LA ACCION DE TUTELA Y LA PROTECCION DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES La acción de tutela fue establecida como instrumento para la protección de los derechos fundamentales establecidos en la Constitución Política de 1991. En sus casi cinco años de vigencia, se ha convertido en uno de los instrumentos jurídicos de mayor popularidad como lo demuestran las más de 100.000 solicitudes presentadas hasta la fecha. Se trata de una acción que busca la protección inmediata de los derechos fundamentales cuando estos resultan vulnerados o amenazados por la acción u omisión de cualquier autoridad pública, o por particulares encargados de la prestación de un servicio público, o cuya conducta afecte grave y directamente el interés colectivo, o respecto de quienes el solicitante se halle en estado de subordinación o indefección (art. 86 de la Constitución Política). La protección inmediata tiene que ver con la expedición de una orden judicial para que contra quien se ha instaurado la acción de tutela, actúe o se abstenga de hacerlo. Esta orden, de inmediato cumplimiento, podrá ser impugnada y deberá ser remitida a la Corte Constitucional para su eventual revisión. De acuerdo con lo expresado en el artículo 86, la acción de tutela sólo será procedente cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, excepto si ésta es utilizada como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable. Existen varias razones por las cuales la acción de tutela ha llegado a ser tan popular entre la ciudadanía. Una de ellas tiene que ver con la rapidez de este procedimiento que según el mismo artículo 86 debe tener un plazo máximo de diez días para su resolución, hecho que contrasta con la lentitud de la gran mayoría de procedimientos judiciales. Otra tiene que ver con la informalidad o facilidad para realizar la solicitud; de acuerdo con lo expuesto en el artículo 14 del Decreto 2591 de noviembre 19 de 1991, por medio del cual se reglamenta la acción de tutela, ésta podrá ser ejercida sin ninguna formalidad o autenticación, por memorial, telegrama u otro medio de comunicación que se manifieste por escrito; además, no será necesario actuar por medio de apoderado. Según este mismo artículo, "...en la solicitud de tutela se expresará, con la mayor claridad posible, la acción o la omisión que la motiva, el derecho que se considera violado o amenazado, el nombre de la autoridad pública, si fuere posible, o del órgano actor de la amenaza o del agravio, y de la descripción de las demás circunstancias relevantes para decidir la solicitud." Tal como lo expresa el artículo 86 de la Constitución, la Corte Constitucional está encargada de revisar eventualmente los fallos de los jueces. En los artículos 33, 34, 35 y 36 del Decreto 2591, se reglamenta este proceso de revisión que en general consiste en lo siguiente: La Corte Constitucional designa dos de sus magistrados para que seleccionen, sin motivación expresa y según su criterio, las sentencias de tutela que habrán de ser revisadas. Sin embargo, cuando se considere que la revisión puede aclarar el alcance de un derecho o evitar un perjuicio grave, cualquier magistrado de la Corte o Defensor del Pueblo podrá solicitar que se revise algún fallo de tutela. Una vez seleccionadas las sentencias para revisión, la Corte designa tres magistrados que conformarán la Sala de Revisión que se encargará de realizar la respectiva revisión de acuerdo con el procedimiento vigente para los Tribunales del Distrito Judicial. Si hubiese algún cambio de jurisprudencia, estos deberán ser decididos por la sala plena de la Corte. Aquellas "decisiones de revisión que revoquen o modifiquen el fallo, unifiquen la jurisprudencia constitucional o aclaren el alcance general de las normas constitucionales deberán ser motivadas. Las demás podrán ser brevemente justificadas." (art. 35 Dec. 2591). Este hecho hace de las sentencias revisadas documentos de gran riqueza argumentativa, conceptual y jurídica: de ahí su importancia para un tema como el de los derechos fundamentales en las instituciones educativas. Por último, "las sentencias en que se revise una decisión de tutela sólo surtirán efectos en el caso concreto y deberán ser comunicadas inmediatamente al Juez o tribunal competente de primera instancia, el cual notificará la sentencia de la Corte a las partes y adoptará las decisiones para adecuar su fallo a lo dispuesto por ésta." (art. 36 Decreto 2591) Los Derechos Fundamentales están consagrados en el Título II -De los derechos, las garantías y los deberes-, Capítulo I, desde el Artículo 11º hasta el Artículo 41º de la Constitución Política de Colombia. LA EDUCACION COMO DERECHO FUNDAMENTAL "La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social: con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura". Constitución Política de Colombia 1991, Artículo 67 A pesar de que la educación está consignada dentro del Capítulo II (De los derechos sociales, económicos y culturales), en las primeras sentencias revisadas, la Corte es enfática en aclarar que aunque no aparezca bajo el Título de los Derechos Fundamentales, el derecho a la educación indiscutiblemente tiene carácter de tal, por dos razones centrales: en primer lugar, porque aparece consignado como uno de los derechos fundamentales de los niños: “Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separado de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión”. (Constitución Política de Colombia 1991, Artículo 44) Por tanto, amerita el carácter de derecho fundamental, y en consecuencia es objeto de la acción de tutela. Bajo este presupuesto, este derecho debe ser protegido por las instancias jurídicas correspondientes. En segundo lugar, al decir de la Corte, “el carácter fundamental de un derecho no depende de la ubicación del artículo que lo consagra dentro del texto constitucional sino que, dentro de una concepción material, son fundamentales aquellos 1 derechos inherentes a la persona humana.” Con este y otros argumentos, las decisiones de algunos jueces del país fueron revocadas por la Corte, pues argumentaban en sus fallos que la educación no se constituye en un derecho fundamental, por no estar bajo este título. El derecho a la educación tiene protección no sólo cuando el servicio está a cargo del Estado, sino de los particulares, con el fin de lograr la eficacia 2 social e inmediata del derecho fundamental garantizado. Pero la Corte es clara en torno a lo que implica este derecho, pues si bien se garantiza, conlleva unos deberes y en sí mismo tiene limitaciones que deben ser tenidas en cuenta al momento de determinar su posible violación o vulneración. Al respecto, la Corte señala: “La educación es un derecho-deber que no sólo representa beneficios para el alumno sino que también responsabilidades. El incumplimiento de las condiciones para el ejercicio del derecho, como sería el no responder el estudiante a sus obligaciones académicas y al comportamiento exigido por los reglamentos, puede dar lugar a 3 diversa suerte de sanciones.” 1 2 3 Sentencia # T-500. 92-08-12 Sentencia # T-309. 93-08-04. Sentencia # T-323. 94-07-14. La prestación del servicio público de la educación -de acuerdo con el nuevo ordenamiento constitucionaldebe ser permanente, sin que sean admisibles interrupciones, individuales o colectivas, por cuanto con ellas además de afectarse el derecho fundamental de los educandos- se amenaza 4 gravemente a la sociedad . De esta forma, el Estado no sólo está obligado a brindar a los menores el acceso a la educación, sino a garantizar su permanencia en el sistema educativo, tanto en el sector público como en el sector privado. Ello, sin embargo, está condicionado a los límites de cobertura que tienen las instituciones educativas y al cumplimiento de los 5 deberes correlativos al derecho a la educación, por parte de los educandos . Dicho de otra manera, la permanencia en el sistema educativo es objeto de garantía "salvo que existan elementos razonables -incumplimiento académico o graves faltas disciplinarias del estudiante- que lleven a privar a la persona del beneficio de permanecer en una entidad educativa 6 determinada" . Ahora bien, el hecho de que el servicio público de la educación posea una función social, implica no sólo que satisface una necesidad de carácter general y que por lo tanto debe estar al alcance de quienes lo requieran, sino que el Estado debe garantizar el acceso al mismo y velar porque en su prestación se cumplan los fines señalados por el ordenamiento jurídico 7 vigente . Así, pues, la función social de la educación, excluye su manejo totalmente libre y patrimonialista, limitando de esta manera el derecho empresarial. Las entidades educativas no tienen como objeto exclusivamente la explotación económica del servicio público que prestan. Al contrario, deben reflejar la constante disposición a contribuir solidariamente con miras a las satisfacción de necesidades intelectuales, 8 morales y físicas de los educandos . 4 5 6 7 8 Sentencia # T-519. 92-09-16 Sentencia # T-186. 93-05-12 Sentencia # T-402. 92-06-03 Sentencia # T-429. 92-06-24 Sentencia # T-298. 94-06-30.