49-2011 Inconstitucionalidad Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las catorce horas con once minutos del día veintiocho de marzo de dos mil doce. A sus antecedentes el escrito presentado por la ciudadana María Olimpia Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante el cual pretende subsanar la prevención formulada en resolución de 14-IX-2011, y sobre lo expuesto en el mismo se hacen las siguientes consideraciones: I. La demandante solicitó la inconstitucionalidad del Decreto Legislativo n° 762, de 16-VI-2011, publicado el Diario Oficial n° 115, Tomo 391, de 21-VI-2011 (en lo sucesivo, D.L. 762/2011), por supuesta la supuesta violación a los arts. 2, 3, 11 y 198 Cn., con base en los siguientes argumentos: 1. A. El D.L. 762/2011 vulnera el art. 198 Cn. por carencia manifiesta de parámetros que doten de contenido a los conceptos jurídicos indeterminados aludidos en la disposición constitucional citada, pues entre los requisitos que establece para ser Presidente y Magistrado de la Corte de Cuentas se encuentran la honradez y la competencia notorias. Sin embargo; no hay precepto normativo alguno que establezca qué se entenderá por tales términos, de manera que, a fin de cumplir con el principio de legalidad, en su vertiente positiva (art. 86 Cn.), es preciso establecer cánones objetivos que hagan previsible la aplicación de conceptos de esa naturaleza. Así –agregó–, pese a la amplitud y vaguedad de las normas abiertas, ello puede subsanarse mediante la exteriorización de cómo y a partir de qué puntos referenciales se ha aplicado un concepto jurídico indeterminado a la realidad. Entonces, la exigencia de motivación cumple una doble función: (i) desde una perspectiva social se intenta erradicar la arbitrariedad y fortalecer la confianza de los ciudadanos en la sujeción de la actividad de la Administración al derecho; (ii) desde un punto de vista individual, permite conocer las razones o motivos por los cuales ha resultado afectado negativa o positivamente en su esfera jurídica. Ahora bien –señaló–, en el presente caso, los conceptos jurídicos indeterminados de honradez y competencia notoria utilizados por el Constituyente debieron ser dotados de un contenido mínimo demostrable que los hiciera objetivables; circunstancia que no se ha llevado a cabo en el acto de elección. De tal forma, el acto de elección cuestionado no cumplió uno de los presupuestos básicos necesarios, pues no se establecieron los elementos a partir de los cuales se tuvieron por acreditados los conceptos de honradez y competencia notoria. 1 Y es que –aseveró–, sorprende que las personas elegidas hayan sido consideradas por la Asamblea Legislativa como honradas y de competencia notoria; ello, en tanto que, por un lado, según lo manifestaron los respectivos informes de la Procuraduría General de la República, Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, Fiscalía General de la República, y otras entidades, estas tienen investigaciones abiertas en su contra, por diferentes motivos; por otro lado, sus hojas de vida profesionales y académicas se encuentran muy por debajo de otras que fueron sometidas a consideración por el Pleno Legislativo. En ese sentido –acotó–, la Asamblea Legislativa omitió deliberadamente calificar las cualidades de honradez y competencia notoria en las personas electas, con lo cual violó el mandato constitucional (art. 198 Cn.). B. La pretensora también indicó que se había vulnerado el derecho a una resolución motivada como manifestación del derecho de defensa (arts. 2 y 11 Cn.). Sobre tal particular, expuso que el derecho de defensa incluye el derecho a obtener resoluciones motivadas por parte de las autoridades, especialmente cuando se restringen derechos fundamentales, en este caso, el derecho a optar a un cargo público por concurso. De modo que la autoridad que conocía del procedimiento debió exteriorizar las razones de su decisión, especialmente en este supuesto donde se efectuaba una elección de segundo grado basada en la necesaria concurrencia de las cualidades de honradez y competencia. En ese orden –agregó–, las resoluciones que limitan un derecho fundamental, como en el presente caso, el de optar a un cargo público, requieren de la exposición de las razones tenidas en consideración para denegar o admitir la postulación, de manera que no quede duda de que la admisión o denegación se dicta como producto de un adecuado análisis previo, a fin de dar una respuesta apropiada a todos los candidatos del concurso. C. También adujo la solicitante que se había vulnerado el derecho a la seguridad jurídica, en el sentido de certeza individual de que determinada situación jurídica no sería modificada más que por procedimientos regulares y autoridades competentes, ambos establecidos previamente. Así, en el presente caso, el procedimiento de elección de los candidatos gozaba de una situación de certeza y tranquilidad respecto del ejercicio de los derechos de los participantes a optar a un cargo público, derivado del procedimiento consignado en el ordenamiento jurídico y de los requisitos establecidos en la Constitución, requisitos que fueron deliberadamente inobservados por la autoridad demandada. De tal manera, en el acto de nombramiento impugnado no hubo seguridad jurídica debido al incumplimiento de los requisitos constitucionales referidos a los candidatos. 2 D. Por otro lado, la demandante solicitó la suspensión del acto reclamado, en tanto que, a su criterio, se cumplían los presupuestos contemplados en la Ley de Procedimientos Constitucionales. a. En ese orden, alegó que el presupuesto de fumus boni iuris (apariencia de buen derecho) se configuraba mediante las actuaciones inconstitucionales aludidas; es decir, la elección de tres personas para los cargos de Presidente, Primero y Segundo Magistrados, todos de la Corte de Cuentas de la República, sin cumplir las condiciones establecidas por la Constitución. b. En cuanto al presupuesto de periculum in mora (peligro en la demora), sostuvo que, de no otorgar la medida cautelar solicitada se anularía la posibilidad de proceder a una elección conforme con los parámetros constitucionales; consecuentemente, se le negaría –a la peticionaria– la oportunidad de participar en la tal elección. Además, habría tres personas que ostentarían un cargo de elección de segundo grado sin satisfacer los requisitos constitucionales para ello. Por otro lado –afirmó–, las personas escogidas, al no tener experiencia en la materia para la cual se lanzó el concurso, realizarán un papel no apto para el cargo al cual se han inscrito, porque no tienen el conocimiento referido al desempeño de sus funciones, lo que requerirá del Estado la erogación de salarios para personas no competentes para su nombramiento; quienes, asimismo, por haber sido puestas por partidos políticos, dictarán resoluciones que beneficien a aquellos que obviaron la Constitución para nombrarlos, y emitirán actos administrativos y jurisdiccionales irreproducibles que irán en detrimento de la gestión futura de los nuevos designados mediante un procedimiento de elección conforme con la Constitución. 2. Por resolución de 14-IX-2011 se previno a la solicitante que aclarara si pretendía cuestionar la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, atendiendo a que este vulneraba el derecho de optar a un cargo público por concurso, debiendo en tal caso indicar cuál o cuáles eran las disposiciones constitucionales que lo establecían, así como los respectivos motivos de inconstitucionalidad que justificaban el contraste normativo propuesto para el análisis de esta Sala. 3. Respecto de lo anterior, en el escrito mediante el cual intentó evacuar la prevención formulada, la actora adujo que, efectivamente, invocaba el derecho de acceso al cargo público, previsto en el art. 72 ordinal 3° Cn., en concordancia con el art. 198 del citado cuerpo normativo. En ese orden, apuntó que la categoría constitucional de su derecho a optar a los cargos de “Magistrada Presidenta”, “Primera Magistrada” o “Segunda Magistrada” de la Corte de Cuentas de la República era indiscutible, ya que ostentaba el perfil para cualquiera 3 de esos cargos y cumplía con los requisitos establecidos por la Constitución y las leyes secundarias. Así –agregó–, la participación política consiste en ejercitar los derechos que tienen relación directa con los asuntos públicos de la sociedad, cuyo contenido, según la doctrina, incluye los derechos de: elegir autoridades, acceder a cargos públicos de elección popular, acceder a la función pública, formular peticiones, entre otros; siendo inescindibles el derecho de acceso al cargo público representativo y el derecho de todo ciudadano de participar a través de los representantes por él elegidos. En ese sentido –sostuvo–, el Tribunal Constitucional Español ha establecido que el derecho de los ciudadanos de participar en los asuntos públicos mediante representantes libremente elegidos, puede ser vulnerado por actos que afectan a cada uno en particular; pero privar al representante de su función es algo que atañe a todos simultáneamente, pues supone la afectación del derecho del representante a ejercer la función propia, derecho sin el cual se vería vaciado de contenido el de los representados. En otro orden, la peticionaria citó instrumentos de derecho internacional en los cuales se regula el derecho a optar a un cargo público: la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entre otros; así como jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de la Corte Constitucional de Colombia, relacionada con el citado derecho. Con base en lo anterior, la demandante concluyó que se había vulnerado su derecho a optar a un cargo público consagrado en el art. 72 ordinal 3° Cn., en la concreta evaluación de postulación para optar a presidente o magistrado de la Corte de Cuentas de la República, según los requisitos establecidos en el art. 198 Cn., en relación con el art. 98 del Reglamento Interno de la Asamblea Legislativa; y por complemento –aseveró– la norma impugnada quebranta el “principio de igualdad de oportunidad” consagrado en el art. 3 Cn., por trato desigual e injustificado al momento de evaluar. Así, pidió que se tuviera por evacuada la prevención efectuada en el sentido de que efectivamente estaba alegando su derecho a optar a un cargo público establecido (art. 72 ordinal 3° Cn.); además, que se tuviera por planteada la violación al derecho fundamental de igualdad de oportunidades consagrado en el art. 3 Cn., por habérseles evaluado con requisitos diferentes y bajo pautas distintas de control. II. Vistos los argumentos esbozados por la solicitante, esta Sala considera necesario efectuar las siguientes acotaciones: 1. La jurisprudencia de este Tribunal ha reiterado que el objeto de control del proceso de inconstitucionalidad incluye las actuaciones específicas realizadas por los Órganos del Estado en el ejercicio de competencias directamente atribuidas por la Constitución; pues, si bien se trata de actos concretos, tienen a la Constitución como único 4 fundamento normativo; por tanto, el ejercicio de la atribución y competencia en la producción de dichos actos solo admite como parámetro de control los límites –formales y/o materiales– que aquella establece. Así, el control jurisdiccional de esta clase de decretos es un elemento inseparable del concepto de Constitución, pues de lo contrario se permitiría la existencia de actuaciones de los gobernantes que, al imposibilitar su examen, generarían en el ordenamiento jurídico zonas exentas de control de constitucionalidad (resoluciones de 3XI-1997 y 1-XII-1998, dictadas en los procesos de inconstitucionalidad 6-93 y 16-93, respectivamente). Por tanto, se ha instaurado la posibilidad de examinar actuaciones exteriorizadas mediante un Decreto Legislativo que no presentan las características de abstracción y generalidad de sus contenidos normativos, pero que son cumplimiento de un mandato expreso y directo de la Constitución, en tanto que puedan adolecer de vicios o defectos de inconstitucionalidad cuyas consecuencias para el orden jurídico deben ser evitadas o corregidas; como sería la designación para un cargo de elección de segundo grado recaída en una persona que no reuniera los requisitos constitucionales exigibles. 2. Respecto de las elecciones de segundo grado, este Tribunal ha señalado que “exigen mejores criterios de elección y un mayor grado de reflexión en la designación”; pues los funcionarios que asumen estos cargos “(a los que se accede en virtud de haber sido electos por la Asamblea Legislativa), los desempeñan investidos de poder de mando y de decisión y, dentro de las atribuciones y competencias que les da la Constitución y las leyes, les corresponde cumplir con las funciones públicas específicas para las que han sido elegidos, con prevalencia del interés público o general sobre el interés particular” (sentencia de 13-V-2011, Inc. 7-2011). Por tanto, el ejercicio de la atribución constitucional de elegir a los funcionarios que han de conformar un órgano de rango, también, constitucional, demanda mayor rigurosidad en el cumplimiento de cada uno de los requisitos establecidos por la norma suprema; actividad de la cual se ha de dejar constancia en el acto mismo de designación –ello, a fin de permitir que se verifique su cumplimiento–, y máxime en el supuesto de designación de Magistrados de la Corte de Cuentas de la República, para el cual basta con el consenso de una mayoría simple del ente decisor, lo que, desde luego, facilita la elección a efectuar por parte de la Asamblea Legislativa, a diferencia de los otros Órganos constitucionales conformados mediante elecciones de segundo grado, en los que se precisa de mayoría calificada. 3. Ahora bien, en relación con lo anterior, es necesario aclarar que la pretensión a dirimir en tales supuestos no puede consistir en la verificación fáctica del cumplimiento de los requisitos establecidos por la Constitución, pues este tribunal está imposibilitado para examinar las cualidades personales de, verbigracia, la persona designada para un cargo de 5 elección de segundo grado, a fin de establecer si cumple o no con los requisitos exigidos, ya que ello corresponde exclusivamente al criterio de selección adoptado por la Asamblea Legislativa. Y es que, no debe soslayarse que, por la naturaleza del proceso de inconstitucionalidad, el control sobre la legitimidad constitucional de los actos de aplicación directa de Constitución es de carácter puramente objetivo. De lo contrario, implicaría para esta Sala la emisión de juicios de valor sobre los motivos que sirvieron de base a la Asamblea Legislativa para la determinación de una elección de segundo grado de una persona determinada, lo cual no le está permitido a este tribunal ya que escapa de su competencia. En ese sentido, si bien no se puede entrar a conocer sobre valoraciones de otros órganos en el ejercicio de las atribuciones directas de la Constitución, sí es posible un examen sobre el cumplimiento o incumplimiento –por parte de la autoridad competente– de ciertas condiciones concretas que la Constitución exige a las autoridades demandadas para la elección de diversas alternativas. Consecuentemente, ante la pretensión planteada por la peticionaria, esta Sala, en principio, únicamente podría analizar si en la elección de los funcionarios concernidos –materializada en el D.L. 762/2011– la Asamblea Legislativa estableció o documentó las razones por las cuales, a su criterio, concurrían las cualidades de honradez y competencia notorias requeridas por la Constitución para efectuar el nombramiento relacionado. 4. En ese orden de ideas, es preciso señalar que, admitir la posibilidad de ejercer el control jurisdiccional de una actuación concreta de aplicación directa de la Constitución, mediante el proceso de inconstitucionalidad, atiende únicamente al valor normativo de la Constitución considerado desde un punto de vista objetivo, pero ello no supone que a través del presente proceso constitucional puedan examinarse violaciones constitucionales presuntamente producidas en la esfera individual, como consecuencia del acto cuya constitucionalidad se cuestiona. Ello, puesto que los efectos concretos que pueda producir el objeto de control propuesto en un proceso de inconstitucionalidad, no pueden ser examinados mediante esta vía, ya que, como lo ha reiterado la jurisprudencia de esta Sala – verbigracia, sentencia de 25-VI-2009, Inc. 26-2008–, las vulneraciones específicas a derechos fundamentales son tuteladas en sede constitucional mediante los procesos de amparo y hábeas corpus. 5. Establecido lo anterior, resulta necesario referirse a la facultad de este Tribunal de solicitar la aportación de los elementos de convicción necesarios para producir el convencimiento sobre la verdad o certeza de los hechos alegados en un proceso de contraste normativo. 6 A. De tal manera, corresponde al órgano emisor de la disposición infraconstitucional impugnada, probar el cumplimiento a la normativa constitucional, especialmente a las obligaciones concretas que para él derivan de la ley suprema; entonces, cuando se trate de una pretensión de contenido fáctico, es necesario fijar sucintamente una noción general sobre la prueba y la carga de la prueba. Al respecto, esta Sala ha señalado –sentencia de 26-III-1999, Inc. 4-98– que en el proceso de inconstitucionalidad existe la obligación procesal de evidenciar el cumplimiento de los mandatos constitucionales, puesto que prueba son aquellos elementos de convicción vertidos en el proceso con la finalidad de producir en el juzgador un convencimiento sobre la verdad o certeza de un hecho o afirmación fáctica; en ese sentido, si se acepta que la certeza sobre los hechos es lo determinante al momento de dictar sentencia, la carga de aportar al proceso tales elementos de convicción corresponde a la parte que, razonablemente, se estima que podría resultar perjudicada por dicha falta de certeza. Por tanto, en este caso, a fin de establecer o desvirtuar la existencia de las infracciones atribuidas a la Asamblea Legislativa, antes ha de determinarse a quién corresponde la carga de aportar al proceso los elementos de prueba pertinentes. Así, este Tribunal ya ha establecido que cuando se arguye el incumplimiento de una conducta prescrita por la Constitución para el órgano responsable de la emisión de la norma impugnada, atañe a esa autoridad establecer el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales (sentencia de 17-V-2002, Inc. 6-2000). B. No obstante, es pertinente aclarar que tal afirmación no es absoluta, pues únicamente resultaría aplicable si, por determinadas circunstancias, no existen a disposición de la parte actora los medios que posibiliten la aportación de los elementos probatorios requeridos. De lo contrario, no puede recargarse la actividad probatoria únicamente a una de las partes en el proceso pues, en caso de que la parte requerida omitiera la aportación de los elementos probatorios pertinentes, ello podría conducir a resultados erróneos en cuanto a la apreciación de la constitucionalidad o no de la norma impugnada. C. Ahora bien, en el presente caso, atendiendo a la argumentación expuesta por la peticionaria, si se admite su pretensión, sería necesario pedir a la Asamblea Legislativa que, junto con el informe de ley, certifique y remita a esta sede la documentación con la cual compruebe la manera a través de la cual, en la elección de los Magistrados de la Corte de Cuentas de la República, consignada en el D.L. 762/2011, estableció la concurrencia de honradez y competencia notoria de los seleccionados. III. Corresponde ahora examinar los alegatos formulados por la demandante, tanto en su escrito inicial como en el escrito referido a la evacuación de la prevención respectiva; ello, a efecto de determinar si son susceptibles del análisis constitucional solicitado. 7 1. En cuanto a los argumentos objeto de prevención, como se relacionó en el considerando I de esta resolución, la solicitante debía aclarar si alegaba la vulneración del derecho a optar a cargos públicos por concurso, y, de ser el caso, señalar la o las disposiciones constitucionales que establecían tal derecho, así como los motivos de inconstitucionalidad que justificaban el contraste normativo concernido. Acerca de lo anterior, si bien la solicitante señaló que invocaba el derecho de acceso a un cargo público previsto en el art. 72 ordinal 3° Cn., en concordancia con el art. 198 del citado cuerpo normativo, no estableció el contraste normativo existente entre el objeto y el parámetro de control propuestos; por el contrario, esbozó una argumentación dirigida a configurar la violación de tal derecho en su esfera jurídica individual, circunstancia que no puede ser dirimida mediante el proceso de inconstitucionalidad, pues –como se apuntó en apartado II.4 del presente proveído– este no es apto para enjuiciar los efectos que pueda producir el objeto de control en la esfera jurídica individual del solicitante, ya que las vulneraciones específicas a derechos fundamentales se tutelan mediante los procesos de amparo y hábeas corpus. Consecuentemente, no puede tenerse por evacuada la citada prevención, por lo que este alegato deberá declararse inadmisible. 2. Queda por dirimir la procedencia o no de los puntos que no fueron objetos de prevención. A. En relación con el contraste normativo planteado entre el D.L. 762/2011 y el art. 198 Cn., por no haberse establecido los elementos a partir de los cuales se tuvieron por acreditados los conceptos de honradez y competencia notoria en las personas seleccionadas, con base en lo expuesto en el considerando II de la presente resolución, se tiene por configurado satisfactoriamente este punto la pretensión, debiendo circunscribirse el análisis constitutional requerido a verificar si la Asamblea Legislativa estableció y documentó las razones por las cuales, a su criterio, concurrían las cualidades de honradez y competencia notoria requeridas por la Constitución para efectuar el nombramiento materializado en el D.L. 762/2011. B. En cuanto al alegato referido a que el D.L. 762/2011 restringió el derecho a una resolución motivada como manifestación del derecho de defensa (arts. 2 y 11 Cn.), es de hacer notar lo siguiente: a. La jurisprudencia de esta Sala –verbigracia, sentencia de 12-XII-2010, Inc. 402009– ha establecido que el derecho a una resolución de fondo motivada y congruente es una manifestación del derecho a la protección jurisdiccional y no del derecho de defensa, como lo plantea la solicitante. b. Sin embargo, al margen de la imprecisión técnica arriba señalada, se advierte que en este punto se ha alegado la violación de derechos fundamentales de las personas que 8 participaron en el proceso de selección concernido, por no habérseles expuesto las razones tenidas en consideración para denegar o admitir su postulación. Tal argumentación, como se indicó en el parágrafo II de esta resolución, no puede ser dirimida mediante el proceso de inconstitucionalidad, puesto que en este no se revisan las conculcaciones en la esfera jurídica subjetiva de los justiciables, sino la coherencia de un acto normativo con el contenido de la Constitución; ello, desde un punto de vista objetivo. Consecuentemente, lo alegado por la solicitante en este punto de su pretensión no puede ser examinado en el presente proceso constitucional, debiendo declararse improcedente. C. Sobre la supuesta vulneración a la seguridad jurídica, es de señalar que la peticionaria sostuvo que en el acto de nombramiento impugnado se vulneró tal derecho por el incumplimiento de los requisitos constitucionales referidos a los candidatos, es decir, la honradez y competencia notoria. Respecto de tal argumento es preciso apuntar que este Tribunal ha sostenido en su jurisprudencia –verbigracia, resolución de 14-IV-2010, Inc. 11-2010– que si la argumentación esbozada postula la violación de un precepto constitucional en relación con la violación de otro, tales vulneraciones han de plantearse de manera que ambas no dependan mutuamente; pues, de lo contrario, la fundamentación sería tautológica, y encerraría un círculo vicioso que, a su vez, imposibilitaría el conocimiento del asunto. En ese sentido, se advierte que la alegada contradicción entre el objeto de control (D.L. 762/2011) y su respectivo parámetro de control (seguridad jurídica), depende de la supuesta confrontación que guarda con el art. 198 Cn., la cual fue planteada de manera autónoma en otro punto de la demanda en análisis. Por tanto, la inconstitucionalidad alegada en este apartado se fundamenta en una argumentación tautológica y redundante que en sí misma configura un círculo vicioso; consecuentemente, corresponde declarar improcedente lo argüido en este punto de la pretensión. D. Finalmente, advierte este Tribunal que la peticionaria, en el escrito de evacuación de la prevención, también alegó que la norma impugnada había violado el derecho fundamental de “igualdad de oportunidades” consagrado en el art. 3 Cn., por haberse efectuado una evaluación con requisitos diferentes y bajo pautas distintas de control. Tal argumento presenta los mismos vicios señalados en el apartado 1 de este considerando, por lo que también debe declararse improcedente este alegato. IV. Habiéndose depurado la pretensión planteada, queda por resolver la solicitud de suspender el “acto reclamado”, que sería procedente por aplicación analógica del art. 19 de la Ley de Procedimientos Constitucionales. 9 Así, en la presente resolución (A) se hará un somero examen sobre ella; y (B) se explicará cómo deben entenderse los elementos objetivos para su adopción de conformidad con la naturaleza, tanto del proceso de inconstitucionalidad como del tipo de pronunciamiento que en él se realiza. Todo ello para resolver lo que constitucionalmente corresponda, en el marco de la citada petición cautelar. A. Según lo afirmado en la resolución de 16-IX-2003, Inc. 4-2003, las medidas cautelares implican la idea de prevención, pues con su imposición se pretende evitar las posibles frustraciones, tanto de la tramitación del proceso como de la efectividad de la sentencia que lo culmina (en caso de ser estimatoria); es decir, están orientadas a asegurar el cumplimiento de aquella. De esta forma, dichos instrumentos son herramientas procesales mediante las cuales se persigue dotar de eficacia a la resolución que emita el órgano jurisdiccional encargado de decidir la pretensión sometida a su conocimiento. B. Asimismo, es preciso señalar que, de acuerdo con la citada decisión –Inc. 4-2003– en toda clase de procesos, las medidas cautelares deben corresponderse con los efectos que se pretenden garantizar y que eventualmente han de concurrir mediante la sentencia que se provea. En tal sentido, los presupuestos para la adopción de medidas cautelares, según reiterada jurisprudencia de este Tribunal, consisten en la probable existencia de un derecho amenazado fumus boni iuris y el daño que ocasionaría el desarrollo temporal del proceso o procedimiento para darle cumplimiento a la sentencia, así como la frustración u obstaculización que ocasionaría en determinados procedimientos la falta de adopción de la medida periculum in mora. Por ello, en un determinado proceso solamente procede emitir la respectiva medida cautelar cuando concurran ambos presupuestos, que en el proceso de inconstitucionalidad se traduce, por un lado, en el planteamiento, por parte del demandante, de motivos de inconstitucionalidad cuyos argumentos sean suficientemente convincentes para generar la apreciación que este Tribunal se encuentra ante la probable existencia de una norma constitucional violada; y, por el otro, que tal apreciación sea acompañada de la posibilidad que la eficacia de la sentencia –en el caso eventual de ser estimatoria– resulta frustrada en la realidad. En el proceso de inconstitucionalidad, una sentencia estimatoria implica una incidencia directa sobre la validez del objeto de control, debido a que el pronunciamiento potencialmente estimatorio de esta Sala encontraría su materialización en la expulsión de la disposición fuera del ordenamiento jurídico. Así, la verdadera eficacia de la sentencia de inconstitucionalidad se manifiesta en la posibilidad de expulsar del ordenamiento jurídico la disposición declarada inconstitucional, 10 y la adopción de medidas cautelares debe estar orientada a dotar de eficacia la sentencia respectiva. De esta manera, la suspensión de los ámbitos de validez del objeto de control como medida cautelar puede utilizarse en los procesos de inconstitucionalidad, en aquellos casos en que el objeto de control del proceso lo constituye normas de carácter transitorio o de vigencia temporal limitada a un espacio de tiempo que pueda agotarse durante el transcurso del proceso, haciendo nugatorio lo dispuesto en la sentencia definitiva, o cuya prolongación de la vigencia pudiera producir efectos irreparables. a. En cuanto al primero de los presupuestos mencionados –fumus boni iuris–, se estima que concurre en el presente caso, ya que la pretensión de inconstitucionalidad formulada pone de manifiesto motivos suficientemente convincentes para sostener que nos encontramos ante la probable existencia de contenidos constitucionales infringidos. En efecto, dado que los términos del contraste internormativo evidencian la potencial inconstitucionalidad del Decreto Legislativo impugnado, se concluye que el primero de los presupuestos necesarios para decretar la medida cautelar solicitada se ha cumplido. b. Ahora bien, se advierte que, en el caso del segundo de los aludidos requerimientos para la adopción de una medida cautelar –periculum in mora–, los actores no han justificado ninguno de los tres supuestos aludidos. (i) En efecto, desde el punto de vista argumentativo, no se ha justificado razonadamente los eventuales resultados perjudiciales a la posible sentencia que podrían producirse como efecto de la falta de suspensión de los efectos del D.L. 762/2011. La actora se ha limitado ha exponer los motivos que esgrime como base de la inconstitucionalidad alegada; sin embargo, la vigencia del Decreto Legislativo que impugna no revela la posibilidad de que los efectos de una eventual sentencia estimatoria se vean frustrados, por cuanto la expectativa de duración de la disposición impugnada no evidencia la posibilidad de que el eventual pronunciamiento definitivo sobre el ámbito de validez del objeto de control no surta efectos materiales, pues, no se ha comprobado argumentativamente que el objeto de control del presente proceso sea de carácter transitorio o de vigencia temporal limitada que pueda agotarse durante el transcurso del proceso, haciendo nugatorio lo dispuesto en la sentencia definitiva. (ii) De la misma forma, la peticionaria tampoco ha justificado que el decreto impugnado produzca efectos irreparables como resultado de la prolongación de su vigencia. Básicamente, en el proceso de inconstitucionalidad, la disposición jurídica o acto de aplicación directa de la Constitución produce efectos irreparables cuando su eficacia provoca una grave afectación a los derechos fundamentales, cuyas restricciones provoquen una perniciosa incidencia en sus modalidades de ejercicio en términos colectivos. 11 Como ejemplo de tales supuestos pueden mencionarse las restricciones al acceso a la educación, a la salud, a los derechos políticos, al medio ambiente, etc., que se basen en una categoría sospechosa de discriminación y que, posteriormente, la eficacia de la sentencia de inconstitucionalidad que eventualmente se emita no pueda volver al estado de hecho previo a la disposición o acto cuestionado, dada la potencialidad aplicativa de esta. c. Por tanto, las razones invocadas por la demandante se traducen en el planteamiento de situaciones relacionadas con el periculum in mora cuya concurrencia en el presente proceso de inconstitucionalidad no ha sido comprobada ni justificada argumentalmente. Lo anterior permite concluir que los alegatos formulados no son idóneos para poner de manifiesto una real y efectiva frustración de la eficacia que esté llamada a cumplir la sentencia que en su oportunidad sea emitida, como efecto de la falta de adopción de la suspensión de los efectos del Decreto Legislativo impugnado. Por tal motivo, deberá desestimarse la solicitud de suspender el acto reclamado. V. Delimitados el parámetro y los motivos de inconstitucionalidad a analizar en el presente caso, de conformidad con los artículos 7 y 18 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: 1. Admítese la demanda de inconstitucionalidad presentada por la ciudadana María Olimpia Jirón Hilleprandt conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, debiendo circunscribirse el análisis constitutional a verificar si la Asamblea Legislativa estableció y documentó las razones por las cuales concurrían las cualidades de honradez y competencia notoria requeridas por la Constitución para efectuar el nombramiento materializado en el citado decreto. 2. Declárase inadmisible la demanda presentada por la ciudadana María Olimpia Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, por supuesta violación del art. 72 ordinal 3° Cn., por no haber subsanado la respectiva prevención. 3. Declárase improcedente la demanda presentada por la ciudadana María Olimpia Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, por la supuesta vulneración de los arts. 2 y 11 Cn. 4. Declárase improcedente la demanda presentada por la ciudadana María Olimpia Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, por la supuesta violación a la seguridad jurídica. 12 5. Declárase improcedente la demanda presentada por la ciudadana María Olimpia Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, por la supuesta vulneración del art. 3 Cn. 6. Sin lugar la suspensión del acto reclamado solicitado por la ciudadana María Olimpia Jirón Hilleprandt conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, por no haberse establecido uno de los presupuestos para decretar una medida cautelar en sede constitucional. 7. Rinda informe la Asamblea Legislativa en el plazo de diez días hábiles contados a partir de la notificación de la presente resolución, mediante el cual justifique la constitucionalidad del Decreto Legislativo n° 762, de 16-VI-2011, publicado el Diario Oficial n° 115, Tomo 391, de 21-VI-2011, para lo cual deberá tomar en cuenta el motivo de impugnación admitido en esta resolución; debiendo, además, certificar y remitir la documentación con la cual compruebe que en la elección de los Magistrados de la Corte de Cuentas de la República, consignada en el citado Decreto estableció la concurrencia de honradez y competencia notoria de los seleccionados. 8. Notifíquese. 13