Lecciones de apologética - Actividad Cultural del Banco de la

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LECCIONES
DE APOLOGÉTICA
POR
âOAQulN
GÓMEZ OTERO
Canónigo de la Catedral de Bogl>tá
'.
LECCIONES
DE APOLOGÉTICA
POR
JOAQuíN GÓMEZ OTERO
Canónigo de la Ca¡edral de Bogotá
MCMXV1·IMP.
DE LA CRUZADA - BOGOTÁ
ADVERTENCIA
Estas lecciones fueron dictadas en el Colegio d~
Nuestra Señora del Sagrado Corazón de jesús, y çoleedonadas por una de las señoritas alumnas. Si este modesUsimo trabajo merece la a,ceptaeión del público, se
hará otra edición más completa y más correcta.
EL AUTOR
Imprimatur.
ffi BERNARDUS,
Archl eplscopus Bogotensls.
(L. S.)
Apologética
NOCIONES
PRELIMINARES
S,~ llama ApOLOGÉTICA
la ciencia que trata de
demostrar y defender la verdadera religión y la verdadera Iglesia de Nu~stro Señor Jesucristo.
Por tanto, se dividirá este tratado en dos partes: la primera tratará de la' demostración de Ia
verdadera religión, y la segunda de la v'~rdadera
Iglesia.
La. demostración de la verdaden religión tiene
por objeto: 1.0 Confirmar en la verdad a los que la
poseen y prevenirias contra los errores; 2.0 Conducir a la verdad a los que la ignoran y la buscan
de buena fe, y 3.° Contestar a las objeciones de
los impíos y defender la fe de sus ataques.
-6CAPITULO I
En éste se darán algunas de las demostraciones
con que se prueba la existencia de Dios.
ARTíCULO I
Dios es el Sér infinito que tiene la razón suficiente de su existencia en su misma naturaleza y
esencia; es, por tanto, absolutamente independiente
de todo~ otro sér y es asimismo Eterno, Inmutable,
Principio y Fin de todas las cosas .
. Nô se puede dar una definición estricta de Dios
por ser infinito; pero sí puede explicarse con algunas pafabras, más o menos precisas, su existencia,
naturaleza y atributos.
La existencia de Dios pue~e demostrarse por muchos principios que pueden servir de medios de demostración.
Demuéstrase la existencia de Dios por la noción
del movimiento.
Todo lo que se mueve, es movido por -otro; esto
es claro, PQrque el sér que está en reposo por lo
mismo carece del acto del movimiento y sólo se halla
- en potencia para él, y requiere por tanto otro principio distinto que Ig haga pasar de la potencia al
acto del movimiento. No es posible suponer ni admi-
-7tir una serie infinita de motores y de móviles finitos,
porque esta serie, de cualquier modo que se la suponga, es completamente absurda, pues en todo. caso
resultaría un ente infinito limitado, lo que es contradictorio. Luego es necesario llegar a un primer
motor absolutamente inmóvil que debe ser infinito,
y éste es Dios.
La existencia de Dios puede probarse también
por la noción de causa y efecto. Todo lo que existe en el mundo ha sido producido y por tanto es
efecto. Todo efecto supone causa; y C0l110 no es
posible admitir una serie infinita de causas finitas
por ser absurdo, luego es necesario admitir una
causa primera de todas las causas, y ésta es Dios.
En (') Universo se observa un orden admirable
en las leyes y en [os agentes de la naturaleza y no
puede suponerse que ese orden haya resultado al
acaso, pues al contrario, este orden admirable supone un ordenador soberanamente i nteligente, y este
ordenador es Dios.
Por el unánime asentimiento del Universo- Todos los pueblos de la tierra, desd{: el principio del
mundo hasta [a época presente, han considerado la
existencia de Dios como una verdad innegable; y ..
no es posible que la inmensa mayoría de los hombres, los filósofos, los físicos, [os astrónomos y, en
-8fin, ,todos los sabios se hayan equivocado y 'lue
sólo tengan' ra.z6n los ateos que ordinariamente son
ignorantes y que forman una inapreciable minada
en la historia del universo.
ARTIcULO II
Atributos dlviDos
Dios es absoluta y actualmente infinito, porque
de lo èontrario no sería causa primera; no seria supremo ordenador. Además, si fuera limitado sería
limitado por otro, porque es claro que todo lo que
. es limitado, lo es por otro ente. Siendo Dios infinito debe tener en virtud de su esencia todas las
perfecciones, sin ninguna imperfecci6n. Dios es, pues,
Uno y Unico, porque repugnan dos entes infinitamente perfectos. Por la misma razón Dios es Inmutable, Inmenso, Eterno, infinitamente Sabio e inteligente, Omnipotente, libre e independien,te de todo
otro sér, infinitamente bueno y próvido. En fin, en
Dios se halla la razón de toda perfección sin Iimi-:
tación alguna.
-9-
CAPITULO"
Necesidad de la Reli(lón
ARTíCULO
I
Supuesta la existencia del hombre, la Religión
es nece~aria y obligatoria de modo ineludible para
todos los hombres.
Esto se prueba por la naturaleza de Dios, del
hombre y de la sociedad.
Por la naturaleza
de Dios ) del hombre
Se llama religión el conjunto de las verdades y
de los deberes por los cuales el hombre está unido con Dios. Dios por su naturaleza es Creador,
Conservador, Supremo Señor y Fin de todas las
cosas por ser causa primera, Ente supremo e infinitamente bueno.
El hombre por su naturaleza depende de Dios,
porque es su Creador, su causa inmediata; y siendo el hombre inteligente y libre, no puede dejar
Dios de exigir de él los deberes de fe, amor, obediencia y adoración. Luego, si el hombre quiere vivir conforme= a su naturaleza, debe cumplir todos
estos deberes para con Dios.
- 10Por ·Ia naturaleza de la sociedad
La sociedad es natural y necesaria al hombre y
ésta no puede existir sin deberes mutuos, y sólo
la religión puede ~xplicar acertadamente estos ~eberes y sancionarlos
de una manera eficaz. Pues
sólo en Dios y en la religión se halla la razón suficiente de los deberes mutuos de los hombres; porque sólo Dios es la autoridad suprema sobre todos
los hombres y así, quitada de la sociedad la idea
de Dios y de la religión, no quedaría otra razón
,S..uficiente
de los deberes y ?e. los derechos de los
hombres que la fuerza brut~Por eso concluye Platón: «Desfruye el fundamento de toda sociedad, el
que intenta destruír la religión
Y Voltaire, el jefe
de la impiedad moderna, dice: "Si el mundo hubiera de ser gobernado por ateos, equivaldría a estar los hombres sometidos al imperio inmediato de
seres infernales encarnizados sobre sus víctimas".
También se prueba la necesidad de la religión
por el asentimiento de todos los pueblos.
Lo que todos los pueblos de la tierra han considerado siempre como verdad indiscutible, es necesario y_fundado en la naturale.za,racional del hombre, y tál es la idea de la religión.
Al efecto, la Historia Universal nos demuestra
que los legisladores, los filósofos, los historiadores,
lO,
-11-
geógrafos y sabios de todo género afirman Unantmem~nte esta necesidad de la religión. Dice Cicerón: «Toda ciudad y pueblo tienen religión porque
la naturaleza conoce a Dios y sabe adora rio; y no
hay hombre alguno que carezca del conocimiento,
de la ley que la prescribe» y Plutarco: ~Si recorres la tierra acaso encontrarás ciudades destituídas
de muros, ignorantes en literatura y en leyes, acaso
se echen de menos en ellas las casas suntuosas, y
los grandes monumentos, quizá ha~,ta haya algunas
que carE·zean del uso dc la monedé.; pero lIna ciudad o pueblo destituidos de templos, del conocimiento de Dios, que no haga uso de oraciones, del
juramento y que no ofrezca sacrificios ya para conseguir bienes, ya para evitar l1la1c~;que éll11enaZan,
nad'c
la vio jamás»,
AlnlcuLO
II
De la Religión revelad!:
El hombre con sólo el uso dc la razÓn puede
conocer ,la posibilidad y la necesidad de la revelación divina, Porque asi como todo:.; los hombrcs saben qU(~la ley natural sola no basta para todos los
casos de la vida moral del 110mbn:: y quI.: se necesita de la ley positiva, ya para determinar lo indeterminado de la ley natural, ya para estahlecer 5an-
- 12dón suficieo.te, etc.; asi también la razón natural nos
ensefia qùe la religión natural, por ser universal e
indeterminada necesita de la ley positiva que determine más los debere's, los explique con claridad, etc.,
,y esto no puede hacerla sino Dios porque ningún
hombre puede ser legislador para toda la humanidad y mucho menos en las relaciones con Dios, luego
la razón sola nos hace conocer la necesidad de la
revelación.
Se llama revelación la manifestación de una verdad hecha por Dios al hombre sobrenaturalmente
y recibida por el hombre en virtud de la autoridad
de Dios que la revela.
La revelación es posible: primero de parte de
Dios. No puede negarse a Dios las perfecciones que
tienen los hombres; pero los hombrës pueden ser
enseñados unos por otros, luego con mayor razón
puede Dios enseñar a los hombres las verdades que
ellos ignoran; pero la comunicación de las ideas es
una perfección, que el hombre ha recibido de Dios,
luego no puede carecer de ella.
De parte
del hombre
Es evidente que el hombre puede recibir ensefianza de otro hombre, luego también puede recibirla de Dios que le ha dado la inteligencia y el lenguaje.
- 13Oe parte
de
181
verdades
mIsmas
Porque toda verdad es susceptible de ser conocida por el sér inteligente, y el hombre ha recibido
de Dios la inteligencia, que tiene por objeto propio
la verdad.
E~ posible la revelación
de los misterios
Se llama misterio una verdad superior al alcance de la inteligencia humana.
Pero estas verdades puede también conocerlas
el hombre aunque no pueda comprenderlas y dedemostrarlas; y la experiencia nos enseña que, aun
en el orden natural, hay muchas verdades que los
hombres las conocen y que no las comprenden perfectamente.
Luego es posible la revelación tanto de las verdades naturales como de las sobrenaturales.
La revelación es útil y necesaria al hombre para
el conocimiento de la religión natural, y más para
el conocimiento de la religión revelada.
Porque es claro que es útil el conocimiento de
todas las verdaçies, y principalmente de aquellas que
son de grande importancia, y es también necesaria
especialmente para el conocimiento perfecto de la
religión, a fin de que conozca estas verdades de un
modQ fácil, seguro y cierto, y sin peligro de error,
Parte primera
Demostración
de la verdadera
religión
Trataremos en esta parte: 1.0 De la demostración de la religión cristiana;2,o
Demostración de
la religión cat.ólica.
CAPITULO I
Demostración de la religión cristiana
ARTICULO
Uuidad de la verdadera
I
religión
La verdadera religión necesariamente
debe ser
Una y Unica. 1.0 Porque Dios. es Uno y Unico y es
Supremo legislador. 2.° La especie humana también
es Una, de consiguiente las relaciones entre el hom- ,
~re y Dios deben participar de esta misma unidad;
-'3.° La vercfad es una y no puede estar en contradicción consigo misma i por tanto, no puede haber
-
15-
varias religiones verdaderas: Una debe ser verdadera y 10das las demás falsas. Todos los hombres
están obligados a investigar la vrrdadera religión y
a abrazarla una vez conocida. Porque todos los
hombres tienen el deber inprescindible de adorar y
servir a Dios como a su Creador. y esto no puede
haœrlo sino por medio de la única verdadera religión que es la que Dios ha establecido como ley,
luego están en el deber de conocerla y abrazarla.
Síguese de lo dicho que el indiferentismo, la libertad de cultos y el tolerantismo son invenciones absurdas, porque es absurdo que el inferior seflale regIas al superior y más aún que el hombre se las
senale a Dios. Por tanto, sólo Dios puede ser autor
de la religión como ley universal; igualmente es absurdo que Dios, siendo la verdad misma, sea honrado con cultos contradictorios o con manifiestos
errores.
Para conocer una verdad de tan grande importancia t;:omo es la verdadera religión, hay medios
tanto intr[nsecos como extrínsecos al alcance de la
razón humana.
Los medios intrínsecos son: que la doctrina que
se ensef'ia no sea evidentemente contraria a la razón; que no tenga contradicciones;
que sea digna
de Dios; que sea apta y eficaz para conducir al
hombre a su último fin y que el desarrollo de todos sus princjpios conduzca al hombre a su completa perfección.
Los extrínsecos
son aquellos hechos externos,
claros, fáciles de conocerse y sencillos, por los cuales
puedan venir tod?s los hombres al conocimiento de
la verdadera religión. Estos hechos son los milagros
y las profecias.
Milagros
Milagro es un hecho superior a las fuerzas de
la naturaleza creada. Los milagros pue.den ser de
tres órdenes: Milagros de primer orden son aquellos que de tal manera superan a la naturaleza, que
ésta no puede hacer nada análogo, como la resurrección de si mismo, la glorificación del cuerpo humano, etc.
Los milagros de segundo orden son aquellos que
ia naturaleza puede hacer algo análogo, pero no en
el ,mismo sujeto. Ejemplo: la resurrección de un
muerto. Los milagros de tercer orden son' aquell~s
que la naturaleza puede hacer algo semejante, pero
no del mismo modo, como es la curación repentina
de una enfermedad grave.
No deben confundirse los verdaderos milagros
con los hechos meramente providenciales como el
- 17favorecerse un individuo en un peligro inminente;
ni con los hechos angélicos como la traslad.)n
de
Habacuc é11 Lago de los Leones; ni con los hechos
diabólicos I~omo la ascensión
de Simón Mago. Los
milagrc.s de cualquier orden que sea son posibles.
Los milagr'Js consisten
en producir un efecto sin
los agentes naturales o impedir que lin agente natural produzca un efecto en determinadas
circunstancias.
Lo prmero es posible porque los agentes naturales han ~ecibido de Dios toda su actividad
y energía, luegc10
pueden carecer de ella; lO segundo es
posible porque siendo Dios infinito es claro que
puede imredir que una causa produzca un efecto en
determinadas
circunstancias.
Por tanto, Dios puede
producir ln efecto sin los agentes naturales y puede tar:1bién impedir, por la misma razón, que dichos
agentes produzcan
un efecto en determinadas
circunstancia.s;
luego los milagros son posible,.
Les milagros prueban de un macla incontrastable la v'~rdad de la doctrina en cuya confirmación
se hace.
Esto (:s claro, porque según lo dicho antes, Dios
es causa única y exclusiva de los milagros y no es
posible que realice estos hechos sobrenaturales/para
confirmar una doctrina falsa. Luego si hay una re-
- 181igión que tiene milagros en su favor, ésta será laúnica verdadera.
Profecias
Profecía es el concimiento y anuncio cierto de
un acontecimiento futuro que no puede preveerse en
las causas naturales.
Que la profecía es posible se deduce claramente de la perfección infinita de Dios; pues que siendo infinitamente inteligente y sabio, s6lo EL puede
conocer esos acontecimientos, pero éstos puede revelárselos al hombre; luego la profecía es posible.
Sólo Dios puede ser autor de las profecías; porque sólo el entendimiento de Dios en cuanto infinito, puede conocer con un solo acto lo presente y
lo futuro, lo que depende de su voluntad soberana
y lo que depende de la voluntad del hombre; y
para el conocimiento y anuncio de los hechos que
son objeto de las profecías, se requiere entendimiento infinito, luego _iólo Dios puede ser autor de la profecía. Siguese de aquí: 1.0 Que las profecías son
pruebas incontestables de la doctrina en cuya confirmación se hacen; 2.0 Que si hay una religión que
tiene profecías en su favor, ésta será la única verdadera. En estos medios de demostración se supone
conocidas y demostradas ciertas verdades fundamentales que son medios para conocer otras verdades.
-19 Estos son en primer lugar los criterios, en segundo lugar la certeza, la evidencia, la existencia
objetiva de los cuerpos, la existencia de Dios, su
perfecci(jl1, la libertad humana, la espiritualidád e
inmortalidad del alma.
Criteriol'
Criterios son los medios de que nos valemos
para conocer la verdad.
50'1 acho, a saber:
1,° Crltaio de los sentidos externvs
Son las cinco facultades orgánicas de q¡,e nos
servimos para conocer los cuerpos y las propiedades corp" rns; son: la vista, el oido, el olfato, el
gusto y el tacto.
2.° Cri/erio de la intelir..l!ncía (o r;:¡zón natural).
Es la f?cultad espiritual por la cual conocel'1()S las
verdades primitivas y necesarias.
3.° Criterio de la conciencia.
Es la facultad espiritual por la cJal conocemos
nuestras (¡fecciones espirituales presentes y nuestro
propio sé(.
4." Criterio de la memoria,
Es la facultad por la cual conservamos el conocimiento de nuestras afecciones pasada~ y las recordamos en cuanto pasadas.
-205.° Raciocinio.
Es el criterio por el cual deducimos de principios universales conclusiones particulares.
'6.0 Inducción.
Es el criterio por el cual llegamos al conocimiento de las leyes de la naturaleza por la observación
de los fenómenos y de los hechos.
7.° Autoridad divina.
Es el criterio por el cual asentimos. a las verdades reveladas por Dios .
. 8.° Autoridad humana.
Es el criterio por el cual asentimos a las verdades que nos ensefian los demás hombres.
Certeza
Certeza es la firme adhesión de la mente a la
verdad conocida. La certeza es un estado del entendimiento, y por tanto es subjetiva; pero tiene por
objeto la verdad y ésta es objetiva.
Evldetlci.
La evidencia es la claridad de la verdad, que
arrebata el asentimiento de la mente. Es propiedad
de 'Ia ver~ad, y por tanto es objetiv'a; pero la percepción de la evidencia es subjetiva.
Existencia
Es ésta
infinita
tan clara
La existencia
se demuestra
La Providencia
Dios
objetiva de los cuerpos
verdad
Ulla
ría ridículo.
21 -
en otro
divina
y dirige
conserva
quc el negaria
ùe Dios
es
se-
y su perfección
lugar.
la acci(¡r
las criaturas
por la cual
a su fjn
Que
existe la Providencia
es lína verdad m'lY clara, supuesto como se dijo ya, que Dios es Creador y Ordenador del universo;
y la acción de 'la Pro'¡idencia es una consecuencia
necesaria
de estm, atri-
butos.
Libertad humana
Libertacl
es la facultad
ción.
La libertad
ción,
que
andar
se divide:
es la facultad
tradictorias.
por ejemplo:
La de contrariedad
contrarias,
comer
de contradic-
entre
estudiar
o no
Geografía
es la facultad
por
o ayunar;
la de ~legir entre
tudiar
en libertad
de elegir
cosas
con-
estudiar;
o no andar.
tre cosas
quieto,
de hacer el Jién pc·r elec-
cosas
ejemplo:
de elegir
andar
y la de especificación
distintas,
en-
o estarse
pOI ejemplo:
es
es-
o Botánica.
Para que haya
inteligencia,
verdadera
libertad
se requiere
la
-22El poder pecar no es de la naturaleza de la libertad sino una consecuencia del libre albedrío. Este
es la facultad por la cual el hombre es dueño de
sus actos; y asi cuando obra el mal no es en uso
de la libertad, porque ésta es una perfección y un
derecho, y como tal no puede tener por término lo
que es esencialmente malo. 'La' espiritualidad e inmortalidad del alma se hallan perfectamente demost.radas en psicología.
ARTíCULO II
Antes de exponer la demostración completa de
la religión cristiana, debe advertirse que hay tres
géneros .de pruebas: una indirecta, otra directá pero
sumaria, y otra directa y completa.
La prueba indirecta consiste en la referencia a
los doctores y a sus obras; porque la demostración
perfecta de las verdades de la religión requiere estudios especiales que no están al alcance de todos
los fieles; y así éstos, al discutir con un adversario, pueden formular esta prueba del modo siguiente: «Yo e~toy cierto de las verdades de la religión
que la Iglesia nos enseña, pero no puedo demostrarIas convenientemente
porque para esto se requieren conocimientos profundos que yo no poseo,
-23pero puede usted ocurrir a los doctores o a las obras
especiales que tratan de esta demostración ~.
Este modo de probar lo usan no sólo loshombres de pocos conocimientos, sino también los sabios. Así: el médico se refiere al jurisconsulto, éste
al in:~eni';ro o al astrónomo, éste al morabsta, etc.
La prueba directa
pero sumaria
Se funda en el hecho de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y se formula así: Si Nuestro
Señor Jesucristo ha resucitado, su doctrina es divi·
na; 'Jero es verdad que Nuestro Señor Jesucristo
resucitó; luego su doctrina es divina. El antecedente dI; este argumento es claro y evidente; pues si
Dios ha obrado un milagro tan notable no puede
ser :3ino en confirmación de una ley y de una doctrinô. establecida por El..:mismo.
La menor de este argumento está probada perent'Jriamcnte por el testimonio de muchos millones
de testil~oS de todas edades y condiciones, entre
éstos se cuentan los mártires, los sabios que ha
habido en la Iglesia, muchos enemigos encarnizados
de la religión como los judíos, muchos paganos como
Celso, Porfirio y Hierocles, etc.; luego la religión
establecida por Nuestro Señor Jesucristo es la única
verdadera.
-2,4ARTICULO
Demostración
completa
de la verdad
III
de la religlón cristiana
Para establecer esta demostración completa vamos primero a probar la autenticidad,
integridad
y veracidad de los libros del Nuevo Testamento.
Se llama auténtico un libro si es realmente del
autor a quien se atribuye o si realmente es de la
época en que se supone escrito. Es íntegro sí ha
llegado hasta nosotros como lo escribió su autor y
sin alteración sustancial.
Es veraz si narra hechos que realmente existieron.
Los Iibrvs del Nuevo Testamento
son auténticos
Para probar la autentícidad de un libro hístóriea se requieren caracteres intrínsecos y pruebas extrfnsecas. Los caracteres intrínsecos son los siguientes: unidad de estilo, sencillez en la narración, moderación en el estilo del autor, en fin, que no contenga
nota alguna por la cual pueda juzgarse justamente
por supuesta.
Las pruebas extrlnsecas son las siguientes: el
testimonio de los autores contemporáneos, la comparación de dicho libro con otro& escritos contemporáneos V además la comparación de los ejempla-
- 25-
res modernos con los antig.1os, la gran difusión del
libro por la cual se vea que es tenido COlTI'J auténtico.
Los libros del Nuevo Testamento reún¡-'¡ en su
favor estos caracteres y estas pruebas con LInaperfecciéon que no alcanza ningún otro libro histórico;
efectivamente: en los libros del Núevo Testamento
se observa una gran sencillez en la narración, gran
moderación y modestia en sus autores, en ellos no
se halla nada de ampuloso ni artificioso; están perfectamente conformes con la Histona, la Geografía,
la Estadistica y las costumbres de aquel ·¡jempo, y
una perfecta unidad de estilo en cada uno de esos
libros. La autenticidad de estos libros se prueba
tamOién por las siguientes razones: l." ni los judias,
ni los paganos acusaron a los autore5 de estos libros. de impostura, ni mentira, y tampoco negaron
que fueran de los autores cuyo nombre llevaban, y
es claro que si estos libros hubieran sido supuestos,
los judíos y los paganos, enemigos aCr~rrimos de
los cristianos, se lo hubieran echado en cara; 2.°
Por los testimonios de todos los cristianos, de los
herejes de los primeros tiempos y aun de los filósofos paganos. Estos hechos se hallan perfectamente comprobados por la historia. 3.° Por la imposibilidad de la suposición. En los primeros siglos de
-
36 --
la Iglesia fue imposible la suposición pórque, o la
hubieran hecho los cristianos, o los judíos, o los paganos. No los primeros porque los judíos y los paganos los hubieran acusado de impostura; y no los
judíos ni los paganos porque los cristianos hubieran reclamado.
En los siglos que han transcurrido hasta la época
presente, es también imposible esta suposición, ya
por la gran difusión de los ejemplares lo que hacía
imposible la suposición, ya también por la misma
razón anterior; si lo hubieran hecho los católicos hubieran reclamado los herejes que ha habido en todos los tiempos, y sí lo hubieran hecho éstos los
católicos hubieran reclamado; luego los libros del
Nuevo Testamento son auténticos.
Los libros del Nuevo Telltamento
son Integros
La alteración de un libro, y de la importancia
de éste, ~s un hecho histórico que debe probarse
históricamente, y en ningún tiempo se ha probado
que estos libros hayan sido alterados, y por el contrarío se prueba directamente su integridad: 1.0 En
la narración de estos ·libros no se halla nada en
contradicción con el texto primitivo; 2.° La doctrina y los hechos que se hallan hoy en el Evangelio,
se hallan también en los escritores de los primeros
- 27si~\()s; 3." Los Evangelios, tales como se citan hoy,
se hallan citados por los primeros Padres de la Iglesia y el texto del Evangelio como actualmer·te existe está conforme con los manuscristos más antiguos,
y 4. Por otra parte la gran difusión de l~stos libros y 1;1 lucha entre católicos y herejes hacen imposible la intcrpolación o mutilación de estos libros.
Luego los libros del Nuevo Testamento se han conservado íntegros.
0
L(I~ libros del Nuevo Testamento
Hon veraces
'," Es veraz un libro si su autor no ha sido engañado, no ha querido engañar y no ha podido engañar aunque hubiera querido.
Los escritores del Nuevo Testamento no han
sid.) ellgañados porque narran hechos pÚblicos, de
grande importancia, de fácil conocimiento y ajenos
J Jas pasiones.
Por otra parte lo:; autor~s son varios y fueron testigos oculares o contemporáneos.
No quisieron engañar porque eran hombres probas; no se halla en Ja narración ningún vestigio de
engaño ni voluntad de engañar; y al contrarío la narración es sumamente sencilla y modesta; y por otra
parte ningún provecho podian recibir de!. engafto, y,
en fill, padecieron tormentos y la muerte misma por
defender la verdad de 10 que escribieron.
-28No pudieron engañar aunque hubiesen querido:
Le Porque los judíos y los paganos hubieran reclamado; 2.0 Por el testimonio de todos los escritores
cristianos, de los judíos y paganos convertidos y de
muchos escritores profanos; 3.0 Por los absurdos
que se seguirían, pues sería preciso admitir que unos
pescadores pobres e ignorantes, hubieran forjado una
doctrina tan sublime, tan pura, y al mismo tiempo
tan profundamente sabia que hace exclamar a Rou'sseau (uno de los más notables jefes de ia impiedad moderna.) «Confieso ingenuamente que la maj~~-
tad de las escrituras me llena de asombro,. la santidad
del Evangelio me habla al corazón.
Ved los libros de los filósofos, con toda su pompa qué pequeños son comparados con éstos.
¿Se podrá por ventura que un libro tan sublime
y a ,la vez tan sencillo sea obra de los hombres?
¿Será posible acaso qlLe el personaje cuya historia se
narra en ellos no sea más que un hombre? Acaso se
encuentra en esóS libros el tono y el estilo de un apasionado o de un ambicioso sectario?
Qué dulzura,. qué pureza en sus palabras y en
sus costumbres, qué agradable atractivo en sus inst,;ucciones, qué elevación. en sus máximas, qué profunda sabidurla en sus discursos, qué presencia de
alma, q~é cultura, qué justicia en sus respuestas y
qué imperio sobre las pasiones.
-29,~Dóllde está el hombre que asi sabe obrar, padecer y morir sin debilidad y sin ostentación?
Cuando Plafón pinta su ¡usto illlo¡zirwrio, lleno
de los oprobios del erimen y digrlO sill embargo de
todos lJs premios de la virtud; pirda raS,L'Oa rasgo
el iesucristo .. esta seme¡anza es tall notable que todos los Padres de la Iglesia lJ harl estim,1do así.
Qu,: preocupación y qué ceguedaJ sería comparar
al lliio de Sofronisca con el hijo de Maria; qué in·
mensa dist'lncia entre U/1O y otro, Sócrahs muriendo
sin dolor, sin ignomínia y saster.édo -SllalJemente por
sus amigos, si esta /fluerte fácil honró su vida, se
podría dudar de si Sócrates, con tadaw elevación
de ar,nu, fia fue más que url soji'ita ..., La muerte de
Sócrates filosofando tranquilamente con SlLS amigos
e:; la más suave que se puede desear; la de !esús
expirll(ldo en los tormentos, infuriado, éurlodo y maldecido por todo un pueblo es la más horrible que
¡;uede tenerse. jesús elZ medio de un suplicio tan espantoso, ruega a Dios por sus verdugos. Si la vida
JI la muerte de Sócrútes son de un sabia, la vida y
la muerte de /esLÍs son la de un Dios.
ARTICULO
IV
La divinidad de la religión cristiana
se prueba
por los mila~ros y por las profecías, por su propa-
gación admirable
y
su actual existencia.
-301.0 Por [os milagros.
Los Evangelistas, testigos dignos de fe, como
queda ya probado, refierea que Nuestro Senor Jesucristo "hizo muchos milagros, que éstos fueron hechos realmente sobrenaturales y que los hizo para
probar la divinidad de su doctrina.
En .los Evangelios se refiere que Nuestro Sefíor
.Jesucristo resucitó muchos muertos, devolvió la vista
a ciegos de nacimiento y curó toda 'clase de enfermedades con sólo el poder de su palabra. Estos hechos fueron verdaderos milagros porque no estaban
al alcance de la naturaleza creada.
Con ellos probó Nuestro Sel'l.orJesucristo ~ doctrina y por eso dijo: (San Juan V, 36). «Las obras
que yo he hecho dan testimonio de mí porque mi
Padre me ha enviado" y en otra parte (IV, 10) dice:
«Si no queréis creerme a mí, creed a mis obras».
Los Apóstoles vieron estos milagros como una
demostración clara de las verdades que Nuestro Sefíor Jesucristo enseñaba. Los fariseos mismos no pudieron negar la realidad de estos milagros y así decían: «Qué hacemos que este hombre hace muchas
obras admirables?»
Luego la doctrina de Nuestro Sefior Jesucristo
fue comprobada con milagros; y s6lo Dios es autor
de los milagros, .Y es imposible que los haga en
-
31 -
confirmación de una doctrina que no fuera verdadera; luego la doctrina de Nuestro Sefior Jesucristo
es divina.
2..) Por las profecías.
R~fieren los Evangelistas que Nuestro Senor Je·
sucri:;to hizo muchas profecias para comprobar la
divinidad de su doctrina; la destrucèión de Jerusalén y del templo, la dispersión del pueblo judío y
la p','opagación admirable del Evangelio, elC.
Además, en Nuestro Señor Jesucristo se cumplieron las profecias hechas muchos siglo'3 antes de Isaías,
Jeremia~, Ezequiel, Daniel y todos los profetas menores. Sólo Dios es autor de las profecías, y como queda probado, la religión cristiana tiene en su favor
I11w;has profecías, como prueba de su divinidad; y
como no es posible que Dios haga estos prodigios
en comprobación de una doctrina que no sea autorizada por EL; luego la religion cristiana es divina.
3.° Por su propagación admirable.
Esto lo atestigua la historia, y la propagación
de una religión tan santa, tan elevada y tan severa
en sus preceptos no puede ser obra de los hombres; porque por ella debía abolirse la idolatría y
el judaísmo; por otra parte las pasiones se desenfrenaban contra ella y los que la propagaron tuvieron que sufrir el martirio, y sin embargo decía Ter-
- 32-'
tuliahO: "Somos de ayer y todo lo hemos llenado:
ciudades, islas, castillos, municipios, el senado, los
cAmpamentos, el foro; os hemos dejado solos vues·
tros templos.
4.° Por su actual existencia.
Pues es claro que si las grandes obras de los
hombres, las' instituciones sabias, las Repúblicas mejor ordenadas han desaparecido..a pesar de los más
eficaces esfuerzos para conservarias, la Iglesia que
ha sido perseguida desde su principio habría desaparecido indudablemente si fuera obra humana; y
al contrario, se conserva -en toda su integridad.
Parte segunda
Demostración
de la Religión católica
La religión católica es la única verdadera
y por
tanto todos los hombres
están obligados
a investigaria
y a abrazarla
fior Jesucristo
una. vez conocida.
estableció
dera, obligatoria
fundó la Iglesia
una
a todos
católica,
religión
Nuestro
Se-
Única, verda-
los hombres
y para
es decir universal.
esto
CAPITULO I
Ell eSI:e capitulo
za y constitución
verdadcrél
Iglesia.
la única que tiene
trataremos:
de la Iglesia;
1.0 De la naturale2.0 Caracteres
de la
y 3. Que la Igl·~sia romana es
esos caracteres
de la v'~rdaderaù
IgleSia.
ARTíCULO I
Naturaleza
y constitución
de la l¡tlesia
La 1¡,lesia es congregación
de hombres unidos
entre sí por la profesión
de una misma f¡,~, la par3
-34ticipación de unos mismos sacramentos y bajo el
régimen de legitimos pastores, principalmente/,del
Romano, Pontífice.
La Iglesia es una sociedad perfecta.
Socie(1ad perfecta es: reunión de hombres que
se proponen conseguir un mismo fin, por unos mismos medios, con unión moral entre ellos e independiente de cualquiera otra. La Iglesia reúne estas
condiciones, según la definiCión anterior, luego es'
sociedad perfecta.
En la Iglesia debe haber necesariamente un jefe
supremo que sea juez de las controversias en materia de fe. Esta autoridad SUprema debe ser b~n
conocida, dara, al alcance de todos e infalible, por-'
que de lo contrario la mayor parte de los fieles
•
care£erí~n 'del conocimiento de la Suprema Autoridad, habría lugar a dudas que no se podría desvanecer sí no tuviera estas cualidades.
ARTICULO
Il
Caracteres de la Iglesia
,La verdadera Igl~ia de Nuestro Senor Jesucristo debe tener cualidades relevantes y claras por las
cuales deba distinguirse de las religione,s falsas; y
'Nuestro Senor Jesucristo la dotó, efectivamente, de
estas cualidades ri caracteres.
-
35-
Estos 50'.1: unidad, santidad, catolicidad
y apostolicidad.
La verdadera
Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo debe ser una en sí misma, en la fe, en lCos sacramentos,
ell el régimen, cte.
Como la Iglesia fue instituída por Nuestro Señor Jes·JCrif.to como depositaria
de la única verdadera religiÓn, es claro que debe ser una y la misma para todos los fieles en la fe, en los sacramen- .
tos, en el régimen, etc.
Nu{:stro Señor Jesucristo la dotó de esta unidad
y por eso dijo (segÚn nos lo enseña San ."v\ateo,
San Juan y los otros evangelistas):
que estableceria un solo rebaño y un solo pastor, y siempre que
habl<! de lé; Iglesia que iba a fundar la designÓ como
Una y Unica.
Debe ser santa porque es claro que, teniendo
por objetc- conducir a los hombres
a la santidad,
debe :~er santa en sí misma y en su doctrina, lo
que const'tuye
la santidad activa; y ('¡ebe tener santos en su seno, lo que constituye
la santidad pasiva. Nuestro Señor Jesucristo,
según muchos testimonios d·~ los evangelistas,
la dotó efectivamente
de esta santidad.
Por otra parte, siendo su fundador el santo por
excelencia,
la Iglesia debe ser santa.
Debe ser católica, es decir, universal.
-36Porque es claro que Nuestro Señor Jesucristo eST
tableció una sola religión par~ todos los hombi'~
y por tanto debe ser universal; y por e~o dijo
sus Apóstoles: «Id y ensefíaq a todas las nacio~
nes, etc.lo
Debe ser apostó)ica, es decir, que debe haber
sido propagada parlas
Apóstoles y debe conservarse como ellos la establecieron, y su doctrina la
que ellos ensefiaron; porque N~estro Senor Jesucristo designó·a los Apóstoles como únicos propagadores de su doctrina y por eso dijo: «El que a
vosotros oye a mí me oye"el que a vosotros desprecia a mí me desprecía».
Estos son los cuatro caracteres o cualidades manifiestas y claras por las cuales se puede co!,ocer
y se conoce de hecho la verdadera Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y por tanto la religión única
verdadera.
a
ARTICULO
III
L1ámanse notas los caracteres o cualidades cph
que Nuest~o Señor Jesucristo· dotó a la verdadera
Iglesia en cuanto éstos se hallan reunidos en la Iglesia romana.
La Iglesia romana gobernada por el Sumo Pontifiee, es lai única que reúne en si los caracteres
que NuestrQ Sefior Jesucristo imprimió asu Iglesi3;.
- 37-
La Iglesia romana y sólo ella posee la verdadera unidad de fe, de sacramentos
y de régimen.
Unidad de fe
La Iglesia romana, desde San Pedro hasta el actual Pontífice Benedicto XV, ha enseñado siempre la
misma doctrina establecida por Nuestro SenOTJesucristo y esa misma es la que profesan y han pr,~fesado siempre todos los fieles en el mundo entero. Esto
lo comprueba perfectamente la Historia.
Unidad de sacramentos
y de cultu
En todo el mundo partici.pan los fieles católicos
de unos mismos sacramentos
con la misma mate-ria, la misma forma y el mismo rito. Y estos sacramentos que fueron todos instituído~ por Nuestro
Señor Jesucristo los ha conservado la Iglesia desde
su institución hasta hoy, sin variacióp alguna, como
lo atestiguan los monumentos históricos y aun el
testimonio de los enemigos de la Igksia.
Unidad de régimen
Desde San Pedro hasta el actual Pontífice la
19lesi~. se ha gobernado siempre del mismo modo;
y los fiele-s católicos siimpre han prestado invariablemente la misma obediencia a las leyes de la Igle-
-38sia, y la unidad de régimén de la Iglesia católica
que observamos hoy en el mundo la han conservado invariablemente desde su fundación hasta el
presente.
Lo mismo puede decirse del culto con que la
Iglesia romana honra y ha honrado a Dios en todos
los siglos.
Luego la Iglesia romana posee la unidad de fe,
de sacramentos y de culto.
La Iglesia romana es santa y es la única que
posee la santidad de la doctrina, lo que constituye
.Ia santidad activa; y es también la única que ha
tenido y tiene santos en su seno, lo que constit\lye la santidad pasiva. ta doCtrina ensenada pOTla
Iglesia romana es verdaderamente santa: 1.0 Porque
esta doctrina es .la misma que ensefiá Nuestro Seflor Jesucristo, el Santo por excelencia, y la Iglesia
!JO ha variado, como puede comprobarse por la Historia, y 2,° Porque la doctrina enseñada por la Iglesia romana, desarrollada en todas sus consecuencias,
conduce directamente a la santidad.
En cuanto a la santidad -'pasiva, la historia se
encarga de ~emostrar de modo incontestable que la
Iglesia ha tenido y tiene actualmente santos de todas edades y condiciones. L.uego la Iglesia romana
y sólo ella 'posee la santida.d activa y la santidad
pasiva.
-
39-
La IgIe;;ia romana y sólo ella es verdaderamente cat6lica, es decir, universal.
Para que sea universal una doctnna se requiere la identidad sustancial y absoluta de ésta para
todos los lugares y personas de toda condición; de
lo contrario, no sería la misma doctrina para todos
los 11Ombles, en lo que consiste la verdadera universalidad.
La Iglesia romana es la única que posee esta
universalidad.
La catolicidad podemos dividiria en catolicidad
de derecho y catolicidad de hecho. La primera consiste en la aptitud de la doctrina de la Iglesia para
ser profesada y seguida en todos los tiempos y lugares por todos los hombres de toda.s edades y condiciones, y también que todos los hombres de todas las épocas hayan profesado y profesen esa misma doctrina y que sea apta para conducirlos a todos
a su último fin. La segunda consisté en qu;~ la doctrina de la Iglesia se haya extendido efectivamente por toda la tierra y que en toda ella se hallen
fieles que profesen esta misma doctrina. Sentados
estc.s antecedentes, vamos a probat que la Iglesia
rorr ana y sólo ella posee la verdadera catolicidad.
I. o Catolicidad de derecho
La doctrina enseñada por la Iglesia romana, auny severa, es, sin embargo, tan fácil y
qUI~ sublime
-40-sencilla que pueden conocerla y practicarla perfectamente hasta los más ignorantes; y desarroliada
hasta en sus últimas conseêuencias,conduce aIos
hombres a.la santidad y portanto a su último fin;
lo que no podría afirmarse de ninguna otra doctrina.
Z. o Catolic:ldad de buho
Este es un hecho histórico, y la historia nos
atestigua que en todos los países dé la tierra se
hallan hijos obedientes a la Iglesia católica, que profesan su doctrina y obedecen fielmente a sus mandamientos. La estadfstica moderna comprueba que
..se hallan es:parcidos en ~odos los paIses de la tierra cerca de' 450,000.000.
APllstollcicl"
La 19lesià romana es la única que profesa y ensena la doctrina que profesaron y ensefiaron los
Apóstoles.
En .efecto¡ si recorremos la historia de la Iglesia.
desde el tiempo presente hasta el tiempo de los
Apóstoles, hallamos que la doctrina ensenada y propagada por los Apostoles es la que ha ensenado
siempre y ensena hoy la Iglesia romana.
En ella ha habido una serie no interrumpida de
../
Pontifiees desde San Pedro hasta Benedicto XV, y
...
- 41-
ellos han enseñado siempre sin alterar en lo más mínimo la doctrina ensef'lada pûr los ApóstoJes, comO
lo prueban las Encíclicas y demás documentos en
que los f~omanos Pontífices han enseñado siempre
esta misma doctrina.
Ig;ualmente son pruebas de esta verdad los Concilio~, Ecuménicos, en los cuales se halla siempre.
consignada
la doctrina que enseñaron los Apóstoles.
Las ~;ectas protestantes no pueden alegar ninguna de estas notas en su favor: 1.0 Por carecer de
unidad; 2. Porque el desarrollo de la doctrina enseñada por estas sectas, lejos de cO~lducir a la santidad, aparta a los hombres del verdadero culto debido a Nuestro Señor Jesucristo; 3.° Porque éstas
no poseen la catolicídad, pues aunque se hallen bastante extendidas en el mundo, no enseñan la misma doctrina para todos los hombres, y por tanto no
es universal; 4.° Porque la doctrina de estas sectas
no se Óeriva de la ensefianza de los Apóstoles sino
de los;::aprichos de un religioso apóstata llamado
Lutero que existió hace pocos siglos.
Luego la Iglesia romana es la única que posee
estas cuatro notas y por tanto es la única verdadera.
0
-42 CAPITULO II
En éste se tratará: 1.0 Del poder, de la Iglesia
y forma del gobierno de la Iglesia, y 2.0 De las
principales objeciones que se bacen contra la Iglesia.
ARTICULO
I
La Iglesia católica fundada par Nuestro Sefior
Jesucristo fue anunciada por los profetas del Antiguo Testamento, muchos siglos antes de su establecimiento.Fue, además, anunciada también por
rn~dio de figuras tanto en el Antiguo como en el
Núevo Testamento;, y Nuestro Senor Jesucristo la
representó tambi,én 'por medio de parábolas.
Las figuras de la Iglesia en el Antiguo Testamento son: El paraíso terrestre, en que estaba plantado el árbol, de la vida; Eva, esposa del primer
hombre, lIam~da madre de' los hombres; el arca de
Noe, fuera de la cual nadie se. salvó del diluvio;
el pueblo de I$rael, llamado pueblo de Dios; el Tabernáculo dela Alianza, la tierra prometida, la mon,tafla de S1óny el templo de Salomón.
Las figuras con que se representa la Iglesia en
el Nuevo Testamento son: La barca de San Pedra,
:la pesca milagrosa, la túnica inconsútil de Nuestro
'Senor Jesucristo y por último la. persona misma de
NuestroSefiol' Jesucristo.
- 43Las parábolas con que se representa a la Iglesia S'Jn: Las bodas reales, el gran banquete, las
redes para pescar en el mar, el rebaño y el redil
del buen pastor, el campo, la viñé. y el I~rano de
mostaza.
Gobierno
de la 1¡{lcsia
La Iglesia es sociedad docente tal como la instituyó nuestro Señor Jesucristo y por eso dijo a los
Apóstoles: « Id y enseñad a todas las naciones".
Además de este poder de enseñar tiene la Iglesia
la pote~.tad de ordenar; ella es la única que tiene
el poder de consagrar y ordenar ministros de la
única religión verdadera; es decir: de consagrar
Obispos, sacerdotes, diáconos, subdiáconos y clérigo~,. También tiene la Iglesia la potestad de jurisdicción; en virtud de ésta la Iglesia tiene todos los
poderes de sociedad perfecta, a saber: poder legislativo, judicial y coactivo. El poder legislativo lo
ejerce el Romano Pontífice en toda la Iglesia, también lo acompaffan en este poder los Obispos reunidos en Concilio Ecuménico y bajo la presidencia
del Romano Pontífice; y los Obispos;egislan
en
sus respectivas Diócesis.
El . poder judicial lo ejerce para toda la Iglesia
el Ro:nano Pontífice por medio de sus tribunales
-44establecidos en Roma, y los Obispos en sus respectivas Diócesis por sí o por medio de sus Provisores.
Lo mismo podemos decir réspecto derpoder coactivo, en virtud del cual la Iglesia tiene perfecto p~
der para establecer penas como sanción de sus leyes.
Como la Iglesia se distingue esencialmente de la
sociedad civil, su forma de Gobierno no puede identificarse con ¡ninguna de las formas de gobierno de
ésta y así só fo'rma de gobierno es exclusivamente
propia y peculiar suya.
En virtud de esta forma de gobierno, ef Romano
Pontífice ei el jefe Supremo y cabeza visible de la
Iglesia, y los Obispos, sacerdote~ y fieles obedecen
tOdos \unánimemente sus leyes. Los Obispos gobiernan sus Diócesis con subordinación al Romano Pontifiee. Todos éstos poderes de la Iglesia son de det:echo divino por haberlos establecido asi Nuestro
Senor Jesucristo, como queda explicado en los capItulos anteriores.
ARTICULO II
No obstante que la 19l~~ia n,a probado su mi-o
sión divina y la incontestable vetdad de la doctrina que enseftaj ha sido y es sin embargo objeto de
odios y de calumnias. Pero esto es natural porque
la Iglesia comb'ate todos los errores y todos lós vi-
-
45 ~
cios, y los hombres exacerbados por las pasiones,
buscan los medios de combatirla.
En este artículo vamos a contestar las principales objeciones que se hacen contra ella y son:
La intolerancia, la inquisición, la matanza de
San Bartolomé, antagonismo entre la Iglesia y la
ciencia, proceso de Galileo, los malos Papas, las
Cruzada~;, el cisma de Occidente, el poder temporal
de ¡'JS Papas y su intrusión en 103 goQ.iernos secula -es, reacción contra el progreso y la civilización,
el Sylabus y la condenación del liberalismo y de las
libertades modernas.
Intolerancia
SI.: acusa a la Iglesia de ser intolerante; pero es
preciso distinguir la intolerancia en dogmática o doctrinal y en personal y civil.
La primcra consiste en no aceptar, ni aprobar,
ni permitir que se enseñen los errores contrarios a
la ·¡crdad. En este sentido la Iglesia es y debe ser
intolerante, como lo es la verdad y como lo son
todos bs principias científicos evidentes:
pues es
cla"o que la Iglesia el~seí'ia y ha enseñado siempre
la verdad y esto lo ha demostrado de una manera
clara y concluyente y por tanto no puede aceptar
la tolerancia dogmática o doctrinal, porque no es
·~46posible ni justo conceder iguales derechos a la verdad y al error, y demostrada una verdad, es claro
como la luz del día, que ¡lO pueden aceptarse los
errores que. la contradicen. Luego si la Iglesia no
fuera intolerante en materia de dogma y de doctrina, no sería la verdadera Igles~ de Nuestro Seilor
Jesucristo.
En cuanto a la fórmula: «fuera de la Iglesia no
,bay salvación", es preciso abservar: 1.0 Que'ella es
verdadera y no admite excepción; 2.° Que según
nos enseña I.a misma Iglesia se puede pertenecer a
'ella perteneciendo al cuerpo y al alma de la Iglesia
o sólo al alma de ella.
Pertenecen al cuerpo de la Iglesia los que están
unidos a ella por la profesión de la fe y la parti~paeión de 1M sacramentos y no han sido excluídos _de ella, ~s decir, arrojados. de su seno.
Pertenecen al alma de la Iglesia los justos, y
~ntre éstos puede haber algunos que no conociendo la verdadera Iglesia guardan, sin embargo, la ley
natural y tienen voluntad decidida de unirse con
Dios.
En cuanto a la tolerancia o intolerancia personal
y civil debemos observar: 1.0 Que todos los hombres, sin excepción están obligados, según queda
demostrado, a inquirir o a averiguar la verdadera
- 47religr6n y a abrazarla una vez conocida; 2. Que en
ningÚn caso es permitido ni justo hacer uso de: violencia para propagar la religión verdadera, ni para
impedir su propagación; 3-.0 Que en ningún caso es
justo ni moralmente licito el impedir la propagación
de la religión verdadera;
esto ded'.ícesc de lo demostrado hasta aquí.
Si la tolerancia civil se entiende en el sentido
de c¡ueia ley conceda iguales derechos a todas las
religiones y a todos los cultos, es claro que es absurda e injusta, por ser absurdo e injusto el conced~:r iguales derechos a la verdad y al error. Pero
si la tolerancia civil se entiende en el sl~ntido de
que la ley favorezca y ampare la verdadera religión,
y tolere la5 demás (siempre que no sean contrarias
al orden público y a la moral), y esto con sólo el
objdo de favorecer las transacciones comerciales y
las relaciones diplomáticas, es claro que nada tiene
de injusto ni de inmoral. Como lél Iglesia ensefía y
ha enseñado siempre la verdad no puede ni prescribir, ni permitir, ni disimular lo que es falso o
inmoral; pero fiel a la enseñanza de su divino fundador, es intolerante con el error y con el pecado,
pero tolerante, caritativa y carifto3a con los que están errados y con los pecadores.
0
-
48 --.
Inquislcló.1
Los enemigos de la Iglesia objetan; la lnquisi..;.
dón es Utl monumentQ histórico de violencias J
~rueldades ejercidas por el clero católico para forzar las conciencias.
Antes de contestar será bueno consignar aqui' el
pensamiento de un filósofo inglés: «Son más las
objeciones y dificultades que puede proponer un
necio en un' cuarto de hora, que las que puede resolver un sabio en dos afias de estudio asiduo"
La Inquisición fue un tribunal de justicia a la
'vez - eclesiástjco y civil, establecido para juzgar acerca de los crímenes de heréjía y castigar a los culpables. _
.
Fue establecido hacia el año de 1200 con el objeto de reprimir a los Albigenses y Waldenses, sectarios que propagaban con sus errore~. el espíritu
de rebelión contra toda autoridad y llevaban a fb;..
das partes el incen~io Y¡la matanza. Procurábase
.en un' principio reducirlos al deber con la instrucción y el convencimiento;
pero habiendo resultado
completamente ineficaces estos medios, el poder eclesiástico y él civil se unieron pata la mutua defensa ,y evitar así el exterminio de los países civíllzados de Europa: el primerO'prestaba su concurso para
prohar los crimen es, y el segundo aplicaba el cas.
-
49 --
tigo. Tal lue el origen de la Inquisición, como lo
enseñan los historiadores honrados.
Preciso es distinguir la Inquisición romana y eclesiástica de la Inquisición española.
La Inquisición romana fue un tribunal justo y
equitativo, en armonía, desde luego, con los principios jurídicos que regían entonces en la sociedad.
Puede aSI~gurarse que ella ha sido el tribunal más
equitative· y benigno que ha existido; como lo prueba claramente el proceso de los Te,nplarios, quie11es pidieron como gracia ser juzgados por la Inquisición mélS hien que por cualquier otro tribunal.
En cuanto a la Inquisición española, en ella había cios tribunales: el eclesiástico, que definía los
delitos cqntra la fe, y el civil, que castigaba estos
delitos.
En Cllanto a los abusos del tribunal de la Inquisición, principalmente de la española, debemos
establecE r dos cuestiones: 1.0 ¿ Hubo abuws en la
InquisiciÓn? 2.° ¿Estos abusos son imputables a la
Igle5ia católica?
Es verdad que en la InquisiciÓn hubo abusos
como 105 ha habido y los hay actualmente en todos los lribunales humanos. Y aquí debe observarse
la siguiente regla de crítica histórica: «Las personas
y }C'Sacon1ecimientos deben juzgarse y apreciarse
4
"7
50 -
atendiendo a la époça en que VIVIeron aquéllas (1
tuvieron lugar éstos". Y en el tribunal de la h~qui-::,
sición no son imputables a la Iglesia católica, porque todas :las sentencias eclesiásticas' terminaban
siempre coJ!l esta fórmula: "Se entrega al brazo secular para que sea castigado con la mayor lenidad
pos,ible y en todo caso sin la pena capital".
Por otr~ parte, consta de documentos auténticos
que los Ro~anos Pontifiees amonestaron a los Reyes de Esp~fta y Portugal para que moderaran el rigor de los Fastiges, y aun llegaron a amenazarlos
con la exconlUtlión si no disminuían esos rigores; luego èstos abusos no son imputables a la Iglesia católica.
...
/
Matanza de San s.rtolomé
Se le ech.a en cara a la Igl.esia el haber tomado
parte en esm matanza.
LQs hech9s pasaron así: Catalina de Médicis, madre de CarlQs IX, Rey de Francia" en aquella épo~ quiso ab*tir el partido. calvinista, cuyo jefe era
el Almirante: Coligni, 'y para esto se atribuyó a los
calvinistas una rebelión y un proyecto de atentado
contra la persona del Rey; y así sugirió a éste la
matanza de Hugonotes, que tuvo lugar efectivamente la víspera de San Bartolomé, y de ahl tomó su
nombre. Esta decisión fue, pues, un g~lpe puramen-
51 -
te político sugerido por aquella Reina sanguinaria.
Pero debe advertirse que se ha exagerado mucho
el nilmero de los que perecieron en tal golpe. Consta por les documentos históricos que ni la Iglesia
ni el clero tuvieron ni la más mini'na parte en tal
lfléltanza. Y si es verdad que el Sumo Pontífice Grego{i(, XIII celebró un Te Deum con este motivo, fue
porque la primera noticia que se hizo llegar a oidos
del Papé. fue la siguiente: que el Rey Carlos IX
había sido salvado providencialmente de U;1 atentado de muerte contra su persona, y por esto el Papa,
en acción de gracias por haberse salvado el Rey de
la muerte, celebró un Te Deum. Pero luego que fue
informaro de la verdad de los hechos, dirigió una
carta al Rey mismo en que lo reprendía y le improbaba enérgicamente aquel procedimiento político.
Esta es la verdad histórica de los hechos que nos
ocupan; luego la Iglesia no solamente no tuvo park en estos hechos, sino que los improbó. Pero los
enemigos de la Iglesia no se cuidan de la verdad
histôricé; y con esa misma lógica bien podrían imputar/e a la Iglesia las desgracias del diluvio.
Antagonismo
entre
la Iglesia y la ciencia
Afirman los enemigos de la Iglesia que ella es
enemigél de las ciencias porque se funda en la fef
- 52y la fe es opuesta a la ciencia como la obscuridad
a la luz.
Para contestar esta objeción .preciso es distinguir
aqui 10 que es ciencia y lo qué es fe: ciencia es el
cbnocimient~ de las cosas por sus causas, o bien:
Conocimiento cierto y evidente adquirido por la
demostración .. Síguese de aqui que la ciencia tiene
por objeto la verdad y también los medios de deriiostrarla.
Pero la verdad, considerada entitativamente, es
úna, necesaria e inmutable, y tiene su fundamento,
según se demuestra en metafísica, en el entendimien.to divino, que es razón suficiente de la verdad .
el
. Dedúcese también que el error y todas las consecuencias que de él se siguen jamás pueJen cons·
tituir ciencia. fe es el asentimiento de la inteligen~
da a ias verdades reveladas por Dios. Por tanto,
.sÎendo Dios la Verdad infinita,. no puede proponer
.1.1 erttendimi~nto como objeto de la fe nada que sea
~also o erróneo, porque esta seria absurdo.
De aquí se deduce cléirament~ que la fe no sólo
no es opuesta a la ciencia, sino que la perfecciona
y ennoblece,. porque la ciencia versa acerca de ver;"
~ad~s que están al alcance del entendimiento; y la
fe tiene por Objeto verdades de un orden más sublime y elev~do, puesto que se refieren a la natu-
- 53-·
raleza de Dios y a sus relaciones con las criaturas.
Decir, pues, que hay oposición entre la fe y la ciencia, es decir que hay oposición entre la verdad y
la verdad, cosa imposible.
La Iglesia fue fundada por Nuestro Seiíor Jesucristo para enseñar a los hombres la verdad que
los ha de conducir a la salvación eterna; de consiguiente nada en.seiía la Iglesia que sea contrario al
desarrollo armónico de las facultades intelectuales.
físicas y morales del hombre.
Si consultamos la historia de todas las naciones.
encontramos que la Iglesia ha producido efectivame1te los más grandes sabios en todas las ciencias
y en todos los ramos dcl saber humano: desde Or[genes y Tertuliano en el primer siglo de la Iglesia.
ha~,ta Rug-ens y Pasteur Sechi (sequi), etc.
Galileo
Se acusa a la Iglesia de ignorancia y de oposición a las ciencias porque condenó, se dice, a Galileo por enseñar las doctrinas de Copérnico acerca
de la rotación de la tierra. Es verdad que unas proposiciones de Galileo fueron condenadas por una
comisiÓn de la Inquisición; pero no precisamente la
doctrina de la rotación de la tierra (al rededor del
SOi), puesto que ésta ya había sido defendida por
-54el canónigo Copérnico y por otro religioso astrónomo; sino porque con ellas mezcló otras cuestiones
distintas.
En 1632 publicó los diálo'gos sobre los síst~mas
de Tolomeo. y de Copérnicó, por lo cual la comisión del Santo Oficio lo condenó <l pena de encarcelación en 1636, pero el Papa Urbano VIII le conmutó inmediatamente la pena por la simple detención
los jardines de la Trinidad del Monte, conservanao suS criados y la facultad de recibir visitas
de- sus amigos. Pronto recibió autorización para.vol-verse a su casa de campo, en donde murió tranquilamente. Adviértase que Galileo mismo, escribiendo
:. su familia, decía que había sido tratado aHí con
más consideraciones que en su casa.
No es cierto, pues, que se atormentara a Galileo ni se le pJ.lsiera en tortura .
.' .. Oalileo no fue condenado por ningún Concilio
ni por el Papa y por tanto, si en esta condenación
hubo error, en nada afecta la infalibilidad de la 19le~siani la det: Papa, puesto que aquella comisión no
'èónstituia el 'tribunal supremo de .Ia Iglesia.
en
Papas malos
La Iglesi~ no es santa, se dice,_ porque ha dado
~spectáculo (le muchos desordenes·y
hasta la Silla
. Apostólica se ha visto deshonrada por malos Papas.
- 55Antts de co.n~estar, es -preciso observar Q\'.Xffll
cosa es el pontIficado romano y otra la perstl,',:t,;';-fi
Papa como hO~bre; llna. cos~ .~s la infalibUt~~
y otra es el sUjeto de la lIlfahblhdad, y así co~
un 5acerdote, sea bueno o malo, consagra váUd~
menk en el santo sacrificio de la misa y no pierde
el carÜcler sacerdotal por ser irregular en su conducta; de la misma manera el Romeno Poutífice no
deja je ser Jefe Supremo de la Iglesia y sujeto de
la infalibilidad, aunque su conducta 110 corresponda
a su .llta misión.
Obsérvese igualmente que cn la Iglesia 113 habido 260 Pcntífices, y cntre ellos m~ís de 50 ~on venerados como Santos y la mayor DarL~ sut'ri(~ron el
martirio. Que la mayor parle de los Plpas l1éin sido
hombres eminentes por sus virtllùc~ y su e;encia;
y sólo pueden citarse, scgÚn la "cread
¡¡is'órica,
cuatro pontífices contra Ins (nail's f1:ydl'1I hacerse
justas objeciones a su conducta.
y
los ha depk rado la IgleSia entera; pern. e il :calidad, ellos d{~muestran del 1Ilodo má~: cl{lro la Divinidad de la Iglesia. católica y el cuidad,) que Dios
,ha tenido en conservarIa en toda su perkcción. Porque si fuera obra humana habría sufrido una inevitable decadencia ya con los hechos citados, ya con
Es verdad
quc
tales hechos
~Oll
¡kplorables
la conducta iirregular de algtinO$ de sus ministros.:
_obj~'p()sy .cerdotes.
fir -dtr. parte I<:>s Papas que se citan como ma-_
1QSnada decretaron en contra de la fe: ni de lasbuenas costumbres, ni autorizáron su conducta irregular con ningún acto de jurisdicción.
Luego esta objeción lejos de empañar las glorias
de la Iglesia, las hace más visibles.
las Cruzadu
Los enemigos de la Iglesia censuran con demasiado rigor las Cruzadas: han _pretendido hacer responsable -a la Iglesia de los males, verdaderos o falsos, que:de ellas se siguierQ~¡Estas guerras, se_dice~
trajeron a Europa la pérdt~- de varios millones de.
hombres! y de mud1as riquezas que fueron trasp.ortadas al! Asia.
Apr~ciando las Cruzadas con estricta justicia; es
preciso i confesar, como Ici hacen los historiadores
honradOs, que ellas -fueron legitimas y justas porque tuvieron por objeto protege~ a Jos crj~tianos de_
Orient~ contra la opresi.ó.~cruel e inhumana de los
mahometanos y defend~Ja Europa contra el furor
de los bárbaros, qùe-ajnellélZaban invadiria. Si la
mayo# parte de las Cri:tÎ1iaas no produjeron el bien
que se esperaba, y si por otra parte se desmoraJi~,
.
.1
_
-_~""
.
- 57zaron las tropas cristianas, lo primero fue por la
perfidia de los griegos y lo segundo fue una consecuencia de la mala dirección milita.r, de la indisciplina y de otras circunstancias que ordinariamente acompañan a todas las guerras. No obstante esto,
es pr'~cis() confesar que las Cruzadas trajeron muchos bienes: salvaron a Europa de las invasiones
mus_ulmanas; libraron a los pueblos de Europa de
los males que mutuamente se causaban con sus guerras; apaciguaron las discordias civiles, que en el
~iglo XII, tuvieron armados a los fel;dales r,nos contra otros,
Además mejoraron la suerte de muchos pueblos,
porque con motivo' de las Cruzadas, estos se emanciparon del feudalismo; favorecieron en gran manera
el comercio. Pero en ninguna manera pueden atribuírse a la 'Iglesia los desórdenes de los cruzados,
porque ella trató siempre de corregirlos y amonestarlos como consta en los monumentos históricos.
Cisma de Occidente
Los enemigos de la Iglesia objetan:
~n los siglas XIV y XV, durante el cisma de
Occidente, la Iglesia dio el espectáculo de una división escandalosa, que hizo perder al clero hasta
las apáriencias del decoro y trajo ia intranquilidad
a las aimas de los fieles.
-58--Es verdad que el cisma de Occidente fue una
gran desgracia y una prueba durísima en la cual,
más que en otra circunstancia, necesitó la Iglesia de
ser sostenida por Dios.
Fue una calamidad padecida p~rla Iglesia, pero
no un escándalo dado por ella.
La Historia atestigua que desde 1378, por más
de 40 al'íos, se vieron en la Iglesia dos Papas, Ur~
bano VI de: una parte, y de otra Clemente VII y.Pedro;
de Luna con sus respectivos sucesores. Cuai1d~
el Papa Clemente V, a prinçipios del sigla XIV,
trasladó la ;Silla Pontificia de Roma a Avignon, for.máronse d()s partidos, los unos querían que los Pa.pas volvier~n a Romà y los otros que continuaran
residíendo en I:rancia. Esto fue 10 que ocasionó la
elección de, Clemente VII, viviendo aún Urbano VI,
cinco meses después de su elección, que dijer,on
,haber sido rula.
Hubo desde entonces dos Papas que cada uno
.podía apare~er legítimo, porque habían sido elegidos por Ias!,mismos Cardenales. De aqui el cisma
de Jas naci~nes' cristianas porque· los unos seguían
la obediencia de Urbano, y 1050tr05 la de Clemen.~: cisma deplorable en verdad que no logró extin,gllir la fe, pero sí debilitaria un poco. La división
:sólo recaía ~obre el derecho de la representación del
r-
-
~9-
Pontificado pero nó sobre el dogma del primado,
ni sobre la unidad de la Cátêdra Apostólica. Todos
creían que no había más que un solo Jefe visible
de la Islesi a; pero, con lo ocurrido, i~~n<?rabancuál
era el Jefe legítimo; y así de bucna f!~ podÍé!n per':'
Íènccer a .llIa o a otra obediencia .
.
Lo~; pretendientes al Papado en aquella época
fueron reprensibles, sin duda, por no haber querido
sacrifil~ar su propio interés al bien general de la Iglesia; pero no se les puede acusar de irreligiosos y
malos. y el clero, por otra parte, no era ni i~norante, ni vicioso.
Por IÍltimo, terminó el cisma con la eleœión de
Marti:1o \! I\n el Concilio de Constanza en 1417 y
quedÓ re~;tablecida la paz en el murdo cristiano.
Poder femporal de los Papas
gobiernos
y su intervención
en los
civiles
Los Papas, dicen los enemigos cc la Iglesia, tienen un poder enteramente espiritual: su reino, según la palabra del mismo Jesucristo, no es de este
mundo; sin embargo, han querido poseer estado temporal, se han arrogado el derecho de juzgar los asuntos temporales de los príncipes, y llegaron hasta absolver li los súbditos del juramento de fidelidad.
-60-Toda$ estas objec~onesdesaparecen
aclarando las
ideas confusas y explicandõ los hechos comopa-
saron ..
_
Las p~labras de Nuestro Senor Jesucrtstõ~- cMi
reino no ;es de este mundo·. fueron una r-espuesta
a Pilatos :en las cuales q4iso siinificar que no venia a -establecer reinado temporal; pero no significan ni pueden si2nificar qué su reino no esté en
este -mundo, sine que no procede de este mundo y
que no es de la misma naturaleza que los reinos
-de la tierr,,a; pero es claro que al establecer la Iglesia, que es su reino, la constituyó como -sociedad
visIble en i, la tierra; luego.~ interpretació.n de -10&
enèmigos ès torcida y falsa._
--
En cuapto al poder temporal de ios Papas debemos establecer: 1.0 Que el poder civil y temporaI del Romano Pontifiee no es absolutamente
necesario para la constitución y -gobierno de la Iglesia y así, __
ntes de haber adquirido los Estados Pontiflclos, y 4espués de que le fueron arrebatados, la
Iglésia se ha gobernado con la perfección que' la
Caracte"riza;. 2.0 Que si es útil 'y conveniente que él
Romano Pontífice posea sus estados porque así es
más fácil y más expedita la administración
de -los
asuntos de :la Iglesia como convocación de Conci'lios, etc., y 3.° No repugna que el Romano Pontífice
o
o
-
61
.adquiera dominio temporal en determinado territorio por título adventicio, porque en este caso los
dos gobiernos, espiritual y temporal, aunque tengan
su respectiva autoridad suprema representada en una
misma persona, la administración de justicia, los tribunales, los empleados de uno y otro gobierno son
distintos; y aunque. marchan en armonía, no se confunden sus fUllciones. Luego esta objeción no tiene
valor ninguno.
En cuanto a la intervención de lOf, Papas en los
asunto~ de los gobiernos civiles es preciso observar,
según lo ensefia la Historia, 1.0 Que en ese tiempo la
Europa er~ católica y los príncipes consideraban al
Romano Pontífice como árbitro en tod2.s las dificultades .Y'~onf'ictos que se suscitaban ya ':ntre los príncipes, ya entre los pueblos y su soberano; 2.° Que
los Papas no podían ni debían guardar silencio cuando los principes se convertían en tiranos, o. cuando
los pueblos se desbordaban en escandalosos excesos, y 3.(1 Que esta intervención la establecieron los
mismos reyes y emperadores católicJs, a fin de tener en el Romano Pontífice un mediador y un árbitro justo, caritativo e imparcial.
Lns Papas de la Edad Media eran como los Papas dc:odos
los tiempos: defensores de la verda~
dera libertad contra todos los despotismos, protec-
- 62-
tores de la autoridad legitima contra todas la~. ucencias, fonciliadorës de la paz en tódas las guerras~,
y discord.iás. Luego esta intervención, lejos dese":,
periudici~l a la tranquilidad yal orden público de .
los Estados, fue de grande utilldad y contribuyó
eminentemente a conservar el equilibrio social y la
armonía entre los pueblos y SUS soberanos; y P?r
eso cuando algún príncipe católico oprimía a los
.pueblos con actos tiránicos,.lo reprendía con carl-:dad, y si ,a pesar de esto continuaba en sus opresiones y tiranías, entonces absolvía a los fieles del
juramento\de fidelidad que babían~prestado al_princlpêen mimbre dela -relig!6íL Y nada más Justo;
:pues es clluo que cuando 'las teyes dejan de ser
:tates para ~onvertirse en iniquidad y en despotismo,
',no obligan :ni pueden obligar en conciencia. Luego
todas estas:, objeciones no tienen valor alguno.
~e8c¢ióo cootra el progreso y la civilización
La 19lesia,-dicen sus contrarios, es enemiga. del
progreso y 'de la civilización..~.
Esta objeción es simplemente una proposición
:jaIsa, una mentira y una calumnia, porque bien saben los ene~igos de la Iglesia que el .desarrollo de
Jos principios y de la doctrina ensefiados por ella
conduce a Jos pueblos a la verdadera felicidad.
- 63-
en el sel1tido genuino, civilización es la perfección de la vida social entre los hombres, en el orden /TIoral, intelectual y material.
Progreso es el desar~ollÜ' y el adelanto armónicos de las facultades morales, intelectuales y físicas
del hombre; de las artes, de las ciencias y de la
riqueza social, de modo que conduzca a los hombres y a los plleblos a la mayor felicidad posible.
Dedúcese de aquí que la civilización comprende
tres ,~lementos: el moral, el intelectual y el material.
y del mismo modo el progreso abraza el desarrollo
y perfeccionamiento de estos mismos elementos, pero
de modo que en este desarrollo se guarde la subordinadón de los elementos menos trascendentales y
menos p,:rfectos a los más trascendentales y más perfectos.
La Iglesia quiere y procura la civilización, pero
la civilización perfecta y completa; por eso sus cuidados 5e dirigen principal menté al perfeccionamiento mora', e intelectual de los hombres y de los pueblos.
Basta, para convencerse de esta verdad, conocer
los principioB enseñados por la Iglesia y desarrollarlOS hasta en sus últimas consecuencias;
:r, por otra
parte, volver la vista pero sin pasión y sin preocupaciones al incontable número de sabios que ha producido la Iglesia en todos los horizontes científicos.
-64, Por consiguiente, la civilización que la IglesIa
e.nselia y procura' e~ la única que puede condlJèir,
a los hombres y il los pueblo~ a su ve(d~d~ro per~'
'feccionamiepto ya la v~rdaderà-felicidad. Y at ~oh~
traria, esta', civilización materialista qúe' proclaman
los -enemigos de la Iglesia, lcjos de conducir a los
pueblos a la verdadera felicidad, no hace' otra cosa
,quesumirlos .en la anarquía y establecer como úni,'"
ea fundame~to del derecho la fuerza brúta;' resultando de aquí los desórdenes y las guer~~s, porque
-descuida en' el desarrollo de la civilizaci6n el ele~ento moral -que, por una parte: es el más notable'
,-l,el' único que contiene il 10~JlOmbresy a los pue'fitosen .us ¡deberes mutuos'; Las desastrosas con's~uencias de esta pretendida civilización sin reli-,
gión y sin Qios nos las dan a conocer la revolución
:francesa, ese ¡monstruo llamado la Commune de París, y multitud de escandalosos desórdenes que registra la historia de las naciones que han querido
'gõbernarse sin religión y sin Dios.
Et Syllabus. ealndenaclón del IiberalitÁlo y de la •. lI&ertades
modernas
La Iglesiá, dicen sus enemigos, no está a la al:tl!r~de los tiempos modernos, se ha puesto en opa-síción con la ¡sociedad contemporánea, se ha decla-
-65rado enemiga del liberalismo y de las libertades
modernas.
Antes de contestar esta objeción es bueno observar que la Iglesia no os enemiga de nadie; condena si lo que es falso, lo que es vicioso y funesto al hombre.
Es verdad que la Iglesia ha condenado el liberalismo, como se ve en la Encíclica Mirar; vos de
Gregario XVI y el Syllabus de Pío IX; pero es porque los pr:ncipios y la doctrina del liberalismo, en
lo que se refiere a Dios y a la religiÓn verdadera,
son evidentemente falsos, erróneos y contrarías a la
única verdadera religión y porque el desarrollo de
estos principios y de esta doctrina conduce al hombre y a los pueblos a la negación de Dios y al desorden.
Veamo5, en efecto algunos de los principales principios del liberalismo:
t.O El Estado es la única fuente de todos los derechos. Este principio es evidentemente falso y le
niega a Dios sus derechos sobre el hombre y la sociedad.
2.° Independencia absoluta de la razón humana,
o sea la libertad de conciencia en el sentido racionalista. Según este principio, el hombre, dièen los
partidarios de aquel sistema, el hombre tiene dereI
-66cho de abrazar y seguir la religión que a bien tenga, o. de no abrazar ninguna, y nadie tiene derecho
de imponerle al hombre una religión como obligatoria. Según queda demostrado, esta, proposición eS
errónea y absurda porque de ella se siguen consecuencias contradictorias,
le niega a Dios sus derechos, es contraria a la doctrina de la Iglesia y su
desarrollo conduce al hombre al ateismo práctico.
3.0 El Estado no debe profesar religión ninguna,
pero debe .permitirlas todas, es decir, t3 libertad de
cultos.
La primera parte de esta proposición-. es evidentemente falsa y trae como consecuencia el ateísmo
politico. y es evidente, según queda ya demostrado, que Dios es Creador del hombre y también de
la sociedad civil; y los deberes morales adquieren
mayor importancia con la perfección de los entes
racionales, y la sociedad es más perfecta que el individuo, el Estado más perfecto que el hombre aislado
y por tanto los deberes para con Dios abrazan igualmente al hombre y a la sociedad civil, porque ésta, .
lo mismo que el hombre, depende de Dios en to- .
das sus perfeccioJl.es y asi es innegable que debe
haber relaciones morales entre ia sociedad, o sea el
Estado y Dios.
4.0 El Estado debe estar separado de la Iglesia
y~ésta del Estado, y el Estado, en su constitución
- 67y administración política, debe prescindir absolutamente de toda relación con la Iglesia. También suelen proponer esta otra fórmula: La Iglesia libre y
el Estado libre; la Iglesia libre en el Estado libre;
este principio de la separación de la Iglesia y el Estado es manifiestamente falso y rio significa otra CGsa
que la persecución sistemática del Estado contra la
Iglesia, como lo prueba de una manera incontestable la historia de las naciones y la historia de nuestra propia Patria. Además, esta separación no es posible porque los súbditos de la Iglesia son los mismos súbditos del Estado. El liberalismo defiende y
propaga igualmente la libertad absoluta de la palabra yde la prensa. Y esta libertad, tal como la proponen los defensores del liberalismo, es absurda y
conduce a los hombres y a los pueblos al m,ís completo desorden. Efectivamente, la libertad es un derecho, todo derecho supone un deber correspondiente, y así, si Pedro tiene derecho a sus bienes, los
demás hombres tienen el deber de respetarle ese
derecho; de consi¡?;uiente, si un hombre tiene derecho para decir o imprimir todo lo que quiera, los
demás hombres tienen el deber de respetarle ese
derecho, y según esta libertad, hay derecho para calumniar, difamar y pervertir, pero es claro que esto
no solamente no es un derecho sinQ que es un pe-
-68cado abominable y constituye un verdadero crimen.
Por otra parte, si se dice que el calumniado tiene
derecho a desmentir al calumniador, resultan entonces dos derechos contradictorios y de consiguiente
la colisión real de derechos, y todo esto constituye un absurdo.
En cuanto a la libertad de -conciencia en el sentido ra,cionalista ésta queda ya refutada en los capltulos anteriores.
Además, según lo han manifestado de una manera ¡nequlvoca los representanteS del liberalismo
en todos los paises, el liberalismo es el odio a la
. religión católica y la persecución contra la Iglesia;
y asi dice la Independencia belga: e El liberalismo
o es la gu~rra a la Iglesia o no es nada .... Ninguno puede ser a la vez liberal en polftica y católico
en religión". Luego, según lo que llevamos expuesto
hasta aqui, fácilmente se demuestra que el liberalismo ha sido justamente reprobado por la Iglesia,
porque es falso y aun absurdo en sus principios;
el desarrollo de sus princip¡o& y de su ducttina
conduce· a los hombres y a los pueblos al ateísmo
y a no conocer otra ley que la fuerza y por tanto
en gran manera pernicioso.
En cuanto a la libertad de cultos ya hemoslprobado que ésta es falsa y absurda porque de ella
-69se s(~guiría que dos proposiciones contradictorias
son ambas verdaderas, es decir, se debe adorar a
Jesucristo y no se debe adorar a Jesucristo serían
dos proposiciones contradictorias que según esta lihertad dE' cultos serían ambas verdaderas.
Además, como queda dicho varias veces, sería
conceder iguales derechos a la verdad y al error
lo que es absurdo.
En cuanto a las otras libertades modernas: libertad absoluta de la palabra, de la imprenta y de
la enseftanza son contrarios al derecho natural y a
la razón, porque si un hombre tiene derecho para
calumniar a otro y éste a su vez para desmentiria,
resulta de :lquí el más completo desorden moral.
Lo mismo puede decirse de la libertad de enseseftanza que sería la libertad y ci derecho de pervertir la juventud; luego con mucha razón las ha
reprobado la Iglesia. El Syllabus no es más que un
catálogo de proposiciones condenadas por la Iglesia,
por.ql.e son subversivas del orden moral, contrarias
a la razó;-¡ y enteramente opuestas a la verdadera
religi(Sn, eomo cualquiera puede verla consultando
este documento.
INDICE
Págs.
Nociones
5
preliminares ...
CAPITULO
I
Pruebas de la existencia de Dios
Articulo I
6
Artfculo II--Atributos
divinos .................••.
CAPITULO
8
II
Necesidad de la Religión
Articulo I .............•..•..................••.
Artículo ll--De la Religión revelada
9
II
PARTE PRIMERA
Demostración de la verdadera religión
CAPITULO
I
Demos'\raciÓn de la Religión Cristiana
Articulo I-·Unidad de la verdadera religión
,.
14
14
-72Articulo ·lI---Pruebas
Artículo lII-Demostración
completa de la verdad
de la Religión Cristiana
Articulo IV-Divinidad de la Religión Cristiana
22
24
~9
PARTE SEGUNDA
Demostración de la Religión Católica
CAPITULO
Naturaleza,
I
Constitución y caracteres de la Igle-
sia
ArUculo I~Naturaleza y Constitución de la Iglesia
Articulo lI-Caracteres
de la Iglesia
Articulo III--Notas de la Iglesia
CAPITULO
33
33
34
3(j
II
Articulo l-Poder y forma del Gobierno de la Iglesia
42
Articulo II~Objeciones contra la Iglesia
-44
Descargar