"Corte Suprema de Justicia de la Nación: Facultades

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ENCICLOPEDIA
JURIDICA
OMEBA
APENDICE
TOMO IV
DRISKILL S.A.
SARANDI
1370
Buenos Aires
ENCICI-OPEDJA
.70
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION: FACULTADES CONSTITUCIONALES
Y JURISPRUDENCIALES·.
"Quien considere
con atención los distintos departamentos del
poder percibirá que en un gobierno en que se
encuentren separados, el judiciaL,. será siempre
el menos peligroso para los Derechos Políticos de
la Constitución, porque su situación le permitirá
estorbarlos o perjudicarlos en menor grado que
los otros poderes. El ejecutivo no sólo dispensa los
honores sino que posee la fuerza militar de la
comunidad. El legislativo no sólo dispone de la
bolsa, sino que dicta, las reglas que han de regular
los derechos y los deberes de todos los ciudadano~. El judicial, en cambio, ni irfluye sobre las
armas ni sobre el tesoro, no dirigie la riqJ,leza ni
la fuerza de la sociedad y no puede tomar ninguna resolución áctiva". ello demuestra incontestablemente que el departamento judicial es sin
comparación el más débil de los tres departamen-
tos del poder, que nunca podrá atacar con éxito a
ninguno de los otros dos y que son precisas toda
suerte de precauciones para capacitar!o a fin de
que pueda defenderse de los ataques de aquéIlos"(I) ,
A tenor de lo dicho por el ilustre político, que
en más de un sentido fuese el inspirador de nuestro texto constitucional, es que se plantea la necesidad de saber si el más Alto Tribunal de la
Nación se encuentra suficientemente capacitado
"para defenderse de los ataques" que le propician
los otros órganos del poder que poseen "las armas
o la bolsa", y cómo, en los hechos, funciona tal
capacidad, máxime considerando que es ese
mismo Tribunal el que está llamado a decidir
sobre su propia capacidad o poder.
El texto constitucional resulta exiguo en lo atinente, refiriéndose al tema en sus articulos 99,
100, 101 Y 109, no obstante lo cual los mismos
resultan lo suficientemente amplios y abarcadores de numerosos supuesos, tantos, como que de
ello se deriva la organización del poder judicial
de la Nación y su función jurisdiccional.
y si tenemos en consideración que esta función
jurisdiccional "es la que mejor define el carácter
jurídico del Estado Constitucional"e), cuya cabeza es la Corte Suprema de Justicia, s~ comprende la decisíva importancia de conocer cuáles
son, exactamente, las facultades o potestades de
tal órgano del poder.
De forma similar a la Consitución de los Estados Unidos de Norteamérica (art. III, Seco 2) en
cuyo molde se habría vaciado nuestro proYL"Cto
constitucional según la famosa frase atribuída a
José Benjamín Gorostiagae), nuestro texto constitucional asigna a la Corte Suprema el conocimiento y decisión de "todas las causas que versen
sobre puntos regidos por la Constitución" dando
origen así a uno de los primeros y más importantes debates en torno a las facultades del Alto
Tribunal.
.
En efecto, el término "causas" tomado del texto .norteamericano cases era posible de traducción como "casos", "causas" o "controversias",
todos ellos de disímiles connotaciones jurídicas, y
de allí entonces fue necesario establecer cuáles
eran estrictamente tales "causas", v si de tal expresión del texto constitucional p~rmitfase a la
Corte Suprema la consideración de cuestiones
hbstractas de derecho, hipotéticas o futuras.
Así decía González Calderón(4): "Casos o cau··
sas judiciales son las controversias o litigios que se
(1) lIal1lihon. El ¡:"d,.ra/isfa,
(2) Linan's Q"intana.
Sl'gnndo V .. Tratado d,. la 0"11'
da d,.l Der,.,.ho (;ollsfiflldfllWI.
T. IX, Ed. Alfa.
1Hf13.
pág, 404.
(3) Vanossi. Jorge H" l.a l"jl'Il',,";a
d,. 10.'1' R,."¡allll,,
Gorosfíaga ell la (;o"slifll";ó" Argellfilla y S'I lllr;s,,"ulell";a.
Ed. Panedille. 19iO,
(4)
dOlw/
(;'lIIslilll";ÓII.
• Por el Dr.
ALBERTO JOSE ECÜES
1'. 4í!J.
Caldenín.
Jllan A .. J)a,',./", Comfilllhistoria.
'('oria y ;"rhprut!nrda
c/i' /(/
Ed. J. Lajollal1l' y Cía. Bllenos Aires. lH30. T. l .
González.
ArW'lltillo:
¡U/UD/eA
producen por accic>nde una parte y defensa dc
otra en la aplicacicín práctica de una ley. todo lo
cual supone necesariamente un procedimiento
esp<,'Cialante los jUl..'CCs.Las cortes no pueden
aplicar las leyes sino a los casos ocurrentt's: su facultad de apHcarlas e interpretarlas se ejerce sólo
. aplicándolas a las controversias qUl..'se suscitan o
traen ante ellas para el ejercicio de los derl..'Chosy
cumplimiento de las obligaciones: no puede pedírseles que emitan su opinicín sobre una ley. sino
aplicándola a un hecho y señalando al contradictor: ni pueden dar explicaciones sobre teorías que
se sustentan cuando no haya casos prácticos a que
aplicarlas, porque el ohjeto de la jurisdicción
nacional es decidir causas y no cuestiones abstractas de derecho. Así, los jueces nacionales, al
dictar sus fallos, tienen que limitarse a los puntos
controvertidos y no hacer dl..'Claraciones que
aprovechen o perjudiquen interl..'Sesde personas
que no han sido partes en el juicio: la Corte
Suprema no puede modificar las sentencias de los
jueces inferiores sino en la parte apelada. Es,
pues, un principio general, ratificado siempre
por la jurisprudencia de la Corte, que uno de los
caracteres esenciales del poder judicial eonsiste
en pronunciarse en casos particulares y no sobre
prineipios generales ni por vía de medida general".
Tal eriterio fue adoptado por la Cortc en el
caso "M. Ocampo" resuelto en lR72(á) y ha permanecido invariable hasta el presente incluso con
posterioridad a la sanción del Código Proeesal
Civil y Comercial de la Nación que en su art. 322
admitió la posibilidad de la sustanciación de eausas que procuren el dictado de una sentencia
meramente declarativa: a partir del cual pudo
pensarse que la interpretación dada al término
"causas" del art. 100 de la Constitución podría
variar y por la vía precitada permitir la declaración de inconstitucionalidad de una ley sin que la
misma ya hubiese causado un perjuicio comprobable, evitando con ello que lo causase en el futuro, como ocurre con las leyes impositivas en que
por vía del principio so/ve el repele es necesario
pagar primero y luego argüir la inconstitucionaHdad de la ley que impone el tributo.
Sin embargo, la Corte, en el caso "Safe Agropecuaria", en que precisamente se trataba de un
impuesto creado por la provincia de Santa Fé
• cuyo pago previo se exigió como requisito a la
expedición de las guías de ganados va a decidir
que: "La facultad de la Corte Suprema para
apreciar los límites de las atribuciones propias de
los otros poderés del Estado que la Constitución
Nacional le reconoce sólo implícitamente y en los
casos que caigan bajo su jurisdicción, no debe ser
extendida de modo de validar declaraciones de
inconstitucionalidad abstractas o de mera certeza
por vía del arto 322 del Código Procesal de la
Nación: norma ésta que tiene su ámbito de apli(5)
Fallos. t. 12, p. 1.55.
171
Ú>RTE SUI'H.: FAC. CONSTo y JURISPR.
cación en orden a dl..'Cisionesdel derecho común.
Corresponde rechazar in lilllille la demanda que
tiene por ohje!o la mcra dl..'Claraciónde inconstitucionalidad de una ley impositiva provincial,
deducida ante la Corte Suprema l'n instancia
originaria por la vía del art. 322 del C6digo Procesal"(ti).
De tal modo, Cfl..'Cmos,la Corte desaprovechó
una magnífica oportunidad para ampliar el control de constitucionalidad, y para defenderse y
defender a la Consitución Nacional de los ata.
ques que le propician los otros poderes del Estado,
limitando tal control de constitucionalidad a que
la ley cuestionada se haya intentado aplicar a un
caso concreto y su aplicación haya sido resistida.
Inútil resulta abundar sobre la evidente inseguridad jurídica que de ello se deriva, ya que,
por tal interpretación, una ley reputada inconsti·
tucional será, en los hechos, aplicada ek'Ctivamente a numerosos supuestos con los perjuicios
consiguientes que puede ocasionar, hasta que,
finalmente, planteado el"caso" concreto y tras el
debido proceso la Corte Suprema se pronuncie
sobre la misma, pronunciamiento que, paralelamente, y según las mismas interpretaciones de la
Corte, quedará limitado a ese caso en particular.
Diého criterio, resulta aún más restrictivo teniendo en cuenta la jurisprudencia de la misma
Corte en el sentido de resultar necesaria la alegación de inconstitucionalidad de la norma jurídica
para posibilitar el pronunciamiento, pues si bien
la Corte ha reconocido "la atribución y el deber
en que se hallan los tribunales de justicia de examinar las leyes en los casos concretos que se traen
a su decisión comparándolas con el texto de la
Constitución para averiguar si guardan o no conformidad con ésta .. , "0,- tal atribución y deber se
encuentra limitada a la alegación concreta de
inconstitucionalidad que formule la parte.
Así en el caso "Varela"(H) y pese a haber declarado anteriormente la Corte la inexistencia jurídica de una ley por haber sido objeto de promulgación parcial, la Corte ante la falta de cuestionamiento de la parte, confirmó el fallo {¡ue se
fundaba precisamente en dicha ley anteriormente declarada inexistente.
Dijo entonces la Corte: "Que, el precedente de
(Fallos 268:352), que fundamenta el recurso de la
accionada, y en el que se declaró la inexistencia
de la ley 16.881 en razón de la invalidezconstitudonal del decreto de promulgación parcial de la
misma, no es de aplicación al sub judice, puesto
que esa dl..'Cisiónfue el resultado de una oportuna
invocación de inconstitucionalidad, que, en el
presente, no fue alegada. En consecuencia, esta
causa debe juzgarse de acuerdo con la reiterada
jurisprudencia de esta Corte conforme a la cual
se establece que es condición esencial de la orga(6)
(7)
(H)
Fal/os 2H6:i6.
Fal/"s. 1.3.3. p. 184.
1'"1/,,,. ~!)I: ·Hm.
CORTE SUPR.: PACo CONST, y JURISPR.
nización del Poder Judicial el que no le sea posible controlar por su propia iniciativa -de oficio- los actos legislativos, por lo tanto, no habiendo la demandada efectuado planteo constitucional alguno en torno a la ley 16.881, el pronunciamiento del a quo, en tanto se funda en la
misma, debe ser mantenido". Tal criterio de interpretación que efectúa la Corte limita innecesariamente el control de constitucionalidad que
debe llevar a cabo, y entendemos debe ser abandonado. Ninguna norma de nuestro texto constitucional limita las facultades que competen a la
Corte en este sentido y derivar dicha limitación
de una interpretación etimológica-procesal del
término "causas" parece a todas luces excesivo y
contrario al fin perseguido por la norma. Antes
bien, el arto 31 de la Constitución Nacional proclama enfáticamente la supremacía de la misma
y su resguardo exige ampliar el control de constitucionalidad a todas aquellas situaciones, en que,
se prentenda aplicar una ley que no se conforma
con su texto, haya sido o no específicamente alegada por las partes.
Pese a lo expuesto, en algunas oportunidades
excepcionales la Corte se ha pronunciado sin el
previo cumplimiento de la existencia de una
causa, como ocurrió con motivo de los pronunciamientos militares de 1930 y 1943 en los que
por vía de Acordadas reconoció a los gobernantes
"de facto" instalados en el poder.
ProC€dió de igual modo, esto es fuera de todo
proceso o causa, ejerciendo el control de constitucionalidad, cuando para dar cumplimiento a una
ley o a una decisión del Poder Ejecutivo la Corte
debía ejercer una actividad propia, circunstancias en las cuales previamente, y creemos que
ejemplarmente, la Corte verificó la constitucionalidad de la ley o decreto que debía cumplir,
pronunciándose por via de Acordada sobre su inconstitucionalidad.
Así ocurrió el 14 de marzo de 1903, cuando la
Corte se rehusó a tomar juramento a un juez que
había sido df'~ignado por el presidente provisional del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo,
fundándose en que el mencionado había omitido
prestar el juramento establecido por el art. 80 de
la Constitución Nacional al asumir sus funciones.
De igual modo actuó el 2 de abril de 1945 al
negarse también a recibir juramento a un juez
designado para integrar una cámara de Apelaciones que se creaba por el Poder Ejecutivo "de
facto", considerando que tal acto excedía las
competencias del mismo, situación análoga a la
decisión-recaída el 7 de marzo de 1968 en que la
Corte se negó a dar cumplitniento a una ley sobre
enjuiciamiento de magistrados provinciales por
estimar que era incompatible con el régimen
Constitucional(!) .
ProC€der análogo registró la Corte por Acordada deIS de setiembre de 1969 en que, ante la
(9)
E. D, 21-705.
ENCICLOPEDIA
172
petición de un juez de Instrucción para que el
Alto Tribunal le remitiese copia de las actuaciones labradas por la Corte al decretar la cesantía
del personal de otro Juzgado, la Corte estableció
que "no cabe la investigación en sede judicial,
por vía directa o indirecta, de lo obrado por la
Corte Suprema en ejercicio de facultades disciplinarias que le son propias" (lO).
Párrafo aparte me~, sin duda, la decisiónde la
Corte en el primer caso "Pérez de Smith" fallado el
18 de abril de 1977, en el cual se presentaron en forma directa a la Corte numerosos parientes de otras
tantas personas en favor de las que se habían deduciclorecursosde "habeas corpus" en los que las autoridades contestaron informando que las mismas no
se encontraban registrada~ como detenidas, en cual
la ('..arte, pese a declarar su incompetencia ante la
fonna de la presentación resolvió dirigirse por oficio
al Poder Ejecutivo Nacional "a fin de encarecerle
intensifique la investigación sobre el paradero y situación de la~personas cuya desaparición se denuncia judicialmente..." (lJ), fallo que sería seguido po&teriormente por el segundo caso "Pérez de Smith"
fallado el 21 de diciembre de 1978 (12), similares a
su predecesor.
Otra e importante limitación del contro.l de
constitucio.nalidad que efectúa la Corte f'~tádado
por lo que se han denominado las cuestiones políticas no justiciables.
Dicha discriminación largamente sostenida
por la Corte, parte del supuesto de la existencia
de un ámbito de reserva discrecional de los otros
poderes del Estado, el cual no podría ser invadido supuestamente por el Poder Judicial, jurisprudencia que encontraría su fundamento en el principio de separación de los poderes, y que ha sido
frecuentemente aplicada a decisiones del Poder
Ejecutivo en pretendido uso de atribuciones que
le confería la declaración del estado de sitio.
"El cartabón de las cuestiones políticas no judiciales achica el margen de la revisión constitucional en detrimento. de la supremacía de la
Constitución ... No propiciamos sacar de cauce a
la Co.rte ni a los tribunales para que con su criterio sustituyan al del Ejecutivo o del Congreso sólo
predicamo.s que dentro del sistema vigente de
control la revisión penetre en to.das las áreas sin
discriminación de materias, con estricta sujeción
al imperativo. del arto 100 constitucio.nal que le
discierne a la Corte y a los tribunales inferio.res la
capacidad -obligatoriade intervenir en todas
las causas que versan sobre punto.s regidos por la
Constitución" .
, "En suma, nada en la Co.nstitución retacea la
plenitud del control de las cuestiones políticas. Al
contrario., el derecho. judicial que ha formulado y
que mantiene la inhibitoria se nos ocurre o.puesto
a la Constitución y a otra serie de principios co(lO)
(ll)
(12)
E. D. 32·27.
E, D. 73·375.
E, D. 81·720.
-¡URIDICA
nexos a ella, en forma tal que el abandono de la
no judiciabilidad no sólo es viable, sino deseable
y obligatorio" (13).
Limitado de tal modo el control de constitucionalidad que recae sobre la Corte Suprema de
Justicia es del caso analizar las facultades ,de la
misma frente a lo que podemos denominar como
poderes de hecho incluyendo dentro de tal concepto a aquellos poderes que formándose al margen del sistema constitucional se constituyen en
los efectivos detentadores del poder.
Nada prevé al respecto la Constitución Nacional a excepción del art. 22 en cuanto establece el
sistema representativo de gobierno y bien cierto
resulta que en nuestra práctica constitucional la
cuestión pareciera carecer de toda trascendencia
ya que no se ve con claridad qué facultades reales
y efectivas podría ejercer en tales supuestos la
Corte Suprema de Justicia.
Muy distinto es el supuesto de los actos eleccionarios que constituyen autoridade,s nacionales, provinciales o municipales respecto de_los
cuales la Corte ha mantenido, como regla general, el principio de la prescindencia. Así ha dicho
que "lo atinente a la existencia y validez de los
títulos de los integrantes de los cuerpos representativos locales es facultad privativa de los órganos
creados por las respectivas constituciones provinciales y ajena a la instancia extraordinaria"(I4).
No obstante ello, en el caso "Frente Justidalista de Liberación"(I5) la Corte se abocó al estudio
de la situación planteada a la elección efectuada
elll de marzo de 1973 en Santiago del Estero, en
la cual el candidato que obtuvo la mayoría simple de votos solicitó al Tribunal Electoral se lo
declarase gobernador electo sin necesidad del
Ballotagge previsto en dos leyes dictadas por el
gobierno "de facto" que detentaba el poder y que
había convocado a esas elecciones, por considerar
a esas leyes inconstitucionales según los arts. 103
de la Constitución Nacional v 50 de la Constitución Provincial.
.
Dijo entonces la Corte: "Constituye un caso
contencioso, en los términos del arto 2 de la ley
27, el planteado entre dos agrupacione.s política;,
cuyos respectivos candidatos sostienen pretensiones contradictorias sobre la base de diferentes
enfoques jurídicos de las normas a cuyo tenor
concurrieron a los comicios convocados Dara la
elección de autoridades provinciales.
•
"Importaría una inaceptable inconsecuencia
admitir la validez del resultado de la elección
convocada específicamente de acuerdo con la~
disposiciones de dichas leyes, y pretender que su
resultado sea decidido con arreglo a un sistema
distinto, pues o todo el proceso es nulo y nadie
podría invocar un título legítimo sobre la base
(13) Bidart Campos, Cermán J., Funci6n Poiltica y
Constiucional de la Corte Suprema, E. D. 79-870.
(14) Fallos 287-72.
(15) Fallos 285-410.
173
CORTE SUPR.: FAC. CONSTo
y JURISPR.
del comicio para acceder a los cargos, o se acepta
en su integridad el sistema establecido, con todas
sus consecuencias".
Otro aspecto por demás interesante de las facultades de la corte está dado por su actividad
frente a los tribunales inferiore,s de la administración de justicia ya sea actuando como revisora
de las sentencias que estos dictan, o en ejercicio
de las facultades de superintendencia que le adjudica el arto 99 de la Constitución Nacional.
Actuando la Corte como última instancia del
orden jurídico, y por vía del recurso extraordinario por arbitrariedad manifiesta la Corte ha
elaborado una abundante jurisprudencia
en
torno a las garantías constitucionales que pueden
verse conculcadas a travé,s de las sentencias judiciales, no obstante lo cual alguien ha podido
decir no equívocamente que dentro de las tareas
de la Corte se encuentra la de rechazar tales
recursos extraordinarios mostrando con ello la estrictez con que se se los admite.
No obstante no ser del ámbito del presente la
consideración del tema, no puede dejar de puntualizarse la reiterada doctrina de la Corte en
torno a la jurisprudencia simultáneamente contradictoria en la aplicación de la ley, que la
Corte, salvo en una oportunidad, (caso Goeschy
cl Astengo, 1953) ha declarado ajena a la instancia ex~r~~rdinaria, y que tan merecidas críticas
ha reclbJQO.
"La igualdad ante la ley que literalmente formula la constitución conlleva necesariamente, en
forma implícita, un ámbito más amplio que es el
de la igualdad jurídica. Así como hay una igualdad ante la ley expresamente reconocida hay una
igualdad ante la administración, y una igualdad
ante la jurisdicción. La triplicidad apuntada se
unificaría afirmando que el estado no puede tratar de modo desigual a quienes se encuentren en
situaciones similares, ni cuando legisla, ni
cuando administra ni cuando juzga. Todos los
habitantes son igl.1alesante el Estado, cualquiera
sea la función del poder en que se traduzca la actividad estatal. Por ende, si cuando un mismo
tribunal o tribunales diferentes aplican e interpretan la misma ley en casos semejantes, de modo
opuesto o contradictorio, la jurisprudencia discrepante vulnera la igualdad jurídica, porque el
estado está deparando un trato disímil a justiciables que se hallan en condiciones equivalentes(l6).
Dentro del ámbito de sus facultades reglamentarias, la Corte ha dictado el Reglamento para el
Funcionamiento de la Oficina de Mandamientos
y Notificaciones, regulando los requisitos que
deben contener tales instrumentos y las atribuciones y deberes de los funcionarios encargados de
lIevarlos a cabo, todo lo cual se encuentra en
adecuada relación con las facultades que le reco-
(16) Bidart Campos, Cerrnán J. "Igualdad ante la ley y
desigualdad en su aplicación", E. D. 78-512.
CORTE SUPR.: FAC. CONSTo y JURISPR.
nace a la Corte el art. 99 de la Constitución
Nacional.
Sin embargo, no parece encontrarse dentro del
ámbito de dicha norma constitucional la Acordada N° 9 dictada por la Corte el 19 de mayo de
1977 imponiendo la necesidad de consignar en los
mandamientos de secuestro de bienes el monto
total de la liquidación aprobada por capital, intereses y costas creando con ello la nece.~idad de
cumplimentar una etapa procesal previa al secuestro de los bienes que no se encuentra legislada con tal carácter en el Código Procesal Civil y
Comercial excediendo de tal forma el ámbito
propio de sus facultades.
También la Corte y a mérito de la exigüidad
d!' las normas constitucionales que legislan sus
facultades, se ha atribuído, con un criterio que
no se puede sino compartir, la posesión de numerosas facultades implícitas de este Alto Tribunal
no normadas en el texto constitucional y en
virtud de las cuales ha tomado importantes decisiones.
Así tales facultades implícitas las utilizó la
Corte para suspender a un Juez Nacional en 10
Criminal de Instrucción quien había cometido
hechos que "prima facie" podían constituir un
delito sin respetar la necesidad del Juicio político
previo('7) como así también cada vez que lo creyó
necesario para salvaguardar la investirlura de los
jueces de la Nación en el desempeño de sus funciones(l8) .
Facultades o pod¡:;res implícitos que la Corte
tiende últimamente a ejercer en mayor medida,
básicamente frente a aquellas situaciones en que
se traba o dificulta la acción de la justicia, aun
por quienes resultan los detentadores efectivos
del poder. Así en el primer caso "Perez de
Smith"(l9) la Corte resolvió en uso de tales "poderes implícitos" que hacen a la salvaguarda de la
eficacia de la función judicial "dirigirse por
oficio al Poder Ejecutivo a fin de encarecerle la
investigación sobre el paradero y la situación de
las personas cuya desaparición se denuncia judicialmente y que no se encuentran registradas detenidas". fallo que sería continuado con el segundo caso'J.-'l:rez de Smith"(20) en que la Corte decidió también, en análogas condiciones, y en uso
de sus poderes implícitos exhortar al Poder Ejecutivo a fin de que urja las medidas necesarias a fin
de crear las condiciones requeridas para que el
poder Judicial pueda llevar a término la decisión
de las causas que le son sometidas.
Similares fundamentos dieron base al fallo
recaída en el caso "Zamorano"(Zl) en que se resolvió oficiar al Poder Ej~utivo para que informase
"Concretamente", en forma inequívoca, cada
(17)
(l8)
(19)
(20).
(21)
Fallos 286·17.
Fallos 256·114.
E. D. 73-374.
E. D. 81-720.
E. D. 74-422.
ENCICLOPEDIA
174
uno de los requerimientos de los jueces referidos a
aquellas personas detenidas en virtud del estado
de sitio, como así también ocurrió en el caso
"Berrueta"(ZZ) en el cual la autoridad militar
había dispuesto el traslado de un detenido de esa.
condición a un alojamiento militar, por "razones
de seguridad" contraviniendo con ellos las disposiciones del Juez de la causa que no habla autorizado tal traslado y había solicitado el. reintegro
del detenido, oportunidad en que la Corte, en
uso de sus poderes implícitos decidió oficiar al
Comando en Jefe del Ejército para que dispusiese
el reintegro del detenido.
También, se nos ocurre, en uso de tales poderes
implicitos, la Corte pudo resolver, CQmoelogiablemente 10 hizo, el caso "Mozzatti" fallado en
octubre de 1978(2.1) en el que se planteó el insólito
caso de varias personas que se encontraban sometidas a un proceso penal por defraudación, habiendo sufrido detenciones por distintos periodos
y sometidas a las limitaciones de la excarcelación,
durante nada menos que 25 años sin que se
hubiese dictado sentencia definitiva. En tales
condiciones, la Corte pese a la insuficiencia del
recurso extraordinario intentado en dichos autos,
que limitaría su competencia, resolvió declarar
la insubsistencia de todo lo actuado con posterioridad al auto de prisión preventiva ... y atento
el tiempo transcurrido desde esa actuación (más
de veinticuatro años) término que no cabe considerarse interrumpido por los actos procesales que
se invalidan cuadra declarar extinguida por prescripción la acción penal de autos.
y todo ello sin que existieran razones de índole
procesal para tomar tal medida, ni se hubiese
planteado ni solicitado tal pronunciamiento, con
exclusivo fundamento en el Preámbulo de la
Constitución Nacional que manda afianzar la
justicia. Aunque la Corte no lo' diga; se trató de
otro caso en qU€ la Corte decidió poner en funcionamiento sus poderes implícitos, provenientes
en el caso de su carácter de última ratio del orden
jurídico.
Facultades para controlar la constitucionalidad de las leyes, para suspender en sus funciones
a jueces, para exigir medidas del Poder Ejecutivo
y del Comando en Jefe del Ejército, para disponer que no corresponde la investigación siquiera
en vía judicial de sus propios actos, para no acatar leyes inconstitucionales, para dirimir incluso
conflictos electorales, para reconocer gobernantes de facto, y para declarar la "insubsistencia"
jurídica de actuaciones penales sin más fundamento que el Preámbulo de la Constitución
Nacional.
Larga gama de poderes y facultades que la
Corte ha ejercido con sobrado fundamento en
numerosas oportunidades, aun cuando no siempre con la conveniente coherencia lógica y en el
(22)
(23)
E. D. Fallo 31·827.
E. D. 80·705.
¡URIDICA
tiempo que permitan extraer conclusiones generales sobre cómo y cuándo serán ejercidos los
mismos.
y es con la duda nacida de dicha falta de reglas
generales que se nos ocurre planteamos
la forma
quizás más sutil pero no menos efectiva de atacar
al Poder Judicial por lo otros poderes del Estado,
y de preguntamos
si la Corte estaría en tal aspecto capacitada para defenderse del ataque.
Decía Segundo V. Linares Quintana que: "De
nada valdría la inamovilidad,
como medio de
asegurar la independencia
de los jueces si éstos se
encontraran
expuestos a la presión económica
que el poder legislativo pcdría ejercer sobre ellos
disminuyendo
o suprimiendo
su remuneración
que es su único medio de vida" (2(;).
.
El art. 96 de la Constitución Nacional estatuye
que la compensación que recibirán los jueces por
sus servicios "no podrá ser disminuída de manera
alguna mientras permaneciesen
en sus funciones"
a tenor de lo cual la Corte (integrada por conjueces) en los autos "Fisco Nacional el Rodolfo
Medina"(Z4) resolvió que la ley de impuesto a los
réditos violaba la garantía
constitucional
en
cuanto comportaba una disminución de su sueldo
de jueces, en decisión justificadamente
criticada(Z5).
Ello así y habiendo la Corte declarado en reiteradas oportunidades
y con absoluta justicia la necesidad de actualizar los créditos por depreciación monetaria,
lo cual sólo significa el mantenimiento del poder adquisitivo del dinero resulta
perfectamente
admisible pensar que el mantenimiento en sus términos nominales,
sin ningún
factor automático de corrección de la compensación que por sus servicios deben recibir los jueces,
conforme al art. 96 de la Constitución Nacional,
constituyen una disminución,
encubierta
por el
mero paso del tiempo, de tal "compensación"
y
por 10 tanto es violatoria del referido artículo de
nuestro texto constitucional.
De tal modo cabe preguntarse
qué facultades
asistirán a la Corte ante una situación así, que
afecta de manera tan clara al texto constitucional
y a la independencia
del Poder Judicial, ya no
por la actividad sino por la inactividad
de los
otros poderes del Estado, máxime cuando no está
en sus manos la administración
de las rentas con
que satisfacer tales pretensiones.
¿Podría la Corte pronunciarse en tal sentido si
un Juez de la Nación entablase
demanda
al
Estado Nacional
con tales fundamentos?
De
lege lerenda creemos que sí, ya que de otro
modo, deberíamos concluir que la Corte no se
encuentra suficientemente
capacitada para resistir los ataques que le propician los otros poderes
del Estado y quebrado de tal modo el equilibrio
(24)
Fallos. 176-73.
(25) Linares Quintana, opu, cit.. p. 423, Y Bielas,
Rafael Dcho. Constitucional, 292, p. 707.
(26) Linares Quintana, Segundo V., OPU'l cit., pág. 421.
175
CUESTo PREJUD.
DE NAT. EXTRAPENAL
de poderes previsto en la Constitución,
visora y sabiamente, temía Hamilton.
como pre-
Descargar