Cuéntame Valparaíso 2009 Primer lugar Nombre: Nora Garay Vásquez Titulo: Naturaleza Tu cuento: Ella me mira despreocupada, moviendo ágilmente su cabeza de un lado al otro. Parece que las horas no importan, se ve tranquila ir y venir por la Plaza Victoria. Se separa del grupo, parece que busca algo o a alguien. Una señora se le acerca y ella la esquiva con cierto temor. Vuelve al grupo, hasta que lo ve. Él sentado frente a su gemelo, mirando complacientemente la catedral, le tiende una sonrisa. Ella se acerca, lo rodea … y no puede evitarlo. Deja caer los desechos sobre su lomo. Es su naturaleza de paloma, y él como estatua de león que es, sigue impertérrito como si nada hubiera pasado. Segundo lugar Nombre: Maximiliano Mauricio Acuña Fernández Titulo: Va al paraíso Tu cuento: Cuando abrió los ojos creyó ver a un ángel, era un niño que lo había encontrado malherido. No recordó lo del asalto, que se había desmayado cuando lo amenazaron con un revólver, El chico lo vió algo desorientado, le dijo entonces que se encontraban en Valparaíso. Cuando oyó aquello, el gringo salto a su pasado, aquel profesor de catecismo de raíz hispana, que siempre decía: “El bueno VA AL PARAÍSO, el malo al infierno”. “¿I’m dead?” se preguntó. El niño lo supuso turista, y lo llevó de paseo. El gringo miraba los paisajes boquiabierto, la vida eterna. “I’ts wonderful”, dijo, viendo el policromo de las casas desordenadas, emocionado por el mar que buscó abrazar sin éxito, las musas porteñas alzando sus pañuelos blancos, despidiéndose de sus novios uniformados. Ascendieron por un ascensor, y creyó que al fin, en la cima, podría ver la cara del creador. Tercer lugar Nombre: Yosthon Vega Titulo: Rebeldía El guanaco daba vueltas en círculo al frente del congreso. La multitud enardecida, lanzaba piedras a los carabineros que esperaban la orden para atacar. De repente, dos estelas de humo cruzaron por encima de las cabezas de la gente. Se produjo un silencio espectral, roto de improviso por miles de gritos de desesperación. Una estampida humana llenó la avenida cuando ella cayó. Sin que le importara el gas tóxico y el agua, el encapuchado se apresura en levantarla. Corren de la mano un par de cuadras hasta que se esconden detrás de una mampara. En la penumbra, no se dan cuenta que están abrazados. De pronto, la capucha cae. Se buscan entre sí. Sus labios se encuentran y ya nada más importa. Cuando su beso termina, abren la puerta y ya no hay nadie protestando. Todos son iguales de nuevo. Vuelven a convertirse en extraños. Favorito del público Nombre: David Letelier Perez Titulo: Despedida El viento golpea mi cara con furia inagotable, he estado horas en mi bote y ya esta anocheciendo, la pesca ha sido pobre hoy, pero ya mande de vuelta a mi hijo con lo necesario. Me he internado demasiado y es muy tarde, el viento duele y el frió cala, solo veo perlas en los cerros, esos cerros que me han visto crecer y envejecer, y este mar que se ha llevado mi vida entera. Mi hijo se esta convirtiendo en mi, otro mas, otro pescador… daría todo por cambiar mi destino,…y este viento… Ya no tengo fuerzas creo que dormiré acá… El viento sopla en mi cabeza y siento que una ola me abraza y acurruca en su humedad todo mi bote junto conmigo, el ruido del viento ya no lo oigo, el mar me recibe… veo a mi familia y a mi vida apagarse en mis ojos. Nombre: Gabriela Squadritto Titulo: Cómplice Luego de soportar meses de abuso, Pamela abandonó su hogar y se despidió del ascensor en el que había trabajado por años, y de la vista panorámica testigo de su dolor. Hizo su maleta, tratando de olvidar la discusión, los golpes. Erróneamente, sentía que nadie le creería que fue en defensa propia: su único testigo era un perro, ese perro vago que insistentemente entraba con quienes subían y bajaban en ese ancestral lugar. Dejó atrás la mirada comprensiva del can, y sin perder un minuto más, se deshizo del cuerpo, camuflándolo en los desperdicios del Cementerio de Playa Ancha, y huyó rápido, sintiendo que olvidaba algo al bajar al plan por última vez. Quizás habría vivido el resto de su vida más tranquila si se hubiera enterado que todas las manchas de sangre que quedaron en el piso fueron borradas con orina canina. Nombre: Marcela Sanhueza Titulo: El Milagro de la Matriz Tu cuento: Llevaba dos semanas leyendo el bendito libro, pero para su “desgracia” siempre surgía algo que lo alejaba de las tediosas líneas escritas por ese aburrido caballero. El último día antes de la prueba, y faltando a un importante compromiso deportivo, se desvió del camino y visitó la iglesia de la Plaza Echaurren, recurría a su última opción: un milagro. Al amanecer todo parecía igual. Se levantó, tomó la leche y bajó al plan. “No olvides el libro” escuchó, pero ya era tarde. Sólo quedaba la esperanza de que un milagro impidiera la masacre. Cuando llegó al colegio, atrasado como siempre, no entendía por qué nadie entraba. “No, si hoy no hay clases”, le explicaron, “¡todo por culpa de una matriz!” Inmediatamente supo de qué matriz se trataba. Sin aguardar ni un segundo partió, compró una vela y la prendió afuera de la iglesia que lo salvó de la prueba Nombre: Dionisio Escobar Fernández Titulo: Funeral Tu cuento: Voy apurado a la universidad. Me subo rápido y digo “escolar, señor”. “Pase no más”, dice el señor micrero. Insisto estirando la mano con las monedas, “escolar, señor”. “Pase no más”. Desconcertado miro a los pasajeros. Todos cabizbajos. Miro hacia delante y vi que iba en medio de un funeral. Nombre: Custodio Titulo: La grulla de la Piedra Feliz La niña lo miró a los ojos y en su último suspiro lo enloqueció de amor. El hombre extraviado, tomó el frágil cuerpo y lo convirtió en grulla; recordó el nombre de Hiroshima y su mente se inundó de papeles plegados; un horizonte anaranjado e incandescente se abrió bajo sus pies; un viento gélido congeló su alma; la siguió doblando, hasta convertirla en algo menor que un boleto de micro; la puso en su bolsillo y se fue hacía Playa Ancha; se durmió y la soñó gigante, no había más lugar en el mundo que ella; bajó de la micro y se arrastró por la sombra, no había ser más bestial e ignominioso que él. La mar bravía le ordenó liberarla; del fondo de la tierra renació la Piedra Feliz; ángeles suicidas acompañaron el vuelo luminoso de la dulce grulla; la ciudad de los siete espejos volvió a llorar silente. Nombre: Patricio Miranda. Titulo: My first Day in Valparaiso. Tu cuento: El primer día que llegué a Valparaíso francamente no entendía nada, ¿Cómo estaba la atmósfera tan increíblemente inundada de este ambiente encantador y bohemio?, ¿Cómo lograban sus habitantes tanto carisma y sus calles tanto misticismo?, ¿Cómo lograba que en cada esquina, en cada rincón todo encajara armoniosa y mágicamente, luciendo como un cuento de hadas?, ¿Cómo este puerto eran tan peculiarmente distinto y especial? Pero sobre todo no entendía porque aquel tipo arrancaba con mi cámara. Nombre: ANA C. FLORES ESPÍNOLA Titulo: PLAYA ANCHA, 2º SECTOR La estrecho entre mis brazos y escucho con deleite su leve gemir. Trata de resistir, pero presiono un poco más y su respiración se agita… siento temblar su cuerpo con placer. Sus manos se estremecen como pequeños pájaros cuando la doy vuelta dejándola de cara a la pared. Le susurro al oído y su respirar entrecortado me dice que ya la tengo a merced de mis deseos. Entonces con un hondo suspiro ella se da cuenta que ya no tiene sentido oponer más resistencia y me entrega, por fin, su cartera. Nombre: Marina Rojo Olivares Titulo: TRÁMITE EN LA MUNICIPALIDAD La mujer llegó a la municipalidad de Valparaíso y le preguntó al portero dónde podía hacer un trámite. El portero le indicó que le consultara al guardia y el guardia la derivó a la oficina de Informaciones. En la oficina de informaciones le respondieron que previamente debía ir a la oficina de Partes. En la oficina de Partes le dijeron que asistiera a la Secretaría Municipal. En la Secretaría Municipal le expresaron que los trámites personales debía realizarlos en el Gabinete del Alcalde. Pero en el Gabinete del Alcalde estaban todos afanados preparando el presupuesto de la Comuna. Abatida, la mujer se detuvo frente a una secretaria, quien, luego de resolver un puzle, se dignó atenderla. La mujer, agradecida, sonrió; pero después se puso seria y dijo: “La verdad es que a estas alturas, con todo lo que aquí me han tramitado, ya no recuerdo a qué vine”. Nombre: Solange Díaz Morales Titulo: Yo amo Valparaíso Tu cuento: Anoche soñé que era perro, caminaba por las calles de Cerro Alegre cuando el famoso perro Julio me dice: ¡Acompáñame!... Anduvimos horas por los paseos Gervasoni, Atkinson y la plazuela San Luis. Observamos los barcos en la bahía, nos fotografiamos con turistas y acompañamos a vecinos en su camino. Al llegar la noche estábamos exhaustos, nos sentamos a contemplar la luna y me dice: Yo amo Valparaíso. Al día siguiente desperté cansada, me levanté y decidí ir a los lugares recorridos en el sueño. Anduve durante horas hasta que anocheció. Curiosamente llegué al mismo lugar en donde en el sueño había contemplado la luna con Julio y me quedé allí. Ya ésta reinando, aparece un perro...era él. Se instaló a mi lado a observar. Recuerdo el sueño de la noche anterior y admiro el espectáculo de la luna reflejada en el mar y pienso: Yo amo Valparaíso! Cuéntame Valparaíso 2010 Tradición, 1er Lugar Autor: Jorge Wilson Ilustración: Álvaro Huirimilla Sentado observo las luces multicolores que iluminan el cielo de Valparaiso. Miro a mis padres y mis hijos como radiantes sonríen y se asombraban ante cada detonación de aquel espectáculo pirotécnico. 35 años de mi vida, 35 años nuevos en esa casa. Es una tradición dice mi madre, y nos obliga a todos sus hijos a pasar en su casa esas fiestas. Se junta siempre toda la familia, primos, tíos, cuñados, siempre la casa llena. Así se hace familia, recuerdo que decía mi abuela. Se acerca mi viejo, me dice vamos hijo que piensas tanto, ven acércate a la ventana, están lindos los fuegos. Lo miro, le sonrío y me levanto, quien soy yo para quitarles la alegría de este momento. Otro día le contaré que en el lugar donde estaban las tres casas más abajo, hay un letrero que dice, "Reserve ya su hogar, Próximamente Torre de veinticinco pisos" Mendigo ilustre, 2do Lugar Autor: Aníbal Quezada Ilustración: Javier López Su cuerpo moribundo se estrella contra los adoquines de una calle desierta. Respira el aire salado del puerto y observa con sus ojos líquidos y viejos, las siluetas de las casas florecidas. Entonces recuerda las mañanas luminosas de domingo y las promesas de amor a los cuatro vientos, las tardes de vino, de música y de risas. Después se acuerda de Dios y su infalible plan astral, y entonces grita y llora una infinita soledad. Y al fin descansa, abandonado y sucio, su borrachera de siglos. Cuando desapareció el Cristo de la iglesia llegó mucha gente, y hubo cámaras, luces y altos funcionarios. Cuando una noche se murió de frío a los pies de la misma iglesia, no hubo eclipses ni lamentos. Noche Especial, 3er Lugar Autor: Adriana Placencia Ilustración: Adrián Bascur La camilla se desliza veloz por el pasillo a esta hora de la noche. La voz del enfermero se escucha distante: tranquila. La bolsa de suero baila en mi pecho en cada curva del interminable pasillo casi sin respirar, divagaba yo sin dolor, sólo curiosidad. El carabinero cierra rápidamente la puerta de la ambulancia, murmurando: "Ojalá lleguen a tiempo", regresando rápidamente junto al resto de los heridos. Llamas, destrozos y dolor ya nada queda del ascensor "Lecheros", su incesante subir y bajar ha llegado a su fin. Al final del pasillo el cirujano toma mi cara manchada de sangre, en ese instante un gran ruido lo estremece todo, todos ríen y se abrazan felices mientras por la ventana cae una lluvia plateada. Yo me siento tan aliviada, nada me duele si hasta quisiera reír. Hora del fallecimiento pregunta la enfermera: doce horas del primero de Enero responde, tristemente el doctor. Venganza Porteña, Favorito del Público Autor: Maritza Gutiérrez Ilustración: Juan López Te deleitaste con la vista desde mi casa, te besé en el 21 de mayo, te emborraché en Cumming, te alimenté en el J cruz y escribí nuestros nombres para la posteridad, te amé en la subida ecuador, ¡hasta vuelta en bote te di! Pero me pagaste mal y subiste al facebook las fotos donde apareces solo. Por eso, si vuelves a venir, subirás a pie hasta mi casa, te emborracharé con un chimbombo y te dejaré tirado en la plaza Echaurren después que los cabros te hayan cogoteado. Es que no hay que meterse con una porteña. Un globo y un helado Autor: Álvaro Venegas Ilustración: David Contreras Cuando llegamos a Valparaíso el día estaba radiante. Recuerdo que mi madre se maquilló muchísimo rato en un baño del terminal de buses. Luego nos fuimos hasta la plaza Sotomayor para encontrarnos con él. Recuerdo que lo encontré muy alto y que me miraba continuamente de reojo. Caminamos un rato y luego nos fuimos los tres a pasear en lancha. Desde el mar las casas de los cerros se veían como miles de puntitos de colores. Cuando regresamos al muelle, me compró un globo hermoso y un helado. Antes de despedirse le pasó un papel a mi madre. Ella sólo lo miró y asintió. Lloraba. Luego se quedó callada mucho rato mirando por donde él se había marchado. Cuando nos dio frío caminamos de vuelta al terminal para volver a Temuco. Esa fue la primera vez que visité Valparaíso y la única vez que estuve con mi Padre. El pescador Autor: Cristian Berríos Ilustración: “Nomono” La vida se me va cuando tiro la red y regresa convertida en peces. Los rayos del sol siembran de diamantes el agua, si uno se acercara a recogerlos iría directo al fondo. El bote bambolea mientras nos alejamos de Pancho. Alejados los críos y sepultada la vieja, en ningún lugar me sentiré más a gusto. Relatos de Mar Autor: José Chávez Ilustración: David Contreras Arturo era marinomercante, navegaba en la motonave Copiapó de la Compañía Sudamericana de Vapores, en el barco tenia a cargo el abastecimiento, cocina y comedores, llevaban carga y pasajeros en su trayecto del pacifico, canal de Panamá, Norteamérica y Europa. En una oportunidad, nos relata la siguiente experiencia: Era el año 1940, la segunda guerra mundial estaba en pleno desarrollo, chile no rompía relaciones con Alemania. Los barcos chilenos llevaban pintado en ambos costados, el nombre del barco, el país y la bandera de procedencia. Un día navegando por el Atlántico, se escucha una alarma, sale y ve al costado del barco un submarino alemán, en la escotilla se divisa un oficial, el cual hace un saludo con su mano y en perfecto español dice " saludos a los alemanes chilenos del cº Alegre". Dicho esto, cerró la escotilla y el submarino se sumergió en las profundidades del océano. Mi mejor amiga Autor: Verónica Cordero Ilustración: David Astudillo Como vivía cerca de La Sebastiana nos juntábamos todas las mañanas en Alemania con Ferrari para irnos a la Universidad. Cuando estábamos casi llegando, yo me despedía y ella seguía su ruta trazada para ese día. Por la tarde, la esperaba en la plaza de Viña para evitar que se fuera ocupada con otras personas y me dejara fuera. A veces nunca llegaba a la hora que me decía y tenía que irme con otros, pero yo no me enojaba. Éramos las mejores amigas y con su compañía, recorrer los cerros se hacía mucho más grato. Los fines de semana me llevaba a dibujar los lugares más altos de Valparaíso y gracias a eso subí todas mis notas. Un día mi papá me dijo que ella se cambiaría el nombre y que usaría otra ropa, pero a mí no me importó: para mí siempre será la micro O. Consejos maternos Autor: Alicia López Ilustración: Carlos Céspedes Mi mamá dice que los rezos y las flores resultan. Voy a probar, a ver si me salvo de la paliza del viejo. Menos mal que me conozco bien el padrenuestro y las flores se consiguen en cualquier parte. Yo quiero ser pescador, igual que mi taita, pero él quiere que estudie pa’ ser un gran señor cuando grande. Mi mamita tenía razón. Logré pasar de curso, aunque de pura chiripa. Ahora voy a buscar las flores más lindas que encuentre y la baldosa más grande pa’ escribirla. “Grasias Emil Dubua por fabor concedido”. Tubildad Autor: Juan Hugo Vidal Ilustración: Adrián Bascur El vapor "Cerdeña" recaló en el puerto. Octubre de 1902... Valparaíso bullía de vitalidad encantando a inmigrantes de todas latitudes. Nicolás, mi abuelo, sonreía a todo... no entendía el idioma. Cuando el aduanero hizo una mueca al ver su bolsa de no mas de medio kilo, replicó con una sonrisa. El alambique y la cerveza, lo hicieron un personaje en el puerto. Se apasionó por una morena de la Cabritería, que lo elevó a la presidencia de la cámara de comercio gracias a su sensualidad para administrar la fiesta. La lluvia y el catarro entraban por las ventanas entreabiertas, la madera crujía, las ramas golpeaban la ventana del segundo piso donde su hembra muere de parto. Desolado, esperó que la campanada del Turri y el aroma de la verbena del jardín coincidieran con su matinal corbata negra. Sonreía... cuando el terremoto lo sepultó en su casona de la Tubildad. La Pasión Autor: Álvaro Sepúlveda Ilustración: Carlos Céspedes Con Mauricio corrimos detrás de la pelota durante toda esa tarde en la polvorienta cancha del cuarto sector CORVI, en el arco nuestros trajes de monaguillos aguardaban para la misa aquella, en la que lavan los pies de los apóstoles. Llegó la hora. Tomamos nuestras cosas y fuimos a la iglesia el Buen pastor, el cura Alan preguntó quienes se ofrecían para el lavado de pies… (Silencio)… nadie se ofreció, mi amigo y yo levantamos la mano… hay que considerar que una tarde de fútbol tiene sus efectos en calzado y calcetines. Que risa para mi y que vergüenza para mi madre que se encontraba entre los feligreses al dejar llena de tierra esa palangana usada para tan sacra ocasión. Y hasta puedo recordar el rostro de aversión del cura al besar esos pies entierrados por la Pasión de multitudes. Valparacirco Autor: Eliana Villagrán Ilustración: “Nomono” Mi ciudad es muy especial, es como una bailarina en la cuerda floja, que haciendo equilibrios con su quitasol azulino, parece caer al mar. Cuando sale el sol, los gatos se desperezan en las ventanas florecientes de ropa tendida al viento. El temporal arremolina las olas y la bruma la cubre como una carpa de circo pobre. Es habitada por seres extraños que, en la noche lucen sus caretas: de añeja dama, de vampiro, de muñeca de loza. Mi ciudad es Valparaíso. La Camanchaca Autor: Luis Cesar Pozo Ilustración: Álvaro Huirimilla Una tibia mañana de Septiembre en Playa Ancha, los niños encumbraban volantines, los vecinos pintaban sus casas, un grupo jugaba una pichanga, una hermosa muchacha paso trotando, una pareja se besaba, yo me puse a jugar con mi perro en la vereda, de pronto comencé a sentir frio, que se hacía cada vez más intenso. Desde los acantilados pasando por el faro que está cerca del cementerio comenzaba a emerger La camanchaca, una niebla espesa cerrada que no permitía ver nada, todo quedo oscuro. Corrí a casa a ocultarme, cuando volví a salir, la camanchaca desaparecía lentamente y los rayos de sol comenzaban a aparecer, pero no estaba mi perro, ni mis vecinos ni los jóvenes pichangueros ni la pareja de enamorados, ni la hermosa muchacha, todos desaparecieron. Han pasado los años y cada vez que aparece la camanchaca me oculto debajo de mi cama en el Hospital del Salvador…. Al estadio, al estadio Autor: Juan Pablo Enríquez Ilustración: Johnatan Larenas Domingo, sol, viento sur, caña ¿Qué mejor?, ¡Apúrate que vamos atrasados!, escalera, plan, micro, las camisetas verdes se multiplican, Alejo Barrios, dos en cien maní aproveche que adentro sale el doble, una bandera pa la barra bandera pa la barra, galería norte ¿Qué tenis en el bolsillo? Muéstrame el llavero, abre la billetera, ¡Vamos Wanderers!, corre, sácala, pero así nopo, pero que pasa, que vuelva el pistola Flores, no eso no fue penal, siempre lo mismo, hay que sufrir hasta el final, no importa vamos que todavía queda, ese a ene, ahí está, casi, ¿Entró? Si, ¡GOL! Oye que es bueno el nueve, yo lo conozco era vecino de mi tía, pero como si quedan dos minutos, bueno pa la otra será, vamos al Roma hay que mantener la costumbre, pero igual parece que subimos en la tabla, tranquilo que nos salvamos ganando el clásico, como siempre no más. De pipa y boina Autor: Francisco Rodríguez Ilustración: Johnatan Larenas Desde lo bajo del cerro la veía, admirado aún de esos momentos propios de primer noviazgo. Estaba enamorado de sus rasgos toscos, de sus poses tranquilas y de su sosiego mientras él escribía pisándole los pies. El Boina tomó su pipa y su maleta, y parándosele en frente respiró los atributos que ofrecía en su vestido recién pintado. “Contigo viviré feliz, sé mi esposa” le repetía, mientras las gaviotas la coronaban al vuelo. Ella se dejó tocar, y mientras un organillo sonaba a matrimonio la bautizó Sebastiana. Luego la sedujo a pulso, la hizo suya, y la poesía corrió como tinto calle abajo. Fue ahí que nacieron sus mejores críos, que jugando a orillas del muelle encontraron cúspide en otros mares. El puerto, nunca tan bien vestido como ese día, vivenció la unión de una sangre que combinaba con sus aguas, un eclipse de dos grandes: el poeta y Valparaíso. Cuéntame Valparaíso 2011 Cuentos Finalistas Cuéntame Valparaíso 2011 A rodar la Quina Autor: Marcela Jorquera Y mi moneda rodó, rodó y rodó calle abajo. Ni la amable señora que - con bolsas y todo- intentó detenerla, ni aquella imperfección de la vereda que tantas veces me hizo tropezar y que ahora saludó burlona el paso de los quinientos pesos, ni el ululante tramo final hasta calle Blanco logró detenerla. Hasta que, cansada, detuvo su loca carrera en la zapatilla de un niño que, con ojos radiantes, corrió hasta el quiosco más cercano y se compró un jugo de naranja y unas galletas (por lo que alcancé a divisar) Valparaíso besa Autor: Reinaldo Morales Bellavista con Brasil, la gente se agrupa y ansiosa observa la cuenta regresiva 30, 29, 28...3,2,1, verde, todos se apresuran, chocan, esquivan y avanzan en distintas direcciones. Ingreso al supermercado y mientras espero mi turno, mi vista se fija en el horizonte, por un momento las voces se hacen lejanas, pierdo la noción del tiempo, de pronto escucho a la cajera decir " dona los besos”... me sonrojo y le digo si, ella me mira, se para y me besa. Cosas que ocurren en Valparaíso Autor: Andrés Urzúa de la Sotta Un hombre manchado con pintura sube a su bicicleta. A medida que pedalea, la pintura gotea las ruedas y éstas pincelan el camino de regreso. Tata Efraín Autor: Ana Cabezas Caleta Portales. Mediodía. Caminé sobre el roquerío con la botella de cerveza en la mano. Hacía tres día que - enojado - me había ido de casa. De pronto una gran ola me arrastró mar adentro. Traté de manotear, de nadar. No podía. Tuve miedo. Sentí que una mano grande y firme me sujetaba y me subía al bote y luego remaba lento hasta dejarme en la orilla... "Andate pa´la casa cabro, que la mar viene brava". Lo miré a la cara: era el tata Efraín que me palmoteaba el hombro y se volvía hacia el bote... Mojado hasta los huesos, subí, como pude, a la casa en el cerro. Medio mareado aun, me pareció raro que mis dos hermanos mayores - pescadores ambos - estuvieran allí a esa hora."¿Dónde andabai Rubén? No pudiste despedirte del tata Efraín...Se nos murió el lunes, en el bote, de repente. Lo enterramos ayer..." Último hospedaje Autor: Francisca Leonor Rodríguez Pezoa A la salida de la Estación Puerto del Metrotren estaba el Luis arrodillado pidiendo. “Mañana me operan patrona! Ultima vez que me ve aquí!” Decía a los ya conocidos rostros de quienes a diario le daban monedas. De noche enfiló al Ejército de Salvación de Plaza Echaurren, donde no lo recibieron por estar copado, también el hospedaje La Matriz. Así pasaba en gélidas noches como esa. Volviendo a la plaza se acomodó en un banco. Envolviéndose en su frazada miró las estrellas y se durmió pensando en la vida que recuperaría tras operarse, esa vida que perdió por el alcohol. Trabajaría y volvería al sur, a su familia. Abrazaría al fin a sus hijas… Cuando lo encontraron cerca de las 7:00 el termómetro marcaba 0 grados. En sus moradas manos sin vida apretaba una bolsa, dentro su carné y una orden de ingreso al Hospital Van Buren para esa mañana. Bestiario del Fylo de Valparaíso. Autor: Francisco Sánchez Litros de sangre se atropellan por la acera entre vidrio quebrado y la inmensidad de basura minúscula. Yo digo «a veces odio a la gente» sin despegar la mirada del cemento. Ella no abre la boca, no levanta su mirada; mejor así. En el cerro arde una casona, baja un riachuelo pegado a la cuneta, los carros de bomberos corretean a su presa ardiente. Agoniza la noche y Valparaíso suelta a sus bestias, a sus hijos. Entonces, la ciudad se hace irremplazable. l'étranger (el extranjero) Autor: Diana Paulette Thenoux Rubin El salado viento porteño le sopló fuertemente en la cara, sus manos estaban frías y ya no las sentía como suyas. Miró a su alrededor, observó como el azul del mar se combinaba con el oscuro cielo y como las luces de las casas brillaban en los empinados cerros, hasta lograba saborear la sal de la helada brisa, ¡como amaba Valparaíso! Siempre recordaría ese puerto ahí había llegado hace 67 años, en el cual había formado una familia y amado por primera vez. -Como te extrañare querido puerto -dijo con los ojos llenos de lagrimas, entendía que ya era tarde, que esta era la última vez que vería el romper de las olas, escucharía y olería el mar, que observaría las pintorescas casas prendidas en los cerros, respiro por última vez el aire marino. El domingo en la mañana apareció en la primera plana: anciano europeo muere en el puerto… El Tote Autor: carlos meneses escobar Tambaleándose, salió del Liberty casi al amanecer. La suave llovizna que empapa su rostro, aviva su nostalgia por la tierra austral y el recuerdo de esos alegres días de carreras bajo los palafitos, haciendo taguitas en las playas de Castro. Hoy está más solo que nunca y el alboroto y las risas del bar son sólo eso, instantes. Su semblante aún deja traslucir la tortura y los rudos trabajos forzados de Isla Dawson, que marcaron su vida para siempre. El afán de olvido y su deambular trashumante lo trajo al puerto mágico, que lo acogió entre bares y callejuelas, como a una luciérnaga que vuela hacia la luz. Aquí vivió, entre penas y pesares, entre tragos y amigos de la bohemia, repartiendo consignas y poesía. Y un día, con más lluvia que otros días, el Tote ascendió de las casas colgadas del cerro, en su eterno viaje hacia la eternidad. El jugador estrella Autor: Mauricio Andrés Molina Pereira De chico que es wanderino de corazón, siempre quiso vestir el verde y defender a su puerto querido. Esa mañana, su mujer lo despide pidiéndole que se cuide, en este tipo de compromisos siempre sale alguien lesionado, mientras que el se mentaliza como de costumbre escuchando reggaetón. El ambiente es de fiesta, las calles están desbordantes, ya que hoy se puede conseguir el objetivo perseguido durante todo el año. Él, sentado al borde del campo, espera su oportunidad, mientras observa a toda la gente cantando con fuerza entre innumerables lienzos. El encuentro se desarrolla con normalidad, los minutos pasan mientras que el público está expectante esperando el momento de su ingreso, todos saben que él es el único que puede definir el encuentro. El momento ha llegado, la algarabía es enorme, se prepara su ingreso al terreno de juego, él es el jugador estrella, es el chofer del guanaco. MI BUEN AMIGO Autor: Marina Rojo En Valparaíso tengo un viejo amigo. Usa dos bastones para avanzar y es tan rápido que cuando pasa ya no puedo alcanzarlo. Y a pesar de sus bastones no cojea; pero cada vez que se le suelta uno, o los dos, se detiene, reclama y bufa. Nos acompañamos mutuamente, especialmente de lunes a viernes y en las mañanas, y avanzamos muy juntos, por algunas calles, siempre las mismas, donde él con su experiencia me guía y yo simplemente dejo que lo haga. No nos hablamos, e incluso, al separarnos, ni siquiera nos despedimos. Y llevamos en lo mismo años. Yo lo conozco desde siempre y él me conoce a mí desde mi infancia. Sufrí cuando me dijeron que pensaban jubilarlo. Pero después me alegré pues lo declararon monumento histórico y, salvo que engalane algún museo, como buen trole de Valparaíso seguirá circulando por siempre. AQUELLOS AÑOS Autor: Adriana Hermosilla Aliste con sus ojos cansados mira, a través de la ventana, la calle inclinada que baja por el cerro. A lo lejos se divisa un retazo de mar; una lanza cruza rauda la bahía dejando una huella blanca de espuma sobre el azul de las aguas. Sus recuerdos lo llevan a esa lejana niñez cuando jugaba con sus amigos: sentados en una tabla sobre cuatro ruedas en la que bajaban velozmente. Luego subían y bajaban de nuevo; así una y otra vez todas las tardes. Como niños, para ellos no existía el cansancio. Los frenos eran sólo sus viejas zapatillas. A veces caían al suelo dejando rodillas y pantalones rotos. Esa tarde su tabla volcó mucho antes de llegar abajo y él rodó en medio de la velocidad alcanzada. Con los ojos nublados, sus manos rugosas toman las ruedas de su silla girando lentamente hacia el dormitorio. La Mafia del Puerto Autor: Amparo Galdames Los vi conspirar. Susurraban nuevos planes. Murmuraban. En silencio crearon más colores, calles de subida y bajada, bohemia, misticismo, olores y sabores. Son los que encierran en este puerto la magia que encanta, que cautiva. Prisionera entre ellos está la sorpresa infinita. Por cada paso por Los Cerros y sus faldas, su misión está cumplida. Se te mete el amor por su implacable coraza que hace de este plan un lugar único entre pocos de su raza. Son más de cuarenta bandidos perfectos que por bocanada que tomas de su aire, ellos te vuelven fiel a su historia; te acorralan y sin ofrecer resistencia te entregas como buen amante de Valparaíso que ya te han convertido. Un empate de visita Autor: Guillermo López En el pasaje “Los changos” los cabros ya llevaban cinco horas jugando a la pelota pero no se daban cuenta de aquello. Aquel día, para la felicidad de los devotos jugadores del equipo local, muchos vecinos del pasaje se habían agolpado a mirar el partido. ¡Ultimo gol gana! gritó valientemente “el chino” sin importarle que su equipo iba ganando por diez goles. Como era de esperar, el equipo rival se vino con todo al ataque pero la defensa logró repelerlo y en un fulminante contragolpe el “el chino” se dejó caer a un metro del arco contrario. Los espectadores gritaron al unísono ¡penal! ante lo cual el capitán de “Los de la escalera” decidió tomar el balón y retirar a su equipo del encuentro declarando “Nos quieren robar el partido, nunca más jugamos de visita”. "Justicia de Importación" (Emile Dubois) Autor: Roberto Muñoz Castro “Bajo las calles de los cerros de este puerto misterioso al cual pertenezco a pesar de no haber tenido aquí cuna. Mientras bajo por las empinadas calles de piedra analizo las circunstancias... ¿Cuál será mi próximo blanco? He sucumbido con tres alarmantes sucesos a este puerto. Hice justicia con mis propias manos. Aquellos malditos usureros que se enriquecen a costas del sacrificio de los pobres que aquí habitan no merecen la vida, sino el infierno. Cuentan que este puerto está en auge, que es el más próspero de Latinoamérica; Valparaíso llama a miles de extranjeros europeos que vienen aquí a probar suerte. Yo seré uno de ellos, sin embargo este galo no cayó en ese juego, más bien subí a los cerros y vi con amargura lo que nadie quiere ver: aquella situación de miseria de muchos a quienes los viles usureros roban hasta lo que no tienen.” Callejón con salida Autor: Karla Katrina Balladares Soto Una noche, sin querer, se encontraron los dos de frente en un callejón del plan. Ella, al medio, olía como nunca. -Ni la mires, ella es mía- dijo el más corpulento. Sin un golpe, sin más palabras, el otro se alejó cabizbajo, con la cola entre las patas. Olía extremadamente apetecible, pero seguía siendo basura y no valía la pena pelear por ella. Final del formulario Cuéntame Valparaíso 2012 Autor: Valentina Valenzuela Título: Mosca Muerta Cuento: Tarde otra vez. Son las 8:04 y sigo bajando para llegar al colegio ¡Es que el Cerro Alegre no se acaba nunca! Pero igual me entretengo. No voy sola, voy con mi hermana y los cinco mismos perros que nos acompañan todas las mañanas. El líder del grupo, que simula ser un salchicha, nos ladra con ahínco. Sí, a veces colma mi paciencia, pero al menos nos advierte de su ataque, no como ese "cocker" amarillo. Pequeño, de apariencia amigable e inocente, me acerco a él para acariciarlo, luego continúo con mi camino y sin previo aviso lanzo un desgarrador grito que abrió más de alguna ventana. Ese maldito perro había mordido mi zapato, el que me acompañó desde básica. Desde ese entonces, la Dani sigue burlándose de mi escalofriante chillido por la mordida del perrito, y aprendí también que el dicho es cierto: Perro que ladra no muerde. Autor: JUAN GONZALEZ WEGGENER Título: NO VA AL PARAISO Cuento: A través del humo de la asadera transcurría Valparaíso, con racimo de dados de colores, aferrados contra viento y soles ancestrales. Abajo, las máquinas portuarias, sin descanso de almuerzo, daban testimonio del tesón de la herradura laboral de Chile. En su terraza, dos personas faenando un choripan melancólico de sábado. ¿Cuántas veces miró el paisaje de guerras rutinarias y cantos de gaviotas? Aunque ahora, al borde de un adiós, supo cuanto amaba la de antaño cuna de abuelos y leyendas. Los burros cargando pescado, bañados de organillo y chinchineros serán mañana un recuerdo lacerante con esperanza de regreso. Quién sabe si algún día verá esos ojos que gritaron “no te vayas, inténtalo de nuevo”. Es duro dejarte, dijo el alma enmudecida, más aún cuando junto a tus espaldas veo lo que ha sido el terreno de mi infancia…no me olvides que ya vuelvo en un giro de eterno de añoranza. Autor: Karin Román Título: Porteño Cuento: Avanzo con la mirada perdida en sus secretos. Los senderos superpuestos me arrastran. Sus curvas seducen, su silueta sobrenatural, su fin a ras del cielo. Un pasadizo secreto se abre de sorpresa en mi camino. Es uno más, y de miles es el único. Suena lejano un lamento blanco. Me empuja la sed. Quiere saber qué hay al final del túnel. Lo recorro y voy bebiendo del camino. Me embriago en la espuma hipnótica del grafiti, en el tacto de la Piel de hormigón. Un corazón palpita. Recorro las venas de la carne con la mano. Enmarco los nombres del anonimato, y sigo. Al frente, una escalera se pierde hacia el azul. Me confunde. No distingo si se tiñe de espuma o nube. Me miro los pies embarrados de ilusiones. Me miro las manos teñidas de colores. Percibo de nuevo el eco del ave. Susurra gaviota, susurra esperanza, susurra mi nombre. Autor: Eduardo Pizarro Título: Ella y Él Cuento: Él era un estudiante de teatro, ella solía leer cuentos. Ella deseaba ser la protagonista de alguno de sus relatos favoritos, y él quería simplemente ser libre. Él se ganaba la vida en los semáforos, y ella vendiendo libros en la tienda de su padre. Ella pensaba que el amor estaba solo en la literatura, y él aseguraba que solo en el teatro. Él no tiene a nadie más que a su monociclo y una vieja mochila, y ella lo tiene todo. Ella intenta escribir por las tardes en el puerto, pero él sigue en el semáforo. Él acude a comer a algún carrito cercano, y ella no come nada. Ella se fuma un cigarro, y él se sienta en la plaza a respirar. Ella y él nunca se conocieron, siguen siendo ella y él. Autor: fabiola cuevas Título: En Valparaíso amé Cuento: Llegue al terminal de buses, comí en el J Cruz, carretié en El Huevo, amanecí en La Caleta Portales, la conocí en la Plaza Bismark, caminamos por la Avenida Alemania, nos amamos cerca del muelle Barón, comimos en el Restaurant Giratorio, paseamos en lancha cerca del molo de abrigo, estuvimos toda una semana juntos, te ame como nunca ame a nadie, decidí nunca irme de Valparaíso, pero un día me confesaste que amabas a otro, eras casada y tenias hijos, que no querías verme mas. Camine por Altamirano, llore en Las Torpederas, y…..desaparecí… en La Piedra Feliz. Autor: MAX VALDES AVILES Título: SE VENDE CASA EN VALPARAÍSO “CON VISTA AL MAR” Cuento: Compraron la vieja casa en Valparaíso. Fue el hijo quién descubrió la puerta secreta. Le temían a las ratas, era por la seguridad de Antonia, tenía apenas ocho meses y era horroroso para Cristóbal imaginar que uno de esos podría acercarse a su cuna, a su rostro de leche y desgajar un trozo de la niña. Los roedores pasaron inmediatamente a segundo plano. Tal Como pasó, meses antes, el suicidio de su madre. Bajo el tapiz apareció una cavidad, casi una tumba perfecta. Nunca el vendedor habló de lugares secretos. Consiguieron forzarla. Podrían entrar. Lanzó una moneda. Oyeron que la moneda caía sobre el agua generando el ruido característico, sutil, discreto de una moneda que cae al agua. Iluminaron el sótano y descubrieron que abajo estaba el mar. ¿Era comprensible tamaño hallazgo? Desde aquel día que no pueden regresar. Pensar en Antonia a solas en esa terrible casa los enloquece. Autor: eliana bravo Título: La Victoria del tiempo Cuento: ¡Apúrate Leonora! le grité con la impaciencia clásica del que sólo está metido en su metro cuadrado. ¡¡Espérame mamá!! me contestó agitada, mientras sus pasitos apurados seguían con afán la huella que dibujaba el pavimento de la plaza. Desde mi enojo, giré para volver a llamarla y el giro fue un viaje en el tiempo. Ahí estaba yo hace 40 años siguiendo el mismo ondulante dibujo; pasado y presente unidos en el tiempo de un pestañeo. De vuelta a la realidad tomé su mano con calma y le dije: vamos preciosa, todavía nos queda tiempo para subir a los leones. Autor: Juan Fernando Lorca Zapata Título: Por un tubo Cuento: La aventura de infancia nos llevó hacia esa cañería del cerro Cordillera y equipados con la linterna de un tarro con su vela pagamos el peaje pisando ratones. El tour de la oscuridad fue apasionante porque nos fuimos por un tubo. Autor: ester de las mercedes silva tapia Título: ALGODÓN DE AZUCAR Cuento: El viernes por la tarde, mí hermana me llevo a las ramadas y los juegos del Parque Alejo Barrios.ella me quiere mucho y yo también a ella. Paseamos harto rato, la Viví estaba nerviosa y miraba para todos lados .llegamos a los juegos, estaba lleno. Mi hermana lanzo un gritito y rápidamente me pregunto a que juegos quería subirme. Elegí los autitos y bella me compro un tremendo algodón de azúcar. El carrusel giraba y giraba. Al salir de una de las vueltas la busque con la mirada, no estaba sola; un joven la tenia de la cintura y la besaba en los labios. Otra vuelta, otro beso y algodón, otra vuelta, otro beso y más algodón. El carrusel paro, me baje, la vi, estaba sola, estaba coloradita. Viví, tengo toda la boca dulce le dije. Me miro, sonrió y respondió yo también Pablito, yo también tengo toda la boca dulce pero ella no había comido algodón. Autor: JUAN GONZALEZ WEGGENER Título: ZAPATERO VOLANTINERO Cuento: El “Maestro Espiga” escuchó que el “Alejo” rondaba su territorio y se puso “a la que salta”. No era volantinero expertísimo como Alejo, más bien era zapatero único en su género. Pero los celos dieron origen a esta epopeya que marcó al viejo cerro. Tomó varillas metálicas y armó un jote monstruoso de 1.60 X 1.60 mt. La pita zapatera, indestructible por cierto, la curó con trozos de vidrio molido. En la parte de atrás del cerro ocurrió el fragor. El gentío gritando. Tenía guantes de construcción para aguantar el tirón de la pita. Cuando el ventarrón llegó, el jote se elevó y Alejo tembló. La pita destrozó el guante, cortó la mano a Espiga, y con sangre y terquedad resistió cayendo al suelo. Alejo corrió a ayudarlo. Y el dolor le hizo dejar su jote y aceptar la mano del enemigo. Cada cual con su fama, no pidamos más. Autor: Francisca Mena Título: El acordeón Cuento: A veces uno tiene días malos. Yo me subí al metro resignada, queriendo que ahí, mientras avanzaban las estaciones y el cielo se volvía cada vez más anaranjado, el mar me devolviera un poco la calma. Iba en la estación Miramar y una sonido me abrazó el oído. Un acordeón me envolvía, suave en sus melodías, tierno en su intención. A veces uno tiene días malos, pero no había resistencia posible. La música la sentía hasta en las manos y, de pronto, él dijo "Cogillito de naranja, cogollito de romero, recuerden que las penas pasan, que todo es pasajero". Fue inevitable que me sonriera espontánea, aún cuando sabía que no me hablaba a mi. A veces uno tiene días malos, pero cuando me bajé del metro en la estación Puerto, ya me había olvidado de que estaba cesante. Autor: Oscar Saavedra Título: Albacora Cuento: Enésima vez que toco una puerta esta mañana Lo estaba esperando. Permiso,gracias por atenderme. Tome asiento. Tengo que hacerle hartas preguntas.Si ya sé. Diga no más mientras almuerzo. Seguro Ud. no ha almorzado de tanto caminar. Mi casa es propia. Sírvase esta albacorita. La he freído a la mantequilla con ensaladita de papas. Gracias pero ando muy enfermo del estómago. Por comer chatarra en las veredas,pues. Qué lástima, está tan rica. Continúe con sus preguntas. Si.Nací en Valparaíso.Terminamos el Cuestionario. Disculpe, para que no quede con las ganas, llévese este filetito de albacora que tengo congelada. Me la trajo mi marido que es pescador. Se la sirve mas sanita en casa. Muchísimas gracias por su amabilidad. Su gesto me rememora lindas experiencias vividas con gente sencilla, en barrios modestos de Valparaíso. Se han derrumbado mis prejuicios. Con tanta solidaridad y amables actitudes,he podido realizar, entusiasta, mi labor de censista. Autor: Eduardo Pizarro Título: NO Cuento: Queríamos carretear con el mechón y le pregunté: ¿Vamos a Cumming?, ya. ¿Vamos por un bajón primero?, ya. ¿Tení monedas?, sí. ¿Creí que alcancemos a llegar al 2 x 1?, sí, demás. ¿Te gustó el completito?, sí, estaba re bueno. ¿Tomamos chela?, sí po. ¿Y si vamos al Trova?, ya po. ¿Te gusta el terremoto?, sí po, caleta. Ya estamos listos entonces. Caminaron al local y apareció un hombre y una mujer en el mismo cuerpo. ¿Cómo estás para ir más arriba?, ya po, bacán conocer algo nuevo. Me dejó solo y supe que en Valpo había que saber decir NO. Autor: Cristian Berríos Título: La tía Irma Cuento: Sus años en el viejo oficio le dejaron banderitas y botones que pertenecían a marinos de diversos países, un disco de Cole Porter y un libro de medicina. Según ella fue considerada una perla de la bohemia porteña, tal vez era una mentira blanca para ocultarnos una vida de sinsabores. Mis padres nunca la mencionaron, y la conocimos cuando se hizo cargo de nosotros tras el accidente que les quitó la vida. Cumplí 40 años pocos días antes de que enterraran a esta madre postiza que nunca tuvo pelos en la lengua. En su funeral conocí a mi esposa. Usé la misma estrategia que recomendó la tía tantas veces mientras crecía: “Sonría, mire con dulzura, cállese y escuche, pórtese como un caballero, pero no sea tonto”. Autor: javier narvaez Título: Y con esta terminamos. Cuento: Un porteño que creía que se las sabía todas entró a una relojería. Siempre bien confiado de si mismo, preguntó la hora al relojero. El relojero amablemente le contestó que eran las 10:24 de la mañana. El porteño, juguetonamente, le debate que la hora y el tiempo, en general, son solo convenciones, pero que en realidad, en su estado natural, son dependientes de la percepción vivencial de cada humano de su presente o de algún momento dentro del espectro del espacio denominado temporal. Por lo tanto, decir que son las 10:24 es un cometido ignorante y falaz. El relojero lo mira, lo invita a salir a la calle y le señala el reloj Turri, que quedaba en frente. El hombre le dice que ese es una creación de estilo británico del año 1924, que confirma su postulado de convención temporal. Al terminar, el hombre nota que está solo y fuera de la relojería. Autor: claudia sandoval Saldaña Título: Hombre Porteño Cuento: ¡Hazte hombre ! , dijo mi padre y me cargó dos sacos de papas al hombro obligándome a subir y a bajar 10 veces la escalera ubicada en el costado del ascensor Cordillera, en calle Serrano, ciento sesenta y seis escalones de subida y de bajada, casi 80 metros de largo y una pendiente que me parecía de noventa grados, cuando terminé tenía tanta rabia que no entendí, que relación tenían los sacos de papas con hacerse hombre, si a él yo lo veía como un hombre pero como un hombre de mar. Ahora han pasado ya treinta años, vivo en el Cordillera junto a él y desde el día en que la grúa le cortó las piernas, lo cargo en mis brazos para llevarlo todos los días a la misa de siete a la Iglesia La Matriz, soy porteño, me hice hombre. Cuéntame Valparaíso 2013 Autor: Maximiliano Acuña Título: El gigante que todo lo hacía bello Cuento: En un comienzo, todas las casas de Valparaíso eran grises y de un mismo tamaño. Tampoco había cerros ni miradores, porque nada era agradable de ver, hasta que llegó Iván, un gigante de 5 metros de altura. Éste Goliat, que había llegado en un cansado barco sin remitente a finales del siglo XVIII, era muy malo y bueno a la vez, porque siempre cuando hacia maldades terminaba haciendo el bien. El primer ataque que le hizo a los porteños solo con el afán de mostrarles su ira, fue tirarle coloridas pinturas a sus casas, después, saltó por toda la tierra con intención de aniquilarlos, pero le terminó dando vida a los 42 cerros. Angustiado y entre lágrimas, porque todo lo que hacía lo festejaban los lugareños, Iván abandonó la ciudad una mañana de 1803. Sólo se encontró su pasaporte que decía que había estado en Venecia, Barcelona y París. Autor: Victoria Ramos Mella Título: Mi noche. Cuento: Entre la niebla del cerro alcanzo a divisar la llegada del barco;me apresuro a ponerme las medias con cuidado para no romperlas,me miro al espejo y me pinto de rojo los labios.tal vez esta noche tenga suerte.... con prisa desciendo al plan de Valparaiso un dolor agudo me recoge el estomago,pero no tengo tiempo ni están los tiempos para enfermedades,solo pienso que hoy tiene que ser mi noche de suerte. llego al puerto con mi mejor sonrisa,mientras los pasajeros y marinos se maravillan con lo que ven.me subo la falda y miro al gringo de ojos azulez que me mira con malicia y yo solo pienso en sus bolsillos llenos de dolares....le sonrió y me acerco le tomo el brazo y le susurro al oído "un pisco saur"El ríe y me apresuro a cruzar la plaza Echaurren...si estoy de suerte, es mi noche. Autor: Rafael Lüttges Título: PUERTO DE PANCHO. Cuento: Fuiste Puerto de Santiago en los tiempos coloniales, hoy operan tus sitiales hermosas grúas de halagos. Deambulan perros vagos por tu largas costaneras, que son del Puerto riberas donde llegan visitantes, en esos buques gigantes de diferentes banderas. Muelle y embarcadero asila botes y lanchas, que pasean a sus anchas al turista veraniego. Desde los tiempos primeros a remos eran guiadas, hoy a motor enchuladas recorriendo la bahía, trabajan sólo de día como ordena nuestra Armada. Puerto, ágil, eficiente transformado en ‘conteinero’, tecnológico, certero opiniones de sus clientes. Cien empresas diferentes hay avalando funciones, donde containers, camiones hacen rápidas descargas, y sin esperas amargas son variadas opiniones. Tu mar también embravece cuando sopla fuerte Eolo, y se abrigan con el Molo buques que el Puerto guarece. A las lanchas fuerte mece y los sitios son resguardos, tal verdaderos tabardos cuando arrecia el temporal, al Puerto Patrimonial. Opiniones de este bardo. Autor: Alexandra Lara Título: Valparaíso sonámbulo Cuento: Son las 00:00 hrs. en el Muelle Pratt, en el cual nace una leyenda, de la que nunca se ha hablado, ni se hablará. La neblina baja, los ruidos sobrecogedores de la noche se hacen cargo de los pocos transeúntes del maravilloso Puerto, gritos y algunos silbidos bajan de los cerros cercanos. Se acercan, cada vez más cerca, son las almas de los caídos devorados por noches anteriores, noches hambrientas de nuevos personajes. En ese entonces todo cobra vida, los ascensores de nuestra ciudad suben y bajan, campanadas se manifiestan de las iglesias próximas, los aullidos caninos no dejan dormir y algunas manos de hombres se ven saliendo de la basura. Son las 6:00 AM poco a poco los ruidos callan, el sol se levanta y la noche cae presa de un sueño. Aparece lo cotidiano, despiertan los mortales, las lanchas salen al mar y de la leyenda... nadie sabe. Autor: Natalia Alvarado Título: Vigilia Cuento: La noche era fría, no había luna. El mar se divisaba negro como petróleo. El señor que vanamente intentaba entrar en calor cambiaba de un pie al otro. El cambio de turno ya vendría, le tocaría a otro ocupar su puesto. Dio una última vuelta de vigilancia. Aquel era su trabajo, pasear y vigilar las hileras de container guardados en ese lugar. Algunos venían de lugares remotos, de ciudades lejanas y con diversos contenidos. Otros estaban escrito en palabras extrañas. Veía a los trabajadores en las madrugadas manejar las grandes grúas, moviendo los contenedores de un lado a otro, desde el molo hasta la cubierta de un barco, y viceversa. De arriba abajo. A veces se imaginaba manejando los camiones, que salían de allí cargados a diferentes destinos. Pero su verdad era otra, su puesto era diferente, la luz aparecía en el horizonte, el turno de “wachiman” había terminado. Autor: Daniel Osorio Título: Atemporal Cuento: Me obsesionaba la idea de dominar el tiempo. Era un sueño de niño que, poco a poco, había tomado ribetes que bordeaban lo patológico. Fue ese el motivo por el que Valparaíso me cautivó. Los años, inmutables y suspendidos, deambulaban por sus serpenteantes recovecos que se derramaban hacia el mar y se empinaban por los cerros. Me contagié de su historia, me hice parte de ella, e hilvané bajo su tutela la forma de lograr lo imposible. Era de noche. La iglesia de la Matriz estaba en silencio, ensimismada en su nostalgia. De rodillas, frente al Cristo retorcido, no rogué por clemencia ni alivio, solo supliqué el hacerme atemporal. Me concentré, perdí los sentidos y al fin me aventuré en el viaje que tanto había deseado. Al recuperar la consciencia, y doblado por el dolor de tantos años y sufrientes, solo logré ver la sangre brotando de mis pies desnudos. Autor: Rocío Henríquez Título: Diario de vida de un temporal. Cuento: Su noche había sido turbulenta. A pesar de todas sus vueltas no consiguió sosegarse por completo, y decidió que una jugarreta le apaciguaría el ánimo. En la madrugada correteó nubes, turbó gaviotas y elevó un par de bufandas. Reía entre los recovecos de las casas, miró a los niños entusiasmarse; salir a elevar volantines. Se entibió de sol, secó poleras, pantalones, perros. A mediodía cerraba los ojos de los gatos que reposaban, fruncía los ceños de los pescadores, sonaba campanas y remecía ascensores. Por la tarde rascaba las lanchas y enfrió un par de novios. Hizo regañar a alguna madre, se cercioró de poner bajo techo todas las mascotas que pudo. Quizá apagó o avivó alguna fogata. Y decidió que estaba bien, que se agotaba de balancear luces y rechinar tejados. Se reposó suavemente sobre la arena y se quedó ahí, mirando el mar y aguardando el sueño... Autor: Valentina Gonzalez Título: Mi madre Cuento: Mi madre lava los platos mirando hacia el cerro y piensa en que los basureros deben subir muchos escalones para ir a buscar las pequeñas bolsas de poca basura que produce la gente pobre. A veces cuenta gatos y casi siempre mira la vida de una pareja de abuelitos que vive justo enfrente, pero lejos. Se asombra como cuando se topa con un camión en la calle, dice que no se cansa ni de lo nuevo ni de lo viejo. Ahora se cambió de ventana, está en punta de pies y me cuenta que ayer estaba mirando los barcos y salió la vecina a su propia ventana, así es que se dijeron hola. Autor: Gisella Odette Candon Antivilo Título: La salida dominical Cuento: Quiltros, basura, funiculares, estructuras que amenazan con derrumbarse, el "casero" de la feria, la salida "al plan", gente barriendo, conversando, suena de fondo la canción del repartidor del gas. La señora bajando el cerro con pantuflas, para luego cambiarse a zapatos "dignos", tomar el trole..."tío, me lleva por moneas". Comenzar a caminar, hacerse con flores en la pérgola (alstroemerias y rosas color vino) sonrío pensando en él (y en el limón que llevo en mi mochila), que contento estará este domingo de que lo vaya a ver. Recorro el trayecto observando el lugar, me aseguro con un bidón…sita, la ayudo?, no gracias señor, elevo mi cara al cielo, como lo extraño, siento el viento, ya estoy llegando, giro a la izquierda, me arrodillo, saco las flores ya marchitas, cambio el agua, saco brillo con limón y ya está… Papi te amo y echo de menos. (tu tumba quedo filete). Autor: Victor Oyaneder Título: no te apagues valpo Cuento: Después de muchos años, vuelvo a verte Puerto mío, siempre vivo, siempre bello. Tu brisa llena mis recuerdos reencontrándome con el bullicio de tus calles que tantas veces recorrí incansable, subiendo y bajando, contando una y otra vez cada peldaño de tus empinados cerros, en un interminable juego, …71, 72, 73, … sin preocupaciones desentendido del hoy y del mañana. Veo otra vez al niño, pescando en el borde de la costanera, en largas horas sin importar si un blanquillo mordía o no la carnada, porque mientras tanto estaba llenando pulmones y sentidos del imborrable olor de tu mar. las huellas dejadas por los años y la inclemente naturaleza, te han herido, tengo fe que tus hijos te curarán… resiste Valparaíso, no dejes de brillar, porque no quiero dejar de ver tus mágicas noches en las que el brillo de las estrellas se funde con las luces de tus cerros. Autor: VERENA SANHUEZA Título: Bajando por los cerros Cuento: Él iba bajando por los cerros de Valparaíso, sin rumbo aparente; el viento le llega en su cuerpo, su pecho se infla por la brisa costera; va y viene de un lugar a otro, cae al piso y, antes de que lo levantaran, un trolebús pasa por encima del volantín. Autor: Victor Fuente Título: La magia de Valparaíso Cuento: Un joven abre los ojos con una mirada de tristeza intentando sonreír,en una banca de la Plaza Victoria,con un recuerdo que vuelve todo gris y a la vez roza en esa plaza una historia.Ellos se vieron por primera vez un día de vacaciones muy soleado.La niña extranjera se sienta en esa banca.De lejos,un niño cabizbajo,con su mochila en el hombro olor a pescado,cansado se sienta en la misma banca que la joven. El niño le habla.Comienza una buena conversación. Juntos, se ponen felices, caminan abrazados, hasta que un día llega el momento que la joven se tiene que ir. Se despide. El niño, después de su trabajo como pescador, se sienta en la misma banca donde fue feliz. Autor: Yaritza Nicole Cartes Vergara Título: Mi vida Cuento: Camino por la Plaza Victoria, cruzo la calle, muchos de sus habitantes me miran, me detengo, miro hacia el frente, ¿Vamos Wanderers?, ¿Que es eso?. Aún no lo sé, sigo mi camino encerrado en estas paredes oscuras que nunca se tornan blancas, me muevo mucho, ¿Sera que soy inquieto?, tengo muchas dudas que responder, me detengo nuevamente en el Parque Italia, me asombro al ver las estatuas de Rómulo y Remo, pero pronto entenderé su significado, una mujer se acerca, ¿Qué cuál es mi nombre? mi nombre es un misterio ¿e llamaré Pedro? aun no lo sé, ni siquiera sé mi sexo. Sigo mi camino, llego a un hospital llamado Van Burén, me acuestan en una cama, me llevan a una sala, ¿Que está pasando conmigo? mi casita se rompe, estoy conociendo la luz blanca, todos me mía, una mujer, me llama Benjamín ¡Qué emoción!, esa mujer es mi madre. Autor: maite soriano Título: Sin salida Cuento: Y yo aquí aun atrapada, sin salida en la iglesia San Francisco tratando de que alguien me salve de mis propios temores. Autor: Sabina Del Carmen Araneda Altamirano Título: Vagabundo Cuento: Conocí una amigable señora en la Plaza Echaurren, pequeño niño en la Plaza Victoria, una hermosa chica en Pedro Montt, una pareja de recién casados en Cerro Alegre, acompañe a un turista por 21 de Mayo, viví con un ciego en Cerro Polanco, deambulé por la Plaza OHiggins, recogí lo que los niños me arrojaban en Avenida Argentina, dormí cansado de festejar en las Ramadas del Alejo Barrios, tomé sol en las Torpederas, me refugié de la larga lluvia en el Cerro Rodelillo, fui amigo de skaters, rastas ricos,pobres, niños, jóvenes, señoras y hombres. Y ahora que estoy viejo recuerdo de mi vida larga y afortunada, no temo decir que soy un vagabundo, mi nombre es Cholo, tengo 13 años y soy un perro de Valparaíso. Cuéntame Valparaíso 2014 Categoría Libre Carpe diem Entonces no existían las horas en la ciudad. Todo era bohemia y fantasía. Había un fotógrafo que, sin solicitar un centavo, dedicaba su tiempo a los porteños. Solitario, decía que su arte era de esquina enraizada, recóndita: como una joya valiosa que se difumina entre los edificios. En su laboratorio, el agasajado artista recibió a personajes importantes de la época. Leblanc, al no conocer las horas, no sabía si era día o noche. Nunca encontró el tiempo para conquistar a una joven, ni cumplir el sueño de tener un hijo. Es más, murió atropellado por un coche de caballos en esa misma esquina. Años más tarde, un estudioso del artista, el comerciante Turri, inspirado, envió una carta al alcalde: solicitó, en honor al carpe diem perdido por Leblanc, que se instalara sobre el laboratorio una réplica del Big Ben inglés. Turri murió sin ver la hermosa niebla cubriendo el reloj. EL MILAGRO Llovió en la noche. Magra asistencia de alumnos y ya sin lluvia, quedaron afuera el viento, adentro salas vacías. Salimos temprano. Caminé cerro abajo rompiendo la rutina de años. Me saludaban escalinatas extrañas a ninguna parte y ventanas colgantes con nada que abrigar. Paso a paso, bajando, el sol playanchino de septiembre esquivando nubarrones, hacía titilar recovecos mohosos y un arco iris de balcones antiguos en cascada. Carampangue rasgó esa mágica visión, pulmón nervioso que sube... baja..., inhalando... exhalando trabajantes y trabajados. Ya en el plan, unas calles dormidas y al fondo un hormigueo que atrae. Me inundé de aromas, pregones, choripanes, naranjas, pescadas, repollos, limosnas, risas y apodos disparados chispeantemente para todos, vida contagiosa latiendo desde este Mercado porteño. Anoche llovió. Hoy bajo tropezando con adoquines sin veredas. Ese ahora silente corazón ya no palpita sepultado entre maderas prensadas. Pero mi Valparaíso infartado aún da vida. Es un milagro. La cintura La cintura de Valparaíso se recorre con una sola letra, la que enfatiza las curvas alocadas que atraviesan cerros, desafían la arquitectura, gravedad y velocidad. Te encomiendas a los santos y el mar no deja de vigilarte hasta que te bajas de una mayúscula O. CENA PANTAGRUELICA EN VALPARAISO Invitamos a Ud. y esposa a una Cena Pantagruélica en nuestro domicilio (Av. Brasil s/n, Valparaíso) para el viernes 20 de Febrero de 2015, a contar de las 20:30 hrs. Podremos disfrutar de un espléndido Jardín del Mar, extraídos de la Mar Océano, por pescadores artesanales de Caleta Membrillo. Sobre un fondo de lacrimosas cebollinas en pluma, en una olla-fondo y regadas con vinos blancos de la zona central, descansarán forofas y relajadas cholguas, choritos, almejas, algún picoroco preguntón y piure en cantidad moderada. Acompañarán blancos y tintos del terruño nacional. Ensaladas completarán el menú, donde no faltarán las papas cocidas ni el tomate limachino. Fruta de la estación estival. Café y bajativos digestivos permitirán la fluidez de la amena conversación, y no faltará el recitado a lo Mulato Taboada. Ruego acuse recibo y confirmación. Valle del Paraíso, al tercer día del mes del Festival de la Purificación (Februa). AÑORANZAS Tengo en el alma impregnados los olores más dulces de mi niñez. Llegar a ese lugar, respirar y sentir los pulmones llenándose de nostalgia... El mar, las gaviotas, las conchitas y piedras que coleccionábamos, los terrones de sal entre las rocas, las pulgas de mar, la brisa marina y hasta la arena entre los dedos de los pies. Con mis hermanos buscando las pozas calentitas entre las rocas y algún tesoro perdido por ahí. El paseo que organizaba mi madre una vez al año y siempre el mismo lugar el hermoso balneario de las Torpederas, con la piedra feliz y sus remolinos de agua golpeando las rocas. Al final cayendo la tarde ya regresando a casa, caminando por la costanera, mirando el sol hundiéndose en el mar... Quedarse con la esperanza de volver al año siguiente a ese inolvidable lugar. "Torpederas de mi ensueño Valparaíso de mi amor" Categoría Escolar 1. Un niño en la calle Me llamo Ernesto Gutierrez. Nacido en la población La Isla, lugar donde las lluvias las paso sin techo y el hambre se pasa con el frío. Me puedo ganar unos pesos robando billeteras, y de vez en cuando soy el mejor guía turístico de Valparaíso por mil pesos. A la hora de onces no me queda mas que saborearme los mocos, un arroz con piedras, fango con vino, y lo que me falta me lo puedo imaginar. Me siento como un elemento más de la calle, no hay calle sin mi, como si los residuos de la calle fueran mi camuflaje... 2. Valleparaíso La Joya del Pacifico prendida en el cielo de Valparaíso, reluciendo la Cordillera y soplando las alas de las Mariposas y Perdices que revolotean la verde Loma Florida de la Virgen, mientras en su cuello se cuelga La Cruz y yace majestuosamente en la Iglesia de Pancho. Rodríguez, O'Higgins y Jiménez contemplan la Bellavista del puerto, mientras piensan en la Concepción Alegre de sus sueños, y la Esperanza de ver un paraíso en sus cerros. 3. Volantines milenios Palabras al viento volantines milenios, poetizan el aire al son de un ventisco que anhela ser ventisquero. 4. Qué Irónico Valparaiso querido, llenas con tus cerros la Alegría y expresión artística. Cada día lleno de turistas en busca de cuanta aventura se pueda encontrar. Habitado de gente humilde y trabajadora estás, sin embargo, ocurren ciertas desgracias que opacan tu escencia cultural. "Gran incendio afecta a Valparaiso" dicen los diarios, y montonadas de voluntarios llegan a ayudar, son tantos los que llegan que las calles se llenan de solidaridad. Querido Valparaiso, no te parece irónico? estar cerca de tanta agua y ser azotado por el fuego. Las malditas llamas que destruyen todo a su paso, llamas que no tienen compasión por aquellas casitas, por la tele que tanto costó, por la bicicleta del niño que por años se ahorró, ni siquiera por los pobres perritos que ni sabían que se podían llegar a quemar. Qué irónico Valparaiso! que mucha gente solo te recuerde cuando hay desgracia. 5. Tarde porteña Miró por última vez las palabras en aquella hoja, y la arrancó de cuajo, la arrugó con una mano hasta volverla una pelota y se la guardó en el bolsillo. Lentamente levantó la vista y contempló la plaza en la que estaba, y recordó para que había bajado hasta el centro. Guardó su cuadernillo de poesías y avanzó en busca del café que tanto le pedía el cuerpo en esa fría tarde porteña. Categoría Cuentos del Puerto Él Era el hijo menor de polizontes europeos, de rasgos finos y colores en los ojos; de mente ágil, vivaces palabras y emociones nobles. El que se tatuó cada amor veraniego de besos robados. El que estudió varias carreras humanistas sin terminar ninguna. La oveja negra de la familia, el bohemio. Ese que hacía reír a sus tíos burgueses en las comidas familiares y sonrojaba las mejillas de sus primas tiesas. Nunca se peinaba, se ponía la salida de cancha, las zapatillas y bajaba temprano las escaleras a las compras del almuerzo, perdiéndose entre los colores de la fruta, el olor al pan batido y el grito de los caseros del Cardonal. Tenía varios nombres aunque respondía sólo a uno: Valparaíso. Fin de año Siempre quise conocer lo que don Renato nos contaba del puerto y lo bonito que era en la espera del año nuevo. Cuando sus historias comenzaban a volar por mi imaginación, con los barcos engalanados de luces en la bahía,las lanchas como estrellas derramadas sobre el mar esperando la erupción de fantasías que iluminarían la prosperidad, cuando en un abrazo sincero deja en el pasado el camino que jamas volverá. Y ahí estaba entre el bullicio sorprendente con el puerto del paraíso festejando, con la mirada hacia el cielo infinito y el reventar que golpea de alegría el pecho y llena de luces todo el porvenir... Don Renato, decía la verdad... CERROS Tengo 42 compañeros y dicen que somos el suelo de la Región, al principio vivíamos sólo y ahora nos llama "Cerros en Congestión". Primero fuimos habitados por nativos luego por lugareños, ahora los llaman comunidad o pueblo, lo que para nosotros es la misma cuestión. Nos han puesto nombre según la ocasión: "Playa Ancha" lleno de población y lo que se les ocurra, ya sea para dormir, alimentarse o aprender la lección. "Esperanza" divide a dos ciudades, que se cree el bonachón o ir a Caleta Portales o a la Universidad para ser mejor. Pongámonos "Alegre" ya que ahí empezó la colonización, y los que ya no existen dan un paso al lado y se van al "Panteón". Pongamos serios porque nos nombraron Patrimonio de la Humanidad, no sé de qué nos sirve eso, si seguimos destruyendo la ciudad. Saludos al "Artillería", "Placeres" "Concepción", "Barón" , "Bellavista", "Cordillera", "Florida".............................. Quiltrito Porteño Un día como hoy un pequeño quiltro se metió en los galpones del puerto donde descargaban comida para perros proveniente de argentina , al cual quedo anonadado con tanto sabor, quiso comer un bocadito que quedo en las orillas de un containner vació y ni se dio cuenta cuando este subió otra vez al barco argentino, fue un viaje loco del containner devuelta al país vecino . Cuando llego a puertos de la plata el quiltrito corrió como rayo llegando a una calle de exportadores, entre los cuales habían unos gauchos ; que se llevaron al pequeño y audaz perruno porteño hacia sus tierras para instalarlo como el gran ovejero que hoy es ... Nadie sabe de donde viene ni lo sabrán solo el recuerda el sabroso olor del puerto de valparaíso el cual lo hizo probar y hoy en una pampa argentina cuidar carne que llegara pronto. La caja ¡Apúrate Chispa! Sólo tienes que arrastrar la caja y vamos a salir de aquí antes de que nos encuentren - le dijo observando el andén de descarga del puerto. "No puedo hacerlo Julio." "¿Qué quieres decir?. Es el de la derecha, el puma petrificado delante tuyo. ¡Muévete vamos!" "Pero Julio, me está mirando. Tengo miedo." "No seas estúpido! Está muerto, rellenado. Se llama taxidermia.¡Fuera idiota, yo lo haré!. " Cuando Julio se agachó para recoger la caja, la cabeza se movió, la boca se abrió, todo se volvió negro. Quiso correr, pero no podía, algo lo tenía ya capturado.