Qué hay detrás de las luces

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.,
Alberto Dogart
.Crónicas urbanas: .
Qué hay detrás de las luces
La violencia en la Guerrero
,
Un gran reportaje donde se cuenta
con detalle cómo se inició la lucha
-contra los -portugueses
~
--==--:--- - -
Los muchachos estaban
acostados en las trincheras de
arena con los cañones
apuntando hacia el mar. No se
trataba de atinarle a un blanco
sino de aprender a disparar.
Mondlane le dijo a un
muchacho acostado alIado de
nosotros, que abrazaba un fusil
usado:
-Tú dispararás primero. Harás
~.-::-~~
el primer disparo por
Mozambique.
y disp8!ó. Y todos
aplaudimos. Los buitres
huyeron de los árboles: volaron
asustados y enojados~ Después,
durante casi u.na hora, hubo un
ruido desordenado y furioso.
Todos querían disparar,
embriagarse con el ruido de las
armas y con el olor de la
pólvora.
la cultura en
~,¡~~~g
.~~nto
Francisco Pérez Arce:
PR.IMO LEVI (1919-1987)
Hist-oria -de un -escrit-or
sobreviviente del holocausto
y La tregUa (fragmento de novela)
re'
Núm. 1317 Méxicb D.F.
2 de julio de 1987
--
Primo Levi:
la memoria del lager
Si é ¡atto Iardi, cari,
cosí non acceteró da ooi, né pane né vino,
ma sollanto qualche ora di silenzio·
P. L.
Francisco Pérez Arce
(a la memoria de Maria Elena Uribe)
1
El pasado 10 de abril en Turín, a las 10:20 de qda
mañana primaveral, Primo Levi, uno de los hanadores del holocausto, se arrojó del cuarto piso
en el que habitaba. Su muerte fue recibida con
estupor en el mundo intelectual italiano y no sólo
italiano. Sus amigos y lectores se quedaron con
el inútil ¿por qué? en los labios; Levi no quiso dejar explicación al~na. Sus allegados lo habían
visto deprimido en las semanas recientes, estaj:lo
que se agravó por una normal operación de la
próstata (tenía 68 años) y un ictus cerebral sufrido por su madre de 91 afios. ¿Son estos los hechos
que explican su decisión extrema? Quién sabe y
qué importa, un suicidio es siempre un misterio.
Importa en cambio recordar la vida de Primo Levi.
2
Nació en Turín en 1919 en una acomodada familia de hebreos piamonteses. Sobre el signUicado
de su "ser judío", él mismo dice: "Para mí, ser
hebreo significaba algo vago, no propiamente un
problema; significaba una tranquila conciencia
de la historia antiquísima de mi pueblo, una
suerte de incredulidad benévola ante la religión,
una pronunciada tendencia hacia el mundo de
los libros y de las discusiones abstractas. Por lo
demás, no me sentía distinto a mis amigos y
condiscípulos cristianos, y me encOntraba a gusto
en su compafúa".
Su conciencia cambió por fuerza en' 1938,
cuando fueron proclamadas en Italia las leyes raciales, que acentuaron las diferencias, iniciaron
la persecución y agudizaron la segregación, reviviendo viejos episodios dolorosos y vejatorios.
Al caer el fascismo en 1943, Levi se muestra
entusiasta "por aquello que parecía un acto de
justicia de la historia·... Pero para él empezaba
apenas la vida dur ,su propia guerra. La batalla
no había terminado, la Resistencia vivía episodios heróicos en la región alpina. Levi subió a la
montafia y se sumó a la gtrerrilla par&ana. Cayó
prisionero de la milicia fascista. "Cuando fui interrogado -recuerda- admití ser hebreo, porque esperaba que los fascistas se limitaran a
60,
recluirtne en un campo de concentración en Italia, o en una prisión; en vez de ello, en febrero de
1944 fui entregado a los alemanes". Los siguientes 18 meses Primo Levi los vivió en el infierno:
fue enviado allager (abreviación del vocablo alemán Konzentrationslager: campo de concentración) en Auschwitz.
En el lager cambia la lógica de la vida. Los
que llegan saben que es un sitio de muerte, o se
muere o se convive con la muerte. Toda la imaginación y energía se concentran en un solo objetivo elemental: sobrevivir. La mayoría de los prisioneros eran conducidos directamente a la "fábrica de la muerte", sin contemplaciones, sin
conSideraciones a edad, sexo, status. Desnudos,
por millares, entraban al lugar de su muerte. Sólo unos cuantos, jóvenes y fuertes, eran destinados a los campos de trabajo; también mí se moría, pero más lentamente, de hambre, de fdo, de
fatiga. Primo Levi logró sobrevivir debido a una
serie de circunstancias afortunadas. "Sobreviví
gracias a una combinación de extrañas fortunas:
nunca me enfermé, recibí alimento de un obrero
italiano 'libre', en los últimos meses pude hacer
valer mi calidad de químico y trabajar en un laboratorio en lugar de en medio del fango y la
nieve; por otra parte conocía un poco de alemán,
y me esforcé por aprender esta lengua lo mejor y
lo más pronto posible, porque había aprendido
cuánto .era necesaria para orientarse en el
CVmplicádo y despiadado mundo del campo de
concentración" .
En enero de 1945, Auschwitz fue liberada por
las tropas soviéticas; yen octubre logró regresar a
Italia, luego de un itinerario largufsimo e increíble, sólo explicable en medio de la confusión
europea de la inmediata posguerra.
La vida en ellager lo hizo escritor: "La experiencia que me había tocado vivir, e~ mundo infernal de Auschwitz, la milagrosa salvación, las
palabras y los rostros de los compaiíeros desaparecidos o sobrevivientes, la libertad recuperada,
el extenuante y extraordinario viaje de retomo,
todo esto me presionaba interiormente. Tenía
necesidad de contar estas cosas: me parecía importante que no se quedara dentro de mí como
una pesadilla, sino que fueran conocidas, no sólo
por mis amigos, sino por todos, por el público
más vasto posible. Apenas pude comencé a escri-
bir, con furia y al mismo tiempo con método, casi
obsesionado por el temor que incluso uno solo de
mis recuerdos pudiese ser olvidado". Así nació su
primera novela: Se questo é UD uomo, publicada
en 1947. Su éxito fue inmediato y traspasó las
fronteras de Italia.
3
Su estilo es de una precisión extraordinaria. Busca la palabra exacta para evitar equívocos, construye con frases sencillas dibuja escenarios, ahorra adjetivos. Su lenguaje sobrio elimina toda indulgencia. Su estilo tiene que ver con la necesidad íntima de explicar un mundo inexplicable a
quien no lo vivió, a quien no puede creerlo y le
cuesta imaginarlo.
4
La lucha de Primo Levi es por la memoria. Combate el olvido. Toda su obra es una requisitoria
implacable sobre la responsabilidad de todos,
incluso de los que "no sabían". Esta lucha la
hacía cada vez de m8;Jlera más desesperada, quizá la consideraba cada vez más claramente una
batalla perdida. Conforme pasa el tiempo, muchos prefieren olvidar.
"Si morimos en silencio como quieren nuestros
enemigos -escribió pocos meses antes de su finel mundo ignorará aquello de lo que el hombre
fue capaz, de lo que todavía es capaz: el mundo
no se conocerá a sí mismo".
" ... de lo que todavía es capaz".
~' .. : el mundo no se conocerá a sí mismo".
¿Quiénes son esos enemigos de los que habla
Levi? ¿Los que prefieren olvidar? ¿Los de la
tabla rasa? ¿Los del borrón y cuéntamela de
nuevo? Sí, pero más precisamente se refiere a una
reciente corriente de historiadores alemanes que
relativizan en aras de un supuesto cienti.(icismo.
Una reciente serie de televisión en Alemania
Occidental, Heimat, del cineasta Edgar Reisz,
que tuvo un extraordinario éxito, se proponía re- .
valorar ·la historia del pueblo alemán durante el
periodo oscuro y culpable de la segunda guerra. .
Encuentra a los protagonistas involuntarios de la
guerra entre los hijos inocentes del terruño (Heimat, vocablo intraducible, significa aproximadamente "terruño"). Es la historia de un pueblo
campesino, que participa en la guerra como
quien sufre una plaga, con cierto sentimiento de
fatalidad e inocencia. En esa historia vuelta a
contar, el pueblo alemán resurge con imaginación y trabajo. Heimat, es cierto, no es una
apología del nazismo ni de la guerra, pero ignora
la cuestión judía, banaliza la imagen del único
verdadero nazi del pueblo (el que no fue a la
guerra y se quedó en el pueblo entre ancianos,
mujeres y niños, comportándose como un verdadero canalla). Terminada la guerra sigue la
apología de las cualidades de los alemanes: el talento yel trabajo. Por cierto que Heimat (16 horas de película de excelente factura) tiene momentos de una belleza cinematográfica insuperable, narra historias creíbles y hermosas, construye personajes entrañables, pero finalmente falla debido al objetivo ideológico que se propone:
la regeneración a toda costa, es decir a costa de
eludir, borrar, relativizar lo que no se puede eludir, borrar, relativizar. La reconciliación del
pueblo alemán consigo mismo tiéne que reconocer no ignorar.
5
En una ocasión, Jean Amery (seudónimo del belga Hans Mayert, otro sobreviviente de Auschwitz, también suicida en el 78 en Salzburgo,
había acusado a Levi de "perdonador". Levi respondió: <'No lo considero una ofensa, ni un elo~ gio, más bien una imprecisión. No tengo tendencia a perdonar, jamás he perdonado a ninguno de
nuestros enemigos de entonces, ni perdono a sus
imitadores en Argelia, en Vietnam, en la URSS, en
Chile, en Argentina, en Camboya, en Sudáfrica,
porque no conozco actos humanos que puedan
cancelar una culpa; pido justicia, pero no soy capaz de tirar yo personalmente los golpes" .
6
Para Levi la memoria es algo más que un inventario de horrores, de sucesos graves y excepcionales, de acontecimientos mayores y menores. Es
también una reflexión sobre la calidad humana
que hizo posibles esos acontecimientos. No quiere
recurrir al camino fácil (y falso y peligroso) de
negar características humanas a los verdugos, llamándolos monstruos, abortos de la naturaleza,
seres de excepción. Sería cerrar los ojos a la realidad de los hombres de hoy, no diferentes de los
de entonces; sería una ilusión amable, un autoengaño. Resultaría casi igualmente grave convertir
aquellos episodios en un paréntesis antinatural,
antihumano, que ignoralos o justificarlos. Se necesita una enorme lucidez y un gran valor para
afirmar, como lo hizo Levi hablando de un SS,
"no es un monstruo". Uamarlo así le restaría responsabilidad, atenuaría la culpa al individuo,
pero sobre todo a la sociedad que lo creó. Uamarlos monstruos es alejarlos de sí mismos. Ocultarlos detrás de una cortina.
Enzo Collotti escribió en L'Unltá: "Más allá de
condenar a los nazis, Primo Levi siguió preguntándose sobre la humanidad común que ligaba a
opresores y víctimas, única actitud posible para
hacer de la memoria... no un depósito de materiales inertes, sino un instrumento permanente de
interpretación de nuestra sociedad".
HURB NEK
urbinek era nada t un
hijo de la muerte, un
hijo de Auschwitz.
Demostraba unos
tres años, nadie sabía
nada de él t no sabía
hablar y no tenía
nombre: aquel curioso nombre t Hurbinek, se lo habíamos puesto nosotros t
quizá una de las
mujeres que había
interpretado con
aquellas s~abas una
'=:=i!!=-=~=--htJlJl==--~
. . de las voces inarticuladas que el pequeño emitía de vez en cuando. Estaba paralizado de la cintura para abajo, y tenía las piernas atrofiadas,
delgadas cono ramitas; pero sus ojos, perdidos en el rostro
triangular y pálido t relampagueaban terriblemente vivos t lle-nos de deseos t de voluntad de desencadenarse t de romper su
propio silencio. La palabra que le faltaba, que nadie se había
ocupado de enseñarle, la necesidad de la palabra, empujaba
en su mirada con urgencia explosiva: era una mirada a un
tiempo salvaje y humana, madura y enjuiciante t que ninguno
de nosotros podía sostener, tan cargada como estaba de
fuerza y pena.
Ninguno salvo Henek... Henek se sentaba tranquilo junto a
la pequeña esfinge, inmune a la potencia triste que de ella
emanaba; le llevaba de comer, le arreglaba las sábanas, lo
limpiaba con manos hábiles t sin repugnancia; y le hablaba,
naturalmente en húngaro t con voz lenta y paciente. Luego de
7
En 1983, Primo Levi terminó la traducción al
italiano de El proceso de Kafka. En relación a
ello apareció una entrevista en el diario italiano
11 manlJesto. Me sorprendió una afirmación llana: "Hoy ya no soy optimista".
.
"El hecho de haber logrado sobrevivir al cam·
po de concentración -explica-, me volvió estúpidamente optimista. Hoy ya no soy optimista.
Entonces lo era. En aquel tiempo hice una ilógica transferencia de mi propio final feliz, a todas
las tragedias humanas":.
Escribe en otra parte: "Si en Se questo é un uamo se habla de cosas terribles, de todas maneras
es muy poco afin a Kafka... es un libro optimista
y sereno, en él se respira este camino hacia lo alto... Parecía absurdo pensar que del fondo del foso, dellager, no debiera nacer un mundo mejor.
Hoy pienso diferente. Pienso que del lager no
puede nacer más que el lager, sólo puede nacer
mal de aquella experiencia. Luego de haber veri·
ficado cómo un estado moderno, organizado,
tecnificado, burocratizado, haya podido parir
Auschwitz, no se puede dejar de pensar con
horror en la posibilidad que aquella experiencia
se repita. Nuestro estado actual está infinitamente más allá de la Alemania de Hitler. Esta experiencia puede repetirse..."
8
No, no creo que sea justo buscar una explicación
de su suicidio. Su testamento es la memoria del
lager.
(.) Se ha hecho tarde, queridos! por eso no aceptaré de
ustedes ni panni vi 001 tan sólo unas boras de silencio.
Primo Levi
una semana, Henek anunció con seriedad, pero sin sombra de
presunción, que Hurbinek "decía una palabra". ¿Cuál palabra? No lo sabía t una palabra difícil t no húngara: algo romo mass-klo, matisklo. En la noche estiramos la oreja: era
verdad, del rincón de Hurbanek llegaba de vez en vez un sonido, una palabra. No siempre exactamente la misma, para
decir la verdad, pero era sin duda una palabra articulada; o
mejor, palabras articuladas ligeramente distintas t variaciones experimentales en tomo a un tema t a una raíz t
quizá a un nombre.
Hurbinek siguió t mientras tuvo vida, en sus experimentos
obstinados. En los días siguientes, todos escuchábamos en silencio t ansiosos de entender t y había entJ:e nosotros gente de
todas las lenguas de Europa: pero la palabra de Hurbinek
permaneció secreta. NO t es ciert0 t no era un mensaje, ni una
revelación: quizá era su nombre t si es que había tenido uno
en suerte; quizá (según una de nuestras hipótesis) quería de-cir "comer", o "pan"; o quizá "carne" en bohemio t como
sostenía con buenos argumentos uno de nosotros, que conocía
esa lengua.
.
Hurbinek, que tenía tres años y quizá había nacido en
Auschwitz y nunca había visto un árbol; Hurbinek que ha~fa
peleado como hombre t hasta el último respiro, por conqUistar la entrada al mundo de los hombres, del cual una potencia bestial lo había desterrado; Hurbinek t el sin nombre t cuyo minúsculo antebrazo estaba también marcado con el tatuaje de Auschwitz; Hurbinek murió en los primeros días de
marzo de 1945t libre pero irredento. Nada queda de él: da su
testimonio a través de estas mis palabras.
[Fragmento de La tregua, novela publicada en italiano en-l964;
por la transcripción y la traducción: f'PA)
•
..
Cómo .,
se InicIo
la lucha
contra los
portugueses
.
EL PRIME.R DISPARO
Ryszard KapuSciúski
POR MOZAMBIQUE
A
si, 0120 de septiembre del974, ]oaqulm
Chíssano fue electo finalmente presidente del gobierno provisional de Mozambique.
Recuerdo: estamos reunidos en el bar, aturdidos por el ritmo sincopado de las melodías africanas. Es un ruido tan tremendo que no hay forma
de platicar. Finalmente, Eduardo Mondlane le
dice a Chissano: "Joaquím, por favor ve y baja el
volumeu de la música". Se trata de un viejo gramófono del señor Subotnik.
Es el año de 1962. Bajo el ala caliente de una
noche tropical duerme Dar es Salaam. En la calle
principal (Independence Avenue) se encuentra el
hotel Arusha: grande, deteriorado, empobreci\ do. La planta baja está ocupada por comercios
hindúes: telas importadas de Bombay y Hong
Kong, aparatos Philips y otras mercancías; una
selección grande de baratijas de Tanzania, una
librería de novelas policiacas (las nuevas se venden por ejemplar y las viejas por peso). Todo el
. piso arriba de la libreria está ocupado por el popolar centro nocturno Aquarium. Su dueño es
Subotnilc, un .polaco de Lódz, que trae muchachas de todo el mundo para el espectáculo de
strip teD3e. El boleto cuesta el doble cuando la
mujer es blanca. La excepción es la negra 5usi,
por quien también hay que pagar el doble. Arriba del night club se alzan seis pisos de mugre y
cuartos baratos. Las e5(;)aleras y los pasillos huelen a sudor, a agua ~e colonia, a cerveza fermen. tada y a algo más~L!iasta arriba,. abierto las 24
I horas, está el bar 1JhUro. Desde ahí se extiende
. un pano~ama sobre los. techos de lámina de los
barrios africanos, el puerto iluminado y, más lejos, el Oceano Indico.
Aúlla el viejo tocadiscos en el bar. Un mecanismo de resortes mueve un tubo grande pintado de
I
o
62
verde. Al señor Subotnik no le gusta gastar dinero y no quiere comprar una nueva consola. "Los
negros pueden ballar con lo que sea; golpee usted
con 'un palo contra una lámina y también brin,.
can .
Es muy raro que alguien balle aquí. En el bar
se juntan los líderes de la revolución africana. Se
puede encontrar aquí gente de todas las colonias.
De Africa del Sudoeste, Nyasalandia, Rodesia y
Basutolandia. En aquella mesa están sentados los
lideres negros de Sudáfrica. Sudáfrica: un problema difícil de solucionar. En otra están discutiendo los líderes de Bechuanalandia. En unos
cinco o seis años tendrán posibilidades de independencia. Hay que esperar, el tiempo trabaja
para ellos. (y asísw:giráBo.tswana.). De.repente,Ja
gente de las dos mesas más cercanas se empiezan
a abrazar: los líderes de dos partidos de Swazilandia, hasta ahora peleados, encontraron un
i<ijoma común y decidieron unirse.
Al fondo del bar se encuentran unos combatientes de Mozambique. No pueden hablar porque cerca de ellos está el gramófono ruidoso y por
eso Mondlane pide a un joven de complexión delgada, de apenas 20 años: "Joaquím por favor ve y
baja el volumen de la música".
Joaquím se levanta y, a pesar de las protestas de
los líderes de Swazilandia que se acaban de unificar apaga el gramófono del señor Subotnilc. Af
fin se puede hablar.
Así los conservo en mi memoria:)oaqwm, que
años después fllé escogido presidente, y Eduardo
Mondlane, quien hubiera podido serlo si no lo
hubieran asesinado en 1969.
En 1962 la mitad de los países africanos son
independientes: con sus banderas e himnos, sus
representantes en la ONU, los primeros golpes
militares, sus deudas en el extranjero y sus planes
de desarrollo económico. Mientras tanto, al sur
del continente es más difícil obtener la independencia. Los colonos blancos andan armados. La
República Sudafricana compra tanques y aviones. Portugal manda el éjército a Angola y Mozambique.
¿Cómo liberar a Mozambique? El territorio de
Mozambique ( casi 800 millcm2~ es tres veces más
grande que Polonia y está habitado por 8 millones de personas. La mayoría vive en la parte sur,
mejor desarrollada. El norte del"país está casi
deshabitado y es muy pobre. Mozambique es un
país de mujeres, niños y viejos. Las autoridades
coloniales mandan a los jóvenes a trabajar .en
Sudáfrica.y,Rodesi a Sudáfrica1e paga al gobierno portugués por cada obrero enganchado. El
papel que desempeña Mozambique es el mismo
desde cinco siglos atrás: esa colonia siempre ha sido la gran exportadora de mano de obra. Primero se llevaban a los esclavos. Los esclavos africanos han constituido la fuerza feudal de Brasil, la
riqueza de Cuba y Dominicana. Después, em- ,
pleados obligatoriamente, los obreros de Mozambique trabajan como mineros en Sudáfrica. H~
ya 500 años que Mozambique es un país saqueado de su mejor mano de obra. Es un país con la
columna vertebral rota, robado y devastado desde muchos siglos.
Además, Mozambique está rodeado por otras
colonias. En su frontera norte se encuentra el primer país independiente de Africa oriental: Tanzania. Ep distintos lugares Dar es Salaam (capital de Tanzania), se ubican las sedes de tres Parti::
dos de liberación de Mozambique. La sede de cada· partido: un cuarto chiquito arriba de una
tienda hindú. Er~t cuarto hay una mesa, unas si-
'~
11as y sobre el piso montones de papeles. Atrás de
la mesa está sentado el presidente o el secretario
general. A veces la sede está vacía y cerrada con
llave. Aunque se encuentre el presidente nadie lo
visita. ¿Y dónde está el partido? Nadie sabe. Di·
cen que en Mozambique, ¿pero cómo se puede
verificar esto? Tres partidos no crean una situación favorable. Tres presidentes, tres intereses
<Werentes y un pleito continuo. Voy de una sede
~ la otra y pregunto por la situación en el frente.
Una pregunta incómoda e infantil.
La verdad es muy dilícl1 de contestar. "Aquí
tiene nuestra última declaración. A lo mejor le
sirve".
Me pongo nervioso~ soy el corresponsal de la
agencia polaca de noticias en Dar es Salaam y
tengo que escribir sobre la lucha de liberación en
Mozambique, tengo que mandar reportajes sobre _
un frente que no existe. En lugar de informes hago resúmenes de las declaraciones y las mando a
Varsovía.
La aparición de Mondlane despertó muchos
recelos. Uegó a Dar es Salaam a mediados del caluroso verano de 1962 y de inmediato organizó
una conferencia de prensa. En ese mundo donde
todos se conocían entre sí, Mondlane era un desconocido. Frente a nosotros se encontraba un
hombre de más o menos 40 afios, complexión
gruesa, muy negro, con nariz plana de boxeadoT,
labios gruesos, calvo. Dijo que venía a unificar el
movimiento y a iniciar la lucha armada.
-Cuba venció -dijo Mondlane- Argelia ganó
y Mozambique vencerá.
-Es un agente -me codeó uno de los periodistas
y con su cabeza sefialó a Mondlane.
-¿Por qué? -pregunté, aunque a mí también se
me ocurrió que era un agente.
-¿No oyes cómo habla?
Mondlane hablaba inglés con un fuerte acento
americano. Reconoció que sí, que venía de Esta·
dos Unidos donde durante diez afios había trabajado en Harvard. ¿Quién podria saber°realmente
quién era? Por la ciudad vagaban miles de sospechoso. ¿Cómo identificarlos? ¿A quién creerle?
Todos los negros y todos los demás se definían a sí
mismos como insurgentes.
Mientras tanto, Mondlane empezó a actuar
enérgicamente. Seguía todas las huellas de los
guerrilleros. Su dinamismo despertó sospechas en
la gente. Los africanos orientales viven como
provincianos, muy tranquilamente y si aparece
alguien con fuego en el pecho, 10 tratan como a
un extraño y no le tienen confianza. No sé como
le hizo, pero en tres meses unió al movimiento y
creó un partido: el Frente de Liberación de Mozambique (FRELlMO). Tal parece que a algunos
los convenció, a otros les prometió algo y al resto
los sobornó. En ese tiempo, todos los combatien·
tes de Africa vivfan en la pobreza, pero los independentistas de Mozambique estaban en la peor
miseria. Eran fácilmente °reconocibles por sus ca·
misas y zapatos rotos. Siempre andaban ham·
brientos. Ni Dios quiera que alguien les invitara
una cerveza porque, débil~ y acabados, caían
borrachos después de tomarse un tarro. Dormían
dondequiera, en chozas, sin pagar nunca la
noche.
Mondlane prometió vestirlos y darles de romer. Buscó ayuda del gobierno de Tanzania y en
las embajadas. El hecho de unir el movimiento
hizo crecer su prestigio. Los movimientos divididos en muchos partidos no son respetados en Africa. Pero ahora existía sólo el FRELlMO y un
Mondlane. Además, Mondlane era el único que
sabía expresarse bien en inglés. Pudo explicar sus
razones. La mayoría de los insurgentes no conocía ningún idioma europeo, nos hablaban y nasotros no entendíamos nada.
Como suplente de Mondlane y vicepresidente
del FRELlMO fue escogido Urla Simango. Bajo
de estatura, flaco, se la pasaba pe1lizqando su
barbita. Hablaba de una manera bella, sabia y
ardiente.
Pero Simango era un traidor. Durante los últimos disturbios estuvo del lado de los blancos. La
envidia y una ambición enfermiza-nunca satisfecha 10 empujaron hacia el campo de los enemigos. Su mentalidad fue la de un conspirador y
provocador. Siempre se rodeó de la gente más
sospechosa.
En septiembre de 1962,en D4r es Salaam, tuvo
lugar el primer congreso del FRELIMO. En el
barrio a&icano se encontraba una carpa de aspecto indefinido. Ahí tuvo lugar el acontecimientoo Nunca he visto algo parecido. El congreso duró sólo una tarde, no tuvo ni principio ni un fin
definido. Todos podían participar en los debates.
Los niños de los alrededores se juntaron como
hormigas. Mujeres con bebés al pecho se acomodaron en primera fila. Desde ahí todo se veía mejoro ¡Pero nada pasól Apoyados en las paredes,
los vendedores callejeros ofrecían elotes, yuca,
huevos y tomates. En la entrada principal, un
árabe viejo y ciego extendió su tapete, se hincó e
inició sus genuflexiones sobre el piso. Un muchacho se acomodó en una esquina para orinar y una
niña lo observaba con atención. Pensé que me
había equivocado de dirección y que ese no era el
lugar del congreso. No vi un cartel, ni un retrato,
nada.
..
Al fin pregunté a un hombre:
-¿FRELlMO?
Sonrió, alzó los hombros con gesto de victoria
y exclamó con entusiasmo:
-¡FRELIMOI ¡FRELlMOI
Decidí esperar.
Poco después entró Mondlane, solo. Subió a la
tarima y empezó a hablar. Ese hecho no despertó
ningún interés. Dudé que muchas de las personas
ahí reunidas conocieran a Mondlane. Además,
habló en inglés, idioma desconocido para ese
público.
Habló poco. Después leyó una declaración
política que llamó "el decreto" y salió. La gente
se quedó esperando algo más,o pero eso fue todo.
Salí corriendo a la calle y alcancé a Mondlane.
Estaba contento por tener el decreto. El decreto,
dijo, define dos propósitos paralelos: "primero,
luchar a mano armada; segundo, aprender a leer
y escribir. Nuestros guerrilleros irán a Mozambique con el fusil Y el pizarrón en la espalda. Allá,
en nuestro país, estamos 500 afios atrás en todo" .
Pasábamos por las calles arenosas entre filas ~
tugurios, rebasando a los transeúntes. No se 10
quise decir, pero en ese momento yo no creía que
pudiesen ganar. Algún día, sí. Pero mientras cruzábamos las calles de este barrio africano, creía
que no.
Estaba..Pensando en todas las debilidades del °
movimiento: la falta de cuadros, armas, dinero,
experiencia; y en el congreso, que se veía como
una reunión informa!; y, a la vez, pensaba en el
poder de la OTAN, de la dictadura de la PIDE,
(policía política portuguesa); la fuerza del ejército portugués y la cercanía de Sudáfrica y en otras
miles de barreras imPosibles de vencer. Por eso
temía el resultado.
.o
Mondlane pensaba mejor porque sus ideas no
se escapaban hacia todos lados. Actuaba de la
única manera que puede asegurar el éxito en
política: pensaba en un solo asunto. En este caso:
el fusil y el pizarrón.
Por eso él tenía razón y no yo.
Cierto día de 1963 me habló Móndlane y me
dijo quepodía acompañarlo a Bagamoyo, una aldea grande ubicada en la orilla del océano, cerca
de Dar es Salaam, sumergida entre los palmares
más bellos del mundo. Antes había sido un puerto de comerciantes de mercancía viva. De ahí
,habían partido tal vez un millón de esclavos hacla el continente ~ericano. Bagamoyo fue
descrito por Sien1ciewicz durante su viaje por
Africa. Ahora, cerca de la aldea, en un antiguo
cuartel alemán (unas barracas, un pozo, una
explanada para ejercicios), se encontra~a el primer campo de entrenamiento de los guerrilleros
del FRELIMO. Ahí se entrenaban 150 jóvenes
entre 16 y 20 afios de edad. Los más "grandes"
recibían grado de oficial, pero esos no eran
muchos. Al principio los fusiles eran de madera.
Después llegaron las armas verdaderas. Las recibieron los mejores. Fue un premio. Nadie tenía
uniforme. Todos vestían camisas y pantalones
cortos. Andaban descalzos.
Lo de andar sin zapatos fue una decisión y una
recomendación. En las provincias del norte de
Mozambique, donde los guerrilleros
comenzarían su guerra, todos los nativos andaban descalzos. Sólo el ejército portugués usaba
zapatos. Las huellas de las suelas e~ las mismas
para todos. Por eso los guerrilleros no podían
usar zapatos en Mozambique, porque el ejército
los podría encontrar fácilmente.
El día que fuimos a Bagamoyo los guerrilleros
tuvieron su primer entrenamiento disparando.
Fue un acontecimiento muy festejado. Los
muchachos eStaban acostados en las trincheras de
arena con los cafiones apuntando hacia el mar.
No se trataba de atinarle a un blanco sino de
aprender a disparar. Mondlane ,le dijo a un
muchacho acostado al lado de nosotros, que
I
abrazaba un fusil usado:
- Tú dispararás primero. Harás el primer disparo por Mozambique.
Y disparó. Y todos aplaudimos. Los buitres huyeron de los árboles: volaron asustados y enoja..
dos. Después, durante casi una hora, hubo un
ruido desordenado y furioso. Todos querian disparar, embriagarse con el ruido de las arm~ y
con el olor de la pólvQra.
Pasará un afio hasta que tenga lugar la primera escaramuza. Uno de los participantes de oesa
acción se llama Alberto ]oaqufmChipande. En
1963, Chipande vivía en Cabo Delgado, una provincia nortefia de Mozambique.
63
,.
"... Arrestaban a mucha gente, por todos lados
habia agentu de la PIDE. Muchos murieron en
las cdrcela, otros regre3al'on con la salt.td clañacla. Uno de nuestros compañeros trabafaba en
una oficina portuguesa en Muecla. Nos mandó
. tina lista con los nombres de los que iban a arrestar. El 13 de febrero en la madrugada vinieron
por nosotros. Yo y Louren~o Raimundo
habíamos decidido no dormir en la casa. Durante
tocla la semana nos escondimos en la selva y
cua~ llegaba la noche caminábamos hacia
Tanzanía. Caminamos del 13 al 18 de febrero y
la última noche, atrave3ando por Rovuma,
, entramos a Tanzanía.
Llegamos a Lindi(J y aU6 nos encontramos con'
el representante del FRELIMO. Le contamos lo
que nos había pasado. En ese entonces había
muchos emigrantes que habían escapado de la
represión portuguesa. Tuvimos una funta en la
cual se decidió que algunos de nosotros tenían
que regre3ar a Mozambíque, porque nuestra tarea era movilizar al pueblo y sin nosotros la gente
se iba a queclar sin lideres. Decidimos que los ;óvenes escolarizados deberlan ir a Dar es Salaam
para aprender más y los de más eclad regre3arían
a Mozarrabique pora organizar al pueblo.
NuestrOs lúJe10es en Da; es Salaam nos preguntaron acerca de lo ~ queríamos hacer. Les contestamos que prejerlamos entrar al eiército
guerrillero. Nos preguntaron si queríamos estudíar. Difjmos que no,4 que deseábamos luchar.
Nuestros lúJe10es se dirigieron a 1m pa(ses que
podrían ayudarnos y respondió primero Argelía.
En funio de 1963 fuimo8 a Argelía; permanecimos aU6 entrenando hasta la primavera de 1964.
Con fecha 4 de junio, 24 peraonas fuimos llatr&Q;'
clas por el presidente del FRELIMO. Nos difo
que eramos los escogidos para la acción. Al día siguiente n08 dirigimos a la frontera entre Ta~­
nía y Mozambique. El 15 de agosto el representante del FRELIMO nos dio la orden de cruzar la
frontera.
Atravesamos la frontera y ya en territorio de
Mozambíque no8 esperaban las armD8: seis pistolas automáticos france308, cinco Tltompeon, siete
fusiles inglaes, doce pistolas, seis metralletas
francesas, cinco cafas grandes con granadas de
mano (en cacla una doce piezas). Lo agarramos
todo y nos fuimos hacia el sur, yendo por el bosque, recorclando que no podíamos comenzar la
lucha hasta recibir una orden de nuestros o~
ciala.
Nos habian ordenado no atacar· a los civiles
portugueses, no maltratar a los rehenes, no robar
y pagar todo lo que comíamos.
Eramos tres grupos. El mio debía ir hacia Porto Amelía. El segundo, dirigido por Antonio
Saido, se fue hacia Montepuez y el tercero, el de
Raimundo, partió a Muecla.
Era muy dij{cil avanzar porque el enemigo
controlaba todos los caminos y hasta las vereclas
durante las 24 horas. En un punto estuvimos agazapados durante varios dÚJs, esperando que el
enemigo se moviera a otra parte. Se nos acabó la
comida. Tuvimos que quitarnos los zapatos para
no de;ar huellas que pudieran servirles a los portugueses. Marchamos descalzos.
Un día llegamos a una zona en donde imperaba una bancla de saqueadores. Era gente que
había pertenecido a MANU y UNDENAMO (pequeños partidos que existían antes del FRELIMO) y se negaron a ingresar al FRELIMO. Se
convirtieron en bandidos. Mataron a un misionero holandés. Nos encontrábamos a cinco kilómetrOs ~ ese lugar. Como consecuencia del asesinato había muchos 8Olclados portugueses. Decidimos arriesgar. Nos pusimos en contacto con la
misión holandesa y les explicamos a los misioneros lo que realmente estaba sucediendo. Les dijimos que eramos guerrilleros honestos y que estábamos en contra de matar misioneros. Eso nos
ayudó porque los misioneros convencieron a los
portugueses de que el asesinato habia sido cometido por bandidos y que el eiército no deberla
desquitarse asesinando guerrilleros honestos.
Luego nos dirigimos hacia Macomía. Fue imposible lregar a Porto Amelía, pues los portugueses cerraron los accesos y llamartm al pueblo a
luchar contra los bandidos. Asaltaban las tiendtu
hindúes y los portugueses afirmaban que nosotros
eramos iguales. Tuvimos que retroceder. Los comerciantes hindúes denunciaban nuestros movimientos a los portugueses. Llegamos a pensar que
ya era tiempo de iniciar la batalla. HacúJ ya 15
dÚJs que estábamos en marcha. Esperábamos el
inicio de la lucha. Nos encontrábamos en Macomía y no pudimos avanzar más, entonces envíamos mesa;eros a los otros dos grupos y también a Dar es Salaam, para informar a lOa dirigentes sobre la situación Y advertir que el aplazamiento de la lucha podria ser peligroso.
El16 de septiembre llegó de Dar es Salaam la
orden de comenzar la lucha 9 dÚJs después. La
recibimos a la hora en que se impartían instrucciones para los fefes de destacamentos. Decidimos que cacla destacamento iría a la zona que le
correspondía y all{ comenzaría la lucha. A la vez,
deberla propicíarse la rebelión del pueblo para
organizar una verdadera wblevación nacional.
Cada destacamento deberla organizar una milicia popular de voluntarios y explicar a los campesinos nuestra política, a8i como también destruir
caminos y por supuesto atacar al eiército portugués. As( fue nuestro plan... ..
La primera escaramuza tuvo lugar el 25 de
septiembre de 1964, cuando un grupo del FRELIMO atacó la guardia del ejército portugués en
la aldea de ChaL Murieron siete soldados. Los
guerrilleros retrocedieron sin víctimas.
La táctica usada por el FRELIMO se llama en
inglés hit-and-run: pega y corre. Es la única táctica posible cuando los guerrilleros son débiles y
los enemigos fuertes. Eso fue más o menos así:
durante la noche los guerrilleros se arrastraban
pecho a tierra lo más cerca posible del lugar en
donde se estacionaba el ejército portugués. Antes
del alba abrían el fuego más intenso posible. Y
mientras los enemigos se levantaban y se daban
cuenta de lo que ocurría e iniciaban su contraataque, los guerrilleros retrocedían a la selva.
La guerra de independencia en Mozambique
fue iniciada por 250 guerrilleros equipados con
36 armas de fuego y 60 granadas.
Emocionado y conmovído, Mondlane nos dio
en Dar es Salaam el primer comunicado del frente. Comenzaba así:
"¡Pueblo de Mozambiquel En tu nombre, el
FRELIMO proclama hoy el inicio de la Rebelión
Armada Popular del Pueblo de Mozambique
contra el colonialismo portugués, para lograr la
independencia completa de Mozambique".
Fecha: 25 de septiembre de 1964.
Un año después, hice una.cita con Mondlane
en el bar Uhuru. Fue nuestra última plática. Me
dijo que "la independencia total costará más o
menos 25 o 30 años. Además del fusil y el pizarrón se necesita tiempo. Tenemos que recuperar
los 500 años perdidos".
Los dos fuimos malos profetas, pero eso no debe extrañar. Mozambique estuvo en poder de la
dictadura portuguesa -que parecía monolíti~-:-, hasta los últimos momentos de su existen:' _
cia. Las dictaduras nunca caen paulatinamente,
poco a poco, sino de momento y por completo.
Hasta el último momento parecen ser muy fuertes y por eso no se puede anticipar el día en el
cual dejan de existir.
Un mes después me fui de Dar es Salaam.
Después supe 'que Mondlane había muerto.
En febrero de 1969, llegaron tres personas a su
departamento y le entregaron un paquete. Seguro Mondlane los conocía, porque después de que
salieron tranquilamente empezó abrir el paquete, a pesar de que le habían avisado que la PIDE
prepararaba un atentado.
"
Un momento después voló en el aire.
Su suplente fue el jefe de los guerrileros del
FREUNO, Samora Machel. La lucha duró cinco
afios más.
y luego, el 25 de abril de 1974, sobrevíno la
"primavera portuguesa" .
El ejército recorría las calles de Lisboa y la
multitud aplaudía y cantaba., Pero en esa misma
fecha en Mozambique los guerrilleros seguían
descalzos y disparando al colonialismo, perdidos
en un mundo atrasado 500 afios; no sabían aún
que todo había cambiado.
Al fin llegó la tregua. Ya se pudieron acercar
uno al otro y ver de cerca a quien se iba a matar.
Vi las fotos de Lourenco Marques (hoy Maputo, la capital de Mozambique). En una de ellas,
dos enemigos de antafio, un soldado colonial y un
guerrillero del FRELIMO, caminan juntos cuidando el orden en la ciudad. Los veo con atención y noto que el soldado trae zapatos... ¡y el
guerrillero tambiénl
Y entonces pensé que en el mundo pasan cosas
grandiosas, y es increíble que, después de muchas .
afios de. andar descalzo, llega un día en el cual un
hombre puede ponerse zapatos y no tener miedo
de que al caminar por la tierra queden sus huellas. (Versión de Anna Korjat).
•
Qué hay
detrás
de las luces
L.
.
LA VIOLENCIA EN
LA GUERRERO
Alberto Dogart
plaza de Garibaldi y sus contom",
tienen dos tiempos: la bullanguera velada, cachondamente hablando, y la resaca de las madrugadas teñidas de sangre. ¿Cuál conoce usted?
El Folis anuncia a Yolanda Montes, Tongolele;
Los Mariachis a Thelma Tixou; el Teatro Garibaldi invita pegajosamente a sus burlesques a través de fotografías con retoque lujurioso que te enfocan y hacen palpitar desde cualquier ángulo;
enfrente, El Tropicana con sabor a Oscar de
León saca jiribilla con la pu-rasal-sa. ¿Prefieres
un ambiente familiar? el Santa Cecilia, el
Guadalajara de Noche, el Tlaquepaque y el Tenampa ofrecen las condiciones para embriagarte
en familia (no con ella).
¿Tus inquietudes son otras? Los Chiapanecos,
El Rey, El Bombay, El Burro, son cabarets de
burbujeante alegría espasmódica. ¿Quieres seguirla? tienes veinte opciones cantineras: Lá Victoria, El Bar Polo, El Puerto, La Ciudad de
León, Hasta la Beautiful Hortence otrora la Bella
Hortencia. ¿Tu onda es tradicional? Vuelve a la
plaza porque entre mariachis, jarochos, norteños
y tríos, sin olvidar a uno que otro trovador solitario, pasarás un rato (a veces de gorra) que se rompe con los primeros rayos de sol que alumbran las
almas libadoras del burdel público de la ciudad
de México: Garibaldi, antigua Plaza de los Locoso
Música, luces chillonas verdes y amarillas,
mentadas de madre rojas ynegras. Voces humanas: toques joven, yumbina o tinta china, mi
buen; te hago la noche menos fría mi amor; birria del mero]alisco, pásele, si no te gusta no me
la pagas, a ver giiey: cuánto traes, afloja o te refundo en la cárcel, cabrón. Drogadictos, botelleros, revendedores, boleros, merolicos en proceso
de extinción, a veces osos bailarines, funcionarios
folclóricos de esos que abundan en los pinos y en
el zócalo, y los peores: tiras y páneles por todos
lados; noctívagos olvidando amores y acechándolos; buscadores de desmadre, trasnochadores
desempleados, nudos infieles de garganta que rebajar... Muertos, golpeados, olvidados, pisote-
ados, vomitados, muchos ya sin zapatos ni chamarra...
Puedes amanecer en la Tercera o en la Quinta
o en la propia delegación Cuauhtémoc con el ~­
cohol saliendo por los sobacos o por los genitales,
sin saber exactamente si fuiste tú el que agredió
al policía y con el puño rompió la calavera de la
panel. El chichón que tJ:aes en la cabeza, y los
dientes flojos, seguro fue de un resbalón y no sabes si también te lo cobrarán. Estás despelucado,
en los bolsillos no traes ni credenciales, mucho
menos tu anillo, el reloj ni la cadenita que te regaló Lolis; hasta ese momento adviertes
que tus manos están inmaculadas, pero de un puñetazo quebraste la calavera. "Si pregunto por
mis cosas a lo mejor me madrean".
.
¡Puff, al menos estás vivo!
¿Y los ladrlni di zapatos? Volvamos a la plaza.
Entre las siete u ocho de la mañana encuentras
individuos regados en algunas esquinas o a mitad
de la calle. Todos en las mismas condiciones: boca arriba, engarrotados, con los brazos contraídos, semejando la pose del perrito agradecido; la
pupila fija, clavada en el cielo grasiento-helado.
No se mueven, nadie se atreve a tocarlos; la chamarra y los zapatos ya volaron. En la mirada de
los transéuntes hay curiosidad, cierta indignación humana enfriada como rayo por el espíritu
de: a usted qué le importa. ¿Estarán muertos? Al
menos de una congestión o pulmonía no se salvan. La baba seca escurre hasta el cuello, la humedad del orín y lo revolcados parecen confirmarlo.
Un foco (de 100 wats) de violencia
La violencia está en el aire, s~ respira; toma cuerpo en historias marginales que pueden ubicarse
en cualquier esquina de barrio. Lo que sigue es
sólo parte de un esquinazo en la colonia Guerrero, en las márgenes de Ganbaldi.
A lo lejos, por las calles oscuras, se escucha el
sonido de varios metales golpeando rítmicamente
el pavimento. El oído adquiere una agudeza más
perceptible aunque tardía. El c1ap, clap, clap
que se escucha, que se sueña, parece tener una
mayor sonC?ridad metálica, más cercana. En cierto sentido, el sonido chillón del acero se siente camo parte del mundanal ruidero que nace en Garibaldi y sus márgenes.
Los ruidos de metal que vienen de las calles
oscuras, más oscuras y solitarias por el siSmo que
fracturó con fuerza esta parte de la ciudad, se hacen de un gris amenazador, más presente; de pisadas fuertes de botas que de pronto se atropellan
para quedar plantadas de un golpe seco frente al
Frank, a Memo alias El Chino y al Estoperol, que
miran con sorpresa apenas contenida a los tres
policías de la montada que levantan amenazadoramente sus cachiporras contra ellos.
-¡Párense ahí, cabrones! ¡No se muevan! A
ver tú, abre despacito la mano... Ya te chingaste,
dame la estopa; quítenle los clinex a esos dos.
El de la estopa -el Frank- lleva un saco gris
opaco (muy al estilo de los pachucos) y un sombrero de fieltro caqui; es delgado, bastante joven
y parece acostumbrado a la rudeza del orden uniformado que en esta ocasión le tuerce el brazo
por la espalda y lo estrella de cara a la pared. Al
llegar a la esquina de Riva Palacio y el Callejón
del Obraje, el Frank se le escapa momentáneamente al violento de botas y chamarra negra
que lo sujetaba por el cinturón.
El violento de botas y chamarra negra lo alcanza rápidamente, con una mano lo atenaza
por el cogote, con la otra desenfunda y dispara
una bala al aire.
(Eficiencia policíaca: "... las circunstancias
obligan al policía a utilizar su arma en la filosofía
que hay en todos los policías del mundo, que es
utilizarla en defensa propia ante el peligro de su
propia vida y estando el delincuente armado y a
punto de causarle la muerte al policía". José Domingo Ramírez Garrido, seéretario de Pr~tección
y Vialidad del D. F.)
Los damnificados (entre jóvenes y niños) que
65
¡
en ese momento disfrutaban de una cascarita de
fut, 'son imantados por la violencia que se ejerce
frente a ellos: "Pensamos que había tronado una
paloma, pero cuando vimos a un poli zangoloteando a un desconocido y con el cañón todavía
humeante de su-arma, nos corrimos cautelosos
hacia las banquetaS'. De la miscelánea El TendajÓD, situada frente a donde se produjo el disparo, sale un muchacho con el rostro transparente y
grita: "¡Ya le dieron a unol"
A partir de ahí todo es confusión. Los tres
policías de hl montada se re~ cuchichean; el
Frank está junto a ellos, "olvidado"; uno de botas
y chamarra negra se acerca a la tienda y alcanza
a ver al Muñeco (dueño del tendajón) envuelto en
,una masa sanguinolenta. Los policías huyen, a
uno de ellos lo. alcanzan los jugadores de fut
callejero, otro se entrega después en forma volun.taria. Hay un prófugo.
y Reforma; la gente estaba enfurecida, zangoloteaba el automóvil, quería desquitarse. Aproveché para treparme e ir como testigo a 1& Quinta
delegación. El de fa montada tenía la mano debajo del asiento, le grité: "Alza la mano". "Pero
no me la avientes", me contestó. "Cómo noooo,
estás viendo lo que hiciste y todavía te quieres pasar de listo". Aquél, iracundo, respondió: "Al
chile, vas a ver al chiro-rato". "No hay pena, yo
también me la sé sacar".
-Al llegar a la delegación lo metieron por el estacionamiento donde guardan las camionetas, las
panels. Sólo entraron a declarar la esposa del
Muñeco y una chava del albergue que presenció
todo. A mí no me dejaron pasar. Unos patrulleros
se juntaron en la puerta para amenazarnos: "Al
puto que se meta le vamos a dar un descontón".
La gente se ~nchiló y menos nos movimos de ahí,
éramos como cien. Algunos buscaron teléfonos de
tro meses con tíner y el resto con activo (¿y después?). El más fuerte es el cemento, uno se puede
quedar en el avión, andas hablando solito. El actívo te pone más al tfro, sabe uno lo que hace. La
sensación más fuerte es cuando me da mucha
hambre. A otros se les quita, pero yo siento soledad en el estómago.
"Soy católico, aunque no mucho. Estudié en la
escuela Fray Luis de León; me corrieron según
porque era una lacra. Me mandaron a la República de Honduras. En ese tiempo, al salir de la
escuela, se me hizo costumbre robar a las parejas
en los parques (Indios Verdes, Zapata, Alameda
I y Alameda 11). Siempre nos acompañábamos
dos o tres, hasta que nos embotellaron. Pasé por
el Consejo Tutelar, luego por la Amarilla (casahogar y escuela-hogar); terminé en la correccional. Duré recluido un año. Lo hacía por rotorreármela. Muchos sí se ponían alebrestados,
....
. ..
..
"'
-----
..........
.. .. .. ""
---
-.
... .., -."
~
...
~
Yo soy yo y mi circunstancia
-Yo sé quien disparó el arma -dice el Estoperol
con un chasquido de lengua-, pero no píenso
declarar. la represalia llega después. El Estoperol
mantiene una actitud distraída, lenta, ápenas
quiere mirar. Tiene los párpados caídos, cansados, arrullados por unas pestañas largas y espaciadas, de aguacero. Es un muchacho de1gado y
moreno, con manchas blancas en los brazos y las
mejillas. Es el primogénito de una familia numerosa.
-El Muñeco salió gritando, medio desmayado:
"Un doctor, un doctor", el Ch~i (su socio) lo llevó a la Clínica 27 en su carro. Los polis dijeron:
I"Vamos por la patrulla que está en la esquina",
pero cuál, venían a pata. se dieron media vuelta
(por los albergues) y huyeron. Los que estábamos
ahí (unos chupando, otros en el cotorreo y otros
jugando) nos aferramos. El tira más rezagado fue
quien soltó el plomazo. Lo alcanzamos en la esquina de Mina aliado del Ay Cocula. Otro de los
polis, el que nos llevaba ventaja, desenfundó y
empezó a amenazarnos y a insultarnos desde lejos. Varios se asustaron, pero algunos seguimos
hacia adelante tratando de alcanzar a los otros
dos. De pronto llega un carro de agentes, sólo el
. chofer, ¡me cal, parece que entre buitres huelen
de carroña I ¿De dónde salió?
al compañ
Quién sabe, (pero ahí estabal
-El policía gritó: "Me quieren robar". Le explipamos al agente lo sucedido. Lo metió al carro, se
querían pelar pero Memo, el Chino (uno de los
garras), y el Ba"y lograron subirse: "Acompáñenme los que quie.f!lD", reJnilgó el agente. Oyeron cuando el agentere-<ijjo al poli: "A ver, enséñame tu pistola". de su ch~ra sacó una bala y
la colocó en el arma. El carro Siguió hasta Obraje
66
la prensa porque de lo contrario, decian, no se
iba a solucionar nada. En la quinta nunca se resuelve nada, es un relajo.
(Al principio el policía se tapaba las placas..
después le llevaron una muda para cambiarse de
uniforme. La gente esperó a que las señoras declarasen. Tardaron dos horas. El policía, a través
de las rejas, sonreía y sonreía; al menos era lo que
sus dientes plateados querían describir).
Tengo soledad estomacal
-Queríamos vengarnos -dice el Estoperol, sin
abandonar su acento de prolongado cansancio-;
quieren sacar monedas para que a ellos no les hagan falta.
"Tengo dieciséis años. Empecé con el vicio
desde el cuarto año de primaria: con el cemento.
Una. vez mi papá llevó un bote para arreglar zapatos (mi jefe tiene varios oficios); comencé a jalarle sin saber qué es lo que me iba a pasar: de repente me dieron ganas de comer, mucha hambre; salí a la calle, me sentí mareado, me decía:
'Voy a caminar por esa linea... por esa línea', pero me ladeaba. Encontré al Farolas y le dije: 'Dame un pellizco, que no siento nada'. Así seguí
hasta que vacié el bote. Mi papá no se dio tinta.
Fui el primero de mis hermanos que atizó, desde
ahí empecé a juntarme con los cuates de la esquina".
-Antes era más usual el tíner -El Estoperol se
acaricia el lóbulo de la oreja donde cuelga una
arracada, es un movimiento de la libido, con
cierta intención erótica se lo restrega de arriba
abajo "Después cambiamos al activo (solvente
para casquillos, PVC): un año con cemento, cua-
nos sacaban puntas y nos correteaban... Mis jefes
se sintieron mal: 'por qué robas, si tienen lo
indispensable en casa'. Mi jefa me visitaba sábado- y domingo.
"Hace apenas un año se dieron cuenta que activaba. Me llamaron la atención. No me golpearon, mi padre me dijo: 'Ya se terminó el tiempo
. de los golpes, es tiempo de las habladas'. Al principio lloraba. Después se separaron, un mes después- del sismo, casi a raíz de que me vieron; en la
separación también influyeron problemas más
íntimos entre ellos: nnnca nos consultaron. Allá
dentro (en la correccional) era igU'aI que aquí
afuera, había vicio. En las clases de Peletería
usaban cemento y tíner, nos lo robábamos. Mi
madre era la única que me visitaba: 'Ya nos separamos tu papá y yo'. Me quedé callado. Quería
gritar, protestar, huir, sólo me resbalaban las
lágrimas. '¿Quieres que regrese a la casa', dijo mi
mamá. 'Pues sí..:. Ya no volvió.
I
- Entre todos nos ponemos a talonear -el Estoperol deja de tocarse la oreja para rascarse el
ombligo que le queda a la intemperie debido a la
mini-camiseta negra que le cubre el escuálido
tronco-. A veces nos peleamos, pero igualmente
nos hacemos paritos. Nunca me ha gustado que
se pasen de listos. Como nos ven chavos han de
decir: 'estos son rependejos', pero si uno no se deja ni quien te toque".
El Estoperol se queda un momento callado; de
sus ojos tristes, sumidos, brota de pronto la ilusión, las metas, los cariños, las necesidades, el reproche y el odio.
-Nomás que acabe este año espero apuntarme
en la secundaria. Es lo que me hace falta porque
desde que salí de ahí (la correccional) soy más
cabrón. Antes era muy tranquilo. Salí más vivo.
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Atención:
Una sección adicional
de cuatro páginas de publicidad en colores
no ha sido escaneada.
Aunque hay un lapso en la paginación,
no falta ningún texto.
'.
Le dije a mi jefe que quería trabajar: empecé de
barnizador, luego de pintor y de carpintero; con
mi abuelita trabaiaba en un RUesto de ropa en la
Lagunilla. Conocí a una chava, sigo con ella, vi·
ve eón mi madrastra. Me encariñé con ella y ella
también; no vivo con ella pero siempre nos vemos, creo que es lo que me amana a esta vida.
Mi mamá tiene otro señor, mi papá hizo lo propio; yo no les digo nada, mientras que nos den de
comer no tengo por qué meterme en su vida.
-Hacen falta muchas cosas aquí: necesitamos
ayuda moral, pero también económica; apoyo de
las personas mayores a los menores. Si lo jóvenes
tuviéramos un rato de comunicación con los mayores, otra sería nuestra fuerza, otra nuestra realidad. Necesitamos empleo, nos hace falta; si no
un trabajo de planta, de perdis de una o dos semanas, pero que nos lo dieran...
(Eficiencia policiaca: ..... El programa para
..
del Estado". Declaración de un policía pensionado).
-Si los polis capearan.. otro gallo cantaría: "Pues.
total, si me dio la viada, pues puede que tenga
razón. Es más, hasta cuando pidiera un parito se
lo podríamos hacer". Nomás que de esos no hay.
Vivimos en México, donde la violencia es la ley•..
es parte del cáncer que nos mata quedito, en si·
lencio.
(Eficiencia policiaca: "Haciendo razzias esto
se pone más cabrón. Vamos a estar al tú por tú y
nunca. se va a acabar el cotoneo... todos los policías son unas basuras": Los Ramont!$. "Si las bandas son como la contaminación, los policías son
como la inversión térmica, porque ya están matando gente... la policía quiere acabar con el futuro de México": Los Rebeldes, que junto con los
Ramona forman parte de las 300 bandas del
Consejo Popular. Juvenil.
Prosigue el pleito invocando una razón: "No
me interesa joder al tolano (Juan Manuel Martf·
nez Zav~ Placas R-7129.. agrupamiento deja..
Montada, Expediente 5a/2040/986. Pash al ~
tor Central el día 15 de octubre: "Nunca "oy A
cargar con culpas ajenas", Y'nomás sonreía). TOdos me dicen: "Nada ganas con demandarlo, son
muchos trámites, además estás vivo y gracias a
Dios no te pasó nada". Ni madres.•. Precísamen- •
te porque todavía lo puedo contar haré lo posible
porque ese gandalla no salga iJ.npune a violar la·
calle y sus gentes".
Sin embargo, todo parece'indicar que el tenor
policiaco seguirá azotando la ciudad: ¡cuide sus
zapatos... y la vidal ¡El azul es muertel
(Eficiencia policiaca: "No es posible dar ni
permitirse tregpa alguna... hacer de la imp.utición de justicia un ejercicio cotidiano en benefi-
.1.
\ f,
,. '.:: --... ~ ...
.
..
•..
....
'.' ...:.,
.
~
.,
. .
\.- .
--1
,
reclutamiento del policía del barrio representa
una opción para los jóvenes que no deseen sumar·
se a las filas de la delincuencia... ser policía es un
oficio como cualquier otro... se necesitan policías, ¿de donde chingados los saco? si nadie quiere ser policía". José Domingo Ramírez Garrido).
-Quiero sacar adelante a mis hermanos, especialmente al más chico (Tomás, de 13 años); lo
apoyaría en todo porque es el único que estudia.
Que nas dé un ejemplo, que no se quede atrás ro.mo nosotros. .. Mi temor más grande es a los problemas familiares: hay peleas, se van de la casa,
luego muchas veces nos dejan solos, sin comer ni
nada. Tienes hermanos chicos y hay que talonear
o robar para darles un taco a los carnales... Es a
lo que más temo.
"Los poliS son unos ratas. Cuando hay días festivos andan de ratas, de ra-tas, no es otra cosa,
-el Estoperol no se inmuta, pero de su garganta
asoma el rencor acumulado en los últimos seis
años-o A quien apañan ya no los clavan, les di·
cen: dame un billete y te desafano. Por eso les
escupiría la cara, me orinaría en ellos junto a la
autoridad que nos oprime y nos hace sentir extra·
ños en nuestras propias casas. Si no tienes dinero
te dan cana... Deberían sentir algo por los menores, por cualquier persona, por los ancianos. Algún día serán viejos.
(Eficiencia policiaca: "Se nos utiliza para en·
frentarnos a los delincuentes, a la sociedad, a los
estudiantes; nos mandaron a la calle, a hacer el
trabajo sucio y muchos de nuestros compañeros
cayeron en cumplimiento de nuestro deber.
Otros resultamos heridos, a fin de cuentas resulta
que nosotros no tenemos derecho a gozar de los
. beneficios que tienen los trabajadores al servicio
El Muñeco
Antiguo rockero de barrio, el Muñeco se ha em·
peñado en hacer amistades rápidas: es bebedor
consuetudinario; "nomás de viernes a domingo
para amanecer en miércoles, porque el jueves
hay que trabajar".
-En la tienda que me puso mi padrastro me en·
señé a tocar "Gloria" y "La casa del sol
naciente". -Después el padrastro le compró una
batería Ludwing como la de los beatles. Se casó y
mandó la música a otro lado. Ha sido ayudante
de almacenista y ayudante de ingeniero. Sin saber qué cosa era la carpintería montó un pequeño taller, local en el cual adecuó posteriormente su estanquillo: el Tendajón.
Quizá por lo carero, antiguas amistades se han
alejado "sólo porque me pongo al dia con los precios". No importa, no pierde su peculiar sentido
del humor. Siempre encuentra el lado amable del
albur. Ahora en tono medio en broma te saluda
ceremonioso con un: "Sí, diga".
Se salvó de milagro (él dice que la bala resbaló
por el alto nivel de grados lussac en sus poros).
Presume un hoyito en la mejilla izquierda, deba- •
jo del pómulo: "No sé si seguir la demanda contra
el poli, le tendría que pagar la cirugía". Un lunes
13 de octubre el balazo de una 38 especial le'entró por la mejilla izquierda y le salió limpia por
debajo de la oreja, sin astillar huesos. Pide justicia pero en ningún lado le han podido decir dónde encontrarla. Lo han citado varias veces el Ministerio Público de la Quinta delegación; ha declarado en los juzgados de la Procuraduría: "El
caso se sigue de oficio", es la respuesta.
cio de la C""llunidad, que ni admite dist1?Ícciones
y, por el contrario, exige entera dedicaci6n".
Clementina Gil de Lester, presidenta relecta del
Tribunal Superior de Justicia del D.F.)
Un lugar bajo el sol
Algunas señoras lloran a la puerta de un albergue
de damnificados. Nadie habla, parecen petrificadas. La tristeza se transmite por el saludo. llega
en un ataúd gris-metálico uno de los últimos de
los ga"lI8: Memo el Chino (chavo-banda implicado en el casp del Muñeco). La muerte p~ rozando, envolviéndonos en un sopor frío, descarapelado. Circulan las tasas de café con canela, los
cig~illos. Una mano con paliacate reune-eI dinero suficiente para comprar veladoras, flores y
la corona mortuoria. Daniel t otro de los ga"lI8,
está parado en un rincón, con las manos en los
bolsillos y la barba clavada en el pecho; sabe perfectamente que el fin de su hel'IÍlano es el propio:
"Pinche chino, te me adelantaste", parece decir.
Seis miembros de familia muertos por la misma causa: cirrosis hepática: el padre, la madre,
el Fiyuco, el Cheafer. Manolo y el Chino, en ese
orden. A éste último añádasele la destrucción de
intestinos por efectos de líner, cemento y solyente
PVC. Al Pollo y. al Daniel se les agota el tiémpo.
Al morir el padre los hijos heredaron varias
pulquerí~ y una cadena de peluquerías. ·La ma- '
dre le pegó duro al trago: el Fiyuco, el hijo mayor, uno de los más bravos del barrio, murió de lo
mismo a los 23 años; les siguieron el Chater,....W1violento de tiempo completo con Ul1 pie,de prótesis; tres meses después de haber salido del Reclu;.
sorio Norte lo encontraron tirado en .Tlalpan:
una congestión lo fulminó.
I
75
...
Manolo, por el contrario, era pacífico, de complexión más bien delgada; se fue en silencio, sin
rastro. Memo el Chino murió de congestión alcohólica: "Hizo un coraje con su señora, había
tomado pulque y al otro día se la quiso curar con
agua; su cuerpo no resistió; murió en la pl~ha,
en el Rubén Leñero", dice el Pollo, el más chico
de los garras. "Salud por el que se fue ... chingó a
su madre", frase lapidaria de Daniel, el mayor de
los garras que aún sobrevive. El testimonio de
Memo fue difícil de obtener, pero por la sangre
de Daniel corre la imagen de su hermano.
Sentados fuera de El Tendajón El Muñeco, sobre unas cajas vacías de leche Alpura, nos encontramos Daniel el Garras y yo, cada uno con su
respectiva vlqui bien fría.
-Mi vida ha sido un desmadre, me voy quedando más solo; pero no importa, así he sido feliz.
Todos los días me tengo que dar un chaln para
alivianar la cruda que me arrastro desde hace dos
meses -interrumpe su monólogo-o Discute otra
chela mi buen, se para un momento y cruza a la
acera de enfrente para recibir los rayos del sol;
encogiendo los hombros se frota enérgicamente
las manos y los antebrazos. Regresa al punto donde dejó su relato:
-Desde que murieron mis padres vivo de lo quela calle me da, ¿sí-eapizcas? -se toca con el dedo
índicé la sien de su cabeza, para ver si comprende
lo que la calle le da-. Siempre he sido un solitario y malviviente, como dicen; lo único que procuro es vivir y morir en la raya. No hay nada mejor en el mundo que levantarte a la hora que
quieras y hacer lo que te dé la gana. El trabajo no
me gusta, eso es sólo para los que no nacieron con
intuición, para los que nunca olfatearán que la
vida se puede vivir de otro modo, sin preocupaclones hasta que el tiempo te alcance.
Interrumpe la plática nuevamente para recibir
el calor del sol, esta vez se frota los pómulos en
pequeños círculos y empieza a cerrar y abrir las
manos metPdicamente; levanta la cara hacia el
cielo como si éste le diera las suficientes energías
para el resto del día. Un pequeño rito que practica todas las mañanas "para desengarrotar el carazón y los momentos negros acumulados la noche anterior".
- Tengo distintas formas de sobrevivir (quizá s6lo de existir): casi nunca falta quien me ofrezca
un taco; aÚD así tengo que atracar para completar el gasto... Yo de los únicos que me cuido son
de los genízaros, esos sí te tiran duro, y no lo digo
por mí -se acaricia suavemente las cejas rotas,
la imagen de alguna golpiza le provoca una brillantez en las pupilas-o Cualquier ingenuo que
después de las diez de la noche cruce calles y parques desiertos, sale sin parte de su patrimonio, a
veces quedan mal heridos (es decir, bien
76
heridos), no se sabe si quedarán tiesos. La golpiza
apenas los deja respirar, casi los encueran, les
quitan todo, hasta los zapatos pero sólo para checar si ahí o en los calcentines escondieron el billete. Yo le llego al puro 8tJldo: zapato que encuentro, zapato que expropio. Es una cadenita
donde los peores son los ojetes de azul; (¿Se refería al eslabón más débil de la cadena?)
Sin consultar, pide otras dos vlquú pero menos
frías. Realiza nuevamente su rito. El garras tiene
27 años, tiene la cara hinchada y llena de añejas
cicatrices, como de boje. Casi no parpadea y
acostumbra mirar de frente. La mirada vidriosa
relampaguea por momentos: es siniestra y paternalista, de advertencia y amigable; se lee su mensaje: no-hay-otro-tná8-chin-gón-que-yo. Arrastra
las palabras, los labios regordetos parecen pesarIe, apenas los abre para articular su relato
entre dientes; macilento, narra su vida por las
jaulas de la ciudad:
-La primera vez que sufri chirona fue a la edad
de 13 años; quise robar un bolso en un camiótl.
En aquel tiempo mi padre había muerto y la jefa
de pura amargura ya empezaba con el trago. Me
quería morir, me ahogaba, quedé hueco, abandonado; creo que por esa única ocasión me envolvió la vergüenza pero era más grande mi dolor
por el desamparo que sentía-o Quiere tocarse la
sien con un dedo para ver si le sigo; descubro que
es una forma de calibrar la coherencia de sus palabras, más que poner a,prueba la inteligencia de
su Ú\terlocutor_Su gesto continuo de los dedos a
la cabeza lleva sardónicamente implícito: "tomate ésta, chupa-libros: te llevo una ventaja: soy
libre a mi modo; no tengo necesidad de llevar pegado el culo a una silla de escritorio". Con un
gesto indico q~ le entiendo perfectamente y sé lo
que quiere decir.
"Recuerdo que me sucedió algo raro. De repente sentí que yo no era yo. Es más, no sabía ni
quién realmente era. Me sentí extraño en mi propio cuerpo. ¿Quién era yo? ¿Por qué me había tocado vivir precisamente hoy, en estas circunstancias?"
'
El Garras, a partir de esta precoz experiencia,
cayó en casi todos los centros carcelarios de la
ciudad. Con especial regocijo reconstruye una de
sus visitas al Reclusorio Norte:
-Llegó un chango a Garibaldi que más o menos
ya conocía, de vez en vez me daba las llaves para
estacionar el Cadillac; ya medio p~to me enp-óla
nostalgia por amores acapulqueños (allá tengo
dos pirujitas de lo mejorcito); se me hizo fácil irme al puerto, me jalé a dos cuates. El tipo resultó
ser chofer de López Portillo: Me he portado bien
contigo, pero ahora vas a sentir la recia cabrón.
Cuatro años quedé recluido... Esto es parte del
precio (más bien de la recia)-. El Garras se le-
vanta de un tirón la playera; está tasajeado, las
cicatrices le recorren parte del dorso-. Adentro
me querían violar, preferí exponer el pellejo a tener que depilarme después las cejas.
(Eficiencia policiaca: "Dentro, el único salvoconducto vigente es: ver, oir Y callar. Se trata de
, un submundo de corrupción, vicio y violencia,
donde la justicia es pura retórica. Es el sistema
penitenciario de México". Custodio del Reclusorio Norte).
El Garras se levanta, ni siquiera me mira para
despedirse. El sol está en el cenit; realiza su rutina y se aleja con una caguama entre las manos...
Todos tenemos un lugar bajo el sol.
Casos como el Estoperol y los Garras podemos
encontrar en cualquier parte de la ciudad. No es
necesariamente una historia individual, la violencia se nos ha impuesto colectivamente: en
nuestro centro de trabajo, en la calle, en el metro, en los juzgados, con el casero, con el policía,
con la prensa, con la televisión... con nuestro
tiempo.
Para vencer la amargura, el desamor, la indiferencia, la represión, la soledad, la falta de alternativas vitales, la injusticia... las nuevas generaciones adoptan élistintos grados de violencia; al
fin y al cabo es una de las pocas actitudes humanas que aún no les ha sido expropiada, que todavía los diferencía de las máquinas o de las piedras. Pero la violencia es amor frustrado, esperanza madreada. La violencia no es evasión, es la
confesión, el relato de una sociedad enferma. De
ninguna manera el violento lo es por su carácter,
sus afinidades o por sus costumbres; el hijo no
puede ser un asesino potencial por el hecho de tener un padre en el reclusorio: la violencia no nace, se hace. La mugre y el hedor viene de las cloacas del poder, de 10 institucional, del orden autoritario, de los estatólatras, del juez venal, del judicial prepotente, de patrones cierra-fábricas, de
charros sindicales, de Jacobo Zabludovsky, de
Chabela, de esquiroles y golpeadores profesionales, de razzias, de dedazos. No hay Renovación
Moral para todo esto: la política está pensada para corruptelas menores.
Chorrean veneno por los poros de la sociedad.
Se atreven a condenar en actos de centrifuga hipocresía a la violencia ejercida por el ciudadano
comÚD contra la violencia disfrazada en lo institucional, a propósito de la crisis. A los otros, a los
que contamos sólo con la necesidad de vivir, la
violencia es un acto de protesta difusa, de rebeldía incompleta. La violencia es un amor bastardo, es una forma de sentir algo por este país.
(Eficiencia policiaca: el Secretario de ,Protección y Vialidad, general José Domingo Ramírez
Garrido, planteó en una reunión privada a la camisión de la Cámara de Senadores la necesidad
de premiar con 100 mil pesos, diploma y medalla
al mérito a los guardianes que asesinen a presuntos delincuentes: "Si dejamos a las bandas, se van
a convertir en un problema como la contaminación, van a tomar la ciudad, van a meterse a
nuestras casas, violar a nuestras mujeres y robarnos". "Por enfrentarse A ocho sujetos y matar a
uno de ellos 'en el cumplimiento de su deber', el
policia preventivo Pablo Salgado Gómez recibió
de Garrido Abreu, 100 mil pesos y un diploma al
mérito policial". Rafael Croda, La Jornada. "En
virtud de que la juventud de la época actual alcanza más rápidamente capacidad para comprender la trascendencia de sus actos ilícitos, la
imputabilidad penal debería reducirse de los 18
años a los 16 años de edad". Jorge Reyes Tayabas, Subprocurador de Procesos de la Procuraduría General de Justicia capitalina. "El gobierno'
carece de recursos para constJ;uir en forma inmediata una ciudad judicial". Clementina Gil de
Lester, presidenta del Tribunal Superior de Justicia. "Cada ciudadano (debe tener) un arma en su
casa para autoprotegerse", Carlos Román CeUs,
presidente del Consejo consultivo de la ciudad de
México. La histeria judicial continúa: "No los
molesten, no los saquen de onda, están cumpliendo su deber". El Tri de Lora.
"
e
uando Oiga apareció en Brasa, obtuvo
una respuesta impresionante de los lectores, que hizo que en pocos meses el libro
llegara a su sexta edición. La criUea coincidla en
que "si no supiéramos que se trata de una historia
real, podrla leerse como una novela".
Su autor, Fernando Moraía, un periodista de
40 años nacido en Minas Gerais, habla logrado
crear un reportaje histórico apasionante: la
biografia de Olga &norio, judla, comunista y esposa del "Caballero de la esperanza", el dirigente
de las revoluciones brasileñas de los años 20 y 30,
Luís Carlos Prestes; una mujer que el gobierno
brOBÍleño entregó a la Gestapo hitleríana estando
embarazada y que murió en 10$ campos de concentración. Una biografia que habla estado en
los subterráneos de la historia popular brasileña,
mantenúla ah{ por las sucesivas dictaduras.
Morais, quien este año fue presidente del premio Casa de las Américas, es diputado del Partido del Mooimiento DemocráUeo Bra.rileño (PMDB), Y ha publicado centenares de reportajes
dentro y juera de Brasil; en México se conoce uno
de sus libros, La ItIa, editado por Siglo XXI. El
texto siguiente es parte de Oiga. (RC).
Berlín, abril de 1928
odo ocurrió en menQS de un minuto.
Puntualmente, a las nueve horas
de la mañana del 11 de abril de
1928, el guardia Gunnar Blemke
atravesó el salón de audiencias de
la prisión de Moabit, en el centro de Berlín, llevando del brazo, esposado, al profesor comunista
Otto Braun, de 28 años. No es que Otto fuera
, considerado un preso peligroso; las esposas se justificaban por ser un acusado de "alta traición a la
patria", encarcelado hacia un año y medio, en
espera de' se¡' juzgado. El guardia caminó con él
T
en dirección a la mesa donde se encontraba el
secretario superior de Justicia, Ernst Schmidt,
que deberla interrogar a Otto Braun. A su lado,
el escribano Rudolph Nelden luchaba para no cabecear sobre la máquina de escribir. En el otro
extremo del salón, frente a la mesa de Schmidt,
un pequeño espacio destinado al público y a los
abogados, y aislado por un barandal de madera,
estaba ocupado por media docena de adolescentes, muchachas y muchachos. "Pensé que eran estudiantes de Derecho", diría el guardia más tarde.
Blemke irguió el pecho delante de las autoridades
y anunció:
-Presentando al preso Otto Braun.
En eseinstante, Blemke sintió algo duro apoyado en su nuca. Movió la cabeza y vio una pistola
negra apuntada contra su rostro por una linda
chica de cabellos oscuros y ojos azules, que exigió
con voz firme:
-¡Suelte al presol
Los jóvenes se dividieron en dos grupos y se
arrojaron sobre el secretario Schmidt y el escribano Nekien, que fue derribado con violencia. Schmidt dio un salto, consiguió poner la punta del
zapato sobre el botón de alarma instalado en el
piso, luego recibió un golpe en el rostro, dado por
un muchacho enorme, de barba rubia y cabello
escurrido casi hasta los hombros. La joven de ojos
azules que comandaba el grupo mantenía la pistola apuntada a la cabeza del guardia. Después
de desarmarlo, caminó de espaldas en dirección a
la puerta, cubriendo el cuerpo del preso y gritando a sus compañeros:
-¡A la callel ¡A la callel ¡El que se mueva se lleva un balazo!
El guardia y los dos funcionarios fueron puestos de cara contra la pared. Con gesto rápidos, la
chica ordenó que el grupo abandonara el lugar.
La banda ya iba disparada rumbo al portón principalllevando el preso por la acera, cuando su último grito retumbó en la sala:
OLGA, LA HISTORIA
DE UNA PASION
Fernando Morais
Olgfl (1 101 16 (lñoI. '
'"
-¡El primero que se mueva se lleva un plomazo!
y se perdió por el corredor. AJ saltar los escalones en la puerta de la p~ón, el grupo se dispersó, cada uno huyendo poi una calle diferente. La
joven guardó su pistola en un saco de lana colgado al hombro y atravesó corriendo el parque
Fritz-Schloss para, en el otro extremo, alIado ae
un gimnasio, arrojarse a un pequeño furgón verde que esperabá con las puertas abiertas. AJ· volante iba un joven narigón y sentado atrás; con
las manos todavía esposadas, estaba Otto Braun,
encogido y asustado.
El furgón comenzó a deslizarse por las calles de
Berlín. Ahora necesitaban salir de las inmediaciones de la prisión, cuyas sirenas de alarma
podían ser oídas a varias manzanas, de distancia.
El carro tomó el rumbo sur de la ciudad. Evitando las calles más transitadas, rodeó el pequeño
cementerio Blücher y cruzó el 'canal Schiffarxts.
Cuando entró al barrio de NeokOlln, la chica,
Otto y el narigón pudieron finalmente respirar
aliviados. En NeukOlln estaban en casa.
"Osada escena••."
Por la noche, en un pequeño departamento que
la Juventud Comunista consiguió en la calle Zieten para esconderlos, al lado de su novio Otto
Braun, OIga leía y releía las noticias de los periódicos y paraba siempre en la misma expresión.
De hecho, osadía era el único sustantivo capaz de
traducir no lo que había hecho en aquella mañana, sino el sentimiento que movía a la mayona de
los adolescentes comunistas del barrio obrero de
NeukOlln. Mirando la calle a través de las cortinas del cuarto a media luz, ella contemplaba una
manifestación más de ese estado del espíritu. Media hora antes, las tropas de la pOlicía habían recorrido la zona, colgando en los postes y muros el
enorme cartel que el procurador de justicia mandó imprimir de prisa, ofreciendo 5 mil marcos de
recompensa a quien diera informaciones sobre el
paradero del escritor Otto Braun y la dactilógrafa OIga Benario. Ahora, OIga podía ver allá abajo, en la calle, al bajito Gabor Lewin y a la agitada Emmy Handke, sus compañeros, arrancando
todos los carteles.
¿Cómo llamar si no osadía, lo que ocurría a
pocas cuadras de allí, en el salón del fondo de la
cervecería Müller? Indiferentes al cerco que la
policia montara en NeukOlln para intentar apañarlos, los militantes del Rot Front (Frente Rojo
de la Juventud Comunista), decidieron hacer un
acto político para celebrar la liberación de
Braun. La primera en hablar fue una muchacha
de trencitas. A las centenas de personas que se
aglomeraban en el salón -muchachas, muchachos, viejos obreros con sus mujeres y bebés de
brazos- les comunicó que todos los involucrados
en la liberación de Braun estaban segUros, y
arrancó emocionados aplausos cuando revlló que
la acción fue realizada con armas descargadas.
-No teníamos la intención de herir a nadie... Si
hubiera ocurrido alguna.reacción por parte de los
nazis de Moabit, ciertamente a esta hora estaríamos pensando en liberar, además del profesor
Braun, a nuestros compañeros que invadieron la
prisión. La verdad es que una banda de muchachos con armas descargadas puso de rodillas a los
nazis que mantienen en prisión a millares de trabajadores alemanes...
A las 11 de la noche, una tropa de choque invadió la cervecería Müller y evacuó el salón a
golpes de macanas. Desde su cuarto, OIga podía
ver el alboroto que la escaramuza provocó en la
calle Zieten. A su lado Otto dormía, indiferente a
la excitación de su compañera. El noticiero de la
radio, con un volumen casi inaudible, aumentó
el insomnio de la chica: todos los programas d a
madrugada comentaban el hecho del día: la invasión de la prisión de Moabit. Sin embargo, tanto los diarios como la radio transmitfan una evidencia tranquilizadora: de todos los participantes en la acción, sólo ella fue identificada por la
policía.
77
..
Sobre los otros había. cuando mucho, vagas
descripciones físicas. Así, Rudi KOnig era presentado como "un moreno fuerte, de cabello recortad<> a la brulh, que agarró al escribano Nekien
por la garganta"; Margot Ring era "una rubia
gordita, de 15 años máximo"; al que los testigos
identificaban como "el grandulón de cabellos largos que dio el golpem la cabeza del secuudo de
Justicia". era el dulce Erich Jazosch; un burócrata del tribunal que se enoontraba a la puerta de
la prisión en el momento de la fuga. describió a
Erilc Bombach como "un niño de un metro y medio de altura, cargando una pistola en cada mano"; la delgadita lOara Seleheim, a causa de su
fleco en la frente, era "alguien que no sabemos si
es una chiquilla o ~ J;Iluchacho", según decía un
locutor.
Si la policía desconocía la identidad de aquellos jóvenes. de OIga y Otto sabía todo. Por eso.
las semana siguientes fueron de gran tensión para los dos. El cerco policiaco apretaba y, por
mucha que fuese la solidaridad de las familias
obreras de Neukftll. aumentaban también los
riesgos de prisión. TrtilquUas casas demetalúrgicos y panaderos eran transformadas en escondites
para que los jóvenes pudieran estar a salvo por
cuatro, cinco días. Su seguridad quedó a cargo
del Departamento de Orden. una sección gehefm
-secreta- y semimilitarizada de la Juventud
Comunista. Experimentados en proteger a la organización contra ataques terroristas de la derecha o de la policía. el Departamento de Orden
funcionaba como una célula clandestina de la Juventud Comunista legal. Sus miembros se encargaban de arreglar siempre nuevos escondites y de
transferir a Oiga y Otto de una casa a otra, cuando presentían la aproximación de la policía.
Las funciones de cine en Berlín eran precedidas. luego que las luces se apagaban, de la exhibición de una diapositiva reproduciendo el cartel
con las fotos de OIga y Otto y la oferta de 5 mil
marcas a quien diera informes sobre su paradero.
El público. invariablemeñte, rompía en aplausos
para los dos jóvenes e invariablemente se encendían las luces del cine que era ocupado por' gro:
pos de policías armados. Cuando la oscuridad retomaba, comenzaban las burlas, el enojo y las
bolas de papel volando contra la pantalla. Lo
que más intrigaba a la policía es que no apareciera ningún candidato para la recompensa equivalente a dos años de salario de un trabajador.
En los primeros días de julio, el juez Franz
Vogt, del Supremo Tribunal Federal, convocó a
la prensa en su oficina -al lado del salón de
audiencias invadido tres meses antes- para presentar un nuevo comunicado, firmado por el procurador de justicia. En él, el Poder Judicial retiraba la recompensa de 5 mil marcos, "pues, según informaciones suministradas por la policía
las citadas personas consiguieron huir. dirigién:
dose al exterior".
Esta vez la policía acertó: días antes OIga y Otto habían viajado en carro acompañados por
miembros del Departamento de Orden de la Juventud, hasta la ciudad de Stettin, en la frontera
con Polonia. De allá embarcaron rumbo a Moscú. En el momento en que el juez recibía a los reporteros en Berlín. la pareja se encontraba dentro de un tren, en la frontera de Polonia con Rusia, mostrando pasaportes falsos a un joven soldado ruso de rasgos orientales, que ostentaba un
gorro blanco con la estrella roja. Emocionada
por estar "entrando en territorio proletario", OIga no resistió la tentación de .un gesto. cariñoso
hacia aquel "soldado del pueblo". Para su decepción, el soldado fingió no darse cuenta. El tren
arrancó lentamente en dirección a Moscú.
Buenos Aires, abril de 1928
Despu~ de dos semanas montado en el lomo de
un buey, atravesando el pantanoso Chaco paraguayo, el capitán Luis Carlos Prestes, de 30 años,
78
se aproximaba en una balsa al puerto de Buenos
Aires. Pequeño, con menos de 1.60 metros, los
doce meses que acababa de pasar en el pueblecito
de la Gaiba, en el oeste boliviano, lo habían dejado con pésima apariencia. La barba larga y cerrada escondía el rostro delgado, de pómulos saltados, aún resentido de las crisis frecuentes de paludismo. La llegada a la capital porteña marcaba
decididamente el fin de una aventura que quedana grabada para siempre en la historia de su
país. Brasil.
Un año antes, luciendo en los hombros la distinción de general revolucionario, y teniendo al
lado a su compañero de epopeya, el general Miguel Costa, Prestes condujo hasta el exilio boliviano a su tropa de 620 hombres. Allá entregó su
arsenal al mayor Carmona Rodó. representante
del gobierno de La Paz: 90 fusiles mauser, cuatro
ametralladoras~(una de ellas inutilizada)
dos fusiles-ametralladoras descalibrados y cerca
de ocho mil balas. Con la entrega voluntaria de
las armas, asentada en una pequeña acta suscrita
por el mayor boliviano y los dos militares brasileños, llegaba a su fin una campaña de dos años y
seis meses de duración. en que fueron recorridos
a pie o a lomo de burro, nada menos que 25 mil
kilómetros a través de doce estados brasileños.
Aunque exiliados y desarmados, todos, sin excepción. sabían que entraban a la Historia con la cabeza en alto. Al final de la jornada. aquel ejército
de desarrapados sería conocido en todo el continente como "la invicta Columna PresteS': un
contingente rebelde que enfrentó a las bien armadas tropas del presid~nte Artur Bernardes sin
sufrir una sola derrota. Para los millares de brasileños que trabaron contacto directo con ella o tuvieron noticia, su jefe, el general Luis Carlos
Prestes, era el "Caballero de la Esperanza".
Artur da SUva Bernardes. de Minas Gerais. tomó posesión de la presidencia de la república en
1922 bajo estado de sitio -provocado por ellevantamiento militar del. fuerte de Copacabana
(en Río de Janeiro), conocido como Los dieciocho
del Fuerte- y bajo estado de sitio gobernaría durante los cuatro años de su mandato. Extremadamente autoritario, Bemardes apartó del poder a
las olIgarquías descontentas. decretó la interven-o
ción federal en los estados de Bahía y Río de Janeiro; la dificil relación con la corporación militar acabó por generar conspiraCiones que estallaron durante todo su gobierno. La represión a los
movimientos rebeldes casi siempre sirvió de pretexto para adoptar medidas autoritarias de carácter general -como la durísima Ley de Imprenta firmada en noviembre de 1923. conocida
la cultura en
MEXICO
e~ la cultura
1"
IICIRO
tiP ~ IlnJl~'
Director General: José Pagés Llergo
Director: Paco IgrulCio Taibo U
Jefe tk retltJcci6ra: Geranio de la Torre
DiMIo: Beatriz Mira
lWace:i6n: Fnmclsco PéIez Arce
Mauriclo Ciechanower, Rogelio'
Vizcain9, EmiJiano rérez Cruz, Luis
Hemández, Cosme Omelas, Jorge
Belarmino Femúdez Tomás, Jesús
ADaya Rosique, ADcIrés Buiz, Orlanclo
Ortiz, Víctor Rooquillo, Juan Manuel
Pa~m, Héctor R: de la Vega, Carlos
Puig, Angel Valtierra, Pilar Váquéz
Armando Castellanos.
'
l~ Gráfico: Paloma Saiz.
/
como la "Ley Infame"- que dañaban las libertades democráticas.
Fue.en..ese..clima.que surgió 1a,.Columna aunque Prestes, personalmente, no la hubiera visto
nacer. Cuando el general Isidoro Dias Lopes y el
entonces mayor Miguel Costa se levantaron con
sus tropas en Sao Paulo, el 5 de julio de 1924,
Prestes servía como capitán-ingeniero en el Batallón Ferroviario de Santo Angelo, pequeña ciudad de Río Grande del Sur próxima a la frontera
con Uruguay. Los dos mUitares paulistas pretendían marchar contra la capital federal, entonces
Río de Janeiro, buscar apoyo entre los militares
de las guarniciones cariocas y deponer al gobierno de Bernardes. Arrinconados en Sao Paulo por
tropas federales, los dos siguen hacia el sur, al
frente de 2 mil hombres, en dirección de Fo~ de
Igu&zú, en el Paraná. En la madrugada del 28 al
29 de octubre, el capitán Prestes deja un corto
mensaje despidiéndose de su madre, doña Leocadia, y dirige la insurrección del batallón ferroviario de Santo Angelo en apoyo a los rebeldes
paulistas, articulando la rebelión simultáneamente con el tercer regimiento de caballena de la
ciudad de San Luis, a 80 kilómetros de distancie.
Alertado a tiempo, el gobierno consigue apagar parte del fuego que se esparcía por el estado y
aborta los levantamientos de los cuarteles de
Uruguaiana, Alegrete y Cachoeira, frustrando el
plan de Prestes de tomar todo !\fo Grande del
Sur. Siguiendo entonces a San Luis, Prestes instala ahí su cuartel general. En seguida ocupa las
ciudades- de-Sen- Nieolau, Santo AngeJo, Santiago
de Boquierao y San Borja. Al contabilizar armas
-y hombres, se da cuenta de la fragilidad de los rebeldes: no pasan de 1500, entre civiles y militares. Las armas ni siquiera son suficientes para la
mitad de los combatientes: 800 fusiles mauser y
unos pocos fusiles de retrocarga. Para enfrentarlos ya estaban en camino de San Luis las tropas
del gobierno: 14 mU soldados entrenados y bien
armados.
La desigualdad de fuerzas permite la primera
manifestación del genio militar que sena la marca de Prestes a lo largo de los años siguientes. Hace llegar a los oídos del enemigo la noticia de que
concentraría sus fuerzas en San Luis, al mismo
tiempo que comienza a despachar la tropa rumbo al norte. Cuando los efectivos oficiales toman
la ciudad, no queda un solo rebelde en el lugar:
Prestes estaba con sus hombres a 200 kilómetros
de distancia, vadeando la selva del no Uruguay.
Para llegar a Foz de Igu&zú, donde pretendía
juntarse al los rebeldes de San Paulo, es obligado
a valerse mucho más de la astucia que de la fuerza; sin perder un solo hombre consigue infligir
considerables bajas a las fuerzas gubernamentales, a base de trampas y emboscadas. En com-bate, cada tiro disparado por sus comandados debía ser autorizado por orden superior, para economizar la munición. La llegada triunfal de
Prestes y sus hombres a Foz de Igu&zú, el primero
de abril de 1925, reanima a los paulistas ahí
acantonados, reducidos, por obra de sucesivas
deserciones; casi a la mitad del contingente que
saliera de San Paulo el 5 de julio. Investidos con
el grado de general, Luis Carlos Prestes y Miguel
Costa juntan sus fuerzas y cruzan a pie el sert6n
brasileño, con la. espeomza de poner fin "al despotismo de los ~rnardescos" -como llamaban a
los seguidores del presidente de la república.
Avanzando como podía, la serpiente humana
zigzagueaba pOr el país. Cuando conseguían caballos en alguna hacienda, los soldados de Prestes
montaban por algunas semanas o meses. Si no encontraban ~ales seguían a pie. Si encontraban provisiones, comían -aunque lo más común
era viajar por días con poca agua y casi sin comida, sólo harina y piloncillo. Innumerables veces
eL.dock de medicinas dela tropa era utilizado para atender a las míseras poblaciones encontradas
por el camino. La tragedia de las condiciones de
vida de las poblaciones que la Columna cruzaba
por el interior horrorizaba a los comandantes,
ambos nacidos en familias de la clase media:
......:......
L_----.:.~
la Columna. Contra la voluntad de Prestes, un
contingente de medio centenar de mujeres acompañaba- a 1.. tropa en su- marcha porel paú': L..
presión de la tropa venció y el comandante no
consiguió impedir que ellas-lo siguieran. A lo largo de la marcha muchas parieron niños que habían sido gestados en el comienzo de la jornada.
A pesar de la invencibilidad militar, la falta deo
un programa político claro que propusiera algo
más que la calda de Artur Bernardes, poco a poco
iba minando la moral de los oficiales y los soldados. Al final, habían pasado casi dos años y
millares de kilómetros habían sido recorridos, sin
embargo, los propios comandantes, Prestes en
primer lugar, sabían que la Columna, aunque
victoriosa, no cambiaría las estructuras sociales
de Brasil simplemente derrumbando al dictador.
Del corazón del Nordeste la Columna descendió
en dirección al sur de Mato Grosso, repitiendo
prácticamente el trayecto inicial de la subida.
Cuando las tropas llegaron a San Matías, en Bolivia, para deponer lo que restaba de sus" armas en
las manos del mayor Carmona Rodó, el cuaderno
de notas de Laurenco Moreira Lima -historiador oficial de la Columna- registraba, en núme- ros exactos: de San Luis, Río Grande del Sur,
hastll alIf, habían sido vencidas 3,742.5 leguas. O
sea; 24,947.5 kilómetros.
En los primeros meses- en territorio boliviano,
Prestes se ocupó de las necesidades de la trop~
repatriando a los soldados que deseaban retornar
a Brasil y tratando de conseguir trabajo para los
que no querían o no podían volver. Marr, Lenin
y el triunfo de la revolución bolchevique en el
otro lado del mundo, diez afios antes, eran
nomBres y noticias sin mucho significado para el
aunque habían convivido con la pobreza del sur,
capitán exilado hasta un día que, a fines de 1927,
se enfrentaban con un Brasil todavia más hamrecibe en la ciudad boliviana de Puerto Suárez, a
briento, miserable, atrasado. Al ver a los niños
pocos kilómetros de la frontera con Brasil, la visiarrancando ralces del suelo para preparar el únita de Astrojildo Pereira, uno de los fundadores,
co bocado del día, Prestes se convencía aún más
en
1922, del Partido Comunista-sección brasileña
de la necesidad de modificar el rostro de aquel
de la Internacional Comunista, primer nombre
país.
de la organización. Las peripecias de la Columna
La Columna engrosaba en cada poblado. La
ngida disciplina impuesta a la tropa por Prestes • habían causado sensación entre los opositores del·
gobierno brasileño, inclusive entre los comunishacía que los soldados fueran respetados por el
tas. El equipaje de Astrojildo iba lleno de libros,
pueblo. Casi siempre, las primeras medidas tomadas después de la ocupación de un municipio
casi todos en francés, de las ediciones de L'Huera la liberación de todos los presos y la quema de
manité: obras de Marx y Lenin, resoluciones de
los archivos públicos, donde estaban los docula Internacional Comunista, textos de Engels y
mentos que "coniprobaban" el monopolio de las
ejemplares sueltos del periódico Correspondance
propiedades de la tierra por los latifundistas y la
Intemationale, editado por la Internacional Coexplotación de los derechos de los campesinos.
munista con sede en Moscú. Después de-dos días
Con excepción de los casos de sentenciados por
de conversaciones con Prestes, AstrojUdo le entreenmenes brutales, como violación seguida de
gó los libros y se despidió con una disimulada invitación:
muerte, los presos eran puestos en libertad des-En esos volúmenea usted encontrará un poco
pués de una breve entrevista con los oficiales de
I
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Cordeiro de Faf'ÚJ8. Pr~ y Dfalma Dutra en el aílÚJ bolivúmo.
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de la dencia que traerá las soluciones para los
problemas de nuestro tiempo: el marxismo.
Prestes no asume ningún compromiso con el
partido. Quiere primero conocer la tal ciencia, y
pasa los primeros meses de 1928 aprovechando el
poco tiempo disponible para sumergirse en la literatura comunista que recibiera. En esa-época
comienza a pensar en salir de Bolivia e intentar
un destino mejor para sus compañeros. Terminó
decidiendo trasladarse a la vecina Argentina.
Además de quedar más cerca de Río Grande del
Sur -y por tanto, de la efervescencia polftica
brasileña-, el clima argentino era más democrático que en Bolivia. Y, claro, en Argentina, más
desarrollada económicamente, había mejores
ofertas de trabajo para él y para el resto de su tropa. A fines del primer semestre de 1928
quedarían todos instalados en Buenos Aires.
Ya sin la barba que le llegaba al pecho en el
tiempo de la Columna, Prestes se vuelve el centro
de las atenciones de los revolucionarios de varios
países que, de paso por Buenos Aires, se aconsejan con el mitológico comandante de la Columna
invicta. Paraguayos, chilenos, uruguayos y bolivianos y -para espanto del dueño de casa, de la
madre y de las cuatro hermanas que vivian con
él- hasta viajeros brasileños aparecían por allá,
acompañados por guías de turistas, para ver el
"fenómeno" de cerca. La casa era, también, un
centro de conspiración de sus seguidores que
luchaban por derrumbar el gobierno brasileño.
Prestes se aproxima y se hace amigo del periodista Rodolfo Ghioldi, dirigente del Partido
. Comunista argentino y de la Comitem. En una
de las reuniones en casa de éste, en Buenos Aires,
conoce a un cierto KIeiner, también llamado el
"Rústico" -en realidad, ambos eran sobrenombres de Augusto Guralsky, enviado especial
de la 111 Internacional para contactar en Argentina al capitán brasileño, cuyo trabajo político
interesaba a los dirigentes soviéticos. Los contactos con el PC brasileño también se hacen más Erecuentes y, en 1929, el prestigio de Prestes en Brasil es tal, que el partido lo invita para disputar las
elecciones para la presidencia de la república, al
año siguiente. Con todo, Prestes solamente acepta discutir la invitación si la candidatura resultase de un consenso entre los tenientes de la Columna, y el plan se malogra.
.
En marzo de 1930 es electo el paulista Julio
Prestes para suceder en la presidenci~a Washington Luis, en un pleito típico de la vieja república, •
con voto abiertQ, fraudes y un contingente
restringidísimo de electores. Sin embargo, no toma posesión. Una insurrección que comienza de
forma espontánea en Paraiba (en el nordeste)
conducida por la Alianza Liberal, lleva a Getulio
Vargas al Palacio do Catete. Luis Carlos Prestes
siente de inmediato las consecuencias del cambio
en Brasil al ser tomado preso en Buenos Aires y
quedar liberado en seguida. Junto con su madre
y las hermanas se exilia en Montevideo y, de la
capital uruguaya, pide su filiación al PC. Sin embargo, el partido que lo cortejara meses antes,
ahora lo rechaza. La dirección del Pe brasileño
-que poco antes había destituido al secretario
general Astrojildo Pereira, acusándolo de oponerse al "obrerismo" propuesto por la
Comintern- impide la aceptación de Prestes.
El presidente Getulio Vargas intenta cooptarlo, le ofrece el grado de capitán del ejército
que le fuera quitado, pero Prestes rechaza la
oferta y recibe de sus tenientes el grado honorario
de general. Conforme pasan los días, Prestes se
convence de que sólo una revolución popular
podrá cambiar los destinos de Brasil. Con ese
proyecto en la cabeza acepta una invitación de la
III Internacional para viajar, con la familia, a la
Unión Soviética. Sin barba y sin bigote, vistiendo
un discreto traje gris y llevando en la mano un
elegante sombrero de fieltro, Luis Carlos Prestes
embarca en el navío Eubeé, que sale del puerto
de Montevideo el dia primero de octubre de
1931, con destino a Moscú (Traducción: Rafael
Centeno).
80
I
diferente diseño (de muy buen gusto, dicho sea
de paso).
Rodeado de un magnífico núcleo de instrumentistas (los Toussaint. Gerardo Bátiz, Eniac
Martínez, Ornar Guzmán, Pepe Elorza y Pelusa
Rivarola, entre otros), Marcial Alejandro expone
nueve composiciones de similares valores -salvo
"Acaso", que se nos antoja la de menor valía- y
demuestra una ponderable vena poética que, sumada a la correcta complementación sonora,
conforman un elepé de buena factura dentro de
la llamada corriente del Nuevo Canto en la que
se inscribe este artista. (MC)
Los cuartetos de cuerdas de Silvestre Revueltas
Cuarteto de Cuerdas Latinoamericano
Vcyz Viva/Serie Música Nueva de la UNAM
Se trata de la segunda edición de este álbum (originado en 1985, fecha en que fuera lanzado oficialmente), con algunos cambios en su presentación y diseño y que, en su contenido, recoge las
obras del compositor mexicano en su primera
versión discográfica... medio siglo después de su
fecha de gestación.
La espera valió la pena. Los miembros del
Cuarteto, Jorge Risi, Arón y Alvaro Bitrán y Javier Montiel (uru~ayo, chilenos y mexicano, en
ese orden de aparición) compensan esa demora
disquera con una ejecución inspirada y con una
consistencia que habla bien a las claras de las virtudes individuales de sus instrumentistas; virtudes que se ponen al servicio del lucimiento colectivo.
Innegable técnica y afinación, aparte de la
musicalidad que recoge la línea y sonoridad que
Revueltas le otorgara en términos innovadores '1
vanguardistas a estas cuatro creaciones y sus reSpectivos movimientos, conforman una homogeneidad interpretativa de sólidos atributos.
Aquellos que, en 1981, sirvieron para nuclear a
estos ejecutantes en la búsqueda (y posterior
logro) de la mejor resultante en el terreno de la
música de cámara. (MC)
Marcial Alejandro
Discos Pentagrama
Algún tiempo antes de codearse con el éxito internacional, en el Festival OTI y como compositor
de "El fandango aqw", el cantautor Marcial Alejandro ya tenia, en un sello independiente, Roque!ón, un álbum que recogía buena parte de su
producción autoral. Interpretaba sus propios
materiales, salvo dos de ellos debidos a la crea . de Miguel Hernández, y a otro recogido
por Juan Rulfo: "Canción última" y "El
gavilán", respeetivamente.
Todo ese LP, grabado en 1983, acaba de ser
lanzado nuevamente con idénticas páginas y con
Poetas en Nueva York
CBS Columbia-España
Aún no editado en México
Al cumplirse el año anterior el medio siglo del
asesinato del poeta Federico García Lorca, fue
lanzado en su tierra natal el álbum titulado Poetas en Nueva York.
Sin exageraciones de por medio, bien podría
afirmarse que se trata de una reunión artística al
estilo de lo que seria una Organización de las Naciones Unidas en miniatura. Las páginas que fueran musicaUzadas por diversos intérpretes, ostentan una suma de idiomas que bien servirían de
base a la institución mundial ubicada en Nueva
York: inglés, catalán, italiano, hebreo, español
(obviamente), griego, portugués
... y ahí
la dejamos.
Esta cartelera internacional es a que le brinda
a esta selección, precisamente, un carácter ecléctico evidente. Se trata de esfuerzos individuales
(con nombres de primera línea como Leonard
Cohen, Luis Uach, Chico Buarque, Paco de Lucía y Raymundo Fagner, George Moustaki junto
a Milds Theodoralds, Donovan, Patxi Andion) y
algunas otras figuras que no nos dicen mucho a
quienes no hemos tenido acceso a sus materiales
previos; entre ellas, el israelí David Braza, el italiano Angelo Branduardi o el alemán Manfred
Maurenbrecher.
La elección de estos artistas y el encargo que se
les hiciera de musicalizar diferentes piezas poéticas de García Lorca, creemos que hubiera tenido
resultados más positivos en caso de haber sido separados aquellos intérpretes de habla española
de aquellos que habrían incursionado en otros
idiomas. Estimamos que se hubiera logrado una
mayor línea y coherencia en la totalidad del trabajo, dividiéndolo en estas dos claras áreas
idiomáticas.
De cualquier forma, entre-arreglos y musicalizaciones que navegan entre tonos más serios o
más 1Ofisticados, resaltan los resultados de las tareas encomendadas a Pat:ó Andion ("Oda .. Walt
Whitman"), los hermanos de Lucía ("Asesinato")
y Luis Uaeh ("Norma y paraíso de los negros"),
no sólo por la afinidad idiomática antes citadásino también por el cuidado y acierto en el-clima
musical, acorde con las obras del poeta evocado.
(MC).
"
El CE U, Silvio
y este 10 de junio
Ciro Gómez Leyva/Héctor R. de la Vega
)
M
artes 9 de junio, 12 del día. La explanada de la ciudad universitaria está casi vacía. Las torres de rectoría y humanidades flanquean esta inmensa soledad que sólo se ve int~
rrumpida por el paso de algún estudiante mientras el reportero imagina las oficinas del responsable de este abandono y la sonrisa del fun-ciona-rio, así d-e-s-p-a-c-i-t-o, para que todos entiendan que en la universidad, la cultura le pertenece a él y sólo a él, y que de ninguna manera
está dispuesto a permitir que los insolentes estudiantes le arrebaten esta exclusiva que, el reportero insiste, pertenece única y exclusivamente
a los fun-cio-narios; hombre, que para algo son
eso, porque sino ¿de qué otra manera se hace carrera en el funcionariado? Movilizaciones estudiantiles les habían arrebatado la celebración de
un Congreso -próximo, muy próximo, por cierto- y Ruiz Massieu quería demostrar que estos
muchachitos no eran capaces de garantizar la seguridad de los asistentes al único acto abierto y
gratuito que Silvio Rodríguez estaba dispuesto a
realizar en México.
El reportero recuerda los conciertos de Silvio
en el Auditorio nacional, el lleno total de éstos,
los miles de jóvenes que se quedaron sin poder
entrar, los perros con que los dispersaron el primer día y los disparos y golpes en el segundo; r~
cuerda la actitud del cantante al enterarse y su
oferta generosa, recogida por los muchachos del
CEU, de dar un concierto en algún lugar abierto
y totalmente gratuito.
Aunque el CEU hubiera demostrado en las
manifestacio~esde 300 mil estudiantes que era, y
es, un organISmo lo suficientemente maduro camo para hacerse responsable del orden en los actos a los que convoca, las autoridades universitarias no quisieron verlo así. El desplegado de la
"dirección de actividades musicales" no aclaró el
porqué. En síntesis, señalaba que por cuestiones
de seguridad Silvio Rodríguez no se presentaría
en C. U. Y que esperaban poder invitarlo en alguna otra ocasión de acuerdo a los programas de la
propia dependencia.
Al reportero le vienen a la memoria las viejas
películas de gangstera en las que el matón amenaza al dueño de algún comercio vengo a ofrecerle
protección. ¿Protección contra qué?, preguntaba
el ingenuo comerciante y recibía la respuesta inmediatamente al ser arrasado su local. La moraleja se aprendía pronto: nunca preguntes quién te
amenza cuando alguien te advierte sobre "garantías de seguridad" y Ruiz Massieu fue muy claro.
Las autoridades universitarias no garantizan la
seguridad de los asistentes al acto programado
por el CEU. Por lo tanto no habrá concierto
decía poco más o menos el fun-cio-na-rio en ~
declaraciones, y no lo hubo.
Miércoles 10 de junio, seis de la tarde. La marcha
del CEU llega al Zócalo. Cero y van tres veces.
Encabeza el contingente del Frente Nacional
Contra la Represión. Los cálculos permiten suponer que vienen muchos estudiantes. Qué importa
que Protección y Vialidad boletine una marcha
de 9 mil personas. Hay muchas más. Otra vez
Oriente hasta adelante ; 700, 900, tal vez más.
"A-A-Aragón" viene tan fuerte como en febrero.
Igual Vallejo. En cambio hay pocos del FES
Cuautitlán, no más de SO, fueron los últimos en
levantar fa huelga yeso no puede pasarse por alto
al ver tanto hueco en su columna. La Prepa 9llega menguada también. Pero Ciencias Políticas
vuelve a estar completa, "son un verdadero chingo" dice un sorprendido Adolfo Gilly. Y el Zócalo
parece estarse acostumbrando a ser una fiesta. Se
escucha un "Chivas, Chivas". Hoyes 10 de junio
y se han permitido las pintas. Los lemas y consignas son los mismos: "Congreso Resolutivo", "Auténticas Reformas Democráticas". Hay algunos
nuevos: " 'Por oponerse al recital de Silvio... culeeros ". Hoy la purga es contra Mario Ruiz M~
sieu. Carpizo tiene prácticamente la tarde libre.
El Z6calo está lleno a medias. El CEU ha vuelto
a la calle.
Silvio Rodríguez está en boca de todos, y todos
coinciden: la cultura no es patrimonio de las autoridades, lo veremos en el Congreso. Pero no
hay rabia ni enfado desmedido.
Antonio Santos lee en el entarimado la carta de
Silvio. "Nunca esperamos que nuestro deseo de
cantar para ustedes despertara molestias o in:
comprensiones. Sólo pretendimos ofrecer nuestro
arte a todo el pueblo. Mantenemos la esperanza
de que en un futuro ésto sea posible. Por esta vez
renunciamos al goce divino de cantar sin fronteras". El CEU acepta sus argumentos, "Cuba,
pueblo hermano".
El propio Santos, cada vez con menos voz, lee
la respuesta del Consejo Estudiantil Universitario. No queremos mezclarlos, como algunos pretenden, en los problemas que se viven en la Universidad entre estudiantes y autoridades. Por eso
aceptamos su solicitud de no convocar al acto
musical. Haremos todo lo posible para que la
próxima vez que estén en México canten para el
pueblo. Agradecemos su colaboración.
Una vez más el !'Cuba, hermano" sustituye al
celebérrimo "duro, duro, duro". Retoma Santos:
pero que lo sepa bien ese nuevo Barros Horcasitas
de Ruiz Massieu, no van a poder acabar con
CEU, porque aqui estamos, porque antes lo vamos a tirar. "Duro, duro, duro". Es el tumo para
doña Rosario Ibarra de Piedra. Detrás del entarimado se animan los comentarios. Imaz, el Usher
del CCH Oriente, los periodistas, Ordorika las
académicas que renunciaron a sus cargos de la
ENEP-Acatlán antes de acatar decisiones intransigentes de las autoridades durante los días de la
huelga: la cultura universitaria no es patrimonio
de Rectoría; Silvio va a cantar con nosotros algún
día, lo verán.
Bajo esa fria lluvia de las siete y media de la
noche, los ceceacheros de Vallejo caminan Madero en sentido contrario. Empapados en los andenes de la estación Bellas Artes corean el "metro,
metro, popular". Dos. policías acceden. Está
bueno, hoy hay metro popular parecen decirse
con una sonrisa de complicidad. La gente observa como s~ nada. Ellos sí hacen cola y compran su
boleto. Son los estudiantes, no hay bronca, buena
onda
O
LA MUCHACHA MAS BONITA
DEL MUNDO
•
Gerardo de la Torre
a descubrí en la marcha subiendo a un~ pared y pintando "2 de octubre, 10 de junio,
no se olvidan". La vi boteando, repartía volantes, pasó muy cerca enarbolando una pancarta que decía simplemente "CEU". Era la atleta
más espléndida cuando corría en su grupo demandando una de tantas libertades que deseamos.
Más tarde volví a verla repartiendo clavéles [la
flor por Nicaragua] a la entrada del Zócalo. Estuvo en la pirámide que formaron junto al estrado donde Rosario Ibarra hablaría del ejemplo de
los jóvenes.
Me preguntaron cómo se llamaba la muchacha
más hermosa del mundo. Inés, YranciSca,
Guadalupe, Tita, Diana, Federica, Beatriz,
Aminta, Lola, Celerina, Yolanda. Así nomás.
L
Así.
81
UN COLECTIVO DE
HACEDORES DE TV
FUERA DE IMEVIS·ION
\!ícto~. ~qlJjlloProductor ejecutivo Osear Veral Producción y direccúSn Eduardo Bara¡as/ Eduardo Malagamba,
Raúl Bata¡M, Eme8to FloretJ/ Coordinación MuIical Memo Briaeño/ Coordinaci6n de Seroicios
Froy14n L6pez/ Coordinación de Producción
Maira L6pez/ Coordinaci6n de Realización
Carlos Pérez/ Aristente de realización Gerardo
Cana, Mario Faujier, Héctor Fuentes, Rafael
Herrera/ Foto Fi¡a Ricardo Deme1ce1 Conducci6n
Diego Herrera, Ana Colchero, Verónica Veloz·
col Guiones Ernesto Licona, Lauro Flores, Federico 'CrUbBten/ Colaboradores: José Agu.m'n,
GUBtavo CarCÚJ, Hugo Argaelles, Tomás Mojarro, Paco Ignacio Taibo 1I, Armando Ram{rez,
EftlClio Zepeda.
'
"
E lamguien~mnWón
n
de FApectúWo
de la ciudad, seguramente desaparecerán
muchos de estos créditos: El equipo que realizaba
un programa de televisión abocado a abrir espacios a expresiones culturales poco frecuentes en
ese medio fue excluido del proyecto por Oscar
Vera, funcionario de Imevisión, para quien las
rolas de León Chávez o la historia de las pulquerías en la ciudad de México a la obra de teatro
¡Ay Cuauhtémoc no te rajes!, estaban fuera del
tono que se espeI'ab~ dar al programa. Vera sugeríá realizar reportajes sobre el ligue en la ciudad de México o la comida china; un programa
más espectacular, con posibilidades de venderse
a la Nissan o a cualquier otra importante empresa interesada en anunciarse en una de las emisiones que formarian parte de una nueva barra
de programación en Imevisión.
Espectáculo de la ciudad era una opción televisiva abierta a las proposiciones y el trabajo de
quienes en este país hacen lo suyo por vocación y
con la mirada puesta en el futuro: cineastas y tea-
Guillermo Bri&eño y Bebe Roaell.
82
tristas independientes, .roqueros de corazón, escritores y periodistas, verdaderamente con mucho que decir. Todos representantes de una posición crítica y productores de lo que puede ser
considerado una cultura emergente.
Se ha dicho que la televisión, como cualquiera
de los medios masivos de comunicación, es una
simple herramienta y un recurso. Este colectiyo
de hacedores de teJe viene haciendo lo suyo desde
hace diez años: programas y series lejanos' a la
consideración del didactismo cultural; programas y series lejanos a los intereses de la televisión
comercial.
Eduardo Barajas, Raúl Barajas y Ernesto Licona cuentan una historia de sobra conocida. Un
proyecto televisivo, estético y social, es atacado
por un burócrata que preserva sus intereses.
A la voluntad de hacer televisión se opone la
incapacidad; a un foro de expresión la cerrazón;
a la posibilidad de una televisión estatal, de servicio y verdaderamente cultural, los privilegios
del poder.
Vera intentó diversas formas de agresión al
equipo, según cuentan. Se oponía la presencia de
Guillermo Brlseño como coordinador musical yoa
la de Hugo Argüelles como asesor de teatro. Además de eso, ejercía todas las posibles formas de la
grilla en contra del trabajo del colectivo. Entre
los miembros del equipo de producción, ahora
excluidos, se dice que el único programa en que
medianamente cuajó su proyecto fue en el primero de la serie, gracias a que Vera metió muy poco
las manos. Para los siguientes las cosas cambiarían y el trabajo se haría siempre bajo su constante presión.
Espectáculo de la ciudad había ganado ya un
buen número de televidentes. Pese a los golpes
bajos, el trabajo daba sus frutos. Los cineastas independientes, los escritores policiacos, además de
los teatristas y. bailarines habían hecho ,mucho,
mientras algunos de nuestros rocanroleros hacían
~u música. Los sábados en la noche, por casi dos
meses, la televisión fue espacio de expresión para
los emergentes.
Los zumbidos censurando la pastosa voz de
León Chávez en una de las últimas emisiones del
programa hicieron evidente que las proposiciones
de Espectáculo de la ciudad estaban en riesgo. La
presencia de uno de los más honestos, comprometidos y populacheros cantores urbanos era demasiado para la televisión oficial. Una actitud que
impugna valores y principios fundamentales para un sistema en crisis no debió tener la posibilidad de una audiencia de mUes.
Así como Guillermo Briseño insistía en que él y
su banda, El Séptimo Aire, tocaran con los il}vitados al programa, el colectivo de hacedores de
tele reivindicaba el espíritu del palomazo: la solidaridad del trabajo compartido. Héctor Ortega
presenta ¡Ay Cuauhtémoc no te rajes! en el teatro
Carlos Lazo de Arquitectura. La obra se anuncia
como~ran1\evistaMexicana: humor de protesta, sátira política". El equipo de Espectáculo de
la ci~ habla al término de una función con
Ortega, se tratan de llevar algunas escenas al
programa. .
Al aire las cosas salieron muy bien. El resultado fue de lo mejor, una buena parte de la revista
llegó a mUes de espectadores en toda la República. Más alla de h. difusión se cumplió y amplió
un ciclo, el trabajo de un grupo de artistas mexicanos fue visto no sólo por quienes frecuentan
teatros y foros independientes o auspiciados por
instituciones, donde ¡Ay Cuauhtémoc no te rajes!
y puestas en escena similares pueden verse.
Héctor Ortega y la compañía se la jugó en serio. La grabación se prolongó y concluyó apenas
unos minutos antes de que en el Carlos Lazo se
"8briera el telón. Lo hecho en Espectáculo. la
ciudad, para que un fragmento de la obra se televisara fue trabajo solidario, desde la elaboración
de la escenografia, lo más adecuada posible, hasta la participación de Hebe Rossel como la güenta que conducía uno de los muchos carritos de
cartón·que transitaban por el estudio, entonces
las calles de la ciudad más grande del mundo.
Los frutos de ese trabajo, dedicado y compartido con el televidente no le interesaron al malo de
esta historia. Un proyecto de trabajo así no tuvo
cabida por mucho tiempo en la televisión oficial,
aunque debería permancer en el aire por derecho. Una voz distinta a la de Televisa, vinculada
a proposiciones ártísticas no únicamente definidas por criterios comerciales sobraba.
El primer golpe fue excluir a Espectáculo de la
ciudad de la nueva barra de programación de
Imevisión. Se pospusieron grabaciones de programas hasta que se desencadenó el final. Al colectivo de hacedores de tele se le encargó la grabación de un especial de Silvio Rodríguez. Pronto
aparecieron las dificultades: el convenio con Cubartistas no había sido firmado y la escenografía
que se pretendía usar para la grabación no pudo
instalarse. Cuando ya casi todo estaba listo y pese
a los contratiempos se iba a realizar el especial,
otro equipo de producción llegó con la orden de
ser ellos quienes grabaran el especial.
No hubo ninguna aclaración, salvo un altercado con Osear Vera en el estacionamiento del Auditorio Nacional, en el que el funcionario reclamó a Eduardo Barajas el que no llamara por teléfono a Imevisi6n para informar cómo estaban las
cosas. Pronto el colectivo de hacedores de tele
quedaría fuera de Espectáculo de la ciudad.
Aún así, el grupo sigue trabajando, dicen los
hermanos Barajas y Ernesto Licona. Esperán
abrir muy pronto un foro ea el que habrá danza,
tocadas de rock y ta.lleres.
El siguiente programa de Espectáculo de la
ciudad, el que y.a.no pudimos va' porque no se
realizó, estaba planeado con la participación de
los moneros de La Jomada, Banco del Ruido, el
grupo de danza Utopía, con Marco Antoni<YSilva; La Alegría de las Tandas, con Enrique Alonso, entrevistado por Hugo Argüelles y una crónica sobre la avenida Insurgentes, de ATmando Ramírez, entre otros materiales.
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