Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES Rev. Logop. Fon., Audiol., vol. XVIII, n.¼ 1 (19-30), 1998 INTERVENCIîN NATURALISTA EN LA COMUNICACIîN Y EL LENGUAJE PARA FAMILIAS DE NI„OS PEQUE„OS1 Por M. Gràcia García y M. J. del Río Pérez Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Universidad de Barcelona. RESUMEN En este trabajo abordamos la tem‡tica de la intervenci—n precoz en el ‡rea de la comunicaci—n y el lenguaje. Concretamente presentamos un programa de intervenci—n naturalista dirigido a las familias de ni–os con retraso en el desarrollo que tiene como objetivo fundamental mejorar las interacciones que se producen entre las madres y sus hijos. La finalidad œltima de este programa de intervenci—n naturalista es optimizar el desarrollo de la comunicaci—n y el lenguaje de los ni–os. El art’culo est‡ dirigido a profesionales que trabajan en servicios de atenci—n precoz o logopedas que de alguna forma ven la necesidad de formar y trabajar con los padres de estos ni–os. Fundamentalmente el art’culo consiste en la descripci—n y explicaci—n de los tres grandes bloques en los que se agrupan las estrategias de orientaci—n, que constituyen el programa de intervenci—n, que son: 1) orientaciones generales en torno a la creaci—n de rutinas interactivas, 2) orientaciones generales en relaci—n a la adecuaci—n del entorno, y 3) orientaciones espec’ficas en torno a la optimizaci—n de la calidad de la interacci—n comunicativa y lingŸ’stica. En este œltimo bloque incluimos, a su vez, las estrategias de gesti—n de la comunicaci—n y la conversaci—n, las estrategias de adaptaci—n y ajuste del lenguaje que los adultos dirigen a los ni–os y las estrategias educativas. Asimismo, realizamos unas sugerencias dirigidas a los profesionales del ‡mbito de la atenci—n precoz y logopedas que trabajan con familias. Fundamentalmente se–alamos la importancia de dar un car‡cter positivo al asesoramiento, as’ como el tener en cuenta la necesidad de una gran flexibilidad y adaptaci—n del programa a las caracter’sticas de las familias. Finalmente realizamos unas consideraciones m‡s generales dirigidas a los mismos profesionales, que tienen como finalidad ayudarles en el proceso de poner en marcha una intervenci—n naturalista del estilo que se presenta. Palabras clave: Desarrollo del lenguaje. Intervenci—n precoz. Familias. Ni–os con retraso en el desarrollo. Programa de intervenci—n naturalista. SUMMARY Thie paper is about the early intervention in communication and language. More specifically, a naturalistic intervention program for the families of children with developmental delay is presented and discussed. The first aim of such intervention is to improve the interactions between the mothers and their children. The second one is to improve the childrenÕs communicative and linguistic development. The article is addressed to those professionals working on early intervention services and speech therapists, that are aware of the need to work with the parents of these children. Essentially, the article is both a description and an explanation of the three main blocks into which the orientation strategies that form the intervention program are grouped: 1) general orientations about the organization of interactive routines, 2) general orientations about the adaptation of the setting, 3) specific orientations about the improvement of the quality of the communicative and linguistic interaction, which include the conversation management strategies, the strategies of input adjustment and adaptation, and the educational strategies. Likewise, the paper also includes some orientations to the professionals who work with families. More specifically we stress the importance of the creation of a positive atmosphere in guidance itself, as well as the need to be flexible on the adaptation of the program to the characteristics of the families. Finally, we make some general considerations addressed these professionals with the goal to help them to implement such naturalistic intervention. Key words: Language development. Early intervention. Families. Developmental delayed children. Naturalistic intervention program. 1 El presente trabajo se ha realizado en el contexto de una investigaci—n financiada por la Direcci—n General de Ense–anza Superior (DGES) (PB96-0227). 19 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES L a atenci—n a las familias de los ni–os con retraso en el desarrollo es, cada vez m‡s, un objetivo de primer orden para los centros de atenci—n precoz. Desde hace unos a–os ya no es posible entender una intervenci—n precoz con un ni–o sin tener el cuenta a la familia. En algunos casos se trabaja desde el primer momento con la familia, asistiendo la madre o el padre a las sesiones con los profesionales, o en otros casos recibiendo pautas de Žstos. Sin embargo, a menudo la demanda de los padres y de la sociedad es aœn m‡s espec’fica y es posible hallar ciertas dudas o dificultades por parte de los profesionales cuando las demandas se centran en un ‡rea de desarrollo determinada, como es el caso del desarrollo de la comunicaci—n y el lenguaje. Por diversas razones, entre las que se encuentra el hecho de que es un ‡rea fundamentalmente para el desarrollo global de los ni–os en las primeras etapas, entendemos que es imprescindible prestar una atenci—n espec’fica al asesoramiento que se puede proporcionar a los padres desde los centros de atenci—n precoz en cuanto al desarrollo lingŸ’stico de sus hijos. Existe ya una fuerte tradici—n en el trabajo y formaci—n de padres. Trabajos como los de MacDonald (1985) y Manolson (1985, 1992), as’ como los de Whitehurst, Falco, Lonigan, Fischel, DeBaryshe, Valdez-Menchaca y Caulfield (1988) son buenos ejemplos de proyecto sistem‡tico de trabajo con familias en el ‡rea de la comunicaci—n y el lenguaje. Asimismo, las orientaciones que Aimard y Abadie (1992) sugieren en su obra tienen en cuenta aspectos importantes para el trabajo con padres. En nuestro pa’s tambiŽn se han realizado intervenciones con familias de ni–os con graves problemas mot—ricos o con plurideficiencias (Basil 1992; Basil y Soro-Camats, 1996) con resultados positivos y alentadores para continuar trabajando en este tipo de proyectos. Sin duda, la hip—tesis que sustenta a este tipo de intervenciones es la que afirma que los adultos, cuando interactœan con los ni–os que est‡n aprendiendo a comunicarse y a hablar, utilizan naturalmente una serie de estrategias que influyen de forma positiva en este proceso (del R’o y Grˆcia, 1996; Moerk, 1983, 1992; Nelson, 1977). Si se mejoran estas estrategias, el desarrollo del lenguaje del ni–o puede verse positivamente impulsado. Ahora bien, Àse supone que los padres de los ni–os que presentan algœn tipo de retraso utilizan las estrategias adecuadas? Contamos con resultados de investigaciones 20 (Conti-Ramsden, 1989, 1990) y datos propios que nos inclinan a pensar que en muchas ocasiones, la presencia de un ni–o con dŽficit o retraso importante influye de tal forma, negativa o cuando menos empobrecedora, en su interlocutor adulto que puede llegar un momento en que altere aquellas pautas que de forma natural hubiese continuado utilizando con un ni–o de desarrollo normal. Si en un primer momento, por ejemplo, el padre interpreta de forma natural las primeras vocalizaciones de su hijo de alrededor de doce meses y Žste le responde imitando, sonriendo, moviendo la cabeza, vocalizando, etc., seguramente el padre continuar‡ ÇhablandoÈ con el ni–o y esperando respuestas cada vez m‡s elaboradas por parte de su hijo. Pero si este ni–o no responde a esta interpretaci—n, que pueden ser inicios o respuestas a un simple gesto, es posible que este padre poco a poco vaya dudando sobre su propia competencia para comunicarse con su hijo, puede llegar a pensar que Žl no le puede ayudar e ir progresivamente dejando de interactuar con el ni–o, limit‡ndose a hacerle demandas demasiado concretas y sencillas, o puede, por el contrario, tender a exigirle a un nivel al que el ni–o no puede llegar. En definitiva, la interacci—n entre los padres y sus hijos con dificultades para la comunicaci—n y el lenguaje puede f‡cilmente quedar distorsionada y alterada. Entendemos que ser’a aconsejable establecer programas dirigidos a los padres y las madres que en un momento u otro se encuentran con este tipo de dificultades y que lo manifiestan de forma m‡s o menos expl’cita. Una de las funciones del profesional es la de saber detectar cu‡ndo una familia necesita este tipo de apoyo. El prop—sito de este art’culo es, pues, presentar un programa de asesoramiento a familias que ya ha sido utilizado con padres de ni–os con s’ndrome de Down (Grˆcia, 1997; Grˆcia y Urqu’a, 1994), que tiene sus or’genes en otros estudios anteriores (Vilaseca y del R’o, 1997) y que consideramos que puede servir de punto de partida para profesionales que trabajan en el ‡mbito de la estimulaci—n precoz en el ‡rea de comunicaci—n y lenguaje. El objetivo fundamental es el de proporcionar instrumentos a los profesionales de la estimulaci—n precoz, que les permita ayudar a las madres y padres de ni–os con retraso a organizar los entornos cotidianos en los que se relacionan con sus hijos y a utilizar una serie de procedimientos naturales, todo ello con el fin de mejorar la calidad de la interacci—n comunicativa y lingŸ’stica en la familia. El conjunto de procedimientos, es œtil recordarlo, Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. se basa en los procesos naturales que padres y madres de todo el mundo emplean cotidianamente con sus hijos para comunicarse con ellos y, como resultado, ense–arles a hablar. Teniendo en cuenta el tiempo que en general las madres Ðy cada vez m‡s los padresÐ pasan con sus hijos en sus hogares, consideramos que es posible mejorar la interacci—n que se produce en esos momentos e intentar que tal optimizaci—n favorezca el proceso de adquisici—n y desarrollo del lenguaje en los ni–os. No se trata de una intervenci—n pensada espec’ficamente para ni–os de una edad o nivel de desarrollo concreto, pero podr’amos decir que utilizada de forma flexible y adaptada a cada caso, podr’a ser œtil para familias de ni–os que est‡n en las fases iniciales del desarrollo del lenguaje, esto es, primera palabra y primeras uniones de dos palabras, as’ como para ni–os que ya muestran un nivel de frases de dos o tres elementos pero cuya edad cronol—gica es muy superior al nivel comunicativo y lingŸ’stico alcanzado. En definitiva, entendemos que utilizado de la forma que posteriormente sugeriremos, este programa puede aportar ideas œtiles a profesionales que trabajan en el ‡rea de la comunicaci—n y el lenguaje en primeras etapas, tanto con ni–os que presentan un nivel de desarrollo global normal, pero retraso espec’fico del lenguaje, como con ni–os que presentan otros problemas (por ej.: retraso mental, sordera, etc.) Algunas propuestas en este sentido ya han sido presentadas espec’ficamente para ni–os con diferentes dŽficits (Gallaway y Richards, 1994; del R’o, 1997; Vilaseca y del R’o, 1997). El programa que hemos dise–ado y utilizado, y que aqu’ presentamos, se incluye dentro de un tipo de programas de intervenci—n denominados naturalistas. Un primer aspecto que los caracteriza es el tipo de estrategia que se sugieren, esto es, aquellas que las madres y los adultos en general utilizan de forma natural cuando se comunican con ni–os peque–os. Otras caracter’sticas de las intervenciones naturalistas es que tienen lugar en el contexto natural del ni–o, en un doble sentido. En primer lugar la intervenci—n por parte del profesional cuando muestra y ayuda a los padres a utilizar las estrategias o a adecuar ciertos aspectos contextuales, que suele tener lugar en un contexto lo m‡s parecido al familiar, o si es posible en el del propio hogar. En segundo lugar, la Çintervenci—nÈ que en cierto modo realizan los padres cuando interactœan con su hijo utilizado las estrategias aprendidas, tambiŽn tiene lugar en un ambiente natural para el ni–o, su hogar. En definitiva se trata de Tabla 1. Estrategias de orientación agrupadas en bloques III. Orientaciones generales en torno a la creación de rutinas interactivas Ð Ratos dedicados exclusivamente al ni–o. Ð El ni–o es quien lleva la iniciativa. Ð Ratos en los que a ambos les apetece jugar. III. Orientaciones generales en relación a la adecuación del entorno Ð Espacio iluminado, tranquilo y c—modo. Ð Colocar los juguetes al alcance del ni–o. Ð Posici—n c—moda. Ð No preocupaci—n por el desorden de los juguetes. III. Orientaciones específicas en torno a la optimización de la calidad de la interacción comunicativa y lingüística 1. Estrategia de gestión Ð Observar y escuchar c—mo se comunica el ni–o. Ð Respetar el silencio. Ð Seguir la iniciativa del ni–o. Ð Imitar los actos del ni–o. Ð Interpretar los actos del ni–o. Ð Actuar por turnos alternativamente. Ð Alargar las secuencias comunicativas. 2. Estrategia de adaptación y ajuste del lenguaje que los adultos dirigen a los niños Ð Vocabulario adecuado al nivel del ni–o. Ð Frases cortas, ajustadas al nivel del ni–o. Ð Hablar despacio y pronunciar claramente. Ð Utilizar una entonaci—n agradable y un tono dulce. Ð Aspectos paralingŸ’sticos. 3. Estrategias educativas Ð Expansi—n. Ð Correcci—n impl’cita. Ð Valoraci—n positiva. Ð Preguntas de elecci—n. una intervenci—n naturalista en la que las madres y los padres juegan el papel de mediadores entre los profesionales y el ni–o. Consideramos que una intervenci—n de estas caracter’sticas tiene Žxito cuando los padres incorporan de forma paulatina las estrategias que han aprendido y las utilizan en las situaciones de interacci—n cotidianas con su hijo. A continuaci—n se presentan las diferentes ‡reas de orientaci—n que componen el programa de intervenci—n. 21 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES M‡s adelante se–alaremos algunas ideas y consideraciones dirigidas a los profesionales de los centros de atenci—n precoz que se propongan aplicar un programa similar de intervenci—n con familias. ÁREAS DE ORIENTACIÓN Cuando nos proponemos realizar un trabajo de asesoramiento con padres, siempre partimos de lo que ellas y ellos ya hacen, de las estrategias que normalmente utilizan cuando interactœan con sus hijos y a partir de ah’ intentamos mejorar, en el sentido de que sea m‡s ajustada y adaptada al nivel del ni–o y m‡s contingentes respecto a las actuaciones infantiles. A continuaci—n presentamos los tres grandes bloques en los que se agrupan las estrategias de orientaci—n, que resumimos en la tabla 1. Orientaciones generales en torno a lareación c de rutinas interactivas El objetivo de este bloque de orientaciones es favorecer, en las familias en las que hay un ni–o con problemas, la consolidaci—n de un tipo de rutinas interactivas que han sido extensamente estudiadas (Bruner, 1977, 1982; Kaye, 1986), y que se caracterizan por tener un papel fundamental en el desarrollo de la comunicaci—n y el lenguaje de los ni–os. A continuaci—n se presentan algunas de las principales orientaciones y sugerencias que pueden proporcionarse a las madres y los padres con el fin de lograr la creaci—n de este tipo de rutinas interactivas. Antes de realizar orientaciones respecto a c—mo deben ser las rutinas, es fundamental ayudar a las madres y padres a crear cada d’a unos momentos de juego o actividad conjunta con sus hijos. Estos ratos deber’an presentar las siguientes caracter’sticas: Ratos dedicados exclusivamente al niño Quiz‡s . la caracter’stica fundamental de estos ratos, y al mismo tiempo lo que hace que muchas veces no se produzcan, es que deber’an estar dedicados exclusivamente al ni–o. El hecho de tener una la rga jornada de trabajo o de tener m‡s hijos, es lo que frecuentemente ocasiona que la madre o el padre no puedan dedicar cada d’a quince o veinte minutos a jugar o a interactuar con su hijo o hija que presenta retraso en el desarrollo del lenguaje. 22 El niño es quien lleva la iniciativa y la mad re o pad re lo sigue. Es importante que los profesionales encuentren la forma de ayudar a las familias a entender que durante estos ratos es el ni–o quien ÇmandaÈ, lo cual implica que se le debe dar la oportunidad de elegir los juguetes, el juego o la actividad en la que se quiere implica r. Son los padres quienes deben seguir y respetar sus iniciativas. Ciertamente, la idea que es necesario transmitir a los padres es la conveniencia de que sea el ni–o quien lleve la iniciativa durante las interacciones y que lo mejor que pueden hacer ellos, al inicio, es seguir, respeta r, y entender sus intereses. Ratos en los que a ambos les apetece juga r.Sin duda, para que estos ratos funcionen con fluidez es fundamental saber transmitir a los padres la idea de que tienen que ser momentos en que a ambos les apetezca jugar. La forma m‡s sencilla de asegurarse de que el ni–o tiene ganas de jugar, es que haga alguna se–al de demanda de juego conjunto al padre o a la madre o que ya estŽ jugando y permita la incorporaci—n al juego de uno de los padres. Tanto una como la otra situaci—n suelen presentarse durante la vida cotidiana en las casas y son f‡ciles de detectar si existe una m’nima sensibilidad por parte de los padres. Estos, a su vez, deben implicarse en estas situaciones de juego s—lo y si se encuentran a gusto y con tiempo para ello. Es importante que entienda que no es una obligaci—n fija, sino la bœsqueda de momentos agradables y relajados, aunque puedan ser inicialmente espor‡dicos. Consideramos que es fundamental que el profesional que est‡ asesorando tenga ciertos elementos que le permitan estar seguro de que se est‡n produciendo estas situaciones antes de seguir avanzando en el programa, puesto que este tipo de rutinas interactivas cotidianas son la base sobre la que se sustentan las restantes orientaciones. Orientaciones generales enrelación a la adecuación del entorno El segundo grupo de orientaciones est‡ destinado a ayudar a la madre o al padre a planificar o adecuar de alguna forma el entorno donde tienen lugar las rutinas interactivas. Algunos de los aspectos que se tendr’an que tener en cuenta son los siguientes: Espacio amplio, iluminado, tranquilo y cómodo El. profesional que asesora a la familia deber’a ayudar a los padres a entender que el entorno f’sico en el que se desarrollan las interacciones debe presentar unas m’nimas condi- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ciones, como es una adecuada iluminaci—n, espacio para moverse, rodar por el suelo, lanzar objetos o hacer circular un coche de juguete. Otro aspecto sobre el que se deber’a tener cierta informaci—n es el del ruido ambiental. El sonido fuerte que proviene de un televisor, de una conservaci—n entre adultos a un volumen demasiado elevado, o de un equipo de mœsica puede inhibir y dificultar la comunicaci—n con el ni–o. No es infrecuente observar una interacci—n entre una pareja, mientras en la misma habitaci—n o una contigua est‡ encendida una radio o un televisor, a un volumen elevado, que nadie est‡ escuchando. Finalmente es importante tener cierta informaci—n y orientar al respecto sobre la adecuaci—n de determinados espacios de la casa para llevar a cabo lo que para ellos van a ser ratos de ÇjuegosÈ. Es posible que algunas familias estŽn acostumbradas a pasar la mayor parte del tiempo en la cocina o en el comedor y que infrautilicen espacios quiz‡s m‡s tranquilos como los dormitorios de los ni–os. Colocar los juguetes o materiales de juego al alcance del niño. Consideramos que es fundamental que los profesionales encuentren la forma de averiguar si en general los ni–os tienen los juguetes y los materiales de juego que m‡s les gustan a su alcance; si no es as’, sugerir a los padres que intenten acerc‡rselos. El objetivo de esta orientaci—n es que el ni–o sea m‡s activo en el juego, y en la elecci—n del mismo, lo cual de algœn modo aumentar‡ su motivaci—n para iniciar o continuar con una actividad y para hacer participar a otras personas como los padres. En muchas ocasiones nos encontramos con que el criterio de colocaci—n y ordenaci—n de los juguetes en una casa es el de la comodidad para limpiar o el estŽtico. TambiŽn influye en cuanto a la prioridad de criterios las expectativas de los padres, que les hacen ver que hay ciertos juguetes que gustan a los ni–os y otros que no, expectativas a veces un poco alejadas de la realidad. En otras ocasiones no existen criterios claros. En definitiva, es posible que en algunos casos los criterios que tienen en cuenta los intereses reales del ni–o son los que menos prevalecen a la hora de elegir u ordenar los materiales de juego. Hay que intentar, en la medida de lo posible, variar el orden de prioridad de estos criterios. Insistimos en que el objetivo de este tipo de sugerencias es potenciar que el ni–o sea m‡s activo durante las interacciones, que tenga m‡s poder de decisi—n respecto al tipo de actividades y juegos en los que se implican. Posición cómoda. Se incluyen aqu’ orientaciones en relaci—n a la propia posici—n f’sica de la madre o el padre y del ni–o. En este sentido, entendemos que los profesionales deber’an encontrar la manera de ayudar a los padres a entender que es importante que ambos se encuentren c—modos mientras tienen lugar las interacciones. La mayor’a de veces ello implicar‡ que la madre o el padre condicionen su posici—n a la del ni–o: si Žste se sienta en el suelo, es conveniente que la madre o el padre se siente a su misma altura; si miran cuentos es importante que ninguno tenga dificultades para mirar el cuento y al otro; si juegan con una ÇferiaÈ los dos deber’an tener la posibilidad de dar vueltas a la manivela o de sentar a los mu–ecos en los bancos de la noria; y si juegan a ÇcomidasÈ, los dos deber’an tener la oportunidad de alcanzar las diferentes piezas que constituyen el juego: en definitiva, lo que se pretende con esta orientaci—n es ayudar a los padres a evitar posiciones demasiado r’gidas o poco espont‡neas. No preocupación por el desorden de los juguetes o materiales. Quiz‡s se trate en este caso de una orientaci—n dif’cil de abordar si no se han observado interacciones reales entre un ni–o y la familia concreta a la que estamos intentando ayudar, pero en cierto modo el profesional deber’a encontrar una forma de hacer ver a la madre o al padre que Çno ocurre nadaÈ si queda la habitaci—n llena de juguetes por el suelo, durante un rato, al final del juego conjunto. Deber’amos saber transmitir la idea de que es una forma de alargar la interacci—n el m‡ximo tiempo posible, y si ello implica que se utilicen todos los juguetes, en un primer momento del programa de asesoramiento, no deber’a preocupar a los padres. Una de las razones que se puede esgrimir y que los padres pueden entender es que en muchas ocasiones las situaciones m‡s desorganizadas animan a los ni–os a tomar la iniciativa, a interactuar m‡s con los adultos, en definitiva, a sentir que controlan la situaci—n en mayor medida. Obviamente, hay familias m‡s necesitadas de esta orientaci—n que otras. Podr’amos preguntarnos cu‡l es la funci—n de toda esta serie de orientaciones en relaci—n a la adecuaci—n del entorno. Entendemos que en cualquier proceso de ense–anza y aprendizaje o en cualquier situaci—n de interacci—n en la que se pretende ense–ar algo a alguien es necesario que el entorno tenga una serie de caracter’sticas que faciliten cualquier proceso educativo que se pueda dar. Como situaciones claramente educativas, consideramos que estas rutinas de juego no pueden prescindir de la presencia de 23 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES unas condiciones m’nimas. Existe, adem‡s, otra raz—n mucho m‡s relacionada ya con los procesos comunicativos. Las caracter’sticas presentadas repercuten de manera clara en dar m‡s oportunidades al ni–o para que se comunique, ya sea a nivel verbal o no verbal. Tanto los aspectos f’sicos de iluminaci—n o comodidad como aquellos relacionados con las caracter’sticas del juego o la actividad pueden contribuir a que el ni–o estŽ m‡s motivado para jugar y a que tenga m‡s oportunidades de comunicarse con sus padres y, por lo tanto, m‡s posibilidades de aprende r. Orientaciones específicas en torno a la optimización de la calidad de la interacción comunicativa y lingüística En este bloque se incluyen todas aquellas estrategias, m‡s espec’ficamente comunicativas o lingŸ’sticas, pensadas para que los padres las utilicen prioritariamente durante esos ratos de cada d’a dedicados a jugar/interactuar con sus hijos. Progresivamente el profesional que asesora ir‡ decidiendo hasta quŽ punto los padres solicitan y necesitan sugerencias relativas al uso de estas estrategias, habituales durante las interacciones entre ni–os y adultos. Este tercer bloque de orientaciones se subdivide, a su vez, en otros tres que agrupan estrategias con objetivos comunes. Estrategias de gestión de la comunicació y la conversación Los padres de ni–os con problemas necesitan movilizar una serie de recursos para poder compartir el mayor nœmero posible de contenidos con su hijo y para que Žste se dŽ cuenta de que le entienden, de que le est‡n dando la oportunidad de comunicarse, de que puede elegir y controlar en parte la situaci—n comunicativa. El objetivo de las estrategias que presentamos a continuaci—n es el de mejorar los aspectos m‡s b‡sicos de la comunicaci—n de las madres y padres con sus hijos, as’ como el manejo de las situaciones conversacionales. En este bloque se han incluido una serie de estrategias Ðal que se podr’an a–adir otrasÐ que ten’an en comœn esta funci—n, por lo que todas ellas est‡n muy relacionadas y en algunos casos, como veremos, mantienen una relaci—n de temporalidad, es decir, unas son previas a otras. Observar y escuchar cómo se comunica el niño El. profesional debe ser capaz de hacer ver a los padres que un 24 paso imprescindible antes de empezar cualquier contacto comunicativo con el ni–o es el de observar c—mo se comunica. Puede parecer que pedir esto a unos padres sea improcedente porque ellos son los que est‡n m‡s tiempo con el ni–o y, por lo tanto, deber’an se r, especialmente la madre, quienes mejor supiesen c—mo se comunica su hijo. Pero lo cierto es que a veces es necesario Ðy posibleÐ ayudarles a darse cuenta de que su hijo utiliza muchos recursos para comunicarse que quiz‡ les han pasado desapercibidos porque no se han parado a observarlo o porque, en general, se han adelantado a su necesidad, interŽs o demanda. Quiz‡s tambiŽn porque son se–ales ÇdŽbilesÈ del ni–o o tan primitivas que los padres tienden a ignorarlas. Si la madre, por ejemplo, observa a su hijo se dar‡ cuenta de si el ni–o la mira a ella, de si hace muecas, de si su expresi—n es triste o alegre, de si produce alguna vocalizaci—n casi inaudible que le es m‡s f‡cil interpretar si le mira la boca. Si le mira despuŽs el resto del cuerpo podr‡ ver si se–ala algo, si hace algœn gesto con las manos, si mira algo que le interesa, etc., muchos de estos comportamientos pueden tener valor comunicativo. Cuando el nivel lingŸ’stico del ni–o se encuentra m‡s all‡ de las primeras palabras se puede sugerir a los padres que escuchen bien lo que dice el ni–o antes de decirle: Çno te entiendoÈ o Çdilo otra vezÈ o Çhabla m‡s claroÈ. Seguramente entender‡n m‡s al ni–o si le escuchan con atenci—n y no se adelantan a sus vocalizaciones o palabras. Respetar el silencio .La puesta en pr‡ctica de la estrategia anterior implica, de alguna manera, oto rgar mucha importancia al silencio, as’ como respetar el tiempo que el ni–o necesita para comunicarse, para hacer un gesto o una vocalizaci—n, para mostrar una preferencia o un rechazo. A todos nos da miedo el silencio en determinadas ocasiones y a los padres les puede parecer que se pierde el tiempo o que va a propiciar que decaiga el interŽs del ni–o. En este sentido, es importante insistir en que el ni–o no perder‡ el interŽs si se da cuenta de que est‡ siento observado y si, despuŽs de hacer o decir algo, se le responde con sentido, contingentemente. En ocasiones es necesario decir directamente a los padres que procuren Çestar calladosÈ durante un rato, dando tiempo al ni–o a que inicie o responda a una demanda. En definitiva, una de las estrategias fundamentales del tipo de intervenci—n que proponemos consiste en que las madres y los padres aprendan a respetar los silencios, que en muchos casos les relajan a ellos mismos y tambiŽn al Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ni–o y dan una sensaci—n de que est‡n pasando un tiempo agradable y de que se est‡n comunicando sin prisa y con el tiempo que cada uno necesita para ello. Seguir la iniciativa del niño. En cierto modo se ha adelantado la explicaci—n de esta estrategia en la anterior. Consiste en hacer notar a las madres y padres que despuŽs de esperar y de que el ni–o haga cualquier intento comunicativo respeten su iniciativa, esto es, realicen alguna acci—n Ðverbal o no verbalÐ que estŽ en relaci—n con lo que el ni–o ha dicho, se–alado, pedido, mirado, etc. Las dos estrategias que a continuaci—n se describen son ejemplos que los profesionales pueden sugerir a los padres como formas diferentes de seguir la iniciativa: Imitar los actos del niño. Decir o hacer lo mismo que ha hecho o dicho el ni–o es una de las primeras estrategias que se puede sugerir a los padres al inicio de la intervenci—n. En un primer momento puede parecer una estrategia ÇtontaÈ y con poco sentido, pero la funci—n que tiene de Çcomunicar al ni–oÈ que estamos intentando entenderlo, que le seguimos, que estamos haciendo un esfuerzo para ponernos a su nivel, es muy clara. Se trata de una estrategia que si bien al principio cuesta poner en marcha y utilizar, suele producir un resultado inmediato y evidente para las madres y padres. El ni–o se da cuenta enseguida de que est‡n pendientes de Žl y ello le agrada y le divierte. Interpretar los actos del niño. Evidentemente la imitaci—n no es suficiente, es importante y necesario ir un poco m‡s all‡. Al mismo tiempo que los padres perciben que la imitaci—n funciona para ÇengancharÈ al ni–o y para que se dŽ cuenta de que se est‡n fijando en su manera de comunicar, es conveniente empezar a interpretar, esto es, poner en palabras, o gestos m‡s elaborados, lo que el ni–o ha comunicado mediante un gesto o una vocalizaci—n ininteligible. En este sentido se puede sugerir a los padres que intenten comprender, intuir o incluso ÇadivinarÈ lo que ha querido decir el ni–o con una vocalizaci—n o un gesto. Se trata de un juego de adivinanza en el cual los padres tienen muchas ventajas porque comparten numerosas experiencias con el ni–o y conocen variables que les pueden ayudar a atreverse a interpretar al ni–o y a decir una palabra o una frase que lo exprese. A menudo es œtil sugerir a los padres que se paren un momento a pensar quŽ podr’a haber querido decir el ni–o con un gesto determinado o una vocalizaci—n. Este ejercicio les ayuda a sen- tirse m‡s seguros a la hora de atreverse a ÇadivinarÈ lo que ha querido transmitir el ni–o en situaciones espont‡neas y naturales. La funci—n principal de las estrategias presentadas anteriormente, sobre todo al inicio de la intervenci—n, es la de ayudar a las madres y padres a seguir la iniciativa del ni–o y a implicarle en el juego y en la interacci—n. Posteriormente, cuando las situaciones interactivas estŽn m‡s consolidadas, las estrategias pueden tener la funci—n educativa de proporcionar un modelo lingŸ’stico al ni–o. Actuar por turnos alternativamente. En este caso presentamos una estrategia un poco diferente de las anteriores, consistente en hacer notar al padre o a la madre la importancia de que, despuŽs de cada acci—n o turno del adulto Ðque puede tener forma de un gesto, una vocalizaci—n o un enunciadoÐ el ni–o tenga la oportunidad de actuar a su vez y tomar su propio turno, para a continuaci—n tomarlo ellos de nuevo en relaci—n al anterior del ni–o. La funci—n de la forma de turnos equilibrada es dotar a estas interacciones de una estructura de alguna manera precursora de lo que luego ser‡ la conversaci—n. Lo fundamental es que tanto la madre o el padre como los ni–os vayan aprendiendo y practicando la forma de una Çconversaci—nÈ equilibrada por turnos. S—lo cuando la actividad conjunta se estructura por turnos se producen situaciones comunicativas verdaderamente en las que hay espacio para que el ni–o tenga la oportunidad de intervenir y practicar como miembro activo de la pareja que se comunica. Alargar las secuencias comunicativas. De nuevo, existe una clara relaci—n entre esta estrategia y la anterior: una vez las madres y los padres han logrado establecer turnos de Çconversaci—nÈ equilibrados con sus hijos, es necesario que las secuencias que forman los turnos se alarguen cada vez m‡s. Si la madre y el ni–o, por ejemplo, van tomando turnos de forma alternada sobre un mismo tema, cuantos m‡s turnos realicen m‡s se parecer‡ a una verdadera conversaci—n. De alguna forma lo que se pretende cuando se comenta esta estrategia con las familias es poner de manifiesto que las secuencias largas formadas por turnos alternados reflejan un cierto grado de complejidad respecto al nivel de competencia conversacional del ni–o. Asimismo, este tipo de secuencias proporcionan m‡s oportunidades de aprendizaje para el ni–o. Una buena forma de transmitir esta idea a la familia consiste en sugerirles que cuando se den cuenta de que un tema iniciado por el ni–o se alar25 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES ga con dos o tres enunciados, intenten prolongarlo lo m‡s posible. Estrategias de adaptación y ajuste del lengua que los adultos dirigen a los niños Las estrategias de adaptaci—n y ajustes de linpu t est‡n destinadas b‡sicamente a ayudar a la madre y al padre a adaptar su actividad comunicativa y lingŸ’stica al nivel del ni–o. Es importante subrayar que se trata de una adaptaci—n progresiva, din‡mica y de car‡cter bidireccional, lo cual significa que a medida que el lenguaje del ni–o vaya cambiando, el de los padres tiene que cambiar tambiŽn, en general volviŽndose m‡s exigentes y complicados. A continuaci—n presentamos las principales adaptaciones del lenguaje adulto, aunque las posibilidades son muy numerosas. Vocabulario adecuado al nivel del niño En . algunos casos son necesarias orientaciones a los interlocutores familiares respecto a la importancia de utilizar un vocabulario sencillo y adecuado al nivel del ni–o. El grado de abstracci—n del vocabulario adulto tiene que estar adaptado al nivel de comprensi—n del ni–o. Se entiende que a medida que el vocabulario de Žste vaya siendo m‡s extenso y complejo el de los padres tendr‡ que adaptarse a este cambio, situ‡ndose siempre a un nivel ligeramente superior al del ni–o. Frases cortas, ajustadas al nivel del niño En . este caso nos referimos a las adaptaciones de aspectos morfosint‡cticos y sem‡nticos. TambiŽn en algunas ocasiones es necesario hacer notar a las madres y a los padres la importancia de utilizar frases cortas y sencillas adaptadas al nivel de comprensi—n del ni–o. La longitud media del enunciado de los adultos, en un plano —ptico, tendr’a que situarse a un nivel ligeramente superior a la del ni–o. Para que Žste pueda comprender e incorporar de algœn modo la frase adulta, esta producci—n no puede superar demasiado la longitud media del enunciado del ni–o. Hablar despacio y p ronunciar claramente La . orientaci—n respecto a la adaptaci—n y ajuste de los aspectos fonŽticos tiene la funci—n de ayudar al ni–o a comprender el lenguaje de sus padres. Durante el proceso de asesoramiento es importante detectar si es necesario sugerir a alguno de los padres, o a ambos, que hablen despacio y que pronuncien y articulen las palabras de forma clara, e incluso exagerada, cuando se dirigen a los ni–os. Una forma 26 de subrayar la importancia de la claridad del habla adulta consiste en hacer notar a los padres que si los ni–os no tienen un modelo de habla claro ellos tampoco van a pronunciar con claridad y por tanto su habla seguir‡ siendo ininteligible. Utilizar una entonación agradable y un tono dulce Se. trata de una estrategia relacionada con aspectos suprasegmentales, cuyo uso adecuado en algunos casos puede facilitar la comprensi—n por parte del ni–o de determinadas producciones. Los aspectos relacionados con la enton aci—n y el tono que los padres utilizan cuando se dirigen a sus hijos son fundamentales en todos los casos. Sin embargo, no es una estrategia f‡cil de explicar ni de sugeri r, puesto que tiene implicaciones de tipo afectivo, dif’ciles de manejar. De alguna forma es necesario transmitir a algunos padres la relevancia que tiene que durante los ratos de interacci—n el tono de voz sea dulce y la entonaci—n agradable y hagan que el ni–o se sienta bien, acogido y querido. Aspectos paralingüísticos (risas, exclamaciones, onomatopeyas... )Se considera importante ayudar a los interlocutores familiares que lo necesitan a dar un car‡cter alegre y divertido a los ratos de interacci—n con sus hijos. En este sentido, en algunas ocasiones es necesario se–alar y explicar que una interacci—n en la que el ni–o se lo pase bien, se divierta y se r’a tiene muchas m‡s posibilidades de ala rgarse y, en consecuencia, de proporcionar m‡s oportunidades de aprendizaje al ni–o. En ocasiones no es f‡cil sugerir a las madres, por ejemplo, que se r’an o que hagan broma, puesto que se trata de un aspecto muy relacionado con la propia personalidad, con el estilo interactivo e incluso con la din‡mica familia r. Sin embargo, entendemos que es una caracter’stica que en cierto grado debe estar presente en las interacciones que se est‡n intentando favorecer y, por tanto, es necesario encontrar la forma de potenciarla. Estrategias educativas El trabajo sobre las estrategias educativas suele iniciarse cuando el profesional considera que ya est‡n en cierto modo consolidadas las de gesti—n de la comunicaci—n y de la conversaci—n, y en general, al mismo tiempo que se empiezan a sugerir aspectos relacionados con las adaptaciones y el ajuste del lenguaje dirigido al ni–o. Ello significa que el ni–o ya est‡ participando en interacciones relativa- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. mente prolongadas, en las que hay un cierto grado de equilibrio en cuanto a los turnos y en las que un porcentaje importante de sus producciones son voc‡licas. Expansión .Cuando es necesario se sugiere a los padres que despuŽs de que el ni–o haya realizado una producci—n de una o dos palabras, la repitan y a–adan uno, dos o tres elementos como m‡ximo, de forma que el sentido global de la frase no quede muy alterado, m‡s bien ampliado. Es importante comunicar a los padres que las palabras que a–adan sean conocidas por el ni–o y que las estŽ utilizando ya, aunque sea con poca frecuencia. Cor rección implícita .Los padres, a menudo, despuŽs de que el ni–o haya realizado una producci—n lingŸ’stica la repiten de forma Çm‡s correctaÈ pero sin a–adir ninguna palabra. A menudo los padres utilizan esta estrategia sin darse cuenta, pero puede ponerse de relieve expl’citamente y as’ ayudarles a realizar correcciones impl’citas de tipo fonŽtico y articulatorio, ya que los padres, en general saben que la mayor’a de enunciados del ni–o pueden ser mejorados a nivel fonŽtico y articulatorio. Valoración positiva .Una estrategia que en algunos casos es necesario sugerir a las familias es que animen al ni–o cuando intenta comunicar algo y que valoren de forma clara estos intentos, procurando, sobre todo, que el ni–o perciba que es su propio acto el que est‡ siendo valorado. Si bien se entiende que la expansi—n y la correcci—n impl’cita en cierto modo ya implican una valoraci—n positiva, en algunos casos es necesario tambiŽn sugerir a los padres que utilicen, durante las interacciones, frases del tipo Çmuy bienÈ, ÇÁquŽ bien!È, Çme gusta muchoÈ, etc., aunque progresivamente se vayan haciendo innecesarias y se vayan sustituyendo por las expansiones o las correcciones impl’citas. Preguntas de elección .Una estrategia que en algunas ocasiones puede ser œtil a las madres y padres es la que consiste en formular a los ni–os preguntas en que les den dos posibilidades de respuesta; es lo que hemos denominado Çpreguntas de elecci—nÈ. Este tipo de preguntas suelen ser œtiles cuando el vocabulario de los ni–os es limitado. Sin embargo, permiten que sea el ni–o el que de alguna forma vaya tomando decisiones durante la interacci—n. Dependiendo del uso que se haga de este tipo de preguntas y de la naturalidad con la que se logre utilizarlas, es posible sugerir otro tipo de preguntas m‡s complejas. Se trata, adem‡s, de una estrategia que permite al adulto retomar de forma inmediata la palabra que el ni–o ha imitado despuŽs de la pregunta. Existen otras muchas estrategias que en momentos determinados del asesoramiento podr’an ser œtiles a los padres, como son el uso de las preguntas (por ej. abiertas, cerradas, de s’ o no, etc.), as’ como las demandas de acci—n o las correcciones expl’citas, explicadas en otros lugares (del R’o, Vilaseca y Grˆcia, 1997; Vilaseca y del R’o, 1997). Se trata en todos los casos de estrategias que los adultos usamos naturalmente cuando nos dirigimos a los ni–os peque–os y que son educativas siempre que se utilicen en el contexto y con la frecuencia adecuada. Sin embargo, aqu’ hemos seguido el criterio de presentar aquellas estrategias que nos parecen m‡s œtiles y educativas para el ni–o y que al mismo tiempo menos utilizan los adultos, en general, cuando se dirigen a ni–os que presentan retrasos o trastornos. Sin duda el profesional experto en este ‡rea sabr‡ detectar cu‡ndo es importante introducir el uso de las preguntas de s’ o no, por ejemplo, o cerradas y c—mo m‡s adelante se puede ir introduciendo el uso de preguntas m‡s abiertas. TambiŽn sabr‡ reconocer en quŽ momento preciso se puede hacer una correcci—n expl’cita a un ni–o sin el temor de que corte la conversaci—n o se inhiba y cu‡ndo no es adecuado hacerlo. Algo parecido podemos decir respecto al uso de las demandas de acci—n. Es una situaci—n determinada puede ser œtil y adecuado el uso de este tipo de demandas, por ejemplo cuando la madre est‡ ense–ando al ni–o a utilizar un juguete nuevo o a ordenar la habitaci—n. En otras ocasiones, por ejemplo cuando est‡n mirando cuentos, es mucho m‡s adecuado que el padre o la madre utilicen con m‡s frecuencia la expansi—n. A continuaci—n presentamos algunas consideraciones generales en relaci—n a lo que acabamos de comentar respecto a las estrategias educativas, que puede hacerse extensible a toda la intervenci—n, como enseguida se ver‡. SUGERENCIAS GENERALES PARA EL TRABAJO CON FAMILIAS Carácter positivo Una primera idea que deber’a presidir toda intervenci—n con familias es la de dar un car‡cter positivo al asesoramiento. Un trabajo de este tipo debe tener muy en cuenta el trato y cuidado de las familias. Es necesario hacer uso 27 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES de todos los recursos personales y materiales para conseguir mantener y mejorar la autoestima y que no decaiga el interŽs y la motivaci—n de las familias. Se trata de un trabajo de asesoramiento en el que se intenta mostrar y ense–ar a las madres y padres algo muy complejo y delicado, por lo tanto, un ingrediente necesario ser‡ siempre generar un ambiente absolutamente positivo en relaci—n a sus actuaciones. En este sentido, una de las ideas que tiene que presidir el proceso de asesoramiento es que si algo no funciona, no se debe considerar que los ÇculpablesÈ son los padres porque no aprenden o no entienden. En estos casos habr‡ que preguntar quŽ ha ocurrido en relaci—n al propio asesoramiento y, en segundo lugar, el profesional es quien debe plantearse c—mo se puede mejorar. En cualquier proceso de ense–anza y aprendizaje es necesario un grado importante d efeedback positivo en relaci—n a los peque–os aprendizajes y pasos que va realizando el aprendiz, en este caso los padres, para que el proceso progrese de manera fluida y sin graves desequilibrios. Cuando el aprendizaje lo lleva a cabo la madre o el padre en relaci—n a su hijo est‡ presente una ca rga afectiva importante sumada, en algunos casos, a una cierta culpabilidad, por lo que todav’a tiene mucho m‡s sentido no perder de vista esta idea: el trato con los padres, en una intervenci—n de este tipo, tiene que estar presidido por un respeto y una delicadeza m‡ximos. Flexibilidad y adaptación a las características de la familia La puesta en marcha de un trabajo con padres como el que proponemos lleva consigo necesariamente una gran flexibilidad respecto a cada una de las familias. Si no se parte del nivel cuidadosamente establecido en el que se encuentra cada una de las madres o parejas es dif’cil lograr transmitir algo. Empleamos el tŽrmino ÇnivelÈ en un sentido muy amplio, desde el nivel de estudios, la manera como est‡n acostumbradas a aprender las madres y padres, el tipo de horarios que siguen en sus hogares, las ideas que tienen sobre lo que sus hijos aprenden en la escuela, hasta el estilo interactivo y el estilo comunicativo y educativo de la familia. Desde el inicio es importante tener claro que cuantas m‡s posibilidades de ajuste individualizado proporcione el programa de asesoramiento m‡s posibilidades existir‡n de que se produzca el cambio deseable 28 en las interacciones familiares. Esta deber’a ser una caracter’stica clave de este tipo de intervenci—n, en cualquiera de las formas que se aplique. Consideraciones finales dirigidas a losrofesionales p de los centros de atención precoz Si bien el prop—sito de este art’culo era hacer una propuesta clara a los servicios de atenci—n precoz para trabajar con familias de ni–os que presentan retraso o alteraciones en el desarrollo de la comunicaci—n y el lenguaje, entendemos que son necesarias algunas consideraciones finales para que realmente esta propuesta pueda ser œtil. 1. En primer lugar es importante se–alar que el tipo de intervenci—n que hemos presentado puede aplicarse de formas bastante diferentes, dependiendo de los recursos tanto materiales como personales de los que disponga el centro. El per’odo durante el que se puede prolongar un tipo de intervenci—n de estas caracter’sticas, la frecuencia con la que se llevar‡n a cabo las entrevistas con las familias, la forma como se va a llevar a cabo el seguimiento o control de las interacciones que tienen lugar en los hogares, la posibilidad de que el profesional pueda realizar visitas a los domicilios, todas ellas son decisiones que hay que ir tomando. En algunos casos quiz‡s no habr‡ otra opci—n que asesorar a los padres en el mismo centro y llevar a cabo las observaciones tambiŽn en algœn espacio que pueda ser lo m‡s parecido a su propia casa. En otros casos quiz‡s s’ ser‡ posible que el profesional realice alguna visitas a las casas y pueda observar directamente el estilo de interacci—n familiar o di‡dica. TambiŽn ser‡ el centro quien decida si es necesario formar a una persona espec’ficamente para el trabajo con familias o si el propio logopeda o especialista en comunicaci—n y lenguaje puede formarse en este tipo de intervenciones y trabajar al mismo tiempo con el ni–o y con la familia. Sin duda, si se elige la primera opci—n ser‡ imprescindible un trabajo conjunto de todos los profesionales y una puesta en comœn constante respecto a las decisiones, criterios y resultados que se vayan obteniendo. 2. Respecto a tipo de procedimientos cl’nicos que pueden utilizar tambiŽn se tendr‡n que tomar decisiones. Sin duda la entrevista ser‡ el principal instrumento con el que contar‡ el profesional, pero podr‡ tambiŽn pensar en la posibilidad de proporcionar a los padres algœn tipo de material escrito (por ej. pautas explicadas de forma clara y sen- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. cilla para adecuar el entorno, estrategias iniciales, etc). Asimismo se puede pensar en ense–ar v’deos de otras parejas de caracter’sticas similares interactuando en sus hogares, con la finalidad de introducir nuevas orientaciones y sugerencias o incluso utilizar grabaciones de las propias parejas. En algunos casos hemos probado con Žxito pedir a las familiar que aporten v’deos realizados por ellos para comentarlos conjuntamente. Otros recurso que en otras ocasiones nos ha sido œtil ha sido la utilizaci—n del roleplaying. En estos casos lo que hac’amos era representar una situaci—n parecida a la que est‡bamos analizando, con la intenci—n de ilustrar algunas estrategias o formas de interactuar. Todas estas decisiones tambiŽn las tendr‡ que ir tomando el centro juntamente con los profesionales que vayan a llevar a cabo el trabajo con familias. 3. Otro aspecto a considerar, que sin duda est‡ en ’ntima relaci—n con los recursos personales y materiales con los que cuente el centro, as’ como con la l’nea de trabajo que les caracterice, tiene que ver con la decisi—n de trabajar de forma individual con las familias o la de proponer el trabajo en grupo. Ambas formas pueden alternarse o combinarse. Una posibilidad es iniciar el programa de forma individual y hacer el seguimiento con grupos de padres. Existe mucha literatura en torno al tema de trabajo con padres que puede ser œtil revisar (Cataldo, 1991; Cunningham y Davis, 1988). 4. El profesional tendr‡ que estar preparado para detectar cu‡ndo una familia necesita un tipo de apoyo psicol—gico que le ayude a entender la situaci—n cuando el ni–o presenta problemas graves, a aceptarla y a adaptarse. Posiblemente el programa de asesoramiento les ayudar‡ en este sentido, pero quiz‡s necesiten tambiŽn apoyo psicol—gico por parte de un psicoterapeuta. 5. Un aspecto que quiz‡s pueda parecer repetitivo pero sobre el que nos parece importante insistir tiene que ver con la necesaria delicadeza para trabajar con familias. Es necesario estar preparado y tener recursos para responder y actuar ante posibles reacciones negativas por parte de los padres. TambiŽn es œtil prever la necesidad de una fase de informaci—n a los padres acerca de temas como el desarrollo del lenguaje, el papel de los padres en la educaci—n, etc., previa a la fase de informaci—n espec’fica respecto a estrategias concretas. Es fundamental insistir en que las orientaciones y estrategias que se han presentado anteriormente no son fijas ni inamovibles. Son m‡s bien ideas que consideramos pue- den servir de base a los profesionales que quieran empezar a llevar a cabo un trabajo m‡s o menos sistematizado y con objetivos claros con familias. Ser‡ este uso que hagan los profesionales el que realmente permitir‡ que este primer modelo se vaya enriqueciendo y que incluso podamos ir diferenciando y teniendo cada vez los criterios m‡s claros respecto a cu‡ndo es adecuado el uso de determinados procedimientos, c—mo es mejor presentarlos a los padres, quŽ instrumentos podemos utilizar, etc. CONCLUSIONES Una primera conclusi—n clara de este trabajo es que es posible y necesario poner en marcha intervenciones dirigidas a las familias que tengan como objetivo prioritario ayudarles a mejorar los ratos de juego con sus hijos que presentan retraso en el desarrollo de la comunicaci—n y el lenguaje. La literatura sobre el tema, as’ como nuestra propia experiencia, nos permiten afirmar que la mejora de la calidad de estas interacciones repercutir‡ positivamente en el desarrollo comunicativo y lingŸ’stico de los ni–os. Los profesionales que trabajan en los centros de atenci—n precoz son posiblemente los que estŽn en las mejores condiciones para llevar a cabo este trabajo con las familias de forma totalmente ligada al trabajo que realizan directamente con los ni–os. En este sentido es importante insistir en la necesidad de unas relaciones bidireccionales constantes entre todos los profesionales que atienden al ni–o y a los padres en diferentes aspectos del desarrollo. El grado en que realmente se den relaciones fluidas e intercambios constructivos entre todos los profesionales ser‡ un buen indicador de los resultados futuros de la intervenci—n. BIBLIOGRAFÍA Aimard, P., Abadie, C. (1992). Intervenci—n precoz en los transtornos de lenguaje del ni–o. Barcelona: Masson. Basil, C. (1992). Social interaction and learned helpness in severely disabled children. Augmentative and Alternative Communication 8 (3): 188-199. Basil, C. (1994). Family involvement in the intervention process. En J. Brodin y E. 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