Historia de la educacin argentina

Anuncio
Manuel Horacio Solari
Historia de la
educacin argentina
PAIDOS
Buenos rAires Barcelona Mexico
-
-
370.982
CDD
Solari, Manuel Horaclo
Historia de a educacin argentina.reimp.- Buenos Aires : Paids, 2006.
256 p. 19x15 cm.- Educador
10
ed. l6
ISBN 950-12-2083-4
INDICE
1. Educacin Argentina-Historia 1. Titulo
16’ reimpresidn, 2006
1. LA EDUCACION EN LA EPOCA COLONIAL
Accin
PedagogIa de la evangeljzacjn
La educacin colonial
Nuevas ideas pedaggicas de fines del siglo xviii
El pensamiento pedagdgico colonial
La educacjn en ci Virrejuato del RIo de Ia Plata
Documentos y testjmonjo
Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibida, sin Ia autorizaein escrita do los
titulares dot copyright. bajo las sanciones establecidas en las leyes, Ia reproduccidn parcial a total de
esta obra por cualquier medjo o procediniiento, incluidos La reprografia y el tratamiento informÆtico.
2.
'
Copyright de todas las ediciones by
Editorial Paids SAICF
Defensa 599, 1065 Buenos Aires-Argentina
e-mail: [email protected]
www.paidosargentina.com.ar
Queda hecho el depsito que previene la Ley 11.723
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina
Impreso en GrÆfica MPS,
Santiago del Estero 338, Laniis, en enero de 2006
Tirada: 500 ejemplares
ISBN 950-12-2083-4
9
educa.dora de Espaila en America
LA EDUCACION EN EL EERIODO REVOLUCIONARJO
1810-1820
Djfusjdn de ideas educacjonales
La obra educacional de los prizneros gohiernos
patrios
Docuinentos y testimonjos
3. LA EDTJCACION EN LA EPOCA RIVADAVIANA
1820-1827
Ideas inspiradoras de Ia acci6n de Rivadayia
Accin educacjonal de Bernardino Rivadavja
Universidad de Buenos Aires
La educacida en las provincias del interior
Documentos y testimonjos
4. LA EDUCACION EN LA EPOCA DE LA
ANARQUJA
1827-1852
La educacin en Ia Øpoca de Rosas
La educacj6n en el interior
El pensanijento polItico-educacjonal del rolnanticismo
argentino
Documentos y testimonjos
13
17
21
25
30
35
40
42
45
57
62
63
65
72
75
80
85
86
94
100
105
5.. LA EDUCACION EN EL PRIMER PERIODO
DE LA
ORGANIZACION NACIONAL 1852-1862
112
Ideas de Juan Bautista Alberdj
113
La accin educacional en el Estado de Buenos Aires
115
La accin educacional en Ia Confederacin Argentina
123
Testimonjos
129
6. LA EDUCACION EN EL SEGUNDO PERIODO DE LA
ORGANIZACION NACIONAL 1862.1880.
Mitre y la organizacin de la enseanza secundaria
Pensamiento pedaggico y accin ed.ucacional de Sarmiento
Influencias extranjeras en la educacin
Avellaneda y Estrada
Testimonio
139
139
147
158
163
168
7. LA EDUCACION EN LA EPOCA DE LA INFLUENCIA
180
POSITIVISTA 1880-1920
El positivismo pedaggico en la Argentina
Organizacin de la escuela primaria
Educadores y pedagogos
Accin educacional del gobierno nacional de 1880 a 1920
Testimonios: ideas educacionales del perlodo positivista
8. LA EDUCACION EN LA EPOCA DE LA REACCION
ANTIPOSITIVISTA 1920-1943
181
185
189
198
203
Nuevas orientaciones educacionales
Los estudios pedaggicos
Pedagogos contempordneos
Conchisin
Testimonios: ideas pedaggicas contemporÆneas
218
?}.8
221
225
229
230
BIBLIOGRAFIA
240
La primera
la siguiente
A ml hijita
interrumpi
pÆginas,
edicin de este trabajo 1949 tuvo
dedicatoria:
Martha Beatriz, que con sus juegos
a menudo la redaccin de estas
Esta nueva edicin la dedico a ml hija y, ade
mÆs, a ml nietita Gabriela Beatriz Cdceres.
M. H. S.
CAPITULO 1
LA EDUCACION EN LA EPOCA COLONIAL
Dos corrientes educativo-culturales in/luyeron en nuestro pals
durante La Øpoca colonial: la del Norte y la del Plata. La corriente
del Norte, originada en el Perz, perteneci a La Øpoca de los A us
triad, se radic POT La. accin direct,a de las rdenes religiosas y dej,
corno jalones de su penetracin, Las ciudades de Santiago del Es
tero, Tucumdn y Crdoba. La corriente del Plata, en camblo, se
impuso por La accin de funczonarzos civiles y fue una repercusin
del movimie,Uo renovador desarrollaclo en La Øpoca de los Bor
bones.
Las dijerencias esenciales que tuvieron estas corrientes fueron
consecuencia de las caractensticas que singularizaron a ambas
monarqu.mas. Los Austria impzisieron. el primado del espiritu au
loritario. Como consecuencia de ello, Espafla permaneci extrafla
a todo intento de renovacin, se opuso a todo lo qzse no estuviera
de acuerdo con el orden vigente, se mantuvo alejada de las orien
taciones renacentistas que proclamaban Ia emancipacin del mdi
viduo de La tutela de Las autoridades tradicioruzles, y se convirti
en baluarte de La Contrarreforma. Con el apoyo de Ia Iglesia, la
rnonarqula afirmo su absolutismo y el catolicismo, que entonces
adquiri mayor preponderancia, condicion Ia accin de La mo
narqukz. Esto explica la £ntima vinculacin entre La Iglesia y el
Estado que se evidenei, con f.uerza incontrastable, durante La con
quista y La colonizacin de America.
Con el advenimiento de Los Borbones, los principios del poder
absoluto su.frieron una transformacin: el fundamento teolgico
del poder temporal fue reemplazado por una concepcin mÆs laica
del poder civil. La nueva dinastIa abri La frontera espauiola a las
in.fluencias del pensamiento inoderno. Las hueva ideas Izicieron
surgir afanes que impulsaron a una politica progresista, que postul
IcY
MANUEL HORACIO SOLARI
medklas y re/ormas hasta cierto punto avanzadas, que. se concre
taron en los terrenos econmico y educacional. Decay en parte
el predomiaio de Ia teologIa y empez a di/undirse el pensamiento
cientifico, especialmente las doctrinas modernas sobre Las ciencias
naturales.
Amba.s corrientes modelaron nuestra educacin durante el pe
riodo colonial. Durante Los siglos XVI, XVII y parte del XVIII
prevaleci La corriente del Norte -cuyo centro tue Crdoba y
cuyos irnpulsores /ueron Los miembros de La Compauila de Jesus-,
que someti todas las mani/estaciones culturales a La rigidez con
fesional y teolgica. Con La creacin del Virreinato 1776 pene
tr La corrient.e del Plata que tuvo su centro en Buenos Aires
y, nutrida con los ideales del movirniento renovador animado por
Carlos III, fue preparando el pensamiento liberal que cristalizarla
en La generacin de Mayo, pen.samiento que tuvo su exterioriza
cin durante La poca colonial en las iniciativas cultural-es de VØrtiz
y en Las preocupaciones econrnico-educacionales de Belgrano.
1. ACCION EDUCADORA DE ESPAfA EN AMERICA
Incorporacin del Nuevo Mundo a La cultura occidental. La
conquista y Ia colonizacin de America no fue, como a veces se
ha sostenido, una empresa de robo y crueldad. Es indudable que
se cometieron violencias y excesos pero, por encima de las pre
ocupaciones puramente materiales que guiaron a muchos espa
æoles, Ia obra impulsada por Espaæa estuvo alentada por inquie
tudes mÆs elevadas.
La metrpoli dio a sus colonias todo lo que poseia: su lengua,
su religion, sus costumbres, sus leyes, sus formas de pensamiento
y, en materia educacional, la organizacin de sus estudios, sus
mØtodos de enseiIanza, etcetera. Por eso la cultura americana fue
forjada en el molde escolÆstico que imperaba en el pensamiento espa
uiol y lo mantenla alej ado de las corrientes de la Øpoca moderna.
Pese a esta circunstancia, que tan profunda influencia clebIa ejer
cer en los primeros pasos de nuestra vida cultural, .la acciOn de
Espauia permiti que se fueran preparandD los hombres que din
girIan los nuevos estados a! independizarse las olonias.
La obra cultural cumplida por Espaiia ha sido juzgada de
maneras opuestas. Para unos, su accin fue extraordinaria;’ gra
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
11
cias a ella se logrO incorporar a la civilizacin, pueblos que Vi
vian sumidos en la barbanie. Otros, en cambio, yen en la penInsula
la encarnacifl de Ia iniquidad y del oscurantismo y consideran
Ia conquista y Ia colonizacin como empresas de aventureros que,
movidos exciusivamente por el ansia de niquezas, se lanzaron a la
explotacin del continente americano. De acuerdo con los que tal
opinan, la accin espaffola se limitO a dificultar la difusin de la
jlustracin, ya que su iinica preocupacin habrIa sido mantener
a sus colonias en la ignorancia.
Ainbos juicios son extremos y, como tales, caen en exagera
ciones’ y parcialidades deformadoras de la realidad. "Ni los con
quistadores espaoles -ha escrito Mariano Picn Salas- fueron
esos posesos de la destruccin que pinta la leyenda negra, ni tam
poco los santos o caballeros de una cruzada espiritual que describe
la no menos ingenua leyenda blanca".
La incorporaciOn del Nuevo Mundo a la cultura occidental
constituye la mayor gloria de Espauia, mayor an que la extraor
dinaria empresa del descubrimiento y conquista de America.
La Iglesia y el Estado en La educacin colonial. Los ochos siglos
de lucha que sostuvieron los espauioles contra los Ærabes lievaron
a una identificacin del ideal polItico de la monarquIa con el ideal
religioso de la Iglesia, que hizo de Ia guerra contra el invasor la
guerra contra el infiel. Es por este motivo que a! culininar Ia re
conquista con la toma de Granada 1492, quedO integrada la
unidad polItica espauiola’ sobr la base de la unidad religiosa ca
tOlica.
Los Austria, y en especial Felipe II, se esforzaron por im
pulsar una polItica tendiente a! manteniiniento de Ia unidad reli
giosa. Por ello se opusieron a tOdo lo que pudiera implicar un
intento de renovaciOn y, por temor a que alterasen la pureza de
los dogmas catlicos, vetaron el pensamiento moderno y el rena
cimiento cientIfico de los siglos XVI y XVII. Por eso la preocu
paciOn religiosa domino la vida espafiola.
Esta preocupacin religiosa se acentu por dos razones. Pri
mero: debido a la Intima relacin existente entre el estado espauiol
y la iglesia catliCa, la conquista y la colonizacin del nuevo con
tinente fueron empresas que tuvieron un carÆcter polItico-religioso.
El brazo secular apaba a la Iglesia para que pudiera cumplir su
misin evangelizadorapero a su vez la Iglesia robustecla la auto
ridad del estado, apoyarido al monarca que era la "espada de la
12
MANUEL HORACIO SOLARI
fe". Segundo: Ia bula de Alej andro VI 1493, quo legitim la
expansion espauiola en America, hacienclo de la conversion de los
indigenas a! cristianismo ci motivo j ustificador de Ia conquista.
Estas dos razones permiten comprender por quØ la accin
educacional desarrollada por Espaiia en sus colonias americanas
tuviera como objetivo primero y fundamental la enseuianza y la
propagacin de la religiOn catlica.
Pruebas inequlvocas de esta preocupacin religiosa se encuen
tran en inuchos documentos de la Øpoca. Asi Ia ley inicial de
Ia Recopilacin do Leyes de Indias dispone en frma precisa: "Y
mandamos a los naturales y espafioles y otros cualesquiera cris
tianos do diferentes provincias y naciones, estantes o habitantes
do dichos nuestros reinos y sefiorIos, islas y tierras quo regenera
dos por ci Santo sacramento del bauismo, hubieran recibido nues
tra Santa Fe, que firmemente crean y simplemente confiesen el
misterio de Ia SantIsima Trinidad, Padre, Hijo y EspIritu Santo,
tree personas y un solo Dios verdadero, los articulos do Ia Santa
Fe y todo lo que tiene, enseuia y predica la Santa madre Iglesia
Catljca Romana".
Continuamente los inonarcas pusieron en eviclencia su empeæo
para que los nifios aprendieran Ia doctrina cristiana y acomodaran
a ella su conducta. AsI, una Real CØdula de 1503, ordenO al gober
nador Ovando que hiciese "hacer una casa donde dos vece por dIa
se juntasen los niuios de cada poblacin, y el sacerdote les enseiIase
a leer, escribir y Ia doctrina cristiana con mucha cariclad". MÆs
explIcita aiin fue la Real CØdula de 1509 al determinar que en
cada poblaciOn hubiera "una persona eclesiÆstica cual convenga...
y a esta persona mandarØis hacer una casa cerca dc la Iglesia,
donde habØis dc inandar que se junten todos los niuios dc la pobla.
cion, para que all les ensefie esta dicha persona las cosas de
nuestra Santa Fe".
La tarea de evangeizar y educar estuvo, por eso, fundamen
taimente a cargo dc las Ordenes religiosas, cuyos miembros em
pezaron a Ilegar junto. con los conquistadores. Su acciOn, en un
.principio, se limitO a morigerar la violencia de los conquistadores
y a catequizar a los indIgenas. Luego, fueron estableciendo escuelas
en sus conventos. Por eso, los grandes educadores de la Øpoca
colonial, quo dejaron en America Ia mØs honda huella de la
civilizaciOn espafiola, fueron los dominicos, agustinos, francisca
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
13
nos. mercedlarios y jesuitas, quo durante trescientos auios dirigie
ron inteiectualrflente las colonias.
2. PEDAGOGIA DE LA EVANGELIZACION
Situacin del elemento indIgena. El descubrimiento y la ccn
quista del Nuevo Mundo plante a Espafia una serie de problemas,
entre ellos el dc determinar si los pobladores aborigenes debIan
o no ser considerados como seres racionales. Algunos, como ci
j urista Juan GinØs de Seplveda; negaban a los indIgenas el carÆc
ter do sores racionales y sostenlan que por ser bÆrbaros, estaban
condenados a la esciavitud. Otros en cambio, como fray Barto
lomO de las Casas, defendian su racionalidad y sus derechos. La
polOmica doctrinaria, quo en algunos momentos fue ardorosa,
qued definida en el Congreso de TeOlogos y Filsofos, reunido
en Valladolid en 1550, quo reconoci a los aborIgenes los derechos
del hombre condensados en las Leyes de Indias.
*
Desdo mucho antos, sin embargo, los reyes habian puesto de
manifiesto su preocæpacin por los pobladores autOctonos de Ame
rica, tratando de ampararlos y prptegerlos en sus porsonas y bie
nes y de civilizarlos, convirtiØndolos a la religion catOlica. Ya
Isabel de Castilla habIa expresado en su testamento su deseo de
que no so consintiera que "los indios vecinos y moradores dc las.
dichas islas y tierra firme, ganadas y por ganar,. reciban agravio
alguno en sus personas y bienes: mas manden que sean bien y
justamente tratados, y si algn agravio han recibido lo remedien".
MÆs tarde, las Leyes de Indias fijaron la situaciOn jurIdica de los
indios como "seres libres y no sujetos a serviclumbres", por ser
la esclavitud contraria a la ley de Dios.
Legalmente, los indIgenas fueron considerados como vasallos
libres y, al mismo tiempo, equiparados a menores. Esto condicio
naba su libertad, pues la colocaba bajo una tutela o proteccin.
Frecuentes fueron las cØdulas reales quo, con un tono plausible
de elevacin moral, ordenaban ci buen trato, Ia educaciOn y con
version de los indios. "Mi principal deseo -decia la Real CØdula
de 1509- ha sido y es... que los indios so conviertan a nuestra
Santa Fe Catlica, para quo sus almas no se pierdan: para lo cual
es menester que sean informados en las cosas do nuestra Santa Fe
14
MANUEL FORACIO SOLARI
Catlica... con mucho amor, para que los que se hayan conver
tido a nuestra Santa Fe, perseveren en ella, y sirvan a Dios como
buenos cristianos; y los que no se hubieran convertido hasta aho
ra, se conviertan lo mÆs pronto que ser pueda".
La costumbre de repartirse los indios entre los colonizadores
espafloles, generalizada en los primeros tiempos de Ia conquista,
pronto fue encauzada por la iegislacin con ci establecimiento de
encomiendas y reducciones.
La encomienda fue una instituci6n por la cual un grupo de
familias de indios quedaba sometido a la autoridad de un espa
æol, que se obligaba a proteger y cristianizar a los indigenas que
se le habIan confiado. Los indios no repartidos en encomiendas
fueron agrupados, aisiados de los espaoles, en pueblos que al
quedar baj o la dependencia de un corregidor tomaron ci nombre de
corregimientos. Tanto ci encomendero cmo ci corregidor tuvie
ron como rnisin ineludible la de educar a los indIgenas, adoctri
nÆndolos en los principios de la religion catiica.
Es claro que, en muchisimos casos, hubo una gran diferencia
entre la teorla y los principios legales, por un lado, y Ia concreta
situacin de los aborIgenes, por otro. En realidad, como ha ob
servado JosØ Maria Ots, existi un positivo divorcio entre ci "de
recho" y ci "hecho": una fue Ia doctrina declarada en la Icy y otra
la realidad de la vida social.
Por eso, mÆs de una vez por encima de las disposiciones rca
les, predomin ci primitivo derecho de Ia conquista, que dejaba a
merced del vencedor la persona y los bienes del vencido.
La educacidn de los indIgenas. El problema de Ia educacin
de los pobladores autctonos de America fue resuelto en la pthcti
Ca, rÆpidamente. Los religiosos, que liegaron a! Nuevo Mundo
junto con los conquistadores, se dedicaron en seguida a difundir
entre los aborIgenes los principios religiosos. Desarrollaron ad
una amplia accin educativa, con la que trataron de lograr, por
medio de su conversi6n al cristianismo, la incorporacin del dc
mento autctono a las formas de vida de la civilizacin. A la
accin espontÆnea de los "doctrineros" -primeros educadores que
actuaron en America-, sigui mÆs tarde la accin sistemÆtica
desarrollada por las distintas rdenes religiosas y la preocupacin
que por Ia educacin de los indios mostr continuamente la mo
narquIa.
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
15
instruccin reli
La accin de los religiosos no se limit a la
prÆctica.
formacin
una
giosa de los indIgenas; tendi a darles
organiz,
que
Gante
de
Tal tendencia fue iniciada por fray Pedro
en ci cual enseii
1523,
Francisco
San
de
Colegio
ci
en Mexico,
en diferentes
form
contar y los
a lOs indigenas a leer, escribir,
encuader
carpinteros,
ofjcios, como zapateros, sastres, cerraj eros,
nadores, iinpresores, etcetera.
hijos
Preocupacin de la monarquIa fue la educaci6n tie los
por
dictadas
1518,
tie los caciques. Las Ordenanzas tie Zaragoza
caciques,
de
Carlos V, habian determinado que todos los lijos
dominicos o
menores tie diez aæos, se entegÆsen "a los frailes
a leer y
mostrasen
franciscanos, para que los dichos frailes les
Aliadlan
Fe".
Santa
escribir y todas las otras cosas de nuestra
cuatro
durante
religiosos
que, despuØs tie permanecer j unto a los
dado.
hubieran
los
afios, deblan ser devueltos a las personas que
tie
caciques’
los
Con esta media se tendi, por un lado, a que
mo
hÆbitos
quienes dependian los pueblos indIgenas, adquiriesen
se trat que
rales por influencia de sus hijos, y por otro lado
autctonos
pueblos
los que en ci -futuro gobernaran y rigieran los
civilizacin
la
estuvieran educados cristianamente, a fin de que
perduracin. Tal como lo
de los indigenas ofreciera garantIas tie
‘Por lo que im
seI’ial Solrzano Pereyra, en su Poiltica indiana:
estos
nuestros.reyes
porta tener ganados para con Dios y para con
funden
se
que
caciques, se ha mandado por muchas cØdulas reales
sus tiernos aæos, sean ins.
y doten colegios, donde sus hij os, desde
Santa Fe
truidos con mucha enseæanza y fundamento en nuestra
espaola
y comu
lengua
Catlica y en costumbres politicas, en la
cuando
sean,
salgan
asI
y
nicacin con los espafioles, para que
mÆs
cobren
nos
entendidos,
y
grandes, mej ores cristianos y mÆs
despuØs
ordenar
persuadir
y
aficin y voluntad, y puedan enseliar,
mayor sufi
a sus suj etos; todo esto con mci ores disposiciones y
ciencia".
de los hij os
El primer ensayo tie un coiegio para la educacin
Impe
Coiegio
del
tie los caciques se realiz con ci establecimiento
obispo
ci
fundadores
rial de Santa Cruz. 1536, del que fueron
Antonio tie Men
de Mexico fray Juan tie ZumÆrraga y ci virrey
Puebla,
TepotzotlÆn,
doza. Colegios similares se establecieron en
Bogota,
Paz,
la
de
Guadalajara, Valladolid, Tezcuco, San Luis
ChillÆn. En es
Quito, Lima, Cuzco, Charcas, Santiago de Chile y
que a Ia ense
mÆs
tos establØcimientos se ten dIa a la educacin,
:
I:
17
MAN.UEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
fianza; por eso la instruccin se limitaba a lectura, escritura, rudi
nientos de aritmØtica y canto.
Por el aprendizaje del espaflol y Ia doctrina se tendIa a formar
a los ninos para que despuØs fueran los educadores de sus padres.
Solucin lgica, pues los nfflos -excelentes propagandistas- re
petirlan en sus hogares lo que se les hubiese enseæaclo. De ahI la
necesidad de educarlos bien, para que ellos educaran a sus padres.
Las misiones jesuiticas. En su tarea de educar a los indIgenas,
las rdenes religiosas tuvieron a menudo dificultades por las cues
tiones que se plantearon con el pder civil y los colonizadores,
‘cuyos intereses econmicos se oponIan muchas veces a la accin
civilizadora de los evangelizadores. Por eso, como solucin ten
diente a asegurar Ia conservacin de la masa indIgena y secundar
la colonizacin pacifica defendida por Ia Corona, se adoptØ desde
los primeros aæos del siglo XVII el sistema de las misiones, en el
cual se destacaron, por Ia realizacin de una obra excepcional, los
-miembros de la Compafila de Jesi’is.
Las misiones j esuIticas tuvieron como base la reduccin de las
tribus salvajes a la vida civilizada, por medio de la organizacin
de los indios en reducciones, en las que el gobierno estaba en ma
nos de caciques, alc,aldes y regidores indios, bajo Ia superinten
dencia de sacerdotes jesuitas. Esos pueblos, independientes de la
autoridad del gobernador y del contacto con los encomenderos y
colonizadores, fueron un poderoso medio de defensa de los indios.
AhI no se los explotaba con fines de lucro; por el contrario, se
los acostumbraba a vivir en una organizacin, sometlØndolos a
normas de trabajo y convivencia social, dentro .de los principios
dØ Ia religion catlica.
En medio de mu dificultades, los j esuitas reduj eron en ci Pa
raguay -lugar donde su obra alcanz mayor florecimiento- mÆs
de treinta pueblos, a los que dieron una educaciOn social y profe
.sional. Esta acciOn educativa persiguiO un triple objetivo: 19
convertirlos a! cristianismo; 29 incorporarlos a Ia cultura europea; 39 utilizarlos en la producci&n, obligÆndolos a trabaj ar para
arrancarlos del vicio.
Los objetivos eclucativos perseguidos los alcanzaban los misio
neros a travØs de un largo y difIcil camino. Comenzaban. por pa
cificar a los indIgenas y reunirlos en las reducciones, imponiØn
doles hÆbitos de orden y de disciplina. A cada familia indigena le
adjudicaban una propiedad con su quinta, para que pudiera aten
der a su subsistencia. Luego los adoctrinaban en los principios
de Ia religiOn catlica. Para ello deblan aprender el idioma de los
aborigenes y buscar en Øl palabras o simbolos que les permitieran
simplificar los misterios de Ia fe, para poder hacerlos mÆs fÆcil
inente comprensibies. Una vez vencida Ia dificultad idiomÆtica, lea
enseliaban las primeras letras y el canto popular y litflrgico, los
iniciaban en diversos oficios y en industrias manufactureras y
agropecuarias. Todos los indios deblan trabajar tres dIas por Se
mana en Ia tierra comæn, pero Østa no era una tarea penosa: du
raba cuatro o cinco horas por dia y era interrumpida con cantos
y procesiones. En esta forma Ia pedagogia de la evangelizacin
tendiO al mejoramiento moral, intelectual y material de los mdl
genas.
La obra gigantesca que durante siglo y medio desarrollaron
las misiones jesulticas, de las que ann quedan rastros en nuestro
pals en las imponentes ruinas de San Ignacio Misiones, fue
interrumpida por la expulsiOn de Ia CompauiI de Jesus, ordenada
en 1767 por Carios III.
Los pueblos indios fueron entregados a funcionarios civiles,
secundado en el orden espiritual por miembros de otras Ordenes
religiosas; pero, con la expulsion de los jesuitas se derrumbO Ia
obra cultural y educativa que habIan desarrollado. Desde entonces,
por Ia explotaciOn a que nuevamente fueron sometidos los mdl
genas, fracasaron todos los esfuerzos de los religiosos y no existiO
ninguna accin orgØnica en favor del elemento aborigen.
16
-
-
-
3. LA EDUCACION COLONIAL
EnseIianza de las primeras letras. Es indudable que los primeros
tiempos de la conquista no fueron propicios para el desarrollo
de preocupaciones por una educacin elemental sistemÆtica, pues
se vivIa en un continuo sobresalto ante la constante amenaza de
posibles sublevaciones indIgenas. Pero, consolidadas las funda
ciones, comenzO a desarroilarse una ensefianza elemental, que en
todo momento fue promovida por la Iglesia y por Ia Corona. Par
ticularmente por la primera que, ya en 1552, habIa recomendado
a los sacerdotes, por decision de Ia Junta de Prelados, reunida
en Lima, que impartieran a los hijos de los pobladores ensefianza
de "las cosas de nuestra Santa Fe Catlica, leer, escribir y contar".
* 18
MANUEL HORACIO SOLAR!
Veinte aos mÆs tarde, una Real CØdula de Felipe U, dispuso
en
que los virreyes y gobernadores deblan nombrar maestros
jurisdiccin.
su.
todos los pueblos de
Las primeras escuelas que se establecieron en nuestro pals,
como en las demÆs colonias espaliolas de America, funcionaron
en los conventos; ms tarde, los cabildos se interesaron por Ia
apertura de escuelas particulares y, finalmente, ya en la segunda
mitad del siglo xviii, se establecieron escuelas municipaleS, cos
teadas o subvencionadas por los ayuntamientos.
Los religiosos franciscanos, que acompailaron a los funda
dores de casi todas las ciudades capitales de nuestras actuales
provincias, fueron los que iniciaron la apertura de escuelas de
primeras letras a poco de instalar sus conventos. Dc ahI que mi
ciaran su accin educativa en nuestro pals en TucumÆn, en 1565,
La Rioja
y la prosiguieran en Santiago del Estero, Salta, Jujuy,
exciusiva
y Buenos Aires. En algunos lugares su actividad fue
durante algn tiempo; en otros, la cornpartieron desde ci principio
con rligiQsQs.4ominicos, mercedarios o jesuitas. En las escuelas
de los conventos siempre la enseanza fue gratuita.
Con el tiempo, a las escuelas de los conventos se agregaron
las creadas en las parroquias, pues los curas pÆrrocos estaban obli
gados, por una disposiin de Gregorio IX, a "ensear las prime
ras letras y los rudimentos de la religion a los niæos de su parro
quia". Pero como el clero secular no tenIa mayor interØs por Ia
enseiianza elemental, en Ia prÆctica delegO esa tarea en los sacris
tanes. Por este motivo, la enseiianza que brindaron las escuelas
parroquiales tue en extremo deficiente.
Las escuelas particulares, que se generalizaron desde los pri
meros decenios del siglo XVII, se estableclan cuando ci cabildo,
previa solicitud del interesado, autorizaba a un laico para el
ejercicio de la docencia. A menudo, al autorizarlo, solia conce
derle el local donde iba a funcionar la escuela, pero siempre Ta
enseanza era costeada por los alumnos.
Francisco de Vitoria fue la primera persona autorizada en
Buenos Aires para ci ejercicio de la docencia, como surge del
Acuerdo del Cabildo, de fecha 1 de agosto de 1605: "...Fran
cisco de Vitoria dio peticin que le resiban por maestro de la
escuela y que se obliga a ensear a dichos nyos y que se le
pague un peso por cada mes a los que enseliare a leer y a los
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
19
que Ic
sin
embargo,
resiban por tal maestro y a! dicho precio". No existen,
pruebas de que Vitoria Ilegase a ej ercer el magisterio. Lo mismo
sucede con Alejandro TomIn, Felipe Arias de Mansilla, Juan Car
doso Pardo, Martin de Angulo y Francisco de Montesdoca.
Las escelas dependientes directamente .de los cabildos -que
despuØs de la expulsiOn de los jesuitas empezaron a denonilnarse
"Escuelas del Rey"- surgieron con el adsrenimiento de Ia dinastla
de los Borbones. En ellas la enseanza era costeada en parte por
ci cabildo y en parte por los aluninos, pero siempre el maestro
tenla obligacin de recibir gratuitamente a un nmero determinado
de niæos pobres.
Las escuelas preferidas fueron siempre las de los conventos,
pues Ia instruccin de los religiosos, muy superior a Ia de los
seglares que se dedicaban a! magisterio, los hacla mej ores maestros.
Un cursado elemental comprendla la enseæanza de la icc.
tura, la escritura, las cuatro operaciones fundamentales de Ia
aritmØtica y, sobre todo, Ia doctrina cristiana. Predominaba el
sistema de enseiianza, basado en la mernoria; de ahl que la tØcnica.
didÆctica no fuera mis allÆ del mOtodo catequIstico, es decir, de
las preguntas y respuestas aprendidas de memoria, y de las conti
nuas repeticiones hasta Ilegar a la posesin del conocimiento.
Como procedimiento de enseflanza predominaba ci colectivo, salvo
algimas pocas lecciones que forzosamente debIan ser individuales.
.Estuos prep rato ios. Los estudios que hoy denominamos
"secundarios" en Ia Øpoca colonial tuvieron un carÆcter prepa
ratorio y comenzaron a desarrollarse en nuestro pals durante ci
siglo XVII. Sc impartieron en las que sollan denominarse aulas
que enSeflare a escrevir y contar dos pesos; y proveyse
de gramÆtica o latinidad y de filosofla, que funcionaban en algu
nos conventos. Como .su preocupaciOn central era dar una slida
formacin religiosa y moral a la j uventud, estuvieron casi exclu
sivamentc a cargo de los miembros dci clero secular y regular.
SOlo se tienen noticias de que hubo alguno que otro preceptor
laico que Ia cnscæase.
El curso de gramÆtica comprendla el estudio de esta materia
y de la retrica y, generalmentc se dcsarroilaba en dos aos Sc con
sideraba muy importante, ya que ci latin era Un instrumento indis
pensable para seguir estudios superiores: en las univcrsidades
las clases se dictaban en latin, los textos estaban escritos en latin
y en los exÆmenes se hªcia uso de dicha lengua.
.1’
MANUEL HORACIO SOLARI
H,ISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
Aprobdo el curso de gramÆtica, ci alumno ingresaba en ci de
filosofIa. que diiraba tres aæos y estaba a cargo del’ mismo pro.
fesor quien, sucesivamente, ensefiaba lgica, fIsica y metafIsica.
*En los estudios preparatorios se destacaron los iniembros de
la Compafila de Jesus, que los organizaron de acuerdo con la
"Ratio Studiorum", codigo pedaggico de los jesuitas que resume
y metodiza lo mejor de la tradicin pedagogica del siglo XVI.
La Universiclad de Crdoba. El origen del flnico centro de estu
dios superiores que durante la Øpoca colonial existi en ci actual
territorio argentino, se remonta al siglo xvii, pues surgi del Cole.
gio Mdximo establecido en Crdoba en 1613 por el padre Diego
de Torres, provincial de Ia CompaflIa cle Jesi’is, con Ia colabora
cin del obispo de Crdoba del TucumÆn, fray Fernando de Trej o
y Sanabria.
Poco se sabe acerca de la vida de este establecimiento durante
sus primeros aæos. Sus estudios se encauzaron en 1624, cuando el
Papa Gregrio XV autoriz a los j esuitas a establecer "estudios"
y conferir, por el tØrmino de diez afIos, los grados de bachiller,
licenciad, maestro y doctor, a condicin cle que su instalacin se
efºctasØ a n’iÆs dc doscientas leguas de las universidades ya exis
tentes. Este "estudio" de Crdoba fue, como la mayorIa de los
fundados en America durante Ia Øpoca colonial, la, base de la futura
irniversidad que, desde 1634, tuvo la facultad de conceder grados
acadØmicos a perpetuidad, de acuerdo con Ia autorizacin que Ic
fue acordada por Urhano IV.
Durante treinta afios la Universidad de Crdoba no tuvo una
organizacin definida y permanente. Esta solo se logrO en 1664
cuando ci padre AndrOs de Rada, visitador de la CompauiIa de
Jesi’is, dot6 a Ia universidad de sus primeras constituciones, las
cuales rcibieron la aprobacin del monarca y empezaron a regir
p1enanente a partir de 1680.
Estas constituciones son tIpica expresin de las ideas de la
Øpoca: organizan ci gobierno universitario con absoluta indepen
dencia de las atoridades civiles; determinan los deberes y atri
buciones de los distintos funcionarios, cuya designaciOn depende
del Provincial de los jesuitas; regiamentan los actos publicos y
estructuran los estudios en dos facultades. La Facultad de Artes
abarcaba el estudio de la filosofla lgica, fIsica y metafisica,
segfln Aristteles yexigla tres aflos de estudio y dosde pasantla.
La Facultad de .TeologIa, Ia nica que podia otorgar ci tItulo de
doctors desarrollaba sus estudios de cÆnones, moral y teologla en
cuatro aæos y dos de pasantla, basando su enseIjauza en la Suma
Tedlgica de Santo TomÆs de Aquino y en ci Liber sententia
ruin de Pedro Lombardo, textos clÆsicos de la enseflanza teo
lgica.
La ensefIanza de Ia Universidad de Crdoba fije francamente
escolestica, como que estaba destiria’dÆ Æformar a los mjemhros
del clero. Dc ahI su extraordinaria
etapade nuestra evoluciOn espiritual, ya que, como seflal Ale
jandro Korn, por intermedio del sacerdocio, que representaba
Ia capa intelectual de la sociedad, la enscflanza universitaria se
infiltraba en ci espIritu pflblico.
20
21
-
4. NUEVAS IDEAS PEDAGOGICAS DE FINES
DEL SIGLO XVIII
In/luencia francesa en el pen.amiento espafiol. Dos aspectos
fueron caracterIsticos de la mentalidad del siglo xviii, que en
Francia adquirio su expresiOn mÆs intensa. For un lado, Ia mar
cada tendencia liberal de su filosofIa que, oponiØndose a todo
lo que tuviera sus raIces en ci pasado, manifesto un anhelo de
libertad en Ia esfera del pensamiento y un escepticismo en rnateria
religiosa. Por otro lado, Ia preocupaciOn por asegurar ci bienestar
material del hombre, manifestado en ci desarrollo que adqui
rieron las doctrinas econOmicas, que sedujeron por parecer sucep
tiMes de aplicacin inmediata.
La doctrina de los fisicratas -Ia mÆs divulgada de las con
cepciones econOmicas-, que surgi como una reacciOn ante los
abusos de .Colbert, consideraba que ci individuo debIa ser libre
en Ia disposicin de sus bienes y, por consiguiente. debIan elimi.
narse las restricciones gubernamentaies. El Estado debIa limitarse
a salvaguardar los derechos naturales de los individuos. No ohs.
tante esta posiciOn, consideraban que la educaciOn £lebIa ser impues
ta por ci Estado, puesto que constituIa un deber irrenunciabie ci
ensefiar a todos los ciudadanos los prin’cipios dc Ia icy natural.
De .ahi que las dos corrientes dominantes en ci pcnsamiento
frances -‘enciclopedismo y fisiocracia- propugnaran ci libe
ralismo en filosofIa, en religiOn, en polItica, en economIa y, sos-
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
teniendo la obligacin del Estado de instruir al pueblo, afirmaran
como consecuencia la secularizacin de la educacin.
Con el advenimiento de la monarquIa de los Borbones, Espaffa
sinti la influencia de estas ideas, cuya intro duccin fue favorecida
por el cambio de dinastIa. Y justamente, en el momento en que
Ia Peninsula atravesaba por grandes dificultades econmicas, fue
ron los hombrØs de gobierno quienes, habindose apropiado de
las ideas del movimiento intelectual frances, las introdujeron y
difundieron, a! mismo tiempo que de acuerdo con ellas postularon
medidas y reforrnas hasta cierto punto avanzadas.
Las nuevas ideas tuvieron en Espaila un auge extraordinario,
lo que se debi, segn explica Rafael Altamira, a que las nuevas
teorias "tenian el doble incentivo de lo que aparece coronado por
el asentimiento general de las naciones consideradas como mÆs
cultas y de lo que brinda horizontes desconocidos antes".
La introduccin de las nuevas ideas produj o una division espi
ritual, entre los que se aferraban a lo antiguo, esencialmente a
sus formas exteriores, y los que se adherIan a lo nuevo. Esto deter
thinO un iflteiis movimiento cultural, que tuvo su exteriorizacin
en Ia publicacin de informes. memorias y discursos.
CaracterIsticas de la nueva ideologia pedaggica. De esta in
fluencia intelectual francesa surgi en Espaæa un modo distinto
de enfocar el problema de la educacin. La nueva ideologla peda
ggica, confiando con un optimismo un poco ingenuo en Ia accin
todopoderosa de la educacin y en el progreso y perfeccionamiento
de la conducta humana, vio en la accin educadora el medio .mÆs
eficaz para que los gobernantes lograran el ansiado bienestar
social. De esta posicin deriv el afÆn de difundir instituciones
educativas y hacerlas accesibles a todos, hombres y mujeres.
Por otro lado, reaccionando contra la educacin dominante
-que desdeæaba la experiencia y abusaba de las disputas ver
bales-, la nueva tendencia pedagOgica sostuvo Ia necesidad de
que la educaciOn tuviera por objeto cosas concretas, tiles, que
.fueran provechosas tanto para el individuo como para el Estado.
De ahI el carÆcter prÆctico -que reclam para la educaciOn.
Esta tendencia tuvo sus defensores en fray Benito JerOnimo
Feijoo, Pedro Rodriguez de Campomanes y Gaspar Melchor de
Jovellanos, destacados pripulsores de la cultura enciclopedista.
Feijoo, aunque defensor de la enseæanza tradlcionl, impugn
us excesos, que Ia habIan ilevado a olvidar la ciencia y enseffar
fjcciones. Para Øl, Espaæa se habia alej ado del movimiento cultural
europeo porque su educacin abusaba do las disputas verbales
que hacIan de Ia ciencia un laberinto do palabras y desdeffaba
la experiencia y observacin do la naturaleza. "Tan ignorada es
boy Ia naturaleza en las aulas de las escuelas -decla Feij oocomo lo fue en la Academia de Platn y en el Liceo de Aristteles.
QuØ secreto se ha averiguado?... QuØ utilidad produjeron en
el mundo las prolijas especulaciones de tantos ingenios como cul
tivaron la filosofia por Ia via del raciocinio? QuØ arte ni mecÆ
nica liberal, do tantas como son necesarias. a! serviclo del hoinbre
y a! bien pffblico, le debe, no digo ya la invenciOn, mÆs ni aun el
menor adelantamiento?" Por eso afirm la necesidad imperiosa
do fomentar el ejercicio de Ia razn crItica y reemplazar el conocimiento puramente verbal y silogIstico, por el estudio de las
ciencias naturales. Hubo pues en Feijoo una valorizaciOn de laJ
ciencia experimental en oposiciOn a los excesos de Ia enseilanza
tradicional.
En cuanto a Jovellanos, en su Infrrme sobre la ley agraria
1795, habIa antI.ciad&su preocupaciOn por Ia reforma do la
orientaciOn do la educacin. A! ocuparse de la gdsura -nica
fuente de riquez segthi los fisicratas-, sostuvo quo, a! igual
quo todas las actividades humanas, requerIa libertad Por ello
postulaba la necesidad de liberarla de los obstÆculos politicos, fIsi
cos y morales que la estorbaban. Para levantar los obstÆculos
morales era necesario difundir la instrucciOn, con elfin de elevar el
nivel cle las clases productoras. AdemÆs, era necesario reformar los estudios, pues las ciencias habIan dejado de ser un medio
de investigacin de Ia verdad, para convertirse en un recurso para
corner, y los estudiantes, multiplicados en næmero excesivo a causa
de los escolÆsticos y los pragmÆticos, los casuistas y los malos pro
fesores, habIan rebajido los prineipios, la estimacin y hasta la
memoria de las ciencias fftiles al hombre. De ahI la lucha para que
se abandonase "la affeja y absurda filosofIa" y so diera preferen
cia en la educacin a los conocimientos fundados en la experiencia..
En su Memo na sobre la educacin pdblica, escrita durante su
prisin en Mallorca, afirm Jovellanos que la educaciOn es el
origen do la prosperidad social. "No es un problema sino una
verdad por todos reconocida, quo la instruccin es la ‘medida
comffn’ do la prosperidad de..las naciones, y que asI son ellas
22
.
23
24
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
MANUEL HORACIO SOLARI
poderosas o dØbiles, felices o desgraciadas, segn son ilustradas
o ignorantes". Por eso. fiel a su concepcin, defendi la necesidad
de difundir La instruccin a la mayor cantidad posible de ciuda
danos. "Si deseÆis el bien de vuestra patria, abrid a todos sus hijos
el derecho de instruirse, multiplicad las escuelas de primeras letras;
que no haya pueblo, no haya rincn, donde los nilios, de cualquier
clase y condicin que sean, carezcan de este beneficio".
Bajo la influencia de estas ideas surgi en Espafla un afÆn
por elevar el nivel cultural del pueblo y una preocupacin por
los problemas de la instruccin puiblica. AfÆn y preocupacin que
se evidenciaron. especialmente durante el reinado de Carlos III, en
Ia creacin de nuevos establecimientos educacionales.
Di/ui6n. de las rzzsevas ideas en las colonias. La transforma
cin operada en el pensamiento espaflol por influencia del enciclo
pedismo trascendi a America, donde las nuevas ideas fueron
conocidas, adoptadas y difundidas. Por eso, los mismos proyec.
tos, a veces con idØnticas palabras, fueron expuestos en Espaæa
y en sus colonias; y, al i.guai que en Espafla, Ia critica de los ame
ricanos dej a un lado las cuestiones pohticas, religiosas y filosfi
cas, concretÆndose a Los problemas ecornimicos y educacionales.
El sistema monopolista imperante y Ia rutina y pobreza de
las masas campesinas fueron seflaladas como causas fundamenta
les de Ia situacin econmjca colonial. Para remediarla se propici
Ia libertad de pomercio. Manuel de Salas y CorbalÆn, en El estado
de la agricultura, industria y comercio en el reino de Chile, y
Manuel Beigrano en su Memoria de 1796, pintan un cuadro de
Ia vida econØmica colonial que, en sus lIneas generales, coincide
con el descripto por Jovelianos en Informe sobre la ley agrara.
Y las soluciones que proponen los americanos no difieren de las
propugnadas por los espafloies. pues reconocen una misma fuente
de inspiracin: Ia concepcin econmica liberal de Adam Smith.
Igual coincidencia se evidencia en el piano educacional. La
critica que Feijoo dirigiØ a Ia educacin espaliola fue repetida
por el venezolano JosØ Miguel Sanz cuando enj uici a Ia educa
cin colonial en su In/orme sobre Ia instruccin pÆblica; Los pen
samientos que Campomanes habla expuesto en su Discurso sobre
la educacin de los artesanoi, fueron parafraseados a menuclo por
ci hi1eno Manuel de Salas v CorbalÆn; y las creaciones educacio
nales propiciadas por Belgrano tuvieron su fuente de inspiracin
25
en las ideas de Jovellanos, que exaltaban la necesidad de unal
enSeflaflza iitii.
Ilubo pues, en esta Øpoca, una gran unidad entre ci pensa
miento pedaggico de los encidlopedistas espafioles y las ideas
educacionales difundidas en las colonias espafiolas de America. En
realidad, el pensamiento colonial no hizo otra cosa ‘que reflejar
las ideas dominantes en la Peninsula.
5.
EL PENSAMIENTO PEDAGOGICO COLONIAL
Fray JosØ Antonio de San Alberto. No escaparon a las pecu
liaridades del pensamiento pedagogico de fines del siglo xviii las
ideas expuestas en sus Pastorales por fray JosØ Antonio de San
Alberto 1727-1804, obispo de CØrdoba del TucumÆn. Su ideario,
aunque tuvo en cuenta la idiosincrasia del pals, careci de
originalidad, pues en su esencia se redujo a repetir las ideas que
habIa conocido durante su permanencia en la corte de Carlos III.
Vale decir, se ‘limit a afirmar el poder de la educacin como
medio dc ºlevar al pueblo y a defender la necesidad de una ense
æanza prÆctica.
San Alberto iieg a Crdoba en 1780, encontrando a su di
cesis en un lamentable estado de atraso y abandono: la mayorla
de sus feligreses "no sabla leer ni eseribir y ni siquiera era capaz
de responder a las preguntas del catecismo"; .y su clero, indisci
plinado, carecla de "vocacin docente". Ante tal situaciØn, corn
prendi ci obispo que el problema rnÆs urgente era ci de la
educacin de los niflos. Mas, para poder resolverlo, era menester
comenzar por ilustrar al clero, a fin de que pudiera cumplir en
forma satisfactoria su rnisin pedaggica.
Dc ahl que en su primera Crta Pastoral, fechada ci 25 de
abril dc 1781, tendiera a despertar en los sacerdotes ci interØs por
instruirse a s mismos. Hablando de loS que aspiraban a ser pro
movidos al sacerdocio destac que, adŁrnÆs de vocaCin sacerdotal,
requerlan indispensablernente ilustracin.’ Es que, para Øl, no era
suficiente la santidad para ci ej ercicio del ministerio eclesiÆstico;
tambiØn era indispensable la doctrina y la ciencia. " QuØ.. sacarno
-decla- con que ci ordenado sea un santito, si es un ignorante?
Este santito serÆ rnuy bueno para cuaiquier otro estado o empleo
secular; mas no para sacerdote".
:.
,
-.
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
La fe del obispo de Crdoba en la eficacia cle la obra educa
tiva fue extraordinaria. Para Øl, "todo el bien y todo el ma! del
Estado depende de la buena o mala educacin de Ia juventud".
En efecto, la falta de educacin prepara la miseria y la desgracia
de los pueblos, pues convierte a! hombre en un ser math "que
nada aprnde, ni sabe, ni aspira y que viviendo en una macdon
continua, mira las artes tiles con indiferencia, y con horror todo
lo que suena a industria y trabajo, sin ci cual nada puede, ni
puede servir la fertilidad de los campos, ni la abundancia de los
frutos, ni la riqueza de las minas, ni los tesoros del mar".
Logico fue, en consecuencia, que la situacin- de los pueblos
de su dicesis -"incultos, despoblados, exhaustos, miserabies en
Ia paz y sin nervios ni fuerzas en la guerra"- la atribuyera en
forma predominantØ a la falta de educacin de sus habitantes.
De ahI que considerase la enseæanza como el medio mÆs eficaz
para sacar a Ia ciase campesina de su rudeza e incultura. Por
consiguiente, en su Carta Pastoral de 1783, afirm en forma
decidida que "el que no sabe leer ni escribir es un ser intil y
perj:udiciaI to para Ia sociedad como para la religion"..
Para San Alberto, la educacin debia tener an objetivo con
creto: familiarizar a! educando con el trabajo. Para lograrlo crey
que lo mas conveniente era "dar a cada uno un oficio, que estØ
de acuerdo con su naturaleza y su talento". Dc ahI sus combates
contra ci prejuicio dominante que consideraba poco honroso, por
ser "propio de gente natural y de servicio", todo oficio u ocupa
cin mecnica; de ahI su defensa de una enseæanza prÆctica que
formara labradores, comerciantes, artesanos, tejedoras o hilado
ras. Los j venes, aplicados desde sus primeros ahios a un oficlo,
no sob adquirirIan mia ocupaciOn que les permitirIa ganarse dig.
namente el sustento; tambiØn se convertirlan en individuos tiles
para la sociedad.
El ideal que persigui San Alberto fue establecer "escuelas
en todos los curatos y colegios en todas las ciudades". Pero su
extraordinario sentido realista hizo que no se ilusionara con la
posibilidad de difundir establecimientos educacionales, pues reco
chocaba con dos obstÆculos
* nociO en seguida que tal acin
difIciles de superar. En primer lugar, un obstÆculo de carÆcter
demogrÆfico: la poblaciOn dispersa -que favorecla el vagabun
daj e y ci espIritu de rebeldIa- se opoæIa a una efØctiva- accin
educativa, ya que iinposibilitaba Ia formaciOn de centros escola
res estables. En segundo tØrmino, faltaban preceptores.
Por eso, su acciOn prÆctica se concret a la fundacin de
colegios urbanos para niæos y niæas huØrfanos, en las cjudades
de Crdoba y de Catamarca. Con sus oreaciones no querIa sola
inente recoger, alimentar y vestir a los huØrfanos; sobre todo,
aspiraba a instruirlos y educarlos en los principios de la religion
y familiarizarlos con ci trabaj o. AsI; en vez de "niiias expuestas
a parar en mujeres holgazanas, ociosas, divertidas y escandalo
sas" y niiios expuestos a convertirse "en unos hombres vagos,
sediciosos y tumultuantes; en unos mendigos voluntarios, ociosos
y ladrones", mnatiles a la sociedad, aseguraba la formacin de
"mujeres que no sOlo sean piadosas, honestas. y honradas, sino
tambiØn hÆbiles, laboriosas y econOmicas, capaces de sostener sus
casas y familias con el trabajo de sus manos" y hombres indus
triosos, que aplicados "a! cultivo, a la manufactura y a! corner
cio’ prepararIan Ia abundancia y la felicidad de su patria.
El obispo San Alberto dotO a los establecimientos que fundO
de -constituciones, las cualesr se- distinguieron- por 1aampIia libe
ralidad que estipulaban para la admisin de alumnos y Ia orien
tacin esencialmente prØctica que sefialaban al plan de estudios.
Ellas, por supuesto, no escaparon a la minuciosidad tIpica de
la Øpoca en lo referente a horarios de clase y mØtodos de ense
fianza.
Manuel Beigrano. La permanencia en Espaaa de -Manuel Bel
grano 1770-1820, en cuya Universidad de Salamanca curs
estudios juridicos, fue fundamental en la formaciOn de su menta
lidad. Le permiti ponerse en contacto con las ideas de enci
clopedistas y economistas y sentir. Ia influencia de los principios
ideolgicos difundidos. por la revolucin norteamericana, que en
esos momentos intereaban profundamente a Europa. A estas
inuluencias es preciso aiiadir las que le suministraron las amplias
lecturas que pudo efectuar, ya que por concesiOn de Plo IY fue
autorizado en forma amplia para que pudiese "leer toda clase de
libros condenados, aunque fuesen her&icos".
Su designaciOn como secretarjo del Consulado de Buenos Aires,
en 1-793 le hizo pensar que lievando a Ia prÆctica los nuevos
principios de la economia polItica podia contribuir a solucionar
algunos de los problemas mÆs apremiantes de la colonia. Pero tuvo
Ia sorpresa de comprobar .-como- lo confiesa en su Autobiogra
26
-
27
MANUEL HORACIO SOLAR!
HISTORJA DE LA EDUCACION ARGENTINA
fia- que los miembros del Consulado, excepto uno o dos, solo
se interesaban pbr su comercio monopolista. En su tarea hall
obstÆculos, pues para la mayorIa de los integrantes de la corpo
racin "no habIa mÆs razn, ni mÆs justicia, ni mØs utilidad, ni
mÆs necesidad que su interØs mercantil".
De ahI que las circunstancias lo determinaran a limitarse a
principalmente en las
Ia difusin de sus ideas, que efect
Memorias, esbozando un amplio programa de reformas econo
micocuiturales. Como lo expresara con toda modestia, no hizo
otra cosa que "echar las semilias que algitn dIa fuesen capaces de
dar frutos, ya porque algunos estimulados del mismo espIritu se
dedicasen a su cultivo, ya porque el orden inismo de las cosas
las hiciese germinar".
Su primera Memoria, de 1796 -en la que se refiri a los
medios generales para fomentar la agricultura, alentar la indus
tria y proteger al comercio-, se inspir evidentemente en Ia
doctrina de los fisiØcratas. La base de la riqueza, sostuvo Bel
grano, se encuentra en la agricultura. Esta, sin embargo, se halla
ba atrasada -como lo demostraba el limitado producto de las
tierras y Ia miseria de los labradores- debido a que cada und
obraba en ella de acuerdo con su gusto y prÆctica, evidenciando
un absoluto desconocimiento de las reglas a que debe obedecer
su explotacin. Por eso, para que las gentes del campo pudieran
aprender las cosas mÆs necesarias y comunes que tienen relacin
con el cuitivo de la tierra, sugerla la necesidad de crear una
escuela de agricultura, que con sus ensefIanzas tendiese a deste
rrar ci espIritu de rutina de los labradores. De ahI que proyec
tara que en ella se ensefiara "a distinguir cada especie de tierras
por sus producciones naturales, y el cuitivo conveniente a cada
una, los diferentes arados que hay y las razones de preferencia
de aigunos segn la calidad del terreno; el næmero de labores,
su profundidad segæn la naturaleza del terreno; los abonos y el
tiempo y razOn para aplicarlos; el modo de formar sangrIas en
los terrenos pantanosos; la calidad y cantidad de simientes que
convengan a esta o aquella tierra; ci verdadero tiempo de sembrar;
ci cuidado que cc debe poner en las tierras sembradas; ci inodo
de hacer y recoger una cosecha; los medios de conservar sin
riesgos y sin gastos los granos".
Desterrado ci espiritu de rutina de los labradores, era preciso
proteg al comercio. El mejor. medio dc hacerlo consistia, a su
juicio en difundir Los principios en que sØ apoya La ciencia del
comercio, que no csiste "en comprar por diez y vender por
veinte", como parecla a "aquellos que sin conocimientos han
emprendido sus negociaciones". Por ello proponia la creacin
de una escuela especial, en La que se darIa una ensefianza prÆctico
profesional basada en ci estudio de La aritmØtica, la tenedurIa
dc libros, Ia geografIa, La estadIstica, Las leyes comerciales v las
reglas de Ia navegacin.
Para alentar Ia industria era menester desterrar ci vicio de
Los habitantes de La campaæa, que vivian "sin haberse ejerci
tado en otra cosa que en La ociosidad". Para Øl, La tmnica forma
de dignificarlos consistIa en ofrecerles, descie Los primeros aæos
dc La infancia, una educacin regular. Dc ahI que propugnara Ia
creaciOn de escuelas gratuitas "a donde puedan Los infelices en
viar a sus hijos, sin tener que pagar cosa alguna por su instruc
cj6n" En esas escuelas se icc ensefiarIan "buenas mÆximas" y
se les inspirarIa amor al trabajo, pues en un pueblo donde reina
Ia ociosidad, decae ci comercio y toma su lugar La miseria". Sos
tenIa, pues, .que el progreso del comercio dependia directamente
de La difusin de La educaciOn.
Esta idea lo Ilev a considerar. a La mujer como agente tie
producciOn y at trabajo como medio de enseiianza moral. Por
eso .proyect Ia creacin dc escuplas gratuitas para niæas. en las
cuales, ademÆs de enseØarles doctrina cristiana, lectura, e.scritu
ra. costura y bordado, se les inspirarIa amor al trabaju "para
separarlas de Ia ociosidad, tan perjudicial a mÆs en las mujeres
que en los hombres".
En su segunda Memoria 1797, Belgrano volvi a ocuparse
tie Ia educacin de Ia mujer y de Los medios mÆs adecuados para
mejorarla. AfirmO que del mejoramiento. de la situaciOn de ia
mujer, que serIa en gran parte resultado de una educacin ade
cuada, surgirIa un mejoramiento en Las costumbres. Por ello
enseilaba que "ci bienestar y La virtud tie La mujer instruida,
constituyen Ia base de La sociedad".
El valor de las ideas expuestas por Beigrano durante su actua
ciOn en ci Consulado, reside en que Las soluciones que. ofrecIa
implicaban una reforma radical que era incompatible con ci sis
tenia econmico colonial. Pero en ella. coma lo ha subrayaclo
Mitre, no debe suponerse una intencin revolucionaria. "Sugeri
28
-
:
-
-
29
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
das por el atraso y Ia miseria de la colonia, la desgraciada con
dicin y Ia ignorancia de sus habitantes, la falta de iniciativa
de las autoridades y las leyes coercitivas de la metrpoii... ellas
respondlan a necesidades reales, determinaban un objetivo inme
diato y creaban Un ideal".
El Real Colegio de Sam Carlos. En noviembre de 1771, la Junta
presidida por ci entonces gober
nador VØrtiz, resolvi consultar a los cabildos eciesiÆstico y secu
lar respecto de la mejor manera de aplicar los bienes que habian
pertenecido a la CmpafiIa de Jesus para "establecer escuelas y
estudios generales para lª ensefianza y educacin de la juventud".
La respuesta del cabildo eclesiÆstico, redactada por eU doetor Juan Baltasar Maziel 1727.1788, auspiciaba la creacin
de un co1eio Łonvictorio y la erecciOn de una universidad. Suge
na que ci coiegio, que podia colocarse bajo la advocacin de
Santo TomÆs de Aquino, siguiera las constituciones dci Colegio
de Monserrat y, con referencia a la univcrsidad proyectaba su
plan de estudios y la orientaciOn quc debia dominar en la ense
æanza. GramÆtica latina, filosofla, teologia, derecho cannico,
derecho civil, derecho de Castilla y derecho indiano eran, en su
opiniOn, las materias indispensables, las cuales mÆs adelante se
podrIan ampliar con la incorporaciOn de la matcmÆtica y 1amedicina. Al ocuparsc de la enseuanza a impartir, la respuesta
del cabildo eclesiÆstico postulaba q-ue, *respecto dc Ia filosofIa, "los
profesores no tendrÆn obligacin de seguir sistema alguno deter
minado, especialmente en la fIsica, en que se podrÆn apartar de
AristOteles y enseæar por los pnineipios de Cartesio o de Gasendo
o de Newton o alguno de los otros sistemÆticos o, arrojdndo todo
sistema para la explicaciOn de los efectos naturales, seguir slo
a la luz de la experiencia, por las observaciones y experimentos
en que tan Iitilinente trabaj an las academias modernas". En teolo
gla, en cambio, afirmaba que debia seguirse "exactamente 1a
doctrina de San AgustIn y Santo TomÆs".
El cabildo secular, por su parte, respondi en forma con
cordante con ci eclesiÆstico, pero su informe se diferenciO en
que prestO mayor atenciOn a las cuestiones econOmicas e insistiO
en ia conveniencia de trasladar la Universidad dc Crdoba "de
suerte que patente Ia estril y contagiosa situaciOn de la referidÆ
-ciudad, minoracin de alumnos, deplorable estado de las cÆte
dras, parcial aliciente de los opositores y destituida de aquella
sociedad y brillantez que despierta los Ænimos de las concurren
cias, pues es cortisimo su vecinclario, es de concepto intil su
permancncia".
Mientras los- dictÆmcnes de ambos cabildos eran estudiados
por Ia Junta; ci procurador general Manuel de Basavilbaso hizo
30
I
31
-
6.
.
-
LA EDUCACION EN EL VIRREINATO DEL
RIO DE LA PLATA
Accin educacicrnal cle VØrtiz. La expulsion de Ia Compalila
de Jesus, dispuesta por Carlos III en 1767, tuvo inmediata influen
cia en el Rio de la Plata, pues a la accin desarroliada por los
jesuitas se debIa, en gran parte, ci grado de progreso que se
habIa alcanzado en el orden cultural. Los regulares de varias
Ordenes y ci clero secular, que reempiazaron a los jesuitas en el
magisterio, no estaban a la altura de sus antecesores. De ahI que
‘thpidÆniente se produjera una decadencia general -en la educacin.
Carlos III, conocedor del problema que se piantearIa con la
medida adoptada, habIa impartido instrucciones a virreyes y
gobernadores a fin de que procedieran "sin la menor dilacin
a subrogar- la enseæÆnza de primeras letras, latinidad y retdrica...
oyendo a los ayuntamientos, diputados y personeros del comitn
y otras personas celosas e inteligentes, sobre ci modo prÆctico
que haya en cada paraje, proponiendo ci- nÆmero de maestros,
pasantes y repetidores que les deben ayudar, sus salarios y emo
lumentos; en inteligencia que se les deberÆ contribuir con ci que
antes de ahora daba ci respectivo pueblo, sin novedad y comple
tar lo que faltase de las temporalidades ocupadas".
*
Lgico fue que Juan-josØ VØrtiz, durante su virreinato, tratara
de solucionar ci problema planteado, emprendiendo una serie
de tentativas culturales que hicieron de su administracin una
Øpoca de renovacin intelectual. AdemÆs de dotar a Buenos Aires
prent, proyect y llev a cÆbo la furidaciOn del
de su pri
Real Colegio deSarlos, e impuls ci estudio de la medicina
con Iicrea6ion del Protomedico- tribunal encargado de exa
minar a aquellos que aspiraban ejercer la medicina, que inici
la enseiianza de Ia anatomla y de la cirugIa en 1801y la de la.
medicina al aflo siguiente.
-1
-4
-*1
-
-
/
--
-
-I
I
-4
:
.
-
-
‘
32
I
MANUEL HORACIO SOLAR!
una presentacin en Ia cual, despuØs de apoyar la idea de dotar
a Buenos Aires de una universidad, destacØ que el proyecto no
podia tener efectividad inmediata. Por eso proponia que se afron.
tara la solucin de las necesidades mÆs apremiantes, estableciendo
escuelas de primeras letras y auls de gramÆtica latina.
La Junta de Temporalidades aprob la propuesta de Basa
vilbaso y dispuso elevar a! rey el proyecto de ereccin de estudios
secundarios y superiores y, mientras se recibia la aprobacin real,
instalar una escuela de primeras letras y un aulla de gramÆtica.
En el local que habIa sido del Colegio de San Ignacio, se instala
ron ios "reales estudios" el 10 de febrero de 1772, nombrÆndose
maestro de primeras letras a Juan Manuel Garcia y maestro de
gramÆtica al presbItero Cipriano Villota.
VØrtiz, que coiitinu insistiendo en que "todo el pueblo ada
ma principalmente por la ereccin de Ia universidad", dio nuevos
pasos en sus proyectos de establecerla con Ia designacin del
presbitero Carlos JosØ Monteros como maestro de filosofIa, el
establecimiento de tres cÆtedras de teologIa y Ia aprobacin de
las reglas y estatutos que debian regir los estudios, cuya. redaccin hÆbIa confiado al cannigo Maziel que, en 1773, habIa sido
designado "cancelario y regente de los reales estudios". AsI, antes
de su fundacin oficial, funcionaron varias aulas en ci Colegio
de San Carlos.
Durante su virreinato, recibida Ia aprobacin real de las apli
c,aciones que la Junta habia hecho de los bienes de los jesuitas,
VØrtiz erigi6, el 3 de noviembre de 1783, ci Real Colegio Con
victorio de San Carlos "en perpetua memQria del augusto nombre
de nuestro soberano". Como rector fue designado ci doctor Vi,ente
JaunzarÆs y el cannigo Maziel continu como "cancelario de
los reales estudios".
Los empefios de VØrtiz y Maziel hicieron progresar el estable
cimiento, que alcanz un alto grado. de adelanto, aunque tropez
con el inconveniente de que, no pudiendo conferir grados, con
cluidos los cursos de filosofia una gran parte de sus .alumnos se
trasladaba a Crdoba para proseguir sus estudios.
Sus aulas, sumamente concurridas, empezaron a despciblarse
al producirse las invasiones inglesas, especialmente Ia segunda
1807, que hizo que los jvenes y sus maestros las abandonaran
pam tomarlas armas, con la consiguienteclausura de los cursos.
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
*
Desde entonces ci local del colegio qued convertido en cuartel
de Patricios.
Por las aulas del Real Coleglo de San Carlos pasaron casi
todos los hombres que hicieron la Revolucin de Mayo.
Nuevas instituciones educacionales: Escuela de Dibujo y Escue
de
Ndutica. La prØclica de Belgrano en favor de Ia educacin
la
se concret en Ia creacin de dos establecimientos educacionales,
que se fundaron por su iniciativa: las escuelas de Dibujo y de
NÆutica.
A instancias de Belgrano, en febrero de 1799, ci escultor Juan
Antonio HernÆndez present a! Consulado el proyecto de estable
cer una escuela destinada a la enseiianza de la geometria, Ia arqui
tectura, Ia perspectiva y "todas las demÆs especies de dibujo".
En su presentacin solicitaba que Ia corporacin le facilitase los
medios indispensables para llevar su idea al fin propuesto; a
/ saber, local para instalar Ia escuela, bancos, mesas y luces.
Aprobado ci proyecto por el Consulado, se encomend a Bel
grano la organizacin de la escuela y Ia redaccin del reglamento
que habla de regina. En Øste Se estableci -de acuerdo con el pre
juiclo racial dominante en la educacin colonial- que en Ia
escuela serIan admitidos iinicamente espaiIoles e indios netos no
pudiendo, por ningiin motivo ni pretexto, entrar "mÆs negro o
mulato que aquel que se destine al aseo .de Ia sala, limpieza de
candeleros y espabiladeras y tener cuidado de espabilar las luces".
Inaugurada en una de las salas del Consulado el 29 de mayo
de 1799, la Escuela de Dibujo inici sus clases con una inscrip.
cin de cincuenta alumnos.
La enseflanza se desarroll siguiendo un mØtodo sumamente
primitivo, pues se limitaba a la simple copia de lemmas graba
das, que los alumnos debIan reproducir en todos sus detalies.
Pese al escaso mØrito de los trabajos realizados, ci Consulado los
premiaba con medallas de plata y con Ia exhibicin de los dibujos,
a fin de que pudieran ser contemplados por los miembros de Ia
corporacin y los familiares de los alumnos.
La Escuela de Ndutjca inicit sus actividades en noviembre
de 1799, siendo su objetivo fomentar "el estudio de Ia ciencia
nÆutica, proporcionando por este medio a los jvenes una earrera
honrosa y lucrativa, y a aquellos que no se destinan a ella unos
conocimientos los mÆs a propØsito para sus progresos, bien sea
en el comercjo, bien en Ia milicia o cualquier otro estdio".
.
*:
*
33
34
MANUEL HORACIO SOLARI
La direccin de Ia escuela fuc confiada a Pedro Cerviiio, que
se habIa destacado como gegraf o, cartgrafo y matemÆtico
cuando integr las comisiones demarcadoras de IImites entre
Espaæa y Portugal. Segundo director fue designado Juan Aisina,
que desde la dØcada anterior habla instalado mi aula de pilotaje,
con el propsito de formar prÆcticos en Ia navegacin.
El plan de estudios que debIa desarrollarse en cuatro aæos
comprendla una enseæanza fundamentalmente matemÆtica, corn
plernentada durante los tres primeros afios con ci estudio de las
materias auxiliares: geografla, cosmografla, hdrografIa y dibu
j o; en cuarto aiio se clesarrollaba la parte prÆctica del curso de
pilotaj e.
Airibas escuelas, que posteriormente se reunieron en un mismo salon del Cousulado, funcionaron normalmente durante tres
afios, hasta que lleg la orden del gobierno espaæol de suprimir
los dos Østableciniientos, por considerarlos de "inero lujo" y por
no estar Buenos Aires en estado de sostenerlos.
Los /rai.iciscanos en la Uatveszdad de_C.ordobsi Eta ya famosa
la Universidad de CrdobÆuando Carios Ill, en 1767, dispuso
Ia expulsion de la peninsula y de sus colonias, de Ia CompaIa de
H1STORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
35
La expulsiOn de los jesuitas significO
la iniciaciOn de una
larga lucha entre el clero secular y los
franciscanos para lograr
el predominio en los estudios superiores.
Den!.uicias. y acusaclo
nes contra los franciscanos dieron lugar a Ia
formaciOn de un
volurninoso expediente que so tramit ante ci
Consejo de lndias.
Este expediente origin Ia Real CØdula del 1
de diciembre de
1800, que decidiO Ia contienda en favor del
clero secular.
En esta Real CØdula ci soberano resolviO
"erigir y fundar de
nuevo, en ci edificio que fue del Colegio MÆxinio
de los j esuitas,
La Real Universjdad do San Carlos y d0 Nuestra
Seiora
de M0serrat", a la que concediO todos los privilegios
de quo gozaban las
similares de Espaæa e Indias Salarnanca,
AlcalÆ de Henares,
Lima y Mexico. Ademis, precis quo los
franciscanos quedaban
separados del gobierno de la universidad.
Solo a fines de 1807, ci virrey don
Santiago do Liniers dis
puso ci cunlpiimjento de Ia Real CØdula.
Fue entonces cuando se
designO rector de Ia Universidad al dean
Gregorio Funes, a quien
ci claustro de profesores Ic encomend la
redacciOn de un nuevo
plan d0 estudios, que diera satisfacciOn
a- las tendencias y-nece
sidades de Ia Øpoca.
Jesus.
El gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucareli,
encargado de ejcc.ut.ar Ia expulsion en ci RIo de la Plata, resoivi
corno medida provisional eniregar Ia TJniversidad a los francisca
nos. Al proceder asI no dio cumplimiento a las Instrucciones
impartidas por el Conde do Aranda, que disponlan quo los
directores v maestros jesuitas debIan ser reemplazados por ecle
siÆsticos regulares.
Con ci adveniniiento de los franciscanos se produce una modi
ficaciOn fundamental en la Universidad: deja do ser una insti
tuciOn jesuitica -para convertirse en una dependencia del rey.. Por
eso, desde ci momento en que las autoridÆdºuniversitarias son
desigirarias ii– tbeiWad6 c1Biixros’Aires, y despus por
los virreyes, perdiO la autonomIa que tenla con respecto a toda
autoridad poiItica.
Un segundo hecho, tarnbiØn importantIsirno, se produjo poco
despuØs: la Uthversidad de COrdoba dejO de ser exciusivamente
-teo1gica, pues incorpor los estudios jurIdicos con la creain
de una cÆtedra de "Instituta".
7. DOCUMENTOS Y TESTIMONJOS
Disposicjones de las "LŁyes de Indias" sobre
educacin de los indIgenas
"Ordenarnos y mandamos que ningunas
personas, y especial.
mente los que tuvieren- individuos en
encomienda, no sean osados
a impedir a los religiosos que
tuvieren licencia de los prelados,
predicar y ensefiar libremente Ia doctrjna
cristjana y misterjos
de nuestra Santa Fe CatOlica a los
indios, y estar en los pueblos
todo el tiempo que quisieren y por
Men tuvieren..." TItulo
12, Ley xxxix.
-
-
"Ordenamos y mandarnos a. los virreyes,
presidentes, audien.
cias y gohernadores que estCn
advertidos y con
particular cuidado
en hacer que los curas doctrineros
sepan la lengua de los indios
que han de adoctrjnar y acirninistrar,
pues tanto importa para
ci cumplimiento de su obligacion
y salvaciOn de las almas de sus
feligreses: y con los superi.ores. de las
Ordenes quo remuevati a
los religiosos que no supieran la
lengOa e idiorna de los indios
.
36
II
I
MANUEL HORAdIO SOLARI
en Ia forma que estÆ dada, y propongan otros en su lugar, aperci
biØndoles que si los doctrineros actuales, y los que despuØs lo
fueran no Ia supieran, serÆn removidos de las doctrinas; y a los
catedrÆticos de Ia lengua donde los hubiere, que a ningn clØrigo
ni religioso den aprobacin si no tuviese la digna calidad." Tjtu.
lo 13, Ley tv.
"Rogamos y encargamos a los arzobispos y obispos que pro
vean y den orden a sus dicesis. que los curas y doctrineros de
indios, usando de los medios mÆs suaves, dispongan y encaminen
que a todos los indks sea enseæada la lengua espaliola, y en ella
la doctrina cristiana, para que se hagan mÆs capaces de los mis
terios de nuestra Santa Fe Catlica, aprovechen para su salvacin,
y consigan otras utilidades en su gobierno y modo de vivir."
TItulo 13, Ley v.
"Para que los hijos de los caciques que han de gobernar a
los indios sean desde nifios instruidos en nuestra Santa Fe Catlica,
se fundaron de nuestra orden algunos colegios en las provincias
del Peru, dotados con renta, que para ese efecto se consign. Y
por 16 que impOrta que sean ayudados y favorØcidos mandÆmos
a nuestros virreyes que los tengan por muy encomendados, y
procuren su conservacin y aumento, y en las ciudades principales
del PerÆ y Nueva Espalia se funden otros, donde sean Ilevados
los hijos de cacipies dØ pequefia edad, y encargados a personas
religiosas y diligentes que les ensefIen y doctrinen en cristiandad,
buenas costumbres, policia y lengua castellana, y se les consigne
la renta competente a su crianza y educacin." TItulo 23, Ley xi.
"En la ciudad de Mexico, estÆ fUndado un colegio donde se
recogen muchos niiios pobres mestizos, y se les ensefIa la doctrina
cristiana y buenas costumbres, procurando que no se crien vicio
SOS y vagabundos. Y porque les hemos hecho aigunas mercedes, y
es nuestra voluntad que esta obra Se continue y aumente en cuanto
fuere posible, mandamos a los virreyes de la Nueva Espafla, que
hagan guardar las ordenanzas dadas a eSte Coleglo el afio de mu
y quinientos y cincuenta y siete y tengan particular cuidado de
avisarnos ci estado en que se halla, y si los que en Øl concurren
aprovechan en buena doctrina y costumbres, y reconociendo al
guna faita o descuido, lo remedien y hagan recoger todos nilios
mestizos que hubiere y ordenen se tome la cuenta a los que la
debieran dar de lo que se ha distrib-uido, y con quØ rdenes, y
‘
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
37
cobren los alcances y lo gasten en lo mÆs necesario y provechoso
del colegio." TItulo 23, Ley xiv.
IDEAS EDUCACIONALES DE MANUEL BELGRANO
[Influencia social de Ia educacifl]
"He visto con dolor, Sin salir de esta capital, una infinidad de
hombres ociosos en quienes no se ye otra cosa que la miseria y
desnudez; una infinidad de familias que solo deben su subsisten
cia a la feracidad del pals, que estÆ por todas partes denotando
las riquezaS que encierra, esto es la abundancia; y apenas se
encuentra alguna familia que eStØ destinada a un oficio fltiI que
ejerza un arte o que se emplee de modo que tenga alguna mØs
comodidad en su vida. Esos miserables ranchos donde ye uno la
multitud de criaturas que Ilegan a Ia edad de la pubertad sin
haber ejercido otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos
hasta el ultimo punto.
"La lana es bien abundante en este pals, el algodn del Para.
guay, Chaco, etc., otras infinitas materias primas que tenemos
y podemos tener con nuestra industria, pueden proporcionar mu
medios de subsistencia a estas infelices gentes que acostumbra
das a vivir en Ia ociosidad, como lievo expuesto, desde nillos, les
es muy penoSo. ci trabajo en la edad adulta o resultan unos sal
teadores o unos mendigos; estados seguramente deplorables que
podrian cortarse si se leS diese auxilio desde Ia infancia propor
cionÆndoles una regular educaciOn, que es el principio de donde
resultan ya los bienes ya los males de la sociedad. Uno de los
principales medios que se deben aceptar a este fin son las escue
las gratuitas donde pudiesen los infelices mandar a SUS hijos sin
tener que pagar cosa alguna por su. instruccin, alil se les podrIa
dictar buenas maximas e inspirarles amor al trabajo, pues en
un pueblo donde no reina Øste, dºcae ci comercio y toma su lugar
Ia miseria, las artes que producen la abundancia que Ia multiplica
despuØs en recompensa, perecen y todo en una palabra desaparece
cuando se abandona la industria porque se cree que no es de
utilidad alguna. Para hacer felices a los hombres es forzoso
ponerlos en la precisiOn del trabaj o con ci cual se precave la
holgazanerIa y ociosidad que es ci origen de Ia disolucin de las
costumbres. A muy poco costo podrIa esta Junta tomar medidas
para ilevar a efecto estas ideas. DespuØs que ya los nilios salieran
MANUEL HORACIO SOLAR
HJSTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
de aprender los rudimentos de las primeras letras, podrian ser
admitidos por aquellos maestros menesterales que mej or sobresa
liesen en su arte, quienes tendrIan Ia obligacin de mandarlos
a Ia escuela de dibujo velando su conducta, consignÆndoles uia
cierta cantidad, por su cuidado en la enseflanza y ademÆs sefia
lando cierto premio al que en determinado tiempo diese a sus
discIpulos en esto, aquello, etcetera.
"Semej ante premlo les estimularÆ a tener muchos aprendices,
y por el contrario atenidos a aquel salario desmayarIan en Ia
enseæanza o lo recatarlan".
quo hubiese proporcin de lanas de cualquier clase que Sean.
Con Øl so dana ocupaci,5n a las gentes pobres y especialmente
a los flifloS y aun a aquellos que no pudiesen abandonar sus casas,
se les podrIa franquear Ia lana y utensilios para su hilado, seila
lando un tanto por su trabajo, que igualmente deberIa darse a
todos. los niæos y demÆs que trabajasen en la escuela, para cuyo
fin deberIa ponerse un arancei que determinase las cantidades,
quo no dudo se resarcirlan con las ventajas que proporcionanian
las lanas hiiadas Ofl SUS Ventas por las Mbricas de nuestra
Peninsula.
"Asimismo podrIa extenderse ci hilado de algodn o
al menos
a su desmote y limpieza, asI recabarIan los jornales que en
eso
se emplearIan en Ia Peninsula; maestros y compatriotas
y las
fÆibricas se encontrarIan abastecidos de materias pnimeras,
ya en
disposicin de manifestarse y con mayor porcin de brazos,
para
el aumento de sus telares".
38
Medios generates de fonjentar la agricultura, animar
Ia industria y proteger el co,rtercio en un pals agri.
cultor. Memoria leIda el iS de junio de 1796. Frag.
mento.
[Educacin de las niflas}
"Igualmente so deben poner escuelas gratuitas para las niæas
donde se les enseæarÆ la doctrina cristiana, a Jeer, escribir, coser,
bordar, etc., y principalmente inspirarles el amor al trabaj o para
separarlas de Ia ociosidad, tan perjudicial o. mÆs. en las mujeres
que en los hombres, entonces las jvenes aplicadas usando do sus
habilidades en sus casas o puestas a servicio no vagarIan ociosas,
ayudarIan a sus padres, o los descargarIan del cuidado de su
sustento; lej os do ser onerosa en sus casas Ia muititud de hij as
harIa felices las familias; con ci trabajo de su manos se irlan
formando peculio para encontrar pretendiente a su consorcio:
criadas en esta forma serIan madres de una familia Ætil y aplica
da; ocupadas en trabajos quo les serIan lucrosos tendrIan retiro,
rubor y honestidad. DebIa confiarse el cuidado de las escuelas
gratuitas a aquellos hombres y mujeres que por oposicin hubie
sen mostrado su habilidad, y cuya conducta fese de pIzbiico y
notorio irreprensible, ademÆs do que dos de los seæores concilia
rios que se comisionasen por esta Junta cleblan ser los inspectores
para velar sobre las operaciones de los maestros y maestras.
"No me olvido de lo til que serIa ci establecimiento de escue
las de hilazas de lana, para igualmente desterrar Ia ociosidad, y
remediar Ia indigencia de Ia juventud de arnbos sexos y esta Junta
deberla igualmente tratar do quo se verificase en todos los lugares
39
Mernoria citada. Fragmentos.
r
.
CAPITULO 2
LA EDUCACION EN EL PERIODO REVOLUCIONARIO
1810-1820
La revoiucion del 25 tie Mayo tie 1810 unpiico un cambio
inmediato en la situacion politica del Virreinato del Rio tie la
Plata, con la constitucion del Primer Gobierno Patrio Pero ci c&
estado social, moral, reiigioso y cultural tie la cx colonia no cam
lao inmediatamente Durante varios albos se contznuo viviendo en
ci imsmo mundo espiritual tie antalbo
El nuevo estatio politico -que sustituyendo a un virrey por
una junta tie gobierno origino un nuevo derecho basado en la r
soberania del pueblo- provoc un proceso que, al mismo tiempo
que renovo Ia estructura social del pals, genero nuevos ideales
Estos nuevos ideales poco. a poco ilevaron a un cam bio en ci
orden cultural e hicieron senhir, a la minorza ilustrada dirigente
de La Revolucin, La necesidad tie una nueva concepcin educa
tiva, adaptada a las caracteristicas tie Ia novel organizaciOn poiItica.
La nueva concepciOn educativa no llegO a cristalizar en se- z
guida. Por un lado, se opusieron a ella las preocupaciones de la
guerra tie la Independencia, que polarizaron todos los esfuerzos.
Por otro lado, los planes tie re/ormÆ, apoyados casi siempre en
teorias tie pensadores franceses, se estrellaron. contra Las caracte
risticas bÆsicas dci pals. Por eso, producida la Revolucin, In
educacin continu desenvoiviØndosg en un mitndo informado
por las mismas ideas que hemos encontrado en los ditimos affos
tie in colonia. Es decir, esas ideas origin.adas en ci enciciopedismo
frances que, a travØs tie pensadores espafioles, se conocierOn y
dijundieron entre nosotros.
Pero In Revolucin, que ampli ci horizonte espiritual tie los
hombres produciendo en ellos una conmociOn y tiespertdndolcs
nuevos ideales, hizo posible que lentamente sŁ Juera estructuran
.
.
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
41
nueva concepcin educativa que, reuniendo elementos
do
colonuzles y revolucionarios, afirmo los fundamentos tie nuestra
educacia republica’z.
En ejecto, al dejar ci pueblo de ser vasallo de un rey para
convertirse en duelb de sus destinos, al reemplazar el gobierno
absoluto POT Un regimen democrdtico y’ representativo, a la edu
cacim se Ic impuso una nueva /uzalidad: formar la conciencia
ciudadana.
Beigrano, en ci Reglamento que dictara para las escuelas
que fundo en ci None, expres clararnente, al re/erirse a los
deberes del maestro, en quØ debfa consistir esta formacion ciu
dadana. El lflaeStTo -decba- debe preocuparse por inspirar. a
su alumnos "amor al orden, respeto a Ia religion, moderaciOn y
clulzi&ra en ci trato, sentimiento del honor, amor a Ia virtud y
a las ciencias, horror al vicio, inclinacin al trabajo, despego del
interØs, desprecio tie todo io que diga tie profusion y lujo en el
corner, vestir y demØs necesidades tie 16 vida, y un espiritu naclo
,zal que haga preferir el bien pblico al privado y estimar en mds
la.calidad tie americano que la de extranfero".
Para realizar estas finalidades educativas Izabia que fomentar
la educaciOn, extendiendo sus beneficios para que liegasen tam
biØn’ a los habitantes tie Ia campafla. Era necesario elevar al
rnagisterio, mejorÆndo su situacin econmica y social. Era indis
pensable implantar un nuevo concepto disciplinariof Era preciso
dotar a la enseibanza tie nuevos libros tie texto, mds en armonia
con las circunstancias y Ia meta educativa perseguida. En suma,
habia que liberar a la educaciOn del peso, que se consideraba
abrumador, tie las tradiciones coloniales.
Sin embargo, lii situaciOn mental y social del pais, las cxi
gencias del momento y la carenci.a tie recursos se opusieron a los
pro pOsitos renovadores que en materia educacional tavieron los su
cesivs gobiernos revolucionarios. Pero en la gestin tie todos ellos
se evidenci que tenian clara nocin de la importancia tie la edu
cacin; de ahi ci a/an tie hacer posible la con.secuciOn tie las nuevas
Jinalidades educativas. Esto se puso en evidencia en ci proceder
de. los gobiernos revolitcionarios: dejaron casi en ci desamparo los
est,ablecirnientos educacjonales coloniales y se preocuparon por
.establecer escuelas espciales, que nunca trataron tie vincular con
esos establecjrnjencos tradicionales.
42
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
MANUEL HORACIO SOLARI
1. DIFUSION DE IDEAS EDUCACIONALES
Jdea,s educacionales de Mariano Moreno. Influido por ci pn
samiento filosfico dcl siglo xviii, Mariano Moreno 1778-1811
puso de manifiesto una confjanza absoluta en la eficacia de la
educacin y demostr un profundo interØs por los problemas de
la instruccin pib1ica, pues reconoci. la necesidad que de la
educaci6n tenIa ci nuevo orden politico establecido por la Revo.
‘ucion.
La instalacin de la Primera Junta, en su sentir, habIa pro.
ducido una revolucin en las ideas, pero *esta renovacin corria
ci riesgo de ser transitoria si no se desarrollaba una intensa
accin educacional que la afianzase. "Si los pueblos no se ilustran,.
Si flO se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que
vale, lo quc puede y lo que debe, nuevas iluiones sucederÆn a las
antiguas y despuØs. de vacilar algizn tiempo entre mu incertidumbres,
scrÆ tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranla".
para asegurar la conservacin del nuevo rØgi
En coæsecenci,
men se hacIa indispensable formar la conciencia del pueblo, ilus
trÆndolo. Unico medio de lograrlo era desarrollar una intensa
accin educacional.
Pero, para Moreno, la accin educacional no debla circuns
cribirse al terreno meramente escolar. -Tan importante como la
educacin escolar era la obra educativa del libro y del perioclis
mo. Por eso fund lÆ Biblioteca Puiblica, "uno de los signos de
Ia ilustracin de los pueblos y el medio mÆs seguro para su
conservacin y fomento", con ci objeto dc facilitar a los ciuda
danos un medio para aumentar sus conocimientos; public una
reimpresin de El contrato social, "catecismo de ios pueblos
libres", con ci fin de ilustrar a los hombres sobre sus intereses
y derechos; y, consciente del derecho del pueblo de conocer la
conducta de sus representantes, cre La Gaceta de Buenos Aires,
cuyas columnas utiliz para "dar acceso a la verdad y a la intro
duccin de las luces y de Ia ilustracin", con ci propsito de for.
mar e informar al pueblo.
Concebida con tal amplitud la accin educacional, ci secre
tario de la Junta se apresur a seæalar ci prirpio esencial de
la nueva concepcidn educativa republicana :* tener por base y
fundamento Ia libertad, que es la promotora e inspiradora del
-
ii
43
.engrandmient0 de los pueblos. "Los pueblos si no se les da
una absoluta franquicia y libertad correrÆn dc error en error y
de preocupacin en preocupacin, y harÆn la desdicha de su
eXisteflcia presente y sucesiva".
No existiendo libertad, Moreno no podia concebir ci progreso
ni ci adelanto de las artes y de los conocimientos Iitiles, pues "se
seguirÆn respetando los absurdos que han consagrado nuestros
padres y han autorizado ci tiempo y las costumbres". En conse
cuencia, Si se oponen restricciones a la libertad "vegetarÆ ci
espiritU como la materia; y ci error, la mentira, Ia prcocupacin,
el fanatismo y ci embrutecimiento harÆn la divisa de los pueblos
y causarÆn para siempre su abatimiento y su ruina".
Era necesario, pues, tratar de crear una nueva institucin
educativa, que reemplazara ci colegio colonial y se adecuara a
las nuevas circunstancias. Los acontccimientos politicos que deter
minaron ci alejamientp de Moreno dcl gobierno y dci pals, no
le permitieron convertir en realidad su propsito. Dc su proyecto
solo sabemos que tenIa la idea de traer profesorcs dcl extranj cr0
con eifinde que preferØntemØnte sobre l base dc conocimientos
dientificos, formaran ci plantel que con los aæos producirla horn
bres que fueran "ci honor y la gloria dc su patria".
AsI Moreno dejO anticipados los principios de la que con ci
tiempo llegarIa a ser nuestra educaciOn republicana.
PrØdica periodistica de Belgrano. En los artIculos que public,
entre marzo de 1810 y febrero de 1811, en ci Correo del Corner
cio, insisti Manuel Beigrano en las ideas que sobre ci comercio,
la agricultura, la industria y la educacin habIa expuesto en las
Memorias presentadas al Consulado de Buenos Aires. Mas, al
escribir sobre temas educacionales, no sc ocup prefercntemente
de la enseæanza profesional, sino que manifesto un interØs fun
.
damental por la instrucciOn pblica.
En el artIculo publicado ci 17 de marzo de 181Q, sostuvo que
la educacin era ci fundamento mÆs sOlido de Ia fclicidad pblica.
Reconocla que en el virreinato existIan escuelas de prirneras
letras, pero destacaba que la educaciOn se encontraba atrasada
debido a que esos establecimientos Øran escasos, carecIan de orga
nizaciOn formal y de inspecci6n y estaban, en muchos casos, en
manos de preceptores ignorantes. "COmo se quiere que los horn
bres tengan amor al trabaj o, que las costumbres sean arregladas,
que haya acopio de ciudadanos honrados, ahuyenten los vicios,
los
45
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENT!NA
si no hay enseiianza y la ignorancia* va pasando de generacin
a generacin con mayores y mÆs grandes aumentos?"
De ahi que sugiriera Ia conveniencia de atender en seguida
a Ia imperiosa necesidad de ilustrar al pueblo, a fin de cooperar
en "la propagacin de los conocimientos y formar al hombre
moral, al menos con aquellas nociones mÆs generales y precisas,
con que en adelante puede ser litil al Estado". Por eso propuso
que se establecieran escuelas de primeras letras en todas las
parroquias de la ciudad y en la campafia; proyect que los
j ueces obligaran a los padres a enviar a sus hij os a la escuela; y
sugiri se obligara a los pÆrrocos a que, valiØndose de los medios
que proporciona su influencia en los espIritus, predicaran acerca
del deber de enseæar a los hij os.
En otro artIculo, publicado ci 21 de julio de 1810, Belgrano
volvi5 a plantear el problema de Ia educacin de la mujer. Sc
preguntaba cmo Ia mujer, que carecla de instruccin, podia
desarrollar las virtudes morales y sociales de sus hijos. "Cmo
formar las buenas costumbres y generalizarlas con uniformidad",
Si ci sexo fernenino: estaba "ondenado aiithperio de las bagatelas
y de la ignorancia". Y afirm que habIa Ilegado Ia hora de que
se arbitrasen "los medios de desviar tan grave daflo, si se quiere
que las buenas costumbres sean generales y uniformes", pues de
Ia mujer depende la educain de la infancia, que es la Øpoca
de Ia vida que deja rastros mÆs hondos.
Para Beigrano, en suma, Ia educacin era el origen de Ia
felicidad piThlica y la palanca del progreso de las naciones, ya
que "sin que se ilustren los habitantes de un pals, o lo que es
lo mismo, sin enseæanza, nada podrIamos adelantar". El pals
tenla pues, seguin Beigrano, necesidad de organizar su sistema
educativo para "echar los fuiidainentos de Sn prosperidad perk
petua".
El padre Castaæeda. Fray Francisco de Paula Castalieda
1776.1832 fue un verdadero apstol de Ia educacic5n popular,
que, consciente de la urgencia que existla de ilustrar al pueblo,
no vacil en Ilevar a cabo violentas campauias periodisticas en
defensa de sus ideas.
Con toda crudeza afirm que "en los alios que ilevamos de
Revolucin no hemos hecho cosa buena", pues, para Øl, los triun
de las armas patriotas eran efImeros porque, no habiØndose
resuelto el *problema educativo, lo Ufl1CO que haclan era "sepultar
en Ia ignorancia a las generaciones venideras".
Para Castafieda, de la instruccin de los nilios y de los jvenes
dependia no solo ci restablecimiento y desarrollo del comercio,
de la industria y de las artes, sino la misma constitucin polItica
del pals. La repblica nunca conseguiria la estabilidad de sus
instituciones a menos que, desde la infancia, se enseuiara a obser
var fielmente cuanto tendiera al bien y utilidad del Estado. Solo
por medio de la educacin serla posible liegar a formar en los
ciudadanos una "segunda naturaleza o’ virtud nacional".
Es que, segn Castaæeda, para que las Ieyes resultasen efica
ces deblan ser precedidas por una buena educacin. De las leyes
no se debe esperar otra cosa que "lo que ellas pueden dar: las
Ieyes por sI solas no pueden contener la disoluciOn de las cos
tumbres cuando liega a hacerse general; las leyes por Si solas
no pueden reglar las necesidades de los pueblos, ni su modo de
vivir: las leyes no pueden obligar a que nos privemos de aquellas
superfluidades que la moda, mÆs poderosa que las leyes todas.
ha introducido por uso general, y ha erigido en necesidades fic
ticias de la vida". Pero todo lo que no pueden las Ieyes, lo puede
Ia Łducacin.
Una buena educaciOn de los nifios, no debIa limitarse al apren
dizaje de la lectura,. Ja escritura, la aritmØtica y los rudimentos
de la religiOn. Segn Castafieda, su plan de estudios debia ser
mÆs amplio e incluir ensefianzas complementarias con informa
ciones cientIficas y prÆcticas, con agregados estØticos msica,
baile y de ejercitaciOn fIsica natacin, equitacin. "Los arte
factos de todo gOnero -decla ci franciscano- tambiOn deben
entrar en el plan de educaciOn".
Aunque las, ideas del padre Castafieda no fueron coronadas
por ci Øxito, su prØdica contribuyO indiscutiblemente a difunclir
Ia conviccin de que era necesaria Ia ilustracin popular.
44
0
.0
*O.
:.
2. LA OBRA EDUCACIONAL DE LOS PRIMEROS
GOBIERNOS PATRIOS
Rejormas y creaciones escol.ares. "Venid que de graia se os
da ci nectar agradahie y ci licor divino de la sabiduria". Esta
leyenda, que Beigrano nianclO inscribir en el escudo de las escue
46
HISTORIA DE LA EDUCAC ION ARGENTINA
MANUEL HORACO SOLARI
las que fundara en el Norte de la repæblica, evidericia el elevado
concepto que los hombres de la Øpoca revolucionaria tuvieron de
la educacin elementaL Para ellos, la escuela. de prhneras letras
no era el modesto establecimiento destinado a ensear los rudi.
mentos del conocimiento; la escuela era Øl mÆs slido cimiŁnto
del porvenir. Sin embargo, durante varios aos la educacin
elemental continu tal como la encontr la Revolucin. Solo se
produjo un cambio de nombre: las denominadas "Escuelas del
Rey" empezaron a ilamarse "Escuelas de la Patria". Es que los
sucesos del momento fueron el gran obstÆculo que no permitieron
que los revolucionarios desarrollaran un amplio programa de
educacin. En realidad, mÆs que las obras, se destacaron las
ideas de los hombres de Mayo.
Producida la Revolucin, la primera medida en materia edu
*cacional fue adoptada por el Cabildo de Buenos Aires. En su
sesin dcl 26 de octubre de 1810, considerando que la situacin
de las escuelas fiscales no era la mÆs lisonj era, resolvi comisio
nar a dos de los regidores, Idelfonso Paso y Pablo Pedro Aguirre,
para que visitaran las cuatro escuelas de primeras letras que
funcionaban en Ia ciudad: San Carlos, La Piedad, El Socorro y
Concepcin. Objetivos de la visita eran: observar los mØtodos de
enseæanza y la situaciOn de las escuelas e informar a los precep
tores que el Cabildo estaba dispuesto a hacer las reformas que
se considerasen convenientes y a recibirlos bajo su protecci&1.
En su sesin del 2 de noviembre, despuØs de escuchar el
informe de Paso y Aguirre, el Cabildo elev un oficio a la
Junta Gubernativa. RefiriØndose a las escuelas municipales sos
tuvo la conveniencia de "uniformar la educacin y organizar un
mØtodo sistemÆtico, que generalmente se siga y adopte en todas
las escuelas", para lo cual solicit se autorizara la ,reimpresin
del Tratado de las obligaciones del hombre; de inej6rar la situa
cion de los preceptores, do establecer la realizacin de exÆmenes
pblicos sobre todas las ramas que comprendla la enseIanza y
de aprobar la concesin de premios a los alumnos que mÆs se
distinguieran, con el fin de estimularlos en los estudios.
Recibido el oficio del Cabildo, el mismo dia la Junta acord
todos los pedidos formulados.
Pocos dIas despuØs, el 12 de noviembre de 1810, los regidores
Paso y Aguirre informan al Cabildo que han visitado las escue
las de primeras letras que funcionan en los convents, habiendo
:5
advertido que estÆn atendidas por legos cuya instruccin se limita
a la lectura Y escritura. Estas escuelas eran, en opinion de los
cabilclalltes, las mÆs i’itiles y necesarias "ya por su permanencia,
como porque es gratuita la enseilanza que en ellas reciben los
de
jflOS pobres". Por eso propuso a la Junta que Ia direccin
estoS establecimientos educacionales fuera ej ercida por sacerdotes.
La Junta dio su aprobacin al pedido formulado y a fin de
inejorar Ia ensefianza impartida en las escuelas conventuales, dis
paso que el nombramiento de cada maestro de scueia debIa
efectuarse "con examen de letras y consecuente aprobacin del
Exmo. Cabildo" y que los religiosos que dirigieran dichas escue
las gozaran de la misma "j ubilaciOn y carrera que los maestros
de las facultades mayores, ofreciØndolŁs ademÆs la proteccin del
gobierno con particularidad".
Estas dos medidas revelan la existencia de una preocupacin
por mejorar la situaciOn de las escuelas y por elevar ci nivel
socioeconOmico de los preceptores. En cuanto a la medida toma
da con respecto a las escuelas conventuales reviste extraordinaria
imp ortania pnesto que implicO, por .primer.a ;VeZ,. la intervencin
y fiscalizaciOn, por parte del estado, dc la enseanza privada.
Solo en 1812, durante ci gobierno del Triunvirato, se crearon
nuevas escuelas elementales en Monserrat, en ios Corrales de
Miserere y en ci barrio de la Resiclencia. Para instalar estas ilti
mas so ocuparon habitaciones de los claustros conventuales pues,
como dice ci acuerdo del Cabildo, en ellos "habla piezas sobra
das para colocar las escuelas".
La preocupacin do los hombres de Mayo por ilustrar al pais
repercutiO en ci interior, dando impulso a la inanifestacin de
afanes en favor de la educaciOn popular. En COrdoba, por obra
del padre Allende renaci ci interØs por la educacin elemental
y, a partir de 1813, durante ci gobierno do Francisco Javier de
Viana, se crearon las primeras escuelas piiblicas municipales. En
Mendoza comenzaron a funcionar importantes escuelas de prime
ras letras, como las de Francisco J. Morales y fray JosØ Benito
Lamas, mientras que en San Juan se instal, en 1816, la escuela que
dirigiO Ignacio Fermin Rodriguez, ei maestro de Sarmiento. Las
provincias del Norte, que pasaban por una situcin. especial
debido a Ia guerra, solo despuØs del triunfo de Salta sintieron
la accin educacional de Belgrano, que fund escuelas de primeras
letras en TucumÆn, Jujuy y Santiago dci Estero.
.
--
Fp
L
1
1:
47
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
Las demÆs provincias sufrieron la accin limitadisima o corn.
pletamente nula de sus cabildos. En ellas las inicas esuelas que
continuaron funcionando fueron las establecidas en los coiiventos.
Nuevo impulso recibi la ensejanza de las primeras letras
durante ci gobierno de Juan Martin de Pueyrredn, que, intcre
sado en reorganizar la educacin pæblica, comenz por verificar
el estado de los establecimientos .educacionales. Los informes que
con tal motivo le presentaron los regentes de estudios de los
conventos, pusieron en evidencia que la ensefianza de las primeras
letras estaba prÆctiamente abandonada.
En cuanto a Ia educacin de las nifias, en la primera dØcada
de la Revoiucin no constituy una inquietud. Continuaron fun.
cionando los estabiecimientos creados en Ia Øpoca colonial -Mo
nasterio de Santa Catalina 1775 y Colegio de Niuias Hurfanas
1776- sin que a ellos se agregara ninguna fundacin oficial.
En este aspecto, el Cabildo se limit a conceder algunas subven
ciones a maestras particulares, como Juana Rueda y Josefa
Carballo.
La faita de preceptores hizo imposible la creacin de escuelas
dc primeras letras. La solucin de este problema, .que dificult
la difusin de Ia enseuianza elemental, se tuvo solo a fines de
1819 con Ia introduccin del sistema lancasteriano.
Nuevo concepto ile la disciplina. La implantacin de un rgi
men disciplinario mÆs en armonIa con la educaciOn de un pueblo
que aspiraba aer libre, irnport un esfuerzo prolongado, que
tuvo su initIhciOn en los primeros aæos de la Revolucin.
La prirnera disposiciOn en esta matera fue adoptada ci 5 de
octubre dØ 1813 por Ia Soberana Asamblea General Constituyen
te, que aboliO el castigo de azotes en las escuelas, por conside
rarlo pen udicial, absurdo e impropio para niuios que se educaban
para ser ciudadanos libres. Por decreto del dIa 9 de octubre se
encarg al Cabildo ci cumplimiento de la mencionada disposi
dOn en las escuelas pOblicas y al. Intendente de Policia en los
estabieŁimientos particulares. Se estabieciO, adems, que los maes
tros que continuasen aplicando azotes. serlan privados de su oficio
y castigados como infractores.
Esta medida, que produj o el descontento de los preceptores
porque los privaba -declan- del nico "recurso pedaggico"
que conoclan, tuvo su antecedente en el Reglamento dictado por
Belgrano para las escuelas que fundara en ci Norte de la repii
blica. En 01, ci vocal de la Junta habIa fij ado ci nuevo criterio
educaCional de la RevoluciOn, estableciendo cpie la ænica peni
tencia autorizada era Ia de poner de rodillas a los alumnos; limi
taba la aplicacin de azotes y su niimero y determinaba que en
njnguln caso y por ningiin motivo ci maestro podia exponer a los
nifios a la vergilenza pæblica.
Disuelta ia Asamblea del Aiio xiii, Ia ignorancia de los macs.
tros hizo que en- ci Estatuto provisional 1815 se anulara ese
decreto ‘que desautoriza a los maestros de Ia enseiianza pOblica
para la correcciOn de sus discIpulos". El Reglamento prvisorio
de 1817 lo restabieciO, peo, en la prÆctica, los castigos corporales
continuaron aplicÆndose en todas las escuelas.
Por eso PueyrredOn, en 1819, orden que se pasaran "Orde
yes ejecutivas a todos los maestros de escuela, asi en los con
ventos como fuera de eilos, bajo las rnis serias conminaciones,
para que jamÆs vuelvan a hacer uso de un oastigo tan ignomi
nioso como bÆrbaro y degradante".
Dc la Opoca revolucionaria queda, pues, como un ideal Ia
supresin de los castigos corporales. Pero ci ideal no pudo con
vertirSe en realidad porqu ei espIritu reaccionario de los precep
tores les impedIa comprender que ci cambio politico debia influir
en Ia educaciOn manifestÆndose en un nuevo sistema discipiina.
rio. Dc ahI que todas las disposiciones gubernativas fueran, en
Ia realidad, letra muerta.
Textos escolares. Los hombres del periodo revolucionario se
preocuparon por mejorar los .libros utilizados en la enseiianza de
las primeras letras que, como en Ia Øpoca colonial, eran escasos
y no ponderables. Pero en este terreno tampoco resultaron efica
ces las medidas que se adoptaron, pues ninguna de las obras
impuestas pudo competir, desde ci punto de vista prOctico, con
las utilizadas en la Øpoc anterior.
La primera manifestacin de este interOs se encuentra en ci
informe elevado al gobierno por ci Cabiido de Buenos Aires, en
noviembre de 1810, sugiriendo la adquisiciOn y adopciOn como
libro de lectura del Tratado dØ Las obligaciones del hombre. Esta
propuesta, aprobada por Ia Junta, tuvo influencia en la educaciOn
elemental, pues ese pequeflo manual de moral cIvica, difundido
en todas las escuelas de primeras letras, permitiO dar a los edu
candos un contenido espiritual uniforme y de acuerdo con las
*nuevas finalidades perseguidas
48
*
*
II
I
7
1
1
-
49
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
Poco clespuØs, Moreno reimprimi El contrato social, destina
do a enseilar a los ciudadanos "el verdadero origen de sus obli
gaciones" y mostrarles "las que correlativamente contralan los
depositarios del gobierno". La Junta crey conveniente que
tarnbiØn los niæos participaran del "gran beneficio que traj o a la
tierra este libro inmortal", y dispuso que se lo usara como texto
en todas las escuelas a partir de los cursos de 1811. Pero esta
resolucin, completamente inadecuada pues ponIa a los niuios
frente a una obra que no estaban capacitados para entender, fue
anulada por accin del Cabildo, que consider el libro de Rousseau
como "intil, superfluo y perjudicial".
De ahI que en la realidad escolar se continuaran usando, des.
puØs de 1810, los mismos libros que se utilizaron durante la
Øpoca colonial.
Organizacin del gobierno escolar. La primera organizacin
escolar que existi en la provincia de Buenos Aires despus de la
Revolucin de Mayo se remonta a la Øpoca del Directorio, cuando
el gobernador intendente de Buenos Aires, don Manuel Luis Oh
dei’ign a ios preceptores Rufino Sanchez y Francisco J.
Argerich para que preparasen un reglamento para las escuelas
de la campafia.
Este reglamento, que fue aprobado en 1816, estableci el
principio de la obligatoriedad escolar, encomendando a los alcaldes
y curas que lo hicieran cumplir con todo rigor; determi1n ci
contenido de la enseæanza y los procedimientos a que debia ajus
tarse; y, a fin de facilitar la concurrencia de los alumnos a la
escuela, dispuso que el perlodo de vacaciones anuales debla coin
cidir con la Øpoca en que los nilios se encontraban ocupados en
las tareas agrIcoias.
Posteriormente se ampli esta reglamentacin, disponiØndose
el establecimiento, en cada partido de la provincia, de una Junta
Protectora que, constituida por el alcalde, el cura y un vecino,
tuviera como misin vigilar el funcionamiento de Ia escuela del
lugar y recaudar fondos para su sostenimiento.
Asi, las escuelas de la campauia, en la provincia de Buenos
Aires, quedaron bajo la fiscalizacin de Juntas Protectoras. Las
escuelas de la ciudad, en cambio, continuaron dependiendo del
Cabildo, el cual anualmente designaba a dosregidores -a los
que se denominaba "diputados de las escuºlas"- para que se
ncargasefl de proponer las medidas que juzgaran mÆs adecuadas
para el mej oramiento de los establecirnientos de primeras letras.
Hasta 1817, a pesar de los pocos medios disponibles debido
a la situacin politicoeconmica, la enseuianza elemental tuvo
algn desarrollo: Buenos Aires cont con siete escuelas fiscales de
primeras letras y a Ia de LujÆn -la iinica que existIa en la
campaa en 1810- se habIan agregado las de Moron, Sin
Isidro, San JosØ de Flores, San Fernando, ChascomÆs y Ensena.
cia de BarragÆn.
Este desarrollo de la educaciOn elemental hizo pensar en la
conveniencia de unificar ci gobierno de las escuelas de Ia ciudad
y de la campaæa. Para ello, el Cabildo de Buenos Aires resolvi,
ci 31 de octubre de 1817, crear el cargo de Director General de
Escuelas, para el cual designO al cannigo Saturnino Segurola.
La primera preocupacin de Segurola fue dictar reglamentos
para las escuelas de la ciudad y de la campaa, los cuales no
alteraron. la organizacin escolar existente. No obstante, subra
yaron algunas cuestiones relacionadas con los maestros al esta
blecer que su designacin debIa efectuarse. mediante- examen. ante
una comisin designada a! efecto y dos maestros; que los docentes
debian evitar ci ultrajar a ios niIIos con dicterios o estropear
los mediante castigo; que debIan distinguir a los niæos por
su mOrito particular y no por ci influjo o comodidad de sus
padres. Pero, al lado de estas disposiciones cuya enunciaciOn
evidencia un progreso, ambos reglamentos seiialaban- que los
maestros debIan cuidar que los niuios "decentes" no se -mezclaran
con ios de bajo color, es decir, con negros o mulatos. Esto de.
muestra que todavIa tenia plena vigencia ci prejuicio racista que
venia de Ia colonia.
Estas medidas de organizaciOn escolar tuvieron innegable
efecto, pues regularizaron el funcionamiento de las escuelas que,
*hasta entonces, se habIa desarrollado de acuŁrdo con Ia voluntad
de cada maestro.
Actividades de indole patritica. Durante Ia primera dØcada
de la revoluciOn las escuelas de primeras letras conservaron, en
lo substancial, las caracterIsticas que hablan tenido durante la
Øpoca colonial. Sin embargo, en 1812 se produjo un carnbio fun* damental, que consistiO en Ia. orientaciOn nacional que se introdujo en las escuelas elementales, al imponerse a preceptores y
alumnos actividades de Indole patritica.
50
:1
s-;
-
is
51
I
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
Tal medida, adoptada por el Triunvirato, consisti en orcienar
que todos los dIas, al finalizar las actividades escolares, en las
escuelas debla cantarse un himno patritico y, un dia por semana,
maestros y alumnos debIan concurrir a Ia Plaza de la Victoria
y, airededor de la PirÆmide, entonar los himnos de la Patria.
Enseuianzas especiales. Durante el perIodo 1810-1820 se asisti
en materia educacional a una serie de esfuerzos aislados que,
aunque orientados en distintos sentidos, tendieron a una misma
meta: acentuar el contenido cientIfico de la educacin, buscando
en la difusin de este tipo de conocimientos la base para el des
arrollo del pals.
La Junta Gubernativa inici sus creaciones educacionales el
18 de julio de 1810, auspiciando la Academia de Mzsica, dirigida
por Victor de la Prada, pues consider que eran dignos de fomen
to "los establecimientos de las bellas artes, que siempre han mere
cido la proteccin de los gobiernos ilustrados".
En agosto cre la Escuela de MatemÆticas, destinada a los
jvenes que se dedicaran a la milicia, con el objeto de instruirlos
en losprincipios de la carrera xnilitar yfaciitarles recursos para
que pudieran "ganar a los pueblos con el irresistible atractivo de
su instruccin, de su moderacin y virtudes sociales". Su plan
de estudios fue redactado por Felipe de Sentenach, bajo cuya
direccin funcion hasta 1812, en que se cerr debido al fusila
miento de su director, complicado en Ia conspiracin de Alzaga.
El Triunvirato, inspirado por Rivadavia, expuso el pensa
miento dominante en el gobierno, en Ia Gaceta Ministerial del 19
de eæero de 1813, con las siguientes palabras: "El gobierno ten
dna que responder de los males que inutilizarlan los frutos de
una libertad tan costosa, si abandonara *el fomento de las cien
cias". Por eso dispuso, en eI mes de mayo, la creacin de un
ln$tituto Medico, que funcion de acuerdo con el plan que le
trazara el doctor Cosme Argerich. Con esta creacin ci Triunvirato
confiaba completar "aquella Øpoca de esplendor, que consiguen
los estados libres por las ciencias, la industria y Ia libertad de
comercio".
La necesidad de formar ci mayor nÆmero posible de cirujanos,
indispensables para la asistencia de los muchos heridos de los
ejØrcitos en campafia, determin que el Instituto se transformara
en Instituto Medico Militar. Solo seis aos de vida tuvo la insti
tucin; es decir, dur lo indispensable pÆra que pudieran ter
minar sus estudios los alumnos que se hablan iniciado con ci
primer curso. Aunque reducida, su accin fue eficaz, ya que form
un pequeflo pero valioso ncleo de cirujanos que sirvi activa
mente en los ejØrcitos libertadores.
En 1815 el Consulado de Buenos Aires abri una Academia
de Dibujo, inspirada y dirigida por ci padre Castafieda, que
considerando el dibujo como "la madre y maestra do todas las
demÆs artes", se preocup por hacer comn el dibujo "no solo
en esta ciudad y suburbios, sino tambiØn en toda nuestra
campaiia".
La existencia de la Academia fue suinamerite difIcil en los
primeros tiempos, pero las dificultades econOmicas pudieron
solucionarse gracias a Ia activa intervencin de Castaæeda, que
consiguiO fuera publicado su discurso inaugural de la Academia
y vendido a beneficio de Østa, recurso con ci que iogr reco
lectar mØs de quinientos pesos.
Por decreto del 20 de enero de 1816, ci directOr Alvarez
Thomas dispuso Ia creacin de. la Academia de MatemÆticas y
Arte Militar. Preceptor y director dci establecimiento fue nom
brado Felipe Senillosa 1794-1858, quien se habIa incorporado
al pals en 1815 por sugerencia dc Rivadavia, que en esa Øpoca
desempeflaba funciones diplomÆticas en Europa. A poco de mi
ciadas las clases, el nuevo Director. Supremo, Pueyrredn, puso
al frente de la Academia a JosØ Lanz -conocido en Europa por
sus trabaj os sobre mÆquinas y mecanismos-, quedando Senillosa
como segundo director.
El plan dc estudios, que se desarrollaba en dos aæos, fue
superior a los establecidos para las anteriores escuelas. Pero lo
mÆs importarite *fue ci espiritu que presidio Ia ensefianza: Seni
Ilosa sacrific el brillo a la solidez de los conocimientos y, mØs
que cultivar la memoria, se preocup pot desarrollar ia razOn
de los alumnos.
La Academia funicion6 hasta 1821. Durante esos aflos prestO
servicios a la cultura y a la causa de la independencia, a la que
suministrO oficiales ilustrados.
Concluyeron las creaciones de establecimientos de ensefian
zas especiales realizads en Ia primera dØcada revolucionaria con
la. fundacin de la Academia defurisprudencia, que dirigiO el doc
tor Manuel Antonio Castro 1772-1832. En realidad, no fue un
centno dc estudios jurIdicos sino una organizaciOn destinada a
52
-
53
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIADE LA EDUCACION ARGENTINA
facilitar la realizacin de prÆcticas de abogacIa a los que presen
taban el tItulo de bachiller, licenoiado o doctor en derecho civil,
tItulos que no se podIan obtener en Buenos Aires. La aprobacin
de la prÆctica forense permitla obtener el tItulo de abogado.
El dean Funes y los estudios universitarios. Gregorio Funes
41749-1829 deipiIes de graduarse en teologIa y recibir las rde
nes sagradas, pas a Espaæa donde estudi derecho civil en la
Universidad cle AlcalÆ. De regreso a su patria fue nomibrado
rector de la Universidad de Crdoba, cargo en el que lo sorpren
di la Revolucin.
El Plan de Estudios que en 1813 presenh5 al claustro univer
sitario, lo revel como un espIritu culto y abierto a las ideas
innovadoras de la Øpoca. En el memorial que lo acompaii efectu
una crItica agucla a la orientacin de los estudios superiores, cr1tica que no fue exagerada pues, desde la expulsion de los jesuitas,
Ia Universidacl de Crdoba habia perdido su tradicional prestigio.
SegÆn el dean Funes, los estudios se hallaban "corrompidos con
todos los vicios de su siglo", pues se reducIan a "razOnamientos
pur.aniente -humanos, sutilezas y sofismas engaiiosos". En efecto,
la dialØctica enseæaba "a formar sofismas, n a discernir con
acierto"; la fIsica, "Ilena de formalidades, accidentes, cuestiona
mientos, formas y cualidades ocultas", se basaba en estos medios
para explicar todos los fenOmenos; la teologla, en fin, que cons
titula una "mezcla de profano y espiritual", se ocupaba de "cues
tiones frIvolas e impertinentes" y se habIa olvidado del estudio
de los Padres de la Igiesia.
PropOsito del dean fue infundir nueva vida a los estudios.
Para lograrlo, sostuvo que era preciso aprovecIarJas luces de
la modernaedad". De ahI que ponderara Ia necesidad de la
mateniafia para el estudio de la iIsica, ma’teria que, segin decla
raba, era necesario enfocar con criterio prÆctico j experimental
"pues los microscopios, los barOmetros y los termrnetros son
instrumentos i FYopsito jue los silogismos para descubrir
la verdad". Fiel a la ortodoxia reconociO, sin embargo, que el
estudio de la teologIa debIa "conservar la base que le dio Santo
TomÆs", pues esta discipliiia "no debe gran cosa al desarrollo
de las ciencias experimentales". Finaimente, sostuvo que no de
blan dejarse a un lado los fundamentos tradicionales de la educa
ciOn, pues serla sumamente peligroso para ci pals que lo inundara
el "torrente de esas falsas doctrinas que invaden Europa". Por
sobre todas las cosas era preciso, en consecuencia, cuidar que no
se apagase "la antorcha de la revelacin que guIa al hombre
mortal por los caminos que ha dispuesto Dios conducirle".
El plan de Funes .estabieciO una divisiOn de los estudios en
rØjiatorios y superiores Los primeros, que serian cursados
en el Colegio de Monserrat, debIan comprender: grarnÆtica cas
tellaifa 3r Tiatina, matematica, fisica y teologla Los estudios supe
riores debIan orientarse hacia la teologIa y la jurisprudencia.
Aprobado por el Directorio en 1814, ci plan estuvo vigente
hasta 1822, si bien en 1818 sufri modificaciones en lo que res
pecta a Ia orientacin y distribuciOn de las materias. Con Øl se
consolid en la Universidad la tendencia iniciada por la Revolu
dOn de intensificar los estudios de carÆcter cientIfico, que en
la Øpoca colonial hablan ocupado un piano secundario.
JLos s1zthssecundario En los primeros auios de la Revo
luciOn, los estudios preparatorios, de tipo secundario, se Øfec
tuaron casi exclusivamente en las aulas de algunos conventos,
pues desde las invasiones inglesas el Colcgio de San Carlos habla
quedado desamparado, alser dºstinado su local para cuÆrtel de
tropas. Por eso pudo decir Moreno que "cuatro alios de glorias
han minado sordamente Ia ilustracin y virtudes que las produ
jeron", pues los jOvenes "atraldos por ci brillo de las armas,
que hablan producido nuestras glorias, quisieron ser militares
antes de prepararse a ser hombres".
Durante el gobierno del Triunvirato se autoriz al preceptor
Rufino Sanchez a establecer en el local de San Carlos una escuela
destinada a brindar a los jOvenes cursos preparatorios. Y en
1813 la Asamblea refundi ci Colegio y ci Seminario, mientras
una de sus comisiones internas se ocupaba de la preparaciOn de
un plan general de estudios. Pero la disoluciOn de la Asamblea
dejO en suspenso este proyecto.
En
ci director Juan Martin dc Pueyrredn se propuso
restablecer ci antiguo colegio, pues creIa que "a pesar de las
atenciones de la guerra", era necesario "proporcionar una edu
oacin slida, uniforme y universalmente extendida a nuestros
jvenes para que a su vez puedan servir de esplendor y apoyo a
su naciente patria, con la sabidurIa de sus consejos, con Ia pureza
y suavidad de sus costumbres". Lo hizo creando ci Cotegio de
la Union del Suo,,. que bajo Ia direccin del doctor Domingo de
Achega se inaugur ci 17 de julio de 1818.
54
-
55
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
El plan de estudios era mÆs amplio que el del Colegio de San
Carlos, pues se introdujo la enseæanza de lenguas vivas inglØs,
frances e italiano, filosofIa e historia natural, cÆtedra para la
qi.e Tue designado el cØlebre naturalista frances Amadeo Bon
pland. Pese a la introduccin de esos contenidos cientIficos, Ia
educacin sigui siendo fundamentalmente religiosa. AsI, la cons
titucin del colegio seæalaba que "Ia vida cristiana virtuosa es
Ia primera base en que debe descansar todo establecimiento de
educacin para Ia juventud". Por ende, estableci que era una
obligacin del rector "cuidar que sus alumnos cumplan con sus
obligaciones de cristianos y que se encaminen a la virtud por los
medios que suministra nuestra santa religion". Y con toda pro
lijidad estipulaba que "a estŁ intento [el rector] seialarÆ los
dias y fiestas principales en que los colegiales deben confesar y
comulgar en comunidad; cuidarÆ igualmente de hacerles cum
plir con el precepto de la misa y dispondrÆ que en algunos dIas
del aæo se les hagan algunas plÆticas morales, reprimiendo los
vicios o abusos que se noten mØs frecuentes".
No obstante la evidencia de que el Colegio de laJnin del
/ Sud estaba regido por la misma mentalidad que habla imperado
en Ia colonia, en la cÆtedra de filosofIa a cargo de Juan CrisOs
rothaIJTfnuJ 1Z9j824, se produce un hecho insolito Los
pensamientos del joven catedrOtico, agresivos para la escolOstica,
rean inquietudes que pronto condujeron a controversias y es
cÆndalos. A esta circunstancia doctrinaria debe aliadirse el hecho
de que Lafinur seculariza la enseæanza de la filosofIa, al rom
per una doble tradicin: que la cÆtedra fuera dictada por un
sacerdote y que las lecciones fueran impartidas en latin.
A pesar del interOs que despertaban sus lecciones y la estima
cin que le dispensaban los alumnos, el clima Tue cada vez me
nos propicio. Por ello Lafinur decidiO abandonar la cÆtedra
En el interior del pals, el Colegic.
Manserrczt, dependiente
de Ia Universidaci de COrdoba, mantuvo el carÆcer de estable
cimiento dedicado a los cursos de repeticin par los alumnos
que cursaban estudios superiores. SOlo en 1814, con la aplicaciOn
del plan del dean Funes, se organizaron en Øl estudios de carÆc
ter preparatorio.
Mendoza se destacd por su prØocupaciOn por establecer una
institucin de enseæanza secundaria. Pacientes y prolongadas
Østiones, iniciadas en 18O3 por JpaquIn de Sosa y Lima e im
pulsadas por el general JosØ de San Martin, lievaron a Ia fun
dacin del Colegio de la Sant ,na-T4nidad en. noviembre de 1817.
el gobernador coronel Luzuriaga
Al anunciar su Tacin,
expres a sus conciudadanos que ton ios estudios establecidos se
abrIan "las puertas a la abundancia, al poder y al valor", pues
all1 los j Ovenes aprenderian "Ia importancia del heroIsmo y de
cuÆnto puede sublimar Æl hombre sobre los demØs seres que,
como sabØis bien, s fruto del estudio y Ia ilustracin".
En el colegio de Mendoza, por prirnera vez en un estableci
miento de esta Indole, no se incluy la ensefianza de la teologIa.
En 01 funcionaron cÆtedras de filosofla, latIn, fIsica, matemOti
ca, geografla, historia, dibujo y francØs
56
‘.
57
3. DOCUMENTOS V TESTIMONIOS
I. Oficlo del Cabildo de Buenos Aires a Ia
Junta Gubernativa: 2 de noviembre de 1810.
V
"Nada hay mÆs digno de la atencin de los magistrados, que
proveer por todos los mgdios que dependan de su arbitrio la
mejora de Ia educacin pæblica. Este Ayuntamiento, que asI lo
conoce y se halla por otra parte inflamado el mÆs ardiente de
seo de lienar en toda su extension los deberes de su cargo, cree
no cumplirla con uno de los mÆs sagrados, si descuidase de proveer el adelantamiento y progreso de Ia enseiianza de la juven
tud. Con este objeto e informado de que no era Ia mÆs lisonj era
la situaciOn de las escuelas de esta Capital, dio ComisiOn a dos
de sus regidores para visitarlas, observar su mØtodo y circuns
tancias, e informar en el acto a los preceptores a presencia de
los mismos niiios, los sentimientos de que en Łsta parte se hallaba
animado el Ayuntamiento, sus deseos de hacer las reformas y
variaciones convenientes, y su disposicin de recibirles bajo su
inmediata protecciOn y auspicios. La exacta diligencia de los co
misionados ha correspondido a las justas esperanzas de esta cor
poracin. Ellos la han instruido de la necesidad de proveer de
remedio a ramo tan interŁsante, han manifestado Ia conveniencia
de uniformar la educacin y organizar un mOtodo sistemÆtico,
que generalmente se adopte y siga’ en todas las escuelas; y dando
principio a tal til modificacin -han piesehtado el pequeæo libro
MANUEL HORACIO SOLARI
58
*
a fin de que impetre de V.E. el permiso
necesario para su reimpresin, quedando este Cabildo encargado
de repartirlo por una vez a los niiIos pobres de todas las escue
las y obligar a los hijos de padres pudientes a que lo compren
en la Imprenta, debiendo los macstros recoger los que se dis
tribuyan a los discIpulos pobres, cuando por conclusion de sus
tareas escolares o por otro motivo dej en de asistir a la escuela;
de manera que teniendo este Cabildo por muy acertado el pen
samiento, se dirige a V.E. en solicitud de permiso para la consa
bida reimpresiOn. Los mismos comisionados han prevenido a los
preceptores y a los discIpulos que en diferentes tiempos del aæo
que se acompafIa
han de dar los æltimos en este Cabildo un examen sobre todos
los ramos que comprenda el mØtodo de enseæanza que se le ha
de prescribir, y que han de distribuirse premios a los que m*Æs
se- distingan entre los que se eligieren para este acto, con cuya
prevencin han quedado iiiflamados unos y otros, y serla muy
conducente que para causarles mayor estImulo, se hiciese expre
sin
de esta circunstancia en nuestra Gaceta. Como los pre
ceptores no - estÆn, suficientemente dotados con la renta de tres
cientos pesos, y den para casa, resulta que las escuelas no estÆn
bien servidas, y por la misma razn se halla vacante, hace aio
y medio, la del partido de La Piedad. Lo que hace presente este
Ayuntamiento a la Superioridad de V.E. para que, si lo consi
dera acertado, se les selialen seiscientos pesos por enseIianza y
casa, pues se ha observado, que como es tan limitada la asigna.
cin para el -lquiler de Østa, se hallan escuelas en piezas muy
estrechas e indecentes, donde no pueden colocarse con desahogo,
ni ejercitarse con comodidad los niuios de sus. departamentos".
IL Reglamento para las escuelas del Norte, redactado
por Manuel Belgrano.
ArtIculo 10 - Habiendo destinado, con aprobacin del Supremo Poder
Ejecutivo, el fondo de los cuarenta mu pesos fuertes que me concecli6 en
premio Ia Asamblea Constituyente por su Soberano Decreto de ocho de
marzo de este aijo, para que con sus rentas se doten cuatro escuelas, una
en Tarija, otra- en esta ciudad y las dos restantes en TucumÆn y Santiago
del Estero, le seæalo a cada una *de ellas el capital de diez mu pesos, para
que del rØdito anual de quinientos se le paguen cuatrocientos pesos de
sueido al maestro, y los ciento restasites se destinen p’.ra papel, plumas,
*
Tratado de las obligaciones del hombre.
I
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
59
catecismos para los t-ffi de padres pobres que no tengan
tinta, libros
Si hubiese algtin ahorro se emplŁard el sobrante en pre
costearlos.
cmo
mios, con que se estimule el adelantamiento de los j6venes.
Art. 2 - EstableciØndose estas escuelas bajo la proteccin inmediata,
jnspeccin y vigilaricia de los Ayuntamientos, el pago do sueldos seflalados
se harÆ por mitad en cada seis meses por conducto del. Gobernador del
pueblo, del Alcalde de primer voto, y del Regidor mds antiguo, con
jntervencin del SIndico, quien solo tendth la facultad de representar,
a oponerse a Øl, cuando el maestro no haya cumplido sus deberes. Los
mismos individuos entendethn en la. inversion de los cien pesos destinados
para auxilio de los nifios pobres; en la distribuciOn quo se haga de los
i’itiles que se compren con elios y en el repartimiento de los premios.
Art. 30 - La provisiOn de estas escuelas so harÆ por oposiciOn. El
Cabildo publicarÆ un aviso convocatorio, que se harÆ saber en las ciuda
des mds inmediatas; admitirÆ los memoriales de los opositores con los
documentos que califiquen su idoneidad y costumbres; oirO acerca de dos,
al SIndico Procurador; y cumplido el tØrmino de la convocacin, que nunca
serÆ menor de veinte y cinco dIas, nombrarO dos sujetos de los mÆs capaces
e instruidos del pueblo, para que ante ellos, el Vicario EclesiÆstico y el
Procurador de la ciudad, se verifique la cposicin psThlicamente, en el
dia 0 dias seflalados. Los Vocales y el Procurador infor-marÆn juntos o
separadamente al Ayuntamiento acerca del tmØrito do la oposiciOn y cir
cunstancias de los pretendientes,, y con-. ci -informe que Øste tenga. por
conveniente, me dard cuenta de todo para hacer el nombramiento, debiendo
los mismos vocales inforinarme tambiØn en derechura cuanto juzguen con
ducente al acierto de la eiecciOn. DespuØs de mis dIas serÆ Østa del resorte
del Cabildo, procediendo siempre Ia oposiciOn ptiblica en los terminos
indicados.
40
oposicin,
n-ueva
abrir
Ayuntamiento
podrO
afios
el
Art.
- Cada tres
y convocar opositores si ]o tuviera por conveniente o hubiere proposicin
do mejorar .de maestros. El que ha servido o desempeSado Ia escuela, en
igualdad do mØrito y circunstancias deberO ser preferido.
Art. 59 - Se ensearO en estas escuelas a leer, escribir y contar, la
gramdtica castellana, los fundamentos de nuestra Sagrada ReligiOn, y la
Doctrina Cristiana por el catecismo de Astete, Fleuri y el compendio de
Bouget; los primeros rudimentos sobre el origen y objeto do la sociedad,
los derechos del hombre en Osta y su obligaciOn hacia ella y al gobierno
que la rige.
Art. 6 - Cada seis meses habrÆ - exÆmenes piiblicos a presencia de
los mismos individuos ante quienes se verifique la oposiciOn. A los jOvenes
que sobresalgan se les dath asiento de preferencia, algØn premio o dis
tinciOn de honor, procediØndose en esto con justicia.
Art. 70 - En los Domingos de RenovaciOn y en los dIas de rogaciones
puiblicas, asistirOn todos los j6venes a la Iglesia presididos de su maes
tro; oirdn la misa parroquial, tomardn asiento en la banca que se les
destine y acompaSarOn Ia procesiOn do Nuestro Amo. Todos los domingos
cuaresma concurrirÆn en Ia missna forma a ofr la misa parroqulal y las
exhortaciones o plÆticas doctrinales tie su Pastor.
60
MANUEL HORACIO SOLARI
Art. 8 - En las funciones del Patrono de Ia ciudad, del aniversario
de nuestra regeneracin politica, y otras de celebridad, se le darÆ asiento
al maestro en cuØrpo de Cabildo, reputÆndosele por un padre de Ia Patria.
Art. 90_ Todos los dias asistirdn los fdvenes a misa conducidos por
su maestro; al concluirse la escuela por la tarde rezarÆn las IetanIas a la
Virgen, teniendo por patrona a Nuestra Seæora de las Mercedes. El sdbado
a la tarde le rezarÆn un tercie de rosario.
Art. 10. - Se entrarÆ en la escuela desde el mes de octubre hasta ci
do rnarzo, a Ia siete por Ia maæana, para salir a las die; y a las tres de
la tarde para salir a las seis; y desde ci xnes de abril hasta el de septiem.
bre, a las ocho de Ia maflana, para salir a las once, y a las dos de la
tarde para salir a .las cinco.
Art. 11. - Los que escriban, harÆn sio dos planas al dIa y ninguna
pasarÆ de una plana de cuartilia. El tiempo sobrante despuØs de la plana,
so destinarÆ a que lean en libros, aprendan la Doetrina Cristiana, Ia Ant.
mØtica y Ia GramÆtica Castellana.
Art. 12.
TemdrÆn asueto general ci 31 de enero, 20 de febrero, 25
de mayo y 24 de septienibre, uidando ci maestro de darles una idea
interesante de los mernorables sucesos que han hecho dignos estos dias de
nuestra grata memoria; tambiØn lo ten.drdn ci dIa del maestro, ci primero
de enero que es ci de Sn fundador y los jueves por Ia tarde.
Art. 13. - Las maanas de los jucves y tardes de los eÆbados se
destinarn al estudio de ‘merneria del Catecisnio de ‘Astete, que se usa
en nuestras escuelas, y a explicarles las doctrinas por el de Bouget.
Art. 14.- Los sÆbados por la maæana se consituirÆn las bandas
semanales que deberÆn promoverse hasta que haya premios con que esti
mular a la juventu.d al mayor adelantamiente; pero sin que se saquen, ni
aun cc designen porros como ha side antes de costumbre.
Art. 15. - S&lo se podrÆ dar de penitencia a los jvenes que se hin
quen de rodillas; pero por ningl’ln motivo se les expondrÆ a Ia vergiienza
pblica, haciendo que Se- pengan en cuatro pies, ni otro cualquier modo
irnpropio.
Art. 16. - A ninguno se le podrÆ dar arriba de seis azotcs per defec
tos graves; y sdlo por un hecho que pruebe mucha malicia, o sea de muy
malas consecuencias en la juventud, se le podrÆn dar hasta doce, haclØn
dole esto separado de la vista de los dernÆs j6venes.
Art. 17. - Si hubiese alg joven de tan mala i’ndole o dØ costu-mbres
tan corrompidas que se manifieste incorregible, podrÆ ser despedido secre
tamente de Ia escuela eon acuerdo del AlcaicFe de primer vote, del Regidor
mÆs antiguo y del Vicario de la ciudad, quienes se reunirÆn a deliberar
en vista de io que previa y privadamente les informe ci preceptor.
Art. 18. - El maestro procurarÆ con su conducta y en todas sus expre.
siones y modos inspirar a sus alumnos amor ai orden, respeto a la reii
gin, moderacin y duizura en el trato, sentimientos de honor, amor a Ia
virtud y a las ciencias, horror al vicio, inclinaci6n al trahajo, despego del
interØs, desprecio de todo lo que diga a profusion y lujo en ci corner,
vØstir y demÆs necesidades de Ia vida, y un espIritu nacional que lea
I
I
itt:
I
I
*"-l
:t
HISTORIA DE LA EDUCACON ARGENTINA
61
haga preferir ci bien pblico al privado, y estimar en mÆs Ia ealidad tie
ameriCaflo que Ia de extranjero.
Art. 19. - Tendrd gran cuidado en que todos se presenten eon aseo
en sU persona y vestido; pero no permitirÆ que nadie use luju. aunque
sus padres puedan y quieran costearlo.
Art. 20. - Sc tijardn a Ia puerta de Ia escuela las armas de Ia
Soberana Asamblea General Constituyente.
Art. 21. - Los Aytintamientos cuidai’Æn de Ia puntual ohediencia de
este Regiamento y de todo Jo relativo al buen orden y adelantamiento de
estas escuelas, a cuyo efecto los regidores se tnrnarÆn por semana para
‘isitarias, y reprender al maestro tie los defectos que adviertan. Cada uno
en ci Cabildo sigUiente a Ia semana que Ic haya correspondido por turno,
darÆ parte a! cuerpo por escrito de to que hubiere notado en Ia visita; y
‘e archivarÆ otro parte para que sirva de constancia de Ia condueta del
maestro por Jo que pudiera convenir.
Art. 22. - Me serd facultativo nombrar cuando lo tenga por conve
niente tin sujeto que haga una visita extraordinaria de estas escuelas.
Me reservo asirnisnio Ia facoitad tie hacer las mejoras que ci tienipo y Ia
experiencia indiquen, para perfeccionar este Regiamento. Jujuy. mayo
25 de 1813.
:
I
CAPITULO 3
LA EDUCACION EN LA EPOCA RIVADAVIANA
1820 1827
-
La Øpoca de Rivadavia representa en la Jiistoria de la educa
don argentina an perIoclo de radical renovacin. Como ministro
del gobernador Martin Rodriguez primero, y como presidente
de La Nacin ,nÆs tarde, Bernardino Rivadavics 1780-1845 aco
meti ci es/acrzo de crear an nuevo clima cultural, imponiendo
las prentaciones que prevaleclan en los focos de la civiiizacin
europea, impuLsando Las investigaciones jurIdicas y sociales y Los
estuclios Jiistricos, proinoviendo ci desarrolto de las ciencias,
creando instituciones educacionales, trayendo al pals a maestros
extranjeros, adquiriendo instrumental cientlfico para ia investiga
cin y Ia ensetianza, acrecentando La literatura didÆctica y reno
vando las bases y orientaciones de La. ins truccin pzThlica.
Siguiendo las ideas de Los hombres de Mayo, ci genial esta
dista habla expresado: "La instruccin pÆ.bLica es La base de
todo sistema social bien reglado, y cuando La ignorancia cubre a
Los habit,antes de an pals, ni las autoridades pueden con saceso
prornover Sn prosperidad, ni ellos mismos pueden proporcionarse
Las ventajas reales que esparce ci imperio de Las leyes". Logica
fue, POT tanto, su preocupacin por impu;Lsar una renovacin edit
cacional, a La que siempre consider como una de Las cuestiones
que era menester afrontar inmediatctmente en nuestro pals, ycs que
los males que nos afligian tenlan su origen en ci descuido con
que se Jzabian mirado los establecimientos educacionales y en la
falta de ilustracin de los habitantes de nuestro territorio..
Sn acciOn de gobernante hizo de esta Øpoca un perlodo de
hondas trans/ormaciones y de re/ormas verdaderamente rev olu
cionarias, cuyos frutos pudieron recoger -despuØs dc Ia noche
de La tiranla- Las generaciones posteriores a Caseros.
:1
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
1.
63
IDEAS INSPIRADORAS DE LA ACCION DE RIVADAVIA
Conceptos enunciados durante su actuacin en ci Triunvirato.
La accin de Rivadavia en favor de una renovacin educacional
tuvo su primera exteriorizacin durante su actuacin como se
cretario de Guerra del Triunvirato. A la orientacin teocrÆtica
de la educacin colonial quiso oponerle una nueva orientacin
cientIfica, que abriera horizontes y caminos a la juventud. Por
iniciativa suya se dict el decreto del 7 de agosto de 1812, que
dispuso la creacin de un nuevo establecimiento de educacin
que enseæara todo lo concerniente a la prosperidad pblica -cle
recho politico, ciencias exactas, geografIa, mineralogia, economIa
polItica, dibujo, arquitectura, idiomas- y a! cual se incorpora
rIan profesores traidos de Europa para el dictado de asignaturas
que nunca se habian enseæado entre nosotros. Su sostenimiento
se asegurarla levantando una suscripcin pblica en todas las
provincias.
De acuerdo con sus ideas -enunciadas en los considerandos
del mencionado decreto-, "la fuerza, la intrepidez y ci misino
amor a la independencia, no bastan para asegurarla, mientras ci
error y la ignorancia presidan los destinos de ios pueblos y mien
tras se descuide el fomento de las ciencias". Para asegu-rar el
triunfo de los ideales revolucionarios no bastaba derrotar al Ælti
mo de los tiranos, no era suficiente vencer al enemigo externo;
tambiØn era preciso derrotar al enernigo interno, sacudiendo "el
fardo de las preocupaciones y absurdos que hemos recibido en
patrimonio". Esto se lograrIa nicamente por medio de la difu
sin de una nueva cultura, que nos hiciera conocer "lo que somos,
lo que poseelnos y lo que debemos adquirir". Vale decir, la di
fusion de la ilustraciOn, de acuerdo con una orientaciOn cultural
que armonizase con los ideales de la nueva Øpoca, permitirla
arrasar con todo vestigio de l colonia: romper "las tinieblas en
las que hemos estado envueltos durante tres siglos".
La creacin del nuevo establecimiento educacional era, por
eso, "el Ænico medio de realizar las ventajas que se han enun
ciado tan repetidas veces; sin Øl, las mÆs sublimes tareas no
pasarÆn de la esfera dc las bellas quimeras, y nuestro inmenso
territorlo permanecerÆ, como hasta aquI, reducido en una estØril
soledad".
MANUEL HORACIO SOLARI
64
La revolucin del 8 de octubre tie 1812, que ocasion Ia cal
da del gobierno, no permiti que pudiera ilevarse a la prÆctica
este programa de renovacin educacional.
El ideologismo de Rivadavia. La misin diplomÆtica que se
le encomend despuØs de su actuacin en el Triunvirato, que lo
oblig a una permanencia de mÆs de cinco afios en Europa, per
miti a Rivadavia seguir de cerca la actuacin de publicistas ii
berales como BenjamIn Constant, vincularse con estadistas como
ci marques de La Fayette, frecuentar el trato de economistas
como Jeremiah Bentham y. estrechar amistad con filsofos como
Destutt tie Tracy. Con estas influencias y la formacin clÆsica
que habIa adquirido en las aulas del Real Coiegio de San Carios,
Iogr organizar un cuerpo de ideas, amplias y orgÆnicas, que
orientaron su accin de gobernante hacia la realizacin de prin
cipios y obj etivos civilizadores.
La IdeologIa -que Rivadavia conoci a travØs de su amis
tad con Destutt tie Tracy y que ejerci extraordinaria influencia
en sus ideas- fue una orientacin del pensamiento que a fines
del siglo xviii alcanz gran difusin en Francia. Reaccionando
ante los excesos del racinalismo, no se limit al planteamiento
tie problemas puramente especulativos; descendi a Ia aplicacin
de sus principios para la soluciØn de problemas polIticos, econ
micos y sociales. Afirm la soberanla del Estado, defendi Ia
absorcin por ci gobierno de las grandes funciones sociales; pro
pugno ci culto tie la ciencia y concibi la educacin como el me
duo por excelencia para moldear el intelecto.
Las soluciones prÆcticas e inmediÆtas que .brindaba Ia Ideo
logla y su fe en ci progreso y en la accin civilizadora tie las
minorlas, atrajeron a Rivadavia, porque en ellas visiumbr el
medio tie resolver los agudos problemas que se planteaban en
nuestra sociedad. Por eso, la accin reformadora de Rivadavia,
deliberadamanete europeizante, abarcØ todos los aspectos tie la
vida piblica, ya que tie acuerdo con su inspiracin ideologista
crey6 que por rnedio tie decretos ‘podia organizar definitivamente
ci pals.
Su poiltica liberal y reformadora -que no fue coronada por
ci Øxito inmediato, aunque se perpetu en obras fecundas- encontr resistencia en los caudullos y en los sobrevivientes del
regimen colonial, porque es innegable que choc con Ia realidad
del pals. Como destacara Paul Groussac, lo que le falt fue "re
-
*
1’l
;:t
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
65
correr ci interior, donde en contacto con las masas selvÆticas y
apenas modificadas de las antiguas encomiendas, pudiera estu
diar iii situ la verdadera estructura dcl pals que estaba Ilamado
a gobernar". Por eso, Bernardino Rivadavia fue vencido por la misma realidad que querIa transformar y, en acto de abnegacin
suprema, resolvi alejarse del pals.
2. ACCION EDUCACIONAL DE BERNARDINO RIVADAVIA
La ensenanza de las primeras let ras en 1820. El estado de
educacin
pblica al iniciarse Ia gestin ministerial de Riva
la
davia en el gobierno de Martin Rodriguez, fue consecuencia de
los sucesos internos y externos que hablan obstaculizado Ia ac
cin educacional tie los primeros gobiernos patrios.
La educacin elemental, en particular, era sumamente pre.
carla, como Jo atestiguan los artlculos publicados en La Gaceta
a comienzos tie 1821. AsI, en ci artIculo del 31 tie enero, se decla
que Ia generacin siguiente habrla de maldecir ci abandono en
que se encontraba la enseanza, pues "nada hay inÆs atrasado
en ci dIa que la educacin, y en nada se piensa menos". Pocos
dias despuØs, ci 7 tie febrero, afladla: "Nuestros hijos no son
instruidos, o son mal instruidos en leer, escribir y contar. En el
pueblo no estÆ generaiizada esta ensefianza primordial. La cam
paIi carece de ella enteramente. Hombres honrados y tie fortuna,
ciudadanos capaces de hacer servicios itiles a su patria no saben
leer un papel piThlico". Y en ci nuimero siguiente, completando
ci cuadro que pintaba ci abandono de la educacin elemental, se
ffalaba que "a excepcin tie un corto nuimero de nilios... Ia
muchedunthre o es abandonada ai ocio o decidida a ocupaciones
extraæas a su edad y de todos modos condenada a la ignorancia".
Ante tal situacin, Rivadavia concret su afØn tie difundir Ia
ilustracin en la masa del pueblo, con ci obj eto de elevar su ni
vel intelectual.’ Para do, implant6 ci sistema lancasteriano como
medio prÆctico de solucionar ci problema tie Ia Łducacin popular,
organiz ci gobierno de la enseiianza primaria y cre la Socie.
dad tie Beneficencia, para. incorporar a la mujer a! movimiento
de reforma social y extender, bajo el control del Estdo, la edu
cacin, femenina.
* El sistema lancasteriano. La preocupacin por extender la
66
-
MANUEL HORACIO SOLARI
educacin al mayor ncimero de niæos habIa tropezado hasta en
tonces con dos serios obstÆculos: la situacin econmica, que no
permitIa disponer de todos los recursos que habrIan sido nece
sarios para ci sostenimiento de los establecimientos de enseIianza,
y la faita de educadores, ya que era muy reducido el nmero de
personas capacitadas para dirigir las escuelas. El sistema lancas
teriano, al resolver en forma econmica el problema de la falta
de educadores, permiti realizar la anhelada extension educativa,
capacitando a mayor nhimero de individuos para la vida social.
En 1815 se tuvo entre nosotros el primer informe del sistema
lancasteriano, mediante una noticia que publicara La Gaceta
sobre ci decreto de NapoleOn Bonaparte implantando ci sistema
en Ia escuela primaria francesa. SOlo a fines de 1818, con la lie.
gada de Diego Thompson, se tuvo un conocimiento ms cornpleto
del sistema.
Thompson Ileg a nuestro pals como delegado de Ia "Socie
dad Lancasteriana" de Londres, y en seguida,. desde las Co.
lumnas dc La Gaceta, hizo conocer los resultados que se hablan
obtenido en distintos palses europeos con la aplicaciOn del. sis
tema dc Lancaster. Ta! fue el interØs que despert ci sistema, que
el Cabildo de Buenos Aires resolvi autorizar a Thompson, en
agosto de 1819, a fundar una escuela modelo y a instruir en ci
sistema lancasteriano a los preceptores de Ia ciudad.
La actuaciOn de Thompson originO muchos conflictos. El
mÆs importante fee promovido por los "maestros ayudantes"
-que eran los que, secundando a los maestros, practicaban Ia
enseflanza preparÆndose asI para presentarse luego a examendebido a que, con Ia aplicacin del sistema, fueron reemplazados
por los "moriitores". Otro conflicto lo caus ci peligro que para
la fe aigunos vieron en la difusin del sistema lancasteriano,
dado que Thompson, que tambiØn era agente de la "Sociedad
BIblica Inglesa", acostumbraba hacer aprender de memoria a los
nilios pasajes de la Biblia, que extractaba en forma de lecciones.
Pero este peligro nunca se consider grave. Lo prueba el hecho
dc que ci convento principal dc la orden franciscana fue Ia sede
donde se efectuaron las reuiniones de la Sociedad Lancasteriana,
fundada por Thompson.
Estos conflictos y las resistencia que Ic opusieron los precep
tores deterininaron, en .1821., ci alejamiento de Buenos Aires del
introductor del sistema Lancaster.
H1STORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
67
En 1822, por decreto de Rivadavia, ci mØtodo
de enseiianza
de Lancaster fue implantado en todas las escuelas
de Ia provincia.
La posterior contratacjOn de Pablo Beladia y su
designacion como
Director General de Escuelas, permiti que ci
sistema de ense
jjanza mutua -denominacjn que cc generalizo
entre nosotrostuviera una mayor difusin.
Beladia, con ci fin de afianzar Ia aplicacin
del sisteina y for..
mar un nuevo magisterjo que pudiera reemplazar
al que actua
ha desde la Øpoca colonial, plane Ia fundaciOn
de una escuela
modelo para preceptores. ProyectO establecer
la concurrencia obli.
gatoria de los maestros de las escuelas de Ia
ciudad, durante dos
horas diarias, con ci fin de que aprendieran
ci mecanismo del
sistema. Pero Ia falta de recursos y Ia
hostilidad manifjesta de
los maestros hicieron que ci proyecto quedara
encarpetado. Tal
situacin origin Ia renuncia del educador
espaiioi.
Aunque tardIa, fue rÆpida en ci interior del
del sistema lancasteriano. La iniciO Thompson pals Ia difuslOn
cuando cc esta
bleci en Cuyo. Pocos afios despuØs comenzO
la fundacin de es
cuelas lancasterianas -en- la mayorIa de lasprovincias;
Es indudable que Ia implantacin del
sistema dc Lancaster
permiti dar uniformjdad nietdica a Ia
ensefianza elemental, que
hasta entonces habia vivido librada a!
criterlo particular de cada
preceptor. AdemÆs, hizo posible la extension
de la educacin a
Ia campauia. Pero taznbiØn cs indiscutible
que ci sistema contri.
buy a provocar ia crisis que, inmediatamente
despues del aleja
miento dc Bivadavia, se produj o en Ia
enseliariza de las primeras
letras.
-
Gobiermo de Ia enseIianza elemental. La
supresin del Cabildo
de Buenos Aires, dispuesta por ci gobierno
de Martin RodrIguez
despues de los tumuItos de octubre de 1820,
determinO Ia crea
don de nuevos organismos destinados- a
suplir Ia secular insti
tuciOn en ci cumplimiento de sus funciones
especIficas.
El 11 de diciembre d0 1821 se encargO al
jefe de policIa ci
ejercicio de las funciones municipales, confiÆndoseje
expresamente
entre ellas Ia estadIstica de Ia provincia. Con
tal motivo se de
termin que ci rector de Ia Universidad, los
regentes de estudios
de los conventos y los n-iaestros de las escuelas
pOblicas, oficiales
y privadas, debIan remitirle trimestralrnente estadIsticas
referen
tes a los alumnos de arnbos sexos que frecuentaran
tales estable.
cimientos. En cuanto al problema que planteaba
la direcciOn de
-
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
las escuelas do prixneras letras de varones, anteriormente a
del Cabildo, se le dio una solucin provisional con la designa.
cin jiel doctor Saturnino Segurola como Inspector General de
Escuelas.
Ai’organizarse la Universidad do Buenos Aires so concentr
en ella toda Ia educacin pæhhca y, con toclas las escuelas ele.
mentales de Ia ciudad y do Ia campaæa, se constituy el Departa.
mento de Primeras Lotras. a cuvo frente so puso coino prefecto
a! doctor Juan Manuel Aguero.
de las escuelas de primoras letras a
La
Universidad, al rnismo tiempo que eentraiiz su direccin. per.
miti que recupcraran ci prestigio que hahIan ido perdiendo e
los iiltimos ailos. Ello se debi. fundarnentairnente, a la preocu
pacin del doctor Antonio SÆenz, primer rector dc la Universidad de
Buenos Aires, que incansablernente visitaba las escuclas para es
tar a! corriente de sus necesidades. Su alan cle difunclir escuelas.
preferentemente en la campafla, fue apovado en todo Inomento
por Rivadavia, lo cual permiti quo Ia educacin elemental alcan.zase-eI .pocos aflos una extension hasta entonces no sospe
chada.
Durante su presidencia, Rivadavia continuO la obra que habla
comenzado como ministro, compietando el andamiaje aciministra
tivo de las escuelas de primeras letras. En jun10 de 1826. con e1
propsito de mejorar el magisterio, determin quo para ci ejer
ciclo do la docencia era preciso acreditar "moralidaci e inteligencia
en el sistema de la enseæanza mutua" v comprometerse a no
abandonar el puesto, ‘aun con permiso, sin dejar a algirna persona
competente que lo reemplazase. Al mcs siguiente, deseando resol
ver el problma de la faita do edi{icins para escuelas. encargO al
Departamento de Ingenieros Ia confecciOn cle los pianos v pro
supuestos pertinentes.
La fecundidad educacional de la poca dc Rivadavia. permi
ti un desarrollo extraordinario cle la ensciianza do las primeras
letras: al comenzar el gobierno do MartIn RodrIguez, Ia provin
cia tenla un total de 14 escuelas publicas: al abandenar Rivadavia
la presidencia, ci nimero de escudas ascefldJa a 49. Esta obra
fue destruida en Ia Opoca siguiente: Ia anarquIa y Ia urania des
organizaron el regimen escoiar, ilevando Ia eclucaciOn pIbIica a
un estado de decadencia que habla do prolorigarse hasla 1853.
La Sociedad do Bene/icencia. La fundaciOn de ia Sociedad
do Beneficencia, efectuada por Rivadavia ci 2 de enero do 1823,
fue un hecho de extraordinarias consecuencias ImpulsO la accin
de la mujer en un Æmlnto mÆs amplio que el circulo de la vida
familiar y, por ese medio, buscO quo su influj o se hiciera sentir
en la sociedaci provocando un niejoramiento en las costunil3reS
que, en los alios de la revoluciOn, so habIan ido relajando como
resultado de las continuas alternati.vas politicas Su fundaciOn
seflalO una nueva orientacin en la educacin femenina que se
efectu baj o el control del Estado
Hasta entonces, la educacin de las niflas se realizaba al
inargen de toda vigilancia del Estado. Para las clases pudientes
existIan las maestras particulares y el monasterio de Santa Cata
lina, pero las niflas de familias pobres quedaban a! margen de
esta accin educacional. Do ahI que la extension de la educaciOn
a las nthas do las clases menesterosas fuera la preocupacion fun
damental de la Sociedad.
Aunque el decreto do su creaciOn estableci quo era obliga
ciOn do la Sociedad inspeccionar "las escuelas do niflas y todo
establecimiento dirigiclo al bien de la muj er", ci reglamento apro
bado por el gobierno la facult para crear escuelas para niflas,
ademÆs de encargarle la reorganizacin del Colegio de Nffias HuØr
fanas.
El establecimiento do escuelas para niflas tropezO con la faita
do elementos. Pero ci entusiasmo de las damas quo integraban Ia
Sociedad, en especial de Maria Sanchez de Mendeville, supliO Ia Ca
rencia do medios y, a! mismo tiempo que iniciaron la creacin de
escuelas, estabiecieron los reglamentos. quo debIan regir la vida
do esos establecimientos y determinaron los deberes y derechos
quo implicaba la superintendencia quo Ia instituciOn ej ercIa sobre
ellos. TambiØn tratO la Sociedad de Beneficencia de resolver el
problema de la faita do maostras; para ello fundO en la parroquia
do Monserrat un colegio do ensefIanza superior, cOn ci propOsito
do: que en sus aulas se formaran las. futuras educadoras.
Desde 1826 Ia acci6n de la Sociedad se extendio a la campafia,
siendo fundadas las primeras oscuelas para niuias en San Jose de
Flores, San Isidro, San NicolÆs, Chascomuis, LujÆn y San Antonio
de Areco
!Colezo de Ciencias Morale En el programa reformador de
lugar importante Ia organizaciOn do la ense
Iianza secundaria, que intontO estructurar en dos escueias paralelas:
-
-
68
70
MANUEL HORACIO SOLARI
Coegio de Cienci4rs Moras para la instruccin clÆsica y Colegio
de ciºncias Naturales para la instruccin cientIfica.
La falta de elementos y materiales no permiti que se concre
tara este intento rivadaviano de bifurcacin de Ia ensefIanza se
cundaria. S1o pudo fundar, por decreto del 23 de abril de 1823,
el Coleglo de Ciencias Morales, destinado a reemplazar al colonial
Colegio de San Carlos que Pueyrredn liabia reinstalado con la de
nominacin de "Colegio de Ia Union del Sad".
El pals, de acuerdo con el pensamiento de Rivadavia, necesi
taba "no sOlo hombres de ciencia, sino hombres preparados para
la vida social y polItica". De ahl que el nuevo establecimiento no
debIa limitarse a ser un jnstituto de instruccin preparatoria: de
bla aspirar a ser an colegio de educacin fisica, social, moral y
clÆsica. Por ello, a fin cle "destruir en su raIz el egoIsmo que por
16 general infunde la educacin aislada", persuadir a los alumnos
de "la imperiosa necesidad de practicar constantemente todo lo
que se lee enseiie" -y perniitirles que gocen de "los halagos de los su
yos, cultiven su amistad y formen relaciones con sus conciudada
nos", el reglamerito los autorizaba a frecuentar paseos y diversiones
pblicas y a pasar las vacaciones al lado de los suyos.
Preocupacin de Rivadavia fue dane un carÆcterntal
la RepÆ.
nuevo establecimiento, extendiendo sue
blica a fin de convertinlo en u
f
peradoia
de Ia tarea
de lograr nuestra unificacin espiritual. Con tal propsito conce
diO becas completas, para costear Ia educacin, ropa y pensiOn,
de seis j Łned5 cada una de las provincias. AsI, en el Colegio de
Ciencias Morales se fue formanclo.el s.entimiento nacional de la
nueva generaciOn que, muy pronto, tendrIa ocasin de distinguirse
eu las luchas contra ci tirano Rosas.
La accin educadora privada. La accin educadora privada, a
cargo preferentemente de profesores franceses e ingleses, comenz
a desarrollarse intensamente a partir de 1825 -y, segn el apoyo
que el pæblico le presto, tuvo una duracin rnÆs. o menos prolon
gada.
Distinta fue Ia orientacin pie los educadores franceses e in.
gleses imprimieron en los establecimientos que fundaron. Los pri
/ meros, tendieron esencialmente a Ia formaciOn cultural de los alum
nos; los ingleses, en cambio, trataron de dar una formacin emi
nentemente prÆctiea.
Los profesores traIdos de Francia por Rivadavia iniciaron su
HJSTORIA DE LA EDUCAC1ON ARGENTINA
71
actuaciOn alternando el dictado de sue cÆtedras
universjtanjas con
lecciones pnivadas. MÆs tarde, al abandonar Ia
enseæanza oficial,
la mayorla do ellos establecieron "academias", en
las que ensefla
ron disciplinas que hasta entonces no se hablan
difundido entre
nosotros. Brodart, profesor de frances en Ia Universidad,
inaugurO
en 1825 Ia Academia de kngua francesa y teorla
comercial; Euge
nb Arthaud y Francisco Curel establecjeron una
Escuela de Co.
mercio; e Ignacio Ferros abri Ia Academia
clÆica de idioma. La
seæora Pierreclau, por su parte, fundO Ia primera
Academia para
ninia, que fue seguida por la creada por Ia
seæora Curel, en cuyo
establecimiento Ia enseæanza comprendIa idiomas
castellano, fran
cØs e ingles, aritmØtica, historia, geografla,
dibujo, moral, filoso
fla, costura y bordado.
En 1827 comeuzO la creacin do establecjmjentos
educacjona..
les destinados a los niæos y niæas de Ia colectividad
inglesa, con
Ia creacin de Ia Buenos Ayrean British School
Society, en Ia que
so apiic ci sistema lancasteniano. Poco despuØs,
Bradish estable
do Ia Academia literaria y comercial, que mÆs
tarde se denomin
Academia comercial imglesa,* -destinada ‘a suministrar
aquellos Co.
nocimientos que eran indispensables para las
operaciones mer
cantiles. En ella, a los varones so les enseflaba
matemÆtica, geo
grafla, idiomas, caligrafia, correspondencia
y tenedurla de libros;
y las j venes apron dIan gramÆtica inglesa, escritura,
aritmØtica y
costura.
Un plan semejante sigui Ia Academia Argentina,
fundada por
Ramsay y Hull. MÆs tarde, al transformarse en
Academia de las
Provincias Unidas bajo la exciusiva direccin
de Ramsay, intro
duj o la enseæanza de Ia moral y de Ia doctrina
cristiana. Desde ese
momento dejO de ser frecuentada exciusivamente
por miembros
do Ia colectividad inglesa y acudieron a sus
aulas los hijos do las
principales familias de Buenos Aires.
Otro establecirniento privado quo adquirio
importante desarro.
ho fue ci Ateneo, fundado por Francisco Curd
y Pedro de Ange
us, erudito napolitano quo traldo al pals por Rivadavia,
mÆs tarde
se puso al sorvicio do Ia tiranla. El plan
de estudios del Ateneo,
quo se desarrohlaba en tres alios, comprendla
Ia enseæanza de idio
inas, filosofla, historIa, geognafla y matemÆtica.
Cursadas ostas
matenfas, se continuaba con las- dc la canrera
cornercial: tenedurIa
de libros, cambio, nociones de derecho y
economia poiltica.
i.
72
MANUEL HORACIO SOLARI
3. UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
A ntecedentes de sn creacin. El proyecto de establecer una uni
versidad en la ciudad de Buenos Aires se remonta a Ia Øpoca colo
nial cuando, durante el gobierno de VØrtiz, se pens destinar a su
sostenhiniento las rentas producidas por los bienes que hablan
pertenechlo a la CompaIa de Jesus. Pero su creacin, dispuesta
por Real CØdula de 1799, no lleg a efectuarse. Fue sIo en el
Congreso de Tucumn donde adquiri forma y se concret Ia idea
de efectua su fundacin.
Juan Martin de Pueyrredn, en efecto, propuso al Congreso,
el 18 de mayo de 1819,. la ereccin provisional de una universi
dad. A su juicio, no era posible demorarla -"sin grave perjuicio
y Łscandalosa injusticia"-, ya que habian pasado los tiempos en
que "como no era el interØs de los virreyes el fomento de las den
cias en America, Sc contentaron con fundar ci Colegio de San Car
los", dejando sepultada en el olvido la iniciativa de crear una
universidad. El proyecto del Director Supremo fue aprobado por
el Congreso, previo estudio de una comisi6n que en su dictamen
destac que no era posible dilatar por mÆs tiempo la fundacin
de un "establecinilento tan til al pals y tan deseado de estos
habitantes". Mas, los acontecimientos politicos y Ia anarqula im
perante, que pronto lleyaron a la disolucin del Congreso y a Ia
calda del Director, impidieron que Ia fundacin pudiera realizarse.
El viejo anhelo solo pudo concretarse durante Ia administra
ciOn que, como gobernador de la proviæcia de Buenos’ Aires, pre
sidiO el general Martin RodrIguez. Por decretc,,,.s1e,iecha 16 de f
brero de 1821, elpresbItero Antonio Æenz, 1780-1825 -que
por encargo de Pueyrrecli habia ajustado un concordato con el
obispado y pryectado Un reglamento para instalar la universidadfue designado "comisionado del gobierno para establecer un estu’dio
general", con amplias facultades para proceder a la organiza
ciOn de los departamentos que integrarlan dicha casa de estudios.
Para convertir en realidad ci proyecto tantas veces postergado,
SÆenz celebrO un acuerdo con el Consulado por el ‘cual se convino
Ia transferencia al nuevo establecimiento de las aulas de matemØ
tica, piotaje, comercio, inglØs, frances y dibujo, y acord que,
se reconocerIan como catedrÆticos de la universidad a los profeso
res del Instituto Medico. Poco despuØs redact el proyecto de or-
HISTORfp. DE LA EDUCACION ARGENTINA
73
ganizacin de los departamentos y solicitO
al
cediera a designar a los prefectos que habrlan gobierno que pro
de presidirios.
Por decreto del 13 de junlo de 1821 se
efectuaron los nombra.
mientos de prefectos, que recayeron en las
siguientes personas:
Manuel Antonio de Castro, Academia de
Jurisprudencia; CristObal
Martin de Montufar, departamento de
Medicina; JosØ Valentln
Gmez, departamento de Ciencias Sagradas;
Vicerite A. Echavarria,
departamento de Jurisprudencia; Felipe
Senillosa, departamento
dc MatemÆticas y .Bernardino Rivadavia,
departamento de Estu
dios Preparatorios Se determinO,
ademÆs, que la reuniOn de los
prefectos, con un padrinopor cada facuitad,
constituiria ci Tribu
nal Literario, cuya presidencia ej ercerla
ci rfr,argo para ci
que fue designdo ci prsbitero .SÆenz.
Constituido el Tribunal Literarlo, previo
juramento de los pre
fectos ante ci rector y de Øste ante el
nnistro de gobierno, todo
quedO preparado para Ia inauguraciOn de
la universidad. Pero un
cambio en la constitucjOn del ministerio,
que llevO a Ia cartera de
gobierno a Bernardino Rivadavia, dio un
nuevo impulso y espiritu
a Ia creacin, que no quedo como una
fundacin aislada sino que
pasO a integrar ci cuadro general’ de las
reformas culturales ,que
se Hevaron a cabo en ese momento histOrico.
Ereccin y organizacion de la Universidaci.
EI’jde agosto de
1821 se dict el Edicto de ereccim de
la Universjtd de ‘Buenos
‘Aires, suscripto por ci gobernador Martin
Rodriguez y su minis
tro Bernardino Rivadavia, documento’
importantIsjmo de nuestra
historia educacional pues en Ø se sintetizaron
ideas fundamentales
sobre Ia estructura y funciOn de ‘Ia ensefianza.
superior.
Despues de recordar los antecedentes de
Ia creaciOn -Real
CØdula de 1799 y proyecto de PueyrredOnci edicto seæalO que,
restablecjda Ia tranquilidad luego de las
agitaciones del ailo 1820,,
el gobierno debIa cumplir ,uno de sus
deberes prirnordiales: aten
der a Ia instrucciOn y educacjn publicas.
La .fundacin respondla,
por lo tanto, a una necesidad social
ypolItica: era una reacciOn
de Ia cuitura contra la barbaric. Esta
interpretaclOn anticipa, de
acuerdo con Ia autorizada opiniOn de Ricardo
Levene, "un aspec.
to de las contiendas civiles y de los
agravios que realiz despuØs
Ia tiranla contra Ia universjdad".
DespuØs de reconocer al presbltero SÆenz como
organizador de
Ia nueva instituciOn y mencionar las
disposiciones por ØI adopta
das, ci edicto erige ‘una Universidad, a la
que reconoce Ia jerar
MANUEL HORACIO SOLARI
H1STORIA DE LA EDUCACfON ARGENTINA
qula, preeminenciaLprerrogativas de las universidades mayores; y
pone a Ia institucin en posesin "de todos los derechos, rentas,
edificios, fincas y demÆs que han estado apilcaclos a los estudios
pblicos y se han servido para sus usos, funciones y dotacin".
Inaugurada solemnemente el l2deagosto de 1821, los estu
dios de la Universidad fueron organizad oIecreto de 8 de
febrero de 1822. Seis departamentos integrabari la universidad:
Departamento de Primeras Letra,s, que agrupaba veintids escue
las elementales: diez de Ia ciudad y doce de la campalia; Depar
tamento de- Estudios Preparatorios, constituido por cÆtedras de
latIn, francs, filosofIa, fisicomatemÆtica y economla politica; Dc
partamento de Ciencias Exactas, que comprendIa una cÆtedra de
dibuj o y otra de geometrIa descriptiva; Departamento de Jurispru-.
ckncia, integrado por las cÆtedras de derecho natural y de gentes
y clerecho civil; Departamento de Meclicina, formado por tres
cÆtedras: instituciones mØdicas, instituciones quirrgicas y cilnica
mØdica y quirrgica; Departamento de Ciencias Sagradas, que
abarcaba las cÆtedras de escritura, dogma y cÆnones, pero cuya
‘Æpertur qued postergada hasta 1825.
Fundamental en Ia organizacin de la TJniversidad fue conce
‘birla como promotora de un sistema general de educacin piThiica,
que abarcaba todos los grados de la enselianza: escuela elemental,
ensefianza secundaria y educacidu superior. A esta caracteristica
se aæadi Ia tendencia a introducir una nueva orientacin cultu
ral, que alej ase a la j uventud de. los estudios puramente tericos,
que hasta ese momento hablan sido los predominantes.
La consagracin del profesorado universitario a la ciencia y
a la cÆtedra fue una preocupacin fundamental de Rivadavia. Reaccionando contra ci mØtodo tradicional dc enseflanza que reducla
la actuacin del profesor a! dictado o al cornentario de un texto,
estableci por decreto dcl 6 de marzo de 1823 ucdÆprofesor
-como obhgacion inherente a su cargo- debia prej5araipara
su publicacin las lecciones dc su curso. El curso debia constar
de dos partes: la primerÆ destinada-a -la exposicin de Ia terIa o
doctrina que se enseilaba, y la segunda dedicada a Ia historia de
la respectiva facultad "desde su origen conocido hasta -el presente".
Esta medida origin un movimiento bibiiogrÆfico didÆctico que,
iniciado en 1823, continu hasta 1827. Gracias a Øl han liegado
hasta nosotros los cursos dictados. por Avelino.. Diaz, Felipe Seni
Rosa, Juan Manuel FernÆndez de Agero, Pedro Somellera, Euse
Ho Aguero, Pedro Carta Molina y, en forma fragnientaria,
los
del doctor Antonio SÆenz, los cuales permiten apreciar el
contenido
de la ciencia en ese momento y ci aporte de Ia Universidad
misma
a Ia ciencia.
74
-
75
4. LA EDUCACION EN LAS PROVINCAS DEL INTERIOR
La educacidn elemental. Durante esta Øpoca, el
movimiento edu
cacional impulsado por Rivadavia tuvo repercusin en ci
interior
del pals. Por primera vez, en Ia mayoria de las provincias,
se en
car ci probleina dc Ia educacin elemental coino parte
integrante
de Ia organizacidn institucional. Entre RIos, Corrientes,
Crdoba,
Mendoza, San Juan, TucumØn y Salta crearon escuelas
oficiales
de priineras letras y constituyeron organismos encargados
de din
girlas. Corrientes afront ci problema de Ia formacin
del magis
terio. Y en todas las provincias, las rdencs religiosas
continuaron
sosteniendo escuelas elementales en sus conventos.
En Santa -Fe, gobernada por Estanislao. Lopez, la
accin oficial
se limitO a la reapertura de Ia escuel de primeras
letras de Rosa
rio, que desde su fundacin no habla podido funcionar
por falta
de preceptor, y a Ia aprobacin de un reglamento
escolar. En Øi
se reconociO al Cabildo ci ejercicio dc Ia supenintendencja
de las
escuelas, se designO al jefe de policIa como inspector
y se definiO
Ia funcjn de la institucin escolar. "CuidarÆ
-decia-- Ia me
jor educacin pblica de Ia juventud, de cuya
primera talla de
ilustracj6n se deducen las habituales, y estas ideas
que se les im
ponen en los mae preciosos momentos del racional, son
las que to
caracterizan benØfico o perjudiciai a Ia sociedad
generahnente".
A las escuelas existentes en Santa Fe, Rosario
y San Lorenzo,
que tuvieron su sede en los conventos de dominicos
y francisca
nos, se ai’iadi la del Rincn de San JosØ, fundada
por ci padre
Castalieda, a Ia que concurrieron alumnos de toda Ia
provincia y
dc Entre RIos. En ella, ademØs de Ia enseiianza
dc las primeras
letras, Castafleda habla instalado talleres dc carpintcrIa,
herrenia,
relojerIa y pintura. Era, pues, una verdadera cscuela
de artes y
oficiOs.
-
-
-
El inquieto franciscano anhelaba ampliar las enseiIanzas
de su
escuela estabiecjendo aulas de latin, geografIa, dibujo
y miisica.
No pudo hacerlo, y al retirarle ci Cabildo, en 1826, la
mensualidad
76
MANUEL HORACIO SOLARI
al sostenimiento de la escuela, abandon su
Entre RIos. Reemplazado pr fray AgustIn
continu viviendo pobremente y, perdiendo
se limit a un establecimiento de primeras
con que lo ayuclaba
obra y se march a
Albarado, la escuela
su amplitud inicial,
letras.
La administracin de Lucio Mansilla inici la difusin cle es
cuelas en la provincia de Entre RIos. Antes de su gobierno Ia ni
ca manifestacin en favor de la educacin fue la disposicin, pu.
ramente terica, de Francisco RamIrez obligando a los comandantes
de campÆæa a establecer una escuela en sus respectivos distritos,
a los padres a enviar a ella a sus hijos y a los sacerdotes a "exhor
tar a los fieles sobre los intereses de la patria y los principios de
la puiblica beneficencia".
A pesar de las dificultades que se presentaban para encontrar
preceptores, el general Mansilla fund escuelas elementales en Pa.
ranÆ, Uruguay, Gualeguay, Gualeguaych, NogoyÆ y Tala y cre
una escuela modelo central en la que se aplicaron los principios
dcl sistema de Lancaster.
Las creaciones de establecimientos educacionales prosiguieron
durante ci gobierno de Leon Sola. En 1824, habiendo comprobado
que los maestros, "faltando a lo que estÆ mandado observar por
un decreto de Ia Soberana Asamblea, y a lo que comanda ci decoro
y los principios del honor y delicadeza con que deben ser tratados
en esta parte de su educaciOn los j venes puestos a su cargo, los
envilecen, usando en las correcciones de la brutal pena de los azo
tes", prohibiO los castigos corporales. Estableci6 que la aplicacin
de "las penas bÆrbaras de los azotes y palmeta para corregir a los
alumnos" serIa castigada con la expulsion del maestro si lo era
cle una escuela pæblica; si lo era de una particular, la infraccin
determinarIa *la clausura del establecimiento.
Corrientes solo comenzO Ia creacin de escuelas elementales
oficiales con ci gobierno de Pedro FerrØ, pues. hasta ese momento
sus antecesores no nianifestaron ningIrn interOs por la educaciOn.
Dc ahI que de 1814 a 1821 lo poco que se hizo en la provincia
fue obra del Cabildo.
FerrØ, en 1825, estableciO Ia obligatoriedad escolar, dispo
niendo que "los alcaldes de barrio obligarÆn a los padres de
famulia a mandar sus hijos a la escuela, y en caso de que se mues
tren remitentes, lo notificarÆn al jefe de policIa para que Øste
pueda hacer cumplir esta disposiciOn". Para hacer posible el cum
I
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
77
plimiento de lo dispuesto, ci gobierno se preocupO por
estable
cer nuevas escuelas y logro instata una en cada villa
y pueblo
cabecera de partido.
El afÆn de FerrØ por extender Ia instrucci6n puiblica a
todos
los lugares do la provincia lo lievO a abordar la cuestin de
crear
el cuerpo docente. No solo proyect formar a! maestro; tambiØn
se preocup por asegurarie "una carrera tan segura como hono
rable, en Ia que los empleos no sean acordados sino a los
talen
tos, y que las recompensas sean ci premlo de los talentos"..
La acciOn educacional desarrollada en ci gobierno,
FerrO Ia
sintetiz en su mensaje de 1827, diciendo: "El gobierno ha
creIdo
que un templo y una escuela en cada aldea debIan ser los
mej ores
monumentos quo Ia provincia levante a Ia libertad".
En Crdoba Ia educacin recibi6 nueva vida durante
ci go
bierno del general Juan Bautista Bustos. Al asumir ci
gobierno,
solo funcionaban en toda Ia provincia dos escuelas, lo
que prue
ha que la obra desarrollada por los gobiernos anteriores
habIa
quedado reducida a Ia nada. Por eso comenzO creando,
en 1822,
Ia Junta Protectora de Escuelas. Integrada por el
rector de Ia
Universidad, ci alcalde de primer voto, el sindico
procurador y
ci cancelaria ms antiguo, tuvo como misiOn la de
fundar una
escuela de primeras letras en cada curato de campaæa,
adaptar a
1a necesidades de la provincia ci sistema lancasteriano
y formar
un fondo propio para ci sostenimiento de los
establecimientos
educacionales. La Junta cumpli su misin.- A partir de
1827,
empero, Ia difIcil situaciOn econOmica por que atravesO
Ia pro
vincia detuvo la difusiOn de establecimientos escolares
y obligO
a la clausura. de algunos de ellos.
Mendoza presenciO una gran difusiOn de establecimientos
de
primeras ietras durante los gobiernos de Godoy Cruz
y Pedro
Molina. La Ilegada de las primeras noticias sobre ci exit0
del me
todo lancasteriano, impuisaron a Molina a patrocinar Ia
funda
ciOn de ia Sociedaci Lancasteriana, que tuvo como finalidad
cli
fundirlo en las escuelas. Los sucesos politicos que perturbaron
Ia
vida de Ia provincia a partir de 1825, hicieron dejar a un
lado to
das las preocupaciones educativas.
San Juan, durante ci gobierno del doctor JosØ M. del
Carril,
creO la Junta Protectora de las Escuelas y aumentO sus
esta
blecimientos de primeras letras. Del Carril hizo venir de Chile
a Diego Thompson, con ci fin de que implantara ci sistema
mo
78
HISTOR1A DE LA EDUCACION ARGENTINA
MANUEL HQRACIO SOLARI
maestros
nitorial do Lancaster. Pero su intento fracas, pues los
rencilla
esta
a
Pese
adopcin.
su
opusieron viva resistencia a
florecie
escuelas
las
Juan
San
en
por cuestiones metodolgicas,
Ia
ron durante algunos aflos. La politica liberal y priricipahnente
con’
Como
gobierno.
del
caIda
Ia
determinaron
reforma religiosa,
secuencia, so olvidaron por algunos auios toclas las preocupaciofleS
* por Ia educacin.
piiblicas.
San Luis careci en esta Øpoca de escuelas oficiales
domi
lo
por
sostenida
La nica existente en Ia provincia fue la
nicos en Cu conventO.
Santiago del Estero, La Rioj a y Catamarca tamblØn descono
En
cieron preocupaciones oficiales por Ia ediicacin popular.
para
eflas, los conventos fueron los ænicos centros que existieron
la educaci&i de los nilios.
En TucumÆn la accin del gobernador Gregorio ArÆoz de
Lamadrid determin la creacin do escuelas oficiales de prime
Ele
ras letras. En 1826 se constituy Ia Sociedad de Educacin
juventud
Ia
de
mental, CUYO objeto fue "proinover la educacin
en lo
en Ia ciudad, segn el sistema de Lancaster, y extenderla
lancaste
sucesivo a Ia campaa". Atal fin se abri una escuela
fran
riana, cuya direccin so confi a Felipe BertrØs, ingeniero
Ia
de
cØs -que despuØs de haber actuado en los. primeros ejØrcitos
Ri
Revolucin se habia desempeæado como consejero tØcnico de
aclavia durante su ministerio. Su alejarniento de la provincia,
producido en 1828, determin la clecadencia de esa floreciente
escue.la.
Salta, que hasta 183:1. incluy en su jurisdiccin a Ia provin
SoIÆ,
cia de Jujuy, estableci en 1823, por iniciativa de Manuel
reglamen
una comisin encargada de "todo cuanto se refiere a la
tacin y fomento de las escuelas de primeras letras". La creacin
do escuelas elementales y Ia difusin del sistema lancasteriano
tuvo ilugar durante los gobiernos de JosØ .lgnacio de Gorriti y
Jos& Antonio Alvarez de Arenales.
Mendoza, con sus cole
La enselanza secunslaria Cordoba
fuer 1jas unicas
Trinidad,
Santisima
gios do Monserrat y do Ia
provincias que tuvieron estab1ecIp.i,ent9.oficialeS do estudios pre
paratorios. En las demÆs provincias estoefiidios se efectuaban
en las aulas de latinidaci y de filosofia que. funcionaron en los
conventos.
.
* *,
*
-
79
Eli72oleodela Santsma Tnnulad amph en esta epoca CU
plan de estudios, creand,Tiin eurso de jurisprudencia e instalando
cItedras de geografla, econotnia, elocuencia y poesia. AdemÆs,
fuera dcl plan del coleglo se ensefiaban inaterias cientificas, como
bidrÆuuica, bidrostÆtica, ptica y arquitectura. Esto fue posible
porque, a partir de 1820, el colegio contØ paz-a su sostenimiento
con nuevas rentas: el producto de las herencias transversales, de
las alcabalas do las armerIas del exterior y de los rØditos de las
temporalidades. Sus progresos se acentuaron tambiØn por Ia in
corporacin de nuevos profesores: Carlos A... Lozier que, con la
utilizacin de la mÆquina elØctrica, telescopios y otros instru
mentos introdujo Ia enseiianza experimental de Ia fisica, y Juan
Crisstomo Lafinur, que desde su cÆtedra de fllosofla agit las
ideas y apasion a la juventud.
El choque de ambos profesores con el medio catlico, las po.
lØmicas promovidas por Lafinur y las intrigsl Cabildo deter
minaron la clausura del establecimiento en 1823 Dos aflos des
puØs, siendo gobernador Juan de Dios C
rabri el colegio
y cnnfi. su direccin. a Sebastian CilirÆldez. Pero. por faita de
profesoresfue decayendo hasta que en 1829 se clausurØ.
‘El Co1egde Nuestra Senora de Monse,, por iniciativa de
su rector el sacel
ØjØMaiiÆ BdoyiiiitiIiio, a partir de 1829,
el castellano en vez del latin en Ia ensefianza de Ia matemtica
y Ia fisica. En el memorial en quo Bedoya auspici el estudio de
dichas niaterias en lengua vulgar, destac las ventajas de tat in
novacion verdaderamente revolucionaria Sostuvo quo "el latin
carece do voces necesarias para explicar una multitud do objetos
que descubren diariamente los fIsicos y los qulmicos, y que antes
se ocultaban a su sagacidad" y afirui que "tin concepto expre
sado en el idiorna patrio es mØs inteligible que cuando se expresa
en una lengua extrafia".
Bedoya tambiØn se preocup por modernizar la enseflanza de
Ia fIsica y a tal fin propuso que se reemplazara por otro el cia
sico texto del padre Altieri. A su juicio, tal libro no era recomen
dable para el estudio de la fIsica partieular, pues estaba "muy
distante de dar sobre el aire, el calrico, el agua y otros infinitos
objetos, aquellas nociones que nos comunican en el dIa los anÆ
lisis qulmicos". La caIda del gobierno de Bustos, que auspici
con simpatIa las iniciativas de Bedoya, impidi que por ci ‘no-.
mento ci proyecto se realizara.
* -
80
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION
ARGENTINA
5. DOCUMENTOS Y TESTIMONIOS
CONCEPTOS EDUCACIONALES DE RIVADAVIA
[Nueva orientacin de os estudios]
"Basta ser hombre para amar Ia libertad, basta un momento
de coraj e para sacudir la esclavitud, basta que un pueblo se arme
de clera para derribar a los tiranos: pero la fuerza, Ia intrepi.
dez y el mismo amor de Ia independencia no bastan para asegu
rarla, mientras el error y la ignorancia presidan el destino de los
pueblos, y mientras se descuide el fomento de las ciencias, por
entregarse a ios desvelos que exige el arte necesarlo de Ia guerra.
La America del Sud ha dicho que quiere ser libre, y lo serÆ sin
duda: el esfuerzo universal de un pueblo numeroso, la energIa
de sus habitantes, y el estado polItico de la Europa fundan la ne
cesidad de este suceso. Triunfaremos del iltimo resto de opresores
SI, triunfaremos: pero despuØs de haberlos vencido, an nos resta
triunfar denosotros mismos Nos resta destruir- las -tinieblas en
que hemos estado envueltos por mÆs de tres siglos: nos resta Co.
nocer lo que somos, l que poseemos, y lo que debemos adquirir:
nos resta en fin sacuchr-. el fardo de las preocupaciones y absurdos
que hemos recibido en patrimonio.
"De poco podrIa lisonjearse el celo del gobierno, si no previ
niese con sus esfuerzos esta saludable regeneracin, proporcio
nando a los pueblos un nuevo establecimiento por cuyo medio se
difundan las luces, y .se propague Ia ilustracin en todos los ra
mos concernientes a la prosperidad pblica. Este es ci iinico me
dio de realizar las ventajas que se han anunciado tan repetidas
veces: sin Øl, las mÆs sublimes teorIas no pasan de la esiera de
las bellas quimeras, y nuestro inmenso territorio permanecerÆ
como hasta aqul reducido a una estØril soledad, propi solo para
excitar Ia compasiOn de un {ilosofo contemplativo.
"Nada importarla que nuestro fØrtil suelo encerrase tesor9s in
apreciables en los tres reinos de la naturaleza, si privados del
auxilio de las ciencias naturales, ignorÆsemos lo mismo quo p0seemos. Nada importarla que por nuestra posicin geogrÆfica
pudiØsemos emular a las potencias mÆs repetables del globo, asI
para nuestras relaciones mercantiles, como para la defensa de
81
nuestras costas, si no Cultjvsemos
los Conocimjentos que apoyan
Ia perfeccin de ambos ramos.
Nada importarla, en fin, que tin
genio privilegiado, y un espIritu
fecundo predispusieran a los
americanos a investigar los mi5terjos
de la naturaleza, los orÆcu
los de la moral y los profundos
dogmas de Ia polItica Si Ia ju
ventud no empezase a ensayar
esta brillante disposiciOn por me
dio de tin instituto literario,
en el que concurriendo el genio
con
las ventajas de nustra edad,
despliegue la razOn toda su fuerza,
y rompa el espIritu humano las
cadenas que ha arrastrado hasta
hoy en este suelo.
"Al fin ha ilegado esa Øpoca
tan suspirada por Ia filosofIa:
los
pueblos bendecirÆn su destino,
y el tierno padre que propenda a
hacer felices los renuevos de
su ser, no necesitarÆ ya despren.
derse do ellos, ni afligir su
ternura para ver perfeccionado su
es
pIritu en las ciencias y artes,
quo sean mØs propias do su genio.
Cerca de sI, y a su propio
lado vera formarse al quimico, al
na
turaijsta, al geOmetra al rnilitar,
a! polItico, en fin, a todos los
quo deben ser con el tiempo
Ia columna de la sociedad, y el
honor
*de Ia familia. Este doble
objeto en que tanto se interesa Ia
hunia
nidad, Ia patria, y el destjno
de todo habitante do Ia America
ha
decidido al gobierno a promover
rias atenciones tin establecimientoen niedio de sus graves y noto
literarfo
Con este objeto
ha determinado abrir una
suhscripcion en todas las provincias
unidas, para cimentar el instituto
sobre el pie mÆs benØfico y
estabje, luogo que lieguen
los profesores de Europa, que se
han
mandado venjr con ese intento.
SerIa ofender el celo de las pro
vincias unidas, el estimular sus
esfuerzos con nuevos motivos: el
gobierno sabe muy bien que
todos sus votos son por Ia libertad
y prosperidad do Ia patria.
Este convencjmjento Ic dispone a
es
perar con impacjencja ci fruto
de sus
apoyada la libertad por Ia fuerza’ desvelos, y ver cuanto antes
de las armas, y garantida Ia
constituciOn por ci progreso do* las
letras".
..
-
-1
-
Anisncjo Oficial publ.icado en la "Gaceta
MinisteriiJ del
Gobierno de Buenos Aires", 7 de
agosto de 1812.
[Modificacion del regimen disciplinarioj
"D05 son los colegios de estudios quo hoy
-
tiene Buenos Aires,
dontro de poco se establecerÆ
el tercero para las ciencias
natu
ralos, para lo cual
se espera de Europa Ia sala dº fIsica
oxperi
82
MANUEL HORACIO SOLARI
mental, laboratorio de qulmica, gabinete anatmico e instrumen
tal completo de cirugIa; y se espera por instantes poder perfec
cionar ci do estudios eciesiÆsticos, para que bajo todos los aspec
tos las inclinaciones encuentren cmo satisfacerse, mae siempre
do acuerdo con el espiritu general que espera hermanar Ia moral
con la civilizacin. A unos y otros cleben ser destinados, con arre
gb al artIculo segundo del decreto citado, los jvenes que se
reciban de las provincias y ci Gobierno so lisonjea que todos po
drÆn obtener los mÆs felices resultados.
"Proscripto enteramente de los colegios do estudios el sistema
de degradar a Ia juventud por medio do las correcciones mÆs
crueles, los padres do los alumnos de las provincias deberi repo.
sar en la confianza do quo Østos no encontrathn aIlI verdugos
por preceptores, sino antes bien, quienes a Ia vez ejerzan para
con ellos los buenos oficios de maestros, do consej eros y amigos,
sin que por esto deba entenderse, que los excesos y desvios de la
j uventud no encontrarÆn en arbitrios decentes y humanos los niªs
a proposito para reprimirlos o sofrenarlos en ci despliegue de
sus inclinaciones juveniles. La prÆcticÆ nftbdueidaes r4ueel jo.
von, a quien nada sea capaz de hacerie entrar en ci estudio con
aplicacin, contracci6n y decencia, so separe do las aulas para
evitar ci contagio, pero a cargo de ob1iarle a aprender algtin
arte u oficio por medio de contratos espcia1es. El gobierno de
* Buenos Aires desearIa que al hacerse la reznisin de los jvenes
que pretende, se Ic expresase en ejecucin la prÆctica indicada
con los quo se conociese quo visiblemente se resisten al estudio
de las ciencias y de las letras.
"En esta parte ci gobierno de Buenos Aires desea que ci seior
Gobernador presto a su nombre a los padres respectivos Ia ga
rantia mÆs solemne, de que si en los principios de esta adminis
tracin entra el de destruir ci apego a las superfluidades, tambiØn
le anima muy particularmente ci de mover las inclinaciones a fa
vor do las maneras mÆs civiles, y por consecuencia, que es de
acuerdo con Østas que serÆn asistidos y tratados los jvenes que
se enylen".
Circular
a los gobernadores .de las provincias con inotivo
de Ia concesin de becas en ci Colegio de Ciencias Mo
rales. 30 de encro de 1823.
I-USTORIA DE LA EDUCACION
ARGENTINA
Edjcto de ereccjon de Ia
Universidad de Buenos Aires
83
"Desde el aæo 1778 estaban
estabjecimiento de Ia Unjversjdad expedidas las rdenes para el
en esta ciudaci y Ia mds reniar.
cable indifereneja del
gobierno metropolitan0 las habIa
en ci olvido. Excitado ci
sepultado
supremo directorjo ejecutivo
por las ins
tancias de muchos ciudadanos,
amantes de Ia ilustracin
gresos do su pals, propuso
al congreso general en 1819 y pro
don de este establecjento
Ia erec.
Iiterario; y opinando que se
bastantemente facultado para
hallaba
proceder a fundarlo por ci
manifesto que deseaha Ia
solo,
para colmar do autoridad cooperacjn de aquel cuerpo soberano
Ia
benØfjco. El congreso general ejecudiOn de un pensarniento tan
acordando que se procedjese adhiriO sin demora a Ia propuesta,
mae provisfonaes el gobierno,luego a Ia erecciOn, dÆndobe las fory cuidando de remitirlas
aprobacin a Ia prirnera legislatura.
para su
Las calamjdades del aiio
veinte bo paralizaron todo,
estando
habiØndose restablecjd0 ci sosiego a punto ya de reaIizare. Pero
y la tranquil idad de la
cia, es uno dc los primeros
deberes del gobierno entrar provin
a ocuparse dc Ia educacjn
de
pblica, y promoveria por un mievo
general, que siendo ci niÆs
sistema
oportuno para hacerla fboreciente,
habia suspendjdo Ia anarqula,
lo
y
Animado de estos sentinijentos debe desarroljarlo ci nuevo orden.
resolvi ilevar a ejecucin Ia
daciOri de la Universidad;
fun
y para poner mÆs expeditas
das conducentes a este fin,
las mcdi.
nombrO ci cancelarjo y rector,
las facultades necesarias
para quo procediese, y dispusiese dÆndole
cin; y en seguida, habjendo
l erec
los departarnet05 cientIfjcos, nombrado prefectos para presidir
dispus0 que so formase un
tribunal
compuesto do estos funcionarios,
y
de
los
doctores
decanos
cada facultad, y habiØndoseme
dc
comunjeado que so halla todo
cbspuesto y ordenaclo para
ya
hacer Ia. institucin, por ci
presente
piThlico Solemne Edicto, erij
o, e instituyo una Universidad
mayor
con fuero y j urisdjccjn
acadØmica, y establezco una sala
ral do doctores, que so
gene
compondrÆ de todos los que hubieren
tenido elgrado de doctor
oh
en las demÆs Universidades,
y Sean na
turales do esta provincia,
casados o domicil.jados
en ella; y por
la falta que hay de
Iicencjados serÆn matriculados
como
tales, por
esta sola vez, los que
habiendo obtenido grado de
bachilleres en.
alguna facultad mayor,
hayan recibiclo despuØs la
licencia con
MANUEL HORACIO SOLARI
84
despacho expedido por tribunal competente para ejercer Ia a
cultad. Los estatutØs demarcarÆn la autoridad y jurisdiccin de
la Universidad, del tribunal Iiterario, del cancelario y rector; y
entretanto que se expidan aquØllas, quedarÆn completamente au
torizados para conocer, y resolver en todos los casos, y causas
del fuero acadØmico. Las facultades particulares de los prefectos
serÆn regladas del mismo modo, no menos que los clerechos, pre
eminencias, y prerrogativas cle todos los individuos que pertene.
cen a cada uno de los departamentos. EntendiØndose que desde
esta fecha gozarÆ esta Universidad, y sus individuos de las que
estÆn concedidas a las Universidades mayores mÆs privilegiadas, y
entra en pOsesin tamhiØn de todos los derechos, rentas, edificios,
fincas, y demÆs que han estado aplicados a los estudios. pblicos,
y han servido para usos, funciones, y dotacin. Todo lo cual.mando
que asI se guarde y cumpla puntualmente, publicÆndose este Edicto
en la sala general de Ia Universidad por el escribano mayor de
gobierno el dIa de su apertura. A cuyo efecto hice pedir el presente
firmado de nil mano, sellado con el sello de la provincia, y refren
dado por mi secretario de gobierno en Buenos-Ayres a 9 de agosto
Hay un
de1821.-- MartIn Rodriguez
Bernardino Rivadavia
sello".
-
V
-
-
CAPITULO 4
LA EDUCACJON EN LA EPOCA DE LA
ANAROUJA
1827 - 1852
Entre los aflos 1820 y 1826 las provincias
argentinas fueron
organizando sus instituciones, adoptanclo ci regimen
que prefi.
rieron los caudillos que las dominaban.
Productos de nuestra de
mocracia turbuienta e inorgØnica, los caudiios
fueron represen.
tantes de los in$tintos de las masas de
las que habIan salido o a
las que se impusieron. Como explica JosØ
Luis Romero: "El cau
dub no recibla su con.sagra,in como
jefe poT :ningzZn acto cx
preso de cardcter jurIdico, o me/or diclzo
posela Ia autoridad de
tal, al margen de los actos juridicos...
Lo fundamental era Ia
obediencia que habla con quistado POT 51, la
que Ic prestaban POT
ci reconocimiento de su innata calidad
de jefe". De aqul prove
nia Ia conviccin, arraigada en las masas,
aunque no siempre fun.
dada, de que ci caudillo era el defen.sor
de sus autØnticos intere
ses y, par eso, luchaba contra la
tendencia centralizadora y las
ideas e iristituciones que queria imponer
la minorIa liberal de
Buenos Aires.
Al predominio de Buenos Aires opusieron
los caudilios la de
fensa de las -autonomlas provinciales
y, como consecuencia de
este ideal, Ia libertad mds plena a fin de
perpetuarse en ci poder
y conservar sus privilegios. Por eso, halagaron
a las masas y, i-ma
vez apoderados de las pobiaciones,
lucharon por mantenerias se
gregadas.
Uno de estos caudibos -Juan Manuel de
Rosas- enarbolan.
do la bandera de la federacion, iogr,
mediante una. hdbilpoljtjca,
la sumisin de los caudilios
y ci estabiecimjento de
un regimen autocrdtico, surgido de una
fuerza barbara. "Rosas
-expresa JosØ M. Estrada- destempla Ia
fibra dc Ia montonera
sacrificando los caudilios que lo levantaron;
discipiina ejØrcitos
Viii
86
MANUEL HORAC1O SOLAR1
de imnea; arma a los indios salvajes; confunde todas Las jerarquma.s,
y dirige ai pobre contra ci rico, at gaucho contra ci hombre de
ciudad, at militar contra el gaucho, at mazorquero contra ci mi
litar, Ia policIa contra La mazorca; desmonta, en aria palabra, La
estructura social y to nivela toclo bajo La imnica nocin inoculada
en Las masas: la terrible magnitud de Sn persona".
Es POT ello que ese moinento de nuestra historia fue sines
Ire pant la libertad y la cultura. ParØntesis trdgico en nuestra
evolucin espiritual, aspir a restaurar las tradiciones coloniales
pero su accin concreta se evidenci, tnÆs que en ci abandono de
toda preocupacin cultural, en La tenaz persecucin. dc ‘toda ma
nifestacin dc lii inteligencia. Por eso, bajo La tiranua desaparecio
el periodismo libre para ser reemplazado POT aria prensa escrita
por plumas. inercenarias; Ia poesIa se limit a La versificacion
de estro/as en honor del tirano; ci teatro caIro en an perlodo de
decadencia y degeneracin; y La educacidnpiiblica, desamparada
por Rosas, sufriO an terrible retroceso.
1. LA EDUCACION EN LA EPOGA DE ROSAS
Accion antirrivadaviana. La caIda del regimen presidencial de
Rivadavia, como consecuencia de la sncin de Ia Constitucin
de 1826, rechazada por las provincias, y de Ia guerra con el Bra
sil, determin que la provincia de Buenos Aires recobrase su auto
nomIa con Ia designacin del coronel Manuel Dorrego corno
gobernador. En su breve administracin, en medio de la desorgani
zacin, de Ia guerra y de las pasiones poilticas, tuvo que afrontar
dificiles problemas, entre otros el de Ia educacin pblica. Pero
en este aspecto su actuacin, orientada hacia la anulacin de las
innovaciones liberales impuestas por Bernardino Rivadavia, se
limit a separar de Ia Universidad el Departamento de Primeras
Letras, colocando las escuelas elementales bajo Ia dependencia
del doctor Saturnino Segurola, designado Inspector General de Es
cuelas. Esta medida entreg el gobierno de la educaciOn elernen
tal a un funcionrio dependiente del ministro de Gobierno y,. por
lo tanto, le hizo perder la jerarquIa tØcnica, moral y administra
tiva que le habIa dado Ia organizaci6n rivadaviana.
Antirrivadaviana fue en su esencia la obra realizada por Se
gurola al frente cle la educaciOn elemental. SuprimlO escuelas, por
HJSTORJA DE LA EDUCACION ARGENTINA
87
considerarlas innecesarias; destituy preceptores,
por conceptuar.
los ineptos para el ejercicio de la docencia;
restableciO los cargos
de ayudantes, por juzgarlos necesarios pero, en
el fondo, para anu
lar el sistexna lancasteriano; reimplant como
textos oficiales dos
libros que mand reimprimir: Lecciones de
moral cristiana y el
Catecismo del padre Astete.
El fusilamiento de Dorrego tuvo
importantes consecuencjas
polIticas: cie la sombra de Dorrego iba a
surgir el vengador de
su fusilamiento, Juan Manuel de Rosas
1793.1877.
Rosas en ci pocier. La ascencin de Rosas
a! poder 8 de di.
ciembre de 1829 fue mirada con simpatIa,
no solo por su ante
rior actuaciOn que lo presentaba como
amigo del orden y de Ia
conciliaciOn, sino porque prometia el imperio
de Ia ley y Ia mi
ciacin de una Øpoca de paz y
tranquilidad. "Coinpatriotas
-habla dicho al asumir ci gobierno-: ci
camino de Ia ley se ha
abierto; los representantes de Ia provincia
me han nombrado go
bernador y capitÆn general: procurarO serb
sin olvidar un solo
momento que son hombres los que voy a
presidir, que Ia provin.
cia tiene leyes, y que algn dIa debo
descender. No se recuerde
ci tiempo funesto que ya paso, sino para
reproducir los juramen.
tos de ser fieles a las instjtncj ones patrias,
y de que no vuelva a
sentirse entre nosotros el soplo maiØfjco de
Ia discordja.
La
salud de Ia provincia es mi nica aspiracin
y el bien, ci reposo
y Ia seguridad de todos mi principal desvelo".
Sin embargo, inicio su gobierno
fomentando Ia explosion del
odio contra sus adversarios polIticos,
pues a ello tendi su orden
de "quemar por mano del verdugo"
todos los impresos publica.
dos entre ci 1 de diciembre de 1828
y ci 24 de junio de 1829,
que contuvieran ataques contra Øl,
Dorrego o los gobiernos
fecierales. Poco a poco, halagando ba
instintos de Ia plebe, persi.
guiendo a sus opositores y utilizando el
terror, fue preparando el
eamino para su perpetuacion en el poder
Y ci 13 de abril de 1835,
aI asurnir ci gobierno por segunda vez,
no vacilO en proclamar
su tiranIa. Dijo en tab oportunidad;
"He admitido con ci voto
casi unÆnjme de la ciudad y de Ia campaiia
Ia
poder sin IImites, que a pesar de su odiosidad, investidura de un
lo he considerado.
absolutamente necesario para sacar a Ia patria
males en que la iloramos sumergida... Ninguno del abismo de
ignora que uria
fraccin numerosa de hombres corrompidos,
haciendo alarde dc
su impiedad y poniØndose en guerra abierta
con Ia religiOn, Ia
.
-
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
honestidad y la buena fe, ha introducido en todas prte1 des.
orden y la inmoralidad, ha desvirtuado las Ieyes, generalizad
los crImenes, garantido la alevosIa y Ia perfidia. El remedio de
estos males no puede sujetarse a formas y su aplicacin debe ser
pronta y expedita
Persigamos de muerte al implo, al sacrI
lego, al ladrn, al homicida y sobre todo al prfido y al traidor
que tenga la osadIa de burlarse de nuestra buena fe. Que de esta
raza de monstruos no quede uno entre nosotros y que su perse
cucin sea tan tenaz y vigorosa que sirva de terror y espanto".
Asi quedØ enunciado el programa de la tiranIa, que cumpli
implacablemente y se apoy en dos pilares: en el endiosamiento de
Rosas, a quien se le rindi un culto idlatra que tuvo su exterio
rizacin en las "fiestas parroquiales", y la uniformacin que im
puso al pueblo.
Por eso, al decir de Carlos Ibarguren, "la sociedad, modelada
por Ia tiranla, ofreci el aspecto uniforme de un inmenso rodeo
humano, bien amansado, del mismo pelo y de la misma marca.
Para todos un uinico color, idØntica divisa, librea semej ante, exac
ta manera de Ilevar ci bigote, iguales formas repetidas con incan
sable tenacidaci. El nlismo sello impreso en ios cuerps doble8ados
y en las almas sumisas".
Entronizacin de hi tfranf,a en Ia educacin. A partir de 1831,
Rosas inici su poiltica de uniformacin de Ia sociedad, no olvi
dando Ia educaci5n. Su primera tentativa en este sentido fue la
de ‘Ui
fi?’ja1osducadores desde el punto de vista de su
ideologIa. A ella tendi la comunicacin que dirigilhispector
General de Escuelas ordenÆndole que, en toda propuesta para la
designacin Ic maestros, debla adj untarse una nOta especificando
las cualidades del candidato "respecto a su adhesip, a la causa
federal". Pero ello no bastaba: debIa agregarse un certificado
que comprobara que ci candidato satisfacla las condiciones exi
gidas. La misma exigencia debIan satisfacer los maestros en ejer
cicio, para continuar desempeliÆndose en el cargo.
IdØntica uniformacin ideolgica se pretendiS imponer en la
Universidad. Por ello so produjeron numerosas cesantIas de pro.
fesores, designÆndose para reemplazarlos a personas que tenIan
un solo menlo: su adhesion al regimen imperante. Ej emplos tI
picos en este sentido fueron las resoluciones que separaron de sus
cÆtedras a Argerich, Montes de Oca, Almeida, etc., que: fueron
reemplazados por personas que poselan la calidad de federales
probados y "suficiente y notoria honradez".
Un paso mÆs en esta penetraciOn de las preocupaciones poll
ticas en la educacin implic ci decreto de febrero de 1832, que
obligO al uso del distintivo punz a todos los empleados pbli.
cos. Los ediicadores,n general, Se mostraron negligentes en el
cumplimiento de esta orden. Por eso, en mayo dc 1835, se precis
Ia disposiciOn especificando quo todos los preceptores y alumnos,
de las escuelas pblicas y privadas, debIan usar el distintivo en
la forma prescripta, pues "la divisa punz que lievan al pecho
los amigos del orden y restauradores de las leyes" era el "distin
tivo de su adhesiOn a la causa de los libres". "El gobierno estÆ
persuadido -se decIa- que cuando desde la in1ancia se acos
tumbra a los nifios a la observancia de las leyes del pals,. y por
ello al respeto debido a las autonidades, esta impresin quØdaies
grabada de un modo indeleble, y la patria puede contar con ciu
dadanos fltiles y celosos defensores de sus derechos". "Los nilios
-Se aæadIa- deben ser educados segfin las miras polIticas que
ei gobierno se propusiera en beneficio del Estado, para que pueda
fundarse la esperanza de que b sosterigan".
No faitaron, por cierto, manifestaciones de obsecuencia, como
la de la Sociedad de Beneficencia, que soiicit al gobierno auto
rizaciOn para reformar ci reglamento del Colegio de HuØrfanas, a
fin do establecer en los traj es y unif mes_d.e as_..pia el reem
piazo del color celeste por elpunzo.La medida pronto se exten
di a todos
Tios y, desde entonces, fue signo de adhesiOn
a la "causa de la federacion" ci uso de esclavma, pailuelo y mono
punz en ci uniforme do las colegialas.
La modificaciOn de la formula del juramento de los egresados
do la Unliidad, dispt
1835 poi sugerŁæcia del rector
Paulino Gari, determino que se agregase la promesa de ser "cons
tantthugjit adicto y fiel a Ia causa nacianal de ia federacin y
que no se dej arÆ dc sostenerla y defenderla en todo .tiempo y cir
cunstancia, por cuantos medios estØ a su aicance".
Otro decreto, de enero do J836,.’ determinO que no se expidie.
ra ci titulo de abogado o doctor sin la ieaIizacionde una infor
macion sumania que acreditara. que ci que aspiraba obtener ci
tItulo, era "obediente y sumiso a las autoridades" y "haber sido
y ser notoniamente adicto a Ia causa nacionai de Ia federacin".
Los establecirnientos privados de educacin, que tanto des.
88
..
r05
89
90
MANUEL HORACO SOLARI
arrollo habIan adquirido en la Øpoca de Rivadavia, especialmente
despus de la firma del tratado de comercio y amistad con Ingig
terra 1825, tambin preocuparon a Rosas, que se Iimit a res
tringir las facilidades que hasta entonces habIan gozado para six
instalacin. Considerando que ellos eran una fuente de herejIa,
ya que a1 descuiclar la enseiianza de la doctrina cristiana propug
naban "ci desprecio y la ignorancia de la religion del Estado",
determin que la
privado requerIa, pviamente, la autorizaciOn de la InspecciOn
General. En cuant6a las escuelas jrivadas existentes, dispuso que
todas aqiiºllas cuyos maestros no acreditasen moralidad, compe
tencia y fervor religioso, fueran clausuradas.
Todas estas disposiciones, o’rientadas a intensificar el control
del gobierno sobre las actividades educacionales, respondieron en
el fondo al deseo de utilizar las instituciones educativas como me
dios para lograr la mÆs completa uniformacin mental de la so
ciedad. Por ello no es extraflo que la necesidad de estimular Ia
vigilancia polItica culminara con la disposicin adoptada en 1842,
de colocar todas las escuelas de Ia ciudad .bajo la dependencia.
del jefe de policla.
La accin educadora o/fci.al. Los sucesivos reajustes del pre
supuesto escolar realizados por Rosas, a partir de 1835, determi
naron que se fueran clausurando escuelas de primeras letras, en
la ciudad como en la campaæa. Pero el golpe de gracia para la
educaciOn, en todos sus grados, lo dio la disposiciOn gubernativa
del 27 de abril de 1838, que borr del presupuesto los sueldos de
los educadores. Esta disposicin, que fue comunicada al Inspector
General de Escuelas y a Ia Presidenta de la Sociedad de Benefi
cencia, establecla en su artIculo 10 que los educadores debIan
"exigir de los padres o deudos de cada uno de sus alumnos, la
cuota que corresponda para subvenir ci pago de la casa, maestros,
monitores y ætiles de cada escueia". En su artIculo 29 determi
naba que el alumno que no entregase "la suma que le sea asig
nada sea despedido". Y los dos ltimos artIculos, refiriØndose a
los casos en que no alcanzaran las cantidades abonaclas por los
padres o deudos para el sostenimiento de los establecimientos
-inclusive el Colegio de HuØrfanos-, disponIan que se clausu
rase la escuela.
Desamparada por ci gobierno, Ia educacin. elemental sufri
un trribie retroceso.- Se clausuraron ia mayorIa de las escuelas
-
HISTORIA DE LA EDUCACION AGENTtNA
91
y las pocas que continuaron funcionando ilevaron una existencia
lamentable. Proscriptos de ellas los niæos pobres, por no poder
contribuir a! sostenhiniento de Ia escuela, fueron condenados a
vegetar en la ignorancia mÆs completa. Y ci Colegio de San Mi
guel, asilo de nffios huØrfanos, hubo de cerrar sus puertas y re
partir sus pupilos entre algunas familias que los recibieron por
caridad.
IdØntico retroceso sufri Ia educacin de la mujer, pues la
Sociedad de Beneficencia, por falta de recursos, tuvo quo ciau
surar sus escuelas.
En cuanto a la Universidad, su destino lo sintetizaron Nor
berto Piæeiro y Eduardo L. Bidau diciendo: "Nada se crea, nada
se intenta crear durante este perlodo, y hasta el anhelo, la aspi
radon a lo mejor, que en la Øpoca precedente condujo a medidas
tan diversas, desaparece enteramente. La Universidad desciende,
desciende siempre, a tal punto que en algunos momentos existe
poco menos que como na expresin, como un nombre; tan po
bre es su ensefI-anza :y ‘tÆæ Øscass sus recursos". Y sintetizando
polItica universitaria de Rosas, :djcen los autores de la Hi.toria
de la Universidad de Buenos Aires: "Destituciones, represiones
humillantes, supresiones inconducentes, cambiiffimportancia
alguna en ci regimen adniiiiistrativo y en la enseæanza, o cuya
bondad no fue aquilatada en la prÆctica, formalidades vejatorias,
ci retiro de toda proteccin oficial: he ahI ci cuadro sintØtico
de la Universidad durante este periodo, desde ci punto de vista de
la accin gubernativa".
No es de extrailar pues, que vencida la tiranla, se hiciera in
dispensable restituir las instituciones educativas al estado en que
se encontraban antes de que Rosas asumiera ci poder.
La enseuianja ecundazq y la iniciativa pnvada Durante ci
gobierno del general Juan JosØ Viamonte, alegando razones de
economia, se habla refundido el Colegio de Ciencias Morales
con ci do estudios eclesiÆsticos, denominÆndose ci nuevo estable
cimiento,
quo tuvo una vida efImera, Colegio .Serutz.ario de Cien
ci3 Morales de Ia Provincia de Buenos Aires 829. Al auio si
guiente, ci gobernador Juan R. Balcarce Io supnhii porque "no
correspondIan sus ventajas a las erogaciones qu causaba ni a los
fines quntivaron su fundacin".
En 1836 al liegar al pals seis miembros de ia :CompaIa de
Jesus, Rsas, considerando que habla ilegado ci momento "de
-
MANUEL HORACIO SOLAR!
HISTORIA DE LA EDUCAC!ON ARGENTINA
propender al restablecimiento de la mencionada CompafiIa", dis.
puso que se alojÆsen en ci local que fue del colegio de los jeui.
tas y, posteriormente, los facult para abrir "aulas de gramÆtica
latina, y despuØs cuando puedan y lo indiquen las circunstancias,
enseæar la lengua griega y Ia retrica, poner escuelas de prime.
ras letras para varones y establecer cÆtedras de teologIa, cÆnones,
derecho natural y de gentes, derecho civil y derecho pæblico
eclesiÆstico, como tambiØn matemÆtica". La restauracin de los
j esuitas signific, pues, ci restablecimiento del antiguo colegio
fundado en 1617, que fue .frecuentado de inmediato por la ma
yorIa de la juventud.
La nueva expulsi6n de los jesuitas ordenada por Rosas en
1842 no implic Ia clausura del coiegio, pues continu bajo la
denominacin. de Colegio Republicano Federal y la direccin del
cx j esuita Francisco agestØ y de Marcos Sastre. Protegido y sub
vencionado por el gobierno, recibi los gabinetes de fIsica y qul.
mica que habIa hecho traer al pals Rivadavia. Su plan de estu
dios coinprendi tres grupos de asignaturas: idiomas, literatura
y iencias, y bellas artes.
No fueron superiores a este’ establecimiento los otros de en
sefianza privada que existieron en la Øpoca de Rosas, como ci.
Fikzntrpico Bonaerense, dirigido por Mariano Martinez y fun.
dado con la proteccin del gobierno en 1843, Ia Academia Por
teiio Federal, de FIorenJino Garcia, ci Colegio del Comercio, de
Eduardo Larroque y Lorenzo Jordana, ci Colegio del Plata, de Pc.
dro Charmout y ci Colegio San Martin, dirigido por Roberto
Hempel.
Rosas no se preocup por reglamentar ci funcionamiento de
estos colegios y los ccrtificados que expidieron fueron aceptados
por la Universidad sin contralor alguno.
.Accin educacional de los emigrados. Durante la tiranIa se
apag la vida intelectual en ci pals, pues escritores, poetas, edu.
cadores, profesionaics y todo aquci que no era "notoriamente
adicto a ia santa causa de la federacin" tuvo que abandonar el
pals y refugiarse en ci extranjero. Uruguay, Chile y Bolivia fue
ron los palses donde principalmente se instalaron los proscriptos,
quienes, viviendo en su generalidad en Ia mayor pobreza y
teniendo que trabajar en los oficios mÆs humildes para poder co
rner, templaron su esplritu y se entregaron a una intensa y pro.
longada lucha en favor de Ia libertad de su patria. Esta lucha
abaro un dobie aspecto: por un iado tendi a poner en eviden
cia Ia incultura y la barbaric imperante en ci pals y, como conse
Øuencia, difundi ia necesidad impostergable de una intensa
accin educacional; por otro lado, intent levantamientos e inva
siones con ci propsito de derrocar a la tiranla.
Los emigrados en Montevideo y Valparalso, baluartes de ia
oposicin a Rosas, tuvieron siempre Ia conviccin do que ci ti.
rano caerla y, por eso, segn Ia expresin de Florencio Varela,
no descuidaron de "arreglar y preparar los mcdios de dar movi
miento y vida a Jo que fue la RepiThlica Argentina". Adueæados
de la prensa, Ia utilizaron para mover simpatlas en favor de la
causa de la libertad y exponer ideas sobre cuestiones literarias,
sociales, poilticas y educacionales. La propaganda en favor de Ia
educacin, en la que se destacaron Esteban EcheverrIa, en Mon.
tevideo, y Domingo Faustino Sarmiento, en Chile, sostuvo que
Ia educacin argentina, para ser digna do la tradicin de Mayo,
debia buscar su apoyo en Ia libertad.
Aqul, desde ci punto de vista educativo, so puso en evidØncia
Ia disparidad de ideas que animaban a los. emigrados y a Rosas.
La evidencia de esta posicin irrcconciliable se comprueba con
Ia carta escrita por Rosas desde ci destierro, ci 12 de mayo de
1872, en la que decla: "Por Ia enseæanza libre la mÆs noble de las
profesiones se convierte en arte dc explotaci6n en favor de los
charlatanes, do los quo profesan ideas falsas subversivas de la mo.
*ral o del ordŁn pblico. La enseilanza libre introduce Ia anarqula
en las ideas delos hombres, que se forman bajo principios opues.
tos o variados al infinito. Asl ci amor a la patria se extinguirÆ,
el gobierno constitucional serÆ imposible, porque no encontrarÆ
Ia base slida de una mayorla suficiente para seguir un sistema
en medio do la opinion piThlica confundida, corno los idiomas
en la torre de Babel". En camblo, para EcheverrIa, la libertad
no acarrearla esos p.eligros si, por medio de Ia educaciOn, se eman
cipaba a las rnasas ignorantes y se ies abrIa el camino de *la so.
beranla.
Las ideas desarrolladas en esa escuela do libertad que fuc la
proscripcin permitieron, segn expresin de JosØ Ingenieros,
que "en la hora memorable de Caseros, convocados para consti
tuir Ia nacionalidad soæada en ci destierro, acudieran con luces
nuevas, trayendo todos, cada cual a su manera, un fragmento de
patria en ci coraz&n, una chispa de luz en ci cerebro".
92
93
94
MANUEL HORACIO SOLARI
2. LA EDUCACION EN EL INTERIOR
Los cazulillos y La educacin Lugar comm de nuestra histo
na ha sido durante mucho tiempo presentar a los caudillos como
tIpicos exponentes de Ia barbarie, debido a la influencia de Sar
miento,. que interpretando nuestras luchas civiles las reduj o es
quemÆticamente a ima oposicin entre la civilizacin y la bar
bane. Esta fÆcil generalizacin no es rigurosamente exacta, pues
asI como hubo caudillos con tendencias vandÆlicas y disolventes,
tambiØn los hubo cultos y progresistas que realizaron verdaderos
esfuerzos por organizar las provincias a su cargo, dÆndoles una
constitucin, fundando establecimientos educacionales y favore
ciendo el desarrollo y Ia difusin de las mÆs variadas manifes
taciones culturales. Es menester no olvidar que Justo JosØ de
Urquiza, el organizador de la Nacin, fue un caudillo.
TambiØn constituye una opinion errnea y demasiado gene
ralizada la de creer que los caudillos, expresin de la anarquIa
politica; desaparecieron repentinamente en 1852. La verdad es
que muchos de ellos siguieron gobernando sus provincias, ya
en pleno regimen constitucional. Y junto a caudills que secun
daron la gigantesca obra de organizar al pals, vivieron otros cau
dubs rudos y crueles como Angel Vicente Pelialoza El Chacho
o caudillej os bÆrbaros y sanguinarios como Juan Saa Lanza
Seca.
Por ello es que no hubo una diferencia fundamental en el
panorama educacional del pals antes y despuØs de 1852. Calda
Ia tiranIa, en algunas provincias la educacin continu casi corn
pletamente abandonada por sus gobiernos; en otras, en carnbio,
sigui recibiendo nuevos impulsos y se fueron echando las bases
de su organizaciOn, que sOlc- alcanzanla pleno desarrollo en la
Øpoca constitucional.
La educaci6n elemental. Ningn progreso experiment6 la en
seæanza de las primeras letras en las provincias de Cuyo. Men
doza tuvo solo un momento de resurgimiento cuando, en 1830,
el gobernador JosØ Videla Castillo restableciO los establecimientos
que existieron en tiempos de las administraciones de Molina y
Correas. San Juan, que soportO el gobierno perpetuo del general
Nazario BenavIdez, no conociO la creacin de un solo estableci
miento de primeras letras. Y San Luis, que habIa logrado abrir
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
95
su primera escuela oficial, la vio desaparecer merced a una ley
clictada en 1842, que es reveladora del "clima educacional" de
Ia Øpoca. DecIa Ia mencionada ley: "En la ciudad de San Luis,
a los 15 dlas del mes de febrero de 1842, reunida la H. S. S. de
R. R. a efecto de resolver la nota de S. S. de fecha de hoy y des
puØs de meditado su valor y dado el ileno que se merece en uso
de las facultades que inviste vino en acordar los artIculos siguien
tes: 10 Desde la fecha queda supnimida la escuela de primeras
letras y en calidad de por ahora. 29 Los fondos destinados para
el pago del maestro de escuela serÆn agregados a los fondos del
estado para sus urgencias. 39 ComunIquese al P. E. para su cum
plimiento, lo que para constancia firmamos. Lucero.
Fco.
VIlchez".
La Rioja y Santiago del Estero no experimentaron el mÆs
rninimo progreso. TambiØn en Catamarca fue nula la acciOn de
los gobiernos, peno la enseæanza de las pnimeras letras no sufriO
un retroceso por la accin desarrollada pon un conj unto de edu
cadores privados, como Carlos Brachieri, Paula Vera, Bernardina
Obregon, Mariano Ponferrada. y Mania Juana de MaubecIn.
TucumÆn, en cambio, durante el gobierno de Alejandro Here
dia, presenciO la creaciOn de varias escuelas y de la Junta Pro
tectona que, encargada de "examinar los pnognesos de las escue
las y formar proyectos de mejoras .y adelantamientos", dio cierta
estabilidad a la enseæanza. La obna de Heredia fue continuada
durante las administraciones de BernabØ Piedna Buena y Cele
donio GutiØrnez.
Igual accin en favor de Ia educacin realiz Felix Heredia,
hermano del anterior, en Ia provincia de Salta. Cre la Sociedad
de Beneficencia, a fin de difundir Ia educaciOn de la muj en y la
Sociedad Protectora de la Educacin, para vigilar la actuaciOn
de los maestnos y la marcha de las escuelas. Y en 1836, buscando
la estabilidad de los preceptores, dictO un decreto estableciendo
su inamovilidad.
Los sucesivos gobiennos que rigieron los destinos de COrdoba
dejaron las escuelas abandonadas a su suerte. De ahI que las que
siguieron funcionando lo hicieron por el esfuerzo cle sus precep
tones. La mica creaciOn de una escuela que se registr en un
cuarto de siglo fue efectuada en 1834 por el gobernador Jose An.
tonio ReinafØ. Antes de 61, lo nico que se encuentra con refe
rencia a la educaciOn elemental es un decreto del general JosØ
.
-
.
HISTORIA DE LA EDUCAGION ARGENTINA
MANUEL HORACO SOLARI
hasta entonces excluidos de
MarIa Paz, autorizando a los pardos,
en los colegios
ingresar
los establecimientOs de enseæanza, a
extraordina
facultades
Corrientes, desde 1829 en que acord
enseæanza
su
en
progresos
rias al poder ejecutivo, no experiment
manifesto
el
la
educativa
elemental. La iinica preocupacifl
comisiones
cre
1846
en
gobierno de Joaqumn Madariaga, que
cle los departainentos.
inspectoras para las escuelas de la capital y
Santa Fe no se debie
Los pequefios progresos realizados en
Estanislao LOpez, sino a Ia
ron fundamentaimente a la accin de
aunque a veces contaron
obra de religiosos y particulares que,
actuaron prescindiendo de
con la ayuda del gobierno, a menudo
bajo Ia direcciOn de Antonio
Øl. En 1831 comenzO a funcionar,
denominada Gimnasio
Ruiz de GuzmÆn, una escuela elemental
de los hombres que
Santa/ecino, en la que se eclucaron muchos
provincial. El reglamento
luego se destacaron en Ia vida puiblica
que, adelantÆndose visi
de esta escuela tuvo un curioso articulo
discipiinario del sel.f..
blemente a Ia Øpoca, establecia el sitema
que, cualquier acto
government gobierno propio al determinar
grave serIa "ventilado
de indisciplina merecedor de una sanciOn
un educando de cada
ante iin jri, cuyo juzgado lo compondrÆ
que lo presidirÆ". El
clase y dos de la superior, con el ayuclante
ser aprobado por ci director
I allo del jurado disciplinario debIa
del Gimnasio.
fallecimiento de Guzmn y
A partir de 1843, con motivo del
ado, el establecimiento em
su reemplazo por Manuel Ignacio Puj
1833 la iinica novedad que
pezO a decaer. Desde entonces hasta
de educacin elemental lue
se produj o en Santa Fe en materia
novedad en 1844, del sistema
Ia adopciOn, efectuacla como una
lancasteriaflO.
estancamientO de Ia ense
Frente a este panorama de general
la acciOn educacional’
fianza de las primeras letras, se destaca
de Pascual Echage
desarrollada en Entre RIos por los gobiernos
y Justo JosØ cle Urquiza.
las convulsiones inter
Con el gobierno de Echage cesaron
profundamente el
perturbado
nas que hasta entQnces, hablan
educaciOn. Se crearon
funcionamiento de los estabiecimientos de
designØndose al pro
escolar,
escuelas y se estableciO la inspecciOn
compaflIa de dos vecinos, ye
curador de la ciudad para que, en
observara la conclucta de los
rificara ci adelanto de los niuios y
"hacer venir de Europa
para
maestros. Se realizaron gestiones
-
aIgUflOS .religiosos. de Ia CompaiUa de Jesus, con el importante
objeto de regentar los diferentes ramos de la educaciOn puiblica".
Aunque el proyecto no lleg a realizarse, implicO una reacciOn
contra la tendencia que habIa prohibido, por decreto de enero do
1825, el estableciiniento de conventos religiosos en el territorio
dc Ia provincia.
Nuevo impulso recibi la educacin elemental con el gobier
no de Urquiza. Se crearon nuevas escuelas primarias, empezaron
a funcionar establecimientos particulares y se constituyeron, en
casi todos los partidos de Ia provincia, comisiones inspectoras
para vigilar ci funcionamiento de las escuelas y comisiones pro.
tectoras encargaclas de remediar las necesidades mØs apremiantes
do Ia educacin y levantar suscripciones populares destinadas a
reunir fondos para construir edificios escolares.
A Ia extraordinaria difusin de escuelas de primeras letras
se agreg la tarea de organizarlas, quo Urquiza confi a Marcos
Sastre, a quien design Inspector General de Escuelas.
El Reglamento de Marcos Sastre. La definicin de Ia funcin
pedaggica de Ia .escuela y del maestro aparecio claramente es
pecificacla, por vez primera, en ci Reglamento quo Marcos Sastrc
1809-1867, educador uruguayo de amplia y destacada actuaciOn
en nuestro pals, dictO para las escuelas do Entre RIos.
Reconociendo Ia influencia que Ia educaciOn y la escuela tienen en la formaciOn del carÆcter, determinO quo Ia escuela debIa
tender a modelar ci carÆc-ter del futuro hombrc. Para cumplir tal
misin, la educaciOn debla preocuparse por orientar las inclina
ciones naturales del nub, no contrariando sus sentimientos na.
turaics, en especial el de la j usticia que es ci mÆs arraigado y ci
que est4 mØs expuesto a sufrir las influencias de una mala direc
ci6n. Pero, al mismo. tiempo, la educaciOn debla corregir ios dofectos del pequefio, cuidando siempre, sin ethbargo, de obrar con
Ia mayor prudencia.
Tal concepcin educativa Ilevaba, lgicamente, a Ia abolicin
do los castigos corporales, que b finico que hacen, al decir de
Sastre, es "degradar al hombre, envilecerlo a sus propios ojos,
hacerki insensible al deshonor y Ia vergenza, e impelerlo a Ia
bribonerla y al crimen". TambiOn ilevaba a la. supresiOn de los
premios de valor, do ios honores y condecoraciones -que ci Re.
glamento reempiaz por libros, estampas y objetos apropiados a
Ia instruccinde los nifios-, pues aquØllos "fomentando Ia presun
-
-.
-
-
-
*
97
-
-
w
98
MANUEL HORACIO SOLARI
cin y ci orgullo", desnaturalizaban los sentirnientos mÆs puros
del niæo;
TambiØn el maestro fue tenido en cuenta en el Reglamento,
que se ocup de su designacion, cualidades y obligaciones. Para
ser maestro o ayudante se establecieron como requisitos indis.
pensables: "profesin de fe catlica, buenas costumbres, buen ca.
rÆcter e instruccin suficiente". Los candidatos que reunieran
tales condiciones debIan ser designados, previo examen o con.
curso efectuado ante las comisiones inspectoras o la Junta Di.
rectora de Ia Enseæanza. Como obligaciones del maestro se espe.
elficaban: puntualidad, dedicacin y asistencia constante. De ahi
que se estableciera como regla para u desempefIo: ‘Todo lo
relativo a Sn profesin, que pueda hacerse fuera de las horas de
escuela, no lo hagan dentro do ella; y no hagan en la escuela
nada quo no sea dirigir o enseæar a sus discipulos".
Respecto del contenido de Ia enseuianza, se estableci una dife.
rencia segn se tratase de escuelas elementales que funcionaran
en ciudades o en Ia campafia. En las primeras Ia enseclanza clebIa
comprender: doctrina cristiana explicada e instruccin*:prepara
toria para *recibir los sacramentos, moral y urbanidad, lectura,
escritura, elementos de aritmØtica comercial y gramÆtica caste.
Ilana. En las escuelas de la campaæa se debla reducir la aritmØtica
a Ia enseæanza de las cuatro operaciones fundamentales.
Junto a estas disposiciones, el Reglamentct contuvo otras refe
rentes a cuestiones administrativas, tales coma las que se ocupan
do los registros que debIa lievar cada maestro.
Marcos Sastre determin tambiØn la edad escolar, fijando sus
ilmites entre los siete y quince afios para los varones y los seis
y catorce para las niflas, reconociØndose a las comisiones inspec
toras la facultad do establecer excepciones en determinados casos.
Se fij, ademÆs, Ia cuota. de ocho reales que cada alunmo debla
abonar mensualmente par Ia enseflanza, pero al mismo tiempo
se eximi de todo gasto a aquellos que certificaran su pobreza.
Establecise que, cuando por Ia distancia de sus hogares los niclos
no pudieran frecuentar regularmente Ia escuela, sus padres deblan
colocarlos como pupios del maestro. Pero con el objeto de hacer
posible aun en estos casos el cumplimiento de la obligatoriedad
escolar por parte de todos los padres, se estipul que en los casos
dc ind-igencia de los padres el gobierno pagaria la pension corres
pondiente, debiendo los niuios ocuparse en sus horas libres en el
HISTOREA CE LA EDUCACION ARGENTINA
:1
99
cultivo del huerto o en ci desempeflo de un
oficio, hajo Ia direc
cin dcl maestro, con el objeto de costearse
las ropas y sufragar
los demÆs gastos.
Finalmente, el Reglamento establecif3
Ia duraciOn do Ia jor
nada escolar en seis horas para los varones
y siete para las niclas,
distribuidas en dos turnos, de maclana
y de tarde, y flj el
perlodo do vacaciones entre ci 22 de
diciembre y el 6 do enero.
La enseæanza secundaria. A excepcin
de Entre RIos, Carrion.
tes, Salta y Santa Fe, en las demÆs provinejas
se realizaron peque..
fibs progresos en el desarrollo de
Ia enseclanza secundaria y los
colegios de los conventos -famosos
algunos coma el de San Fran
cisco, en Catamarca_... siguieron siendo
los centros mÆs impor
tantes para cursar los estudios
preparatorios.
En Santa Fe, por decreto del 16 de
Julio de 1832, Estanjslao
Lopez cre ci lastituto Literarlo de
San Jernimo que, en sus
comienzos, se limit a Ia enseclanza
do latinidad. Solo tres aclos
despuØs de su fundaciOn fue organizado,
designndose rector
al sacerdote doctor JosØ AmenÆbar.
Funeion
‘regularmenre
hasta 1838, cuando fue cerrado.
Reabierto en 1845, en acto
solezune que se efectuO en ci convento
de San Francisco, dict
Ia primera clase el general Pascual
Echague, quo ademÆs de
gohernador de la provincia era rector
dcl Enstitt. Pero Ia vida
del estabieejmjento continuO siendo
sumamente limitada.
Corrientes, por iniciativa del gobernador
FerrØ, sancionO leyes
ordenando Ia creaciOn de un instituto
de enseuianza secundaria,
bajo la denominacjn de Colegio de
Nuestra Seæora do las Mer
cedes, y de la Universidg4 de San
Juan Bautista, de Ia quØ fue
designado rector ci doctor Santiago Derqui.
Ambas creaciones no
se concretaron par falta de recursos
y se redujeron, en 1842, a
la inauguraciOn de un aula de latinidad.
Basado en ella, se esta
bleci, en 1850, ci Colegio Argentina,
quo favorecid por los
SUCesjvos gobiernos tuvo vida
prOspera hasta su nacionaliza..
don 1860.
Con la protecciOn del gobierno de Salta,
ci ex jesuita AgustIn
Bailn establecjO en Ia capital de Ia
provincia el Colegio de la
lndependencia, en ci que se dictaron, a
partir do 1847, clases
de latIn, geografia, historja universal,
ingiØs, frances y mjsica.
En 1850 se ampliaron sus enseiianzas
con Ia incorporadj&j d
.cursos de filosofia y do mateniÆtjcas.
Este coIegio gozO de pres
ba..
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE -LA EDUCACION ARGENTN
tigio y sus aulas fæeron frecuentadas por alumnos de Salta, Tuc.
man y Jujuy.
La accin del general Urquiza en el gobierno de Entre Rios
tendi a favorecer la educacin de la juventud, pues en ella vefa
el medio de "difundir y propagar la civilizacion, elevar a la
provincia y si se quiere a Ia Confederacin toda a mÆs alto grado i:
de progreso y adelanto".
Su primera creaciSn en el campo de la enseiianza secundaria
lue el Colegio de Estudios Preparatorios, de ParanÆ, cuya orga
nizacin confi en 1848 al presbItero Manuel Maria ErausquIn.
Iniciadas las clases ci 22 de noviembre, la destitucin del rector
producida en enero del aflo siguiente, piante ci problema de :
buscarle reemplazante. Todas las gestiones fracasaron y, a poco
de fun dado, ci nuevo establecimiento comenz a decaer.
En 1849 se instab en ConcepciSn del Uruguay, bajo la direc
cin del sacerdote Lorcnzo Jordana, otro coiegio de estudios
preparatorios, que fue oficializado ci 28 de julio de 1849. Su
existencia, sirnultÆnea con el colegio de ParanÆ, determin a
Urquiza a refundirios con el fin de evitar la reahzacion de los
graiides sacrificios econmicos* que su sostenimiento implicaba.
ClausuradQ en 1850 ci establecimiento de ParanÆ, sus alumnos y
los del colegio de Concepcin del Uruguay se incorporaron al que
empez a funcionar en esta ciudad en un edificio mandado a
construir por ci gobierno. Asi comenz a funcionar ci "colegio his
trico", que resuit de la refundicin de dos colegios de estudios
preparatorios existentes. Para Vdirigirio fue designado ci presbi
tero Erausquin y Jordana Tue nombrado vicedirector..
Lo que dio significacin a esta creacin del general Urquiza
Tue el carÆcter nacional que quiso dane al colegio, en cuyas aulas
fueron admitidos alumnos de todas las provincias. Por tanto,
ci valor extraordinario del Colegio de Concepcin del Uruguay
residi en ci hecho de haber sido un eslabn de la union nacional.
V
V
V
-
3. EL PENSAMIENTO POLITICO-EDUCACIONAL
DEL ROMANTICISMO ARGENTINO
V
Echeverria. Esteban Echeverria 1805-1851, despuØs de cur
sar algunos aæos en ci Colegio de Ciencias Morales, abandonO
sus estUdios cuando contaba apenas dieciocho aæos. En 1825
V
101
marchO a Europa, en busca de los
elementos dc saber de que
carecIa en su patria; y siguiO en Paris
cursos de filosofIa, his
toria, geografia, matemÆtjca, fIsica,
quimica, economla y dere
cho. Al mismo tieinpo se familianizO con
las tendencias ideoiOgicas
y literarias del romanticismo entonces en
boga, cuyos autores,
ademÆs de conmoverlo profundamente,
le revelaron Ia existencja
de un mundo nuevo.
En 1830 retorn al Plata, donde
introdujo el romanticjsmo
literario y ci liberalismo politico.
"Acababa de ver en ci viejo
mundo -dice M. Garcia MØrou- todos
los esplendores del arte,
todos los atractivos de la civiilzacjn
y de Ia cultura y cala de
golpe en ci seno de la barbaric, en
medlo de una tirania rastrera
y campechana.. ; escollaba en Łl fango
de una sociedad corrom
pida por ci despotismo y hollada
por Ia ‘bota de potro’ de un
gaucho torvo y criminal". Tal ambiente
fue ci que le dio impulsos
para propagar la necesidad de
regenerar a Ia nacin e incitO sus
preocupaciones sociales y pedagOgicas.
Fue uno de los principales
animadores del Salon Literario
fundado en 1837 en Ia librerIa
de Marcos -Sastre;. entidad que
originariamene se preocupO por
las lecturas y polOmicas litera
rias pero que pronto derivO sus
intereses hacia los temas econO
micos y poifticos. Clausurado por
Rosas, sus miembi-os se orga
nizaron en ia sociedad secreta
Asociacjn de Mayo, que se propuso
restablecer Ia continujdad de las autØntjcas
tradicjones nacionales.
La acentuaciOn del clinia de
vioiencjas y de las crueldades
del tirano obligaron a EcheverrIa
a retirarse ai campo y, luego,
en 1840, a ref ugiarse en
Montevideo, Oltimo baluarte que se
oponia a Rosas. Alil munjO ci 19 de
enero de 1851.
Su pensamiento politico.educacjonal
lo expuso Echevernia en
ci Dogma socia,li8ta y lo completo
en su discurso sobre Mayo
1 enseuianza popular em el Plata,
y
Cartas a De Angelis y Manual
de ensej7,anza moral para las
escuelas primarias del Estado Oriental.
Ideas sociciles. En ci Dogma
socialist,a 1839, programa de
acciOn de la Asocjacjn de Mayo,
confluyeron diversas influen
-ci cristianismo mIstico de
Lamennais, la
cano.democrÆtjca de Mazzini y ci socialjsmo inspiraciOn republi.
romÆntjco de SaintSimon- con las que EcheverrIa
estuvo en contacto entre 1825
y 1830. Por otro lado, el sentido
histOrico de su generacion,
cias.
Por
un
lado,
corrientes
ideoiOgicas
tIpicamente
europeas
que-sjntiendos
continuadora
de
Ia
generacin
de
Mayo,
Ic
hzo
102
MANUEL HORACIO SOLARI
atenuar su socialismo romÆntico y adaptarlo a la realidad naci.
nal. Por tanto, su doctrina no puede considerarse como un mero
trasplinte de ideas europeas, sino como una adaptacin a
realidad argentina de las ideas dominantes en la Øpoca.
Segiin EcheverrIa, Ia sociedad "es Ta condicin forzosa de
toda civilizacin y de toclo progreso", pues es ci medio en el
cual el hombre puede lograr el libre ej ercicio y el pleno desarrollo
de sus facultades. Mae, para que una sociedad corresponda a sus
fines, es menester armonizar los intereses individuales y sociales.
a fin de asegurar Ia libertid y Ta individualidad de todo ciudada.
no. "La sociedad no debe absorber aT ciudadano o exigirle el
sacrificio absoluto de su individualidad. El interØs social tam.
poco perznite el predozninio exciusivo de los intereses individua.
lea". La perfeccin de la sociedad, que "estÆ en razn de la liber.
tad de todos y de cada uno", solo puede ser asegurada por un
regimen democrÆtico. De ahI que la democracia fuera, para Eche.
verrIa, el nico regimen realizable entre nosotros y Ia misin de
los argentinos consistiera en "preparar los elementos para orga.
nizar y constituir la democracia que existe en germen en nuestra
sociedad".
Para ello era indispensable retornar aT culto de Mayo y a las
olvidadas tradiciones de Ta Revolucin; era necesario tornar com
punto de mira el sentimiento de la democracia, como tradicin,
como principio y como instituciri. "La democracia como tradi
cin es Mayo, progreso contiano. La democracla como principlo,
Ia fraternidad, Ia igualdad y la libertad. La democracia como
institucin conservatriz del principio, el sufragio y la represen.
tacin en- el distrito municipal, en el departamento, en la provin.
cii, en Ia repblica".
Los hombres de Mayo, al mismo tiempo que derrumbaban
el edificio del regimen colonial -"labrado en siglos de ignoran.
cia por Ta tiranla y la fuerza"-, enunciaron los principios que
servirian para la reorganizacin de Ia sociedad argentina. Pero
ens ideales progresistas no lograron imponerse. Triunf Ia causa
de la libertad pero no se aniquilO por coinpieto "ci espIritu de
las tinieblas", suetentando en las tradiciones retrgradas del rØgi
men antiguo. Es que no se habIa logrado la emancipacin mental,
ya que las costumbres y la legislaciOn espauiolas continuaban
trabando el movimiento progresivo de Ta Revoluci6n. En. efecto,
Espauia "nos dej por herencia la rutina", nos inculcO "el dogma
.
HISTOR!A CE LA EDUCACION
ARGENTJNA
-
-
-
-
103
del respeto ciego a Ia tracliciOn
y a Ia autoridad infaljble
do
ciertas doctrjnas"; no ensefjo "a
ser obedjentes y superstjcjosos";
nos "educaba para ‘v-asaljos y colonos";
nos dividIa en "cuerpos,
jerarquIas, profesjones y gremios
onIa
al frente de sus leyes,
y
clero, nobleza, estaclo ilano o
turba annima". En cambio,
democracia "exige accin, iflnovacin,
la
ejerciejo constante de
todas las facultades del hombre";
proclama, al igual que Ia fib.
sofIa moderna,. "Ia iridependencia de
la razn"; nos quiere "sunii
sos a Ia icy"; requiere de nosotros
"una
educacin conforme a Ia
dignidad de hombres libres"; nivela
todas
las condiciones y "nos
dice que no hay mÆs jerarquIas
que las que establece Ia Icy
el gobierno de Ta sociedad".
para
En consecuencja para instaurar
Ia democracia era lnenester
lograr Ta completa emancipacjn
de las tradiciones coloniales.
esta emancipaciOn, segiin
Y
Echeverria, seria obra dc Ia
educacjn
y do las leyes. "Educarlo a! pueblo,
inorigerarlo, sere ci niodo
de preparar los elementos de
una legislacion adecuada a
estado social y a nuestras
nuestro
necesjdades"
EcTucacjn y democracia. La
educacin, en uiltima instancj.3,
era para EcheverrIa ci medjo
dc lograr Ia emancipacjn
del espI.
ritu americano, pues ella, al
emanpiparnos dc las tradiciones
cob
niales, nos harla verdaderamente
libres. Ifasta ese niomento
mos "independien0 pero no
era
libres".
Esta idea Ia coinpietO
Echeverria en ci discurso sobre
M00
y la enseæanza popular en el
Plato, pronunciado en Montevideo
el 25 do mayo de 1844.
Sostuvo alJI que solo una
transforrnacjn
superficial, epidØrmica, fue
Ia que expex-ixnentO el pals
CO]IIO
consecuencia de Ia Revolucjn
de Mayo. Fib se debiO a
que el
principlo de Ia democracia,
nueva fuerza motriz que comenzO
ser el mvil regulador de
a
la vida social, no cc habia
incorporado
a Ia educacjn.
En efecto, ci principio de
Ia deniocracia "aparecj6
en algunas instjtucjones
consignado
revolucionarjas,
pero esas instituciones
no fueron comprendidas
ni Se arraigaron, y por consiguje
poca o ninguna influeneja
tuvieron para regenerar
Ia sociedad y prepararla
al regimen democratic0" Por moralrnente
eso, inedu
cado ci pueblo, fue vIctima
de los que lo extraviaron,
haciØndojo
servjr de instrumento para
sus ambici ones egoIstas 0 sUs
ses do partido. Dc ahi
surgi ci choque entre el principio intere.
demo.
-
104
MANUEL HORACIO SOLARI
HISTORIA DE LA EDUCACJON ARGENTINA
cratico de Mayo y el prxncipio colonial, "vencido, pero no
aniquilado".
Un pueblo, en ci sentir de Echeverria, no puede ser transfor
mado "de un soplo, no cambia sus hÆbitos, sus modos de ver
y de sentir, smo despues de una larga y laboriosa educacion"
"Por pie la deniocracia, hija primogØnita de Mayo, no ha &
logrado convertirse en inconstrastable y reguladora institucion,
y peleamos an por asegurar su imperlo? Porque Ia tierra donde
Mayo desparrani sus principios estaba inculta, porque ci pueblo
no la comprendIa y no supo apreciar los derechos y obligaciones
de su nuevo rango social; y porque nuestros gobiernos... des
cuidaron iniciarlo en ese conocimiento, proporcionÆndoie la edu- :
cacin necesaria". "El pueblo se extravi, porque no lo educaron
para Ia nueva vida social inaugurada en Mayo, pÆra la deniocracia". For tanto, para que Ia transformacin sea perdurable, "para
que se afirme sobre cimientos de granito es indispensable empezar
por Ia educacin. del pueblo".
EcheverrIa retom el tema educativo en sus Cartas a De
Angelis.. DespuØs. de .seaIar que Mayo dej como tradicin y :
dogma la soberanla del pueblo, destac que se err6 el camino
porque se descuid la educacin del pueblo. Solo la educaciOn
podrIa haber hecho a! pueblo capaz de gobernarse a si mismo,
sin necesidad de tutores providenciales que erigen "su trono de
iniquidad sobre los escombros de la anarquIa". Esa faita de
educacin era la causante del cuadro que a sus ojos presentaba
ci pals dominado por la tiranla de Rosas: "ignorancia supina,
pobreza suma, hÆbitos de inercia, desenfreno de todas las paslo.
nes bestiales". Dc ahI su reciamo de Ia labor que le pareci
mÆs urgente: "Educar a! pueblo, preparar el corazn y ci cerebro
de los hoinbres del futuro".
Finaimente, ci Manual de enseiianza moral 1846 -escrito 1
en Montevideo, por encargo de AndrØs Lamas, Tninistro de Ins
truccin Pæblica de Uruguay- respondi a la necesidaci didÆc
tica de divulgar el nuevo "credo social" y los nuevos principios
sobre educacin moral que, de acuerdo con. la doctrina de Mayo,
deblan implantarse en la educacin piibiica. For eso fue una
"exposiciOn de los deberes principales del hombre y del ciucla
dano" de un regimen democrÆtico.
Furzalidad de Ia educacin pzThlica. El problema argentino fue
visto por EcheverrIa como un problema esencialmente educativo:
..
.1
105
babIa que formar ai pueblo para Ia democracia,
que no es una
forma de gobierno sino "ci regimen de Ia libertad,
fundado sobre
Ia igualdad de clases".
De ahI que no pudiera resolverse simplemente
con la creaciOn
de establecimientos de enseiianza, por mÆs que
ellos tendieran a
satisfacer las necesidades del pals. Era inenester
que esos estable
cimientos tuvieran un fin social dado y reconocido,
pues Ia misin
del Estado "no es instruir por instruir lnicamente,
sino educar
con una mira de progreso y de sociahilidad".
Para alcauzar este fin es necesario, segiIn
EcheverrIa, que todo
establecimjento educatjvo satisfaga dos condiciones:
en primer
lugar, que sus enseanzas "sean esencialinente
prÆcticas, que nada
tengan de especulafivo, de irrealizable";
en
"que estØn aniinadas del espIritu democrÆtico, segundo tØrmino.
que es el principlo
de vida de nuestra sociedad".
Por eso, objeto supremo de Ia
educaciOn pOblica fue, para
Echeverria, Ia educacjOn para Ia democracia,
cacin para Ia libertaci. "Instruccin primaria, vale decir, Ia edit
instrucciOn secun
dana y profesional, todo debe eslabonarse
en un sistema uniforme
y encaminarse a este fin". Educacin del pueblo
para Ia demo
cracia debla ser, a sii juicio, "Ia bandera,
ci slmbolo, Ia religion
social de los hombres de inteligencia de
ambas ouillas dcl Plata".
-
4.
DOUMENTOS Y TESTIMONIOS
Decreto del gobernacjor de Crdoba, JosØ
Maria Paz,
autorizando el ingreso de los pardos a las escuelas
1829
"La dolorsa situaciOn en que se advierte
nuestro suelo nativo
en el abandono de la instruccin
pOblica, asI por lo relativo
a las ciencias Ilberales como por las artes
mecÆnicas, no habiendo
hasta ahora nuestros artesanos dado
un paso que muestre su
adelantarniento, como que para dominarlos
era necesidad sumer
girlos en Ia mÆs profunda ignorancia, pues
las luces repelen todo
despotismo y no encontrando motivo alguno
por el cual se exclu
yan de servjr las castas en los demÆs
destinos, coino sirven en Ia
milicia, ha decretado el gobierno lo siguiente:
1Q EstarÆ abierta la puerta de la
instrucelOn pOblica para
todos be hij
de los pardosque tengan aptitud y talento.
:1
106
MANUEL HORACIO SOLARI
2 Se les enseæarÆ gramÆtica y clibuj o, tan necesarlo para pe.
feccionarse en todas las artes.
39 El mismo preceptor que enseile a los jvenes hijos de los
blancos, enseflarÆ a los de castas.
49 Los que tengan talentos y aptitud para el estudio de las
matemÆticas serÆn seuialados por los mismos maestros que
presiden esta cÆtedra.
59 Se pondrÆ especial cuidado en su aprovechamiento.
69 Dos de estos jvenes sern aluinnos del colcgio que el
gobierno determine, y sus asistencias serÆn de cuenta del
Estado. J. M. Paz."
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
107
les aumentarÆ ci local con las piezas Contiguas que sean
mÆs a
propsito, pertenecientes a! mismo edificio.
Rosas. Garrigos,
Oficial Mayor del Ministerio de Gobierno."
-
I
* Restauracin de Ia CompaæIa de Jesus
"Ministerio de Gobierno. Buenos Aires, agosto 26 de 1836.
Mo 27 de la Libertad, 21 de la Independencia y 7 de la Conic
deracin Argentina.
*
"Habiendo venido de Europa a esta ciudad seis religiosos de
la CompaæIa de Jesus, que acogidos por el gobierno de un modo
particular, con aplauso general de los habitantes de este pueblo
catlico, se han manifestado deseosos de ser itiles a esta pro
vincia en las funciones de su instituto que se crean mÆs necesa.
rias para su felicidad, y considerando el gobierno que es ilegada
Ia ocasin do propender al restablecimiento en esta provincia de
la expresada Compaia, tan respetable entre nosotros por los
imp onderables servicios que hizo en otro tiempo a la Religion y
al Estado, en todos los pueblos que hoy forman la Repblica
Argentina, y a fin de posibilitar el logro de este importante
objeto, en uso de la suma del poder. pblico de que se halla
investido, ha acordado y decreta:
Articulo 19. Los predichos seis religiosos de la Compaæla
de Jesus serÆn alojados, mientras permanezcari en esta ciudad,
en ci colegio que fue de la expulsada CompaæIa de este nombre,
entregÆndoseles las ilaves de Øl correspondientes al local que hoy
so denomina Colegio, para que vivan en comunidad conforme a
su regla, se reciban en Ø a todos los demÆs iridividuos de la
CompaæIa que vengan de Europa a observar su instituto en esta
* provincia, y estabiezcan. las aulas de estudio que el gobierno
tenga a Men encomendarles, en cuyo caso, si fuese necesario, se
*
*
*
*
Autorizacin para el funcionamjento del Coleglo
de Ia CompanIa de Jesus
"Ministerio de Gobierno. Buenos Aires. diciembre 7
de 1836.
Mo 27 de Ia Libertad, 21 de Ia Independencia
y 7 de la Confe
deracin Argentina.
"Siendo uno de los conatos del gobierno facilitar
ci estudio
de las ciencias mus uitiles y necesarias al pals,
y en consecuencja
de lo dispuesto en ci artIculo 19 del decreto
de 26 de agosto
uiltimo, por ci cual mand entregar a los padres
de Ia CompauIa
do Jesuis ci edificio denominado Colegio, ha
acordado y decreta:
Articulo 19. Se faculta a los expresados padres
para abrir
desde ahora, en dicho colegio, aulas puiblicas
de grarnÆtica, y
despuØs, cando puedan y lo indiquen las
circunstancias, enseuiar
Ia lengua griega y Ia retOrica, poner escuelas do
primŁras letras
para varones y estabiecer cÆtedras de filosofla,
teologia, cÆno
nes, derecho natural y de gentes, derecho civil
y derecho puiblico
eclesiÆstico, como tambien de matemÆticas.
Art. 29. Para facilitar ci estabiecimiento
y apertura de las
aulas de gramÆtica latina, se prevendrÆ al
maestro mayor de Ia
ciudad, arquitecto don Santos Sartorio, quo,
conforme a las ins
trucciones que reciba del superior de la CompaiiIa,
disponga Ia
coinpostura y aseo de las piezas en que hayan de
situarse dichas
aulas.
Ar. 30 Igualmente se ordenarÆ al rector de Ia
Universidad
ponga a disposicin dei expresado superior todos
los trastos, znue
bles y utensilios que haya de ms en el
estabiecinziento a su cargo
y que no haciendo allI faita puedan ser uitiles a!
servicio de dichas
aulas, cuya entrega Se harÆ bajo prolijo
inventario, triplicado,
firniado por ambos, del cual un tanto retendrÆ
ci rector de la
Universidad, otro entregarÆ a! superior de Ia CompafiIa,
y ci otro
se elevarÆ al gobieio,
Rosas. Qjgs, Dficiai Mayor del
Ministerjo do Gobjerno."
- -
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
*,1ANUEL I-IQRACIO SOLARI
108
para .que se afirme sobre cimientos de granito, es preciso empezar
por la educacin del pueblo.
"La obra serÆ lenta y exigirÆ constancia; deberÆn concurrir
a ella muchos operarios participantes de gloria Men pequefia, y
tendrÆ por lo misrno poco aliciente para las ambiciones egoIstas;
pero espero en Dios que no faltarÆn corazones nobles, capacida
des altas que se contenten con ci bolo del pueblo, con su humil
de, pero sincera gratitud.
"Las generaciones jvenes, especialmente, son las que deben
dar cumplimiento a ese laborioso legado de nuestros heroicos
padres, y elias, no dudo, se dedicarØn con ahInco a esa tarea
de sacrificlo, si quieren que sus hijos las bendgan y repitan
alguna vez: cumplieron dignizmente con su deber.
EscuelaS 1838
Circular del Inspector General de
-
del Excmo. Sefior Gober.
"El infrascripto ha recibido orden Restaurador
de las Leyes,
Provincia, Nuestro Ilustre
nador do Ia
para manifestar a la seæora
brigadier don Juan Manuel de Rosas,
que no pudiendo ci
presidenta do -Ia Sociedad de Beneficencia, las personas emplea
de
gobierno al presente abonar los sueldos
se hallan a cargo de
quo
educacin
de
das en los establecimiefltos
los demÆs gastos quo a ellos
Ia Sociedad do Beneficencia ni
correspondn, ha dispuesto:
a los inspectores de Ia
Priinero: Que Ia Sociedad prevenga
padres o deudos de cada
ciudad y campafia que exijan a los
corresponda para subvenir el
una do las alumnas la cuota que
iltiles de cada escuela; por
pago do la casa, maestra, monitora, y
se hallan asignado
N
ejemplo: para la casa de Ia escuela
pago do la maestra, treinta
ciento sesenta pesos, ciento para ci
fitiles, que bacen un total d
para el de nionitora y diez para
en ella, corresponde
trescientos pesos, y si existen den educandas
por este orden, asignando a cada
a tres pesos para ada una, as1
corresponda, segiin el niime
alumna la nis o menos cantidad quo
ro que bubiera.
suma que le fuera asig
Segundo: Que Ia que no entregare Ia
nada sea despedida.
cantidad necesaria, cese Ia
Tercero: Que si no se reuniese la
la RepThlica del tirano
escuela o escuelas basta que, triunfante
bloqueo que hoy sufre injus
que intenta esciavizarla y libre del
costear estos establecimientOs
tamente, pueda ci erario volver a
tan ætiles de beneficencia pflblica.
sea extensiva al Colegio
Cuarto: Que esta misma disposicifl
lo harÆ cesar tambiØn inme
do HuØrfanas, cuyo establecimiento
para su sostØn las can
diatamente La Sociedad, si no alcanzaren
deudos."
tidades quo abonen los padres o
*"La educacin del pueblo es indispensable para encontrar la
segunda incognita del problema de Mayo -es decir, la regene
raciOn del pals, y es imposible fundar institucin aiguna demo
crØtica, salvarnos de Ia guerra civil, de. las reacciones retrOgradas
y del predominio del sable, sin incorporar de antemano en nues
tra sociedad por mØdio de Ia educaciØn el el.emento trinitario de
Ia democracia.
"Tiempo es ya de pensarlo seriamente. No hay salud, no hay
porvenir feliz ni progreso slido para estos palses sin una con
dicin -Ia educaciOn del pueblo encaminada a Ia democracia-;
que debe ser la bandera; el simbolo, Ia religion social de los horn
bres de inteligencia de ambas orillas del Plata."
*..
*
-
{Deficiencias
ECHEVERRIA
IDEAS EDUCAC1ONALES DE ESTEBAN
[La educaCifl del pueblo
un trabaj o de recons"Teneinos, es verdad, que emprender
que Øste sea sOlido y duradero,
truccin; pero sabemos que para
109
-
-
Mayo y la ense,lanza popular en el Plata. Fragmento.
de Ia instruccih pblicaj
-
"En la Øpoca actual, seflores, despuØs de b que ha pasado
entre nosotros, y en vista de los extravlos de Ia revoluciOn, seria,
en n-il concepto, una falta inexcusable contentarse con reproducir
lo que se ha hecho anteriormente en materia de instruccin
pæblica.
"Se ha creldo hasta ahora que bastaba instruir, quc bastaba
abrir escuelas y universidades para satisfacer las necesidades
del pals en punto a instruccin. Error, seæores, error gravIsimo.
La instruccin propagada sin un fin social dado y reconocido, sin
una tnira de maralidad y.sociabiliclad,lejos de ser til puede ser
110
MANUEL HORAC1O SOLAR1
perniciosa, puede extraviar los Ænimos, relajar las costuinbres;
fecundar el egolsnio sofocando el germen de las civicas virtudes;
puede, en una palabra, sembrar en las entraæas de las genera
ciones nuevas, principios de desorden y de perpetua anarqula.
"Esto precisamente ha sucedido entre nosotros, merced por
una parte a Ia instruccin pilbilca y por otra, a Ia libertad ilimi
tada de enseæanza que ha existido hasta hoy en el pals. Estoy
persuadido de que gran parte de ios males sufridos por la Rep
Mica Argentina, males cuya duracin no es posible calcular, pro
vienen del vicioso sistema de instruccin piblica, planificado en
Buenos Aires del ao 21 a! 27, y de haber estado en tiempos ante
riores en manos de especuladores que hacian granj erla de ella
como de una industria cualquiera, por el abandono en que Ia
dejaron los gobiernos.
"Los estadistas de nuestro pals olvidaron que Ia niisin del
Estado no es instruir por instruir iinicamente, sino instruir con
una mira de progreso y de sociabilidad, principalmente en palses
nuevos como los nuestros, reciØn emancipados, y que para ser
1ilres necesitaban pasar por una verdadera transformci6n social.
"Si b que acabo de decir es cierto, si tenemos, como no dudo,
la prevision nacida del conocimiento de los errores del pasado,
en la cuestiOn de que se trata todo estÆ reducido a dar a la
instrucciOn pblica una organizacin adecuada a las necesidades
del pals y propia para desarrollar normalmente tanto sus institu
clones como su sociabilidad. Fuera de este problema no hay cues
tin de interØs alguno para nosotros. [nstruccin primaria, ins
trucciOn secundaria y profesional, todo debe eslabonarse en tin
sistema uniforzne y encaminarse a ese fin. Considerar de otro
modo Ia instruccin pblica serÆ reproducir los errores del pasado
y nunca salir de atolladero."
Objeto y fines de Ia in-struccin pz2blica. Frag’mento.
informe al "Consejo de Instruccin PtibJici" ile Monte
video.
[Necesdades de Ia instruccin pÆblica]
"Para conoeer las necesidades reales del pals en Ia materia
de instrucciOn piThilca, no hay mÆs que echar una mirada sobre
nuestra sociedad y ver los elementos de que ella se compone.
"En primer lugar tenemos Ia mayorIa de la poblacin habitando
la campaæa y satisfecha de la condicin en’ que ha nacido y en
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
‘1
111
que vivira por muchos y muchos aæos. La primera necesidad
de
esta clase es saber leer, escribjr y contar; pero para vivir
social
mente y deseinpeiiar sus deberes cIvicos, esta clase, nlÆs
que nm.
guna otra de nuestra sociedad, necesita aprender a
vivir moral.
mente, porque ci hombre no es una realidad sociable
sino cuando
vive unido a los demØs por el sentimiento racional
de Ia justicia
y del deber.
"En las escuelas prizuarias deberÆ ensefiarse
Ia moral, los de
rechos y deberes del hoinbre y dcl ciudadano
y Ia Constitucjn
del Estado.
"Tenemos en segundo lugar la poblacion de las
ciudades, apli
cada a Ia industria, al comercio, a la ciencia,
gozando de cierto
bienestar y con aspiraciones mÆs altas y extensas
que las de las
campafias, y de cuyo seno saldrØn los legisladores,
los adminis.
tradores, los jurados, los Inilitares, todos esos
hoznbres, en fin,
destinados a ejercer una influencja directa
y decisjva sobre Ia
suerte de su pals.
"Es claro que las necesidades de esta clase, en
punto a instruc
don, son diferentes, mÆs amplias que las de
Ia anterior, y que
Ia enseanza que reciba en las escuelas debe
calcularse con arre
gb al papel que est destinada a desempeflar
en Ia sociedad, y
a las tendencias y disposiciones que predominan
en ella. Esa ins
trucciOn deberÆ ser industrial, mercantil, hasta
cierto punto cien
tlfica. Las escuelas secundarias se la
proporcionarÆn ampliamen.
te, porque nial puede ci pals prosperar si los
hombres que han
de dirigirlo no tienen las laces necesarias.
AdemÆs, del seno de
esa poblaei6n de las ciudades se desprende
un pequeilo nOmero
de jvenes que se consagran a! ejercicio
de las nicas carreras
cientIficas que pueden medrar en el pals: la
abogacIa y la niedi.
cina. Una escuela de medicina y otra de
derecho bastarlan para
lienar esa necesidad.
"La instruccjn primaria clebe consjderarse
como ci funcla
niento indispensable de todo buen sisteina
de instruccOn pOblica;
Ia instruccjn secundarja coino s desarrollo
necesarjo: Ia ins.
trucciOn cientlfica como su complemento.
Pero estos tres grados
de instruccjn deben eslabonarse entre sI,
de Jo
sistenia, no hay plan uniforme, ni concepciOn contrario, no hay
cientifica de Ia
instrucciOn pblica."
Objeto y fines de Ia instruccjn pzlblica.
Fraginezzto.
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
4
113
1. IDEAS DE JUAN BAUTJSTA ALBERDI
Las "Bases" y Ia organizacin del pais. A mediados de 1852
Juan Bautista Alberdi 1810-1884 public en Valparalso su libro
Bases, el que, sintetizando el ideario y las aspiraciones de los
argentinos proscriptos durante Ia tiranIa de Rosas, sefial los
"puntos de partida para Ia organizacin polItica de Ia Repblica
Argentina" y sirvi de inspiracin a los constituyentes de 1853.
La constitucin a dictarse debIa. partir de la situacin del pals,
cuya independencia estaba asegurada. Por tanto, no debIa cerrar
a! pals a Ia accin civilizadora de Europa. "Toda la civilizaciOn
de nuestro suelo es europea", afirm Alberdi, y "en America todo
CAPITULO 5
LA EDUCACION EN EL PRIMER PERIODO DE LA
ORGANIZACION NACIONAL 1852 1862
-
lo que no es europeo es bÆrbaro." Nuestro deber, en consecuen
cia, era favorecer Ia penetracin del espIritu vivificador de Ia
civilizacin europea. " Queremos plantar y aclimatar en America
Ia libertad inglesa, Ia cultura francesa, la laboriosidad del hombre
de Europa y de Estados Unidos? Traigamos pedazos vivos de
ellas en las costumbres de sus habitantes y radiquØmolas aqui
Queremos que los hÆbitos de orden, de disciplina y de indUstria
prevalezcan en nuestra America? LienØmosla cie gente que posea
hondamente esos hÆbitos... La planta do la civilizacin no se
propaga de semilla. Es corno Ia villa, que prende y cunde de
La tarea de organizar a la Nacin, despuØs de la batalla de
Caseros que derrib Ia tzranha de Juan Manuel de Rosas, llev
a un nuevo planteainiento dcl problema politicosocial que, hasta
ese ni,omento, se lzabIa centrado en una oposicin entre federales
y unitarios. Urquiza super esa oposici5n al definir claramente
su actitud, como opuesta a la del tirano derrocado, en la sesin
inaugural del Congreso General Constituyente reunido en Santa
Fe: "Antagonista de su politica -expres-, tome un rumbo
opuesto para dar uni/ormidad a los espiritus y a los intereses.
La intolerancia, la persecucin, el exterminio /ueron la base de
su politica; y yo adoptØ POT diviscs de la mia, el olvido de todo
lo paado y Ia fusion de los partidos". De ahI que proclamara
Ia necesidad de sancionar zrna ConstituciOn que hiciera imposible
la anarquIa y el despotismo. "Ambos monstruos -duo- nos
han devorado. Uno nos ha ilenado de sangre; el otTo de sangre
y de vergenza."
La Constitucin Nacional fue .sancionada el 1 de mayo de
1853 y promulgada por Urquiza el dia 25 de mayo. Pero la pro
vincia de Buenos Aires, que habia rechazado el Acuerdo de San
Nicolds y acudido a las armas para sostener su. autonomIa, se
mantuvo alejada de la ConfederaciOn, que tisvo sit sede en ParanÆ.
SOlo despuØs de la batalla de PavOn se puso tØrmino a las difi
cultades y, con Ia eleccin de BartolomØ Mitre como presidente
de la Nacin, la RepÆblica inici una nueva etapa de su historia.
,
gajo".
Para ello, era preciso que en la constitucin a dictarse se pro
pusieran los fines mÆs convenientes para nuestro pals, los cuales
eran, para Alberdi, los que asegurasen el engrandecimiento mate
rial y moral de nuestro pueblo. Para aumentar la poblacin de
la Repiiblica, debIan darse en Ia constitucin garantias de eje.
cucin y realidad, no promesas: garantizar la libertad de cultos,
pues excluir los cultos disidentes implicarla excluir a los pobla
dores que mÆs necesitÆbamos; prodigar la ciudadanla y el domicilio
a! extranjero, sin imponØrselos; asimilar sus derechos civiles
a! del ciudadano; permitirle el acceso a los empleos pblicos de
rango secundario; reconocer Ia inviolabilidad del derecho de
propiedad y la libertad completa del trabajo, de Ia industria y
del comercio exterior e interior, marltimo y terrestre; asegurar
la paz y el orden interiores. El establecimiento de estos fines
esenciales harla do la constitucin a dictarse un instruniento de
civilizacin y de cultura.
I
114
MANUEL 1-IORACIO SOLARI
propoflerse la constitUCi6fl, A1ber-’
Fij ados los fines que debIa
medios que permitirIafl alcanzarloS. Uno
di se ocup de sefialar los
del pueblo.
de ellos lo centr en Ta educacin hombres de Mayo, a juicio de
Sus ideas sobre edu.cacin. Los
elevar a las claes populares
Alberdi, tuvieron un noble empeulo:
regimen democrÆticO de gobierno.
a la altura que requiere un
Ia cultura por medlo de Ia ins.
Para ello, trataron de diiundir
que mÆs que instruccifl nues.
truccifl. Y aT hacerlo, olvidaron
que no se logra con Ia creacin
tro pueblo necesitaba educacin,
sino "Se opera por Ia accin espon.
de estableCimiefltos educativos
ci ejemplo de una vida mÆs
tÆnea de las cosas", se hace "por
refiriØndose a los hombres
civilizada que la nuestra". Por eso,
escribi en Bases: "no vieron que
dci perIodo revolucionario,
en ci caso de hacerse, de
nuestros pueblos nacientes estaban
Ia instruccin es ci medio
si
formarse, antes de instruirse, y que
desenvueltoS, la educacin por medio
de cultura de los pueblos ya
instruccin que mÆs conviene a los
de las cosas es ci medio de
pueblos que empiezan a crearse".
por Alberdi
civilizadora de Europa fue considerada
La ain
pals.
nuestro
requerido por
como ci medio esencial de educacin inmigracifl europea -"go.
la
Dc abI sus afanes por fomentar
de que nos ayudara a instruir,
objeto
con ci
bernar es poblar"
En efecto, ci inmigrante
educar, moralizar y mejorar Ta raza.
en sus hÆbitos que
europeo nos podia traer "mÆs civilizacin
que muchos libros de
luego comuflica a nuestroS habitantes,
vivientes en nuestro
filosofla". Y esos hÆbitos de civiizacin,
en "ci catccislno mÆs eli
medio, se convertirlan para nosotros
la ociosidad y la ineptitud
ciente", que nos enseiiarIa a vencer
para la industria.
defensa que hizo Alberdi
Estas ideas justifican la fervorosa
pueblos civilizados, pues ella
de la inmigracin proveniente do
con Ia cultura la libertad,
educarIa a nuestrO pueblo, aclimatando
bÆbitos de orden, de disciplina y de
y nos ensefiarla a crear
vencer "al grande y agobiante
trabajo. Solo asI nos serIa posible
desierto, ci atraso material, la
enemigo de nuestro progrcso: ci
continentc".
naturaleza primitiva y bruta do nuestro
iograr el arraigo
Cmo
COmo favorecer Ia inmigracin?
de Alberdi a
respuesta
La
laboriosas?
do poblaciones activas y
extranj ero ci
al
reconociendo
estos interrogantes fue concreta:
circulaciOn
libre
Ia
estabieciendo
uso de sus derechos naturaies,
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
115
de los hombres, las ideas y las cosas, dÆndole, sin distincin de
razas ni de creencias, reales y efectivas garantIas materiales y
morales.
No bastaba, sin embargo, con esta accin civilizadora de
inmigracin.
Para complementarla, sostenIa Alberdi, era nece
la
saria la instruccin, pero una instruccin tal que implicara una
franca rectificacin de la orientacin hasta entonces dominante.
Era menester dej ar a un lado ci cultivo de las disciplinas filosficas,
reemplazÆndolas por ci conocimiento de las ciencias prÆcticas y
aplicadas, porque Østas eran las thiicas capaces de "ponernos en
aptitud de vencer la naturaleza selvÆtica que nos domina por
todas partes". De ahI que, en lugar de telogos y filsofos, nece
sitÆramos ingenieros, gelogos, naturalistas, hombres de comercio
y de industria.
De ahI los afanes de Alberdi porque los planes de estudios
desterraran, ante todo, ci latin y, en su lugar, obligaran al
aprendizaje del iriglØs, "idioma de la libertad, de la industria y
del orden", e impusieran ci estudio de las ciencias y artes apli
cadas y conocimientos prÆcticos, que .brindaran una utilidad
material e inmediata.
2. LA ACCION EDUCACIONAL EN EL ESTADO
DE BUENOS AIRES
RØorganizacin de Ia en.seIianza. Vencida la tiranla en la
batalla de Caseros 3 de febrero de 1852 surgiØ una preocupa
cin fundamental en ci orden educativo: retrotraer las cosas a la
situacin en que se hallaban antes de que se iniciara Ia tirania.
Sin embargo, en Buenos Aires pocos fueron los progresos educa
tivos en los primeros aos, pues hasta que Sarmiento comenz a
actuar, la educacin se debati en medio de la mayor desorien
tacin.
Comenzaron las autoridades provinciales derogando el tris
temente cØlebre decreto de 1838, que habIa suprimido del
presupuesto las partidas destinadas al sostenimiento de la ense
æanza. Restituyeron a Ta Sociedad de Beneficencia las atribuciones
que Rivadavia le habIa conferido al fundaria. Crearon ci Minis.
terio de Instruccin Pæblica, a cargo de Vicente Fidel Lopez,
confiÆndole la "inspeccin y vigilancia directa de todo lo con-
116
MANUEL HORACIO SOLAR1
cernente a escuelas y casas de educacin". Intentaron reorganiza
Ia Universidad y proyectaron la creacin d6 una escuela normal
y otra de comercio. Pero todos estos propsitos fracasaron:
faltaban maestros y recursos y el pueblo se mantuvo alej ado de
las escuelas e indiferente a todas las cuestiones relacionadas Con
la enseæanza.
Las "jornadas de junio" y el rechazo por la Legislatiira del
Acuerdo de San NicolÆs, la revolucin del 11 de septiembre de
1852 y la posterior constitucin del Estado de Buenos Aires,
dieron origen a nueyas situaciones polIticas que trajeron como
consecuencia modificaciones en el gobierno escolar. pero no
ilegaron a cambiar la situacin. El Ministerio de Instruccin
Pæblica fue disuelto por ci gobernador ValentIn Alsina, y en SL1
reemplazo se restableci el Departarnento de Primeras Letras.
bajo la direccin del rector de la Universidaci. Luego. en noviem.
bre de 1852, se separ el Departamento de Ia Universidad y las
escuelas de primeras letras fueron colocadas bajo Ia dependencia
de un Inspector General. En octubre de 1854, al sancionarse Ia
icy municipal,, se encarg a Ia Municipalidaci ci mantenimiento
y vigilancia de 1a instruccin phiica. poniendo Los estahiecimientos de varoæes a cargo de una Comisin de Educacin. Final
mente, en febrero de 1855, ci primer gobernador constitucional
de Buenos Aires, Pastor Obligado. cre ci Consejo de Instruccin
Pbiica, bajo Ia presidencia del rector de Ia Universidad.
Esta serie de medidas gubernamentaics, reveladoras de una
falta de orientacin definicla al enfocar la so1iicin dcl problerna
de Ia organizacin educacional, tuvieroTi sin embargo efecto satis
factorio, en el sentido de que lograron restituir los estabicimien
tos de enseiianza prÆcticamente supritnidos durante in tiraxiIa.
Pero la superposicin de autoridacles cre. al mismo tiernpo. una
fuente de conflictos para ci futuro. En efecLo, ci gobierno de in
ensefianza se reparti entre Ia Municipahdad. el Consejo de Ins
truccin Puiblica y la Sociedad de ]3cneficencia. que continuaba
teniendo a su cargo las escuelas de nilias.
El verdadero progreso educativo de Buenos Aires se efec[u
entre 1856 y 1861 y se debi a la accin personal desplegada por
Sarmiento, que hizo de la provincia ci ctnIro renovador de in
educaciSn.
Colegio Seminario y de Ciencias Morales. A los pocos dIas
de organizado ci gobierno provincial, Valentin Alsina intent
HISTORIA DE LA EDUCACION
ARGENTINA
117
reabrir el Colegio Seminario y de Ciencias
Morales. Comenz
disponiendo, ci 20 de marzo de 1852,
que las tropas que lo
tenIan por cuartel desalojaran el edificio del
colegio, y constitu.
yendo una cOlflisin encargada de su
refaccin. Dos dias despuØs,
fij un plazo de quince dIas para que
el Provincial de San
Francisco dispusiera el desalojo de una
parte del Convento, a
fin de poder dar albergue a los jvenes
de las provincias que
"anhelan recibir la educacin de que
habian. sido privados duran.
te Ia tiranIa". Los sucesos que se produjeron
entre
y Ia Confederacjn inpidieron que Ia reapertura Buenos Aires
proyectada pu
diera efectuarse.
Constitujd0 ci Estado dc Buenos Aires,
su gobernador Pastor
Obligado procedi a abrir ci colegio,
confiando su rectorado al
sacerdote doctor Eusebjo Agliero. Hombre
vinculado a Rivadavia,
ci nuevo rector retom ci plan y los
propsitos del antiguo Coiegio
de Ciencias Morales; por eso, Ia ensefianza
que se brind estuvo,
en cierto sentido, alejada de los
requerimientos practicos de Ia
Øpoca. "En Ia letra del programa oficial
y en s espIrltu -sea1a
Federico Tobal- estaban ausentes easi
por completo las ciencias
exactas y las ciencias naturales. En
cierto modo æuestro coleglo
reproduce ci plan de enseiianza del Colegio
de Ciencias Morales
de la epoca de Rivadaria, ci del colegio
de Cordoba y aun ci de
su misma Universjdad durante Ia colonia".
Mas, con su orientacin,
se intent formar un clero nacional
ilustrado y una generacin
culta, moral y religiosa.
A pesar de las dificuftacles econdmicas
res, ci establecimiento fue desenvoivjØndose y Ia falta de profeso.
normalmente, Ilegan.
do a ejercer atraccin en toda la
Repblica. Pronto fue frecuen.
tado por los hijos de las familias
patricias de Buenos Aires y
del Interior
En 1862 paso a depencler de la Nacion,
en virtud a lo esti
pulado en ci Pacto de San JosØ. de
Flores que, por su artIculo
8, garantizo a Ia provincia su presupuesto
de 1859, hasta cmco
auios despues de verificarse su
incorporaclon por Ia aceptacion y
jura de Ia Constjtucjn Nacionai.
En 1863 ci Colegio Seminario y de
Ciencias Morales sirvi de
base para Ia fundacion del Colegio
Nacional Solo dos aiIos mas
tarde, ci 15 de febrero de 1865, fue creado
ci Seininario Conciltar
de Buenos Aires
.
S
118
MANUEL HORACIO SOLARI
Desde el momento
Sarmiento en el Departamento de Escudas
centro y el impul.
el
Aires, Sarmiento fue
de su liegada a Buenos
educacional de la provincia. Desde el cargo
SOT de toda la accin
para el que fue designado
cle Jefe del Departamento de Escuelas,
actividad extraordinaria que
el 7 de junio de 1856, desarroll una
Formacion del fondo
abarc todos los aspectos de la vida escolar
adecuados, mejora
escolares
de escuelas, edificacion de locales
de material didÆc
miento de la idoneidad del magisterio, provision
del pals,
pedagOgica
tico, Iundacin de la primera publicaciOn
Su
descanso.
sin
luchO
fueron las cuestiones por cuya solucin
durante
expuesto
habIa
actuacin fue la ejecucin de las ideas que
educacional que, aæos des
su exiiio y ci anticipo del programa
del pais
pues, desarrollaria desde Ia primera inagistratura
Buenos Aires, aI
El desarrollo educacional que presentaba
de Escuelas, se
asmir Sarmiento la jefatura del Departamento
Opoca de Rosas. Por
debIa a la accin desarrollada antes de la
la reconstruccion del
eso, "caida la tiranla no se hizo mas en
rehabthtando la
edi{icio de Ia educacion publica, que satisfacer,
echaba en cara al
tradicion ilustrada, ci voto del pueblo que
haber cerrado las escue
tirano, como ci mayor de su delitos, ci
la educacion carecia
las" Sin embargo, pese a su desarrollo,
podria "con rentas que
de base sohda, pues ci Estado nunca
del desenvolvimiento
estÆn calculadas para otros fines, ir a la par
Por eso, su pri
educacionales
natural" de los establecimientos
dotar a la edu
de
necesidad
Ia
mera preocupacion fue pregonar
sancionada ci
icy
la
con
obtuvo
cacion de rentas propias, lo que
lesa patria
de
reo
Rosas
21 de julio de 1857 que, al declarar a
al sosteni
destinO
los
y ordenar la confiscacin de sus bienes,
miento de las escuelas del Estado
edificios
Sarmiento se preocupo de que las escuelas tuvieran
vista
de
punto
ci
desde
adecuados, no solo por conveniencias
Dc
ornato.
de
educativo sino tanibiØn por razones de bigiene y
1858
de
agosto
ahi que influyera en la aprobacion de la icy de
escolares, mo
merced a la cual doto a la ciudad de dos edificios
e
Monserratnumentales para su Øpoca -Catedral al Norte y
pohia
en las
hizo posible la construccion de casas para escuelas
de Fiores,
Jose
San
Martin,
San
ciones de Quilmes, San Justo,
Blanca, Las Flo
Baradero, Moron, Merlo, San Fernando, Bahia
res, Chivilcoy, Navarro, etcetera
HISTORIA DE LA ‘EDUCACION ARGENTINA
119
La falta de preceptores, sensible especialniente en las escuelas
de Ia campaæa, determin que en 1856 se proyectara la creacin
de dos escuelas normales, una de maestros y otra de maestras,
con ci fin de solucionar ci problema de la formacin del magis
tprio. Sarmiento -fundador de la primer-a escuela normal de
SudamØrica- adopt una actitud para muchos inesperada: aus
pici con todo entusiasmo la creacin de Ia escuela de maestras
y consider que, por largo tiempo, no debla pensarse en forinar
a los varones para ci magisterio.
Su franco apoyo a la escuela normal de muj eres es fÆcilmente
comprensible: consideraba a la mujer mÆs apta que ci hombre
para Ia enseiianza, ya que su misiOn como educadora "le esti
sefialada por la naturaleza, porque ella tiene mÆs corazn, por
que, virgen o matrona, ileva en su seno ci instinto maternal". A
esta razn se agregaba otra de carÆcter prctico: las muj eres son
mÆs permanentes en ci ejercicio de su profesin, ya que "no
tienen como los hombres ocupaciones mÆs productivas que las
que le proporciona la enseflanza". Se oponla, en cambio, a la
fundacin de una escuela de maestros porque creIa que no darla
resultados inmediatos, como era imprescindible. Por eso, opuso
a los defensores del proyecto Ia idea de utilizar a los muchos
inmigrantes europeos que habla en Buenos Aires, que poseIan
"mÆs instruccin que Ia que se requerIa para nuestras escuelas".
Ambos proyectos quedaron encarpetados, debido a las difi
cultades existentes entre Ia provincia y Ia Confederacin. DØ ahI
que Sarmiento, dc acuerdo con su lema -"Haya escuelas que ci
maestro existe"-, se dedic a crearlas en todo ci territorio de
Buenos Aires. Dc inmediato se consagr a mejorarlas y, para
ello, se preocup por mejorar ci magisterio y la ensefianza.
Para mejorar la ensefianza Ora indispensable reemplazar los
viejos textos. La accin que desarroll en este sentido impulsO
Ia publicacin de nuevos libros escolares, como ci Silabario ar
gentino de Jose A. Wilde, El Tempe argentino de Marcos Sastre,
Rudimentos de aritmØtica de Bode, Album literario de Toribio
Arauz, Lecciones de ortografa, Lecciones de gramdtica, etcetera.
Al mismo tiempo, hizo adoptar en las escuelas La conciencia de un
niæo y La vida de Jesucristo, que en 1844 habla publicado en
Chile, con ci obj eto de imciar a la niæez en la instruccion rehgiosa
y en la moral critiana
120
MANUEL HORACIO SOLAI
Pero era necesario mejorar tambiØn ci magisterio y format
una opinion favorable a Ta acciOn educacional, ya que sin ci
espiritu puiblico que la vivifique "la instrucciOn comiin serÆ siem.
pra planta raqultica, cultivada en suelo ingrato e iflCapaZ dc pro.
pagarse". No existiendo ese espiritu pæblico sOlo habla iin
solucin: formarlo. A ello y a dotar a los educadores dc Ins
medios para mejorarse, tendi la fundacin de los Anales de la
Educacin Comz, primera publicaciOn pedaggica que tuvo el
pals. En sus pÆginas tuvieron cabida informes, memorias. artIcu.
los sobre cuestiones dc enseæanza y todo lo que se relacionaba
con la vida de las escuelas.
En su informe de 1860, Sarmiento sintetiz Ta situaciOn educa.
cional de la provincia, que era fruto de su esfuerzo, expresanclo:
"Tal como se presenta la educacin pIblica en Buenos Aires
yar la mÆs adelantada dc la America del Sud, por Ta erecciOn cle
numerosos edificios, por la perfeccin de sus mØtodos, por Ia
belleza de sus implementos y por la buena condicin, eficacia y
baratura de sus textos de ensefianza. Si en adelantos matriales,
en ferrocarriles, puentes, muelles, he.nios apenas iniciado al pals
en los progresos de nuestra Øpoca, eu educacin publica podernos
lisonjearnos de mejores resultados relativos".
Alej ado Sarmiento del Departamento dc Fscuclas, Østas vol.
vieron a depender del rector de la Universidad
hi educacin
elemental detuvo ese progreso extraordinario que realiz en Bue.
nos Aires en poco menos de un lustro. Pero Ia obra realizada
trascendiO al pals, despertando curiosidad, suscitanclo entusasmo
e intensificando convicciones en favor de la educac ion popular.
Juana Manso. Reincorporada a la vida argPntina en 1853.
despuOs del ostracismo que impuso a su fainilia Ia urania. Juana
Paula Manso de Noronha 1819.1875’ se convirEi. pOCO anos
puØs. en la mÆs eficaz colaboradora dc Sarmieni. Designada
directora de la primera escuela mixta que funciint en Buenos
Aires realizO una intensa acciOn tendienie a renovar Ia educacin
elemental: ensayO la coeducacin, expcriment nuevos mØtodos
de enseæanza basados en Ia intuicin, incorporO a] contemdo esco
lar el aprendizaje de idiomas extranjeros. Pero sus reformas. que
levantaron grandes resistencias, Ia determinaron a abandonar ci
cargo en 1865.
Desde los Anales de la Edu.cat"in Corn.Æn. en cuva direcciOn
reemplazO a Sarmiento, combatiO por la causa de Ia educaciOn
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
121
popular Opuesta a Ia escuela verbahsta, propago las ideas de
Pestalozzi y SOStuvo la necesidad de una educaciOn integral. Pre.
ocupada por Ia formacin del niæo, divulgO los principios froebe
lianos y defendio Ia difusion de los jardines de infantes Deseosa
de mejorar la educaciOn, luchO por crear una opinion en fa
vor del mejoramiento de la situaciOn del magisterio. Es que
crela firmemente que para tener buenos maestros era menester
daries un sueldo decente y rodearlos de consideracjOn. "El hombre
que despreciado de sus conciudadanos -escribla-, oprimido de
sinsabores, hostigado por la penuria de medios, ye sufrir a los
suyos sin pocler aliviarlos aunque sOlo sea para hacer niOs tolera
ble su posiciOn, trabaja muchas veces diez o doce horas por
dia, pero ese desgraciado no ama ni puede amar una profesin
tan ingrata, y si no Ia deja, es porque no se le presenta otro
recurso, pero Ia considera su presidio y su cadena, ci no
puede,
aunque quiera, ser amable ni paciente con sus discipulos
y la
disposiciOn dolorida de su espIritu ha de reflejarse en sus
actos
en la escuela".
TambiØn era precise, para Juana Manso, mej orar Ia
ensefjan
za Para ello era necesarlo recurrir a tres medios basaria
en ci
interØs del alumno, desenvolverla en torno de Ia activjdad
libre
del mæo y afianzaria suavizando la disciplina
Propagandista de Ta instruccin de la mujer, encontrO ci me
dio ideal para favoreceria con ci establecimiento de
bibliotecas
populares. Para ella, ci libro era ci amigo mÆs leal de la
mujer.
"El -dada----. serÆ ci cmphce y ci consolador de sus males,
ci
calmarÆ su pesar de un modo mÆs radical que los banales
con
suelos que nTo liegan hasta su corazOn dolorido. La mujer
que lee
y ama Ta lectura, iucharÆ mej or contra ci infortunio, contra alguno
de esos dolores agudos que saben quebrantar las fibras
de los
corazones mÆs firmes"
Juana Paula Manso compietO su intensa acciOn con Ia traduc.
cion de varias obras didacticas norteamericanas y ia
pubhcacin
de un texto de historia de las provincias del Rio de la
Plata
La Uziiversidad de Buenos Aires. La situacin creada
por la
revoluciOn de 1852, que mantuvo a Buenos Aires separada
de Ia
ConfederaciOn, determin que la Universidad continuara
como
establecimiento provincial, independiente de toda accin
nacional.
En estos ailos, excepto ci retorno a sus cÆtedras de los
profesores
separados de ellas por ci gobierno de Rosas, las 1inicas
disposi
122
MANUEL HORACIO SOLARI
ciones importantes que se adoptaron tendieron a contemplar 1a’
situacin cle la emigracin argentina, que despuØs de Caseros
habia retornado al pais. Tales, las resoluciones que dieron vali
dez a los tItulos expedidos por establecimientos oficiales de Ia
Repæblica del Uruguay, admitieron los certificados de profesio
nes cientificas adquiridos por los emigrados en el extranjero,
reconocieron vÆlidos los diplomas de grados y tItulos profesiona
les obtenidos en universidades extranj eras. AdemÆs, se contempl&
Ia situacin que creaba la secesin de la provincia, admitiØndose
los certificados otorgados por Ia Universidad de Crdoba y los
colegios pliblicos do la Confederacin. Con todo, la Universidad
continu careciendo de autonomIa: era una dependencia del Esta.
do, que gobernaba sus aspectos docentes y administrativos.
A partir de 1861, despuØs de cuarenta afios de vida, la Uni
versidad de Buenos Aires se organiza y consolicla durante el rec
torado del doctor Juan Maria GutiØrrez 1809-1878, que proyect
una nueva organizacin que tuviera en cuenta la funcin cul
tural de la universidad y permitiera hacerla efectiva. Para
llo,- era menester independizar los altos estudios del Estado,
dejando que la universidad se gobernase a sI misma. "Las uni
versidades -decIa GutiØrrez- bajo la direccin inmediata del
Estado y del gobierno, se convierten en mÆquinas que tienen la
pretension de *producir inteligencias y aun caracteres que so
amolden a propOsitos siempre perniciosos en todo pais libre y
especialinente en los republicanos". En cambio, independientes
de los gobiernos, las universidades pueden dej ar a un lado la tarea
de expedir tItulos profesionales y dedicarse a cumplir su misin:
dispensar la ciencia.
No bastaba, sin embargo, liberar la universidad de Ia tutela
del gobierno. Para desarrollar realmente la cultura, fomentar la
elaboracin de las ideas y favorecer el progreso cientIfico, era
indispensable implantar la "libertad de estudios". Libertad en un
doble sentido: del maestro, para enseIiar "segl’ln su doctrina y
su mØtodo"; del alumno para aprender "Æquello que considere
ætil e interesante".
El proyecto de GutiØrrez fue recogido, en parte, por Ia asain
blea constituyente de la provincia, que sancion la Constitucin
de 1873, estableciendo el reconocimiento de la autonomIa de la
Universidad y otorgÆndole indepenclencia econmica, docente,
administrativa y cientIfica.
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
t
123
3. LA ACCION EDUCACIONAL EN LA CONFEDERACI ON
ARGENTINA
4.
*
La educacin priimaria. Entre 1853 y 1860 las provincias
de la ConfederaciOn Argentina dictaron sus constituciones san
cionando, en cumplimiento de la exigencia impuesta por la
ConstituciOn Nacional, el sostenimiento de su instrucciOn prima
na. El impulso educativo quo imprimi ci general Urquiza a
Entre RIos, instalando escuelas para nifios do ambos sexos en
todos los departamentos del territorio federalizado, repercuti en
algunas provincias que, pese a lo reducido de sus recursos, se
esforzaron por organizar sus establecimientos do educacin pri
maria. Otras, en cambio, se mantuvieron en el mismo estado de
ahandono que se hacIa tradicional.
En Mendoza no se hizo nada por la educacin elemental pues,
al decir del gobernador, "han Ialtado los recursos .y ci tiempo".
Lo mismo ocurri en San Juan, donde sOlo cuando Sarmiento
asumi eIgobieriio de Ia provincia srgi
Ia preocupacin por
Ia educaciOn; en Catamarca, que solo contO con las escuelas par
ticulares; en Salta, Jujuy, La Rioja y TucumÆn, en cambio,
se inici en 1858 la instalacin do escuelas primarias costeadas
por sus gobiernos. Santa Fe y Santiago del Estero, por Sn parte,
organizaron comisiones de instrucciOn piThlica. COrdoba, despuØs
de tener abandonadas sus escuelas durante quince aæos, desde 1856
empezO a dictar los primeros presupuestos en los que figuraron
partidas para ei sostenimiento de las escuelas de primeras letras.
San Luis y Corrientes constituyeron, en esta Øpoca, honrosas
excepciones.
Justo Daract, primer gobernador constitucional de San Luis,
encontr su provincia en un estado de completo abandono; hasta
entonces sus gobiernos habian dej ado la instrucciOn primaria en
el olvido y Ia i’inica Łscuela con quo contaba la provincia nunca
habIa funcionado de un modo permanente. Todo parecla oponer
se a los propsitos de su gobierno: la extensiOn del territorio y
la diseminacin de la poblacin, la carencia de recursos, las
continuas amenazas de invasiones por los indios, la faita do pre
ceptores y do locales para instalar escuelas, la inexistencia de
toda organizaciOn administrativa. Su accin tesonera,. ernpero,.
supo vencer todos los obstÆculos. EstableclO la educaciOn do Ia
124
MANUEL HORACIO SOLAR!
rnujer, que hasta entonces no habIa recibido otra instruccin qu
Ia que se le brindaba en el hogar, fundando escuelas para nifias
en Ia ciudad y en la campaæa y confiando su direccin a Ia
Sociedad de Beneficencia, que cre a ejemplo de la instalada en
Buenos Aires por Rivadavia. Extendi las escuelas de varones
en toda la provincia, estabieciendo dos en cada una de los ocho
departamentos de San Luis.
Comprendiendo Ia necesidad que tenIa la provincia de que
sus gobiernos prosiguieran la obra por Øl iniciada, no vacil Da
ract en expresarlo en su i’iltimo mensaje a la Legislatura 1859.
"La instruccin pflblica -dijo- si no era perseguida directa
mente por los gobernadores de los tiempos pasados, yacIa olvida..
da basta el flitimo punto o subsistiendo miserablemente merced
a.su capricho; de modo que el abandono de la primera juventuci.
la ignorancia de los conocimientos mÆs esenciales para Ia vida.
debIa guiar naturalmente al ocio, a los vicios y a la corrupci6n
de las costumbres y de las relaciones sociales. Es ciertamente de
admirar que la natural bondad de los instintos haya preservado
a los’ hij os dØ San Luis de ‘ese ‘horrible porvenir que les. preparaba
ci abandono de sus antecesores; y debo esperar que en adelante
los gobiernos de mi pals dedicarÆn, como deuda privilegiada de
Ia patria, un anhelo especial al cultivo, Ia mejora y la propaga
cin de los medios de ensefianza".
Desgraciadamente Ia obra civilizadora de Daact fue efimera.
Entre 1860.1867 Tue destruida por los continuos aizamientos
y las montoneras. Y el goipe de gracia de la barbarie lo dio Juan
Saa, que, al provocar Ia guerra, desquici por completo al go
bierno puntano. Por eso San Luis, al decir del doctor Juan
P. Ramos, "volvi a descender del nivel a que lo habIa ilevado
la accin eficiente y decidida de un hombre".
Corrientes, con el gobierno del doctor Juan Pujl, Tue escenario
de una intensa accin de reconstruccin educativa, iniciada con
la icy de educacin sancionada.el 19 de abril de 1853, que Tue
la primera que tuvo ci pals. En ella, considerando "el adelanto
de la juventud de ambos sexos como uno de sus primeros debe
res", se estableci que la educacin primaria, que serla gratuita,
se darIa bajo la direccin del Estado, limitÆndose en las escuelas
a la enseIianza de leetura y escritura del idioma patrio, doctrina
y moral cristiana y elementos de aritmØtica prÆctica.
HISTORIA DE LA EDUCACION
ARGENTINA
125
La restauracjn del Cabildo,
efectuada por icy de abril de
1853, pernijtj que se
compiementara la Icy de educacjn
al
Ic entre sus atrjbucjones
"Ia educacjn de ambos sexos fijar
en las
escuelas primarias atend iendo
especialmente a que reciban ins
lruccin moral y religiosa
y adquieran habit0 de trabajo;
vigilar
la moralidad de los establecimientos.
establecer exÆmenes ptiblicos
anuales.. ; examinar y
conceder permiso ‘a las personas
soliciten abrir escueis si renen
que
las condjcjon precisas;
las escuelas y remover a
visitar
los maestros indolentes,
incapaces e
inmorales..,. ; disponer que los
padres manden indefectiblemente
a sus hijos a las escuelas
pfiblicas o privadas; evitar los
castigos
crueles o difamatorios
Estas disposjcjones legales
permitieron que el gobernacior
Pujol realizara una accin
educacional
de vastas proyecciones.
Mejor Ia situacjn do los
maestros, aumentando su
nmero y
su sueldo Como "reconipensa
del penoso magisterio a
que estÆn
consagrados". Difundj escuelas
elementales en todos los centros
pobiados. Repar los locales
los puntos en que ci aumento escolares y construy nuevos en
del vecindario los hacIa
Hiz que se proporcjonara
a los nifios pobres papel, necesarios.
pizarras y
demÆs iltiles y, en algunos
casos,
libros y textos, como ci Catecjsmo hasta ropa. Implant nuevos
politico, que contenIa ci texto
de Ia Constitucj Nacional,
y ci Tratado de Pufltuacin de
cisco SuÆrez.
Fran.
Esta accin educacional,
realizada en ailos difIciles
para todo
ci pals, permitj quo Corrientes
se destacara entre las
provincias
por su desarrollo educacional.
Es justo seilalar que Ia
tesonera
obra de gobierno fue
secundada eficazmente por ci
cannigo
JosØ Maria RoIn, quo fue
designado director de Ia
educacin
prinlaria de Ia provincia. Dc
Øi dijo ci gobernador Pujol:
"Su
ardorosa solicitud no ha
encontrado obstÆcuios para Ilevar
‘a cabo
los pensamientos itiles a
Ia mejora moral e intelectual de
Ia juven
tud estudjosa"
.
-
La en.sejjanza secundara
Como consecueneja de Ia situacjn
del pals no pudo realizarse
en la Confederacin Argentina
accin coordinada en Ia
una
organizacion de Ia enseilanza
secundaria,
que en cste perlodo se
brindØ en coiegios dependientes
Nacin y en estabiecimientos
de Ia
sostenidos por las autoridades
Viflcjales
pro
,. -
-
126
MANUEL HORACIO SOLARI
Concepcifl del Uruguay, quea
En Entre Rios, el Colegio de
provincia qued baj o Ia direccin
raiz de la federalizacin de la
y
adquiri carÆcter, orientacin
de las autoriclades nacionales,
doctor
el
rectorado
asumi su
prestigio desde el momento en que
Desde 1855 tuvo su plan de
1854.
de
Alberto Larroque mayo
preparatoria gramÆtica, lite
estudios, que comprendi la seccin
dibuj o lineal, estudios
ratura, geografla, latinidad, inatemÆtica y
matemÆtiCa aplicada, fIsica, de
mayores universitarios filosofla,
estudios para la carrera del
recho civil, de gentes y romano,
geografIa, matemÆtica
com.ercio idioma y prÆctica epistolar, frances y, como clases
o
mercantil, tenedurIa de libros, inglØs
Al mismo tiempo fue
instrumental.
e
accesorias, msica vocal
incorporando a distinguidos
seleccionando el personal docente e
capacidad como Jorge
educadores extranjeroS de reconocida
Doroteo Laurraldi, Aifredo
Clark, Luis Lavergne, Alexis Peyret,
De tal modo, el rectorado de
du Parquier, Aifredo Darquier, etc.
diez alios, dio a este esta
Larroque, que se prolong6 durante
pedagogia Irancesa, tan
blecimiento -bajo la influencia de Ia
enseanza secundaria- su
clecisiva en la organizacin de nuestra
discipiinariO y econ6miCO. De
organizacin y su regimen interno,
en esa Øpoca el mej or organi
ahI que ci Colegio del Uruguay fue
zado que tuvo el pals.
habla estado en poder de la
El Colegio de Monserrat, que
tambiØn fue nacionalizado.
provincia de Crdoba desde 1820, permaneci invariable. En
Pero su carÆcter de casa de pupilaje teniendo en cuenta la nece
mayo de 1854, el presidente Urquiza,
las provincias la posibilidad
sidad de facilitar a los hijos de todas
dispuso la concesin de
de seguir estudios en la Universidad, del aæo siguiente, aprob
junio
cinco becas a cada provincia. Y, en
Ia direccin y disciplina
un regiamento minuciosO organizando
de que respondiera mejor a
del establecimiento, con ci objeto
sus fines.
Colegio de San Miguel, que
En TucumÆn se fund, en 1857, ci
gobierno provincial. Las
aunque particular. era sostenido por el
de sus directores, pro.
dificultades que obstaculizaron la accin clausurarlo a los tres
a
fesores Pellisot y Labougie. obligaron
1858 bajo la direccin
en
reabierto
nieses de su fundacin. Fue
en cuenta las necesidades
de Amadeo Jacques, quien, teniendo
dos cursos: escuel o enseæanZa
del pals, orgariiz sus estudios en
La ensefianza primaprimaria y colegio o enseanza secundaria.
*
HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA
127
na, confiada a JosØ E. Acha, se Iimit a lectura, escritura, cÆlculo
y doctrina cristiana. La secundaria, en cambio, tuvo un amplio
plan a desarroilarse en cinco o seis ailos, segn las aptitudes de
los alumnos. Junto a los estudios literarios y al latin, que enseæ
Aimable Baudry, coloc el estudlo de idiomas vivos, a caEgo de
Carlos Olearius, Ia enseæanza de la historia y Ia geografla, que fue
ron dictdas por Aifredo Cosson, y las ciencias fisicomatemÆti
cas, que ci mismo Jacques se encarg de impartir. En cuanto a la
enseæanza religiosa, que integraba el plan del colegio, Ia dej a
cargo do eclesiÆsticos de la ciudad.
En las aulas del Colegio de San Miguel se formaron jvenes
quo tuvieron destacada actuacin en Ia vida provincial y nacional.
Elocuente testimonio de la bondad de su enseæanza lo dio el
sabio aiemÆn Burmeister, que, habiØndolo conocido de cerca du
rante su permanencia en TucumÆn, lo consider "superior a un
gimnaslo alemÆn de primera clase, en cuanto a las ciencias fIsi
cas, cosmografIa, geografIa, fIsica y en matemÆticas" y "en nada
inferior a aquØl en. lalzi.y en frances". Las 1uchas poilticas,. que
proiito envoivieron Ia provincia, repercutieron en la disminucin
de la matricula y en Ia concurrencia de los inscriptos. Pero la
decadencia del colegio se debla, segi’in Jacques, a una causa mÆs
grave que el desorden de la Øpoca. "El origen del mal, su causa
principal y permanente, estÆ en Ia profunda indiferencia de este
pueblo con respecto a Ia educacin, y a su espiritu exciusivamente
mercantil. Un niæo que ya sabe leer bastante para descifrar con
trabajo el rtuio de una pieza de lienzo; escribir lo suficiente
para trazar el apunte de dos palabras, aunque sea con monstruosa
ortografIa y, en fin, sumar tres cantidades, pasa luego de las
bancas inferiores de Ia escuela primaria, a! mostrador de una
tienda o de un almacØn". Por ello, profundamente desilusionado,
Jacques renunci en 1862 a la direccin del colegio y se traslad
a Buenos Aires. El establecimiento continu funcionando hasta
que la instalacin del Colegio Nacional en TucumØn determin
su desaparicin.
Jujuy, desde 1858, cont con ci Coleglo de Dolores, fundado
por iniciativa del sacerdote EscolÆstico Zegada, que tuvo mayores
aicances que una escuela comn pues tendi a educar a las nifias
con el propsito de que estuvieran en condiciones de desempe.
iiarse como maestras.
128
MANUEL HORACIO SOLARf
HISTORIA DE LA EDUCACJON
ARGENTINA
El Colegio Argentino, que funcion en Corrientes descie Py que una vez nacionalizado se transform en Jnstitut.o Argentine,
tuvo una breve y prspera vida bajo la thrcccin dc Antonj0
Zinny, hasta que Ia invasion paraguaya de 1865 dleterminO p..
clausura.
La existencia de estos establecimientos oficiales es reveladora
de que en la Confederacin existi una preocupacin por
arrollar la enseæanza secundaria. Pero, al mismo tiempo. pone
en evidencia la carencia de un plan orgÆnico. De ahI Ia falta
uniformidad, que fue Ia caracteristica predominante en hi educa.
cin secundaria durante este perIodo.
La Universidad de Crdoba. A cargo del gobicrno dc
desde 1820, mantuvo, con ligeras mdificaciones, el plan que
le diera ci dean Funes en los prilneros alios de la Revolucjn.
Constituida la Nacin, en 1853. :fue tornada a su cargo por ci
gobierno de ParanÆ, que se preocup fundainentaimcnte i
aumentar las materias de enseflanza y aprobar Ia "Constitu
Nuest:
Provisoria. para la Universidad Mayor de San Carlos
Cortloba"
1858.
ciudad
tie
de
Monserrat.
en
Seæora
La
I
realidad, la deficiencia de esta Universidad raclie en Ia L’
de separaciOn entre los estudios universitarios v preparatori
Por eso, en ella se impartian enseæanzas propias tie Ia
primaria y caracterIsticas cle Ia enseæanza secuntiaria, que
hacIan sino entorpecer los estudios profesionaics. AsI Jo
der6 Eusebio de Bedoya, que en su inforrne al gobierno nacinnal,
destac que no estaba "Jo malo en que se iinpuskran esos rarnos
de enseæanza, puesto que habla falta absoluta dc dos en t:
ci interior de la RepiThlica; sino que se pusieran en la TJniversi
dad, teniendo un colegio al lado, en ci que nada se enseæaba,
que se pusieran precisamente en el lugar y en Los aios en pie
s&lo podIan servir de estorbo y de traba a los estuclios univer
sitarios".
La solucin de esta grave cleficiencia se logr sOlo con Ia
accin de Mitre que, al reorganizar el Colegio tie Monserrat, per
rniti que Ia Universidad orientara sus enseiianzas hacia el cum*
plimiento de sus propios fines.
129
-
?
--
4. TESTIMONIOS
IDEAS EDUCACIONALES
DE JUAN B. ALBERDI
[La Educac,n no es Ia Instruccinj
"Beigrano, BolIyar, Egaæa
y Rivadavja comprendieron
desde
u tiempo, que solo por znedjo tie
la educacin conseguirlan
algn
dia estos pueblos hacerse inerecedores
de Ia forrna de gobierno
que Ia necesidad les inipuso
anticipadamente.
Pero ellos confun.
dieron Ia edzwacjon con Ia
ziustracion, Ia especie con
ci genero
Los arboles son susceptibles tie
educacin, pero solo se
los
seres racionajeg. Hoy
instruye
a
n dIa Ia ciencia plThiica
reconoce
esta diferencia capital, y no dista
‘inucho Ia ocasiOn cØlebre
pie un profundo pensador, M.
en
Troplong, hizo sensible esta
rencia cuando Ia discusion sobre
dife
Ia libertad de Ia ensejjanza
Franbia.
en
"Aquel error condujo a
otro ci de desatender Ia
que se opera por Ia accion
educacion
espontanea tie las cosas, la
que se hace por el ejernplo
educacion
de una vida inÆs civilizada
nuestra; educacin fecunda,
que Ia
que Rousseau Coniprendj
SD importancia y ilainO
en
toda
educaciOn de las cosas.
"Ella debe tener ci lugar
que darnos a Ia instrucciOn
en Ia
presente de nuestra repbljca
por ser ci rnedio mÆs eficaz edad
apto de sacarias con
y mÆs
prontitud del
"Nuestros prinleros publicistas atraso en que existen
dijeron: ‘g De quØ macb
prornueve y fomenta Ia Cultura
se
de
los
grandes Estados eum-opeos?
Por Ia ins trucciOn principaimente:
luego Øste debe ser
punto tie partida’
nuestro
"Ellos no vieron que nuestros
pueblos nacientes estaban
caso tie hacerse, de formarse,
en ci
antes que instruirse y
instruccin es ci medio de
que si Ia
cultura de los pueblos ya
Ia educacjOn por medjo
de las cosas es ci media desenvueltos,
de
que mnas conviene a pueblos
que emnpiezan a crearse. instruccjn
"En cuanto a Ia instruccjOn
que se dio a nnest.ro pueblo,
me adecuada a sus
james
necesidades Copiada tie Ia
que recihIan pue.
llos que no se .hallan
en riuestro caso, fue
siemupre estØril y sin
resujtado provechoso
"La instruccjOn primaria
dada al pueblo mÆs bien
ciosa. De quØ sirvi al
fue perni..
hombre dØl pueblo ci saber
leer? Dc
.
TI!
130
MANUEL HORACO SOLARI
Inotivo para verse ingerido como instrumento en Ia gestin de
la vida polItica que no conocla; para instruirse en el veneno de
Ia prensa electoral, que contamina y destruye en vez de ilustrar;
para leer insultos, injurias, sofismas y proclamas de incendio, lo
inico que pica y estimula su curiosidad inculta y grosera.
"No pretendo que deba negarse al pueblo Ia instruccin prima.
na, sino que es un medio impotente de mej oramiento comparado
con otros, que se han desatendido.
"La instruccin superior en nuestras reptThlicas no fue rnenos
estØril e inadecuada a nuestras necesidades. Que han sido flues
tros institutos y universidades de Sud America, sino fÆbricas de
charlatanismo, de ociosidad, de demagogia y de presuncin thu.
lada?
"Los ensayos de Rivadavia, en la instruccin secundania, tenian
el defecto de que las ciencias morales y filosficas eran preferidas
a las ciencias prÆcticas y de aplicacin, que son las que deben
ponernos en aptitud de veneer esta naturaleza selvÆtica que nos
clornina. .por’todas partes, siendo Ia principal misin de nuestra
cultura actual el cOnvertirla y vencerla. El principal etableci.
miento se Ilam Colegio de ciencias morales. ilabria sido mejor
que Se titulara y fuese: Colegio de ciencia exactas y de aries
aplicadas a Ia indastria.
"No pretendo que Ia moral deba ser olvidada. Se que sin ella
Ia industria es imposible; pero los hechos prueban que se Ilega
a la moral mis presto por el camino de los hÆbitos laboriosos y
productivos de esas nociones honestas, que no por Ia instruccin
abstracta. Estos palses necesitan mÆs de ingenieros, de gelogos
y naturalistas, que de abogados y telogos. Su mejora se hare
con caminos, con pozos artesianos, con inniigraciones, y no con
peridicos agitadores o serviles, iii con sermones o leyendas.
"En nuestros planes de instruccin debemos huir de los sofis
tas, que hacen demagogos, y del monarquismo, que hace esciavos
y caracteres disimulados. Que el clero se eduque a s niismo, pero
no se encargue de formar nuestros abogados y estadistas, nuestros
negociantes, maninos y guerreros. PodrÆ el clero dan a nuestra
juventud los instintos mercantiles e industriales que deben dis
tinguir al hombre de Sud America? SacarÆ de sus manos esa
fiebre de actividad y de empresa que lo haga ser el yankee hispano.
americano?
HISTORIA DE LA EDUCACIONARGENTINA
131
"La instruccin para ser fecunda ha de contraerse
a ciencias
artes
de aplicaciri, a cosas prÆcticas, a lenguas vivas,
y
a cono
ciniientos de utiljclad material e ininediata,
"El idioma inglØs, como idioma de Ia libertad,
de la industria
y del orden, debe ser aun mÆs obligatorio que el latin: no debiera
darse diploma ni tItulo nniversitario al joven que no
lo hable
y escriba. Esa sola innovacjOrj obraria un cambjo fundamental
en la educacin dc Ia juventud. Cmo recibir ci
ejemplo y Ia
acciOn civilizadora de la raza anglosajona sin la posesin
general
su lengua?
"El plan de instruccin debe multiplicar las
escuelas de corner
cio .y de industria, fundÆndolas en pueblos
mercantjles.
"Nuestra juventud debe ser educada en Ia vida
industrial y para
do ser instruida en las artes
y ciencias auxiliares de la industnja.
El tipo de nuestro hombre sudamerjcano dehe
ser el hoznbre for
mado para vencer al grande y agobiante
enemigo de nuestro
progreso: el desierto, ci atraso material, Ia
naturaleza bruta y
primitiva de nuestro continente.
"A este fin. debe propenderse, a sacar a
nuestra juvŁntud dc
las ciudades mediterrÆneas, donde subsiste
el antiguo regimen con
sus habit08 de ociosidad, presuncin
y disipaciØn, y ai-aerIe a
los pueblos litorales, para que se inspire de
Ia Europa, que viene
a nuestro suelo, y de los instintos de la vida
moderna.
"Los pueblos litorales, por ci hecho de serb,
son
instructivos que nuestras pretenciosas universidades. liceos rues
"La industnja es el Cnico medjo de encamjnar
Ia juventud al
orden. Cuando Ia Inglaterra ha visto arder Ia
Europa en Ia guerra
civil, no ha entregado su juventud al
lnisticismo para salvarse;
ha levantado un tempbo a Ia industria
y le ha rendido un culto,
que ha obligado a los demagogos a avergonzarse
de su locura.
"La industria es el calmante por excelencia.
Ella conduce por
el bienestar y por la riqueza aI orden, por el
orden a la libertad:
ejemplos de ello la Inglaterra y los Estados
Unidos. La instruccin
en America debe encaminar sus propsitos
a Ia industria.
"La industria es el gran medio de moralizaciOn.
Facilitando los
medios de vivir, previene el delito, hijo las
mÆs veces de la ml
seria y del oclo. En vano. iienarØis Ia inteligºncja
de Ia juventud
de nociones abstractas sobre religion; si Ia
dejÆis Ociosa y pobre,
a menos que no Ia entreguØis a Ia
mendicidad monacal, seth
arrastrada a Ia corrupcin por el gusto de las
comodidades que
132
MANUEL HORACIO SOi.ARI
no puede obtener por falta cle medios. SerÆ corrompida sin dej ai
de ser fanÆtica. La Inglaterra y los Estados Unidos han liegado
a la moralidad religiosa por la industria; y Ia Espafia no ha
podido liegar a la industria y a la libertad por la simple devocin.
La Espafia no ha pecado nunca por impIa; pero no le ha bastado
eso para escapar de la pobreza, de la corrupcin y dcl despotismo.
"La religion, base de toda sociedad, debe ser entrc nosotros
ramo de educaciOn, no de instrucciOn. PrÆcticas y no ideas reli
giosas es lo que necesitamos. La Jtalia ha ilenado de teOlogos el
mundo; y tal vez los Estads Unidos no cuentan uno solo. QuiØn,
dirIa, sin ern.bargo, que son mÆs religiosas las costumbres italia.
nas que las de Norte America? La America del Sud no necesita
del cristianismo de gacetas, cle exhibiciOn y cle .parada; del ens.
tianismo acadØmico de Montalembert, ni del cristianismo literanlo
de Chateaubriand. Necesita de la religion ci hecho, no la poesla,
y ese hecho vendrI por la educaciOn prØctica, no por Ia prØdica
estØril y verbosa."
Bases y pulitos de partida parts its Organizacin. PolItka
de Ia Republtca Argentina Cap XIV
[La inmigracin como medlo de progreso y de cultural
"Cmo, en quØ forma vendth en lo futuro ci espiritu vivifi
cante de la civilizaciOn europea a nuestro suelo? Como vino en
todas Øpocas: la Europa nos traerÆ su espIritu nuevo, sus hÆbitos
de industria, sus prÆcticas de civilizacin, en las inmigraciones
que nos envIe.
"Cada europeo que viene a nuestras playas, nos trae mÆs clvi-...
lizaciOn en sus hÆbitos, que luego comunica a nuestros habitan
tes, que muchos lihros de filosofla. Se comprende mal Ia perfec
cin que no se ye, toca y palpa. Un hombre laborioso es el
catecismo ms edificante.
" Queremos plantar y aclimatar en America la libertaci inglesa,
la cultura francesa, Ia laboriosidad del .hombre de Europa y de
Estados Unidos? Traigamos pedazos vivos de ellas en las cos
tumbres de sus habitantes y radiquØmoslas aqul.
"Queremos que los bÆbitos de orden, de disciplina y de indus.
tria prevalezcan en nuestra America? LlenØmosla de gente que
posea hondamente esos. hÆbitos. Ellos son comunicativos; al lado
del industrial europeo pronto se forma el industrial americano.
.
HISTORIA DE LA EDUCACION
ARGENTINA
133
J.a. planta de Ia CivilizaciOn
no se propaga de
la villa, que prende y
sernilla. Es como
cunde de gajo.
"Este es el uinico medio
de que America, loy
a ser un mujido opulento
desierta, Ilegue
en poco tiernpo. La
sola es rnedjo lentisimo
reproducejOn por si
"Si queremo5 ver agranda05
nuestros Estados en corto
traigamos de fuera. sus
tienipo
elenientos ya formados
y preparados
"Sin grandes pobiaciones,
no hay. desarroljo de
progreso considerable;
cultura, no hay
todo
es mezquino y pequeuio.
de medio rnulIOn de
Naciones
habitantes, pueden. serb
por su poblaejOn
serÆn provincias, 4aldeas; por su territorjo;
llevarÆn siempre ci sello
y todas sus Cosas
mezquino de provincia.
"Avj&o iniportante a
los honjbres de Estado
escuelas primarias los
liceos, las llniversidacles,sudanaenjeanos. las
pobrisimos inedjos de
son, por sI solas,
adelanto sin las grandes
ducciOn, hijas de las
empresas de pro.
grandes porcion de
hombres.
"La pobIacjOn
-necesjdad sudainericana
las deniÆs-_., es Ia
que representa todas
medjda exacta de 1a
gobiernos. El ministro
capacidad de nuestros
de Estado que no duplica
ci censo de estos
pueblos cada diez afios,
es inepto y no nierece
pals; ha perdido su
una mirada del
tienspo en bagatejas y
nisniedades
"Haced pasar al roto, a!
gaucho, al c/rob, unidad
nuestras masas populares,
elemental de
por todas las
transformaciofles del
mejor. sistenia de ihstruccjn;
en den afios no harØis
obrero inglØs, que
de Øl un
trabaja, consume, vive
digna y confortable..
mente. Poned ci mullOn
de habitantes, que forma
media de estas repblicas,
Ia pobIacj
en ci snejor pie de
tan instruido conio ci
educacjn posible,
cantOn de Ginebra en Suiza,
culta provjncja de Francia;
cnio Ia ThØs
ciente Estado? Ciertamente ten drØjs con eso un grande y flore
que no: un mullOn de
ternitorfo cOmodo para
hombres en
50 mulbones, es otrØ
Cosa que una mise
rable poblacjOn?
"Se hace este argumento.
educando nuestras
mos orden: tenfendo
orden vendrØ Ia pohlacjOn masas, tendre..
de fuera.
"Os dire que invertis ci
drØis orden, ni educacjn verdadero mØtodo de progreso. No ten
popular, sino por ci infIujo
introducidag con habIt05
de masas
arraigados
de ese orden y buena
cacjOn.
edu
134
MANUEL HORACIO SOLAR!
HISTQRIP. DE LA EID’UCAC-IN
"Multiplicad la poblacin seria, y verØls a los vanos agitadors
desairados y solos, con sus planes de revueltas frIvolas, en medj
de tin mundo absorbido por ocupaciones graves."
Bases. Cap. XVI. Fragmento
INFORMES DE SARMIENTO, COMO JEFE DEL DEPARTAMENTO
DE ESCUELAS DE BUENOS AIRES
[Renta de las escuelas]
"Las municipalidades escasas de recursos, hacen a su juicjo
clØmasiado, cuando. dan al maestro un sobresueldo de. trescientos
o de quinientos pesos. Los ‘crecinos que pagan la educacin
sus hijos en establecimientos particulares, son por tanto los que’
sufragan Ia mayor parte d6 la renta consagrada a la educacin,. y
sin poder fij ar el monto de esta suma es evidente que asciende
a una gruesa cantidad, porque son todos los padres de familia
de posibles prdigos en dar educacin a sus hij os, para lo que s
no economizan dinero: aunque no siempre, por falta de una ins.
peccin inteligente, pueden estar bien ciertos de quØ el LL.
invertido es retribuido por una suma igual de adquisiciones inte
lectuales de parte de los favorecidos.
"En todo caso, las sumas invertidas en la educacin de los
hombres son limitadas en comparacin del nuimero de habitantes
que forman. el Estado.
"Me permitirØ hacer una observacin que muestra Ia influencia
de las ideas recibidas aun en materia de Men pblico. La defensa
de Ia frontera del Estado de Buenos Aires ha Ilegado a costar
sendos millones de pesos, sin que nadie con sana intencin haya
encontrado exorbitantes para su benØfico objeto sumas tan con
siderables, con tal que se asegure el objeto. CuÆl serla el asom
bro del buen sentido, si el presupuesto dcl prximo aæo traj era
estas dos partidas? Para guardar los bienes de algunos ciudada
nos expuestos a depredaciones, cincuenta millones de pesos, para
educar a los hij os de todos los habitantes del pals, cincuenta millo.
nes de pesos?
"El sentido comn reehzarIa la segunda partida por mons
truosa, y sin embargo, nadie pondrIa en duda Ia bondad de Ia
aplicacin.
"Como ilustracin de estos hÆbitos del juiclo pblico citarØ
un hecho que es idØntico. Cuando Ia Municipalidad de Buenos
-;
ARGENTINA
135
Aires discutIa Ia ordenanza sobre veredas, Ia parte mas difloll
de fijar fue ci ancho de dos varas que se proponha. La primera
y
inÆs formidable objecin que se oponIa era que no quedaba espa-.
do suficiente para ci libre movimiento de los caballos. Fue
preciso verificar los hechos, nombrar coxnisiones
espectadoras
en las calles de mÆs trÆfico y angostas Ia que desciencle de
Santo
Domingo a Ia playa para informar sobre cmo los
carros se
moylan sin dificultaci con solo 71/4 varas de espaclo.
"by que las calles estÆn flanqueadas de
anchas veredas, siente
cada uno ci bien estar adquirido por esta innovaciOn.
"La cuestin podrIa presentarse en estos
tØrminos entonces.
Para movimientos de caballos y carros, ocho varas
de ca!Ie; para
Ia especie humana una Vara de vereda, y el habit0
del
hallaba impropio que los seres racionales pretendiesen eplritu
mÆs de
usia vara de vereda para su uso, debiØndose
respetar los usos
y derechos de las bestias y de la materia en movinsjento.
"Tal es Ia cuestin de fronteras y escuelas.
Para cuidar bienes
cuyo robo no aIcanzarla a diez millones al aiio,
si solo para defen
derlos contasen con la ‘soiicitiid del piopio
interØs, el sentido
pbiico admite, y hace bien en ello, ci gasto
sin lImites de millo
nes; pero para crear usia naciOn moral, para
ligencia del hombre y dane por Ia educacin desenvolver Ia inte
Ia clignidad que sin
ella no alcanza, el menQr gasto pareciO
deniasiado a nuestros
padres que nada instituyeron a este
respecto, pues hay Estado
de Ia America del Sud que no ha quenido
consagrar 10.000 pesos
de su presupuesto a tan grande objeto. Y
sin embargo, el hecho
de destinarse mayores sumas a Ia educaciOn
que las que nosotros
damos a los intereses materlales es cotidjano
y confirmado cii
varios pueblos.
-
.
-
"Entre nosotros, hay Estados en que Ia
instrucciOn puzbiica
no tiene ni oficinas ni funcionarios,
y en los demÆs las sumas
consagradas a su desarrollo contarlan entre
los gastos menores
de una municipalidad. La construccjOn de
tin muelie, de tin tern
plo, de tin cuartel, encontrarÆn siempre
mÆs fervientes abogados
que Ia de usia escuela. Race p000 que
discutiendo los notables
de una parroquia sobre lo que mÆs
importarIa al adelanto de su
predilecta porciOn de la ciudad, entre una
escuela y un paseo,
optaron por lo iiltisno. Todo urge, nienos
lo que a Ia cultura
intelectual de la gran mayorla tiene relacin.
MANUEL HORACIO SOLARI
136
"Y sin embargo, lo Imico que no da un dIa de espera es Ia
organizacin de la educacin pÆblica. Todo lo que se haga por
el sistema actual no bastarÆ para remediar el atraso en que esta
mos, y que nos viene como un legado del sistema colonial.
"Grandes sumas deben destinarse de. hoy inÆs a la educacin
del mayor nmero, si queremos salir de este estado que se pro
longa de medio siglo a esta parte, y que hace del progreso, de la
libertad y de la paz, una piedra de SIsifo, que rueda a los abis
mos, en ci instante que creIaxnos, a fuerza de fatigas, haberla
levantado a Ia ciispide de Ia montafia. Pero esas sumas no deben
aiir de las rentas ordinarias sin auznentar las contribuciones pie
han de sufragarlas.
"Las rentas consagradas a la educacin han de emanar directa.
mente de los contribuyentes, para ser invertidas por ellos mismos
en objeto que rema las simpatIas de todos. El padre de familia
que tiene muchos hijos, ahorrarÆ Ia mitad de lo que hoy paga
por educarlos. AsI entendida Ia contribucin especial para Ia cdii
icin, se reduce a .dmunistrar en comn ma erogacin ,.que todos
los pudientes hacen cada uno por Sn cuenta, y de que aprove
charÆn sin recargo los menos favorecidos por Ia fortuna".
Segundo informe del Departamento de Escuelas. AIM-il
10 de 1859. Fragmento.
[Escuelas extranjeras]
"La disminucin
que hemos notado en las escuelas particuia
res, indica que Ia poblacin en general tiende a preferir las escuelas
comunes, economizando el gasto inuitil de pagarla por separado
para sus hijos. El movimiento es mayor en las de mujeres, ha
biendo disminuido este aiIo cerca de dos mu.
"Permanecen varones en gran niimero en colegios particulares
donde se da una educacin adelantada, que suple a las escuelas
superiores, que aÆn no se han abierto por falta de rentas y
edificios, y tambiØn por Ia enseiiÆnza de las lenguas vivas que
colegios anglo-argentinos, Iranceses, alemanes cnseæan con ventaja.
"Pero hay ademÆs entre estas escuelas particulares varias, en
que se enseæa en alemÆn, en italiano sobre todo, trabajando con
Øxito sociedades fiiantrpicas de estas nacionalidades en atraer
a sus escuelas, los hij os de italianos, de alemÆnes, etcetera.
I-IISTORIA DE LA EDUCAC1ON
ARGENTINA
137
"En las Colonjas de
dar educacjn separada Santa Fe ya ha aparecido Ia tendencia
a
Escuelas del Uruguay por lenguas, y ci Inspector General de
coxnbate
en Montevideo esta
dencia.
niiszna ten
"Serla diflci trazar
no puede disimularse Una lInen de condua a este respecto.
Pero
pie
poblacin en flacionalidades su desarrojjo tenderla a divjdir
Ia
en
lugar de fundirla por
comn, y el uso de Ia
la escuela
lengua patria.
"Creo que ci remedjo
si mal hay en ello,
ahora ni .puede tomar
que no es grave por
creces, es de traer el
propiedad mueble lo
impuesto sobre la
dad inrnue}jle, pues mismo que el que se cobra sobre Ia
propie.
entonces pagando los
educacjn COfl los
padres de famfija Ia
extranjeros
como los nacionales
ahorrarse mu gasto doble.
han de
"Ni ci interØs de los
maestros como profesjn
separacjn de escuelas
favoreceria Ia
por lenguas o
nacionalidades
"hay algo curioso
varies a sus hiJ el en este empello de los padres de conser..
a la patria que ellos coraz6n extranjero, y ligarios Si
pudieran,
dejaron voluntarjameflte
poco de egoismo
Entra
en
ello un
y de prevision paterna.
"N0 quieren que
sus hjos sean ciudadanos
que cuando aduitos
argentinos para
no
Sean enrolados en la
y para .ello
Guardia Nacjona],
obtiene fÆeilrnente
inscripci6n
sus respectivas
*nacjones, aunque cuenten en los consulados de
a la conscrjpcjon
aleinana francesa, espaijola tambiØn substraerse
pa, no obstante
o italiafla en Euro.
reputarse sithdjtos de
aquellos gobieruos
"En ma palabra,
todo ello se reduce a
obligacjo5 sociales.
‘El coSinopojitismo es un escamoteo de las
ci inundo; pero
Ia ciudadanla de todo
el que aquI se
pretenderia serIa el
toda patria, sino es
nihilism0 de
ci Migthy dollar!
que en su patria estÆ
sin embargo a un
Jigado
patriot;s0
verdaderamente contagioso
es ci florteamericano
Comb
.
"Dc otro modo, estas
escuelas en donde se
Iengua que Ia del pals,
enseija en otra
son
Ia piedra de SIsifo
ros, empedernidos,
que
los extranje.
quieren en vano
levantar hacia Ima
imaginarja.
cspide
T
138
MANUEL HORACIO SOLARI
que habla, sin
"El hijo serÆ argentino, no solo en la lengua
ann en los
en los sentimientos, en las ideas, en el patriotismo y
grandes, un etran
defectos Solo con la adquisicion de fortunas
propiedades
jero volverÆ a Europa despuØs que tiene familia y
un sueflo y
tras
van
que
muchos
a
conocemos
en America, y
es que Se han
encuentran tristes realidades. La primera de todas
inteligencia,
red
transformado en America, desenvolviendo mayor
relaciones,
a
biendo mayores consideraciones, y habituÆndose
cuando
regre
encontrar
a
vuelven
siempre
no
que
libertad, goces,
extranjeros
son
en
san a su pals. Lo primero que notan es que
clrculo
nuevo
de
sil propio pals y que tienen que crearse un
relaciones.
no son de
Las escuelas italianas, alemanas, espaliolas aquI
educacin
la
de
consecuencia, y entrarÆn luego en el sistema
comuin".
informe sobre el esw4o de Ia educacin. conuin en Ia
provincia de Buenos Aires. Fragmenti:.
CAPITULO 6
LA EDUCACON EN EL SEGUNDO PERIODO DE LA
ORGANIZACION NACIONAL 1862 - 1880
Entre 1862 y 1880, durante los gobiernos de Mitre, Sarmien
to y Avellaneda, se llev a Ia prdctica un amplio programa de
gobierno, que presto pre/erente atencin a los pro blemas de la
educaciOn pÆblica. Las ralces de esta accin, que permitiO Ia
estructuraciOn de nuestro sistema educacional, se encuentran en
las ideas que habIan di/undido los proscriptos durante la tiranIa
de Rosas y en las que habian geravinado duraate la separaciOn
de Ia Con/ederacin y el Estado de Buenos Aires.
1. MITRE Y LA ORGANIZACION DE LA
ENSEJANZA SECUNDARIA
Fundamentos de su acciOn educacional. Unificada la Nacin
despuOs de medio siglo de luchas, el panorama que presentaba
la educacin pblica era lamentable, pues "la parte activa e
inteligente de la juventud habla sido distralda con frecuencia
de sus tareas literarias por el ruido de las armas". Tocle a Bar
tolomO Mitre durante su mandato presidencial dedicarle prefe.
rente atenciOn, resolver sus problemas impostergables y dane
un sentido orgnico. Y lo hizo pese a las dificultades nacionales
e internacionales, pues tuvo un concepto claro de la funciOn de
la educacin en una democracia.
En el discurso que pronunciO en* el Senado de la Nacin
el 16 de julio de 1870, Mitre sintetiz las ideas. que hablan orien
tado su accin educativa durante el ej ercicio de la primera magis
tratura del pals. Para, 01, Ia educacin es un servicio que la
sociedad debe a los miembros que la componen, pues es necesaria
Descargar