FRONESIS Revista de Filosofía Jurídica, Social y Política Instituto de Filosofía del Derecho Dr. J.M. Delgado Ocando Universidad del Zulia. ISSN 1315-6268 - Dep. legal pp 199402ZU33 Vol. 18, No. 2, 2011: 239 - 257 Sociedades de la información y la vida privada José Gregorio Nava González Doctorado en Ciencias Jurídicas Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia [email protected] Resumen La investigación tuvo como finalidad el definir y conocer la dimensión pluridisciplinarias de las sociedades de la información y los efectos que las nuevas tecnologías tienen respecto al riesgo de lesión de algunos derechos fundamentales, concretamente, la vida privada. Para su desarrollo, se empleó la observación documental y la matriz de análisis de contenidos en su función dual. En cuanto los resultados, se aprecia la necesidad de mancomunar esfuerzos entre las empresas privadas prestatarias de servicios; el Estado y los propios usuarios, a los fines de garantizar la seguridad y salvaguarda de derechos vinculados con la dignidad humana. Palabras clave: Sociedades de la información, nuevas tecnologías, derechos fundamentales, vida privada. Recibido: 01-02-2011 · Aceptado: 04-04-2011 José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 240 Information Societies and Private Life Abstract The purpose of this research was to define and learn about the multidisciplinary dimensions of information societies and the effects that new technologies have on the risk of injuring fundamental rights, specifically, private life. To develop this study, documentary observation and a dual function content analysis matrix were applied. Results showed the need to unite efforts among the private companies that provide services, the state and the users in order to guarantee security and safeguard rights linked to human dignity. Key words: Information societies, new technologies, social networks, fundamental rights, privacy. Introducción Los avances de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han traído consigo grandes beneficios para la humanidad en los más distintos ámbitos. Sin embargo, se han convertido en una nueva forma de expresión del poder y de las asimetrías entre los pueblos. Al lado de lo anterior, algunas modalidades o manifestaciones tecnológicas de la información y comunicación se ciernen en amenazas contra la esfera privada de derechos individuales, específicamente, contra derechos fundamentales subjetivos reconocidos en las constituciones democráticas, v. gr., el derecho a la privacidad o la vida privada. En virtud de lo expresado, surgió la motivación en desarrollar una investigación teórica o documental que tratase, en un primer término, aspectos vinculados con el auge de las nuevas tecnología de la información y comunicación, el cual atendiendo sus implicaciones sociales, culturales, económicas y políticas, sólo es comparable con las consecuencias y demás resultados que sobre la humanidad tuvo la revolución industrial. En segundo lugar, el estudio se propuso reconocer la afectación que esas nuevas tecnologías tienen respecto los derechos humanos, concretamente, en relación al derecho fundamental de la privacidad o la vida privada y cualquiera de sus atributos. En función de este último objetivo se abordó el tema de la colisión de derechos fundamentales, específicamente, la posibilidad de conflictos entre el derecho a la vida privada y la libre expresión en sus manifestaciones o atributos del derecho a la información y el derecho a informar. Resaltándose Sociedades de la información y la vida privada 241 en ese sentido los ámbitos de irradiación o alcance de esos eventuales derechos en colisión y sus contenidos esenciales o bienes jurídicos protegidos. 1. Metodología Por lo que concierne al grado de conocimientos alcanzados con el presente estudio, se obtuvo un nivel descriptivo. Pues, con la investigación se procedió, en primer término, a precisar el concepto y definición de las sociedades de la información, su carácter pluridisciplinario y los desafíos frente los derechos fundamentales, en particular, en cuanto la privacidad y los atributos que les son intrínsecos. Posteriormente, se efectuó un desarrollo descriptivo-explicativo del derecho fundamental a la vida privada, su alcance, restricciones y eventuales conflictos o colisiones con otros derechos humanos, como es el caso de la libertad de expresión, en sus manifestaciones referidas al derecho a la información y a informar. Lo anterior, como consecuencia de los avances de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, particularmente, en lo que atañe a las redes sociales y su uso. La investigación encontró soporte en el paradigma epistemológico del positivismo. De ahí, con la finalidad de responder a los objetivos formulados, se realizó un trabajo circunscrito al momento histórico actual. Acogiendo el empleo de un diseño de tipo transaccional el cual tuvo como propósito la recolección de la información en un único tiempo. Procediéndose así con la descripción de categorías, sub-categorías y el análisis de sus incidencias e interrelación en un contexto histórico determinado. Por otro lado, el empleo del diseño se justificó por tratarse la investigación desarrollada de tipo documental. Contemplando un estudio teórico del problema que tuvo como insumo o materiales de consulta fuentes de naturaleza registral o documentales. Las cuales fueron procesadas a lo largo del cumplimiento de las respectivas fases metodológicas. Logrando las metas preliminarmente formuladas como objetivos. Por lo que se refiere al instrumento, en virtud de estar ante una investigación documental, la información fue recopilada de opiniones de calificados autores representativos de la doctrina patria como comparada. Igualmente, se obtuvieron datos del internet, accediendo a páginas de revistas virtuales o blog personales cuyos contenidos están vinculados con la temática seleccionada. En las antes mencionadas fuentes se recabaron algunas ideas e importantes hallazgos conclusivos arrojados por otras investigaciones, los cuales constituyeron un significativo aporte para el estudio. José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 242 Como derivación de lo anterior, las técnicas de recolección de datos consistieron, preponderantemente, en la observación documental, lo que permitió una adecuada percepción histórica de las fuentes consultadas. En segundo término, se recurrió al análisis de contenido, en este caso como técnica de recopilación, lo cual condujo a la utilización de fichas de materia y bibliográficas, así como el empleo de matrices de recolección de unidades de información. Finalmente, en cuanto la técnica de análisis seleccionada, la investigación se apoyó en la técnica de análisis de contenidos, esta vez no como técnica de recopilación, tal como se señaló anteriormente, sino como técnica de análisis propiamente dicho. Teniendo como instrumento la matriz de análisis de contenidos. 2. Las sociedades de la información 2.1. Definición El transcurrir del desarrollo de nuestra civilización ha pasado por la comprensión de los distintos modos de entender las relaciones sociales; las formas o dominios ejercidos sobre los medios de producción; los descubrimientos e innovaciones en el campo científico y tecnológico; las transformaciones en el sistema de creencias, paradigmas y reconocimiento de valores por parte la sociedad, entre otros aspectos que deben ser considerados en el análisis de la historia de la humanidad y del presente. La modernidad se encuentra signada por cambios trascendentales en las relaciones entre los hombres y las naciones, entre ellos se destacan los avances de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, así como su influencia en los más variados ámbitos, entre otros, económico, político, social, cultural y filosófico. Conforme a lo expuesto, el mundo actual se caracteriza por la consolidación de una escala de valores y principios que son el reflejo de una nueva visión paradigmática en la cual las tecnologías comunicacionales y de la información ocupan un rol preponderante como impulsor del desarrollo y de novedosas implantaciones de formulas o expresiones de hegemonía de poder, las cuales conducen a la profundización de las brechas o asimetrías que separan los pueblos entre fuertes y débiles, entre otros indicadores, en el acceso del conocimiento. Sociedades de la información y la vida privada 243 Esos cambios trascendentales a los que se ha hecho referencia han edificado una concepción de la sociedad donde el dominio de la información, inexorablemente, ciñe el rumbo de los otros vectores de las fuerzas sociales. Trejo (www.oei.es/revistactsi/numero1/trejo.hym) (Consultada: 09/02/2011), al respecto expresa: “…la globalización, que en buena medida es un proceso mediático, nos permite reconocer semejanzas pero no por ello quedan abolidas las peculiaridades y diferencias que distinguen a nuestras sociedades. Tampoco se cierran las brechas entre los países. La velocidad e incluso la inmediatez de las comunicaciones junto con la creciente intensidad de los flujos migratorios están contribuyendo a disolver las fronteras nacionales, al menos con los rasgos que hasta ahora se les han conocido. Pero paradójicamente las fronteras creadas por la disparidad económica, lejos de suavizarse, en ocasiones se vuelven más ásperas debido al desigual acceso a los recursos mediáticos y tecnológicos”. De lo precedentemente expuesto se puede inferir la idea según la cual no sería correcta una expresión singular de sociedad de la información, pues no resulta coherente equiparar en una única noción las notorias diferencias entre algunos países respecto a otros en cuanto los recursos informáticos o comunicacionales que se ostentan y la percepción de soberanía que se tiene sobre ellos. Otro aspecto que ha de observarse para una adecuada definición de las sociedades de la información alude a las formas y niveles de participación que en ellas tienen los diversos actores sociales, muchos de los cuales poseen agendas y objetivos disímiles. Asimismo, como se dijo, debe atenderse aquellos factores de dominación que propician la subyugación de unos grupos por otros. Esos factores de dominación antes aludidos responden a criterios de carácter geopolítico, económicos, de manifestación social, de género, étnicos y, en general, de orden estratégico, entre otros. En este orden de ideas, se está en condiciones de definir las sociedades de la información, sin embargo, tal como se señala en el hallazgo o dato obtenido de http//vecam.org/article518.html (consultada: 09/02/2011), “…cualquier definición que use el término “sociedad” no puede describir una realidad circunscrita a Internet o a las TIC…”. Igualmente, se señala en la unidad de información antes citada: “… Internet puede ser un nuevo escenario de interacción social, pero esta interacción está estrechamente integrada al mundo físico y los dos ámbitos se transforman mutuamente”. 244 José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 Conforme lo anterior, las sociedades de la información se definen como aquellas en las cuales las nuevas tecnologías de la información y comunicación ocupan un lugar de reconocida importancia en la generación, difusión, control, entre otros aspectos, atinentes al conocimiento. Ejerciendo una influencia determinantes y estratégica en lo social, cultural, económico y político, es decir, en los más distintos ámbitos de las relaciones humanas. Siendo menester para una más exhaustiva comprensión precisar su característica dimensional, así como los retos más urgentes en el contexto jurídico y sociológico. Tal como se pretendió dilucidar en estas teorizaciones. 2.2. Carácter pluridisciplinario y desafíos frente a la protección de los derechos fundamentales Tres aspectos se deben resaltar en relación con el carácter pluridisciplinario de las sociedades de la información. En primer lugar, desde una perspectiva sociológica este modo de concebir la sociedad no debe perder de vista su naturaleza antropocéntrica en su papel como motor generador de importantes cambios sociales en el mundo actual. Siempre bajo la premisa que las nuevas tecnologías de la información y comunicación han de concebirse como una herramienta al servicio del hombre y no un medio de subyugación de éste. Rodríguez (2005:36), en relación con la última premisa mencionada, comenta: “La construcción de sociedades de información y comunicación desde una perspectiva de derechos, implica dar prioridad a la dignidad humana, al desarrollo humano duradero y a los derechos de los ciudadanos y ciudadanas del mundo de hoy y del futuro, por encima de consideraciones tecnológicas o de la relación comercial entre productor y consumidor. En las sociedades de información y comunicación deben fomentarse la democracia, la participación y el fortalecimiento. …” Lo precedentemente aseverado se garantiza a través de la positivización de algunos principios rectores, a los que se hará referencia más adelante, los cuales han de servirle de marco de regulación a las formas sociales in examinis. He aquí la participación de la ciencia jurídica en las sociedades de la información, no como mero instrumento reactivo, sino como una disciplina vanguardista de los cambios sociales, consenso, protección y justicia. Sustituyendo arcaicas máximas y otros elementos reguladores cuya utilidad estuvo orientada por otros horizontes o epistemas sociales y políticos. El derecho, ineludiblemente, debe colocarse a la par de las exigencias Sociedades de la información y la vida privada 245 de un mundo caracterizado por nuevas relaciones, según Cossio (1964), intersubjetivamente subjetivadas, en las cuales se aprecia una complejidad de intereses y propósitos. Comenta Rodríguez (2001: 143), lo siguiente: “Una definición de este tipo coloca al Derecho en su rol, no solo de normador de un orden social sino también como un instrumento idóneo para construir un modelo de sociedad que al mismo tiempo, en tanto que producto social, exprese el ser social de un determinado país, y lo mordee de acuerdo con las más legitimas aspiraciones de sus habitantes”. Por último, las sociedades de la información comportan otras visiones axiológicas. En ellas algunos valores se reconocen de manera priorizada en el contexto social o realidad jurídica, incluso, esos valores aparecen positivados en los distintos ordenamientos como cimientos de las estructuras reguladoras. Asimismo, de acuerdo a su contenido teleológico ese modo de concebir las estructuras de la sociedad a partir del rol otorgado a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, tiene como praxis existencial de su vigencia y desarrollo la búsqueda perenne y transformación del conocimiento como estructuración de nuevas formas de relación. Lo anterior, siempre bajo la directriz según la cual los avances en el campo científico y tecnológico deben hallarse al servicio de la humanidad y no concebirse, como ya fue expuesto, como avanzadas y subliminales formas de intervención o colonialismo. Ante lo cual, deben idearse a través de la cooperación entre las naciones y las organizaciones mundiales, decálogos deontológicos sobre el empleo de las nuevas tecnologías en los distintos ámbitos del desarrollo globalizado, las relaciones internacionales, sociales, de grupos e interpersonales. Lo sostenido hasta ahora comporta grandes desafíos para las sociedades de la información, los cuales se insertan de alguna manera, directa o indirectamente en el contexto de los derechos fundamentales, específicamente, en cuanto su reconocimiento y protección. Para lo cual se requiere, además de la redimensión de los derechos humanos, las garantías y libertades públicas, el surgimiento de leyes tuitivas frente a los avances de las nuevas tecnologías. Entre los retos más trascendentales de las sociedades de la información, según Rodríguez (2005), se encuentran los de orden político, cultural, social y moral. Destacándose una de las conclusiones de la Cumbre Mundial sobre las Sociedades de la Información (Ginebra, 2003), es decir, el logro de la “igualdad social” a través del empleo de las TIC’s - como sue- 246 José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 le abreviarse el término de tecnologías de la información y comunicación propiciando la participación de diversos actores de la sociedad civil. Asimismo, en el marco de los derechos fundamentales, en particular, debe ser propósito de impostergable alcance la salvaguarda del derecho a la vida privada, la confidencialidad y la propia imagen. En la antes anunciada idea se aprecia lo ya expuesto en cuanto al ineludible propósito que orienta a la ciencia del derecho. No como un amasijo de normas reactivas ante situaciones frente a las cuales suele cabalgar con lentitud, sino como propiciador del cambio social y motorizador de nuevas formas de regulación de las relaciones endógenas a las sociedades de la información y, en especial, como ya se expresó, redimensionando los mecanismos de seguridad y protección inherentes a los derechos humanos o fundamentales. 3. El derecho fundamental a la vida privada y las sociedades de la información En relación con este punto se hace necesario efectuar algunas precisiones en cuanto la vida privada o el derecho fundamental de la privacidad. Ortíz (1992: 24), comenta que se trata de “…un derecho tan humano como el más humano de los sentidos. Humano porque es el hombre en su esencia y en su existencia”. Como cualquier otro derecho de esta naturaleza está vinculado con el valor dignidad humana. De allí que su contenido esencial no puede ser desconocido, salvo que se presente una colisión de derechos fundamentales el cual haga imprescindible un ejercicio de ponderación de los derechos en conflicto, es decir, atendiendo, entre otros aspectos, la entidad de los bienes jurídicos protegidos por tales derechos. El derecho a la privacidad a su vez comprende varias expresiones o manifestaciones que les son intrínsecas: el honor, la reputación, la intimidad, la vida privada, entre otros. Los cuales se reputan como una derivación o atributo del derecho fundamental in examine. Ortíz (1992:29), comenta: “La problemática se presenta porque, en nuestras leyes, ni en ninguna de nuestras constituciones se ha determinado claramente el contenido conceptual de eso que llamamos Honor, Reputación o Vida Privada. Creemos que así debe ser para salvaguardar la flexibilidad y la permanencia de nuestras instituciones; pero es labor de los estudiosos del Derecho y de nuestros jueces, el modelar tales instituciones a realidades concretas que justifiquen su existencia y cumplan la finalidad de su creación”. Sociedades de la información y la vida privada 247 Se considera acertado el comentario anterior, pues los conceptos de honor, reputación, propia imagen y vida privada tienen un exorbitante contenido axiológico o valorativo. Si bien los derechos fundamentales deben ser garantizados por igual a todas las personas, no es menos ciertos que la relevancia de los contenidos esenciales vinculados con la privacidad, a los fines de precisar su lesión o agravio, está sujeto a circunstancias particulares inherentes al sujeto de derecho presuntamente afectado. En este orden de ideas, un personaje público, v. gr. un actor de televisión, un político reconocido o cualquiera quien haga de la exposición pública parte de su modo de vida, sus fronteras o ámbito de privacidad se encuentran reducidos respecto quienes por sus actividades, profesión o manera como han querido desarrollar su personalidad, posean un comportamiento más ceñido con la discreción y reserva. Cabrera (2007), comparte lo precedentemente señalado, al calificar el atributo de la vida privada como un derecho de naturaleza difusa y relativa. Lo anterior hace permisible que el administrador de justicia, a sido de sus máximas de experiencia, sana crítica, buen juicio o prudencia, pueda razonable y racionalmente valorar las posibles lesiones que con ocasión al derecho fundamental de la privacidad conozca. Teniendo como supuestos de apreciación todos aquellos factores y estructuras contingentes inherentes o vinculadas con el agravio denunciado. Igualmente, a los efectos de estas ingentes precisiones sobre el tema, se está conteste con lo aseverado por Ortiz (1992:30), según el cual “…toda violación o ataque a la Reputación o al Honor constituye una injerencia directa en la Vida Privada de las personas; pero no todo ataque a la Vida Privada constituye una violación al derecho al Honor o a la Reputación”. Tal afirmación obedece al hecho que existen aspectos relacionados con la vida privada los cuales no pueden reputarse, en principio, como inherentes a la reputación o al honor, tales como los atinentes a la correspondencia, la tranquilidad, el permanecer solitario, entre otros. Además, diferencia el autor citado en cuanto los efectos de los agravios contra los derechos antes indicados, pues en unos casos de violación se incurrirá en delito, mientras que en otros en la obligación de reparar daños morales. Expuesto lo anterior, siguiendo a Novoa (1979:79), cuyos comentarios en torno a la privacidad o el derecho a la vida privada gozan de una reconocible vigencia, al definir este atributo humano expresa: “Consiste esencialmente en poder conducir su vida como se entiende, con un mínimo de indiferencias. El concerniente a la Vida Privada, a la 248 José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 vida familiar y a la vida del hogar, a la integridad física y moral, al honor y a la reputación, el hecho de no ser presentado bajo una falsa apariencia, a la no divulgación de hechos inútiles o embarazosos, a la publicación sin autorización de fotografías privadas, a la protección contra el espionaje y a la indiscreciones injustificables o inadmisibles, a la protección contra la utilización abusiva de las comunicaciones privadas, o la protección contra la divulgación de informaciones comunicadas o recibidas confidencialmente por un particular sin que puedan prevalerse el derecho de protección a su vida privada, las personas que por sus propias actividades han alentado las indiscreciones de las cuales se van a quejar posteriormente”. Fundamenta el autor citado el reconocimiento del derecho a la vida privada al admitir que en la realidad jurídico social existe un espacio de la vida de cada quien, el cual sólo le atañe al poseedor de ese ámbito y, por ende, permanece a reserva de cualquier otra persona. Ese escenario o marco existencial, según Novoa (1979), es derivación de lo individual, autónomo y concepción libertaria atribuible como propiedad incorpórea de cada ser humano. Debe igualmente compartirse lo sustentado por Novoa (1979:117) en relación a las características definidoras de aquello que ha de entenderse por privacidad o vida privada. Señalando que las contingencias intrínsecas a ese derecho fundamental son: “a. Que se trate de manifestaciones o fenómenos que normalmente quedan sustraídos al conocimiento de personas extrañas, o cuando menos, ajenas el círculo familiar al sujeto, o de sucesos que no se desarrollan normalmente a la vista de dichas personas; siguiendo en este punto a Roger Nelson en sus “Comentarios al Derecho Civil” (Vid. En Trimestrielle de Droti Civil. Abril-Junio 1971. Apud. Ferreira Rubio. Deiia: “El Derecho a la Intimidad”. b. Que los hechos referidos son aquellos cuyo conocimiento por otros provoca normalmente al sujeto una turbación moral en razón de ver afectado su sentido de pudor o del recato. c. Que el sujeto no quiera que otros tomen conocimiento de esos hechos” (81). Por su parte, existen otros derechos vinculados a la privacidad y a la vida privada, tales como el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen (1). Sociedades de la información y la vida privada 249 Sin embargo, el Tribunal Constitucional español ha dictado varios fallos que ilustran sobre el concepto del derecho al honor, ente otros. (2) En base a lo expuesto, en primer lugar, se está en condiciones de definir en qué consiste la privacidad, sus atributos, alcance y restricciones o limitaciones que hacen ceder “las barreras” de la vida privada. En segundo lugar, conocer cómo los avances de las sociedades de la información, en particular, en lo que concierne al uso de las redes sociales, pueden atentar contra el derecho humano in commento. En ese sentido se sostiene que por privacidad o vida privada debe atenderse aquellos aspectos, datos, situaciones, formas de vida, intimidades, propia imagen, entre otros atributos. Los cuales están fuera del alcance cognitivo de otras personas, pues en el supuesto de trascender al conocimiento público cualquiera, se reitera, de los atributos antes enunciados, en principio, trastocaría la tranquilidad, moral y personalidad del afectado. Salvo que expresa o tácitamente exista consentimiento en la lesión o que las situaciones relacionadas con el ámbito de desarrollo de la personalidad del presunto agraviado, por sí mismas, enerven las actuaciones o amenazas lesivas denunciadas. En relación con el desarrollo y los adelantos de las tecnologías de la información y comunicación, atendiendo las aseveraciones afirmadas ut supra, éstos constituyen una amenaza en cierne contra el derecho antes examinado, pues, con dichos avances se han facilitado los mecanismos de intromisión en la vida de cada quien. Invadiendo ese espacio o ámbito referenciado precedentemente, el cual, como fue expresado, es un bien incorpóreo íntimo, privado y personalísimo del individuo. En este orden de ideas, en el contexto de esas nuevas tecnologías de la información y comunicación, en función de su amenaza sobre el derecho fundamental de la privacidad, se debe destacar la existencia de las redes sociales. Las cuales están conformadas, siguiendo a Scherer-Warren (S/A) por estructuras que constituyen personas que tienen una circunstancia o relación afín, sea familiar, de amistad, áreas del conocimiento común, aficiones culturales, deportivas, entre otras. Por lo que se refiere a algunas ventajas indubitables de las redes sociales como expresión de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, Scherer-Warren (S/A: 91), comenta: “En la sociedad de la información no hay como considerar la multidimensionalidad–social, espacial, temporal- de las redes, sobre todo para el entendimiento de los sujetos colectivos emergentes, tales como los movi- 250 José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 mientos <antiglobalización> o por una <alterglobalización> y los movimientos por la paz, que son la síntesis articulatoria de varios submovimientos identitarios que también se conectan a través de redes identitarias diversas: ecológicas, feministas, de economía solidaria, sindicalistas, étnicas, de educación intercultural, entre otras”. Ahora bien, de acuerdo a lo anterior, son reconocibles las ventajas que puede arrojar la participación en este fenómeno sociológico que constituyen las redes sociales, v. gr. intercambio de información, reencuentro con amistades y familiares, intercambio de fotografías, entre otras. Sin embargo, de acuerdo a Sánchez-Ocaña, según dato obtenido en www.alejandrosuarez.es/, “…paralelamente a su crecimiento, las redes sociales alimentan tres fantasmas, que generan sombras sobre su utilización; la privacidad, el uso de datos personales y los perfiles falsos del usuario”. Lo cual en síntesis, se resume en una afectación de los atributos intrínsecos al derecho fundamental de la privacidad o vida privada in commento. En este contexto, independientemente que se admita como irrefutable la amenaza que las redes sociales ciernen sobre la privacidad y la necesidad de crear una legislación conteste con los desarrollos de las sociedades de la información, las empresas prestatarias de estas formas o movimientos de interacción social deben implementar o sofisticar los mecanismos de seguridad que garanticen la protección de la vida privada de los usuarios. No dejando de lado la noción según la cual, sin perjuicio de la característica indisponible de los derechos de esta naturaleza, en el caso específico de la vida privada el sujeto de derecho es libre para determinar, expresa o implícitamente, aquello inherente de su personalidad que ha de tenerse como privado o no, es decir, como reservado o de conocimiento del público. Por ello, no debe obviarse la premisa según la cual, en el ejercicio de algunos derechos fundamentales, quien primero debe garantizar su protección, más allá del Estado y de los particulares que puedan encontrarse en una situación de hiper-suficiencia o supremacía respecto las personas en riesgo, es el propio titular del derecho. Pues, se debe ser responsable con el goce de cualquier atributo humano, más aún en el supuesto de estar referido a contingencias tan personalísimas como lo son la propia imagen, la intimidad, la vida privada o cualquiera otra manifestación del derecho a la privacidad. Es oportuno traer a colación una información recientemente obtenida (Disponible en: http://estrategia-de-negocios.blogspot.com/2010/07/redes-sociales-la-privacidad-preocup. Consulta: abril, 2011), la cual tiene que ver con Sociedades de la información y la vida privada 251 una encuesta dirigida en conocer la preocupación que exterioriza la sociedad norteamericana por su privacidad y el uso de las redes sociales (3). Se consideró de igual manera pertinente traer a colación los resultados de la encuesta antes vista, pues está referida a un país cuya sociedad de información se encuentra más avanzada en comparación con una gran cantidad de sociedades de esta índole. Siendo notoria la elevada participación de la población norteamericana en las redes sociales. De lo hasta ahora abordado, es palpable la inquietud de un número importante de usuarios en la red ante los riesgos que situaciones de no incumbencia pública trasciendan sin su consentimiento. Llegando a vulnerar, se reitera, la intimidad, imagen, moral, entre otros bienes incorpóreos de la persona. Lo anterior ha llevado a las grandes empresas como facebook, entre varias, a mejorar sus sistemas de seguridad y, por ende, gracias a ello hacerse más competitivas en el mercado de las nuevas tecnologías. Debido a lo antes expresado, son destacables los esfuerzos realizados por las empresas prestatarias a los fines de mejorar sus sistemas de seguridad para garantizar el respeto de la privacidad de los usuarios. Sin embargo, como se ha visto y se reiterará más adelantes, para ese propósito se requiere de una labor integral en la cual converjan no únicamente las empresas que ofertan el servicio de redes sociales, a la vez es ingente la participación del Estado a través de sus políticas difusivas de formación social y las oportunas, prudentes y enmarcadas dentro del Estado de Derecho, actuaciones de sus órganos del Poder Público. Corresponde ahora como corolario del presente análisis, abordar otro problema que orbita en el tema de la privacidad y redes sociales, el cual si se quiere constituye el centro medular o meollo del problema, a saber: los eventuales conflictos que pudiesen presentarse con otros derechos fundamentales, como es el caso de la libertad de información o el derecho a informar como atributo del derecho de la libertad de expresión. Tal como fue expuesto ut supra, en caso de existir colisión o conflictos entre derechos fundamentales debe hacerse un ejercicio de ponderación de los bienes jurídicos o contenidos esenciales de esos derechos conflictuantes. Asimismo, analizar la trascendencia general que pueda tener uno de esos derechos sobre el interés meramente particular que, en principio, pueda ser atribuido al otro. Por otra parte, tal como fue aseverado precedentemente, en ese rol ponderativo el órgano competente para conocer de la denuncia debe tener en consideración aquellas circunstancias particulares inherentes al quejoso, 252 José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 v. gr., el supuesto que se trate de un personaje que por su actividad, profesión u oficio la exposición pública le sea cotidiana o común. Así como también, por su trayectoria, reputación o reconocimiento público los agravios a la propia imagen puedan verse en su entidad jerarquizados en comparación con otros sujetos de derecho. De igual manera, se debe tener presente, en el antes advertido contexto de conflicto del derecho a la vida privada y cualquiera de sus manifestaciones con el derecho de la libertad de expresión o alguno de sus atributos, por muy general que resulte el ámbito o esfera de irrigación de un derecho, esto a diferencia de la entidad individual, concreta o particular de otro. De acuerdo a su contenido teleológico y, en resumidas cuentas, por su naturaleza de derecho fundamental y humano siempre privará un interés que se irriga más allá de su titular, pues, en su reconocimiento, protección y dimensión subjetiva u objetiva subyace en todo momento la custodia de un interés público por el cual vela toda la sociedad. Como se puede colegir, el problema del ejercicio en la ponderación de los contenidos esenciales o bienes jurídicos protegidos por los derechos fundamentales en conflicto no obedece a soluciones deterministas. Por lo contrario, su resolución se halla circunscrita en un juicio valorativo donde están implicados disímiles elementos a considerar. No bastando, como se dijo, el hecho que uno de los derechos en colisión sea de estricto interés privado, pues aún así no puede sustraerse su repercusión general o social. A lo anterior se puede añadir lo señalado por Ortíz (1992:109), a saber: “El respeto a la intimidad se extiende hoy, en los países de civilización política democrática, a una esfera bastante amplia de la vida privada. No sólo a los informes íntimos, sino también a algunos comportamientos personales, a los elementos distintivos de la personalidad, a las opiniones religiosas y políticas, etc”. Para finalizar, las limitaciones o restricciones al derecho de privacidad antes indicadas, además de otras que se hacen exigibles como consecuencia de los avances de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, pueden perfectamente determinar cuáles publicaciones en las redes sociales deben considerarse como agravantes a los atributos de dicho derecho fundamental. Aunque, ineludiblemente, siempre se ha de requerir una legislación ad hoc dirigida en garantizar, por parte de las empresas prestatarias del servicio, la seguridad y privacidad de los usuarios. Así como también, la detallada información que se les debe brindar en cuanto al idóneo y responsable uso de los adelantos tecnológicos en el área. Sociedades de la información y la vida privada 253 5. Conclusiones Es inobjetable la afirmación según la cual quien hace uso de las redes sociales debe actuar en ceñimiento con esa responsabilidad inherente al ejercicio de los derechos. No haciendo un uso abusivo o inadecuado de las nuevas tecnología informáticas y de la comunicación, así como estableciendo su propio sistema de seguridad en cuanto a qué o a quién trasmitir una información o dato de la particular incumbencia o ámbito privado del emisor. Asimismo, a través de los sistemas implementados se deben ofertar y garantizar condiciones que posibiliten diligenciar y precisar el nivel de exposición en la red. Desarrollando una amplia política difusiva, lo suficientemente propedéutica, capaz de orientar con eficacia a los cibernautas respecto cómo hacer un uso responsable del servicio promovido y conocer los distintos mecanismos de protección o reserva e información detallada de los distintos perfiles existentes en la web. Urge así una información pedagógica sobre el respeto y protección de los derechos humanos y los atributos de la privacidad en especial. En lo personal entre los usuarios de deben arraigar formativamente ideas según las cuales aquello de mi interés no necesariamente importa a otras personas, los allegados de los demás no tienen porque también ser considerados mis cercanos, no debe invadirse aquello de la vida privada de una persona que a su ves no quiero me sea invadido, entre otras. En resumidas cuentas, resulta ineludible la promulgación de un cuerpo normativo de avanzada que desarrolle una precisión conceptual de la privacidad, su definición, naturaleza, atributos y limitaciones; precautele los riesgos y de respuesta a ciertos desafíos que hagan permisible la cohabitación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación con la esfera de derechos del individuo, sea esta una persona natural o jurídica y; proporcionar directrices enunciativas a los operadores de justicia con el propósito de atender problemas de colisión del derecho de privacidad con el derecho a la información o a informar, estos últimos como atributos del derecho de la libertad de expresión. Finalmente, con las exposiciones contentivas en el presente artículo no se ha pretendido zanjar la dicotomía existente entre redes sociales y privacidad, ni mucho menos fue esa la intención del autor cuando se seleccionó el tema sobre el cual investigar. Sin embargo, se cree que se ha abordado, al menos de manera acorde con las exigencias del Seminario, en forma concreta y diáfana los aspectos medulares del problema planteado. 254 José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 Notas 1. En relación con el derecho al honor, GOIG MARTÍNEZ y otros (2006), comentan:“Como ha indicado el TC (STC 223/1992) en nuestro ordenamiento no puede encontrarse una definición de tal concepto, que resulta así jurídicamente indeterminado. Hay que buscarla en el lenguaje de todos, en el cual suele el pueblo hablar a su vecino y el Diccionario de la Real Academia (edición 1992) nos lleva de honor a la buena reputación (concepto utilizado por el Convenio de roma), la cual –como la fama y aun la honra- consisten en la opinión que las gentes tienen de una persona, buena o positiva si no van acompañadas de adjetivo alguno. Así como este anverso de la noción se da por sabido en las normas, éstas, en cambio, intentan aprehender el reverso, el deshonor, la deshonra o la difamación, lo infamante. El denominador común de todos los ataques o intromisiones ilegítimas en el ámbito de protección de este derecho es el desmerecimiento en la consideración ajena (art. 7.7 L.O. 1/1982) como consecuencia de expresiones proferidas en descrédito de alguien o que fueren tenidas en el concepto público por afrentosas. No obstante, también el TC, desde la STC 185/1989 ha reconocido que: El contenido del derecho al honor, que la Constitución garantiza como derecho fundamental es su art. 18, apartado 1, es, sin duda, dependiente de las normas, valores e ideas sociales vigentes en cada momento. Tal dependencia se manifiesta tanto con relación a su contenido más estricto, protegidos por regla general con normas penales, como a su ámbito más extenso, cuya protección es de naturaleza meramente civil. Por otra parte, es un derecho respecto al cual las circunstancias concretas en que se producen los hechos y las ideas dominantes que la sociedad tiene sobre la valoración de aquél son especialmente significativas para determinar si se ha producido o no lesión”. 2. La sentencia N° STC 112/2000, la cual estableció: “Este Tribunal ha venido diferenciando desde la STC 104/1986, de 17 de julio, entre la amplitud de ejercicio de los derechos reconocidos en el art. 20.1 CE según se trate de libertad de expresión (en el sentido de la emisión de juicios personales y subjetivos, creencias, pensamientos y opiniones) y libertad de información (en cuanto a la narración de hechos). Con relación a la primera, al tratarse de la formulación de “pensamientos, ideas y opiniones” [art. 20.1 a) CE], sin pretensión de sentar hechos o afirmar datos objetivos, dispone de un campo de acción que viene sólo delimitado por la ausencia de expresiones indudablemente injuriosas o sin relación con las ideas u opiniones que se expongan y que resulten innecesarias para la exposición de las mismas (STC 105/1990, de 6 de junio, FFJJ 4 y 8; STEDH, caso Castells, 23 de abril de 1992, & 46). Cuando se persigue suministrar información sobre hechos, la protección constitucional se extiende únicamente a la información veraz [art. 20.1 d) CE]. Este requisito de veracidad no puede, obviamente, exigirse de juicios o evaluaciones personales y subjetivas, sin perjuicio de que, de venir aquella información acompañada de juicios de Sociedades de la información y la vida privada 255 valor u opiniones, como sucede en el caso de autos, estas últimas deban someterse al canon propio de la libertad de expresión [art. 20.1 a) CE], pues el ejercicio del derecho de crítica tampoco permite emplear expresiones formalmente injuriosas o innecesarias para lo que se desea expresar o comunicar, que bien pueden constituir intromisiones constitucionalmente ilegítimas en el honor ajeno (SSTC 105/1990, de 6 de junio, 85/1992, de 8 de junio, 134/1999, de 15 de julio, 192/1999, de 25 de octubre).Como hemos dicho en la STC 180/1999, resumiendo nuestra doctrina sobre el particular (FFJJ 4 y 5, y las restantes Sentencias allí citadas), el derecho al honor es un concepto jurídico cuya precisión depende de las normas, valores e ideas sociales vigentes en cada momento. De allí que los órganos judiciales dispongan de un cierto margen de apreciación a la hora de concretar en cada caso qué deba tenerse por lesivo de aquel derecho fundamental. No obstante esta imprecisión del objeto del derecho al honor, este Tribunal ha afirmado que ese derecho ampara a la persona frente a expresiones o mensajes que lo hagan desmerecer en la consideración ajena al ir en su descrédito o menosprecio o que fueran tenidas en el concepto público por afrentosas. Por tal razón hemos dicho que las libertades del art. 20.1 a) y d) CE ni protegen la divulgación de hechos que, defraudando el derecho de todos a recibir información veraz, son simples rumores, invenciones o insinuaciones carentes de fundamento, ni dan cobertura constitucional a expresiones formalmente injuriosas o innecesarias para el mensaje que se desea divulgar, en las que simplemente su emisor exterioriza su personal menosprecio o animosidad respecto del ofendido. No cabe dejar de advertir, sin embargo, que este derecho fundamental al honor está, a su vez, limitado por los derechos fundamentales a opinar e informar libremente. Por ello cabe la posibilidad, según las circunstancias del caso, de que la reputación ajena tenga que soportar restricciones cuando lo requiera la relevancia pública de aquello sobre lo que se informa o se opina. Así, hemos dicho en la STC 171/1990, de 12 de noviembre, citada a su vez por la 200/1998, de 14 de octubre, que los derechos fundamentales de quienes resulten afectados “han de sacrificarse en la medida en que resulte necesario para asegurar la información libre en una sociedad democrática, tal como establece el art. 10.2 del Convenio Europeo de Derechos Humanos.Debe señalarse además que la reputación protegida por el art. 18.1 CE no solo es la penalmente protegida. También aquella opinión o información que, aun no siendo injuriosa en términos penales, pueda suponer objetivamente un menoscabo del honor ajeno al divulgar expresiones o hechos concernientes a la vida de una persona cuando la difamen o la hagan desmerecer en la consideración ajena, puede conculcar el art. 18.1 CE, pudiendo ser objeto de protección ante la jurisdicción civil y, en su caso, ante este Tribunal (art. 7.7 de la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo)”. 3. La encuesta de Marist mostró que las personas mayores de 60 años eran las más inquietas por su privacidad, y también que las mujeres estaban más preocupadas 256 José Gregorio Nava González Frónesis Vol. 18, No. 2 (2011) 239 - 257 que los hombres en este sentido. “Estamos ante una nueva era de la información. Algunas personas están preocupadas, son reacias y les asusta la magnitud de la información en Internet. Hay un elemento de privacidad que algunos individuos sienten que están perdiendo”, dijo Lee Miringoff, director del Instituto para la Opinión Pública del Marist Collage. La privacidad en las páginas de redes sociales es un problema constante. Facebook cambió recientemente sus políticas para facilitar al usuario un mayor control sobre cuanta información de sus perfiles es pública tras las protestas de organismos de control de la privacidad y usuarios sobre la dificultad de cambiar los ajustes predeterminados de sus cuentas. La encuesta mostró que el 27% de los 1.004 consultados estaban sociales, mientras que un poco más del 23% estaba muy preocupado. Los estadounidenses más mayores están mas preocupados por la prevaciada, según Miringoff, porque las redes sociales no están tan dirigidas a ellos naturalmente como para los más jóvenes, que muestran una actitud más despreocupada hacia las páginas de Internet y su privacidad. En general, el 43% de los estadounidenses aseguraron que mantenían el contacto a través de páginas de Internet de redes sociales como Facebook, MySpace o Linkdeln. Un 40% de los hombres y un 45% de las mujeres confirmaron que contaban con un perfil de alguna red social. Lista de Referencias CABRERA, J.E. (2007). Contradicción y Control de la Prueba. Caracas: Editorial Jurídica ALVA, S. R. L. COSSIO, C. (1964). La Teoría Egológica del Derecho y el Concepto Jurídico de Libertad. 2da. Buenos Aires: Ed. Aveledo – Perrot. GOIG, J. y Otros. (2006). El Sistema Constitucional de Derecho y Libertades según la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Madrid: Editorial Universitas Internacional, S.L. NOVOA, E. (1979). El Derecho a la Vida Privada y Libertad de Información. Un Conflicto de Intereses. México: Editorial Siglo Veintiuno. ORTÍZ, R. (1992). La Vida Privada, el Honor y a la Reputación. Premio Anual de la Procuraduría General de la República. Caracas. __________(2001). Hábeas Data. Derecho Fundamental y Garantía de Protección de los Derechos de la Personalidad. Caracas: Editorial Frónesis, S.A. RODRIGUEZ, G. (2001). “El Derecho Frente al Desarrollo Científico – Tecnológico”. En, Frónesis. Año 17. No. 34. Universidad del Zulia. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Maracaibo–Venezuela: Instituto de Filosofía del Derecho “Dr. José M. Delgado Ocando”. Sociedades de la información y la vida privada 257 _________________(1996). “Cumbre Mundial Sobre la Sociedad de la Información: Desafíos”. En, Frónesis. Vol. 12. No. 2. Universidad del Zulia. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Maracaibo-Venezuela: Instituto de Filosofía del Derecho “Dr. José M. Delgado Ocando”. SCHERER –WARRES, I. (S.A.). Redes Jurídicas y de Movimientos en la sociedad de Información.