Sentencia del Tribunal Supremo sobre No aptitud y despido

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Sentencia Tribunal Supremo (Sala de lo Social, Sección 1ª), de 22 julio 2005
Jurisdicción: Social
Recurso núm. 1333/2004.
Ponente: Excmo. Sr. D. Francisco Javier Sánchez Pego.
Texto:
En la Villa de Madrid, a veintidós de julio de dos mil cinco.
Vistos los presentes autos pendientes ante esta Sala en virtud de recurso de casación para
unificación de doctrina interpuesto por el letrado D. I.R.D.B., en nombre y representación
de S.S.E., SA, frente a la sentencia de la Sala de lo Social del Triibunal Superior de Justicia
de Cataluña de fecha 3 de febrero de 2004, dictada en el recurso de suplicación número
7880/03 formulado por D. J.E., contra la sentencia del Juzgado de lo Social número
veintiocho de Barcelona de fecha 14 de julio de 2003 dictada en virtud de demanda
formulada por D. J.E., frente a S.S.E., SA por Despido.
Ha comparecido ante esta Sala en concepto de recurrido D. J.E. representado por el letrado
D. B.R.V.
Es Magistrado Ponente el Excmo. Sr. D. Francisco Javier Sánchez-Pego Fernández
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO Con fecha 14 de julio de 2003 el Juzgado de lo Social número veintiocho de
Barcelona dictó sentencia en la que consta la siguiente parte dispositiva: “Que
desestimando la demanda interpuesta por D. J.E., contra Securitas Seguridad España, SA,
debo declarar y declaro procedente su despido objetivo, absolviendo a la parte demandada”.
SEGUNDO En la citada sentencia se han declarado probados los siguientes hechos:
“I.-D. J.E., con Documento Nacional de Identidad número 30.073.723-G, prestó servicios
para S.S.E., SA con antigüedad de 13 de junio de 1981, con categoría profesional de
vigilante de seguridad y con salario mensual, con prorrata de pagas extraordinarias de
1.087,06.
II.-El actor ostenta la condición de miembro del Comité de Empresa.
III.-El día 15 de abril de 2003, la empresa le remitió carta de su misma fecha, del tenor
literal siguiente: “Muy señor nuestro: la Dirección de esta empresa al amparo de lo
establecido en el artículo 52, apartado a, del Real Decreto Legislativo 1/1985, de 24 de
marzo, decide extinguir en el día de hoy, 15 de abril de 2003, la relación laboral mantenida
con Vd., por haber incurrido en la causa objetivo de ineptitud sobrevenida con
posterioridad a su incorporación a esta empresa. La ineptitud sobrevenida consiste en que
tras agotar el período máximo de Incapacidad Temporal y serle denegada la prestación de
Invalidez Permanente, y una vez reincorporado en la compañía, en virtud de lo dispuesto en
la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, en relación con la obligación de la vigilancia
de la salud por parte del empresario, se solicitó al Servicio de vigilancia de la Salud de
Mutua Universal que efectuase un reconocimiento médico y dictaminase su aptitud para el
desempeño de las funciones propias de su categoría de vigilante de seguridad. Una vez que
el referido servicio le efectuó las revisiones y pruebas que estimó conveniente a tal efecto,
determinó que Vd. no era apto para el desarrollo de las funciones de vigilante de seguridad,
según los protocolos establecidos al amparo del Real Decreto 2487/1998, de 20 de
noviembre, por el que se regula la acreditación de la aptitud psicofísica necesaria para tener
y usar armas y para prestar servicios de seguridad privada’ dictado por el Ministerio del
Interior. Con el presente escrito le ponemos a su disposición un cheque bancario contra el
Banco Guipuzcoano núm. de serie 36890641 por importe de 13.044,72 euros, cantidad que
corresponde a la indemnización que resulta de aplicar el cálculo de 20 días de salario por
año de servicio con el tope de 12 mensualidades y otro contra la misma entidad y núm. de
serie 36890652 por importe de 1.010,97 euros correspondiente al preaviso de 30 días y que
no se le da”.
IV.-El actor presenta dicha causa de ineptitud.
V.-La carta de despido cumplió los requisitos económicos del despido objetivo en la forma
expuesta en su tenor literal.
VI.-A día 30 de abril de 2003, el actor interpuso papeleta de conciliación.
VII.-Dicho acto se celebró a las 10.03 horas del día 23 de mayo de 2003, con el resultado
de sin avenencia, por oposición de la empresa”.
TERCERO La citada sentencia fue recurrida en suplicación por la representación procesal
de D. J.E., dictándose por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña
sentencia con fecha 3 de febrero de 2004, en la que consta la siguiente parte dispositiva:
“Que estimando el recurso de suplicación interpuesto por D. J.E. contra la sentencia del
Juzgado de lo Social núm. 28 de los de Barcelona, dictada el 14 de julio de 2003 en los
autos núm. 416/2003, seguidos contra S.S.E., SA, debemos revocar y revocamos la misma,
y estimando la demanda inicial, debemos declarar y declaramos la nulidad del despido de
15 de abril de 2003, condenando a la empresa a la inmediata readmisión del trabajador en
las mismas condiciones anteriores al despido, con abono de los salarios dejados de percibir
desde dicha fecha, debiendo reintegrar el trabajador la indemnización percibida en su caso”.
CUARTO El letrado D. I.R.D.B., mediante escrito de 19 de abril de 2004, formuló recurso
de casación para la unificación de doctrina, en el que:
I.- Se alega como sentencia contradictoria con la recurrida la dictada por la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, de fecha 18 de marzo de 2003.
II.- Se alega la infracción de los artículos 52 a) y 53.1 a) del Estatuto de los Trabajadores.
QUINTO Por providencia de esta Sala, se procedió a admitir a trámite el citado recurso, y
habiéndose impugnado, pasaron las actuaciones al Ministerio Fiscal, que presentó escrito
en el sentido de considerar Improcedente el recurso. E instruido el Excmo. Sr. Magistrado
Ponente, se declararon conclusos los autos, señalándose para votación y fallo el día 14 de
julio de 2004, en el que tuvo lugar.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO 1.- La empresa demandada acordó la extinción del contrato de trabajo del
demandante por causa objetiva de ineptitud sobrevenida, según lo dispuesto en el artículo
52-a) del Estatuto de los Trabajadores, mediante comunicación escrita en la que le hacía
saber que, tras haber agotado el período máximo de incapacidad temporal y serle denegada
la invalidez permanente, se solicitó al Servicio de Vigilancia de la Salud de Mutua
Universal la realización de reconocimiento médico y emisión de dictamen sobre aptitud del
demandante para desempeñar las funciones propias de su profesión, cuyo Servicio
determinó que “no era apto para el desarrollo de las funciones de vigilante de seguridad,
según los protocolos establecidos al amparo del real Decreto 2487/1998, de 20 de
noviembre, por el que se regula la acreditación de la aptitud psicofísica necesaria para tener
y usar armas y para prestar servicios de seguridad privada”.
2. La sentencia dictada en el recurso de suplicación que interpuso el demandante por la Sala
de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña con fecha 3 de febrero de 2004,
revocó la de instancia, que había declarado procedente el despido objetivo, y declaró su
nulidad por aplicación de los apartados 1-a) y 4 del artículo 53 del Estatuto de los
Trabajadores, debido a que no se comunicó al trabajador la patología que tuvo en cuenta la
empresa para adoptar su decisión ni cuál fuese la razón por la que su dolencia, afectante a
una rodilla, fuese tenida como impedimento para el desempeño profesional, ya que no basta
para ello la mera referencia genérica a un Real Decreto que regula la totalidad de las
aptitudes físicas, psíquicas y sensoriales requeridas para poder realizar tales servicios y
obtener la licencia para el uso de armas, así como los centros autorizados para practicar los
reconocimientos y valorar la aptitud. La fundamentación jurídica hace constar
adicionalmente que en el juicio fueron aportados dos informes médicos de la Mutua
aseguradora, uno de ellos por el propio demandante, el primero de los cuales contiene el
diagnóstico de “deambulación muy discretamente inestable, no dolorosa, flexión rodilla
derecha limitada a los últimos grados y crepitantes en flexo-extensión rodilla derecha”,
describiéndose en el segundo informe las lesiones como “rigidez femoso-tibial (flexión
limitada a 90º)”, añadiendo la valoración de “no apto para vigilante”. Expresamente quedó
sin resolver, por considerarlo innecesario, otro motivo de suplicación atinente a la
inexistencia de la ineptitud profesional determinante de la decisión empresarial extintiva.
SEGUNDO 1.- En el recurso de casación para la unificación de doctrina que interpone la
empresa demandada se invoca la contradicción de la sentencia impugnada con la que dictó
la misma Sala el 18 de marzo de 2003, confirmatoria de la de instancia que había declarado
procedente la extinción contractual objetiva por ineptitud sobrevenida de otro vigilante de
seguridad de la misma empresa al que, tras incapacidad temporal derivada de accidente de
trabajo, le fue denegada la invalidez permanente, habiendo recabado también la empresa
reconocimiento e informe del Servicio de Vigilancia de Salud de la Mutua Universal,
emitido en el sentido de considerar no apto al trabajador para seguir desempeñando su
referida profesión, sin describir las dolencias, lo que fue trasladado al actor en la
comunicación extintiva que le dirigió la empresa.
2. La fundamentación jurídica de esta sentencia de contraste considera que la referida
comunicación no podía contener una descripción del diagnóstico médico, aunque hubiera
sido conocido por la empresa, por cuanto tal expresión vulneraría el derecho a la intimidad
del trabajador, impuesto en esta materia por el artículo 22 de la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales en relación con el artículo 18 de la Constitución, afirmando además la
suficiencia de la comunicación de la causa del cese por entender “que el demandante ha
sabido desde el inicio de su reincorporación a la empresa después de la resolución del
INSS, en la cual no reconoce ningún grado de incapacidad, que las lesiones determinantes
de la ineptitud sobrevenida son las derivadas del accidente, de manera que la falta de
referencia concreta no le produce ninguna indefensión grave, pues él mismo es consciente
de su limitación desde el primer momento, tal como consta en el segundo hecho probado”.
En dicho apartado segundo del relato de los hechos probados se hace constar que el
trabajador interpuso reclamación previa contra la resolución administrativa denegatoria de
la invalidez permanente, basándose en un déficit de movilidad del hombro derecho de un
28,4% y en la rotación externa del brazo derecho por haber perdido un 41% de movilidad,
cuyas limitaciones consideraba inhabilitantes para el desempeño de las tareas
fundamentales de su profesión.
3. La parte recurrente ha cumplido el requisito casacional de fundar el recurso no sólo en la
contradicción alegada, sino también en la razonada infracción de los preceptos legales que
cita (artículos 52.a y 53.1a del Estatuto de los Trabajadores, con adicional referencia a los
rectores del derecho a la intimidad, que son los citados por la sentencia invocada como
opuesta a la recurrida), tal como exige el artículo 222, en relación con el 205-e, de la Ley
de Procedimiento Laboral.
TERCERO.- La cuestión que ha de obtener análisis prioritario es la existencia, o no, de la
identidad sustancial de las situaciones de hecho contempladas por las sentencias objeto de
confrontación, requerida por el artículo 217 de la citada Ley procesal como elemento
justificativo de la unificación de los pronunciamientos judiciales divergentes a través de
este especial recurso de casación. Los datos esenciales de ambos supuestos son susceptibles
de descripción en términos prácticamente idénticos. Se trata, de sendos vigilantes de
seguridad, empleados de la misma empresa dedicada a la actividad propia de tal profesión
que, tras haber agotado el período de incapacidad temporal sin haber obtenido la
calificación de invalidez permanente, fueron remitidos por la empresa a reconocimiento
médico en el servicio de vigilancia de salud laboral previsto en la normativa sobre
prevención de riesgos laborales, cuyo servicio emitió dictamen de falta de aptitud para el
desempeño profesional con arreglo a la norma reglamentaria que establece las condiciones
de aptitud psicofísica para el uso de armas y prestar servicios de seguridad privada, lo que
fue comunicado por la empresa a los respectivos trabajadores demandantes al efecto de la
extinción de sus contratos de trabajo por causa objetiva de ineptitud sobrevenida, sin relatar
las deficiencias físicas apreciadas por el servicio de vigilancia de salud laboral ni
especificar el apartado de la aludida norma reglamentaria que se hubiera considerado
aplicable.
Se ha controvertido en los dos procesos la suficiencia o insuficiencia de tal comunicación
en cuanto a las causas concretas de la ineptitud determinante de la decisión empresarial y la
derivada procedencia de haber acudido el trabajador a otros medios para su cabal
conocimiento, habida cuenta de la reserva sobre los datos de salud que dimana del derecho
fundamental a la intimidad personal. Tal es la cuestión a la que se circunscribe el presente
recurso de casación para la unificación de doctrina, ya que la sentencia impugnada en el
mismo niega que haya sido cumplido el requisito de expresar la causa de la extinción
contractual objetiva en la comunicación escrita dirigida al trabajador, infringiéndose el
artículo 53.1-a) del Estatuto de los Trabajadores con efecto de indefensión no amparado por
el derecho a la intimidad, declarando por ello nula la decisión empresarial, como se dijo,
mientras que la sentencia de contraste ha entendido que el derecho fundamental del
trabajador a su intimidad obsta a que la empresa pueda conocer los datos de salud
apreciados en el reconocimiento médico, por lo que la comunicación escrita de cese ha
cumplido el requisito legal expuesto hasta donde lo permite el ordenamiento jurídico.
Se añade en esta sentencia invocada para su confrontación con la recurrida que el trabajador
ya conocía la descripción de sus deficiencias físicas en virtud de la resolución
administrativa que le denegó la invalidez permanente, e incluso había alegado su
incompatibilidad con el desempeño profesional al impugnar dicha resolución en el
expediente de invalidez. Sin embargo, tales diferencias entre los supuestos contemplados en
las sentencias objeto de confrontación carecen de relevancia al efecto de la referida
cuestión planteada para su unificación doctrinal en casación porque, aparte de que también
el trabajador demandante en el presente proceso era necesariamente conocedor de sus
lesiones, lo que se enjuicia en la ineptitud sobrevenida no son las deficiencias físicas
descritas en la resolución administrativa de invalidez ni las que pudiera haber admitido el
propio trabajador, sino las que a criterio de la empresa permiten fundar su decisión
extintiva, tal como certeramente ha informado el Ministerio Fiscal, pues así resulta de la
acotación del objeto de la controversia con arreglo a lo dispuesto en el artículo 105.2, en
relación con el 120, de la Ley de Procedimiento Laboral. Consecuentemente, ha de
afirmarse la existencia de contradicción doctrinal con cuantos requisitos determinan la
admisión del recurso según el citado artículo 217 de dicha Ley.
CUARTO.- 1.- El artículo 22.1 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de
Riesgos Laborales, impone al empresario la obligación de vigilar periódicamente el estado
de salud de los trabajadores en función de los riesgos inherentes al trabajo, excluyéndose la
necesidad de que el trabajador afectado preste su consentimiento cuando, entre otros
supuestos y previo informe de los representantes de los trabajadores, la realización del
reconocimiento sea imprescidible para verificar si el estado de salud del trabajador puede
constituir un peligro para él mismo, para los demás trabajadores o para otras personas
relacionadas con la empresa. Por otra parte, los servicios de prevención de riesgos
laborales, que incluyen la vigilancia de la salud de los trabajadores, deben ser concertados
con entidades especializadas cuando la empresa no disponga de medios suficientes,
pudiendo actuar como tales entidades las Mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales, según los artículos 31 y 32 de la citada Ley, desarrollada en esta concreta
materia por el Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, y específicamente por el artículo 20
del mismo a los efectos de que aquí se trata.
De dichas normas se infiere la idoneidad del medio al que acudió la empresa para constatar
si el trabajador conservaba, o no, la aptitud necesaria para su desempeño profesional, sin
que pueda considerarse preceptivo remitir al trabajador a su reconocimiento en los centros
autorizados para practicar las pruebas de aptitud para el uso de armas y para desempeñar las
funciones de vigilancia de seguridad privada, a los que alude al artículo 6 del Real Decreto
2487/1998, de 20 de noviembre, frente a lo que viene a indicar la sentencia recurrida.
Precisamente al contrario, no sólo carece la empresa de la facultad de promover la
actuación de tales centros, sino que la obligación empresarial consiste en cumplir las
normas expuestas sobre reconocimientos de salud de los trabajadores para la prevención de
riesgos laborales.
2. Los apartados 2 al 4 del citado artículo 22 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales
establecen que las medidas de vigilancia y control de la salud de los trabajadores se lleven a
cabo respetando el derecho a la intimidad del trabajador y “la confidencialidad de toda la
información relacionada con su estado de salud”, a la que sólo tienen acceso el personal
médico y las autoridades sanitarias competentes, debiendo ser comunicados al trabajador
los “resultados” de los reconocimientos, pero no así al empresario, que únicamente será
informado “de las conclusiones que se deriven de los reconocimientos efectuados en
relación con la aptitud del trabajador para el desempeño del puesto de trabajo...”.
Así pues, la empresa no pudo legalmente conocer, ni por ello relatar en la comunicación
extintiva que dirigió al trabajador, los defectos físicos apreciados en el reconocimiento de
salud cuya preceptiva realización ha sido razonada. La cuestión a resolver es, entonces, la
compatibilidad entre las limitaciones impuestas a tal comunicación como consecuencia del
derecho fundamental del trabajador a su intimidad y el derecho, también fundamental, del
mismo a la oportunidad de defensa frente a la decisión empresarial, por ello necesariamente
expresiva de sus causas (artículo 53.1-a del Estatuto de los Trabajadores, citado).
3. La colisión que así viene a producirse entre lo dos referidos derechos fundamentales del
trabajador, que la empresa ha de respetar, no puede resolverse prescindiendo de la
terminante reserva de toda la información médica que impone la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales, como hace la sentencia recurrida. Tal vez esta Ley pudo haber regulado
tal reserva con criterio más flexible, puesto que no todos los datos de salud afectan de igual
modo a la intimidad personal. La protección civil de este derecho, junto a la del honor y la
propia imagen, queda delimitada “por los usos sociales, atendiendo al ámbito que, por sus
propios actos, mantenga cada persona reservado”, según la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de
mayo. Semejante criterio de proporcionalidad sería también seguramente adoptable en el
enjuiciamiento del delito de revelación de secretos que, dentro del título dedicado a los
delitos contra la intimidad y otros, tipifica el artículo 199 del Código Penal. Pero todo este
análisis es atinente al puro ámbito de “lege ferenda” en cuanto referido a los datos
resultantes de los reconocimientos de salud practicados con arreglo a lo dispuesto en la Ley
de Prevención de Riesgos Laborales, ya que su expuesta literalidad terminante en la materia
no permite al operador jurídico otra opción distinta de la de su estricto cumplimiento.
4. El derecho a la oportunidad de defensa del trabajador frente a la decisión extintiva del
contrato de trabajo no puede considerarse gravemente afectado en el presente caso por la
ineludible limitación de su expresión causal, ya que, al haberle hecho saber que tal decisión
venía determinada por el dictamen del Servicio de Vigilancia de Salud de la Mutua de
Accidentes de Trabajo consecuente al reconocimiento médico practicado en virtud de lo
dispuesto en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, el trabajador pudo recabar de
dicho servicio la comunicación del “resultado” del reconocimiento, cuyo derecho le viene
conferido por el artículo 22.3 de dicha Ley. La fundamentación jurídica de la sentencia
recurrida permite deducir que hizo uso de tal derecho, puesto que hace constar que aportó
un informe médico de la Mutua aseguradora.
QUINTO La conclusión de cuanto ha sido razonado ha de ser la estimación del recurso en
cuanto a su único objetivo casacional de unificación de doctrina, atinente a la suficiencia de
la comunicación empresarial de extinción del contrato por causa objetiva de ineptitud
sobrevenida, conforme al artículo 53.1-a) del Estatuto de los Trabajadores, sin que haya
lugar a la nulidad de tal decisión declarada en la sentencia recurrida por aplicación del
apartado 4 del mismo artículo, siendo procedente adoptar cuantas decisiones previene el
artículo 226.2 de la Ley de Procedimiento Laboral.
No obstante, la estimación del presente recurso de casación no puede conducir a desestimar
íntegramente el de suplicación, porque la resolución del debate planteado en el mismo,
como impone el citado precepto procesal, requiere la de otro motivo subsidiario del que ha
sido resuelto, consistente en la inexistencia de la causa de ineptitud en que se fundó la
decisión empresarial de extinguir el contrato de trabajo, que expresamente dejó sin analizar
ni resolver la sentencia recurrida, al haber estimado el motivo de suplicación que ha sido
objeto único del recurso de casación. Habrá de ser acordada, por lo tanto, la procedencia de
que se dicte nueva sentencia de suplicación en la que se resuelva el indicado motivo de
dicho recurso.
Por lo expuesto, en nombre de SM El Rey y por la autoridad conferida por el pueblo
español.
FALLAMOS
Estimamos el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por la empresa
demandada S.S.E., SA contra la sentencia dictada por la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia de Cataluña con fecha 3 de febrero de 2004, en el recurso de
suplicación que interpuso el demandante D. J.E. contra la sentencia de instancia
desestimatoria de su demanda sobre extinción del contrato de trabajo por causa objetiva de
ineptitud sobrevenida dictada por el Juzgado de lo Social núm. 28 de Barcelona con fecha
14 de julio de 2003. Casamos y anulamos aquella sentencia de la Sala de lo Social recurrida
en casación para la unificación de doctrina y, en su lugar, resolvemos la controversia
planteada en el motivo de suplicación que ha sido objeto de este recurso de casación en el
sentido de declarar la validez de la comunicación empresarial de la extinción del contrato
de trabajo y no haber lugar a declarar nula por tal causa la decisión de la empresa.
Acordamos la devolución de lo actuado a la Sala de lo Social de procedencia a fin de que
dicte nueva sentencia en la que, teniendo por resuelta en el indicado sentido dicha cuestión,
resuelva el recurso de suplicación en cuanto al motivo que no ha sido resuelto, sobre
pretendida inexistencia de la ineptitud sobrevenida determinante de la extinción contractual
por tal causa objetiva acordada por la empresa demandada.
Devuélvase a la parte recurrente el depósito constituido para interponer el recurso. Sin
costas.
Devuélvanse las actuaciones a la Sala de lo Social del Órgano Jurisdiccional
correspondiente, con la certificación y comunicación de esta resolución.
Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN LEGISLATIVA, lo
pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.-En el mismo día de la fecha fue leída y publicada la anterior sentencia
por el Excmo. Sr. Magistrado D. Francisco Javier Sánchez-Pego Fernández hallándose
celebrando Audiencia Pública la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, de lo que como
Secretario de la misma, certifico.
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