VI. La Educación Ambiental en el Desarrollo Endógeno

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LA EDUCACIÓN AMBIENTAL EN EL DESARROLLO ENDÓGENO
Hidalgo, Carelia y Veiga, Antonio;
Estudiantes del Doctorado en Educación Ambiental, Instituto Pedagógico de Caracas
Castillo, Matilde;
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
RESUMEN
El ser humano al confrontarse a la realidad ambiental planetaria, le es imperante detenerse a pensar en los
modelos de desarrollo que nos han llevado a dicha crisis. Las fórmulas para manejar el mercado y las
concepciones de bienestar humano, están lejos de la posibilidad de sostener la vida planetaria. En este ensayo
nos paseamos rápidamente por algunos modelos que han emergido en la historia para dar respuesta a los
problemas ambientales. Nos centramos en el desarrollo endógeno (DE) como una propuesta evolucionada
desde la postguerra con matices del ecodesarrollo, el desarrollo territorial, el local, regional y el humano. El
DE alcanza hoy una explicación multidimensional desde la combinación de los social, ético, organizacional,
cultural, económico, tecnológico y político. Para lograr consolidar las bases para el DE desde las
potencialidades internas que da la naturaleza a cada territorio y la sociedad, y en definitiva por tener como
propósito al ser humano, éste no puede alcanzar calidad de vida si no se encuentra en armonía con la
naturaleza. Es necesaria la educación ambiental, para forjar individuos que conozcan su rol dentro de nuestro
finito y complejo habitáculo: La Tierra.
Palabras clave: Desarrollo Endógeno, Educación Ambiental.
ABSTRACT
The human being to confront the global environmental reality, he is stopping to think about prevailing
development models that have led us to this crisis. The formulas to handle the market and conceptions of
human welfare are far from the possibility of planetary life support. In this study we walked rapidly for
several models that have emerged in history in response to environmental problems. We focus on the
endogenous development (ED) as a proposal evolved from the nuances of postwar eco-development,
territorial development, the local, regional and human. The reach today a multidimensional explanation from
the combination of social, ethical, organizational, cultural, economic, technological and political. To
strengthen the basis for achieving the ED from the domestic potential that nature gives to each region and
society, and ultimately to be aimed at humans, it can not achieve quality of life if not in harmony with nature .
Environmental education is needed to forge individuals who know their role within our finite and complex
interior: Earth.
Keywords: Endogenous Development, Environmental Education.
INTRODUCCIÓN
Es innegable que el ser humano en busca de la calidad de vida se ha enfrentado de
cualquier forma a las reglas y complejidad de la naturaleza. Nos hemos desarrollado,
innovando tecnologías para buscar alimentos, conservarlos y crear todas las comodidades
posibles que hoy se nos pueda imaginar. Es así como las consecuencias de los modelos de
desarrollo se manifiestan en contra de nosotros mismos, por años de lucha abandonando la
esencia del ser como parte de un colectivo social en equilibrio con el planeta. Estamos
frente a riesgos ambientales, muchos irreversibles, y que dependen únicamente de los
cambios de conducta del ente frente a su propia realidad social, política, económica y
ecológica.
Desde la década de los 40 del siglo XX, cuando aun se veía a la naturaleza como la
enemiga, la cual debía ser dominada y explotada a favor de nuestros intereses, se han
cometido violentas atrocidades contra la sobrevivencia humana. Entre otros, el estallido de
una bomba nuclear, evento que generó una importante matriz de opinión pública que llevó
a reflexionar: ¿quién es el enemigo realmente?, empezó a pensarse que era el propio ser
humano en contra de todo. Sin embargo, se continúa cada día en un juego de la ciencia y la
tecnología en nombre del desarrollo, con una visión hacia el consumismo desacerbado
inmerso en las disimiles clases sociales y generando gran impacto ambiental. Surge la
necesidad de pensar en nuevos modelos de desarrollo que no se centren en el mercado y en
el colectivo como simples consumidores y marionetas.
Las revoluciones que han acompañaron el desarrollo (industrial y verde) fijaron sus
esfuerzos en la producción de bienes para satisfacer necesidades básicas por una parte, pero
principalmente necesidades creadas. Se promovió la propiedad privada por algunas partes
del mundo y la burocracia ineficiente del Estado por otra, dejando huellas similares sobre el
ambiente. Se marcan, cada día diferencias sociales, por la inequidad en la distribución de la
riqueza, promoviendo la pobreza del ser humano, que la podemos definir desde la
incapacidad de ser emancipado para enfrentar la realidad y luchar para lograr el bienestar
colectivo.
No es hasta la década de los 70 de ese mismo siglo, cuando se comienza a tomar
verdadera consciencia sobre la situación planetaria en relación a cinco grandes factores que
limitarían al desarrollo (Larrain, A., 1989): la población humana, por su crecimiento y
aumento de la pobreza; los recursos naturales por su agotamiento; la producción agrícola
por el autoabastecimiento de las naciones al cual hoy se le han sumado un sin fin de
factores de mercado, inequidad y productividad; la producción industrial por sus tendencia
y deformaciones en el consumidor; y por último la contaminación desmedida como
resultado de la producción agrícola, industrial y el vertiginoso crecimiento de las ciudades.
En este panorama, emergieron diferentes corrientes para promover nuevos modelos de
desarrollo, que apuntaron a solucionar las debilidades, que aun existen en los modelos de
desarrollo imperantes. Se han argumentado, con fuerza, dos tendencias complementarias
pero con diferentes prioridades para promover las transformaciones de los modelos de
desarrollo y frenar la crisis ambiental. Por una parte, la promoción de nuevas tecnologías y
políticas para salvaguardar los recursos naturales. Y por otra, la emancipación del ser
humano a través de la educación, para lograr cambios de comportamiento a favor de las
soluciones ante los problemas ambientales.
Igualmente, durante estos periodos históricos, nos encontramos con dos terminologías
repetitivas, el de desarrollo humano (aun vigente) centrado en el bienestar social y el de
ecodesarrollo que ha tomado diferentes matices, centrado en mantener la salud planetaria
vista desde los sistemas ecológicos y las realidades locales. Sin embargo, fue a finales de la
década de los 80 cuando sale a la luz pública el documento “Nuestro Futuro Común”,
donde se plantea un nuevo modelo que integraría tanto objetivos económicos, como
ecológicos y sociales. Sumándose algunas naciones, en la Cumbre de la Tierra en Río de
Janeiro (1992), al compromiso de iniciar la búsqueda de políticas para encaminar un
“desarrollo sostenible”, fundamentado en la idea de satisfacer las necesidades actuales de
la humanidad, sin comprometer los recursos de las futuras generaciones.
Para efectos de nuestra realidad política y declaración constitucional, el discurso del
marco legal venezolano nos plantea la necesidad de construir el desarrollo sostenible y
promover particularmente sistemas productivos bajo el modelo de desarrollo endógeno.
Resumen histórico de algunos modelos de desarrollo propuestos
Tal como señalamos previamente, en los años 70, y particularmente en América Latina
se trató de promover el ecodesarrollo (Contreras, H., Segundo, L., y Cordero, A., 1977)
que partía del reconocimiento de las potencialidades naturales que ofrecen los ecosistemas,
en los cuales se desarrolla la sociedad. Se planteaba el óptimo uso de los recursos naturales
y se hablaba también de los recursos humanos, con el manejo de tecnologías apropiadas
para elevar la calidad de vida de la sociedad con la mínima destrucción del ambiente. Este
tipo de desarrollo requería de un gran conocimiento ecológico de los ecosistemas usados
por los asentamientos humanos, pero también relacionaba el componente sociológico al
hacer prevalecer la calidad de vida.
En otro sentido, la década de los 90 aportó el término desarrollo territorial que
considera tres componentes esenciales para el desarrollo: primero el espacio geográfico de
los recursos naturales; el segundo es el territorio como paisaje modificado, producto de las
actividades del ser humano; y tercero un territorio con una estructura organizativa de la
sociedad que tiene identidad y características político administrativa comunes entre el
grupo social que lo comparte. Hoy aun se maneja el término en algunos organismos
internacionales y más que como modelo de desarrollo se trata de un enfoque territorial.
También surgen términos como desarrollo regional y desarrollo local, en los cuales
prevalece un sentido de identidad de los grupos sociales con el lugar donde se desenvuelven
y se promueve el progreso. La necesidad de ir dando respuestas a las diferencias en la
distribución de la riqueza, por el disparejo crecimiento económico, y por otro lado,
producto de las desiguales oportunidades para el desarrollo, se hace una no muy clara
inclusión de lo local en lo regional. En ambos casos, se plantea el bienestar colectivo desde
las oportunidades que el sistema brinda al individuo, buscando el protagonismo de los
actores sociales y favoreciendo la descentralización como respuesta a la ineficiente
centralización. Estas propuestas se apoyaron de los modelos económicos imperantes,
planteando la complementariedad de lo local con lo global en un proceso de productividad
y competitividad económica (Borja y Castells, 1997).
Por otra parte se ha mantenido en el discurso internacional, el concepto de Desarrollo
Humano el cual ha jugado un papel importante para promover el bienestar social, pero tiene
una alta complejidad de componentes que hacen difícil medirlo, por sus implicaciones
subjetivas. En tal sentido, en el año 1996 se plantea la medición cuantitativa concreta de
algunos aspectos que la componen, y se establece la comparación de naciones del mundo
en relación al Índice de Desarrollo Humano. Este Índice comprende tres grandes
dimensiones la calidad de vida, longevidad y educación. Estas dimensiones, con medidas
únicamente cuantitativas dejan entredicho características cualitativas de la calidad de vida
de la población, así como la verdadera calidad de los aspectos que componen el ámbito
tanto de la salud como de la educación (Boisier, 2000).
Características del Desarrollo Endógeno
Hasta aquí ya se vislumbraba un sentido holístico, complejo y transdisciplinario en las
diferentes propuestas de desarrollo. Y en este panorama no se puede pasar por alto el modelo
de desarrollo endógeno (DE), que ha jugado un papel protagónico con otras concepciones
de desarrollo que han emergido en el deseo de los cambios paradigmáticos de los modelos
de desarrollo imperantes.
Como una respuesta a la posguerra, surge el DE, el cual se convirtió en una forma de dar
promoción y proteccionismo a la economía de los territorios devastados. Se centró en la
tecnología y potencialidades internas generando políticas que favorecieran la inversión en sus
propios territorios. En la actualidad, nuevamente se pone de moda, particularmente en América
Latina lo endógeno, dentro de una realidad global que se impregna de lo exógeno.
Para el mismo autor, la cultura, producto de la historia y sus actores sociales en
marcados en un territorio, es en definitiva el principal motor de desarrollo, manifiesta en un
sentido de identidad territorial, compromiso e innovación para la transformación
socioeconómica.
Para Mas (2008), en el DE se debe cumplir una serie de axiomas que lo define de lo
que es. El desarrollo se centra en propósitos humanos por encima de los intereses
económicos, es el ser humano quien lo soporta como parte de un colectivo. En tal sentido
requiere de la consciencia por parte del colectivo sobre el dinamismo de las múltiples
dimensiones del desarrollo, desde el paradigma de la complejidad donde se pone de
manifiesto la subjetividad que le impone el ser humano en transformación permanente,
dando matices de imprecisión. Las decisiones se dan en corresponsabilidad entre el Estado
y el colectivo, donde cualquier actor social puede ser disparador de cambio. Es esencial por
tanto la capacidad de organización y la cooperación para lograr el bienestar de la sociedad,
buscando por ende el desarrollo humano que se fortalece de la formación integral del
individuo como miembro activo de ese colectivo.
La misma autora señala algunos conceptos de DE donde se resalta un referente
territorial para el progreso dinamizado internamente, para crecer social, económica y
culturalmente. Por tanto se requiere de cambios estructurales para formar una red
organizativa de los actores y actividades. Los procesos tecnológicos que combinan con el
esfuerzo creativo interno sustentado de una realidad histórica, en la planificación y la
participación.
En la actualidad, no podemos dejar de ver la realidad del desarrollo desde la óptica de
la teoría cuántica, en el sentido de la complementariedad de lo opuesto (Martínez, 1996),
tendremos desarrollo endógeno cuando se encuentre la fórmula de cambio donde se
combine lo endógeno con los factores exógenos, en los cuales se encuentran sumergidas las
realidades socioeconómicas y políticas internacionales. Necesitando también de grupos
sociales con capacidad de emprendedorismo e innovación (Vázquez-Barquero,1997), para
articular las fortalezas y oportunidades, y buscar estrategias para superar las debilidades y
amenazas.
La Educación Ambiental para el Desarrollo Endógeno
Pareciera que la dimensión ambiental no se encontró desde sus inicios relacionada con
la posibilidad de un desarrollo endógeno. Pero desde una visión sistémica, holista e integral
esta muy claro que el ambiente es fundamental en la idea de asegurar un desarrollo para las
futuras generaciones.
Para efectos de esta discusión consideraremos a la Educación Ambiental (EA) como
una disciplina educativa, la cual pretende entre otras cosas dar a conocer la estrecha
relación existente entre los componentes socio - naturales, lo cual requiere ser dinámica y
continua; a la vez se desarrolla tanto en el ámbito formal, como en el no formal de un
contexto particular con un pensamiento global y actuación local. Busca la transformación
de la sociedad, para asegurar la calidad de vida de las actuales y futuras generaciones, hacia
una relación armónica con la naturaleza, fundamentada en conocimientos apropiados y
apropiables a su realidad, donde prevalezca la sensibilidad ambiental que motive a la
participación individual
y colectiva con responsabilidad, una visión holística,
interdisciplinaria, crítica, con compromiso y comportamiento ético. (Hidalgo, 2009).
En este artículo, se trata de visualizar el papel de la EA para el DE, desde la Carta de
Belgrado y Tibilisi argumentando desde sus objetivos y algunos principios, pero también
asomando las nuevas tendencias de la educación para la sostenibilidad; observando una
serie de coincidencias entre los documentos originales y la actualidad. No podemos negar
que el término desarrollo desde el punto de vista teleológico es social, es el ser humano el
que lo busca para demostrar día a día su capacidad de dominación para alcanzar bienestar,
en el cual hoy la dimensión ambiental toma un papel protagónico para asegurar la
sobrevivencia humana en un planeta saludable. Se necesita de la emancipación del ser
humano, la cual requiere aumentar el nivel de conocimientos a través de la educación para y
durante toda la vida, así alcanzar la inclusión social para un nuevo desarrollo con impacto
positivo en lo económico y ecológico.
En tal sentido, ante los objetivos que pretende la EA y el desarrollo sostenible, se
requiere de seres humanos con actitudes acordes a la búsqueda del bienestar colectivo
logrando un alto grado de funcionalidad social y comportamiento ético. Es fundamental la
promoción y rescate de valores para la construcción del futuro. Un ser humano que sea
capaz de aceptar la posibilidad de las diferencias dentro y entre los grupos sociales. Con
una fortalecida moral individual y social se puede asegurar la toma de decisiones adecuadas
para la construcción del futuro (Mas, 2008). Y desde el DE dar verdadero valor al territorio
donde los grupos sociales se desenvuelven y actúen con sentido de corresponsabilidad
ambiental e identidad local.
Tal como queda en evidencia, construir nuevos modelos de desarrollo requiere un alto
contenido axiológico, donde se alcancen algunos valores universales como el valor a la vida, la
libertad, honestidad, solidaridad, responsabilidad, respeto, entre otros. Por tanto, la cultura,
donde se manifiestan los valores, juega un papel importante en el desarrollo de los diferentes
territorios. Así que el respeto a la diversidad cultural, como premisa del desarrollo sostenible, y
la cultura como un regulador y un potencial endógeno para el desarrollo, deben promover la
identidad territorial y canalizar medidas acordes a la realidad.
La toma de decisiones adecuadas para encausar nuevos modelos de desarrollo, requiere de
individuos y colectivos, aparte de tener conocimientos y actitudes, debe tener aptitudes
apropiadas para participar con responsabilidad, fundamentando sus decisiones en una
evaluación crítica de la realidad para no afectar las capacidades de desarrollo de las futuras
generaciones. Es clara la necesidad de las naciones de fortalecer la educación, para contar con
individuos formados de manera integral, con competencias acordes a su realidad y capaces de
incorporarse de manera activa a los procesos de transformación.
CONCLUSIÓN
Existe una complementariedad obligante, indivisible y necesaria entre la Educación
Ambiental y encausar el desarrollo endógeno, que vista bajo el paradigma de la complejidad
(Morin, 1997), en ambas se manifiesta el principio de totalidad formada por las partes
articuladas bajo una comprensión interdisciplinaria. Por otra parte, es imperativo, con el fin de
buscar soluciones a la crisis ambiental, entender el principio retroactivo, donde todo presente es
resultado del pasado y todo futuro es respuesta a las acciones del presente, la EA busca apoyo
en la explicación de los fenómenos ambientales en la historia y el presente, con una visión para
el futuro. Es necesaria la participación del colectivo desde sus percepciones cualitativas y
subjetivas, para dar un reconocimiento legítimo al desarrollo y dejar el pensamiento
inmediatista que nos lleva a la permanente improvisación y fracaso.
Y en otro sentido, el principio dialógico permite entender la realidad para su
transformación, desde el reconocimiento que cada nación es parte de un todo internacional, y
donde existen huellas ecológicas globales sobre el planeta. Entonces, es momento de empezar
a pensar en el bienestar humano y en la dependencia que tenemos de la salud planetaria.
REFERENCIAS
Boisier, S. (2000). Desarrollo local ¿de qué estamos hablando? [Documento en linea].
Disponible: http://tcrenat.fcien.edu.uy/economia/clases/boisier.pdf.
Borja, J. Y Castells, M. (1997), Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la
información. España: Santillana.
Contreras, H., Segundo, L., y Cordero, A., (1977). Conservación de los Recursos Naturales
Renovables y Equilibrio Ecológico en Venezuela: Curso Nacional. UCV, ULA, MARNR
y ME. Caracas.
Hidalgo, C. (2009, Septiembre 15). [Comunicación sobre el concepto de Educación
Ambiental]. Lara, UCLA: Agronomía Informa, 8 (4).
Larrain, A., 1989. Ambiente, calidad de vida y Desarrollo regional: una perspectiva de
futuro. Revista Ambiente y desarrollo, Vol. V, N° 1: 13-33, Abril 1989
Martínez, M. (1996). Comportamiento humano. México: Trillas.
Mas, M. (2008). Desarrollo endógeno y educación. Estrategias de transformación comunitaria.
Venezuela: Panapo.
Morín, E. (1997). Introducción al pensamiento complejo, Gedisa, Barcelona, España.
Vázquez-Barquero, A. (1997), ¿Crecimiento endógeno o desarrollo endógeno?,Uruguay:
Cuadernos del Claeh, 78-79.
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