Presentación a la Arquitectura_ Renacimiento Profesores_ Fernando Espósito Rodrigo Saavedra Agosto 2012 e[ad] PUCV Valentina Bernal Ramírez LA PROPORCIÓN RENACENTISTA Y SU INFLUENCIA EN LA OBRA ARQUITECTÓNICA “El codo, el brazo, la palma, el pie y la pulgada fueron el instrumento prehistórico, y siguen siendo el del hombre moderno.” Le Corbusier El Renacimiento como moviendo cultural, trae una recuperación del saber de la Antigüedad clásica grecolatina, y un estudio y cuestionamiento de sus postulados. En lo referente a la concepción de la Belleza, ésta se piensa como resultado de la armonía de proporciones de las partes de un todo. Se busca entonces, tanto en el arte como en la arquitectura, lograr la proporcionalidad. La RAE define Proporción, como la “disposición, conformidad o correspondencia debida de las partes de una cosa con el todo o entre cosas relacionadas entre sí.” Dentro de las características de la Arquitectura Renacentista, la Proporción es un aspecto fundamental. Se pretende lograr una relación entre las magnitudes de la obra y su disposición en concordancia entre ellas. Con la introducción del antropocentrismo en el pensamiento humanista, el mundo se vuelve a mirar al hombre como protagonista, -dejando atrás la visión teocéntrica del medioevo-. El Renacimiento propone al hombre como la medida de todas las cosas, lo que significa repensar el espacio arquitectónico desde el orden del cuerpo humano. _ En la Antigüedad clásica la proporción es orgánica y objetiva. Tanto el arte en las esculturas como en las obras arquitectónicas se piensan desde las medidas del hombre. La obra es la medida en sí misma, volviéndose dinámica y cambiante, pero dentro de las reglas modulares que permiten la simetría, también un valor para el Clasicismo. Así vemos en la Antigüedad gran cantidad de obras completamente simétricas, inscritas en elementos geométricos de círculos o cuadrados, pues la simetría guarda una proporción de por si, y son propiedades que se amparan. Marco Vitruvio Polión, arquitecto romano del siglo I a. c. cuenta en su obra “Los 10 libros de la Arquitectura”, sobre la proporcionalidad como el primer principio fundamental al pensar la obra. “En nada debe el arquitecto poner tanto cuidado como en que los edificios tengan en sus partes exacta proporción de una cosa con la otra. Hallada esta congruente correspondencia y bien examinada, toca luego a la perspicacia atender a la naturaleza del sitio, al buen uso, y a la belleza del edificio y dar a todo ello, quitando o añadiendo, el modo y tamaño más propio, pero con atención a que se vea la necesidad de su detracción o adición, de manera que en el aspecto nada se eche menos” (Texto 1, página 143) En este caso, el uso de la proporción se encuentra tomada desde el diseño y la concepción de la obra mirándola de por si, y del estudio de sus partes habitables. Pero aun no guarda una relación tan próxima con la medida del habitar del cuerpo humano. Vemos edificios de proporciones inmensas con difícil relación de cercanía con el cuerpo que toca ocuparlo. Entonces la proporción se toma desde la medida natural de las cosas, la que viene de las medidas del cuerpo humano. Vitruvio trataría de esto, y luego en el Renacimiento, Leonardo Da Vinci toma sus indicaciones para realizar el dibujo el Hombre de Vitruvio. El hombre inscrito en las figuras geométricas del círculo y el cuadrad, que recuerdan nuevamente el carácter antropocéntrico de los renacentistas, centrado en el universo del dibujo, guarda medidas en su cuerpo que se repiten por segmentos. El Hombre de Vitruvio, de Da Vinci. Es un dibujo basado en un estudio de las proporciones del cuerpo humano realizado por Marco Vitruvio. “Vitrubio, el arquitecto, explica en su obra sobre arquitectura que la naturaleza dispone las medidas del cuerpo humano de la siguiente manera: 4 dedos forman 1 palma, 4 palmas son 1 pie, 6 palmas son un codo y 4 codos son la altura de un hombre. Y 4 codos forman un paso, y 24 palmas son un hombre. Y estas eran las medidas que usaba en sus edificios. Si abre las piernas de forma que su altura disminuya en 1/14 y extiende los brazos, levantándolos hasta que los dedos corazón estén a la altura de la parte superior se su cabeza, el centro de las extremidades extendidas estará en el ombligo y el espacio entre las piernas formará un triángulo equilátero” (Texto 2, página 43) De lo que habla Vitruvio y trata finalmente Da Vinci tiene que ver con la Proporción Áurea, el llamado número de oro o Proporción divina. Es un número algebraico irracional. Fue descubierto en la antigüedad, pero como una relación entre segmentos, presente repetitivamente en la naturaleza y en elementos geométricos. Es por esto que es considerado estéticamente bello, por la concepción de belleza neoclasicista del renacimiento. De la misma manera, el uso de elementos matemáticos modulares en la arquitectura la podemos encontrar muy posteriormente en el modernismo. Le Corbusier reconoce la problemática del uso del sistema de medidas en el diseño con el metro. Se piensa que luego de la industrialización en el siglo XX se vuelve a perder el uso de la medida del cuerpo humano. Sucesión de Fibonacci, utilizado en el Modulor. “Cuando se trata de construir chozas, casas o templos con destino humano, el metro parece haber introducido medidas extrañas y extranjeras que, si se miran de cerca, podrían acusarse de haber dislocado la arquitectura, de haberla pervertido. Dislocada es un calificativo bastante bueno: dislocada con respecto a su objeto, que es contener hombres.” (Texto 3, página 20) Ante esto se vuelve a lo ocurrido en la antigüedad y el Renacimiento sobre el estudio de la medida del hombre, y propone entonces otro sistema de medidas, que viene a continuar la línea que parte Vitruvio y sigue Da Vinci, con el Modulor. Este modelo utiliza la serie de Fibonacci en sus medidas, que es una sucesión matemática de números naturales, que comienza con 0 y 1, y luego el resto es una suma sucesiva de los siguientes números. “Se ha demostrado especialmente en el Renacimiento que el cuerpo humano obedece a la regla áurea” (Texto 3, página 53) "El Modulor es una medida organizada sobre la matemática y la escala humana, constituida por una doble serie (...)" (Texto 3, página 56) El Modulor muestra otra pauta para el reconocimiento de la proporción del cuerpo en el espacio habitable y termina siendo una guía instructiva para el diseño arquitectónico desde la arquitectura moderna en adelante, hasta la actualidad. La Arquitectura Moderna se caracteriza también por diseñar según la medida del hombre, pero sin pensar en el individualismo. El Modulor, de Le Corbusier Es un sistema de medidas, ideado para el diseño arquitectónico ante la medida del cuerpo humano. Volviendo al Renacimiento. La medida de la arquitectura se vuelve más cercana al hombre. Las obras tienen mayor complacencia con lo real, terrenal, que con la recreación de espacios religiosos segmentados que podemos ver en la Edad Media, por ejemplo en Catedrales o basílicas. Sobre la proporción en la obra arquitectónica del Renacimiento, tenemos como ejemplo la Villa Rotonda de Andrea Palladio. En su planta se puede apreciar una proporción perfecta entre el cuadrado del espacio interior, que es igual a la suma de las escaleras exteriores de Dibujos de estudio de las bancas de la Biblioteca cada fachada. Laurenciana, Miguel Ángel, Florencia. La preponderancia de 1 a 4 de la planta interior demuestra su protagonismo, mas a su vez el tamaño igualmente grande de las escaleras sugiere una importancia de la relación interior-exterior de la obra. De esta forma la geometría y la proporción como elementos arquitectónicos son medios o herramientas para llevar a cabo el acto que se pretende, o lo que se quiere protagonizar en la obra. En tanto a la proporción con las medidas naturales, ejemplo de esto es el estudio que se realiza de las bancas de la Biblioteca Laurenciana de Miguel Ángel, donde se considera la medida del hombre sentado para su diseño. Esto permite una estancia más cercana a la realidad del cuerpo, que acoja la posición del acto con el espacio. Se contempla el programa de la biblioteca y sus estanterías en conjunto con la necesidad de albergar al lector por tiempos prolongados. Se ajusta el mueble a la medida del cuerpo humano. La arquitectura se torna a servir y acoger al hombre. El espacio de la escalera tiene la dualidad de ser lugar de tránsito y de permanencia por sus medidas complacientes con la anatomía humana. Lo cóncavo ampara el acto del compartir. _ El diseño del escalón que se vuelve asiento en su uso. Tomar la medida las cosas según el cuerpo. Permite el paso del pie, y también da apoyo al permanecer. El diseño arquitectónico cercano a la anatomía del cuerpo humano es una herencia de las distintas etapas de la arquitectura, terminando por el modernismo, pero es gracias al Renacimiento que vuelve a tratarse luego de que se postulara en la Antigüedad Clásica, y durmiera durante la Edad Media. Durante el medioevo la medida de las partes en la obra no tenía una armonía que sugiriera una simetría entre ellas. La arquitectura era en gran parte un medio de mostrar la importancia religiosa en la sociedad. En el Renacimiento la arquitectura se inclina principalmente al habitar del hombre como centro de la humanidad. De ahí la aparición de obras de bibliotecas, palacios, plazas y obras urbanas. En estas obras el porte del hombre guarda mayor importancia que en las obras de arquitectura religiosa, donde las formas estaban dadas por la figura de lo divino versus lo secular, demostrado por los amplios espacios abiertos que se extienden en lo horizontal y que desembocan en el cielo. El hombre humanista que se piensa a si mismo como la medida de todas las cosas re estructura el espacio arquitectónico desde el orden del cuerpo humano, y hace acogedor, cercano y acotado el espacio para el acto. Luego en el modernismo se vuelve a estudiar esto según una medida mas exacta y precisa con la diferencia entre el diseñar con el metro y con la pulgada (medida del cuerpo). La Proporción Renacentista tiene su valor entonces en acercar la forma arquitectónica al habitante mismo.- Bibliografía_ Texto 1: Marco Vitruvio Polión “Los diez libros de la Arquitectura”, Edición Akal 2007, Madrid. Texto 2: H. Anna Smith “Leonardo Da Vinci Cuadernos”, Edición Parragon Books Ltd 2006, China. Texto 3: Le Corbusier “El Modulor”, Edición Poseidón 1980, Barcelona.