UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Pedagogía y Saberes UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL FACULTAD DE EDUCACION No. 13. Santa Fe de Bogotá, D.C., Colombia, 1999 Rector GUSTAVO TÉLLEZ I Vicerrector Académico JUAN CARLOS OROZCO C. Vicerrector Administrativo W1LSON CASAS ÁLVAREZ Vicerrector de Gestión LUIS FERNANDO GUARÍN VARGAS Decana Facultad de Educación LIBIA STELLA NINO ZAFRA Director Departamento de Postgrado PAULO EMILIO OVIEDO Director Departamento de Psicopedagogía BADOIN VEGA MUÑOZ Directora Libia Stella Niño Zafra Comité Editorial Guillermo Bustamante Ernesto Ojeda Lucila Obando Editor Tomás A. Vásquez A. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Diseño, fotomecánica e impresión Arte y Fotolito ARFO Ltda. Carrera 15 No. 53-86 Tels.: 2175794-2355968 Santa Fe de Bogotá, D.C. Tarifa Postal No. 1037 Dirección: calle 73 No. 11-73A.A. 75144 Santa Fe de Bogotá, D.C colombia Se autoriza la reproducción de los artículos citando la fuente. Las opiniones contenidas en los artículos comprometen sólo a los autores. La Dirección de la Revista se reserva acusar recibo y emitir comentarios sobre las colaboraciones remitidas para ser consideradas. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL CONTENIDO Editorial La sistematización de experiencias educativas: reflexiones sobre una práctica reciente Alfonso Torres Carrillo La hibridación de saberes en la escuela Jairo Hernando Gómez Esteban Educación y comunicación: un nuevo campo de formación Tomás Antonio Vásquez A. Algunos elementos para pensar la investigación educativa Guillermo Bustamante Zamudio La investigación en educación y pedagogía en Colombia Alfonso Tamayo Valencia La educación por procesos Paulo Emilio Oviedo Ricardo Aparicio Ramírez Caro Globalización educativa y plan de desarrollo Daniel Libreros Caicedo Autonomía y racionalidad comunicativa Marieta Quintero Mejía Bibiana Restrepo Ruiz Cultura: concepto difícil y difuso Manuel Ignacio Rodríguez S. El pensamiento de maestros y estudiantes: una mirada desde la evaluación Alfonso Acuña Medina Reseñas Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Editorial Desde hace algunos años, pero con más acento hoy, se escucha hablar de “la educación para el próximo milenio’ con tal frecuencia que dicha expresión ha terminado convertida, para muchos, en un llamativo slogan. Esta expresión se encuentra muy a menudo en los discursos de las políticas educativas lo mismo que en cierto tipo de reflexiones que se quedan en el ‘deber ser”, suspendidas de la realidad. Unas veces se anuncia con cierto aire futurista, lo que será y cómo será la educación en el próximo milenio, y de esas suposiciones se derivan estrategias tendientes a preparar a la comunidad educativa para tal novedad, como si el cambio de milenio, por sí solo, fuera el único referente que obligara, ahora sí, a pensar y trazar planes en educación. Otra veces, con poco discurso pero ostentando de modo empírico las nuevas tecnologías, se les dice con tono amenazante, a maestros e instituciones educativas que quienes no asuman el nuevo milenio con esas herramientas estarán condenados al fracaso. Por supuesto que esta amenaza proviene, en buena parte de las ofertas del mercado de las nuevas tecnologías, es decir, desde afuera del campo educativo y encuentra su tierra de promisión en la tan anunciada como eufórica “universidad virtual”. Como moda, el discurso de la “educación para el próximo milenio” esconde, de algún modo, la problemática del sistema educativo y de las instituciones escolares, desde y sobre las cuales sólo es posible proyectar la educación. Pero, más allá de los slogans, que en el fondo esconden y evaden el presente des-conectándolo del futuro, lo que requiere la educación de nuestro país es un reconocimiento de su compleja realidad en la que sobresalen incidencias de orden político, económico, cultural y comunicativo que constituyen verdaderos retos para el trabajo y el pensar educativos. No son necesarias grandes reflexiones para saber que es con estos problemas con los cuales vamos a recibir el próximo siglo, así como también saber que la educación menos que prever futuro ella contribuye a configurarlo, con los esfuerzos y espacios cotidianos de toda la comunidad educativa. Lo antes anotado puede encontrarse en la mayoría de los documentos que conforman los PEI en los que aparece una visión homogénea de la realidad social, ya sea ésta de carácter nacional, regional o local. En estas políticas educativas se reconoce muy poco la heterogeneidad y las diferencias sociales y culturales desde las cuales es preciso proyectar las propuestas educativas. Este desconocimiento oculta, implícitamente, un aspecto histórico: no todas las sociedades o comunidades terminan o inician un siglo al mismo tiempo, como dice Sábato, al son de un silbato único. Todo lo arriba dicho no es sino una invitación, sin desconocer la necesidad de imaginarnos el futuro, a la configuración del mapa de problemas que ha venido preocupando a la comunidad académica e investigativa durante las últimas décadas, una invitación, a la vez, a una revisión crítica de las políticas educativas en tiempos de globalización, de privatización, de desenfrenos de ingeniería social en donde la educación, cargada de categorías provenientes de las áreas económica-administrativas, parece quedar limitada a los requerimientos inmediatistas del mercado. Finalmente, es también una invitación a replanteamos los paradigmas educativo-pedagógicos con el propósito de que en ellos quepan nuevos elementos surgidos de la cambiante realidad social. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Esta invitación se amplía y se concreta hoy en los documentos que aquí presentamos sobre sistematización de experiencias educativas, investigación educativa, formación de maestros, educación-comunicación, educación y globalización educativa, culltura y procesos educativos, que, sin duda, son una muestra de la investigación y de la reflexión que sobre educación ocupa a la comunidad académica en estos momentos. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL LA SISTEMATIZA CIÓN DE EXPERIENCIAS EDUCATIVAS: REFLEXIONES SOBRE UNA PRÁCTICA RECIENTE1 Alfonso Torres Carrillo2 Profesor asistente Universidad Pedagógica Nacional PRESENTACIÓN El presente articulo pretende ser un balance de los alcances, las limitaciones y las posibilidades de ¡a llamada Sistematización de Experiencias, modalidad de producción de conocimientos surgida en el contexto de la Educación Popular a comienzos de la década de los ochenta y que en últimamente ha venido siendo incorporada por otras prácticas sociales de intervención, animación y desarrollo comunitario. Las consideraciones hechas provienen de la reflexión sobre la experiencia compartida con colegas de la Maestría en Educación Comunitaria de la Universidad Pedagógica Nacional y de la Asociación Dimensión Educativa, con quienes hemos realizado, acompañado o asesorado diversos proyectos de sistematización a lo largo de la última década; los resultados de algunas de estas sistematizaciones se han publicado o han servido de base para la producción de materiales audiovisuales3. Así mismo de los encuentros y debates (escasos) con otros educadores populares e investigadores de otros países que participan de la Red de Sistematización del Consejo de Educación de Adultos de América Latina, CEAAL. En una primera parte del artículo se hace un balance de las limitaciones conceptuales de algunas formas “simplistas” de asumir la sistematización; en segundo lugar, se conceptúan los rasgos definitorios e implicaciones metodológicas de la perspectiva interpretativo crítica de la sistematización, enfoque con el cual se identifica el autor; finalmente, se relata una experiencia reciente de sistematización realizada en México con el Consejo Nacional de Educación Comunitaria. 1. Crónica de una búsqueda La Sistematización de Experiencias se ha venido convirtiendo en un tema de especial preocupación por parte de instituciones, redes, agencias y grupos de base que promueven educación popular y comunitaria, trabajo social y otras formas de intervención social; incluso, podemos afirmar que en la última década se ha convertido en un verdade1 Ponencia presentada al Tercer Congreso Iberoamericano y Caribeño de Agentes de Desarrollo Sociocultural y Comunitario. La Habana, octubre de 1998 2 Docente investigador del Departamento de Postgrado de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Candidato a Doctoren Estudios Latinoamericanos en la UNAM. 3 TORRES, Alfonso y CENDALES Lola (1991). En los tiempos de adelante, Diásesis de Ipiales, NARANJO, José y TORRES, Al (1992). Marcando huellas, forjando futuro. Dimensión Educativa, Bogotá, CENDALES L, TORRES, A.: CENDALES, L., POSADA, L. (1992). Organizaciones barriales y educación popular, EPC, Neiva: CASTILLO, Adriana y TORRES, A. (1994) Sistematización de una experiencia de capacitación para la Participación y el trabajo comunitario OEA Washington, CENDALES y TORRES (1995). El esfuerzo no fue en vano, Coagrosarare, Saravena; TORRES, CUEVAS y NARANJO (1996). Discursos, prácticas y actores de la Educación Popular en Colombia. Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL ro campo intelectual (TORRES, 1996), lo cual se expresa en el creciente número de publicaciones, manuales y eventos sobre el tema4. Sin embargo, su lugar e impacto sobre las prácticas educativas y sociales concretas todavía es marginal; pese a ser reiteradamente proclamada dentro de organizaciones, proyectos y programas de intervención y acción social, la sistematización continúa siendo una promesa incumplida. A pesar de haberse convertido en lugar común invocar la necesidad de “superar el empirismo”, de “analizar las experiencias”, de “recuperar y comunicar lo aprendido en ellas” y de “producir conocimiento desde la práctica”, el balance es en buena medida desalentador. Por un lado, la crítica al activismo que impide la valoración de los saberes construidos por los propios actores y los provenientes del mundo académico, no siempre ha desembocado en propuestas sólidas para involucrar la producción de conocimiento sobre estas prácticas. Por otra, ¡as instituciones que -por iniciativa propia o exigencia de las agencias- han involucrado dentro de sus proyectos un componente o una línea de “sistematización”, en ¡a práctica no le dan importancia o la asumen de un modo “simplista”. Tal simplicidad se debe, en algunos casos, al hecho de entender la sistematización como un proceso o una actitud “permanente” de generación de conocimientos, suponiéndola connatural a la experiencia o identificándola con los espacios para la reflexión y seguimiento propios de todo trabajo organizado; en algunas ocasiones, se asume la sistematización como llenar “formatos” o “formularios” que informan sobre la operación de ¡as tareas y roles institucionales, o cuando mucho, describen y ordenan la experiencia de los actores involucrados. En otros casos, la sistematización se ¡imita a un momento final de los proyectos donde se ordenan y describen las acciones realizadas, para luego comunicarlas a través de encuentros, de informes a las agencias o de publicaciones escritas o audiovisuales. Estas maneras de entender la sistematización no contribuyen a generar nuevo conocimiento sobre las prácticas y mucho menos teorización sobre el campo temático en el que se inscriben; comúnmente ¡as apreciaciones espontáneas de sentido común frente a estos relatos o las opiniones de sus protagonistas son asumidas la mayoría de las veces como ‘teorización sobre la práctica”; tal actitud complaciente bloquea cualquier posibilidad de interpretaciones más profundas. Las posiciones simplistas frente a la sistematización, refuerzan las concepciones empiristas y anti-intelectuales de muchos educadores populares, trabajadores comunitarios y activistas sociales, quienes exaltan como única fuente de verdad su propia práctica y desdeñan cualquier aporte conceptual. Así mismo, tales posiciones afianzan el escepticismo de los cientistas sociales que no ven posible la producción de conocimientos válidos y generalizables desde estas prácticas de acción e intervención social ajenas al mundo académico. Sin embargo, este balance no desvirtúa la pertinencia de la sistematización como estrategia para comprender más profundamente las prácticas de intervención y acción social, para recuperar los saberes que allí se producen y para generar conocimientos sistemáticos sobre ellas. Por el contrarío, reivindicamos la pertinencia y vigencia de la labor sistematizadora en el actual contexto donde se reconoce en el conocimiento uno de los factores de acumulación social y de poder: controlar la producción, la circulación y 4 Incluso la Red Alforja posee una página web en internet donde se desarrolla un debate abierto a nivel internacional sobre la sistematización de experiencias. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL consumo de conocimientos y saberes, puede ser garantía del mantenimiento de las actuales relaciones de injusticia y dominación, o de la construcción de iniciativas alternativas y emancipadoras. 2. Teoría y práctica del enfoque cualitativo crítico En las siguiente líneas, apostaremos a una concepción y una propuesta de sistematización de experiencias que apunta a disminuir la distancia entre las expectativas que ha generado y las posibilidades prácticas que puede potenciar Esta apuesta se inscribe dentro de las perspectivas interpretativas y críticas de ciencia social, asociadas a los métodos cualitativos de investigación social (CARR y KEMMIS 1988; TORRES, 1997), las cuales reivindican la dimensión subjetiva de las prácticas e instituciones sociales e involucran a los propios actores interesados en las decisiones y operaciones propias de la producción de conocimiento. Desde dicha perspectiva, entendemos por sistematización a una modalidad de conocimiento de carácter colectivo sobre’unas prácticas de intervención y acción social (para nuestro caso educativas), que a partir del reconocimiento e interpretación crítica de los sentidos y lógicas que la constituyen, busca cualificarla y contribuir a la teorización del campo temático en el que se inscriben. Esta definición, involucra los rasgos centrales que caracterizan la sistematización y que a continuación describiremos brevemente. 2.1 Es una producción intencionada de conocimientos La sistematización no se genera espontáneamente con la sola discusión y reflexión sobre lo que se hace; supone un reconocimiento y a la vez una superación de las representaciones y sabe-res cotidianos presentes en las prácticas. Este primer rasgo nos sitúa en un nivel epistemológico; es decir, nos exige una posición consciente sobre desde dónde, para qué y cómo se producen los saberes y los conocimientos sobre lo social, así como sobre cuáles serán sus alcances e incidencia sobre la práctica. Hay que explicitar cómo entendemos la realidad a sistematizar, el carácter del conocimiento que podemos producir sobre ella y la estrategia metodológica coherente para hacerlo; ello nos permite salir de lugares comunes -acríticos- desde los cuales interpretamos y participamos de estas prácticas. La intencionalidad explícita de producir conocimiento sobre la propia práctica exige una dedicación de tiempo explícita, un “alto en el camino” para definir las preguntas y los ejes temáticos en torno a los cuales se articulará la sistematización, para diseñar una estrategia para reconstruir, analizar e interpretar la experiencia común, para llevar a cabo el plan de trabajo y para ir socializando los avances del mismo. Así, aunque la sistematización no implica una suspensión de la práctica, si requiere el despliegue de energías y recursos grupales o institucionales para llevarla a cabo. 2.2 Es una producción colectiva de conocimientos Al igual que otras modalidades de investigación crítico social como la Investigación participativa, la Recuperación Histórica y el Diagnóstico participativo, la sistematización reconoce y va contribuye a formar como sujetos de conocimiento a los propios actores involucrados en la experiencia (CARR y KEMMIS 1989, TORRES, 1996). Sin desconocer Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL el aporte que pueden jugar los especialistas externos, son estos actores quienes toman las decisiones principales de la investigación. La participación en el proceso sistematizador no significa que todos hagan de todo sino que las principales decisiones investigativas (porqué y qué sistematizar, cómo hacerlo, como ir analizando e interpretando la información, cuándo y a quién ir comunicado los resultados, qué hacer con lo que vamos comprendiendo, etc.) son tomadas por los propios miembros de la organización. En la mayoría de las experiencias que hemos acompañado, se forma una comisión responsable del proyecto sistematizador, el cual comunica, responde e involucra -cuando va viéndose como necesario- al colectivo en su conjunto. La garantía de la participación depende tanto de los previos procesos organizativos vividos por la organización como de los espacios de capacitación que la misma sistematización vaya creando. Los participantes deben irse familiarizando con técnicas de recolección y organización de información, con procedimientos para “escribirla” e interpretarla, así como para irla comunicando y debatiendo con otros. 2.3 Reconoce la complejidad de las prácticas educativas y de intervención social Tales prácticas son mucho más que la sumatoria de los objetivos, actividades, actores, roles y procesos organizativos, en los que generalmente se centran las evaluaciones institucionales. Están condicionadas por los contextos político, social y cultural donde surgen, se formulan y ejecutan; involucra y a la vez produce diversos sujetos individuales y colectivos; despliega acciones (intencionales o no) y relaciones entre dichos actores; construye un sentido, una institucionalidad, unos significados y unos rituales propios, una cultura institucional; a su vez es percibida de modos diferentes por sus actores, quienes actúan en consecuencia de modos diferentes no siempre confluyentes; produce efectos (previstos o no) sobre el contexto en el que actúa; está sujeta a contingencias y al azar propio de la vida social misma. La sistematización aspira a reconstruir la totalidad concreta que constituye cada práctica social, privilegiando los significados que los actores le atribuyen y que constituyen un “campo de fuerzas que configura la identidad de los grupos y las organizaciones que las impulsan. Ello no riñe con la definición de unos ejes problemáticos -generalmente definidos por el colectivo en función de sus necesidades presentes- en torno a los cuales se articula la búsqueda y se estructura la reconstrucción e interpretación. 2.4 Busca reconstruir la práctica en su densidad A partir o no de una categorización previa resultado de las cuestiones que busca resolver, la sistematización, en un primer momento, busca producir un relato descriptivo de la experiencia; una reconstrucción de su trayectoria y complejidad a partir de las diferentes miradas y saberes de sus protagonistas y de otros sujetos que tengan-algo que decir sobre la práctica (“perspectivas de actor”). A partir de diversas técnicas dialógicas y narrativas (entrevistas, observaciones, grupos de discusión, sociodramas, etc.) se busca provocar relatos de los sujetos involucrados para reconocer sus diversas lecturas e identificar temas significativos que articulan la experiencia. Así, desde fragmentarias, parcializadas, a veces contradictorias miradas, se construye un macrorrelato que inicialmente describe -en su poliédrica realidad- la práctica objeto de la sistematización. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL 2.5 Interpreta críticamente la lógica y los sentidos que constituyen la experiencia La sistematización, también aspira a dar cuenta de la lógica particular de cada práctica social, interpretar los sentidos que la constituyen. El equipo sistematizador asume un rol explícita mente interpretativo al tratar de develar la “gramática” subyacente que estructura la experiencia; busca identificar sus factores influyentes o instituyentes, las relaciones estructurales y las claves culturales que le dan unidad o son fuente de fragmentación. En fin, la sistematización debe producir una lectura que vaya más allá de los relatos de sus actores, que involucra elementos y factores no “previstos” o “vistos” por ellos, que complejicen su previa mirada sobre la práctica. Para ello, es necesario explicitar y fortalecer los supuestos interpretativos de las diferentes perspectivas de actor, así como las bases teóricas de quienes realizan la sistematización a través del estudio riguroso, la consulta a especialistas y la discusión a lo largo del proceso. 2.6 Busca potenciar la propia práctica educativa y social Además de los alcances cognitivos descritos, la sistematización tiene intereses pragmáticos: mejorar la propia práctica y cualificar a sus actores. Se espera que desde el conocimiento que se va generando se decidan ajustes, desplazamientos y cambios necesarios para que el programa o proyecto sistematizado gane en eficacia social y riqueza cultural. También, que quienes se involucren en el proyecto ganen herramientas conceptuales, metodológicas y técnicas para producir conocimiento sobre esta y otras prácticas colectivas. Ello no es una consecuencia mecánica ni una decisión final. Debe hacerse conscientemente a lo largo de la sistematización; por ejemplo, en la medida en que los actores van ampliando su mirada sobre las dinámicas, relaciones y lecturas de la práctica, van reorientando sus propias acciones. 2.7 Aporta a la teorización de las prácticas educativas y sociales Una preocupación objeto de debate entre quienes reflexionamos sobre la sistematización es la referida al alcance de los conocimientos que produce; sus posiciones expresan sean o no conscientes de ello- posturas epistemológicas diferentes. Para algunos, la sistematización busca elaborar generalizaciones de carácter “científico”: teorías y leyes que expliquen la sociedad; para otros -entre los que me incluyo- busca comprender los sentidos que conforman prácticas sociales determinadas y desde allí producir esquemas de interpretación que permitan comprender lo social. En uno y otro caso, los conocimientos producidos por la sistematización -en la medida en que son comunicados- amplían el conocimiento que se posee sobre uno o varios campos de la realidad social; por ejemplo la formación de maestros, los movimientos sociales, las organizaciones populares o la educación popular. El balance de varias sistematizaciones sobre un mismo campo de prácticas puede generar reflexiones teóricas de mayor amplitud teórica. También la reconstrucción crítica de experiencias de sistematización que revistan algunos giros innovativos como la que a continuación describiremos. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL 3. Una reciente sistematización sobre prácticas de formación docente En esta última parte del articulo ilustraremos algunos problemas metodológicos de la sistematización de experiencias educativas, a partir de un reciente trabajo de sistematización sobre “Las prácticas de formación y capacitación de las figuras docentes del Consejo Nacional de Fomento Educativo de México (CONAFE)”, en el cual participé en calidad de asesor. En dicha experiencia, se involucraron elementos inéditos en mi trayectoria investigativa como fueron el contexto institucional, la magnitud de los actores involucrados y el uso masivo de estrategias y técnicas de recolección y el análisis de información. 3.1 El contexto institucional y el objeto de la sistematización Las sistematizaciones en las que había participado previamente en Colombia se referían a experiencias o prácticas organizativas o educativas independientes a nivel micro: desde grupos de base barrial, pasando por organizaciones populares más consolidadas (Cooperativas, Asociaciones Populares, Organizaciones Indígenas) o instituciones eclesiásticas relativamente pequeñas (comunidades religiosas con obras de acción social). Por otro lado, dada mi trayectoria en ONGs de apoyo a movimientos populares, tenía cierto escepticismo a la voluntad y capacidad de las instituciones gubernamentales para generar proceso de autoreflexión crítica sobre sus programas y experiencias. La institución que solicitaba mi apoyo como investigador educativo era el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), organismo público descentralizado del gobierno mexicano responsable de la educación de las poblaciones rurales más pobres y alejadas, a las cuales no atiende la Secretaría de Educación Pública (en adelante, SEP). Creada en 1971 y con presencia en todos los estados de la República mexicana ofrece los programas de Cursos Comunitaria (nivel primario), Preescolar Comunitario, Educación Indígena, Población Campesina Migrante y de zonas suburbanas. Lo más significativo, a mi juicio, es que los docentes que ejecutan los programas mencionados son jóvenes campesinos que han concluido su secundaria o bachillerato y que se comprometen a prestar su servicio como docentes durante un año5 en una comunidad rural a cambio de un apoyo económico (beca) para continuar sus estudios una vez concluido su servicio. De este modo, decenas de miles de jóyenes inician en cada ciclo escolar una emocionante experiencia como agentes educativos comunitarios que además de su labor dentro del aula involucra otras actividades como la promoción comunitaria en salud y la animación cultural dentro de las comunidades. Para la adquisición por parte de los Instructores Comunitarios de las competencias básicas para su ejercicio como docentes y promotores comunitarios, el CONAFE ha generado desde sus comienzos diversas estrategias y programas de capacitación; estos se han consolidado desde los años noventa e involucran diversos momentos como son la Capacitación Intensiva Inicial, las Reuniones de Tutoría mensuales y las Visitas a Comunidad (eventuales) para apoyarlos en su práctica docente. Para el ciclo 1997 -1998, la Dirección de Programas e Investigación Educativa del CONAFE formuló un Modelo de Capacitación, Actualización y Formación de la Figura Docente que introducía nuevas concepciones y estrategias pedagógicas en la formación, así como algunas innovaciones en la gestión y operación de la capacitación de los instructores comunitarios. 5 Desde el año de operación 1997-1998 el tiempo del servicio pasó a ser de dos años Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL En este contexto de innovación del modelo de formación docente es que se consideró importante recuperar tanto la experiencia acumulada por el CONAFE en materia de capacitación como las percepciones y prácticas presentes bajo el Nuevo Modelo. Era ahí cuando la sistematización de experiencias parecía como la metodología más pertinente para producir conocimientos y recomendaciones para mejorar las prácticas de formación orientados hacia los Instructores Comunitarios y demás figuras docentes involucrados en el proceso capacitador. Los objetivos generales que orientarían esta sistematización de la prácticas actuales de formación de las figuras docentes del CONAFE eran, en primer lugar, “reconocer, reconstruir e interpretar las dinámicas institucionales y las experiencias de los diferentes actores involucrados en el Programa de formación, capacitación y actualización de figuras docentes de CONAFE; en segundo lugar, “contribuir a la formación conceptual, metodológica y técnica del personal que se involucrara en el Proyecto”; finalmente, se buscaba que a partir de los hallazgos y aportes de la sistematización “formular criterios y recomendaciones para mejorar el actual Modelo de capacitación. La oferta de apoyar la formación de un equipo de personal técnico de las Oficinas Centrales y de las Delegaciones6 para adelantar la sistematización y de servir de interlocutor a lo largo del proceso fue asumida por mí como un reto investigativo y formativo en el contexto de la Comisión de Estudios que adelantaba en México. Las reflexiones siguientes dan una idea del proceso metodológico seguido y de los “aprendizajes” adquiridos con la nueva experiencia. 3.2 La apropiación del en foque y la formación del equipo Para la formación del equipo se desarrollaron dos talleres básicos: uno de sensibilización e introducción a la concepción y metodología de la sistematización en el que participaron directivos del equipo central; otro para familiarizar con el enfoque, el método y las técnicas de sistematización a todos los que participarían del Equipo Responsable de la Sistematización (unas 30 personas) y que terminó con la elaboración de un plan operativo a siete meses (febrero a agosto de 1998). En la medida en que se iban desarrollando las diversas fases y decisiones investigativas de la investigación, se realizaron encuentros, talleres y reuniones para ir aclarando la perspectiva del trabajo, afianzando la capacidad para tomar decisiones y para emplear las técnicas de recolección y análisis de información acordadas. Por ser la primera vez que se involucraban personas de las delegaciones en un proyecto de investigación que a la vez atravesaba varias unidades de las Oficinas Centrales (departamentos de investigación e innovación educativas de la Subdirección de Investigación, departamentos de Cursos Comunitarios y de Preescolar de la Subdirección de Programas), había que aprender a trabajar en equipo y a tomar decisiones acerca del objeto de la sistematización y las metodologías utilizadas, a la vez que se iba recolectando y organizando la información proveniente de las diversas fuentes. Como era de esperarse, la apropiación del sentido y características del enfoque interpretativo asumido en esta sistematización fue desigual. Un grupo de jóvenes técnicos de La Subdirección de Investigaciones asumió un rol más activo y por tanto adquirieron rápidamente el criterio y las capacidades básicas para la recolección de información 6 Unidades administrativas correspondientes que operan en cada uno de los Estados de la República Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL (hacer buenas observaciones, entrevistas a profundidad, grupos de discusión, etc.) para irla organizando por fuentes, por categorías de actor, por temas y períodos y, principalmente, para orientar al resto del equipo sistematizador en estas actividades. 3.3 Las fuentes y las técnicas de recolección de información Una vez definidos los propósitos y el objeto global de la sistematización, se decidió centrar la atención en tres fuentes de información: la documentación producida desde la institución con respecto a la capacitación en la última década (y que arrojaría el punto de vista “oficial”), los sabe-res y puntos de vista de los diversos actores que intervienen en la gestión y operación de la gestión (que nos darían las diferente perspectivas de actor) y la observación directa de los eventos de capacitación (que nos aportaría una lectura de qué pasa en la práctica). Estas tres fuentes fueron exploradas simultáneamente, pero para su tratamiento se comenzó con las escritas, por dos razones. En primer lugar porque -como ya lo dijimospermitiría al equipo sistematizador hacerse una visión global de la historia, enfoques, procesos institucionales y operativos generados por CONAFE, lo cual afinaría las categorías de análisis decididas al comienzo; en segundo lugar, porque serviría de experiencia de aprendizaje investigativo para el equipo en lo referente al registro, organización y análisis de información cualitativa. Aunque en las Oficinas Centrales existe un Centro de Documentación, no todos los documentos institucionales reposaban allí, pues los de más antigüedad se asumían como “archivo muerto” y los más nuevos eran aún utilizados en ¡as respectivas instancias responsables de la capacitación. Una vez localizados los documentos, fueron repartidos para su lectura, registro y categorización entre los integrantes del equipo. Las puestas en común, no exentas de angustia, fueron permitiendo unificar criterios y llegar a acuerdos sobre la calidad del registro y el uso de categorías. Luego de un primer tratamiento de la información documental, pudimos obtener un “mapa global” de la trayectoria institucional con respecto a la capacitación de figuras a partir de 1990 hasta el Nuevo Modelo (1997-98) en torno a los siguientes temas: 1) Políticas y lineamientos generales sobre la capacitación. 2) Concepciones y enfoques teóricos y pedagógicos que han orientado la capacitación. 3) Los propósitos y objetivos de la capacitación en cada momento. 4) Los procesos de gestión y operación de la capacitación. 5) Los contenidos curriculares de la capacitación. 6) Las metodologías y procesos didácticos de la capacitación. Con el equipo del Departamento de Investigación -responsable institucional del proyectohicimos un primer análisis de la información en torno a estos periodos y temas que culminó en un informe que se hizo llegar al conjunto del equipo sistematizador, con el fin de socializar no sólo los conocimientos producidos sino también el método que habíamos empleado para alcanzarlos. El segundo tipo de fuentes señaladas atrás, la de los diferentes actores involucrados en la experiencia, fue consultada simultáneamente a los documentos institucionales; en cada delegación se entrevistaron desde los instructores comunitarios pasando por los Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL 7 Capacitadores Tutores y Coordinadores Académicos8, hasta los Jefes de Programas y los propios Delegados9. A partir de entrevistas individuales y grupales, así como de algunos Grupos de Discusión hechas tanto por los técnicos de ¡as Oficinas Centrales como por los miembros del Equipo Sistematizador en cada delegación poseíamos las percepciones, saberes acumulados y opiniones de decenas de figuras docentes y directivos delegacionales acerca de los temas explorados en las fuentes escritas y además sobre otros tópicos como la cotidianidad de la capacitación, las relaciones entre los diversos actores y el sentido formativo de su experiencia educativa en el CONAFE. El ordenamiento y análisis del contenido de sus testimonios y opiniones asumía algunas peculiaridades frente al hecho con los documentos, por lo cual fueron necesarios nuevos espacios de capacitación y discusión con los miembros del Equipo Sistematizador. A partir de talleres se fue clasificando la información tanto desde las categorías predefinidas como por aquellas que irrumpían y se reiteraban en ¡os testimonios. Como resultado se produjeron nuevos documentos organizados en torno a las perspectivas de cada categoría de actor institucionales sobre los temas que atravesaban todos sus realtos y sobre tópicos particulares sobre cada tema; por ejemplo, mientras los Instructores enfatizaban aspectos como las dificultades cotidianas con los padres de familia y la cotidianidad escolar, los Jefes de Programa y Coordinadores Académicos insistían en las dificultades en la recepción y apropiación de los enfoques pedagógicos de ¡a capacitación. Finalmente se dio tratamiento a la información procedente de las observaciones hechas a algunos eventos de capacitación en cada una de las cuatro delegaciones, en particular a Reuniones de Tutorías y Cursos de Capacitación Intensiva. Como ya teníamos información suficiente sobre algunos temas proveniente de los documentos y las entrevistas, decidimos aprovechar los registros de observación en cuanto a las rutinas cotidianas de capacitación, a ¡as relaciones e interacciones verbales de los sujetos de cada acto educativo y a asuntos puntuales como el uso de materiales educativos. Este tercer nivel de análisis -dadas las urgencias del tiempo- se hizo sólo con el equipo de técnicos del Departamento de lnvestigación, pero al igual que los resultados anteriores, fueron socializados entre todos los participantes del Equipo Sistematizador. El siguiente paso sería el de “cruzar” las tres fuentes de información, detectar temas transversales y ejes problemáticos, intentar abordarlos críticamente y producir un documento que sintetizara los resultados. 3.4 Los resultados y sus usos Transcurridos cinco meses desde el comienzo del proyecto de sistematización, teníamos centralizadas centenares de fichas con ¡a información proveniente de las fuentes consultadas, también síntesis descriptivas de cada una de las perspectivas de actor 7 Jóvenes que han sido Instructores comunitarios y que por los méritos de su desempeño son incorporados como capacitadores y tutores de la siguiente generación de instructores. Reciben una bonificación mensual y viáticos para su desplazamiento a las comunidades. 8 Funcionarios permanentes en cada delegación, responsables de la capacitación y apoyo a los capacitadores Tutores en cuanto a contenidos y metodologías. Generalmente son profesionales de la educación o de áreas afines. 9 Los Jefes de Programa son funcionarios permanentes responsables de la dirección de cada uno de los Programas Educativos de CONAFE dentro de cada Delegación (Por ejemplo cursos Comunitarios o Preescolar). Los Delegados son la máxima autoridad adminsitrativa del CONAFE en cada Estado. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL (Oficinas Centrales, Equipos Delegacionales, Capacitadores Tutores e Instructores Comunitarios) y apuntes realizados por los miembros del Equipo Sistematizador con comentarios e interpretaciones “intuitivas” sobre las temáticas involucradas en el tema de esta sistematización: las concepciones, directrices, instancias, objetivos, espacios, procesos, relaciones y prácticas de capacitación de figuras docentes en el CONAFE. Se trataba ahora de intentar un balance interpretativo global que arrojara criterios y recomendaciones para mejorar o transformar el actual Modelo de Capacitación. Se optó por tratar el conjunto de la información por los grandes temas y categorías que atravesaban las diversas fuentes y perspectivas de actor. Así se fue haciendo un balance sobre las singularidades, relaciones, convergencias y divergencias de los diversas instancias y actores de la capacitación, para detectar problemas, vacíos, potencialidades y perspectivas de cambio deseables sobre cada uno de los temas involucrados en la capacitación. Por ejemplo, entre la metodología de la capacitación propuesta en el nuevo modelo (de corte constructivista), las “programaciones detalladas” enviadas a las delegaciones para el tratamiento de los temas de capacitación, la manera como eran percibidas por los diversos actores responsables y sujetos de la capacitación y lo que pasaba realmente en cada acto educativo, existían grandes incongruencias que exigían una atención particular por parte de la Dirección de Programas. Con los análisis e interpretaciones realizadas, produjimos un documento (ver bibliografía) que sintetiza los antecedentes y la trayectoria reciente de la Capacitación de Figuras Docentes en el CONAFE, así como las diferentes perspectivas de actor frente a cada temática, ¡os problemas y aciertos detectados principales hallazgos, y las recomendaciones que hacemos a las instancias de dirección de la institución para mejorar los diversos procesos de construcción y ejecución del Programa de Capacitación actual. Pero el trabajo no concluía allí. Había que socializar los resultados de la sistematización entre todos los que habían participado del Proyecto, así como entre otras instancias del CONAFE interesadas en los resultados y la metodología empleada. Para ello, con el Equipo de técnicos del Departamento elaboramos un Resumen Ejecutivo y un set de acetatos con esquemas que sintetizaban el proceso y los resultados. Con ellos se hizo una primera presentación ante todo el personal de la Dirección de Programas y Desarrollo Educativo que tuvo cogida favorable pese a las críticas y recomendaciones hechas (o tal vez por ellas). Posteriormente se nos invitó a presentar los resultados de la sistematización ante el Director General del CONAFE (con un nivel jerárquico equivalente a un Secretario de Estado); contrariamente a lo que había pasado con otros informes de investigación presentados previamente, el Director también recibió favorablemente los resultados del proyecto de sistematización, llegando incluso a plantear que la política de investigación debía orientar-se en el sentido definido por (a sistematización: producción de conocimiento participativo pertinente a las políticas y prácticas educativas propias de los Programas del CONAFE y con un saldo formativo del personal involucrado favorable a la institución. De este modo, la sistematización pasó a involucrarse como línea permanente en el Departamento de Investigación a partir de 1999, definiéndose un nuevo proyecto que le dará continuidad al descrito en este articulo y que buscará sistematizar las prácticas de enseñanza en el aula llevado a cabo por los instructores comunitarios y su sentido formativo a nivel personal y docente. Por último, por decisión de la Dirección General, se está produciendo un Manual Práctico para la Sistematización de Experiencias que será Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL distribuido entre las diferentes instancias de todas la Delegaciones estatales del CONAFE; estarán por verse sus reales efectos sobre la producción de conocimiento sobre las prácticas que se desarrollan en dicha institución. Espero que con la narración analítica de esta reciente experiencia de producción colectiva de conocimiento sobre las prácticas de capacitación en el CONAFE hayan quedado más claros los presupuestos y criterios metodológicos de la perspectiva interpretativo crítica de sistematización expuestos en la segunda parte del artículo. Así mismo, aspiro a que se convierta en una motivación para aquellas instituciones educativas y grupos de educadores innovativos que deseen recuperar sus prácticas y saberes construidos sobre las mismas: la Sistematización de Experiencias sigue ofreciendo inmensas posibilidades para lograrlo. BIBLIOGRAFÍA AVILA, María Elena y VALENZUELA, María de la Paz (Compiladoras). Sistematización de experiencias educativas: construcción de conocimiento y transformación de las prácticas. Crefal, Pátzcuaro, Michoacán 1998. CARR y KEMMIS. Teoría crítica de la enseñanza. Martínez Roca Editores, Madrid 1989. CONAFE. Educación Comunitaria Rural. Una experiencia mexicana. México DF 1996. JARA, Oscar. La sistematización de experiencias. Alforja, San José 1996. Revista Aportes # 32. Tema: “La sistematización de experiencias”. Dimensión Educativa, Bogotá 1986. Revista de Trabajo Social # 61. Tema central: “La sistematización, el desafío de generar conocimientos”. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 1992. SANTIBAÑEZ y ALVAREZ (editores). Sistematización y producción de conocimientos para la Acción. Cide, Santiago de Chile 1997. RABADAN, Alba y TORRES, Alfonso. Sistematización de las prácticas actuales de capacitación de figuras docentes en el CONAFE. México DF, 1998. TORRES, Alfonso y otros. La sistematización de experiencias: nuevas búsquedas. En: Aportes # 44. Dimensión Educativa, Bogotá 1995. TORRES, Alfonso. Enfoques cualitativos y participativos de investigación social. Unisur, Bogotá 1996. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL LA HIBRIDACIÓN DE SABERES EN LA ESCUELA Jairo Hernando Gómez Esteban Profesor Universidad Distrital Francisco José de Caldas El mundo de la escuela no se mueve con las mismas temporalidades en que se mueve el mundo de la vida. La escuela como estación de paso promueve así mismo una cultura de paso, transicional y provisoria, y en consecuencia, es una cultura para sobrevivir en la propia escuela, la cual posee muy poca o ninguna relación con la ciencia y con la vida. Esta es quizás su mayor encrucijada y su mayor tormento. Desde el punto de vista epistemológico esta encrucijada se expresa en el dilema de utilizar modelos de construcción de conocimientos de carácter general, independientes de los contenidos y los contextos en los que opera (aplicación de un currículo formal), o si, por el contrario, utilizar un modelo de conocimiento que potencia las estrategias y procedimientos específicos, esto es, en estrecha relación con el tipo de tareas y demandas presentadas en contextos determinados. Ambas posiciones poseen argumentos persuasivos pero también ambas tienen detractores agudos y sinceros. Si asumimos la perspectiva generalista, esto es de que existen unas estructuras cognoscitivas comunes para todo tipo de conocimiento y en consecuencia que la mente humana es una entidad única y genérica, el conocimiento lógico-matemático se erige como el conocimiento por excelencia en tanto es el más elaborado, formalizado y evolutivamente más complejo que cualquier otra forma de conocimiento. En otras palabras, la perspectiva generalista conduce inevitablemente a una posición Piagetiana o Pospiagetiana en donde existen una estructuras operatorias universales o, en el peor de los casos, a una perspectiva psicométrica que cree que la capacidad de conocimiento y comprensión se puede medir a partir de ítems para cada proceso psicológico. Por su parte, la perspectiva de los dominios específicos del conocimiento puede conducir a un excesivo relativismo que anularía cualquier posibilidad de articulación entre las diversas formas de conocimiento que circulan en la escuela. Llevada hasta sus últimas consecuencias, habría que construir un currículo y una didáctica específicos para cada dominio, configurando unos procesos cognoscitivos tan especializados en la escuela que ni son posibles ni tampoco deseables. Sin embargo, se puede matizar esta dicotomía acerca de los procesos de construcción de conocimiento en el sentido de admitir que hay además de estructuras especificas, otras que son comunes a diferentes ámbitos, no identificables con las estructuras lógicas piagetianas, sino con una hibridación de saberes que posibilite transferir nociones de unos dominios a otros. Las prácticas discursivas propias de la escuela, con su posible capacidad de transferencia de un dominio a otro, dependen fundamentalmente de la forma como se aborde los diversos tipos de saberes que circulan en la escuela. En el contexto escolar se movilizan tres tipos de saberes: el escolar, el cotidiano y el científico. Cada uno tiene características específicas y elementos comunes. En la escuela no se puede hablar de un solo tipo de conocimiento, la coexistencia de diferentes tipos de representación y de prácticas interpretativas, se entremezclan, se fusionan, se rechazan Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL entre sí y muestran a la escuela como uno de los espacios sociales en donde hay mayor intercambio de representación y de significados culturales. El conocimiento escolar de los estudiantes se alimenta de estos tipos de saberes. Mediante el saber cotidiano los niños entran al mundo complejo de la sociedad de las instituciones sociales, de las relaciones afectivas, de los medios de comunicación, de las relaciones de poder, en fin, el niño se apropia de las prácticas culturales circulantes a las que está expuesto y con las que interactúa diariamente. Actualmente se cuestiona la identificación del conocimiento cotidiano con un saber de lo concreto, o la idea de que el conocimiento cotidiano no tenga una organización, cuando parece claro que el carácter organizado es una característica común a cualquier sistema de ideas, los seres humanos conocemos el mundo a través de una “teoría personal” (Claxton, 1984, citado por García 1997) constructos personales (Gilbert, 1983 citado por García 1997) o teorías implícitas (Rodrigo 1997), aunque dicha organización no coincida con la del conocimiento científico. Así mismo, en el debate sobre los fines del conocimiento conviene matizar la afirmación común de que el conocimiento cotidiano busca la utilidad mientras que el científico busca la verdad y la certeza. Es necesario admitir que no todos los problemas de la vida cotidiana son problemas prácticos, ajenos a la búsqueda de regularidades y certezas, que requieren una lógica y que por el hecho de no ser matemática o formal no lo despoja de su carácter sistemático y de su sentido teleológico.” En la epistemología cotidiana, la tarea de construir el mundo constituye a las personas en agentes activos y propositívos que, a través de sus teorías, pretenden producir transformaciones en el mundo que les rodea. En este sentido, sus teorías no tienen por qué tratar de ser exactas (epistemología científica), ni adecuarse al nivel normativo exigido por el profesor (epistemología escolar). En la epistemología cotidiana, las teorías deben ser útiles y eficaces para generar explicaciones y predicciones adaptadas al entorno físico y social y poder orquestar planes de acción en torno a las metas” (Rodrigo, 1977). Mediante el conocimiento científico el niño se apropia de una relativa ordenación de la realidad social, de ciertas nomenclaturas que le permiten clasificar y jerarquizar algunos conceptos explicativos para orientarse en una determinada comprensión del mundo. No obstante, no se puede hablar de un único conocimiento científico, sobre todo después de los grandes debates sobre epistemología e historia de la ciencia provocados por autores como Kuhn, Feyerabend, Toulmin etc., de los que queda claro que el término ciencia puede tener una gran diversidad de significados, dependiendo de la perspectiva epistemológica que se adopte. Sin embargo, en la escuela pervive el reducionismo de lo científico a las ciencias fisiconaturales desde una perspectiva que le asignan como características la predicción como objetivo fundamental de la ciencia, el razonamiento lógico-deductivo, la experimentación como único medio de validez y en fin, una visión positivista y formalizante de la ciencia que por supuesto, deja por fuera las ciencias sociales y humanas y cualquier forma de conocimiento no formal. Se hace necesario entonces, explicitar el papel de la ciencia en la escuela. En este sentido, creo con Fourez que la alfabetización científica y tecnológica que se recibe en la escuela, debe proporcionarle al estudiante “islotes de racionalidad”, es decir, modelos de orientación y representación teóricos apropiados a un contexto y a un proyecto que se tiene en perspectiva, que le permita negociar sus decisiones frente a las presiones naturales o sociales y a la vez le posibilita una cierta capacidad de comunicar (encontrar diversas maneras de decir”) y una cierta autonomía y responsabilidad frente a situaciones Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL concretas (Fourez, 1999). Despojémonos entonces de la idea ingenua y grandilocuente de que en la escuela se hace o se produce o incluso se reproduce ciencia. Asumamos una posición más modesta y realista y hablemos mejor de una alfabetización científica y tecnológica cuyo objetivo fundamental debe ser la orientación y la comprensión racional de la realidad. Para decirlo en una sola frase “parece claro que no se trataría de acercarse a lo social desde la ciencia, sino a la ciencia desde lo social” (Del Carmen 1994 citado por García 1997). En el saber escolar estas dos formas de conocimiento anteriores (científica y cotidiana) intentan integrarse, pero son muchos los procesos y factores que inciden para que se dé o no esta integración. También son muchas las formas de entender los objetivos del saber escolar Algunos, por ejemplo, creen que el objetivo del conocimiento escolar es proporcionar las bases del conocimiento científico; otros, por el contrario, consideran que el objetivo de la escuela es trabajar sobre la formación de ciudadanos, el desarrollo de ciertas habilidades culturales y psicológicas, como la formación de habilidades cognitivas, psicomotrices, morales; y finalmente, hay quienes piensan que el saber escolar solo sirve para la escuela y que definitivamente no se relaciona ni con la ciencia ni con la vida cotidiana de los niños, es un saber que sólo sirve para llegar al curso siguiente, aprobar los exámenes del ICFES e ingresar a la universidad. A pesar de la legitimidad de todos los argumentos que se plantean en torno a los objetivos del conocimiento escolar, es claro que ante todo, el conocimiento escolar cumple una función socializadora y reproductora de las cosmovisiones ideológicas y científicas dominantes. Por tanto, más que oponerse a esta función universal de socialización de la escuela, lo que debemos es promover procesos de crecimiento personal que potencialicen todas las competencias críticas y pro-positivas de los estudiantes, y los faculte para el desarrollo en capacidades de autoaprendizaje ético, cognitivo, afectivo y social (Delors, 1996). EL SABER PROFESIONAL DEL MAESTRO COMO NÚCLEO DE LA HIBRIDACIÓN DE SABERES La hibridación de saberes en la escuela se tornaría ininteligible si no se referenciara al trabajo del maestro. En efecto, los procedimientos de integración que emplee el docente (apoyado en una perspectiva curricular determinada, en unos modelos didácticos específicos y en unos procesos evaluativos particulares que le permitan plantear problemas y proyectos pedagógicos) son fundamentales a la hora de poner a interactuar los tres tipos de saberes que se movilizan en la escuela. Esta competencia para la integración de los saberes no es otra cosa que el saber profesional, o si se quiere, el saber pedagógico. Quizás sea esta la principal razón por la cual los profesores no hayan hecho explícita una concepción precisa de la pedagogía, y la limiten tan sólo a “un saber decir el saber”. No se trata de discutir si la pedagogía es una ciencia o un arte o cualquier otra cosa. De lo que se trata es de entender que hay una práctica cotidiana del maestro que se va configurando metodológica y conceptualmente desde diversos referentes: culturales, comunitarios, vivenciales, biográficos, intuitivos y disciplinares. Esta multiplicidad de fuentes en las que el maestro se nutre para su labor diaria conforman un saber, que es individual pero susceptible de compartirse y reformularse colectivamente. “El saber es una noción metodológica que aplicada a la pedagogía designa el saber pedagógico. Un saber no concluye necesariamente en la formación de una ciencia pero Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL es indispensable a su constitución [...] En un saber hay regiones de conceptos, unas más avanzadas que otras. Pero además hay reglamentos, normas, prácticas, modos de enunciación, relaciones con otros saberes, métodos, registros, proyectos, datos. Aunque encontramos aquí elementos heterogéneos, no podemos inferir que el saber amontone todo indiscriminadamente; tampoco quiere decir que por incluir los discursos y prácticas de instituciones, no prolifere, en el saber, la construcción de disciplinas, de esto hay que despreocuparse porque en las regiones de conceptos ellos se producen por una lógica perteneciente a la propia disciplina. El concepto de saber nos permite explorar desde situaciones prácticas de la enseñanza, la escueta y el maestro, hasta situaciones conceptuales de la pedagogía”. (Zuluaga y Echeverry, 1990). En el caso concreto del saber pedagógico, es claro que los profesores expresan y construyen creencias, constructos y teorías implícitas que sin lugar a dudas constituyen los factores más significativos de su pensamiento. Se considera que las creencias se relacionan fundamentalmente con el contenido de la materia (tos contenidos curriculares) y con la naturaleza del conocimiento (la epistemología por un lado y el cómo se conoce y se aprende por el otro) desconectado juegan un papel central en la planificación, evaluación y toma de decisiones en el aula. Cuando el maestro comienza a reflexionar sobre el papel que estas creencias tienen en su quehacer cotidiano se enfrenta con una serie de dilemas prácticos tales como la oposición entre indicadores tangibles vs. indicadores intangibles del progreso de los alumnos; conflictos laborales vs. conflictos educativos, necesidad de control vs. necesidad de estima y otros más. Sin embargo, el que más moviliza las creencias pedagógicas: es el dilema entre centrarse en los contenidos o adaptarse a los alumnos, es decir, el de privilegiar el qué de la enseñanza; esto es, la estructura conceptual y curricular de la disciplina (perspectiva cientifista) lo cual determina un para qué instrumental: los exámenes de Estado, la preparación para la universidad, “cultura general”, etc.; o privilegiar a quiénes se enseña (perspectiva psicologista) esto es, los sujetos de la educación, lo cual implica hacer énfasis en los procesos y procedimientos de aprendizaje, las características socioculturales, y por supuesto, en el cómo del conocimiento. Wehling y Charters (1969 citados por Porlán 1989) detectaron un conjunto de ocho dimensiones que se obtenían con frecuencia al aplicar análisis factorial a un cuestionario que habían elaborado sobre creencias pedagógicas. Estas ocho dimensiones son: a) El énfasis en el contenido de las asignaturas. Esta dimensión representa la posible creencia de los profesores sobre el alto valor educativo de los contenidos. b) La adaptación a los alumnos. Representa la creencia de que la enseñanza se debe organizar en torno a los intereses y necesidades de los alumnos como forma de contribuir a su desarrollo afectivo y social. c) La autonomía del estudiante versus la dirección del pro fe-sor Refleja la concepción que tiene el profesor sobre el nivel de control que es conveniente mantener en los procesos de enseñanza-aprendizaje. d) La consideración hacia el punto de vista del estudiante. Representa la creencia de que la empatía es una estrategia institucional de primera magnitud. f) El orden en el aula. Refleja una fuerte disposición del profesor a considerar que la mejor situación de aprendizaje se da cuando hay mucho orden en clase. g) El cambio del estudiante. Representa la creencia de que se aprende cuando se trabaja fuertemente en las tareas de clase. h) El aprendizaje integrador Refleja la creencia de que los estudiantes aprenden realmente cuando ven la relación entre los contenidos y su propia experiencia personal. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Al relacionar estas creencias de los profesores con su forma de enseñar Bauch (1984, citado por Porlán 1989) encontró correlaciones significativas entre determinados tipos de conducta del profesor. De esta forma pudo establecer dos tipos de profesores: a) Los profesores preocupados por el control de la clase, que usan pocas estrategias de enseñanza, interactúan poco con los estudiantes, explican para toda la clase, no usan materiales prácticos, trabajan con libros de texto y materiales estandarizados, etc. y respecto a los cuales los alumnos tienen opiniones negativas, pues se sienten sin libertad en el aula. b) Los profesores preocupados por la participación de los alumnos, que usan diversas estrategias de enseñanza, trabajan con una cierta variedad de materiales instruccionales, organizan el trabajo por actividades teniendo en cuenta las opiniones de los estudiantes, organizan el trabajo por pequeños grupos y atienden las demandas individuales, prefieren los objetivos de desarrollo personal y la autonomía profesional, etc. y a los que los estudiantes aprecian y valoran positivamente porque se sienten considerados por ellos. Son muchos y muy variados los modelos didácticos existentes sobre cambio conceptual y constructivismo pedagógico que parten del principio básico de que todo proceso educativo debe iniciarse desde los recursos culturales y psicológicos que el estudiante posee. Sin embargo , en el fondo se conserva la creencia de la sociología del conocimiento tradicional, es decir, que existe un conocimiento “auténtico”, autónomo e independientemente y que por ejemplo los casos de factorización, las moles o las sociedades precolombianas no tienen ninguna relación ni con los problemas sociales y políticos actuales del país ni con las expectativas y proyectos de vida del estudiante salvo que dicho “conocimiento” es un prerrequisito para ingresar a la universidad. En otras palabras, a pesar de que muchos maestros crean que parten de las preteorias y preconceptos culturales de sus estudiantes, siguen atrapados de una imagen del conocimiento (Elkana, 1987) que determina qué y cómo deben aprender sus estudiantes, cuáles problemas son relevantes y cuáles deben ser los criterios de evaluación, en fin, las imágenes del conocimiento dominantes, descartan y descalifican cualquier proceso de negociación de significados entre el pensamiento formal y el informal, entre el concepto científico y el saber cotidiano, y a pesar de las buenas intenciones didácticas de muchos maestros, el diálogo de saberes se convierte en una entelequia. BIBLIOGRAFIA 1. DELORS, Jacques. La educación encierra un tesoro. Madrid: Unesco, 1996. 2. ELKANA, Y La ciencia como sistema cultural: Una aproximación antropológica. Boletín Sociedad Colombiana de Epistemología. Bogotá. Vol. III, 10-11, Enero-Diciembre, 1983. 3. FOuREZ, G. Alfabetización científica y tecnológica. Acerca de las finalidades de la enseñanza de las ciencias. Buenos Aires: Colihue Ediciones. 1994. 4. GARCÍA, E. La naturaleza del conocimiento escolar: Transición de lo cotidiano a lo científico o de lo simple a lo complejo? En: Rodrigo M:J: y Arnay J. La construcción del conocimiento escolar Buenos Aires, Paidós 1997. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL 5. PORLAN, R. Teoría del conocimiento. Teoría de la enseñanza y desarrollo profesional. Las concepciones epistemológicas de los profesores. Tesis doctoral. Universidad de Sevilla. Microficha, 1989. 6. RODRIGO, M. J. Del escenario sociocultural al Constructivismo o episódico: Un viaje al conocimiento escolar de la mano de las teorías implícitas. En: La construcción del conocimiento escolar Paidós., Buenos Aires. 1997. 7. ZULUAGA, O. y ECHEVERRY J. “El florecimiento de las investigaciones pedagógicas”. En: Pedagogía, Discurso y Poder Bogotá: Corprodic. 1990. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN: UN NUEVO CAMPO DE FORMACIÓN Lineamientos generales Tomás Antonio Vásquez A Profesor Universidad Pedagógica Nacional I. INTRODUCCIÓN Haciendo explícitas las políticas contempladas en el Proyecto Educativo Institucional y dando curso a sus correspondientes implementaciones, la Universidad Pedagógica Nacional creó el Colegio Académico de Educación y Comunicación como un espacio para pensar e investigar las relaciones entre educación y comunicación. Se pretende con esto fortalecer el tema de la comunicación en el ámbito académico de la universidad y desde allí responder institucionalmente a los desafíos educativos del país y a los retos pedagógicos que vienen tanto de los medios tradicionales, como de las Nuevas Tecnologías y de otras prácticas comunicativas que dinamizan las culturas, incluidas ¡as que se desarrollan al interior del sistema educativo. Si se tiene en cuenta la escasa, o casi nula tradición de la Universidad Pedagógica Nacional en este campo, se puede decir que se trata de un significativo avance en los caminos de la comprensión de la problemática educativa y cultural del país y del mundo contemporáneo. La cultura mediática y los medios de comunicación presentes en los contextos que rodean la escuela pero excluidos sistemáticamente de las miradas pedagógicas, tanto del discurso como de las prácticas, comienzan a tener un reconocimiento como fenómenos sociales hegemónicos de nuestra época. Es así, como en la última década se ha acentuado la preocupación por la relación Educación- comunicación, generándose propuestas al respecto, tanto desde la investigación como desde la formación. Fue esta preocupación, acompañada de la idea de que la formación de docentes es, intrínsecamente, un proyecto cultural y político de carácter histórico, la que quedó consignada en el Proyecto Político Pedagógico de la Universidad Pedagógica Nacional. Pero ya de tiempo atrás, en la Facultad de Educación, y desde distintas perspectivas, venían trabajando, algunos profesores el tema de la relación Educación-Comunicación, aunque de modo más bien individual y un tanto disperso, antes que grupal y sistemático. No obstante, de allí se pueden reconocer algunos resultados e identificar actividades entre ellas la que tiene que ver con la propuesta de programa de postgrado en EducaciónComunicación, inicialmente pensada y proyectada como especialización, pero ahora en proceso de ajustes para ser presentada como maestría. Justamente ha sido este último trabajo el que, apoyado ahora en el Proyecto Político Pedagógico, ha suscitado los lineamientos que se proponen en este texto en los que, no sólo desde lo curricular, se pretende responder institucional-mente a las demandas que en materia de comunicación vienen desde la educación y viceversa. II. JUSTIFICACIÓN Hoy no cabe la menor duda acerca de la incidencia que ejercen las Nuevas Tecnologías de la información, y particularmente los medios de comunicación masiva, en todos los ámbitos de la vida moderna, tanto en las instituciones como en los grupos sociales y Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL comunidades. De allí que a diferencia del pasado la de hoy sea la sociedad de las comunicaciones, en el sentido de la compleja relevancia que éstas tienen en los modos de vivir, de sentir, de comportarse y de relacionarse de la mayoría de los hombres de esta época. Los medios de comunicación, que en nuestro país irrumpieron y se masificaron en las últimas décadas, provocando asombro en unos, desconcierto en otros, rápidamente se han constituido en un verdadero desafío para las instituciones tradicionales que como la familia y la escuela, hasta hace poco tenían una completa hegemonía sobre la cultura, la educación y la socialización. Pero poco a poco, e impulsados por las modernas estrategias tecnológicas de comunicación, los medios se han erigido en lo que algunos han dado en llamar la “escuela paralela”, compartiendo, sin que fueran sus propósitos iniciales, funciones educativas, culturales y socializadoras con la familia y la escuela1. Por ello, este desafío, que no es sólo de orden cultural sino también pedagógico, ha empezado a encontrar respuesta, aunque tímidamente, en las políticas educativas, en los investigadores de educación y la pedagogía y en las prácticas pedagógicas de cada vez más educadores. Pero lo que estos intentos están dejando ver es un gran vacío en la formación de profesionales en el campo de la problemática comunicativa de la educación. Vacío que contrasta, por un lado, con los constantes llamados y recomendaciones que se hacen, en los documentos oficiales sobre políticas educativas a tener en cuenta los medios de comunicación masiva en cuanto agentes educativos (Ley general de Educación, Plan Decenal de Educación) y por otro lado, con la preocupación que viene de los padres de familia que, desorientados, no saben que hacer con los medios, culpándolos de la apatía de niños y jóvenes por la escuela y finalmente, con el desconocimiento de las implicaciones educativas y culturales y el uso pedagógico de los medios por parte de la mayoría de los maestros. Pero si el problema de los medios es educativo y cultural, puesto que hegemónicamente es desde allí desde donde se están modelando las culturas infantiles y juveniles, así como las pautas que explícita e implícitamente suscitan el sentido del ser ciudadano hoy, entonces esto compromete también a los comunicadores. Ellos son una suerte de “pedagogos invisibles” quienes, a falta de una presencia real de la escuela en los problemas relevantes de la vida social del país, emergen como actores que participan dinámicamente en la construcción de los sentidos sociales, de las sensibilidades, de los sueños y de las opiniones de los ciudadanos; es decir, se constituyen en educadores informales llenando los espacios de socialización que dejan la escuela y la familia2. Todo este trabajo permanente y cotidiano de educación informal de los comunicadores sería más productivo si asumieran su práctica y su función con bases y referentes pedagógicos. Esta labor de los comunicadores llama la atención y hace pensar en que se requiere abrir espacios de formación de comunicadores en pedagogía, con el objeto de enriquecer su labor cultural desde los medios. Toda esta nueva situación, generada por los procesos de modernización, reclama una atención académica y profesional por parte de las instituciones formadoras de docentes, y 1 Ver PORCHER, Luis. La Escuela Paralela. Kapelusz, Buenos Aires, 1976. Este aspecto de la relación Educación-comunicación, ha sido tema de investigación y de reflexión al interior del seminario Política, Educación y Medios, que el autor del presente texto ha venido desarrollando en el programa de Educación Preescolar desde 1991. Ver Vásquez Tomás. “comunicación y Educación desde la cultura”. En revista Pedagogía y Saberes No. 6. Facultad de Educación, Universidad Pedagógica Nacional, Santafé de Bogotá, 1995, pp.23-30. 2 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL particularmente de la Universidad Pedagógica Nacional, pues si se trata de articular la comunicación con las prácticas pedagógicas, esto significaría abrir puertas hacia nuevos perfiles profesionales y de investigación al campo de la pedagogía. Esto se apoya en que la universidad tiene como misión “Innovar, orientar y dinamizar los procesos pedagógicos y asume un compromiso decidido con las instituciones educativas, la familia y los medios de comunicación, mediante un análisis permanente de los problemas educativos”3. Pese a este descuido de las instituciones formadoras de docentes, las apremiantes necesidades pedagógicas han llevado a que algunos maestros ensayen, espontáneamente, el uso pedagógico de los medios de comunicación, dejando ver, como es de esperar, grandes dificultades prácticas y teóricas en este terreno. En síntesis, la sociedad de la comunicación generalizada, expresada entre otros aspectos, en la globalización de la cultura, en los lenguajes audiovisuales y en las Nuevas Tecnologías de la información, sin duda tiene fuertes implicaciones en los sistemas educativos y está demandando hoy un replanteamiento en la formación docente, concretamente en lo referente a la comunicación. III. ELEMENTOS GENERALES DE LA PROPUESTA A continuación se presentan algunos elementos generales de la propuesta, haciendo énfasis en los aspectos conceptuales y en las estrategias metodológicas del campo de formación en educación-comunicación. La formación de docentes en el campo de la comunicación es uno de los retos que la cultura contemporánea le está haciendo a los sistemas educativos, a las instituciones educativas en general, y a la Universidad Pedagógica Nacional en particular. “La necesidad de dar respuesta a los retos y planteamientos contemporáneos en el campo educativo le exige a la Universidad Pedagógica Nacional una adecuación renovada de sus funciones y de su papel en la formación de docentes y demás agentes educativos”4 Debido a la hegemonía cultural de los medios en cuanto a la divulgación masiva de conocimientos y saberes, así como también a su dinámica en los procesos de socialización de los sujetos implicados en los procesos escolares, hoy se hace necesario que los sistemas educativos respondan a la problemática cultural de los medios y una de esas respuestas es lo referente a la formación en el campo de la comunicación. Esta formación en educación-comunicación abre una pluralidad de estrategias pedagógicas al tiempo que permite contextualizar las prácticas docentes en relación con la apropiación y el uso pedagógico de las Nuevas Tecnologías y con los nuevos modos de circulación del conocimiento y la cultura. La urgente necesidad de asumir la problemática de los medios desde la perspectiva pedagógica ha llevado a que se pongan en marcha proyectos educativos sin contar con la formación de los docentes en este campo, lo que ha desembocado en una práctica, tanto eufórica como tecnicista, que escapa a la compleja relación pedagógica y, por lo tanto, no toca en nada los paradigmas de comunicación y de educación imperantes en el ejercicio escolar. 3 U.P.N. Proyecto Político Pedagógico. Santa Fe de Bogotá, 1997. Pág. 43. Ibid. Pág. 52. Digitalizado por RED ACADEMICA 4 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL La Universidad Pedagógica Nacional tiene hoy la necesidad y la oportunidad de abrir este nuevo espacio para la formación, no sólo de docentes para la educación formal, sino también de todos aquellos actores que, haciendo uso de estrategias educativascomunicativas, trabajan con amplias capas de la sociedad civil y de las comunidades a través de la educación no formal e informal. De allí que dentro de las estrategias académicas se contemple la de “Crear un espacio institucional que combine acciones en el campo de las tecnologías de la información y de los medios masivos de comunicación, que permita superar la dispersión en estas áreas y propicie la investigación y los programas de formación en las mismas”5. La formación en educación-comunicación podría contribuir a legitimar la profesión docente en campos pedagógicos emergentes en momentos en que las facultades de educación están siendo fuertemente cuestionadas, justamente por quedarse a la saga con relación a la problemática social y a la dinámica cultural del país. Es de reconocer que la cuestión de la formación docente es demasiado compleja, particularmente en materia de comunicación. Tradicionalmente este asunto se ha reducido a un adiestramiento puramente técnico. Este hecho es resultado de asumir la comunicación como un conjunto de herramientas que facilitan la transmisión de los contenidos curriculares en procura de obtener unos resultados o impactos concretos y evidentes. Buena parte de la escasa formación de docentes en el campo de la comunicación ha quedado presa en este paradigma. IV. DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN La formación en educación-comunicación, tal como se propone aquí, exige ser enmarcada en una relación mucho más amplia de estos dos campos, en dos sentidos. Uno tiene que ver con la relación entre los campos entre sí, y el otro con cada uno de los campos en particular. Dos han sido las tendencias predominantes al momento de establecer las relaciones entre educación y comunicación. Una primera de carácter modernizante, asumida por las instituciones educativas en la que se asocia, mecánicamente, comunicación con aparatos, con medios, con tecnologías que difunden información de un modo eficaz. Desde esta perspectiva, modernizar la escuela significa, sin más, meter los medios en las aulas o llevar las aulas a los medios para. de este modo, cubrir las deficiencias y las limitaciones de la escuela convencional. Desde esta mirada, es la presencia física de los aparatos lo que le otorgaría el carácter moderno a la educación. En esta perspectiva, la comunicación se ha entendido como un vehículo amplificador de los contenidos que la escuela busca difundir. Así la comunicación, reducida a aparatos y subsidiaria de la educación, queda despojada de su dimensión cultural, educativa y pedagógica. Este ‘aprovechamiento’ compulsivo de los aparatos de comunicación tiene sus costos pedagógicos, pues la escuela termina sometida a las lógicas instrumentales de la Nuevas Tecnologías, es decir, a un modelo unidireccional y acrítico que es promovido por el mercado y que pone el énfasis en la cobertura y en el rendimiento eficaz. Lo que a primera vista representa fundamentales cambios en la escuela y en los sistemas educativos en general, es decir la modernización de la escuela, generada por los aparatos de comunicación, puede traducirse, pedagógicamente, en un estancamiento cuando no en un retroceso de la escuela, en cuanto contribuye a afianzar modelos verticales e impositivos muy poco democráticos en el espacio escolar. Es esta 5 Ibid. Pág. 59. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL idea eufórica de comunicación, sin ningún acompañamiento conceptual sobre lo educativo que vaya más allá del manejo instrumental, y sin implementar reflexiones sobre las nuevas condiciones del quehacer pedagógico la que hoy está haciendo carrera en nuestro sistema educativo, desde el preescolar hasta la universidad. La segunda tendencia surge como reacción al reduccionismo tecnológico anteriormente comentado y busca rescatar la dimensión humanista de las garras de las Nuevas Tecnologías de la comunicación y la información. Esta tendencia la encontramos bastante arraigada en el discurso y práctica de los maestros. Si para las instituciones educativas comunicación es sinónimo de medios, de información, en tanto que se asocia exclusivamente con periódicos, revistas, emisoras y hasta oficinas de divulgación, para los maestros lo es de diálogo. Es con el paradigma comunicativo del diálogo, en el que pesa más lo formal que la interacción de sentidos y búsqueda de comprensión, con el que lo maestros pretenden “rescatar” el humanismo perdido por causa de los medios, sustrayéndolo mecánicamente de las condiciones históricas y de las mediaciones culturales de una época, en la que cada vez más la tecnología se expande y penetra en la vida cotidiana de las mayorías. Esta idea de comunicación, como sinónimo de diálogo, conduce a que en el momento de acercarse a los medios, con el consabido recelo, se haga desde y con el modelo con el que históricamente ha trabajado la escuela, es decir, la comunicación de un profesor que habla y un estudiante que escucha y con muy poca o ninguna participación en la construcción del conocimiento. El origen histórico de esta idea de comunicación, matizada en el desarrollo de la cultura occidental, es el diálogo socrático, que se erige en paradigma del quehacer humanístico del maestro. Sobra decir que lo que en ese modelo de comunicación no cabe, queda por fuera. No es raro entonces encontrar en la Televisión Educativa un maestro que habla como si estuviera en un salón de clases dirigiéndose a unos supuestos estudiantes en la sola utilización de un tablero. Es decir que toda la riqueza que brinda el lenguaje audiovisual y la dimensión lúdica de la televisión queda perdida, pues se sigue con el férreo modelo comunicativo de la escuela tradicional, cuyo centro sigue siendo la palabra hablada y la escrita. Este es uno de los factores que ha conducido al fracaso de los intentos que se han hecho en nuestro país tendientes a desarrollar una televisión educativa. Ante tal situación, estratégicamente, partimos de una pregunta que retomamos de Jesús Martín-Barbero: “Cuáles son las demandas de comunicación que vienen del ámbito educativo, entendido éste no sólo como el ámbito formal de la educación, sino como los muy diversos ámbitos de educación en que hoy se ven inmersos los ciudadanos que no son solamente los niños, los jóvenes, sino también los adultos, incluidos los ancianos, esto es todos los colombianos” Estas demandas de comunicación, pensadas en términos de formación, se pretende enfrentarlas abriendo el concepto de comunicación, es decir, “no reduciendo comunicación a medios, reconociendo otras prácticas comunicativas de nuestra cultura que relativizan el poder de los medios, como por ejemplo, las comunicaciones familiares, los grupos de pares, las comunicaciones barriales y sobre todo las prácticas comunicativas al interior de la escuela, las de dentro y las de fuera de aula. Se trata entonces de la relación de procesos de comunicación de muy diverso orden con procesos de educación también de muy diverso orden tanto en los planos de lo micro como de lo macro”6. 6 MARTIN BARBERO, Jesús. “Retos de a comunicación a la educación. Propuesta conceptual para el colegio Académico Educación y Medios. universidad Pedagógica Nacional. Documento de trabajo. Santafé de Bogotá, 1998. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL V. OBJETIVOS Y ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS Con el objeto de responder a la situación arriba descrita la propuesta de formación se articula a partir de un objetivo central: promover reflexiones y procesos de formación a todos los niveles educativos desde la relación educación-comunicación. Otros objetivos a los que atenderá la propuesta son, por ejemplo, formar profesionales competentes en educación-comunicación para el trabajo teórico-práctico en la educación formal, no formal e informal. También se trata de introducir la comunicación como estrategia pedagógica en el diseño de políticas educativas tendiente a ampliar los tradicionales marcos de referencia de la escuela, así como suscitar en los profesionales de la educación y de la comunicación la necesidad de abordar la problemática de la cultura así mismo aportar elementos que contribuyan a la generación y dinamización del “Sistema Nacional de Educación Masiva”. Finalmente se trata también de proporcionar orientaciones teóricas y metodológicas para el uso pedagógico de los medios y las Nuevas Tecnologías en el aula de un modo crítico y creativo. Esto último se articula con la promoción y la formación de criterios pedagógicos en periodistas, libretistas y otros sujetos de los medios de comunicación, lo mismo que con el análisis de los modelos comunicativos que subyacen en las prácticas pedagógicas escolares y no escolares. En lo tocante a los comunicadores, se buscará la formación de criterios pedagógicos en los sujetos implicados en la producción de mensajes a través de los medios. Para conseguir los objetivos propuestos anteriormente el campo de formación se proponen las siguientes estructuras y estrategias metodológicas7. En cuanto a programas curriculares se ha diseñado el programa de Postgrado en Educación-Comunicación. Para ampliar y darle cobertura a la Universidad Pedagógica Nacional en este campo, se viene proponiendo un Programa Nacional de actualización Docente en Comunicación, dirigido a maestros en ejercicio en el ámbito local, regional y nacional. Además de lo anterior se proponen unos cursos de extensión en comunicación para educadores y en pedagogía para comunicadores. Para cada una de las anteriores actividades es necesaria la conformación de un equipo de docentes conocedores de la temática en cuestión. VI. LINEAMIENTOS TEÓRICOS Los lineamientos de formación que aquí se presentan, privilegian el análisis, el uso crítico y creativo de los medios y de las Nuevas Tecnologías, así como las prácticas comunicativas en el espacio escolar. Se trata entonces de un proyecto cuyo énfasis está puesto en la recepción y de allí que las orientaciones conceptuales y metodológicas, respondan a dicha perspectiva. Por qué el énfasis en la recepción? Si el proyecto de formación pretende poner al alcance de los docentes los elementos teóricos y metodológicos para el uso pedagógico, crítico y creativo, de los medios y de las Nuevas tecnologías en el espacio escolar, entonces, sin desconocer las estrategias de producción como tampoco los contenidos, la mirada estará puesta en la recepción, es 7 Al respecto se toman algunos elementos del campo 2, Liderazgo y Proyección de la Universidad, Programa 2.1, colegio Académico de comunicación y Educación, proyecto 2.1.2, Formación. Ver Plan de Desarrollo Institucional. 1998-2003. U RN. Santa Fe de Bogotá, 1998. Pp. 60-61. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL decir en los actores que hacen uso de lo que los medios y la comunicación les proporcionan como elementos dinamizadores de su cultura. Los estudios críticos sobre el proceso de recepción se centran en el conocimiento de los “hábitus frente a los medios y los usos sociales que los diversos grupos hacen de éstos> en la refuncionalización y resemantización de los contenidos y mensajes. Desde esta mirada se logra rebasar la concepción de la recepción como un proceso condicionado a una casualidad lineal, y la de que los sujetos receptores son el polo más frágil y pasivo dentro del ciclo comunicativo. Asumimos la recepción como un proceso múltiple y contradictorio, donde entra en juego una variedad de mediaciones determinadas tanto por las relaciones sociales en las que están insertos los sujetos, como por su posición social y cultural8. Los avances teóricos que alcanza esta mirada radica en la consideración de los receptores como sujetos activos, determinados socioculturalmente, y capaces de crear, recrear y negociar los contenidos de los mensajes provenientes de los medios de comunicación. El receptor deja de ser considerado víctima de los medios y se transforma en protagonista a través de la creación de nuevos significados y de la inserción de estos en la cultura cotidiana en la que están inmersos. Se trata así de trascender dos modelos educativos que están aferrados en el quehacer de los docentes. Uno es aquel que pone el énfasis en los contenidos con la pretensión de transmitir conocimientos para que el educando, que no sabe, aprenda del docente, que es quien sabe. En la práctica pedagógica, son el profesor y el texto los elementos centrales, existe muy poca participación de los estudiantes y el dato y la información reemplazan la construcción del conocimiento. Con las variaciones que se quiera, e implícitamente, sin duda que es el modelo imperante en nuestro sistema educativo. Casi todo el aparato educativo actual está montado sobre un modelo de distribución de información, sea ella de carácter utilitario inmediato o mucho más compleja en tanto que pretende transmitir la herencia cultural de la ciencia, la tecnología y ¡as artes. Sobre este modelo, que puede ubicarse en el terreno de la enseñanza-aprendizaje se han diseñado las instituciones educativas formales de carácter secuencial y graduado, que conducen paso a paso al individuo desde el preescolar hasta el grado universitario. FI otro modelo es aquel que pone el énfasis en los efectos. Se trata de la denominada ingeniería del comportamiento que consiste esencialmente en moldear la conducta de jóvenes y niños según objetivos previamente establecidos. Bajo la apariencia de cuestionar la educación tradicional centrada en frondosos contenidos y grandes discursos, de promover el cambio de actitudes a través de la motivación y variadas acciones; este modelo funcionalista de la educación otorga un papel preponderante al docente en cuanto él es el programador del comportamiento de los estudiantes, el que determina lo que ellos tienen que hacer, cómo deben hacerlo, e incluso lo que deben pensar, es decir toda la pedagogía se reduce a técnicas de aprendizaje. Hoy este modelo, que tuvo su auge en las facultades de educación de América latina en los años 60, se reviste con la presencia de las Nuevas Tecnologías y asume la etiqueta de “paradigma modernizador” de la institución escolar. Como se puede observar, estos modelos se corresponden con dos paradigmas de comunicación. Ambas parejas de paradigmas desconocen o subestiman sistemáticamente, no sólo el papel activo de los estudiantes, sino también los contextos y 8 CHARLES, M.; OROZCO, O. Educación para la recepción. Trillas, México, 1990. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL las heterogeneidades culturales. Aquí se abre una línea de investigación acerca de las correspondencias históricas entre paradigmas de comunicación y paradigmas de educación. Particularmente en América latina y en el campo de la comunicación, las limitaciones de ¡os modelos imperantes abrieron nuevos espacios de reflexión e investigación, comprometiendo conjuntamente el campo de ¡as ciencias sociales. Uno de estos espacios fue, justamente, poner la atención en las audiencias o en los públicos. Este desplazamiento teórico-metodológico, que ha guiado los estudios de comunicación en las dos últimas décadas, se propone comprender, no tanto qué hacen los medios y los mensajes con el público, sino más bien, qué hacen los públicos con lo que ofrecen los medios, dónde y cómo se produce la desigual apropiación y usos sociales, culturales, educativos y políticos de los medios. Fue lo que Jesús Martín-Barbero pIasmó en el título de uno de sus libros: “De los Medios a las mediaciones’, es decir, de los aparatos a las prácticas y a los procesos de recepción y de allí a la construcción y reconstrucción de las realidades sociales cotidianas. Poner la mirada en la recepción exige, pedagógicamente, entre otras dos grandes competencias, claves en la formación de docentes. Una tiene que ver con lo referente a los nuevos lenguajes, centrada en la gramática de la comunicación audiovisual. Se trata de poner al alcance de los docentes elementos pedagógicos de lo visual para facilitar las lecturas de las nuevas estrategias de circulación del conocimiento y los saberes. Otra competencia apunta al reconocimiento de los contextos culturales, es decir, de los distintos espacios sociales en los que se inscriben los actores comprometidos en los procesos educativos y que configuran en ellos unas particularidades culturales desde donde se llevan a cabo las apropiaciones y construcciones del conocimiento. Esta última competencia abre el camino al reconocimiento y comprensión de ¡os distintos modos de comunicación, nos ayuda a reconocer la dimensión comunicativa de la cultura y la dimensión educativa de la comunicación. Esta relación Educación-comunicación-cultura, nos lleva necesariamente a una real y concreta interdisciplinariedad que sin duda enriquece la formación docente. lnterdisciplinariedad, tanto por lo que respecta a la formación, como por lo que hace referencia a las actividades concretas de intervención en la educación y en los medios de comunicación. Dicho de otro modo, formativa y profesional-mente. Ello implicaría una potenciación de la educación, en cuanto a su carácter comunicativo y en cuanto a la utilización y aprovechamiento de los medios de comunicación y, al mismo tiempo, una potenciación y perfeccionamiento de los medios, en cuanto a su dimensión cultural y formativa”9. Y en esta perspectiva, la pedagogía, como teoría que orienta y da sentido a los procesos educativos escolares y no escolares, empezaría a responder a los grandes interrogantes que le plantea el mundo de hoy, como por ejemplo, ¿Qué hacer hoy cuando la escuela ha dejado de ser el templo del saber, pues hay multiplicidad de saberes que circulan por otros canales, difusos, descentralizados y no verticales? Sin duda que este desafío se inscribe en una de ¡as transformaciones más profundas que experimenta la sociedad de hoy como es la transformación en los modos de circular el saber. 9 RODRÍGUEZ ILLERA, José L. Educación y comunicación. Paidós, Barcelona, 1988. Pág. 37 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL VII. FUENTES BIBLIOGRAF1CAS CENECA — UNESCO. Educación para la comunicación. Manual Latinoamericano de educación para los medios. Santiago de Chile, 1992. CHARLES, M. y OROZCO, G. Educación para la recepción. Trillas, México, 1990. ________ Educación para los medios. Unesco/llce, México, 1992. DAVINI, María Cristina. La formación docente en cuestión: Política y pedagogía. Paidós. Buenos Aires. 1995. EZCURRA, Ana María. Formación Docente e innovación educativa. Ideas, Aique Grupo Editor, Rei. Buenos Aires, 1992. ICFES. La formación y capacitación del maestro en Colombia. Memorias Santafé de Bogotá, 1987. JACQUINOT, Genevieve. La escuela frente a las pantallas. Aique Editores, Buenos Aires, 1996. MARTIN BARBERO, Jesús. “Heredando el Futuro: Pensar la educación desde la comunicación”. Nómadas No. 5. Universidad Central, Santafé de Bogotá, 1996, pp. 10-22. ________ “Retos culturales de la comunicación a la educación”. Comunicación, Educación y Cultura. Memorias Cátedra Unesco de Comunicación Social. Universidad Javeriana, Santafé de Bogotá, 1998, pp. 15-27. Misión Ciencia. Educación y Desarrollo. Fuentes complementarias. Tomo 5. Creatividad, Formación e investigación, Presidencia de la república. Santafé de Bogotá, 1995. MORDUCHOWICZ, Roxana. La escuela y los medios. Aique Editores. Buenos Aires, 1997. PORCHER, Luis. La escuela paralela. Kapelusz. Buenos Aires, 1976 RODRÍGUEZ ILLERA, José L. Educación y comunicación. Paidós, Barcelona, 1988. U.P.N. Proyecto Político Pedagógico de la U.P.N. Santafé de Bogotá, 1997. ________ Plan de Desarrollo Institucional 1998-2003. Santafé de Bogotá. 1998. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL ALGUNOS ELEMENTOS PARA PENSAR LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA Guillermo Bustamante Zamudio Profesor Asociado Universidad Pedagógica Nacional NORMALIZACIÓN DE LA PALABRA En toda época, las maneras de hablar y sus terminologías concomitantes parecen “naturales”; es decir, sus usuarios las consideran transparentes” corno dice Sercovich (1977:34), quien piensa justamente que transparente es aquel discurso que oculta sus propias condiciones de producción, aquel que se presenta corno una ventana abierta para entrar en contacto directo con la realidad; no obstante, todo enunciado está indefectiblemente ligado a las condiciones efectivas de su producción, que están históricamente determinadas (cf. Pêcheux, 1975), y, por lo tanto, está estructuralmente imposibilitado de ser esa ventana. Incluso las lenguas presentan entre silo que se llama anisomorfismo semántico, fenómeno por el cual. por ejemplo, algunos indígenas colombianos describen cuatro colores en el arco iris, mientras nosotros describimos siete; la imposibilidad de formular esto como un efecto del uso del lenguaje llevó a los antropólogos de mediados de siglo a decir que nuestros indígenas ¡tenían problemas de la vista!; tal como las teorías rivales se acusan mutuamente de ceguera. Así, en determinado momento aparece en el ámbito educativo el asunto de la investigación, y comienza a hablarse de ella como de una actividad que siempre debe formar parte del perfil del docente. No nos esforzamos por interrogar las razones de su aparición, ni las razones por las cuales ese perfil no siempre se ha considerado ligado a ella1. Hasta puede que terminemos pensando que fue algo faltante en el pasado o, incluso, que su ausencia explica las fallas de antaño que hoy felizmente hemos superado, dado que sí tenemos la palabra “investigación” circulando. Por eso, la palabra no puede faltar en el discurso de los que tienen que hablar de educación. Por ejemplo, la Ley 115 de 1994 desde el artículo 4 dice que el Estado, para mejorar la educación, velará por la investigación educativa, entre una serie de factores; el artículo 73 dice que el gobierno estimulará e incentivará la investigación; el artículo 157 establece que la base de la JUNE para informar al gobierno nacional sobre el servicio educativo son investigaciones estadísticas. Así mismo, la Ley 30 de 1992, en su artículo 4 dice que la educación superior se desarrollará en un marco de libertad de investigación; y el artículo 6 enuncia, como uno de los objetivos de la educación superior, la capacitación para la investigación. Por su parte, el Consejo Nacional de Acreditación ubica, entre otros principios rectores de la acreditación previa de los programas de formación de docentes, el fomento de la investigación y la promoción de la capacidad para investigar... 1 Esta sola razón bastaría para suponer que toda discusión sobre investigación en educación que no se proponga tal esclarecimiento es fútil, pues ya nos revela presos de una condición que -se suponequeremos evitar, en la medida en que la investigación estaría, al menos, dando cuenta de las condiciones de posibilidad de hablar de cierta manera y de sus efectos en nuestras acciones. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL En un pasado reciente, ya la investigación era considerada como ingrediente sine qua non, tanto de la formación de los Iicenciados, como de la capacitación de los docentes en ejercicio. Por lo tanto, las recientes normas vienen a reformular, precisar o repetir esto que ya se había promovido al lenguaje del ámbito educativo, fuera o no por efecto de otras normas2. Los currículos de las licenciaturas ya tenían -y, si no, ahora están “más obligados” a tener- una línea de formación al rededor de este tópico (tradicionalmente constituido por asignaturas como “metodología de investigación”) y, en muchos casos, el grado ha estado supeditado a la elaboración de un trabajo en el que la investigación está involucrada de alguna manera y con alguna intensidad. Esto se explícita mucho más en postgrado, donde se establecen tres “niveles” de relación con la investigación, según se trate de especialización, maestría o doctorado. Así mismo, la capacitación de docentes en ejercicio, de una época para acá, ha comenzado a mencionar la necesidad de que los docentes hagan investigación y no solamente que les digan, mediante los tradicionales cursos magistrales, lo que deben hacer tal como había sido en una gran proporción la capacitación oficial, conocida -no sin alguna razón-como “feria del crédito”. Tal vez por eso la Ley 115 estableció que la capacitación debe estar avalada por una universidad, ya que, por carambola, las condiciones sobre investigación que rigen a las licenciaturas (Cf. Decreto 272 de 1998) terminarán influyendo la capacitación. Aun sin tener en cuenta el aspecto diacrónico de los efectos de sentido que mencionábamos antes, sabemos que en todos los campos teóricos los términos pueden tener varias acepciones, de acuerdo con las tendencias que los definen; y pueden además ser polivalentes en campos como el educativo, que no se restringen a lo teórico, sino que están constituidos también por otro tipo de discursividades (claro que cuando los términos de una discusión teórica pasan a la norma, comienza a regir otra lógica...). De ahí que sea pertinente llamar la atención sobre la existencia de dos niveles igualmente importantes: el del “hablar” en ese campo y el del “hacer”3. En educación podemos inferir que la mención a la investigación puede formar parte de un contexto, ya invadido con palabras como “proyecto”, “autonomía”, “calidad”, ~‘innovación”, “eficiencia”, etc., que cambian al vaivén de los procesos sociopolíticos. Por provenir de ese espacio, pensamos que los efectos de esta terminología sobre el proceso educativo, que los tiene, no necesariamente se relacionan de manera literal con los enunciados que la hacen existir (de la misma manera que las palabras literales de un saludo no son las que constituyen el sentido pleno de ese acto comunicativo). De ahí que no se trate simplemente de decir cómo concebir la investigación en el ámbito educativo, en general, independientemente del contexto y de la historia. No es suficiente que alguien enuncie unas verdades sobre investigación para que quien escucha sea capaz de aplicar una política educativa cualquiera, de diseñar un programa de capacitación o, incluso, de investigar. Y no es que la respuesta no tenga efectos reales: pero la especificidad del terreno en el que la respuesta ‘sirve’ no es forzosamente investigativa. Por eso, un profesor de “metodología de la investigación” puede nunca haber investigado. Por eso el contexto del hacer comunicativo en el que el decir sobre 2 La ley 80 de 1980, por ejemplo, hablaba de docencia, investigación y extensión como los tres elementos que debían regir la vida del profesor universitario. 3 Cf. Charaudeau, 1986. cada decir constituye un hacer comunicativo y cada hacer comunicativo puede tener un decir Las formas respectivas no tienen por qué coincidir -es más, en algunos casos no deben coincidir-. En consecuencia, no se plantea la proverbial oposición “del dicho al hecho, hay mucho trecho’, sino la preguntas: ¿a qué hacer corresponde este decir?, y ¿a que decir corresponde este hacer? Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL investigación es necesario puede tener que ver sencillamente con el hecho de que un funcionario educativo es mal visto si, al hablar de ciertos asuntos de la educación en determinados contextos, no se refiere a la investigación; basta con que cambie el escenario (por ejemplo, que pase de la declaración pública a la entrevista con el Ministro de Hacienda) para que los términos cambien. Entonces, el asunto no sería algo tan sencillo como formular la mejor manera de concebir la investigación en educación. La prueba está en que, en primer lugar, pese a que ya muchos han hecho tales formulaciones (desde su punto de vista), el resto de los mortales no hemos sabido obedecer4; y, en segundo lugar, todos los programas vigentes han sabido convencer a las autoridades que tienen respaldo investigativo y, sin embargo, cuanta Misión se elige en el país y cuanto funcionario educativo lo requiere, habla de los bajos niveles en investigación. Esto, por supuesto, no elimina la necesidad de enfrentar los problemas educativos, ni de responder si frente a ellos se puede hacer algo con la investigación; pero parece ser más acertado responder desde un contexto más complejo y, en consecuencia, sin certeza de una respuesta positiva, pero con la aspiración de explicitar las distancias entre los ámbitos del decir y el hacer comunicativo, a propósito de este asunto. ¿Detección de “problemas”? El problema Es muy común la posición según la cual los investigadores educativos llegan a -o están en- el espacio escolar y proceden a detectar problemas para estudiar, para proponer soluciones (o hacerlas efectivas). Tal posición presupone una percepción de los procesos educativos, de manera tal que no se considera la perspectiva desde la cual se hace la supuesta detección de los problemas, pues es el punto desde el que se hace la observación, el único posible. Es como decir que el observador no requiere detenerse a pensar en la anatomía del ojo para ver, con lo cual los resultados de la observación no pueden ser sino “objetivos”. De tal manera, hablamos, entre otros, de a) “solución” a los problemas, b) “impacto” de los programas y c) “mejoramiento” de la educación. Pero no nos quedamos allí: tenemos los mecanismos para hacer que la experiencia educativa en general quepa dentro de estos parámetros (y, entonces, ella se transforma en “prueba” de nuestra verdad): a. Establecemos relaciones en las que demandamos u ofrecemos las soluciones, y un panorama idéntico se revela más adelante como el nuevo estado de las cosas; o cuando la situación, problemática a todas luces, no se “soluciona”, entonces aparece el argumento (novedoso en relación con la forma como fue articulado el primer propósito de cambio) según el cual hay contextos y/o personas que lo impiden; este argumento no interroga la idea misma de solución, por eso sólo sirve de soporte a las condiciones que permiten continuar hablando de “soluciones”. b. También establecemos relaciones en las que esperamos u ofrecemos un impacto de la iniciativa que se trate: política educativa, investigación, innovación, reforma, etc. Hablamos, entonces de indicadores; juzgamos los procesos en la medida en que puedan producir esos indicadores; asignamos los recursos o los peleamos poniéndolos en relación con ello, etc. Así, las iniciativas sirven sólo si, a los ojos de quien juzga, 4 Lo que se asemeja a la situación de que cada religión ha expuesto las razones por las cuales su dios es el único y el verdadero y, no obstante, hay personas que o son incrédulas o creen en otros dioses. Incluso algunos grupos llegan a decir que la oposición a ser escuchados es una muestra de su verdad. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL muestran una “transformación”. El efecto de la propia transformación de la educación (la que ocurre independientemente de nuestros buenos propósitos explícitos) puede usarse a favor, para mostrar, con la evidencia empírica, que las cosas impactaron, cuando perfectamente puede ser algo fortuito. c. Por último (en relación con los tres aspectos que fueron listados, puede haber otros), establecemos unas relaciones en las que resulta evidente que las cosas no funcionan como deberían y que tienen que mejorar No se explica si propósitos anteriores, como los actuales nuestros, causaron la situación que se busca mejorar y, en consecuencia, si otros propósitos pueden transformarla. No hay problema en que “mejorar” quiera decir cosas distintas para cada persona; de todas maneras, se espera del otro (por ejemplo del MEN, del ICFES, del CNA), que haga algo grandioso, algo de grandes proporciones, que cambie todo. Lo que aparece como primero, tal vez como único, es el problema; las causas estarían subordinadas a los propósitos: I Problema “Solución” “Impacto” (“Transformación”) “Mejoramiento” (“Deber-ser”) Las acciones de los sujetos No obstante, podemos pensar que la detección del “problema” resulta de un proceso que la antecede; el problema no seria lo primero que tenemos al frente (lo concreto no sería lo evidente). A la columna del problema, entonces, le precede otra: la de las acciones del sujeto. La perspectiva que pretendemos problematizar sólo tiene en cuenta la acción del sujeto en el sentido de la solución, el impacto o el mejoramiento. Pero, ¿acaso ese sujeto no actuaba antes en el ámbito que supuestamente va a modificar? Si las acciones que ahora se propone pueden transformar algo, ¿por qué las otras acciones que indefectiblemente hacía no podían realizar la transformación? o, mejor, ¿qué efecto estaban produciendo? Vemos que es difícil ponerse en esta posición; es decir, una posición en la que quepa preguntarse: ¿qué hago yo para que las cosas sean como son? y ¿qué función cumplen los buenos propósitos? Pensamos que la posibilidad de que alguien detecte un problema, merece dos aclaraciones: en primer lugar, los efectos de las acciones de este alguien (que puede ser el docente, el investigador, el innovador, etc.) que después contempla como problema exterior a él: ¿acaso no contribuye a que exista aquello que llama problema?; y, en segundo lugar, ¿qué concepciones tiene sobre el proceso educativo (sobre el proceso humano, en general, más bien) para que un golpe de mirada parezca detectar un problema? Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL El “problema”, cuando es percibido como primero, materializa, entonces, un efecto de lo que estamos describiendo: hay algo que hace que los sujetos se perciban como espectadores. Desde esa posición, lo hemos visto, se ve el asunto como un balance de contabilidad: debe y haber, el sujeto sabe qué hay (con la mirada) y sabe qué falta (el deber-ser). Consensos y acuerdos se pueden aquí soñar, pues toda la heterogeneidad intersubjetiva está depuesta en nombre de un ideal. Tener en cuenta la acción del sujeto permite detectar que en el ámbito educativo están en juego los intereses y que las diversas acciones están encaminadas a apuntalar, de manera expresa o no, dichos intereses. Este nivel de análisis es el que constituye nuestra complicidad con el funcionamiento de los dispositivos. Esto lo visualizamos a continuación; el problema ha dejado de ser la primera columna y se ha convertido en la segunda. Aparece la categoría producto, que explica las ideas de “solución”, “impacto”, “mejoramiento”, etc., como productos de la posición subjetiva y de los intereses, no como iniciativas originales y autónomas; y aparece la categoría sujeto, que explica la actitud de espectador con la que se reconoce el investigador, como efecto de la complicidad: I Acciones de los sujetos Producto Sujeto Posición subjetiva Intereses Cómplice II Problema “Solución” “Impacto” (“Transformación”) “Mejoramiento” (“Deber-ser”) Consenso Espectador No obstante, con la introducción de la columna acciones de los sujetos, aparecerían las posiciones y los intereses exclusivamente como figuraciones individuales e, incluso, egoístas. Es necesario, en consecuencia, pensar que el nivel de las acciones del sujeto produce el nivel de problema, pero, a su vez, está producido por el de las fuerzas contextuales (cf. Pearce, 1994), que aparecería como primera columna. La fuerza contextual El sentido de las acciones no es enteramente subjetivo, ni los intereses pueden calificarse sencillamente de egoístas. Si hay unas fuerzas contextuales que determinan la existencia de las acciones específicas, entonces es necesario mirar hacia aquello que hace posible el mirar mismo. Es cuando la estructura del ojo nos preocupa: puede que su admirable anatomía no sea más que una de las formas posibles de ver Y, en efecto, hay infinidad de sistemas perceptivos visuales (tantos como especies animales tienen “ojos”) cuyas características difieren inmensamente y, en consecuencia, arrojan diversas imágenes del mundo. Desde esta perspectiva, estaríamos diciendo que cualquier acción (como lo es la interpretativa) está incluida en paradigmas sociales; paradigmas que constituyen el tejido social mismo y que producen unas formas de mirar; formas que tienen la suficiente Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL tensión entre ellas como para que aquello que las sobredetermina sea susceptible de ser sentido. Estamos presos de una manera de mirar, eso es ineludible, pero, ¿en ello no radicaría también una posibilidad de transformación? Hay una estructura social que distribuye de forma específica el trabajo, la propiedad, la responsabilidad, la oportunidad, etc. Este efecto colectivo es una condición de posibilidad del mirar, y produce formas de mirar, entre las cuales situamos una forma de complicidad que nos hace pensar que somos espectadores de un caos en el que poco tenemos que ver (como ángeles caídos en una marranera, decía Zuleta). De todas maneras, uno se pregunta: ¿cómo haríamos para ver el paradigma en el que estamos? ¿Acaso eso no presupone ya estar ubicados, al menos parcialmente, en otro paradigma? Pensamos que la investigación sería una de las prácticas que pone en juego esta tensión, acaso esta imposibilidad. Aparece, entonces, otra categoría: la apariencia. En la tercera columna lo que aparece son las “cosas”, producidas por la segunda columna, pero aparentemente objetivas; en la segunda columna lo que aparecen son los sujetos, producidos por la primera columna, pero aparentemente libres; y en la primera columna lo que aparecen son las palabras, el mundo de significación como efecto del tejido social, que es una unidad de cosas, sujetos y palabras, cuya materialidad no sería aquella con la que es nombrada en cada caso. Así lo visualizamos: I Fuerza Contextual II Acciones de Los sujetos III Problema “Solución” “Impacto” Paradigmas Posición subjetiva “Mejoramiento” Tejido social Intereses “Transformación” “Consenso” ¿Investigador? Cómplice Espectador Sujeto Palabras Sujetos Cosas Apariencia Producto Pero, a su vez, ¿cómo es producida esta columna?, ¿ella es apariencia de qué? Proponemos que es la sobredeterminación entre los tres niveles la que la produce. Una conclusión sería que el objeto de investigación no existe en bruto; lo que un investigador tiene delante de sí son ideas a través de las cuales ve el objeto de ciertas maneras, o gracias a las cuales no lo puede ver Si esto es así, investigar no es mirar algo, sino mirarse, mirar la mirada. “Es necesario que transforme algo en mi manera de sentir y de pensar para acceder a conocer algo” (Zuleta, 1986). No es, entonces, que a algunos les falten unos prerrequisitos para investigar; en cambio, el asunto tiene mucho que ver con qué tanto le conviene a uno -y a la sociedad en la que está inserto- remover sus ideas sobre ciertas cosas. Así, en la escuela, en lugar de una detección de la mal llamada “realidad educativa”, que afloraría mediante un golpe de mirada, podría entenderse el espacio educativo como producido mediante la complejización y la explicitación de las miradas en juego; en lugar de cursos para que quienes creen que saben capaciten a otros que creen que ignoran, podría pensarse la educación como un espacio en el que es posible hacer de la reflexión Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL sobre la producción del conocimiento un eje fundamental; y en lugar de meter la palabra en los discursos y llenar los requisitos que nos obligan a hablar de investigación en educación, podría pensarse la educación como un espacio en el que el fundamento ético de la acción puede ganar la importancia que requiere tanto el respeto a los sujetos como la asunción de una responsabilidad más allá de lo formal, pero contando con el otro. BIBLIOGRAFÍA BACHELARD, Gaston. La formación del espíritu científico. México: Siglo XXI, 1979. BENEDITO, Gloria. “El problema de la medida en psicología”. En. Psicología: ideología y ciencia México, Siglo XXI, 1975. CHARAUDEAU, Patrick. Análisis del discurso y sus implicaciones pedagógicas. Cali: Univalle, 1986. ELKANA, Yehuda. “La ciencia como sistema cultural. Una aproximación antropológica”. En: Boletín de la sociedad colombiana de epistemología, Vol. III, No. 10-11. Bogotá, enero-diciembre, 1983. IBÁÑEZ, Tomás. “Ciencia, retórica de la ‘verdad’ y relativismo”. En: ArchA piélago No 20. Barcelona, 1995. MORIN, Edgar. El método IV: Las ideas. Madrid: Cátedra, 1992. MEN. Decreto 272 de Febrero 11 de 1998. ________ Criterios y procedimientos para la acreditación previa de los programas académicos de pregrado y de especialización en educación. Bogotá: CNA, Junio de 1998. PEARCE, Barnett. “Nuevos modelos y metáforas comunicacionales: el pasaje de la teoría a la praxis, del objetivismo al construccionismo social y de la representación a la reflexividad”. En: Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad. Buenos Aires: Paidós, 1994. PÊCHEUX, Michel. Les verités de La Palice. Paris: François Maspero, 1975. RUEDA, Mario; DELGADO, Gabriela y JACOBO, Zardel (coords.). La etnografía en educación. Panorama, prácticas y problemas. México: CISE-UNAM, 1994 SERCOVICH, Armando. El discurso, el psiquismo y el registro imaginario. Buenos Aires: Nueva Visión, 1977. WATZLAWICK, Paul y KRIEG, Peter El ojo del observador Barcelona: Gedisa, 1995. ZULETA, Estanislao. “Teorías freudianas de la infancia”. En: Boletín de estudios psicoanalíticos, Vol. 1, No. 1. Cali, septiembre de 1986. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL LA INVESTIGACIÓN EN EDUCAClON Y PEDAGOGÍA EN COLOMBIA Alfonso Tamayo Valencia Decano Facultad de Educación UPTC, Tunja “El desarrollo social y económico cada vez más intensivo en conocimiento, requiere recursos humanos altamente calificados y exige del sistema educativo, en particular del nivel superior, una mayor capacidad para absorber e incorporar los cambios continuos de la ciencia y la tecnología”. Carta lcfes Nº 26 junio 1995, pág. 1. 1. EL CONTEXTO A pesar de la proliferación de instituciones de educación superior en Colombia (259)1 y aunque en todas ellas se reconoce que la investigación científica es una función fundamental para el cumplimiento de su misión, los informes y estudios sobre la investigación2 en este nivel de la educación muestran un desarrollo desigual, una escasa producción, una centralización en las grandes ciudades, ningún debate sobre su calidad y pertinencia y muy poca difusión en revistas nacionales o internacionales de reconocimiento. La educación superior se ha centrado más en la transmisión de conocimientos que en la generación de los mismos, lo que significa que no ha privilegiado el desarrollo de la investigación como actividad central de sus objetivos3. En el informe elaborado por la misión ciencia, educación y desarrollo en 1994 se afirma que “el índice de científicos por habitante (18 por cada 100.000) está por debajo de/promedio de América Latina y es muy inferior al de países como México y Brasil (40 por 100.000). Sólo el 1% de los científicos del mundo son Latinoamericanos y, de estos últimos, sólo el 1% son Colombianos”4 Más de medio millón de estudiantes asisten hoy a las instituciones de educación superior y a pesar de que en todos los planes de estudios aparece una “línea de investigación” o “componente investigativo”, el modelo profesionalizante que impera en la docencia no ha permitido la formación de investigaciones y ha desarticulado esta intencionalidad tanto de los saberes específicos como de las prácticas. La calidad de la educación superior está seriamente cuestionada y ésta tiene que ver fundamentalmente con la deficiente preparación del personal docente, el modelo 1 Carta Icfes N026 junio 1995, pág. 3 Ver R. Parra, R. Lucio, M. Henao, C. Cubillos, H. Serna. Informe de la Misión. 3 En la década de los 80 la investigación financiada por el BID se concentró en pocas universidades y cuatro de ellas se apropiaron del 83% de los recursos. Ver Lucio Ricardo y Serrano Mariana: La educación superior: tendencias y políticas estatales’. Bogotá: Universidad Nacional. Tercer 4 Colombia al Filo de la Oportunidad. Documento de la Misión 1994. 2 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL profesionalizante que impera en la docencia, la gran dispersión de recursos y la escasa dedicación a la investigación. Esta situación es mucho más grave en las facultades de educación, si se tiene en cuenta el bajo reconocimiento social de la profesión de educador, el segundo orden que se da a las propuestas de investigación de este campo se trata de asignar recursos5 la proliferación de instituciones y programas de dudosa calidad, y la polémica permanente acerca de la legitimidad epistemológica del saber pedagógico6. Es dentro de este contexto como se enmarca la propuesta de acreditación de los programas de la educación y se entiende así su intencionalidad: en esfuerzo del Estado por regular con criterios de calidad, los modelos de formación de docentes para asegurar por lo menos los requisitos necesarios para garantizar la profesionalidad del docente, y la consolidación de una real comunidad académica en el campo intelectual de la educación y la pedagogía. Dentro de esta estrategia la pregunta por la investigación y las condiciones que la hacen posible es decisiva. II. LA HISTORIA DE LA INVESTGIGACIÓN EN EDUCACIÓN El contexto señalado para la educación superior y particularmente para las facultades de educación no puede sin embargo desconocer los esfuerzos que se han venido consolidando por parte de investigadores e instituciones desde la década de los 60 hasta hoy. Si bien en general podemos señalar la ausencia de una comunidad científica en educación que impacte en las políticas del Estado y que tenga el reconocimiento nacional e internacional, si podemos identificar una tendencia cada vez más fuerte para configurarla. Hay capacidad nacional para hacer investigación educativa en Colombia y una mirada retrospectiva a partir de los años 60 nos permite describirla y caracterizarla. Es lo que haremos a continuación. Concebimos la investigación científica como un proceso complejo que se orienta a la construcción de conocimiento sobre un objeto especifico en el campo del saber y que pretende explicar o comprender algún fenómeno social o natural. Como actividad científica pasa por diferentes etapas: concepción de una idea, diseño, ejecución, divulgación, aplicación, y se realiza desde paradigmas epistemológicos y metodológicos diversos7. 5 Ver presupuesto Colciencias1l999, para educación frente al presupuesto de ciencias básicas. 681 Programas de Educación, 61 Facultades: Programas de Profesionalización. Licenciatura a Distancia y Nocturna. Ver Paradigmas y enfoques de la Investigación en educación”. Alfonso Tamayo V. Foro Feria— Colciencias Bogotá, 1997. 7 Sheldon Shaefer y Jhon Kinyangi Editores. El ambiente de investigación educativa en países en desarrollo’. CIID, Oficina Regional Bogotá, 1985 Pág. 31. 6 8 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Una mirada a la historia de la investigación en educación en Colombia nos muestra un proceso creciente y rico en alternativas, modelos, enfoques y resultados. En efecto, ya en 1985 Clemencia Chiappe y Robert Myers daban cuenta del fortalecimiento de la capacidad para la investigación educativa en Colombia analizando el periodo 1960-818 y partiendo de las investigaciones de Toro y Lombana en el 78. Según este estudio uno de los problemas centrales que impiden el desarrollo de la investigación es el perfil del profesor que sigue siendo considerado un transmisor de conocimientos, un entrenador antes que un científico. La investigación, aunque valorada por los académicos, viene de una tradición histórica y ensayista aproximándose más a lo filosófico que a lo científico. Se reconocía ya en este estudio una tendencia empírica-positivista que privilegiaba el carácter instrumental y técnico frente al crítico-analítico. La mayoría de investigadores en educación provenían de la sociología dentro de la cual caracterizan dos grupos: “una tendencia reflexiva y crítica, basada en la tradición marxista y otra tendencia fuertemente empírica positivista inclinada hacia encuestas, con estrecha vinculación con trabajos realizados en Estados Unidos”9. Se señalan obstáculos financieros, institucionales y socioculturales y se afirma que estos son más agudos en el caso de la Facultad de Educación. Desde 1968 con la creación del ICFES, Colciencias e Icolpe el Estado asume cierto liderazgo y permite el crecimiento de la investigación en educación pero este liderazgo se pierde a partir de 1978 cuando el sector privado se apropia del 50% de la investigación y desaparece el lcolpe en 1976. Se identifica también la centralización de la investigación en Bogotá, Medellín y Cali. Como hecho interesante señalan que los investigadores en educación vienen de las cieflcias sociales y que la educación misma adolece de investigadores de primera categoría”10 y la capacidad administrativa o empresarial de los investigadores es casi nula. Los temas de investigación están originados por el afán de planeación y los estudios son descriptivos y globales. No hay enfoque antropológico, ni psicológico y mucho menos se hace investigación sobre problemas de enseñanza-aprendizaje o investigación en el aula. Sólo a partir del 80 empezaron a aparecer estudios más específicos. Los estudios con métodos estadísticos se vuelven cada vez más rigurosos y sofisticados y el regreso del exterior de numerosos investigadores contribuyó a ello. Para 1980 se evidenciaba ya diversidad de enfoques y la investigación micro, la investigación acción participativa y la etnografía irrumpían en el panorama nacional. Se reconocen 25 instituciones involucradas seriamente en investigación educativa sobresaliendo entre ellas la Universidad Pedagógica Nacional con el Centro de Investigaciones (CIUP) y la Oficina de Planeación de Ministerio de Educación. La publicación de la “Revista Colombiana de Educación” se señala como uno de los más importantes logros, lo mismo que la puesta en marcha del programa titulado 8 lbidem, pág. 36 Ibídem, pág 36 10 lbidem.pág.39. Digitalizado por RED ACADEMICA 9 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL “Administración, Planeación e Investigación en Educación”, bajo el fuerte liderazgo del asesor de la UNESCO, Guillermo Briones en 1978-81. Otro hecho de fundamental importancia en este período fue la constitución de redes formales de investigación educativa entre el 79 y el 81. Colciencias de carácter estatal y un comité interinstitucional del sector privado Instituto SER -Fedesarrollo- Corporación Centro Regional de Población y el Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (CEDE), ACPO y Javeriana, configuración redes que recibieron gran apoyo financiero nacional e internacional. Estos esfuerzos por la confrontación de comunidades académicas y el papel desempeñado por Colciencias han contribuido al mantenimiento de políticas de fomento a la investigación y a la canalización de recursos para apoyarla. Colciencias ha apoyado sobretodo a las universidades y el otro grupo se ha abierto a la búsqueda de apoyo financiero en el exterior gracias al liderazgo de sus gestores. Señala también este informe que “aun cuando se dispone de una base de datos relativamente amplia, no está bien organizada, carece de periodicidad y puede que no sea precisa ni comparable en el tiempo”11, pero sobretodo no tiene ningún impacto en la práctica de la educación. En este informe para los años 60-81 se reconoce la falta de difusión de la investigación educativa y sólo se relievan dos publicaciones con alguna consistencia: “Revista Colombiana de Educación” UPN-CIUP y la Revista “Educación Hoy” en el sector privado. Termina el informe en un tono pesimista: “La posibilidad de formar una nueva generación de investigadores constituye prueba de si existe o no una capacidad racional para hacer investigaciones. Esta posibilidad todavía no existe en Colombia en el campo de la educación”12. En suma ninguna de las estrategias anteriores parece haber causado impacto importante sobre la capacidad colombiana de producir una nueva generación de investigadores en el campo de la educación. Sin embargo aumentaron la continuidad de la investigación educativa, fortalecieron las bases institucionales, la captación de fondos, la promoción y el intercambio de profesionales y el planeamiento de problemáticas en el campo de la educación. 1980 - 2000 HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA Y PEDAGOÓGICA Es ya lugar común entre los estudiosos de la investigación educativa en Colombia13 reconocer que es en la década de los 80 cuando diversos acontecimientos contribuyen a la consolidación de una comunidad de investigadores en educación cuya producción intelectual y el rigor metodológico con el que la realizan, permiten configurar un “campo 11 lbidem, pág. 51. lbidem, pág. 53. 13 un estado de arte se puede establecer a partir del artículo de Alvaro Recio B. En: Revista Actualidad Educativa. Nº 11994 Bogotá: Libros y Libros, págs. 22 a 28. Digitalizado por RED ACADEMICA 12 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL intelectual de la educación” como lo ha denominado el investigador Mario Díaz14 y en el mismo sentido Olga Lucía Zuluaga afirma que: “Si mentalmente nos trasladamos a los comienzos de la revista “Educación y Cultura”, podemos verificar que en este decurso han despuntado apreciaciones sobre la pedagogía y la educación desde diferentes ángulos: Historia, sociología, economía, psicoanálisis, epistemología, lingüística, filosofía. Es natural que exista dentro de estas proyecciones un desarrollo muy desigual y un lenguaje heterogéneo que no posibilita la traducción de los términos de una corriente a otra, para propiciar una comunicación honesta y productiva: pero el avance en los trabajos irá creando esta necesidad que de ninguna manera representa la ilusión de la homogeneización de términos, pero si la comunicación entre los investigadores”15. Como lo corrobora Martha Herrera: “la producción intelectual en Colombia como resultado de la investigación en educación durante la década de los 80 ha tenido un gran dinamismo y los trabajos elaborados tienen un cierto grado de heterogeneidad”16. Este reconocido “florecimiento” de la investigación tiene que ver con por lo menos los siguientes hechos: 1. EL movimiento pedagógico iniciado por Fecode en 1982. 2. La consolidación de grupos de investigación en tas universidades estatales. 3. El trabajo riguroso de centros de investigación privados. 4. El auge de los Postgrados. 5. La nueva legislación sobre el sistema educativo. 6. El programa de estudios científicos en educación de Colciencias. Estos acontecimientos han encontrado su campo de expresión tanto en eventos nacionales como en publicaciones especializadas que vienen creciendo a un ritmo vertiginoso en el país. 1. EL movimiento pedagógico Organizado por la Federación Colombiana de Educadores en 1982 que reunió a intelectuales y maestros alrededor de un proyecto político y cultural marcó un hito en la lucha sindical del magisterio colombiano y se estructuró en dos planos: uno frente al Estado y otro hacia adentro, en el quehacer del maestro y de la Escuela. En el primer frente corresponde liberar la batalla por la democracia y en el segundo recuperar la pedagogía como el saber propio del maestro. “Se trata de crear una opción liberadora en el ámbito de la educación, especialmente en ¡a educación pública y 14 DIAZ V., Mario. El campo intelectual de la educación. “EL campo intelectual de la educación no supone en eje unificado de intereses disciplinarios, sino más bien un campo fragmentado de proyectos teóricos y programas investigativos”. Cali. Textos Universitarios. U. del Valle 1993 15 ZULUAGA, Olga Lucía. ‘El florecimiento de las investigaciones pedagógicas’. En Pedagogía, Discurso y Poder. Corprodic. Bogotá, 1997, pág. 176. 16 HERRERA, Marta. “La investigación educativa en la década de los 80. Un esfuerzo cualitativo”. En: Revista Colombiana de Educación. N0. 21, Junio. 1990, pág. 103. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL recuperar la pedagogía como teoría del quehacer del maestro y de la escuela. En el fondo se trata de tomarse en una fuerza cultural, viva y creativa. He aquí su núcleo vital”17. Sus animadores se encontraban dispersos entre el magisterio y se alimentaron de los aportes teóricos de grupos de profesores universitarios entre los que se destacaron: Antana Mockus y el grupo Federicci, Alberto Martínez B. Olga Lucía Zuluaga, Aracely de Tezanos, Felipe Rojas, Jorge Gantiva, Alberto Echeverry, Gustavo Téllez y los grupos pedagógicos de la Asociación Distrital de Educadores. Expedición Pedagógica de Caldas, grupo de maestros de Ubaté, quienes sacaron a la luz el primer número de la Revista Educación y Cultura y organizaron los Centros de Estudios e investigaciones Docentes. Todos ellos liderados por el entonces presidente de FECODE Abel Rodríguez. Su fuerza social pedagógica residió en una crítica contundente a la política del Estado expresada en un plan de mejoramiento cualitativo de corte eficientista expresado en una renovación curricular tecnocrática y conductista. Este movimiento pedagógico puso en lo público lo mejor de la investigación pedagógica de ¡a época y recuperó la pedagogía desde su historicidad y legitimidad epistemológica. Denuncia de ¡as políticas antidemocráticas del Estado y fortalecimiento del papel del maestro como trabajador de la cultura cimentado en la pedagogía, dentro de un gran aspiración a la construcción de una alternativa social y política, fueron sus aportes iniciales los cuales se organizaron en centros de investigación y estudio, dieron lugar a la revista y fortalecieron comisiones pedagógicas lo ¡argo y ancho del país18. En las conclusiones del XII Congreso de Fecode realizado en Bucaramanga en 1982 cuando se asignan funciones al centro de estudios e investigaciones docentes se lee: “los objetivos del centro serán: - Impulsar el movimiento pedagógico a nivel nacional lo cual implica el estudio y la investigación de las políticas educativas y la problemática pedagógica”19. Hoy después de 15 años del Movimiento Pedagógico y pesar de los avatares políticos y de organización por los que ha pasado, podemos decir que el Movimiento Pedagógico generó en el Magisterio Colombiano una nueva actitud de búsqueda, estudio e investigación y que los 45 números de la Revista Educación y Cultura, los Congresos Pedagógicos y la labor de los CEID se constituyen hoy en un referente obligado para comprender la consolidación de un campo intelectual y político para la Educación y la Pedagogía. Con un tiraje de 30.000 ejemplares y una red de distribuciones en todo el país la Revista de Fecode difunde tantos trabajos de investigación en las universidades como experiencias innovadoras además de permitir el abordaje, con alguna profundidad de temas y problemas específicos de la educación del gremio y de las regiones. Podemos decir que este proyecto formó y socializó en la pedagogía, la didáctica, la historia de la educación y la lucha política a toda una generación de maestros y permitió el intercambio productivo de enfoques sobre la enseñanza, la pedagogía y la política educativa. 17 REVISTA EDUCACIÓN Y CULTURA N0 1 Bogotá, julio 1984. Para una historia del movimiento pedagógico ver “Orígenes del Movimiento Pedagógico”. Jorge Gantiva. En: Educación y cultura Nº 1. Julio 1984, pág. 13. 19 Conclusiones del XII congreso de Fecode. Bucaramanga, 1982. Digitalizado por RED ACADEMICA 18 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL El movimiento pedagógico despertó en los maestros el interés por la construcción de su identidad alrededor de la pedagogía unido a la lucha social en un proyecto político — cultural y permitió la organización del 1 y II Congreso Pedagógico Nacional en 1987 y en 1992 en los cuales se difundieron los avances que en experiencias pedagógicas innovadoras y en conceptualizaciones rigurosas sobre la pedagogía y la didáctica venían realizando maestros e intelectuales. 2. La consolidación de grupos de investigación en universidades estatales: Aunque a principios del 80 no existían programas de doctorado en educación es en esta década cuando se reafirman importantes proyectos de investigación se organizan grupos de investigadores con producción académica propia y debate permanente. Se reconocen hoy grupos maduros en la Universidad Nacional, la Universidad Pedagógica Nacional, la Universidad del Valle, la Universidad de Antioquia, lo mismo que en historia de ¡a educación la UPTC de Tunja. Señalamos estos grupos porque tienen proyectos, publicaciones y tendencias específicas pero estamos seguros de que existen otros cuya influencia no hemos valorado con justicia. Son estos grupos los que generan un “suelo de saber” que origina ¡os programas de doctorado. 3. El trabajo riguroso en centros de investigación privados: Con producción, proyectos financiados internacionalmente y un selecto grupo de investigadores. Entre estos destacamos FEDESARROLLO, FES, CEPECS, U. Javeriana y Andes, U. Santo Tomás, Instituto SER, CINEP, CEPECS. 4. El auge de los Postgrados: Según la carta ICFES entre 1970-1 990 el número de instituciones de educación superior se cuadriplicó. Según el CNA en Colombia se ofrecen 682 programas de formación de educadores en el nivel superior. Hay 399 programas de pregrado 244 de especialización, 37 de maestría y 2 de doctorado20. Este auge inusitado de los programas en educación es mucho mayor en el nivel postgrado, los cuales tienen una expresa finalidad investigativa (Ms y Phl). Los trabajos de postgrado necesariamente tienen que ser el resultado de investigaciones en educación y pedagogía, el problema es la escasa difusión y el poco impacto de estos trabajos en la vida de las instituciones donde laboran los “posgraduados”. No hay un inventario o base de datos que recojan estas investigaciones las cuales duermen el sueño de los justos en los anaqueles de las universidades. Pero su falta de difusión no quiere decir que no existan y es de esperarse que con el proceso de acreditación previa se den las condiciones para levantar estos inventarios y elaborar sus resúmenes analíticos. 20 Documento CNA. Bogotá, julio 1998. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL 5. La nueva legislación sobre educación: Desde la promulgación de la Nueva Constitución Nacional, hasta el Decreto 272 pasando por la Ley 115 y Ley 30 se ha establecido una regulación del sistema educativo que no se hacia desde 1903. Esto ha movido al magisterio nacional a la búsqueda de alternativas pedagógicas y didácticas para el cumplimiento de las normas y en los decretos y leyes se ha puesto en circulación una serie de conceptos y teorías que sirven de referente al docente y le mueven a la búsqueda de bibliografía que le permita profundizar en su comprensión. Enseñabilidad, educabilidad, saber pedagógico, evaluación cualitativa, objetivos transversales, interdisciplinariedad, proyectos de aula, etnoeducación, flexibilidad curricular, epistemología, son entre otros muchos conceptos que han generado debate y han movido al estudio y a la reflexión a la comunidad educativa. 6. El programa de estudios científicos en educación de Colciencias: Este programa reconoce el avance efectuado en el campo de la investigación educativa en el país en los últimos años. “A comienzos de los años 90, ¡a nueva política de ciencia y tecnología se propuso integrar la modernización de la sociedad colombiana n los procesos de formación y educación”21. En este trabajo se caracteriza la comunidad científica en educación y se reconoce la conformación del campo intelectual de la educación en Colombia. Se señala el aporte de organismos internacionales como el Banco Mundial el PNUD, la AID y el IRDC de Canadá, los cuales estimularon estudios de diagnóstico y análisis para la caracterización de las condiciones sociales y económicas de la educación en Colombia. Hace un recorrido histórico de los estudios e investigadores del 60 al 90, especialmente el trabajo de Eduardo VeIez22, este autor citado por M. Henao clasifica la investigación y los investigadores en educación de la siguiente manera: — Educación y cultura. O Fals Borda, Bernal et. Al, R. Silva, A. Martínez, G. Cataño, A. Alvarado, J. Muñoz, R. Flórez y E. Bautista, J. Rodríguez. — Economía y educación. Psacharapoulos, Jiménez B. KugglerCaillodsy, G. Briones, Haller, Mohan, II, Gómez, B. Bonilla, E. Vélez, M. Slowsky, Cl. Franco. — Maestros y educación. R. Parra, M. E. Carvajal y L. Zubieta, Velandia. A. Tezanos, Lozada, Martínez, O. Zuluaga, J. A. Ocampo, A. Mockus, Rojas y Ferro, Vélez y Caro, MEN, B. Restrepo. — Educación y clase social. Lebret. L.- Curie, M. Urrutia, ACPO. Vélez, Cataño, V. M. Gómez, Ocampo, Briones. 21 VÉLEZ, Eduardo. “Los estudios sobre educación y sociedad en Colombia”. En: Revista Colombiana de Educación. UPN, CIUP, 1989. 22 HENAO, Myriam. ‘Tendencias investigativas en el programa de estudios científicos en Educación Y En: Investigación Educativa e Innovación” Jean Claude Comservie y Otros Bogotá. Editorial Magisteno 1998,pág 147. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL — Logros cognitivos. Instituto SER. ICFES-SNP, J. Rodríguez. Vélez y Vasco. Para la década de los años noventas, se destaca el importante acervo de trabajos realizados por convocatoria de las tres misiones nacionales de ciencia y tecnología, educación y desarrollo. Se mencionan, entre otros, los 25 estudios sobre el estado de desarrollo de las respectivas disciplinas y profesiones académicas y sobre el estado de los niveles del sistema educativo en relación con su capacidad en ciencia y tecnología, elaborados por la Misión de Ciencia y Tecnología. Los trabajos que produce la Misión Nacional para la Modernización de la Universidad Pública, compilados en cuatro volúmenes, y los 57 estudios de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, presentados en siete volúmenes. En estos documentos, se puede encontrar el panorama completo sobre el estado de la educación y la ciencia en el contexto nacional, que se ha constituido en el marco de referencia de las políticas públicas educativas actuales y en cuya elaboración participaron investigadores de reconocido prestigio y mérito académico en el país. Debe destacarse, en esta somera síntesis, el papel cumplido en la divulgación de estudios sobre educación por la Revista Colombiana de Educación, del Centro de Investigaciones de la Universidad Pedagógica Nacional -CIUP- y por la Revista Educación y Cultura, del Centro de Estudios e Investigaciones Docentes de la Federación Colombiana de Educadores, las cuales han cumplido ya más de diez años. Otras revistas más recientes son: Educación y ciudad, del IDEP, Pedagogía y Saberes de la UPN y Enfoques Pedagógicos de Cafam23. Dentro de las líneas temáticas se señalan: — Informática educativa. — Estilos cognitivos y desarrollo de la inteligencia. — Historia de la educación y práctica pedagógica. — Enseñanza de las ciencias. — Educación matemática. — Competencias comunicativas. — Cultura del adolescente. — Proyecto educativo institucional. — Innovaciones educativas. — Etica y valores24. Numerosos eventos han puesto en lo público estos avances, entre ellos según A. Recio se señalan: — Segundo y Tercer Seminario Nacional de la Investigación Educativa (1980-1986). — ¡ y II Congreso Pedagógico Nacional — Fecode (1987-1992). — Ultimo Congreso Internacional de Filosofía. U. Santo Tomás (1988). — Primer Coloquio de Docentes Investigadores en la Historia de la Educación UPN (1989). — Encuentro Nacional sobre Investigación Cualitativa. U. De Antioquia (1997). — Encuentros de Innovaciones Pedagógicas SECAB - U. Javeriana - Fecode - CEPECS CINEP - ACAC (1997-98)25. 23 lbidem, págs. 53 y 54. Ibidem pág.50. 25 RECIO, A. Op.cit., págs 26-27 Digitalizado por RED ACADEMICA 24 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL De Acuerdo con lo anterior podemos concluir que la Investigación Educativa en Colombia se mueve en dos planos: de una parte la situación general de las facultades de educación que podemos caracterizar como: • Rivero y Valencia resumen a continuación la situación de la investigación en las facultades de educación en la forma siguiente: • La experiencia del docente universitario en el campo investigativo se reduce por lo general a su trabajo de grado. La formación del docente universitario se ha logrado al amparo de programas tradicionales cuyo desarrollo -aún vigente- no han logrado una integración entre docenciainvestigación. No obstante la vigencia de la normatividad, no existen a nivel institucional mecanismos de fomento al desarrollo de la actividad investigativa. La carencia de políticas de desarrollo investigativo a nivel de programas de formación y de las facultades de educación desde la integración ya señalada sea posible. El desarrolla de experiencias investigativas en comportamientos académicos cerrados, orientados a fortalecer la formación del docente antes que favorecen el enriquecimiento de los cursos que ofrece. La excesiva carga de cursos teórico-prácticos a nivel de los planes de estudio... Antes que la búsqueda de alternativas libres para su ejecución en la perspectiva de la articulación docencia-investigación. La presencialidad requerida en el aula o en laboratorio, aunque algunos se desarrollen en la modalidad semipresencial, aún a distancia. Pero su enfoque es básicamente explicativo -demostrativo- repetitivo. Realmente no hay un espacio suficiente para la investigación. La investigación educativa en las facultades de educación continúa siendo débil a pesar de ¡a intención y los esfuerzos que algunas de éstas han hecho hasta el momento, por razón de ¡as causas anteriores y de otras que a continuación se mencionan. • La falta de capacitación de los docentes en el campo investigativo y para enseñar a investigar a sus alumnos. • En los programas de pre-grado de las licenciaturas en educación poco se ahonda en la práctica de la investigación. Y en el caso de los postgrados, la investigación no se áItegra al currículo como su columna vertebral, sino se constituye en un apéndice de éste. • El plan de estudios está saturado de asignaturas y contenidos, dejando poco espacio para el desarrollo de las actividades investigativas. • La concepción: la estructura en la formación de los docentes se ha orientado en la mayoría de los casos, sólo a consumir y transmitir conocimientos -muchos de ellos desactualizados y “transnochados”pero no hacia el desarrollo de actitudes y aptitudes para producir, modificar y/o ampliar las fronteras del saber específico, pedagógico y didáctico. • Todavía hay facultades que no han identificado las políticas, áreas y líneas de investigación; acción que debe hacerse no improvisadamente sino con base en las Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL necesidades de la región y del país y de los recursos disponibles por la institución; a las cuales se puedan “pegar” los proyectos de investigación. Esto permitiría, a través de un trabajo continuo, semestre a semestre, fortalecer y consolidar las respectivas líneas para contribuir a crear corrientes de pensamiento en torno a ellas, gozar un espacio en la comunidad académica y científica, y publicar los resultados de las investigaciones en revistas nacionales e internacionales. No se ha logrado que la investigación que se genere en las facultades de educación sirva para restablecer políticas y programas en educación pre-escolar, básica primaria, secundaria y media vocacional, secundaria y media vocacional, educación formal y no formal, esto debido quizás al divorcio entre las facultades y el ministerio de Educación Nacional. • La poca capacidad de innovación para: 1) proceder a su renovación. 2) estar dispuestas al cambio educativo y al establecimiento de políticas ágiles y flexibles. 3) replantear sus programas y a diversificar la oferta educativa. 4) para acercarse al desarrollo científico y tecnológico, aprovechando los avances en el campo de la informática y ¡a puesta en contacto con bases de datos a nivel nacional e internacional, y 5) la falta de incentivos académicos y económicos para los docentes vinculados a ¡as facultades de educación”26. Y en segundo plano de acuerdo con los desarrollos de la Investigación Científica ¡a presencia de una comunidad académica que con rigor y método avanza en ¡a consolidación de la investigación científica en educación desde la década del 60. Es tal vez por este estado de cosas y como un reconocimiento a la desarticulada relación entre estos dos planos por lo que las exigencias de la acreditación distinguen entre investigación “INSTRICTU SENSU” y la “Investigación Formativa”. Veamos: En el Decreto 272 y en el documento del CNA sobre criterios y procedimientos para la acreditación previa, se fijan como criterios para evaluar los programas de licenciatura: “En la Universidad o Institución Universitaria se ha puesto en marcha por lo menos, una línea de investigación para apoyar el programa que se somete a la acreditación previa”. Y en la nota de pie de página se lee: “Es importante tener en cuenta que la institución debe poner en marcha, por lo menos, una línea de investigación por cada uno de los programas académicos que ofrece en el área de la educación. La exigencia de las líneas de investigación que deben existir en los distintos programas, exigencia a la que se refiere el Decreto 272 de 1998 puede ser interpretada a la luz de la investigación formativa como espacios de encuentro de distintas prácticas de los docentes y los estudiantes, en los cuales se siguen ¡os modos de proceder propios de la investigación alrededor de problemas pedagógicos que, a su vez son objeto de investigación, propiamente dicha por parte de docentes investigadores vinculados a la institución”27. Con lo cual se reconocen estos dos planos que hemos señalado: a) Los investigadores en estricto sentido y b) la reunión de docentes y estudiantes alrededor de la investigación de 26 RIVERO y VALENCIA. Investigación Educativa, págs. 27-28 DOCUMENTO DEL CNA. “Criterios y procedimientos para la acreditación previa de los programas académicos de pregrado y de especialización en educación”. Bogotá, junio 1998, págs. 41-42. Digitalizado por RED ACADEMICA 27 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL problemas pedagógicos regionales o que recogen los intentos por resolver problemas, realizar proyectos o profundizar en temas que apuntan al mejoramiento de ¡as prácticas docentes o a la calidad de ¡a educación en las instituciones. Uno puede comprender aquí el esfuerzo del CNA por compaginar la investigación exigida en el pregrado orientada al trabajo riguroso sobre la problemática regional y articulado a una estrategia curricular puesta en marcha por el colectivo docente discente con los proyectos de los investigadores que con un mayor metodológico y desde el marco conceptual bien definido aprovechan estos resultados para convertirlos en proyectos de investigación en estricto sentido tal como les exigen ¡as entidades que financian investigación científica en educación. Un escenario prender esta podría ser el posible para comprender esta intención de CNA podría ser el siguiente: Un grupo de profesores o un profesor se asocia con un grupo de estudiantes para dinamizar un proyecto de investigación formativa que tiene por objeto aplicar los saberes del programa alrededor de un objeto de estudio: la confrontación de modelos pedagógicos con las propuestas de innovación pedagógica en las instituciones de la región. Ponen en marcha, un rigor metodológico en perspectiva cualitativa, una serie de talleres docentes innovadores que apuntan a la fundamentación pedagógica y epistemológica de esos mismos de esos mismos docentes innovadores, sistematizan los resultados y presentan, para efectos de grado, ¡os resultados de esa confrontación contribuyendo con ello a la cualificación de los procesos de enseñanza en ¡as instituciones. Esos resultados son retomados por un grupo de profesores que elaboran un proyecto de investigación sobre Innovaciones Pedagógicas”. Con esto se articulan los dos planos de ¡a investigación y se valoran desde las dos perspectivas o planos aquí enunciados y se cumplen con los requisitos del CNA. Hay que tener en cuenta que por su carácter, el pregrado no está orientado a formar investigadores “lNSTRICTU SENSU” sino a mostrar solvencia para ¡a aplicación suficiente de algoritmos de investigación aplicados y contextualizados en la problemática regional que pueden y deben ser tomados como punto de partida para la investigaciones en los programas de maestría y doctorado quienes si tienen la investigación científica como objeto definidor de su quehacer. Se trata de evitar dos supuestos epistemológicos nocivos: el primero privilegiar solamente como investigación aquella que se rige por parámetros empírico-positivistas y el segundo, validar como investigación cualquier esfuerzo por reflexionar sobre la práctica-docente o por describir procesos de interacción pedagógica sin fundamentación teórica y metodológica28. No hay un abismo entre investigación formativa e investigación en sentido estricto sino complementariedad, dando a cada una el nivel que le corresponde. La investigación formativa esta orientada a la cualificación de investigadores dentro de una propuesta curricular innovadora que integra las disciplinas propias del programa de licenciatura con la práctica pedagógica y la metodología de la investigación, en orden a 28 Ver “Identificación del Modelo Porlán sobre Tipos de Enseñanza y Confrontación con Maestros Innovadores en Boyacá”. Colciencias - UPTC, 1998. Alfonso Tamayo V. Investigador Principal. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL resolver problemas educativos o pedagógicos regionales. a profundizar en temas particulares de la didáctica o a servir de fundamento a proyectos de investigación de ¡argo aliento. El criterio definidor aquí es la comunidad académica que los legitima: en la investigación formativa es el grupo de docentes de la universidad y del programa que acepta como suficiente el trabajo llevado a cabo por el profesor y los estudiantes y en segundo caso, investigación “en estricto sentido”, la comunidad nacional o internacional. Otro criterio sería la financiación que en el primer caso estaría asegurado por la universidad y en el segundo por Colciencias u otra institución del carácter nacional. La investigación en el aula, tan de moda hoy, o las investigaciones orientadas a ¡a aplicación de un modelo pedagógico curricular integrado de aplicación directa en la región son investigadores formativas y su valor se mide por el impacto en ¡a transformación de la calidad en ¡a educación de las instituciones implicadas. Una nueva concepción del diseño curricular subyace a toda esta problemática ¿Cómo convertir ¡a docencia en objeto de investigación? ¿cómo poner a prueba un nuevo diseño curricular que integre saberes y prácticas y métodos? ¿cómo impactar realmente en la calidad de ¡a educación regional? ¿cómo aplicar nuevos modelos a la fundamentación de las prácticas de enseñanza? ¿cómo aplicar “in situ” las políticas educativas inspiradas a ¡a nueva legislación? Serían el campo de aplicación de ¡a investigación formativa. Estas preguntas son las que deben resolver los programas en vías de acreditación previa. Consideramos que es cada programa donde se deben recontextualizar estas dos exigencias. La investigación formativa en la medida en que genera un método y aporta al conocimiento y esto es reconocido por la comunidad nacional e internacional se convierte en investigación en estricto sentido. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL LA EDUCACIÓN POR PROCESOS* Paulo Emilio Oviedo Profesor Universidad Pedagógica Nacional Ricardo Aparicio Ramírez Caro Profesor Universidad Pedagógica Nacional INTRODUCCIÓN Como la educación se ha venido desarrollando en un ambiente rutinario que coarta las capacidades del individuo y le impide desenvolverse y proyectarse en un contexto social, se hace necesario conocer nuevos proyectos pedagógicos que contribuyan a mejorar la calidad de la educación. Dado que ¡a asignatura de Práctica Docente de la Facultad de Educación en la Universidad de San Buenaventura, se limitaba a una serie de acciones que el educando debía realizar y el docente escribir en la columna del plan de lección denominada “procesos”, se vio la necesidad de investigar lo concerniente al marco conceptual del proyecto pedagógico de la práctica docente. Asumir un nuevo proyecto pedagógico no sólo requiere conocer su parte operativa, sino también cuestionar y discutir nociones como las de hombre y sociedad, para tener claridad sobre lo que se pretende lograr, y saber si se ajusta o no a. los requerimientos institucionales, locales y nacionales. Por tal razón, este trabajo da un tratamiento especial a lo antropológico y a lo sociológico que subyace en la Educación por Procesos. Esta investigación da a conocer un nuevo proyecto pedagógico que va más allá de la repetición, memorización de contenidos y activismo anárquico, porque busca realizar el acto educativo de manera consciente, permitiendo desarrollar todas las facultades humanas del educando. Este es el inicio de un macroproyecto, Educación por Procesos, que se maneja a nivel de docentes y que deja abierta la posibilidad para trabajar con otros estamentos que conforman la comunidad educativa como son los educan-dos, educadores, padres de familia, egresados, directivos y administradores escolares, lo que permite continuidad y permanencia de esta línea de investigación. La investigación se inició con la exploración bibliográfica del tema seleccionado (Educación por Procesos>, en las diferentes universidades de Santafé de Bogotá, D.C., que cuentan con Facultad de Educación. Se encontró escaso material y el que hay carece de estructuración unificada, ya que toma los procesos independientemente, contemplando tópicos diferentes. Surge entonces la necesidad de acudir a bibliotecas personales y a la Directora del Colegio María Auxiliadora de Chia, quien permitió la comunicación directa con el doctor Carlos Enrique Cajamarca Rey, creador de este proyecto pedagógico. Él amablemente, brindó orientación y valiosas observaciones acerca del tema. * Investigación realizada con la participación de las alumnas de octavo semestre de Licenciatura en Educación Primaria, Facultad de Educación, Universidad de San Buenaventura. Bogotá D.C. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL ANTECEDENTES El proyecto pedagógico de la Educación por Procesos propone un cambio del sistema educativo tradicional, buscando el desarrollo integral del individuo como lo contempla la nueva Ley General de Educación. Este proyecto, se aplica en instituciones educativas oficiales y privadas del país. Entre ellas: Lacordaire (Cali), Sabiduría (Villavicencio), la Normal Nacional de Sibundoy (Putumayo), la Normal Nacional de la Unión (Nariño), la Presentación (Zipaquirá), el Colegio Agustín Nieto Caballero, jornada de la tarde e Instituto Técnico Distrital “Francisco José de Caldas” (Santafé de Bogotá, D.C.), María Auxiliadora (Chía) y Normal de Guadalupe~Santander), Colegio Jorge lsaacs (Soacha-Cundinamarca) y Colegio de Bachillerato “Patria” (Santafé de Bogotá, D.C.). JUSTIFICACIÓN Con base en la renovación curricular, a partir de 1976, las propuestas educativas han de partir de los Fundamentos Generales del Currículo Colombiano, así, entonces, este trabajo se justifica porque se observa, en los programas de capacitación y en el material de la Educación por Procesos, una falta de marco educativo en los aspectos antropológicos, sociológicos y teorías educativas que la sustentan. Además, por experiencia de los docentes que aplican dicho proyecto pedagógico, se nota la carencia de confrontación entre el proyecto educativo institucional de los colegios Maria Auxiliadora de Chía e Instituto Técnico Distrital “Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C. con la innovación asumida. DEFINICIÓN DEL PROBLEMA El mundo actual, en su constante cambiar, exige preparación para afrontar los retos que se presentan en el acontecer histórico del hombre. La educación, como parte vital del ser, no puede ser ajena a las propuestas del momento, ya que éstas colaboran en la búsqueda del mejoramiento de su calidad, contribuyendo así al desarrollo integral del hombre. La mayoría de las veces, las instituciones educativas asumen y trabajan estas propuestas sin confrontar el sustento teórico con la filosofía del plantel y el perfil del alumno, llevando esta situación a aplicar metodologías de pronto incoherentes con el objetivo general y los principios educativos de los colegios e instituciones. Se ve la necesidad de indagar lo antropológico y sociológico que subyace en el enfoque pedagógico de la Educación por Procesos, porque a través de la exploración bibliográfica realizada con anterioridad a la investigación, sólo se encontró la parte operacional de dicho enfoque. Además, esta innovación ha sido asumida por los colegios María Auxiliadora de Chía e Instituto Técnico Distrital “Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C., sin contrastarla con su proyecto institucional. Tal como se propone el presente trabajo la pregunta que lo orientó fue la siguente: El tipo de hombre por formar y el tipo de sociedad por construir que subyace en la Educación por Procesos ¿es coherente en lo teórico-práctico con la educación que se imparte en los colegios María Auxiliadora ce Chía e instituto Técnico Distrital “Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá. D C.? Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL PROPOSITOS Con base en el tipo de hombre por formar y’ la sociedad por construir que subyace en la Educación por Procesos, distinguir la coherencia teórico-práctica entre esta educación y la propuesta educativa de los colegios María Auxiliadora de Chía e Instituto Técnico Distrital “Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C.. Para lo cual se propone: • Describir histórica, legal y conceptualmente la Educación por Procesos. • Explicar lo antropológico y lo sociológico de la Educación por Procesos. • Describir en forma geográfica, histórica y teórica los colegios María Auxiliadora de Chía e Instituto Técnico Distrital “Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, DC. • Diseñar procedimientos y aplicar instrumentos que permitan la recolección de información pertinente con el objeto del trabajo. • Analizar e interpretar la información obtenida para distinguir a coherencia entre la teoría y la práctica de la Educación por Procesos en los dos colegios FUNDAMENTACION TEÓRICA Educación por Procesos. Es un proyecto pedagógico que busca un cambio integral en el educando, desarrollando en él los procesos cognoscitivos, afectivos, volitivos y psicomotores para que su educación sea permanente. Objetivos de la formación integral. Cada proceso es una acción humana y como tal integra todas las facultades del ser, esto se desarrolla en función de los siguientes objetivos: • Formarse para la autoeducación permanente. • Formarse para ser. • Formarse para obrar. Formarse para la autoeducación permanente. Todo educando debe aprender a aprender mediante la autoeducación permanente, de tal manera que pueda continuar durante toda su vida formándose autónomamente. Para esto se necesita proporcionársele una orientación objetiva y precisa sobre aprender a aprender; un tiempo, un espacio y un ambiente adecuados; concebir y practicar la enseñanza como ayuda motivante y dinamizadora del aprendizaje; crear un medio propicio para la eficiente autoeducación. Aprender a aprender, y aprender por procesos implica el desarrollo consciente y voluntario de las siguientes facultades humanas con sus respectivos procesos: mente, afectividad, voluntad y psicomotricidad. Como elemento preliminar al desarrollo de los procesos mencionados anteriormente, es necesario tener en cuenta los procesos pre-requisitos y permanentes como lo menciona Carlos Enrique Cajamarca Rey en su libro Aprender a Educarse: Antes de dominar o asimilar los temas o contenidos de cualquier programa, área o asignatura, y durante el aprendizaje, se debe adquirir la habilidad y el hábito de educarse mediante los siguientes procesos: Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Motivación Decisión Procesos Observación Prerrequisitos Atención Y permanentes Percepción Imaginación creativa Memorización lógica Conceptualización Comprensión Procesos Análisis cognoscitivos Síntesis Generalización Sentimientos Procesos Emociones Afectivos de Pasiones Formación de Actividades Valores Elección Decisión Procesos Acción, por motivos Volitivos Racionales y con base Capacidad de En valores válidos Personal y socialmente Procesos Habilidades Psicomotores Destrezas Formación de Habitos Cada uno de los anteriores procesos1 involucra a la persona; sin embargo, desde el punto de vista metodológico es indispensable tratarlos por separado para su mejor aprendizaje. La formación para la educación permanente es condición indispensable para que el aprendizaje sea consciente y voluntario; y se obtiene mediante el respeto, el desarrollo y la correcta aplicación de todos y cada uno de los anteriores procesos, en los diferentes campos y situaciones del aprendizaje humano. Formarse para ser Formar en el educando una personalidad estructurada e íntegra de manera tal, que pueda desenvolverse en la sociedad a la cual pertenece, reflexionar y actuar sobre ella para transformarla haciéndose partícipe del cambio. Formarse para obrar. Comportarse y rendir eficiente y adecuadamente en lo personal y social, existiendo siempre una coherencia entre lo que se piensa y lo que se hace. Los valores y la educación. Los valores son invisibles, pertenecen a un mundo espiritual, existiendo sólo en la medida en que se objetivizan; en el quehacer educativo se hacen presentes cuando se vivencian haciendo partícipe a la comunidad de todo el proceso educativo; como se menciona en el libro Aprender a Educarse: 1 CAJAMARCA REY, Carlos Enrique. Aprender a Educarse, a Ser y a Obrar Formación Integral con base en el Aprendizaje por Valores, Procesos y contenidos, y en la Ley General de Educación. Santa Fe de Bogotá, D.C. géminis. 1994, pp. 6y7. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL “Las instituciones educativas deben organizarse como comunidades participantes, que permitan desarrollar una teoría de los valores, respaldada por una práctica racional para la vida autónoma en sociedad, puesto que no son suficientes todas las exigencias teóricas y verticales, que se imparten actualmente en las instituciones e instancias administrativas de la educación.”2 Los procesos de aprendizaje consisten en la secuencia consciente y organizada de acciones mentales, afectivas, volitivas, y psicomotrices que conducen a la construcción de habilidades, destrezas, hábitos y valores sobre cualquier campo del saber y capacidad humano3. La institución educativa, es necesario que propicie un ambiente favorable para que el educando conozca y viva valores dentro de ella que lo ayuden en su formación integral. Para esto el maestro debe dejar de lado la educación centralista, vertical y alejada de la vida real; dándole al alumno la oportunidad de tomar parte en las decisiones que lo afectan directamente, reforzando así las bases para la formación democrática. En el proceso de aprendizaje el sujeto (alumno> actúa sobre el campo de aprendizaje, incorpora lo aprendido a sus propias estructuras (conceptualiza, comprende, analiza y construye su propia síntesis). Por otra parte el objeto actúa sobre el sujeto mediante la acomodación (motivación, decisión, cambio de conducta). La meta de todo proceso educativo debe ser la construcción de una personalidad autónoma, responsable, estructurada y equilibrada, en función del desarrollo integral de sus facultades: inteligencia, afectividad, voluntad, psicomotricidad y espiritualidad en los ámbitos individual y social4. Dentro de las funciones de los responsables del trabajo en el aula por procesos, es necesario resaltar lo siguiente: — Una de las funciones principales que cumple el alumno cuando ingresa en una institución educativa consiste en educarse; y se educa sí aprende y se desarrolla integralmente. Por su puesto que el alumno debe disponer de espacioo, tiempo y ambiente adecuados para el estudio, para que a diario pueda completar los procesos que no alcanzó a desarrollar en clase y repasar lo aprendido. — Los padres por su parte, deben participar activamente en el proceso educativo y en la formación integral a través de la complementación, el control y el seguimiento de lo estudiado en clase por sus hijos, ya que de esta forma se completa, ejercita y se refuerza lo aprendido en la institución educativa. — El educador desempeña ¡as funciones de programador, guía, orientador, facilitador, animador y supervisor del proceso de aprendizaje entre otras. — Entre algunas funciones de los directivos están en inducir al personal docente, administrativo, alumnos y padres de familia en la formación integral por procesos y valores, para que ¡a construyan, apliquen y evalúen, de manera que mejore permanentemente ¡a educación de sus alumnos. 2 lbid ,p 19. lbid ,p 23 4 Ibid, p 73 Digitalizado por RED ACADEMICA 3 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Así pues, sin el concurso integrado entre: educando, padres de familia e institución educativa, no es posible alcanzar la formación armónica e integral del alumno5. Es importante seguidamente detenernos en lo que tiene que ver con la evaluación del aprendizaje por procesos. Y para esto iniciaremos definiendo la evaluación como un componente curricular que compara cualitativa y cuantitativamente (os objetivos con los resultados alcanzados para mejorar el proceso educativo. En el aprendizaje, la evaluación debe considerarse un proceso permanente e integral que identifica, analiza y toma decisiones con respecto a los logros y deficiencias en procesos, recursos y resultados, y en función de los objetivos de la educación. Y en cuanto a los valores, la evaluación consiste en confrontar lo aprendido con su importancia, para el desarrollo integral humano. El significado profundo que tiene el proceso de evaluación por procesos y valores, ya que éste parte del crecimiento del alumno como persona gestora y consciente de su propia construcción y por tanto conocedora de sus capacidades mentales, afectivas, volitivas y psicomotoras, del avance de su desarrollo personal y de la adquisición de conocimientos. Todo ello hace indispensable la autoevaluación, por que el mismo educando necesita identificar y sustentar sus aciertos y corregir sus errores para tomar conciencia de su desarrollo y formarse como persona autónoma, capaz de autoeducarse permanentemente. Vale la pena mencionar aquí que la evaluación de los procesos de aprendizaje debe ser integral, permanente, sistemática, objetiva y válida. METODOLOGÍA La investigación tiene las características del enfoque empírico analítico, porque parte de un momento teórico donde se hace una apropiación conceptual de la Educación por Procesos, mediante la comprensión y el análisis de todo el sustento teórico que la fundamenta, encontrando sólo la parte operativa, lo que implica explicitar el concepto antropológico y sociológico que subyace en ella. Posteriormente, en el momento metodológico, a través de dos instrumentos de investigación, como son la Encuesta y la Matriz de Coherencia, se establece una mediación entre el mundo real empírico y el mundo conceptual teórico, utilizando los conceptos antropológico, sociológico y funcional de la Educación por Procesos que se operacionalizan en los indicadores: qué tipo de hombre se quiere formar, para qué sociedad y cómo es su desarrollo operativo. El momento de reconocimiento final lleva al análisis e interpretación de resultados obtenidos, para culminar con unas conclusiones, aportes y recomendaciones, teniendo en cuenta por supuesto el momento teórico inicial. Tipo de investigación Esta investigación es de tipo descriptivo (entendido como la capacidad para seleccionar las características fundamentales del objeto de estudio y su descripción detallada dentro del marco conceptual de referencia) porque se ce línea histórica, legal y conceptualmente 5 Ibid., p.118 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL la Educación por Procesos para explicitar mediante un análisis las caracteristicas antropológicas y sociológicas que subyacen en ésta. Con estudio de caso ya que se ubican de manera histórica, geográfica y teórica los Colegios Maria Auxiliadora de Chía e Instituto Técnico Distrital “Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C., instituciones seleccionadas porque se cuenta con la colaboración de los directivos del plantel, profesores, padres de familia y educando, además, en dichos colegios se aplica el enfoque pedagógico de la Educación por Procesos. La investigación realizada sirve como información básica para planear posteriores investigaciones, dirigidas a otros tópicos de la Educación por Procesos; inclusive, se puede aplicar a otras poblaciones sin llegar a generalizar sus resultados. Tendencia La investigación es de tendencia cualitativa, ya que la interpretación que da a las cosas y fenómenos no pueden ser captados o expresados plenamente por la estadística o las matemáticas, para nuestro caso explicita la teoría que fundamenta la Educación por Procesos para lograr la definición operacional de los indicadores: qué tipo de hombre se quiere formar, para qué sociedad y cómo es su desarrollo operativo, ¡levando esto a la formulación de unas preguntas que sirven al investigador para analizar hacía dónde apunta ¡a tendencia de las categorías seleccionadas (demográfica, antropológica, sociológica y operativa) en la muestra escogida sin llegar a calificar lo teórico-práctico que manejan los Colegios María Auxiliadora de Chía e Instituto Técnico Distrital Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C., y sus docentes con respecto a la Educación por Procesos. Población y muestra En la investigación se toma una población de ciento veinticinco docentes que trabajan el enfoque pedagógico de la Educación por Procesos en el Colegio María Auxiliadora de Chía e Instituto Técnico Distrital Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C. El muestreo es aleatorio simple porque se conocen todas las unidades que componen la población y cualquiera de ellas tiene la probabilidad de ser seleccionada. La muestra representativa es confiable porque se hace referencia al foco de atención que se dirige a un grupo de conductas o personas, examina y analiza con mucha profundidad la interacción de ¡os factores que producen el cambio en los casos seleccionados, y además se trabajó con el 48% de la población, que ¡a conforman sesenta docentes, de los cuales, veinte corresponden al Colegio María Auxilíadora de Chía y cuarenta al Instituto Técnico Distrital Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C. Instrumentos Con base en lo expuesto anteriormente se planeó el diseño de una encuesta para establecer el grado de conocimiento que tienen los docentes con lo teórico-práctico de la Educación por Procesos. Posteriormente, se analizó el objetivo de la encuesta para determinar los conceptos e indicadores que sirven de base en la elaboración de las preguntas que estructuran el cuestionario. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Los conceptos establecidos fueron, demográfico, antropológico, sociológico y operativo; operacionalizándose en los indicadores, características de la muestra, tipo de hombre por formar, tipo de sociedad por construir y desarrollo operativo de la Educación por Procesos, traducidos éstos a preguntas combinadas entre sí, para llegar a un completo conocimiento del fenómeno estudiado. La encuesta se diseñó con preguntas abiertas de la uno a la cinco que brindan información general de los encuestados en aspectos tales como experiencia laboral, áreas en que labora, niveles, tiempo de aplicación de la Educación por Procesos en la institución y tiempo de aplicación personal. (Características demográficas de la muestra). Matriz de Coherencia. Este instrumento facilita distinguir la relación que se da entre los dos componentes básicos que integran la teoría educativa que subyace en la Educación por Procesos (Antropológico y Sociológico), que se operacionalizan en los indicadores ¿qué tipo de hombre se quiere formar? y ¿para qué sociedad? y la propuesta educativa de los colegios María Auxiliadora de Chía y el Instituto Técnico Distrital Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C., determinando así su coherencia teórica. Trabajo de campo En la etapa del trabajo de campo se definió como población, los docentes que laboran en los colegios María Auxiliadora de Chía e Instituto Técnico Distrital Francisco José de Caldas” de Santafé de Bogotá, D.C., y que aplican la Educación por Procesos, de los cuales se seleccionó una muestra aleatoria o al azar, representativa, repartida equitativamente entre los integrantes del grupo investigador para poder aplicar ¡a encuesta y culminar así con el trabajo de campo. Para el otro instrumento de investigación, denominado Matriz de Coherencia, se tomó como base las características antropológica y sociológica que subyacen en la Educación por Procesos y como referente, al Marco Teórico (la filosofía, los principios y el perfil del alumno) de cada una de las instituciones seleccionadas para distinguir la coherencia existente entre el enfoque pedagógico y las propuestas educativas de las mismas. Todo esto para culminar en el análisis e interpretación de la información, cumpliendo así los objetivos propuestos al inicio de este trabajo. Tratamiento de la información Con base en el plan de trabajo, se prosiguió a la recolección de ¡a información que se hizo individualmente; en algunos casos el encuestador leía e iba escribiendo las respuestas que el encuestado daba, en otros, el docente seleccionado leía y contestaba directamente. El propósito de hacerla de esta manera era resolver las inquietudes que pudieran surgir en los encuestados y hacer las aclaraciones pertinentes del caso. Terminada esta fase de la investigación se procedió a la tabulación de la información recogida para lo cual se diseñaron unas tablas y gráficas especificas por pregunta, con el fin de visualizar de manera rápida y fácil la información obtenida, alcanzando un buen análisis e interpretación de ésta. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL CONCLUSIONES Las diferencias existentes entre los alumnos y las diversas asignaturas, han venido planteando en tas instituciones estudiadas nuevos proyectos educativos que contribuyen al desarrollo integral del hombre. Es así como la Educación por Procesos constituye una nueva propuesta educativa que busca mejorar el potencial humano del educando, desarrollando sus facultades cognitiva, afectiva, volitiva y psicomotora para lograr en él, dicho cambio integral. Esta se origino en el Colegio Nacional Caldas de Villavicencio en 1976, siendo su rector y gestor el doctor Carlos Enrique Cajamarca Rey. No hay que olvidar que ninguna educación es neutra, porque cada una de ellas quiere formar un tipo de hombre y una sociedad específica. La Educación por Procesos no es ajena a esta situación, ya que ella busca en la institución educativa educar al hombre en y para la transcendencia, la autonomía, la coherencia, la estructuración del pensamiento, la autoevalución objetiva y ¡a socialización; construyendo una sociedad de apertura al cambio, participativa en acciones, pluralista, cambiante, armónica y equilibrada social, política y económicamente. El proyecto pedagógico de la Educación por Procesos es aplicable en todas las áreas y niveles de la educación formal, ya que dicho proyecto se La aplicado, según la investigación realizada en más de treinta colegios oficiales y privados del país, en los niveles de preescolar, primaria, secundaria y media, tanto en las áreas de formación común como propias. Los docentes que lo aplican necesitan una previa preparación para no limitarla solamente al trabajo de aula, convirtiéndola en una metodología más. APORTES Y RECOMENDACIONES Esta investigación quiere compartir con los posibles lectores un nuevo proyecto pedagógico que va más allá de la memorización y repetición de conocimientos, ya que se fundamenta en el desarrollo de las facultades humanas (cognitiva, afectiva, volitiva y psicomotríz) con sus respectivos procesos. Quedan explicitadas de manera cronológica las teorías educativas que sustentan la Educación por Procesos, así mismo las características antropológicas y sociológicas que subyacen en ella. Las universidades que cuentan con facultades de educación urgen incentivar programas que propendan por la investigación educativa, así mismo proporcionar a sus estudiantes los últimos adelantos e innovaciones pedagógicas. Las instituciones que adopten el proyecto pedagógico de la Educación por Procesos, deben ofrecer capacitación a los docentes para que a través del estudio permanente, el educador esté en capacidad de organizar y aplicar correctamente innovaciones pedagógicas propuestas en el momento para el mejoramiento cualitativo de la educación. A las personas vinculadas a la educación y que tengan la oportunidad de conocer esta investigación se les sugiere hacerlo extensivo a otras instituciones educativas, para que tengan perspectivas diferentes a los métodos tradicionales. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Para la elaboración de la investigación se emplearon como fuentes la entrevista realizada al doctor Carlos Enrique Cajamarca Rey y dos conferencias del mismo dirigidas a ¡a comunidad educativa base del trabajo. ALBARRACÍN, Maryen et. al. Opciones pedagógicas para nuestro medio. Santafé de Bogotá, D.C.: USTA, 1986, 392 p. BLOON, Benjamín. Características humanas y aprendizaje escolar. Santafé de Bogotá D.C.: Voluntad, 1976, 287 p. CAJAMARCA REY, Carlos Enrique. Aprender a Educarse a Ser y a Obrar Formación Integral con Base en el Aprendizaje por Valores, Procesos y contenidos, y en la Ley General de Educación. Santafé de Bogotá, D.C.: Géminis, 1994, 137 páginas. __________Aprender a Educarse. Santafé de Bogotá, D.C.: CONACED, 1993, 134 p. COLEGIO MARIA AUXILIADORA. Planeación 1994. Chía, s.e. 1994. 70 p. DELGADO J. M. y GUTIÉRREZ J. Métodos y técnicas cualitativas de investigación en Ciencias Sociales. Madrid: Editorial Síntesis SA. 1965. 670 p. INSTITUTO TÉCNICO DISTRITAL “FRANCISCO JOSE DE CALDAS”. Manual de Convivencia. 1992. Santafé de Bogotá D.C.: se. 31 p. LEY GENERAL DE EDUCACIÓN. Ley 115 de 1994. Santafé de Bogotá, D.C.: Universidad Nacional, 1994. 140p. MOORE, T. W. Introducción a la teoría de la educación. Madrid: Alianza Universidad, 1983, 136 p. RUSSELL, Bernad Harvey. Research Methos in Cultural Antropology. California, Sage. Publications, Inc. 1989, 520 p. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL GLOBALIZACIÓN EDUCATIVA Y PLAN DE DESARROLLO Daniel Libreros Caicedo Profesor Universidad Pedagógica Nacional a) Ajuste fiscal y gestión educativa: La Globalización fue el resultado de un proceso de concentración de la riqueza por parte de los grupos financieros transnacionales1 que llevó al desplazamiento de la toma de decisiones públicas de los Estados nacionales hacia los organismos multilaterales (caso OMC, BM, FMI, acuerdos regionales de integración y demás) controlados de manera corporativa por estos grupos2. Esto significó la privatización a escala internacional de la política y el derecho, fenómeno que aparece en las declaraciones de los neoliberales como un triunfo del mercado sobre el Estado, como una exigencia al cambio del papel tradicional de los Estados nacionales para que abandonen la intervención económica, las áreas y bienes estatales, la responsabilidad sobre los derechos colectivos y se limite al control social bien sea por la vía de la represión directa o por la búsqueda de nuevos consensos ciudadanos. La reducción de los presupuestos públicos es consecuencia de esta privatización3 pero, en Latinoamérica esta reducción, adicionalmente, hace parte de las políticas de ajuste que desde mediados de la década de los ochenta ha diseñado el FMI como garantía del pago de los endeudamientos externos4. 1 El grupo financiero es una organización capitalista a gran escala que Incluye empresas, negocio de distribución comercial y negocio de crédito; el universo del capital, en la actualidad se vértebra en torno a grupos multinacionales. Según la revista Fortune 500 multinacionales han incrementado su participación proporcional en el PIB mundial del 17% a mediados de los años 60al 24% en 1982 y a más del 30% en 1995. Fortune- Agosto 5 de 1996. La cita, a su vez, está tomada del articulo de Frédéric Clairmont intitulado, Ces deux cents sociétes qui controlent le monde” publicado en la edición mensual de “Le Monde Diplomátique”, Abril de 1997. 2 El nuevo derecho asociado a la globalización se viene produciendo en esos organismos de regulación transnacional. A manera de ejemplo, el “Tratado de Libre Comercio entre USA, Canadá y Méjico’ incluye cláusulas que garantizan una jurisdicción internacional de protección a la inversión de las multinacionales, obligando a que los Estados las indemnicen cuando haya “perjuicios” causados por huelgas, desórdenes sociales o cambios en las reglas de juego de los gobiernos. Otro ejemplo, en el plano interno, la presión del actual gobierno de Pastrana por acabar con el artículo constitucional que posibilita la expropiación sin indemnización, en casos excepcionales, es parte de sus compromisos para poder ingresar en los pactos regionales tipo ALCA. 3 Esta reducción fiscal fue presentada, desde el momento en que se inicia el ataque del thacherismo y el reaganismo en contra del anterior Estado de Bienestar, como una discusión técnica-económica. El argumento giraba entre la necesidad de políticas de estabilidad macroeconómica anti-inflacionarias y un supuesto beneficio al ahorro privado que a su vez incentivaba la inversión. 4 En la actual coyuntura el tema de la deuda ha recobrado particular importancia. La devaluación que se viene generalizando en el continente como producto de a devaluación brasileña, el 53% de la economía regional, viene produciendo un aumento a escala de las deudas externas públicas de tal magnitud que asfixia el gasto público En el caso colombiano, esta (sumando la de corto y largo plazo) ya llega a $17,5 billones: una devaluación de 10 puntos incrementaría la deuda pública externa en $1,7 billones. Debe tenerse en cuenta que el propio gobierno ha anunciado recientemente una devaluación de 25%, para lo que queda del año en curso, proyección que a nuestro entender se queda corta dada la magnitud de la crisis económica internacional. De llegar a cumplirse el pronóstico presidencial el incremento de la deuda pública, por ese solo concepto, sería de $5,1 billones. Además, el FMI, tal y como lo hizo en la década del ochenta, presionará a los gobiernos para que asuman parte del endeudamiento privado ($18 billones entre deuda de corto y largo plazo) por diversos mecanismos (diferencial cambiario, operaciones de salvamento, compra de títulos-deuda, etc). Luis Guillermo Velez, presidente de la Comisión económica del Senado, ya se pronunció a favor de la reestructuración del 50% de la deuda privada. Ver entrevista, “El Espectador”. sección salmón, Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Esta reducción del gasto público se acompaña de una modificación en la ejecución de las políticas públicas y de las políticas sociales basada en criterios y métodos mercantiles; es lo que explica el surgimiento de la gerencia estatal dentro de la administración pública, la cual a su vez, toma los métodos de la gerencia privada (asociados al post-fordismo, a las modificaciones empresariales en la regulación del trabajo). La gerencia de servicios, o gerencia social, propone una revisión de los procedimientos organizativos-institucionales (‘reingeniería institucional”) para optimizar tiempos y recursos. De esta manera se produce un desplazamiento intencional en las discusiones públicas a propósito de los servicios; el problema ya no es de escasez de recursos fiscales sino de ausencia de gestión. Ello permite dar otro paso hacia adelante proponiendo un pacto-participativo entre sociedad y Estado para garantizar la “gestión eficiente” de los recursos públicos. En este pacto todos aquellos que se encuentren interesados en la prestación de un servicio deben aceptar la planificación y ejecución del mismo conforme a criterios de eficiencia y eficacia; así, los hospitales y las escuelas deben funcionar como si fueran fábricas. Las reformas educativas han sido determinadas por estas exigencias. Los organismos internacionales empezaron a exigir la gerencia educativa cuando constataron a mediados de los años setenta que la urbanización que había empezado en la región cuatro décadas atrás produjo un aumento de las necesidades formativas de la población al tiempo que se iniciaban las políticas de ajuste fiscal. Entonces, se generalizó el mensaje de aumentar coberturas con menores recursos5. En el aparte introductorio del plan de desarrollo de Pastrana se incluyen todos estos elementos; después de reconocer el fracaso económico, incluso con estadísticas, en lo que va corrido de la década se hace la caracterización de que es necesario reducir de manera aún más drástica el gasto público, llevado a fondo la “reingeniería institucional”, “Posteriormente los últimos años vieron como se trató de re-orientar la acción del Estado para, en vez de homogenizar y profundizar esas reformas, tratar de enfatizar su contenido social dándoles un sentido más asistencialista. Este esfuerzo de reorientación se concentró sobre la acción del Estado, más que sobre su organización y procedimientos…”6 La negación del asistencialismo implica reducción de recursos; así el pacto participativo debe basarse en distribución de responsabilidades a la comunidad antes que en asignación de presupuestos, “La participación no será ya alrededor del reparto de unos recursos del gobierno central, sino en torno a la distribución de responsabilidades y a la consolidación de recursos locales para solucionar los problemas de las comunidades...7 Además, para estabilizar este tipo de participación se requiere recuperar la legitimidad institucional y nuevos consensos ciudadanos. El proceso de paz aparece entonces para los voceros gubernamentales como el escenario en el que se deben pag 4-B. Abril 4 de 1999 La consigna del no pago de la duda externa adquiere un papel de primer orden para los trabajadores y para el conjunto de loa sectores populares. 5 En el caso de la educación superior, las estadísticas constatan que en América Latina para el periodo 1975-1985, las matrículas en educación superior crecieron en un 370% mientras que el gasto público del sector lo hizo en 210%. De esta manera el gasto público por estudiante cayó en 34%; datos tomados de ALBRECHT, D. y ZIDERMAN, A. “Funding Mechanisms for Higher Education”. Banco Mundial, 1996. 6 Plan Nacional de Desarrollo 1998-2002-“cambio Para Construir la Paz” publicado porel D.N.P, Bogotá1999, pág. 6. 7 Ibid ,pág 29 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL conseguir estas metas; la paz se convierte en una necesidad imperiosa para estabilizar las políticas de ajuste, para que la sociedad produzca “capital social”8. No es casual, entonces, que la primera estrategia propuesta en el aparte de política educativa del plan sea la de optimizar la gestión del servicio organizándolo a la manera de un sistema basado en sinergias. “El desarrollo de los sistemas está relacionado con el fortalecimiento institucional y de la gestión del sector educativo y su consolidación favorece el desempeño y los resultados de los programas motores...“9. La vértebra de este sistema deberá ser el “nuevo colegio”, la institución educativa que gestionará de manera autónoma el presupuesto, el personal docente y administrativo. Para conseguir este objetivo se requiere: • Acabar con la vinculación laboral-territorial de los docentes para que en el futuro sean contratados directamente por los colegios consultando las capacidades económicas de los mismos. El plan repite el argumento de la Comisión de Racionalización del Gasto Público - 1997 (“Comisión Rosas”) sobre las supuestas bondades de la autonomía total en las escuelas para que éstas racionalicen sus gastos mediante la técnica de la “contabilidad de costos”. El actual intento del Ministerio de Educación por imponer los retiros indemnizados, la evaluación-retiro y los traslados inconsultos hacen parte de una estrategia de mediano plazo. No se trata tan solo de “racionalizar plantas” y de reducir a la mitad el situado fiscal (proyecto de ley 07 de 1998), lo cual ya sería bastante perjudicial para los docentes, se trata de programar el desmonte paulatino de las nóminas territoriales para confinar a los futuros docentes a la contratación- año en los colegios, de manera similar a lo que ocurre en el sector privado y liquidando de paso el derecho a la negociación colectiva. • Transformar los mecanismos de asignación del gasto educativo generalizando el “subsidio a la demanda”, o pago estatal por matrícula-alumno. Esto permite “mercantilizar” la educación pública. El estudiante que recibe dicho subsidio demandará en el servicio completando las matrículas de los que no cuentan con este aporte10, lo cual, a su vez, es la otra cara de la moneda del desmonte de la obligación estatal de cubrir los costos históricos indexados- año en los planteles oficiales. De esta manera, se invierten las responsabilidades; ahora, el colegio es el que debe lograr su autofinanciamiento, ajustándose a los costos “per cápita” que le determinen los organismos técnicos del Estado, costos definidos conforme a los indicadores cuánticos de gestión empresarial y, además, competir por atraer el número de alumnos necesarios para el efecto. La participación de la comunidad educativa quedará atrapada en esta lógica; la comunidad asumirá parte de los gastos en las “empresas educativas”, construcción de infraestructuras, cafeterías, transporte y demás (los Fondos de Servicios Docentes ya abrieron esa posibilidad). Los PEI se convertirán en un mecanismo 8 Citan la definición de Stiglitz, uno de los voceros más importantes del B.M durante los últimos años sobre el tema “el pegamento que produce cohesión entre y al interior de los grupos” IBID, pág. 27. Debe tenerse en cuenta lo que implica esta definición, el reconocimiento de que hemos llegado al punto en que la producción de capital ha salido de las empresas hacia el conjunto de la sociedad obligándola a cubrir gastos que antes salían del bolsillo de los capitalistas. 9 Ibid., pág. 208. 10 La mercantilización de los servicios educativos y de los servicios públicos en general es presentado por los técnicos neoliberales como el nuevo paradigma en la ejecución de los mismos. (ver “Informe WiesnerBird. D.N.P, Bogotá, 1991; “La Efectividad de las Políticas Públicas en Colombia”, Eduardo Wiesner, Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1998). Esta forma de concebir la política social obedece igualmente a la privatización transnacional anotada en un principio. El papel del Estado debe ser el de garantizar que el “mercado social” funcione, incluso en los niveles del SISBEN, se focaliza el gasto para que los pobres accedan al mercado. El Estado perdió la definición de la política social quedando reducido al papel secundano de manejar las limitaciones del “mercado de los bienes públicos” Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL de presión, mucho más fuerte de lo que es ahora, hacia las comunidades educativas para que se involucren en gestionar escuelas de escasos recursos. b) Ajuste fiscal y descentralización: La descentralización ha sido una de las piezas claves en el engranaje de la reforma neoliberal del Estado. Acompaña la reestructuración espacial del capital, el cual puede realizar inversiones flexibles, obligando a la competencia ínter-regional; persigue una nueva especialidad que abre mayores posibilidades a la utilización “eficiente” de los recursos y a una participación obligada a obtener “capital social”. Facilita la legitimación de las instituciones y los consensos ciudadanos participativos bajo el supuesto ideológico simple de que descentralización equivale a democratización local, como si la democracia dependiera de procedimientos institucionales que conservan el carácter elitista en la toma de decisiones11. Porque la descentralización acompaña un proceso centralizador tecnocrático en la definición de políticas públicas12 se trata en lo fundamental de una descentralización en la ejecución de los servicios, funcional a orientaciones técnicas estatales impuestas por la regulación privada transnacio nal. La descentralización fiscal es otro de los componentes de los planes de ajuste, permite ¡a reducción de los presupuestos del gobierno central al transferir responsabilidades a los entes territoriales, aumentando la tributación local; la descentralización administrativa se concibe, igualmente, bajo los parámetros de la gestión estratégica apoyada por sistemas de planeación, información y evaluación territorial; la descentralización política procura una participación condicionada por la “mercantilización social”. Con diversas variables, dadas las tradiciones históricas desiguales en la relación centro-región, la estrategia de la descentralización viene implementándose, de manera generalizada, durante las últimas décadas en Latinoamérica y las reformas educativas hacen parte de estas transformaciones políticas y económicas13. El plan de desarrollo de Pastrana propone un reordenamiento presupuestal en los territorios, para que éstos aporten mayores recursos, en ¡a perspectiva de la reducción del déficit fiscal, “la descentralización separó las decisiones sobre el gasto de aque¡las que atañen a los impuestos. Tanto más, en la medida en que los municipios aumentaron sus ingresos por participantes en los ingresos centrales sin haberse visto en la necesidad de aumentar sus impuestos locales. Los niveles subnacionales, en estos casos, tienden a sobregirarse, confiando en obtener más recursos del nivel central. El fortalecimiento de los intereses regionales lleva también por esta vía a que sus representantes en el nivel central estén siempre al acecho de cada vez más recursos comunes…”14 Termina este aparte del plan planteando un reordenamiento de los entes territoriales por provincias y 11 La prueba de que la descentralización obedece a razones técnicas del funcionamiento del capital y no a un propósito democratizador está en el caso chileno Pinochet, en el periodo inicial de la dictadura fue el precursor del modelo de descentralizador en América latina. 12 El caso colombiano sirve para ejemplificar esta tendencia política generalizada en la región Así, mientras en el año 1986 se expidieron las normas sobre la descentralización fiscal, administrativa y política tres años después se modificó la legislación presupuestal oficializándose un control técnico del Ministerio de Hacienda y del D.N.P. sobre el conjunto de las políticas sectoriales (CONPES) y sobre la ejecución del gasto público (CONFIS). La constitución del 91. al crear una tecnocracia de la moneda por fuera de las ramas del poder público, con la reforma de la Banca Central, culminará este ciclo de modificaciones tecnocráticas. 13 La concepción de servicio asociada a la gestión educativa obliga a una articulación con las políticas descentralizadoras, pero, además, la descentralización educativa acompaña los cambios regionales hacia competitividad. Los currículum flexibles hacen parte del fraccionamiento regional competitivo que la globalización impone mediante la focalización de la inversión. 14 “PIan nacional de Desarrollo”, op cit, pág. 23. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL regiones (el cual ya había sido anunciado en la constitución de 1991), superando su carácter de simples unidades político- administrativas. Esta autonomía local persigue una reorganización de recursos en función de la competitividad que, de paso, garantice autonomía en el gasto público. La fórmula incluye una transición, la redistribución de las actuales transferencias, quitándole, desde ya, a lOs departamentos con mayor capacidad económica el derecho a obtenerlas, lo cual los obligará a asociarse en regiones. En el aparte educativo del plan, los autores recuerdan que el sistema educativo es descentralizado y que por consiguiente el mejoramiento de la gestión educativa pasa por la conformación de sistemas locales del servicio. Añaden que se requiere una redefinición de competencias en el sector de manera análoga a la de la descentralización en general y en el punto de financiación se dice textualmente, “Se adoptará como principal estrategia la reforma del esquema actual de asignación de recursos (ley 60 de 1993) con base en los criterios de evaluación por resultado, la adopción de estándares técnicos, la introducción de incentivos a la eficiencia y la población atendida y por atender como mecanismo de regulación que será administrado por los departamentos, ejecutado por los municipios y monitoreado y evaluado por el nivel nacional mediante el sistema de información de ¡a gestión educativa…”15. Esto significa la institucionalización del circuito financiero de las transferencias basado en el subsidio a la demanda y organizado a la manera sistémica- empresarial. Territorios y colegios coordinados como unidades-sinergia que asociadas con la comunidad producen “capital social”, confinados a estabilizar demandas para que funcione el “mercado educativo”. La privatización de la educación como política pública generalizada; privatización que diluye la frontera convencional entre áreas estatales y áreas privadas. La educación atrapada en una nueva forma de acumulación de capital que extendió sus tentáculos al área de los bienes públicos y que convirtió los métodos de administración empresarial en normas de funcionamiento social. La racionalización de las plantas y la evaluación de los docentes se requieren para poner en funcionamiento el “sistema empresarial educativo”. La evaluación sintetiza el propósito gerencial, obtener resultados proyectados conforme a indicadores costo-beneficio. Esto determinaría la actividad del docente. Como la pragmática del mercadeo condena a un terreno secundario ¡a historia, la discusión epistemológica, la recreación artística y los propósitos colectivos, el universo del maestro quedaría reducido al de aplicar procedimientos que lleven a los alumnos a conseguir logros definidos por ¡a gestión educativa, realizando evaluaciones año bajo esos parámetros. Pragmática del mercadeo que intenta proyectarse al aula para reducir a la pedagogía a una técnica-instrumental y conductista que adecue a los estudiantes a la racionalidad de la eficiencia. A esta “concepción neoliberal del mundo” solo se le puede responder con un proyecto alternativo de educación pública que le muestre a las comunidades educativas una opción que recupere el humanismo, la solidaridad, el arte y una dimensión plena de la vida. La recuperación, propuesta por FECODE, del movimiento pedagógico puede encontrar en esta perspectiva grandes posibilidades de interlocución con ¡as comunidades educativas. 15 Ibid.. pág 215 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL AUTONOMÍA Y RACIONALIDAD COMUNICATIVA1 Marieta Quintero Mejía Profesora Universidad del Atlántico Bibiana Restrepo Ruiz Profesora Universidad del Atlántico «Nuestro lenguaje puede verse como una vieja ciudad: una maraña de callejas y plazas, de viejas y nuevas casas, y de casas con anexos de diversos periodos; y esto rodeado de un conjunto de bardos nuevos con calles rectas y rectangulares y con casas uniformes»: Wittgenstein (investigaciones filosóficas) INTRODUCCIÓN El propósito del presente documento es presentar los avances de la línea de investigación relacionada con Desarrollo moral y Racionalidad Comunicativa. El interrogante que se espera resolver en el presente artículo es cómo se refleja en las prácticas discursivas de los jóvenes universitarios de Barranquilla su desarrollo moral. Para adelantar esta reconstrucción ha sido necesario identificar en cada nivel de desarrollo moral los actos de habla que sustentan el discurso. La importancia de la pragmática formal del lenguaje (actos de habla)2 en la identificación del desarrollo moral, se sustenta en virtud de que se considera que el lenguaje es un objetivador de las acciones y los pensamientos de los individuos (Habermas, 1987). En este mismo sentido, los dilemas morales que deben ser resueltos por los jóvenes participantes del proyecto nos develarán, por un lado, los tipos de argumentos que los jóvenes utilizan para resolver situaciones de dilema moral y, por el otro lado, estos argumentos darán cuenta de los intereses que están movilizando a los estudiantes. La importancia de conocer los criterios formales de la argumentación presentes en la resolución de los dilemas morales nos permitirá conocer las habilidades, las competencias y las actuaciones comunicativas e ideológicas de los jóvenes. Paralelamente identificar los criterios formales del lenguaje y determinar el papel que juega el aprendizaje en el desarrollo de las competencias (cognitivas, comunicativas e ideológicas) de los estudiantes. 1 Proyecto de Investigación: Desarrollo Moral y Etica Discursiva realizado con apoyo de COLCIENCIAS 1998. 2 Habermas en su escrito ¿Qué significa la Pragmática Universal? indica que no sólo las oraciones sino también las emisiones pueden ser objeto de un análisis reconstructivo de tal manera que se puede realizar una descripción explícita de las reglas que un hablante domina para formar oraciones gramaticalmente correctas. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL CONSIDERACIONES EPISTEMOLÓGICAS La noción de autonomía en Habermas (1985) está relacionada con el criterio de intersubjetividad; no basta con reconocer-se uno mismo como autónomo, sino que se requiere de una relación con el otro para propiciar acuerdos intersubjetivos. Es claro que en Habermas el individuo se reconoce a sí mismo autoescenificándose. No obstante, para ser autónomo también se requiere de la presencia de un interlocutor (del otro). En este sentido, una de las estrategias para alcanzar el desarrollo de la autonomía de los jóvenes universitarios es propiciar situaciones intersubjetivas, con el objeto de generar el intercambio libre de argumentos, el entendimiento entre opiniones divergentes y el logro de las competencias cognitivas e ideológicas en los estudiantes. En la educación, este criterio de intersubjetividad ligado a la autonomía se hace posible y se sustenta en el ámbito de la racionalidad comunicativa entendida, desde Habermas, como aquella solventación sobre proposiciones alcanzadas con criterios que posibilitan la postura crítica y el libre intercambio de argumentos. Este intercambio de argumentos por el cual debe propender la educación, se refiere al uso de actos de habla por parte de los miembros de la comunidad educativa, con el fin de alcanzar pretensiones de validez ajustadas a las reglas pragmático - formales que hay en la argumentación. De esta manera, en un sistema educativo quien quiera alcanzar un acuerdo o propiciar el entendimiento entre hablantes con opiniones divergentes, debe hacer uso de argumentos que le permitan llegar a acuerdos racionalmente motivados por situaciones de interacción comunicativa. En otras palabras, en las situaciones intersubjetivas generadas en los ambientes educativos, el mejor argumento es el que define los tipos de acuerdos a los que los miembros de la comunidad educativa deben llegar. Hacer uso de argumentos racionales da cuenta del grado de desarrollo de un individuo y a su vez de la sociedad. En la lógica de la evolución de la sociedad se diferencian visiones míticas respecto a las modernas; en las visiones del mundo primitivo no es posible pensar la autonomía debido a que no hay orientaciones racionales que permitan llegar a acuerdos. En las visiones modernas, el hombre apoyado en procesos de acción y argumentación racionales puede transitar hacía la autonomía.3 Corresponde a la educación generar situaciones de aprendizaje que desarrollen la racionalidad del individuo. Los anteriores argumentos llevan a suponer que la autonomía en Habermas está vista desde la acción comunicativa. Esta hipótesis central en la teoría de Ha-bermas se puede ponderar desde la filosofía clásica, dado que Habermas va a estructurar su teoría a partir de la tradición deontológica de corte kantiano. La propuesta filosófica de Kant articula la noción de autonomía con la ética del deber, a partir de las fórmulas de los imperativos categóricos; leyes universales a las cuales debemos acogernos desde la propia voluntad. Por su parte, Habermas también acude al criterio de universalidad, valiéndose para ello, además de las leyes morales, de los criterios formales del lenguaje; condiciones que en última instancia garantizan y definen una vida ética. 3 En la teoría de la racionalidad de Habermas existe una simetría entre la lógica de la evolución de la sociedad y la lógica de la argumentación. En tal sentido el individuo al participar de un discurso o al asumir una postura critica y libre de intercambio pone de presente no sólo el uso de un lenguaje sino también la evolución de la especie debido a que en el discurso se incorpora el desarrollo de las capacidades cognitivas y prácticas alcanzadas por tos individuos como consecuencia de pertenecer a una biografía cultural y social. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL En tal sentido, la relación íntima entre autonomía y acción comunicativa es de naturaleza deontológica (se ocupa del fenómeno moral), universalista (apela a leyes universales), procedimentalista (propone estrategias racionales para comprobar la corrección de las normas) y cognitivista (los intereses guían los conocimientos). Estas categorías que están sobre la base de la teoría habermasina apuntan a crear un criterio de racionalidad en el cual descansa el “Hard core” de la teoría crítica. Como se señalaba al inicio del documento, la idea de una persona racional y autónoma está dada por el reconocimiento de uno mismo (autoescenificarse) y el reconocimiento a partir de ¡os otros (intersubjetividad). Por lo tanto, en las acciones pedagógicas una persona es racional y alcanza autonomía cuando dispone adecuadamente del lenguaje, de acuerdo con cada esfera de la acción (objetivo - social - subjetivo). De igual manera, es racional cuando estima las leyes y respeta las normas consideradas legítimas. Por otra parte, en situaciones pedagógicas la racionalidad y la autonomía se hacen evidentes, cuando las acciones y las opiniones de ¡os individuos son posibles de presentarse a partir de argumentos que fundamenten las pretensiones de validez. Aquí es necesario aclarar que las pretensiones o criterios de validez corresponden a distintos mundos de vida, según Habermas. Las características de las pretensiones son, entre otras: permitir los acuerdos intersubjetivos entre los actores sociales, ser susceptibles de crítica, y estar presentes en la competencia y la acción comunicativa. A partir de lo anterior se infiere que la racionalidad comunicativa, visible en los ambientes educativos, no es espontánea, sino que responde a unas leyes, a unos intereses y a una lógica, denominada lógica argumentativa, que se conecta a su vez con una lógica evolutiva de la sociedad, lo cual exige contar con una pragmática formal del lenguaje. La pragmática formal del lenguaje desplaza la propuesta tradicional sobre el estudio del mismo referido a las oraciones declarativas4 (aquellas que representan la verdad o la falsedad de un enunciado), por un análisis que reconoce las intenciones y los deseos o las creencias de los hablantes; de manera que se evidencie el papel del lenguaje como objetivador de las acciones. La distinción entre emisiones realizativas (expresiones que usamos para hacer algo por medio de ellas como bautizar) y emisiones constatativas (aquellas que pueden ser verdaderas o falsas) planteadas por Austin (1981) se constituyó en la estrategia que permitía de una manera empírica saber cómo los hablantes interpretamos enunciados dentro de un contexto. En el caso del presente estudio de investigación educativa, interpretaciones relacionadas con los dilemas morales5. El caracter intersubjetivo de los actos de habla permitió a Austin realizar disertaciones sobre los conceptos relacionados con la ética (libertad y responsabilidad, entre otros); elucidaciones que se constituyeron en Habermas en la alternativa para desarrollar su propuesta metodológica de la pragmática formal del lenguaje. La pragmática formal del lenguaje ofrece la alternativa de estudiar la conducta lingüística, de manera que se puede considerar que hablar es hacer o en términos del mismo Austin asumir que “los decires son haceres” (1975). Como consecuencia las palabras son 4 La visión fisicalista y fenomenalista del circulo de Viena limitó el análisis del lenguaje al principio de verificación, de manera que se podía a través de esta propuesta eliminar los enunciados metafísicos en la ciencia. 5 Sobre este asunto Victoria camps polemiza acerca de la existencia de un lenguaje moral o ético. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL herramientas necesarias de analizar con el objeto de determinar si los significados son intencionales o no. En otras palabras, desde la pragmática podemos analizar cómo decimos lo que queremos decir y cómo lo comprendemos cuando nos lo dicen. En tal sentido, el problema no es sólo de intencionalidad sino también de interpretación. En este punto nos encontramos frente a la distinción, polémica, entre semántica y pragmática. En tal sentido para algunos autores como Wilson (1975) la semántica se ocupa de los aspectos del significado que se atribuyen a las expresiones lingüísticas mientras que la pragmática se ocupa de la intención del hablante el contexto lingüístico y extralingüístico, la curva de entonación y el énfasis prosódico entre otros. De tal manera que los actos de habla que son adecuados o inadecuados dependen entre otros factores de las condiciones o circunstancias comunicativas. Por su parte Searle (1991: 449) en su propuesta sobre taxonomía de los actos de habla ilocucionanios establece una vinculación entre fuerza ilocutiva y forma de la oración. Como consecuencia en lugar de existir una frontera entre lo semántico y lo pragmático este autor propone una inclusión entre estos dos componentes del lenguaje. Respecto a la clasificación de los actos de habla Austin consideró que estos estaban conformados de tres elementos: el acto de habla locutivo, el acto de habla ilocucionario y el acto de habla perlocucionario. De tal manera que el acto de decir algo, en el sentido usual de esta expresión, Austin lo llama acto locucionario. Ejecutamos un acto locucionario cuando proferimos cierta oración con sentido y referencia, lo que es aproximadamente equivalente a «significación» en el sentido tradicional. El acto ilocucionario es lo que se hace al decir algo, y se realiza al mismo tiempo que el acto locucionario. Ejecutamos actos ilocucionarios tales como informar, ordenar, advertir, emprender, felicitar, sugerir, agradecer...) esto es, preferencias (acción de decir o articular palabras) que tienen una cierta fuerza convencional. dependiendo de las circunstancias de la enunciación En otras palabras, se ejecuta ya un acto ilocucionario al ejecutar uno iocucionario. Un tercer tipo de acto que puede realizarse por medio de las palabras es el acto perlocucionario: consiste en los efectos que el acto verbal produzca en los sentimientos, pensamientos o acciones del auditorio, del hablante o de otras personas. Son los actos en los cuales logramos algo diciéndolo (convencer, persuadir, sorprender, confundir...) La pragmática formal del lenguaje que retoma de Austin y de Searle la definición de actos de habla se constituye para Habermas en una batería o gramática profunda6 de carácter fenomenológico, a partir de la cual se puede formalizar una teoría crítica de la sociedad. Este análisis por supuesto exige identificar desde las normas y reglas, como los jóvenes, en el caso del presente estudio, resuelven los dilemas morales. Es decir, cuál es la capacidad de resolución que tienen unos sujetos capaces de actuar y de pensar, para resolver las tareas apoyados en unos conocimientos y en una percepción práctico - moral. La pragmática formal del lenguaje está presente en las acciones comunicativas, estratégicas e instrumentales (Habermas 1989: 47). Respectivamente, en cada una de estas acciones encontramos distintos tipos de actos lingüísticos) a saber: perlocutivos (causar algo mediante lo que se hace diciendo algo), ilocutivos (hacer diciendo algo) y locucionarios (decir algo). Le corresponde a la pragmática empírica el análisis del uso cotidiano del lenguaje dependiendo de las sociedades y de las lenguas específicas. 6 El sentido de gramática en Habermas, no se compadece con la noción de reglas de transformación propuestas por Chomsky en su gramática generativa. Se refiere a la pragmática formal del lenguaje. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Habermas (1987) propone cinco clases de actos a ser tenidos en cuenta en una pragmática formal: actos de habla imperativos, constatativos regulativos, expresivos, comunicativos y operatorios. Estos actos de habla, como elementos pragmáticos formales se relacionan con ¡as funciones del lenguaje, ¡a orientación de la acción, las actitudes básicas, las pretensiones de validez y las relaciones con el mundo. En toda acción comunicativa existen unos enunciados productos de la acción lingüística “con la que sujetos capaces de habla y de acción asumen relaciones con intención de entenderse acerca de algo y coordinar acciones y actividades”. Es decir que a través del lenguaje podemos derivar el grado de desarrollo moral, si conocemos los intereses cognitivos e ideológicos de los hablantes, las pretensiones de verdad que hay en cada discurso y por ende, los tipos de acción social que existen de acuerdo con el tipo de racionalidad. El lenguaje permite, entonces, realizar una reconstrucción de las distintas presunciones que existen en los mundos de vida, dependiendo de los diferentes tipos de racionalidad. Así encontramos pretensiones de: verdad, rectitud, normatividad y sinceridad. De tal manera que plantear una teoría crítica de la sociedad, cuyo eje sea la acción social mediada por las acciones comunicativas y las acciones estratégicas requiere de hacen explicito los distintos tipos de racionalidad existentes. Tanto en las acciones comunicativas como en las estratégicas encontramos criterios de eticidad o de fundamentación de la moral, por cuanto se espera que las proposiciones expresadas a través de los enunciados posean un criterio de verdad de manera que en las acciones teleológicas logren alcanzar un fin predeterminado, encaminado al éxito. Enunciados estratégicos que refieren comportamientos heterónomos. Por su parte, las acciones normativas buscan el cumplimiento de las reglas establecidas en la sociedad, con el objeto de alcanzar la rectitud en el mundo social en el que se está inmerso. Aquí encontramos aquellas expresiones lingüísticas, las cuales manifiestan los valores que determinan la aprobación, la crítica o la sanción. Mientras que en ¡a acción dramatúrgica, los enunciados verbales y no verbales se encaminan a mostrar pretensiones de credibilidad, sinceridad y autenticidad resultado de la capacidad para argumentar y dar razones válidas frente a las acciones, lo que refleja el grado de desarrollo, de autorregulación y de autonomía. El interés por la resolución racional de los problemas y el carácter de conocedor que se le otorga al individuo, llevó a Habermas a realizar una revisión del pensamiento y de la práctica social ; acudiendo para ello a unas estrategias que le permitieran, por un lado, dar cuenta de las cuestiones epistemológicas como seres mediados por la comunicación.(¿cómo podemos estar seguros de lo que conocemos?) y, por el otro lado, proceder a reconocer la estructura de la realidad o el mundo de objetos físicos es decir la ontología social (¿cuál es la naturaleza de la realidad?). Estas preocupaciones acerca de cómo llegamos a conocer ¡o que conocemos, adquieren relevancia si se entienden que desde la acción comunicativa es posible identificar el nivel de desarrollo moral de la sociedad y establecer a su vez criterios que permitan presentar enunciados (teoría) que viabilicen una crítica de la sociedad, lo cual se logra gracias a la racionalidad comunicativa. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Las preguntas que surgen a partir de esta afirmación frente a la racionalidad comunicativa son: ¿Hacia donde apunta la racionalidad?, o ¿cúales son las direcciones de la racionalidad? En primer lugar, la racionalidad se dirige a dar cuenta acerca de la relación que tiene un actor con los tres mundos (objetivo, normativo y subjetivo); relaciones que dependen de los actos de habla comunicativos, los cuales buscan el entendimiento y el desarrollo evolutivo de la especie. En segundo lugar, la racionalidad comunicativa da cuenta de las reglas que utilizamos en un intercambio comunicativo (pragmática formal) para motivar racionalmente a un interlocutor. Finalmente, desde la racionalidad comunicativa es posible conocer la etapa de desarrollo moral por la que transita un individuo: Preconvencional, convencional, postconvencional. Como se ha venido sustentando, en la racionalidad comunicativa existen unos criterios formales que buscan la simetría entre un oyente y un hablante. Por lo tanto, cuando un miembro de la comunidad educativa hace uso del lenguaje, está expresando su forma de pensar y actuar frente al mundo. Es el caso de situaciones de habla relacionadas con la interpretación de normas y reglas; puede suceder que reconozca la norma y siempre la aplique y la interprete acogiéndose a una pretensión de rectitud. Así mismo, puede existir un Y que conozca la existencia de la norma y la regla, y esté en la capacidad de cuestionarla, proponiendo con criterios racionales otras normas que la sustituyan. En otros términos se espera que Y acuda a criterios normativos y no emotivos para la validación o no de una norma y para ello puede acudir a los siguientes criterios: normas morales, principios o ideas particulares, máximas pragmáticas y valores sustantivos.7 En tal sentido, la pragmática formal, de naturaleza universal, contribuye con el conocimiento de los juicios morales verdaderos, de los falsos y de las acciones morales. El postulado de universalidad del discursos en términos de Habermas proporciona una regla de argumentación y hace posible pensar en una ética discursiva que niega la postura del relativismo ético, la cual sustenta que la validez de los juicios morales sólo puede medirse en virtud de las prácticas culturales y de los valores de cada grupo social. De manera paralela la lógica de la argumentación y a la lógica evolutiva de la sociedad, Ha-bermas, apoyado en Kolhberg (1978) y Piaget (1967), propone unas etapas de interacciones en las que se conjugan las estructuras cognitivas propias de cada etapa de desarrollo moral con las perspectivas sociales. En tales perspectivas se encuentran la idea de justicia y las etapas del juicio moral. En la etapa moral preconvencional, correspondiente a las dos primeras etapas del juicio moral, existen dos tipos de acción: una encaminada a la interacción autoritaria y la otra orientada a la cooperación motivada por intereses. El concepto de autoridad proviene del exterior que sanciona o premia; de manera que el ideal de justicia se mueve en el campo de las compensaciones, por un lado, y en el del mando y la obligación por el otro. En referencia a la etapa convencional, relacionada con la tercera y cuarta etapa del juicio moral, se presenta una interacción orientada por las normas en que predomina un modelo de comportamiento generalizado social-mente, en donde las funciones se establecen por un sistema de normas. 7 BARRETO, Luz Marina, en su tesis doctoral afirma que los criterios procedimentales de la pragmática universal del lenguaje se hace visible un énfasis en la competencia, situación que lleva a ocupar un lugar poco privilegiado o destacado a la actuación lingüística. Esta afirmación en caso de ser asumida como verdadera pondría poner en una situación de dificultad la propuesta de Habermas en los aspectos relacionados con la pragmática del lenguaje. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Respecto a la etapa postconvencional, encontramos el discurso adscrito a la quinta y sexta etapa del juicio moral, en donde se hace una integración de los actores sociales con su mundo, en el marco del ejercicio de las normas y de los principios que a ellas subyacen, generándose una lucha entre autonomía y heteronomía. BIBLIOGRAFÍA AGNES, Séller. Más allá de la justicia Barcelona: Crítica, 1993. AUSTIN, J. L. Cómo hacer cosas con Palabras. Barcelona: Paidós, 1982. _________Ensayos filosóficos. Revista de Occidente Madrid 1975. BARRETO, Luz Marina. El Lenguaje de la Modernidad. Tesis Doctoral. Universidad Central de Venezuela. Caracas. CAMPS, Victoria. Historia de la ética. 3 tomos. Barcelona: Crítica, 1989. _________Pragmática del lenguaje filosofía analítica. Barcelona: Península. 1976. HABERMAS. J. Conciencia moral y acción comunicativa. Barcelona.: Península 1985. _________El discurso filosófico de la modernidad. Madrid: Taurus. 1989. _________Teoría de la acción comunicativa. 3 volúmenes. Madrid: Taurus. 1987. _________Escrito sobre moralidad y eticidad. Barcelona: Paidós, 1992. KOHLBERG. Revisions in the theory and practice of moral development, moral development, 2 (1978b), pp. 83-88. Hoyos, Guillermo y VARGAS, Germán. La teoría de la acción comunicativa, como nuevo paradigma de investigación en Ciencias Sociales. Las ciencias de la discusión. ICFES. 1997. Bogotá. _________Comunicación y mundo de la vida. Revista Ideas y Valores. Universidad Nacional Nos. 71-72. 1986. Bogotá. KATZ, Jerrold. La importancia de la Lingüística en la Filosofía. KANT, I. Fundamentación de la metafísica de ¡as costumbres. Madrid: Espasa. Calpe. 1967. RAGET, J. El criterio moral en el niño. Barcelona: Fontanella. 1967. SEARLE, John. La filosofía del lenguaje En: MAGEE, Bryan. Los hombres detrás de las ideas: Algunos creadores de ¡a filosofía contemporánea. Mexíco: Fondo de Cultura Económica, 1993. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL _________¿Qué es un acto de Habla? En: Lenguaje y Sociedad. Cali: Universidad del Valle, 1983 Págs. 79-99. _________Actos de Habla. 3ª Ed. Madrid: Cátedra, 1990. WILLIAMS, Bernard. El hechizo de la filosofía lingüística. En: MAGEE. Op. cit. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL CULTURA: CONCEPTO DIFÍCIL Y DIFUSO Manuel Ignacio Rodríguez S. Profesor Asistente Universidad Pedagógica Nacional El concepto de cultura flota en una indeterminación singular. Si yo fuese un poeta filósofo de la talla de Platón, no me seda difícil componer un diálogo en el que Sócrates nos preguntada a cada uno de nosotros lo que realmente entendemos por cultura. Y cada uno de nosotros continuaría siendo culpable, claro está, al término de la respuesta; es decir sabríamos que la cultura es algo que nos sostiene, pero ninguno de nosotros sería lo suficientemente sabio como para poder decir lo que es cultura. Gadamer INTRODUCCIÓN Actualmente, todo parece ser cultura, todo puede insertarse dentro de la cultura. No obstante las diversas significaciones del término, es posible y necesario delimitar los ámbitos concernientes a la cultura. El presente artículo pretende mostrar algunas de las definiciones de este concepto, que pueden contribuir a su diferenciación y precisión, o por el contrario, a su ampliación. El recorrido que lleva a cabo el presente ensayo, es sintético y no pretende abarcar la totalidad de las posiciones más representativas existentes actualmente, así como tampoco profundizar en alguna de ellas. El interés es proporcionar pistas para quienes estén motivados en indagar sobre cultura. No interesan en el presente ensayo: los trabajos culturales llevados a cabo por quienes han realizado investigaciones directamente en comunidades indígenas, en su propio habitat, como Mary Douglas, Margaret Mead, o Claude-Levis Strauss, entre otros. Los trabajos sobre cultura realizados por Cliford Geertz, o Berger y Luckmann, quienes han utilizado categorías establecidas sobre ésta; ellos han propuesto, desarrollado y usado métodos de investigación específicos existentes, los han recreado y han establecido nuevos espacios de indagación de la cultura, como son la cotidianidad y los universos simbólicos. Los trabajos y conceptos expuestos por Hungtington, en la relación de los ámbitos cultural, religioso y político. Igualmente, no se tienen en cuenta en el presente artículo aplicaciones del modelo cultural estructural y sistémico en los con-textos latinoamericanos, como las expuestas en las obras escritas por García Canclini, básicamente en México. En Colombia, Martín Barbero, quien en sus trabajos de relación entre cultura y medios asume posiciones conceptuales eclécticas, con la utilización de categorías de distintos autores de ambitos de la filosofía, la historia, la sociología, el arte y la literatura, entre otras, para fundamentar sus investigaciones culturales1. La razón fundamental por la cual no se exponen las 1 Para ilustrar, la aplicación, guía y análisis por medio de la teoría a problemas concretos o empíricos en el ámbito cultural, también puede consultarse: Jaramillo, Jaime E. ‘Formas de Sociabilidad y Construcción de Identidades en el campo Urbano-Popular’, en Cultura, Medios Sociedad. Barbero, Jesús y López de la Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL posiciones de todos los autores mencionados, es que implicaría un esfuerzo mayor de análisis y síntesis de los conceptos y métodos utilizados por cada uno de ellos, desbordando las pretensiones del presente artículo. Se presentan a continuación, de manera cronológica, algunos conceptos centrales de autores que han indagado sobre cultura. Dilthey, Rickert y Weber: La Disputa Metodológica y la Delimitación Son famosos los planteamientos expuestos al final del siglo pasado, en la denominada disputa metodológica de las ciencias histórico sociales en Alemania. El debate giró básicamente, en torno a dos posiciones, una de ellas expuesta por Wilhelm Dilthey2 y otra, por Rickert3. Según Dilthey, Las ciencias del espíritu, a las cuales corresponden la historiografía y las demás ciencias sociales, se contraponen a las ciencias de la naturaleza por la diferencia de método de investigación empleado en cada rama4. Este método se comprende remontándose a la diversidad de la relación entre el sujeto que investiga y la realidad estudiada, que es, en un caso, el mundo humano al cual pertenece el sujeto que investiga y en el otro, el mundo extraño al hombre. Se contraponen también porque las ciencias del espíritu emplean categorías que traducen en términos abstractos, las formas estructurales de la vida; categorías como: valor, significado, fin. Para Dilthey, lo que distingue a las ciencias del espíritu de las ciencias de la naturaleza, básicamente está en el terreno metodológico, y es la antítesis entre explicación y comprensión, entre la causalidad y el comprender. Para Rickert, la naturaleza es considerada realidad con respecto a lo general; la historia, es considerada realidad con referencia a lo individual5. Considerar un objeto como individual, significa aislarlo, determinarlo, caracterizarlo por una relación de valor. El mundo histórico se compone de una multiplicidad organizada de individuos, cuya base está constituida por la referencia de la realidad empírica al mundo de los valores, la cual es llamada el mundo de la cultura. Weber retorna la discusión y a partir de ésta llega a diversas conclusiones con respecto al método de investigación en el ámbito de la cultura y las ciencias de la cultura, lo que le permite discriminar y conceptualizar sobre la misma. Según Weber, se designan ciencias de la cultura a las disciplinas que procuran conocer ¡os fenómenos de ¡a vida en su significación cultural. La significación de la configuración de un fenómeno cultural, y su fundamento, no pueden ser obtenidos, fundados y vueltos inteligibles a partir de un sistema de conceptos legales, por perfecto que fuere; en efecto, presuponen la relación de los fenómenos culturales con ideas de valor. El concepto de cultura es un concepto de valor. La realidad empírica es para nosotros cultura en cuanto la relacionamos con ideas Roche, Fabio. Eds. 1998. Universidad Nacional de Colombia. Santafé de Bogotá. D. C. El articulo es un excelente ejemplo de la utilización de categorías teóricas de la cultura, aplicadas a problemas empíricos culturales Jaramillo utiliza básicamente categorías expuestas por Bourdieu, complementadas con Weber y Berger y Luckmann. Existen, muy buenos trabajos de investigación. ateóricos, como los de Arturo Alape, sobre cultura urbana de jóvenes, en los que a través de la historia de vida de los protagonistas, éste lleva a cabo la descripción cultural. 2 DILTHEY. Wilhelm. Introducción a las Ciencias del Espíritu: Ensayo de una Fudamentación del Estudio de La Sociedad y de la Historia. Alianza Universidad. Madrid. 1980. 3 RICKERT, Hinrich. Ciencia Natural y Ciencia Cultural. Calpe, S. A. Madrid. 1981. 4 WEBER, Max. Ensayos Sobre Metodologíaa Sociológica. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 1978. P. 13 y SS 5 Ibid.. p. 15. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL de valor; abarca aquellos elementos de la realidad que mediante esa relación se vuelven significativos para nosotros y sólo esos6 Los fenómenos de la vida se manifiestan en los sujetos por medio de ¡as relaciones sociales, es decir, por las acciones que éstos llevan a cabo, que poseen significación, no sólo para ellos, también para el grupo al que pertenecen. Dichas acciones conforman parte de ¡a realidad empírica y son llevadas a cabo, en la medida en que quienes las realizan las consideran necesarias y adecuadas a los fines requeridos por el grupo social. Los intereses que dichos grupos poseen, están directamente relacionados con los valores que orientan sus acciones: solidaridad, justicia, libertad, respeto, en ciertos casos. Honor, dignidad, territorialidad, ganancia, en otros. Cuando no existe opción para satisfacer los intereses o expectativas de los miembros del grupo social, carece de sentido el sistema de conceptos o normas consideradas legales, y su aplicabilidad se imposibilita. Tal es el caso de los grupos considerados minoritarios, como los indígenas quienes se rigen por valores y normas que les son funcionales, que corresponden a su tradición y son diferentes a las impuestas por el Estado. Igual sucede con otros grupos marginados. Situaciones diversas de este tipo pueden darse cuando los valores han cambiado por diferentes razones. Ante estas situaciones las normas deben adecuarse, incluso cambiarse según los nuevos valores, o los valores funcionales para el grupo social correspondiente. Por eso, a manera de ejemplo, categorías como identidad, localismo, entre otras, pierden algo de su vigencia, debido a los procesos de intercambio y globalización logrados por medio de las comunicaciones, los cuales proporcionan valores diferentes a los que normalmente se han considerado adecuados al grupo. Ante la alternativa de infinitas parcelas de manifestaciones de la realidad, los sujetos eligen aquellas que ¡es son más llamativas, acordes con sus intereses, intereses fundamentados en va-¡ores. El concepto de valor, es uno de los ejes sobre el cual gira la cultura a nivel general para la mayoría de autores, incluso en las manifestaciones de las acciones de los sujetos en la vida cotidiana y le proporciona a la cultura autonomía y diferenciación, fundamentada como sistema. Los principios de esta autonomía, son expuestos a continuación. Parsons: El Sistema Cultural Talcott Parsons7 fundamenta la teoría sistémica y estructuralista de la sociedad desde un sistema general de carácter teórico denominado sistema social, adaptado para la descripción y análisis de la interacción social, considerada como una clase de sistema empírico. La interacción social humana está organizada en niveles simbólicos, denominados culturales. Estos llevan a Parsons a establecer el significado de la acción, como concepto fundamental: “llamo acción a los aspectos de los comportamientos que conciernen directamente a los sistemas de nivel cultural.”8 El sistema cultural constituye el aspecto de la acción organizada en torno a las características específicas de los símbolos, pero también a las exigencias de formar sistemas estables de ellos. Los patrones de significado que conforman el sistema cultural, forman conjuntos generales de simbolismos y deben ser considerados como 6 WEBER. Op. cit., p 65 PARSONS. Talcott. “Sistemas Sociales”. En Enciclopedia de Ciencias Sociales. Oxford Press Oxford. P. 710. 8 Ibid., p. 710. Digitalizado por RED ACADEMICA 7 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL independientes de cualquier sistema particular de interacción social. Los sistemas culturales prototipos son los de las creencias y las ideas. Los niveles culturales elevan a los sujetos y los diferencian de la base orgánica de la vida. El sistema cultural permite el mantenimiento de patrones y pautas que determinan el comportamiento humano, pero también posibilita las interacciones de éste con otros sistemas, las cuales le proporcionan entradas y salidas al sistema, y permiten la adaptación y asimilación de nuevas creencias y valores por parte de los actores componentes del sistema, hasta institucionalizarlas. Estas entradas y salidas, equilibran, reequilibran y estabilizan al sistema social. Los objetos del conocimiento y la experiencia directa para la personalidad y el sistema social, son objetos culturales, por cuanto son productos humanos. Las relaciones que se tejen en la experiencia, son institucionalizadas en la medida que se reconocen sus diferencias en términos valorativos y posibilitan relaciones de solidaridad. Los actores de las relaciones, sobreponen al interés individual, el interés colectivo. De esta manera, es posible el pluralismo, producto de los diferentes intereses que se presentan en los contextos económico, político y cultural, ampliados al pluralismo de las disciplinas intelectuales9 y al pluralismo ético. Si se asume, por ejemplo, la relación entre la comunidad nacional y el sistema cultural, es el sistema gubernamental el encargado de posibilitar y mantener las relaciones manifiestas entre éstos, a partir de la validación de la diferenciación de los elementos componentes de dichos sistemas. De esta manera, la acción colectiva que vincula a toda la comunidad, debe incluir a los grupos minoritarios, incluso a los disidentes, al sistema de legitimidad gubernamental. Los símbolos, la organización social y sus relaciones, así como el pluralismo se comprenden por medio de la significación que poseen. No obstante para comprenderlos se debe ¡levar a cabo un proceso de análisis e interpretación. La comprensión puede llevarse a cabo por medio de la interpretación, con la ayuda de la historia, para encontrar el sentido de la cultura, aspecto que asume Gadamer y se muestra a continuación. Gadamer: Historia y Hermenéutica La perspectiva interpretativa y hermenéutica sobre la cultura que expone Gadamer10, tiene como base la palabra, la cual permite la comunicación; la palabra escrita, que permite tradición escrita; la palabra oral, entonces, tradición oral, fundamentada en mneme, en la memoria. Gadamer asume el término cultura, desde una perspectiva amplia, remontándose a los orígenes, en los griegos. Para mostrar la significación de la cultura, él contempla tres esferas, que han determinado la cultura en occidente; cada una ha utilizado cierta metodología particular. El planteamiento de preguntas, método más común de la filosofía (primera esfera), permite el conocimiento de aspectos relativos al hombre: su organización política y a sus relaciones sociales, entre otros aspectos. En este sentido, es el ethos el que guía la conducta en las relaciones que se dan entre sujetos y a la vez, los diferencia en el nivel de comportamiento de los demás seres existentes en el mundo; el método de preguntas 9 PARSONS. Op cit., p 713. GADAMER, Hans Georg. Elogio de la Teoría Ediciones Península. Barcelona. 1993. 10 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL se renueva continuamente y lleva a la relación del hombre (sujeto) con los objetos, por medio de la ciencia a partir del siglo XVII. Al lado de la palabra filosófica se encuentra también, desde los griegos, la palabra poética (segunda esfera), la poesía y la fábula, cuyo objetivo primordial es el “cumplimiento del conjunto de la pretensión singular de las palabras: no dejar sin respuesta lo que lo dicho afirma o atestigua, sino estar seguro en lo dicho de su mismo decir.”11 Por eso, no importa el valor de verdad de lo que se afirma, sino las respuestas adecuadas, satisfactorias. Este aspecto permite la inclusión de lo simbólico, de lo mítico. El mito definido como “lo que desarrolla su propia fuerza de verdad a través de lo que es relatado y no a través de un preguntar a una certeza que está fuera de la transmisión de la fábula. En este sentido el poema es fábula precisamente en el sentido de que la palabra no remite a algo que le es exterior”12. El tercer aspecto que ha permitido la conformación y desarrollo de la cultura, para Gadamer, ha sido la palabra profética (tercera esfera). Esta es la palabra de la religión, que ha influenciado y permeado la cultura occidental durante siglos, proponiendo la fe, el perdón y la reconciliación. Desde esta perspectiva, la palabra, permite la superación de la otredad, hace posible el consenso y la superación de la desintegración. Para Gadamer, las anteriores conceptualizaciones, entre otras, componen el ámbito de la cultura. La palabra como esencia de la cultura, representa la formación del hombre. La palabra proporciona el reconocimiento en otros, en la finalidad y en lo justo. En la palabra reside el secreto de la transmisión de la cultura humana. La palabra, la historia, la memoria, han sido medios de transmisión de la cultura y a la vez, sus creadores. Tales aspectos son también desarrollados por Luhmann, quien amplía el campo de la cultura, al insertar como componente de ésta el aspecto contingente, como se verá seguidamente. Luhmann: Historia, Sociedad y Contingencia Según Luhmann13 el concepto o significación del término cultura es también confuso y demasiado amplio. Para delimitarlo él utiliza la perspectiva histórica y el método comparativo. Este, a la vez, es utilizado para diferenciar los ámbitos culturales. Luhmann compara algunas de las acepciones del término, por ejemplo con la perspectiva sistémica expuesta por Parsons. La categoría memoria es muy importante para Luhman, que la define desde la perspectiva biológica y muestra cómo. con ella, se transforma el concepto de cultura, en la tradición de la cultura de occidente. La perspectiva de Luhmann, es también sistémica, de entradas y salidas (inputs y outputs) y concluye que la cultura debe mirar actualmente lo contingente de las diversas manifestaciones sociales. De acuerdo con dicho autor, el concepto de cultura se ha extendido tanto que su espectro es ya demasiado amplio. Para delimitarlo, se plantea la pregunta ¿Por qué es tan difícil en las ciencias sociales ponerse de acuerdo alrededor de un concepto fundamentado de cultura?14 Tal vez, porque el concepto abarca desde los fundamentos simbólicos de la acción expuestos por Talcott Parsons, hasta la totalidad de los artefactos humanos, e 11 GADAMER.Op cit,p 16 Ibid., pp. 19-20. 13 LUHMANN, Niklas. La Cultura como Concepto Histórico” en Historia y Grafía. Universidad Iberoamericana Madrid 1997 14 LUHMANN Op. Cit., p. 11 Digitalizado por RED ACADEMICA 12 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL incluye los tatuajes en humanos, las máquinas electrónicas, las altas culturas, las culturas cotidianas, la cultura de las tribus arcaicas y la cultura de las sociedades modernas. Además incluye el concepto biológico de cultura, de los comportamientos aprendidos, expuestos por la sociobiología. Luhmann comparte la afirmación de Gadamer, según la cual, el concepto de cultura obtuvo sus características más constitutivas en la mitad del siglo XVIII, con la contribución de la popularización de la lectura y la escritura partir de la impresión de los libros. Con el cambio en la esfera del arte, del aura sacral al aura de lo artístico y con la salida del conocimiento de los lugares cerrados, de los conventos y monasterios, se amplió el campo de ¡a cultura: “el arte abrió una conceptualización hacia abajo relativa a los estratos debido a la costumbre de la lectura. Y temáticamente requirió una dilatación de los intereses, que ya no se podían describir con el concepto de la belleza de la apariencia y de las buenas maneras.”15 La cultura se sitúa entonces en un metanivel; el lenguaje escrito adquiere preeminencia y el nivel de lo social se determina por medio de comparaciones y descripciones. Para establecer diferenciaciones se tiene que recurrir a la reflexión sobre lo pasado, sobre lo antiguo. De esta manera, las corrientes filosóficas como el trascendentalismo y el idealismo alemán, culminan en la sociedad utilitarista de la industrialización. La cultura se asimila como fa forma de perfección hacia el futuro y con la opción de adaptarse a las estructuras sociales vigentes. Cultura es, entonces, un proyecto del mundo, que engloba la diferenciación histórica y regional, pero que también carga de valor el concepto de nación. La reflexión implica memoria, no en el sentido de almacenamiento al cual recurrir en un momento dado, sino como aquello que la conciencia recuerda conscientemente. Las soluciones específicas que se alcanzan por la memoria, están determinadas por la prestación de la memoria de un sistema en el que existe suficiente variedad de ella. Un sistema se reproduce cuando trabaja con memoria, cuando discrimina y es selectivo para recordar sólo lo que sea necesario volver a repetir Entonces, “cultura es, así lo podemos considerar, la memoria de los sistemas sociales y, sobre todo, del sistema social llamado sociedad”16. Esta perspectiva somete a la crítica los conceptos de autenticidad, identidad y libera a la cultura del sentido de lo absoluto. La cultura cubre con su semántica todo lo que se puede comunicar con la contingencia; puede reflexionar, pero ese reflexionar implica volver a algo que ha sido, que ha existido. La cultura, pues, responde a la perspectiva cuyas raíces y existencia, son histórico sociales. El desarrollo de la cultura, según el sentido histórico social, ha implicado diversas relaciones entre los distintos sectores que conforman la sociedad, las cuales se han manifestado generalmente en oposiciones, contradicciones y luchas. Bourdieu las contextualiza principalmente en lo que él denomina campo. Esta y otras categorías componentes de la cultura, según Bourdieu, se presentan en seguida. 15 16 Ibid., p 14.e LUHMANN Op. cit , p. 26 Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Bourdieu: Cultura, Campo, Capital Cultural, Habitus y Mercado Lingüístico En la teoría expuesta por Bourdíeu17 acerca de la sociedad y las relaciones sociales existen conceptos centrales: él asume la sociedad desde las perspectivas de clase y conflicto y caracteriza las relaciones sociales en el contexto que llama campo, expuesto como un sistema competitivo de relaciones sociales que funcionan acordes con su propia y específica lógica o regla. El campo es el sitio de confrontación del poder entre las clases dominantes y subordinadas. Es al interior de este campo que la legitimación es trazada y conferida en la forma de capital simbólico. Bourdieu usa el concepto de campo como un substituto para el tradicional concepto de cultura18. Ve la vida diaria consistente no de uno sino de una conglomeración de campos, que incluyen desocupación, modelos familiares, consumo, trabajo, prácticas artísticas y otros. La clase dominante en cada uno de esos campos puede variar en su composición, pero el proceso de lucha por el capital, y por la acumulación de capital para dominar, es siempre consistente en ellos. El campo puede ser definido como “un espacio en el cual un juego toma sitio, un campo de relaciones objetivas entre individuos o instituciones ¡as cuales están compitiendo por el mismo juego.” (Lane, 1999) Este juego es la acumulación de capital, para asegurar la reproducción individual o institucional de clase. Define Bourdieu dos tipos primarios de capital simbólico: económico y cultural. Capital cultural, no obstante, es un concepto único y especial del modelo teórico de Bourdieu. Este es parte de la definición de cultura. El capital cultural puede ser definido también como competencia. Igual que el capital económico, éste comunica legitimidad y la legitimidad regula las instituciones al interior de la sociedad. En el caso del capital cultural, la legitimidad es regulada no por el gobierno, pero si por las instituciones educacionales y artísticas. Otro concepto importante en la teoría de Bourdieu, correspondiente a la cultura, es el de habitus, el cual él define como “el sistema de disposiciones adquiridas funcionando sobre el nivel práctico como categorías de percepción y acumulación o como principios clasificatorios que pueden llegar a organizarse como principios de acción.” (Lane, 1999). El habitus es un conjunto individual operacionalizado de expectaciones y entendimientos basados sobre la colección de experiencias de un dado encuentro individual que forma su o sus sentidos de las “reglas del juego.” Es este el que regula interaciones con un campo en una manera “objetiva” observable, afectando no solamente lo individual. “Habitus de un grupo o clase define un orden simbólico con el cual éste conduce sus prácticas ‘en la vida diaria tal como en la fiesta.” (Lane,1999) Mientras el campo y el habitus describen, respectivamente, el medio ambiente y las reglas con las cuales las luchas de clase toman sitio, el concepto de capital simbólico define las herramientas usadas por los individuos y las instituciones en un campo para ganar dominación y entonces reproducirse a sí mismas en el tiempo. El lenguaje con que cuenta el sujeto y sus formas de expresión, son parte de este capital simbólico; El uso del lenguaje corresponde a un mercado, en el cual se ha distinguido entre lo vulgar, lo sabio y lo popular. Se trata de ser no sólo escuchado, sino entendido. 17 BOURDIEU, Pierre. Sociología y Cultura Editorial Grijaibo, México, 1990 LAWLEY, Elizabeth L. The Sociology of Culture in Computer-Mediated Communication: An initial Exploration. http II www.uni-koeln de/themen 1999. Digitalizado por RED ACADEMICA 18 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Hacerse entender implica hablar en el lenguaje adecuado al auditorio o al campo del saber específico. El lenguaje oral puede ser el de una conversación, un evento, una conferencia. En dicho sentido, la cultura parece responder a diversos camposo a diversos tipos: “Por ejemplo en la Escuela Politécnica, se hacen resúmenes, mientras que en la Escuela Nacional de Administración se hace lo que llaman un gran “oral”, que es exactamente una conversación social, que requiere un determinado tipo de relación con el lenguaje, un tipo de cultura”. (Bourdieu, 1990). El concepto de mercado se entiende aveces en el sentido económico, y otras con el intercambio dentro de una macrosituación. Es legitimo describir como mercado lingüístico tanto la relación entre dos amas de casa que hablan en la calle, como el hábito escolar o la situación de una entrevista con base en la cual se contrata al personal de los puestos de dirección. (Bourdieu, 1990). Para que el capital exista y desempeñe sus funciones, debe existir un mercado. El concepto de mercado lingüístico está relacionado con la noción de Kairos, término griego que originalmente implica centro del blanco, dar en el centro del blanco. Hablar significa hablar con oportunidad. Hablar bien, dar en el blanco, hacer figuras de lenguaje o de pensamiento, manipular el lenguaje, manipularlo, no vale nada sin el arte de utilizarlo oportunamente, según Bourdieu. Para Bourdieu, hay un mercado lingüístico cada vez que alguien produce un discurso dirigido a receptores capaces de evaluarlo. El mercado lingüístico es algo muy concreto y a la vez muy abstracto. Concretamente, es una situación determinada, más o menos oficial, ritualizada, un conjunto de interlocutores que se sitúan en un nivel más o menos elevado de jerarquía social; estas son propiedades que se perciben y juzgan de manera infraconsciente y que orientan inconscientemente la producción lingüística. Si se define en términos abstractos, es un tipo determinado de leyes (variables) de formación de los precios de las producciones lingüísticas. La noción de competencia se cambia entonces por la de capital lingüístico, lo que significa que hay ganancias lingüísticas, por ejemplo, haber nacido en un determinado sitio y no en otro. El capital lingüístico es el poder sobre los mecanismos de formación de 105 precios lingüísticos, el poder para hacer que funcionen en su propio provecho las leyes de la formación de los precios y así recoger la plusvalía del mercado. (Bourdieu, 1990). En determinadas situaciones, las clases populares tienden a definir cultura con lo que creen más identificable con la cultura dominante: Hacer preguntas sobre la cultura en una situación de en-cuesta (que se asemeja a una situación escolar) a gente que no se siente culta excluye de su discurso lo que les interesa de verdad; entonces buscan todo lo que puede parecer cultura; así, cuando uno les pregunta: “¿A usted le gusta la música?” nunca le darán como respuesta: “Me gusta la cantante Dalida”, sino “Me gustan los valses de Strauss”, porque, dentro de la competencia popular, es lo que más se parece a la idea que tienen sobre lo que a los burgueses les gusta. (Bourdieu, 1996). Los anteriores aspectos, entre otros, conforman la cultura, en la cual permanece la subdivisión cultura culta y cultura popular, diferenciadas por los gustos, de acuerdo con los estudios llevados a cabo por Bourdieu. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL A continuación se detallan algunos de los puntos de encuentro de las posiciones asumidas en torno a la cultura presentados hasta aquí, pues se considera que a pesar de las diferencias, existen nexos articuladores entre los autores tratados. lnterrelaciones y críticas Desde un punto de vista personal, se reafirma que los campos que abarca la cultura, son amplios y diversos, no obstante, han sido delimitados por las posiciones expuestas u otras, como las que siendo muy significativas19, no se han tenido en cuenta en el presente ensayo, por las razones expuestas en la introducción. La delimitación debe realizarse, entre otras razones, porque permite la guía metodológica en investigaciones que se lleven a cabo sobre manifestaciones empíricas en el campo cultural; otra razón puede ser que rigoriza la utilización de conceptos sobre lo que se entiende y asume como cultura en un determinado ámbito del saber, o de las manifestaciones sociales. Los conceptos y teorías acerca de la cultura, posibilitan la descripción, el análisis y la crítica a las diversas manifestaciones culturales. En dicho sentido, es posible llevar a cabo investigaciones, por ejemplo, sobre aspectos de carácter religioso o político, más allá de sus propios campos, de sus categorías intrínsecas; a la vez, se pueden ampliar estas categorías, con el establecimiento de diversas relaciones entre ellas, la comunidad y sus formas de actuar; los conceptos hacen factible a las comunidades mirarse a sí mismas, en su marginalización o en su globalización. A pesar de ser tan disímiles las posturas sobre cultura expuestas, es posible encontrar ejes que las articulan y nexos entre ellas; por ejemplo, en el caso de los conceptos expuestos por Weber y los expuestos por Parsons, los valores, así como el concepto de acción social, son centrales en ambos autores. La categoría axiológica es cuestionable, en el caso de Max Weber, por su interés en la neutralidad valorativa (entendida también, como libertad de valores). Desde mi perspectiva personal, ésta tiene sentido cuando se lleva a aplicaciones prácticas, por ejemplo, en el caso de la práctica médica, el profesional del área de salud, está obligado a salvar, a mantener la vida, sin importar quien sea el paciente, sin tener en cuenta clase social, filiación política o ideología; en él prima la ética profesional, antes que sus propios valores. Es decir, su profesión no debe discriminar cuando se trate de ejercer sus funciones. No obstante, la neutralidad valorativa, falla cuando es necesario asumir una posición, con respecto a algo, a alguien; la categoría mencionada carece de sentido, cuando la posición a asumir por el sujeto o grupo, necesite ser radical. En el caso de Parsons, el sentido tradicionalista y la posibilidad de considerar los sistemas como cerrados, admite la crítica, por ejemplo, si se tiene en cuenta el contexto de la globalización. De acuerdo con una perspectiva personal, esta crítica no anula su utilización en situaciones empíricas, dado que estructura y valores están directamente vinculados, pues, como componente del sistema, el sujeto se halla inmerso en una estructura y ubicado en una posición determinada según el rol que desempeña; estos factores, no obstante, pueden ser agentes de exclusión: como socio no aceptable en un 19 Es el caso de los conceptos sobre cultura expuestos por Habermas, quien lleva a cabo un recuento acerca de la posición asumida por Parsons sobre el significado, la composición y funcionalidad del ámbito de la cultura; el fundamento de la cultura para Habermas es la comunicación: “Llamo cultura al acervo de saber, en que los participantes en la comunicación se abastecen de interpretación para entenderse sobre algo en el mundo’. (Cf Habermas 1990). Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL club, o como miembro no grato en una organización de carácter político. Así, el concepto de sistema cerrado, se puede considerar sinónimo de sistema independiente, pero ello no le anula la posibilidad de interdependencia e interrelación; esta perspectiva sirve para establecer campos autónomos, más no sólo de exclusión. Con esta opción, se puede analizar la relación entre valor económico y valor cultural, por ejemplo. En el caso de Gadamer, Luhmann y Weber, ciertos nexos se presentan por la perspectiva histórica y de método; los nexos entre los conceptos de Weber y Luhmann, son perceptibles por la utilización del método comparativo en el campo cultural. Entre Weber y Gadamer, los nexos más visibles son el sentido interpretativo y comprensivo. De hecho, uno de los papeles principales del conocimiento humano, es la interpretación y comprensión de sus actos y de su comportamiento, relacionado con el de los otros, en las diferentes esferas que interactúa, pertenecientes a la cultura. La crítica para Luhman, se puede llevar a cabo por el modelo sistémico que él asume y la conservación de los principios biologicistas, aplicados a la cultura. Este modelo supuestamente ha sido superado y admite críticas fuertes desde categorías sicoanalíticas. No obstante, los conceptos de poiesis y autopoiesis, centrales en el corpus teórico de dicho autor, son totalmente válidos, actuales y aplicables en las diversas manifestaciones culturales, pues la cultura, como otros sistemas, puede por sí misma crearse y reproducirse, esto es autocrearse, autorreproducirse, incluso autorregularse. Ejemplo de ello, son las obras artísticas, o los cambios que se ven obligados a llevar a cabo los sistemas gubernamentales en aspectos normativos. El concepto de campo fundamentado por Bourdieu, puede ser asimilado en cierta forma como sinónimo de sistema, dado que en el interior de cada uno de ellos se llevan a cabo diversas relaciones que se convierten autónomas por medio de la legalidad, y son aceptadas por los miembros. Este aspecto puede ser visto como nexo con los principios expuestos por Parsons en ese sentido. El concepto de campo, en el cual se posibilita la reproducción del capital simbólico y la autolegitimidad, se puede asumir como nexo con la autorregulación, autocreación y autopoíesis expuestas por Luhmann, así como con el principio de homestasis o reequilibrio del sistema, según Parsons. El concepto de habitus puede estar cerca, también, al de hábito, uso y costumbre, categorías que fueron expuestas por Weber, en el sentido de internalización de valores y desarrollo de actividades diversas por los sujetos. Las miradas críticas sobre los planteamientos de Bourdíeu, apuntan a veces a su aplicabilidad en contextos diferentes a la cultura europea o francesa20. El razonamiento de Bourdieu plantea que existe una jerarquía determinada por una cultura erudita según la cual aquél que no llega a reconocer los elementos de dicha cultura, es una persona que pertenece al estrato bajo de la sociedad. Este planteamiento no es válido para el caso de América latina, sencillamente porque nunca tuvimos una cultura erudita. (Ortiz, 1998). La crítica para Bourdieu puede relacionarse también, por la división que presenta en lo referente a los gustos, dado que no es seguro actualmente establecer divisiones tan tajantes en dicho sentido en el contexto cultural, tal como lo ha mostrado García Canclini, con la aceptación de gustos populares por las clases supuestamente cultas o con gustos cultos; por ejemplo, en la música de Serrat, Chico Buarque, e incluso, Celine Dion, quienes se presentan en escenarios donde antes se presentaba sólo conciertos de la 20 ORTIZ, Renato. Los Artífices de una Cultura Mundializada. Ediciones Fundación Social y Siglo del Hombre Editores Santa Fe de Bogotá. D.C. 1998. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL música llamada clásica. Sus interpretaciones son acompañados por orquestas filarmónicas. Tal vez, el ejemplo más cercano y actual en el sentido de eliminar ciertas diferencias entre lo popular y lo culto, o los gustos de la burguesía y del populacho, desde la perspectiva cultural, se vieron cuando el equipo de fútbol de Francia, ganó el campeonato mundial, que fue asumido como triunfo nacional por los franceses y sus jugadores fueron declarados héroes de dicha nación. CONCLUSIÓN Se ha mostrado como cada uno de los autores mencionados aborda el campo de la cultura desde perspectivas diferentes: Weber desde la historia, enfatizando en los valores; metodológicamente, desde la comparación. Gadamer desde la interpretación y la filosofía, pero sin desconocer la historia, haciendo énfasis en las diversas formas de la manifestación de la palabra. Parsons fundamentando la cultura como un sistema autónomo y estructural, y también en el aspecto valorativo: Luhman reconociendo la dificultad de abordar y delimitar el campo de la cultura, retoma la historia de las relaciones sociales. y da importancia a la memoria. Bourdieu aborda la cultura por medio de las contradicciones y diferencias que se presentan en el interior de la sociedad, construye categorías en cierta forma autónomas que posibilitan el análisis cultural y muestra cómo las relaciones de intercambio, incluso en el lenguaje, obedecen a situaciones de mercado. Se ha mostrado cómo para delimitar lo concerniente a la cultura, quienes han trabajado en ello, utilizan recursos diferentes a partir de la comparación, la historia, la memoria y la reflexión. También se ha querido mostrar algunos de los ejes sobre los cuales se articula la cultura, tales como el axiológico, el simbólico y el comunicativo; la articulación se lleva a cabo por medio de las manifestaciones empíricas, es decir por medio de las actividades humanas con sentido, denominadas acciones. Los conceptos esbozados corresponden a autores connotados y representativos de diversas épocas, de las áreas de la filosofía y la sociología. Estos conceptos han sido fundamentales para el desarrollo también en otras áreas sobre lo que se entiende y considera cultura. Con las anteriores síntesis no se pretende abarcar la totalidad de autores preeminentes que han trabajado e investigan sobre la cultura; tampoco se pretende desde un esquema reduccionista, agotar el contenido cultural de las obras referenciadas. Más bien, se quiso mostrar lo evidente en cada uno de ellos en el campo de la cultura. BIBLIOGRAFÍA ALAPE, Arturo. 1994. La Hoguera de las Ilusiones. El Ancora Editores. Santafé de Bogotá. D. C. BARBERO, Jesús Martín. LÓPEZ DE LA ROCHE, Fabio. Eds. 1998. Cultura, Medios y Sociedad. Universidad Nacional de Cólombia. Santafé de Bogotá, D. C. BERGER, Peter LUCKMANN, Thomas. 1986. La Construcción Social de la Realidad. Amorrortu Editores. Buenos Aires. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL BOURDIEU, Pierre. (1988). Homo Academicus. (IR Collier, trans.).Stanford: Stanford University Press. BOURDIEU, Pierre. 1990. Sociología y Cultura. Editorial Grijalbo, México. ELIADE, Mircea. 1994. Lo Sagrado y lo Profano. Editorial Labor S. A. Barcelona. DELANTY, Gerard. 1996. «Beyond the Nation-State: National ldentity and Citizenship in a Multucultural Society». Sociological Research Online, Vol. 1, No. 3. University of Liverpool. DOUGLAS, M. (1989). Culture and Colective Action. In M. Freilich (Ed.), The Relevance of Culture (pp. 39- 67). New York: Bergin & Garvey Publishers. FOSTER, Hall. 1987. Recording: Art, Spectacle, Cultural Politics. Bay Press Edit. Seattle. GADAMER, Hans Georg. 1993. Elogio de la Teoría. Ediciones Península. Barcelona. GARCIA CANCLINI, Néstor. 1996. La Ciudad de los Viajeros. Imprenta Madero S. A. México. GARCIA CANCLINI, Néstor 1996. Culturas Híbridas. Grijalbo Editores, S. A. México. D. F. HABERMAS, Jurgen. 1990. Teoría de la Acción Comunicativa.J. II. Alfaguara, Taurus, S. A. Buenos Aires. LAWLEY, Elizabeth L. 1999. The Sociology of Culture in Computer Mediated Communication: An lnitial Exploration. http://www.uni-koeln.de/themen. LUHMANN, Niklas. 1997. “La Cultura como Concepto Histórico”. Historia y Grafía. No. 8. Universidad Iberoamericana. Madrid. LUHMANN, Niklas. 1997. Organización y decisión. Autopoiesis, acción y entendimiento comunicativo. Ed. Antrophos, Universidad Iberoamericana. Madrid. ORTIZ, Renato. 1998. Los Artífices de una Cultura Mundializada. Ediciones Fundación Social y Siglo del Hombre Editores. Santafé de Bogotá, D. C. PARS0NS, Talcott. 1990. Sistemas Sociales. Enciclopedia de Ciencias Sociales. Oxford University. PAZ, Octavio. 1993. Los Hijos del Limo. Seix Barral Ediciones. Barcelona. WEBER, Max. 1978. Ensayos Sobre Metodología Sociológica. Amorrortu Editores. Buenos Aires. WEBER, Max. 1972. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica. México, D. F. WUTHNOW, Robert. Et. Al. 1988 Análisis Cultural. Paidós Estudio. Buenos Aires. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL EL PENSAMIENTO DE MAESTROS Y ESTUDIANTES: UNA MIRADA DESDE LA EVALUA CIÓN (Avance de investigación) Alfonso Acuña Medina Profesor Colegio San José, Maicao Catedrático Universidad de La Guajira 0. A manera de presentación La evaluación puede ser una ventana a través de la cual se puede mirar el universo escolar, siempre que el sujeto este dispuesto a asomarse aceptando que las miradas no son neutrales ni accidentales. Puede ser también un buen pretexto para abordar la problemática educativa a nivel institucional, en el aula, o también a nivel más general, en la dinámica de abrir espacios de reflexión y acción para la construcción y/o reconstrucción de sentido en el ámbito de la escuela. En este marco se inscribe este avance que hace parte de la investigación: “PRÁCTICAS EVALUATIVAS EN LA ENSEÑANZA BÁSICA Y MEDIA EN EL DEPARTAMENTO DE LA GUAJIRA” Caso tres colegios en cuatro áreas del saber. Investigación abierta durante el desarrollo de la Maestría en Educación, con énfasis en Evaluación Escolar y Desarrollo Educativo Regional, desarrollado en convenio entre la Universidad Pedagógica Nacional y la Universidad de La Guajira. Presentamos una primera aproximación a la mirada que hacemos a la problemática en cuestión en el área de Filosofía, en un primer momento por cuanto el interés es abarcar otras áreas, otros colegios y otros sujetos a nivel departamental. Esta aproximación la hacemos desde el seguimiento a dos sujetos protagonistas centrales del acontecimiento evaluativo: Maestros y Estudiantes, desde sus voces buscamos indagar por las concepciones de conocimiento, de enseñanza, de poder y de sujeto que se prefiguran en el acontecer evaluativo en el área en mención y en el espacio ya limitado. Con esta investigación queremos aportar a un debate que a nivel departamental apenas se vislumbra, a nivel regional toma forma y se amplia cada vez más, en la tónica de sintonizamos con la polémica que a propósito de esta problemática se viene desarrollando a nivel nacional. Por lo demás, es una problemática que nos toca, que nos involucra, que nos compromete. En ella nos vemos, de allí son nuestras voces. 1. Un punto de referencia “Al guajiro hasta la muerte nos llega tarde, sentencia una canción vallenata. Ello es significativo de una realidad que nos instituye y de la cual devenimos: siempre vivimos a la espera. La esperanza es nuestra mejor aliada, de ello da cuenta el acervo de necesidades básicas insatisfechas que hoy tenemos, la educación no podía ser una excepción. Y es que en materia educativa hacemos coro (Autoridades educativas, maestro, directivos-docentes, administradores, estudiantes y el resto de miembros de la comunidad educativa), con el discurso predominante en torno a la “crisis de la educación” Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL o “la mala calidad de la educación” o “el bajo rendimiento académico” tanto de maestro como de estudiante y otras afirmaciones por el estilo que nos permiten satisfacer la “necesidad” de hablar de lo que hablan los demás (sobre todo si los demás vienen acompañados de un rótulo que le confiere poder) y estar a la moda con lo que el otro está hablando, pero mas allá de eso muy poco. El discurso y las nuevas teorías que en materia educativa, y particularmente evaluativa, han venido haciendo presencia en otras latitudes del país desde hace ya largo rato, también nos llegó tarde, por ello no es una novedad afirmar que en el Departamento predomina aún el modelo educativo técnico-instrumental, una pedagogía por objetivos, propios de la tecnología educativa. La evaluación por su parte, es concomitante con ese modelo, está encaminada a medir resultados y a la toma de decisiones unilaterales. Las demandas legales de evaluar cualitativamente lo educativo, han desencadenado diversas reacciones en maestros y estudiantes, en las que se pone de manifiesto el estado actual de la problemática. En dichas reacciones y posturas se prefiguran concepciones que subyacen en el quehacer evaluativo, más allá de los discursos y las palabras. La situación problemática en torno a la evaluación se hace más crítica y angustiosa dada nuestra condición de “estar esperando”. Hoy estamos a la espera de la llegada de alguien que nos venga a indicar como resolver el problema de evaluar cualitativamente, en ello también se refleja la concepción de conocimiento que entre nosotros predomina. Estas reflexiones, que hacen parte de una investigación más amplia, constituyen uno de los intentos por romper esa tradición de heteronomía que nos ha caracterizado y abrir los espacios educativos que propicien un diálogo inteligente entre los miembros de la Comunidad Educativa en nuestro Departamento, en procura de entendernos e identificarnos como componentes de un quehacer sustentado en la inteligencia. Es un intento para reconocer otras voces y, dentro de ellas, lograr que se reconozcan las nuestras. 2. La vigencia de un modelo La investigación en curso en torno a las Prácticas Evaluativas en el área de Filosofía, permite demostrar la vigencia de un modelo de evaluación “Concebida y practicada como un instrumento de poder para medir los resultados obtenidos en la implementación de unos objetivos curriculares (Niño, L. et al. 13. 1996). Tales afirmaciones se sustentan en documentos testimoniales como entrevistas, encuestas, informes evaluativos periódicos, programaciones, previas escritas, asambleas conjuntas maestros-alumnos y en la observación directa a los sujetos durante un periodo aproximado de seis meses. La evaluación que se realiza es concomitante con un modelo educativo: el modelo tradicional de la tecnología educativa y la psicología conductista que universalizó la pedagogía por objetivos. Propias de este modelo son también las concepciones de conocimiento, de enseñanza, de poder y de sujeto que circulan en la educación en nuestro Departamento. En nuestro ámbito escolar circulan representaciones colectivas que han legitimado e institucionalizado verdades insospechadas, realidades incuestionadas: maestroenseñante, estudiante-aprendiz, enseñanza-aprendizaje, etc. No obstante, donde mas se pone de manifiesto la ausencia de sospecha y de cuestionamiento es en la evaluación. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL El modelo pedagógico y su quehacer evaluativo da vida a unos actores que, luego de internalizar cabalmente su papel, lo ponen en escena en el acto educativo. En el aula de clase, maestros y estudiantes externalizan todo el universo de creencias que le instituye y desde él, delinean el horizonte de su desenvolvimiento en el medio educativo: La programación a desarrollar en el año es elaborada por el maestro, por que es él quien sabe, la disposición de las sillas y el tablero, la disposición y ubicación de maestros y estudiantes y fundamentalmente el desarrollo de las clase, en la que el maestro dicta y el alumno copia, el maestro explica y el alumno atiende, el maestro enseña y el estudiante aprende, el maestro sabe y el estudiante ignora, el maestro evalúa corrige, orienta, el estudiante es evaluado, corregido, orientado etc. Ese mismo sentido se observa frente a eventos como la toma de decisiones, la utilización de recursos, el respeto a las normas. El papel de cada sujeto en la escuela, en calidad de maestro o de estudiante esta claramente delimitado y explicitado para cada uno. El orden y la normalidad en la institución depende, en gran parte, del cumplimiento del deber socialmente establecido tanto para uno coma para otro. Tomar distancia con el modelo vigente, supone poner en cuestión cada uno de los eventos que lo componen. Frente a tal posibilidad valdría la pena preguntar-se ¿A cambio de qué maestros y/o estudiantes se apartan de un orden, de un estado en el que se encuentran realizando su proyecto de vida? ¿Qué propósitos se ponen en juego y qué tipos de relaciones se establecen para que maestros y estudiantes aborden la posibilidad de cuestionar el orden en que se encuentran? ¿Será suficiente el sistema nacional de incentivos? ¿Qué tipos de maestros están formando las instituciones? ¿Qué tipo de sujetos estamos formando los maestros? Son interrogantes que afloran en el debate y que estamos en mora de abordar 2.1 El sentido de la evaluación Desde la investigación en curso, podemos señalar que el ritual evaluativo, más que enseñar, refleja el interés social de moldear y promover un tipo de hombre. No es un descubrimiento nuestro que los modelos educativos perfilan modelos de personas. El papel del maestro es el de reproducir en el estudiante ese modelo de hombre social y culturalmente definido. El estudiante en contrapartida, esta presto a ser moldeado, formado, orientado, etc. En nuestra investigación hemos encontrado que el maestro evalúa para ver si (el estudiante) ha alcanzado los logros y corregir sus dificultades, para ver los avances o progresos en la concreción de un ideal de hombre universalmente válido para nuestra cultura, para ayudar al alumno a superar sus deficiencias en correspondencia con ese ideal, y orientarlo en el evento que este se desvíe por si o por otro1. Desde la otra orilla, el estudiante, no pone en duda el papel del tutor, u orientador del maestro, es más, pareciera que habitara en su espíritu el deseo por que así sea, se alegran cuando el maestro los aprueba, en esta entrega me felicitó y, por su puesto, se asustan cuando el maestro los reprueba. El temor a la evaluación es la angustia que produce en el alumno ponerse en juego y que otro determine si está o no está en el ideal exigido por la sociedad, si hace parte o no de ese selecto grupo de estudiantes “buenos” que siempre logran los objetivos. 1 En esta dinámica se mueven los fines del sistema educativo colombiano, consignados en la Ley General de Educación (115/94) y la resolución 2343 de 1996 por la cual se adopta un diseño de lineamientos generales de los procesos curriculares del servicio público educativo y se establecen los indicadores de logros curriculares para la educación formal. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL El estudiante es quien refrenda el fuero corrector, orientador o tutorial del maestro, desde su condición valida la evaluación, porque ellos quieren ver mi comportamiento, porque así se dan cuenta en que grado de aprendizaje estamos, porque ellos quieren saber el grado de íntelectualismo que tenemos, para ver si he adquirido los conocimientos que el nos ha enseñado, porque necesitan comprobar que estamos logrando los objetivos fijados, etc. Es mas, este papel de actor pasivo del estudiante en el evento evaluativo, es corroborado cuando se les plantea la posibilidad de suprimirla: no habría bases para sustentar el conocimiento, seríamos conformistas, uno no estudiaría ni haría tareas, la mayoría de los estudiantes estudian por una nota, se pierde el interés del alumno, no me preocuparía, todo sería un desorden, allí corrige uno los errores, etc. Es incuestionable que el sentido de la evaluación para el maestro encuentra su complemento en el estudiante. El maestro evalúa para observar y hacer el seguimiento respectivo, ver si ha alcanzado los logros, corregir sus dificultades, ver los avances o progresos en los procesos mentales de los estudiantes, ayudar al alumno a superar sus deficiencias, ayudarlos, orientarlos en las dificultades que estén presentando en su proceso de formación. Si al estudiante se le pregunta: ¿Por qué consideras que tu maestro te evalúa?, inmediatamente responde lo que a su juicio es una necesidad para ambos: para ver si he adquirido los conocimientos, por que quieren saber lo que nosotros estamos aprendiendo, porque necesitan comprobar qué estamos logrando, para saber que tanto aprendemos y que tanto enseña él, para el bienestar de nosotros, para ver si ponemos en práctica los temas, porque ellos quieren ver mi comportamiento, para poner a prueba mis conocimientos, etc. Tanto maestros como estudiantes responden perfectamente desde la posición en que los sitúa el modelo: el maestro evaluador-observador, el estudiante evaluado-observado, el maestro enseñante, el estudiante enseñado. El maestro evalúa lo que enseña, el estudiante se prepara para que le evalúen lo que le ensañaron. El maestro controla y hace seguimiento, el estudiante permite y está dispuesto a que lo controlen y le hagan seguimiento. El problema se agudiza, toda vez que ahora el control y seguimiento no abarca solo el conocimiento, la disciplina y la conducta, sino también su presentación personal, la creatividad, las cualidades y defectos, las formas de ver las cosas, la responsabilidad, la lectura y escritura, lo ético, la forma de hablar, de vestir, de sentarse, la forma de tratar a los demás y de valerse así mismos, la asistencia, la participación, mi forma de pensar, mi esfuerzo, la forma de expresión, el respeto, mi actitud, etc. Sería oportuno preguntarse por la pertinencia de evaluar todos estos aspectos del estudiante, por el cómo y el cuándo y si efectivamente esa evaluación contribuye a mejorar la calidad de la educación. 2.2 La evaluación como necesidad social La evaluación no es solo un mecanismo de control social (De Alba, 1984) sino también, articulado con el control, un mecanismo de selección y promoción. En el ámbito escolar, el maestro controla, o cree controlar, mediante dispositivos diversos (llamado a lista, manual de convivencia, programaciones, etc.) el desarrollo de los procesos y eventos con los que busca formar el sujeto-estudiante idealizado en los fines del sistema educativo colombiano, en la misión, visión y filosofía de su institución, que es a la postre, un sujeto ideal, promovido por la cultura y la sociedad como modelo a imitar El maestro es quien conoce las características de dicho modelo y las formas para lograrlo y reproducirlo, por eso es él quien selecciona, en su sana sabiduría, qué estudiantes reúnen tales Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL características, desde el que mas hasta el que menos. En proporción a eso, el estudiante aprueba o reprueba2. La función que tiene la evaluación de controlar y seleccionar, dispuesto por el modelo educativo, es socialmente refrendado por el grupo y aceptada y reproducida por los maestros y los estudiantes. Así opera y funciona el orden institucional educativo, así transcurre la escuela. En efecto, en la investigación en curso se les hizo la pregunta: ¿Qué piensas de un proyecto de educación sin evaluación?, tanto a maestro como a estudiante en sus respuestas se expresa un extraño consenso frente a la negativa de eliminar la evaluación de la escuela. Los maestros investigados responden... no es proyecto, por el momento no es aconsejable, todavía falta mucho por superar para llegar ~ una educación sin evaluación, se necesita conciencia plena de toda la comunidad educativa. En primer lugar, se descarta tal posibilidad sin tratar de indagar por la noción de “proyecto” de “educación” y de “evaluación”. Tales definiciones habitan en el maestro y no están en discusión, seguramente porque al discutirlas afloran los elementos ocultos de la problemática lo desestabilizan y se ponen en evidencia todo el modelo educativo que en gran medida gira en torno a la evaluación. Es decir, se pone en cuestión su quehacer y esto es angustioso “porque lo que el hombre teme por encima de todo no es a la muerte y el sufrimiento, en lo que tantas veces se refugia, sino la angustia que genera la necesidad de ponerse en cuestión” (Zuleta, 12:1994). Sí se obvia el cuestionamiento, se ahorra la dificultad de pensar, repensar y re-organizar su quehacer, seguramente desde otro horizonte teórico y metodológico. Todavía falta mucho, por el momento no es aconsejable ó se necesita conciencia plena, evoca una característica nuestra muy recurrente de aplazar el afrontamiento de los conflictos y las dificultades que nuestro trabajo nos ofrece. Nos da temor la incertidumbre, rendimos culto a la certeza, como herederos del racionalismo-positivista y sus pretensiones objetivistas en el saber Es una manera también de evitar la dificultad y el dolor de renunciar a lo que nos ha instituido y buscar otras realidades posibles. Tales realidades sí aparecen ya dibujadas en el discurso de los maestros pero todavía falta” que haya “conciencia plena”. Es más, las conciben como un punto de referencia, de llegada, cualitativamente superior, solo falta algo por superar para llegar a una educación sin evaluación y ese “algo” viene a ser la conciencia plena de toda la comunidad educativa . Por lo demás valdría la pena indagar por aquello que le llaman “conciencia plena”. A propósito de la misma pregunta para los estudiantes, en la investigación, hemos encontrado respuestas significativas para sustentar que la evaluación se realiza con sentido coercitivo y correctivo, legada a la promoción. Se vislumbran también posiciones críticas, que si bien no son mayoritarias, representan rupturas desde las que se hacen otras miradas a la problemática. La gran mayoría de los estudiantes consultados no conciben la posibilidad de quitar la evaluación porque si no nos evalúan no podemos saber en que fallamos para mejorar, por la evaluación el maestro se está dando cuenta si entendemos o no, así no podríamos expresar nuestra forma de pensar, ¿Por medio de qué los profesores verían el desarrollo de los alumnos?, porque todos se despreocuparían del estudio, no habría base para sustentar el conocimiento, no se sabría si los estudiantes alcanzaron los objetivos etc. 2 Esto es paradigmático. pero en la investigación hemos encontrado, que cada maestro organiza su programación y establece sus particulares criterios de evaluación, además los planes de trabajo y los criterios de evaluación, tienen muy poco que ver con la misión, visión y filosofía de la institución correspondiente y con los fines del sistema educativo colombiano. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Son parte de las ideas que circulan entre los estudiantes, ideas que dan cuenta de lo que está sucediendo en la escuela. La evaluación sigue siendo el instrumento con el que el maestro “mide” el desarrollo del alumno, su conocimiento, su forma de pensar, su entendimiento, sus fallas, si alcanzaron los objetivos, el interés, su nivel académico, etc. Desde otro interrogante, tanto maestros como estudiantes reflejan esta dimensión de la evaluación que venimos cuestionando. En efecto. a la pregunta ¿Por qué consideras que se debe evaluar al estudiante?, los maestros inequivocadamente responden: para observar y hacer el seguimiento respectivo, si ha alcanzado los logros y corregir sus dificultades, para ver los avances o progresos en los procesos mentales de los estudiantes, para ayudar al alumno a superar sus deficiencias, para ayudarlos en las dificultades que estén presentando en su proceso de formación. Si el lenguaje vehicula sentido, tenemos que reconocer que tanto maestros como estudiantes se sienten conscientes de su función en la escuela, armbos responden significativamente a lo dispuesto por el modelo y actúan seguros y convencidos de su papel socialmente establecido y reconocido, ¿Por qué cuestionarIo? Por otra parte, si el maestro está convencido de observar los progresos en los procesos mentales de los estudiantes, corregir sus dificultades, hacer el seguimiento respectivo, observar si ha alcanzado los logros, entonces ¿Por qué las quejas de la mala calidad de la educación, quejas de las cuales él hace eco? ¿Qué sucede en la escuela, en la mente de maestros y estudiantes, que su decir se acerca poco a su hacer, a juzgar por los resultados? ¿Por qué las denuncias del bajo nivel académico tanto de maestros como de estudiantes? ¿Por qué los constantes reclamos para que le dicten cursos de capacitación, si él se encuentra convencido de su papel como maestro? Son entre otras, preguntas que rondan el universo de nuestra investigación en curso. 2.3 Otros indicadores de la problemática La mirada que venimos realizando al quehacer evaluativo en el área de filosofía, nos permite ubicar la presencia de estereotipos que sistemáticamente han creado sentido en la escuela y del cual participan tanto maestros como estudiantes En relación a la pregunta ¿Cómo te está evaluando tu maestro?, los estudiantes afirman: En forma oral y escrita, de todas las formas, descriptivamente, al parecer nos evalúa cualitativamente. Los maestros por su parte afirman: Evaluar cualitativamente y descriptivamente. Frente a la pregunta: ¿En qué momento del desarrollo académico te evalúan?, los estudiantes dicen ser evaluados constantemente, no tienen tiempo específico, no hay hora ni tiempo, en todo momento, permanentemente. A su vez los maestros responden: En todos los momentos, es de carácter permanente, durante el desarrollo de la clase. Al respecto de las respuestas anteriores, tanto de maestros como de estudiantes, son pertinentes algunos interrogantes: ¿cuál es la idea de permanencia y continuidad que habita en los maestros,? ¿de qué manera articula lo permanente y continuo de lo evaluativo con otros eventos del acto educativo? ¿cuál es el concepto de totalidad que entre ellos circula cuando afirman que se evalúa todo? El debate está en curso. Por lo pronto queremos compartir algunas de las reacciones de los alumnos al preguntarles ¿Consideran adecuada la manera de expresar los resultados? No porque en un cuarto de papel no pueden comunicar todo mi desarrollo intelectual, no, porque si la evaluación es cualitativa o descriptiva deben llevarse a cabo todos los pasos, más o menos aunque tengo buenos resultados el problema es que califican con letras, sí, es buena y adecuada porque así uno se da cuenta si está mejorando en el estudio, es buena porque descubre los atributos que tengo en cambio con los números no, no, porque de la Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL forma anterior uno sabia que nota debía pasar para pasar el área, me es indiferente, no, porque siempre de una nota buena y una mala predomina la mala, etc. los datos de la investigación demuestran que, lo que los estudiantes cuestionan mayoritariamente, es la forma de evaluar no la evaluación en sí. Si la llegan a eliminar sería un verdadero desastre, puntualizan algunos, para mí sería fatal, o desastroso, quedaría en el aire, sentencian otros. Los maestros justifican el cómo evaluar y cómo expresar los resultados de las evaluaciones, argumentando estar acordes con la ley 115 y su decreto reglamentario, es la mas conveniente y necesaria para elevar la calidad de la educación, esta propuesta de la administración, de esa manera el estudiante ve sus propios errores y/o dificultades. Su quehacer evaluativo lo sustenta o justifica con un referente ajeno a él, externo a él: La norma, la institución, el estudiante o la calidad de la educación. si la evaluación tiene problemas o genera problemas, él no es el responsable, parece ser la idea que fortalece y en la que se apoya la posición del maestro como evaluador neutral. ¿No es esta otra presentación del modelo. Algunos estudiantes exteriorizan posturas críticas frente a la evaluación como práctica educativa. Son posiciones minoritarias que pueden ampliarse si se agudiza la crítica a ese respecto, pero además, rompen la unidad que en apariencia existe en la comunidad educativa. De otra parte, se pueden convertir en otro elemento que enriquece el debate. Manifestaciones de esta tendencia son: en un cuarto de papel no pueden colocar todo mi desarrollo intelectual, me es indiferente, si quitan la evaluación la da a uno mas ánimo de participar en clase, etc. 3. EVALUACIÓN Y CONOCIMIENTO La actitud del maestro frente a sus estudiantes y viceversa, demuestra que hay entre los dos algo que los enfrenta cualitativamente tanto dentro como fuera del salón de clase y la institución escolar, lo cual pone en entre dicho la noción de “comunidad educativa”. En la investigación en curso, hemos encontrado que en las instituciones escolares, se pone en juego por lo menos una concepción de conocimiento y por supuesto de sujeto. Los métodos de heteroestructuración (Not, 1992) conciben el conocimiento como un conjunto de informaciones que “históricamente” se han ido acumulando como resultado, por una parte, de la experiencia, en la que el hombre refleja en su mente al mundo y, por otra parte, de la evolución de este hombre. El conocimiento viene a ser una representación fidedigna del mundo de los hechos, ha sido por muchos siglos, el objetivo del hombre de conocimiento. Recibiendo nombres diversos tales como por ejemplo: “educación entre la idea y la cosa” o “verificación de la teoría”, entre otros. Los hombres se han dado a la tarea de reflejar de manera adecuada, en su “mente de vidrio” el orden de la naturaleza. El producto de este esfuerzo, de este interés o posesión es, supuestamente, el conocimiento, la representación...; la representación de tal “contenido empírico” se convierte, entonces, en información susceptible de ser manipulada o trasmitida en forma de contenidos de generación a generación. (Cf. Parean, 1995 ) La escuela es la institución social que históricamente ha desempeñado esta función social. El maestro es el sujeto que encarna tal información, tal representación y es él quién la trasmite en forma de contenidos temáticos (“Plan de estudios” “Areas del conocimiento”). El estudiante es el receptor de la información en lo que se ha denominando proceso de enseñanza-aprendizaje. Se da por implícito que el maestro enseña y el alumno aprende. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Un buen estudiante es el que logra aproximarse (no equiparse) a los niveles de conocimiento o representación que tiene el maestro. Dado que el maestro es el que sabe, es él quien puede decir que tanto sabe su otro. el estudiante. La evaluación es el instrumento, el cómo el maestro mide el conocimiento de los alumnos y el referente es el maestro mismo3. No es extraño entonces que el maestro considere que evalúa para observar, hacer seguimiento, ver si los estudiantes alcanzaron los logros, corregir sus dificultades, ver los avances o progresos de los estudiantes, ayudar al alumno a superar sus dificultades y orientarlos. Los estudiantes por su parte, ven el maestro la persona que quiere saber, necesita comprobar el grado de intelectualismo que tienen, en qué grado de aprendizaje se encuentran los estudiantes, hasta donde han logrado los objetivos fijados y si han adquirido los conocimientos enseñados. 3.1 Maestro-sujeto vs. alumno - objeto En el quehacer evaluativo de los maestros con los cuales venimos desarrollando la investigación, observamos también algunas concepciones de sujetos que circulan en las escuelas. En efecto, allí donde se levanta un sujeto maestro, por si o por otros, como portadores de un poder, el conocimiento, allí hay un sujeto —maestro dispuesto a “observar” y hacer seguimiento” a “corregir” a “ayudar” etc. ¿Desde donde asume ese papel sino es desde su condición de ser portador de una cualidad que le confiere el poder: el saber? Pero además, allí donde existe un maestro dispuesto a “observar”, “hacer seguimiento”, “ayudar”, “corregir”, es por que seguramente encuentra su otro, su componente dispuesto a ser observado, seguido, ayudado o corregido: el estudiante. “El modelo heteroestructurante ‘propmueve’ un proceso de formación del alumno en el que no es necesario que él plantee sus intereses y objetivos, pues ya la sociedad, la institución escolar y/o el maestro, lo han hecho. En este modelo, no hay posibilidad de cuestionar la validez de lo que el maestro hace. Sería como esperar que la materia prima pudiera interrogar al artesano sobre la pertinencia de lo que hace, o que pudiera poner en duda su idoneidad” (Bustamante, 38 y 39, 1997). Not, (1992), por su parte denuncia que el modelo en cuestión genera una concepción de alumno-objeto, es decir, el estudiante es considerado un ser pasivo y reducido a ejecutar correctamente lo programado por el maestro. Es por lo tanto objeto de formación, orientación y corrección del maestro. El pensamiento del alumno será el reflejo del pensamiento del maestro. En el quehacer evaluativo de la investigación en curso, el estudiante re-afirma esta condición pasiva en el proceso: “ver si he adquirido” “quieren saber” “necesitan comprobar’ “saber si nosotros” “saber si hemos logrado” “así se da cuenta” “ellos quieren saber” “saber si realmente” “por que ellos son los que ven” ‘poner a prueba mis conocimientos” etc. Son las ideas que instituyen a los estudiantes desde las cuales sustentan el para qué y el por qué la evaluación del maestro. A propósito de la relación maestro-alumno, la investigación ha puesto de manifiesto un hecho de relevancia: hay una tendencia entre los maestros a permitir su evaluación por parte de los alumnos, hay la disposición a aceptarla. No obstante, esta es otra situación digna de profundizar, dado que en este sentido, no están explicitadas y aceptadas las reglas del juego. Es decir, no hay un acuerdo en torno al qué, para qué, cómo y cuando el alumno evalúa al maestro. Al respecto los maestros investigados consideran que el 3 En la escuela esto no siempre se da! hay maestros que han llegado a esta condición sin los horizontes teóricos y metodológicos mínimos. Esto no es solo responsabilidad del aspirante a maestro, sino también de las instituciones y de la ley que lo permite. La revista ‘Pretextos Pedagógicos No. 3, aporta mas elementos al debate. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL alumno puede evaluarlo “como ellos quieran y cuando ellos quieran’; “en el aula de clase” “se evalúa los procedimientos” “se hace la evaluación en forma de diálogo”. Desde la posición del estudiante, frente a la posibilidad en cuestión, se vislumbran reacciones diversas, escépticas, optimistas o indiferentes. Ello es significativo del papel del alumno en la escuela. Los estudiantes señalan: “si permite ser evaluado pero todavía no lo he hecho” “una cosa es que permita que lo evalúen y otra muy distinta es que él lo ponga en práctica” “si lo permite y yo lo hago cuando está dictando” “pocas veces ha permitido de acuerdo al método guía” “no ha llegado la hora para evaluado pero si me gustaría hacerlos”, “si de acuerdo como da las clases” “si lo que hacemos es que le decimos como nos pareció el método”, “diciéndole como nos parece su método’; “lo evaluamos casi todo el tiempo’; “el profesor en ese sentido es reservado, pero a él si le gusta evaluar; “lo hacemos en la clase diciéndole lo que nos gusta y lo que no” etc. Una cosa parece perfilarse en esta tendencia vista desde la voz de los alumnos: lo que se pone en juego en la evaluación es el método, es decir como enseña y/o como evalúa. Lo relacionado con el conocimiento concentrado en el maestro y su condición de evaluador, parece no estar en cuestión en el espíritu de los alumnos. Finalmente el método heteroestructurante promueve y pone en la escena escolar un tipo de maestro. Un maestro entendido como el sujeto de las iniciativas y las acciones en el proceso educativo. El maestro es responsable de planear las estrategias metodológicas, los contenidos temáticos y el horizonte teórico epistemológico-metodológico para trasmitir correctamente el discurso pedagógico al alumno. En otras circunstancias, él permite ser desplazado y se convierte en un intermediario entre el alumno y lo que han definido los “expertos” en currículo4. La responsabilidad centrada en el maestro, de trasmitir el acervo cultural, en tanto su portador no consulta en forma alguna, los intereses del alumno, al que se le antepone los intereses del maestro o de las instituciones. Tal enajenación se sustenta en principios como “Es la verdad y la justicia lo que está en juego y el “por el bien de él”... Es como la sopa de espinacas: actúa positivamente por razones que el niño no sabe y no tiene por que saber, con tal de que crezca sano y fuerte”. (Bustamante, 37: 1997). Tal responsabilidad otorgada y reconocida al maestro, en el modelo heteroestructurante o la educación en tercera persona (Not, 1992) deviene del saber: es él el que sabe, es él el que evalúa. En la investigación que venimos adelantando en el área de Filosofía, intentamos indagar por las posibilidades de participación conjunta, maestro-alumno, en la definición de criterios evaluativos en el colegio. Para los maestros, hay el reconocimiento al respecto, los estudiantes “participan en las jornadas pedagógicas”, “manifiestan que quieren que se les evalúe’ se llega a acuerdos con ellos”, participan.”a través de la concertación” o “concertando a principios de año”. En la investigación será pertinente indagar por algunos interrogantes que nacen de la anterior situación: ¿Hasta donde el interés y el querer del alumno, en Lina educación en tercera persona, pueden conciliarse con el querer y el interés del maestro? Por lo pronto el maestro dice tenerlo en cuenta en la concertación. 4 Una de las mayores preocupaciones encontradas en los maestros devienen en la espera a ser capacitado para adoptar el nuevo “modelo” educativo y evaluativo exigidos por la Ley General de Educación. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Algunos estudiantes por su parte, denuncian que “hablamos pero no nos tienen en cuenta”, “aunque participara. el profesor siempre aplica su método argumentando que es el mejor”, “de cada curso escogieron dos representantes”, “tienen en cuenta la presencia de los estudiantes”, “el nos pregunta a principio de año”, “nos permite participar”, “si porque yo soy el centro de la evaluación” ,etc. Queremos hacer, por lo pronto, algunas consideraciones a propósito de la participación y la concertación, categorías muy metidas en el lenguaje de la escuela, en maestros y alumnos o en directivos docentes; no obstante, también manoseadas allí mismo por los mismos: En primer lugar, con decir que hay participación o concertación no se están aclarando muchas cosas. En efecto, desde una situación de poder, yo puedo llamar a la otra parte a participar, a concertar, es más, es lo que usualmente sucede. El maestro o el directivo docente desde la posición que ocupa; “llaman”, “eligen”, “escogen”, “tienen en cuenta”, “preguntan”, “reconocen” etc. El estudiante es llamado, es elegido, es tenido en cuenta, es preguntado, es reconocido. allí se reafirma la heteroestructuración. Lo que si nos parece relevante es saber ¿Cual es la actitud del maestro frente al querer y el interés del estudiante? ¿Que espacios de participación se posibilitan? ¿que aspectos de la educación se ponen en juego? ¿Cómo y quienes toman las decisiones? ¿Cual es el nivel de aceptación y compromiso para cumplir ¡o acordado? ¿Está el maestro en disposiciones de establecer relaciones horizontales con el alumno? ¿A participar en igualdad de condiciones con los alumnos en el juego educativo? Pero además, ¿Están los estudiantes dispuestos a aceptar tal reto y las exigencias que ello implica?. Por allí va la discusión. 4. EVALUACIÓN Y PODER El establecimiento de determinadas formas de relaciones entre los sujetos, sus pautas de comportamiento, sus roles y demás dispositivos sociales, son el resultado de determinadas condiciones establecidas por el grupo. El sujeto deviene de esas condiciones y su estructuración se logra con relación a tales dispositivos. No somos libres para elegir de an o señala Carlos Ordóñez (1996): En el discurso de Foucault queda claro que el poder, como campo de fuerzas, se define mediante la aplicación de procedimientos. de estrategias de dominación y de resistencia que definen un rumbo para determinados órdenes sociales; que las configuraciones del poder en un orden social siempre están vinculadas con dispositivos de producción de verdad relacionados con técnicas específicas que permiten producir, transformar o manipular cosas, utilizar signos, sentidos o significaciones, convertir a otros hombres en objetos mediante el sometimiento de éstos a determinados fines, y realizar operaciones sobre su alma, sus pensamientos y su forma de ser, con el fin de alcanzar determinados estados de felicidad; y que tales dispositivos de producción de verdad se adecuan al mantenimiento de relaciones de dominación de diferentes grupos existentes en cada orden social (Ordóñez, 9:1996). Vasta con que un sujeto cuestione y se aparte de reproducir el orden social establecido, para que entren en escena los dispositivos para someterlo. La escuela no escapa a esta realidad. Vasta con negarle al maestro su papel de educador, de orientador, de formador, de guía, de evaluador; para que el modelo escolar se derrumbe. Vasta con negarle al estudiante su condición de educando, orientado, formado, guiado o evaluado, para que éste no se entienda así mismo. Las respuestas de ambos frente a la pregunta sobre un proyecto de una educación sin evaluación, es significativa al respecto. La visión recíproca Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL que tienen maestros y estudiantes, exteriorizadas a lo largo de la investigación en curso, confirman una vez más que tanto unos como otros están perfectamente moldeados para responder y actuar en concordancia con el modelo de escuela tradicional, con la institucionalidad educativa vigente en nuestra sociedad. Las relaciones de poder que circulan en la escuela están en relación directa con el saber. No es casual entonces que en los organigramas escolares, los estudiantes están en la base. “No es casualidad que la etimología de la palabra alumno sea “no iluminado’ (Bustamante: 1997, 37). Parece ser que la tradición cultural ha identificado saber y conocimiento con luz, con iluminación y que el trabajo de los maestros recae sobre “objetos carentes de luz”. En el saber del maestro se apuntala su poder. Esto es una realidad socialmente aceptada e institucionalmente establecida. Así funciona el orden. El poder del maestro encarna su máxima expresión en la evaluación, por el hecho que ella viene unida a la promoción, la investigación en curso, así lo viene demostrando. Este es un problema que va mas allá de las formas. Es decir, no importa que la evaluación sea calificada de cualitativa o cuantitativa, no importa si es descriptiva, continua, permanente o no, mientras el maestro se reserve para si (individual o en grupo) la posibilidad de promover o no al estudiante, se mantendrá incólume las relaciones de poder que venimos denunciando. En la investigación observamos una fuerte resistencia de maestros y alumnos para establecer nuevas formas de relaciones mas horizontales, no obstante, existe el interés por asomarse a nuevas formas de ver y realizar lo educativo, pero están los interrogantes ¿Y desde donde? ¿Y cómo? Mas aún, que el maestro desee y decida desmontarse de su condición de poder no es suficiente, falta que los estudiantes, que son quienes mayormente los refrendan, estén dispuestos a jugárselas en unas formas de relaciones que le demanda altos niveles de responsabilidad y compromiso ¿Que dirán los estudiantes? La investigación busca una mirada a esta problemática. BIBLIOGRAFIA BUSTAMANTE, Guillermo. Lenguaje, sujeto y discurso pedagógico. Proyecto de trabajo para el Doctorado en Educación, U.P.N. Bogotá, 1997. CARRILLO, lIberia. “Sobre las construcciones de evaluación que se prefiguran en la Ley General de Educación”. En: Revista “Evaluación y cultura escolar” No.1. 1996. Bogotá, Red de docentes investigadores en educación. DE ALBA, Alicia “Evaluación: AnálIsis de una noción”. En: Revista Mexicana de Sociología No.1 Vol. XLVI. 1984. México, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM. NIÑO, Libia Stella, et al. “La evaluación: ¿Instrumento de poder o acción cultural?”. En: Revista “Pedagogía y Saberes” NoS. 1996. U.P.N NOT, Louis. La enseñanza dialogante. Barcelona: Herder, 1992. ORDÓÑEZ, Carlos. Administración y desarrollo de comunidades educativas. Bogotá, Magisterio, 1995. PERAFÁN, Andrés. Explicitación de concepciones de conocimiento y reorganización del sujeto epistémico. Materiales de trabajo. Evaluación Escolar y Desarrollo Educativo Regional (Maestría) Bogotá U.P.N. 1995. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL _________Tres ejes para evaluar la acción educativa: Hetero, Auto e lnternomía. Materiales de trabajo. Evaluación Escolar y Desarrollo Educativo Regional (Maestría) Bogotá U.P.N. 1995. PÉREZ, Mauricio y BUSTAMANTE, Guillermo. Evaluación escolar ¿Resultados o Procesos? Bogotá, Magisterio, 1996. QUINTERO, Marieta. “La práctica evaluativa en la escuela y sus representaciones colectivas”. En: Revista “Pedagogía y Saberes” NoS. 1996. U.P.N. ZULETA. Estanislao. “Elogio de la dificultad”. En: Elogio de la dificultad. y otros ensayos. Cali: Fundación Estanislao Zuleta, 1994. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Reseña 1 Jacky Beillerot. La Formación de formadores (entre la teoría y la práctica). Serie los Documentos # 1. Facultad de filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires y Ediciones Novedades Educativas, Coedición, Buenos Aires, Argentina, 1996. 2. Graciela O. Riquelme et/al. Políticas y sistemas de formación. Serie Los Documentos # 8. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires y Ediciones Novedades Educativas, Coedición, Buenos Aires, Argentina, 1998. La Formación de Formadores es un tema que ha tomado fuerza en el contexto de la reestructuración de las Escuelas Normales, de las Facultades de Educación y en la mejora de la calidad de la Educación en nuestro país. Muchas veces se piensa que se refiere exclusivamente a la Formación de los educadores pero la Formación dé Formadores es un tema mucho más vasto que abarca capítulos como la Formación de los docentes, la profesionalización de quienes desempeñan roles de formador, el campo de prácticas orientado hacia valores, un campo del conocimiento que ‘se preocupa por la inteligibilidad de las acciones de formación” y de un campo de investigación que ‘busca construir conocimientos y plantea problemas aun no resueltos a partir del estudio de las prácticas, de las situaciones, de los sujetos, de las instituciones de Formación de Formadores. (Beillerot, 1996). La facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires, y las Ediciones Novedades Educativas, de Argentina, han publicado en coedición la serie Documentos, en la que se recogen “los aportes que en el seno de la Carrera de Formación de Formadores distintos especialistas del país y del extranjero han hecho”. Esta serie se compone de ocho (8) libros, de los cuales aquí reseñamos el No.1: “La Formación de Formadores, entre la teoría y la práctica” y el No.8: “Políticas y sistemas de Formación”1 Otros títulos que integran esta interesante colección son: No.2 Sociopsicoanálisis y educación, de Gerard Mendel, No. 3 Intersubjetividad y formación, de Jean Claude Filloux; No. 4 Cuestiones en torno a la capacitación laboral, de Abraham Pain; No. 5 Saber y relación pedagógica, de Claudine Blanchard Laville; No. 6 Pedagogía de la Formación, de Gilles Ferry y No. 7 Diferencia de sexos y relación con el saber, de Nicole Mosconi. 1. La formación de Formadores, entre la teoría y la práctica Jack Beillerot, el autor, fue invitado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, a realizar el Seminario de apertura de las actividades de la carrera de Formación de Formadores, entre el 14 y 18 de noviembre de 1994. Beillerot es profesor de la Universidad de París X Nanterre. Como él mismo lo confiesa, ha sido un docente e investigador preocupado por la “Formación de Formadores”, desde 1974. Ha combinado este campo de actividad intelectual con otros como: la historia, las ciencias políticas, la psicosociología clínica, el psicoanálisis y la militancia sindical y política. Los libros de la serie tienen todos el mismo formato de 220 x 135 mm, tamaño fácil de manejar, pero con márgenes internos muy escasos, que hacen temer por un descuadernamiento cada vez que hay que abrirlos en 180 grados para alcanzar a leer los 1 Los Libros son distribuidos en Colombia por Editorial Educativa de Santafé de Bogotá. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL finales y comienzos de línea. Esto sucede particularmente en los volúmenes Nos. 1 y 2 pues en los siguientes se logró solucionar este problema técnico. La obra abarca cinco (5) subtemas de especial importancia para Formadores, administradores educativos, investigadores, asesores educativos y docentes en general, a saber: 1. 2. 3. 4. 5. El Formador y la formación. Las instituciones de formación de formadores. La formación de formadores y de docentes: entre teoría y práctica. Naturaleza y concepción de los saberes. Investigación y formación. Sin adentrarse demasiado en el análisis, origen y evolución de términos conexos que como: forma, formar, formación y formador(a) expresan conceptos que por sí mismos son críticos, ya que soportan una larga historia filosófica e ideológica (formar, dar forma, conformar, formal, amorfo, etc.), el autor se detiene en la identificación y análisis de la palabra “Formador” en relación con un conjunto de otros términos que como docente, pedagogo, maestro, profesor de secundaria o de universidad, instructor, animador, monitor educador, etc. designan oficios, trabajos o funciones, “maestro” es un trabajo, “pedagogo” es una función, mientras que “formador” está ligado con la “formación” de adultos. El profesor Beillerot se refiere al término “formador” como función, como oficio y como profesión. El autor plantea la relación entre formación y enseñanza y nos cuenta que en uno de sus estudios iniciales como sociólogo mostró que “Los que se orientaban hacia el oficio de Formación tenían cuentas pendientes con la enseñanza” salta aquí la característica crítica de conceptos como “formar” y “formador” que decíamos atrás. Beillerot se pregunta: “por qué la enseñanza y la formación estarían tan opuestos? (Sic) Por una parte responde, “por las fuerzas económicas y sociales que han llevado a la formación” Por otra parte, “porque los ejes de prioridades no son los mismos”. Me detengo aquí un momento para contarle al lector que la obra contiene una buena cantidad de puntos tan importantes como este, el de “la relación entre formación y enseñanza”, que nos permiten pensar la educación Colombiana, tomando la distancia metodológica conveniente. Por ejemplo, estableciendo una nueva relación entre la problemática estudiada por Beillerot y dos conceptos que han venido imponiéndose en el medio docente y pedagógico Colombiano a raíz de las simpatías declaradas de los asesores del MEN a través de los decretos de reestructuración de las Facflltades de Educación y de las Escuela Normales: me refiero al embrollo que se les ha formado a rectores y asesores, coordinadores, decanos y a los evaluadores con los conceptos de: educabilidad y enseñabilidad, a la hora de diseñar currículos y planes de estudio, y en el momento de acreditar proyectos. Esa relación en términos del investigador francés puede ser: Formación -educabilidad/Enseñanza- enseñabilidad. Relación compuesta muy compleja en el momento actual de la Educación Colombiana porque todo parece indicar que con unos cuantos decretos de evaluación se despejará muy pronto la incógnita: nos quedaremos con la enseñabilidad y tendremos que guardar la educabilidad en el archivador, hasta cuando se despeje otra incógnita: la de la hegemonía política. Y todo se debe a que, como dice Beillerot, ‘este problema de enseñar o formar tiene una dimensión política muy fuerte” y a que “la pedagogía, es decir este arte que consiste en ayudar a la gente a aprender, es necesario y útil si se piensa en términos de democracia”. “En fin, Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL sólo cuando se tenga una intención política, la mayoría va a pensar en la escolaridad de los niños y en su aprendizaje. Es decir, cuando se tiene esa intención, “es ahí donde la pedagogía y la formación cobran sentido.” Problemas tan interesantes como el anterior, el relacionado con la Formación y la Enseñanza, y el de las instituciones de Formación de Formadores, el de la formación de los docentes en Pedagogía y el lugar de la investigación en la formación de docentes y formadores, hacen del libro que resume el Seminario orientado por el profesor Jacky Beillerot, una obra indispensable para Profesores, para Formadores de Formadores, para Pedagogos y para instituciones formadoras de educadores. 2. Políticas y Sistemas de Formación El último libro (El No. 8) de la se-ríe los Documentos presenta un conjunto de artículos que resumen, lo mismo que en el caso del libro No.1., los Seminarios realizados en la Carrera de formación de Formadores. Cinco son las temáticas y los autores que se anuncian a continuación: 2.1 Graciela C. Riquelme “La educación técnica y la formación profesional en la encrucijada”. 2.2 Silvia Brusilovsky. “Políticas Públicas de Educación no-formal para sectores populares: sus características y contexto”. (Estudio en un caso). 2.3 María Cristina Davini y Alejandra Birgin. “Política de formación docente en el escenario de los ‘90. Continuidad y transformaciones”. 2.4 Julián López Yañez. “La organización de la formación de profesores en España Sevilla”. 2.5 Gérard Vaysse. “La formación de docentes en Francia. El caso del IUFM de Toulouse”. Antes de pasar a la descripción y comentario del contenido de esta obra, vale la pena, para una mejor ilustración de nuestros lectores, advertir algunas características técnicas de la misma. El formato y composición siguen la misma línea adoptada para la edición del volumen # 1. Tamaño de 220 x 130 mm., de fácil manejo y transporte. Aunque, continuando con la comparación, de lectura mucho más fácil en las páginas interiores, y brindando mayor tranquilidad al lector que ya no teme por la integridad física de su libro, pues a esta altura de la serie, queda completamente resuelto el problema de las márgenes interiores y del pegado de los cuadernillos. El tamaño de la letra sigue siendo más pequeño que mediano para su lectura. Tal vez por causa de la búsqueda de un volumen de cómodo manejo y porte, como ya se advirtió. Como sucede con los demás volúmenes de la serie, se observa más concesión al lector con el manejo de los espacios y del diseño que tendencia hacia la tacañería, si se perdona, claro está, la falta de una hoja de respeto entre la carátula y la portada. Se encuentra buena información complementaria, en cuanto a autores, eventos y bibliografía, cuestión que dejará más lectores satisfechos que desilusionados. Los contenidos son excelentes, tanto para neófitos como para eruditos en las temáticas. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Se ha buscado la confrontación de distintas experiencias, tanto en lo interno como en lo externo, obteniéndose como producto una rica variedad de tratamiento e información, sin descuidar la profundidad y seriedad, características de una tradición editorial argentina, que nos lleva a pensar y esperar que podremos contar nuevamente con obras editoriales de excelente calidad, como estos que nos llegan de Ediciones Novedades Educativas y de la Facultad de Filosofía y Letras de la U.8.A. Hecha esta pausa descriptiva, pasamos ahora sí a la reseña del contenido del libro # 8 de la serie: “La Educación técnica y la Formación profesional en la encrucijada”, es “parte de un estudio realizado en 1995 a solicitud de la Oficina Regional de la UNESCO (Orealc) para América Latina y Caribe”.2 La autora, Graciela C. Riquelme, estudia las contradicciones del desarrollo productivo, demandas sociales y laborales y los sistemas de formación para el trabajo. En este contexto se analizan las relaciones de la educación con procesos políticos, sociales y económicos como: la reforma del estado, su achicamiento, las implicaciones de este proceso sobre el servicio educativo que se transfiere desde el gobierno nacional a los gobiernos provinciales y, aún, a los gobiernos municipales. Ante esto y ante “el deterioro de las condiciones de vida y la emergencia de “nuevos pobres”, la autora identifica el riesgo que significa “La eventual desarticulación del aparato prestador del sistema educativo”, por culpa del posible “retiro del Estado de una política social activa”. Cualquier parecido entre la situación Argentina y la Colombiana no es mera coincidencia sino el resultado de las políticas de globalización internacional y de la acomodación de los aparatos productivos a la nueva situación del Mercado mundial. Para el lector interesado en estos temas referentes a la Educación técnica y a la formación Profesional, resulta de especial importancia el subtema de la Resignificación de los saberes para el mundo de la producción y el trabajo: “Los espacios posibles,” en el que Graciela C. Riquelme hace una revisión de aspectos tales como: 1. La construcción de una red de acciones de educación y formación para el trabajo. 2. Los actores involucrados, y 3. Los saberes para el mundo de la producción y el trabajo. En los tiempos modernos las ofertas de Educación No-Formal han aumentado en cantidad y variedad. Si bien es cierto, como lo advierte la autora, que dicha oferta es “heterogénea y dispersa”, en el caso de Argentina, en nuestro país se ha tratado de organizarla en. los últimos veinte años. La Ley General de Educación de 1994, identifica la Educación No-Formal y la Educación Informal con la Educación Formal como modalidades del Servicio y del Sistema Educativo Nacional. La autora dedica la mayor parte de su estudio a analizar el Proyecto de Formación de Formadores llamado: “Línea de capacitación de animadores y promoción de la organización comunitaria”, que es un documento gubernamental argentino sobre políticas de capacitación de Animadores y el Documento del Plan Social. Como sucede en 2 Nota de pié de página en la portada del capítulo” Políticas públicas de Educación No-Formal para sectores populares: sus características y contexto” (Estudio en una caso), Escrito por Silvia Brusilovsky, nos presenta un análisis de la oferta de educación “más allá de la escuela” destinada a los sectores populares y de las políticas de Formación de los formadores de ese sector. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Colombia, en la nación del Sur las políticas y criterios de la Formación de formadores sociales y comunitanos, se hallan dispersos en distintos documentos emanados de diferentes agencias del Estado y de la sociedad, no sólo del Sector educativo. Dos aspectos muy importantes del análisis de la Brusilovsky son los que tienen que ver con el “Contexto Político de la animación” y las “Fuentes ideológicas del Proyecto de Formación de animadores”, pues en estos dos apartados se revisan conceptos cuya comprensión nos ayudarán a entender y a explicar conceptos y situaciones parecidas que se manejan y se dan en nuestra realidad. Tal sucede con el concepto de “Democracia delegativa”, que parece ser el imperante en la Argentina. Con relación a este modelo político se dice (Pág. 58): “Las políticas neoconservadores son exclusoras no sólo en el plano económico sino también en el político. La exclusión económica parece casi obvia: el mercado de trabajo produce exclusión total (la desocupación no retrocede) y parcial (subocupación, ocupación parcial), la ocupación, a su vez, se mantiene en condiciones de alta incertidumbre. Lo que a veces no es tan evidente es la exclusión política: Desde el gobierno se sostiene, sistemáticamente, la necesidad de una democracia delegativa (O’Donnell, 1993) que produce participación política ilusoria o simbólica. Si bien la forma de gobierno es la democracia electoral -con elecciones sin coacción directa y sin fraude generalizado- Se considera deseable que la participación ciudadana se ejercite solo por la vía de las elecciones”. Nuevamente, cualquier parecido con nuestra realidad no es pura coincidencia, así el modelo se llame “Democracia delegativa” o “Democracia participativa -“Políticas de Formación docente en el escenario de los ‘90. Continuidades y Transformaciones” Escrito por María Cristina Davini y Alejandra Birgin, este ensayo crítico-analítico de las políticas actuales de Formación de docentes en la Argentina, es otro de los aportes del libro reseñado y de la serie sobre la Formación de los Formadores y sus relaciones e implicaciones sociales, económicas y políticas, que tanto pueden aportar para un mejor entendimiento de la historia y la situación actual de la Formación de los Docentes aquí, en Colombia. Porque aquí como allá, “la docencia se ha constituido históricamente como profesión de Estado por decisión del propio Estado, en el contexto de organización nacional y de integración económica del país al capitalismo a través de la agroexportación” (pág. 74). Sin importar que tanto allá como aquí, el mismo Estado, ante el crecimiento inusitado del Sistema de Formación de Docentes y del número de docentes que puede pagar y controlar, adopte políticas ambiguas y hasta contradictorias en cuanto al pago y el sostenimiento de esa cantidad de docentes, pero sin perder el control y hasta llegar a limitar su Formación y su desempeño. He aquí, por lo menos en el caso Colombiano, por qué, en el término de un año, se está haciendo retroceder tanto la concepción como la aplicación de la Ley General de Educación y la Reestructuración de las Escuelas Normales, hasta lograr ajustarlas al antiguo modelo que se le había refundido al Estado colombiano, por acción de la Sociedad colombiana también. Las autoras dividen su estudio en cuatro partes, a saber: 1) El movimiento reformista en el escenario de los ‘90. 2) Los debates alrededor de la Profesionalización docente. 3) Los Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL ejes de la reforma en la formación y la capacitación de los docentes y 4) Las teorías implícitas: La resignificación de las tradiciones y la negociación del discurso. En la primera parte las autoras analizan los movimientos reformistas, dándole especial importancia al movimiento internacional de los años 60 y a las reformas educativas internacionales que se llevan a cabo en la época actual. Estos movimientos de postsegunda guerra mundial se han dirigido a que el sistema educativo apoye la modernización económica y “consolide la formulación de consensos sociales”. (Pág. 75). En los sesenta, el énfasis se colocó “en el objetivo profesionalizante, tecnicista y modernizante”. En muchos países de América Latina, como la Argentina, se opera el tránsito de la formación del magisterio al nivel terciario. El movimiento reformista internacional de hoy, ha centrado su atención en el conocimiento, en los resultados de la enseñanza y, por tanto, en la formación de los docentes. Ya sabemos nosotros cómo, en el caso de Colombia, se llega a las grandes reformas impulsadas por el Movimiento Pedagógico de los años 80, La Constitución Política de 1991, la Ley General de Educación y el Primer Plan Nacional de Educación, pero también, cómo asistimos en el momento actual a una parálisis de las reformas educativas iniciales, que seguramente busca adaptarlas a una nueva versión de una antigua ideología. La segunda parte, “Los debates alrededor de la profesionalización docente”, discute el concepto que maneja el “discurso oficial”, cuando habla de “Profesionalización”, asociándola con “profesión liberal”. Pero, además de que en el mundo moderno el modelo predominante “no es el ejercicio libre de la profesión en un mercado de servicios, sino el de un especialista asalariado que trabaja en una organización compleja con menor autonomía y estatus”, en la docencia, como ya se dijo, se trata de una profesión de Estado, la cual es intervenida constantemente por el mismo Estado. Entre el anterior concepto e ideas y los conceptos de “semi-profesión” docente y “burocracia”, transcurre el análisis de lo que, para las autoras, significa la profesión docente, “una de las profesiones más directamente vinculada con la organización burocrática del Estado” (Pág. 80). La parte dedicada al estudio de “Los ejes de la reforma en la formación y la capacitación de los docentes”, revisa lo que Davini y Birgin llaman: los pilares estratégicos sobre los que asienta la reforma de la formación docente en la Argentina. Estos pilares son: la reforma del currículum, la implantación masiva de la capacitación docente, la evaluación y monitoreo periódico del rendimiento del aprendizaje de las escuelas a través de pruebas nacionales, con difusión nacional de los resultados; el sistema de acreditación de instituciones de formación docente; la no-modificación de las condiciones materiales de trabajo de los docentes. Una vez más, aquí se repite la no-mera coincidencia que hemos advertido para otros aspectos, entre las políticas internacionales y nacionales, en los diferentes países del llamado Tercer Mundo. Y las autoras se dedican a buscar la lógica de la propuesta de profesionalización, lográndolo en los aspectos de: Currículo, formación de grado, la capacitación docente, la evaluación, la acreditación de instituciones de formación docente y Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL las condiciones sociales y materiales deprimidas de trabajo,” a pesar del discurso de la excelencia, la calidad y la profesionalización. Finalmente, la cuarta y última parte, dedicada al análisis de “Las teorías implícitas: La resignificación de las tradiciones y la negociación del discurso”, sirve para que Davini y Birgin identifiquen en el discurso de la reforma tradiciones pedagógicas que están presentes en el imaginario docente. Tradiciones académicas de raigambre iluminista y positivista “que proponen el progreso permanente por medio de la razón y la ciencia...” (Pág. 91). “Considerando las dos últimas décadas, la nueva vertiente representa el dominio de la ‘pedagogía de los contenidos’ por sobre la ‘pedagogía hermenéutico! participativa’, en debate en la década del ‘80, en el contexto de reconstrucción democrática.” (Pág. 92). Para las autoras, la pedagogía de los contenidos “ha alcanzado su institucionalización aliada a la tradición académica y de la mano de la acción tecnocrática, desplegando a la discusión política acerca del conocimiento y de la escuela.” (Pág. 92). Nosotros, por ahora, nos preparamos para empezar a montar nuestros currículos y proyectos institucionales sobre los ejes de la pedagogía del conocimiento, modelados por los distintos constructivismos. - La organización de la Formación de profesores en España, Sevilla”. Cristina Mayor, Julián López Yañez y Manita Sánchez, profesores de la Universidad de Sevilla, España, exponen su conocimiento y experiencia de investigación y formación de docentes a través de tres subtemas: 1) El proceso de desarrollo profesional, 2) La administración de una reforma: La Formación en el centro y 3) Experiencia práctica. Para estos profesores, durante su formación el docente realiza un proceso de “aprender a enseñar”, proceso que tiene cuatro etapas: preformativa, de formación inicial, de iniciación/inducción y de desarrollo profesional. Las dos primeras corresponden a la educación básica y a la educación media y la formación del profesorado de infantil y primaria. Esta formación inicial se hace en un centro de estudios de nivel universitario, donde el alumno realiza una diplomatura durante tres años. La tercena fase es la iniciación o inducción, en la que el profesor se introduce en la enseñanza. La cuarta fase, la de desarrollo profesional, también denominada formación permanente o continua, corresponde a la formación que se da en los Centros de formación, Centros de Profesores (CEP). Un aspecto muy interesante en la disertación de los profesores españoles, tiene que ver con “tres teorías que sustentan las decisiones en formación del profesorado: Teoría de los ciclos vitales, Teoría del aprendizaje adulto y Teoría del cambio”. Por medio de estas tres teorías nos enteramos que, por una parte, los profesores tenemos, mientras vamos pasando por las distintas etapas de la vida profesional, algunas características asociadas a cada una de esas etapas que, como la de titubeos e inseguridades de la primera etapa; pasa por la diversificación de la tercera etapa, hasta llegar a una última etapa, situada entre los 25 a los 35 años de antigüedad profesional, caracterizada por el recobro de la serenidad. Pon otra parte, se analiza cómo se motivan los adultos para aprender y con ellos cómo aprendemos los docentes como adultos, pues “si bien los docentes cuando elaboran y desarrollan su currículum tienen que tener en cuenta cómo aprenden los alumnos cómo aprenden los adolescentes, cómo aprenden los niños, también nosotros, como Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL formadores de profesores, tendremos que tener en cuenta en nuestro diseño de currículum cómo aprenden los profesores.” (Pág. 104). Por último, con la Teoría del cambio, se llegan a estudiar las etapas de las preocupaciones de los profesores. Siete son esas etapas en la vida del docente y su investigación se ha logrado, gracias a que se parte de la hipótesis de que “para que existan cambios, para que se dé algún tipo de innovación, partimos de la idea de que los profesores tienen que tener alguna preocupación. Si no tienen alguna inquietud, alguna preocupación, pues difícilmente pueda (Sic..) existir cambio” (Pág. 106). Tal vez es por esto que el MEN está colocando constantemente en situación de desespero a los docentes colombianos….. -“La formación de docentes en Francia”, El caso del IUFM de Tolouse. Con este resumen de la exposición del profesor Gerard Vaysse, director del Instituto Universitario de Formación de Docentes (IUFM) de Tolouse, Francia, termina el libro que estamos reseñando y la Serie Los Documentos de Formación de Formadores de la que hace parte. El profesor Vaysse, profesor universitario de biología, de neurociencias, ha intervenido en la Formación de Futuros profesores de biología de los maestros de Escuela Primaria, Fue vicerrector de la Universidad de Tolouse y diseñó e instaló el Instituto Universitario de Formación de Maestros de Tolouse, por encargo del Ministerio de Educación. Su disertación abarcó los siguientes aspectos de la Formación de Maestros: 1) El Sistema de Formación. Antecedentes, 2) La Organización del I.U.F.M., 3) Los formadores del l.U.F, y 4) La evaluación de los I.U.F.M. En estos cuatro aspectos el profesor Vaysse presenta la historia del Sistema de Formación de maestros en Francia, desde la época de la Revolución Francesa (1789), la creación de las Escuelas Normales, por parte de Jules Ferry en 1889, aspecto muy importante para nosotros en cuanto se refiere al origen y la evolución de las Escuelas formadoras de docentes para la educación primaria, hasta llegan a La Ley de Educación en 1989. Explica qué es un IUFM, quiénes son los Formadores de los IUFM y qué evaluación se tiene de los I.U.F.M. De esta manera concluye una obra que le permitirá al lector tener un conocimiento sólido sobre las políticas y sistemas de formación, particularmente en Argentina, España y Francia, permitiéndole, a la vez reconstruir y comparar esas políticas con las de nuestro país. Culmina aquí también nuestra reseña de dos importantes libros de una excelente serie de Documentos dedicada a profundizan el conocimiento del tema de la Formación de Formadores. Libros y Serie que seguramente, apoyarán la búsqueda y la discusión que se hacen en nuestro país sobre la mejor manera de forman educadores, docentes e instructores, con el fin de cualificar la educación en todos sus niveles y modalidades. Ernesto Ojeda Suárez Profesor Asociado Universidad Pedagógica Nacional. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Reseña EVALUACIÓN DEL PROFESOR DE PREGRADO Y POSGRADO DE LA UNIVERSIDAD MARIANA DE SAN JUAN DE PASTO Tesis de grado de la Maestría en Docencia Universitaria de la Universidad Pedagógica Nacional en convenio con la Universidad Mariana de San Juan de Pasto Autores: Constanza Bonilla Cháves, Rosa del Carmen Coral Ibarra, Luis Javier Narváez, Martha Estela Santa Castrillón, Oscar Olmedo Valverde Riascos, Juan Carlos Varona Alban. Director: Paulo Emilio Oviedo Jurados: Fanny Forero Rodríguez y Aracely Niño de Mateus El problema de la evaluación de los profesores de la Educación Superior, ha sido un tema que durante las últimas décadas ha ocupado la atención de los diferentes estamentos universitarios y ha sido motivo de discusión, especialmente por no haber cumplido con las metas para la cual fue propuesta dicha evaluación, como es el de mejorar la calidad y eficiencia de la Educación Superior y ayudar a la formación del propio profesor. La investigación consta de las siguientes partes: En la primera, se encuentra un acercamiento de la situación de la evaluación del profesor de la Universidad Mariana, a través de una fase de exploración que se llevó a cabo con los directivos y miembros de la comunidad académica, lo que permitió caracterizan la evaluación del profesor, como tradicionalista con fines eminentemente administrativos. Pon lo tanto, el problema de la investigación se aborda, teniendo como guía la siguiente pregunta: Según las directivas, profesores y estudiantes de la Universidad Mariana de los programas de pregnado y posgrado ¿Cuáles son los criterios que se deben tener en cuenta para evaluar al profesor de la Universidad Mariana, de manera que contribuya a su desarrollo personal y profesional? En la segunda parte, se presenta el referente teórico, el cual tiene dos ejes temáticos principales: el “profesor’ y la “evaluación”. En lo que respecta al profesor, se parte de un recorrido a través de la historia y se presenta el perfil del profesor de la Universidad Mariana. En lo referente a la evaluación, se plantea su conceptualización y la evolución desde sus orígenes en la revolución industrial de los Estados Unidos de América y su adopción pon el sistema educativo. Se plantea la evaluación del profesor en forma cualitativa teniendo como parámetros: ¿Quién?, ¿qué?, ¿cuándo?, ¿cómo?, y ¿para qué? se evalúa. Luego en la tercera parte, se definió el tipo de investigación cualitativa, como también se adoptó el enfoque hermenéutico interpretativo y como método se utilizó el etnográfico participativo. También se describieron, comprendieron e interpretaron las opiniones y diferentes puntos de vista de los directivos, profesores y estudiantes de la Universidad Mariana sobre ¿quién?, ¿qué?, ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿para qué? se evalúa al profesor, cuyas opiniones sirvieron de base para la elaboración de criterios de evaluación que contribuyan al mejoramiento personal y profesional del profesor. Digitalizado por RED ACADEMICA UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL En el trabajo de campo se utilizaron como instrumentos de investigación, entrevistas en profundidad con grupos focales y talleres de socialización. Este trabajo se realizó en tres grandes momentos que involucran siete decisiones investigativas no secuénciales. La definición del objeto de investigación se llevó a cabo, mediante la exploración de la situación de la evaluación del profesor y el diseño de investigación; el trabajo de campo, que involucró la recolección y organización de la información en categorías de análisis; y la identificación de patrones de evaluación del profesor, que conllevó al análisis e interpretación de la información y a la conceptualización inductiva, que permitió concluir que la evaluación del profesor de la Universidad Mariana se realiza en forma tradicional, caracterizada por la aplicación de un instrumento cuantitativo, que diligencian los estudiantes y cuyos fines son más de tipo laboral, que de mejoramiento personal y profesional. En la cuarta parte, se establece el enfoque cualitativo y los criterios con que se debe evaluar al profesor de la Universidad Mariana, para su desarrollo personal y profesional. Los criterios se propone de acuerdo a ¿quién?, ¿qué?, ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿para qué? se evalúa al profesor de la Universidad Mariana. Criterios De fuentes, lo ideal, es que la evaluación sea realizada a través del control social que deben ejercer los colegas, los alumnos, los administradores y el mismo profesor. De desempeño, en la docencia y efectividad del docente, de compromiso, con la labor pedagógica y de valoración del trabajo. De seguimiento a su labor, valorando los diferentes roles y de comunicación, para dar una retroalimentación sobre su efectividad docente. De forma permanente, con el fin de optimizar la labor de los profesores y garantizar altos niveles en los saberes. De reflexión, personal y colectiva sobre su propio quehacer. La evaluación cualitativa debe permitir a los profesores, identificar las limitaciones para superarlas y los aciertos para fortalecerlos. De desarrollo personal y profesional, el profesor se convierte en una persona que dirige su evaluación y cuya meta es el autodesarrollo personal y profesional. En la quinta parte, presentan las conclusiones de la investigación, entre las cuales se destaca: la evaluación del profesor no debe ser un proceso superpuesto y ocasional, sino que debe institucionalizarse permanentemente, creando una cultura de la evaluación que convierta al profesor en una persona que dirija su evaluación y cuya meta sea el autodesarrollo personal y profesional. Paulo Emilio Oviedo Jefe Departamento de Pos grado Facultad de Educación Universidad Pedagógica Nacional Digitalizado por RED ACADEMICA