Tormentas eléctricas

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1−TORMENTAS:
Formación de las tormentas.
Las tormentas son unos de los fenómenos atmosféricos más espectaculares, y a veces pueden llegar a ser muy
virulentos. Las tormentas se producen por los cumulunimbus, nubes que se desarrollan cuando la atmósfera
está inestable. Se entiende por atmósfera inestable aquella situación en la que se producen importantes
movimientos del aire en sentido vertical. Esto pasa cuando el aire es más frío de lo habitual en la parte más
alta de la troposfera, lo que suele ocurrir cuando pasa un frente frío o bien en situaciones de bajas presiones.
La formación de la tormenta se desarrolla según el siguiente proceso:
−El calentamiento de la tierra origina una corriente de aire ascendente. Este aire se enfría progresivamente
hasta condensarse con la consiguiente formación de pequeños cumulus.
− A diferencia de las situaciones de buen tiempo, la corriente ascendente no se para y la nube crece
rápidamente en sentido vertical.
−El cumulus continúa creciendo en sentido vertical y está a punto de convertirse en una nube de tormenta.
Cuando alcanza la isoterma de los ºC, las cargas eléctricas que se han ido generando comienzan a ordenarse
dentro de la nube. La parte superior será positiva y la inferior negativa. Además se comienzan a formar dentro
de la nube grandes gotas o partículas de granizo. La fuerte corriente ascendente los mantiene en suspensión.
−El cumulus se ha transformado ya en un cumulunimbus que puede llegar a tener hasta 10 Km. de altura. En
su parte superior la temperatura puede ser muy baja (−20ºC o −30ºC). Esto favorece una intensa
sobresaturación del aire que origina una gran cantidad de gotas de lluvia o de granizo, algunas de las cuales
caerán en forma de precipitación.
−La nube de tormenta se desgasta al desaparecer la corriente ascendente que la alimentaba. La tierra ya se ha
enfriado y fuertes corrientes descendentes de viento provocan chubascos de gran intensidad que acaban por
deshacer la nube. La tormenta ha acabado y algunas capas de cirrus o cirroestratus serán los únicos restos de
este extraordinario fenómeno de la naturaleza.
Las tormentas formadas por convección o por un frente frío suelen tener una duración corta ya que, como
hemos visto, cuando la tierra se enfría la tormenta se acaba.
Las depresiones también pueden formar tormentas cuya duración suele ser más larga ya que se acostumbran a
formar numerosos cumulunimbus.
En las zonas del litoral también se producen formaciones de tormentas que pueden llegar a ser muy virulentas
ya que las corrientes ascendentes tardan mucho en pararse porque el agua del mar se enfría muy lentamente. Y
eso hace que se formen nubes de tormenta durante varias horas.
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2− RAYOS, RELAMPAGOS Y TRUENOS.
Uno de los hechos más característicos de las tormentas es el acompañamiento a las mismas de fenómenos
eléctricos: rayos, relámpagos y truenos.
La atmósfera contiene iones, pero durante una tormenta se favorecen la formación de los mismos que tienden
a ordenarse. Los iones positivos en la parte alta y los negativos en la parte baja de la nube. Además la tierra
también se carga de iones positivos. Todo ello genera una diferencia de potencial de millones de voltios que
acaban originando fuertes descargas eléctricas entre distintos puntos de una misma nube, entre nubes distintas
o entre la nube y la tierra: a dicha descarga eléctrica la denominamos rayo. El relámpago es el fenómeno
luminoso asociado a un rayo, aunque también suele darse este nombre a las descargas eléctricas producidas
entre las nubes.
2.1. EL RAYO
El rayo es uno de los espectáculos más extraordinarios y peligrosos de la atmósfera. Es impronosticable y
tiene una vida de pocos segundos. Siempre se presenta brillante, resplandeciente, pero casi nunca sigue una
línea recta, sino que describe un camino tortuoso para llegar al suelo, como si se trataran de las raíces de un
extraño árbol. Pero otras veces se presenta como una lámina de fuego y, en raras ocasiones, como una esfera
intensamente iluminada que queda suspendida en el aire. Generalmente, la chispa eléctrica que llega a tierra
recibe el nombre de rayo, mientras que la chispa que va de una nube a otra nube, o de la parte alta a la parte
baja de la misma nube, se llama relámpago, aunque en la vida cotidiana los dos son usados como sinónimos
del mismo fenómeno. La aparición del rayo es sólo momentánea, seguida a los pocos momentos por un
tremendo chasquido y el retumbar del trueno.
En realidad, el rayo es una enorme chispa o corriente eléctrica que circula entre dos nubes o entre una nube y
la tierra. Es un efecto parecido al que observamos, en pequeña escala, cuando desenchufamos un artefacto
eléctrico en funcionamiento. La diferencia más importante es que esa pequeña chispa sólo salta a través de
una fracción de milímetro y que el rayo natural puede cruzar kilómetros de distancia. El rayo, como es de
sobras conocido, se origina en los cumulonimbos o nubes de tormenta.
2.2. COMO SE PRODUCE EL RAYO
En general, no hay mucho acuerdo entre los científicos acerca de las causas que dan lugar a los rayos. Pero, de
todos modos, es un hecho innegable que el rayo representa una descarga o arco entre dos centros de distinta
carga eléctrica. Cuando el gradiente de potencial eléctrico entre dos regiones de una nube, o entre una nube y
el suelo, excede el valor crítico de unos 10.000 voltios por centímetro (la corriente doméstica moderna posee
un voltaje de 220 voltios), se produce una chispa eléctrica de descarga.
Para la comprensión de la electricidad de las tormentas es necesario tener un conocimiento completo del
proceso o procesos por los cuales pueden generarse las grandes magnitudes de carga eléctrica que originan los
rayos. Existen varias teorías para explicar ese singular fenómeno, pero ninguna ha sido aceptada
universalmente.
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En principio, se sabe que las partes superiores de las nubes de tormenta poseen carga positiva, mientras que en
las partes centrales predominan las negativas. Algunas veces, un pequeño centro cargado positivamente
aparece en la lluvia, en la parte inferior de la nube. La región de máxima intensidad de campo eléctrico se
halla entre las dos zonas principales de distinta polaridad.
Las teorías que intentan explicar la electrificación de las tormentas pueden dividirse en dos grupos, según que
para su tesis requieran la presencia de cristalitos de hielo y precipitación o no. La mayor parte de los
meteorólogos opinan que la primera clase de hipótesis es la correcta, puesto que las descargas no se observan,
en general, hasta que las nubes no alcanzan un desarrollo bastante notable, con hielo en las capas superiores.
En experimentos de laboratorio se ha demostrado claramente el papel que desempeñan las partículas de hielo
en la electrificación de las nubes. Se ha comprobado que cuando se congelan soluciones diluidas de agua, se
originan grandes diferencias de potencial eléctrico entre el agua y el hielo. Mientras el hielo adquiere carga
eléctrica negativa el agua retiene carga positiva.
Se cree que la formación de los centros de carga en las nubes de tormenta tiene lugar cuando el granizo recoge
más agua líquida de la que puede ser congelada al instante. Una vez que se inicia la solidificación, parte del
agua que no pasa inmediatamente al estado sólido es arrastrada por la corriente vertical de aire. Las pequeñas
gotitas de agua, llevadas hacia arriba, constituyen la porción de carga positiva que corona la nube, mientras
que las partículas de hielo más grandes caen hacia alturas menores.
También se ha demostrado que la ruptura de una gota de agua en una fuerte corriente vertical de aire produce
una separación de cargas eléctricas. En este proceso las grandes partículas de agua conservan el signo
positivo, mientras que el aire adquiere signo negativo. Esta separación conduce a una polaridad opuesta a la
que está asociada con los principales centros de carga de las tormentas, pero explica perfectamente el pequeño
núcleo positivo cercano a la base de la nube.
Otros físicos sostienen la idea de que la precipitación, y en particular los cristales de hielo, no es necesaria
para la formación de los grandes centros de carga en las tormentas. Y aunque sus teorías difieren en principio,
ninguna de ellas requiere la presencia de partículas de hielo. Todas están basadas en la captura de iones,
diminutas cargas eléctricas en el aire, por parte de las gotitas de nube.
Las variaciones de estas teorías, llamadas de captura de iones, son muchas, y existen evidencias de
laboratorio que confirman la efectividad de algunas de ellas. Uno de los más fuertes argumentos de sus
defensores es que dicen haber observado relámpagos en pequeñas nubes convectivas en las que no existía
hielo. Si esas observaciones pueden ser corroboradas, es evidente que las partículas de hielo no son necesarias
y que las teorías de captura de iones se harán más sostenibles.
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2.3. FORMAS Y CLASES DE RAYOS
Como ya hemos dicho, el rayo no se presenta casi nunca como una línea recta que une dos nubes o una nube y
tierra. Describe un camino sinuoso, buscando siempre el de menor resistencia para llegar a tierra. Partes de la
atmósfera conducen mejor porque poseen mayor cantidad de gotitas de agua, las cuales pueden estar cargadas
de electricidad, es decir, ionizadas. En este tipo de aire es muy buen conductor eléctrico y constituye el
camino de menor resistencia para el rayo. La chispa se forma en una serie de pasos consecutivos. Después de
algunos de estos pasos puede subdividirse, tomando así el aspecto ramificado que le conocemos.
Normalmente, la electricidad no viaja a través del aire, el cual, muchas veces, es utilizado como aislante, para
interrumpir el flujo de electricidad. Se requiere una gran presión eléctrica o voltaje para superar la resistencia
eléctrica de un volumen de aire y enviar una chispa a través. Ya hemos señalado que para cruzar un
centímetro se requieren más de 10.000 voltios, pero para atravesar una distancia de kilómetros, entre una nube
y tierra, por ejemplo, el voltaje ha de ser de millones de voltios.
Cuando el potencial eléctrico entre nube y tierra alcanza el valor disruptivo, se produce una repentina
descarga descendente de electricidad. Primero avanza unos 50 metros a una velocidad aproximada de un sexto
de la luz. Después de este primer paso hacia abajo, hay una pausa de aproximadamente 100 microsegundos, y
entonces se produce una segunda descarga. En una serie de pasos, el borde delantero de la región luminosa
avanza hacia el suelo. Esta primera fase del rayo se denomina guía escalonada. Puede seguirse con tipos
especiales de cámaras fotográficas y se ha comprobado que no transporta cantidades muy grandes de carga
eléctrica. En consecuencia, no es muy brillante.
Así que la guía escalonada llega a unos 15 ó 25 metros del suelo, hay una súbita irrupción de una enorme
cantidad de energía que parece moverse hacia arriba, siguiendo el trazo de la guía. Se denomina descarga
principal. En menos de 10 microsegundos, la corriente eléctrica puede alcanzar una intensidad máxima de
200.000 amperios. El resultado es un brillante relámpago que, en ciertas circunstancias, puede verse a más de
150 Km. de distancia.
En algunos casos puede haber muchas descargas principales que ascienden por el mismo camino. En lugar de
la guía escalonada que precedió a la primera descarga principal, cada una de las descargas principales que la
siguen es precedida de una descarga guía secundaria o guías saeta. Se ha descubierto que algunos rayos
excepcionales comprenden hasta más de treinta descargas principales individuales, separadas sólo por unas
pocas centésimas de segundo.
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El ojo humano responde lentamente a acontecimientos tan rápidos. Por consiguiente, es imposible ver la
secuencia constituida por la guía escalonada y la descarga principal, guía secundaria, descarga principal, y así
sucesivamente. Cuando veamos un relámpago o rayo, el destello luminoso es casi enteramente el resultado de
la descarga o descargas principales.
Algunas veces, las zonas inferiores de la nube de tormenta están ionizadas positivamente y la descarga se
produce desde tierra. En este caso, las ramificaciones apuntan hacia la nube.
Las tormentas eléctricas se producen con mayor frecuencia en las regiones ecuatoriales, donde las corrientes
ascendentes son más numerosas y la humedad es mayor. Los rayos también pueden originarse durante
tormentas de nieve, ya que las cargas eléctricas son separadas por la fricción entre los cristales de hielo, o en
las regiones desérticas, por la fricción entre las partículas de polvo y arena.
Además de las descritas, existen otras formas de descargas eléctricas en la atmósfera, como las difusas, las
laminares y las esferoidales.
2.4. LOS RAYOS DIFUSOS, LAMINARES Y ESFEROIDALES
Los rayos difusos se presentan como un resplandor lejano que ilumina el cielo. A causa de ser muy frecuentes
en verano, se les denomina relámpagos de calor. A pesar de ello, se ha comprobado que no son una forma
especial del rayo, sino solamente los reflejos en el cielo de una tempestad muy lejana, localizada debajo del
horizonte, cuyas chispas eléctricas no se ven y cuyo ruido no se oye.
En cuanto a los rayos laminares son aquellos resplandores que resultan de la descarga dentro de la nube, entre
la cara positiva y la negativa.
Una forma muy curiosa y poco corriente de descarga eléctrica es el llamado rayo esferoidal, más conocido
como rayo bola o rosario. Se presenta en forma de esfera luminosa, llegando a alcanzar el tamaño de una
pelota de fútbol. En algunas ocasiones aparecen varios de ellos formando como un rosario o sarta de perlas.
Este fenómeno no es muy conocido, pero se cree que se produce cuando una zona del canal o guía se ioniza
más que el resto, lo que la hace más brillante. Su origen parece estar originado con concentraciones de ozono
o de nitrógeno.
Según testigos oculares, el rayo de bola se mueve lentamente en la atmósfera, como flotando. El soplo de aire
más ligero basta para hacerlos oscilar. Unas veces desaparecen repentinamente, con un gran estallido, y otras
se esfuman silenciosamente, sin dejar huellas de su paso. Si logran penetrar en un edificio recorren las
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diversas estancias hasta que, al tropezar con algún obstáculo, estallan con gran estruendo.
Otras veces suelen caer al suelo y botan, disminuyendo de volumen a cada contacto con el mismo. Por lo
general no causan desgracias, pero a veces, han agujereado puertas y muros, o han matado a personas y
animales que corrían, al ir tras ellos por la atracción sifónica de la corriente de aire.
Como curiosidad indicamos que en el pasado se denominaba rayo cuando la descarga formaba, en apariencia,
una sola chispa. Cuando se ramificaba en dos o tres chispas se llamaba centella. De ahí la expresión, hoy en
desuso, de "rayos y centellas", todavía en boca de mucha gente del campo.
2.5. GOLPE DE RETROCESO Y PIEDRAS DE RAYO
Hay una clase de descarga eléctrica que puede causar la muerte aunque la persona o animal se encuentre
bastante alejado del punto de caída del rayo. Cuando la nube de tormenta se halla a cierta distancia de un ser
viviente, influye sobre la electricidad de su cuerpo, de manera que atrae hacia la parte superior la de nombre o
potencial contrario y rechaza hacia los pies la del mismo signo. Al llegar el momento crítico en la nube y
producirse la chispa de descarga, cesa la gran diferencia de potencial y, por tanto, la influencia eléctrica de la
nube sobre la persona o animal, que al reconstituir el estado neutro de su cuerpo, da lugar a una pequeña
descarga o rayo interno que ocasiona la muerte. Este fenómeno se conoce como choque o golpe de retroceso.
Cuando el rayo cae en las rocas de las montañas funde las sustancias silíceas que encuentra a su paso y forma
unos tubitos de pequeñas dimensiones, vitrificados, que se llaman fulguritas. Antiguamente también se las
conocía como piedras de rayo, nombre que degeneró por completo al identificarse con piedras y hachas
prehistóricas a las que se atribuían virtudes supersticiosas. Todavía hoy día, mucha gente vieja del campo
sigue teniendo a esas piedras como causadas por el rayo, cosa completamente errónea.
2.6. LOS DAÑOS QUE CAUSA EL RAYO
Como no todas las descargas eléctricas tienen la misma potencia, los "caprichos" del rayo son realmente
extraordinarios. Alguna vez ha caído en una cama ocupada por dos personas, y sólo ha muerto una. Otra vez
se ha abatido en el centro de un grupo de personas sin causar daño. Y más de una vez ha caído sobre una
reunión de individuos matando a 15 y 20 personas a la vez. Y en algunas ocasiones, estas cifras han sido
superadas por el número de animales muertos, ya sean caballos, mulos o cabezas de ganado. A veces no
produce más que una parálisis pasajera, y hasta hay personas que se han curado de dolencias de años después
de haber sufrido los efectos de una violenta sacudida eléctrica.
Si se considera que la intensidad media durante cada descarga principal llega hasta 20.000 amperios, no debe
extrañar que el rayo sea tan poderoso y atemorice tanto. No obstante, la cantidad real de electricidad
transferida desde la nube a tierra es muy pequeña, pues esa enorme corriente circula solamente durante una
fracción de segundo. Con todo, es sumamente peligrosa, ya que quema lo que toca y electrocuta a los seres
vivos.
El daño que causa el rayo se debe en gran parte al calor que engendra. Los incendios que las chispas eléctricas
provocan todos los años calcinan miles de kilómetros cuadrados de bosques, con los consiguientes incendios
de casas y haciendas. Muchas veces los árboles y los edificios resultan perjudicados debido a que la onda
repentina de calor provoca la vaporización del agua y la acumulación de una presión suficiente para hacer
estallar la corteza o saltar los ladrillos. Por otro lado, cada año mueren fulminados por el rayo miles de
personas.
2.7. EL PARARRAYOS
Ya hemos dicho que las nubes de tormenta llegan a cargarse, algunas veces, positivamente en su base. Sin
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embargo, generalmente son las cargas negativas las que se acumulan en esa zona de la nube. Esa carga
negativa de la nube significa que se halla a una tensión negativa (presión eléctrica) con relación a la Tierra,
que tiene carga positiva. La presión eléctrica tiende a impulsar las cargas hacia tierra, pero el aire que se
interpone normalmente es un mal conductor de la electricidad. De ahí las grandes tensiones necesarias que
hemos señalado para que pase una chispa o descarga entre una nube y el suelo.
El paso de la chispa eléctrica es facilitado por la circunstancia de que la tierra que se halla debajo de la nube
llega a cargarse con cargas contrarias durante una tormenta. Así, lo hace positivamente si la nube lo está
negativamente. Este proceso se denomina inducción electrostática.
Las cargas eléctricas negativas se repelen entre sí, de manera que la nube rechaza las de este signo
(electrones) existentes en la superficie del suelo, en la zona ubicada debajo de ella misma. El movimiento de
electrones puede ser muy escaso, porque la Tierra se compone, en su mayor parte, de material aislante, pero
siempre queda una carga positiva inducida sobre el suelo situado bajo la nube de tormenta, de la misma
magnitud que la negativa de la nube. Como ambas se atraen, a medida que esta última avanza, descendiendo,
también lo hace la zona de carga positiva del suelo, ascendiendo.
El pararrayos corriente es una varilla puntiaguda de metal buen conductor, instalada en la parte más elevada
de un edificio y unida por un grueso cable de cobre a una plancha del mismo metal introducida profundamente
en la tierra. Los electrones pueden trasladarse fácilmente por el pararrayos, ir desde la carga negativa de la
nube que está encima y dejar cargas positivas en la punta del pararrayos, las cuales adquieren tal fuerza y
cohesión que ionizan el aire que las rodea. A diferencia de las cargas de la punta, las del aire ionizado pueden
ascender hacia la nube, rechazadas por las cargas positivas que quedan detrás del pararrayos y atraídas por las
negativas de la nube. Por lo tanto, si el rayo se produce entonces, recorrerá el camino más corto y fácil, que es
el que conduce al pararrayos. Y como éste está conectado al suelo, el rayo, al tocar la punta metálica, se
descarga a tierra sin causar daños.
Esas moléculas cargadas que ascienden hacia la nube forman un "viento eléctrico" que si alcanza la nube
neutraliza su carga negativa e impide que descienda la chispa eléctrica. Por eso la principal ventaja del
pararrayos consiste en evitar la producción de la tan temida descarga eléctrica, por lo que su utilidad es doble.
2.8. EL TRUENO
El calor producido por la descarga eléctrica calienta el aire y lo expande bruscamente y después se contrae al
enfriarse, dando lugar a ondas de presión que se propagan como ondas sonoras. Estas ondas sonoras que se
propagan a la velocidad del sonido (300 m/s) son el denominado trueno.
Puede determinarse de una forma aproximada la distancia en metros a la que se produce la descarga eléctrica,
para ello se multiplica por 300 los segundos transcurridos entre el momento de producirse el rayo y el
momento que oímos el trueno.
3.¿QUÉ SON LOS CICLONES TROPICALES?
Los ciclones tropicales son fenómenos naturales que se originan y desarrollan en los mares de aguas cálidas y
templadas, con nubes tempestuosas, fuertes vientos y lluvias abundantes.
3.1. DEFINICIÓN:
Es el nombre genérico que se le da al viento huracanado que se traslada girando a gran velocidad, donde la
presión disminuye en su interior y adquiere una circulación rotacional organizada en el sentido contrario a las
manecillas del reloj en el hemisferio norte, y en el sentido opuesto en el hemisferio sur.
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3.2. ORIGEN Y EVOLUCION DE UN CICLON TROPICAL:
Como las temperaturas del mar tienen que estar a más de 80 F, los ciclones tropicales se van a formar en
diferentes lugares en diferentes meses del año, por lo general en la época más calurosa.
Según la velocidad de los vientos, este FENOMENO se clasifica en:
♦ DEPRESION TROPICAL, cuando sus vientos alcanzan 62 Km. /h.
♦ TORMENTA TROPICAL, cuando sus vientos máximos constantes se encuentran entre 62 y
118 Km. /h.
♦ HURACAN, cuando sus vientos exceden de 118 Km. /h.
Los huracanes ocurren en todas las áreas oceánicas tropicales excepto el Atlántico Sur y el Pacífico Sur.
Recuerden que el huracán necesita mucho océano para cobrar fuerza y para nutrirse, y se mueve con la
rotación de la tierra hacia el oeste. Eso implica que se va a formar en donde puedan correr sin ser
interrumpido y debilitado por tierra firme.
La temporada de huracanes generalmente principia en mayo y termina en octubre.
3.3. LOS HURACANES:
El término "huracán" tiene su origen en el nombre que los indios mayas y caribes daban al dios de las
tormentas, pero este mismo fenómeno meteorológico es conocido en la India con el nombre de "ciclón", en las
Filipinas se le denomina "baguio", en el oeste del Pacífico norte se le llama "tifón", y en Australia
"Willy−Willy". Estos términos identifican un mismo fenómeno meteorológico.
El huracán es un tipo de ciclón tropical, término genérico que se usa para cualquier fenómeno meteorológico
que tiene vientos en forma de espiral y que se desplaza sobre la superficie terrestre.
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Generalmente corresponde a un centro de baja presión atmosférica y de temperatura más alta que la que hay
inmediatamente alrededor. Tiene una circulación cerrada alrededor de un punto central.
En forma sencilla, un huracán es un viento muy fuerte que se origina en el mar, remolino que se desplaza
sobre la superficie terrestre girando en forma de espiral o acarreando humedad en enormes cantidades, y que
al tocar áreas pobladas, generalmente causa daños importantes o incluso desastres.
Los cuadrantes del huracán
3.3.1. ¿CÓMO SE ORIGINA UN HURACÁN?
El huracán funciona como una máquina sencilla de vapor, con aire caliente y húmedo proveyendo su
combustible.
Cuando los rayos del sol calientan las aguas del océano, el aire húmedo se calienta, se expande y comienza a
elevarse como lo hacen los globos de aire caliente. Más aire húmedo remplaza ese aire y comienza ese mismo
proceso de nuevo.
Tiene que haber ciertos elementos presentes para que se forme un huracán:
1. TEMPERATURA SUPERIOR A LOS 80 F:
2. HUMEDAD:
A esa temperatura, el agua del océano se está
evaporando al nivel acelerado requerido para que se
forme el sistema. Es ese proceso de evaporación y la
condensación eventual del vapor de agua en forma de
nubes el que libera la energía que le da la fuerza al
sistema para generar vientos fuertes y lluvia. Y como
en las zonas tropicales la temperatura es normalmente
alta, constantemente originan el segundo elemento
necesario:
Como el huracán necesita la energía de evaporación
como combustible, tiene que haber mucha humedad,
la cual ocurre con mayor facilidad sobre el mar, de
modo que su avance e incremento en energía ocurre
allí más fácilmente, debilitándose en cambio al llegar
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a tierra firme.
La presencia de viento cálido cerca de la superficie
del mar permite que haya mucha evaporación y que
comience a ascender sin grandes contratiempos,
originándose una presión negativa que arrastra al aire
en forma de espiral hacia adentro y arriba,
permitiendo que continúe el proceso de evaporación.
En los altos niveles de la atmósfera los vientos deben
estar débiles para que la estructura se mantenga
intacta y no se interrumpa este ciclo.
La rotación de la tierra eventualmente le da
movimiento en forma circular a este sistema, el que
comienza a girar y desplazarse como un gigantesco
trompo. Este giro se realiza en sentido contrario al de
las manecillas del reloj en el hemisferio norte, y en
sentido favorable en el hemisferio sur.
3. VIENTO:
4. GIRO o "spin":
3.3.2. ¿CUÁNTO MIDE UN HURACÁN?
Un huracán mide normalmente entre 8 y 10 kilómetros de alto y de 500 a 100 Km. de ancho, pero su tamaño
puede variar considerablemente.
Los huracanes más pequeños pueden medir sólo 40 Km. de diámetro y los más grandes entre 600 y 800 Km.
Los huracanes más gigantescos se forman en el Océano Pacífico Y pueden medir hasta 1.700 Km. de
diámetro.
El ojo de un huracán mide generalmente entre 25 y 35 Km., aunque puede variar mucho. El ojo de los
huracanes del pacífico, donde los ciclones tienen más agua que recorrer antes de tocar tierra, tiende a ser de
los más grandes del mundo, con un diámetro aproximado de 80 Km.
FRECUENCIA
VELOCIDAD
En un año normal se originan en el mundo alrededor de 60 huracanes, siendo
mucho más frecuentes en el Pacífico Noroeste (Filipinas y Japón).
La velocidad de desplazamiento de un huracán es de aproximadamente 20
km/h, pero puede variar en forma considerable y brusca. Un ser humano
camina a una velocidad de 4 a 5 km/h.
3.3.3. ¿DÓNDE SE ORIGINAN LOS HURACANES?
Como las temperaturas del mar tienen que estar a más de 80 F, los huracanes se van a formar en
diferentes lugares en diferentes meses del año, por lo general en la época más calurosa. Los huracanes
ocurren en todas las áreas oceánicas tropicales excepto el Atlántico Sur y el Pacífico Sur.
Hay que recordar que el huracán necesita mucho océano para cobrar fuerza y para nutrirse, y se mueve
con la rotación de la tierra hacia el oeste. Eso implica que se va a formar en donde puedan correr sin ser
interrumpido y debilitado por tierra firme. Hay ondas tropicales formándose todo el tiempo, pero no todas
tienen las condiciones y el espacio para cobrar fuerza.
3.3.4. ESTRUCTURA DE UN HURACÁN
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Esta máquina de vapor tiene un centro que es más cálido que el aire que lo rodea. Recibe su energía de la
condensación del vapor de agua.
El vapor (originado por la evaporación del mar) comienza a expandirse y a ascender rápidamente. Al llegar a
las zonas altas de la atmósfera, donde la temperatura ya no es tan alta, este vapor vuelve a condensarse
liberándose gran cantidad de energía y originándose enormes nubes (que pueden alcanzar los 15.000 m de
altura) y abundante lluvia. Estos fenómenos son claramente distinguibles en las imágenes satelitales
mostradas en el pronóstico del tiempo en TV.
En la zona inferior de los huracanes (hasta los 3.000 m) el aire es succionado hacia el centro de éste. En los
niveles medios hay circulación ciclónica de aire ascendiente (gira alrededor del centro). Y en la parte superior
del huracán, sobre los 6.000 m., el aire se mueve hacia afuera.
3.3.5. EL OJO DEL HURACÁN
El ojo es un área de relativa calma en el centro de un huracán, que se extiende desde el
nivel del mar hasta la parte superior y esta rodeado por una pared de nubes espesas
cargadas de lluvia. En el interior del ojo, sin embargo, debido a la alta temperatura y la
presencia de viento caliente, el agua evaporada es arrastrada rápidamente hacia arriba,
originándose un aire seco, incapaz de condensarse, y por ende sin nubes. Esto es lo que
más llama la atención al observar el huracán desde un satélite.
Mientras mayor es el huracán, más nítidamente se aprecia su ojo, salvo que se hayan
formado nubes muy altas que impidan su visualización.
La pared del ojo es una zona donde se encuentran dos fuerzas opuestas: la fuerza del aire
que se mueve hacia el centro y la fuerza centrífuga que es hacia afuera. En la pared del
ojo se encuentran los vientos más intensos y allí se originarían los tornados.
La presencia de ojo y pared diferencian al huracán de una tormenta tropical.
3.3.6. LA TEMPORADA DE HURACANES
Existe un patrón general más o menos constante, pero que puede variar según las
condiciones meteorológicas.
En el Atlántico, Caribe y Golfo de México comienza el 1° de Junio de cada año, debido
al calentamiento del agua durante el verano, y se extiende hasta el 30 de Noviembre,
aunque puede haber huracanes todo el año (excepto Marzo). En el Golfo de México y El
Caribe Occidental, por ser aguas más tranquilas, el calentamiento precede al resto,
originándose allí los primeros sistemas ciclónicos de la temporada.
A medida que avanza el verano el sol se va desplazando a latitudes más boreales (hacia el
norte) de modo que los huracanes se producen al norte del Caribe y se desplazan, merced
al movimiento rotacional de la Tierra, hacia el Oeste, arribando frecuentemente a la costa
Este de Estados Unidos después de haber pasado por los países caribeños, especialmente
Puerto Rico, Cuba, Las Bahamas, etc. Primero arriban en la costa de Florida y, a medida
que avanza el verano (Agosto − Septiembre) y según la potencia del huracán, pueden
llegar a los estados centrales de JUL e incluso a los más norteños de la costa atlántica y
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avanzar continente adentro. Al final de la temporada, cuando el agua se comienza a
enfriar otra vez, los huracanes se forman nuevamente en el Caribe y el Golfo.
En el Océano Pacífico, debido a la corriente fría de Humboldt, la temperatura del agua
rara vez excede los 80 °F., de manera que los huracanes no son frecuentes. La "Corriente
del Niño", que aumenta la temperatura oceánica puede constituir una excepción. El
desplazamiento hacia el Oeste (por la rotación de la Tierra, como ya mencionamos) de
los huracanes disminuye aún más las probabilidades de que alguno arribe a las costas de
Chile, Perú o Ecuador. Mucho más probable, como señalamos al inicio, es que se
originen más al Norte y se desplacen hacia Asia afectando a Japón, Hong Kong,
Filipinas, etc.
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