577 Ahuachapán SALA DE LO CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las doce horas y treinta minutos del doce de noviembre de dos mil tres. El presente recurso de casación ha sido interpuesto por el licenciado Hitler Stanley Santos Dueñas, apoderado de los señores César Augusto Valdivieso Menéndez y Eleonor Alicia Pérez, conocida por Alicia Leonor Valdivieso Menéndez, contra la resolución de las doce horas del veintiséis de octubre de mil novecientos noventa y cinco, pronunciada por la Cámara de la Tercera Sección de Occidente, que decide el recurso de apelación de la interlocutoria pronunciada por el Juzgado de lo Civil de Ahuachapán, de las once horas del diez de febrero de mil novecientos noventa y cinco, en las diligencias de aceptación de herencia del causante Fausto Valdivieso Menéndez, promovidas por el impetrante en el carácter indicado. Han intervenido en ambas instancias, así como en casación, los impetrantes, por medio de su apoderado Santos Dueñas. VISTOS LOS AUTOS, Y CONSIDERANDO: I. El Juez a quo en su interlocutoria dijo: """""Por las razones expuestas y disposiciones legales citadas, se resuelve:----- Declárase sin lugar la aceptación de herencia intestada del causante doctor Fausto Valdivieso Menéndez, quien falleció, a las catorce horas y quince minutos del día cinco de abril de mil novecientos cincuenta y siete, en el kilómetro veintiocho de la Carretera Panamericana, en jurisdicción de Colón del departamento de La Libertad, habiendo sido su último domicilio el de esta ciudad, solicitada a Fs. 1, por los señores César Augusto Valdivieso Menéndez y Eleonor Alicia Pérez, conocida por Alicia Leonor Valdivieso Menéndez, ambos en su calidad de hijos naturales del expresado causante""""". II. La Cámara sentenciadora en su resolución sostuvo: """""POR TANTO: De conformidad a las razones expuestas, disposiciones legales citadas y Arts. 1089 y 1090 Pr. C., DIJERON: Confírmase en todas sus partes por estar arreglada a derecho la sentencia interlocutoria venida en grado de apelación que declara sin lugar la aceptación de herencia intestada del causante doctor Fausto Valdivieso Menéndez, solicitado por los señores César Augusto Valdivieso Menéndez y Eleonor Alicia Pérez, conocida por Alicia Leonor Valdivieso Menéndez, ambos en su calidad de hijos naturales del expresado causante. No hay especial condenación en costas. En su oportunidad vuelva la pieza principal al Juzgado de su origen con la certificación correspondiente.----- Esta sentencia se formó con los votos de los señores Magistrados licenciado Juan Carlos Solano Marciano y doctor José Ovidio Valdés Cortéz""""". III. Inconforme con lo decidido por la Cámara sentenciadora, el licenciado Santos Dueñas recurre en casación y manifiesta: """""Que he sido notificado legalmente de la sentencia interlocutoria con carácter de definitiva pronunciada por Vos, en el incidente de apelación suscitado en las diligencias de jurisdicción voluntaria relativas a la aceptación de herencia que a su defunción dejó el doctor FAUSTO VALDIVIESO MENÉNDEZ, que en nombre y representación de los señores CÉSAR AUGUSTO VALDIVIESO MENÉNDEZ y ELEONOR ALICIA PÉREZ o ALICIA LEONOR VALDIVIESO MENÉNDEZ, promuevo en el Juzgado de lo Civil del distrito judicial de Ahuachapán, a las doce horas del veintiséis de octubre de mil novecientos noventa y cinco, cuyo fallo se contrae a lo siguiente: """POR TANTO: De conformidad a las razones expuestas, disposiciones legales citadas y Arts. 1089 y 1090 Pr. C. DIJERON: Confírmase en todas sus partes por estar arreglada a derecho la sentencia interlocutoria venida en grado de apelación que declara sin lugar la aceptación de herencia intestada del causante doctor Fausto Valdivieso Menéndez, solicitada por los señores César Augusto Valdivieso Menéndez y Eleonor Alicia Pérez conocida por Alicia Leonor Valdivieso Menéndez, ambos en su calidad de hijos naturales del expresado causante. No hay especial condenación en costas""".----- La sentencia pronunciada resuelve de manera definitiva una cuestión de fondo que no puede discutirse en juicio contencioso, afectando en esa forma el interés particular de mis representados al violentar su derecho garantizado por el Art. 36 Inc. 1o. Cn. P., 203 No. 4o. C. de Fam. y 988 No. 1o. C. C. reformado, por lo que, con instrucciones expresas de mis representados vengo ante Vos a interponer RECURSO DE CASACIÓN para ante la honorable Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, con base en lo dispuesto en los Arts. 1 No. 2, 2 Lit. a) y 3 No. 1o. de la Ley de Casación.----- III.- El presente recurso se funda en la causa genérica "infracción de ley" a que se refiere el Art. 2 Lit. a) L. de C. y el motivo específico que invoco como causa de la infracción el contemplado en el Art. 3 No. 1o. L. de C. La vilación (sic) consiste en "Contener el fallo violación de ley al dejar de aplicar la norma que debía aplicarse, haciéndose una falsa elección de otra". Los preceptos violados el Art. 203 No. 4o del Código de Familia y el Art. 988 No. 1o del Código Civil reformado. El concepto en que tales disposiciones de la ley secundaria sustantiva han sido infringidos es el siguiente:----- Nuestra Constitución Política en su Art. 36 Inc. 1o. consagra el principio de igualdad de los hijos, cuando establece: "Los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio y los adoptivos, tienen iguales derechos frente a sus padres. Es obligación de éstos dar a sus hijos, protección, asistencia, educación y seguridad". Al desarrollar tal principio, el Art. 203 del Código de Familia establece: "Son derechos de los hijos: 4o.) Heredar de sus padres, en igualdad de condiciones cualquiera que sea su filiación". Y el Art. 988 No. 1o. C. C. establece: "Son llamados a la sucesión intestada: 1o.) Los hijos, el padre, la madre y el cónyuge y en su caso el conviviente sobreviviente". Al analizar la sentencia a la luz de las disposiciones citadas encontramos en ésta una clara infracción de ley cometida por error in iudicando que la afecta en el fondo. Aplicar una norma a un caso concreto es atribuir, al hecho que realiza su supuesto, las consecuencias normativas que su disposición señala. Lo dicho revela que tal proceso supone que el caso ha sido previsto por el legislador. La comprobación de que se encuentra legalmente regulado depende de que realice o no la hipótesis jurídica. Si puede subsumirse bajo ella, o lo que es igual, si la realiza, cabe afirmar la aplicabilidad de la norma abstracta. Con las certificaciones de las partidas de nacimiento de los pretensores del derecho, de defunción del causante y el testamento, agregados al proceso, se han establecido los requisitos necesarios de comprobar, para pedir al órgano jurisdiccional, el reconocimiento del derecho contenido objetivamente en las disposiciones antes relacionadas. La herencia fue deferida a la muerte del causante doctor Fausto Valdivieso Menéndez, ocurrida en jurisdicción de La Libertad, el día cinco de abril de mil novecientos cincuenta y siete, siendo su último domicilio, la ciudad de Ahuachapán. A la fecha de su muerte, mis representados eran personas capaces de suceder, dada su existencia al tiempo de abrirse la sucesión, tal como lo dispone el Art. 963 C. y no tenían ninguna incapacidad o indignidad. A la época de tal acaecimiento la ley vigente disponía el orden en que los presuntos herederos podían acceder a la herencia, encontrándose éstos ubicados, según el Art. 988 C. antes de la reforma, en el número 2o. La promulgación de la Constitución de mil novecientos ochenta y tres, cambió totalmente la situación de los hijos habidos fuera de matrimonio y los equiparó junto con los adoptivos, a los habidos dentro de éste, confiriéndoles iguales derechos frente a sus padres. Para sustentar su criterio, el tribunal sentenciador acude a la tésis (sic) de la no retroactividad de la ley y desconociendo el profundo sentido de equidad que informa a la nueva normativa en materia de familia, para resolver sobre la pretensión de mis representados de ser declarados herederos de su padre natural, aplica las disposiciones de la ley derogada omitiendo así la aplicación de la norma que debía aplicarse que no puede ser otra que el Art. 203 No. 4o. C. de Fam. y el 988 No. 1 C. C. Se dice que una ley es retroactiva cuando cuando (sic) modifica, restringe o muta los derechos establecidos por la ley anterior, en este caso, ha venido a modificar los derechos de los hijos naturales, que no los de los legítimos o de matrimonio, de tal suerte que los equipara a éstos. Al pretender la herencia de su padre, mis representados no están haciendo otra cosa que ejercitando su derecho conferido por la ley actual, no pidiendo que se aplique retroactivamente sobre hechos pasados, pues la ley no se dicta para modificar hechos jurídicos, sino consecuencias de derecho. Distinto sería que la nueva ley dispusiera que los hijos de matrimonio no tienen derecho a la herencia y se tratara en virtud de ella, anular la situación de herederos de quienes hubieran sido declarados tales, de conformidad con la ley derogada, pues en este caso, los derechos adquiridos son inmutables. ¿Cómo resolvería la cuestión, si a este momento concurrieran hijos de matrimonio y naturales a aceptar la herencia? ¿Aplicaría la ley vigente a la época de la muerte del causante? ¿Aplicaría la ley vigente al momento de aceptar la herencia? La solución es a todas luces, la segunda.----- No tiene caso hablar de igualdad entre los hijos de matrimonio, naturales y adoptivos si a la hora de aplicar los preceptos normativos que rigen la sucesión se sigue aplicando la ley derogada, pues ello equivaldría a establecer una discriminación que el legislador constitucional y el legislador secundario no han querido. Aceptar, a partir de la fecha de vigencia de la nueva ley una división odiosa que finalmente se ha superado, enterrando siglos de injusticia, sería desconocer totalmente la filosofía que informa a la nueva ley. Sería distinguir donde el legislador no distinguió. El Art. 990 Pr. C. que se cita para sostener que los hijos naturales quedan excluidos por la posteridad legítima, no tiene ninguna relación con el asunto discutido.----- IV. La sentencia impugnada, de conformidad con las disposiciones citadas, es casable por contener su fallo violación de ley al dejarse de aplicar la norma que debía aplicarse, haciéndose una falsa elección de otra, por lo que atentamente PIDO: Se me tenga por parte en el concepto en que comparezco; se admita el recurso de casación interpuesto, para ante la Honorable Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia y se remitan al tribunal superior, originales los autos""""". IV. PROCEDENCIA DEL RECURSO: Analizado el libelo de casación, la Sala por resolución de las catorce horas y diez minutos del once de abril de mil novecientos noventa y seis, consideró: a) que el mencionado escrito se interpuso en tiempo; b) que el mismo reúne los requisitos de admisibilidad establecidos en el Art. 10 L. C.; y, c) que la sentencia de que se ha recurrido en casación es de aquellas en las que tiene lugar el mencionado recurso, pues aunque ha sido pronunciada en diligencias de jurisdicción voluntaria, lo resuelto no es posible discutirlo en juicio contencioso. En consecuencia, se admitió el recurso por la causa genérica de infracción de ley y por el motivo específico de violación de ley, al citarse como preceptos infringidos los Arts. 988 Ord. 1° C. C. y 203 Ord. 4°) C. F. Asimismo, se corrió traslado al recurrente para que presentara su alegato, lo que hizo a Fs. 15/16 de esta pieza. V. ANÁLISIS DEL RECURSO. El recurrente alega como error de fondo la infracción de ley, específicamente por contener el fallo una violación de ley y señala como preceptos conculcados los Arts. 988 Ord. 1° C. C. y 203 Ord. 4°) C. F. Al respecto, considera que la sentencia impugnada deberá ser analizada a la luz de las disposiciones citadas y en especial, al socaire del Art. 36 Inc. 1 Cn. que establece la igualdad de derechos entre los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio, y los adoptivos, lo que llevó a la Cámara sentenciadora a desconocer "el profundo sentido de equidad que informa a la nueva normativa en materia de familia". En opinión del impetrante, el tribunal de alzada "aplica las disposiciones de una ley derogada, omitiendo así la aplicación de la norma que debía aplicarse que no puede ser otra que el Art. 203 No. 4o. C. de Fam. y el 988 No. 1o. C. C.". Además, argumenta que "una ley es retroactiva cuando modifica, restringe o muta los derechos establecidos por la ley anterior; en este caso, ha venido a modificar los derechos de los hijos naturales, que no los de los legítimos o de matrimonio, de tal suerte que los equipara a éstos. Al pretender la herencia de su padre, mis representados no están haciendo otra cosa que ejercitando su derecho conferido por la ley actual, no pidiendo que se aplique retroactivamente sobre hechos pasados, pues la ley no se dicta para modificar hechos jurídicos, sino consecuencias de derecho". La sentencia recurrida advierte claramente sobre "la importancia que tiene determinar el momento preciso del fallecimiento del causante, en razón de que este acontecimiento da origen a la apertura de la sucesión y de ello se deriva la capacidad y dignidad del asignatario [...] y la validez de las disposiciones testamentarias [...] es decir, que las sucesiones se rigen por la ley vigente al tiempo de su apertura, esto es, por la que impera en el momento de la muerte del causante", conforme a los Arts. 956 y 957 C. C. En ese sentido, la Cámara sentenciadora sostuvo que "los hechos que constituyen la apertura de la sucesión [...] acaecieron antes de la promulgación de la Constitución de la República de 1983, así como las reformas al Art. 988 C., y de la entrada en vigencia del Art. 203 N° 4 C. F., quedando la sucesión del doctor Valdivieso Menéndez sujeta al régimen legal anterior [...] ello implica la inaplicabilidad de las disposiciones legales citadas, porque habría entonces efecto retroactivo en la ley, infringiéndose el principio constitucional (contenido en el Art. 21 Cn.)". Por otro lado, señaló que "la normativa familiar, dentro de la división del derecho positivo, por ser reguladora de las relaciones jurídicas, entre personas jurídicamente equiparadas es considerada como de derecho privado; aunque para algunos jurisconsultos por regular con tendencia social pertenece al derecho público; pero, la facultad de determinar si una ley es o no de orden público pertenece única y exclusivamente, de conformidad al Art. 21 Inc. 2° Cn., a la Corte Suprema de Justicia y así mismo su retroactividad". Finalmente, cabe subrayar que la sentencia impugnada se formó con los votos de los magistrados Juan Carlos Solano Marciano y José Ovidio Valdés Cortéz, resultando en disidencia el doctor Miguel Ángel Arriaza Cáceres, quien en su voto dijo: """""Soy del criterio que la norma constitucional, Art. 36 Inc. 1° ha igualado, [vale decir] les ha otorgado iguales derechos frente a sus padres, a los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio.----No estamos frente al caso de la retroactividad o no de las leyes y de estimarse así, el Art. 21 Cn., determina que sí es procedente la retroactividad en materia de orden público, y en materia penal; el presente caso es materia de orden público. Cuando el bien común lo exige de una manera notoria, al tratar de salvar derechos postergados por leyes atrasadas, la ley debe atribuirse asimisma (sic) al (sic) efecto retroactivo.----- Pretender negarle el derecho a ser declarados herederos a los peticionarios, en base a que la aplicación del Art. 36 Cn., es a partir del día veinte de diciembre de mil novecientos ochenta y tres, y que como consecuencia que la sucesión del doctor Fausto Valdivieso Menéndez, se abrió el cinco de abril de mil novecientos cincuenta y siete, significa un verdadero atentado a los derechos consagrados en la Constitución, para los hijos, en este caso, del causante". Esta Sala sostiene que la violación de ley consiste en la inaplicación de una norma vigente que era aplicable al caso concreto, que no precisa necesariamente la falsa elección de otra. Las disposiciones presuntamente infringidas señalan, en primer lugar, que "Son llamados a la sucesión intestada: 1° Los hijos, el padre, la madre y el cónyuge, y en su caso el conviviente sobreviviente... " (Art. 988 Ord. 1° C. C.); y, además, que "Son derechos de los hijos: [...] 4°) Heredar de sus padres, en igualdad de condiciones cualquiera que sea su filiación" (Art. 203 Ord. 4° C. F.). Estos artículos nacen con la importante reforma legislativa que sancionó al Código de Familia, vigente a partir del primero de octubre de mil novecientos noventa y cuatro, mediante el cual la regulación de las relaciones de familia se escindió del Código Civil. El Código de Familia (Decreto Legislativo N° 677, publicado en el Diario Oficial N° 231, tomo N° 231, del 13 de diciembre de 1993) reconoce "legalmente" la igualdad de derechos de los hijos, significando un principio rector del mismo, conforme al Art. 4; y, en general, la adecuación normativa a los principios de la Constitución, por lo que ha sido llamado por prestigiosa doctrina extranjera, como un "nuevo derecho civil constitucionalizado" (Cfr. KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída Rosa, Anteproyecto de Código de Familia de la República de El Salvador, en revista Jurisprudencia Argentina, tomo I, Buenos Aires, 1991, Pág. 884). Lo que no pudo ser de otro modo, atento a que el Art. 36 de la Constitución (1983) señala que, "Los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio y los adoptivos, tienen iguales derechos frente a sus padres. Es obligación de éstos dar a sus hijos, protección, asistencia, educación y seguridad.----- No se consignará en las actas del Registro Civil [hoy del estado familiar] ninguna calificación sobre la naturaleza de la filiación, ni se expresará en las partidas de nacimiento el estado civil [hoy familiar] de los padres.----- Toda persona tiene derecho a tener un nombre que la identifique. La ley secundaria regulará esta materia.----La ley determinará asimismo las formas de investigar y establecer la paternidad" (Subrayado fuera de texto). Cualquiera que sea la apreciación que se tenga sobre el Código de Familia, lo concreto es que al tiempo de su sanción, ya la normativa fundamental regulaba el principio conocido en la doctrina por "unidad de filiación o equiparación de las filiaciones" que, al decir de Carbonnier, citado por el profesor ZANNONI, muestra la tendencia a la socialización de las relaciones jurídicas, lo que, estrictamente, debe entenderse como reacción y repudio al voluntarismo racionalista del individualismo liberal, situación que permitió a Napoleón decir, por ejemplo, que "la sociedad no tiene interés en que sean reconocidos los bastardos" (Cfr. ZANNONI, Eduardo Antonio, Derecho de familia, tomo 2, Astrea, Buenos Aires, 1998, Pág. 309). Sin embargo, los antecedentes inmediatos de aquella norma fundamental se encuentran en las Constituciones de 1950 y 1962; la primera, vigente a partir del catorce de septiembre de ese mismo año; y que, en los Arts. 181 y 180, respectivamente, señalaban con idéntico criterio que: "Los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio, y los adoptivos, tienen iguales derechos en cuanto a la educación, a la asistencia y a la protección del padre.----No se consignará en las actas del registro civil ninguna calificación sobre la naturaleza de la filiación, ni se expresará en las partidas de nacimiento el estado civil de los padres.----- La Ley determinará la forma de investigar la paternidad" (El subrayado es nuestro). De ahí que, a juicio de esta Sala, el análisis sobre los preceptos señalados por el impetrante no debe desconocer el sustrato ideológico "personalista o humanista" que inspira a la actual Constitución, en la medida que ésta pueda resultar soslayada, en un vano intento de defensa del derecho objetivo, según los fines propios del recurso de casación. En ese sentido, la Sala de lo Constitucional de esta Corte Suprema de Justicia ha sostenido in re "Amaya Arévalo, Waldo Aquiles c/ Juez Cuarto de lo Civil y otros, s/ amparo", del 22/5/2001 (Fallo: 73- 2000), que "el derecho a la igualdad implica equiparar las facultades o derechos de los hijos sin distinción alguna, los cuales pueden exigirse a sus padres, sin ninguna clase de privilegios y sin ninguna distinción entre tales derechos, pues se comprenden todos los esenciales para que el hijo tenga una vida digna, es decir, tanto los ejercitables en vida del padre como por causa de muerte"; y que "la Constitución de 1983 derogó, por el artículo 249 de la misma, toda disposición que la contrariara y específicamente el artículo 988 ordinal 1° y 2°, así como el 989 del Código Civil de El Salvador por establecerse una situación que alteraba el contenido del artículo 36 de la misma, en el sentido que los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio tienen iguales derechos frente a sus padres, y no debe por lo tanto atenderse al orden o prelación que ahí consta, ubicando a uno (al legítimo) en un rango de superioridad frente al otro (al natural)". En un caso similar al ahora examinado, el mismo tribunal constitucional resolvió en los autos "Bernal de Larín, Dora Alicia c/ Juez de lo Laboral y otros, s/ amparo", del 24/11/1998 (Fallo: 11-B-96), que "la Constitución, como norma jurídica superior, prevalece sobre toda la legislación secundaria, independientemente de su promulgación [...] El reconocimiento de la Constitución como norma jurídica superior, se consolida de manera definitiva al introducirse en la Constitución de 1950, el precepto que literalmente decía: "Los principios, derechos y obligaciones establecidos por esta Constitución no pueden ser alterados por las leyes que regulen su ejercicio. La Constitución prevalecerá sobre todas las leyes y reglamentos. El interés público privará sobre el interés privado". Disposición [esta] que también se encontraba contemplada en la Constitución de 1962 y que actualmente prescribe el Art. 246 Cn." (Nuevamente el subrayado nos pertenece). Asimismo, en dicho precedente, se sostuvo que "la falta de armonización de la normativa secundaria por parte del legislador, no es impedimento para que los funcionarios públicos desatiendan al texto constitucional; por cuanto, la Constitución, como derecho primario y fundamental tiene una operatividad inmediata, que establece una vinculación automática para los gobernantes y gobernados desde el momento en que entra en vigencia; es decir, la Constitución está provista de un valor normativo inmediato y directo [...] Dentro de este contexto y para el caso que nos ocupa, resulta conveniente apuntar que desde 1939 las diversas Constituciones de la República han establecido disposiciones con el propósito de brindar protección a la institución de la familia, otorgándole derechos que le corresponden en cuanto unidad social, y regulando específicamente el deber de los padres de proporcionar a los hijos –sin distinciones filiales- educación, salud y otros. Es comprensible entonces, que la Constitución de 1983, después de haber reconocido que los hijos nacidos dentro y fuera de matrimonio tienen iguales derechos frente a sus padres, se preocupe por asegurarles toda tutela jurídica y social, es decir, la eliminación de cualquier signo externo que pueda menoscabar su dignidad y sus derechos. Precisamente, el Art. 36 Cn. se basa en el principio de igualdad de derechos entre los hijos frente a sus padres, principio que a su vez deriva del primordial derecho a la igualdad, enunciado en el Art. 3 de la misma, que consagra el derecho de igualdad esencial que toda persona tiene como tal; el cual obliga tanto al legislador para no establecer en la normativa legal ninguna clase de excepciones ni privilegios que excluyan a uno de lo que se concede a otros en idénticas circunstancias, como al funcionario aplicador de la norma, quien ante una norma discriminatoria, debe apegar su actuación a la Constitución". VI. En el caso examinado, para la solución correcta del litigio debemos considerar, en primer lugar, que la sucesión en referencia se abrió en 1957, año en el que se encontraba vigente la Constitución de 1950; que el ingeniero Julio César Valdivieso Magaña fue declarado heredero, en 1984, cesando en sus efectos la declaratoria que se hizo a favor de la fundación "María Leticia Menéndez de Valdivieso", encontrándose vigente al inicio del juicio la Constitución de 1962; y, finalmente, que la resolución impugnada data de 1995, cuando ya se encontraban vigentes la Constitución de 1983, el Código de Familia y la reforma operada en el Art. 988 Ord. 1° del Código Civil. Este tribunal considera que, en función de la regularidad jurídica, siguiendo en esto a la línea jurisprudencial de la Sala de lo Constitucional, la norma primaria en cualquiera de sus "ediciones" a partir de 1950, prevalece sobre toda la legislación y por ende, incluye como criterio "la interpretación conforme a la Constitución". Así las cosas, la violación de las normas relativas a la igualdad de derechos de los hijos, cualquiera que sea su filiación, ha comprometido, en la decisión sobre el derecho a heredar de sus padres, "en igualdad de condiciones", el principio de igualdad jurídica de los hijos, que se reguló a partir de los Arts. 181 de la Constitución de 1950; 180 de la Constitución de 1962; y, que actualmente se haya dispuesto en los Arts. 36 de la Constitución de 1983, 988 Ord. 1° C. C. y 203 Ord. 4°) C. F. En consecuencia, dado que la preeminencia del texto constitucional frente a la normativa secundaria resulta inobjetable, por ser aquél la norma primaria del ordenamiento jurídico nacional, de modo que su jerarquía debe ser observada rigurosamente por los jueces, incluyendo, desde luego, a este Tribunal; y, en atención al reconocimiento definitivo de la Constitución como norma jurídica superior, precisamente, a partir de la Constitución de 1950, esta Sala considera que la Cámara sentenciadora ha infringido las disposiciones invocadas, que establecen "legalmente" la igualdad de derechos de los hijos frente a sus padres, sin distinciones; por lo que, sin mas, procederá a casar la sentencia impugnada por este motivo. VII. Una vez casada la sentencia recurrida, conforme al Art. 18 L. C., prosigue que este Tribunal dicte la que fuere legal, luego de examinar: 1. Que, el causante, doctor Fausto Valdivieso Menéndez, falleció el cinco de abril de mil novecientos cincuenta y siete, según la certificación de partida de defunción, que consta a F. 13 de la pieza principal. 2. Que, el señor César Augusto Valdivieso Menéndez ha comprobado su calidad de hijo, mediante la certificación de partida de nacimiento, corriente a F. 11 de la pieza principal, en la que consta que el causante lo reconoció como tal, de conformidad al Art. 280 del Código Civil, hoy derogado. Y, la señora Eleonor Alicia Pérez, conocida por Alicia Leonor Valdivieso Menéndez, por medio de la certificación de partida de nacimiento glosada a F. 9 de la misma pieza, y el testimonio de escritura matriz de testamento, otorgado en la ciudad de Ahuachapán, a las once horas del veintiocho de agosto de mil novecientos cincuenta y cinco, por el Dr. Fausto Valdivieso Menéndez, ante los oficios del notario Juan Padilla, en cuya cláusula décima octava, ratifica que junto con doña Delfia Pérez Guinea procreó, entre otros hijos, a la solicitante, reconociéndola como tal, mediante instrumento público (ver F. 22 Vto. de la pieza principal). 3. Que, por sentencia firme del catorce de mayo de mil novecientos ochenta y cuatro, pronunciada en grado de apelación, por la Cámara de lo Civil de Occidente, en el juicio civil ordinario de petición de herencia, se declaró, entre otras cosas, que "el ingeniero Julio César Valdivieso Magaña, tiene derecho a la parte de la herencia intestada que dejó el doctor Fausto Valdivieso Menéndez [...] en calidad de hijo legítimo del causante, pudiendo en lo sucesivo ejercitar las acciones y derechos que emanan de su calidad de heredero, concediéndosele la administración y representación definitivas de la parte de la sucesión intestada" (véase el informe rendido por la Secretaría del tribunal inferior, a Fs. 34/35 de la pieza principal). 4. Que, desde el tiempo en que se abrió la sucesión, los hijos nacidos dentro o fuera de matrimonio, y los adoptivos, tienen iguales derechos frente a sus padres (Cfr. Art. 181 de la Constitución de 1950); que, lo mismo puede decirse, a partir de que el ingeniero Julio César Valdivieso Magaña fue declarado heredero (Cfr. Art. 180 de la Constitución de 1962); y, finalmente, desde que los recurrentes promovieron, ante el mismo tribunal, las presentes diligencias de aceptación de herencia, conforme a los Arts. 36 de la Constitución de 1983, 988 Ord. 1° C. C. y 203 Ord. 4°) C. F. 5. Las últimas disposiciones legales, aquí comprometidas, prevén que los hijos son llamados a la sucesión intestada, en primer orden; y, además, que éstos tienen derecho a "heredar de sus padres, en igualdad de condiciones cualquiera que sea su filiación". De lo que sigue, en la especie, se halla configurado el derecho de los peticionarios a concurrir en la sucesión intestada, con igual derecho, que el heredero Julio César Valdivieso Magaña. 6. Que, a lo anterior, coadyuva la circunstancia que a partir de las reformas al Código Civil de 1902, la calidad de heredero debe fundarse en un decreto judicial que le haya declarado como tal, para que la persona que se crea con igual derecho a concurrir en la sucesión, como "nuevo" coheredero, deba hacerlo también a través de la aceptación de herencia. Ello será así, para luego pedir la partición y en seguida, promover la demanda reivindicatoria contra el "antiguo" coheredero que estaba poseyendo dichos bienes, y que en la partición ya se le han adjudicado al "nuevo" coheredero; porque, desde entonces, éste ya será dueño de esos bienes que formarán su porción o hijuela hereditaria. 7. Que ello, sin embargo, no debe confundirse con el Art. 1186 C. C., que regula la petición de herencia, señalando que: "El que probare su derecho a una herencia, ocupada por otra persona en calidad de heredero..."; porque, tal disposición reproduce el original Art. 1237 del Código Civil de 1860, cuando en aquella época -hasta antes de la reforma de 1902- la herencia podía ser poseída en "calidad" de heredero, por toda persona que había tomado ese título o había ejecutado un acto que suponía necesariamente su intención de aceptar herencia; en cuyo caso, procedía la petición de herencia por los otros llamados a la sucesión, en igual grado, en tanto que el ocupante no la hubiere adquirido por prescripción. 8. En ese sentido, cabe destacar la solución que las diligencias de aceptación de herencia siguen las reglas del proceso voluntario, o de jurisdicción voluntaria, que -como tales- no causan cosa juzgada material; por lo que, es igualmente admisible que otras personas, mientras la prescripción no les haya extinguido su derecho, puedan aceptar la herencia en concurrencia con los de igual derecho. 9. Consecuencia de ello, se impone que las presentes diligencias de aceptación de herencia, sean sustanciadas y tramitadas por el juez inferior, adecuándolas al trámite correspondiente, caso que surgiere oposición por el ingeniero Julio César Valdivieso Magaña, en su calidad de heredero del causante. Por lo tanto, se ordenará que prosigan las diligencias, con señalamiento de audiencia a este último, para que haga uso de sus derechos. 10. Finalmente, la cuestión suscitada en torno a la irretroactividad de las leyes que emana del Art. 21 Cn., en opinión de este tribunal, resulta ajeno al debate de la cuestión porque, en definitiva, en la especie se trata de ejercer el control de constitucionalidad de las normas en nuestro sistema jurídico, mediante el mecanismo judicial que garantice la necesaria conformidad de las disposiciones infraconstitucionales con la norma suprema jurídica, basado en el principio de supremacía constitucional y al cual está sujeto este Tribunal, por virtud del Art. 235 Cn., que establece el mandato para todo funcionario civil de cumplir y hacer cumplir la Constitución, ateniéndose a su texto cualquiera que fueren las leyes que la contraríen. POR TANTO: De acuerdo a las razones expuestas, disposiciones citadas y los Arts. 428 Pr. C. y 18 L. C., a nombre de la República, esta Sala RESUELVE: a) Cásase la providencia impugnada por el motivo alegado; y, b) Ordénase al Juez inferior siga conociendo en las presentes diligencias de aceptación de herencia, confiriéndole traslado al heredero Julio César Valdivieso Magaña, para que haga uso de sus derechos; y dándole el trámite que legalmente corresponde a la pretensión, en caso de resultar oposición. Devuélvanse los autos al tribunal remitente con certificación de esta sentencia, para los efectos de rigor. HÁGASE SABER. M. E. VELASCO-----------------------------GUZMAN U. D. C.---------------O. BONILLA F-----------------PROVEIDO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---------------RUBRICADAS-----------ILEGIBLE.