El dolor y la memoria de los jóvenes Ruth Lidia Guzmán* Resumen En el siguiente trabajo se plantea la posibilidad de comprender la obra arquitectónica, especialmente los monumentos, como arte de nuestro tiempo. Al mismo tiempo, habla del simbolismo en la interpretación del Paseo y Monumento a los Caídos en Malvinas, en Comodoro Rivadavia, Argentina. Y la pintura del sufrimiento, “Los fusilamientos de la Moncloa” (o “El 3 de mayo de 1808”) de Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), pintura al óleo, localizada en el Museo del Prado en Madrid. En cuanto a los objetivos buscados en el trabajo, se intenta responder a la pregunta por la percepción estética y la apreciación artística del paseo y monumento, acompañado de una interpretación del sentido oculto a partir del significado simbólico y metafórico. Palabras clave: estética – memoria – Malvinas Introducción El siguiente trabajo plantea la posibilidad de comprender la obra arquitectónica como arte de nuestro tiempo. Al mismo tiempo, habla del simbolismo en la interpretación del Paseo y Monumento a los Caídos en Malvinas, ubicada sobre la Avenida Ducós, Comodoro Rivadavia, Argentina. Y la pintura del sufrimiento, “Los fusilamientos de la Moncloa” (o “El 3 de mayo de 1808”) de Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), pintura al óleo, localizada en el Museo del Prado en Madrid. En cuanto a los objetivos buscados en el trabajo, se intenta responder a la pregunta por la percepción estética y la apreciación artística del paseo y monumento, acompañado de una interpretación del sentido oculto a partir del significado simbólico y metafórico. Por otro lado, la hipótesis de trabajo propuesta señala una solución inmediata en referencia a dos épocas distintas (siglo XIX –la invasión de los franceses en España-, y en el siglo XX –la guerra de las Malvinas de 1982), en referencia a la segunda época histórica, se habla de dos inauguraciones de la obra artística. La primera data del año 1985, y, la segunda corresponde al año 2007 (siglo XXI). Si bien, la obra de Goya y los monumentos recordatorios de Malvinas son obras diferentes y distantes, históricamente, éstas tienen una temática en común, el dolor y la memoria en el sujeto que acarrea de por vida los efectos de la guerra. Reseña sobre el Monumento a Malvinas “El 14 de diciembre de 1985, en una sencilla pero emotiva ceremonia, en horas del mediodía la Municipalidad de Comodoro Rivadavia dejó inaugurado el monumento a la Fuerza Aérea Argentina, integrante de un grupo escultórico que compondrá la plaza Islas Malvinas, en el predio que se encuentra ubicado sobre la avenida Hipólito Yrigoyen, entre las calles Martín Miguel de Güemes y 9 de Julio. En la misma se hallaban presentes el gobernador provincial, doctor Atilio Oscar Viglione y otras altas autoridades provinciales y locales Durante el transcurso de la misma, el intendente Morejón pronunció una encendida alocución, en la cual convocó a todos los hombres y mujeres de esta ciudad, para dejar esa pasividad y luchar por lo nos corresponde” (El Patagónico, 14/12/1985). En la actualidad (2009), se reemplaza la vieja escultura del año 1985 por un monumento que responde a rescatar la memoria de todos los ex – combatientes, y de todas las Fuerzas. En este caso, se busca exhibir una obra de arte que no denote la guerra explícitamente, sino que, ésta tiene como característica despojar de todo resabio del conflicto bélico. Es decir, no se la representa como si fuese algo digno de recordar, en el que se rescata la bravura del aviador, con la frente en alto y una actitud de orgullo, sino que, la representación connota un objeto de arte que hace un llamado a la pacificación y el consuelo; lo cual se logra no incorporando elementos de la batalla como las armas o el avión puesto que, la guerra de Malvinas es un hecho humillante para la memoria colectiva de la gran mayoría de los ciudadanos argentinos. Así lo expresa el Director de Cultura Mario Morón al matutino local Diario Crónica: “El resultado del concurso público fue muy interesante, se eligió una obra simbólica, reconocible, que presenta cortes tipo flecha direccionales y en una de las caras estarán grabados los nombres de los 655 jóvenes caídos en Malvinas, una de las cosas más importantes es que se buscaron símbolos que reemplazaran el uso de las armas” (Diario Crónica, 15/12/2006) Fotografía N°1 – Paseo y Monumento a los caídos en Malvinas . Comodoro Rivadavia. Descripción de la obra: Es una estructura totalmente construida en hormigón armado y revestida con piezas únicas de mármol. Autor del Proyecto: El prototipo elegido pertenece a Nicolás Picón Fernández, un joven arquitecto oriundo de Comodoro Rivadavia. Colaboradores: Arq. Marco Praga, Arq. Sebastián Marsiglia, Arq. Patricio Garaguso. Asesor Estructural: Estudio Ing. Nicastro. Asesor en Iluminación: Arq. Jorge Braverman. Aspectos técnicos: El Monumento ocupa alrededor de 30 m de largo por casi 3 de alto. Contratista: Ruca Ingeniería S.R.L. es la empresa constructora de la obra. Ubicación: Av. Ducós en la ciudad de Comodoro Rivadavia. Chubut, Argentina. En el 2007 se inaugura el Paseo y Monumento a los caídos en Malvinas. El artículo del diario local Crónica señala: “El monumento es una bella construcción, de líneas simples, cuyo contenido y simbolismo, le dan jerarquía y ha sido concebido como parte central del Paseo a los Caídos en Malvinas. (…) Fue elegido entre proyectos presentados tras la convocatoria realizada por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia. Continuando con la descripción de la obra inaugurada: “Los bancos y la iluminación que forman parte, invitan a la reflexión y a la memoria. (…) Un elemento sobresaliente está integrado al paseo y es una continuación horizontal, vertical y de nuevo horizontal simboliza la unidad de sentimiento, en la unidad de la Nación y la unidad de las Fuerzas. (…).” (Diario Crónica, 01/04/2007). Por lo tanto, podría decirse que el objeto artístico es propio de nuestra época contemporánea, ya sea desde el punto de vista del significado histórico que el sujeto le otorgue al objeto, o bien, el arte del presente dispone de materiales concretos o recursos filosóficos para apropiarse o hacer uso como mejor le convenga al creador. Vicente Jarque (2005) apunta: “Todo, en principio, puede hacerse de tal modo que sea arte (…) de un resuelto pluralismo en cuyo marco, al menos en principio, anything goes”. Interpretación crítica del Paseo y Monumento a los Caídos en Malvinas (Picón) y Los fusilamientos de la Moncloa (Goya y Lucientes) El Monumento a los Caídos en Malvinas produce no sólo impresiones impactantes en relación al tamaño de sus dimensiones y las formas extrañas del mismo, sino que, despierta en el sujeto que la contempla, el sentimiento de lo sublime. Esto significa que su admiración es sublime, dado que la ubicación del Paseo de Malvinas, pone a disposición de quién la mire, dos factores: el primero, el elemento natural como el mar que contribuye a acentuar el sentimiento mediante el efecto visual de inacabamiento. El segundo factor es la soledad, este elemento se debe a la propia localización del objeto artístico, que se encuentra alejado del paisaje urbano de la ciudad. Sin embargo, esta ubicación permite al simple admirador, la posibilidad de reflexionar sobre el pasado. De este modo, se conjugan el elemento material o artificial (el Paseo y Monumento a los Caídos en Malvinas) que se confunde con el paisaje natural (el mar). Por lo tanto, la visión de estos factores fusionados, enfatizan el valor sublime de la estructura arquitectónica, inmersa en el mar de las aguas profundas de la soledad. Parafraseando a Kant, este sentimiento, conmueve, en el sentido de que él es acompañado de la melancolía. Además, el monumento responde a dos características esenciales que lo convierten en sublime, estas son, su tamaño grande y su sencillez. La belleza de la creación arquitectónica radica en las formas simples y armónicas. La austeridad de sus formas, llama la atención del transeúnte, puesto que el monumento no representa fielmente la figura de un ex –combatiente de Malvinas. O dicho de otro modo, el vínculo del objeto de arte representado no es una representación mimética de la realidad, es decir, no es una imitación de la figura del soldado, tal como la percibimos en la realidad, sin distorsiones de la figura humana, sino lo contrario. Picón, creador de la obra, apela a la memoria. Es decir, se trata de salvaguardar las distancias del tiempo y el espacio. En consecuencia, la distancia que separa no sólo a la Argentina respecto a las Malvinas, sino, también, la del sujeto en estrecha vinculación con el paso del tiempo, marcado por la bella huella del Monumento que rescata la memoria de los protagonistas del conflicto bélico de 1982. Así, la obra tiene como función guardar el respeto de la memoria y el dolor de los 655 jóvenes que ya no están. Asimismo, éste permite la posibilidad de que los casi niños de ayer (hoy veteranos de guerra) posean un espacio para memorar y puedan reflexionar con madurez la experiencia trágica de su juventud. Según el Arq. Picón, autor del proyecto, “se trata de un sitio entendido como un espacio de uso de contemplación, que invita a la reflexión y a la memoria. De esta manera el sentido del homenaje es sugestionado a través de la materialización del sentimiento”, (Diario Crónica, 15/12/2006). Además, en el Monumento a los Caídos, se ocultan las duras, sangrientas y cruentas imágenes de la guerra. De modo tal, que lo sublime terroríficamente (Kant, 2004) se oculta a la mirada pública. El coraje sobrehumano de los mártires sólo puede comprenderse con la belleza de sus acciones durante el conflicto, y no de otra forma. Puesto que, ellos son los dueños de la belleza amarga, en este caso, el sentimiento sublime (Kant, 2004). Al fin de cuentas, sus cuerpos fueron utilizados para rescatar la decadencia del Estado de terrorismo que reinaba a principios de los ochenta en el país. En abril de 2007, en relación a la conmemoración de los 25 años de la guerra de Malvinas, en el diario Clarín se indicaba: “(…) ciertos giros históricos en el Tercer Mundo ya no eran bienvenidos no tolerados en los centros de poder. Es curioso, porque en este momento en que el mundo parecía ordenarse de acuerdo con el imaginario de los militares que usurparon el poder en la Argentina en marzo de 1976, éstos empezaron a cavarse de modo entusiasta la propia fosa. La tumba tendría un nombre, Malvinas, y un epitafio: derrota y humillación. Sobre todo, el llamado entonces giro a la derecha de la sociedad estadounidense a fines de los años 70 que dio con Reagan en la Casa Blanca en el inicio de los 80, los había llenado de entusiasmo y, según se sabe ahora, de una omnipotencia boba” (Cardoso, 2007). Las consecuencias de una guerra absurda son: caída del régimen dictatorial, el derramamiento de la sangre de miles de inocentes, y la vuelta de la democracia. El valor estético en el Monumento a los Caídos es sumamente bello, en el sentido de que su representación cumple con la armonía de sus formas, sus líneas son rústicas pero bien acabadas, que agrada la mirada del visitante al Paseo de Malvinas. Precisamente, en lo simple, ahí es donde radica la belleza desnuda de la obra; despojada de adornamiento y pompa o figuras extravagantes como el Monumento a la Fuerza Aérea Argentina de 1985 (que podría pecar de excesivo orgullo nacionalista). En fin la apreciación estética y artística del Monumento expresa la verdad de la historia, que es sepultar las ideas erróneas de la guerra del ´82. La belleza desnuda que se oculta en una representación simbólica de la memoria y el dolor infinitos, conlleva una doble interpretación del sentido oculto del Monumento a los Caídos. En el diario local, Crónica se dice: “Más allá del desgarro territorial y la subdivisión en dos partes en términos físicos, se vincula el sentimiento de dolor que implica el objeto de su existencia. Una analogía de las dualidades emocionales, espaciales y temporales que no dejan de lado el sentido enaltecedor que pretende evocar la memoria” (Diario Crónica, 01/04/2007). Ahora bien, la doble interpretación del sentido oculto se manifiesta de la siguiente forma: la primera interpretación, se expresa mediante la metáfora materializada en la estructura, que presenta largas extensiones horizontales tendidas hacia el mar. Posiblemente, éstas desean alcanzar las Islas Malvinas. El medio local, agrega: “Las líneas generales del proyecto direccionan la visión al horizonte, al mar y a Malvinas. El tratamiento del suelo evoca la cuestión geográfica y la forma nace de la tierra, repite sus gestos como una nueva topografía, como un lazo o puente que se alza y proyecta reafirmando la continuidad territorial con Malvinas”(Diario Crónica, 01/04/2007) Pero las extensiones horizontales, permanecen, allí, como dos puentes colgantes de doble vías que ha sufrido una ruptura (una vía que los transporta en el viaje de ida hasta la guerra, y, la otra vía, que jamás les permitirá regresar a sus vidas como ciudadanos con derechos plenos). La segunda interpretación, se asocia con el simbolismo del Monumento, esto significa que esta manifestación cultural-histórica representa la verdad bella (si se quiere). Es decir, se recurre a sensaciones agradables del posible público receptor para obtener la aceptación; sin necesidad de recurrir a imágenes explícitas del dolor en la guerra. El diario local Crónica agregaba: “están grabados los nombres de los Caídos y como elemento corpóreo la silueta de Malvinas. Estos están inscriptos, contenidos y cobijados en la unidad, como partícipes constantes del espacio y en consecuencia de nuestra cotidianeidad” (Diario Crónica, 01/04/2007). En el objeto artístico, sí se expresa para quién lo aprecie, una construcción, hermosamente planteada, en el sentido de que es digna, es adecuada para la memoria de los caídos. Lo cual, se observa en el centro de la estructura, en la que se haya grabada los nombres de los fallecidos. De esta manera, la parte del centro representa el corazón de dos tierras (la propia, Argentina, y las Malvinas) que cobijan en su seno, tal como lo haría una madre que abraza a su hijo para darle calor y afecto. Esto significa que la memoria de los jóvenes descansa eternamente, tanto en el seno de la patria que los vio nacer (el Monumento a los Caídos, situado en Comodoro Rivadavia) como la otra tierra (Malvinas), testigo mudo del sufrimiento de los adolescentes que afrontaron, valientemente, su destino desconociéndolo. El Monumento a los Caídos en Malvinas es la expresión de la catarsis, producto del padecimiento de la guerra finalizada. De acuerdo con la unanimidad de los especialistas modernos: “la kátharsis o purificación a la que apunta la representación trágica tiene un sentido curativo, más que ético (…) se trata de una consecuencia momentánea o si imprime en el éthos del espectador una orientación o una condición psicológica o moral más o menos duradera, que subsiste, por así decirlo, cuando se ha abandonado el teatro” (Sinnot, en Aristóteles, 2004). La cita precedente sirve para explicar un momento de la vida de los argentinos que viven entre el fervor patriótico y la pena. Tal es así, que en el momento en que se declara la guerra a Gran Bretaña por la soberanía de las Malvinas, la mayoría de los argentinos se sienten ciudadanos partícipes como si estuviesen viviendo bajo un gobierno democrático, expulsan todas sus tensiones (hacen catarsis). Pero no son más que una masa servil y oprimida por el Aparato represor de Estado de aquel entonces. En relación a lo dicho, (Althusser, 1988,21) explica el término de esta forma: “la definición del Estado como Estado de clase, existente en el aparato represivo de Estado, aclara de manera fulgurante todos los hechos observables en los diversos órdenes de la represión (…) desde las masacres hasta las simples intervenciones de una censura que prohíbe la Religiosa de Diderot o una obra de Gatti sobre Franco”1 Es decir, ya sea que se trate de una forma directa o indirecta de dominación cotidiana de las masas. En el comienzo de los ochenta, el aparato represor de Estado, es el elemento esencial de la preservación de Estado de poder. Althusser (1988, 22) añade: “el aparato de Estado puede seguir en pie como lo prueban (…) los golpes de estado (2 de diciembre de 1851, mayo de de 1958), las conmociones de estado (caída del imperio en 1870, caída de la III República en 1940), (…), sin que el aparato de Estado fuera afectado o modificado; puede seguir en pie bajo acontecimientos políticos que afecten a la posesión del poder de Estado.” Y esto se traduce en el control de posibles actos de repudio o protestas de la gente, ante la dictadura. Aunque, se deduce que la opresión de las masas, es el signo de la 1 El Estado (pág. 18-19), De la teoría descriptiva a la teoría a secas (pág. 21) y Lo esencial de la teoría marxista del Estado (pág. 22) en Althusser. caída de la Junta Militar, -que ostenta el aparato de represión de Estado, y no el poder de Estado a principios de los años 80-. La caída es la manifestación del grito ciego para preservarse en el poder. Por lo tanto, los militares hacen uso de la ingenuidad popular, la excusa es la guerra; el recurso moral, desesperado, para conservar el poder político. Al mismo tiempo, con este hecho se pretende calmar un ambiente que empieza a convulsionar en la última etapa de la dictadura. Por lo tanto, es el inicio del fin de la época oscura, sin que ello signifique el derrumbe del Estado, sino que se trata del ascenso de un nuevo orden a la estructura de la sociedad; el ascenso de la democracia que se producirá en el año 1983. A pesar de la algarabía, los argentinos son espectadores, a los que se les ofrece una salida de purificación falsa, ya que se trata de una mentira anunciada por un dictador delirante (Galtieri) a un público reunido, espontáneamente, en Plaza de Mayo. Entonces, el escenario trágico que se presenta ante la mirada ciudadana es irreal. Rápidamente, la ilusión desaparece. En lugar de ella, aparece la verdadera kátharsis o purificación del sentimiento de decepción y humillación, que sufre la gente. Durante todo el tiempo, ocurre la tragedia (muertes, engaños), sin que ellos noten, su papel de espectadores en la tragedia, ocurrida ante su mirada dormida. De esta manera, el hecho histórico enseña el derrumbe de la época oscura de la Junta Militar, transformada en un Aparato represivo caduco, cuya perdición individual, trae aparejada, la realidad de una crónica anunciada. Esta es, la humillación de un pueblo. En cuanto a la estética de la guerra, tanto la obra de Goya y Lucientes (Los fusilamientos de la Moncloa) como el Monumento a los Caídos, responden al efecto de las imágenes, en un posible receptor de las creaciones artísticas mencionadas. El Monumento, es la metáfora de las Islas Malvinas. Es decir, esta nueva forma de representación del objeto artístico es terrenal, y, a la vez, una visión idílica. El autor recurre a la memoria de los habitantes que han vivido en aquel tiempo. Como así, también, pretende dejar la huella histórica del recuerdo, en las jóvenes generaciones. Para ello, se utiliza una estructura que presenta formas pacíficas, en detrimento de la representación plena de la acción bélica. En cambio, Goya se expresa mediante una obra perteneciente al periodo de conflictos internos del pintor, en el que se refleja, dicho debate en su arte, tornándose su pintura cada vez más triste y negra. Como se lee en su biografía: “observa con expectación cómo se desarrollan los hechos políticos. El estallido de la Guerra de la Independencia en mayo de 1808 supone un grave conflicto interior para el pintor, y aunque su ideología liberal le acerca a los afrancesados y a José I, mientras que su patriotismo le atrae hacia los que están luchando contra los franceses. (…)Al finalizar la contienda pinta sus famosos cuadros sobre el dos y el tres de Mayo de 1808, en los que narra de manera directa el origen del reciente enfrentamiento con la Francia napoleónica, convirtiendo al espectador en un protagonista más de tan atroces episodios”. (ArteHistoria, n/d) No obstante, el Monumento a los Caídos tiene como intención estética, enseñar el significado oculto. Es decir, manifestar, indirectamente, que se trata de una obra de arte bella, que reproduce la lucha armada acabada, y, recordada en el presente. Ésta representa la memoria, -como ya se ha señalado-, de aquellos que nunca pudieron ser portadores conscientes de sus voces (no tuvieron la libertad o el poder de decisión, sobre, luchar por su país o no). Ahora, el monumento es la voz representativa de una generación perdida, a causa del llamado de la tiranía gobernante, embargada de ambición y de locura. En Malvinas, los jóvenes aprendieron la triste lección del dolor y la violencia en todas sus formas. Allí, los muchachos padecen las heladas temperaturas, están hambrientos, abandonados por sus oficiales, incluso, son sometidos a castigos crueles, en caso de desobediencia. Por ejemplo, un soldado argentino es estaqueado por oficiales porque hurta comida o caza unas palomas para subsistir en un entorno hostil. De modo similar, en la literatura Argentina, el Martín Fierro, de José Hernández (una de las obras más representativas del siglo XIX, en la que se denuncian las injusticias, y se deja oír la voz del oprimido), expone un episodio ilustrativo, equiparable a la experiencia del dolor de los soldados en Malvinas. En el poema épico popular, el gaucho relata sus penurias, entre ellas, el servicio militar en la frontera, donde trabajan sin recibir paga ni alimento. Por lo tanto, estas experiencias lo conducen al sufrimiento en su propia carne: “Por de contao, con el tiro se alborotó el avispero; los oficiales salieron y se empezó la junción; quedó en su puesto el nación, y yo fi al estaquiadero. Entre cuatro bayonetas me tendieron en el suelo; vino el mayor medio en pedo y allí se puso a gritar: ¡pícaro, te he de enseñar andar reclamando sueldos!” (Hernandez, 2008) De acuerdo con Jorge Luis Borges: “Martín Fierro es la obra capital de la literatura Argentina. Su valor humano y estético es innegable.” (Borges, en Hernández, 2008) Entonces el valor estético y humano de obras como el Martín Fierro o la pintura de Goya y Lucientes o el Monumento a los Caídos, son poseedores de dichos valores, que no se pueden cuantificar ni dar un juicio de la razón pura. Puesto que, la belleza de estas manifestaciones de la cultura, sólo se pueden aprehender, recurriendo a los sentimientos del contemplador, su subjetividad. En relación a esto, Kant señala: “El juicio del gusto no es, pues, un juicio de conocimiento; no es por tanto lógico sino estético, es decir, que el principio que lo determina es puramente subjetivo.” (Kant, 1999). Por otra parte, el análisis del Monumento permite a los críticos principiantes, formular nuevas interpretaciones que les permiten comprender, participar y acceder al mundo del arte, por ende, esto es una suerte de democratización de la percepción estética. Dicho de otro modo, se trata de la posibilidad de que un amplio público, sea esta especialista o gente común, aprecien a su modo tales obras de arte sin la necesidad de emitir una crítica de arte, es decir, sus impresiones u opiniones. Al respecto, Gerard Vilar (2005) indica: “en los últimos tiempos hemos asistido a un progresivo proceso de democratización del mundo del arte, con más y más ciudadanos alrededor del mundo del arte participando en la producción, distribución y recepción del arte moderno y contemporáneo”. En la pintura, Goya expresa explícitamente las acciones de los soldados franceses disparando a sangre fría a los prisioneros. Aquí se intenta imitar los hechos de la vida tal como ocurren. Él no esconde la violencia ni pretende jugar con el sujeto, sino que, lo integra de lleno al cuadro con el objeto de que la historia de su tierra, en este caso los fusilamientos, sea revivida, repetidamente, por parte del observador contemporáneo. El valor del lienzo, se halla en que la estética de las imágenes de la guerra, expresan significados que hablan por sí mismos, tal como Foucault (1970) explica: “El lenguaje desborda, de alguna manera, su forma propiamente verbal, y que hay muchas otras cosas en el mundo que hablan y que no son lenguaje. (…) los rostros (…) hablan hay lenguajes que se articulan de una manera no verbal”. Es decir, éstas trasmiten el silencio de la batalla acabada, que se enseña en los gestos corporales de las personas representadas. En el óleo se observa la posición dominante del pelotón de fusilamiento, sus caras no se ven, no tienen identidad, sino que son marionetas uniformadas, ellos son autómatas que adquieren el mismo movimiento mecánico cuando aprietan el gatillo de sus armas, una, y, otra vez, para matar. Con esta acción, los cuerpos se amontonan en el suelo para brindar una imagen sombría y dantesca del infierno, reforzada por el color rojo de la barbarie –en la que se remite a la sangre de las víctimas-. Entre las figuras patéticas, se destaca la aflicción de un hombre vestido con ropas claras -camisa blanca y pantalones amarillos-, en contraste con los condenados y los soldados franceses, quienes llevan puesto, atuendos en tonos oscuros, grises, marrones para simbolizar la muerte. Goya es el artista que ha tomado como recurso principal las tonalidades oscuras para la pintura. En cuanto a las tonalidades utilizadas en Los fusilamientos de Moncloa, hay juego del claro/oscuro, el claro responde al vestido del hombre posicionado en el centro con los brazos en alto, él ilumina el campo de batalla para connotar la matanza de los inocentes. Y, por otra parte, la parte enemiga, la atmósfera lúgubre del campo rodeada de oscuridad, es interpretada como el avance de las fuerzas napoleónicas sobre el territorio español. Por lo tanto, su técnica en el periodo de creaciones negras y de sufrimiento, se vuelve suelto y empastado, muestra su subjetividad, sus miedos, su locura. Retomando, la interpretación del cuadro, posiblemente, el personaje central focalizado con colores claros, levanta los brazos en señal de rendición. Aunque, es más probable que este gesto se compare con un Cristo crucificado, rodeado de sus discípulos, también, a punto de morir a su lado. La expresión del rostro del protagonista comunica el silencio de la batalla, es decir, aquello que el receptor no alcanza a oír ni mirar. Como el momento en que la bala atraviesa los cuerpos o la sangre, emanando a borbotones de los cuerpos. Sino que se observa la acción final de la guerra. La pintura, imita el sufrimiento silencioso del hombre retratado en el centro de la pintura, que pide con su mirada, misericordia a sus verdugos. Mientras, el resto permanecen angustiados, atemorizados e impotentes ante el enemigo, sólo les queda esperar su fin. De este modo, lo sublime terrible atrapa al espectador de esta pintura lúgubre, puesto que posee una atmósfera perfecta de encierro y perdición en una fosa negra a cielo abierto, llamada montaña del Príncipe Pío que los deja sin escapatoria. Por su parte, Picón en su obra el Monumento a los Caídos, representa el sentido pacificador e ilumina, en el tiempo presente, a los combatientes de Malvinas que han quedado bajo el fuego de la guerra. A pesar de la expresión del sufrimiento, en el cuadro, éste agrada porque depende del observador, percibir la obra como algo placentero, sin necesidad de encontrar conocimiento en ella, sino, simplemente, obtener sensaciones de placer en el sujeto. Por lo tanto, Kant (2004, 19) formula: “el juicio por el cual yo declaro un objeto agradable, expresa un interés referente a este objeto, y puesto que por la sensación, este juicio excita en mí el deseo de semejantes objetos, y que en esto, por consiguiente, la satisfacción no supone un simple juicio sobre el objeto, una relación entre su existencia y mi estado, en tanto que soy afectado por este objeto. Por esto no se dice simplemente de lo agradable que agrada, sino que nos proporciona placer. No obtiene, de nuestra parte un simple asentimiento, sino que produce en nosotros una inclinación, y para decidir de lo que es más agradable, no hay necesidad de ningún juicio sobre la naturaleza del objeto; también los que no tienden más que al goce (es la palabra por la cual se expresa lo que hay de íntimo en el placer), se dispensan voluntariamente de todo juicio”. Esta cita extensa, es necesaria para explicar las razones del juicio de la simple sensación del placer que experimenta el sujeto observador afectado por el objeto artístico. Esto podría interpretarse, tanto en el agrado (producto de los sentidos) como en el sentimiento sublime terrorífico ante el tiempo incierto. Es decir, una realidad inmortalizada y eterna que denuncia Goya (la inacabable pugna del hombre). Si bien, Los Fusilamientos de la Moncloa es un ejemplo aplicable al Monumento a los Caídos. Es posible, que el sujeto del presente, lo contemple con asombro e inmovilidad, desde el sentimiento suave de terror, en referencia al tiempo pasado, la lucha armada en Malvinas, en la que se reitera como en un espejo, el eterno sufrimiento del hombre. Pero, sobre todo, se repite indefinidamente la violencia y el carácter sangriento, que conllevan el sufrimiento, el dolor y la angustia de las víctimas de las guerras. Conclusión El Monumento a los Caídos en Malvinas es la síntesis de la unión del pueblo argentino con los mártires del conflicto bélico, ocurrido en el año de 1982. Atrás quedaron las políticas esquizofrénicas de un régimen dictatorial delirante, que hizo y deshizo a su parecer las vidas de miles de inocentes. Por todo ello, el monumento representa, el llamado a curar las heridas de la guerra, y la conciliación con el pasado. Sin embargo, el cierre de este capítulo sangriento de la historia Argentina, no significa el olvido del dolor de los jóvenes, por parte de la sociedad, sino que sus experiencias perdurarán en la memoria de toda una comunidad. Memoria materializada en una bella estructura en honor a todos a los veteranos de guerra. De este modo, la obra funciona como una suerte de museo de la memoria a cielo abierto, y, propiedad pública, en tanto patrimonio cultural-histórico y turístico. Por otra parte, se concluye que la pintura de Goya y el monumento tienen estilos diferentes pero con un motivo o leitmotiv reiterativo que es denunciar la verdad de los hechos. En el primer caso, se trata de la persistente necesidad de plasmar imágenes incómodas –por caso los fusilamientos- como si se tratara de un efecto de catarsis para el artista. Y, al mismo tiempo, él mismo proyecta en ella, su compromiso con su patria. Probablemente, en el segundo caso, el deseo del creador patagónico, es manifestar su pensamiento con esta obra arquitectónica que representa la fraternidad de los pueblos, Argentina- Malvinas. Por lo tanto, el objetivo de ésta es: preservar la conciencia histórica del sujeto o del ciudadano comodorense, ante el transcurso del tiempo, mediante el arte de hoy. Bibliografía Althusser, L. (1988). Ideología y aparatos ideológicos de Estado. Freud y Lacan. Buenos Aires: Nueva Visión. Arte de la Guerra Civil Española (Sin fecha). Consultado en: wwww.arteespaña.com ArteHistoria (Sin fecha). Goya, pintor de luces y sombras. Consultado en www.artehistoria.com.es ArteHistoria. (Sin fecha) Pintura, Los fusilamientos de la Moncloa (o el 3 de mayo de 1808), de Goya y Lucientes. Consultado en www.artehistoria.es/fusilamientos Borges, J. L. (2008). “Introducción”, en Hernández, J. (2008) Martín Fierro. Buenos Aires: Agebe. Cardoso, O. R. 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