3º día de Triduo “SANTA LUISA, MUJER EUCARÍSTICA” MONICIÓN: La devoción a la Eucaristía lleva a santa Luisa a vivir habitada por el amor de Dios, a trabajar con alegría, diligencia y disponibilidad, a gozar la suavidad de su santo amor, y a desear que todas las Hermanas estén llenas de honda caridad. Está convencida de que sólo las personas que llevan una vida profunda de fe, esperanza y caridad, son capaces de permanecer en la entrega total a Dios para el servicio de los pobres. EXPOSICIÓN AL SANTÍSIMO. Frase: “Dios es mi Dios y mi Todo” HIMNO: Cantado No me habéis vosotros elegido, fui yo mismo quien os elegí. Ya no os llamo siervos sino amigos, permaneceréis para siempre junto a Mí. Yo soy la Verdad, soy el Camino, soy la Vida y la Resurrección. Quien me sigue, no andará perdido pues Yo soy la luz, Yo soy vuestra salvación. Recordad mi nuevo mandamiento por el cual os reconocerán: Que os améis los unos a los otros como Yo os amé hasta mi vida entregar. Tomad y comed este es mi Cuerpo que se entrega por vuestra salud. Tomad y bebed esta es mi Sangre que yo derramé por vosotros en la Cruz. Nosotros, Señor te damos gracias por habernos dado de tu luz. Nosotros, Señor te seguiremos Danos tu valor, tu gracia y bendición. REFLEXIÓN PERSONAL (Cantamos en el intermedio) “Seguirte solo a Ti Señor (3 veces) Y no mirar atrás. Seguir tu caminar Señor, seguir sin desmayar Señor, postrarme ante tu altar Señor y no mirar atrás. (bis) “Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, ven a purificar y embellecer mi alma para que sea agradable a mi Salvador y que yo pueda recibirle para gloria suya y mi salvación. Con todo mi corazón te deseo ¡oh Pan de los Ángeles!, no mires mi indignidad que me aleja de Ti, sino tu Amor que tantas veces me ha invitado a acercarme. Te ruego que te des todo a mí, ¡Oh Dios mío! y que tu preciosísimo Cuerpo, tu Alma santa y tu gloriosa Divinidad a quien adoro en este Santísimo Sacramento, tomen entera posesión de mi misma. ¡Oh dulce Jesús, oh buen Jesús, mi Dios y mi Todo! Ten piedad de todas las almas rescatadas con tu preciosísima Sangre, hiérelas fuertemente con un dardo de tu Amor para tornarlas agradecidas al Amor que te ha hecho darte a nosotros en este Santísimo Sacramento, por el cual te ofrezco la gloria que tienes desde toda la eternidad en Ti mismo, todas las gracias de que has colmado a la Santísima Virgen y a los Santos y la gloria que ellos te tributarán eternamente por ese mismo Amor”. (S.L.M. E 110) “Amemos, pues, al Amor y llegaremos a concebir lo que es su duración que no depende en manera alguna de nosotros, y para ello traigamos con frecuencia a la memoria el recuerdo de todas las acciones de nuestro Amante para imitarle: no contento con amar en general a todas las almas llamadas, quiere tener algunas predilectas, elevadas por la pureza de su Amor. Y antes de entrar en la práctica de esta alta proposición, admiremos la bondad de nuestro Amante y con esa sencillez de la paloma que Él pide de nosotras, preguntémosle si nos ama y si quiere ser amado por nosotras. ¡Señor mío! He recibido no sé qué luz nueva acerca de un amor no ordinario que deseas de las almas a las que escoges para que ejerzan en la tierra la pureza de tu Amor. Aquí tienes un rebañito, ¿podremos pretender ese amor? Me parece que tenemos ese deseo en el corazón, pero el conocimiento de nuestra flaqueza que se manifiesta en nuestras infidelidades pasadas, nos hace temer que nos rechaces. No obstante, el recordar que no has limitado el número de veces en que hemos de perdonar a nuestros enemigos, nos hace creer que eso será lo que harás con nosotras, y siendo esto así, creemos que nos amas. Sí, verdaderamente nos amas, puesto que eres uno con tu Padre que ha querido manifestarnos su amor dándonos a su Hijo, que eres Tú. Y tenemos la seguridad de que quieres ser amado por nosotras puesto que tanto tu Ley antigua como la nueva nos lo mandan y que nos prometes, si te amamos, que el Padre nos amará y vendrá a nosotros contigo y permaneceréis en nosotros. ¡Oh poder del amor!… ¡Admirable tesoro oculto en lo más íntimo del alma!… ¡Oh excelencia del hombre! ¿quién podrá conocerte?; todos los hombres quedarían cautivados. Tú eres el objeto de la eternidad gloriosa de las almas ya elevadas al cielo, puesto que si estás en el alma, Dios quiere habitar en ella. ¡Oh Amor puro, cuánto te amo! Pues eres fuerte como la muerte, aparta de mí cuanto te sea contrario”. (S.L.M. E 105) “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí y Yo en él. Así como Yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por Mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente". Respuesta: Danos hoy hambre de Dios, aliméntanos Señor y que el fruto de tu amor nos dé la paz, limpie el rencor, traiga el perdón. GUÍA: Unidas a Santa Luisa, demos gracias a Dios por su gran amor para con nosotras. (Expresamos en voz alta el texto que fortalece nuestra oración / presentamos al Señor nuestras intenciones) Cántico evangélico: Cantado Antífona: Atráenos, pues, Señor mío, y correremos, y el olor de tus perfumes penetrará de tal manera en nosotras que nada ya podrá separarnos de tu caridad. (SLM. E105) PADRE NUESTRO TAMTUM ERGO Canto final: Quédate conmigo Señor (4v) Con tu ternura Señor quédate, con tu Palabra que alienta, quédate. Eres camino, verdad y luz, quédate conmigo. Con tu presencia real quédate y ven conmigo que es gracia, quédate. Quiero ser fiel, contigo voy. Quédate conmigo. ORACIÓN: Danos oh Padre, por intercesión de santa Luisa, la capacidad de vivir para Cristo y en Cristo como tus verdaderos hijos; de pensar y actuar movidos por el amor que nace de la fe, de la certeza de ser amados y salvados gratuitamente. Amén.