Manuel Horacio Solari Historia de la educacin argentina PAIDOS Buenos rAires Barcelona Mexico - - 370.982 CDD Solari, Manuel Horaclo Historia de a educacin argentina.reimp.- Buenos Aires : Paids, 2006. 256 p. 19x15 cm.- Educador 10 ed. l6 ISBN 950-12-2083-4 INDICE 1. Educacin Argentina-Historia 1. Titulo 16’ reimpresidn, 2006 1. LA EDUCACION EN LA EPOCA COLONIAL Accin PedagogIa de la evangeljzacjn La educacin colonial Nuevas ideas pedaggicas de fines del siglo xviii El pensamiento pedagdgico colonial La educacjn en ci Virrejuato del RIo de Ia Plata Documentos y testjmonjo Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibida, sin Ia autorizaein escrita do los titulares dot copyright. bajo las sanciones establecidas en las leyes, Ia reproduccidn parcial a total de esta obra por cualquier medjo o procediniiento, incluidos La reprografia y el tratamiento informÆtico. 2. ' Copyright de todas las ediciones by Editorial Paids SAICF Defensa 599, 1065 Buenos Aires-Argentina e-mail: [email protected] www.paidosargentina.com.ar Queda hecho el depsito que previene la Ley 11.723 Impreso en la Argentina - Printed in Argentina Impreso en GrÆfica MPS, Santiago del Estero 338, Laniis, en enero de 2006 Tirada: 500 ejemplares ISBN 950-12-2083-4 9 educa.dora de Espaila en America LA EDUCACION EN EL EERIODO REVOLUCIONARJO 1810-1820 Djfusjdn de ideas educacjonales La obra educacional de los prizneros gohiernos patrios Docuinentos y testimonjos 3. LA EDTJCACION EN LA EPOCA RIVADAVIANA 1820-1827 Ideas inspiradoras de Ia acci6n de Rivadayia Accin educacjonal de Bernardino Rivadavja Universidad de Buenos Aires La educacida en las provincias del interior Documentos y testimonjos 4. LA EDUCACION EN LA EPOCA DE LA ANARQUJA 1827-1852 La educacin en Ia Øpoca de Rosas La educacj6n en el interior El pensanijento polItico-educacjonal del rolnanticismo argentino Documentos y testimonjos 13 17 21 25 30 35 40 42 45 57 62 63 65 72 75 80 85 86 94 100 105 5.. LA EDUCACION EN EL PRIMER PERIODO DE LA ORGANIZACION NACIONAL 1852-1862 112 Ideas de Juan Bautista Alberdj 113 La accin educacional en el Estado de Buenos Aires 115 La accin educacional en Ia Confederacin Argentina 123 Testimonjos 129 6. LA EDUCACION EN EL SEGUNDO PERIODO DE LA ORGANIZACION NACIONAL 1862.1880. Mitre y la organizacin de la enseanza secundaria Pensamiento pedaggico y accin ed.ucacional de Sarmiento Influencias extranjeras en la educacin Avellaneda y Estrada Testimonio 139 139 147 158 163 168 7. LA EDUCACION EN LA EPOCA DE LA INFLUENCIA 180 POSITIVISTA 1880-1920 El positivismo pedaggico en la Argentina Organizacin de la escuela primaria Educadores y pedagogos Accin educacional del gobierno nacional de 1880 a 1920 Testimonios: ideas educacionales del perlodo positivista 8. LA EDUCACION EN LA EPOCA DE LA REACCION ANTIPOSITIVISTA 1920-1943 181 185 189 198 203 Nuevas orientaciones educacionales Los estudios pedaggicos Pedagogos contempordneos Conchisin Testimonios: ideas pedaggicas contemporÆneas 218 ?}.8 221 225 229 230 BIBLIOGRAFIA 240 La primera la siguiente A ml hijita interrumpi pÆginas, edicin de este trabajo 1949 tuvo dedicatoria: Martha Beatriz, que con sus juegos a menudo la redaccin de estas Esta nueva edicin la dedico a ml hija y, ade mÆs, a ml nietita Gabriela Beatriz Cdceres. M. H. S. CAPITULO 1 LA EDUCACION EN LA EPOCA COLONIAL Dos corrientes educativo-culturales in/luyeron en nuestro pals durante La Øpoca colonial: la del Norte y la del Plata. La corriente del Norte, originada en el Perz, perteneci a La Øpoca de los A us triad, se radic POT La. accin direct,a de las rdenes religiosas y dej, corno jalones de su penetracin, Las ciudades de Santiago del Es tero, Tucumdn y Crdoba. La corriente del Plata, en camblo, se impuso por La accin de funczonarzos civiles y fue una repercusin del movimie,Uo renovador desarrollaclo en La Øpoca de los Bor bones. Las dijerencias esenciales que tuvieron estas corrientes fueron consecuencia de las caractensticas que singularizaron a ambas monarqu.mas. Los Austria impzisieron. el primado del espiritu au loritario. Como consecuencia de ello, Espafla permaneci extrafla a todo intento de renovacin, se opuso a todo lo qzse no estuviera de acuerdo con el orden vigente, se mantuvo alejada de las orien taciones renacentistas que proclamaban Ia emancipacin del mdi viduo de La tutela de Las autoridades tradicioruzles, y se convirti en baluarte de La Contrarreforma. Con el apoyo de Ia Iglesia, la rnonarqula afirmo su absolutismo y el catolicismo, que entonces adquiri mayor preponderancia, condicion Ia accin de La mo narqukz. Esto explica la £ntima vinculacin entre La Iglesia y el Estado que se evidenei, con f.uerza incontrastable, durante La con quista y La colonizacin de America. Con el advenimiento de Los Borbones, los principios del poder absoluto su.frieron una transformacin: el fundamento teolgico del poder temporal fue reemplazado por una concepcin mÆs laica del poder civil. La nueva dinastIa abri La frontera espauiola a las in.fluencias del pensamiento inoderno. Las hueva ideas Izicieron surgir afanes que impulsaron a una politica progresista, que postul IcY MANUEL HORACIO SOLARI medklas y re/ormas hasta cierto punto avanzadas, que. se concre taron en los terrenos econmico y educacional. Decay en parte el predomiaio de Ia teologIa y empez a di/undirse el pensamiento cientifico, especialmente las doctrinas modernas sobre Las ciencias naturales. Amba.s corrientes modelaron nuestra educacin durante el pe riodo colonial. Durante Los siglos XVI, XVII y parte del XVIII prevaleci La corriente del Norte -cuyo centro tue Crdoba y cuyos irnpulsores /ueron Los miembros de La Compauila de Jesus-, que someti todas las mani/estaciones culturales a La rigidez con fesional y teolgica. Con La creacin del Virreinato 1776 pene tr La corrient.e del Plata que tuvo su centro en Buenos Aires y, nutrida con los ideales del movirniento renovador animado por Carlos III, fue preparando el pensamiento liberal que cristalizarla en La generacin de Mayo, pen.samiento que tuvo su exterioriza cin durante La poca colonial en las iniciativas cultural-es de VØrtiz y en Las preocupaciones econrnico-educacionales de Belgrano. 1. ACCION EDUCADORA DE ESPAfA EN AMERICA Incorporacin del Nuevo Mundo a La cultura occidental. La conquista y Ia colonizacin de America no fue, como a veces se ha sostenido, una empresa de robo y crueldad. Es indudable que se cometieron violencias y excesos pero, por encima de las pre ocupaciones puramente materiales que guiaron a muchos espa æoles, Ia obra impulsada por Espaæa estuvo alentada por inquie tudes mÆs elevadas. La metrpoli dio a sus colonias todo lo que poseia: su lengua, su religion, sus costumbres, sus leyes, sus formas de pensamiento y, en materia educacional, la organizacin de sus estudios, sus mØtodos de enseiIanza, etcetera. Por eso la cultura americana fue forjada en el molde escolÆstico que imperaba en el pensamiento espa uiol y lo mantenla alej ado de las corrientes de la Øpoca moderna. Pese a esta circunstancia, que tan profunda influencia clebIa ejer cer en los primeros pasos de nuestra vida cultural, .la acciOn de Espauia permiti que se fueran preparandD los hombres que din girIan los nuevos estados a! independizarse las olonias. La obra cultural cumplida por Espaiia ha sido juzgada de maneras opuestas. Para unos, su accin fue extraordinaria;’ gra HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 11 cias a ella se logrO incorporar a la civilizacin, pueblos que Vi vian sumidos en la barbanie. Otros, en cambio, yen en la penInsula la encarnacifl de Ia iniquidad y del oscurantismo y consideran Ia conquista y Ia colonizacin como empresas de aventureros que, movidos exciusivamente por el ansia de niquezas, se lanzaron a la explotacin del continente americano. De acuerdo con los que tal opinan, la accin espaffola se limitO a dificultar la difusin de la jlustracin, ya que su iinica preocupacin habrIa sido mantener a sus colonias en la ignorancia. Ainbos juicios son extremos y, como tales, caen en exagera ciones’ y parcialidades deformadoras de la realidad. "Ni los con quistadores espaoles -ha escrito Mariano Picn Salas- fueron esos posesos de la destruccin que pinta la leyenda negra, ni tam poco los santos o caballeros de una cruzada espiritual que describe la no menos ingenua leyenda blanca". La incorporaciOn del Nuevo Mundo a la cultura occidental constituye la mayor gloria de Espauia, mayor an que la extraor dinaria empresa del descubrimiento y conquista de America. La Iglesia y el Estado en La educacin colonial. Los ochos siglos de lucha que sostuvieron los espauioles contra los Ærabes lievaron a una identificacin del ideal polItico de la monarquIa con el ideal religioso de la Iglesia, que hizo de Ia guerra contra el invasor la guerra contra el infiel. Es por este motivo que a! culininar Ia re conquista con la toma de Granada 1492, quedO integrada la unidad polItica espauiola’ sobr la base de la unidad religiosa ca tOlica. Los Austria, y en especial Felipe II, se esforzaron por im pulsar una polItica tendiente a! manteniiniento de Ia unidad reli giosa. Por ello se opusieron a tOdo lo que pudiera implicar un intento de renovaciOn y, por temor a que alterasen la pureza de los dogmas catlicos, vetaron el pensamiento moderno y el rena cimiento cientIfico de los siglos XVI y XVII. Por eso la preocu paciOn religiosa domino la vida espafiola. Esta preocupacin religiosa se acentu por dos razones. Pri mero: debido a la Intima relacin existente entre el estado espauiol y la iglesia catliCa, la conquista y la colonizacin del nuevo con tinente fueron empresas que tuvieron un carÆcter polItico-religioso. El brazo secular apaba a la Iglesia para que pudiera cumplir su misin evangelizadorapero a su vez la Iglesia robustecla la auto ridad del estado, apoyarido al monarca que era la "espada de la 12 MANUEL HORACIO SOLARI fe". Segundo: Ia bula de Alej andro VI 1493, quo legitim la expansion espauiola en America, hacienclo de la conversion de los indigenas a! cristianismo ci motivo j ustificador de Ia conquista. Estas dos razones permiten comprender por quØ la accin educacional desarrollada por Espaiia en sus colonias americanas tuviera como objetivo primero y fundamental la enseuianza y la propagacin de la religiOn catlica. Pruebas inequlvocas de esta preocupacin religiosa se encuen tran en inuchos documentos de la Øpoca. Asi Ia ley inicial de Ia Recopilacin do Leyes de Indias dispone en frma precisa: "Y mandamos a los naturales y espafioles y otros cualesquiera cris tianos do diferentes provincias y naciones, estantes o habitantes do dichos nuestros reinos y sefiorIos, islas y tierras quo regenera dos por ci Santo sacramento del bauismo, hubieran recibido nues tra Santa Fe, que firmemente crean y simplemente confiesen el misterio de Ia SantIsima Trinidad, Padre, Hijo y EspIritu Santo, tree personas y un solo Dios verdadero, los articulos do Ia Santa Fe y todo lo que tiene, enseuia y predica la Santa madre Iglesia Catljca Romana". Continuamente los inonarcas pusieron en eviclencia su empeæo para que los nifios aprendieran Ia doctrina cristiana y acomodaran a ella su conducta. AsI, una Real CØdula de 1503, ordenO al gober nador Ovando que hiciese "hacer una casa donde dos vece por dIa se juntasen los niuios de cada poblacin, y el sacerdote les enseiIase a leer, escribir y Ia doctrina cristiana con mucha cariclad". MÆs explIcita aiin fue la Real CØdula de 1509 al determinar que en cada poblaciOn hubiera "una persona eclesiÆstica cual convenga... y a esta persona mandarØis hacer una casa cerca dc la Iglesia, donde habØis dc inandar que se junten todos los niuios dc la pobla. cion, para que all les ensefie esta dicha persona las cosas de nuestra Santa Fe". La tarea de evangeizar y educar estuvo, por eso, fundamen taimente a cargo dc las Ordenes religiosas, cuyos miembros em pezaron a Ilegar junto. con los conquistadores. Su acciOn, en un .principio, se limitO a morigerar la violencia de los conquistadores y a catequizar a los indIgenas. Luego, fueron estableciendo escuelas en sus conventos. Por eso, los grandes educadores de la Øpoca colonial, quo dejaron en America Ia mØs honda huella de la civilizaciOn espafiola, fueron los dominicos, agustinos, francisca HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 13 nos. mercedlarios y jesuitas, quo durante trescientos auios dirigie ron inteiectualrflente las colonias. 2. PEDAGOGIA DE LA EVANGELIZACION Situacin del elemento indIgena. El descubrimiento y la ccn quista del Nuevo Mundo plante a Espafia una serie de problemas, entre ellos el dc determinar si los pobladores aborigenes debIan o no ser considerados como seres racionales. Algunos, como ci j urista Juan GinØs de Seplveda; negaban a los indIgenas el carÆc ter do sores racionales y sostenlan que por ser bÆrbaros, estaban condenados a la esciavitud. Otros en cambio, como fray Barto lomO de las Casas, defendian su racionalidad y sus derechos. La polOmica doctrinaria, quo en algunos momentos fue ardorosa, qued definida en el Congreso de TeOlogos y Filsofos, reunido en Valladolid en 1550, quo reconoci a los aborIgenes los derechos del hombre condensados en las Leyes de Indias. * Desdo mucho antos, sin embargo, los reyes habian puesto de manifiesto su preocæpacin por los pobladores autOctonos de Ame rica, tratando de ampararlos y prptegerlos en sus porsonas y bie nes y de civilizarlos, convirtiØndolos a la religion catOlica. Ya Isabel de Castilla habIa expresado en su testamento su deseo de que no so consintiera que "los indios vecinos y moradores dc las. dichas islas y tierra firme, ganadas y por ganar,. reciban agravio alguno en sus personas y bienes: mas manden que sean bien y justamente tratados, y si algn agravio han recibido lo remedien". MÆs tarde, las Leyes de Indias fijaron la situaciOn jurIdica de los indios como "seres libres y no sujetos a serviclumbres", por ser la esclavitud contraria a la ley de Dios. Legalmente, los indIgenas fueron considerados como vasallos libres y, al mismo tiempo, equiparados a menores. Esto condicio naba su libertad, pues la colocaba bajo una tutela o proteccin. Frecuentes fueron las cØdulas reales quo, con un tono plausible de elevacin moral, ordenaban ci buen trato, Ia educaciOn y con version de los indios. "Mi principal deseo -decia la Real CØdula de 1509- ha sido y es... que los indios so conviertan a nuestra Santa Fe Catlica, para quo sus almas no se pierdan: para lo cual es menester que sean informados en las cosas do nuestra Santa Fe 14 MANUEL FORACIO SOLARI Catlica... con mucho amor, para que los que se hayan conver tido a nuestra Santa Fe, perseveren en ella, y sirvan a Dios como buenos cristianos; y los que no se hubieran convertido hasta aho ra, se conviertan lo mÆs pronto que ser pueda". La costumbre de repartirse los indios entre los colonizadores espafloles, generalizada en los primeros tiempos de Ia conquista, pronto fue encauzada por la iegislacin con ci establecimiento de encomiendas y reducciones. La encomienda fue una instituci6n por la cual un grupo de familias de indios quedaba sometido a la autoridad de un espa æol, que se obligaba a proteger y cristianizar a los indigenas que se le habIan confiado. Los indios no repartidos en encomiendas fueron agrupados, aisiados de los espaoles, en pueblos que al quedar baj o la dependencia de un corregidor tomaron ci nombre de corregimientos. Tanto ci encomendero cmo ci corregidor tuvie ron como rnisin ineludible la de educar a los indIgenas, adoctri nÆndolos en los principios de la religion catiica. Es claro que, en muchisimos casos, hubo una gran diferencia entre la teorla y los principios legales, por un lado, y Ia concreta situacin de los aborIgenes, por otro. En realidad, como ha ob servado JosØ Maria Ots, existi un positivo divorcio entre ci "de recho" y ci "hecho": una fue Ia doctrina declarada en la Icy y otra la realidad de la vida social. Por eso, mÆs de una vez por encima de las disposiciones rca les, predomin ci primitivo derecho de Ia conquista, que dejaba a merced del vencedor la persona y los bienes del vencido. La educacidn de los indIgenas. El problema de Ia educacin de los pobladores autctonos de America fue resuelto en la pthcti Ca, rÆpidamente. Los religiosos, que liegaron a! Nuevo Mundo junto con los conquistadores, se dedicaron en seguida a difundir entre los aborIgenes los principios religiosos. Desarrollaron ad una amplia accin educativa, con la que trataron de lograr, por medio de su conversi6n al cristianismo, la incorporacin del dc mento autctono a las formas de vida de la civilizacin. A la accin espontÆnea de los "doctrineros" -primeros educadores que actuaron en America-, sigui mÆs tarde la accin sistemÆtica desarrollada por las distintas rdenes religiosas y la preocupacin que por Ia educacin de los indios mostr continuamente la mo narquIa. HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 15 instruccin reli La accin de los religiosos no se limit a la prÆctica. formacin una giosa de los indIgenas; tendi a darles organiz, que Gante de Tal tendencia fue iniciada por fray Pedro en ci cual enseii 1523, Francisco San de Colegio ci en Mexico, en diferentes form contar y los a lOs indigenas a leer, escribir, encuader carpinteros, ofjcios, como zapateros, sastres, cerraj eros, nadores, iinpresores, etcetera. hijos Preocupacin de la monarquIa fue la educaci6n tie los por dictadas 1518, tie los caciques. Las Ordenanzas tie Zaragoza caciques, de Carlos V, habian determinado que todos los lijos dominicos o menores tie diez aæos, se entegÆsen "a los frailes a leer y mostrasen franciscanos, para que los dichos frailes les Aliadlan Fe". Santa escribir y todas las otras cosas de nuestra cuatro durante religiosos que, despuØs tie permanecer j unto a los dado. hubieran los afios, deblan ser devueltos a las personas que tie caciques’ los Con esta media se tendi, por un lado, a que mo hÆbitos quienes dependian los pueblos indIgenas, adquiriesen se trat que rales por influencia de sus hijos, y por otro lado autctonos pueblos los que en ci -futuro gobernaran y rigieran los civilizacin la estuvieran educados cristianamente, a fin de que perduracin. Tal como lo de los indigenas ofreciera garantIas tie ‘Por lo que im seI’ial Solrzano Pereyra, en su Poiltica indiana: estos nuestros.reyes porta tener ganados para con Dios y para con funden se que caciques, se ha mandado por muchas cØdulas reales sus tiernos aæos, sean ins. y doten colegios, donde sus hij os, desde Santa Fe truidos con mucha enseæanza y fundamento en nuestra espaola y comu lengua Catlica y en costumbres politicas, en la cuando sean, salgan asI y nicacin con los espafioles, para que mÆs cobren nos entendidos, y grandes, mej ores cristianos y mÆs despuØs ordenar persuadir y aficin y voluntad, y puedan enseliar, mayor sufi a sus suj etos; todo esto con mci ores disposiciones y ciencia". de los hij os El primer ensayo tie un coiegio para la educacin Impe Coiegio del tie los caciques se realiz con ci establecimiento obispo ci fundadores rial de Santa Cruz. 1536, del que fueron Antonio tie Men de Mexico fray Juan tie ZumÆrraga y ci virrey Puebla, TepotzotlÆn, doza. Colegios similares se establecieron en Bogota, Paz, la de Guadalajara, Valladolid, Tezcuco, San Luis ChillÆn. En es Quito, Lima, Cuzco, Charcas, Santiago de Chile y que a Ia ense mÆs tos establØcimientos se ten dIa a la educacin, : I: 17 MAN.UEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA fianza; por eso la instruccin se limitaba a lectura, escritura, rudi nientos de aritmØtica y canto. Por el aprendizaje del espaflol y Ia doctrina se tendIa a formar a los ninos para que despuØs fueran los educadores de sus padres. Solucin lgica, pues los nfflos -excelentes propagandistas- re petirlan en sus hogares lo que se les hubiese enseæaclo. De ahI la necesidad de educarlos bien, para que ellos educaran a sus padres. Las misiones jesuiticas. En su tarea de educar a los indIgenas, las rdenes religiosas tuvieron a menudo dificultades por las cues tiones que se plantearon con el pder civil y los colonizadores, ‘cuyos intereses econmicos se oponIan muchas veces a la accin civilizadora de los evangelizadores. Por eso, como solucin ten diente a asegurar Ia conservacin de la masa indIgena y secundar la colonizacin pacifica defendida por Ia Corona, se adoptØ desde los primeros aæos del siglo XVII el sistema de las misiones, en el cual se destacaron, por Ia realizacin de una obra excepcional, los -miembros de la Compafila de Jesi’is. Las misiones j esuIticas tuvieron como base la reduccin de las tribus salvajes a la vida civilizada, por medio de la organizacin de los indios en reducciones, en las que el gobierno estaba en ma nos de caciques, alc,aldes y regidores indios, bajo Ia superinten dencia de sacerdotes jesuitas. Esos pueblos, independientes de la autoridad del gobernador y del contacto con los encomenderos y colonizadores, fueron un poderoso medio de defensa de los indios. AhI no se los explotaba con fines de lucro; por el contrario, se los acostumbraba a vivir en una organizacin, sometlØndolos a normas de trabajo y convivencia social, dentro .de los principios dØ Ia religion catlica. En medio de mu dificultades, los j esuitas reduj eron en ci Pa raguay -lugar donde su obra alcanz mayor florecimiento- mÆs de treinta pueblos, a los que dieron una educaciOn social y profe .sional. Esta acciOn educativa persiguiO un triple objetivo: 19 convertirlos a! cristianismo; 29 incorporarlos a Ia cultura europea; 39 utilizarlos en la producci&n, obligÆndolos a trabaj ar para arrancarlos del vicio. Los objetivos eclucativos perseguidos los alcanzaban los misio neros a travØs de un largo y difIcil camino. Comenzaban. por pa cificar a los indIgenas y reunirlos en las reducciones, imponiØn doles hÆbitos de orden y de disciplina. A cada familia indigena le adjudicaban una propiedad con su quinta, para que pudiera aten der a su subsistencia. Luego los adoctrinaban en los principios de Ia religiOn catlica. Para ello deblan aprender el idioma de los aborigenes y buscar en Øl palabras o simbolos que les permitieran simplificar los misterios de Ia fe, para poder hacerlos mÆs fÆcil inente comprensibies. Una vez vencida Ia dificultad idiomÆtica, lea enseliaban las primeras letras y el canto popular y litflrgico, los iniciaban en diversos oficios y en industrias manufactureras y agropecuarias. Todos los indios deblan trabajar tres dIas por Se mana en Ia tierra comæn, pero Østa no era una tarea penosa: du raba cuatro o cinco horas por dia y era interrumpida con cantos y procesiones. En esta forma Ia pedagogia de la evangelizacin tendiO al mejoramiento moral, intelectual y material de los mdl genas. La obra gigantesca que durante siglo y medio desarrollaron las misiones jesulticas, de las que ann quedan rastros en nuestro pals en las imponentes ruinas de San Ignacio Misiones, fue interrumpida por la expulsiOn de Ia CompauiI de Jesus, ordenada en 1767 por Carios III. Los pueblos indios fueron entregados a funcionarios civiles, secundado en el orden espiritual por miembros de otras Ordenes religiosas; pero, con la expulsion de los jesuitas se derrumbO Ia obra cultural y educativa que habIan desarrollado. Desde entonces, por Ia explotaciOn a que nuevamente fueron sometidos los mdl genas, fracasaron todos los esfuerzos de los religiosos y no existiO ninguna accin orgØnica en favor del elemento aborigen. 16 - - - 3. LA EDUCACION COLONIAL EnseIianza de las primeras letras. Es indudable que los primeros tiempos de la conquista no fueron propicios para el desarrollo de preocupaciones por una educacin elemental sistemÆtica, pues se vivIa en un continuo sobresalto ante la constante amenaza de posibles sublevaciones indIgenas. Pero, consolidadas las funda ciones, comenzO a desarroilarse una ensefianza elemental, que en todo momento fue promovida por la Iglesia y por Ia Corona. Par ticularmente por la primera que, ya en 1552, habIa recomendado a los sacerdotes, por decision de Ia Junta de Prelados, reunida en Lima, que impartieran a los hijos de los pobladores ensefianza de "las cosas de nuestra Santa Fe Catlica, leer, escribir y contar". * 18 MANUEL HORACIO SOLAR! Veinte aos mÆs tarde, una Real CØdula de Felipe U, dispuso en que los virreyes y gobernadores deblan nombrar maestros jurisdiccin. su. todos los pueblos de Las primeras escuelas que se establecieron en nuestro pals, como en las demÆs colonias espaliolas de America, funcionaron en los conventos; ms tarde, los cabildos se interesaron por Ia apertura de escuelas particulares y, finalmente, ya en la segunda mitad del siglo xviii, se establecieron escuelas municipaleS, cos teadas o subvencionadas por los ayuntamientos. Los religiosos franciscanos, que acompailaron a los funda dores de casi todas las ciudades capitales de nuestras actuales provincias, fueron los que iniciaron la apertura de escuelas de primeras letras a poco de instalar sus conventos. Dc ahI que mi ciaran su accin educativa en nuestro pals en TucumÆn, en 1565, La Rioja y la prosiguieran en Santiago del Estero, Salta, Jujuy, exciusiva y Buenos Aires. En algunos lugares su actividad fue durante algn tiempo; en otros, la cornpartieron desde ci principio con rligiQsQs.4ominicos, mercedarios o jesuitas. En las escuelas de los conventos siempre la enseanza fue gratuita. Con el tiempo, a las escuelas de los conventos se agregaron las creadas en las parroquias, pues los curas pÆrrocos estaban obli gados, por una disposiin de Gregorio IX, a "ensear las prime ras letras y los rudimentos de la religion a los niæos de su parro quia". Pero como el clero secular no tenIa mayor interØs por Ia enseiianza elemental, en Ia prÆctica delegO esa tarea en los sacris tanes. Por este motivo, la enseiianza que brindaron las escuelas parroquiales tue en extremo deficiente. Las escuelas particulares, que se generalizaron desde los pri meros decenios del siglo XVII, se estableclan cuando ci cabildo, previa solicitud del interesado, autorizaba a un laico para el ejercicio de la docencia. A menudo, al autorizarlo, solia conce derle el local donde iba a funcionar la escuela, pero siempre Ta enseanza era costeada por los alumnos. Francisco de Vitoria fue la primera persona autorizada en Buenos Aires para ci ejercicio de la docencia, como surge del Acuerdo del Cabildo, de fecha 1 de agosto de 1605: "...Fran cisco de Vitoria dio peticin que le resiban por maestro de la escuela y que se obliga a ensear a dichos nyos y que se le pague un peso por cada mes a los que enseliare a leer y a los HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 19 que Ic sin embargo, resiban por tal maestro y a! dicho precio". No existen, pruebas de que Vitoria Ilegase a ej ercer el magisterio. Lo mismo sucede con Alejandro TomIn, Felipe Arias de Mansilla, Juan Car doso Pardo, Martin de Angulo y Francisco de Montesdoca. Las escelas dependientes directamente .de los cabildos -que despuØs de la expulsiOn de los jesuitas empezaron a denonilnarse "Escuelas del Rey"- surgieron con el adsrenimiento de Ia dinastla de los Borbones. En ellas la enseanza era costeada en parte por ci cabildo y en parte por los aluninos, pero siempre el maestro tenla obligacin de recibir gratuitamente a un nmero determinado de niæos pobres. Las escuelas preferidas fueron siempre las de los conventos, pues Ia instruccin de los religiosos, muy superior a Ia de los seglares que se dedicaban a! magisterio, los hacla mej ores maestros. Un cursado elemental comprendla la enseæanza de la icc. tura, la escritura, las cuatro operaciones fundamentales de Ia aritmØtica y, sobre todo, Ia doctrina cristiana. Predominaba el sistema de enseiianza, basado en la mernoria; de ahl que la tØcnica. didÆctica no fuera mis allÆ del mOtodo catequIstico, es decir, de las preguntas y respuestas aprendidas de memoria, y de las conti nuas repeticiones hasta Ilegar a la posesin del conocimiento. Como procedimiento de enseflanza predominaba ci colectivo, salvo algimas pocas lecciones que forzosamente debIan ser individuales. .Estuos prep rato ios. Los estudios que hoy denominamos "secundarios" en Ia Øpoca colonial tuvieron un carÆcter prepa ratorio y comenzaron a desarrollarse en nuestro pals durante ci siglo XVII. Sc impartieron en las que sollan denominarse aulas que enSeflare a escrevir y contar dos pesos; y proveyse de gramÆtica o latinidad y de filosofla, que funcionaban en algu nos conventos. Como .su preocupaciOn central era dar una slida formacin religiosa y moral a la j uventud, estuvieron casi exclu sivamentc a cargo de los miembros dci clero secular y regular. SOlo se tienen noticias de que hubo alguno que otro preceptor laico que Ia cnscæase. El curso de gramÆtica comprendla el estudio de esta materia y de la retrica y, generalmentc se dcsarroilaba en dos aos Sc con sideraba muy importante, ya que ci latin era Un instrumento indis pensable para seguir estudios superiores: en las univcrsidades las clases se dictaban en latin, los textos estaban escritos en latin y en los exÆmenes se hªcia uso de dicha lengua. .1’ MANUEL HORACIO SOLARI H,ISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA Aprobdo el curso de gramÆtica, ci alumno ingresaba en ci de filosofIa. que diiraba tres aæos y estaba a cargo del’ mismo pro. fesor quien, sucesivamente, ensefiaba lgica, fIsica y metafIsica. *En los estudios preparatorios se destacaron los iniembros de la Compafila de Jesus, que los organizaron de acuerdo con la "Ratio Studiorum", codigo pedaggico de los jesuitas que resume y metodiza lo mejor de la tradicin pedagogica del siglo XVI. La Universiclad de Crdoba. El origen del flnico centro de estu dios superiores que durante la Øpoca colonial existi en ci actual territorio argentino, se remonta al siglo xvii, pues surgi del Cole. gio Mdximo establecido en Crdoba en 1613 por el padre Diego de Torres, provincial de Ia CompaflIa cle Jesi’is, con Ia colabora cin del obispo de Crdoba del TucumÆn, fray Fernando de Trej o y Sanabria. Poco se sabe acerca de la vida de este establecimiento durante sus primeros aæos. Sus estudios se encauzaron en 1624, cuando el Papa Gregrio XV autoriz a los j esuitas a establecer "estudios" y conferir, por el tØrmino de diez afIos, los grados de bachiller, licenciad, maestro y doctor, a condicin cle que su instalacin se efºctasØ a n’iÆs dc doscientas leguas de las universidades ya exis tentes. Este "estudio" de Crdoba fue, como la mayorIa de los fundados en America durante Ia Øpoca colonial, la, base de la futura irniversidad que, desde 1634, tuvo la facultad de conceder grados acadØmicos a perpetuidad, de acuerdo con Ia autorizacin que Ic fue acordada por Urhano IV. Durante treinta afios la Universidad de Crdoba no tuvo una organizacin definida y permanente. Esta solo se logrO en 1664 cuando ci padre AndrOs de Rada, visitador de la CompauiIa de Jesi’is, dot6 a Ia universidad de sus primeras constituciones, las cuales rcibieron la aprobacin del monarca y empezaron a regir p1enanente a partir de 1680. Estas constituciones son tIpica expresin de las ideas de la Øpoca: organizan ci gobierno universitario con absoluta indepen dencia de las atoridades civiles; determinan los deberes y atri buciones de los distintos funcionarios, cuya designaciOn depende del Provincial de los jesuitas; regiamentan los actos publicos y estructuran los estudios en dos facultades. La Facultad de Artes abarcaba el estudio de la filosofla lgica, fIsica y metafisica, segfln Aristteles yexigla tres aflos de estudio y dosde pasantla. La Facultad de .TeologIa, Ia nica que podia otorgar ci tItulo de doctors desarrollaba sus estudios de cÆnones, moral y teologla en cuatro aæos y dos de pasantla, basando su enseIjauza en la Suma Tedlgica de Santo TomÆs de Aquino y en ci Liber sententia ruin de Pedro Lombardo, textos clÆsicos de la enseflanza teo lgica. La ensefIanza de Ia Universidad de Crdoba fije francamente escolestica, como que estaba destiria’dÆ Æformar a los mjemhros del clero. Dc ahI su extraordinaria etapade nuestra evoluciOn espiritual, ya que, como seflal Ale jandro Korn, por intermedio del sacerdocio, que representaba Ia capa intelectual de la sociedad, la enscflanza universitaria se infiltraba en ci espIritu pflblico. 20 21 - 4. NUEVAS IDEAS PEDAGOGICAS DE FINES DEL SIGLO XVIII In/luencia francesa en el pen.amiento espafiol. Dos aspectos fueron caracterIsticos de la mentalidad del siglo xviii, que en Francia adquirio su expresiOn mÆs intensa. For un lado, Ia mar cada tendencia liberal de su filosofIa que, oponiØndose a todo lo que tuviera sus raIces en ci pasado, manifesto un anhelo de libertad en Ia esfera del pensamiento y un escepticismo en rnateria religiosa. Por otro lado, Ia preocupaciOn por asegurar ci bienestar material del hombre, manifestado en ci desarrollo que adqui rieron las doctrinas econOmicas, que sedujeron por parecer sucep tiMes de aplicacin inmediata. La doctrina de los fisicratas -Ia mÆs divulgada de las con cepciones econOmicas-, que surgi como una reacciOn ante los abusos de .Colbert, consideraba que ci individuo debIa ser libre en Ia disposicin de sus bienes y, por consiguiente. debIan elimi. narse las restricciones gubernamentaies. El Estado debIa limitarse a salvaguardar los derechos naturales de los individuos. No ohs. tante esta posiciOn, consideraban que la educaciOn £lebIa ser impues ta por ci Estado, puesto que constituIa un deber irrenunciabie ci ensefiar a todos los ciudadanos los prin’cipios dc Ia icy natural. De .ahi que las dos corrientes dominantes en ci pcnsamiento frances -‘enciclopedismo y fisiocracia- propugnaran ci libe ralismo en filosofIa, en religiOn, en polItica, en economIa y, sos- MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA teniendo la obligacin del Estado de instruir al pueblo, afirmaran como consecuencia la secularizacin de la educacin. Con el advenimiento de la monarquIa de los Borbones, Espaffa sinti la influencia de estas ideas, cuya intro duccin fue favorecida por el cambio de dinastIa. Y justamente, en el momento en que Ia Peninsula atravesaba por grandes dificultades econmicas, fue ron los hombrØs de gobierno quienes, habindose apropiado de las ideas del movimiento intelectual frances, las introdujeron y difundieron, a! mismo tiempo que de acuerdo con ellas postularon medidas y reforrnas hasta cierto punto avanzadas. Las nuevas ideas tuvieron en Espaila un auge extraordinario, lo que se debi, segn explica Rafael Altamira, a que las nuevas teorias "tenian el doble incentivo de lo que aparece coronado por el asentimiento general de las naciones consideradas como mÆs cultas y de lo que brinda horizontes desconocidos antes". La introduccin de las nuevas ideas produj o una division espi ritual, entre los que se aferraban a lo antiguo, esencialmente a sus formas exteriores, y los que se adherIan a lo nuevo. Esto deter thinO un iflteiis movimiento cultural, que tuvo su exteriorizacin en Ia publicacin de informes. memorias y discursos. CaracterIsticas de la nueva ideologia pedaggica. De esta in fluencia intelectual francesa surgi en Espaæa un modo distinto de enfocar el problema de la educacin. La nueva ideologla peda ggica, confiando con un optimismo un poco ingenuo en Ia accin todopoderosa de la educacin y en el progreso y perfeccionamiento de la conducta humana, vio en la accin educadora el medio .mÆs eficaz para que los gobernantes lograran el ansiado bienestar social. De esta posicin deriv el afÆn de difundir instituciones educativas y hacerlas accesibles a todos, hombres y mujeres. Por otro lado, reaccionando contra la educacin dominante -que desdeæaba la experiencia y abusaba de las disputas ver bales-, la nueva tendencia pedagOgica sostuvo Ia necesidad de que la educaciOn tuviera por objeto cosas concretas, tiles, que .fueran provechosas tanto para el individuo como para el Estado. De ahI el carÆcter prÆctico -que reclam para la educaciOn. Esta tendencia tuvo sus defensores en fray Benito JerOnimo Feijoo, Pedro Rodriguez de Campomanes y Gaspar Melchor de Jovellanos, destacados pripulsores de la cultura enciclopedista. Feijoo, aunque defensor de la enseæanza tradlcionl, impugn us excesos, que Ia habIan ilevado a olvidar la ciencia y enseffar fjcciones. Para Øl, Espaæa se habia alej ado del movimiento cultural europeo porque su educacin abusaba do las disputas verbales que hacIan de Ia ciencia un laberinto do palabras y desdeffaba la experiencia y observacin do la naturaleza. "Tan ignorada es boy Ia naturaleza en las aulas de las escuelas -decla Feij oocomo lo fue en la Academia de Platn y en el Liceo de Aristteles. QuØ secreto se ha averiguado?... QuØ utilidad produjeron en el mundo las prolijas especulaciones de tantos ingenios como cul tivaron la filosofia por Ia via del raciocinio? QuØ arte ni mecÆ nica liberal, do tantas como son necesarias. a! serviclo del hoinbre y a! bien pffblico, le debe, no digo ya la invenciOn, mÆs ni aun el menor adelantamiento?" Por eso afirm la necesidad imperiosa do fomentar el ejercicio de Ia razn crItica y reemplazar el conocimiento puramente verbal y silogIstico, por el estudio de las ciencias naturales. Hubo pues en Feijoo una valorizaciOn de laJ ciencia experimental en oposiciOn a los excesos de Ia enseilanza tradicional. En cuanto a Jovellanos, en su Infrrme sobre la ley agraria 1795, habIa antI.ciad&su preocupaciOn por Ia reforma do la orientaciOn do la educacin. A! ocuparse de la gdsura -nica fuente de riquez segthi los fisicratas-, sostuvo quo, a! igual quo todas las actividades humanas, requerIa libertad Por ello postulaba la necesidad de liberarla de los obstÆculos politicos, fIsi cos y morales que la estorbaban. Para levantar los obstÆculos morales era necesario difundir la instrucciOn, con elfin de elevar el nivel cle las clases productoras. AdemÆs, era necesario reformar los estudios, pues las ciencias habIan dejado de ser un medio de investigacin de Ia verdad, para convertirse en un recurso para corner, y los estudiantes, multiplicados en næmero excesivo a causa de los escolÆsticos y los pragmÆticos, los casuistas y los malos pro fesores, habIan rebajido los prineipios, la estimacin y hasta la memoria de las ciencias fftiles al hombre. De ahI la lucha para que se abandonase "la affeja y absurda filosofIa" y so diera preferen cia en la educacin a los conocimientos fundados en la experiencia.. En su Memo na sobre la educacin pdblica, escrita durante su prisin en Mallorca, afirm Jovellanos que la educaciOn es el origen do la prosperidad social. "No es un problema sino una verdad por todos reconocida, quo la instruccin es la ‘medida comffn’ do la prosperidad de..las naciones, y que asI son ellas 22 . 23 24 HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA MANUEL HORACIO SOLARI poderosas o dØbiles, felices o desgraciadas, segn son ilustradas o ignorantes". Por eso. fiel a su concepcin, defendi la necesidad de difundir La instruccin a la mayor cantidad posible de ciuda danos. "Si deseÆis el bien de vuestra patria, abrid a todos sus hijos el derecho de instruirse, multiplicad las escuelas de primeras letras; que no haya pueblo, no haya rincn, donde los nilios, de cualquier clase y condicin que sean, carezcan de este beneficio". Bajo la influencia de estas ideas surgi en Espafla un afÆn por elevar el nivel cultural del pueblo y una preocupacin por los problemas de la instruccin puiblica. AfÆn y preocupacin que se evidenciaron. especialmente durante el reinado de Carlos III, en Ia creacin de nuevos establecimientos educacionales. Di/ui6n. de las rzzsevas ideas en las colonias. La transforma cin operada en el pensamiento espaflol por influencia del enciclo pedismo trascendi a America, donde las nuevas ideas fueron conocidas, adoptadas y difundidas. Por eso, los mismos proyec. tos, a veces con idØnticas palabras, fueron expuestos en Espaæa y en sus colonias; y, al i.guai que en Espafla, Ia critica de los ame ricanos dej a un lado las cuestiones pohticas, religiosas y filosfi cas, concretÆndose a Los problemas ecornimicos y educacionales. El sistema monopolista imperante y Ia rutina y pobreza de las masas campesinas fueron seflaladas como causas fundamenta les de Ia situacin econmjca colonial. Para remediarla se propici Ia libertad de pomercio. Manuel de Salas y CorbalÆn, en El estado de la agricultura, industria y comercio en el reino de Chile, y Manuel Beigrano en su Memoria de 1796, pintan un cuadro de Ia vida econØmica colonial que, en sus lIneas generales, coincide con el descripto por Jovelianos en Informe sobre la ley agrara. Y las soluciones que proponen los americanos no difieren de las propugnadas por los espafloies. pues reconocen una misma fuente de inspiracin: Ia concepcin econmica liberal de Adam Smith. Igual coincidencia se evidencia en el piano educacional. La critica que Feijoo dirigiØ a Ia educacin espaliola fue repetida por el venezolano JosØ Miguel Sanz cuando enj uici a Ia educa cin colonial en su In/orme sobre Ia instruccin pÆblica; Los pen samientos que Campomanes habla expuesto en su Discurso sobre la educacin de los artesanoi, fueron parafraseados a menuclo por ci hi1eno Manuel de Salas v CorbalÆn; y las creaciones educacio nales propiciadas por Belgrano tuvieron su fuente de inspiracin 25 en las ideas de Jovellanos, que exaltaban la necesidad de unal enSeflaflza iitii. Ilubo pues, en esta Øpoca, una gran unidad entre ci pensa miento pedaggico de los encidlopedistas espafioles y las ideas educacionales difundidas en las colonias espafiolas de America. En realidad, el pensamiento colonial no hizo otra cosa ‘que reflejar las ideas dominantes en la Peninsula. 5. EL PENSAMIENTO PEDAGOGICO COLONIAL Fray JosØ Antonio de San Alberto. No escaparon a las pecu liaridades del pensamiento pedagogico de fines del siglo xviii las ideas expuestas en sus Pastorales por fray JosØ Antonio de San Alberto 1727-1804, obispo de CØrdoba del TucumÆn. Su ideario, aunque tuvo en cuenta la idiosincrasia del pals, careci de originalidad, pues en su esencia se redujo a repetir las ideas que habIa conocido durante su permanencia en la corte de Carlos III. Vale decir, se ‘limit a afirmar el poder de la educacin como medio dc ºlevar al pueblo y a defender la necesidad de una ense æanza prÆctica. San Alberto iieg a Crdoba en 1780, encontrando a su di cesis en un lamentable estado de atraso y abandono: la mayorla de sus feligreses "no sabla leer ni eseribir y ni siquiera era capaz de responder a las preguntas del catecismo"; .y su clero, indisci plinado, carecla de "vocacin docente". Ante tal situaciØn, corn prendi ci obispo que el problema rnÆs urgente era ci de la educacin de los niflos. Mas, para poder resolverlo, era menester comenzar por ilustrar al clero, a fin de que pudiera cumplir en forma satisfactoria su rnisin pedaggica. Dc ahl que en su primera Crta Pastoral, fechada ci 25 de abril dc 1781, tendiera a despertar en los sacerdotes ci interØs por instruirse a s mismos. Hablando de loS que aspiraban a ser pro movidos al sacerdocio destac que, adŁrnÆs de vocaCin sacerdotal, requerlan indispensablernente ilustracin.’ Es que, para Øl, no era suficiente la santidad para ci ej ercicio del ministerio eclesiÆstico; tambiØn era indispensable la doctrina y la ciencia. " QuØ.. sacarno -decla- con que ci ordenado sea un santito, si es un ignorante? Este santito serÆ rnuy bueno para cuaiquier otro estado o empleo secular; mas no para sacerdote". :. , -. MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA La fe del obispo de Crdoba en la eficacia cle la obra educa tiva fue extraordinaria. Para Øl, "todo el bien y todo el ma! del Estado depende de la buena o mala educacin de Ia juventud". En efecto, la falta de educacin prepara la miseria y la desgracia de los pueblos, pues convierte a! hombre en un ser math "que nada aprnde, ni sabe, ni aspira y que viviendo en una macdon continua, mira las artes tiles con indiferencia, y con horror todo lo que suena a industria y trabajo, sin ci cual nada puede, ni puede servir la fertilidad de los campos, ni la abundancia de los frutos, ni la riqueza de las minas, ni los tesoros del mar". Logico fue, en consecuencia, que la situacin- de los pueblos de su dicesis -"incultos, despoblados, exhaustos, miserabies en Ia paz y sin nervios ni fuerzas en la guerra"- la atribuyera en forma predominantØ a la falta de educacin de sus habitantes. De ahI que considerase la enseæanza como el medio mÆs eficaz para sacar a Ia ciase campesina de su rudeza e incultura. Por consiguiente, en su Carta Pastoral de 1783, afirm en forma decidida que "el que no sabe leer ni escribir es un ser intil y perj:udiciaI to para Ia sociedad como para la religion".. Para San Alberto, la educacin debia tener an objetivo con creto: familiarizar a! educando con el trabajo. Para lograrlo crey que lo mas conveniente era "dar a cada uno un oficio, que estØ de acuerdo con su naturaleza y su talento". Dc ahI sus combates contra ci prejuicio dominante que consideraba poco honroso, por ser "propio de gente natural y de servicio", todo oficio u ocupa cin mecnica; de ahI su defensa de una enseæanza prÆctica que formara labradores, comerciantes, artesanos, tejedoras o hilado ras. Los j venes, aplicados desde sus primeros ahios a un oficlo, no sob adquirirIan mia ocupaciOn que les permitirIa ganarse dig. namente el sustento; tambiØn se convertirlan en individuos tiles para la sociedad. El ideal que persigui San Alberto fue establecer "escuelas en todos los curatos y colegios en todas las ciudades". Pero su extraordinario sentido realista hizo que no se ilusionara con la posibilidad de difundir establecimientos educacionales, pues reco chocaba con dos obstÆculos * nociO en seguida que tal acin difIciles de superar. En primer lugar, un obstÆculo de carÆcter demogrÆfico: la poblaciOn dispersa -que favorecla el vagabun daj e y ci espIritu de rebeldIa- se opoæIa a una efØctiva- accin educativa, ya que iinposibilitaba Ia formaciOn de centros escola res estables. En segundo tØrmino, faltaban preceptores. Por eso, su acciOn prÆctica se concret a la fundacin de colegios urbanos para niæos y niæas huØrfanos, en las cjudades de Crdoba y de Catamarca. Con sus oreaciones no querIa sola inente recoger, alimentar y vestir a los huØrfanos; sobre todo, aspiraba a instruirlos y educarlos en los principios de la religion y familiarizarlos con ci trabaj o. AsI; en vez de "niiias expuestas a parar en mujeres holgazanas, ociosas, divertidas y escandalo sas" y niiios expuestos a convertirse "en unos hombres vagos, sediciosos y tumultuantes; en unos mendigos voluntarios, ociosos y ladrones", mnatiles a la sociedad, aseguraba la formacin de "mujeres que no sOlo sean piadosas, honestas. y honradas, sino tambiØn hÆbiles, laboriosas y econOmicas, capaces de sostener sus casas y familias con el trabajo de sus manos" y hombres indus triosos, que aplicados "a! cultivo, a la manufactura y a! corner cio’ prepararIan Ia abundancia y la felicidad de su patria. El obispo San Alberto dotO a los establecimientos que fundO de -constituciones, las cualesr se- distinguieron- por 1aampIia libe ralidad que estipulaban para la admisin de alumnos y Ia orien tacin esencialmente prØctica que sefialaban al plan de estudios. Ellas, por supuesto, no escaparon a la minuciosidad tIpica de la Øpoca en lo referente a horarios de clase y mØtodos de ense fianza. Manuel Beigrano. La permanencia en Espaaa de -Manuel Bel grano 1770-1820, en cuya Universidad de Salamanca curs estudios juridicos, fue fundamental en la formaciOn de su menta lidad. Le permiti ponerse en contacto con las ideas de enci clopedistas y economistas y sentir. Ia influencia de los principios ideolgicos difundidos. por la revolucin norteamericana, que en esos momentos intereaban profundamente a Europa. A estas inuluencias es preciso aiiadir las que le suministraron las amplias lecturas que pudo efectuar, ya que por concesiOn de Plo IY fue autorizado en forma amplia para que pudiese "leer toda clase de libros condenados, aunque fuesen her&icos". Su designaciOn como secretarjo del Consulado de Buenos Aires, en 1-793 le hizo pensar que lievando a Ia prÆctica los nuevos principios de la economia polItica podia contribuir a solucionar algunos de los problemas mÆs apremiantes de la colonia. Pero tuvo Ia sorpresa de comprobar .-como- lo confiesa en su Autobiogra 26 - 27 MANUEL HORACIO SOLAR! HISTORJA DE LA EDUCACION ARGENTINA fia- que los miembros del Consulado, excepto uno o dos, solo se interesaban pbr su comercio monopolista. En su tarea hall obstÆculos, pues para la mayorIa de los integrantes de la corpo racin "no habIa mÆs razn, ni mÆs justicia, ni mØs utilidad, ni mÆs necesidad que su interØs mercantil". De ahI que las circunstancias lo determinaran a limitarse a principalmente en las Ia difusin de sus ideas, que efect Memorias, esbozando un amplio programa de reformas econo micocuiturales. Como lo expresara con toda modestia, no hizo otra cosa que "echar las semilias que algitn dIa fuesen capaces de dar frutos, ya porque algunos estimulados del mismo espIritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el orden inismo de las cosas las hiciese germinar". Su primera Memoria, de 1796 -en la que se refiri a los medios generales para fomentar la agricultura, alentar la indus tria y proteger al comercio-, se inspir evidentemente en Ia doctrina de los fisiØcratas. La base de la riqueza, sostuvo Bel grano, se encuentra en la agricultura. Esta, sin embargo, se halla ba atrasada -como lo demostraba el limitado producto de las tierras y Ia miseria de los labradores- debido a que cada und obraba en ella de acuerdo con su gusto y prÆctica, evidenciando un absoluto desconocimiento de las reglas a que debe obedecer su explotacin. Por eso, para que las gentes del campo pudieran aprender las cosas mÆs necesarias y comunes que tienen relacin con el cuitivo de la tierra, sugerla la necesidad de crear una escuela de agricultura, que con sus ensefIanzas tendiese a deste rrar ci espIritu de rutina de los labradores. De ahI que proyec tara que en ella se ensefiara "a distinguir cada especie de tierras por sus producciones naturales, y el cuitivo conveniente a cada una, los diferentes arados que hay y las razones de preferencia de aigunos segn la calidad del terreno; el næmero de labores, su profundidad segæn la naturaleza del terreno; los abonos y el tiempo y razOn para aplicarlos; el modo de formar sangrIas en los terrenos pantanosos; la calidad y cantidad de simientes que convengan a esta o aquella tierra; ci verdadero tiempo de sembrar; ci cuidado que cc debe poner en las tierras sembradas; ci inodo de hacer y recoger una cosecha; los medios de conservar sin riesgos y sin gastos los granos". Desterrado ci espiritu de rutina de los labradores, era preciso proteg al comercio. El mejor. medio dc hacerlo consistia, a su juicio en difundir Los principios en que sØ apoya La ciencia del comercio, que no csiste "en comprar por diez y vender por veinte", como parecla a "aquellos que sin conocimientos han emprendido sus negociaciones". Por ello proponia la creacin de una escuela especial, en La que se darIa una ensefianza prÆctico profesional basada en ci estudio de La aritmØtica, la tenedurIa dc libros, Ia geografIa, La estadIstica, Las leyes comerciales v las reglas de Ia navegacin. Para alentar Ia industria era menester desterrar ci vicio de Los habitantes de La campaæa, que vivian "sin haberse ejerci tado en otra cosa que en La ociosidad". Para Øl, La tmnica forma de dignificarlos consistIa en ofrecerles, descie Los primeros aæos dc La infancia, una educacin regular. Dc ahI que propugnara Ia creaciOn de escuelas gratuitas "a donde puedan Los infelices en viar a sus hijos, sin tener que pagar cosa alguna por su instruc cj6n" En esas escuelas se icc ensefiarIan "buenas mÆximas" y se les inspirarIa amor al trabajo, pues en un pueblo donde reina Ia ociosidad, decae ci comercio y toma su lugar La miseria". Sos tenIa, pues, .que el progreso del comercio dependia directamente de La difusin de La educaciOn. Esta idea lo Ilev a considerar. a La mujer como agente tie producciOn y at trabajo como medio de enseiianza moral. Por eso .proyect Ia creacin dc escuplas gratuitas para niæas. en las cuales, ademÆs de enseØarles doctrina cristiana, lectura, e.scritu ra. costura y bordado, se les inspirarIa amor al trabaju "para separarlas de Ia ociosidad, tan perjudicial a mÆs en las mujeres que en los hombres". En su segunda Memoria 1797, Belgrano volvi a ocuparse tie Ia educacin de Ia mujer y de Los medios mÆs adecuados para mejorarla. AfirmO que del mejoramiento. de la situaciOn de ia mujer, que serIa en gran parte resultado de una educacin ade cuada, surgirIa un mejoramiento en Las costumbres. Por ello enseilaba que "ci bienestar y La virtud tie La mujer instruida, constituyen Ia base de La sociedad". El valor de las ideas expuestas por Beigrano durante su actua ciOn en ci Consulado, reside en que Las soluciones que. ofrecIa implicaban una reforma radical que era incompatible con ci sis tenia econmico colonial. Pero en ella. coma lo ha subrayaclo Mitre, no debe suponerse una intencin revolucionaria. "Sugeri 28 - : - - 29 MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA das por el atraso y Ia miseria de la colonia, la desgraciada con dicin y Ia ignorancia de sus habitantes, la falta de iniciativa de las autoridades y las leyes coercitivas de la metrpoii... ellas respondlan a necesidades reales, determinaban un objetivo inme diato y creaban Un ideal". El Real Colegio de Sam Carlos. En noviembre de 1771, la Junta presidida por ci entonces gober nador VØrtiz, resolvi consultar a los cabildos eciesiÆstico y secu lar respecto de la mejor manera de aplicar los bienes que habian pertenecido a la CmpafiIa de Jesus para "establecer escuelas y estudios generales para lª ensefianza y educacin de la juventud". La respuesta del cabildo eclesiÆstico, redactada por eU doetor Juan Baltasar Maziel 1727.1788, auspiciaba la creacin de un co1eio Łonvictorio y la erecciOn de una universidad. Suge na que ci coiegio, que podia colocarse bajo la advocacin de Santo TomÆs de Aquino, siguiera las constituciones dci Colegio de Monserrat y, con referencia a la univcrsidad proyectaba su plan de estudios y la orientaciOn quc debia dominar en la ense æanza. GramÆtica latina, filosofla, teologia, derecho cannico, derecho civil, derecho de Castilla y derecho indiano eran, en su opiniOn, las materias indispensables, las cuales mÆs adelante se podrIan ampliar con la incorporaciOn de la matcmÆtica y 1amedicina. Al ocuparsc de la enseuanza a impartir, la respuesta del cabildo eclesiÆstico postulaba q-ue, *respecto dc Ia filosofIa, "los profesores no tendrÆn obligacin de seguir sistema alguno deter minado, especialmente en la fIsica, en que se podrÆn apartar de AristOteles y enseæar por los pnineipios de Cartesio o de Gasendo o de Newton o alguno de los otros sistemÆticos o, arrojdndo todo sistema para la explicaciOn de los efectos naturales, seguir slo a la luz de la experiencia, por las observaciones y experimentos en que tan Iitilinente trabaj an las academias modernas". En teolo gla, en cambio, afirmaba que debia seguirse "exactamente 1a doctrina de San AgustIn y Santo TomÆs". El cabildo secular, por su parte, respondi en forma con cordante con ci eclesiÆstico, pero su informe se diferenciO en que prestO mayor atenciOn a las cuestiones econOmicas e insistiO en ia conveniencia de trasladar la Universidad dc Crdoba "de suerte que patente Ia estril y contagiosa situaciOn de la referidÆ -ciudad, minoracin de alumnos, deplorable estado de las cÆte dras, parcial aliciente de los opositores y destituida de aquella sociedad y brillantez que despierta los Ænimos de las concurren cias, pues es cortisimo su vecinclario, es de concepto intil su permancncia". Mientras los- dictÆmcnes de ambos cabildos eran estudiados por Ia Junta; ci procurador general Manuel de Basavilbaso hizo 30 I 31 - 6. . - LA EDUCACION EN EL VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA Accin educacicrnal cle VØrtiz. La expulsion de Ia Compalila de Jesus, dispuesta por Carlos III en 1767, tuvo inmediata influen cia en el Rio de la Plata, pues a la accin desarroliada por los jesuitas se debIa, en gran parte, ci grado de progreso que se habIa alcanzado en el orden cultural. Los regulares de varias Ordenes y ci clero secular, que reempiazaron a los jesuitas en el magisterio, no estaban a la altura de sus antecesores. De ahI que ‘thpidÆniente se produjera una decadencia general -en la educacin. Carlos III, conocedor del problema que se piantearIa con la medida adoptada, habIa impartido instrucciones a virreyes y gobernadores a fin de que procedieran "sin la menor dilacin a subrogar- la enseæÆnza de primeras letras, latinidad y retdrica... oyendo a los ayuntamientos, diputados y personeros del comitn y otras personas celosas e inteligentes, sobre ci modo prÆctico que haya en cada paraje, proponiendo ci- nÆmero de maestros, pasantes y repetidores que les deben ayudar, sus salarios y emo lumentos; en inteligencia que se les deberÆ contribuir con ci que antes de ahora daba ci respectivo pueblo, sin novedad y comple tar lo que faltase de las temporalidades ocupadas". * Lgico fue que Juan-josØ VØrtiz, durante su virreinato, tratara de solucionar ci problema planteado, emprendiendo una serie de tentativas culturales que hicieron de su administracin una Øpoca de renovacin intelectual. AdemÆs de dotar a Buenos Aires prent, proyect y llev a cÆbo la furidaciOn del de su pri Real Colegio deSarlos, e impuls ci estudio de la medicina con Iicrea6ion del Protomedico- tribunal encargado de exa minar a aquellos que aspiraban ejercer la medicina, que inici la enseiianza de Ia anatomla y de la cirugIa en 1801y la de la. medicina al aflo siguiente. -1 -4 -*1 - - / -- - -I I -4 : . - - ‘ 32 I MANUEL HORACIO SOLAR! una presentacin en Ia cual, despuØs de apoyar la idea de dotar a Buenos Aires de una universidad, destacØ que el proyecto no podia tener efectividad inmediata. Por eso proponia que se afron. tara la solucin de las necesidades mÆs apremiantes, estableciendo escuelas de primeras letras y auls de gramÆtica latina. La Junta de Temporalidades aprob la propuesta de Basa vilbaso y dispuso elevar a! rey el proyecto de ereccin de estudios secundarios y superiores y, mientras se recibia la aprobacin real, instalar una escuela de primeras letras y un aulla de gramÆtica. En el local que habIa sido del Colegio de San Ignacio, se instala ron ios "reales estudios" el 10 de febrero de 1772, nombrÆndose maestro de primeras letras a Juan Manuel Garcia y maestro de gramÆtica al presbItero Cipriano Villota. VØrtiz, que coiitinu insistiendo en que "todo el pueblo ada ma principalmente por la ereccin de Ia universidad", dio nuevos pasos en sus proyectos de establecerla con Ia designacin del presbitero Carlos JosØ Monteros como maestro de filosofIa, el establecimiento de tres cÆtedras de teologIa y Ia aprobacin de las reglas y estatutos que debian regir los estudios, cuya. redaccin hÆbIa confiado al cannigo Maziel que, en 1773, habIa sido designado "cancelario y regente de los reales estudios". AsI, antes de su fundacin oficial, funcionaron varias aulas en ci Colegio de San Carlos. Durante su virreinato, recibida Ia aprobacin real de las apli c,aciones que la Junta habia hecho de los bienes de los jesuitas, VØrtiz erigi6, el 3 de noviembre de 1783, ci Real Colegio Con victorio de San Carlos "en perpetua memQria del augusto nombre de nuestro soberano". Como rector fue designado ci doctor Vi,ente JaunzarÆs y el cannigo Maziel continu como "cancelario de los reales estudios". Los empefios de VØrtiz y Maziel hicieron progresar el estable cimiento, que alcanz un alto grado. de adelanto, aunque tropez con el inconveniente de que, no pudiendo conferir grados, con cluidos los cursos de filosofia una gran parte de sus .alumnos se trasladaba a Crdoba para proseguir sus estudios. Sus aulas, sumamente concurridas, empezaron a despciblarse al producirse las invasiones inglesas, especialmente Ia segunda 1807, que hizo que los jvenes y sus maestros las abandonaran pam tomarlas armas, con la consiguienteclausura de los cursos. HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA * Desde entonces ci local del colegio qued convertido en cuartel de Patricios. Por las aulas del Real Coleglo de San Carlos pasaron casi todos los hombres que hicieron la Revolucin de Mayo. Nuevas instituciones educacionales: Escuela de Dibujo y Escue de Ndutica. La prØclica de Belgrano en favor de Ia educacin la se concret en Ia creacin de dos establecimientos educacionales, que se fundaron por su iniciativa: las escuelas de Dibujo y de NÆutica. A instancias de Belgrano, en febrero de 1799, ci escultor Juan Antonio HernÆndez present a! Consulado el proyecto de estable cer una escuela destinada a la enseiianza de la geometria, Ia arqui tectura, Ia perspectiva y "todas las demÆs especies de dibujo". En su presentacin solicitaba que Ia corporacin le facilitase los medios indispensables para llevar su idea al fin propuesto; a / saber, local para instalar Ia escuela, bancos, mesas y luces. Aprobado ci proyecto por el Consulado, se encomend a Bel grano la organizacin de la escuela y Ia redaccin del reglamento que habla de regina. En Øste Se estableci -de acuerdo con el pre juiclo racial dominante en la educacin colonial- que en Ia escuela serIan admitidos iinicamente espaiIoles e indios netos no pudiendo, por ningiin motivo ni pretexto, entrar "mÆs negro o mulato que aquel que se destine al aseo .de Ia sala, limpieza de candeleros y espabiladeras y tener cuidado de espabilar las luces". Inaugurada en una de las salas del Consulado el 29 de mayo de 1799, la Escuela de Dibujo inici sus clases con una inscrip. cin de cincuenta alumnos. La enseflanza se desarroll siguiendo un mØtodo sumamente primitivo, pues se limitaba a la simple copia de lemmas graba das, que los alumnos debIan reproducir en todos sus detalies. Pese al escaso mØrito de los trabajos realizados, ci Consulado los premiaba con medallas de plata y con Ia exhibicin de los dibujos, a fin de que pudieran ser contemplados por los miembros de Ia corporacin y los familiares de los alumnos. La Escuela de Ndutjca inicit sus actividades en noviembre de 1799, siendo su objetivo fomentar "el estudio de Ia ciencia nÆutica, proporcionando por este medio a los jvenes una earrera honrosa y lucrativa, y a aquellos que no se destinan a ella unos conocimientos los mÆs a propØsito para sus progresos, bien sea en el comercjo, bien en Ia milicia o cualquier otro estdio". . *: * 33 34 MANUEL HORACIO SOLARI La direccin de Ia escuela fuc confiada a Pedro Cerviiio, que se habIa destacado como gegraf o, cartgrafo y matemÆtico cuando integr las comisiones demarcadoras de IImites entre Espaæa y Portugal. Segundo director fue designado Juan Aisina, que desde la dØcada anterior habla instalado mi aula de pilotaje, con el propsito de formar prÆcticos en Ia navegacin. El plan de estudios que debIa desarrollarse en cuatro aæos comprendla una enseæanza fundamentalmente matemÆtica, corn plernentada durante los tres primeros afios con ci estudio de las materias auxiliares: geografla, cosmografla, hdrografIa y dibu j o; en cuarto aiio se clesarrollaba la parte prÆctica del curso de pilotaj e. Airibas escuelas, que posteriormente se reunieron en un mismo salon del Cousulado, funcionaron normalmente durante tres afios, hasta que lleg la orden del gobierno espaæol de suprimir los dos Østableciniientos, por considerarlos de "inero lujo" y por no estar Buenos Aires en estado de sostenerlos. Los /rai.iciscanos en la Uatveszdad de_C.ordobsi Eta ya famosa la Universidad de CrdobÆuando Carios Ill, en 1767, dispuso Ia expulsion de la peninsula y de sus colonias, de Ia CompaIa de H1STORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 35 La expulsiOn de los jesuitas significO la iniciaciOn de una larga lucha entre el clero secular y los franciscanos para lograr el predominio en los estudios superiores. Den!.uicias. y acusaclo nes contra los franciscanos dieron lugar a Ia formaciOn de un volurninoso expediente que so tramit ante ci Consejo de lndias. Este expediente origin Ia Real CØdula del 1 de diciembre de 1800, que decidiO Ia contienda en favor del clero secular. En esta Real CØdula ci soberano resolviO "erigir y fundar de nuevo, en ci edificio que fue del Colegio MÆxinio de los j esuitas, La Real Universjdad do San Carlos y d0 Nuestra Seiora de M0serrat", a la que concediO todos los privilegios de quo gozaban las similares de Espaæa e Indias Salarnanca, AlcalÆ de Henares, Lima y Mexico. Ademis, precis quo los franciscanos quedaban separados del gobierno de la universidad. Solo a fines de 1807, ci virrey don Santiago do Liniers dis puso ci cunlpiimjento de Ia Real CØdula. Fue entonces cuando se designO rector de Ia Universidad al dean Gregorio Funes, a quien ci claustro de profesores Ic encomend la redacciOn de un nuevo plan d0 estudios, que diera satisfacciOn a- las tendencias y-nece sidades de Ia Øpoca. Jesus. El gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucareli, encargado de ejcc.ut.ar Ia expulsion en ci RIo de la Plata, resoivi corno medida provisional eniregar Ia TJniversidad a los francisca nos. Al proceder asI no dio cumplimiento a las Instrucciones impartidas por el Conde do Aranda, que disponlan quo los directores v maestros jesuitas debIan ser reemplazados por ecle siÆsticos regulares. Con ci adveniniiento de los franciscanos se produce una modi ficaciOn fundamental en la Universidad: deja do ser una insti tuciOn jesuitica -para convertirse en una dependencia del rey.. Por eso, desde ci momento en que las autoridÆdºuniversitarias son desigirarias ii– tbeiWad6 c1Biixros’Aires, y despus por los virreyes, perdiO la autonomIa que tenla con respecto a toda autoridad poiItica. Un segundo hecho, tarnbiØn importantIsirno, se produjo poco despuØs: la Uthversidad de COrdoba dejO de ser exciusivamente -teo1gica, pues incorpor los estudios jurIdicos con la creain de una cÆtedra de "Instituta". 7. DOCUMENTOS Y TESTIMONJOS Disposicjones de las "LŁyes de Indias" sobre educacin de los indIgenas "Ordenarnos y mandamos que ningunas personas, y especial. mente los que tuvieren- individuos en encomienda, no sean osados a impedir a los religiosos que tuvieren licencia de los prelados, predicar y ensefiar libremente Ia doctrjna cristjana y misterjos de nuestra Santa Fe CatOlica a los indios, y estar en los pueblos todo el tiempo que quisieren y por Men tuvieren..." TItulo 12, Ley xxxix. - - "Ordenamos y mandarnos a. los virreyes, presidentes, audien. cias y gohernadores que estCn advertidos y con particular cuidado en hacer que los curas doctrineros sepan la lengua de los indios que han de adoctrjnar y acirninistrar, pues tanto importa para ci cumplimiento de su obligacion y salvaciOn de las almas de sus feligreses: y con los superi.ores. de las Ordenes quo remuevati a los religiosos que no supieran la lengOa e idiorna de los indios . 36 II I MANUEL HORAdIO SOLARI en Ia forma que estÆ dada, y propongan otros en su lugar, aperci biØndoles que si los doctrineros actuales, y los que despuØs lo fueran no Ia supieran, serÆn removidos de las doctrinas; y a los catedrÆticos de Ia lengua donde los hubiere, que a ningn clØrigo ni religioso den aprobacin si no tuviese la digna calidad." Tjtu. lo 13, Ley tv. "Rogamos y encargamos a los arzobispos y obispos que pro vean y den orden a sus dicesis. que los curas y doctrineros de indios, usando de los medios mÆs suaves, dispongan y encaminen que a todos los indks sea enseæada la lengua espaliola, y en ella la doctrina cristiana, para que se hagan mÆs capaces de los mis terios de nuestra Santa Fe Catlica, aprovechen para su salvacin, y consigan otras utilidades en su gobierno y modo de vivir." TItulo 13, Ley v. "Para que los hijos de los caciques que han de gobernar a los indios sean desde nifios instruidos en nuestra Santa Fe Catlica, se fundaron de nuestra orden algunos colegios en las provincias del Peru, dotados con renta, que para ese efecto se consign. Y por 16 que impOrta que sean ayudados y favorØcidos mandÆmos a nuestros virreyes que los tengan por muy encomendados, y procuren su conservacin y aumento, y en las ciudades principales del PerÆ y Nueva Espalia se funden otros, donde sean Ilevados los hijos de cacipies dØ pequefia edad, y encargados a personas religiosas y diligentes que les ensefIen y doctrinen en cristiandad, buenas costumbres, policia y lengua castellana, y se les consigne la renta competente a su crianza y educacin." TItulo 23, Ley xi. "En la ciudad de Mexico, estÆ fUndado un colegio donde se recogen muchos niiios pobres mestizos, y se les ensefIa la doctrina cristiana y buenas costumbres, procurando que no se crien vicio SOS y vagabundos. Y porque les hemos hecho aigunas mercedes, y es nuestra voluntad que esta obra Se continue y aumente en cuanto fuere posible, mandamos a los virreyes de la Nueva Espafla, que hagan guardar las ordenanzas dadas a eSte Coleglo el afio de mu y quinientos y cincuenta y siete y tengan particular cuidado de avisarnos ci estado en que se halla, y si los que en Øl concurren aprovechan en buena doctrina y costumbres, y reconociendo al guna faita o descuido, lo remedien y hagan recoger todos nilios mestizos que hubiere y ordenen se tome la cuenta a los que la debieran dar de lo que se ha distrib-uido, y con quØ rdenes, y ‘ HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 37 cobren los alcances y lo gasten en lo mÆs necesario y provechoso del colegio." TItulo 23, Ley xiv. IDEAS EDUCACIONALES DE MANUEL BELGRANO [Influencia social de Ia educacifl] "He visto con dolor, Sin salir de esta capital, una infinidad de hombres ociosos en quienes no se ye otra cosa que la miseria y desnudez; una infinidad de familias que solo deben su subsisten cia a la feracidad del pals, que estÆ por todas partes denotando las riquezaS que encierra, esto es la abundancia; y apenas se encuentra alguna familia que eStØ destinada a un oficio fltiI que ejerza un arte o que se emplee de modo que tenga alguna mØs comodidad en su vida. Esos miserables ranchos donde ye uno la multitud de criaturas que Ilegan a Ia edad de la pubertad sin haber ejercido otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos hasta el ultimo punto. "La lana es bien abundante en este pals, el algodn del Para. guay, Chaco, etc., otras infinitas materias primas que tenemos y podemos tener con nuestra industria, pueden proporcionar mu medios de subsistencia a estas infelices gentes que acostumbra das a vivir en Ia ociosidad, como lievo expuesto, desde nillos, les es muy penoSo. ci trabajo en la edad adulta o resultan unos sal teadores o unos mendigos; estados seguramente deplorables que podrian cortarse si se leS diese auxilio desde Ia infancia propor cionÆndoles una regular educaciOn, que es el principio de donde resultan ya los bienes ya los males de la sociedad. Uno de los principales medios que se deben aceptar a este fin son las escue las gratuitas donde pudiesen los infelices mandar a SUS hijos sin tener que pagar cosa alguna por su. instruccin, alil se les podrIa dictar buenas maximas e inspirarles amor al trabajo, pues en un pueblo donde no reina Øste, dºcae ci comercio y toma su lugar Ia miseria, las artes que producen la abundancia que Ia multiplica despuØs en recompensa, perecen y todo en una palabra desaparece cuando se abandona la industria porque se cree que no es de utilidad alguna. Para hacer felices a los hombres es forzoso ponerlos en la precisiOn del trabaj o con ci cual se precave la holgazanerIa y ociosidad que es ci origen de Ia disolucin de las costumbres. A muy poco costo podrIa esta Junta tomar medidas para ilevar a efecto estas ideas. DespuØs que ya los nilios salieran MANUEL HORACIO SOLAR HJSTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA de aprender los rudimentos de las primeras letras, podrian ser admitidos por aquellos maestros menesterales que mej or sobresa liesen en su arte, quienes tendrIan Ia obligacin de mandarlos a Ia escuela de dibujo velando su conducta, consignÆndoles uia cierta cantidad, por su cuidado en la enseflanza y ademÆs sefia lando cierto premio al que en determinado tiempo diese a sus discIpulos en esto, aquello, etcetera. "Semej ante premlo les estimularÆ a tener muchos aprendices, y por el contrario atenidos a aquel salario desmayarIan en Ia enseæanza o lo recatarlan". quo hubiese proporcin de lanas de cualquier clase que Sean. Con Øl so dana ocupaci,5n a las gentes pobres y especialmente a los flifloS y aun a aquellos que no pudiesen abandonar sus casas, se les podrIa franquear Ia lana y utensilios para su hilado, seila lando un tanto por su trabajo, que igualmente deberIa darse a todos. los niæos y demÆs que trabajasen en la escuela, para cuyo fin deberIa ponerse un arancei que determinase las cantidades, quo no dudo se resarcirlan con las ventajas que proporcionanian las lanas hiiadas Ofl SUS Ventas por las Mbricas de nuestra Peninsula. "Asimismo podrIa extenderse ci hilado de algodn o al menos a su desmote y limpieza, asI recabarIan los jornales que en eso se emplearIan en Ia Peninsula; maestros y compatriotas y las fÆibricas se encontrarIan abastecidos de materias pnimeras, ya en disposicin de manifestarse y con mayor porcin de brazos, para el aumento de sus telares". 38 Medios generates de fonjentar la agricultura, animar Ia industria y proteger el co,rtercio en un pals agri. cultor. Memoria leIda el iS de junio de 1796. Frag. mento. [Educacin de las niflas} "Igualmente so deben poner escuelas gratuitas para las niæas donde se les enseæarÆ la doctrina cristiana, a Jeer, escribir, coser, bordar, etc., y principalmente inspirarles el amor al trabaj o para separarlas de Ia ociosidad, tan perjudicial o. mÆs. en las mujeres que en los hombres, entonces las jvenes aplicadas usando do sus habilidades en sus casas o puestas a servicio no vagarIan ociosas, ayudarIan a sus padres, o los descargarIan del cuidado de su sustento; lej os do ser onerosa en sus casas Ia muititud de hij as harIa felices las familias; con ci trabajo de su manos se irlan formando peculio para encontrar pretendiente a su consorcio: criadas en esta forma serIan madres de una familia Ætil y aplica da; ocupadas en trabajos quo les serIan lucrosos tendrIan retiro, rubor y honestidad. DebIa confiarse el cuidado de las escuelas gratuitas a aquellos hombres y mujeres que por oposicin hubie sen mostrado su habilidad, y cuya conducta fese de pIzbiico y notorio irreprensible, ademÆs do que dos de los seæores concilia rios que se comisionasen por esta Junta cleblan ser los inspectores para velar sobre las operaciones de los maestros y maestras. "No me olvido de lo til que serIa ci establecimiento de escue las de hilazas de lana, para igualmente desterrar Ia ociosidad, y remediar Ia indigencia de Ia juventud de arnbos sexos y esta Junta deberla igualmente tratar do quo se verificase en todos los lugares 39 Mernoria citada. Fragmentos. r . CAPITULO 2 LA EDUCACION EN EL PERIODO REVOLUCIONARIO 1810-1820 La revoiucion del 25 tie Mayo tie 1810 unpiico un cambio inmediato en la situacion politica del Virreinato del Rio tie la Plata, con la constitucion del Primer Gobierno Patrio Pero ci c& estado social, moral, reiigioso y cultural tie la cx colonia no cam lao inmediatamente Durante varios albos se contznuo viviendo en ci imsmo mundo espiritual tie antalbo El nuevo estatio politico -que sustituyendo a un virrey por una junta tie gobierno origino un nuevo derecho basado en la r soberania del pueblo- provoc un proceso que, al mismo tiempo que renovo Ia estructura social del pals, genero nuevos ideales Estos nuevos ideales poco. a poco ilevaron a un cam bio en ci orden cultural e hicieron senhir, a la minorza ilustrada dirigente de La Revolucin, La necesidad tie una nueva concepcin educa tiva, adaptada a las caracteristicas tie Ia novel organizaciOn poiItica. La nueva concepciOn educativa no llegO a cristalizar en se- z guida. Por un lado, se opusieron a ella las preocupaciones de la guerra tie la Independencia, que polarizaron todos los esfuerzos. Por otro lado, los planes tie re/ormÆ, apoyados casi siempre en teorias tie pensadores franceses, se estrellaron. contra Las caracte risticas bÆsicas dci pals. Por eso, producida la Revolucin, In educacin continu desenvoiviØndosg en un mitndo informado por las mismas ideas que hemos encontrado en los ditimos affos tie in colonia. Es decir, esas ideas origin.adas en ci enciciopedismo frances que, a travØs tie pensadores espafioles, se conocierOn y dijundieron entre nosotros. Pero In Revolucin, que ampli ci horizonte espiritual tie los hombres produciendo en ellos una conmociOn y tiespertdndolcs nuevos ideales, hizo posible que lentamente sŁ Juera estructuran . . HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 41 nueva concepcin educativa que, reuniendo elementos do colonuzles y revolucionarios, afirmo los fundamentos tie nuestra educacia republica’z. En ejecto, al dejar ci pueblo de ser vasallo de un rey para convertirse en duelb de sus destinos, al reemplazar el gobierno absoluto POT Un regimen democrdtico y’ representativo, a la edu cacim se Ic impuso una nueva /uzalidad: formar la conciencia ciudadana. Beigrano, en ci Reglamento que dictara para las escuelas que fundo en ci None, expres clararnente, al re/erirse a los deberes del maestro, en quØ debfa consistir esta formacion ciu dadana. El lflaeStTo -decba- debe preocuparse por inspirar. a su alumnos "amor al orden, respeto a Ia religion, moderaciOn y clulzi&ra en ci trato, sentimiento del honor, amor a Ia virtud y a las ciencias, horror al vicio, inclinacin al trabajo, despego del interØs, desprecio tie todo io que diga tie profusion y lujo en el corner, vestir y demØs necesidades tie 16 vida, y un espiritu naclo ,zal que haga preferir el bien pblico al privado y estimar en mds la.calidad tie americano que la de extranfero". Para realizar estas finalidades educativas Izabia que fomentar la educaciOn, extendiendo sus beneficios para que liegasen tam biØn’ a los habitantes tie Ia campafla. Era necesario elevar al rnagisterio, mejorÆndo su situacin econmica y social. Era indis pensable implantar un nuevo concepto disciplinariof Era preciso dotar a la enseibanza tie nuevos libros tie texto, mds en armonia con las circunstancias y Ia meta educativa perseguida. En suma, habia que liberar a la educaciOn del peso, que se consideraba abrumador, tie las tradiciones coloniales. Sin embargo, lii situaciOn mental y social del pais, las cxi gencias del momento y la carenci.a tie recursos se opusieron a los pro pOsitos renovadores que en materia educacional tavieron los su cesivs gobiernos revolucionarios. Pero en la gestin tie todos ellos se evidenci que tenian clara nocin de la importancia tie la edu cacin; de ahi ci a/an tie hacer posible la con.secuciOn tie las nuevas Jinalidades educativas. Esto se puso en evidencia en ci proceder de. los gobiernos revolitcionarios: dejaron casi en ci desamparo los est,ablecirnientos educacjonales coloniales y se preocuparon por .establecer escuelas espciales, que nunca trataron tie vincular con esos establecjrnjencos tradicionales. 42 HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA MANUEL HORACIO SOLARI 1. DIFUSION DE IDEAS EDUCACIONALES Jdea,s educacionales de Mariano Moreno. Influido por ci pn samiento filosfico dcl siglo xviii, Mariano Moreno 1778-1811 puso de manifiesto una confjanza absoluta en la eficacia de la educacin y demostr un profundo interØs por los problemas de la instruccin pib1ica, pues reconoci. la necesidad que de la educaci6n tenIa ci nuevo orden politico establecido por la Revo. ‘ucion. La instalacin de la Primera Junta, en su sentir, habIa pro. ducido una revolucin en las ideas, pero *esta renovacin corria ci riesgo de ser transitoria si no se desarrollaba una intensa accin educacional que la afianzase. "Si los pueblos no se ilustran,. Si flO se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo quc puede y lo que debe, nuevas iluiones sucederÆn a las antiguas y despuØs. de vacilar algizn tiempo entre mu incertidumbres, scrÆ tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranla". para asegurar la conservacin del nuevo rØgi En coæsecenci, men se hacIa indispensable formar la conciencia del pueblo, ilus trÆndolo. Unico medio de lograrlo era desarrollar una intensa accin educacional. Pero, para Moreno, la accin educacional no debla circuns cribirse al terreno meramente escolar. -Tan importante como la educacin escolar era la obra educativa del libro y del perioclis mo. Por eso fund lÆ Biblioteca Puiblica, "uno de los signos de Ia ilustracin de los pueblos y el medio mÆs seguro para su conservacin y fomento", con ci objeto dc facilitar a los ciuda danos un medio para aumentar sus conocimientos; public una reimpresin de El contrato social, "catecismo de ios pueblos libres", con ci fin de ilustrar a los hombres sobre sus intereses y derechos; y, consciente del derecho del pueblo de conocer la conducta de sus representantes, cre La Gaceta de Buenos Aires, cuyas columnas utiliz para "dar acceso a la verdad y a la intro duccin de las luces y de Ia ilustracin", con ci propsito de for. mar e informar al pueblo. Concebida con tal amplitud la accin educacional, ci secre tario de la Junta se apresur a seæalar ci prirpio esencial de la nueva concepcidn educativa republicana :* tener por base y fundamento Ia libertad, que es la promotora e inspiradora del - ii 43 .engrandmient0 de los pueblos. "Los pueblos si no se les da una absoluta franquicia y libertad correrÆn dc error en error y de preocupacin en preocupacin, y harÆn la desdicha de su eXisteflcia presente y sucesiva". No existiendo libertad, Moreno no podia concebir ci progreso ni ci adelanto de las artes y de los conocimientos Iitiles, pues "se seguirÆn respetando los absurdos que han consagrado nuestros padres y han autorizado ci tiempo y las costumbres". En conse cuencia, Si se oponen restricciones a la libertad "vegetarÆ ci espiritU como la materia; y ci error, la mentira, Ia prcocupacin, el fanatismo y ci embrutecimiento harÆn la divisa de los pueblos y causarÆn para siempre su abatimiento y su ruina". Era necesario, pues, tratar de crear una nueva institucin educativa, que reemplazara ci colegio colonial y se adecuara a las nuevas circunstancias. Los acontccimientos politicos que deter minaron ci alejamientp de Moreno dcl gobierno y dci pals, no le permitieron convertir en realidad su propsito. Dc su proyecto solo sabemos que tenIa la idea de traer profesorcs dcl extranj cr0 con eifinde que preferØntemØnte sobre l base dc conocimientos dientificos, formaran ci plantel que con los aæos producirla horn bres que fueran "ci honor y la gloria dc su patria". AsI Moreno dejO anticipados los principios de la que con ci tiempo llegarIa a ser nuestra educaciOn republicana. PrØdica periodistica de Belgrano. En los artIculos que public, entre marzo de 1810 y febrero de 1811, en ci Correo del Corner cio, insisti Manuel Beigrano en las ideas que sobre ci comercio, la agricultura, la industria y la educacin habIa expuesto en las Memorias presentadas al Consulado de Buenos Aires. Mas, al escribir sobre temas educacionales, no sc ocup prefercntemente de la enseæanza profesional, sino que manifesto un interØs fun . damental por la instrucciOn pblica. En el artIculo publicado ci 17 de marzo de 181Q, sostuvo que la educacin era ci fundamento mÆs sOlido de Ia fclicidad pblica. Reconocla que en el virreinato existIan escuelas de prirneras letras, pero destacaba que la educaciOn se encontraba atrasada debido a que esos establecimientos Øran escasos, carecIan de orga nizaciOn formal y de inspecci6n y estaban, en muchos casos, en manos de preceptores ignorantes. "COmo se quiere que los horn bres tengan amor al trabaj o, que las costumbres sean arregladas, que haya acopio de ciudadanos honrados, ahuyenten los vicios, los 45 MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENT!NA si no hay enseiianza y la ignorancia* va pasando de generacin a generacin con mayores y mÆs grandes aumentos?" De ahi que sugiriera Ia conveniencia de atender en seguida a Ia imperiosa necesidad de ilustrar al pueblo, a fin de cooperar en "la propagacin de los conocimientos y formar al hombre moral, al menos con aquellas nociones mÆs generales y precisas, con que en adelante puede ser litil al Estado". Por eso propuso que se establecieran escuelas de primeras letras en todas las parroquias de la ciudad y en la campafia; proyect que los j ueces obligaran a los padres a enviar a sus hij os a la escuela; y sugiri se obligara a los pÆrrocos a que, valiØndose de los medios que proporciona su influencia en los espIritus, predicaran acerca del deber de enseæar a los hij os. En otro artIculo, publicado ci 21 de julio de 1810, Belgrano volvi5 a plantear el problema de Ia educacin de la mujer. Sc preguntaba cmo Ia mujer, que carecla de instruccin, podia desarrollar las virtudes morales y sociales de sus hijos. "Cmo formar las buenas costumbres y generalizarlas con uniformidad", Si ci sexo fernenino: estaba "ondenado aiithperio de las bagatelas y de la ignorancia". Y afirm que habIa Ilegado Ia hora de que se arbitrasen "los medios de desviar tan grave daflo, si se quiere que las buenas costumbres sean generales y uniformes", pues de Ia mujer depende la educain de la infancia, que es la Øpoca de Ia vida que deja rastros mÆs hondos. Para Beigrano, en suma, Ia educacin era el origen de Ia felicidad piThlica y la palanca del progreso de las naciones, ya que "sin que se ilustren los habitantes de un pals, o lo que es lo mismo, sin enseæanza, nada podrIamos adelantar". El pals tenla pues, seguin Beigrano, necesidad de organizar su sistema educativo para "echar los fuiidainentos de Sn prosperidad perk petua". El padre Castaæeda. Fray Francisco de Paula Castalieda 1776.1832 fue un verdadero apstol de Ia educacic5n popular, que, consciente de la urgencia que existla de ilustrar al pueblo, no vacil en Ilevar a cabo violentas campauias periodisticas en defensa de sus ideas. Con toda crudeza afirm que "en los alios que ilevamos de Revolucin no hemos hecho cosa buena", pues, para Øl, los triun de las armas patriotas eran efImeros porque, no habiØndose resuelto el *problema educativo, lo Ufl1CO que haclan era "sepultar en Ia ignorancia a las generaciones venideras". Para Castafieda, de la instruccin de los nilios y de los jvenes dependia no solo ci restablecimiento y desarrollo del comercio, de la industria y de las artes, sino la misma constitucin polItica del pals. La repblica nunca conseguiria la estabilidad de sus instituciones a menos que, desde la infancia, se enseuiara a obser var fielmente cuanto tendiera al bien y utilidad del Estado. Solo por medio de la educacin serla posible liegar a formar en los ciudadanos una "segunda naturaleza o’ virtud nacional". Es que, segn Castaæeda, para que las Ieyes resultasen efica ces deblan ser precedidas por una buena educacin. De las leyes no se debe esperar otra cosa que "lo que ellas pueden dar: las Ieyes por sI solas no pueden contener la disoluciOn de las cos tumbres cuando liega a hacerse general; las leyes por Si solas no pueden reglar las necesidades de los pueblos, ni su modo de vivir: las leyes no pueden obligar a que nos privemos de aquellas superfluidades que la moda, mÆs poderosa que las leyes todas. ha introducido por uso general, y ha erigido en necesidades fic ticias de la vida". Pero todo lo que no pueden las Ieyes, lo puede Ia Łducacin. Una buena educaciOn de los nifios, no debIa limitarse al apren dizaje de la lectura,. Ja escritura, la aritmØtica y los rudimentos de la religiOn. Segn Castafieda, su plan de estudios debia ser mÆs amplio e incluir ensefianzas complementarias con informa ciones cientIficas y prÆcticas, con agregados estØticos msica, baile y de ejercitaciOn fIsica natacin, equitacin. "Los arte factos de todo gOnero -decla ci franciscano- tambiOn deben entrar en el plan de educaciOn". Aunque las, ideas del padre Castafieda no fueron coronadas por ci Øxito, su prØdica contribuyO indiscutiblemente a difunclir Ia conviccin de que era necesaria Ia ilustracin popular. 44 0 .0 *O. :. 2. LA OBRA EDUCACIONAL DE LOS PRIMEROS GOBIERNOS PATRIOS Rejormas y creaciones escol.ares. "Venid que de graia se os da ci nectar agradahie y ci licor divino de la sabiduria". Esta leyenda, que Beigrano nianclO inscribir en el escudo de las escue 46 HISTORIA DE LA EDUCAC ION ARGENTINA MANUEL HORACO SOLARI las que fundara en el Norte de la repæblica, evidericia el elevado concepto que los hombres de la Øpoca revolucionaria tuvieron de la educacin elementaL Para ellos, la escuela. de prhneras letras no era el modesto establecimiento destinado a ensear los rudi. mentos del conocimiento; la escuela era Øl mÆs slido cimiŁnto del porvenir. Sin embargo, durante varios aos la educacin elemental continu tal como la encontr la Revolucin. Solo se produjo un cambio de nombre: las denominadas "Escuelas del Rey" empezaron a ilamarse "Escuelas de la Patria". Es que los sucesos del momento fueron el gran obstÆculo que no permitieron que los revolucionarios desarrollaran un amplio programa de educacin. En realidad, mÆs que las obras, se destacaron las ideas de los hombres de Mayo. Producida la Revolucin, la primera medida en materia edu *cacional fue adoptada por el Cabildo de Buenos Aires. En su sesin dcl 26 de octubre de 1810, considerando que la situacin de las escuelas fiscales no era la mÆs lisonj era, resolvi comisio nar a dos de los regidores, Idelfonso Paso y Pablo Pedro Aguirre, para que visitaran las cuatro escuelas de primeras letras que funcionaban en Ia ciudad: San Carlos, La Piedad, El Socorro y Concepcin. Objetivos de la visita eran: observar los mØtodos de enseæanza y la situaciOn de las escuelas e informar a los precep tores que el Cabildo estaba dispuesto a hacer las reformas que se considerasen convenientes y a recibirlos bajo su protecci&1. En su sesin del 2 de noviembre, despuØs de escuchar el informe de Paso y Aguirre, el Cabildo elev un oficio a la Junta Gubernativa. RefiriØndose a las escuelas municipales sos tuvo la conveniencia de "uniformar la educacin y organizar un mØtodo sistemÆtico, que generalmente se siga y adopte en todas las escuelas", para lo cual solicit se autorizara la ,reimpresin del Tratado de las obligaciones del hombre; de inej6rar la situa cion de los preceptores, do establecer la realizacin de exÆmenes pblicos sobre todas las ramas que comprendla la enseIanza y de aprobar la concesin de premios a los alumnos que mÆs se distinguieran, con el fin de estimularlos en los estudios. Recibido el oficio del Cabildo, el mismo dia la Junta acord todos los pedidos formulados. Pocos dIas despuØs, el 12 de noviembre de 1810, los regidores Paso y Aguirre informan al Cabildo que han visitado las escue las de primeras letras que funcionan en los convents, habiendo :5 advertido que estÆn atendidas por legos cuya instruccin se limita a la lectura Y escritura. Estas escuelas eran, en opinion de los cabilclalltes, las mÆs i’itiles y necesarias "ya por su permanencia, como porque es gratuita la enseilanza que en ellas reciben los de jflOS pobres". Por eso propuso a la Junta que Ia direccin estoS establecimientos educacionales fuera ej ercida por sacerdotes. La Junta dio su aprobacin al pedido formulado y a fin de inejorar Ia ensefianza impartida en las escuelas conventuales, dis paso que el nombramiento de cada maestro de scueia debIa efectuarse "con examen de letras y consecuente aprobacin del Exmo. Cabildo" y que los religiosos que dirigieran dichas escue las gozaran de la misma "j ubilaciOn y carrera que los maestros de las facultades mayores, ofreciØndolŁs ademÆs la proteccin del gobierno con particularidad". Estas dos medidas revelan la existencia de una preocupacin por mejorar la situaciOn de las escuelas y por elevar ci nivel socioeconOmico de los preceptores. En cuanto a la medida toma da con respecto a las escuelas conventuales reviste extraordinaria imp ortania pnesto que implicO, por .primer.a ;VeZ,. la intervencin y fiscalizaciOn, por parte del estado, dc la enseanza privada. Solo en 1812, durante ci gobierno del Triunvirato, se crearon nuevas escuelas elementales en Monserrat, en ios Corrales de Miserere y en ci barrio de la Resiclencia. Para instalar estas ilti mas so ocuparon habitaciones de los claustros conventuales pues, como dice ci acuerdo del Cabildo, en ellos "habla piezas sobra das para colocar las escuelas". La preocupacin do los hombres de Mayo por ilustrar al pais repercutiO en ci interior, dando impulso a la inanifestacin de afanes en favor de la educaciOn popular. En COrdoba, por obra del padre Allende renaci ci interØs por la educacin elemental y, a partir de 1813, durante ci gobierno do Francisco Javier de Viana, se crearon las primeras escuelas piiblicas municipales. En Mendoza comenzaron a funcionar importantes escuelas de prime ras letras, como las de Francisco J. Morales y fray JosØ Benito Lamas, mientras que en San Juan se instal, en 1816, la escuela que dirigiO Ignacio Fermin Rodriguez, ei maestro de Sarmiento. Las provincias del Norte, que pasaban por una situcin. especial debido a Ia guerra, solo despuØs del triunfo de Salta sintieron la accin educacional de Belgrano, que fund escuelas de primeras letras en TucumÆn, Jujuy y Santiago dci Estero. . -- Fp L 1 1: 47 MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA Las demÆs provincias sufrieron la accin limitadisima o corn. pletamente nula de sus cabildos. En ellas las inicas esuelas que continuaron funcionando fueron las establecidas en los coiiventos. Nuevo impulso recibi la ensejanza de las primeras letras durante ci gobierno de Juan Martin de Pueyrredn, que, intcre sado en reorganizar la educacin pæblica, comenz por verificar el estado de los establecimientos .educacionales. Los informes que con tal motivo le presentaron los regentes de estudios de los conventos, pusieron en evidencia que la ensefianza de las primeras letras estaba prÆctiamente abandonada. En cuanto a Ia educacin de las nifias, en la primera dØcada de la Revoiucin no constituy una inquietud. Continuaron fun. cionando los estabiecimientos creados en Ia Øpoca colonial -Mo nasterio de Santa Catalina 1775 y Colegio de Niuias Hurfanas 1776- sin que a ellos se agregara ninguna fundacin oficial. En este aspecto, el Cabildo se limit a conceder algunas subven ciones a maestras particulares, como Juana Rueda y Josefa Carballo. La faita de preceptores hizo imposible la creacin de escuelas dc primeras letras. La solucin de este problema, .que dificult la difusin de Ia enseuianza elemental, se tuvo solo a fines de 1819 con Ia introduccin del sistema lancasteriano. Nuevo concepto ile la disciplina. La implantacin de un rgi men disciplinario mÆs en armonIa con la educaciOn de un pueblo que aspiraba aer libre, irnport un esfuerzo prolongado, que tuvo su initIhciOn en los primeros aæos de la Revolucin. La prirnera disposiciOn en esta matera fue adoptada ci 5 de octubre dØ 1813 por Ia Soberana Asamblea General Constituyen te, que aboliO el castigo de azotes en las escuelas, por conside rarlo pen udicial, absurdo e impropio para niuios que se educaban para ser ciudadanos libres. Por decreto del dIa 9 de octubre se encarg al Cabildo ci cumplimiento de la mencionada disposi dOn en las escuelas pOblicas y al. Intendente de Policia en los estabieŁimientos particulares. Se estabieciO, adems, que los maes tros que continuasen aplicando azotes. serlan privados de su oficio y castigados como infractores. Esta medida, que produj o el descontento de los preceptores porque los privaba -declan- del nico "recurso pedaggico" que conoclan, tuvo su antecedente en el Reglamento dictado por Belgrano para las escuelas que fundara en ci Norte de la repii blica. En 01, ci vocal de la Junta habIa fij ado ci nuevo criterio educaCional de la RevoluciOn, estableciendo cpie la ænica peni tencia autorizada era Ia de poner de rodillas a los alumnos; limi taba la aplicacin de azotes y su niimero y determinaba que en njnguln caso y por ningiin motivo ci maestro podia exponer a los nifios a la vergilenza pæblica. Disuelta ia Asamblea del Aiio xiii, Ia ignorancia de los macs. tros hizo que en- ci Estatuto provisional 1815 se anulara ese decreto ‘que desautoriza a los maestros de Ia enseiianza pOblica para la correcciOn de sus discIpulos". El Reglamento prvisorio de 1817 lo restabieciO, peo, en la prÆctica, los castigos corporales continuaron aplicÆndose en todas las escuelas. Por eso PueyrredOn, en 1819, orden que se pasaran "Orde yes ejecutivas a todos los maestros de escuela, asi en los con ventos como fuera de eilos, bajo las rnis serias conminaciones, para que jamÆs vuelvan a hacer uso de un oastigo tan ignomi nioso como bÆrbaro y degradante". Dc la Opoca revolucionaria queda, pues, como un ideal Ia supresin de los castigos corporales. Pero ci ideal no pudo con vertirSe en realidad porqu ei espIritu reaccionario de los precep tores les impedIa comprender que ci cambio politico debia influir en Ia educaciOn manifestÆndose en un nuevo sistema discipiina. rio. Dc ahI que todas las disposiciones gubernativas fueran, en Ia realidad, letra muerta. Textos escolares. Los hombres del periodo revolucionario se preocuparon por mejorar los .libros utilizados en la enseiianza de las primeras letras que, como en Ia Øpoca colonial, eran escasos y no ponderables. Pero en este terreno tampoco resultaron efica ces las medidas que se adoptaron, pues ninguna de las obras impuestas pudo competir, desde ci punto de vista prOctico, con las utilizadas en la Øpoc anterior. La primera manifestacin de este interOs se encuentra en ci informe elevado al gobierno por ci Cabiido de Buenos Aires, en noviembre de 1810, sugiriendo la adquisiciOn y adopciOn como libro de lectura del Tratado dØ Las obligaciones del hombre. Esta propuesta, aprobada por Ia Junta, tuvo influencia en la educaciOn elemental, pues ese pequeflo manual de moral cIvica, difundido en todas las escuelas de primeras letras, permitiO dar a los edu candos un contenido espiritual uniforme y de acuerdo con las *nuevas finalidades perseguidas 48 * * II I 7 1 1 - 49 MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA Poco clespuØs, Moreno reimprimi El contrato social, destina do a enseilar a los ciudadanos "el verdadero origen de sus obli gaciones" y mostrarles "las que correlativamente contralan los depositarios del gobierno". La Junta crey conveniente que tarnbiØn los niæos participaran del "gran beneficio que traj o a la tierra este libro inmortal", y dispuso que se lo usara como texto en todas las escuelas a partir de los cursos de 1811. Pero esta resolucin, completamente inadecuada pues ponIa a los niuios frente a una obra que no estaban capacitados para entender, fue anulada por accin del Cabildo, que consider el libro de Rousseau como "intil, superfluo y perjudicial". De ahI que en la realidad escolar se continuaran usando, des. puØs de 1810, los mismos libros que se utilizaron durante la Øpoca colonial. Organizacin del gobierno escolar. La primera organizacin escolar que existi en la provincia de Buenos Aires despus de la Revolucin de Mayo se remonta a la Øpoca del Directorio, cuando el gobernador intendente de Buenos Aires, don Manuel Luis Oh dei’ign a ios preceptores Rufino Sanchez y Francisco J. Argerich para que preparasen un reglamento para las escuelas de la campafia. Este reglamento, que fue aprobado en 1816, estableci el principio de la obligatoriedad escolar, encomendando a los alcaldes y curas que lo hicieran cumplir con todo rigor; determi1n ci contenido de la enseæanza y los procedimientos a que debia ajus tarse; y, a fin de facilitar la concurrencia de los alumnos a la escuela, dispuso que el perlodo de vacaciones anuales debla coin cidir con la Øpoca en que los nilios se encontraban ocupados en las tareas agrIcoias. Posteriormente se ampli esta reglamentacin, disponiØndose el establecimiento, en cada partido de la provincia, de una Junta Protectora que, constituida por el alcalde, el cura y un vecino, tuviera como misin vigilar el funcionamiento de Ia escuela del lugar y recaudar fondos para su sostenimiento. Asi, las escuelas de la campauia, en la provincia de Buenos Aires, quedaron bajo la fiscalizacin de Juntas Protectoras. Las escuelas de la ciudad, en cambio, continuaron dependiendo del Cabildo, el cual anualmente designaba a dosregidores -a los que se denominaba "diputados de las escuºlas"- para que se ncargasefl de proponer las medidas que juzgaran mÆs adecuadas para el mej oramiento de los establecirnientos de primeras letras. Hasta 1817, a pesar de los pocos medios disponibles debido a la situacin politicoeconmica, la enseuianza elemental tuvo algn desarrollo: Buenos Aires cont con siete escuelas fiscales de primeras letras y a Ia de LujÆn -la iinica que existIa en la campaa en 1810- se habIan agregado las de Moron, Sin Isidro, San JosØ de Flores, San Fernando, ChascomÆs y Ensena. cia de BarragÆn. Este desarrollo de la educaciOn elemental hizo pensar en la conveniencia de unificar ci gobierno de las escuelas de Ia ciudad y de la campaæa. Para ello, el Cabildo de Buenos Aires resolvi, ci 31 de octubre de 1817, crear el cargo de Director General de Escuelas, para el cual designO al cannigo Saturnino Segurola. La primera preocupacin de Segurola fue dictar reglamentos para las escuelas de la ciudad y de la campaa, los cuales no alteraron. la organizacin escolar existente. No obstante, subra yaron algunas cuestiones relacionadas con los maestros al esta blecer que su designacin debIa efectuarse. mediante- examen. ante una comisin designada a! efecto y dos maestros; que los docentes debian evitar ci ultrajar a ios niIIos con dicterios o estropear los mediante castigo; que debIan distinguir a los niæos por su mOrito particular y no por ci influjo o comodidad de sus padres. Pero, al lado de estas disposiciones cuya enunciaciOn evidencia un progreso, ambos reglamentos seiialaban- que los maestros debIan cuidar que los niuios "decentes" no se -mezclaran con ios de bajo color, es decir, con negros o mulatos. Esto de. muestra que todavIa tenia plena vigencia ci prejuicio racista que venia de Ia colonia. Estas medidas de organizaciOn escolar tuvieron innegable efecto, pues regularizaron el funcionamiento de las escuelas que, *hasta entonces, se habIa desarrollado de acuŁrdo con Ia voluntad de cada maestro. Actividades de indole patritica. Durante Ia primera dØcada de la revoluciOn las escuelas de primeras letras conservaron, en lo substancial, las caracterIsticas que hablan tenido durante la Øpoca colonial. Sin embargo, en 1812 se produjo un carnbio fun* damental, que consistiO en Ia. orientaciOn nacional que se introdujo en las escuelas elementales, al imponerse a preceptores y alumnos actividades de Indole patritica. 50 :1 s-; - is 51 I MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA Tal medida, adoptada por el Triunvirato, consisti en orcienar que todos los dIas, al finalizar las actividades escolares, en las escuelas debla cantarse un himno patritico y, un dia por semana, maestros y alumnos debIan concurrir a Ia Plaza de la Victoria y, airededor de la PirÆmide, entonar los himnos de la Patria. Enseuianzas especiales. Durante el perIodo 1810-1820 se asisti en materia educacional a una serie de esfuerzos aislados que, aunque orientados en distintos sentidos, tendieron a una misma meta: acentuar el contenido cientIfico de la educacin, buscando en la difusin de este tipo de conocimientos la base para el des arrollo del pals. La Junta Gubernativa inici sus creaciones educacionales el 18 de julio de 1810, auspiciando la Academia de Mzsica, dirigida por Victor de la Prada, pues consider que eran dignos de fomen to "los establecimientos de las bellas artes, que siempre han mere cido la proteccin de los gobiernos ilustrados". En agosto cre la Escuela de MatemÆticas, destinada a los jvenes que se dedicaran a la milicia, con el objeto de instruirlos en losprincipios de la carrera xnilitar yfaciitarles recursos para que pudieran "ganar a los pueblos con el irresistible atractivo de su instruccin, de su moderacin y virtudes sociales". Su plan de estudios fue redactado por Felipe de Sentenach, bajo cuya direccin funcion hasta 1812, en que se cerr debido al fusila miento de su director, complicado en Ia conspiracin de Alzaga. El Triunvirato, inspirado por Rivadavia, expuso el pensa miento dominante en el gobierno, en Ia Gaceta Ministerial del 19 de eæero de 1813, con las siguientes palabras: "El gobierno ten dna que responder de los males que inutilizarlan los frutos de una libertad tan costosa, si abandonara *el fomento de las cien cias". Por eso dispuso, en eI mes de mayo, la creacin de un ln$tituto Medico, que funcion de acuerdo con el plan que le trazara el doctor Cosme Argerich. Con esta creacin ci Triunvirato confiaba completar "aquella Øpoca de esplendor, que consiguen los estados libres por las ciencias, la industria y Ia libertad de comercio". La necesidad de formar ci mayor nÆmero posible de cirujanos, indispensables para la asistencia de los muchos heridos de los ejØrcitos en campafia, determin que el Instituto se transformara en Instituto Medico Militar. Solo seis aos de vida tuvo la insti tucin; es decir, dur lo indispensable pÆra que pudieran ter minar sus estudios los alumnos que se hablan iniciado con ci primer curso. Aunque reducida, su accin fue eficaz, ya que form un pequeflo pero valioso ncleo de cirujanos que sirvi activa mente en los ejØrcitos libertadores. En 1815 el Consulado de Buenos Aires abri una Academia de Dibujo, inspirada y dirigida por ci padre Castafieda, que considerando el dibujo como "la madre y maestra do todas las demÆs artes", se preocup por hacer comn el dibujo "no solo en esta ciudad y suburbios, sino tambiØn en toda nuestra campaiia". La existencia de la Academia fue suinamerite difIcil en los primeros tiempos, pero las dificultades econOmicas pudieron solucionarse gracias a Ia activa intervencin de Castaæeda, que consiguiO fuera publicado su discurso inaugural de la Academia y vendido a beneficio de Østa, recurso con ci que iogr reco lectar mØs de quinientos pesos. Por decreto del 20 de enero de 1816, ci directOr Alvarez Thomas dispuso Ia creacin de. la Academia de MatemÆticas y Arte Militar. Preceptor y director dci establecimiento fue nom brado Felipe Senillosa 1794-1858, quien se habIa incorporado al pals en 1815 por sugerencia dc Rivadavia, que en esa Øpoca desempeflaba funciones diplomÆticas en Europa. A poco de mi ciadas las clases, el nuevo Director. Supremo, Pueyrredn, puso al frente de la Academia a JosØ Lanz -conocido en Europa por sus trabaj os sobre mÆquinas y mecanismos-, quedando Senillosa como segundo director. El plan dc estudios, que se desarrollaba en dos aæos, fue superior a los establecidos para las anteriores escuelas. Pero lo mÆs importarite *fue ci espiritu que presidio Ia ensefianza: Seni Ilosa sacrific el brillo a la solidez de los conocimientos y, mØs que cultivar la memoria, se preocup pot desarrollar ia razOn de los alumnos. La Academia funicion6 hasta 1821. Durante esos aflos prestO servicios a la cultura y a la causa de la independencia, a la que suministrO oficiales ilustrados. Concluyeron las creaciones de establecimientos de ensefian zas especiales realizads en Ia primera dØcada revolucionaria con la. fundacin de la Academia defurisprudencia, que dirigiO el doc tor Manuel Antonio Castro 1772-1832. En realidad, no fue un centno dc estudios jurIdicos sino una organizaciOn destinada a 52 - 53 MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIADE LA EDUCACION ARGENTINA facilitar la realizacin de prÆcticas de abogacIa a los que presen taban el tItulo de bachiller, licenoiado o doctor en derecho civil, tItulos que no se podIan obtener en Buenos Aires. La aprobacin de la prÆctica forense permitla obtener el tItulo de abogado. El dean Funes y los estudios universitarios. Gregorio Funes 41749-1829 deipiIes de graduarse en teologIa y recibir las rde nes sagradas, pas a Espaæa donde estudi derecho civil en la Universidad cle AlcalÆ. De regreso a su patria fue nomibrado rector de la Universidad de Crdoba, cargo en el que lo sorpren di la Revolucin. El Plan de Estudios que en 1813 presenh5 al claustro univer sitario, lo revel como un espIritu culto y abierto a las ideas innovadoras de la Øpoca. En el memorial que lo acompaii efectu una crItica agucla a la orientacin de los estudios superiores, cr1tica que no fue exagerada pues, desde la expulsion de los jesuitas, Ia Universidacl de Crdoba habia perdido su tradicional prestigio. SegÆn el dean Funes, los estudios se hallaban "corrompidos con todos los vicios de su siglo", pues se reducIan a "razOnamientos pur.aniente -humanos, sutilezas y sofismas engaiiosos". En efecto, la dialØctica enseæaba "a formar sofismas, n a discernir con acierto"; la fIsica, "Ilena de formalidades, accidentes, cuestiona mientos, formas y cualidades ocultas", se basaba en estos medios para explicar todos los fenOmenos; la teologla, en fin, que cons titula una "mezcla de profano y espiritual", se ocupaba de "cues tiones frIvolas e impertinentes" y se habIa olvidado del estudio de los Padres de la Igiesia. PropOsito del dean fue infundir nueva vida a los estudios. Para lograrlo, sostuvo que era preciso aprovecIarJas luces de la modernaedad". De ahI que ponderara Ia necesidad de la mateniafia para el estudio de la iIsica, ma’teria que, segin decla raba, era necesario enfocar con criterio prÆctico j experimental "pues los microscopios, los barOmetros y los termrnetros son instrumentos i FYopsito jue los silogismos para descubrir la verdad". Fiel a la ortodoxia reconociO, sin embargo, que el estudio de la teologIa debIa "conservar la base que le dio Santo TomÆs", pues esta discipliiia "no debe gran cosa al desarrollo de las ciencias experimentales". Finaimente, sostuvo que no de blan dejarse a un lado los fundamentos tradicionales de la educa ciOn, pues serla sumamente peligroso para ci pals que lo inundara el "torrente de esas falsas doctrinas que invaden Europa". Por sobre todas las cosas era preciso, en consecuencia, cuidar que no se apagase "la antorcha de la revelacin que guIa al hombre mortal por los caminos que ha dispuesto Dios conducirle". El plan de Funes .estabieciO una divisiOn de los estudios en rØjiatorios y superiores Los primeros, que serian cursados en el Colegio de Monserrat, debIan comprender: grarnÆtica cas tellaifa 3r Tiatina, matematica, fisica y teologla Los estudios supe riores debIan orientarse hacia la teologIa y la jurisprudencia. Aprobado por el Directorio en 1814, ci plan estuvo vigente hasta 1822, si bien en 1818 sufri modificaciones en lo que res pecta a Ia orientacin y distribuciOn de las materias. Con Øl se consolid en la Universidad la tendencia iniciada por la Revolu dOn de intensificar los estudios de carÆcter cientIfico, que en la Øpoca colonial hablan ocupado un piano secundario. JLos s1zthssecundario En los primeros auios de la Revo luciOn, los estudios preparatorios, de tipo secundario, se Øfec tuaron casi exclusivamente en las aulas de algunos conventos, pues desde las invasiones inglesas el Colcgio de San Carlos habla quedado desamparado, alser dºstinado su local para cuÆrtel de tropas. Por eso pudo decir Moreno que "cuatro alios de glorias han minado sordamente Ia ilustracin y virtudes que las produ jeron", pues los jOvenes "atraldos por ci brillo de las armas, que hablan producido nuestras glorias, quisieron ser militares antes de prepararse a ser hombres". Durante el gobierno del Triunvirato se autoriz al preceptor Rufino Sanchez a establecer en el local de San Carlos una escuela destinada a brindar a los jOvenes cursos preparatorios. Y en 1813 la Asamblea refundi ci Colegio y ci Seminario, mientras una de sus comisiones internas se ocupaba de la preparaciOn de un plan general de estudios. Pero la disoluciOn de la Asamblea dejO en suspenso este proyecto. En ci director Juan Martin dc Pueyrredn se propuso restablecer ci antiguo colegio, pues creIa que "a pesar de las atenciones de la guerra", era necesario "proporcionar una edu oacin slida, uniforme y universalmente extendida a nuestros jvenes para que a su vez puedan servir de esplendor y apoyo a su naciente patria, con la sabidurIa de sus consejos, con Ia pureza y suavidad de sus costumbres". Lo hizo creando ci Cotegio de la Union del Suo,,. que bajo Ia direccin del doctor Domingo de Achega se inaugur ci 17 de julio de 1818. 54 - 55 MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA El plan de estudios era mÆs amplio que el del Colegio de San Carlos, pues se introdujo la enseæanza de lenguas vivas inglØs, frances e italiano, filosofIa e historia natural, cÆtedra para la qi.e Tue designado el cØlebre naturalista frances Amadeo Bon pland. Pese a la introduccin de esos contenidos cientIficos, Ia educacin sigui siendo fundamentalmente religiosa. AsI, la cons titucin del colegio seæalaba que "Ia vida cristiana virtuosa es Ia primera base en que debe descansar todo establecimiento de educacin para Ia juventud". Por ende, estableci que era una obligacin del rector "cuidar que sus alumnos cumplan con sus obligaciones de cristianos y que se encaminen a la virtud por los medios que suministra nuestra santa religion". Y con toda pro lijidad estipulaba que "a estŁ intento [el rector] seialarÆ los dias y fiestas principales en que los colegiales deben confesar y comulgar en comunidad; cuidarÆ igualmente de hacerles cum plir con el precepto de la misa y dispondrÆ que en algunos dIas del aæo se les hagan algunas plÆticas morales, reprimiendo los vicios o abusos que se noten mØs frecuentes". No obstante la evidencia de que el Colegio de laJnin del / Sud estaba regido por la misma mentalidad que habla imperado en Ia colonia, en la cÆtedra de filosofIa a cargo de Juan CrisOs rothaIJTfnuJ 1Z9j824, se produce un hecho insolito Los pensamientos del joven catedrOtico, agresivos para la escolOstica, rean inquietudes que pronto condujeron a controversias y es cÆndalos. A esta circunstancia doctrinaria debe aliadirse el hecho de que Lafinur seculariza la enseæanza de la filosofIa, al rom per una doble tradicin: que la cÆtedra fuera dictada por un sacerdote y que las lecciones fueran impartidas en latin. A pesar del interOs que despertaban sus lecciones y la estima cin que le dispensaban los alumnos, el clima Tue cada vez me nos propicio. Por ello Lafinur decidiO abandonar la cÆtedra En el interior del pals, el Colegic. Manserrczt, dependiente de Ia Universidaci de COrdoba, mantuvo el carÆcer de estable cimiento dedicado a los cursos de repeticin par los alumnos que cursaban estudios superiores. SOlo en 1814, con la aplicaciOn del plan del dean Funes, se organizaron en Øl estudios de carÆc ter preparatorio. Mendoza se destacd por su prØocupaciOn por establecer una institucin de enseæanza secundaria. Pacientes y prolongadas Østiones, iniciadas en 18O3 por JpaquIn de Sosa y Lima e im pulsadas por el general JosØ de San Martin, lievaron a Ia fun dacin del Colegio de la Sant ,na-T4nidad en. noviembre de 1817. el gobernador coronel Luzuriaga Al anunciar su Tacin, expres a sus conciudadanos que ton ios estudios establecidos se abrIan "las puertas a la abundancia, al poder y al valor", pues all1 los j Ovenes aprenderian "Ia importancia del heroIsmo y de cuÆnto puede sublimar Æl hombre sobre los demØs seres que, como sabØis bien, s fruto del estudio y Ia ilustracin". En el colegio de Mendoza, por prirnera vez en un estableci miento de esta Indole, no se incluy la ensefianza de la teologIa. En 01 funcionaron cÆtedras de filosofla, latIn, fIsica, matemOti ca, geografla, historia, dibujo y francØs 56 ‘. 57 3. DOCUMENTOS V TESTIMONIOS I. Oficlo del Cabildo de Buenos Aires a Ia Junta Gubernativa: 2 de noviembre de 1810. V "Nada hay mÆs digno de la atencin de los magistrados, que proveer por todos los mgdios que dependan de su arbitrio la mejora de Ia educacin pæblica. Este Ayuntamiento, que asI lo conoce y se halla por otra parte inflamado el mÆs ardiente de seo de lienar en toda su extension los deberes de su cargo, cree no cumplirla con uno de los mÆs sagrados, si descuidase de proveer el adelantamiento y progreso de Ia enseiianza de la juven tud. Con este objeto e informado de que no era Ia mÆs lisonj era la situaciOn de las escuelas de esta Capital, dio ComisiOn a dos de sus regidores para visitarlas, observar su mØtodo y circuns tancias, e informar en el acto a los preceptores a presencia de los mismos niiios, los sentimientos de que en Łsta parte se hallaba animado el Ayuntamiento, sus deseos de hacer las reformas y variaciones convenientes, y su disposicin de recibirles bajo su inmediata protecciOn y auspicios. La exacta diligencia de los co misionados ha correspondido a las justas esperanzas de esta cor poracin. Ellos la han instruido de la necesidad de proveer de remedio a ramo tan interŁsante, han manifestado Ia conveniencia de uniformar la educacin y organizar un mOtodo sistemÆtico, que generalmente se adopte y siga’ en todas las escuelas; y dando principio a tal til modificacin -han piesehtado el pequeæo libro MANUEL HORACIO SOLARI 58 * a fin de que impetre de V.E. el permiso necesario para su reimpresin, quedando este Cabildo encargado de repartirlo por una vez a los niiIos pobres de todas las escue las y obligar a los hijos de padres pudientes a que lo compren en la Imprenta, debiendo los macstros recoger los que se dis tribuyan a los discIpulos pobres, cuando por conclusion de sus tareas escolares o por otro motivo dej en de asistir a la escuela; de manera que teniendo este Cabildo por muy acertado el pen samiento, se dirige a V.E. en solicitud de permiso para la consa bida reimpresiOn. Los mismos comisionados han prevenido a los preceptores y a los discIpulos que en diferentes tiempos del aæo que se acompafIa han de dar los æltimos en este Cabildo un examen sobre todos los ramos que comprenda el mØtodo de enseæanza que se le ha de prescribir, y que han de distribuirse premios a los que m*Æs se- distingan entre los que se eligieren para este acto, con cuya prevencin han quedado iiiflamados unos y otros, y serla muy conducente que para causarles mayor estImulo, se hiciese expre sin de esta circunstancia en nuestra Gaceta. Como los pre ceptores no - estÆn, suficientemente dotados con la renta de tres cientos pesos, y den para casa, resulta que las escuelas no estÆn bien servidas, y por la misma razn se halla vacante, hace aio y medio, la del partido de La Piedad. Lo que hace presente este Ayuntamiento a la Superioridad de V.E. para que, si lo consi dera acertado, se les selialen seiscientos pesos por enseIianza y casa, pues se ha observado, que como es tan limitada la asigna. cin para el -lquiler de Østa, se hallan escuelas en piezas muy estrechas e indecentes, donde no pueden colocarse con desahogo, ni ejercitarse con comodidad los niuios de sus. departamentos". IL Reglamento para las escuelas del Norte, redactado por Manuel Belgrano. ArtIculo 10 - Habiendo destinado, con aprobacin del Supremo Poder Ejecutivo, el fondo de los cuarenta mu pesos fuertes que me concecli6 en premio Ia Asamblea Constituyente por su Soberano Decreto de ocho de marzo de este aijo, para que con sus rentas se doten cuatro escuelas, una en Tarija, otra- en esta ciudad y las dos restantes en TucumÆn y Santiago del Estero, le seæalo a cada una *de ellas el capital de diez mu pesos, para que del rØdito anual de quinientos se le paguen cuatrocientos pesos de sueido al maestro, y los ciento restasites se destinen p’.ra papel, plumas, * Tratado de las obligaciones del hombre. I HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 59 catecismos para los t-ffi de padres pobres que no tengan tinta, libros Si hubiese algtin ahorro se emplŁard el sobrante en pre costearlos. cmo mios, con que se estimule el adelantamiento de los j6venes. Art. 2 - EstableciØndose estas escuelas bajo la proteccin inmediata, jnspeccin y vigilaricia de los Ayuntamientos, el pago do sueldos seflalados se harÆ por mitad en cada seis meses por conducto del. Gobernador del pueblo, del Alcalde de primer voto, y del Regidor mds antiguo, con jntervencin del SIndico, quien solo tendth la facultad de representar, a oponerse a Øl, cuando el maestro no haya cumplido sus deberes. Los mismos individuos entendethn en la. inversion de los cien pesos destinados para auxilio de los nifios pobres; en la distribuciOn quo se haga de los i’itiles que se compren con elios y en el repartimiento de los premios. Art. 30 - La provisiOn de estas escuelas so harÆ por oposiciOn. El Cabildo publicarÆ un aviso convocatorio, que se harÆ saber en las ciuda des mds inmediatas; admitirÆ los memoriales de los opositores con los documentos que califiquen su idoneidad y costumbres; oirO acerca de dos, al SIndico Procurador; y cumplido el tØrmino de la convocacin, que nunca serÆ menor de veinte y cinco dIas, nombrarO dos sujetos de los mÆs capaces e instruidos del pueblo, para que ante ellos, el Vicario EclesiÆstico y el Procurador de la ciudad, se verifique la cposicin psThlicamente, en el dia 0 dias seflalados. Los Vocales y el Procurador infor-marÆn juntos o separadamente al Ayuntamiento acerca del tmØrito do la oposiciOn y cir cunstancias de los pretendientes,, y con-. ci -informe que Øste tenga. por conveniente, me dard cuenta de todo para hacer el nombramiento, debiendo los mismos vocales inforinarme tambiØn en derechura cuanto juzguen con ducente al acierto de la eiecciOn. DespuØs de mis dIas serÆ Østa del resorte del Cabildo, procediendo siempre Ia oposiciOn ptiblica en los terminos indicados. 40 oposicin, n-ueva abrir Ayuntamiento podrO afios el Art. - Cada tres y convocar opositores si ]o tuviera por conveniente o hubiere proposicin do mejorar .de maestros. El que ha servido o desempeSado Ia escuela, en igualdad do mØrito y circunstancias deberO ser preferido. Art. 59 - Se ensearO en estas escuelas a leer, escribir y contar, la gramdtica castellana, los fundamentos de nuestra Sagrada ReligiOn, y la Doctrina Cristiana por el catecismo de Astete, Fleuri y el compendio de Bouget; los primeros rudimentos sobre el origen y objeto do la sociedad, los derechos del hombre en Osta y su obligaciOn hacia ella y al gobierno que la rige. Art. 6 - Cada seis meses habrÆ - exÆmenes piiblicos a presencia de los mismos individuos ante quienes se verifique la oposiciOn. A los jOvenes que sobresalgan se les dath asiento de preferencia, algØn premio o dis tinciOn de honor, procediØndose en esto con justicia. Art. 70 - En los Domingos de RenovaciOn y en los dIas de rogaciones puiblicas, asistirOn todos los j6venes a la Iglesia presididos de su maes tro; oirdn la misa parroquial, tomardn asiento en la banca que se les destine y acompaSarOn Ia procesiOn do Nuestro Amo. Todos los domingos cuaresma concurrirÆn en Ia missna forma a ofr la misa parroqulal y las exhortaciones o plÆticas doctrinales tie su Pastor. 60 MANUEL HORACIO SOLARI Art. 8 - En las funciones del Patrono de Ia ciudad, del aniversario de nuestra regeneracin politica, y otras de celebridad, se le darÆ asiento al maestro en cuØrpo de Cabildo, reputÆndosele por un padre de Ia Patria. Art. 90_ Todos los dias asistirdn los fdvenes a misa conducidos por su maestro; al concluirse la escuela por la tarde rezarÆn las IetanIas a la Virgen, teniendo por patrona a Nuestra Seæora de las Mercedes. El sdbado a la tarde le rezarÆn un tercie de rosario. Art. 10. - Se entrarÆ en la escuela desde el mes de octubre hasta ci do rnarzo, a Ia siete por Ia maæana, para salir a las die; y a las tres de la tarde para salir a las seis; y desde ci xnes de abril hasta el de septiem. bre, a las ocho de Ia maflana, para salir a las once, y a las dos de la tarde para salir a .las cinco. Art. 11. - Los que escriban, harÆn sio dos planas al dIa y ninguna pasarÆ de una plana de cuartilia. El tiempo sobrante despuØs de la plana, so destinarÆ a que lean en libros, aprendan la Doetrina Cristiana, Ia Ant. mØtica y Ia GramÆtica Castellana. Art. 12. TemdrÆn asueto general ci 31 de enero, 20 de febrero, 25 de mayo y 24 de septienibre, uidando ci maestro de darles una idea interesante de los mernorables sucesos que han hecho dignos estos dias de nuestra grata memoria; tambiØn lo ten.drdn ci dIa del maestro, ci primero de enero que es ci de Sn fundador y los jueves por Ia tarde. Art. 13. - Las maanas de los jucves y tardes de los eÆbados se destinarn al estudio de ‘merneria del Catecisnio de ‘Astete, que se usa en nuestras escuelas, y a explicarles las doctrinas por el de Bouget. Art. 14.- Los sÆbados por la maæana se consituirÆn las bandas semanales que deberÆn promoverse hasta que haya premios con que esti mular a la juventu.d al mayor adelantamiente; pero sin que se saquen, ni aun cc designen porros como ha side antes de costumbre. Art. 15. - S&lo se podrÆ dar de penitencia a los jvenes que se hin quen de rodillas; pero por ningl’ln motivo se les expondrÆ a Ia vergiienza pblica, haciendo que Se- pengan en cuatro pies, ni otro cualquier modo irnpropio. Art. 16. - A ninguno se le podrÆ dar arriba de seis azotcs per defec tos graves; y sdlo por un hecho que pruebe mucha malicia, o sea de muy malas consecuencias en la juventud, se le podrÆn dar hasta doce, haclØn dole esto separado de la vista de los dernÆs j6venes. Art. 17. - Si hubiese alg joven de tan mala i’ndole o dØ costu-mbres tan corrompidas que se manifieste incorregible, podrÆ ser despedido secre tamente de Ia escuela eon acuerdo del AlcaicFe de primer vote, del Regidor mÆs antiguo y del Vicario de la ciudad, quienes se reunirÆn a deliberar en vista de io que previa y privadamente les informe ci preceptor. Art. 18. - El maestro procurarÆ con su conducta y en todas sus expre. siones y modos inspirar a sus alumnos amor ai orden, respeto a la reii gin, moderacin y duizura en el trato, sentimientos de honor, amor a Ia virtud y a las ciencias, horror al vicio, inclinaci6n al trahajo, despego del interØs, desprecio de todo lo que diga a profusion y lujo en ci corner, vØstir y demÆs necesidades de Ia vida, y un espIritu nacional que lea I I itt: I I *"-l :t HISTORIA DE LA EDUCACON ARGENTINA 61 haga preferir ci bien pblico al privado, y estimar en mÆs Ia ealidad tie ameriCaflo que Ia de extranjero. Art. 19. - Tendrd gran cuidado en que todos se presenten eon aseo en sU persona y vestido; pero no permitirÆ que nadie use luju. aunque sus padres puedan y quieran costearlo. Art. 20. - Sc tijardn a Ia puerta de Ia escuela las armas de Ia Soberana Asamblea General Constituyente. Art. 21. - Los Aytintamientos cuidai’Æn de Ia puntual ohediencia de este Regiamento y de todo Jo relativo al buen orden y adelantamiento de estas escuelas, a cuyo efecto los regidores se tnrnarÆn por semana para ‘isitarias, y reprender al maestro tie los defectos que adviertan. Cada uno en ci Cabildo sigUiente a Ia semana que Ic haya correspondido por turno, darÆ parte a! cuerpo por escrito de to que hubiere notado en Ia visita; y ‘e archivarÆ otro parte para que sirva de constancia de Ia condueta del maestro por Jo que pudiera convenir. Art. 22. - Me serd facultativo nombrar cuando lo tenga por conve niente tin sujeto que haga una visita extraordinaria de estas escuelas. Me reservo asirnisnio Ia facoitad tie hacer las mejoras que ci tienipo y Ia experiencia indiquen, para perfeccionar este Regiamento. Jujuy. mayo 25 de 1813. : I CAPITULO 3 LA EDUCACION EN LA EPOCA RIVADAVIANA 1820 1827 - La Øpoca de Rivadavia representa en la Jiistoria de la educa don argentina an perIoclo de radical renovacin. Como ministro del gobernador Martin Rodriguez primero, y como presidente de La Nacin ,nÆs tarde, Bernardino Rivadavics 1780-1845 aco meti ci es/acrzo de crear an nuevo clima cultural, imponiendo las prentaciones que prevaleclan en los focos de la civiiizacin europea, impuLsando Las investigaciones jurIdicas y sociales y Los estuclios Jiistricos, proinoviendo ci desarrolto de las ciencias, creando instituciones educacionales, trayendo al pals a maestros extranjeros, adquiriendo instrumental cientlfico para ia investiga cin y Ia ensetianza, acrecentando La literatura didÆctica y reno vando las bases y orientaciones de La. ins truccin pzThlica. Siguiendo las ideas de Los hombres de Mayo, ci genial esta dista habla expresado: "La instruccin pÆ.bLica es La base de todo sistema social bien reglado, y cuando La ignorancia cubre a Los habit,antes de an pals, ni las autoridades pueden con saceso prornover Sn prosperidad, ni ellos mismos pueden proporcionarse Las ventajas reales que esparce ci imperio de Las leyes". Logica fue, POT tanto, su preocupacin por impu;Lsar una renovacin edit cacional, a La que siempre consider como una de Las cuestiones que era menester afrontar inmediatctmente en nuestro pals, ycs que los males que nos afligian tenlan su origen en ci descuido con que se Jzabian mirado los establecimientos educacionales y en la falta de ilustracin de los habitantes de nuestro territorio.. Sn acciOn de gobernante hizo de esta Øpoca un perlodo de hondas trans/ormaciones y de re/ormas verdaderamente rev olu cionarias, cuyos frutos pudieron recoger -despuØs dc Ia noche de La tiranla- Las generaciones posteriores a Caseros. :1 HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 1. 63 IDEAS INSPIRADORAS DE LA ACCION DE RIVADAVIA Conceptos enunciados durante su actuacin en ci Triunvirato. La accin de Rivadavia en favor de una renovacin educacional tuvo su primera exteriorizacin durante su actuacin como se cretario de Guerra del Triunvirato. A la orientacin teocrÆtica de la educacin colonial quiso oponerle una nueva orientacin cientIfica, que abriera horizontes y caminos a la juventud. Por iniciativa suya se dict el decreto del 7 de agosto de 1812, que dispuso la creacin de un nuevo establecimiento de educacin que enseæara todo lo concerniente a la prosperidad pblica -cle recho politico, ciencias exactas, geografIa, mineralogia, economIa polItica, dibujo, arquitectura, idiomas- y a! cual se incorpora rIan profesores traidos de Europa para el dictado de asignaturas que nunca se habian enseæado entre nosotros. Su sostenimiento se asegurarla levantando una suscripcin pblica en todas las provincias. De acuerdo con sus ideas -enunciadas en los considerandos del mencionado decreto-, "la fuerza, la intrepidez y ci misino amor a la independencia, no bastan para asegurarla, mientras ci error y la ignorancia presidan los destinos de ios pueblos y mien tras se descuide el fomento de las ciencias". Para asegu-rar el triunfo de los ideales revolucionarios no bastaba derrotar al Ælti mo de los tiranos, no era suficiente vencer al enemigo externo; tambiØn era preciso derrotar al enernigo interno, sacudiendo "el fardo de las preocupaciones y absurdos que hemos recibido en patrimonio". Esto se lograrIa nicamente por medio de la difu sin de una nueva cultura, que nos hiciera conocer "lo que somos, lo que poseelnos y lo que debemos adquirir". Vale decir, la di fusion de la ilustraciOn, de acuerdo con una orientaciOn cultural que armonizase con los ideales de la nueva Øpoca, permitirla arrasar con todo vestigio de l colonia: romper "las tinieblas en las que hemos estado envueltos durante tres siglos". La creacin del nuevo establecimiento educacional era, por eso, "el Ænico medio de realizar las ventajas que se han enun ciado tan repetidas veces; sin Øl, las mÆs sublimes tareas no pasarÆn de la esfera dc las bellas quimeras, y nuestro inmenso territorlo permanecerÆ, como hasta aquI, reducido en una estØril soledad". MANUEL HORACIO SOLARI 64 La revolucin del 8 de octubre tie 1812, que ocasion Ia cal da del gobierno, no permiti que pudiera ilevarse a la prÆctica este programa de renovacin educacional. El ideologismo de Rivadavia. La misin diplomÆtica que se le encomend despuØs de su actuacin en el Triunvirato, que lo oblig a una permanencia de mÆs de cinco afios en Europa, per miti a Rivadavia seguir de cerca la actuacin de publicistas ii berales como BenjamIn Constant, vincularse con estadistas como ci marques de La Fayette, frecuentar el trato de economistas como Jeremiah Bentham y. estrechar amistad con filsofos como Destutt tie Tracy. Con estas influencias y la formacin clÆsica que habIa adquirido en las aulas del Real Coiegio de San Carios, Iogr organizar un cuerpo de ideas, amplias y orgÆnicas, que orientaron su accin de gobernante hacia la realizacin de prin cipios y obj etivos civilizadores. La IdeologIa -que Rivadavia conoci a travØs de su amis tad con Destutt tie Tracy y que ejerci extraordinaria influencia en sus ideas- fue una orientacin del pensamiento que a fines del siglo xviii alcanz gran difusin en Francia. Reaccionando ante los excesos del racinalismo, no se limit al planteamiento tie problemas puramente especulativos; descendi a Ia aplicacin de sus principios para la soluciØn de problemas polIticos, econ micos y sociales. Afirm la soberanla del Estado, defendi Ia absorcin por ci gobierno de las grandes funciones sociales; pro pugno ci culto tie la ciencia y concibi la educacin como el me duo por excelencia para moldear el intelecto. Las soluciones prÆcticas e inmediÆtas que .brindaba Ia Ideo logla y su fe en ci progreso y en la accin civilizadora tie las minorlas, atrajeron a Rivadavia, porque en ellas visiumbr el medio tie resolver los agudos problemas que se planteaban en nuestra sociedad. Por eso, la accin reformadora de Rivadavia, deliberadamanete europeizante, abarcØ todos los aspectos tie la vida piblica, ya que tie acuerdo con su inspiracin ideologista crey6 que por rnedio tie decretos ‘podia organizar definitivamente ci pals. Su poiltica liberal y reformadora -que no fue coronada por ci Øxito inmediato, aunque se perpetu en obras fecundas- encontr resistencia en los caudullos y en los sobrevivientes del regimen colonial, porque es innegable que choc con Ia realidad del pals. Como destacara Paul Groussac, lo que le falt fue "re - * 1’l ;:t HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 65 correr ci interior, donde en contacto con las masas selvÆticas y apenas modificadas de las antiguas encomiendas, pudiera estu diar iii situ la verdadera estructura dcl pals que estaba Ilamado a gobernar". Por eso, Bernardino Rivadavia fue vencido por la misma realidad que querIa transformar y, en acto de abnegacin suprema, resolvi alejarse del pals. 2. ACCION EDUCACIONAL DE BERNARDINO RIVADAVIA La ensenanza de las primeras let ras en 1820. El estado de educacin pblica al iniciarse Ia gestin ministerial de Riva la davia en el gobierno de Martin Rodriguez, fue consecuencia de los sucesos internos y externos que hablan obstaculizado Ia ac cin educacional tie los primeros gobiernos patrios. La educacin elemental, en particular, era sumamente pre. carla, como Jo atestiguan los artlculos publicados en La Gaceta a comienzos tie 1821. AsI, en ci artIculo del 31 tie enero, se decla que Ia generacin siguiente habrla de maldecir ci abandono en que se encontraba la enseanza, pues "nada hay inÆs atrasado en ci dIa que la educacin, y en nada se piensa menos". Pocos dias despuØs, ci 7 tie febrero, afladla: "Nuestros hijos no son instruidos, o son mal instruidos en leer, escribir y contar. En el pueblo no estÆ generaiizada esta ensefianza primordial. La cam paIi carece de ella enteramente. Hombres honrados y tie fortuna, ciudadanos capaces de hacer servicios itiles a su patria no saben leer un papel piThlico". Y en ci nuimero siguiente, completando ci cuadro que pintaba ci abandono de la educacin elemental, se ffalaba que "a excepcin tie un corto nuimero de nilios... Ia muchedunthre o es abandonada ai ocio o decidida a ocupaciones extraæas a su edad y de todos modos condenada a la ignorancia". Ante tal situacin, Rivadavia concret su afØn tie difundir Ia ilustracin en la masa del pueblo, con ci obj eto de elevar su ni vel intelectual.’ Para do, implant6 ci sistema lancasteriano como medio prÆctico de solucionar ci problema tie Ia Łducacin popular, organiz ci gobierno de la enseiianza primaria y cre la Socie. dad tie Beneficencia, para. incorporar a la mujer a! movimiento de reforma social y extender, bajo el control del Estdo, la edu cacin, femenina. * El sistema lancasteriano. La preocupacin por extender la 66 - MANUEL HORACIO SOLARI educacin al mayor ncimero de niæos habIa tropezado hasta en tonces con dos serios obstÆculos: la situacin econmica, que no permitIa disponer de todos los recursos que habrIan sido nece sarios para ci sostenimiento de los establecimientos de enseIianza, y la faita de educadores, ya que era muy reducido el nmero de personas capacitadas para dirigir las escuelas. El sistema lancas teriano, al resolver en forma econmica el problema de la falta de educadores, permiti realizar la anhelada extension educativa, capacitando a mayor nhimero de individuos para la vida social. En 1815 se tuvo entre nosotros el primer informe del sistema lancasteriano, mediante una noticia que publicara La Gaceta sobre ci decreto de NapoleOn Bonaparte implantando ci sistema en Ia escuela primaria francesa. SOlo a fines de 1818, con la lie. gada de Diego Thompson, se tuvo un conocimiento ms cornpleto del sistema. Thompson Ileg a nuestro pals como delegado de Ia "Socie dad Lancasteriana" de Londres, y en seguida,. desde las Co. lumnas dc La Gaceta, hizo conocer los resultados que se hablan obtenido en distintos palses europeos con la aplicaciOn del. sis tema dc Lancaster. Ta! fue el interØs que despert ci sistema, que el Cabildo de Buenos Aires resolvi autorizar a Thompson, en agosto de 1819, a fundar una escuela modelo y a instruir en ci sistema lancasteriano a los preceptores de Ia ciudad. La actuaciOn de Thompson originO muchos conflictos. El mÆs importante fee promovido por los "maestros ayudantes" -que eran los que, secundando a los maestros, practicaban Ia enseflanza preparÆndose asI para presentarse luego a examendebido a que, con Ia aplicacin del sistema, fueron reemplazados por los "moriitores". Otro conflicto lo caus ci peligro que para la fe aigunos vieron en la difusin del sistema lancasteriano, dado que Thompson, que tambiØn era agente de la "Sociedad BIblica Inglesa", acostumbraba hacer aprender de memoria a los nilios pasajes de la Biblia, que extractaba en forma de lecciones. Pero este peligro nunca se consider grave. Lo prueba el hecho dc que ci convento principal dc la orden franciscana fue Ia sede donde se efectuaron las reuiniones de la Sociedad Lancasteriana, fundada por Thompson. Estos conflictos y las resistencia que Ic opusieron los precep tores deterininaron, en .1821., ci alejamiento de Buenos Aires del introductor del sistema Lancaster. H1STORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 67 En 1822, por decreto de Rivadavia, ci mØtodo de enseiianza de Lancaster fue implantado en todas las escuelas de Ia provincia. La posterior contratacjOn de Pablo Beladia y su designacion como Director General de Escuelas, permiti que ci sistema de ense jjanza mutua -denominacjn que cc generalizo entre nosotrostuviera una mayor difusin. Beladia, con ci fin de afianzar Ia aplicacin del sisteina y for.. mar un nuevo magisterjo que pudiera reemplazar al que actua ha desde la Øpoca colonial, plane Ia fundaciOn de una escuela modelo para preceptores. ProyectO establecer la concurrencia obli. gatoria de los maestros de las escuelas de Ia ciudad, durante dos horas diarias, con ci fin de que aprendieran ci mecanismo del sistema. Pero Ia falta de recursos y Ia hostilidad manifjesta de los maestros hicieron que ci proyecto quedara encarpetado. Tal situacin origin Ia renuncia del educador espaiioi. Aunque tardIa, fue rÆpida en ci interior del del sistema lancasteriano. La iniciO Thompson pals Ia difuslOn cuando cc esta bleci en Cuyo. Pocos afios despuØs comenzO la fundacin de es cuelas lancasterianas -en- la mayorIa de lasprovincias; Es indudable que Ia implantacin del sistema dc Lancaster permiti dar uniformjdad nietdica a Ia ensefianza elemental, que hasta entonces habia vivido librada a! criterlo particular de cada preceptor. AdemÆs, hizo posible la extension de la educacin a Ia campauia. Pero taznbiØn cs indiscutible que ci sistema contri. buy a provocar ia crisis que, inmediatamente despues del aleja miento dc Bivadavia, se produj o en Ia enseliariza de las primeras letras. - Gobiermo de Ia enseIianza elemental. La supresin del Cabildo de Buenos Aires, dispuesta por ci gobierno de Martin RodrIguez despues de los tumuItos de octubre de 1820, determinO Ia crea don de nuevos organismos destinados- a suplir Ia secular insti tuciOn en ci cumplimiento de sus funciones especIficas. El 11 de diciembre d0 1821 se encargO al jefe de policIa ci ejercicio de las funciones municipales, confiÆndoseje expresamente entre ellas Ia estadIstica de Ia provincia. Con tal motivo se de termin que ci rector de Ia Universidad, los regentes de estudios de los conventos y los n-iaestros de las escuelas pOblicas, oficiales y privadas, debIan remitirle trimestralrnente estadIsticas referen tes a los alumnos de arnbos sexos que frecuentaran tales estable. cimientos. En cuanto al problema que planteaba la direcciOn de - MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA las escuelas do prixneras letras de varones, anteriormente a del Cabildo, se le dio una solucin provisional con la designa. cin jiel doctor Saturnino Segurola como Inspector General de Escuelas. Ai’organizarse la Universidad do Buenos Aires so concentr en ella toda Ia educacin pæhhca y, con toclas las escuelas ele. mentales de Ia ciudad y do Ia campaæa, se constituy el Departa. mento de Primeras Lotras. a cuvo frente so puso coino prefecto a! doctor Juan Manuel Aguero. de las escuelas de primoras letras a La Universidad, al rnismo tiempo que eentraiiz su direccin. per. miti que recupcraran ci prestigio que hahIan ido perdiendo e los iiltimos ailos. Ello se debi. fundarnentairnente, a la preocu pacin del doctor Antonio SÆenz, primer rector dc la Universidad de Buenos Aires, que incansablernente visitaba las escuclas para es tar a! corriente de sus necesidades. Su alan cle difunclir escuelas. preferentemente en la campafla, fue apovado en todo Inomento por Rivadavia, lo cual permiti quo Ia educacin elemental alcan.zase-eI .pocos aflos una extension hasta entonces no sospe chada. Durante su presidencia, Rivadavia continuO la obra que habla comenzado como ministro, compietando el andamiaje aciministra tivo de las escuelas de primeras letras. En jun10 de 1826. con e1 propsito de mejorar el magisterio, determin quo para ci ejer ciclo do la docencia era preciso acreditar "moralidaci e inteligencia en el sistema de la enseæanza mutua" v comprometerse a no abandonar el puesto, ‘aun con permiso, sin dejar a algirna persona competente que lo reemplazase. Al mcs siguiente, deseando resol ver el problma de la faita do edi{icins para escuelas. encargO al Departamento de Ingenieros Ia confecciOn cle los pianos v pro supuestos pertinentes. La fecundidad educacional de la poca dc Rivadavia. permi ti un desarrollo extraordinario cle la ensciianza do las primeras letras: al comenzar el gobierno do MartIn RodrIguez, Ia provin cia tenla un total de 14 escuelas publicas: al abandenar Rivadavia la presidencia, ci nimero de escudas ascefldJa a 49. Esta obra fue destruida en Ia Opoca siguiente: Ia anarquIa y Ia urania des organizaron el regimen escoiar, ilevando Ia eclucaciOn pIbIica a un estado de decadencia que habla do prolorigarse hasla 1853. La Sociedad do Bene/icencia. La fundaciOn de ia Sociedad do Beneficencia, efectuada por Rivadavia ci 2 de enero do 1823, fue un hecho de extraordinarias consecuencias ImpulsO la accin de la mujer en un Æmlnto mÆs amplio que el circulo de la vida familiar y, por ese medio, buscO quo su influj o se hiciera sentir en la sociedaci provocando un niejoramiento en las costunil3reS que, en los alios de la revoluciOn, so habIan ido relajando como resultado de las continuas alternati.vas politicas Su fundaciOn seflalO una nueva orientacin en la educacin femenina que se efectu baj o el control del Estado Hasta entonces, la educacin de las niflas se realizaba al inargen de toda vigilancia del Estado. Para las clases pudientes existIan las maestras particulares y el monasterio de Santa Cata lina, pero las niflas de familias pobres quedaban a! margen de esta accin educacional. Do ahI que la extension de la educaciOn a las nthas do las clases menesterosas fuera la preocupacion fun damental de la Sociedad. Aunque el decreto do su creaciOn estableci quo era obliga ciOn do la Sociedad inspeccionar "las escuelas do niflas y todo establecimiento dirigiclo al bien de la muj er", ci reglamento apro bado por el gobierno la facult para crear escuelas para niflas, ademÆs de encargarle la reorganizacin del Colegio de Nffias HuØr fanas. El establecimiento do escuelas para niflas tropezO con la faita do elementos. Pero ci entusiasmo de las damas quo integraban Ia Sociedad, en especial de Maria Sanchez de Mendeville, supliO Ia Ca rencia do medios y, a! mismo tiempo que iniciaron la creacin de escuelas, estabiecieron los reglamentos. quo debIan regir la vida do esos establecimientos y determinaron los deberes y derechos quo implicaba la superintendencia quo Ia instituciOn ej ercIa sobre ellos. TambiØn tratO la Sociedad de Beneficencia de resolver el problema de la faita do maostras; para ello fundO en la parroquia do Monserrat un colegio do ensefIanza superior, cOn ci propOsito do: que en sus aulas se formaran las. futuras educadoras. Desde 1826 Ia acci6n de la Sociedad se extendio a la campafia, siendo fundadas las primeras oscuelas para niuias en San Jose de Flores, San Isidro, San NicolÆs, Chascomuis, LujÆn y San Antonio de Areco !Colezo de Ciencias Morale En el programa reformador de lugar importante Ia organizaciOn do la ense Iianza secundaria, que intontO estructurar en dos escueias paralelas: - - 68 70 MANUEL HORACIO SOLARI Coegio de Cienci4rs Moras para la instruccin clÆsica y Colegio de ciºncias Naturales para la instruccin cientIfica. La falta de elementos y materiales no permiti que se concre tara este intento rivadaviano de bifurcacin de Ia ensefIanza se cundaria. S1o pudo fundar, por decreto del 23 de abril de 1823, el Coleglo de Ciencias Morales, destinado a reemplazar al colonial Colegio de San Carlos que Pueyrredn liabia reinstalado con la de nominacin de "Colegio de Ia Union del Sad". El pals, de acuerdo con el pensamiento de Rivadavia, necesi taba "no sOlo hombres de ciencia, sino hombres preparados para la vida social y polItica". De ahl que el nuevo establecimiento no debIa limitarse a ser un jnstituto de instruccin preparatoria: de bla aspirar a ser an colegio de educacin fisica, social, moral y clÆsica. Por ello, a fin cle "destruir en su raIz el egoIsmo que por 16 general infunde la educacin aislada", persuadir a los alumnos de "la imperiosa necesidad de practicar constantemente todo lo que se lee enseiie" -y perniitirles que gocen de "los halagos de los su yos, cultiven su amistad y formen relaciones con sus conciudada nos", el reglamerito los autorizaba a frecuentar paseos y diversiones pblicas y a pasar las vacaciones al lado de los suyos. Preocupacin de Rivadavia fue dane un carÆcterntal la RepÆ. nuevo establecimiento, extendiendo sue blica a fin de convertinlo en u f peradoia de Ia tarea de lograr nuestra unificacin espiritual. Con tal propsito conce diO becas completas, para costear Ia educacin, ropa y pensiOn, de seis j Łned5 cada una de las provincias. AsI, en el Colegio de Ciencias Morales se fue formanclo.el s.entimiento nacional de la nueva generaciOn que, muy pronto, tendrIa ocasin de distinguirse eu las luchas contra ci tirano Rosas. La accin educadora privada. La accin educadora privada, a cargo preferentemente de profesores franceses e ingleses, comenz a desarrollarse intensamente a partir de 1825 -y, segn el apoyo que el pæblico le presto, tuvo una duracin rnÆs. o menos prolon gada. Distinta fue Ia orientacin pie los educadores franceses e in. gleses imprimieron en los establecimientos que fundaron. Los pri / meros, tendieron esencialmente a Ia formaciOn cultural de los alum nos; los ingleses, en cambio, trataron de dar una formacin emi nentemente prÆctiea. Los profesores traIdos de Francia por Rivadavia iniciaron su HJSTORIA DE LA EDUCAC1ON ARGENTINA 71 actuaciOn alternando el dictado de sue cÆtedras universjtanjas con lecciones pnivadas. MÆs tarde, al abandonar Ia enseæanza oficial, la mayorla do ellos establecieron "academias", en las que ensefla ron disciplinas que hasta entonces no se hablan difundido entre nosotros. Brodart, profesor de frances en Ia Universidad, inaugurO en 1825 Ia Academia de kngua francesa y teorla comercial; Euge nb Arthaud y Francisco Curel establecjeron una Escuela de Co. mercio; e Ignacio Ferros abri Ia Academia clÆica de idioma. La seæora Pierreclau, por su parte, fundO Ia primera Academia para ninia, que fue seguida por la creada por Ia seæora Curel, en cuyo establecimiento Ia enseæanza comprendIa idiomas castellano, fran cØs e ingles, aritmØtica, historia, geografla, dibujo, moral, filoso fla, costura y bordado. En 1827 comeuzO la creacin do establecjmjentos educacjona.. les destinados a los niæos y niæas de Ia colectividad inglesa, con Ia creacin de Ia Buenos Ayrean British School Society, en Ia que so apiic ci sistema lancasteniano. Poco despuØs, Bradish estable do Ia Academia literaria y comercial, que mÆs tarde se denomin Academia comercial imglesa,* -destinada ‘a suministrar aquellos Co. nocimientos que eran indispensables para las operaciones mer cantiles. En ella, a los varones so les enseflaba matemÆtica, geo grafla, idiomas, caligrafia, correspondencia y tenedurla de libros; y las j venes apron dIan gramÆtica inglesa, escritura, aritmØtica y costura. Un plan semejante sigui Ia Academia Argentina, fundada por Ramsay y Hull. MÆs tarde, al transformarse en Academia de las Provincias Unidas bajo la exciusiva direccin de Ramsay, intro duj o la enseæanza de Ia moral y de Ia doctrina cristiana. Desde ese momento dejO de ser frecuentada exciusivamente por miembros do Ia colectividad inglesa y acudieron a sus aulas los hijos do las principales familias de Buenos Aires. Otro establecirniento privado quo adquirio importante desarro. ho fue ci Ateneo, fundado por Francisco Curd y Pedro de Ange us, erudito napolitano quo traldo al pals por Rivadavia, mÆs tarde se puso al sorvicio do Ia tiranla. El plan de estudios del Ateneo, quo se desarrohlaba en tres alios, comprendla Ia enseæanza de idio inas, filosofla, historIa, geognafla y matemÆtica. Cursadas ostas matenfas, se continuaba con las- dc la canrera cornercial: tenedurIa de libros, cambio, nociones de derecho y economia poiltica. i. 72 MANUEL HORACIO SOLARI 3. UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES A ntecedentes de sn creacin. El proyecto de establecer una uni versidad en la ciudad de Buenos Aires se remonta a Ia Øpoca colo nial cuando, durante el gobierno de VØrtiz, se pens destinar a su sostenhiniento las rentas producidas por los bienes que hablan pertenechlo a la CompaIa de Jesus. Pero su creacin, dispuesta por Real CØdula de 1799, no lleg a efectuarse. Fue sIo en el Congreso de Tucumn donde adquiri forma y se concret Ia idea de efectua su fundacin. Juan Martin de Pueyrredn, en efecto, propuso al Congreso, el 18 de mayo de 1819,. la ereccin provisional de una universi dad. A su juicio, no era posible demorarla -"sin grave perjuicio y Łscandalosa injusticia"-, ya que habian pasado los tiempos en que "como no era el interØs de los virreyes el fomento de las den cias en America, Sc contentaron con fundar ci Colegio de San Car los", dejando sepultada en el olvido la iniciativa de crear una universidad. El proyecto del Director Supremo fue aprobado por el Congreso, previo estudio de una comisi6n que en su dictamen destac que no era posible dilatar por mÆs tiempo la fundacin de un "establecinilento tan til al pals y tan deseado de estos habitantes". Mas, los acontecimientos politicos y Ia anarqula im perante, que pronto lleyaron a la disolucin del Congreso y a Ia calda del Director, impidieron que Ia fundacin pudiera realizarse. El viejo anhelo solo pudo concretarse durante Ia administra ciOn que, como gobernador de la proviæcia de Buenos’ Aires, pre sidiO el general Martin RodrIguez. Por decretc,,,.s1e,iecha 16 de f brero de 1821, elpresbItero Antonio Æenz, 1780-1825 -que por encargo de Pueyrrecli habia ajustado un concordato con el obispado y pryectado Un reglamento para instalar la universidadfue designado "comisionado del gobierno para establecer un estu’dio general", con amplias facultades para proceder a la organiza ciOn de los departamentos que integrarlan dicha casa de estudios. Para convertir en realidad ci proyecto tantas veces postergado, SÆenz celebrO un acuerdo con el Consulado por el ‘cual se convino Ia transferencia al nuevo establecimiento de las aulas de matemØ tica, piotaje, comercio, inglØs, frances y dibujo, y acord que, se reconocerIan como catedrÆticos de la universidad a los profeso res del Instituto Medico. Poco despuØs redact el proyecto de or- HISTORfp. DE LA EDUCACION ARGENTINA 73 ganizacin de los departamentos y solicitO al cediera a designar a los prefectos que habrlan gobierno que pro de presidirios. Por decreto del 13 de junlo de 1821 se efectuaron los nombra. mientos de prefectos, que recayeron en las siguientes personas: Manuel Antonio de Castro, Academia de Jurisprudencia; CristObal Martin de Montufar, departamento de Medicina; JosØ Valentln Gmez, departamento de Ciencias Sagradas; Vicerite A. Echavarria, departamento de Jurisprudencia; Felipe Senillosa, departamento dc MatemÆticas y .Bernardino Rivadavia, departamento de Estu dios Preparatorios Se determinO, ademÆs, que la reuniOn de los prefectos, con un padrinopor cada facuitad, constituiria ci Tribu nal Literario, cuya presidencia ej ercerla ci rfr,argo para ci que fue designdo ci prsbitero .SÆenz. Constituido el Tribunal Literarlo, previo juramento de los pre fectos ante ci rector y de Øste ante el nnistro de gobierno, todo quedO preparado para Ia inauguraciOn de la universidad. Pero un cambio en la constitucjOn del ministerio, que llevO a Ia cartera de gobierno a Bernardino Rivadavia, dio un nuevo impulso y espiritu a Ia creacin, que no quedo como una fundacin aislada sino que pasO a integrar ci cuadro general’ de las reformas culturales ,que se Hevaron a cabo en ese momento histOrico. Ereccin y organizacion de la Universidaci. EI’jde agosto de 1821 se dict el Edicto de ereccim de la Universjtd de ‘Buenos ‘Aires, suscripto por ci gobernador Martin Rodriguez y su minis tro Bernardino Rivadavia, documento’ importantIsjmo de nuestra historia educacional pues en Ø se sintetizaron ideas fundamentales sobre Ia estructura y funciOn de ‘Ia ensefianza. superior. Despues de recordar los antecedentes de Ia creaciOn -Real CØdula de 1799 y proyecto de PueyrredOnci edicto seæalO que, restablecjda Ia tranquilidad luego de las agitaciones del ailo 1820,, el gobierno debIa cumplir ,uno de sus deberes prirnordiales: aten der a Ia instrucciOn y educacjn publicas. La .fundacin respondla, por lo tanto, a una necesidad social ypolItica: era una reacciOn de Ia cuitura contra la barbaric. Esta interpretaclOn anticipa, de acuerdo con Ia autorizada opiniOn de Ricardo Levene, "un aspec. to de las contiendas civiles y de los agravios que realiz despuØs Ia tiranla contra Ia universjdad". DespuØs de reconocer al presbltero SÆenz como organizador de Ia nueva instituciOn y mencionar las disposiciones por ØI adopta das, ci edicto erige ‘una Universidad, a la que reconoce Ia jerar MANUEL HORACIO SOLARI H1STORIA DE LA EDUCACfON ARGENTINA qula, preeminenciaLprerrogativas de las universidades mayores; y pone a Ia institucin en posesin "de todos los derechos, rentas, edificios, fincas y demÆs que han estado apilcaclos a los estudios pblicos y se han servido para sus usos, funciones y dotacin". Inaugurada solemnemente el l2deagosto de 1821, los estu dios de la Universidad fueron organizad oIecreto de 8 de febrero de 1822. Seis departamentos integrabari la universidad: Departamento de Primeras Letra,s, que agrupaba veintids escue las elementales: diez de Ia ciudad y doce de la campalia; Depar tamento de- Estudios Preparatorios, constituido por cÆtedras de latIn, francs, filosofIa, fisicomatemÆtica y economla politica; Dc partamento de Ciencias Exactas, que comprendIa una cÆtedra de dibuj o y otra de geometrIa descriptiva; Departamento de Jurispru-. ckncia, integrado por las cÆtedras de derecho natural y de gentes y clerecho civil; Departamento de Meclicina, formado por tres cÆtedras: instituciones mØdicas, instituciones quirrgicas y cilnica mØdica y quirrgica; Departamento de Ciencias Sagradas, que abarcaba las cÆtedras de escritura, dogma y cÆnones, pero cuya ‘Æpertur qued postergada hasta 1825. Fundamental en Ia organizacin de la TJniversidad fue conce ‘birla como promotora de un sistema general de educacin piThiica, que abarcaba todos los grados de la enselianza: escuela elemental, ensefianza secundaria y educacidu superior. A esta caracteristica se aæadi Ia tendencia a introducir una nueva orientacin cultu ral, que alej ase a la j uventud de. los estudios puramente tericos, que hasta ese momento hablan sido los predominantes. La consagracin del profesorado universitario a la ciencia y a la cÆtedra fue una preocupacin fundamental de Rivadavia. Reaccionando contra ci mØtodo tradicional dc enseflanza que reducla la actuacin del profesor a! dictado o al cornentario de un texto, estableci por decreto dcl 6 de marzo de 1823 ucdÆprofesor -como obhgacion inherente a su cargo- debia prej5araipara su publicacin las lecciones dc su curso. El curso debia constar de dos partes: la primerÆ destinada-a -la exposicin de Ia terIa o doctrina que se enseilaba, y la segunda dedicada a Ia historia de la respectiva facultad "desde su origen conocido hasta -el presente". Esta medida origin un movimiento bibiiogrÆfico didÆctico que, iniciado en 1823, continu hasta 1827. Gracias a Øl han liegado hasta nosotros los cursos dictados. por Avelino.. Diaz, Felipe Seni Rosa, Juan Manuel FernÆndez de Agero, Pedro Somellera, Euse Ho Aguero, Pedro Carta Molina y, en forma fragnientaria, los del doctor Antonio SÆenz, los cuales permiten apreciar el contenido de la ciencia en ese momento y ci aporte de Ia Universidad misma a Ia ciencia. 74 - 75 4. LA EDUCACION EN LAS PROVINCAS DEL INTERIOR La educacidn elemental. Durante esta Øpoca, el movimiento edu cacional impulsado por Rivadavia tuvo repercusin en ci interior del pals. Por primera vez, en Ia mayoria de las provincias, se en car ci probleina dc Ia educacin elemental coino parte integrante de Ia organizacidn institucional. Entre RIos, Corrientes, Crdoba, Mendoza, San Juan, TucumØn y Salta crearon escuelas oficiales de priineras letras y constituyeron organismos encargados de din girlas. Corrientes afront ci problema de Ia formacin del magis terio. Y en todas las provincias, las rdencs religiosas continuaron sosteniendo escuelas elementales en sus conventos. En Santa -Fe, gobernada por Estanislao. Lopez, la accin oficial se limitO a la reapertura de Ia escuel de primeras letras de Rosa rio, que desde su fundacin no habla podido funcionar por falta de preceptor, y a Ia aprobacin de un reglamento escolar. En Øi se reconociO al Cabildo ci ejercicio dc Ia supenintendencja de las escuelas, se designO al jefe de policIa como inspector y se definiO Ia funcjn de la institucin escolar. "CuidarÆ -decia-- Ia me jor educacin pblica de Ia juventud, de cuya primera talla de ilustracj6n se deducen las habituales, y estas ideas que se les im ponen en los mae preciosos momentos del racional, son las que to caracterizan benØfico o perjudiciai a Ia sociedad generahnente". A las escuelas existentes en Santa Fe, Rosario y San Lorenzo, que tuvieron su sede en los conventos de dominicos y francisca nos, se ai’iadi la del Rincn de San JosØ, fundada por ci padre Castalieda, a Ia que concurrieron alumnos de toda Ia provincia y dc Entre RIos. En ella, ademØs de Ia enseiianza dc las primeras letras, Castafleda habla instalado talleres dc carpintcrIa, herrenia, relojerIa y pintura. Era, pues, una verdadera cscuela de artes y oficiOs. - - - El inquieto franciscano anhelaba ampliar las enseiIanzas de su escuela estabiecjendo aulas de latin, geografIa, dibujo y miisica. No pudo hacerlo, y al retirarle ci Cabildo, en 1826, la mensualidad 76 MANUEL HORACIO SOLARI al sostenimiento de la escuela, abandon su Entre RIos. Reemplazado pr fray AgustIn continu viviendo pobremente y, perdiendo se limit a un establecimiento de primeras con que lo ayuclaba obra y se march a Albarado, la escuela su amplitud inicial, letras. La administracin de Lucio Mansilla inici la difusin cle es cuelas en la provincia de Entre RIos. Antes de su gobierno Ia ni ca manifestacin en favor de la educacin fue la disposicin, pu. ramente terica, de Francisco RamIrez obligando a los comandantes de campÆæa a establecer una escuela en sus respectivos distritos, a los padres a enviar a ella a sus hijos y a los sacerdotes a "exhor tar a los fieles sobre los intereses de la patria y los principios de la puiblica beneficencia". A pesar de las dificultades que se presentaban para encontrar preceptores, el general Mansilla fund escuelas elementales en Pa. ranÆ, Uruguay, Gualeguay, Gualeguaych, NogoyÆ y Tala y cre una escuela modelo central en la que se aplicaron los principios dcl sistema de Lancaster. Las creaciones de establecimientos educacionales prosiguieron durante ci gobierno de Leon Sola. En 1824, habiendo comprobado que los maestros, "faltando a lo que estÆ mandado observar por un decreto de Ia Soberana Asamblea, y a lo que comanda ci decoro y los principios del honor y delicadeza con que deben ser tratados en esta parte de su educaciOn los j venes puestos a su cargo, los envilecen, usando en las correcciones de la brutal pena de los azo tes", prohibiO los castigos corporales. Estableci6 que la aplicacin de "las penas bÆrbaras de los azotes y palmeta para corregir a los alumnos" serIa castigada con la expulsion del maestro si lo era cle una escuela pæblica; si lo era de una particular, la infraccin determinarIa *la clausura del establecimiento. Corrientes solo comenzO Ia creacin de escuelas elementales oficiales con ci gobierno de Pedro FerrØ, pues. hasta ese momento sus antecesores no nianifestaron ningIrn interOs por la educaciOn. Dc ahI que de 1814 a 1821 lo poco que se hizo en la provincia fue obra del Cabildo. FerrØ, en 1825, estableciO Ia obligatoriedad escolar, dispo niendo que "los alcaldes de barrio obligarÆn a los padres de famulia a mandar sus hijos a la escuela, y en caso de que se mues tren remitentes, lo notificarÆn al jefe de policIa para que Øste pueda hacer cumplir esta disposiciOn". Para hacer posible el cum I HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 77 plimiento de lo dispuesto, ci gobierno se preocupO por estable cer nuevas escuelas y logro instata una en cada villa y pueblo cabecera de partido. El afÆn de FerrØ por extender Ia instrucci6n puiblica a todos los lugares do la provincia lo lievO a abordar la cuestin de crear el cuerpo docente. No solo proyect formar a! maestro; tambiØn se preocup por asegurarie "una carrera tan segura como hono rable, en Ia que los empleos no sean acordados sino a los talen tos, y que las recompensas sean ci premlo de los talentos".. La acciOn educacional desarrollada en ci gobierno, FerrO Ia sintetiz en su mensaje de 1827, diciendo: "El gobierno ha creIdo que un templo y una escuela en cada aldea debIan ser los mej ores monumentos quo Ia provincia levante a Ia libertad". En Crdoba Ia educacin recibi6 nueva vida durante ci go bierno del general Juan Bautista Bustos. Al asumir ci gobierno, solo funcionaban en toda Ia provincia dos escuelas, lo que prue ha que la obra desarrollada por los gobiernos anteriores habIa quedado reducida a Ia nada. Por eso comenzO creando, en 1822, Ia Junta Protectora de Escuelas. Integrada por el rector de Ia Universidad, ci alcalde de primer voto, el sindico procurador y ci cancelaria ms antiguo, tuvo como misiOn la de fundar una escuela de primeras letras en cada curato de campaæa, adaptar a 1a necesidades de la provincia ci sistema lancasteriano y formar un fondo propio para ci sostenimiento de los establecimientos educacionales. La Junta cumpli su misin.- A partir de 1827, empero, Ia difIcil situaciOn econOmica por que atravesO Ia pro vincia detuvo la difusiOn de establecimientos escolares y obligO a la clausura. de algunos de ellos. Mendoza presenciO una gran difusiOn de establecimientos de primeras ietras durante los gobiernos de Godoy Cruz y Pedro Molina. La Ilegada de las primeras noticias sobre ci exit0 del me todo lancasteriano, impuisaron a Molina a patrocinar Ia funda ciOn de ia Sociedaci Lancasteriana, que tuvo como finalidad cli fundirlo en las escuelas. Los sucesos politicos que perturbaron Ia vida de Ia provincia a partir de 1825, hicieron dejar a un lado to das las preocupaciones educativas. San Juan, durante ci gobierno del doctor JosØ M. del Carril, creO la Junta Protectora de las Escuelas y aumentO sus esta blecimientos de primeras letras. Del Carril hizo venir de Chile a Diego Thompson, con ci fin de que implantara ci sistema mo 78 HISTOR1A DE LA EDUCACION ARGENTINA MANUEL HQRACIO SOLARI maestros nitorial do Lancaster. Pero su intento fracas, pues los rencilla esta a Pese adopcin. su opusieron viva resistencia a florecie escuelas las Juan San en por cuestiones metodolgicas, Ia ron durante algunos aflos. La politica liberal y priricipahnente con’ Como gobierno. del caIda Ia determinaron reforma religiosa, secuencia, so olvidaron por algunos auios toclas las preocupaciofleS * por Ia educacin. piiblicas. San Luis careci en esta Øpoca de escuelas oficiales domi lo por sostenida La nica existente en Ia provincia fue la nicos en Cu conventO. Santiago del Estero, La Rioj a y Catamarca tamblØn descono En cieron preocupaciones oficiales por Ia ediicacin popular. para eflas, los conventos fueron los ænicos centros que existieron la educaci&i de los nilios. En TucumÆn la accin del gobernador Gregorio ArÆoz de Lamadrid determin la creacin do escuelas oficiales de prime Ele ras letras. En 1826 se constituy Ia Sociedad de Educacin juventud Ia de mental, CUYO objeto fue "proinover la educacin en lo en Ia ciudad, segn el sistema de Lancaster, y extenderla lancaste sucesivo a Ia campaa". Atal fin se abri una escuela fran riana, cuya direccin so confi a Felipe BertrØs, ingeniero Ia de cØs -que despuØs de haber actuado en los. primeros ejØrcitos Ri Revolucin se habia desempeæado como consejero tØcnico de aclavia durante su ministerio. Su alejarniento de la provincia, producido en 1828, determin la clecadencia de esa floreciente escue.la. Salta, que hasta 183:1. incluy en su jurisdiccin a Ia provin SoIÆ, cia de Jujuy, estableci en 1823, por iniciativa de Manuel reglamen una comisin encargada de "todo cuanto se refiere a la tacin y fomento de las escuelas de primeras letras". La creacin do escuelas elementales y Ia difusin del sistema lancasteriano tuvo ilugar durante los gobiernos de JosØ .lgnacio de Gorriti y Jos& Antonio Alvarez de Arenales. Mendoza, con sus cole La enselanza secunslaria Cordoba fuer 1jas unicas Trinidad, Santisima gios do Monserrat y do Ia provincias que tuvieron estab1ecIp.i,ent9.oficialeS do estudios pre paratorios. En las demÆs provincias estoefiidios se efectuaban en las aulas de latinidaci y de filosofia que. funcionaron en los conventos. . * *, * - 79 Eli72oleodela Santsma Tnnulad amph en esta epoca CU plan de estudios, creand,Tiin eurso de jurisprudencia e instalando cItedras de geografla, econotnia, elocuencia y poesia. AdemÆs, fuera dcl plan del coleglo se ensefiaban inaterias cientificas, como bidrÆuuica, bidrostÆtica, ptica y arquitectura. Esto fue posible porque, a partir de 1820, el colegio contØ paz-a su sostenimiento con nuevas rentas: el producto de las herencias transversales, de las alcabalas do las armerIas del exterior y de los rØditos de las temporalidades. Sus progresos se acentuaron tambiØn por Ia in corporacin de nuevos profesores: Carlos A... Lozier que, con la utilizacin de la mÆquina elØctrica, telescopios y otros instru mentos introdujo Ia enseiianza experimental de Ia fisica, y Juan Crisstomo Lafinur, que desde su cÆtedra de fllosofla agit las ideas y apasion a la juventud. El choque de ambos profesores con el medio catlico, las po. lØmicas promovidas por Lafinur y las intrigsl Cabildo deter minaron la clausura del establecimiento en 1823 Dos aflos des puØs, siendo gobernador Juan de Dios C rabri el colegio y cnnfi. su direccin. a Sebastian CilirÆldez. Pero. por faita de profesoresfue decayendo hasta que en 1829 se clausurØ. ‘El Co1egde Nuestra Senora de Monse,, por iniciativa de su rector el sacel ØjØMaiiÆ BdoyiiiitiIiio, a partir de 1829, el castellano en vez del latin en Ia ensefianza de Ia matemtica y Ia fisica. En el memorial en quo Bedoya auspici el estudio de dichas niaterias en lengua vulgar, destac las ventajas de tat in novacion verdaderamente revolucionaria Sostuvo quo "el latin carece do voces necesarias para explicar una multitud do objetos que descubren diariamente los fIsicos y los qulmicos, y que antes se ocultaban a su sagacidad" y afirui que "tin concepto expre sado en el idiorna patrio es mØs inteligible que cuando se expresa en una lengua extrafia". Bedoya tambiØn se preocup por modernizar la enseflanza de Ia fIsica y a tal fin propuso que se reemplazara por otro el cia sico texto del padre Altieri. A su juicio, tal libro no era recomen dable para el estudio de la fIsica partieular, pues estaba "muy distante de dar sobre el aire, el calrico, el agua y otros infinitos objetos, aquellas nociones que nos comunican en el dIa los anÆ lisis qulmicos". La caIda del gobierno de Bustos, que auspici con simpatIa las iniciativas de Bedoya, impidi que por ci ‘no-. mento ci proyecto se realizara. * - 80 MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 5. DOCUMENTOS Y TESTIMONIOS CONCEPTOS EDUCACIONALES DE RIVADAVIA [Nueva orientacin de os estudios] "Basta ser hombre para amar Ia libertad, basta un momento de coraj e para sacudir la esclavitud, basta que un pueblo se arme de clera para derribar a los tiranos: pero la fuerza, Ia intrepi. dez y el mismo amor de Ia independencia no bastan para asegu rarla, mientras el error y la ignorancia presidan el destino de los pueblos, y mientras se descuide el fomento de las ciencias, por entregarse a ios desvelos que exige el arte necesarlo de Ia guerra. La America del Sud ha dicho que quiere ser libre, y lo serÆ sin duda: el esfuerzo universal de un pueblo numeroso, la energIa de sus habitantes, y el estado polItico de la Europa fundan la ne cesidad de este suceso. Triunfaremos del iltimo resto de opresores SI, triunfaremos: pero despuØs de haberlos vencido, an nos resta triunfar denosotros mismos Nos resta destruir- las -tinieblas en que hemos estado envueltos por mÆs de tres siglos: nos resta Co. nocer lo que somos, l que poseemos, y lo que debemos adquirir: nos resta en fin sacuchr-. el fardo de las preocupaciones y absurdos que hemos recibido en patrimonio. "De poco podrIa lisonjearse el celo del gobierno, si no previ niese con sus esfuerzos esta saludable regeneracin, proporcio nando a los pueblos un nuevo establecimiento por cuyo medio se difundan las luces, y .se propague Ia ilustracin en todos los ra mos concernientes a la prosperidad pblica. Este es ci iinico me dio de realizar las ventajas que se han anunciado tan repetidas veces: sin Øl, las mÆs sublimes teorIas no pasan de la esiera de las bellas quimeras, y nuestro inmenso territorio permanecerÆ como hasta aqul reducido a una estØril soledad, propi solo para excitar Ia compasiOn de un {ilosofo contemplativo. "Nada importarla que nuestro fØrtil suelo encerrase tesor9s in apreciables en los tres reinos de la naturaleza, si privados del auxilio de las ciencias naturales, ignorÆsemos lo mismo quo p0seemos. Nada importarla que por nuestra posicin geogrÆfica pudiØsemos emular a las potencias mÆs repetables del globo, asI para nuestras relaciones mercantiles, como para la defensa de 81 nuestras costas, si no Cultjvsemos los Conocimjentos que apoyan Ia perfeccin de ambos ramos. Nada importarla, en fin, que tin genio privilegiado, y un espIritu fecundo predispusieran a los americanos a investigar los mi5terjos de la naturaleza, los orÆcu los de la moral y los profundos dogmas de Ia polItica Si Ia ju ventud no empezase a ensayar esta brillante disposiciOn por me dio de tin instituto literario, en el que concurriendo el genio con las ventajas de nustra edad, despliegue la razOn toda su fuerza, y rompa el espIritu humano las cadenas que ha arrastrado hasta hoy en este suelo. "Al fin ha ilegado esa Øpoca tan suspirada por Ia filosofIa: los pueblos bendecirÆn su destino, y el tierno padre que propenda a hacer felices los renuevos de su ser, no necesitarÆ ya despren. derse do ellos, ni afligir su ternura para ver perfeccionado su es pIritu en las ciencias y artes, quo sean mØs propias do su genio. Cerca de sI, y a su propio lado vera formarse al quimico, al na turaijsta, al geOmetra al rnilitar, a! polItico, en fin, a todos los quo deben ser con el tiempo Ia columna de la sociedad, y el honor *de Ia familia. Este doble objeto en que tanto se interesa Ia hunia nidad, Ia patria, y el destjno de todo habitante do Ia America ha decidido al gobierno a promover rias atenciones tin establecimientoen niedio de sus graves y noto literarfo Con este objeto ha determinado abrir una suhscripcion en todas las provincias unidas, para cimentar el instituto sobre el pie mÆs benØfico y estabje, luogo que lieguen los profesores de Europa, que se han mandado venjr con ese intento. SerIa ofender el celo de las pro vincias unidas, el estimular sus esfuerzos con nuevos motivos: el gobierno sabe muy bien que todos sus votos son por Ia libertad y prosperidad do Ia patria. Este convencjmjento Ic dispone a es perar con impacjencja ci fruto de sus apoyada la libertad por Ia fuerza’ desvelos, y ver cuanto antes de las armas, y garantida Ia constituciOn por ci progreso do* las letras". .. - -1 - Anisncjo Oficial publ.icado en la "Gaceta MinisteriiJ del Gobierno de Buenos Aires", 7 de agosto de 1812. [Modificacion del regimen disciplinarioj "D05 son los colegios de estudios quo hoy - tiene Buenos Aires, dontro de poco se establecerÆ el tercero para las ciencias natu ralos, para lo cual se espera de Europa Ia sala dº fIsica oxperi 82 MANUEL HORACIO SOLARI mental, laboratorio de qulmica, gabinete anatmico e instrumen tal completo de cirugIa; y se espera por instantes poder perfec cionar ci do estudios eciesiÆsticos, para que bajo todos los aspec tos las inclinaciones encuentren cmo satisfacerse, mae siempre do acuerdo con el espiritu general que espera hermanar Ia moral con la civilizacin. A unos y otros cleben ser destinados, con arre gb al artIculo segundo del decreto citado, los jvenes que se reciban de las provincias y ci Gobierno so lisonjea que todos po drÆn obtener los mÆs felices resultados. "Proscripto enteramente de los colegios do estudios el sistema de degradar a Ia juventud por medio do las correcciones mÆs crueles, los padres do los alumnos de las provincias deberi repo. sar en la confianza do quo Østos no encontrathn aIlI verdugos por preceptores, sino antes bien, quienes a Ia vez ejerzan para con ellos los buenos oficios de maestros, do consej eros y amigos, sin que por esto deba entenderse, que los excesos y desvios de la j uventud no encontrarÆn en arbitrios decentes y humanos los niªs a proposito para reprimirlos o sofrenarlos en ci despliegue de sus inclinaciones juveniles. La prÆcticÆ nftbdueidaes r4ueel jo. von, a quien nada sea capaz de hacerie entrar en ci estudio con aplicacin, contracci6n y decencia, so separe do las aulas para evitar ci contagio, pero a cargo de ob1iarle a aprender algtin arte u oficio por medio de contratos espcia1es. El gobierno de * Buenos Aires desearIa que al hacerse la reznisin de los jvenes que pretende, se Ic expresase en ejecucin la prÆctica indicada con los quo se conociese quo visiblemente se resisten al estudio de las ciencias y de las letras. "En esta parte ci gobierno de Buenos Aires desea que ci seior Gobernador presto a su nombre a los padres respectivos Ia ga rantia mÆs solemne, de que si en los principios de esta adminis tracin entra el de destruir ci apego a las superfluidades, tambiØn le anima muy particularmente ci de mover las inclinaciones a fa vor do las maneras mÆs civiles, y por consecuencia, que es de acuerdo con Østas que serÆn asistidos y tratados los jvenes que se enylen". Circular a los gobernadores .de las provincias con inotivo de Ia concesin de becas en ci Colegio de Ciencias Mo rales. 30 de encro de 1823. I-USTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA Edjcto de ereccjon de Ia Universidad de Buenos Aires 83 "Desde el aæo 1778 estaban estabjecimiento de Ia Unjversjdad expedidas las rdenes para el en esta ciudaci y Ia mds reniar. cable indifereneja del gobierno metropolitan0 las habIa en ci olvido. Excitado ci sepultado supremo directorjo ejecutivo por las ins tancias de muchos ciudadanos, amantes de Ia ilustracin gresos do su pals, propuso al congreso general en 1819 y pro don de este establecjento Ia erec. Iiterario; y opinando que se bastantemente facultado para hallaba proceder a fundarlo por ci manifesto que deseaha Ia solo, para colmar do autoridad cooperacjn de aquel cuerpo soberano Ia benØfjco. El congreso general ejecudiOn de un pensarniento tan acordando que se procedjese adhiriO sin demora a Ia propuesta, mae provisfonaes el gobierno,luego a Ia erecciOn, dÆndobe las fory cuidando de remitirlas aprobacin a Ia prirnera legislatura. para su Las calamjdades del aiio veinte bo paralizaron todo, estando habiØndose restablecjd0 ci sosiego a punto ya de reaIizare. Pero y la tranquil idad de la cia, es uno dc los primeros deberes del gobierno entrar provin a ocuparse dc Ia educacjn de pblica, y promoveria por un mievo general, que siendo ci niÆs sistema oportuno para hacerla fboreciente, habia suspendjdo Ia anarqula, lo y Animado de estos sentinijentos debe desarroljarlo ci nuevo orden. resolvi ilevar a ejecucin Ia daciOri de la Universidad; fun y para poner mÆs expeditas das conducentes a este fin, las mcdi. nombrO ci cancelarjo y rector, las facultades necesarias para quo procediese, y dispusiese dÆndole cin; y en seguida, habjendo l erec los departarnet05 cientIfjcos, nombrado prefectos para presidir dispus0 que so formase un tribunal compuesto do estos funcionarios, y de los doctores decanos cada facultad, y habiØndoseme dc comunjeado que so halla todo cbspuesto y ordenaclo para ya hacer Ia. institucin, por ci presente piThlico Solemne Edicto, erij o, e instituyo una Universidad mayor con fuero y j urisdjccjn acadØmica, y establezco una sala ral do doctores, que so gene compondrÆ de todos los que hubieren tenido elgrado de doctor oh en las demÆs Universidades, y Sean na turales do esta provincia, casados o domicil.jados en ella; y por la falta que hay de Iicencjados serÆn matriculados como tales, por esta sola vez, los que habiendo obtenido grado de bachilleres en. alguna facultad mayor, hayan recibiclo despuØs la licencia con MANUEL HORACIO SOLARI 84 despacho expedido por tribunal competente para ejercer Ia a cultad. Los estatutØs demarcarÆn la autoridad y jurisdiccin de la Universidad, del tribunal Iiterario, del cancelario y rector; y entretanto que se expidan aquØllas, quedarÆn completamente au torizados para conocer, y resolver en todos los casos, y causas del fuero acadØmico. Las facultades particulares de los prefectos serÆn regladas del mismo modo, no menos que los clerechos, pre eminencias, y prerrogativas cle todos los individuos que pertene. cen a cada uno de los departamentos. EntendiØndose que desde esta fecha gozarÆ esta Universidad, y sus individuos de las que estÆn concedidas a las Universidades mayores mÆs privilegiadas, y entra en pOsesin tamhiØn de todos los derechos, rentas, edificios, fincas, y demÆs que han estado aplicados a los estudios. pblicos, y han servido para usos, funciones, y dotacin. Todo lo cual.mando que asI se guarde y cumpla puntualmente, publicÆndose este Edicto en la sala general de Ia Universidad por el escribano mayor de gobierno el dIa de su apertura. A cuyo efecto hice pedir el presente firmado de nil mano, sellado con el sello de la provincia, y refren dado por mi secretario de gobierno en Buenos-Ayres a 9 de agosto Hay un de1821.-- MartIn Rodriguez Bernardino Rivadavia sello". - V - - CAPITULO 4 LA EDUCACJON EN LA EPOCA DE LA ANAROUJA 1827 - 1852 Entre los aflos 1820 y 1826 las provincias argentinas fueron organizando sus instituciones, adoptanclo ci regimen que prefi. rieron los caudillos que las dominaban. Productos de nuestra de mocracia turbuienta e inorgØnica, los caudiios fueron represen. tantes de los in$tintos de las masas de las que habIan salido o a las que se impusieron. Como explica JosØ Luis Romero: "El cau dub no recibla su con.sagra,in como jefe poT :ningzZn acto cx preso de cardcter jurIdico, o me/or diclzo posela Ia autoridad de tal, al margen de los actos juridicos... Lo fundamental era Ia obediencia que habla con quistado POT 51, la que Ic prestaban POT ci reconocimiento de su innata calidad de jefe". De aqul prove nia Ia conviccin, arraigada en las masas, aunque no siempre fun. dada, de que ci caudillo era el defen.sor de sus autØnticos intere ses y, par eso, luchaba contra la tendencia centralizadora y las ideas e iristituciones que queria imponer la minorIa liberal de Buenos Aires. Al predominio de Buenos Aires opusieron los caudilios la de fensa de las -autonomlas provinciales y, como consecuencia de este ideal, Ia libertad mds plena a fin de perpetuarse en ci poder y conservar sus privilegios. Por eso, halagaron a las masas y, i-ma vez apoderados de las pobiaciones, lucharon por mantenerias se gregadas. Uno de estos caudibos -Juan Manuel de Rosas- enarbolan. do la bandera de la federacion, iogr, mediante una. hdbilpoljtjca, la sumisin de los caudilios y ci estabiecimjento de un regimen autocrdtico, surgido de una fuerza barbara. "Rosas -expresa JosØ M. Estrada- destempla Ia fibra dc Ia montonera sacrificando los caudilios que lo levantaron; discipiina ejØrcitos Viii 86 MANUEL HORAC1O SOLAR1 de imnea; arma a los indios salvajes; confunde todas Las jerarquma.s, y dirige ai pobre contra ci rico, at gaucho contra ci hombre de ciudad, at militar contra el gaucho, at mazorquero contra ci mi litar, Ia policIa contra La mazorca; desmonta, en aria palabra, La estructura social y to nivela toclo bajo La imnica nocin inoculada en Las masas: la terrible magnitud de Sn persona". Es POT ello que ese moinento de nuestra historia fue sines Ire pant la libertad y la cultura. ParØntesis trdgico en nuestra evolucin espiritual, aspir a restaurar las tradiciones coloniales pero su accin concreta se evidenci, tnÆs que en ci abandono de toda preocupacin cultural, en La tenaz persecucin. dc ‘toda ma nifestacin dc lii inteligencia. Por eso, bajo La tiranua desaparecio el periodismo libre para ser reemplazado POT aria prensa escrita por plumas. inercenarias; Ia poesIa se limit a La versificacion de estro/as en honor del tirano; ci teatro caIro en an perlodo de decadencia y degeneracin; y La educacidnpiiblica, desamparada por Rosas, sufriO an terrible retroceso. 1. LA EDUCACION EN LA EPOGA DE ROSAS Accion antirrivadaviana. La caIda del regimen presidencial de Rivadavia, como consecuencia de la sncin de Ia Constitucin de 1826, rechazada por las provincias, y de Ia guerra con el Bra sil, determin que la provincia de Buenos Aires recobrase su auto nomIa con Ia designacin del coronel Manuel Dorrego corno gobernador. En su breve administracin, en medio de la desorgani zacin, de Ia guerra y de las pasiones poilticas, tuvo que afrontar dificiles problemas, entre otros el de Ia educacin pblica. Pero en este aspecto su actuacin, orientada hacia la anulacin de las innovaciones liberales impuestas por Bernardino Rivadavia, se limit a separar de Ia Universidad el Departamento de Primeras Letras, colocando las escuelas elementales bajo Ia dependencia del doctor Saturnino Segurola, designado Inspector General de Es cuelas. Esta medida entreg el gobierno de la educaciOn elernen tal a un funcionrio dependiente del ministro de Gobierno y,. por lo tanto, le hizo perder la jerarquIa tØcnica, moral y administra tiva que le habIa dado Ia organizaci6n rivadaviana. Antirrivadaviana fue en su esencia la obra realizada por Se gurola al frente cle la educaciOn elemental. SuprimlO escuelas, por HJSTORJA DE LA EDUCACION ARGENTINA 87 considerarlas innecesarias; destituy preceptores, por conceptuar. los ineptos para el ejercicio de la docencia; restableciO los cargos de ayudantes, por juzgarlos necesarios pero, en el fondo, para anu lar el sistexna lancasteriano; reimplant como textos oficiales dos libros que mand reimprimir: Lecciones de moral cristiana y el Catecismo del padre Astete. El fusilamiento de Dorrego tuvo importantes consecuencjas polIticas: cie la sombra de Dorrego iba a surgir el vengador de su fusilamiento, Juan Manuel de Rosas 1793.1877. Rosas en ci pocier. La ascencin de Rosas a! poder 8 de di. ciembre de 1829 fue mirada con simpatIa, no solo por su ante rior actuaciOn que lo presentaba como amigo del orden y de Ia conciliaciOn, sino porque prometia el imperio de Ia ley y Ia mi ciacin de una Øpoca de paz y tranquilidad. "Coinpatriotas -habla dicho al asumir ci gobierno-: ci camino de Ia ley se ha abierto; los representantes de Ia provincia me han nombrado go bernador y capitÆn general: procurarO serb sin olvidar un solo momento que son hombres los que voy a presidir, que Ia provin. cia tiene leyes, y que algn dIa debo descender. No se recuerde ci tiempo funesto que ya paso, sino para reproducir los juramen. tos de ser fieles a las instjtncj ones patrias, y de que no vuelva a sentirse entre nosotros el soplo maiØfjco de Ia discordja. La salud de Ia provincia es mi nica aspiracin y el bien, ci reposo y Ia seguridad de todos mi principal desvelo". Sin embargo, inicio su gobierno fomentando Ia explosion del odio contra sus adversarios polIticos, pues a ello tendi su orden de "quemar por mano del verdugo" todos los impresos publica. dos entre ci 1 de diciembre de 1828 y ci 24 de junio de 1829, que contuvieran ataques contra Øl, Dorrego o los gobiernos fecierales. Poco a poco, halagando ba instintos de Ia plebe, persi. guiendo a sus opositores y utilizando el terror, fue preparando el eamino para su perpetuacion en el poder Y ci 13 de abril de 1835, aI asurnir ci gobierno por segunda vez, no vacilO en proclamar su tiranIa. Dijo en tab oportunidad; "He admitido con ci voto casi unÆnjme de la ciudad y de Ia campaiia Ia poder sin IImites, que a pesar de su odiosidad, investidura de un lo he considerado. absolutamente necesario para sacar a Ia patria males en que la iloramos sumergida... Ninguno del abismo de ignora que uria fraccin numerosa de hombres corrompidos, haciendo alarde dc su impiedad y poniØndose en guerra abierta con Ia religiOn, Ia . - MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA honestidad y la buena fe, ha introducido en todas prte1 des. orden y la inmoralidad, ha desvirtuado las Ieyes, generalizad los crImenes, garantido la alevosIa y Ia perfidia. El remedio de estos males no puede sujetarse a formas y su aplicacin debe ser pronta y expedita Persigamos de muerte al implo, al sacrI lego, al ladrn, al homicida y sobre todo al prfido y al traidor que tenga la osadIa de burlarse de nuestra buena fe. Que de esta raza de monstruos no quede uno entre nosotros y que su perse cucin sea tan tenaz y vigorosa que sirva de terror y espanto". Asi quedØ enunciado el programa de la tiranIa, que cumpli implacablemente y se apoy en dos pilares: en el endiosamiento de Rosas, a quien se le rindi un culto idlatra que tuvo su exterio rizacin en las "fiestas parroquiales", y la uniformacin que im puso al pueblo. Por eso, al decir de Carlos Ibarguren, "la sociedad, modelada por Ia tiranla, ofreci el aspecto uniforme de un inmenso rodeo humano, bien amansado, del mismo pelo y de la misma marca. Para todos un uinico color, idØntica divisa, librea semej ante, exac ta manera de Ilevar ci bigote, iguales formas repetidas con incan sable tenacidaci. El nlismo sello impreso en ios cuerps doble8ados y en las almas sumisas". Entronizacin de hi tfranf,a en Ia educacin. A partir de 1831, Rosas inici su poiltica de uniformacin de Ia sociedad, no olvi dando Ia educaci5n. Su primera tentativa en este sentido fue la de ‘Ui fi?’ja1osducadores desde el punto de vista de su ideologIa. A ella tendi la comunicacin que dirigilhispector General de Escuelas ordenÆndole que, en toda propuesta para la designacin Ic maestros, debla adj untarse una nOta especificando las cualidades del candidato "respecto a su adhesip, a la causa federal". Pero ello no bastaba: debIa agregarse un certificado que comprobara que ci candidato satisfacla las condiciones exi gidas. La misma exigencia debIan satisfacer los maestros en ejer cicio, para continuar desempeliÆndose en el cargo. IdØntica uniformacin ideolgica se pretendiS imponer en la Universidad. Por ello so produjeron numerosas cesantIas de pro. fesores, designÆndose para reemplazarlos a personas que tenIan un solo menlo: su adhesion al regimen imperante. Ej emplos tI picos en este sentido fueron las resoluciones que separaron de sus cÆtedras a Argerich, Montes de Oca, Almeida, etc., que: fueron reemplazados por personas que poselan la calidad de federales probados y "suficiente y notoria honradez". Un paso mÆs en esta penetraciOn de las preocupaciones poll ticas en la educacin implic ci decreto de febrero de 1832, que obligO al uso del distintivo punz a todos los empleados pbli. cos. Los ediicadores,n general, Se mostraron negligentes en el cumplimiento de esta orden. Por eso, en mayo dc 1835, se precis Ia disposiciOn especificando quo todos los preceptores y alumnos, de las escuelas pblicas y privadas, debIan usar el distintivo en la forma prescripta, pues "la divisa punz que lievan al pecho los amigos del orden y restauradores de las leyes" era el "distin tivo de su adhesiOn a la causa de los libres". "El gobierno estÆ persuadido -se decIa- que cuando desde la in1ancia se acos tumbra a los nifios a la observancia de las leyes del pals,. y por ello al respeto debido a las autonidades, esta impresin quØdaies grabada de un modo indeleble, y la patria puede contar con ciu dadanos fltiles y celosos defensores de sus derechos". "Los nilios -Se aæadIa- deben ser educados segfin las miras polIticas que ei gobierno se propusiera en beneficio del Estado, para que pueda fundarse la esperanza de que b sosterigan". No faitaron, por cierto, manifestaciones de obsecuencia, como la de la Sociedad de Beneficencia, que soiicit al gobierno auto rizaciOn para reformar ci reglamento del Colegio de HuØrfanas, a fin do establecer en los traj es y unif mes_d.e as_..pia el reem piazo del color celeste por elpunzo.La medida pronto se exten di a todos Tios y, desde entonces, fue signo de adhesiOn a la "causa de la federacion" ci uso de esclavma, pailuelo y mono punz en ci uniforme do las colegialas. La modificaciOn de la formula del juramento de los egresados do la Unliidad, dispt 1835 poi sugerŁæcia del rector Paulino Gari, determino que se agregase la promesa de ser "cons tantthugjit adicto y fiel a Ia causa nacianal de ia federacin y que no se dej arÆ dc sostenerla y defenderla en todo .tiempo y cir cunstancia, por cuantos medios estØ a su aicance". Otro decreto, de enero do J836,.’ determinO que no se expidie. ra ci titulo de abogado o doctor sin la ieaIizacionde una infor macion sumania que acreditara. que ci que aspiraba obtener ci tItulo, era "obediente y sumiso a las autoridades" y "haber sido y ser notoniamente adicto a Ia causa nacionai de Ia federacin". Los establecirnientos privados de educacin, que tanto des. 88 .. r05 89 90 MANUEL HORACO SOLARI arrollo habIan adquirido en la Øpoca de Rivadavia, especialmente despus de la firma del tratado de comercio y amistad con Ingig terra 1825, tambin preocuparon a Rosas, que se Iimit a res tringir las facilidades que hasta entonces habIan gozado para six instalacin. Considerando que ellos eran una fuente de herejIa, ya que a1 descuiclar la enseiianza de la doctrina cristiana propug naban "ci desprecio y la ignorancia de la religion del Estado", determin que la privado requerIa, pviamente, la autorizaciOn de la InspecciOn General. En cuant6a las escuelas jrivadas existentes, dispuso que todas aqiiºllas cuyos maestros no acreditasen moralidad, compe tencia y fervor religioso, fueran clausuradas. Todas estas disposiciones, o’rientadas a intensificar el control del gobierno sobre las actividades educacionales, respondieron en el fondo al deseo de utilizar las instituciones educativas como me dios para lograr la mÆs completa uniformacin mental de la so ciedad. Por ello no es extraflo que la necesidad de estimular Ia vigilancia polItica culminara con la disposicin adoptada en 1842, de colocar todas las escuelas de Ia ciudad .bajo la dependencia. del jefe de policla. La accin educadora o/fci.al. Los sucesivos reajustes del pre supuesto escolar realizados por Rosas, a partir de 1835, determi naron que se fueran clausurando escuelas de primeras letras, en la ciudad como en la campaæa. Pero el golpe de gracia para la educaciOn, en todos sus grados, lo dio la disposiciOn gubernativa del 27 de abril de 1838, que borr del presupuesto los sueldos de los educadores. Esta disposicin, que fue comunicada al Inspector General de Escuelas y a Ia Presidenta de la Sociedad de Benefi cencia, establecla en su artIculo 10 que los educadores debIan "exigir de los padres o deudos de cada uno de sus alumnos, la cuota que corresponda para subvenir ci pago de la casa, maestros, monitores y ætiles de cada escueia". En su artIculo 29 determi naba que el alumno que no entregase "la suma que le sea asig nada sea despedido". Y los dos ltimos artIculos, refiriØndose a los casos en que no alcanzaran las cantidades abonaclas por los padres o deudos para el sostenimiento de los establecimientos -inclusive el Colegio de HuØrfanos-, disponIan que se clausu rase la escuela. Desamparada por ci gobierno, Ia educacin. elemental sufri un trribie retroceso.- Se clausuraron ia mayorIa de las escuelas - HISTORIA DE LA EDUCACION AGENTtNA 91 y las pocas que continuaron funcionando ilevaron una existencia lamentable. Proscriptos de ellas los niæos pobres, por no poder contribuir a! sostenhiniento de Ia escuela, fueron condenados a vegetar en la ignorancia mÆs completa. Y ci Colegio de San Mi guel, asilo de nffios huØrfanos, hubo de cerrar sus puertas y re partir sus pupilos entre algunas familias que los recibieron por caridad. IdØntico retroceso sufri Ia educacin de la mujer, pues la Sociedad de Beneficencia, por falta de recursos, tuvo quo ciau surar sus escuelas. En cuanto a la Universidad, su destino lo sintetizaron Nor berto Piæeiro y Eduardo L. Bidau diciendo: "Nada se crea, nada se intenta crear durante este perlodo, y hasta el anhelo, la aspi radon a lo mejor, que en la Øpoca precedente condujo a medidas tan diversas, desaparece enteramente. La Universidad desciende, desciende siempre, a tal punto que en algunos momentos existe poco menos que como na expresin, como un nombre; tan po bre es su ensefI-anza :y ‘tÆæ Øscass sus recursos". Y sintetizando polItica universitaria de Rosas, :djcen los autores de la Hi.toria de la Universidad de Buenos Aires: "Destituciones, represiones humillantes, supresiones inconducentes, cambiiffimportancia alguna en ci regimen adniiiiistrativo y en la enseæanza, o cuya bondad no fue aquilatada en la prÆctica, formalidades vejatorias, ci retiro de toda proteccin oficial: he ahI ci cuadro sintØtico de la Universidad durante este periodo, desde ci punto de vista de la accin gubernativa". No es de extrailar pues, que vencida la tiranla, se hiciera in dispensable restituir las instituciones educativas al estado en que se encontraban antes de que Rosas asumiera ci poder. La enseuianja ecundazq y la iniciativa pnvada Durante ci gobierno del general Juan JosØ Viamonte, alegando razones de economia, se habla refundido el Colegio de Ciencias Morales con ci do estudios eclesiÆsticos, denominÆndose ci nuevo estable cimiento, quo tuvo una vida efImera, Colegio .Serutz.ario de Cien ci3 Morales de Ia Provincia de Buenos Aires 829. Al auio si guiente, ci gobernador Juan R. Balcarce Io supnhii porque "no correspondIan sus ventajas a las erogaciones qu causaba ni a los fines quntivaron su fundacin". En 1836 al liegar al pals seis miembros de ia :CompaIa de Jesus, Rsas, considerando que habla ilegado ci momento "de - MANUEL HORACIO SOLAR! HISTORIA DE LA EDUCAC!ON ARGENTINA propender al restablecimiento de la mencionada CompafiIa", dis. puso que se alojÆsen en ci local que fue del colegio de los jeui. tas y, posteriormente, los facult para abrir "aulas de gramÆtica latina, y despuØs cuando puedan y lo indiquen las circunstancias, enseæar la lengua griega y Ia retrica, poner escuelas de prime. ras letras para varones y establecer cÆtedras de teologIa, cÆnones, derecho natural y de gentes, derecho civil y derecho pæblico eclesiÆstico, como tambiØn matemÆtica". La restauracin de los j esuitas signific, pues, ci restablecimiento del antiguo colegio fundado en 1617, que fue .frecuentado de inmediato por la ma yorIa de la juventud. La nueva expulsi6n de los jesuitas ordenada por Rosas en 1842 no implic Ia clausura del coiegio, pues continu bajo la denominacin. de Colegio Republicano Federal y la direccin del cx j esuita Francisco agestØ y de Marcos Sastre. Protegido y sub vencionado por el gobierno, recibi los gabinetes de fIsica y qul. mica que habIa hecho traer al pals Rivadavia. Su plan de estu dios coinprendi tres grupos de asignaturas: idiomas, literatura y iencias, y bellas artes. No fueron superiores a este’ establecimiento los otros de en sefianza privada que existieron en la Øpoca de Rosas, como ci. Fikzntrpico Bonaerense, dirigido por Mariano Martinez y fun. dado con la proteccin del gobierno en 1843, Ia Academia Por teiio Federal, de FIorenJino Garcia, ci Colegio del Comercio, de Eduardo Larroque y Lorenzo Jordana, ci Colegio del Plata, de Pc. dro Charmout y ci Colegio San Martin, dirigido por Roberto Hempel. Rosas no se preocup por reglamentar ci funcionamiento de estos colegios y los ccrtificados que expidieron fueron aceptados por la Universidad sin contralor alguno. .Accin educacional de los emigrados. Durante la tiranIa se apag la vida intelectual en ci pals, pues escritores, poetas, edu. cadores, profesionaics y todo aquci que no era "notoriamente adicto a ia santa causa de la federacin" tuvo que abandonar el pals y refugiarse en ci extranjero. Uruguay, Chile y Bolivia fue ron los palses donde principalmente se instalaron los proscriptos, quienes, viviendo en su generalidad en Ia mayor pobreza y teniendo que trabajar en los oficios mÆs humildes para poder co rner, templaron su esplritu y se entregaron a una intensa y pro. longada lucha en favor de Ia libertad de su patria. Esta lucha abaro un dobie aspecto: por un iado tendi a poner en eviden cia Ia incultura y la barbaric imperante en ci pals y, como conse Øuencia, difundi ia necesidad impostergable de una intensa accin educacional; por otro lado, intent levantamientos e inva siones con ci propsito de derrocar a la tiranla. Los emigrados en Montevideo y Valparalso, baluartes de ia oposicin a Rosas, tuvieron siempre Ia conviccin do que ci ti. rano caerla y, por eso, segn Ia expresin de Florencio Varela, no descuidaron de "arreglar y preparar los mcdios de dar movi miento y vida a Jo que fue la RepiThlica Argentina". Adueæados de la prensa, Ia utilizaron para mover simpatlas en favor de la causa de la libertad y exponer ideas sobre cuestiones literarias, sociales, poilticas y educacionales. La propaganda en favor de Ia educacin, en la que se destacaron Esteban EcheverrIa, en Mon. tevideo, y Domingo Faustino Sarmiento, en Chile, sostuvo que Ia educacin argentina, para ser digna do la tradicin de Mayo, debia buscar su apoyo en Ia libertad. Aqul, desde ci punto de vista educativo, so puso en evidØncia Ia disparidad de ideas que animaban a los. emigrados y a Rosas. La evidencia de esta posicin irrcconciliable se comprueba con Ia carta escrita por Rosas desde ci destierro, ci 12 de mayo de 1872, en la que decla: "Por Ia enseæanza libre la mÆs noble de las profesiones se convierte en arte dc explotaci6n en favor de los charlatanes, do los quo profesan ideas falsas subversivas de la mo. *ral o del ordŁn pblico. La enseilanza libre introduce Ia anarqula en las ideas delos hombres, que se forman bajo principios opues. tos o variados al infinito. Asl ci amor a la patria se extinguirÆ, el gobierno constitucional serÆ imposible, porque no encontrarÆ Ia base slida de una mayorla suficiente para seguir un sistema en medio do la opinion piThlica confundida, corno los idiomas en la torre de Babel". En camblo, para EcheverrIa, la libertad no acarrearla esos p.eligros si, por medio de Ia educaciOn, se eman cipaba a las rnasas ignorantes y se ies abrIa el camino de *la so. beranla. Las ideas desarrolladas en esa escuela do libertad que fuc la proscripcin permitieron, segn expresin de JosØ Ingenieros, que "en la hora memorable de Caseros, convocados para consti tuir Ia nacionalidad soæada en ci destierro, acudieran con luces nuevas, trayendo todos, cada cual a su manera, un fragmento de patria en ci coraz&n, una chispa de luz en ci cerebro". 92 93 94 MANUEL HORACIO SOLARI 2. LA EDUCACION EN EL INTERIOR Los cazulillos y La educacin Lugar comm de nuestra histo na ha sido durante mucho tiempo presentar a los caudillos como tIpicos exponentes de Ia barbarie, debido a la influencia de Sar miento,. que interpretando nuestras luchas civiles las reduj o es quemÆticamente a ima oposicin entre la civilizacin y la bar bane. Esta fÆcil generalizacin no es rigurosamente exacta, pues asI como hubo caudillos con tendencias vandÆlicas y disolventes, tambiØn los hubo cultos y progresistas que realizaron verdaderos esfuerzos por organizar las provincias a su cargo, dÆndoles una constitucin, fundando establecimientos educacionales y favore ciendo el desarrollo y Ia difusin de las mÆs variadas manifes taciones culturales. Es menester no olvidar que Justo JosØ de Urquiza, el organizador de la Nacin, fue un caudillo. TambiØn constituye una opinion errnea y demasiado gene ralizada la de creer que los caudillos, expresin de la anarquIa politica; desaparecieron repentinamente en 1852. La verdad es que muchos de ellos siguieron gobernando sus provincias, ya en pleno regimen constitucional. Y junto a caudills que secun daron la gigantesca obra de organizar al pals, vivieron otros cau dubs rudos y crueles como Angel Vicente Pelialoza El Chacho o caudillej os bÆrbaros y sanguinarios como Juan Saa Lanza Seca. Por ello es que no hubo una diferencia fundamental en el panorama educacional del pals antes y despuØs de 1852. Calda Ia tiranIa, en algunas provincias la educacin continu casi corn pletamente abandonada por sus gobiernos; en otras, en carnbio, sigui recibiendo nuevos impulsos y se fueron echando las bases de su organizaciOn, que sOlc- alcanzanla pleno desarrollo en la Øpoca constitucional. La educaci6n elemental. Ningn progreso experiment6 la en seæanza de las primeras letras en las provincias de Cuyo. Men doza tuvo solo un momento de resurgimiento cuando, en 1830, el gobernador JosØ Videla Castillo restableciO los establecimientos que existieron en tiempos de las administraciones de Molina y Correas. San Juan, que soportO el gobierno perpetuo del general Nazario BenavIdez, no conociO la creacin de un solo estableci miento de primeras letras. Y San Luis, que habIa logrado abrir HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 95 su primera escuela oficial, la vio desaparecer merced a una ley clictada en 1842, que es reveladora del "clima educacional" de Ia Øpoca. DecIa Ia mencionada ley: "En la ciudad de San Luis, a los 15 dlas del mes de febrero de 1842, reunida la H. S. S. de R. R. a efecto de resolver la nota de S. S. de fecha de hoy y des puØs de meditado su valor y dado el ileno que se merece en uso de las facultades que inviste vino en acordar los artIculos siguien tes: 10 Desde la fecha queda supnimida la escuela de primeras letras y en calidad de por ahora. 29 Los fondos destinados para el pago del maestro de escuela serÆn agregados a los fondos del estado para sus urgencias. 39 ComunIquese al P. E. para su cum plimiento, lo que para constancia firmamos. Lucero. Fco. VIlchez". La Rioja y Santiago del Estero no experimentaron el mÆs rninimo progreso. TambiØn en Catamarca fue nula la acciOn de los gobiernos, peno la enseæanza de las pnimeras letras no sufriO un retroceso por la accin desarrollada pon un conj unto de edu cadores privados, como Carlos Brachieri, Paula Vera, Bernardina Obregon, Mariano Ponferrada. y Mania Juana de MaubecIn. TucumÆn, en cambio, durante el gobierno de Alejandro Here dia, presenciO la creaciOn de varias escuelas y de la Junta Pro tectona que, encargada de "examinar los pnognesos de las escue las y formar proyectos de mejoras .y adelantamientos", dio cierta estabilidad a la enseæanza. La obna de Heredia fue continuada durante las administraciones de BernabØ Piedna Buena y Cele donio GutiØrnez. Igual accin en favor de Ia educacin realiz Felix Heredia, hermano del anterior, en Ia provincia de Salta. Cre la Sociedad de Beneficencia, a fin de difundir Ia educaciOn de la muj en y la Sociedad Protectora de la Educacin, para vigilar la actuaciOn de los maestnos y la marcha de las escuelas. Y en 1836, buscando la estabilidad de los preceptores, dictO un decreto estableciendo su inamovilidad. Los sucesivos gobiennos que rigieron los destinos de COrdoba dejaron las escuelas abandonadas a su suerte. De ahI que las que siguieron funcionando lo hicieron por el esfuerzo cle sus precep tones. La mica creaciOn de una escuela que se registr en un cuarto de siglo fue efectuada en 1834 por el gobernador Jose An. tonio ReinafØ. Antes de 61, lo nico que se encuentra con refe rencia a la educaciOn elemental es un decreto del general JosØ . - . HISTORIA DE LA EDUCAGION ARGENTINA MANUEL HORACO SOLARI hasta entonces excluidos de MarIa Paz, autorizando a los pardos, en los colegios ingresar los establecimientOs de enseæanza, a extraordina facultades Corrientes, desde 1829 en que acord enseæanza su en progresos rias al poder ejecutivo, no experiment manifesto el la educativa elemental. La iinica preocupacifl comisiones cre 1846 en gobierno de Joaqumn Madariaga, que cle los departainentos. inspectoras para las escuelas de la capital y Santa Fe no se debie Los pequefios progresos realizados en Estanislao LOpez, sino a Ia ron fundamentaimente a la accin de aunque a veces contaron obra de religiosos y particulares que, actuaron prescindiendo de con la ayuda del gobierno, a menudo bajo Ia direcciOn de Antonio Øl. En 1831 comenzO a funcionar, denominada Gimnasio Ruiz de GuzmÆn, una escuela elemental de los hombres que Santa/ecino, en la que se eclucaron muchos provincial. El reglamento luego se destacaron en Ia vida puiblica que, adelantÆndose visi de esta escuela tuvo un curioso articulo discipiinario del sel.f.. blemente a Ia Øpoca, establecia el sitema que, cualquier acto government gobierno propio al determinar grave serIa "ventilado de indisciplina merecedor de una sanciOn un educando de cada ante iin jri, cuyo juzgado lo compondrÆ que lo presidirÆ". El clase y dos de la superior, con el ayuclante ser aprobado por ci director I allo del jurado disciplinario debIa del Gimnasio. fallecimiento de Guzmn y A partir de 1843, con motivo del ado, el establecimiento em su reemplazo por Manuel Ignacio Puj 1833 la iinica novedad que pezO a decaer. Desde entonces hasta de educacin elemental lue se produj o en Santa Fe en materia novedad en 1844, del sistema Ia adopciOn, efectuacla como una lancasteriaflO. estancamientO de Ia ense Frente a este panorama de general la acciOn educacional’ fianza de las primeras letras, se destaca de Pascual Echage desarrollada en Entre RIos por los gobiernos y Justo JosØ cle Urquiza. las convulsiones inter Con el gobierno de Echage cesaron profundamente el perturbado nas que hasta entQnces, hablan educaciOn. Se crearon funcionamiento de los estabiecimientos de designØndose al pro escolar, escuelas y se estableciO la inspecciOn compaflIa de dos vecinos, ye curador de la ciudad para que, en observara la conclucta de los rificara ci adelanto de los niuios y "hacer venir de Europa para maestros. Se realizaron gestiones - aIgUflOS .religiosos. de Ia CompaiUa de Jesus, con el importante objeto de regentar los diferentes ramos de la educaciOn puiblica". Aunque el proyecto no lleg a realizarse, implicO una reacciOn contra la tendencia que habIa prohibido, por decreto de enero do 1825, el estableciiniento de conventos religiosos en el territorio dc Ia provincia. Nuevo impulso recibi la educacin elemental con el gobier no de Urquiza. Se crearon nuevas escuelas primarias, empezaron a funcionar establecimientos particulares y se constituyeron, en casi todos los partidos de Ia provincia, comisiones inspectoras para vigilar ci funcionamiento de las escuelas y comisiones pro. tectoras encargaclas de remediar las necesidades mØs apremiantes do Ia educacin y levantar suscripciones populares destinadas a reunir fondos para construir edificios escolares. A Ia extraordinaria difusin de escuelas de primeras letras se agreg la tarea de organizarlas, quo Urquiza confi a Marcos Sastre, a quien design Inspector General de Escuelas. El Reglamento de Marcos Sastre. La definicin de Ia funcin pedaggica de Ia .escuela y del maestro aparecio claramente es pecificacla, por vez primera, en ci Reglamento quo Marcos Sastrc 1809-1867, educador uruguayo de amplia y destacada actuaciOn en nuestro pals, dictO para las escuelas do Entre RIos. Reconociendo Ia influencia que Ia educaciOn y la escuela tienen en la formaciOn del carÆcter, determinO quo Ia escuela debIa tender a modelar ci carÆc-ter del futuro hombrc. Para cumplir tal misin, la educaciOn debla preocuparse por orientar las inclina ciones naturales del nub, no contrariando sus sentimientos na. turaics, en especial el de la j usticia que es ci mÆs arraigado y ci que est4 mØs expuesto a sufrir las influencias de una mala direc ci6n. Pero, al mismo. tiempo, la educaciOn debla corregir ios dofectos del pequefio, cuidando siempre, sin ethbargo, de obrar con Ia mayor prudencia. Tal concepcin educativa Ilevaba, lgicamente, a Ia abolicin do los castigos corporales, que b finico que hacen, al decir de Sastre, es "degradar al hombre, envilecerlo a sus propios ojos, hacerki insensible al deshonor y Ia vergenza, e impelerlo a Ia bribonerla y al crimen". TambiOn ilevaba a la. supresiOn de los premios de valor, do ios honores y condecoraciones -que ci Re. glamento reempiaz por libros, estampas y objetos apropiados a Ia instruccinde los nifios-, pues aquØllos "fomentando Ia presun - -. - - - * 97 - - w 98 MANUEL HORACIO SOLARI cin y ci orgullo", desnaturalizaban los sentirnientos mÆs puros del niæo; TambiØn el maestro fue tenido en cuenta en el Reglamento, que se ocup de su designacion, cualidades y obligaciones. Para ser maestro o ayudante se establecieron como requisitos indis. pensables: "profesin de fe catlica, buenas costumbres, buen ca. rÆcter e instruccin suficiente". Los candidatos que reunieran tales condiciones debIan ser designados, previo examen o con. curso efectuado ante las comisiones inspectoras o la Junta Di. rectora de Ia Enseæanza. Como obligaciones del maestro se espe. elficaban: puntualidad, dedicacin y asistencia constante. De ahi que se estableciera como regla para u desempefIo: ‘Todo lo relativo a Sn profesin, que pueda hacerse fuera de las horas de escuela, no lo hagan dentro do ella; y no hagan en la escuela nada quo no sea dirigir o enseæar a sus discipulos". Respecto del contenido de Ia enseuianza, se estableci una dife. rencia segn se tratase de escuelas elementales que funcionaran en ciudades o en Ia campafia. En las primeras Ia enseclanza clebIa comprender: doctrina cristiana explicada e instruccin*:prepara toria para *recibir los sacramentos, moral y urbanidad, lectura, escritura, elementos de aritmØtica comercial y gramÆtica caste. Ilana. En las escuelas de la campaæa se debla reducir la aritmØtica a Ia enseæanza de las cuatro operaciones fundamentales. Junto a estas disposiciones, el Reglamentct contuvo otras refe rentes a cuestiones administrativas, tales coma las que se ocupan do los registros que debIa lievar cada maestro. Marcos Sastre determin tambiØn la edad escolar, fijando sus ilmites entre los siete y quince afios para los varones y los seis y catorce para las niflas, reconociØndose a las comisiones inspec toras la facultad do establecer excepciones en determinados casos. Se fij, ademÆs, Ia cuota. de ocho reales que cada alunmo debla abonar mensualmente par Ia enseflanza, pero al mismo tiempo se eximi de todo gasto a aquellos que certificaran su pobreza. Establecise que, cuando por Ia distancia de sus hogares los niclos no pudieran frecuentar regularmente Ia escuela, sus padres deblan colocarlos como pupios del maestro. Pero con el objeto de hacer posible aun en estos casos el cumplimiento de la obligatoriedad escolar por parte de todos los padres, se estipul que en los casos dc ind-igencia de los padres el gobierno pagaria la pension corres pondiente, debiendo los niuios ocuparse en sus horas libres en el HISTOREA CE LA EDUCACION ARGENTINA :1 99 cultivo del huerto o en ci desempeflo de un oficio, hajo Ia direc cin dcl maestro, con el objeto de costearse las ropas y sufragar los demÆs gastos. Finalmente, el Reglamento establecif3 Ia duraciOn do Ia jor nada escolar en seis horas para los varones y siete para las niclas, distribuidas en dos turnos, de maclana y de tarde, y flj el perlodo do vacaciones entre ci 22 de diciembre y el 6 do enero. La enseæanza secundaria. A excepcin de Entre RIos, Carrion. tes, Salta y Santa Fe, en las demÆs provinejas se realizaron peque.. fibs progresos en el desarrollo de Ia enseclanza secundaria y los colegios de los conventos -famosos algunos coma el de San Fran cisco, en Catamarca_... siguieron siendo los centros mÆs impor tantes para cursar los estudios preparatorios. En Santa Fe, por decreto del 16 de Julio de 1832, Estanjslao Lopez cre ci lastituto Literarlo de San Jernimo que, en sus comienzos, se limit a Ia enseclanza do latinidad. Solo tres aclos despuØs de su fundaciOn fue organizado, designndose rector al sacerdote doctor JosØ AmenÆbar. Funeion ‘regularmenre hasta 1838, cuando fue cerrado. Reabierto en 1845, en acto solezune que se efectuO en ci convento de San Francisco, dict Ia primera clase el general Pascual Echague, quo ademÆs de gohernador de la provincia era rector dcl Enstitt. Pero Ia vida del estabieejmjento continuO siendo sumamente limitada. Corrientes, por iniciativa del gobernador FerrØ, sancionO leyes ordenando Ia creaciOn de un instituto de enseuianza secundaria, bajo la denominacjn de Colegio de Nuestra Seæora do las Mer cedes, y de la Universidg4 de San Juan Bautista, de Ia quØ fue designado rector ci doctor Santiago Derqui. Ambas creaciones no se concretaron par falta de recursos y se redujeron, en 1842, a la inauguraciOn de un aula de latinidad. Basado en ella, se esta bleci, en 1850, ci Colegio Argentina, quo favorecid por los SUCesjvos gobiernos tuvo vida prOspera hasta su nacionaliza.. don 1860. Con la protecciOn del gobierno de Salta, ci ex jesuita AgustIn Bailn establecjO en Ia capital de Ia provincia el Colegio de la lndependencia, en ci que se dictaron, a partir do 1847, clases de latIn, geografia, historja universal, ingiØs, frances y mjsica. En 1850 se ampliaron sus enseiianzas con Ia incorporadj&j d .cursos de filosofia y do mateniÆtjcas. Este coIegio gozO de pres ba.. MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE -LA EDUCACION ARGENTN tigio y sus aulas fæeron frecuentadas por alumnos de Salta, Tuc. man y Jujuy. La accin del general Urquiza en el gobierno de Entre Rios tendi a favorecer la educacin de la juventud, pues en ella vefa el medio de "difundir y propagar la civilizacion, elevar a la provincia y si se quiere a Ia Confederacin toda a mÆs alto grado i: de progreso y adelanto". Su primera creaciSn en el campo de la enseiianza secundaria lue el Colegio de Estudios Preparatorios, de ParanÆ, cuya orga nizacin confi en 1848 al presbItero Manuel Maria ErausquIn. Iniciadas las clases ci 22 de noviembre, la destitucin del rector producida en enero del aflo siguiente, piante ci problema de : buscarle reemplazante. Todas las gestiones fracasaron y, a poco de fun dado, ci nuevo establecimiento comenz a decaer. En 1849 se instab en ConcepciSn del Uruguay, bajo la direc cin del sacerdote Lorcnzo Jordana, otro coiegio de estudios preparatorios, que fue oficializado ci 28 de julio de 1849. Su existencia, sirnultÆnea con el colegio de ParanÆ, determin a Urquiza a refundirios con el fin de evitar la reahzacion de los graiides sacrificios econmicos* que su sostenimiento implicaba. ClausuradQ en 1850 ci establecimiento de ParanÆ, sus alumnos y los del colegio de Concepcin del Uruguay se incorporaron al que empez a funcionar en esta ciudad en un edificio mandado a construir por ci gobierno. Asi comenz a funcionar ci "colegio his trico", que resuit de la refundicin de dos colegios de estudios preparatorios existentes. Para Vdirigirio fue designado ci presbi tero Erausquin y Jordana Tue nombrado vicedirector.. Lo que dio significacin a esta creacin del general Urquiza Tue el carÆcter nacional que quiso dane al colegio, en cuyas aulas fueron admitidos alumnos de todas las provincias. Por tanto, ci valor extraordinario del Colegio de Concepcin del Uruguay residi en ci hecho de haber sido un eslabn de la union nacional. V V V - 3. EL PENSAMIENTO POLITICO-EDUCACIONAL DEL ROMANTICISMO ARGENTINO V Echeverria. Esteban Echeverria 1805-1851, despuØs de cur sar algunos aæos en ci Colegio de Ciencias Morales, abandonO sus estUdios cuando contaba apenas dieciocho aæos. En 1825 V 101 marchO a Europa, en busca de los elementos dc saber de que carecIa en su patria; y siguiO en Paris cursos de filosofIa, his toria, geografia, matemÆtjca, fIsica, quimica, economla y dere cho. Al mismo tieinpo se familianizO con las tendencias ideoiOgicas y literarias del romanticismo entonces en boga, cuyos autores, ademÆs de conmoverlo profundamente, le revelaron Ia existencja de un mundo nuevo. En 1830 retorn al Plata, donde introdujo el romanticjsmo literario y ci liberalismo politico. "Acababa de ver en ci viejo mundo -dice M. Garcia MØrou- todos los esplendores del arte, todos los atractivos de la civiilzacjn y de Ia cultura y cala de golpe en ci seno de la barbaric, en medlo de una tirania rastrera y campechana.. ; escollaba en Łl fango de una sociedad corrom pida por ci despotismo y hollada por Ia ‘bota de potro’ de un gaucho torvo y criminal". Tal ambiente fue ci que le dio impulsos para propagar la necesidad de regenerar a Ia nacin e incitO sus preocupaciones sociales y pedagOgicas. Fue uno de los principales animadores del Salon Literario fundado en 1837 en Ia librerIa de Marcos -Sastre;. entidad que originariamene se preocupO por las lecturas y polOmicas litera rias pero que pronto derivO sus intereses hacia los temas econO micos y poifticos. Clausurado por Rosas, sus miembi-os se orga nizaron en ia sociedad secreta Asociacjn de Mayo, que se propuso restablecer Ia continujdad de las autØntjcas tradicjones nacionales. La acentuaciOn del clinia de vioiencjas y de las crueldades del tirano obligaron a EcheverrIa a retirarse ai campo y, luego, en 1840, a ref ugiarse en Montevideo, Oltimo baluarte que se oponia a Rosas. Alil munjO ci 19 de enero de 1851. Su pensamiento politico.educacjonal lo expuso Echevernia en ci Dogma socia,li8ta y lo completo en su discurso sobre Mayo 1 enseuianza popular em el Plata, y Cartas a De Angelis y Manual de ensej7,anza moral para las escuelas primarias del Estado Oriental. Ideas sociciles. En ci Dogma socialist,a 1839, programa de acciOn de la Asocjacjn de Mayo, confluyeron diversas influen -ci cristianismo mIstico de Lamennais, la cano.democrÆtjca de Mazzini y ci socialjsmo inspiraciOn republi. romÆntjco de SaintSimon- con las que EcheverrIa estuvo en contacto entre 1825 y 1830. Por otro lado, el sentido histOrico de su generacion, cias. Por un lado, corrientes ideoiOgicas tIpicamente europeas que-sjntiendos continuadora de Ia generacin de Mayo, Ic hzo 102 MANUEL HORACIO SOLARI atenuar su socialismo romÆntico y adaptarlo a la realidad naci. nal. Por tanto, su doctrina no puede considerarse como un mero trasplinte de ideas europeas, sino como una adaptacin a realidad argentina de las ideas dominantes en la Øpoca. Segiin EcheverrIa, Ia sociedad "es Ta condicin forzosa de toda civilizacin y de toclo progreso", pues es ci medio en el cual el hombre puede lograr el libre ej ercicio y el pleno desarrollo de sus facultades. Mae, para que una sociedad corresponda a sus fines, es menester armonizar los intereses individuales y sociales. a fin de asegurar Ia libertid y Ta individualidad de todo ciudada. no. "La sociedad no debe absorber aT ciudadano o exigirle el sacrificio absoluto de su individualidad. El interØs social tam. poco perznite el predozninio exciusivo de los intereses individua. lea". La perfeccin de la sociedad, que "estÆ en razn de la liber. tad de todos y de cada uno", solo puede ser asegurada por un regimen democrÆtico. De ahI que la democracia fuera, para Eche. verrIa, el nico regimen realizable entre nosotros y Ia misin de los argentinos consistiera en "preparar los elementos para orga. nizar y constituir la democracia que existe en germen en nuestra sociedad". Para ello era indispensable retornar aT culto de Mayo y a las olvidadas tradiciones de Ta Revolucin; era necesario tornar com punto de mira el sentimiento de la democracia, como tradicin, como principio y como instituciri. "La democracia como tradi cin es Mayo, progreso contiano. La democracla como principlo, Ia fraternidad, Ia igualdad y la libertad. La democracia como institucin conservatriz del principio, el sufragio y la represen. tacin en- el distrito municipal, en el departamento, en la provin. cii, en Ia repblica". Los hombres de Mayo, al mismo tiempo que derrumbaban el edificio del regimen colonial -"labrado en siglos de ignoran. cia por Ta tiranla y la fuerza"-, enunciaron los principios que servirian para la reorganizacin de Ia sociedad argentina. Pero ens ideales progresistas no lograron imponerse. Triunf Ia causa de la libertad pero no se aniquilO por coinpieto "ci espIritu de las tinieblas", suetentando en las tradiciones retrgradas del rØgi men antiguo. Es que no se habIa logrado la emancipacin mental, ya que las costumbres y la legislaciOn espauiolas continuaban trabando el movimiento progresivo de Ta Revoluci6n. En. efecto, Espauia "nos dej por herencia la rutina", nos inculcO "el dogma . HISTOR!A CE LA EDUCACION ARGENTJNA - - - - 103 del respeto ciego a Ia tracliciOn y a Ia autoridad infaljble do ciertas doctrjnas"; no ensefjo "a ser obedjentes y superstjcjosos"; nos "educaba para ‘v-asaljos y colonos"; nos dividIa en "cuerpos, jerarquIas, profesjones y gremios onIa al frente de sus leyes, y clero, nobleza, estaclo ilano o turba annima". En cambio, democracia "exige accin, iflnovacin, la ejerciejo constante de todas las facultades del hombre"; proclama, al igual que Ia fib. sofIa moderna,. "Ia iridependencia de la razn"; nos quiere "sunii sos a Ia icy"; requiere de nosotros "una educacin conforme a Ia dignidad de hombres libres"; nivela todas las condiciones y "nos dice que no hay mÆs jerarquIas que las que establece Ia Icy el gobierno de Ta sociedad". para En consecuencja para instaurar Ia democracia era lnenester lograr Ta completa emancipacjn de las tradiciones coloniales. esta emancipaciOn, segiin Y Echeverria, seria obra dc Ia educacjn y do las leyes. "Educarlo a! pueblo, inorigerarlo, sere ci niodo de preparar los elementos de una legislacion adecuada a estado social y a nuestras nuestro necesjdades" EcTucacjn y democracia. La educacin, en uiltima instancj.3, era para EcheverrIa ci medjo dc lograr Ia emancipacjn del espI. ritu americano, pues ella, al emanpiparnos dc las tradiciones cob niales, nos harla verdaderamente libres. Ifasta ese niomento mos "independien0 pero no era libres". Esta idea Ia coinpietO Echeverria en ci discurso sobre M00 y la enseæanza popular en el Plato, pronunciado en Montevideo el 25 do mayo de 1844. Sostuvo alJI que solo una transforrnacjn superficial, epidØrmica, fue Ia que expex-ixnentO el pals CO]IIO consecuencia de Ia Revolucjn de Mayo. Fib se debiO a que el principlo de Ia democracia, nueva fuerza motriz que comenzO ser el mvil regulador de a la vida social, no cc habia incorporado a Ia educacjn. En efecto, ci principio de Ia deniocracia "aparecj6 en algunas instjtucjones consignado revolucionarjas, pero esas instituciones no fueron comprendidas ni Se arraigaron, y por consiguje poca o ninguna influeneja tuvieron para regenerar Ia sociedad y prepararla al regimen democratic0" Por moralrnente eso, inedu cado ci pueblo, fue vIctima de los que lo extraviaron, haciØndojo servjr de instrumento para sus ambici ones egoIstas 0 sUs ses do partido. Dc ahi surgi ci choque entre el principio intere. demo. - 104 MANUEL HORACIO SOLARI HISTORIA DE LA EDUCACJON ARGENTINA cratico de Mayo y el prxncipio colonial, "vencido, pero no aniquilado". Un pueblo, en ci sentir de Echeverria, no puede ser transfor mado "de un soplo, no cambia sus hÆbitos, sus modos de ver y de sentir, smo despues de una larga y laboriosa educacion" "Por pie la deniocracia, hija primogØnita de Mayo, no ha & logrado convertirse en inconstrastable y reguladora institucion, y peleamos an por asegurar su imperlo? Porque Ia tierra donde Mayo desparrani sus principios estaba inculta, porque ci pueblo no la comprendIa y no supo apreciar los derechos y obligaciones de su nuevo rango social; y porque nuestros gobiernos... des cuidaron iniciarlo en ese conocimiento, proporcionÆndoie la edu- : cacin necesaria". "El pueblo se extravi, porque no lo educaron para Ia nueva vida social inaugurada en Mayo, pÆra la deniocracia". For tanto, para que Ia transformacin sea perdurable, "para que se afirme sobre cimientos de granito es indispensable empezar por Ia educacin. del pueblo". EcheverrIa retom el tema educativo en sus Cartas a De Angelis.. DespuØs. de .seaIar que Mayo dej como tradicin y : dogma la soberanla del pueblo, destac que se err6 el camino porque se descuid la educacin del pueblo. Solo la educaciOn podrIa haber hecho a! pueblo capaz de gobernarse a si mismo, sin necesidad de tutores providenciales que erigen "su trono de iniquidad sobre los escombros de la anarquIa". Esa faita de educacin era la causante del cuadro que a sus ojos presentaba ci pals dominado por la tiranla de Rosas: "ignorancia supina, pobreza suma, hÆbitos de inercia, desenfreno de todas las paslo. nes bestiales". Dc ahI su reciamo de Ia labor que le pareci mÆs urgente: "Educar a! pueblo, preparar el corazn y ci cerebro de los hoinbres del futuro". Finaimente, ci Manual de enseiianza moral 1846 -escrito 1 en Montevideo, por encargo de AndrØs Lamas, Tninistro de Ins truccin Pæblica de Uruguay- respondi a la necesidaci didÆc tica de divulgar el nuevo "credo social" y los nuevos principios sobre educacin moral que, de acuerdo con. la doctrina de Mayo, deblan implantarse en la educacin piibiica. For eso fue una "exposiciOn de los deberes principales del hombre y del ciucla dano" de un regimen democrÆtico. Furzalidad de Ia educacin pzThlica. El problema argentino fue visto por EcheverrIa como un problema esencialmente educativo: .. .1 105 babIa que formar ai pueblo para Ia democracia, que no es una forma de gobierno sino "ci regimen de Ia libertad, fundado sobre Ia igualdad de clases". De ahI que no pudiera resolverse simplemente con la creaciOn de establecimientos de enseiianza, por mÆs que ellos tendieran a satisfacer las necesidades del pals. Era inenester que esos estable cimientos tuvieran un fin social dado y reconocido, pues Ia misin del Estado "no es instruir por instruir lnicamente, sino educar con una mira de progreso y de sociahilidad". Para alcauzar este fin es necesario, segiIn EcheverrIa, que todo establecimjento educatjvo satisfaga dos condiciones: en primer lugar, que sus enseanzas "sean esencialinente prÆcticas, que nada tengan de especulafivo, de irrealizable"; en "que estØn aniinadas del espIritu democrÆtico, segundo tØrmino. que es el principlo de vida de nuestra sociedad". Por eso, objeto supremo de Ia educaciOn pOblica fue, para Echeverria, Ia educacjOn para Ia democracia, cacin para Ia libertaci. "Instruccin primaria, vale decir, Ia edit instrucciOn secun dana y profesional, todo debe eslabonarse en un sistema uniforme y encaminarse a este fin". Educacin del pueblo para Ia demo cracia debla ser, a sii juicio, "Ia bandera, ci slmbolo, Ia religion social de los hombres de inteligencia de ambas ouillas dcl Plata". - 4. DOUMENTOS Y TESTIMONIOS Decreto del gobernacjor de Crdoba, JosØ Maria Paz, autorizando el ingreso de los pardos a las escuelas 1829 "La dolorsa situaciOn en que se advierte nuestro suelo nativo en el abandono de la instruccin pOblica, asI por lo relativo a las ciencias Ilberales como por las artes mecÆnicas, no habiendo hasta ahora nuestros artesanos dado un paso que muestre su adelantarniento, como que para dominarlos era necesidad sumer girlos en Ia mÆs profunda ignorancia, pues las luces repelen todo despotismo y no encontrando motivo alguno por el cual se exclu yan de servjr las castas en los demÆs destinos, coino sirven en Ia milicia, ha decretado el gobierno lo siguiente: 1Q EstarÆ abierta la puerta de la instrucelOn pOblica para todos be hij de los pardosque tengan aptitud y talento. :1 106 MANUEL HORACIO SOLARI 2 Se les enseæarÆ gramÆtica y clibuj o, tan necesarlo para pe. feccionarse en todas las artes. 39 El mismo preceptor que enseile a los jvenes hijos de los blancos, enseflarÆ a los de castas. 49 Los que tengan talentos y aptitud para el estudio de las matemÆticas serÆn seuialados por los mismos maestros que presiden esta cÆtedra. 59 Se pondrÆ especial cuidado en su aprovechamiento. 69 Dos de estos jvenes sern aluinnos del colcgio que el gobierno determine, y sus asistencias serÆn de cuenta del Estado. J. M. Paz." HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 107 les aumentarÆ ci local con las piezas Contiguas que sean mÆs a propsito, pertenecientes a! mismo edificio. Rosas. Garrigos, Oficial Mayor del Ministerio de Gobierno." - I * Restauracin de Ia CompaæIa de Jesus "Ministerio de Gobierno. Buenos Aires, agosto 26 de 1836. Mo 27 de la Libertad, 21 de la Independencia y 7 de la Conic deracin Argentina. * "Habiendo venido de Europa a esta ciudad seis religiosos de la CompaæIa de Jesus, que acogidos por el gobierno de un modo particular, con aplauso general de los habitantes de este pueblo catlico, se han manifestado deseosos de ser itiles a esta pro vincia en las funciones de su instituto que se crean mÆs necesa. rias para su felicidad, y considerando el gobierno que es ilegada Ia ocasin do propender al restablecimiento en esta provincia de la expresada Compaia, tan respetable entre nosotros por los imp onderables servicios que hizo en otro tiempo a la Religion y al Estado, en todos los pueblos que hoy forman la Repblica Argentina, y a fin de posibilitar el logro de este importante objeto, en uso de la suma del poder. pblico de que se halla investido, ha acordado y decreta: Articulo 19. Los predichos seis religiosos de la Compaæla de Jesus serÆn alojados, mientras permanezcari en esta ciudad, en ci colegio que fue de la expulsada CompaæIa de este nombre, entregÆndoseles las ilaves de Øl correspondientes al local que hoy so denomina Colegio, para que vivan en comunidad conforme a su regla, se reciban en Ø a todos los demÆs iridividuos de la CompaæIa que vengan de Europa a observar su instituto en esta * provincia, y estabiezcan. las aulas de estudio que el gobierno tenga a Men encomendarles, en cuyo caso, si fuese necesario, se * * * * Autorizacin para el funcionamjento del Coleglo de Ia CompanIa de Jesus "Ministerio de Gobierno. Buenos Aires. diciembre 7 de 1836. Mo 27 de Ia Libertad, 21 de Ia Independencia y 7 de la Confe deracin Argentina. "Siendo uno de los conatos del gobierno facilitar ci estudio de las ciencias mus uitiles y necesarias al pals, y en consecuencja de lo dispuesto en ci artIculo 19 del decreto de 26 de agosto uiltimo, por ci cual mand entregar a los padres de Ia CompauIa do Jesuis ci edificio denominado Colegio, ha acordado y decreta: Articulo 19. Se faculta a los expresados padres para abrir desde ahora, en dicho colegio, aulas puiblicas de grarnÆtica, y despuØs, cando puedan y lo indiquen las circunstancias, enseuiar Ia lengua griega y Ia retOrica, poner escuelas do primŁras letras para varones y estabiecer cÆtedras de filosofla, teologia, cÆno nes, derecho natural y de gentes, derecho civil y derecho puiblico eclesiÆstico, como tambien de matemÆticas. Art. 29. Para facilitar ci estabiecimiento y apertura de las aulas de gramÆtica latina, se prevendrÆ al maestro mayor de Ia ciudad, arquitecto don Santos Sartorio, quo, conforme a las ins trucciones que reciba del superior de la CompaiiIa, disponga Ia coinpostura y aseo de las piezas en que hayan de situarse dichas aulas. Ar. 30 Igualmente se ordenarÆ al rector de Ia Universidad ponga a disposicin dei expresado superior todos los trastos, znue bles y utensilios que haya de ms en el estabiecinziento a su cargo y que no haciendo allI faita puedan ser uitiles a! servicio de dichas aulas, cuya entrega Se harÆ bajo prolijo inventario, triplicado, firniado por ambos, del cual un tanto retendrÆ ci rector de la Universidad, otro entregarÆ a! superior de Ia CompafiIa, y ci otro se elevarÆ al gobieio, Rosas. Qjgs, Dficiai Mayor del Ministerjo do Gobjerno." - - HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA *,1ANUEL I-IQRACIO SOLARI 108 para .que se afirme sobre cimientos de granito, es preciso empezar por la educacin del pueblo. "La obra serÆ lenta y exigirÆ constancia; deberÆn concurrir a ella muchos operarios participantes de gloria Men pequefia, y tendrÆ por lo misrno poco aliciente para las ambiciones egoIstas; pero espero en Dios que no faltarÆn corazones nobles, capacida des altas que se contenten con ci bolo del pueblo, con su humil de, pero sincera gratitud. "Las generaciones jvenes, especialmente, son las que deben dar cumplimiento a ese laborioso legado de nuestros heroicos padres, y elias, no dudo, se dedicarØn con ahInco a esa tarea de sacrificlo, si quieren que sus hijos las bendgan y repitan alguna vez: cumplieron dignizmente con su deber. EscuelaS 1838 Circular del Inspector General de - del Excmo. Sefior Gober. "El infrascripto ha recibido orden Restaurador de las Leyes, Provincia, Nuestro Ilustre nador do Ia para manifestar a la seæora brigadier don Juan Manuel de Rosas, que no pudiendo ci presidenta do -Ia Sociedad de Beneficencia, las personas emplea de gobierno al presente abonar los sueldos se hallan a cargo de quo educacin de das en los establecimiefltos los demÆs gastos quo a ellos Ia Sociedad do Beneficencia ni correspondn, ha dispuesto: a los inspectores de Ia Priinero: Que Ia Sociedad prevenga padres o deudos de cada ciudad y campafia que exijan a los corresponda para subvenir el una do las alumnas la cuota que iltiles de cada escuela; por pago do la casa, maestra, monitora, y se hallan asignado N ejemplo: para la casa de Ia escuela pago do la maestra, treinta ciento sesenta pesos, ciento para ci fitiles, que bacen un total d para el de nionitora y diez para en ella, corresponde trescientos pesos, y si existen den educandas por este orden, asignando a cada a tres pesos para ada una, as1 corresponda, segiin el niime alumna la nis o menos cantidad quo ro que bubiera. suma que le fuera asig Segundo: Que Ia que no entregare Ia nada sea despedida. cantidad necesaria, cese Ia Tercero: Que si no se reuniese la la RepThlica del tirano escuela o escuelas basta que, triunfante bloqueo que hoy sufre injus que intenta esciavizarla y libre del costear estos establecimientOs tamente, pueda ci erario volver a tan ætiles de beneficencia pflblica. sea extensiva al Colegio Cuarto: Que esta misma disposicifl lo harÆ cesar tambiØn inme do HuØrfanas, cuyo establecimiento para su sostØn las can diatamente La Sociedad, si no alcanzaren deudos." tidades quo abonen los padres o *"La educacin del pueblo es indispensable para encontrar la segunda incognita del problema de Mayo -es decir, la regene raciOn del pals, y es imposible fundar institucin aiguna demo crØtica, salvarnos de Ia guerra civil, de. las reacciones retrOgradas y del predominio del sable, sin incorporar de antemano en nues tra sociedad por mØdio de Ia educaciØn el el.emento trinitario de Ia democracia. "Tiempo es ya de pensarlo seriamente. No hay salud, no hay porvenir feliz ni progreso slido para estos palses sin una con dicin -Ia educaciOn del pueblo encaminada a Ia democracia-; que debe ser la bandera; el simbolo, Ia religion social de los horn bres de inteligencia de ambas orillas del Plata." *.. * - {Deficiencias ECHEVERRIA IDEAS EDUCAC1ONALES DE ESTEBAN [La educaCifl del pueblo un trabaj o de recons"Teneinos, es verdad, que emprender que Øste sea sOlido y duradero, truccin; pero sabemos que para 109 - - Mayo y la ense,lanza popular en el Plata. Fragmento. de Ia instruccih pblicaj - "En la Øpoca actual, seflores, despuØs de b que ha pasado entre nosotros, y en vista de los extravlos de Ia revoluciOn, seria, en n-il concepto, una falta inexcusable contentarse con reproducir lo que se ha hecho anteriormente en materia de instruccin pæblica. "Se ha creldo hasta ahora que bastaba instruir, quc bastaba abrir escuelas y universidades para satisfacer las necesidades del pals en punto a instruccin. Error, seæores, error gravIsimo. La instruccin propagada sin un fin social dado y reconocido, sin una tnira de maralidad y.sociabiliclad,lejos de ser til puede ser 110 MANUEL HORAC1O SOLAR1 perniciosa, puede extraviar los Ænimos, relajar las costuinbres; fecundar el egolsnio sofocando el germen de las civicas virtudes; puede, en una palabra, sembrar en las entraæas de las genera ciones nuevas, principios de desorden y de perpetua anarqula. "Esto precisamente ha sucedido entre nosotros, merced por una parte a Ia instruccin pilbilca y por otra, a Ia libertad ilimi tada de enseæanza que ha existido hasta hoy en el pals. Estoy persuadido de que gran parte de ios males sufridos por la Rep Mica Argentina, males cuya duracin no es posible calcular, pro vienen del vicioso sistema de instruccin piblica, planificado en Buenos Aires del ao 21 a! 27, y de haber estado en tiempos ante riores en manos de especuladores que hacian granj erla de ella como de una industria cualquiera, por el abandono en que Ia dejaron los gobiernos. "Los estadistas de nuestro pals olvidaron que Ia niisin del Estado no es instruir por instruir iinicamente, sino instruir con una mira de progreso y de sociabilidad, principalmente en palses nuevos como los nuestros, reciØn emancipados, y que para ser 1ilres necesitaban pasar por una verdadera transformci6n social. "Si b que acabo de decir es cierto, si tenemos, como no dudo, la prevision nacida del conocimiento de los errores del pasado, en la cuestiOn de que se trata todo estÆ reducido a dar a la instrucciOn pblica una organizacin adecuada a las necesidades del pals y propia para desarrollar normalmente tanto sus institu clones como su sociabilidad. Fuera de este problema no hay cues tin de interØs alguno para nosotros. [nstruccin primaria, ins trucciOn secundaria y profesional, todo debe eslabonarse en tin sistema uniforzne y encaminarse a ese fin. Considerar de otro modo Ia instruccin pblica serÆ reproducir los errores del pasado y nunca salir de atolladero." Objeto y fines de Ia in-struccin pz2blica. Frag’mento. informe al "Consejo de Instruccin PtibJici" ile Monte video. [Necesdades de Ia instruccin pÆblica] "Para conoeer las necesidades reales del pals en Ia materia de instrucciOn piThilca, no hay mÆs que echar una mirada sobre nuestra sociedad y ver los elementos de que ella se compone. "En primer lugar tenemos Ia mayorIa de la poblacin habitando la campaæa y satisfecha de la condicin en’ que ha nacido y en HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA ‘1 111 que vivira por muchos y muchos aæos. La primera necesidad de esta clase es saber leer, escribjr y contar; pero para vivir social mente y deseinpeiiar sus deberes cIvicos, esta clase, nlÆs que nm. guna otra de nuestra sociedad, necesita aprender a vivir moral. mente, porque ci hombre no es una realidad sociable sino cuando vive unido a los demØs por el sentimiento racional de Ia justicia y del deber. "En las escuelas prizuarias deberÆ ensefiarse Ia moral, los de rechos y deberes del hoinbre y dcl ciudadano y Ia Constitucjn del Estado. "Tenemos en segundo lugar la poblacion de las ciudades, apli cada a Ia industria, al comercio, a la ciencia, gozando de cierto bienestar y con aspiraciones mÆs altas y extensas que las de las campafias, y de cuyo seno saldrØn los legisladores, los adminis. tradores, los jurados, los Inilitares, todos esos hoznbres, en fin, destinados a ejercer una influencja directa y decisjva sobre Ia suerte de su pals. "Es claro que las necesidades de esta clase, en punto a instruc don, son diferentes, mÆs amplias que las de Ia anterior, y que Ia enseanza que reciba en las escuelas debe calcularse con arre gb al papel que est destinada a desempeflar en Ia sociedad, y a las tendencias y disposiciones que predominan en ella. Esa ins trucciOn deberÆ ser industrial, mercantil, hasta cierto punto cien tlfica. Las escuelas secundarias se la proporcionarÆn ampliamen. te, porque nial puede ci pals prosperar si los hombres que han de dirigirlo no tienen las laces necesarias. AdemÆs, del seno de esa poblaei6n de las ciudades se desprende un pequeilo nOmero de jvenes que se consagran a! ejercicio de las nicas carreras cientIficas que pueden medrar en el pals: la abogacIa y la niedi. cina. Una escuela de medicina y otra de derecho bastarlan para lienar esa necesidad. "La instruccjn primaria clebe consjderarse como ci funcla niento indispensable de todo buen sisteina de instruccOn pOblica; Ia instruccjn secundarja coino s desarrollo necesarjo: Ia ins. trucciOn cientlfica como su complemento. Pero estos tres grados de instruccjn deben eslabonarse entre sI, de Jo sistenia, no hay plan uniforme, ni concepciOn contrario, no hay cientifica de Ia instrucciOn pblica." Objeto y fines de Ia instruccjn pzlblica. Fraginezzto. HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 4 113 1. IDEAS DE JUAN BAUTJSTA ALBERDI Las "Bases" y Ia organizacin del pais. A mediados de 1852 Juan Bautista Alberdi 1810-1884 public en Valparalso su libro Bases, el que, sintetizando el ideario y las aspiraciones de los argentinos proscriptos durante Ia tiranIa de Rosas, sefial los "puntos de partida para Ia organizacin polItica de Ia Repblica Argentina" y sirvi de inspiracin a los constituyentes de 1853. La constitucin a dictarse debIa. partir de la situacin del pals, cuya independencia estaba asegurada. Por tanto, no debIa cerrar a! pals a Ia accin civilizadora de Europa. "Toda la civilizaciOn de nuestro suelo es europea", afirm Alberdi, y "en America todo CAPITULO 5 LA EDUCACION EN EL PRIMER PERIODO DE LA ORGANIZACION NACIONAL 1852 1862 - lo que no es europeo es bÆrbaro." Nuestro deber, en consecuen cia, era favorecer Ia penetracin del espIritu vivificador de Ia civilizacin europea. " Queremos plantar y aclimatar en America Ia libertad inglesa, Ia cultura francesa, la laboriosidad del hombre de Europa y de Estados Unidos? Traigamos pedazos vivos de ellas en las costumbres de sus habitantes y radiquØmolas aqui Queremos que los hÆbitos de orden, de disciplina y de indUstria prevalezcan en nuestra America? LienØmosla cie gente que posea hondamente esos hÆbitos... La planta do la civilizacin no se propaga de semilla. Es corno Ia villa, que prende y cunde de La tarea de organizar a la Nacin, despuØs de la batalla de Caseros que derrib Ia tzranha de Juan Manuel de Rosas, llev a un nuevo planteainiento dcl problema politicosocial que, hasta ese ni,omento, se lzabIa centrado en una oposicin entre federales y unitarios. Urquiza super esa oposici5n al definir claramente su actitud, como opuesta a la del tirano derrocado, en la sesin inaugural del Congreso General Constituyente reunido en Santa Fe: "Antagonista de su politica -expres-, tome un rumbo opuesto para dar uni/ormidad a los espiritus y a los intereses. La intolerancia, la persecucin, el exterminio /ueron la base de su politica; y yo adoptØ POT diviscs de la mia, el olvido de todo lo paado y Ia fusion de los partidos". De ahI que proclamara Ia necesidad de sancionar zrna ConstituciOn que hiciera imposible la anarquIa y el despotismo. "Ambos monstruos -duo- nos han devorado. Uno nos ha ilenado de sangre; el otTo de sangre y de vergenza." La Constitucin Nacional fue .sancionada el 1 de mayo de 1853 y promulgada por Urquiza el dia 25 de mayo. Pero la pro vincia de Buenos Aires, que habia rechazado el Acuerdo de San Nicolds y acudido a las armas para sostener su. autonomIa, se mantuvo alejada de la ConfederaciOn, que tisvo sit sede en ParanÆ. SOlo despuØs de la batalla de PavOn se puso tØrmino a las difi cultades y, con Ia eleccin de BartolomØ Mitre como presidente de la Nacin, la RepÆblica inici una nueva etapa de su historia. , gajo". Para ello, era preciso que en la constitucin a dictarse se pro pusieran los fines mÆs convenientes para nuestro pals, los cuales eran, para Alberdi, los que asegurasen el engrandecimiento mate rial y moral de nuestro pueblo. Para aumentar la poblacin de la Repiiblica, debIan darse en Ia constitucin garantias de eje. cucin y realidad, no promesas: garantizar la libertad de cultos, pues excluir los cultos disidentes implicarla excluir a los pobla dores que mÆs necesitÆbamos; prodigar la ciudadanla y el domicilio a! extranjero, sin imponØrselos; asimilar sus derechos civiles a! del ciudadano; permitirle el acceso a los empleos pblicos de rango secundario; reconocer Ia inviolabilidad del derecho de propiedad y la libertad completa del trabajo, de Ia industria y del comercio exterior e interior, marltimo y terrestre; asegurar la paz y el orden interiores. El establecimiento de estos fines esenciales harla do la constitucin a dictarse un instruniento de civilizacin y de cultura. I 114 MANUEL 1-IORACIO SOLARI propoflerse la constitUCi6fl, A1ber-’ Fij ados los fines que debIa medios que permitirIafl alcanzarloS. Uno di se ocup de sefialar los del pueblo. de ellos lo centr en Ta educacin hombres de Mayo, a juicio de Sus ideas sobre edu.cacin. Los elevar a las claes populares Alberdi, tuvieron un noble empeulo: regimen democrÆticO de gobierno. a la altura que requiere un Ia cultura por medlo de Ia ins. Para ello, trataron de diiundir que mÆs que instruccifl nues. truccifl. Y aT hacerlo, olvidaron que no se logra con Ia creacin tro pueblo necesitaba educacin, sino "Se opera por Ia accin espon. de estableCimiefltos educativos ci ejemplo de una vida mÆs tÆnea de las cosas", se hace "por refiriØndose a los hombres civilizada que la nuestra". Por eso, escribi en Bases: "no vieron que dci perIodo revolucionario, en ci caso de hacerse, de nuestros pueblos nacientes estaban Ia instruccin es ci medio si formarse, antes de instruirse, y que desenvueltoS, la educacin por medio de cultura de los pueblos ya instruccin que mÆs conviene a los de las cosas es ci medio de pueblos que empiezan a crearse". por Alberdi civilizadora de Europa fue considerada La ain pals. nuestro requerido por como ci medio esencial de educacin inmigracifl europea -"go. la Dc abI sus afanes por fomentar de que nos ayudara a instruir, objeto con ci bernar es poblar" En efecto, ci inmigrante educar, moralizar y mejorar Ta raza. en sus hÆbitos que europeo nos podia traer "mÆs civilizacin que muchos libros de luego comuflica a nuestroS habitantes, vivientes en nuestro filosofla". Y esos hÆbitos de civiizacin, en "ci catccislno mÆs eli medio, se convertirlan para nosotros la ociosidad y la ineptitud ciente", que nos enseiiarIa a vencer para la industria. defensa que hizo Alberdi Estas ideas justifican la fervorosa pueblos civilizados, pues ella de la inmigracin proveniente do con Ia cultura la libertad, educarIa a nuestrO pueblo, aclimatando bÆbitos de orden, de disciplina y de y nos ensefiarla a crear vencer "al grande y agobiante trabajo. Solo asI nos serIa posible desierto, ci atraso material, la enemigo de nuestro progrcso: ci continentc". naturaleza primitiva y bruta do nuestro iograr el arraigo Cmo COmo favorecer Ia inmigracin? de Alberdi a respuesta La laboriosas? do poblaciones activas y extranj ero ci al reconociendo estos interrogantes fue concreta: circulaciOn libre Ia estabieciendo uso de sus derechos naturaies, HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 115 de los hombres, las ideas y las cosas, dÆndole, sin distincin de razas ni de creencias, reales y efectivas garantIas materiales y morales. No bastaba, sin embargo, con esta accin civilizadora de inmigracin. Para complementarla, sostenIa Alberdi, era nece la saria la instruccin, pero una instruccin tal que implicara una franca rectificacin de la orientacin hasta entonces dominante. Era menester dej ar a un lado ci cultivo de las disciplinas filosficas, reemplazÆndolas por ci conocimiento de las ciencias prÆcticas y aplicadas, porque Østas eran las thiicas capaces de "ponernos en aptitud de vencer la naturaleza selvÆtica que nos domina por todas partes". De ahI que, en lugar de telogos y filsofos, nece sitÆramos ingenieros, gelogos, naturalistas, hombres de comercio y de industria. De ahI los afanes de Alberdi porque los planes de estudios desterraran, ante todo, ci latin y, en su lugar, obligaran al aprendizaje del iriglØs, "idioma de la libertad, de la industria y del orden", e impusieran ci estudio de las ciencias y artes apli cadas y conocimientos prÆcticos, que .brindaran una utilidad material e inmediata. 2. LA ACCION EDUCACIONAL EN EL ESTADO DE BUENOS AIRES RØorganizacin de Ia en.seIianza. Vencida la tiranla en la batalla de Caseros 3 de febrero de 1852 surgiØ una preocupa cin fundamental en ci orden educativo: retrotraer las cosas a la situacin en que se hallaban antes de que se iniciara Ia tirania. Sin embargo, en Buenos Aires pocos fueron los progresos educa tivos en los primeros aos, pues hasta que Sarmiento comenz a actuar, la educacin se debati en medio de la mayor desorien tacin. Comenzaron las autoridades provinciales derogando el tris temente cØlebre decreto de 1838, que habIa suprimido del presupuesto las partidas destinadas al sostenimiento de la ense æanza. Restituyeron a Ta Sociedad de Beneficencia las atribuciones que Rivadavia le habIa conferido al fundaria. Crearon ci Minis. terio de Instruccin Pæblica, a cargo de Vicente Fidel Lopez, confiÆndole la "inspeccin y vigilancia directa de todo lo con- 116 MANUEL HORACIO SOLAR1 cernente a escuelas y casas de educacin". Intentaron reorganiza Ia Universidad y proyectaron la creacin d6 una escuela normal y otra de comercio. Pero todos estos propsitos fracasaron: faltaban maestros y recursos y el pueblo se mantuvo alej ado de las escuelas e indiferente a todas las cuestiones relacionadas Con la enseæanza. Las "jornadas de junio" y el rechazo por la Legislatiira del Acuerdo de San NicolÆs, la revolucin del 11 de septiembre de 1852 y la posterior constitucin del Estado de Buenos Aires, dieron origen a nueyas situaciones polIticas que trajeron como consecuencia modificaciones en el gobierno escolar. pero no ilegaron a cambiar la situacin. El Ministerio de Instruccin Pæblica fue disuelto por ci gobernador ValentIn Alsina, y en SL1 reemplazo se restableci el Departarnento de Primeras Letras. bajo la direccin del rector de la Universidaci. Luego. en noviem. bre de 1852, se separ el Departamento de Ia Universidad y las escuelas de primeras letras fueron colocadas bajo Ia dependencia de un Inspector General. En octubre de 1854, al sancionarse Ia icy municipal,, se encarg a Ia Municipalidaci ci mantenimiento y vigilancia de 1a instruccin phiica. poniendo Los estahiecimientos de varoæes a cargo de una Comisin de Educacin. Final mente, en febrero de 1855, ci primer gobernador constitucional de Buenos Aires, Pastor Obligado. cre ci Consejo de Instruccin Pbiica, bajo Ia presidencia del rector de Ia Universidad. Esta serie de medidas gubernamentaics, reveladoras de una falta de orientacin definicla al enfocar la so1iicin dcl problerna de Ia organizacin educacional, tuvieroTi sin embargo efecto satis factorio, en el sentido de que lograron restituir los estabicimien tos de enseiianza prÆcticamente supritnidos durante in tiraxiIa. Pero la superposicin de autoridacles cre. al mismo tiernpo. una fuente de conflictos para ci futuro. En efecLo, ci gobierno de in ensefianza se reparti entre Ia Municipahdad. el Consejo de Ins truccin Puiblica y la Sociedad de ]3cneficencia. que continuaba teniendo a su cargo las escuelas de nilias. El verdadero progreso educativo de Buenos Aires se efec[u entre 1856 y 1861 y se debi a la accin personal desplegada por Sarmiento, que hizo de la provincia ci ctnIro renovador de in educaciSn. Colegio Seminario y de Ciencias Morales. A los pocos dIas de organizado ci gobierno provincial, Valentin Alsina intent HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 117 reabrir el Colegio Seminario y de Ciencias Morales. Comenz disponiendo, ci 20 de marzo de 1852, que las tropas que lo tenIan por cuartel desalojaran el edificio del colegio, y constitu. yendo una cOlflisin encargada de su refaccin. Dos dias despuØs, fij un plazo de quince dIas para que el Provincial de San Francisco dispusiera el desalojo de una parte del Convento, a fin de poder dar albergue a los jvenes de las provincias que "anhelan recibir la educacin de que habian. sido privados duran. te Ia tiranIa". Los sucesos que se produjeron entre y Ia Confederacjn inpidieron que Ia reapertura Buenos Aires proyectada pu diera efectuarse. Constitujd0 ci Estado dc Buenos Aires, su gobernador Pastor Obligado procedi a abrir ci colegio, confiando su rectorado al sacerdote doctor Eusebjo Agliero. Hombre vinculado a Rivadavia, ci nuevo rector retom ci plan y los propsitos del antiguo Coiegio de Ciencias Morales; por eso, Ia ensefianza que se brind estuvo, en cierto sentido, alejada de los requerimientos practicos de Ia Øpoca. "En Ia letra del programa oficial y en s espIrltu -sea1a Federico Tobal- estaban ausentes easi por completo las ciencias exactas y las ciencias naturales. En cierto modo æuestro coleglo reproduce ci plan de enseiianza del Colegio de Ciencias Morales de la epoca de Rivadaria, ci del colegio de Cordoba y aun ci de su misma Universjdad durante Ia colonia". Mas, con su orientacin, se intent formar un clero nacional ilustrado y una generacin culta, moral y religiosa. A pesar de las dificuftacles econdmicas res, ci establecimiento fue desenvoivjØndose y Ia falta de profeso. normalmente, Ilegan. do a ejercer atraccin en toda la Repblica. Pronto fue frecuen. tado por los hijos de las familias patricias de Buenos Aires y del Interior En 1862 paso a depencler de la Nacion, en virtud a lo esti pulado en ci Pacto de San JosØ. de Flores que, por su artIculo 8, garantizo a Ia provincia su presupuesto de 1859, hasta cmco auios despues de verificarse su incorporaclon por Ia aceptacion y jura de Ia Constjtucjn Nacionai. En 1863 ci Colegio Seminario y de Ciencias Morales sirvi de base para Ia fundacion del Colegio Nacional Solo dos aiIos mas tarde, ci 15 de febrero de 1865, fue creado ci Seininario Conciltar de Buenos Aires . S 118 MANUEL HORACIO SOLARI Desde el momento Sarmiento en el Departamento de Escudas centro y el impul. el Aires, Sarmiento fue de su liegada a Buenos educacional de la provincia. Desde el cargo SOT de toda la accin para el que fue designado cle Jefe del Departamento de Escuelas, actividad extraordinaria que el 7 de junio de 1856, desarroll una Formacion del fondo abarc todos los aspectos de la vida escolar adecuados, mejora escolares de escuelas, edificacion de locales de material didÆc miento de la idoneidad del magisterio, provision del pals, pedagOgica tico, Iundacin de la primera publicaciOn Su descanso. sin luchO fueron las cuestiones por cuya solucin durante expuesto habIa actuacin fue la ejecucin de las ideas que educacional que, aæos des su exiiio y ci anticipo del programa del pais pues, desarrollaria desde Ia primera inagistratura Buenos Aires, aI El desarrollo educacional que presentaba de Escuelas, se asmir Sarmiento la jefatura del Departamento Opoca de Rosas. Por debIa a la accin desarrollada antes de la la reconstruccion del eso, "caida la tiranla no se hizo mas en rehabthtando la edi{icio de Ia educacion publica, que satisfacer, echaba en cara al tradicion ilustrada, ci voto del pueblo que haber cerrado las escue tirano, como ci mayor de su delitos, ci la educacion carecia las" Sin embargo, pese a su desarrollo, podria "con rentas que de base sohda, pues ci Estado nunca del desenvolvimiento estÆn calculadas para otros fines, ir a la par Por eso, su pri educacionales natural" de los establecimientos dotar a la edu de necesidad Ia mera preocupacion fue pregonar sancionada ci icy la con obtuvo cacion de rentas propias, lo que lesa patria de reo Rosas 21 de julio de 1857 que, al declarar a al sosteni destinO los y ordenar la confiscacin de sus bienes, miento de las escuelas del Estado edificios Sarmiento se preocupo de que las escuelas tuvieran vista de punto ci desde adecuados, no solo por conveniencias Dc ornato. de educativo sino tanibiØn por razones de bigiene y 1858 de agosto ahi que influyera en la aprobacion de la icy de escolares, mo merced a la cual doto a la ciudad de dos edificios e Monserratnumentales para su Øpoca -Catedral al Norte y pohia en las hizo posible la construccion de casas para escuelas de Fiores, Jose San Martin, San ciones de Quilmes, San Justo, Blanca, Las Flo Baradero, Moron, Merlo, San Fernando, Bahia res, Chivilcoy, Navarro, etcetera HISTORIA DE LA ‘EDUCACION ARGENTINA 119 La falta de preceptores, sensible especialniente en las escuelas de Ia campaæa, determin que en 1856 se proyectara la creacin de dos escuelas normales, una de maestros y otra de maestras, con ci fin de solucionar ci problema de la formacin del magis tprio. Sarmiento -fundador de la primer-a escuela normal de SudamØrica- adopt una actitud para muchos inesperada: aus pici con todo entusiasmo la creacin de Ia escuela de maestras y consider que, por largo tiempo, no debla pensarse en forinar a los varones para ci magisterio. Su franco apoyo a la escuela normal de muj eres es fÆcilmente comprensible: consideraba a la mujer mÆs apta que ci hombre para Ia enseiianza, ya que su misiOn como educadora "le esti sefialada por la naturaleza, porque ella tiene mÆs corazn, por que, virgen o matrona, ileva en su seno ci instinto maternal". A esta razn se agregaba otra de carÆcter prctico: las muj eres son mÆs permanentes en ci ejercicio de su profesin, ya que "no tienen como los hombres ocupaciones mÆs productivas que las que le proporciona la enseflanza". Se oponla, en cambio, a la fundacin de una escuela de maestros porque creIa que no darla resultados inmediatos, como era imprescindible. Por eso, opuso a los defensores del proyecto Ia idea de utilizar a los muchos inmigrantes europeos que habla en Buenos Aires, que poseIan "mÆs instruccin que Ia que se requerIa para nuestras escuelas". Ambos proyectos quedaron encarpetados, debido a las difi cultades existentes entre Ia provincia y Ia Confederacin. DØ ahI que Sarmiento, dc acuerdo con su lema -"Haya escuelas que ci maestro existe"-, se dedic a crearlas en todo ci territorio de Buenos Aires. Dc inmediato se consagr a mejorarlas y, para ello, se preocup por mejorar ci magisterio y la ensefianza. Para mejorar la ensefianza Ora indispensable reemplazar los viejos textos. La accin que desarroll en este sentido impulsO Ia publicacin de nuevos libros escolares, como ci Silabario ar gentino de Jose A. Wilde, El Tempe argentino de Marcos Sastre, Rudimentos de aritmØtica de Bode, Album literario de Toribio Arauz, Lecciones de ortografa, Lecciones de gramdtica, etcetera. Al mismo tiempo, hizo adoptar en las escuelas La conciencia de un niæo y La vida de Jesucristo, que en 1844 habla publicado en Chile, con ci obj eto de imciar a la niæez en la instruccion rehgiosa y en la moral critiana 120 MANUEL HORACIO SOLAI Pero era necesario mejorar tambiØn ci magisterio y format una opinion favorable a Ta acciOn educacional, ya que sin ci espiritu puiblico que la vivifique "la instrucciOn comiin serÆ siem. pra planta raqultica, cultivada en suelo ingrato e iflCapaZ dc pro. pagarse". No existiendo ese espiritu pæblico sOlo habla iin solucin: formarlo. A ello y a dotar a los educadores dc Ins medios para mejorarse, tendi la fundacin de los Anales de la Educacin Comz, primera publicaciOn pedaggica que tuvo el pals. En sus pÆginas tuvieron cabida informes, memorias. artIcu. los sobre cuestiones dc enseæanza y todo lo que se relacionaba con la vida de las escuelas. En su informe de 1860, Sarmiento sintetiz Ta situaciOn educa. cional de la provincia, que era fruto de su esfuerzo, expresanclo: "Tal como se presenta la educacin pIblica en Buenos Aires yar la mÆs adelantada dc la America del Sud, por Ta erecciOn cle numerosos edificios, por la perfeccin de sus mØtodos, por Ia belleza de sus implementos y por la buena condicin, eficacia y baratura de sus textos de ensefianza. Si en adelantos matriales, en ferrocarriles, puentes, muelles, he.nios apenas iniciado al pals en los progresos de nuestra Øpoca, eu educacin publica podernos lisonjearnos de mejores resultados relativos". Alej ado Sarmiento del Departamento dc Fscuclas, Østas vol. vieron a depender del rector de la Universidad hi educacin elemental detuvo ese progreso extraordinario que realiz en Bue. nos Aires en poco menos de un lustro. Pero Ia obra realizada trascendiO al pals, despertando curiosidad, suscitanclo entusasmo e intensificando convicciones en favor de la educac ion popular. Juana Manso. Reincorporada a la vida argPntina en 1853. despuOs del ostracismo que impuso a su fainilia Ia urania. Juana Paula Manso de Noronha 1819.1875’ se convirEi. pOCO anos puØs. en la mÆs eficaz colaboradora dc Sarmieni. Designada directora de la primera escuela mixta que funciint en Buenos Aires realizO una intensa acciOn tendienie a renovar Ia educacin elemental: ensayO la coeducacin, expcriment nuevos mØtodos de enseæanza basados en Ia intuicin, incorporO a] contemdo esco lar el aprendizaje de idiomas extranjeros. Pero sus reformas. que levantaron grandes resistencias, Ia determinaron a abandonar ci cargo en 1865. Desde los Anales de la Edu.cat"in Corn.Æn. en cuva direcciOn reemplazO a Sarmiento, combatiO por la causa de Ia educaciOn HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 121 popular Opuesta a Ia escuela verbahsta, propago las ideas de Pestalozzi y SOStuvo la necesidad de una educaciOn integral. Pre. ocupada por Ia formacin del niæo, divulgO los principios froebe lianos y defendio Ia difusion de los jardines de infantes Deseosa de mejorar la educaciOn, luchO por crear una opinion en fa vor del mejoramiento de la situaciOn del magisterio. Es que crela firmemente que para tener buenos maestros era menester daries un sueldo decente y rodearlos de consideracjOn. "El hombre que despreciado de sus conciudadanos -escribla-, oprimido de sinsabores, hostigado por la penuria de medios, ye sufrir a los suyos sin pocler aliviarlos aunque sOlo sea para hacer niOs tolera ble su posiciOn, trabaja muchas veces diez o doce horas por dia, pero ese desgraciado no ama ni puede amar una profesin tan ingrata, y si no Ia deja, es porque no se le presenta otro recurso, pero Ia considera su presidio y su cadena, ci no puede, aunque quiera, ser amable ni paciente con sus discipulos y la disposiciOn dolorida de su espIritu ha de reflejarse en sus actos en la escuela". TambiØn era precise, para Juana Manso, mej orar Ia ensefjan za Para ello era necesarlo recurrir a tres medios basaria en ci interØs del alumno, desenvolverla en torno de Ia activjdad libre del mæo y afianzaria suavizando la disciplina Propagandista de Ta instruccin de la mujer, encontrO ci me dio ideal para favoreceria con ci establecimiento de bibliotecas populares. Para ella, ci libro era ci amigo mÆs leal de la mujer. "El -dada----. serÆ ci cmphce y ci consolador de sus males, ci calmarÆ su pesar de un modo mÆs radical que los banales con suelos que nTo liegan hasta su corazOn dolorido. La mujer que lee y ama Ta lectura, iucharÆ mej or contra ci infortunio, contra alguno de esos dolores agudos que saben quebrantar las fibras de los corazones mÆs firmes" Juana Paula Manso compietO su intensa acciOn con Ia traduc. cion de varias obras didacticas norteamericanas y ia pubhcacin de un texto de historia de las provincias del Rio de la Plata La Uziiversidad de Buenos Aires. La situacin creada por la revoluciOn de 1852, que mantuvo a Buenos Aires separada de Ia ConfederaciOn, determin que la Universidad continuara como establecimiento provincial, independiente de toda accin nacional. En estos ailos, excepto ci retorno a sus cÆtedras de los profesores separados de ellas por ci gobierno de Rosas, las 1inicas disposi 122 MANUEL HORACIO SOLARI ciones importantes que se adoptaron tendieron a contemplar 1a’ situacin cle la emigracin argentina, que despuØs de Caseros habia retornado al pais. Tales, las resoluciones que dieron vali dez a los tItulos expedidos por establecimientos oficiales de Ia Repæblica del Uruguay, admitieron los certificados de profesio nes cientificas adquiridos por los emigrados en el extranjero, reconocieron vÆlidos los diplomas de grados y tItulos profesiona les obtenidos en universidades extranj eras. AdemÆs, se contempl& Ia situacin que creaba la secesin de la provincia, admitiØndose los certificados otorgados por Ia Universidad de Crdoba y los colegios pliblicos do la Confederacin. Con todo, la Universidad continu careciendo de autonomIa: era una dependencia del Esta. do, que gobernaba sus aspectos docentes y administrativos. A partir de 1861, despuØs de cuarenta afios de vida, la Uni versidad de Buenos Aires se organiza y consolicla durante el rec torado del doctor Juan Maria GutiØrrez 1809-1878, que proyect una nueva organizacin que tuviera en cuenta la funcin cul tural de la universidad y permitiera hacerla efectiva. Para llo,- era menester independizar los altos estudios del Estado, dejando que la universidad se gobernase a sI misma. "Las uni versidades -decIa GutiØrrez- bajo la direccin inmediata del Estado y del gobierno, se convierten en mÆquinas que tienen la pretension de *producir inteligencias y aun caracteres que so amolden a propOsitos siempre perniciosos en todo pais libre y especialinente en los republicanos". En cambio, independientes de los gobiernos, las universidades pueden dej ar a un lado la tarea de expedir tItulos profesionales y dedicarse a cumplir su misin: dispensar la ciencia. No bastaba, sin embargo, liberar la universidad de Ia tutela del gobierno. Para desarrollar realmente la cultura, fomentar la elaboracin de las ideas y favorecer el progreso cientIfico, era indispensable implantar la "libertad de estudios". Libertad en un doble sentido: del maestro, para enseIiar "segl’ln su doctrina y su mØtodo"; del alumno para aprender "Æquello que considere ætil e interesante". El proyecto de GutiØrrez fue recogido, en parte, por Ia asain blea constituyente de la provincia, que sancion la Constitucin de 1873, estableciendo el reconocimiento de la autonomIa de la Universidad y otorgÆndole indepenclencia econmica, docente, administrativa y cientIfica. HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA t 123 3. LA ACCION EDUCACIONAL EN LA CONFEDERACI ON ARGENTINA 4. * La educacin priimaria. Entre 1853 y 1860 las provincias de la ConfederaciOn Argentina dictaron sus constituciones san cionando, en cumplimiento de la exigencia impuesta por la ConstituciOn Nacional, el sostenimiento de su instrucciOn prima na. El impulso educativo quo imprimi ci general Urquiza a Entre RIos, instalando escuelas para nifios do ambos sexos en todos los departamentos del territorio federalizado, repercuti en algunas provincias que, pese a lo reducido de sus recursos, se esforzaron por organizar sus establecimientos do educacin pri maria. Otras, en cambio, se mantuvieron en el mismo estado de ahandono que se hacIa tradicional. En Mendoza no se hizo nada por la educacin elemental pues, al decir del gobernador, "han Ialtado los recursos .y ci tiempo". Lo mismo ocurri en San Juan, donde sOlo cuando Sarmiento asumi eIgobieriio de Ia provincia srgi Ia preocupacin por Ia educaciOn; en Catamarca, que solo contO con las escuelas par ticulares; en Salta, Jujuy, La Rioja y TucumÆn, en cambio, se inici en 1858 la instalacin do escuelas primarias costeadas por sus gobiernos. Santa Fe y Santiago del Estero, por Sn parte, organizaron comisiones de instrucciOn piThlica. COrdoba, despuØs de tener abandonadas sus escuelas durante quince aæos, desde 1856 empezO a dictar los primeros presupuestos en los que figuraron partidas para ei sostenimiento de las escuelas de primeras letras. San Luis y Corrientes constituyeron, en esta Øpoca, honrosas excepciones. Justo Daract, primer gobernador constitucional de San Luis, encontr su provincia en un estado de completo abandono; hasta entonces sus gobiernos habian dej ado la instrucciOn primaria en el olvido y Ia i’inica Łscuela con quo contaba la provincia nunca habIa funcionado de un modo permanente. Todo parecla oponer se a los propsitos de su gobierno: la extensiOn del territorio y la diseminacin de la poblacin, la carencia de recursos, las continuas amenazas de invasiones por los indios, la faita do pre ceptores y do locales para instalar escuelas, la inexistencia de toda organizaciOn administrativa. Su accin tesonera,. ernpero,. supo vencer todos los obstÆculos. EstableclO la educaciOn do Ia 124 MANUEL HORACIO SOLAR! rnujer, que hasta entonces no habIa recibido otra instruccin qu Ia que se le brindaba en el hogar, fundando escuelas para nifias en Ia ciudad y en la campaæa y confiando su direccin a Ia Sociedad de Beneficencia, que cre a ejemplo de la instalada en Buenos Aires por Rivadavia. Extendi las escuelas de varones en toda la provincia, estabieciendo dos en cada una de los ocho departamentos de San Luis. Comprendiendo Ia necesidad que tenIa la provincia de que sus gobiernos prosiguieran la obra por Øl iniciada, no vacil Da ract en expresarlo en su i’iltimo mensaje a la Legislatura 1859. "La instruccin pflblica -dijo- si no era perseguida directa mente por los gobernadores de los tiempos pasados, yacIa olvida.. da basta el flitimo punto o subsistiendo miserablemente merced a.su capricho; de modo que el abandono de la primera juventuci. la ignorancia de los conocimientos mÆs esenciales para Ia vida. debIa guiar naturalmente al ocio, a los vicios y a la corrupci6n de las costumbres y de las relaciones sociales. Es ciertamente de admirar que la natural bondad de los instintos haya preservado a los’ hij os dØ San Luis de ‘ese ‘horrible porvenir que les. preparaba ci abandono de sus antecesores; y debo esperar que en adelante los gobiernos de mi pals dedicarÆn, como deuda privilegiada de Ia patria, un anhelo especial al cultivo, Ia mejora y la propaga cin de los medios de ensefianza". Desgraciadamente Ia obra civilizadora de Daact fue efimera. Entre 1860.1867 Tue destruida por los continuos aizamientos y las montoneras. Y el goipe de gracia de la barbarie lo dio Juan Saa, que, al provocar Ia guerra, desquici por completo al go bierno puntano. Por eso San Luis, al decir del doctor Juan P. Ramos, "volvi a descender del nivel a que lo habIa ilevado la accin eficiente y decidida de un hombre". Corrientes, con el gobierno del doctor Juan Pujl, Tue escenario de una intensa accin de reconstruccin educativa, iniciada con la icy de educacin sancionada.el 19 de abril de 1853, que Tue la primera que tuvo ci pals. En ella, considerando "el adelanto de la juventud de ambos sexos como uno de sus primeros debe res", se estableci que la educacin primaria, que serla gratuita, se darIa bajo la direccin del Estado, limitÆndose en las escuelas a la enseIianza de leetura y escritura del idioma patrio, doctrina y moral cristiana y elementos de aritmØtica prÆctica. HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 125 La restauracjn del Cabildo, efectuada por icy de abril de 1853, pernijtj que se compiementara la Icy de educacjn al Ic entre sus atrjbucjones "Ia educacjn de ambos sexos fijar en las escuelas primarias atend iendo especialmente a que reciban ins lruccin moral y religiosa y adquieran habit0 de trabajo; vigilar la moralidad de los establecimientos. establecer exÆmenes ptiblicos anuales.. ; examinar y conceder permiso ‘a las personas soliciten abrir escueis si renen que las condjcjon precisas; las escuelas y remover a visitar los maestros indolentes, incapaces e inmorales..,. ; disponer que los padres manden indefectiblemente a sus hijos a las escuelas pfiblicas o privadas; evitar los castigos crueles o difamatorios Estas disposjcjones legales permitieron que el gobernacior Pujol realizara una accin educacional de vastas proyecciones. Mejor Ia situacjn do los maestros, aumentando su nmero y su sueldo Como "reconipensa del penoso magisterio a que estÆn consagrados". Difundj escuelas elementales en todos los centros pobiados. Repar los locales los puntos en que ci aumento escolares y construy nuevos en del vecindario los hacIa Hiz que se proporcjonara a los nifios pobres papel, necesarios. pizarras y demÆs iltiles y, en algunos casos, libros y textos, como ci Catecjsmo hasta ropa. Implant nuevos politico, que contenIa ci texto de Ia Constitucj Nacional, y ci Tratado de Pufltuacin de cisco SuÆrez. Fran. Esta accin educacional, realizada en ailos difIciles para todo ci pals, permitj quo Corrientes se destacara entre las provincias por su desarrollo educacional. Es justo seilalar que Ia tesonera obra de gobierno fue secundada eficazmente por ci cannigo JosØ Maria RoIn, quo fue designado director de Ia educacin prinlaria de Ia provincia. Dc Øi dijo ci gobernador Pujol: "Su ardorosa solicitud no ha encontrado obstÆcuios para Ilevar ‘a cabo los pensamientos itiles a Ia mejora moral e intelectual de Ia juven tud estudjosa" . - La en.sejjanza secundara Como consecueneja de Ia situacjn del pals no pudo realizarse en la Confederacin Argentina accin coordinada en Ia una organizacion de Ia enseilanza secundaria, que en cste perlodo se brindØ en coiegios dependientes Nacin y en estabiecimientos de Ia sostenidos por las autoridades Viflcjales pro ,. - - 126 MANUEL HORACIO SOLARI Concepcifl del Uruguay, quea En Entre Rios, el Colegio de provincia qued baj o Ia direccin raiz de la federalizacin de la y adquiri carÆcter, orientacin de las autoriclades nacionales, doctor el rectorado asumi su prestigio desde el momento en que Desde 1855 tuvo su plan de 1854. de Alberto Larroque mayo preparatoria gramÆtica, lite estudios, que comprendi la seccin dibuj o lineal, estudios ratura, geografla, latinidad, inatemÆtica y matemÆtiCa aplicada, fIsica, de mayores universitarios filosofla, estudios para la carrera del recho civil, de gentes y romano, geografIa, matemÆtica com.ercio idioma y prÆctica epistolar, frances y, como clases o mercantil, tenedurIa de libros, inglØs Al mismo tiempo fue instrumental. e accesorias, msica vocal incorporando a distinguidos seleccionando el personal docente e capacidad como Jorge educadores extranjeroS de reconocida Doroteo Laurraldi, Aifredo Clark, Luis Lavergne, Alexis Peyret, De tal modo, el rectorado de du Parquier, Aifredo Darquier, etc. diez alios, dio a este esta Larroque, que se prolong6 durante pedagogia Irancesa, tan blecimiento -bajo la influencia de Ia enseanza secundaria- su clecisiva en la organizacin de nuestra discipiinariO y econ6miCO. De organizacin y su regimen interno, en esa Øpoca el mej or organi ahI que ci Colegio del Uruguay fue zado que tuvo el pals. habla estado en poder de la El Colegio de Monserrat, que tambiØn fue nacionalizado. provincia de Crdoba desde 1820, permaneci invariable. En Pero su carÆcter de casa de pupilaje teniendo en cuenta la nece mayo de 1854, el presidente Urquiza, las provincias la posibilidad sidad de facilitar a los hijos de todas dispuso la concesin de de seguir estudios en la Universidad, del aæo siguiente, aprob junio cinco becas a cada provincia. Y, en Ia direccin y disciplina un regiamento minuciosO organizando de que respondiera mejor a del establecimiento, con ci objeto sus fines. Colegio de San Miguel, que En TucumÆn se fund, en 1857, ci gobierno provincial. Las aunque particular. era sostenido por el de sus directores, pro. dificultades que obstaculizaron la accin clausurarlo a los tres a fesores Pellisot y Labougie. obligaron 1858 bajo la direccin en reabierto nieses de su fundacin. Fue en cuenta las necesidades de Amadeo Jacques, quien, teniendo dos cursos: escuel o enseæanZa del pals, orgariiz sus estudios en La ensefianza primaprimaria y colegio o enseanza secundaria. * HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 127 na, confiada a JosØ E. Acha, se Iimit a lectura, escritura, cÆlculo y doctrina cristiana. La secundaria, en cambio, tuvo un amplio plan a desarroilarse en cinco o seis ailos, segn las aptitudes de los alumnos. Junto a los estudios literarios y al latin, que enseæ Aimable Baudry, coloc el estudlo de idiomas vivos, a caEgo de Carlos Olearius, Ia enseæanza de la historia y Ia geografla, que fue ron dictdas por Aifredo Cosson, y las ciencias fisicomatemÆti cas, que ci mismo Jacques se encarg de impartir. En cuanto a la enseæanza religiosa, que integraba el plan del colegio, Ia dej a cargo do eclesiÆsticos de la ciudad. En las aulas del Colegio de San Miguel se formaron jvenes quo tuvieron destacada actuacin en Ia vida provincial y nacional. Elocuente testimonio de la bondad de su enseæanza lo dio el sabio aiemÆn Burmeister, que, habiØndolo conocido de cerca du rante su permanencia en TucumÆn, lo consider "superior a un gimnaslo alemÆn de primera clase, en cuanto a las ciencias fIsi cas, cosmografIa, geografIa, fIsica y en matemÆticas" y "en nada inferior a aquØl en. lalzi.y en frances". Las 1uchas poilticas,. que proiito envoivieron Ia provincia, repercutieron en la disminucin de la matricula y en Ia concurrencia de los inscriptos. Pero la decadencia del colegio se debla, segi’in Jacques, a una causa mÆs grave que el desorden de la Øpoca. "El origen del mal, su causa principal y permanente, estÆ en Ia profunda indiferencia de este pueblo con respecto a Ia educacin, y a su espiritu exciusivamente mercantil. Un niæo que ya sabe leer bastante para descifrar con trabajo el rtuio de una pieza de lienzo; escribir lo suficiente para trazar el apunte de dos palabras, aunque sea con monstruosa ortografIa y, en fin, sumar tres cantidades, pasa luego de las bancas inferiores de Ia escuela primaria, a! mostrador de una tienda o de un almacØn". Por ello, profundamente desilusionado, Jacques renunci en 1862 a la direccin del colegio y se traslad a Buenos Aires. El establecimiento continu funcionando hasta que la instalacin del Colegio Nacional en TucumØn determin su desaparicin. Jujuy, desde 1858, cont con ci Coleglo de Dolores, fundado por iniciativa del sacerdote EscolÆstico Zegada, que tuvo mayores aicances que una escuela comn pues tendi a educar a las nifias con el propsito de que estuvieran en condiciones de desempe. iiarse como maestras. 128 MANUEL HORACIO SOLARf HISTORIA DE LA EDUCACJON ARGENTINA El Colegio Argentino, que funcion en Corrientes descie Py que una vez nacionalizado se transform en Jnstitut.o Argentine, tuvo una breve y prspera vida bajo la thrcccin dc Antonj0 Zinny, hasta que Ia invasion paraguaya de 1865 dleterminO p.. clausura. La existencia de estos establecimientos oficiales es reveladora de que en la Confederacin existi una preocupacin por arrollar la enseæanza secundaria. Pero, al mismo tiempo. pone en evidencia la carencia de un plan orgÆnico. De ahI Ia falta uniformidad, que fue Ia caracteristica predominante en hi educa. cin secundaria durante este perIodo. La Universidad de Crdoba. A cargo del gobicrno dc desde 1820, mantuvo, con ligeras mdificaciones, el plan que le diera ci dean Funes en los prilneros alios de la Revolucjn. Constituida la Nacin, en 1853. :fue tornada a su cargo por ci gobierno de ParanÆ, que se preocup fundainentaimcnte i aumentar las materias de enseflanza y aprobar Ia "Constitu Nuest: Provisoria. para la Universidad Mayor de San Carlos Cortloba" 1858. ciudad tie de Monserrat. en Seæora La I realidad, la deficiencia de esta Universidad raclie en Ia L’ de separaciOn entre los estudios universitarios v preparatori Por eso, en ella se impartian enseæanzas propias tie Ia primaria y caracterIsticas cle Ia enseæanza secuntiaria, que hacIan sino entorpecer los estudios profesionaics. AsI Jo der6 Eusebio de Bedoya, que en su inforrne al gobierno nacinnal, destac que no estaba "Jo malo en que se iinpuskran esos rarnos de enseæanza, puesto que habla falta absoluta dc dos en t: ci interior de la RepiThlica; sino que se pusieran en la TJniversi dad, teniendo un colegio al lado, en ci que nada se enseæaba, que se pusieran precisamente en el lugar y en Los aios en pie s&lo podIan servir de estorbo y de traba a los estuclios univer sitarios". La solucin de esta grave cleficiencia se logr sOlo con Ia accin de Mitre que, al reorganizar el Colegio tie Monserrat, per rniti que Ia Universidad orientara sus enseiianzas hacia el cum* plimiento de sus propios fines. 129 - ? -- 4. TESTIMONIOS IDEAS EDUCACIONALES DE JUAN B. ALBERDI [La Educac,n no es Ia Instruccinj "Beigrano, BolIyar, Egaæa y Rivadavja comprendieron desde u tiempo, que solo por znedjo tie la educacin conseguirlan algn dia estos pueblos hacerse inerecedores de Ia forrna de gobierno que Ia necesidad les inipuso anticipadamente. Pero ellos confun. dieron Ia edzwacjon con Ia ziustracion, Ia especie con ci genero Los arboles son susceptibles tie educacin, pero solo se los seres racionajeg. Hoy instruye a n dIa Ia ciencia plThiica reconoce esta diferencia capital, y no dista ‘inucho Ia ocasiOn cØlebre pie un profundo pensador, M. en Troplong, hizo sensible esta rencia cuando Ia discusion sobre dife Ia libertad de Ia ensejjanza Franbia. en "Aquel error condujo a otro ci de desatender Ia que se opera por Ia accion educacion espontanea tie las cosas, la que se hace por el ejernplo educacion de una vida inÆs civilizada nuestra; educacin fecunda, que Ia que Rousseau Coniprendj SD importancia y ilainO en toda educaciOn de las cosas. "Ella debe tener ci lugar que darnos a Ia instrucciOn en Ia presente de nuestra repbljca por ser ci rnedio mÆs eficaz edad apto de sacarias con y mÆs prontitud del "Nuestros prinleros publicistas atraso en que existen dijeron: ‘g De quØ macb prornueve y fomenta Ia Cultura se de los grandes Estados eum-opeos? Por Ia ins trucciOn principaimente: luego Øste debe ser punto tie partida’ nuestro "Ellos no vieron que nuestros pueblos nacientes estaban caso tie hacerse, de formarse, en ci antes que instruirse y instruccin es ci medio de que si Ia cultura de los pueblos ya Ia educacjOn por medjo de las cosas es ci media desenvueltos, de que mnas conviene a pueblos que emnpiezan a crearse. instruccjn "En cuanto a Ia instruccjOn que se dio a nnest.ro pueblo, me adecuada a sus james necesidades Copiada tie Ia que recihIan pue. llos que no se .hallan en riuestro caso, fue siemupre estØril y sin resujtado provechoso "La instruccjOn primaria dada al pueblo mÆs bien ciosa. De quØ sirvi al fue perni.. hombre dØl pueblo ci saber leer? Dc . TI! 130 MANUEL HORACO SOLARI Inotivo para verse ingerido como instrumento en Ia gestin de la vida polItica que no conocla; para instruirse en el veneno de Ia prensa electoral, que contamina y destruye en vez de ilustrar; para leer insultos, injurias, sofismas y proclamas de incendio, lo inico que pica y estimula su curiosidad inculta y grosera. "No pretendo que deba negarse al pueblo Ia instruccin prima. na, sino que es un medio impotente de mej oramiento comparado con otros, que se han desatendido. "La instruccin superior en nuestras reptThlicas no fue rnenos estØril e inadecuada a nuestras necesidades. Que han sido flues tros institutos y universidades de Sud America, sino fÆbricas de charlatanismo, de ociosidad, de demagogia y de presuncin thu. lada? "Los ensayos de Rivadavia, en la instruccin secundania, tenian el defecto de que las ciencias morales y filosficas eran preferidas a las ciencias prÆcticas y de aplicacin, que son las que deben ponernos en aptitud de veneer esta naturaleza selvÆtica que nos clornina. .por’todas partes, siendo Ia principal misin de nuestra cultura actual el cOnvertirla y vencerla. El principal etableci. miento se Ilam Colegio de ciencias morales. ilabria sido mejor que Se titulara y fuese: Colegio de ciencia exactas y de aries aplicadas a Ia indastria. "No pretendo que Ia moral deba ser olvidada. Se que sin ella Ia industria es imposible; pero los hechos prueban que se Ilega a la moral mis presto por el camino de los hÆbitos laboriosos y productivos de esas nociones honestas, que no por Ia instruccin abstracta. Estos palses necesitan mÆs de ingenieros, de gelogos y naturalistas, que de abogados y telogos. Su mejora se hare con caminos, con pozos artesianos, con inniigraciones, y no con peridicos agitadores o serviles, iii con sermones o leyendas. "En nuestros planes de instruccin debemos huir de los sofis tas, que hacen demagogos, y del monarquismo, que hace esciavos y caracteres disimulados. Que el clero se eduque a s niismo, pero no se encargue de formar nuestros abogados y estadistas, nuestros negociantes, maninos y guerreros. PodrÆ el clero dan a nuestra juventud los instintos mercantiles e industriales que deben dis tinguir al hombre de Sud America? SacarÆ de sus manos esa fiebre de actividad y de empresa que lo haga ser el yankee hispano. americano? HISTORIA DE LA EDUCACIONARGENTINA 131 "La instruccin para ser fecunda ha de contraerse a ciencias artes de aplicaciri, a cosas prÆcticas, a lenguas vivas, y a cono ciniientos de utiljclad material e ininediata, "El idioma inglØs, como idioma de Ia libertad, de la industria y del orden, debe ser aun mÆs obligatorio que el latin: no debiera darse diploma ni tItulo nniversitario al joven que no lo hable y escriba. Esa sola innovacjOrj obraria un cambjo fundamental en la educacin dc Ia juventud. Cmo recibir ci ejemplo y Ia acciOn civilizadora de la raza anglosajona sin la posesin general su lengua? "El plan de instruccin debe multiplicar las escuelas de corner cio .y de industria, fundÆndolas en pueblos mercantjles. "Nuestra juventud debe ser educada en Ia vida industrial y para do ser instruida en las artes y ciencias auxiliares de la industnja. El tipo de nuestro hombre sudamerjcano dehe ser el hoznbre for mado para vencer al grande y agobiante enemigo de nuestro progreso: el desierto, ci atraso material, Ia naturaleza bruta y primitiva de nuestro continente. "A este fin. debe propenderse, a sacar a nuestra juvŁntud dc las ciudades mediterrÆneas, donde subsiste el antiguo regimen con sus habit08 de ociosidad, presuncin y disipaciØn, y ai-aerIe a los pueblos litorales, para que se inspire de Ia Europa, que viene a nuestro suelo, y de los instintos de la vida moderna. "Los pueblos litorales, por ci hecho de serb, son instructivos que nuestras pretenciosas universidades. liceos rues "La industnja es el Cnico medjo de encamjnar Ia juventud al orden. Cuando Ia Inglaterra ha visto arder Ia Europa en Ia guerra civil, no ha entregado su juventud al lnisticismo para salvarse; ha levantado un tempbo a Ia industria y le ha rendido un culto, que ha obligado a los demagogos a avergonzarse de su locura. "La industria es el calmante por excelencia. Ella conduce por el bienestar y por la riqueza aI orden, por el orden a la libertad: ejemplos de ello la Inglaterra y los Estados Unidos. La instruccin en America debe encaminar sus propsitos a Ia industria. "La industria es el gran medio de moralizaciOn. Facilitando los medios de vivir, previene el delito, hijo las mÆs veces de la ml seria y del oclo. En vano. iienarØis Ia inteligºncja de Ia juventud de nociones abstractas sobre religion; si Ia dejÆis Ociosa y pobre, a menos que no Ia entreguØis a Ia mendicidad monacal, seth arrastrada a Ia corrupcin por el gusto de las comodidades que 132 MANUEL HORACIO SOi.ARI no puede obtener por falta cle medios. SerÆ corrompida sin dej ai de ser fanÆtica. La Inglaterra y los Estados Unidos han liegado a la moralidad religiosa por la industria; y Ia Espafia no ha podido liegar a la industria y a la libertad por la simple devocin. La Espafia no ha pecado nunca por impIa; pero no le ha bastado eso para escapar de la pobreza, de la corrupcin y dcl despotismo. "La religion, base de toda sociedad, debe ser entrc nosotros ramo de educaciOn, no de instrucciOn. PrÆcticas y no ideas reli giosas es lo que necesitamos. La Jtalia ha ilenado de teOlogos el mundo; y tal vez los Estads Unidos no cuentan uno solo. QuiØn, dirIa, sin ern.bargo, que son mÆs religiosas las costumbres italia. nas que las de Norte America? La America del Sud no necesita del cristianismo de gacetas, cle exhibiciOn y cle .parada; del ens. tianismo acadØmico de Montalembert, ni del cristianismo literanlo de Chateaubriand. Necesita de la religion ci hecho, no la poesla, y ese hecho vendrI por la educaciOn prØctica, no por Ia prØdica estØril y verbosa." Bases y pulitos de partida parts its Organizacin. PolItka de Ia Republtca Argentina Cap XIV [La inmigracin como medlo de progreso y de cultural "Cmo, en quØ forma vendth en lo futuro ci espiritu vivifi cante de la civilizaciOn europea a nuestro suelo? Como vino en todas Øpocas: la Europa nos traerÆ su espIritu nuevo, sus hÆbitos de industria, sus prÆcticas de civilizacin, en las inmigraciones que nos envIe. "Cada europeo que viene a nuestras playas, nos trae mÆs clvi-... lizaciOn en sus hÆbitos, que luego comunica a nuestros habitan tes, que muchos lihros de filosofla. Se comprende mal Ia perfec cin que no se ye, toca y palpa. Un hombre laborioso es el catecismo ms edificante. " Queremos plantar y aclimatar en America la libertaci inglesa, la cultura francesa, Ia laboriosidad del .hombre de Europa y de Estados Unidos? Traigamos pedazos vivos de ellas en las cos tumbres de sus habitantes y radiquØmoslas aqul. "Queremos que los bÆbitos de orden, de disciplina y de indus. tria prevalezcan en nuestra America? LlenØmosla de gente que posea hondamente esos. hÆbitos. Ellos son comunicativos; al lado del industrial europeo pronto se forma el industrial americano. . HISTORIA DE LA EDUCACION ARGENTINA 133 J.a. planta de Ia CivilizaciOn no se propaga de la villa, que prende y sernilla. Es como cunde de gajo. "Este es el uinico medio de que America, loy a ser un mujido opulento desierta, Ilegue en poco tiernpo. La sola es rnedjo lentisimo reproducejOn por si "Si queremo5 ver agranda05 nuestros Estados en corto traigamos de fuera. sus tienipo elenientos ya formados y preparados "Sin grandes pobiaciones, no hay. desarroljo de progreso considerable; cultura, no hay todo es mezquino y pequeuio. de medio rnulIOn de Naciones habitantes, pueden. serb por su poblaejOn serÆn provincias, 4aldeas; por su territorjo; llevarÆn siempre ci sello y todas sus Cosas mezquino de provincia. "Avj&o iniportante a los honjbres de Estado escuelas primarias los liceos, las llniversidacles,sudanaenjeanos. las pobrisimos inedjos de son, por sI solas, adelanto sin las grandes ducciOn, hijas de las empresas de pro. grandes porcion de hombres. "La pobIacjOn -necesjdad sudainericana las deniÆs-_., es Ia que representa todas medjda exacta de 1a gobiernos. El ministro capacidad de nuestros de Estado que no duplica ci censo de estos pueblos cada diez afios, es inepto y no nierece pals; ha perdido su una mirada del tienspo en bagatejas y nisniedades "Haced pasar al roto, a! gaucho, al c/rob, unidad nuestras masas populares, elemental de por todas las transformaciofles del mejor. sistenia de ihstruccjn; en den afios no harØis obrero inglØs, que de Øl un trabaja, consume, vive digna y confortable.. mente. Poned ci mullOn de habitantes, que forma media de estas repblicas, Ia pobIacj en ci snejor pie de tan instruido conio ci educacjn posible, cantOn de Ginebra en Suiza, culta provjncja de Francia; cnio Ia ThØs ciente Estado? Ciertamente ten drØjs con eso un grande y flore que no: un mullOn de ternitorfo cOmodo para hombres en 50 mulbones, es otrØ Cosa que una mise rable poblacjOn? "Se hace este argumento. educando nuestras mos orden: tenfendo orden vendrØ Ia pohlacjOn masas, tendre.. de fuera. "Os dire que invertis ci drØis orden, ni educacjn verdadero mØtodo de progreso. No ten popular, sino por ci infIujo introducidag con habIt05 de masas arraigados de ese orden y buena cacjOn. edu 134 MANUEL HORACIO SOLAR! HISTQRIP. DE LA EID’UCAC-IN "Multiplicad la poblacin seria, y verØls a los vanos agitadors desairados y solos, con sus planes de revueltas frIvolas, en medj de tin mundo absorbido por ocupaciones graves." Bases. Cap. XVI. Fragmento INFORMES DE SARMIENTO, COMO JEFE DEL DEPARTAMENTO DE ESCUELAS DE BUENOS AIRES [Renta de las escuelas] "Las municipalidades escasas de recursos, hacen a su juicjo clØmasiado, cuando. dan al maestro un sobresueldo de. trescientos o de quinientos pesos. Los ‘crecinos que pagan la educacin sus hijos en establecimientos particulares, son por tanto los que’ sufragan Ia mayor parte d6 la renta consagrada a la educacin,. y sin poder fij ar el monto de esta suma es evidente que asciende a una gruesa cantidad, porque son todos los padres de familia de posibles prdigos en dar educacin a sus hij os, para lo que s no economizan dinero: aunque no siempre, por falta de una ins. peccin inteligente, pueden estar bien ciertos de quØ el LL. invertido es retribuido por una suma igual de adquisiciones inte lectuales de parte de los favorecidos. "En todo caso, las sumas invertidas en la educacin de los hombres son limitadas en comparacin del nuimero de habitantes que forman. el Estado. "Me permitirØ hacer una observacin que muestra Ia influencia de las ideas recibidas aun en materia de Men pblico. La defensa de Ia frontera del Estado de Buenos Aires ha Ilegado a costar sendos millones de pesos, sin que nadie con sana intencin haya encontrado exorbitantes para su benØfico objeto sumas tan con siderables, con tal que se asegure el objeto. CuÆl serla el asom bro del buen sentido, si el presupuesto dcl prximo aæo traj era estas dos partidas? Para guardar los bienes de algunos ciudada nos expuestos a depredaciones, cincuenta millones de pesos, para educar a los hij os de todos los habitantes del pals, cincuenta millo. nes de pesos? "El sentido comn reehzarIa la segunda partida por mons truosa, y sin embargo, nadie pondrIa en duda Ia bondad de Ia aplicacin. "Como ilustracin de estos hÆbitos del juiclo pblico citarØ un hecho que es idØntico. Cuando Ia Municipalidad de Buenos -; ARGENTINA 135 Aires discutIa Ia ordenanza sobre veredas, Ia parte mas difloll de fijar fue ci ancho de dos varas que se proponha. La primera y inÆs formidable objecin que se oponIa era que no quedaba espa-. do suficiente para ci libre movimiento de los caballos. Fue preciso verificar los hechos, nombrar coxnisiones espectadoras en las calles de mÆs trÆfico y angostas Ia que desciencle de Santo Domingo a Ia playa para informar sobre cmo los carros se moylan sin dificultaci con solo 71/4 varas de espaclo. "by que las calles estÆn flanqueadas de anchas veredas, siente cada uno ci bien estar adquirido por esta innovaciOn. "La cuestin podrIa presentarse en estos tØrminos entonces. Para movimientos de caballos y carros, ocho varas de ca!Ie; para Ia especie humana una Vara de vereda, y el habit0 del hallaba impropio que los seres racionales pretendiesen eplritu mÆs de usia vara de vereda para su uso, debiØndose respetar los usos y derechos de las bestias y de la materia en movinsjento. "Tal es Ia cuestin de fronteras y escuelas. Para cuidar bienes cuyo robo no aIcanzarla a diez millones al aiio, si solo para defen derlos contasen con la ‘soiicitiid del piopio interØs, el sentido pbiico admite, y hace bien en ello, ci gasto sin lImites de millo nes; pero para crear usia naciOn moral, para ligencia del hombre y dane por Ia educacin desenvolver Ia inte Ia clignidad que sin ella no alcanza, el menQr gasto pareciO deniasiado a nuestros padres que nada instituyeron a este respecto, pues hay Estado de Ia America del Sud que no ha quenido consagrar 10.000 pesos de su presupuesto a tan grande objeto. Y sin embargo, el hecho de destinarse mayores sumas a Ia educaciOn que las que nosotros damos a los intereses materlales es cotidjano y confirmado cii varios pueblos. - . - "Entre nosotros, hay Estados en que Ia instrucciOn puzbiica no tiene ni oficinas ni funcionarios, y en los demÆs las sumas consagradas a su desarrollo contarlan entre los gastos menores de una municipalidad. La construccjOn de tin muelie, de tin tern plo, de tin cuartel, encontrarÆn siempre mÆs fervientes abogados que Ia de usia escuela. Race p000 que discutiendo los notables de una parroquia sobre lo que mÆs importarIa al adelanto de su predilecta porciOn de la ciudad, entre una escuela y un paseo, optaron por lo iiltisno. Todo urge, nienos lo que a Ia cultura intelectual de la gran mayorla tiene relacin. MANUEL HORACIO SOLARI 136 "Y sin embargo, lo Imico que no da un dIa de espera es Ia organizacin de la educacin pÆblica. Todo lo que se haga por el sistema actual no bastarÆ para remediar el atraso en que esta mos, y que nos viene como un legado del sistema colonial. "Grandes sumas deben destinarse de. hoy inÆs a la educacin del mayor nmero, si queremos salir de este estado que se pro longa de medio siglo a esta parte, y que hace del progreso, de la libertad y de la paz, una piedra de SIsifo, que rueda a los abis mos, en ci instante que creIaxnos, a fuerza de fatigas, haberla levantado a Ia ciispide de Ia montafia. Pero esas sumas no deben aiir de las rentas ordinarias sin auznentar las contribuciones pie han de sufragarlas. "Las rentas consagradas a la educacin han de emanar directa. mente de los contribuyentes, para ser invertidas por ellos mismos en objeto que rema las simpatIas de todos. El padre de familia que tiene muchos hijos, ahorrarÆ Ia mitad de lo que hoy paga por educarlos. AsI entendida Ia contribucin especial para Ia cdii icin, se reduce a .dmunistrar en comn ma erogacin ,.que todos los pudientes hacen cada uno por Sn cuenta, y de que aprove charÆn sin recargo los menos favorecidos por Ia fortuna". Segundo informe del Departamento de Escuelas. AIM-il 10 de 1859. Fragmento. [Escuelas extranjeras] "La disminucin que hemos notado en las escuelas particuia res, indica que Ia poblacin en general tiende a preferir las escuelas comunes, economizando el gasto inuitil de pagarla por separado para sus hijos. El movimiento es mayor en las de mujeres, ha biendo disminuido este aiIo cerca de dos mu. "Permanecen varones en gran niimero en colegios particulares donde se da una educacin adelantada, que suple a las escuelas superiores, que aÆn no se han abierto por falta de rentas y edificios, y tambiØn por Ia enseiiÆnza de las lenguas vivas que colegios anglo-argentinos, Iranceses, alemanes cnseæan con ventaja. "Pero hay ademÆs entre estas escuelas particulares varias, en que se enseæa en alemÆn, en italiano sobre todo, trabajando con Øxito sociedades fiiantrpicas de estas nacionalidades en atraer a sus escuelas, los hij os de italianos, de alemÆnes, etcetera. I-IISTORIA DE LA EDUCAC1ON ARGENTINA 137 "En las Colonjas de dar educacjn separada Santa Fe ya ha aparecido Ia tendencia a Escuelas del Uruguay por lenguas, y ci Inspector General de coxnbate en Montevideo esta dencia. niiszna ten "Serla diflci trazar no puede disimularse Una lInen de condua a este respecto. Pero pie poblacin en flacionalidades su desarrojjo tenderla a divjdir Ia en lugar de fundirla por comn, y el uso de Ia la escuela lengua patria. "Creo que ci remedjo si mal hay en ello, ahora ni .puede tomar que no es grave por creces, es de traer el propiedad mueble lo impuesto sobre la dad inrnue}jle, pues mismo que el que se cobra sobre Ia propie. entonces pagando los educacjn COfl los padres de famfija Ia extranjeros como los nacionales ahorrarse mu gasto doble. han de "Ni ci interØs de los maestros como profesjn separacjn de escuelas favoreceria Ia por lenguas o nacionalidades "hay algo curioso varies a sus hiJ el en este empello de los padres de conser.. a la patria que ellos coraz6n extranjero, y ligarios Si pudieran, dejaron voluntarjameflte poco de egoismo Entra en ello un y de prevision paterna. "N0 quieren que sus hjos sean ciudadanos que cuando aduitos argentinos para no Sean enrolados en la y para .ello Guardia Nacjona], obtiene fÆeilrnente inscripci6n sus respectivas *nacjones, aunque cuenten en los consulados de a la conscrjpcjon aleinana francesa, espaijola tambiØn substraerse pa, no obstante o italiafla en Euro. reputarse sithdjtos de aquellos gobieruos "En ma palabra, todo ello se reduce a obligacjo5 sociales. ‘El coSinopojitismo es un escamoteo de las ci inundo; pero Ia ciudadanla de todo el que aquI se pretenderia serIa el toda patria, sino es nihilism0 de ci Migthy dollar! que en su patria estÆ sin embargo a un Jigado patriot;s0 verdaderamente contagioso es ci florteamericano Comb . "Dc otro modo, estas escuelas en donde se Iengua que Ia del pals, enseija en otra son Ia piedra de SIsifo ros, empedernidos, que los extranje. quieren en vano levantar hacia Ima imaginarja. cspide T 138 MANUEL HORACIO SOLARI que habla, sin "El hijo serÆ argentino, no solo en la lengua ann en los en los sentimientos, en las ideas, en el patriotismo y grandes, un etran defectos Solo con la adquisicion de fortunas propiedades jero volverÆ a Europa despuØs que tiene familia y un sueflo y tras van que muchos a conocemos en America, y es que Se han encuentran tristes realidades. La primera de todas inteligencia, red transformado en America, desenvolviendo mayor relaciones, a biendo mayores consideraciones, y habituÆndose cuando regre encontrar a vuelven siempre no que libertad, goces, extranjeros son en san a su pals. Lo primero que notan es que clrculo nuevo de sil propio pals y que tienen que crearse un relaciones. no son de Las escuelas italianas, alemanas, espaliolas aquI educacin la de consecuencia, y entrarÆn luego en el sistema comuin". informe sobre el esw4o de Ia educacin. conuin en Ia provincia de Buenos Aires. Fragmenti:. CAPITULO 6 LA EDUCACON EN EL SEGUNDO PERIODO DE LA ORGANIZACION NACIONAL 1862 - 1880 Entre 1862 y 1880, durante los gobiernos de Mitre, Sarmien to y Avellaneda, se llev a Ia prdctica un amplio programa de gobierno, que presto pre/erente atencin a los pro blemas de la educaciOn pÆblica. Las ralces de esta accin, que permitiO Ia estructuraciOn de nuestro sistema educacional, se encuentran en las ideas que habIan di/undido los proscriptos durante la tiranIa de Rosas y en las que habian geravinado duraate la separaciOn de Ia Con/ederacin y el Estado de Buenos Aires. 1. MITRE Y LA ORGANIZACION DE LA ENSEJANZA SECUNDARIA Fundamentos de su acciOn educacional. Unificada la Nacin despuOs de medio siglo de luchas, el panorama que presentaba la educacin pblica era lamentable, pues "la parte activa e inteligente de la juventud habla sido distralda con frecuencia de sus tareas literarias por el ruido de las armas". Tocle a Bar tolomO Mitre durante su mandato presidencial dedicarle prefe. rente atenciOn, resolver sus problemas impostergables y dane un sentido orgnico. Y lo hizo pese a las dificultades nacionales e internacionales, pues tuvo un concepto claro de la funciOn de la educacin en una democracia. En el discurso que pronunciO en* el Senado de la Nacin el 16 de julio de 1870, Mitre sintetiz las ideas. que hablan orien tado su accin educativa durante el ej ercicio de la primera magis tratura del pals. Para, 01, Ia educacin es un servicio que la sociedad debe a los miembros que la componen, pues es necesaria