la pintora rosa torres contra el plagio en centros de estética

LA PINTORA ROSA TORRES CONTRA EL PLAGIO EN
CENTROS DE ESTÉTICA
Por Marta Cuesta Martínez. Estudiante de Comunicación Audiovisual
La pintora valenciana Rosa Torres denunció a la clínica de depilación
Pelostop por presunto plagio de sus cuadros y decorar con ellos sus
clínicas.
Todo comenzó cuando en el año 2008 la pintora Rosa Torres recibió
una llamada de otra pintora comunicándole que había visto varios
cuadros suyos en una clínica de depilación de Valencia. Rosa Torres
se desplazó hasta el lugar para ver lo ocurrido, ya que ella nunca
había vendido ningunos de sus cuadros a esta franquicia de clínicas
de depilación y comprobó que estaba expuesta una de sus pinturas
que al día siguiente iba a exponer en una muestra de arte.
La artista, tras comprobar que eran obras copiadas, pidió la retirada
de los cuadros advirtiendo que ejercería, en su caso, las
correspondientes acciones legales. Así, la afectada interpuso una
denuncia en el Juzgado de Instrucción número 15 de Madrid. Los
responsables, en este caso el dueño de la franquicia pidió disculpas y
se comprometió a destruir las obras para evitar posibles daños.
Varios años más tarde, y tras aumentar el número de clínicas de
Pelostop en España, un galerista de Barcelona se puso en contacto
con la autora, tras reconocer de nuevo una de sus obras en varias de
estas clínicas. Rosa Torres indagó y encontró que nunca se habían
retirado sus cuadros de las clínicas ni destruido, y que por su
expansión se encontraban en muchos más puntos del país.
La pintora buscó apoyo en la Associació d'Artistes Visuals de València,
Alacant i Castelló (AVVAC). Tanto Rosa Torres como el abogado
proporcionado por la AVVAC, reclamaron a la franquicia Pelostop la
destrucción de las obras y una indemnización por daños para la
autora.
Tras la investigación llevada a cabo por la Guardia Civil, se llegó a la
conclusión de que las clínicas de depilación habían expuesto unas
doscientas obras falsificadas de ésta autora.
El propietario de las clínicas de Pelostop, único imputado en le caso,
declaró a la Guardia Civil que él había adquirido dichas obras de un
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pintor dominicano de aquel país, a quien más tarde encargaría otras
pinturas para que se las enviara a España y así decorar sus clínicas.
Al parecer, el pintor dominicano era el encargado de copiar los
cuadros de Rosa Torres, hacerlos pasar por suyos y más tarde
enviarlos a España. Los cuadros llegaban a un pueblo de la
Comunidad Valenciana donde eran enmarcados y enviados por un
tercero a las distintas franquicias de la clínica distribuidas por todo el
país. El dueño de Pelostop alegaba haber comprado una cantidad de
unos treinta o cuarenta cuadros, pero los investigadores sospecharon
que el número podría ser mayor.
Por otro lado, el propietario de una de las franquicias en Tres Cantos
declaró ante la Guardia Civil, que a la hora de abrir la clínica de
depilación, en el contrato se incluía un catálogo de cuadros, siendo la
mayoría falsificaciones de los cuadros de Rosa Torres, y que además
tuvo que pagar una gran cantidad de dinero por éstos ya que se
vendían como obras originales.
El perjuicio generado a la autora de los cuadros originales falsificados
ha sido grande, ya que aquéllos que no se han destruido pueden salir
de nuevo a la venta en el mercado del arte y la gente puede dejar de
comprar los originales por miedo a que sean plagios.
En este caso, el plagio se comete tras copiar obras de arte, los
cuadros de Rosa Torres, por otra persona, presuntamente un pintor
dominicano, que hace pasar los cuadros como suyos propios u
originales.
Desde el punto de vista legal, este acto constituye una infracción al
derecho del derecho moral de la pintora al reconocimiento de la
autoría que es, además, constitutivo de delito. El artículo 270 del
Código Penal dispone que se castigará con pena de prisión de seis
meses a dos años y multa de 12 a 24 meses quien, con ánimo de
lucro y en perjuicio de tercero, plagie en todo o en parte, una obra
literaria, artística o científica, en este caso artística, o su
transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier
tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la
autorización de los titulares de los correspondientes derechos de
propiedad intelectual o de sus cesionarios.
Asimismo,
serán
castigados
con
la
misma
pena
quien
intencionadamente exporte o almacene ejemplares de las obras,
producciones o ejecuciones, al igual que los que
almacene
ejemplares de las obras, producciones o ejecuciones.
En estos casos, se tendrá en cuenta, además, si la distribución de las
obras se ha realizado al por mayor o no y la cuantía del beneficio
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económico obtenido. En este sentido, dispone el artículo 271 del
Código Penal que se impondrá la pena de prisión de uno a cuatro
años, multa de 12 a 24 meses de inhabilitación especial para el
ejercicio de la profesión relacionada con el delito cometido, por un
periodo de dos a cinco años cuando, el beneficio obtenido posea
especial trascendencia económica y los hechos revistan especial
gravedad, atendiendo el valor de los objetos producidos ilícitamente o
a la especial importancia de los perjuicios ocasionados.
Según el artículo 272 del Código Penal, la extensión de la
responsabilidad civil de estos delitos tipificados se regirá por las
disposiciones de la Ley de Propiedad Intelectual relativas al cese de la
actividad ilícita y a la indemnización de daños y perjuicios. A este
respecto, La Ley de Propiedad Intelectual prevé que el cese de la
actividad ilícita podrá suponer a
la suspensión de la explotación o
actividad infractora, prohibición al infractor de reanudar la explotación
o actividad infractora, retirada del comercio de los ejemplares ilícitos
y su destrucción, retirada de los circuitos comerciales, la inutilización,
y en caso necesario, la destrucción de los moldes, planchas, matrices,
negativos y demás elementos materiales, equipos o instrumentos
destinados principalmente a la reproducción, a la creación o
fabricación de ejemplares ilícitos.
Bibliografía
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