Totalitarismos en Europa

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EL PROCESO RUSO,
EL NAZISMO ALEMÁN
Y EL FASCISMO ITALIANO:
GÉNESIS Y DESARROLLO.
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INTRODUCCIÓN
Los años comprendidos entre los dos conflictos mundiales vieron nacer unos movimientos denominados como
totalitarios , que se caracterizan por :
11) La existencia de una ideología oficial, es decir, de un cuerpo oficial de doctrinas que regula todos los
aspectos de la vida humana.
21) Sistema de partido único dirigido por un dictador, figura exaltada por el culto a la personalidad.
31) Sistema de control policíaco y represivo en general.
41) La concentración de todos los medios de propaganda.
51) La concentración de todos los medios militares.
61) El control central y la dirección de toda la economía.
De estos seis puntos, cinco hacen referencia al orden institucional y sólo uno al ideológico. Pese a que las
instituciones de los países de régimen totalitario son comparables en muchos aspectos, respecto a las
ideologías, las semejanzas distan mucho de ser tan manifiestas. El término, en un sentido muy laxo,
englobaría al fascismo italiano, al nacionalsocialismo alemán y al comunismo soviético.
Esos años de gestación fueron de crisis económica, pero también de gran abatimiento moral. El sistema de
democracia liberal, que parecía definitivo y modelo a seguir como cumbre de civilización a finales del siglo
XIX, se resintió terriblemente en el mejor de los casos, cuando no desapareció. Ante este panorama de crisis,
estos movimientos totalitarios encontraron un muy favorable caldo de cultivo.
No sólo comparten la atmósfera en la que se crearon, puesto que en los tres se descubren una serie de rasgos
tendentes a liquidar la figura del individuo como tal, siendo lo colectivo ( la clase, la nación, la raza, el
partido, y en definitiva, el Estado ) objeto de consideración. De igual manera, se podría considerar como
común a ellos el entronque con los planteamientos evolucionistas decimonónicos, en los que se sustentan sus
concepciones orgánicas de la sociedad. Los totalitarismos, además, al asumir la tradición ideológica
positivista del siglo, construyen su edificio sobre los cimientos de la secularización y el cientifismo.
Igualmente coinciden en determinadas prácticas políticas. Participan en el juego democrático hasta el
momento en el que alcanzan el poder. Una vez consolidados atacan al pluralismo político y a los derechos y
libertades establecidos, utilizando la violencia y el horro de estado. este queda como único garante y
concesionario de las libertades individuales puramente teóricas. Pese a que se mantenga un apariencia de
legitimidad constitucional, esta no es ni mucho menos auténtica.
Todo esto deriva en la imposición del partido único , despojado de todo vestigio de democracia interna, en el
que son frecuentes las purgas y las expeditivas eliminaciones de disidentes o desviacionistas. La función del
Partido será la de consecución del poder de mantenimiento en él, con el uso de la violencia, exaltada por la
propaganda, si es necesario.
Tan importante como conocer sus similitudes es conocer las diferencias entre los tres. Al carácter
internacionalista del comunismo, se opone el racismo y el nacionalismo de nazis y fascistas. Por otro lado, los
fascistas niegan la existencia de la lucha de clases, mientras que los comunistas prometen su extinción para el
futuro. Finalmente se podría oponer la absolutización del estado fascista a la, en teoría, etapa transitoria de
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dictadura del proletariado.
El principio animador del régimen totalitario desde el punto de vista histórico está condensado en ideales de
un valor suprapersonal o transpersonal; entre estos ideales destacan históricamente en la formación
contemporánea del régimen totalitario dos específicos : el marxismo y el nacionalismo imperialista. Ambos
significan la reacción de concepciones colectivas suprapersonales frente al individualismo.
El individuo en una sociedad de masas, perdida la fe en su propia dignidad, se refugia en las esencias
colectivas que lo potencian y los subliman: la clase, la raza o el espíritu de un pueblo. Ellas crean una cultura,
una fuerza material, son perdurables a la vida humana y proporcionan con su imperio efectivo la satisfacción
de esa naturaleza humana insatisfecha de sí misma. El individuo se sumerge en la colectividad, sin resquicios
para su vida individual.
Los instrumentos constitucionales de este tipo de régimen, aunque a veces se titulen Adeclaraciones de
derechos@, tienen una naturaleza muy diversa. No son derechos del hombre, sino del miembro de una clase, y
no se predican frente al Estado, sino como liberación económica frente al capital u otro tipo de presiones
sociales o políticas.
La Aforma@ del Estado totalitario.−
Un Estado totalitario no es un Estado monolítico, al contrario, todos los verdaderos estudiosos del tema
coinciden al señalar la coexistencia (o el conflicto) de una autoridad dual, el partido y el Estado. La relación
entre las estas es de ostensible autoridad, de tal forma que la maquinaria del gobierno es habitualmente
descrita como la fachada carente de poder que oculta y protege el verdadero poder del partido.
Todos los niveles de la maquinaria del administrativa del III Reich se hallaban sujetos a una curiosa
duplicación de organismos. Con una perfección fantástica, los nazis se aseguraron de que cada función de la
Administración del Estado estuviera duplicada por algún órgano del partido: la división de Alemania, trazada
por la Constitución de Weimar en Länder y provincias, fue duplicada por la división nazi en Gaue, cuyas
fronteras, sin embargo, no coincidían, de forma tal que cada localidad pertenecía, incluso geográficamente, a
dos unidades administrativas completamente diferentes. Y la duplicación de funciones no fue duplicada
cuando, después de 1933, nazis relevantes ocuparon los ministerios oficiales del estado. Estos antiguos y
leales miembros del partido, una vez que iniciaron carreras oficiales al margen del partido, perdieron su poder
y se tornaron tan carentes de influencia como otros funcionarios públicos.
CONCEPTO DE ESTADO
MARXISMO
LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA :
En primer lugar, comprender la Rusia de la revolución exige remontarnos a principios de siglo y examinar los
problemas estructurales de la Rusia zarista, pues era el mayor estado del mundo y un gigante hegemónico.
Para ello podemos encontrarnos con cuatro problemas diferentes: nacional, económico, político y social.
Problema nacional: en el inmenso imperio convivían más de ciento cincuenta pueblos con múltiples lenguas y
religiones. Rusos, ucranianos, bielorrusos, eslavos bálticos, polacos, rumanos, judíos, musulmanes, etc. Para
mantenerlos cohesionados los zares optaron por medidas de rusificación forzada.
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Problema económico: era una crisis de tipo coyuntural. En los años de principios de siglo aumentaron las
revueltas campesinas y en las ciudades las cadenas de huelga, causadas por el hambre y el paro, se
multiplicaron.
Autocracia política: resulta sorprendente, a pesar de la tardía llegada de la revolución industrial, que en el
plano político no se hubiera adoptado ninguna medida modernizadora. Era un régimen absoluto en el que el
zar detentaba toda autoridad.
Crisis social: causada por la guerra ruso B japonesa (1904 B1905 ), con sus numerosas derrotas navales y
terrestres. Tras firmarse la paz de Portsmouth, se agravaron las protestas populares.
El primer ensayo del cambio fue la revolución de 1905, tras el llamado Domingo Rojo ( 9 de enero de 1905 ),
en el que una marcha pacífica fue duramente reprimida por el ejército. Las huelgas continuaron, se pedía la
concesión de ciertas reformas. Se convocó una Duma, pero pronto se comprobó la insuficiencia del
reformismo.
La revolución burguesa de febrero de 1917 está ocasionada por las penalidades de la guerra y el deficiente
abastecimiento de Petrogrado. Se inician manifestaciones masivas y el zar no les concede importancia, pues
disponía de una numerosa guarnición. Pero no tiene en cuenta que las tropas son en gran parte de
reclutamiento reciente, poco propensas a ejercer la violencia sobre el pueblo. Los soldados se amotinan y al
día siguiente se constituyen comités.
Se estableció un gobierno provisional, presidido por el príncipe Luov, sin consentimiento del zar; los
socialistas moderados apoyan este gobierno. Lenin hablará de entrega del poder a la burguesía. Nicolás II
abdica en el Gran Duque Miguel, pero éste, tras algunos titubeos, renuncia. La doble abdicación provocó una
explosión de júbilo en Rusia; por parte de los obreros, soldados y los pueblos alógenos, se realizan escritos
que constituyen auténticos cuadernos de quejas de la revolución rusa, pero que la burguesía en el poder no
estaba en condiciones de conceder.
Lenin criticó la postura blanda de colaborar con el gobierno y sostuvo la necesidad de pasar a la segunda
etapa, rechazando el gobierno provisional y la intención de éste de proseguir la guerra. Su postura triunfa y se
adopta la consigna de todo el poder a los Asoviets@.
En los meses siguientes los signos de descontento se multiplican, y el nuevo régimen anuncia su deseo de
poner fin al desorden y volver a la vida normal, lo que será el argumento de los sectores conservadores para
demostrar los peligros de la revolución. En julio se inician de nuevo manifestaciones y el gobierno destaca
tropas leales a la capital, para ponerles fin ordenando la detención de los dirigentes bolcheviques, Lenin
escapa. Luov dimite y Kerenski es nombrado primer ministro del gobierno provisional. Su deseo era instaurar
una república parlamentaria que en un periodo de orden acordara las reformas necesarias. Pero la crisis interna
se agravaba.
El 9 de octubre Lenin llega a Petrogrado para preparar la insurrección armada. Finalmente el día 25 las
fuerzas bolcheviques entran en acción y ocupan los puntos estratégicos de la capital, sin derramamiento de
sangre. Así, el soviets de Petrogrado y su comité militar revolucionario, han organizado una victoria casi
incruenta y Kerenski huye.
La revolución se había hecho bajo la consigna de Atodo el poder para los soviets@ pero realmente sólo uno
de sus sectores será quien controle la situación, los bolcheviques.
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Desde febrero a octubre la revolución de 1917 no fue un acontecimiento lineal. Las crisis de Abril, Julio y
Septiembre la han acelerado o frenado. Solo obreros y soldados participan en la toma del poder en octubre. El
fermento han sido los bolcheviques o más exactamente un embrión de estado proletario que se ha radicalizado
y bolchevizados por la prosecución de la guerra y por la falta de soluciones del régimen de febrero.
El concepto de Estado Marxista−Leninista.−
El término estado puede hacer referencia tanto al ejercicio del poder y a la institución que tiene la capacidad
de tomar e imponer decisiones, como al ámbito territorial donde se ejerce el poder.
Ya desde época de Maquiavelo hay una teorización del poder del estado, en este caso puesto por encima del
individuo y al que añadía una necesaria secularización. Esta teoría daría paso a doctrinas que justificaban el
poder absoluto, ya por designio divino, ya como fruto de un pacto. El estado quedaba legitimado por su
utilidad. En el proceso de limitación del absolutismo y consiguiente de racionalización del poder, se
encuentran los fenómenos revolucionarios en Gran Bretaña (1668), Estados Unidos (1776) y Francia (1789).
Frente a los postulados del estado liberal, surgieron voces contrarias como las del anarquista Bakunin ,
opuesto a todo tipo de práctica gubernamental, en cualquier momento. Para el anarquismo, el estado era un
Amal absoluto@ en sí mismo. La de Hegel era también contrapuesta, ya que establecía una nítida distinción
entre Aestado@ y Asociedad civil@, prediciendo una supremacía del primero sobre el segundo.
Marx, miembro de la corriente denominada como Aizquierda hegeliana A, parte en cierta manera de su
postura, aunque vierte sobre ella considerables críticas. Para Marx, el estado, al menos en su situación
histórica, es un instrumento de dominación de clase. De cualquier manera , Marx no se expresa con demasiada
clarividencia sobre la necesidad de la extinción del estado. Según él, al estado liberal B burgués, le sucedería
un transitorio período de Adictadura del proletariado@, y posteriormente la sociedad comunista, que
supondría la Aextinción@ del estado o fuertes cambios en el mismo. Ni Marx, ni Engels precisaron después
de los sucesos de la comuna cuestiones sobre las características de esa Adictadura@, ni sobre su duración.
Esta cuestión va a ser de importancia vital en las relaciones entre el socialismo marxista y el anarquismo.
El proceso revolucionario ruso, dirigido por Lenin, supuso la puesta en práctica del corpus teórico marxista. A
partir de 1914, Lenin lee a Hegel utilizando su lógica para redescubrir el concepto de estado marxista en
relación con el socialismo. En 1917 escribe El estado y la revolución, donde plasma su idea de estado
proletario ( República de los soviets) y ataca al parlamentarismo y la democracia liberales. La revolución
proletaria tiene como primer objetivo el aniquilamiento del estado burgués, no su lenta y progresiva extinción.
El estado resultante, Ala dictadura del proletariado@, es radicalmente diferente al anterior estado, aunque esto
no supone la erradicación de la violencia y la coerción.
En la práctica, el estado subsiste. Después de 1917 el poder de los Soviets ( que era realmente una forma
política muy diferente del estado clásico) dejó su sitio al poder del partido, cada vez más concentrado y al del
Consejo de los Comisarios del Pueblo (el gobierno). Lenin considera que el objetivo final hace inevitable la
no extinción. Frente a la postura de lenin se alza las de otros teóricos del socialismo como Kautsky, que ataca
el desarrollo de la Revolución en Terrorismo y comunismo (1919). Kautsky reclama para Rusia una asamblea
constituyente clásica. Lenin le responde con La Revolución proletaria y el renegado Kautsky donde defiende
que la dictadura del proletariado es menos opresiva que la democracia burguesa. Por otro lado, ha de
defenderse de las tendencias que critican el reforzamiento del aparato del estado. En La enfermedad infantil
del izquierdismo en el comunismo (1920) Lenin muestra que la estricta disciplina del proletariado, la
concentración de los esfuerzos y la organización, constituyen la condición dialéctica para la ulterior extinción
de toda violencia. Desde ese momento en la U.R.S.S. y en las otras democracias populares se ha abandonado
de hecho la teoría de la extinción del estado, en beneficio de la tesis de reforzamiento del estado socialista,
hasta la victoria total de su campo.
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Las ideas de Lenin se plasman en la Constitución de Julio de 1918. Paralela a ella se promulga una
Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado, estructura semejante a las de la época de las
revoluciones liberales. Entre ambos documentos se ponen de manifiesto ciertos puntos básicos para el nuevo
estado como son: la organización del estado como federación de repúblicas, fase de dictadura del proletariado,
con la exclusión de la vida política de elementos antirrevolucionarios y el derecho de autodeterminación de
los pueblos. Destaca la no separación de los poderes legislativo y ejecutivo, considerada en occidente como
condición indispensable para la democracia. Este punto es defendido con el argumento de que el estado
burgués representa sólo aciertas fuerzas y las repúblicas socialistas Alo abarcan todo, obreros y campesinos@.
En 1924 se aprueba una nueva constitución ( en 1922, en el 101 Congreso Panruso de los soviets se había
creado la U.R.S.S. ), que configura un estado cuya célula funcional se desea que continuaran siendo los
soviets. Sus rasgos más notables son: estructura federal, sufragio indirecto y soviets como sustitución de
partidos.
El desarrollo político B ideológico del Socialismo.
MARX−ENGELS TROTSKY
LENIN
Revolución en
Rusia,
STALIN
Revolución
permanente
nacional y después Socialismo en
Y
Rusia, Revolución
mundial
en el mundo
Socialismo en un
Reino mundial del La revolución
socialista no puede solo país para
CONSTRUCCIÓN proletariado
conseguir la
ser mantenida
( Estatutos, A.I.T.)
DEL
Revolución en
en el marco
SOCIALISMO
Europa
nacional
1864
Revolución
simultánea en los
paises capitalistas
desarrollados
REVOLUCIÓN
Socialismo en un
solo país
Los interese de la
revo lución se
reducen a la
defensa de la
Unión Soviética
amenazada
PARTIDO
DICTADURA DEL
POLETARIADO
ESTADO
Partido = instrumento de coordinación Partido =centro de or−
ganización de la revolución mundialPartido = vanguardia
Dirigente de la revolución y del EstadoPartido = Estado
Estado = Partido
Dictadura
provisional del
proletariado.
Dictadura del Partido a la vez dictatorial Dictadura
y
dictatorial
Democrática
Del Partido
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Abolición rápida
Extensión progresiva del Estado
del Estado
Reforzamiento del
Estado
Fuente: F. Chatelet: Histoire des ideés politiques. París. P.U.F., 1982, p.164
A la muerte de Lenin se asiste al ascenso de Stalin, quién desarrollo y consolidó las bases del estado
totalitario puestas por aquél. De su primera época de mandato destacan tres actuaciones: los planes
quinquenales, la represión de los disidentes y la Constitución de 1936. En este texto se introducen
algunas modificaciones: se refuerza el carácter federal, sufragio universal en las elecciones de base,
igualdad de todos los ciudadanos sin exclusión, derechos y libertadesY aunque la mayoría de estos
postulados tuvieron más bien una existencia teórica. De hecho, libertades y derechos son reconocidos en
el individuo pero como miembro de un colectivo, quedando supeditados al poder. Los planes
quinquenales, puestos en práctica desde 1928, fueron duramente criticados desde fuera por marxistas
ortodoxos, quienes desaprobaban la estatalización de la economía, el dirigismo de la misma por parte
de las altas esferas del poder, en lugar de dejarla en manos de obreros y campesinos.
FASCISMO
LA GÉNESIS DEL FASCISMO:
El fascismo italiano es una clara secuela de la I0 Guerra Mundial. El coste humano de la misma para la nación
italiana fue de 460.000 muertos, más de 500.000 mutilados y más de 1.000.000 de heridos. Obligada a
importarlo todo, Italia no tenía recursos para afrontar la dura postguerra. El esfuerzo bélico italiano no tuvo
recompensas a la hora de la paz. Vencedora en una guerra en la que ni el Estado, ni la nación participaron con
entusiasmo, era normal que la insatisfacción naciese en su seno. Por todo esto a nadie le pareció raro que ,
corriendo el año 1919, un periodista afecto al socialismo, se hiciera eco de los vientos nacionalistas que
soplaban en Italia, a la par que aparecían los primeros movimientos de masas.
Benito Mussolini, nacido el 29 de Julio de 1883, en Predappio, localidad de romañola, fue un vitalista, un
hombre que buscó, ante todo su propia satisfacción, algo en lo que el halago de las masas jugó un importante
papel. Por esto, se puede decir que Mussolini nunca fue defensor acérrimo de una ideología, sino que creó la
suya propia para lograr sus objetivos de poder y gloria. Y la verdad, aunque el fascismo, como veremos luego
hizo gala del mismo ornato que el Nazismo alemán, se salvó de los horrores cometidos por aquél, gracias a su
presencia teatral y al haber mantenido intactos los vínculos con la Casa de Saboya italiana y con el Vaticano.
Tras el conflicto mundial Italia se hallaba sumida en un descontento general que se canalizaba sobre todo en
dos grupos de presión. Por un lado los excombatientes y militares que veían como tras una cruenta guerra, no
se había conquistado ninguno de los territorios apetecidos y que reivindicaba desde hacía tiempo; por la otra
parte estaban los obreros encuadrados en el Partido Socialista quienes, dada la crítica situación económica que
atravesaba el país, cada vez adoptaban una postura más revolucionaria e incluso soñaban con la implantación
de una República al estilo de la que se acababa de instaurar en Rusia
Frente a esta, el estado italiano, sin ninguna figura política de prestigio, se manifestó como falto de recursos,
impotente. Recogiendo el ambiente de cambio que flotaba en la opinión pública y desechando la posibilidad
de rescatar la democracia liberal de la crisis, el 23 de Marzo de 1919, Mussolini con la ayuda de futuristas,
anarco−sindicalistas, antiguos intervencionistas de izquierda y nacionalistas, Mussolini funda en Milán los
Fascios de Combate, los que, sin una ideología clara pretendían una revolución antiburguesa, anticapitalista y
antisocialista.
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El 30 de Octubre 1922, en medio de un clima de desconcierto, se dio la llamada Marcha sobre Roma, por la
que llegaron 40.000 camisas negras a Roma, que hicieron que Víctor Manuel III, con el objeto, parece ser , de
evitar una guerra civil, encomendase a Mussolini la labor de formar gobierno.
Tras crear un primer gobierno de coalición ( con fascistas, liberales, popolari y nacionalistas), en Abril de
1924 se celebraron nuevas elecciones, con el electorado bajo la presión de los castigos a cargo de escuadrones
de los fascios, en la cual los fascistas y sus colaboradores alcanzaron casi un 70% del total de los votos
legitimando en cierto modo su irregular subida al poder.
En los años 1924 B 1925 el Fascismo sufrió su más grave crisis de desarrollo, con el escándalo del asesinato
del diputado y secretario general de los socialistas, Matteoti, quien había destacado por la dureza de sus
manifestaciones contra el modo de tomar el poder que había utilizado el fascismo. A Mussolini al final le vino
bien el escándalo Mateotti, pues éste provocó el éxodo de los diputados a la Colina del Aventino, dejando el
terreno libre para que Mussolini finalizase su tarea de destrucción de los elementos democráticos de la nación.
El último escalón que le restó a Mussolini para acceder a la dictadura fue vencer a las tendencias sindicalistas
y a los escuadristas, dentro del propio fascismo. En 1925, este obstáculo se había salvado y la dictadura
caminaba ya en libertad hacia el estado totalitario .
VISIÓN DEL ESTADO FASCISTA:
El fascismo en su desarrollo mostró de modo claro su confusionismo político: de republicano pasó a
monárquico por conveniencia, de anticapitalista a recibir ayuda económica de grandes empresarios, de
partidario del sufragio universal paso a ser acérrimo enemigo de todo lo democrático.
El Fascismo desarrolló la tesis de un estado anti−individualista, en contraposición con el liberal−burgués que
hasta la fecha había imperado en la mayoría de las naciones occidentales europeas. El Fascismo acabó
negando todas las libertades, excepto la suya propia.
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Se abolieron todos los derechos del individuo, que pasó a existir para el estado sólo en cuanto parte de la
masa. El Fascismo pensaba que el ciudadano italiano al fin y al cabo lo que perseguía era la grandeza de su
nación y sólo creía posible alcanzar tal objetivo desplazando a la persona, al ciudadano.
Hay que tener en cuenta que para el fascismo, el estado no es una creación surgida de la unión de unos
ciudadanos, sino una realidad subsistente por si misma , anclada en el peso de una cultura que ha perdurado en
la historia y que está intrínsecamente vinculada a una raza. Es por tanto una visión muy similar a la del estado
racista de la alemania hitleriana.
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En un principio Fascismo y Monarquía parecieron no molestarse; así en la Ley sobre los poderes y
prerrogativas del Jefe del Gobierno de 1925, el monarca italiano seguía teniendo en sus manos el poder de
nombrar y destituir al Jefe del gobierno, con lo que esto supone de planteamiento semidemocrático. Pero
como se vio después esto era sólo una fachada y el Jefe del Estado terminó arrogándose el poder individual de
decretar leyes, dictar su ejecución y manejar a su gusto los tres poderes estatales: ejecutivo, legislativo y
judicial.
NAZISMO
EL ESTADO ALEMÁN SEGÚN HITLER:
El Estado racista alemán, según Hitler, debe englobar a todos los alemanes bajo su protección, para
formarlos y educarlos en la pureza de sangre. Es la raza y no el Estado lo que constituye la existencia de
una sociedad humana superior.
El Estado estaría formado así mismo por una minoría, la cual gobernaría sobre una mayoría, mediante
voluntad y entereza.
El Estado debe garantizar también la libertad de vida a su pueblo gracias a un territorio suficientemente
amplio, el cual debe ser defendido por el poder político − militar estatal. El judío, por su parte, debe ser
exterminado, pues éste no es un elemento de organización, sino de descomposición. En su libro Mi Lucha y
sobre la raza y el estado nacional en el III Reich, Adolf Hitler afirma que sólo pueden engendrar hijos los
individuos sanos, porque el hecho de que personas enfermas o incapaces pongan hijos en el mundo es una
desgracia, en tanto que el abstenerse de hacerlo es un acto altamente hermoso. Para ello, velará porque la
fertilidad de una mujer sana no tropiece con el obstáculo de la condenable economía.
Según E. Forsthoff, cada individuo es responsable del destino de la nación. Por su parte, el Estado da órdenes
y leyes, además de hacer valer su responsabilidad hasta en las más pequeñas células de la vida del pueblo. El
Estado es el fundamento en el que ha de apoyarse la más alta cultura humana, pero es incapaz de engendrar
esta última. Si el estado ario se extinguiese no podía existir cultura alguna, cuyo nivel intelectual fuese
comparable al de las grandes naciones.
EL NAZISMO.
Ideológica, aunque no estructuralmente, el nacionalsocialismo posterior a 1918 defendía un
colectivismo parcial, o un socialismo limitado de Estado que sostendría una economía mixta, en parte
estatal o colectiva, pero sobre todo de propiedad privada. Otros aspectos radicales (y democráticos),
como la sustitución del ejército regular por una milicia popular, se mantuvieron en el primer programa
de Hitler. El que esos objetivos no se persiguieran más tarde en el régimen nazi no tiene ni más ni
menos importancia que la observación de que el programa revolucionario inicial de Lenin de 1917,
sumamente demagógico, no se aplicara durante el régimen de Lenin−Stalin. Normalmente, los
regímenes revolucionarios se inician con una plataforma ampliamente radical y demagógica, y después
van pasando a lo práctico.
Hitler, inspirado por las ideas románticas del nacionalismo Völkisch (racial − ambiental) mezcladas con
un darwinismo social pseudocientífico, rechazaba totalmente determinados aspectos de la cultura
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moderna (aunque utilizaba muchos otros aspectos claves de la modernidad).
Hasta 1938, la mayor parte de los fascistas no tenían un concepto de raza y ridiculizaba el racismo nazi.
Su doctrina del nacionalismo era cultura − ambiental, no racial − ambiental, y no incluía el
antisemitismo; de hecho, los judíos italianos estaban proporcionalmente hiperrepresentados en el
Partido Fascista. Igualmente, determinados sectores del fascismo fueron antiimperialistas al principio,
y partidarios de la liberación nacional de los pueblos más débiles y más atrasados del Mediterráneo y
del Oriente Medio. Algunos de los primeros teóricos fascistas rechazaban el darwinismo social y el
militarismo, defendían la cooperación internacional, un AEstado ético@ nacional sindicalista nuevo y
postliberal, así como la Sociedad de las Naciones. A veces, se concebía el fascismo como algo armonioso
con los intereses de otros pueblos, por lo menos al principio.
Una de las diferencias más fundamentales fue que hacia 1925−1926, aproximadamente, y en algunos
aspectos ya en 1922−1923, el NSDAP se había convertido indiscutiblemente en el Amovimiento de
Hitler@, totalmente subordinado al culto − mito del Fuhrer.
Se ha debatido mucho sobre cuáles eran realmente el programa nazi y los intereses dominantes que
respaldaban al nazismo durante su marcha hacia el poder.
Relacionado con esto está la cuestión, secundaria pero muy importante, de hasta qué punto los
partidarios de los nazis percibían directamente los verdaderos objetivos programáticos y los verdaderos
intereses, si es que algunos de ellos es identificable. Jamás se repudiaron los Veinticinco Puntos, que se
mantuvieron siempre como programa del partido, aunque hacia 1928 se había abandonado el punto
relativo a la expropiación de los latifundios. A mediados de la década de 1920, el partido hizo un gran
esfuerzo por convertirse verdaderamente en partido de los trabajadores alemanes, como indicaba su
nombre, mediante la competencia con los socialistas y los comunistas para obtener el apoyo de los
obreros de las grandes ciudades del norte de Alemania. Esta táctica Aizquierdista@ se abandonó en
1927−1928 ante su escaso éxito, y en los últimos cinco años de su historia como movimiento, el
nacionalismo se hizo más auténticamente multiclasista que nunca, y trató de movilizar por lo menos
algo de apoyo en casi todos los sectores importantes de la sociedad alemana.
Sería difícil identificar durante este período un programa preciso de cualquier tipo que se presentara al
pueblo alemán con un mínimo de detalles coherentes. Generalmente se minimizaban los aspectos
semisocialistas del nacionalsocialismo, igual que en una fase equivalente, también se quitó importancia
a las dimensiones colectivistas del nacional sindicalismo fascista. El propio Hitler no tenía unas ideas
muy exactas sobre economía política o estructura económica, salvo que la economía no era importante
en sí misma y debía estar subordinada a las consideraciones políticas nacionales. De hecho, durante la
última fase de la movilización de masas cabía encontrar una gran variedad de actitudes económicas
entre los nazis. Algunos eran pequeños empresarios, otros partidarios de la gran empresa, más allá
había quienes defendían un corporativismo semi − italiano o semicatólico, y los duros mantenían las
aspiraciones semisocialistas del nacional socialismo inicial. Pero esencialmente la estrategia de la
dirección era ambigua.
Lo mismo cabría decir de otros objetivos políticos. No se expuso ninguna teoría precisa de la dictadura
del estado, salvo el Fuehrerprinzip, y aunque todos comprendían que un gobierno de Hitler adoptaría
una política internacional mucho más vigorosa, se dejaba adrede que las consecuencias de esto
quedaran sin definir. En 1932 se convirtió en lugar común decir que Ael nacionalismo significa la
paz@, al mismo tiempo que parece haberse suavizado algo la propaganda antisemita, porque resultaba
menos atractiva para las grandes masas.
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También la cuestión de las relaciones con los intereses especiales es algo complicada. A este respecto
existen básicamente tres posiciones:
a)La explicación marxista clásica vulgar que el nazismo no fue más que un instrumento de la gran
empresa.
b)La posición de los revisionistas, especialmente Henry A. Turner Jr., que tratan de demostrar que
Hitler y la gran empresa tenían relativamente poco que ver, y que la última apoyaba sobre todo al
autoritarismo de derechas.
c)La de los contrarrevisionistas, que a veces son demasiados sutiles para invocar plenamente el enfoque
marxista vulgar en su totalidad, pero tratan de demostrar que los contactos entre la jefatura nazi y la
gran empresa eran extensos y, al menos hasta cierto punto, determinantes.
Se trata en gran medida de una discusión en torno a motivos e intenciones, en parte razonada a base de
indiferencias y que es difícil resolver con datos empíricos tajantes. No cabe duda de que hubo contactos
de alto nivel de Hitler y otros dirigentes nazis con grandes empresarios y sus agentes; en la última fase
de la marcha nazi hacia el poder se recibieron contribuciones considerables. Pero evidentemente,
Turner tiene razón al decir que era la derecha autoritaria, y no los nazis, el principal partido de la gran
empresa Acomprase@ a Hitler, igual que los setenta millones de marcos oro pagados por el Gobierno
Imperial alemán para financiar la Revolución comunista rusa tampoco Acompraron@ a Lenin. Sin
embargo, es muy de lamentar que la interpretación marxista sea incorrecta, pues si la gran empresa
alemana hubiera logrado comprar a Hitler, probablemente no habría habido un acuerdo general en
cuanto a declarar la guerra, y es posible que el mundo actual fuera a un lugar más habitable.
En 1930, Alemania era en gran parte un país de clase media, y las clases medias aportaron un
considerable apoyo a una gran diversidad de movimientos, entre ellos los socialistas. Una investigación
cuidadosa ha relevado que en las grandes ciudades no apoyaron a los nazis más que en una proporción
aproximadamente igual al porcentaje que representaba la clase media en general en la población. No se
halló un apoyo excepcionalmente intenso entre las clases medias urbanas, sino entre los agricultores y
las clases medias de las ciudades pequeñas y entre las clases altas urbanas.
La propia composición del Partido Nazi era mayoritariamente de clase media, pero fue haciéndose cada
vez más Aproletaria@ a medida que el partido fue extendiéndose hasta convertirse en un partido de
masas. El sector más obrero del movimiento eran las Tropas de asalto (SA).
El triunfo del nacionalsocialismo sobre las demás fuerzas políticas alemanas en 1933 tuvo tal
importancia para Alemania y para el resto del mundo, y en algunos aspectos fue tan sorprendente para
un país del nivel cultural y el desarrollo general de Alemania, que ha sido objeto de toda clase de
interpretaciones y explicaciones.
No existe un factor único ni una interpretación sencilla que pueda explicar algo tan complejo como el
proceso que llevó a Hitler al poder; pero la teoría de la movilización de masas del nacionalismo
frustrado ofrece una comprensión amplia. Aunque Alemania era una nación industrial avanzada, su
posición en el mundo moderno, en comparación con los otros estados industriales importantes, era
sumamente anómala. Alemania era la más nueva de las grandes potencias industriales, y con mucho la
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que tenía menos peso internacional. A la humillación de 1918 siguió una concatenación notable de crisis
nacionales sin paralelismos en ningún otro país. A la crisis revolucionaria de postguerra de 1919−1920
le siguió la invasión francesa, la gran inflación y las pequeñas insurrecciones revolucionarias de 1923,
seguidas a su vez por la Gran Depresión. Además, el grado de privación de peso internacional y de
desorientación nacional carecía de precedentes en un país del nivel de Alemania.
Si bien Alemania tenía una economía y una tecnología avanzadas, y un excelente sistema de enseñanza,
no se podía decir lo mismo de su cultura política. La democracia parlamentaria responsable no llegó
hasta 1919 como producto de la derrota y la humillación, y en el decenio de 1920 no se llegó a completar
su aceptación psicológica ni en el comportamiento. Además, la cultura alemana había quedado afectada
más profundamente por la crisis cultural e intelectual de 1890−1914 que la de ningún otro país, y la
disposición a buscar soluciones racistas, autoritarias y nacionalistas extremas era, sin lugar a dudas ,
mayor que en ningún país avanzado.
En las campañas electorales de 1930−1932, se suavizaron las formas más estridentes y extremas del
antisemitismo, y pese a Mein Kampf, se logró que los objetivos internacionales de Hitler aparecieran
más tranquilizadores.
Las circunstancias de crisis social y económica en la depresión alemana no bastan para explicar la
llegada de Hitler al poder, pues otros países padecieron casi lo mismo y no sucumbieron a dictaduras
radicales. Más bien, las consecuencias sociales y económicas de la depresión, en un país con las
peculiares circunstancias históricas y culturales de Alemania, hicieron que fuera posible el
nacionalsocialismo.
También intervinieron el momento y la suerte, pues no era posible sostener un movimiento de tantas
tensiones y tantas contradicciones demagógicas como el nacionalsocialismo durante un período
prolongado de tiempo. El número de votos nazis ya iba bajando mucho a fines de 1932. Si la calidad
general de los otros dirigentes alemanes no hubiera sido tan baja, es muy posible que se hubiera podido
resistir a Hitler durante un año más. Había indicios de que a fines de 1933 la marea nacionalsocialista
podría haber descendido decisivamente.
REPÚBLICA DE WEIMAR:
Es el nombre dado al régimen de Alemania después de la I0 Guerra Mundial (1919−1933). Con el
hundimiento del régimen imperial, y cuando la revolución espartaquista se desencadenó en Alemania, el
gobierno provisional del Consejo de los Comisarios del Pueblo, presidido por Ebert, eligió una asamblea
nacional constituyente el 19 de Enero de 1919, encargada de dar las instituciones a la república proclamada el
9 de Noviembre de 1918. Esta asamblea, reunida en Weimar el 6 de Febrero de 1919, eligió a Ebert como
presidente del Reich y preparó la constitución entre el 24 de Febrero y el 31 de Julio del mismo año, y estaba
formada por:
1) Los Socialistas: divididos a su vez en:
1.a.− 22 independientes.
1.b.− 165 socialdemócratas.
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2) La Derecha: dividida a su vez en:
2.a.− Conservadores.
2.b.− Populistas.
2.c.− Centristas.
2.d.− Demócratas.
Los demócratas, miembros del centro y los socialdemócratas tuvieron que unirse para gobernar. A este
gobierno se le llamó Coalición de Weimar. La asamblea aceptó más tarde el Tratado de Versalles (22 de
Junio de 1919) y votó la Constitución de Weimar (11 de Agosto de 1919).
El principal autor de esta constitución fue H. Preuss, uno de los fundadores del partido demócrata, quien había
previsto la formación de un Estado unitario, gracias a la desmembración de Prusia en circunscripciones
administrativas. De hecho, múltiples oposiciones le obligaron a crear un Estado federal, el Reich, república
cuya bandera sería la de la Gran Alemania (negro, rojo y oro), y que estaba compuesto por diecisiete estados
(Länder).
Éstos consistieron en ampliar la competencia administrativa del Reich no sólo al ejército y a la
diplomacia, sino también a los medios de comunicación; conservaban sin embargo sus asambleas, y sus
gobiernos estaban representados en el Consejo del Reich (Reichsrat) proporcionalmente a su población.
De este modo, Prusia tuvo un papel preponderante en el Reich.
El poder legislativo se repartió en dos asambleas:
1)El Reichstag: se elegía para cuatro años por sufragio universal por el sistema proporcional.
Preparaba y votaba las leyes y el presupuesto, y podía cambiar el gobierno, que era el responsable ante
ella.
2)El Reichsrat: reunía a los delegados de los 17 Länder y podía diferir la aplicación de una ley votada
por el Reichstag.
El poder ejecutivo lo ostentaba el presidente de la república, elegido por siete años por los ciudadanos
mayores de 25 años y reelegible. Designaba al canciller, jefe de gobierno, que servía de unión entre el
ejecutivo y el legislativo, y que era responsable ante el Reichstag. El jefe del estado, que promulgaba las
leyes, podía disolver el Reichstag en caso de desacuerdo y consultar al país por referéndum. Disponía
además de la fuerza armada, del derecho de obligar a un Land disidente a obedecer las leyes de del
Reich, y del derecho de restablecer el orden suspendiendo los derechos fundamentales. Para equilibrar
sus poderes, el Reichstag estaba habilitado para proponer al pueblo la destitución del presidente de la
república; y, por iniciativa de un tercio del Reichstag y de una vigésima parte de los electores, o
únicamente de una décima parte del cuerpo electoral, el país podía ser consultado por referéndum, o
por este medio, someter un proyecto de ley al sufragio popular.
Estas disposiciones, de carácter democrático, fueron reforzadas por los Aderechos fundamentales@, o
Grundrechte, que consistían particularmente en la igualdad de los grupos confesionales o políticos, de la
que se beneficiaban, en primer lugar, los católicos y los socialdemócratas.
En materia escolar, hicieron la enseñanza primaria obligatoria durante ocho años y establecieron una
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enseñanza post − escolar gratuita hasta los 18 años.
Finalmente, confirmaron al mundo del trabajo las garantías concedidas en la revolución de 1919: la ley
de las Ocho Horas, contratos colectivos de trabajo, generalización de los seguros sociales, elección de
consejos de empresas, compuestos por representantes patronales y obreros, cuyas decisiones obligaban
cuando se planteaba el problema del despido de trabajadores.
La constitución creó consejos de explotación, consejos de distrito, y un consejo económico del Reich, o
Reichswirtschaftsrat, compuesto por representantes obreros y patronales y delegados de la agricultura,
de la industria y del comercio.
Aunque esta constitución intentó establecer un régimen a la vez parlamentario, democrático y social, la
República de Weimar evolucionó hacia un régimen de tipo presidencial, puesto que el prestigio del jefe
del estado, Hindenburg (1925−1934), contrapesó ampliamente el de los sucesivos Reichstag, siempre en
busca de una imposible mayoría.
La inestabilidad gubernamental que resultó de ello (diecinueve gobiernos desde 1919 hasta la subida al
poder de Hitler el 1933) sacudió los cimientos de un régimen al que los partidos nacionalistas jamás
perdonaron sus orígenes revolucionarios ni su aceptación del tratado de Versalles. La crisis económica
de 1929, el recurso de Brüning a procedimientos de decretos de urgencia y las disoluciones sucesivas del
Reichstag (1928, 1930, 1932, 1933) condujeron a la desaparición del control legislativo y, como
consecuencia de ello, a la supresión definitiva del régimen parlamentario de Weimar, en provecho de la
dictadura nacionalsocialista.
PAUL VON HINDENBURG (1847−1934)
PRINCIPALES DIFERENCIAS ENTRE EL RÉGIMEN
DE HITLER Y EL DE MUSSOLINI:
Los análisis comparativos propuestos dentro de la perspectiva marxista por Künhl, Kuhn, Colloti y otros,
interpretan la crisis de los años treinta como crisis del sistema capitalista, y la respuesta del fascismo como
una tentativa global de reestructuración, racionalización y restauración del sistema, utilizando las vías que, en
cada caso, exigía o permitía la situación propia de cada país, pero siempre en el marco uniformemente
sustancial de la restauración y la contrarrevolución, las cuales habrían de ser tanto la esencia del fascismo
(Italia) como del nacionalsocialismo. Perdiendo cada vez más fuerza este tipo de interpretaciones (decisivas
en su momento, sin embargo) el problema se ha clarificado en parte, como para poner en cuestión la
homogeneidad de los dos principales fascismos.
Se ha sugerido que el movimiento nazi y el fascista, y los regímenes de Hitler y Mussolini no pueden
clasificarse juntos más que a un nivel muy alto de abstracción. Cuando se observan de cerca, muchas veces las
diferencias son más llamativas que los parecidos, tanto si se estudia la cuestión del potencial revolucionario
como otros aspectos. Una lista parcial de las diferencias básicas abarcaría las siguientes consideraciones:
1) La ideología hitleriana se basaba en la raza, la del fascismo en el nacionalismo en sentido político y
cultural. De ahí que la ideología hitleriana tendiese a la exclusividad revolucionaria, mientras que la del
fascismo tenía una formulación más compleja. Mussolini insistía en que el fascismo incorporaba aspectos del
liberalismo, el conservadurismo y el socialismo en una síntesis más elevada; Hitler aspiraba a un rechazo
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revolucionario de las doctrinas rivales. Todos los aspirantes a revolucionarios tienen por objetivo un Ahombre
nuevo@. El de los nacionalsocialistas sería un nuevo producto biológico, además de cultural; Mussolini
esperaba simplemente intensificar la enseñanza del fascismo en las escuelas.
2) En cuanto a estructura, el régimen de Mussolini siguió siendo en gran medida un Estado de derecho con
semipluralismo y un derecho formal. Esto, naturalmente, impuso considerables limitaciones al potencial
revolucionario del sistema de Mussolini, y además permitió que los adversarios del Duce centro del Estado
acabaran derrocándolo. El führerstaat hitleriano, pese a no formular una teoría elaborada del totalitarismo, fue
una dictadura mucho más compleja del gobierno unipersonal.
3) El NSDAP desempeñó un papel mucho más importante que el PNF. Aunque el régimen de Hitler no se
convirtió formalmente en un Estado − partido dirigido en teoría (y normalmente también en la práctica) por el
partido, como en los países comunistas, fue surgiendo una dualidad de poderes del partido y del Estado que
Hitler tendió a impulsar cada vez más en favor del partido o de sectores de éste. El PNF, en cambio, no
gozaba más que de una autonomía muy limitada y en gran medida se vio transformado en una burocracia
estatal subordinada. Sin embargo, la estructura semipluralista y de derecho del régimen de Mussolini, al no ser
ni totalitario ni una dictadura completamente, logró conservar un cierto nivel de autonomía formal para el
Gran Consejo Fascista, que éste acabó utilizando para deponer a Mussolini.
4) El antisemitismo en su forma más extremada era consustancial con el nacionalsocialismo. En cambio, el
fascismo italiano no era racista más que en el sentido convencional de principios del siglo XX en Europa, y en
sus dos primeros decenios no fue normalmente antisemita. En los comienzos del fascismo, los judíos tuvieron
un papel desproporcionado en relación con su número en la sociedad italiana.
5) Al final, la política exterior de Hitler transcendió los objetivos expansionistas e imperialistas tradicionales
de Alemania, al intentar una reestructuración racial revolucionaria de Europa. Las aspiraciones de Mussolini
permanecieron en gran medida en la órbita de la política racional / imperialista italiana tradicional, cuyo
objetivo era la expansión colonial y la explotación de conflictos limitados dentro de la zona del Mediterráneo.
Estas diferencias las advertían claramente de una forma u otras los nazis y los fascistas, y en diversas formas
se volvieron a expresar en los últimos años de la guerra, al terminar la cual uno de los dirigentes fascistas
iniciales más sensibles y observadores, y miembro del Gran Consejo -B Giuseppe Bottai − estaba
combatiendo en la Legión Extranjera francesa contra Alemania.
Desde los años 40 y 50 se sabía bien que entre los dos existían diferencias, diferencias que habían sido tenidas
muy en cuenta en ciertos ensayos de interpretación. Así, A. F. Kenneth Organski (siguiendo pautas de W. W.
Rostow) había situado el caso italiano en la fase inmediata del despegue industrial, en tanto que el nazismo se
situaría ya en el ámbito de la plena industrialización. Más habían afinado las diferencias ciertas tipologías
derivadas de la acepción central de la teoría del totalitarismo: Hannah Arendt, por ejemplo, definió el
fascismo italiano como una Aclásica dictadura tradicional nacionalista@ hasta 1938, sin hallar que Mussolini
intentara Ainstaurar un verdadero régimen totalitario@. Las diferencias, sin embargo, entre uno y otro de los
ejemplos no eran consideradas sino como consecuencias marginales de dos historias nacionales diferentes, sin
que permitieran ninguna diferenciación real o sustancial entre los dos fascismos principales.
ALGUNOS PARECIDOS ENTRE EL NACIONALSOCIALISMO Y EL COMUNISMO:
La incapacidad del régimen de Mussolini para superar las componendas derechistas, junto con sus
orígenes y sus doctrinas disímiles, impidió una convergencia revolucionaria entre el régimen de
Mussolini y el de Hitler. A su vez, el régimen de Hitler, con su rechazo del marxismo y el materialismo y
de los principios formales de totalitarismo burocrático, no adoptó la misma forma que el comunismo
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ruso, pese a las teorías de algunos críticos acerca de un supuesto totalitarismo compartido. Sin
embargo, hubo algunas formas específicas en las que el nacionalsocialismo tenía paralelismos con el
comunismo ruso, en medida mucho mayor de lo que podía tener el fascismo. En la siguiente lista se
sugieren algunos de los parecidos y paralelos:
1) El frecuente reconocimiento por Hitler y diversos dirigentes nazis (y también por Mussolini) de que sus
únicos rivales revolucionarios e ideológicos se hallaban en la Rusia Soviética.
4) La fundación, tanto del nacionalsocialismo como del comunismo nacional ruso, sobre la base de una teoría
de la acción revolucionaria, según la cual el éxito en la práctica daba validez a la innovación ideológica, a
medida que la Unión Soviética fue abandonando gradualmente importantes aspectos de la teoría marxista
tradicional.
5) Doctrinas revolucionarias de Alucha constante@.
6) Un elitismo rígido y el principio de la jefatura: era nacionalsocialista quien siguiera a Hitler, un
bolchevique no era necesariamente un marxista, sino quien siguiera a Lenin.
7) Adopción de la teoría de las naciones desposeídas y proletarias, que Lenin no hizo suya hasta después de
que se hubiera introducido en Italia.
8) La construcción de una dictadura unipartidista independiente de cualquier clase determinada.
9) Atribución de gran importancia no sólo a una milicia política (que era cada vez más frecuente a fines del
siglo XIX y principios del XX), sino a un partidoBejército, con un ejército regular controlado por el partido;
en 1943, Hitler había empezado a introducir AOficiales de Orientación Nacionalsocialista@ en el ejército
regular, como equivalentes de los comisarios.
10) Importancia de la autarquía y de una gran militarización (no sólo parcial), aunque la ausencia en Alemania
de un sistema y de una economía de burocracia estatal autoritaria hizo que esto fuera proporcionalmente algo
menos completo que en Rusia; promoción de la guerra revolucionaria, siempre que fuera posible, como
alternativa a un desarrollo interno completo y equilibrado.
11) Una fase NEP de pluralismo parcial en la vía hacia una dictadura más completa (común, desde luego, a la
mayor parte de los sistemas dictatoriales, aunque más abreviada en países como China y Cuba).
12) Proyección internacional de un nuevo mito ideológico como alternativa a las ortodoxias imperantes, capaz
de obtener una respuesta internacional nada desdeñable; las variantes de la ideología nazi y de la fascista
constituyeron las últimas innovaciones ideológicas notables del mundo moderno después del marxismo.
Esta lista provisional no se expone para proponer una teoría del Afascismo rojo@, ni la idea de que el
comunismo y el nazismo han sido esencialmente iguales. Existían algunas diferencias fundamentales, como se
ha señalado antes, entre el sistema ruso y el alemán. Pero el nacionalsocialismo hitleriano tenía más
paralelismos con el comunismo ruso que ningún otro sistema no comunista.
OPINIÓN CRÍTICA
Los totalitarismos supusieron un sistema político innovador frente al sistema democrático liberal que existía
en la mayoría de naciones de Europa Occidental desde las postrimerías de la anterior centuria. Este sistema
no sólo pretendía asumir las tareas de índole política, sino que buscaba abarcar todos los ámbitos de la vida
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humana: lo social, lo económico, lo ideológico, lo cultural, etc.
Los totalitarismos inicialmente se asentaron en países europeos donde la democracia liberal no estaba muy
arraigada y en los que el nacionalismo aún tenía gran peso como fuerza y como sentimiento político. En los
casos de Alemania e Italia, se le suma a la reciente unificación, el hecho de que ambos países salieran
perjudicados del nuevo sistema de relaciones internacionales, impuesto por el Tratado de Versalles, y que se
observa en el irredentismo italiano y en la impotencia alemana ante el Diktat.
El período de entreguerras se caracterizó, entre otras circunstancias, por la inestabilidad económica ( falsa
prosperidad de los años 20 ) y financiera ( crack del 29).
Esta situación produjo en la sociedad una actitud que si no fue de rechazo, al menos llegó a ser de duda ante
el sistema capitalista. De hecho, no sólo en el Comunismo ruso hay una oposición al capitalismo, sino que
también se descubren actitudes anticapitalistas en las ideologías fascista y nacionalsocialista. Aunque estos
totalitarismos de derecha abandonaron sus iniciales ideas socializadoras.
El triunfo del fascismo y del nazismo en Italia y Alemania respectivamente, contribuye como fundamento
básico a la crisis de conciencia social común a toda Europa propiciada por el impacto de la Gran Guerra.
Ésto trajo como consecuencia la duda metódica sobre los valores, por parte de la sociedad en la que el
Tratado de Versalles no ofreció soluciones eficientes. Este tratado supuso para estos países una crisis más
que una paz, la victoria de unos sobre otros.
La primera guerra moderna dejó sentir fuertemente su penuria sobre la población civil como nunca antes
había ocurrido: muerte, hambre, paro, miseria, etc... cayeron con todo su peso sobre la sociedad europea de
postguerra.
Los sistemas totalitarios se presentan ante la sociedad como la posible panacea a la crítica situación del
momento. Todo el programa pragmático de estas tendencias, se ve coronado por la presencia de un líder
mesiánico, idolatrado por una masiva propaganda muy desarrollada en cualquiera de estos sistemas. Sobre
éstos se disponen la clase dirigente del partido, un partido omnipresente que erradica la pluralidad política.
La clase dirigente del partido será la élite de una sociedad jerarquizada.
La II Guerra Mundial supuso el golpe definitivo a los totalitarismos en la Europa Occidental quedando
residuos dictatoriales en países del área mediterránea (España, Portugal, Grecia Y), cuyas economías
estaban basadas en la agricultura y en las que la tradición democrática o liberal estaba poco arraigada. Sin
embargo en la Europa del Este, la victoria de la URSS en la II Guerra Mundial, supuso la creación de una
serie de países satélites que engrosarían la relación de dictaduras comunistas denominadas Ademocracias
populares@.
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