CORTE NACIONAL DE JUSTICIA

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Juicio No. 167-2009
Juez Ponente: Doctor Wilson Andino Reinoso
CORTE NACIONAL DE JUSTICIA.- SALA DE LO CIVIL Y MERCANTIL.- Quito, junio 20 de
2011; las 09h00´.VISTOS: Cristóbal Cajamarca Cárdenas interpone recurso de casación a fs.13-14 del cuaderno de segunda
instancia de la sentencia dictada por la Corte Superior de Justicia de Azogues, Sala Especializada de lo Civil
(hoy Corte Provincial de Justicia de Azogues), que confirma la dictada por el Juez y niega la ampliación de
la sentencia en el juicio ordinario de prescripción adquisitiva extraordinaria del dominio formulada en
contra de Ariolfo Cajamarca Cabrera y Mariana de Jesús Cárdenas. Para resolver, se considera:
PRIMERO.- COMPETENCIA.- La Sala goza de jurisdicción en virtud de la designación mediante
Resolución N°.004-2010 de 25 y 26 de enero de 2012 y legalmente posesionados por el Consejo de la
Judicatura el 26 de enero de 2012; y la competencia, en mérito a lo dispuesto por los Arts.184.1 de la
Constitución de la República del Ecuador; 191 del Código Orgánico de la Función Judicial; 1 de la Ley de
Casación; y, por el sorteo de rigor cuya acta obra del proceso, la Sala de lo Civil, Mercantil y Familia de la
Corte Nacional de Justicia en auto de fecha 20 de agosto de 2009 a las 08h55, analiza el recurso de casación
y lo admite a trámite en estricto cumplimiento del artículo 8 de la ley de casación, sin embargo la Sala no
analiza el orden lógico de las causales en que se funda, que en el presente caso se lo hace en la causal
primera y tercera del Art. 3 de la ley de Casación, única expuesta por la parte demandada. SEGUNDO.NORMAS INFRINGIDAS.- Sostiene el casacionista que se ha infringido en los artículos, 21, 715, 738,
740, 741, 744, 2392, 2398, 2405, 2410 y 2411 del Código Civil; y, los artículos 40, 43, 117, 121, 131, 392,
393 y 394 del Código de Procedimiento Civil. TERCERO.- 3.1. ARGUMENTOS MATERIA DE LA
RESOLUCIÓN.- Las causales en las que funda el recurso son la primera y tercera del Art. 3 de la Ley de
Casación; tratándose de la causal primera, por falta de aplicación de normas de derecho, incluyendo los
precedentes jurisprudenciales obligatorios, en la sentencia, que hayan sido determinantes de su parte
dispositiva; respecto de la causal tercera, falta de aplicación de los preceptos jurídicos aplicables a la
valoración de la prueba siempre que hayan conducido a la no aplicación de normas de derecho en sentencia.
3.2. En el caso que nos ocupa, señores Ministros, se anota en la sentencia: “ (…) CUARTO(…) En la
especie el actor ha demostrado que el bien que trata de adquirir por prescripción está en el comercio
humano, es un bien raíz, que es de los demandados, los mismos que adquirieron mediante escritura pública,
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legalmente inscrita en el Registro de la Propiedad del cantón Azogues; los testigos que han depuesto,
deponen que el recurrente está en posesión desde 1992, en forma pacífica, tranquila e ininterrumpida,
sembrando, cosechando e incluso tiene una casa construida, finalmente la señora Juez Aquo, con el auxilio
del perito constata en diligencias de inspección judicial de que efectivamente el bien materia de la petición
es el mismo que se singulariza en demanda, con los colindantes que allí se anota e incluso en el mismo
número de metros, por lo que aparentemente se cumple con los presupuestos legales correspondientes.
“QUINTO.- De lo anotado se desprende que el menor de edad es la persona menor de diez y ocho años, y
que se lo considera a los menores adultos como personas relativamente incapaces, pudiendo tener valor sus
actos y contratos bajo ciertas circunstancias que determina en la ley. En este contenido el Ilustre Municipio
de Azogues que, de conformidad con la Ley de Régimen Municipal compareció (…) hizo conocer su
inconformidad, aduciendo que el actor no está en el País, y de que no se sabía su edad. Habiendo objeción a
la posesión pacífica, tranquila e ininterrumpida del predio materia de la litis, por supuesta ausencia del
actor, este debió comparecer a la confesión judicial pedida por el organismo seccional, a fin de desvirtuar
esa posición, y no lo hace; y mas bien es declarado confeso (…) además, como se anotó en un inicio de este
fallo, el actor no compareció directamente a la demanda, sino ofreciendo poder o ratificación, y a lo anotado
se suma, que en la inspección judicial que se realiza al predio materia de la litis, tampoco está presente (…)
con cual se demuestra y apreciándolo en su conjunto la prueba como norma el Art. 115 del Código de
Procedimiento Civil, la ausencia del demandante del lugar en el cual dice hace actos de señor y dueño; y, al
no estar presente, no se puede entender de la posesión del actor del predio materia de la litis, así los testigos
que presentó hayan dicho lo contrario. En lo relativo a la minoría de edad que pudo tener el actor cuando
supuestamente inició la posesión del predio, el documento que presenta la Municipalidad para justificar la
edad, que si bien es cierto lo hace fuera del término de prueba, no es menos cierto que abona a lo ya
expuesto (…)”. 3.3. Preocupa realmente que para la Sala cause admiración que la demanda haya presentado
a mi nombre mi Defensor, profesional del Derecho, ofreciendo poder o ratificación; aquello significa
ignorar el Art. 43 del Código de Procedimiento Civil, inaplicado por la Sala. Como preocupa, que
igualmente cause admiración la no presencia el compareciente en la diligencia de inspección judicial; estuve
representado por mi Defensor en los términos del Art. 40, ibídem, igualmente aplicado. 3.4. En lo principal
haber estado fuera del País como sostiene, sin fundamento alguno, la Sala, no significa que haya perdido la
posesión del bien inmueble, habida cuenta en mi ausencia mis familiares lo tuvieron a mi nombre; bástanos
remitir al Art. 715 y 740, nunca perdí la posesión porque nadie se apoderó del inmueble con ánimo de
hacerlo suyo, ni tampoco ha ocurrido apoderamiento violento o clandestino, conforme prevén los Art. 741 y
744, ibídem, igualmente aplicados. 3.5. Respecto a la minoría de edad, tampoco la Sala aplica el Art. 738
del Código Civil: “(...) Los dementes y los infantes son incapaces de adquirir por su voluntad la posesión, sea para
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si mismos o para otros”, tan categórica disposición desvirtúa la “innovadora tesis jurídica” de la Juez Aquo,
avalada desgraciadamente por la Sala, de que a los quince años no se tiene capacidad para tomar la posesión
de una propiedad, no obstante de que, conforme el Art. 1463 del Código Civil, referido en la sentencia:”(…)
Son también incapaces los menores adultos, los que se hallan en interdicción de administrar sus bienes, y las
personas jurídicas. Pero la incapacidad de esta clase de personas no es absoluta, y sus actos pueden tener valor en
ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos determinados por las leyes (…)”. 3.6. La Sala inaplica, luego los
artículos 392, 393 y 394 del Código de Procedimiento Civil; si los demandados, actuales titulares del
dominio de parte del bien inmueble materia de la litis, conforme fallo de casación de triple reiteración y, por
ende, vinculantes, se allanan a mis pretensiones, lo cual es corroborado, como se reconoce en la sentencia
por los testigos y la Juez Aquo al practicar la diligencia de inspección judicial, se debía probar el
allanamiento mediante sentencia. 3.7. Respecto de la causal tercera invocada, no cabe la menor duda que la
Sala ha inaplicado los preceptos jurídicos referentes a la valoración de la prueba, transcribiendo al respecto
el texto del Art. 117 del Código de Procedimiento Civil, que en la etapa de prueba que el compareciente
tenía quince años por lo que se ha inaplicado los artículos 2392, 2398, 2405, 2410 y 2411 del Código Civil.
3.8. Sobre la confesión judicial solicitada por la Municipalidad de Azogues como se anotó mi supuesta
ausencia nunca justificada por la contraparte no significa perder la posesión. La Sala estaba obligada al
tenor del Art. 131 del Código de Procedimiento Civil inaplicado también a dar a esa confesión tácita el
valor de prueba. CUARTO.- ALGUNOS ELEMENTOS DEL RECURSO DE CASACIÓN.-La presente
causa se ha presentado en vigencia del anterior Estado social de derecho, es decir de la Constitución de la
República de 1998 que se regía por reglas, pues, del Estado de legalidad se pasa al Estado de
constitucionalidad, deja atrás el concepto ideológico del Estado liberal de derecho que restringía al poder
público a garantizar los derechos individuales. La nueva noción del Estado garantista surge y se asienta en
los derechos fundamentales, naturales del ser humano, por tanto, el control constitucional consentirá la
objetividad plena del Estado constitucional de derechos y la efectiva vigencia del principio de la supremacía
constitucional así como los contenidos básicos de la Carta Internacional de Derechos Humanos. Con la
expedición de la Constitución del 2008 tutela en nuestro país un Estado Constitucional de derechos y
justicia, marco constitucional que cambia absolutamente la administración de justicia con ello a que los
jueces garanticen en todo acto jurisdiccional los derechos fundamentales de los justiciables, y que, respecto
de la casación, la Corte Constitucional ha declarado que “El establecimiento de la casación en el país, además
de suprimir el inoficioso trabajo de realizar la misma labor por tercera ocasión, en lo fundamental, releva al juez de
esa tarea, a fin de que se dedique únicamente a revisar la constitucionalidad y legalidad de una resolución, es decir,
visualizar si el juez que realizó el juzgamiento vulneró normas constitucionales y/o legales, en alguna de las formas
establecidas en dicha Ley de Casación…” (Sentencia No. 364, 17-I-2011, p. 53). QUINTO.- EXAMEN DEL
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CASO CONCRETO EN RELACIÓN A LAS OBJECIONES PRESENTADAS.- De la confrontación
del recurso interpuesto en los términos de los considerandos segundo y tercero, la sentencia impugnada y la
normatividad vigente, conforme la doctrina y jurisprudencia el recurso de casación constituye una auténtica
demanda en contra de la sentencia y es mediante esta refutación que se arremete la sentencia rebatida, al
tratarse de un recurso extraordinario el Tribunal de Casación para decidir, tiene que limitar su examen a los
cargos o cuestionamientos formulados en el escrito de casación acorde a la orden contenida en el Art. 76. 7,
letra l) de la Carta del Estado, en que: “Las resoluciones de los poderes públicos deben ser motivadas. No habrá
tal motivación si en la resolución no se encuentra, las normas o principios jurídicos en que se funda o no se explica
la pertinencia de su aplicación a los antecedentes de hecho establecidos en el proceso. Los actos administrativos,
resoluciones o fallos que no se encuentran debidamente motivados se considerarán nulos”. Por tanto, conforme el
mandato constitucional, se lo hace de esta manera: PRIMERA ACUSACIÓN.- 5.1. Corresponde examinar
en orden lógico respecto del cargo por la causal tercera del Art. 3 de la Ley de Casación argumentada por el
recurrente, causal que procede por “Aplicación indebida falta de aplicación o errónea interpretación de los
preceptos jurídicos aplicables a la valoración de la prueba, siempre que hayan conducido a una equivocada
aplicación o a la no aplicación de normas de derecho en la sentencia o auto”. Esta causal, conocida
doctrinariamente como de afectación directa de norma procedimental y que, como consecuencia de tal
infracción lesiona, igualmente, aunque de manera indirecta norma de derecho de orden sustancial o
material; de tal manera que, en la proporción de esta causal acuden dos violaciones continuas, a saber: a.Transgresión de preceptos jurídicos aplicables a la valoración probatoria por cualquiera de los tres supuestos
antes mencionados (aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación) ; y, b.- Afectación de
normas de derecho como consecuencia de la primera y que conduce a la equivocada aplicación o no
aplicación de estas normas materiales en la sentencia o auto. Por consiguiente, al demandar por esta causal
incumbe a la parte recurrente establecer lo que sigue: 1. Los preceptos jurídicos aplicables a la valoración de
la prueba que pudiesen haber sido violentados; 2. El modo por el que se comete el vicio, esto es, aplicación
indebida, falta de aplicación o errónea interpretación; 3. Qué normas de derecho han sido equivocadamente
aplicadas o no aplicadas como consecuencia de la trasgresión de preceptos jurídicos aplicables a la
valoración de la prueba; y, 4. Explicar y demostrar, cómo la aplicación indebida, falta de aplicación o la
errónea interpretación de los preceptos jurídicos aplicables a dicha valoración probatoria han conducido a la
afectación de normas de derecho, ya por equivocada aplicación o por su falta de aplicación. 5.2. En el
presente caso, el recurrente acusa a la sentencia de falta de aplicación del Art. 117 del Código de
Procedimiento Civil que estatuye: “Solo la prueba debidamente actuada, esto es aquella que se ha pedido,
presentado y practicado de acuerdo con la ley, hace fe en juicio”. Precepto que propiamente no es una
norma de valoración de la prueba, porque simplemente se refiere a las pruebas pedidas por las partes
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procesales que hacen fe en el proceso siempre que se hayan presentado y practicado conforme manda la ley.
Esto es, no da una pauta al juez, de cómo él debe valorar la prueba. Razones por la que no se considera la
falta de aplicación de esta norma y como consecuencia a los artículos tanto del Código Civil: 21, 715, 738,
740, 741, 744, 2392, 2398, 2405, 2410 y 2411 como del Código Procesal Civil: 40, 43, 121, 131, 392, 393 y
394 a los cargos denunciados, por lo que no compete a este Tribunal su examen. Aun si se hubiere invocado
el precepto del Art. 115 del citado Código que es el que se refiere a la tasación de la prueba, que por cierto
no se lo hace y la Sala de Casación no puede suplirlo o arreglar dicha omisión, por tanto se tiene el criterio
que la Sala de apelación no ha infringido ninguna de las normas señaladas, tanto mas que se las
entremezclan las normas procesales con las sustantivas y no se las señala indicando sobre cual de ellas
respecto de la prueba ha errado el juez, lo que es injurídico y mal pueden ser discernidas. Es más, del
análisis que la Sala de instancia ha practicado sobre las pruebas aportadas por las partes en los
considerandos Cuarto y Quinto del fallo efectúan la respectiva valoración de la prueba en aplicación de la
sana crítica. SEXTO.- 6.1. SEGUNDA ACUSACIÓN.- Los recurrentes fundamentan también su recurso
en la primera causal del art. 3 de la Ley de Casación, esto es por: “Aplicación indebida, falta de aplicación
o errónea interpretación de normas de derecho, incluyendo los precedentes jurisprudenciales obligatorios,
en la sentencia o auto, que hayan sido determinantes de su parte dispositiva”. El vicio que la causal primera
imputa al fallo es el de violación directa de la norma sustantiva, incluyendo los precedentes
jurisprudenciales obligatorios, prescindiendo de los hechos y la valoración probatoria, porque no se ha dado
la correcta subsunción del hecho en la norma; es decir no se ha originado la conexión lógica de la situación
particular que se juzga con la previsión hipotética y genérica efectuada de antemano por el legislador; yerro
que se puede provocar por los tres diferentes tipos de infracción ya señalados, lo que el recurrente debe
fundamentar adecuadamente. La aplicación indebida ocurre cuando la norma ha sido entendida rectamente
en su alcance y significado; más se la ha utilizado para un caso que no es el que ella contempla. La falta de
aplicación se manifiesta si el juzgador yerra ignorando la norma en el fallo, lo que efectivamente no es
aplicable al caso que se decide. La errónea interpretación tiene lugar cuando, siendo la norma cuya
transgresión se señala la pertinente para el caso, el juzgador le ha dado un sentido y alcance que no tiene,
que es contrario al espíritu de la Ley. Aspectos que los recurrentes no han dado cumplimiento en su escrito
de interposición del recurso, pues, se señalan las mismas normas de los artículos que se dice no han sido
aplicados en la sentencia de segundo nivel y que primero se los invocó por la causal tercera: 21, 715, 738,
740, 741, 744, 2392, 2398, 2405, 2410 y 2411 del Código Civil como del Código Procesal Civil: 40, 43,
121, 131, 392, 393, y 394 a los cargos imputados; estos últimos del Código Procesal Civil que se refieren a
la valoración de la prueba, de ahí que no corresponde a esta Sala su estudio. 6.2. Pese a lo indicado, al
tratarse de un derecho fundamental como es la propiedad prevista en nuestra Constitución, con ello al
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Sumak Kausay o buen vivir, por consiguiente a tener servicios y vivienda digna (Arts. 340 inc. 3º y 375
Constitución de la República), como lo ratifica el Art. 30, que las personas tienen derecho a un hábitat
seguro y saludable, y a una vivienda adecuada y digna, o espacios para talleres de servicios con
independencia de su situación social y económica. Lo anterior, porque la materia que se decide se refiere al
juicio de prescripción adquisitiva extraordinaria de dominio, que en la actualidad, más que una solución
puede constituir un problema legal con repercusiones sociales, ambientales y de desarrollo si no se adecúa a
la normativa y jurisprudencia, por lo que debe tomarse decisiones fundamentales, prácticas y conducentes
por parte de quienes están inmersos en esta temática, pero más que todo de quienes se administra justicia.
Siendo necesario recordar la historia “La propiedad comenzó por ser una posesión sin título”, que para
alcanzarla no tenía que usurparla, tampoco fraccionarla o dividirla sino que para que constituya derecho de
dominio o propiedad se requirió de una ampliada posesión y cumplir con ciertos requerimientos. 6.3. En la
presente controversia como manifiesta la Sala de instancia no se cumplen las exigencias de nuestra
normativa por tratarse de una persona (actora) que cuando alude se encontraba en posesión apenas tenía
quince años de edad. En cambio la Sala de apelación, como debía, no constriñe al juzgador de instancia a la
falta del requisito esencial que toda acción de prescripción debe cumplir, la presentación del certificado del
registro de la propiedad en la que se demuestre que los demandados son los legítimos propietarios del bien
raíz por el que se demanda esta acción, pues a la demanda no se acompaña el certificado de gravámenes del
registro de la propiedad, por lo que debió ordenar se la aclare y complete como manda el Art. 76 del Código
Procesal Civil, posterior a su tramitación a fs. 27 recién se lo exhibe, obviando este requisito sine qua non y
lo que los fallos reiterativos de la anterior Corte Suprema de Justicia publicados en la Gaceta Judicial, Serie
XVI, Nº. 15: “...La demanda deberá dirigirse contra quien conste en el Registro de la Propiedad como titular
del dominio sobre el bien que se pretende ha prescrito; ya que la acción va dirigida tanto para alcanzar la
declaratoria de que ha operado este modo de adquirir la propiedad a favor del actor, cuanto a dejar sin efecto
la inscripción que aparece reconociendo el derecho de propiedad a favor de los demandados porque ha
operado la prescripción que ha producido la extinción correlativa y simultánea del derecho del anterior
dueño...”. “...En los juicios de declaratoria de prescripción extraordinaria adquisitiva de dominio se ha de
dirigir la demanda contra la persona que, a la época en que al proponerla, aparece como titular del dominio
en el registro de la propiedad, ya que se va a contradecir su relación jurídica sustancial...”. Siendo la función
esencial de la Corte Nacional de Justicia la labor casacional ella tiene que adecuarse al nuevo Estado
constitucional de derechos y justicia, como sostiene el Dr. Santiago Andrade Ubidia, no implica:
“…controlar el sometimiento al derecho de la persona, o sea impartir justicia en los casos particulares, que para
ello están las cortes, tribunales y demás juzgados; significa realizar el control del derecho en la actividad de los
jueces, que éstos, en el desempeño de sus actividades específicas de administrar justicia, actúen en estricto
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sometimiento al ordenamiento legal”. (La Casación Civil en el Ecuador, pp. 15 y 16). En tal virtud, no se han
infringido la normas jurídicas contenidas en los mencionados artículos del Código Civil y tan solo aludidos
por la parte recurrente -pues no demuestra en modo alguno la afectación en cuestión-. no advertimos
fundamentación alguna en el memorial a esos respectos; la disposición citada del Art. 738 en primer
término sí contiene, ciertamente, mandato relativo a la incapacidad para adquirir la posesión de “Los que no
pueden administrar libremente lo suyo, no necesitan de autorización alguna para adquirir la posesión de una cosa
mueble, con tal que concurran a ello la voluntad y la aprehensión material o legal; pero no pueden ejercer los
derechos de poseedores sino con la autorización que competa”. Conforme este mandato, un menor de edad no
puede realizar actos que solo el dominio permite y que acorde el Art. 738 (antes 757) del Código Civil,
naturalmente no alcanza en su normatividad a la posesión de bienes inmuebles por parte de los incapaces.
De ahí que no presta credibilidad en cuanto a la posesión y el tiempo que se afirma en la demanda, y lo que
se ha pretendido mediante la demanda y testigos es inducir a engaño al Juzgador de origen para obtener una
sentencia favorable respecto de una posesión y tiempo que no se dio en la forma que establecen los Arts.
715, 2410 y 2411 del Código Civil (Arts. 734, 2434 y 2435 del anterior Código), que por cierto ni siquiera
se los fundamenta en la demanda; tanto más, en ningún momento se precisa y tampoco demuestra conforme
a derecho que ha sido continuador de la posesión de sus progenitores, por haber fallecido sus abuelos o
padres, que en dicho caso sería lo normal, lógico y legal, como lo establecen los Arts. 732, 734, 735 y 2400
del citado cuerpo de Leyes. En la especie se dirige la acción en contra de los propios padres del accionante.
Entiéndase que el comienzo de la posesión y agregación de posesiones anteriores según el primer artículo:
“La posesión del sucesor comienza en él, ora suceda a título universal o singular; a menos que quiera añadir la de
su antecesor a la suya; pero en tal caso, se la apropia con sus calidades y vicios. Podrá agregarse, en los mismos
términos, a la posesión propia la de una serie no interrumpida de antecesores”, que no es el caso como queda
señalado según el texto del precepto transcrito. Es principio jurídico universal -que las personas a quienes la
ley declara incapaces son inhábiles para realizar actos jurídicos válidos-. No se puede, de manera alguna, en
resistencia a los preceptos legales señalados atribuir el tiempo de posesión cuando fue menor de edad
(quince años). 6.4. Basta examinar el contenido del certificado del registro de la propiedad de fs. 27, para
determinar que a esa fecha abril de 1992, tenía apenas 15 años de edad, el actor no estuvo en posesión del
terreno conforme se determina en este certificado, el que enerva los fundamentos de la acción planteada, al
frisar el demandante los quince años de edad en ese tiempo era incapaz, por tanto impedido de adquirir la
posesión de bienes inmuebles por ser menor de edad, pues no se trata de bienes muebles que faculta el Art.
738 (anterior 757) del Código Civil, por ser incapaz relativo, inhabilitado e impedido para ejercer actos en
que las leyes prescriben formalidades o requisitos de capacidad, para los actos jurídicos, y peor ejercer un
derecho que como la posesión de bienes raíces necesita de la ejecución de actos que sólo el dominio
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confiere a los poseedores, como en el presente caso para extinguir el derecho de dominio de los
propietarios. Monseñor Juan Larrea Holguín señala “Sobre quien puede adquirir la posesión... la capacidad
exigida en el que adquiere la posesión es diferente según se trate de cosa mueble o inmueble. Para adquirir
la posesión de inmuebles se exige la capacidad jurídica general, es decir la que corresponde al mayor de
edad y que no se halle en ninguno de los casos señalados por el Código...” (Derecho Civil del Ecuador, Los
Bienes y la Posesión, Tomo V, pp. 187 a 188). La doctrina nacional sobre el inciso primero del Art. 738
(anterior 757) del Código Civil consigna una norma especialísima, aplicable sólo a la posesión de cosas
muebles, y que ella comporta una excepción a la regla general sobre la incapacidad de ciertas personas
carentes de la edad necesaria o de conocimiento y voluntad para administrar libremente lo suyo, excepción
que les otorga la facultad de por sí mismos adquirir la posesión de bienes muebles. Y se admite también,
que por ello la objetividad del inciso primero excluye de su normatividad a la posesión de inmuebles por los
incapaces absolutos o relativos. Por tanto, se desestima la impugnación efectuada al amparo de la causal
primera. Por las consideraciones y motivaciones antepuestas y sin que sea menester otras, esta Sala de lo
Civil y Mercantil de la Corte Nacional de Justicia, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DEL
PUEBLO SOBERANO DEL ECUADOR Y POR AUTORIDAD DE LA CONSTITUCIÓN Y LAS
LEYES DE LA REPÚBLICA, no casa la sentencia de la que se ha recurrido. Acorde los artículos 172 de
la Constitución de la República y 18 de la Ley de Casación, con costas. Léase, notifíquese y devuélvase.- f)
Dres. Wilson Andino Reinoso, Ma. Rosa Merchán Larrea y Eduardo Bermúdez Coronel, JUECES
NACIONALES.- Certifico.- f) Dra. Lucía Toledo Puebla, SECRETARIA RELATORA.-
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