El El perseguidor. perseguidor.

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Julio Cortázar impregnado de Jazz: apuntes para la comprensión musical en El
perseguidor. Mikhail Alec Ivan Carbajal Moreno
Contexto espaciotemporal de El perseguidor.
El perseguidor, publicada en 1959, forma parte del libro “Las armas secretas”.
Espacio: París
Fecha aproximada dentro del texto: Entre 1955 y 1959,Johhny es el protagonista, lleva en
parís un tiempo indefinido, pero ha llegado a París en 1951: “Marcel está seguro que
Johnny va a repetir su formidable éxito de 1951, cuando vino por primera vez a París.” P.
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En una duración probable de entre un mes a tres meses dentro de la obra, El tiempo
permanece elástico, el diario ficticio del narrador no se encuentra fechado, por lo que su
continuidad temporal se ve difuminada en los días y se ve centrada en los actos que
circundan al protagonista Johhny Carter. Las alusiones históricas del texto se ven ajenas a
la situación de la Guerra Fría, la Guerra de Corea y las crisis económicas europeas. De
igual manera el texto se divorcia lingüísticamente de sus orígenes argentinos, o incluso aún,
latinoamericanos. La narración evita el voseo, lo que determina que Bruno, el narrador, es
francés, evocando al lector a imaginar que los apuntes del crítico, Bruno, son
auténticamente los del arquetipo del escritor francés. El perseguidor no ve a los personajes
desde lo latinoamericano, sino lo argentino:
“Y yo con sangre en el ojo, simplemente porque no ha querido decirme nada más sobre el
libro, y en realidad no he llegado a saber qué piensa del libro que tantos miles de fans
están letendo en dos idiomas (muy pronto en tres, y ya se habla de la edición española,
parece que en Buenos Aires no solamente se tocan tangos.)” p.132
El narrador, un crítico de jazz, llamado Bruno, se enfoca en tópicas referentes a la música,
elabora descripciones de sus encuentros con el saxofonista Johhny, que se encuentra en un
declive profesional. En la obra se muestran pequeñas referencias a que el personaje lleva un
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tiempo indeterminado, no mayor a un año en París, en donde se encuentra grabando junto a
otros estelares de la música.
El París cortazariano trazado en este cuento, permite ver un interés esnobista por la
música importada de Estados Unidos. Bruno esboza un microuniverso centrado en el
interés común de todos los personajes por la música; la diferencia de clases sociales se ve
sutilmente difuminada. La Marquesa, personaje que funge como el mecenas de Johhny,
quien en ocasiones le proporciona dinero y marihuana, está en la cúpula alta, seguida de los
demás personajes que mediante sus diálogos nos indican pertenecer a una clase media-alta,
conocedores de música, colegas en estudios de grabación, el propio Bruno que participa
como un exitoso crítico de jazz, y contrastando finalmente con Johhny y Dédeé, quienes al
inicio del relato, anticipan un periodo de miseria, viviendo al día en un sitio marginal. No
obstante, el contraste de la vida de Johhny no causa denuncia, Cortázar opta por señalar
únicamente los estragos del caótico estilo de vida del músico, enfocándose en cuestiones
psicológicas que permanecen en el discurso de Johhny Carter.
Sobre la elasticidad temporal, Garcés opina que: “En El perseguidor, por ejemplo[…]
Cortázar pone en boca de Johnny Carter ciertas ideas sobre el arte y el tiempo. Pero como
se supone que Johnny es un artista inspirado, antiintelectual, prácticamente un salvaje, lo
obliga a recitar esas peroratas en forma entrecortada, con abundancia de puntos suspensivos
y de la interjección eh. (Para mostrar que es un artista le da una existencia miserable, una
muerte prematura y un biógrafo innoble.)” (Garcés) Aquí por tanto, Cortázar opta, según la
visión de Garcés, por revelar a un músico caótico, arquetípico, lleno de contradicciones y
de frustraciones, revelando también una crisis existencial. Sólo mediante el hecho de tocar
fondo, podemos apreciar el genio no musical, sino el humano en el protagonista, que
mantiene diálogos metafísicos, a veces incomprendidos por el narrador, Bruno, quien no
consigue difuminar entre si lo que responde Johhny responde a una inquietud ontológica o
bien, los estragos de la marihuana.
“Esto del tiempo es complicado, me agarra por todos lados. Me empiezo a dar cuenta poco
a poco que el tiempo no es como una bolsa que se rellena. Quiero decir que aunque cambie
el relleno, en la bolsa no cabe más que una cantidad y se acabó.” P. 87
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Apuntes y comentarios sobre El perseguidor. Presencia de los personajes reales vs. Los
ficticios.
De sobra está mencionar que Johhny Carter es un homenaje al sax alto Charlie Parker, en el
epígrafe del cuento encontramos un emblemático: In memoriam Ch. P. no obstante, en
palabras del maestro Jaime Villarreal: “El nombre elegido por Cortázar para su
protagonista, Johnny Carter, nació de la unión de los nombres de dos maestros del saxofón
en el jazz, predecesores de Charlie Parker: Johnny Hodges y Beny Carter. Charlie Parker,
nacido en plena época del jazz clásico, asimiló a la perfección las enseñanzas de estos dos
grandes ejecutantes.” (Villarreal, 2008).
El primer versus entre la ficción y la realidad, ocurre cuando Bruno hace referencia a un
recuerdo:“Me he acordado de un ensayo antes de una grabación, en Cincinnati […] en el
cuarenta y nueve o cincuenta. Johhny estaba en gran forma en esos días, y yo había ido al
ensayo nada más que para escucharlo a él y también a Miles Davis.” p. 82 En esto,
entendemos que dentro de la obra, Johnny toma el lugar de Charlie Parker en la vida real,
interpretando junto a un grande del bebop, Miles Davis.
“ ‘ Esto ya lo toqué mañana, es horrible, Miles, esto ya lo toqué mañana.’ […] a partir de
entonces todo anduvo mal, Johhny tocaba sin ganas y deseando irse (a drogarse otra vez,
dijo el técnico de sonido muerto de rabia), y cuando lo vi salir, tambaleándose y con la
cara cenicienta, me pregunté si eso iba a durar todavía mucho tiempo.” p. 83 En este
fragmento, se evidencia el carácter de Johhny, intempestivo, se revela un abuso a las
drogas, que le han propiciado actitudes descabelladas, Cortázar retrata los ataques de ira y
de frustración que ocurrían a Charlie Parker. A través de Johhny, delirando, alucinando,
expresando frases metafísicas, contradictorias, generando así el descontento de los demás
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músicos que trabajan con él, quienes en cierta manera permiten su actitud, entendiendo que
Johhny es “el astro”.
En otra parte, cuando Bruno y Johhny conversan sobre el libro, y el músico trae a
colación a un personaje emblemático del siglo XX, “tu libro está bien porque… porque no
tiene urnas, Bruno. Es como lo que toca Satchmo, toca tan limpio, tan puro. ¿A ti no te
parece que lo que toca Satchmo es como un cumpleaños o una buena acción? […]” p.139.
Satchmo, es el apodo del trompetista Louis Armstrong (1901-1971), dentro del universo del
perseguidor, mantiene su papel, el de una luminaria pura, admirada por Johnny, sólo
mencionado como uno de los grandes.
Otra referencia real versus ficticia, ocurre cuando Johhny, le responde lo que sucede
en sus visitas con el médico: “El doctor Bernard es un triste idiota […] me dirá que le gusta
muchísimo el jazz, por ejemplo Ray Noble.” P. 83 Ray Noble fue un compositor y músico
británico, que dentro del espacio temporal del cuento, en aquel momento se encontraba
trasmitiendo en Reino Unido, programas radiofónicos. Noble (1903- 1978), que en esta
referencia, es escuchado por el doctor de Johhny, es el primer músico mencionado en El
perseguidor, que no es propiamente norteamericano, es decir, se habla de un conocimiento
snob, y quizás hasta comercial de la música Europea como sinónimo o respuesta a los
crecientes ritmos estadounidenses.
Como referencias adicionales, tenemos a Referéndum Down Beat. (p.139) que fue una
revista popular de jazz, aún editada. Las canciones Out of nowhere. (p.124), The cage de
Charles Ives p.129, My Willow tree de Alton Ellis. (p. 99) y una mención a Lionel “Hamp”
Hamptom con su canción “Save it, pretty mamma”: “ Si te contara […] cómo Hamp
tocaba Save it, pretty mamma y yo escuchaba cada nota, entiendes, cada nota, y Hamp no
es de los que se cansan.” (p.91)
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Amorous y Lover man:
Una escena nuclear en El perseguidor, ocurre cuando al protagonista le informan sobre la
grabación de Amorous, en donde Johnny entró al escenario y rechistó durante algún tiempo.
Influenciado por las drogas, el músico graba dos piezas, la primera Amorous y la segunda
Streptomycine. “Comprendo que le enfurezca la idea de que vayan a publicar Amorous,
porque cualquier se da cuenta de las fallas, del soplido perfectamente perceptible que
acompaña algunos finales de frase, y sobre todo la salvaje caída final, es anota sorda y
breve que me ha parecido un corazón que se rompe, un cuchillo entrando en un pan.” P.
117.
Fuera de la ficción, Charlie Parker, retratado en Johnny, tuvo una caótica grabación el 26 de
julio de 1946, en la cual se presentó alcoholizado y seriamente en los efectos de la cocaína.
The Bird, como se le conocía, grabó Lover man, que pese a su estado físico, resultó ser una
pieza aplaudida por la crítica. Posterior a aquello fue hospitalizado en Camarillo, en donde
estuvo más de seis meses retirado de todo ámbito musical.
El Bruno crítico frente al Johnny en la miseria.
Si bien, el pasado caótico de Johhny es evidente desde un principio, a lo largo del cuento se
nos revela poco a poco que en Estados Unidos no le iba bien del todo, que se encuentra
viajando y buscando oportunidades en Europa, donde su fama crece a necesidad del público
y consigo, Johhny se ve encerrado en el escape de las drogas. “[…] en casa el tiempo no
acababa nunca, sabes. De pelea en pelea, casi sin comer. Y para colmo la religión[…]
Cuando el maestro me consiguió un saxo que te hubieras muerto de risa si lo ves, entonces
creo que me di cuenta en seguida. La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que
una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me
metía en el tiempo. Pero entonces hay que creer que este tiempo no tiene nada que ver
con… bueno, con nosotros, por decirlo así.” P. 85
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Bruno en su objetividad de crítico, busca abandonar todos sus juicios morales y
éticos, sin embargo, también llega a una serie de divagaciones respecto a la condición de
Johnny, el músico pasa de ser su objeto de estudio y de fama, a ser su amigo, a ser una
persona de interés a la que no siempre se debe de percibir y analizar, sino apoyar. Bruno
desde el inicio del relato acude a ver a Johhny, que se encontraba convaleciente, cruza
palabras con él. Busca acercársele como un buen amigo, cada vez que lo ve y entablan
conversaciones, Bruno emite juicios, hace comentarios respecto a lo que es Johnny,
respecto a lo que es su amigo, más que el fulano sobre el que escribe: “ La droga y la
miseria no saben andar juntas. Pienso en la música que se está perdiendo en las docenas de
grabaciones donde Johhny podría seguir dejando esa presencia, ese adelanto asombroso que
tiene sobre cualquier otro músico.” P. 86
Aunque el libro de Bruno V. no aparece más que en referencias, podemos deducir
que el éxito es apabullante, que le ha generado una buena reputación y que ha sido
traducido a más de cinco idiomas “(se está vendiendo como la coca-cola)”, Bruno no se
acerca a Johnny en búsqueda o remordimiento por esa superposición del éxito de uno sobre
la miseria del otro, Bruno en ocasiones se perpetua como un cínico, adinerado, que sin
embargo se mantiene al margen, duda, se angustia por los comentarios metafísicos y
existenciales de Johhny: “Soy un crítico de jazz lo bastante sensible para conocer mis
limitaciones […] él está al principio de su saxo mientras yo vivo obligado a conformarme
con el final.” P. 86
Pero el individualismo del autor aclamado, no hace que Bruno permanezca ajeno a
Johnny, al contrario, siendo su biógrafo, se convierte a su vez en el que mejor puede
comprenderlo, comprender los miedos del músico, sólo comprender, pues su papel no es el
de ayudar sino el de atestiguar: “ Me da rabia que Art Boucaya, Tica o Dédée no se den
cuenta de que cada vez que Johhny sufre, va a la cárcel, quiere matarse, incendia un
colchón o corre desnudo por los pasillos de un hotel, está pagando algo por ellos, está
muriéndose por ellos. […] sin saberlo, pobre saxofonista, con todo lo que esta palabra tiene
de ridículo, de poca cosa, de uno más entre tantos pobres saxofonistas.”p. 120
Así mismo Bruno, parece comprender que la vida de Johnny no ha sido fácil en
Estados Unidos, pero que en su casa, en su tierra al menos, Johnny podrá disfrutar de algo
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similar a la fama que ha obtenido en París, el narrador, Bruno, no sabe cómo actuar,
tampoco funge como redentor, sólo observa y opina con meticulosidad: “Ella (Dedeé) es
una buena chica […] pero tengo que librarme de ella, volver a Nueva York. Sobre todo
tengo que volver a Nueva York, Bruno.
-¿Para qué? Allá te estaba yendo peor que aquí. No me refiero al trabajo, sino a tu vida
misma. Aquí parece que tienes más amigos.” P. 89
Dentro del margen de la obra, Bruno, aparentemente bueno en lo que hace, opina un
poco sobre la explosión musical, que responde más a una moda o un boom que a una
necesidad estética, criticando el devenir de la música, las múltiples respuestas musicales
que van del Jazz, Swing, bebop, jazz cool respectivamente: “[…] los interesados pueden
leer mi libro sobre Johhny y el Nuevo estilo de la posguerra, pero bien pedo decir que el
cuarenta y ocho – digamos hasta el cincuenta – fue como una explosión de la música, pero
una explosión fría, silenciosa, una explosión en la que cada cosa quedó en su sitio y no
hubo gritos ni escombros, pero la costra de la costumbre se rajó en millones de pedazos y
hasta sus defensores (en las orquestas y en el público) hicieron una cuestión de amor
propio de algo que ya no sentían como antes.” P. 96
Su condición de crítico se expresa tenazmente en el siguiente fragmento: “Este jazz desecha
todo erotismo fácil, todo wagnerianismo por decirlo así, para situarse en un plano
aparentemente desasido donde la música queda en absoluta libertad. […] entonces, dueño
de una música que no facilita los orgasmos ni las nostalgias, de una música que me gustaría
poder llamar metafísica, Johnny parece contar con ella para explorarse, para morder en la
realidad que se le escapa todos los días.” P. 105
Conclusiones:
El perseguidor, emblemática obra de Cortázar, se distanció de ese boom latinoamericano,
exótico por la ficción, por los personajes misteriosos (que él mismo presentó en Bestiario).
Con este cuento, Cortázar puro develar su afición al jazz, que luego consolidaría en La
vuelta al día en ochenta mundos y El último round. Sin poder negar las referencias a
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Charlie Parker, ni su afición a Louis Armstrong, también en su novela, Rayuela, que le
generó el éxito mundial, pudo incluir los pensamientos existenciales sobre el tiempo, sobre
el azar. Sobre la música y sobre un París centro del mundo, cosmopolita donde la
multiculturalidad y las coincidencias se convierten poco a poco en algo propio no del
escritor, sino del ser humano.
El Perseguidor marcó esa brecha entre el modo de percibir al artista genio, incomprendido,
indomable. Evadiendo a la vida, persiguiendo algo. Bruno, en el libro sobre Johnny,
sintetizó en una frase tanto contenido retórico sobre la música y el estilo de vida de los
amantes del jazz: Six months, six, sax, sex.
Referencias
Cortázar, J. (1983). La vuelta al día en ochenta mundos Tomo I. España: Siglo XXI Editores.
Cortázar, J. (1983). La vuelta al día en Ochenta mundos Tomo II. España: Siglo XXI Editores.
Cortázar, J. (1986). Último Round. México D.F: Siglo XXI Editores.
Cortázar, J. (1989). Las Armas Secretas. Argentina: Sudamericana - Planeta.
Cortázar, J. (1993). El Perseguidor. México, D.F.: Alianza Cien.
Crespo, A. (1995). Confieso que he vivido y otras entrevistas. Buenos Aires: LC Editores.
David, R., & Holley, V. (1998). Jazz para principiantes. Buenos Aires: Era Naciente.
Garcés, G. (2004). Instrucciones para criticar a Cortázar. Obtenido de
http://www.letraslibres.com/revista/letrillas/instrucciones-para-criticar-cortazar
Villarreal, J. (2008). La crítica Catártica en "El perseguidor" de Julio Cortázar. Armas y letras, 3239.
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