vol 102. Historia, diplomà - Archivo General de la Nación

Anuncio
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 2
04/02/2010 01:48:27 p.m.
Historia, diplomática y archivística.
Contribuciones dominicanas
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 3
04/02/2010 01:48:27 p.m.
María Ugarte
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 4
04/02/2010 01:48:27 p.m.
Archivo General de la Nación
Volumen CII
Historia, diplomática y archivística.
Contribuciones dominicanas
María Ugarte
Santo Domingo
2010
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 5
04/02/2010 01:48:27 p.m.
Archivo General de la Nación, volumen CII
Título: Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
Autor: María Ugarte
Cuidado de edición: Jacqueline Abad Blanco
Diagramación: Harold M. Frías Maggiolo
Diseño de cubierta: Esteban Rimoli
De esta edición:
© Archivo General de la Nación, 2010
Departamento de Investigación y Divulgación
Área de publicaciones
Calle Modesto Díaz 2, Zona Universitaria,
Santo Domingo, Distrito Nacional
Tel. 809-362-1111, Fax. 809-362-1110
www.agn.gov.do
ISBN: 978-9945-020-92-2
Impresión: Editora Búho, C. por A.
Impreso en República Dominicana / Printed in Dominican Republic
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 6
04/02/2010 01:48:27 p.m.
Prólogo
María Ugarte era una joven profesora de la Cátedra de Historia de
la Universidad Central de Madrid cuando, después de muchos avatares,
llegó en el año 1940 a Santo Domingo. Eran los difíciles tiempos de lo que
después se llamó Guerra Civil española. En el verano de 1937, María
Ugarte salió del norte de España hacia Francia con su hija recién nacida, y una vez terminadas las hostilidades retornó a la patria. En el viaje
de regreso residió unos días en la casa de Pío Baroja, en Vera de Bidasoa,
en los Pirineos vascos. Tras permanecer un tiempo, primero en Galicia y
luego en Madrid, pudo salir de nuevo de la península, en esta ocasión
hacía la República Dominicana. Desde que llegó a Santo Domingo se
involucró, con el entusiasmo que la caracteriza, en la vida intelectual del
país y como lo hicieron, en ese momento, todos los inmigrantes españoles;
se enroló, pues, por su formación en actividades de historia. Era paleógrafa, discípula de Agustín Millares Carlo, y trabajó en la transcripción
de una de las relaciones más importantes sobre La Española de mediados
del siglo xvii, debida a una de las primeras plumas criollas de la isla, el
canónigo Luis Jerónimo de Alcocer, la cual se dio a conocer en el Boletín
del Archivo General de la Nación y publicó poco después don Emilio
Rodríguez Demorizi en el primer tomo de las Relaciones históricas de
Santo Domingo, lectura obligada para cualquiera que desee conocer la
historia colonial de nuestro país.
Trabajó, además, en la investigación histórica sobre el origen de la
propiedad comunera en el archivo del Tribunal de Tierras, colaborando
–7–
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 7
04/02/2010 01:48:28 p.m.
8
María Ugarte
con el Lic. José Ortega Frier, rector de la Universidad de Santo Domingo.
Mientras realizaba esta labor, descubrió el Archivo Real de Bayaguana,
el cual estudió, y dio a conocer una cantera de informaciones hasta entonces desconocidas por los historiadores dominicanos. Dicho archivo fue
trasladado más adelante al Archivo General de la Nación, donde reposa
hoy en día. Ese hallazgo abrió también las puertas al descubrimiento de
otros dos importantes archivos coloniales (el Archivo Real de Higüey y
el Archivo Real de El Seibo). Anteriormente había realizado un informe
de investigación sobre el origen de los títulos universitarios, en el que
demostraba el profundo conocimiento de la diplomática histórica, trabajo
que se publicó entonces en los Anales de la Universidad de Santo
Domingo.
Casi en forma concomitante con estas labores mencionadas, ya en
el año 1943, le tocó ser la persona que tuvo a su cargo la formación de
la primera generación de archivistas con criterio profesional que hemos
tenido en República Dominicana. Ella es la pionera en la enseñanza de
esta especialidad en el país; en nuestros anales están las firmas de más de
treinta personas que participaron en el primer cursillo que organizara el
Archivo General de la Nación, cuando estaba en la calle Arzobispo Nouel.
Allí dictó estas materias y con ellas se formó el naciente grupo grupo de archiveros profesionales o por lo menos con noción clara de lo que podía ser
esta profesión. Así, en el año 1943, con los fundamentos que proporcionó
esa formación, se comenzaron a preparar inventarios, catálogos e índices,
algunos de los cuales se fueron publicando poco a poco en el Boletín
del Archivo General de la Nación. No todos fueron hechos por ella,
comenzó, asesoró, apoyó. María nos cuenta: «Yo te puedo decir mucho de
esos cursos», pero del trabajo dice: «Lo hizo la gente del Archivo, la gente
que participó en esos cursos». Entonces ahí tenemos la avanzada de los
archiveros dominicanos, formada con sus enseñanzas.
Este libro reúne esos trabajos iniciales que muestran la valiosa labor
histórica y archivística realizada por doña María Ugarte durante sus
primeros años en la República Dominicana. Hoy dichos aportes cobran
un nuevo brillo debido al esfuerzo que realiza el Estado dominicano por
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 8
04/02/2010 01:48:28 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
9
rescatar los archivos y justo cuando se forma una nueva generación
de archivistas profesionales que recoge con amoroso agradecimiento su
legado. Constituyen también una contribución de primer orden para el
conocimiento de las fuentes documentales de nuestra historia y el estudio
científico de la misma.
Raymundo González
Santo Domingo, 2009
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 9
04/02/2010 01:48:28 p.m.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 10
04/02/2010 01:48:28 p.m.
Contenido
Origen de las universidades y de los títulos académicos
Advertencia / 15
Origen de las universidades / 17
Origen de los títulos académicos / 39
Publicación de la Ley en Santo Domingo durante el
período de la dominación española
Antecedentes / 63
Comunicación de la Ley por medio de
copias manuscritas / 68
Etapa de transición (1809-1814) / 79
Comunicación de la Ley por medio de
impresos (1814-1821) / 83
El Archivo Real de Bayaguana
Antecedentes / 91
Documentos emanados de los poderes centrales / 94
Documentos emanados del Cabildo / 98
Documentos emanados de los alcaldes ordinarios / 101
Documentos emanados de los escribanos públicos
o alcaldes ordinarios como jueces cartularios / 103
Documentos sobre el Archivo Real de Bayaguana / 105
– 11 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 11
04/02/2010 01:48:28 p.m.
12
María Ugarte
Curso sobre técnica de archivos y bibliotecas
Antecedentes / 117
Documentos relacionados con el curso de Técnica de archivos y
biblioteca / 118
Anexos
A mis alumnos de «Introducción a la historia»
Por Máximo Coiscou Henríquez / 171
Exactitudes. Por Máximo Coiscou Henríquez / 174
Demorizi los papeles viejos y el «téque-que-téque»
de Coiscou Por Bienvenido Gimbernard / 177
Apéndices
Carta de César Herrera al Presidente de la República / 183
Memorándum / 185
Índice onomástico / 189
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 12
04/02/2010 01:48:28 p.m.
Origen de las universidades
y de los títulos académicos
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 13
04/02/2010 01:48:28 p.m.
Título de Doctor en Teología de Bernardo Cruzada de la Real Universidad del
doctor Angélico Santo Tomás de Aquino, ciudad de Santo Domingo, en fecha
20 de junio de 1782. Actual Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 14
04/02/2010 01:48:29 p.m.
Advertencia
No es el presente estudio un trabajo de investigación en el verdadero sentido de la palabra. Se trata solo de una breve síntesis de
determinados aspectos de la historia de la enseñanza universitaria
en la Edad Media que han sido ya expuestos, entre otros con ellos
relacionados, en diferentes obras maestras de asunto más amplio.
El fin perseguido estriba en un afán de divulgación de hechos históricos que, en evolución constante, han llegado a la época presente
cristalizados en instituciones harto conocidas. Se enfoca de un modo
concreto el problema de los orígenes de los centros superiores de
instrucción y, sobre todo, el germen de los títulos académicos en
contacto con la formación y desarrollo de las universidades.
Como fuente principal para la elaboración del trabajo se ha
utilizado la obra de Hasting Rashdall The Universities of Europe in
the Middle Ages, Oxford, 1936. De ella se han desglosado y sistematizado los datos referentes a estos temas. Sus conclusiones han
sido adoptadas sin reservas. El estudio de Schachner The Medieval
Universities, New York, 1938, que en su espíritu coincide con el
anterior, ha sido también consultado. Se han ampliado detalles sobre varios trabajos relacionados con las universidades medioevales
o enseñanza en general y sobre algunos cuyos asuntos se restringen a la historia de determinados centros de cultura de fundación
remota. Se incluye al efecto una bibliografía detallada.1
1
Esta bibliografía no se publicó en Anales de la USD.
– 15 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 15
04/02/2010 01:48:29 p.m.
16
María Ugarte
No han podido ser examinados, pese al enorme interés de su
contenido, el discurso de Bonilla San Martín, pronunciado en la
apertura del curso 1914-1915 en la Universidad de Madrid («La
vida corporativa de los estudiantes españoles en su relación con
la Historia de las Universidades») y el de Eduardo Ibarra Rodríguez en su recepción en la Academia de la Historia («Origen y
vicisitudes de los títulos profesionales», 1920).
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 16
04/02/2010 01:48:29 p.m.
Origen de las universidades
I
Ideas generales sobre la universidad medioeval
Es necesario, antes de entrar de lleno en el estudio del origen
y evolución de las universidades y títulos académicos, aclarar el
sentido de algunos términos fundamentales y examinar, incluso,
los cambios que fueron adoptando a través de los siglos.
Dos vocablos, al parecer semejantes, pero que en su principio
tuvieron significado muy diferente, son universitas y studium generale.
Universitas
Etimológicamente –y en su aplicación al ser vinculada a los
elementos escolares– la palabra universitas indicaba agrupación,
conjunto de todos. Un gremio de artesanos, de mecánicos, toda
asociación de hombres reunidos en una empresa común, era una
universitas. La universitas suponía la ayuda y la comodidad mutuas,
la seguridad de un entierro decente en países extraños y a menudo hostiles, y la unión que hace la fuerza. Al brotar los gremios de
escolares –en París fueron los maestros los que se organizaron y en
Bolonia, los estudiantes–, recibieron las denominaciones de universitas magistrorum y universitas scholarum o discipularum. Es un mero
accidente que este término se haya convertido, restringiéndose
gradualmente, en una clase particular de gremio o corporación y
más tarde, una vez que su aplicación se redujo al elemento académico de estudios superiores, se extendiera a toda la organización
escolar, incluyendo hasta el propio edificio destinado a servir de
sede a la vida universitaria. El caso es semejante al de los vocablos
– 17 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 17
04/02/2010 01:48:29 p.m.
18
María Ugarte
«convento», «congregación», «colegio», que sufrieron, a través del
tiempo, una transformación similar limitándose a denotar cierta
clase específica de asociaciones.
La palabra universitas aplicada a los gremios escolares no aparece hasta el siglo xii. Estas corporaciones surgieron en la vida
del mismo modo que los demás gremios, sin una autorización
expresa de un papa, de un rey, de un prelado o de un príncipe.
Fueron producto espontáneo del instinto de asociaciones que
dominaba en Europa en el curso de los siglos xi y xii.
Studium generale
El concepto de studium generale sí que se aproxima mucho
más al de la universidad moderna. Fue un verdadero organismo
docente de enseñanza superior, pero la idea de generale no suponía un lugar donde se cursaban todas las materias, sino donde
los estudiantes de todas partes eran recibidos. Esta afirmación se
basa en el hecho de que muy pocos estudios medioevales poseían
todas las facultades. Aun París, en los días de mayor esplendor y
renombre, no contaba con la Facultad de Leyes Civiles.
Según Rashdall, el término parece haber implicado tres
características:
1ª Que la escuela atrajera, o al menos invitara, a estudiantes de
todos los países.
2ª Que fuera un lugar de alta cultura, donde, como mínimum,
una de las facultades superiores, Teología, Leyes, Medicina,
se cursara además de los estudios básicos de artes.
3ª Que algunas materias se explicaran por una pluralidad de
maestros.
La primera de estas ideas fue fundamental; studium generale
suponía siempre una escuela de general concurrencia.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 18
04/02/2010 01:48:29 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
19
El término no se hace común hasta principios del siglo xiii,
y en su origen la expresión fue popular y no sancionada por las
leyes.
Universidades espontáneas
La cuestión sobre si una escuela particular era o no un studium generale fue en los primeros tiempos sentada por costumbre,
no por autoridad alguna. París, Bolonia y Salerno se consagraron como estudios generales debido únicamente a la fama que
adquirieron en toda Europa.
En los comienzos del siglo xiii, otras muchas escuelas, en su
mayoría fundadas por maestros que habían ejercido la enseñanza en París y Bolonia, reclamaron el rango de studia generalia
esforzándose en demostrar que en ellas se daba una educación
semejante a la de dichas universidades tipo.
Pero en la segunda mitad del siglo xiii, se restringe la libertad
de crear escuelas con carácter de estudios generales.
Universidades de creación papal o imperial
La intervención del imperio y del papado arrogándose el
derecho de erección de tales organismos fija el sentido del
término.
Desde entonces, para que un estudio fuera «general» precisaba la sanción legal del papa o emperador. Incluso aquellos
estudios como los de París y Bolonia, que poseían por costumbre
la categoría de «generales», consideraron conveniente legalizar
su situación y recibieron sendas bulas pontificias concediéndoles
de derecho las prerrogativas que de hecho disfrutaban ya.
Los juristas del siglo xiv, a quienes principalmente se debe la
formulación de las ideas medioevales acerca de las universidades,
excluyen del rango de generales a todos aquellos estudios que
no fueran fundados por el papa o el emperador o que, siendo de
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 19
04/02/2010 01:48:29 p.m.
20
María Ugarte
creación espontánea no se hubieran procurado su legalización
por bulas posteriores.
Pero se encontraron ante dos casos especiales:
Universidades ex consuetudine
Había, a la vez que estudios generales de creación o reconocimiento pontificio, algunos antiguos y prestigiosos estudios
que, sin haber sido erigidos ni reconocidos por el papa o el emperador, disfrutaban de una posición demasiado segura para ser
atacados en lo sucesivo. Tal el caso de Oxford o Padua.
Los juristas, con su respeto habitual hacia los hechos establecidos, declararon que tales estudios generales lo fueron por
costumbre, ex consuetudine.
Universidades respectu regni
El otro caso anormal se dio en las universidades españolas.
En España los reyes erigían studia generalia sin consultar al
papa o al emperador. Bien es cierto que no reclamaban para
ellos un reconocimiento ecuménico de sus derechos, cosa a la
que no podían aspirar unas corporaciones privilegiadas por un
poder solo local, como lo era el rey. Pero su categoría docente les
hacía ocupar un puesto entre las organizaciones de enseñanza
de la época, y los juristas, teniendo esto en cuenta, las clasificaban como studia generalia respectu regni.
Es preciso observar, sin embargo, que tales studia se procuraban siempre una bula posterior del papa que convirtiera en
universales sus derechos limitados.
Resumen
En resumen, cuatro son los tipos de universidades en la Edad
Media:
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 20
04/02/2010 01:48:29 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
21
1ª De erección espontánea con reconocimiento posterior del
papa: París y Bolonia, por ejemplo.
2ª De erección imperial o pontificia: Nápoles, Toulouse y, en
general, la mayor parte de las existentes.
3ª De creación espontánea, acreditadas en Europa entera, pero
sin reconocimiento oficial del papa o emperador: studia generalia ex consuetudine. El caso de Padua y de Oxford.
4ª De erección real con carácter puramente local o studia generalia respectu regni, propio de las universidades españolas.
Los tipos normales, los más numerosos, son los dos primeros.
El tercero es excepcional y los studia generalia respectu regni modificaron casi siempre su posición –según hemos visto– por medio
de bulas papales que les concedían una validez ecuménica.
En consecuencia, el factor esencial en el desarrollo de las
universidades desde el siglo xiii fue la bula pontificia de erección
o reconocimiento. Características predominantes que dejará su
marca en la historia de la cultura superior hasta los primeros
siglos de la Edad Moderna.
Concepto de studium generale y universitas en la Edad Media
Al final de la Edad Media, el término studium generale viene
a denotar prácticamente, no solo una escuela con el privilegio
ecuménico del ius ubique docendi, aunque en esto reside su diferencia técnica y legal, sino una organización escolar de un tipo
especial dotada de privilegios más o menos uniformes.
En el siglo xv se pierde un tanto la distinción entre studium
generale y universitas, y esta última se convierte gradualmente en
un sinónimo de studium generale, es decir, abandona su sentido de
federación, gremio o asociación, para adquirir el de organismo
docente o institución de enseñanza.
El cambio para la identificación fue preparado por el término intermedio de universitas studii, muy usado en el siglo xiv y
cuyo empleo se conservó hasta en los siglos xvi y xvii.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 21
04/02/2010 01:48:29 p.m.
22
María Ugarte
Diferencias entre «magíster», «doctor» y «professor»
Como en toda la evolución de la historia de las universidades,
es preciso establecer, en la cuestión de los títulos concedidos a
los graduados, una separación entre los estudios al norte de los
Alpes y los situados al sur.
En París –tomaremos siempre esta universidad como modelo
de las de su clase– se empleó como regla general la denominación de «magíster» en las facultades de Teología, Medicina y
Artes. A veces, pero menos frecuentemente, se utilizaba la de
«professor», y el título de «doctor», bajo la influencia de Bolonia,
se redujo a designar a los maestros en Leyes Canónicas. De esta
forma, cuando las cartas son dirigidas Rectori, Magistris, Doctoribus
et Scholaribus, el orden explica claramente que con la denominación de magistri se conocía a los profesores de Teología, los de
mayor categoría en la universidad parisién, y con la de doctoribus
a los de Leyes Canónicas.
En Italia el título de «doctor» saltó pronto de la Facultad de
Leyes, en donde comenzó a emplearse, a las otras Facultades. Sin
embargo, los graduados en la Facultad menor de Artes y Gramática fueron llamados magistri y con frecuencia también, magistri
grammaticae para diferenciarlos así de los magistri puerorum.
En Oxford, al llegar el siglo xv, se observó igual distinción
que en Bolonia: «doctor» fue el diplomado en las facultades superiores, «magíster» el que concluía los estudios en la menor de
Artes y Gramática.
Solo en Germania el título de «doctor» fue empleado hasta
por los graduados en Artes, y no es raro encontrar diplomas donde
aparecen denominados «Doctores en Filosofía y Maestros en Artes».
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 22
04/02/2010 01:48:29 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
23
II
Evolución de la enseñanza en la Edad Media
Edad Antigua
Nada hay en la enseñanza de la Edad Media que recuerde
al mundo antiguo. Grecia y Roma conocieron, en verdad, la
alta educación, pero no estuvo nunca organizada, no existió un
cuerpo de maestros licenciados, no hubo exámenes formales ni
grados académicos con los que sus poseedores acreditaran por el
mundo su suficiencia intelectual y pudieran pretender enseñar a
su vez a los sedientos de sabiduría.
En Grecia, Pitágoras, seis siglos antes de Cristo, sentado en
un trono de maestro y envuelto en lujosas vestiduras, aparece perorando sin que sus discípulos tuvieran el derecho de interrumpirle. Es él el prototipo del profesor universitario. Sócrates, el
maestro demócrata, se paseaba a través de las avenidas de Atenas
arguyendo e inquiriendo, y Protágoras, por ciertos honorarios,
enseñaba las sutilezas de la Lógica.
Los romanos poseyeron escuelas públicas, pero no formaron
gremios ni corporaciones. Bajo la república romana estas escuelas fueron libres. El imperio creó las escuelas del Estado, dirigió
la municipal y vigiló la privada. La cultura de los romanos tiene
un carácter más práctico que la helénica.
Alta Edad Media
En los siglos iv y v hordas bárbaras se vuelcan sobre el Imperio Romano. En el siglo vi Europa es todavía un desierto ensangrentado. La civilización parecía extinguida, destrozada; la
enseñanza de Grecia y Roma, hundida y olvidada en un mundo
ruinoso. Se iniciaba la noche de la alta Edad Media.
De este espíritu de destrucción se salvaron las escuelas de
Italia, confirmadas en sus tradiciones derechos.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 23
04/02/2010 01:48:29 p.m.
24
María Ugarte
El Imperio Bizantino conservó en Oriente la cultura y la civilización clásicas. Durante cuatro siglos se mantuvo aislado del
resto de Europa, guardando entre sus límites la preciosa reliquia
del conocimiento del pasado. Y más tarde, mucho más tarde,
pero antes de iniciarse el Renacimiento, habría de volver esta
cultura a Occidente por vehículos no cristianos: por medio de
los sabios judíos y musulmanes.
Durante el período comprendido entre los siglos vi y viii, el
Occidente está sumido en la oscuridad más absoluta. El concepto
clásico de instruir –docere– se funde gradualmente en el religioso
de predicar y propagar la fe. Hasta las hordas salvajes terminaron
rindiendo culto al Cristianismo. La Iglesia era la única organización de aquel tiempo.
No había educación digna de tal nombre porque la Iglesia
miraba con desagrado la enseñanza secular. Suponía por parte
de un laico un verdadero alarde de valor el mostrar interés por
aprender a leer y escribir. Más al fin y al cabo, era esencial el
conocimiento para el propio clero. Pese a sí misma, la Iglesia
tuvo que tomar por su cuenta el proceso de la enseñanza. Los
sacerdotes, los frailes, necesitaban aprender, para preparar a sus
legos a la salvación, las escrituras de los Santos Padres, las oraciones, las reglas de la orden. Cuando Benedicto dictó su famosa
«Regula» y ordenó a los frailes una hora de lectura y ocupar la
mayor parte de su tiempo en la enseñanza, echó las bases de
la escuela monacal. Pero la instrucción de estos organismos fue
exclusivamente religiosa y elemental en extremo; la suficiente
para que los monjes pudieran musitar sus oraciones y obedecer
las reglas.
El que los monasterios de la alta Edad Media fueran focos
de luz en la oscuridad de la ignorancia, no deja de ser una hermosa leyenda, pero solo una leyenda. Cualquier insinuación de
enseñanza secular tenía un carácter diabólico. La excepción la
constituían algunos monasterios, como el de Saint Gall, donde
se facilitaba a los alumnos laicos un pequeño porcentaje de
instrucción.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 24
04/02/2010 01:48:29 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
25
Los obispos fundaban también en sus diócesis escuelas en las
que se enseñaba Teología al alto clero, y gramática, a un alumnado mixto: eclesiástico y laico. Pero cuando la gramática dejó de
ser una materia árida e inofensiva y volvió sus ojos a los autores
clásicos, adquiriendo la cultura pagana un valor literario digno
de tenerse en cuenta, los papas, con extraordinaria prontitud, la
proscribieron como algo muy peligroso para la mente cándida
de los escolares.
La enseñanza anterior a Carlomagno se hallaba, según puede verse, monopolizada por la Iglesia. Escuelas catedralicias y
monacales administraban la cultura con un sistema religioso y
estrecho. Solo en Italia, las ciudades longobardas mantenían
también escuelas laicas, a pesar de que hasta la época de Lotario
no fueron por completo independizadas de la Iglesia.
Este exclusivismo religioso en la enseñanza produjo consecuencias de mucho alcance: canalizó las mentes en los límites de
la especulación; encerró el conocimiento dentro de las normas
e intereses de la Iglesia; la filosofía, las ciencias todas, las instituciones sociales, políticas y económicas, fueron determinadas por
factores puramente religiosos. Y fue entonces, en las tinieblas de
la alta Edad Media, cuando se fundieron los moldes en que un
día la institución universitaria sería vertida.
Época de Carlomagno
Y de este modo se llega a finales del siglo viii y principios del ix:
la época de Carlomagno. En su reinado la enseñanza sufre una reacción evidente. Un soplo de cultura cubre la faz de Europa. Entre
los períodos bélicos, el emperador encontró tiempo para organizar
las instituciones pedagógicas; su corte fue abierta de par en par a
los intelectuales de todas partes. El famoso Alcuino enseñó en la
Escuela Palatina, creación típicamente real, cuya sede estaba donde
se encontraba el monarca. Pero de mucha mayor importancia que
esta escuela, fue la insistencia de Carlomagno en elevar a un nivel
decoroso las normas de enseñanza del clero francés. La capitular
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 25
04/02/2010 01:48:29 p.m.
26
María Ugarte
dada por Carlomagno al obispo Bangulf, de Fuldas (778), fue el
punto de partida de la reorganización de las escuelas monacales
y episcopales. En principio el propósito fue puramente eclesiástico,
para sacar al clero de su ignorancia abismal, de los dogmas de su
buena fe. Pero el movimiento sale de sus estrechos límites. En las
escuelas monacales, empiezan a ser admitidos alumnos laicos; en
ellas se forma una sección claustral, reservada a la educación de
los religiosos, y otra exterior, en la que se consiente la entrada a los
seculares. La cultura empezó a ser apreciada como algo inherente
a la propia consideración.
Retroceso cultural
Pero el renacimiento carolingio no iba a sobrevivir largo
tiempo. En los últimos años del siglo ix el imperio se vio envuelto
en luchas intestinas que terminaban en una fatal desmembración. La juventud luchaba en los campos de batalla; la escuela
palatina se hallaba desierta. La enseñanza fue relegada a algunos
monasterios cuyos abades solo pensaban en conseguir pingües
rentas a expensas del desastre general. Únicamente en Germania, donde Otón el Grande ponía un cierto freno al desastre, la
enseñanza halló un pequeño lugar de reposo.
El siglo x fue un siglo de enervamiento en toda Europa, de
luchas y conflictos, de angustia y ansiedad religiosas. La cultura
ingresa en un período de verdadera quietud mortal.
La baja Edad Media
Al llegar al siglo xi, la vida toma un curso ascendente. Una
paz relativa sucedió a los terribles choques de las épocas precedentes. El sistema feudal se consolida. La movilidad exagerada
de los hombres de todas profesiones es una nota típica de este
siglo. Las naciones hacen su aparición de un modo vago aún. Las
ciudades, unidas política y económicamente, se vuelven fuertes.
La verdadera Edad Media da comienzo.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 26
04/02/2010 01:48:29 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
27
En el progreso intelectual de Europa existen dos clases de
evolución basadas sobre una división geográfica. En el norte
la educación se desarrolló sobre la Iglesia. La nobleza feudal
despreciaba el saber. Reyes y ciudades no eran todavía más que
instituciones subordinadas al feudalismo. Por esto, las escuelas,
la enseñanza toda, era eclesiástica, y el primordial objeto de estudio lo constituía la Teología.
En el sur –sobre todo en Italia– la perspectiva era diferente.
Italia era esencialmente pragmática y secular. La educación no
fue objeto del interés y el control clericales. Existían, es cierto,
escuelas eclesiásticas, pero en menor cuantía. Las escuelas en las
que en el siglo siguiente se desenvolvieron las universidades fueron estrictamente libres y laicas, y las materias predominantes,
los estudios prácticos y lucrativos de Leyes y Medicina.
Pero este siglo xi que inicia la salida del obscurantismo precedente no cuenta aún con un profundo caudal de conocimientos.
La espléndida vida intelectual y artística de Grecia había desaparecido sin dejar huella. Nada quedaba, a no ser el recuerdo
superficial y equivocado que los médicos tenían de las teorías
de Hipócrates. En cambio, la cultura latina no se había borrado
radicalmente: el latín era la lengua de la Iglesia, de las leyes,
de los hombres cultos. Las leyes romanas sobrevivieron en los
códigos bárbaros. La literatura latina, aunque apenas estudiada,
se conservó por los copistas de la época de Carlomagno.
El conocimiento de esta edad está reducido a las recopilaciones, poco originales y bastante inexactas de los siglos v y vi, de
Boecio, Marciano, Isidoro, Drosio y Casiodoro.
Las materias se encerraban en el cuadro del Trivium y el Quadrivium: Gramática, Retórica y Lógica; Aritmética, Geometría,
Astronomía y Música. Había además, por supuesto, Filosofía,
basada en los escritos de Lógica de Aristóteles y en un fragmento
del Timacus de Platón, y Teología, limitada a la Biblia y a los primeros Padres.
Llegamos a los momentos de gestación de la institución universitaria. Es el siglo xii. El imperio cobra gloria y esplendor con
Federico I. El papado, en la persona de Inocencio III, ascendía
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 27
04/02/2010 01:48:30 p.m.
28
María Ugarte
en los últimos años del siglo al pináculo de su curva espectacular.
Los reyes de Europa, sobre todo el de Francia, fueron vencidos
gradualmente por el influjo centrífugo del feudalismo y echaron
las bases de los futuros reinos coherentes; los gremios se fortalecían al unirse. Las ciudades de Italia se convierten prácticamente
en repúblicas independientes. Se descubren las Pandectas de
Justiniano y se traduce, por judíos y árabes, a Aristóteles.
La corte se fija en París y es en esta ciudad donde las escuelas
alcanzan mayor importancia; pero son las escuelas catedralicias.
Las monásticas, en plena decadencia, excepto notables excepciones, se convierten en un factor insignificante en el progreso
intelectual de la época y no tienen interés para el estudio del
origen de las universidades.
De nuevo es preciso diferenciar el norte del sur de Europa
para la perfecta comprensión del doble proceso de formación
de los studia generalia. En el sur seguían siendo las enseñanzas
preferidas el Derecho y la Medicina. Organismos laicos preparan
las universitas o gremios. Maestros seculares autorizan la competencia de sus discípulos. En el norte se enseña sobre todo Teología Lógica y Filosofía. Las escuelas catedralicias, aumentadas y
multiplicadas, atraían más y más a los estudiantes de fuera, hasta
llegar a adquirir una potente fuerza intelectual. Los obispos
hicieron de la enseñanza un verdadero monopolio. De lejanos
rincones de Europa afluían estudiantes a París, Rheims, Chartres
y Tours.
Abelardo
Una gran figura –la más totalmente representativa de la Edad
Media– aparece en escena. Abelardo fue el tipo de maestro sin
escuela –en el sentido moderno de la palabra– que arrastraba
tras él a sus alumnos anhelantes de escuchar su palabra. Todo
lo que era grato a la Edad Media estaba personificado en él: la
didáctica brillante, la fe razonadora, el ardor religioso y el entusiasmo científico. Su fama llevó a París durante la primera mitad
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 28
04/02/2010 01:48:30 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
29
del siglo xii, olas de estudiantes y maestros y estos elementos
son, precisamente, los que darán vida a la universidad. Es en
el único sentido en que esta puede ser conectada y relacionada
con el nombre y la época de Abelardo. Es cierto que por ello la
universidad le debe una tremenda deuda de gratitud, pero su
existencia efectiva no la tiene este organismo hasta dos generaciones después de su muerte. Nada se había oído en su tiempo
respecto a una universidad o a una sociedad de maestros. Pero,
eso sí, su presencia llevó a París a una posición de preeminencia
intelectual que hace posible la gestación de una universidad. El
campo trillado, la semilla cultural sembrada, el fruto no se ha de
hacer esperar.
III
Proceso de formación de las universidades
Una evolución lenta formó los primeros studia generalia. El
acta de nacimiento de las universidades de París y Bolonia no fue
jamás levantada; no se fundaron en un momento preciso, en un
instante determinado. Y es interesante destacar que las primeras
universidades espontáneas –París y Bolonia–, cuyas características son tan dispares, tienen, sin embargo, en su origen un punto
de contacto: su procedencia corporativa.
Dondequiera que los escolares se congregaban alrededor de
un famoso profesor, crecía el número de aquellos ambiciosos
que deseaban convertirse en profesores. Y dondequiera que los
maestros se multiplicaban, crecían, como es natural en edad de
asociación, ciertas costumbres profesionales que en algunos casos se cristalizaban ampliamente dentro de unos estatutos de un
gremio organizado o universitas.
En efecto, antes de que un plan de enseñanza se compusiera, antes de que el sistema cultural tomara cuerpo, los escolares se organizaron para garantizar sus derechos, para aunar
sus esfuerzos. Era la influencia de la época la que llevaba a
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 29
04/02/2010 01:48:30 p.m.
30
María Ugarte
formar gremios de todos los oficios y menesteres, y fueron los
extranjeros, personas poco gratas al país, cuyas patrias no eran
lo bastante fuertes para protegerles, quienes tuvieron la idea
de unirse para asegurarse. De este modo, en París los maestros,
que eran los extranjeros, se asociaron, y en Bolonia, en cambio,
los estudiantes venidos de Francia, de Germania, de Inglaterra
y de España se agruparon, primero en naciones –teniendo en
cuenta el lugar de procedencia–, más tarde en universitas, siguiendo el género de estudios que cursaban. Los profesores
boloñeses, naturales de la ciudad y de categoría social elevada,
no precisaban defensa alguna.
París
En la edad que sucede casi inmediatamente a la época de
Abelardo, París se convierte en una sociedad de profesores; la
primera de este tipo conocida en el mundo.
El proceso del desenvolvimiento del gremio se inicia con la
salida de la enseñanza de la catedral (1127), cuando por orden
episcopal los miembros que no pertenecían al cuerpo catedralicio se alejaron del claustro. De este modo, los licenciados de
Notre Dame empiezan a enseñar fuera del control eclesiástico. Y
a mediados del siglo xii se multiplican los maestros alrededor de
la Catedral y en el Monte de Santa Genoveva.
El alumnado y el profesorado van gradualmente secularizándose y, poco a poco, escapan de la organización eclesiástica.
Sin embargo, siempre mantuvo la universidad parisién el sello
imborrable de su procedencia religiosa, dándose incluso el caso
de que sus concurrentes eran considerados, desde un punto de
vista social, como clérigos.
No se puede dar la fecha exacta de la creación del gremio.
La universidad no fue hecha, se produjo. Pero puede fijarse más
o menos la época en que se reconoce como un hecho la asociación de maestros. Su existencia antes de iniciarse el siglo xiii esta
comprobada por un solo documento, el que facilita Mateo París
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 30
04/02/2010 01:48:30 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
31
en la vida del Abad de San Albán, personaje que muere cargado
de años a principios del siglo xiii. El autor medioeval nos dice
refieriéndose a su biografiado:
hic in iuventute scolarum Parisiensium frequentatur assiduus
ad electorum consortium magistrorum meruit attingere.
Durante el siglo xiii se da el nombre de consortium al gremio,
palabra esta última no usada hasta que lo hace Inocencio III en
1208-1209. El gremio hubo de surgir de una manera rudimentaria, indefinida, entre los años 1150-1170. Prueba de que este
gremio brotó espontánea y hasta inconscientemente, es que hasta alrededor de 1208 no tuvo la universidad estatutos escritos.
Solo algunos años después del principio del siglo xiii, asume esta
sociedad la categoría de una corporación legal con privilegios y
reconocimiento de las autoridades eclesiásticas.
Cartas y privilegios formales fueron concedidos casi siempre
para confirmar o extender una corporación existente, establecida ya de hecho.
De tan modesto origen nace la famosa universidad francesa.
Bolonia
No puede atribuirse el origen de la universidad de Bolonia
–como se ha pretendido– a determinada disposición imperial,
o a una bula del papado o a un decreto de la Comuna. En
todo caso, cualesquiera de las formas empleadas para reconocerla, otorgarle garantías, incorporar sus estatutos a los de
la ciudad, no hicieron otra cosa que legalizar un conjunto de
hechos que de antemano habían cobrado fuerza e importancia. La universidad italiana, como la de París, es un organismo
que sufre un proceso y participa de todas sus fuerzas concomitantes en un período histórico dado. Es absurdo atribuir su
origen a un documento del emperador Teodosio (433); o a la
influencia de la condesa Matilde de Toscana, que el año 1102
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 31
04/02/2010 01:48:30 p.m.
32
María Ugarte
llamó a Irnerio, célebre jurisconsulto, para enseñar Derecho
Romano; o al emperador Lotario que donó a los pisanos el
famoso manuscrito de la Pandecta y obligó el estudio del Derecho Romano.
En Bolonia, ciudad floreciente y rica, sobrevivían los estudios del Derecho Romano. La Comuna giraba alrededor de un
formulismo jurídico. La influencia romana era más intensa que
la que irradiaba del papado. Las personas encargadas de estudiar y aplicar el derecho comenzaron a enseñarlo de un modo
privado. Afluían los alumnos de todos los países de Europa. La
corporación de los estudiantes extranjeros surge de una necesidad del medio. La ciudad medioeval recibía con cautela a los
extraños; no les concedía derecho alguno, garantía de ninguna
clase. Los maestros se asocian también y conservan una estrecha
cohesión con los gremios de estudiantes. Gremios de estudiantes
y collegia de maestros preceden a la formación de los studia y son
los elementos que los integran al producirse como lógica consecuencia de tales asociaciones escolares. Mas es preciso observar
que siempre en Bolonia fueron los estudiantes quienes dieron la
pauta y los que dominaron en todos los órdenes de la vida escolar, excepto en la concesión de grados, privilegio gozado por los
collegia de doctores con las reservas eclesiásticas que, a su tiempo,
impuso el papa y que más adelante serán objeto de examen.
El hecho de que en sus comienzos los gremios tuvieran profesores que les enseñaran, no significaba la existencia de un estudio.
El profesor era un lector privado a quien se le contrataba para
enseñar. Solo después de cristalizarse en un todo homogéneo la
universitas escolar, es cuando el studium aparece representando
un esfuerzo espiritual subsiguiente al esfuerzo material realizado
al constituirse el gremio. En Bolonia no se tiene comprobación
documental de la existencia de un gremio de estudiantes hasta el
año 1215, pero es indudable que su formación debió producirse,
como en París, en la segunda mitad del siglo xii.
Antes de que las corporaciones de estudiantes en Bolonia
adoptaran el término universitas, se denominaban simplemente
«naciones». Su independencia respecto a la Iglesia fue, a dife-
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 32
04/02/2010 01:48:30 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
33
rencia de París, absoluta en la primera época. Maestros y estudiantes resistieron durante un tiempo a la Comuna, a la Iglesia y
al emperador. El origen laico de las corporaciones contribuía a
mantener este carácter.
Los gremios escolares, sea cual fuere la categoría de sus
componentes, son, pues, la base sobre la que se levanta el complicado organismo universitario. La institución social es anterior
a la puramente cultural. Es más, sin las corporaciones jamás hubieran podido desarrollarse las universidades en aquella época
de absorción y monopolio eclesiástico en todos los órdenes de
la vida. La Iglesia por sí sola nunca se hubiera lanzado a formar
tales focos de saber. Solo cuando se apercibió de la imposibilidad
de ignorar la existencia de estos centros es cuando intervino,
volviendo en beneficio propio el esfuerzo de los gremios. Es
absurdo sostener la teoría de que los papas, o al menos los obispos, controlan el nacimiento de las primeras universidades; tan
absurdo como negar la constante ingerencia de los pontífices en
el desarrollo posterior de tales instituciones.
Influencia de París y Bolonia sobre
las universidades posteriores
Las universidades de París y Bolonia son los dos arquetipos y,
puede decirse, las únicas originales –ambas espontáneas–, brotadas
alrededor de la misma época, durante los últimos cincuenta años
del siglo xii, como consecuencia del espléndido movimiento cultural de entonces, aunque con características especiales cada una.
La de París proporciona el modelo de las universidades de
maestros, y la de Bolonia, el de las de estudiantes.
Este renacimiento del siglo xii halló en Italia su expresión
más brillante por medio de una restauración de leyes romanas
que arrancó de Bolonia. Y en Francia tomó la forma de una gran
explosión de especulación dialéctica y teológica que encaja de
un modo perfecto en la universidad parisién.
Todas las universidades posteriores son, en su forma de
desenvolverse, una imitación más o menos cerrada de uno u
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 33
04/02/2010 01:48:30 p.m.
34
María Ugarte
otro de estos dos tipos, aunque en algunos pocos casos la base
de la organización pueda ser independiente. Pero ya pierden
su característica esencial: la espontaneidad de su desarrollo, la
independencia casi absoluta de otros organismos.
En el caso de las primeras universidades, la imitación de las
de París y Bolonia fue, con cierta adaptación a las circunstancias
locales, conscientes y deliberadas. Las nuevas universidades guardan rasgos constitutivos o usos que son explicados únicamente
por las costumbres o instituciones de los estudiantes de Bolonia
o de los maestros de París.
Casi todos los estudios generales secundarios que aparecen
espontáneamente, sin documento pontificio o imperial, fueron
establecidos por maestros o estudiantes de París o Bolonia que
llevaban consigo las costumbres de las universidades de donde
procedían. Aun en los pocos casos en que los gérmenes de una
universidad o colegios de doctores puedan haberse originado
independientemente de la influencia de París o Bolonia, su desenvolvimiento posterior fue debido a la mayor o menor dirección
consciente de los gremios escolares de estos dos grandes centros.
Muchas universidades fueron influenciadas por las de París y Bolonia a la vez. Aun más, algunas se aproximaban en un período
de su historia a la de París, en otros a la de Bolonia. Y entre ellas
mismas hubo una mutua influencia, siendo tal vez mayor la de
Bolonia sobre la de París que la de esta sobre aquella. En esta
primera época las universidades están desvinculadas de cualquier
otro organismo, aparte de una cierta pequeña protección dada
por el obispo y canciller de las catedrales en el norte, y por las
municipalidades en el sur.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 34
04/02/2010 01:48:30 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
35
IV
El imperio y el pontificado intervienen
en la historia de las universidades
El papa, el emperador y los reyes vieron con interés estos
asombrosos crecimientos, y, cada uno por su parte, pensó en
hacer redundar este fenómeno en beneficio propio.
El Habita
El que tomó la iniciativa de su creación, aun antes de que los
primeros gremios escolares se hubieran definido, fue Federico
Barbarroja, rey de Sicilia y Nápoles y emperador de Alemania. En
1158, para animar a los estudiantes a reunirse en sus dominios,
promulgó en Roncaglia su famosa Habita, redactada con intervención de cuatro profesores de Bolonia, la primera carta general
de privilegios para los estudiantes de todas partes. En este documento quedaron establecidas las siguientes garantías: la seguridad
personal de maestros y estudiantes, incluyendo a sus familias; la
exención total de todo derecho de represalia y, por último, la creación de un fuero. «Es nuestro deseo, decretó, que los estudiantes,
y sobre todo los profesores de leyes divinas y sagradas, puedan
establecerse y residir con completa libertad y seguridad en las
ciudades donde los estudios de letras son practicados…»
Fue este el origen legal de una larga serie de privilegios que
en el siglo xii formaban un verdadero cuerpo de doctrina.
El comienzo del siglo xiii contempla el florecimiento de las
universidades de París y Bolonia. Numerosos studia generalia brotan aquí y allá pretendiendo imitar la formidable actividad de
aquellas.
Para el imperio y el papado había dos procedimientos de intervenir en la vida escolar: uno, proteger los organismos existentes;
otro, crear nuevas instituciones de igual tipo que pudieran eclipsar
las primitivas o, al menos, consiguieran competir con ellas.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 35
04/02/2010 01:48:30 p.m.
36
María Ugarte
Y emplearon ambos sistemas: erigieron universidades a su
hechura y se dedicaron a conceder privilegios a las creadas de
un modo espontáneo y evolutivo para, de este modo, encajarlas
en el cuadro de su influencia.
Nápoles
El nieto de Federico Barbarroja había de extender la idea
de su abuelo con la creación de una universidad por un decreto
especial, el primero de su clase en toda Europa, si exceptuamos
la abortada Universidad de Palencia, fundada localmente algunos años antes por el rey de Castilla. Nápoles recibió su carta en
1224 y Federico intentó darle un monopolio de enseñanza en
sus dominios; con este procedimiento atraía a los estudiantes
de Bolonia, que en aquel entonces eran un peligro por estar
dentro de la circunscripción de la Liga Lombarda, hostil al
imperio.
Protección de los papas a las universidades
Los papas no tardaron en seguir el ejemplo del emperador. Se dieron pronto cuenta de la tremenda importancia del
crecimiento de las universidades. Por supuesto que no les hizo
muy felices esta pasión de los fieles por la cultura. Mas el movimiento estaba muy arraigado para pararlo en seco; era conveniente emplear métodos más diplomáticos para vincularlas al
Pontificado. Y de este modo, con beneficios desbordantes y con
inmensos favores, protegiéndolas incluso contra la ambición
de hombres de la Iglesia –tal el canciller–, los papas sujetaron a
los agradecidos escolares con lazos de acero. Y no se detuvieron
ahí. No dieron únicamente privilegios a las universidades ya
existentes.
Imitando el ejemplo del emperador, empezaron a fundar
universidades para sí donde no habían existido antes.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 36
04/02/2010 01:48:30 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
37
Universidades pontificias
En 1229 Gregorio IX erigía la de Toulouse y en 1244-1245
Inocencio IV establecía un studium generale en la misma corte
pontificia.
En el mismo siglo xiii, otras ciudades, ansiosas de colocar sus
escuelas al nivel de estas universidades privilegiadas, se esforzaron en obtener, y algunas lo consiguieron, bulas del papa o cartas
del emperador constituyéndolas en studia generalia.
Las primeras bulas confieren simplemente la posición de studium generale sin definición más amplia, o los privilegios de alguna
universidad especial, tal como las de París o Bolonia. En otras se
puntualiza el privilegio del derecho ecuménico de enseñanza –que
por costumbre disfrutaban las universidades tipos– concedido por
el canciller a sus maestros: el ius ubique docendi.
Y gradualmente se insinuó la idea de que una nueva universidad no sería studium generale con el derecho al ius ubique docendi
para sus profesores, si no poseía una bula pontificia de fundación
o, al menos, una carta del emperador que, teóricamente, era un
poder universal.
El imperio se fue apartando de un modo paulatino de la
cuestión universitaria, dejando al papa el campo libre.
Ante esta situación, instituciones tan antiguas y reconocidas como las universidades de París y Bolonia no se sintieron
completamente cómodas hasta que no fueron convenientemente encerradas en la armadura de una bula papal y, en efecto,
sendas cartas pontificias fueron extendidas respectivamente en
1292 y 1291 por Nicolás IV, reconociendo el derecho, creado por
ellas por costumbre, del valor ecuménico de la enseñanza de sus
maestros.
Y así el Pontificado se arroga, de ahora en adelante, el derecho exclusivo de crear nuevos studia generalia, prerrogativa que
nadie va a discutirle, puesto que aunque algunos monarcas –el
caso de España– o municipalidades funden universidades por
su cuenta, no podrán disfrutar tales instituciones de un reconocimiento universal si no son respaldadas por una bula papal,
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 37
04/02/2010 01:48:30 p.m.
38
María Ugarte
documento que, a poco de ser erigidas, se apresuran a solicitar.
Esto supone, naturalmente, que reyes y papas cooperaban con
frecuencia en el impulso dado al movimiento cultural.
El primer ejemplo de ello está en la confirmación extendida
por Alejandro III al Habita de Federico I. Del mismo modo que
los dos poderes se asociaban para la represión de la herejía, combinaban también sus esfuerzos en la protección de la enseñanza.
A través de la Edad Media se hallan numerosos documentos
pontificios reconociendo y ayudando a universidades fundadas
por leyes laicas.
Una vez que el sistema fue puesto en marcha hubo un verdadero furor de fundar universidades. Los papas las creaban para
hacer más fuerte a la Iglesia: Toulouse, por ejemplo, se erigió en
el país donde acababa de extirparse la herejía albigense. Pío V
ayudó a establecer las universidades de Nantes y Bourges, en el
siglo xv, para evitar que los estudiantes locales llegaran a la de París, cuando esta institución se volvió contra Roma. Para apoyarse
contra el papa o la nación, los reyes de Francia concedieron favores a la Universidad de París. Durante la guerra de los Cien Años,
los reyes de Francia e Inglaterra fundaron universidades en sitios
estratégicos para despertar sentimientos a su favor. Las ciudades
las solicitaban para establecer fuentes lucrativas de entradas y
se llegó a dar el caso de que Florencia la reclamó como medio
eficaz de repoblación después de una plaga devastadora.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 38
04/02/2010 01:48:30 p.m.
Origen de los títulos académicos
I
Las licencias en el Norte de Europa
Del mismo modo que el origen de las universidades no fue
un acto llevado a cabo por el capricho o la conveniencia de algún
príncipe de la Iglesia o de cualquier soberano secular, tampoco los
grados académicos surgieron de un modo brusco por la decisión
de autoridades determinadas. Cuando aparecen leyes o decretos
reglamentado y disponiendo sobre tal materia, no hacen más que
reconocer de derecho instituciones y costumbres en vigor.
Las licencias anteriores a la universitas
El origen de los grados es algo anterior al nacimiento de las
universidades escolares. Mientras el gremio se produjo por una
secesión laica de los claustros –en París– o por una consecuencia
de la enseñanza privada laica –en Italia–, los diplomas de los
maestros salen de las escuelas catedralicias y la cabeza de estas
–el Canciller– los monopoliza a través de toda la Edad Media,
pese a las protestas de los organismos universitarios, que tratan
de arrancar de sus manos tan precioso privilegio.
Las licencias en el norte y en el sur
En el caso del norte, la línea de la historia de las licencias
puede seguirse fácilmente. El proceso es claro y sencillo.
En el sur, donde la existencia de verdaderos grados en un
principio es, incluso, dudosa y donde, más tarde, al desarrollarse
– 39 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 39
04/02/2010 01:48:30 p.m.
40
María Ugarte
la Universidad de Bolonia, se inició la práctica –disfrutada poco
tiempo– de otorgar licencias sin intervención alguna de la Iglesia, las huellas están más borrosas.
Pero es muy probable que, según se deduce de los documentos conservados, sea Francia precisamente la que inició el sistema
de licencias. Por eso será estudiada en primer lugar y con mayor
amplitud, la trayectoria histórica de la licencia en el norte.
Etapas de la historia de las licencias en el norte
Las etapas por las que pasa el proceso de los títulos son las
siguientes:
1ª El canciller de la Catedral se arroga, por costumbre, sin
ampararse en derecho alguno, el monopolio de conceder el
consentimiento para enseñar.
2ª Este privilegio se hace objeto de simonía.
3ª Alejandro III en 1170-1172 prohíbe la simonía y establece el
sistema de prueba para conceder la licencia.
4ª Inocencio III, en 1212, da intervención a los maestros de la
universidad en los exámenes para otorgar licencias.
5ª Gregorio IX restringe un tanto la intervención de los maestros universitarios (1231).
6ª Gradualmente, sin que se produzcan decretos especiales, el
poder del canciller se convierte en un privilegio solo nominal.
Es también preciso anticipar, para poder comprender mejor
la evolución de los grados académicos, que la licencia docendi y el
ius ubique docenti no son en esencia dos diferentes títulos, sino
uno mismo con aplicación distinta.
Es decir, el ius ubique docendi es la licencia docendi con carácter
ecuménico, privilegio reservado a los graduados que procedían
de los studia generalia.
La generalización del ius ubique docendi y la preferencia que se
les concedía a los que lo ostentaban sobre los que no poseían sino
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 40
04/02/2010 01:48:30 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
41
la licencia local, hizo que esta última fuera desapareciendo paulatinamente, dejando el campo libre a los títulos universitarios.
Primera etapa
La Iglesia durante la alta Edad Media se había visto obligada
a tomar el control de la educación en el norte. Pero no había
una autoridad centralizadora: cada obispo en su diócesis actuaba
de un modo independiente y desglosado. La educación, desde
su renacimiento bajo Carlomagno, fue en la práctica confinada
de tal forma a las catedrales y monasterios que era innecesaria
una legislación expresa que decretara como obligación para el
maestro la sanción de la Iglesia. El estado de cosas existentes la
imponía por sí sola.
En los días en que la escasez de alumnos no exigía en cada
escuela episcopal o monasterio más que un maestro, este podía
ser un miembro cualquiera de la Iglesia, el propio obispo o el
abad, o algún otro eclesiástico de menor categoría, si es que por
desidia o incompetencia no se hallaban aquellos en condiciones
de ejercer la enseñanza.
Si tampoco los canónigos o monjes podían desempeñar las
clases, tomaban los servicios de un hombre cualquiera de letras,
a quien, por un salario, le encomendaba la educación de los
estudiantes.
Y al mismo tiempo, con esa habilidad práctica que hace
parecer tan moderna la Edad Media, el obispo normalizaría la
situación del maestro haciéndole que actuara como su secretario
y guardador de sellos –oficio muy semejante al de canciller real.
Su título oficial fue el de canciller o scholasticum y su posición
eclesiástica se vio asegurada. Es posible también que el cargo de
«canciller» fuera anterior al de magiscola y que, precisamente por
tratarse de un funcionario con cierto bagaje intelectual, se le
encomendara –al llegar la necesidad– la enseñanza en la escuela
y el cuidado de la biblioteca.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 41
04/02/2010 01:48:30 p.m.
42
María Ugarte
Sea simultánea la creación del oficio de maestro con la del
canciller o esta procediera a aquella, la cuestión es que en el
siglo xi ambas funciones se asociaban en el mismo individuo,
y este, a medida que el número de alumnos crecía, buscaba
otros profesores que enseñaran bajo su dirección, reservándose
probablemente para sí la enseñanza de la Teología –como asignatura primordial– y delegando en los otros la explicación de la
Gramática y la Dialéctica. A través del tiempo, la instrucción elemental de los niños del coro y otros escolares pobres recayó en
manos de maestros seculares asalariados, que enseñaban bajo la
vigilancia del canciller, convertido ya en un burócrata opulento,
en una especie de superintendente de enseñanza.
En un principio, cuando la escasez de maestros era extraordinaria, es preciso suponer que el canciller buscaba profesor sin
exigirle requisito alguno. Pero al aumentar el número de hombres de letras por la rápida corriente de educación del siglo xii,
creció también alrededor de las más famosas iglesias catedrales
un número cada vez mayor de maestros que deseaban enseñar
fuera de los muros sagrados, para su provecho propio.
En los primeros momentos ninguna licencia o autorización
oficial era necesaria para hacerse profesor o maestro. Cualquier
hombre de letras que se consideraba a sí mismo capacitado podía poner escuela en su propia casa, en la plaza del mercado o
en un lugar alquilado para tal propósito. Abelardo, por ejemplo,
no poseía licencia.
Pero al convertirse por evolución el canciller en un funcionario de alta categoría escolar, se levantó en Francia el mito de
que, como representante de la Iglesia, los maestros que desearan
para su lucro particular enseñar fuera de los muros catedralicios
debían obtener de él un consentimiento que, más tarde, se conoció con el nombre de licencia docendi. Es decir, que los maestros
libres requerían un permiso semejante al de sus colegas que, por
un sueldo, daban clases en la escuela episcopal: el visto bueno
del canciller.
Fue esto una clara usurpación de poder, pero la Iglesia era
lo bastante sagaz para fomentar la creencia y, finalmente, para
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 42
04/02/2010 01:48:31 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
43
hacerla cumplir. Las ideas medievales suponían que cualquier
cosa que fuera a ser hecha –o, incluso, a ser pensada– requería la
autoridad de un poder superior, en este caso la Iglesia.
Y así surgió la costumbre de que el canciller concediera un
permiso formal a los maestros que, por su cuenta, abrían escuela
en la vecindad de la iglesia catedral.
Segunda etapa
El camino más fácil y práctico para obtener este consentimiento era sobornar al canciller. Este aprovechó la oportunidad
para lucrarse. Si el maestro iba a ser pagado por sus alumnos:
¿por qué no cobrar él a su vez por la concesión de la licencia? La
simonía fue institución francamente reconocida por la jerarquía
medioeval de la Iglesia, a pesar de las violentas reacciones de la
Santa Sede. Si el canciller poseía conciencia podía exigir la evidencia de que el pretendiente tenía algún conocimiento de las
materias que se proponía enseñar. Tal prueba revistió usualmente la forma de un testimonio del maestro bajo el cual el antiguo
estudiante –entonces candidato a profesor– se había preparado.
Pero con frecuencia la única garantía exigida era el pago del
derecho a la enseñanza.
Gradualmente, en el norte de Europa tomó cuerpo la costumbre de optar a la licencia y se hizo fija. Los hombres que
deseaban enseñar encontraron ventajoso poseer tal autorización. Era un sello, una marca, y además les permitía situarse en
el plano de los maestros de la escuela catedrática y poder atraer a
algunos alumnos de los que, en cantidad, se precipitaban a tales
centros docentes.
En el siglo xii los cancilleres se van enriqueciendo al multiplicarse el número de maestros y, con eso, el de autorizaciones
expedidas. Pero los profesores de aquel tiempo no contaban
entre sus alumnos más que con pobres muchachos famélicos
de quienes poco provecho económico podía sacarse y, en cambio, el canciller elevaba los honorarios para la concesión de la
licencia.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 43
04/02/2010 01:48:31 p.m.
44
María Ugarte
Los maestros empezaron a quejarse. Otros, a quienes el
canciller, por arbitrariedad o por razones privadas, rechazaba la
licencia, se unieron a los descontentos. El clamor llegó a Roma.
Tercera etapa
La venta de permisos para enseñar tomó proporciones vergonzosas. Esto está demostrado por las prohibiciones procedentes de los altos poderes eclesiásticos. Ya en 1138 encontramos
que en un Concilio celebrado en Londres se prohíbe la creciente práctica de vender tales licencias. (Sancimus praeterea, ut si
magistri scholarum aliis scholas suas locaverint «regendas» pro precio,
eclesiasticae vindictae subiaceant).
Obsérvese que no se emplea aún la palabra licencia. El
primero que denomina así al permiso de enseñar fue el papa
Alejandro III, precisamente en el documento dirigido a todos
los cancilleres de las escuelas de Francia en 1170-1172,en el que
prohíbe, bajo pena de castigos eclesiásticos, solicitar cualquier
clase de honorarios en relación con la concesión de una licencia.
(Subanathematis interminatione hoc inhibere curetis ne qui dignitate illa
si dignitus licentia docenti alios ab aliquo quidquam amodo exigere
audeant vel extorquere; sed eis districte precipiatis ut quicumque vir idonei et litterati volueront regere studia litterarum, sine molestia et exactione qualibet scolas regere patiantur, ne scientia de cetero pretio viadeatur
exponi, que singulis gratis debet impendi).
El papa Alejandro III fue un reformador genial con ideas
poco comunes, en la época, sobre el pecado de la simonía. Claro
es que esta costumbre de exigir honorarios era tan inveterada
que se dio el caso de que el canciller de París extendió una protesta en la que pedía respeto para sus derechos creados.
Algo más tarde, en el tercer Concilio de Letrán, en 1179,
fue dado un importante paso más, consecuencia del anterior,
en el proceso de la historia de la licencia. No solo se prohibió
a los maestros directores de las escuelas eclesiásticas –los cancilleres– tomar honorarios por la expedición de la licentia docendi,
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 44
04/02/2010 01:48:31 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
45
sino que, además, se les exigió de un modo absoluto conceder
licencia a cada candidato preparado convenientemente. (Pro
licentia vero docendi, nullus omnino pretuim exigat, vel su obtenter
alicuis consuetudinis ab eis qui docent, aliquid querat, nec docere quemquam qui sit idoneus, petita licentia interdicat. Qui autem contra
hoc venire presumserit, ab ecclesiastico fiat beneficio alienus. Dignum
quippe esse videtur, ut in Ecclesia Dei fructum sui laboris non habeat,
qui cupiditate animi dum vendit docendi licentiam ecclesiasticum profectum nititur impedire).
De este modo se impuso la idea de una prueba de competencia –seguramente un examen– que sustituyó la simple compra
del derecho a ejercer la enseñanza.
Se le quita al canciller el negocio lucrativo de vender licencias, pero se le concede de un modo legal la completa dirección
sobre todas las escuelas de la diócesis y el derecho a juzgar la
aptitud de los candidatos a maestros. Privilegio este último de
enormes consecuencias, pues motivó una lucha entre el canciller
y el gremio de maestros, lucha que da el ímpetu final y necesario
para el desarrollo de la universidad. Estas disidencias fueron
hábilmente dirigidas por los papas en beneficio propio –según
veremos– pues al conceder su protección a los gremios escolares
los ponían más y más bajo el control pontificio.
El propósito de Alejandro III al extender los decretos citados fue, sin duda, además de impedir la simonía, mantener la
libertad de la licencia y el derecho de los estudiantes pobres a la
instrucción y, en general, establecer el control del canciller en
las escuelas catedralicias, diocesanas y de las iglesias. La acción
de estas determinaciones pontificias se hallaba dentro del radio
de influencia del canciller, pero solo afectaba de un modo indirecto a la creciente corporación de maestros. Estos no estaban
autorizados todavía a tomar parte alguna en la concesión de la
licencia. Su preponderancia posterior les impulsa a solicitar una
intervención, por lo menos parcial.
Desde ahora, el control del canciller, por una parte, y el derecho del maestro competente a una licencia gratuita, por otra,
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 45
04/02/2010 01:48:31 p.m.
46
María Ugarte
forman las bases del sistema educativo francés. La universidad
fatalmente ha de estar supeditada a ellas.
Cuarta etapa
A finales del siglo xii y principios del siglo xiii se produce
el fenómeno de la aparición de las universidades. Los gremios
escolares habían adquirido por sí solos una fuerza y un desenvolvimiento extraordinarios. Pero la posición del Canciller en
cuanto a la concesión de la licencia mediatizaba su absoluta
independencia. La situación se presentaba así:
Los studia generalia, creados por las universidades o gremios
escolares, preparaban a sus alumnos para futuros maestros. Mas
para ejercer la enseñanza era requisito indispensable poseer la
licencia docendi, diploma –como llamaríamos hoy– que solo los
cancilleres podían otorgar. (No hay que olvidar que en la Edad
Media el hecho de obtener un grado académico en cualquier
ramo de la enseñanza significaba poseer capacidad para enseñar
y tener derecho a ejercer el magisterio).
Es decir: no solo no dependía de la universidad la concesión
de los títulos académicos, sino que hasta 1212 no se permite al
cuerpo magisterial del studium intervenir en lo más mínimo en la
prueba de competencia necesaria para dar remate a los estudios
con la obtención de la licencia.
La universidad surgió sin otras ambiciones que las puramente culturales; no trató de conceder títulos por su cuenta –la
tradición del monopolio del canciller estaba ya demasiado arraigada–, sino que, a medida que el tiempo pasaba, exigía que el
voto de los profesores tuviera fuerza en el momento del examen
para la obtención del grado.
Es lógico que se produjera una lucha entre el canciller y la
universidad. No fue únicamente la cuestión de la licencia lo que
creó la enemistad entre ambos poderes, aunque sí la que la prolongó. El control que el canciller ejerció sobre los maestros antes
de crearse la universidad y en algunas décadas después de su
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 46
04/02/2010 01:48:31 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
47
surgimiento, no estaba limitado, como en tiempos posteriores, a
conferir los grados académicos. Con los privilegios eclesiásticos
que le asistían podía no solo conceder o rechazar la licencia a su
propia discreción, sino también despojar a un maestro de ella
o a un escolar de su escolaridad. Fue, tanto como el jefe de las
escuelas, un juez eclesiástico. Se consideraba el iudex ordinarius
de los escolares, reforzaba sus juicios con la excomunión y poseía una prisión especial para los díscolos. Reclamaba, incluso,
el derecho a redactar ordenanzas para el gobierno y disciplina
de la universidad. Y, sin embargo, no tenía posición en el gremio
magisterial. Como canciller nunca fue miembro de la universidad. Ejercía sus poderes al margen de la misma institución. Y su
ambición le llevó al extremo de exigir a los maestros un juramento de obediencia a su persona.
Los escolares, ante tal estado de cosas, apelaron de nuevo
a Roma. Y sucedió que el papa, con el instinto infalible que se
marca en esta época de su historia, ayudó a la universidad de
maestros y se volvió contra los esfuerzos del canciller por obstaculizar el crecimiento del naciente organismo. Inocencio III en
1212, en una bula dirigida al obispo, al deán y al archidiácono
de Troyes, les requiere a obligar al canciller de Nuestra Señora,
por medio de su autoridad eclesiástica, a reparar las injusticias
hechas a los maestros. Relaja las obligaciones impuestas por
los juramentos tomados y los prohíbe en el futuro. Volvió a
insistir sobre el deber de conceder gratuitamente la licencia
–lo que demuestra que la práctica de la simonía no había desaparecido– y ordenó al canciller, sin perjuicio a su derecho de
graduar por su propia discreción, que otorgara licencia a todos
los candidatos recomendados por una mayoría de maestros en
las facultades superiores de Teología, Derecho Civil y Canónico
y Medicina, o por una selección de sus maestros para la Facultad de Artes. De estos, tres eran escogidos por la facultad y tres
por el Canciller. En este documento el papa restringía además
los poderes judiciales del canciller.
La ayuda de la Santa Sede fue, sin embargo, incapaz de
prevenir la renovación de los intentos del obispo y el canciller
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 47
04/02/2010 01:48:31 p.m.
48
María Ugarte
para ahogar a la universidad en sus comienzos. Siguieron en
pie las viejas injusticias: se daban las licencias sin consultar a
los maestros, se hacía caso omiso de la opinión de ellos cuando
recomendaban a sus alumnos, se encarcelaba de un modo vejatorio, etc. Volvió a quejarse el gremio escolar y de las bulas de
1219 y 1222 se desprende que los obispos y el canciller forzaban
todos los resortes para evitar que el formidable desarrollo de la
universidad destruyera la autoridad de la antigua Iglesia de París
sobre los escolares en general. Los papas, de nuevo, apoyan a las
universidades y atacan la política obstaculizadora de las dignidades eclesiásticas.
El abad de Santa Genoveva concede licencias
El hecho de que el canciller de Notre Dame fuera el único
poder capacitado para otorgar licencia de enseñanza era un
perjuicio enorme para la independencia de la universidad. Todo
el gremio escolar dependía de la arbitrariedad de un solo individuo. Por eso tuvo gran trascendencia la innovación de que
en París existiera otra fuente de la que los maestros pudieran
obtener su título.
En efecto, a principios del siglo xiii se abrieron escuelas al otro
lado del Sena, fuera de la jurisdicción del canciller de la Catedral y
dentro de la iglesia de Santa Genoveva. Gregorio IX en 1227 reconoció el derecho del abad y de sus canónigos a licenciar maestros
en Teología, Leyes Canónicas y Artes. Sin embargo, está comprobado –aunque se desconocen las causas– que tal prerrogativa no
tomó incremento más que en la Facultad de Artes. Así, en caso
de disputa con el canciller de Notre Dame, los «artistas» podían
acudir a Santa Genoveva en busca de licencias. En un principio los
títulos de Santa Genoveva fueron concedidos por el abad; en 1255
encontramos una cancillería abacial, a imitación de la de Notre
Dame, siendo su canciller un canónigo nombrado por el abad con
la aprobación de la Facultad de Artes.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 48
04/02/2010 01:48:31 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
49
Quinta etapa
En el año 1229 los maestros de la Universidad de París se dispersaron como protesta por ciertos incidentes de orden público,
en los que se ejercieron represalias sobre las personas de varios
estudiantes. El obispo se puso frente a los intereses de la universidad y aceptó con satisfacción los procedimientos violentos
llevados a cabo contra los escolares.
Pero el papa, a la sazón Gregorio IX, vuelve a intervenir a
favor de la universidad por medio de una bula expedida en el
mes de abril de 1231. Este documento pontificio que, en los
demás aspectos, es enormemente favorable a los escolares, no
lo es, sin embargo, en la cuestión de las licencias. En efecto, las
disposiciones en vigor daban mayores poderes a los maestros
que los estipulados en tal bula por la que el canciller debía únicamente consultar a los maestros antes de conceder una licencia, habiendo jurado, al tomar posesión de su cargo, ejercer sus
poderes de «buena fe y de acuerdo con su conciencia», mientras
que en los tiempos pasados estaba obligado a expedirla siempre
que ello fuera solicitado por una mayoría de la facultad o de los
examinadores.
Realmente, en esta bula los estatutos anteriores no fueron ni
expresamente confirmados ni expresamente abolidos, y la ambigüedad en la cual quedó el asunto dio amplio campo a diferentes
interpretaciones y disputas.
Esta lucha entre el canciller y la universidad solo termina al finalizar el siglo xiii. Entre los episodios más salientes está el conflicto entre la universidad y el canciller Felipe de Thori (1280-1290),
quien renovó la petición ilegal de un juramento de respeto a las
prerrogativas de la Iglesia de París. Además había licenciado a un
candidato regio, el hermano del rey de Aragón, sin consultar a los
maestros, y de un modo arbitrario rechazaba la licencia a los estudiantes debidamente preparados. Sobre esto, el canciller, en vez
de escoger para la asistencia a los exámenes a maestros regentes
acreditados por su antigüedad, seleccionaba los más jóvenes porque, según él, los ancianos desconocían «las modernas opiniones
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 49
04/02/2010 01:48:31 p.m.
50
María Ugarte
y habían olvidado las viejas». El canciller se defendía acusando a su
vez a los maestros de resistirse a su autoridad judicial, de prohibir
a los alumnos asistir a sus clases de Teología y de encaminarles a
Santa Genoveva para la obtención de la licencia.
Y en el curso de esta lucha la universidad llegó a un extremo
de audacia que no había tenido precedentes: en esta ocasión,
y solo en esta, intentó hacer caso omiso del canciller de París y
eligió un canciller propio para expedir las licencias. No se posee
el juicio final de la Santa Sede sobre todos los puntos de tal pleito entre el canciller Thori y la universidad, pero en este último
extremo, el referente a la concesión de las licencias, los derechos
del canciller fueron absolutamente vindicados: se anularon o
invalidaron los grados dados por la universidades y el hecho no
sirvió de precedente en lo sucesivo.
Sexta etapa
El sucesor de Thori, canciller Bertrand de Saint-Denis,
mantuvo la discordia con la universidad. Según acusación de los
maestros, persistió en rechazar a los candidatos que, a juicio del
veredicto de los examinadores, estaban debidamente calificados
y continuó sin admitir a examen a los candidatos que los deseaban. Y, entre otras irregularidades de menor importancia, había
llevado a cabo un gran tráfico de licencias.
No hay documentos que precisen cuál fue el juicio definitivo
del papa, pero se conoce que en aquel tiempo el canciller deja
de ser el iudex ordinarius de los escolares y la intervención de los
maestros en la concesión de las licencias se establece como un
hecho real.
Al iniciarse el siglo xiv su posición seguía siendo la de una
gran dignidad, aunque más y más eclipsada por las crecientes
pretensiones del rector. Su poder substancial desapareció. Conservó únicamente su misteriosa prerrogativa de conferir la licencia y este poder permaneció de aquí en adelante casi tan sagrado
como el del obispo de ordenar sacerdotes; pero se convierte
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 50
04/02/2010 01:48:31 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
51
poco a poco en un poder nominal, más que efectivo, y sin el
privilegio de exclusividad, ya que el canciller de Santa Genoveva
le substituía en cuanto a la Facultad de Artes se refiere. El último
intento de obrar por su cuenta concediendo licencia sin el consentimiento de los maestros fue en 1385.
II
La licentia docendi y el ius ubique docendi
Algunos studia medioevales adquirieron, por la competencia
de sus profesores, un crédito extraordinario en todo el mundo.
Su fama llevaba a ellos alumnos de los países más lejanos y sus
maestros eran considerados como grandes eminencias, dignas
de respecto universal. Según se desprende de los documentos
conservados, para formar parte del gremio escolar de una universidad determinada era preciso someterse a una prueba o examen
previo. El maestro, ostentando ya su licentia docendi y admitido por
el ceremonial de la inceptio a la corporación magisterial, debía, si
pretendía cátedra universitaria, pasar un nuevo control docente.
Pero a los maestros admitidos para enseñar en París, Bolonia o
Salerno, se les consideraba, por el simple prestigio de estos centros, capacitados para ejercer la enseñanza en otras instituciones
semejantes. Con gusto, los demás studia aceptaban a antiguos
profesores de las famosas universidades sin la fastidiosa necesidad de examinarles de nuevo. Este privilegio –gozado, sin que
ninguna ley lo dispusiera, desde los principios del siglo xiii por
los maestros de París, Bolonia y Salerno– fue llamado ius ubique
docendi, derecho de enseñar en todas partes.
Obsérvese que en un principio era solo una costumbre por la
cual los maestros –no los graduados– de las universidades más renombradas podían desplazarse a otras de menor categoría con la
seguridad de ser bien recibidos. El título académico único seguía
siendo la licentia docendi concedida por el canciller.
Al fundar los papas nuevas universidades y al carecer las de
reciente creación del renombre de las anteriores, era preciso
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 51
04/02/2010 01:48:31 p.m.
52
María Ugarte
crear artificialmente una universalidad que atrajera estudiantes de
todas partes. Y entonces los pontífices instituyen como un hecho
legal el ius ubique docendi. Pero con característica algo distintas: ya
no eran solo los maestros quienes la disfrutaban, sino que todos
los que se graduaban en las universidades poseían este privilegio.
Es decir, que la licentia docendi local otorgada por el canciller se
convierte para los graduados procedentes de tales centros en un
título de validez ecuménica. Y en estos casos el canciller confería
la licencia en nombre del papa, en vez de nombre del obispo,
según se acostumbraba para las licencias locales.
Y gradualmente se insinuó la idea de que una nueva universidad no sería studium generale con el derecho al ius ubique docendi
si no poseía una bula pontificia de erección o de reconocimiento, o, al menos, una carta del emperador que, teóricamente, era
también un poder universal.
De nuevo hay una clara usurpación, y de nuevo la idea toma
raíces. Los reyes locales o las municipalidades podían decidir tener
una universidad y podían expedir todas las cartas de fundación
que quisiesen, pero, si pretendían obtener el reconocimiento de
su institución fuera de sus propios dominios, debían solicitar al
papa o al emperador la concesión de una bula o carta.
Al apartarse el emperador de la cuestión pedagógica, la Iglesia monopoliza el privilegio y, para concretar más, el pontificado
queda dueño de la situación.
La primera bula que crea como un hecho legal el privilegio
del ius ubique docendi es la de 1233 concedida a beneficio de los
graduados de Toulouse.
De un modo paulatino, el ius ubique docendi se convierte en el
objeto principal de las erecciones papales o imperiales. A veces
no se expresaba este derecho en la bula de creación, pero llegó a
considerarse que toda bula que erigía una universidad implicaba
la idea del ius ubique docendi.
La posición de las antiguas universidades, que dieron el precedente de la universalidad de sus licencias, era equívoca: carecían
de una legalización de sus privilegios mientras que las más modernas y menos prestigiosas adquirían situaciones más firmes. Y por
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 52
04/02/2010 01:48:31 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
53
esto se vieron obligadas a solicitar del papa el reconocimiento formal de su ius ubique docendi, e, incluso, de su posición como studia
generalia. Por las bulas de Nicolás IV, extendidas respectivamente
en 1291 y 1292, las universidades de París y Bolonia comenzaron
a disfrutar legalmente de su anterior prerrogativa de que sus
maestros –y ahora también su licenciados– pudieran enseñar en
todas las demás escuelas y universidades del mundo sin sufrir un
examen adicional.
El ius ubique docendi es, desde entonces, la esencia de un studium generale y la escuela que no lo poseyera no podría obtenerlo
sin carta del emperador o bula del papa.
Al multiplicarse el número de los graduados universitarios,
va desapareciendo la categoría de licenciados locales procedentes de studia que no fueran generalia.
Pero tendríamos una idea equivocada sobre este asunto si
supiéramos que el ius ubique docendi, aunque fue asegurado de
un modo contundente por la autoridad imperial o pontificia, era
respetado en la extensión que los juristas reclamaban para él.
Es muy probable que las primeras universidades de categoría
intelectual elevada no reconocieran jamás el ius ubique docendi
conferido por los organismos más jóvenes.
Cuando París se queja de los derechos concedidos a Toulouse, el mismo Gregorio IX explica que los privilegios de la nueva
universidad no intentaban estorbar los de la de París. Y al dar
Alejandro IV a Salamanca el ius ubique docendi, advirtió que sus
graduados no podrían hacer uso de él en Bolonia ni París.
En la universidad parisién no podían incorporarse a su
profesorado, sin previo examen o prueba, ni siquiera los graduados de Oxford. Claro es que Oxford pagó con igual moneda a la
Universidad de París.
Y, no obstante las bulas pontificias, hubo universidades menores que en sus estatutos estipulaban algún examen preliminar,
que no era otra cosa que la prueba de que eximían las bulas
pontificias de erección o reconocimiento.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 53
04/02/2010 01:48:31 p.m.
54
María Ugarte
En realidad, el ius ubique docendi, al producirse la multiplicación de licenciados que lo poseían, se redujo a un honor universalmente reconocido, pero nada más que eso. Cada universidad,
pese a las bulas, se reservaba el derecho de rechazar lectura y
ejercicio del magisterio a cualquier graduado de cuya competencia no tuviera garantía absoluta.
Es una evolución lógica: la selección se impuso en cuanto fue
un hecho la abundancia de maestros.
En resumen: el ius ubique docendi empezó siendo un privilegio reservado a los profesores de ciertos organismos superiores
y pasó a tener el carácter de un título académico que implicaba
de por sí el derecho a cátedra sin requisitos ulteriores; y, por
la imposibilidad de disponer de una cátedra para cada nuevo
graduado, hubo que acudir al procedimiento eliminatorio, y el
ius ubique docendi fue el prerrequisito necesario para presentarse
a examen para quien aspiraba a desempeñar oficio de maestro
en una universidad.
La simonía en la concesión de las licencias
Ya hemos visto que la licencia, fuera local o ecuménica, la
concedía el canciller en nombre del obispo, si era licentia docendi,
o del papa, si se trataba del ius ubique docendi.
Sabemos que Alejandro III decretó de un modo terminante
que la licencia fuera gratuita. Pero, a pesar de ello, el canciller
exigió siempre un estipendio u objetos que variaban, según las
circunstancias. Precisamente fue una de las principales acusaciones de la universidad contra su acérrimo enemigo. El canciller se
defendía alegando que eran regalos espontáneos de los candidatos. Se ha comprobado, sin embargo, que tenían lugar actos de
fuerza. Hay casos convincentes y pintorescos. En cierta ocasión,
a unos nobles les fue rechazada la licencia porque no habían
enviado al canciller vestes cum furratoris more nobilium; y en otra,
después de que el candidato había ya pagado ocho francos, el
canciller, observando que todavía quedaba uno en su bolsa, exclamó: ¡adhuc illum, adhuc illum!
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 54
04/02/2010 01:48:31 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
55
III
La inceptio
El graduado que obtuviera la licencia del canciller había
terminado con los requisitos de carácter intelectual, pero no le
bastaba esto para estar en condiciones de desempeñar el magisterio. Debía ingresar en la corporación escolar para gozar de los
privilegios de la enseñanza; tenía que someterse a sus reglas y
costumbres.
Idea de la inceptio
Del mismo modo que los maestros no podían forzar al canciller a conceder una licencia, este tampoco estaba capacitado
para obligar a los maestros a admitir en su asociación a quien él
hubiera licenciado.
Los maestros, con su poder de reconocer o rechazar la inceptio
–que así se llamaba la ceremonia de ingreso en la universitas del
magisterio– y de requerir a un licenciado jurar obediencia a las reglas de la sociedad, como una condición para ser admitido en un
gremio profesional, poseían un control equivalente al del canciller
sobre la licencia. Este poder, que en su esencia fue más o menos
lo que el poder manejado por todas las asociaciones profesionales, sirvió como punto de apoyo para su resistencia al canciller.
Formado en su origen con el propósito de propia protección, más
que de agresión, la universidad parisién pronto la encauzó para
adquirir un monopolio. Por estos medios la admisión a la corporación de maestros por inceptio fue convertida en tan esencial para
el maestro como la obtención de la licencia del canciller.
Y canciller y universitas se esforzaban, cada uno por su parte,
en hacer nula en la práctica, por medio de su incuestionable prerrogativa, la igualmente incuestionable prerrogativa del otro.
Origen de la inceptio
Examinemos el origen de esta ceremonia profesional.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 55
04/02/2010 01:48:31 p.m.
56
María Ugarte
Es indudable que, por ley natural, ningún individuo se constituyera a sí mismo como maestro sin haber sido él, durante un
tiempo conveniente, enseñado por un maestro debidamente
autorizado.
Y, como consecuencia lógica, el candidato a maestro solicitaría, de un modo u otro, la sanción y consentimiento de su
antiguo profesor para iniciar sus trabajos.
En el tiempo de Abelardo estos principios llevaban camino
de reconocimiento. Cuando el famoso dialéctico pretendió enseñar Teología, se vio obligado a someterse a las enseñanzas de un
teólogo, y al aventurarse a iniciar las lectura de Ezequiel después
de un período incompleto de estudios y sin la autorización de su
maestro, se le consideró tan mal que en el Concilio de Soissons
se le recriminó severamente por ello.
La idea de la inceptio envolvió desde su origen dos elementos:
por una parte el ingreso formal de un maestro recientemente
licenciado en las funciones de su profesión; por otra, el reconocimiento del recién venido por su antiguo maestro y por otros
miembros de la univesitas.
No se puede decir desde cuándo la inceptio fue acompañada
de las ceremonias que más tarde formaron su parte esencial. Es
posible que alguna de ellas procediera, por vaga tradición, de
las escuelas filosóficas y retóricas del viejo mundo romano. (En
Italia, según veremos, existe una institución muy semejante: el
conventus.)
Puede suponerse que en un principio todo el ceremonial se
redujo a un regocijo de buen compañerismo al ser admitido en la
asociación un nuevo miembro. Pero gradualmente, y por pasos imperceptibles, tomó un carácter solemne y reglamentario. El nuevo
maestro era investido por su antiguo profesor con las insignias del
oficio –birrete, anillo y libro abierto– y recibía, además, un beso
y la bendición. El consagrado obsequiaba con un banquete a sus
nuevos colegas y hacía, en muchas ocasiones, regalos de guantes,
túnicas y otros objetos, y llegó poco a poco a hacerse costumbre la
contribución de dinero para los fondos de la sociedad.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 56
04/02/2010 01:48:32 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
57
Y una vez pasada la inceptio, el graduado era un verdadero
maestro en condiciones ya de ejercer la enseñanza.
IV
Los títulos académicos en Bolonia
El origen de los grados académicos lo encontraremos en
Francia, no en Italia. De París se conserva una clara trayectoria
de la evolución de los títulos. En Italia no hay vestigios anteriores
al gremio mismo de maestros. Cuando se impone, más o menos
legalmente, la costumbre de la colación de grados, puede suponerse ya una influencia de París.
Es irrefutable, también que al producirse la ingerencia clerical, por la bula de Honorio III, el sistema se copia de Francia.
Ausencia de licencia en la primera época
Ha sido discutido si en los principios del siglo xii los maestros de leyes de Bolonia necesitaban o no licentia docendi para
constituirse en profesores. Rashdall opina que Irnerius y sus
contemporáneos fueron profesores no autorizados por poder
alguno, pero Manacorda, que trata de enlazar la universidad
con las escuelas catedralicias, considera que todo maestro debía haber recibido, para poder dedicarse a la enseñanza, una
licentia docendi de manos de un poder eclesiástico.
Pero es cierto el hecho de que prácticamente las escuelas
catedralicias no existían en Lombardía y las que funcionaban en
el país carecían de la importancia suficiente para que su cabeza
–el arcediano– pudiera imponer su control sobre los escolares
libres, mucho más fuertes y muy numerosos.
En cambio, es muy probable que el candidato a maestro
ingresara en la primitiva corporación magisterial por medio de
una ceremonia pública, que más tarde se convirtió en el conventus. (La inceptio francesa).
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 57
04/02/2010 01:48:32 p.m.
58
María Ugarte
Es decir, el primitivo sistema de graduación en Bolonia se limitó a la admisión del candidato en la corporación de maestros.
La ingerencia de la Iglesia no existía. En el primer período los
maestros de Bolonia habían gozado de la misma libertad profesional que otros gremios, admitiendo o rechazando candidatos a
su corporación. Solo ellos dirigían los exámenes de competencia
y conferían en su propio nombre la licencia de enseñar. Al organizarse la universidad, el Colegio de Doctores conservó esta
costumbre rodeándola de cierta solemnidad.
Tal procedimiento no estaba en armonía con las ideas jerárquicas de aquel tiempo. El principio general de las leyes canónicas
reclamaba para la Iglesia un cierto control sobre la educación. Y
por ello, Honorio III en 1219 extendió una bula para decretar que
no podía tener lugar una graduación de doctorado sin el consentimiento del arcediano de Bolonia, que era, probablemente, la cabeza de las escuelas capitulares, del mismo modo que el canciller
lo era en el norte. La citada bula dice textualmente:
Nos eorumdem utilitati et onori utiliter prospicere cupiantes
auctoritate presetium duximus statuendum, nisi a te obtenta
licentia, examinatione quoque prehabita diligenti, tu denique
contradictores si qui fuerint vel rebelles, per censuram ecclesiasticam appelationis remedio compescas.
Esta innovación, que mediatizaba tanto la libertad de la universidad, fue sin embargo aceptada sin oposición por coincidir
en aquel entonces el cargo de arcediano en un célebre canonista
de Bolonia, Gratia Aretinus.
Y es interesante hacer notar que, con excepción de un intento hecho en 1270 por los maestros para sacudirse el yugo eclesiástico, las relaciones entre el arcediano y los doctores fueron
siempre amistosas y pacíficas.
El arcediano parece que no intervino de un modo real en la
concesión de las licencias hasta 1270. Y aun entonces su intervención se limitaba a controlar la justicia de los doctores en el
proceso del examen.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 58
04/02/2010 01:48:32 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
59
Pero, a pesar de ello, en la historia de las universidades, la
bula de Honorio III modifica el sistema en toda Europa. Todos
los organismos de enseñanza caen dentro del orbe eclesiástico.
Desaparece la diferencia fundamental entre París y Bolonia y,
por la cierta semejanza del procedimiento de graduación, una
organización arquetipo fue establecida y sirvió de norma para las
universidades más jóvenes.
Procedimiento de graduación en Bolonia
El sistema presenta diferencias con el norte. Constaba también de dos partes, pero ambas estaban muy vinculadas y se llevaban a cabo dentro de la misma universidad.
El examen privado o de licenciatura era la verdadera prueba
positiva, realizada ante los doctores presididos por el arcediano.
Pero mientras en la universidad de París, y en las que copiaron
su sistema, el juicio del canciller era el que se imponía, prescindiendo a veces hasta del consejo de los maestros, en Bolonia el
arcediano tenía más bien una posición honorífica. El candidato
debía estar siempre asistido de un maestro o consiliarius, especie
de padrino, vestigio del antiguo profesor que por sí solo debería
dar autorización a sus alumnos para iniciarse en la enseñanza.
Pasadas las pruebas y aceptado el futuro maestro, quedaba
consagrado licenciado y estaba en condiciones para obtener la
laurea o doctorado.
La laurea suponía un segundo examen público, meramente
formal, y una suntuosa, y por tanto espectacular, ceremonia de
colación. Después de aparatosas escenas por la ciudad y en la
catedral, y de prestar juramento de fidelidad a los estatutos escolares, el arcediano, en nombre de la Santísima Trinidad y «por
la autoridad del papa», le confería la licencia de enseñar. A continuación, el padrino le investía con las insignias del oficio –el
libro abierto, el birrete y el anillo– y conduciéndole de la mano,
le hacía sentarse en la silla magisterial o cátedra, abrazándole
y dándole la bendición. Finalizada la ceremonia, se organizaba
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 59
04/02/2010 01:48:32 p.m.
60
María Ugarte
una cabalgata con gaiteros y trompetas y se daba fin a la fiesta
con un espléndido banquete.
Este ceremonial, llamado conventus o «examen público», no
difería apenas de la inceptio del norte aunque ofrece la característica de aparecer estrechamente unidos canciller y doctores y de
ser en ella concedido por ambos poderes, de común acuerdo, el
grado universitario o licencia de enseñar.
Anales de la Universidad de Santo Domingo,
Año VII, Nos. 1, 3-4,
enero-marzo y julio-diciembre de 1943
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 60
04/02/2010 01:48:32 p.m.
Publicación de la Ley en Santo
Domingo durante el período
de la dominación española
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 61
04/02/2010 01:48:32 p.m.
Archivo Real de Bayaguana. Real Cédula de fecha 6 de febrero de 1770.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 62
04/02/2010 01:48:33 p.m.
Antecedentes
2
*
En el Derecho español la obligatoriedad de la ley empieza a
tener efecto solo después de haber sido notificado su contenido
por el poder público al cuerpo social de la nación. Esto es, una vez
llevada a cabo su promulgación. Consta este acto de dos momentos:
el de la expedición del decreto en que se participa la existencia
de la ley y se ordena su publicación y observancia (promulgación
propiamente dicha), y el hecho mismo de la publicación de ella con la
expresión de la fecha en que empieza a ser obligatoria.
Ya en Roma, los magistrados comunicaban al pueblo sus decisiones por el medio verbal –la contio– con el que se congregaba
a los ciudadanos al son de heraldos y trompetas para reunirles
al aire libre e informales sobre las normas adoptadas. Cuando la
comunicación tenía –dentro del círculo de las atribuciones de la
magistratura– un carácter imperativo, o al menos había de servir de
regla de conducta, se hacía no solo de viva voz, sino llevándola al
conocimiento del público por medio de escritos – edictos– que se
fijaban en la plaza pública o en el lugar más concurrido de la urbe.
El antiguo Derecho de los visigodos, recopilado en el Fuero
Juzgo (siglo vii), no regula sobre la forma de publicación de la
ley, pero insiste en que «tod omne deve saber las leyes». (Libro II,
Tit. I, Ley III).
En las Partidas (1256-1263) se ordena la lectura de las leyes a
aquellos que saben leer, y a los que no, se les manda conocerlas
por los otros.
*
Se ha respetado la grafía tal y como aparece en el original.(Nota de la E.)
– 63 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 63
04/02/2010 01:48:33 p.m.
64
María Ugarte
Escusar no se puede ninguno de las penas de las leyes, por decir
que las non sabe; ca pues que por ellas se han de mantener,
recibiendo derecho, e faciendolo, razon es que las sepan, e que
las lean: o por tomar el entendimiento dellas, o por saberlas
él mismo bien razonar en otra manera, sin leer… (Partida I,
título I, Ley XX)
El título XXVIII del Ordenamiento de Alcalá da normas en
igual sentido (1348).
Sin embargo, el procedimiento empleado durante la Edad
Media española para la participación de una ley al pueblo no es
posible deducirlo de la legislación de la época.
Menos concisas sobre esta materia, aunque tampoco lo suficientemente explícitas, son las disposiciones de los monarcas
desde el siglo xvi en adelante. En la Recopilación de las Leyes de
Indias se hallan recogidas varias reales cédulas que, de un modo
más o menos directo, instruyen sobre la publicación de las leyes.
En 1540, el 15 de abril, dispone Carlos V que cédulas y
provisiones reales «despachadas y que se despacharen y de las
provisiones de los virreyes, presidentes y gobernantes tocante al
gobierno y bienestar de las ciudades, se den a éstas copias autorizadas si las pidieren…» (Ley XXX, título I, libro II).
En relación con las ordenanzas de los gobiernos, decreta Felipe II en 24 de mayo de 1574 que «los Gobernadores y Tenientes
hagan leer las ordenanzas en sus distritos lo menos una vez al
principio de cada año…» (Ley XXXVI, título I, libro II).
El mismo monarca, en la Ordenanza XVI del Consejo de
Indias, y el rey Felipe IV en la número XXIV del año 1636, disponen «que las leyes y provisiones se publiquen donde y cuando
convenga, salvo si pareciere que alguna fuere secreta… y que
de la publicación y cumplimiento de ella se tenga siempre en
el consejo, abiso y certificación… Y para que se entienda lo
que se ha de publicar o no, ordenamos que en las que se hubieren de publicar se ponga la forma, tiempo y lugar en que se
publiquen...»(Ley XXIV, título. II, libro II).
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 64
04/02/2010 01:48:33 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
65
Refiriéndose de un modo especifico a Cataluña, el rey Fernando VI da el 7 de octubre de 1754 algunas normas sobre la
publicación de la ley por la Audiencia de Barcelona dentro del
radio de su distrito. El Tribunal debe ocuparse de participar la ley
al pueblo «oyendo previamente a los Fiscales». Pero si la disposición regia es de orden militar o de Hacienda, manda que sean los
jueces o tribunales delegados para el ejercicio privativo de aquellas
jurisdicciones los que publiquen los reales decretos por bandos o
edictos. (Ley V, título IX, libro III de la Novísima Recopilación).
Un auto acordado de 1 de abril de 1767 ordena que «las
leyes obligan y deben ser guardadas siempre que estuviesen publicadas por pragmática, cédula, orden, edicto, bando o pregón,
mandado ejecutar por los Magistrados y no de otro modo; y se
denunciará al que pusiere en ejecución de autoridad propia alguna ley no publicada en la forma dicha; y las Justicias ordinarias
procederán contra él, castigándole como reo de Estado…»3
En cuanto al procedimiento de llevar a cabo esta notificación, instruye de un modo general el Real Decreto de 22 de
septiembre de 1770: «las Chancillerías y Audiencias comuniquen
las Cédulas y demás órdenes generales a los Corregidores; estos
las harán reimprimir para enviar los competentes exemplares a
cada uno de los pueblos de sus distritos por el correo o veredas.
Suplirán el costo de la impresión de los propios de la capital,
prorrateándolo después entre los pueblos del Partido que reintegrarán lo que les quepa de los suyo o de cualquier otro fondo
común. Procuren el menor coste, y la capital contribuirá con el
tanto correspondiente».4
Tal disposición no puede servir de norma absoluta en Santo
Domingo, donde la imprenta no se utiliza con fines de publicación de leyes hasta principios del siglo xix.
Estas disposiciones del Derecho español, relacionadas con la
necesidad del conocimiento de la Ley y con la forma de su partici
3
4
Antonio Xavier Pérez y López. Teatro de la legislación universal de España e
Indias..., Madrid, 1798, tomo XIX, p. 124.
Ibídem.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 65
04/02/2010 01:48:33 p.m.
66
María Ugarte
pación al pueblo, no son suficientemente claras y minuciosas para
poder, a través de ellas, estudiar los detalles del procedimiento
utilizado para comunicar a todas las autoridades integrantes del
gran aparato burocrático del Reino y al cuerpo social de la nación
las decisiones que habían de servir de norma jurídica.
Es necesario acudir a los documentos mismos en que se aplicaban los sistemas establecidos por la costumbre o por algunos
reglamentos o formularios especiales –de los cuales no hablan
los historiadores del Derecho de Indias– para poder averiguar
los diferentes medios de que se valieron los organismos coloniales para llevar a cabo la publicación de la Ley, acto que implica el
comienzo de su observancia.
Tal ha sido la forma de realizar este trabajo: consultar un
gran número de documentos remitidos a diferentes autoridades
de la isla Española y deducir de su contenido los trámites sufridos desde el momento en que emanaron de la autoridad que los
generó, hasta llegar al final de la trayectoria coordinada.
El sistema empleado en Santo Domingo durante la dominación española para la publicación de la Ley y de todas las disposiciones procedentes de los poderes constituidos, fue el más
imperfecto, el llamado material, que consiste en la comunicación
escalonada hecha por la autoridad superior jerárquica a sus inmediatos delegados. Tal procedimiento desaparece solo al salir
a la luz el primer periódico dominicano –El Telégrafo Constitucional– en abril del año 1821.5
En cuanto al hecho mismo de la promulgación, no ofrece esta
su completo desenvolvimiento en Santo Domingo al tratarse de
disposiciones enviadas de España y, en cambio, en las originadas
en los poderes locales –Audiencia, gobernadores, cabildos–, el
proceso está cubierto en su totalidad dentro de las jurisdicciones
respectivas. Es decir: en el primer caso se limitan las autoridades
a comunicar y publicar órdenes y leyes promulgadas en la metró
5
Emilio Rodríguez Demorizi, Los primeros periódicos y los primeros diarios dominicanos (Listín Diario–Edición Cincuentenario 1889-1939).
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 66
04/02/2010 01:48:33 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
67
poli; y en el segundo, ambos actos –promulgación propiamente
dicha y publicación– se desenvuelven dentro de los límites de los
distritos de la Audiencia, Gobernación o Cabildos.
Estudiamos aquí únicamente el conocimiento de los diferentes sistemas de publicación de todos aquellos documentos cuyo
contenido forma el caudal legislativo de la parte oriental de la
Isla en la época española. Los problemas planteados por la promulgación misma quedan fuera de la materia de este trabajo.
En dos períodos perfectamente deslindados ha de dividirse
el estudio de la publicación de la Ley en Santo Domingo: aquel
en que se utiliza el sistema manuscrito, y el que emplea la imprenta como medio de divulgación de los documentos legislativos.
Comprende el primer período desde el descubrimiento hasta
la ocupación francesa como consecuencia del Tratado de Basilea
(1492-1800).
Desde la reconquista de la parte española por Sánchez Ramírez (1809) hasta el año 1814, transcurre una etapa de transición
caracterizada por la coexistencia de ambos medios –el manuscrito y el impreso– con un marcado predomino del primero en la
circulación de la Ley en el interior de la Isla.
Desde 1814 hasta los últimos instantes de la dominación española (1821), se utiliza –salvo ciertas excepciones– el sistema de
comunicación por ejemplares impresos, tanto en la capital como
en los lugares de tierra adentro.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 67
04/02/2010 01:48:33 p.m.
Comunicación de la Ley por
medio de copias manuscritas
6
Dos grandes grupos de documentos de orden legislativo se
distinguen en la época de la dominación española. Aquellos que
proceden directamente de la autoridad real: pragmáticas, reales
cédulas, etc., y los emanados de las diferentes autoridades locales
en el ejercicio de la relativa autonomía de que gozaron las Indias: reales provisiones de la Audiencia, bandos y decretos de los
gobernadores, disposiciones de las juntas de Hacienda, bandos
municipales, etcétera.
El sistema de publicación en ambos casos variaba solo en
cuanto a que el proceso era más o menos largo. Las disposiciones
locales se ajustaban, dentro de los límites geográficos de la jurisdicción que los originaba, al método empleado en la circulación
de los despachos reales.
6
Ha sido compuesta esta parte del estudio a partir de los documentos que
integran el Cedulario inédito procedente del Archivo Real de Bayaguana.
Consta de 28 piezas del siglo xviii y ofrece el interés de tratarse de un fondo municipal en el que las disposiciones legislativas tienen las anotaciones
de todas las diligencias llevadas a cabo en el proceso de su publicación
en la Isla hasta llegar a la última etapa: la participación de las justicias
ordinarias de las diferentes jurisdicciones. Se encuentran depositados en
el Registro de Título del Tribunal de Tierras del Departamento Sur y es,
hasta ahora, la única colección de ese tipo encontrada en los Archivos de
la República (V. descripción de sus fondos en nuestro artículo «El Archivo
Real de Bayaguana», en BAGN, número 22, 1942).
Se han consultado, además, las cédulas y pragmáticas publicadas en la
obra de fray Cipriano de Utrera, Universidades... de la Isla Española, Santo
Domingo, 1932, a pesar de que en ellas solo pueden estudiarse las diligencias primeras de la publicación.
Ha sido también examinada la Colección Lugo, en sus documentos procedentes del Archivo de Indias, BAGN.
– 68 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 68
04/02/2010 01:48:33 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
69
Una mayor diferenciación existe en el procedimiento de publicación según el documento fuera recibido por la Real Audiencia de Santo Domingo o por el gobernador y capitán general de la
isla La Española. Hay que advertir que no siempre responde este
hecho a una especificación previa en el cuerpo del documento
de los poderes a quienes va dirigido, puesto que en la mayoría
de los casos las cédulas u otros documentos similares llevan una
múltiple dirección en la que se incluye a todas y cada una de
las autoridades de un lugar determinado o de los dominios de
América en general. Es, pues, puramente una cuestión de forma
y no de fondo, y se desconoce si la entrega de los documentos a
la Real Audiencia o al Gobernador venía ya reglamentada por el
Consejo de Indias7 en aquellos en que el contenido no se refería
particularmente a un organismo determinado. Sin embargo, se
observa de un modo global que la Audiencia recibía los documentos legislativos que disponían concretamente sobre asuntos
cuya infracción era objeto de proceso por parte del alto tribunal;
e iban a parar a los gobernadores –y a la vez presidentes de la
Audiencia– aquellos que interesaban a la competencia del poder
ejecutivo: instrucciones sobre administración, ordenanzas, cuestiones comerciales, etc. Pero del mismo modo que las funciones
ejecutivas o de gobierno se confundían frecuentemente con las
judiciales, la destinación de las reales disposiciones se hallaba
supeditada, la mayor parte de las veces, a una arbitrariedad generada por el desconocimiento de limitación de competencia.
La cédula de Felipe II dada en Aranjuez el 16 de mayo de 1571,
incorporada a la Recopilación de las Leyes de Indias en el libro II,
título I, Ley XI, refleja claramente esta situación imprecisa al
decir: «Porque mandamos despachar algunas cédulas para negocios de gobierno y causas criminales, que por ir dirigidas a
presidente y oidores han pretendido conocer todos de los negocios de gobernar y de las causas criminales, y nuestro intento
7
«Al Consejo se acostumbraba encargar la impresión y circulación de los
decretos», Colección Lugo, BAGN, Vol. 4, No. 19, Ciudad Trujillo, 1941,
p.482.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 69
04/02/2010 01:48:33 p.m.
70
María Ugarte
no ha sido, ni es, que por esta causa se mude la orden que está
dada en las cosas de gobierno, ni el conocimiento de las causas
criminales. Mandamos que non embargando que las cédulas vayan dirigidas a presidente y oidores, dejen entender en las cosas
de gobierno a los virreyes y presidente, y en la causas criminales a
los alcaldes de el crimen, salvo si en nuestras cédulas se mandare
particularmente lo contrario». No es extraño, por tanto, que si
en el uso de los poderes existía confusión de competencia, la
hubiera también en el hecho, estrictamente formalista, de cuál
era la autoridad que circulaba la Ley y ordenaba su publicación
y cumplimiento.
La Ley XXXVIII, título VI, del libro II de la Recopilación de
Leyes de Indias, instruye sobre el envío de los reales despachos a
América: «Ordenamos que se haga una relación de las cédulas
generales y los demás de oficio que se remitieren en todas las
ocasiones de galeones, flotas, y navíos de aviso, la cual se envíe
con ellas a los virreyes y audiencias de las Indias, escribiéndoles
por carta nuestra que avisen del recibo de los dichos despachos,
y de haberlos publicado en la audiencia, enviando testimonio
del escribano de gobernación o cámara, de cómo se hizo para
que con esto tenga la noticia que conviene, y los dichos virreyes
y audiencias sepan que en todas ocasiones han de avisar de la
ejecución de lo que se les manda». La observancia de esta ley no
fue en Santo Domingo rigurosa. En efecto, no se publicaban en
la Audiencia más que aquellas disposiciones reales que eran por
ella recibidas y, como hemos ya visto, no eran todas destinadas al
Tribunal de apelación. Los gobernadores, y a la vez presidentes,
se arrogaban con frecuencia esta prerrogativa.
Audiencia y gobernadores se ocupaban en tramitar con una
relativa rapidez la publicación de las órdenes reales, pero el sistema empleado por ambas autoridades variaba mucho en cuanto
a la forma.
Publicación de la Ley por la Real Audiencia. Las disposiciones
legislativas recibidas por la Audiencia de Santo Domingo eran
objeto de dos procedimientos de comunicación a las autoridades subalternas. La más ceremoniosa, y a la vez menos frecuente,
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 70
04/02/2010 01:48:33 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
71
consistía en la expedición de reales provisiones –documento que
en nombre del monarca y refrendado con el sello real extendía
la Audiencia– con la inclusión de la real cédula o pragmática
procedente de la metrópoli. Se sigue este sistema en documentos cuyo dispositivo presenta el carácter permanente de una ley,
aunque este criterio no es observado de una manera constante
en los documentos consultados. Analicemos los elementos de
este tipo de diplomas.
En primer lugar aparece el nombre del rey con todos los
títulos inherentes a su autoridad. Después, la dirección: «A vos los
nuestros gobernadores, capitanes generales y justicias ordinarias
de las ciudades, Villas y lugares del Distrito de esta Real Audiencia
a quienes se dirige esta nuestra Carta y Real Provisión para que
le deis devido cumplimiento». Sigue luego la notificación: «Sabed
que en la Audiencia y Chancillería Real que por nuestro mandado reside en la ciudad de Santo Domingo de la Isla Española,
se recivio la Real Cédula [o pragmática] del thenor siguiente».
Y, a continuación, se inserta de un modo íntegro el documento
real. Al terminar el texto, y después de anotados el lugar y fecha
de la expedición y transcritas las firmas del rey, el escribano y, a
veces, de algunos ministros, se especifican las diligencias llevadas
a cabo al ser recibido el despacho regio. Llegado este de España
y abierto en Acuerdo, como lo ordena la Ley XXVIII, titulo XV
del libro II de la Recopilación de las Leyes de Indias, pasa en primer
lugar al examen del oidor fiscal, quien emite su opinión sobre
la conveniencia de la ley y aconseja sea informado el presidente y demás tribunales «según la forma acostumbrada» y, de un
modo concreto, se envíen copias a los organismos interesados
directamente en el cumplimiento del dispositivo, en el caso de
no haberles sido comunicado «en derechura». Añade que deben
ser expedidas «provisiones circulares» a los gobernadores del
distrito y a las justicias ordinarias y cabildos de «los lugares, villas
y ciudades de Tierra Adentro». En la mayoría de los casos sugiere
la publicación por bando «para que… ninguno pueda alegar ignorancia». Este trámite –ordenado siempre por el gobernador en
sus funciones ejecutivas– consiste en dar conocimiento al pueblo
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 71
04/02/2010 01:48:34 p.m.
72
María Ugarte
del contenido del documento por medio de un pregonero que,
acompañado de un piquete de tambores, lee en alta voz por los
lugares concurridos de la ciudad o villa el texto de la disposición.
En esta época se indica con poca frecuencia la publicación por
cedulones o edictos, y, cuando esto ocurre, se advierte que se fijen en
los parajes más públicos.8 En documentos cuyo asunto es de orden
privativo de algún organismo –iglesia, universidad, contaduría,
etc.–, no solicita el fiscal su publicación, sino su comunicación a
las autoridades. Este informe es conocido en los diplomas con el
nombre de representación fiscal. Reunidos en Acuerdo los oidores
de la Real Audiencia, se lee el contenido del documento real, se
expone el criterio del fiscal, y, si es aceptado, se traslada a un auto
firmado por ellos9. En raras ocasiones se describe por escrito la
fórmula de acatamiento de la voluntad regia por medio de la ceremonia de besar y colocar sobre la cabeza el real despacho. En
general, se advierte una extraordinaria sobriedad en la redacción
de los documentos oficiales y, particularmente, se tiende a evitar
detalles obvios.
En las provisiones dirigidas a las justicias ordinarias, el escribano añade: «Dirigo a Vmd. esta provisión circular» que incluye «el
Real Despacho de S. M. en que manda se observe el cumplimiento»
de determinada disposición. Esta fórmula se ve frecuentemente
suplantada por la que es propia de las diligencias que no revisten
el carácter de reales provisiones: «De orden del Superior Tribunal
de la Real Audiencia dirigo a Vmd. por cordillera y tránsito de Justicia10 la Real Orden [cédula o pragmática] en que S. M. (que Dios
8
9
10
El analfabetismo de la gran masa de la población hacía ineficaz, especialmente en el interior de la Isla, el sistema de fijación de edictos o cedulones.
En las fuentes consultadas es constante la aprobación de la representación
fiscal. En casos negativos, al Auto de la Audiencia expresa la determinación impuesta por los oidores.
La locución por cordillera no aparece en los diccionarios españoles. En el
deVoces Cubanas.... del dominicano Esteban Pichardo (La Habana 1875)
se define como «el modo de conducir algún reo, entregándosele al Juez
Pedáneo del tránsito con un pliego dirigido a la autoridad competente;
este Pedáneo da recibo al conductor y hace llevar el preso al otro Pedáneo inmediato; y así hasta su destino». En tal sentido ha sido también
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 72
04/02/2010 01:48:34 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
73
gue.) se digna [resumen del dispositivo] y la dirijo a fin de que
haciendo compulsar íntegro testimonio de ella y de esta orden la
pase al Cavildo de su inmediación en esta ruta del [se indica cual],
para que haciendo los demás lo mismo, me lo devuelba la última
con previo aviso de su recibo para ponerlo en noticia de la misma
Superioridad. Dios guarde a Vmd. muchos años. Santo Domingo,
fecha del documento»11. El sistema por cordillera y tránsito de justicia consiste en un procedimiento de coordinación por el cual las
disposiciones legislativas debían ser transmitidas en original por las
diferentes autoridades a quienes se precisaba informar y, al llegar
a la última, esta se encargaba de reexpedirlas al punto de origen,
es decir, a la Audiencia misma, con las anotaciones de recibo por
cada una de las justicias y la constancia de haber sido sacado «testimonio íntegro». El documento no va dirigido a un destinatario
determinado, sino a un conjunto de justicias. Las expresiones
«Vmd.» o «Vmdes.», (Vuestra Merced o Vuestras Mercedes) representan los cabildos de las jurisdicciones respectivas. Para una
mayor rapidez y comodidad en el reparto de la correspondencia
oficial, se hallaba el servicio de la Isla distribuido en tres rutas o
itinerarios. Constancia de su organización se conserva en un curioso documento del año 1810, firmado por Sánchez Ramírez, en
11
comprobado en muchos documentos de Santo Domingo. También en
el Diccionario de Mexicanismos de García Icazbalceta (publicado por Luis
García Pimentel. México, 1899). El significado se refiere, además, a los
mismos documentos: «Locución que usan las autoridades eclesiásticas y
civiles para indicar cierto modo especial de remitir un pliego o un reo a su
destino. Consiste en que el remitente dirige uno u otro a la autoridad más
inmediata: esta hace lo mismo a su vez y así sucesivamente hasta llegar a la
que debe quedarse con el papel o la persona». En la Legislación española,
la expresión «por vereda» tiene cierta semejanza en el sentido de tratarse
de un modo de despachar las órdenes o aviso dentro de una misma ruta,
pero no supone la idea de engranaje entre las diversas autoridades, sino
la participación por un solo mensajero o emisario –el veredero– a distintos
argumentos cercanos entre sí.
La provisión circular implica siempre la idea de «cordillera y tránsito de
Justicia», lo que hacía innecesario la especificación del procedimiento
seguido. En consecuencia, todas aquellas provisiones circulares que no lleven la fórmula indicada deben considerarse sometidas a idéntico sistema
de participación y coordinación.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 73
04/02/2010 01:48:34 p.m.
74
María Ugarte
el que se fijan ciertas innovaciones, pero sujetándose a las rutas
ya establecidas de El Seibo, Santiago y Sur.12 De un modo ilógico
se denomina a la primera durante todo el siglo xviii «ruta del
oeste». En parajes determinados –regula el documento citado– se
establecen las postas, servida cada una de ellas por un número
de urbanos que oscila entre dos y cinco individuos. El conjunto
de la organización dependía de los comandantes de armas. De
Santo Domingo a Higüey, de Santo Domingo a Puerto Plata y de
Santo Domingo a Neiba, la correspondencia oficial se distribuía
con un método relativo. Notemos, sin embargo, que los detalles
poseídos sobre este extremo datan tan solo del siglo xviii. En época
anterior, el sistema sería mucho más deficiente. Una vez llegado el
documento al primer punto de destino –la autoridad del lugar del
itinerario más próximo a la capital– se abría ceremoniosamente
en la reunión mensual del Cabildo13 (o en una extraordinaria si lo
requería la urgencia del caso) compuesto por alcaldes y regidores,
y se acordaba la publicación del modo determinado en el cuerpo
del diploma, y, si había indicación especial sobre ello, se reglamentaba la expedición de copias a las autoridades eclesiásticas,
a los abogados de la jurisdicción, a los oficiales reales o a otros
elementos. La provisión de la Audiencia especifica en ocasiones
que el aviso de recibo debe hacerse por expediente separado de
otros asuntos de gobierno y que sea el alcalde ordinario, y no el
escribano, el que dé constancia de haber cumplido los trámites
ordenados. El alcalde o escribano copia el documento y lo archiva, y al pie indica haberlo recibido, «compulsado» y expedido a
la villa o ciudad vecina para que esta haga lo mismo y siga su ruta
circular. Es frecuente, aunque no constante, que en la copia que
se archiva en el expediente del Cabildo se indique el día y la forma
de publicación a los vecinos.
Las reales provisiones eran selladas con el Sello Real –en cera roja–
que daba a esta clase de documentos la misma autoridad que la de los
12
13
Documentos conservados en el Archivo General de la Nación, procedentes del municipio de Monte Plata.
La Ley XVII, título IX del libro IV de la Recopilación de Indias ordena «que
las cédulas reales para Cabildo se abran en ellos».
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 74
04/02/2010 01:48:34 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
75
actos regios. Al ser elevado al trono un nuevo monarca, este enviaba
su sello a la Audiencia, habiendo llegado a la de La Española tantos
sellos reales cuantos reyes gobernaron desde Carlos I a Carlos IV14
Las reales provisiones emanadas de la Audiencia con el fin
de comunicar a las autoridades subalternas acuerdos del mismo
Tribunal en el ejercicio de sus funciones, seguían exactamente
el proceso de aquellas que se expedían para hacer circular documentos de la metrópoli.
La segunda forma empleada por la Audiencia para participar y ordenar la publicación de los actos legislativos consiste en
la simple expedición de copias de ellos sin valerse de todas las
ceremonias inherentes a las reales provisiones. El formulario seguido para este tipo de comunicaciones es como sigue: se inicia
directamente el documento con la transcripción del texto íntegro del original; al terminarse la copia se detallan las diligencias
de recibo y participación de un modo idéntico al de las reales
provisiones. Esto es: representación del fiscal, auto de la Audiencia e indicaciones del escribano de Cámara a los Cabildos. La
transmisión de las órdenes se hace por cordillera y explícitamente
se detalla el procedimiento.15 El original debe regresar al punto
de partida con las respectivas anotaciones de recibo. Las rutas
utilizadas son las mismas. Se prescinde, claro está, del sello real,
requisito reservado únicamente a las reales provisiones. Por su
sencillez, este medio de participación de la Audiencia a las autoridades subalternas se empleó con mayor frecuencia que las
reales provisiones, aun en algunos casos en que las disposiciones
reales tuvieran carácter de normas permanentes.
De un modo excepcional, la Audiencia remitía a cada Cabildo un ejemplar del documento que interesaba publicar, ejemplar
que quedaba archivado en los registros municipales y del cual se
avisaba el correspondiente recibo.
14
15
Véase el artículo sobre el sello real de fray Cipriano de Utrera, en Dilucidaciones Históricas, Tomo I, p. 166 y ss. Santo Domingo, 1927.
Véase la descripción hecha del sistema de cordillera en el estudio sobre las
reales provisiones.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 75
04/02/2010 01:48:34 p.m.
76
María Ugarte
Publicación de la Ley por los gobernadores
Los gobernadores de la Isla, y a la vez presidentes de la Audiencia y capitanes generales, son los representantes del poder
ejecutivo. Según ya vimos, ellos, del mismo modo que la Audiencia, tuvieron a su cargo la tarea de recibir y participar a las
demás autoridades las disposiciones legislativas procedentes de
España. Las atribuciones en este aspecto no se hallan claramente
determinadas. En ciertos casos, reciben y comunican leyes sobre
«tramitación rápida de la Justicia» (Real Cédula de 6 de enero de
1770), asunto cuya participación parece de la incumbencia de la
Audiencia Real, pero, en general, se ocupan de las diligencias
propias de las funciones ejecutivas que les están encomendadas.
El sistema empleado por los gobernadores variaba mucho
del practicado por la Audiencia. En primer lugar, el área de su
jurisdicción se limitaba a la parte española de la Isla, mientras
el de la Audiencia abarcaba una enorme extensión con varias
gobernaciones subalternas. Además, el procedimiento no era
casi nunca de coordinación circular.
De dos formas diferentes se varían los gobernadores para
cumplir los trámites. La primera, por medio de decretos dirigidos especialmente a cada una de las autoridades de la Isla. Se
inicia esta clase de documentos con el nombre del gobernador
y sus títulos correspondientes. En muchos documentos sigue a
esto la dirección y notificación: «Al Cavildo, Justicia y Regimiento
de la Ciudad [o villa] de… hago saber como S. M. (que Dios
gue.) se ha servido mandar publicar en todos sus Dominios la
pragmática sanción [real cédula u orden] en fuerza de Ley que
es del thenor siguiente.» En otros decretos la mención de la
autoridad a quien se destina se inserta al final de las diligencias
de recibo y participación. Una vez copiado íntegro el texto
del documento real, se hace constar que este pasó por manos
del fiscal y «con lo que dijo» provee el gobernador el decreto
correspondiente. Se anota la fecha, la fórmula «autos y vistos» y
la parte dispositiva en que se ordena la observancia de la cédula
real y el envío de copias a los organismos interesados, para su
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 76
04/02/2010 01:48:34 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
77
puntual cumplimiento «y a la Audiencia Real para su inteligencia». Dispone la publicación por bando (en algunos casos por
cedulones) en la capital y la expedición por despachos con copia
del documento a «todos los lugares de la Tierra Adentro para
que en ellos se publique ygualmente y se observe con la mayor
exactitud y cuydado». Firma el gobernador con el escribano y
sigue: «en consecuencia ordeno y mando al citado cavildo Justicia y Regimiento de la [ciudad o villa] que luego que reciba
el presente haga publicar para su puntal observancia la Real
Cedula Yncerta, en la forma ordinaria y de haberlo executado
me darán acuso con la mayor promptitud». Dada en Santo Domingo, fecha y firma del gobernador y secretario. Llegados a sus
destinos, cada uno de los decretos era archivado en original por
los escribanos del Cabildo con la nota de recibo y la indicación
de haberse publicado según «lo mandado por Su Señoría».
Separadamente, se participaba al secretario de Cámara y Gobierno el recibo y observancia del documento expedido.
Es esta la forma más frecuente empleada por los gobernadores para comunicar las disposiciones emanadas del poder
central. Algunas variantes se introducen a veces, tales como no
ordenar la publicación, si el contenido atañe de un modo muy
particular a determinadas personas o colectividades, y no remitir
ejemplares a cada una de las justicias, sino despachos circulares
dentro de las rutas establecidas. Pero en líneas generales seguían
la pauta descrita.
Utilizaron además el medio de copiar directamente la orden
real y al final de ella detallar la consulta al fiscal y la participación a la Audiencia, Tribunales y Cabildos. En este caso no era
costumbre remitir un ejemplar a cada destinatario, sino que se
seguía el procedimiento de la Audiencia «por cordillera y tránsito de Justicia», con la diferencia de que la coordinación no era
circular, sino que debía detenerse en el último punto de la ruta.
Los documentos extendidos por los gobernadores en las atribuciones propias de su ministerio eran publicados por el primer
sistema; es decir, por decretos remitidos independientemente a
cada una de las autoridades subalternas.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 77
04/02/2010 01:48:34 p.m.
78
María Ugarte
En resumen: Dos características diferencian claramente el
procedimiento de publicación de la Ley empleado por la Audiencia del seguido por los gobernadores. Estriba una de ellas
en la mucha mayor amplitud de jurisdicción de la Audiencia, que
la obligaba a hacerse cargo de la difusión de las órdenes reales
dentro de un radio de acción cuya extensión varía a través de la
Historia de la dominación española.16 La segunda, impuesta por
las circunstancia de esta misma extensión, consiste en el engranaje o coordinación circular seguido de un modo casi constante
por la Audiencia en los diferentes itinerarios que, por el procedimiento de servirse de un solo ejemplar en cada ruta establecida
–ejemplar que debe volver al punto de partida previamente anotado– resuelve en gran modo las dificultades impuestas por la
ausencia de imprenta en la Isla. En cambio, los límites reducidos
de jurisdicción de los gobernadores en sus funciones ejecutivas
–ceñidos desde 1697 a las dos terceras partes del territorio insular– permitían la expedición de copias individuales a cada punto
de destino, aunque no prescindieron de un modo absoluto, bien
que con modalidades propias, del sistema de cordillera y tránsito
de Justicia que sistemáticamente utilizó la Audiencia.
Es preciso suponer que en aquellos casos en que las disposiciones legislativas se remitían a los gobernadores de La Española, otros ejemplares semejantes fueran enviados directamente
desde la metrópoli a los diferentes gobernadores del distrito de
la Audiencia, quienes, con procedimiento similar al empleado
aquí, difundieran su conocimiento y se ocuparan en su publicación en los limites de sus jurisdicciones respectivas.
16
Véase Javier Malagón, El Distrito de la Audiencia de Santo Domingo en los siglos
a xix, Ciudad Trujillo, 1942.
xvi
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 78
04/02/2010 01:48:34 p.m.
Etapa de transición
17
(1809-1814)
Después de darse cumplimiento a las estipulaciones del Tratado de Basilea (1795), por el que España cedía a Francia la parte
española de la isla de Santo Domingo, las autoridades de la colonia
emigran y la isla entera queda en poder de los franceses hasta el
momento en que Sánchez Ramírez, al frente de un grupo de dominicanos y luego con la ayuda inglesa, realiza la gesta heroica de
la reconquista y levanta de nuevo la bandera hispana en la histórica
tierra de Santo Domingo. Ocurre esto en 1809. Comienza un nuevo
período. El país vuelve a gobernarse por las leyes de antaño, pero su
mecanismo burocrático es diferente. La Real Audiencia, trasladada
a Cuba al verificarse la cesión, no regresa a la Isla que fue su sede
durante casi tres siglos. Y el país queda encerrado en el distrito jurisdiccional de la de Puerto Príncipe (isla de Cuba).18
Permanece, pues, como atribución propia del Gobierno de
Santo Domingo la tarea de participar y hacer pública la Ley. Y es
necesario señalar que los gobernadores, revestidos en esta época
con el cargo de intendentes y conocidos con el nombre de jefes
políticos durante los años en que estuvo vigente la Constitución
de 1812, adoptan de un modo constante el sistema hasta entonces
empleado casi exclusivamente por la Audiencia: la coordinación
por cordillera.
17
18
Para la redacción de esta parte del trabajo han sido consultados los documentos inéditos de la época conservados en las colecciones de los Archivos de Bayaguana y Monte Plata. Depositados, en su mayoría, en el Registro de Títulos
del Tribunal de Tierras y, en reducidas cantidad, en el Archivo General de la
Nación.
Véase Malagón, El Distrito de la Audiencia...
– 79 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 79
04/02/2010 01:48:34 p.m.
80
María Ugarte
Se sabe a ciencia cierta que en estos años existía ya una imprenta
oficial en Santo Domingo, pero las disposiciones legislativas utilizaban
todavía en su difusión en el interior el procedimiento manuscrito19.
Es una etapa en la que aún predominan las copias manuscritas
y la circulación por cordillera sobre los actos impresos y el envío
directo.
En relación con la autoridad de que emanaban las disposiciones se impone una clasificación.
Los documentos procedentes de la metrópoli remitidos por la
Junta Central o la Regencia del Reino –entre los que abundan
los decretos expedidos por las Cortes de Cádiz– se encabezan
de la siguiente forma: «La Regencia del Reino se ha servido
dirigirme el Decreto siguiente…», se copia luego de un modo
íntegro la disposición, al pie de la cual el secretario de Gobierno
añade:«De orden de la Regencia comunico a V. S. para su inteligencia y puntual cumplimiento en la parte que le corresponde
baxo la más estrecha responsabilidad. Dios gue. a V. S. muchos
años». Lugar y fecha en que se remite desde España y la dirección:
«Sor. gobernador y capitán general de la isla de Santo Domingo».
Transcrito esto, el gobernador anota la fórmula ya conocida que
ordena observancia y cumplimiento del decreto y detalla la forma de llevarse a conocimiento del público de la capital. Una vez
19
Han sido muy numerosos los documentos consultados en los archivos
reales de Bayaguana y Monte Plata dentro de los años 1809-1814. En todos
se empleó la copia manuscrita. Sin embargo, se conoce que circularon
impresos, entre ellos la circular de 17 de julio de 1810, sobre elección de
diputados a Cortes (Colección Rodríguez Demorizi) y el manifiesto de
Sánchez Ramírez de 16 de noviembre de 1810, comunicando los decretos
de 12 de enero y 19 de abril de igual año sobre gracias a La Española
(publicado en el Vol. II de Documentos históricos procedentes del Archivo de
Indias, Secretaría de Relaciones Exteriores, R. D.) En consecuencia, hay
que suponer que las cortas tiradas que de ellos se hacían en un principio
reducían su circulación a la ciudad capital y para ser participados los actos
al interior seguían usándose los métodos antiguos. Sin duda alguna, el
ejemplar que recorría la trayectoria de autoridades de «Tierra Adentro»
estaba impreso. La fecha que damos de 1814 –basada en los documentos
municipales de Bayaguana y Monte Plata– puede ser rectificada frente a
otros fondos que aparezcan más adelante.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 80
04/02/2010 01:48:34 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
81
realizada en ella la publicación, se hacían constar minuciosamente
las diligencias: «A son de caxa de guerra en los parajes públicos
acostumbrados con un piquete de tropa…» Firma el escribano
público, de Gobierno y de Guerra, después de instruir sobre la
circulación del decreto en los pueblos del interior. Por las rutas
establecidas, el documento pasa de autoridad en autoridad hasta
regresar a la Secretaría de Gobierno por el sistema de cordillera
y tránsito de Justicia.
Inusitado esplendor adquirió en la capital y en los lugares
del interior la publicación de la Constitución de Cádiz de 1812.
En medio de la ciudad engalanada –nos relata un documento
de la época–20 y después de ser trasladada solemnemente a un
tablado de la Plaza Mayor, un regidor la leyó en alta voz y su lectura duró «dos horas y veinte minutos». Entre regocijos y festejos
transcurrió el gran día. Al siguiente fue de nuevo leída en la
Catedral y jurada con todos los requisitos exigidos por el Código
fundamental de la nación. Constancia existe, también, de la forma en que la publicación se llevó a cabo en los lugares de «Tierra
Adentro» y no fue menos brillante, dentro de las limitaciones del
ambiente, el aparato que rodeó este acto.21
Los documentos remitidos por la Real Audiencia con sede
en Puerto Príncipe (Camagüey, I. de Cuba) son frecuentemente
participaciones de reales órdenes que se comunican por medio del Tribunal a las gobernaciones subalternas. Para darlas a
conocer dentro de su jurisdicción, el gobernador de la Isla extiende un decreto que inicia con su nombre y títulos, y dirige a
los jueces ordinarios y, en su defecto, a los pedáneos. Notifica
haber recibido de la Audiencia una determinada disposición y se
copia integra esta. Al final del acto se añaden las diligencias de
comunicación, observancia y publicación. En la ciudad se lleva al
20
21
Publicado en el Vol. II de los Documentos históricos procedentes del Archivo de
Indias, p. 5.
Archivo Real de Bayaguana, libro 24, legajo 201. Véase también Manuel
Ubaldo Gómez, Recuerdos, Publicación y Jura de la Constitución de Cádiz en
Cotuí, La Vega, 1920.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 81
04/02/2010 01:48:34 p.m.
82
María Ugarte
conocimiento del pueblo por medio de edictos y la expedición al
interior se realiza por cordillera.
Idéntico sistema era seguido en los casos en que los documentos se
promulgaban por los gobernadores mismos, con la diferencia impuesta en el cuerpo del texto de no hacer referencia a otra autoridad en
la elaboración del dispositivo. Existen actos que se refieren a una sola
persona o corporación y entonces la dirección se limita a los elementos
interesados sin que se lleve a cabo la circulación por cordillera.
En las disposiciones de las juntas especiales de Hacienda,
Electoral o de Guerra, se daba principio al documento con la
expresión de lugar y fecha: «en la muy noble y muy leal ciudad
de Santo Domingo a [día, mes y año]», y a continuación se enumeran los vocales de la Junta y la determinaciones aprobadas.
Firman el acta los asistentes y refrenda el escribano-secretario.
En algunos casos se enviaban ejemplares a todos y cada uno de
los destinatarios, pero lo más frecuente era el procedimiento por
cordillera.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 82
04/02/2010 01:48:34 p.m.
Comunicación de la Ley
por medio de impresos
22
(1814-1821)
Por el testimonio de dos informes rendidos por el gobernador
Kindelán al secretario de Estado de Gobernación de Ultramar,
tenemos interesantes detalles relacionados con la publicación
de la Ley por medio de la imprenta. Textualmente expone el
penúltimo gobernador de La Española en su primer comunicado: «Exmo Sor. Para dar cumplimiento á la R. Orden de 11 de
julio del año pasado de 1820 que V.E. me incluye de la misma
en oficio de 20 del expresado, y en que S. M. conformándose
con el parecer del Consejo de Estado, ha venido en declarar pr
punto gral: que las leyes y decretos, qe son providencias grales
de la postestad legislativa, solo deben publicarse y circularse pr.
los Gefes políticos; po qe las ordenes circulares o reglamentos,
qe emanen del poder egecutivo, se publiquen y circulen pr las
autoridades depentes de la Secretª. del Despacho pr donde se
expiden. Para dar cumplimto, repito, a la antecedte . R. Orden
he calculado necesario el Nº de 90 egemplares pr lo menos de
los primeros, pr tener qe circularlos a las primeras autoridades de
la Provª en el suficiente pª sus respectivas dependencias, y a las
demas corporacións. Jueces y Ayuntamientos en toda la estensión de mi mando político: y el de 40 de los segundos, pr deber
comunicarlos a la Diputación Provincial y Ayuntamiento de la
Ysla y demas autoridades y corporaciones con quienes tenga
relación lo dispositivo de estos últimos». Continúa exponiendo
22
Los impresos que han servido de material para este trabajo se hallan coleccionados –junto con los oficios manuscritos de los gobernadores– en el
libro 21 de los Documentos del Archivo Real de Bayaguana. Registro de Títulos
del Tribunal de Tierra.
– 83 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 83
04/02/2010 01:48:34 p.m.
84
María Ugarte
Kindelán que la profusión de leyes, decretos y órdenes de los
poderes legislativo y ejecutivo (el período constitucional español de 1820-1823 es extraordinariamente fecundo en lo que a
disposiciones se refiere) y las dificultades económicas por que
atraviesa la Isla conducen a la alternativa de o no circular las
leyes y decretos o dejar «perecer a muchos de los que reciben su
subsistencia del Erario» al distraer sus sueldos para el costo de las
reimpresiones. En consecuencia, solicita el gobernador que se
envíe de la metrópoli «libre de porte» el número de ejemplares
que declaró al principio para cubrir las necesidades impuestas
por las circunstancias23.
En el otro informe de Kindelán en que se alude a la publicación de la Ley, se dice: «Por lo que toca a la imprenta, hay, efectivamente una que es del gobierno muy gastada y de tan corto
alcance que solo tiene caracteres para un pliego de papel poco
más; de consiguiente hasta ahora no se ha empleado en otra cosa
que reimprimir con mucha dificultad y demora las órdenes y
decretos para su circulación en la provincia y aun en esto padece
un lastimoso atraso que es inevitable en las circunstancias de
cortedad de la misma imprenta y del ningún lucro que ofrece a
los impresores...»24
A pesar de todas las dificultades expuestas por Kindelán, la
utilización de la imprenta en la circulación de las disposiciones
legislativas resolvió en gran modo los problemas planteados por
el método manuscrito. La rapidez en la participación fue mucho
mayor y las deficiencias de la transcripción por alcaldes y escribanos ignorantes se eliminaron de un modo completo.
En algunos casos continuó empleándose el procedimiento
manuscrito, hecho determinado probablemente por las limitaciones de impresión. Cuando esto tenía lugar se aplicaban los
medios del período precedente.
23
24
Informe de fecha 28 de febrero de 1821. Publicado en el Vol. II. p. 71 de
Documentos históricos procedentes del Archivo de Indias..
Informe del 2 de abril de 1821. Publicado en el Vol. III de los Documentos
históricos procedentes del Archivo de Indias, p. 76..
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 84
04/02/2010 01:48:35 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
85
Una vez recibida de España o de la Real Audiencia de Puerto
Príncipe copia impresa de una disposición legislativa, los gobernadores ordenaban su reimpresión para que fuera comunicada
«a las demás autoridades de esta capital» y se circulara «a las
demás de lo interior de la isla, acusando el recibo». Un ejemplar
impreso del documento era enviado a cada Justicia ordinaria
con un oficio manuscrito –firmado por el gobernador– en que se
participaba el contenido de la orden y se disponía su observancia
y cumplimiento. Al pie de cada oficio se anotaba la dirección y,
al margen, la Justicia ordinaria que lo recibía dejaba testimonio
de la fecha de recepción y escribía la fórmula: «guárdese, cúmplase y executese… publíquese en la forma ordinaria y acúsese
el recibo». Una vez realizadas estas dos últimas diligencias, se
hacían constar con la indicación: «Contestada y publicada», más
la fecha correspondiente.
En los casos en que los documentos eran expedidos por el
gobernador con aplicación a la totalidad de su jurisdicción –tal
el Bando de Buen Gobierno dado por Urrutia en 1814– se imprimían en cantidad suficiente para enviar ejemplares al «Muy
Ylustre Ayuntamiento» de la capital y «a todos los Jueces, Alcaldes de Barrio y Ministros de Justicia para su puntual observancia
desde el día de su publicación…». Se participaban al pueblo por
bando y se exigía a cada destinatario avisar recibo en la forma
acostumbrada.
En cuanto a las disposiciones del gobernador de aplicación limitada sobre asuntos de una localidad o de un caso
determinado, se utilizaba el procedimiento manuscrito expidiéndose decretos dirigidos a una sola autoridad. Esta la
comunicaba públicamente, si era de interés general a la
jurisdicción, o la participaba de un modo privado a las personas a quienes se refería.
La aparición del primer periódico en Santo Domingo –El Telégrafo Constitucional (abril 1821)– modifica el sistema imperfecto
de comunicación de la Ley, puesto que en sus columnas inserta
«los decretos y órdenes cuya suscripción está mandada a las di-
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 85
04/02/2010 01:48:35 p.m.
86
María Ugarte
putaciones provinciales y ayuntamientos».25 Meses más tarde se
proclamaba la Independencia de la parte española de la Isla. Un
sistema nuevo de gobierno –efímero, pero glorioso– substituía al
régimen colonial hasta entonces imperante.
Recapitulando sobre lo expuesto, llegamos a las siguientes
conclusiones. En la época española todos los documentos de carácter legislativo son llevados al conocimiento de las autoridades
y al pueblo mismo por un procedimiento gradual de organismo
superior a inferior –sistema material. La obligatoriedad de la Ley
empezaba a tener efecto una vez publicada ésta. En la circulación
de las disposiciones se observaban dos métodos: el directo y el de
coordinación circular o cordillera. Empleado con preferencia el
primero por los gobernadores; el segundo, por la Audiencia. En
el período en que la Real Audiencia no tiene ya su sede en la
Española, los gobernadores –máxima autoridad residente en la
Isla– adoptan el procedimiento de cordillera. Y desaparecidas
las dificultades de multiplicación de ejemplares por el empleo
sistemático de la imprenta, los documentos son directamente
remitidos a cada destinatario, archivándose los impresos por las
respectivas autoridades.26
Réstanos añadir algunos datos sobre la circulación en Santo
Domingo de la Recopilación de Leyes de Indias.
En la Real Cédula de 16 de mayo de 1680, el rey Carlos II
ordenó su observancia y cumplimiento. Comenzó a regir como
25
26
Emilio Rodríguez Demorizzi. Los primeros periódicos y los primeros diarios dominicanos, ob. cit.
El sistema de comunicación «por cordillera» fue utilizado sistemáticamente
por las autoridades eclesiásticas tanto para circular las disposiciones emanadas de sus ministros como para hacer llegar a los párrocos de cada jurisdicción
las órdenes y leyes de los poderes civiles. La publicación se hacía con una
cierta solemnidad por medio de la lectura del documento respectivo en la
misa parroquial oficiada los días de fiesta. Pueden consultarse a este respecto
los fondos existentes en el Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo.
La Iglesia prolongó este procedimiento de engranaje hasta bien entrado
el siglo xix. Como testimonio de ello tenemos un interesante documento
de la Colección Rodríguez Demorizi por el cual se comunica a los curas de
diversas jurisdicciones el nombramiento de vicario Apostólico a favor de
fray Leopoldo de Aguasanta. Hay en él aviso de recibo de los párrocos de
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 86
04/02/2010 01:48:35 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
87
cuerpo orgánico en 1681, año de su primera edición en cuatro
volúmenes impresos en Madrid.
Desconocemos la época exacta en que fue remitida la obra
a la isla La Española, pero cabe suponer que el envío se realizó
simultáneamente desde la metrópoli a todos los dominios de
América y, de ser así, debió de llegar en 1682, año en que el monarca, por Real Cédula de 13 de junio, anuncia al gobernador
de Chile la expedición de 50 ejemplares de la Recopilación con
objeto de que obligue a los Cabildos de su distrito a adquirirla
por el precio de 30 pesos cada uno.27
Un procedimiento similar debió tener lugar en La Española,
y de la existencia de ejemplares de la compilación jurídica en los
cabildos tenemos claro testimonio en un documento de enero de
1730 –el traspaso de la casa municipal del Cabildo de Bayaguana
hecho por los alcaldes y regidores salientes a los entrantes– donde se detalla el inventario de los objetos del Ayuntamiento: «8
legajos, cuatro libros de la Recopilación, maltratado todo, la Caxa,
dos pares de grillos, unas pesas, un cepo y La Casa de Cabildo.28
BAGN, Nos. 28-29, Ciudad Trujillo, 1943
27
28
Santa Bárbara, La Victoria, Monte Plata, Cotuí, La Vega, Bonao, Jarabacoa,
Macorís, Moca, Santiago, Puerto Plata, Las Matas, Guayubín y Sabaneta
(año 1870).
Domingo Amunátegui Solar. El Cabildo de la Serena, Santiago, 1928.
Archivo General de Bayaguana, libro 26, legajo 20.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 87
04/02/2010 01:48:35 p.m.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 88
04/02/2010 01:48:35 p.m.
El Archivo Real de Bayaguana
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 89
04/02/2010 01:48:35 p.m.
Documento tomado del Archivo Real de Bayaguana de 1789. Legajo No. 10.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 90
04/02/2010 01:48:36 p.m.
Antecedentes
En el curso de unas investigaciones realizadas en el Registro
de Títulos del Tribunal de Tierras, por encargo del Lic. Julio Ortega Frier, he tenido ocasión de consultar y examinar con cierto
detalle los fondos del Archivo Real de Bayaguana.
Trátase de un archivo municipal cuyo funcionamiento se inició a raíz de la fundación de esta ciudad en 1606 por el gobernador Osorio y que estuvo a cargo, sucesivamente, de los alcaldes
ordinarios, escribanos de Cabildo y regidores en la época colonial
anterior a 1800; de la Junta de Notables, durante la era francesa;
de nuevo de los alcaldes ordinarios y sus regidores o de los alcaldes constitucionales y sus secretarios, en el período de la España
Boba, según el régimen fuera constitucional o absolutista en la
metrópoli; de los jueces de Paz y sus gréffiers, bajo la dominación
haitiana, y desde la independencia hasta nuestros días, en manos
de los alcaldes constitucionales en funciones de notarios, salvo
el pequeño paréntesis de la anexión a España en que volvieron
a hacerse cargo del gobierno municipal de la jurisdicción los
antiguos alcaldes ordinarios y regidores de la colonia.
La ausencia frecuente de escribanos públicos y reales en la
ciudad de Bayaguana obligaba a los alcaldes ordinarios de la
época colonial a ejercer oficio de juez Cartulario «ante quien
pasan y se otorgan todos y cualesquier codisilos, escrituras, y
otros cualesquier escritos judiciales que sean y se hagan», según
el propio testimonio de un alcalde de Bayaguana en 1699.29
29
Libro 3, legajo 16, documento 6. Sobre venta de tierras.
– 91 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 91
04/02/2010 01:48:36 p.m.
92
María Ugarte
Esto da al archivo un carácter mixto de protocolo notarial y
fondos de municipio, y bajo ambos puntos de vista el interés de
las fuentes es extraordinario.
Los documentos se hallan reunidos en un total de 50 volúmenes encuadernados y distribuidos en legajos. Es de advertir, sin embargo, que tal clasificación no obedece siempre a
un criterio determinado de orden cronológico o de materias.
La encuadernación tiene solo un fin conservativo, de gran
importancia, sin duda, pero en extremo dificultoso para una
labor de investigación.
El original más antiguo –una información abierta para
determinar unos derechos sobre tierras ubicadas en Bayaha–
data de 1621. En copia de 1746 se conserva una escritura de
venta de un hato fechada en 1607. Pero hay un largo período de tiempo cuya documentación ha desaparecido.30 Desde
1671 en adelante van siendo frecuentes las escrituras, y de
los últimos años del siglo xvii se conservan, en buenísimas
condiciones, documentos sobre censos y capellanías, actas
del cabildo, testamentos, particiones de herencia, ventas de
tierras y esclavos y manumisiones de estos.
El siglo xviii está copiosamente representado con documentos de materias diferentes. A través de ellos se puede llegar a conocer ampliamente lo que era la vida en una pequeña
ciudad de la Isla, su estado económico y social, sus costumbres,
su sistema de gobierno, sus procedimientos jurídicos.
De comienzos del siglo xix hay abundantes fuentes, pero
desde la era haitiana a principios del presente siglo, la riqueza documental se constituye, casi exclusivamente, de fondos
de índole notarial.
30
En unos inventarios del Archivo Real de Bayaguana, hechos en 1878, que
se incluyen al final del libro 12, se advierte que 5 legajos de documentos
antiguos estaban en poder del general Ulises Heureaux. Es posible que se
trate de documentos de esa época.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 92
04/02/2010 01:48:36 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
93
Con el fin de dar una visión de conjunto del Archivo Real
de Bayaguana, lo más clara posible dentro de los límites de esta
información, clasificaré sus fondos atendiendo a la procedencia
de ellos, en:
– Documentos emanados de los poderes centrales de la Isla: Audiencia, gobernadores, juntas electorales, Juntas de Hacienda.
– Del Cabildo de Bayaguana.
– De los alcaldes ordinarios
– De los escribanos públicos y de Cabildo y de los alcaldes ordinarios como jueces cartularios en sustitución de escribanos.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 93
04/02/2010 01:48:36 p.m.
Documentos emanados
de los poderes centrales
Dentro de este grupo cabe una subdivisión en: a) Provisiones
circulares de la Real Audiencia que traslada cédulas y pragmáticas
del monarca y ordenan su cumplimiento; b) Reales provisiones
de la Audiencia como Tribunal de Apelación; c) Decretos de los
gobernadores y capitanes generales de la Isla; d) Disposiciones y
decretos de Juntas de Hacienda o electorales.
a) Las provisiones circulares en que la Real Audiencia comunica y manda a observar leyes y disposiciones emanadas del
poder real están, en su mayoría, agrupadas en el legajo 165, que
contiene un total de 26 documentos de esta índole. Entre ellos
hay dos referentes de un modo exclusivo a Santo Domingo: una
Real Orden del 19 de abril de 1777 que reduce a la mitad el
derecho de alcabala en el comercio interior por un espacio de
cinco años «atendiendo a las calamidades que ha padecido esta
Isla» y cuya Instrucción, constante de 58 capítulos, aporta datos
importantes sobre diferentes industrias y sobre el comercio en
general; la segunda, expedida directamente por la Audiencia
el 22 de octubre de 1789, ordena se cumpla lo estipulado en
el tratado de Aranjuez del 3 de junio de 1777 entre España y
Francia sobre la mutua restitución de esclavos prófugos de Santo
Domingo y Haití. Los otros documentos son disposiciones reales
aplicables a todas las Indias y entre ellos podemos citar a modo
de ejemplo: el Real Despacho del 23 de abril de 1736 en que se
prohíbe a los extranjeros no nacionalizados españoles traficar
en las Indias; la Real Cédula del 12 de octubre de 1737, la Carta
Acordada del Consejo de Indias de igual fecha y el Breve de Su
– 94 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 94
04/02/2010 01:48:36 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
95
Santidad que dispone la disolución y extinción de la Compañía
de Jesús; el Decreto Real de 11 de marzo de 1776 para crear el
cargo de regentes de Audiencia y aumentar el número de oidores y fiscales; la Pragmática Sanción del 20 de junio de 1776 que
pone en vigor una nueva ley sobre el quinto de las herencias de
los que mueren abintestato; la Real Cédula del 15 de agosto de
1776 que crea cargos de vigilantes de costa para evitar el contrabando; la Real Cédula del 24 de julio de 1779 sobre equivalencia
de las monedas de oro y plata; la Real Cédula del 22 de mayo
de 1789 sobre jurisdicción eclesiástica en materia de hipotecas;
la Real Cédula del 31 de mayo de 1789 sobre educación, trato y
ocupación de los esclavos; la Real Cédula de 11 de junio de 1792
sobre matrimonio de colegiales, y otras varias sobre competencia
de tribunales, importación de tejidos, circulación de moneda
nuevamente acuñada, papel sellado, matrimonios, anotadores
de hipotecas, libros prohibidos, etcétera.
Aunque varias de estas disposiciones han sido ya publicadas
en colecciones de documentos u otras obras de carácter histórico,
tiene este cedulario un extraordinario valor local para estudiar el
proceso seguido por las leyes y decretos desde su promulgación
por el monarca hasta su publicación y puesta en vigor en la capital
y en las diferentes jurisdicciones de la isla. En todas ellas, además,
se inserta el informe del oidor fiscal de la Real Audiencia.
En el libro 21, legajo 185, se ha reunido una serie de documentos impresos del reinado de Fernando VII, del período
de abolición del régimen constitucional: tratado de paz entre
España y Francia del año 1814; Real Cédula para restituir los
antiguos Cabildos, dada en Madrid el 30 de julio de 1814;
otra de 1815 que abole las Leyes Nuevas; un Bando de Buen
Gobierno de 1816, y varias disposiciones más trasladadas al
gobernador Urrutia y que este, en provisiones circulares,
remite a las jurisdicciones del interior.
Se halla también reproducido en esta colección el Decreto
de la Regencia del Reino del 19 de abril de 1813 que amplía lo
dispuesto en la Constitución de 1812 y en la ley del 9 de octubre
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 95
04/02/2010 01:48:36 p.m.
96
María Ugarte
del mismo año sobre competencia de jurisdicción de los diferentes tribunales.31
b) Menos numerosas son las Reales Provisiones de la Audiencia como Tribunal de Apelación. Hay alguna sentencia sobre posesión de tierras, asuntos de herencia y de manumisión de esclavos.32
En ellas puede seguirse el proceso de las litis en el siglo xviii.
c) Mucho más abundante es la riqueza de decretos expedidos
por los gobernadores de la colonia. Uno de los documentos más
antiguos que se conservan –fechado en 1671– es, precisamente, un
decreto del gobernador y capitán general de la Isla Zayas Bazán
instruyendo sobre la elección de alguacil mayor de Bayaguana.33
De estos documentos hay varios muy interesantes «aprobando,
confirmando y verificando» las elecciones que para los diferentes
cargos municipales celebraba anualmente el «Cabildo, Justicia y
Reximiento» de la ciudad de San Juan Bautista de Bayaguana.34
Del año 1789 hay un decreto que ordena pena de embargo y
prisión contra individuos inculpados de contrabando de maderas.35 De 1792 se conserva otro para reglamentar la distribución
de «pesas» de reses vacunas que con el fin de abastecimiento de
carne a la capital se obligaba a contribuir a los hacendados de las
jurisdicciones del interior, imponiendo multas fuertes a los que
eludieran su deber.36
Numerosos son los decretos expedidos por los diferentes
gobernadores sobre asuntos varios: arresto de determinadas personas, rápida tramitación de justicia, cuestiones de herencia,
etcétera.
Este material es lo suficientemente amplio para estudiar la
intervención de los poderes centrales en la vida local de una
jurisdicción municipal determinada.
33
34
35
36
31
32
Libro 8, legajo 66.
Libros 9 y 27; legajos 88 y 250, por ejemplo.
Libro 47, legajos 240.
La más antigua que se conserva data de 1695. Libro 7, legajo 56.
Libro 24, legajo 201.
Libro 7, legajo 56.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 96
04/02/2010 01:48:36 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
97
d) De la Junta Electoral que, a raíz de la proclamación de la
Constitución de Cádiz, se formó en la Isla con el fin de elegir diputado a Cortes para que la representara, hay un acta del 26 de
noviembre de 1812 que dispone con todo género de detalles la
forma en que habían de realizarse las elecciones conforme a lo
reglamentado por la Constitución citada. Se incluye un censo de
población que divide la Isla en cinco partidos y estos en parroquias.
Los totales arrojan las cifras de 60,012 almas y 11,984 vecinos.37
De la Junta de Hacienda Pública de 1813 se conserva la copia del mismo año de las decisiones tomadas referentes a una
nueva emisión de papel moneda para cubrir gastos urgentes y
en donde se alude a otras reuniones celebradas anteriormente
por la misma junta. Documento de gran valor para la historia
económica de aquel período.38
37
38
Libro 8, legajo 66.
Libro 13, legajo 124.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 97
04/02/2010 01:48:36 p.m.
Documentos emanados del Cabildo
La estructura de un municipio colonial, con sus atribuciones,
su sistema de elección, su relativa autonomía, su vida económica,
su estado cultural, puede ser conocida a través de un minucioso
examen de las actas que, fragmentariamente, han llegado hasta
nosotros del Cabildo de Bayaguana.39
El Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad de Bayaguana,
estaba conformado a saber, por dos alcaldes ordinarios, un alguacil
mayor y dos regidores, se reunían en su «Cauildo y Alluntamiento»
como lo habían «de uso y costumbre para determinar las cosas del
serbisio de ambas Mgs» y administraban los asuntos referentes a
su jurisdicción. Según la materia de estos pueden clasificarse las
decisiones en: a) asuntos de orden político general; b) de gobierno
municipal; c) de orden económico y población; d) de policía urbana y rural, y e) de índole cultural.
a) Dentro del primer grupo merecen ser citados los siguientes documentos: Poder dado por el Cabildo de Bayaguana al
Ayuntamiento de Santo Domingo el año 1800 para representarle en todo lo concerniente a la cesión de la parte española
a Francia;40 los actos solemnes celebrados en Bayaguana con
ocasión de la proclamación y jura de la Constitución de 1812;41
y como prueba de que a veces las leyes y disposiciones reales no
podían ser cumplidas de un modo riguroso, citaremos la comunicación del Cabildo a la Audiencia de Santo Domingo en 1816
39
40
41
Hay fragmentos de sesiones celebradas en los años 1692-1696-1699-1718
1730-1731-1734-1743-1749-1785-1786-1800-1816-1817, que se hallan diseminados en hojas sueltas y mal conservadas a través de toda la colección.
Ver los libros 7, 14, 15, 21, 24, 25, 26, 32, 45, 46,47.
Libro 14, legajo 131.
Libro 24, legajo 201.
– 98 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 98
04/02/2010 01:48:36 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
99
que expone ser imposible poner en vigor en toda su extensión
el Bando del Buen Gobierno expedido por Fernando VII en
1816.42
b) Entre los documentos de gobierno municipal son numerosos los referidos a elecciones de empleos concejiles: alcaldes
ordinarios, alguacil mayor, regidores y alcaldes de la Santa
Hermandad; entrega de varas a los nuevos oficiales, etc. Hay
un interesante documento de 1725, con Real Provisión de la
Audiencia, sobre los honorarios que deberán cobrar los alcaldes ordinarios en las «facciones» de inventarios y tasación de
bienes a la muerte de los vecinos que residen dentro o fuera
del ejido de la ciudad. Se hace constar en él que la jerarquía
de los alcaldes de Bayaguana es idéntica a la de los de Santo
Domingo.43
Existe un solo documento en el que puede comprobarse la
práctica, que se estima frecuente, de venta de cargos públicos. Se
trata del avalúo del oficio de regidor en el año 1817.44
Presidía también el Cabildo las juntas de hacendados que decidían sobre compra de esclavos, cuestiones de pesas, etcétera.45
c) Entre los acuerdos del Cabildo en materias de índole económica hay, desde finales del siglo xvii, actas que fijan «las posturas» y precios de varios productos –tales como torta de casave,
melado, miel, azúcar blanco, azúcar parda, arroz, maíz, cueros
de toro, manteca y sebo– e impone castigos a quien se excediera
de las cantidades estipuladas.
Se encuentran algunas escrituras sobre abastecimiento de
carne a la ciudad de Bayaguana y a la capital, siendo curiosa la
instrucción de 1743 que dispone las épocas del año en que deberá ser preparada carne salada con objeto de no dejar a Santo
Domingo sin este producto en ningún momento.46
44
45
46
42
43
Libro 25, legajo 203.
Libro 8, legajo 66.
Libro 15, legajo 147.
Libro 5, legajo 34.
Libro 46, legajo 236.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 99
04/02/2010 01:48:36 p.m.
100
María Ugarte
Hay una minuta sin fecha, pero con sello de 1718-1719, en
la que el Cabildo informa al gobernador de la Isla la progresiva
despoblación de la ciudad y solicita sea resuelto inmediatamente
este problema. Se desconoce si fue cursado este informe o quedó
solo en proyecto.47
El Cabildo como patrono de las capellanías de la parroquia
era depositario, en la persona de un «regidor fiel executor», de
todas las cantidades redimidas por los censatarios de las que,
con autorización del cura rector, podía disponer y vender a los
pretendientes a ellas, previa escritura de reconocimiento con
hipoteca suficiente.
d) En cuanto a policía urbana y rural, el Cabildo entendía
en la limpieza y aseo de calles y plazas, conservación de pasos
y caminos, rondas nocturnas, acompañamiento del Santísimo,
visitas de inspección de los alcaldes de la Santa Hermandad a las
haciendas, vigilancia de presos, etcétera.
e) En el orden cultural poco puede conocerse a través de los
fondos de esta colección. Digno de mención especial es el documento sobre fundación de la primera escuela en el año 1816.48 La
falta de cultura, en cambio, se manifiesta constantemente en el
analfabetismo de la mayor parte de los vecinos y en la ausencia casi
total de libros en sus casas, detalles que podemos conocer por las
minuciosas listas de ajuares, joyas, etc., que se hacían al realizarse
los autos de inventario con fines de partición de herencia.
47
48
Libro 45, legajo 235.
Libro 24, legajo 201.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 100
04/02/2010 01:48:36 p.m.
Documentos emanados
de los alcaldes ordinarios
Los alcaldes ordinarios en sus atribuciones judiciales intervenían en asuntos de importancia relativa. Frecuentemente, cuando
surgían dificultades en la aplicación de la justicia, se asesoraban
con los abogados de la Real Audiencia, quienes enfocaban las
causas en determinado sentido, seguido siempre puntualmente
por la justicia ordinaria.
Todos estos documentos son interesantes para el exacto
conocimiento de la historia del derecho municipal indiano
y sirven, además, para reconstruir claramente el cuadro de la
vida colonial española. En los autos de inventario y tasación de
bienes de difuntos, documentos muy numerosos en este archivo,
se puede estudiar el modo de vestir de la gente de los siglos xviii
y xix, su mobiliario, los aperos de labranza, la vida religiosa, las
disensiones familiares, etcétera.
En las litis surgidas por causas diversas, las informaciones
que presentan las partes son reflejo vivo del habla popular, de
expresiones campesinas llenas de sabor arcaico.
Los amparos e interdictos de posesión de sitios, los deslindes y demás documentos referentes a tierras, abundantísimos
en esta colección, reproducen fórmulas antiguas de toma de
posesión, tales como desollar reses, cortar ramas, pasearse por
los límites, etcétera.
La presencia del alcalde en todos estos actos era necesaria
como representante de la autoridad real en la jurisdicción. Con
frecuencia, además, desempeñaba la misión de un escribano de
– 101 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 101
04/02/2010 01:48:37 p.m.
102
María Ugarte
Cabildo y refrendaba como juez cartulario las escrituras propias
de cada asunto.
Intervenían los alcaldes en todo lo relativo a arrestos de individuos sospechosos;49 en las causas seguidas por robo;50 en las
ventas al pregón o pública subasta; en los autos de embargo por
deudas, etcétera.
49
50
Sumario muy pintoresco y detallado en el libro 25, legajo 203.
Varios documentos en el libro 8, legajo 66.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 102
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Documentos emanados
de los escribanos públicos o alcaldes
ordinarios como jueces cartularios
Los documentos más abundantes de este archivo son los de
carácter notarial. Testamentos, ventas de tierras y esclavos, cartas
de dote, escrituras de reconocimiento de censos y capellanías, de
poder, de arrendamiento, de manumisión, de donaciones, etc.,
se hallan en casi todos los libros de la colección, algunos, los menos, extendidos por escribanos públicos o notarios, los demás,
a falta de estos, por alcaldes ordinarios, jueces de paz o alcaldes
constitucionales, según la época a que pertenezcan.
Los primeros documentos originales de este tipo datan de
finales del siglo xvii y los más recientes tienen fechas de principios del presente siglo. Se repiten invariablemente las mismas
fórmulas, pero un estudio a fondo de todas y cada una de las
escrituras puede revelar el proceso histórico del derecho de casi
tres siglos: régimen de propiedad, hipotecario, contratos matrimoniales, sistema de herencia, condición jurídica de la mujer;
de los esclavos; jurisdicción civil y eclesiástica, etcétera.
He procurado dar de un modo sucinto una idea general
de la importancia del Archivo Real de Bayaguana. Sus fondos,
hasta ahora no explotados, están sirviendo ya para investigaciones de orden jurídico y es de esperar que en breve tiempo
serán base de trabajos de toda índole, viniendo a compensar
en parte la escasez de material directo antiguo que se sufre en
Santo Domingo.
– 103 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 103
04/02/2010 01:48:37 p.m.
104
María Ugarte
La elaboración de un índice sistemático facilitará grandemente la labor de los investigadores y ampliará de modo insospechado las posibilidades de aprovechamiento de sus fuentes.51
BAGN, No. 22, Ciudad Trujillo, 1942
51
Sobre la fundación de la ciudad de Bayaguana consúltese la obra de Manuel A. Peña Batlle: Las devastaciones de 1605 y 1606, Ciudad Trujillo, 1938.
Sobre el Municipio indiano: Ots Capdequi: «El derecho de propiedad en
nuestra legislación de Indias», Anuario de Historia y del Derecho Español, Vol.
II, Madrid, 1935, y «El régimen municipal hispanoamericano del período
colonial. Consejos y ciudades», en Estudios de Historia del Derecho Español en
Indias, Bogotá, 1940.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 104
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Documentos sobre el
Archivo Real de Bayaguana
Carta de Emilio Rodríguez Demorizi
a María Ugarte de Brusiloff
Secretaría de Estado de lo Interior y Policía
Archivo General de la Nación
Núm. 402
Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo
14 de agosto de 1943
A : Lic. María Ugarte de Brusiloff
Profesora del Cursillo de Clasificación
y Catalogación de Achivos y Paleografía.
Asunto:
Transferencia, al Archivo de la Nación,
de los Archivos Reales de Monte Plata y
Bayaguana
Anexo :
Gaceta Oficial #5957, del 11 de agosto 1943
1. Pláceme enviarle la Gaceta Oficial número 5957, de fecha
11 de los corrientes, que contiene la ley por medio de la cual se
– 105 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 105
04/02/2010 01:48:37 p.m.
106
María Ugarte
dispone la transferencia a este Archivo, de los Archivos Reales de
Bayaguana y Monte Plata.
2. Este envío se le hace en reconocimiento de que la citada
disposición legal ha sido consecuencia de las investigaciones realizadas por Ud. en los citados archivos, cuyos fondos ha dado a
conocer con tanto acierto.
3. La Dirección del Archivo se complace, pues, en comunicárselo, como merecido testimonio del aprecio que hace de sus
trabajos.
Con la más distinguida consideración saluda a Ud.
Emilio Rodríguez Demorizi,
Director del Archivo General de la Nación
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 106
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
107
Transferencia de los Archivos Reales
de Bayaguana y Monte Plata
al Archivo General de la Nación
En la sesión ordinaria fue aprobado en primera lectura un
proyecto de ley sometido por el Poder Ejecutivo, por virtud del
cual se dispone la transferencia de todos los documentos constitutivos de los llamados Archivos Reales de Bayaguana y Monte
Plata, al Archivo General de la Nación.
¿Dónde están depositados?
Los documentos que constituyen los Archivos en referencia
se hallan depositados en el Registro de Títulos del Departamento Sur, donde desde hace años, no han sido objeto de ninguna
consulta, por haberse depurado la propiedad de los terrenos
para cuya historia pudieran servir los mismos, desde el punto de
vista jurídico.
Capacidad que se le concede al Archivo de la Nación
El proyecto de ley a que nos vamos refiriendo capacita al
Director del Archivo General de la Nación para expedir copias
auténticas de los documentos en su poder, cuando, por representar intereses jurídicos, dichas copias le sean debidamente
solicitadas.
Motivo del proyecto
De acuerdo con el mensaje que dirigió el honorable presidente Trujillo Molina a la Cámara de Diputados, los documentos que constituyen los Archivos Reales de Bayaguana y Monte
Plata son de un imponderable valor histórico, por lo cual es
conveniente que sean transferidos a un sitio donde puedan ser
fácilmente consultados por los investigadores de nuestro pasado,
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 107
04/02/2010 01:48:37 p.m.
108
María Ugarte
especialmente ahora, cuando los estudios históricos son objeto
de tanto interés en el país.
Informe de la Comisión de lo Interior y Policía
Respecto a este importante proyecto de ley la Comisión Permanente de lo Interior y Policía rindió un informe favorable,
que fue conocido en esta misma sesión. El proyecto fue incluido
en el orden del día por proposición del diputado Henríquez
Velásquez.
La Nación, 23 de julio de 1943, pp. 3 y 5
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 108
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
109
Importantes documentos históricos
en el Archivo de la Nación
formaban los Archivos Reales
de Monte Plata y de Bayaguana
Han sido transferidos de acuerdo con disposiciones de una
reciente ley del Congreso Nacional, iniciada por el honorable
presidente de la República generalísimo Trujillo Molina.
De acuerdo con las disposiciones de una reciente ley del
Congreso Nacional, acaban de ser transferidos al Archivo General de la Nación los llamados Archivos Reales de Bayaguana y de
Monte Plata, los cuales se conservaban en la oficina del Registro
de Títulos del Tribunal de Tierras, en esta ciudad.
En el mensaje que el honorable señor presidente de la República, generalísimo doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina,
Benefactor de la Patria, dirigió al Congreso Nacional en ocasión de someter a la consideración de los señores legisladores
el referido proyecto de ley, expresó que los documentos que
constituyen los Archivos Reales de Bayaguana y Monte Plata son
de un imponderable valor histórico, por lo cual era conveniente
que fuesen transferidos a un sitio donde pudieran ser fácilmente
consultados por los investigadores de nuestro pasado, especialmente ahora, cuando los estudios históricos son objeto de tanto
interés en el país.
El Archivo de Bayaguana
El Archivo Real de Bayaguana consta de un total de casi tres
mil documentos, de los cuales el original más antiguo data del
año de 1621.
El material que forma su acervo es muy variado, contándose
escrituras notariales, actas de cabildo, reales cédulas, pragmáticas,
decretos de los gobernadores, procesos, impresos de comienzos
del siglo xix, testamentarias y otros interesantes documentos.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 109
04/02/2010 01:48:37 p.m.
110
María Ugarte
En este archivo sobresale, por su extraordinario valor histórico un Cedulario, único existente en el país, en el que se hallan
reunidas 26 piezas del siglo xviii.
El archivo de Bayaguana contiene los documentos originales
más antiguos que posee en la actualidad el Archivo General de
la Nación.
El Archivo Real de Monte Plata
El Archivo Real de Monte Plata inicia sus fondos en los años
inmediatos a la destrucción de la ciudad de Dessalines, esto es
en una época posterior al año de 1805. En él se conservan interesantes documentos de la época de la España Boba, los cuales
tienen una importancia grandísima, tanto para el estudio de la
historia local, como de la general.
Entre las piezas constitutivas de este archivo se cuentan
decretos de las Cortes de Cádiz, actas del Cabildo, bandos municipales y, a más de esto, una copiosa documentación notarial
y judicial de gran utilidad para el estudio de las instituciones
dominicanas.
Tanto los documentos del Archivo de Bayaguana como los
de Monte Plata se encuentran en excelente estado de conservación y se hallan a disposición de todos aquellos que deseen
consultarlos.
Capacidad atribuida al Director del Archivo
La ley que dispuso que estos valiosos archivos fueran depositados en el Archivo General de la Nación, confiere capacidad
al director de esta última institución para expedir copias auténticas de los documentos en su poder, cuando, por representar
intereses jurídicos, dichas copias les sean debidamente solicitadas.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 110
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
111
Cómo fueron descubiertos
El Archivo Real de Bayaguana que constituye una nueva fuente para el estudio de nuestra historia, fue descubierto a mediados
del año pasado, al realizarse trabajos de investigación de índole
jurídico-histórica que, por encargo del licenciado Julio Ortega
Frier, hacía en la Oficina del Registro de Títulos del Tribunal de
Tierras la investigadora señora María Ugarte de Brusiloff.
La Nación, 5 de septiembre de 1943, p. 3
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 111
04/02/2010 01:48:37 p.m.
112
María Ugarte
Ley que transfiere al Archivo General
de la Nación los Archivos Reales
de Bayaguana*
1
El Congreso Nacional
En nombre de la República
Ha dado la siguiente Ley: número 355
Art. 1. Se dispone la transferencia de los llamados Archivos
Reales de Bayaguana y Monte Plata, conjuntamente con los protocolos y documentos con los cuales se encuentran encuadernados,
de la oficina del Registrador de Títulos del Departamento Sur,
al Archivo General de la Nación, donde serán depositados previa
formulación del correspondiente inventario de sus fondos.
Art. 2. El Director del Archivo General de la Nación queda
capacitado para expedir copias auténticas de aquellos fondos
que representen intereses jurídicos mediante el cumplimiento
de las disposiciones contenidas en el artículo 34 de la Ley del
Notariado.
Art. 3. La presente ley deroga toda otra disposición que le
sea contraria.
Dada en la Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados, en
Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo, Capital de la República Dominicana, a los veintisiete días del mes de julio del año
mil novecientos cuarenta y tres; años 100 de la Independencia,
80 de la Restauración y 14 de la Era de Trujillo.
Porfirio Herrera
El Presidente,
*
Publicada en la Gaceta Oficial, No. 5957, año LXIV. Ciudad Trujillo, 11 de
agosto de 1943. (N. de la E.)
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 112
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
113
Los Secretarios:
Milady Félix de L´Official
G. Despradel Batista
Dada en la Sala de Sesiones del Palacio del Senado, en Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo, Capital de la República
Dominicana, a los cuatro días del mes de agosto del año mil novecientos cuarenta y tres, años 100 de la Independencia, 80 de la
Restauración y 14 de la Era de Trujillo.
Rafael Augusto Sánchez,
Vicepresidente en funciones
M. García Mella
Secretario. Rafael F. Bonnelly,
Secretario.
Rafael Leónidas Trujillo Molina
Presidente de la República Dominicana.
En ejercicio de la atribución que me confiere el inciso 3º del
artículo 49 de la Constitución de la República.
PROMULGO la presente Ley, y mando que sea publicada en
la Gaceta Oficial para su conocimiento y cumplimiento.
DADA en Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo, Capital de la República Dominicana, a los cinco días del mes de
agosto del año mil novecientos cuarenta y tres, años 100 de la
Independencia, 80 de la Restauración y 14 de la Era de Trujillo.
Rafael L. Trujillo
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 113
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 114
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Curso sobre técnica de archivos
y bibliotecas
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 115
04/02/2010 01:48:37 p.m.
Firmas de los participantes en el curso sobre Técnica de Archivos y Bibliotecas.
(Libro de Visitas Distinguidas del AGN de 1943).
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 116
04/02/2010 01:48:38 p.m.
Antecedentes
En el año 1943, María Ugarte organizó e impartió el primer
curso de técnica de archivos y bibliotecas en República Dominicana. El programa incluyó temas tanto aplicativos (clasificación
de documentos, de bibliografías...) como técnicos (historia de
los archivos, de bibliotecas, de documentos y de libros) que posibilitaron a los alumnos una participación activa en las clases y
un dominio de la práctica que posteriormente debían enfrentar:
catalogación de bibliotecas y archivos, organización de archivo
modernos e históricos, redacción de fichas de documentos.
Ya en una fase más avanzada del curso, se incluyeron aspectos de paleografía y diplomática. Y para concluir estos estudios,
los participantes debían aplicar los conocimientos adquiridos en
un archivo determinado.
De ese curso salió la primera generación de archiveros de
nuestro país, quienes tuvieron a su cargo la elaboración de los
primeros índices, catálogos e inventarios, luego publicados en el
Boletín del Archivo General de la Nación.
– 117 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 117
04/02/2010 01:48:38 p.m.
Documentos relacionados con el curso
de Técnica de archivos y biblioteca
Nómina
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
Rafael Herrera
Andrés Eduardo Díaz
Hernández
Fabio T. Rodríguez
Milena de Nadal
Bienvenido Mejía
Acevedo
Ramón Guerrero
Margarita Lizardo Dedal
Roselia García Aybar
Rosa G. de Pastor
Rosa Pérez Garcés
Liliana Alburquerque
María Luisa Alemany
Consuelo Duluc
Blas Arganda de la Uz
Lilis Bernaldo de Quiroz
Pura C. Cabián
Margot Rojas
Olga Campillo
Rafael Enrique Nanita
Peña
Gisela Pou y de
Marchena
María L. Sanabia
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
Luz Onelia Yépez Félix
Teresa A. Lendor
Lucilita Ramírez
Olga Pepén G.
Josefina Valdés
Armando Bienvenido
Suncar
Margarita Amelia Yépez
Ana Estela Canario de
León
Evangelina Ramírez
Ramona Duval
Lesbia de Soto
Celia Ramírez de la
Rocha
Norma O. Dujarric
Carmen Pérez Gómez
Vinicio Abreu Reyes
Marieta de Soto de Torres Reyes
Pedro J. Contreras hijo
M. Georgina Santiago de
Concha
Carmen Z. Brea Padilla
Carlos J. Carvajal M.
– 118 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 118
04/02/2010 01:48:38 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
42.
43.
44.
45.
46.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
56.
57.
58.
59.
60.
61.
62.
63.
64.
65.
66.
67.
68.
69.
70.
José Rijo
Altagracia Silva Fernández
Francisco Sánchez Báez
Ana G. Columna
Gracita Columna
Altagracia América
Méndez
Cruz María González G.
Sacha G. de Vela Zanetti
María Landolfi
Amada Virtudes Soto y
Suberví
Alma Lee
Carmen N. Pimentel
Andrea Morató, Vda.
Egea
Emma Batlle Molina
Genaro Pérez Gómez
Ligia Guerrero Tejida
Nilca Roca
Ramón A. Puisán R.
Santiago Ant. Castro
Hermón
Manuel López S.
Salvador Egea Morató
Mercedes Laura
Rodríguez Gautier
Braunhilda Mª Duluc
Yldes
Erlinda Roca Llorens
Ayda Allán Mena
José Mª Cabral Travieso
Luis Peguero Moscoso
María Caridad Rodríguez
Gautier
Mª del Carmen Sánchez
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 119
119
71. Sergio Abreu Cuello
72. Irma Margarita Andujar
73. Buenaventura Ricardo
Balaguer
74. Amelia Bolívar
75. Luis Arist. Bonetti
76. Luz Cuesta
77. Delio Díaz
78. Gladis Ginebra
79. Amandita Hedet
80. Bienvenida Hedet
81. Adib Julián
82. Ml. Martínez Boog
83. Acacia Menéndez
84. Vera Michelena
85. Abigail del Monte
86. Zoila Indiana del Monte
87. José Ant. Ortiz Jiménez
88. Alemania Paz
89. Mercedes Roque
90. Isabel Emilia Tió
91. Ml. de Jesús Vargas
Polanco
92. Antonio Ballester
93. Patria García
94. Bebita Gautier
95. Cristina Gautier
96. Filomena Gerardino
97. Ney Guerra Mueses
98. Altagracia Luchi y
Maggiolo
99. Liliana de Marchena
100. Roselinda Méndez
101. Ana Quisqueya Nadal
102. Lic. Guillermo Nadal
103. Pura Ochoa
04/02/2010 01:48:38 p.m.
120
María Ugarte
104. José Ml. Paulino
105. Altagracia Pérez Gómez
106. Olga Pou Marchena
107. Mercedes Rivas
Grupo de alumnos del curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas que recibieron sus certificados de aprobación, en un acto celebrado en los salones del
Archivo General de la Nación.
***
Viernes, 17 de diciembre de 1943
Recibieron diplomas
Sobresalientes
1.
2.
3.
4.
5.
Roselia García Aybar
Amada Soto Suberví
Celia Ramírez de la Rocha
Isabel E. Tió
Ramón Guerrero
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 120
04/02/2010 01:48:39 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
6.
7.
8.
9.
10.
11.
121
Rosa Elena Despradel Batista
Marieta de Torres Reyes
María (Lili) Bernaldo de Quiroz
Carmen Pimentel
Liliana Alburquerque
Gloria María García
Muy bueno
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
Erlinda Roca Llorens
Lucilita Ramírez
Rafael Herrera
María Landolfi
Rita Landolfi
Alma Lee
Margarita Amelia Yépez
Manuela Echenique, Vda. Brea
José Mª Cabral Travieso
Santiago Castro Hermón
Armando Bienvenido Suncar
Bueno
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
Fabio Rodríguez
Bienvenido Mejía Acevedo
Milena de Nadal
Evangelina Ramírez
Luz Onelia Yépez
Vinicio Abreu
Mercedes E. Roque
Cruz María González
Milady A. Batlle Molina
Pedro Contreras
Norma Dujaric
Carmen Pérez Gómez
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 121
04/02/2010 01:48:39 p.m.
122
35.
36.
37.
38.
39.
María Ugarte
Olga Pepén
Cristiana Gautier
Ramona Duval
Altagracia América Méndez
María Luisa Alemany
Suficiente
40. Rafael E. Nanita Peña
41. Andrea Morató Vda. Egea
42. Gisela Pou Marchena
43. Aurora Tellado
44. Teresa Lendor
45. María Luisa Sanabia Uribe
46. Mercedes Rivas
47. Altagracia Lüthye Maggiolo
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 122
04/02/2010 01:48:39 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
123
Carta de Emilio Rodríguez Demorizi al
Secretario de Estado de lo Interior y Policía
Num. 214
Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo
3 de abril de 1943
Al
: Hon. Sr. Secretario de Estado de lo Interior y
Policía, su Despacho
Asunto : Inauguración del Cursillo sobre clasificación
y catalogación de Archivos y Paleografía y
Diplomática.
Anexo : Información para la prensa.
1. Pláceme informar al Sr. Secretario de Estado que, ayer
viernes, día 2, con la asistencia de 107 inscritos, se inició el Cursillo ofrecido por esta Dirección, con los generosos auspicios
del honorable presidente Trujillo Molina, a los empleados del
Archivo y personas interesadas.
2. Tengo la satisfacción de trasmitirle la impresión, verdaderamente favorable, que ha producido a todos el comienzo de dicho Cursillo, a cargo de la Sra. Ugarte de Brusiloff, quien reveló,
en su primera lección, su admirable facilidad de expresión y sus
hondos conocimientos de la materia. Todo hace augurar, pues,
que el Cursillo tendrá los mejores resultados, para utilidad de las
instituciones culturales de la República.
Al Sr. Secretario de Estado saluda con la más alta consideración,
Emilio Rodríguez Demorizi
Director del Archivo General de la Nación.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 123
04/02/2010 01:48:39 p.m.
124
María Ugarte
Carta de Manuel A. Peña Batlle al Director
del Archivo General de la Nación
Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo
6 de abril de 1943
Al
: Señor Director del Archivo General de la Nación
Su despacho
Asunto : Inauguración del Cursillo sobre clasificación y
catalogación de Archivos y Paleografía y Diplomá tica.
Ref.
: Su oficio No. 214, del 3 de abril en curso.
1. Aviso a Ud. recibo de su atento oficio de referencia, así
como de su anexo, que ha sido tramitado para su publicación.
2. Esta Secretaría de Estado ha tomado buena nota y enterado
a la Presidencia de la República de la información suministrada
por Ud. acerca de la iniciación del Cursillo sobre clasificación y
catalogación de Archivos, Paleografía y Diplomática.
3. Ojalá que las lecciones de la Sra. Ugarte de Brusiloff pudieran ser tomadas taquigráficamente, para su publicación.
Le saluda muy atentamente,
M. A. Peña Batlle
Secretaría de Estado de lo Interior y Policía
MA/MCR
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 124
04/02/2010 01:48:39 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
125
Ciudad Trujillo, 21 de Junio de 1943
MEMORÁNDUM
Al
: Director del Archivo General de la Nación
Asunto : Sobre el desarrollo del curso de Archivología.
Tengo el honor de presentarle un Informe detallado sobre la
labor realizada en el curso de Archivología, que tengo a mi cargo
en el Archivo General, de su digna dirección, desde el comienzo
del mes de abril del presente año.
Fueron iniciadas las clases con un total de 137 alumnos. Este
número ha ido disminuyendo gradualmente a medida que los
menos capacitados se encontraban en la imposibilidad de seguir de un modo provechoso las materias de que nos íbamos
ocupando. Tal circunstancia ha tenido como consecuencia una
conveniente selección del alumnado. Hoy en día asisten con
regularidad unos 85 inscritos.
En conformidad con el programa que Ud. tuvo a bien aprobar, he venido exponiendo desde la inauguración del curso
algunos de los temas correspondientes a la Parte General, entre
los cuales han sido tratados con mayor detalle los que he considerado de verdadero valor aplicativo; esto es: la clasificación
de documentos y la bibliográfica. Las explicaciones relativas a
asuntos de orden teórico, tales como la historia de los archivos y
bibliotecas, de los documentos y de los libros, etc., se han reducido a lo estrictamente necesario dentro del carácter de iniciación
de este cursillo.
Durante los primeros quince días me limité a exponer los temas sin hacer intervenir activamente a los alumnos. Pero después
de darles a conocer la clasificación general de los documentos, sus
fórmulas y denominaciones, inicié las clases prácticas dividiendo
el total en tres grupos, que, por separado, han venido trabajando
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 125
04/02/2010 01:48:39 p.m.
126
María Ugarte
metódicamente en la lectura y comentarios de documentos de la
más diversa índole. En el comienzo de las prácticas empleé copias
a máquina, para que de este modo se habituaran a la ortografía,
el léxico, la redacción y las fórmulas de diferentes épocas y procedencias. Debo hacer constar que tales transcripciones fueron
hechas, en su mayoría, sobre documentos depositados en los
archivos del país o, al menos, relacionadas estrechamente con la
historia de Santo Domingo. Paulatinamente han ido pasando de
la determinación de los elementos constitutivos del documento
(otorgante, destinatario, autor, clase, denominación, etc.) a la
formación de resúmenes completos del mismo, siendo esto lo
que para la mayor parte representa una cierta dificultad; que
se va venciendo con la práctica y mis constantes indicaciones a
todos y a cada uno de los alumnos.
Desde los comienzos del presente mes de junio realizan las
prácticas sobre originales de época lo bastante reciente para que no
sea necesario conocer la Paleografía. Por el momento he escogido
expedientes del período de la Anexión. Aquellas piezas de difícil
lectura son transcritas y las de grafía sencilla simplemente resumidas. Este trabajo es previo a la catalogación de documentos.
Todos los ejercicios realizados son vistos por mí, mostrados
a los alumnos después de corregidos y vueltos a recoger con el
objeto de tener constancia del trabajo realizado por cada uno.
Las transcripciones y resúmenes de documentos originales
son pasadas a máquina por los mismos alumnos y la primera copia se conserva en el Archivo, reservándome yo la segunda para
incorporarla a los demás ejercicios anteriores.
Todo esto en cuanto a la labor desarrollada se refiere.
Respecto a la que falta por realizar, procuraré adelantarle, en
líneas generales, los planes que estimo convenientes para poder
dar cima a este cursillo con el mayor éxito posible.
Los temas a explicar de la Parte General, catalogación de
bibliotecas y de archivos; organización general de archivos modernos e históricos, no serán agostados hasta finales del mes de
julio. Durante este tiempo, simultáneamente, han de llevarse a
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 126
04/02/2010 01:48:39 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
127
cabo prácticas constantes en cuando a redacción de fichas interesa, tanto de libros como de documentos.
Quizás sería conveniente interrumpir durante el mes de agosto las clases, y con ello se daría tiempo a que fueran transferidos
al Archivo General los documentos de Bayaguana y Monte Plata,
que se precisan para la parte de Paleografía Colonial.
Me permito sugerirle esta idea porque varios alumnos desean irse al campo o a otros lugares de la República a descansar
en ese mes de calor.
Una vez concluida la Parte General, debe iniciarse la dedicada a Paleografía y Diplomática. Teniendo en cuanta el número
de alumnos inscritos, no es posible verificar un trabajo eficiente en un espacio de tiempo menor de tres o cuatro meses. Mi
propósito es que hagan índices de todos los documentos de
Bayaguana y Monte Plata y transcriba cada alumno unos 20 ó
25 documentos de escrituras diferentes y épocas diversas. Solo
después de llevada a cabo tal práctica podrá considerarse que
están los alumnos en condiciones de rendir una utilidad en estas
disciplinas. Constituyen, además, estos ejercicios una ampliación
y desarrollo de las enseñanzas de la Parte General referente a
clasificación y catalogación de documentos.
En cuanto a la Parte Especial, dedicada a la aplicación al
Archivo General de la Nación de las enseñanzas expuestas, no
me es posible adelantar planes muy detallados por ignorar la
forma en que se desea que se enfoque. Esto es: si se trata de
dar la posibilidad a los alumnos de que se habitúen a manejar los fondos de un archivo determinado, o se desea que se
aproveche esta contingencia del curso para dar un impulso a
la catalogación del archivo. En el primer caso, bastarían dos o
tres meses. En el segundo, el margen de tiempo tendría que
aumentarse lo suficiente para que los elementos que deban
después seguir la labor de catalogación puedan desenvolverse
por sí solos. La colaboración de los alumnos seleccionados para
esta tercera parte contribuiría eficazmente a acelerar el ritmo
de la formación de catálogos e inventarios.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 127
04/02/2010 01:48:39 p.m.
128
María Ugarte
Antes de terminar este Informe, deseo hacerle constar que la
insospechada cantidad de alumnos inscritos en el Curso de Archivología me obligan a dedicar las tardes enteras en el Archivo a la
confrontación de sus transcripciones y resúmenes con los originales y a las clases teóricas y prácticas, que, por mi parte, doy diariamente. Esto me hace de todo punto imposible consagrar ningún
momento a la elaboración del Índice del Boletín, trabajo que solo
hubiera sido factible en el caso de no haber adquirido la asistencia
al curso las extraordinarias proporciones que hoy tiene.
Si Ud. acoge la idea de interrumpir durante el mes de agosto
las clases, y se cree conveniente que, sin ellas, continúe trabajando en el Archivo en igualdad de condiciones que hasta ahora,
podría en ese espacio de tiempo adelantar mucho, si no terminar, la formación de dicho Índice, dedicándole, exclusivamente,
las horas de trabajo que ahora invierto en las necesidades del
curso.
El otro expediente que hay: abandonar las prácticas del curso, sería tan perjudicial para su marcha que no debe siquiera
tenerse en cuenta.
Todo lo cual somete a su consideración y buen criterio para
que resuelva lo que estime más acertado.
Respetuosamente,
María Ugarte de Brusiloff
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 128
04/02/2010 01:48:39 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
129
Informe al director del Archivo de la Nación
sobre el desarrollo del curso de Técnica de
Archivos y Bibliotecas
Tengo el honor de presentarle un informe detallado sobre la
labor realizada en el curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas
que he tenido a mi cargo en el Archivo General, a su digna dirección, desde el comienzo del mes de abril hasta el fin del mes de
noviembre del año pasado de 1943.
Fueron iniciadas las clases con un total de 137 alumnos. Este
número fue disminuyendo gradualmente debido a que algunos
inscritos poco capacitados fueron eliminándose por sí mismos
ante la imposibilidad de seguir de un modo provechoso las materias que iban siendo tratadas, y a que otros, por razones de índole
personal, se veían en la necesidad de abandonar los estudios.
Después de una selección realizada entre los alumnos que
asistieron con regularidad y aprovechamiento, han alcanzado la
correspondiente graduación como técnicos de archivos y bibliotecas 47 inscritos.
En conformidad con el programa que Ud. tuvo a bien aprobar, expuse en los primeros días del curso los temas relativos a
cuestiones generales sobre archivos y bibliotecas: proceso histórico, terminología, administración, medios de defender los
documentos y libros, relaciones del archivero y el bibliotecario
con el investigador y el estudioso, etc.
Tales explicaciones tuvieron un carácter completamente
teórico, sin hacer intervenir actividades a los alumnos en el desarrollo de las clases.
Al cabo de dos semanas de iniciado el curso, abordé los temas concernientes a clasificación general de documentos, a sus
fórmulas y denominaciones especiales y al reconocimiento de
sus elementos constitutivos. Paralelamente a las clases teóricas
–que tenían lugar de 5 a 6 pm. tres días por semana– tuvieron
lugar los ejercicios prácticos, habiéndose hecho preciso, por el
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 129
04/02/2010 01:48:39 p.m.
130
María Ugarte
elevado número de asistentes, establecer una división de la clase
en tres grupos, cada uno de los cuales dedicaba dos horas semanales a la lectura, análisis y resumen de documentos.
En un principio, tales prácticas fueron hechas sobre copias
mecanografiadas que yo les facilitaba y, una vez habituados a la
ortografía, léxico, redacción y fórmulas de documentos de distintas épocas y procedencias, fueron pasando a la lectura directa
sobre originales de época reciente –con especialidad expedientes de la Anexión– cuya grafía sencilla hacía innecesarios los
conocimientos paleográficos.
De los temas de carácter general pasé a exponer los relativos
a Biblioteconomía. En forma detallada fui explicando el sistema
de clasificación de Melvil Dewey con prácticas constantes de
clasificación y catalogación de libros. Las dificultades aparentes
de este sistema bibliográfico fueron venciéndose por medio de
ejemplos y ejercicios sobre obras de asuntos muy diversos.
Concluida esta parte del curso, di comienzo a las explicaciones sobre sistemas de clasificación y catalogación de archivos modernos. Fueron expuestos todos los métodos usados, concediendo
una mayor extensión a la aplicación a los archivos del sistema
decimal bibliográfico. El previo conocimiento de la clasificación
de Melvil Dewey hizo posible la comprensión rápida de su utilización en Archivonomía.
Paralelamente y como preliminar al estudio de los archivos
históricos, inicié la exposición sucinta de la Paleografía española
desde sus orígenes hasta el siglo xvi. Las demostraciones prácticas fueron efectuadas por medio de dibujos y proyecciones. La
continuación del temario de Paleografía, o sea el estudio de las
escrituras posteriores al siglo xvi, fue realizada con documentación original depositada en el Archivo General de la Nación.
Hice coincidir estos últimos temas con las explicaciones de «clasificación y catalogación de archivos históricos». De este modo,
las prácticas de Paleografía y las de catalogación de documentos
de valor histórico se hacían de un modo simultáneo. Los alumnos llegaron a redactar, con bastante perfección y rapidez, fichas
de documentos de los siglos xvii, xviii, xix.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 130
04/02/2010 01:48:39 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
131
Por último, y ya después de haberse familiarizado los estudiantes con la interpretación de documentos de la época colonial, le
di a conocer unas nociones de Diplomática, muy especialmente la
denominación técnica de las cláusulas del documento y el valor
representativo de cada una de las fórmulas.
Durante el mes de agosto –en el que se concedieron vacaciones a los alumnos del curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas
–y el mes de diciembre, ambos del pasado año de 1943, trabajé
en la elaboración del Índice analítico de materias de los 20 primeros
números del Boletín del Archivo General de la Nación.
El sistema seguido en su confección ha sido el alfabético, extremando la anotación de rúbricas a todos aquellos puntos que
puedan ofrecer interés a investigadores de todas las ciencias.
52
Ciudad Trujillo, 3 de enero de 1944.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 131
04/02/2010 01:48:39 p.m.
132
María Ugarte
Próximamente será dictado
un interesante cursillo
en el Archivo General de la Nación
Acerca de «clasificación y catalogación de archivos y
paleografía y diplomática». Las inscripciones estarán
abiertas hasta el día 27 del corriente.
Programa de las materias
Con los auspicios del honorable presidente Trujillo será iniciado próximamente, en el Archivo General de la Nación, un
cursillo sobre clasificación y catalogación de archivos, y paleografía y diplomática, para el personal de dicha institución y aquellas
personas que tengan especial interés en tales estudios.
Al final del cursillo se expedirá a los asistentes un certificado
en que conste que han realizado dichos estudios.
Las clases estarán a cargo de la señora Lic. María Ugarte de
Brusiloff, ex profesora ayudante de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, 1933-1936.
Las inscripciones estarán abiertas en la Dirección del Archivo hasta el sábado 27 del corriente, y el programa que habrá de
desarrollarse en el cursillo es el siguiente:
Parte general
1. El Archivo: elementos que lo integran. Clases de archivos.
El Archivo: conocimientos que debe poseer. Estudios seguidos
en varios países.
2. La Archivonomía. Local; mobiliario; empleados; higiene
del Archivo; conservación de los fondos.
3. Documentos (originales copias, fotocopias); expedientes;
legajos. Distribución material de los fondos. Colecciones hechas.
4. Los archivos históricos y la investigación. Variaciones en
el concepto de la Historia. La metodología histórica. El Archivo
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 132
04/02/2010 01:48:39 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
133
como base de los trabajos de Heurística. La Historiografía; importancia que adquiere el documento con las tendencias eruditas de la Historia.
5. Breve historia de los archivos desde la Antigüedad hasta
nuestros días. Los archivos de España; organización y fondos.
Archivos de América. Archivos de Santo Domingo.
6. Estudio sucinto de Bibliología. La biblioteca, su historia.
El libro y sus elementos. Clases de libros. Tiradas, ediciones etc.
7. Clasificación bibliográfica. Estudio histórico. Diversos sistemas de clasificación bibliográfica.
8. Clasificación bibliográfica decimal. Estudio detallado del
sistema. Las tablas.
9. Catalogación de bibliotecas. Las ficha. El catálogo.
10. Clasificación de archivos. Sistemas empleados en algunos
archivos.
11. La clasificación decimal aplicada a los archivos. Ventajas
e inconvenientes de este procedimiento. Estudio especial del
Archivo del ramo de Hacienda en México.
12. Catalogación de documentos. Diferencias que existen entre la catalogación de bibliotecas y de archivos. Fichas. Catálogos
generales y particulares. El Catálogo de diccionario. Catálogos
de materias; onomástico; geográfico; cronológico; topográfico.
Catálogo inventario. Libro de entrada. Control de documentos
consultados.
Parte especial
1. Fondos del Archivo General de la Nación. Fondos propios
y fondos adquiridos.
2. Formas en que puede realizarse la clasificación del Archivo. El Reglamento. Su fácil adaptación al sistema decimal. Dificultades que plantea el local para una clasificación topográfica.
Medios de subsanarlas.
3. Método que debe seguirle para la clasificación general del
Archivo. División del Archivo en tres secciones: de documentos,
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 133
04/02/2010 01:48:39 p.m.
134
María Ugarte
o Archivo propiamente dicho; de publicaciones periódicas, o
Hemeroteca; de libros o Biblioteca.
Sección de documentos
4. Formación de Tablas generales de clasificación. Distribución
de los fondos por períodos históricos; subdivisión en instituciones; estas en materias y dentro de la materia en orden cronológico. Acondicionamiento de los legajos. La portada o cubierta
del documento y signos exteriores del legajo. Restauración de
documentos.
5. Organización topográfica de los fondos dentro de la clasificación establecida. Formación de planos del Archivo según la
distribución adoptada.
6. Práctica de catalogación. Formación de ficheros. Sistemas
que pueden emplearse. Catálogos inventarios para la oficina.
Catálogos de acceso al público.
7. La ficha. Tamaño. Datos y ordenación. Importancia de la
ficha. Conveniencia de la ficha múltiple con diversas aplicaciones. Las guías. Los muebles-ficheros.
8. El Archivero y los lectores. Sugerencias al investigador.
Control de consulta: boletos de pedido. Reglamento de los lectores. Estadística de lectores. Sección de copias. Relaciones con
otros archivos.
9. Organización de la Hemeroteca. Índices. Ficheros especiales y ficheros generales. Formación de colecciones. Registros.
Control de consulta. Sección de canje.
10. Organización de la Biblioteca. Clasificación y catalogación
de los fondos. Índices y ficheros. Registros. Control de consulta.
11. Microfilm. Discoteca y Fototeca.
12. Formación de índices analíticos de libros, revistas o documentos publicados. El Índice-diccionario. Índices de materia,
de nombres de lugares geográficos, cronológico. Práctica sobre
el Boletín del AGN y sobre obras históricas referentes a Santo
Domingo.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 134
04/02/2010 01:48:39 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
135
Apéndice
Bibliografía: revistas, artículos, folletos y obras sobre clasificación y catalogación.
Paleografía
1. Objeto de esta ciencia. Importancia de su estudio. Sistemas
de transcripción: reproducción idéntica del texto (paradiagnosis
del sistema argentino): interpretación del texto. Comparación
de ambos métodos.
2. Breve estudio de los diversos géneros de escritura en España hasta el siglo xv.
3. La escritura en España desde el siglo xv en adelante: escritura redonda, cortesana, procesal, alemana e itálica.
4. Abreviaturas: por siglas, por apócope, por síncopa, por
letras sobrepuestas, por signos especiales, por nexos, por letras
numerales.
5. La ortografía de los documentos.
6. Estudio especial de los tipos de letras, abreviaturas y ortografía de los documentos depositados en los archivos de Santo
Domingo.
7. Práctica sobre fotocopias y documentos originales.
8. Microfilm, su uso.
Diplomática
1. Objeto de esta ciencia. Breve historia de la Diplomática.
Documentos auténticos y documentos falsos.
2. Materia escriptoria. Forma de los documentos. Instrumentos gráficos.
3. Forma de las letras; abreviaturas; ortografía; idioma; sellos,
sigilografía.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 135
04/02/2010 01:48:39 p.m.
136
María Ugarte
4. Cláusulas del documento. Cláusulas formularias y cláusulas necesarias.
5. El Notario. Signos notariales.
6. Análisis de documentos.
Apéndice. Bibliografía
La Nación, Jueves, 25 de marzo de 1943, p. 3 y 8
Ciudad Trujillo, 28 de marzo de 1943,
De gran interés resultará, en las proximidades del primer
Centenario de la República y cuando están haciéndose los preparativos necesarios para celebrar con la mayor solemnidad posible
tan gloriosa fecha, el cursillo sobre Clasificación y Catalogación
de Archivos y Paleografía y Diplomática, que dará en el Archivo
General de la Nación la señora Lic. María Ugarte de Brusiloff,
ex profesora ayudante de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Madrid, para el cual están abiertas las inscripciones según datos informativos que publicamos en nuestra edición
del jueves último juntamente con el programa de los puntos
interesantes sobre los cuales versarán las clases. El cursillo, como
ya fue revelado oportunamente en la información de referencia,
cuenta con el patrocinio del presidente Trujillo, a cuyo especial
interés por la organización de este Archivo débese el estado de
organización en que se halla, con apropiado edificio adquirido
por gestiones suyas para tan provechoso fin.
Para este cursillo, que es el verdadero paso definitivo en
la organización científica del Archivo, hay ya inscritos más de
cincuenta personas entre profesionales, estudiantes e individuos
amantes de esta clase de conocimientos tan necesarios en me-
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 136
04/02/2010 01:48:40 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
137
dios como el nuestro, que desempeñó papel fundamental como
centro que fue de las actividades colonizadoras y civilizadoras de
América. Amplio campo ofrece nuestro país para realizar tareas
de investigación histórica y diversos estudios sobre antigüedades
vernáculas precolombinas, por lo cual la señora Ugarte de Brusiloff se ha dedicado aquí a trabajos de indagación en los ramos de
su especialidad, de lo cual es testimonio el interesante artículo
que ha publicado en el Boletín del Archivo de la Nación acerca del
Archivo Real de Bayaguana.
El programa por el cual se desarrollará el cursillo abarca
cuanto interesa conocer en materia de archivos respecto de su
organización científica, en lo cual entra cuanto concierne al
funcionamiento de bibliotecas, discotecas, fototecas, así como
también el conocimiento de los ramos de Paleografía y Diplomática. En uno de los primeros días de abril próximo tendrá efecto
la apertura de este cursillo, para el cual reina particular interés
de parte del personal de la oficina del Archivo General de la
Nación y de los profesionales y estudiantes que han solicitado su
inscripción empeñados en hacerse de suficiente cultura en este
orden de conocimientos.
La Nación, Ciudad Trujillo, 28 de marzo de 1943, p. 5
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 137
04/02/2010 01:48:40 p.m.
138
María Ugarte
Se iniciará el dos de abril el cursillo a
cargo de la Licda. María U. de Brusiloff
Versará sobre clasificación y catalogación de
archivos y paleografía y diplomática
El próximo viernes, 2 de abril, se iniciará en el Archivo General de la Nación el cursillo sobre Clasificación y Catalogación de
Archivos y Paleografía y Diplomática, que como habíamos informado dictará de acuerdo con el programa publicado en una de
nuestras ediciones anteriores, la Lic. María Ugarte de Brusiloff,
profesora española.
Las clases de este cursillo, que se realizará con los auspicios
del honorable señor Presidente de la República, se efectuarán
los lunes, miércoles y viernes de cada semana, de 5 a 6 de la
tarde.
Las materias que se van a tratar serán de gran utilidad para
los empleados del Archivo General de la Nación y para los de
aquellos servicios que reclaman esa clase de conocimientos, hoy
indispensables en las modernas organizaciones archivísticas.
El número de inscritos asciende a 85, lo cual revela el interés
que ha despertado este cursillo, al final del cual se extenderá un
Certificado especial a los que asistan puntualmente y demuestren el debido aprovechamiento en los trabajos prácticos.
La Nación, miércoles 31 de marzo de 1943
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 138
04/02/2010 01:48:40 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
139
Se inició el cursillo a cargo de la
profesora Ugarte de Brusiloff
Pronunció palabras inaugurales el
director del Archivo General de la Nación.
El viernes recién pasado se inició en el Archivo General de
la Nación, a las cinco de la tarde, el cursillo sobre Clasificación
y Catalogación de Archivos y Paleografía y Diplomática, a cargo
de la profesora y diplomática, María Ugarte de Brusiloff y cuyo
temario fue dado a conocer oportunamente.
El director del Archivo, licenciado Emilio Rodríguez Demorizi, pronunció adecuadas palabras para inaugurar el referido
cursillo ofrecido por dicho Departamento con los altos auspicios
del excelentísimo presidente Trujillo. Inmediatamente después
inició su disertación, con admirable certeza y dominio del asunto, la profesora Ugarte de Brusiloff.
Al salón destinado al funcionamiento del cursillo concurrieron
107 personas inscritas, entre las cuales se cuentan profesionales, estudiantes y en general individuos de apreciable preparación cultural.
Por tanto, se puede afirmar que el interés que ha promovido este
cursillo es demostrativo del crédito de que goza el Archivo General
de la Nación como una de las tantas sobresalientes creaciones de la
actual Era de resurgimiento y de progreso que vive la República.
La Nación, 3 de abril de 1943
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 139
04/02/2010 01:48:40 p.m.
140
María Ugarte
Del Archivo General de la Nación
Aviso
Para el mejor crédito del cursillo sobre Clasificación y Catalogación de Archivos y Paleografía y Diplomática, confiado en
el Archivo de la Nación a la señora María Ugarte de Brusiloff,
se hace constar que esta posee el título de licenciada en Filosofía y Letras, sección de Historia, de la Universidad de Madrid,
con nota de sobresaliente y premio extraordinario; que ha sido,
en la misma Universidad, profesora ayudante de la Facultad de
Filosofía y Letras; y que al confiársele el citado cursillo fueron
presentadas al señor secretario de estado de lo Interior y Policía
y al Director del Archivo, las credenciales correspondientes, ganadas con calificaciones honrosísimas.
La Nación, 7 de abril de 1943
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 140
04/02/2010 01:48:40 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
141
Editorial
La importancia de un cursillo
Catalogación de Archivos. Paleografía y diplomática. La Lcda.
María U. de Brusiloff profesora del cursillo. Sus vastos conocimientos se revelan en la expresión clara de la cátedra
El cursillo de referencia, se ha iniciado en el Archivo General
de la Nación patrocinado por el Hon. presidente de la República
generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo Molina, bajo la dirección de la
Licda. María U. de Brusiloff.
La distinguida profesora de Brusiloff, afianzando sus conocimientos, presentó ante la Secretaría de Interior y Policía sus
credenciales correspondientes ganadas con calificación honrosísima con nota de sobresaliente. Y no es esto solamente lo
que imprime la confianza del triunfo en los estudiantes que son
numerosísimos, y en su mayoría profesoras de escuelas comerciales, doctores en derecho, licenciados en farmacia, en filosofía
y letras, escritores, periodistas y estudiantes de término de varias
facultades, y muchos más aprovechados –cuya significación demuestra, la capacidad de la Licda. de Brusiloff, quien posee un
maravillosa desenvoltura de palabras en la cátedra que domina
con maestría extraordinaria.
Las clases se iniciaron con todo el entusiasmo, seguridad de
frutos provechosos, dándose ya lecciones prácticas, donde los
alumnos demuestran sus conocimientos a la fecha.
Con este cursillo los estudiantes adquirirán una capacidad
especializada para desempeñar cargos de archiveros en las oficinas públicas, llevando el aliento de interpretar los deseos del
generalísimo Trujillo, en su magistral obra de gobierno.
Con este cursillo, el servicio de archiveros llegara a su punto culminante de organización, pues tanto los empleados del
Archivo General de la Nación como los particulares, sabrán
corresponder a la voz de progreso –norma de la visión clara
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 141
04/02/2010 01:48:40 p.m.
142
María Ugarte
del Generalísimo en su afán de reorganización para bien del
país.
La profesora de Brusiloff, hace recorridos históricos y pasando de época en época, de país en país –expone con claridad
asombrosa y con magistral flexibilidad de pensamiento– problemas de lógica, emitiendo conceptos del Archivo moderno –de
un corte tan preciso en el sentido filosófico y tan nuevo –que podemos considerar este cursillo de las más eficaces defensas que
se ha establecido acerca del Archivo, por iniciativa y patrocinado
por nuestro jefe único.
La Mujer en la Era de Trujillo,
30 de marzo de 1943
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 142
04/02/2010 01:48:40 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
143
Se inician hoy las clases
del cursillo de Paleografía
Estas clases están a cargo de la profesora María Ugarte de Brusiloff y son dictadas en el Archivo Gral. de la Nación.
Hoy, día 1º de septiembre, se reanudan, después de un mes
de vacaciones, las clases del Cursillo de Paleografía, Catalogación, Biblioteconomía, etc., que dicta en el Archivo General de
la Nación la profesora María Ugarte de Brusiloff.
Al citado Cursillo, al cual nos hemos referido en otras ocasiones, asisten permanentemente más de 80 estudiantes, algunos
de los cuales se especializan en organización y dirección de bibliotecas.
Las labores de este Cursillo, sobremanera provechosa, terminarán a fines del corriente año, después de realizarse los trabajos
prácticos, en los cuales se utilizarán los documentos y libros del
Archivo de la Nación.
La Nación, 1 de septiembre de 1943, p. 3.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 143
04/02/2010 01:48:40 p.m.
144
María Ugarte
Cursillo de Paleografía en el Archivo Nacional
Continúa a cargo de la profesora
doña María Ugarte de Brusiloff
Continúa dictándose en el Archivo General de la Nación, a
cargo de la profesora doña María Ugarte de Brusiloff, el Cursillo
sobre clasificación y catalogación de Archivos y Paleografía y Diplomática, para aprendizaje de los empleados del Archivo y de
las personas interesadas.
Un numeroso público femenino asiste todas las tardes a este
Cursillo, el que ha sido prolongado, en vista del interés que ha
despertado, hasta el próximo mes de diciembre.
La Nación, 23 de noviembre de 1943, p. 3.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 144
04/02/2010 01:48:40 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
145
En torno al cursillo de
Archivonomía y Biblioteconomía de la
profesora María Ugarte de Brusiloff
Por Carlos J. Carvajal M.
Está tocando a su fin el interesante cursillo que sobre administración y organización de archivos y bibliotecas –Archivonomía
y Biblioteconomía –viene dictando con gran éxito, en el Archivo
General de la Nación, la profesora María Ugarte de Brusiloff.
La enseñanza de archivonomía y biblioteconomía la ha suministrado de acuerdo con la técnica moderna más en uso en Europa y en América. Es notorio el interés y el creciente entusiasmo
que esa culta y virtuosa profesora ha logrado despertar en todos
sus alumnos, quienes le tienen la más alta consideración y respeto
y el más puro cariño. Podemos decir que cada uno de ellos es
como una simiente que acaba de brotar en un terreno pródigo en
fertilidad y sano en su propia naturaleza. Ya comienzan sus tallos
débiles y sus hojitas tiernas a ser acariciadas por la brisa y a recibir
los primeros besos del Sol. No cabe duda que esta siembra tiene
todas las perspectivas de ser prometedora. Huelga decir que para
aspirar a una cosecha rica y abundante, precisa cuidado. Paréceme ver que está siendo regada con el agua del propio esfuerzo y
del trabajo perseverante y calentada con el vivificante sol del sacrificio. Por otro lado estoy seguro de advertir además, vigilantes y
escardadores evitando el nacimiento de la cizaña y la introducción
de los enemigos de la siembra con el celo de quienes conocen lo
rigores por los que atraviesan todas las infancias, por los rigores
que, indudablemente, tiene que atravesar esta «siembra nueva»,
de la cual puede sacarse brillante partido en beneficio de la educación pública y por ende de la cultura nacional.
No solo el promedio de los ochenta alumnos que vienen reuniéndose, asiduamente al lado de la profesora de Brusiloff, son
los únicos interesados por el rico pan de tales conocimientos,
sino también aquellos directores de bibliotecas de diferentes
lugares del interior de la República que han estado a vernos per-
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 145
04/02/2010 01:48:40 p.m.
146
María Ugarte
sonalmente aquí en esta Biblioteca Municipal del Distrito, para
solicitamos informes sobre la aplicación y desarrollo del Sistema
Decimal de Clasificación Bibliográfica de Melvil Dewey. Luego
de satisfacer muy gustosos sus deseos, les hemos recomendado
el cursillo ya referido del Archivo General de la Nación, como
el medio más a propósito para realizar sus buenas aspiraciones.
Como era natural, esos bien inspirados señores no pudieron alcanzar nada. Su breve permanencia de visitantes de paso por esta
ciudad capital de interpuso.
He ahí un problema de alta trascendencia cultural y educacional, que con un minimum de esfuerzo podría dejar resuelto
la Secretaría de Educación y Bellas Artes en cooperación con
el Archivo General de la Nación y con los alumnos –que pertenecen en su mayoría al bello sexo– inscrito en el cursillo de la
profesora Brusiloff. Estos alumnos no son unos técnicos ahora
mismo. Pero sí están preparados para comenzar a trabajar siempre que cuenten al principio con la asesoría de la profesora de
Brusiloff. Ellos saben cual es el edificio que precisa una biblioteca pública actualmente, y cual es el número de empleados que
necesita, según su importancia y todo su demás mecanismo hasta
las últimas operaciones con los libros. No son archiveros, pero
ya pueden auxiliar a los investigadores. Hacen perfectamente el
resumen de un documento en lo intelectual y en lo científico
indican la clase de letra en que está escrito, la clase de papel, su
estado de conservación y sus sellos estampados, etc., etc., y hasta
leen documentos de la antigua escritura española.
No quiero terminar sin antes decirle a mis amables condiscípulos, que generalmente nos gusta y nos halaga más el triunfo personal
que el ser útil. Lo primero nos puede llevar muy altos. Pero lo último
nos hace muy grandes.
Mis felicitaciones al Archivo General de la Nación por el simpático deber social que esta llevando a cabo en obsequio del país.
Mi gratitud a la profesora de Brusiloff, por el favor sin nombre
que nos está proporcionando con su oportuna enseñanza.
La Opinión, 10 de diciembre de 1943
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 146
04/02/2010 01:48:40 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
147
Entrega de certificados a los alumnos del
curso de Técnica de Archivos
El día 16 del corriente tuvo efecto en los salones del Archivo
General de la Nación el acto de entrega de los certificados a los
alumnos del curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas.
En este acto, la Directora de dicho curso, señora doña María Ugarte de Brusiloff, dirigirá la palabra al señor Secretario
de Estado de lo Interior y Policía, licenciado Arturo Despradel,
para solicitarle que conceda el correspondiente certificado a los
alumnos aprobados.
Luego el señor Secretario de Estado responderá accediendo
a dicha solicitud y con palabras de exhortación hará entrega de
sus certificados a los referidos alumnos.
Después de la entrega de certificados, el Director del Archivo
General de la Nación, licenciado Emilio Rodríguez Demorizi,
pronunciará el discurso de orden del acto.
La mujer en la era de Trujillo, N. 22
15 de diciembre de 1943, p. 4.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 147
04/02/2010 01:48:40 p.m.
148
María Ugarte
Entrega de diplomas del curso
de Archivos y Bibliotecas*
53
Tuvo efecto en un acto celebrado ayer
en el Archivo de la Nación
La entrega fue hecha por el señor Secretario de Estado de lo
Interior y Policía, licenciado Arturo Despradel. Discurso del
licenciado E. Rodríguez Demorizi. Otros pormenores del acto.
En un acto celebrado ayer en los salones del Archivo General de la Nación recibieron sus certificados de aprobación 47
alumnos del curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas, que fue
organizado por la Secretaría de Estado de lo Interior y Policía,
de acuerdo con recomendaciones hechas por el Excelentísimo
señor presidente de la República, generalísimo doctor Rafael
Leonidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria.
El acto fue presidido por el señor Secretario de Estado de
lo Interior y Policía, licenciado Arturo Despradel, a cuyo lado
ocuparon asientos el señor Subsecretario de Estado de ese ramo,
licenciado Joaquín E. Salazar; el Director del Archivo General de
la Nación, licenciado Emilio Rodríguez Demorizi; la Directora
del curso, doña María Ugarte de Brusiloff, y don Luis E. Alemar,
funcionario del Archivo.
Palabras del secretario Despradel
Los aprobados recibieron sus diplomas de manos del secretario Despradel, quien al entregárselos les dirigió expresivas frases
de exhortación.
Manifestó el licenciado Despradel que uno de los principales aspectos de la grandiosa obra del generalísimo Trujillo es el
*
Se publicó también un artículo titulado, «El interesante acto de ayer tarde
en los salones del Archivo General de la Nación». La Opinión, Ciudad Trujillo, 18 de diciembre de 1943, No. 5246. (N. de la E.)
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 148
04/02/2010 01:48:40 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
149
modernísimo sistema de educación pública que rige en el país, y
en cuyo desarrollo está sumamente interesado el ilustre Gobernante.
Expresó luego que la Era de Trujillo quedaría grabada en
la Historia no solamente por los grandes progresos materiales
realizados por el Benefactor de la Patria, sino también por el
desarrollo cultural adquirido por el país gracias a sus sabias disposiciones.
A continuación felicitó a la Directora del curso, señora Ugarte de Brusiloff, por la labor rendida y a los alumnos por el buen
éxito alcanzado en sus estudios.
Entrega de certificados
Después, el secretario Despradel entregó a los graduados sus
correspondientes certificados, en el orden siguiente:
Rosalía García Aybar, Amada Soto Suberví, Celia Ramírez de
la Rocha, Isabel Tió, Ramón Guerrero, Rosa Elena Despradel,
María Bernaldo de Quirós, Marietta de Torres Reyes, Carmen
Nelia Pimentel, Liliana Alburquerque, Gloria María García,
Rafael Herrera, Erlinda Roca Llorens, Lucilita Ramírez, María
Landolfi, Rita Landolfi, Alma Lee, Margarita Amelia Yépez,
Manuela Echenique Vda. Brea, José María Cabral Travieso, Santiago Antonio Castro Hermón, Armando Bienvenido Suncar,
Fabio Rodríguez, Bienvenido Mejía Acevedo, Milena de Nadal,
Evangelina Ramírez, Luz Onelia Yépez, Vinicio Abreu, Mercedes
E. Roque, Cruz María González, Milady E. Batlle Molina, Pedro
Contreras, Norma Dujarric, Carmen Pérez Gómez, Olga Pepén,
Cristina Gautier, Ramona Duval, Altagracia América Méndez,
María Luisa Alemany, Rafael Enrique Nanita, Andrea Morató
Vda. Egea, Gisela Pou Marchena, Aurora Tellado, Teresa Lendor,
María Luisa Sanabia Uribe, Mercedes Rivas y Altagracia Lüthye
Maggiolo.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 149
04/02/2010 01:48:40 p.m.
150
María Ugarte
Discurso del licenciado Rodríguez Demorizi
El discurso de orden del acto fue pronunciado por el Director
del Archivo General de la Nación, licenciado Emilio Rodríguez
Demorizi, quien hizo un atinado comentario acerca del curso.
En lugar, aparte, en esta misma página, publicamos el texto
íntegro de dicha pieza.
Palabras de gracias de la señorita Celia Ramírez
En su nombre y en el de sus compañeros hizo uso de la palabra, para expresar su gratitud al excelentísimo presidente Trujillo
y a los organizadores del curso, la señorita Celia Ramírez de la
Rocha. De su expresivo discurso extractamos los párrafos finales.
Al recibir hoy los certificados que acreditan los esfuerzos
desplegados y los conocimientos aprendidos, debemos dar
la más efusivas gracias y expresar nuestra gratitud al Gobernante que todo lo alumbra con su espíritu renovador, al
Director del Archivo General de la Nación que ha auspiciado
este curso y de manera particular a la excelente profesora que
supo guiarnos con talento, con capacidad técnica y con afecto
cordial.
Lo que hemos aprendido no es para adornar vanidades
y tontos orgullos sino con la sana y pura intención de poder
servir a la Patria.
Servir, parece ser lema imprescindible de los duros años
que está viviendo el mundo.
Historia del curso
Como se sabe, el curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas
fue iniciado en los primeros días del mes de abril del corriente
año y terminó su labor con 47 alumnos, ocho meses después.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 150
04/02/2010 01:48:40 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
151
Los exámenes de este curso se efectuaron los días 29 y 30 del
recién pasado mes de noviembre.
Las materias cursadas fueron, Biblioteconomía, Archivonomía y nociones de Paleografía y Diplomática.
En las clases de Biblioteconomía, además de diferentes temas
de índole histórica y técnica, la profesora doña María Ugarte de
Brusiloff explicó detalladamente el sistema decimal de clasificación de Melvil Dewey.
En relación con el estudio de Archivonomía fueron presentados múltiples sistemas empleados en archivos modernos e
históricos, y, muy especialmente la clasificación decimal aplicada
a archivos
En las clases de Paleografía la profesora de Brusiloff explicó
a sus alumnos la trayectoria de la escritura española desde sus
orígenes más remotos.
Para las demostraciones de tipos de escritura anteriores al
siglo xvii se utilizaron dibujos y proyecciones y para los documentos del siglo xvii en adelante las transcripciones y lecturas se
hicieron sobre originales.
Por otra parte, los alumnos de este curso realizaron prácticas constantes de catalogación de libros y documentos. Los
materiales básicos para transcripciones y redacciones de fichas
de documentos antiguos han sido los fondos de los archivos de
Bayaguana y Monte Plata (siglos xvii a xix), depositados en el
Archivo General de la Nación.
Las clases prácticas y teóricas se daban en uno de los salones
del Archivo General de la Nación, todos los días, de cinco a seis
de la tarde, excepto el sábado y el domingo de cada semana u
otros días feriados.
La Directora del curso, señora Ugarte de Brusiloff, es licenciada en Ciencias Históricas de la Facultad de Filosofía e
Historia de la Universidad de Madrid y fue profesora ayudante
en la cátedra del profesor Pío Zavala, en dicha facultad.
Durante su estada en nuestro país ha realizado numerosas
investigaciones, en el curso de una de las cuales señaló la importancia del Archivo Real de Bayaguana, que se hallaba depositado
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 151
04/02/2010 01:48:40 p.m.
152
María Ugarte
en el archivo del Registro de Títulos de la Propiedad y que fue
pasado al Archivo General de la Nación en virtud de una ley
del Congreso Nacional, iniciada por el excelentísimo presidente
Trujillo.
Además, dicha profesora es gran conocedora de las fuentes
de la historia dominicana y ha publicado artículos de su especialidad en varias revistas.
La Nación, sábado 18 de diciembre de 1942.
Entrega de diploma a unas de las alumnas del curso de
Técnicas de Archivos y Bibliotecas.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 152
04/02/2010 01:48:41 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
153
Discurso
Pronunciado por el Director del Archivo General de la Nación,
Lic. E. Rodríguez Demorizi, en el acto de entrega de diplomas
del curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas.
Señor Secretario de Estado:
Señores:
Cuando la Escuela Normal de Santo Domingo abrió sus
puertas, dijo el señor Hostos: «La instalación de la Escuela Normal se hizo como se hacen las cosas de conciencia: sin ruido ni
discursos».
Por eso en este acto, por demás sencillo, que debe ser para
nosotros un acto de conciencia, solo he de decir las palabras
necesarias:
Bajo el generoso patrocinio del generalísimo presidente Trujillo Molina fue dictado en esta Institución de Cultura el cursillo
de Técnica de Archivos y Bibliotecas que acaba de finalizar: sus
frutos están presentes; esta espléndida cosecha de jóvenes aptos
para el manejo de los nobles papeles, en que está la vida y gloria
de la Nación, y para el manejo de los libros, donde ha de forjarse
la futura grandeza de la Patria.
Si, como ha dicho un eminente profesor, una Universidad
no es más que una biblioteca organizada, un pueblo que aspira
a una mayor cultura no es más que un conjunto de estudiantes;
y así, vosotros sois, precisamente, indispensables intermediarios
entre estudiante y los papeles y libros base de la cultura.
Antes de erigirse la Ciudad Universitaria; antes de ser edificadas las nuevas bibliotecas que requiere el progreso de la
República; y antes de organizarse definitivamente el Archivo
de la Nación, aquí están, en vosotros sus primeros obreros. Os
toca, pues, parte importantísima en el sorprendente desarrollo
cultural de nuestra Patria, impulsado con mano poderosa por su
ilustre Presidente.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 153
04/02/2010 01:48:41 p.m.
154
María Ugarte
A nombre del Gobierno de la Nación, el señor Secretario
de Estado de lo Interior y Policía, licenciado Arturo Despradel,
acaba de poner en vuestras manos el certificado en que se hace
constar vuestra aptitud en las materias objeto del curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas, que ha dictado en esta sala, con tanta
maestría y entusiasmo, la profesora María Ugarte de Brusiloff.
La Dirección del Archivo se limita pues, a felicitaros y a desearos que ello os aproveche a vosotros y a la República.
La Opinión, sábado 18 de diciembre de 1943.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 154
04/02/2010 01:48:41 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
155
Homenaje a la doctora
María de Brusiloff
Será ofrecido mañana por las graduadas
del curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas.
Mañana jueves, a las cinco de la tarde, en el «Hollywood»,
las graduadas del curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas que
funciona en el Archivo General de la Nación por feliz iniciativa
del honorable primer magistrado de la Nación generalísimo Dr.
Rafael Leonidas Trujillo Molina, ofrecerán un homenaje a la
Directora de dicho curso señora Dra. María Ugarte de Brusiloff,
como un testimonio de gratitud por su labor realizada en la preparación de los graduados.
Este acto ha sido iniciado por una de las graduadas, la distinguida escritora y poetisa señora doña Andrea Morató Vda. Egea,
directora de La Mujer en la Era de Trujillo.
El director del Archivo General de la Nación, señor Lic. Emilio
Rodríguez Demorizi, quien en todo momento puso de manifiesto
sus simpatías en bien del funcionamiento del curso de Técnica de
Archivos y Bibliotecas por funcionar en el organismo de que es
director, concurrirá al acto como invitado de honor.
El homenaje consistirá en un Coctel Cordial, al cual hemos
sido atentamente invitados.
La Opinión, jueves, 23 de diciembre de 1943.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 155
04/02/2010 01:48:41 p.m.
156
María Ugarte
El Archivo General de la Nación dejó
de ser un depósito de papeles desordenados
para adquirir la organización sistemática
de esta era de progreso
A falta de orientación, descuido. Una visita agradable. Punto
final de una vieja polémica. Catalogación de documentos.
Otros pormenores. Archivos Reales de Bayaguana y Monte.
Plata. El Curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas. Prácticas
de catalogación. La afluencia de personas al Archivo
¿Tiene la República un Archivo General que reúna las condiciones necesarias para justificar su existencia? Esta era la pregunta
que nos mortificaba en otros tiempos, porque nunca se quiso pensar en lo que representa un Archivo metódicamente organizado.
Nuestros escritores, preferentemente los que hacían labor
de investigación histórica, tenían que enfrentarse a múltiples dificultades creadas por la imposibilidad de tener a mano cuantos
datos fueran indispensables en el esclarecimiento de hechos de
nuestro pasado. Andaban a tientas y a locas persiguiendo legajos
casi siempre inasequibles.
De esa manera el tiempo se encargaba de obrar negativamente en detrimento del interés histórico, que es parte
esencialísima para hacer luz en la estructuración políticosocial de los pueblos.
A falta de orientación, descuido
Como se vivía en constates luchas intestinas, tronchando quizás los mejores ideales cívicos, aquel enojoso estado mantenía a
los hombres sin orientación fija. Eran como bajeles sin brújula
camino del naufragio.
De esa perjudicial desorientación imperante en el país, surgió el natural descuido hacia todas las manifestaciones de vida
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 156
04/02/2010 01:48:41 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
157
nacional. Se pensaba en todo, menos en que debía echarse las
bases de una nacionalidad con tendencias a ser consciente de su
destino histórico.
Por más que se buscaran los medios del equilibrio, los esfuerzos
resultaban frustrados en medio de una descomunal incomprensión.
Y como no se perseguía nada beneficioso para la felicidad
de la Patria de todos los dominicanos, la Patria parecía buscar el
destino de los desheredados.
El Archivo General de la Nación
Fue el honorable presidente de la República generalísimo
Dr. Rafael L. Trujillo Molina, quien en buena hora pensó y luego
sometió a estudio la formación de un verdadero Archivo: el Archivo General de la Nación. El nombre se hace respetar por lo
que tiene de fuerza convincente.
Si actualmente tenemos un organismo de esa índole, su instalación se debe al benefactor Trujillo, porque ha sido él un estadista
laborioso que no piensa más que en el progreso del país.
Anteriormente el Archivo era un simple y caótico depósito de
papeles viejos, que van destruyéndose rápidamente. Nunca tuvo
reglamento, ni leyes y decretos que lo organizaran y salvaran de
irremisible pérdida.
Tomadas las salvadoras providencias, el Archivo General de
la Nación cuenta ahora hasta con edificio propio, de dos plantas,
amplias y frescas, situado en la calle «Arzobispo Nouel».
Una visita agradable
El interés nos hizo llegar a esa importante oficina de investigación histórica. Su director, el Lic. Emilio Rodríguez Demorizi,
nos recibió con las mayores atenciones y nos acompañó en nuestro recorrido por todos los departamentos.
Allí nos dimos cuenta, frente a la obra, que el Generalísimo lo ha enriquecido desde todos los puntos de vista, ya que si
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 157
04/02/2010 01:48:41 p.m.
158
María Ugarte
existen documentos de inestimable importancia, hay también la
preciosa colección de periódicos (de 1868 a 1894) de don José
Joaquín Hungría, aumentado ese tesoro la adquisición de la
colección completa del Listín Diario, desde 1889 a 1941. Así ha
quedado formada la más rica hemeroteca del país, en la que se
halla la colección de La Opinión, obsequiada por la empresa.
En el mismo departamento en que están depositadas las referidas colecciones, pudimos dar con otras muy interesantes, de
periódicos y revistas dominicanos que circularon en épocas pasadas. Como un grito del pasado que la organización del presente
hace repercutir, aparece la colección de El Progreso, de 1853,
periódico político literario-mercantil, que en la hasta hace poco
años ciudad de Santo Domingo, dirigía don Nicolás Ureña.
Punto final de una vieja polémica
Todos recordamos aquella polémica suscitada en el país con
respecto a la célebre Junta de Bondillo. Nuestros más autorizados historiadores terciaron en las discusiones. Unos negaban el
hecho histórico; otros, en cambio, lo sostenían. Pero a ciencia
cierta, no aparecían documentos fidedignos.
Pero ya los tiene el Archivo General de la Nación. Nosotros
tuvimos el honor de palparlos. Se nos mostró el acta de la Junta
de Bondillo, celebrada el 12 de diciembre del año 1808, en el
lugar del mismo nombre, que se encuentra en las inmediaciones
de esta capital.
En aquella Junta fue designado Juan Sánchez Ramírez como
gobernador político militar intendente interino en la parte española de la isla. Figuran los firmantes.
Hemos dicho mal; no es el original lo que posee el Archivo General de la Nación. Se trata, pues, de una valiosa copia
certificada, escrita el 26 del mismo mes y año. Se mantienen
intactas, en raro papel que en nuestro tiempo debe ser difícil
de conseguir.
Este documento tiene una importancia capital, porque ha
venido a poner de manifiesto que la Junta de Bondillo no fue
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 158
04/02/2010 01:48:41 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
159
un sueño y sí una realidad, en la que tomaron parte hombres
responsables de nuestro ayer remoto.
Otro documento antiquísimo y útil es el manuscrito de la
relación sumaria hecha en 1650 por el Lic. don Luis Jerónimo
Alcocer, canónigo de la Santa Basílica Metropolitana, la cual estáconsiderada como lo más acabado en materia de relación de
aquella época.
Catalogación de documentos
Una de las labores más importantes en un Archivo es la catalogación de sus fondos.
Hace tiempo que oímos referencias relacionadas con el
trabajo y el tiempo que se toman las catalogaciones. Requieren
asiduidad y cuidado mientras tanto se siga observando la correspondiente ordenación.
En nuestro Archivo se ha ganado lo increíble, por lo mucho
que se adelanta en dicha labor.
Según pudimos enterarnos se han hecho los índices de la
correspondencia del presidente Ulises Heureaux pacificador de
la República; de los documentos del Poder Legislativo. También
hay catálogo de todos los libros copiadores, de asientos, etc., que
existen allí, los cuales pasan de algunos miles.
Este trabajo no cesa pues, actualmente se procede la catalogación de los más interesantes documentos de Relaciones
Exteriores. Otra labor que requiere los mayores cuidados es
la de copiar documentos. Se están haciendo el copiador de
oficios de Ministerios de Guerra y Marina, de 1844 a 1846; las
libretas de la Colección Lugo y documentos, fotocopias, etc.
para ser publicados en el Boletín del Archivo, una de las viejas
publicaciones de su género en toda la América y sin dudas la
mejor de las Antillas.
Porque el Boletín del Archivo General de la Nación de nuestro
país es solicitado con marcado interés desde el extranjero, por el
interesante material gráfico y literario que traen sus páginas.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 159
04/02/2010 01:48:41 p.m.
160
María Ugarte
Otros pormenores
Los progresos de nuestra civilización facilitan recursos a los
hombres. Nuestro Archivo posee un magnífico Microfilm Reader
(lector de películas), que permite renovar viejos documentos en
películas.
Este aparato es de gran utilidad, y ya pudimos ver trabajos
que se han realizado aquí. Desempeña un papel importante el
Microfilm Reader, todo lo cual indica que nuestro Archivo ha tomado la línea de la más completa organización.
Por eso dispone de un moderno taller de encuadernación, a
fin de que los documentos estén totalmente encuadernados para
su mejor conservación y la seguridad de que podrían permanecer así por espacio de mucho tiempo. De otra manera tampoco
podrían andar en los mismos las manos de los investigadores,
porque los estropearían en sus búsquedas históricas.
Este es uno de los aspectos que pone de manifiesto lo que es
el Archivo General de la Nación. Indica el orden que se observa
en todas sus particularidades.
¿Una nueva demostración de ese orden que llega hasta otras
playas amigas? Pues mantenemos en Cuba, hace más de dos años,
una imponderable misión confiada al señor Luis Rodríguez Guerra, cuyo trabajo consiste en copiar documentos importantes, y
preparar un índice de los fondos de la Real Audiencia de Santo
Domingo, existentes en el Archivo Nacional, de La Habana.
Piénsese en lo que representa la misión del señor Rodríguez
Guerra para beneficio del Archivo General de la Nación.
Archivos reales de Bayaguana y Monte Plata
A medida que la organización toma mayores proporciones,
el espíritu investigador se afana en amorosa tarea rebuscadora.
Hasta los que no hacen labor histórica sienten deseos de iniciarse cuando se está en el interior de un Archivo.
Esos deseos crecen cuando las explicaciones de cosas leídas
en periódicos llegan a las demostraciones documentarias.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 160
04/02/2010 01:48:41 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
161
Los archivos reales de Bayaguana y Monte Plata que permanecían en la Oficina del Registrador de Títulos del Departamento Sur del Tribunal de Tierras, se encuentran actualmente en el
Archivo General de la Nación. ¡Y qué riqueza!
Las horas discurren fugaces cuando el hombre se siente subyugado por la atracción de documentos como esos.
El curso de Técnica de Archivos y Bibliotecas
Una de las más felices creaciones del Archivo General de la
Nación recomendada por el honorable presidente Trujillo, ha
sido la del curso de Técnica de Archivo y Bibliotecas.
Ya ha comenzado a reportar sus beneficios en personas graduadas recientemente.
Ese curso fue confiado a la profesora doña María Ugarte de
Brusiloff, quien desde el mismo momento de la creación se dio
a la tarea de preparar a 47 alumnos.
Las materias que se cursan no pueden ser más elocuentes
en lo que respecta a la capacidad de los graduandos, porque
consisten en Biblioteconomía, Archivonomía y nociones de Paleografía y Diplomática.
En las clases de Paleografía, la profesora de Brusiloff explicó
a sus discípulos la trayectoria de la escritura española desde sus
orígenes más remotos.
Hizo las demostraciones de tipos de escritura anteriores al
siglo xvii. Para esto se utilizaron dibujos y proyecciones, y para
los documentos del siglo xvii en adelante, las transcripciones y
lecturas se hicieron sobre originales.
Prácticas de catalogación
Para mejor conducir a sus discípulos, la profesora de Brusiloff
los hizo realizar interesantes prácticas de catalogación de libros
y documentos, sirviendo como materiales básicos para transcrip-
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 161
04/02/2010 01:48:41 p.m.
162
María Ugarte
ciones y redacciones, los riquísimos fondos de los archivos reales
de Bayaguana y Monte Plata, de los (siglos xvii a xx).
Tales prácticas resultaron altamente convenientes a los discípulos que venían cursando Técnica de Archivos y Bibliotecas,
porque tuvieron la oportunidad de hacer las catalogaciones
sobre documentos de gran trascendencia. De ahí el éxito de
los exámenes, después de seis meses de la labor diaria para la
formación de ese nuevo tipo de hombre útil, preparado para
desenvolverse aquí y en el extranjero, gracias a los constantes
desvelos del Padre de la Patria nueva.
La afluencia de personas al Archivo
Es sumamente notoria la afluencia de personas a los salones
del Archivo General de la Nación. Sabemos la razón y vamos a
decirla inmediatamente.
Cuando era poca cosa, casi nadie quería visitarlo. Daba
horror ver tanto desorden, tanto descuido en un ambiente que
necesitaba la suprema atención del Estado.
A partir de su nueva etapa la gente gusta de concurrir, porque
impera el orden y el cuidado, la comodidad y la accesibilidad al
material que se procure.
Todo eso se explica porque pasan de tres mil las carpetas
para legajos, y de diez mil la encuadernación de libros copiadores, todo en adecuada estantería.
Si se desea ver las colecciones de periódicos desde el
año 1853, y de 1821, como El Telégrafo Constitucional y El
Duende, no hay más que pedir el índice correspondiente y
al momento aparecen las susodichas colecciones, finamente
encuadernadas.
Después están las obras nacionales en una biblioteca especialmente formada para las mismas.
Además de esas comodidades, existe un personal extendido
que está constantemente trabajando sobre papeles, colecciones,
libros, legajos y todo cuanto constituya el Archivo.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 162
04/02/2010 01:48:41 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
163
Hasta el año 1941 el Archivo no había recibido como donación ninguna clase de documentos. Iniciado ese año, se han
estado recibiendo donaciones, muchas de las cuales de gran
importancia, como la Colección de La Opinión y el Epistolario
de Carlos Nouel, más de cien cartas donativos del Lic. José María
Nouel. Pero, en resumen lo más importante que podrá decirse
del Archivo de la Nación es que, gracias al honorable presidente
Trujillo, de simple depósito de papeles viejos, se ha constituido
en una útil e indispensable institución activa.
El historiador don Luis E. Alemar muestra a Rodríguez hijo, el importante
documento de la Junta de Bondillo, celebrada el 12 de diciembre de 1808.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 163
04/02/2010 01:48:42 p.m.
164
María Ugarte
El curso de Técnica de Archivos
y Bibliotecas confiado
por el honorable presidente Trujillo
a la Dra. María de Brusiloff
Quien acaba de preparar para el país, en la maravillosa Era
de Trujillo, y por iniciativa del jefe único, los graduados de
«Técnica en Archivos y Bibliotecas». La doctora Ugarte de
Brusiloff posee tan vastos conocimientos que mereció la
atención del Primer Magistrado de la Nación. La Mujer en la
Era de Trujillo, se complace en felicitarle y aplaude el hermoso
rasgo del honorable presidente Trujillo, por tener a nuestro
país a la altura de los más civilizados de América.
Una de las más felices creaciones del Archivo General de la
Nación recomendada por el honorable presidente Trujillo, ha
sido la del curso de Técnica de Archivo y Bibliotecas.
Ya ha comenzado a reportar sus beneficios en personas graduadas recientemente.
Ese curso fue confiado a la profesora doña María Ugarte de
Brusiloff, quien desde el mismo momento de la creación se dio
a la tarea de preparar a 47 alumnos.
Las materias que se cursan no pueden ser más elocuentes
en lo que respecta a la capacidad de los graduandos, porque
consisten en la Biblioteconomía, Archivonomía y nociones de
Paleografía y Diplomática.
En las clases de Paleografía, la profesora de Brusiloff explicó
a sus discípulos la trayectoria de la escritura española desde sus
orígenes más remotos.
Hizo las demostraciones de tipos de escritura anteriores al
siglo xvii. Para esto se utilizaron dibujos y proyecciones, y para
los documentos del siglo xvii en adelante, las transcripciones y
lecturas se hicieron sobre originales.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 164
04/02/2010 01:48:42 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
165
Prácticas de catalogación
Para mejor conducir a sus discípulos, la profesora de Brusiloff
los hizo realizar interesantes prácticas de catalogación de libros
y documentos, sirviendo como materiales básicos para transcripciones y redacciones, los riquísimos fondos de los archivos reales
de Bayaguana y Monte Plata, de los (siglos xvii a xx).
Tales prácticas resultaron altamente convenientes a los discípulos que venían cursando Técnica de Archivos y Bibliotecas,
porque tuvieron la oportunidad de hacer las catalogaciones
sobre documentos de gran trascendencia. De ahí el éxito de los
exámenes, después de seis meses de labor diaria para la formación de ese nuevo tipo de hombres y mujeres útiles, preparados
para desenvolverse aquí y en el extranjero, gracias a los constantes desvelos del Padre de la Patria.
La mujer en la Era de Trujillo, Núm. 23,
15 de enero de 1944,
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 165
04/02/2010 01:48:42 p.m.
166
María Ugarte
Homenaje a la Dra. María Ugarte de Brusiloff.
Fue ofrecido por los graduados del curso
de Técnica de Archivos y Bibliotecas.
El jueves 23 de diciembre pasado, a las cinco de la tarde, en
el aristocrático restaurante «Hollywood»los graduados de «Técnica en Archivos y Bibliotecas», cuyo curso fue a iniciativa del
Primer Magistrado de la Nación, Dr. Rafael L. Trujillo Molina,
ofrecieron un homenaje a la Directora de dicho curso, doctora
María Ugarte de Brusiloff, como testimonio de gratitud por su
labor realizada en la preparación de los graduandos, haciendo
de ellos especialistas en esos estudios.
Este acto fue iniciado felizmente por una de las graduadas,
la distinguida escritora y poetisa señora Andrea Morató viuda
Egea, Directora de La Mujer en la Era de Trujillo.
El director del Archivo General de la Nación, Lic. Emilio Rodríguez Demorizi, quien en todo momento puso de manifiesto
sus simpatías en bien del funcionamiento del curso, que estaba
instalado en el organismo de que es director, concurrió al acto,
como invitado de honor.
El homenaje consistió en un coctail cordialísimo, como una
simpática nota social de los alumnos graduados.
La Mujer en la Era de Trujillo, No. 23,
15 de enero de 1944, p. 8
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 166
04/02/2010 01:48:42 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
167
Discurso de la Srta. Aurora Tellado en el homenaje a la doctora María U. de Brusiloff por los
graduados de «Técnica en Archivos y Bibliotecas»
en el restaurant «Hollywood»
Compañeras
Este homenaje que acaba de dedicar, a nombre de todos los
graduados, la profesora Andrea Morató viuda Egea, me inspira
a ratificar la simpatía y el agradecimiento por la labor prestada
por la homenajeada durante las cátedras y prácticas de archivos y
bibliotecas que, con tanto entusiasmo y optimismo, día tras día, la
recibíamos en uno de los salones del Archivo General de la Nación,
que tan dignamente dirige el Lic. Emilio Rodríguez Demorizi.
En esta era de evolución a pasos gigantescos hacia más amplios horizontes de cultura y de conocimientos técnicos en el país,
hacía falta la creación de cursos en donde la juventud adquiera
nuevas especializaciones que se ajustarán a las innovaciones que
en todos los aspectos del desenvolvimiento cultural, intelectual
y económico del país, ha implantado el esclarecido gobernante
que dirige los destinos de la Nación.
La época actual exige la aplicación de las últimas normas en
el arte del Archivo, el cual constituye la base fundamental de la
organización de los ramos de la administración pública y evita la
pérdida de tiempo precioso en la búsqueda de datos y documentos cuya obtención merezca una urgencia a tono con la rapidez
que esta época de guerra exige en las diversas actividades de los
asuntos particulares y de los negocios públicos.
El mérito de la labor de la profesora señora María Ugarte de
Brusiloff, es indiscutible y me atrevo asegurar que los graduados
estamos dispuestos a poner todos nuestros empeños para que,
en la aplicación de los conocimientos que hemos adquirido, los
deseos del Director General del Archivo de la Nación, secudando
por la profesora Brusiloff, inspirados en los propósito de mejoramiento que animan al Benefactor de la Patria, generalísimo
Dr. Rafael Leonidas Trujillo Molina, sean satisfechos a cabalidad,
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 167
04/02/2010 01:48:42 p.m.
168
María Ugarte
con el buen éxito de los graduados al hacer uso digno y brillante
en el desempeño de las labores que se nos encomiende debidamente preparados por la especialización que acredita el Diploma
que hemos recibido.
Brindo pues la salud del honorable presidente Trujillo, por
la del director Lic. Emilio Rodríguez Demorizi, y la profesora
Brusiloff, mientras formulo votos por la felicidad de todos los
presentes.
La Mujer en la Era de Trujillo,No. 24,
5 de febrero de 1944, p. 3
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 168
04/02/2010 01:48:42 p.m.
Anexos
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 169
04/02/2010 01:48:42 p.m.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 170
04/02/2010 01:48:42 p.m.
A mis alumnos de
«Introducción a la historia»
Por Máximo Coiscou Henríquez
Por órgano del señor Rector de la Universidad y autorizado por
el señor Decano de Filosofía, el suscribiente, catedrático de Introducción a la Historia y de Historia Patria, en aquel centro, solicitó
y obtuvo del señor Arzobispo de Santo Domingo, formal acceso al
Archivo Eclesiástico, para explicar en él, el sábado de cada semana,
de cinco a seis, una «lección práctica» de aquella disciplina.
Los alumnos de este año y los de años anteriores deberán asistir con regularidad a este curso. Los primeros, obligatoriamente;
los segundos, si aspiran realmente a conocer ciertos problemas.
Para facilitarles la asistencia a los últimos, el curso se explicará
cada sábado en la tarde, cuando los estudiantes no suelen tener
obligaciones docentes.
Para evitar perjuicios de mala orientación, debo explicarles
que la Introducción a la Historia busca formar investigadores,
hombres de ciencia, historiadores. Por esta razón se estudia
en la Universidad, en todo país de enseñanza organizada; o en
grandes escuelas especiales (Centro de Estudios históricos, de
Madrid; Ecole de Chartes, de París; etc.).
Otra cosa son los institutos para formar archiveros, bibliotecarios y arqueólogos –futuros «conservadores» de archivos,
bibliotecas y museos–. Estos centros imparten una enseñanza
de tipo técnico, instrumental. Vale decir que en ellos se enseña a organizar los materiales que el historiador utilizará en sus
investigaciones. Y para lograr esta organización será preciso
adquirir una serie de conocimientos especiales, técnicos, instrumentales, que para estos especialistas son un fin en si. Sus aspira– 171 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 171
04/02/2010 01:48:42 p.m.
172
María Ugarte
ciones se resuelven en el dominio de las técnicas respectivas y en
su aplicación a los fines inmediatos de organización del material
científico.
El aspirante a historiador deberá poseer a fondo las técnicas
que forman el programa de estudios del Archivero, Bibliotecario
y Arqueólogo, pero las contemplará con otro espíritu.
Nadie ignora, si tiene alguna cultura, la diferencia que separa al técnico del hombre de ciencia. Para el técnico el dominio
de los instrumentos o medios de estudio constituye el ideal que
absorbe sus energías de estudioso. Para el hombre de ciencia el
domino de las técnicas es un medio –no siempre el único, ni siempre el más seguro– de perfeccionar –y frecuentemente de hacer
posible– su trabajo creador. La diferencia recuerda otra, entre
el clínico y el hombre de laboratorio. Para el clínico –llámese
Trousseau, en los días del laboratorio incipiente, o Abrahami, en
nuestros días– el laboratorio es un «medio auxiliar» que nunca
sustituirá la observación misma del enfermo. Tampoco puede la
Heurística sustituir un «sentido histórico» madurado a través de
larga experiencia. Sin embargo, en muchos casos, sin el auxilio
del laboratorio (v. gr., en el diagnostico de la fiebre tifoidea) un
tratamiento mal orientado al comienzo de una enfermedad mal
diagnosticada, puede acarrear la muerte del enfermo; y en muchos casos, sin el auxilio de la Heurística será imposible resolver
serios problemas de Historia.
Lo que hay que evitar es la limitación profesional del técnico,
si se aspira realmente a ser un investigador.
Con este espíritu pueden y deben asistir mis alumnos al curso de solo tres meses –debería ser «diario» y de «tres semestres»,
según la tradición europea– que en el Archivo Nacional explica
la señora Ugarte de Brusiloff, antigua ayudante del profesor
Zabala y Lera –el distinguido continuador de la Historia, de Altamira– en el curso de Historia Contemporánea de España, de la
Universidad de Madrid –rango de confianza que se otorga a un
alumno distinguido.– Se ha escrito estos días que la señora de
Brusiloff fue profesora de la Universidad Central. Es inexacto.
La verdad es que su sólida cultura, su noble entusiasmo, y «sobre
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 172
04/02/2010 01:48:42 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
173
todo», su genuino espíritu científico, no necesitan apoyarse ni
en la publicidad ni en el reclamo. Su plática es un privilegio para
sus amigos que siempre la escuchan con fruición, y es fuente de
amor viva por todo lo que es bello, bueno y verdadero.
La Nación, Ciudad Trujillo, 1 de abril de 1942
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 173
04/02/2010 01:48:42 p.m.
Exactitudes
Por Máximo Coiscou Henríquez
Cuando en reciente artículo encarecí a mis alumnos la
asistencia al curso que en el Archivo Nacional explica la señora
Brusiloff, olvidé exponer ciertos detalles.
Dije que el curso debería incluir tres semestres, no tres meses.
Tres semestres dura un curso de este tipo en todo país de
enseñanza organizada.
Si en Europa se exige tres semestres a alumnos provistos de
un Bachillerato de siete años, nutrido de estudios clásicos, es
absurdo prometernos un resultado en la sexta parte del tiempo.
Para alcanzar un fruto sano en solo noventa días es preciso que
el alumno posea tal preparación que haga posible el milagro.
Otra razón abona el lapso de tres semestres. A saber: que en
Europa esta enseñanza la imparten varios especialistas, nunca
«un solo profesor».
¿Qué puede esperarse del esfuerzo de uno solo, en sólo tres
meses?
En el mejor caso no es cuerdo esperar lo imposible...
Extiéndase, pues, el lapso de la escolaridad, para hacer posible cierto resultado. Y añádase a la extensión la frecuencia. Tres
lecciones semanales de una hora es casi nada. A este respecto, la
señora Brusiloff piensa lo mismo.
Suele encarecerse el éxito de un curso subrayando que los
asistentes pasan de ciento. Cuando esta es una circunstancia
adversa. Si no es una condición de fracaso. En la escuela secun– 174 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 174
04/02/2010 01:48:42 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
175
daria la mejor Pedagogía limita el número de alumnos por aula
a veinticinco; a fortiori habrá que limitarlo en cursos de esta especie en que la exposición oral cede al trabajo práctico, esencial en
Heurística, suerte de Anatomía de la Historia.
Los ejercicios bajo la dirección del profesor exigen atención
concentrada en corto número de alumnos. Número que será
proporcional a la complejidad del trabajo, es decir, a la suma de
atención que exija del profesor, esta vez colaborador del alumno.
Si se trata por el, de ejercicios de Catalogación de más modernos o contemporáneos, será admisible en general una decena
de alumnos a la vez. No más.
Si se trata, por ej., de clasificar documentos por su autenticidad el número de alumnos deberá reducirse en lo posible,
porque el trabajo es difícil.
La misma «Catalogación» ofrece dificultades. Las normas
para realizarla se describen en cualquier manual de Heurística.
Yo prefiero en mi curso el de Villada. En lenguaje para escolares
expone lo esencial de la materia, y, por decirlo así, nos lleva de
la mano y nos hace penetrar en la intimidad de problemas que
suelen presentar con escasa claridad manuales más importantes.
Señalaré una reserva importante para el catalogador dominicano. Villada es medievalista; insiste, por tanto, en detalles innecesarios para nosotros, cuando propone, un modelo de papeleta
para catalogar documentos. Son detalles de carácter paleográfico y diplomático. Bastó suprimirlos o adaptarlos al fijar el tipo
medio de papeleta en el Reglamento del Archivo Nacional.
Aprovechóse el párrafo 50º del manual de Villada, del epígrafe
Instrucciones para la catalogación de documentos. Las normas
que allí se dan me parecen insustituibles en el estado actual de
los conocimientos. Las utilizo en dos comunicaciones a la Academia Nacional de la Historia: «Contribución a la bibliografía de la
Historia de Santo Domingo», en la Revista de Educación, año VII,
números 25 y ss., y «Contribución al estudio del Plan Levasseur
(Bibliografía), en mil Historia de Santo Domingo» –Contribución
a sus estudio, volumen I, capítulo III. Aquella comunicación (inconclusa en la Revista) cuenta varios cientos de papeletas que
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 175
04/02/2010 01:48:43 p.m.
176
María Ugarte
describen documentos de tipos diversos, del primer cuarto del
siglo xix. La variedad de documentos crea otra en la estructura de las papeletas. Ningún manual o tratado de Heurística
pretende reducir a fórmulas las variantes que surgen. Es un
caso más de las modificaciones que la norma experimenta
al realizarse. La individualidad irreductible de las cosas (los
documentos tienen la suya) nos constriñe a aceptar dentro
del género las especies, dentro de las especies los matices
bien definidos; captarlos con finura, expresarlos con gracia
inteligente, sin preterir lo genérico fundamental, es el arte de
la Catalogación. –Este arte sutil y complejo, ¿puede estar sin
largo esfuerzo, al alcance de alumnos incapaces de componer
un índice de nombres y de materias?...; véanse por ejemplo,
las conocidas Relaciones históricas de Santo Domingo, volumen I
(único publicado), Índice de nombres y de materias, instrumento desorientador, porque ofrece casos así: dice: Utrera,
fray Cipriano de, 7, 111, 118, 121, 123, 125, 174, 176, 214, y
debería decir: 7, 111, 118, 121, 123, 125, 156, 158, 159, 168,
174, 176, 179, 183, 185, 186, 188, 195, 196, 214, MM, 238, 239,
241, 245, 247, 249, 250, 252, 253, 258, 260, (s. e. u. o.).
Considere el lector que estos artículos se inspiran en la necesidad de perfeccionar una enseñanza sin la cual será imposible la
organización científica de las fuentes de nuestra Historia. V. acerca
de esta urgencia, mi Historia de Santo Domingo–constribución a su estudio, volumen I, Prólogo, página XIII y volumen dos (de próxima
circulación) página 42 y sucesivamente; V., en fin, mis Documentos
para la Historia de Santo Domingo, en Anales de la Universidad de
Santo Domingo, fascículo de julio-diciembre, 1943.
Que no puede serme indiferente el olvido de más de seis
años, de las «directivas» del Reglamento del Archivo Nacional,
escritas por mí para el Estado (artículos 4º al 32º: el 21º declara la
prioridad atribuida a la Catalogación). Olvido que pide el remedio necesario, es decir, la extensión y la intensificación del curso
a cargo de la señora Brusiloff.
La Nación, 10 de abril de 1943.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 176
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Demorizi los papeles viejos y el
«téque-que­-téque» de Coiscou
Por Bienvenido Gimbernard.
Algunos dicen que yo vivo recordando cosas del pasado y
buscándoles su relación con el presente, para exponerlas como
verdaderas indiscutibles.
En verdad en nuestro país de una manera o de la otra, todos
vivimos de las cosas viejas.
Nuestra tierra es como un viejo bazar de «compra venta»
de objetos usados, ante cuyo mostrador somos a la vez dueños y
clientes, nos empeñamos unos a los otros nuestras prendas y las
desempeñamos y partimos beneficios también en cada liquidación de fin de año.
Yo te vendo hoy, lo que ayer a ti mismo te compré.
Porque todos vivimos de lo viejo amparados en lo viejo, remozando lo viejo y sorprendidos, cada vez que el Benefactor de
la Patria en su empeño de crear algo nuevo, lanza alguna idea
que se pone en práctica con sorpresa y sin la sonrisa de algunos
avaros.
Se quiere echar sobre Demorizi la exclusividad de andar
entre papeles viejos.
No es verdad.
Demorizi no rebusca en papeles viejos más de lo que cada
cual rebusca entre sus propios papeles viejos.
Unos andan con sus papeles viejos de trece años atrás debajo
del brazo, queriendo demostrar lo que hicieron en 1930 por el
general Rafael L. Trujillo Molina.
– 177 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 177
04/02/2010 01:48:43 p.m.
178
María Ugarte
Otros guapazos auténticos y no auténticos, buscan en sus
papeles viejos los despachos de comandante, de coronel, o de
general que le extendió Lilís, Morales, Jimenes, Horacio, Alejandro, Bordas o cualquiera de los pasados presidentes, y esto lo
hacen para demostrar que han sido generales aunque ahora no
se les aprecie nada más que como pacíficos ciudadanos, hasta
donde pueden o quieren serlo.
Los abogados, médicos y otros profesionales también buscan
sus papeles viejos para aguantar acreedores, demostrándoles que
sus haberes profesionales no han sido cubiertos.
El boticario muestra sus cuentas caducas, para dárselas de
víctimas y hasta el padre Pérez, hoy en Santiago, no dejará de
buscar sus papeles viejos, con los cuales él demostrará, que antes
de que la Iglesia dominicana fuese totalmente «pitinizada», él
había sido jefe de la Iglesia, y que podría volverlo a ser, talvez con
más ruido que en los tiempos en que lo fuera por primera vez,
pero indudablemente con mas dominicanidad de la que tiene la
iglesia en este momento.
Todos buscan papeles viejos y quieren vivir de papeles viejos.
Todos queremos vivir de papeles viejos y hasta los que como
nosotros imprimimos papeles nuevos.
Pero a Máximo le ha cogido con Demorizi y sus papeles viejos.
Y que viejo papel está haciendo con este papel. Demorizi, no
es un hombre que se pone rojo de ira.
Ni usa bastón, ni pierde la paciencia. Ante estas cosas, Demorizi se comporta «troncosamente».
Me explicaré:
Tiene paciencia de don Parmenio.
Sonrisa de don Manuel de Jesús.
Comentario humorístico de Jesús María.
Festividad de Eudaldo.
Filosofía de Pedro.
Y serenidad de Lao.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 178
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
179
Esto no quiere decir que serenamente le aguante a Máximo
que le coja el «Lao» flaco.
Por eso digo que actúa troncosamente o sea invenciblemente.
Nada puede contra esto, la nerviosidad de Máximo Coiscou,
que también maneja papeles viejos pero de otra orientación en
su vejez.
Nada puede contra eso la tenacidad, tipo «Vuelo del Moscardón» de Rimsky Korsakov que emplea Máximo Coiscou.
Con el «saltillo» del arco de su ironía.
Nada puede el aguijón de Máximo Coiscou.
Para herir la piel de Demorizi se necesita una abeja antidiluviana, cuyo aguijón de siete pulgadas de largo podía atravesar la
coraza de un crucero pesado de estos tiempos.
En esta pelea de papeles viejos, que se quieren comer las
trazas y hombres jóvenes que comen de los archivos, yo voy a
que gana Demorizi, porque Demorizi explica a Trujillo y a la
República Dominicana lo que hace y lo entienden ambos mientras que Máximo Coiscou le explica a los amigos, y a los apartes
universitarios lo que discute, y no lo entienden, nadie.
Pero la verdad es que todos vivimos de los papeles viejos.
Y Demorizi encontrará seguramente, más papeles viejos y, si
bien con ese talento que le quieren negar pero, que lo tiene, y
con esa audacia que le quieren atribuir pero que también la tiene, sabrá aprovechar aquellos que provecho tienen y provecho
ofrecen y en provecho resultan de muchas cosas oscuras, que por
lo que veo, solo se aclaran estrujándoles papel viejo humedecido
hoy en tinta fresca de imprenta.
Demorizi tiene talento y audacia. Entiéndase audacia honrada.
Porque estamos acostumbrados a determinar como audaces
solamente a aquellos que sin talento se valen de la audacia para
actuar. Naturalmente que toda fuerza instintiva que no esté socorrida por el talento y la honradez se convierte en zarpazo de
truhán.
Demorizi, tan solo usa la audacia para ser patriota.
Y siendo patriótica es como la audacia se hace del pensamiento y no de las uñas.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 179
04/02/2010 01:48:43 p.m.
180
María Ugarte
Esta es una de las cosas que Máximo Coiscou debe entender
y, seguir con su talento, bromurando su talento, valerianando su
talento y siguiendo sus cátedras universitarias, que en vez de ser
sobre la historia, deberían ser sobre la literatura o el arte, ambas
cosas, en las cuales Coiscou es tan literato como cualquiera, y tan
sensible a la belleza como pocos.
Pero que deje a Demorizi. Si quiere emprenderla contra
la documentada y eficiente Sra. Ugarte de Brusiloff eso es otra
cosa, los palos a los extranjeros puramente de tránsito no me
preocupan, pero con Demorizi no, porque se está haciendo
una obra de dominicanización, en la cual Demorizi sirve a la
Patria, cuando toma un papel que humilla a la República, (que
son precisamente los papeles que prefieren los que no son como
Demorizi) lo guarda en el silencio como han hecho todas las
naciones y los hombres del mundo con sus deshonores, y escoge
presenta, imprime y pone ante los ojos del país, los papeles que
enaltecen a la Patria y a sus hombres de ayer y de hoy.
Deja ¡Oh Máximo! a Demorizi tranquilo.
¿No hay por ahí bastante gente a quienes apalear con justicia
y precavida necesidad?
Cosmopolita, Ciudad Trujillo,
20 de abril de 1943
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 180
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Apéndices
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 181
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 182
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Carta de César Herrera al
Presidente de la República
Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo
2 de marzo de 1948.
Al
: Excelentísimo Sr. Presidente de la República.
Su Despacho.
Asunto :
Conveniencia y trascendencia de una
clasificación de científica de los fondos
documentales conocidos
«Archivo Real de Higüey»
Vía
: Honorable Secretaría de Estado de
Interior y Policía.
Respetuosamente, y en interés de llevar a su conocimiento
personal la conveniencia de hacer una catalogación y clasificación científica de los fondos documentales del «Archivo Real de
Higüey», me he permitido dirigirme a Ud., por la vía reglamentaria, para exponerle en detalle lo siguiente:
Con las tremendas vicisitudes que padeció la antigua Isla Española, más tarde la porción ocupada por la actual República Dominicana, lo que más sufrió sin duda alguna, fueron los archivos, única
fuente donde los pueblos acuden para las reconstrucción históricas
y constituyen el mas valioso acervo común de la nación.
No obstante haber sido esta tierra el asiento de las primeras instituciones españolas en América, aquí no se conserva ni
un solo documento del siglo xvi. Tan lamentable condición de
pobreza documental, ha hecho decir a los más insignes investigadores del pasado colonial americano, que el Archivo General de
– 183 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 183
04/02/2010 01:48:43 p.m.
184
María Ugarte
la Nación, que es el único Archivo Histórico oficial, no encierra
nada de interés para los americanistas.
Sin embargo, eso pudo haber sido cierto hasta el descubrimiento hace dos años, de los riquísimos y copiosos fondos del
viajo Cabildo secular de Higüey, que contiene documentos anteriores a las «devastaciones de Osorio» en 1605 y 1606.
Pero, no obstante ese hallazgo de capital importancia, permanecerá inédito hasta que no se emprenda una tarea científica y
metódica de clasificación y análisis de documentos, por tratarse de
una escritura antigua y una gran cantidad de ellos en la famosa escritura procesal, tiene que ser realizada por una persona de grandes conocimientos técnicos y de gran experiencia paleográfica.
Hasta donde llega el límite de mis facultades, como Director
de esta institución traté personalmente con la conocida y notable investigadora Sra. María de Ugarte, residente en el país hace
varios años, acerca de un plan técnico para iniciar esta tarea.
Ella, después de haber compulsado a grosso modo algunos
de los 80 legajos que constituyen este riquísimo fondo, me sometió un memorandum, el cual le anexo, muy respetuosamente
para su elevada consideración.
En el Archivo Real de Higüey, existe una gran cantidad de cédulas reales, provisiones, reales ordenes, bandos, etc. cuyo estudio
y conocimientos contribuirá en toda América al estudio de ciertas
formas del derecho indiano, muy especialmente en lo relacionado
con la organización y funcionamiento de los cabildos.
Ud., que salvó de una pérdida definitiva los tesoros históricos
de la época republicana, al crear y organizar el Archivo General
de la Nación, obtendrá un nuevo galardón al auspiciar una tarea
de tan singular y apasionante interés para el acervo de las investigaciones históricas, américo-hispanas.
Muy atentamente le saluda,
Cesar A. Herrera
Director del Archivo General de la Nación.
CAH/ eg.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 184
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Memorándum
Al director del Archivo General de la Nación relativo a un
plan de trabajo de organización de los fondos del Archivo de
Higüey.
Como resultado de la conversación sostenida recientemente
con usted acerca de la elaboración de un plan de organización
de los fondos del antigua archivo de Higüey, le expongo el siguiente proyecto:
Según cálculos superficiales, el archivo está compuesto de
alrededor de 8,000 documentos, agrupados en 72 voluminosos
legajos. Esta agrupación no obedece a clasificación alguna determinada. La antigüedad de ciertas piezas se remonta a principios
del siglo xvii y los fondos conservados llegan, incluso, al siglo xix.
Este archivo es de carácter eminentemente municipal, pero,
debido a que las autoridades locales desempeñaron el oficio de
escribano los fondos de índole notarial son muy abundantes.
Por su volumen y antigüedad este archivo de Higüey es,
aparte el Archivo de la Arquidiócesis, que posee algunas piezas
más remotas, el de mayor importancia y valor en el país para
el estudio y la investigación del pasado de Santo Domingo. Sin
embargo, y mientras no esté en condiciones de ser fácilmente
consultado por el público, puede estimarse como un archivo
totalmente cerrado. En cambio, una vez acondicionados para el
estudio y la consulta, los fondos de Higüey serán de inmensa
utilidad para la preparación de trabajos relativos a la evolución
de las instituciones políticas, sociales y jurídicas de la colonia y
se constituirán en irreemplazables fuente de primera mano para
los especialistas de todas las ramas de la investigación histórica.
– 185 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 185
04/02/2010 01:48:43 p.m.
186
María Ugarte
Las condiciones materiales de estos documentos es desigual:
existen piezas en estado perfecto de conservación, pero hay
muchas dañadas por la humedad y otros factores de destrucción
del papel. Los tipos de escritura son muy diversos, hallándose
documentos escritos con caracteres claros y cuidados y otros con
letras cursivas de dificultosa y lenta interpretación.
El mejor procedimiento de preparación de todo este material
histórico considero que es la elaboración de un catálogo detallado, en forma de registro, de cada uno de los documentos. Estos
registros, redactados en fichas, llevarán los datos siguientes: clase
de documentos, asunto, personas interesadas en él, oficial que
lo instrumentó, fecha y referencia de archivo. En cada caso se
anotarán también otros detalles que puedan estimarse de valor,
como nombres de lugares, características filológicas o paleográficas y asuntos secundarios. Presupone tal trabajo la lectura
previa, total y atenta del contenido de cada una de las piezas y la
atribución a cada legajo de un número –empezando por el 1 y
llegando hasta el 72 –y a cada documento que lo constituye una
segunda numeración que se iniciará dentro de cada legajo y que
se separará de la numeración de este por medio de un guión.
Tales referencias tiene solo un sentido topográfico, impuesto
por la reunión, en legajos cosidos o pegados, de piezas de asunto
y época muy diferentes.
Una vez realizada la redacción de las fichas básicas de todos los fondos del archivo, se procederá a ordenarlas en forma
cronológica y se atribuirá a cada registro un número de orden,
empezando por el 1 para el más antiguo y continuando en forma
progresiva hasta el documento más moderno.
Esta numeración servirá de referencia a las fichas de asuntos,
nombres y lugares que serán elaboradas inmediatamente después de organizado el catálogo principal.
La fichas de asuntos, lugares y nombres constituyen el índice
analítico que habrá de facilitar todo género de investigaciones
sobre los fondos. Su número ascenderá a muchos millares, puesto que cada documento dará lugar a la selección de varios vo-
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 186
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
187
cablos que han de constituir las palabras de orden que servirán
para abrir las tarjetas.
Organizados ambos ficheros –el básico y el analítico de referencias –el Archivo General de la Nación podrá, cuando lo
estime oportuno, hacer una publicación especial a modo de
los catálogos editados que los principales archivos de España y
América.
El trabajo de revisión de los fondos y elaboración de ambos
ficheros podría abarcar, siempre que se me permita utilizar los
servicios de un mecanógrafo competente, el espacio de 6 a 8
meses.
Yo realizaría el conjunto de esta labor por la cantidad de
$1,400 a pagar en mensualidades de $200 hasta cubrir totalmente dicha suma. En el caso de dar término al trabajo antes de los 7
meses, la diferencia a mi favor me sería abonada al entregar los
ficheros completamente redactados y de no haber concluido mi
compromiso a dicho término yo continuaría, sin percibir emolumento alguno, hasta la conclusión definitiva del trabajo.
En caso de ser aceptada mi proposición, formularía a su debido tiempo el pedido del material necesario para desempeñar
satisfactoriamente la labor.
María de Ugarte.
Ciudad Trujillo, 19 de febrero de 1948
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 187
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 188
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Índice onomástico
A
Abelardo, Pedro 28-30, 42,56
Abreu Cuello, Sergio 119
Abreu Reyes, Vinicio 119, 121,149
Aguasanta, fray Leopoldo de 86
Albán (San) 31
Alburquerque, Liliana 119, 121, 149
Alcocer, Luis Jerónimo de 7, 159
Alejandro III 38, 40, 44, 45,54
Alejandro IV 53
Alemany, María Luisa 118, 122, 149
Alemar, Luis E. 148, 163
Allán Mena, Ayda 119
Amunátegui Solar, Domingo 87
Andújar, Irma Margarita 119
Aretinus, Gratia 58
Arganda de la Uz, Blas 118
Aristóteles 27, 28
B
Ballester, Antonio 119
Bangulf (obispo) 26
Batlle Molina, Emma 119
Batlle Molina, Milady A. 120, 149
Bernaldo de Quirós, María 118, 121,
149
Boecio, Severino 27
Bolívar, Amelia 119
Bonetti, Luis A. 119
Bonilla San Martín 16
Bonnelly, Rafael F. 113
Bordas Valdés, José 178
Brea Padilla, Carmen Z. 118
C
Cabián, Pura C. 119
Cabral Travieso, José María 119,
149
Campillo, Olga 118
Canario de León, Ana Estela 118
Carlomagno 25- 27, 41
Carlos II 86
Carlos V 64
Carvajal M., Carlos J. 118, 145
Casiodoro, Magno Aurelio 27
Castro Hermón, Santiago Antonio
119, 121, 149
Coiscou Henríquez, Máximo 171,
174, 178 180
Columna, Ana G. 119
Columna, Gracita 119
Contreras hijo, Pedro J. 118, 121,
149
Cuesta, Luz 119
– 189 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 189
04/02/2010 01:48:43 p.m.
190
María Ugarte
D
Despradel, Arturo 147, 149, 154
Despradel Batista, Guido 113
Despradel Batista, Rosa Elena 121,
149
Dewey, Melvil 130, 146, 151
Díaz, Delio 119
Díaz Hernández, Andrés Eduardo
118
Drosio 27
Dujarric, Norma O. 118, 121, 149
Duluc, Consuelo 118
Duluc Yldes, Braunhilda María 119
Duval, Ramona 118, 122, 149
E
Echenique Vda. Brea, Manuela 121,
149
Egea Morató, Salvador 119
Eudaldo (San) 178
Ezequiel 56
F
Federico I Barbarroja 35, 36
Federico I 27, 38
Felipe II 64, 69
Félix de L´Official, Milady 113
Fernando VII 95, 99
Flavio Teodosio 31
G
García, Gloria María 121, 149
García, Patria 119
García Aybar, Rosalía 118, 120, 149
García Icazbalceta, Joaquín 72
García Mella, Moisés 113
Gautier, Bebita 119
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 190
Gautier, Cristina 119, 122, 149
Gerardino, Filomena 119
Gimbernard, Bienvenido 177
Ginebra, Gladis 119
Gómez, Manuel Ubaldo 81
González, Cruz María 119, 121, 149
Gregorio IX 37, 40, 48, 49, 53
Guerra Mueses, Ney 119
Guerrero, Ramón 118, 120, 149
Guerrero Tejida, Ligia 119
H
Hedet, Amandita 119
Hedet, Bienvenida 119
Henríquez Velásquez 108
Herrera, César A. 183, 184
Herrera, Porfirio 112
Herrera, Rafael 118, 121, 149
Heureaux, Ulises 92, 159, 178
Hipócrates 27
Honorio III 57, 58, 59
Hungría, José Joaquín 158
I
Inocencio III 27, 31, 40, 47
Inocencio IV 37
Irnerius 57
Isidoro (San) 27
J
Jesús María 178
Jimenes, Juan Isidro 178
Julián, Adib 119
K
Kindelán, Sebastián 83, 84
04/02/2010 01:48:43 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
L
Landolfi, María 119, 121, 149
Landolfi, Rita 121, 149
Lao (sabio) 178
Lee, Alma 119, 121, 149
Lendor, Teresa A. 118, 122, 149
Lilís (Veáse Heureaux, Ulises)
Lizardo Dedal, Margarita 118
López S., Manuel 119
Lüthye Maggiolo, Altagracia 119,
122, 149
M
Manacorda 57
Manuel de Jesús 178
Marchena, Liliana de 119
Marciano 27
Martínez Boog, Manuel 119
Mejía Acevedo, Bienvenido 118,
121, 149
Méndez, Altagracia América 119,
122, 149
Méndez, Roselinda 119
Menéndez, Acacia 119
Michelena, Vera 119
Monte, Abigaíl del 119
Monte, Zoila Indiana del 119
Morales Languasco, Carlos F. 178
Morató Vda. Egea, Andrea 122,
149, 155, 166, 167
N
Nadal, Ana Quisqueya 119
Nadal, Guillermo 119
Nadal, Milena de 118, 121, 149
Nanita Peña, Rafael Enrique 118,
122, 149
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 191
191
Nicolás IV 37, 53
Nouel, José María 163
O
Ochoa, Pura 119
Ortega Frier, Julio 91, 111
Ortiz Jiménez, José Antonio 119
P
Parmenio (don) 178
Pastor, Rosa G. de 118
Paulino, José Manuel 120
Paz, Alemania 119
Pedro (discípulo) 178
Peguero Moscoso, Luis 119
Peña Batlle, Manuel A. 104, 124
Pepén, Olga 122, 149
Pérez (padre) 178
Pérez Garcés, Rosa 118
Pérez Gómez, Altagracia 120
Pérez Gómez, Carmen 118, 121,
149
Pérez Gómez, Genaro 119
Pérez y López, Antonio Xavier 65
Pichardo, Esteban 72
Pimentel, Carmen N. 119, 121, 149
Pimentel, Carmen Nelia 149
Pitágoras 23
Pou Marchena, Olga 120
Pou y de Marchena, Gisela 118,
122, 149
Puisán R., Ramón A. 119
R
Ramírez de la Rocha, Celia 118,
120,149. 150 151
Ramírez, Evangelina 118, 121, 149
Ramírez, Lucilita 118, 121, 149
04/02/2010 01:48:43 p.m.
192
María Ugarte
Rashdall, Hasting 15, 18, 57
Ricardo Balaguer, Buenaventura
119
Rijo, José 119
Rimsky- Korsakov, Nicolás 179
Rivas, Mercedes 120, 122, 149
Roca, Nilca 119
Roca Llorens, Erlinda 119, 121, 149
Rodríguez, Fabio T. 118, 121, 149
Rodríguez Demorizi, Emilio 66,
105, 106, 123, 139, 147, 148,
150, 153, 155, 157, 166-168,
177-180
Rodríguez Gautier, María Caridad
119
Rodríguez Gautier, Mercedes Laura
Rodríguez Guerra, Luis 160
Rodríguez hijo 163
Rojas, Margot 118
Roque, Mercedes 119, 121, 149
S
Saint-Denis, Bertrand de 50
Salazar, Joaquín E. 148
Sanabia, María L. 118, 122, 149
Sánchez, María del Carmen 119
Sánchez, Rafael Augusto 113
Sánchez Báez, Francisco 119
Sánchez Ramírez, Juan 73, 79, 80,
158
Santiago de Concha, M. Georgina
118
Silva Fernández, Altagracia 119,
Soto, Lesbia de 118
Soto de Torres Reyes, Marieta de
118, 121
Soto y Suberví, Amada Virtudes
119, 120, 149
Suncar, Armando Bienvenido 118,
121, 149
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 192
T
Tellado, Aurora 122, 149, 167
Thori, Felipe de 49, 50
Tió, Isabel Emilia 119, 120, 149
Toscana, Matilde de 31
Trujillo Molina, Rafael Leónidas
107, 109, 113, 123, 132, 136,
139, 141, 148, 150, 153, 155,
157, 161, 164, 166, 167, 168,
177, 179
U
Ureña de Mendoza, Nicolás 158
Utrera, fray Cipriano de 176
V
Valdés, Josefina 118
Vargas Polanco, Manuel de Jesús
119
Vásquez, Horacio 178
Vela Zanetti, Sacha G. de 119
W
Woss y Gil, Alejandro 178
Y
Yépez, Margarita Amelia 118, 121,
149
Yépez Félix, Luz Onelia 118,121, 149
Z
Zabala y Lera (profesor) 172
Zavala, Pío 151
04/02/2010 01:48:44 p.m.
Publicaciones del
Archivo General de la Nación
Vol. I Vol. II Vol. III Vol. IV Vol. V Vol. VI Vol. VII Vol. VIII Vol. IX Vol. X Vol. XI Vol. XII Vol. XIII Vol. XIV Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1846.
Edición y notas de E. Rodríguez Demorizi. C. T., 1944.
Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección
de E. Rodríguez Demorizi, Vol. I. C. T., 1944.
Samaná, pasado y porvenir. E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1945.
Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E.
Rodríguez Demorizi, Vol. II. C. T., 1945.
Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección
de E. Rodríguez Demorizi, Vol. II. Santiago, 1947.
San Cristóbal de antaño. E. Rodríguez Demorizi, Vol. II. Santiago,
1946.
Manuel Rodríguez Objío (poeta, restaurador, historiador, mártir). R.
Lugo Lovatón. C. T., 1951.
Relaciones. Manuel Rodríguez Objío. Introducción, títulos y
notas por R. Lugo Lovatón. C. T., 1951.
Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1846-1850,
Vol. II. Edición y notas de E. Rodríguez Demorizi. C. T., 1947.
Índice general del “Boletín” del 1938 al 1944, C. T., 1949.
Historia de los aventureros, filibusteros y bucaneros de América. Escrita
en holandés por Alexander O. Exquemelin. Traducida de una
famosa edición francesa de La Sirene-París, 1920, por C. A.
Rodríguez. Introducción y bosquejo biográfico del traductor R.
Lugo Lovatón, C. T., 1953.
Obras de Trujillo. Introducción de R. Lugo Lovatón, C. T., 1956.
Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E.
Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1957.
Cesión de Santo Domingo a Francia. Correspondencia de Godoy, García
Roume, Hedouville, Louverture Rigaud y otros. 1795-1802. Edición
de E. Rodríguez Demorizi. Vol. III, C. T., 1959.
– 193 –
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 193
04/02/2010 01:48:44 p.m.
194
María Ugarte
Vol. XV Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E.
Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1959.
Vol. XVI Escritos dispersos (Tomo I: 1896-1908). José Ramón López. Edición
de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2005.
Vol. XVII Escritos dispersos (Tomo II: 1909-1916). José Ramón López. Edición
de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2005.
Vol. XVIII Escritos dispersos (Tomo III: 1917-1922). José Ramón López.
Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2005.
Vol. XIX Máximo Gómez a cien años de su fallecimiento, 1905-2005. Edición
de E. Cordero Michel. Santo Domingo, D. N., 2005.
Vol. XX Lilí, el sanguinario machetero dominicano. Juan Vicente Flores.
Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXI Escritos selectos. Manuel de Jesús de Peña y Reynoso. Edición de A.
Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXII Obras escogidas 1. Artículos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de
A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXIII Obras escogidas 2. Ensayos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de
A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXIV Obras escogidas 3. Epistolario. Alejandro Angulo Guridi. Edición
de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXV La colonización de la frontera dominicana 1680-1796. Manuel
Vicente Hernández González. Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXVI Fabio Fiallo en La Bandera Libre. Compilación de Rafael Darío
Herrera. Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXVII Expansión fundacional y crecimiento en el norte dominicano (16801795). El Cibao y la bahía de Samaná. Manuel Hernández
González. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXVIII Documentos inéditos de Fernando A. de Meriño. Compilación de José
Luis Sáez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXIX Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Edición de Dantes Ortiz. Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXX
Iglesia, espacio y poder: Santo Domingo (1498-1521), experiencia
fundacional del Nuevo Mundo. Miguel D. Mena. Santo Domingo,
D. N., 2007.
Vol. XXXI
Cedulario de la isla de Santo Domingo, Vol. I: 1492-1501. fray
Vicente Rubio, O. P. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y el Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma
Español. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXII La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo I: Hechos sobresalientes
en la provincia). Compilación de Alfredo Rafael Hernández
Figueroa. Santo Domingo, D. N., 2007.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 194
04/02/2010 01:48:44 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
195
Vol. XXXIII La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo II: Reorganización de
la provincia post Restauración). Compilación de Alfredo Rafael
Hernández Figueroa. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXIV Cartas del Cabildo de Santo Domingo en el siglo XVII. Compilación de
Genaro Rodríguez Morel. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXV Memorias del Primer Encuentro Nacional de Archivos. Edición de
Dantes Ortiz. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVI Actas de los primeros congresos obreros dominicanos, 1920 y 1922.
Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVII Documentos para la historia de la educación moderna en la República
Dominicana (1879-1894), (tomo I). Raymundo González. Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVIII Documentos para la historia de la educación moderna en la República
Dominicana (1879-1894), (tomo II). Raymundo González. Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXIX Una carta a Maritain. Andrés Avelino. (Traducción al castellano
e introducción del P. Jesús Hernández). Santo Domingo, D. N.,
2007.
Vol. XL
Manual de indización para archivos, en coedición con el Archivo
Nacional de la República de Cuba. Marisol Mesa, Elvira Corbelle
Sanjurjo, Alba Gilda Dreke de Alfonso, Miriam Ruiz Meriño,
Jorge Macle Cruz. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLI
Apuntes históricos sobre Santo Domingo. Dr. Alejandro Llenas.
Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLII
Ensayos y apuntes diversos. Dr. Alejandro Llenas. Edición de
A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIII
La educación científica de la mujer. Eugenio María de Hostos. Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIV
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1530-1546).
Compilación de Genaro Rodríguez Morel. Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. XLV
Américo Lugo en Patria. Selección. Compilación de Rafael Darío
Herrera. Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVI
Años imborrables. Rafael Alburquerque Zayas-Bazán. Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVII Censos municipales del siglo xix y otras estadísticas de población.
Alejandro Paulino Ramos. Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVIII Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel (tomo I).
Compilación de José Luis Saez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLIX
Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel (tomo II).
Compilación de José Luis Saez, S. J. Santo Domingo, D. N.,
2008.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 195
04/02/2010 01:48:44 p.m.
196
Vol. L
Vol. LI
Vol. LII
Vol. LIII
Vol. LIV
Vol. LV
Vol. LVI
Vol. LVII
Vol. LVIII
Vol. LIX
Vol. LX
Vol. LXI
Vol. LXII
Vol. LXIII
Vol. LXIV
Vol. LXV
Vol. LXVI
Vol. LXVII
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 196
María Ugarte
Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel (tomo III).
Compilación de José Luis Saez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2008.
Prosas polémicas 1. Primeros escritos, textos marginales, Yanquilinarias.
Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo,
D. N., 2008.
Prosas polémicas 2. Textos educativos y Discursos. Félix Evaristo
Mejía. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008.
Prosas polémicas 3. Ensayos. Félix Evaristo Mejía. Edición de
A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008.
Autoridad para educar. La historia de la escuela católica dominicana.
José Luis Sáez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2008.
Relatos de Rodrigo de Bastidas. Antonio Sánchez Hernández. Santo
Domingo, D. N., 2008.
Textos reunidos 1. Escritos políticos iniciales. Manuel de J. Galván.
Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008.
Textos reunidos 2. Ensayos. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés
Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008.
Textos reunidos 3. Artículos y Controversia histórica. Manuel de
J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.
N., 2008.
Textos reunidos 4. Cartas, Ministerios y misiones diplomáticas. Manuel
de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.
N., 2008.
La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo
(1930-1961), tomo I. José Luis Sáez, S.J. Santo Domingo, D.N.,
2008.
La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo
(1930-1961), tomo II. José Luis Sáez, S. J. Santo Domingo, D.N.,
2008.
Legislación archivística dominicana, 1847-2007. Archivo General
de la Nación. Santo Domingo, D.N., 2008.
Libro de bautismos de esclavos (1636-1670). Transcripción de José
Luis Sáez, S.J. Santo Domingo, D.N., 2008.
Los gavilleros (1904-1916). María Filomena González Canalda.
Santo Domingo, D.N., 2008.
El sur dominicano (1680-1795). Cambios sociales y transformaciones
económicas. Manuel Vicente Hernández González. Santo Domingo,
D.N., 2008.
Cuadros históricos dominicanos. César A. Herrera. Santo Domingo,
D.N., 2008.
Escritos 1. Cosas, cartas y... otras cosas. Hipólito Billini. Edición de
Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.N., 2008.
04/02/2010 01:48:44 p.m.
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
197
Vol. LXVIII
Escritos 2. Ensayos. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco
Díaz. Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXIX
Memorias, informes y noticias dominicanas. H. Thomasset. Edición
de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXX
Manual de procedimientos para el tratamiento documental. Olga
Pedierro, et. al. Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXXI
Escritos desde aquí y desde allá. Juan Vicente Flores. Edición de
Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXXII De la calle a los estrados por justicia y libertad. Ramón Antonio Veras
–Negro–. Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXXIII Escritos y apuntes históricos. Vetilio Alfau Durán. Santo Domingo,
D.N., 2009.
Vol. LXXIV Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista. Salvador
E. Morales Pérez. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXV Escritos. 1. Cartas insurgentes y otras misivas. Mariano A. Cestero.
Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVI Escritos. 2. Artículos y ensayos. Mariano A. Cestero. Edición de
Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVII Más que un eco de la opinión. 1. Ensayos, y memorias ministeriales.
Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz.
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVIII Más que un eco de la opinión. 2. Escritos, 1879-1885. Francisco
Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXIX Más que un eco de la opinión. 3. Escritos, 1886-1889. Francisco
Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXX Más que un eco de la opinión. 4. Escritos, 1890-1897. Francisco
Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXXI Capitalismo y descampesinización en el Suroeste dominicano. Angel
Moreta. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIII Perlas de la pluma de los Garrido. Emigdio Osvaldo Garrido, Víctor
Garrido y Edna Garrido de Boggs. Edición de Edgar Valenzuela.
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIV Gestión de riesgos para la prevención y mitigación de desastres en el
patrimonio documental. Sofía Borrego, Maritza Dorta, Ana Pérez,
Maritza Mirabal. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXV Obras 1. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael
Hernández. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVI Obras 2. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael
Hernández. Santo Domingo, D. N., 2010.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 197
04/02/2010 01:48:44 p.m.
198
María Ugarte
Vol. LXXXVIIHistoria de la Concepción de La Vega. Guido Despradel Batista.
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVIIILa masonería en Santo Domingo. Haim H. López Penha, Soberano
Gran Comendador (1932-1955). Compilación de Francisco
Chapman. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIX Una pluma en el exilio. Los artículos publicados por Constancio Bernaldo
de Quirós en República Dominicana. Compilación de Constancio
Cassá Bernaldo de Quirós. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XC
Ideas y doctrinas políticas contemporáneas. Juan Isidro Jimenes
Grullón. Santo Domingo, D. N., 2009.
Colección Juvenil
Vol. I
Vol. II
Vol. III
Vol. IV
Vol. V
Vol. VI
Vol. VII
Vol. II
Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007
Heroínas nacionales. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vida y obra de Ercilia Pepín. Alejandro Paulino Ramos. Segunda
edición de Dantes Ortiz. Santo Domingo, D. N., 2007.
Dictadores dominicanos del siglo xix. Roberto Cassá. Santo Domingo,
D. N., 2008.
Padres de la Patria. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008.
Pensadores criollos. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008.
Héroes restauradores. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2009.
Heroínas nacionales. Roberto Cassá. Segunda edición Santo
Domingo, D. N., 2009.
Colección Cuadernos Populares
Vol. 1
Vol. 2
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 198
La Ideología revolucionaria de Juan Pablo Duarte. Juan Isidro Jimenes
Grullón. Santo Domingo, D. N., 2009.
Mujeres de la Independencia. Vetilio Alfau Durán. Santo Domingo,
D. N., 2009.
04/02/2010 01:48:44 p.m.
Esta primera edición de
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas
de María Ugarte se terminó de imprimir
en mes de febrero de 2010
en los talleres gráficos de Editora Búho, C. por A.,
con una tirada de mil ejemplares.
Maria Ugarte FEBRERO 07.indd 199
04/02/2010 01:48:44 p.m.
Descargar