San Salvador, a las doce horas y treinta minutos del doce de n

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577 Ahuachapán
SALA DE LO CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las
doce horas y treinta minutos del doce de noviembre de dos mil tres.
El presente recurso de casación ha sido interpuesto por el licenciado Hitler Stanley Santos
Dueñas, apoderado de los señores César Augusto Valdivieso Menéndez y Eleonor Alicia
Pérez, conocida por Alicia Leonor Valdivieso Menéndez, contra la resolución de las doce
horas del veintiséis de octubre de mil novecientos noventa y cinco, pronunciada por la
Cámara de la Tercera Sección de Occidente, que decide el recurso de apelación de la
interlocutoria pronunciada por el Juzgado de lo Civil de Ahuachapán, de las once horas del
diez de febrero de mil novecientos noventa y cinco, en las diligencias de aceptación de
herencia del causante Fausto Valdivieso Menéndez, promovidas por el impetrante en el
carácter indicado.
Han intervenido en ambas instancias, así como en casación, los impetrantes, por
medio de su apoderado Santos Dueñas.
VISTOS LOS AUTOS,
Y CONSIDERANDO:
I. El Juez a quo en su interlocutoria dijo: """""Por las razones expuestas y disposiciones
legales citadas, se resuelve:----- Declárase sin lugar la aceptación de herencia intestada del
causante doctor Fausto Valdivieso Menéndez, quien falleció, a las catorce horas y quince
minutos del día cinco de abril de mil novecientos cincuenta y siete, en el kilómetro
veintiocho de la Carretera Panamericana, en jurisdicción de Colón del departamento de La
Libertad, habiendo sido su último domicilio el de esta ciudad, solicitada a Fs. 1, por los
señores César Augusto Valdivieso Menéndez y Eleonor Alicia Pérez, conocida por Alicia
Leonor Valdivieso Menéndez, ambos en su calidad de hijos naturales del expresado
causante""""".
II. La Cámara sentenciadora en su resolución sostuvo: """""POR TANTO: De conformidad
a las razones expuestas, disposiciones legales citadas y Arts. 1089 y 1090 Pr. C.,
DIJERON: Confírmase en todas sus partes por estar arreglada a derecho la sentencia
interlocutoria venida en grado de apelación que declara sin lugar la aceptación de herencia
intestada del causante doctor Fausto Valdivieso Menéndez, solicitado por los señores César
Augusto Valdivieso Menéndez y Eleonor Alicia Pérez, conocida por Alicia Leonor
Valdivieso Menéndez, ambos en su calidad de hijos naturales del expresado causante. No
hay especial condenación en costas. En su oportunidad vuelva la pieza principal al Juzgado
de su origen con la certificación correspondiente.----- Esta sentencia se formó con los votos
de los señores Magistrados licenciado Juan Carlos Solano Marciano y doctor José Ovidio
Valdés Cortéz""""".
III. Inconforme con lo decidido por la Cámara sentenciadora, el licenciado Santos Dueñas
recurre en casación y manifiesta: """""Que he sido notificado legalmente de la sentencia
interlocutoria con carácter de definitiva pronunciada por Vos, en el incidente de apelación
suscitado en las diligencias de jurisdicción voluntaria relativas a la aceptación de herencia
que a su defunción dejó el doctor FAUSTO VALDIVIESO MENÉNDEZ, que en nombre y
representación de los señores CÉSAR AUGUSTO VALDIVIESO MENÉNDEZ y
ELEONOR ALICIA PÉREZ o ALICIA LEONOR VALDIVIESO MENÉNDEZ,
promuevo en el Juzgado de lo Civil del distrito judicial de Ahuachapán, a las doce horas del
veintiséis de octubre de mil novecientos noventa y cinco, cuyo fallo se contrae a lo
siguiente: """POR TANTO: De conformidad a las razones expuestas, disposiciones legales
citadas y Arts. 1089 y 1090 Pr. C. DIJERON: Confírmase en todas sus partes por estar
arreglada a derecho la sentencia interlocutoria venida en grado de apelación que declara sin
lugar la aceptación de herencia intestada del causante doctor Fausto Valdivieso Menéndez,
solicitada por los señores César Augusto Valdivieso Menéndez y Eleonor Alicia Pérez
conocida por Alicia Leonor Valdivieso Menéndez, ambos en su calidad de hijos naturales
del expresado causante. No hay especial condenación en costas""".----- La sentencia
pronunciada resuelve de manera definitiva una cuestión de fondo que no puede discutirse
en juicio contencioso, afectando en esa forma el interés particular de mis representados al
violentar su derecho garantizado por el Art. 36 Inc. 1o. Cn. P., 203 No. 4o. C. de Fam. y
988 No. 1o. C. C. reformado, por lo que, con instrucciones expresas de mis representados
vengo ante Vos a interponer RECURSO DE CASACIÓN para ante la honorable Sala de lo
Civil de la Corte Suprema de Justicia, con base en lo dispuesto en los Arts. 1 No. 2, 2 Lit.
a) y 3 No. 1o. de la Ley de Casación.----- III.- El presente recurso se funda en la causa
genérica "infracción de ley" a que se refiere el Art. 2 Lit. a) L. de C. y el motivo específico
que invoco como causa de la infracción el contemplado en el Art. 3 No. 1o. L. de C. La
vilación (sic) consiste en "Contener el fallo violación de ley al dejar de aplicar la norma que
debía aplicarse, haciéndose una falsa elección de otra". Los preceptos violados el Art. 203
No. 4o del Código de Familia y el Art. 988 No. 1o del Código Civil reformado. El concepto
en que tales disposiciones de la ley secundaria sustantiva han sido infringidos es el
siguiente:----- Nuestra Constitución Política en su Art. 36 Inc. 1o. consagra el principio de
igualdad de los hijos, cuando establece: "Los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio y
los adoptivos, tienen iguales derechos frente a sus padres. Es obligación de éstos dar a sus
hijos, protección, asistencia, educación y seguridad". Al desarrollar tal principio, el Art.
203 del Código de Familia establece: "Son derechos de los hijos: 4o.) Heredar de sus
padres, en igualdad de condiciones cualquiera que sea su filiación". Y el Art. 988 No. 1o.
C. C. establece: "Son llamados a la sucesión intestada: 1o.) Los hijos, el padre, la madre y
el cónyuge y en su caso el conviviente sobreviviente". Al analizar la sentencia a la luz de
las disposiciones citadas encontramos en ésta una clara infracción de ley cometida por error
in iudicando que la afecta en el fondo. Aplicar una norma a un caso concreto es atribuir, al
hecho que realiza su supuesto, las consecuencias normativas que su disposición señala. Lo
dicho revela que tal proceso supone que el caso ha sido previsto por el legislador. La
comprobación de que se encuentra legalmente regulado depende de que realice o no la
hipótesis jurídica. Si puede subsumirse bajo ella, o lo que es igual, si la realiza, cabe
afirmar la aplicabilidad de la norma abstracta. Con las certificaciones de las partidas de
nacimiento de los pretensores del derecho, de defunción del causante y el testamento,
agregados al proceso, se han establecido los requisitos necesarios de comprobar, para pedir
al órgano jurisdiccional, el reconocimiento del derecho contenido objetivamente en las
disposiciones antes relacionadas. La herencia fue deferida a la muerte del causante doctor
Fausto Valdivieso Menéndez, ocurrida en jurisdicción de La Libertad, el día cinco de abril
de mil novecientos cincuenta y siete, siendo su último domicilio, la ciudad de Ahuachapán.
A la fecha de su muerte, mis representados eran personas capaces de suceder, dada su
existencia al tiempo de abrirse la sucesión, tal como lo dispone el Art. 963 C. y no tenían
ninguna incapacidad o indignidad. A la época de tal acaecimiento la ley vigente disponía el
orden en que los presuntos herederos podían acceder a la herencia, encontrándose éstos
ubicados, según el Art. 988 C. antes de la reforma, en el número 2o. La promulgación de la
Constitución de mil novecientos ochenta y tres, cambió totalmente la situación de los hijos
habidos fuera de matrimonio y los equiparó junto con los adoptivos, a los habidos dentro de
éste, confiriéndoles iguales derechos frente a sus padres. Para sustentar su criterio, el
tribunal sentenciador acude a la tésis (sic) de la no retroactividad de la ley y desconociendo
el profundo sentido de equidad que informa a la nueva normativa en materia de familia,
para resolver sobre la pretensión de mis representados de ser declarados herederos de su
padre natural, aplica las disposiciones de la ley derogada omitiendo así la aplicación de la
norma que debía aplicarse que no puede ser otra que el Art. 203 No. 4o. C. de Fam. y el
988 No. 1 C. C. Se dice que una ley es retroactiva cuando cuando (sic) modifica, restringe o
muta los derechos establecidos por la ley anterior, en este caso, ha venido a modificar los
derechos de los hijos naturales, que no los de los legítimos o de matrimonio, de tal suerte
que los equipara a éstos. Al pretender la herencia de su padre, mis representados no están
haciendo otra cosa que ejercitando su derecho conferido por la ley actual, no pidiendo que
se aplique retroactivamente sobre hechos pasados, pues la ley no se dicta para modificar
hechos jurídicos, sino consecuencias de derecho. Distinto sería que la nueva ley dispusiera
que los hijos de matrimonio no tienen derecho a la herencia y se tratara en virtud de ella,
anular la situación de herederos de quienes hubieran sido declarados tales, de conformidad
con la ley derogada, pues en este caso, los derechos adquiridos son inmutables. ¿Cómo
resolvería la cuestión, si a este momento concurrieran hijos de matrimonio y naturales a
aceptar la herencia? ¿Aplicaría la ley vigente a la época de la muerte del causante?
¿Aplicaría la ley vigente al momento de aceptar la herencia? La solución es a todas luces, la
segunda.----- No tiene caso hablar de igualdad entre los hijos de matrimonio, naturales y
adoptivos si a la hora de aplicar los preceptos normativos que rigen la sucesión se sigue
aplicando la ley derogada, pues ello equivaldría a establecer una discriminación que el
legislador constitucional y el legislador secundario no han querido. Aceptar, a partir de la
fecha de vigencia de la nueva ley una división odiosa que finalmente se ha superado,
enterrando siglos de injusticia, sería desconocer totalmente la filosofía que informa a la
nueva ley. Sería distinguir donde el legislador no distinguió. El Art. 990 Pr. C. que se cita
para sostener que los hijos naturales quedan excluidos por la posteridad legítima, no tiene
ninguna relación con el asunto discutido.----- IV. La sentencia impugnada, de conformidad
con las disposiciones citadas, es casable por contener su fallo violación de ley al dejarse de
aplicar la norma que debía aplicarse, haciéndose una falsa elección de otra, por lo que
atentamente PIDO: Se me tenga por parte en el concepto en que comparezco; se admita el
recurso de casación interpuesto, para ante la Honorable Sala de lo Civil de la Corte
Suprema de Justicia y se remitan al tribunal superior, originales los autos""""".
IV. PROCEDENCIA DEL RECURSO:
Analizado el libelo de casación, la Sala por resolución de las catorce horas y diez minutos
del once de abril de mil novecientos noventa y seis, consideró: a) que el mencionado escrito
se interpuso en tiempo; b) que el mismo reúne los requisitos de admisibilidad establecidos
en el Art. 10 L. C.; y, c) que la sentencia de que se ha recurrido en casación es de aquellas
en las que tiene lugar el mencionado recurso, pues aunque ha sido pronunciada en
diligencias de jurisdicción voluntaria, lo resuelto no es posible discutirlo en juicio
contencioso.
En consecuencia, se admitió el recurso por la causa genérica de infracción de ley y por el
motivo específico de violación de ley, al citarse como preceptos infringidos los Arts. 988
Ord. 1° C. C. y 203 Ord. 4°) C. F. Asimismo, se corrió traslado al recurrente para que
presentara su alegato, lo que hizo a Fs. 15/16 de esta pieza.
V. ANÁLISIS DEL RECURSO.
El recurrente alega como error de fondo la infracción de ley, específicamente por contener
el fallo una violación de ley y señala como preceptos conculcados los Arts. 988 Ord. 1° C.
C. y 203 Ord. 4°) C. F. Al respecto, considera que la sentencia impugnada deberá ser
analizada a la luz de las disposiciones citadas y en especial, al socaire del Art. 36 Inc. 1 Cn.
que establece la igualdad de derechos entre los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio,
y los adoptivos, lo que llevó a la Cámara sentenciadora a desconocer "el profundo sentido
de equidad que informa a la nueva normativa en materia de familia".
En opinión del impetrante, el tribunal de alzada "aplica las disposiciones de una ley
derogada, omitiendo así la aplicación de la norma que debía aplicarse que no puede ser otra
que el Art. 203 No. 4o. C. de Fam. y el 988 No. 1o. C. C.". Además, argumenta que "una
ley es retroactiva cuando modifica, restringe o muta los derechos establecidos por la ley
anterior; en este caso, ha venido a modificar los derechos de los hijos naturales, que no los
de los legítimos o de matrimonio, de tal suerte que los equipara a éstos. Al pretender la
herencia de su padre, mis representados no están haciendo otra cosa que ejercitando su
derecho conferido por la ley actual, no pidiendo que se aplique retroactivamente sobre
hechos pasados, pues la ley no se dicta para modificar hechos jurídicos, sino consecuencias
de derecho".
La sentencia recurrida advierte claramente sobre "la importancia que tiene determinar el
momento preciso del fallecimiento del causante, en razón de que este acontecimiento da
origen a la apertura de la sucesión y de ello se deriva la capacidad y dignidad del
asignatario [...] y la validez de las disposiciones testamentarias [...] es decir, que las
sucesiones se rigen por la ley vigente al tiempo de su apertura, esto es, por la que impera en
el momento de la muerte del causante", conforme a los Arts. 956 y 957 C. C.
En ese sentido, la Cámara sentenciadora sostuvo que "los hechos que constituyen la
apertura de la sucesión [...] acaecieron antes de la promulgación de la Constitución de la
República de 1983, así como las reformas al Art. 988 C., y de la entrada en vigencia del
Art. 203 N° 4 C. F., quedando la sucesión del doctor Valdivieso Menéndez sujeta al
régimen legal anterior [...] ello implica la inaplicabilidad de las disposiciones legales
citadas, porque habría entonces efecto retroactivo en la ley, infringiéndose el principio
constitucional (contenido en el Art. 21 Cn.)".
Por otro lado, señaló que "la normativa familiar, dentro de la división del derecho positivo,
por ser reguladora de las relaciones jurídicas, entre personas jurídicamente equiparadas es
considerada como de derecho privado; aunque para algunos jurisconsultos por regular con
tendencia social pertenece al derecho público; pero, la facultad de determinar si una ley es o
no de orden público pertenece única y exclusivamente, de conformidad al Art. 21 Inc. 2°
Cn., a la Corte Suprema de Justicia y así mismo su retroactividad".
Finalmente, cabe subrayar que la sentencia impugnada se formó con los votos de los
magistrados Juan Carlos Solano Marciano y José Ovidio Valdés Cortéz, resultando en
disidencia el doctor Miguel Ángel Arriaza Cáceres, quien en su voto dijo: """""Soy del
criterio que la norma constitucional, Art. 36 Inc. 1° ha igualado, [vale decir] les ha otorgado
iguales derechos frente a sus padres, a los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio.----No estamos frente al caso de la retroactividad o no de las leyes y de estimarse así, el Art. 21
Cn., determina que sí es procedente la retroactividad en materia de orden público, y en
materia penal; el presente caso es materia de orden público. Cuando el bien común lo exige
de una manera notoria, al tratar de salvar derechos postergados por leyes atrasadas, la ley
debe atribuirse asimisma (sic) al (sic) efecto retroactivo.----- Pretender negarle el derecho a
ser declarados herederos a los peticionarios, en base a que la aplicación del Art. 36 Cn., es a
partir del día veinte de diciembre de mil novecientos ochenta y tres, y que como
consecuencia que la sucesión del doctor Fausto Valdivieso Menéndez, se abrió el cinco de
abril de mil novecientos cincuenta y siete, significa un verdadero atentado a los derechos
consagrados en la Constitución, para los hijos, en este caso, del causante".
Esta Sala sostiene que la violación de ley consiste en la inaplicación de una norma vigente
que era aplicable al caso concreto, que no precisa necesariamente la falsa elección de otra.
Las disposiciones presuntamente infringidas señalan, en primer lugar, que "Son llamados a
la sucesión intestada: 1° Los hijos, el padre, la madre y el cónyuge, y en su caso el
conviviente sobreviviente... " (Art. 988 Ord. 1° C. C.); y, además, que "Son derechos de los
hijos: [...] 4°) Heredar de sus padres, en igualdad de condiciones cualquiera que sea su
filiación" (Art. 203 Ord. 4° C. F.).
Estos artículos nacen con la importante reforma legislativa que sancionó al Código de
Familia, vigente a partir del primero de octubre de mil novecientos noventa y cuatro,
mediante el cual la regulación de las relaciones de familia se escindió del Código Civil.
El Código de Familia (Decreto Legislativo N° 677, publicado en el Diario Oficial N° 231,
tomo N° 231, del 13 de diciembre de 1993) reconoce "legalmente" la igualdad de derechos
de los hijos, significando un principio rector del mismo, conforme al Art. 4; y, en general,
la adecuación normativa a los principios de la Constitución, por lo que ha sido llamado por
prestigiosa doctrina extranjera, como un "nuevo derecho civil constitucionalizado" (Cfr.
KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída Rosa, Anteproyecto de Código de Familia de la
República de El Salvador, en revista Jurisprudencia Argentina, tomo I, Buenos Aires, 1991,
Pág. 884).
Lo que no pudo ser de otro modo, atento a que el Art. 36 de la Constitución (1983) señala
que, "Los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio y los adoptivos, tienen iguales
derechos frente a sus padres. Es obligación de éstos dar a sus hijos, protección, asistencia,
educación y seguridad.----- No se consignará en las actas del Registro Civil [hoy del estado
familiar] ninguna calificación sobre la naturaleza de la filiación, ni se expresará en las
partidas de nacimiento el estado civil [hoy familiar] de los padres.----- Toda persona tiene
derecho a tener un nombre que la identifique. La ley secundaria regulará esta materia.----La ley determinará asimismo las formas de investigar y establecer la paternidad"
(Subrayado fuera de texto).
Cualquiera que sea la apreciación que se tenga sobre el Código de Familia, lo concreto es
que al tiempo de su sanción, ya la normativa fundamental regulaba el principio conocido en
la doctrina por "unidad de filiación o equiparación de las filiaciones" que, al decir de
Carbonnier, citado por el profesor ZANNONI, muestra la tendencia a la socialización de las
relaciones jurídicas, lo que, estrictamente, debe entenderse como reacción y repudio al
voluntarismo racionalista del individualismo liberal, situación que permitió a Napoleón
decir, por ejemplo, que "la sociedad no tiene interés en que sean reconocidos los bastardos"
(Cfr. ZANNONI, Eduardo Antonio, Derecho de familia, tomo 2, Astrea, Buenos Aires,
1998, Pág. 309).
Sin embargo, los antecedentes inmediatos de aquella norma fundamental se encuentran en
las Constituciones de 1950 y 1962; la primera, vigente a partir del catorce de septiembre de
ese mismo año; y que, en los Arts. 181 y 180, respectivamente, señalaban con idéntico
criterio que: "Los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio, y los adoptivos, tienen
iguales derechos en cuanto a la educación, a la asistencia y a la protección del padre.----No se consignará en las actas del registro civil ninguna calificación sobre la naturaleza de la
filiación, ni se expresará en las partidas de nacimiento el estado civil de los padres.----- La
Ley determinará la forma de investigar la paternidad" (El subrayado es nuestro).
De ahí que, a juicio de esta Sala, el análisis sobre los preceptos señalados por el impetrante
no debe desconocer el sustrato ideológico "personalista o humanista" que inspira a la actual
Constitución, en la medida que ésta pueda resultar soslayada, en un vano intento de defensa
del derecho objetivo, según los fines propios del recurso de casación.
En ese sentido, la Sala de lo Constitucional de esta Corte Suprema de Justicia ha sostenido
in re "Amaya Arévalo, Waldo Aquiles c/ Juez Cuarto de lo Civil y otros, s/ amparo", del
22/5/2001 (Fallo: 73- 2000), que "el derecho a la igualdad implica equiparar las facultades
o derechos de los hijos sin distinción alguna, los cuales pueden exigirse a sus padres, sin
ninguna clase de privilegios y sin ninguna distinción entre tales derechos, pues se
comprenden todos los esenciales para que el hijo tenga una vida digna, es decir, tanto los
ejercitables en vida del padre como por causa de muerte"; y que "la Constitución de 1983
derogó, por el artículo 249 de la misma, toda disposición que la contrariara y
específicamente el artículo 988 ordinal 1° y 2°, así como el 989 del Código Civil de El
Salvador por establecerse una situación que alteraba el contenido del artículo 36 de la
misma, en el sentido que los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio tienen iguales
derechos frente a sus padres, y no debe por lo tanto atenderse al orden o prelación que ahí
consta, ubicando a uno (al legítimo) en un rango de superioridad frente al otro (al natural)".
En un caso similar al ahora examinado, el mismo tribunal constitucional resolvió en los
autos "Bernal de Larín, Dora Alicia c/ Juez de lo Laboral y otros, s/ amparo", del
24/11/1998 (Fallo: 11-B-96), que "la Constitución, como norma jurídica superior, prevalece
sobre toda la legislación secundaria, independientemente de su promulgación [...] El
reconocimiento de la Constitución como norma jurídica superior, se consolida de manera
definitiva al introducirse en la Constitución de 1950, el precepto que literalmente decía:
"Los principios, derechos y obligaciones establecidos por esta Constitución no pueden ser
alterados por las leyes que regulen su ejercicio. La Constitución prevalecerá sobre todas las
leyes y reglamentos. El interés público privará sobre el interés privado". Disposición [esta]
que también se encontraba contemplada en la Constitución de 1962 y que actualmente
prescribe el Art. 246 Cn." (Nuevamente el subrayado nos pertenece).
Asimismo, en dicho precedente, se sostuvo que "la falta de armonización de la normativa
secundaria por parte del legislador, no es impedimento para que los funcionarios públicos
desatiendan al texto constitucional; por cuanto, la Constitución, como derecho primario y
fundamental tiene una operatividad inmediata, que establece una vinculación automática
para los gobernantes y gobernados desde el momento en que entra en vigencia; es decir, la
Constitución está provista de un valor normativo inmediato y directo [...] Dentro de este
contexto y para el caso que nos ocupa, resulta conveniente apuntar que desde 1939 las
diversas Constituciones de la República han establecido disposiciones con el propósito de
brindar protección a la institución de la familia, otorgándole derechos que le corresponden
en cuanto unidad social, y regulando específicamente el deber de los padres de
proporcionar a los hijos –sin distinciones filiales- educación, salud y otros. Es comprensible
entonces, que la Constitución de 1983, después de haber reconocido que los hijos nacidos
dentro y fuera de matrimonio tienen iguales derechos frente a sus padres, se preocupe por
asegurarles toda tutela jurídica y social, es decir, la eliminación de cualquier signo externo
que pueda menoscabar su dignidad y sus derechos. Precisamente, el Art. 36 Cn. se basa en
el principio de igualdad de derechos entre los hijos frente a sus padres, principio que a su
vez deriva del primordial derecho a la igualdad, enunciado en el Art. 3 de la misma, que
consagra el derecho de igualdad esencial que toda persona tiene como tal; el cual obliga
tanto al legislador para no establecer en la normativa legal ninguna clase de excepciones ni
privilegios que excluyan a uno de lo que se concede a otros en idénticas circunstancias,
como al funcionario aplicador de la norma, quien ante una norma discriminatoria, debe
apegar su actuación a la Constitución".
VI. En el caso examinado, para la solución correcta del litigio debemos considerar, en
primer lugar, que la sucesión en referencia se abrió en 1957, año en el que se encontraba
vigente la Constitución de 1950; que el ingeniero Julio César Valdivieso Magaña fue
declarado heredero, en 1984, cesando en sus efectos la declaratoria que se hizo a favor de la
fundación "María Leticia Menéndez de Valdivieso", encontrándose vigente al inicio del
juicio la Constitución de 1962; y, finalmente, que la resolución impugnada data de 1995,
cuando ya se encontraban vigentes la Constitución de 1983, el Código de Familia y la
reforma operada en el Art. 988 Ord. 1° del Código Civil.
Este tribunal considera que, en función de la regularidad jurídica, siguiendo en esto a la
línea jurisprudencial de la Sala de lo Constitucional, la norma primaria en cualquiera de sus
"ediciones" a partir de 1950, prevalece sobre toda la legislación y por ende, incluye como
criterio "la interpretación conforme a la Constitución".
Así las cosas, la violación de las normas relativas a la igualdad de derechos de los hijos,
cualquiera que sea su filiación, ha comprometido, en la decisión sobre el derecho a heredar
de sus padres, "en igualdad de condiciones", el principio de igualdad jurídica de los hijos,
que se reguló a partir de los Arts. 181 de la Constitución de 1950; 180 de la Constitución de
1962; y, que actualmente se haya dispuesto en los Arts. 36 de la Constitución de 1983, 988
Ord. 1° C. C. y 203 Ord. 4°) C. F.
En consecuencia, dado que la preeminencia del texto constitucional frente a la normativa
secundaria resulta inobjetable, por ser aquél la norma primaria del ordenamiento jurídico
nacional, de modo que su jerarquía debe ser observada rigurosamente por los jueces,
incluyendo, desde luego, a este Tribunal; y, en atención al reconocimiento definitivo de la
Constitución como norma jurídica superior, precisamente, a partir de la Constitución de
1950, esta Sala considera que la Cámara sentenciadora ha infringido las disposiciones
invocadas, que establecen "legalmente" la igualdad de derechos de los hijos frente a sus
padres, sin distinciones; por lo que, sin mas, procederá a casar la sentencia impugnada por
este motivo.
VII. Una vez casada la sentencia recurrida, conforme al Art. 18 L. C., prosigue que este
Tribunal dicte la que fuere legal, luego de examinar:
1. Que, el causante, doctor Fausto Valdivieso Menéndez, falleció el cinco de abril de mil
novecientos cincuenta y siete, según la certificación de partida de defunción, que consta a
F. 13 de la pieza principal.
2. Que, el señor César Augusto Valdivieso Menéndez ha comprobado su calidad de hijo,
mediante la certificación de partida de nacimiento, corriente a F. 11 de la pieza principal, en
la que consta que el causante lo reconoció como tal, de conformidad al Art. 280 del Código
Civil, hoy derogado.
Y, la señora Eleonor Alicia Pérez, conocida por Alicia Leonor Valdivieso Menéndez, por
medio de la certificación de partida de nacimiento glosada a F. 9 de la misma pieza, y el
testimonio de escritura matriz de testamento, otorgado en la ciudad de Ahuachapán, a las
once horas del veintiocho de agosto de mil novecientos cincuenta y cinco, por el Dr. Fausto
Valdivieso Menéndez, ante los oficios del notario Juan Padilla, en cuya cláusula décima
octava, ratifica que junto con doña Delfia Pérez Guinea procreó, entre otros hijos, a la
solicitante, reconociéndola como tal, mediante instrumento público (ver F. 22 Vto. de la
pieza principal).
3. Que, por sentencia firme del catorce de mayo de mil novecientos ochenta y cuatro,
pronunciada en grado de apelación, por la Cámara de lo Civil de Occidente, en el juicio
civil ordinario de petición de herencia, se declaró, entre otras cosas, que "el ingeniero Julio
César Valdivieso Magaña, tiene derecho a la parte de la herencia intestada que dejó el
doctor Fausto Valdivieso Menéndez [...] en calidad de hijo legítimo del causante, pudiendo
en lo sucesivo ejercitar las acciones y derechos que emanan de su calidad de heredero,
concediéndosele la administración y representación definitivas de la parte de la sucesión
intestada" (véase el informe rendido por la Secretaría del tribunal inferior, a Fs. 34/35 de la
pieza principal).
4. Que, desde el tiempo en que se abrió la sucesión, los hijos nacidos dentro o fuera de
matrimonio, y los adoptivos, tienen iguales derechos frente a sus padres (Cfr. Art. 181 de la
Constitución de 1950); que, lo mismo puede decirse, a partir de que el ingeniero Julio César
Valdivieso Magaña fue declarado heredero (Cfr. Art. 180 de la Constitución de 1962); y,
finalmente, desde que los recurrentes promovieron, ante el mismo tribunal, las presentes
diligencias de aceptación de herencia, conforme a los Arts. 36 de la Constitución de 1983,
988 Ord. 1° C. C. y 203 Ord. 4°) C. F.
5. Las últimas disposiciones legales, aquí comprometidas, prevén que los hijos son
llamados a la sucesión intestada, en primer orden; y, además, que éstos tienen derecho a
"heredar de sus padres, en igualdad de condiciones cualquiera que sea su filiación".
De lo que sigue, en la especie, se halla configurado el derecho de los peticionarios a
concurrir en la sucesión intestada, con igual derecho, que el heredero Julio César
Valdivieso Magaña.
6. Que, a lo anterior, coadyuva la circunstancia que a partir de las reformas al Código Civil
de 1902, la calidad de heredero debe fundarse en un decreto judicial que le haya declarado
como tal, para que la persona que se crea con igual derecho a concurrir en la sucesión,
como "nuevo" coheredero, deba hacerlo también a través de la aceptación de herencia.
Ello será así, para luego pedir la partición y en seguida, promover la demanda
reivindicatoria contra el "antiguo" coheredero que estaba poseyendo dichos bienes, y que
en la partición ya se le han adjudicado al "nuevo" coheredero; porque, desde entonces, éste
ya será dueño de esos bienes que formarán su porción o hijuela hereditaria.
7. Que ello, sin embargo, no debe confundirse con el Art. 1186 C. C., que regula la petición
de herencia, señalando que: "El que probare su derecho a una herencia, ocupada por otra
persona en calidad de heredero..."; porque, tal disposición reproduce el original Art. 1237
del Código Civil de 1860, cuando en aquella época -hasta antes de la reforma de 1902- la
herencia podía ser poseída en "calidad" de heredero, por toda persona que había tomado ese
título o había ejecutado un acto que suponía necesariamente su intención de aceptar
herencia; en cuyo caso, procedía la petición de herencia por los otros llamados a la
sucesión, en igual grado, en tanto que el ocupante no la hubiere adquirido por prescripción.
8. En ese sentido, cabe destacar la solución que las diligencias de aceptación de herencia
siguen las reglas del proceso voluntario, o de jurisdicción voluntaria, que -como tales- no
causan cosa juzgada material; por lo que, es igualmente admisible que otras personas,
mientras la prescripción no les haya extinguido su derecho, puedan aceptar la herencia en
concurrencia con los de igual derecho.
9. Consecuencia de ello, se impone que las presentes diligencias de aceptación de herencia,
sean sustanciadas y tramitadas por el juez inferior, adecuándolas al trámite correspondiente,
caso que surgiere oposición por el ingeniero Julio César Valdivieso Magaña, en su calidad
de heredero del causante. Por lo tanto, se ordenará que prosigan las diligencias, con
señalamiento de audiencia a este último, para que haga uso de sus derechos.
10. Finalmente, la cuestión suscitada en torno a la irretroactividad de las leyes que emana
del Art. 21 Cn., en opinión de este tribunal, resulta ajeno al debate de la cuestión porque, en
definitiva, en la especie se trata de ejercer el control de constitucionalidad de las normas en
nuestro sistema jurídico, mediante el mecanismo judicial que garantice la necesaria
conformidad de las disposiciones infraconstitucionales con la norma suprema jurídica,
basado en el principio de supremacía constitucional y al cual está sujeto este Tribunal, por
virtud del Art. 235 Cn., que establece el mandato para todo funcionario civil de cumplir y
hacer cumplir la Constitución, ateniéndose a su texto cualquiera que fueren las leyes que la
contraríen.
POR TANTO: De acuerdo a las razones expuestas, disposiciones citadas y los Arts. 428
Pr. C. y 18 L. C., a nombre de la República, esta Sala RESUELVE: a) Cásase la
providencia impugnada por el motivo alegado; y, b) Ordénase al Juez inferior siga
conociendo en las presentes diligencias de aceptación de herencia, confiriéndole traslado al
heredero Julio César Valdivieso Magaña, para que haga uso de sus derechos; y dándole el
trámite que legalmente corresponde a la pretensión, en caso de resultar oposición.
Devuélvanse los autos al tribunal remitente con certificación de esta sentencia, para los
efectos de rigor. HÁGASE SABER.
M. E. VELASCO-----------------------------GUZMAN U. D. C.---------------O. BONILLA
F-----------------PROVEIDO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN---------------RUBRICADAS-----------ILEGIBLE.
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