LOS TOPONIMOS DE VALPARAISO (CLASIFICACION) Leopoldo Sáez Godoy P O D E M O S clasificar los topónimos de Valparaíso atendiendo a tres puntos de vista. En primer lugar, nos ha parecido de interés examinar el tipo de relación existente entre el lugar y el nombre. Algunos topónimos describen alguna cualidad resaltante del terreno, que lo caracteriza y distingue suficientemente. Otros, en cambio, se han impuesto sin considerar las articularidades físicas del lugar. Estos dos grandes grupos y sus ramificaciones se estudian en la primera clasificación. Por otra parte, si atendemos a la lengua de origen de los topónimos, nos encontramos con un gran número de nombres españoles y frente a ellos uno mucho más escaso de denominaciones cuya lengua originaria no es el español. Estas últimas fundamentalmente son quichuas o mapuches. Es ésta la segunda clasificación. Por último, considerando la estructura de los nombres de lugar, distinguimos entre los que tienen un solo elemento significo y aquellos que poseen más de uno. El estudio de cada uno de estos grupos constituye la tercera clasificación. En las dos primeras clasificaciones operamos con 195 nombres de lugar. Para los efectos de la estadística hemos excluido las variantes, es decir, en casos de topónimos como Cerro de la Cárcel, Cerro La Cárcel y Cerro Cárcel, hemos cogido a uno solo, el más actual, por no tener la diferencia entre ellos una importancia relevante según el criterio con que los hemos clasificado. Así cualquiera de los tres topónimos mencionados es descriptivo y español. En cambio, es absolutamente indispensable consignar las variantes en la tercera clasificación, pues ésta está basada precisamente en la estructura de los nombres de lugar. Por ello, el número de topónimos que manejamos en los datos estadísticos se eleva a 263. 129 REVISTA DEL PACIFICO En los porcentajes hemos elevado las fracciones superiores a 0,5 al entero inmediatamente superior 1 . 1. Los topónimos de Valparaíso son actualmente en su gran mayoría arbitrarios, es decir, ya no se siente ninguna relación causal entre el lugar físico y el nombre. Así en la actualidad ya nadie, salvo los extranjeros de esta zona, piensa en los almendros del Almendral, o en los molinos del Cerro Molino, o en los pequenes de la quebrada así denominada. Sin embargo, esto no ha sido siempre así y en el momento de la creación del nombre de lugar existieron dos grandes clases de topónimos, unos motivados por alguna característica del terreno y otros, que sin ninguna referencia local tuvieron desde su origen una calidad de simples distintivos. Los primeros son muy importantes en el sentido de que ofrecen una visión, a veces muy precisa de la topografía antigua de la ciudad, de sus plantas, animales, de las actividades humanas y de las creaciones materiales o espirituales de sus habitantes. Los segundos tienen un tipo distinto de importancia, no nos describen el lugar físico, pero como productos humanos nos muestran de una manera indirecta algo de sus preferencias, de sus gustos, de su fantasía, de su historia. Valentín Letelier en su "Ensayo de Onomatología" nos proporciona buenos ejemplos de los topónimos de esta clase: " . . . en las expediciones terrestres, cada capitán daba á los países que descubría y á las ciudades que fundaba' nombres de santos ó de ciudades, lugares o provincias españolas, y en las expediciones marítimas fué uso más general que los navegantes diesen á cada lugar el nombre perteneciente al santo del día en que hacían el descubrimiento" 2 . Estas consideraciones nos han llevado a distinguir entre topónimos descriptivos y topónimos no descriptivos. Llamaremos no descriptivos a aquellos nombres que "se han aplicado desde el primer momento en calidad de nombres propios, o sea, de palabras muertas que no expresan idea alguna, o que se emplean independientemente de su significado" 3 . Los descriptivos son, por el contrario, "aquellos que se dan en razón de su significado a la manera de apodos personales" 4 . Analicemos en primer lugar los descriptivos. Si atendemos a lo que describen, podemos dividirlos en unos que mientan cosas físicas o naturales en las que no ha habido 130 L. SAEZ: LOS TOPONIMOS DE VALPARAISO intervención de la mano del hombre, y otros que señalan a través de lo denominado la presencia del hombre en el medio geográfico. Dentro del primer grupo están los que se refieren a la flora de Valparaíso. Este modo de denominar lugares es uno de los más antiguos y persistentes, como se desprende de las palabras de Rostaing: "A toutes les époques les noms de plantes ont servi á dénommer les lieux habités surtout les lieux-dits et les fermes que la présence de un arbre remarquable suffit á distinguier . . . lis apparaissent isolés, mais principalment sous formes de derivés á valeur collective" 5 y más adelante insiste en este último punto: "Mais le plus souvent les noms de plantes sont employés sous forme de derivés, munis de suffixs á valeur collective.. ." 6 . Existe en la toponimia de Valparaíso un número bastante apreciable de denominaciones basadas en nombres de plantas, árboles o arbustos que resultan muy interesantes, pues a menudo conservan el nombre indígena del ejemplar vegetal Muchos de estos nombres pasaron al español común de Chile e incluso al lenguaje científico. T a l es el caso de Cerro del LITRE, de Quebrada de la CALAGUALA, de Quebrada de los LÚCUMOS O Quebrad a d e l MAQUI. Tampoco faltan los nombres de plantas señaladas por Rostaing más arriba, es decir, los que están provistos de un sufijo que les confiere u n valor colectivo: ALMENDRAL7, Cerro del CARDONAL. Los lugares que han tomado los nombres de sus plantas características nos sirven para ilustrar lo que decíamos al comienzo de este capítulo. Fueron originariamente descriptivos; pero en la actualidad son arbitrarios, ya que el avance de la civilización ha eliminado estos especímenes vegetales de las quebradas y cerros a los que otrora denominaron. En Valparaíso ya no encontramos ni almendros, ni lúcumos, ni maquis, sus nombres se han conservado; pero ya no describen lo que existe realmente, sino que nos muestran un Valparaíso desaparecido muy diferente al que conocemos en nuestros días. De valor similar a los topónimos precedentes son aquéllos que se basan en la fauna. También se da el caso de nombres indígenas de aves (Quebrada de los PEQUENES, Quebrada de los CHERCANES), que son de uso común en Chile y reflejan asimismo la población animal del Valparaíso de otros tiempos. Sin embar131 REVISTA DEL PACIFICO go, su número es muy reducido en comparación con los que se refieren a la flora. Este hecho se debe seguramente a que la existencia de aves o animales en un lugar determinado, no basta para precisarlo suficientemente, pues no poseen la fijeza de los vegetales y en cualquier momento emigran a otras zonas más propicias por su mejor clima o más abundante alimentación. Por último, dentro de este primer grupo están aquellos nombres que señalan las peculiaridades de la tierra. Son bastante numerosos y designan ya la forma del cerro (terreno) (MORRO, Cerro de la M E S I L L A , Cerro de la RINCONADA) , ya su color (Quebrada VERDE. ..) o bien cualquiera otra característica que impresione al observador (Cerro de la B E L L AVISTA) 8 . En el segundo grupo de topónimos descriptivos, es decir, en aquellos en que lo designado señala la presencia humana dentro del medio geográfico, nos encontramos con que algunos se refieren a las actividades humanas. Son en general del tipo más primitivo: Caleta de los PESCADORES, Cerro de las LOCERAS, esto es, Cerro de las ALFARERAS, LOBERÍA (que recuerda la pesca de lobos marinos que se efectuaba aproximadamente en el lugar que ahora ocupa la Plaza de la Victoria, o sea, todo el espacio comprendido entre el Cerro de la Bella Vista y la playa). Sólo excepcionalmente aparece algún topónimo que haga mención de actividades fabriles, es el caso del Cerro de las JARCIAS O G A R CÍAS (esta doble grafía induce a errores ya que resulta muy lógico tratar de encontrar un propietario García para explicarlo), que toma su nombre de una fábrica de jarcias instalada por don Josué Waddington, a la que seguramente se refiere Haenke cuando dice en su "Descripción del Reyno de Chile": "En cuanto a la fábrica de jarcias en este último puerto convendría siempre que se conserve tanto porque son de muy buena calidad y sumamente útiles al país, como porque aliviados del derecho de alquitrán de Europa y economizados varios rodeos, pudieran sin duda surtir el comercio del mar Pacífico" 9 . En este segundo grupo figuran también aquellos topónimos que se deben a los productos de la actividad del hombre. Aquí se encuentran todos aquellos adelantos que constituyeron una nota suficientemente distintiva como para dar nombre al lugar en que estaban ubicados o a sus alrededores: Caleta del FARO, Caleta del FERROCARRIL, Cerro del CASTILLO, Cerro del H O S P I T A L , Cerro del C E M E N T E R I O , Cerro de la CÁRCEL . . . Estudiemos ahora los topónimos no descriptivos. Son de gran 132 L. SAEZ: LOS TOPONIMOS DE VALPARAISO importancia los derivados del nombre del poseedor del lugar, de su principal vecino o del cultivador de las tierras. Es, tal vez, este procedimiento el más común para denominar lugares y se ha conservado hasta nuestros días. Sobre él, dice Rostaing: "C'est á l'epoque romaine que se developpe l'habitude de donner au domaine le nom du propietaire" 1 0 y Letelier: " . . . un número considerable de nombres geográficos, número que alcanza a formar una clase importante de la toponimia procede de simples adaptaciones de nombres personales o gentilicios, con absoluta prescindenciá del significado que sus raíces envuelven" 11 . Dauzat también se refiere a estos topónimos: " . . .L'histoire des noms de lieux est associée étroitement a celle des noms de personnes, par un va-et-vient perpétuel entre les deux categories.. ." 12 . Este modo de denominar lugares es propio de regiones en donde la toponimia no se ha fijado totalmente, pues casi siempre al cambio de dueño de un predio sucede el cambio de su nombre, que es substituido por el del nuevo propietario. En la' toponimia porteña existe un gran número de topónimos que se han formado, ora sencillamente con el nombre del poseedor (POLANCO) , ora con el nombre común unido al del poseedor mediante un nexo prepositivo (Quebrada de ELIAS, Quebrada de J U A N G Ó M E Z ) que posteriormente se perdió (Cerro RODRÍGUEZ, Cerro ACEVEDO) , y en el caso de que los poseedores fueran varios miembros de una misma familia se hace mención de ello con el uso del artículo determinante con los accidentes que correspondan (Cerro de los CHAPARROS, Cerro de las FRITIS, Cerro de las J I M É N E Z ) . Todos los nombres de lugar que anteceden se refieren a personas que tienen alguna relación estrecha con el sitio al que entregan su nombre. Es la clase más abundante, pero también existen otros nombres de lugar, casi siempre impuestos por las autoridades, edilicias o de mayor rango, que recuerdan el nombre de algún personaje célebre de renombre nacional o universal. Son bastante escasos. U n buen ejemplo es el del Cerro R E I N A VICTORIA, nombre que substituyó al de Cerro de LIA CONCEPCIÓN, por lo menos oficialmente, ya que todos en Valparaíso lo siguen llamando al modo antiguo. Además hay una tercera clase de nombres de lugar basados en antropónimos. Son aquellos que llevan el nombre de un santo. Tienen mucha difusión en nuestro país y, en general, en todo el mundo cristiano. "Beaucoup de localités portaient le 133 REVISTA DEL PACIFICO nom du dieu qu'on y révérait plus particuliérment: ce phenome ne dort pas nous étonner, car c'est gráce á lui que tant de villes, villages et hameaux tirent leur nom du saint sous le vocable duquel est placée leur église ou leur chapelle" 13 . En general, este tipo de nombres se debe al establecimiento a fines del siglo xvi y comienzos del xvn de las órdenes religiosas de los agustinos, mercedarios, franciscanos y dominicos, cuyos conventos sirvieron para denominar las quebradas y cerros adyacentes: Cerro de San Agustín, quebrada de San Agustín, barrio de San Agustín, Cauce de San Agustín. Por último dentro de los topónimos no descriptivos se encuentran algunos que no provienen de nombres propios de persona. Son bastante variados. Hay algunos que designan a los habitantes del lugar: Cerro de los LAVADOS, punta del PADRE, Cerro de los JUDÍOS. Otros conmemoran acontecimientos relevantes de la historia de Chile: Cerro de YUNGAY. Quebrada de YUNGAY. Otros, en fin, recuerdan el nombre de algún lugar familiar al descubridor: VALPARAÍSO. Todo lo que hemos dicho nos conduce a la siguiente clasificación de los topónimos de Valparaíso. r NATURALES O FÍSICOS DESCRIPTIVOS ACTIVIDADES HUMANOS PRODUCTOS PRINCIPAL VECINO O COMUNES ANTROTOPONIMOS PROPIETARIO PERSONAJE ILUSTRE NO DESCRIPTIVOS HAGIOTOPONIMOS NO ANTROTOPONIMICOS 134 L. SAEZ: LOS TOPONIMOS DE VALPARAISO 6? ex® <M . <.. 2 9 5 .< J tu ©a s" 5w 'is IK ai P-Í 65 GO <o fO H -d ni 3 u « o« OI o S z oS o < oí a § a l o o § « WJ OH o CM ¿Ó O O X C <u 'H 3 < o bo 00 Z B ITDn 3 •W a '0 m u ro a 3 c/í O z « 3S Z o X O C. o H C/3 < z < U O z opí ¡- sfe<*o 2 a S I 5< e. o o Z o H U o(O * > aV «i u oí "Ü 1/3 W ¡2 K REVISTA DEL PACIFICO Veamos algunos ejemplos: Descriptivos: Almendral, Arbol Copado, Calahuala, Cerro Arrayán, Cerro Las Cañas, Cerro del Cardonal, Cerro del Litre, Cerro Pajonal, Las Habas, Quebrada del Almendro, Quebrada del Maqui, Quebrada de Los Lúcumos, Quebrada de la Palma, Quebrada del Sauce, Quebrada de las Perdices, Quebrada de las Zorras; Alto, Baja, Caleta, Cabo, Cerro de la Loma, Rinconada, Mesilla:, Pocuro; Cerro del Castillo, Cerro del Cementerio, Cerro del Hospital, Cerro del Hospital Inglés, Cerro del Molino, Cerro del Panteón, Cerro del Presidio, Cerro de la Virgen, Cerro del Parque; Lobería, Cabritería, Cerro de las Loceras, etc. No descriptivos: Caleta de Jaime, Cerro de Acevedo, Cerro de Astorga, Cerro de Canciano, Cerro de Elias, Cerro de las Fritis, Cerro Jiménez, Cerro Larraín, Cerro de Rodríguez, Cerro de Portales, Cerro de Vizcaya, Cerro de Waddington, Polanco, Quebrada de Carvallo, Quebrada de Riesco, Quebrada de Rodríguez; Cerro Reina Victoria; Quebrada de San Agustín, Quebrada de Santo Domingo, Quebrada de San Francisco, Quebrada de San J u a n de Dios, San Estevan, San Agustín; Cerro de Yungay, Quebrada de Yerbas Buenas, etc. No clasificados: Cerro de los Cachos, Cerro de los Chaparros, Cerro Toro, Peñas de Doña Elvira, Quebrada de los Cachos, Quebrada de la Cajilla, Cerro de la Esmeralda, etc. 14 . Como podemos claramente apreciar, existe un mayor número de topónimos descriptivos, y dentro de este grupo tienen preponderancia aquellos nombres de lugar que indican objetos o cualidades que impresionan con fuerza' a la vista, lo que les confiere un valor distintivo más claro. Es por esto y por su firme adherencia a lo designado que se prefiere para las denominaciones á las características del terreno y a la flora antes que a la fauna; ya que es muy fácil que los chercanes y las perdices se muden buscando horizontes más propicios, no así los litres, maquis o membrillos, ni la forma caprichosa de una colina, ni el color de las laderas de una quebrada. También en los nombres que nos señala la presencia del hombre en la tierra advertimos la misma preferencia hacia lo concreto, hacia los productos tangibles del quehacer humano: hospitales, cementerios, cárceles, monumentos. 136 L. SAEZ: LOS TOPONIMOS DE VALPARAISO Por otra parte, dentro de los nombres no descriptivos destacan aquellos que se refieren al propietario, cuyo apellido sirve para distinguir sus tierras y se confunde con ellas: Polanco, Rodríguez, Waddington, Parrasia, Fritis. Sin embargo, al ir cambiando de manos el terreno por los vaivenes de la fortuna, el lugar, inconstante, deja su antiguo nombre y sigue el del nuevo dueño, hasta que llega el momento impredecible en el que el nombre se fija firmemente no importando ya quién o quiénes sean sus nuevos poseedores. 2. Podemos también hacer una clasificación de los topónimos de Valparaíso atendiendo a su lengua de origen. A este respecto diremos que la influencia de la lengua española barrió prácticamente con todas las denominaciones indígenas de la' zona urbana, siendo muy escasos los nombres de lugar no romances que sobreviven. Es interesante destacar que en las provincias centrales de Chile, Santiago, Aconcagua, Valparaíso, hubo un fuerte intercambio lingüístico cultural entre los indígenas chilenos y los peruanos, que se refleja en la adopción de muchas palabras quichuas en la lengua mapuche, algunas de las cuales sirvieron de topónimos. En cuanto a las voces propiamente araucanas o mapuches, puede establecerse dos grupos claramente definidos. Unas se refieren a objetos, plantas o animales propios de Chile, cuyo nombre indígena se ha incorporado orgánicamente al lenguaje común y que luego han sido usados para denominar lugares. Son verdaderos préstamos, por lo que propiamente no pueden considerarse como topónimos indígenas, sino más bien, españoles, o mejor, chilenos: Litre, Maqui, Chercán, P e q u é n . . . El segundo grupo comprende palabras exclusivamente indígenas. Los topónimos formados por ellas son anteriores cronológicamente a todos los otros. Estos nombres de lugar creados por los naturales con voces araucanas que no se integraron al habla coloquial chilena, quedando así en grave peligro de ser substuidas por palabras españolas comprensibles para todos los hablantes. Así sucedió en la gran mayoría de los casos: Alimapu, Quintil han desaparecido completamente. Un caso excepcional es el de Pocuro, que, pese a ser sentido como palabra extraña, como extranjerismo, se ha conservado en diversas localidades de nuestro territorio. 137 REVISTA DEL PACIFICO Según todo lo anterior podemos hacer la siguiente clasificación: PROPIAMENTE ESPAÑOLES: ESPAÑOLES 183 (94%) ^ 178 (91%) PRÉSTAMOS: 5 ( 8%) QUICHUAS: 3 ( 1%) TOPONIMOS 195 NO ESPAÑOLES ARAUCANOS: 5 OTROS: 4 ( 2%) 12 (6%) ( 3%) Españoles: Almendral, Arbol Copado, Baja, Barón, Blanco, Cabo de Hornos, Cabritería, Caleta, Caleta del Buey, Caleta del Faro, etc. No españoles: Aliamapa, Calahuala, Quintil, Pocuro, etc. 3. Si examinamos ahora la estructura de los topónimos, apreciaremos inmediatamente que existen dos grandes grupos: el primero está formado por los nombres de lugar que tienen un solo elemento, que puede llevar o no llevar sufijo, v. g. Almendral, Puerto, Caleta, Cabritería, Arsenal, Rinconada, etc. En el otro grupo se encuentran los topónimos compuestos, formados, o bien, por la simple oposición de determinado y determinante: Villa Seca, Cerro Alegre, Cerro Artillería, Quebrada San Francisco, Cerro los Lecheros; o bien, por estos mismos elementos unidos por preposiciones: Cerro de las Jarcias, Caleta de Jaime, Cerro de la Concepción, Quebrada de San Agustín. Luego, tenemos la siguiente clasificación: SIMPLES TOPONIMOS SIN NEXOS COMPUESTOS CON NEXOS Veamos en cifras esta clasificación: 138 L. SAEZ: LOS TOPONIMOS DE VALPARAISO SIMPLES: 2 1 TOPONIMOS: sin sufijo: 14 ( 5%) con sufijo: 7 ( 3%) sin nexos: 69 (26%) (8%) 263 COMPUESTOS: 2 4 2 (92%) con nexos: 173 (66%) Simples: Almendral, Cabriteríá, Lobería, Mesilla, Ramaditas, Rinconada; Alto, Baja, Blanco, Morro, Pocuro, Polanco, Puerto, Quintil, etc. Compuestos: Caleta del Buey, Caleta de la Cabritería, Caleta del Membrillo, Caleta de los Pescadores, Cerro de Astorga, Cerro del Arrayán, Cerro de Acevedo, Cerro del Cabo, Cerro de las Cañas, Cerro del Cardonal, Cerro del Castillo, Cerro de la Concepción, Cerro de las Heras, Cerro del Litre, Cerro del Molino, Cerro del Padre, Cerro de la Rinconada; Villaseca, Rodelillo, Cerro Arrayán, Cerro Artillería, Cerro Barón, Cerro Bellavista, Cerro Polanco, Cerro Atalaya, Cerro Canciani, Cerro Cárcel, Cerro Cordillera, Cerro Florida, Cerro Jiménez, Cerro Larraín, Cerro Mesilla, Cerro Pajonal, Cerro Parrasia, etc. Es abrumadora la mayoría de los compuestos frente a los simples y dentro de ellos de los topónimos con elementos nexuales frente a aquellos que no los poseen. Sin embargo, hay que recordar, para una cabal interpretación de este cuadro estadístico, que h a n sido considerados todos los topónimos desde el siglo xvi hasta nuestros días. Por ello aparece aquí un evidente mayor número de topónimos compuestos con elementos nexuales, pese a que en la actualidad este tipo de nombres ha sido desechado en el uso corriente. La comparación de los datos de los principales planos de que disponemos nos será útil para tener una visión más precisa de este problema. Para mayor claridad tratamos aquí únicamente los nombres de cerros: PLANOS 1854 1876 1913 1927 1935 (1947) 17 37 31 27 1 (26) 2 3 5 5 37 (6) COMP. CON NEXOS C O M P . SIN NEXOS Como vemos ha ido sucesivamente aumentando el número de los topónimos con el apelativo y el denominativo simplemen139 REVISTA DEL PACIFICO te apuestos, hasta llegar en el plano de 1935 a un máximo de 37, frente a 1 del otro tipo (Cerro del Litre). Pero curiosamente el plano de 1947 vuelve a la situación de 1927. Esto no es efectivo. Al parecer, el Instituto Geográfico Militar, autor del levantamiento aerofotogramétrico de 1947, se basó en alguno de los planos de comienzos de siglo para colocar las denominaciones, sin preocuparse de cómo llamaban realmente los porteños a los cerros en que vivían. En 1962 ya ha culminado el proceso de desaparición de las preposiciones en los nombres de lugar, pues ni siquiera el "Cerro del Litre" la conserva: Cerro El Litre. Quisiéramos ahora hacer algunas observaciones finales sobre la transformación de la estructura de los topónimos. Los más antiguos nombres de lugar (españoles) están formados por: 1) apelativo-preposición-artículo-nombre común, o bien, 2) apelativo-preposición-nombre propio de persona. Por ejemplo, en el plano de 1854 aparecen 1) Cerro del Castillo, Cerro del Arrayán, Cerro de la Cruz, Cerro del Cementerio, Cerro de la Mina, frente a 2) Cerro de Toro, Cerro de San Francisco, Cerro de Santo Domingo. El primer paso para la oposición se encuentra en la desaparición de la preposición. Entonces se nos transforma el esquema anterior, convirtiéndose en: 1) apelativo-artículo-nombre común, o 2) apelativo-nombre propio. Así en el plano del año 1935: 1) Cerro La Cárcel, Cerro Las Jarcias, Cerro Los Lecheros, Cerro La Virgen, Cerro Las Monjas, Cerro Las Cañas, Cerro Las Zorras; 2) Cerro Larraín, Cerro Rodríguez, Cerro Polanco. Por último, desaparece también el artículo asimilándose de esta manera el grupo 1) al grupo 2 ) : Cerro Cárcel, Cerro Monjas, Cerro Lecheros. En general, podemos decir que la toponimia porteña se encuentra en esta etapa de su evolución, aun cuando todavía no ha desaparecido el artículo en varios nombres de lugar y todavía se dice: Cerro La Virgen, Cerro El Litre, Cerro Las Cañas. NOTAS 'Vid. p. 76 y 166 de la Estadística General Aplicada de Frederick Croxton y Dudley J. Cowden: México, FCE, 1957, 710 p. "Letelier, Valentín, Ensayo de Onomatologia o estudio de los nombres propios y hereditarios: Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1906, 187 p.; p. 153. •Letelier, op. cit., p. 151. 'Letelier, op. cit., p. 154. 140 L. SAEZ: LOS TOPONIMOS DE VALPARAISO "Rostaing, Charles, Les moms de lieux': Paris, Presses Universitaires de France, 1948, 135 p.; p. 87. "Rostaing, op. cit., p. 89. 'Es conveniente aclarar este topónimo. En realidad, n o se trata de u n solo Almendral, sino de, por los menos, dos. El primitivo Almendral existió en la Quebrada de la Cabriterla (límite entre los cerros Barón y Placeres) en u n cortijo cedido a un soldado español llamado Martín García. Vicuña Mackenna nos dice: "En otro papel del presente siglo que se encuentra en el claustro de la Merced se recuerda la tradición de u n espeso bosque de almendros que había en aquel lugar / la Cabriterla / " (Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de Valparaíso: Crónica, política, comercial i pintoresca de su ciudad i de su puerto desde su descubrimiento hasta nuestros días. 1536-1868: Valparaíso, Imprenta Albión. Vol. i, 1869, 404 p.; p. 370). Este bosque era muy visitado por la gente del "Puerto" que comenzó a denominar "El Almendral" al camino que unía al "Puerto" con el auténtico "Almendral", apropiándose más tarde de esta denominación el llano ubicado entre las actuales plazas O'Higgins y la Avenida Argentina. Esto explica el que los viajeros de comienzos del siglo x i x n o vieran almendros en el pseudo Almendral: "No me explico el significado de la palabra Almendral que significa plantación de almendros y yo n o h e encontrado u n o solo de estos árboles en Valparaíso ni en sus alrededores" (Lafond d u Lucy, Gabriel, Viaje a Chile, trad. de la ed. francesa de 1853 por Federico Gana: Santiago, Universitaria, 1911, p. 217; p. 2 0 ) . Vicuña corrobora estas expresiones: " . . . es el mismo nombre de Almendral que ha llegado hasta aquí a pesar de que nadie haga memoria de haber visto crecer u n solo almendro en sus agrias arenas" (Vicuña Mackenna, Op. cit. t. 1., p. 7 2 ) . "Este topónimo está m u y extendido en nuestro país. Asta Buruaga se refiere en su Diccionario a quince Bellavista chilenos. Rostaing denomina "compuestos metafóricos" a este tipo de nombres y analiza el topónimo "Mirabeau". Pese a que éste no es exactamente lo mismo que "Bellavista" (uno es predominantemente verbal, en tanto que el otro tiene u n carácter nominal) corresponden a una análoga intuición del paisaje. Rostaing nos dice: "II y a méme une certaine poesie dans ees noms qui évoquent de beaux paysages, bien qu'il s'agisse genéralement de simples postes d'observation d'ou l'on pouvait decouvrir dans la campagne soit l'ennemi a repousser, soit le voyageur a detrosser: M i r a b e a u . . . , M i r a b e l . . . Mir a m b e a u . . . Mirbault" (Rostaing, Op. cit., p. 9 8 ) . "Haenke, Thadaeus, Descripción del Reyno de Chile: Santiago, Nascimento 1942, 280 p.; p. 258. "Rostaing, Op. cit., p. 50. "Letelier, Op. cit., pp. 161-162. "Dauzat, Albert: Les noms de lieux et les noms de personnes (Toponymie et Anthroponimie) en Dauzat, Albert, Ou en sont les études de franfaise. Paris, Bibliotheque du "Franjáis Moderne", p. 210. "Rostaing: Op. cit., p. 47. " N o hemos clasificado estos nombres porque n o hemos llegado a ninguna conclusión suficientemente probada sobre el origen de su denominación. Así, por ejemplo. Cerro Toro podría provenir de u n antropónimo o de u n apelativo; como no hemos aclarado este problema, dejamos al topónimo fuera de la clasificación. 141