tecnología se hace camino al andar En Viena (Austria) Gerhard Grundner es uno de los primeros pacientes en el mundo beneficiado por la Genium, una pierna inteligente que contiene sensores, microprocesadores y baterías de litio. Una revolución médica se pone en marcha el hombre biOnico ´ ya está aquí Fabricados en laboratorios y empresas de alta tecnología, en el límite entre la medicina y la robótica, las prótesis, implantes electrónicos y órganos artificiales son cada vez más eficaces y veloces porque permiten a pacientes recuperar funciones perdidas: vista, movimiento o sensación. Texto: Pedro Lima. Fotos: Philippe Psaïla (www.psaila.net) 64 m el primero Antes de su muerte, en octubre de 2010, el joven austríaco Christian Kandlbauer (a la derecha) fue el primer hombre en el mundo en usar un brazo robotizado totalmente controlado por el cerebro. no todos los pacientes podrán recibir dichas prótesis, ya que su implante va a depender de diversos factores, como la edad o la gravedad de la enfermedad. pruebas en marcha En la empresa alemana Otto Bock, se realizan pruebas de calidad de la C-Leg. Esta pierna artificial posibilita una marcha más natural y cómoda. El ejemplo positivo de los implantes cocleares Los científicos y médicos protagonistas de esta revolución biónica toman como ejemplo el espectacular avance de los implantes cocleares. “En el inicio de la década de 1980, cuando apareció esta tecnología que permite transmitir directamente al nervio auditivo señales codificadas por un micrófono y un chip informático, los pacientes solo podían reconocer el 10 por ciento de las frases que se les pronunciaban. Hoy, estamos en más del 90 por ciento y ya se habla de escuchar música corazón Una solución a los trasplantes E sta es una revolución pacífica, mundial y dedicada completamente al bienestar de la humanidad. Una revolución que están experimentando, en varias partes del mundo, algunos centenares de precursores. Los científicos lo llaman “Interfaz hombremáquina”. ¿De qué se trata? De sistemas automáticos y robotizados completamente innovadores que se conectan directamente con tejidos biológicos (células musculares, sensoriales y nerviosas) y que permiten, en determinados casos, recuperar funciones vitales como la vista o el movimiento. Todos los órganos del cuerpo –ojos, manos, piernas, brazos, corazón– se benefician de esta innovación que posibilita a los pacientes realizar otra vez las tareas de la vida diaria, como vestirse solo, ir al baño o cruzar la calle de manera autónoma. al servicio de la ciencia Gracias al desempeño de Christian Kandlbauer, que realiza en esta imagen pruebas de control, nuevas y mejores prótesis podrán ser comercializadas. En un futuro cercano serán dispositivos cotidianos En la actualidad, muchos de estos sistemas son sometidos a ensayos clínicos, no obstante, los especialistas apuestan a que, en un futuro cercano, estén disponibles. “Dentro de 10 o 15 años, estos dispositivos conectados al tejido biológico van a formar parte de la vida diaria”, señala Serge Picaud, biólogo del Instituto de la Visión de París, quien trabaja en la próxima generación de “implantes de retinas” (ver Retina electrónica), que posibilitará a personas que perdieron la vista recuperar parte de sus funciones visuales. Y las razones de esta generalización y democratización futura las explica así: “Los progresos tecnológicos, por una parte, permiten miniaturizar todos los componentes robóticos y electrónicos, y los avances científicos posibilitan la compren- El corazón high-tech podría comenzar a latir antes de fin de año. Próximamente será habitual observar a hombres y mujeres equipados con brazos, piernas y ojos biónicos sión y la modelización de los códigos e informaciones sensoriales y motrices del sistema nervioso y del organismo. Por estas razones y por su generalización, los precios de estas prótesis, actualmente de decenas de miles de dólares, también van a bajar. Aún así, no hay ninguna prótesis que pueda reemplazar el organismo humano y millones de años de evolución darwiniana. Sin embargo, restablecer de manera útil ciertas funciones resulta muy alentador”. En ese sentido, aclara que En el mundo, cada año, más de 100.000 personas necesitan un trasplante de corazón y solo 3.000 de estos órganos son donados. Para el profesor francés Alain Carpentier, la única solución era desarrollar un corazón completamente artificial. Y parece que lo está logrando, gracias al trabajo de 60 personas, a una inversión de millones de dólares y después de 20 años de constantes esfuerzos. “Antes de fin de año empezaremos un primer ensayo con 6 voluntarios para recibir en su pecho nuestro corazón artificial Carmat”, explica. Se trata de un dispositivo de alta tecnología, de apenas 900 gramos (menos que un corazón biológico), que cuenta con varios sensores que miden parámetros biológicos como la presión y el flujo sanguíneo, su temperatura y la evolución de todo el organismo. Teniendo en cuenta estos parámetros, el software de la máquina ordena a dos bombas motorizadas a aumentar o disminuir el flujo sanguíneo. Los tejidos del implante artificial están parcialmente constituidos por pericardio bovino, lo que evita la coagulación de la de Mozart o Beethoven”, comenta José-Alain Sahel, profesor de Oftalmología que dirige, en París, el ensayo terapéutico de implante retiniano más avanzado a nivel mundial. A esto se suma otro ejemplo: la comercialización de la Genium, una nueva prótesis de “pierna inteligente” por parte de la empresa alemana Otto Bock. Controlada completamente por microprocesadores y equipada con cinco sensores que miden en tiempo real la posición de todos sus componentes para programar y dirigir el paso siguiente, este equipo permite “una marcha más natural y saludable” que la precedente pierna artificial llamada C-Leg. El nuevo sistema podrá, además, beneficiar a un gran número de usuarios –personas delgadas o de hasta 150 kg, dado que la prótesis se adaptará de manera personalizada–, como el austríaco Gerhard Grundner, de 45 años, que tuvo la suerte de ser uno de los primeros pacientes en el mundo en usar este prototipo. Manos biónicas a medida sangre, y la energía es provista por potentes baterías de litio, que el paciente podrá llevar en una mochila. “Esperamos alcanzar los cinco años de vida para las personas implantadas con nuestro sistema, comenta Carpentier, lo que corresponde a la esperanza de vida de un paciente que recibe un trasplante de corazón. Si el ensayo resulta exitoso, podremos generalizar su utilización”. Como muchas prótesis y órganos artificiales, su precio será alto, unos 100.000 euros. Pero, comenta Carpentier, “es la mitad de lo que representa un trasplante de corazón humano”. En tanto, en Escocia se desarrolla otro capítulo de la revolución biónica. Allí, más precisamente en Edimburgo, están las oficinas y los laboratorios de alta tecnología de la empresa Touch Bionics, líder mundial de prótesis de mano. “Estamos presentes en más de 40 países y son más de 1.400 los pacientes amputados que fueron equipados con una mano diseñada y construida por nosotros”, explica orgulloso Hugh Gill, director de Investigación y Desarrollo de productos de la empresa. El nombre de este dispositivo, hecho con más de 200 piezas de metal y materiales plásticos de alta resistencia, es I-Limb. “Es la primera Una pierna inteligente, hecha de piezas metálicas, sensores y motores, que permite una marcha natural m 67 Las manos robotizadas de última generación permiten gestos de una precisión y diversidad hasta hoy imposibles retina electrónica Ensayos alentadores Un implante revolucionario restituye, en determinados casos y parcialmente, la vista. Volver a empezar El jubilado escocés Donald McKillop ( a la derecha), volvió a usar sus herramientas gracias al I-Limb, un dispositivo electrónico que imita perfectamente el movimiento de la mano. Abajo, diversos prototipos son probados en el laboratorio. mano biónica del mundo totalmente articulada que se comercializa, –agrega Hugh–. El paciente puede elegir la posición más conveniente para el gesto que desea realizar, como tener el índice apuntado para usar el teclado de la computadora, o apretar los cinco dedos para sostener un vaso en la mano”. El secreto del I-Limb es su control mioeléctrico: dos pequeñas placas metálicas de electrodos, que se colocan en contacto con la piel, detectan los más mínimos impulsos eléctricos generados por los músculos de la extremidad y los interpreta para realizar los movimientos correspondientes. El I-Limb puede incluir un pulgar que, al igual que el del humano, puede rotar en diferentes posiciones y permitir importantes configuraciones de agarre, muchas de las cuales no estaban disponibles con anterioridad. Como una vida nueva Donald McKillop, un simpático jubilado residente en la pequeña ciudad de Kilmarnock, cercana a Edimburgo, es una de las personas que 68 m emplea esta prótesis. “Gracias a ella, puedo usar todas mis herramientas para elaborar los más variados objetos, como lo hacía antes del accidente en el que perdí mi mano, en el año 1977”, explica mientras trabaja en su pequeño jardín, típico de esta ciudad obrera. Otra ventaja, que comenta Hugh Gill, al tiempo que examina la mano de Donald, es la construcción modular de la I-Limb. “Ello significa -dice Gill- que cada dedo impulsado individualmente se puede retirar rápidamente de la prótesis con tan solo soltar un tornillo, lo que facilita su reparación y que los pacientes puedan volver a su vida cotidiana después de una breve visita a la clínica. Habitualmente, los dispositivos se tenían que enviar al fabricante y, con frecuencia, el paciente se quedaba sin su prótesis durante semanas”. Nueva prótesis, más posibilidades De regreso en los laboratorios de Touch Bionics, Hugh Gill presenta la última realización de su empresa, una nueva mano biónica que se comercializa hace unos pocos meses. De color negro, más fina que la I-Limb, se parece más a una mano de ciencia-ficción que a una prótesis humana. “Se llama Pulse -explica- y los pacientes la pueden cubrir con una piel artificial muy similar a la humana. Las mujeres, sobre todo, aprecian esta posibilidad estética, aunque los hombres prefieren usarla con su natural aspecto metálico y futurista”. Pero no son solo estéticos los progresos de la Pulse. La nueva mano permite levantar pesos de hasta 90 kg, 50 kg más que la I-Limb y el paciente puede elegir entre las ocho posiciones que posibilita la prótesis, usando las contracciones musculares transmitidas por los electrodos a la computadora integrada dentro de la máquina. “Un impulso abre los dedos, dos impulsos los cierra, tres dirige el índice...” Sentado delante de su pantalla, Hugh sigue presentando las ventajas de la Pulse, que equipa, por ahora, a solo unas decenas de pacientes en el mundo: el usuario la puede conectar a su PC, con una conexión inalámbrica, para realizar toda la fase de aprendizaje, y programarla según sus necesidades. Así, cada paciente adapta la prótesis a sus necesidades”. Pionero de la era biónica Como cada gran innovación técnica, la biónica tiene sus héroes y pioneros, pacientes que aceptaron ser los primeros en usar ciertos equipos, sacrificando mucho tiempo y energía para mejorarlos. Sin ninguna duda, el joven austríaco Christian Kandlbauer fue uno de ellos. Hasta su muerte accidental en octubre de 2010, este dinámico mecánico, siempre sonriente, fue el primer hombre del mundo en utilizar cotidianamente una prótesis de brazo derecho totalmente controlada por su cerebro. Christian Kandlbauer había perdido ambos brazos luego de sufrir un accidente con corriente de alta tensión. “Para cerrar los dedos –explicaba con su voz cuasi adolescente–, basta pensar en el movimiento de mis antiguos dedos. Para levantar el “Puedo distinguir el borde de las veredas, las bandas blancas del paso peatonal y la forma general de los vehículos”, explica Gilles, un francés no vidente de 50 años que nos recibe en el Instituto de la Visión, en París. Gilles perdió la vista a los 30 años, por causa de una enfermedad de la retina, la retinitis pigmentosa, que provoca la muerte de las células fotorreceptoras, que transforman la luz y la transmiten hasta el cerebro. En 2008, Gilles fue uno de los 32 pacientes que, en el mundo, recibió un implante retinal de 3x5 mm, desarrollado por la empresa US Second Sight. Para ello, se realiza una operación para insertarlo en el fondo del ojo, conectando directamente los electrodos –60 en total– con el tejido retinal. El sistema también está constituido por un par de anteojos con una cámara que captura la escena que observa el paciente. La información tomada por la cámara es transmitida vía inalámbrica hasta el implante de la retina, activando los electrodos, lo que genera en la retina información que el cerebro interpreta como visual. Los resultados del ensayo son alentadores: “Hasta el momento, no hubo complicaciones en ninguno de los 32 pacientes intervenidos y el sistema permitió recuperar datos visuales útiles para estas personas, como el contorno de puertas y ventanas, o de veredas. Y hasta caracteres impresos o letras de tamaño grande. Un dato interesante es que ciertos pacientes se pueden desactivar del sistema cuando quieren. Por lo general, lo usan hasta ocho horas diarias”, comenta el técnico francés José-Alain Sahel. Y esto es solo el comienzo de una nueva era para los tratamientos de las enfermedades de la retina, que afectan a millones de personas en el mundo: “Vamos a iniciar otros ensayos con más pacientes, y mejorar la calidad de los implantes, para obtener resultados cada vez mejores”, agrega Sahel. Las próximas generaciones de implantes, previstas para 2014, contaran con hasta 1.000 electrodos. Según estiman los especialistas, los pacientes tendrían, entonces, la posibilidad de leer textos complejos en diarios, libros, o revistas como la que usted sostiene en este momento en sus manos. brazo, también pienso en hacerlo, y la prótesis ejecuta la orden que le doy”. Para que tal proeza fuera posible, Christian tuvo que someterse a una cirugía para derivar los nervios que antes ejecutaban las órdenes mentales del brazo y de la mano, hacia su músculo pectoral. Así, de manera automática, cuando pensaba en un movimiento de su miembro perdido, el pectoral se contracturaba. Electrodos conectados sobre la piel registraban entonces estas contracciones, para transformarlas inmediatamente en los movimientos correspondientes. Después de muchos esfuerzos, había logrado controlar su brazo biónico y recuperar gran parte de su autonomía, lo que le permitió volver al taller mecánico donde trabajaba antes de su primer accidente. El cerebro en movimiento Para detectar las ondas cerebrales es necesario conectar sobre el cuero cabelludo electrodos. Estos transmiten la orden a la silla de ruedas, aquí testeada por el estudiante Michele Tavela. Controlar una máquina sin ningún contacto Posiblemente, la próxima generación de prótesis podrá actuar sin ninguna conexión entre el cuerpo humano y el sistema artificial. Esta última mutación ya se está gestando en la Escuela politécnica federal de Lausana, en Suiza. Allí, los científicos trabajan en un sistema llamado “Interfaz no invasivo”, que permite controlar máquinas, como sillas de ruedas o computadoras, solo pensando en los gestos “Si quiero ir a la derecha, pienso en este movimiento... es muy sencillo”. En la era biónica también hay un poco de magia o acciones deseadas. ¿Cómo actúa el sistema? “Primero se instalan 16 electrodos sobre la superficie del cuero cabelludo del paciente. Estos electrodos registran la actividad del cerebro y un software interpreta las señales”, explica José del R. Millán, responsable de este programa en el marco del proyecto europeo TOBI de ayuda a personas cuadripléjicas. “Después de una fase de aprendizaje, el paciente solo tiene que pensar en el movimiento que desea que la silla realice, por ejemplo ir para la izquierda. Y la silla responde a la orden mental, moviéndose en la dirección deseada”. Los científicos ahora esperan que la industria se interese en sus increíbles posibilidades para comenzar a comercializarlas. Empezaría, entonces, la próxima era biónica... m 69