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Copyright 2004 by Psykhe
ISSN 0717-0297
PSYKHE
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Mercados Económicos y Patología Narcisista Ante el Trasfondo de la
Discusión en Torno al Concepto de Rol
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Discussion Around the Concept of Role
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La psicología últimamente ha prestado un grado de atención creciente a la incidencia de factores sociales en
ciertos fenómenos indiv
iduales tradicionalmente ab
ordados por las psicologías clínicas clá
sicas.Esta preocupación por sistematiz
ar la relación entre la sociedad y el á
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de repensar estas relaciones de reciprocidad desde una perspectiv
a diferente a la de los paradigmas tradicionales.Al
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eto y la sociedad,en té
rminos generales,se pueden distinguir dos modelos de
sociedad,una forma colectiv
ista y otra indiv
idualista,q
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an una cierta preconcepción implícita
acerca de cómo pensar las relaciones entre suj
eto y sociedad.A partir de una rev
isión crítica del concepto de rol,
que se ofrece como la v
isagra entre el terreno de lo subj
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o y el campo de lo social,se proponen algunos
elementos para la construcción de una teoría crítica de la sub
j
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idad.Dicha teoría,má
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un desafío pendiente,q
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impuestas por la hegemonía discursiv
a de los “
grandes metarrelatos”
.Finalmente,mediante el aná
lisis del desempleo masiv
o y de las patologías narcisistas,se ej
emplifica lo ex
puesto con anterioridad.
Psy
chology has recently demonstrated an increasing degree of attention concerning the influence of social
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idual phenomena,traditionally handled b
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chologies.This concern
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Introducción
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ter a ciertos términos clásicos –
y con ello, a determi-
nas híbridas, creadas expresamente con el propósi-
nadas distinciones conceptuales– a discusión.
to de estudiar las relaciones e interacciones en cues-
Al momento de querer precisar la incidencia de
tión, se deja explicar, al menos parcialmente, por la
ciertos factores sociales en problemáticas habitual-
consideración casi exclusiva de la supuesta inciden-
mente inscritas en el campo de la medicina o de la
cia de la sociedad sobre ciertas enfermedades
psicología, los conceptos principales que requieren
(Rosemeier, 1991;
Wilker, Bischoff & Novak, 1994
),
ser revisados son, primero, la noción de sociedad y,
inscritas en un no man’s land ubicado a medio cami-
segundo, la de sujeto. En tercer lugar, se recomienda
no entre las ciencias biológicas y el estudio de la
revisar y precisar no solamente los términos en cues-
mente, y la omisión de cualquier revisión crítica de
tión, sino las mismas relaciones entre sujeto y socie-
los respectivos pre-conceptos ideológicos implica-
dad. El estado actual de esta discusión ha resaltado
dos.
la necesidad inminente de poner en relación sujeto y
Dadas estas condiciones es posible aseverar que
sociedad de un modo novedoso y original, capaz de
el peso relativo y la especificidad del factor social en
transcender el precario marco impuesto por la com-
la emergencia, génesis y perpetuación de determi-
binación perjudicial entre las representaciones es-
nados fenómenos contemporáneos solamente po-
1
pontáneas, ingenuas y el sentido común .
La insuficiencia y precariedad de los principales
2
esquemas apriorísticos
manejados por las discipli-
drá ser descrito, ponderado y matizado adecuadamente si, mediante una especie de re-flexión epistemológica, un giro o una torna hacia los propios fundamentos, se revisan los supuestos implícitos y pre-
1
Como ejemplo del hermetismo epistemológico de la medi-
juicios acallados desde los cuales es pensada la re-
cina contemporánea se puede citar la concepción de enfer-
lación entre lo social y lo subjetivo.
medad en medicina, uno de los conceptos más resistentes al
cambio y a la reestructuración cognoscitiva, y que suele
estar construida sobre los supuestos ininterrogables e inamovibles acerca de la anterioridad lógica de procesos pato-
pensar a la sociedad, que, como se demostrará, a su
fisiológicos, microbiológicos, endocrinológicos o anátomo-
vez implican determinadas preconcepciones cognos-
funcionales y su incidencia en la configuración definitiva
del “cuadro” sindromático. Siguendo a Weiner (
1979)
, se
pueden identificar tres modelos básicos que subyacen a esta
comprensión de enfermedad y que son, respectivamente, el
modelo de las enfermedades infecciosas de R. Koch, el
modelo de la biología celular de R. Vichow y, por último, el
modelo diagnóstico en cualquiera de sus variaciones. Más
allá de las diferencias y distinciones destaca el elevado grado de reduccionismo inherente a los tres modelos en cuestión y su impermeabilidad a una demanda reciente, centrada en la exigencia de la justa consideración de la ciclicidad o
recursividad de las relaciones entre el sujeto y el contexto y
el abandono de los esquemas explicativos basados en la
2
En concreto, se propone, primero, repasar dos
modelos hegemónicos de sociedad, dos formas de
citivas relativas a un concepto de sujeto particular.
Segundo, con tal de centrar el foco de la atención en
la articulación sujeto-sociedad se revisarán algunos
antecedentes clásicos relativos al concepto de rol.
Tercero, recogiendo las sugerencias que se desprenden de los primeros dos pasos, se esbozarán algunas nociones fundamentales, a partir de las cuales
es posible repensar la relación entre sociedad y subjetividad. Cuarto, a modo de ejemplo se discutirá la
dialéctica sociedad-subjetividad mediante el análi-
asunción de la linearidad y causalidad simples.
sis del modelo económico hegemónico y la patolo-
Un ejemplo paradigmático para semejantes esquemas pue-
gía narcisista como su correlato individual.
de ser visto en el modelo topográfico en su versión más
simple, que distingue, por un lado, entre un sustrato, un
fundamento o una base subyacente y, por el otro, una
supraestructura o Überbau (
la palabra alemana Überbau,
tal como sucede análogamente con Überi
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que la palabra supra- o sobreestructura parecería ser la más
Dos Formas Básicas de Sociedad y el
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De acuerdo a una distinción ampliamente di-
adecuada)sobrepuesto. Semejante representación, a pesar
fundida, aunque no exenta de polémica, en cien-
de ser evidente, en contra de toda lógica racional ha llegado
cias sociales se ha convenido hablar de dos formas
a materializarse como esquema cognitivo apriorístico en
o modelos de sociedad elementales (Vanberg, 197
5
),
vastos círculos académicos y científicos, consagrados al
estudio del hombre y de su contexto social, cultural y eco-
a saber, por un lado, la llamada versión colectivista
nómico. Dicho modelo se compone, a su vez, de dos grupos
y, por el otro, la versión denominada individualis-
de tendencias vectoriales: por un lado, los llamados enfo-
ta. En ambas perspectivas, con tal de subrayar lo
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, que se centran en la identificación de factores sociales que devienen relevantes con respecto a enfermedades específicas y, por el otro, los enfoques bo
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que tienen en común, se trata de analizar la relación
entre sujeto y sociedad, en particular de cómo se
dedicados al estudio de las repercusiones de enfermedades
compone el factor sociógeno y cómo actúa especí-
singulares sobre el todo de la estructura social.
ficamente.
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s, se remo
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ue demuestran tener lo
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ciólo
go
s indiv
idualistas de lo
s fenómeno
s
humano
s. Suj
eto
, s
ubj
ec
t
um, má
s allá de la distinción
cartesiana q
ue se encuentra má
s próx
ima a la idea de indiv
i-
3
Este énfasis, central para la demarcación del lugar y
duo
, se relacio
na ya sea co
n las div
ersas filo
so
fí
as de la sub
j
e-
papel del suj
eto es rescatado en la precisión hecha po
r
tiv
idad o co
n el deb
ate (
po
stmo
derno
)desecadenado a partir
Alth
usser cuando enfatiz
a q
ue “
la estructura de las rela-
de la apresurada declaración de la muerte del suj
eto (
mo
der-
cio
nes de pro
ducción determina lugares y funcio
nes q
ue
no
)
. A nuestro parecer, co
mo se espera demo
strar, este ú
lti-
so
n o
cupado
s y asumido
s po
r agentes de la pro
ducción,
mo co
ncepto po
r su po
lisemia y plasticidad permite pensar
q
ue no so
n j
amá
s sino lo
s o
cupantes de esto
s lugares, en
la relación entre ontogénesis y filogénesis de manera
la medida en q
ue so
n lo
s “
po
rtado
res” (
Träger)de estas
funcio
nes.” (
Althusser, 1969, p. 194)
. De este pasaj
e,
no
v
edo
sa y pro
ductiv
a tanto para psico
lo
gí
a y so
cio
lo
gí
a.
5
El precurso
r má
s impo
rtante del indiv
idualismo pro
b
ab
le-
leyéndo
lo co
n detención y co
nsiderando su ub
icación en
mente sea A. Smith (
1
7
7
6
)
, segú
n q
uien las so
ciedades, tal
la trama argumentativ
a althusseriana, se puede ex
traer
co
mo se co
no
cen h
o
y en dí
a, está
n co
nstituí
das esencial-
q
ue lo
s v
erdadero
s suj
eto
s, esto es, lo
s agentes de la pro
-
mente po
r la interacción entre sus miemb
ro
s, en do
nde inte-
ducción, no so
n reducib
les a lo
s mero
s o
cupantes o fun-
resa particularmente la co
nsideración no de decisio
nes co
ns-
cio
nario
s de esto
s lugares y estas funcio
nes, sino que
cientes y racio
nales, sino la captación y precisión de acto
s y
interv
ienen activ
amente en su definición y distrib
ución.
eleccio
nes no
intencio
nadas, indeseadas o inv
o
luntarias. El
La palabra alemana Träger designa lo
s so
po
rtes de la
o
ptimismo inh
erente a la apro
x
imación de Smith se ex
presa
pro
ducción, su andamio distintiv
oq
ue se so
stiene so
b
re
en la esperanz
a q
ue lo
s efecto
s no
intencio
nado
s, siguiendo
un respaldo h
umano
, capaz de engendrarla y sustentarla
su tendencia inh
erente, a la larga co
ntrib
uyen al b
ienestar, el
a la v
ez
.
co
nsenso y la armo
ní
a de to
do
s, una co
nv
icción ilustrada po
r
su co
ncepto de la “i
n
v
i
s
i
b
l
e h
a
n
d
”.
104
BRUNNHUBERY BORNHAUS
ER
antropología implícita, una determinada concepción de
y autoritario, se vuelven culpables de efectuar un cie-
hombre y una jerarquización previa de valores . Esta
rre epistemológico con respecto a otras producciones
situación se ve agravada por el hecho de que su emer-
discursivas. El rechazo tajante de cualquier cuestiona-
6
gencia sólo se vuelve comprensible a posteriori, esto
miento o interrogación proveniente desde el “exterior
es, al analizar retrospectivamente sus condiciones par-
discursivo” es el resultado del repliegue discursivo
ticulares de producción. Lo que interesa retener por el
responsable del hermetismo argumentativo.
momento es, sin embargo, la idea de una pre-concep-
La capacidad de repensar los términos en cues-
ción del hombre, una suerte de intuición preconcep-
tión y de articularlos de manera productiva depen-
tual a propósito de la consistencia y “esencia” de lo
de, por lo visto, de la apertura crítica hacia otros
humano, una tendencia oculta que siempre es silencia-
saberes y la disposición al diálogo con otras posi-
da, mantenida forzosamente aparte, pero que, por mu-
ciones y otras formaciones discursivas. Ello requie-
chas trabas y resistencias que se le opongan, termina
re, como primer paso, el abandono de las posturas
por manifestarse a través de los resultados y produc-
ortodoxas y fundamentalistas a cambio del debate
tos de la investigación científica efectuada sobre se-
pluralista y desprejuiciado. A continuación, fijando
mejantes supuestos. La mayoría de las posiciones so-
como punto de anclaje el estado actual de la discu-
ciológicas en este sensible punto de intersección entre
sión en torno al concepto de rol, se avanzará en la
psicología y ciencias sociales devienen regularmente
definición conceptual de la noción de sujeto, tradi-
circulares y herméticas:
circulares, porque, en desco-
cionalmente opuesta al concepto de sociedad.
nocimiento flagrante de las máximas kantianas, depositan a priori en el concepto de persona justamente lo
El Concepto de Rol
que posteriormente reaparece como supuesto resultado o producto enmarcado por la respectiva teoría de la
En lo que sigue se intentará progresar en lo relativo
sociedad ; herméticas, porque, en un gesto dogmático
a la f
ormulac
ió
nd
e una teorí
ad
e la sub
j
etivid
ad
,
enten-
6
f
ormac
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n teó
ric
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omplej
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a,
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apazd
e entre-
7
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id
a no c
omo una teorí
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e lo ind
ivid
ual sino c
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Por ejemplo, si se extrapolan las consecuencias más inmediatas q
ue se sig
uen de la v
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n-de-h
omb
re de un T
.Hob
b
es o de
J
.
Lock
e, se puede estar seg
uro q
ue las ref
lexiones relativ
as a la
explicació
n de determinados f
enó
menos sociales –
contrato
social, relació
n de poder, control, institucionaliz
ació
n, dere-
noriz
ad
od
e algunas implic
ac
iones d
e lo que h
a sid
o la
ch
o y actuar econó
mico, de la práctica educativ
a concreta
respuesta más ex
itosa generad
a por parte d
e la soc
io-
h
acia el prog
rama sistemático de Bildung– llev
arán a resulta-
logí
a ind
ivid
ualista f
rente a la ex
igenc
ia d
ec
arac
teriz
ar
dos del todo dif
erentes y div
erg
entes.
7
gar un aporte d
ec
isivo a la pregunta por la relac
ió
n
soc
ied
ad
suj
eto. Para ello se partirá d
el análisis porme-
Ha de adv
ertirse en este lug
ar q
ue desde cierta perspectiv
a,
mej
or la visagra entre suj
eto ysoc
ied
ad–
el c
onc
epto
contrariamente a la tendencia may
oritaria en ciencias socia-
d
e rol (
Dah
rend
orf
,
1
9
5
8
)
–
,
una id
ea que h
a marc
ad
oy
les, justamente lo no-intencionado, aq
uello q
ue escapa al
d
ominad
o la d
isc
usió
n en c
ienc
ias soc
iales .
8
control y a la v
oluntad del sujeto consciente, se h
a conv
ertido en un f
actor esencial de cualq
uier análisis de lo h
umano.
S
in emb
arg
o, con tal de ev
itar cualq
uier malentendido, se h
a
Por rol en un sentid
o c
lásic
o se entiend
e el c
onj
unto d
e ex
pec
tativas yex
igenc
ias c
omportamen-
de aclarar de inmediato q
ue lo in-determinado no es un lug
ar
tales y ac
titud
inales d
irigid
as a quien oc
upa una
v
ací
o, cieg
o y meramente f
ormal, q
ue h
a de articular el
d
eterminad
a posic
ió
n soc
ial (
Lang & Faller,
1
9
9
8
)
.
indiv
iduo con la sociedad, sino q
ue posee una estructura pal-
M ientras que la posic
ió
n d
esigna un lugar ub
ic
ad
o
pab
le, ref
erida a un sustrato y una materia identif
icab
les.De
este lug
ar, f
recuentemente ig
norado, h
a de arrancar la crí
tica
en el sistema d
e relac
iones soc
iales d
e rec
iproc
i-
a las máximas de la teorí
a del r
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t
io
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h
o
ic
e(
Esser, 1
9
9
3
)
,
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ad
,entonc
es el rol pued
e ser pensad
o c
omo el
q
ue parte del supuesto de la coincidencia necesaria entre
aspec
to d
inámic
o d
e la posic
ió
n soc
ial. Dad
o este
actos de elecció
n racionales y conscientes y la interpreta-
c
arác
ter d
inámic
o,los roles soc
iales h
an d
e ser
ció
n del contexto.Lo mismo v
ale para la teorí
a econó
mica
neoclásica (
Samuelson et al.
, 1
9
9
8
)
, construida sob
re la conv
icció
n q
ue los h
ech
os sociales y econó
micos h
an sido g
enerados a partir de las manif
estaciones pref
erenciales de un
sujeto consciente de sus necesidades y de sus motiv
aciones,
interesado en maximiz
ar su g
anancia y optimiz
ar su b
enef
icio.La desconsideració
n o desmentida de la posib
le incidencia de lo inconsciente y de las patolog
í
as o desv
iaciones
psí
q
uicas –
amb
as prob
lemáticas aparecen emparentadas h
istó
ricamente en el psicoanálisis f
reudiano– en la g
eneració
n
de f
enó
menos sociales particulares y de la estructura social
en g
eneral, a posteriori só
lo puede ser explicada como consecuencia del dominio h
eg
emó
nico irrestricto de un racionalismo totalitario e intolerante.
8
Como rev
ela el análisis, pormenoriz
ado y sinó
ptico a la
v
ez
, de la g
enealog
í
a de la noció
n de rol, é
ste es el resultado –
transitorio– de un dev
enir complejo e imb
ricado, lleno de g
iros, v
irajes y replieg
ues.En ef
ecto, su h
istoria
ef
ectiv
a, más q
ue v
erse representada por una continuidad
ideal, semejante al mov
imiento teleoló
g
ico a encadenamiento natural, “
es por el contrario una mirí
ada de sucesos entrecruz
ados;lo que nos parece hoy ‘
marav
illosamente ab
ig
arrado, prof
undo, lleno de sentido’
, se deb
e a
q
ue una ‘
multitud de errores y de f
antasmas’lo h
an h
ech
o
nacer, y lo h
ab
itan todav
í
a en secreto”
.(
F
.Nietz
sch
e, en
M .Foucault, 1
9
8
4
, p.2
1
)
.
M ERCADOSECONÓM I
COSY P
ATOLOGÍ
ANARCI
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n
106
BRUNNHUBER Y BORNHAUSER
roles sociales divergentes y diferentes. La libertad a
citoy
en. El contexto político, por consiguiente, de-
la cual se aspira es la autorrealización y el buen vivir.
manda la presencia de categorías psicológicas tales
Desde un punto de vista sociológico, se pone en
como solidaridad, responsabilidad y compromiso
juego la relación entre vida privada y pública o la
social. El contexto político no se reduce a la suma de
asimilación o el rechazo de determinados bienes cul-
los intereses particulares, ni a la división equitativa
turales. Los llamados textos culturales de S. Freud
de valores y virtudes sustanciales, ni se limita a des-
(1913, 1921, 1927, 1930) ofrecen un buen ejemplo de
cribir los espacios de acción individuales al interior
descripción de cómo el sujeto, mediante diversos
de los cuales cada uno puede hacer lo que quiera.
procesos de socialización primaria, se define esen-
Más bien, la magnitud de libertad es definida por los
cialmente por relaciones de significación culturales
standards sociales y derechos ciudadanos descri-
o tradicionales, valores compartidos, historias o na-
tos por Dahrendorf (1992) en el contexto social mo-
rraciones míticas, etc.
derno.
En segundo lugar, se vuelve pertinente conside-
Cuarto y último, un contexto antrop
oló
gico: la
rar un contexto legal: los encuentros interpersona-
relación entre individuos singulares aquí se com-
les en una sociedad de derecho exigen que en un
prende como una relación fundamental o general
momento dado se efectúe la abstracción de perte-
entre seres humanos, donde primariamente no se
nencias éticas específicas. En este contexto, se tra-
trata de comunidades políticas o de derechos socia-
ta, pues, de demandas y normas formales, estrictas
les, sino que se juega el reconocimiento recíproco
y recíprocas, donde el otro aparece como sujeto le-
como hombre “en sí”. Los roles que se derivan de
gal en pie de igualdad, es decir, como b
ou
rgeois
. La
este contexto no están determinados por institucio-
identidad histórico-cultural analizada en el primer
nes políticas, sino por afirmaciones generales acer-
contexto mencionado aquí es relevada por los crite-
ca de standards antropológicos. En este contexto
rios formales y procedurales que se encuentran al
no se aspira a negar preguntas étnicas, legales o
servicio de todos los participantes con tal de garan-
políticas, sino a definir las condiciones transétnicas,
tizar la realización de sus respectivos intereses de
translegales y transpolíticas para dibujar un encua-
posición. Por lo general, se trata de asuntos relati-
dre en el cual sea posible la convivencia humana. En
vos a la propiedad privada, la libertad de opinión, la
términos generales, se han de distinguir dos posi-
seguridad social mínima, la libertad de elección, la
ciones fundamentales: una posición deontológica,
movilidad geográfica, etc. En términos generales, se
que prescribe principalmente el procedimiento for-
aspira a asegurar socialmente la libertad de acción
mal a seguir y una posición material-sustancial, cen-
del individuo. El límite entre el contexto ético y legal
trada más bien en los aspectos de contenido. Am-
está marcado por la frontera entre generalidad y re-
bas posiciones no solamente deben resistir la pues-
ciprocidad, donde se intenta justamente transcender
ta a prueba por la pregunta por la universalidad, sino
la contingencia, el perspectivismo y el carácter co-
que también han de cumplir con los criterios prescri-
munal de pertenencias culturales o étnicas. La difi-
tos por la falsificabilidad general.
cultad reside justamente en garantizar la identidad
La sociología académica, que ha ubicado el rol en
étnica hacia el interior y simultáneamente asegurar
este contexto problemático desde el auge de las diver-
la garantía de una reciprocidad máxima hacia el exte-
sas psicologías, ha sido criticada arduamente por con-
rior (Martin & Frost, 1996).
templar el rol exclusivamente desde el “exterior” o el
Tercero, un contexto p
olí
tico: determinadas con-
“afuera”, descuidando lo que, en oposición a los fac-
gregaciones estables de sujetos se forman no por-
tores tratados por ella, se podrían llamar sus aspectos
que posean exigencias legales formales idénticas o
“interiores”. Se le suele reprochar que, por muy dife-
porque estén determinados por el mismo fondo cul-
renciada y detallada que se haya vuelto la descripción
tural, sino porque son o desean ser miembros acti-
y el desglose de los roles, su aproximación siempre
vos de la sociedad comprometidos con el bien co-
estará sujeta a esta parcialidad o tendencialidad inhe-
mún. El otro aquí aparece como conciudadano. La
rente. La crítica fuerte formulada hacia la sociología es
aplicación de procedimientos legales con el fin de
que sus distinciones y precisiones, dado este sesgo,
realizar determinados intereses sociales se ve rele-
seguirán siendo observaciones exteriores, en las cua-
vado por la participación en el proceso político-so-
les las expectativas y los standards sociales enfrenta-
cial, la lucha por los derechos cuidadanos de gru-
dos al sujeto siguen siendo decisivos a la hora de de-
pos sociales minoritarios y subrepresentados, en
terminar sus “acciones comunicativas” (Habermas,
suma, la aspiración al reconocimiento del otro como
1981, 1983). Dicha aproximación, particularmente difun-
MERCADOS ECONÓMICOS Y PATOLOGÍA NARCISISTA
107
dida entre las escuelas individualistas, destaca sobre
el actuar, comunicar e interactuar del sujeto no están
todo por la consideración privilegiada o mayoritaria
determinados por un sólo sistema motivacional, sino
del contenido cognitivo y racional del rol, desconside-
por diferentes sistemas de motivación, que pueden
rando o desestimando simultáneamente los factores
entrar en relaciones de convergencia u oposición
“intrapsíquicos” asociados.
(Lichtenberg, 1989). Se pueden destacar el sistema
Este aparente desequilibrio, naturalmente, no ha
aversivo, el reconocimiento social, la satisfacción
tardado en generar reactivamente una propuesta al-
de estados fisiológicos de tensión, sensaciones sen-
ternativa, un intento de compensación o de crear al
sitivo-sensuales y la conducta de exploración.
menos un cierto contrapeso teórico. Dicha formula-
Mientras que a nivel sociológico se ha de partir
ción complementaria, ya que el concepto de rol no es
de una reciprocidad constante y, hasta cierto punto,
ni ha sido una noción reservada únicamente al domi-
primordial entre sujeto y sociedad, a nivel indivi-
nio de la sociología, proviene del discurso psicológi-
dual-psicológico el sujeto psicológico, concebido
co (Moreno, 1954
), es decir, aquel decir especializado,
sobre el modelo del sujeto moderno clásico, está
oficialmente dedicado al “estudio científico de la mente
organizado sustancialmente por “categorías intra-
y de la conducta humana”. Se ha dicho, con respecto
subjetivas”, hasta cierto punto autónomas y aisla-
al acercamiento psicológico al tema, que ésta, a dife-
das del acontecer social. Una teoría integrativa, cons-
rencia de la sociología, caracteriza el rol desde el “in-
truida sobre el concepto de rol, necesariamente debe
terior”. Al revisar la bibliografía pertinente, nueva-
considerar a ambos aspectos, tanto el sociológico
mente es posible identificar cuatro aspectos funda-
como el psicológico. Además, no debe limitarse a
mentales que distinguen la concepción psicológica
consideraciones reduccionistas y unilaterales, ten-
de rol. Éstos se enumeran a continuación.
dientes a privilegiar un punto de vista racional, sino
Primero, un aspecto evolutivo: hasta alcanzar la
que ha de partir de la consideración de manifesta-
conformación (definitiva) de un comportamiento ra-
ciones disfuncionales, psicopatológicas y margina-
cional-consciente ajustado a un rol social determi-
les con tal de explicar determinados hechos sociales
nado, el sujeto ha de atravesar o recorrer varias eta-
y de descifrar la relación recursiva entre sujeto y
pas o períodos del desarrollo psíquico. Se encuen-
sociedad. Hasta el momento se han distinguido bá-
tra una discusión detallada del aspecto genético o
sicamente tres movimientos o direcciones argumen-
evolutivo en los trabajos de Piaget (194
7, 1967, 1972),
tativas: Un movimiento topd
own y bottomup en-
Dornes (1996) y Malatesta (1990). Segundo, la es-
tre el sujeto y el todo social articulado. Un movi-
tructura valórica y de sí mismo: la comprensión psí-
miento hacia el interior, el espacio vivencial, hacia
quica del rol está asociada al desarollo de la estruc-
los diferentes motivos y la estructura valórica y del
tura interna de los valores y del sí mismo, en cuya
sí-mismo y uno hacia el exterior, es decir, hacia los
configuración confluyen y coinciden diversos pro-
diferentes contextos sociales y sus expectativas
cesos de internalización, como resultado de las cua-
cuasi-objetivas. Y finalmente la posibilidad de iden-
les acontece la cristalización de estructuras reflexi-
tificar disfuncionalidades, distorsiones y malogros
vas a lo largo de las cuales se incrementa la capaci-
evolutivos a partir de los cuales sea posible explicar
dad de la percepción diferenciada y se modifica la
la estructura y dinámica dominante.
comprensión del traspaso de roles. Kernberg (1976),
Una teoría crítica, basada en la problematización de
Stern (1977, 1985) y Moreno (1954
) han descrito la
la relación sociedad-sujeto, que pretenda superar las
configuración sucesiva de las estructuras reflexivas
restricciones disciplinarias administrativas y los
necesarias para la percepción diferenciada tanto del
reduccionismos epistemológicos oportunistas, al mis-
otro como de uno mismo, logro necesario para la
mo tiempo ha de considerar y de interrogar críticamente
asunción y el traspaso de roles. Tercero, el espacio
la validez de semejantes distinciones. Un buen ejemplo
intrapsíq
uico: el aprendizaje de roles en primer lu-
para ello lo constituyen los trabajos de Canguilhem
gar es un proceso afectivo, acompañ
ado de un re-
(1966), Castel (1976) y Foucault (1954
, 1961, 1999), so-
fuerzo del enfoque subjetivo, diversos efectos de
bre lo normal y lo patológico y los estudios de Butler
imitación y el intercambio efectivo de roles. Al ha-
(1987, 1990), Taylor (1989) o Dor (1994
) relativos a las
blar de espacio interior (Moreno, 1959) se desplaza
categorías del interior y del exterior. El elemento común
la atención desde el contenido cuasi-objetivo de un
a las investigaciones más recientes es que dichas cate-
rol determinado hacia la comprensión y representa-
gorías, lejos de preexistir con anterioridad a la constitu-
ción subjetiva del mismo, su coherencia y lógica in-
ción del sujeto, son pensadas como el efecto de distin-
ternas. Cuarto, los diversos sistemas de motivación:
ciones conceptuales trazadas discursivamente. Por
108
BRUNNHUBER Y BORNHAUSER
consiguiente, se trata en los casos comentados de efec-
general, ya no puede ser tratado como un aconteci-
tos de discurso, productos de un repliegue reflexivo
miento regional o conjuntural, acaso generado a partir
que transciende los esquemas lineales y las relaciones
de la dinámica propia de determinadas ramas econó-
causa-efecto convencionales. Una teoría integrativa
micas particulares, sino que demanda ser compren-
de la relación sociedad-sujeto a la altura de las exigen-
dido y tratado como un producto tardío del capita-
cias epistemológicas contemporáneas deberá consi-
lismo. Siguiendo la línea argumentativa expuesta por
derar las consecuencias cognoscitivas y teóricas que
J
. Schumpeter (1993) y J
. M. Keynes (1936) a propó-
se desprenden de lo anterior.
sito de la crisis de empleo de los años 30, más que un
fenómeno pasajero, circunscrito a determinados factores exógenos –
y, en consecuencia, impredecibles
Un Ejemplo: Desempleo Masivo
e incontrolables–
, el desempleo masivo es un sínto-
yPat
olog
í
a Nar
c
isist
a
ma, una expresión o manifestación generada por el
A continuación, se propone ilustrar lo expuesto
mediante el análisis del desempleo masivo, un fenómeno actual extensamente difundido y que supera ampliamente tanto el ámbito de la sociología clásica como
el marco de la psicología individual. Como primer acercamiento se propone discutir la relación entre las cuotas de desempleo y el modelo económico dominante,
es decir, la forma en la cual se organizan la circulación
de capital y de mercancías, las relaciones de propiedad, el proceso de producción carecterístico, etc., por
lo cual será necesario dedicar algunas consideraciones al funcionamiento del modelo económico imperante
en prácticamente todo el mundo. Este modelo posee la
paradojal particularidad, por un lado, de constituir al
hombre como subjectum, como un súbdito, un ente
insalvablemente sometido, sujetado y determinado por
una instancia que lo trasciende y supera y, por el otro,
de exigir y demandarle que se comporte como sujeto
ilustrado, es decir, librado del yugo de la dominación
externa, dotado de facultades cognitivas destacadas
que lo vuelven transparente ante sí.
El desempleo masivo dista de ser un fenómeno
transitorio propio del fin del siglo XX, sino que es
un momento inherente al desarrollo del mercado competitivo moderno y, por consiguiente, una propiedad estructural de las sociedades modernas. El desempleo, ante el trasfondo de un convencimiento
general que una “sociedad de dos tercios”
9
repre-
senta la única alternativa socioeconómica factible
9
Esta expresión alude a que un número significativo, a sab
er, un tercio de la pob
lación activa en rigor y
a no “
se
necesita” para la mantención, el aseguramiento, la identi-
propio mercado. Los mercados competitivos, el contexto general en el cual se produce la situación de
desempleo anteriormente comentada, como se sabe
actualmente, son inmanentemente inestables y
subconsumtivos, una afirmación que se puede precisar al menos en tres aspectos.
En primer lugar, el grado de globaliz
ación, un
fenómeno relativamente reciente que, a grandes rasgos, describe el desprendimiento o la desvinculación del acontecer económico de su marco contextual
local y la pérdida concomitante de saberes culturales y regionales como consecuencia de esta mayor
movilidad geográfica (Gray, 1999). La dificultad de
regionalizar o circunscribir los mercados competitivos modernos a zonas o áreas delimitadas, implica la
necesidad inminente de revisar ciertos argumentos
económicos clásicos. En especial el argumento de J
.
B. Say (1972), que postula que cada producción crea
su propio ingreso, o el teorema de la ventaja relativa
de costo de D. Ricardo (1817), teoremas que subyacen a la economía clásica, y que a la luz de los desarrollos contemporáneos resultan altamente dudosos.
Segundo, bajo las citadas condiciones de competencia siempre se trata de invertir un máximo en
tecnología eficiente. Actualmente existe una poderosa presión tecnológica, que conduce forzosamente a efectos de liberación o desprendimiento
(Minford, 1997), un efecto que es responsable de
2/
3 de los desempleados. Siempre será más racional sustituir plazas de trabajo por tecnologías alternativas, ya que éstas, a diferencia de lo que sucede con los obreros, conllevan siempre un incre-
ficación h
acia el interior y la delimitación h
acia el exte-
mento de la competitividad y de la eficiencia de la
rior de la sociedad postindustrial.Como consecuencia de
producción. Se han analizado sobre todo tres efec-
esta relación much
os grupos marginales o minoritarios no
solamente h
an sido desacoplados del desarrollo h
acia un
b
ienestar creciente, sino que simplemente y
a no son inte-
tos directos del factor tecnológico sobre el mercado laboral: a) los elevados efectos de escala con-
grab
les en el desarrollo de sociedades de masa complej
as.
ducen a una producción más barata y a largo plazo
Este efecto de exclusión h
a sido verificado empí
ricamen-
a ingresos regionales más bajos, b) se ha creado
te y a nivel glob
al se presenta de manera aún má
s agravada, por lo cual tamb
ié
n se h
ab
la de una sociedad de 2
0
:
8
0
o del modelo de Brasil (
M artin & Sch
umann, 1
9
9
6
)
.
una nueva figura social, llamada por Toffler (1980)
“prosumidor”, en la que el consumidor final está
MERCADOS ECONÓMICOS Y PATOLOGÍA NARCISISTA
109
cada vez más implicado en el proceso de produc-
relaciones concretas de dominación (Althusser,
ción y de logística, c) mediante el incremento del
1977). Toda sociedad para su supervivencia y man-
empleo intensivo de tecnologías se requieren tra-
tención requiere de la reproducción de dichas rela-
bajadores no-calificados en un grado creciente, que
ciones de poder a través de los modos de subjetivi-
en un segundo paso son fácilmente eliminables por
dad que ella implementa y fomenta (Foucault, 1994).
otro paso de racionamiento. Se observa, entonces,
Por ende, cualquier análisis psico-social tendrá que
como se produce un aumento de la productividad
prestar particular atención a las diversas modalida-
de la hora laboral media. Es decir, no se incrementa
des de engranaje entre mecanismos establecidos de
la productividad creando nuevas plazas de trabajo,
control social y manifestaciones contemporáneas de
sino que se involucra al individuo más intensamente
subjetividad asociadas a cambios en la estructura
en el acontecer económico; en otras palabras, se
social.
intensifica su explotación y desguazamiento.
En tercer lugar, habría que considerar el factor
En años recientes se ha constatado un incremento notable del interés por la temática del narci-
demográfico, responsable del incremento relativo y
sismo. Kernberg (1970, 1975) recuperó el concepto
absoluto de trabajadores potenciales. Debido a lo
de narcisismo para la discusión psicopatológica con-
anterior se ha producido un aumento exponencial
temporánea, Lasch (1971) puso en circulación el tér-
de la oferta de fuerza de trabajo, una oferta a la cual
mino de la “cultura del narcisismo” (1979), mientras
el mercado no puede responder adecuadamente.
que Lipovetsky (1983) incorpora su análisis de la
Como factores adicionales se añaden la estruc-
figura de Narciso a su discusión del individualismo
tura de demanda, la creciente proporción especula-
contemporáneo en la llamada “era del vacío”. El auge
tiva, el significado de condiciones externas de re-
de esta preocupación debe ser entendido como re-
producción, la elevada cuota del sector de servicios
sultado de la conmoción simultánea de la estructura
y las relaciones entre micro y macroeconomía.
y dinámica de la sociedad y de los modos de subje-
En resumen, la lógica económica imperante en
tividad dominantes. Tras haber expuesto con ante-
los mercados globalizados contemporáneos puede
rioridad un enfoque macroeconómico de un proble-
ser descrita como intrínsecamente subconsumtiva.
ma social contemporáneo –el desempleo masivo–,
Los mercados económicos en el capitalismo tardío
ahora, partiendo del concepto de rol, nos centrare-
se caracterizan por un efecto de racionamiento, de-
mos en las repercusiones individuales de este fenó-
terminado a su vez por el comportamiento competiti-
meno.
vo marcado por medidas tales como elevadas inver-
Retomando una de las ideas centrales de los teó-
siones tecnológicas y capitales financieros altamente
ricos del rol, se puede diferenciar el concepto de
especulativos, lo que en un corte longitudinal favo-
identidad social de aquellos de identidad personal e
rece la reducción de plazas de trabajo. O sea, la ten-
identidad del yo. De manera abreviada, la identidad
dencia inherente a los mercados competitivos, que
social y personal forman parte, ante todo, del con-
se rige por consideraciones macroeconómicas, ge-
junto de expectativas y definiciones que tienen otras
neralmente ajenas a sus implicaciones sociales, es
personas respecto del sujeto. Ambas implican el des-
directamente contraria a la demanda de empleo com-
empeño de un rol estructurado, rutinario y estanda-
pleto. Como efecto de lo anterior, se crea una contra-
rizado en la organización social. La identidad del yo,
dicción entre las exigencias sociales y la realidad
en cambio, ha de ser construida reflexivamente, en
económica imperante. Sin embargo, la mayoría de
otras palabras, es el resultado de un proceso subje-
las teorías sociológicas y psicológicas están basa-
tivo. De especial interés para esta investigación son
das en modelos económicos anticuados como el lla-
aquellas constelaciones en las cuales se constatan
mado modelo mecánico (Georgescu-Roegen, 1971),
discrepancias o contradicciones entre la autoiden-
incapaces de corresponderse con la situación ac-
tidad, es decir, entre la identidad que el sujeto se
tual. Generalmente, las repercusiones de los cam-
atribuye a sí mismo y la aloidentidad que le confie-
bios acontecidos en el llamado sustrato económico
ren los demás. Dichas discrepancias son particular-
solamente han sido captadas insatisfactoriamente.
mente interesantes en los casos de sujetos estigma-
Empero, las formaciones teeóricas en psicología y
tizados, que, en un principio, tienden a definirse a sí
sociología no pueden permanecer indiferentes ante
mismos como iguales a cualquier otro, mientras que
el hecho que toda forma de sociedad está basada en
simuláneamente son definidos por quienes los ro-
el establecimiento y la consolidación de determina-
dean como sujetos marginales. Dada esta autocon-
das relaciones de poder materializadas a su vez en
tradicción básica del sujeto estigmatizado resulta
110
BRUNNHUBER Y BORNHAUSER
comprensible que realice grandes esfuerzos para
Siguiendo con esta idea, la captación íntegra de
encontrar una solución a su conflicto (Goffman,
la importancia del trabajo y de los roles asociados
para la conformación subjetiva no se agota en la
1967b).
El proceso de creación y desarollo de sujetos capa-
consideración de las exigencias que éste ha de cum-
ces de convertirse en actores sociales es el resultado
plir con tal de asegurar las condiciones materiales
de relaciones de reciprocidad entre procesos psíqicos
mínimas de sobrevivencia. Además de lo anterior, se
“internos” y condiciones circundantes socialmente
ha de tener en mente el siguiente estado de cosas:
mediatizadas (Weber, 1920). Un factor sustancial a la
Como ya se tuvo ocasión de advertir, cada sociedad
hora de emprender la determinación de la identidad
se perpetúa mediante la introyección e internali-
social del sujeto, una de las intersecciones más comen-
zación de determinadas relaciones de poder por par-
tadas, ya sea desde la perspectiva psicológica o socio-
te de sus ciudadanos, un proceso para el cual se
lógica, es la correcta estimación de su perfil de rendi-
fomentan o sancionan determinadas formas de sub-
miento individual (Hirsch, 2000). Solamente mediante
jetividad, controlando de esta manera la reproduc-
él el sujeto es identificado y reconocido como parte
ción de sus condiciones de subsistencia (Marcuse,
integrante del todo social y sólo de esta manera puede
1968, 1969). Las relaciones entre sujeto y sociedad,
aspirar a obtener las recompensas y los servicios pro-
lejos de reducirse a un puñado de interacciones pun-
pios de una sociedad de bienestar, interesada en pro-
tuales e unidireccionales, se extienden a un todo
mover la seguridad social mediante el sostenimiento
complejo de relaciones de reciprocidad en constan-
de redes sociales lo suficientemente resistentes y den-
te reformulación, una constelación plural, inestable
, en ese sentido
y plástica, siempre a punto de deshacerse y en la
sas. El valor del sujeto, su autoestima
10
está definido indirecta pero inevitablemente mediante
cual se conjugan factores afluyentes de diversa ín-
su rendimiento, ya que para su fijación y tasación siem-
dole. Los procesos de marginación y de exclusión,
pre requiere de una significación exógena, una atribu-
en ese sentido, contribuyen decisivamente a la con-
ción de sentido por parte de otros (Hä
feli, Kraft &
solidación de las relaciones de poder establecidas y
Schallberger, 1988). En otras palabras, la constitución
del tipo de sociedad en el cual éstas se hayan encar-
de su identidad pasa por la realización de su rol laboral.
nadas (Foucault, 1994).
De no ser esto posible, se conformaría una discrepan-
La pregunta que se puede formular tras evaluar
cia notable entre las atribuciones y expectativas exter-
el proceso de constitución de subjetividad bajo co-
nas, que definen el hombre moderno como individuo
participación activa del universo social es: ¿Tiene el
padre de familia, monogámico, trabajador, por un lado,
sujeto moderno un valor propio, más allá del reco-
y la realización efectiva, por el otro.
nocimiento social recibido en virtud de su disposi-
Como ejemplo del puñado de exigencias socia-
ción al trabajo remunerado? Y, en segundo lugar,
les formuladas hacia los sujetos acaso puedan ser-
¿qué modos contemporáneos de producción de sub-
vir los numerosos manuales de psiquiatría en uso –
jetividad han de ser considerados a la luz de los
DSM-IV, ICD-10– que consideran la mantención de
cambios acontecidos a nivel de la estructura econó-
la capacidad laboral como criterio indispensable de
mica?
normalidad. Cualquier merma o irregularidad en el
La relativa alienación entre la determinación sub-
rendimiento laboral inmediatamente se convierte en
jetiva ineludible, experimentada por la presión de las
señal inequívoca de que se está ante una “altera-
condiciones materiales, por un lado, y la demanda
ción” o un “trastorno” mental. Ser sujeto en la so-
social, formulada en tono imperativo, por el otro,
ciedad industrial tardía aparentemente significa in-
encuentra su expresión más actualizada en el debate
mediatamente estar puesto ante la disyuntiva entre
en torno al narcisismo. Este tema en los últimos años
ser sujeto productivo o simplemente no ser.
ha experimentado un interés renovado, hasta el pun-
10
La palabra Selbstwert,d
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narcisismo de su contexto teórico-clínico inicial, ha
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hablado de toda una “época narcisista”. El narcisis-
to de que Lasch (1971), extrapolando el concepto de
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mo, en la mayoría de los trabajos publicados al respecto, aparece como un fenómeno clínico vinculado
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a un desequilibrio entre las necesidades de seguri-
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dad y ligazón, por un lado, y la curiosidad o la con-
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ducta exploratoria, por el otro. Dicho desequilibrio
puede dar origen a lo que ha sido distinguido como
MERCADOS ECONÓMICOS Y PATOLOGÍA NARCISISTA
el síntoma axial de la formación sustitutiva narcisis-
111
racterizado como un cuadro clínico basado en un
ta, a saber, una desregulación del valor de sí. Ni si-
desequilibrio entre las necesidades de protección,
quiera las descripciones clínicas más ateóricas han
seguridad y orden, por un lado, y las tendencias
sido capaces de ocultar que el síndrome medular del
centrifugales tales como interés, búsqueda, curiosi-
narcisismo se relaciona con la percepción y repre-
dad, por el otro, se vuelve necesario preguntar qué
sentación adecuada de sí y la alteración subsecuen-
formas de seguridad y sostén ofrece el marco social
te del comportamiento interpersonal. Aunque en los
y cómo se organizan las respuestas sociales insti-
trastornos narcisistas a primera vista pareciera exis-
tucionalizadas formuladas con la intención de res-
tir un sí mismo coherente, el sentimiento de sí es
ponder a dichas necesidades.
eminentemente frágil y necesita de la presencia de
El aseguramiento social del individuo, su inser-
“self-objects” cuya admiración sirve de apoyo o
ción e incorporación en las sociedades industriales
muletilla (Akhtar & Thomson, 1982). Detrás de la
tardías se determina y regula a través de la disposi-
aparente integración del sí mismo en los trastornos
ción manifiesta de éste a emplearse en el mercado
narcisistas se ocultan una difusión interna de la iden-
laboral, su tasación como fuerza de trabajo (Sennett,
tidad y una desorientación con respecto a los pro-
1998). A partir del momento en que se pierde o cesa
pios fines (Kernberg, 1984). La ejecución de tareas
aquella disposición, automáticamente también se
extraordinarias y grandiosas, en las cuales el sí mis-
pierde la mayor parte de las ventajas y garantías
mo se reconoce y afirma, son de particular importan-
sociales, al igual que el sujeto repentinamente se ve
cia. Fantasías de grandeza, éxito y poder desmesu-
desprovisto de su lugar asignado en la estructura
rado, sobreestimación de las capacidades y posibili-
social. El reconocimiento social del sujeto, una ope-
dades reales, exigencias de reconocimiento y admi-
ración fundamental para la constitución del valor de
ración, reacciones desproporcionadas a insinuacio-
sí, se determina a través de su perfil de rendimiento
nes leves de crítica, son solamente algunas de las
individual, que se mide básicamente mediante su
características distintivas que se vinculan directa-
disponibilidad de ingresar al mercado laboral y de
mente con la alteración del valor de sí mismo
permanecer en él (Raeder & Grote, 2000). Que esta
(Kernberg, 1975, 1981; Kohut, 1983).
disposición haya sido definida como una función
El debilitamiento o la desintegración de las redes
consciente, únicamente dependiente de la voluntad
sociales (Sennett, 1980), el lento pero progresivo ais-
del sujeto, indudablemente es el efecto de la difu-
lamiento del sujeto, puede inducir a agudizar el des-
sión secularizada de la autocomprensión de sí como
equilibrio anteriormente constatado y contribuir a la
sujeto moderno, autónomo, provisto de antemano
emergencia de síntomas clínicos agudos tales como
de las herramientas necesarias para enfrentar exito-
la alteración del control de los afectos y de los im-
samente un medio hostil y adverso.
pulsos, experiencias de despersonalización y
Aparentemente, tal como se desprende de las
desrealización, etc. Lo que comparten todas estas
cogitaciones precedentes, existe una relación entre el
manifestaciones clínicas entre sí es que en todas
perfil de rendimiento individual, los sistemas de se-
ellas hay una alta cuota de incertidumbre e inseguri-
guridad social y la problemática, aún incierta, del va-
dad con respecto del sí mismo, el cual es experimen-
lor propio o valor de sí. Pareciera ser que la forma en
tado como frágil, inseguro e impotente (Singer, 1977a,
que se han organizado los sistemas de seguridad so-
1977b) y que dicha inseguridad ha de ser compensa-
cial y de empleo, más que contribuir a resolverla, de lo
da reactivamente mediante la producción de fanta-
contrario reproducen, favorecen y mantienen formal-
sías de grandeza aumentadas e irreales. La patología
mente aquella patología psíquica conocida como for-
narcisista, de esta manera, se presenta como un in-
mación narcisista. Siguendo a Foucault (1961), se
tento, logrado a medias, por corresponderse con un
podría agregar a la argumentación precedente, que
sta
tu
sq
u
o social predeterminado, definido e impues-
cada formación social está basada en el funciona-
to por una cierta forma de organización de la socie-
miento correcto de determinados mecanismos de ex-
dad, desarticulada de las condiciones de posibili-
clusión social, responsables de la definición de la iden-
dad del medio que ofrece la precaria base económi-
tidad colectiva hacia el exterior. La creación y conser-
ca. En este caso, se trata de precisar la relación entre
vación de determinadas categorías psicopatológicas
la organización intrapsíquica del sí mismo constata-
es un primer paso en aquella relación reflexiva que
da en la patología narcisista y los procesos sociales
cada sociedad establece hacia sí, la ocupación de
circundantes, que en esta materia son procesos de
aquellos lugares vacíos por individuos concretos es
orden macroeconómico. Si el narcisismo ha sido ca-
un segundo paso indispensable para el aseguramien-
112
BRUNNHUBER Y BORNHAUSER
to hacia el exterior. Asimismo, concretizando lo ante-
pensada mayoritariamente desde una de estas ver-
rior, se puede decir que la autorreferencialidad de los
tientes descuidando el movimiento complementario,
sistemas de seguridad social, su repliegue creciente
lo que ha conducido a la formulación y difusión de
sobre sí, se encuentra en una relación de sentido con
dos modelos de sociedad: la versión colectivista y
síntomas clínicos tales como falta de autenticidad,
la versión individualista. Estas interpretaciones de
dependencias múltiples, vacío crónico, fantasías de
la sociedad, a su vez, implican una determinada con-
grandeza, sobreidealizaciones y degradaciones y
cepción de sujeto. La respectiva visión-de-hombre
otros fenómenos vinculados con la estabilización del
contenida ya en las premisas fundamentales de cada
formación teórica no es reconocida ni problematizada
valor propio.
Si los mercados competitivos globales, caracterizados como formalmente inestables y subcon-
por ésta sino que opera como determinación epistemológica oculta.
sumtivos, reproducen socialmente un correlato de
El concepto de rol, tratado tanto por la psicolo-
la psicología de las neurosis, entonces se imponen
gía como por la sociología, se ofrece como una no-
las siguientes dos preguntas: En primer lugar, ¿cuál
ción productiva a la hora de repensar la relación su-
es la lógica que prescribe que los sistemas de ase-
jeto-sociedad. La discusión del rol identificó tres
guramiento y seguridad social estén organizados en
distinciones clásicas que subyacen a una aproxima-
función del ingreso y el rendimiento del sujeto, per-
ción tradicional al problema de la relación sujeto-
petuando una lógica utilitaria y racional? En segun-
sociedad: la distinción entre el sustrato y la supra-
do lugar, si desde un punto de vista (macro) econó-
estructura, la distinción entre el interior y el exterior
mico la demanda por empleo total ha sido desen-
y, finalmente, la distinción entre lo normal y lo pato-
mascarada como insostenible, ¿cómo puede seguir
lógico. A la luz de los desarrollos teóricos recientes
operando a nivel psicológico, produciendo conse-
en filosofía, filosofía de las ciencias y las mismas
cuencias psicopatológicas cuyo alcance supera los
ciencias naturales, estas distinciones, habitualmen-
marcos comprensivos actuales? La re-formulación y
te asumidas como naturales y comprensibles de
precisión de estas preguntas, cuya respuesta de-
suyo, deberán ser interrogadas y problematizadas.
mandará la labor coordinada de profesionales de di-
La reflexión epistemológica que deberá acompañar
versa índole, acaso podrá servir como guía para pen-
esta interrogación con tal de superar su hermetismo
sar nuevas formas de articulación entre lo subjetivo
y autorreferencialidad deberá abrirse al diálogo con
y lo social a propósito de desempleo masivo y la
otras disciplinas y prácticas discursivas.
patología narcisista.
A partir de la discusión crítica del concepto de
rol se desprende que sujeto y sociedad no han de
Discusión
ser pensados como entidades o sustancias apriorísticas, sino como funciones complejas, plásticas y
Actualmente la consideración empírica de la par-
poliformes, fundadas en su constante interacción.
ticipación de factores llamados sociales en la
El rol, concebido como el punto dinámico de inter-
causación y mantención de determinadas enferme-
sección entre el sujeto y la sociedad, al contribuir al
dades (psíquicas) es un hecho que goza de crecien-
establecimiento de patter
ns relacionales relativamen-
te popularidad en la comunidad científica. No obs-
te estables, se ofrece como punto de partida para
tante, los modelos (infeccioso, celular-biológico, diag-
precisar esta relación. La ventaja de la noción de rol
nóstico, etc.) de enfermedad empleados suelen ser
consiste precisamente en que no es una idea abs-
excesivamente reduccionistas y unilaterales. La des-
tracta, engendrada por la teoretización especulati-
cripción del objeto de las ciencias humanas requiere
va, sino un concepto aprehensible, encarnado en
un modelo cíclico o recursivo, que sustituya la
formaciones psíquicas y sociales concretas.
causación unidireccional por relaciones complemen-
Por último, el ejemplo del desempleo masivo y
tarias de reciprocidad. De este modo, no se debe
las patologías narcisistas ilustra y subraya la pro-
perder de vista cómo nuestras condiciones socia-
blemática tratada. En este caso, la estrecha relación
les, que conforman el encuadre a nivel macro, a su
entre perfil de rendimiento individual y standards
vez son constituidas por determinadas enfermeda-
sociales de seguridad produce una figura de rol en
des individuales. Es decir, se han de combinar simul-
la cual se reduplica constantemente la psicopatolo-
táneamente dos movimientos contrapuestos identi-
gía narcisista. Desde un punto de vista epistemoló-
ficados como top-down y bottom-up.
gico, la relación entre sujeto y sociedad no ha de ser
La relación sujeto-sociedad hasta la fecha ha sido
entendida únicamente de manera lineal y uni-
113
MERCADOS ECONÓMICOS Y PATOLOGÍA NARCISISTA
direccional, sino de un modo dialéctico y fractal.
efecto, que suponen implícitamente la comprensibi-
Existen contadas analogías entre lo particular y lo
lidad de suyo de las distinciones clásicas comenta-
general, tanto desde un punto de vista formal como
das (Lyotard, 1979). La recuperación crítica del con-
en cuanto a contenidos y morfología (Ciompi, 1997).
cepto de rol, una idea dejada de lado por el debate
Los trastornos narcisistas aparecen como producto
científico durante las últimas décadas, a nuestro
de una lógica económica patógena, que enfrenta a
parecer constituye un aporte decisivo a la elabora-
los sujetos a la insalvable contradicción entre los
ción de una teoría crítica centrada en la considera-
roles sociales de los cuales disponen con tal de cons-
ción de las relaciones sujeto-sociedad.
tituir su identidad y la falta de posibilidades concretas para desempeñar estos roles. Más que un efecto
Referencias
colateral no deseado, los fenómenos asociados al
narcisismo aparecen como productos intrínsecos de
un determinado modelo económico, que se estabiliza
precisamente en la exclusión y marginación de aquellos sujetos “disfuncionales” y “anormales” no sin
antes promover precisamente la producción de estos modos de subjetividad.
Si la relación sujeto-sociedad no se reconstruye
únicamente como una constante racional, sino que
se considera a partir de determinadas manifestaciones disfuncionales y patológicas, se entreabren una
serie de consecuencias. Estas consecuencias no son
únicamente de tipo intelectual-teórico, sino que tienen una dimensión fáctica o sociopolítica concreta.
Si los mercados económicos debido a razones inherentes y lógico-formales efectivamente son inestables y subconsumtivos y si al mismo tiempo reproducen un correlato psicopatológico, entonces se
plantea la pregunta si merece la pena organizar nuestros sistemas sociales de seguridad en torno al ingreso y rendimiento laboral de los sujetos. El tradeoff del crecimiento económico y del porcentaje de
ocupación más bien sugiere lo contrario y exige la
implementación de un basi
c i
ncome capi
tali
sm que
contempla un ingreso de base garantizado, financiado mediante los impuestos e independiente de los
mercados económicos (Friedman, 1962).
Efectivamente, el h
omo soci
olog
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cus de R.
Dahrendorf (1958) mediante la recepción de aspectos psicológicos y la distinción de diferentes contextos sociales ha experimentado una diferenciación
adicional que contribuye a la comprensión de la compleja e irreductible relación entre sujeto y sociedad.
De esta manera, ciertas manifestaciónes abordadas
tradicionalmente por la psicología individual repercuten necesariamente en las formaciones teóricas
circunscritas al ámbito de lo social, mientras que, a
su vez, determinados fenómenos sociales afectan la
las prácticas discursivas promovidas por la psicología. Las respectivas relaciones, como se ha tenido
ocasión de señalar, superan el marco de los modelos
lineales, basados en esquemas simples de causa-
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