Catástrofe petrolera

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Catástrofe petrolera
Dra. María del Carmen Platas Pacheco
30 de mayo de 2010
Catástrofe petrolera
Recientemente, las costas de Louisiana se han convertido en escenario de la
mayor tragedia ambiental de Estados Unidos. Desde el viernes 21 de mayo,
empezaron a llegar a la desembocadura del río Mississippi las primeras
manchas de petróleo, fruto de la explosión de una plataforma petrolera en el
Golfo de México.
Al explotar una plataforma operada por la British Petroleum (BP), se originó
un derrame que está provocando el vertimiento de unos 5,000 barriles diarios
en alta mar, desde un pozo ubicado a 1,525 metros de profundidad marina, con
sus respectivas consecuencias.
La importancia de esta área radica en que es un ecosistema de gran diversidad,
del cual depende gran parte de la pesca de mariscos en el país, además de ser
la zona de descanso de más del 70 por ciento de las aves acuáticas
estadounidenses.
El Presidente Obama afirmó que la explotación marina de petróleo estará
suspendida en esa zona hasta que se concluyan las reparaciones, sin embargo,
ésta seguirá siendo un pilar básico de la política energética del país, aunque
recalcó que debe hacerse de forma segura y responsable.
De todo lo anterior se desprende que los grandes intereses económicos de
Estados Unidos en el petróleo, son más importantes que todo, y pretenden
acallar las voces que de todas partes del mundo denuncian el abuso y la
irresponsabilidad en el uso de este hidrocarburo. El planeta se está
sobrecalentando y destruyendo gravemente a partir del uso y abuso del
petróleo. A través de miles de años, los cadáveres de plantas y animales se
convirtieron en carbón, gas y petróleo, sin embargo, durante los últimos 250
años el hombre se ha encargado de quemar esos restos fósiles para producir
energía; estos desechos han envuelto y contaminado el planeta en una capa de
gases cuyos niveles de toxicidad son muy elevados e impiden los naturales
procesos de la vida. Gran parte de nuestras “modernas enfermedades” son
consecuencia de los altos niveles de contaminación en que transcurre nuestra
existencia.
Asistimos, como civilización, a la gran paradoja de gozar de niveles
impensables de comodidad y facilidades en todos los órdenes de la vida y, al
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Catástrofe petrolera
Dra. María del Carmen Platas Pacheco
30 de mayo de 2010
mismo tiempo, el precio de ese “bienestar” nos está causando la muerte.
Detrás de ese discurso irresponsable y perverso se esconden los grandes
intereses económicos y de consumo, que parecen estar dispuestos a acallar
todas las voces para continuar con su carrera de destrucción y dominio
movilizada por el petróleo y sus derivados.
Desde hace varias décadas, se vienen estudiando formas alternativas de
producir energía con mayor respeto a los ecosistemas, sin embargo, como
estas formas más racionales producirían verdaderas catástrofes a las grandes
comercializadoras y explotadoras de petróleo, supondrían un verdadero
cambio económico mundial, cosa que no les conviene. Pero la reflexión de
hoy no es ociosa, el calentamiento de los glaciales, las inundaciones, las
sequías, las olas de calor, los incendios forestales, la contaminación de mares
y ríos, la acumulación de basura no degradable son muestras claras y
evidentes de que urge una reflexión planetaria que reconcilie al hombre con su
entorno y lo aleje de la tentación de seguir siendo el peor y más feroz
depredador.
Nuestro futuro planetario está en grave peligro, es decir, la vida y la calidad de
la misma para nosotros y las generaciones que nos sucedan; los impactos de
estos abusos en la agricultura, la pesca y las demás actividades de explotación
de recursos naturales, de las que dependen todas nuestras actividades
productivas, y la existencia misma, están al borde de la ruptura del equilibrio.
El hombre moderno, con la inmensa soberbia que le da el dominio, vive de
espaldas a esta realidad, negando o queriendo “ignorar” las consecuencias de
sus acciones, la naturaleza tiene sus límites y sobrepasarlos o pretender que no
existen, en nada cambia la realidad, al contrario.
A fuerza de quemar el petróleo en todas las formas y espacios posibles de
nuestra geografía planetaria, nos acercamos cada día más al momento en que
ya no sea posible rectificar el rumbo de nuestras acciones, y nosotros mismos
seamos consumidos por las catástrofes y calamidades que la irresponsabilidad
de nuestra interacción con el medio ambiente está produciendo. El gobierno de
Obama se ha negado de manera sistemática, argumentando razones de forma,
a la ratificación del Protocolo de Kyoto que prescribe la diversificación de
fuentes de energía, para desincentivar el consumo de petróleo.
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