DECRETERO DE SENTENCIAS //tevideo, 14 de mayo de 2015. No. 383 VISTOS: Para sentencia definitiva, estos autos caratulados: "HERMÍN, ELSA con ESTADO. MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS. Acción de nulidad" (Ficha No. 765/12). RESULTANDO: I) Que con fecha 9/10/12, a fojas 2, compareció la actora entablando demanda de nulidad contra la Resolución Nº 2457/2010 dictada por el Director General de Rentas con fecha 17 de diciembre de 2010, por la cual se determinaron obligaciones tributarias en cabeza de la contribuyente GRAN TORRE S.A. por concepto de IRIC, COFIS, IVA, PATRIMONIO e ICOSA (Num. 1º), se tipificaron a su respecto las infracciones de mora, contravención y defraudación, con sus correspondientes sanciones (Num. 3º, 4º y 5º), y se declaró personalmente responsable a la Esc. Elisa HERMÍN de una multa de $15.205.833 como sanción por defraudación, equivalente a tres veces el monto de los impuestos defraudados por su actuación personal (Num. 7º). Expresó que la resolución impugnada funda la defraudación en el argumento de que la actora “contribuyó activamente a crear la red artificial utilizada por su cónyuge para evadir tributos, en tanto participó en la constitución de las sociedades en conocimiento de quienes figuraban como titulares dependientes de su marido y se encargaba de la gestión administrativa de dichas sociedades realizando los pagos a la Dirección General Impositiva y Banco de Previsión Social”; a su juicio, ninguna de las circunstancias mencionadas, a la luz de la realidad de los hechos acreditados en el expediente, configura defraudación, por lo que no se justifica de ningún modo el encuadre de la conducta en la infracción regulada en el art. 96 del Código Tributario. Adujo que los actos de constitución de las empresas que supuestamente habrían permitido la defraudación de GRAN TORRE S.A. son atribuibles jurídicamente a quienes los solicitaron y oportunamente otorgaron, y no a quien certificó notarialmente la documentación; la labor de la escribana compareciente se limitó a redactar, certificar y testimoniar los documentos, esto es, a viabilizar formalmente la constitución de las empresas, por lo que jurídicamente los actos son atribuibles a los titulares de las empresas solicitantes, y no a la escribana actuante, quien no otorgó documentos simulados sino reales. Manifestó que es cierto que la compareciente conocía a los otorgantes e incluso sabía que muchos de ellos se habían desempeñado y se desempeñarían en la empresa GRAN TORRE S.A., pero de ahí a sostener que las empresas se constituyeron a instancias de la compareciente como un vehículo para proceder a la defraudación existe una distancia enorme, que no resulta acreditada en el expediente. Sostuvo que los actos de constitución de las empresas impugnadas se otorgaron sin ningún orden y sobre todo sin ningún designio, sino que fueron otorgándose en la medida que se fueron solicitando por los titulares de acuerdo a sus necesidades; la compareciente no coordinó ni organizó ninguna red artificial de empresas, y si luego existió connivencia de estas empresas entre sí y/o con la empresa GRAN TORRE S.A., ello no le consta a la actora. Afirmó que la compareciente no niega estar casada con el Sr. Jesús FUCIÑOS, Director de GRAN TORRE S.A., ni ser la madrastra de Verónica FUCIÑOS, integrante de la empresa VEROPIEL ESPAÑOLA LTDA., también involucrada en estos autos; tales lazos familiares explican la intervención de la compareciente en el otorgamiento de los documentos impugnados y también el conocimiento que ésta tenía de algunos de los ex empleados de GRAN TORRE S.A., por lo que no es extraño que éstos concurrieran a su escritorio; pero ello no significa que haya existido un designio fraudulento en su intervención. Señaló que no participó jamás en la labor de las sociedades cuya constitución certificó, ni se responsabilizó nunca por su funcionamiento, así como tampoco intervino jamás en tales empresas; si bien la compareciente algunas veces abonó alguna factura que llegó a su estudio, nunca asumió como una de sus obligaciones controlar el pago de impuestos de estas empresas. Agregó que no conocía siquiera las vicisitudes económicas de la empresa de su marido y que nunca participó en los negocios y contratos que éste decidió celebrar con los titulares de las empresas impugnadas. Sostuvo que se está frente a un hecho que debe ser probado fehacientemente por la Administración, y como surge del expediente, lo único que ha sido probado es la participación de la compareciente en el otorgamiento formal de tales documentos, para luego inferir que dicha constitución se realizó a instancias de la escribana (hecho no probado); la prueba es un deber de la Administración y en este caso no existe prueba que acredite la defraudación de marras, sino una extrapolación abusiva que conecta causalmente, de forma indebida, la participación formal de la actora en el otorgamiento de determinados documentos con la supuesta utilización fraudulenta de tales sociedades. Concluyó que no existió engaño, ocultación ni maniobra dolosa que justifique la defraudación imputada, todo lo cual determina la nulidad del acto impugnado. II) Con fecha 13/12/12, a fs. 11, compareció la demandada a evacuar el traslado conferido. Señaló, en primer lugar, que las actuaciones administrativas que dieron lugar a la resolución impugnada versan sobre la actuación inspectiva realizada a la empresa GRAN TORRE S.A., que gira en el rubro fabricación de prendas de vestir de cuero; durante el desarrollo de la auditoría, se constató la existencia de maniobras fraudulentas, destinadas a disminuir el crédito fiscal: a) documentación de compras obtenidas mediante la creación artificial de siete “empresas proveedoras”, entre las que se encuentran las tres en las que participó en su constitución la Esc. HERMÍN (CUER77 LTDA., SERVICUER LTDA. y CANDURRI, IRRAZABAL Y OTROS SOCIEDAD DE HECHO); b) documentación de compras falsificadas o que no responden a operaciones reales; c) documentación de compras de proveedores que no responden a operaciones reales; d) irregularidades en la contabilidad: ajustes por inflación adulterados y asientos contables sin respaldo. Sostuvo que se ha configurado la infracción de defraudación, de conformidad a lo dispuesto por el art. 96 Código Tributario; la Esc. HERMÍN constituyó dos sociedades de responsabilidad limitada y colaboró en la creación e inscripción de una sociedad de hecho cuyas facturas luego fueron utilizadas por GRAN TORRE S.A. (empresa de su marido) a los efectos de aumentar los gastos, y así disminuir el importe del crédito fiscal, lo que constituye el enriquecimiento indebido que requiere la norma. Expresó, en cuanto al engaño, que el mismo debe entenderse concretado en la creación artificial de sociedades comerciales, puesto que la Escribana conocía de primera mano que se trataba de construir una fachada que permitiese encubrir relaciones de dependencia; su intervención en la maniobra no se limitó a prestar servicios profesionales; la actora maliciosamente parece haber olvidado que fue directora de GRAN TORRE S.A., al menos durante seis años, por lo que no puede aparentar ajenidad. Agregó, asimismo, que la actora ha reconocido que conocía por sus vínculos familiares a quienes participaban de estas sociedades; declaró en vía administrativa que conocía al Sr. Miguel PARES, socio de SERVICUER LTDA. (“el señor es portero de la empresa GRAN TORRE S.A.), así como a José CUPLA, socio de CUER77 LTDA., y a los miembros de la sociedad de hecho; de ello puede deducirse que sabía que las personas que constituían las sociedades no tenían la capacidad técnica para prestar los servicios documentados en la factura, como ser estar a cargo de una empresa cuyo giro es “comercio al por mayor de lana, cuero y cerdas” (SERVICUER LTDA.). Por otra parte, añadió, le constaba a la accionante, en tanto escribana de la constitución de las sociedades referidas, que el capital requerido para las mismas -y por ende sus honorarios- eran abonadas por el Sr. FUCIÑOS, lo cual ha sido reconocido por éste; a su vez, no puede dejar de señalarse también que surge de los antecedentes administrativos que los domicilios que incluía en las certificaciones eran los mismos de GRAN TORRE S.A., e incluso su propio domicilio particular. Adujo que la compareciente reconoció que se encargaba de abonar las deudas tributarias de dichas sociedades, indicando que lo hacía como un servicio accesorio al notarial; dicha versión no es verosímil a la luz de las circunstancias relatadas y al hecho que el ejercicio de tales actos de administración claramente trasciende la actividad de la profesión notarial. Afirmó entonces que existe una pluralidad de indicios convergentes hacia un mismo hecho, es decir, indicios unívocos y concordantes que evidencian la participación de la Esc. HERMÍN en la maniobra defraudatoria perpetrada por su cónyuge a través de GRAN TORRE S.A. contra esta Administración Tributaria, participación que se encuentra agravada por su carácter de escribana pública, ya que a mayor conocimiento y especialización, mayor responsabilidad por la consecuencia jurídica de los actos que se realizan. Señaló que la actora era plenamente consciente que la realidad fáctica era diferente a la realidad jurídica que colaboró a crear, y que es precisamente esta conciencia de estar colaborando con un resultado indebido, la que la hace partícipe de la maniobra defraudatoria, y por lo tanto responsable de la misma. Concluyó que no se da en el caso ninguna “extrapolación abusiva” de la conducta de la actora, sino una adecuación de la misma al tipo infraccional descripto en el art. 96 Código Tributario; en base a lo antedicho, se entendió que se habrían configurado las hipótesis previstas en los literales B y G de dicha norma, que hacen presumir la intención de defraudar. En suma, solicitó el rechazo de la demanda incoada. III) Abierto el juicio a prueba, se produjo la que se encuentra certificada a fs. 24; corresponde a la demandada la de fs. 21 a 23, no habiendo producido prueba alguna la parte actora. Se agregaron a los autos, antecedentes administrativos presentados por la parte demandada en 1.296 fojas. Con posterioridad alegaron las partes; la actora lo hizo de fs. 27 a 28, y la demandada de fs. 31 a 34. IV) Pasados los autos al Sr. Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo (Dictamen Nº 385/2014 a fs. 37), aconsejó el rechazo de la demanda incoada. C O N S I D E R A N D O: I) Que, se ha agotado en debida forma la vía administrativa e interpuesto tempestivamente la acción de nulidad, supuestos que habilitan a que el Tribunal ingrese al análisis de la controversia planteada. II) Que, la actora impugna la resolución Nº 2457/2010, dictada por la DGI el 17 de diciembre de 2010, en virtud de la cual se le imputó la comisión de la infracción de defraudación y se le impuso una multa de $ 15.205.803, suma equivalente a tres veces el monto de los impuestos defraudados por su actuación personal. La Sra. Hermín cuestiona la configuración de la mentada infracción, sosteniendo la inexistencia de ejecución de maniobra dolosa de su parte, con el propósito de inducir en error al Fisco para obtener un provecho ilícito a expensas del Estado. III) Que, como primera cuestión, conviene precisar que el debate planteado en autos se delimita a decidir acerca de la legitimidad de la imputación de la infracción de defraudación que se le realiza a la actora, Escribana Elsa Hermín. En diciembre de 2005, un equipo inspectivo de la DGI, se constituyó en domicilio fiscal de la empresa Gran Torre S.A., así como en el domicilio de la empresa Servicuer Ltda., proveedora de Gran Torre S.A., domicilio además de la Escribana Hermín, lugar, además, donde ésta tenía su estudio particular. Igualmente, los inspectores se constituyeron en los domicilios de las empresas Stopiello Carlos (unipersonal) y Cuer77 Ltda., ambas proveedoras de Gran Torre S.A. En apretada síntesis, cabe señalar que los inspectores actuantes concluyeron sus investigaciones constatando la existencia de diversas maniobras fraudulentas entre Gran Torre S.A. y sus distintas empresas proveedoras, con el propósito de disminuir el crédito fiscal, maniobras tales como: a) documentación de compras obtenidas mediante la creación artificial de siete empresas proveedoras; b) documentación de compras falsificadas o que responden a operaciones no reales; c) irregularidades en la contabilidad, consistentes en ajustes por inflación adulterados y asientos contables sin respaldo. La Administración consideró que, en el caso de la Escribana Hermín, siendo esposa del Director de Gran Torre, Sr. José Fuciños, había tenido participación activa en la maniobra defraudatoria, al participar al menos en la puesta en marcha de las sociedades Cuer77 Ltda., Servicuer Ltda. y Candurri, Irrázabal y otros Sociedad de hecho, realizando las correspondientes certificaciones para su inscripción ante la DGI, conociendo la condición de quienes figuraban como titulares de las respectivas sociedades (fs. 912 y ss. A.A.). En efecto, en informe del Departamento Jurídico Sección Apoyo Contencioso, se señala dentro de los responsables de la infracción de defraudación tributaria a la accionante Escribana Elsa Hermín, dado que en su calidad de cónyuge del Director y representante de Gran Torre S.A, Sr. Jesús Fuciños Sande y también como ex directora de la referida empresa, había tenido una “participación activa” en la maniobra fraudulenta ya que fue quien “….participó al menos en la puesta en marcha de las sociedades Cuer 77 Ltda, Servicuer Ltda, y de la sociedad de hecho Candurri, Irrázabal y otros (“Grupo de Cortadores del Uruguay” actualmente denominada “Gómez González, Sergio Daniel y Olivera González, Luis Alberto”), realizando las correspondientes certificaciones para su inscripción ante esta Administración Tributaria. Ello lo hizo conociendo la condición de quienes figuraban como titulares de las respectivas sociedades, según surge del acta de fs. 40 y 41, en la que señala conocer a estas personas, así como su carácter de empleados, incluso en un caso portero, de Gran Torre S.A…...” (fs. 915 - 916 A.A.). Y bien. A juicio de la Sede, emerge de manera indubitables de los antecedentes administrativos, la principal intervención de la actora en la creación de sociedades que nunca tuvieron actividad y que sólo se formaron para figurar como falsas proveedoras de Gran Torre S.A., a efectos de que esta última pudiera incluir en sus liquidaciones, operaciones de compra sin ningún tipo de respaldo, de forma de poder disminuir sus créditos fiscales por IVA, COFIS, IRIC e IPAT. La actora aduce que su participación se limitó a certificar las firmas para la constitución de las sociedades sin intervención ninguna en el resto de la operativa. Sin embargo, es preciso señalar que la Escribana accionante no solo realizó la certificación de firmas que admite, sino que, además, prestó su propio domicilio particular y profesional como domicilio fiscal constituido de una de las empresas, tal como se consigna en la muy ilustrativa inspección realizada a la empresa Servicuer Ltda., en la cual la propia Escribana accionante recibió a los inspectores en su domicilio particular coincidente con el de la empresa (fs. 51 A.A). En su voto, el Sr. Ministro, Dr. Juan Pedro Tobía expresa que: “….surge de las actuaciones administrativas que la actora intervino en la constitución de las sociedades Cuer77 Ltda., Servicuer Ltda., y Candurri, Irrázabal y otros Sociedad de hecho. Así, a fs. 52, la actora declara que conoce a los socios de Servicuer Ltda. y que el socio administrador de la misma es portero de la empresa Gran Torre S.A. y que también conoce al titular de la sociedad Cuer77 Ltda., emergiendo de las certificaciones notariales que lucen a fs. 812 y 814 A.A. que intervino en la constitución y disolución de Cuer 77 Ltda. y del certificado de fs. 819 A.A. que participó en la creación de Servicuer Ltda. El Sr. Fuciños, director de Gran Torre S.A. declaró en cuanto a Cuer 77 Ltda., que la misma había sido formada por un empleado de Gran Torre S.A., el Sr. Cupla (fs. 224 A.A.); en relación a Servicuer Ltda., declaró que el socio de la misma, Sr. Pares, también es empleado de la empresa y que el capital para que funcionara la sociedad lo había proporcionado el propio Fuciños (fs. 224 A.A.); agregó que muchas veces las facturas de dichas empresas se hacían en Gran Torre S.A. (fs. 225 A.A.). Por su parte, en relación a Candurri, Irrazabal y otros Sociedad de hecho, al ser interrogado sobre dónde funcionaba dicha empresa, expresó el Sr. Fuciños que la misma, cuando trabaja, lo hace en Gran Torre S.A., que sus socios son ex-empleados de ésta, y que los mismos están en el local de Gran Torre S.A. casi todos los días de la semana (fs. 230 y vto. A.A.). En el informe final de la inspección se analizó la situación de cada una de las empresas proveedoras. En cuanto a Servicuer Ltda., se señaló que el giro de la misma según figura en el RUC es “ventas por mayor de lanas, cueros y cerdas”, que las facturas emitidas a Gran Torre S.A. son por la compra de cueros curtidos por un monto total de U$S 188.258 más impuestos, que uno de sus socios es el Sr. Miguel Pares, quien figura en la planilla de trabajo de Gran Torre S.A. como sereno, que el domicilio constituido coincide con el domicilio particular de Fuciños, y que fue éste quien brindó el capital de giro al Sr. Pares para el funcionamiento de Servicuer Ltda. (fs. 614 A.A.). Respecto de Cuer77, se indicó que figura en el RUC como empresa de “ventas por mayor de lanas, cueros y cerdas”, que las facturas emitidas a Gran Torre S.A. son por compras de cueros terminados por un monto total de U$S 87.055 más impuestos, que en el domicilio fiscal y constituido de la empresa reside la Sra. Alicia Rossi, quien declaró que en ese domicilio no funcionaba ninguna empresa y que no conocía a los socios de Cuer77 Ltda. (fs. 614 A.A.). A su vez, en relación a Candurri, Irrázabal y otros Sociedad de hecho, se informó que figuraban facturas de compras por concepto de prendas cortadas por un monto total de U$S 44.410 y $ 68.888 más impuestos, que tanto el Sr. Candurri, como el Irrázabal fueron empleados de Gran Torre S.A. y que tampoco en este caso la empresa pudo demostrar los medios de pago (fs. 615 A.A.). Dado los elementos reseñados, estimo que cabe coincidir con las conclusiones a las que arribara el Departamento Jurídico de la División Técnico Fiscal respecto a la participación activa de la actora en la maniobra de defraudación, al intervenir en la puesta en marcha de las sociedades Cuer 77 Ltda., Servicuer Ltda. y Candurri, Irrázabal y otros Sociedad de hecho, realizando las correspondientes certificaciones para su inscripción ante la DGI, conociendo la condición de quienes figuraban como titulares de las respectivas sociedades, así como su carácter de empleados de Gran Torre S.A. (fs. 915 y 916 A.A.). Se agrega en un subsiguiente informe del Departamento Jurídico que la Esc. Hermín se encargaba de la gestión administrativa de dichas sociedades, realizando los pagos a DGI y BPS, y que su carácter de profesional excluye, en el caso, la posibilidad de error por falta de asesoramiento o conocimiento de la consecuencia de sus actos, sino que, por el contrario, a pesar de conocer tales consecuencias, igualmente, contribuyó activamente a crear la red artificial utilizada por su cónyuge para disminuir el crédito fiscal y así evadir tributos (fs. 1095 A.A.)…..”. A su vez, en su voto, la Sra. Ministra, Dra. Mariela Sassón manifiesta que: “….El juego de sociedades desarrollado tuvo como centro entonces, a la sociedad Gran Torre S.A. (empresa de la que fue directora y cuyo actual director es su esposo), y las que podrían denominarse “periféricas” (en tanto supuestas proveedoras de aquélla que la actora contribuyó a crear) por lo menos, a las Sociedades de Responsabilidad Limitada Servicuer Ltda. y Cuer77 Ltda., y la Sociedad de Hecho Candurri, Irrázabal y otros. Es importante advertir en primer lugar, que tanto la participación de la actora en la creación de las sociedades, como el conocimiento de los titulares de las empresas “periféricas” de la maniobra no resulta controvertido por la Esc. Hermín. Por el contrario, en su demanda expresó que: “….Es cierto que la compareciente conocía a los otorgantes e incluso sabía que muchos de ellos se habían desempeñado y se desempeñarían en la empresa Gran Torre S.A. pero de ahí a sostener que las empresas se constituyeron a instancias de la compareciente como un vehículo para proceder a la defraudación existe una diferencia enorme -que no resulta acreditada en el expediente. La compareciente no niega haber otorgado notarialmente los documentos pero éstos fueron solicitados por sus titulares a los efectos de crear empresas autónomas -las que si luego funcionaron desde el punto de vista laboral como empresas autónomas o como empresas subordinadas a Gran Torre a esta compareciente no le consta….” (fs. 3 infolios). Además, permanentemente hizo caudal del argumento sobre que desconocía el negocio de la empresa de su Sr. esposo, intento que cae de inmediato, a partir de la constatación de que ella misma fue directora de Gran Torre S.A. En efecto, el vínculo de la actora con dicha empresa, además de lo que refiere a la calidad de director de su esposo, se encuentra dado porque ella misma fue directora de aquélla entre los años 1989 y 1995 (como surge a fs. 665 de los AA). Sumado a ello cabe preguntarse si la escribana nada sabía de los pormenores del negocio de Gran Torre S.A. como afirmó, ¿de dónde se extrae que conocía a los otorgantes, y sobre todo “que muchos de ellos se habían desempeñado y se desempeñarían en la empresa Gran Torre S.A”? Por supuesto surge con claridad que tal pregunta carece de una respuesta lógica…….”. Como bien se consigna en los votos transcriptos precedentemente, el alegado desconocimiento de la accionante de los negocios de su marido Sr. Jesús Fuciños, Director de Gran Torre S.A., resulta insostenible a la luz de lo que emerge del informe de la Sección Notarial del Departamento Jurídico, en cuanto se indica que la Esc. Hermín fue directora de dicha empresa entre el 8 de agosto de 1989 y el 12 de junio de 1995 ( fs. 2 A.A.). La compareciente conocía muy bien la marcha de la empresa de su esposo, todo lo cual se ve reforzado por el hecho del conocimiento que tenía de los empleados de la misma, a quienes certificó como titulares de empresas de fantasía, sin actividad real, o, directamente inexistentes. A su vez, como ella misma reconoce, “pagaba algunas facturas que llegaron a su estudio, como servicio, dinero que le era reintegrado por los titulares de dichas empresas …….” (fs. 1016 vto. A.A.). El Sr. Ministro, Dr. Ricardo Harriague en su voto expone que: “….Sin lugar a dudas, todas las circunstancias relevadas constituyen una pluralidad de fuertes indicios unívocos y concordantes que llevan a pensar, con cierto grado de certeza probatoria, en la efectiva participación de la Esc. Hermín en la maniobra defraudatoria a la que refiere los presentes obrados. Como define magistralmente DEVIS ECHANDÍA el indicio es “un hecho conocido del cual se induce otro hecho desconocido, mediante un argumento probatorio que de aquel se obtiene, en virtud de una operación lógica-crítica basada en las normas generales de la experiencia o en principios científicos o técnicos.” (Cf. DEVIS ECHANDÍA, Hernando: “Teoría General de la Prueba Judicial”, T.II, Zavalía Editor, 5ª edición, Bs. As., 1981, pág. 601). El razonamiento indiciario que utiliza la Administración tributaria es perfectamente legítimo y adecuado para demostrar la existencia del elemento objetivo del tipo infraccional (el fraude o el engaño), tal como surge de la plataforma fáctica verificada en autos. En materia tributaria, la aplicación de tal tipo de razonamiento probatorio se vio contemplada, entre otras, en la Sentencia Nº 348/2014: “Los indicios relevados por los inspectores, unívocos, concordantes y precisos, son suficientes para dar por probada la maniobra consistente en la defraudación por el empleo de doble juego de facturas. Como se ha señalado reiteradamente, mediante el razonamiento indiciario, es posible que el aplicador de la norma llegue, partiendo de uno o más hechos conocidos, a dar por probado un hecho desconocido que tiene relación precisa y directa con aquél. A diferencia de las presunciones legales -tanto las absolutas como las relativas- donde el fundamento de la conclusión presumida es una norma jurídica, la clave en el razonamiento indiciario o en las presunciones de hombre o judiciales, como también se suele llamar a los indicios, está en las máximas de la experiencia. Éstas, reflejando regularidades empíricamente observadas permiten conectar un hecho conocido con el hecho desconocido (Cf. GASCÓN ABELLÁN, Marina: “Los hechos en el Derecho. Bases argumentales de la prueba”, Marcial Pons, Madrid, 2004, pág. 151). Como enseña TARUFFO, el indicio demuestra un hecho secundario, que sirve para establecer, mediante un razonamiento inferencial, la verdad del hecho principal (TARUFFO, Michele: “La prueba de los hechos”, Trotta, Madrid, 2002, pág. 456). Es fundamental que, como sucede en el caso de infolios, exista una pluralidad de indicios, que tengan relación con el hecho a probar, que tengan armonía y concordancia. También que el enlace entre los indicios y los hechos constitutivos de la hipótesis se ajusten a las reglas de la lógica y las máximas de la experiencia de modo que se eliminen las posibilidades alternativas, las hipótesis alternativas. A su vez, es menester que no existan contraindicios que posibiliten desbalancear el razonamiento en sentido contrario (Cf. GONZALEZ LAGIER, Daniel: “Hechos y argumentos. Racionalidad epistemológica y prueba de los hechos en el proceso penal” en AA. VV. “El Derecho en acción. Ensayos sobre interpretación y aplicación del Derecho”, ARA, Lima, 2010, págs. 312 a 321).” También puede verse en igual sentido la Sentencia Nº 541/2012. Así pues, de acuerdo a la plataforma fáctica relevada y de conformidad a lo dispuesto en el art. 96 del C.T, sin lugar a dudas, la imputación de la infracción de defraudación tributaria realizada a la profesional accionante aparece como legítima. En efecto, el fraude o engaño, en tanto elemento objetivo del tipo, se visualiza perfectamente en la pluralidad de indicios relevados, unívocos y concordantes reitero, que la actora no logra destruir ni por asomo tal como era su carga procesal probatoria. Es más, obsérvese que la demandante no produce prueba alguna en sede jurisdiccional, su orfandad probatoria es total. En cuanto al aspecto subjetivo, BERRO sostiene que la intención de defraudar se presume, salvo prueba en contrario, cuando ocurra alguna de las circunstancias descriptas en el art. 96 del C.T., entre las que se encuentran algunas de las constatadas en autos, como ser la “Contradicción evidente entre las declaraciones juradas presentadas y la documentación en base a la cual deben ser formuladas aquéllas” (lit. A); “Informaciones inexactas que disminuyan el importe del crédito fiscal” (lit. D); “Declarar, admitir o hacer valer ante la Administración formas jurídicas manifiestamente inapropiadas a la realidad de los hechos gravados” (lit. G) (Cfm. BERRO, Federico; “Los ilícitos tributarios y sus sanciones”, FCU, 2ª edición, 2007). Dichas presunciones legales tampoco pudieron ser naturalmente desvirtuadas por la accionante, dado su casi nulo afán probatorio demostrado tanto sea vía administrativa como en vía jurisdiccional. Por tanto, en último análisis, se constatan indiscutiblemente los elementos objetivo (el fraude o engaño) y subjetivo (la intención de defraudar) que dan cima al tipo infraccional en cuestión…..”. Por los fundamentos expuestos, el Tribunal, F A L L A: No haciendo lugar a la demanda y, en su mérito, confirmando la resolución Nº 2457/2010, dictada por el Director General de Rentas, el 17 de diciembre de 2010, en la parte objeto de impugnación. Sin sanción procesal específica. A los efectos fiscales, fíjanse los honorarios del abogado de la parte actora, en la suma de $ 22.000 (pesos uruguayos veintidós mil). Oportunamente, devuélvanse los antecedentes administrativos agregados; y archívese.- Dra. Sassón, Dr. Harriague, Dr. Gómez Tedeschi (r.), Dr. Tobía, Dr. Echeveste. Dra. Gianarelli (Sec. Letrada).