11183802 08/05/2008 08:41 p.m. Page 5 Editorial CATÓN DE POLÍTICA Y COSAS PEORES E n su noche de bodas la recién casada estaba algo nerviosa. “¡Mira! -le dice a su flamante maridito-. ¡Hasta me tiemblan las piernas!”. “Es natural -la tranquiliza el novio-. Se van a separar”... Llegó doña Gorgolota a su casa y oyó ruidos extraños en el sótano. Bajó y encontró a su marido rodeado de mujeres despampanantes con las cuales bebía, bailaba y etcétera. Sobre todo etcétera. “¿Qué es esto, Leovigildo?” -le grita hecha una furia. Responde el individuo: “¿Quién te entiende, Gorgolota? ¿No me dijiste que ahora que me jubilé debía buscarme un hobbie?”... Después de examinar a su paciente -una preciosa morena de opimo caderamen- el joven médico le dice: “No tiene usted nada, señorita Granderriére. Solamente necesita un poco de descanso. Vaya a su casa, desvístase y métase en la cama. Tome dos de estas pastillas. Le producirán algo de mareo; le alterarán un poco el sentido de la realidad, y la harán decir que sí a todo. Por eso no conteste llamadas telefónicas. Sobre todo, a nadie le abra la puerta hasta que escuche tres toques rápidos seguidos de dos lentos”... ¡Cuánto daño le ha hecho a México el sindicalismo desvirtuado! Los malos sindicatos y sus líderes han sido rémora que ha retrasado el desarrollo del país, y lo sigue retrasando. Fuentes de corrupción, esas organizaciones no son para la defensa de los trabajadores: antes bien los han aherrojado con instrumentos tales como la tristemente célebre cláusula de exclusión. Por ese inmoral sindicalismo el trabajador queda sujeto al arbitrio caprichoso de quienes mangonean su sindicato, y el empresario debe tener contentos a los líderes si no quiere que sus empresas sufran daño. Lo mismo puede decirse de muchos sindicatos de empresas públicas, o que afilian a trabajadores del Estado. En estos casos somos los ciudadanos quienes sufrimos las consecuencias de un sindicalismo mal entendido y peor ejercitado. Yo alabo los beneficios que derivan de un sindicalismo que sirve en verdad a los trabajadores y no hace de ellos instrumentos para conseguir poder o dinero. Contrariamente, creo que los malos sindicatos son enemigos de México y de los mexicanos. Y ya no digo más, porque estoy muy encaboronado... Don Cornulio vio en el periódico una atractiva oferta de viaje. Llamó por teléfono a su esposa y le preguntó: “¿Qué te parecería, linda, una semanita en Cancún; en hotel de cinco estrellas, todo pagado?”. “¡Encantada! -responde la señora-. ¿Quién habla?”... Suena el teléfono y levanta la bocina Empédocles, el borrachín del pueblo. Pregunta una voz: “¿Está Pedro?’’. “¡Se equivoca usted, señor mío! -tartajea con enojo el temulento-. ¡Estoy perfectamente sobrio!’’... Thomas Alva Edison, el genial inventor, estaba en trance de fornicio con una señora casada, en el domicilio de ella. De pronto oyeron que la puerta de la calle se abría, y entraba alguien. “¡Mi marido! -exclama llena de susto la señora-. ¡Rápido, Tommy! ¡Tú que eres inventor, inventa alguna explicación!’’... Llegó un sujeto con el médico. El facultativo se quedó espantado: el individuo traía clavada una hacha en la cabeza, como San Pedro Mártir. “Doctor -pide el sujeto con quejumbrosa voz-. Quiero que me revise los éstos. Los traigo inflamados”. “¿Los éstos? -exclama estupefacto el médico-. ¡Amigo, su problema es esa hacha que trae clavada en la cabeza!”. “Precisamente, doctor -dice el sujeto-. Cada vez que estornudo me golpeo los éstos con el mango”... FIN. ÉDGAR ALÁN ARROYO CISNEROS Filosofía, Derecho y política para el siglo XXI “En escuchar lo que nos dice algo, y en dejar que se nos diga, reside la exigencia más elevada que se propone al ser humano. Recordarlo para uno mismo es la cuestión más íntima de cada uno, hacerlo para todos, y de manera convincente, es la misión de la filosofía. Hans-Georg Gadamer L a democracia constitucional es el paradigma de los tiempos que transcurren; en efecto, la mejor forma de Estado diseñada hasta ahora, el Estado constitucional, convive con la forma de gobierno –la democracia- que ha sabido esquivar los obstáculos de sociedades tan complejas como en las que nos ha tocado vivir. Y es que la sociedad mundial, todavía en la infancia de una nueva centuria, afronta retos de enormes complejidades. Casi siete mil millones de personas conviven en un planeta que tiene al cambio climático (calentamiento global, efecto invernadero) como su principal amenaza; de suyo, el número de la población global acarrea serios conflictos demográficos, urbanísticos y de asientos humanos. El agua escasea cada vez más, por lo que analistas e intelectuales de diversas latitudes prevén que la próxima guerra mundial será por el vital líquido. La globalización, a su vez, es un fenómeno que ha acercado y, acaso, desvanecido fronteras, ello para causas loables, como la integración mundial, pero también para cuestiones no tan gratas, como el empobrecimiento de unos y el enriquecimiento de otros, la monopolización y la falta de competencia que ella implica. El terrorismo y en general las condiciones de paz en inquietante calma son problemas conexos y de divergentes entendimientos. En tales condiciones, el panorama no es del todo sombrío, pero el humo blanco se relativiza. Filosofía, Derecho y política, entonces, son las claves de la estabilidad, el progreso y el desarrollo; son los tres grandes ejes conductores de los Estados de nuestros días. No es gratuito que los pensadores más importantes de las últimas eras (Luigi Ferrajoli, Norberto Bobbio, Giovanni Sartori, Jürgen Habermas o el mismo Hans Kelsen) hayan sido filósofos, pero al mismo tiempo, filósofos del Derecho y filósofos de la política. Y es que el del Estado es un dilema en el cual ha recaído la reflexión de la mayor parte de los filósofos de todos los tiempos. Y con perspectivas tan críticas como las que ofrece el siglo XXI a la sociedad, la tríada se torna no sólo importante, sino imperiosamente necesaria. El Estado constitucional y democrático de Derecho postula algo que incluso en las naciones más avanzadas del orbe pasa desapercibido: los derechos de los gobernados están antes y por encima de los poderes de los gobernantes; tal es el nuevo axioma que se desprende luego de décadas y siglos de lucha. Es por ello que la filosofía ha centrado su atención en cómo materializar este punto toral. La filosofía, según su noción etimológica pero también originaria, es el amor a la sabiduría; no es otra cosa que la búsqueda constante, insaciable y perenne de la verdad. Y no hay verdad más importante, más esencial y más suprema que la del orden social, que la de la vida en común, que la del Estado al fin. Por tal razón, la filosofía, ciencia de ciencias, indagación de indagaciones, es el único camino para la construcción de un sistema público congruente, armonioso y eficaz. Todo el orden jurídico, como todo el orden político, requiere de un fundamento elemental, una condición previa que sirva de soporte, un pilar sólido en cual sustentarse. Las normas jurídicas y las condiciones para gobernar, que son dos hilos transversales de lo jurídico y lo político, sólo pueden entenderse teniendo presente a la filosofía. En sus múltiples manifestaciones, la filosofía entraña la superposición de la luz natural de la razón. Derecho y política son sólo concebibles si se anteponen sus instancias filosóficas, es decir, los cauces que cada rama de la filosofía arroja: racionales (lógica, epistemología, gnoseología), morales (ética), valorativos (axiología), relacionados con los deberes (deontología), relativos a los fines (teleología), inherentes al ser (ontología), interpretativos (hermenéutica) y hasta de belleza (estética). Todo jurista, que al fin y al cabo construye la realidad social porque es el principal conocedor y aplicador de las normas, así como todo teórico o práctico de la política, por entretejer el gobierno en cualquier modalidad, precisa tener un firme bagaje filosófico para manejar sistemáticamente la red inmensa que es la sociedad. En cualquier caso, la filosofía debe ser tanto práctica como especulativa, pues sólo así la democracia constitucional orientará su timón hacia horizontes fértiles, de plenitud y de abundancia. La filosofía nunca podrá ser considerada como una mera moda, o como algo anacrónico, inaccesible, lejano. La ciencia social tiene su epicentro en la reflexión de día a día que se logra sólo acudiendo a la filosofía. Y las mayores de las ciencias sociales, como son el Derecho y la política, únicamente se encontrarán a sí mismas y hallarán su razón de ser cuando llegue la verdad. Una verdad sólo asequible filosóficamente. MIÉRCOLES 6 DE AGOSTO 2008 EL SIGLO DE DURANGO MÉXICO A5 HUMBERTO HERNÁNDEZ HADDAD El Golfo de México 1 .- El intenso debate que han generado durante las últimas semanas las iniciativas presentadas ante el Congreso para decidir el rumbo de la reforma de la industria petrolera mexicana ha puesto en el centro de la atención política internacional la importancia que tienen los recursos alojados en el Golfo de México para el desarrollo económico de sus Estados ribereños. 2.- Sobre la peligrosa situación ecológica que está surgiendo con la aparición y crecimiento de una zona de aguas muertas en el Golfo, el periódico The New York Times fijó su posición esta semana con un interesante editorial titulado “Muerte en el Golfo de México”. (Ver editorial “Death in the Gulf of México”, edición del lunes 4 de agosto de 2008). 3.- Desde hace treinta años, en la desembocadura del río Mississippi fue detectada una extraña zona muerta del Golfo por falta de oxígeno, que al principio era del tamaño del Lago Ponchartrain ubicado en Nueva Orleans, pero ha estado creciendo sin parar desde entonces, hasta el punto de que el año pasado llegó a ser del tamaño del estado de Nueva Jersey. 4.- Para este año, los científicos calculan que esa zona llegará a ser del tamaño del estado de Massachussetts, sin que en esas aguas pueda sobrevivir forma alguna de vida. Hipoxia es el nombre técnico de ese fenómeno, que consiste en la disminución del oxígeno hasta el punto en que ningún organismo puede sobrevivir en esas aguas. 5.- Los científicos han encontrado que la causa principal de esta degradación ambiental es la acumulación del nitrógeno agrícola y de algunos productos químicos que ruedan en los drenajes urbanos, que provienen de las zonas agrícolas y los centros industriales, alimentando algas que consumen el oxígeno y se desintegran en el Golfo de México, hasta el grado de transformarlas en aguas no aptas para sostener formas de vida. Ese ciclo es un mecanismo natural y está creando una zona antinatural de desastre. 6.- Los científicos consideran que este problema es un resultado de la agricultura moderna a base de fertilizantes nitrogenados, y han encontrado que en el invierno la zona muerta tiende a disiparse pero regresa en la primavera, con aguas que no albergan ninguna forma de vida y desde lo profundo despiden el olor del sulfato de hidrógeno. Este año, durante la primavera, la zona sin vida creció de manera extraordinaria, mostrando la paradoja de las corrientes de fertilizantes lavados que llegan hasta el Golfo para fertilizar lo que es una zona muerta. 7.- Tratar a los océanos como si fueran basureros tiene un costo muy alto y precisamente en la desembocadura de varios ríos de los Estados Unidos comienza a verse el tamaño de los daños ecológicos causados. 8.- La contradicción económica que este fenómeno plantea requiere la atención urgente y de largo plazo de los tres gobiernos ribereños en el Golfo, que son Estados Unidos, México y Cuba. Los tres países tienen la obligación de hacer del Golfo de México una zona que produzca salud y vida, en vez de depredarlo como si fuera un centro de desechos agrícolas e industriales que terminará por causar daños irreparables a la salud humana. 9.- La riqueza productiva de los campos agrícolas de Estados Unidos fertilizados con nitrógeno y la fuerza industrial de sus fábricas terminan por enviar un saldo de muerte ecológica a unos cuantos cientos de kilómetros con aguas rodadas en el Golfo de México. 10.- La importancia estratégica de las aguas y lechos submarinos de ese gigante económico dormido que es el Golfo de México requiere ir pensando en la creación de un organismo de vigilancia trinacional integrado por México, Cuba y Estados Unidos, que lo defienda, que cuide su ecología y que tenga las facultades legales suficientes para sancionar a quienes le causen daños, ya sea que lo hagan intencionalmente, por negligencia o por ignorancia. Toda acción que preserve la ecología del Golfo de México será en favor de la salud y el bienestar de la humanidad. Como también podrá ser en contra de la especie humana dejar que lo conviertan en un basurero tóxico. JUAN FRANCISCO ARROYO HERRERA [email protected] ¿De nuevo la pena de muerte? J osé Medellín, de ascendencia mexicana, fue condenado a morir por autoridades judiciales del estado de Texas que se caracterizan -según los expertos-, por ser inmisericordes en tales situaciones y difícilmente perdonan a los sentenciados. Al paisano, se le imputa la comisión de violación y asesinato de dos menores en el año de 1993. El medio para privarlo de la existencia será una inyección letal que en cuestión de minutos le arrebatará el último aliento. A pesar de que todo le es adverso, el desahuciado espera clemencia. Entidades de derechos humanos y la misma Corte Internacional de Justicia intervinieron para que la pena capital se detenga y su asunto sea debidamente revisado. En la ciudad de México fue secuestrado hace varias semanas el joven Fernando Martí, de catorce años de edad, y no obstante que su familia pagó el rescate para que lo liberaran, esto no sucedió, a pesar de haber sido el compromiso de los delincuentes. Un mes después de entregado el dinero, el niño fue encontrado sin vida, con lo que los plagiarios automáticamente, además de ese delito, se convirtieron en criminales por homicidio calificado, modalidad ésta que en nada remedia el dolor de sus progenitores, toda vez que aunque impusieran a los malhechores quinientos años de cárcel o diez cadenas perpetuas (al estilo norteamericano) en nada repara el daño causado. El coordinador parlamentario del Partido Revolucionario Institucional en la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa Patrón, se pronunció por que se establezca la pena de muerte para determinados ilícitos y aunque lo hizo a título personal, deslizó la posibilidad de transmitirlo a sus correligionarios para elaborar una iniciativa que endurezca las penas en circunstancias como la del joven Martí y de paso ofreció citar a Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública a nivel federal, para que dé cuentas de las acciones emprendidas por la dependencia a su cargo en todo el país, encaminadas a abatir los índices delictivos. El antiguo texto del segundo párrafo del artículo 14 constitucional decía: “Nadie podrá ser privado de la VIDA, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cum- ARMANDO FUENTES AGUIRRE MIRADOR plan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al ahecho”. Al enunciado, se le suprimió la categoría VIDA, debido a las peticiones de los organismos defensores de ella, por considerar que la redacción correspondía a tiempos inquisitoriales ya idos y en una era como la contemporánea hablar de quitar la vida es una expresión propia de las cavernas. El cuarto párrafo de la Carta Magna en su contenido original señalaba: “Queda también prohibida la pena de muerte por delitos políticos, y en cuanto a los demás, sólo podrá imponerse al traidor a la patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación y ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos graves de orden militar”. El apartado fue eliminado por las mismas razones; es decir, por ser atentatorio de los convenios y tratados internacionales que ven en la pena de muerte una institución anacrónica y salvaje. Si revisamos lo anterior, por una parte se exige a Estados Unidos deje sin efecto la sentencia contra el connacional enjuiciado por una falta extremadamente grave y esa culpa la pagará con creces. Por otro lado, se pide que en la legislación patria se instituya la pena de muerte, como una medida remedial a la infamia cometida por entes sin entrañas, que con un infinito desprecio a la vida humana masacran a seres indefensos como al joven Martí, que a su corta edad ¿qué mal pudo haber hecho a los que lo sacrificaron? El clamor generalizado es que al tenor de la ley del talión se actualice su máxima: “Ojo por ojo y diente por diente”. Sólo podemos concluir, entonces, que las modificaciones a la Constitución no han sido cabalmente sopesadas, analizadas, reflexionadas, consensuadas, sino producto de presiones internacionales, de posturas políticas que asumen los gobernantes del momento para quedar bien ante la comunidad internacional. La pena de muerte ha sido desde antaño un tema de controversia, defendido por unos y rechazado por otros; pero es también la indefinición nacional de una política punitiva. ¿Qué tipo de ley se quiere: una que proteja a la sociedad o una que defienda al delincuente? Jean Cusset, ateo sin fanatismos, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó: -Es una pena que Jesús haya expulsado a los mercaderes del templo con un látigo. Ese episodio de su vida sirve a muchos para justificar la violencia en nombre del Señor. Siguió diciendo Jean Cusset: -Por encima de todo está el mensaje esencial del cristianismo, que es el amor, aun a los enemigos. No debe haber excepción para ese amor. La violencia no tiene nada de cristiano, pues atenta contra ese amor universal que el otro Cristo, el que nació en Asís, practicó sin excepciones. Concluyó Cusset: -La violencia me repugna, y más la violencia de palabra o de obra que se comete invocando el nombre de Jesús. Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini. Con dos aceitunas, como siempre. ¡Hasta mañana!... EL LECTOR OPINA Peligro en las calles Ahora con la remodelación de banquetas del Centro Histórico, los peatones no tenemos garantía de seguridad. No hay espacio por dónde caminar abajo de la acera y por si fuera poco los automovilistas no consideran esta situación e incluso invaden los cruces de zonas peatonales. Por favor, que las autoridades vigilen esa situación; tengan en cuenta que incluso hay niños tratando de cruzar las aceras... bueno, lo que queda de ellas. Gracias. Nombre: Laura Mireles E-Mail: [email protected]