Poder Judicial de la Nación Rtro.S.II T.88f*48/62 /Plata, 20 de septiembre de 2007.Rtro.S.II T.88f*48/62 VISTA: Esta causa registrada bajo el N° 3693, caratulada: "G., S. S/PTA. INF. LEY 11.683", procedente del Juzgado Federal de Primera Instancia N° 3 de esta ciudad. Y CONSIDERANDO: EL DOCTOR FLEICHER DIJO: I. Las presentes actuaciones llegan a conocimiento de esta Alzada en virtud del recurso de apelación interpuesto...por G., contra la resolución...por la cual se confirma parcialmente la decisión de la A.F.I.P....y se ordena disminuir la sanción impuesta, estableciéndola en tres días de clausura y trescientos pesos de multa por infracción al artículo 40 inc. a) de la Ley 11.683. El recurso es concedido...y mantenido.... II. Los agravios del recurrente se centran en que, a su juicio, el acta.... resulta nula en virtud de que no se consignó ni el encuadramiento legal de la supuesta infracción endilgada ni la citación para la audiencia de descargo. Señala que los inspectores labraron otra acta en sus oficinas, donde sí dejaron constancia de la normativa infringida y la citación a la audiencia. Por lo tanto, considera que el acta labrada por los inspectores de la A.F.I.P. no cumple con los requisitos establecidos por la Ley de Procedimiento Administrativo, en su artículo 41. Asimismo, destaca que el mentado instrumento no refleja la realidad de los hechos, alegando que en el momento de la inspección había concurrido a su negocio una clienta, quien previamente había señado un par de sandalias por el valor de $ 24,90 a fin de completar el pago de las mismas. Agregó que por dicha operación se emitió un recibo de seña de uso interno y además, la factura correspondiente. En consecuencia, entiende que al no existir ilícito alguno, corresponde se revoque el auto en crisis y se dicte su sobreseimiento. III. Según surge del acta...los agentes de la A.F.I.P. constataron que por la venta de un par de sandalias por un monto de catorce pesos con noventa ($14,90),no se emitió la correspondiente factura o documento equivalente. Dicha venta fue abonada por un cliente con un billete de veinte pesos ($20), recibiendo de vuelto la cantidad de $5 y una moneda de $0,10. Encuadraron el hecho como transgresión al artículo 40 inc. a) de la ley 11.683, que reprime a quienes no entregaren o no emitieren facturas o comprobantes equivalentes por las operaciones que realicen. IV. Adelanto que disiento con la posición sustentada por el a quo toda vez que advierto que el acta de comprobación... que sirve de base a la formación del sumario administrativo que nos ocupa, adolece de serias falencias que importan una severa traba a la acreditación de la infracción que pretende documentar. Previo a dar los fundamentos que me llevan a concluir en tal sentido, estimo que el asunto en tratamiento requiere una previa definición de las normas que lo comprenden, atento la resolución que propiciaré, guardará indisoluble vinculación con aquéllas. En efecto, considero que tanto las leyes 11.683 y 19.549, así como el articulado del Código Civil que regula los instrumentos públicos y los principios, tanto procesales como de fondo, que rigen en materia Penal, todos a su vez, enmarcados en las obligaciones, derechos y garantías que emanan de nuestra Constitución Nacional, son las disposiciones a tener en cuenta, al momento de resolver esta causa. Deberá prestarse también, justa atención a la doctrina vinculada con el tema y a la jurisprudencia imperante en la materia. V. En primer término, considero conveniente efectuar una breve referencia a la naturaleza jurídica de las actas de comprobación, toda vez que mucho se ha discutido acerca del carácter, o no, de instrumento público de las mismas. La controversia está centrada en la aplicación para estas actas de la norma del art. 979, inc. 2 del Cód. Civil, donde establece que cualquier instrumento que extendieran los funcionarios o escribanos públicos, en la forma que las leyes hubieran determinado, es un instrumento público. Cabe acotar, como complemento de esta norma, que el art. 65 del decreto reglamentario de la ley 11.683 dispone que, a los efectos del labrado de actas de constatación debe equipararse los términos "empleado", "agente" o "funcionario", de manera tal que según esta disposición, cuando un inspector, en su carácter de agente de la Administración labra un acta, reúne a estos efectos la característica de funcionario público. De su lado, una corriente doctrinaria sostiene la improcedencia de atribuir el carácter de instrumento público a las mentadas actas. En efecto, afirma que soló las escrituras públicas tienen ese carácter, mientras que los actos de los funcionarios requieren el dictado de una norma legal que les de expresamente ese carácter. No basta con la simple mención en la ley de que las actas administrativas pueden ser firmadas por funcionarios públicos, sino que esa ley debe decir en forma expresa que en esos casos el acta es un instrumento público. En consecuencia, bajo tal óptica, la enunciación del art. 979 del Cód. Civil es limitativa y sólo un documento administrativo tendrá carácter de instrumento público cuando una ley expresamente, y para el caso particular, así lo determine. Sobre la base de este criterio, cualquier medio de prueba utilizado por el contribuyente servirá para rebatir lo señalado por el funcionario en el acta de inspección, salvo que la ley le hubiese dado el carácter expreso de instrumento público (Horacio A. García Belsunce, "Tratado de tributación", Tomo I, Derecho Tributario, vol. 2, Ed. Astrea, 2003). Dentro de esta postura restrictiva podemos citar jurisprudencia del fuero Penal Económico que señala: "...el acta de constatación de los inspectores no hace prueba de sí misma y, si bien goza de la presunción de legitimidad, las imputaciones contenidas en ella pueden ser perfectamente desvirtuadas por los elementos de prueba que pueda tener el contribuyente inspeccionado" ("Lopez, José A. s/inf. ley 11.683", fallo del 22/2/1999, Juzgado en lo Penal Económico N°3). También la Sala A del Tribunal Fiscal de la Nación se ha inscripto en la misma posición. Así, en un caso, y ante la fundamentación del organismo fiscal de la improcedencia de la prueba aportada por el contribuyente para rebatir el contenido de un acta labrada en una tarea de fiscalización y por la que el funcionario interviniente había incluido las unidades de mercadería que había constatado personalmente en la inspección, el Tribunal consideró improcedente ese criterio para descartar lo aportado por el contribuyente, al sostener que el acta administrativa no era un instrumento público y, en consecuencia, no hacía falta redargüir de falsedad para dejarla de lado, sino que bastaba cualquier medio de prueba ("Ruben A. Bigongiari e Hijos Soc. de Hecho", "Impuestos", LV-2494). Por otra parte, la postura contraria considera que el art. 979, inc. 2, es claro en su definición como instrumento público de cualquier otro documento que extendieran los funcionarios públicos en la forma que prescribe la ley. Entiende entonces, que los requisitos que deben reunirse para la validez de un instrumento público son, en primer término, la intervención del funcionario público actuando conforme a la ley, circunstancia que se contempla en el caso del acta firmada por un inspector, pues éste tiene el carácter de funcionario público. Como segundo requisito para la validez, su intervención debe realizarse dentro de los límites de la competencia material que la ley ha atribuido, así como dentro del territorio que le ha asignado para el ejercicio de la función. Por último, y como tercer requisito, debe establecerse la capacidad del funcionario para su dictado, lo cual se vincula con la habilidad para otorgar el instrumento, todo lo cual en el caso, surge de la investidura que corresponde a su cargo (García Belsunce, op. cit.). Así planteado, solamente quedan excluidos del valor probatorio consagrado en el art. 993 del Cód. Civil aquellos instrumentos en los que el funcionario interviniente efectúa la valoración de manifestaciones que no constituyen hechos pasados en su presencia, las que podrán rebatirse por cualquier medio de prueba, mientras que aquellas actas en las que ha volcado su actuación o lo que sucedió en su presencia, solamente pueden ser reargüidas de falsedad ("El valor probatorio de las actas labradas por funcionarios administrativos", por Horacio Díaz Sieiro, Periódico económico tributario, 1/12/94; "Carácter de instrumentos públicos de las actas administrativas", JA, 1955-I-119).Cabe aclarar que, esto se da siempre y cuando se cumpla con el requisito de completitud del acta. Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha resuelto que "...el acta de comprobación labrada por los funcionarios intervinientes en el procedimiento de verificación y fiscalización del cumplimiento de las normas tributarias por parte de los contribuyentes y responsables en cuanto a sus obligaciones formales, constituye un instrumento público. En efecto, está extendida por aquellos en el ejercicio de sus funciones, por lo que su contenido, hace plena fe de la existencia material de los hechos y circunstancias de que cuenta, como de la ejecución del procedimiento cumplido ("Gambaro, Francisco Isidoro s/recurso de apelación", del 28.09.1993). Esta Sala, en su anterior composición, también ha sentado esta tesitura al sostener que las actas labradas por los funcionarios fiscales revisten el carácter de instrumentos públicos y, por tal motivo, su contenido goza de presunción de veracidad hasta tanto sea demostrada su falsedad (conf. en tal sentido, los precedentes de esta Sala "A., E. C.", expte. 14.445, del 30/11/95; "Frigorífico La Cabaña S.A.", expte. 318, del 21/4/98; "F., J.", expte. 583, del 29/9/98; y "Bordigoni y Cía. S.R.L.", expte. 754, del 4/5/99, entre muchos otros). VI. Ahora bien, no debe soslayarse que la principal consecuencia que apareja considerar que las actas labradas por funcionarios administrativos, en ejercicio de sus funciones, son instrumentos públicos, radica en otorgarle a las mismas, en principio, el valor probatorio calificado que dichos instrumentos ostentan en el régimen jurídico (conf. art. 993 del C.C.). En efecto, el instrumento público extendido en legal forma, prueba por sí mismo su carácter de tal, y ello implica la presunción de que ha sido otorgado realmente ante el funcionario público que aparece autorizándolo, y que la firma del mismo estampada en el documento es auténtica. Dicha fuerza probatoria -que no requiere elementos externos al instrumento para tener vigencia- no sólo se extiende a las partes y sus sucesores, sino también a todos los terceros, incluidos los completamente extraños al acto (conf. art. 995 del C.C.). VII. a) Luego de efectuar estas consideraciones, es el momento de analizar las diferentes normativas que regulan los requisitos de validez de las actas de constatación. Así, el art. 3 de la ley 24.765, al modificar el art. agregado al 41 de la ley 11.683 establece que "Los hechos u omisiones que den lugar a una multa y clausura ... deberán ser objeto de un acta de comprobación en la cual los funcionarios fiscales dejaran constancia de todas las circunstancias relativas a los mismos ..., conteniendo además, una citación para que el responsable, munido de las pruebas de que intente valerse, comparezca a una audiencia para su defensa que se fijará para una fecha no anterior a los cinco (5) días ni superior a los quince (15) días. El acta deberá ser firmada por los actuantes y notificada al responsable o representante legal del mismo. En caso de no hallarse presente este último en el acto del escrito, se notificará el acta labrada en el domicilio fiscal por los medios establecidos en el artículo 100.". En tal sentido, las circunstancias o requisitos esenciales para que estemos en presencia de un acto de compraventa y de los cuales debería dejarse constancia en toda acta son, cuanto menos: el lugar, día y hora exacta en que acaeció el hecho, los datos del vendedor y del comprador, la descripción del o los objetos de la operación, su precio y forma de pago. Asimismo, si la venta se efectuó frente a testigos, los datos identificatorios de los mismos. A su vez, el acta debe bastarse a si misma, ya que no puede ser salvada o completada con posterioridad, pues violaría el principio de unidad que lógicamente requiere. Teniendo en cuenta este hecho, resulta menester que en la misma, los funcionarios actuantes dejen también expresa constancia del lugar, día y hora, que deben fijar para la audiencia de descargo. Y este hecho no es menor, ya que es en esta oportunidad donde el contribuyente, "munido de las pruebas de que intenta valerse, comparezca a una audiencia para su defensa". Es así que el legislador ha establecido un sistema del que tanto la AFIP, como el presunto infractor no deben apartarse. Considero, a su vez, que al analizar el cumplimiento de los requisitos formales de las actas labradas por los señores inspectores de la AFIP, es preciso ser sumamente estricto, ya que, amén de lo ya expuesto, bastantes dudas genera el hecho de que todo agente y/o empleado de este organismo, pueda ser considerado un funcionario público porque un decreto reglamentario establezca equiparar los términos, "agente", "empleado" y "funcionario". Esta razón me lleva a exigirle a los mismos, el cumplimiento acabado y exacto de las obligaciones establecidas legalmente. Y esto es así, ya que de otra forma los dichos de estos funcionarios "ad- hoc", tendrían mayor valor fedatario que los de otros representantes públicos, a los que les exigimos importante rigorismo en el labrado de las actas que efectúan, bajo pena de nulidad, como desarrollaremos más adelante. A mayor abundamiento, importante jurisprudencia entiende que la falta de constatación de las circunstancias relativas a la operación, le resta valor probatorio al acta labrada por no ajustarse a lo expresamente establecido por la ley de procedimiento tributario en cuanto exige que los funcionarios fiscales dejen constancia de todas las circunstancias relativas a los hechos u omisiones que den lugar a la multa -conf. art. 41, ley 11.683("Melszenker, Davis s/inf. ley 11.683", 3/12/1998, Cámara Nac. en lo Penal Económico, Sala "A"). En concordancia con lo antes expuesto, se ha resuelto que los inspectores al labrar un acta, deben cumplir con lo legislado en el artículo citado precedentemente, incluyendo todas las circunstancias, como así todas las pruebas o indicios que den cuenta de la omisión que se constata lo que permitiría una evaluación circunstanciada de los hechos por parte del órgano judicial, y así una vez escuchadas las explicaciones dadas por el apelante y analizadas las pruebas que éste ofrezca, pronunciarse ("Dexter S.R.L., s/infr. ley 11.683", 26/6/99, Juzgado Nac. en lo Penal Econ. N°5). Dicho criterio ha sido sostenido por esta Sala in re "A.F.I.P. (O. O. E.) s/apela multa y clausura", expte. N°1482, resuelto el 5.07.2001, al establecer que "...las actas deben reunir todos aquellos elementos que resulten realmente útiles en las distintas instancias del proceso y no, una mera descripción de los artículos vendidos...". Cabe acotar que el art. 35 inc. c de la ley 11.683, segundo párrafo, establece que dichas actas, que extenderán los funcionarios y empleados de la Administración Federal de Ingresos Públicos sean o no firmadas por el interesado, servirán de prueba en los juicios respectivos. Por su parte, el decreto-ley 19.549 en su artículo 7° establece los requisitos esenciales del acto administrativo, a saber: competencia, causa, objeto, procedimientos, motivación y finalidad. En consecuencia, toda acta de inspección deberá contener para ser válida los elementos citados y la falta de uno de ellos, torna nulo dicho acto, en los términos del art. 14 inc. b) de la ley de procedimiento administrativo, el cual dispone que la violación de las formas esenciales del acto administrativo trae aparejada su nulidad absoluta e insanable. También el art. 8 de la misma ley se refiere a la forma del acto administrativo, otro de los requisitos que hacen a su validez y eficacia. Conforme lo expuesto, un acta administrativa debe contar con el lugar, la fecha y la hora, la firma del empleado actuante, el motivo por el cual se labra, la individualización del elemento que se busca constatar, la manifestación verbal de los fiscalizados o de sus empleados, la mención detallada de los hechos constatados, los datos de los testigos presenciales y su encuadramiento legal. VIII. En otro orden de ideas, debo expedirme acerca de un elemento de especial importancia que toda acta debe contener, cual es la identificación del comprador. Ello así pues, en una compraventa el comprador es un sujeto necesario, indispensable, sin el cual no existe la operación misma. Entonces, la falta de la debida identificación del comprador implica una grave omisión que cuestiona seriamente, hasta el límite de la imposibilidad, todo intento de demostración de su propia existencia. Inclusive, atento la misma norma 24.765, al incorporar a continuación del hoy art. 10 de la ley 11.683 la responsabilidad del consumidor, crean una nueva obligación, tanto por parte del consumidor como del funcionario público. Veamos. Según la ley, los consumidores están compelidos a exigir la entrega de facturas y/o tickets que documenten sus operaciones. La obligación señalada incluye la de conservarlos en su poder y exhibirlos a los inspectores de la A.F.I.P., que pudieran requerirlos en el momento de la operación o a la salida del local de venta. El incumplimiento es sancionado según los términos del hoy art. 39 de la ley. La actitud del consumidor deberá revelar connivencia o complacencia con el obligado a emitir o entregar la factura o comprobante. Asimismo, la profusa publicidad de la A.F.I.P. hace impensable el desconocimiento de la obligación de solicitar la factura por parte de los consumidores. Por otro lado, los inspectores de la A.F.I.P. están obligados a identificar al cliente por dos motivos, el primero para acreditar la venta y el segundo atento que, en todo caso, de existir violación, el también incumpliría una norma legal. En consecuencia, de existir la infracción, y no ser debidamente identificado el comprador, teniendo la sencilla posibilidad de hacerlo, estaríamos frente a un incumplimiento de los deberes de funcionario público. Más aún, considerando que entre los medios que el art. 35 le otorga a los inspectores se encuentra el auxilio inmediato de la fuerza publica, cuando tropezasen con inconvenientes en el desempeño de sus funciones ( inc. d ). Según surge de la propia reforma, y de la situación fáctica descripta, resulta indispensable la identificación del comprador, que pasa a ser directamente coautor imprescindible de un acto ilegal, consistente en una operación de compra venta sin el debido registro, que da lugar a dos sanciones diferentes, una al vendedor y otra al comprador. Empero, si bien es cierto que la exigencia de la factura o documento equivalente por parte del consumidor es independiente de la obligación que recae sobre el titular del comercio de emitir y entregar los comprobantes que respalden las operaciones de venta, esto no exime al Fisco de la obligación de identificar al comprador, como seguidamente explicaré. Esto es así, atento el adquirente del producto debe ser acabadamente determinado, necesariamente, a los efectos de garantizar el derecho de defensa en juicio que le asiste al contribuyente imputado de haberle efectuado una venta sin registrar. En este sentido, se ha pronunciado la Cámara Nacional en el Penal Económico en autos " Payton S.A.", fallo del 26/3/2004: "Que como regla general, la completa y debida identificación del cliente ocasional al que no se habría entregado por falta de emisión, la correspondiente factura o comprobante equivalente por una compra superior a los $10, resulta necesaria para que pueda afirmarse que los inspectores intervinientes cumplieron con el deber de dejar constancia, en el acta de "todas las circunstancias" relativas a los hechos u omisiones reprochables, a su prueba y a su encuadramiento legal. "Esto es así, pues el ocasional cliente no es un tercero ajeno la cuestión, toda vez que la conducta de este último puede resultar materia de examen y de sanción según lo previsto por el art. 10 de la ley 11.683. "Que, en principio, no puede admitirse que la identificación del cliente ocasional exceda el marco legal de las facultades de los inspectores, pues el organismo fiscal, por medio de los funcionarios autorizados, puede requerir el auxilio inmediato de la fuerza pública cuando mediaren inconvenientes en el desempeño de sus funciones (art. 35 inc. d de la ley 11.683), método que hubiese posibilitado la correspondiente identificación del ocasional cliente en caso de haber existido algún inconveniente, elemento sobre cuya supuesta ocurrencia no obran constancias..."(con. reg. 1159/1999 de la Sala B del mismo Tribunal). "Que, al existir para los inspectores actuantes, por lo que se viene considerando, la obligación de identificar al ocasional cliente, teniendo su alcance las posibilidades para alcanzar aquel fin, las falencias que se advierten en el acta de infracción disminuyen el valor probatorio del documento, en especial en casos como el de autos, en que la defensa del sancionado se sustenta básicamente en que la falta de identificación del supuesto comprador imposibilita el ejercicio del derecho de defensa ( conf. reg. 142/1999 de la Sala B). "Que , por lo tanto, la deficiente descripción de las circunstancias relativas a los hechos que se imputan, así como el escaso material probatorio reunido en estos autos, impiden generar el grado de certeza necesario que determine una inequívoca vinculación causal para el dictado de una sentencia condenatoria" (conf. reg. 1001/1999 de la Sala B). En otros términos, también se ha dicho que si bien la identificación del comprador no es requisito para configurar el comportamiento omisivo que la ley tributaria sanciona, constituye un dato que resulta relevante a la comprobación del hecho. La omisión de ese dato transgrede la norma que obliga a dejar constancia de todas las circunstancias relativas a los hechos u omisiones que dan lugar a la multa y clausura -conf. art. 41 ley 11.683- ("B.,M.A." C.Nac. Penal Económico, Sala A, JA 1999-IV-352). Por otra parte, aun cuando la norma de la ley civil que priva de validez a los instrumentos públicos que no tengan la firma de todos los interesados (art. 988 del C.C.) resulta inaplicable por el precepto legal que sólo requiere la firma de los ocupantes, (art. 41 de la ley 11.683), es evidente que el instrumento que esta última ley contempla no puede tener valor probatorio de actos que suponen la participación voluntaria de terceros. "Más allá de una simple reglamentación de las formas se trata de una cuestión de sentido común. Un contrato que implica la voluntad de un tercero no puede entenderse probado cuando además de carecerse de la firma de ese tercero, tampoco se sabe quién es y no consta siquiera una versión de lo que haya dicho en la emergencia". (conf. expte. "B.,M.A.", fallado el 19.02.1999, C. Nac. Penal Económico, sala A.) Esta Sala también ha señalado la importancia de este requisito, afirmando que cuando los inspectores no han recabado los datos de los testigos ocasionales o de los presuntos compradores, resulta imposible la obtención de sus testimonios, lo cual impide la formulación de un proceso en el que se respete la garantía de la defensa en juicio, toda vez que sitúa al contribuyente en una posición de minusvalía ante el Órgano Administrativo al cual se ha dotado de la facultad de crear, tan luego, la primer prueba de cargo en el sumario administrativo (Conf. el voto del Dr. Frondizi in re "A.F.I.P. (O. O. E.) s/apela multa y clausura", expte.1482, del 05.07.2001, entre otros). Asimismo, en el precedente "Ch., S. M. s/apela multa DGI", expte. N° 1022/III, resuelto el 15.04.99 por la Sala III de este Tribunal, se resaltó la indeterminación del objeto, lo que debe aplicarse sin lugar a dudas respecto a la indeterminación del sujeto comprador, atento la indefensión en que queda el presunto y desde ya negado infractor. IX. a) Tal como lo indique ut supra, si se considera el acta de constatación un instrumento público, la plena fe de que goza dicho documento no se extiende a todas las afirmaciones de los oficiales públicos, sino solamente a lo que él ha hecho, visto u oído por suceder en su presencia y en el ejercicio de sus funciones. Por ende, quien pretende desconocer el otorgamiento de dicho instrumento, o la autenticidad de la firma del funcionario compareciente o la prueba de dichos hechos, debería promover una querella civil o penal de redargución de falsedad. En cuanto al contenido del instrumento que deriva de la declaración o manifestación de un tercero, puede ser atacado por simple prueba en contrario, porque la exactitud de los hechos, declaraciones o afirmaciones que relatan las partes no pueden ser comprobadas por el funcionario (confr. art. 994). Por otra parte, los instrumentos públicos pueden ser impugnados no sólo por falsedad, ya sea material o ideológica, como vimos, sino también por nulidad, lo que implica la existencia de un vicio congénito en su formación, tales como enmiendas, palabras entre líneas, borraduras o alteraciones en partes esenciales, como la fecha, nombres, cantidades, cosas, etc., no salvadas al fin (confr. art. 989 del C.C.). Finalmente, para determinar si un instrumento que no llena las formalidades prescriptas es nulo o anulable, se aplican las reglas generales de "la nulidad de los actos jurídicos" legisladas en los arts. 1044 y 1045 del C.C.. En orden a lo expuesto, aún considerando al acta de comprobación como un instrumento publico, el que debe bastarse por si mismo, si se observa que este no reúne los requisitos esenciales de los mismos, sea por la falta de identificación de todas las personas presentes o por errores sustanciales en la forma de completarlo y enmendarlo, determina su conversión en un instrumento privado, conforme lo dispuesto por el art. 987 del C.C.. El fundamento de esta norma es el principio de conservación de los actos y las consecuencias de esa situación son fundamentales: siendo ahora un mero instrumento privado, y no un instrumento público, el contenido del acta cabeza del procedimiento deja de gozar de plena fe, sin necesidad de que sea redargüida de falsedad, ocasionando la inversión de la carga de la prueba. Cabe recordar que las causales de nulidad instrumentales son: las interlineaciones y testaduras (art. 1001), las enmiendas, palabras entre líneas, borraduras o alteraciones (art. 989). Respecto de éstas últimas, cabe aclarar que cada tipo de instrumento tiene un procedimiento correctivo distinto. En el caso de las escrituras públicas el art. 1001 manda efectuarlas de puño y letra por el escribano autorizante, lo cual también se extiende al ámbito administrativo y judicial, donde deben ser salvadas por el funcionario firmante. Asimismo, para nulificar el instrumento por vicios formales se requiere que éstos afecten una parte esencial de aquél. Así, el art. 989 menciona entre las partes esenciales, fechas, nombres, cosas, cantidades. Es decir, que no toda alteración constituye un supuesto de anulabilidad. Para su configuración se requiere que se afecte el negocio jurídico de manera que modifique la primitiva manifestación de voluntad (conf. "Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial", de Alberto Bueres y Elena I. Highton, t. II-C, 1999, Ed. Hammurabi, p. 383 y ss.). IX. b) Como ya vislumbramos en el punto VII, no sólo desde el punto de vista civil se pude atacar la validez de un acta administrativa sino que también contamos con las normas contenidas en el decreto-ley 19.549. En efecto, el art. 14 establece: "El acto administrativo es nulo, de nulidad absoluta e insanable...: a) cuando la voluntad de la administración resultare excluida por error esencial; dolo, en cuanto se tengan como existentes hechos o antecedentes inexistentes o falsos; violencia física o moral ejercida sobre el agente; o por simulación absoluta...". Por otra parte, el inciso b) del citado artículo prevé la declaración de nulidad absoluta del acto por incompetencia, falta de causa, la violación de la ley, de las formas esenciales, y de la finalidad. El artículo 15 prevé el supuesto de anulabilidad del acto administrativo, que se configura cuando la irregularidad, omisión o vicio cometidos no llegare a impedir la existencia de alguno de los elementos esenciales. El art. 16, por su parte, se refiere a la incidencia que la invalidez de una cláusula accidental o accesoria puede importar sobre la del acto administrativo. El criterio que informa esta clasificación radica en la gravedad del vicio que afecta a los elementos del acto y vemos que en su inciso b) contempla específicamente como causal de nulidad la violación de las formas esenciales del acto administrativo. X. Sentado ello, cabe advertir que, desde el punto de vista penal, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el reconocido precedente "Lapiduz" sostuvo que resulta innegable el carácter represivo que revisten las sanciones de multa y clausura, previstas en el art. 40 de la ley 11.683 (Fallos 321:1043). En tal sentido, la Sala III de este Tribunal resolvió que "...las sanciones tributarias dispuestas en la ley 11.683 poseen naturaleza represiva, es decir tienen poder coactivo sobre la persona. En consecuencia, le son aplicables los principios dispuestos en la Constitución Nacional a efectos de garantizar los derechos de la persona frente al poder coactivo del Estado - legalidad, debido proceso, defensa en juicio, presunción de inocencia, razonabilidad, no aplicación de leyes análogas, entre otros- ( conf. causa nro. 701 "M. de B., causa nro. 841 "S. M. M. s/apelación ley 11.683"). Ahora bien, debemos recordar que, en un proceso penal, toda acta para ser válida requiere el cumplimiento de diversas exigencias, entre ellas, la presencia de no menos de dos testigos, la indicación de la fecha, el nombre y apellido de las personas intervinientes, la firma de las mismas, etc.(conf. arts. 138, 139,140 y 141del C.P.P.N.). Respecto a la presencia de testigos, es preciso señalar que sólo en casos excepcionales, pese a su ausencia se admite la validez de las mismas, pero con carácter absolutamente restrictivo. En efecto, las exigencias formales establecidas para el caso en que deban documentarse actos irreproducibles y definitivos, tales como secuestros, inspecciones oculares o requisas personales, están encaminadas a tutelar la regularidad en la formulación de tales actos, en una clara posición garantista para con el o los imputados. (Conf. C.N.C.P., Sala III, reg.107, "González, Norberto A. s/recurso de casación", del 10 de abril de 1996, reg.336, "Costa, Juan Carlos s/recurso de casación", del 24 de octubre de 1996, Sala IV, reg. 568, "Núñez, Juan Carlos s/recurso de casación", del 19 de abril de 1996, Sala I, c.2101, "Duzac, Fabián A. y otros s/recurso de casación", del 5/3/99, Sala IV, c.569, "Scaccia, Oscar Alberto s/recurso de casación", del 20.06.97., entre otros). Lo expuesto, sin embargo, debe ser conciliado con el principio de que las nulidades procesales deben ser interpretadas restrictivamente, pues su declaración por el sólo interés del formal cumplimiento de la ley constituye un exceso ritual manifiesto incompatible con el buen servicio de justicia. Consecuencia de lo expuesto es que, aún tratándose de nulidades de carácter sustancial, quien las alega debe demostrar el efectivo perjuicio ocasionado. (Conf. C.N.C.P., Sala IV, "Nicolao, Elsa Angélica s/recurso de casación", c.392, del 1.10.96, Sala IV, "Corrao, Raquél Margarita s/recurso de casación", c.544, del 5.03.98, Sala II, " Nodar, María de los Ángeles s/ recurso de casación", c.1812, del 10.05.99., Sala III, "Suñe, José María s/recurso de casación", c.928, del 17.03.97; "Guillén, Alejandro s/recurso de casación", c.1011, del 2.05.97, Sala IV, "Piromalli, Rubén Pascual s/recurso de casación", c.546, del 30.04.97). Ello sentado, considero que dichas formalidades previstas por la legislación procesal penal resultan aplicales en materia tributaria toda vez que su presencia surge como una condición necesaria a los efectos de acreditar la infracción cuestionada y su ausencia, produce la invalidez del acta, salvo que se deje constancia de especiales circunstancias que hayan impedido cumplir con mismas. En otro orden de ideas, cabe señalar que rige en esta materia el principio penal que establece que para el caso de duda, se debe fallar en favor del presunto infractor. Ello así pues, estamos frente a un procedimiento de carácter represivo, en donde juega y prevalece el principio de inocencia, "in dubio pro reo", en detrimento del principio no declarado pero de hecho vigente: "in dubio pro A.F.I.P.".Este último paradigma parece regir en nuestro sistema legal, y se basa en el argumento de facilitar al órgano recaudador del estado, (el que siempre tan necesitado está de mayores recursos), el contralor y presión a los sujetos que tienen la obligación de tributar. Empero, este planteo aparece, cuanto menos, como endeble, cuando por su puesta en práctica se violan los derechos de los contribuyentes.Así, es jurisprudencia reiterada en el fuero Penal Económico que si de la compulsa de las pruebas no surgen elementos para tener por acreditada la infracción imputada que habría consistido en la no emisión de facturas o documentos equivalentes en las formas, requisitos y condiciones establecidas por la D.G.I. por aplicación del principio "in dubio pro reo" corresponde confirmar la revocación de las sanciones impuestas. ("Casa Arresti S.R.L. s/inf. ley 11.683", fallo del 2/03/2001, sala B; " Moszel, Víctor y otros s/inf. ley 23.771", fallo del 12/9/00, sala A, de la Cámara Nacional en lo Penal Económico). En el mismo sentido se ha pronunciado el Tribunal Oral en lo Penal Económico N°1: "...como no se acreditó, con el grado de certeza necesario en un juicio penal, la autoría de los imputados, debe aplicarse el principio "in dubio pro reo", estándose en caso de duda a lo que sea más favorable al imputado." (Frigonor S.A. s/inf. art. 8° y 12° ley 23.771, fallo del 11/5/1998 del Tribunal Oral en lo Penal Económico N°1; "Pefaur, Héctor Mauricio Neri s/inf. ley 23.771", fallo del 29/3/1999, Tribunal Oral en lo Penal Económico N° 2) Por otra parte, en caso de no haberse detallado en el acta cabeza del procedimiento, la totalidad de los requisitos formales citados, podría darse la circunstancia de que, por una única operación la A.F.I.P. imponga pluralidad de sanciones, sosteniendo que se trata de ventas diferentes. Dicha situación afecta tanto el principio de defensa en juicio como el de non bis in idem.En conclusión, si no consignan concretamente todas las circunstancias en las que se desarrollaron los hechos, resulta imposible ejercer una correcta defensa. Por ende, y frente al poder coactivo del estado, el ciudadano, que debe ser amparado por los principios de debido proceso, legalidad, presunción de inocencia, non bis in idem, defensa en juicio y no aplicación de leyes análogas en materia penal, entre otros, debe ser eximido de toda sanción. XI. Ahora bien, sentadas estas premisas y entrando a resolver, mediante la lectura del acta de comprobación...advierto que los inspectores de la A.F.I.P. afirman haber presenciado una venta en efectivo por la cual no se habría emitido la correspondiente factura, basándose para ello en la comprobación directa del hecho. Si bien, en principio, deben tenerse por ciertos los dichos de los funcionarios que intervienen en los procedimientos de verificación y fiscalización del cumplimiento de las normas tributarias, considero que, en el caso, la referida acta de constatación no resulta apta para tener por probada la materialidad de la infracción que motivó las sanciones impuestas por la Administración Federal de Ingresos Públicos (conf. el precedente de esta Sala "Lapiduz, Enrique (Pasari, Jorge) s/apela clausura D.G.I.", expte. 1033, del 2/12/99). En efecto, el acta no reúne las especificaciones exigidas por el art. 41 de la ley 11.683 respecto de los hechos y omisiones en reproche que deben ser objeto del acta de comprobación labrada por los funcionarios fiscales. Ello así pues, conforme lo expuesto en acápites anteriores, considero que los agentes administrativos debieron plasmar la totalidad de los requisitos de validez y completitud en el acta que labraron o, cuanto menos, individualizar al presunto comprador y a eventuales testigos del hecho endilgado de manera que resultara posible la obtención de sus testimonios para corroborar lo consignado en el acta. A su vez, no se respectaron los principios de unidad e inmediatez en la confección de la misma. Estos faltantes esenciales impiden la formulación de un proceso por el que se respete la garantía de la defensa en juicio, toda vez que el contribuyente se encuentra en una posición de minusvalía ante el órgano administrativo al cual se lo ha dotado de la facultad de crear la primer prueba de cargo en el sumario administrativo. Frente a esto, se impone exigir a los funcionarios de la A.F.I.P. que reúnan en las actas de comprobación todos aquellos elementos que resulten realmente útiles en las distintas instancias del proceso y no, como ya lo indicara ut supra, una mera descripción del los artículos vendidos. (conf. el voto del Dr. Frondizi in re "A.F.I.P. (O. O. E.) s/apela multa y clausura" expte. N°1482, del 5.07.2001). Sin tales datos, entiendo que con los elementos habidos en el expediente no puede tenerse por acreditada en debida forma la pretensa infracción, máxime teniendo en cuenta la versión de los hechos brindada por el propietario del comercio -quien expresa que se trató de una diferencia por una venta hecha con anterioridad que ya había sido facturada. En efecto, los argumentos esgrimidos por el contribuyente resultan verosímiles ya que el hecho de que los inspectores no hayan visto la entrega de la mentada factura no implica que ésta no haya sido emitida con anterioridad al comprador. Cabe recordar que el Sr. G. acompañó el recibo de seña y una factura respaldatoria de la supuesta operación por el monto señalado. Resta agregar, que lleva razón el apelante en cuanto a que tampoco se ha consignado en el acta de inspección la calificación legal de la infracción presuntamente advertida ni la citación al contribuyente para la audiencia de descargo. Por todo lo expuesto, teniendo en cuenta la etapa procesal en curso, ante la duda debe estarse a favor del imputado, tal como lo prescribe el articulo 3° del Código Procesal Penal de la Nación. XII. En orden las consideraciones que anteceden y normas legales citadas, voto porque se revoque la resolución apelada y se declare la nulidad del acta de comprobación...y de todo lo actuado en autos, dejándose sin efecto las sanciones impuestas por la A.F.I.P.. Así lo voto.- EL DOCTOR SCHIFFRIN DIJO: I- De acuerdo a los fundamentos y conclusiones vertidos in re 2613 "Rol Ingeniería S.A. s/Inf. art. 11.683",(1) de fecha 11/05/06, cuya copia agrego como parte integrante de la presente resolución, corresponde declarar la inconstitucionalidad del art. 40 inc. a ), de la ley 11683, y de la RG 100/98. II- Además, en la medida en que las consideraciones que formula el Dr. Fleicher en su voto, guardan consonancia con el criterio que reiteradamente he expuesto acerca de la función y valor de las actas policiales y administrativas en materia represiva (v. entre muchos otros, mis votos in re "C., E. s/Apela resolución DGI", expte. n° 586, del 27/10/98 y en "G., G. P.", expte n° 828, del 3/08/99), adhiero a la conclusión negativa que, dadas las circunstancias del caso, arriba el distinguido colega en cuanto al valor probatorio del instrumento.... En consecuencia, voto por que se declare la nulidad del procedimiento, sobreseyéndose a Sergio Golemme. EL DOCTOR COMPAIRED DIJO: I.- Que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que el cumplimiento de los deberes formales impuestos por las normas tributarias constituye el instrumento que ha considerado el legislador para aproximarse al marco adecuado en el que deben desenvolverse las relaciones económicas y de mercado, erradicar circuitos marginales de circulación de bienes y permitir el ejercicio de una adecuada actividad fiscalizadora (Fallos: 314:1376). Que el procedimiento instituido en la ley 11.683 en la materia apelación de multa y clausura (art. 40 y ss., t.o. 1998, dec. 821/98) prevé no sólo una la facultad de concurrir a una audiencia de descargo en sede administrativa sino, además, una doble revisión judicial, como la que se lleva a cabo mediante este decisorio. La garantía que esto importa para asegurar el debido proceso adjetivo y, con ello, la garantía constitucional de defensa en juicio aparece así con meridiana claridad. No obstante muy poco serviría a tal finalidad la normativa legislativa si no se le reconoce la importancia que tiene, tornando efectivo el resguardo del derecho de los contribuyentes. Esto es así por cuanto si bien los responsables tienen la posibilidad de efectuar un descargo haciendo valer la prueba que acompañen al sumario, la valoración de los hechos y de esas pruebas no puede ser efectuada con un criterio meramente fiscalista, ni aún por la propia administración. Es dentro de este marco de ideas que debe resolverse el presente recurso, teniendo presente que Goldschmidt hace largo tiempo alertó sobre el "fraccionamiento de la potestad procesal" en que suelen pretender situarse las administraciones tributarias para crear "procesos especiales" a su medida. Ello advierte que mediante el mentado fraccionamiento se proyecta la garantía constitucional violada, de cuya preservación es garante el Poder Judicial, en tanto este último es el soporte y fundamento de la posición institucional de los ciudadanos ante los poderes públicos. II.- Que el primer artículo agregado a continuación del art. 44 de la ley 11.683 (actualmente art. 41 de la ley de procedimiento tributario, t.o. 1998, dec. 821/98) por el art. 3 de la ley 24.765 prescribe en lo que aquí importa "Los hechos u omisiones que den lugar a la multa y clausura,…que se refieren en el último párrafo del artículo 40, deberán ser objeto de un acta de comprobación en la cual los funcionarios fiscales dejarán constancia de todas las circunstancias relativas a los mismos, las que desee incorporar el interesado, a su prueba y a su encuadramiento legal, conteniendo, además, una citación para que el responsable munido de las pruebas de que intenta valerse, comparezca a una audiencia para su defensa que se fijará para una fecha no anterior a los cinco (5) días ni superior a los quince (15) días. El acta deberá ser firmada por los actuantes y notificada al responsable o representante legal del mismo…". En principio se debe señalar que el acta de comprobación referida por tal normativa se trata de un acta diferente de otras prescriptas dentro de la ley 11.683, ya que exige requisitos nuevos, distintos de los establecidos en otras normas de la propia ley de procedimiento tributario, como ser las actas de inspección y de notificación. Estos mayores requisitos, tiene como objetivo una mejor defensa de los derechos del contribuyente imputado, ya que el sustrato de esta infracción es penal. Por tanto el resguardo de las garantías del debido proceso debe nacer desde el momento mismo de constatación de la existencia de infracciones. III.- Del estudio del legajo se advierte que... se encuentra glosada la copia del acta de comprobación...confeccionada en forma manuscrita por los funcionarios de la AFIP-DGI llevada a cabo en...con fecha... constituidos en el domicilio comercial del apelante. En tal instrumento se deja constancia de haberse efectuado ante su presencia una venta por la cual no se emitió ni entregó documento equivalente a factura, que se procedió a intervenir la factura n°..., que se hace saber el derecho a incorporar aquellas circunstancias que estime pertinentes señalando su negativa, y por último que la vendedora no suscribe tal documento, firmando los tres inspectores actuantes. Curiosamente...obra copia del acta de comprobación...confeccionada en forma mecánica labrada por los mismos funcionarios en la sede de la AFIP-DGI de....con fecha...donde se describe la misma operatoria de venta sin emisión o entrega de ticket, factura o documento equivalente, se tipifica el hecho descripto como infracción a las normas legales que cita y que constituye prima facie la causal prevista por el art. 40, inc. a) de la ley 11.683, lo que se prueba con lo que surge del acta...de fecha ...que pasa a ser parte integrante de esta. Por último se cita al responsable para la audiencia de descargo prevista en la normativa, fijando el día y lugar de su celebración, dejando constancia que podrá concurrir el responsable, su representante legal, provisto de las pruebas de que intente valerse, pudiendo tener asistencia letrada o presentar escrito debidamente firmado. Suscriben los mismos tres inspectores que intervinieron al labrar el acta originaria. Nítidamente surge del cotejo de ambas actas que la primigenia...no cumplió con individualizar el encuadramiento legal de la supuesta infracción detectada por los inspectores actuantes, como así tampoco con la citación al responsable a la audiencia de descargo, la posibilidad de acompañar las pruebas que considere pertinente, la facultad de contar con asistencia letrada, o la posibilidad de presentar un escrito de descargo. Aparece claro que los empleados del organismo fiscal han pretendido reparar a través de la confección de una segunda acta..., en distinta fecha, en distinto lugar y con otra numeración, la omisión que surge de la lectura y contenido del acta originaria...que en modo alguno se ajustó o cumplimentó los requisitos esenciales exigidos por el art. 41 de la ley 11.683. Que tal falencia fue cuestionada por el contribuyente en su presentación administrativa ...recibiendo como respuesta el reconocimiento de haberse labrado 2 actas, las que al ser fehacientemente notificadas no vulneraron el derecho de defensa del art. 18 de la CN... Que al contrario de lo sostenido por la AFIP-DGI, las falencias que surgen del acta primigenia en modo alguno pueden ser salvadas o purgadas mediante la confección de un segundo instrumento como ha acontecido en el sub lite, en tanto el acta de comprobación debe valerse por si misma y contener debidamente cumplimentados los requisitos esenciales establecidos por el art. 41 de la ley 11.683 (t.o. 1998). En este aspecto cabe individualizar dentro de los datos objetivos exigidos por la norma, el encuadre legal. Su sentido tiene que ver con una premisa fundamental del derecho penal: que el sujeto conozca cuál es la norma que ha infringido a los fines de poder ejercer debidamente su derecho de defensa. Por otra parte, como ya adelante, en el acta originaria no se establece la fecha de audiencia de descargo, sino que la misma se fija en la segunda acta y para casi un mes después de la fecha de realizada la verificación.... En un tema eminentemente formal como es la tipificación realizada en el art. 40 de la ley 11.683 (t.o.1998), la conducta seguida por el fisco parecería indicar que el cumplimiento de las formalidades sólo le corresponden al contribuyente, ya que resulta debidamente verificado el incumplimiento formal de ese organismo respecto de los ya señalados requisitos prescriptos por el art. 41 de la ley de procedimiento tributario. En definitiva, el fisco no cumplió con un principio eminentemente formalista en un procedimiento netamente formal que sanciona infracciones formales. Las formalidades no sólo deben ser cumplidas por los contribuyentes sino también corresponde que las cumpla el fisco, en especial aquéllas que como en el caso que nos ocupa se encuentran previstas legalmente. IV.- Del mismo modo, otro de estos requisitos no han sido debidamente cumplimentados por los funcionarios fiscales actuantes, máxime cuando estos pueden requerir a los consumidores finales la exhibición de facturas o comprobantes tanto en el momento de realizarse la operación, como a la salida del local donde se celebre esta (conf. artículo agregado a continuación del art. 19 de la ley 11.683, mediante el art. 13 de la ley 24.765, actualmente art. 10 de la ley de procedimiento tributario, t.o. 1998, dec. 821/98). Se trata de la falta de identificación del supuesto cliente ocasional sin formular ninguna aclaración al respecto, lo que produce una disminución del valor probatorio del acta de comprobación y por lo tanto los elementos de juicio del instrumento en cuestión, sobre el que se sostiene la sanción aplicada, son insuficientes para tener por acreditados los extremos fácticos de la infracción atribuida, sin que ello implique entrar a considerar su validez formal o desconocer el carácter de instrumento público que la Corte Suprema de justicia de la Nación le ha reconocido (causa G. 51 XXIV "Guido, Mario Marcelo s/ apelación clausura (DGI)", de fecha 4 de mayo de 1993; causa G. 342 XXIV "Gambaro, Francisco Isidoro s/ recurso de apelación", de fecha 28 de septiembre de 1993, entre otras). V.- Que dentro de este orden de ideas cabe valorar que el acta originariamente labrada queda desprovista de su inicial significación por vulnerar el derecho de defensa del contribuyente. En tales condiciones, reducido el valor fedatario del instrumento en cuestión en la forma descripta, entiendo que corresponde ser exigente cuando el fisco ejerce el control de las obligaciones ciudadanas en materia tributaria y al realizar los procedimientos tendientes a determinar la comisión de infracciones de naturaleza penal, porque pone en juego el sistema de garantías procesales de rango constitucional, y porque la justicia en el campo tributario no depende de una correcta formulación de las leyes tributarias sustantivas, sino en manera decisiva de la razonabilidad administrativa o judicial en la aplicación de estas últimas. En este sentido, las apuntadas omisiones constatadas en el acta original determinan su invalidez, resultado que en modo alguno puede ser purgado o subsanado a posteriori como irregularmente ha pretendido el fisco, por tratarse el acta originaria de un acto definitivo e irreproducible. Que a esta conclusión debe sumarse que también se encuentra en disputa la existencia o no de la conducta reprochada cuyo tratamiento deviene inoficioso por lo ya concluido precedentemente. Por todo ello, considero que debe resolverse a favor del imputado, tal como lo dispone el art. 3 de la ley ritual, en función de lo normado en el tercer párrafo del art. 78 de la ley 11.683, t.o. 1998, dec.821/98. Así lo voto. Por ello, el Tribunal RESUELVE: I.- DECLARAR la nulidad del acta de comprobación...y de todo lo actuado en autos, dejándose sin efecto las sanciones impuestas por la A.F.I.P.. sobreseyéndose a S.G. (art. 3 ley ritual, en función del 3er párrafo del art.78 de la ley 11.683,t.o. 1998, dec. 821/98). II.- Notifíquese, regístrese y devuélvase.Fdo.:Jueces sala II Dres.Gregorio Julio Fleicher.Leopoldo Héctor Schiffrin (por mi voto).Carlos Román Compaired. Ante mi: Dra. Ana Miriam Russo.Secretaria. NOTA(1): obra publicado en el rubro Fallos Destacados del sitio PJN – carpeta temática Impuestos-derecho tributario F.D.174- para su consulta.