INTERVENCION DEL PRESIDENTE DE CEPYME, JESUS TERCIADO, EN LA CLAUSURA DEL XVIII CONGRESO INTERNACIONAL DE JÓVENES EMPRESARIOS “TAKE OVER-SOBREVIVIR SIN COBERTURA Madrid, 15 de noviembre de 2013 Es un verdadero placer para mí estar esta tarde aquí con todos vosotros, en primer lugar, para felicitaros muy sinceramente por la iniciativa de este Congreso Internacional. Y en segundo lugar, para felicitaros también por el desarrollo de las sesiones que habéis celebrado en estas dos jornadas tan intensas. Me ha sorprendido muy sinceramente el planteamiento que habéis realizado. Es, en mi opinión, un planteamiento audaz, atrevido y un tanto rebelde, como corresponde a una mentalidad joven y emprendedora. Hoy, que no nos sabemos mover sin cobertura ni siquiera en nuestro propio domicilio, habéis tenido la valentía de poner sobre la mesa precisamente la necesidad de olvidarse de la cobertura para afrontar con decisión los retos empresariales del Siglo XXI. Y he de deciros que no se trata solamente de un argumento imaginativo. No es sólo eso. Es mucho más. Es una auténtica necesidad. Son muchos los analistas que aseguran, con bastante razón a mi juicio, que esta larga crisis nacional e internacional de la que intentamos salir hunde sus raíces en algo más que un simple cambio de ciclo económico. Estamos abocados, o ya inmersos, en una nueva cultura. 1 O si se quiere enfatizar algo más, estamos inmersos ya en una nueva etapa de la historia, que algunos asemejan a la nueva época que inauguró la Revolución Industrial. Probablemente caminábamos hacia esta nueva etapa durante los últimos años del siglo pasado y los primeros de este milenio. Y es muy probable, efectivamente, que la crisis internacional no haya hecho más que acelerar el proceso. Pero, sea como fuere, lo cierto es que hemos estrenado una nueva época en la que lo fundamental para el empresario es poner en valor el conocimiento y su capacidad para rodearse de las herramientas necesarias que le permitan progresar… ¡sin cobertura! El Estado del Bienestar que aflora tras la crisis poco o nada tiene que ver con el que conocimos hace seis años. El denominado Papá Estado ha pasado a la historia. La iniciativa de la persona, la iniciativa de los ciudadanos asume un nuevo protagonismo, con un claro afán de recuperación de ciertos valores fundamentales (como el valor del trabajo esforzado, de la lealtad, de la solidaridad y de las buenas prácticas). Y con un evidente rechazo, por lo tanto, a la trasnochada cultura del pelotazo. Esto no quiere decir que las capas más desfavorecidas de la sociedad vayan a quedar en el desamparo. Confiamos en que no sea así. Lo que quiere decir es que, quien tenga remos, debe empezar a remar sin mirar a los poderes públicos, sin esperar una subvención, sin esperar más ayuda que un buen consejo. Y eso, en el mejor de los casos. 2 Y vosotros, los jóvenes empresarios, os convertís en la punta de lanza de este nuevo modelo de emprendedor, cuyo proyecto empresarial no se entiende si no está sustentado en el conocimiento, insisto, y en las nuevas tecnologías. En términos generales, ninguna pequeña empresa tendrá futuro, por ejemplo, al margen de Internet. Ningún proyecto empresarial planteará su negocio sin contar con este arma tan poderosa. Muy pocas empresas de reducido tamaño podrán diseñar su desarrollo futuro en función exclusivamente de la demanda más próxima. Por el contrario, diseñará su proyecto en este mercado global en el que nos encontramos, pero que la pyme española aún no ha conquistado. Estamos hablando, amigos, no tanto de un nuevo concepto de empresa, sino de un proyecto empresarial construido en torno a un eje fundamental: la competitividad. ……………….. Necesitamos, por lo tanto, remover los cimientos de nuestras propias asociaciones empresariales para adaptarnos, para liderar este cambio y ser también competitivos en esta nueva etapa. Necesitamos renovar nuestros propios planteamientos y priorizar nuestros objetivos, con el fin de ir más allá de nuestra función representativa y reivindicativa. Tenemos que ser capaces de hacer realidad un marco asociativo en el que la primera protagonista sea una ambiciosa carta de prestación de servicios. Una carta de la que se desprenda un incesante afán por extender la cultura de la innovación y de la competitividad por todos los rincones de España. 3 No podemos olvidar, en todo caso, nuestra responsabilidad representativa. Ni, en consecuencia, nuestra razonable —pero beligerante— actitud reivindicativa. Una reivindicación que orientaremos, fundamentalmente, hacia aspectos esenciales para nuestra actividad sobre los que no tenemos competencia alguna. Me refiero a la necesidad de contar con un marco normativo que nos permita actuar con agilidad. Es decir, sin trabas burocráticas absurdas, que responden a criterios de control y de recaudación del pasado, que ya no tienen sentido en un mercado global y altamente competitivo. Me refiero a la necesidad de contar con un marco normativo que nos permita desarrollar nuestra actividad en toda España, en la Unión Europea y en todo el mundo. Permitidme abrir un breve paréntesis para recordar, en este sentido, que actualmente conviven en España alrededor de 6.500 normas legales, que afectan a un total de 29 sectores económicos, que ralentizan, encarecen y limitan la potencial capacidad de las empresas españolas. Y quiero recordar, también, que están vigentes en la actualidad 2.700 normas legales, la inmensa mayoría de las comunidades autónomas (70%), que lesionan la unidad de mercado en el territorio español. Cierro el paréntesis Necesitamos un marco fiscal que incentive la actividad empresarial, que estimule la inversión, que impulse la generación de riqueza y de empleo. 4 Necesitamos, en fin, unas estructuras administrativas con presupuestos equilibrados, con más músculo que grasa, eficientes y abiertas a las fórmulas publico-privadas para el desempeño de su labor (que es la labor de todos) en la prestación de todos los servicios públicos, incluidos también los servicios públicos fundamentales. Como presidente de Cepyme, no planteo estas cuestiones como objetivos a medio o largo plazo. Son necesidades urgentes. Y creo sinceramente que estamos en el límite de los plazos más aconsejables. Algunos analistas aseguran que si España afronta de inmediato estas y otras reformas, la economía podría crecer en 2014 entre el 1,5% y el 2%. No podemos perder el tren del crecimiento. Es una necesidad para todos nosotros. Pero, además, no nos lo perdonarían las siguientes generaciones. Y no lo digo con afán de reparación, que también; lo digo, fundamentalmente, con afán de subirnos de una vez por todas al carro de la prosperidad en la era del conocimiento de la que ya disfrutamos. No me quiero extender más. Disculpadme si en algún momento he puesto en mis palabras más pasión de la que exige el riguroso análisis. Mientras trataba de transmitiros algunas de las reflexiones anteriores, me venía a la cabeza un conocido pensamiento de Víctor Hugo (1), testigo de la Revolución Industrial en pleno proceso expansión. En ese contexto, que provocaba una general admiración, Víctor Hugo solía repetir que no eran las 1 Víctor Hugo (1802-1885) fue poeta, dramaturgo, escritor romántico…Uno de los escritores más importantes en lengua francesa. También fue un político e intelectual comprometido e influyente en la historia de su país y de la literatura del siglo XIX. 5 nuevas locomotoras de vapor, sino las ideas, las que habían arrastrado al mundo en el pasado y las que lo arrastrarían en el futuro. Vosotros tenéis las ideas, vosotros tenéis la palabra. Muchas felicidades y muchas gracias. 6