Programa Noche Viva Etnografías del carrete juvenil nocturno en Bellavista 1 Presentación El presente documento nace de la necesidad de acercarnos más a la vivencia del “carrete” en el espacio urbano de Bellavista, se trata de una profundización en la experiencia de los y las jóvenes en el “carrete juvenil nocturno” de explorar los espacios que no habíamos abordado en un nuestro trabajo durante el año. Si en el período Junio-Septiembre se trabajó fundamentalmente con los pubs y restaurants desde la perspectiva de la capacitación en contenidos de reducción de daño en este investigar-actuar que implica participar y conversar de los “carretes” volvimos nuestra mirada a los espacios masivos y espacios de calle que congregan los jóvenes “carreteros del Bella”. Se trata de una vuelta de tuerca más al “carrete” ya que este no es uno sólo, hay “carretes” y “carretes”, según, género, generación y clase. Y hay temas que atraviesan el “carrete”. La integración y la exclusión de los jóvenes en la ciudad, la capacidad increíble para crear vínculos en espacios que nos han sido construidos por los jóvenes y que sin embargo los jóvenes se los apropian construyendo reglas y códigos propios que hacen que el “carrete” no sea el pago de una entrada o el ir a un lugar sino el encuentro necesario con mis semejantes. También hay miedos al “otro” y “otra”, en un espacio atravesado por el control que quieren establecer los adultos, tanto para negociar y lucrar del “carrete” en tanto negocio, como para controlar lo desconocido e ignorado de sus prácticas y saberes. Es así como en este trabajo, el equipo de terreno del proyecto trata de responder y desarrollar el espacio del “carrete” como un espacio de derechos que se encuentran en tensión con el discurso del mercado y el discurso del control. Pero ¿Cómo hacerlo? primero revelando como se vive y experiencia el “carrete” como espacio individual y colectivo donde se ejercita el derecho al placer, al vínculo y al reconocimiento social entre jóvenes. Por otro lado, la otra cara de nuestro modelo, dar cuenta del tema del riesgo y el daño pero no desde el “deber ser” del mundo adulto sino desde la perspectiva de los sujetos, conocer de qué manera se concibe el riesgo, el miedo por parte de sus mismos protagonistas, tratando de dejar de lado los discursos estigmatizadores y técnicos de los especialistas. De esta manera estaremos también respondiendo a los requerimientos del marco lógico que definían la necesidad de acercarnos en particular a las experiencias de riesgo en Bellavista. Hablar y hablar sobre el “carrete” y lo que nos pasa en el “carrete”, relatos, experiencias jóvenes, para ser reiteradas y apropiadas en otros círculos de conversación, para ser repetidas en otros “carretes” comunales y barriales, que con sus propios códigos y especificidades nos plantean una mirada caleidoscópica de jóvenes que validados por sí mismos pueden ser y hacerse responsables de sí mismos sin que exista un “otro” externo que los controle. 2 El presente trabajo se realizó entre los meses de Octubre y Diciembre del 2001. Para su confección retomamos algunas discusiones pendientes y conceptualizaciones sobre el “carrete” esbozadas en el documento “Noche Viva: Dichas y Dichos sobre el Carrete Juvenil” y nos planteamos como objetivo el dar cuenta de las experiencias de placer y riesgo de los y las jóvenes en los espacios de “carrete” más importantes y masivos del Barrio Bellavista. La primera etapa consistió en un recorrido y delimitación de los espacios más amplios y horizontales de “carrete” que en encontramos en el “Bella”. Es así como las primeras dos semanas de Octubre se recorrió los espacios de “discoteque masiva” y de “carretes de calle”. En una segunda etapa, nos encontramos con las y los jóvenes que “carretean” en sus propios espacios en las discos, nos conocimos y conversamos “carreteando”. En las calles nos conectamos con informantes claves que nos permitieron dar cuenta del antes y el después del Carrete de calle, espacio intervenido por el temor al “otro” y el discurso de la Seguridad Ciudadana, lo que nos permitió conocer el otro lado del “carrete”, el que es estigmatizado como peligroso y amenazante para el mundo adulto. Para esto contamos con un equipo de 4 estudiantes de Antropología y una oficina en terreno que permitió generar mayor cercanía con el Bellavista de día y de noche. En una tercera etapa, realizamos un análisis de las entrevistas y propuestas de trabajo referidas a las experiencias de los jóvenes en el “carrete” con el objeto de poder explorar formas de continuar conversando lo que le pasa a los y las jóvenes en sus “carretes”. Este informe final considera la presentación de etnografías, análisis de las entrevistas a jóvenes, hombres y mujeres que carretean en discoteques masivas y calles de Bellavista y principales conclusiones de nuestro trabajo en terreno. 3 1. Nuestro acercamiento al “Carrete Juvenil Nocturno” 1.1 El “carrete” y algunas de sus características Como señaláramos en nuestro documento de trabajo “Dichas y Dichos”, el carrete se constituye en una de las prácticas juveniles más representativas y extendidas de la cultura juvenil de los noventa y de comienzo del siglo XXI 1. Si bien espacios rituales y de fiesta siempre han existido asociados a cada generación, como la bohemia en los cincuenta, el hippismo en los sesenta y setenta, lo que le da potencia al concepto de “carrete” y lo diferencia del sólo consumo juvenil de diversión nocturna es su gran capacidad de reunir y congregar a una gran diversidad de jóvenes en un espacio horizontal en donde se ponen entre paréntesis las identidades que diferencian al mundo juvenil y se desarrollan una serie de prácticas y consumos que implican transmisión de conocimientos y experiencias entre jóvenes. El “carrete” puede variar de formas, contenidos y efectos sin embargo aparece como un significante transversal al cada vez más heterogéneo universo que constituye el mundo juvenil post-noventa. Es así como encontramos distinciones por estilo (no es lo mismo un “carrete” hip-hopero, que uno rasta o que uno punk), género ( no es lo mismo “carretear” siendo hombre que siendo mujer), asociación a espacios educativos (“ el carrete secundario” y el “carrete universitario”) y a espacios locales (“el carrete de barrio”) y citadinos (el “carrete” del Bella , por ejemplo.) Esto es bueno recalcarlo debido a que en nuestra sociedad existe una tendencia a relevar las prácticas de un sector de los y las jóvenes, ampliando esa imagen a nivel social como si fuera la única cara de la juventud esto implica desestereotipar el “carrete” como práctica asociada sólo al consumo y al “pago de una entrada” a un local (como un pub o una discoteque) y reconocerlo como un modo de ser joven, una forma de apropiarse y construir un espacio propio. De esta forma nos parece relevante, señalar que el “carrete” nos remite a un modo de ser y comportarse en espacios propios de los jóvenes, normalmente alejados de los padres y los adultos (Silva, CIDPA,1998). Esta característica a nuestro juicio es fundamental para entender que el “carrete” implica la apropiación festiva de un espacio territorial y simbólico por parte de los y las jóvenes, ya sea este No obstante, si queremos ser precisos“ el “carrete” tiene un contexto y una matriz cultural donde se sitúa la que nos remite a la juventud en tiempos de Dictadura Es en el contexto de los ochenta, que la experiencia festiva del “carrete” implicó un acto político, de recuperación de un espacio de libertad de jóvenes en tanto jóvenes y una ruptura con el orden adulto tanto del régimen autoritario como de la cultura “alternativa” asociada a los partidos políticos de izquierda. 1 4 una plaza, una esquina a nivel barrial, una discoteque o en forma más amplia un sector de la ciudad. Pero, no bastará que exista un espacio “para jóvenes” si no son los jóvenes los que instalan y construyen las normas que regulan esos espacios. Encontramos que así como el “carrete” tiene relación con la territorialidad también establece un nexo fundamental con una temporalidad distinta a la cotidiana vinculada al tiempo de lo productivo. Si bien los espacios-territorios pueden ser “apropiados” tanto de día ( por ej. el “carrete” asociado a la salida del liceo, al colegio o al campus universitario) como de noche, es en el espacio de lo nocturno donde la mayoría de los y las jóvenes desarrollarán “ese modo de ser y comportarse en espacios propios”. Es así como planteamos que el “carrete juvenil” junto con desarrollarse en oposición al “tiempo adulto” tiende a desarrollarse como evento extra-cotidiano en el tiempo/ espacio de lo no productivo, distinto al tiempo normado por el orden adulto como es el de la escuela, el trabajo o la casa. Pero ¿cuáles son las características de esta “apropiación festiva” de la noche? En tanto espacio ritual juvenil, el “carrete” recogerá y adaptará a los códigos urbanos postmodernos los atributos de la fiesta medieval es decir, la ruptura de la norma (la liberación del cuerpo y la sexualidad, la puesta en cuestión del orden) y de las prohibiciones (no beber ni consumir drogas en espacios públicos, por ej.); el exceso (el “reviente”, la “pálida” y la “borrachera”), la inversión de los tiempos (prima lo “noproductivo” por sobre “lo productivo”, la noche por sobre el tiempo del día) y la anulación de la autoridad (predominio de la “apropiación” juvenil por sobre el “control adulto”). La experiencia festiva para realizarse requerirá del consumo ritual de diferentes sustancias que se diferenciarán según el sector social y el acceso al consumo que tengan los y las jóvenes. El consumo más generalizado será el consumo de alcohol (para algunos será el vino en caja, la de “pisco”, el “ron” sólo, el “jote”, para otros la “chela”, el “combinado” y el “ron-cola”, etc.), de cigarros, drogas ilegales (la más generalizada, la marihuana, la más clasista, la cocaína, más elitista el ácido y el extásis) y otros derivados o mezclas de drogas como la “pasta base” de cocaína y los “marcianos” que mezclan marihuana y “pasta base”, consumos que estarán asociados a los jóvenes de sectores empobrecidos que no tienen acceso a disfrutar de la “fiesta” como otros que tienen mayor acceso al consumo. 5 1.2 El “carrete” y sus tensiones: entre la mercantilización y la satanización como espacio de riesgo No obstante ser un “modo de ser juvenil”, el carrete juvenil en el contexto de los noventa se encontrará cruzado por una permanente tensión entre: ser parte de la cultura juvenil en tanto práctica ritual festiva y ser parte de la oferta que el mercado y la cultura de masas dirigida por los adultos ofrece a los jóvenes en tanto consumidores. En ese sentido, el “carrete” se convertirá no sólo en un “exceso permitido” sino “promovido” por fines comerciales ajenos a la subjetividad de los jóvenes. Esto hace que producto de la expansión de la economía, el carrete tienda ha ser construido desde el mundo adulto, y desde no pocos jóvenes, como un “rubro de diversión”, imponiéndose modos de utilización y gustos que han dado lugar al desarrollo de una industria cultural que “rutiniza” los usos y consumos que hacen de la noche los jóvenes2. Pero la tensión entre ritual y consumo, no será la única tensión que recorrerá la experiencia juvenil del “carrete”. En el contexto de mediados de los noventa y en sintonía con los procesos subjetivos que recorren globalmente a la sociedad chilena encontraremos una creciente estigmatización de este, que al igual que otros espacios de la cultura juvenil empieza a ser visto como un espacio de desorden y descontrol en el contexto de una sociedad adulta que se encuentra atravesada por el miedo a la exclusión, el miedo al sin sentido y, fundamentalmente, el miedo al otro, temores e inseguridades que atravesarán y teñirán la mirada de sospecha, la mirada del mundo adulto sobre la cultura juvenil. En forma paralela a la construcción de una industria cultural del carrete se empieza a constituir la noción de que la noche representa un espacio de amenaza y peligro, en el marco de lo que se denomina, a mediados de los noventa, la preocupación por la “seguridad ciudadana”3 propiciada por los medios de comunicación y grupos sociales influyentes como la Corporación Paz Ciudadana. 2 Es así como en muchas radios y periódicos se avisan “carteleras carreteras” que tienden a reducir el “carrete” al asistir un espectáculo, una fiesta o recital, previo pago de una entrada. 3 A mediados de los noventa comienza a instalarse en el discurso público, y en la ciudadanía, una percepción de temor y de amenaza que atraviesa los diferentes ámbitos de “convivencia” y relación de la sociedad chilena. Esta percepción se fundamenta en términos estadísticos en el incremento de actos delictuales - tales como hurto, robo con fuerza y con violencia, violación, homicidio, etc. - en la esfera urbana. Las estadísticas del Ministerio del Interior y ADIMARK, nos señalan que entre 1995 y 1996 los índices de delincuencia aumentan en un 12,6% en relación a los últimos veinte años. Como respuesta a esta percepción tanto desde el Estado como desde entes privados como Paz Ciudadana comienzan a implementarse políticas orientadas a la disminución de los actos delictuales y de la percepción de inseguridad asociada a éstos. 6 En el caso de Bellavista y producto de su mayor visibilidad social y mediática, se empieza a asociar a este barrio a la idea de un lugar de “carrete peligroso”, sin existir una comprobación rigurosa de esta imagen transmitida por los medios de comunicación masiva. El desarrollo de la subjetividad juvenil en relación con la noche y el carrete se contrapone a la perspectiva institucional desde la cual la noche demanda operativos específicos para proteger a la población de delitos de orden público, desórdenes y hechos de violencia. Desde la mirada policial y las estadísticas se plantea que la mayoría de las infracciones y delitos en la noche se producen por exceso de consumo de alcohol, uso abusivo de drogas y violencia entre pandillas y/o grupos de jóvenes. 1.3 Bellavista como escenario de “carrete urbano” No obstante, los estigmas y las tensiones nos encontramos con que desde el mundo juvenil el “carrete” sigue siendo uno de los espacios más valorados y queridos por los jóvenes. Es en ese sentido que los jóvenes construyen en relación al “carrete” un mundo y un imaginario en donde el “carrete” adquiere una visibilidad más allá de las fronteras y restricciones que les impone el mundo adulto en el espacio de la casa, la educación, el barrio o la comuna. En este contexto que en la ciudad de Santiago identificamos el Barrio Bellavista como escenario de una de las formas de carrete más generalizada en los jóvenes: la que se relaciona con la ocupación de la noche como espacio de apropiación, como escenario de “fiesta urbana”. Para entender lo que significa Bellavista para el “carrete” y para el mundo juvenil será necesario retomar y profundizar lo que señalábamos en relación al “carrete” y su vínculo con la territorialidad. En relación con la territorialidad podemos señalar que el “carrete” y las prácticas de consumo y ejercicio de sexualidad vinculadas a este son prácticas que se sitúan en relación con la ocupación de diferentes espacios o territorios. Es así como podemos plantear que existen a lo menos tres tipos o formas de apropiación del espacio vinculadas al “carrete” que determinan como los jóvenes construyen su relación consigo mismos en este rito festivo. Por un lado, encontramos que el “carrete barrial” se encuentra vinculado a la forma de ocupar el espacio que tienen los jóvenes de sectores populares, en que el “carrete” se desarrolla en el espacio público de la calle, en las esquinas, en las plazas o los sitios eriazos del condominio o población. Este es un “carrete” que se desarrolla al interior de una comunidad en donde los jóvenes que “carretean” cotidianamente lo hacen en un espacio o territorio 7 tensionado por la mirada de un mundo adulto, conformado por sus propios padres y vecinos, los que tienden a estigmatizar sus prácticas y asociarlas a situaciones de riesgo y delincuencia. Por otro lado, los y las jóvenes se apropian de territorios más amplios que el barrio, construyendo circuitos o zonas de “carrete” a nivel de la comuna. Este “carrete” se tiende a realizar tanto en relación con espacios públicos como con espacios privados (locales, pub, discoteques), existiendo en las comunas o en la intersección de varias de ellas (por ejemplo, la zona norte y la zona sur de Santiago) circuitos de “carretes” que reunen a un conjunto más amplio de jóvenes. Esto circuitos de “carrete” tienen relación con los estilos juveniles siendo diferente el ”carrete” desarrollado por los jóvenes que adhieren o tienen un gusto especial por el estilo “sound”, que el “carrete” vinculado al circuito de las discoteques de música pop bailable en inglés. También podríamos considerar al interior de este espacio intermedio el, “carrete secundario” y “universitario” en donde adquiere mayor centralidad la identidad del joven como alumno de un colegio o una universidad, por sobre la identidad de origen vinculada al espacio del barrio. En estos espacios, a diferencia del barrio, las prácticas juveniles se desarrollan en el contexto de un recorrido desde el barrio a locales donde se desarrolla el “carrete” (bar, pub, shopería, discoteque). Por último encontramos, un tercer espacio de “carrete” que tiene relación con territorios más amplios que el barrio y la comuna, los que podemos definir como espacios de “carrete” urbano, o “carrete” a nivel de la ciudad. Estos espacios de “carrete” constituyen zonas de la ciudad en donde convergen jóvenes de una gran pluralidad de comunas y sectores. No son espacios directamente vinculados a las comunidades de origen (barrios, lugar de residencia) o grupos de referencia (circuitos y estilos juveniles) a los que pertenecen los jóvenes sino que son territorios urbanos en donde se concentra una amplia oferta de diversión juvenil (administrada por el mundo adulto) en relación al “carrete”. Es en esto espacios urbanos donde se juega la posibilidad de vínculo en el “carrete” de jóvenes de distintos sectores de la ciudad que no se conocen previamente y que construyen vínculos a partir del código horizontalidad de compartir en el “carrete”. Por otro lado, estos espacios también serán un territorio de visibilidad de los múltiples estilos y tribus juveniles que se visten, muestran y encuentran en zonas de la ciudad donde es posible construir un orden (extra) cotidiano distinto al del mundo adulto. No todos accederán a los mismos espacios para “carretear”, habrán muchos miedos y discriminaciones entre los mismos jóvenes, las apuestas para disfrutar en la “fiesta” no serán las mismas en un lugar que aparece como el más 8 lejano a las restricciones del adulto, sin embargo si nos aproximamos con una mirada más fina encontraremos transversalidad en los códigos de cada territorio, más que públicos encontremos identidades, más que masas encontraremos historias y relatos, experiencias de sujetos. En particular, en el carrete juvenil nocturno de Bellavista identificamos dos espacios que convocan en forma masiva a los y las jóvenes y que tienen sus propios ritos y códigos. Son los espacios de las discoteques masivas y la apropiación y construcción de espacios de “carrete” de calle. Son los espacios más cercanos a la mayoría de los jóvenes, jóvenes tanto provenientes de sectores medios como de sectores con menos recursos para acceder a un espacio de “carrete” . Por otro lado, son también los espacios estigmatizados y asociados al estereotipo negativo del “carrete” por parte de los medios. A esos espacios, nuestra deuda pendiente, quisimos aproximarnos. 9 En síntesis... ¿por qué volver a aproximarnos al “carrete” del Bella.? 1. Porque el carrete es uno de los espacios más importantes de creación de identidad juvenil y tiene una gran potencialidad de ser trabajado como un espacio de aprendizaje y crecimiento de los jóvenes en tanto jóvenes ya que en el están condensadas una gran cantidad de experiencias respecto al placer, la sexualidad, la amistad, la capacidad de construir vínculos, etc que procesadas potencian el proceso de construcción de un sujeto joven que es capaz de hacerse responsable de sí mismo y que no requiere de un ordenamiento y control externo permanente como es el que propone el mundo adulto. 2. Porque existe diversidad de jóvenes y por lo tanto existen diversidades de carretes. No es lo mismo el carrete del joven en auto que va a un pub, que el ir en un grupo de mujeres a la discoteque que carretear cotidianamente en las plazas porque no te dejan entrar a la discoteque. Es por esto que nos parece potente reconocer los espacios más masivos y a la vez más estigmatizados donde confluyen las y los jóvenes. No nos centraremos en el pub y el restaurant porque queremos focalizar en los espacios más representativos de un “carrete” que pensamos implica un desorden y cuestionamiento de las reglas cotidianas que no encontramos, como tendencia generalizada en esos espacios. 3. Porque, queremos llegar a la mayoría de los jóvenes por lo cual es bueno apostar a visibilizar y desestereotipar a los jóvenes de las imágenes de clase que proliferan y que tienden a identificar la juventud con la imagen social de las clases altas. En Chile la mayoría de los y las jóvenes son de sectores populares y de las clases medias, y ellos son los protagonistas del “carrete” en Bellavista. (no se trata de dejar fuera a los “carreteros” del pub y la discoteque” sino de tener un eje, una orientación. 4. Porque el grupo objetivo al cual apela nuestra intervención en Bellavista es el grupo más amplio de jóvenes “carreteros” los que cotidianamente ocupan los espacios y territorios simbólicos, de “la disco” y “la calle”. Entonces nos interesa destacar las experiencias de placer y también de riesgo de chicos y chicas, de hombres y mujeres jóvenes en estos espacios. 5. Porque pensamos que para realizar un trabajo desde una perspectiva innovadora, el “joven carretero” y en términos generales el mundo juvenil requiere sentirse reconocido y valorado situación exactamente contraria a lo que ocurre que es la estigmatización y satanización de la cultura juvenil como amenaza y como desborde del orden adulto. 10 Es por eso que además de la reducción general de los daños nos parece interesante plantear la necesidad de reducir estigmas, fortaleciendo nuestro conocimiento sobre el “carrete” como modo de ser y comportarse en espacios propios de los jóvenes alejados de las normas y prohibiciones 2. La Experiencia del Carrete Juvenil en las Discoteques de del mundo adulto. Bellavista 6. Finalmente porque (y aunque parezca de “pero grullo”) el “carrete” no es sólo Bellavista. 2.1Las Discoteques Masivas como Escenarios de Placer y Nos parece necesario instalar un puente desde los relatos y observaciones que presentamos con Riesgo una temporalidad y “sensibilidad carretera” que va más allá de la noche de Bellavista y que tiene recorrido quemasivas” encuentrade su Bellavista centro cerca de los un abundante espacios público vitalesjuvenil más cotidianos Lasun“discoteques acogen desemana los jóvenes comosemana. son la casa, y el liceo. tras Enel barrio términos de imagen encontramos una gran heterogeneidad en el mundo de las discoteques, sin embargo, nos encontramos con que no habíamos abordado los significados asociados y las prácticas en el carrete que espacios como este generan entre los/las jóvenes. De esta manera al iniciar nuestro trabajo de terreno nos preguntamos ¿De qué se trata este “carrete” y cómo se constituye el “carrete” en la “cultura de discoteque”,¿Cuál es la experiencia del placer y del riesgo que encontramos en él? Para poder responder estas preguntas nos metimos, dentro del circuito de discoteques masivas, y a partir de los recorridos realizados durante el proyecto y la etapa de prospección, diferenciamos la existencia de dos tipos de discoteques masivas, una de discoteques masivas amplias con una capacidad de público superior a las mil personas y otro constituido por discoteques masivas que reciben a un público no superior a las 500 personas. Considerando esta diferenciación distinguimos en términos de trabajo dos territorios: a) el territorio 1 constituido por Antonia Lope de Bello Poniente - Recoleta y; b) el territorio 2 conformado por Antonia Lope de Bello Oriente-Providencia. (ver mapas) A continuación presentamos los textos etnográficos construidos con posterioridad a las visitas realizadas, durante octubre y noviembre de 2001, a un circuito de discoteques de Bellavista. Las observaciones se desarrollaron en días viernes y sábados, a partir de las 12:00 a.m y 1:00 a.m. y hasta las 5:00 a.m. ó 6:00 a.m. Las discoteques visitadas fueron: Aliens, Rase, Delphos y Puerto Bellavista. La Aliens se ubica en Pío Nono casi al llegar a Antonia Lópe. La Delphos y Puerto Bellavista están emplazadas en el eje Antonia Lópe de Bello, en tanto que la discoteque Rase, hoy cerrada por incendio, se encuentra en la subida de Chucre Manzur, en Bellavista-Providencia. 11 a) El carrete en la Aliens: Más placer que riesgo 1. Entrando a la Disco La Discoteque Aliens se encuentra ubicada en la vereda poniente de Pío Nono (Pío Nono N° 148) que corresponde a la comuna de Recoleta a pocos pasos del Venezia, y de la calle Antonia López de Bello. El nombre de la disco apela a la “cultura de masas”, se lo debe al personaje extraterrestre de la cinta homónima, saga de cuatro películas de ciencia ficción futurista que nació en los ochenta y se proyectó a los noventa. La Aliens tiene un espacio interior que es separado de la vereda por una reja. La estética de su fachada es kitsch: sobre un frontis mezcla de garage y entrada de ferretería y rodeado de dos logotipos gigantes que hacen propaganda a Cerveza Cristal y a Pisco Control, aparece la imagen de un aliens de dibujo animado más cómico y amable que el de la película, un Aliens acompañado de un platillo volador, del planeta Saturno y de estrellas, un alien “a la chilena”. Al costado derecho de la entrada en una pared anterior se instala una figura gigante, de rasgos toscos y poco estilizados que trata de imitar el “Alien”original. La estética kitsch de la fachada contrastará con la del interior de la discoteque donde todos los elementos bar, pista, corredores están muy bien ordenados y acompañados de luces, humo y neón, creando un ambiente cálido y propicio para la fiesta. A la discoteque se entra desde Pío Nono a partir de dos vías de acceso, puertas laterales, donde se encuentran los guardias de la discoteque. Estos son cuatro trabajadores entre 30 y 40 años, que se distribuye entre ellos la relación con el público que va llegando a la discoteque; uno recibe y corta la entrada de la disco, otro vigila en la entrada que no haya problemas ni incidentes y otro te revisa haciendo un control mínimo pero no intimidatorio. Por la otra puerta entran las mujeres, dos mujeres revisan a las chicas que entran en grupos de a dos, tres, cuatro o más. La entrada de la discoteque tiene un valor de $3.500 si eres hombre y $2.500 si eres mujer, haciendo la salvedad que hasta la una todas las mujeres entran gratis, derecho que ejercen la mayoría de las bailarinas que acceden en grupos de mujeres entre las doce y la una a la discoteque. Al lado de la entrada, en una caseta se encuentra la boletería, donde una boletera joven como las chicas de la disco, va vendiendo las entradas. Detrás de ella se encuentra enmarcado y destacado en un cuadro un artículo de la constitución en el que local que se basa para plantear que “se reserva el derecho de admisión”. A diferencia de la Puerto Bellavista no hay letreros que plantean una directa 12 discriminación de público por su estética o apariencia física, pero el tipo de control se ejerce y el precio de las entradas segmentan por sí sólo el acceso de otros jóvenes a la discoteque. La entrada es vigilada por una cámara de seguridad ubicada justo debajo del marciano o alienígena que es el símbolo de la discoteque. El ingreso a la discoteque es segmentado por género, por la puerta de la izquierda ingresan las mujeres que son revisadas por una mujer que se encuentra al interior de la disco, por la derecha ingresan los hombres que son revisados por uno de los guardias. El escenario de la discoteque se encuentra marcado por la distribución de espacios diferenciados (ver dibujo). La centralidad se encuentra en la pista donde los y las jóvenes son protagonistas de la acción de un baile que es siempre dirigido hacia el otro. Distribuidos alrededor de las pista encontramos ocho (8) cubos de baile, dos cerca de la pantalla, cuatro a la mitad de la pista, no al medio sino a los costados y otros dos más cerca del bar. Los límites de la pista están signados por una pantalla gigante donde se proyectan videos de imágenes deportivas, donde una a una van apareciendo escenas que tienen un eje común ser imágenes de deportes de riesgo, esquí en la nieve, motociclismo, canotaje en río, toreo. Al frente de la pantalla, y al fondo de la discoteque se encuentra el bar, donde se sirven los tragos que los jóvenes piden con la entrada, una piscola negra o una piscola blanca, una cerveza o una bebida. A los costados de la pista se encuentran dos niveles de espacios ocupados por el público que no está bailando, son dos corredores ubicados algo por encima de la pista en el primer piso y abierto sin pista central en el segundo piso. Los dos corredores del primer piso se conforman a partir de los largos mesones tipo barra que miran hacia la pista. Allí los que no bailan se toman un trago y observan a la multitud que baila en parejas, distinguiéndose también grupos de mujeres solas. En la pista un acercamiento nos permite decir que las chicas más jóvenes están en los cubos, bailando y mostrándose ante la mirada de los hombres. Una característica que observamos y que particulariza la dinámica de relaciones que se da al interior de la discoteque, tiene relación con que a la Aliens van más mujeres que hombres jóvenes. De las seiscientas personas que calculamos, unas trescientas cincuenta serán mujeres, un sector de ellas en el límite de los 18 años, yendo de ese límite hasta los 25 años aproximadamente, en promedio. Los hombres se ven mayores de los 20 hasta los 29 y más. Adentro de la discoteque también se ejerce un control y vigilancia a distancia, hay cuatro jóvenes que están para la seguridad del local. Ellos tienen un uniforme de 13 color naranjo, y cuando no están vigilando se sientan o conversan en la barra con las chicas que atienden. Avanzada la madrugada también entrarán dos Carabineros, que casi inadvertidamente se darán una vuelta por los corredores e irán a la barra a conversar un rato estableciendo una relación suelta con los trabajadores de la discoteque. 2. Carreteando en la Disco Una vez adentro observamos que las chicas que entran por la puerta izquierda, miran la pista y el ambiente en general, quienes están y cuántos, se retocan el peinado frente a los espejos de los costados y van al baño juntas. Comienza la fiesta. Los chicos entran de a uno o en parejas por la puerta derecha, para ser revisados, si vienen en grupos de hombres, se dan una vuelta por la disco y se van a canjear su copete a la barra. Estamos justo en el primer nivel en la mitad de la pista observando. En el primer cubo, encontramos tres chicas arregladas para seducir. La del medio, de peto azul, parece más ‘producida’, al costado las otras más delgadas están vestidas de negro. Es difícil distinguir edades claramente, cuando les preguntas las chicas dicen que tienen 18 años, ninguna chica va a reconocer en una discoteque que es menor de edad. Justo en frente cuatro hombres que se ven menos arreglados, más toscos, con camisas blancas, las miran de reojo. Estos ‘chicos’ no son tan chicos, parecen mayores que ellas, y bailan con una mirada oblicua ‘tasando’ las miradas y movimientos de las chicas. Es en ese contexto que encontramos estéticas y prácticas emblemáticas que nos permiten describir desde el punto de vista femenino el “ambiente” de la fiesta ‘alienígena’. Una chica rubia, que viste de peto rosado y pantalón de tela apretado celeste baila en el cubo y atrae todas las miradas. Se le acercan chicos pero ella no pesca. Luego nos contará que tiene dieciocho, pero siempre quedaremos con la duda de que tenga menos. La otra chica abordada, la de la boina negra, se desplaza con total naturalidad entre la multitud. Ella destaca por ser una de las pocas chicas que se mueve sola y no en grupo, mujer entre mujeres, mini negra, cadena en la cintura, blusa roja abierta y beatle negro, chasquilla ‘blondera’. Su apariencia contrasta con la de otras chicas más convencionales (jeans, zapatos, polera o peto). Más tarde con el calor de la noche un grupo de chicas como ella bailarán con los espejos ubicados a lo largo de los corredores del costado del local. 14 Por otro lado, los rituales de baile y seducción que se desarrollan en la Aliens también tienen relación con rituales de consumo vinculados al ‘combinado’ (mezcla de pisco con bebida) que en la disco toma el nombre de ‘blanco’ o ‘negro’ dependiendo si la bebida es cola o no. El tomarse un ‘combinado’ adquiere centralidad en relación con los momentos y tiempos de los grupos, que con el transcurrir de la noche van marcando una disipación de los límites y distancias entre los y las jóvenes. Respecto a otros consumos de bebidas alcohólicas, estos no son tan comunes. También se consume cerveza, mayormente por parte de hombres que de mujeres, ya que según señalan ellas, “te hincha” y “te engorda”. Pareciera ser que el ‘combinado’, al tercer vaso genera el efecto deseado, estar “arriba de la pelota” y disfrutar sin inhibiciones. En ese contexto lo que se valora en el caso de las mujeres es estar bien acompañada. Por su parte, para los hombres el consumo de alcohol es algo natural, repartiéndose en forma mucho más paritaria el consumo de ‘combinados’ y de cerveza. La discoteque no es el escenario para el ‘reviente’ individual o colectivo, ya que los consumos están fundamentalmente relacionados con los rituales de seducción y conquista, más que con la competencia y reafirmación de la identidad personal en el grupo (la resistencia, o tolerancia al consumo). En otras palabras no conviene “reventarse” sino que estar “entonado” para continuar y recorrer juntos cada uno de los momentos de la “fiesta”. 2.1 Las temporalidades del “carrete alienígena” El carrete en la Aliens como en todo carrete tiene su propia curva de momentos, que se encuentra marcada por los ambientes que se generan durante la noche en relación a la música y los encuentros que comienzan a sucederse. Es así como pudimos delimitar la existencia de a lo menos cuatro momentos en la noche. Primer Tiempo: Tecno (12:30 a 1: 30) Cuando llegamos encontramos unas trescientas personas en la pista, más mujeres que hombres. Bailando y exhibiendo sus cuerpos al ritmo de un tecno dance sin letra que hace que la multitud se mueva con pasos de brazos y piernas rápidos pero entrecortados. Desde el primer piso chicas y chicos tomándose un trago observan la escena, es una escena de placer y no de riesgo, predomina el baile de mujeres solas y en grupo, los hombres observan unos pocos bailan solos en los cubos, también hay parejas que bailan, pero lo que predomina con el tecno es el baile para mostrarse desde los cubos y también desde la pasarela de los corredores del primer y segundo piso. 15 Segundo Tiempo: Sound y Latino (1:30 a 2:00) Cuando ha subido al máximo el paroxismo del tecno, cuando los bailarines están a punto de quedarse ‘pegados’ en la introspección del baile se produce un abrupto corte y empieza a sonar la onda sound. Ráfaga inaugura, el grupo argentino más conocido de esta música. El recibimiento de la gente a la música es automático, lo que era un baile más posero pero introvertido se transforma en un despliegue de energía donde todos se saben la melodía y corean ¡¡Rá-fa-ga!!!. Continúan los temas sound del grupo y otros que no reconocemos, y siguiendo en la onda latina salta la música popular de Pedro Férnandez y su tema del verano pasado ‘Yo no fui’, le sigue ‘La Vida es Carnaval’ de Celia Cruz y todo es fiesta. Por instantes los códigos de la seducción individual se relajan y hay un reconocimiento y vínculo colectivo en la cultura popular, en el tipo de baile, en la letra de la música, en el cantar y seguir los pasos que han difundido los medios. Tercer Tiempo: Pop y Rock Latino (2:00-3:00) En este tiempo las mujeres ‘la llevan’, adquieren protagonismo. Encontramos grupos de mujeres que bailan en el pasillo del primer nivel, bailan consigo mismas frente al espejo dando la espalda a los y las jóvenes que están en la pista. No es la seducción directa del bailar en la pista y en los cubos, sino el placer del baile por la perfección de los movimientos del propio cuerpo. De vez en cuando se les acercan jóvenes, que bailando cerca o encarándolas tratan de sacarlas de su espacio, pero ellas siguen bailando, y cuando un tema les gusta demasiado se van a la pista a bailar, a los cubos. En la pista ya se han ido armando parejas, muchos son de pololos o amigos que vienen juntos o en grupos. Hay otras que se han armado en los pasillos y en el segundo piso. Este tiempo esta caracterizado por una transición al rock desde un tema de Los Ramones (punk rock) hasta el rock latino pasando por Los Violadores y Los Prisioneros (desde la Voz de la Ochenta hasta Sexo el tema más coreado de la noche. El ambiente es de juerga, la multitud tararea y canta los coros cambiando la letra a las canciones, connotando la mayoría de las veces un contenido sexual. Luego de este tránsito, el ritmo baja un poco en la medida que las canciones se hacen menos conocidas para todos. 16 Cuarto Tiempo: Popular y Bailable (3:00-3:30) Empiezan a tocar el ‘Gato Volador’, la música se vuelve nuevamente más popular y se generan cambios en las dinámicas, es así que cinco chicas de entre unos veinticinco y treinta años, que observábamos bailando entre ellas al medio de la pista son abordadas y se quiebra el grupo, ya que dos de ellas se ponen a bailar con una pareja de jóvenes hombres. Las otras empiezan a bailar entre ellas pero más abiertas como esperando que se les acerque compañía. Esto contrasta con el baile de las chicas frente a los espejos, que continúan danzando entre ellas sin dejar de seducir a los jóvenes que, ellas saben, las miran y se les acercan. El ritmo vuelve a subir, ‘Ilarie, Ilarie’ de Xuxa, los cambios de letra se suceden, ilari - oh, ilari - oh ¡¡Chu - pa - lo !!. La acción se desplaza a los pasillos, la chica del peto rosado atraca en el pasillo, nuestra amiga ‘alternativa’ baila un rato en el cubo, sigue bailando con sus amigas en el espejo, se nota que se conocen o “cachan”. Cada cierto rato conversan algo, como que se cuidan dentro de la disco. El resto del público interactúa colectivamente, lo que hace un rato no se conocían ya se conocen y están “emparejados” para bailar, para continuar el “carrete” y también para “pinchar” y coronar una noche exitosa. b) El “carrete” en la “Rase” (...antes de que se quemara...) 1. Antes Son cerca de las dos de la mañana. Desde la Plaza Pablo Neruda avanzamos hacia la Rase. Vamos sólo a dar una vuelta. Afuera del recinto hay algunos jóvenes sentados. Los operarios que observamos desde la calle son la boletera en su caseta y el guardia que recibe los tickets. Preguntamos por el valor de las entradas, dos lucas con cover, y decidimos entrar. Yo entro sin problemas, sin una revisión exhaustiva. Mi compañero es detenido por el guardia que registra al público y le pide el bolso en el que lleva el material de la Noche Viva para revisarlo. Mete su mano derecha, la saca y le permite el acceso. 2. Adentro La cantidad de público no debe superar las trescientas personas y con eso la Rase se ve llena. Quienes bailan en la pista están entre los veinte y treinta años de edad mayoritariamente, sin embargo, con asombro constatamos que en la barra descansa un público significativamente mayor, de un rango etáreo entre treinta y cinco y cuarenta años, totalmente masculino. Hombres de terno, en parejas y principalmente solos, tomándose un trago y observando el ambiente. 17 El lugar es amplio, de dos pisos. En el primero la pista, el bar y los baños, en tanto que en el segundo, una especie de terraza-pasillo, dispone de algunos sillones y sillas que a esa hora son ocupados por parejas principalmente. Se observa cierta regularidad en el estilo del público presente, ello por cuanto se logra diferenciar del público de otras discos y pubs. Nos dirigimos a la barra y solicitamos nuestros cover: un par de piscolas. Recorremos la pista y subimos al segundo piso por la única escalera que hay. Esta zona no es de baile, sino definitivamente de descanso. Principalmente observamos parejas: de hombres, de mujeres y hombres con mujeres, uno que otro grupo de a tres pero no mayores. El área es oscura, pero agradable a esa hora para un alto, sentarse y descansar. En este espacio comentamos un aspecto de la disco: el tipo de público concurrente. Sobre ello, sostenemos posiciones dispares, pues yo sugiero que el sector social de los y las presentes es medio-alto, en tanto que mi compañero señala que solo hay más producción en la vestimenta. No lo sabremos con certeza finalmente pues no logramos entablar conversación con nadie. En un mínimo esfuerzo interpretativo y de acuerdo a las configuraciones sociales que se han venido relevando, creemos que la imagen del espacio responde a lo ‘top’. Nos dirigimos al baño cerca de las tres de la mañana. El espacio no es lo suficientemente amplio para la cantidad de público que lo ocupa, sin embargo, aquello no tiene relación con la densidad y profundidad de esos momentos: conversaciones sobre minas en el baño, que está súper rica, que acaso cachaste como es, que si estai o no curado, en fin, se constata el alcohol y el calor en la sangre y el ambiente. Nuestras piscolas bajan rápidamente, a la vez que nos sumamos a un ambiente a cada momento más festivo. El calor pone caliente nuestros tragos, es necesario tomarlos pronto antes de perder su frescura. Es viernes y el clímax de la disco es cerca de las tres de la mañana. Los hombres y mujeres que bailan visten con poleras o delgadas camisas. Nos acercamos a la pista y la música en ocasiones aumenta el ánimo colectivo, lo que se nota en los gritos que reciben a cada nuevo tema que coloca el DJ. Mi compañero acaba su trago y una extraña práctica de los asistentes es quebrar los vasos. Se escuchan los estallidos del vidrio, pero mi compañero no logra reproducir la costumbre. Nos vamos. 3. Saliendo Nos vamos cerca de las cuatro de la mañana y deben quedar unas ciento cincuenta personas solamente. Salimos de la Rase y nos ubicamos en frente a conversar. Cerca de nosotros y también frente a la disco un muchacho de unos veinte años está sentado en la cuneta, con su cabeza hacia el suelo y abrazando sus propias rodillas. En silencio, tranquilo, descansando. 18 De pronto, la luz roja de una baliza comienzan a aparecer por Chucre Manzur. Es una patrulla de carabineros que lentamente recorre el sector. Al costado en la cuneta un muchacho sentado con la cabeza baja no se mueve, Frente a la Rase y al joven, el furgón se da la vuelta. Cuando ya enfila nuevamente hacia abajo, se frena justo a un costado del joven y hace sonar su seca bocina (tut-tut-tut), una, dos y tres veces. Entonces alguien que viene de la Rase se acerca al muchacho y lo remece, ¡mira!, ¡mira! le dice, intentando incorporarlo. Se nota preocupación por que no se lo fueran a llevar. El joven de a poco comienza a responder, levanta su cabeza, ve la camioneta a un metro de él y se pone de pie con la ayuda de este hombre. De la patrulla no desciende nadie, ni hay diálogo alguno, ni nada, sólo la bocina y la baliza. Desde los jóvenes la escena se ve como “paqueo” y provocación. Desde los “pacos”, quizás trabajo, un “cabro reventado” más que sin la ayuda providencial de “otro” se hubiera ido detenido. La camioneta de carabineros lentamente comienza a bajar. En ningún momento observamos preocupación policial alguna por la integridad del “chico”. Sólo rutina. Buscaban despertarlo sin más, formalizar y normalizar el espacio público de la comuna. Lo sacaron de su necesaria recuperación. Con fenómenos como el observado, se hace patente la presencia policial y se vuelve eficaz simbólicamente el control y la represión en el contexto del carrete nocturno. Posterior a la retirada de la patrulla, el muchacho se levantó con dificultad y en medio de tambaleos se desplazó hacia otro costado del mismo sector, donde nuevamente fue a aquietar su cuerpo y mente para recuperarse, seguramente, de un duro carrete. La policía se pierde y a nosotros nos pareció una pésima muestra de seguridad ciudadana de parte de carabineros. Comenzamos a bajar hacia Antonia López de Bello. La Plaza Pablo Neruda sigue vacía, iluminada y aburrida. En Camilo Mori un par de personas, pero nada de fiesta o carrete. Enfilamos por Constitución y salimos a Pío Nono por Dardignac. Veremos la salida del carrete y con ella el mar de gente que se desplaza hacia la Alameda, ya cerca de las cinco de la mañana. Por ambas veredas de Pío Nono el público es abundante. Los autos ya no entran y el barrio se empieza a vaciar. Grupos de cuatro, cinco o diez jóvenes recorren Pío Nono hacia Plaza Italia. Nadie sale solo de Bellavista. La risa y conversación se siente en el tranco de los y las jóvenes. El público no deja de pasar. Las conversaciones que circulan hacia la Alameda son exquisitas, alegres y fuertes. Decidimos meternos a la masa, entrando en un desplazamiento tranquilo y pausado hacia Plaza Italia. El recorrido es grato. Lleno de historias frescas, de nuevas parejas y nuevos amigos. El centro artesanal hace rato que tiene cerrado con sus rejas. Del mismo modo los garzones a esa hora rápidamente recogen, guardan, ordenan y cierran. 19 En Bellavista con Pío Nono comienzan a congregarse los primeros grupos en el avance hacia Plaza Italia, allí hay dos o tres carros-horno que ofrecen pizzas napolitanas individuales a trescientos pesos cada una y dos en quinientos. El bajón de las cinco de la mañana hace estragos entre quienes acaban al carrete a esa hora. Cruzamos el puente Pío Nono y el lento paso continúa. Llegamos a Merced y nos detenemos para un cigarro. Nos pide fuego una joven, nos pide un cigarro un hardcorepunk. Cruzamos a la esquina donde se ubica la caseta de seguridad ciudadana y Telepizza. Constatamos que aproximadamente la misma cantidad de gente que se congrega a las once de la noche para iniciar la velada, está conversando al filo de la noche. Telepizza ya no atiende pero la caseta si. Dos guardias en su interior, un computador apagado y el anuncio de Centro de Información. Cinco y media de la mañana. Caminamos hacia El Jaque Mate y en torno al paradero de Alameda con I. Morales se concentra gran cantidad de público: jóvenes carreteros, trabajadores que a esa hora salen o entran al trabajo, algunos puestos que ofrecen café, sandwiches y sopaipillas. Pareciera que allí algo nuevo está surgiendo, más carrete, nuevas historias. Cruzamos a la vereda sur de la Alameda para tomar transporte. Nos despedimos. c) La Delphos: el Bellavista más “top” 1. Hacia la Delphos Nos reunimos con Christian, Marcela y Francisca a las once y media en el restaurante Las Palmeras, ubicado en la esquina nororiente de Pío Nono con Antonia López de Bello, para posteriormente dirigirnos a la discoteque Delphos. Con las chicas conversamos sobre experiencias anteriores de ellas en Bellavista, y repetimos el ritual de ellas de cada fin de semana, tomarse algo en un pub o restaurante y al filo de la una de la mañana entrar a la disco. Son 15 para la una, cancelamos la cuenta, nos levantamos y caminamos unos metros por Antonia López hacia el poniente. Como siempre, el taco de autos en Antonia Lópe. La Delphos y en general todas las discos de Bellavista, poseen rejas unos metros antes de su infraestructura. Un guardia con micrófono nos recibe, joven, pelado, con chaqueta de cuero. Debe tener alrededor de treinta años de edad. Otro hombre de contextura gruesa y de unos cuarenta y cinco años también vigila la entrada. Héctor Gallardo, el administrador, observa la situación a esa hora a unos pasos de la entrada. Cruzamos la reja, saludamos a don Héctor y conversamos sobre nuestra visita el jueves cuando no lo encontramos. Amablemente nos relata lo que sucedió y por qué no pudo estar allí, de pronto otro joven de unos treinta años se le acerca y un tanto molesto le solicita su presencia al interior de la disco para solucionar un problema. Nos pide permiso y se retira a ver lo que sucede. Nos 20 quedamos en la entrada con Christian mientras Marcela y Francisca necesitan entrar urgente al baño de la disco, entran gratis. En esos instantes y desde la calle, se escuchan unas voces subidas de volumen. Miramos y un joven de unos dieciséis o diecisiete años discute desde la vereda norte de Antonia López de Bello con alguien de un auto, luego nos daremos cuenta que es con el conductor de uno de los vehículos que en el taco, espera la luz verde. Él es mayor, de unos treinta o treinta y cinco años de edad. El intercambio de garabatos aumenta la agresividad del momento, el público allí presente y el que a esa hora circula comienza a detenerse para observar. Las entradas dejan de venderse en la boletería de la Delphos, y hombres y mujeres dirigen sus miradas hacia lo que sucede. Hay un acercamiento de los dos jóvenes que discuten, se amenazan mutuamente, el joven peatón toma entonces un cono rojo de tránsito y se lo arroja al joven del auto, quien retrocede para evitarlo. Los demás amigos y amigas de este joven peatón se acercan y también realizan escaramuzas de ataque al conductor, nuevamente aumenta el volumen ambiente. En eso vuela una botella desde la vereda sur, desde frente de la Puerto Bellavista. Su destino al parecer era el joven del auto, pero cuando desaparece la botella, aparece un joven que baja la cabeza, cerca de la vereda norte, y con su mano se la toca. Estaba a pasos del chofer observando la situación. Su cabeza al parecer sangra. Cruza hacia la Puerto Bellavista y se pierde entre la multitud. Entre tanto, el grupo de jóvenes se retira, “¡¡Ya, ya cabros calma’o!! ¡Calma’o!, ¡Si no pasa ná’!”. Son unos seis jóvenes. No se ven mayores de dieciocho años. Se retiran hacia el poniente por Antonia López de Bello caminando por la misma vereda norte. Los autos comienzan a circular y nuevamente la boletera comienza a cortar entradas, $3.500 los hombres con derecho a un cover. Héctor Gallardo vuelve nuevamente, no observó nada de lo que ocurrió, levanta sus cejas y de manera apacible nos dice que la cosa hoy viernes anda lenta. Nuevamente desde la escalera de la entrada de la discoteque lo vuelve a llamar el mismo joven. Por favor que lo ayude porque nuevamente tiene problemas. Nuevas disculpas y se retira. Compramos nuestras entradas, un joven de uniforme nos las recibe y corta. La Delphos posee una fachada bastante particular. Sus motivos grecos, pilares, musas, triángulos, similan la entrada a un templo helénico. El blanco hueso de la fachada contrasta con el negro brillante de las baldosas en el piso de la entrada y con el verde del anuncio de Cerveza Cristal y de las letras que publicitan la discoteque Delphos. Estilo Kitsh dirían algunos. 2. Adentro de la Delphos Subimos las tres escalinatas para acceder a la discoteque y nos esperan dos hombres jóvenes que nos piden permiso para revisarnos. La revisión es acuciosa, más que en cualquiera otra disco que hallamos visitado: debajo de los brazos y a lo largo de estos, la espalda, los bolsillos, las piernas, muslos, canillas y tobillos. 21 Entramos finalmente. La revisión a Marcela y Francisca también fue acuciosa por lo que nos contaron luego. Por supuesto que una mujer se dedica a esa tarea. Entrando a la discoteque hay un pasillo corto, luego a la izquierda el acceso a escaleras para el segundo piso, que hoy está cerrado. Frente a las escaleras el hall de entrada y el pasillo hacia la pista de baile. En este hall está el bar, la caja y el guardarropía. Son la una de la mañana y hay muy poco público. Calculo que unas cien personas. En el bar cinco personas uniformadas atienden, cuatro de ellas son mujeres. Pedimos nuestros covers, cuatro piscolas y permanecemos un rato en la barra conversando. De fondo suenan ondas latinas Chayanne, Ricky Martin y luego Luis Miguel. Unos veinte minutos de conversación y nos vamos a la pista. Avanzando más allá del bar se abre un espacio amplio, la pista de baile, por cuyos bordes un pasillo en altura permite a hombres y mujeres descansar en los sillones y en la oscuridad. En dos esquinas que bordean la pista existen rincones especiales, tipo salas abiertas con espejos en sus paredes, en donde algunos sillones y una luz más tenue convocan para un encuentro de descanso y conversación. Allí descansan parejas y grupos de mujeres principalmente. La música comienza a transitar por los estilos más variados, algo de samba, ritmos caribeños mezclados con música dance y house, también algo de anglo. Son cerca de las dos de la mañana y la cantidad de público debe estar en su punto máximo. Unas cuatrocientas personas en toda la disco. El público hoy presente es cualitativamente distinto al que presenciamos la semana anterior en la discoteque Aliens. Es viernes, es otra disco, son varios los factores. Hoy se divierten hombres y mujeres de edades disímiles pero que en su mayoría están entre los 20-25 a 30-35 años. Sin embargo, es posible observar también parejas de adultos, situación que no vimos en la Aliens. El público de hoy es de todas maneras mayor, los estilos también son distintos, la música es diferente, menos preocupada quizás de estilos particulares que de gustos masivos. En la pista, de cuadrados negros y blancos, bailan principalmente parejas. La onda helénica de la fachada se ha perdido totalmente al interior de la disco, salvo por algunos triángulos de neones azul, morado, verde y amarillo, que recuerdan el frontis de acceso a la discoteque, así como por algunas ilustraciones de arpas helénicas en las paredes verdes negras del local. La pantalla de que dispone la disco, al fondo de la pista, no ha dejado de pasar videos de música de la cadena norteamericana MTV. Un despilfarro de imágenes que pocos deben considerar o recordar a la hora de sacar las cuentas felices del carrete de esa noche. ¿Qué ambiente busca generarse con tal dispositivo de entretención? ¿Con qué bienes nos vincula esa noche de imágenes de televisión? Entretener, distraer cuando el cuerpo no baila, estimular nuestro sentido del ocio, perder nuestra atención en ese mundo complementario de la video música. Potenciar todo un mundo mediático asociado y complementario a los diferentes 22 estilos juveniles que se congregan en espacios de divertimiento como las discos masivas. Música y roces en la pista. Imágenes y miradas en la pantalla. La noche ha sido de observación y participación. Bailamos y miramos, nos movemos y aquietamos el escenario de la disco para poder fijarlo y recordarlo. Las parejas, el DJ en una caseta ubicada en una esquina arriba, el segundo piso oscuro, vacío. Bailamos con Christian, Marcela y Francisca en un rincón, cerca de la pantalla y de un acceso a los pasillos que bordean la pista de baile. La música no logra satisfacerme, a pesar de que mis expectativas son bajas con relación a ésta, con suerte escuché un tema de Los Prisioneros, uno de Soda Stereo y otro de Bob Marley. Luego vendrá algo de rock latino y algo en inglés, nada que emocione con gritos al público asistente. Es el momento para ir al baño. En el bar las chicas que atienden se mueven, sin bailar, al ritmo de los temas que pone el DJ. Poca gente en este sector y ya casi no entra público nuevo a la discoteque. La cajera que vende tras una vitrina se ve aburrida. Sigo hacia el baño y en su entrada un puesto con confort y un tarro de propinas. Dos jóvenes de unos treinta años conversan también a la entrada, el encargado del puesto y un conocido. Adentro, poca gente. Instalaciones limpias y un buen extractor de aire. Aseado, agradable. Salgo y vuelvo a mirar el acceso por donde mujeres y hombres hicimos ingreso a la Delphos. Miro el bar y sigue sin mucho movimiento. Las piscolas valen $1500 y las cervezas $1000. Me acerco de nuevo a la pista lentamente cuando escucho algo de rock latino que acelera mi tranco hacia donde están Christian, Francisca y Marcela y comienza el baile de nuevo. Bailo mirando hacia los espejos de los pasillos, cuando de pronto veo a Denisse, nuestra joven ‘alternativa’ que observamos en la Aliens. Pantalón negro debajo de su falda negra, chaleco calipso tipo beatle, pelo negro y corte tipo blondie. Aro redondo bajo el labio y una especie de garra plateada para el dedo índice. Denisse es de ese público frecuente de las discos de Bellavista. En la Aliens sostuvimos una breve conversación que me permitió acordar un primer encuentro con ella para realizarle una entrevista, “yo vengo siempre a la Aliens o a la Delphos”, me dijo en esa ocasión. Se va hacia un rincón por uno de los pasillos que bordean la pista, se pierde entre el público. Ahora estoy bailando pero la busco con la mirada, para ver si se fija en mí y se acuerda. Ella transita por el pasillo, se saluda con hombres y mujeres. A veces siento que ya me ha visto. Conversamos por teléfono el día anterior y me señaló que no vendría a Bellavista hoy viernes, que le había salido un carrete en la discoteque Blondie y que el sábado iría al Bella. Sigo buscándola con la mirada, hasta que se acerca a la barra que divide el pasillo de la pista, se apoya en ella con sus brazos cruzados, empina sus pies e inclina su cuerpo hacia la pista. Me mira, sonríe y leo en su boca un ‘hola’, sin escucharlo. Le pido permiso a Marcela y me acerco hasta ella. Converso desde abajo y luego subo hasta la altura de ella. Me cuenta que las amigas con quienes iba a salir la dejaron y se fueron solas y por eso optó por venir al Bella. “Sigue bailando”, me dice, de ahí hablamos. OK. Bajo y sigo bailando con Marcela, aunque sin perder atención a los movimientos de Denisse en la disco. Se la ve con otras dos mujeres y al menos dos hombres más la buscan, conversan con ella, bailan, se separan y se vuelven a encontrar. A veces llega el tecno o el dance y sube junto a su rubia 23 compañera de disco a uno de los cubos, bailan solas, sobre el público, al igual que otros hombres lo hacen en otros cubos. En los cubos se baila para mostrarse, se baila sólo con la música, pero a la vez con todo el público. Se sube para bailar aquella música que hay que bailar arriba de los cubos, esa música que es cualitativamente distinta porque invita a subirse a los cubos. Mujeres bailan, hombres las miran, es el lenguaje y sensualidad de los cuerpos. Miradas rectas y oblicuas a aquellos y aquellas que sobre el nivel masivo se elevan para moverse en un metro y medio cuadrado. Por la discoteque circulan guardias, logro distinguir unos cuatro hombres y dos mujeres. Andan uniformados y se ven preocupados principalmente por recoger botellas y vasos. Uno de ellos se saluda con Marcela, son conocidos de muchos fines de semana de encuentros en la discoteque. El DJ dispone que es momento de otra onda y se acaba el tecno y Denisse y su compañera bajan de los cubos con la misma energía con que subieron. Se van hacia una esquina, se sientan y conversan. La música que ahora suena baja la intensidad del ambiente, al mismo momento que su popularidad es también baja. Mientras, la cantidad de público se mantiene, aunque veo más mujeres que hombres. Vuelvo al grupo y Denisse está todavía en el rincón conversando con su grupo. Christian ya fue por tres cervezas más y era lo que hacía falta a las tres de la mañana. Le señalo que quiero conversar con Denisse y me salva con un ticket más para cerveza. Me acerco a ella con un “hola” y le pregunto por la música. “Querís una chela”, “no tengo plata”, me responde, le muestro el vale y nos dirigimos hacia el bar. Siento que ella me lleva. Me dice ‘por acá’ señalándome donde debemos ir para que nos atiendan. Nos sirven la cerveza y nos quedamos en la barra conversando unos quince minutos. Le cuento más tranquilamente de qué se trata Noche Viva, lo que estamos haciendo, por qué andamos ‘carreteando’ en las discos del Bella y por qué me interesa entrevistarla. Le pregunto por la onda de hoy viernes en la disco, me cuenta sobre la poca gente que hay, la música y me da luces para pensar en un buen lugar donde ubicar los tarjeteros de Noche Viva. “Sabís que tengo que ir a dejar a una amiga que está embarazada que vive en Plaza Italia y de ahí vuelvo”. OK. Nos vamos hacia la pista y se pierde por cerca de ¾ de hora. Su amiga tiene seis meses de embarazo y pienso en la gratificación que ha de sentir esa madre para estar despierta hasta las tres y media de la mañana, en un lugar donde se fuma a destajo, con música a un volumen excesivo, en fin. Más tarde Denisse la justificará diciendo que ella se siente bien estando allí y que lo necesita para distraerse y no aburrirse. Volvemos al baile del grupo. Se escucha el sound de Ráfaga, Antonio Ríos y de algunas ondas nacionales. El DJ decide que el merengue debe sonar y comienzo el desafío de bailar, que a la mitad pensé que no culminaría. Las vueltas me cansan y marean. Comienzo a sudar justo cuando comienza a caer desde el techo espuma tipo nieve. Nos acercamos a ella y seguimos bailando. Debieron ser unos 24 siete temas y por fin unos lentos en inglés Bon Jovi, George Michael y otros similares. Lo necesario para descansar un poco. El ambiente se calma y la pista y la disco en general comienza a vaciarse. Terminados los lentos, con mi compañero nos ponemos a conversar junto a Almendra, la joven rubia que también vimos en la Aliens. Ella es chilena-argentina y nos relata entre gritos su experiencia del carrete acá en Chile, en el Bellavista y en la Blondie. A veces se suma Denisse también a conversar y otro joven, un chico que después sabremos que es seleccionado sub 20 de la Universidad de Chile. Christian le solicita una entrevista para otra ocasión a este joven, a lo cual accede amablemente. La noche de disco ya se acaba, luces blancas que iluminan toda la pista se prenden por segundos, advirtiendo el fin del carrete en la Delphos. Denisse al parecer no tiene dinero para la vuelta o le falta y me dice si tengo cien pesos ‘que le preste’. Mano al bolsillo y me da las gracias. Entonces comienza la retirada. Son las cinco de la mañana y no quedan más de setenta personas en la Delphos. Marcela y Francisca esperan sentadas que acabemos nuestra conversación con Denisse y Almendra Salimos por un costado de la disco, por la vía de escape, que está continuando uno de los pasillos de descanso. 3. Saliendo Al salir confirmamos que no hay tanto público como en otras ocasiones, si bien se repite la masiva salida juvenil a esa hora. Somos siete ahora. Almendra, nuestro amigo sub 20, Denisse, Francisca, Marcela, Christian y yo. Caminamos y conversamos hacia Plaza Italia, Marcela no se despega de su amiga, Christian no se despega de Almendra, con quien coordina una entrevista para la semana. Yo en tanto, circulo entre este grupo y la pareja conformada por Denisse y su amigo de la sub 20, ellos se conocen hace un año de tanto carretear regularmente en estos espacios, claro que este es EL lugar de encuentro de ellos, pues en la semana no se llaman, ni se ven, solo saben que si entran a la disco allí estará él u otro de los tantos ‘amigos’ del Bella. Paso lento, cansado. Cuatro horas de música, bailar, tomar, gritar, escuchar, mirar. Christian sigue conversando con Almendra hasta finalmente despedimos de las chicas frente al Telepizza, ellas siguen hacia el poniente. Marcela y Francisca también se van, pero en taxi, después de haber negociado el valor de su viaje hasta Renca con el chofer. En la caseta de vigilancia hoy aloja un solo hombre, computador encendido, protector de pantalla. Sentado, lee unos papeles. Nosotros cruzamos la Alameda hacia el sur y enfilamos por la vereda oriente de Vicuña Mackena para buscar el auto y de vuelta a casa. Nos vemos el lunes. 25 d) La Puerto Bellavista: Calor y proximidad en noche de Halloween. 1. Antes Nos reunimos con Christian cerca de las 11:30 de la noche en el pub Restaurante El Pasillo, de Pío Nono. La calzada poniente de Pío Nono está excesivamente poblada. Después de la segunda cuadra más allá de Bellavista, por Pío Nono poniente hacia el norte, me doy cuenta que masividad y cercanía corporal caracterizan el tema y el dispositivo de placer y riesgo en el Bella esa noche. Después nos daremos cuenta de lo decidor del anuncio de la discoteque Puerto Bellavista para esa noche: Noche de terror en Puerto Bellavista, dice el texto propaganda que unos/as seis jóvenes entregaban en las esquinas de Pío Nono con Constitución y Antonia López de Bello. Es 31 de octubre, noche de brujas, Halloween o víspera del día de todos los santos, según se quiera. Me pregunto por el carácter religioso de esa noche, por esos sentidos anglosajones asociados, por las brujas que comienzan a desfilar por Bellavista ¿acá en Chile? El ambiente es bullicioso y siento que el carrete de hoy se viene de mucho alcohol y baile. Algo de aquello conversamos con Christian, y Almendra en el pub restaurante El Pasillo cuando aun era hora de llegada, cerca de las 12:00 a.m. Almendra está con Christian debido a que hace un rato finalizaron la conversación que ella accedió a sostener con él para aportar a reconstruir la trama del carrete de disco en Bellavista. Mucha gente en las calles, mucho negro, algunos disfraces, varias pinturas de cara, el carrete asume identificaciones disímiles. Niños de capa negra, máscara de calavera y hoces o hachas de fantasía en sus manos. Jóvenes disfrazados: gorros de brujas, rostros blancos y ojos negros, capas de drácula, falsos cuchillos atraviesan cabezas, máscaras del diablo y otras del mundo de Hollywood. A Denisse la encontramos nuevamente en Bellavista, a la entrada de la discoteque Aliens. Viene de estrellas negras en sus ojos y rostro blanco, parece uno de los integrantes del grupo Kiss. Aun es muy temprano para entrar nos dice, y mirando hacia dentro no observamos mayor cantidad de gente. ‘Halloween’ es otra noche más de carrete en el Bella, Santiago y Chile en general. Nos tomamos estas festividades porque nuestra represión nos impide en parte crearnos las propias. No tenemos carnaval y aquello nos marca. Nuestra festividad a flor de piel busca la más mínima excusa para manifestarse. ¿Por qué a algunos les parece tan horrible que nos apropiemos de, quizás, la única festividad que no guarda la más mínima relación con ninguna historia profunda o contexto institucional chileno? La fiesta por la fiesta. El miedo al denso sentido del sin sentido. Christian ya tomaba un schop de medio en El Pasillo, que tiene un valor de $1000 en su zona de pub y de $2000 en su área de disco. Me senté y pedí también un 26 schop, mientras, hacia el fondo, donde esta la disco, el bar y los baños, cantan dos jóvenes con bases y teclado de apoyo. El show repasa los Enanitos Verdes, GIT, Soda Stereo, Ricky Martin, Chayanne. Al local, algo adornado para la ocasión (murciélagos de papel, papeles colgantes de colores, globos similando calabazas, etc.) comienza a entrar gran cantidad de gente, grupos entre tres y seis personas, hombres y mujeres. Pagamos nuestras cuentas a Javier, un garzón amigo quien al igual que sus colegas anda con antifaz como detalle de ocasión. Nos vamos a la ‘Puerto’. En el trayecto, las terrazas que ocupan las afueras de restaurantes, pubs, shoperías están completas en un noventa por ciento. Los wurlitzer sacan la música a la calle, Pearl Jam, Led Zeppelín, Creedence. Es necesario caminar de lado por esa vereda de sucesivos locales, y seguiríamos así más tarde. Cada esquina del costado Recoleta del Bella es espacio para publicitar. Es espacio de encuentros, territorio de concurrencia, de tránsito abundante, pero también de profundo detenimiento. Allí nos juntamos, nos encontramos, de ahí partimos. Los artesanos en la esquina, la venta de libros, los piquetes de dos, tres y cuatro jóvenes repartiendo cantidades de panfletos, los cientos de panfletos tirados en calles y veredas, los tacos de autos en la calle y de jóvenes a la entrada de las discos. Halloween sigue presente en el vestuario, en las calles y algo de ello en la fachadas de los locales. Los y las jóvenes están disfrazados y producidos. Realmente disfrazados algunos y algunas, para los premios en ciertas discos o pubs, otros y otras digamos que están solo producidos para otro carrete más esa noche. Llegamos a Puerto Bellavista a la 1:30 a.m. La disco se encuentra en Antonia López de Bello enfrente de la discoteque Delphos y entre la botillería La Barrita y la disco pub Bogart. Mucha gente afuera de la disco y también en su competencia, la Delphos. La Puerto Bellavista tiene rejas, al igual que las otras discos que hemos visitado, un par de metros antes de su infraestructura y colgado en su reja mirando hacia la vereda de Antonia López de Bello, el cartel que señala la prohibición de entrar a quienes usen buzo, zapatillas o gorro. Saludamos al portero de la Puerto con quien conversamos un jueves por la tarde buscando al administrador de la disco. Unos apretones fuertes de mano, mucha sonrisa de ambas partes y la talla infaltable. Se muestra sumamente amable con nosotros. Saludamos al administrador y gerente y pagamos siete mil pesos para las entradas de dos personas, con derecho a trago, “cualquier trago”, nos dicen en la portería. El árbol que afuera, en la entrada a la disco similaba una Navidad del hemisferio norte. Una máquina lanza hacia el cielo espuma nieve, “solo por la noche” nos dice nuestro guardia conocido. En el suelo, paja, que finalmente tendrá que correr y guardar nuestro amigo guardia ya cerca de las cuatro y media de la mañana. Eso es lo más llamativo que hoy ofrece el local y otros pequeños chispazos de producción, pero finalmente muy poco: muchos globos naranja y negro afuera, la máquina famosa y unas telas remedando las de araña. Eso afuera, porque 27 adentro en los salones de la Puerto nuestro Halloween desaparece por completo, salvo por dos solitarios gorros tipo bruja de un cuarteto de entusiastas bailarines. Cuatro tickets fueron entregados y la cajera anota en ellos ‘whisky’. Pagamos y soy el primero en recibir a quienes nos revisan, los únicos dos hombres que no estarían con los cortavientos azul naranjo que ocupan todos y todas las jóvenes que trabajan acá. Ellos estaban de civil. 2. Adentro Entramos y enseguida sentimos el fuerte cambio de temperatura. Un golpe de calor intenso. La pista a la que accedemos está muy llena de público, a la derecha jóvenes bailan, a la izquierda otros están parados cerca de la escalera que lleva al segundo nivel. Hay hombres en la misma escalera. No hay mucho por donde moverse. Avanzamos hacia el fondo por la izquierda. A medio metro o menos incluso, en cualquier parte de la disco, están bailando. Comienza entonces nuevamente nuestro caminar de lado, hombro adelante. La sensación ambiente es muy densa por la humedad, el calor, los olores, el humo y la mala ventilación de los salones. Unos tres o cuatro ventiladores domésticos colgados por nivel es lo que ofrece de refresco la Puerto Bellavista. El techo, a diferencia de las discoteques Aliens y Delphos, es muy bajo, llegando a los dos metros y medio aproximadamente, lo que también contribuye a la poca amabilidad del ambiente. En el mismo primer piso, al fondo a mano izquierda la escalera que sube un piso a los baños. Nos acercamos a la barra y pedimos nuestros tragos. Si pensamos en whisky a la entrada, adentro no parecía apropiado, quizás lo ideal sería agua o una bebida. Fue un roncola. Tomamos de nuestro vasos enseguida porque mantenerlo lleno significa una alta probabilidad de perderlo entre tanto empujón y roce con la cantidad de público presente. El cálculo de gente para el primer nivel es de unas doscientas cincuenta a trescientas personas. El rango de edades parece que hoy se amplía y estaría entre los diecisiete a treinta años. Claro que mayoritariamente veinticinco a treinta y cinco es el rango. El tecno dance característico de esta hora comienza a sonar y la euforia se construye en la pista: gritos, brazos en alto, movimientos marcados, luces destellantes. Se achican los espacios con el baile de todos. Permanecemos un rato más en la barra. Allí solo dos personas atienden a unos quince solicitantes, están claramente sobrepasados. Con suerte alcanzamos un espacio junto al mesón para apoyarnos y descansar un poco. En ese estrecho espacio, apretado contra la barra y sin posibilidad de mayor movimiento nos mantenemos por cerca de media hora. Estando allí comenzamos a observar cierta violencia que se genera por la escasez de espacios propios para el estar y el desplazamiento. Pasa una joven y empuja a un hombre de la barra, quien frunce el cejo, mira y echa su cuerpo hacia ella empujándola de vuelta. Más atrás viene la 28 pareja de la joven, produciéndose un cruce de miradas que todo lo resuelve sin golpes. Allí acaba la escena, la escena de agresividad. Junto a nosotros en la barra hay grupos de hombres. En la pista parejas mixtas y una que otra de mujeres. Tomamos nuestros covers y avanzamos hacia el segundo piso. Alcanzamos con dificultad la escalera y subimos. Está igual de lleno y sofocado, sin ventilación, denso. También hay unas doscientos personas aproximadamente. Nos hemos dado muchas vueltas ya y hemos estado de pié en muchos rincones. Avanzamos buscando alguna silla y nos damos cuenta que no hay mucho donde descansar, donde sentarse. Hay algunas sillas blancas de terraza, por supuesto insuficientes y una que otra mesa blanca. Todo en la orilla, arrinconado. Por algunos lados no puede moverse uno sin fuerza y agilidad, pero rápidamente se acaban los espacios para avanzar y quedamos quietos, de pié, nuevamente conversando. A qué tipo de público agradan espacios y carretes como este: ¿quiénes vienen?, ¿de dónde? ¿es un evento más popular?, ¿qué pasa con el placer y el riesgo en este contexto? En ninguno de los tres niveles que recorrimos hay cubos como en la Aliens y la Delphos, lo que impide que se generen ángulos, alturas u otras maneras de observar o apropiarse de la disco. La Puerto Bellavista son tres grandes salones de unos treinta por quince metros, sin altibajos, corredores, ni escalerillas, salvo las estrechas escaleras para desplazarse entre los pisos. Treinta metros planos hasta el fondo, que salvo el tercer piso, culminan en la barra. El cielo de cada salón es bajo y a diferencia de las otras discos abiertas de dos pisos que apoya la ventilación, acá el aire está muy enrarecido, caliente y denso, lo que se nota en la cantidad de sudor que observamos en los rostros de todos y todas. En el segundo piso de la discoteque está el espacio del DJ. En una caseta al fondo, detrás de un vidrio. La música cada cierto rato sube el volumen ambiente, la popularidad de las canciones de Ráfaga, Red y el sound nacional acapara los gritos de la pista. Y así se va mucho rato de cada onda y mucho rato de nosotros moviéndonos de esquina en esquina, de rincón en rincón, haciéndonos a un lado para que pasen unos y otras, quietos en los rincones, conversando el carrete. Nos quedamos escuchando algo de música en cualquier lugar. No hay donde estar. La humedad que se respira ha empañado todos los vidrios ubicados en las paredes de los salones, en los tres pisos. Se deslizan las primeras gotas por esos vidrios. Pero gotean también los pilares y bloques horizontales del techo. Un sudoroso goteo humano. Los guardias no se ven circular por ningún lado, en realidad con esa densidad de público serían una interferencia más en el espacio. Y pensando en ello se me 29 viene también la idea de alguna pelea en la disco ¿qué pasaría con tal cantidad de público y sin guardias que logren calmar la situación? Vamos al tercer piso, el cual es el salón VIP. Increíblemente está igual de lleno. Nos damos una vuelta y nos ubicamos donde podemos. Nuestro roncola ya se acaba y está caliente y sin gas. Bajamos nuevamente al segundo piso. Nos vamos hacia el fondo y vemos unas sillas desocupadas y al lado una mesa. Mi compañero se dirige hacia ella y se sienta, instante en el cual una joven que se encuentra de espalda bailando a medio metro de él, se da vuelta y le indica entre señas y palabras que no se puede sentar ahí. Hay varias sillas vacías. Mi compañero entre gritos le señala que será un instante, que está cansado y tiende a sentarse nuevamente. La joven le toma el brazo y ya más agresiva le dice que no, de frente. Yo miro a su acompañante en la pista y es un hombre de unos treinta y cinco años, de contextura gruesa, de aproximadamente un metro noventa de altura y le digo a mi compañero que avancemos mejor, que busquemos otro lugar. No entendemos la negativa y mala onda. Nos vamos hacia el bar y nos detenemos otro instante. Aparece el rock latino de los ochenta, GIT, Soda Stereo, Los prisioneros. De ahí el DJ sigue con algo de The Doors, Creedence y otros temas de rock y pop. Más tarde las ondas tropicales volverán a la disco con Los Ilegales, algo de merengue y cumbia pop. Son cerca de las cuatro y vamos por el otro cover. Entrego otros dos tickets que dicen whisky, pero pedimos nuevamente ron con coca cola. Recibe un joven los tickets, le traspasa el pedido a otra joven y ella me entrega dos roncola. Sin hacer comentarios los recibo, le entrego uno a Christian e iniciamos los últimos momentos de nuestra visita a la Puerto Bellavista. A esta hora ya se puede caminar con más olgura en la disco. El público ha bajado por salón a unas ciento cincuenta a doscientas personas. Bajamos al primer piso y la escalera sigue siendo espacio de descanso y conversación. El espacio de circulación es vuelto espacio de estar. Los pisos son todos prácticamente iguales, el mismo estilo de público, la misma música, el mismo estilo de decoración, un bar en cada piso, iguales colores, igual de mal ventilados. El mismo calor también, salvo el primer piso que por el abrir y cerrar de la puerta de acceso, entrega algo de refresco. A esa hora pasa nuestro conocido guardia y le ofrezco el concho del trago que me va quedando. Nos ve, se alegra y toma el vaso, lo seca y agradece. Se acerca a mi, me toma la cabeza y me da un beso en la frente. Moviendo la cabeza dice ‘puta gracias viejito’ y sigue su camino con una pequeña escalera a cuestas. 3. Saliendo Finalmente decidimos irnos. Nos despedimos de nuestro guardia amigo, quien gestiona en ese instante con Carlos Manzur, el administrador, nuestro ingreso gratuito para mañana sábado en la noche. 30 Adentro deben quedar no más de cien o setenta personas por piso. Caminamos por Antonia López hacia el Cuatro y Diez y todo está cerrando. Son más de las cuatro y media. Avanzamos hacia el sur y en la esquina de Mallingkrodt con Dardignac precarias hojas de diario cubren el cuerpo de un niño que solo deja ver su cabeza. Duerme sin más patrimonio que esas hojas. Más adelante nos fumaremos un cigarro y volveremos a Pío Nono para salir con toda la gente hacia Plaza Italia. El tranco de todos quienes salen a esa hora es como siempre, muy lento y muy grato. Nos vamos al Jaque Mate donde quedamos de acuerdo de juntarnos con Almendra y Denisse a la salida de las discoteques, tipo cinco un cuarto o cinco y media. Ellas nunca llegaron y nosotros volcamos nuestras observaciones a nuestro cuaderno de campo entre nuevas cervezas, risas y jóvenes. Son las seis y media, ya amaneció y los y las jóvenes siguen circulando por los alrededores de Plaza Italia. 2.2 Análisis Integrado de la Experiencia Etnográfica: o algunas reflexiones sobre placer y riesgo en las discoteques de Bellavista En nuestras observaciones y conversaciones en espacios de discoteques encontramos una contraposición entre las múltiples formas que tienen los y las jóvenes de “carretear” y pasarlo bien, versus la imagen de los riesgos, restricciones y discriminaciones que regulan y restringen la participación de algunos jóvenes en la “fiesta”. De forma de hacer más explícitas estas tensiones hemos decidido cristalizarlas en escenas que como toda escena tiene más de una mirada o punto de vista desde donde ser visualidad y construida. La escena del placer Pensamos que esta escena recorre en general todos los espacios etnografiados, sea en discoteques más pequeñas como la Barra y la Rembrandt, en discoteques más hacinadas como la Puerto Bellavista y la Rase o en discoteques más “top” o “nodernas” como la Delphos y la Aliens, encontramos una lógica de acción que hace que estos espacios sean “carrete” y no sólo el “pago de una entrada”, Este construir un espacio propio se encuentra marcado por ritos y recorridos previos y al interior de la discoteque. En la “disco” serán las mujeres las que “la llevan” con ritos de entrada, observar quien llega, ir al baño juntas y comprarse, la blanca o la negra de combinado sin hielo para que dure más, para hacer durar la noche. El baile será protagónico y marcará el encuentro entre chicos y chicas ya que la mayoría del público juvenil viene en grupos a encontrarse a conocerse, en busca de un encuentro y de un vínculo nuevo. En la disco existirán tiempos para llegar y mostrarse ante el otro, para acercarse, para reconocerse en el cancionero popular y para “atinar”. También habrá el 31 espacio para bailar solas y para “no pescar” lo que no siempre será comprendido por los hombres, generándose más de un conflicto por noche por este desencuentro de lógicas El consumo ritual será de alcohol principalmente piscola en las mujeres y en mayor medida cerveza en los varones, esto no será menor pues generará efecto distintos, mayor desinhibición en unas, mayor acertividad y actividad en otros. La síntesis de este espacio de placer será la algarabía que registramos el cantar los temas (sobretodo Los Prisioneros y muchos temas de los ochenta), el cambio de letras con connotaciones sexuales y el “silencio” y la pasión a la hora de bailar los lentos (Delphos). La escena de la falta de seguridad La otra cara del placer de la disco es la escena del negocio del “carrete” que promete pero no cumple con las condiciones de seguridad que ofrece a los jóvenes. El paradigma de esta “promesa no cumplida” que es potencial fuente de conflictos y riesgos, la encontramos en la Discoteque Puerto Bellavista. Se promete como la más grande y amplia de Bellavista. No cuenta con ventilación adecuada al número de gente que concurre, entre 500 y 800 personas. No es la más grande pero se “ofrece” como la más grande de Bellavista. En ella también se dan las situaciones de mayor violencia que podemos asociar justamente a la falta de un espacio apropiado y apropiable para cada uno de los y las jóvenes. A diferencia de otros espacios prolifera el roce y el empujón que es potencial fuente de conflicto entre hombres que muy susceptibles “protegen” la intimidad de sus parejas o acompañantes4. El “regalarse” y “andar solas” Un riesgo que plantean las jóvenes que “carretean” en la disco es a la salida de la discoteque. Como lo señalarán los testimonios de las “chicas” (ver entrevistas) es ahí donde si “estas regalada” te pueden “colgar” o “violar”. ¿Qué es “estar regalada”? Estar “muy curada” y “andar sola” o “perderse del grupo de amigas”. El miedo es a que te aparezca un “flaite” y te “agarre en la “calle”. La escena del control “...De pronto, la luz roja de una baliza comienzan a aparecer por Chucre Manzur. Es una patrulla de carabineros que lentamente recorre el sector. Al costado en la cuneta un muchacho sentado con la cabeza baja no se mueve, Frente a la Rase y al joven, el furgón se 4 Como veremos en el informe final es también una disco estigmatizada por ser la del público más “flaite”, estereotipo negativo con que se moteja al hombre joven popular que va a la disco a tratar de “ligar” con una chica. 32 da la vuelta. Cuando ya enfila nuevamente hacia abajo, se frena justo a un costado del joven y hace sonar su seca bocina (tut-tut-tut), una, dos y tres veces. Entonces alguien que viene de la Rase se acerca al muchacho y lo remece, ¡mira!, ¡mira! le dice, intentando incorporarlo (...) El joven de a poco comienza a responder, levanta su cabeza, ve la camioneta a un metro de él y se pone de pie con la ayuda de este hombre. De la patrulla no desciende nadie, ni hay diálogo alguno, ni nada, sólo la bocina y la baliza. Desde los jóvenes la escena se ve como “paqueo” y provocación. Desde los “pacos”, quizás trabajo, un “cabro reventado” más que sin la ayuda providencial de “otro” se hubiera ido detenido.” Esta escena de múltiple desconfianza es habitual en Bellavista, los “pacos”, los “tombos” que “cumplen con su deber” pero que muchas veces hacen una “demás”, sobreactuando en su “función profesional”. No decimos que no haya violencia y exceso, pero muchas veces esa sobrereacción genera daño y resentimiento. Otra escena cotidiana de control la constituye la instalación de una caseta de seguridad a mediados de año, producto del impacto que genera el apuñalamiento de una pareja de jóvenes “carreteros” aparentemente por un joven punk. La instalación de esta modificó y diferió las prácticas de encuentro de los jóvenes frente a la TelePizza de Plaza Italia. Se quitaron las bancas y los jóvenes se encuentran espaciadamente, si antes se juntaban unas cien personas hoy se junta la mitad. La presencia de la caseta genera sentimientos encontrados ya que no son pocos los jóvenes que valoran su presencia. La escena de la discriminación y la segregación En “el Bella” existen a lo menos tres locales (Aliens, Puerto Bellavista y Bogart) donde junto con plantearse el derecho a admisión por parte del local, la restricción de acceso se focaliza en un determinado estereotipo de “ser joven”, el que se aterriza en la imagen del “rapero” o “hip-hopero”. Es así como no se permite la entrada a chicos con gorro, buzo y zapatillas, consultados los porteros nos cuentan que esta medida se debe a las múltiples situaciones de violencia en que jóvenes con estas características se ven envueltos, no obstante lo anterior eso no deja de ser una discriminación. Ese visión negativa o estigma también lo encontramos presente (como lo veremos en las entrevistas) en los testimonios de jóvenes. El correlato de esta mirada será la visión de la bailarina de fin de semana que siente que el rapero y hip-hopero no tiene nada que ver en la disco, lo ve como amenaza o signo de la posibilidad de un a situación de violencia o delincuencia, por lo cual apoya que se les restringa el acceso. La “otra cara” de la moneda será la queja del “carretero”, que tomándose una de vino y fumándose un “caño”, con o sin “pinta” de hip-hopero, se queja en la Plaza Camilo Mori de que a las “disco” no lo dejan entrar. 33 La violencia ritual cotidiana En Bellavista encontramos una violencia cotidiana, que podríamos señalar como ritual que implica que es constante y de bajo umbral que tiene que ver con pequeñas peleas y rencillas a la entrada de la discoteque. Generalmente su resolución no implica la presencia de los “pacos” sino que es mediada por el grupo o sus propios protagonistas. Esta violencia también aparece en aquellos espacios de roce como el de las discoteques con menos espacio y con menos autorregulación del consumo de alcohol tanto por jóvenes como propietarios. La escena de la violencia invisible (pero instalada) El otro lado, de la violencia. Durante el año de trabajo y en particular durante los últimos meses hemos sido testigos de la existencia de un código implicíto. Bellavista como territorio está repartido en ciertas familias, que tienen que ver con los rubros de diversión nocturna, discoteques, pubs y las botillerías y con el tráfico de drogas. Esta situación reventó en Octubre con el asesinato de uno de los empleados de la discoteque Rase y con el casi simultáneo incendio de esta misma. Este código es conocido por gran parte del público juvenil que accede a Bellavista especialmente por los que “carretean” en la calle (ver entrevistas próximo informe). Algunas Preguntas y Reflexiones Es difícil asumir la tensión que observamos entre esa fuerza alegre del carrete, lo placentero que vemos resultando en la barra, en la pista, la fuerza de la música y el baile, con aquellas percepciones crudas del espacio en cuanto a las condiciones del ambiente, seguridad, ventilación, hacinamiento, espacios de descanso y ciertas escenas de agresiones. ¿Qué es lo que esta cercanía genera y de qué manera construye sentidos para el carrete de los y las jóvenes presentes? Una primera interpretación pasa por enfocar y entender que allí el carrete cobra sentido precisamente por esa tensión. Como espacio del entretenimiento que creció rápidamente en esta modernización de los ochenta y noventa, el Bellavista presenta ese doble juego que tensiona su construcción social. Los momentos y escenas contempladas al interior de las discoteques masivas. Por un lado, asistimos a un violento desarrollo modernizador, producto de la instalación del modelo neoliberal en lo económico y social, que ha llevado también a socavar algunos de nuestros referentes culturales. Tal faz de este proceso ha significado en el Bella, entre otras, la pluralización de los públicos asistentes, la diversificación de las prácticas culturales y los consumos, la coexistencia de colectivos, tribus e individualidades disímiles, la presencia encandilante y diversificada del mercado privado del carrete, una menuda disposición de transporte público y rutas de acceso, etc., etc. Se han producido una serie de acumulaciones sucesivas de llamados logros sociales en la oferta: infraestructura, 34 accesibilidad, heterogeneidad, una serie de logros que nuestra sociedad reconoce como avances en el desarrollo del país. La otra cara de este mismo proceso modernizador, sin embargo, ha resultado para Bellavista en otra realidad: la irrupción pública de fenómenos como discriminación y violencia intrajuvenil, las carencias y riesgo que se observan desde la infraestructura del carrete, la inseguridad y baja calidad del transporte público, la discriminación, represión y estigmatización de parte del sistema policial y judicial, la negatividad que el mundo adulto señala en el carrete, misma negatividad que entre los mismo jóvenes se construye y se traduce en exclusión y construcción de estereotipos del otro distinto, entre otras. En fin, una realidad multiconstituída por sentidos y realidades negativas. Al final de la noche las preguntas que afloran son entonces ¿cómo reconstruir vínculos que permitan un reconocimiento más amplio de las diferencias entre el mundo adulto y el joven y al interior de los propios mundos juveniles?, ¿cómo fortalecer una apropiación con sentido liberador y de amplia convocatoria para un fenómeno como el “carrete”?, ¿cómo construir ciudadanías juveniles vigorosas con una modernización paradójica en cuanto a sus diferentes rostros? 2.3 Relatos y Experiencias de “Carretes de Discoteque” en “el Bella” A continuación presentamos un análisis de los testimonios de nuestros entrevistada/os. En relación al universo de “jóvenes carreteros” de discoteque realizamos un total de 6 entrevistas, 4 a mujeres y 2 a jóvenes “carreteros de disco” de forma de dar cuenta de su historia personal en relación al “carrete” en el Bella5. Nuestras entrevistada/os fueron: Marcela, 22 años, vive en Renca con sus padres. Trabaja como secretaria en una ONG y acude semanalmente a la discotec Delphos de Bellavista. Francisca, 20 años, vive en Puente Alto con sus papás y sus hermanos. Trabaja en una industria metalúrgica ubicada en Vicuña Mackena con Rodrigo de Araya como secretaria del departamento de recursos humanos. Desde los quince años que viene a Bellavista. En la actualidad carretea por lo menos dos veces al mes en la discotec La Barra de Bellavista. Denisse, 17 años, vive en Providencia y cursa cuarto medio en un liceo mixto de la misma comuna, vive con su madre y desde los quince años que viene a 5 De 6 entrevistas que se hicieron debimos invalidar una ya que no correspondía a la muestra solicitada. Esta entrevista será reemplazada por una entrevista a ser presentada en el informe final. 35 Bellavista. Sale cotidianamente sola o con amigas, todas las semanas, carreteando los viernes y sábado en la Discotec Aliens y Delphos de Bellavista. Almendra, 28 años, vive en Pirque. Es argentina, de la Provincia de Buenos Aires pero hija de padres chilenos, lleva en Chile tres meses ya que no venía desde hace tres años. Carretea habitualmente en locales de bailanta (tropical) en Argentina. En el Bella va todos los fines de semana a la Aliens los viernes y a la Delphos los sábados. Francisco, 25 años, vive en Puente Alto, trabaja como barman en un local y es universitarios. Vive con su papá y va habitualmente a la Discoteque La Barra. Coke, 19 años, vive en Puente Alto, con sus padres, trabaja en una rotisería. Fue hasta hace poco jugador de la sub-20 de la “U”. Concurre semana a semana a las discoteques Aliens y Delphos, yendo a una discoteque el día Viernes y a la otra el día Sábado. 2.2 “Historias de Disco” en el Bella A continuación presentamos relatos y escenas de carretes que reconstruyen en sus propios términos la experiencia de “carretear” en Bellavista. Relatos de placer y de ritos de reconocimiento como también relatos de carretes malos, de miedos y de riesgos que no siempre coinciden entre sí expresando la heterogeneidad de sentidos que adquiere el riesgo en el “carrete”. a) La llegada al Bella Un primer hito en la experiencia de nuestras jóvenes carreteras es la llegada al Bella. La mayoría tiene una trayectoria de 3 a 4 años viniendo a las discoteques del Bella, lo que habla de que la primera vez que vinieron todas tenían entre 15 y 17 , siendo menores de edad. La excepción es Almendra que es extranjera, que viene al Bella y a Chile a los 25 años. Para Denisse la situación es diferente, ella vive en Providencia en un espacio local donde no encuentra la experiencia del “carrete” del barrio, por lo cual es fundamental empezar a salir de casa sola con amigas a espacios de “carrete urbano” como el Bella Denisse empieza a salir a los quince años cuando viene “dateada” por una amiga, de ahí empieza a construir un recorrido por un circuito de discoteques hasta conocer a todas y quedarse con dos discoteques favoritas, a las cuales concurre cada semana: “(Llegué por una amiga, ella) carretiaba de los trece cachai y siempre carretiaba en el Bella, su primera disco fue la Melody, de ahí a la Rase, de ahí a la Aliens y ahora la Delphos, como es el mismo dueño cachai entonces se pasea por las 36 distintas disco, entonces como que siempre nos dejan entrar...del año antes pasao, del noventa y nueve, noventa y ocho, al principio del noventa y nueve empecé a carretear, iba primero a la Rase, de ahí pase a la Aliens y de ahí a la Delphos, la Delphos y la Aliens.” (Denisse, 17 años) Para Marcela la primera visita a una discoteque la hace en un grupo mixto de amigos a los 17 años: “Todos los sábados, es como una onda desde hace como cuatro años y medio. La primera vez fui a Bellavista fui a ‘Los Ladrillos de Pío Nono’, que ahora es el bodegón de Pío Nono. Iba con hartos amigos, quince amigos, catorce amigos entre hombres y mujeres y lo pasábamos súper bien. Y de ahí como que de repente nos íbamos caminando por ahí cachai, desde Mapocho caminando, conversando... (Marcela 22 años) Francisca debuta en Bellavista a los quince cuando viene por primera vez con las amigas del barrio (Puente Alto) a la antigua Cotto´s (hoy Puerto Bellavista) “...desde que tenía como quince...Venía con mis amigas... las primeras discos que vine fue acá al bella, acá a la Cotos la Puerto Bellavista, que antes se llama Cotos...como, como en el 97 más o menos, como en el 97 - 98 se empezó a llamar Puerto Bellavista, entes se llamaba de otro forma, no me acuerdo como se llamaba... de Puerto Bellavista, después de Cotos, se llamaba de otra forma Claro... y venía con amigas de mi casa éramos puras mujeres un grupo como de... éramos como cinco Claro como a los quince...” (Francisca, 20 años) Para no preocupar a su mamá inventa que va a otra disco de Plaza Italia, así evita a preocupar a su familia, ya que ya en ese tiempo Bellavista era percibido como un lugar violento y peligroso: “¿A quien se le ocurrió? a una amiga mía, venía ella acá a la Plaza Italia, en Plaza Italia había una disco que se llamaba Bocacchio (te acordaí) y yo inventaba que iba a la Bocacchio, y no decía que venía paca´ porque en la casa, mi mamá un día me dijo, un día que apareció una pelea acá que mataron a un niño, me dijo que nunca me iba a dejar venir para ca´, entonces yo no le decía, si pasaron como tres años y mi mamá nunca supo que yo venía pa ca´”(Francisca, 20 años) Por último Almendra viene por primera vez a los 25 años, cuando viaja por primera vez a Chile, viene a una discoteque (acompañada de su cuñada) de Pío Nono ubicada donde estaban los Ladrillos y se emborracha ese mismo día: “Siempre he venido acá, de hecho voy a las mismas bailantas...Siempre voy a la Aliens, Delphos, siempre estoy allá...Hace como tres años, acá no más, la primera 37 vez que vine, que vine acá me agarre, me agarre un pedo, una curaera que le llaman acá, un pedo me agarre, fue, ¿Sabes donde fui?, a la Seiba’s, que ya cerró..una que queda acá, 2° piso, castillo que se llamaba, no, no, ladrillos, arriba la Seiba’s se llamaba ahí yo fui, fue hace años como en el 97 más menos, yo fui, me agarre un pedo loco, que no te cuento que no conocí nada loco ja, ja.” (Almendra, 28 años) Cabe señalar que Almendra viene de una “cultura villera” de la Provincia de Buenos Aires empezando a “carretear” o ir de “joda” desde niña en los locales de bailanta de su barrio, también se trata de una “cultura del Carrete” que reivindica el uso de la calle: “...allá las cosa son más reventadas loco, duran toda la noche hasta las diez de la mañana, acá a las cinco, calabaza, calabaza todos para su casa no. Allá no, te vas a una calle (...) Santa Adrián esta lleno de bailantas lleno de jodas y ya vez te quedas en la calle y lo pasas rebién...” (Almendra) La experiencia de Francisca es similar a Almendra, ella nos cuenta su experiencia del “carrete” en un espacio local como el de Puente Alto: “...el carrete es en casa, siempre nos gustaban más los carrete en casa a nosotra, pero cuando no habían carrete veníamos a la disco...” (Francisca) Si no es el “carrete de casa” es el “carrete de plaza”, cuando no se cuenta con los permisos de los papás: “...claro despertábamos a las seis de la tarde comprábamos tres cerveza en mil que vendían allá una promoción, y nos juntábamos en una placita, porque nosotros cuando no nos daban permiso pa´ salir, salíamos aya...en la casa po´, no nos daban permiso pero igual nos entrábamos como a las cinco de la mañana, ja, ja, ja, con mis amigas y comprábamos una garrafa o caja de vino con jugo, le echábamos jugo, teniamo como nosotros le decíamos casa, hasta el día de hoy, derrepente el día de semana vamos a tomarnos una cerveza a la casa cuatro, porque eran como lugares especiales que nos juntábamos...” (Francisca) En ese sentido el “carrete” de casa o con los amigos del barrio, genera un vínculo más cercano de intercambio de conocimientos y experiencias entre el grupo de pares. Entre ellas/os se hablan y analizan los “carretes”, el días después, es el ritual del Domingo: “...entonces ahí nos juntábamos y hasta tarde, nos poníamos a tomar, a conversar y los domingos era nuestro día de comentar todo lo que había pasado, todo lo malo que habíamos hecho, que no hagamos más esto (se ríen)...” (Francisca) Para Francisco el encuentro con Bellavista ocurre más tardíamente a los 22 y tiene relación con el ambiente que encuentra, para él la Barra es: 38 “como una casa, todos se conocen y el ambiente es bueno quizá el local no es el descueve pero el ambiente es bueno, la gente el grupo que viene es bastante bueno...” b) Historias de placer o los sentidos del “carrete” Las historias de placer están marcadas por los diferentes énfasis que las “chicas” colocan en sus “carretes”. Por un lado en Marcela encontramos la valoración de la preparación para el “evento”, el ritual de “prepararse para” el fin de semana, destinando energía particular para arreglarse, vestirse “para la disco”: “Hay otros que se arreglan y se preparan caleta para ir a la disco, yo me identifico ahí. Es que eso de ir a la disco a mí me gusta, entonces el que llegue el día sábado y ya se me empiezan como a revolucionar las hormonas, ¡qué rico la disco!, entonces me empiezo a arreglar, a reírme mucho, se me arregla el genio ..del momento que me voy a bañar, salgo me voy a maquillar, a vestirme, llegar allá esa cosa rica, estar dentro de la disco ya es ‘Aah! Qué fabuloso’, para mí ir a la disco es como ‘qué relax, qué rico’, algo que estoy haciendo y que me gusta.” (Marcela, 22 años) En el caso de Denisse, su dicha o el placer de su “carrete” lo concentra en su relación con la música y el baile. Es la “tecno” la música que le gusta bailar. “Un buen carrete pa´ mi, puta ir una disco y que toquen puro tecno ja, ja, ja, porque igual a mi me gusta caleta el tecno” (Denisse, 17 años) En el contexto de la “disco” su baile se convierte en un espacio de individuación e identidad. Es un baile que es dirigido hacia los demás, por ese se hace en un ángulo y posición que permita la observación de los demás, al bailar en los cubos: “(El cubo es) bailar con tu espacio, porque abajo la pista se llena, se llena demasiado cachai, entonces teni tu espacio pa´ bailar arriba. (...). La música que a mi me gusta es el tecno y puta si me gustó la canción te la bailo, pero onda tení’ tu espacio, tení’ tus dos patas ahí, te moví’ pa´ delante, movi los brazo pa´ donde querí’ cachai, o sea si yo me pongo a bailar en la pista tecno choco con todo el mundo (...), mejor me subo al cubo”. (Denisse, ,estudiante, 17 años) Por otro lado el baile también es un ritual para sí misma, al bailar consigo misma frente a los espejos, observándose: “Claro, y bailar toda la noche (...), igual me gusta la disco pero igual es que la Alien es como otro estilo de disco, aparte me gusta la infraestructura, esta llena de espejo, igual no encontrai en todas las discos, no toda las discos son así, (lo que pasa con el espejo es que) puta que bailai y te mirai como bailai, las cosas que así bacan po´ hueon, como que tú misma te vay perfeccionando, después como en lo que te equivocaste lo hací’ bien después.” (Denisse, 17 años) 39 En Francisca el placer tiene relación con el compartir en grupo, con su grupos de pares de amigas y amigos del barrio. En ese sentido ella asocia el placer del “mejor carrete” al “carrete en casa”, el “carrete” toda la noche en el barrio con el grupo más cercano de amigos: “Cuando estai con tus amigos, para mi el mejor carrete no es venir a la disco, osea tener una casa adonde te junti con tus amigos, con gente que tú queri estar, con gente o alomejor gente que no conoscai pero que tu sabi que son buena onda son amigos de tu amiga, pucha si son amigo de mi amiga yo se que son como ella, porque ella no eligiría otro tipo de amigo, y que haya copete que haya cigarro, que haya música y que dure harto rato como hasta las nueve de la mañana ja, ja, ja es que no me gustan los carretes que terminan temprano, por eso no me gusta venir a la disco porque hasta las cinco y chao.”(Francisca, 20 años) La experiencia más cercana al mejor “carrete” de barrio la asocia a la mejor “noche de disco”, casi siempre coincide con el mayor acceso al consumo producto de los pagos de fin de mes, lo que permite “andar con plata” en Bellavista: “...plata, en primer lugar que sea fin de mes, siempre es como buena noche, porque hay arta gente todos andan con plata andan mas animosos y todo eso po´, que haya buen ambiente, que conoscai gente simpática, eso po´...” Por último para Almendra el placer esta en la “joda”, el “carrete” que adquiere un sentido de extracotidianeidad, de un espacio liberador de las preocupaciones vinculadas a su vida cotidiana. Se trata de la puesta entreparéntesis de los problemas que ella vincula a la familia y a la soledad: “...¿Qué es para mi irme de joda?, Sabes que en la semana soy retranquila de lunes a viernes hasta las nueve de la noche soy de casa yo soy de esa que anda sin pintura con la ramera con la playera, no ando ni por al lado, pero cuando llega la noche, viernes no se me vuelvo loca, loco yo sé que me voy a ir voy a tomar otra historia, otro cuento voy a conocer otra gente, ósea un mundo paralelo al que yo tengo, no es que tenga doble imagen siempre soy igual, pero es un mundo paralelo a mí vida cotidiana, por eso me gusta carretear, irme de joda fumarme un porro si es que tengo, la opción todo bien entendes, porque es como liberarte de tensiones de tu hermanos, de tu madre, de que Estas lejos yo me críe con mi abuela y no la vea hace dos meses entendes de no sé de llegar a una edad de estar solo, de no tener hijo ni un perro, ja, ja, entendes porque vos queres no porque no te llega...” (Almendra, 28 años) No obstante, en Almendra encontramos una percepción positiva y dadora de sentido del riesgo, es lo que podríamos denominar el “riesgo vivencial” “...correr peligro...sí, me apasiona, me apasiona ver que yo voy caminando y se ponen a pelear, he visto mocha de pelea, mocha de cuchillazo y de muerte. Una 40 vez, te voy a contar una historia, salimos de la Aliens había un panki arriba en un foro que se iba a tirar al río. Para Almendra el “carrete” ideal debe contener tres elementos, buena droga, buen sexo y algo especial que celebrar: “...cuando cumplí 20,tuve un reventón, fue la primera vez que fume marihuana la primera vez que fume paso, la primera vez que me inyecte paso, no fue cuando me fui a costar con el hombre que más me encantaba fue lo mejor que paso fue lo mejor...celebraba yo mis veinte mi cumpleaños, fue la primera vez que fumaba porro no fumaba, no fumaba antes, jale, me inyecte y me acosté con el hombre que más me encantaba, óseas esas eran las tres cosas que más añoraba.” (Almendra Para Francisco, el “carrete” tiene relación con una experiencia que atraviesa toda la noche y que es marcada por el no colocarse límite: “...dónde parte se, pero donde termina no sé (se ríen), eso es verda, me puedo desaparecer too un fin de semana de la casa porque lo hecho, ya no lo estoy haciendo pero derrepente reinsido y se dónde parte pero no se dónde termina, ....ahí estan los riesgos...porque ya despue.... como que te dejai llevar no ma por la corriente a cierta hora de cierto carrete yo puedo carretiar toda la noche puedo seguir en la mañana derrepente ya es medio día, derrepente ya es noche de nuevo y seguimo de nuevo con el carrete...” A diferencia de la mayoría de nuestras entrevistadas su relación con el “carrete” tiene mayor relación con la vivencia de lo imprevisto, en ese sentido se emparenta con la vivencia de Almendra del “carrete” que valora un riesgo vivencial inherente al “carrete”. Y al igual que ella coincide en lo que no debe faltar pero sin decirlo (¿sexo y droga?): “...no lo puedo decir, ja, ja ja, -lo que no puede faltar-...” c) Historias de riesgo. Marcela inició sus carretes en Bellavista en la discotec de Pío Nono llamada Los Ladrillos. Allí experimentó sus primeros grandes carretes, a la vez que vivió también desagradables sorpresas “Sí, mucha pelea, eh, hubieron hartas cosas feas, aparte que yo sabía que era medio turbio, a mí me llegaron a contar de que ahí se vendía droga, pero nunca se notó, así como al aire libre no. Y a parte de que de repente estabas de lo mejor bailando y prendían las luces: pelea y veías las sillas volar, los vasos, las botellas...” (Marcela, 22 años) 41 La violencia comenzó a hacerse frecuente en el ambiente de la disco preferida de Marcela, lo que la llevó a abandonar tal espacio y a buscar nuevos contextos de carrete dentro sin abandonar Bellavista “Si yo veo algo peligroso me voy, como lo que me pasó en “Los Ladrillos”, o sea cuando vi demasiadas peleas, de hecho un día a un tipo que lo apuñalaron adentro, fue como penca porque lo único que ví fue una señora que atinó a abrir una botella de pisco y echarle en la herida porque si no había nada más que hacer mientras que llegara gente, los pacos qué se yo, que se lo llevaran. Entonces dije yo, no esta cuestión se está poniendo un poco peluda, hay que cambiarse de aquí ¿cachai?”(Marcela, 22 años) Estos tres son los elementos que en Denisse configuran una escena riesgosa dentro del carrete. Su constitución en todo caso, está asociada a la circulación por espacios de calle en Bellavista “Cagó, esta muy flaite, flaite, picante, puta que esta lleno de hueones que andan buscando atao. Suecia también antes era... puta súper cuico y ahora esta lleno de picantes igual que el Bella (...). Igual si tú no te metí’ con ellos, no se meten contigo, tú no te andai buscando las pelea, tú vai en tu onda, tú vai a la disco, si vai a hueviar, vai a andar en la calle ya sabí’ a lo que vai cachai, ya sabí’, si te vay a curar vai a quedar tirá’ te van a robar, te van a colgar, te van a llevar los paco, ya tú sabí’ a lo que vai, uno sabe lo que hace...”(Denisse, 17 años) Al igual que Denisse, Almendra señala la vulnerabilidad de ella en condiciones de reviente. Un carrete en ese extremo la ofrece a riesgos que no sabe “Que te estés ofreciendo. Que estés curada, como un pedo, y que este ah, ah y estés colgando de los pies y que estés en la calle no-se po. No, pero igual me voy en pedo pero me voy con mis amigas, yo sé cuando me voy en pedo y me hace así ¡pic! la tele yo sé que mis amigas me están esperando, me están esperando en plaza Italia para irme con ellas.” (Almendra, 28 años) Francisca durante su época de mayor presencia en Bellavista asistió a los carretes de las discos acompañada de amigas inseparables. Frente a la pregunta por una situación de riesgo vivida por ella, nos relató lo siguiente sobre una noche en que estas amigas se separaron y que nunca olvidará “...desagradable... si, si me ha pasado algo súper fuerte, súper fuerte es que sabes mi amiga la que quedo embarazada, quedo embarazada por un atado más o meno raro, que nosotros veníamos siempre a la barra, y ahí veníamos tres amigas, las ultimas que quedábamos del grupo y nosotros siempre igual andábamos juntas... un gallo estaba con copete y nosotros estábamos con él una cuestión así y entonces un gallo empezó agujoniar harto a mi amiga y eso era un fin de semana, ya no paso nada, nos fuimos pa´ la casa ya todo bien, llego el otro fin de semana y vinimos de nuevo y el gallo de nuevo agujoniando a mi amiga y nosotros con mi otra amiga nos corrimos, porque ella se puso a tirar con él y todo 42 el atado, la cuestión es que nunca más la encontramos...claro, la esperamos arto rato afuera y todo el atado, hasta que no la encontramos y nos fuimos pa´ la casa po, después llego a mi casa como a las doce, me fue a llamar, no como a las dos de la tarde fue, porque creo que había llegado como a las doce a la casa... claro, y no se acordaba de na´, no se acordaba de nada, o sea lo único que se acordaba es que se había acostado con el gallo, pero no se acordaba de nada más y dice que llegó a la casa se acostó (...) durmió como dos horas, y no había nadie en la casa, y después despertó y me fue a contar...no se po´ yo pense que estaba muy cura y todo el atdao, y después quedó embarazada po´.” (Francisca, 20 años) Las elaboraciones posteriores a esa noche amplían el marco de causas que configuraron el riesgo del que se da cuenta. La especulación necesaria frente a la falta de certezas, así como la culpa por el rompimiento de estrategias de autocuidado figuran como centrales “...quedó embarazada y todo el atado, pero o sea nosotros siempre hemos tenido la cuestión de que el gallo le hecho algo al copete, porque igual era muy feo, o sea no era del gusto de mi amiga pa´ na´, y también nosotras, igual nosotras, o sea yo porque mi amiga, mi otra amiga es como bien... como que no valora mucho las amiga, pero igual me sentía culpable por haberla dejado sola, por haberme corrido y bueno yo también digo que iba saber yo que iba a pasar eso y todo el atado... si po´, si tuvo el bebe ahora en julio fue en noviembre del año pasado.”(Francisca, 20 años) Para Francisco, el riesgo es que en el exceso del goce del “carrete” se pase a llevar algo, un límite que tiene que ver con lo “correcto”, con lo bueno y lo malo y que tiene relación con aprovecharse en su contacto con “las minas”: “...el que te pase algo físicamente, el que te pase algo moralmente... no, no tanto tampoco el riesgo si no uno que va... no se po´, ósea puede ser esta noche en vez de atracarme una mina me voy atracar a do mina, tre mina quiza pueden ser ese tipo de cosa meta, ó carrete, hueveo que uno hace ó quiza... yo conozco amigo que vienen solamente a bailar ó a conocer ó a juntarse a hablar ni siquiera a bailar po´, a tomarse una cerveza un combinao, yo he conversao...” Desde esta perspectiva el riesgo sería “pasarse de la raya” excederse y tener algo de que “arrepentirse el día después”: “...no, no culpa en el sentio que despertai con una persona que nunca pensaste que ibai a estar ó quiza mas encima no usaste condón y apena la conociste en la noche cachai ósea despue chucha que me espera, yo derrepente como que me persigo, prefiero conocer ma a la gente, derrepente no sucede así...” No obstante, y paradojalmente, un “mal carrete” implica que las cosas no se den, que no se pueda dar el exceso requerido: “...que salga too mal, que salga tooo mal que no lo esti pasando bien, que no se.., que el local no te gusto ó que no pudiste atinar, yo tengo ese sentío de que ya sí 43 veo algo malo, ó no estoy con lo amigo que quiero estar ó hay mala onda, mala caras, yo me voy, me voy ahí termino mi carrete ó por último si no tengo gana, no tengo gana si yo hago la cosa porque la quiero hacer y con ganas...” d) Vínculo social: Los rituales de reconocimiento en el carrete La apropiación de la discoteque como espacio propio posibilita un vínculo presencial de profundos alcances para la identidad, reconocimiento y crecimiento general de los y las jóvenes “(Lo que me gusta de las discos es) bailar, conocer sus minos. Y el encontrarte con gente conocida que te va a ver y te va a abrazar y te va a decir ‘Oh, qué rico que estés aquí, ¿cómo has estado?, ¿cómo te ha ido?, es la cosa que te reciben, un lugar donde te reconocen”(Marcela, 22 años) “En el Bella te vas relacionando con distinto tipo de gente, o sea conoces gente de todo tipo, tenís como para elegir”(Marcela, 22 años) Fin de semana tras fin de semana en Bellavista se da cita un público conocido, cliente frecuente del territorio y de ciertos locales en especial. Entre ellos y ellas se reconocen, se acompañan, se cuidan. Han generado vínculos especiales, intensos “Es que lo que pasa que como que yo ahí ya tengo mi, mi circulo de amistades en esas discos porque van todo siempre a la misma disco y si no van yo voy sola porque se que me voy a encontrar con alguien conocido, cachai onda sé que no me voy aburrir” (Denisse, 17 años) La vivencia del rito colectivo dentro de las discos, es una instancia socializadora en público que a través de una fuerza emotiva particular, vincula a grupos que constituyen lazos afectivos más allá de los simples consumos similares “Yo derrepente me subo al cubo a bailar y como yo voy todo los fine de semana estoy acostumbra a que todos mis amigos se suban al cubo a bailar, y ahí si ello quieren.. están bailando me pegan puta bacán, estamos bailando, estamos compartiendo entre amigo ¿cachai?.”(Denisse, 17 años) Francisca, en sus relatos, distingue momentos de su experiencia de vida en relación al carrete. El carrete de antes, más adolescente, en el barrio, es valorizado de manera distinta. Diferentes ambientes e intereses, identidades y reconocimientos locales “Claro despertábamos a las seis de la tarde comprábamos tres cerveza en mil que vendían allá una promoción, y nos juntábamos en una placita, porque nosotros cuando no nos daban permiso pa´ salir, salíamos aya en la casa po´, no nos daban permiso pero igual nos entrábamos como a las cinco de la mañana, ja, ja, 44 ja, con mis amigas y comprábamos una garrafa o caja de vino con jugo, le echábamos jugo, teníamos como nosotros le decíamos casa, hasta el día de hoy, derrepente el día de semana vamos a tomarnos una cerveza a la casa cuatro, porque eran como lugares especiales que nos juntábamos, entonces ahí nos juntábamos y hasta tarde, nos poníamos a tomar, a conversar y los domingos era nuestro día de comentar todo lo que había pasado, todo lo malo que habíamos hecho, que no hagamos más esto (se ríen).”(Francisca, 20 años) El carrete ahora ha cambiado, se ha abierto a los consumos en locales, pubs y discotecs, de la ciudad. La calle, la cuadra y la plaza de los barrios pierden protagonismo frente a la oferta del consumo nocturno en el Bella y otros sectores “Si demás, o sea ahora que uno trabaja si ha cambiado, porque ahora podí’ venir tomarte algo ante, después pasar a otro lao´ porque tenís plata, ante a mi no me daban plata todo lo fine semana, yo salía todo lo fine semana, apenas me daban permiso ja, ja no me daban plata...(...) El sábado, siempre el sábado y ahora los viernes pero antes siempre sábado...llegamos, primero nos tomamos algo, pasamos algún lugar, igual podemos comprar algo es que nosotras ante nunca salíamos con plata, entonces comprar algo dentro de la disco era como.. no nunca lo hacíamos y ahora si po, es más entretenido, más rico” (Francisca, 20 años) Almendra en tanto, afirma una relación de cercanía y confianza con sus cotidianos espacios de fin de semana, y con aquellos y aquellas que sabe que encontrará “Ya sé cual es la gente nueva la que no, ya ubico, es como que me siento protegida estar ahí. Al no ser de acá, al no pertenecer a este mundo, ósea, este territorio que no es mío, no, yo al estar ahí ya que sé, yo, pasar tres fines de semana recorrido siempre en la misma bailanta, ya te identifican, que se yo, yo me cambio el pelo de colores a cada rato, saben que yo soy la Argentina, la Almendra que todos me llaman y todos saben, y por eso es como un sentido de protección estar siempre en las mismas bailantas, para mí.” (Almendra, 28 años) Colectivos con marcados gustos, preferencias y estilos juveniles, nos permiten reconocer la dialéctica conformación de las identidades en escenarios públicos. La identidad del yo, se edifica en intrincada relación con el colectivo de referencia “El sábado nos pusimos a bailar arriba y recuerdo que estaba con unos amigos, uno a cada lado, y nos ponemos a bailar tecno y sabes que la gente se para y nos empieza a silbar así y mi amigo se saca la campera y se empieza a tirarse al suelo así y yo me empiezo a darme vuelta así, sabes dejamos la joda y tiraron tecno una hora loco, sabes que no querían cortar el tecno, boludo no la querían agarrar, y después empezaron a gritar Argentina, Argentina, el pasito para atrás esa soy yo todo el pasito pa atrás, te lo juro, eso me doy cuenta soy total un personaje acá por que en la Delpho mucha gente me conoce, vos me dijiste que me viste en la Aliens, no Es la primera vez, mucha gente me ha dicho, ¿yo a vos te conozco?, 45 ¿De donde?, Dé la Aliens, ha que te lo creo, mucha gente me dice yo a vos te conozco. Yo ni por a lado.”(Almendra, 28 años) En la lógica de Ricardo no encontramos internalizados rituales de reconocimiento colectivo sino más bien un disfrutar individual del “carrete” en tanto exceso. Entonces el “carrete” se desarrollará bajo una lógica pragmática: “...dónde esté, dónde lo pase bien no más puede ser con un amigo en una casa, en una discoteque, eeh... que se yo, puede ser de día también no tiene pa´ que necesariamente ser de noche...” e) Los “otros” en el “carrete” Dependiendo la vivencia que tiene del “carrete” la experiencia del “otro” adquirirá diferentes connotaciones. Para Marcela los “otros” a los cuales observará serán los diferentes estilos y tipos de jóvenes que encuentra cotidianamente al interior de la discoteque. “Hay gentes que son súper alternativas, o sea así, son su onda y nadie se les iguala como se visten, hay otros que son hip – hop, hay otros que son no sé po’ punk, otros que son muy minitos, otras muy minitas, otros medios cuiquitos, otros que van súper relajados, así como da lo mismo la pinta. Y otros que se arreglan y se preparan caleta para ir a la disco.” (Marcela, 22 años) Los grupos distinguidos irán desde estilos juveniles como el punk, el hip-hop hasta el imaginario de diferentes tipos de hombres que asisten a las discoteques como son los “cuicos”, los “agujas” y los “galanes” “Como te digo es de todo, de repente van, no sé, a ver, de repente van puros pelados, que no sé po’ como que los tenían amarrados y los soltaron y andan puro agujoneando, hay otros que no sé, están acostumbrados a ir todos los sábados y creerse el más galán de la disco y también... como que una conquista nueva cada sábado. Y hay otros que van a carreiear, a hacerse amigos, a pasarlo bien, a bailar, otros que puro bailan, no te pescan y están arriba de un cubo y no se bajan de ahí cachai. Lo único que hacen es bailar(...).” (Marcela, 22 años) Para Francisca los “otros” mencionados serán los guardias y los “pacos” teniendo ambos actores de la noche una imagen negativa “A mi los guardias nunca me han gustado, en ninguna parte, no los guardias de la disco no, ni a mis amigas, una, una se relacionaba más con los guardias, pero no a mi nunca me han gustado se creen...., se quebran mucho(Francisca, 20 años) “No, no, no siempre que venían los pacos, siempre estábamos bien pendiente...nunca, no en la casa no ma po´, en la casa que una vez nos pillaron una cerveza y la votaron, y otra vez nos votaron un vino pero como era un paco 46 amigo de mi amiga nos dejo como la mitad del vino...si yo creo que si , si cuando están muy curado derepente se lo llevan, pero nosotros nunca hemos tenido un atado con lo paco...claro, por eso a nosotro como que no nos da miedo venir paca, porque nunca hemos tenido un atao po´, nunca ósea mi amiga pero fue una cuestión que no fue en la calle... igual les tengo miedo, si igual no me gustaría que me pasara algo así diferente con los pacos” (Francisca, 20 años) La visión negativa acerca de los “pacos” se radicaliza en Almendra que incluso ha sufrido detenciones por parte de la fuerza pública acusada de venta de droga en espacios públicos “Oh la lluta cae es turbia me cae remal la lluta, son como recartucho y los pibe se mandan más condoro que nosotros me cae remal la lluta, porque acá no te dejan tomar en la calle, fumarte un porro en la calle, allá en la Argentina puedes tomar en la calle puedes fumar porro nadie te dice nada, que te dice la lluta te agarra te toma compra más que vengo de vuelta ja, ja, me entendes tenes otro concepto. Sí me llevaron en cana tres días. Sí por que estaba vendiendo pipa y ellos decían que yo estaba fomentando el vicio reestúpido, reimbécil, me tiraron dos días y mí padre me fue a sacarme al tiro”. (Almendra, 28 años) Por su parte los artesanos son un actor del espacio público que es visibilizado por Almendra que maneja códigos de estos escenarios, a diferencia de Marcela que objetiviza como ‘otros’ a sujetos del espacio privado de las discos “Pero son personajes loco, sino hubieran jipis acá en el bella no seria el brillo. Porque ellos te entregan la cultura de tu país, de hecho que vos vas caminado y muestran fósiles de Bahía Inglesa... yo sé que ellos se tienen que sacar la recresta 3 semanas mínimo para poder sacar un diente tiburón___ para poder venderlo me entendes o no ósea me encantan ellos me fascinan, porque tienen que estar todo el día doblando su alambre que le dan cultura a ella... SÍ, po oh chacal, una vez me fui a la entra de la discotteque y me quede con ellos tomando toda la noche porque tienen una cultura una forma de pensar tan exquisita so como tan transparente, tan naturales, son una esencia son fhilipps ósea sin ellos el bella no tendría cultura.”(Almendra, 28 años) Sobre los punkies, otro sujeto que Almendra conoce, se da una situación doble de afirmación y negación, valorándose sus aventuras y tránsitos, pero estereotipándolos por sus consumos y actos de transgresión más violentos. “Yo que me lo paso para acá y para allá y todos los pankis me conocen, pero sin embargo puede venir un panki y me puede pegar una puñalada por la espalda.Por que vos sabes que son así, andan con la malicia andan con el foco tan cambiado. Sí, así lo hicieron con una piba, sí una chica amiga mía se puso a pelear y vino otra chica y le puso el tajo acá, la agarraron Sin nada. Te lo juro, te lo digo yo que vengo hace tres meses, no es que son ellos no es que sean...Por que es el químico que llevan dentro, lo que consumen... la droga que consumen...Me entendés?, es mala por que te puede consumir pasta base hasta parafina te 47 pueden tomar ello, con tal de estar en éxtasis me entendés y ello la química que llevan en sí es lo que les hace pasar, me entendés, y vos le preguntas al pibo que hizo y él no se va acordar de nada me entendés, eso es lo que lleva, pero yo me puede fumar un porro todo eso, pero ellos lo hacen todo el día, toda la noche me entendés la diferencia por que yo puedo estar un mes sin fumar porque no soy droga, pero ellos no pueden, pero ellos no pueden pasar tres días.”(Almendra, 28 años) Para Ricardo el “otro” tiene relación con donde el no se iría meter nunca a “carretear”, si el busca “atinar con minas” en la cultura de discoteque, el radical otro será el “gay”: “...pero la gente se ubica y sabe dónde ir a meterse ósea no te vay a ir a meter a un ambiente de Gay o de Lesbian a discoteque que esta bien porque es la opción de ello, pero es que yo no la voy a pasar bien, ósea la voy a pasar bien un rato, pero yo no me voy atinar a una mina porque no voy a poder, capaz que quiera atinar un mino ahí ja, ja, no es la idea...” 3. La Experiencia del Carrete Juvenil en las Calles del “Bella” 3.1 La metodología utilizada en el “trabajo de calle” El presente capítulo corresponde a los resultados del trabajo etnográfico de calle realizado por el Equipo Noche Viva a partir de la construcción de un equipo en terreno coordinado por los dos antropólogos del proyecto y constituido por cuatro estudiantes de Antropología de la Universidad de Chile. Esta fase del trabajo de terreno, desarrollada entre los meses de Noviembre y Enero del 2002 tuvo como objetivo el dar cuenta del “carrete” en las calles del barrio Bellavista y la relación de este con el riesgo. En términos globales se implementó una estrategia de profundización etnográfica, para lo cual se retomaron los planteamientos de la "etnografía densa", que consiste en una descripción exhaustiva del fenómeno estudiado, tanto del espacio físico en que se llevan a cabo los acontecimientos, como de las prácticas mismas y de los diferentes puntos de vista involucrados en la significación de estas prácticas6. Para lograr un acabado análisis del carrete de calle, se consensuó un horario de observación que fue de las 9:00 de la noche y las 6:00 de la mañana, lo que permitió ser testigos de todo el proceso de “carretear” en la noche del “Bella”, tanto en su inicio como en las horas en que este termina y en que la gente empieza el regreso a casa. 6 48 Dentro de esta estrategia se utilizó observación participante como también no participante, siendo la primera una de las bases desde donde observar el carrete en las calles, ya que al estar "carreteando" nosotros también, se nos ha hecho mucho más fácil el acceso a otros grupos de jóvenes carreteros ya que al fin y al cabo nos encontramos en la misma situación. En términos sintéticos, nuestro trabajo de terreno se artículo en relación a tres niveles de construcción y elaboración de información etnográfica.. En primer lugar, se realizó un recorrido etnográfico y un mapeo de las calles de Bellavista que nos permitió identificar aquellos sectores más relevantes y más utilizados por los jóvenes como espacio de “carrete”. Se confeccionaron mapas en donde se marcaron los lugares más importantes del barrio en términos del carrete juvenil, especialmente al que tiene que ver con el carrete en la calle, lo que le entregará a los lectores un punto de referencia espacial desde donde comprender mejor los trayectos y destinos que siguen los jóvenes en el bella una vez que el carrete ha comenzado. En segundo lugar, se identificó informantes claves, tanto jóvenes carreteros como personajes de la noche asociados al “carrete” de calle, desde porteros, comerciantes hasta “carreteros” más antiguos conocedores de los territorios y calles de Bellavista. Con el propósito de obtener una gran cantidad de información respecto al tema se realizaron 6 entrevistas semiestructuradas a estos informantes claves. Una vez generad la confianza necesaria, se generó el espacio de entrevista, las cuales fueron grabadas y transcritas. Cabe señalar que las entrevistas eran concertadas con esta gente después de un largo proceso en el que, a través de visitar el bella cada fin de semana nos íbamos haciendo amigos de ellos y ganando su confianza, ya que al carretear con ellos esto se hacia posible. Una vez que se lograba este grado de acercamiento se les pedía como favor que nos dieran una entrevista la cuál se ceñía a una pauta elaborada en conjunto con el equipo de trabajo, aunque el carácter de la misma siempre era relajado y libre. Estas entrevistas eran realizadas en lugares cómodos y de preferencia elegidos por el entrevistado. Estas entrevistas fueron complementadas con pequeñas conversaciones con otros actores del bella, como mozos y cuidadores de autos,etc. En tercer lugar se hizo un acercamiento a la experiencia del “carrete de calle” a partir del compartir un espacio conversacional y de comunicación en el “carrete”, siendo nuestros practicantes partícipes de los rituales de encuentro realizados en las calles y plazas de Bellavista, lo que les permitió dar cuenta de este a través de la construcción de escenas significativas que pudieran condensar dicha 49 experiencia. Estas escenas tenían relación con lo que acontecía antes, durante y después del “carrete” y nos permitieron etnografiar la experiencia del “carrete de calle”. Finalmente , otro soporte del trabajo de calle lo constituyó la entrega de material gráfico (tarjetas), las cuales fueron depositadas en tarjeteros habilitados con este fin los cuales se ubicaban dentro de algunos locales para que la gente que iba a ellos las viera y tuviera información acerca de cómo evitar los riesgos en el carrete. Este sistema fue un gran aporte al trabajo lo que permitió un contacto personalizado con los jóvenes que hubiera sido imposible de realizar de otro modo. Además, y a través de conversaciones con los funcionarios de estos locales, se pudo constatar el proceso de apropiación que hacen los jóvenes de este material, lo que nos dio algunas luces acerca de la conducta de ellos con relación a que drogas les llaman más la atención, cosa que varía según los locales y según los públicos que concurren a ellos. 3.2- “Etnografías de Calle” o la Calle como Escenario de Placer y Riesgo La calle nos presenta otro escenario de carrete juvenil nocturno, el cual se construye a partir de discursos, relaciones, conductas, expectativas e intereses distintos a los de la “cultura de discoteque”. El carrete en la calle está abierto a un desplazamiento sin rumbo planificado, abierto al azar de los encuentros y sucesos en el espacio público. Dentro del escenario de la calle, distinguimos fundamentamente la presencia de tres espacios significativos asociados al “carrete”: la Plaza Italia, la Calle Pío Nono y la Plaza o plazuela Camilo Mori. También en nuestra observación y conversación nos percatamos de la existencia de otros espacios de “carrete callejero” como el Parque Forestal. 3.2.1 Plaza Italia o la antesala del “carrete” El sector de Plaza Italia, es un espacio urbano ubicado en la comuna de Santiago, que limita con las comunas de Recoleta (puente Pío Nono y entrada a Bellavista) y Providencia (Avda. Providencia al oriente) cuyos límites territoriales se encuentran demarcados por el perímetro conformado por el Parque Forestal y la Alameda al Norte, la intersección de Avda. Vicuña Mackenna con la Alameda al Sur, la intersección de Alameda con Irene Morales al poniente y la Plaza Italia y el monumento al Gral Baquedano al Oriente. 50 Debido a su condición de frontera entre el sector alto y el sector bajo de la ciudad es considerado como el límite territorial y cultural que demarca la división de Santiago en términos sociales. Se habla “de Plaza Italia para arriba” demarcando el agrupamiento de la población de sector alto al Oriente de la ciudad, en lo que se denomina el “barrio alto” y de “Plaza Italia para abajo” para señalar el asentamiento de la población que se define como de sectores medios y bajos en oposición a los sectores altos. Este límite cultural de la ciudad también adquiere significados y sentidos propios para la cultura juvenil, ya que Plaza Italia constituye un espacio de encuentro para los jóvenes que proviniendo tanto del sector poniente, sur-oriente de la ciudad convergen en él como un espacio de “carrete juvenil nocturno”, ya sea por ser este un lugar de paso para ir al Barrio Bellavista, en donde el joven se encuentra en un punto de referencia que puede ser la calle (frente a la pizzería), el Parque Forestal, un bar o un pub. También puede ser un lugar donde “carretear” en forma permanente en la noche ( en la calle o en un local) y también un espacio de cierre o término del “carrete” cuando se viene de “carretear” en el Barrio Bellavista o de otro espacio urbano similar como Suecia con Gral Holley. La característica de Plaza Italia es que es un espacio donde pese a las restricciones siempre hay un local o un espacio abierto para “seguir” o empezar el “carrete” en donde los jóvenes en el marco del encuentro con sus pares conversan, bailan, se seducen y realizan una pluralidad de prácticas que adquieren sentido en un espacio festivo de emancipación de los límites corporales donde el consumo de alcohol y otras drogas adquiere gran centralidad en la expansión de estos límites. El hecho de que este sector sea el área de ingreso al barrio Bellavista hace que confluyan en él gran cantidad de personas de todos los estilos, edades e intenciones que se dirigen al Bella, y en horas tempranas que estos se topen con la gente que tiene otros destinos, que regresa a su casa, que sale del trabajo, y que en este sector percibe la presencia del contingente de jóvenes que se disponen a carretear, dándole visibilidad social al carrete a ojos de otros estamentos que no participan de él. a) Los territorios al interior de Plaza Italia Así como este sector es parte de una delimitación más amplia, dentro de él hay tres áreas que se pueden diferenciar, una de ellas es Plaza Italia- Alameda, otra Plaza-Italia-Parque Forestal y la terecera lo que entenderemos como Plaza ItaliaPuente Pío Nono. 51 a.1 Plaza Italia-Alameda En Plaza Italia-Alameda podemos reconocer tres sectores. Uno de ellos es el que esta en la vereda Sur de Providencia, al Oriente de Vicuña Mackenna, donde esta la salida del metro, el teatro de la Universidad de Chile, y algunos locales de comida como el Prosit. Este subsector se caracteriza por reducir su actividad y flujo en un horario más temprano que los otros dos subsectores, ya que por un lado la locomoción que viene por Vicuña Mackenna hacia el Norte baja considerablemente su frecuencia relativamente temprano, y por otro los locales que expenden alcohol y alimentos en esa esquina, cierran poco después de la medianoche. El metro cierra a las 22:30, por lo que pierde relevancia como medio de locomoción y llegada a Bellavista, eso sí, queda la entrada al metro disponible y abandonada, pero por la gran iluminación y la cantidad de vigilancia policial, es un espacio que los jóvenes no ocupan. El área del Parque Bustamante está incluida en este subsector, pero en términos de carrete y utilización del espacio por parte de jóvenes no presenta relevancia práctica. Cabe señalar que antes este sector un espacio de encuentro masivo para encontrarse e ir al Bella, juntándose grupos de jóvenes a la salida del metro, en el paradero o la salida de la farmacia, Desde ya hace algunos años la atención se desplaza a la vereda norte donde se encuentra la Telepizza. Otro subsector del sector de la Alameda es la vereda Sur de la misma, que cumple funciones principalmente en términos de locomoción, las esquinas de la Alameda con Vicuña Mackenna y con Ramón Corvalán. Siendo las diferencias entre estas esquinas, los destinos que los paraderos ofrecen, por lo que en la generalidad en el paradero de Alameda con Vicuña Mackenna, se pueden encontrar jóvenes de clase alta, cosa que no ocurre en la esquina de Ramón Corvalán. Otra diferencia entre ellas es que esta última esquina tiene una plaza o extensión de la vereda con asientos y palmeras, lugar que hace las veces de espacio de reunión de adultos jóvenes que frecuentan el restaurante Il Suceso que está en esa esquina. Este subsector, por estar ligado íntimamente a la locomoción, esta sujeto a los mismo horarios antes especificados para el Bella en general. El tercer subsector es la vereda Norte de la Alameda, la cual suele tener una importante afluencia de público que suele ser constante, ya que esa vereda, y fundamentalmente la esquina Norponiente de la Alameda con Vicuña Mackenna, son lugares de paso obligados para ir al Bella. Esa constante presencia de público hace que exista diverso comercio en esa vereda, por un lado establecido, el Jaquemate, la Tele Pizza, y el Rugantino, y por otro lado informal, como la venta de choripán, anticuchos y empanadas, que son mucho más consumidos por los carreteros que los alimentos de los locales. 52 Dentro de este subsector la esquina de la Tele Pizza es un hito importante, ya que es un lugar en el que simbólicamente se enfrenta el carrete con el resto de la ciudad, siendo la reacción de esta última, ante los avatares del carrete, instalar una caseta de seguridad, que “proteja a la ciudadanía” de las “amenazas que el carrete y que tanto joven suelto representan”. a.2 Plaza Italia-Parque Forestal Un segundo sector que podemos reconocer en Plaza Italia es el del Parque Forestal, que incluye desde Merced, con sus dos aceras, hasta el puente Pío Nono incluido. Este sector a su vez se puede dividir en cuatro subsectores. El primero de ellos, por ser el más cercano al sector del que antes hablábamos, es la calle que conecta Vicuña Mackenna con el puente Pío Nono, la cual exhibe paisajes diferentes en sus dos aceras. La vereda Oriente se destaca por su soledad y por su poco y casi nulo transito de peatones, en cambio la vereda Poniente aglomera al grueso de los carreteros que se dirigen al Bella. Esto hace que esa vereda tenga un floreciente comercio informal de alimentos (anticuchos), cigarros y artesanías. Vale decir que este sector es pasada obligada para prácticamente todos los que van al Bella, por lo que el tránsito de público es absolutamente masivo. El segundo subsector que reconocemos lo constituye el Parque Forestal mismo, un hito dentro de la cultura urbana de Santiago. Este subsector comprende el comienzo del parque, es decir hasta la calle Irene Morales, no mas allá. Es notorio que si bien el Parque Forestal termina en la vereda de la que recién hablábamos, existe una diferencia cualitativa entre el parque y la vereda, ya que el parque es un lugar para estar no como la acera que es de paso, por lo que se dan distintos comportamientos entre estos dos espacios que son perfectamente distinguibles. Históricamente el Parque Forestal era uno de los centros del carrete del Bella, pero con la reciente iluminación y activa vigilancia por parte de carabineros de Chile, se ha transformado en un espacio poco utilizado o de permanencia muy breve, ya que en términos del carrete no ofrece las garantías necesarias para permanecer allí. A pesar de ello existen de todas formas mártires del carrete que hacen uso de ese espacio, pero que se caracterizan por su bajo perfil, lo que les permite evitar a carabineros. Otra manera de utilizar ese espacio, es sin consumir ninguna sustancia no permitida, pero esos casos son muy poco habituales, por lo que no hacen una generalidad. Otro factor que repele a los carreteros del Parque Forestal, es el hecho de que asalten en ese sector, siendo las víctimas predilectas las que por el alcohol o las drogas han perdido parte de sus facultades. El tercer subsector que encontramos es la rivera sur del río Mapocho, que si bien podría parecer parte del Parque Forestal, no lo es en términos del carrete, ya que la vigilancia que carabineros le da a ese sector es mucho menor, por lo que es un área en la que a altas horas de la noche se juntan grupos habituales que 53 comparten su música, su conversación y uno que otro vituperio a la luz de los faroles, que en caso de que llegue el peor de los invitados de piedra, es decir carabineros, cualquier elemento inculpador puede ser arrojado al río. Según nos han informado algunos de los habituales de este subsector, el riesgo de ser asaltado es también menor que en el parque, fundamentalmente por que no es una zona de tránsito, por lo que los posibles victimarios escasean en ese sector. a.3 Plaza Italia-Puente Pío Nono El último sector que encontramos es el puente Pío Nono, que por su arquitectura sería un lugar de exclusivo tránsito, pero en la realidad es mucho más que eso. Por un lado simbólicamente es la “puerta grande” del Bella, por lo que al cruzarlo se esta en los dominios del carrete o se sale de ellos, y por otro lado es un espacio de comercio muy intenso. El comercio que predomina en el puente son los alimentos (sopaipillas, empanadas, completos, anticuchos, café, pizzas, etc.), además de artesanías y cigarros. Pero sin duda el comercio que es exclusivo del puente es el de pitos de marihuana, que son ofrecidos a los transeúntes según su apariencia o lo que indique el instinto del vendedor. Una característica del comercio de alimentos es que por sus condiciones de sanidad es esporádicamente hostigado por carabineros quienes, con el argumento de la salud de los consumidores, los echan del puente, por lo que a ratos se ven obligados a instalarse en otra parte. Un tema importante de mencionar es la presencia de organismos de control y la relación de ellos con el carrete. Dentro de los sectores que antes demarcábamos, un hito importante en este sentido es la caseta de seguridad ubicada frente a la Tele Pizza. Esta caseta de seguridad, al parecer, no es en realidad útil en prevenir o combatir las amenazas a los ciudadanos, ya que en la práctica no presta una función activa, pero si tiene una función simbólica coercitiva debido a que es una presencia represora constante y muy notoria, pero a fin de cuentas solo una presencia. Dentro de todo el sector de Plaza Italia y el Parque Forestal, carabineros es el organismo de control que mas hacer presencia, con un constante patrullaje en sus vehículos lo que tiende a espantar a los carreteros, con algunas excepciones, como la rivera Sur del río Mapocho. Por supuesto además de carabineros, existe presencia de la policía de investigaciones, así como de los vehículos municipales en los que viaja además del inspector correspondiente un carabinero. De esta forma queda claro que este sector de Bellavista es altamente vigilado por los organismos de seguridad, lo que sumado a la intensa iluminación que existe en esta área, impide que los jóvenes se apropien de este espacio por que gracias a estos organismos les suele ser un espacio hostil para el carrete. 54 b) Públicos y Horarios en Plaza Italia A grandes rasgos los horarios en estos sectores se rigen principalmente por el comienzo y el final del carrete en Bellavista, lo que significa que a ciertas horas de la noche hay grandes aglomeraciones de gente, las que disminuyen fuera de los horarios “picks”. En concreto la afluencia de público es moderada desde las nueve de la noche hasta las once, momento en que empieza a aumentar la cantidad de gente llegando al momento de mayor tránsito de gente entre las doce y la una y media de la noche, cuando empieza a bajar paulatinamente hasta las tres, de ahí hasta las cuatro y media es un periodo de relativa calma y entre las cinco y las seis vuelve a aumentar el público, ya que cierran los locales. En términos de horarios es importante distinguir distintas cosas que ocurren a distintas horas, a grandes rasgos se puede decir que en las horas más tempranas existe una conjunción de gente que va a carretear y gente que esta ahí por otras razones, además la relación entre la hora y la proporción de gente que ha consumido alcohol u otras sustancias es directamente proporcional, y otro dato importante es que ciertos espacios se utilizan para carretear en las últimas horas de la noche, cuando la afluencia de público es menor, como el caso de la rivera del río. El día jueves es el primer día de carrete masivo en la semana, pero por estar seguido de un día hábil el carrete tiene una hora de inicio y de término más prematura que el resto del fin de semana. Es decir el público comienza a llegar entre las 21 y las 22, para retirarse cerca de las 2 o 3 de la mañana. Otra diferencia del día jueves con los otros días es que los estilos del público, y por ende el estilo del carrete, es menos variado que el viernes o el sábado, predominado el carrete en los bares y escaseando en las calles o en las discos. Una prueba de esto es que las calles están llenas de autos estacionados pero las aceras están medianamente vacías, y las discotecs tienen poca afluencia de público o algunas derechamente permanecen cerradas. A esto hay que agregar, que por ser el viernes día de clases, se aprecia una reducción importante en el número de escolares que van a carretear al Bella. Debido a estas características, la afluencia de público a la Plaza Italia es proporcionalmente menor que los otros días, ya que además de que va menos gente, la gente que asiste usa en mayor proporción medios particulares de locomoción (auto). Esto último ocurre, en parte, por que el jueves, por ser día hábil y estar seguido de otro día hábil, hay mucha menos locomoción colectiva y hasta más temprano. 55 Consecuencia de lo anteriormente expuesto es que la cantidad de gente que deambula por las calles del Bella es mucho más reducida, por lo tanto los recorridos callejeros que se hacen al interior de este barrio se ven diezmados en la cantidad de público e incluso algunos quedan abandonados por los carreteros, por ejemplo la rivera Norte del río Mapocho, o las calles paralelas a Pío Nono hacia el Oriente y el poniente. Los días viernes y sábado, el carrete se manifiesta en todo su esplendor, correspondiendo a los horarios antes descritos en este informe. La afluencia de público estos días se incrementa al punto de generarse una marea humana que produce atochamientos al caminar. Esta condición de días de carrete por excelencia del viernes y del sábado hace que todos los espacios que se prestan para ello sean ocupados, si es que no sobrepasados, por la cantidad de gente. Lo cual trae como consecuencia todos los beneficios y todos los perjuicios que el carrete implica. Léase una amplia gama de posibilidades para divertirse y carretear y un público diverso que responde a estos estímulos y genera a sus propias maneras de ocupar la noche. Por el lado de los perjuicios ocurre que el incremento en el volumen, la intensidad y la variedad y extensión del carrete aumentan el riesgo asociado a esta actividad, es decir, en relación al jueves, aumenta la posibilidad de ser asaltado, detenido, violentado o sufrir el exceso de alguna sustancia consumida. En términos del público, el aumento de la cantidad se ve reflejado en un aumento de la diversidad del mismo, ya que no existen restricciones como el día jueves en torno a los días hábiles o a la locomoción. Esta diversidad aumenta los beneficios y perjuicios antes mencionados, y además hace que los espacios que rodean el Bella, así como sus lugares de acceso y de salida (Plaza Italia), estén colmados de público por lo que adquieren significación en términos de ser lugares claves del inicio y el final de la noche, y por lo tanto relevantes para este estudio. C. Escenas de “Carrete de Calle” en Plaza Italia. C.1 Escena de Inicio de “Carrete” Por el sector de Plaza Italia y el Parque Forestal, por ser la entrada a Bellavista, pasan prácticamente todos los jóvenes que carretean ahí, lo que hace de esta área el inicio o la entrada al carrete en el Bella. En términos de inicio del carrete la escena más frecuente parte en la esquina de la Tele Pizza, alrededor de la caseta de seguridad, siendo ese el lugar de reunión 56 mas frecuentado para dirigirse a Bellavista. Cada día de carrete incontables jóvenes llegan a esa esquina, jóvenes de distintos estilos, clases sociales y edades que se dan cita para ir al Bella. A esta esquina, el punto de reunión, suelen llegar solos o en grupos, y lo mas corriente es que esperen un lapso variable de tiempo a que llegue el resto de su grupo. En esa espera se ponen en contacto distintos estilos o tribus urbanas que habitualmente no cohabitan No es raro ver a un punk con un moicano de medio metro sentado en la cuneta a escasos centímetros de un hip hopero que mira libidinosamente a dos bellas mujeres que, enfundadas en sus pantalones apretados, petos o blusas que muestran el obligo y un maquillaje inmaculado, esperan a sus galanes, los que se bajan de la micro junto con un grupo de artesanos que venden aros en un paño colgante, y al acercarse los galanes a las mujeres que los esperan le niegan indulgentemente una moneda al punk que se ya se levantó de la cuneta para ir a machetear a otro lugar o a juntarse con sus amigos a tomar una cerveza con las monedas conseguidas. Como decíamos, este sector es la entrada a Bellavista por lo que no existe un público determinado o predominante, sino que esta es la tierra de todos, la diversidad de estilos y maneras es la reina de la noche y los únicos que tienen privilegios en esta esquina son las fuerzas del orden, por lo que cada grupo, grande o pequeño, que se reúne en esta esquina, rápidamente la abandona, dirigiéndose a los sectores mas neurálgicos del carrete. Para esto se camina hacia el Norte, cruzando el Parque Forestal, aceptando o rechazando las distintas ofertas que en el se hacen, cigarrillos a quinientos, americanos los cigarrillos a quinientos, o anticuchos y sopaipillas que esparcen sus aromas en la noche de Bellavista. Antes de cruzar la Avenida Cardenal José María Caro, el torrente humano se espesa, a medida que el semáforo corta el paso se va densificando la columna humana que espera para cruzar, Con la luz verde y los pocos metros de calle que los separan del puente Pío Nono ya se está plenamente en Bellavista, la vereda del puente suele dar la bienvenida a los asistentes al Bella con malabaristas, macheteros y repartidores de volantes. El puente en sí propone una oferta más extensa, de alimentos, artesanías e incluso drogas como marihuana. De esta manera, al llegar al extremo Norte del puente Pío Nono y desembocar ya plenamente en el Bella, aquellos carreteros que así lo requieran, pueden haberse abastecido de prácticamente todo lo necesario para el carrete, (menos alcohol). Pero quizás más importante que abastecerse, el sector de Plaza Italia y el Parque Forestal, forman una entrada, una especie de rito de pasaje que permite salir de la ciudad adulta y formal para llegar al Bella templando en esas cortas cuadras el ánimo y el humor, para, al cruzar el puente, caer de lleno al carrete en cuerpo y alma. 57 C.2 Escenas de Desarrollo del “Carrete”. La siguiente escena se origina en la Plaza Camilo Mori, en la que los dos observadores nos insertamos en un grupo de jóvenes que estaban carreteando, y tras una larga jornada de cantar y tomar en la plaza, los dos observadores y dos jóvenes más nos dirigimos hacia el puente Pío Nono para finalizar la jornada. Llegando al final del puente con ánimos bien dispuestos, los cuatro decidimos comernos unas sopaipillas con ají en el carrito del lado Sur del puente. Tras despachar un par de sopaipillas cada uno y siendo cerca de las 4 y media de la mañana y ya disponiéndonos a marchar, uno de los jóvenes propone ir al río a tomarnos un vino que casualmente andaba trayendo en la mochila. Todos aceptamos alegremente la propuesta y nos fuimos a la rivera Sur del río Mapocho, a menos de media cuadra al poniente del puente Pío Nono. En esa área hay bancos que miran al río y anchos árboles, nos instalamos en uno de los bancos y la botella de litro cien Santa Carolina empezó a circular. Los dos jóvenes con los que estabamos carreteando eran cantantes callejeros, por lo que iban provistos de guitarra y pandero que no dudaban en utilizar a la más mínima provocación, por lo que al calor del vino el canto no tardó en aparecer. A medida que la botella bajaba y el canto aumentaba, la notoriedad que adquiríamos crecía, lo que nos mantenía a los cuatro alertas a todo tipo de balizas y sirenas y nos obligaba a tener algunas precauciones, como esconder la botella en ciertos momentos o apartarla de nosotros ante la cercanía de carabineros. Aún así, el carrete continuaba sin problemas y sin disminuir su intensidad. Media botella se había acabado cuando se acerca entre las sombras un sujeto atraído por la música y el canto, al salir a la luz vemos que es un artesano, de frondosa barba, pelo largo, cara arrugada y cuerpo ancho, vestido con jeans descoloridos y chaleco chilote de colores. Se acerca con una sonrisa de oreja a oreja y entona el estribillo de las canciones que cantábamos, luchando a la vez con su precario equilibrio. Sin mediar palabra alguna este sujeto se integró a nuestro grupo, canto y bebió con nosotros y después de un rato partió tal como llegó. Poco quedaba de la botella de vino cuando desde el lado poniente se acercó una pareja, que se sentó en el banco contiguo al nuestro, y tras observarnos detenidamente nos propusieron ir a fumarnos un pito con ellos. Como era de esperar la propuesta fue celebrada por todos y nos reunimos formando un grupo más amplio, dando cuenta rápidamente del resto de vino y del pito de marihuana prensada. 58 A esas alturas de la noche los estados de conciencia distaban mucho de los habituales, por lo que la interacción pasaba de la conversación al canto y del canto a las risas, o todo a la vez. Por supuesto entre seis el canto era mas fuerte y sobre todo considerando que se había sumado un charango muy bien interpretado por quien ofreció el pito. En esto estuvimos hasta aproximadamente las 6 de la mañana, momento en que todos consideramos oportuno concluir la jornada entre risas y canto, con promesas de repetirlo el próximo fin de semana, sin falta en la plaza. C.3 Escena Final de “Carrete”. El final del carrete en Bellavista es uno de los momentos álgidos de la noche, ya que cierran todas las discotecs a la vez y salen cientos de personas a la calle en los más variados estados de ánimo e intemperancia. Alrededor de las 4 y media empieza a aumentar rápidamente el caudal de gente que viene desde Pío Nono hacia el puente, a las 5 de la mañana las discotecs deben cerrar y están empezando a vaciar de público los locales. Toda esta gente camina hacia Plaza Italia y el puente Pío Nono, de un momento a otro, se llena como un domingo en la tarde, los vendedores de sopaipillas, completos, pizzas y anticuchos trabajan a dos manos frente al público hambriento después de una noche de carrete. Dentro de este torrente de gente muchos se ponen a machetear en el puente, una monea pa’ la micro, un cigarrito, convídame de tu sopaipilla, lo que sumado a lo alterado de los ánimos puede ser causal de pelea, así como una mirada fea también puede serlo. Otro problema del final del carrete es que es el momento estelar de los lanzas y los cogoteros, ya que una gran cantidad de gente, mucha de la cual viene completamente borracha, es una ocasión muy propicia para hacerse de un buen botín. Uno de los lugares frecuentados por los amigos de lo ajeno es el Parque Forestal, que por su amplitud y geografía se presta para esto. Además de aquellos para los que el final del carrete presenta un problema, las calles se llenan de gente que sale contenta después de una noche de carrete, que llega a Plaza Italia y toma la micro para su casa sin mayor novedad, se ven grupos de niñas contándose las anécdotas de la noche, o adolescentes que se despiden fogosamente después de una noche de emociones. La ultima estación del Bella son los paraderos de micro de Plaza Italia, los que a esta hora se ven inundados de gente, de borrachos, de parejas, de lanzas, de 59 amigos y de contrincantes. Las micros se paran en la esquina hasta que se llenan, lo que puede tardar entre 5 minutos o media hora, los vendedores de comida pregonan sus alimentos, sus promociones y sus aromas, los pájaros del parque ya están cantando y lentamente se empieza a terminar la noche de carrete en el Bella. 3.2.2 Pío Nono o el epicentro del “Carrete” Bellavista se caracteriza por ser un barrio de esparcimiento, este esparcimiento se divide, básicamente, en dos tipos de carrete: el de locales, el cual consta de restaurantes, pubs, schoperías y discotecas masivas entre otros y por otro lado, el carrete en la calle, entiéndase la vía pública, plazas, veredas, en el puente, en el cerro San Cristóbal, etc. Su centro neurálgico se ubica principalmente en la calle Pío Nono, esta avenida divide el barrio en dos comunas, hacia el poniente se ubica la comuna de Recoleta mientras que hacia el oriente se encuentra la de Providencia. Es la principal entrada tanto de vehículos y de transeúntes, estos últimos provenientes desde la Plaza Italia donde se halla el principal flujo y casi único flujo de locomoción colectiva. En esta avenida convergen los dos tipos clásicos de carrete; hay desde discos masivas hasta una serie de sujetos que deambula por las veredas, además de muchos que se aglomeran a las afueras de la botillería La Maca y de otros boliches ya sea para tomar, fumar, pechar o encontrarse con alguien. El aglutinamiento y la densidad de sujetos que transitan la avenida Pío Nono llega a cifras increíbles muchas veces llegando a hacer sumamente dificultoso circular por ahí. Su pick se halla entre Dardiñac y A. Lope de Bello alrededor de las grandes schoperías, La Aliens Discotec y la Botillería La Maca. Es tal la complejidad de fenómenos que ocurren en estas 5 cuadras que es necesario muchas visitas para poder dar cuenta, muchas veces de forma efímera, el sin fin de actividades y hechos que, principalmente, cada fin de semana aquí se suscitan. En esta avenida convergen vendedores ambulantes, artesanos, mendigos, cuidadores de autos, comerciantes, mozos, sujetos que reparten volantes y en su gran mayoría carreteros de toda clase social, gustos musicales, estilos de vestuario y preferencias varias. a) Las dos veredas de Pío Nono a.1 Vereda Oriente Pío Nono (...desde el Puente Pio Nono al cerro San Cristóbal...) 60 Al salir de puente Pío Nono y adentrarnos en el barrio propiamente tal nos encontramos con que De la calle Santa María a calle Bellavista, y ocupando toda la cuadra, se encuentra la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. De la calle Bellavista a la calle Dardignac: Lo primero que vemos al entrar a esta cuadra es una casa de tres pisos seguida por una tienda de Lapislázuli, y enseguida notamos que a diferencia de lo que sucede en la vereda del frente, la presencia de puestos artesanales es casi nula. Seguimos por la vereda y vemos un “Cibercafé” seguido por una tienda de ropa llamada “Smart”, luego nos volvemos a encontrar con una casa de dos pisos esta vez, la cuál es colindante a una sucursal de la marca “Salo”. Al seguir caminando podemos apreciar la presencia seguida de cuatro casas de dos pisos que nos dan cuenta de lo residencial de esta parte de la cuadra, en oposición con el resto de ella, siguiendo nuestro camino llegamos al primer restaurante de la cuadra “El antojo de Gauguin”, el cuál, como podemos ver posteriormente es seguido de otra estructura residencial más menos importante, esta vez compuesta por dos edificios de color cemento de cuatro pisos cada uno, finalizando la cuadra al llegar a una cafeteríagelatería sin aparente nombre. De la calle Dardignac a la calle Antonia López de Bello se encuentran los siguientes locales: Entrando a esta cuadra nos topamos con un teléfono público justo en la esquina, frente al cuál se ubica una carnicería seguida de una librería. Al lado de estos dos locales volvemos a encontrarnos con un restaurante, esta vez se trata del “Camino al cerro” que tiene algunas mesas puestas afuera, seguido de un local de empanadas llamado “Empanatodos” que ya nos empieza a hacer funcionar nuestros jugos gástricos. Al seguir caminando llegamos a una farmacia llamada “El Prado”, la cuál es seguida de un amplio estacionamiento nocturno. Al seguir por la acera pasamos primeramente por una schopería sin nombre y luego por el pub “Plaza Blue”. Contiguo a estos locales podemos apreciar otro motel pero que ahora pasa más piola producto de su designación: Apart hotel “Monte verde”, y al lado de este nos encontramos nuevamente con una schopería la “Baviera”. Finalmente llegamos a la esquina, la cuál es ocupada por un tradicional kiosco. De calle Antonia López de Bello a la calle Santa Filomena nos encontramos en primer lugar con la schopería “Las Palmeras”, la cuál es seguida por la discoteque “El Diablo Vivo” con algunas mesas afuera. Siguiendo nuestro trayecto nos topamos con una Academia de baile sin aparente nombre la cuál es seguida de un gimnasio llamado “Pío Nono”, en el cuál probablemente su público se “refresca” en el pub que es contiguo a él: “El ½ Bar”, que exhibe algunas mesas afuera. Al proseguir caminando nos sorprendemos al encontrarnos con una tienda de Maniquíes llamada “Ortega”, la cuál es seguida por el pub restaurante “La Bella Pizza” y por el pub “Crazy Bar”. Al lado de estos locales hay una tienda de neumáticos “Michelín”. Finalmente y terminando la cuadra, se encuentra la zona de restaurantes, donde no convergen muchos transeúntes, 61 primero “El Calamar”, seguido por el “Eladio”, luego “Don Simón”, para terminar con el “Mc Zoo”. Esta cuadra termina en una pequeña plazuela contigua a la entrada enrejada del cerro San Cristóbal, la cuál habitualmente sirve de estacionamiento estratégico para las “cucas” de carabineros que patrullan el sector. a.2 Vereda Poniente de Pío Nono (...de sur a norte...) Entre la calle Santa María y la calle Bellavista, y al frente de la facultad de derecho de la Universidad de Chile está el "Centro de Artesanos de Bellavista", que corresponde a una pequeña plaza donde hay varios puestos artesanales (pero más producidos que los de la calle), y en donde a veces se habilita un pequeño escenario donde se realizan tocatas en la noche de los viernes y sábados. Detrás de este centro artesanal se extiende una especie de plaza larga (alameda perteneciente al forestal) que es frecuentada por los jóvenes debido a la falta de luz de que “goza”. Frente al centro se ubica un kiosco al cuál le sigue un teléfono público, encontrándonos al llegar a la esquina con Bellavista otro Kiosco similar al primero. Entre la calle Bellavista y la calle Dardignac se encuentran los siguientes locales: Cruzando Bellavista podemos apreciar una construcción de ladrillo que ocupa casi un cuarto de la cuadra, que es el Liceo Alemán, al frente del cuál hay una gran cantidad de puestos artesanales que acaparan nuestra atención inmediata, y el ya típico Kiosco de “artículos varios”. Terminando los dominios del Liceo nos encontramos con otro local grande, la librería Verbo Divino, frente a la cuál también hay una gran aglomeración de puestos artesanales que le dan colorido a la calle. Justo al lado de esta construcción podemos apreciar una reja que da a una especie de patio techado que da a la acera, luego, preguntando a un artesano del sector, nos enteramos que es el estacionamiento de los furgones escolares que sirven al Liceo Alemán para transportar a sus alumnos. Siguiendo nuestro recorrido nos volvemos a encontrar con el ya conocido Kiosco que se destaca entre medio de algunos puestos de artesanos. Frente al cuál, y llegando a Dardignac, vemos una casa de ladrillos que da fin a la cuadra. 62 Entre la calle Dardignac y la calle Antonia López de Bello existen los siguientes locales: Al empezar a avanzar por la cuadra se aprecia un restaurante algo más elegante que los demás de carnes a las brasas llamado "Armandita", al frente del cuál se ponen muchos puestos artesanales, seguimos y al lado de él hay un estudio contable llamado "Asconte" de color gris y, al lado, se encuentra más o menos escondido detrás de una entrada con enredaderas un motel de color crema que sirve para alojar a los “impacientes” que no esperan salir del sector para aplacar sus instintos sexuales. Siguiendo camino, y al lado del motel, esta el departamento de enseñanza clínica del derecho de la universidad de Chile, frente al cuál se encuentran una gran cantidad de puestos artesanales, los que también adornan la acera de la disco “Aliens”, contigua a este centro jurídico. Siguiendo nuestro recorrido nos topamos con dos locales más o menos de importantes dimensiones y de aspectos parecidos aunque diferentes entre sí: “Patos” de pollos a las brasas y el “Etdka’s” de parrilladas, ambos con mesas y sombrillas en la acera. Luego, y en un ensanchamiento de la acera hay un edificio de 4 pisos el cuál tiene departamentos privados del segundo piso hacia arriba y que en el primero da albergue a tres locales distintos: un ”Bazar literario”, la botillería “La Maca” (muy importante por sus aglomeraciones afuera), y una Fiambrería que cierra como a las 11:00 p.m. todos los días. Frente a esto hay muchos puestos artesanales que llegan hasta la esquina de la cuadra destacándose entre ellos el kiosco “el negrito bueno”. Frente a este verdadero mercado informal que cubre lo que resta de cuadra se encuentran dos schoperías muy concurridas por el público en general: el “Antolín” y el “Venezia” que además es restaurante. Entre la calle Antonia López de Bello y la calle Santa Filomena se encuentran los siguientes locales: Al empezar esta cuadra se ve una casa antigua de cemento pintada de celeste y blanco y de dimensiones importantes, corresponde a la comercial “Pío Nono 222” al frente de la cuál hay un puesto artesanal que vende inciensos, dos mesas en las cuales se lee el tarót, y el kiosco "donde Mary". Al lado de esta comercial se encuentra una schopería llamada “Kiko Schop” la cuál es grande y tiene mesas verdes afuera para tentar aún más a los transeúntes. Al lado de este local, y de dimensiones parecidas y color también, se encuentra el Pub “Haineken” que también posee mesas afuera para tentar a su posible clientela. Al lado de estos locales podemos ver, al seguir caminando, dos locales más con mesas afuera y muy concurridos por la gente: el café bar “Baro” y el pub “De Doar”. Al lado, y también con mesas en la acera está el pub discoteque “El Pasillo” al que le sigue “La cueva”, otro local muy frecuentado por los jóvenes del lugar. Siguiendo por la vereda y ya en ausencia de puestos artesanales está el pub discoteque “ La otra puerta” con unas pocas mesas afuera y el “Maestra vida”, una salsoteca muy popular en Bellavista frente a la cuál nos volvemos a encontrar con el ya conocido y famoso kiosco tan característico de esta cuadra. 63 Finalmente, entre la calle Santa Filomena y las faldas del cerro San Cristóbal se encuentra el Pub Discoteque "Conga", la cuál tiene unas 8 mesas afuera al lado de un kiosco que está al frente de ella, y que marca el término de esta concurrida avenida. b) Públicos y horarios de Pío Nono El movimiento nocturno en Bellavista empieza desde muy temprano (aprox. desde las 9:00 p.m.), en donde se puede apreciar una gran cantidad de gente, sobre todo familias enteras que vitrinean y compran en los distintos puestos artesanales y locales comerciales como pubs y restaurantes. Este movimiento dura aproximadamente hasta las 11:00 p.m., donde poco a poco la gente adulta da paso a una gran cantidad de jóvenes que asisten al lugar a carretear y que dan vida al lugar hasta las 5:00 de la mañana, hora en que deben cerrar los locales, a esta hora Carabineros desaloja a la gente de los distintas discoteques, aunque algunos lugares como “after hours” y bares clandestinos siguen funcionando. A las 5:00 se puede apreciar una gran marea humana que se dirige a Plaza Italia a tomar locomoción para irse a casa, además de la gente que se retira en automóvil, luego de haber comido alguna cosa en los múltiples locales de comida callejera (pizzas, empanadas, etc.) que se encuentran a lo largo de Pío Nono y principalmente en el puente del mismo nombre. En cuanto a la diferencia entre los jueves, viernes y sábados, hemos notado lo siguiente: Los jueves no hay mucha gente en las calles (comparado con los otros días), y se trata más bien de adultos jóvenes que van específicamente a algunos de los Pubs del sector, aunque en estos días más veraniegos y de vacaciones secundarias y universitarias el público juvenil y callejero de los días de semana ha aumentado considerablemente, sin embargo los jueves sigue siendo un día en que el Bella es visitado por un público más bien “pudiente” que va a tomarse algún trago en los distintos locales del sector, observándose una notoria baja en el carrete “callejero” del sector el cual protagonizado por individuos que viven en comunas más lejanas al barrio y/o que carecen de vehículos por lo que por lo general vienen los viernes y sábados, esta ausencia produce una baja significativa en los efectivos policiales que rondan el lugar. Los viernes se ve mucho más movimiento, y la calle se ve atestada de gente que recorre el lugar vitrineando en los diferentes puestos artesanales del sector, tomándose alguna cosita en los distintos pubs, o simplemente haciendo hora para entrar a alguna disco. También en las calles se puede observar a gente “carretear” con su grupo de amigos y tomándose algo “piolamente”, especialmente en la plaza Camilo Mori donde éste es un día de mucho movimiento y carrete. Otro lugar parecido al 64 anterior (aunque guardando las proporciones) es una pequeña plaza que está al frente de la casa de Pablo Neruda y que también es utilizada por los jóvenes para carretear, o sea compartir con un grupo de amigos en la compañía de algún bebestible. Los sábados pasa lo mismo, aunque generalmente hay más gente que los viernes. De todas maneras, el público afluyentes en plazas y calles varía por lo general aleatoriamente, o sea, que todos los días y semanas son diferentes. O sea, no hay una estandarización del carrete callejero en términos numéricos y de complejidad. Por ejemplo, puede haber mucha gente un día de semana en la Camilo Mori y poca un fin de semana, o poca gente pero tomando, cantado y gritando y otro día puede haber mucha pero en pequeños grupos “piolas”. De todas maneras, por lo general, se da una relación lógica de afluencia de público semana-fin de semana. c) Tránsitos, afluencia y vías de acceso. En este punto queremos referirnos a un fenómeno que es muy curioso de observar en lo que dice relación con el acceso y el tránsito por la calle Pío Nono. La gente que va a Bellavista, proveniente de distintos sectores de Santiago y ocasionalmente de provincia, al bajarse de la locomoción (micro, metro, colectivo o taxi) en plaza Italia y cruzar el puente Pío Nono, siempre lo hace por el lado poniente del puente, lado en el cual los deja la locomoción, con lo cuál el acceso, y por lo tanto el tránsito en la calle del mismo nombre siempre es por el este lado. Este fenómeno se refleja en la gran cantidad de locales que están en ese lado de la calle, en contraposición con el lado oriente, en donde el número de locales es significativamente menor. Al respecto, se manejan varias hipótesis; una de ellas explica está situación diciendo que la vereda poniente correspondería a la comuna de Recoleta y que por ende las patentes de los locales serían más baratas que los de la vereda oriente, que correspondería a la comuna de Providencia. Sin embargo, también existen algunas teorías un poco más simplistas, como aquella que dice que la mayor cantidad de locales que hay en la vereda poniente se explicaría por el sol, ya que al empezar a bajar este 3.2.3 Plazuela Camilo Mori La plaza Camilo Mori, ubicada en la calle Constitución con Antonia Lope de Bello Comuna de Providencia, es un hito del carrete en el Bella, es un espacio abierto, público, muy iluminado, vigilado y sumamente céntrico, pero aun así es un punto de carrete callejero con su estilo particular y sus ventajas y desventajas. Esta plazuela de forma triangular esta construida con baldosas y adoquines, en su centro está decorada por un gran espino. A su alrededor esta provista de nueve bancas, algunos basureros y maceteros en las esquinas. En la vereda norte de A. Lope de Bello se encuentra el Bar del Beto, el Pub Segundo Piso y, en la vereda 65 poniente de Constitución, frente a la plazuela esta el Étnico Restaurant y cruzando la calle, limitando con la plaza se halla desde hace poco tiempo el Empanadium Restaurant. Limitando con una de sus esquinas hacia el Norte se encuentra la calle Chucre Manzur que tiene a su vez más locales y conecta con la Plaza que esta frente a la casa de Pablo Neruda. Hacia la cordillera, en el lado más largo de la plaza hay 3 casas antiguas que destacan por su estilo. La proximidad (una cuadra) que tiene esta plazuela con el centro neurálgico de carrete que identificamos (Pío Nono con A. Lope de Bello), le da un especial protagonismo y la convierte en un sitio sumamente accesible. Las principales características del carrete en esta plaza son que los grupos que aquí se instalan no suelen ser grupos grandes, sino que pequeños o medianos, aunque a veces se observan grandes grupos de jóvenes carreteando. Habitualmente estos grupos presentan consumo de alcohol y marihuana, con cierta discreción, pero no totalmente ocultos, por lo que los transeúntes, estén o no al servicio de la ley, pueden darse cuenta fácilmente de lo que ahí ocurre. Una de las características de esta plaza es que esta muy vigilada por carabineros, lo que produce cierta ambivalencia, ya que por un lado existe alta protección contra robos o asaltos, lo que baja el nivel de brigidez, y por otro existe un alto riesgo de ser encarcelado por consumir sustancias ilícitas en la vía pública. Hay que mencionar que en esta plaza existe un alto nivel de tolerancia de parte de las fuerzas de orden, ya que en la medida en que no se tengan actitudes abiertamente transgresoras a la ley, no suele haber una represión muy feroz de parte de carabineros. Para reducir el riesgo de ser importando por carabineros, hemos identificado que los jóvenes carreteros utilizan ciertas triquiñuelas para pasar piola, tales como esconder la botella de copete en el basurero o echar el vino en botellas de Coca Cola. a) Los tipos de “carrete” en la Camilo Mori En base a la observación participante, hemos distinguido dos conductas diferentes de carrete en esta plazuela. La primera y más habitual es el carretero de paso que son los pequeños grupos, desde uno a cuatro integrantes, que se presentan en la plaza, se fuman un pito y se van del lugar sin más, siendo este espacio, en estos casos, mas que un lugar de carrete, un lugar que da la posibilidad de evadir momentáneamente la vigilancia que, normalmente, sanciona estrictamente esas conductas. Esto transforma la plaza en un espacio de distensión de la norma, lo que se traduce en que los sujetos salen de los locales, como La Barra y el Étnico, u otros espacios, se fuman su pito y continúan con su carrete, ya sea donde estaban antes o tomando nuevos rumbos. 66 Una segunda conducta de carrete en este lugar, son aquellos grupos de jóvenes que carretean durante largos lapsos de tiempo, o que esta es su actividad principal de carrete. Esta opción se debe, a nuestro parecer a dos motivos, uno relacionado con el costo del carrete, es decir, lo que cuesta comprar un copete en la botillería y tomárselo en la plaza, comparado con tomárselo en un local. Y el otro tiene relación con una opción de carrete, que implica estar en un espacio abierto, especialmente en verano, relativamente tranquilo, donde el carrete se basa en el compartir, comparado con las discos, donde la conversación se hace dificultosa y el conocer nuevas personas es una tarea difícil. Es importante aclarar que en este espacio predomina el consumo de cannabis por sobre el del alcohol, presumiblemente por la visibilidad de una botella ante un cigarrillo. Hay que aclarar que lo recién dicho no es una condición absoluta, si bien en esta plaza se dan situaciones de carrete callejero que no son habituales en todas las plazas, tampoco es la panacea, y no es tan extraño ver a las fuerzas del orden haciendo redadas u operativos en este sector. b) Públicos y Horarios en la Camilo Mori El público que carretea de noche en Camilo Mori es bastante heterogéneo, va desde románticas parejas que se toman de la mano en las bancas más alejadas hasta grupos de eufóricos jóvenes que carretean de forma escandalosa vociferando y riéndose, muchas veces con botella en mano sin aparente preocupación. Etáreamente el público se caracteriza por ser adulto joven, ya que no observamos grupos de adolescentes frecuentando la plazuela. En términos de estilos o grupos sociales que frecuentan la plaza existe una amplia gama, desde pequeños grupos de jóvenes de clase alta que salen de algún local a fumarse un pito, hasta vagabundos ocasionales que machetean integrándose a otros grupos de carrete, situación que permite que la plazuela Camilo Mori sea un espacio de integración social entre sujetos que habitualmente no se encuentran en la ciudad. Consideramos la plaza no tiene connotaciones tribales, es decir no se la puede identificar con alguna tribu urbana en particular, a pesar de que hemos observado preferentemente hiphoperos, y ocasionalmente adherentes a otras tendencias o estilos urbanos. En esta plazuela observamos una clara diferenciación de públicos y usos del espacio dependiendo del día de la semana. Es decir, los días de semana, sobre todo los miércoles y jueves, se observa un público más bien pudiente, que carretea alternadamente entre los locales del sector y la plaza. Destacándose los locales de Constitución con Dardinagc y de Chucre Manzur que se caracterizan 67 por sus altos precios, lo que sitúa a la plazuela en el sector de locales más exclusivos de Bellavista. Los fines de semana se complejiza el tipo de carrete en la plaza. En primer lugar el público es predominantemente de sectores de Santiago alejados de este barrio y muchas veces no tienen auto razón por la que según creemos no vienen en la semana. Este tipo de público, más masivo que el anterior, que busca un carrete callejero para pasar la noche, le da vida y alma a Camilo Mori. Es frecuente encontrar entre estos grupos, sujetos que trabajan en el Bella, desde barmans y garzones hasta artesanos, mimos, lanzafuegos y malabaristas. Por esto mismo, los fines de semana la policía hace de la plazuela Camilo Mori, uno de sus puntos de atención. c) Escenas de Carrete en Camilo Mori c.1 Escena de Inicio de Carrete. El inicio de la noche en la plazuela Camilo Mori se caracteriza por un ambiente familiar, en el que predominan las parejas jóvenes o los matrimonios con niños que juegan en los alrededores de la plaza. Se ven también muchos adultos que van o vienen de restaurantes cercanos, muchas veces grandes grupos que acuden a celebraciones o eventos. Lentamente, con el transcurrir de la hora, empieza a aparecer el público carretero que va desplazando a los matrimonios y las familias en la plaza. Aumenta el flujo de gente y la actividad vehicular, ya que la noche de carrete en el Bella está empezando. A estas tempranas horas es muy escaso, o prácticamente nulo, el consumo de alcohol o drogas en la plaza, ya que el espacio no se presta para ello, pero a medida que avanza la noche, y se presentan en plenitud los síntomas del carrete, hacen su aparición los copetes y los pitos, crece la música y el ruido, y la efervescencia le da una intensa dinámica y movilidad al carrete que aun no toma un rumbo concreto. c.2 Escena de Desarrollo del Carrete. Una escena de carrete habitual en esta plaza, es el carrete en grupos grandes. Lo más habitual es que estos grupos se formen a partir de la fusión de dos o más grupos menores, la que se concreta cuando esto ocurre armónicamente, a 68 diferencia de otras instancias en que la fusión no resulta exitosa a raíz de las diferencias. El contacto entre estos pequeños grupos suele ser espontáneo y azaroso, siendo el único punto en común originalmente el encontrarse en ese espacio. El primer contacto, por lo tanto, se da a través de relaciones de cooperación que utilitariamente son tan concretas como prestarse fuego o papelillos, pero que permiten establecer un vínculo que genera situaciones de carrete colectivo entre desconocidos, lo que pone en evidencia la buena predisposición al contacto con otras personas y grupos lo que es una tendencia del carrete en Camilo Mori. Una vez establecido el primer contacto y una conversación entre distintos grupos, falta solo un paso para carretear juntos, que se puede dar perfectamente compartiendo una botella, un pito o un tabaco. Esto se da en parte, creemos, por que el establecer contacto con otras personas es una tendencia dentro del carrete que se potencia con el alcohol y la marihuana, considerando que el espíritu gregario está siempre presente en el carrete y especialmente en el de calle. Una vez que un grupo ha conseguido cohesionarse, el carrete aumenta su volumen e intensidad, volviéndose más complejo y caótico, ya que el aumento de miembros del grupo diversifica las interacciones y hace mas variado el abanico de posibilidades del carrete. Situación catalizada y potenciada por los efectos, ya por todos conocidos, del alcohol y la marihuana. Una de las estrategias de los grupos grandes que carretean en la plaza es ubicarse en los bancos más cercanos al Empanadium, (esquina Sur) ya que estos se hallan escondidos por las plantas de las jardineras, que hacen las veces de baño, y además hay un basurero convenientemente ubicado para esconder el copete, ya que esta cerca pero no inmediatamente al lado, lo que permite vigilarlo y desentenderse de él según sea el caso. Las actividades de estos grupos suelen variar desde la conversación amena hasta el canto a pleno pulmón, pasando por las tallas y bromas de todos los calibres. La tendencia suele ser pasar de la primera a la segunda a medida que avanza la noche y bajan las botellas, ya que es muy poco frecuente que algún carrete de calle prospere sin alcohol u otra droga. Otros elementos que acompañan al carrete en grupos suelen ser las guitarras y panderos o tambores de batucada, que le dan un ambiente festivo al vacilón. Esta escena se da con infinitas variaciones que son únicas de cada carrete cada noche, pero uno de los denominadores comunes en estas situaciones, es la buena onda y la fluidez de la relación entre los miembros del grupo, ya que son características imprescindibles para la formación de este. Esto puede desembocar 69 en una larga noche de carrete fraterno o interrumpirse por alguna tensión entre los miembros del grupo, situación que casi siempre da pie para el término del carrete. Esta situación no nos fue ajena, ya que fue de esta manera como nos acercamos a algunos de nuestros entrevistados y como pudimos observar participativamente los acontecimientos e introducirnos en la complejidad del carrete callejero del Bella. c.3 Escena de Finalización del Carrete El carrete en la plazuela Camilo Mori puede terminar de dos maneras, bien o mal. La primera es cuando el carrete va muriendo de muerte natural, es decir no hay fenómenos inesperados que provoquen la ruptura de este. Quienes estuvieron carreteando se van para su casa, con el recuerdo y la experiencia de una noche mas de carrete en la plaza, probablemente habiendo hecho nuevos amigos o conocidos, de los que se puede haber despedido con un gesto a la distancia, o puede haber un contacto más estrecho que trascienda a lo efímero de una noche de carrete en la plaza. Cuando el carrete termina mal es por que algo irrumpió y cambió bruscamente el rumbo de este. Son dos factores los que suelen protagonizar estos quiebres. Uno tiene que ver con la vida institucional de nuestra sociedad, mas concretamente con las dos policías. Esto ya que no es para nada extraño que los carabineros o la policía de investigaciones se apersone en la plaza y proceda a registrar a quienes carretean en ella. Esto suele terminar en que los revisados se encuentran en posesión de alguna substancia ilícita o bajo influencia de alguna de ellas, por lo que los representantes de la ley, no se hacen esperar para reprimir y aplicar las sanciones correspondientes, que en la práctica significan la detención de quienes hayan sido sorprendidos. No es raro ver acercarse un furgón de carabineros por la calle Constitución que al llegar a la plaza se detiene, bajan varios funcionarios y se acercan a un grupo con su característico “a ver cabros todos a la pared con carné en mano”, ante esto se procede a la revisión minuciosa de los jóvenes, comprobando además la identidad de estos por radio. En caso de que sean sorprendidos con alcohol o drogas, son ingresados al furgón y trasladados a la comisaría correspondiente. Por supuesto, esta escena tiene amplias variaciones en la violencia que implica, ya que dependiendo del temperamento y tino de ambas partes, puede incluir paliza de por medio o no. La otra situación que puede acabar bruscamente con el carrete en la plaza son las peleas. Estas pueden ser ocasionadas casi por cualquier razón, por no regalar diez pesos o un cigarro, por un insulto o por un piropo inapropiado. En estas 70 ocasiones la situación cambia de un segundo a otro, la violencia sale a relucir donde hace un instante solo habían risas, y después de la confusión, se termina con agresores o agredidos escapando por una de las calles poco frecuentadas. Por la ubicación central de esta plaza, y por la constante vigilancia de carabineros, las peleas duran muy poco, ya que ante cualquier provocación actúan las fuerzas del orden. Después de ese momento de violencia, las consecuencias pueden ser un moretón en el ojo, o varios jóvenes apuñalados. De esta forma el carrete en la plaza Camilo Mori puede terminar en algún punto entre los dos polos, pudiendo ser la máxima expresión de convivencia ciudadana o de conflicto entre distintos grupos. 3.3 Análisis Integrado sobre nuestra Experiencia Etnográfica en las Calles del “Bella” a) Escenas de Discriminación y Riesgo Bellavista es sin duda uno de los lugares de esparcimiento y placer más importantes de Santiago y del país proyectando sus defectos y virtudes. Es una zona que se caracteriza por ser sumamente heterogénea. Uno de los factores más relevantes de su heterogeneidad es justamente la que más caracteriza al país, su inequidad económica y social. Dicho factor de disparidad se produce debido a que los distintos estratos sociales difieren en sus costumbres y usos culturales los cuales son notorios en Bellavista y al menor contacto provocan situaciones de discriminación, las cuales se traducen en situaciones de segregación. En Bellavista existe un carrete muy diferenciado en términos socioeconómicos, mientras algunos carretean en la Tantra o en el Sarita Colonia, otros van a la Peña de Don Nano Parra, muchos lo hacen en schoperías y no pocos simplemente “vacilan” en la calle. Los dueños y administradores de locales se guardan el derecho de admisión de su público, en pocas palabras norman y deciden cual es el público que desean para su local en aras de que este sea exitoso, rentable en términos económicos. O sea, si al portero, dueño o administrador no le gusta tu pinta, tu forma de hablar o piensa que no vas a consumir o vas a armar camorra no te va a dejar entrar, y por ley se halla en el derecho. La discriminación está basada en los estigmas y prejuicios que se producen, los cuales se potencian con la intolerancia y los respectivos imaginarios que de éstos se reproducen. O sea, que si tu eres un punky y eres pacífico por tu pinta serás estereotipado como violento, porque la gente asocia tu aspecto a actitudes agresivas. 71 Según nuestra percepción esta diferencia responde, básicamente, a las diferencias sociales y económicas de las que Chile es víctima. El carretero de calle del Bella es un sujeto que viene frecuentemente de Recoleta o lugares más alejados como la Florida, Maipú o Puente Alto. Además, por lo general no tiene el dinero suficiente para gastar en una entrada a un local y muchas veces ni siquiera para consumir en una schopería. De todas maneras, Bellavista responde a sus expectativas nocturnas ya que pueden comprar copete en botillerías, que es mucho más barato, y tomar en la calle, además de comer en los carritos pizzeros, empanaderos y sopaipilleros que están más al alcance del bolsillo. b) “Pacos” y “Ratis” o La Ley” como Riesgo Debido a que en los últimos tiempos el barrio Bellavista se ha hecho tristemente célebre por los actos de violencia que se han hecho corrientes en sus calles los fines de semana, se han implementado una serie de medidas para luchar contra estas situaciones, entre las que destaca el aumento de policías (tanto carabineros como ratis) en las calles y un más arduo control de los individuos que visitan el sector, los cuales son revisados constantemente por los pacos y ratis cada vez que son sorprendidos en conductas inapropiadas. Los “pacos” y los “ratis” se pasean a toda hora del día pero con un notable incremento los fines de semanas y pasada la medianoche convirtiéndose en un dolor de cabeza para los carreteros de calle. Los representantes de la ley pasan frecuentemente observando a muy baja velocidad a los grupos que se hallan en la calle, muchas veces solo pasan, pero otras se bajan registrando nombres y comprobando domicilios (práctica más ejercida por los ratis), mientras que los pacos revisan detenidamente a cualquier joven sorprendido en conductas sospechosas. Un fenómeno importante de destacar es que las posibilidades de estas acciones coercitivas aumentan dependiendo del prejuicio que estas fuerzas policiales tengan para con los distintos grupos de jóvenes que visitan el sector, las cuales están condicionadas por las “pintas” de los carreteros; sobre todo los hiphoperos, punkys y trashers, quienes aumentan considerablemente las sospechas de pacos y ratis, aunque muchas veces no estén haciendo nada malo. Estos mismos jóvenes nos cuentan que muchas veces las conductas de la policía hacia ellos es de prepotencia, abuso y de comportamiento improcedente, lo cuál hace crecer el resquemor que sienten hacia ellos. La percepción que tiene la gente del bella acerca de pacos y ratis es diferente, algunos encuentran que es muy necesaria la presencia policial en las calles del barrio, producto de la gran violencia que se ha generado en las calles los fines de semana, sean peleas, asaltos o cualquier otro delito, pero por otro lado hay una gran cantidad de gente que no quiere saber nada con la ley y que dice que los pacos hacen cosas sólo cuando les conviene (las quincenas y fines de mes 72 cuando necesitan dinero) y que abusan de la gente pobre al molestarlos continuamente, aunque no estén haciendo nada malo. Además de esto la gente nos contaba que algunos de estos carabineros pedían gratis en algunos locales del sector a cambio de no aparecerse durante la noche con visitas de inspección, lo que nos permite apreciar que la gente a parte de tener un cierto "odio" hacia la policía incluso llega a concebirla como corrupta. Otro hito importante acerca del tema "ley" en el bella lo constituye la caseta de seguridad ubicada al frente de Telepizza en plaza Italia, caseta que representa una presencia de la ley en este sector pero que la mayoría de la gente con la que conversamos nos dijeron que no servía de nada, y que muchas veces habían visto peleas al lado y que el ocupante de esta ni siquiera se había movido. Sin embargo algunos aseguran que igual sirve ya que por lo menos el "sapo" que está en su interior puede llamar a los carabineros para que vengan más rápido. En cuanto a la presencia de pacos y ratis en el bella, la gente nos cuenta que esto es un fenómeno relativamente nuevo (nos referimos a la masiva presencia de ellos), ya que hace 5 años habían muy pocos pero que con los actos de violencia que incluso hicieron que el bella apareciera en las noticias, se incrementó notoriamente la cantidad de efectivos policiales en las calles del sector, así como también las distintas estrategias de represión efectuadas en el lugar, llámese operaciones cuadrante, o rondas alternadas de pacos y ratis. Esto se puede apreciar claramente los fines de semana, especialmente los viernes y sábados, ya que el jueves y los otros días de semana la presencia del público disminuye en el sector y por ende también disminuye la presencia policial. Una de las características más importantes que se da entre la ley y el carrete es su relación inversamente proporcional. Con esto queremos decir que ha mayor presencia policial en un sector menor carrete se da en él, y que, por el contrario, los lugares más escondidos y pocos iluminados en donde los policías rara vez van, son los preferidos por los jóvenes para carretear. Sin embargo y para otros jóvenes esto no es tan así, ya que a veces estando en un lugar tan escondido es como obvio que estés haciendo algo malo, mientras que si estas en un lugar más o menos concurrido puedes pasar más piola, como en el caso del carrete en la plaza Camilo Morí. Como vemos apreciar al respecto hay dos opiniones encontradas frente al mismo fenómeno. A menudo los jóvenes carreteros tienen que lidiar con los pacos al ser sorprendidos en las calles con las manos en la maza, y por lo general ocurre una de estas dos situaciones: o logran escapar debido a su agilidad y rapidez (aunque con la aplicación de las operaciones cuadrante esto se hace cada vez más difícil), o son atrapados por la "ley" y llevados, luego de algunos "cariños", a alguna 73 comisaria del sector, como por ejemplo la 19 de Miguel Claro, y posteriormente si no tiene plata para la fianza son trasladados a la famosa Capitán Yabar. A través de las distintas declaraciones de los jóvenes que carretean en el sector podemos dar cuenta de que estos funcionarios policiales no gozan de mucha simpatía por parte de los jóvenes del Bella, quienes no escatiman en insultos cuando se refieren a ellos. Sin embargo su presencia sigue siendo numerosa en las calles del Bella, principalmente como a las 5:00 de la mañana cuando son desalojadas todas las discos, hora en la cuál se ubican de a 4 funcionarios en las salidas de estos locales para controlar que no vaya a ocurrir nada malo. Para terminar hay que decir que la mayoría de los jóvenes entrevistados nos han dicho que en caso de riesgo o de problemas que puedan surgir en el bella nunca le pedirían ayuda a los pacos, y que en ese sentido prefieren arreglárselas solos, lo que nos vuelve a demostrar la poca relación que existe entre la población juvenil y la policía, cosa que nos debe hacer pensar si es que se están haciendo bien las cosas y de no ser así, en que estamos fallando, ya que en vez de ser la policía una ayuda para la comunidad se ha convertido más bien en un enemigo de esta. c) Riesgo y “seguridad” En este punto vamos a integrar a la olla a la ley, es decir, tanto Carabineros de Chile, como seguridad ciudadana, ambos, organismos oficiales de “protección” y “mantención” del orden y la paz. Así, en lo que atañe a éstos, su rol está dado por la vigilancia de las calles a fin de evitar los asaltos y de contrarrestarlos en el caso de que éstos se den. Según se nos ha dicho, ya a través de los entrevistados o bien por conversaciones a la pasada con personas que trabajan en el Bella, éstas medidas han tenido el éxito que se esperaba, al reducir considerablemente los asaltos y robos en el barrio, tanto a personas que viven en el sector, como a aquellas que lo visitan para entretenerse. De esta manera, vemos que “este” tipo de riesgo ha disminuido, pero al haber mayor contingente de carabineros, surgen otros riesgos que antes de su llegada no estaban entre los que se contaban. Es así como se entienden estas ecuaciones del riesgo: por un lado, 1) a mayor número de “pacos”, menor es el número de asaltos; 2) a mayor número de “pacos”, mayor es la posibilidad de irse en cana por carretear en la calle. Y como ese el tópico que nos interesa, entonces, profundicémoslo. Vemos que, si bien ha aumentado la seguridad en las calles y plazas del sector, mediante diversas estrategias para lograrlo, tales como mayor iluminación, más carabineros y otros grupos de seguridad (éstos últimos no parecen tener mayor injerencia en la realidad del diario vivir de Bellavista, si no solo a través de un acto de presencia), a su vez esta idea, apoyada en la ideología de la seguridad ciudadana (ideología importada desde Nueva York), a causado estragos en el mundo del carrete callejero. Esto pues, todos aquellos espacios que antes 74 pertenecían a los diversos subgrupos que se juntan en Bellavista, ya no ofrecen ni el anonimato ni el resguardo que antaño. Por esto, estos grupos, que han visto y sufrido la desarticulación de su carrete, en vista de que ya no tiene el lugar físico que antes poseían, han debido o cambiar de lugar de carrete, o cambiar el carrete en sí mismo, pues de no hacerlo y de ser sorprendidos consumiendo sustancias que son ilegales en la vía pública, las posibilidades de caer detenidos, de irse en cana, son demasiado altas. Por otra parte, y ligado estrechamente a lo recién expuesto, surge el tema de la discriminación que hacen las autoridades policiales respecto de a quienes consideran infractores de la ley y d quienes no lo serían, todo, en base a la apariencia y la procedencia de los sospechosos. Es decir, y con respaldo de experiencias de los entrevistados, en el caso de pertenecer al grupo de aquellos más pudientes, a saber, lo cuicos, los privilegios salen a flor de piel. Esto, si bien no suelen ser ellos quienes presenten el mejor comportamiento. Sin embargo, los “pacos” suelen hacer vista gorda de las posibles infracciones que éstos cometan, además de apoyarlos más que a otros grupos en caso de necesidad. Pero eso ha sido, es y será siempre de esa manera. El problema no radica en ese favoritismo, sino más bien en que el reverso d la moneda, es decir, las conductas represivas hacia aquellos que no pertenecen a los cuicos son desmedidas e injustas en la mayoría de los casos. Este es un punto que se debe revisar conscientemente e implementarlo, al menos, en la forma de los derechos del detenido y de su conocimiento. d) Riesgos, Consumos y Violencia En otro ámbito de los riesgos asociados al carrete, encontramos los riesgos asociados al consumo. Pero vale la pena, para aclarar en principio el panorama del que hablaremos, enumerar, a fin de distinguir, aquellos otros riesgos para luego ampliarlos. Entonces, en torno al alcohol se encuentran variados riesgos tales como: El consumo ilícito en la vía pública, con la posibilidad de ser descubierto y quedar detenido. Además, manjar bajo la influencia del alcohol puede ser en extremo peligroso tanto para quienes van en el interior del auto (por potenciales choques por falta de reacción adecuada), como para quienes se encuentran fuera de él, pero que por abc motivo (destino quizás) se hayan en la ruta que el conductor ha decidido tomar, sufriendo las consecuencias de un atropello u otras posibilidades. En este mismo punto se encuentra el riesgo a ser parado por Carabineros por un control de rutina y que encuentren al conductor del vehículo en estado de intemperancia, es decir, ebrio o fuera de los límites permitidos, hecho que te lleva con pasajes directos y sin paradas a la cana. 75 La verdad es que este ejemplo, el del consumo de alcohol, es uno entre muchos, pero es a la vez el más significativo en vista de la masividad que tiene, pues si se piensa bien y a vuelo de pájaro, el peligro de conducir bajo al influencia de cualquier droga, sean éstas, marihuana, éxtasis, cocaína, etc., es evidente y se haya latente, esperando el momento propicio para ocurrir. Ahora bien, el asunto no es tan trágico tampoco, teniendo en consideración que, no todos aquellos que consumen alguna de las sustancias que hemos mencionado, chocan, atropellan a alguien o son detenidos, lo que baja el porcentaje de riesgo, pero no disminuye la irresponsabilidad de aquellos que, sabiendo que transportan a otras personas, quedan a l final de la noche, al menos la suya, sin las capacidades aptas para realizar tal labor. En otra situación en que encontramos al riesgo mencionado, ya por las personas con que conversamos durante la duración de la práctica, o bien por nuestras propias observaciones y sentido común, es en todo lo referido a la violencia, provenga ésta de la situación que se vive en un asalto o en una riña callejera, entre otras posibilidades. En ambos ejemplos suele suceder que alguna, sino ambas partes, están bajo la influencia de alguna sustancia “alteradora” de los sentidos, lo que se grafica de manera precisa cuando imaginamos el cuadro que rodea a una pelea de calle, en que las partes, sobre excitadas, comienzan a trenzarse a golpes por motivos que podrían ser para la risa si no fuese por lo violento del desarrollo de la situación. En el otro caso expuesto, el del asalto, cabe la posibilidad que, acorde a lo que nos dijo una entrevistada, aquellos que son víctimas del atraco se encuentren más vulnerables que de costumbre si están bajo los efectos del alcohol o de otras drogas. Son un blanco más fácil y accesible que otros que puedan defenderse en su sano estado. Por último está el riesgo asociado a las conductas sexuales, vale decir, todo aquel comportamiento que pueda afectar al o los individuos a través de la práctica del sexo. Este riesgo, si bien es tan viejo como el hombre mismo, tiene, hoy por hoy, un ribete de mayor seriedad, ya que en la actualidad el SIDA es una realidad que se haya muy presente y que, por desgracia para una sexualidad más tranquila y relajada, no tiene cura. Otras enfermedades que se transmiten vía sanguínea tienen cura, lo que no quita que sea un cachito el contagio de éstas. El punto está en usar condón o gorrito de lana, si se prefiere, y en general, tener el mayor de los cuidados par5a no “cooperar” tan jóvenes. e) El Riesgo y el “carrete en auto” Durante los diversos terrenos que se realizaron en el barrio e Bellavista, el tema del carrete en el auto fue una posibilidad cierta de ser incluido dentro de los temas que consideramos digno de entrar en la de la categoría de los temas emergentes. Empero, la realidad en cuanto a la posibilidad de ser llevada a cabo tal misión, no 76 echó por la borda nuestras ganas de profundizar en este tema. Tal situación se dio, básicamente por varios motivos entre los que encontramos que: La factibilidad práctica de profundizar en esta arista del carrete callejero de Bellavista, era bastante difícil, en cuanto el contacto que se podía tener con los acomodadores de los autos, principales expertos escogidos para este tema, dependía del grado de ocupación que tuviesen en el momento del contacto, así como también de la buena disponibilidad que mostrasen para con nosotros. Ambas situaciones se veían directamente comprometidas por la movilidad que exige este trabajo, es decir, que para “sacar las monedas”, lo que se requiere es estar presente cuando el cliente se va o cuando éste llega, eso, pese a que se tiene delimitados los sectores en los que cada acomodador trabaja. En vista del primer motivo, entramos al segundo, que versa más o menos así. La realización y consecución del objetivo de sacarle el rollo al carrete callejero requería de un gran número de entrevistas, ya con los acomodadores, ya con las personas que practican este tipo de carrete, cosa que llevaba a extender el campo de nuestras posibilidades reales en este trabajo. Queremos decir con ello que, realizar una investigación de este sujeto de carrete nos hubiese llevado a necesitar de más tiempo o, mejor dicho, de un tiempo ajeno y especial que el que ya le estabamos brindando a la investigación. ¿Por qué? – se preguntarán ustedes. La razón es simple. Debido a que el carrete de auto no es tal, es decir, lo que entendemos por carrete de auto es aquella situación u ocasión en que un grupo de personas se juntan a tomar, fumar, jalar o ingerir cualquier sustancia ilegal en un auto, ya que, o no tiene un mejor lugar para hacerlo, o bien, consideran que ese, el auto, es mejor lugar. El punto central es que luego de realizado el consumo se bajan del auto y caminan rumbo hacia un destino desconocido, para volver de vez en cuando, cuando quieran realizarlo de nuevo. Una vez finalizado el carrete en otra parte, regresan al auto para, con él, retornar a sus casas. Es aquí donde nace un o de los mayores riesgos asociados al carrete, el de manejar curados y todas las consecuencias que ya bien conocemos y asociamos a eso. 3.4 Relatos y Experiencias de “Carrete de Calle” en el “Bella” A continuación presentamos el análisis de las entrevistas realizadas en relación al “carrete de calle” en Bellavista. En total se hicieron 6 entrevistas relacionadas con distintos actores vinculados al “carrete en la calle”. Nuestros entrevistados/os fueron: Diego, 19 años, “carretero de calle”, Jorge, 20 años, “carretero de calle”, vive en A. Lope de Bello, Barrio Bellavista 77 Charly Flowers, 26 años, se identifica como hip-hopero, vive en Lo Prado y trabaja como portero del Segundo Piso Giorgio, 27 años, guardia de la Discoteque Rembrandt´s Carla, 31 años, vendedora de cigarrillos en diversos lugares del Bella Raúl, 35 años, “carretero de calle”, “carretea” desde los 19 en las calles de Bellavista 3.5 “Experiencias de Calle” en el “Bella” a) Discriminaciones, estereotipos y estigmas en el “carrete de calle” Densa es la información recolectada en las entrevistas con relación al tema de la discriminación-segregación,7 a continuación intentaremos teorizar muchos de estos testimonios. Uno de las primeras cosas que se infiere al revisar las entrevistas es que la segregación no solo opera en Bellavista de manera vertical, o sea entre clases sociales como se podría pensar, también se da de forma paralela u horizontal dentro de ésta y multilineal, o sea hacia todas direcciones.8 La discriminación y segregación más clásica es la que se produce desde los locales al carretero de calle. (...) cuando se inaguró no se podía entrar con zapatillas ni buzo, a ese extremo era el clasismo que había para entrar gente. (...) ahora no po’, ahora te entra de todo no quiere decir que yo discrimine a la gente, pero es que de repente podí dejar pasar a un compadre que vaya con buzo y zapatilla si... haber como te lo explicó es que es una cuestión que los guardias tienen que tener... es como un sexto sentido, o sea tení que estar seguro de que ese compadre no te va dar problemas adentro.9 Existe una discriminación a priori que se alimenta por las actitudes prepotentes e intimidadoras de los carreteros de calle, la cual es autorreproducida con las actitudes intolerantes de los porteros y administradores, entrando en un ciclo segregativo del cual es sumamente complicado salir. Los criterios de discriminación funcionan de forma autoritaria por lo que se hace muy difícil, para el común de la gente, borrar la primera impresión. El modelo de vida alternativo al carrete en locales se da en Bellavista y en Chile en general con una fuerza increíble y se autoafirma como un estilo de vida sin 7 Uno de las preguntas era ¿te has sentido discriminado en el Bella?, ¿Hay discriminación en Bellavista. Ignoramos la relación callejera intertribal paro creemos que es fundamental analizarla en otra etapa de investigación, más adelante cuando planteemos la problemática de las tribus urbanas expondremos nuestra propuesta. 9 Entrevista a Giovanny (marino). 8 78 igual debido, principalmente, a que en este país no se puede tomar alcohol en la calle, además el control antidrogas es sumamente estricto. Este es uno de los motivos de que el precio de las bebidas alcohólicas sea muy alto en los locales en comparación con las botillerías y supermercados. Esta situación produce una gran segregación con el más pobre, sintiéndose éste marginado del carrete interior; viéndose expuesto a la opresión policial y al rigor de la ley que es más directo en la calle, condición que hace del carrete callejero más enajenante; es un carrete, muchas veces, violento y tenso. Además, por más que sus protagonistas consten del dinero suficiente, son estereotipados por sus vestimentas y modos de hablar; sobretodo si se suscriben a estilos de vida y gustos musicales particulares, como el Hip Hop, el Trash o el Punk. Tribus que suelen ser discriminados por los guardias de seguridad de los distintos locales y por el común de los clientes en Bellavista. En ese sentido soy bien honesto contigo, yo soy medio clasista por decir un poco, pero mientras a mí no me molesten ningún problema, pero aquí particularmente a la discoteque tratamos de evitar gente que es punkie, que entre hip hop.10 Este testimonio dado por Giovanny, guardia de la discoteque Rembrandt muestra el alto grado de discriminación que existe en Bellavista por parte de los locales hacia el público carretero, obligando a éstos a carretear en la calle, en un fenómeno que entendemos como segregación social. Nos comprueba, lamentablemente, el nivel de intolerancia que existe en Chile, ya que a Bellavista lo entendemos como un espejo del país con relación a vida nocturna. Distintos testimonios dan cuenta de la discriminación por parte de los locales hacia el público que ellos no desean, los que en el inmenso porcentaje de los casos se debe a razones socioeconómicas. Pero discriminación en los locales sí, los locos dicen la gueaa de que se reservan el derecho de admisión porque por ejemplo tu andai ahora con zapatos de vestir y yo tengo zapatillas y al loco le da la gueaa y no te deja entra.11 Frecuentemente se recurre al vestuario como criterio de discriminación, ya que este acusa a simple vista el estilo y poder adquisitivo de las personas (¡dime que vistes y te diré quien eres!). No, no porque es que hay que ser bien honesto pa’ la discoteque, pal’ resto de la gente, a parte que esta disco está vista para otro tipo de gente, no se trata de gente exclusiva no, pero hay que ser honesto si ven un compadre o tres, cuatro con las mechas para, lleno de cadenas y todo como que te va dar temor entrar. En el Bella es aspecto condiciona tus alternativas y posibilidades de carretear. Y al estar consciente de esta discriminación ésta se devuelva más fuerte aumentando la hostilidad y provocando en la mayoría de los casos autosegregación. Con relación a la calle creemos que la relación es más abierta y directa, es menos cínica e hipócrita, ya que al ser un espacio público no podemos evitar a quienes 10 11 Ibid. Entrevista a Raúl (cheto). 79 discriminamos. El carretero de calle está más libre de prejuicios, menor temor debido a su condición o no tiene otra alternativa. A pesar, de que en las calles del Bella ocurren graves episodios de violencia, queremos desatanizar el barrio planteando que las instancias de buena onda son muchas creándose fuertes vínculos entre los callejeros. Si, si se da, en la calle, en la calle más que en locales.12 Otro tipo de discriminación interesante de ser descrito es la que denominamos como paralela u horizontal, se da entre sujetos pares de características similares que no necesariamente se suscriben a una tribu urbana. Constantes son los conflictos entre pares en las calles de Bellavista aunque forjaríamos el concepto si dijéramos que esto es discriminación; creemos que la discriminación y posteriormente la segregación se manifiesta, en gran parte de los casos, por conflictos territoriales. Jóvenes de distintas comunas que se autoafirman con los suyos negando a los otros. Forma clásica de indentificación entre las pandillas poblacionales. Así, se dan peleas entre los de Puente Alto y La Florida, o entre distintas poblaciones de Maipú. Otros conflictos territoriales que acusan los testimonios se dan entre los del Bella y los de afuera, en un intento de recuperar un espacio apropiado por extranjeros. Por que antes cachai que como que, impusimos una hueá como que onda que veníamos a carretear todos piola, y no faltaban los curaos, onda oye pásame una monea, o querían onda pelearse, si hay hueones que quieren, vienen aquí a curarse y se creen superman después a la salida y quieren puro pelear, o sea por que onda no les dai un cigarro, no les dai 10 pesos, y esa hueá a mi me calienta por que vienen a jugosear onda pa’ mi casa, pa’ mi barrio. (...)Me carga, si con los cabros a todos, y por eso de repente pescamos a los hueones y los echamos pa’ Plaza Italia, onda les pegamos y camina pa´ alla hueón, no vengai más, cara dura, si antes éramos más caraduras que la cresta, es que nos daba rabia esa hueá, onda que te pintaran el mono así y vos sabís que lúcidos pasan todos con la cabeza agachada o piola, onda escopeta, onda la merca, no se que hueá, ahí verán cada uno de ellos, se ponen hueones se creen como que son de aquí.13 Este tipo de conflictos se producen porque se asume que uno en su territorio puede hacer lo que quiere en otros espacios ajenos se debe respetar los códigos y reglas del local. Esta situación genera altos grados de intolerancia los cuales se traducen en segregación, o se van o se quedan todos juntos piola en un rincón a la defensiva ante cualquier agresión. Decididamente la gente de Bellavista acusa como principal factor que el barrio se halla “funao” (como volverse más peligroso y perder el espíritu que antaño tuvo) la llegada de las barriadas, jóvenes de lugares más alejados que comenzaron a quebrar los códigos bellavianos. (...) de repente andaban las medias pandillas 12 13 Ibid. Entrevista a Diego Puga. 80 raperos, que venían de La Florida, venían de diferentes lados, cachai, y se empezó a llenar, cerraron ahora, toda esa subida la cerraron con reja, puta, super alta, imposible pasar. Y eso po’, harto carrete en la calle (…).14 (...) es verdad que cuando viene gente de afuera, de La Florida, de Maipú, de Puente Alto, o de no sé de tanto lados, lejos, tu decí de tan lejos que vienen, y igual llegan locos flaites cachai, que son buenos pal hueveo y siempre andan cagando así, si a veces con mi hermano siempre como que nos da lata esa huea, nadie tiene derecho a discriminar, y todos tienen derecho a pasarlo bien y venir a un lugar así como este que igual es como tentador así cachai, entretenido y la huea, pero igual viene caleta de cuma y a dejar puro la cagá no más po’, y cuando dicen puta el Bella se está poniendo malo, puta el Bella antes era así, era asa, era bacán, era bohemio, ahora puta andan puro cabros y la hueá, igual es verdad, si a veces igual.15 El tipo de discriminación territorial es una de las relevantes que arrojó el análisis de entrevistas, donde se esta consciente que se está discriminando pero existe una justificación de por medio. No es una discriminación sin razones, no hay un odio irracional en sí, sino que retroalimentado por motivos concretos, sustentados en el sentido de propiedad.16 (...) la gente que está acá no sabe que yo vivo acá, no sabe que yo llevo años viviendo acá, entonces a veces me he sentido como mal cuando me salta un hueón con hueas como… ¡y que venis con hueas allegado culiao! Me dan ganas de decirle, yo soy de acá, yo nací acá, soy de acá, vengo a comprar acá todos lo días, vivo acá, entonces cuando de repente hay gente que se las da como que se las sabe todas, en el Bella y la huea, yo tampoco quiero decir que me las sepa todas cachai, pero por lo menos, no se po’ vivo acá, veo las caras todos los días, las de los de locos que cuidan los autos, el que está más allá, el que está más acá, cachai, se me las calles, se pa’ donde arrancar cuando hay que arrancar, cachai, (...).17 Un caso común de discriminación en Bellavista es el que existe contra los cuicos. Son discriminado porque se asume que el público pudiente tiene un espacio concreto que es Suecia y que el Bella es más popular. A nuestro parecer, el Bella es tan cuica como popular, es como planteamos en la introducción un espacio pluralista de carrete. Por lo que este tipo de discriminación, pensamos, carece de motivo alguno que lo sustente como tal. (...) pasan cuicos, pero cuicos cuicos cuicos, así, minitas top, así de Suecia así, yo cacho que a esos mas discriminan a los cuicos, como que la gente que están haciendo acá y a que vienen y huea, igual la gente como que no le gusta, me imagino yo, que los invadan una hueá así.18 (...)es como Suecia pero Suecia es más piola, por que pa´ allá vos vai y lleno de cuicos, charcha, ni ahí con lo hueones, onda que aquí es como pal’ pueblo (...).19 14 Entrevista a Y.P. Ibid. 16 Motor, en la mayoría de los casos, del racismo y la xenofobia. 17 Entrevista Y.P. 18 Ibid. 19 Entrevista a Diego Puga. 15 81 A continuación en relación con el tema de la discriminación-segregación veremos el accionar de la Ley con respecto al carrete en Bellavista. Para carretear en la calle en el Bella se debe ser sumamente observador y precavido, “estar ojo”, ya que pacos y ratis circulan constantemente, revisando y deteniendo a los grupos de sujetos que no les dan confianza. Suelen ser sumamente desconfiados, prepotentes e improcedentes. También, observaremos la relación entre la discriminación-segregación y el riesgo en el carrete. Con relación al consumo de drogas ocurre algo similar que con la Ley, los “callejeros” se ven expuestos al riesgo de ser visto por pacos y ratis en cambio aquellos que consumen dentro de locales solo corren el apuro de ser sorprendidos por guardias de seguridad, los que rara vez avisan a Carabineros; además frecuentemente son amigos de éstos o los coimean para evitar ser acusados. El joven que carretea en la calle no tiene opción de sacarse el problema así de fácil por lo que constantemente debe pelear con la policía, ser golpeado y detenido por un consumo que muchas veces no implica molestar a nadie. b) De consumos, “carretes” y riesgos: El consumo de drogas en el “carrete de calle” El consumo de drogas es un tema sumamente amplio que se puede enfocar de infinidad de maneras. En este caso el consumo de drogas se está considerando en un espacio muy particular, el barrio Bellavista, y para acotarlo aún más, se restringe a una actividad puntual, el carrete. Este trabajo se basa en la información extraída de seis entrevistas a jóvenes carreteros o trabajadores nocturnos de Bellavista, además de lo percibido en dos meses de observación participante en el lugar los fines de semana. Definir el carrete es algo difícil, sobre todo en un lugar tan emblemático como el barrio Bellavista, por lo que en este trabajo se considerará el carrete desde una definición muy amplia, como la diversión nocturna de los jóvenes en espacios abiertos al público en sus diferentes manifestaciones. Pero para ser más exactos, nos limitaremos al espacio del carrete de calle, lo que significa estar en un espacio público, ya sea plazas, parques, puentes o la calle misma, lo que obliga a someterse a ciertas normas, o a romperlas y arriesgarse a sufrir las consecuencias, además de estar expuesto al contacto con todas aquellas personas que hacen uso de ese espacio a esa hora. Para empezar a hablar del consumo de drogas en el carrete de calle en Bellavista, sería bueno tomar en cuenta las definiciones de carretear que hacen los 82 entrevistados. Como elementos importantes del carrete se menciona conversar, bailar, estar con los amigos, el divertirse y reírse, además del consumo de alcohol y drogas ligado a las actividades recién mencionadas. Si bien este consumo no es visto como imprescindible en el carrete, en la práctica sucede que nunca están separados, es muy raro un carrete en el que no haya alcohol o drogas. “- Oye, ¿Qué es carretear, como definiríai carretear?. - Alcohol y no sé, reírse yo creo que es una de las cosas más importantes, a veces uno va a carretes, que se supone que son carretes, y son demasiado graves, demasiado serios, pa’ mi eso no es carretear, la idea es que sea liviano, algo liviano, igual pa’ mi carretear es alcohol, es droga como que se te envole así un poco la cabeza, cachai, y eso y divertirse…”20. En esta cita se aprecia que el consumo de drogas es considerado algo importante en el carrete, pero solo el consumo no es el carrete en sí. Para reafirmar esto me gustaría hacer otra cita de las entrevistas. “Carretear, puta, onda carretear, pasarlo bacán, onda conversar caleta, tomarse sus buenos copetes, fumarse sus pitos y su música ambiente, eso es carretear, pa’ mi, no se pa’ otros, un buen vacilón, onda que sea bien ameno, ahaaa…21” Respecto a esto también es destacable que al preguntársele a los jóvenes por su mejor carrete, siempre en este hay presente gran cantidad de alcohol y drogas. “…yo ya venía mas o menos en onda así y me fui pal Don Simón y me encontré con un amigo que yo no veía hace tiempo, y yo sabía que iban a llegar unos amigos en un rato mas, y era una mesa como, no sé po’, eran 7 u 8 mesas juntas así, era mucha gente y mucha cerveza, y como a mi me conocían yo con un migo íbamos a comprar con las mochilas y aparte que puta, esa noche jalamos harto, harto harto, yo anduve, bueno de hecho ese día me acuerdo que no llegué a la casa…22” Ante la constatación de que el carrete y el consumo de drogas están íntimamente asociados, al menos en la práctica, es necesario preguntarse cuál es la relación que se establece entre estas dos conductas, y de que manera estas se materializan. Ante la pregunta del por que del consumo de drogas, o cuales son las razones de este consumo, encontramos variadas respuestas. Al parecer la razón más generalizada para el consumo de drogas, es la diversión que este proporciona. Esta se logra a través de los diferentes efectos que produce el consumo de alcohol o drogas, entre estos se encuentran la distensión, la perdida de lucidez y la desinhibición. “ -¿Qué es lo que más te gusta de las drogas, de los pitos, de los jale… del consumo?. -No sé… ehhh, es como el relajo igual, el relajo bueno igual en el fondo cuando estay loco terminai hablando casi puras tonteras, banalidades y hueás así que ya no tenis ni que pensar pa’ hablar así cachai, es como una 20 Entrevista a Y. P. Pag 2. Entrevista a Diego Puga, Pag 3. 22 Entrevista a Y. P. Pag 4. 21 83 liviandad, como grande, a menos que andis angustiado, que eso es otra pará cachai, pero de andar así como drogao es rico eso, bueno y de los jale, puta que andai con toda la perso, cachai, energía y la hueá y rico, po’ durai harto, es entretenido no se po’…23. En una de las entrevistas se da una razón muy diferente para el consumo. Esta es que los jóvenes quieren llamar la atención de sus padres y por eso hacen cosas prohibidas “ -Oye, volviendo a la volá de las drogas, ¿por qué los locos consumen tanta droga…?. -Yo creo que es por llamar la atención de sus casas, yo por lo menos cuando consumía lo hacia pa’ eso, pa’ ver si me pescaban, pero como igual no me pescaron y como vi que no me pescaban no seguí consumiendo po’… si es verdad, casi siempre es por eso, es por llamar la atención, por que se sienten demasiado solos…24”. A pesar de que esta es una razón de fondo y muy importante al momento de considerar el problema de las drogas, no será una problemática que aquí trataremos, ya que, según lo observado, no es un motivo que afecte directamente al carrete, sino que a un ámbito más amplio del consumo de drogas que no puede ser abarcado por este trabajo. Nos damos cuenta entonces, que el consumo de alcohol y drogas durante el carrete obedece a una intención de divertirse, a través de una manera diferente a la cotidiana de percibir y de relacionarse con el entorno, que permita hacer en el carrete cosas excepcionales o que no se harían en otra instancia o sin la influencia de dichas substancias. En resumidas cuentas la principal razón que encontramos para el consumo de alcohol y drogas es placer, motivación que siempre trae consigo otras consecuencias. Estas actividades excepcionales están tan cerca de ser un catalizador para el carrete y la diversión como para el conflicto. Entre los aspectos positivos que presenta el consumo de estas substancias, está el rol social que han adquirido. El carrete en sí es una actividad social, por lo tanto en estos casos el consumo de alcohol y drogas también lo son, y como tales, generan espacios comunes que permiten una convivencia y presentan oportunidades en términos de contacto e integración entre los jóvenes carreteros. Sin ir más lejos, compartir una caja de vino fue una de las actividades que permitió a quienes participaron de este trabajo integrarse en distintos grupos de carreteros. Pero por lado, el consumo de alcohol y drogas puede producir situaciones de violencia, ya que esta es una de las facetas que se exaltan, principalmente con el alcohol. “ -Depende también del estado de sobriedad que andan trayendo los lolos ahora, por que si andan lúcidos es como bueno y todo, pero cuando se pasan de copas, empiezan los ataos, yo he visto acá grupos, ponte la otra vez, habían unos chicos que andaban todos juntos, y de repente uno no se que le dijo al otro y 23 24 Entrevista a Y. P. Pag 7. Entrevista Carla, Pag 10. 84 empezaron a pelear entre ellos, y se agarraron a puñaladas y toda la cuestión.25”. No queremos decir aquí que esta sea una condición necesaria ni mucho menos, sino que en una de tantas posibilidades que presenta el carrete y el consumo de ciertas substancias que exacerban la violencia en los individuos, especialmente el alcohol. “ -Siii… sin copete no hay mochas, si el copete, de hecho deben traer algo como adentro, una rabia, no sé po’ pero el copete es como el click cachai…26”. Al momento de considerar hasta donde llegan las consecuencias del consumo de alcohol y drogas en el carrete, y empezar a identificarlas, como el caso de la violencia, es necesario conocer cuales son los límites que se establecen frente a estos consumos. Según la información obtenida en la investigación algunos los límites o controles al consumir drogas y especialmente alcohol son vagos, y en esto juegan un papel decisivo los agentes externos al grupo de carrete que actúan como elementos de control. “ -Ponte la mitad no tiene límite y la otra mitad tiene un límite por que tienen que rendir cuentas en su casa, y que igual no pueden llegar tan curaos, y todo, pero la otra mitad no están ni ahí con salir muertos…27”. Como se ve en la cita uno de los elementos que pone límites y puede ayudar a tener claridad sobre el consumo, es la familia. Pero para que esta tenga influencia y logre hacer que el joven se modere en lo que consume, es necesario que exista una formación de parte de ella hacia el joven, ya que una de las características del carrete es no estar sujeto a las decisiones de los padres, sino utilizar el propio criterio. Pero para la generalidad de los jóvenes carreteros parece no estar del todo claro el límite respecto a cuanto consumir y en que estados quedar, sino que van con la experiencia graduando cuanto es apropiado y cuales son sus límites personales. “ -Oye ¿y tu te ponis algún límite, o lo que venga?. -Lo que venga creo que no, bueno, hubo un tiempo en que tomaba, tomaba, tomaba y consumía hueás y después se me apagaba la tele y no me acordaba de nada, lo único que sabía es que a las 3 de la mañana me acordaba y después de las 3 no me acordaba de nada así, y como se llama, ahora empece a cachar un poco por que a mi el copete es lo que me hace más mal así, yo siempre he dicho, le ponen tanto color a la marihuana, a las otras drogas hueón, y el copete es la hueá que tenis que tener más control, cachai, por que mira, el copete te pone violento, y te lleva a hacer, cuando estay muy ebrio, te lleva A hacer hueás que ni cagando las hacis cachai, y menos cuando se te apaga la tele, que no sabis lo que hacis por que al otro día no te acordai, eso quiere decir que no tenis historia, que no sabis lo que hiciste, cachai, así que ahora por lo menos me controlo con lo que es copete, con eso me controlo, por que no estoy ni ahí con que se me apague la tele tan seguido…28”. 25 Entrevista a Carla, Pag 3. Entrevista a Y. P. Pag 9. 27 Entrevista a Carla, Pag 11. 28 Entrevista a Y.P. Pag 7. 26 85 En estas citas se considera el perder la conciencia como una situación de alto riesgo que es mejor evitar, ya que expone a los sujetos a situaciones concretas altamente riesgosas. “Si aquí ponte la otra vez igual había una mina que salió de una disco, pero muerta, la mina no se podía ni parar y era una pareja la que andaba, ella y el pololo, y nadie los quería llevar por que la mina estaba curá, y yo hice parar autos y todo pa que se la llevaran, por que si ellos caminaban, ellos salieron de la Alien, y si ellos caminaban para afuera los iban a cogotear, mas que seguro que los iban a cogotear, ¿cachai?.29” El darse cuenta de esta situación hace que podamos reconocer un límite que sería que “se te apague la tele” es decir perder la conciencia, el cual sería conflictivo de cruzar ya que se queda demasiado vulnerable al no tener control sobre la situación. “ -Algunos si po’, caleta de locos si po’ y caleta de locos no, onda a mi ya no, antes igual quedaba raja, raja po’ hueón, onda el otro día no me acordaba la mitad ni menos, ja ja, una hueá entera entera borrá, me acordaban más mis amigos después…30”. Considerar que el límite puede estar dado por no llegar a quedar inconsciente nos devuelve a las razones del consumo, que son preferentemente divertirse a través los estados alterados de conciencia que producen estas substancias, entonces, controlar el consumo para no sobrepasarse y no quedar en un estado tan alterado que no permita divertirse, sería una razón más para pensar que la diversión es la principal razón para el consumo de alcohol y drogas durante el carrete, y para no pensar que es un consumo indiscriminado, sino que tiene un fin y se lleva a cabo en la medida en que eso contribuya a hacer el carrete mas entretenido y placentero. Es necesario tener claro que aunque el consumo de alcohol y drogas tenga una intención específica, como divertirse, acarrea otras consecuencias no siempre deseadas, con las que se debe lidiar para mantener el carrete dentro de los márgenes de la entretención y el placer. Como ya veíamos, las drogas y el alcohol, especialmente este último, pueden producir situaciones de violencia, lo que nos lleva a considerar los riesgos que trae el consumo de estas substancias. Según las percepciones de los jóvenes carreteros, el riesgo no es algo que se busque explícitamente en el carrete o en el consumo de alcohol o drogas, sino que es una situación que viene asociada a este. “ -¿Pero tu creis que los locos que carretean buscan el riesgo?. -Noooo, o sea no sé… todo eso depende de los locos, de la persona y toda la huea, cachai, pero no, igual lo que se busca en el carrete es como así, como harta locura, hartas hueas que no podis hacer cuando estay lúcido, y eso, pero riesgo no se, el riesgo se da por el hecho de estar loco cachai, no de antes de estar loco decir quiero hacer esto cachai, o quiero andar haciendo esto31.” A pesar de que el riesgo puede ser algo no deseado 29 Entrevista a Carla Pag 4. Entrevista a Diego Puga, Pag 11. 31 Entrevista a Y. P. Pag 7. 30 86 explícitamente, salta a la vista que el consumo de alcohol y drogas aumentan las posibilidades de que algo malo suceda, ya sea por estar en estados alterados de conciencia que pueden provocar situaciones de violencia, o por elementos anexos al tema del consumo. Uno de los puntos importantes al momento de hablar del consumo de drogas en el carrete de calle en el barrio Bellavista, es el relacionado con la ley y las fuerzas de orden. Para ello quisiera partir haciendo una distinción, será entre las drogas legales y las ilegales. Dentro de las primeras se encuentran fundamentalmente el tabaco y el alcohol, teniendo está última una posición ambigua, ya que es legal tomar en bares o discotecs, pero esta prohibido y es castigado el consumo en lugares públicos como calles o plazas. La importancia de está distinción no radica en las diferencias de los efectos o consecuencias que traen el consumo de estas drogas, sino la relación que se establece entre su consumo y el marco normativo social, lo que modelará, o influirá de manera importante, en el desarrollo del carrete de calle. “ -No allá es que podís tomar (plaza Camilo Mori) pero llegan en la noche, te llegaran unas 7 veces, onda por arriba y por abajo, onda te encierran y ¿pa’ donde vai a arrancar? O volai po’, cagai así, a mi ya me han llevado hartas veces ahí por eso que ya aprendí ya, le regalé mucha plata a los pacos, ya les compré un furgón nuevo ja ja…32” De hecho una de las preocupaciones de quienes carretean en la calle es la presencia de carabineros, y en caso de que estos los sorprendan ingiriendo alcohol o consumiendo drogas, las sanciones no se hacen esperar. Por consumir alcohol se debe pagar una multa tras ser detenido, y respecto a las drogas, existen diferentes sanciones según el producto y la cantidad. Además de la sanción legal que implica el consumo de substancias no permitidas, esta situación le da, para algunos, una razón más para probar este consumo, ya que el hecho de estar prohibida hace que en un espacio como el carrete se quiera transgredir la norma. Uno de los elementos que acompaña al tema del consumo de drogas es el tráfico de estas mismas. En Bellavista el tráfico de drogas es una actividad conocida por casi todos aquellos que frecuentan este lugar, “ -…yo siempre compro marihuana acá, paragua, y puta igual falopa igual se vende harto, y ya otras drogas de mas que se venden pero yo no sé, no sabría decirte, yo cacho que tenís que tener movías, preguntar a los locos, puta quien es el loco de pastillas, pepas, no se po’ no se que otras hueas puedan vender.33” Incluso es una actividad visible para quienes no consumen estas drogas. “…igual la custión de la droga, los traficantes se ven, tú los cachai, tu pasai por partes y los hueones te ofrecen cachai, y 32 33 Entrevista a Diego Puga, Pag 2. Entrevista a Y.P. Pag 7. 87 empiezan pitos, pitos, pitos, cachai, a cualquiera, antes no po’ antes era más piola.34” Vender droga es un negocio que se realiza cotidianamente en Bellavista, y que en general no presenta problemas al público que acude a carretear, pero cada tanto ocurren hitos relacionados con el tráfico que se destacan por su nivel de violencia y espectacularidad. “ -Yo he sentido disparos, el otro día me contaron que mataron a un loco, hubo aquí en el puente, un enfrentamiento así de los traficas y murió el dueño o administrador de la Raise, una disco…35” Otra cita hace alusión a esta misma idea, “ -Yo vi el que le pegaron los escopetazos, ese era por ajuste de cuentas de drogas… -¿De aquí mismo?. -Yo creo, pero es que ese gallo traficaba hace tiempo.36” Pero como dice en la cita, este tipo de sucesos, extremadamente violentos, y que no son tan poco frecuentes, no son causados por los consumidores, que son los que carretean, sino por los traficantes, que son un público diferente de aquel que carretea en la calle, que se fuma un pito o se va a jalar al baño de un bar. De esta forma es necesario hacer una diferencia entre los carreteros que consumen drogas y quienes las venden, ya que estos últimos forman parte del carrete solo indirectamente y no son un elemento buscado o deseado, si no más bien se consideran un mal necesario. En resumen, el consumo de alcohol y drogas es uno de los componentes más habituales del carrete de calle en el barrio Bellavista. Las razones de este consumo son principalmente a la diversión y entretención, siendo eso lo que se espera lograr a través de los efectos que producen el alcohol o las distintas drogas. Mas allá del aspecto fisiológico de los individuos, el consumo de alcohol o drogas, tiene diferentes ángulos, por un lado es un elemento de integración y cohesión social, ya que ameniza el compartir y permite integrarse a grupos que no se conocen, pero por otro puede ser un elemento negativo, que aumente la violencia o que exponga a los sujetos a un alto riesgo por el consumo excesivo de estas substancias. Para terminar quisiera aclarar que el consumo de alcohol y drogas en el carrete de calle en el barrio Bellavista, es una conducta que no se puede comparar con otro tipo de problemas sociales que traen estas substancias. Al hablar de consumo de drogas y alcohol no estamos hablando de drogadictos ni alcohólicos, sino que en su gran mayoría son consumidores ocasionales, jóvenes que buscan divertirse y ampliar las maneras de percibir el mundo en una noche de esparcimiento, por lo que el consumo en el espacio del carrete no tiene mayor relación con otro tipo de problemas que se suelen achacar a este consumo, como la deserción escolar, la 34 Entrevista a Carla Pag 9. Entrevista a Y. P. Pag 10 36 Entrevista a Carla Pag 7. 35 88 desintegración de la familia, la delincuencia, etc. El consumo de alcohol y drogas en el carrete de calle en Bellavista es una conducta que siguen la gran mayoría de los jóvenes carreteros se presenta como una de las actividades fundamentales del carrete, por lo tanto no es posible pensar que este consumo puede ser reprimido o erradicado del carrete, ya que sería extirparle a este una parte muy importante y que es muy buscada por los jóvenes. Lo que sí es posible imaginar es reducir los riesgos asociados al mal manejo de estos consumos a través de información pertinente y adecuada y de una actitud que no margine o discrimine a los carreteros por consumir estas substancias. c) Las “tribus urbanas” en el “Bella” Uno de los temas que desde un inicio se identificaron como relevantes de considerar dentro del análisis del carrete en la calle fue el de las diferentes tribus urbanas que deambulan por las calles del Bella. En locales y calles de Bellavista son frecuentes grupos de individuos con variados y particulares estilos de vida asociados a gustos y preferencias culturales; tales como su modo de vestir, hablar, sus tendencias musicales y sus patrones de asentamiento y movilidad en la calle, además de sus conductas cotidianas y ante situaciones límites. Se identificaron básicamente 5 tribus: hippys, trashers, punkys, rastas y hip hoperos. Los hippys son los más antiguos en el sector, pudiéndose calificar como los “locales” por decirlo de alguna manera. Son lo legendarios del barrio, los que iniciaron el carrete bohemio y pacífico que existía hace décadas en Bellavista, por lo que generalmente superan a las otras tribus en edad, son en su mayoría tiene entre 30 y 50 he incluso más. Se dedican, principalmente a vender artesanía, inciensos y distintas variedades de artículos, en entre lo que se cuenta la marihuana. Usan pelo largo, generalmente con barba, aretes y ropa de cuero y lana. Carretean frecuentemente en la calle, haciendo recordar los “viejos tiempos”, de los cuales suelen ser sumamente nostálgicos.37 Muy distinto, no pasa´a na´ así, antes puta, no había tanta tanto hueón tonto, onda curaos culiaos que se curan de repente la viene a vender, no había de esos locos tanto así, había mucha más gente así más piola, y pacos olvídate, no había ninguno, habían dos en la noche y con cuea, no existían los pacos antes me entendí...38 37 Hay amplios testimonios de estas nostalgias por los “buenos viejos tiempos” de paz y amor en las entrevistas realizadas. 38 Entrevista a Diego Puga. 89 Otro grupo que deambuló más masivamente en la década de los ochentas, tiempo de su apogeo en Chile, son los trachers o metaleros como se autodenominan. Es el grupo menos identificable como tribu, ya que han disminuido considerablemente su condición de grupo homogéneo reduciendo sus actitudes tribales como ocurriera en otras épocas y como existe en otros lugares de esparcimiento. De todas maneras, todo el tiempo se ven sujetos de pelo largo con poleras negras con leyendas de grupos metaleros adornados por anillos y cadenas de metal deambulando por el barrio preferentemente los viernes y sábados. De hecho cada tanto se realizan recitales y reuniones traschers en distintos locales.39 Aunque ignoramos la existencia de lugares de dicha tendencia, como ocurre en Plaza Ñuñoa donde hay un bar exclusivo para metaleros donde se llena de motos Harley Davison a las afueras, no nos atrevemos a postular la no existencia de alguno de ellos debido a la gran cantidades de locales que existen en Bellavista. En general no se los identifica con un sector lugar determinado, aunque al no profundizar en el tema carecemos de información para poder cerciorarlo. Otra tribu urbana interesante de analizar son lo punkys, grupo inspirado en el movimiento punk en Inglaterra en la década de los setenta y ochenta, quienes reprodujeron –una década después- los patrones estilísticos y conductuales y sus preferencias musicales, más que las ideología anarquista, crítica y contestatarias de aquellos punks a nuestro parecer. Suelen concentrarse, principalmente, en Plaza Italia , fuera de la botillería “La Maca” y en la plaza que se halla al lado de la casa de Pablo Neruda. Por lo general, no entran a locales ya que, al parecer, no existe ninguno en el barrio de dicha tendencia.40 Habitúan estar macheteando monedas a las personas que deambulan para comprar copete y luego consumirlo en la vía pública, ya sea en lugares expuestos o en sitios escondidos como el cerro San Cristóbal o plazas de abundante vegetación como la que está detrás de la feria artesanal de Pio Nono. Se caracterizan por ser grupos muy violentos que ante la menor provocación reaccionan en forma agresiva peleando con cadenas, botellas y cuchillos. Se han ganado el titulo de grupo odiado por la gente que trabaja y carretea en Bellavista, éstas les temen, repudian y respetan. Además, es una tribu sumamente cerrada al 39 40 Algunas veces nos repartieron volantes de eventos “metaleros” a realizar. Como es el caso de los rastas que se congregan en el Jumming. 90 exterior donde si no eres uno de ellos es imposible establecer relación. Lo cual ha significado un impedimento en términos metodológicos para llegar a conocerlos mejor. Por su personalidad agresiva y su constante consumo de drogas y alcohol de manera expuesta se hallan continuamente expuestos a confrontaciones con carabineros por lo que suelen ser detenidos causando desmanes y tensiones en el barrio. Debido a que no tuvimos acercamiento de ningún tipo a este grupo, ignoramos la complejidad de interacciones y actitudes que acompañan el estilo punkys, además desconocemos de forma exhaustiva la naturaleza de su resistencia con el resto de los carreteros. De todas maneras, ciertas entrevistas grafican razones de tensión, discriminación y diferencia. No, no porque hay que ser bien honesto pa´ la discoteque, pal´resto de la gente, a parte que esta disco está vista para otro tipo de gente, no se trata de gente exclusiva no, pero hay que ser honesto si ven a un compadre o tres, cuatro con las mechas paraá, lleno de cadenas y todo como que te va a dar temor entrar.41 Hasta el momento fueron expuestos los grupos o tribus clásicas dentro del barrio y del país en general. A continuación describiremos dos de las tribus emergentes en la década recién pasada y en la presente en Bellavista, los rastas y los hiphoperos. Los rastas deambulan el barrio desde los últimos años42 masificándose con la apertura de la discoteca Jumming alrededor del año 98. este es el centro de esparcimiento que reúne sus preferencias tales como escuchar música reggae y fumar cannabis. Suelen usar dreklock43 dándole un estilo particular, vestir ropa suelta con los colores de la religión rasta fari (verde, amarillo y rojo) proveniente de Jamaica. Suelen ser tranquilos y en general poco callejeros, justamente porque tiene un sitio concreto donde poder encontrarse. Se les puede ver también en la Jumming y escasamente en sus afueras, situación que hace difícil acercarse a ellos e identificar sus costumbres y usos culturales. De todas maneras, pensamos que no sería difícil relacionarse con ellos debido a su fama de abiertos y pacíficos. Otra tribu emergente en los últimos años en el mundo, en Chile y en el Bella son los hiphoperos, quienes escuchan Hip Hop, una especie de evolución del Rap de los ochentas, son los descendientes de los raperos por lo que se le parecen mucho, pero –ellos recalcan- son diferentes. Se caracterizan por usar ropas muy sueltas (los pantalones por debajo de la cadera), jockey y zapatillas muy vistosas (tipo basquetbolista). La gran mayoría de ellos suelen hacer y cantar música hip hop, lo que hemos podido comprobar en terreno al carretear con alguno de estos grupos. Generalmente, provienen de comunas populares en donde, por tratarse de una música de carácter 41 Entrevista a Govanny (marino). No contamos con certeza científica de dicha información. 43 Son cabellos que se unen forman aglomeraciones de éstos. 42 91 contestatario, el Hip Hop cuenta con muchos adeptos. Por su origen, vestimenta y forma de hablar, suelen ser discriminados en pubs y discoteques lo que los obliga a carretear en las calles aumentado sus reprimidas letras. Suelen ser menores de edad lo que la convierte en la tribu más joven en promedio. Andan en grandes grupos, muchas veces armados; son, además, sumamente callejeros, conformando un grupo un grupo importante en número y cualidad de los jóvenes que carretean en la calle. Son abiertos y conversadores, aunque pueden ser hostiles y agresivos. Muchas veces han protagonizado escenas de violencia por lo que son temidos por el resto de los carreteros, sobre todo por el sector más pudiente. Toman y se drogan en las calles de Bellavista por lo que, juntos con los punkys, son los que más relación tiene con los pacos. Sus canciones describen muchas veces los maltratos de los que son víctimas por la policía, la segregación social que sufren y su situación al margen de la sociedad. También al igual que los punkys están sumamente estereotipados y son constantemente discriminados. ...Claro esos gallos tampoco los dejamos entrar, porque lamentablemente te dan mal aspecto y son gente muy tranquila, yo conozco muchos y son muy tranquilos, pero incluso hay gallos que hemos hecho ir sacando ropa (...).44 Otra tribu de reciente aparición son los “Sound”. Si bien no hicimos una descripción de éstos ya que consideramos que en el Bella no se hallan articulados como una tribu como podría suceder en otros núcleos de esparcimiento, nos encontramos con que este grupo configura un estilo que se hace cada vez más masivo en el mundo popular y que aparece en Bellavista en la medida de que los espacios de “carrete” se hace más abiertos a los sectores más bajos. La temática de las tribus urbanas la cual sucede, a nuestro parecer, debido a la gran heterogeneidad y libertad de expresión que existe en democracia (aunque coartada básicamente por los prejuicios y estigmas que existen son, creemos, fundamentales para entender la complejidad del mundo callejero de carrete en el barrio. Pero, su proyección y profundidad requieren de un alto grado de tiempo, recursos y disposición factores con que se careció en esta etapa de investigación. Es necesario obtener información cualitativa de cada una de las tribus, actividad que no se realizó por escasez de tiempo, porque las entrevistas no se enfocaron en dicha perspectiva y porque la prioridad se dio en recolectar información con el fin de comprender el carrete callejero en sí. Esta etapa de investigación fue, a nuestro parecer, más bien de carácter exploratorio. Sería adecuado en una segunda etapa más avanzada del carrete callejero abarcar y analizar material con respecto a las tribus urbanas con el fin de 44 Entrevista a Giovanny (marino). 92 crear un amplio y profundo catastro de estos grupos, el cual sería, sin duda, de gran ayuda para comprender la complejitud callejera del carrete en Bellavista. 4. Conclusiones Generales Al finalizar nuestro trabajo de terreno nos es posible aventurar algunas conclusiones que nos permiten dar cuenta del “carrete juvenil nocturno” en Bellavista y su vinculación con las dimensiones del placer y del riesgo en tanto espacio de identidad y de diversión propio de los y las jóvenes. En primer lugar podemos señalar que de las experiencias reseñadas se desprende que el “carrete” antes que un espacio de riesgo es un ámbito donde los y las jóvenes se vinculan y ejercen un conjunto de prácticas vinculadas al placer y a la distensión de las reglas de su orden cotidiano. Es así como el “carrete” se convierte en el “otro lado” de sus vidas un lado más amable y más propio que el que determina su existencia cotidiana, que permite dejar de lado preocupaciones y tensiones en pos de “pasarlo bien” colectivamente, “entre otros”. Entonces será en relación con ese objetivo el derecho al placer y a la diversión en espacios autónomos y diferenciados del mundo adulto que los y las jóvenes articularán una noción propia de riesgo, que se centra en una recapitulación de experiencias concretas de daño susceptibles de acontecer en al ámbito de la diversión y el “carrete”. Esta construcción contextual hace que cada sujeto construya su noción de riesgo y daño a partir de experiencias concretas de “carrete” donde a ellos o amigos/as les han sucedido cosas que han puesto en riesgo sus vidas. Esto no dejará de ser interesante como metodología que sugerimos explorar en una conversación abierta sobre las cosas que pasan en los “carretes”. Es a partir del contarse lo vivido y procesarlo con otros que se construyen aprendizajes y propuestas propias, desde los jóvenes, para disminuir riesgos y la posibilidad de daños en sus “carretes”. Es así como cuando se les pregunta a la mayoría de entrevistados y entrevistadas que “carretean” en discoteque su noción de riesgo se vinculará con la posibilidad de un daño a la salida de la discoteque, con la sensación de amenaza y hostigamiento por parte de desconocidos, con el sentirse “regaladas” al salir de la discoteque e iniciar el tránsito de vuelta a sus casas. En los hombres será la coocurrencia de situaciones de violencia a la salida de discoteque y el enfrentamiento a la policía. Encontramos que estas situaciones de riesgo se encuentran asociadas por un lado al consumo excesivo de alcohol, que hace que las jóvenes se expongan más a la salida de la discoteque, y por otro a la falta de seguridad de las discoteques , 93 que en su oferta de espacio hacia los jóvenes sacrifican muchas veces las medidas mínimas de seguridad, propiciando el “roce” y el contacto entre jóvenes. En ese sentido pensamos que el tema del “espacio propio” aparece como una coordenada fundamental para comprender las situaciones de violencia entre jóvenes, ya que muchos de los incidentes de discoteques se vinculan a un ambiente donde se pasa a llevar el necesario espacio físico y mental que necesitan los jóvenes para desarrollar sus “carretes”. Esa así como lo que para algunos aparecerá como un espacio apropiable para otros significará una intromisión y vulneración de su propio espacio. En el caso de los espacios de calle la problemática del riesgo se vincula fundamentalmente al riesgo de ser detenido por las policías (“pacos” y “ratis”) riesgo que se asocia a situaciones de discriminación por tener menos recursos, por tener ciertas características físicas o pertenecer a un estilo juvenil distintivo y por cierto por consumir en la calle drogas ilegales o encontrarse en situación de embriaguez. También encontramos que muchas veces la discriminación que hacen las discoteques con su público, a partir del derecho de admisión y de precios poco asequibles, hace que un número importante de jóvenes se vea obligado a “carretear” en las calles. También en la ocupación de la calle encontramos códigos culturales que prestigian este espacio como un espacio de libertad, propio del grupo de pares y del grupo de referencia. Pensamos que estos códigos tienen relación tanto con la socialización de los sectores populares en los espacios públicos como con los códigos propios del mundo masculino que valoran la construcción de grupalidad y la vivencia de riesgos en la calle. Nos parece importante señalar que constatamos la existencia de una visión distinta del riesgo que si bien no aparece en todos los testimonios, se constituye en una tendencia relevante en los y las jóvenes más “carreteros”. Se trata de una valoración del riesgo en tanto experiencia extraordinaria que da sentido a lo que ocurre en los “carretes”. Esto hace que se viva el riesgo como un elemento inherente a la vivencia del “carrete”. Esta noción de “riesgo vivencial”, puede ser productivizada potenciando en los jóvenes que “carretean” una mirada retrospectiva sobre las experiencias de riesgo que permita generar aprendizajes que permita asumir riesgos reduciendo la posibilidad de daños. Otro elemento a destacar tiene relación con la experiencia recogida en los espacios de “carrete” estudiados, la “disco” y la “calle” a través de lo que nosotros definiéramos como escenas de riesgo. Esta conceptualización nos permitió darnos cuenta de los diferentes puntos de vista que se encuentran involucrados en una situación o contexto que desde afuera suele configurarse como de riesgo. Como ejemplo podemos citar la centralidad de los consumos de alcohol en las discos y de marihuana en la Plazuela Camilo Mori, consumos que nos son visualizados como problemáticos por jóvenes que manejan los códigos de cada uno de esos espacios de “carrete”. 94 En ese contexto lo que cobra importancia es la presencia y apoyo del grupo de pares que sirven como auxilio en caso de consumo excesivo de alcohol, las amigas que se apoyan y se miran permanentemente para protegerse en la disco y que tratan de irse juntas para que no les pase nada en la vuelta a casa. Lo mismo ocurre con los “carreteros” de calle quienes no ven un riesgo en un consumo que tiene sus rituales pautados y a través de lo cual se construye grupalidad construyéndose relaciones de solidaridad y estrategias de protección del espacio callejero. Antes de finalizar nos gustaría presentar algunas propuestas metodológicas para proyectar metodológicamente las conversaciones que realizáramos con jóvenes “carreteros” en esta última etapa de trabajo en el “carrrete de noche” de Bellavista. 4.1 Conversaciones sobre el carrete o el carrete como estrategia metodológica. La clave epistemológica Bellavista corresponde sin dudas, al espacio de carrete más complejo que hay en Chile. Lo hemos señalado antes, en el se reproduce una particular dialéctica que cruza la configuración de este tipo de barrio del carrete. A la vez que destella por su densidad festiva, palidece por su inversa representación social como espacio de riesgo. Sin embargo, esta existencia paralela, contemporánea, de polos opuestos, a veces contradictorios, se refleja en otra serie de fenómenos constituyentes del carrete de Bellavista. La ocupación de espacios por públicos populares y acomodados, el despliegue del carrete como rito y consumo, la vivencia de un carrete de calle y otro de local, las experiencias de placer y riesgo, etc. La coexistencia de estas realidades, la comprensión de la simultaneidad de estas realidades fortalece una mirada y perspectiva que no niega, ni oculta, sino que por el contrario, visibiliza, involucra, relaciona los contextos con miras a una intervención integral. Las conversaciones desarrolladas con los y las jóvenes con efecto etnografías, entrevistas y focus realizados nos hablan de lo importante heterogeneidad y diferencia que cohabita Bellavista y de la riqueza encuentros que se suceden en sus carretes. La diversidad de gente conozca, la pluralidad de temas que se toquen. de las de esa de los que se 95 La clave epistemológica sigue siendo la idea del ‘y’, ese ‘y’ que permite sumar y articular, que permite ver y comprender otras legítimas realidades. La clave ‘y’ es la que nos permite pasar de una perspectiva que segmenta y analiza en un primer momento de estudio, a una que signifique la inclusión, la integración, la no discriminación en su nivel más interventivo. Nivel conceptual Ahora bien, el escenario anterior tiene un obvio correlato en el nivel conceptual. La clave que nos abre a la inclusión se traduce en todo un despliegue teórico que aborda el fenómeno juvenil desde la pluralidad y diversidad (de clase, género, edad, estilo, etc.). Hablamos del carrete urbano. La aproximación de estudio que se sostuvo durante cuatro meses, con el carrete de calles, plazas y áreas verdes en general, por un equipo de estudiantes en práctica entrega pilares centrales para la propuesta que caracterizaremos. Allí se asumió como necesaria estrategia de acercamiento (rapport) compartir un momento común de sentido festivo, tras ese primer quiebre de barreras entre sujetos desconocidos. Carretear fue así, un imperativo metodológico de esta etapa de trabajo. Validar esta metodología de acercamientos y la producción de los vínculos en esta fase de estudio, significa jugar la apuesta conceptual de la integración de las perspectivas, la inclusión de las realidades, la positivización de las prácticas, el aprendizaje de lo festivo entre pares, el reconocimiento de derechos de los y las jóvenes. Sin embargo, no hablamos de cualquier acercamiento, sino de aquel que se protagoniza en cierta dimensión del carretear: la conversa. Conversar el carrete es ese encuentro de hablas diversamente atrayentes, la posibilidad del diálogo abierto, improvisado, momentos de otro lenguaje y sentidos incluso, hablamos de lo que en otros momentos no hablamos. Conversación que marca el recorrido del carrete, que inscribe en la vida juvenil temas y sentidos nuevos, potenciadores. Nivel metodológico Pero, ¿cómo bajamos esta conceptualización a una propuesta que influya, que active cierto campo de sentido que nos interesa visibilizar y promover? Este campo de sentido que nos parece metodológicamente abordable es cómo dijimos, conversacional. Metodológicamente nuestra mirada está puesta en lo conversacional del carrete. La dimensión dialógica del carrete nos interesa por su capacidad de vínculo y socialidad entre jóvenes. En este sentido la intervención buscaría ser promotora de esa inclusión, ampliación, visibilización, y a final de cuentas positivización de carretear, a través de la conversación. Hemos visto como el carrete se sostiene conceptualmente, lo hemos trabajado y perfilado profundamente, se ha configurado como un objeto sólido de estudio e intervención. En términos éticos hemos señalado incluso su legitimidad como 96 espacio de libertad de las experiencias juveniles y como necesidad y potencialidad de lo festivo recreacional para los y las jóvenes. A lo primera se adhiere todo el ámbito conceptual relativo a la desestigmatización del carretear de los y las jóvenes, y a lo segundo la información vital que aborda ‘efectos no deseados’ del gasto corporal festivo del carretear. Con todo lo anterior entonces, el siguiente paso es reconocer el carrete en su justa magnitud como parte de un esfuerzo serio de intervención en el mismo. Consignamos el carrete entonces como estrategia metodológica para la promoción de derechos con jóvenes y para la construcción colectiva e individual de técnicas de reducción de daños asociados al carrete, a través de la instalación de una técnica conversacional que ‘positivice’ los sentidos de carretear y permita discutir y construir estrategias de autocuidado y responsabilidad. Una mayor discusión y perfilamiento de esta propuesta habrá de realizarse en base a un análisis integrado y profundo, de los resultados del acercamiento etnográfico de los meses de octubre de 2001 a enero de 2002 y la metodología de talleres implementada en algunos colegios entre octubre y noviembre de 2001. Ambos ejes de trabajo aportan a la construcción de una sólida discusión respecto a la pertinencia de la estrategia propuesta. 97 En el año 1991 se crea la Corporación ACHNU con el propósito de promover los lineamientos y resoluciones de Naciones Unidas en el ámbito de la infancia y de esta manera contribuir a la construcción de una sociedad que respete los derechos de niños y niñas. Con más de 15 años de experiencia , queremos contribuir a la generación de una sociedad que respete y proteja los deredhos de niños y niñas, para lo cual implementamos un importante numero de programas en diferentes regiones del país en beneficio de ellos. En Santiago, estamos ubicados en Brown Norte 379, Ñuñoa, y en Concepción en Freire 272. MISIÓN Buscamos promover, proteger y defender los derechos de niños, niñas y jóvenes mediante la puesta en marcha de iniciativas de desarrollo social que prevengan situaciones de vulneración, estimulen sus capacidades y potencien su participación a nivel individual, familiar y comunitario QUE HACEMOS Implementamos programas de intervención y desarrollo social que protejan, promuevan y defiendan los derechos de niños, niñas y jóvenes en los ámbitos de educación y desarrollo local. Además ejecutamos acciones orientadas a mejorar las políticas públicas de infancia junto con capacitar a profesionales que trabajan con niños y niñas NUESTROS OBJETIVOS ESTÁN ORIENTADOS A: Trabajar con niños y niñas, principalmente en riesgo social, con el propósito de generar condiciones para su participación e inserción en la comunidad Fortalecer capacidades de funcionarios públicos y docentes que trabajan con niños y niñas, además de madres, padres y apoderados Incidir en las políticas públicas y legislaciones que afecten a la población infantil. 98