PROGRAMAS Y ENSEÑANZA DEL DERECHO EN LA

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PROGRAMAS Y ENSEÑANZA DEL DERECHO EN
LA NUEVA GRANADA. 1774 a 1845.
William Leguizamón Acosta. 1
[email protected]
Quinientos años de historia ha cumplido el Derecho en América Latina, el
mismo tiempo transcurrido a partir del descubrimiento y la conquista,
abarcando el periodo colonial, la independencia y la República en el actual
territorio Colombiano. El conocimiento de su desarrollo histórico no ha
despertado hasta el momento ningún interés, y ha sido intrascendente, a
pesar de encontrar allí las bases estructurales y filosóficas del sistema
jurídico vigente. La misma actitud se percibe frente a la enseñanza del
Derecho y al proceso de formación de los abogados colombianos, el cual
sólo ha tenido relevancia en unos pocos trabajos adelantados por
estudiantes extranjeros, y en estudios de investigación sobre la ”Historia
de la Universidad del Rosario” a partir del año 2000.
Es necesario aclarar, antes de continuar con este ensayo, que la mención
de estos quinientos años de historia no sitúa el origen del derecho
americano a partir del descubrimiento; sería una apreciación errónea y
ajena a la realidad; pues, es evidente, que éste debe ser ubicado a partir
del surgimiento de la ciencia jurídica, y, si la tesis de Theodore Plucknett,
es aceptada, tuvo lugar en los tiempos de los siete Reyes de Roma. En
consecuencia el derecho colombiano y el Latinoamericano en general,
tienen un origen común que comienza mucho tiempo antes de conocer su
propia historia. Sin embargo el problema del origen del Derecho americano
no termina con este criterio, no se debe olvidar que antes de la llegada de
los españoles, los pueblos aborígenes habían estructurado una cultura
jurídica con adelantos importantes: Chibchas, Incas, Aztecas, Mayas, son
ejemplos de esta afirmación.
1
Abogado. Especializado en Derecho Económico, Derecho Laboral y Derecho de los Negocios,
Magíster en Historia, y actualmente Doctorante en Ciencias de la Educación. Historia de la
Universidad Latinoamericana. de RUDECOLOMBIA
Por otra parte, los programas curriculares para la enseñanza del Derecho y
la formación de abogados en América Latina, se formalizaron a partir de
premisas, que hasta el momento actual han sido poco analizadas, y a
pesar de ello convertidas en dogmas fundamentales. ¿No es factible
pensar, que la falta de un análisis histórico y serio en esta materia, ha
llevado a desarrollar un ordenamiento jurídico y un sistema inadecuado,
incoherente y alejado de la propia realidad nacional?
Son numerosos los paradigmas que rigen la enseñanza del Derecho y que
se reflejan en el desempeño profesional de
la abogacía; valga como
ejemplo lo siguiente: El derecho comparado, la jurisprudencia y la doctrina
en general mantienen la hipótesis de una normatividad que proviene de la
cultura jurídica de la civilización Romana, y que desde su llegada a
América, se comparten todos sus principios y postulados fundamentales.
¿Es, esto cierto?¿Hasta qué grado es posible aceptar estas afirmaciones?.
A pesar de las dudas, jamás se ha cuestionado.
Conocer la historia del Derecho en América, y particularmente en
Colombia, es una necesidad imperiosa, trabajo que debe ser emprendido
desde todas las perspectivas y enfoques posibles, comenzando por el
análisis de los programas de estudio seguidos en todos los tiempos, en
especial los llevados a cabo durante la Colonia y los primeros de la
República, ya que en este momento se encuentra la base del sistema
jurídico actual.
Los primeros abogados en América, fueron los juristas españoles, que
emigraron previo cumplimiento de rigurosos y costosos trámites oficiales.
Se trataba, según el concepto de varios analistas, de evitar la proliferación
de los pleitos y conflictos que rodean el mundo de las leyes. Desde esta
época se estigmatiza la profesión, que era vital para el desarrollo de la
conquista y colonización. Desde los primeros años del siglo XVI, el Rey de
España autoriza la fundación y funcionamiento de Universidades en Santo
Domingo, México y Lima y de Colegios Mayores en otras regiones, incluido
el de Santa Fe de Bogota que funciona desde 1651. En estas instituciones
se impartían las enseñanzas de Derecho.
Los programas de estudio del Derecho, bajo el predominio de la tradición
jurídica española proveniente de las Universidades de Salamanca y Alcalá
de Henares, fueron ajustados con todo su rigor, a las directrices de la
Iglesia Católica, dentro de un marco teocéntrico “no sólo como forma
dominante del conocimiento, sino como ordenador y jerarquizador de
toda otra clase de saberes” 2 , Ceñidos a una metodología de estudio
escolástica aristotélica, sistematizada a partir del silogismo, que no
pretendía buscar la verdad, pues ésta ya había sido “revelada”.
Simplemente era una manera de expresarla y de hacerla conocer. La
carencia de textos para su estudio fue suplida por los dictados del maestro
que eran registrados por sus estudiantes en cuadernos o “mamotretos”,
que serían la base para su posterior memorización.
“Año tras año durante un largo período, la misma “lectio”, la
misma “dictio”, unas veces a partir de un texto impreso que el
maestro lector poseía, muchas otras a partir de un cuaderno
manuscrito que un estudiante había copiado, sin variaciones
mayores frente al texto
original, si dejamos de lado los
posibles lapsos y otras erratas menores. 3 ”
El plan de estudio durante la Colonia contenía tres componentes básicos:
a. Derecho Romano o Justinianeo, en Leyes. (Digesto y Códigos)
b. Derecho Canónico Pontificio. Cánones. (Decreto y Decretales)
c. Las interpretaciones de escuela, en Teología. (con los libros del
maestro de las sentencias)
El programa curricular para la enseñanza del Derecho era un asunto de
vital importancia para la Corona, y por ello fue objeto de permanentes
“reformas” en España, que de inmediato, ampliaban sus efectos en las
colonias americanas. Se conocen innumerables reformas, como las de:
Zúñiga en 1538,
2
3
Galdes y Gilimón en 1594,
la recopilación de los
QUEVEDO, Emilio; DUQUE, Camilo; Historia de la Cátedra de Medicina 1653.1866, Pág. 28.
SILVA, Renan; Saber, cultura y sociedad en el Nuevo Reino de Granada, p. 123.
estatutos salmantinos de 1625 y las de Carlos III en 1771. Las cuales, en
esencia, no podrían ser consideradas como tales, pues simplemente se
limitaron a incluir o retirar cátedras del plan de estudios, sin un análisis
previo hecho con rigor académico. 4
Se mantuvo bajo el teocentrismo
ideológico que partía de una premisa fundamental; “Todo el conocimiento
proviene de Dios”.
Este paradigma, impreso durante la Colonia en el nuevo Reino de
Granada, se mantuvo intacto en la República, a pesar de la independencia
y de los cambios estructurales afianzados con el positivismo jurídico. El
método escolástico fue mantenido para la enseñanza del derecho y no
bastaron las reformas del plan de estudios propuestas por el Fiscal Moreno
y Escandón en 1774, ni la fuerza del pensamiento ilustrado, ni la expulsión
de la compañía de Jesús de las tierras americanas, para modificarlo.
Tampoco podría hacerlo la reforma de Francisco de Paula Santander, en
los primeros años de la República, cuando trató de establecer un modelo
de enseñanza del Derecho basado en los postulados del pensamiento
utilitarista de Jeremías Bentham.
Nos preguntamos continuamente, si fue posible el ingreso de los principios
de la ilustración a la Nueva Granada en el campo del Derecho; Y, la
respuesta siempre ha estado reflejada en los programas y planes de
estudio: No, y la razón es fácil de determinar, ya que no es posible
encontrar referencias de modernización en estos programas. El estudio del
Derecho iba por un lado y el ejercicio profesional, frente a la realidad
social, iba por otro. Se encuentran constancias de una gran influencia
ejercida por los abogados durante la Colonia, en el desarrollo de la gesta
de independencia y en la formación de la nueva República, con evidentes
muestras de la “Ilustración”, pero esta presencia fue obtenida por otras
circunstancias diferentes, ajenas al proceso de enseñanza del Derecho.
4
Por reforma se debe entender, l como a reestructuración integral y la reestructuración
institucional, en donde se producen modificaciones radicales en cuanto a la estructura del programa
y de la administración a partir del estudio sistemático de las nuevas necesidades académicas y
científicas del entorno social. Las demás vendrían a ser simples cambios de asignaturas. De tal
manera que siempre se ha venido abusando del término “reforma”.
Unos programas de estudio, diseñados rigurosamente bajo el dogmatismo
fundamentalista de la iglesia católica, que ejercía un poder monopólico en
todo el proceso educativo, hacían que sus principios prevalecieran sobre la
propia legislación española y de Indias, situación que no cambiaría mucho
después de la independencia. Si se limita el estudio, al proceso llevado a
acabo por el Derecho Indiano, podemos concluir que éste fue elaborado
de manera progresiva a partir de las instituciones creadas por las Bulas
Pontificias; de ellas se inspirarían las leyes posteriores promulgadas por
los monarcas españoles o por las autoridades coloniales. 5
La misma situación se encuentra al analizar el paso del iusnaturalismo al
positivismo jurídico, consolidado durante el medioevo en Europa, ya que
fue un hecho inevitable para la legislación española y la colonial; proceso
acelerado en buena medida por la ilustración y acentuado en la República
de la Nueva Granada desde la primera
mitad del siglo XIX. En este
sentido se podría pensar en una fuerte influencia de la ilustración en el
Derecho, no viable en realidad, por la ingerencia de la iglesia católica, que
desconoció el evidente desarrollo tecnológico y científico alcanzado por la
humanidad en todos los campos del saber.
Enseñanza del Derecho en Europa medieval.
Examinemos aspectos de la evolución del derecho y algunos elementos de
la enseñanza del Derecho en Europa: Irnerio, Graciano, Odofredus,
Ubaldo, Pepone, Rústicus, Bartolo de Sassoferrato y los demás glosadores
y postglosadores, de los siglos XI y XII, provocaron el renacimiento del
Derecho Romano, éste se propagó por Europa y entró a formar parte del
Derecho Español en el siglo XIII. 6 Pasaría después como fundamento del
Derecho Indiano a las colonias americanas desde el siglo XVI.
5
En este sentido se pronuncian varios autores, de los cuales menciono los siguientes:
ZORRAQUIN, Ricardo; Estudios de Historia del Derecho, II, 1990. GARCÍA GALLO, Alfonso;
Metodología de la Historia del Derecho Indiano, 1990. OTS CAPDEQUI, Jose María; Manual de
Historia del Derecho español en las Indias y del derecho propiamente indiano, 1942.
6
Ver, JARAMILLO, Carlos Ignacio; El renacimiento de la Cultura Jurídica, Bogotá. 2004.
De inmediato surge la inquietud ¿los principios del viejo Derecho Romano,
desde el arcaico, al helenístico y del clásico al burocrático, distinguiendo al
Derecho Republicano y el Imperial, son los mismos que se impusieron en
España y América?. La historia no se ha encargado de responderla, pero
al examinar el entorno sociocultural, religioso económico y político
de
cada momento histórico, es evidente que no.
Los romanos legislaron para ellos, en su propio contexto, posteriormente
Justiniano sistematizó la información jurídica romana y le imprimió el sello
adecuado a su propio momento histórico, diferente al anterior. Es claro,
que ni los romanos ni Justiniano, estaban pensando en una legislación y
en un derecho que traspasara las fronteras del tiempo, muchos siglos
después, y menos que fuera aplicado en un territorio del cual desconocían
su existencia.
“El derecho romano clásico como un conjunto ordenado de
principios y reglas es en gran medida un mito moderno. La
idea
de
los
juristas
romanos
creando
un
sistema
geométricamente ordenado del derecho, como se pensó al
derecho romano clásico por los juristas humanistas del siglo
XVI y los jusnaturalistas posteriores no han sobrevivido a la
investigación histórica sobre el derecho romano”.
7
En Roma no existió una escuela formal del Derecho como la conocemos
hoy, su formación se basó en la “prudencia” para emitir conceptos de
trascendencia jurídica. Las primeras opiniones provenían de los “Pontífices
Máximos”, personas de “”alta estima social y con un saber práctico”; es
decir, prudentes en el sentido propio del término. Después, sus opiniones y
los rituales característicos adoptados en los juicios, fueron elaborados por
escrito, dando lugar a los primeros registros normativos del Derecho
sustantivo y procesal. De ellos, nacería la jurisprudencia y la acción de los
jurisconsultos. (Jurisconsulti o jurisprudenti), y tiempo después aparecería
la doctrina jurídica.
7
PEREA, PERDOMO, Rogelio; Los abogados de América Latina. Una introducción histórica. En
conferencia dictada en la Universidad Diego Portales de Chile en agosto de 2000.
Los abogados en Roma, advocati o causandici, eran diferentes a los
jurisconsultos, asistían a otras personas en los juicios públicos y para
hacerlo no necesitaban una formación profunda, bastaba el simple
conocimiento y rudimentario de las normas. La única exigencia era el buen
manejo de la oratoria y la retórica, básicos para la defensa de sus casos.
Al principio, los jóvenes recibían clases en la propia casa del jurista, y
compartía su vida familiar mientras se dedicaba a escuchar los análisis y
estudios de cada caso en particular. El primer profesor de derecho que se
conoce bajo este sistema de enseñanza fue Gaio, quien en el siglo II de la
actual era, escribió las “Institutas” o instituciones del derecho, diseñado
como texto apropiado para adelantar su enseñanza.
Con el tiempo, la enseñanza del Derecho amplió su marco y se le imprimió
un sello de creatividad, basado en el estudio y la discusión organizada de
las opiniones de los jurisconsultos, de allí surgieron escuelas con
diferentes puntos de vista y conceptos encontrados, que contribuyeron al
enriquecimiento teórico del derecho. Con este método surgieron las
escuelas de los sabinianos y los proculianos.
Justiniano, mediante el trabajo adelantado por Triboniano, contribuyó de
manera importante en la enseñanza del Derecho. Interpoló opiniones, y
las acompañó de una producción legislativa ad hoc y de allí obtuvo el
Digesto. Recopiló la información jurídica en las “Compilaciones” y además
formó un código con sus propias leyes. “Las novelas” y las “Institutas,” y, a
todo este conjunto normativo se le dio el nombre de “Corpus Iuris Civilis”,
el cual determinó un modelo didáctico para la enseñanza del derecho, que
fue la base de la formación de los abogados del medioevo durante el siglo
XI y XII. Primero en Bologna, “Cuna del Derecho europeo”, después en la
Universidad de Paris y posteriormente llegó a España con la mediación de
la Universidad de Salamanca, al transcurrir el siglo XIII, y se consolida en
América a partir de la conquista en el siglo XVI.
“(...)
pero
ellos
comprendieron
(Tribuniano
y
sus
colaboradores) que lo que la historia llamaría el corpus iuris
civiles, no era una
8
simple compilación, sino una profunda
reforma del Derecho. Había operado una síntesis de la
tradición clásica, de la legislación postclásica, de la práctica y
de las concepciones de la escuela de Oriente, y ésta síntesis
formaba una trama completamente nueva a la que el derecho
positivo se encontraba anudado de ahora en adelante.”
El renacimiento del Derecho en la Universidad de Bolonia, implicó nuevas
responsabilidades en el papel del profesor, debía entender y conocer a
fondo las confusas y difíciles obras del Corpus Iuris Civiles e interpretar
los postulados filosóficos de Aristóteles, en su concepción relacionada con
el Derecho Divino, la fuente de la inspiración normativa de la época. Sólo
así quedaba habilitado para explicarle a sus estudiantes la verdad
revelada y como complemento del proceso, éste era adelantado en la
lengua original del texto; el latín, en cuyo caso debía ser aprendido
previamente tanto por el maestro como por los estudiantes.
Se dictaba el texto con una lectura cuidadosa y el profesor hacía los
comentarios del caso. Los alumnos, que podían hacerlo, copiaban en
cuadernos lo dictado, para facilitar su posterior memorización, al pie de la
letra, base de los rigurosos exámenes que debían presentar. Las
cuestiones dudosas y de interpretación quedaban a cargo del maestro. En
la noche, se discutían los casos dispuestos por el profesor con antelación.
El descubrimiento de América produjo en el mundo jurídico una revolución
conceptual que enfrentó a los juristas más notables; a los seguidores del
pensamiento aristotélico románico, con los defensores de las tesis
modernistas del individualismo racionalista en sustitución de Dios como la
fuente inspiradora de las normas jurídicas. Vitoria, Cujas, Budé, Bodino,
Althusius y Domat, se empeñaron en ajustar las normas del Digesto en su
“orden natural” ordenadas conforme a “un modelo geométrico de la
8
CANNATA, Carlo Augusto; Historia de la ciencia jurídica europea, 1996, Pág. 125
razón”.. Grocio, Heineccius, Vinnius, Thomasius y Wolf, se encasillaron en
los postulados de la escuela del derecho natural. Bajo estas tendencias los
programas de estudio del derecho europeo del siglo XVIII deben incorporar
temas relacionados con el derecho natural, desde la nueva perspectiva del
racionalismo, así mismo amplió el marco jurídico hacia el derecho patrio o
nacional y se reforzó la enseñanza de la filosofía moral. En esta
oportunidad se dejó de lado la vieja ley natural, el derecho público y el
internacional.
La enseñanza del Derecho en América.
En América, el Derecho comenzó a adquirir su estructura formal con las
denominadas “Capitulaciones”, contratos suscritos por los conquistadores
y emigrantes con la Corona española, con la cual adquirían obligaciones y
deberes, pero vinculados jurídicamente al monarca y sometidos a su
voluntad. Posteriormente se le daría traslado a la legislación de Castilla, 9
la única autorizada para regir en América con la cual se le daría cuerpo a
las instituciones del Derecho Indiano, también regidas por los principios del
realismo jurídico aristotélico
Con una confusa legislación, producto
de múltiples codificaciones,
adelantas de manera desordenada e incoherente, se lleva a cabo en ese
tiempo, la enseñanza del Derecho en las universidades y colegios mayores
de la Colonia, por lo tanto, se produce la tendencia a preferir el estudio de
las normas complementarias promulgadas por las autoridades de Indias,
más acorde a las necesidades del medio americano, dándole sentido al
Derecho Indiano.
La educación superior durante la Colonia, estaba reservada a las familias
de origen español. “Para los limpios de sangre”, y esta condición sólo le
permitía el acceso a la elite privilegiada que contara con suficientes
recursos económicos. Se prohibió el estudio del Derecho a las mujeres, a
los ciegos, sordos, pródigos o enjuiciados por adulterio, también a los
9
la cual comprendía las múltiples recopilaciones y codificaciones de leyes, como las de: Toro de
1306; las siete partidas, las recopilaciones de la legislación de Indias, entre muchas otras.
condenados o juzgados por traición, por homicidio u otro delito de igual
gravedad, así como a los lidiadores de bestias bravas por un precio.
El programa curricular comprendía estudios elementales de gramática
latina y de retórica, seguían los aspectos generales de filosofía y
matemáticas y con ellos el estudiante recibía el título de “Bachiller en
Artes”. Una vez aprobado este nivel, continuaba por seis años más, con
las cátedras jurídicas para obtener el título de “Bachiller en Derecho”, y
quedaban habilitados para ejercer la profesión de abogado, en actividades
particulares o en las instituciones oficiales del Virreinato.. A partir de este
momento se podía aspirar a los títulos de licenciados o de Doctor en
Derecho. En el caso de las universidades y colegios mayores de Santa fe
de Bogotá, los alumnos podían optar por los grados en Leyes o en
Cánones, o en ambos derechos, si querían hacerlo.
Eran seis las cátedras jurídicas obligatorias, bajo la influencia de los
programas de la Universidad de Salamanca. Las tres primeras dedicadas
al Derecho Romano, relacionados con el Corpus Iuris Civilis:
 Las Institutas,
 Vísperas de Leyes, (Códigos) y
 Prima de leyes (Digesto o Pandectas)
Y, las tres asignaturas restantes para el Derecho Canónico:
 Los tres grandes textos canónicos
 Del Decreto y
 Las decretales.
En la década de 1770 se buscó la reforma de la enseñanza del Derecho y
reducir el poder de la Iglesia, con el proyecto del “Plan de estudios de
Moreno y Escandón”, que además trató de oficializar la educación
superior. Al respecto, escribía lo siguiente, el Fiscal Moreno, en una de las
cartas enviadas a la Junta de estudios:
“(...) No hay orden, ni método en los estudios de los colegios
y conventos, pues sólo se manejan “autores triviales” de la
escuela peripatética.
Esta universidad no debe confiarse a los religiosos. Lo
primero, porque no les es propio ni decente, y les está
prohibido. En una universidad se deben enseñar muchas
ciencias que les están prohibidas a los eclesiásticos y más a
los religiosos, para que no se mezclen en los negocios
mundanos. Además no es propio ni decente para los
regulares ocuparse en asuntos como la seguridad de las
rentas, el pago de los empleados, y otros que trae, una obra
de tanta magnitud como la universidad.”
Propuso el estudio del derecho civil, basado en los comentarios de
Amoldo Vinicio, en las notas de Heinnecio y en la “instituta de Torres”,
acordes al Derecho Patrio y para completar el programa se continuaría
con las cátedras de derecho Canónico ordenadas por la Cédula Real de
1771.
El nuevo Plan de estudios, tuvo una vigencia de apenas cinco años, pues
pudo más la interferencia de la Iglesia y el poder de los Colegios
santafereños. Además, al interior del gobierno local se produjeron serias
discusiones por la incorporación del Derecho Patrio en razón de las
relaciones con la legislación y el papel del gobierno en cumplimiento de
sus deberes y obligaciones ante los súbditos. La reacción provocó una
nueva reforma en cabeza de la junta de estudios encabezada por el Virrey
José de Ezpeleta, y lo cambian nuevamente para incorporar “materias
menos candentes”, como las leyes de contratación y de herencia 10 , y se
restituyó el programa anterior a la reforma de Moreno y Escandón.
En 1784, el Virrey Caballero y Góngora, propuso una nueva reforma y
planteó la necesidad de ajustar el tiempo a seis años de trabajo
10
YOUNG, John L. (1994) La Reforma universitaria de la Nueva Granada, 1820-1850, Pág. 35
académico, de los cuales, cuatro años y medio estarían dedicados al
estudio de: las “Leyes del Reino”, al Derecho Canónico y al Derecho Civil
y el tiempo restante para asistir a conferencias semanales.
Mientras tanto en España, la enseñanza de la “Ley Natural” se había
convertido en la base de serios conflictos políticos, para 1790, éstos se
veían reflejados en las colonias americanas, lo cual obligó al Rey a
suprimirla del currículo junto con las normas del Derecho Público e
Internacional.
El siglo XVIII, se caracteriza por la tendencia a producir continuas reformas
en los programas de estudio del Derecho, por un tiempo se le daba mayor
importancia al Derecho Real, dedicado al examen minucioso de sus
principios inspiradores y se dejaba por fuera cualquier explicación del
derecho, en otros se cambiaba el orden. Igualmente, el antiguo Digesto, o
Corpus Iuris Civile, caracterizado por el desorden y el ancestral manejo de
la casuística, fue disminuyendo en importancia y poco a poco reemplazado
por la “Legislación Patria” Tendencia, que se trasladó a las universidades y
colegios mayores en América.
En la Nueva Granda, el método de estudio continuaba cimentado por los
postulados de la enseñanza española:
 Lectura detenida y el dictado de los textos admitidos.
 Explicaciones y comentarios.
 Disputas y controversias, sobre temas de derecho.
 Argumentación a favor o en contra, en relación con el
tema
adelantado por el profesor.
 Determinación (Determinatio) por parte del profesor, de los aspectos
oscuros o controversiales
 Memorización como eje central del aprendizaje. 11 :
11
Existe consenso generalizado sobre las cátedras de enseñanza del derecho y en lo relacionado con
el método de estudio, por parte de los tratadistas, dedicados a la historia de estos estudios.
El Derecho durante la Colonia, basó su importancia en las concepciones
de justicia, miradas desde la perspectiva de la virtud, con referencia al
principio “de lo que a cada uno le corresponde”. Y, como era lógico,
determinado para el mantenimiento de una posición determinada al interior
de los estamentos sociales, en especial con el poder atribuido a los
particulares y a los funcionarios públicos. Los abogados, en este contexto,
y por razón de su estudio, eran poseedores de una condición superior, que
los ubicaba en las más altas esferas de la comunidad, aspecto que explica
la gran influencia y el papel que cumplieron durante la independencia y los
años subsiguientes. Lideraron el cabildo y las audiencias, participaron en
la elaboración de los documentos durante la independencia, difundieron
los principios y las ideas de la ilustración y finalmente participaron en la
elaboración de las Constituciones Políticas y en las Leyes básicas de las
nacientes naciones.
En cuanto a las ideas ilustradas, el conocimiento de los principios de
libertad y el desarrollo de los derechos del hombre, se puede decir
claramente, que éstas no tuvieron su origen en la academia. Las
instituciones de educación superior estaban aferradas a los tradicionales
métodos escolásticos de enseñanza, dentro de los principios teocéntricos
exigidos por la Iglesia Católica. El nuevo conocimiento fue logrado por
fuera de las universidades, en las denominadas tertulias y por el trabajo de
grupos literarios, en la investigación individualizada realizada en las
bibliotecas particulares
de altos funcionarios del Gobierno, en las
actividades desplegadas por la masonería, y de manera especial por la
influencia del trabajo científico de José Celestino Mutis durante la
expedición botánica. En estos niveles se preparó la elite santafereña, y en
los mismos, se tomó conciencia en la necesidad de buscar la
independencia de España.
La tertulia presidida por Antonio Nariño era más audaz, más
contundente, más “conspirativa”, más “librepensadora” tanto
por el perfil ideológico de sus integrantes, como por el tipo
de tema que allí se ventilaban. Todo indica que sus
integrantes gustaban de pronunciarse, celebrar y adherirse,
a
“puerta
cerrada”,
a
las
bondades
de
la
Francia
revolucionaria, y en igual tono a todo el ámbito de libertades
públicas conquistadas por la Constitución de Filadelfia.
12
La elite neogranadina buscaba acabar con el monopolio del comercio
internacional, en cabeza de los peninsulares y la inclusión en los
principales cargos burocráticos, de los cuales habían sido desplazados por
las reformas borbónicas. El doble juego trascendió y los encausó hacia un
pensamiento más revolucionario, aunque una gran parte de los abogados
quería que la monarquía continuara. Con este juego de intereses, se da
inicio a una disputa de hegemonías, que posteriormente la fuerza de los
hechos transforma en independentista y los lleva a la formulación de un
nuevo Estado, que en realidad no se proponían crear. 13
El derecho en los primeros años de la era Republicana.
Cada uno de los Estados, una vez alcanzada la Independencia, se
encontró con el problema de formalizar su propio ordenamiento político y
jurídico. La falta de experiencia y el escaso conocimiento del pueblo en
materias de Estado, llevó a los abogados, tal vez los más preparados en
la Nueva Granada, a ejercer un importante papel, aspecto que se
ve
reflejado en la proliferación de constituciones y de leyes promulgadas en
un corto periodo que buscaba corregir el caos producido por la guerra y el
cambio de las estructuras coloniales.
El ordenamiento jurídico fue adaptado a partir de las ideas políticas de la
ilustración, la influencia del liberalismo filosófico y de la corriente civilista
de la codificación francesa de 1805, así como de los principios de la
división del poder de Montesquieu, la formula presidencialista de la
revolución norteamericana, y el desarrollo de la democracia. Con ellos se
12
ORTIZ RODRÍGUEZ, Álvaro Pablo; 2003, Reformas Borbónicas, Mutis catedrático,
Discípulos y corrientes ilustradas. Pág. 79.
13
Sobre este aspecto varias teorías, a partir de Vallenille Lanz, le han dado curso a un
pensamiento, en donde se considera más coherente el enfoque del conflicto de la independencia,
desde la perspectiva de una guerra civil, que enfrentó a los partidarios de continuar con la
monarquía española con otros opositores dedicados a establecer un nuevo sistema político
autónomo e independiente de España
le dio trámite a la organización del Estado, y entraría una nueva era para la
implementación de programas académicos, en la enseñanza del Derecho.
La ilustración aporta una nueva concepción para el examen de los
problemas sociales y en materia jurídica modifica la vieja formula regalista
en la formulación de las leyes, la cual sitúa alrededor de la racionalización
de sus principios fundamentales. Sin embargo continua la tendencia en la
concepción tradicional de las leyes, dispuestas como el paradigma ideal
que siempre soluciona y corrige los problemas de la comunidad. Los
postulados de la ley natural, dejarían a un lado sus fundamentos tomistas
en la enseñanza del Derecho y se le daría fortaleza a las materias que
“iban mejor con las circunstancias del país y con los tiempos”, siguiendo el
curso propuesto por el Virrey Ezpeleta desde 1796 14 . Sin embargo no
podemos decir con certeza cómo se desarrolló la educación del derecho y
la formación de abogados durante el periodo de independencia y los
primeros años de la República.
En el transcurso del siglo XIX, se producen numerosas propuestas de
codificación de normas jurídicas, con la intención de corregir los vicios de
la ineficiente legislación española, basada en recopilaciones incoherentes
de legislación, por lo general obsoleta y alejada de la realidad imperante.
Pero este proceso no sería fácil de adelantar, por las tendencias
caprichosas de los caudillos militares y el personalismo político,
interesados, más, en dejar por fuera al contrincante de turno, que examinar
el beneficio general de la Nación. La Constitución política y las leyes
cambiaban de acuerdo con el gobernante de turno o del militar triunfante
en las múltiples guerras civiles que envolvieron al país en el caos
institucional a lo largo del siglo.
Por épocas se impone el centralismo, en otras el federalismo, después
aparecen las luchas entre liberales y conservadores. Y, en materia de
ideología jurídica se pasa del teocentrismo al antropocentrismo y del
derecho natural del derecho divino al positivismo de las leyes, aunque se
14
JOHN LANE YOUNG; La reforma universitaria de la Nueva Granada, 1820-1850, Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo, 1994.
mantiene el poder hegemónico de la Iglesia Católica. Los conservadores
continúan inspirados en la codificación tradicional del derecho romano,
poco interesados en modificar su contenido, mientras que la concepción
liberal buscaba el cambio institucional para su adaptación a una sociedad
cambiante y modernizada.
La codificación del Derecho Civil, inspirada en la legislación francesa,
conformada por una estructura normativa de reglas fundamentales en la
aplicación e interpretación del derecho, regula las personas, la familia, la
propiedad y los contratos. Pero se mantiene sujeta a las imposiciones
dogmáticas de la iglesia católica, que no podía permitir que le quitaran los
ancestrales privilegios en el control de la familia: los nacimientos, el
matrimonio y muerte de las personas. La curia continuó con facultades
para decidir sobre toda clase de conflictos, atendidos en sus propios
tribunales. Mantuvo el poder en el manejo de la propiedad a perpetuidad y
en aspectos financieros por medio de los censos, de igual manera
permaneció con el control de la educación en todos los niveles.
La enseñanza del Derecho quedó sumida en medio de la controversia
entre el poder del Estado y de la Iglesia. Su estudio se ubicó bajo la
concepción de principios liberales, determinados por las diferentes
constituciones, pero sujetos al determinismo ideológico de la fe cristiana,
se buscaba el ascenso del hombre en el contexto social, pero al mismo
tiempo se le impregnaba con un criterio confesional dogmático y
teocéntrico. Es decir, con unos principios liberales encadenados a la
tradición religiosa, con la educación por un lado y la realidad por otro.
La elite hegemónica, bajo el poder de la iglesia, vería peligrosa la
formación de los abogados, de donde saldrían los cuadros políticos y
administrativos del futuro. Por tal razón, desde la fundación de la
República, se ejerce un estricto control en los programas y planes de
estudio del Derecho, dispuestos siempre bajo la tutela de un Estado,
acomodado a principios fundamentalistas y dogmáticos.
En 1826, Francisco de Paula Santander, basado en la “ley sobre
organización de la instrucción pública” determinó el plan de estudios de
Derecho, con las siguientes asignaturas, que serían adelantadas en un
lapso de seis años.
 Legislación Universal.
 Derecho Constitucional.
 Ciencia Administrativa y estadística.
 Derecho Civil Romano y patrio.
 Derecho público eclesiástico (Canónico)
 Economía política y Estadística de Colombia.
 Derecho Internacional.
15
Sus estudiantes debían obtener previamente el grado de “Bachiller en
Filosofía”, en donde se incluía la enseñanza del Derecho Natural,
vinculado al pensamiento racionalista de la época, desde la perspectiva
católica.
Los principios utilitaristas de Bentham, fueron la base para el proyecto de
Santander el cual produjo grandes controversias. Posteriormente a raíz del
atentado a Bolívar en 1828, este plan de estudios es modificado y se
regresa al programa curricular tradicional con la expresa prohibición de
enseñar el pensamiento de Bentham. En 1830, con la muerte del
libertador, es restablecido nuevamente, pero retirado otra vez en 1840, con
la muerte de Santander. El capricho de los caudillos se imponía en la
enseñanza del Derecho.
En 1842, bajo el liderazgo de Ospina Rodríguez, se impone otra reforma a
los programas de estudio del Derecho, se eliminan las asignaturas
“peligrosas” para los estudiantes que después dirigirían la administración
pública. En este caso, la legislación universal, el derecho constitucional y
el conocimiento de la ciencia administrativa son cambiadas por materias
prácticas en la enseñanza jurídica; como el derecho comercial y los
15
PEREA PERDOMO, Ob. cit. Pág. 81-86
procedimientos civil y penal y se mantienen las cátedras de Derecho
Romano y Economía Política, consideradas útiles en este proceso.
El objetivo inicial de estos programas era la formación de juristas para la
administración pública, pero con la reforma de 1842 se abren otros
destinos para los abogados, con la inclusión del litigio particular ante los
juzgados y tribunales de justicia. Se cambiaba entonces el criterio, vigente
desde la colonia, de unas universidades dedicadas exclusivamente a
preparar sacerdotes y funcionarios del Estado.
16
En conclusión la enseñanza del Derecho durante el siglo XIX se
caracteriza por la ingerencia de la Iglesia Católica, la influencia de los
grupos hegemónicos en el poder, el capricho de los caudillos militares y
por las condiciones de inestabilidad conceptual, sin ninguna autonomía
académica 17 . La exclusión fue la constante todo el tiempo, en
consecuencia nos encontramos con programas de Derecho vinculados en
torno al poder político y a un sistema normativo poco interesado en la
búsqueda de la justicia, ajustado en leyes siempre dispuestas a favor del
régimen
hegemónico
imperante.
Razón
que
conduce
a
la
elite
neogranadina y colombiana a los estudios superiores de Derecho, que
continúa convertida en una especie de credencial, dispuesta a favor de los
grupos de poder y de la política.
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1996.
GAITÁN BOHÓRQUEZ, Julio; Huestes de Estado, la formación universitaria de los
juristas en los comienzos del Estado Colombiano, Bogotá, Centro editorial Universidad del
Rosario, 2002.
16
GÓNGORA, Mario; Historia de las ideas en América Española y otros ensayos. Medellín,
Universidad de Antioquia, 2003. Pág. 162-167
17
Por autonomía se debe entender, en términos generales, como la ausencia de intervención del
Estado en la administración financiera, académica y científica de la Universidad.
JARAMILLO, J., Carlos Ignacio; El Renacimiento de la Cultura Jurídica, Bogotá, Pontifica
Universidad Javeriana, TEMIS, 2004.
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