto negocio jurídico que hubiese dado origen a la emisión o
transmisión del título de crédito, a virtud del cual el demandado hubiese adquirido
determinadas obligaciones, correlativas a derechos del actor, y que éstas hubiesen sido
incumplidas. Por otra parte, si el legislador denominó causal a la referida acción, ello implica
que la misma toma su nombre del contrato, acto o negocio jurídico que da nacimiento al
título de crédito y, en ese evento, al ejercitarse tal acción en la vía ordinaria mercantil, es
necesario, para que prospere, que se revele y pruebe la relación jurídica que dio origen a la
suscripción del título, esto es, la relación jurídica subyacente, por virtud de la cual los
demandados se constituyen en deudores de la suma consignada en el propio título, y contra la
cual son oponibles cualquier tipo de excepciones. Ello, porque el artículo 165 de la referida
ley establece la prescripción de la acción cambiaria, de modo que el tenedor de una letra
pierde su derecho para lograr el pago de la misma mediante el ejercicio de la acción
cambiaria en la vía ejecutiva, pero puede lograr el pago de su crédito mediante la acción
ordinaria, porque la obligación subsiste, sólo que el documento en que consta ya no puede
generar la vía ejecutiva. Por tanto, al demandarse el pago del importe de un pagaré exhibido
como fundatorio de la acción y sus accesorios, pero no en la vía ejecutiva mercantil, sino en
la vía ordinaria mercantil, y el enjuiciado en su escrito de contestación a la demanda negó
haber suscrito el pagaré base de la acción, pero al absolver posiciones reconoció que
suscribió el mismo, esa confesión demuestra la suscripción del pagaré en los términos
contenidos en él, esto es, la certeza de la suscripción y de la obligación de pago en él
consignada y, por ende, basta para demostrar la existencia de la obligación de cubrir
determinada cantidad de dinero. De modo que no desvirtuada la existencia de la obligación
de pago de la cantidad descrita en el documento, que perdió el privilegio de la vía ejecutiva
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
por transcurso del tiempo, tal documento implica necesariamente que hubo un acto jurídico
que une a las partes y que dio origen a la suscripción del mismo. De ahí que aunque no se
exhiba el documento donde conste el acto jurídico que dio origen al que tuvo la calidad de
ejecutivo, sí queda acreditada la existencia de la obligación de pago, puesto que de otro modo
si hubiese sido cubierta, la consecuencia es que al deudor se le habría entregado el título de
crédito, en términos de los artículos 129 y 174 de la ley en cita. De lo que se concluye que el
reconocimiento de la suscripción del pagaré, comprende la obligación de pagar su importe e
intereses, puesto que se probó plenamente la existencia del documento que contiene el monto
de la deuda en él consignada y, por ende, al demandado correspondía acreditar que no debía
la cantidad que se le reclamó, o bien, que lo que se le demandó no representaba adeudo
alguno que tenía con el actor, porque ya lo había cubierto, o que no recibió cantidad alguna
de dinero, o que nunca existió algún adeudo, que pudiere haberse novado o reestructurado y
que dio origen a la suscripción del documento, toda vez que este último presupone una
relación jurídica subyacente.’. Con base en este criterio, para el tribunal de alzada bastó que
se hubiera acreditado plenamente la emisión de los pagarés, para tener por cierta la relación
fundamental, ya que implican necesariamente la existencia de un acto jurídico que une a las
partes y que motivó la emisión de dichos documentos. Contra esta consideración, el quejoso
expone una prolijidad de argumentos en los conceptos de violación, a través de los cuales
hace valer que la responsable se equivoca al tener por cierta la relación subyacente, por la
prueba de la emisión de los pagarés, pues soslaya que en los agravios le hizo valer que la
acción causal deriva de sendos préstamos que el actor dijo haber otorgado a aquél y, por
ende, los títulos de créditos son ineficaces para demostrarla, ya que es indispensable la
demostración del acto jurídico invocado por el tercero perjudicado. Son fundados estos
razonamientos. Esto, porque la acción causal requiere de la demostración indispensable de la
relación subyacente y, precisamente, debe ser la invocada en la demanda, pues constituye la
causa de pedir y con base en ella se finca la litis. Ciertamente, en atención a las afirmaciones
atinentes a la causa de pedir de las pretensiones, se abre el proceso, se escucha al demandado,
se reciben pruebas, se formulan los alegatos, y sólo respecto de ella se puede resolver en el
fallo, ya que en caso de referirse a otra, se incurría en incongruencia externa, y se
conculcarían los principios de audiencia y de contradicción en perjuicio del enjuiciado, pues
se le estaría condenando con base en una relación jurídica de la cual no pudo pronunciarse,
probar ni alegar, en general asumir todas las actitudes que le corresponden en el proceso. La
individualización de la relación causal tiene gran importancia en este proceso, ya que de ésta
dependen muchas cosas, por ejemplo, la prescripción, que puede determinarse según el tipo
de relación jurídica y el plazo. Si no se identifica plenamente el acto jurídico subyacente, se
impide la defensa en relación a todas estas particularidades. El ejercicio de la acción causal
obedece a que ya se extinguió la vía privilegiada que es la ejecutiva, y por ello, emerge la
relación subyacente. De manera que esta acción corresponde mutatis mutandis a la que se
hubiera ejercido si el acto jurídico causal se hubiera celebrado lisa y llanamente sin
vincularlo con ningún título de crédito, en cuyos casos es uniformemente admitido que el
actor debe probar la acción que hace valer. No es suficiente para ese efecto, la demostración
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
de la relación cambiaria en los documentos crediticios de que se trata, pues si bien es cierto
que no se puede considerar la existencia de estos títulos valores sin una causa, esto no quiere
decir que ante la extinción de las relaciones cambiarias, cualquiera que haya sido la causa,
conduce necesariamente a la exigibilidad del crédito, porque todo depende de las
circunstancias en que se haya llevado a cabo, de la naturaleza del acto, etcétera. Al respecto,
José María Martínez Val1 sostiene: ‘Las acciones causales funcionan, como extracambiarias,
pues su razón no está propiamente en la letra misma, sino en otra clase de relaciones (aunque
conexas con la letra) de los negocios jurídicos que le subyacen.’. Francesco Messineo2
señala: ‘Tiene lugar una relación básica extracambiaria entre quien entrega la letra, por él
creada, y el tomador que la recibe, o entre quien (endosante) transmite la letra y el otro sujeto
(endosatario). Tal relación es la que «da causa» a la emisión, o a la transmisión de la letra y el
otro sujeto (endosatario). Ahora bien, puede subsistir y, en tal caso, ejercitarse contra el
obligado (principal o de regreso), la acción ex causa; y este ejercicio podrá resultar útil en los
casos en que sea perjudicada la acción de regreso, o sean prescritas ambas acciones
cambiarias en general, sujetas a términos muy breves, mientras que la prescripción de la
acción causal depende de la naturaleza de la relación básica (mutuo, compraventa, etc.), que
puede no estar sujeta a decadencia o en general, puede estar sujeta a términos de prescripción
más amplios que los de la prescripción cambiaria; o bien, comporta el ejercicio de derechos,
por parte de quien es acreedor, a base de la relación fundamental (derecho a los intereses en
el mutuo; derecho en la garantía por vicios de la cosa comprada, o por evicción, en la venta, y
similares).’. Para Felipe de J. Tena3 la ‘acción causal, en efecto, es extraña al derecho
cambiario, y recibe toda su vida del acto o contrato, civil o mercantil, que la engendró.’.
Como se aprecia, Martínez Val concibe a las acciones causales apartadas de las cambiarias,
porque el sustento de aquéllas es el acto o actos subyacentes. También Messineo estima una
autonomía entre el derecho cambiario y el derecho causal, pues indica que éste puede
ejercerse cuando aquélla resulta inútil, y precisa que en ellas el plazo para la prescripción es
distinto, ya que en el caso de la acción causal depende del acto fundamental, y que éste
también determina los derechos que pueden ejercerse. Felipe J. Tena considera a la acción
causal como extraña al derecho cambiario, porque su existencia se deriva exclusivamente del
acto o contrato, ya sea civil o mercantil, que le dio vida. De lo anterior, es claro que los
autores coinciden en considerar a la acción causal apartada de la cambiaria, y señalan como
su único sustento a la relación causal, lo cual implica que al ejercerse aquélla, es
indispensable la demostración del acto o negocio que la generó, pues inclusive, Messineo
refiere que los derechos que deben ejercerse son determinados por tal relación, al igual que la
prescripción, ya que debe tomarse en cuenta su naturaleza y el contrato. Del artículo 168 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito se advierten claramente dos elementos: el
primero, consistente en un título de crédito; el segundo, relativo a la relación causal, e
incluso, un tercero que es la vinculación entre ambos. De modo que con el criterio que sirvió
de base a la responsable para resolver, se subsumen los tres elementos en uno solo de ellos, lo
cual no tiene ninguna justificación lógica ni jurídica, porque todo título de crédito puede
obedecer a la más diversa causa, pero, precisamente, a una o varias, la existencia de la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
relación cambiaria no puede servir de sustento lógico ni jurídico, para presumir la relación
fundamental específica, toda vez que en el campo de las posibilidades pudo ser ciertamente
ésta, pero de la misma manera, pudieron haber sido otra cantidad infinita. En esas
condiciones, los pagarés sólo acreditan que entre las partes hubo alguna vez, alguna relación
jurídica que dio lugar al crédito cambiario, pero no determinan cuál fue ese acto. Inclusive se
conoce que en algunos casos, se ponen en el título determinadas menciones, que aunque no
tienen valor, pueden servir para su vinculación con la relación subyacente, pero en el caso,
los documentos referidos no sirven para esto, pues sólo contienen las menciones necesarias
conforme a la ley, pero no alguna que sirva para establecer la causa específica que motivó su
emisión. Con base en todas estas consideraciones, este Tribunal Colegiado no comparte el
criterio de la tesis en que se sustentó la responsable, porque, precisamente, por la prueba de la
existencia de los títulos de crédito, presupone que hubo necesariamente un acto jurídico entre
las partes, pero en la tesis no se expresan los argumentos para demostrar esa posición. Por lo
anterior, con fundamento en los artículos 196, último párrafo y 197-A de la Ley de Amparo,
10, fracción VIII, y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
procede denunciar ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación la posible contradicción de
tesis entre las sustentadas por este tribunal federal y el Tercer Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito. Todo lo expuesto pone de manifiesto que el quejoso tuvo razón en
su recurso de apelación, cuando dijo en el primer agravio, que no bastaba la prueba de la
existencia de los pagarés para suponer la de la relación causal y, por tanto, el tribunal de
alzada tenía que hacer un análisis completo de lo que realizó la a quo, con todo el material
probatorio y de oficio. Consecuentemente, procede conceder el amparo al quejoso, con el
efecto de que la ad quem deje insubsistente el fallo reclamado y en su lugar emita otro,
donde: a) mantenga las consideraciones que no son materia de la concesión del amparo, o que
no puedan modificarse como consecuencia de la concesión; b) tome como punto de partida o
directriz, que la prueba de la existencia de los pagarés no constituye la demostración de la
relación causal, sino que es necesaria la prueba completa del acto invocado por el actor en su
demanda y, en consecuencia, analice si quedó acreditada o no dicha relación causal, con base
en todo el material probatorio allegado en autos, por tratarse de un elemento de la acción; y,
d) en lo demás resuelva con plenitud de jurisdicción."
CUARTO. Primeramente debe determinarse si existe la contradicción de tesis denunciada,
para lo cual debe analizarse si los Tribunales Colegiados contendientes, al resolver los
asuntos que son materia de la denuncia, examinaron hipótesis jurídicas esencialmente iguales
y llegaron a conclusiones discrepantes respecto a la solución de la controversia planteada; sin
que constituya un obstáculo para la existencia de la contradicción, que los criterios emitidos
no sean exactamente iguales en cuanto a las cuestiones fácticas que los rodean y que, por
ende, los criterios no provengan del examen de los mismos elementos de hecho.
Así lo determinó el Pleno de este Alto Tribunal, al resolver la contradicción de tesis 36/2007PL, mediante las tesis cuyos datos de localización, rubro y texto son los siguientes:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XXX, julio de 2009
"Tesis: P. XLVI/2009
"Página: 68
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS DE LA SUPREMA
CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS
DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO,
INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN
NO SEAN EXACTAMENTE IGUALES (INTERRUPCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA
P./J. 26/2001, DE RUBRO: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.’). De los artículos
107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197 y 197A de la Ley de Amparo, se advierte que la existencia de la contradicción de criterios está
condicionada a que las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o los Tribunales
Colegiados de Circuito en las sentencias que pronuncien sostengan ‘tesis contradictorias’,
entendiéndose por ‘tesis’ el criterio adoptado por el juzgador a través de argumentaciones
lógico-jurídicas para justificar su decisión en una controversia, lo que determina que la
contradicción de tesis se actualiza cuando dos o más órganos jurisdiccionales terminales
adoptan criterios jurídicos discrepantes sobre un mismo punto de derecho,
independientemente de que las cuestiones fácticas que lo rodean no sean exactamente iguales,
pues la práctica judicial demuestra la dificultad de que existan dos o más asuntos idénticos,
tanto en los problemas de derecho como en los de hecho, de ahí que considerar que la
contradicción se actualiza únicamente cuando los asuntos son exactamente iguales constituye
un criterio rigorista que impide resolver la discrepancia de criterios jurídicos, lo que conlleva
a que el esfuerzo judicial se centre en detectar las diferencias entre los asuntos y no en
solucionar la discrepancia. Además, las cuestiones fácticas que en ocasiones rodean el
problema jurídico respecto del cual se sostienen criterios opuestos y, consecuentemente, se
denuncian como contradictorios, generalmente son cuestiones secundarias o accidentales y,
por tanto, no inciden en la naturaleza de los problemas jurídicos resueltos. Es por ello que
este Alto Tribunal interrumpe la jurisprudencia citada al rubro, pues al establecer que la
contradicción se actualiza siempre que ‘al resolver los negocios jurídicos se examinen
cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten posiciones o criterios jurídicos
discrepantes’ impide el estudio del tema jurídico materia de la contradicción con base en
‘diferencias’ fácticas que desde el punto de vista estrictamente jurídico no deberían
obstaculizar el análisis de fondo de la contradicción planteada, lo que es contrario a la lógica
del sistema de jurisprudencia establecido en la Ley de Amparo, pues al sujetarse su existencia
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
al cumplimiento del indicado requisito disminuye el número de contradicciones que se
resuelven en detrimento de la seguridad jurídica que debe salvaguardarse ante criterios
jurídicos claramente opuestos. De lo anterior se sigue que la existencia de una contradicción
de tesis deriva de la discrepancia de criterios jurídicos, es decir, de la oposición en la solución
de temas jurídicos que se extraen de asuntos que pueden válidamente ser diferentes en sus
cuestiones fácticas, lo cual es congruente con la finalidad establecida tanto en la Constitución
General de la República como en la Ley de Amparo para las contradicciones de tesis, pues
permite que cumplan el propósito para el que fueron creadas y que no se desvirtúe buscando
las diferencias de detalle que impiden su resolución.
"Contradicción de tesis 36/2007-PL. **********. 30 de abril de 2009. Unanimidad de diez
votos. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos.
Secretario: Alfredo Villeda Ayala.
"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XXX, julio de 2009
"Tesis: P. XLVII/2009
"Página: 67
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. DEBE ESTIMARSE EXISTENTE, AUNQUE SE
ADVIERTAN ELEMENTOS SECUNDARIOS DIFERENTES EN EL ORIGEN DE LAS
EJECUTORIAS. El Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la
jurisprudencia P./J. 26/2001, de rubro: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITO PARA SU EXISTENCIA.’, sostuvo su firme
rechazo a resolver las contradicciones de tesis en las que las sentencias respectivas hubieran
partido de distintos elementos, criterio que se considera indispensable flexibilizar, a fin de dar
mayor eficacia a su función unificadora de la interpretación del orden jurídico nacional, de
modo que no solamente se resuelvan las contradicciones claramente inobjetables desde un
punto de vista lógico, sino también aquellas cuya existencia sobre un problema central se
encuentre rodeado de situaciones previas diversas, ya sea por la complejidad de supuestos
legales aplicables o por la profusión de circunstancias de hecho a las que se hubiera tenido
que atender para juzgarlo. En efecto, la confusión provocada por la coexistencia de posturas
disímbolas sobre un mismo problema jurídico no encuentra justificación en la circunstancia
de que, una y otra posiciones, hubieran tenido un diferenciado origen en los aspectos
accesorios o secundarios que les precedan, ya que las particularidades de cada caso no
siempre resultan relevantes, y pueden ser sólo adyacentes a un problema jurídico central,
perfectamente identificable y que amerite resolverse. Ante este tipo de situaciones, en las que
pudiera haber duda acerca del alcance de las modalidades que adoptó cada ejecutoria, debe
preferirse la decisión que conduzca a la certidumbre en las decisiones judiciales, a través de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
la unidad interpretativa del orden jurídico. Por tanto, dejando de lado las características
menores que revistan las sentencias en cuestión, y previa declaración de la existencia de la
contradicción sobre el punto jurídico central detectado, el Alto Tribunal debe pronunciarse
sobre el fondo del problema y aprovechar la oportunidad para hacer toda clase de
aclaraciones, en orden a precisar las singularidades de cada una de las sentencias en conflicto,
y en todo caso, los efectos que esas peculiaridades producen y la variedad de alternativas de
solución que correspondan.
"Contradicción de tesis 36/2007-PL. **********. 30 de abril de 2009. Unanimidad de diez
votos. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos.
Secretario: Alfredo Villeda Ayala."
Para los anteriores efectos, se advierte, como primera cuestión, que las resoluciones emitidas
por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito se sustentan en un
mismo criterio jurídico.
Efectivamente, dichas resoluciones aparentemente son contradictorias, pues mientras que en
el juicio de amparo directo **********, dicho colegiado sostuvo que habiendo prescrito la
acción cambiaria directa, el título de crédito abstracto exhibido con la demanda en la que se
ejercita la acción causal, por sí solo, y además robustecido con la confesión de la parte
demandada en el sentido de que lo suscribió, es suficiente para la procedencia de la acción
causal; en el diverso juicio de amparo directo **********, el mismo colegiado sostuvo que
los títulos de crédito abstractos exhibidos con la demanda, por sí solos, y aun sin existir
negación expresa de la parte demandada en el sentido de que lo suscribió, es insuficiente para
la procedencia de la acción causal.
Se considera que dicha contradicción es sólo aparente, pues la discrepancia se debe
únicamente a que en los juicios de amparo señalados, el colegiado tomó en consideración la
circunstancia de que en la demanda se narrara o no la relación causal subyacente al título de
crédito exhibido, pues consideró que la materia de litis en el juicio en el que se ejercitó la
acción causal, es precisamente dicha relación jurídica fundamental, por lo que el principal
requisito para que proceda la acción causal, es que se conozca la relación causal.
En efecto, al resolver el juicio de amparo **********, el colegiado se pronunció respecto de
un asunto en el que la parte actora narró como relación causal de la que derivaba la
obligación que reclamaba, una novación y reestructuración de crédito, afirmando que dicha
relación dio origen a la suscripción del pagaré exhibido junto con la demanda. En cambio, al
resolver el juicio de amparo **********, el colegiado analizó un asunto en el que la parte
actora no describió cuál era la relación causal que subyacía a la liberación de los cheques que
presentó junto con su demanda; y precisamente esta circunstancia le llevó a pronunciarse en
el sentido de que la acción causal no podía prosperar, porque el requisito esencial para la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
procedencia de dicha acción, era que se señalara la relación causal subyacente al título de
crédito, ya sea mediante su narración por parte del actor en su demanda, o bien, porque el
demandado narró y confesó en juicio dicha relación causal.
Fue precisamente con base en estos razonamientos, que esta Primera Sala declaró inexistentes
las contradicciones de tesis 70/2005-PS y 135/2005-PS, resueltas en sesión de tres de agosto
y nueve de noviembre de dos mil cinco, respectivamente.
Por tanto, el criterio uniforme emitido por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito, mediante el cual resolvió los dos juicios de amparo que han quedado
descritos con antelación, puede formularse en el sentido de que, una vez prescrita la acción
cambiaria directa, puede ejercitarse la acción causal, para cuya procedencia es esencial que se
dé a conocer al juzgador la relación causal subyacente al título de crédito abstracto que se
exhiba junto con la demanda; y que en el caso de que el actor narre los hechos cuya
realización produce la existencia de dicha relación causal subyacente, es prueba suficiente
para demostrar dicha relación causal, la exhibición del título de crédito, adminiculado con la
confesión del demandado en el sentido de que lo suscribió, por lo que corre a cargo del
demandado la carga probatoria para desvirtuar la exigibilidad de la obligación que se le
reclama.
Formulada de esta manera la tesis del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito, se advierte que sí existe contradicción entre la misma y la sustentada por el Primer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, pues este último tribunal sostuvo,
en un juicio donde el actor narró los hechos mediante cuya realización se produce la relación
causal subyacente a los títulos de crédito exhibidos con la demanda, que la exhibición de los
títulos de crédito abstractos, aun adminiculada con la confesión expresa del demandado, en el
sentido de que los suscribió, no es prueba suficiente para demostrar la existencia de la
relación jurídica causal.
Cabe reiterar en este punto, que no es materia de la contradicción, determinar si el título de
crédito por sí mismo o incluso adminiculado con la confesión del demandado en el sentido de
que lo suscribió, es prueba suficiente para demostrar una relación causal indeterminada, esto
es, cuya naturaleza no se menciona siquiera en el juicio, pues ambos colegiados
contendientes sustentaron que esta afirmación es incorrecta, porque la litis del juicio
instaurado mediante la acción causal, versa precisamente sobre esta relación causal, por lo
que es esencial para la procedencia de la acción, que dicha relación causal sea conocida,
determinada y demostrada en juicio. En cambio, el punto en contradicción surge sobre la base
de que, en concepto del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, es
suficiente que el actor narre la relación causal en su demanda, para tener por demostrada
dicha relación causal, mediante el título de crédito que pudo dar origen a la acción cambiaria
directa antes de que prescribiera, adminiculado con la confesión respectiva del demandado,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
en el sentido de que lo suscribió.
No constituye un obstáculo para considerar que existe la presente contradicción de tesis,
respecto del juicio de amparo número **********, del índice del Tercer Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Primer Circuito, el hecho de que el mismo haya versado sobre cheques y
no pagarés, como sucedió en los otros dos juicios analizados, pues la cuestión jurídica
materia de la contradicción se basa en la facultad del tenedor de un título de crédito para
ejercitar la acción causal, en caso de que la acción cambiaria directa haya prescrito, facultad
que se encuentra establecida en el artículo 168 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, que aunque se refiere a la letra de cambio, es aplicable tanto al pagaré como al
cheque, en términos de los artículos 174 y 196 de la propia Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito.
QUINTO. De las relatadas consideraciones, es de advertirse que en este asunto sí existe la
contradicción de criterios denunciada, por tanto, procede que esta Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, actuando en el ámbito de su competencia en términos del
artículo 197-A de la Ley de Amparo, se avoque a la definición de la cuestión jurídica
sometida a su jurisdicción, que consiste en determinar si el título de crédito, adminiculado
con la confesión del demandado respecto de la suscripción del mismo, es suficiente para
demostrar la relación causal subyacente descrita por el actor para fundar su demanda, después
de prescrita la acción cambiaria.
En primer lugar, conviene puntualizar que el título de crédito es un documento de gran
versatilidad y utilidad en el tráfico comercial, por sus características de literalidad,
incorporación y abstracción; lo que significa que el derecho que en ellos se consigna, existe
en tanto existe el propio documento, precisamente con los elementos y modalidades
literalmente expresados en su texto, y con total independencia de cualquier hecho o acto que
pudiere haber motivado su emisión.
Debido a estas características, el título de crédito se usa para incorporar cualquier derecho y,
por tanto, puede tener tantas causas como fuentes de derechos y obligaciones existen en las
relaciones entre personas, ya sea que se trate de un derecho derivado de las figuras jurídicas
típicamente establecidas en la ley, o de cualquier otro tipo de crédito o débito, o en otras
palabras, ya sea que exista o no una acción jurídica específica para hacerlos valer.
El beneficio que se alcanza mediante la incorporación de cualquier derecho en un título de
crédito resulta evidente, si se toma en cuenta, por una parte, la celeridad y eficacia comercial
que caracteriza las operaciones mercantiles en general, y especialmente, a los títulos de
crédito; y por otra parte, la facilidad y agilidad en su cobro, pues independientemente de las
acciones que pudiera tener el acreedor por virtud de la relación subyacente a esta operación,
el título de crédito se encuentra tutelado en sí mismo por la acción cambiaria directa,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
mediante la cual puede instaurarse un juicio en la vía ejecutiva mercantil.
Es cierto que es jurídicamente impensable la válida existencia de un título de crédito sin
causa, pues quien lo suscribe tiene la intención de obligarse, aunque sea con el ánimo
altruista de un donador. Sin embargo, precisamente por su característica de abstracción, la
causa subyacente al título es en principio intrascendente en el funcionamiento del título de
crédito y el ámbito de mercado en el que se encuentra inmerso, pues la validez y exigibilidad
del derecho consignado en el título no depende, en principio, de la causa, sino del título
mismo. Tan es así, que aun cuando el suscriptor pueda oponer al primer tenedor del título,
excepciones de carácter personal derivados de la relación causal, ello no sucede en principio,
cuando el título ha circulado, en cuyo caso, resulta evidente que el derecho consignado en el
documento es válido y exigible por sí mismo, con total abstracción de la causa. Debe tomarse
en cuenta, en este sentido, que en un juicio ejecutivo mercantil instaurado mediante la
presentación de un título de crédito, el único hecho que debe probar el actor es la suscripción
del título, para lo cual, el propio título constituye prueba idónea.
Lo anterior resulta jurídicamente concebible, si se considera que la suscripción misma del
título es un acto jurídico abstracto que crea una obligación: la obligación cambiaria, que es la
que se hace valer mediante la acción cambiaria directa en la vía ejecutiva mercantil.
La relación entre esta obligación cambiaria y el deber jurídico que constituye la causa
subyacente al título de crédito, puede ser de muy diversa índole, sirviendo de ilustración los
siguientes ejemplos: puede crearse la obligación cambiaria para sustituir a la obligación
causal, en cuyo caso existe novación, en términos del artículo 2213 del Código Civil para el
Distrito Federal, aplicable supletoriamente a la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, en términos de la fracción IV de su artículo 2o.; también puede garantizarse el
cumplimiento de la obligación causal mediante la obligación cambiaria; o bien, puede crearse
la obligación cambiaria como subsidiaria a la obligación causal, de manera que, cumplida una
de las dos, se extinga la otra.
Ahora bien, la materia de la contradicción versa sobre casos en los que ha prescrito la acción
cambiaria directa, y el actor afirma tener contra el demandado una acción causal, derivada de
los hechos que narra en la demanda, que de ser ciertos, conducen a la existencia de un hecho
o acto jurídico creador de una obligación jurídicamente exigible, esto es, una obligación que
no se extinguió por la misma prescripción, en términos de los párrafos primero y último del
artículo 168 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, en torno al cual se
suscita la discrepancia de criterios jurídicos materia de la presente contradicción de tesis, y
que a continuación se transcribe:
"Artículo 168. Si de la relación que dio origen a la emisión o transmisión de la letra se deriva
una acción, ésta subsistirá a pesar de aquéllas, a menos que se pruebe que hubo novación.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
"Esa acción debe intentarse restituyendo la letra al demandado, y no procede sino después de
que la letra hubiere sido presentada inútilmente para su aceptación o para su pago conforme a
los artículos 91 al 94 y 126 al 128. Para acreditar tales hechos, y salvo lo dispuesto en el
párrafo que sigue, podrá suplirse el protesto por cualquier otro medio de prueba.
"Si la acción cambiaria se hubiere extinguido por prescripción o caducidad, el tenedor sólo
podrá ejercitar la acción causal en caso de que haya ejecutado los actos necesarios para que el
demandado conserve las acciones que en virtud de la letra pudieran corresponderle."
Esto es, la litis planteada en este tipo de juicios, versa sobre títulos de crédito cuya causa
subyacente es, en términos de lo alegado, un acto jurídico que, a su vez, produce una
obligación jurídicamente exigible, mediante la acción respectiva, esto es, la acción causal a
que se refiere el último párrafo del precepto transcrito.
Es útil señalar en este apartado, que el término técnico jurídico de "acción" tiene, al menos,
un significado genérico y uno específico. La acción lato sensu, es el derecho que tiene
cualquier persona de poner en movimiento el órgano jurisdiccional del Estado; y la acción
strictu sensu, es el medio procesal tendente a solicitar que el órgano jurisdiccional declare la
existencia de un derecho determinado, por ser ello la consecuencia que la norma atribuye a
determinados hechos cuya actualización afirma el accionante: acción reivindicatoria, acción
de petición de herencia, acción cambiaria, acción de gestión de negocios, acción de compra,
de venta, de indemnización por daños, entre muchas otras.
Desde esta perspectiva, cuando en el último párrafo del artículo 168 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, se hace referencia a la "acción causal", no se indica el
derecho abstracto de poner en movimiento al órgano jurisdiccional, sino a una acción en
estricto sentido; y tampoco se hace referencia a una acción específicamente creada para el
caso de que se extinga la acción cambiaria directa; sino que se da este nombre a la acción
específica que se ejercitaría normalmente, si la relación que subyace a la emisión del título de
crédito se hubiera celebrado de manera lisa y llana, esto es, sin emitir un título cambiario.
Así, la acción causal puede ser la acción hipotecaria, prendaria, de compra, de arrendamiento,
de transacción, de gestión de negocios, o en fin, cualquier acción que tutele el derecho que se
pretende reclamar en juicio.
En este supuesto, conviene señalar que el tenedor de este tipo de títulos de crédito tiene a su
alcance dos acciones distintas para reclamar del suscriptor el crédito que dice tener a su
favor; la acción cambiaria directa y la acción causal.
Sin embargo, ello no significa que se trate de una misma obligación, exigible por dos vías
procesales distintas, sino que, en estricto sentido, se trata de dos obligaciones diferentes.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
De esta manera, se plantea la hipótesis de que dos personas celebraron un acto jurídico que en
sí mismo es perfecto y crea una obligación, como sería un mutuo o una novación y
reestructuración de crédito, tal como sucede en los juicios ********** y ********** que
contienden en la presente contradicción, respectivamente; pero además, documentan dicho
acto mediante la suscripción de un título de crédito que crea una obligación cambiaria.
En la hipótesis así expuesta debe concluirse, desde un punto estrictamente jurídico, que se
plantea la existencia de dos obligaciones, derivadas de dos fuentes distintas: el contrato por
una parte y la suscripción del título, por la otra.
Lo anterior, sin perjuicio de que ambas obligaciones puedan ser acumulativas, alternativas,
subsidiarias o incluso recíprocamente excluyentes, como sucede en el caso de que la
intención de las partes sea simplemente la creación de una obligación cambiaria mediante la
incorporación en el título de la obligación preexistente; para lo cual la ley establece como
mecanismos de tutela, entre otros, la devolución del título de crédito a cambio del pago de la
obligación cambiaria, o bien de la obligación causal.
Ahora bien, si en este tipo de situaciones transcurre el plazo de tres años establecido en el
artículo 165 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, sin que el acreedor haga
valer en juicio la obligación cambiaria, prescribe la acción cambiaria directa.
Esto no significa únicamente que cese la posibilidad de instaurar un juicio por la vía ejecutiva
mercantil, que corresponde a dicha acción, sino sobre todo, que se extingue sustantivamente
la obligación cambiaria.
En efecto, la prescripción no es una figura simplemente procesal, porque no afecta
únicamente a la acción; sino que también es de carácter sustantivo, porque implica la
extinción de una obligación por el transcurrir del tiempo, en términos de los artículos 1135 y
1136 del Código Civil para el Distrito Federal, aplicable supletoriamente a la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito. Dichos preceptos se transcriben a continuación:
"Artículo 1135. Prescripción es un medio de adquirir bienes o de librarse de obligaciones,
mediante el transcurso de cierto tiempo y bajo las condiciones establecidas por la ley."
"Artículo 1136. La adquisición de bienes en virtud de la posesión, se llama prescripción
positiva; la liberación de obligaciones, por no exigirse su cumplimiento, se llama
prescripción negativa."
Asimismo, resulta aplicable, en lo conducente, la jurisprudencia cuyos datos de localización,
rubro y texto se transcriben a continuación:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
"Novena Época
"Instancia: Primera Sala
"Jurisprudencia
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XXVII, febrero de 2008
"Materia(s): Civil
"Tesis: 1a./J. 174/2007
"Página: 179
"CHEQUES. LA PRESCRIPCIÓN PREVISTA EN LA FRACCIÓN I DEL ARTÍCULO 192
DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO OPERA UNA
VEZ FENECIDO EL TÉRMINO EXIGIDO, SIN NECESIDAD DE QUE EL LIBRADOR
DEMUESTRE EN JUICIO LA EXISTENCIA DE FONDOS SUFICIENTES PARA EL
COBRO DEL TÍTULO. La caducidad y la prescripción son dos instituciones jurídicas
distintas; la primera, a que se refiere el artículo 191 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, sólo afecta a la acción cambiaria en sí misma, impidiendo la
posibilidad de su ejercicio por el abandono del hacer procesal y no afecta al derecho
principal, sino únicamente a la acción que lo protege. En cambio, la prescripción de que trata
el artículo 192 de la ley mencionada, es una excepción perentoria que supone exclusivamente
el transcurso del tiempo, que aunque afecta básicamente a la obligación cuando se actualiza,
también impacta a la acción, es decir, es la exoneración de un derecho y de una obligación de
fondo que era exigible, y que supone no haberla ejercitado durante cierto tiempo. Esta figura
puede afectar tanto al derecho sustantivo principal como a la acción que lo protege, pero de
ser así, a ésta sólo la afecta como una consecuencia de la pérdida del principal. En
consecuencia, no hay razón alguna para pretender concatenar el requisito previsto en la
fracción III del artículo 191 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, respecto
a que el librador o sus avalistas demuestren que durante el término de presentación del
cheque se tuvieron fondos suficientes en poder del librado y se dejó de pagar por causa ajena
al librador, sobrevenida con posterioridad a dicho término, para que sea procedente la
prescripción de la acción cambiaria directa a que se contrae la fracción I del artículo 192 del
propio ordenamiento, ya que para ello sólo es menester acreditar que feneció el plazo de seis
meses exigido en este último numeral, desde luego, contado a partir del día siguiente de que
vencen los quince días para la presentación del cheque para su pago, previstos en el artículo
181, fracción I, de la ley mencionada."
De lo anterior se deriva lógicamente, que si el tenedor de un título de crédito es acreedor en
dos relaciones distintas de obligación, una derivada de un negocio jurídico cualquiera, y otra,
de la emisión del título de crédito, siendo exigibles ambas, y se extingue esta última
obligación por prescripción de la acción cambiaria directa, entonces resta al acreedor ejercitar
la acción causal, que no es otra que aquella acción que se derive del negocio jurídico que
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
subyace a la operación cambiaria; negocio que por sí mismo creó una obligación y que, por
tanto, puede ser exigida mediante la acción que corresponda al negocio de que se trate, como
si éste se hubiera celebrado de manera lisa y llana, como se ha mencionado.
Ahora bien, en este juicio instaurado mediante la acción causal, como en todo juicio, cobra
aplicación la norma adjetiva según la cual, el actor debe probar su acción. Tratándose, por
ejemplo, de un juicio mercantil, dicha norma encuentra su fundamento en el artículo 1194 del
Código de Comercio, en el que se establece lo siguiente:
"Artículo 1194. El que afirma está obligado a probar. En consecuencia, el actor debe probar
su acción y el reo sus excepciones."
Cabe aquí plantear la cuestión, por ende, relativa a lo que debe entenderse por "probar la
acción". La regla general aplicable es que el derecho no se prueba, sino los hechos. Esto
implica que no basta, ni tampoco es necesario, que el actor afirme que celebró con el
demandado un convenio de novación y reestructuración de crédito, como sucedió en uno de
los casos; pues tal afirmación conlleva una calificación jurídica de los hechos, que dentro del
juicio corresponde al Juez, porque es él quien juzgará, con base en lo alegado y probado, si
efectivamente se trata de un acuerdo de esa naturaleza jurídica, y sus consiguientes efectos de
derecho.
Esto es, lo que debe hacer el actor para probar su acción, es narrar hechos y luego probarlos,
y en el caso de que lo haga, será el Juez quien finalmente determine si los hechos narrados y
demostrados configuran un hecho o acto jurídico generador de la obligación que pretende
hacerse valer, y con base en ello juzgará lo conducente.
Lo anterior se conoce como la máxima da mihi factum, dabo tibi jus (dame los hechos y te
daré el derecho), que entre otras cosas implica, que para que un Juez se avoque al
conocimiento de una causa del orden civil, no es necesario que quien ejercita la acción para
poner en movimiento al órgano jurisdiccional, plantee su petición mediante el uso de
fórmulas solemnes, o que siquiera señale el nombre de la acción específica que está
ejercitando o el del hecho o acto jurídico que le faculta a ello, sino que es suficiente con que
formule claramente el alcance de su petición, basándose en los hechos que constituyan la
causa de pedir, y que, por supuesto, está obligado a demostrar.
El principio citado ha sido reiteradamente invocado por este Alto Tribunal, resultando
conveniente citar en este punto, dos de las tesis emitidas durante la Quinta y Sexta Épocas
por la anterior Tercera Sala, y cuyos datos de localización, rubro y texto se transcriben a
continuación:
"Tesis aislada
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
"Quinta Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: CXIX
"Página: 524
"ACCIÓN, SU PROCEDENCIA EN JUICIO. La Suprema Corte ha sustentado la tesis de
que ‘la acción procede en juicio aun cuando no se exprese su nombre, con tal de que se
determine con claridad la de ella, y la causa de la acción es el hecho invocado por una parte
que constituye el fundamento del derecho que se deduce contra la otra; de manera que la
pretensión de éstos por el actor no obliga al Juez, quien debe examinar ese material de hecho
desde todos los puntos de vista jurídicos posibles, independientemente de que el actor
relacione esos hechos con un punto de vista jurídico o con ninguno, y así el Juez puede
admitir la acción aún por razón jurídica distinta de la creída pertinente por el actor’.
"Amparo civil directo 1439/46. **********, **********. 22 de enero de 1954. Mayoría de
cuatro votos. Disidente: Felipe Tena Ramírez. Ponente: Rafael Matos Escobedo."
"Tesis aislada
"Sexta Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Cuarta Parte, XIX
"Página: 117
"
"HECHOS, FACULTADES DEL JUZGADOR PARA LA EXACTA CALIFICACIÓN DE
LOS. En cuanto al aforismo ‘da mihi factum, dabo tibi jus’, que son palabras que se suponen
en el Juez conocedor obligado del derecho objetivo, y que se expresa también en la otra
forma ‘curia novit jura’, debe decirse que si la acción se determina por el objeto y por la
causa de pedir, y no por el texto legal aplicable, al emplear el Juez el vocablo puede y debe
corregir la calificación errónea de la acción que hubiera hecho el actor, pero de ninguna
manera puede modificar ni el hecho generador de la pretensión hecha valer ni el objeto de la
acción.
"Amparo directo 7753/57. **********. 28 de enero de 1959. Cinco votos. Ponente: Gabriel
García Rojas."
Todo lo anteriormente expuesto, conduce el presente estudio a lo que es esencialmente
materia de la contradicción, y que se reduce a una mera cuestión de valoración probatoria. En
efecto, el punto de contradicción versa sobre si la relación causal subyacente a la emisión del
título de crédito, puede ser demostrada mediante dicho título de crédito y la confesión del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
demandado.
En este punto es necesario reiterar, que las pruebas sobre las que versa la contradicción de los
criterios que son discrepantes en cuanto a su valoración, tienen las siguientes características:
A) Se trata de un título de crédito abstracto, exhibido junto con la demanda, mediante la cual
pretende ejercitarse la acción causal, al haber prescrito la acción cambiaria directa. Es
importante esta precisión, pues pueden existir títulos de crédito causales, esto es, aquellos en
cuyo texto se describe la relación causal que les dio origen, cuya valoración es distinta a la
que se analiza en el presente estudio, y escapa a su objeto.
B) Se trata de una confesión judicial del demandado, exclusivamente en el sentido de que
suscribió el título de crédito.
Ahora bien, cada una de las pruebas señaladas, por su naturaleza, pueden sin duda alguna
generar convicción en el juzgador, según su libre apreciación, y más aún, adminiculadas entre
sí.
Sin embargo, debe determinarse el alcance probatorio de dichos medios de prueba. Lo
anterior, porque el hecho de que determinada prueba, por sus características formales o de
elaboración, esto es, por su continente, pueda producir valor probatorio pleno para demostrar
hechos en general, no significa que, por su contenido, pueda ser apto para demostrar los
hechos que afirma su oferente.
En estos términos, el título de crédito es un documento privado al que puede atribuirse valor
probatorio pleno, en función de la valoración integral del caudal probatorio; pero en caso de
que hubiera prescrito la acción cambiaria directa que pudiera derivarse del mismo, y en el
juicio instaurado mediante la acción causal, el alcance probatorio de dicho título se limita a
demostrar que existió una obligación cambiaria, esto es, el deber de pagar la cantidad y con
las modalidades establecidas literalmente en el documento.
En el mismo sentido, la confesión judicial de haber suscrito un título de crédito con
determinadas características, realizada con las formalidades de ley, sin duda hace prueba
plena de ese hecho precisamente, y por consiguiente, prueba también que existió una
obligación cambiaria con las características del título que fueron confesadas.
En suma, ambas pruebas descritas, ya sea individualmente o con mayor fuerza,
adminiculadas entre sí, pueden demostrar plenamente que existió una obligación de pago,
consignada en el propio título.
Sin embargo, la obligación de pago así demostrada, es la obligación cambiaria que se ha
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
extinguido por prescripción, y no la que se está reclamando mediante la acción causal. En
consecuencia, dichas pruebas demuestran que existió una obligación cuya fuente fue la
suscripción del título de crédito; pero nada prueban respecto de la existencia de la distinta
obligación cuya fuente fue la relación causal subyacente a esa relación cambiaria, esto es, el
mutuo, la novación con reestructuración de crédito, la compra, el arrendamiento, la gestión de
negocios, o cualquiera que sea la relación causal que el actor narra en su demanda.
Lo anterior es así, pues como se ha establecido, existieron dos obligaciones distintas en la
operación que dio origen al tipo de juicio que se analiza: la obligación causal y la obligación
cambiaria. Pero al haberse extinguido la cambiaria, se ejerce la acción correspondiente a la
obligación causal, y para que ésta proceda, el actor debe demostrar que existió la fuente de
obligaciones, como el contrato que en su concepto dio origen a dicha obligación causal; ello,
con base en el artículo 1194 del Código de Comercio citado con antelación.
En estos términos, para probar la acción causal, el actor debe demostrar que existió la
relación causal, que es distinta e independiente del título de crédito, y no se deriva del mismo.
No es válido sostener, por otro lado, que la negación de la relación causal descrita por el
actor, implica una afirmación por parte del demandado, en el sentido de que existió otra
relación causal, por el hecho de que detrás de todo título de crédito existe una relación causal
y que, por ende, resultaría aplicable, tratándose de juicios mercantiles, el artículo 1195 del
Código de Comercio, que a la letra dice:
"Artículo 1195. El que niega no está obligado a probar, sino en el caso en que su negación
envuelva afirmación expresa de un hecho."
Lo anterior es así, porque la negativa del demandado no implica la afirmación de un hecho
concreto, sino en todo caso, puede implicar la afirmación de infinidad de hechos, tantos como
relaciones causales puedan existir subyacentes al título de crédito. En este sentido, resulta
contrario a derecho sostener que pesa sobre el demandado la carga probatoria para demostrar
la causa de la acción ejercitada por el actor.
Tampoco podría sustentarse válidamente, que el título de crédito y la confesión judicial
descritas, constituyen un indicio que pruebe la relación causal.
Efectivamente, el indicio o prueba presuncional, en este caso la presuncional humana, es la
consecuencia que el Juez deduce de un hecho conocido para averiguar la verdad de otro
desconocido, cuando del hecho debidamente probado se deduce otro que es consecuencia
ordinaria de aquél, en términos de los artículos 1277 y 1279 del Código de Comercio,
aplicables tratándose de juicios mercantiles, en los que se establece lo siguiente:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
"Artículo 1277. Presunción es la consecuencia que la ley o el Juez deducen de un hecho
conocido, para averiguar la verdad de otro desconocido: la primera se llama legal, y la
segunda humana."
"Artículo 1279. Hay presunción humana cuando de un hecho debidamente probado se deduce
otro que es consecuencia ordinaria de aquél."
Efectivamente, podría argumentarse que el hecho conocido y debidamente probado mediante
el título de crédito y la confesión, consistente en la suscripción del título de crédito y, por
ende, el hecho de que existió una obligación cambiaria, tiene como consecuencia ordinaria
reconocer que existió una relación causal, porque normalmente, detrás de un título de crédito
existe una relación causal. Pero no basta tener por acreditada una relación causal cualquiera,
sino que debe demostrarse precisamente la existencia de la relación causal narrada por el
actor.
En este sentido, podría alegarse también que, de ordinario, la pretensión del actor es hacer
valer la obligación derivada de la relación causal subyacente al título de crédito que exhibió,
debido a que el actor tiene la obligación de presentar ese título de crédito al ejercitar la acción
causal. Esta presunción podría configurarse como una derivación de la presunción general de
buena fe que rige en materia civil; esto es, salvo prueba en contrario a cargo del demandado,
se presume que el actor no pretende hacer valer una obligación distinta, sino cumplir de
buena fe con su deber de presentar el título al ejercitar la acción derivada de la relación causal
subyacente.
Sin embargo, esta presunción no es suficiente para tener por demostrada la relación causal,
pues el hecho desconocido a cuya demostración se llega, por considerarlo consecuencia
ordinaria de la suscripción del título de crédito exhibido con la demanda, es que existió una
relación causal y que el actor pretende fundar en ella su pretensión. Pero no se demuestra que
esa relación causal es precisamente la descrita por el actor, como hecho o acto jurídico fuente
de la obligación, o que la descripción de dichos hechos es veraz.
Efectivamente, como se ha establecido anteriormente, la prueba de la acción consiste en la
exposición y demostración de hechos que el juez debe valorar para calificar, con base en la
causa de pedir, la calidad jurídica que debe atribuírseles, así como la consecuencia de
derecho que generan.
Pero en caso de que se admitiera que con el título de crédito y la confesión de su suscripción
se demostrara indiciariamente la relación causal y, por ende, la procedencia de la acción
causal, esta operación jurisdiccional sería imposible, si como sucedió en uno de los casos, el
actor se limita a afirmar que celebró un mutuo con el demandado, en cuyo supuesto no sólo
se tendrían por demostrados hechos que ni siquiera se han mencionado, sino que se les
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
tendría que atribuir la calificación jurídica de "contrato de mutuo", que deriva no de un
pronunciamiento jurisdiccional, sino de una afirmación de la parte actora.
Ahora bien, sería incorrecto afirmar que debe tenerse por demostrada la relación causal y la
procedencia de la acción causal, con base en el indicio que produce la suscripción del título
de crédito, en función de que el actor narre correctamente los hechos que la producen, porque
ello equivaldría a hacer depender la procedencia de una acción de la claridad con que se
expongan los hechos en que la misma se funda, con lo cual también se violaría el principio de
da mihi factum, dabo tibi ius. Además, se insiste, lo único que se prueba con la presunción
que ha quedado descrita, es que los hechos fundatorios de la acción, de ser ciertos, tienen el
calificativo de ser relación causal del título de crédito exhibido, pero no puede tener como
alcance la presunción de la veracidad de dichos hechos, porque ello implica presumir que el
actor narró correctamente tales hechos, lo cual es a su vez un hecho desconocido que no es
consecuencia ordinaria del hecho conocido, consistente en la suscripción del título de crédito,
ya que podría suceder con la misma probabilidad, que el actor narre los hechos de manera
incorrecta o imprecisa.
Cobra aplicación en este sentido, la tesis sustentada por la anterior Tercera Sala de este Alto
Tribunal, cuyos datos de localización, rubro y texto son los siguientes:
"Séptima Época
"Instancia: Tercera Sala
"Tesis aislada
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"217-228, Cuarta Parte
"Página: 260
"PRUEBA PRESUNCIONAL. SU CORRECTA VALORACIÓN.-Para la correcta
apreciación de la prueba presuncional, es menester que se encuentren plenamente probados
los hechos de los cuales se deriven las presunciones, y que exista un enlace más o menos
necesario entre la verdad conocida y la que se busca, mediante el examen de las pruebas
admitidas, una frente a otra y enlazándolas entre sí lógicamente, de modo que de los hechos
probados no se deduzcan presunciones contrarias, de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 1279 del Código de Comercio, en cuanto establece: ‘Hay presunción humana cuando
de un hecho debidamente probado se deduce otro que es consecuencia ordinaria de aquél’.
"Amparo directo 8242/85. **********, **********. 28 de octubre de 1987. Unanimidad de
cuatro votos. Ponente: Ernesto Díaz Infante. Secretario: Tarcisio Obregón Lemus."
De conformidad con lo anterior, el hecho de que el Juez tenga frente a sí como caudal
probatorio, por una parte, el título de crédito y la confesión de su suscripción; y por la otra, la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
narración realizada por el actor respecto de los hechos que, sin calificación jurídica, fundan
su demanda; entonces el Juez podrá tener por plenamente probado, que existió una obligación
cambiaria incorporada en el título, aunque ya se extinguió por prescripción; y puede presumir
que bajo dicha obligación cambiaria yace una relación causal, y también puede presumir que
es la intención del actor ejercitar la acción de dicha relación causal, debido a la exhibición del
título, y que de ser ciertos los hechos planteados en la demanda, los mismos dieron origen a
una relación jurídica cuya naturaleza determinará el propio Juez. Sin embargo, al Juez le
seguirá faltando el principal elemento para resolver, a saber, si se encuentran o no probados
los hechos fundatorios de la demanda.
Considerar lo contrario, esto es, que con la simple exhibición del título de crédito, inclusive
adminiculado con la confesión del demandado en el sentido de que lo suscribió, se demuestra
directa o indiciariamente la relación causal subyacente y, por ende, la procedencia de la
acción causal, no solamente implicaría revertir injustamente la carga de la prueba al
demandado, sino que además, podría desvirtuar la naturaleza del juicio instaurado mediante
la acción causal.
Efectivamente, el mandamiento legal, según el cual el actor debe probar su acción, no debe
interpretarse en el sentido de que sea suficiente que el actor demuestre que existió una
obligación de pago consignada en el título, y que de manera inmediata, dicha obligación deba
tomar la forma del negocio que unilateralmente describa el actor en su demanda, lo cual
implicaría arrojar al demandado la carga de probar, no solamente sus excepciones, sino
además, que no existió el negocio narrado por el demandado, o peor aun, que sí existió un
negocio, pero distinto al narrado, pues ello implica obligar al demandado que pruebe a favor
del actor, los hechos que son causa de su demanda, y además deba desvirtuarlos mediante
alguna excepción o defensa. Tal extremo sería contrario a lo expresamente establecido en el
artículo 1198 del Código de Comercio, que a continuación se transcribe:
"Artículo 1198. Las pruebas deben ofrecerse expresando claramente el hecho o hechos que se
trata de demostrar con las mismas, así como las razones por los (sic) que el oferente
considera que demostrarán sus afirmaciones; si a juicio del tribunal las pruebas ofrecidas no
cumplen con las condiciones apuntadas, serán desechadas, observándose lo dispuesto en el
artículo 1203 de este ordenamiento. En ningún caso se admitirán pruebas contrarias a la
moral o al derecho."
De dicho precepto se desprende que no basta con acreditar que existió una obligación de pago
indeterminada, sino que el actor debe probar los hechos de los que se deriva la obligación
específica que reclama.
Pero además, se afirma que se desvirtuaría posiblemente la naturaleza del juicio en que se
actúa, pues tal naturaleza depende de la acción causal que se ejercite.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 10/2009.
Efectivamente, no es igual el juicio tramitado con base en la acción derivada del mutuo, que
el tramitado con base en la acción para reclamar incumplimiento del pago de rentas en un
arrendamiento, o en la acción de daños y perjuicios por el incumplimiento de la obligación
consistente en entregar un bien inmueble, o en la acción tramitada en la vía especial
hipotecaria, etcétera. En cada caso, el juicio se sigue mediante un trámite diferente, e incluso
en una vía determinada y diversa; y sobre todo, en cada caso el actor debe probar hechos
distintos. Sostener que el título de crédito es suficiente para demostrar la relación causal, y
que pesa sobre el demandado la carga de probar que la relación causal es otra, podría implicar
que se exija al demandado que solicite la corrección de la vía seguida, en su propio perjuicio,
lo cual se estima contrario al principio de equidad procesal.
Consecuentemente, esta Primera Sala concluye que debe prevalecer, con el carácter de
jurisprudencia obligatoria, en términos del último párrafo del artículo 192 de la Ley de
Amparo, la tesis que a continuación se precisa, debiendo ordenarse su publicación en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, para los efectos señalados en el precepto
legal mencionado.
"TÍTULOS DE CRÉDITO. LA PRESENTACIÓN DEL TÍTULO SUSCRITO POR EL
DEMANDADO, ADMINICULADO CON SU CONFESIÓN EN EL SENTIDO DE QUE
LO SUSCRIBIÓ, Y LA NARRACIÓN DE LA RELACIÓN CAUSAL SUBYACENTE EN
LA DEMANDA, DESPUÉS DE PRESCRITA LA ACCIÓN CAMBIARIA DIRECTA, SON
INSUFICIENTES PARA PROBAR LA ACCIÓN CAUSAL.-La acción causal a que se
refiere el artículo 168 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, que subsiste
después de prescrita la acción cambiaria directa, es aquella que eventualmente puede derivar
de la relación causal que subyace a la suscripción del título de crédito, por lo que el juicio en
que se ejercite dicha acción se regirá por las normas aplicables a la naturaleza de la acción de
que se trate, en tanto que puede ser cualquiera que tutele el derecho que pretende reclamarse.
Así, el actor debe probar en el juicio su acción, es decir, narrar y demostrar los hechos cuya
actualización, en su concepto, dieron origen a la relación causal, a fin de que el juez los
valore y les atribuya la calidad y consecuencias jurídicas que en derecho procedan. Por ello y
en virtud de que para probar la acción causal debe acreditarse la existencia de la relación
causal, que es distinta e independiente del título de crédito, se concluye que la presentación
del título suscrito por el demandado, adminiculado con su confesión en el sentido de que lo
suscribió, y la narración de la relación causal subyacente en la demanda, después de prescrita
la acción cambiaria directa, son insuficientes para probar la acción causal, pues si bien tales
probanzas pueden demostrar que existió la obligación cambiaria, no prueban la existencia de
la distinta obligación cuya fuente es la relación causal subyacente en esa relación cambiaria.
En efecto, el hecho de que determinada prueba, por sus características formales o de
elaboración, es decir, por su continente, pueda producir valor probatorio pleno para demostrar
hechos en general, no significa que, por su contenido, sea apta para acreditar los hechos que
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afirma su oferente; de ahí que en el supuesto referido el alcance probatorio tanto del título de
crédito como de la confesión judicial se limita a demostrar la existencia de la obligación
cambiaria extinguida por prescripción, e incluso indiciariamente pueden demostrar que el
actor, de buena fe, pretende hacer valer la acción derivada de la relación causal subyacente a
la suscripción del título, pero con ello no se demuestra que los hechos narrados sean ciertos, y
mucho menos que merezcan la valoración jurídica que hace procedente la acción, pues tal
extremo no es consecuencia ordinaria del hecho conocido demostrado. Además, no es
jurídicamente válido revertir la carga probatoria en perjuicio del demandado para que, en su
caso, demuestre no solamente lo que argumenta en sus excepciones o defensas, sino la
verdadera naturaleza de la relación causal en que se sustenta la demanda, pues ello, además
de implicar una indebida carga probatoria, puede desvirtuar la naturaleza del juicio entablado
en su contra, que debe tramitarse en la vía y con los requisitos correspondientes a la
naturaleza de la acción causal."
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe la contradicción de tesis a que este expediente se refiere, en los
términos del considerando cuarto de esta resolución.
SEGUNDO.-Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de conformidad con la tesis
redactada en el último considerando del presente fallo.
TERCERO.-Dese publicidad a la tesis de jurisprudencia que se sustenta en la presente
resolución, en términos del artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese; con testimonio de la presente resolución a los Tribunales Colegiados
contendientes y, en su oportunidad, archívese el presente toca como asunto concluido.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría de
tres votos de los señores Ministros: José Ramón Cossío Díaz, Juan N. Silva Meza (ponente) y
Olga Sánchez Cordero de García Villegas. En contra de los votos emitidos por los señores
Ministros José de Jesús Gudiño Pelayo y presidente Sergio A. Valls Hernández, quienes
manifestaron que formularán voto particular.
En términos de lo previsto en el artículo 3, fracciones II y III, de la Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra
en ese supuesto normativo.
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1. Martínez, Derecho Mercantil, Bosh, Casa Editorial, S.A., Barcelona, 1979, página 417.
2. Messineo, Manual de Derecho Civil y Comercial, Tomo VI, Ediciones Jurídicas EuropaAmérica, Buenos Aires, 1979, página 373.
3. Tena, Derecho Mercantil, décima octava edición, Editorial Porrúa, México, 1999, página
464.
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