Jurisdicción: Penal Recurso de Apelación núm. 200

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Jurisdicción: Penal
Recurso de Apelación núm. 200/2005.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Esteban Solaz Solaz
IMPRUDENCIA (Delitos de): Accidentes de trabajo.
DELITOS CONTRA LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES: Sujeto activo.
FALTAS CONTRA LAS PERSONAS: Imprudencia leve causante de lesión constitutiva de
delito: existencia: accidente laboral: incorrecta elección del método para realizar una labor
de soldadura de cara a lograr la horizontalidad de las planchas, colocando una carretilla
cargada sobre las mismas, que acabó cayendo sobre el trabajador que trabajaba de
espaldas a ella por no haber puesto su compañero el freno: ausencia de concurrencia de
culpas, debiendo ser el trabajador defendido por el administrador o gerente hasta de su
propia imprudencia profesional, advirtiéndole de que no trabajara de espaldas a la
carretilla y en su línea de posible desplazamiento: responsabilidad del legal representante
de la empresa que ejecutaba los trabajos y del encargado de la empresa propietaria de las
planchas y dependencias para las que se realizaban los trabajos.
El Juzgado de Instrucción núm. 2 de Castellón dictó Sentencia, de fecha 08-03-2004, por
la que absolvía a los acusados de los hechos imputados.
Contra la anterior Resolución el denunciante interpuso recurso de apelación.
La Sección 1ª de la Audiencia Provincial de Castellón estima en parte el recurso y revoca la
Sentencia de instancia, en el sentido de condenar a los denunciados como autores de una
falta de lesiones imprudentes, a la pena para cada uno de ellos de multa de treinta días con
una cuota diaria de 18 euros y que, en concepto de responsabilidad civil, indemnicen
conjunta y solidariamente al perjudicado en la cantidad de 18.136,15 euros por incapacidad
temporal, en 100.780,25 euros por lesiones permanentes y en 9.000 euros por incapacidad
permanente parcial, cantidades que devengarán los intereses legales correspondientes, y
de las que se declaran responsables civiles directas a las entidades «Mutua General de
Seguros» y «Le Mans, SA» y subsidiarias, a las empresas «Talleres Enrique García, SL» y
«Bou y Gali, SL».
En la ciudad de Castellón, a diez de junio de dos mil cinco.
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón, integrada por el Ilmo. Sr.
Magistrado anotado al margen, ha visto y examinado el presente Rollo de Apelación Penal
Núm. 200 del año 2005, incoado en virtud del recurso interpuesto contra la Sentencia
dictada el día 8 de marzo de 2004 por el Ilmo. Sr. Magistrado Juez del Juzgado de
Instrucción Núm. 2 de Castellón, en los autos de Juicios de Faltas, sobre lesiones
imprudentes laborales, seguidos con el Núm. 792 del año 2003 en el citado Juzgado.
Han sido partes en el recurso, como Apelante, el denunciante Jesús María, que actúa
representado por la Procuradora Doña Carmen Rubio Antonio y asistido por el Abogado Don
Luis Enrique Nomdedeu Bachero, como APELADO ADHERIDO A LA APELACIÓN, el
Ministerio Fiscal representado por la Sra. Fiscal Doña Ana María García García, y como
Apelados, los denunciados Daniel, asistido del Abogado Don Luis Castellanos Martínez,
Enrique García Soler, Talleres Enrique García, SL y la entidad Le Mans, SA que actúan
asistidos del Abogado Don Mauro Fabregat Dolz, y la entidad Mutua General de Seguros,
representada por el Procurador Don Ramón Soria Torres y asistida por el Abogado Don
Ramón Nebot Pérez.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO La Sentencia objeto de apelación declaró como probados los siguientes
hechos:"El día 25 de mayo de 2001 Jesús María, trabajador de la empresa Talleres Enrique
García SL, con categoría profesional de oficial de segunda, se hallaba junto con otro
compañero de trabajo en los locales de la empresa Bou y Gali, SL, sita en la carretera N340, Km 62 de Almazora, al haber contratado esta última la realización de un trabajo
consistente en soldar unas chapas metálicas de una rampa de carga que tenían ligeramente
dobladas las esquinas, para lo cual se acordó, como medio de hacer recuperar la
horizontalidad de las chapas metálicas y así poder soldarlas, colocar sobre dicha rampa una
carretilla elevadora cargada con un palet, si bien el operario que había dejado la carretilla
elevadora cargada abandonó la misma sin accionar previamente el sistema de frenado, lo
que provocó que dicha carretilla retrocediera a los pocos minutos deslizándose por la rampa
metálica hasta alcanzar a Jesús María que en ese momento se encontraba de espaldas a la
citada carretilla y en la línea de desplazamiento marcha atrás preparando los utensilios de
trabajo, el cual resultó a consecuencia de ello con las lesiones que constan en el informe
médico forense de sanidad. No ha quedado acreditado en juicio si Daniel era el empleado de
Bou y Gali, SL que dejó la carretilla en la mencionada rampa metálica. Las empresas
"Talleres Enrique García S.L". y "Bou y Gali SL" tenían concertado el Seguro de
Responsabilidad Civil respectivamente con las entidades Le Mans Seguros España, SA y
Mutua General de Seguros».
SEGUNDO El fallo de la Sentencia recurrida es del tenor literal siguiente: «Que debo
absolver y absuelvo a D Carlos Manuel, D Pedro Antonio, D Daniel y D Clemente de los
hechos denunciados en este procedimiento, declarando las costas procesales de oficio».
TERCERO Publicada y notificada en legal forma la anterior Sentencia, se interpuso contra
la misma recurso de apelación por la representación procesal del denunciante Jesús María
que, por serlo en tiempo y forma, fue admitido en ambos efectos, evacuándose el trámite
de impugnación, tras lo cual se remitieron los autos a esta Audiencia Provincial de Castellón
para su resolución.
CUARTO Recibidas las actuaciones en esta Audiencia Provincial, se turnaron a la Sección
Primera, donde se formó el correspondiente Rollo de Apelación, tramitándose el recurso y
señalándose su resolución en los diez siguientes al 7 de junio de 2005.
QUINTO En la tramitación del presente recurso se han observado, en lo esencial, todas las
formalidades y prescripciones legales.
HECHOS PROBADOS
SE ACEPTAN en lo sustancial con algunas modificaciones, quedando redactados de la
siguiente forma:
«El día 25 de mayo de 2001, Jesús María, trabajador de la empresa Talleres Enrique
García SL, con categoría profesional de oficial de segunda, se hallaba junto con otro
compañero de trabajo, Marcos, en las dependencias de la empresa Bou y Gali, SL, sita en la
carretera N-340, Km. 62 de Almazora (Castellón), al haber contratado esta última la
realización de un trabajo consistente en soldar unas chapas metálicas de una rampa de
carga que tenían ligeramente dobladas las esquinas, para lo cual se acordó entre Jesús
María, Marcos, Carlos Manuel como encargado y representante de la empresa Talleres
Enrique García, SL y Pedro Antonio como gerente de la empresa Bou y Gali, SL, que la mejor
y más económica forma de hacer recuperar la horizontalidad de las chapas metálicas y así
poder soldarlas, era colocar sobre dicha rampa una carretilla elevadora marca STILL
modelo R-70-25 cargada con un palet de azulejos, si bien el operario que había dejado la
carretilla elevadora cargada, Daniel, abandonó la misma sin accionar previamente el sistema
de frenado, lo que provocó que dicha carretilla retrocediera a los pocos minutos
deslizándose por la rampa metálica hasta alcanzar a Jesús María que en ese momento se
encontraba de espaldas a la citada carretilla y en la línea de desplazamiento marcha atrás
preparando los utensilios de trabajo.
Como consecuencia de esta acción, Jesús María, de 31 años de edad, sufrió lesiones
consistentes en "diástasis púbica de aproximadamente 1,5 cm., uretrorragia por rotura de
uretra bulbomembranosa completa y hematoma pelviano", de las que curó a los 426 días en
cuyo período de tiempo estuvo ingresado en el hospital 47 días y resultó impedido para sus
ocupaciones habituales otros 167 días más, quedándole como secuelas un estado de
ansiedad, con cierta agresividad esporádica (equiparable a excitabilidad y agresividad
esporádica), una incontinencia urinaria permanente y una impotencia coeundi junto a
oligoospermia muy severa que dificulta la práctica de tratamientos de fertilización "in
vitro". El lesionado presenta una gran dificultad para desempeñar el trabajo que venía
desarrollando, dado que su problema de incontinencia urinaria se agrava ante los esfuerzos,
lo que supone un impedimento para su desarrollo de forma normal, respecto del cual le ha
sido dictaminada una minusvalía del 39%.
Las empresas "Talleres Enrique García S.L". y "Bou y Gali SL" tenían concertado y en vigor,
seguros de responsabilidad civil respectivamente con las entidades Le Mans Seguros
España, SA y Mutua General de Seguros».
FUNDAMENTOS DE DERECHO
NO SE ACEPTAN los de la resolución recurrida, que expresamente se rechazan y quedan
sustituidos por los siguientes, y
PRIMERO La Sentencia dictada en primera instancia absolvió a los denunciados Carlos
Manuel, Pedro Antonio, Daniel y Clemente de la falta de lesiones imprudentes prevista en el
artículo 621 CP ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) de la que venían acusados por el
perjudicado y denunciante Jesús María y el Ministerio Fiscal. El Juez a quo basó su fallo
absolutorio en la consideración de que la falta imputada había prescrito respecto del
denunciado Daniel por haberse dirigido tardíamente el procedimiento contra el mismo y
porque, respecto del resto de acusados, concluyó que como encargados de la seguridad no
pudieron representarse el concreto peligro que entrañaba la situación de referencia, de
modo que no omitieron el deber interno de corrección ni hubo un incremento activo o pasivo
de los garantes y resultado producido que justificara el reproche penal, de suerte que no
había quedado justificado que se privara al trabajador de una concreta medida de
protección que hubiera podido evitar el hecho dañoso. Por no estar conforme con este
pronunciamiento absolutorio adoptado en la Sentencia recurrida se alza el perjudicado
Jesús María, con la adhesión del Ministerio Fiscal, interesando de esta Sala su revocación y
el dictado de otra nueva por la que se condene a los denunciados Carlos Manuel, Pedro
Antonio y Daniel en los términos solicitados en el acta del juicio de faltas, cuya pretensión
revocatoria ampara y funda en dos motivos de impugnación en los que denuncia el error en
la interpretación de la prueba y por infracción de los artículos 19 del RDL 1/95 ( RCL 1995,
997) de Estatuto de Trabajadores, 13 del RD 1495/86 ( RCL 1986, 2375, 3086) , y 14 y 15
de la Ley 31/95 ( RCL 1995, 3053) de Prevención de Riesgos Labores, aunque en realidad, lo
que viene a sostener el recurrente es una infracción, por inaplicación, del artículo 621 del
Código Penal, en cuanto que los hechos declarados probados son constitutivos de una falta
de imprudencia laboral con resultado de lesiones derivada de la forma peligrosa e
inadecuada en que se realizó el trabajo de recuperar la horizontalidad de las chapas
metálicas que iban a soldarse y la falta de formación en materia de seguridad y salud de los
trabajadores que tomaron parte en el trabajo.
SEGUNDO Nuestro estudio debe partir del pleno respeto a la doctrina constitucional
emanada de la STC, Pleno, núm. 167/2002, de 18 de septiembre ( RTC 2002, 167) , luego
reiterada en resoluciones posteriores del mismo Tribunal ( SSTC 170/2002 [ RTC 2002,
170] , 197/2002 [ RTC 2002, 197] , 198/2002, 200/2002 [ RTC 2002, 200] , 212/2002 [
RTC 2002, 212] , 230/2002 [ RTC 2002, 230] , y otras varias) en cuanto que concluye la
existencia de vulneración del derecho constitucional a un proceso con todas las garantías
cuando una Audiencia Provincial procede a revisar y corregir la valoración y ponderación que
el juzgado de lo penal o de instrucción hayan efectuado de las declaraciones de los
acusados recurrentes y de los testigos, sin respetar los principios de inmediación y
contradicción, pues esta nueva doctrina del Tribunal Constitucional no elimina el tercero de
los motivos de apelación previstos en el artículo 790 LECrim ( LEG 1882, 16) (error en la
apreciación de las pruebas), sino que simplemente lo limita a aquellos errores que puedan
ser acreditados en apelación sin necesidad de revisar la valoración de las pruebas
practicadas en la primera instancia, cuya naturaleza subjetiva exija la inmediación y la
contradicción. Y no se produce esta vulneración constitucional en el presente caso por dos
razones: la primera, porque como acabamos de exponer en el fundamento jurídico anterior,
aunque el primero de los motivos de apelación se enuncie como error en la apreciación de
las pruebas, lo que realmente viene a denunciar es un error «iuris» o de derecho, una
infracción legal por no haberse aplicado el tipo penal previsto en el artículo 621 CP ( RCL
1995, 3170 y RCL 1996, 777) , cuyos requisitos llega a describir el apelante, y cuya
presencia enriquece con la enunciación de las normas laborales sobre seguridad e higiene
que considera también vulneradas en este caso; y la segunda porque, aunque este Tribunal
ha procedido ha modificar alguno de los hechos declarados probados, no puede esta
modificación afectar al único acusado respecto del que podría llevarse a cabo una
valoración probatoria de sus declaraciones -aunque él mismo reconozca que era el
conductor de la carretilla-, se trata de Daniel, y no le puede afectar por la sencilla razón
de que su absolución en la instancia viene determinada por haber reconocido el Juez a quo
que la falta de imprudencia de la que se le acusaba estaba prescrita (por haberse dirigido
tardíamente el procedimiento contra el mismo), y esta declaración de prescripción no ha
sido combatida en esta alzada por el recurrente articulando el correspondiente motivo de
apelación en tal sentido, de suerte que aquel pronunciamiento absolutorio por prescripción
de la falta quedó vedado al examen de este Tribunal, resultando por ello firme y definitivo.
Así las cosas, partiendo del relato de hechos probados que contiene la Sentencia
impugnada, con las solas modificaciones relativas al conductor de la carretilla -que no
afectan al propio acusado- y la inclusión del resultado lesivo padecido por el perjudicado,
debemos valorar jurídicamente si esta narración fáctica es constitutiva o no de una falta
de lesiones imprudentes del artículo 621.3 CP, que es lo pretendido por el recurrente en su
escrito de interposición al que se ha adherido el Ministerio Fiscal.
TERCERO El tipo penal objeto de este proceso (falta de lesiones imprudentes del artículo
621.3 del Código Penal de 1995 [ RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777] ), deriva de la efectiva
producción de una lesión al trabajador por la omisión de las preceptivas medidas de
seguridad en el desarrollo de su profesión y trae causa -al igual que todas las imprudencias
punibles laborales, ya sean delito o falta, ya sea su resultado homicidio o lesiones - del
Título XV «De los Delitos contra los derechos de los Trabajadores», de nueva creación en
el vigente Código Penal y que supone el reconocimiento de un interés susceptible de
protección, la clase trabajadora en cuanto tal, como sujeto de derechos, incluyendo en
dicho título -arts. 311 a 318- el catálogo de acciones que atentan contra los trabajadores
en desarrollo del principio rector de política social y económica de velar por la seguridad e
higiene en el trabajo -art. 40.2 de la Constitución Española. ( RCL 1978, 2836) -, principio
que, de acuerdo con el mandato del art. 53.3º de la Suprema Norma debe inspirar la
legislación positiva.
Las lesiones imprudentes laborales, sean delito (art. 152 CP) o falta (art. 621 CP)
constituyen, en suma, un tipo penal de estructura omisiva o más propiamente de infracción
de un deber que protege la seguridad en el trabajo entendido como la ausencia de riesgos
para la vida y la salud del trabajador dimanante de las condiciones materiales de la
prestación del trabajo, con la producción de una efectiva lesión para aquél -y por este
resultado se diferencia del delito previsto en el art. 316 CP-, y en el que el sujeto activo,
los legalmente obligados, ocupan una posición semejante a la de garante, y al respecto
debemos recordar que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales -Ley 31/95 de 8 Nov. (
RCL 1995, 3053) - en su art. 14.2 impone al empresario un deber de protección frente a los
trabajadores para garantizar su seguridad y la salud en todos los aspectos relacionados con
el trabajo en términos inequívocos «el empresario deberá garantizar la seguridad y salud
de los trabajadores a su servicio», «el empresario realizará la prevención de los riesgos
laborales mediante la adopción de cuantas medidas sean necesarias», así lo señala la STS,
Sala 2ª, de 5 Sept. 2001 ( RJ 2001, 8340) y para dar cumplimiento a esta exigencia de
seguridad no son bastantes generales advenimientos, sino que debe atenderse con el debido
cuidado a cada situación ( STS, Sala 2ª, de 28 de septiembre de 1987 [ RJ 1987, 6646] ),
pues el trabajador debe ser defendido «hasta de su propia imprudencia profesional (
SSTS, Sala 2ª, de 15 de febrero de 1978 y 21 de febrero de 1979 [ RJ 1979, 680] ),
debiendo exigir a los trabajadores «coactiva e imperativamente el cumplimiento cabal y
exacto de las cautelas y prevenciones impuestas en las normas de seguridad e higiene (
STS, Sala 2ª, de 9 de mayo de 1977).
Resulta, pues, incontestable que los empresarios o titulares de la empresa son los posibles
sujetos activos de estas infracciones penales, pero no solo ellos, sino también, desde una
perspectiva penal los administradores y encargados del servicio a los que se refiere el art.
318 del vigente CP ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) y «todas aquellas personas que
desempeñen funciones de dirección o de mando en una empresa, y tanto sean superiores,
intermedias o de mera ejecución, y tanto las ejerzan reglamentariamente como de hecho,
están obligadas a cumplir y hacer cumplir las normas destinadas al mantenimiento de la
seguridad en el trabajo», en este sentido lo reiteran las SSTS, Sala 2ª, de 19 Oct. 2000 (
RJ 2000, 9263) y la de 10 Abr. 2001 ( RJ 2001, 6808) , con cita, a su vez, de aquella
Sentencia más antigua del mismo Tribunal de 15 de julio de 1992 ( RJ 1992, 6375) .
Desde estas reflexiones derivadas del estudio del tipo penal que se comenta, debe
convenirse que el denunciado Carlos Manuel como legal representante de Talleres Enrique
García, SL empresa que ejecutaba los trabajos de soldadura, y el también denunciado Pedro
Antonio, en cuanto gerente y encargado de la empresa propietaria de las planchas y
dependencias para la que se realizaban los trabajos, les concernía directamente facilitar y
exigir de sus empleados, en concreto al soldador Jesús María, la elección de un método
correcto de actuación para la soldadura de las planchas y conseguir la horizontalidad de sus
extremos, lo que no llevaron a cabo por escoger el método más barato y rápido colocando la
carretilla cargada con un palet como medio de hacer recuperar la horizontalidad de las
chapas metálicas, y ello agravado por el método incorrecto de actuación del operario
conductor de la carretilla que la abandonó sin colocar el freno, e incluso exigiendo al propio
trabajador luego accidentado que no se colocara de espaldas a la citada carretilla y en la
línea de desplazamiento de la misma, y como no se exigieron todas estas medidas de
seguridad obligatorias para trabajar, es por lo que se produjo el accidente laboral
enjuiciado propiciado, también, por la falta de formación de estos trabajadores que
tomaron parte en el trabajo en materia de seguridad y salud. Y al no haber exigido la
adopción del método correcto de trabajo, ni haber comprobado y exigido una correcta
actuación del operario conductor de la carretilla o del propio trabajador lesionado respecto
de su situación frente a la carreterilla, faltando también la necesaria formación en materia
de seguridad y salud de los trabajdores, es claro y evidente que se incurrió en una
imprudencia al permitir y no impedir que sus empleados ejecutaran los trabajos con los
métodos de trabajo y actuación correctos, infringiendo de este modo lo dispuesto en los
artículos 14, 15 y 19 de la Ley 31/1995 ( RCL 1995, 3053) , de Prevención de Riesgos
Laborales y los artículos 4.2.d) y 19 del RDL 1/1995, de 24 Mar. ( RCL 1995, 997) que
aprueba el TR de la Ley de Estatuto de los Trabajadores sobre utilización medidas de
protección personal.
Se trata, en definitiva, de la omisión de las debidas medidas de seguridad que, a la postre,
motivó que la carretilla alcanzara al trabajador ocasionándole lesiones graves, incurriendo,
en definitiva, en el reproche penal previsto en el artículo 621.3 CP, y ello sin que, por cuanto
se dice y queda expuesto, podamos apreciar una concurrencia de culpas en la causación del
desenlace lesivo para el trabajador, pues éste debe ser defendido por el empresario o
encargado «hasta de su propia imprudencia profesional», por todo lo cual, la Sentencia
recurrida debe ser revocada en este sentido, considerando adecuada (artículo 638 CP) la
imposición a cada uno de los dos acusados referidos de una pena de multa de treinta días,
con una cuota diaria de 18 euros, en atención a su condición de administradores o gerentes
de empresas con una capacidad económica solvente (art. 50.5 CP).
CUARTO En orden a la determinación del quantum indemnizatorio por la responsabilidad
civil derivada de la falta, respecto del daño físico padecido por el lesionado Jesús María
(de 31 años de edad y oficial 2ª soldador), aunque no nos encontramos ante un accidente de
circulación al que resultaría vinculante la aplicación del Baremo introducido por la LRCSCVM
( RCL 1968, 690) en la Ley 30/95 ( RCL 1995, 3046) , sí viene este Tribunal acudiendo a su
aplicación analógica u orientativa cuando de daños personales indemnizables se trata,
circunstancia ésta que nos lleva a considerar estos baremos para fijar el resarcimiento por
los daños personales padecidos por el recurrente, y en particular, por así haberlo solicitado
la propia acusación particular, debemos tener en cuenta la actualización de las cuantías
operada por la Resolución de la D.G.S.F. de 20.01.2003 ( RCL 2003, 216) .
Así las cosas, respecto de los días de incapacidad temporal (Tabla IV), especial mención
merece el informe de sanidad médico forense emitido el día 14.08-2002 (F. 128 y 129),
cuya objetividad e imparcialidad debe prevalecer sobre cualquier otro documento o informe
médico aportados a instancia de parte, y en aquél informe se dictamina que para curar de
sus lesiones Jesús María empleó 426 días de los cuales permaneció 47 días ingresado en el
hospital (47 x 54,96 euros), estuvo incapacitado para desarrollar sus ocupaciones
habituales durante 167 días (167 x 44, 65 euros) y el resto de días, 212, no fueron
impeditivos (212 x 24,04 euros), por lo que la indemnización por este concepto debe ser la
de 18.136,15 euros.
Del mismo modo, consecuencia del accidente laboral, el perjudicado quedó con tres lesiones
permanentes o secuelas (Tabla III): 1) estado de ansiedad, con cierta agresividad
esporádica (7 p); 2) incontinencia urinaria permanente (40 p); y 3) impotencia coeundi,
junto a oligoospermia muy severa que dificulta la práctica de tratamiento de fertilización
«in vitro» (40 p); secuelas a cuya puntuación debe aplicarse la formula 100-M x m/100 + M,
que suponen 55 puntos (55 x 166,79 euros), por lo que la indemnización básica será de
91.618,45 euros, con un factor corrección por perjuicio económico del 10% (9.161,84 euros),
por lo que la indemnización por secuelas será de 100.780,25 euros. Debiendo descartarse,
por no haberse practicado ninguna ni estar prevista su próxima realización, la
indemnización pretendida por el perjudicado relativa a las futuras intervenciones
quirúrgicas.
Finalmente, consta informado médicamente (F. 129) que el perjudicado presenta gran
dificultad para desempeñar el trabajo que venía desarrollando dado que su problema de
incontinencia urinaria se agrava ante los esfuerzos, lo que supone un impedimento para su
desarrollo de forma normal, y del mismo modo resulta acreditado documentalmente (F. 231
a 233) que el lesionado tiene reconocida un grado de minusvalía del 39%, de tal manera que
desde el punto de vista laboral sufre esta minusvalía y ello supone, según informa el médico
forense en su dictamen de 10.0204 (F. 352) un grado de incapacidad permanente parcial
para la profesión habitual -que no incapacidad total como sostuvo el recurrente el día del
juicio de faltas-, aunque actualmente trabaja como «almacenista» sin realizar esfuerzos en
la propia empresa en la que anteriormente trabajaba, razón por la cual consideramos
adecuada fijar una indemnización por incapacidad permanente parcial (Tabla IV) de 9.000
euros.
A estas cantidades indemnizatorias le serán de aplicación los intereses legales
correspondientes contemplados en el artículo 576 LECiv ( RCL 2000, 34, 962 y RCL 2001,
1892) , y no los intereses moratorios del art. 20.4 LCS ( RCL 1980, 2295) como solicitó el
perjudicado, por no resultar aplicable este tipo de intereses a siniestros distintos de los
derivados de accidentes de circulación.
De las indemnizaciones civiles referidas responderán directamente los acusados Carlos
Manuel y Pedro Antonio (artículo 116 CP [ RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777] ) y la entidades
aseguradoras Mutua General de Seguros y Le Mans, SA (artículo 117 CP), y
subsidiariamente las empresas Talleres Enrique García, SL y Bou y Gali, SL (artículo 120
CP).
CUARTO En atención a las razones expuestas procede, con la parcial estimación del
recurso de apelación formulado, la revocación de la sentencia recurrida y el dictado de otra
condenatoria de la denunciados en los términos antes expuestos, lo que conduce a que las
costas de la instancia, si las hubiere, se impongan a los denunciados en sus cuartas partes, y
que no se haga especial declaración sobre las costas devengadas en esta alzada, todo ello
de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 240 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal ( LEG
1882, 16) .
VISTOS los preceptos legales citados y demás de general y pertinente aplicación al caso
de autos,
FALLO
Que estimando en parte el recurso de apelación interpuesto por la representación procesal
del perjudicado Jesús María, contra la Sentencia dictada el día 8 de marzo de 2004 por el
Ilmo. Sr. Magistrado Juez del Juzgado de Instrucción Núm. 2 de Castellón, en los autos de
Juicio de Faltas Núm. 792 del año 2003, de los que este Rollo dimana, debo revocar y
REVOCO la expresada resolución, y en su lugar, debo condenar y condeno a Carlos Manuel y
Pedro Antonio como autores responsables de una falta de lesiones imprudentes, a la pena
para cada uno de ellos de multa de 30 días con una cuota diaria de 18 euros, con
responsabilidad personal subsidiaria del artículo 53 CP ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) ,
y pago cada uno de R de las costas procesales de instancia, absolviendo líbremente a Daniel
y Clemente de las faltas de que fueron acusados, con declaración de 2/4 de costas de
oficio. Asimismo, en concepto de responsabilidad civil derivada de la falta, los acusados
Carlos Manuel y Pedro Antonio deberán indemnizar conjunta y solidariamente a Jesús
María en la cantidad de 18.136,15 euros por incapacidad temporal, en la cantidad de
100.780,25 euros por lesiones permanentes, y en la suma de 9.000 euros por incapacidad
permanente parcial, cantidades que devengarán los intereses legales correspondientes, y
de las que se declaran responsables civiles directas a las entidades Mutua General de
Seguros y Le Mans, SA, y subsidiarias a las empresas Talleres Enrique García, SL y Bou y
Gali, SL. Todo ello sin hacer especial declaración sobre las costas de esta alzada.
Notifíquese esta Sentencia a las partes y, con testimonio de la misma, devuélvanse las
actuaciones originales al Juzgado de procedencia, para su ejecución y cumplimiento.
Así por esta Sentencia, de la que se unirá certificación al Rollo, lo pronuncia, manda y firma
la Audiencia Provincial de Castellón, Sección Primera, constituida con el Magistrado
reseñado al margen del encabezamiento.-
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