TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. página 48 III.- MARCO TEÓRICO 3.1.- INTRODUCCIÓN Es cierto, que algunas culturas han compenetrado muy bien los conceptos de competición, cooperación y valores; por ejemplo: La Grecia de los clásicos, en donde se utilizaba el concepto agon (impulso a competir), junto a una manifestación cooperativa-competitiva, llamada "Juegos Olímpicos", apareciendo en esta sociedad los valores como medio de búsqueda de logros, tanto a nivel artístico, como filosófico y educativo (Mandell,1984). Según Mandell (1984:14), las culturas han evolucionado junto a las competiciones, y afirmando que: "Parte de esta actividad creativa del hombre ha servido para la creación de juegos, competiciones y dispositivos precursores de nuestros deportes actuales. A partir de restos arqueológicos y de pruebas etnográficas podemos afirmar que una gran variedad de pruebas de atletismo, de deportes y de festivales deportivos existían antes de la fundación de los grandes imperios a partir de los cuales fechamos el comienzo de la civilización. El descubrimiento de nuevas tecnologías y la instauración de nuevas organizaciones políticas produjeron nuevas variedades creativas clasistas ampliamente difundidas y competiciones de presentación formal dramática, que proclamaban simbólicamente la validez del orden social propiciador de las mismas." La competición es, sin lugar a dudas, un elemento adherido al juego. Un juego que viene a determinar la capacidad creadora del hombre, junto a unas ganas de enajenación de los problemas cotidianos. Ya nos comentaba Huizinga (1972:249) : TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. "Una cultura auténtica no puede subsistir sin cierto contenido lúdico, porque la cultura supone autolimitación y autodominio, cierta capacidad de de no ver en las propias tendencias lo más excelso, en una palabra, el reconocer que se halla encerrada dentro de ciertos límites libremente reconocidos. La cultura exige siempre, en cierto sentido, "ser jugada" en un convenio recíproco sobre las reglas. La verdadera cultura exige siempre y en todos los aspectos el fair play." En este comentario, Huizinga (1972) expone los tres términos que vamos a tratar en el marco conceptual. Por un lado el juego competitivo o la competición, la cual representa las reglas de una sociedad que se autodomina. Por otro lado, la cooperación o el consentimiento de parte de todos los miembros de una sociedad de respetar las reglas, ayudándose unos a otros para hacer las cumplir, y por último los valores, el fair play, elemento fundamental de los valores cívicos y modernos de la sociedad moderna. En esta investigación sobre la competición, hemos pensado que debemos asociar el término competición a los términos cooperación, y valores, como argumentan varios autores, con el fin de ofertar unas redes de interconexión entre los conceptos, para establecer los pilares fundamentales donde asentar la parte práctica de la investigación. 3.2.-DELIMITACIÓN CONCEPTUAL 3.2.1. Competición 3.2.1.1.- Definición Dentro del estudio de la repercusión de la competición en el contexto social, un punto de partida es la aportación de Barrow (1992) , que relata cómo dentro de la evolución humana también evolucionó la capacidad de relacionarse con el grupo. La naturaleza original en interacción con las condiciones ambientales página 49 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. condujo a experiencias cada vez más complicadas. El desarrollo de las actividades humanas con los demás en el contexto de esta experiencia determina el inicio de patrones y relaciones sociales aún más complejos, evolucionando hacia necesidades que en la actualidad resultan básicas y que comportan la base de nuestro origen humano. Estas necesidades basadas en las relaciones con el prójimo de cara a la supervivencia, surgieron a partir de un entorno hostil caracterizado por conductas de agresión, derecho territorial, orden jerárquico propio de los reptiles. Según el citado autor, el comportamiento humano hoy en día es desencadenado por vestigios de la ética social de la agresión y el derecho territorial heredado de nuestros antepasados reptilianos. Debemos comentar que la mayoría de nuestros juegos y deportes actuales tienen la característica de mantener un dominio territorial, ya sea la protección de una portería o la de un determinado terreno. El doctor Jonas Salk, (cfr. Barrow,1992), considera que comparativamente hablando, nuestra evolución social podía hallarse en la Edad de Piedra. Se puede decir que actualmente el comportamiento humano es una batalla de la porción neocortical del cerebro para vencer el complejo R reptiliano, preconfigurado para luchar en un entorno hostil. Si analizamos la aportación del doctor Salk, (cfr. Barrow ,1992) dentro del ámbito competitivo actual, se esta premiando comportamientos algunas veces destructivos para la vida en sociedad como son las continuas faltas al reglamento de los deportes, tales como agresiones físicas, insultos y actos antisociales, que nos llevan a invertir la escala de valores en el deporte, primando solamente el resultado y no el medio para conseguirlo. Es por supuesto mucho el trabajo que queda por realizar en la competición, pero si de esta introducción queda algo claro es que la razón debe estar por encima de la emoción y proporcionar a cualquier ser humano página 50 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. que compita de acuerdo a unas pautas que le lleven a mejorar a él mismo como ser humano inmerso en una sociedad progresista. La competición, según el diccionario enciclopédico Larousse (1996), en el ámbito social define como: “[E]sfuerzo que desarrolla un individuo o grupo para situarse en una determinada posición dentro de la escala social, sin tener referencia de la actividad desarrollada en el mismo sentido por otros individuos o grupos y limitada exclusivamente por las directrices generales del orden social". Esta definición nos acerca a lo comentado anteriormente, la visión de competición como elemento de aceptación de las normas sociales, junto a la jerarquización social. Morton Deutsch, (cfr. por R. Weinberg 1996) define a la competición como una situación en donde las recompensas se distribuyen de forma desigual entre los participantes. Así los objetivos de éstos son interdependientes negativamente: si una persona logra el objetivo, la otra no lo consigue. Debemos comentar que la definición de M.Deutsch nos proporciona una visión actual de la competición, en donde la consecución del éxito social por parte de una persona, es inversamente proporcional a la no consecución de ese éxito por parte de otra persona, lo cual, no considereramos la apropiada para mantenerla en esta sociedad, y mucho menos en el ámbito educativo en donde vamos a basar los trabajos de investigación, el cual versará sobre un sistema de recompensas polivalentes en donde todos los individuos que compitan tengan un éxito o un refuerzo positivo, que les haga poder seguir comparándose y mejorando como ser humano. página 51 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Según Porro (1989), existen unos factores principales que facultan la posibilidad de una prolongada vida competitiva de los jóvenes deportistas de nivel medio, y facilita el no abandono de la actividad deportiva. Estos factores que condicionan la duración son: Las conexiones entre los modelos culturales y los valores, propician distintas interpretaciones del fenómeno que han sido analizadas por muchos autores, por medio de diferentes relatos escritos de los jóvenes deportistas. En un estudio se separaron por género y zona de residencia dos grandes grupos. Como resultado del estudio debemos resaltar que los autores presentan una diferencia entre zonas, debido a las culturas diversas procedentes de ambientes familiares distintos, las cuales ejercen una influencia máxima en la permanencia o salida de los jóvenes deportistas en competición, en contraposición con la escasa influencia que genera el estudio de los centros deportivos o educativos. También relatan los autores que en los ambientes de culturas desfavorecidas el hecho competitivo se presenta como una oportunidad para salir de dicho ambiente, y la competición se vuelve un factor más valioso, que enriquece los sistemas de recompensas que lleva. Como reflexión final al trabajo de Porro (1989) debemos comentar que los elementos más buscados por los jóvenes deportistas en el sistema de competición actual son el cambio económico, prestigio social y la pertenencia a un grupo. Según Devis (1994) en una definición de la competición en los niños y niñas comenta que la competición consiste en una búsqueda de la excelencia personal, una mejora de la afiliación y una mejora en el tratamiento del estrés, lo que produce una participación positiva en las actividades competitivas, pero que página 52 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. desgraciadamente vienen acompañadas normalmente por la búsqueda de la victoria por encima de todo, o la especialización temprana, produciendo graves problemas de salud. En esta definición sobre la competición aparecen los elementos positivos que deben tener los jóvenes, que son la superación, la pertenencia a un grupo o equipo y la mejora de la salud. Pero, por desgracia, también aparecen factores que acompañan realmente a estos tipos de encuentros deportivos: la especialización temprana y la pérdida de valores. 3.2.1.2.- Génesis de la competición: Marc Duran (1998), en su libro: "El niño y el Deporte", comenta que la competición es originada en el niño a partir de un proceso de construcción que contiene tres etapas: La primera a partir de dos años que se corresponde con la búsqueda de objetivos individuales con normas propias del niño y sin competición social. La segunda, que se inicia hacia los cinco o seis años es una fase de intercambio social intenso: el niño entra en interacción con otros con gusto y espontaneidad. Esta fase se caracteriza por la aparición de una tendencia a rivalizar con otros y transformar toda clase de situaciones en pequeñas competiciones. La tercera, consiste en una integración de los dos modos anteriores y en una diferenciación en función de la situación. A partir de los doce o trece años, las conductas de realización apuntan a objetivos individuales o colectivos. También se pueden destacar distintas investigaciones cuyos resultados destacan dos puntos fundamentales: uno, que la elección de estrategias de competición aumenta con la edad de los jóvenes y, dos, que ese aumento depende del origen socio-cultural. Hasta alrededor de los cuatro o cinco años, los niños optan por estrategias individualistas y se organizan esencialmente a partir de página 53 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. objetivos esenciales. Hacia los siete u ocho años la competición se desarrolla en una especie de objetivo autónomo que se traduce en una gran frecuencia de elección de estrategias competitivas, independientemente de las consecuencias esperadas. Según Duran (1988) el impacto de las prácticas educativas sobre las conductas de competición es real, pero todavía no se entiende bien y es más complejo de lo que podría suponerse. Martens (1975), siguiendo la misma idea que Duran, afirma que como consecuencia de la evolución se produce la formación de una actitud estable frente a la competición, actitud que podría ser llamada "competitividad o espíritu de competición". A su juicio, se trata de un verdadero rasgo de la personalidad, que determina la atracción o por el contrario la repulsión de los individuos frente a la competición. Este rasgo, construido sobre la base de las experiencias pasadas y actualizado en las experiencias nuevas, parece tener existencia real. Su aparición es relativamente tardía, no antes de los doce años, en la medida que supone la construcción de hábitos de interacción social, la capacidad para comprender la complejidad del proceso competitivo, y una buena madurez afectiva. Esta aportación de Martens nos puede acercar al verdadero problema de la investigación que es el abandono de los adolescentes de la práctica deportiva producido por la repulsión de dichos individuos a la competición ya que les transmite la odiada idea frustrante de la derrota. Otro aspecto importante de la génesis de la competición en nuestro País, es la aportación de José Dévis. Para este autor el origen de la competición escolar arranca de épocas recientes y nos dice Dévis(1996:22): "El deporte escolar, como organización que se apoya en los centros de enseñanza de nuestro país, arranca de los Juegos Escolares de la época franquista y, salvando las diferencias se página 54 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. prolonga a la época democrática con el nombre de Deporte Escolar. La competición escolar se basó en estas formas de agrupación pedagógicas para nutrirse de sujetos, y aumenta las probabilidades de relacionar las competiciones deportivas extraescolar con la clase educación física, sin marcar diferencias claras y siguiendo cauces que marca la visión competitiva o profesional dominante". Se observa, en la cita de Dévis (1996), que el Deporte Escolar es la forma pedagógica que utiliza la Administración, para intentar promocionar el deporte en jóvenes, a través de un tipo de competición, que como dice el autor no se diferencia claramente en la visión adulta y profesional de la competición no escolar. También, argumenta Dévis (1996), que el énfasis en la victoria puede hacernos olvidar la variedad de intereses y motivaciones con que se participa en la competición, estos elementos deberían estar presente en todas las competiciones deportivas con jóvenes. Esta aclaración nos hace prever un sistema competitivo diversificado que nos evite caer en la tentación de hacer divisiones por nivel de resultados, con lo que mejoraría el proceso de adquisición por igual de experiencias motrices. Siguiendo con Dévis, observamos como advierte de la especialización y los posibles problemas de salud, que ya hemos analizado en la detección del problema. Uno de los intereses que rodean al deporte escolar es la captación de deportistas de elite de una forma barata, intentando que exista un gran número de practicantes para poder seleccionar. Nosotros estamos en total desacuerdo con este interés y por lo tanto planteamos un sistema de selección que parta de centros de deporte base, en donde los niños se inicien en diferentes deportes sin la presión de destacar en uno u otro. página 55 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Según Dunning (1992), (cfr. por Dévis 1996), el deporte puede necesitar el interés del alumnado de nuestro sistema educativo, está ligado a la experiencia, la motivación y la satisfacción de ciertas necesidades personales como la afiliación, autoestima y autoconocimiento, características éstas que no se dan en el actual sistema de competición planteado, ya que hemos detectado que, disminuye el número de experiencias, baja la motivación y no mejora la cohesión de los grupos, además de producir un deterioro de la autoestima y la autoimagen. Vázquez y Viana (2001) proponen partiendo de la propuesta de Parlebas (1988), que se pueden establecer distintas etapas en la evolución lúdicocompetitiva de los niños y niñas, estas son: * Periodo de ludoegocentrismo: Se establece hasta los 6 años, y en esta fase se desarrollan juegos muy sencillos, basados en la simple manipulación de móviles, en donde el único objetivo es la autosuperación en la habilidad sensorial y perceptiva. * Periodo de coordinación y cooperación ludomotriz: Podría corresponder a los niños con edades entre 8 y 12 años, es cuando se produce en ellos una paulatina coordinación práxica, gracias a que empieza a tolerarse un sistema simple de reglas. Aparece en esta etapa la noción de comunicación motriz y de competición. * Periodo de establecimiento y desarrollo del acuerdo ludomotor: Correspondiente a edades superiores a los 12 años, en las que los niños y niñas aceptan las reglas de los deportes, entendidas como pacto grupal, que se complica hasta originar situaciones motrices complejas. Esta aportación de Parlebas parece, a nuestro entender, clarificadora en lo que respecta a la etapa de inicio del niño y la niña en competición, siendo evidente página 56 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. que antes de la etapa ludomotriz (8-12 años), todo acto competitivo antes de esa edad debería ser apartado de la estructura competitiva de cualquier organismo federativo. 3.2.1.3.- La competición como proceso Siguiendo a Martens, la competición es algo más que un suceso único, antes bien, implica un proceso que abarca varios periodos. Este proceso incluye cuatro fases: Situación competitiva objetiva consecuencias Situación competitiva subjetiva Respuesta Martens sugiere una definición alternativa de situación competitiva objetiva, derivada de la teoría de la evaluación social (Festinger, 1954), que incluye un patrón de comparación de al menos dos personas, que favorece el conocimiento del sujeto sobre su nivel al compararse y hacer su objetivo trasparente por que al menos lo sabe otra persona. Este argumento de Martens tiene bastantes filtraciones, ya que es posible que el sujeto tenga un objetivo, no lo ponga en común y se auto evalúe mediante la competición, es decir, compite contra sí mismo. Independientemente de si las personas se hallan en una situación competitiva objetiva porque éste era su propósito o porque las circunstancias lo página 57 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. han determinado así de alguna forma, éstas deben evaluar la situación. Ello pone en juego esta fase de situación competitiva subjetiva, que incluye el modo en que la persona percibe, acepta y valora la situación competitiva objetiva, de tal forma que los antecedentes y atributos específicos de aquella adquieren una gran importancia. Dicen Weinberg y Gould (1996), que las personas con un nivel elevado de competitividad tienden a buscar situaciones competitivas y a estar más motivadas para el logro que las que exhiben un nivel inferior. No obstante, los rasgos de competitividad por sí solos no pronostican de manera suficiente el modo en que una persona responde a una situación competitiva particular, ya que otras variables situacionales (por ejemplo padres, entrenadores...) también ejercen importantes influencias en la conducta. Gill y Deeter (cfr. Weinberg y Gould 1996) comentan que la competitividad se puede medir mediante una escala de orientación deportiva, la cual ellos confeccionaron y en donde representaban diferentes resultados subjetivos de una situación competitiva: - La competitividad es el disfrute de la competición y el deseo de esforzarse por lograr el éxito en el deporte competitivo. Una persona competitiva solamente quiere competir y busca activamente esas situaciones. - La orientación hacia la victoria es la focalización en la comparación interpersonal y en la victoria en una competición. Es más importante vencer a los otros competidores que mejorar los niveles personales. - La orientación hacia el objetivo se centra en los niveles de rendimiento personal. El objetivo consiste en mejorar la propia ejecución no en ganar la competición. página 58 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Aspecto este importantísimo para reorientar la competición escolar, ya que buscando el rendimiento personal, unido a la adquisición de valores sociales positivos, tendríamos como resultado la mayor arma didáctica en nuestro poder (la competición escolar) Según el modelo de proceso competitivo de Martens, una vez que la persona ha evaluado una situación, decide si participar en ella o eludirla. La respuesta elegida inicia la tercera fase del modelo. Si la decisión es no competir, la respuesta termina aquí. Sin embargo comenta Weinberg (1996) que puede producirse una respuesta favorable en los niveles conductuales, fisiológicos o psicológicos, entendiendo como positiva la decisión de no competir, aspectos éstos muy detectados en la competición escolar, ya que los niños/as prefieren no competir ya que ello les produce rápidamente una mejora de estado que les alivia del estrés competitivo. La fase final del proceso competitivo resulta de comparar la respuesta del deportista con el patrón de comparación, o lo que es igual, el nivel que deseamos que obtenga en comparación con una escala, que puede ser subjetiva u objetiva. Normalmente, se considera que las consecuencias son positivas o negativas, de tal forma que mucha gente equipara las primeras con el éxito y las segundas con el fracaso, pero según se ha comprobado es mejor la percepción positiva del resultado que la propia victoria. Estas sensaciones de éxito o fracaso no tienen lugar de manera aislada: generan un feedback en el proceso y afectan a eventos competitivos posteriores. Según Orta, Pino y Moreno (2000) el proceso de competición, en cuanto a su metodología, debería ir desde las unidades de competición hasta el ciclo de juego, lo que proporcionaría un avance en el entendimiento de la competición por página 59 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. parte de los niños y niñas, ya que proponen una subdivisión de la competición en cuantas partes sean necesarias, lo que los autores citados denominan "Unidades de Competición" que son el conjunto de actividades que se producen en el intervalo limitado de acciones de juego, que facilitan la comprensión más didáctica del deporte. Es necesario destacar una causa fundamental del fracaso de los niños y las niñas en competición, puede venir derivado de que se les presenta una manera global de juego, lo que no facilita su entendimiento y lo que provoca un abandono del mismo en edades sucesivas. Orta, Pino y Moreno (2000) difieren de la competición actual en cuanto a su presentación como proceso único y estructurado de antemano, que puede llegar a producir falta de flexibilidad. Para ello apuntan una modificación en el proceso en cuanto a sus variables. Nosotros creemos necesario categorizar las variables en: * Variables temporales: - Duración de la competición - Número de interrupciones - Duración del ciclo de juego * Variables espaciales: - Distribución geográfica del terreno - Dimensión largo versus ancho página 60 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. *Variable móvíl: - Aumento y disminución del tamaño - Aumento y disminución del peso - Manipulación de la forma - Manipulación del color * Variables jugadores: - Aumento del número de jugadores - Disminución del número de jugadores * Variables resultado: - Sistema alternativo de puntuación - Sistema de recompensas positivas Pensamos que todas estas variables pueden darse en las distintas unidades de competición, para poder así favorecer un entendimiento sobre dicho deporte, y proporcionar unos instrumentos (variables) modificables para hacer el proceso competitivo más flexible y que pueda llegar a todos. página 61 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. 3.2.1.4.- La naturaleza educativa de la competición Uno de los primeros análisis de la competición escolar en España ha sido el realizado por Sánchez Bañuelos (1990), quien nos comenta que la inscripción en este tipo de competición tiene que tener un carácter abierto y, para que se aumente el número de practicantes, deberá de haber equidad en la competición. Este concepto plantea la necesidad de una competición en la cual todo participante o equipo tenga una razonable oportunidad de triunfo, aspecto éste que nosotros consideramos muy relevante para tener un tipo de competición equilibrada entre todos los escolares, y para eso pensamos en diseñar un modelo distinto de puntuación y de recompensas. En cuanto a la edad de comienzo, nos comenta Bañuelos (1990) que debería ser a los nueve o diez años. Nosotros estamos de acuerdo, pero matizamos que podríamos empezar incluso antes, mediante los juegos competitivos. Una de las aportaciones que destacamos de Bañuelos es su diferenciación entre competición rendimiento y competición recreación, ya que nosotros abogamos por la competición recreación, como único medio de entender la competición con niños en edad escolar. En cuanto a las agrupaciones de edad se sigue las normas (AAHPERS, sociedad americana de la educación física) que dice que los intervalos de edad no deben ser superiores a los dos años. Nosotros creemos que cuando las edades sean más tempranas este tipo de intervalo debe ser menor, por consiguiente creemos en una agrupación diferente como: página 62 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Benjamín: intervalo de 1 año. Alevín: intervalo de 1 año. Infantil: intervalo de 1 año. Cadete: intervalo de 2 años. Otra de las aportaciones de Bañuelos (1990) es la competición mixta, un tipo de competición que nosotros creemos necesario mantener en toda la etapa escolar, para así favorecer la enseñanza por la igualdad de género, y la inclusión de la mujer en la actividad física y el deporte. En el conjunto de comentarios de Bañuelos (1990) acerca de las normas de competición, habla, ante todo, de la educación como elemento fundamental y de unos arbitrajes educativos que proporcionen unas pautas de conducta enriquecedoras para nuestros jóvenes. Por último debemos destacar la aportación de este autor sobre la extensión y temporalización de la práctica, en donde nosotros creemos que acierta, ya que se copian planteamientos de las ligas de adultos, proporcionando un número de experiencias en competición escasas en unos momentos, y desmesuradas en otros. Blázquez (1995:32), en una reflexión sobre la competición argumenta que: "[A]ceptar el deporte supone aceptar la competición, y al mismo tiempo reconocer que esta posee valores educativos. El sentimiento positivo sobre el que se funda la competición es la afirmación de uno mismo, que se convierte en el común denominador de las motivaciones de los deportistas". Lo que el deportista busca en el deporte, y de forma notoria en la página 63 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. página 64 competición, es sobre todo, el placer de sentirse fuerte física y moralmente, de superarse, de sobrepasar el obstáculo externo, de vencer al adversario. Nosotros pensamos que para sentirse que sobrepasa un obstáculo externo o a un rival, tiene que admitir al adversario como un colaborar, para mejorar el propio nivel deportivo. Como consecuencia de lo anterior, Blázquez comenta que la competición deportiva no es únicamente para los campeonatos, o para los juegos escolares, sino es una comparación con los demás, para la búsqueda de la autosuperación. En este contexto, el entrenador o profesor de educación física debe postular con el ejemplo y dar valores positivos en todas las competiciones que organice, para poder así avanzar en la enseñanza y preparar a los futuros deportistas hacia el "fair play". Siguiendo a Blázquez (1995) podemos detectar en sus comentarios sobre el deporte educativo, (cfr. en Duran 1988, en el cual se basa Blázquez) que la naturaleza de la competición y su significado son cuestiones controvertidas, ya que el término competición presupone derrota o victoria y hace que muchos docentes excluyan de sus programaciones de educación física a la competición, lo que propicia en sus alumnos un rechazo. Según Parlebas (1969), el deporte no posee ninguna virtud mágica y puede ser solidario y cooperador a la vez que individualista, y también puede ser educativo como anti-educativo, por todo esto el docente debe de incidir en la cooperación, la solidaridad y la educación en valores, añadiendo nosotros la posibilidad de que el deporte en edad escolar, solamente sea cooperador, solidario, y a la vez educativo, utilizando la competición como instrumento para conseguirlos. TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Existen dos líneas básicas de pensamiento sobre la competición, argumentadas por Parlebas (1969): - La primera, más constructiva y humanista, postula que partiendo de una realidad social existente, y de la que no podemos permanecer aislados ni ajenos a su influencia, pretende sacar el máximo fruto a los valores positivos que se pueden obtener de la competición inherente al deporte. Esta perspectiva es defendida por autores como Coubertin y Giraudoux, y asumida por la mayoría de autores constructivistas. - La segunda, liderada por sociólogos radicales, consiste en no ver más que los defectos de la competición sin tener en cuenta lo que aporta el deportista y, consecuentemente, imputando todas las desviaciones a aspectos negativos de los valores sociales. Debemos comentar que podría existir una supuesta tercera línea de pensamiento, basada en la búsqueda del rendimiento por medio de las aportaciones de la biomecánica y de la fisiología, que produce en la sociedad actual una mecanización hacia el rendimiento, sin tener en cuenta los principios inherentes de la propia motricidad humana, de la cual debemos ayudarnos pero no sobre valorarla, ya que sino podríamos caer en una deshumanización de la competición en beneficio de una marca o una proeza. El proceso de adquisición de habilidades motrices y los juegos competitivos en niños, parece que no va en el mismo sentido de la primera línea de pensamiento, sobre la competición, esto es lo que nos relata Spinks (1983). El cual comenta como el excesivo arouse en competición de niños provoca un retraso en el proceso de adquisición de habilidades motrices, ya que prima el resultado por encima del aprendizaje y ello conlleva una aceleración innecesaria del proceso de adquisición de las habilidades. página 65 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Este trabajo podemos relacionarlo con el de Ruiz Pérez (1988) en donde contemplamos las fases de adquisición de las habilidades motrices por edad, y si este trabajo, a su vez, lo relacionamos con la competición escolar actual tenemos como resultado una gran cantidad de deportes que se realizan desde tempranas edades incluso cuando el niño no esta madurativamente preparado para adquirirlos. Por consiguiente, debemos intentar un cambio en la cantidad de deportes que se ofertan prescindiendo de la edad del niño. Es importante destacar que las líneas de pensamiento, que por desgracia nos están demostrando que la competición escolar no es del todo beneficiosa, son la segunda y tercera línea de pensamiento. Para argumentar esta realidad, recogimos el trabajo de Blázquez (1995), sobre el deporte que se oferta a los niños en la edad escolar, el cual, posee una serie de riesgos, como son: - El estrés que genera la importancia sobredimensionada de la victoria. - El aumento de la violencia - La presión sobre los jóvenes talentos para conseguir el éxito - La falta de iniciativa personal en el juego - Entrenamientos y competiciones cada vez más severas. La naturaleza del deporte escolar actual debe definirse en cuanto a los valores: ¿Buscamos rendimiento inmediato? ¿Nos importa la salud por encima de la victoria? ¿Están formados los entrenadores del deporte escolar? Romero (2001), teniendo en cuenta las distintas definiciones de deporte, afirma que éste puede clasificarse de distintas formas, pero una de las página 66 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. características principales es la competición. El deporte está regido por una codificación competitiva con un sistema de reglas que impone un marco formal (federaciones). Por competición dice entender una situación objetiva de enfrentamiento motor, sometida imperativamente a reglas que definen sus límites, su funcionamiento y, muy especialmente, los criterios de victoria o fracaso. Por consiguiente, nosotros, analizando el planteamiento de Romero, pensamos que si modificamos el sistema de reglamentación, también se podrían modificar los criterios de obtención de victorias o fracasos. Otro apartado que comenta Romero (2001) es la poca adaptabilidad del deporte competitivo en edad escolar, el cual ha seguido fielmente los pasos del deporte de adultos. De ahí su poca orientación educativa, la cual nos hace reflexionar sobre la situación actual, en donde el deporte escolar busca una iniciación hacia el rendimiento prescindiendo de su necesario enfoque formativo. Haciendo hincapié en la aportación del antes mencionado autor sobre la iniciación deportiva, debemos decir que, parece claro que la sociedad demanda que cada vez se detecte antes a los valores, y que la iniciación deportiva debe ser precoz. Nosotros pensamos que si no se respeta el desarrollo evolutivo y madurativo de los niños, podemos caer en un sistema de explotación de etapas, lo que conlleva a un gran éxito en etapas cadete y juvenil, pero con poca perspectiva de éxito en la etapa senior. Además debemos respetar la Carta de los Derechos de los niños en el Deporte, que, según el Manifiesto Mundial de la Educación Física (FIEP-2000), son: * El derecho a practicar deportes. * El derecho a divertirse y jugar. página 67 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. * El derecho a usufructuar un ambiente saludable. * El derecho a ser rodeados y entrenados por personas competentes * El derecho a seguir entrenamientos apropiados a los ritmos individuales. * El derecho a competir con jóvenes que posean las mismas posibilidades de suceso. * El derecho a participar en competiciones apropiadas. * El derecho a practicar deporte con absoluta seguridad. * El derecho a no ser campeón. Si repasamos las características principales que nos han llevado a detectar el problema, podemos decir que de los diez derechos, siete están identificados en el problema de investigación, como derecho que no se cumplen y los otros pertenecerían a subcategorías dentro de estos siete. Es evidente, por tanto, que la competición tal y como está planteada actualmente no protege estos derechos, y además no es educativa. Lo que justifica y otorga relevancia a nuestro programa de intervención en la competición deportiva escolar. Siguiendo a Romero, hacemos mención de los diferentes tipos de escuela que pueden darse en el deporte escolar, y más concretamente nos vamos a centrar en las conclusiones de un estudio, que el citado autor realizó sobre la escuelas deportivas de Sevilla, en donde comprobó que las escuelas deportivas, tenían poca vinculación con los centros educativos, y también demostró que no existía vinculación entre los profesores de educación física y las mencionadas escuelas. Haber rescatado unas de estas conclusiones nos hace reflexionar acerca de la falta de evolución de las escuelas deportivas hacia modelos más progresistas e integradores de un deporte para todos. página 68 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Otra aportación de Romero es el estudio sobre los diferentes enfoques metodológicos en el deporte escolar y nos habla de la diferencia entre el enfoque técnico y el enfoque comprensivo. Analizando sus distintas características llega a la conclusión de que el modelo comprensivo es el más acorde a los planteamientos de la LOGSE. Buceta (2001) argumenta que el deporte es una de las actividades más frecuentes entre los niños, aludiendo al incremento del número de practicantes y competidores en los distintos deportes. También afirma que el deporte en competición llama la atención a los niños por unos motivos de los cuales vamos a rescatar el de competición como elemento, ya que al niño le gusta competir y el deporte se lo proporciona. Buceta refiriéndose a los beneficios de la competición en edades tempranas, asevera que la competición es: * Asumir responsabilidades * Aceptar y cumplir compromisos con los demás * Ser exigente con uno mismo, pero aceptando las propias limitaciones * Ser perseverante realizando el máximo esfuerzo posible * Aprender a luchar y ser constante * Ser capaz de trabajar en grupo - pensando en los intereses colectivos. - sacrificando planteamientos egoístas en beneficio del grupo. - cooperando con los demás para conseguir objetivos comunes. * Aceptar y respetar las normas; compitiendo con honestidad, sin trampas * Aceptar equilibradamente las victorias y las derrotas, los éxitos y los fracasos, los aciertos y los errores. página 69 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. * Ser capaz de obtener el máximo beneficio de la experiencia de la competición, con independencia del resultado. * Respetar a los demás: ya sean compañeros, rivales o jueces; aunque éstos sean diferentes, tengan otros objetivos, o no se esté de acuerdo con ellos * Ser tolerante y solidario con otras personas; aceptando las debilidades y errores ajenos, y ayudando a aquellos que lo necesiten. Pero todos estos beneficios, junto con la mejora de la autoestima, la autoconfianza y el autocontrol, pueden venirse abajo, si la actividad no está organizada correctamente. Por ello, a nuestro juicio creemos que el actual sistema de competición representa una amenaza, ya que las advertencias de Buceta se cumplen en la detección del problema y, éstas son: Así, un niño que no se divierte, o que percibe que no progresa, estará insatisfecho y será probable que abandone el deporte o deje de hacerlo con el compromiso y la perseverancia que deben estar presentes para que la actividad deportiva sea formativa. Si al niño se le exigen cosas que no puede hacer, o no sabe cómo hacerlas, y percibe que su esfuerzo es inútil, se encontrará inseguro y su autoconfianza se debilitará. Si el niño deportista se encuentra estresado por la presión que ejercen sobre él su entrenador y sus padres para que rinda, el deporte se convertirá en una experiencia aversiva que le hará sufrir; siendo más probables las lesiones y el abandono de la actividad como mecanismos de escape, y nosotros pensamos que además pueden acercarlo al peligroso mundo de las drogas. Si el niño recibe insultos del entrenador o éste le pone en ridículo delante de sus compañeros, o percibe que decepciona a sus padres si no consigue buenos página 70 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. resultados, todavía será peor, porque se debilitarán su autoconcepto y su autoestima en una edad especialmente vulnerable. Por consiguiente, después de haber revisado las descripciones y valoraciones de Buceta (2001) sobre los beneficios y perjuicios de la competición escolar, es hora de que nos situemos en la realidad y comprendamos que actualmente el deporte escolar actúa, por su baja organización y planificación en valores y en planteamientos educativos, como un arma destructiva en el acercamiento de los jóvenes a la actividad física. Veiga (2001) ofrece datos sobre la práctica deportiva, en jóvenes de 14 y 16 años, durante la década de los 90, relatándo que el nivel de práctica en chicos se sitúa en torno al 88%, en tres estudios (primero Mendoza 1990, segundo García Ferrando 1993 y tercero Mendoza 1994), en cuanto a las chicas se sitúa en el 60%. Como resumen de la revisión del trabajo de Veiga (2001), podemos concluir que: A) Los estudios son difícilmente contrastables debido a los amplios tramos de edad. B) En el tramo de edad 14 a 16 años se destaca el incremento de la práctica deportiva por parte de las chicas. C) En el tramo de edad 12 y 13 años se muestra un incremento constante de los niveles de práctica deportiva y no hay diferencias entre chicos y chicas. D) En el tramo de edad 11 y 12 años también aumentala proporción de las chicas así como la de los chicos, en cuanto a su práctica deportiva. página 71 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Como conclusión final debemos manifestar que este aumento en la práctica deportiva que detecta Veiga (2001), mediante un meta-análisis de los datos de diversas investigaciones, parece que contrasta con los datos que el mismo autor facilita de la actividad física, y es que no solo parece que aumenta la práctica deportiva sino que disminuye la actividad física no deportiva. Todo lo cual nos inclina a pensar que el deporte ha sustituido a los juegos populares, pero en realidad ¿Por qué se movilizan tantos niños en el deporte escolar? ¿Por qué no aparecen programas de actividades físicas polivalentes en dónde todos los niños puedan practicar todo? ¿Este incremento de práctica deportiva es igual en cantidad que en calidad? Knoppers y et al. (1986) realizaron una investigación sobre las diferentes dimensiones del deporte en ochocientos sesenta y cuatro (864) sujetos de diferentes etnias y de ambos sexos para intentar comprender la orientación sobre la diversión y el "fair play" en la competición y en la recreación. El resultado de dicho estudio puso de manifiesto que los deportes tienen una orientación multidimensional, pero dependen del contexto específico donde se desarrollen, y también del género, junto con el nivel de deportista no afecta a la orientación del deporte que elijan, tanto en versión de competición como de recreación. Sin embargo si que éxiste una orientación hacia un determinado tipo de deporte y hacia la competición, dependiendo de la etnia a la que se pertenezca. Esta investigación puede reflejar el actual problema que afecta a la sociedad española, la inmigración, como efecto de sociedad plural y cambiante, llegará incluso a las distintas orientaciones deportivas dependiendo de la etnia o procedencia cultural a la que se haya pertenecido. 3.2.2.-Cooperación 3.2.2.1.-Introducción página 72 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Según Blann (1983), los niños entre 5 y 14 años están interesados por la actividad física. Un lazo cooperativo entre la educación física y los programas del deporte de la juventud podía dar lugar a un lazo mutuamente beneficioso y podía ayudar a intentar a resolver las necesidades del niño. Ante el deterioro de los programas de educación física por la falta de presupuesto, se nos plantea la posibilidad de hacer lazos cooperativos entre los programas deportivos y los de educación física proporcionando situaciones, mediante las que se aprendan las actitudes de respeto y de aprecio hacia la competición. Sin lugar a dudas, se debe establecer una cooperación entre padres y educadores, para poder establecer los mecanismos de cooperación. Las actuales propuestas legislativas, nos señalan que la escuela ha de proporcionar un medio rico de relaciones interpersonales que potencien la comunicación y los intercambios productivos entre los compañeros (de ambos sexos, de diferentes culturas, etnias, capacidades, etcétera). Asimismo, indican que será en estos intercambios de ideas, en estas ayudas mutuas y trabajo cooperativo, donde, con la dirección y apoyo del profesor, aprenderán a confrontar puntos de vista, a ser más críticos y tolerantes, a aceptar diferencias, y se equilibrarán los intereses y aportaciones individuales con la perspectiva y necesidades grupales (MEC, 1987: 19 y ss.). La diversidad es una de las características más peculiarmente humanas. El poner en contacto estas diferentes realidades se erige en una productiva manera de enriquecimiento de todos y de la sociedad en su conjunto. Se propone un cambio de relaciones en la escuela y con la sociedad, de cara a, sin perder la identidad personal y grupal, conseguir un espacio cultural común de aprendizaje y desarrollo. En definitiva, se trata de construir de manera solidaria y participativa una escuela socializadora y abierta a la diversidad, basada en una pedagogía del encuentro, de la convivencia y de la cooperación entre las diversas individualidades, culturas y sectores. El aprendizaje cooperativo se convierte así en un prometedor modelo educativo con gran potencial. página 73 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. 3.2.2.2.- El aprendizaje cooperativo Inicialmente se puede definir el aprendizaje cooperativo como un método y un conjunto de técnicas de conducción del aula, en la cual los estudiantes trabajan en unas condiciones determinadas en grupos pequeños, desarrollando una actividad de, aprendizaje y recibiendo evaluación de los resultados conseguidos. Pero para que exista aprendizaje o trabajo cooperativo no basta trabajar en grupos pequeños. Es necesario que exista una interdependencia positiva entre los miembros del grupo, una interacción directa "cara a cara", la enseñanza de competencias sociales en la interacción grupal, un seguimiento constante de la actividad desarrollada y una evaluación individual y grupal (Johnson, Johnson y Holubec, 1994). Según Ruiz Pérez et al. (1997:126), en relación al dilema entre las actitudes cooperativas y lascompetitivas en la infancia: “[E]n la actualidad existe un amplio acuerdo en favorecer los entornos de aprendizaje cooperativos, tomando como base el supuesto de que son más favorables para los escolares que los competitivos o individualistas." Estos autores comentan que el entorno cooperativo se define como la situación en la que los objetivos de los participantes son interdependientes de una manera recíproca, es decir; cada persona depende de los demás para alcanzar el objetivo (característica ésta de la mayoría de deportes colectivos). Nosotros nos inclinamos por un sistema en donde hay que ayudar a tu adversario a mejorar para conseguir una recompensa. Aspecto que destacamos para hacer una nueva redistribución de las recompensas en el deporte escolar. página 74 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Según Ruiz et al. (1997), las actividades cooperativas en el medio escolar se describen a través de su relación con la mejora de la comunicación, el aumento de la confianza, de la empatía y de la preocupación por los demás. Llegando a afirmar que las estructuras competitivas se caracterizan por el rendimiento por medio de la comparación y por las propias metas individuales. Jonson et al. (1981), estudiaron la repercusiones de las actividades cooperativas frente a las competitivas y encontraron que: - La cooperación intragrupo en situaciones de competición intergrupo, era superior en sus efectos a la competición interpersonal. - La cooperación sin competición intergrupo era superior a la cooperación con competición. Parece que en la segunda afirmación se tiene una visión contraria a la que nosotros pensamos proponer en nuestro Plan de Intervención en la Competición Escolar, ya que creemos en una competición con cooperación. En los grupos cooperativos Se establece una interdependencia positiva entre los miembros en cuanto a que cada uno se preocupa y se siente responsable no sólo del propio trabajo, sino también del trabajo de todos los demás. Así, se ayuda y anima, a fin de que todos desarrollen eficazmente el trabajo encomendado o el aprendizaje propuesto. Los grupos se constituyen según criterios de heterogeneidad, respecto tanto a características personales como a habilidades y competencias de sus miembros. La función de liderazgo es responsabilidad compartida de todos los miembros que asumen roles diversos de gestión y funcionamiento. página 75 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Se busca no sólo conseguir desarrollar una tarea sino también promover un ambiente de interrelación positiva entre los miembros del grupo. Se tiene en cuenta de modo específico el desarrollo de competencias relacionales requeridas en un trabajo colaborativo como por ejemplo: confianza mutua, comunicación eficaz, gestión de conflictos, solución de problemas, toma de decisiones, regulación de procedimientos grupales, etcétera. Se interviene con un “feed-back” adecuado sobre los modos de interrelación mostrados por los miembros. Además de una evaluación del grupo, está prevista una evaluación individual para cada miembro. En esta perspectiva, un aula cooperativa se distingue por: a. Comportamientos eficaces de cooperación Al no poder desarrollar la tarea por sí sólo, el estudiante intercambia informaciones, procedimientos, recursos y materiales para llevarla a término. Pero aún más, acuden en ayuda recíproca puesto que sus aportaciones son indispensables para que todos y cada uno de los miembros logren el objetivo propuesto. Los estudiantes afrontan las diversas tareas con la convicción de contar por un lado con el apoyo de los demás, pero también con su aportación necesaria en el trabajo común. La comunicación es abierta y directa. Los alumnos intercambian signos de estima y de ánimo, afrontan con serenidad los conflictos resolviéndolos de modo constructivo y toman decisiones a través de la búsqueda del consenso. página 76 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. página 77 b. La evaluación y la incentivación interpersonal Como consecuencia de la consecución del éxito son asignadas por parte de la escuela, del profesor o de los compañeros, para evidenciar tanto la responsabilidad individual como la del grupo. La incentivación puede responder a diversos tipos de refuerzos: aprobaciones, calificaciones, diplomas, reconocimientos... Las recompensas pueden variar en frecuencia, magnitud y gradualidad, pero son importantes tanto por una gratificación personal como por conseguir una mayor cooperación entre sus miembros. Una recompensa puede ser también consecuencia de un resultado obtenido por los propios compañeros, desde este punto de vista se puede hablar de incentivación interpersonal. c. La actividad Las actividades propuestas en el aula deben exigir la cooperación de los miembros del grupo sin necesidad de que trabajen físicamente juntas. En efecto, los miembros pueden trabajar en algunos momentos solos, en otros en parejas o juntos pero en grupos pequeños, distribuyéndose las tareas y la responsabilidad o llevándolas a término juntamente, ayudando al vecino o no, según los objetivos que el profesor intente conseguir. d. Los factores motivacionales La motivación a comprometerse nace del hecho de que el éxito de cada uno está ligado al éxito de los demás o de que la dificultad individual puede ser atenuada por la ayuda que se recibe del resto. Aunque puede darse el caso de una motivación extrínseca, no pasa de ser inicial y secundaria. Progresivamente la calidad de la relación entre los miembros, la ayuda recíproca, la estima mutua, el éxito, determinan una motivación intrínseca y convergente de todos los alumnos. TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. e. La autoridad La autoridad se tiende a transferir del profesor a los alumnos. Los grupos pueden variar en un nivel alto de autonomía en la elección de los contenidos, la modalidad de aprender, la distribución de las tareas incluso en el sistema de evaluación hasta un nivel mínimo con relación al cual el docente coordina y orienta los recursos de los estudiantes para facilitar el aprendizaje. 3.2.2.3.- La cooperación como elemento psicopedagógico Desde el ámbito de la psicología son varios los argumentos que se aportan a favor de este tipo de propuestas. Piaget nos señala que para la adquisición de las estructuras intelectuales superiores y el correcto desarrollo del aprendizaje, es fundamental la interacción social, la equilibración de las estructuras cognitivas y una serie dc intercambios con un entorno estimulante. Sus seguidores actuales de la Escuela de Ginebra (Mugny y Pércz, 1988) toman un matiz más sociológico y nos indican que los encuentros (discusión, crítica mutua, intercambio de información, abordar en común problemas, etc.) producen conflictos sociocognitivos entre diferentes sujetos que son cognitivamente estructurantes. Éstos producen desequilibrios intra individuales, hacen sujetos intelectualmente activos, generan una toma de conciencia de sus propuestas y de las de los demás y abren unas nuevas posibilidades de búsqueda común de alternativas viables. La escuela soviética propone que el conocimiento posee unos evidentes fundamentos sociales, por lo que el aprendizaje produce mediante la interacción con otras personas y gracias al proceso de interiorización y reconstrucción de las estructuras de pensamiento que ello implica. El niño aprende a regular su pensamiento probando y siguiendo los procesos cognitivos de los otros e página 78 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. página 79 interiorizando en su andamiaje conceptual/vivencial estos esquemas y pautas de acción. Pasa, gracias al apoyo, estímulo, guía o colaboración de otro más experto dentro de su zona de desarrollo próximo a una regulación psicológica (Vygotsky, 1973); fundamentalmente mediante procesos comunicativos en los que el lenguajce y la interiorización del mismo tienen un papel predominante. Mead también viene a coincidir en que el desarrollo del pensamiento se produce de lo social a lo individual, experimentándose el sujeto indirectamente desde los puntos de vista de los otros y los del grupo social al que pertenece. Asimismo, Coll ( 1984) señala que los planteamientos anteriores presentan muchas coincidencias y complementariedades, destacando la importancia de las interrelaciones entre los sujetos, añadiendo que no todos los conflictos que provocan desarrollo cognitivo son de índole íntersubjetivo. La psicología social también se ocupa del tema destacando la superioridad de la resolución de problemas en grupo sobre la resolución individual, por aquello de que el todo como globalidad puede ser superior a la suma de sus partes. Toman impulso planteamientos tales como el conocimiento compartido, basados en las actividades y conversaciones en las que se negocia un significado común (Edwards y Mercer, 1994) o la construcción de la inteligencia como proceso dialéctico en un marco comunitario que comparten y confronta una cultura común, desde la narración-apropiación-reelaboración de relatos descriptivos-comprensivos de la realidad (Bruner, 1991). Junto a estas propuestas emergentes surge toda una pléyade de trabajos y desarrollos basados en el funcionamiento y las posibilidades del trabajo en grupos (Shaw, 1989). Desde el campo de la didáctica y la pedagogía en general, son numerosos también los trabajos actuales que confirman que los resultados de los aprendizajes que se generan en interacciones grupales son mejores que las construcciones TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. individuales, tanto en términos de construcción de conceptos como en cuanto a actitudes y procedimientos. Se consideran los entornos de aprendizaje, las interrelaciones e interacciones entre los componentes personales del ecosistema escuela y la riqueza de los contextos socioculturales en los que se desarrollan los aprendizajes. Según Weinberg (1994) los resultados positivos producidos por los esfuerzos de cooperación resultan familiares a todos aquellos que se mueven en ámbitos educacionales. Sin embargo, la mayoría de juegos y deportes conservan un objetivo competitivo, y la mayor parte de los textos de psicología del deporte subrayan los diversos factores psicológicos que mejoran la ejecución en los contextos competitivos. Sin duda, los deportes de competición ofrecen ventajas, entre las que se incluye el desarrollo de la personalidad, la disciplina y el trabajo en equipo. No obstante, teniendo en cuenta las muchas pruebas procedentes de diversos campos sobre los efectos positivos de la cooperación, deberíamos examinar el modo en que los juegos cooperativos podrían complementar la educación física y los deportes competitivos. Una de las últimas referencias sobre cooperación en el deporte base con jóvenes la tenemos en las federaciones deportivas alemanas (1999) que proponen mediante un sistema de cooperación con las escuelas, detectar, evaluar y promocionar nuevos colectivos de talentos deportivos. De esta forma, las federaciones proporcionan a las escuelas una orientación deportiva y a cambio se garantiza una detección más directa. página 80 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. 3.2.3.- Valores 3.2.3.1.- Los valores en el deporte escolar Marc Duran (1988:104), en su libro "El niño y el deporte", comenta que: "[N]o hay necesidad de recordar episodios trágicos para convencerse de la existencia de la violencia en el deporte, ya se manifestase en las tribunas o en el campo de juego, contra el adversario o contra el árbitro, y ya sea verbal o física. Entre los que practican deporte, los actos violentos se caracterizan por su doble finalidad y probablemente por su doble función: se trata de las agresiones reactivas que se cometen por imperativos de la cólera o de una emoción intensa y de las agresiones instrumentales deliberadas, intencionales, que tienen una índole de medio para alcanzar su objetivo preciso (Buss, 1961). Esa distinción es pertinente cuando se estudia la agresividad de los deportistas y permite bosquejar algunos elementos de respuesta a la pregunta clásica: ¿es el deporte, para el niño, un medio de canalizar y descargar su agresividad, o bien es un ámbito privilegiado para el aprendizaje de la violencia?". La violencia siempre ha estado presente en el deporte moderno y representa uno de los problemas más graves de la sociedad actual. Según Dubois (1980), la competición es una parte integral de la estructura de los valores americanos. Desde la competición es posible aprender las actitudes modificando parte del proceso. Existen dos orientaciones, la primera hacer de la competición un producto del sistema americano y la segunda hacer de la competición un proceso cooperativo para aprender actitudes, pero modificando parte del sistema competitivo. Según Duran (1988:104), los efectos del deporte en los niños aparecen de la siguiente manera: página 81 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. "Desde Aristóteles es habitual plantearse la cuestión del valor catártico de los espectáculos deportivos: el hecho de asistir a escenas de violencia, ¿tiene por efecto disminuir la agresividad? A pesar de cierto resultados experimentales a veces contradictorios, entre los investigadores parece perfilarse cierta unanimidad en el sentido de negar ese efecto catártico en el niño y en el adulto (Bandura, 1973; Berkowitz, 1964; Leyens, 1977). En lo que concierne a los espectáculos de enfrentamientos físicos o deportivos, las investigaciones muestran, con raras excepciones, que en los espectadores la agresividad aumenta. Los escasos trabajos en que se pasa revista a la cuestión llegan a esa conclusión, a la vez de deploran el carácter sumario y restringido de las indagaciones experimentales (Dunand, 1985; Martens, 1975; Pfister, 1985; Ryan, 1970).” Estos efectos del deporte en los niños son demostrativos de la importancia que tiene el no someterlos a visualizar enfrentamientos violentos en donde prime la agresividad por encima de todo. 3.2.3.2.- Efectos de la competición en el niño Dubois (1986) comenta la investigación realizada para detectar las limitaciones que tiene el deporte como vía de socialización de los jóvenes deportistas y subraya, en un estudio realizado con deportistas de categorías inferiores, los cuales fueron entrevistados antes y después de unas sesiones, los cambios convenientes en la orientación de los valores, para que puedan ser utilizados como elementos de socialización. Como resultados más destacados tenemos que los jóvenes deportistas valoran sobre todo divertirse, desarrollar habilidades, cohesionarse con sus compañeros, modelar su cuerpo y la ética por encima de la importancia de ganar. página 82 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Pensamos que la aportación de esta investigación nos proporciona un paso más en la creencia de que el deporte escolar actual en España está íntimamente marcado por el resultado, o lo que es lo mismo por el hecho de ganar o perder. Estamos seguros que, si nosotros somos capaces de realizar programas de orientación deportiva desde el punto de vista psicopedagógico deportivo, como el hecho de facilitar una guía constante en su proceso de acercamiento al deporte, disfrutaremos de hecho de comprobar que nuestros jóvenes valoran más la cooperación, por ejemplo, que el resultado. Duran (1988:113) pone de manifiesto que: "Un niño no vive una competición en forma neutra: ese episodio provocas en él efectos muy generales, tales como manifestaciones de ansiedad y temor al fracaso; tiende a aumentar el significado afectivo de los resultados, y llega a ser ocasión de alegrías muy intensas y placeres varios, pero también de muchas decepciones y desacuerdos Pepitone, (cfr.Duran 1988). Según Pierce y Stratton (cfr.Duran 1988), cerca del 45% de los deportistas de 10 a 17 años creen que no podrán alcanzar los rendimientos de que son capaces porque sienten estrés en el momento de la competición. Este temor al enfrentamiento lo sienten también los que no practican y, según Orlick y Botteril (cfr.Duran 1988), incluso hay adolescentes que abandonan el deporte por esta causa." En otra aportación de Duran (1988), comentando el estrés de la competición, este autor argumenta que el estrés provocado por la competición deportiva, percibida con frecuencia como causa de amenaza y angustia, tiene como consecuencias negativas e indirectas la disminución de los rendimientos, los abandonos y la falta de práctica (Passer, cfr. Duran 1988). Es posible multiplicar los ejemplos demostrativos de que esas repercusiones psicoafectivas no son desdeñables. Nos dedicaremos más concretamente a tres estudios que, a diferencia de los trabajos publicados, emplean métodos de investigación directos. Hanson (1967) (cfr. Duran 1988) recurre a la telemetría para establecer la frecuencia página 83 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. cardíaca de jugadores de 9 a 12 años durante un encuentro de béisbol. Muestra que a partir de una secuencia básica de 110 pulsaciones por minuto el ritmo pasa a 166 pulsaciones cuando el jugador hace de bateador, es decir, cuando adopta un papel en el que su prestación es decisiva para el resultado y en el que se centran las miradas de los espectadores. Lowe y McGrath 1971(cfr. Duran 1988) utilizan la frecuencia cardíaca y respiratoria como indicador del estado emocional durante una competición. El aumento de esas frecuencias, observadas durante una temporada entera, están en función de lo decisivo que sea el juego (puesto ocupado por el jugador) y de la situación (clasificación de los equipos, puntuación, etc.). Por regla general, la activación y la emoción aumentan cuando se acrecienta la importancia del rendimiento y las acciones del sujeto influyen más directamente sobre el resultado del partido. La competición provoca un intenso estado de activación asociado a diferentes manifestaciones neuronegativas, entre ellas un aumento de la acidez de la saliva (circunstancia subjetivamente percibida como sequedad de la boca). Trevelo 1978 (cfr. Duran 1988) ha puesto claramente en evidencia ese efecto mediante la medición directa del pH de la saliva de esquiadores principiantes y experimentados antes de una carrera. Sobre los factores que provocan estrés en el niño, Duran (1988) argumenta que conviene distinguir tres componentes del estrés: antes, durante y después de la competición. Antes de la competición, las expectativas en lo referente al rendimiento constituyen la principal causa de estrés: los jóvenes temen el fracaso o no encontrarse a la altura de las circunstancias (Martens y Gill, 1976; Scanlan, 1977; Scanlan y Lewthwaite, 1984; Scanlan y Passer, 1978, 1979) (cfr. Duran 1988). También aparecen otros factores, si bien menos importantes, en particular el temor a lesionarse o a decepcionar a allegados tales como los padres, los amigos o el entrenador Scanlan y Lewthwaite, 1984 (cfr. Duran 1988). El estrés antes del encuentro está, pues, esencialmente asociado a la incertidumbre de los página 84 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. acontecimientos inmediatamente venideros: rendimiento del deportista y resultado de la competición. Martens y Gill (cfr. Duran 1988), estudiando la evolución del estrés precompetitivo en el curso de un torneo, observan, al promediar el encuentro, una disminución del mismo en los niños que han obtenido un porcentaje considerable de éxitos (80% de victorias), un principio de aumento en los que han sufrido repetidos fracasos (sólo un 20% de éxitos) y un estado de ansiedad máximo en los competidores cuyos resultados son un 50% de éxitos y un 50% de derrotas. Esta observación confirma que la incertidumbre del resultado, la imposibilidad de predecirlo en la que se encuentra el joven, tiene también un efecto ansiógeno nada desdeñable. Después de la competición, lo que más influye en el estrés es el resultado: una derrota tiende a acentuarlo, en tanto que una victoria lo disminuye (Gill y Martens, 1977; Martens y Gill, 1976; Scanlan, 1977; Scanlan y Lewthwaite, 1984; Sacanlan y Passer, 1978, 1979) (cfr. Duran 1988). También en este caso la incertidumbre del resultado se presenta como un factor importante, porque el estrés es tanto más intenso cuanto más ajustado es el resultado y reducido el margen de seguridad del jugador (Scanlan y Passer, 1978) (cfr. Duran 1988). Otro aspecto particularmente interesante es la sensación que tiene el deportista de haberlo pasado bien: cuanto más placer le ha causado jugar, menos acentuado es el estrés asociado a la derrota. Ese sentimiento es tan intenso que algunos jóvenes no presentan reacción emocional alguna después de una derrota cuando la disputa del encuentro les ha producido algún placer (Scanlan y Passer, 1978, 1979; y Lewthwaite, 1984) (cfr. Duran 1988). No todos los niños reaccionan de la misma forma, y algunos quedan muy afectados por la competición. Así, (Martens 1975) (cfr. Duran 1988) ha identificado una característica individual que explica parte de las diferencias de página 85 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. comportamiento en esa situación: la ansiedad asociada a la competición (Competitive anxiety trait). Se trata de una disposición estable que caracteriza la tendencia de una persona a percibir las situaciones de competición como amenazantes o no para ella. Según Martens (cfr. Duran 1988), ese rasgo de la personalidad es distinto del estado de ansiedad que constituye la respuesta visible del deportista a una situación dada. Cuanto más alta es la puntuación de los niños en el test que mide la ansiedad asociada a la competición, más afectados están por la presencia de incertidumbre en el encuentro y la posibilidad de resultados negativos (Martens y Gill, 1976; Scanlan, 1977, 1984; Scanlan y Passer, 1978, 1979) (cfr. Duran 1988). Otro rasgo de la personalidad que influye sobre el estrés es la autoestima. Los sujetos que tienen una autoestima elevada resultan menos afectados por la situación de competición que los niños poco seguros de sí mismos que dudan de su valía Scanlan y Passer, 1979 (cfr. Duran 1988). Finalmente, hay que advertir que no todas las actividades producen el mismo estrés y que los deportes individuales lo provocan mucho más que los deportes colectivos, probablemente a causa de la relación directa que existe en ese caso entre los rendimientos individuales y el resultado del encuentro (Griffin, 1972; Simon y Martens, 1979) (cfr. Duran 1988). En cuanto al estrés y la evaluación social, Duran (1988) manifiesta que como todas las reacciones emocionales, el estrés tiene un componente fisiológico y un componente psicológico. Las manifestaciones fisiológicas son aquellas que acompañan a todo aumento de la activación del sistema nervioso: temblores, modificaciones de las frecuencias cardíaca y respiratoria y de la conductibilidad cutánea, vasoconstricción o vasodilatación periféricas, etc. Las manifestaciones psicológicas son complejas: las sensaciones de amenaza y de incomodidad página 86 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. constituyen su polo efectivo, y los diversos temores, análisis e interpretaciones de la situación, el polo cognitivo. Probablemente exista una interacción entre los mecanismos cognitivos y fisiológicos, y el debate sobre la primacía de unos sobre los otros está lejos de haberse cerrado. Según ciertos autores, una emoción es una interpretación cognitiva de manifestaciones fisiológicas indiferenciadas (la reacción somática estaría en primer término), en tanto que a juicio de otros la cognición interviene desde el primer momento en que se aprecia la situación (habría primero percepción de la situación como amenazante, y después reacción de activación). Donde quiera que esté la verdad en esas teorías de la emoción, lo cierto es que muchos deportistas perciben la competición como algo inquietante. Esa percepción va acompañada de aprensión, estados de tensión y una elevada activación. El estrés tiene su origen en el hecho de que los deportistas no se sienten capaces de afrontar con éxito las exigencias de la tarea (o al menos no están seguros de poder hacerlo), de que prevén un resultado negativo o, finalmente, de que ese resultado no concuerda con sus esperanzas. Pero lo que centuplica el efecto de esos diversos elementos es el hecho de que la competición deportiva se efectúe en público (a diferencia, por ejemplo, de los exámenes escolares, que son más íntimos y anónimos). Se trata de una situación de evaluación social durante la cual la competencia o la habilidad física del joven es puesta directamente en cuestión (Martens, 1975) (cfr. Duran 1988). Esa evaluación se realiza en presencia de los espectadores, los padres, el entrenador, un árbitro y los restantes deportistas. Va acompañada de emociones intensas, porque lo que resulta amenazado en el curso de esa competición es vital para el niño: recuérdese que los niños varones consideran que el éxito en el deporte es más importante que el buen rendimiento escolar y que, en general, la competencia en la práctica deportiva es algo muy valorado por todos (Buchanan y otros, 1976) (cfr. Duran 1988). Es fácil concebir página 87 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. entonces el desmesurado impacto que el resultado tiene sobre la amenaza percibida en el deporte, puesto que es el principal indicador de la habilidad del practicante. Roberts 1984, 1986 (cfr. Duran 1988) propone describir, a partir de los trabajos de Maehr y Nicholls 1980 (cfr. Duran 1988), esos sentimientos de amenaza asociados al resultado. Según ese autor, la experiencia de éxito o de fracaso es diferente de la simple lectura del resultado y depende sin duda de la forma en que concluya el encuentro, pero también de los objetivos del practicante. Recuérdese que en los jóvenes deportistas la motivación de realización adquiere tres formas: demostrar competencia deportiva, demostrar un buen dominio de la actividad, y obtener la aprobación social o la estima de los otros. Cuando lo que se busca es la competencia deportiva, lo que importa es ser el mejor: las expectativas en cuanto al resultado y el resultado mismo explican en gran medida el estrés que se experimenta. En cambio, los individuos centrados en la tarea y en la habilidad procuran mejorar sus rendimientos y sienten muy poco estrés en el curso de las competiciones, salvo si se critican sus rendimientos. Finalmente, los individuos a los que corresponde el tercer tipo de motivación tratan de obtener aprobaciones sociales por parte de los "terceros significativos" y sólo sienten estrés si fracasan es esa búsqueda (Ewing, 1981; Ewing y otros, 1983) (cfr. Duran 1988). Es necesario, por lo tanto, conocer la motivación de cada uno para comprender el estrés experimentado en el curso de la competición, y las tres formas que se acaban de nombrar permiten aprehender mejor la evolución de las reacciones emocionales a través de la edad. Según Ewing y otros (1983) y Roberts (1986) (cfr. Duran 1988), los abandonos del deporte, el estrés experimentado en la competición y la evolución de la motivación de realización deben ser considerados como elementos de una única y misma serie genética. Recuérdese que antes de los 12 años a los niños les cuesta mucho diferenciar el esfuerzo de la habilidad y que es preciso esperar a esa edad-bisagra para que comprendan la existencia de una página 88 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. relación inversa entre uno y otra (Nicholls, 1978) (cfr. Duran 1988). Dicho de otro modo, sólo a partir de los 12 años un fracaso puede ser entendido como un severo cuestionamiento de la propia competencia (antes de esa edad las derrotas se atribuyen esencialmente a una falta de esfuerzo). Tal vez debido a que la estimación de su propia competencia empieza a ser muy precisa, a esa edad el deporte provoca más estrés y un gran número de jóvenes adolescentes abandonan la práctica competitiva. Una de las aportaciones más importantes dentro de la sociología del deporte, son las investigaciones de Parlebas (1988), autor que realiza una aproximación hacia el juego deportivo y los valores. Según Parlebas (1988:235): “El juego deportivo representa una sociedad en miniatura, un verdadero laboratorio de las conductas y las comunicaciones humanas. Se conjugan en él los problemas de percepción y de decisión, de dinámica de grupo y de estrategia, de ritualismo y de autoridad. El juego deportivo esta situado en la encrucijada del poder de iniciativa individual y de los sistemas de obligaciones colectivas. En este sentido, por supuesto, no queda confirmado a una estrecha especialidad, sino que aborda plenamente la problemática general de las ciencias sociales". Recogiendo estas ultimas palabras de Parlebas, se nos ocurren un par de interrogantes, que nos gustaría resolver en las conclusiones de nuestra investigación como son: ¿Si el deporte en edad escolar de hoy día, presenta rasgos de violencia, (siendo el deporte reflejo de los problemas sociales) no será que avanzamos hacia una sociedad violenta? ¿Será posible intervenir en los valores sociales a través de los juegos deportivos competitivos, para así poder cambiar los rasgos de violencia que presenta la sociedad? página 89 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Los análisis expuestos muestran que con la edad se opera una transformación de las reacciones emocionales de los practicantes, que pueden convertirse en violentas, y que los 12 años constituyen un momento decisivo de esa transformación. Sin embargo, la evolución no parece detenerse en ese momento, y en los luchadores de alto nivel de 13 a 19 años (Gould y otros, 1983) (cfr. Duran 1988) advierten la existencia de una estructura de tres factores subyacentes en las respuestas que dan a diversos cuestionarios. Esos factores son: "Control externo Sentimiento de culpa" y "Evaluación social". Esos autores no advierten efectos de la edad sobre la estructura factorial, pero esos tres factores difieren de los identificados por Kroll (1980) (cfr. Duran 1988) en el caso de adultos en condiciones comparables. En esos sujetos, lo que aparece es una estructura de cinco factores: "Sufrimiento corporal", "Temor a perder", "Sensación de ser incompetente", "Pérdida del control" y "Culpa". Parece indudable, pues, que la índole de los efectos evoluciona con la edad. Se produce una diferenciación tal que los sujetos adultos son sensibles a elementos particulares de la situación, en tanto que los adolescentes la perciben como amenazante en su conjunto. Sin embargo, los argumentos experimentales todavía son insuficientes y se necesitan otras investigaciones para apoyar ese concepto. En lo que se refiere al estrés en el niño se plantean aún dos cuestiones más. La primera concierne a un eventual efecto de la edad sobre la intensidad del estrés causado por la competición deportiva en comparación con las situaciones no deportivas. - En lo relativo a la primera cuestión, los estudios son bastante escasos y no proporcionan una respuesta decisiva. Griffin (1972) (cfr. Duran 1988) no observa ningún efecto de la edad sobre el estrés en los deportistas desde los 12 años hasta la edad adulta, sino solamente una interacción entre el deporte practicado y la edad. Por otra parte, un análisis secundario de los resultados presentados por página 90 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Trevelo 1978 (cfr. Duran 1988) muestra que no existe correlación entre la edad y la intensidad de la reacción emocional de esquiadores jóvenes: en sujetos de 11 a 19 años, la correlación entre los valores del pH salival y la edad antes de una prueba de esquí es del orden de 0'10, o sea, no muy distinta de cero desde el punto de vista estadístico. - En lo que concierne al segundo punto, se dispone de datos más coherentes y fiables. En particular, Simon y Martens 1979 (cfr. Duran 1988) propusieron a sujetos de 9 a 14 años que calcularan la intensidad de su ansiedad en diferentes situaciones de evaluación social, que podían ser competiciones deportivas, aunque también exámenes escolares o alguna otra circunstancia que supusiera esa evaluación. Las respuestas de los niños son interesantes por más de una razón. Muestran que las pruebas deportivas no producen globalmente más estrés que las situaciones no deportivas. Por otra parte, lo que explica las diferencias es sobre todo la dimensión individual-colectivo: los deportes individuales producen más estrés que los deportes colectivos, igual que un examen de música es más angustioso para un solista que para un integrante de una orquesta. Finalmente, parece ser que los valores de los índices se sitúan en una zona media, lo cual significa que esos afectos de tonalidad negativa no son particularmente intensos. La investigación de Cruz, (1996) nace de la necesidad de realizar estudios empíricos dentro del campo del "fair play" y los jóvenes, ya que existen opiniones contradictorias sobre la influencia del deporte en el desarrollo moral y social de los niños. Para obtener resultado la investigación se basa en la entrevista semiestructurada, los cuestionarios y los registros de observación. El análisis se realizó sobre un cuestionario de actitudes de "fair play" en futbolistas infantiles, cadetes y juveniles, con el siguiente resultado. Los jugadores de categorías infantil, cadete y juvenil obtenían una puntuación igual de alta sobre la actitud de la victoria, que sobre la actitud hacia la diversión, lo que representa página 91 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. que asocian la victoria como fin último de la competición, y que desde luego entienden el proceso de competición junto al de diversión, lo que es un punto a favor para realizar intervenciones con el fin de bajar el nivel de puntuación en la aceptación de la victoria, lo que supondría una aceptación positiva tanto de la derrota como de la victoria. En cuanto a la relación entre los futbolistas alevines y profesionales sobre el "fair play", debemos rescatar del estudio que presenta unas diferencias significativas en el número de faltas y en el número de comportamientos pro-fair play y anti-fair play, debidas al mayor número de acciones, pero que nosotros pensamos que el estudio no ha reflejado grandes diferencias en cuanto a actitud. A Cruz (1996) le parece interesante la elaboración y validación de instrumentos de evaluación del fair play en la línea de lo que sugiere el Comité de Expertos del Consejo de Europa sobre Aspectos Éticos del Deporte en los Jóvenes (Lee, 1996). Sigue comentando Cruz que respecto a los resultado de sus estudios, parece que no se debe enfatizar que las conductas contrarias al "fair play" no son tan numerosas como la evidencia anecdótica parece sugerir. Pero comenta que es necesario en el deporte escolar, asesoramiento y formación de todos los colectivos relacionados, (padres, entrenadores, organizadores, etc.). Por otra parte, Scanlan y Lewthwaite (1984) (cfr. Duran 1988) revelan que cuando los sujetos tienen oportunidad de reducir el estrés en el curso de una competición, no lo hacen y eligen adversarios de un nivel comparable al suyo (lo cual acrecienta la incertidumbre del resultado al mismo tiempo que la aprensión). Se diría entonces, que las competiciones deportivas no son demasiado amenazantes o angustiosas para los adolescentes (Scanlan, 1984; Passer, 1978), página 92 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. (cfr. Duran 1988). Diversos autores incluso ponen el acento sobre la necesidad de esas evaluaciones sociales y sobre sus características, indispensables para la construcción de la personalidad del niño (Martens, 1975; Veroff, 1969; White, 1959) (cfr. Duran 1988). Esas sucesivas evaluaciones informan al niño sobre su propia competencia, pues le proporcionan una idea muy precisa de su valor y le ayudan a "ponerse en situación", a situarse respecto de una escala de valores sociales. En el curso de ese proceso se constituye un cierto número de atributos del individuo que han de influir sobre sus conductas: la autoestima, la ansiedad, la motivación de realización, etc. Si bien el estrés asociado a la competición no es más intenso que el correspondiente a otras formas de esparcimiento o de evaluación, parece ser que el hecho de encontrarse en esa situación de competición con mucha frecuencia permite a los practicantes elaborar estrategias de administración o de control de sus reacciones afectivas (Sonstroem, 1986) (cfr. Duran 1988). Así, el nivel de activación de los paracaidistas principiantes se eleva progresivamente a medida que se acerca el momento de saltar y alcanza su punto máximo exactamente en el momento del salto, en tanto que en los experimentados la activación se estabiliza en un nivel medio momentos antes de subir al avión, lo cual se debe a que en el curso de su práctica han aprendido a controlar sus emociones (Fenz y Epstein, 1967; Fenz y Jones, 1972) (cfr. Duran 1988). Análogamente, Trevelo (1978) (cfr. Duran 1988) observa que los esquiadores de alto nivel saben regular su ansiedad y se lanzan a la pista con una activación de nivel medio u óptimo. En el curso del aprendizaje, pues, se adquieren estrategias de control y reducción del estrés, hasta tal punto que, por otra parte, es posible considerar que esas estrategias son integrantes constitutivos de la habilidad deportiva. Smith y Smoll (1982) (cfr. Duran 1988) piensan que poseen una eficacia muy general y pueden ser transferidas a situaciones no deportivas. página 93 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. La competición, pues, no parece ser demasiado dura para el niño, sino, por el contrario, de intensidad moderada, hasta el punto de favorecer la adquisición de estrategias generalizables de control de las emociones. Se han ideado programas pedagógicos de acuerdo con estas líneas y orientados a ese efecto, y no existen dudas de que el ambiente que rodea al deportista tiene una influencia determinante sobre ese aprendizaje. En definitiva, los trabajos experimentales demuestran que la competición deportiva no parece ser motivo de experiencias emocionales demasiado intensas. Más bien constituye un terreno privilegiado donde el niño puede curtirse y adquirir estrategias que posteriormente le permitirán afrontar situaciones donde deberá desenvolverse con mayor intensidad. Por último, es probable que los practicantes muy jóvenes no se sientan particularmente ansiosos, en la medida en que no contemplan las consecuencias de la competición y en que son incapaces de analizar la situación de forma completa. Sólo a la edad de 12 años aparece esa capacidad y los practicantes empiezan a vivirla como amenazante para ellos mismos. Según argumenta Mosquera y Lera (2000), en su libro "No violencia y deporte", las manifestaciones de violencia que se dan en torno a las actividades físico-deportivas son muy variadas, de la misma manera que las causas que las originan, el elemento sobre el que recae en última instancia toda la responsabilidad de las mismas es el individuo (Mosquera y Sánchez, 1998). Considerando esta cuestión, nuestro objetivo es sugerir propuestas de valores para que el individuo, tanto como deportista, espectador, padre, educador, etc. pueda hacer frente a las distintas situaciones que vive respondiendo a ellas de forma no violenta. No se trata sólo de no ser violento, de no actuar directa y violentamente contra otras personas, sino también de criticar y desvelar las conductas de los otros cuando atenten directamente contra el espíritu del juego limpio y del libre desarrollo del individuo. página 94 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. En la investigación de Cruz, Boixadós, y otros (2001) analizan los valores en el deporte en edad escolar y nos proporcionan cuatro causas fundamentales por las cuales se pierde el "fair play" en el deporte en edad escolar, estas son: * Aumento de las recompensas económicas por el éxito en el deporte infantil y juvenil. * Valores, actitudes y conductas de entrenadores orientadas al éxito en las competiciones. * Actitudes y conductas de padres y espectadores durante los partidos * Sistemas de sanciones de algunos reglamentos que benefician al infractor. Los autores Cruz, Boixadós y otros (2001) creen en unas pautas de intervención para salvaguardar el "fair play" en el deporte escolar y tratar de favorecer los elementos educativos del deporte infantil. Dichas pautas son: * Desarrollar la cooperación y fomentar entre los niños y niñas estrategias de razonamiento moral en las clases de educación física. * Mejorar la formación y el asesoramiento de entrenadores de niños y niñas en edad escolar. * Formar y asesorar a árbitros y organizadores de competiciones infantiles * La promoción de la educación deportiva de la población, mediante campañas nacionales e internacionales sobre el "fair play". Siguiendo con el trabajo de Cruz, Boixadós y otros (2001), pensamos que es de gran importancia reflejar los objetivos de la campaña de difusión de los valores implícitos en las actividades deportivas en edad escolar, que son: página 95 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. - Que haya menos agresividad en el deporte escolar. - Que las familias y entrenadores creen un buen ambiente de amistad y respeto. - Que se creen más normas para controlar al público. Es obvio que los valores en el deporte en edad escolar se están perdiendo por culpa de la extremada preocupación por el rendimiento, fruto de una competición escolar desmedida, en donde se dan cita toda una serie de conflictos sociales, que aparecen de forma desmesurada, cuando el deporte entra en escena. Es, por consiguiente, una labor de la presente tesis, ayudar a elaborar un estudio serio sobre la competición, para poder de esta forma conocerla en profundidad y así poder cambiarla, para dar un paso más adelante en la mejora de la sociedad actual, carente de valores. La estrategia general que puede contribuir a reducir las manifestaciones violentas que se producen en los distintos ámbitos es la educativa, pero la clave está en uno mismo, en la autoeducación. Por esta razón vamos a concretar la filosofía de la no violencia a través de algunos de los valores, actitudes y conductas que deberían tener las distintas personas implicadas en el ámbito de la actividad física y el deporte: practicantes, espectadores, profesores y entrenadores, padres, organizadores del deporte y responsables de los medios de comunicación. Siguiendo distintas elaboraciones de Gutiérrez (1995), presentamos a modo de sugerencia las siguientes propuestas centradas en el ámbito de la noviolencia. A los practicantes. - Tener en cuenta que en uno mismo es donde radica la esencia del deporte. El deportista es el protagonista del hecho deportivo y su motivación no debe estar marcada por los intereses de los demás. página 96 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. - Considerar que lo extrínseco del deporte suele ser efímero y lo intrínseco más duradero. - Procurar mejorar y progresar en función de los límites de cada uno, sin arriesgar la salud. - Dar lo mejor de uno mismo en toda actuación y manifestar actitudes de cooperación, en unos casos para ganar al contrario y en otros simplemente como superación personal. - El deseo de ganar es legítimo, pero debe conseguirse por método propio, sin recursos adicionales ni desprecio a las reglas. - Entender que la victoria no puede llevar a menospreciar a los que han perdido. Tanto saber ganar como saber perder constituyen dos aprendizajes difíciles. - Respetar a los adversarios porque, al fin y al cabo, es gracias a ellos que puede producirse la competición. - Aceptar el reglamento y en caso de discrepancias plantearlas en el momento oportuno y en las instancias correspondientes. - Ser correcto con jueces y dirigentes en las situaciones de conflicto aunque se adopten actitudes de desobediencia, manifestando ésta sin necesidad de recurrir a la violencia. página 97 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. - Condenar el uso de la violencia y desaprobar la conducta de quienes lo propongan como estrategia de juego. A los espectadores. - Recordar que para que exista la competición son necesarios los contrincantes. - Acudir a los espectáculos deportivos para disfrutar y vivir con emoción y pasión el tiempo de juego, pero como una forma de entretenimiento positivo. La emoción y la pasión no van irremediablemente vinculadas con la violencia, es nuestro aprendizaje social el que las vincula. - Ser capaz de valorar lo mejor de cada equipo, jugadores y jugadas, aunque deseemos que gane aquél del cual somos seguidores. - Manifestar las discrepancias hacia el juego, árbitro, etc., pero sin necesidad de recurrir a insultos y agresiones. - Procurar conservar la propia identidad personal, seguir siendo uno mismo, a pesar de estar inmerso en la masa de público. Es un error considerar como positivo para liberar tensiones la emisión de gritos e insultos. Este tipo de comportamientos lo único que hacen es ofrecer y reforzar modelos de conducta negativos. página 98 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. A los profesores, educadores y entrenadores. - Actuar con coherencia en todo momento, puesto que los alumnos necesitan un código de conducta al cual atenerse. Si somos conscientes de que se están produciendo trampas, por ejemplo, pero no las sancionamos, esto va a dificultar que el rechazo a las mismas se contemple como una norma. - Procurar crear una atmósfera de tolerancia que facilite la igualdad y el respeto: entre géneros, entre los diferentes en función de capacidades, las personalidades, las actitudes, etc. - Valorar tanto las actividades competitivas como las cooperativas, ambas presentan aspectos educativos positivos. - Entender que la competición es mucho más que ganar es respetar a los demás, valorar la progresión, el esfuerzo, las estrategias, la calidad del juego, etc. Los criterios que nos permiten decidir el vencedor deben ser revisados y, en función de los contextos, pueden ser otros diferentes a los tradicionales número de goles o puntos. - Asumir que se debe intervenir en los conflictos cuando los implicados, que son personas a nuestro cargo, los resuelven de forma violenta: agresiones, insultos, exclusión, etc. Y no dejar pasar la oportunidad de analizar el conflicto con todos los protagonistas de cara a clarificar sus causas y las actitudes manifestadas. - Comentar las noticias deportivas para ayudar a que los alumnos interpreten más objetivamente los acontecimientos deportivos. página 99 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. A los padres. - Respetar las preferencias de los hijos hacia los deportes, no intentar conseguir a través de ellos metas personales frustradas. - Elegir el club o escuela deportiva que busque los beneficios del niño desde todos los puntos de vista. Comprobar que sus objetivos coinciden con los propios. - Conocer si la filosofía y objetivos de los profesores y entrenadores de los hijos coinciden con los propios. - Animar a que los hijos practiquen deporte para sí mismos, no para los demás. - Propiciar la práctica deportiva conjunta, de padres a hijos. - Evitar utilizar la actividad física y el deporte como premio o castigo. - Mostrar interés por la práctica deportiva del hijo y permitir que practique a su propio nivel, sin presión hacia el rendimiento. - Difundir y reforzar los principios de deportividad y juego limpio. - Interesarse más por el esfuerzo, la superación personal, las buenas jugadas, el respeto a las reglas, etc. que por el rendimiento alcanzado por el hijo. La excesiva presión hacia el logro puede provocar problemas de identidad, de ajuste social, etc. cuando las expectativas no se cumplen. página 100 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. - Entender al adversario y al árbitro como elementos sin los cuales muchos juegos y deportes no podrían desarrollarse. - Ayudar a entender la victoria más como superación de uno mismo que como eliminación del contrario. - Como espectadores, aplaudir también las buenas ejecuciones de los adversarios de sus hijos, ser respetuosos con los árbitros, no insultar a otros padres, etc. - Comentar las noticias de los medios de comunicación, de manera que éstas se perciban con mayor objetividad. En apoyo de la investigación de Gutiérrez (1995), sobre el apoyo de las familias en el deporte en jóvenes, conviene recordar que, según: Kay (2000), en unas entrevistas realizadas sobre 20 familias de nadadores, tenistas y remeros de elite de Gran Bretaña, se demostró que la mayoría de familias favorecían la participación de sus hijos en la práctica deportiva, acompañándolos en casi todas las competiciones y entrenamientos, lo que supone que la familia es el pilar más importante para los jóvenes deportistas. Pero debemos exponer la otra parte del "apoyo" de la familia, la exigencia para que sus hijos obtengan éxito. A los organizadores del deporte. - Incluir en los programas de formación los contenidos suficientes sobre ética deportiva. página 101 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. - Considerar que la organización de los actos propios del deporte espectáculo y del deporte educativo y recreativo deben ser diferentes. - Promover campeonatos de juego limpio y velar por el cumplimiento de su normativa. - Intentar que no se manipulen políticamente los acontecimientos deportivos. - Evitar que las campañas de promoción del deporte alcancen efectos contrarios a los pretendidos. - Definir con claridad la ética del comportamiento deportivo. - Hacer uso de la tecnología que permite determinar con precisión las faltas cometidas. - Promover foros de debate sobre ética, violencia y juego limpio. A los responsables de los medios de comunicación. - Revisar el código ético de cada uno de los medios y establecer criterios de actuación en esta línea. - Promover debates sobre ética y violencia deportiva, seleccionando a los participantes en función de su calificación en el tema y no en función de su popularidad en el mundo del deporte. - Responsabilizarse de transmitir mensajes publicitarios que fomenten el espíritu deportivo. página 102 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. - Resaltar en las informaciones algo más que el simple resultado deportivo, incidiendo más en cuestiones tácticas y técnicas. - Destacar más las acciones encomiables que se producen en los acontecimientos deportivos, no concediendo tanta atención a las más reprobables. - Incluir en las noticias las progresiones de los participantes, las actitudes de cooperación, de solidaridad con el contrario, etc. - Incluir en las programaciones no sólo los acontecimientos deportivos que constituyen espectáculo de masas, sino otras manifestaciones físicas y deportivas. - Conceder un espacio al deporte recreativo como estilo de vida, más próximo al "deporte para todos". Según Elias, (cfr. Durán,1996), existen dos polos opuestos, uno la violencia y otro la civilización. La violencia no desaparece con la civilización sino que se transforma, y por lo tanto la civilización se basa en controlar los instrumentos de violencia por parte de los Estados. También comenta Durán (1996), que la aparición de Elias (investigador alemán) en el estudio del deporte fue tardía, y que realizó un estudio sobre el proceso de reglamentación en los juegos competitivos deportivos, para así denotar la diferencia existente entre, por ejemplo, el pancracio (boxeo de la antigua grecia), y el boxeo actual. Estas diferencias, según el citado autor, solo pueden ser realmente comprendidas enmarcándolos en el ámbito de las profundas transformaciones sociales generales que afectan al control de la violencia por parte de la civilización. página 103 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Según Durán, la emergencia del deporte moderno es un reflejo del proceso civilizador descrito por Elias. Nosotros creemos que el deporte moderno avanza junto a la civilización como comenta Durán, pero pensamos que el deporte actual, tiene una tendencia a hacerse espectáculo, con el consiguiente riesgo de hacer una violencia distinta a la de nuestros antepasados, un tipo de violencia generada por la constante competitividad en la propia sociedad, sin valores, en donde llega a ser feliz un porcentaje muy bajo, lo que determina problemas como la droga o el alcoholismo, agentes que facilitan la enajenación de la realidad, que no les gusta vivir. Durán (1996: 129) formula una serie de conclusiones que consideramos conveniente comentar: “[L]as modernas sociedades occidentales se encuentran inmersas en un proceso civilizador a largo plazo, que se caracteriza por un control cada vez más efectivo en el uso de la violencia física por parte de los Estados en detrimento de los individuos. Las personas, a la vez que son desposeídas de dichas competencias, experimentan sentimientos de repulsión cada vez más acentuados ante sucesos reales extremadamente violentos y crueles. La violencia que consumimos hoy en día es una violencia esencialmente televisiva y ficticia”. Estos comentarios nos hacen pensar que está controlada la violencia, pero ¿qué pasa en los grandes espectáculos deportivos? parece que se vuelva a generar violencia, sin ningún tipo de control, nosotros queremos relacionar este tipo de violencia, con el gran entramado empresarial que envuelve a los espectáculos, y es que resulta grotesco que, algunos medios de comunicación se aprovechen de la violencia para vender más noticias. página 104 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Nosotros hemos recogido distintas noticias relacionadas con la violencia y el deporte en los medios de comunicación, y hemos llegado a la conclusión de que hay un sector social que fomenta la violencia, y hace que el deporte sea más atrayente, aspecto por el cual nuestros jóvenes viven una contradicción entre lo que les "entra" por los medios de comunicación, y lo que escuchan de sus profesores. A algunos ejemplos sobre la influencia de los medios de comunicación en nuestros jóvenes de hoy. Son los siguientes: Medio: Tele 5. (Televisión) Fecha: 01-10-2000, Contenido: Pilar del Castillo: "El fracaso olímpico lo solucionaremos con mayor inversión en la captación de talentos para el alto rendimiento" Medio: Tele 5. (Televisión) Fecha: 12-10-2000, Contenido: Imágenes de violencia en el deporte, pelea entre dos jugadores de hockey sobre hielo, Comentario del Periodista: "Los árbitros no hacen nada por parar la pelea, parece que prima el espectáculo" Medio: Cadena Cope (Radio) Fecha: 14-10-2000, Contenido: Comunican que: "En el campo de fútbol del Partizan de Belgrado, un espectador ha sido apuñalado en una impresionante batalla campal". Medio: Televisión 1ª cadena Fecha: 29-10-2000, Contenido: El Papa (Juan Pablo II), Jubileo deportivo: "El deporte debe servir para que las naciones desfavorecidas se emancipen". Medio: Televisión 1ª cadena Fecha: 01-12-2000, Contenido: Declaraciones de un jugador de las ParaOlimpiadas, seleccionado en baloncesto como disminuido página 105 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Psíquico: "Nadie nos paso ningún test, solo nos dijeron que si queríamos ganar había que hacer lo que ellos decían". Medio: Antena 3 (Televisión) Fecha: 06-12-2000, Contenido: Imágenes de agresión en un campo de fútbol chileno, el agresor con una navaja arremete contra otro aficionado. Medio: Antena3 (Televisión) Fecha: 07-12-2000, Contenido: Un periodista dice: "Alguien debe parar esto" en referencia a la violencia en los campos de fútbol, y para enriquecer la noticia, entrevista a jugadores de la liga española. Medio: Revista semanal (Pronto, 2001), Contenido: Impresionante documento gráfico sobre la preparación de los pequeños gimnastas chinos para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. 50 niños padecen entrenamientos brutales por parte de sus monitores con el único objetivo de colgarse el oro, según dice su director Yan. Comentando acerca de dicho director sobre la búsqueda de talentos: "[S]olía realizar recorridos por parvularios y escuelas en busca del (material) niño". China a multiplicado por diez el presupuesto olímpico, por la obsesión de hacer a China una gran potencia en deporte. Los padres traen a sus hijos a estos centros sabiendo que en los próximos diez o quince años apenas compartirán con ellos más que unas horas a la semana. A cambio sus hijos recibirán una alimentación adecuada y asistencia médica. página 106 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. Este reportaje representa una visión actual del deporte como medio para escalar socialmente utilizando a los más vulnerable de la sociedad, los niños. Medio: El Mundo (Periódico, 2001), Contenido: Artículo periodístico titulado "Sólo Puede quedar uno". En este artículo se presenta el increíble mundo de las peleas ilegales de boxeo infantil que se producen en Bangkok (Tailandia), en donde este tipo de eventos representa un gran negocio para las mafias chinas y un atentado hacia la infancia. Gutiérrez (1995), comentando sobre las recomendaciones en la transmisión de valores sociales en el deporte, expone que: A los practicantes de la Actividad Física y el Deporte. Resulta difícil hacer propuestas a un sector tan diverso como es el de los practicantes de actividades físico-deportivas, ya que son muy diferentes las edades, intereses, fines y modalidades en las que cada uno puede participar, existiendo una gran distancia entre el niño que hace educación física en la escuela, el adolescente que entrena en un club deportivo, el profesional que dedica toda su energía a la competición y el ciudadano medio que ocupa unas horas a la semana en relajar los músculos y procurar sentirse bien; como es también muy diferente la práctica individual que formar parte de un equipo. Pero, salvando todas estas distancias, nos permitimos hacer algunas sugerencias sin ánimo de que sean exhaustivas, y con carácter general: - A todos los deportistas, niños y mayores, profesionales y aficionados, nos permitimos sugerirles que piensen siempre en lo mejor que el deporte puede página 107 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. proporcionar, recordando que lo extrínseco suele ser bastante efímero y lo intrínseco más duradero. - Cada uno practica deporte por diferentes razones y cada cual valora diferentes aspectos de su práctica, pero hay que tener en cuenta que en uno mismo es donde radica la esencia del deporte. El deportista es el protagonista del hecho deportivo, y él es quien debe tomar las riendas, sin dejarse llevar por intereses ajenos. - Como señalaba Seppänen, (cfr. Gutiérrez 1995) el espíritu deportivo de los Juegos Olímpicos está degenerando a marchas aceleradas, luego de los deportistas depende, como protagonistas, reencauzar el espíritu original del juego. - Bien desde la perspectiva profesional o como aficionados, siempre será legítimo pretender ganar cuando se participa en una confrontación, pero que sea por mérito propio, sin recursos adicionales ni desprecio a las reglas. - Procurar dar lo mejor de sí mismo/a en toda actuación, en unos casos para ganar al contrario y en otros simplemente como superación personal. - Respetar a los adversarios porque, al fin y al cabo, es gracias a ellos por lo que puede producirse una contienda. - Es lógico que la victoria llene de alegría al ganador, pero que eso no suponga un entronamiento que lleve a menospreciar a los que han perdido. Tanto saber ganar como saber perder constituyen dos aprendizajes difíciles. - Condenar el uso de la violencia y desaprobar la conducta de quienes lo propongan como estrategia de juego. página 108 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. - Si se quiere seguir disfrutando de la práctica deportiva, evitar que ésta sea motivada por los intereses de otros, debe salir de uno mismo. - Procurar ser cada día mejor en las respectivas prácticas, ya que todo progreso sobre sí mismo/a aporta una gran satisfacción. - Recordar siempre que el organismo tiene una limitaciones y necesita una puesta a punto, por lo que se debe conocer cuáles son los límites a los que cada uno puede llegar, sin arriesgar la propia salud ni la de los demás. - Hacer de la práctica físico-deportiva un estilo de vida saludable, tanto física como psíquica y socialmente. Nosotros estamos totalmente de acuerdo con las recomendaciones de Gutiérrez (1995), por ello hemos transcrito su pensamiento en el campo del deporte escolar, en lo que respecta a la influencia de entrenadores, familias, medios de comunicación, espectadores, organizadores y practicantes. Es sabido por todos que la motivación hacia la práctica deportiva puede provenir de distintas fuentes. Según Castillo (2001) la mejora de la salud, la diversión, el estado de forma y la afiliación a los amigos, son los motivos más importantes por los cuales los jóvenes realizan actividad deportiva. En la investigación realizada por Castillo y Balaguer (2001) se recogen los motivos en tres grandes estructuras. Primero, motivos de aprobación social. Segundo, motivos de demostración de capacidad. Tercero, motivos de salud. Cuarto, motivos de afiliación. El estudio de estas cuatro grandes estructuras ha permitido concluir que: los chicos se forman en mayor grado que las chicas en todos los grupos de edad; que los motivos esenciales para realizar práctica página 109 TESIS DOCTORAL DE JOSE ANTONIO PÉREZ TURPIN. UNIVERSIDAD DE ALICANTE 2002. deportiva son: la aprobación social y la demostración de capacidades. En lo que respecta a la edad, estos motivos van perdiendo importancia cuando son más mayores. El grupo de chicas de 17 años consideran como primer motivo a la salud. El grupo de chicos de 13 años considera el motivo de mayor importancia la afiliación. Rescatando esta última aportación del trabajo de Castillo y Balaguer (2001), nosotros pensamos que ya que la afiliación es el motivo principal para el grupo de edad, en donde vamos a realizar la intervención, será muy importante utilizar formas de agrupación flexible, en donde prevalezca la cohesión de los pequeños grupos. página 110