Poder Judicial de la NaciónRtro

Anuncio
Poder Judicial de la Nación Rtro.S.II
T.88f*48/62
/Plata, 20 de septiembre de 2007.Rtro.S.II
T.88f*48/62
VISTA: Esta causa registrada bajo el N°
3693, caratulada: "G., S. S/PTA. INF. LEY 11.683",
procedente del Juzgado Federal de Primera Instancia
N° 3 de esta ciudad.
Y CONSIDERANDO:
EL DOCTOR FLEICHER DIJO:
I. Las presentes actuaciones llegan a
conocimiento de esta Alzada en virtud del recurso de
apelación interpuesto...por G., contra la
resolución...por la cual se confirma parcialmente la
decisión de la A.F.I.P....y se ordena disminuir la
sanción impuesta, estableciéndola en tres días de
clausura y trescientos pesos de multa por infracción
al artículo 40 inc. a) de la Ley 11.683.
El recurso es concedido...y mantenido....
II. Los agravios del recurrente se centran
en que, a su juicio, el acta.... resulta nula en
virtud de que no se consignó ni el encuadramiento
legal de la supuesta infracción endilgada ni la
citación para la audiencia de descargo.
Señala que los inspectores labraron otra
acta en sus oficinas, donde sí dejaron constancia de
la normativa infringida y la citación a la
audiencia.
Por lo tanto, considera que el acta labrada
por los inspectores de la A.F.I.P. no cumple con los
requisitos establecidos por la Ley de Procedimiento
Administrativo, en su artículo 41.
Asimismo, destaca que el mentado
instrumento no refleja la realidad de los hechos,
alegando que en el momento de la inspección había
concurrido a su negocio una clienta, quien
previamente había señado un par de sandalias por el
valor de $ 24,90 a fin de completar el pago de las
mismas. Agregó que por dicha operación se emitió un
recibo de seña de uso interno y además, la factura
correspondiente.
En consecuencia, entiende que al no existir
ilícito alguno, corresponde se revoque el auto en
crisis y se dicte su sobreseimiento.
III. Según surge del acta...los agentes de la
A.F.I.P. constataron que por la venta de un par de
sandalias por un monto de catorce pesos con noventa
($14,90),no se emitió la correspondiente factura o
documento equivalente. Dicha venta fue abonada por
un cliente con un billete de veinte pesos ($20),
recibiendo de vuelto la cantidad de $5 y una moneda
de $0,10.
Encuadraron el hecho como transgresión al
artículo 40 inc. a) de la ley 11.683, que reprime a
quienes no entregaren o no emitieren facturas o
comprobantes equivalentes por las operaciones que
realicen.
IV. Adelanto que disiento con la posición
sustentada por el a quo toda vez que advierto que el
acta de comprobación... que sirve de base a la
formación del sumario administrativo que nos ocupa,
adolece de serias falencias que importan una severa
traba a la acreditación de la infracción que
pretende documentar.
Previo a dar los fundamentos que me llevan a
concluir en tal sentido, estimo que el asunto en
tratamiento requiere una previa definición de las
normas que lo comprenden, atento la resolución que
propiciaré, guardará indisoluble vinculación con
aquéllas.
En efecto, considero que tanto las leyes 11.683
y 19.549, así como el articulado del Código Civil
que regula los instrumentos públicos y los
principios, tanto procesales como de fondo, que
rigen en materia Penal, todos a su vez, enmarcados
en las obligaciones, derechos y garantías que emanan
de nuestra Constitución Nacional, son las
disposiciones a tener en cuenta, al momento de
resolver esta causa.
Deberá prestarse también, justa atención a
la doctrina vinculada con el tema y a la
jurisprudencia imperante en la materia.
V. En primer término, considero
conveniente efectuar una breve referencia a la
naturaleza jurídica de las actas de comprobación,
toda vez que mucho se ha discutido acerca del
carácter, o no, de instrumento público de las
mismas.
La controversia está centrada en la
aplicación para estas actas de la norma del art.
979, inc. 2 del Cód. Civil, donde establece que
cualquier instrumento que extendieran los
funcionarios o escribanos públicos, en la forma que
las leyes hubieran determinado, es un instrumento
público.
Cabe acotar, como complemento de esta
norma, que el art. 65 del decreto reglamentario de
la ley 11.683 dispone que, a los efectos del labrado
de actas de constatación debe equipararse los
términos "empleado", "agente" o "funcionario", de
manera tal que según esta disposición, cuando un
inspector, en su carácter de agente de la
Administración labra un acta, reúne a estos efectos
la característica de funcionario público.
De su lado, una corriente doctrinaria
sostiene la improcedencia de atribuir el carácter de
instrumento público a las mentadas actas. En efecto,
afirma que soló las escrituras públicas tienen ese
carácter, mientras que los actos de los funcionarios
requieren el dictado de una norma legal que les de
expresamente ese carácter. No basta con la simple
mención en la ley de que las actas administrativas
pueden ser firmadas por funcionarios públicos, sino
que esa ley debe decir en forma expresa que en esos
casos el acta es un instrumento público.
En consecuencia, bajo tal óptica, la
enunciación del art. 979 del Cód. Civil es
limitativa y sólo un documento administrativo tendrá
carácter de instrumento público cuando una ley
expresamente, y para el caso particular, así lo
determine.
Sobre la base de este criterio, cualquier medio
de prueba utilizado por el contribuyente servirá
para rebatir lo señalado por el funcionario en el
acta de inspección, salvo que la ley le hubiese dado
el carácter expreso de instrumento público (Horacio
A. García Belsunce, "Tratado de tributación", Tomo
I, Derecho Tributario, vol. 2, Ed. Astrea, 2003).
Dentro de esta postura restrictiva podemos
citar jurisprudencia del fuero Penal Económico que
señala: "...el acta de constatación de los
inspectores no hace prueba de sí misma y, si bien
goza de la presunción de legitimidad, las
imputaciones contenidas en ella pueden ser
perfectamente desvirtuadas por los elementos de
prueba que pueda tener el contribuyente
inspeccionado" ("Lopez, José A. s/inf. ley 11.683",
fallo del 22/2/1999, Juzgado en lo Penal Económico
N°3).
También la Sala A del Tribunal Fiscal de la
Nación se ha inscripto en la misma posición. Así, en
un caso, y ante la fundamentación del organismo
fiscal de la improcedencia de la prueba aportada por
el contribuyente para rebatir el contenido de un
acta labrada en una tarea de fiscalización y por la
que el funcionario interviniente había incluido las
unidades de mercadería que había constatado
personalmente en la inspección, el Tribunal
consideró improcedente ese criterio para descartar
lo aportado por el contribuyente, al sostener que el
acta administrativa no era un instrumento público y,
en consecuencia, no hacía falta redargüir de
falsedad para dejarla de lado, sino que bastaba
cualquier medio de prueba ("Ruben A. Bigongiari e
Hijos Soc. de Hecho", "Impuestos", LV-2494).
Por otra parte, la postura contraria
considera que el art. 979, inc. 2, es claro en su
definición como instrumento público de cualquier
otro documento que extendieran los funcionarios
públicos en la forma que prescribe la ley.
Entiende entonces, que los requisitos que
deben reunirse para la validez de un instrumento
público son, en primer término, la intervención del
funcionario público actuando conforme a la ley,
circunstancia que se contempla en el caso del acta
firmada por un inspector, pues éste tiene el
carácter de funcionario público. Como segundo
requisito para la validez, su intervención debe
realizarse dentro de los límites de la competencia
material que la ley ha atribuido, así como dentro
del territorio que le ha asignado para el ejercicio
de la función. Por último, y como tercer requisito,
debe establecerse la capacidad del funcionario para
su dictado, lo cual se vincula con la habilidad para
otorgar el instrumento, todo lo cual en el caso,
surge de la investidura que corresponde a su cargo
(García Belsunce, op. cit.).
Así planteado, solamente quedan excluidos
del valor probatorio consagrado en el art. 993 del
Cód. Civil aquellos instrumentos en los que el
funcionario interviniente efectúa la valoración de
manifestaciones que no constituyen hechos pasados en
su presencia, las que podrán rebatirse por cualquier
medio de prueba, mientras que aquellas actas en las
que ha volcado su actuación o lo que sucedió en su
presencia, solamente pueden ser reargüidas de
falsedad ("El valor probatorio de las actas labradas
por funcionarios administrativos", por Horacio Díaz
Sieiro, Periódico económico tributario, 1/12/94;
"Carácter de instrumentos públicos de las actas
administrativas", JA, 1955-I-119).Cabe aclarar que,
esto se da siempre y cuando se cumpla con el
requisito de completitud del acta.
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación ha resuelto que "...el acta de
comprobación labrada por los funcionarios
intervinientes en el procedimiento de verificación y
fiscalización del cumplimiento de las normas
tributarias por parte de los contribuyentes y
responsables en cuanto a sus obligaciones formales,
constituye un instrumento público. En efecto, está
extendida por aquellos en el ejercicio de sus
funciones, por lo que su contenido, hace plena fe de
la existencia material de los hechos y
circunstancias de que cuenta, como de la ejecución
del procedimiento cumplido ("Gambaro, Francisco
Isidoro s/recurso de apelación", del 28.09.1993).
Esta Sala, en su anterior composición, también
ha sentado esta tesitura al sostener que las actas
labradas por los funcionarios fiscales revisten el
carácter de instrumentos públicos y, por tal motivo,
su contenido goza de presunción de veracidad hasta
tanto sea demostrada su falsedad (conf. en tal
sentido, los precedentes de esta Sala "A., E. C.",
expte. 14.445, del 30/11/95; "Frigorífico La Cabaña
S.A.", expte. 318, del 21/4/98; "F., J.", expte.
583, del 29/9/98; y "Bordigoni y Cía. S.R.L.",
expte. 754, del 4/5/99, entre muchos otros).
VI. Ahora bien, no debe soslayarse que la
principal consecuencia que apareja considerar que
las actas labradas por funcionarios administrativos,
en ejercicio de sus funciones, son instrumentos
públicos, radica en otorgarle a las mismas, en
principio, el valor probatorio calificado que dichos
instrumentos ostentan en el régimen jurídico (conf.
art. 993 del C.C.).
En efecto, el instrumento público extendido en
legal forma, prueba por sí mismo su carácter de tal,
y ello implica la presunción de que ha sido otorgado
realmente ante el funcionario público que aparece
autorizándolo, y que la firma del mismo estampada en
el documento es auténtica.
Dicha fuerza probatoria -que no requiere
elementos externos al instrumento para tener
vigencia- no sólo se extiende a las partes y sus
sucesores, sino también a todos los terceros,
incluidos los completamente extraños al acto (conf.
art. 995 del C.C.).
VII. a) Luego de efectuar estas
consideraciones, es el momento de analizar las
diferentes normativas que regulan los requisitos de
validez de las actas de constatación.
Así, el art. 3 de la ley 24.765, al
modificar el art. agregado al 41 de la ley 11.683
establece que "Los hechos u omisiones que den lugar
a una multa y clausura ... deberán ser objeto de un
acta de comprobación en la cual los funcionarios
fiscales dejaran constancia de todas las
circunstancias relativas a los mismos ...,
conteniendo además, una citación para que el
responsable, munido de las pruebas de que intente
valerse, comparezca a una audiencia para su defensa
que se fijará para una fecha no anterior a los cinco
(5) días ni superior a los quince (15) días. El acta
deberá ser firmada por los actuantes y notificada al
responsable o representante legal del mismo. En caso
de no hallarse presente este último en el acto del
escrito, se notificará el acta labrada en el
domicilio fiscal por los medios establecidos en el
artículo 100.".
En tal sentido, las circunstancias o
requisitos esenciales para que estemos en presencia
de un acto de compraventa y de los cuales debería
dejarse constancia en toda acta son, cuanto menos:
el lugar, día y hora exacta en que acaeció el hecho,
los datos del vendedor y del comprador, la
descripción del o los objetos de la operación, su
precio y forma de pago. Asimismo, si la venta se
efectuó frente a testigos, los datos
identificatorios de los mismos.
A su vez, el acta debe bastarse a si
misma, ya que no puede ser salvada o completada con
posterioridad, pues violaría el principio de unidad
que lógicamente requiere. Teniendo en cuenta este
hecho, resulta menester que en la misma, los
funcionarios actuantes dejen también expresa
constancia del lugar, día y hora, que deben fijar
para la audiencia de descargo.
Y este hecho no es menor, ya que es en esta
oportunidad donde el contribuyente, "munido de las
pruebas de que intenta valerse, comparezca a una
audiencia para su defensa". Es así que el legislador
ha establecido un sistema del que tanto la AFIP,
como el presunto infractor no deben apartarse.
Considero, a su vez, que al analizar el
cumplimiento de los requisitos formales de las actas
labradas por los señores inspectores de la AFIP, es
preciso ser sumamente estricto, ya que, amén de lo
ya expuesto, bastantes dudas genera el hecho de que
todo agente y/o empleado de este organismo, pueda
ser considerado un funcionario público porque un
decreto reglamentario establezca equiparar los
términos, "agente", "empleado" y "funcionario". Esta
razón me lleva a exigirle a los mismos, el
cumplimiento acabado y exacto de las obligaciones
establecidas legalmente.
Y esto es así, ya que de otra forma los dichos
de estos funcionarios "ad- hoc", tendrían mayor
valor fedatario que los de otros representantes
públicos, a los que les exigimos importante
rigorismo en el labrado de las actas que efectúan,
bajo pena de nulidad, como desarrollaremos más
adelante.
A mayor abundamiento, importante jurisprudencia
entiende que la falta de constatación de las
circunstancias relativas a la operación, le resta
valor probatorio al acta labrada por no ajustarse a
lo expresamente establecido por la ley de
procedimiento tributario en cuanto exige que los
funcionarios fiscales dejen constancia de todas las
circunstancias relativas a los hechos u omisiones
que den lugar a la multa -conf. art. 41, ley 11.683("Melszenker, Davis s/inf. ley 11.683", 3/12/1998,
Cámara Nac. en lo Penal Económico, Sala "A").
En concordancia con lo antes expuesto, se
ha resuelto que los inspectores al labrar un acta,
deben cumplir con lo legislado en el artículo citado
precedentemente, incluyendo todas las
circunstancias, como así todas las pruebas o
indicios que den cuenta de la omisión que se
constata lo que permitiría una evaluación
circunstanciada de los hechos por parte del órgano
judicial, y así una vez escuchadas las explicaciones
dadas por el apelante y analizadas las pruebas que
éste ofrezca, pronunciarse ("Dexter S.R.L., s/infr.
ley 11.683", 26/6/99, Juzgado Nac. en lo Penal Econ.
N°5).
Dicho criterio ha sido sostenido por esta
Sala in re "A.F.I.P. (O. O. E.) s/apela multa y
clausura", expte. N°1482, resuelto el 5.07.2001, al
establecer que "...las actas deben reunir todos
aquellos elementos que resulten realmente útiles en
las distintas instancias del proceso y no, una mera
descripción de los artículos vendidos...".
Cabe acotar que el art. 35 inc. c de la ley
11.683, segundo párrafo, establece que dichas actas,
que extenderán los funcionarios y empleados de la
Administración Federal de Ingresos Públicos sean o
no firmadas por el interesado, servirán de prueba en
los juicios respectivos.
Por su parte, el decreto-ley 19.549 en su
artículo 7° establece los requisitos esenciales del
acto administrativo, a saber: competencia, causa,
objeto, procedimientos, motivación y finalidad.
En consecuencia, toda acta de inspección
deberá contener para ser válida los elementos
citados y la falta de uno de ellos, torna nulo dicho
acto, en los términos del art. 14 inc. b) de la ley
de procedimiento administrativo, el cual dispone que
la violación de las formas esenciales del acto
administrativo trae aparejada su nulidad absoluta e
insanable.
También el art. 8 de la misma ley se refiere a
la forma del acto administrativo, otro de los
requisitos que hacen a su validez y eficacia.
Conforme lo expuesto, un acta administrativa
debe contar con el lugar, la fecha y la hora, la
firma del empleado actuante, el motivo por el cual
se labra, la individualización del elemento que se
busca constatar, la manifestación verbal de los
fiscalizados o de sus empleados, la mención
detallada de los hechos constatados, los datos de
los testigos presenciales y su encuadramiento legal.
VIII. En otro orden de ideas, debo expedirme
acerca de un elemento de especial importancia que
toda acta debe contener, cual es la identificación
del comprador.
Ello así pues, en una compraventa el comprador
es un sujeto necesario, indispensable, sin el cual
no existe la operación misma.
Entonces, la falta de la debida identificación
del comprador implica una grave omisión que
cuestiona seriamente, hasta el límite de la
imposibilidad, todo intento de demostración de su
propia existencia. Inclusive, atento la misma norma
24.765, al incorporar a continuación del hoy art. 10
de la ley 11.683 la responsabilidad del consumidor,
crean una nueva obligación, tanto por parte del
consumidor como del funcionario público.
Veamos. Según la ley, los consumidores están
compelidos a exigir la entrega de facturas y/o
tickets que documenten sus operaciones. La
obligación señalada incluye la de conservarlos en su
poder y exhibirlos a los inspectores de la A.F.I.P.,
que pudieran requerirlos en el momento de la
operación o a la salida del local de venta. El
incumplimiento es sancionado según los términos del
hoy art. 39 de la ley. La actitud del consumidor
deberá revelar connivencia o complacencia con el
obligado a emitir o entregar la factura o
comprobante.
Asimismo, la profusa publicidad de la
A.F.I.P. hace impensable el desconocimiento de la
obligación de solicitar la factura por parte de los
consumidores.
Por otro lado, los inspectores de la
A.F.I.P. están obligados a identificar al cliente
por dos motivos, el primero para acreditar la venta
y el segundo atento que, en todo caso, de existir
violación, el también incumpliría una norma legal.
En consecuencia, de existir la infracción,
y no ser debidamente identificado el comprador,
teniendo la sencilla posibilidad de hacerlo,
estaríamos frente a un incumplimiento de los deberes
de funcionario público. Más aún, considerando que
entre los medios que el art. 35 le otorga a los
inspectores se encuentra el auxilio inmediato de la
fuerza publica, cuando tropezasen con inconvenientes
en el desempeño de sus funciones ( inc. d ).
Según surge de la propia reforma, y de la
situación fáctica descripta, resulta indispensable
la identificación del comprador, que pasa a ser
directamente coautor imprescindible de un acto
ilegal, consistente en una operación de compra venta sin el debido registro, que da lugar a dos
sanciones diferentes, una al vendedor y otra al
comprador.
Empero, si bien es cierto que la exigencia
de la factura o documento equivalente por parte del
consumidor es independiente de la obligación que
recae sobre el titular del comercio de emitir y
entregar los comprobantes que respalden las
operaciones de venta, esto no exime al Fisco de la
obligación de identificar al comprador, como
seguidamente explicaré.
Esto es así, atento el
adquirente del producto debe ser acabadamente
determinado, necesariamente, a los efectos de
garantizar el derecho de defensa en juicio que le
asiste al contribuyente imputado de haberle
efectuado una venta sin registrar.
En este sentido, se ha pronunciado la Cámara
Nacional en el Penal Económico en autos " Payton
S.A.", fallo del 26/3/2004: "Que como regla general,
la completa y debida identificación del cliente
ocasional al que no se habría entregado por falta de
emisión, la correspondiente factura o comprobante
equivalente por una compra superior a los $10,
resulta necesaria para que pueda afirmarse que los
inspectores intervinientes cumplieron con el deber
de dejar constancia, en el acta de "todas las
circunstancias" relativas a los hechos u omisiones
reprochables, a su prueba y a su encuadramiento
legal.
"Esto es así, pues el ocasional cliente no es un
tercero ajeno la cuestión, toda vez que la conducta
de este último puede resultar materia de examen y de
sanción según lo previsto por el art. 10 de la ley
11.683.
"Que, en principio, no puede admitirse que la
identificación del cliente ocasional exceda el marco
legal de las facultades de los inspectores, pues el
organismo fiscal, por medio de los funcionarios
autorizados, puede requerir el auxilio inmediato de
la fuerza pública cuando mediaren inconvenientes en
el desempeño de sus funciones (art. 35 inc. d de la
ley 11.683), método que hubiese posibilitado la
correspondiente identificación del ocasional cliente
en caso de haber existido algún inconveniente,
elemento sobre cuya supuesta ocurrencia no obran
constancias..."(con. reg. 1159/1999 de la Sala B del
mismo Tribunal).
"Que, al existir para los inspectores actuantes,
por lo que se viene considerando, la obligación de
identificar al ocasional cliente, teniendo su
alcance las posibilidades para alcanzar aquel fin,
las falencias que se advierten en el acta de
infracción disminuyen el valor probatorio del
documento, en especial en casos como el de autos, en
que la defensa del sancionado se sustenta
básicamente en que la falta de identificación del
supuesto comprador imposibilita el ejercicio del
derecho de defensa ( conf. reg. 142/1999 de la Sala
B).
"Que , por lo tanto, la deficiente
descripción de las circunstancias relativas a los
hechos que se imputan, así como el escaso material
probatorio reunido en estos autos, impiden generar
el grado de certeza necesario que determine una
inequívoca vinculación causal para el dictado de una
sentencia condenatoria" (conf. reg. 1001/1999 de la
Sala B).
En otros términos, también se ha dicho que
si bien la identificación del comprador no es
requisito para configurar el comportamiento omisivo
que la ley tributaria sanciona, constituye un dato
que resulta relevante a la comprobación del hecho.
La omisión de ese dato transgrede la norma que
obliga a dejar constancia de todas las
circunstancias relativas a los hechos u omisiones
que dan lugar a la multa y clausura -conf. art. 41
ley 11.683- ("B.,M.A." C.Nac. Penal Económico, Sala
A, JA 1999-IV-352).
Por otra parte, aun cuando la norma de la
ley civil que priva de validez a los instrumentos
públicos que no tengan la firma de todos los
interesados (art. 988 del C.C.) resulta inaplicable
por el precepto legal que sólo requiere la firma de
los ocupantes, (art. 41 de la ley 11.683), es
evidente que el instrumento que esta última ley
contempla no puede tener valor probatorio de actos
que suponen la participación voluntaria de terceros.
"Más allá de una simple reglamentación de
las formas se trata de una cuestión de sentido
común. Un contrato que implica la voluntad de un
tercero no puede entenderse probado cuando además de
carecerse de la firma de ese tercero, tampoco se
sabe quién es y no consta siquiera una versión de lo
que haya dicho en la emergencia". (conf. expte.
"B.,M.A.", fallado el 19.02.1999, C. Nac. Penal
Económico, sala A.)
Esta Sala también ha señalado la
importancia de este requisito, afirmando que cuando
los inspectores no han recabado los datos de los
testigos ocasionales o de los presuntos compradores,
resulta imposible la obtención de sus testimonios,
lo cual impide la formulación de un proceso en el
que se respete la garantía de la defensa en juicio,
toda vez que sitúa al contribuyente en una posición
de minusvalía ante el Órgano Administrativo al cual
se ha dotado de la facultad de crear, tan luego, la
primer prueba de cargo en el sumario administrativo
(Conf. el voto del Dr. Frondizi in re "A.F.I.P. (O.
O. E.) s/apela multa y clausura", expte.1482, del
05.07.2001, entre otros).
Asimismo, en el precedente "Ch., S. M.
s/apela multa DGI", expte. N° 1022/III, resuelto el
15.04.99 por la Sala III de este Tribunal, se
resaltó la indeterminación del objeto, lo que debe
aplicarse sin lugar a dudas respecto a la
indeterminación del sujeto comprador, atento la
indefensión en que queda el presunto y desde ya
negado infractor.
IX. a) Tal como lo indique ut supra, si se
considera el acta de constatación un instrumento
público, la plena fe de que goza dicho documento no
se extiende a todas las afirmaciones de los
oficiales públicos, sino solamente a lo que él ha
hecho, visto u oído por suceder en su presencia y en
el ejercicio de sus funciones.
Por ende, quien pretende desconocer el
otorgamiento de dicho instrumento, o la autenticidad
de la firma del funcionario compareciente o la
prueba de dichos hechos, debería promover una
querella civil o penal de redargución de falsedad.
En cuanto al contenido del instrumento que
deriva de la declaración o manifestación de un
tercero, puede ser atacado por simple prueba en
contrario, porque la exactitud de los hechos,
declaraciones o afirmaciones que relatan las partes
no pueden ser comprobadas por el funcionario (confr.
art. 994).
Por otra parte, los instrumentos públicos
pueden ser impugnados no sólo por falsedad, ya sea
material o ideológica, como vimos, sino también por
nulidad, lo que implica la existencia de un vicio
congénito en su formación, tales como enmiendas,
palabras entre líneas, borraduras o alteraciones en
partes esenciales, como la fecha, nombres,
cantidades, cosas, etc., no salvadas al fin (confr.
art. 989 del C.C.).
Finalmente, para determinar si un
instrumento que no llena las formalidades
prescriptas es nulo o anulable, se aplican las
reglas generales de "la nulidad de los actos
jurídicos" legisladas en los arts. 1044 y 1045 del
C.C..
En orden a lo expuesto, aún considerando al
acta de comprobación como un instrumento publico, el
que debe bastarse por si mismo, si se observa que
este no reúne los requisitos esenciales de los
mismos, sea por la falta de identificación de todas
las personas presentes o por errores sustanciales en
la forma de completarlo y enmendarlo, determina su
conversión en un instrumento privado, conforme lo
dispuesto por el art. 987 del C.C..
El fundamento de esta norma es el principio
de conservación de los actos y las consecuencias de
esa situación son fundamentales: siendo ahora un
mero instrumento privado, y no un instrumento
público, el contenido del acta cabeza del
procedimiento deja de gozar de plena fe, sin
necesidad de que sea redargüida de falsedad,
ocasionando la inversión de la carga de la prueba.
Cabe recordar que las causales de nulidad
instrumentales son: las interlineaciones y
testaduras (art. 1001), las enmiendas, palabras
entre líneas, borraduras o alteraciones (art. 989).
Respecto de éstas últimas, cabe aclarar que cada
tipo de instrumento tiene un procedimiento
correctivo distinto. En el caso de las escrituras
públicas el art. 1001 manda efectuarlas de puño y
letra por el escribano autorizante, lo cual también
se extiende al ámbito administrativo y judicial,
donde deben ser salvadas por el funcionario
firmante.
Asimismo, para nulificar el instrumento por
vicios formales se requiere que éstos afecten una
parte esencial de aquél. Así, el art. 989 menciona
entre las partes esenciales, fechas, nombres, cosas,
cantidades.
Es decir, que no toda alteración constituye un
supuesto de anulabilidad. Para su configuración se
requiere que se afecte el negocio jurídico de manera
que modifique la primitiva manifestación de voluntad
(conf. "Código Civil y normas complementarias.
Análisis doctrinario y jurisprudencial", de Alberto
Bueres y Elena I. Highton, t. II-C, 1999, Ed.
Hammurabi, p. 383 y ss.).
IX. b) Como ya vislumbramos en el punto VII, no
sólo desde el punto de vista civil se pude atacar la
validez de un acta administrativa sino que también
contamos con las normas contenidas en el decreto-ley
19.549.
En efecto, el art. 14 establece: "El acto
administrativo es nulo, de nulidad absoluta e
insanable...: a) cuando la voluntad de la
administración resultare excluida por error
esencial; dolo, en cuanto se tengan como existentes
hechos o antecedentes inexistentes o falsos;
violencia física o moral ejercida sobre el agente; o
por simulación absoluta...".
Por otra parte, el inciso b) del citado artículo
prevé la declaración de nulidad absoluta del acto
por incompetencia, falta de causa, la violación de
la ley, de las formas esenciales, y de la finalidad.
El artículo 15 prevé el supuesto de anulabilidad
del acto administrativo, que se configura cuando la
irregularidad, omisión o vicio cometidos no llegare
a impedir la existencia de alguno de los elementos
esenciales.
El art. 16, por su parte, se refiere a la
incidencia que la invalidez de una cláusula
accidental o accesoria puede importar sobre la del
acto administrativo.
El criterio que informa esta clasificación
radica en la gravedad del vicio que afecta a los
elementos del acto y vemos que en su inciso b)
contempla específicamente como causal de nulidad la
violación de las formas esenciales del acto
administrativo.
X. Sentado ello, cabe advertir que, desde
el punto de vista penal, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en el reconocido precedente
"Lapiduz" sostuvo que resulta innegable el carácter
represivo que revisten las sanciones de multa y
clausura, previstas en el art. 40 de la ley 11.683
(Fallos 321:1043).
En tal sentido, la Sala III de este
Tribunal resolvió que "...las sanciones tributarias
dispuestas en la ley 11.683 poseen naturaleza
represiva, es decir tienen poder coactivo sobre la
persona. En consecuencia, le son aplicables los
principios dispuestos en la Constitución Nacional a
efectos de garantizar los derechos de la persona
frente al poder coactivo del Estado - legalidad,
debido proceso, defensa en juicio, presunción de
inocencia, razonabilidad, no aplicación de leyes
análogas, entre otros- ( conf. causa nro. 701 "M. de
B., causa nro. 841 "S. M. M. s/apelación ley
11.683").
Ahora bien, debemos recordar que, en un
proceso penal, toda acta para ser válida requiere el
cumplimiento de diversas exigencias, entre ellas, la
presencia de no menos de dos testigos, la indicación
de la fecha, el nombre y apellido de las personas
intervinientes, la firma de las mismas, etc.(conf.
arts. 138, 139,140 y 141del C.P.P.N.).
Respecto
a la presencia de testigos, es preciso señalar que
sólo en casos excepcionales, pese a su ausencia se
admite la validez de las mismas, pero con carácter
absolutamente restrictivo.
En efecto, las exigencias formales establecidas
para el caso en que deban documentarse actos
irreproducibles y definitivos, tales como
secuestros, inspecciones oculares o requisas
personales, están encaminadas a tutelar la
regularidad en la formulación de tales actos, en una
clara posición garantista para con el o los
imputados. (Conf. C.N.C.P., Sala III, reg.107,
"González, Norberto A. s/recurso de casación", del
10 de abril de 1996, reg.336, "Costa, Juan Carlos
s/recurso de casación", del 24 de octubre de 1996,
Sala IV, reg. 568, "Núñez, Juan Carlos s/recurso de
casación", del 19 de abril de 1996, Sala I, c.2101,
"Duzac, Fabián A. y otros s/recurso de casación",
del 5/3/99, Sala IV, c.569, "Scaccia, Oscar Alberto
s/recurso de casación", del 20.06.97., entre otros).
Lo expuesto, sin embargo, debe ser conciliado
con el principio de que las nulidades procesales
deben ser interpretadas restrictivamente, pues su
declaración por el sólo interés del formal
cumplimiento de la ley constituye un exceso ritual
manifiesto incompatible con el buen servicio de
justicia. Consecuencia de lo expuesto es que, aún
tratándose de nulidades de carácter sustancial,
quien las alega debe demostrar el efectivo perjuicio
ocasionado. (Conf. C.N.C.P., Sala IV, "Nicolao, Elsa
Angélica s/recurso de casación", c.392, del 1.10.96,
Sala IV, "Corrao, Raquél Margarita s/recurso de
casación", c.544, del 5.03.98, Sala II, " Nodar,
María de los Ángeles s/ recurso de casación",
c.1812, del 10.05.99., Sala III, "Suñe, José María
s/recurso de casación", c.928, del 17.03.97;
"Guillén, Alejandro s/recurso de casación", c.1011,
del 2.05.97, Sala IV, "Piromalli, Rubén Pascual
s/recurso de casación", c.546, del 30.04.97).
Ello sentado, considero que dichas formalidades
previstas por la legislación procesal penal resultan
aplicales en materia tributaria toda vez que su
presencia surge como una condición necesaria a los
efectos de acreditar la infracción cuestionada y su
ausencia, produce la invalidez del acta, salvo que
se deje constancia de especiales circunstancias que
hayan impedido cumplir con mismas.
En otro orden de ideas, cabe señalar que
rige en esta materia el principio penal que
establece que para el caso de duda, se debe fallar
en favor del presunto infractor.
Ello así pues, estamos frente a un
procedimiento de carácter represivo, en donde juega
y prevalece el principio de inocencia, "in dubio pro
reo", en detrimento del principio no declarado pero
de hecho vigente: "in dubio pro A.F.I.P.".Este último paradigma parece regir en nuestro
sistema legal, y se basa en el argumento de
facilitar al órgano recaudador del estado, (el que
siempre tan necesitado está de mayores recursos), el
contralor y presión a los sujetos que tienen la
obligación de tributar. Empero, este planteo
aparece, cuanto menos, como endeble, cuando por su
puesta en práctica se violan los derechos de los
contribuyentes.Así, es jurisprudencia reiterada en el
fuero Penal Económico que si de la compulsa de las
pruebas no surgen elementos para tener por
acreditada la infracción imputada que habría
consistido en la no emisión de facturas o documentos
equivalentes en las formas, requisitos y condiciones
establecidas por la D.G.I. por aplicación del
principio "in dubio pro reo" corresponde confirmar
la revocación de las sanciones impuestas. ("Casa
Arresti S.R.L. s/inf. ley 11.683", fallo del
2/03/2001, sala B; " Moszel, Víctor y otros s/inf.
ley 23.771", fallo del 12/9/00, sala A, de la Cámara
Nacional en lo Penal Económico).
En el mismo sentido se ha pronunciado el
Tribunal Oral en lo Penal Económico N°1: "...como no
se acreditó, con el grado de certeza necesario en un
juicio penal, la autoría de los imputados, debe
aplicarse el principio "in dubio pro reo", estándose
en caso de duda a lo que sea más favorable al
imputado." (Frigonor S.A. s/inf. art. 8° y 12° ley
23.771, fallo del 11/5/1998 del Tribunal Oral en lo
Penal Económico N°1; "Pefaur, Héctor Mauricio Neri
s/inf. ley 23.771", fallo del 29/3/1999, Tribunal
Oral en lo Penal Económico N° 2)
Por otra parte, en caso de no haberse
detallado en el acta cabeza del procedimiento, la
totalidad de los requisitos formales citados, podría
darse la circunstancia de que, por una única
operación la A.F.I.P. imponga pluralidad de
sanciones, sosteniendo que se trata de ventas
diferentes.
Dicha situación afecta tanto el principio
de defensa en juicio como el de non bis in idem.En conclusión, si no consignan
concretamente todas las circunstancias en las que se
desarrollaron los hechos, resulta imposible ejercer
una correcta defensa. Por ende, y frente al poder
coactivo del estado, el ciudadano, que debe ser
amparado por los principios de debido proceso,
legalidad, presunción de inocencia, non bis in idem,
defensa en juicio y no aplicación de leyes análogas
en materia penal, entre otros, debe ser eximido de
toda sanción.
XI. Ahora bien, sentadas estas premisas y
entrando a resolver, mediante la lectura del acta de
comprobación...advierto que los inspectores de la
A.F.I.P. afirman haber presenciado una venta en
efectivo por la cual no se habría emitido la
correspondiente factura, basándose para ello en la
comprobación directa del hecho.
Si bien, en principio, deben tenerse por
ciertos los dichos de los funcionarios que
intervienen en los procedimientos de verificación y
fiscalización del cumplimiento de las normas
tributarias, considero que, en el caso, la referida
acta de constatación no resulta apta para tener por
probada la materialidad de la infracción que motivó
las sanciones impuestas por la Administración
Federal de Ingresos Públicos (conf. el precedente de
esta Sala "Lapiduz, Enrique (Pasari, Jorge) s/apela
clausura D.G.I.", expte. 1033, del 2/12/99).
En efecto, el acta no reúne las
especificaciones exigidas por el art. 41 de la ley
11.683 respecto de los hechos y omisiones en
reproche que deben ser objeto del acta de
comprobación labrada por los funcionarios fiscales.
Ello así pues, conforme lo expuesto en
acápites anteriores, considero que los agentes
administrativos debieron plasmar la totalidad de los
requisitos de validez y completitud en el acta que
labraron o, cuanto menos, individualizar al presunto
comprador y a eventuales testigos del hecho
endilgado de manera que resultara posible la
obtención de sus testimonios para corroborar lo
consignado en el acta. A su vez, no se respectaron
los principios de unidad e inmediatez en la
confección de la misma.
Estos faltantes esenciales impiden la
formulación de un proceso por el que se respete la
garantía de la defensa en juicio, toda vez que el
contribuyente se encuentra en una posición de
minusvalía ante el órgano administrativo al cual se
lo ha dotado de la facultad de crear la primer
prueba de cargo en el sumario administrativo. Frente
a esto, se impone exigir a los funcionarios de la
A.F.I.P. que reúnan en las actas de comprobación
todos aquellos elementos que resulten realmente
útiles en las distintas instancias del proceso y no,
como ya lo indicara ut supra, una mera descripción
del los artículos vendidos. (conf. el voto del Dr.
Frondizi in re "A.F.I.P. (O. O. E.) s/apela multa y
clausura" expte. N°1482, del 5.07.2001).
Sin tales datos, entiendo que con los elementos
habidos en el expediente no puede tenerse por
acreditada en debida forma la pretensa infracción,
máxime teniendo en cuenta la versión de los hechos
brindada por el propietario del comercio -quien
expresa que se trató de una diferencia por una venta
hecha con anterioridad que ya había sido facturada.
En efecto, los argumentos esgrimidos por el
contribuyente resultan verosímiles ya que el hecho
de que los inspectores no hayan visto la entrega de
la mentada factura no implica que ésta no haya sido
emitida con anterioridad al comprador. Cabe recordar
que el Sr. G. acompañó el recibo de seña y una
factura respaldatoria de la supuesta operación por
el monto señalado.
Resta agregar, que lleva razón el apelante en
cuanto a que tampoco se ha consignado en el acta de
inspección la calificación legal de la infracción
presuntamente advertida ni la citación al
contribuyente para la audiencia de descargo.
Por todo lo expuesto, teniendo en cuenta la
etapa procesal en curso, ante la duda debe estarse a
favor del imputado, tal como lo prescribe el
articulo 3° del Código Procesal Penal de la Nación.
XII. En orden las consideraciones que anteceden
y normas legales citadas, voto porque se revoque la
resolución apelada y se declare la nulidad del acta
de comprobación...y de todo lo actuado en autos,
dejándose sin efecto las sanciones impuestas por la
A.F.I.P..
Así lo voto.-
EL DOCTOR SCHIFFRIN DIJO:
I- De acuerdo a los fundamentos y conclusiones
vertidos in re 2613 "Rol Ingeniería S.A. s/Inf. art.
11.683",(1) de fecha 11/05/06, cuya copia agrego
como parte integrante de la presente resolución,
corresponde declarar la inconstitucionalidad del
art. 40 inc. a ), de la ley 11683, y de la RG
100/98.
II- Además, en la medida en que las
consideraciones que formula el Dr. Fleicher en su
voto, guardan consonancia con el criterio que
reiteradamente he expuesto acerca de la función y
valor de las actas policiales y administrativas en
materia represiva (v. entre muchos otros, mis votos
in re "C., E. s/Apela resolución DGI", expte. n°
586, del 27/10/98 y en "G., G. P.", expte n° 828,
del 3/08/99), adhiero a la conclusión negativa que,
dadas las circunstancias del caso, arriba el
distinguido colega en cuanto al valor probatorio del
instrumento....
En consecuencia, voto por que se declare la
nulidad del procedimiento, sobreseyéndose a Sergio
Golemme.
EL DOCTOR COMPAIRED DIJO:
I.- Que la Corte Suprema de Justicia de la
Nación ha señalado que el cumplimiento de los
deberes formales impuestos por las normas
tributarias constituye el instrumento que ha
considerado el legislador para aproximarse al marco
adecuado en el que deben desenvolverse las
relaciones económicas y de mercado, erradicar
circuitos marginales de circulación de bienes y
permitir el ejercicio de una adecuada actividad
fiscalizadora (Fallos: 314:1376).
Que el procedimiento instituido en la ley
11.683 en la materia apelación de multa y clausura
(art. 40 y ss., t.o. 1998, dec. 821/98) prevé no
sólo una la facultad de concurrir a una audiencia de
descargo en sede administrativa sino, además, una
doble revisión judicial, como la que se lleva a cabo
mediante este decisorio.
La garantía que esto importa para asegurar
el debido proceso adjetivo y, con ello, la garantía
constitucional de defensa en juicio aparece así con
meridiana claridad. No obstante muy poco serviría a
tal finalidad la normativa legislativa si no se le
reconoce la importancia que tiene, tornando efectivo
el resguardo del derecho de los contribuyentes. Esto
es así por cuanto si bien los responsables tienen la
posibilidad de efectuar un descargo haciendo valer
la prueba que acompañen al sumario, la valoración de
los hechos y de esas pruebas no puede ser efectuada
con un criterio meramente fiscalista, ni aún por la
propia administración.
Es dentro de este marco de ideas que debe
resolverse el presente recurso, teniendo presente
que Goldschmidt hace largo tiempo alertó sobre el
"fraccionamiento de la potestad procesal" en que
suelen pretender situarse las administraciones
tributarias para crear "procesos especiales" a su
medida. Ello advierte que mediante el mentado
fraccionamiento se proyecta la garantía
constitucional violada, de cuya preservación es
garante el Poder Judicial, en tanto este último es
el soporte y fundamento de la posición institucional
de los ciudadanos ante los poderes públicos.
II.- Que el primer artículo agregado a
continuación del art. 44 de la ley 11.683
(actualmente art. 41 de la ley de procedimiento
tributario, t.o. 1998, dec. 821/98) por el art. 3 de
la ley 24.765 prescribe en lo que aquí importa "Los
hechos u omisiones que den lugar a la multa y
clausura,…que se refieren en el último párrafo del
artículo 40, deberán ser objeto de un acta de
comprobación en la cual los funcionarios fiscales
dejarán constancia de todas las circunstancias
relativas a los mismos, las que desee incorporar el
interesado, a su prueba y a su encuadramiento legal,
conteniendo, además, una citación para que el
responsable munido de las pruebas de que intenta
valerse, comparezca a una audiencia para su defensa
que se fijará para una fecha no anterior a los cinco
(5) días ni superior a los quince (15) días. El acta
deberá ser firmada por los actuantes y notificada al
responsable o representante legal del mismo…".
En principio se debe señalar que el acta de
comprobación referida por tal normativa se trata de
un acta diferente de otras prescriptas dentro de la
ley 11.683, ya que exige requisitos nuevos,
distintos de los establecidos en otras normas de la
propia ley de procedimiento tributario, como ser las
actas de inspección y de notificación.
Estos mayores requisitos, tiene como
objetivo una mejor defensa de los derechos del
contribuyente imputado, ya que el sustrato de esta
infracción es penal. Por tanto el resguardo de las
garantías del debido proceso debe nacer desde el
momento mismo de constatación de la existencia de
infracciones.
III.- Del estudio del legajo se advierte que... se
encuentra glosada la copia del acta de
comprobación...confeccionada en forma manuscrita por
los funcionarios de la AFIP-DGI llevada a cabo
en...con fecha... constituidos en el domicilio
comercial del apelante. En tal instrumento se deja
constancia de haberse efectuado ante su presencia
una venta por la cual no se emitió ni entregó
documento equivalente a factura, que se procedió a
intervenir la factura n°..., que se hace saber el
derecho a incorporar aquellas circunstancias que
estime pertinentes señalando su negativa, y por
último que la vendedora no suscribe tal documento,
firmando los tres inspectores actuantes.
Curiosamente...obra copia del acta de
comprobación...confeccionada en forma mecánica
labrada por los mismos funcionarios en la sede de la
AFIP-DGI de....con fecha...donde se describe la
misma operatoria de venta sin emisión o entrega de
ticket, factura o documento equivalente, se tipifica
el hecho descripto como infracción a las normas
legales que cita y que constituye prima facie la
causal prevista por el art. 40, inc. a) de la ley
11.683, lo que se prueba con lo que surge del
acta...de fecha ...que pasa a ser parte integrante
de esta. Por último se cita al responsable para la
audiencia de descargo prevista en la normativa,
fijando el día y lugar de su celebración, dejando
constancia que podrá concurrir el responsable, su
representante legal, provisto de las pruebas de que
intente valerse, pudiendo tener asistencia letrada o
presentar escrito debidamente firmado. Suscriben los
mismos tres inspectores que intervinieron al labrar
el acta originaria.
Nítidamente surge del cotejo de ambas actas
que la primigenia...no cumplió con individualizar el
encuadramiento legal de la supuesta infracción
detectada por los inspectores actuantes, como así
tampoco con la citación al responsable a la
audiencia de descargo, la posibilidad de acompañar
las pruebas que considere pertinente, la facultad de
contar con asistencia letrada, o la posibilidad de
presentar un escrito de descargo.
Aparece claro que los empleados del
organismo fiscal han pretendido reparar a través de
la confección de una segunda acta..., en distinta
fecha, en distinto lugar y con otra numeración, la
omisión que surge de la lectura y contenido del acta
originaria...que en modo alguno se ajustó o
cumplimentó los requisitos esenciales exigidos por
el art. 41 de la ley 11.683.
Que tal falencia fue cuestionada por el
contribuyente en su presentación administrativa
...recibiendo como respuesta el reconocimiento de
haberse labrado 2 actas, las que al ser
fehacientemente notificadas no vulneraron el derecho
de defensa del art. 18 de la CN...
Que al
contrario de lo sostenido por la AFIP-DGI, las
falencias que surgen del acta primigenia en modo
alguno pueden ser salvadas o purgadas mediante la
confección de un segundo instrumento como ha
acontecido en el sub lite, en tanto el acta de
comprobación debe valerse por si misma y contener
debidamente cumplimentados los requisitos esenciales
establecidos por el art. 41 de la ley 11.683 (t.o.
1998).
En este aspecto cabe individualizar dentro
de los datos objetivos exigidos por la norma, el
encuadre legal. Su sentido tiene que ver con una
premisa fundamental del derecho penal: que el sujeto
conozca cuál es la norma que ha infringido a los
fines de poder ejercer debidamente su derecho de
defensa.
Por otra parte, como ya adelante, en el acta
originaria no se establece la fecha de audiencia de
descargo, sino que la misma se fija en la segunda
acta y para casi un mes después de la fecha de
realizada la verificación....
En un tema eminentemente formal como es la
tipificación realizada en el art. 40 de la ley
11.683 (t.o.1998), la conducta seguida por el fisco
parecería indicar que el cumplimiento de las
formalidades sólo le corresponden al contribuyente,
ya que resulta debidamente verificado el
incumplimiento formal de ese organismo respecto de
los ya señalados requisitos prescriptos por el art.
41 de la ley de procedimiento tributario.
En definitiva, el fisco no cumplió con un
principio eminentemente formalista en un
procedimiento netamente formal que sanciona
infracciones formales. Las formalidades no sólo
deben ser cumplidas por los contribuyentes sino
también corresponde que las cumpla el fisco, en
especial aquéllas que como en el caso que nos ocupa
se encuentran previstas legalmente.
IV.- Del mismo modo, otro de estos
requisitos no han sido debidamente cumplimentados
por los funcionarios fiscales actuantes, máxime
cuando estos pueden requerir a los consumidores
finales la exhibición de facturas o comprobantes
tanto en el momento de realizarse la operación, como
a la salida del local donde se celebre esta (conf.
artículo agregado a continuación del art. 19 de la
ley 11.683, mediante el art. 13 de la ley 24.765,
actualmente art. 10 de la ley de procedimiento
tributario, t.o. 1998, dec. 821/98).
Se trata de la falta de identificación del
supuesto cliente ocasional sin formular ninguna
aclaración al respecto, lo que produce una
disminución del valor probatorio del acta de
comprobación y por lo tanto los elementos de juicio
del instrumento en cuestión, sobre el que se
sostiene la sanción aplicada, son insuficientes para
tener por acreditados los extremos fácticos de la
infracción atribuida, sin que ello implique entrar a
considerar su validez formal o desconocer el
carácter de instrumento público que la Corte Suprema
de justicia de la Nación le ha reconocido (causa G.
51 XXIV "Guido, Mario Marcelo s/ apelación clausura
(DGI)", de fecha 4 de mayo de 1993; causa G. 342
XXIV "Gambaro, Francisco Isidoro s/ recurso de
apelación", de fecha 28 de septiembre de 1993, entre
otras).
V.- Que dentro de este orden de ideas cabe
valorar que el acta originariamente labrada queda
desprovista de su inicial significación por vulnerar
el derecho de defensa del contribuyente.
En tales condiciones, reducido el valor
fedatario del instrumento en cuestión en la forma
descripta, entiendo que corresponde ser exigente
cuando el fisco ejerce el control de las
obligaciones ciudadanas en materia tributaria y al
realizar los procedimientos tendientes a determinar
la comisión de infracciones de naturaleza penal,
porque pone en juego el sistema de garantías
procesales de rango constitucional, y porque la
justicia en el campo tributario no depende de una
correcta formulación de las leyes tributarias
sustantivas, sino en manera decisiva de la
razonabilidad administrativa o judicial en la
aplicación de estas últimas.
En este sentido, las apuntadas omisiones
constatadas en el acta original determinan su
invalidez, resultado que en modo alguno puede ser
purgado o subsanado a posteriori como irregularmente
ha pretendido el fisco, por tratarse el acta
originaria de un acto definitivo e irreproducible.
Que a esta conclusión debe sumarse que
también se encuentra en disputa la existencia o no
de la conducta reprochada cuyo tratamiento deviene
inoficioso por lo ya concluido precedentemente.
Por todo ello, considero que debe
resolverse a favor del imputado, tal como lo dispone
el art. 3 de la ley ritual, en función de lo normado
en el tercer párrafo del art. 78 de la ley 11.683,
t.o. 1998, dec.821/98.
Así lo voto.
Por ello, el Tribunal RESUELVE:
I.- DECLARAR la nulidad del acta de comprobación...y
de todo lo actuado en autos, dejándose sin efecto
las sanciones impuestas por la A.F.I.P..
sobreseyéndose a S.G. (art. 3 ley ritual, en función
del 3er párrafo del art.78 de la ley 11.683,t.o.
1998, dec. 821/98).
II.- Notifíquese, regístrese y
devuélvase.Fdo.:Jueces sala II Dres.Gregorio Julio
Fleicher.Leopoldo Héctor Schiffrin (por mi
voto).Carlos Román Compaired.
Ante mi: Dra. Ana Miriam Russo.Secretaria.
NOTA(1): obra publicado en el rubro Fallos
Destacados del sitio PJN – carpeta temática
Impuestos-derecho tributario F.D.174- para su
consulta.
Descargar