AÑO 2006 - Ministerio Publico

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Informe Anual del Fiscal General de la República
AÑO 2006
Introducción - Dirección de Revisión y Doctrina
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Dirección de
Revisión y Doctrina
DIRECCIÓN GENERAL DE APOYO JURÍDICO
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Introducción - Dirección de Revisión y Doctrina
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Dirección de Revisión y Doctrina
La Dirección de Revisión y Doctrina es una dependencia de esencial importancia dentro de la
estructura del Ministerio Público, institución fundamental perteneciente al sistema de administración
de justicia de conformidad con lo establecido en el artículo 253 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, dirigida a coadyuvar en el mantenimiento de un recto sistema de justicia,
caracterizado por la transparencia, celeridad, efectividad, y apego a la legislación vigente. En este
sentido, el Texto Fundamental ha otorgado al Ministerio Público una serie de funciones a ser
desarrolladas en el proceso penal, entre las cuales se encuentran: garantizar en los procesos
judiciales el respeto a los derechos y garantías constitucionales; garantizar la celeridad y buena
marcha de la administración de justicia, el juicio previo y el debido proceso, de conformidad con el
artículo 285 numerales 1 y 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Estas atribuciones asignadas al Ministerio Público apuntan hacia la optimización del desarrollo de
todo proceso penal, a lo cual contribuye en forma significativa la Dirección de Revisión y Doctrina, la
cual se inserta dentro de la estructura organizativa del Ministerio Público, con múltiples facultades
establecidas mediante la Resolución N° 979 del Fiscal General de la República, de fecha 15 de
diciembre de 2000, que determina las competencias de las dependencias que integran el Despacho
del Fiscal General de la República, entre las cuales resaltan las siguientes: la revisión de los escritos
fiscales a los fines de analizar las interpretaciones de las normas tanto sustantivas como adjetivas,
procurando la unidad de criterio de la Institución, a través de la formulación de las observaciones
respectivas; el establecimiento y actualización de la Doctrina del Ministerio Público; la redacción de
proyectos de circulares; la emisión de opiniones; la determinación de directrices y la evacuación de
consultas a los fiscales del Ministerio Público, en materias de competencia de la Dirección, entre
otras.
De la revisión de los escritos realizados por los representantes del Ministerio Público a nivel nacional,
surge la materia prima que enriquece las múltiples labores desarrolladas por la Dirección de Revisión
y Doctrina. En este sentido, las observaciones formuladas surgen del estudio detenido y de la
consideración ex post de las actuaciones plasmadas en dichos escritos, lo cual da lugar a la
formulación y puesta al día de la doctrina del Ministerio Público, el establecimiento de fundadas
opiniones jurídicas con base en los escritos revisados, y aquello que se considera una labor
fundamental: la elaboración de circulares referidas a instituciones específicas del proceso penal, o a
diversos tópicos de derecho penal sustantivo, a fin de dejar establecido su fundamento, legitimidad y
forma de aplicación, y eventuales inconvenientes que pudieren surgir en la misma.
Asimismo, entre las funciones de la Dirección se encuentra la producción de doctrina jurídica en
materia penal, dirigida a establecer pautas de acatamiento obligatorio por parte de los representantes
fiscales, procurando de esta forma una sana administración de justicia, impregnada de un correcto
desarrollo del proceso penal, ajustado a las previsiones tanto constitucionales como legales, en
obsequio de una certera afirmación de las garantías fundamentales.
A propósito de las atribuciones conferidas, y en concordancia con las mismas, la Dirección de
Revisión y Doctrina a lo largo de su gestión en el año del presente informe, contempló un Plan de
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Acción cuyas metas se compaginan perfectamente con su objetivo general, cual es el de “Garantizar
la unidad de criterio jurídico del Ministerio Público, mediante la formulación de la Doctrina
Institucional, derivada de la revisión y análisis de los escritos y actuaciones de los representantes del
Ministerio Público, todo lo cual coadyuva al logro de la efectividad y excelencia en la labor
desarrollada por éstos”, así como con cada uno de los objetivos específicos formulados en el Plan de
Acción 2006, a saber:
A.
La labor de revisión de los escritos emanados de los representantes del Ministerio Público
procura determinar su conformidad con el ordenamiento jurídico vigente y la Doctrina
Institucional; asimismo, proporciona el fundamento para la posterior formulación de la
Doctrina Institucional a ser aplicada de forma vinculante por los funcionarios del Ministerio
Público.
En este particular, debe destacarse que esta atribución de revisión de escritos fiscales de
las actuaciones de los representantes del Ministerio Público, se lleva a efecto a través de
un Módulo especialmente diseñado para la Dirección de Revisión y Doctrina, en el Sistema
de Seguimiento de Casos, todo lo cual ha permitido que el proceso de revisión se realice
de manera mucho más dinámica. Adicionalmente, tal sistema facilita la generación de
reportes estadísticos, control de gestión, supervisión y seguimiento de la calidad de las
actuaciones de los representantes Ministerio Público.
Asimismo, es preciso acotar, que durante el último bimestre del año, se hizo entrega a cada
uno de los representantes del Ministerio Público -por conducto de los fiscales superiores-,
de un reporte pormenorizado de las fallas detectadas en la revisión de sus escritos. Aunado
a ello, conforme a nuestro Plan de Trabajo para el año 2006, se elaboraron las
observaciones que se estimaron pertinentes a cada fiscal del Ministerio Público en
particular, contentivas de directrices jurídico-prácticas en relación con su actuación en
concreto.
Finalmente, en cuanto al proceso de revisión de escritos fiscales, es menester referir que
en atención a diversas estrategias implementadas por la Dirección de Revisión y Doctrina,
orientadas al debido cumplimiento de los representantes del Ministerio Público, de la
obligación que tienen de remitir los escritos producidos por éstos a esa dependencia, ha
continuando incrementándose la cantidad de actuaciones que han de ser sometidas a ese
control posterior, muestra de ello es que durante el año 2003 fueron recibidos para su
revisión por parte de la Dirección de Revisión y Doctrina 69.577 escritos; en el año 2004 se
recibieron 64.393; en el año 2005 se recibieron 195.381; y en el 2006 (enero a octubre), se
han recibido 171.442.
B.
En relación con la meta relativa a la elaboración de opiniones que
actuaciones de los fiscales del Ministerio Público-, sean solicitadas
direcciones del Despacho del Fiscal General de la República,
representaciones o procedimientos disciplinarios, de enero a noviembre
cuarenta y seis (46) opiniones.
C.
Fundamental relevancia tiene para los funcionarios del Ministerio Público, la síntesis de
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-respecto de las
por las distintas
con ocasión de
se han producido
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jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia elaborada por esta dependencia, y que es
remitida a través de la red y de los correos electrónicos personales de los fiscales del
Ministerio Público mensualmente. Esta actividad pretende mantener actualizados de forma
permanente a los representantes de la Institución, acerca de las últimas tendencias
jurisprudenciales, lo cual en definitiva contribuye a mejorar su desempeño en los procesos
en los que les corresponde intervenir.
D.
En atención a la preocupación constante manifestada por los representantes del Ministerio
Público, referida a la imposibilidad de obtener de manera inmediata y expedita, apoyo de
tipo jurídico en relación con las funciones que desempeñan, se resolvió desde el año 2002
establecer un mecanismo de orientaciones vía telefónica, personal, o bien a través de
correo electrónico, a objeto de dar respuesta inmediata a los representantes del Ministerio
Público, en relación con las dudas que puedan surgirles en su desempeño diario. Tal
actividad se lleva a cabo mediante el establecimiento de un calendario de guardias de
abogados, a quienes corresponde dar respuesta a los correos y consultas, previa
aprobación del director o sub-director del área; obviamente siempre bajo la premisa de que
tales consultas no serán vinculantes para una futura opinión u observación, son sólo
orientaciones, informaciones relativas a Doctrina Institucional, textos a consultar, posición
jurisprudencial, entre otras. Al respecto, observamos que en lo que va de año; a saber, de
enero a noviembre del año 2006, ya suman quinientos
setenta y nueve (579)
requerimientos.
E.
Adicionalmente, y en aras de consolidar e intercambiar criterios jurídicos, unificando el
proceso de revisión de escritos fiscales, se ha continuado remitiendo por correo electrónico
a todo el personal profesional de la Dirección de Revisión y Doctrina, las opiniones que se
elaboran en esa dependencia a solicitud de las distintas Direcciones del Despacho del
Fiscal General de la República. Igualmente, se ha mantenido la política de intercambio
permanente de ideas, discusión de casos, y actualización del personal profesional en
distintas materias de importancia capital para las actividades que lleva a efecto esta
Dirección.
F.
Se reiteró al Instituto de Estudios Superiores del Ministerio Público, la necesidad de incluir,
dentro de la planificación que en materia de capacitación ha establecido esa dependencia,
diversas actividades a ser desarrolladas a nivel nacional, una de ellas, relacionada con un
“Taller teórico-práctico sobre Recursos en el Proceso Penal”, otra, referida a un “Curso
sobre Armas. Aspectos Técnicos y Jurídicos”; y finalmente, continuar ejecutando el “Curso
sobre Teoría del Delito” que fue desarrollado -a solicitud de la Dirección de Revisión y
Doctrina durante los años 2004 y 2005. Asimismo, se solicitó reforzar los conocimientos de
los representantes del Ministerio Público, en materias como “Técnicas de Investigación en
Derechos Fundamentales, y Actos Conclusivos”.
G.
Mención especial merece la elaboración -por parte de distintos abogados adscritos a la
Dirección de Revisión y Doctrina-, de trabajos de investigación, a los fines de ser
publicados en la Revista del Ministerio Público, todo lo cual es ejecutado en seguimiento de
la iniciativa que fuera emprendida en el año 2003 y referida a la asignación a los distintos
funcionarios de esta dependencia, de temas a ser desarrollados en trabajos de
investigación, con el objeto de su eventual publicación, todo lo cual constituye no sólo un
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mecanismo eficaz para difundir los actuales avances doctrinarios que hoy día son una
constante, sino también una valiosa alternativa que facilita la difusión de soluciones y
respuestas a la infinidad de interrogantes que justificadamente nacen en cada uno de los
representantes del Ministerio Público.
H.
Se resalta la participación de la Directora y Sub-directora de Revisión y Doctrina, como
facilitadoras en diversos cursos o jornadas, en los cuales se abordaron los siguientes
tópicos: Actos Conclusivos (Convención Nacional en materia de Drogas), El Rol de la
Fiscalía del Ministerio Público en la Investigación Criminal (Estado Lara), Estudio de los
Escritos de Opinión Jurídica del Sistema de Responsabilidad Penal del Adolescente
(Ministerio Público) y Cursos de Inducción (Ministerio Público).
I.
Asimismo, se contó con la participación de funcionarios adscritos a la Dirección de Revisión
y Doctrina, en una serie de actividades de capacitación propiciadas por el Instituto de
Estudios Superiores del Ministerio Público, entre otras, pueden citarse: curso Teórico
Práctico sobre Derechos Humanos, Criminalística de Laboratorio y Criminalística de
Campo; Principios de Gerencia; Primer Encuentro Iberoamericano sobre Igualdad de
Género; El papel del patólogo forense en la investigación de muertes violentas;
Investigación Penal en las nuevas formas delictivas: Legitimación de Capitales, Delitos
Tributarios, Delitos Informáticos y Explotación Sexual, Jornadas sobre Derecho
Constitucional; La Apreciación Judicial de la prueba de Indicios en el proceso penal; Ley
Contra la Corrupción; Curso Intensivo de Ciencias Forenses en Investigaciones de
Violaciones de Derechos Humanos; Congreso Iberoamericano Penal Ambiental; Encuentro
Internacional sobre Secuestro, Drogas y Terrorismo.
J.
Por otra parte, tal como se advirtiera el año anterior, inserto en el Plan Estratégico del
Ministerio Público 2001-2007, Línea Estratégica de Tecnologías de Información, se
encuentra el proyecto denominado “Sistema de Gestión del Conocimiento de la Doctrina
del Ministerio Público”, cuyo diseño, coordinación y ejecución está a cargo de la Dirección
de Revisión y Doctrina, y que tiene como objetivo fundamental facilitar a los fiscales del
Ministerio Público, a otros operadores del Sistema de Justicia, y a los particulares en
general, el acceso a la Doctrina producida en esta Institución, la cual comprende las
principales y más importantes opiniones del Organismo sobre los asuntos de su
competencia1. En atención a esta carencia de aplicaciones informáticas que generasen un
proceso interactivo de conocimiento de la Doctrina del Ministerio Público, lo cual
obviamente ha dificultado el alcance y conocimiento de esta información - rica en
directrices y orientaciones de alto contenido académico-, se diseñó una Base de Datos de
Conocimiento, que ha venido fungiendo no sólo como repositorio de la Doctrina del
Ministerio Público, sino también como un Sistema de Gestión del Conocimiento, que
permitirá, vía INTERNET, o INTRANET, un acceso rápido, fácil, y efectivo, hacia la
Doctrina de la Institución. El prototipo del citado sistema está concluido y sometido a la
consideración y aprobación por parte del ciudadano Fiscal General de la República.
En este mismo sentido, con el propósito de impulsar el fortalecimiento académico y
K.
1
Sobre este particular, valga recordar que tradicionalmente, la Doctrina del Ministerio Público ha sido difundida
mediante su publicación en los Informes Anuales que -por imperativo constitucional-, presenta el Fiscal General
de la República a la Asamblea Nacional, sin que existieren otros mecanismos alternos para la divulgación
masiva de aquélla.
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dogmático dentro de la institución, la Dirección de Revisión y Doctrina puso a disposición
de todo el personal del Ministerio Público, una serie de ‘Boletines de Doctrina’ de esta
dependencia; en ellos se encontrarán las opiniones más relevantes emanadas de este
Despacho, las cuales esperamos que sean de gran utilidad y apoyo para el desarrollo de
las funciones asignadas a cada uno los fiscales en todo el territorio nacional. El propósito
último que inspira esta iniciativa, se sintetiza en la búsqueda y propensión de nuevas
fuentes de difusión de los criterios doctrinarios que constantemente genera este Despacho,
con el objeto de atemperar la diversidad de posturas que imperan en la Institución.
L.
Adicionalmente, contando con el apoyo de la Dirección de Relaciones Institucionales, se ha
elaborado un CD contentivo de todos los Boletines de Doctrina supra descritos,
correspondientes al año 2006, y tres “Boletines Especiales”, en los cuales se incorporó la
doctrina del Ministerio Público clasificada por acto conclusivo (acusación, sobreseimiento y
archivo), durante el período que va del año 1999 al 2006.
En fin, la Dirección de Revisión y Doctrina, a propósito de la difusión vanguardista de estos
Boletines, instaura un mecanismo complementario a la emisión de opiniones
particularizadas -en razón de las observaciones puntuales discernidas a la luz de las
actuaciones que despliegan corrientemente los representantes fiscales-, circunstancia que
no sólo garantiza una divulgación coherente de los parámetros doctrinarios instituidos, sino
que permite a todos los fiscales y abogados adscritos a la Institución, cotejar sus
actuaciones en función de las observaciones apuntaladas sobre otros específicos
supuestos, lo cual promueve la corrección de los vicios (sustanciales y formales) que
competentemente discierne esta Dependencia en razón de sus atribuciones
reglamentarias.
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ANEXOS
A.
OBSERVACIONES
1.
Doctrina Adjetiva Penal
1.1.
Acusación
1.1.1.
Al representante del Ministerio Público no debe bastarle la simple enumeración de
los elementos de convicción, pues ello impide discernir con claridad, cuáles son los
motivos o fundamentos que vinculan al imputado con los hechos inquiridos. En
consecuencia, conforme lo prevé la ley adjetiva vigente -Código Orgánico Procesal
Penal- los elementos de convicción deben concatenarse entre sí, de manera que
pueda apreciarse claramente su coherencia, estableciéndose de modo diáfano la
relación de éstos con respecto a los hechos previamente narrados.
Oficio N°: DRD-3-15-178-2006
Fecha: 19-5-2006
(...)
Con respecto a la necesidad de asentar en todo escrito acusatorio, las piezas de convencimiento
que sustentan una determinada imputación fiscal, es menester destacar, que al representante del
Ministerio Publico no debe bastarle la simple enumeración de los elementos de convicción2, que
según su criterio, lo llevaron a formarse la certeza -en términos de verosimilitud-, de que un
determinado individuo es autor o partícipe de un específico hecho punible; consecuencialmente, el
fiscal está obligado por la ley adjetiva vigente -Código Orgánico Procesal Penal3-, a relacionar dichos
motivos con los fundamentos fácticos que incriminan a una persona en específico.
Es de recordar, que dichos elementos de convicción están conformados por las evidencias
obtenidas durante la fase preparatoria del proceso ordinario (o en el momento de la aprehensión en
los supuestos de delitos flagrantes). Por tanto, las fuentes de prueba recolectadas y reseñadas
deben concatenarse entre sí, de manera que pueda apreciarse claramente su coherencia,
estableciéndose de modo diáfano la relación de éstas con respecto a los hechos previamente
narrados.
De conformidad con los recaudos remitidos para la consideración de este Despacho, los
representantes del Ministerio Público desatendieron por completo la exigencia apuntalada en el
presente apartado, pues las fuentes de prueba reseñadas en el escrito acusatorio examinado,
2
Complementariamente, el representante del Ministerio Público debe indicar el resultado de la diligencia
de investigación motorizada.
3
Conforme lo dispone el artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal, el escrito de acusación deberá
contener: “...3. Los fundamentos de la imputación, con expresión de los elementos de convicción que la
motivan...”.
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carecen totalmente de motivación, circunstancia que impide discernir con claridad, cuáles son los
motivos o fundamentos que las vinculan con respecto a los hechos inquiridos.
Por tanto, sobre la base de lo apuntado en reiterada doctrina institucional, valga reafirmar en este
espacio, la importancia de transcribir y correlacionar fundadamente todas las piezas de
convencimiento recolectadas durante la fase preliminar del proceso penal4:
“...los elementos expuestos y citados deben concatenarse entre sí, de manera que pueda apreciarse
claramente su coherencia, estableciéndose de modo claro la relación entre los elementos de
convicción y los hechos previamente narrados, mediante la manifestación expresa de los
razonamientos utilizados para establecer tal vinculación. Una inadecuada fundamentación podría
generar dudas, tanto en la debida calificación del delito por el cual se acusa, como en la
responsabilidad del imputado...”...
1.2.
Sobreseimiento
1.2.1.
El sobreseimiento, una vez firme, produce como efecto jurídico la cosa juzgada, lo
cual hace imposible una nueva persecución penal del sujeto favorecido, por los
mismos hechos; es por ello que resulta necesario identificar con exactitud al
imputado respecto del cual se solicita el sobreseimiento.
Memorándum N°: DRD-102-2006
Fecha: 14-3-2006
(…)
Puede apreciarse en el aludido escrito, que el sobreseimiento ha sido solicitado a favor de las
ciudadanas: H.M.M. y D.B.; no obstante, la identificación de éstas no ha sido descrita de forma
completa.
El conocimiento de la identidad de los sujetos imputados también resulta necesario en estos casos.
El sobreseimiento, una vez firme, produce como efecto jurídico la cosa juzgada5, ello hace imposible
una nueva persecución del favorecido por los mismos hechos6.
El principio universal del non bis in idem es el fundamento de las garantías de la cosa juzgada y la
única persecución, ellos han sido reconocidos por la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela7, en su artículo 49 numeral 7, y también han quedado descritos en los artículos 20 y 28,
4
Circular aprobada por el Ministerio Público, en fecha 28 de noviembre de 2002, identificada bajo el N°
DFGR-DVFGR-DGAJ-DRD-3-2001-004, referida a los requisitos indispensables para la presentación de
toda Acusación.
5
Además de la cesación de las medidas de coerción que se hubieren dictado. Ver: Artículo 319 del
Código Orgánico Procesal Penal
6
Salvo lo establecido en el artículo 20 del Código Orgánico Procesal Penal.
7
Gaceta Oficial N° 5.453 del 24 de marzo de 2000, Extraordinario.
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numeral 4, literal b) del Código Orgánico Procesal Penal. Asimismo, han sido establecidos en
diversos tratados, pactos y acuerdos internacionales8, vigentes en Venezuela.
La Cosa Juzgada Material ha sido definida como:
“...la imposibilidad de abrir un nuevo proceso al mismo sujeto, por los mismos
hechos que ya fueron objeto de un proceso terminado por sentencia o
sobreseimiento firmes.../” 9.
Para que la cosa juzgada en el proceso penal pueda ser acreditada u opuesta, se requiere la
identidad de: 1) las personas, 2) los hechos objetos del proceso y 3) la causa de persecución.
Concentrándonos en el tema que en este punto nos ocupa, no queda duda de que para determinar
la identidad del sujeto a los efectos de acreditar u oponer la cosa juzgada, es preciso que éste se
encuentre plenamente identificado, que no exista duda de que se trata de esa persona y no de otra,
razón por la cual si la identidad no es descrita debidamente, tal determinación no será posible y con
ello se habrá quebrantado una de nuestras más importantes garantías constitucionales.
En este mismo sentido, el autor Eric Lorenzo Pérez Sarmiento10 en cuanto a la “Única
Persecución” afirma que consiste en que: “Nadie puede ser perseguido penalmente, al mismo
tiempo pero en diferentes causas, por los mismos hechos”. También para la aplicación de esta
garantía se requiere que el sujeto (que no puede ser perseguido nuevamente) sea identificado
inequívocamente, y la manera de hacerlo es como se ha descrito en el artículo 126 del Código
Orgánico Procesal Penal, a decir: “por sus datos y señas particulares”11.
Acerca del tema de la identificación plena del imputado en el escrito de sobreseimiento, la Doctrina
del Ministerio Público ha sostenido lo siguiente12:
“La identificación del imputado en el escrito de sobreseimiento es esencial,
ya que uno de los efectos del sobreseimiento es producir autoridad de cosa
juzgada, respecto a los sujetos involucrados en el proceso”.
Por todos los argumentos expuestos, resulta necesaria la descripción precisa -en el escrito fiscal
que comentamos-, de los datos de identificación de los imputados...
8
Ver: Ley Aprobatoria de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 8 numeral 4, por
ejemplo.
9
PÉREZ SARMIENTO, Eric Lorenzo: Comentarios al Código Orgánico Procesal Penal. 4° Edición. Vadell
Hermanos Editores. p. LXVIII
10
Idem. p. LXVI -LXVIII
11
En la misma línea se pronuncia: VÁSQUEZ GONZÁLEZ, Magaly, en: Nuevo Derecho Procesal Penal
Venezolano. Las Instituciones Básicas del Código Orgánico Procesal Penal. Edición revisada y
actualizada. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas-2001. p. 152.
12
Informe Anual del Ministerio Público. Año 2002, p.395.
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1.2.2.
La solicitud de sobreseimiento con base en lo dispuesto en el segundo supuesto del
numeral 1 del artículo 318 del Código Adjetivo Penal, refiere la no existencia de
elementos de convicción que involucren a determinada persona en la comisión del
hecho punible acaecido (o la existencia de elementos que determinen su no
participación), sugiere certeza absoluta en cuanto a la comprobación del supuesto
establecido por la norma.
En el caso del numeral 4 del artículo 318 ejusdem, existe duda respecto de la
participación de imputado en el delito investigado (o incluso con respecto a la
realización del hecho acaecido), la cual es complementada por la no posibilidad
razonable de incorporar nuevos datos a la investigación, generando en
consecuencia, la imposibilidad jurídica para solicitar fundadamente el
enjuiciamiento del sujeto inquirido.
Oficio N°: DRD-229-2006
Fecha: 30-6-2006
(…)
La solicitud de sobreseimiento examinada, descansa sobre los siguientes hechos:
“En fecha 6 de julio del año 2002, el funcionario Oficial A.B., encontrándose
de servicio de patrullaje vehicular en la U-0404, conducida por el Oficial
(PMV) D.C. y en compañía del Oficial E.M., siendo aproximadamente las
12:40 horas de la madrugada, cuando se desplazaban al final de la Avenida
El Ejército, Parroquia Catia la Mar, nos entrevistamos con una ciudadana
que no quiso identificarse, la misma les informó que en la subida del Sector
Mapara Marina... había un funcionario de la Policía Metropolitana de
Caracas, que... tenía dos personas detenidas, procediendo a trasladarse al
lugar donde avistaron a una persona que tenía dos sujetos detenidos... quien
le informó que le había practicado la detención a dos personas que
momentos antes, le causaron una herida con una botella y con intenciones
de despojar de sus pertenencias al ciudadano C.H.M. M... quien también se
encontraba presente en el lugar...”.
La representante del Ministerio Público, sustancia la respectiva solicitud de sobreseimiento,
arguyendo lo siguiente:
“...una vez estudiadas y analizadas las actas y recaudos que conforman el
caso; así como los elementos constitutivos del mismo, se desprende que el
hecho que dio origen a la presente investigación, no puede atribuírsele a los
ciudadanos R.A.G.A. y R.A.P.R. por lo que no ha quedado demostrado el
carácter de las lesiones, ya que no cursa resultados de Reconocimiento
Médico Legal practicado a la víctima, para continuar con el esclarecimiento
de los hechos/(..)/ considera esta representante fiscal, que el delito que nos
ocupa no es imputable a R.A.G.A. y R.A.P.R., pues tal como se desprende
del legajo contentivo de la investigación, así como del resto de los
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elementos, la conducta de los presuntos imputados, hacen estimar que no
existen o no queda evidenciada de la responsabilidad de los ciudadanos
tantas veces nombrados...”.
En criterio de esta Dirección, la representante del Ministerio Público no agotó todas las diligencias de
investigación que hubieren podido coadyuvar con la ulterior fundamentación de una genuina
acusación fiscal, pues prescindió, básicamente, de los resultados del examen médico legal
practicado a la víctima, lo cual trascendía de una simple diligencia investigativa, que debía
procurarse a toda costa, en resguardo de la sustanciación y fundamentación del procedimiento penal
incoado.
La doctrina del Ministerio Público ha establecido con ahínco lo siguiente:
“El fiscal del Ministerio Público debe agotar todas las actuaciones pertinentes
y necesarias, a los efectos de la solicitud de sobreseimiento en cada caso
concreto”13.
“La falta de investigación deviene en una falta de motivación y
fundamentación del escrito de sobreseimiento”14.
Consecuencialmente, la procedencia del acto conclusivo en estudio, dependía del agotamiento de
todas las actuaciones susceptibles de motorizarse en la fase preliminar del proceso instaurado,
circunstancia que no se colige de los hechos sintetizados supra.
Adicionalmente, la representante del Ministerio Público aduce la presunta comisión del delito de
lesiones personales, previsto y sancionado en el artículo 415 del Código Penal15. En criterio de
este Despacho, la calificación jurídica invocada resultó incompleta, pues tal y como se asentó en la
motivación del acto conclusivo examinado, al ciudadano M.A.C. (víctima en la presente causa) “lo
agredieron con una botella, cuando se opuso a ser despojado de sus pertenencias”, lo cual imponía
subsumir adicionalmente los hechos inquiridos en virtud de lo dispuesto en el artículo 460 del Código
Penal (actualmente, artículo 458), precepto que tipifica el delito de robo agravado16.
Por último, la fiscal del Ministerio Público, finaliza su escrito, advirtiendo lo que a continuación se
reproduce:
“...a criterio de quien suscribe, mal podría el fiscal del Ministerio Público,
interponer Acusación, cuando no existen en la presente causa, supuestos de
culpabilidad; en consecuencia el remedio procesal es solicitar el
SOBRESEIMIENTO DE LA CAUSA, de conformidad con lo establecido en el
numeral 1 del artículo 318 del Código Adjetivo Penal...”.
13
Informe Anual del Fiscal General de la República. Tomo I. Año 2001. p. 620.
Informe Anual del Fiscal General de la República. Año 2002. p. 396.
15
Que en virtud de la reforma del Código Penal, de fecha 16 marzo de 2005, actualmente se encuentra
tipificado en el artículo 413.
16
Como bien se desprende del contexto del escrito examinado, la intención de los sujetos aprehendidos
era desapoderar a la víctima de sus pertenencias.
14
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De conformidad con el artículo 318 del Código Orgánico Procesal Penal, los escenarios que
justifican la “solicitud sobreseimiento”, son los siguientes:
“Artículo 318. Sobreseimiento. El sobreseimiento procede cuando: / 1. El
hecho objeto del proceso no se realizó o no puede atribuírsele al imputado;/
2. El hecho imputado no es típico o concurre una causa de justificación,
inculpabilidad o de no punibilidad; / 3. La acción penal se ha extinguido o
resulta acreditada la cosa juzgada; / 4. A pesar de la falta de certeza, no
exista razonablemente la posibilidad de incorporar nuevos datos a la
investigación, y no haya bases para solicitar fundadamente el enjuiciamiento
del imputado; / 5. Así lo establezca expresamente este Código”.
Sobre dicho contexto -y ahondando en el contenido de la norma transcrita-, se considera oportuno
precisar, que al culminar la fase de investigación, el fiscal del Ministerio Público deberá evaluar si de
la misma surge la certeza acerca de la comisión un hecho punible y la responsabilidad de un sujeto
en concreto. Es posible que luego de satisfecho el análisis correspondiente, se determine que todas
las diligencias pertinentes y posibles, fueron realizadas, resultando que de ninguna de estas
averiguaciones surgieron suficientes elementos de convicción que hicieran posible la formulación de
una acusación en contra de la persona señalada como autor o partícipe del hecho punible, todo lo
cual, si coincide con la imposibilidad de incorporar a la investigación nuevos elementos que hagan
posible determinar la participación cierta del imputado en el delito (o incluso, con ocasión de la
realización del hecho), conllevaría necesariamente a la aplicación del numeral 4, del artículo 318 del
Código Orgánico Procesal Penal.
En criterio de este Despacho, la decisión del representante del Ministerio Público de solicitar el
sobreseimiento de la causa, sobre la base de lo dispuesto en el segundo supuesto, del numeral 1 del
artículo 318 del Código Adjetivo Penal, resultó desacertada; el escenario fáctico refugiado en el
dispositivo aducido, sugiere la no existencia de elementos de convicción que involucren a
determinada persona en la comisión del hecho punible acaecido (o la existencia de elementos que
determinen su no participación), todo lo cual, imposibilita la interposición de un escrito acusatorio, a
propósito de la carencia de un cúmulo de fuentes de prueba que predeterminen la autoría o
participación del imputado con respecto al delito indagado.
Existía una denuncia concreta en contra de los ciudadanos R.A.G.A. y R.A.P.R., la cual levantaba
una genuina sospecha con respecto a sus intervenciones en los hechos objeto del proceso, y cuya
única forma de corroboración, era el íntegro desenvolvimiento de la fase preliminar o de
investigación del proceso penal; nunca se certificó de modo indubitable, que los imputados no
habían sido responsables de los perjuicios físicos ocasionados a la víctima.
Con ocasión de todo lo anterior, resulta imprescindible advertir, que una de las principales
diferencias entre el numeral 4, del artículo 318 del Código Orgánico Procesal Penal, con respecto al
resto de las causales que posibilitan la solicitud de sobreseimiento, es precisamente la falta de
certeza existente, a propósito de la participación de imputado en el delito investigado (o incluso con
respecto a la realización del hecho acaecido), la cual es complementada por la no posibilidad
razonable de incorporar nuevos datos a la investigación, generando en consecuencia, la
imposibilidad jurídica para solicitar fundadamente el enjuiciamiento del sujeto inquirido; los
numerales 1, 2 y 3 del artículo 318 del Código Adjetivo Penal, en cambio, sugieren una certeza
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absoluta en cuanto a la comprobación de los supuestos de hecho y de derecho establecidos por la
norma...
1.2.3.
Para la aplicación del numeral 1, segundo supuesto, del artículo 318 del Código
Orgánico Procesal Penal, es imprescindible que exista un imputado individualizado.
Oficio N°: DRD-15-229-2006
Fecha: 30-6-2006
(…)
El representante del Ministerio Público solicita el sobreseimiento de la causa, en razón de lo
dispuesto en el numeral 1, segundo supuesto, del artículo 318 del Código Orgánico Procesal Penal,
lo cual, en criterio de este Despacho, resultó desatinado, pues el dispositivo aducido impone
(explícitamente y como requerimiento de carácter legal), la existencia de un imputado a quien no
puedan atribuírsele los hechos investigados. Precisamente, una de las consecuencias inmediatas
del sobreseimiento es producir el efecto de cosa juzgada, como consecuencia propia de haberse
acordado por un órgano jurisdiccional; en tal sentido, la profesora María Isabel Romero Pradas,
indica lo siguiente:
“La doctrina afirma de modo rotundo el efecto de cosa juzgada como propio
de los autos de sobreseimiento libre. Señala Aguilera De Paz que el
sobreseimiento libre ‘debe producir excepción de cosa juzgada, porque
cierra la puerta a toda investigación, y son aplicables al mismo tres
identidades de cosa, persona y acción necesarias para que pueda imperar
el principio non bis in idem, base y fundamento de dicha excepción’. / La
jurisprudencia, por su parte, ha tenido ocasión de pronunciarse asiduamente
sobre el efecto de cosa juzgada que han de producir los autos de
sobreseimiento libre. El sobreseimiento libre, según el Tribunal Supremo,
tiene ‘efecto absolutorio y valor de cosa juzgada, sin apertura de juicio oral’;
equivale a la sentencia absolutoria en el orden penal. / Por otra parte, como
el sobreseimiento (libre) tiene efecto de cosa juzgada sobre los hechos que
son objeto del mismo, es necesario que ‘de él se deduzca en forma
inmediata cuáles son los hechos juzgados y quiénes son las personas en
cuyo favor el auto se dicta’“17.
Consecuencialmente, en espacio alguno del documento examinado, se identifica plenamente al
imputado, lo cual controvierte doctrina reiterada del Ministerio Público18, en la que se ha apuntado lo
siguiente:
17
ROMERO PRADAS, María Isabel. “El Sobreseimiento”. Tirant Monografías. Año 2002. ValenciaEspaña. pp. 375-376.
18
Oficio N°. DRD-10-17-0557, de fecha 9 de enero de 2003. Informe Anual del Fiscal General de la
República. Año 2003. p. 693.
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“La solicitud de sobreseimiento, debe contener la identificación plena del
imputado. Así como una descripción clara y precisa de los hechos que
dieron lugar a la apertura de la averiguación, señalando las circunstancias
de modo, tiempo y lugar de su comisión con explicación de las razones de
hecho y de derecho que le sirvieron de fundamento al fiscal del Ministerio
Público para alegar la causal de sobreseimiento solicitada y sobre la cual el
juez ha de pronunciarse/(...)/Consideramos, que aun cuando existe un
silencio en nuestro Código Orgánico Procesal Penal, en cuanto a los
requisitos que debe contener la solicitud de sobreseimiento que presente el
representante del Ministerio Público ante el órgano jurisdiccional, éste debe
fundamentar su petición, identificando plenamente al imputado, describiendo
el hecho que dio lugar a la apertura de la investigación con todas las
circunstancias de modo, tiempo y lugar de su comisión señalando las
razones de hecho y de derecho sobre las cuales deberá pronunciarse el juez
al momento de dictar su decisión, pues las mismas son las que le sirven de
fundamento a la causal alegada por el fiscal y son las que lo hacen
procedente./ El efecto inmediato del sobreseimiento es que produce cosa
juzgada, por tanto, la correcta identificación del imputado y la precisión y
claridad en la narración de los hechos, permitirá la adecuada aplicación del
principio del non bis in idem, el cual significa que nadie puede ser
perseguido más de una vez por el mismo hecho; este principio constituye
uno de los pilares básicos de nuestro procedimiento penal y como una
garantía fundamental está prevista en nuestra Carta Magna, así como en
diversos tratados, pactos y acuerdos internacionales, los cuales son de
aplicación inmediata, ya que los mismos fueron suscritos y ratificados por
nuestra República./ De manera pues, que el cumplimiento de tales requisitos
nos permitirá completar la tríada del non bis in idem, esto es: identidad de
sujeto, de objeto y de causa de persecución”.
En otra oportunidad, la doctrina institucional se pronunció en idéntico sentido:
“La identificación del imputado en el escrito de sobreseimiento es esencial, ya
que uno de los efectos del sobreseimiento es producir autoridad de cosa
juzgada, respecto a los sujetos involucrados en el proceso”19.
Por tanto, uno de los requisitos cardinales de toda solicitud de sobreseimiento, es, precisamente, la
identificación plena del imputado, lo cual, coadyuva con el resguardo de lo previsto en el numeral 7,
del artículo 49 de la Constitución de 1999 (non bis in idem), imperativo ineludible a propósito de la
motivación exigida en todo escrito de sobreseimiento.
Por último (y a título referencial), si las intoxicaciones inquiridas eran producto de un escenario
fortuito, y ajeno a la maquinación de un individuo en concreto, los hechos eran atípicos, y en
consecuencia, sin relevancia jurídico-penal, lo cual imponía solicitar el sobreseimiento de la causa a
19
Oficio N°: DRD-21-17-258-2002, de fecha 23 de julio de 2002. Informe Anual del Fiscal General de la
República. Año 2002. p. 394.
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tenor de lo dispuesto en el numeral 2, primer supuesto, del artículo 318 del Código Orgánico
Procesal Penal...
1.2.4.
Si al finalizar la investigación el representante del Ministerio Público sólo ha logrado
la certeza negativa con respecto a los hechos investigados, éste debe solicitar el
sobreseimiento de la causa. A tal conclusión sólo podrá arribarse si se han
realizado todas las diligencias de investigación pertinentes conforme al caso.
Oficio N°: DRD-20-315-2006
Fecha: 25-8-2006
(...)
Ahora bien, respecto a los elementos de convicción que, en este caso, debemos considerar
omitidos, y las actuaciones desplegadas por la fiscal durante la fase preparatoria en la presente
causa, debemos precisar algunos aspectos:
La Doctrina ha entendido que durante la fase preparatoria: “se trata de superar un estado de
incertidumbre mediante la búsqueda de todos aquellos medios que puedan aportar la información
que acabe con esa incertidumbre”. 20 Más específicamente, la investigación en el proceso penal
consiste justamente en la identificación, recolección y preservación de todos aquellos datos que
puedan determinar la existencia o no de un hecho punible, y de ser el caso, la precisión de su autor
y la determinación de su responsabilidad penal respecto de aquél. Como es de suponerse, esta
etapa se encuentra marcada por la ignorancia respecto a lo que el investigador trata de conocer,
pero una vez superada la incertidumbre -y sólo si se ha obtenido un cierto grado de criminalidad
objetiva-, es cuando el fiscal del Ministerio Público podrá decidir fundadamente acerca del ejercicio
de la acción penal.
La superación de esa incertidumbre a la que nos hemos referido, sólo puede lograrse en la medida
en que se desarrolla el íter procesal, al vencerse el primer estadio intelectual de: sospecha, y
alcanzarse un grado de: certeza negativa, duda o probabilidad, mediante la recolección -durante
esta fase- de todos los elementos que permitan al fiscal del Ministerio Público definir cuál es,
después de todo, su convicción.
En ese orden de ideas, es forzoso concluir que si al finalizar la investigación, el fiscal del Ministerio
Público sólo ha logrado una certeza negativa con respecto a los hechos investigados, éste debe
solicitar el sobreseimiento de la causa. Bajo ese supuesto, y para apreciar de manera diáfana si tal
investigación ha sido conducida con apego a las leyes y formas procésales, cuando el
representante de la vindicta pública ha de ejercer su acto conclusivo, debe hacerlo examinando
cabalmente cada uno de los elementos que han devenido de la investigación, explicando su
relación con los hechos y la concatenación entre cada uno de ellos.
Del análisis de los recaudos remitidos a este Despacho, ha podido constatarse que ellos
corresponden a: 1) actuaciones realizadas por los funcionarios del Cuerpo Técnico de Vigilancia de
20
BINDER, Alberto. Introducción al Derecho Procesal Penal. Editorial Ad-Hoc. Buenos Aires, 1993, p. 214.
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Tránsito y Transporte Terrestre de la Unidad Estadal de Vigilancia de Tránsito Terrestre Nº 45 del
Estado Cojedes (Sección Penal del Departamento de Investigaciones), 2) documentos dirigidos a la
representación fiscal por la defensa del imputado procurando la entrega del vehículo propiedad de
su defendido (involucrado en la colisión), 3) diligencias tendientes a hacer efectiva la entrega del
vehículo que se había solicitado, así como 4) documento mediante el cual el imputado le confiere
facultades a tres abogados más para el ejercicio de su defensa.
Por su parte, del escrito contentivo de la solicitud de sobreseimiento analizado, se aprecia que
también las actuaciones a las que se hace referencia (más específicamente en el ya citado Capítulo
III), se limitan a aquellas que fueron llevadas a cabo por los funcionarios del Cuerpo Técnico de
Vigilancia de Tránsito y Transporte Terrestre al que hemos hecho mención, sin que se aprecien
otras que hayan sido ordenadas por la representante del Ministerio Público, en aras de encontrar la
verdad que aduce como finalidad del proceso.
Llama la atención que ante la destacada ocurrencia de una colisión de vehículos en la que resultó
un sujeto fallecido y cinco lesionados, no se evidencie que la representante fiscal haya ordenado la
práctica del Reconocimiento Médico Legal para hacer constar las presuntas lesiones, acerca de las
cuales no se tiene si quiera la plena certeza respecto a su existencia y carácter. Más inquietante
resulta el hecho de que no se evidencie de los recaudos, que se haya ordenado y llevado a cabo la
necropsia correspondiente respecto al sujeto fallecido, de manera que, resulta manifiesta la falta de
investigación en la que incurrió indebidamente la representante fiscal.
Ante esto, no resulta comprensible, cómo la fiscal del Ministerio Público pudo alcanzar el
convencimiento necesario para el ejercicio del acto conclusivo, esto no sólo porque no lo motivó, ni
fundamentó su escrito, sino porque además, ante la omisión de tan importantes e imprescindibles
diligencias, tal convencimiento no había podido alcanzarse.
Las actuaciones realizadas por el Cuerpo Técnico de Vigilancia de Tránsito y Transporte Terrestre,
no resultaban suficientes para llevar a cabo acto conclusivo alguno, además de ordenar las
diligencias que anteriormente se han mencionado, bien ha podido al menos intentar recabar otros
elementos que permitieran fundamentar su acto. Ciertamente la fiscal asoma en su escrito la
inexistencia de testigos que hubieren presenciado los hechos (esto, basándose sólo en el dicho del
funcionario que realizó el Informe Policial en el que se describen los acontecimientos), pero ello ha
podido ser constatado a través de otros medios, debiendo además haber procurado la declaración
de las víctimas que quizás habrían podido añadir algún elemento desconocido en las actas y que
fuere de utilidad para el esclarecimiento de los hechos...
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1.2.5.
Los hechos que dan origen a la investigación penal constituyen el objeto del
proceso, y pueden determinar el tipo de acto conclusivo que ha de ejercer el fiscal,
razón por la cual ellos deben quedar claramente descritos, sin omisiones, ni
imprecisiones.
Oficio N°: DRD-20-315-2006
Fecha: 25-8-2006
(...)
El representante del Ministerio Público debe relatar cuáles fueron los elementos fácticos que dieron
lugar a la investigación. Esto debe hacerse mediante una narración clara, precisa y cronológica, que
permita conocer cuáles fueron las circunstancias de tiempo, modo y lugar bajo las que se suscitaron
los hechos objeto del proceso.
La narración de lo ocurrido constituye un aspecto de relevancia para el proceso penal, de allí ha de
definirse si nos encontramos o no en presencia de un delito, y si esto es así, podrá determinarse
(partiendo de ellos) cuál es la calificación jurídica aplicable, quiénes son los sujetos activos del delito,
si queda establecida la responsabilidad penal respecto a cada uno de ellos y cuál es su grado de
culpabilidad.
Aunado a ello, la mención de los hechos resulta de utilidad para evidenciar si ha procedido alguna
de las causales descritas en el Artículo 318 del Código Orgánico Procesal Penal; por ejemplo, que
los hechos investigados no puedan ser atribuidos al imputado porque no queda evidenciada su
participación en ellos, o que exista respecto a los supuestos fácticos, una causa de inculpabilidad o
concurra una causa de justificación, entre otros. Dicho de otra manera, los hechos que dan origen a
la investigación penal constituyen el objeto del proceso, y pueden determinar el tipo de acto
conclusivo que ha de ejercer el fiscal, razón por la cual ellos deben quedar claramente descritos sin
omisiones, ni imprecisiones.
Por lo demás, la necesidad de asentar una relación precisa, circunstanciada y motivada de los
hechos materializados, en la solicitud de sobreseimiento, deviene en una genuina manifestación del
derecho a la defensa21, principio neurálgico del vigente esquema procesal penal, el cual presupone a
favor del imputado, la posibilidad de conocer íntegramente los hechos por los cuales se le investiga.
En adición a lo anterior, conforme la previsión del numeral 7, del artículo 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela “ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos
hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada anteriormente”; por tanto, en resguardo de la
aducida máxima (non bis in idem), la prolija descripción de los hechos acontecidos, así como el
señalamiento enjundioso de las circunstancias de “modo, tiempo y lugar” que rodean la
21
“Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas; en
consecuencia: 1.La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y grado de la
investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se
le investiga, de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer
su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda persona
declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepciones establecidas en la Constitución
y en las leyes...”.
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investigación, se torna en un imperativo ineludible a propósito de la motivación exigida en todo
escrito de sobreseimiento.
Acerca de este tema, la doctrina del Ministerio Público22 se ha pronunciado se la manera siguiente:
“.../De allí que sea obligatorio para el fiscal realizar una buena relación de los
hechos que se investigaron, con todas las circunstancias de modo, tiempo y
lugar de su comisión, detallada y pormenorizada, evitando obviar cualquier
aspecto fundamental, al momento de alegar cualquiera de las causales de
sobreseimiento. Esto permitirá determinar que se ha aplicado la
correspondiente causal de forma correcta. Esta exigencia responde a la
descripción del hecho objeto de la investigación, que debe realizar el juez de
control en su auto…/”.
Ahora bien, en el caso que nos ocupa debe denunciarse la narración deficiente de los hechos que
-en criterio de la fiscal del Ministerio Público- fungieron como sustento de la solicitud de
Sobreseimiento...
1.2.6.
Cuando se trata de delitos que proceden a instancia de parte agraviada, el
representante del Ministerio Público no puede ejercer la acción penal, debido a la
existencia de un obstáculo legal para el desarrollo del proceso.
Oficio N°: DRD.
Fecha: 10-5-2006
(...)
De conformidad con los datos asentados en el escrito examinado, los hechos acaecidos son
susceptibles de ser resumidos bajo los siguientes términos:
“…en fecha 26 de Agosto del año 1999,… siendo las 9:40 horas de la noche,
funcionarios adscritos a ese cuerpo policial cuando se desplazaban por la
Avenida Intercomunal en dirección al sector de Las Rosas en Guatire, la
central de transmisiones indicó que debían trasladarse a la zona industrial El
Marqués, específicamente a la empresa TELEPLASTIC, a los fines de
verificar un herido por arma de fuego, una vez en el sitio se entrevistaron con
el ciudadano F.F.J.M., ya identificado, quien indicó que en dicho lugar se le
accionó accidentalmente el arma de fuego de reglamento, logrando herir a
su compañero, quien ya había sido auxiliado por una unidad de Los marca
LAREDO, serial AL603, cromado con mango de goma, de color negro con
cartucho del mismo calibre percutido, marca Remington, de color negro;
siendo testigo de los hechos el ciudadano C.O.R.A.”.
22
Informe Anual del Ministerio Público. Año 2002, p. 397.
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Sobre la base de lo transcrito supra, esa representante fiscal califica el hecho como el delito de
“Lesiones personales culposas leves, tipificado en los artículos 418 en concordancia con el
artículo 422 ordinal 3° ambos del Código Penal Venezolano”; y en consecuencia, solicita el
sobreseimiento de la causa, argumentando que el artículo 25 del Código Orgánico Procesal Penal,
establece que “…Sólo podrán ser ejercidas por las víctimas”, y basada en el contenido de los
artículos 28 ordinal 4° y 33 ordinal 4° en concordancia con el último aparte del artículo 318 todos del
Código Orgánico Procesal Penal.
En tal sentido, es menester observarle que en el presente caso, el acto conclusivo dictado por usted
no era el procedente, toda vez que a tenor de lo previsto en el artículo 30123 de la ley adjetiva penal,
lo correcto era haber solicitado la “desestimación de la denuncia”, en cuyo caso la víctima o parte
agraviada podría incoar la acción si así lo decidiere24; con la solicitud de sobreseimiento, y su
consecuente acuerdo por una autoridad jurisdiccional, se produce el efecto de cosa juzgada25, que a
decir de la autora María Isabel Romero Pradas:
“La doctrina afirma de modo rotundo el efecto de cosa juzgada como propio
de los autos de sobreseimiento libre. Señala Aguilera De Paz que el
sobreseimiento libre ‘debe producir excepción de cosa juzgada, porque
cierra la puerta a toda investigación, y son aplicables al mismo tres
identidades de cosa, persona y acción necesarias para que pueda imperar el
principio non bis in idem, base y fundamento de dicha excepción’. / La
jurisprudencia, por su parte, ha tenido ocasión de pronunciarse asiduamente
sobre el efecto de cosa juzgada que han de producir los autos de
sobreseimiento libre. El sobreseimiento libre, según el Tribunal Supremo,
tiene ‘efecto absolutorio y valor de cosa juzgada, sin apertura de juicio oral’;
equivale a la sentencia absolutoria en el orden penal. / Por otra parte, como
el sobreseimiento (libre) tiene efecto de cosa juzgada sobre los hechos que
son objeto del mismo, es necesario que ‘de él se deduzca en forma
inmediata cuáles son los hechos juzgados y quiénes son las personas en
cuyo favor el auto se dicta’“26.
Así las cosas, este despacho considera oportuno observarle que la acción penal la ejerce el
Ministerio Público conforme lo dispone el artículo 285 numeral 4 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, “…salvo las excepciones establecidas en la ley”; el sobreseimiento es
concebido como el ejercicio negativo de la acción penal, el cual, en virtud de las distintas
23
El cual establece en su único aparte lo siguiente: “Se procederá conforme a lo dispuesto en este
artículo, si luego de iniciada la investigación se determinare que los hechos objeto del proceso
constituyen delito cuyo enjuiciamiento solo procede a instancia de parte agraviada”.
24
Cuando el artículo 301 del Código Orgánico Procesal Penal, en su acápite, hace alusión a un plazo
preclusivo de quince (15) días, en modo alguno dicha limitación alcanza el supuesto refugiado en el
primer aparte de la norma aducida (entiéndase: delitos de acción privada), pues en estos casos, los
representantes del Ministerio Público podrían solicitar la desestimación de la denuncia, sin resguardo del
tiempo invertido en la sustanciación de la investigación.
25
Artículos 49 numeral 7 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y 319 del Código
Orgánico Procesal Penal.
26
ROMERO PRADAS, María Isabel. El Sobreseimiento. Tirant Monografías. Año 2002. Valencia- España.
pp. 375-376.
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Pág. 31
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consecuencias que sobrevienen de su decreto, genera el efecto de cosa juzgada en beneficio de los
sujetos investigados. En el presente caso, si se trataba de un delito cuyo enjuiciamiento sólo
procede a instancia de la parte agraviada, mal podría esa representación fiscal haber ejercido la
acción penal, a propósito de la existencia de un expreso y genuino obstáculo al ejercicio de la
acción...
1.3.
Desestimación.
1.3.1. La desestimación, en una gran parte de los casos, no depende de ninguna
comprobación sustancial del hecho denunciado o querellado, es decir, para
desestimar determinada denuncia o querella, no se requiere mayor prueba, basta con
la aplicación de las máximas de experiencia o sentido común.
El representante del Ministerio Público ante la sola incertidumbre, por pequeña que
ésta resulte de la probable afectación de un bien jurídico tutelado por el ordenamiento
jurídico penal, deberá poner en marcha la investigación, y consecuencialmente
ahondar en su desarrollo, hasta tanto se deduzca un criterio certero en torno a lo
sucedido, para luego dictar la decisión jurídica procedente.
Luego de iniciada y desarrollada la investigación, la desestimación procede
únicamente cuando los hechos objeto del proceso constituyen delitos enjuiciables a
instancia de aparte agraviada, lo que necesariamente implica que los mismos revistan
carácter penal.
Oficio N°: DRD-6-434-2006
Fecha: 17-11-2006
(...)
Se considera que la desestimación, en una gran parte de los casos, no depende de ninguna
comprobación sustancial del hecho denunciado o querellado, es decir, para desestimar determinada
denuncia o querella, no se requiere mayor prueba, basta con la aplicación de las máximas de
experiencia o sentido común, pues se trata de establecer si el hecho es típico o no, y de serlo, si se
encuentra o no prescrito, o si siendo típico, su enjuiciamiento sólo es posible a instancia de parte
agraviada; y finalmente, si existe un obstáculo para la persecución del mismo.
Ahora bien, una vez descartada la procedencia de las hipótesis anteriormente señaladas, el
representante del Ministerio Público ante la sola incertidumbre, por pequeña que ésta resulte de la
probable afectación de un bien jurídico tutelado por el ordenamiento jurídico penal, deberá poner en
marcha la investigación, y consecuencialmente ahondar en su desarrollo, hasta tanto se deduzca un
criterio certero en torno a lo sucedido, para luego dictar la decisión jurídica procedente.
En el presente caso, el representante del Ministerio Público estimó que los hechos expuestos a su
consideración: “...no revisten en ninguna forma carácter penal...”. Tal expresión, a grosso modo
constituyó el razonamiento sustentado por el fiscal para solicitar ante el órgano jurisdiccional
competente la desestimación; no obstante, en criterio de esta Dirección, tal argumentación resulta
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Pág. 32
Informe Anual del Fiscal General de la República
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improcedente en aras de fundamentar dicho acto, por cuanto, conforme a las previsiones del artículo
301 del Código Orgánico Procesal Penal, luego de iniciada y desarrollada la investigación, la
desestimación procede únicamente cuando los hechos objeto del proceso constituyan delitos
enjuiciables a instancia de parte agraviada “-lo que necesariamente implica que los mismos revistan
carácter penal-".
En consecuencia, en el presente caso, el representante del Ministerio Público no debió realizar la
solicitud de desestimación ante el órgano jurisdiccional -ante su consideración de que los hechos no
revestían carácter penal-, sino por el contrario, lo procedente era basar su requerimiento en el
primer supuesto del segundo numeral del artículo 318 del Código Orgánico Procesal Penal, vale
decir, en la figura del sobreseimiento. Al respecto la Doctrina del Ministerio Público ha señalado:
“…Una vez iniciada la investigación de la denuncia formulada, y el
representante del Ministerio Público determine que los hechos no revisten
carácter penal, no le es dable solicitar la desestimación de la misma, sino el
sobreseimiento, a tenor de lo previsto en el numeral 2 del artículo 318 del
Código Orgánico Procesal Penal...”27
Por otra parte, debe advertirse el inconveniente que ofrece la ausencia casi total de motivación y
fundamentación del escrito que se analiza. Especialmente, en lo referido a los hechos y a la
calificación jurídica; en tal sentido, si la solicitud de la desestimación se refería a uno de los delitos
contra las personas, previsto en el Código Penal vigente, no se verificó o demostró la circunstancia
de tratarse de delitos enjuiciables a instancia de parte agraviada28; pues como indagación previa,
pudo haberse dirigido comunicación al centro asistencial donde se atendió a la víctima, a objeto de
obtenerse una idea general en cuanto a la gravedad de la lesión ocasionada. Adicionalmente, habría
resultado esclarecedor ordenar la práctica de un reconocimiento médico-legal por ante el Cuerpo de
Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (siempre que el transcurso del tiempo así lo
permitiera); sin embargo, ello no se llevó a cabo29, y por lo tanto se desconoce si el grado de la
lesión ocasionada pudiera subsumirse dentro de aquellas que sólo son enjuiciables a instancia de
parte agraviada, y en consecuencia hacer procedente la solicitud de desestimación, respecto de
este hecho, tal y como lo establece el artículo 301 del Código Orgánico Procesal Penal en su único
aparte, cuyo contenido es del tenor siguiente:
“...Se procederá conforme a lo dispuesto en este artículo, si luego de
iniciada la investigación se determinare que los hechos objeto del proceso
constituyen delito cuyo enjuiciamiento solo procede a instancia de parte
agraviada...”
En caso contrario, vale decir, si la lesión causada es de aquellas que requieren enjuiciamiento de
oficio, evidentemente que la solicitud de la desestimación resultaba a todas luces improcedente.
Aunado a lo ya expuesto, debe indicarse la carencia total de elementos de convicción que
permitiesen al representante del Ministerio Público determinar la ausencia de los elementos del tipo
penal de lesiones, el carácter de tales lesiones, la intencionalidad del sujeto activo de este delito, lo
27
Informe Anual del Fiscal General de la República, año 2003, p. 705 y siguiente.
Único supuesto en el que -como se indicara-, es procedente la desestimación luego de iniciada y
desarrollada una investigación.
29
Al menos no consta en las actuaciones remitidas para su análisis que ello se hubiere realizado.
28
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Pág. 33
Informe Anual del Fiscal General de la República
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cual conduce a afirmar que no podía el fiscal determinar la tipicidad o no del delito de lesiones
personales, y establecer si éste era de acción privada o pública...
1.4.
Archivo
1.4.1.
Todo decreto de archivo fiscal debe estar debidamente fundamentado y motivado,
señalando las razones de hecho y de derecho en que se basó el fiscal para su
dictado.
Memorándum N°: DRD-055-2006
Fecha: 14-2-2006
(…)
La Doctrina del Ministerio Público ha dejado por sentado lo siguiente:
“...el decreto de archivo de actuaciones debe estar debidamente
fundamentado y motivado, señalando las razones de hecho y de derecho en
que se basó el fiscal para tomar dicha determinación...”30.
Asimismo, en otra oportunidad, doctrina institucional ha advertido expresamente:
“...el representante del Ministerio Público, debe ser cuidadoso en el sentido
de motivar los diferentes escritos a elaborar, expresando las razones de
hecho y de derecho, de modo que justifique jurídicamente su procedencia...”
Básicamente, motivar consiste en exponer las razones de hecho y derecho que fundamentan
determinada actuación, y relacionarlas con una determinada conclusión. En el razonamiento jurídico
llega a la motivación a través de la argumentación.
Sobre la argumentación, Levis Ignacio Zerpa31 nos indica que “se trata de persuadir, de convencer,
de lograr que el auditorio, ante la duda de que hayan diversas soluciones, podamos hacerlo que se
adhiera a una de esas posibles soluciones y encuentre buenas razones para que la elección sea una
elección racional”.
En otros términos, se trata de encontrar la solución más razonable, la más plausible, la solución que
en definitiva produzca la mejor consecuencia por ser la más justa. Ignacio Zerpa32, sobre la
persuasión, nos enseña nuevamente:
30
“Informe Anual del Ministerio Público, Año 2001, Tomo I, pp. 624 y 626.
“Curso de Capacitación sobre Razonamiento Judicial y Argumentación Jurídica”. Tribunal Supremo de
Justicia. Serie Eventos N° 3. Caracas-Venezuela 2002. p. 166.
32
Ob. Cit. p. 171.
31
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“...es tratar de convencer al juez que las razones que estoy dando dentro de
su mundo de dudas, son mejores que las razones que aporta el contrario (...)
o en el caso del juez, cuando construimos la sentencia tenemos que
preocuparnos por demostrar que esa era la mejor solución que podía darse,
que esa era la solución que el ordenamiento jurídico planteaba; y que si bien
es verdad que podía darse otra, hemos escogido la más justa, la mejor
dentro de una escala de valores que hemos trazado para la búsqueda de
esa solución”.
Cuando se trabaja con los hechos, básicamente se trabaja con explicaciones, pero cuando se trata
del derecho, de las normas, se está en el mundo de las justificaciones, y se podrá convencer mucho
mejor en la medida en que las justificaciones, es decir, el fundamento argumental, sea lo
suficientemente persuasivo, consistente, coherente y tenga fuerza como para lograr la adhesión o
persuasión del auditorio jurídico.
El representante del Ministerio Público, al tomar la determinación de decretar el archivo de las
actuaciones en el presente caso, debió hacerlo motivadamente, y ello con la única finalidad de
aportar las razones del porqué el acto conclusivo en comentario resultaba procedente.
Precisamente, de la narración clara, precisa y circunstanciada de los hechos, deviene la posibilidad
de que la actuación motorizada se baste a sí misma, lo cual evita acudir a otro medio (distinto al
propio escrito) para discernir su finalidad o sentido...
1.4.2.
Todos aquellos sujetos afectados por la materialización de una acción criminal,
ostentan plena cualidad de víctima en el proceso penal, en consecuencia, de
acordarse el archivo de las actuaciones por el representante del Ministerio Público,
deberá procurarse insoslayablemente su notificación.
Memorándum N°: DRD-9-079-2006
Fecha: 2-3-2006
(…)
Una vez que se ha hecho referencia brevemente a lo que representa el dolo de consecuencias
necesarias, opina esta Dirección, que podría en el presente caso configurarse una hipótesis del
mismo, en agravio del ciudadano H.M.H., tomando en consideración que la ciudadana M.C., se
encontraba acompañada de su chofer y escolta, quien conducía el vehículo que los transportaba a
ambos, cuando se dirigían el día 27 de junio de 2003, aproximadamente a las 5.10 horas de la
mañana a la planta de televisión (…), siendo interceptados por varios sujetos, quienes pretendieron
como ya se explicó anteriormente, atentar contra la vida de la mencionada ciudadana, y al respecto
se podría afirmar que igualmente actuaron con desprecio al bien jurídico protegido por la norma,
respecto a su acompañante.
Dichas acotaciones se efectúan, por cuanto no se desprende fehacientemente del decreto de
archivo fiscal, el trato de víctima hacia el ciudadano H.M.H.G. ustedes únicamente lo mencionan
cuando al finalizar el escrito (motivación) de la siguiente manera: “…por cuanto se aprecia que el
sujeto desconocido que lanzó el botellón contentivo de gasolina contra el parabrisas del vehículo de
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la ciudadana M.C., trató de encender dicha sustancia, la cual como es sabido tiene un alto poder
inflamable; de haberlo logrado se habría producido instantáneamente el incendio del vehículo de la
ciudadana M.C. y muy probablemente su muerte y la de su conductor, el ciudadano H.M.H.G.; sin
embargo el incendio de dicho vehículo no llegó a generarse…”
Por otra parte, consta al final del escrito la orden de notificación a la víctima, ciudadana M.C., no
evidenciándose al efecto, que se haya ordenado o librado la correspondiente notificación al
ciudadano H.M.H.
En tal sentido, es necesario destacar lo previsto en el artículo 120 del Código Orgánico Procesal
Penal, el cual faculta a la víctima para ejercer diversos derechos dentro del proceso, teniendo en
consecuencia la facultad de querellarse, ser informada de los resultados del proceso, solicitar
medidas de protección, adherirse a la acusación del fiscal o formular una acusación particular propia
o privada, ejercer acciones civiles, ser oída por los tribunales y especialmente en el caso que nos
ocupa, ser notificada de la resolución del Fiscal que ordena el archivo de los recaudos. Este derecho
es reforzado con el artículo 315 ibidem, el cual prevé, que la medida de archivo deberá ser
notificada a la víctima, y es tal la importancia de la práctica de esta notificación, que en cualquier
momento -claro está una vez recibida la misma- la víctima podrá solicitar la reapertura de la
investigación.
De acuerdo a las consideraciones precedentemente expuestas, este Despacho opina que del
contenido del escrito analizado, debió identificarse fehacientemente al ciudadano H.M.H., como
víctima del presente caso, y el mismo debió además ser notificado del decreto de archivo de las
actuaciones, de conformidad con lo establecido en el artículo 315 del Código Orgánico Procesal
Penal.
No obstante lo expuesto, a título de conclusión esta Dirección acota que el decreto de archivo
examinado, se encuentra ajustado a derecho, en virtud de que se ha constatado el cumplimiento de
lo previsto en el artículo 315 del Código Orgánico Procesal Penal, con las consideraciones supra
señaladas...
1.4.3.
El fiscal del Ministerio Público debe concluir toda la actividad investigativa posible,
para luego considerar la aplicación de uno de los actos conclusivos de la fase
preparatoria, uno de los cuales es el archivo, tal y como lo prevé el Código Orgánico
Procesal Penal.
Memorandum Nº: DRD-10-128-2006
Fecha: 5-4-2006
(…)
La Doctrina del Ministerio Público ha dejado por sentado que el archivo fiscal es susceptible de ser
definido: “como la determinación tomada por el Ministerio Público de suspender el proceso, al
estimar que el resultado de la investigación resulta insuficiente para acusar o solicitar el
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sobreseimiento”.33 Consecuencialmente, el archivo fiscal supone la resolución fundada del
representante del Ministerio Público de suspender la etapa de investigación, por considerar que los
resultados obtenidos resultan insuficientes para acusar o solicitar el sobreseimiento; no obstante,
valga advertir que la figura in comento entiende la posibilidad de incorporar nuevos datos que
coadyuven en el esclarecimiento de los hechos.
Alberto Binder advierte, que en determinadas situaciones, la investigación penal no arroja
suficientes elementos para acusar, ni tampoco la certeza necesaria para pedir una absolución
anticipada (sobreseimiento). Ante tales escenarios “existen dos posibilidades, según los códigos: o
bien se establece un tiempo límite dentro del cual se debe llegar a uno de los dos estados
mencionados – y si no se arriba a ello, necesariamente se sobresee – o bien se permite que la
investigación termine de un modo provisional, que implica una clausura provisoria de la investigación
o sumario, hasta que se pueda continuar con ella o aparezcan nuevos elementos de prueba”.34
De manera que el representante del Ministerio Público acordará el archivo fiscal, cuando, agotadas
todas las diligencias investigativas pertinentes al caso concreto, no se hayan recabado suficientes
elementos de convicción acerca de la existencia de un hecho punible, o respecto la participación de
determinado sujeto en el mismo; o si de haberse demostrado la existencia del hecho típico, no
existan motivos suficientes para acusar a una persona como su autora o partícipe, siempre y cuando
de los resultados de la etapa investigativa no se desprenda la existencia de una causal que haga
procedente el sobreseimiento, y exista la posibilidad real y concreta de incorporar ulteriormente
nuevas fuentes de prueba susceptibles de esclarecer los hechos objeto de la investigación.
Habida cuenta de lo expuesto, el “archivo fiscal” procede en la fase preparatoria del proceso, una
vez realizadas todas las diligencias de investigación ordenadas por el Ministerio Público, tendentes a
la búsqueda de elementos de prueba que generen plena convicción acerca de la perpetración de un
hecho punible y la individualización de su autor o partícipe; resulta indispensable advertir que el
representante del Ministerio Público debe contar con el resultado de todas y cada una de las
diligencias ordenadas, las cuales determinarán el acto conclusivo procedente. Si las averiguaciones
realizadas no aportan elementos de prueba susceptibles de sustentar una futura acusación, y no se
evidencia de manera fehaciente, la existencia de alguna circunstancia capaz de inducir la conclusión
del proceso a través del sobreseimiento, procederá el archivo de las actuaciones, siempre y cuando
33
Doctrina publicada en el Informe Anual del Ministerio Público, Tomo I, año 2001. p. 538.
BINDER, Alberto. Introducción al derecho procesal penal. Editorial Ad-Hoc. Buenos Aires, 1993. p. 220.
El autor Raúl Eduardo Torres Bas, refiriéndose a la figura del “sobreseimiento provisional” – cuyos
efectos responden básicamente a las consecuencias jurídicas del archivo fiscal en el Código Orgánico
Procesal Penal– argumenta con acierto: “En pensamiento más correcto, y en relación a los casos que
corresponda solicitar el sobreseimiento, se ha destacado que ‘teniendo en cuenta lo complejas que
suelen ser las causas criminales y los diferentes puntos de vista desde los que se puede apreciar la
existencia del delito y la responsabilidad de sus autores, el sobreseimiento puede ser: ...2. Provisional,
cuando no aparezca enteramente justificada la perpetración del delito, o aún estándolo no resulten los
autores que lo ha llevado a cabo, pues la administración de justicia teniendo perfecta conciencia de que
se ha cometido un delito, si por el momento no puede perseguirlo tendrá que reservarse la facultad de
volver sobre la misma causa si el transcurso del tiempo esclarece y determina lo que por aquel momento
resulta confuso... el procedimiento queda suspendido hasta que aparezcan nuevos elementos de juicio
que permitan reabrir la causa y continuar con la investigación”. Torres Bas, Raúl Eduardo. El
Sobreseimiento. Editorial Plus Ultra. Buenos Aires. pp. 118 y 119.
34
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exista la posibilidad concreta de incorporar nuevos elementos de convicción que tornen posible la
reanudación de la investigación.
De allí que resulte improcedente, que el fiscal decrete el archivo de las actuaciones, cuando tiene
pendientes por recibir de la policía de investigaciones penales, el resultado de las diligencias que
fueron ordenadas en relación con el caso investigado. Resulta igualmente irregular, que dicte tal
decreto, sin haber ordenado todas las diligencias que sean necesarias practicar para el
esclarecimiento de los hechos investigados, ya que el resultado de la investigación debidamente
realizada, permitirá acusar, solicitar el sobreseimiento o decretar el archivo fiscal.
En efecto, la investigación penal, una vez decretado el archivo, queda suspendida, por ende,35 no es
admisible su continuación. El representante del Ministerio Público no está en la facultad de proseguir
con otra diligencia investigativa, salvo que aparezcan nuevos elementos de prueba que justifiquen la
reapertura de la causa. Todo reinicio de actuaciones de investigación que implique una indagación
respecto los hechos controvertidos, dependerá exclusivamente del surgimiento de nuevos
elementos de convicción que estimulen su reapertura.
Del estudio del archivo fiscal comentado, se advierte que el mismo no cumple con los requerimientos
previamente anotados, ya que si bien es cierto que menciona las diligencias de la investigación, no
es menos cierto que ésta no se encuentra enteramente agotada. Así tenemos que se desconocen
declaraciones de testigos presenciales, como lo son, la de los sujetos apodados: P, C, S, C, N.N., A,
P, C y M.Z., todo lo cual fue incluso indicado por la representante del Ministerio Público, quien
sostuvo que no había sido posible ubicar a los citados ciudadanos, a pesar de que ese Despacho
fiscal, realizó las gestiones pertinentes.
Resulta importante destacar, que no obstante ser éste el razonamiento dado para proceder a dictar
el decreto de archivo, este Despacho considera impretermitible que se hubiere indicado en el texto
del documento en examen, cuáles fueron “las gestiones pertinentes” (sic) practicadas por esa
representación fiscal, a objeto de evaluar si en efecto resultaba imposible lograr la comparecencia de
los citados testigos, y por ende, considerar válido y ajustado a derecho el mencionado
pronunciamiento.
En este sentido, debe indicarse que el resultado de todas y cada una de las diligencias de
investigación ordenadas deben haberse recabado y considerado para la elaboración del decreto de
archivo fiscal; ya advertimos líneas atrás, que el dictado del archivo supone necesariamente la
conclusión de la investigación, su agotamiento. En este caso, esa unidad fiscal se limitó a señalar
que se realizó un estudio a todas las declaraciones de los testigos, cuyos testimonios no eran
coincidentes, aunado a la ausencia de las declaraciones de los sujetos anteriormente mencionados
en este análisis, a quienes no fue posible ubicar, por lo cual concluyó que la investigación resultaba
insuficiente para acusar.
Al respecto contempla la Doctrina del Ministerio Público:
“Como director, supervisor y orientador de la investigación de los hechos
punibles, el representante del Ministerio Público, ha de estar atento de todas
35
Mientras se mantenga el archivo.
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las diligencias ordenadas a las autoridades de policía de investigaciones
penales, que resultan necesarias para la determinación de los ilícitos
penales y la identificación de los autores y partícipes. Por consiguiente,
como supervisor de tal investigación, resulta por ende conocedor de las
diligencias cumplidas y de aquéllas que están por cumplirse…”36.
En este mismo orden de ideas, sostiene la Doctrina:
“…El representante del Ministerio Público como director de la investigación,
y en consecuencia responsable de la misma, debe señalar en el escrito de
archivo cuáles diligencias ordenó y sus resultados, así como las que no se
pudieron realizar y el motivo que la impidió de manera que su pretensión
quede bien fundada, para que la víctima al ser notificada no tenga que
dirigirse al juez de control solicitándole examine los fundamentos de la
medida…”37
En consecuencia, ratificamos la importancia de que el escrito de decreto de archivo cuente con una
debida argumentación fundamentada en un análisis que tenga firme basamento en las actuaciones
realizadas para así demostrar lo correcto y justo de la decisión del fiscal del Ministerio Público.
Aunado a ello, tal como se advirtiera supra, la fiscal debió concluir toda la actividad investigativa,
para luego de ello, considerar la aplicación de alguno de los actos conclusivos de la fase
preparatoria, basándose en los resultados que éstas produjesen...
1.4.4.
El escrito de todo representante del Ministerio Público que decrete el archivo de una
determinada causa deberá ser motivado sobre la base del cúmulo de actuaciones
practicadas durante la fase de investigación que nos permitan determinar la
precedencia del acto conclusivo.
Oficio N°: DRD-6-230-2006
Fecha: 30-6-2006
(…)
Se caracteriza el acto conclusivo bajo análisis, por una serie de señalamientos concernientes al
procedimiento seguido por ante el órgano jurisdiccional, a fin de otorgarle a la víctima una “medida
de protección”; de seguidas, se hace mención a las diversas oportunidades en las cuales se procuró
la comparencia del ciudadano C.M., ante el despacho fiscal, a los fines de que rindiera declaración;
luego se refiere su negativa de comparecer por cuanto “...no deseaban continuar conociendo nada
relacionado con los incidentes sucedidos y que motivaron el inicio de la investigación...”; y finalmente
concluye señalando, que como quiera que las actuaciones de investigación se encuentran agotadas,
lo procedente es dictar el archivo de las mismas.
36
37
Informe Anual del Fiscal General de la República Año 2001, Tomo I. p. 624.
Informe Anual del Fiscal General de la República, año 2001, Tomo I, p. 622.
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El argumento anterior constituye el fundamento sobre el cual se basó el representante del Ministerio
Público para acordar el archivo de las actuaciones, todo lo cual implica una ausencia total de
motivación y consecuencialmente de fundamentación, aunado a la omisión por completo de la
indicación de las diligencias de investigación o los elementos de convicción recabados durante la
fase de investigación y que igualmente componen el fundamento de la actuación fiscal.
En principio debe señalarse que la indicación de todas las actuaciones practicadas ante el órgano
jurisdiccional, en relación con la solicitud de “medidas de protección” a favor de la víctima, en nada
concierne al fundamento, no sólo del decreto de archivo, sino de cualquier otro acto conclusivo, por
lo que su mención resulta innecesaria, toda vez que las mismas constituyen meros actos
procedimentales para la obtención de dicha medida, y que en definitiva nada aporta al
esclarecimiento de los hechos.
La exigencia de una debida fundamentación basada en los elementos de convicción, se concreta en
dar a conocer los aspectos resaltantes de cada actuación realizada, mediante la indicación de los
motivos o circunstancias que imprimen relevancia a los fundamentos de toda actuación. En el
presente caso, dichos elementos resultaron más que inmotivados, omitidos; por lo tanto, con base
en ello no era procedente sustentar el decreto de archivo.
En criterio de esta Dirección, los elementos de convicción:
“Están conformados por las evidencias obtenidas en la fase preparatoria del
proceso ordinario o en el momento de la aprehensión en los casos de
flagrancia, que permiten subsumir los hechos en el supuesto de la norma
penal sustantiva... razón por la cual el legislador exige una debida
fundamentación basada en los elementos de convicción”38.
En principio, tal exigencia se concreta cuando los representantes del Ministerio Público dan a
conocer los aspectos resaltantes de cada actuación realizada, aspectos que constituyen los motivos
o circunstancias que imprimen relevancia a los fundamentos de toda actuación.
Valga destacar -del escrito remitido a la consideración de este Despacho- que el representante del
Ministerio Público únicamente se limita a precisar que: “...el ciudadano C.M., así como otros
compañeros... no deseaban continuar conociendo nada relacionado con los incidentes sucedido...
Por lo tanto, agotadas como han sido las actuaciones investigativas. Lo oportuno y ajustado a
derecho es decretar el ARCHIVO...”. Dentro de este contexto, se advierte que la omisión absoluta de
los elementos de convicción debido a la ausencia de investigación, impide determinar (discernir) cuál
era el acto conclusivo procedente conforme los hechos objeto de la averiguación. La procedencia de
determinado acto conclusivo (entiéndase: “acusación, sobreseimiento o archivo”) depende de los
resultados obtenidos durante la etapa investigativa; por vía de consecuencia, cuando los elementos
de convicción recabados resultaren insuficientes para acusar, lo procedente será decretar el
“archivo” de las actuaciones, todo ello de conformidad con lo dispuesto en el artículo 315 del Código
Orgánico Procesal Penal. Aunado a lo cual debe indicarse, que al no haberse desarrollado la
investigación, no sólo es improcedente el archivo fiscal, sino cualquier otro acto conclusivo por
cuanto su producción implica siempre la terminación o finalización de la etapa investigativa.
38
Informe Anual del Ministerio Público, Año 2001, Tomo III. pp. 325 y 326.
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Debe acotarse que el “archivo fiscal” procede en la fase preparatoria del proceso, una vez realizadas
todas las diligencias de investigación ordenadas por el Ministerio Público, tendentes a la búsqueda
de elementos de prueba que generen plena convicción acerca de la perpetración de un hecho
punible y la individualización de su autor o partícipe; resulta indispensable advertir que el
representante del Ministerio Público debe contar con el resultado de todas y cada una de las
diligencias ordenadas, las cuales determinarán el acto conclusivo procedente. Si las averiguaciones
realizadas no aportan elementos de prueba susceptibles de sustentar una futura acusación, y no se
evidencia de manera fehaciente, la existencia de alguna circunstancia capaz de inducir la conclusión
del proceso a través del sobreseimiento, procederá el archivo de las actuaciones, siempre y cuando
exista la posibilidad concreta de incorporar nuevos elementos de convicción que tornen posible la
reanudación de la investigación.
En consecuencia, el escrito de todo representante del Ministerio Público, que decrete el “archivo” de
una determinada causa, deberá ser motivado, sobre la base del cúmulo de actuaciones practicadas
durante la fase investigación -las cuales no realizó-, que permitan determinar con claridad la
procedencia del acto conclusivo in commento...
1.4.5.
El archivo fiscal supone la resolución fundada del representante del Ministerio
Público de suspender la etapa de investigación por considerar que los resultados
obtenidos resultan insuficientes para acusar o solicitar el sobreseimiento de la
causa, esta figura comprende la posibilidad de incorporar ulteriormente nuevos
datos que coadyuven en el esclarecimiento.
Oficio N°: DRD-332-2006
Fecha: 30-8-2006
(...)
En este sentido, la Doctrina del Ministerio Público ha dejado por sentado que el archivo fiscal es
susceptible de ser definido: “como la determinación tomada por el Ministerio Público de suspender el
proceso, al estimar que el resultado de la investigación resulta insuficiente para acusar o solicitar el
sobreseimiento”39. En efecto, el archivo fiscal supone la resolución fundada del representante del
Ministerio Público de suspender la etapa de investigación por considerar que los resultados
obtenidos resultan insuficientes para acusar o solicitar el sobreseimiento de la causa; no obstante,
esta figura comprende la posibilidad de incorporar ulteriormente nuevos datos que coadyuven en el
esclarecimiento de los hechos.
Consecuencialmente, el representante del Ministerio Público acordará el archivo fiscal, cuando,
agotadas todas las diligencias investigativas pertinentes al caso concreto, no se hayan recabado
suficientes elementos de convicción acerca de la existencia de un hecho punible, o respecto la
participación de determinado sujeto en el mismo; o si de haberse demostrado la existencia del
hecho típico, no existan motivos suficientes para acusar a una persona como su autora o partícipe,
siempre y cuando de los resultados de la etapa investigativa no se desprenda la existencia de una
causal que haga procedente el sobreseimiento, y exista la posibilidad real y concreta de incorporar
39
Doctrina publicada en el Informe Anual del Ministerio Público, Tomo I, año 2001. p. 538.
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ulteriormente nuevas fuentes de prueba susceptibles de esclarecer los hechos objeto de la
investigación.
El decreto de archivo fiscal, por tanto, impone la falta de certeza con respecto de alguna de las
siguientes circunstancias:
1.
2.
A la existencia del hecho punible.
A la autoría o participación del imputado en el hecho.
Aunado a la falta de certeza aludida, para que proceda el archivo como acto conclusivo de la
investigación, debe concretarse la posibilidad cierta de incorporar en el futuro, nuevos elementos de
convicción.
Como corolario de lo expuesto, el archivo fiscal procede en la fase preparatoria del proceso, una vez
realizadas todas las diligencias de investigación ordenadas por el Ministerio Público, tendentes a la
búsqueda de elementos de prueba que generen plena convicción acerca de la perpetración de un
hecho punible y la individualización de su autor o partícipe; resulta indispensable advertir que el
representante del Ministerio Público debe contar con el resultado de todas y cada una de las
diligencias ordenadas, las cuales determinarán el acto conclusivo procedente.
Si las averiguaciones realizadas no aportan elementos de prueba susceptibles de sustentar una
futura acusación, y no se evidencia de manera fehaciente, la existencia de alguna circunstancia
capaz de inducir la conclusión del proceso a través del sobreseimiento, procederá el archivo de las
actuaciones, siempre y cuando exista la posibilidad concreta de incorporar nuevos elementos de
convicción que tornen posible la reanudación de la investigación.
Conforme al contenido del escrito sometido a la consideración de este Despacho, es menester
denunciar su inmotivación, la cual se deriva de la omisión de la reseña detallada y profusa de los
hechos acaecidos, así como del señalamiento de las diligencias de investigación motorizadas
durante la fase de investigación del proceso penal incoado.
Se observa del escrito examinado, que no se dio cabal cumplimiento al deber constitucional que
impone el numeral 3 del artículo 285, cuando establece que al representante del Ministerio Público
le corresponde “…ordenar y dirigir la investigación penal de la perpetración de los hechos punibles
para hacer constar su comisión con todas las circunstancias que puedan influir en la calificación y
responsabilidad de los autores o las autoras y demás participantes …”, lo cual se traduce en el
deber de practicar y recabar el resultado de las diligencias ordenadas durante la fase de
investigación. En este sentido, textualmente en su escrito, señala lo siguiente:
“…vale decir, que no fueron entrevistados todos los testigos de los hechos, a
los fines de verificar los hechos suscitados, asimismo el imputado manifiesta
al momento de rendir declaración ante esta fiscalía manifiesta que fue
embestido por una camioneta ranchera por detrás y el conductor de dicho
vehículo no fue entrevistado en relación a los hechos, a pesar de ser
requerido por esta fiscalía en reiteradas, en diversas oportunidades; no
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pudiendo esta representación fiscal decretar otro acto conclusivo que no
fuera Archivo Fiscal, …”
Tal argumentación evidencia que la investigación no estaba concluida, pues aún existían
actuaciones conocidas que podrían haber sido practicadas e incorporadas a las actas -entrevistas a
testigos, declaración o individualización como imputado del conductor del vehículo N° 2, ciudadano
J.F.M., etc-, las cuales son determinantes para establecer la procedencia y tipo de acto conclusivo...
1.5.
Otros aspectos
1.5.1.
El fiscal del Ministerio Público tiene la obligación de asistir con puntualidad a todas
las audiencias celebradas en los tribunales, lo cual impone a su vez, que cualquier
ausencia sea debidamente justificada ante el órgano jurisdiccional.
El retardo por incomparecencia de los sujetos convocados a las audiencias, es
responsabilidad directa del órgano jurisdiccional, pues es quien tiene la obligación
de aplicar los correctivos pertinentes para procurar su realización, y es el único que
puede acordar su diferimiento o la conducción por la fuerza pública de quienes no
acudieron al acto.
Memorandum N°: DRD-16-026-2006
Fecha: 24-1-2006
(…)
Una vez revisada la primera comunicación sobre la cual se emitirá opinión, este Despacho observa
que hace mención a tres aspectos, a saber:
“1. La obligación del Ministerio Público de asistir con puntualidad a la
celebración de las audiencias que sean fijadas por los tribunales./ 2. En caso
de razones justificadas, sobrevenidas o caso fortuito o de fuerza mayor, que
impidan la comparecencia del Ministerio Público a las audiencias, se deberá
presentar con suficiente antelación y por escrito, la excusa debida ante el
tribunal./ 3. En caso de que coincidan las audiencias, el Ministerio Público
deberá notificar por escrito, al o los tribunales que notificaron con
posterioridad al primero, para que se difiera el acto”.
Sobre el primer aspecto, este Despacho coincide plenamente en estimar que el Ministerio Público
está en la obligación de acudir con puntualidad a las audiencias fijadas por los tribunales.
Respecto al segundo de los asuntos, no considera esta Dirección que de su redacción surjan
inconvenientes, pues resulta lógico que en caso de presentarse razones justificadas, que impidan la
comparecencia del Ministerio Público a las audiencias, se presente con suficiente antelación y por
escrito, la excusa debida ante el tribunal, a los fines de que se tomen las previsiones pertinentes, y
se logre diferir la audiencia para otra oportunidad.
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No obstante, es preciso acotar que en lo referido a las situaciones sobrevenidas por caso fortuito o
de fuerza mayor, debe matizarse la instrucción en el sentido de advertir que el Ministerio Público
procurará en la medida de lo posible, y conforme a las particulares circunstancias, enviar su excusa
con antelación, que en caso de no lograrse, podrá presentar con posterioridad y por escrito,
indicando al órgano jurisdiccional las razones de su inasistencia, sin perjuicio de procurar, por
cualquier medio, informar al Tribunal sobre la imposibilidad de asistir a la audiencia. Ello debido a
que no es posible prever con antelación las situaciones de caso fortuito o de fuerza mayor, y por
tanto, resulta inaceptable exigir la presentación de excusas con antelación y por escrito.
Finalmente, respecto a la solución relacionada con los casos en que coincidan las audiencias
(Tercer aspecto), en el sentido de que el Ministerio Público está en la obligación de participar por
escrito a los tribunales que notificaron con posterioridad al primero de ellos, para que se difiera el
acto; este Despacho considera que tal solución debe ser analizada conjuntamente con los
representantes del Poder Judicial, a objeto de ponderar cuál ha de ser la forma de establecer las
audiencias, de manera que no coincidan, pues de generarse únicamente y de manera unilateral tal
instrucción, ello podría generar excesivos retardos -mayores de los ya existentes-, ya que si el
Ministerio Público sólo cuenta con una audiencia fijada por día, y ésta no se llegare a realizar (como
sabemos que sucede con frecuencia), ya no tendría la opción de acudir a las demás (ya diferidas).
Lo indicado, en opinión de quien suscribe, sólo podrá ser resuelto mediante el establecimiento de
efectivos mecanismos de coordinación entre el Poder Judicial y el Ministerio Público, siendo una
excelente iniciativa para ello la estandarización de la agenda única en la que se organicen las
distintas audiencias en un mismo día pero en horas distintas que permitan su realización. Para ello,
obviamente se requerirá el compromiso de todos los intervinientes en el Sistema de Administración
de Justicia, en el sentido de asumir con la responsabilidad debida el rol que le corresponda
desempeñar, respetando y resguardando según sea el caso el horario establecido para cada acto.
En consecuencia, la solución sobre este aspecto debe ser gestionada por todos los operadores del
Sistema, para lo cual es imprescindible no omitir la intervención tanto de los defensores públicos de
presos, como de los órganos disciplinarios de los Colegios de Abogados.
En cuanto a la segunda de las comunicaciones enviadas para emitir opinión/ (…)/sobre las “Causas
de Retardo Procesal: Diferimiento y Suspensiones”, este Despacho observa lo siguiente:
En dicha presentación se mencionan varias situaciones que causan retardo en la realización de las
audiencias (problemas), tales como la inasistencia de testigos, expertos o interpretes, de los
defensores públicos y privados, de la falta de traslado del propio imputado o su inasistencia estando
en libertad, ausencia de los representantes del Ministerio Público40, y otras causas imputables al
tribunal; para luego exponer diferentes soluciones, respecto de las cuales es preciso realizar algunas
consideraciones:
- Debe dejarse claro que el retardo por incomparecencia de los sujetos convocados a las audiencias,
es responsabilidad directa del órgano jurisdiccional, pues es quien tiene la obligación de aplicar los
correctivos pertinentes para procurar su realización, y es el único que puede acordar su diferimiento
o conducción por la fuerza de quienes no acudieron al acto. En este sentido, la Sala Constitucional y
40
Ante la información estadística nacional recogida en la mencionada presentación sobre las causas de
retardo por inasistencia de alguno de los sujetos procesales llamados a acudir a la audiencia oral, esta
Dirección observa que el Ministerio Público representa sólo el 7% del retardo por dicha causa.
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la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, han sostenido lo supra señalado, en
múltiples sentencias, entre otras: Sentencias de la Sala Constitucional números 1810 del 3-7-2003,
3744 del 22-12-2003, 3314 del 2-11-2005; y Sala de Casación Penal, en sentencias números 043
del 26-2-2004, 457 del 23-11-2004.
De tal manera que ante la inasistencia de uno de los sujetos llamados a acudir a la audiencia oral, el
fiscal del Ministerio Público deberá instar la aplicación de los correctivos que la ley penal procesal
pone a su disposición, a saber:
1.
En caso de reiteradas e injustificadas inasistencias del abogado defensor, y ante el
evidente incumplimiento del deber de prestación de un servicio efectivo, diligente y oportuno de la
defensa con su cliente, la Sala Constitucional en sentencia N° 2352, de fecha 1-8-2005, ha
considerado que ello se traduce en “una clara violación al artículo 102 del Código Orgánico Procesal
Penal” y advirtió que “ante tales situaciones los jueces de instancia deben proceder conforme a la
letra de dicho artículo”, es decir, considera esta Dirección, conforme a la letra del artículo 103:
“sancionarlo con multa”41.
Otra opción que deberá sopesar el fiscal del Ministerio Público al momento de encontrar el correctivo
adecuado para evitar las dilaciones indebidas por motivo de la inasistencia del defensor a la
audiencia oral y pública, es el ya mencionado por la Sala Constitucional en sentencia N° 92, del 2-32005, en el siguiente sentido:
“la Defensora de los actuales supuestos agraviados, por cuanto aquélla
habría dejado de comparecer, injustificadamente, a las sucesivas
convocatorias a la audiencia del Juicio Oral que corresponde a la causa
penal que se les sigue a dichos quejosos. Ahora bien, observa esta Sala que
fue manifiestamente contraria a derecho tal apreciación y la consiguiente
decisión que en ella se basó, por cuanto, si ciertamente se produjeron tales
injustificadas faltas de comparecencias, el Juez de Juicio, que es quien tiene
a su cargo el control de la regularidad del proceso, omitió la aplicación de la
norma imperativa que contiene el párrafo final del artículo 332 del Código
Orgánico Procesal Penal, con lo cual habría aplicado el remedio justo a lo
que pudiera haber considerado como una maniobra dilatoria de la Defensa.
Así las cosas, debe concluirse que la incomparecencia, supuestamente
injustificada, por parte de la Defensora de los actuales quejosos, a veintitrés
de treinta convocatorias a Juicio Oral (folio 26), se produjo por la omisión de
aplicación, por parte del supuesto agraviante de autos, de la predicha norma
imperativa del artículo 332 del Código Orgánico Procesal Penal, de acuerdo
con la cual ‘Si el defensor no comparece a la audiencia o se aleja de ella, se
considerará abandonada la defensa y corresponderá su reemplazo’ ”.
2.
Respecto a la inasistencia de testigos, expertos e intérpretes, considera esta Dirección, en
concordancia con la consideración del Tribunal Supremo de Justicia, y de la ley, que es obligación
41
Respecto a la sanción de multa, el Ministerio Público deberá procurar que el juez tome en cuenta la
reciente sentencia N° 3256, de fecha 28-10-2005, donde se establece el procedimiento para aplicar la
sanción de multa.
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del órgano jurisdiccional, el procurar su presencia, pues éste cuenta con los remedios procesales
adecuados.
En tal sentido, ya el Tribunal Supremo de Justicia ha insistido en lo siguiente:
“Así pues, se observa del acta del debate, que en efecto, ante la
incomparecencia de los testigos expertos propuestos en la acusación, el
Juez de Juicio no aplicó el referido artículo 357 del Código Orgánico
Procesal Penal, que le ordena al Juez Presidente la conducción por la fuerza
pública de los testigos o expertos oportunamente citados, y la solicitud a
quien lo propuso de que colabore con tal diligencia, sólo se limitó a instar al
Ministerio Público a que hiciera comparecer a los testigos, pero debió emitir
la orden expresa a los organismos policiales (fuerza pública), de lo cual se
colige, que es deber del Juez Presidente, como Director del proceso,
procurar la comparecencia de los testigos promovidos por cualquiera de las
partes, con su colaboración.
Ello lo corrobora el artículo 340 ejusdem, relativo a la imposibilidad de
asistencia de los órganos de prueba, que establece que en caso de
impedimento justificado para asistir al debate, aquellos serán examinados
por el Juez Profesional, en el lugar donde se encuentren. ” 42
Se debe resaltar que la aplicación de la conducción mediante la fuerza pública ante la inasistencia
de los testigos, expertos o interpretes, debe ser sobre la base de lo establecido en el artículo 171 del
Código Orgánico Procesal Penal, y no sobre la base de lo establecido en el artículo 310 ejusdem
(mandato de conducción), debido a que este último sólo debe aplicarse durante la fase de
investigación y a los fines de entrevistar al conducido.
3.
Ante la ausencia del propio imputado a la audiencia oral, el Ministerio Público deberá
estudiar la posibilidad de solicitar la aplicación de una medida de coerción personal; y de
encontrarse detenido y no ser trasladado a la sede del Tribunal, deberá el fiscal del Ministerio
Público instar al juez a que ordene su traslado so pena de aplicar la sanción correspondiente al
responsable de su conducción.
En este sentido, nuestro Máximo Tribunal en diferentes sentencias ha sostenido:
“La Sala de Casación Penal hace constar que ningún imputado puede
negarse a ir al tribunal ni paralizar el curso de la justicia. Y que se le puede
obligar a ir e incluso con el uso de la fuerza pública”43
Por su parte, la Sala Constitucional es del criterio de que:
42
Sala de Casación Penal, sentencia número 457, de fecha 23-11-2004, con ponencia de la Magistrada
Blanca Rosa Mármol, expediente 04-0274.
43
Sentencia N° 043 de la Sala de Casación Penal, del 26-2-2004, con ponencia del Magistrado
Alejandro Angulo Fontiveros.
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“por cuanto los acusados se encuentran privados de su libertad, de suerte
que la comparecencia de los mismos a los actos de su proceso no era, en
principio, de la responsabilidad de aquéllos sino de sus custodios. Si,
excepcionalmente, el traslado de los procesados no hubiera sido posible, por
causas atribuibles a éstos, tal circunstancia debió haberse acreditado en el
expediente; por el contrario en la relación que, en su actualmente impugnada
decisión, hizo el supuesto agraviante, éste señaló consistentemente que los
quejosos de autos no comparecieron al acto procesal en referencia, por
razón de que no fueron trasladados y sólo en una ocasión refirió que dichos
acusados ‘se negaron a salir de su sitio de reclusión’ (folio 37). No entiende,
por tanto, esta Sala cómo pudo el legitimado haber arribado a la conclusión
de que eran imputables a dichos encausados –al menos, parcialmente- las
dilaciones observables en el antes señalado proceso penal que se les sigue
a estos últimos” 44
4.
Respecto a la inasistencia de los jueces, se concuerda en que cuando no medie una
justificación, el Ministerio Público deberá informar la situación a la Inspectoría General de Tribunales.
En todo caso, esta Dirección ratifica nuevamente la necesidad de propiciar la coordinación entre
todos los llamados a las audiencias y a los encargados de la conducción del imputado (policías,
custodios, alguaciles, etc.), en los casos donde se encuentre privado de su libertad; a los fines de
procurar consenso en una solución que los involucre a todos. Poco o nada se logrará si sólo se
buscan soluciones respecto a la concurrencia de los fiscales del Ministerio Público a las audiencias,
si no se ha creado un ambiente de cooperación entre los operarios del sistema de administración de
justicia penal, y de entendimiento de cada rol dentro del desarrollo del proceso, donde se asuman
las distintas tareas y responsabilidades que comprende ser parte o sujeto involucrado en un litigio
penal...
1.5.2.
Las medidas de aseguramiento probatorias pueden ser acordadas por los
representantes del Ministerio Público sin autorización judicial alguna y coexisten en
el proceso junto con las medidas de aseguramiento cautelares.
Oficio Nº: DRD-3-15-179-2006
Fecha: 19-5-2006.
(...)
Junto a las “medidas de aseguramiento cautelares” (entiéndase: medidas de coerción personales y
reales), coexisten en el proceso penal las “medidas de aseguramiento probatorias”. En palabras del
profesor Tamayo, es preferible hablar de ocupación penal para referirse a aquellas medidas
adoptadas en el proceso penal, de motu propio por los representantes del Ministerio Público45, que
tienen por finalidad poner a disposición del proceso los “objetos activos y pasivos” relacionados con
la perpetración del delito. El autor referido sostiene con acierto lo siguiente:
44
Sala Constitucional, sentencia número 92, de fecha 2-3-2005, con ponencia del Magistrado Pedro
Rondón Haaz, expediente 3230.
45
E incluso por los Órganos de Investigación de Policía
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“Somos de la opinión que inclusive es posible hablar de ocupación penal y
de ocupación civil; en la primera los bienes ocupados los son a título de
decomiso, incautación, retención, recolección y clausura... en tanto que en la
segunda, los bienes ocupados lo son a título de secuestro, embargo,
prohibición de enajenar y gravar y cualquier medida innominada, sin perjuicio
de que la ocupación civil pueda ocurrir durante el transcurso de un proceso
penal a través de la adopción de medidas cautelares de carácter real”46.
Las medidas de aseguramiento probatorias pueden ser acordadas por los representantes del
Ministerio Público sin que previamente medie autorización judicial alguna. La justificación de lo
anterior es natural: poner a disposición del proceso todos aquellos objetos que, de uno u otro modo,
sean de utilidad para determinar la comisión de un hecho delictivo y sus respectivos responsables.
De allí, que sostener que las medidas de aseguramiento probatorias no tienen un carácter
netamente cautelar, no colige aserto exagerado alguno, sino que el propósito único es preservar los
“elementos de convicción o fuentes de prueba” que resulten fundamentales en el esclarecimiento del
delito...
1.5.3. Sobre los objetos pasivos indirectos sólo puede recaer una medida de aseguramiento
cautelar, en consecuencia, resulta impretermitible la solicitud previa de una orden
judicial que legitime su acuerdo.
Oficio N°: DRD-3-15-179-2006
Fecha: 19-5-2006
(…)
Prosiguiendo con el catálogo propuesto, resulta imperioso advertir, que los objetos pasivos que
fungen como producto mediato o los efectos derivados de la perpetración del hecho punible, se
encuentran contaminados por el ilícito. En efecto, tales bienes constituyen el provecho mismo del
hecho punible, verbigracia, el inmueble adquirido con dinero producto del narcotráfico o los
vehículos comprados con ocasión del dinero robado. La adquisición de tales bienes no se encuentra
legalmente amparada; son bienes mal habidos, disfrazados por una inexistente legalidad.
Precisamente, en materia de narcotráfico, el artículo 37 de la Ley Orgánica sobre Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas proscribe expresamente la “legitimación de capitales”47.
46
TAMAYO RODRÍGUEZ, José Luis. Medidas Cautelares o de Coerción Real en el COPP. Caracas,
2002.
47
“Artículo 37.- El que por sí o por interpuesta persona, natural o jurídica, transfiera capitales o beneficios
por medios mecánicos, telegráficos, radioeléctricos, electrónicos, o por cualquier otro medio que sean
habidos:
1.- Por participación o coparticipación directa o indirecta en las acciones ilícitas de tráfico, distribución,
suministro, elaboración, refinación, transformación, extracción, preparación, producción, transporte,
almacenamiento, corretaje, dirección, financiamiento o cualquier otra actividad, manera o gestión que
provenga de haber facilitado el tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, así como de
las materias primas, precursores, solventes, o productos esenciales destinados o utilizados en la
elaboración de las sustancias a que se refiere esta Ley.
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No obstante, los “objetos pasivos indirectos” no son susceptibles de aseguramiento probatorio
alguno48. En efecto, en supuestos como los mencionados, el aseguramiento exige la observancia de
los límites y presupuestos legalmente dispuestos respecto las providencias cautelares reales. Por
tanto, la imposición de tales medidas merece, necesariamente, estar precedidas por una
autorización judicial que legitime su decreto. Lo anterior impone un razonamiento obvio:
independientemente que los bienes obtenidos sean financiados con dinero contaminado por el ilícito,
producto del hecho punible, ello no es susceptible de ser demostrado prima facie por los órganos
encargados de la investigación penal. En principio se trata de bienes u objetos arropados
presuntamente por el manto de la legalidad, exigiendo por parte de las autoridades dedicadas a la
persecución punitiva de una extrema cautela en la restricción y aseguramiento de los mismos.
En consecuencia -y valgan ulteriores líneas como adelantadas conclusiones- los “objetos pasivos
indirectos” o entendidos como efectos derivados de la comisión del hecho criminal, sólo entienden su
aseguramiento bajo la imposición de una medida cautelar real; por ende, la necesidad de una previa
decisión judicial, así como la satisfacción o acreditación de los requisitos inmanentes a toda
providencia cautelar (entiéndase: fumus boni iuris y periculum in mora) sobresalen como
requisitos ineludibles en la solicitud que formulen los representantes del Ministerio Público. Consentir
2.- Por la participación o coparticipación directa o indirecta en la siembra, cultivo, cosecha, preservación,
almacenamiento, transporte, distribución, dirección y financiamiento, o habidos por la comisión de algún
acto ilícito de tráfico, adquisición, corretaje de semillas, plantas o sus partes, resinas que contengan
sustancias estupefacientes o psicotrópicas.
Será sancionado con prisión de quince (15) a veinticinco (25) años. La misma pena se aplicará al que
oculte o encubra el origen, naturaleza, ubicación, movimiento o destino de capitales o sus excedentes, ya
sea de activos líquidos o fijos, a sabiendas que son producto de las fases o actividades de la industria
ilícita del tráfico de sustancias estupefacientes o psicotrópicas enunciadas en los numerales 1 y 2 de este
artículo; igual pena se impondrá al que realice operaciones de disposición, traslado o propiedad de
bienes, capitales o derechos sobre los mismos, a sabiendas que son producto de las fases o actividades
ilícitas mencionadas en los numerales antes citados; y al que convierta haberes mediante dinero, títulos,
acciones, valores, derechos reales o personales, bienes muebles o inmuebles que hubiesen sido
adquiridos producto de las fases o actividades ilícitas establecidas en los numerales antes citados.
PARÁGRAFO ÚNICO: Las personas naturales con cargos directivos, gerenciales, o administrativos, tales
como presidente, vicepresidente, director, gerente, secretario, administrador, funcionarios, ejecutivos o
empleados, o cualquier otro que obre en representación de los mismos, de responsabilidad directa en las
oficinas de las instituciones u organismos, tales como bancos comerciales bancos hipotecarios,
industriales, mineros, de crédito agrícola y otros que, se establezcan con fines especiales; sociedades y
arrendadoras financieras, sociedades de capitalización, fondos de mercado monetario y otras
modalidades de intermediación; institutos de crédito, compañías de seguro o de corretaje de seguros,
bolsa de valores, casas de cambio, las sucursales y las oficinas de representación de bancos extranjeros,
así como empresas o personas naturales dedicadas a bienes raíces y de arrendamiento que, de alguna
manera participen, controlen, reciban, custodien o administren haberes, valores, diversos bienes o
productos provenientes de cualesquiera de las actividades o acciones ilícitas citadas en los numerales 1 y
2 de este artículo, serán consideradas cooperadores inmediatos e incurrirán en la pena correspondiente
al hecho perpetrado establecida en este artículo.
Las personas jurídicas serán sancionadas con multas que podrán ascender hasta el valor de todos sus
capitales, bienes y haberes, y no podrán, en ningún caso, ser menores al valor de los capitales, bienes o
haberes objeto de las operaciones de legitimación de capitales. Los capitales, bienes o haberes objeto
del delito serán decomisados”.
48
Nos referimos a la ocupación penal, o medidas de aseguramiento probatorias.
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lo contrario, podría decantar en el quebrantamiento intolerable y grosero de presupuestos
neurálgicos del novísimo orden constitucional, como por ejemplo, el derecho que ostenta toda
persona a la propiedad privada e inviolabilidad de su domicilio. Pese la omisión en que incurre el
Código Orgánico Procesal Penal respecto al aseguramiento de los “objetos pasivos indirectos”, los
anteriores asertos no encierran, en modo alguno, una irracionalidad o incongruencia del sistema, al
contrario, el apego absoluto a los limites y presupuestos legalmente establecidos resaltan como
imperativo obvio del esquema procesal recién estatuido…
1.5.4.
Las medidas precautelativas contenidas en el artículo 24 de la Ley Penal del
Ambiente básicamente persiguen un propósito cautelar, difieren de las potestades
de aseguramiento probatorio que el propio esquema adjetivo penal vigente otorga a
los representantes del Ministerio Público. Las primeras posibilitan la efectividad de
la sentencia que gravite en razón del objeto del proceso; las segundas, sólo
pretenden mantener incólumes las fuentes de pruebas que coadyuven con el
esclarecimiento del hecho y la determinación de sus consecuentes responsables.
Oficio N°: DRD-3-15-179-2006
Fecha: 19-5-2006
(...)
Además de las medidas de aseguramiento probatorio que se desprenden del esquema adjetivo
penal vigente, subsisten en el articulado de la Ley Penal del Ambiente, un conjunto de medidas
precautelativas que vale la pena referir y comentar de seguidas:
“Artículo 24. Medidas judiciales precautelativas.- El juez podrá adoptar, de
oficio o a solicitud de parte o del órgano administrativo denunciante, en
cualquier estado o grado del proceso, las medidas precautelativas que fuesen
necesarias para eliminar un peligro, interrumpir la producción de daños al
ambiente o a las personas o evitar las consecuencias degradantes del hecho
que se investiga. Tales medidas podrán consistir en: / 1. La ocupación
temporal, total o parcial, de las fuentes contaminantes, hasta tanto se corrija o
elimine la causa degradante, o se obtengan las autorizaciones
correspondientes. /2. La interrupción o prohibición de la actividad origen de la
contaminación o deterioro ambientales. / 3. La retención de sustancias,
materiales u objetos sospechosos de estar contaminados, causar
contaminación o estar en mal estado. / 4. La retención de materiales,
maquinarias u objetos, que dañen o pongan en peligro al ambiente o a la salud
humana. / 5. La ocupación o eliminación de obstáculos, aparatos, objetos o
elementos cualesquiera que alteren el aspecto o el aprovechamiento racional
de los recursos hídricos, medio lacustre, marino y costero o zonas bajo
régimen de administración especial./ 6. La inmovilización de vehículos
terrestres, fluviales, marítimos o aéreos, capaces de producir contaminación
atmosférica o sónica; / 7. Cualesquiera otras medidas tendientes a evitar la
continuación de los actos perjudiciales al ambiente”.
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En sentencia suscrita en fecha 7 de abril de 2005, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, con ponencia del Magistrado Arcadio Delgado Rosales, abordó el propósito de los
mecanismos cautelares supra señalados, en los siguientes términos:
“Respecto a la materia ambiental esta Sala asentó, en la sentencia N° 812,
del 23 de mayo de 2001 (caso: Aurora Marcazzan de Bettiol), que los
tribunales están facultados para dictar ese tipo de medidas, siempre y
cuando se cumpla con el fin último, cual es la conservación, defensa y
mejoramiento del ambiente. Además, se indicó que esas medidas
acordadas, tanto en los procesos penales como los civiles, ‘están destinadas
a subsanar un posible daño, o restablecer una situación jurídica que de ser
resuelta cumpliendo con los lapsos establecidos en los procesos ordinarios
se harían irreparables. Tal implantación, por la urgencia requerida, no exige
la citación de la parte que pudiera verse afectada en sus intereses, lo que en
ningún momento podría interpretarse que ésta quede indefensa, por cuanto
la ley adjetiva prevé su intervención mediante el mecanismo de la
oposición’...”.
Como bien se colige de lo anterior, la Ley Penal del Ambiente cobija un conjunto de medidas
asegurativas que básicamente persiguen un propósito netamente cautelar, es decir: procurar la
conservación, defensa y subsistencia del ambiente, con el objeto de evitar, que el daño inicialmente
verificado, extienda sus efectos inicuos sobre el equilibrio ambiental. La naturaleza precautelativa de
las disposiciones comentadas, obligan que su acuerdo esté sometido al conocimiento previo (y
consecuente resolución) del órgano jurisdiccional, pues como bien se adujo en disertaciones
precedentes, la razón de su convenio responde a la necesidad de interrumpir las consecuencias
ulteriores del daño provocado, y evitar, en consecuencia, que cualquier decisión judicial ulterior,
quede ilusoria en razón del perjuicio (potencialmente irreparable) acaecido.
Consecuencialmente, las medidas precautelativas refugiadas en el artículo 24 de la Ley Penal del
Ambiente, difieren de las potestades de aseguramiento probatorio que el propio esquema adjetivo
penal vigente otorga a los representantes del Ministerio Público, como parte de sus funciones en la
fase preliminar del proceso penal. Aquellas posibilitan la efectividad de la sentencia que gravite en
razón del objeto del proceso; éstas sólo pretenden mantener incólumes las fuentes de pruebas que
coadyuven con el esclarecimiento del hecho y la determinación de sus consecuentes responsables...
1.5.5.
El mandato de conducción es una medida dirigida contra la víctima, testigos,
expertos, u otros sujetos cuya declaración se estima significativa e indispensable a
propósito de las resultas de la investigación.
Oficio N°: DRD-6-230-2006
Fecha: 30-6-2006
(…)
Se observa, que la exigua fundamentación del acto conclusivo bajo análisis, encuentra su
justificación en la eventualidad de no haber sido posible lograr la comparecencia de la víctima ante el
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despacho fiscal, a objeto de rendir declaración en torno a los hechos objeto del proceso, ello a pesar
de las múltiples citaciones efectuadas; a lo anterior se aúna la ulterior llamada telefónica recibida de
la abogada M.S.S., adscrita al departamento de Consultoría Jurídica de la empresa (...) (en la cual
labora el ciudadano C.M.), informando que el citado ciudadano así como otros compañeros, no
deseaban continuar conociendo de los incidentes acaecidos, todo lo cual permite inferir, la negativa
de las víctimas a suministrar información en torno a los hechos inicialmente denunciados. Sin
embargo, tal argumento resulta inválido para sustentar y consecuencialmente fundamentar éste y
cualquier otro acto conclusivo, por cuanto conforme al principio de legalidad y oficialidad, el
Ministerio Público está obligado a investigar el hecho.
Al respecto, estima esta Dirección que el representante del Ministerio Público debió proveer lo
conducente y en consecuencia agotar los mecanismos otorgados por las normativas vigentes, para
hacer efectiva la comparecencia de aquellos, que estando en el deber de comparecer a suministrar
declaración, manifiesten su negativa a hacerlo, aun cuando ello implicase su conducción por la
fuerza pública, vale decir, mediante la figura del “mandato de conducción”, contemplado en el
artículo 310 del Código Orgánico Procesal Penal, tendente a hacer efectivo el traslado -forzado- de
determinados sujetos a la fase investigativa del proceso, con el objeto de aportar elementos capaces
de orientar una solución respecto a hechos específicos.
Valga acotar que la institución procesal in commento -mandato de conducción-, es una medida
dirigida contra la víctima, testigos, expertos, u otros sujetos cuya declaración se estima significativa e
indispensable a propósito de las resultas de la investigación. En pocas palabras, es una vía jurídica
que coadyuva en el establecimiento de la verdad como finalidad del proceso, y que por ende
constituye una clara materialización de lo dispuesto en el artículo 13 del Código Orgánico Procesal
Penal49.
Como corolario de todo lo expuesto, el “mandato de conducción” es un mecanismo de sujeción de
cualquier ciudadano, adoptado en la fase de investigación del proceso, que consiste en la utilización
de la fuerza pública para compeler a determinado sujeto, que debidamente citado, se rehúsa a
comparecer a los efectos de su entrevista.
Lo antes señalado permite concluir, que el representante del Ministerio Público no agotó los
mecanismos otorgados por las normativas vigentes, tendentes al esclarecimiento de los hechos y a
la identificación de su autor o autores, mediante el desarrollo de una investigación exhaustiva y
acertada, capaz de satisfacer tales requerimientos.
En consecuencia y como derivación de lo anteriormente señalado, se advierte que los decretos de
archivos antes analizados, no reúnen los requisitos necesarios a los fines de hacerlos procedentes,
debido a la omisión de una debida investigación, todo lo cual deviene en falta de fundamentación y
consecuencialmente en el incumplimiento de la doctrina institucional, que al respecto señala50:
49
El artículo 13 del Código Orgánico Procesal Penal dispone: “El proceso debe establecer la verdad de
los hechos por las vías jurídicas, y la justicia en la aplicación del derecho, y a esta finalidad deberá
tenerse el Juez al adoptar su decisión”.
50
Oficio N° DRD-11-219-2001, de fecha 10-7-2001, en Informe Anual del Fiscal General de la República,
del año 2001, Tomo I, pp. 624, 625 y 626
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“...El decreto de archivo de archivo de actuaciones debe estar debidamente
fundamentado y motivado, señalando las razones de hecho y de derecho en
que se basó el fiscal para tomar dicha determinación...” ...
1.5.6.
Condiciones o presupuestos para la procedencia de la privación judicial preventiva
de libertad.
Oficio N°: DRD-13-20-317-2006
Fecha: 25-8-2006
(...)
Son aquellos requisitos definidos en la legislación procesal penal que deben cumplirse
inexorablemente a los fines del decreto -por parte del órgano jurisdiccional- de una medida de
coerción personal específica. El cumplimiento de dichas condiciones supone la adecuación a
derecho de la medida solicitada y la justificación de su necesidad en el proceso penal específico. El
incumplimiento de alguno de estos requisitos legales representa la arbitrariedad de la misma, lo que
puede darse por el incumplimiento, bien: 1) del fumus bonis iuris, referido a la existencia de un
hecho punible que merezca pena privativa de libertad, acción no prescrita de forma evidente, y
fundados elementos de convicción que denoten la autoría o participación del imputado en la
comisión de un hecho punible y, o 2) del periculum in mora, que supone la existencia de un riesgo
dentro del proceso penal, que se manifiesta, bien sea en el peligro de fuga del imputado, o en la
obstaculización en la búsqueda de la verdad como uno de los nobles objetivos del proceso penal.
Las condiciones para la procedencia de la privación judicial preventiva de libertad, se encuentran
establecidas en el artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal, el cual prevé:
“Artículo 250. Procedencia. El Juez de Control, a solicitud del Ministerio
Público, podrá decretar la privación preventiva de libertad del imputado
siempre que se acredite la existencia de: / 1. Un hecho que merezca pena
privativa de libertad y cuya acción penal no se encuentre evidentemente
prescrita; / 2. Fundados elementos de convicción para estimar que el
imputado ha sido autor o partícipe en la comisión de un hecho punible; / 3.
Una presunción razonable, por la apreciación de las circunstancias del caso
particular, de peligro de fuga o de obstaculización en la búsqueda de la
verdad respecto de un acto concreto de investigación.”
Al respecto, es necesario acotar lo siguiente:
1. El primer requisito está referido a la existencia de un hecho que tenga atribuida una pena privativa
de libertad, y cuya acción penal no se encuentre evidentemente prescrita. En efecto, debe
demostrarse que se ha cometido un hecho punible previsto y sancionado previamente en la ley. Una
vez que se establece de forma certera la comisión objetiva de un hecho, es decir, la verificación en
la realidad de su ocurrencia, se debe indicar si ese hecho -previamente considerado punible- es
merecedor de una pena privativa de libertad, de conformidad con el ordenamiento penal sustantivo.
Igualmente, se requiere determinar si la acción penal derivada de ese hecho punible se encuentra
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prescrita, ya que de ser así, cesaría la potestad persecutoria del Estado sobre el sujeto activo del
delito.
En el caso que nos ocupa, este Despacho pudo apreciar que usted no indicó cuál era el delito por el
cual se solicitó dicha privación judicial preventiva de libertad, lo cual era fundamental si
consideramos que, dependiendo del delito cometido y la pena privativa de libertad que le sea
aplicable, es que será o no procedente lo solicitado. De acuerdo con lo antes expresado, debió
señalar con precisión cuál era el delito atribuido y la norma legal contentiva de la figura típica que lo
describe, debiendo hacerse una concatenación entre los hechos y el derecho, mediante un correcto
proceso de subsunción. Por lo demás, cabe señalar que tampoco señaló si la acción penal en este
caso se encontraba o no prescrita, lo que igualmente constituye una exigencia de la norma adjetiva
que hemos citado.
2. En segundo lugar, el fiscal del Ministerio Público se debe demostrar la existencia de fundados
elementos de convicción relacionados con la autoría o la participación en el hecho del sujeto pasivo
de la medida solicitada. En lo que concierne a la solicitud de una medida de privación de libertad,
éste quizás sea el requisito más importante, ya que tratándose de una negación de este derecho
fundamental, resulta necesario que el fiscal del Ministerio Público refiera claramente cuáles son los
elementos de convicción que involucran al imputado en la comisión del hecho punible, es decir, éste
debe aportar datos esenciales que involucren al sujeto con la comisión del hecho punible de que se
trata. Ello constituirá el fundamento de la solicitud, debiendo éste ser suficiente para generar la
convicción respecto de que la medida solicitada es razonable e intrínsecamente justa.
Importante es destacar lo que sobre este punto ha manifestado el autor Alberto Arteaga51, en su
obra titulada “La Privación de Libertad en el Proceso Penal Venezolano”:
“En este caso, no se trata de la plena prueba de la autoría o de la
participación del sujeto en el hecho, sino, como señala el COPP, de
fundados elementos de convicción. Entonces, no es suficiente la simple
sospecha de que el sujeto ha sido el autor o ha participado en el hecho, ni
tampoco puede fundarse el dictamen del juez en un indicio aislado de
autoría o participación, sino que se requiere algo más, un quid plus, que se
concreta en la existencia de razones o elementos de juicio que tienen su
fundamento en hechos aportados por la investigación que permiten concluir,
de manera provisional, que el imputado ha sido el autor o ha participado en
él.”
En este orden de ideas, también Alberto Binder52 nos enseña que:
51
ARTEAGA, Alberto. La Privación de Libertad en el Proceso Penal Venezolano, Livrosca, C.A. CaracasVenezuela, Año 2002, pp. 36, 37.
52
BINDER, Alberto M. Introducción al Derecho Procesal Penal, 2ª Edición Actualizada y Ampliada, ADHOC, S.R.L., Buenos Aires-Argentina, Año 2000, p. 199.
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“En primer lugar, no se puede aplicar la prisión preventiva si no existe un mínimo de información que
fundamente una sospecha bastante importante acerca de la existencia del hecho y de la
participación del imputado en él. Éste es un límite sustancial y absoluto: si no existe siquiera una
sospecha racional y fundada acerca de que una persona puede ser autor de un hecho punible, de
ninguna manera es admisible una prisión preventiva.”
Cabe señalar que este segundo requisito no implica una certeza absoluta respecto de la
participación del imputado, sino que puede tratarse de un conocimiento razonable surgido de los
elementos de convicción que recogen las circunstancias fácticas ocurridas, dirigidos a aportar
testimonios de la autoría o de la participación del imputado en los hechos, o como se afirma en la
doctrina Argentina, la existencia de una sospecha fundada.
Ahora bien, en el presente caso, este Despacho considera que la denuncia interpuesta por la
ciudadana Rosa Elena Defreites de Díaz, las entrevistas sostenidas con las ciudadanas Nancy
Coromoto Prieto Pérez, Marley Rosa Villanueva de Quiroz y Maribel Francisca Montes Angulo
de Salazar, el examen de reconocimiento médico legal practicado por el Dr. Pedro R. Gil
Rodríguez y el informe médico emanado del Hospital Dr. Arnoldo Gabaldón, constituyen elementos
de convicción suficientes para acreditar la participación de la imputada en el hecho investigado.
3. En tercer lugar, el Código Orgánico Procesal Penal exige dos elementos integrados en un solo
numeral, relativos al peligro de fuga y a la obstaculización en la búsqueda de la verdad respecto de
un acto concreto de la investigación. Estos elementos procesales -como menciona Binder,
constituyen supuestos alternativos, que están referidos a circunstancias que afectan directamente el
libre y sano desenvolvimiento del proceso. De conformidad con el numeral 3 del artículo 250 del
Código Orgánico Procesal Penal, podría verificarse, bien sea: el peligro de fuga, o la obstaculización
en la búsqueda de la verdad; lo que resulta imprescindible es que alguno de éstos se verifiquen en
la realidad, de acuerdo a los parámetros objetivos establecidos expresamente en el Código
Orgánico Procesal Penal, en sus artículos 251 y 252.
La Doctrina del Ministerio Público por su parte, ha expresado lo siguiente:
“Cuando el representante del Ministerio Público, solicita la medida de
privación judicial preventiva de libertad del imputado, debe indicar
expresamente las circunstancias existentes de peligro de fuga…o de
obstaculización en la búsqueda de la verdad…que resulte procedente.” 53
En este caso concreto, usted no motivó ni fundamentó el cumplimiento de tales extremos
(entiéndase: el peligro de fuga ni el de obstaculización), no indicó las circunstancias que dieron lugar
a su solicitud, y más específicamente, a su presunción respecto a la verificación de alguno de los
peligros antes señalados. Dicho sea de paso, tampoco señaló la especie de peligro respecto al cual
se formó esa presunción54.
53
Informe Anual del Ministerio Público. Tomo I. Año 2001. p. 581.
Es preciso acotar que en el caso que se analiza, de acuerdo a lo expresado por la ciudadana Nelmith
Orlanie García Rodríguez, ella no evadió el proceso e incluso consta su comparecencia voluntaria al
llamado del órgano instructor, todo lo cual ayudaría a desvirtuar la conformación de un posible peligro de
fuga en este proceso.
54
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Acerca de este punto, el Profesor Jose Tadeo Sain -citando al autor costarricense Llobet
Rodríguez- ha indicado lo siguiente:
“A todo evento, al igual que el peligro de fuga, el peligro de obstaculización
`debe ser deducido…de las circunstancias del caso concreto. Debe
analizarse la persona, el comportamiento, las relaciones, las condiciones de
vida del imputado, todo en relación con el caso concreto y el interés y
posibilidades que tenga el imputado de obstaculizar la prueba. Sin embargo,
el peligro de obstaculización no se puede deducir de la simple posibilidad
que tiene el imputado de realizar actos de obstaculización.”55
De modo que, toda circunstancia causante del efecto de sustraer del proceso al imputado o de
obstaculizar la verdad procesal56, puede dar lugar a la procedencia de alguno de los peligros
identificados (de fuga o de obstaculización, según sea el caso).
Todo esto nos lleva a denunciar la falta de fundamentación y motivación en la que usted ha
incurrido, pues hallándonos ante una solicitud de “privación judicial preventiva de libertad”, tal y
como ha sido el caso -a tenor de lo antes expuesto- debió efectuar un análisis acerca de los
requisitos exigidos en el artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal (por ser éste el precepto
legal que dispone las condiciones para su procedencia), y argumentar suficientemente que de lo
investigado se desprendían los elementos necesarios para dar cumplimiento a los extremos
previstos en la citada norma y así dejar debidamente justificada la aplicación de aquélla.
Debe reiterarse que todo escrito emanado de los representantes del Ministerio Público, en especial,
la solicitud de privación judicial preventiva de libertad (por ser ésta una medida que afecta derechos
fundamentales del imputado), debe hallarse debidamente motivada, y en ese sentido, resulta
necesaria la explicación clara, precisa y correlacionada de las razones de hecho y de derecho que
fundamentan la pretensión fiscal.
Ahora bien, la actividad de “motivar” ha sido definida por el Diccionario de la Lengua Española57,
como: “Dar causa o motivo para algo. Dar o explicar la razón o motivo que se ha tenido para hacer
algo. Disponer del ánimo de alguien para que proceda de un determinado modo”. En lo que respecta
al fiscal del Ministerio Público, esa motivación se traduce en la debida argumentación que debe
realizar este funcionario respecto a su pedimento, en ese sentido, todo fiscal del Ministerio Público
debe manifestar las razones de hecho y de derecho que ha tenido para proceder de una
determinada manera conforme a la legislación vigente; debiendo rendir esa explicación de una
manera razonada, clara y precisa, de modo que pueda convencer al órgano jurisdiccional respecto
de la legitimidad y procedencia de ésta, dando así lugar a que el escrito se baste por si mismo y se
prescinda entonces de la necesidad de acudir a otras diligencias para comprender los motivos de la
respectiva solicitud.
55
SAÍN, José Tadeo. La Libertad en el Proceso Penal Venezolano. Trabajo publicado en las Sextas
Jornadas de Derecho Procesal Penal, “Temas Actuales de Derecho Procesal Penal”. Universidad
Católica Andrés Bello. Año 2003. Caracas-Venezuela. Pág. 172.
56
Señálese entre ellas a título ilustrativo: la indeterminación del domicilio del imputado, la imprecisión en
sus datos de identificación, el acceso determinante de éste a los elementos de convicción o diligencias de
investigación, la gravedad del delito, entre otros.
57
www.rae.es
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Esa motivación por si sola no es suficiente, debe necesariamente ir acompañada de la debida
fundamentación, que ha sido definida por el Diccionario antes mencionado, como la acción de:
“Establecer, asegurar y hacer firme algo. Echar los fundamentos o cimientos de un edificio”. Esa
definición -trasladada a la actividad que desarrolla el fiscal del Ministerio Público- se traduce en el
claro, expreso e integral señalamiento de cada uno de los elementos con los que éste cuenta para
realizar su solicitud.
Acerca de estos aspectos, la doctrina del Ministerio Público ha establecido lo siguiente:
“El fiscal del Ministerio Público debe analizar y examinar cada una de las
actuaciones practicadas, a los fines de que la solicitud de privación judicial
preventiva de libertad, sea formulada motivadamente y en correspondencia
con el ordenamiento jurídico vigente.” 58
Tales actividades deben estar íntimamente relacionadas y ser explanadas en el escrito fiscal, dado
que las razones de hecho y de derecho que motivan la solicitud, deben encontrar asidero en cada
uno de los elementos aducidos, procurando de esta forma brindar el cimiento o la base para
considerar que el pedimento fiscal resulta procedente.
Límites a la Privación Judicial Preventiva de Libertad:
La procedencia de la privación judicial preventiva de libertad tiene ciertos límites que deben ser
respetados para su aplicación; éstos pueden dividirse en:
1. Límites objetivos.
a. La legalidad en este ámbito se atiende a la concordancia que debe existir entre el decreto de una
medida de coerción personal y las previsiones establecidas en la ley de forma expresa y que
resultan aplicables a cada caso. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela consagra
en su artículo 50 el derecho a la libertad de tránsito59. Además, en el artículo 44 el Texto
Fundamental prevé que la libertad personal es inviolable, y para que la misma pueda ser restringida,
deben verificarse los extremos establecidos en el citado artículo60.
Sobre este aspecto ha establecido la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia lo
siguiente:
“(…) con relación a la protección de la libertad del imputado en el proceso, la
regla consagrada por la propia Carta Magna sobre la inviolabilidad de la
58
Informe Anual del Ministerio Público. Tomo Único. Año 2002. p. 405.
Supone para cada persona: el ir de un lado a otro, cambiar de domicilio y residencia, ausentarse del
país, trasladar bienes propios, entre otras actividades.
60
En ese sentido, la detención solo procederá 1) cuando el ciudadano haya sido sorprendido cometiendo
un delito de manera flagrante de conformidad con las previsiones del artículo 248 del Código Orgánico
Procesal Penal, o 2) cuando haya una orden judicial debidamente motivada que declare con lugar la
procedencia de la privación de libertad, dado el debido cumplimiento de los requisitos establecidos en el
artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal.
59
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libertad personal, tiene por fundamento el numeral 1 del artículo 44 que
dispone que la persona encausada por hecho delictivo ‘será juzgada en
libertad, excepto por las razones determinadas por la ley y apreciadas por
el juez o jueza en cada caso’ (Resaltado nuestro). Por ende, de entrada,
rigen dos principios esenciales para determinar la procedencia de la prisión
preventiva de acuerdo al texto constitucional: a) el estricto cumplimiento del
principio de legalidad en cuanto a la verificación y examen de los supuestos
en que procede la disposición en cuestión; b) Que la medida debe ser
dictada por un organismo judicial. Tal y como afirma el Profesor Jesús María
Casal, ‘la gravedad de la injerencia en la esfera subjetiva de la persona que
supone una privación de libertad obliga a que ésta sea acordada por una
autoridad revestida de las garantías de independencia e imparcialidad, como
lo es el juez'. (Casal, Jesús María, El Derecho a la Libertad y a la Seguridad
Personal, p. 269, en XXV Jornadas Domínguez Escovar). Es por lo tanto,
dentro del contexto del balance de interés individual y colectivo en la
penalización del delito y la reparación del daño, por un lado, y los derechos
fundamentales del encausado, por otro, que debe ser sometido a estudio el
punto bajo examen.” 61
b. La excepcionalidad supone que la privación de un derecho tan preciado como lo es la libertad,
procederá sólo cuando ello sea necesario para el mejor y más justo desenvolvimiento del proceso62
En este sentido se pronuncia el profesor José Tadeo Sain indicando lo siguiente:
“La normativa señalada prohíbe pues la detención cuando los fines del
proceso puedan conseguirse por otras vías que bien no incidan sobre la
libertad de tránsito del perseguido, o que, de tener que hacerlo, lo hagan de
la forma menos dañina posible…Tal excepcionalidad no la fundamenta la ley
en los fines retributivos, preventivos-generales o especiales de la pena,
porque como ya vimos la detención preventiva no debe perseguir tales
objetivos, sino aquellos que sean exclusivamente procesales: la
averiguación de la verdad y la actuación de la ley penal.”63
El carácter excepcional de este tipo de medida impone la aplicación de una interpretación restrictiva
y así lo ha exigido el artículo 247 del Código Orgánico Procesal Penal, al disponer lo siguiente:
“Artículo 247. Interpretación restrictiva. Todas las disposiciones que
restrinjan la libertad del imputado, limiten sus facultades y las que definen la
flagrancia, serán interpretadas restrictivamente.”
61
Tribunal Supremo de Justicia. Sala Constitucional. Ponencia: Iván Rincón Urdaneta. Fecha: 27-112001. Expediente N° 01-0897.
62
Esto explica el carácter de accesoriedad al proceso penal de la medida: éste se desarrolla
principalmente sin ella y sólo excepcionalmente con ella, de manera que ésta puede estar dada o no,
dependiendo de las circunstancias que lo justifiquen.
63
SAÍN, José Tadeo. Ob. Cit. pp. 164-165.
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Esa interpretación restrictiva a la que se ha aludido, procura la protección de la libertad del imputado
como principio fundamental del proceso y derecho inherente a todo sujeto. El nuevo proceso penal
venezolano, propende al mantenimiento y respeto del Estado de Libertad, lo que ha sido consagrado
por el Código Orgánico Procesal Penal en su artículo 24364, y sustentado por el artículo 965
ejusdem, referido a la afirmación de la libertad como garantía fundamental de nuestro proceso. Ese
carácter restrictivo ha de extenderse también a las disposiciones establecidas en los artículos 251 y
252 de la ley penal adjetiva que se ha citado, los cuales atañen a las circunstancias que deben
considerarse para la determinación del peligro de fuga y de obstaculización, respectivamente.
Sobre este punto, el autor Alberto Arteaga Sánchez ha señalado lo siguiente:
“(…) tratándose de elementos destinados a servir de orientación, a los
efectos de la medida de privación judicial preventiva de la libertad, éstos
deberán interpretarse restrictivamente y, en consecuencia, esas sospechas
sobre posibles acciones dirigidas a obstaculizar la averiguación de la verdad,
deben asentarse en circunstancias objetivas, relativas al delito que se
averigua y sus implicaciones (gravedad del hecho punible y expresiones
concretas de su comisión), o en circunstancias subjetivas (modus
operandi y comportamiento del imputado desde el inicio de la
investigación).”66
De cualquier manera, para que la medida privativa de libertad sea procedente, deben cumplirse las
circunstancias exigidas en el artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal en el caso concreto,
debiendo encontrase la solicitud suficientemente fundada y motivada, aún en los supuestos de
extrema necesidad o urgencia.
C. La proporcionalidad ha sido considerada como otro de los límites para la procedencia de las
medidas de coerción personal y ha sido prevista en el artículo 244 del Código Orgánico Procesal
Penal, según el cual -para que ésta sea ordenada- debe tratarse de una medida que guarde
proporción con:
1) La gravedad del delito, 2) las circunstancias de su comisión y 3) la sanción probable. En tal
sentido, para el establecimiento de su procedencia, es preciso definir cuál ha sido la gravedad del
delito, el grado de afectación del bien jurídico protegido por el tipo penal quebrantado, si la acción
64
Artículo 243. “Estado de Libertad. Toda persona a quien se le impute participación en un hecho punible
permanecerá en libertad durante el proceso, salvo las excepciones establecidas en este Código. / La
privación de libertad es una medida cautelar, que sólo procederá cuando las demás medidas cautelares
sean insuficientes para asegurar las finalidades del proceso”.
65
Artículo 9. “Afirmación de la libertad. Las disposiciones de este Código que autorizan preventivamente
la privación o restricción de la libertad o de otros derechos del imputado, o su ejercicio, tienen carácter
excepcional, sólo podrán ser interpretadas restrictivamente, y su aplicación debe ser proporcional a la
pena o medida de seguridad que pueda ser impuesta. / Las únicas medidas preventivas en contra del
imputado son las que este Código autoriza conforme a la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela”.
66
Alberto Arteaga, Ob. Cit. p. 45.
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del agente fue dolosa o imprudente, cuáles fueron las circunstancias de su comisión67, la presencia
o no de alguna circunstancia agravante o atenuante de pena, además de la sanción probable; de
modo que -a manera de ejemplo- si se trata de unas lesiones personales culposas graves, previstas
en el artículo 415 en concatenación con el 420 numeral 2, ambos del Código Penal, delito éste
merecedor de una pena de prisión de uno (1) a doce (12) meses, o multa de ciento cincuenta (150)
a quinientas (500) unidades tributarias, en principio no resultaría proporcional la aplicación de una
medida privativa de libertad, considerando la carencia de intencionalidad en su ejecución y la
sanción aplicable, que como se ha visto, resulta ínfima, y en ese sentido, desproporcionada
respecto a la imposición de una medida privativa de libertad.
En este orden de ideas, y atendiendo a la proporcionalidad a la que debe ceñirse la aplicación de
este tipo de medida, tenemos que ésta:
1. No puede exceder de la pena o el límite mínimo previsto para cada
delito68,/ 2. No puede exceder del plazo de dos (2) años69,/ 3. No procede
cuando el delito merece una pena inferior a tres (3) años, y el imputado ha
tenido buena conducta predelictual70; / 4. Si el juez acuerda la privación
judicial preventiva de libertad durante la fase preparatoria, el fiscal del
Ministerio Público debe presentar la acusación, sobreseer o archivar, dentro
de los treinta (30) días siguientes a la decisión del juez, pudiendo extenderse
por quince (15) días, si así lo acuerda el juez de control71.
El postulado fundamental de las medidas cautelares es su temporalidad. La duración de éstas se ve
determinada por la necesidad de su existencia, así -en tanto y en cuanto el proceso requiera de la
subsistencia de una medida cautelar- la misma permanecerá vigente (con las limitaciones antes
señaladas), pero en el momento en que ésta se haga inútil e innecesaria ésta habrá de cesar.
En el caso en estudio, consideramos que usted -al solicitar la privación judicial preventiva de
libertad-, debió aducir las razones por las que consideró que la aplicación de tal medida de coerción
resultaba proporcionada a la gravedad del delito, sus circunstancias de comisión y la sanción
aplicable, viéndose obligado además a fundamentarla en los elementos de convicción hasta
entonces recabados.
Contrario a lo debido, no apuntó en su solicitud cuál era la calificación jurídica que resultaba
aplicable a los hechos objeto del proceso, tampoco ella puede extraerse claramente del escrito ya
que en él no sólo se aludió al informe médico emanado del Hospital Dr. Arnoldo Gabaldón, según el
cual las lesiones examinadas resultan de carácter menos graves (de conformidad con el artículo 413
del Código Penal), sino que también se hizo escueta referencia al examen médico legal practicado
por el Dr. Pedro R. Gil Rodríguez, en el que consta la ocurrencia de unas lesiones de carácter leve
(de acuerdo al artículo 416, ejusdem).
67
Debiendo atenderse a: la modalidad de ejecución, los medios empleados, los móviles que llevaron al
delincuente a cometer el hecho, la finalidad perseguida y la obtenida, etc.
68
De conformidad con el artículo 244 del Código Orgánico Procesal Penal.
69
Ídem.
70
De acuerdo con lo establecido en el artículo 253 del Código Orgánico Procesal Penal.
71
Ver: Artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal.
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Todo esto pone en evidencia tanto la ya referida contradicción existente entre los resultados de los
exámenes practicados y la actitud omisiva de esa representación fiscal, que lejos de confrontar con
su análisis las conclusiones médicas arrojadas y definir qué valoración daba a cada una de ellas
para la formación de su convicción, optó por transcribir el contenido sólo del primero de ellos,
mientras silenció el segundo (que fue el practicado por el experto adscrito a la Medicatura Forense
del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas), obviando así considerar el
tiempo de curación y el carácter de la lesión en él especificado. De esta manera desvió el proceso
lógico de argumentación y dejó irresoluta la determinación del precepto jurídico aplicable. Sin ésta,
el fiscal del Ministerio Público no puede sostener la proporcionalidad de la medida que solicita, ya
que para tal ponderación es preciso conocer la pena que resultaría aplicable.
Sin lugar a dudas, debió confrontar los resultados obtenidos, y valorarlos atendiendo en su juicio a la
preeminencia de las conclusiones derivadas del examen médico legal. Efectivamente, la pugna que
pudiera surgir entre los resultados de un examen médico emanado de un hospital y el
reconocimiento médico legal practicado sobre las mismas lesiones, debe ser resuelta atendiendo
preferentemente al contenido de éste último, en virtud no sólo de la confianza que deriva del
carácter oficial que reviste a los actos ejercidos por los órganos del Estado, sino porque además, de
conformidad con el artículo 111 del Código Orgánico Procesal Penal, es a la policía de
investigaciones penales a quien corresponde72 la práctica de las diligencias conducentes a la
determinación de los hechos punibles, así como de la identificación de sus autores y partícipes.
Era necesario la toma de una tajante, pero al mismo tiempo motivada y fundada decisión, que le
permitiese a usted luego definir y sustentar la calificación jurídica aplicable al caso y adentrarse así
al análisis exigido, es decir: las condiciones de procedencia de la medida solicitada y el ceñimiento a
los límites consagrados en el orden normativo73.
Ahora bien, del estudio de los recaudos remitidos a este Despacho puede advertirse que en realidad
el caso de examen planteaba la ocurrencia de unas lesiones que, de acuerdo al reconocimiento
médico legal practicado, eran de carácter leve, lo que permitiría sostener que la medida de privación
judicial preventiva de libertad resultaba improcedente, dada la vasta desproporcionalidad que
suponía su aplicación en relación con la pena aplicable. Acerca de este aspecto, es preciso señalar
que según lo dispuesto en el artículo 253 del Código Orgánico Procesal Penal:
“(…) Cuando el delito materia del proceso merezca una pena privativa
de libertad que no exceda de tres años en su límite máximo, y el imputado
haya tenido una buena conducta predelictual, la cual podrá ser
acreditada de cualquier manera idónea, sólo procederán medidas cautelares
sustitutivas.” (Resaltado nuestro)
A propósito, el autor Carlos Cossio -citado por Pérez Sarmiento en su obra74- ha expresado que:
“En ningún caso procede la prisión provisional cuando el delito imputado
merezca pena privativa de libertad hasta tres años o menos y la persona
72
Bajo la dirección del Ministerio Público.
Más específicamente respecto al punto que en este aparte discutimos: su proporcionalidad.
74
PÉREZ SARMIENTO, Eric Lorenzo: Comentarios al Código Orgánico Procesal Penal. Vadell Hermanos
Editores. 4ª edición. Caracas-Venezuela. : p. 284.
73
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sindicada de cometerlo o participar en él carezca de antecedentes penales y
tenga una buena conducta predelictual”.
Comenta Pérez Sarmiento: “(…) obsérvese que se trata de la concurrencia obligatoria de las dos
condiciones”75
En el caso que nos ocupa, no sólo el delito imputado no merece pena privativa de libertad, sino que
además -al menos de los recaudos remitidos a este Despacho- no se evidencia la existencia de
elementos que permitan desvirtuar en el presente caso la presunción de buena conducta
predelictual que recae sobre la ciudadana Nelmith Orlanie García Rodríguez, en efecto, no se
desprenden actos de los que puedan colegirse la indisposición de la imputada para someterse al
proceso, razón por la cual la improcedencia de la medida resulta entonces más palpable.
2- Límites Subjetivos.
Los límites subjetivos para la procedencia de esta medida han quedado establecidos en el artículo
245 del Código Orgánico Procesal Penal y comprenden circunstancias que atañen al sujeto a quien
ésta se ha de aplicar. Sin embargo, en esta oportunidad no ahondaremos en su estudio, por escapar
del objeto de la presente opinión.
De todo lo antes expuesto pueden colegirse importantes conclusiones: 1) el escrito analizado
padece de algunos vicios formales que han sido ya precisados a lo largo de nuestra exposición. 2)
Por otra parte, con la incongruencia denunciada entre los elementos de convicción -no Interpretada,
valorada, ni resuelta por bajo su condición de fiscal del Ministerio Público -en su escrito- se incurre
en una indebida fundamentación de la solicitud. La resolución de tales contradicciones hubiese
permitido definir correctamente cuál era la calificación jurídica aplicable y la pena imponible, lo que
indiscutiblemente se traduciría en el carácter desproporcionado de la medida solicitada76. 3)
Asimismo, se desprenden distintas razones para sostener la improcedencia de la medida solicitada,
dada la ausencia de elementos que afirmen peligro de fuga o de obstaculización en este caso77,
todo lo cual evidencia el incumplimiento de las condiciones o presupuestos exigidos para la
procedencia de la privación judicial preventiva de libertad que se pretendía y la violación a los límites
objetivos78 a los que ésta debe ceñirse...
75
Ídem.
Considerando que efectivamente se trataba de unas lesiones de carácter leve, respecto a las cuales
apenas se ha dispuesto la aplicación de una pena de arresto (Artículo 416 del Código Penal)
77
Esto según lo que se ha analizado de los recaudos que fueron remitidos a este Despacho.
78
En particular: su excepcionalidad y proporcionalidad.
76
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1.5.7.
De la obligación de los representantes del Ministerio Público con competencia en el
Sistema de Protección del Niño y el Adolescente, Civil y Familia, de asistir a los
actos cuyas notificaciones les realice el órgano jurisdiccional.
Oficio N°: DRD-428-2006
Fecha: 17-11-2006
(...)
El Código de Procedimiento Civil Venezolano, norma adjetiva vigente que regula la materia,
establece en su artículo 129 lo siguiente:
“Artículo 129.- En el proceso civil el Ministerio Público interviene como parte
de buena fe en los casos permitidos por este código, por el Código Civil, por
la Ley Orgánica del Ministerio Público y por otras leyes especiales, en
resguardo de las disposiciones de orden público o de las buenas
costumbres.”
En este mismo contexto, el artículo 131 ejusdem ampliando la capacidad procesal de los
representantes del Ministerio Público, los obliga a intervenir:
1º En las causas que él mismo habría podido promover./ 2º En las causas
de divorcio y en las de separación de cuerpos contenciosa./ 3º En las causas
relativas a la rectificación de los actos del estado civil y a la filiación./ 4º En la
tacha de los instrumentos./º En los demás casos previstos por la ley.
Como se puede apreciar, el legislador facultó al representante del Ministerio Público, a resguardar y
velar por el cumplimiento de las disposiciones de orden público y las que regulan las buenas
costumbres. Esta condición de garante, no puede ser relajada en los procedimientos civiles, ya que
la falta de notificación al Ministerio Público, por parte del órgano jurisdiccional en los casos previstos
por la ley, da lugar a su nulidad.
Al respecto, prevé el artículo 132 del precitado Código adjetivo: “El juez ante quien se inicie uno de
los juicios citados en el artículo anterior, al admitir la demanda notificará inmediatamente mediante
boleta al Ministerio Público, bajo pena de nulidad de lo actuado sin haberse cumplido dicha
notificación. La notificación del Ministerio Público será previa a toda otra actuación, y a la boleta se
anexará copia certificada de la demanda.”79
79
No obstante ello, la Sala de Casación Social en fecha 12 de junio de 2000, con ponencia del
Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz en el expediente N° AA60-S-2002-000191, resolvió: “En
concordancia con la norma citada y con el criterio proferido por Sala Plena de este Tribunal Supremo de
Justicia en decisión Nº 33 de fecha 24 de octubre de 2001, en la cual se estableció que al tener la Ley
Especial una naturaleza eminentemente tuitiva, que busca materializar la protección que debe brindar el
Estado y otras instituciones a los niños y adolescentes ‘explica por qué forman parte de la competencia
de los Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente únicamente las demandas contra niños y
adolescentes, pues, es en estos casos, precisamente, en los que se hace necesaria la protección
estatal promovida por la legislación especial comentada’, la reposición de la causa a los fines de la
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Por otra parte, el artículo 285 numeral 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
dispone:
“Son atribuciones del Ministerio Público:1.Garantizar en los procesos
judiciales el respeto de los derechos humanos y garantías constitucionales
(…) 2. Garantizar la celeridad y buena marcha de la administración de
justicia, el juicio previo y el debido proceso...”
Ello sólo es posible en materia civil, mediante la notificación por parte del órgano jurisdiccional en las
causas normativamente dispuestas para ello80. En este sentido, entendemos como Eduardo
Couture81 que la notificación “…es una constancia escrita, puesta en autos, de haberse hecho saber
a los litigantes una resolución del juez u otro acto del procedimiento…” Asimismo, en una decisión
de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, producida en el expediente Nº 00-127,
de fecha 22-6-2001, el Magistrado Ponente Carlos Alberto Vélez, ratificó que “…la notificación es
el acto procesal dirigido a los sujetos procesales y que constituye un acto comunicacional dirigido a
éstas para que comparezcan al proceso, conozcan lo que ha acontecido en el juicio e integren la
relación jurídico procesal conjuntamente con el juez y su contraparte…su exigencia reposa en la
obligación que tiene el Estado de garantizar a toda persona que se dirige a la jurisdicción, en busca
de su tutela jurídica y efectiva, una justicia transparente e idónea…”
Así las cosas, debe precisarse que en el proceso civil, el Ministerio Público es el órgano encargado
de cooperar con la Administración de Justicia, velando por los intereses del Estado, de la sociedad
y de los particulares mediante el ejercicio de las acciones pertinentes, haciendo observar las leyes.
Es esencialmente una institución imparcial cuya máxima finalidad es velar por el imperio de la Ley.
En suma, como refiere Rengel Romberg82, “Los funcionarios del Ministerio Público están
colocados así en el proceso, en una posición especial, en una posición intermedia, podría decirse,
entre el juez y las partes, porque son órganos públicos, sin llegar a ser juzgadores, y ejercen en el
proceso actividades que son propias de las partes, sin confundirse completamente con
éstas…interviene en el proceso ya iniciado, en los casos establecidos por la ley, en resguardo de
intereses vinculados al orden público y social, esto es funciona como agente de la jurisdicción en
unos casos o como interviniente o requiriente en otros…Si el Ministerio Público agente ejercita la
acción civil en los casos expresamente previstos por la ley en defensa del interés público o social,
en cambio el Ministerio Público interviniente se limita, en las causas promovidas por otros en las
cuales está interesado el orden público o social…”
Habida cuenta de lo expuesto, como parte de buena fe en el proceso civil, el Ministerio Público
debe ser notificado por el órgano jurisdiccional en aquellos juicios o procedimientos que así lo
notificación del Fiscal de Menores debe materializarse a partir del momento de admisión de la
reconvención. Así se decide.”
80
Así lo señala la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en el Capítulo IV del
Procedimiento Contencioso en Asuntos de Familia y Patrimoniales, que en la Sección Segunda prevé el
procedimiento a seguir, y una vez admitida la demanda: “… el órgano jurisdiccional debe notificar al
Ministerio Público…”, según el artículo 461, Parágrafo Tercero.
81
COUTURE, Eduardo. Fundamentos de Derecho Procesal Civil. Tercera Edición. Roque De Palma
Editor. Buenos Aires, 1958.
82
RENGEL ROMBERG, Arístides. Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano. Volumen II. Editorial
Arte. Caracas, 1992.
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requieran; en cuyo caso, el representante del Ministerio Público no deberá limitarse a firmar la
boleta que notifica un determinado juicio o acto; sino que debe intervenir en aquellos casos en los
cuales la ley impone tal deber; y en los que su intervención es facultativa, la notificación persigue
que el fiscal se traslade al Tribunal a revisar las actas procesales que conforman la causa;
garantizando con ello -como parte de buena fe-, que no se produzcan fraudes a la ley en
determinados procesos. En ese orden de ideas, Ricardo Henríquez La Roche acertadamente
expone:
“......el interés procesal en este caso concierne más al Estado que a las
partes, en cuanto interesa al orden público constatar que están dadas las
condiciones legales para que opere la constitución o anulación de un estado
jurídico. Por ello la Ley habilita la actuación del Ministerio Público para que
fiscalice el proceso constitutivo y prevenga la comisión de fraudes contra la
Ley absoluta”.83
Por tanto, es una obligación del fiscal del Ministerio Público, asistir al tribunal con la finalidad de
revisar las actas del expediente de la causa respecto de la cual se expidió la notificación, y formular
las observaciones que estime convenientes dentro de los lapsos previstos, si fuese el caso84. Sobre
este particular, en una opinión previa, la Doctrina Institucional ha sostenido lo siguiente:
“En virtud de lo hasta aquí expuesto, bastará con que el representante del
Ministerio Público una vez notificado acuda diligentemente al tribunal y
constate que las actuaciones que conforman las actas del expediente se
encuentran ajustadas al procedimiento establecido para el juicio del cual sea
notificado, lo que se traduce en que no se haya violentado el debido
proceso. En caso contrario, deberá hacer las observaciones, oposiciones o
ejercer los recursos que considere necesarios a los fines de cumplir
cabalmente con las atribuciones que constitucional y legalmente tiene
establecidas.” 85
Ahora bien, prosiguiendo en el desarrollo de lo solicitado, es menester particularizar las
modalidades de intervención del Ministerio Público en los distintos procedimientos señalados por
esa Dirección; a saber: solicitudes de Inserción de Partidas, Autorizaciones Judiciales, Acción
Judicial de Protección y Obligación Alimentaria.
En los casos de Inserción de Partidas, el artículo 131.3 del Código de Procedimiento Civil, dispone
taxativamente que el Ministerio Público debe intervenir: “en las causas relativas a la rectificación de
los actos del estado civil y a la filiación”86 por ser esta una prueba determinante de la identidad,
capacidad, y filiación de las personas con sus ascendientes.
83
HENRÍQUEZ LA ROCHE, Ricardo. “Código de Procedimiento Civil”. Tomo I, (segunda reimpresión) p.
392. Caracas 1995.
84
Por ejemplo: Procedimiento de Adopción, artículo 497 Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, del cual se desprende que el Fiscal Especializado deberá formular observaciones.
85
Memorandum Nº DCJ-4-667-2004, de fecha 20-4-2004. Informe Anual del Ministerio Público, año 2004,
p. 23.
86
En atención a ello, por ser tal como se ha indicado supra, garante del principio de legalidad, debe el
representante del Ministerio Público una vez notificado, que se haya cumplido con el debido proceso.
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En cuanto a las Autorizaciones Judiciales, es importante referirnos al quinto aparte del artículo 267
del Código Civil Venezolano vigente, el cual reza:
“La autorización judicial sólo será concedida en caso de evidente necesidad
o utilidad para el menor, oída la opinión del Ministerio Público, y será
especial para cada caso.” (Resaltado nuestro)
El Ministerio Público como órgano del Poder Ciudadano, ejerce una función predominante, ya que
su opinión es imperante en esta materia. La facultad de velar por los intereses patrimoniales de los
niños o adolescentes obliga a los fiscales especializados, a ejercer su rol de garante, debiendo
realizar una exhaustiva revisión de las actas procesales y demás recaudos del caso específico,
para luego emitir su opinión tal como lo establece el artículo 269 ejusdem87. Por tanto, su
asistencia al Tribunal es obligatoria.
Al referirnos a la actuación del Ministerio Público en la “Acción Judicial de Protección”, debemos
abordar la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, la cual en su articulo 276,
define esta acción como un recurso judicial, en el cual la intervención de los fiscales del Ministerio
Público con competencia en materia de Protección Civil es activa, tanto en la fase de preparación
de la acción, como en el desarrollo del procedimiento. Por su parte, el artículo 323, literal “a” de la
precitada Ley88 taxativamente establece, que si el solicitante no concurre a la audiencia de juicio, el
juez notificará al fiscal del Ministerio Público, para que manifieste si decide instar el procedimiento;
lo cual deviene del artículo 278 literal “a” ejusdem, que establece quiénes son los legitimados para
intentar la Acción de Protección. Asimismo, el artículo 171 literal “a” ibidem, faculta al fiscal
especializado a: “Ordenar las notificaciones, a fin de solicitar las declaraciones para la investigación
inicial de los hechos”, esto constituye una facultad oficiosa del representante fiscal expresa por la
Ley, a fin de recabar los elementos de convicción suficientes y necesarios para tal fin.
En materia de “Obligación Alimentaria”, el órgano jurisdiccional no tiene el deber de notificar al
Ministerio Público -en caso de ser promovida por un particular-, ya que ninguna ley establece tal
mandato. Ahora bien, es menester resaltar que los fiscales especializados tienen competencia para
solicitar la fijación de la obligación alimentaria89, lo cual impone a éstos la ejecución del seguimiento
al proceso, que con ocasión a tal solicitud se hubiese instaurado...
Código Civil Venezolano. Artículo 269. primer aparte “La autorización Judicial, en los casos
contemplados en el artículo 267 se concederá a solicitud de cualquiera de los progenitores que ejerza la
patria potestad y previa notificación al Ministerio Público”
88
Ley Orgánica Para la Protección del Niño y del Adolescente. Artículo 323. literal a) “verificará si se
encuentran presentes las partes. Si no concurre el solicitante por sí o por su apoderado, notificará al
Fiscal del Ministerio Público, a los fines de que dentro de los dos días siguientes manifieste al tribunal si
decide instar el procedimiento. En caso de hacerlo, el Tribunal fijará nuevo día y hora para la audiencia
de juicio. En caso contrario declarará desistido el procedimiento.”
89
Informe del Fiscal General de la República ante la Asamblea Nacional año 2003. Dirección General de
Actuación Procesal, p. 161, oficio N° DPIF-10-C-669-2003, numeral 26.
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1.5.8.
Cuando surjan conclusiones contradictorias entre los resultados de un examen
médico emanado de un hospital o de un médico privado, y el reconocimiento médico
legal, debe atenderse preferentemente al contenido de éste último, en virtud de la
confianza derivada del carácter oficial que revisten los actos ejercidos por los
órganos de investigación del Estado.
Oficio N°: DRD-15-20-434-2006
Fecha: 17-11-2006
(...)
Despacho debe destacar que del análisis de los recaudos remitidos, se pudo observar que el fiscal
del Ministerio Público, abogado G.C., al señalar los elementos de convicción que soportan la
solicitud de privación judicial preventiva de libertad, hizo referencia -entre otros-, a los siguientes: a)
Experticia médico legal, realizada por el doctor A.Z., en fecha 9-6-2005, en la persona de la
ciudadana M.C., según el cual las lesiones producidas por objeto contundente, sanan en el lapso de
6 días, bajo asistencia médica, privada de sus ocupaciones habituales, carácter leve, no dejan
secuelas, b) Informe médico realizado por la doctora E.C.C., en fecha 14-6-2005, médico
Traumatólogo, en el cual indica que la ciudadana M.C., presenta “Cervical Guía Traumática
ameritando uso de collarín por 21 días”, y c) Ampliación del informe realizado por la doctora E.C.C.
de fecha 16-6-2005, en el cual informa: “Se trata de la paciente M.C., presentó Cervicalgia
Traumática Aguda con contratura paravertebral cervical que amerita tratamiento medico y uso de
collarín por 21 días”.
En atención a tales fuentes de prueba, precalifica en su solicitud el delito de lesiones graves90,
previstas en el artículo 415 del Código Penal, tomando en cuenta la ampliación del examen
realizado por la doctora E.C.C.; no obstante -de los recaudos remitidos para su análisis- se
desprende que dicho informe médico no fue validado por el médico forense, lo cual ha debido ser el
proceso lógico, generando con ello dudas respecto a la determinación del precepto jurídico
aplicable, toda vez que sin lugar a dudas, el fiscal del Ministerio Público debió confrontar los
resultados obtenidos, y valorarlos atendiendo en su juicio a la preeminencia de las conclusiones
derivadas del examen médico legal.
De lo anterior, se puede evidenciar que mientras en la experticia médico legal practicada a la víctima
por el doctor A.Z.,91, sólo resultó la existencia de unas lesiones que ameritaban un tiempo de
curación y de privación de sus ocupaciones habituales por un tiempo de seis días, en el Informe
Médico practicado por la doctora E.C.C.92 se hizo constar la existencia de una “Cervicalgia
Traumática Aguda con contratura paravertebral”, que -en su criterio- ameritaba un tratamiento
médico y el uso de collarín por un tiempo de veintiún días, ello pone de manifiesto una clara
divergencia entre ambos resultados que repercute en la calificación jurídica aplicable.
90
Así como, los delitos de Amenaza y Violencia Psicológica, tipificados en los artículos 16 y 20 de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, siendo que éste último tampoco resultó acreditado en
actas, pues, según los recaudos remitidos para su análisis, no le fue ordenado practicar examen
psicológico y psiquiátrico a la víctima.
91
En fecha 9 de junio de 2005.
92
El día 14 de junio de 2005.
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Ante esto, es necesario apuntar que en supuestos como éstos en los que surge una pugna entre los
resultados de un examen médico emanado de un hospital, o de un médico privado, y el
reconocimiento médico legal practicado sobre las mismas lesiones, debe atenderse preferentemente
al contenido de éste último, en virtud de la confianza que deriva del carácter oficial que revisten los
actos ejercidos por los órganos del Estado93; en ese sentido, era necesario la toma de una tajante,
pero al mismo tiempo motivada y fundada decisión por parte del representante del Ministerio
Público, que le permitiese luego definir y sustentar la calificación jurídica aplicable al caso, y
adentrarse así al análisis exigido, es decir: las condiciones de procedencia de la medida solicitada y
el ceñimiento a los límites consagrados en el orden normativo...
1.5.9.
Imprescriptibilidad de los delitos que constituyen violaciones graves a los Derechos
Humanos.
1.5.9.1. Los Derechos Humanos significan una garantía para la protección integral del
individuo ante el ejercicio del Poder Público.
Los delitos contra los derechos humanos pueden definirse como aquellos actos
típicamente antijurídicos que vulneran atributos fundamentales de la persona
humana lesionando su dignidad, los cuales son castigados con una sanción penal, y
además son culpables, e imputables a una persona que fundamentalmente actúa en
ejercicio de una función pública.
Son imprescriptibles las acciones dirigidas a sancionar los delitos contra las
personas perpetrados por funcionarios policiales, por lo que el transcurso del
tiempo no extingue la acción para procurar enjuiciamiento de los responsables de su
comisión.
Oficio N°: DRD-DCJ-15-12-06-329-2006
Fecha: 30-8-2006
(...)
Ha señalado el autor Héctor Faúndez94 que los Derechos Humanos pueden definirse como las
prerrogativas que, conforme al Derecho Internacional, tiene todo individuo frente a los órganos del
poder para preservar su dignidad como ser humano, y cuya función es excluir la interferencia del
Estado en áreas específicas de la vida individual, o asegurar la prestación de determinados servicios
por parte del Estado, para satisfacer sus necesidades básicas, y que reflejan las exigencias
fundamentales que cada ser humano puede formular la sociedad de que forma parte.
Los Derechos Humanos exigen reconocer la inviolabilidad de los atributos fundamentales de la
persona, y se compendian en normas de carácter jurídico que el Estado, en ejercicio del Poder
Público, está obligado a observar. Los Derechos Humanos constituyen demandas de abstención o
actuación derivadas de la dignidad de la persona humana y reconocidas como legítimas por la
93
O al menos haber conformado el informe médico privado, con el médico forense.
En su obra “El Sistema Interamericano de protección de los derechos humanos”. IIDH. San José de
Costa Rica, 1996. p. 21.
94
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comunidad internacional, siendo por ello merecedoras de protección jurídica por el Estado. Todo ser
humano posee un valor independiente de su status, reconocimiento social o de la posesión de
determinados rasgos, de ello se desprende un conjunto de normas de abstención y actuación, que
cabe resumir en la prohibición de reducir la persona a un simple instrumento al servicio de fines
ajenos, pero también en el reconocimiento de necesidades que merecen ser atendidas.
Entre todos los valores y principios morales, es la dignidad, por su amplitud y generalización, el más
adecuado para servir de soporte material a todos los Derechos Humanos, pues esta “consiste en la
supremacía que ostenta la persona como atributo inherente a su ser racional, lo que le impone a las
autoridades públicas el deber de velar por la protección y salvaguarda de la vida, la libertad y la
autonomía de los hombres por el mero hecho de existir, independientemente de cualquier
consideración de naturaleza o de alcance positivo.”95
Si bien los Derechos Humanos significan una garantía para la protección integral del individuo ante
el ejercicio del Poder Público, al examinar lo relativo a quién puede ser sujeto activo de la violación
de derechos humanos, nos encontramos con dos enfoques, primero: el que atribuye al Estado ser el
único sujeto activo de la violación de los derechos humanos, y segundo: el que considera no sólo al
Estado sino que, además, a los particulares como agentes violadores de tales derechos.
El primer enfoque se sustenta, entre otras razones, en que los Derechos Humanos se corresponden
con la dignidad de la persona humana frente al Poder Público el cual es ejercido en forma exclusiva
por el Estado, asimismo se apoya en que desde el punto de vista del derecho internacional, sólo los
Estados pueden suscribir compromisos y declaraciones como el "considerando de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos" o como la "Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre de la OEA". En este sentido, al ser los Estados signatarios de estos documentos, están
obligados a cumplirlos a cabalidad, por lo tanto, tienen el deber de respetar y garantizar los
derechos humanos, y son los responsables frente a la comunidad internacional frente a las
violaciones de tales derechos. Este compromiso no puede ser asumido por particulares o grupos de
ellos. Según este enfoque, sólo el Estado es el sujeto capaz de violar los derechos humanos por
estar concentrado en él todos los organismos y el aparataje capaces de generar tal vulneración, por
su parte, las conductas antijurídicas de los particulares por lesivas que sean de los derechos de las
personas no ingresan en el terreno de los derechos humanos sino que se enmarcan en la
responsabilidad civil y/o penal, y serán sancionadas conforme al ordenamiento jurídico interno de
cada Estado.
El segundo enfoque, considera que también podrían ser sujetos activos en la violación de los
derechos humanos personas u organizaciones que actúen como Estado y, por consiguiente, ocupen
cierto territorio y ejerzan gobierno sobre su población. Esto, en el entendido que el Estado está
compuesto por: territorio, población y gobierno. De igual manera se atribuye el carácter de sujeto
activo a los particulares que desempeñan funciones inherentes al Estado como por ejemplo los
prestadores privados de servicios públicos.
95
Sentencia dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de la República
Bolivariana de Venezuela en fecha 5 de mayo de 2006, caso Alexander del Valle Rodríguez López,
Expediente N° : 03-2272.
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Sobre este asunto, es necesario hacer referencia al criterio de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos96, la cual estableció claramente la eficacia de los derechos humanos frente a terceros, en
una concepción horizontal, a tenor de la doctrina alemana (Drittwirkung). Expuso la Corte que la
obligación de respetar los derechos humanos no es sólo del Estado, sino también de los particulares
en su interrelación con otros particulares, alegando que el ámbito de la autonomía de la voluntad,
que predomina en el derecho privado, no puede ser un obstáculo para que se diluya la eficacia
vinculante erga omnes de los derechos humanos. En este sentido, indicó la Corte que los
destinatarios de los derechos humanos -además del Estado (ámbito público)- son también los
terceros (ámbito privado), que los pueden violar en el campo de las relaciones particulares.
Sin embargo, en el ámbito penal, al tratar los delitos contra los derechos humanos se ha mantenido
restringida esta concepción, enfocando fundamentalmente al Estado, a través de sus funcionarios
públicos en ejercicio de sus funciones, como sujetos activos de tales delitos, a excepción de
aquellos delitos cometidos por particulares pero con la autorización, apoyo o aquiescencia del propio
Estado.
Los delitos contra los derechos humanos difieren sustancialmente de los hechos punibles en
general, pues la naturaleza jurídica entre éstos es distinta dado el bien jurídico que se protege. Los
derechos fundamentales comprenden una complejidad de relaciones sociales que van más allá del
bien jurídico individual, representadas por la vinculación entre el ciudadano y los poderes del
Estado. Por ejemplo, en el caso de una detención ilegal practicada por un funcionario público, no
sólo resulta vulnerada la libertad de tránsito del sujeto pasivo, sino que son lesionadas las garantías
de la libertad personal y del debido proceso (derecho a la defensa, a la presunción de inocencia, a
ser oído, a no ser incomunicado, a no declarar contra sí mismo, entre otras), lo cual afecta los
límites existentes entre la sociedad civil y la sociedad política; por eso se afirma que también es la
sociedad sujeto pasivo del delito.
Las relaciones jurídicas directas Estado-ciudadano, difieren de las existentes entre los particulares.
Las especiales facultades que posee el Estado frente a los ciudadanos determinan que las
relaciones jurídicas y reales entre ambos no se encuentren en un plano de igualdad, sino que existe
una situación de sujeción o sometimiento sobre los sujetos que eventualmente tienen la obligación
de soportar los efectos de las potestades administrativas. Entonces, en el caso de la actuación de
un funcionario público en el ejercicio de sus funciones públicas sobre un particular, hay una relación
de subordinación; mientras que en el caso del bien jurídico individual se trata de relaciones entre
particulares, relación de igualdad jurídica. Este plano de desigualdad existente entre los órganos del
Estado y los ciudadanos es evidente en la realidad pues mientras en los delitos de funcionarios,
éstos tienen a su disposición todo el aparato del Estado para realizar el hecho delictivo, los
ciudadanos no lo poseen.
Los derechos fundamentales de garantías de libertad sólo pueden ser afectados en la práctica de la
función pública. Así, la condición de funcionario público es un elemento esencial del delito, ya que
éste se fundamenta en que el funcionario está incumpliendo su deber de someter sus potestades al
principio de legalidad, lo que supone una extralimitación injustificada de sus potestades respecto de
determinados bienes jurídicos o, dicho de otra manera, un abuso de poder.
96
En su Opinión Consultiva OC-18/03 de fecha 17 de septiembre de 2003, solicitada por los Estados
Unidos Mexicanos, relativa a la Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados
(numeral 140 y siguientes).
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Otra de las diferencias radica en que las relaciones jurídicas derivadas de los derechos
fundamentales se rigen por el Derecho Público Internacional, y son derechos inalienables e
irrenunciables. En cambio, los bienes jurídicos individuales son, generalmente, disponibles, por lo
que cabe el consentimiento como causa justificante o atenuante. De allí que siempre la
perseguibilidad de los delitos contra los derechos fundamentales deba ser de acción pública.
Mientras los delitos contra los Derechos Humanos compromete al Estado, por lo que pueden ser
objeto de tutela supranacional, los hechos punibles en general sólo pueden ser objeto de tutela
nacional. Efectivamente, además de la posibilidad de recurrir a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en los últimos tiempos se está delineando todo un Derecho Penal Internacional que
pretende proteger a los ciudadanos frente a sus Estados.
En otro orden de ideas, respecto a la tipicidad de los delitos contra los derechos humanos, la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia97 ha establecido que con base en el carácter de la
tipicidad que la doctrina reconoce como esencial en la estructura del delito, así como en el principio
constitucional de legalidad, la calificación de delitos contra los Derechos Humanos o de lesa
humanidad es materia que compete exclusivamente al legislador y no al intérprete, pues sólo el
legislador tiene competencia para la determinación de cuáles conductas humanas han de ser
tenidas como punibles. Sostiene la Sala que sólo al legislador corresponde determinar cuáles
infracciones penales deben ser calificadas como delitos contra los derechos humanos o delitos de
lesa humanidad, sobre todo, para los específicos efectos jurídicos que establezcan la Constitución
y la ley.
Ahora bien, al revisar las leyes nacionales encontramos que nuestro legislador no ha señalado
expresamente cuáles son los delitos contra los derechos humanos, sin embargo, con miras a lo
dispuesto en nuestra Constitución y en los instrumentos normativos de Derecho Internacional
suscritos y ratificados por la República, es posible determinar cuándo se está en presencia de un
delito de esta naturaleza. El Código Penal98 tampoco los identifica y no existe un Título que los
agrupe, pero no por ello se ha omitido completamente la tipificación de los mismos. En dicho Código
se han tipificado sólo algunas conductas que vulneran derechos humanos y se han organizado de
distintas maneras:
1.- En algunos casos, el Código Penal ha consagrado el delito contra los derechos humanos con
indicación de sus particularidades, como por ejemplo la desaparición forzada de personas, tipificada
en el artículo 180 A del Código Penal, la cual es un delito contra los derechos humanos, a tenor
de lo dispuesto en el artículo 45 de la Constitución en concordancia con lo previsto en la Declaración
sobre la protección de todas las personas contra las Desapariciones Forzadas y la Convención
Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, ratificada por nuestra República en fecha
7 de junio de 1998.
Otro delito contra los Derechos Humanos previsto en el Código Penal es el dispuesto en el artículo
176, el cual constituye un delito contra el derecho fundamental a la libertad personal, reconocido en
el artículo 44 de la Constitución y en instrumentos internacionales de derechos humanos tales como
97 En sentencia de fecha 15 de abril de 2005, Expediente N° 04-2533, caso José Gregorio Sánchez
García. Criterio ratificado en sentencia de fecha 2 de mayo de 2006, Expediente N° 05-2363, Caso Nohel
Eduardo Montezuma González, dictada por la misma Sala.
98 Publicado en la Gaceta Oficial Número N° 5.768 de fecha 13 de abril de 2005.
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la Declaración Universal de los Derechos Humanos99 (artículo 3), la Convención Americana sobre
Derechos Humanos100 (artículo 7) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos101 (artículo
9).
El artículo 181 del Código Penal consagra el delito contra el derecho fundamental a la integridad
física, psíquica y moral reconocido en el artículo 46 de la Constitución y en instrumentos
internacionales de derechos humanos tales como la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (artículo 5), la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 5) y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 7 y 10).
Por su parte, el artículo 184 del Código Penal consagra el delito contra el derecho fundamental a
la inviolabilidad del domicilio y recintos privados, reconocido en el artículo 47 de la Constitución
y en instrumentos internacionales de derechos humanos tales como la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (artículo 12), la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 11) y
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 17).
2.- En otros casos, el Código Penal ha consagrado delitos ordinarios y dentro del mismo tipo penal
ha estipulado como circunstancia agravante el que hayan sido cometidos por funcionarios públicos,
en cuyo supuesto se comete una violación a los derechos humanos. Por ejemplo, el delito contra
los derechos políticos previsto en el artículo 166 del Código, los cuales son derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución en su artículo 62 y siguientes, y en instrumentos
internacionales de derechos humanos tales como la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (artículo 21), la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 23) y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 25).
3.- En un tercer orden, el Código Penal consagra delitos ordinarios que al concatenarlos con las
circunstancias agravantes genéricas, se desprende, de manera interpretativa, la existencia de un
delito contra los derechos humanos. Tal es el caso del delito contra el derecho fundamental a la
vida, no previsto en nuestro Código Penal, sin embargo, en su Título IX, correspondiente a los
delitos contra las personas (artículo 405 y siguientes), se consagra el delito de homicidio, delito
ordinario que al relacionarse con lo estipulado en el numeral 8 del artículo 77 del mencionado
Código, se agrava si se ha cometido por funcionario público en abuso de su autoridad, supuesto en
el que es forzoso concluir que estamos frente a un delito contra el derecho humano a la vida.
Un homicidio cometido por funcionario público, en ejercicio de sus funciones, deja de ser un delito
ordinario para adquirir la condición de un delito contra los derechos humanos al lesionarse el
derecho fundamental a la vida, reconocido en el artículo 43 de la Constitución y en instrumentos
internacionales de derechos humanos, tales como la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (artículo 3), la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 4) y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 6).
99 Adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General 217 A (iii) del 10 de diciembre de
1948.
100 Ratificada por Venezuela en fecha 23 de junio de 1977.
101 Ratificado por Venezuela en fecha 10 de mayo de 1978.
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El derecho a la vida es indispensable para el desenvolvimiento de toda persona en la sociedad. En
efecto, su importancia es tal, que se constituye como presupuesto necesario para el disfrute de los
demás derechos humanos.
El Comité de los Derechos Humanos102 ha señalado que este derecho, establecido en el artículo 6
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, es un “derecho supremo respecto del cual
no se autoriza suspensión alguna, ni siquiera en situaciones excepcionales que pongan en peligro la
vida de la nación (Artículo 4).” Sostiene que los Estados Partes no sólo deben tomar medidas para
evitar y castigar los actos criminales que entrañen la privación de la vida, sino también evitar que
sus propias fuerzas de seguridad maten de forma arbitraria. “La privación de la vida por las
autoridades del Estado es una cuestión de suma gravedad. Por consiguiente, la ley debe controlar y
limitar estrictamente las circunstancias en que dichas autoridades pueden privar de la vida a una
persona.” El Comité observa que la expresión "el derecho a la vida es inherente a la persona
humana" no puede entenderse de manera restrictiva y la protección de este derecho exige que los
Estados adopten medidas positivas para proteger y preservar la vida ante situaciones como las
ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas llevadas a cabo por fuerzas armadas,
fuerzas policiales o paramilitares, el uso excesivo de la fuerza o cualesquiera otros actos
atentatorios contra la vida.
El mismo Comité103, con respecto al artículo 6 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, expresó que cuando la privación arbitraria de la vida resulta justificable con arreglo a una
norma del derecho interno, debe considerarse que el derecho a la vida no estaba debidamente
protegido por la ley nacional, de conformidad con el requerimiento del párrafo 1 del artículo 6º del
referido Pacto.
Así pues, la observancia del derecho a la vida tiene relación con la prohibición a cualquier
funcionario encargado de hacer cumplir la ley, ya sea civil o militar, o a cualquier particular que actúe
bajo las órdenes o complicidad directa, indirecta o circunstancial de los agentes o autoridades
estatales, de atentar contra ella bajo cualquier circunstancia.
Considerando que hay importantes fundamentos que demuestran la distinta naturaleza entre los
delitos contra los derechos humanos y los delitos ordinarios, como anteriormente se señaló, debe
concluirse que no es suficiente la tipificación del delito de homicidio, aún cuando se concatene con
la circunstancia agravante dispuesta en el numeral 8 del artículo 77 del Código Penal,
precedentemente comentada, para estimar protegido el derecho fundamental a la vida con todas sus
complejidades, pues observando únicamente el texto de la ley, se encuentra desprovisto de los
efectos jurídicos propios de los delitos contra los derechos humanos, entre ellos, lo relativo a la
imprescriptibilidad de la acción penal correspondiente.
En este sentido, se estima pertinente que nuestro Código Penal dedicara un título para la
consagración de todos los delitos contra los derechos humanos, dentro de los cuales se incluyera el
delito contra el derecho a la vida. Su falta de tipificación conlleva forzosamente a relajar lo dispuesto
por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en la sentencia de fecha 15 de abril de
102
En sus comentarios generales contenidos en la Observación General N° 6 sobre el derecho a la vida,
16º período de sesiones (1982).
103
En su Comunicación N° 45/1979, sobre el caso de María Fanny Suárez de Guerrero.
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2005, Expediente N° 04-2533, caso José Gregorio Sánchez García, anteriormente comentada, en
la que se señala que la calificación de delitos contra los derechos humanos o de lesa humanidad
es materia que compete exclusivamente al legislador y no al intérprete, pues ante un vacío legal de
tan grave magnitud se hace necesario que el órgano jurisdiccional cuando le corresponda juzgar el
delito de homicidio cometido por un funcionario público en ejercicio de sus funciones y en abuso de
su autoridad, lo califique como un delito contra el derecho fundamental a la vida e interprete en
forma amplia lo relativo a sus efectos jurídicos, entre ellos, lo relativo a la aplicación de la pena
correspondiente de tal manera que resulte la máxima a imponer, lo relativo a la restricción de los
beneficios al imputado y condenado y lo relativo a la imprescriptibilidad de la acción penal
correspondiente.
No relajar el criterio jurisprudencial en los términos esbozados supondría vulnerar la doctrina y la
jurisprudencia internacional así como los instrumentos internacionales sobre derechos humanos
suscritos por la República, los cuales conforman nuestro ordenamiento jurídico interno a tenor de lo
dispuesto en el artículo 23 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Algunos de
tales instrumentos incluso prevén especialmente delitos contra los derechos humanos, entre los
cuales se encuentran la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio104, la
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial105, el
Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena106, la
Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid107, la Convención
contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes108 y el Estatuto de
Roma109.
Afortunadamente ha existido consenso sobre la necesidad de sancionar en una jurisdicción
supranacional delitos contra los derechos humanos cuando son cometidos por los Estados o sus
funcionarios públicos, tal es el caso del Estatuto de Roma, en el cual no solamente se tipifican
delitos contra los derechos humanos, sino se consagran las penas a imponer y se crea la Corte
Penal Internacional, vinculada con el sistema de las Naciones Unidas con competencia sobre los
crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto, cuya
actuación se efectúa en forma complementaria de la jurisdicciones penales nacionales.
La imprescriptibilidad de las acciones correspondientes a los delitos contra los derechos humanos
supone que no se extingue por razón del transcurso del tiempo la acción para procurar el
enjuiciamiento de los responsables por la comisión de los mismos, así como la sanción penal a sus
104
Adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea General en su Resolución 260
A (III), de 9 de diciembre de 1948, ratificada por el Estado venezolano el 12 de julio de 1960.
105
Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General en su Resolución 2106 A (XX), de
21 de diciembre de 1965, ratificada por el Estado venezolano el 10 de octubre de 1967.
106
Adoptado por la Asamblea General en su Resolución 317 (IV), de 2 de diciembre de 1949, ratificada
por el Estado venezolano el 18 de diciembre de 1968.
107
Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General en su Resolución 3068 (XXVIII),
de 30 de noviembre de 1973, ratificada por el Estado venezolano el 28 de enero de 1983.
108
Adoptada y abierta a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su Resolución 39/46,
de 10 de diciembre de 1984, ratificada por el Estado venezolano el 29 de julio de 1991.
109
Aprobado el 17 de julio de 1998 por la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones
Unidas sobre el establecimiento de una corte penal internacional, ratificada por el Estado venezolano el 7
de junio de 2000.
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partícipes. La imprescriptibilidad constituye una herramienta fundamental de la justicia para la
persecución de tales crímenes y de sus perpetradores, y su fin es evitar la impunidad de los hechos
punibles de esta naturaleza y de esta manera prevenir su comisión.
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos110 en numerosos fallos ha enfatizado el
carácter imprescriptible de tales acciones. Así lo expresó, entre otras, en su sentencia de fecha 14
de marzo de 2001, caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y otros vs. Perú) y en sentencia de
fecha 18 de septiembre del 2003, caso Bulacio contra el Estado argentino. En la primera de ellas la
Corte señaló:
"41.- Esta Corte considera que son inadmisibles las disposiciones de
amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de
excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y
sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos
humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o
arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por
contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional
de los Derechos Humanos.” (Resaltado nuestro).
En la segunda de las sentencias mencionadas la Corte Interamericana de Derechos Humanos
estableció:
"110. Esta Corte ha señalado en diversas ocasiones que ‘El Estado parte de
la Convención Americana tiene el deber de investigar las violaciones de los
derechos humanos y sancionar a las autores y a quienes encubran dichas
violaciones. Y toda persona que se considere víctima de éstas o bien sus
familiares tienen derecho de acceder a la justicia para conseguir que se
cumpla, en su beneficio y en el del conjunto de la sociedad, ese deber del
Estado’. / (...) 112. Esta Corte ha señalado reiteradamente que la obligación
de investigar debe cumplirse ‘con seriedad y no como una simple formalidad
condenada de antemano a ser infructuosa’. La investigación que el Estado
lleve a cabo en cumplimiento de esta obligación ‘debe tener un sentido y ser
asumida por el (mismo) como un deber jurídico propio y no como una simple
gestión de intereses particulares, que dependa de la iniciativa procesal de la
víctima o de sus familiares o de la aportación privada de elementos
probatorios, sin que la autoridad pública busque efectivamente la verdad’.
(...)/ 115. El derecho a la tutela judicial efectiva exige entonces a los jueces
que dirijan el proceso de modo de evitar que dilaciones y entorpecimientos
indebidos, conduzcan a la impunidad, frustrando así la debida protección
judicial de los derechos humanos. / 116. En cuanto a la invocada
prescripción de la causa pendiente a nivel de derecho interno (supra 106.a y
107.a), este Tribunal ha señalado que son inadmisibles las disposiciones de
110
Cuya doctrina es vinculante para nuestra República en razón de que Venezuela aceptó su
competencia contenciosa en fecha 24 de julio de 1981, lo cual implica que reconoce y admite no
solamente someterse a su jurisdicción obligatoria con relación a los casos en los que esté directamente
involucrado, sino también en lo vinculado a la interpretación o aplicación que efectúe dicho tribunal de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en cualquier caso bajo su conocimiento.
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prescripción o cualquier obstáculo de derecho interno mediante el cual se
pretenda impedir la investigación y sanción de los responsables de las
violaciones de derechos humanos/117. De acuerdo con las obligaciones
convencionales asumidas por los Estados, ninguna disposición o instituto de
derecho interno, entre ellos la prescripción, podría oponerse al cumplimiento
de las decisiones de la Corte en cuanto a la investigación y sanción de los
responsables de las violaciones de los derechos humanos. Si así no fuera,
los derechos consagrados en la Convención Americana estarían
desprovistos de una protección efectiva. Este entendimiento de la Corte está
conforme a la letra y al espíritu de la Convención, así como a los principios
generales del derecho; uno de estos principios es el de pacta sunt
servanda, el cual requiere que a las disposiciones de un tratado le sea
asegurado el efecto útil en el plano del derecho interno de los Estados
Partes/(...) )/ 120. La Corte entiende como impunidad la falta en su conjunto
de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de los
responsables de las violaciones de los derecho protegidos por la Convención
Americana, toda vez que el Estado tiene la obligación de combatir tal
situación por todos los medios legales disponibles ya que la impunidad
propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la
total indefensión de las víctimas y de sus familiares.” (Resaltado nuestro).
En la segunda de las sentencias citadas destaca que la imprescriptibilidad no solo aplica para las
acciones correspondientes a los delitos graves contra los derechos humanos, sino para todos y cada
uno de ellos, aún cuando el delito de que se trate no se encuentre tipificado como grave de acuerdo
con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Así también lo ha concebido nuestra
Constitución de 1999 en su artículo 271.
De tal manera que son imprescriptibles las acciones dirigidas a sancionar los delitos contra las
personas perpetrados por funcionarios policiales, al constituir delitos contra los derechos
humanos a la vida, a la integridad personal, entre otros, por lo que el transcurso del tiempo no
extingue la acción para procurar el enjuiciamiento de los responsables por la comisión de los
mismos...
1.5.9.2. Es necesario procurar la debida identificación del imputado durante el proceso
penal.
Oficio N°: DRD-20-331-2006
Fecha: 30-8-2006
(...)
Cuando nos referimos a la identificación del imputado, consideramos que se hace preciso distinguir
entre: la identificación nominal y la identificación física del mismo. En el ordenamiento jurídico
venezolano, es imperativo que este sujeto sea identificado por sus datos personales y señas
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particulares desde el primer acto en el que éste intervenga111. A esto se refiere la identificación
nominal, se trata de la indicación de la persona por el nombre y sus generales, que sirven para
distinguirla de otras. No obstante, el nombre es sólo un modo de definir civilmente a un sujeto, pero
no es el único, en el proceso penal se hace necesario además de la identificación nominal, definir la
identificación física del imputado, dado que ello permitirá proceder contra quien efectivamente se
debe, y así encauzar la dirección del proceso al destino pretendido. En ese sentido, es forzoso
insistir en lo imperioso que resulta la identificación plena del imputado, debiendo entenderse aquélla
tanto en el aspecto nominal, como en el físico al que nos hemos referido.
Con la debida identificación del imputado no sólo ha de procurarse aportar al proceso la descripción
de los datos personales que a éste le corresponden, en realidad, los efectos son aún más amplios:
Por ejemplo, ha sido común la práctica de subvertir el orden jurídico mediante la usurpación de
identidad de sujetos adolescentes por parte de imputados que, para la fecha de comisión del hecho
punible, han alcanzado ya la mayoría de edad, esto con el objeto de gozar de las garantías propias
del Sistema de Responsabilidad Penal del Adolescente, y evadir así su procesamiento en la
jurisdicción penal ordinaria; tal actuación configura -en ese sentido y entre otras- una violación al
principio del Juez Natural consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en su artículo 49, numeral 4.
Acerca de este punto, la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, en Sentencia Nº
395, del 1 de noviembre de 2004, con ponencia del Magistrado Alejandro Angulo Fontiveros,
siendo este criterio reiterado más recientemente por la Magistrado Deyanira Nieves Bastidas, en
Sentencia N° 616, del 1 de noviembre de 2005, ha señalado lo siguiente:
“Todos los ciudadanos deben ser juzgados por sus jueces naturales,
mediante la observancia de la competencia del órgano jurisdiccional o
administrativo facultado para decidir la controversia planteada tal como lo
consagra el ordinal 4° del artículo 49 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, que manda:/(..)/...El debido proceso se aplicará a
todas las actuaciones judiciales y administrativas y, en consecuencia/(...)/ 4º.
Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las
jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en
esta Constitución y en la ley...”.
Ya en fecha 25 de junio del año 2000, la mencionada Sala de Casación Penal mediante Sentencia
Nº 1046, con ponencia del Magistrado Jorge L. Rosell Senhenn, se había pronunciado acerca de la
importancia del recto entendimiento y aplicación de la Sección de Adolescentes del Tribunal Penal,
que debe regir -de manera imprescriptible- sólo en beneficio de los derechos fundamentales de los
adolescentes (no de los adultos), lo que promueve el respeto por del Principio del Juez Natural al
que nos hemos referido supra:
“La Ley Orgánica Para la Protección del Niño y del Adolescente define el
sistema penal de responsabilidad del adolescente en el conjunto de órganos
y entidades que se encargan del establecimiento de la responsabilidad del
111
Esto de conformidad con el encabezado del artículo 126 del Código Orgánico Procesal Penal.
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adolescente por los hechos punibles en los cuales incurran, así como de la
aplicación y del control de las sanciones correspondientes, por lo que el
órgano jurisdiccional para la aplicación de dicho sistema es un tribunal penal,
concebido bajo el modelo que presenta el Código Orgánico Procesal Penal,
pero dentro de una concepción de excepción denominada ‘Sección de
Adolescente’, cuyas funciones son propias y especiales dentro del marco
para las que ha sido creada./ Esto significa que un Tribunal Penal de la
Sección de Adolescente, es un órgano especializado tanto a nivel de
investigación como del proceso mismo, de los casos de enjuiciamiento de
hechos punibles en el que se encuentre incurso el sujeto procesal cuya edad
sea la comprendida entre los doce o más y menos de dieciocho años.”
De lo anterior puede colegirse que sólo la debida identificación del imputado, puede evitar
quebrantamiento de este importante principio rector del debido proceso. Aunado a ello, podemos
incluir otros argumentos:
En el curso del proceso han de producirse actos de importantes efectos jurídicos, siendo ésta otra
razón que obliga a la identificación plena del imputado en la que hemos insistido, de manera que
sea sobre éste que aquellos recaigan y no sobre la persona equivocada. Refiérase aquí, por
ejemplo, la imposición de la pena como efecto de una sentencia condenatoria. También el efecto de
Cosa Juzgada, consagrado en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, en su numeral 7, ilustra lo antes dicho, pues la certeza acerca de la identidad del sujeto
sobre el que recae, se requiere para que ésta sea acreditada u opuesta, lo contrario desvirtúa la
esencia de la garantía que operaría entonces sobre quien no debe, lo que supone una situación de
injusticia y en algunos casos también de impunidad.
Ya en la etapa de ejecución de la pena, el problema se hace más palpable, no sólo en los casos en
los que desde el inicio se ha usurpado la identidad de otro sujeto prosiguiéndose de esta manera el
proceso, sino también cuando los condenados ni siquiera poseen documentos de identificación, de
manera que se dificulta el otorgamiento de una medida de cumplimiento de pena que sustituya a la
de privación de libertad, dada la posibilidad de incumplimiento de la misma por parte del imputado,
explicada, como es de suponer, por la dificultad que se deriva de su localización.
Todo lo antes expuesto permite exaltar la importancia de la identificación plena del imputado desde
la fase inicial del proceso, como presupuesto esencial dentro de un sistema de garantías que es
necesario para el curso de un debido proceso, en el que los derechos fundamentales de las partes
sean respetados, y no por el contrario subvertidos por fingimientos u omisiones que conlleven a la
alteración del orden jurídico.
Ahora bien, con el propósito de lograr esa necesaria, debida y plena identificación del imputado en la
que hemos insistido, este Despacho ha considerado acertada la propuesta de que, a toda persona
que ingrese al proceso penal como imputado, le sea determinada su Fórmula Decadactilar, de
manera que los datos suministrados por este sujeto (o los expuestos en las actas policiales) puedan
a través de ella ser certificados y cotejados en el archivo de la dependencia identificadora112, a fin de
verificar que los datos aportados coinciden con la persona que es procesada, y adicionalmente
112
Actualmente: Oficina Nacional de Identificación y Extranjería -ONIDEX-.
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advertir la posibilidad de que se esté ante la comisión de un delito de usurpación de identidad o de
falsificación de documentos, por ejemplo.
La individualización de los sujetos a través de sus huellas dactilares, es un mecanismo de vieja data
y ha sido considerado como el método más confiable de identificación. Según Eduardo Vargas:
“Los dibujos papilares son absoluta e infinitamente diferentes, lo que hace que cada persona tenga
una forma dactilar propia. / Son inmutables (…)/No son hereditarios.”113.
Por su parte, el Médico Especialista en Ciencias Forenses: Adolfo León Vanegas González ha
afirmado respecto a este punto que: “La dactiloscopia es uno de los métodos de identificación más
importante…”. Este autor asevera que: “Los relieves papilares son precisos y seguros para la
identificación de las personas”, esto porque: “Dichos relieves se evidencian desde antes del
nacimiento, no varían en toda la vida y sólo se borran en el cadáver después de su putrefacción.
Usando los diez dedos se alcanza un número formidable de combinaciones.”. Vanegas concluye
que: “No se han encontrado dos individuos con las mismas particularidades dactiloscópicas”114, y en
ese sentido coincide con el citado autor Eduardo Vargas.
Consideramos que adicionar la Fórmula Decadactilar determinada por los expertos, a los datos de
identificación utilizados ordinariamente115, es jurídicamente adecuado y además ajustado a lo
establecido en el ya citado artículo 126 del Código Orgánico Procesal Penal y al artículo 8 de la Ley
Orgánica de Identificación116, por cuanto con ello se haría una identificación integral del sujeto, no
sólo referida a sus elementos básicos -y en especial a su nombre- sino más específicamente a su
persona, quien es en definitiva la que se enfrenta al proceso y la que requiere de sus garantías, todo
esto tomando en cuenta que los nombres y rasgos de las personas son elementos muy
generalizados, mientras que la determinación de la Fórmula Decadactilar de cada imputado hace
que éste quede efectivamente diferenciado del resto e irrebatiblemente definido por sus huellas
dactilares.
En fecha 25 de febrero de 2002 -atendiendo a la dinámica y a los múltiples procedimientos penales
que se inician y prosiguen a nivel nacional- este Despacho manifestó al Abogado D.P.F., en su
carácter de Fiscal Nacional con Competencia Plena en Materia de Identificación y Extranjería117, que
esta Dirección estimaba como viable -a corto plazo- que ese sistema de identificación que se ha
propuesto fuere aplicado en el Área Metropolitana de Caracas, instalando funcionarios de la Oficina
Nacional de Identificación y Extranjería (que se desempeñan en el área de reseña), en sedes como
113
VARGAS A., Eduardo: “Compendio de Ciencias Forenses para Médicos y Abogados”, 2º Edición, San
José de Costa Rica, Año 1980, p. 52.
114
VANEGAS G, Adolfo: Huellas Forenses. Manuel de Pautas y Procedimientos en Medicina Forense.
2ª Edición. Biblioteca Jurídica Dike. Colombia, 2002. p. 48.
115
Entiéndase: nombres, apellidos, cédula de identidad, sexo, etcétera.
116
“Artículo 8. Son elementos básicos de la identificación de los ciudadanos y ciudadanas: sus nombres,
apellidos, sexo, fecha de nacimiento, lugar de nacimiento, los dibujos de sus crestas dactilares y
cualquier otro medio de identificación”. (En: Gaceta Oficial N° 38.458, del 14 de junio de 2006)
117
Oficio Nº DRD-58373. También estos planteamientos han quedado plasmados en el: Informe Anual
del Fiscal General de la República del año 2002, Oficio N° DRD-5-50-2002, del 23 de julio de 2002, p.
414.
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el Palacio de Justicia, por ejemplo, con el propósito de hacer la determinación de la fórmula in
comento, antes de que el imputado sea presentado ante el juez de control.
Se apreció también como necesario, a los fines de hacer efectiva tal propuesta, el establecer un
mecanismo igualmente expedito con el objeto de contrastar la Fórmula Decadactilar obtenida, con
los datos de identificación que, adicionalmente, han sido aportados por el imputado, además de la
tarjeta de datos filiatorios (alfabética) cursante en los registros de la ya referida Oficina Nacional de
Identificación y Extranjería, para así poder conocer con la prontitud que se amerita, la verdadera
identidad del imputado.
Creemos que el instituir un sistema de identificación como el que se ha descrito, significaría un gran
logro para todos los operadores de justicia y además contribuiría a concretar la necesaria
coordinación que debe existir entre el Poder Judicial, el Ministerio Público y sus órganos auxiliares,
así como los demás órganos del Poder Público relacionados con la aplicación de justicia.
Entre tanto, resulta claro que el fiscal del Ministerio Público está llamado a procurar la descripción
precisa de los datos personales que caractericen a cada imputado, considerando también sus
rasgos y señas particulares, de manera que su identificación sea lo más completa posible.
Esa identificación plena del imputado debe alcanzarse antes de procederse a la fase de juicio, y
para ello, el representante del Ministerio Público debe agotar todos los medios tendientes a su
determinación, tal y como se ha expuesto supra. Cuando ello no fuere posible, el fiscal deberá dejar
constancia de todas las características del imputado y disponer lo necesario para la toma de sus
huellas que permitan determinar su respectiva Fórmula Decadactilar...118
118
Entiéndase que además de la Fórmula Decadactilar, existen otros medios que también resultan
eficaces para la identificación de las personas, y más particularmente para la determinación de la edad de
los sujetos que pueden ser de mucha utilidad al menos para la determinación de la competencia del
juzgado que ha de conocer la causa en concreto, refiérase a título ilustrativo: la Carta Dental u
Odontograma que han sido definidos como mecanismos utilizados para la determinación de la edad
clínica aparente de los individuos y acerca de los cuales se ha dicho lo siguiente: “El patrón odontológico
es el más confiable y certero para determinar la edad hasta los 25 años, puesto que tanto la erupción
como la calcificación dental no son afectados de manera notoria por factores tales como los
socioambientales, nutritivos o alimentarios, genéticos y endocrinos. (…) El examen radiográfico periapical
es aún más confiable, puesto que con él se observa la evolución de la calcificación dental y el cierre de
ápices que sucede tres años después del inicio de la erupción de la pieza dentaria (…) Este estudio
radiográfico está indicado en aquellos casos en los que después de analizar en conjunto la erupción
dental con los demás patrones, persista la duda en relación a si el individuo es mayor o menor de 18
años (…) Con el dictamen de edad se concluye la edad clínica, la cual en la mayoría de los casos se
aproxima con certeza a la edad real o cronológica.” (VANEGAS G, Adolfo: Ob. Cit. pp. 225-228)
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2.
Doctrina Sustantiva
2.1.
Teoría General del Delito
2.1.1.
En el dolo de segundo grado o dolo de consecuencias necesarias, el autor no
persigue la comisión del delito, pero se representa una o varias consecuencias
delictivas necesariamente unidas al hecho delictivo principal, que sí se encuentra
aprobado dentro del ámbito de su voluntad.
Memorandum N°: DRD-9-079-2006
Fecha: 2-3-2006
(…)
Se desprende del contenido del escrito, que la presente investigación se inicia en virtud de los
hechos ocurridos en fecha 27 de junio de 2003, en la Avenida Rómulo Gallegos, en el momento que
el ciudadano H.M.H., conducía un vehículo, en el cual se trasladaba la ciudadana M.C., cuando
fueron interceptados por ciudadanos desconocidos (encapuchados), quienes intentaron agredir a la
nombrada ciudadana, utilizando para ello un recipiente de vidrio, contentivo de una sustancia
inflamable, no logrando éstos su cometido. Ustedes atribuyen a los hechos expuestos, una vez
iniciada la averiguación y practicadas las correspondientes diligencias, el delito de homicidio
calificado en grado de tentativa119, previsto y sancionado en el artículo 408 ordinal 1º del Código
Penal, en relación con el primer aparte del artículo 80 ejusdem.
Debe indicarse que del modo como sucedieron los hechos, se podría de alguna manera evidenciar
la concurrencia de un dolo de consecuencias necesarias respecto al delito atribuido, en perjuicio del
ciudadano H.M.H.
En este sentido, el autor Santiago Mir Puig120, haciendo referencia al dolo directo de segundo grado
o dolo de consecuencias necesarias, ha señalado: “En el dolo directo de segundo grado predomina,
en cambio, el elemento intelectual (conocimiento): el autor sabe y advierte como seguro (o casi
seguro) que su actuación dará lugar al delito. Aquí el autor no llega a perseguir la comisión del delito,
sino que ésta se le representa como consecuencia (o prácticamente necesaria)…/…Aunque aquí las
consecuencias no son seguras, puesto que dependen de una meta incierta, como el autor persigue
esta meta a conciencia de que conlleva aquellas consecuencias, éstas han de considerarse sin duda
abarcadas por la voluntad...”
Una vez que se ha hecho referencia brevemente a lo que representa el dolo de consecuencias
necesarias, opina esta Dirección, que podría en el presente caso configurarse una hipótesis del
119
Advierte este Despacho -únicamente de modo referencial-, que de haberse acreditado plenamente (a
propósito de la conducta desplegada los sujetos activos), el arrojamiento de cualquier material capaz de
propender la ignición del vehículo involucrado, ustedes hubiesen podido imputar el homicidio calificado
en grado de frustración, pues los agentes habrían materializado todos los actos necesarios a los
efectos de consumar el resultado dañoso, no produciéndose éste por causas ajenas a la voluntad de los
mismos.
120
MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal Parte General, 3ra. Edición, Barcelona, España. Año 1990, pp.
260 y 261.
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mismo, en agravio del ciudadano H.M.H., tomando en consideración que la ciudadana M.C., se
encontraba acompañada de su chofer y escolta, quien conducía el vehículo que los transportaba a
ambos, cuando se dirigían el día 27 de junio de 2003, aproximadamente a las 5.10 horas de la
mañana a la planta de televisión (…), siendo interceptados por varios sujetos, quienes pretendieron
como ya se explicó anteriormente, atentar contra la vida de la mencionada ciudadana, y al respecto
se podría afirmar que igualmente actuaron con desprecio al bien jurídico protegido por la norma,
respecto a su acompañante...
2.1.2.
Consideraciones dogmáticas respecto del “Concurso de Personas”, conforme a las
previsiones del Código Penal vigente.
Memorandum N°: DRD-15-082-2006
Fecha: 6-3-2006
(…)
Sin embargo, sirva este espacio para adelantar algunas consideraciones dogmáticas con respecto al
“concurso de personas”, conforme las previsiones del Código Penal vigente.
Así las cosas, -a los efectos de ilustrar académicamente los grados de autoría y participación
vigentes en nuestro esquema sustantivo penal-, este Despacho advierte, que de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 83 y 84 del Código Penal, las especies de participación121 pueden ser
escindidas conforme las siguientes categorías: “autoría, coautoría, instigación, cooperación
inmediata, complicidad necesaria y complicidad accidental”.
En términos generales puede afirmarse que autor es aquél que realiza el hecho punible como propio
y respecto del cual puede afirmarse que es suyo, es decir, que debe existir entre el hecho y su autor
una relación de pertenencia. Es el caso que esta relación de pertenencia irradia a los autores
directos, a los autores mediatos y a los coautores.122
Por otra parte, el criterio mayoritario para determinar tal relación de pertenencia es que el autor
tenga el dominio del hecho. Tal como lo señala Roxin, ostenta el dominio del hecho -y es autor del
delito-, quien mediante la utilización de un influjo determinante en los acontecimientos que rodean el
caso, funge como figura clave, es decir, como figura central del delito.123 Luego, el dominio del hecho
se corresponde con las tres formas de autoría, por lo que, en primer término, puede dominar el
hecho quien lo ejecuta de propia mano, es decir, con su propio cuerpo, pasando así, mediante su
acción, al centro del acontecer (supuesto del dominio de la acción en la autoría directa o inmediata);
en segundo lugar, se puede ostentar el dominio de los acontecimientos sin estar presente en la
realización material del hecho típico o ayudar de otra forma, pero dominando al ejecutor de éste
(dominio de la voluntad en la autoría mediata); por último, se puede ostentar el dominio del hecho,
cuando hay varias personas que ejecutarán el delito, las cuales para tal fin se dividen el trabajo unos
121
Entendida la participación como un gran género, donde subyace, incluso, los tipos de autoría.
MIR PUIG. Ob. Cit., p. 358.
123
Cfr. ROXIN, Claus. Dogmática Penal y Política Criminal. Editorial Idemsa. Lima, 1998, p. 350. El
capítulo del cual se extrajo esta cita, corresponde a la primera versión del capítulo que el autor preparó
para el Tomo II de su manual “Strafrecht. Allgemeiner Teil”.
122
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con otros, poseyendo cada uno de ellos una función especial durante la ejecución del hecho
(supuesto del dominio funcional del hecho, que es el núcleo conceptual de la coautoría).124
El autor directo de un hecho punible es aquél que lo ejecuta materialmente (y de manera individual
cuando no hay otros intervinientes), y al cual puede imputársele éste125.
El autor mediato es quien realiza el hecho punible utilizando para ello otra persona que funge como
instrumento. Debe destacarse que la regla general es que dicho instrumento no responde
penalmente, ya sea: 1. Por tratarse de un inimputable (por ejemplo, un enfermo mental); 2. Por
tratarse de una persona que actúa con desconocimiento de la antijuricidad del hecho, es decir, que
se encuentre bajo los influjos de un error de prohibición invencible (por ejemplo, quien se vale de un
indígena salvaje para cometer un delito en un centro urbano); 3. Por tratarse de una persona que
actúa sin conocimiento de la situación (por ejemplo, la persona “A” que vierte veneno en una de las
tasas que lleva en su bandeja el mesonero “B”, el cual, desconociendo tal circunstancia, le da esa
taza a la persona “C”, quien es la persona a la cual “A” desea dar muerte a través del veneno); y 4.
Los tipos de delitos que requieren un sujeto activo calificado (por ejemplo, un funcionario público), en
los cuales éste, para llevar a cabo el delito, y a los efectos de no responder penalmente, utiliza un
sujeto no calificado.126 Es decir, cuando la actuación del ejecutor material no pueda realizar el tipo por no tener la cualidad requerida-, pero sí permitir que a través de dicha actuación el autor mediato
lesione el bien jurídico tutelado.127 En muchos de los supuestos anteriormente mencionados, el autor
mediato se vale del engaño a los fines de utilizar al instrumento.
Por último, la excepción a la regla por la cual el instrumento no es penalmente responsable, dentro
del supuesto de la autoría mediata, viene dado en los casos en que el delito se comete en el marco
de estructuras organizadas de poder, es decir, organizaciones poderosas y jerarquizadas, sean
lícitas (por ejemplo, empresas privadas y el propio Estado), o no lo sean (criminalidad organizada), y
en las cuales el sujeto que ejecuta materialmente el hecho es una pieza del aparataje organizativo, y
detrás del cual se encuentra otro sujeto, que sería el autor mediato, perteneciendo ambos a ese
aparato madre que es la organización. Ese sujeto que funge como pieza o engranaje del aparato, es
susceptible de ser sustituido, por poseer el carácter de fungibilidad, sin que sea necesario que el
“hombre de atrás” lo conozca, dado que éste confía en que se cumplirán sus órdenes, y en caso que
las mismas no sean acatadas por el ejecutor, éste será sustituido por otro que sí las cumplirá.128
En otras palabras, la persona que gira la orden o instrucción, siempre y cuando tenga una posición
jerárquica lo suficientemente preponderante para merecer obediencia dentro de la organización (por
ejemplo, los gerentes de las empresas), será el autor mediato, mientras que la persona subalterna
que ejecuta la orden será el autor directo, el cual debe conocer perfectamente la ilicitud de su acción
u omisión. En este caso, ambos serán penalmente responsables.
124
ROXIN. Ob. Cit., p. 359.
MIR PUIG. Ob. Cit., p. 367.
126
Cfr. ARTEAGA SÁNCHEZ, Alberto. Derecho Penal Venezolano. Novena edición. Editorial Mc. Graw
Hill. Caracas, 2001, p. 372.
127
MIR PUIG. Ob. Cit., p. 373.
128
Cfr. AMBOS, Kai. Dominio del hecho por dominio de voluntad en virtud de aparatos organizados de
poder. Universidad Externado de Colombia. Centro de Investigaciones de Derecho Penal y Filosofía del
Derecho. Traducción de Manuel Cancio Meliá. Bogotá, 1998, p. 14
125
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Esta posibilidad la reconoce Roxin129, quien al analizar esta última modalidad de la autoría mediata,
señala lo siguiente:
“En este tercer grupo de casos, que es el que nos interesa, no falta, pues ni
la libertad ni la responsabilidad del ejecutor directo, que ha de responder
como autor culpable y de propia mano. Pero estas circunstancias son
irrelevantes para el dominio por parte del sujeto de detrás, porque desde su
atalaya el agente no se presenta como persona individual libre y
responsable, sino como figura anónima y sustituible. El ejecutor, si bien no
puede ser desbancado de su dominio de la acción, sin embargo es al mismo
tiempo un engranaje -sustituible en cualquier momento- en la maquinaria del
poder, y esta doble perspectiva impulsa al sujeto de detrás, junto con él, al
centro del acontecer”.
Este mismo autor130, al analizar el estado de la jurisprudencia alemana sobre el punto, señala lo
siguiente:
“En el ámbito de la autoría mediata el desarrollo más importante de los
últimos años reside en que en el B.G.H. basa sus decisiones sólo en la
doctrina del dominio del hecho. Asume así un criterio, discutido incluso entre
los defensores de la doctrina del dominio del hecho, pero que -de acuerdo,
por ejemplo, con la interpretación por mí defendida en la doctrina- admite
autoría mediata de la persona de atrás en casos de creación o
aprovechamiento de un error de prohibición evitable y en casos de órdenes
en el marco de aparatos organizados de poder, aunque en esos supuestos
también quien obra inmediatamente es responsable como autor. Se
reconoce así por la jurisprudencia que el ‘autor tras del autor’ es un posible
caso de autoría mediata”.
Por último, la coautoría es susceptible de ser definida como aquella modalidad de la autoría, que se
traduce en la realización conjunta del delito por parte de dos o más personas, quienes, además de
ejecutar en sentido formal los elementos del tipo, aportan una parte esencial de la realización del
plan durante la fase ejecutiva del hecho punible, mediando entre dichas personas un nexo de
imputación recíproca con relación a ese delito, el cual se reputa como obra inmediata de ellas. 131
129
Cfr. ROXIN, Claus. Autoría y dominio del hecho en Derecho Penal. Editorial Marcial Pons.
Barcelona, 1998, p. 271.
130
Cfr. ROXIN, Claus; JAKOBS, Günther; SCHÜNEMANN, Bernd; FRISCH, Wolfgang; y KÖHLER,
Michael. Sobre el estado de la teoría del delito (Seminario en la Universitat Pompeu Fabra). Cuadernos
Civitas. Editorial Civitas. Madrid, 2000, pp. 159, 160.
131
Sobre las particularidades de esta figura, Mir Puig enseña que “Son coautores los que realizan
conjuntamente y de mutuo acuerdo un hecho. Los coautores son autores porque cometen el delito entre
todos. Los coautores se reparten la realización del tipo de autoría. Como ninguno de ellos por sí solo
realiza el hecho, no puede considerarse a ninguno partícipe del hecho del otro. No rige, pues, aquí el
‘principio de accesoriedad de la participación’, según el cual el partícipe sólo es punible cuando existe un
hecho antijurídico del autor, sino un principio en cierto modo inverso: el principio de imputación recíproca
de las distintas contribuciones. Según este principio, todo lo que haga cada uno de los coautores es
imputable (es extensible) a todos los demás. Sólo así puede considerarse a cada autor como autor de la
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Aun cuando el legislador patrio no establece un concepto de autor, es el caso que la figura de la
autoría se encuentra esparcida en toda la parte especial del Código Penal, ya que en esta parte de
nuestra ley penal sustantiva todos los tipos son de autoría, mientras que la regulación legal de la
autoría mediata y de la coautoría, se encuentra contenida en el artículo 83 del Código Penal,
específicamente contenida en el término perpetradores del cual hace uso esta norma.132
En otro orden de ideas, debe indicarse que la participación, en líneas generales, es la intervención
en un hecho ajeno. Es el caso, que en la realización del delito, el partícipe se encuentra en una
posición secundaria respecto del autor, perteneciendo el hecho únicamente al autor, no al partícipe.
El fundamento de esta afirmación, estriba que en la participación, al contrario de lo que sucede en la
autoría, no hay dominio del hecho. Por otra parte, la figura de la participación constituye una causa
de extensión de la pena133, es decir, un mecanismo amplificador de la responsabilidad penal.
El principio que informa a este género, es el de la accesoriedad de la participación134, cuyo
postulado se traduce, en primer lugar, que la participación en un hecho punible es de carácter
accesorio respecto del hecho del autor, y en segundo lugar, que la participación depende del hecho
del autor en cierta forma.135 En tal sentido, para la punición del partícipe, basta que el hecho del
autor sea antijurídico, sin que sea necesaria la concurrencia de la categoría de la culpabilidad. Este
es el criterio de a accesoriedad limitada.
La primera especie de este género es la inducción o instigación136, que constituye aquella forma de
participación que consiste en determinar, a través de una acción directa y eficaz137, a otra persona a
realizar un hecho punible.138 Esta figura tiene dos presupuestos, que son: 1. Desde el punto de vista
objetivo, que el inductor cause, por una parte, la resolución de cometer el delito en la mente del
inducido, y por la otra, la realización del hecho punible por parte de éste; y 2. Desde el punto de vista
subjetivo, que el inductor haya causado dolosamente el influjo psíquico en la mente del inducido.
Este último aspecto es el denominado “doble dolo”. La regulación de esta figura se encuentra
establecida en el único aparte del artículo 83 del Código Penal.139
totalidad. Para que esta ‘imputación recíproca’ pueda tener lugar es preciso el mutuo acuerdo, que
convierte en partes de un plan global unitario las distintas contribuciones.” (Mir Puig. Ob. Cit., p. 386)
132
Artículo 83. Cuando varias personas concurren a la ejecución de un hecho punible, cada uno de los
perpetradores y de los cooperadores inmediatos queda sujeto a la pena correspondiente al hecho
perpetrado. En la misma pena incurre el que ha determinado a otro a cometer el hecho.
133
MIR PUIG. Ob. Cit., p. 363.
134
Vid. Sentencia N°. 112, de fecha 15 de abril de 2004. Tribunal Supremo de Justicia. Sala de
Casación Penal. Magistrado ponente Rafael Pérez Perdomo. Expediente N° 03-0529.
135
MIR PUIG. Ob. Cit., p. 395.
136
Denominada también por algunos “autoría intelectual”. También es necesario destacar, que esta
figura de la instigación, no debe ser confundida con el delito de instigación a delinquir contenido en el
artículo 284 del Código Penal, toda vez que la primera constituye un mecanismo amplificador de la
responsabilidad penal, y específicamente, una forma de intervención en cualquier delito; mientras que el
segundo es una especie delictiva concreta.
137
Vid. Oficio N°. DRD-4-3442, de fecha 20 de septiembre de 1994. Informe Anual del Fiscal General de
la República, año 1994. Tomo I, pp. 416-418.
138
ARTEAGA SÁNCHEZ. Ob. Cit., p. 383.
139
Artículo 83. (...) En la misma pena incurre el que ha determinado a otro a cometer el hecho.
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Por otra parte, tenemos a la cooperación inmediata, que es aquella forma de participación en la cual
el interviniente, aun cuando no realiza el tipo principal, sí presta a su autor una cooperación esencial
e inmediata140 a los fines de la ejecución del hecho punible.141 En palabras de Colmenarez, “el
cooperador no traspasa la esfera de la acción típica (...) pero coadyuva para que otro la invada”.142
Su regulación legal se encuentra en el encabezado del artículo 83 eiusdem.143
En lo referido a los cómplices simples, cuyo régimen se encuentra en los ordinales 1°, 2° y 3° del
artículo 84 del Código Penal144, cabe resaltar que la actividad de aquellos reviste una naturaleza
secundaria o de ayuda en la realización del delito, y puede manifestarse en una contribución material
o simplemente moral,145 de lo cual se desprende que existen dos clases de complicidad, a saber,
una complicidad física y una complicidad psíquica. Colmenarez, citando a Mendoza, afirma que
“Cómplices o auxiliares son los que... antes o durante la ejecución o posteriormente a ésta, cooperan
como participantes accesorios, sin ser causa eficiente del delito cometido”.146 Los supuestos de la
complicidad simple son:
1. Excitar o reforzar la resolución del autor o de los autores de perpetrar el
delito, o prometerles asistencia y ayuda para después de cometido (ordinal
1°). / 2. Dar instrucciones al autor o suministrarle medios para realizarlo
(ordinal 2°). / 3. Facilitar la perpetración del hecho o prestando asistencia o
auxilio para que éste se realice, antes de su ejecución o durante ella
(ordinal 3°).
Por último, debemos referirnos a la denominada complicidad necesaria, inserta en el único aparte
del artículo 84 eiusdem147. Será necesaria toda aquella actividad del partícipe que es susceptible de
ser encuadrada en alguno de los ordinales del mencionado artículo 84, pero que reviste una
importancia tal, que de ella depende la realización del delito. Cabe destacar que el análisis de la
necesidad del aporte del cómplice debe ser examinada in abstracto. Esta figura se diferencia de la
140
Vid. Informe anual del Fiscal General de la República. Año 1996. Tomo I, p. 514.
Vid. Sentencia No. 151, de fecha 24 de abril de 2003. Tribunal Supremo de Justicia. Sala de
Casación Penal. Magistrado Ponente Beltrán Haddad Chiramo. Expediente N° 03-048.
142
Cfr. COLMENAREZ OLÍVAR, Ricardo. Autoría y Participación en el Derecho Penal Venezolano.
Editorial ALFA. Mérida, 1991, p. 60.
143
Artículo 83. Cuando varias personas concurren a la ejecución de un hecho punible, cada uno de los
perpetradores y de los cooperadores inmediatos queda sujeto a la pena correspondiente al hecho
perpetrado. En la misma pena incurre el que ha determinado a otro a cometer el hecho.
144
Artículo 84. Incurren en la pena correspondiente al respectivo hecho punible, rebajada por mitad, los
que en el hayan participado de cualquiera de los siguientes modos:
1°. Excitando o reforzando la resolución de perpetrarlo o prometiendo asistencia y ayuda para después
de cometido.
2°. Dando instrucciones o suministrando medios para realizarlo.
3°. Facilitando la perpetración del hecho o prestando asistencia o auxilio para que se realice, antes de su
ejecución o durante ella.
145
ARTEAGA SÁNCHEZ. Ob. Cit., p. 386.
146
COLMENAREZ OLÍVAR. Ob. Cit., p. 88.
147
Artículo 84. (...) La disminución de pena prevista en este artículo no tiene lugar, respecto del que se
encontrare en algunos de los casos especificados, cuando sin su concurso no se hubiera realizado el
hecho.
141
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cooperación inmediata, en que en esta última hay una inmediatez espacio-temporal del interviniente
con relación a la comisión del delito, lo cual no ocurre en la complicidad necesaria. Por ejemplo,
sería cooperador inmediato la persona que sujeta a la víctima mientras el autor ejecuta el delito de
lesiones sobre aquélla. Por el contrario, sería cómplice necesario el empleado bancario que deja
abierta la bóveda del banco para facilitar el hurto del dinero allí depositado. En el primer caso se
verifica la inmediatez, en el segundo no...
2.1.3.
La legítima defensa requiere previamente de una conducta agresiva e ilegítima por
parte del agresor, la cual justifica la resistencia del presunto imputado, lo cual la
distingue del estado de necesidad, cuya configuración no supone la existencia de
una agresión ilegítima.
Oficio N°: DRD-15-229-2006
Fecha: 30-6-2006
(...)
Luego de las actuaciones motorizadas en el curso de la investigación penal incoada, la
representante del Ministerio Público motiva la respectiva solicitud de sobreseimiento (suscrita en
favor del ciudadano G.D.F.), argumentando lo siguiente:
“...analizados los hechos y revisadas como fueron las actas procesales que
conforman el presente expediente, se observa que de autos que la acción
desplegada por el imputado se debió a la necesidad que el mismo presentó
al observar que la víctima ciudadano M.T.F. en compañía de otro sujeto que
portaban un arma blanca tipo machete, y hacha, amenazando la vida de su
tía la ciudadana RGD, la cual solicitaba auxilio de sus familiares por las
acciones agresivas que mantenía la presunta víctima en contra de su
persona... siendo contestes los testigos al afirmar que el ciudadano D.F.G.
actuó para salvaguardar la vida, y la integridad física del él, y de su familiar,
accionando el arma de fuego que portaba, realizando un disparo al aire, para
de esta manera calmar los ánimos de las personas presentes y evitar una
tragedia mayor… /...la acción del sujeto activo obedeció al Estado de
Necesidad que se le presentó, la situación de peligro actual cuando la
presunta víctima portaba armas blancas, situación ésta no provocada por el
agente, con lo cual se vio en la imperiosa necesidad de sacar su arma y
efectuar un disparo al aire, sin causar daño alguno...”.
Sobre la base de los anteriores argumentos, la representante del Ministerio Público solicita el
sobreseimiento de la causa, aduciendo la presunta configuración de una causa de justificación, en
razón de los requerimientos típicos que predeterminan el estado de necesidad (a la luz de lo
dispuesto en el artículo 65 del Código Penal), todo lo cual -conforme indica la fiscal-, es subsumible
en el marco de los escenarios que prescribe el numeral 2, segundo supuesto, del artículo 318 del
Código Orgánico Procesal Penal.
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Pese la exigua narración de los hechos presuntamente acaecidos (y la ausencia total de motivación
evidenciada en la reseña de los elementos de convicción recolectados), este Despacho difiere
sustancialmente de la apreciación suscrita por la representante del Ministerio Público; en efecto, la
descripción típica del estado de necesidad en el artículo 65 del Código Penal, exige los siguientes
presupuestos:
“Artículo 65. No es punible: / 1. El que obra en cumplimiento de un deber o
en el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo, sin traspasar
los límites legales. / 2. El que obra en virtud de obediencia legítima y debida.
En este caso, si el hecho ejecutado constituye delito o falta, la pena
correspondiente se le impondrá al que resultare haber dado la orden ilegal. /
3. El que obra en defensa de propia persona o derecho, siempre que
concurran las circunstancias siguientes: / 1. Agresión ilegitima por parte del
que resulta ofendido por el hecho. / 2. Necesidad del medio empleado para
impedirla o repelerla. / 3- Falta de provocación suficiente de parte del que
pretenda haber obrado en defensa propia. / Se equipara a legítima defensa
el hecho con el cual el agente, en el estado de incertidumbre, temor o terror
traspasa los límites de la defensa. / 4. El que obra constreñido por la
necesidad de salvar su persona, o la de otro, de un peligro grave e
inminente, al cual no haya dado voluntariamente causa, y que no pueda
evitar de otro modo”. (Resaltado nuestro).
Mir Puig148, en un examen dogmático del “estado de necesidad” según su naturaleza y alcance, no
vacila en afirmar lo siguiente:
“Tanto el estado de necesidad en sentido estricto como la legítima defensa
suponen una situación de peligro que sólo puede conjurarse mediante un
hecho típico. ¿En qué se distinguen? En la legítima defensa se permite
reaccionar frente a una persona que arremete antijurídicamente; en el
estado de necesidad, en cambio, se permite lesionar intereses de una
persona que no realiza ninguna agresión ilegítima... Al estudiar el significado
de la legítima defensa dijimos que en ella se enfrentan dos sujetos que se
encuentran en diferente situación ante el Derecho: mientras que el agresor
infringe el Derecho, el defensor se halla en una situación legítima respecto a
su agresor. En cambio, en el estado de necesidad entran en conflicto sujetos
que se hallan en la misma posición frente al Derecho: ninguno de ellos es
aquí un injusto agresor”.
Como corolario de lo transcrito, y sujetos a los hechos sintetizados supra, este Despacho disiente
de los argumentos suscritos por la representante del Ministerio Público, pues la conducta del
ciudadano G.D.F., más que descansar en los requerimientos típicos del “estado de necesidad”,
encuadraba, impretermitiblemente, en la hipótesis de la “legítima defensa”, al patentizarse
148
MIR PUIG, Santiago. “Derecho Penal”. Parte General. Corregarfic, S.L. Quinta edición. Barcelona,
1998. pp.445 y 446.
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previamente una conducta agresiva (e ilegítima) por parte del ciudadano F.M.T., lo cual justificaba la
resistencia conmensurada149 del imputado.
La solicitud del sobreseimiento podía sustentarse en virtud de la exteriorización de una causa de
justificación150, más no en el marco de los distintivos que caracterizan el “estado de necesidad”, sino
en virtud de los requerimientos típicos de la “legítima defensa”...
149
Circunstancia que puede desprenderse del dicho de los distintos testimonios, pues afirman que el
ciudadano G.D.F., disparó en todo caso “hacia el cielo”, lo cual no colige la intención de lesionar a
persona alguna.
150
Lo cual encuentra pleno abrigo en el numeral 2, segundo supuesto, del artículo 318 del Código
Orgánico Procesal Penal, aunado a lo previsto en el artículo 281 del Código Penal.
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3.
Doctrina Relativa al Derecho Penal Especial
3.1.
De los Delitos contra la Fe Pública
3.1.1.
Falsedad de Actos y Documentos
3.1.1.1. La falsedad material del acto prevista en el artículo 316 del Código Penal, supone
que éste haya sido falsificado o alterado en su aspecto objetivo, es decir, en su
escritura, mientras que la falsedad ideológica consagrada en el artículo 317,
ejusdem, implica que tal falsificación o alteración ha recaído en su contenido.
Oficio N°: DRD-15-20-401-06
Fecha: 27-10-2006
(...)
Seguidamente, el propio escrito acusatorio sugiere la justificación jurídico-penal de cada uno de los
preceptos penales invocados; con respecto al “forjamiento de documento público” (previsto en el
artículo 316 del Código Penal), el fiscal no vacila en aducir lo siguiente:
“El segundo tipo penal calificado por este Despacho Fiscal,
FORJAMIENTO DE DOCUMENTO PÚBLICO, previsto y sancionado en el
artículo 316 del Código Penal vigente, constituye formas perniciosas y
generalizadas de conductas abusivas de funcionarios públicos que
forman, en todo o en parte actos falsos o alterando uno verdadero, que
en este hecho concreto, además del aprovechamiento de su condición
de servidor público, para la realización de dichos actos arbitrarios,
tenemos la conducta inmoral, contraria a la ética, en la cual incurren
los imputados... al engañar y mentir, cuando manifiestan en el Parte
General N° 179 de fecha 28 de junio de 2005, ‘(...)haber prestado apoyo
al Juzgado Quinto del Municipio de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, Dr. Tomás León Sandoval, en el desalojo del
Apartamento N° 13, piso 1, torre A(...)’, siendo lo anteriormente
mencionado en cita textual, totalmente falso, tal como lo señala en
oficio N° 395/05 de fecha 25 de julio de 2005, suscrito por el Juez
Quinto del Municipio de esta Circunscripción Judicial(...)”. (Resaltado
nuestro)
Básicamente, el artículo 316 del Código Penal dispone lo que sigue:
“Artículo 316. El funcionario público que, en el ejercicio de sus funciones
haya formado, en todo o en parte, algún acto falso o que haya alterado
alguno verdadero, de suerte que por él pueda resultare perjuicio al público o
a los particulares, será castigado con presidio de tres a seis años. Si el acto
fuere de los que, por disposición de la ley, Merecen fe hasta la impugnación
o tacha de falso, la pena de presidio será por tiempo de cuatro a siete y
medio años. /Se asimilan a los actos originales las copias autenticas de
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ellos cuando, con arreglo a la ley, hagan las veces del original faltando
este”.(Resaltado nuestro)
El autor Grisanti Franceschi -comentando la acción típica del precepto aducido- advierte lo
siguiente:
“La acción del expresado hecho delictuoso consiste en la formación
total o parcial de un acto falso, mediante la escritura; o en la alteración
de uno preexistente. Hay formación total del acto falso cuando el
agente redacta íntegramente aquél; y lo forma en <<parte>> cuando
apenas confecciona una o algunas de las cláusulas o declaraciones
que lo integran (...)”151 (Resaltado nuestro)
Para comprender el verdadero sentido de esta norma, es menester distinguir entre el aspecto
material del acto y su aspecto ideológico152. El primero, atañe a la expresión objetiva del mismo o dicho de otra manera- a su escritura, entretanto, el segundo se refiere más concretamente a su
contenido. Con base a estas consideraciones, la doctrina ha tendido a distinguir entre lo que se ha
denominado como: “falsedad material” y “falsedad ideológica”, según la formación del acto recaiga
sobre uno u otro de sus aspectos.
En nuestro ordenamiento jurídico, la referida falsedad material ha sido prevista en el artículo 316 del
Código Penal vigente, mientras que la llamada “falsedad ideológica” ha quedado consagrada en el
artículo 317, ejusdem.
Ahora bien, en el caso que nos ocupa, el representante del Ministerio Público aludió a lo reseñado en
el Parte General N° 179 de fecha 28 de junio de 2005, del Instituto Autónomo de Seguridad
Ciudadana y Transporte, del Municipio Libertador153, cuya naturaleza es, en un sentido genérico, la
de un documento mediante el cual los funcionarios policiales dejaron constancia del supuesto apoyo
brindado al Juzgado Quinto del Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, en el desalojo del domicilio del ciudadano A.E.R.T.; sin embargo, suficientes elementos de
convicción permiten asegurar que -en efecto-, los funcionarios policiales llevaron a cabo el desalojo
de la residencia de la víctima, pero no en virtud de una orden emanada de un órgano judicial, tal y
como se hizo constar en ese documento154, sino por la ejecución de una actuación arbitraria
sustentada en el valimiento de una orden judicial inexistente. En ese sentido, puede considerarse
151
GRISANTI AVELEDO, Hernando y GRISANTI FRANCESCHI, Andrés. “Manual de Derecho Penal”.
Parte Especial. Vadell Hermanos Editores. Caracas, 1998. pp. 1.062 y 1.063.
152
Tal y como puede colegirse de lo expuesto por el autor Tulio Chiossone en su obra:“Manual de
derecho penal venezolano””. Facultad de Derecho. Universidad Central de Venezuela. Caracas. 1972. p.
571.
153
Con el propósito de atribuirle a los ciudadanos Julio José Márquez Pabon y Gerardo Uclides
Monsalve Villarreal la comisión del delito descrito en el artículo 316 del Código Penal.
154
Esto puede evidenciarse del Oficio N° 395/05 de fecha 25 de julio de 2005, emanado del Juzgado
Quinto de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y de las Copias
certificadas del Asiento del Libro Diario llevado por ese mismo Juzgado, correspondiente al N° 50, del 21
de junio de 2005, relacionado con la solicitud S-4828/05.
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que ese documento adolece de una “falsedad ideológica”155, en virtud de que lo que se formó
parcialmente no fue el documento mismo sino su contenido, es decir, el acto que ese documento
representa, de manera que -de acuerdo con todo lo antes expuesto- los hechos no podrían
subsumirse en el tipo penal descrito en el artículo 316 del Código Penal e invocado por el
representante del Ministerio Público, dado que -como lo hemos advertido supra- este precepto
jurídico consagra el supuesto de “falsedad material del acto” que no se ha concretado en el presente
caso.
Por el contrario, los hechos in commento podría evidenciar apenas la presencia de uno de los
elementos típicos previstos en el artículo 317 del Código Penal vigente, sin embargo y -de acuerdo
con los supuestos fácticos- tampoco este tipo penal se concreta, pues para la perpetración de este
delito, el precepto jurídico exige -como una condición objetiva de punibilidad- la concurrencia de un
perjuicio derivado directamente de la falsedad, es preciso entonces que lo falsificado156 pueda por sí
mismo causar una afección al público o a los particulares, cuestión ésta que no se materializó de la
manera prescrita en el presente caso. Al respecto, dice Maggiore157 “Sin daño real o posible (...) no
hay antijuricidad, no hay delito, no hay falsedad. Si falta un daño, a lo menos potencial -aptitud para
producir un perjuicio- habrá una intención mala, pero no falsedad consumada o tentada”.
Por lo demás, es clara la norma al determinar como sujeto activo del delito imputado, al funcionario
público, pero no a cualquiera de ellos, sino sólo aquél que actúa en el ejercicio de sus funciones y
“por asimilación a los funcionarios públicos conforme al artículo 326158, los individuos que hayan sido
autorizados para firmar actos a los cuales la Ley atribuye autenticidad” 159
Al respecto, el autor Grisanti Franceschi ha dicho que este delito sólo puede ser perpetrado por un
funcionario público “al que las funciones de que esté investido lo faculten para dar fe pública a los
actos que le sean presentados al efecto por los particulares, como un registrador, un notario o un
juez en cuya jurisdicción no funcionen notarías; o (...) cualquier individuo que haya sido autorizado
para firmar actos a los cuales la ley atribuye autenticidad”160, de modo que debe entenderse
entonces -en el caso que nos ocupa- que si bien los imputados161 ostentan el cargo de funcionario,
éstos no se encuentran investidos de la facultad que ha sido requerida, y al no configurase este
elemento esencial, no es posible tampoco la subsunción de los hechos en este tipo penal (artículo
317 del Código Penal vigente).
Por otra parte, el representante del Ministerio Público sostiene que la conducta del ciudadano
C.S.C.D., encuadra en las especificaciones típicas del artículo 283 del Código Penal, norma que
refugia el delito de “instigación a delinquir”, el cual se encuentra prescrito en los siguientes términos:
155
En el sentido referido por FEBRES C., Héctor: “Curso de Derecho Penal”. Parte Especial. Tomo I, p.
656.
156
En este caso: lo reseñado en el Parte General N° 179
157
FEBRES C., Héctor: Ob Cit., p. 658.
158
En la actualidad, artículo 325 del Código Penal vigente.
159
Íbidem, p. 658
160
GRISANTI AVELEDO, Hernando y GRISANTI FRANCESCHI, Andrés: Ob. Cit. p. 1.062.
161
Nos referimos en este punto a los ciudadanos Julio José Márquez Pabon y Gerardo Uclides
Monsalve Villarreal.
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“Cualquiera que públicamente o por cualquier medio instigare a otro u otros
a ejecutar actos en contravención a las leyes, por el sólo hecho de la
instigación será castigado:
1° Si la instigación fuere para inducir a cometer delitos para los cuales se ha
establecido pena de prisión, con prisión de una tercera parte del delito
instigado (...)”.
El tipo penal apuntado es un delito de mera actividad y únicamente se consuma “tan pronto como el
agente instiga públicamente a otro a cometer una infracción determinada”162. Sin embargo, en el
presente caso la imputación jurídico-penal del delito de instigación a delinquir resultaba
improcedente, ya que -según los hechos descritos por el representante del Ministerio Públicoel delito instigado se consumó, lo que -consecuencialmente- acarrea una responsabilidad penal
atribuible al sujeto pero por el delito instigado163 y no por el de instigación previsto en el artículo 283
del Código Penal.
En efecto, de los elementos de convicción recabados se pudo constatar que el ciudadano C.S.C.D.
excitó a los ciudadanos J.J.M.P. y G.U.M.V, a la perpetración del delito in commento, por lo que se
podía haber propiciado el reconocimiento de su responsabilidad penal, en virtud de su participación
en la presunta comisión del delito de violación de domicilio.
Empero, del escrito acusatorio puede evidenciarse, que si bien el representante del Ministerio
Público aludió a la contribución aportada por el ciudadano C.S.C.D., determinando la acometida de
los funcionarios policiales contra la residencia del ciudadano Á.E.R.T., señalando en particular que
“los funcionarios M.P.J.J. y M.V.G.E.”, fueron “movidos, provocados, inducidos por el ciudadano
C.S.C.D. (...)”, no clarificó cuáles fueron las modalidades de su participación y por el contrario, se
yerra en la imputación del delito de instigación a delinquir, que tal y como se ha expuesto, resultó
erróneamente aplicado.
3.2.
Del delito de tráfico de drogas previsto en la Ley Orgánica sobre Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas
3.2.1.
Uno de los elementos descriptivos que integran la parte objetiva del delito de tráfico
de droga previsto en el articulo 36 de la Ley Orgánica sobre Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas es la cantidad de droga incautada la cual no podrá
ser superior los dos (2) gramos en los supuestos de posesión de cocaína o sus
derivados, ni sobrepasar los veinte (20) gramos cuando se trate de cannabis sativa
(marihuana).
Oficio N°: DRD-15-313-2006
Fecha: 28-8-2006
(...)
162
163
GRISANTI AVELEDO, Hernando y GRISANTI FRANCESCHI, Andrés. Ob. Ci. p. 986.
A saber: violación de domicilio, en calidad de determinador o inductor.
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Básicamente, todo precepto penal evidencia una misma estructura dogmática: una parte objetiva y
una parte subjetiva164. la primera, denominada tipo objetivo, se encuentra compuesta por dos
grupos de elementos, unos esenciales (sujetos, conducta y bien jurídico), los cuales deben concurrir
insoslayablemente para que pueda configurarse la tipicidad; y otros accidentales (objeto material,
elementos normativos, elementos descriptivos y circunstancias de tiempo, modo y lugar), los cuales
no siempre estarán presentes en los tipos penales, y su examen dependerá de las particularidades
específicas de cada precepto.
La segunda parte, concebida como tipo subjetivo, se encuentra conformado por el dolo, la culpa, y
los elementos subjetivos específicos del tipo. el primero de dichos elementos, a saber, el dolo,
puede entenderse como el conocimiento y la voluntad de realizar el hecho típico; mientras que la
culpa vendría a ser la realización voluntaria de una conducta peligrosa, infringiendo el deber
objetivo de cuidado (sea por imprudencia, negligencia o impericia), pero sin la intención de
materializar el resultado dañoso que dicha conducta peligrosa implica; en el primer caso se hablará
de un tipo doloso, mientras que en el segundo se tratará de un tipo imprudente o culposo; por
último, junto al dolo y la culpa, se encuentran los llamados elementos subjetivos específicos del tipo,
que son todos aquellos requisitos de naturaleza subjetiva distintos al dolo, que también son exigidos
por el tipo adicionalmente a aquél, para que pueda darse la configuración típica165. en otras
palabras, es una específica tendencia psicológica del autor, incluida en la redacción legal para darle
forma a la tipicidad que se deseaba con la figura delictiva respectiva166.
Como bien afirma el maestro Mir Puig, refiriéndose precisamente a la parte objetiva del tipo doloso:
“La parte objetiva del tipo doloso se refiere al aspecto externo de la conducta requerida por el tipo
doloso... Cada tipo doloso describe una conducta diferente, por lo que la precisa determinación de la
parte objetiva de cada tipo corresponde a la Parte Especial del Derecho Penal...”167.
Sujetos a la descripción típica predispuesta en el artículo 36 de la Ley Orgánica sobre Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas, uno de los elementos descriptivos que integran ineluctablemente la
parte objetiva del hecho punible en cuestión, es precisamente la cantidad de droga incautada, la
cual, a los efectos de la imputación de la conducta dañosa, no podrá ser superior los dos (2) gramos
en los supuestos de posesión de cocaína o sus derivados, ni sobrepasar los veinte (20) gramos
cuando se trate de cannabis sativa (marihuana).
164
A los efectos de desarrollar este título, esta Dirección trabajará con base en el SISTEMA DE LO
INJUSTO PERSONAL, el cual constituye una moderna derivación del SISTEMA FINALISTA. En este
sentido, este sistema de lo INJUSTO PERSONAL reconoce que el tratamiento del DOLO y de la CULPA
debe realizarse en el ámbito de la TIPICIDAD; a diferencia del SISTEMA CAUSALISTA (o TEORÍA
CAUSAL DE LA ACCIÓN) según el cual el estudio de estas dos figuras debe hacerse en el ámbito de
CULPABILIDAD, concibiendo así al dolo y a la culpa como FORMAS DE CULPABILIDAD. Esta última
teoría fue sostenida por los autores clásicos, y especialmente por los pertenecientes a la corriente del
positivismo italiano.
165
MIR PUIG, Santiago. “Derecho Penal. Parte General”. Editorial Reppertor. Quinta edición.
Barcelona, 1998, p. 263.
166
Cfr. FERNÁNDEZ CARLIER, Eugenio. “Estructura de la tipicidad penal”. Tercera edición. Ediciones
jurídicas Gustavo Ibáñez. Santa Fe de Bogotá, 1999, p. 182.
167
MIR PUIG, SANTIAGO. “Derecho Penal...”. p. 240.
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Tal y como lo referíamos supra, de conformidad con la experticia química practicada por el Cuerpo
de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, la muestra examinada se correspondía con
cocaína, y su peso neto era cinco (5) kilogramos, con ochocientos un (801) gramos, en
consecuencia, el representante del Ministerio Público no podía subsumir los hechos inquiridos
conforme los postulados del artículo 36 de la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas, pues la cantidad de droga incautada excedía los límites reseñados en el precepto
penal invocado, lo cual, en resguardo del principio de la legalidad material, y a tenor de los
fundamentos que impregnan el requisito de la tipicidad como presupuesto garantista y límite del
poder punitivo estatal, colegiría la imposibilidad de defender la calificación jurídica alegada por el
fiscal.
En decisión suscrita en fecha 28 de marzo de 2000, por la Sala de Casación Penal del Tribunal
Supremo de Justicia, con ponencia del Magistrado Alejandro Angulo Fontiveros, se hace expresa
alusión al tipo subjetivo del delito de posesión; así pues, habrá que atender, necesariamente, a la
intención que motiva al sujeto activo, lo cual determinará, en definitiva, cuál es el precepto penal
aplicable. No obstante, de la propia sentencia pueden extraerse los parámetros que rigen a
propósito de la imputación de la conducta dañosa:
“...2) Si quien posee menos de dos gramos de cocaína y de veinte gramos
de ‘cannabis sativa’, así como cantidades semejantes en la posesión de
otras substancias, lo hace con los fines previstos en los artículos 34 y 35
eiusdem (tráfico, etc.), será juzgado (e incluido -se insiste- el consumidor)
sobre la base de estos artículos y se le adjudicará una responsabilidad penal
subjetiva que, en este caso, habrá de serle demostrada./ 3) Si quien posee
menos de dos gramos de cocaína y de veinte gramos de ‘cannabis sativa’,
así como cantidades semejantes en la posesión de otras substancias, lo
hace de modo ilícito y no está excepcionado legalmente (de la manera
anotada ut-supra), de acuerdo con el artículo 36 eiusdem se le atribuirá una
responsabilidad penal objetiva, quiere decir, la que se deduce de la mera
descripción objetiva del tipo o, en este supuesto, de la sola cantidad de
tal modo ilícito poseída./ 4) A quien posea más de dos gramos de cocaína
y de veinte gramos de ‘cannabis sativa’, así como cantidades semejantes en
la posesión de otras substancias, se le atribuirá una responsabilidad penal
objetiva en algunos de los supuestos de los delitos contemplados en los
artículos 34 y 35 eiusdem, según la índole de la acción ejecutada: esa
responsabilidad se desprenderá de la sola cantidad implicada en dicha
acción....”. (Resaltado nuestro).
Por tanto, siempre que la cantidad de droga incautada supere los límites prefijados en el artículo 36
Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, sobrevendrá la imputación del
delito de tráfico (dispuesto en el artículo 34 ejusdem); si la cantidad ocupada, en cambio, se ajusta
a los términos prescritos en el artículo 36 ibídem, y sin embargo, se comprueba que la intención del
agente se circunscribía a alguno de los verbos rectores reseñados en el artículo 34 de la ley
comentada, corresponderá al representante del Ministerio Público subsumir los hechos inquiridos
conforme este último precepto penal, pues el artículo 36 de la Ley Orgánica sobre Sustancias
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Estupefacientes y Psicotrópicas, advierte expresamente, que la posesión ilícita debe ser ajena a
cualquiera de los fines previstos en los artículos 34 y 35 ejusdem.
Con ocasión de la absoluta inmotivación evidenciada en el escrito examinado, resulta imposible para
este Despacho, constatar si el representante del Ministerio Público quiso sustentar sus (confusos)
asertos conforme los anteriores planteamientos; no obstante, tal y como quedó evidenciado, el
precepto penal aplicable no podía corresponderse con lo dispuesto en el artículo 36 de la Ley
Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, pues uno de los elementos descriptivos
del tipo (a saber, la cantidad de droga ocupada) sobrepasaba en exceso los límites asentados en la
norma comentada.
Como corolario de todo lo anterior, este Despacho advierte, que la conducta desplegada por el
ciudadano W.F.R.V., podía perfectamente subsumirse en las previsiones del artículo 34 de la Ley
Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas; en efecto, el precepto penal en cuestión
proscribe el transporte de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, verbo rector del tipo que
puede conceptualizarse como la acción de “llevar una cosa de un paraje o lugar a otro”168. Así pues,
conforme los hechos inquiridos:
“...obtenida la información se constituyó una comisión... quienes se
trasladaron al citado lugar, una vez en dicho lugar, procedieron a dar
varias vueltas alrededor del estacionamiento donde observaron a tres
sujetos con las características que les fueron aportadas... procediendo a
hacerle un seguimiento con la finalidad de verificar que se encontraban
haciendo allí, observan los funcionarios policiales que los sujetos ingresan al
centro comercial Concresa, hacia una panadería por lo que procedieron a
abordar a dichos sujetos... quienes al percatarse de la presencia policial y de
darle la voz de alto, emprendieron veloz huida por las instalaciones del
centro comercial, interceptando a uno de ellos en las escaleras mecánicas,
quien quedó identificado como W.F.R.V.Z... se le solicitó que le indicaran
donde se encontraba aparcado el vehículo... procedieron a revisar el
mencionado vehículo... se encontró una bolsa de papel marrón...
contentivo en su interior de cinco (5) panelas de color blanco, forradas
en plástico transparente...”. (Resaltado nuestro).
El imputado (en concierto con los demás sujetos involucrados), sin hesitación alguna, transportó la
droga incautada. El transporte es un acto preparatorio (precedente al tráfico propiamente dicho), que
no requiere a los efectos de su imputación, más que la intención del sujeto activo de trasladar las
sustancias ocupadas de un lugar a otro. Sobre tales elementos descansa, exclusivamente, el tipo
objetivo y el tipo subjetivo de la conducta criminosa aducida, los cuales, podían perfectamente
asentarse conforme los recaudos (y hechos) examinados. El representante del Ministerio Público
desatina cuando descarta el transporte de la droga incautada, arguyendo:
“...no podemos señalar que estamos en presencia de la modalidad de
TRANSPORTE por cuanto se debe de considerar lo expuesto por el
ciudadano P.J.G., quien manifestó que a eso de las cuatro de la tarde él
168
Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. Decimonovena Edición. Madrid, 1970.
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se encontraba parado en la garita del estacionamiento y vio cuando llegaron
dos sujetos quienes abrieron la puerta trasera de la camioneta e
introducen una bolsa negra... por lo que el vehículo donde fue localizada la
droga, se encontraba estacionada, no pudiendo determinar si el vehículo iba
a ser medio de transporte de dicha droga o por el contrario, utilizaron dicho
vehículo para guardarla y posteriormente venderla, distribuirla o hacerle
entrega a otra persona...”169. (Resaltado nuestro).
Sin duda alguna, tales sustancias fueron transportadas hasta las adyacencias del centro comercial,
lo cual satisfacía una de las modalidades típicas del artículo 34 de la Ley Orgánica sobre Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas, y su consecuente imputación jurídico-penal, se traducía en un
escenario insoslayable en razón del escrito acusatorio incoado por el representante del Ministerio
Público.
Adicionalmente, el representante del Ministerio Público sustenta la contundencia de la calificación
jurídica invocada (entiéndase: la posesión de sustancias estupefacientes y psicotrópicas), en virtud
(exclusivamente) de los hechos descritos por el ciudadano P.J.G., exposición que, en criterio del
órgano fiscal, desvirtuaba la imputación del transporte de la droga incautada. En criterio de este
Despacho, aún tomada por incontrovertible la versión del referido (y supuesto) testigo, la
transportación de la droga es una conducta perfectamente sostenible, pues su localización no fue
producto de una acontecimiento casual, sino corolario de su previo traslado por los ciudadanos
(supuestamente) avistados, circunstancia que, insoslayablemente, descartaba la simple posesión
ilícita de droga alegada por el fiscal...170
169
Llama poderosamente la atención de este Despacho -de conformidad con los asertos defendidos por
el representante del Ministerio Público-, que el ciudadano Pedro Julián Gil -presunto testigo presencial
de los hechos acaecidos-, afirmase que la bolsa por medio de la cual se transportaba la droga incautada
era de color negro, pues cuando se examinan en el escrito acusatorio los hechos inquiridos, se sostiene
(contrariamente a lo apuntado supra), que los funcionarios policiales habían detectado la droga en una
bolsa de colores marrón y azul. La motivación del escrito de acusación prácticamente descansa (de modo
exclusivo) en la supuesta versión de los hechos aportada por el ciudadano Pedro Julián Gil, lo cual no
deja de ser preocupante, pues un examen sustancial del acto conclusivo en comentario, delata las
inconsistencias y omisiones derivadas de la exigua investigación penal motorizada por el representante
del Ministerio Público.
170
Aunado a la cantidad de droga incautada, que como se apuntó, sobrepasaba en demasía los límites
típicos impuestos en el artículo 36 de la Ley de Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas.
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Dirección de Instituto
de Estudios Superiores
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Introducción - Dirección de Instituto de Estudios Superiores
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Introducción - Dirección de Instituto de Estudios Superiores
Dirección de Instituto de Estudios Superiores
Durante el año 2006, la Dirección de Instituto de Estudios Superiores ha continuado en su
empeño por cumplir el objetivo de fortalecer los conocimientos y afianzar los valores humanos e
institucionales del personal del Ministerio Público y de otros funcionarios del Sistema de Justicia,
mediante la capacitación y formación técnico-jurídica, gerencial y desarrollo humano.
En este sentido ejecutó una serie de actividades académicas, programadas en el Plan de Acción
2006, conforme al Plan Estratégico del Ministerio Público, 2001-2007, Línea Estratégica
Capacitación y Formación, Proyecto: Fortalecimiento Técnico-Jurídico del Personal, para alcanzar
los objetivos específicos siguientes:
Objetivo Nº 1: Desarrollar conocimientos, habilidades y destrezas en el personal de la Institución y
en los funcionarios de los órganos de investigación penal, de forma sistemática, mediante la
capacitación y formación técnico-jurídica y gerencial, para fortalecer la gestión institucional del
Ministerio Público y el trabajo coordinado con otros entes del sector justicia.
En cumplimiento de este objetivo se organizaron actividades académicas en materia constitucional,
desarrollo profesional y humano, derechos humanos, criminalística, familia e igualdad de género,
materia penal, derecho probatorio e inducción para nuevos fiscales del Ministerio Público, de
acuerdo al siguiente esquema de trabajo:
En el Área Constitucional.
-
Se realizaron cinco (5) Jornadas sobre Derecho Constitucional en las cuales se abordaron
temas relacionados con la Acción de Amparo, el Análisis Jurisprudencial y la Jurisdicción
Constitucional. Estas jornadas tuvieron como objetivo analizar, mediante exposiciones
presentadas por los especialistas en la materia, los aspectos más relevantes del Derecho
Constitucional, a la luz de los cambios de la Constitución y los nuevos paradigmas de
justicia.
Las mismas se efectuaron en el Área Metropolitana de Caracas y en los Estados: Táchira,
Carabobo, Anzoátegui y Zulia. Como producto de esta actividad se capacitaron un total de ciento
ochenta y tres (183) participantes.
En el Área de Desarrollo Profesional y Humano.
1.
Se realizaron cinco (5) Jornadas de Capacitación, Actualización Profesional y Desarrollo
Humano dirigidas a funcionarios del Ministerio Público y a representantes de distintos
organismos del Estado, con el objeto de que profundicen sus conocimientos, a los fines de
elevar la calidad de la acción de la justicia, por la toma de conciencia del trascendente rol
que cumplen como representantes del Estado, familiarizándolos con temas de
indispensable manejo para el correcto desempeño de sus labores habituales. Las mismas
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Introducción - Dirección de Instituto de Estudios Superiores
se llevaron a cabo en los Estados Cojedes, Nueva Esparta, Lara (en 2 oportunidades) y
Portuguesa.
Como producto de estas actividades se capacitaron a doscientos cincuenta y cuatro (254)
funcionarios.
2.
Igualmente, durante el primer semestre del año, se dictaron ocho (8) Talleres en el Área
Metropolitana de Caracas sobre Atención al Ciudadano. Estos talleres estuvieron dirigidos
fundamentalmente a funcionarios del Ministerio Público y se organizaron para desarrollar
en los participantes, una disposición que permita ofrecer al público una atención
caracterizada por la calidad de servicio, como soporte a las estrategias e imagen
institucional frente a las demandas de la sociedad.
Sus objetivos específicos pueden resumirse de la siguiente manera:



Lograr que los participantes tomen conciencia de la importancia de su imagen personal, de
sus habilidades, disposiciones y conocimientos respecto a la calidad de la atención al
usuario.
Lograr que los participantes apliquen técnicas y herramientas para identificar las
necesidades reales del usuario y satisfacerlas a través de la prestación del servicio.
Sensibilizar a los participantes sobre la importancia de la proyección de una imagen
personal acorde con la misión institucional.
Se capacitaron a cinto sesenta y cinco (165) funcionarios, adscritos a diferentes dependencias del
Ministerio Público.
1.
Se dictaron ocho (8) Conferencias sobre Ética del Funcionario Público. Estas conferencias
estuvieron orientadas a reflexionar sobre los principios, valores y normas, que exigen a los
funcionarios públicos un comportamiento ejemplar, acorde con el ejercicio de las funciones
que les corresponde desempeñar bajo el concepto de servidor público. Estuvieron dirigidas
a fiscales, abogados, supervisores de las Unidades de Atención a la Víctima y Operadores
de Justicia y se realizaron en el Área Metropolitana de Caracas y en los Estados Falcón,
Trujillo, Bolívar, Portuguesa, Guárico, Lara y Monagas.
Se capacitaron a cuatrocientos cincuenta y ocho (458) participantes.
En el Área de Derechos Humanos.
1.
Se dictaron cuatro (4) Cursos Teóricos-Prácticos en el Área Metropolitana de Caracas, con
el objeto de proporcionar al participante herramientas teórico-prácticas para fortalecer la
acción del Ministerio Público en la defensa, protección y respeto a los Derechos Humanos.
Como producto de esta actividad se capacitaron a ciento noventa y un (191) funcionarios del
Ministerio Público y de otros órganos de administración de justicia.
2.
Se realizaron doce (12) Conversatorios sobre la Investigación Penal en los Delitos Contra
los Derechos Humanos, con el objeto de crear un espacio en el cual los funcionarios,
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Introducción - Dirección de Instituto de Estudios Superiores
pertenecientes a los distintos órganos vinculados con la persecución penal, puedan
intercambiar opiniones e ideas sobre la investigación de esta clase de delitos, analizar las
especiales características que poseen este tipo de investigaciones, así como las
estrategias que deban seguirse para su efectividad con el máximo respeto a los derechos
y garantías constitucionales. En seis (6) eventos participaron funcionarios del Ministerio
Público del Área Metropolitana de Caracas y de los Estados Anzoátegui, Barinas, Guárico,
Lara y Sucre y en (6) seis, funcionarios de los órganos de investigaciones penales del Área
Metropolitana de Caracas y de los Estados Anzoátegui, Bolívar, Portuguesa, Táchira y
Trujillo.
Los objetivos específicos de los Conversatorios en materia de Derechos Humanos se pueden
resumir en los siguientes:





Revisar el conjunto de disposiciones normativas establecidas en los instrumentos
internacionales relacionados con la prevención, investigación y sanción de los delitos
contra los derechos humanos.
Revisar las disposiciones contempladas en la Constitución y en las leyes de la República,
que tienen relación con la prevención, investigación y sanción de los delitos contra los
derechos humanos.
Analizar los distintos tipos penales previstos en la legislación penal nacional e internacional
y en materia de derechos humanos.
Detectar los principales problemas que se presentan en la investigación y enjuiciamiento
de los autores y partícipes de delitos contra los derechos humanos.
Proponer estrategias y acciones dirigidas a optimizar la investigación de los delitos contra
los derechos humanos.
Se capacitaron a trescientos noventa y un (391) funcionarios.
En el Área Criminalística.
Se dictó un Curso de Criminalista de Campo y Laboratorio orientado a proporcionar a los fiscales del
Ministerio Público y a los funcionarios de los órganos de investigaciones penales, los conocimientos
básicos sobre las técnicas empleadas en la Criminología de Campo, las experiencias en esta
materia y los demás peritajes que se realizan en la Criminalística de Laboratorio, para coadyuvar al
esclarecimiento de los hechos y al descubrimiento de sus autores. Dicha actividad se realizó en el
Área Metropolitana de Caracas, con el apoyo de los funcionarios adscritos a la Dirección de
Asesoría Técnico Científica del Ministerio Público.
En Área Penal.
1.
Se dictaron seis (6) Cursos Teórico-Prácticos sobre Actualización del Proceso Penal (Actas
Policiales, Flagrancia) a objeto de abordar aquellos aspectos del proceso penal venezolano,
que inciden directa o indirectamente en la función que les corresponde cumplir a los órganos
de investigaciones penales, mediante el análisis de los instrumentos procesales más
relevantes y el desarrollo de actividades prácticas que les permita mejorar el desempeño en
el ejercicio de sus funciones.
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Introducción - Dirección de Instituto de Estudios Superiores
Dichas actividades se realizaron en los siguientes Estados: Cojedes, Portuguesa, Yaracuy, Bolívar,
Monagas y Sucre. En total se capacitaron a cuatrocientos setenta y cinco (457) funcionarios.
2.
Se dictaron seis (6) Cursos Teórico-Prácticos sobre Actualización del Proceso Penal en
Materia Ambiental (Actas Policiales, Flagrancia, etc.) a objeto de abordar aquellos
aspectos del proceso penal ambiental venezolano, que inciden directa o indirectamente en
la función que les corresponde cumplir a los órganos de investigaciones penales, mediante
el análisis de los instrumentos procesales más relevantes y el desarrollo de actividades
prácticas que les permita mejorar el desempeño en el ejercicio de sus funciones.
Dichas actividades se realizaron en los siguientes Estados: Amazonas, Delta Amacuro, Bolívar,
Yaracuy, Barinas y Sucre. En total se capacitaron trescientos noventa y tres (393) funcionarios.
3.
Se dictaron seis (6) Cursos sobre Investigación Penal de las Nuevas Formas Delictivas
(Legitimación de Capitales, Delitos Tributarios, Delitos Informáticos y Explotación Sexual.)
Estas actividades académicas tienen por finalidad proporcionar a los fiscales del Ministerio
Público, a los funcionarios de los órganos de investigaciones penales y a los demás
funcionarios del Sistema de Justicia Penal, los conocimientos técnicos jurídicos que
requieren para planificar y desarrollar estrategias en la investigación penal, que les
permitan alcanzar los objetivos previstos en la persecución de las nuevas modalidades
delictivas que han proliferado en las sociedades modernas.
Estas actividades académicas se realizaron en el Área Metropolitana de Caracas, en 2
oportunidades y en los Estados Lara, Aragua, Mérida y Monagas. Se capacitaron un total de
doscientos veintidós (222) funcionarios.
4.
Se dictó una Conferencia denominada “La Apreciación Judicial de la Prueba de Indicios en
el Proceso Penal”, en el Auditorio ubicado en el edificio Sede del Despacho del Fiscal
General de la República, con una duración de dos (2) horas académicas. La misma estuvo
a cargo del Dr. Roberto Delgado Salazar, Profesor de Post-Grado de la Universidad
Católica Andrés Bello -UCAB- y de la Universidad Central de Venezuela -UCV-. A dicha
conferencia asistieron cincuenta y siete (57) funcionarios del Ministerio Público y tres (3)
invitados especiales. En total se capacitaron sesenta (60) personas.
5.
Se realizaron cinco (5) jornadas sobre La Ley Orgánica Contra la Delicuencia Organizada,
cuyo objetivo fue analizar el mencionado instrumento legal, mediante exposiciones
presentadas por expertos en la materia acerca de los aspectos más relevantes de la citada
ley y su incidencia en el ámbito del Derecho Penal y Procesal Penal. Se realizaron en los
Estados Zulia, Táchira, Amazonas, Bolívar y Apure, con la asistencia de ciento noventa y
dos (192) funcionarios.
6.
Se dictó una Charla sobre Armas de Fuego cuyo objetivo fue brindar algunas
herramientas en el ámbito jurídico, relacionadas con los tipos penales vinculados al uso las
armas de fuego. Se efectuó en los salones del Instituto de Estudios Superiores y contó con
la participación de doce (12) funcionarios del Ministerio Público.
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AÑO 2006
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En el Área de Familia.
Se organizó el “Primer Encuentro Iberoamericano sobre Igualdad de Género como reto del siglo
XXI”, realizado en nuestro país en el mes de junio; al cual asistieron ponentes nacionales e
internacionales y representó un aporte fundamental en materia de Derechos Humanos. El mismo
constituyó un espacio para la reflexión, orientado a la generación de políticas públicas, capaces de
materializarse en la práctica hacia la prevención, minimización y erradicación progresiva de la
violencia de género, mediante el intercambio de experiencias entre los fiscales y demás operadores
del sistema de justicia iberoamericano.
En el Área de Formación Inicial.
Se ejecutaron dos (2) Cursos de Inducción para Nuevos Fiscales en el Área Metropolitana de
Caracas, con el objeto de ofrecer a los nuevos fiscales las herramientas necesarias para el
conocimiento del marco normativo e institucional del Ministerio Público. El primero se realizó del 9 al
27 de enero de 2006 y tuvo una duración de ciento doce (112) horas académicas. El segundo se
realizó del 22 de mayo al 2 de junio y tuvo una duración de ochenta (80) horas académicas. En total
se capacitaron veinticinco (25) fiscales del Ministerio Público.
Objetivo Nº 2: Fortalecer el funcionamiento interno de la Dirección de Instituto de Estudios
Superiores, a través de la introducción del cambio planeado, con el fin de incrementar la efectividad
individual y por equipos de trabajo, de acuerdo a las nuevas exigencias institucionales del Ministerio
Público y a la dinámica jurídica vigente.
A fin de dar cumplimiento a este objetivo se realizaron esfuerzos orientados a concretar en el orden
práctico, diversos proyectos importantes para mejorar los procesos de capacitación del personal de
la Institución. En este aspecto podemos destacar las siguientes iniciativas:
1.
Escuela de Fiscales.
La Escuela de Fiscales del Ministerio Público es una propuesta de formación inicial, destinada a
orientar los procesos de capacitación, a través de un Plan de Trabajo acorde con la filosofía de
gestión institucional, para aquellos profesionales del derecho que deseen comprometerse con el rol
de acusador en el sistema procesal penal venezolano, de acuerdo a los parámetros que a tal fin le
ha conferido nuestra Carta Política, la Ley Orgánica del Ministerio Público y las demás leyes de la
República Bolivariana de Venezuela.
Para analizar esta propuesta se creó una Comisión Ad Hoc integrada por la Dra. Dilia Parra
Guillén, Directora del Instituto de Estudios Superiores, como Coordinadora, la Dra. Mónica
Rodríguez, Fiscal 5º del Ministerio Público ante las Salas de Casación y Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia y la Dra. Luisa Ortega Díaz, Directora General de Actuación Procesal, quienes
se encuentran realizando los estudios para cristalizar esta propuesta.
2.
Aula Virtual
En el mes de enero de 2006, se dio continuidad al Proyecto de Aula Virtual, iniciado por este
Instituto con la Evaluación de la Encuestas procesadas durante el año 2005, cuya tabulación de los
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resultados se realizó por Circunscripción Judicial y por Direcciones. La información obtenida se
remitió a cada Dirección y a cada Circunscripción Judicial.
De igual modo con ocasión de este Proyecto se inició un ciclo de trabajo con miras a estructurar tres
cursos posibles a ser dictados on line, a través del diseño de un programa de computación bajo la
modalidad de software libre, que incluyera materias como Criminalística, Proceso Penal y Derechos
Humanos. De ese programa se crearon los links que identifican los objetivos generales, específicos
y contenido programático de cada curso.
Igualmente, se realizó un Curso sobre Manejo de Personas Alteradas y Violencia Intrafamiliar,
grabado para su posterior edición en CD Multimedia.
En lo que respecta al ciclo de video-conferencias, contemplado en el Proyecto, se coordinaron
esfuerzos con Petróleos de Venezuela -PDVSA-, para la transmisión del acto inaugural del “Primer
Encuentro Iberoamericano de Igualdad de Género como Reto del Siglo XXI”. Los Estados que se
conectaron, haciendo uso de las Salas de video-conferencias de Petróleos de Venezuela -PDVSA-,
fueron los siguientes: Barinas, Monagas y Zulia.
Es conveniente comentar que, a pesar de las dificultades técnicas y logísticas que se tuvieron que
superar para lograr la transmisión, quedó demostrada la utilidad de esta herramienta para ampliar,
mejorar y modernizar los procesos de capacitación de la Dirección de Instituto de Estudios
Superiores.
OBJETIVO Nº 3: Apoyar el establecimiento de convenios y alianzas estratégicas con organismos
públicos, privados, bilaterales, multilaterales a nivel nacional e internacional, que contribuyan a
elevar la calidad de la capacitación y formación de los funcionarios del Ministerio Público.
A continuación se detallan las actividades realizadas:
1.
Convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo.
En el marco del Convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo -BID- Programa de Apoyo a la
Reforma del Sistema de Administración de Justicia - Subprograma Modernización del Ministerio
Público, Componente Plan de Capacitación y Formación, se definió el Plan de Capacitación 2006 a
ser ejecutado para el Segundo Semestre del Año a saber:
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PLAN DE CAPACITACIÓN Y FORMACIÓN
CONVENIO BID - AÑO 2006
MATERIA
ACTIVIDADES
5 Cursos de Técnicas de Oratoria Forense y Comunicación Efectiva en
el Juicio Oral
Encuentro Nacional sobre el Régimen Penitenciario en Venezuela.
Encuentro Internacional sobre Secuestro, Drogas, Terrorismo
(MERCOSUR)
PENAL
1ª Convención Nacional en Materia de Drogas
1 Curso sobre Ley Contra la Corrupción.
2 Cursos de Actualización para Fiscales del Sistema de Protección del
Niño y el Adolescente (Reforma LOPNA).
FAMILIA
1 Curso de Actualización para Fiscales del Sistema de Responsabilidad
del Adolescente.
AMBIENTE
GERENCIA
CRIMINALÍSTICA
DESARROLLO
HUMANO Y
FORTALECIMIENTO
GERENCIAL
1er Congreso en Materia Penal Ambiental
23 Cursos de Gerencia Básica.
6 Cursos de Criminalística de Campo y Laboratorio.
Encuentro de Fiscales Superiores.
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2.
En Materia Penal.
Se realizó una Jornada de Capacitación sobre el Proceso Penal dirigida a funcionarios del Servicio
Nacional Integrado de Administración Tributaria -SENIAT- el 7 de abril de 2006, con una duración de
ocho (8) horas académicas Esta actividad se ejecutó en las instalaciones del mencionado
organismo, con el objeto de mejorar el desempeño de profesores, técnicos, profesionales y
especialistas tributarios y administrativos del Servicio Autónomo de Administración Tributaria. En
total se capacitaron a cuarenta y siete (47) personas.
3.
En Materia Penal Ambiental.
Se efectuó una Jornada sobre Legislación Acuática y Conservación del Delta del Orinoco en
coordinación con la Universidad Marítima del Caribe. Dicha actividad se realizó en el Estado Delta
Amacuro y a la misma asistieron sesenta y cinco (65) participantes.
4.
En Materia de Desarrollo Profesional y Humano.
Se realizó en el Estado Mérida una Jornada de Capacitación para el Fortalecimiento del Capital
Fundamentado en la Ética y Valores Humanos, dirigida a funcionarios del Instituto Autónomo de
Transporte Masivo de Mérida -TROLMÉRIDA- con una duración de dieciséis (16) horas académicas
y con la presencia de sesenta y dos (62) funcionarios de la mencionada institución. Esta actividad
estuvo orientada a impartir conocimientos, habilidades y destrezas gerenciales, fundamentados en
la ética y los valores, que sustenten un eficiente y eficaz desempeño del personal en el cumplimiento
de sus funciones.
5.
En materia de Criminalística.
5.1.
En cooperación con el Banco Central de Venezuela -BCV- se dictaron cinco (5) Talleres de
Identificación e Investigación de Piezas Falsas con apariencia de billetes, monedas y
títulos valores venezolanos, con el objeto de conocer los elementos de seguridad y las
características físicas de los billetes, monedas y títulos valores venezolanos, así como el
marco histórico del delito de falsificación de papel moneda. Los mismos se ejecutaron en
los Estados Monagas, Portuguesa, Sucre, Apure y Mérida. A dichas actividades asistieron
un total de cien (100) funcionarios pertenecientes tanto al Ministerio Público como a
órganos de investigaciones penales.
5.2.
Se dictó un Taller de Escena del Crimen en coordinación con la Universidad de Yacambú,
Barquisimeto-Estado Lara, dirigido a estudiantes de derecho y docentes de la mencionada
universidad, con el objeto de fortalecer la formación de dichos estudiantes en las materias
relacionadas con la Escena del Crimen, mediante el estudio de las Técnicas de
Criminalística aplicables en el abordaje y resguardo del sitio del suceso. En total se
capacitaron a treinta y nueve (39) participantes.
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6.
Red de Capacitación de Ministerios Públicos de Iberoamérica -RECAMPI-
Con motivo de los compromisos adquiridos en la IV Asamblea General de la Red de Capacitación
del Ministerio Público de Iberoamérica -RECAMPI-, se han llevado a cabo las siguientes actividades:

Remisión de artículos seleccionados para la Revista Electrónica de la RECAMPI, a los
fines de su publicación en la edición N°1 luego de la revisión del Consejo Editorial, de la
cual Venezuela forma parte, según lo acordado en el grupo de la página web.

Coordinación de los cursos de formación ofrecidos por el Centro de Estudios Jurídicos de
España; de manera tal que representantes del Ministerio Público venezolano y demás
funcionarios del Sistema de Justicia participen en ellos. Para ello se solicitaron postulados
a la Dirección General de Apoyo Jurídico y posteriormente se realizó la recopilación de la
Currícula de los fiscales postulados.

Organización del “Primer Encuentro Iberoamericano sobre Igualdad de Género como reto
del siglo XXI”, reflejado anteriormente, realizado en nuestro país en el mes de junio; en el
cual resaltamos la participación de Portugal en este evento ya que es el país de ingreso
más reciente dentro de la RECAMPI, según los acuerdos aprobados en la última
Asamblea.

Organización del “Encuentro Internacional sobre Secuestro, Drogas y Terrorismo”,
efectuado durante el mes de septiembre de 2006, cuyo objetivo fundamental fue compartir
experiencias, reflexionar, debatir e intercambiar opiniones entre representantes de los
distintos organismos e instituciones del Sistema de Justicia Penal de la Región, en la
búsqueda de soluciones para prevenir, controlar y reprimir el secuestro, el narcotráfico y el
terrorismo así como sus formas de organización. Al mismo asistieron representantes de
países miembros de la Red y en el se llegó a importantes conclusiones.

Organización del “Congreso Iberoamericano de Derecho Penal Ambiental”, efectuado en la
ciudad de Caracas en el mes de octubre de 2006, el cual representó una oportunidad para
fomentar no sólo sea un espacio de carácter académico, sino también una vivencia, única
e irrepetible, y una oportunidad de promover caminos de entendimiento entre países
unidos por una tradición lingüística, histórica y social.

Remisión a la Secretaria Pro Tempore, a cargo de Uruguay, de toda la información sobre
el evento de Igualdad de Genero, a fin de cumplir con lo establecido de dar promoción a
las actividades formativas que sean dictadas por la RED, según lo acordado en el grupo de
relaciones internacionales.

Se brindó apoyo en los enlaces que se realizaron para el Proyecto de la nueva Escuela de
Fiscales.

Remisión a la Dirección de Tecnología de la Oferta de Cursos para Iberoamérica, para
actualizar el sitio web que posee la RECAMPI.
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
Elaboración de una propuesta de logo para la RED, elaborada por la artista plástica
venezolana Michelle Arias, aceptada por unanimidad, durante la última reunión anual de
la Asamblea General, celebrada en la ciudad de Cuzco, Perú los días 21, 22 y 23 de
noviembre de 2006.
Cabe destacar igualmente que durante esta reunión se procedió a la designación de Venezuela
como titular de la Secretaría Pro Tempore de la Red de Capacitación de Ministerios Públicos de
Iberoamérica, como un reconocimiento a los esfuerzos realizados por Venezuela, para dar
cumplimiento a todos y cada uno de los compromisos asumidos por el país, durante la Asamblea
Anual celebrada en el año 2005.
Objetivo Nº 4: Difundir la información técnico-científica-jurídica mediante publicaciones de interés
para el Ministerio Público, para contribuir al fortalecimiento del conocimiento por parte del personal.
1.
Revista del Ministerio Público.
En lo que respecta a la competencia atribuida a la Dirección de Instituto de Estudios Superiores
sobre las publicaciones, en esta etapa de ejecución del Plan de Acción 2006, se han realizado las
siguientes actividades:

Se recopiló el material necesario para la publicación de las “Memorias de las
Primeras Jornadas de Reflexión sobre Temas Contemporáneos en el Contexto
Social y Jurídico de Iberoamérica”, celebradas en esta ciudad del 15 al 19 de
noviembre de 2004.

Con respecto a la Revista del Ministerio Público Nº III, fueron revisados y
seleccionados seis (6) artículos y un documento del Libertador Simón Bolívar, sobre
la “Responsabilidad de los Funcionarios y Empleados Públicos”, los cuales integrarán
esta edición. Actualmente se realizan los trámites administrativos para su
publicación.

Fue revisada y acordada la publicación del trabajo sometido a la consideración del
Comité Asesor, denominado “La Investigación Penal en Materia de Derechos
Humanos, conforme a la Constitución Venezolana de 1999”, presentado por la Dra.
Teolinda Ramos, Fiscal 3º del Ministerio Público ante la Sala de Casación y
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, para optar al título de Especialista
en Derechos Humanos y el cual fue objeto de una mención especial por el jurado
evaluador del Centro de Estudios de Post Grado de la Universidad Central de
Venezuela. Se encuentra pendiente de aprobación el punto de cuenta por parte del
Fiscal General de la República.

Se está llevando a cabo el proceso de recopilación, revisión y selección de los
trabajos que conformarán la Revista del Ministerio Público Nº IV, así como de las
Ponencias presentadas en el Congreso: “Primer Encuentro Iberoamericano sobre
Igualdad de Género como Reto del Siglo XXI”, celebrado en esta ciudad del 13 al 16
de junio de 2006.
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Actividades Complementarias.
Además de las actividades académicas organizadas para dar cumplimiento al Plan de Acción 2006,
esta Dirección estimó pertinente atender algunas necesidades de capacitación que fueron surgiendo
a lo largo del año, producto tanto del desarrollo de la dinámica institucional como de peticiones
efectuadas por organismos o funcionarios pertenecientes a entes externos al Ministerio Público.
En este sentido destacan:
1.
En el área de Desarrollo Profesional y Humano: Una Jornada de Autodesarrollo y Cultura
de Paz a la cual asistieron once (11) funcionarios del Ministerio Público y nueve (9)
funcionarios del Sistema de Justicia. Dichas actividades se realizaron en el Estado Nueva
Esparta con una duración académica de ocho (8) horas. En total se capacitaron a veinte
(20) funcionarios.
2.
Un Taller sobre Fortalecimiento Comunitario para la Autogestión, realizado en la ciudad de
Sanare, Estado Lara, al cual asistieron cuarenta y nueve (49) representantes de la
comunidad. Dicho Taller tuvo como objetivo elevar la calidad de la acción de la justicia, a
través de la toma de conciencia de los miembros de la comunidad, en relación a la
trascendencia del rol que cumplen los representantes del Estado y la importancia de que
velen por el correcto desempeño de sus labores habituales.
3.
En materia de Derechos Humanos, se efectuó una Jornada de Derechos Humanos, de
dieciséis (16) horas académicas a fin de proporcionar a los funcionarios de la Guardia
Nacional -GN-, algunas herramientas básicas en la materia, que contribuyan a mejorar su
desempeño profesional y concientizarlos en relación a su papel como representantes del
Estado. Dicha actividad se realizó en la Comandancia General de la Guardia Nacional en
el Paraíso y a la misma asistieron un total de veintiséis (26) efectivos de ese componente.
4.
En materia de nuevas formas delictivas: Se dictó un Taller sobre Terrorismo, Subversión y
Derechos Humanos en cooperación con el Cuerpo de Investigaciones Penales, Científicas
y Criminalísticas -CICPC-. Dicha actividad se ejecutó en las instalaciones de la Dirección
de los Servicios de Inteligencia y Prevención -DISIP- ubicadas en el Helicoide. Asistieron
setenta y siete (77) funcionarios pertenecientes a ese organismo, provenientes de todos
los Estados del país con excepción del Estado Barinas.
5.
En el área Criminalística, se organizó una Conferencia denominada El Papel del Patólogo
Forense en la Investigación de Muertes Violentas, en el Auditorio del edificio Sede del
Despacho del Fiscal General de la República, con una duración de tres (3) horas
académicas. La misma estuvo a cargo de la Dra. Antonieta D’ Dominicis, Ex Directora
del Departamento de Anatomopatología Forense del Cuerpo de Investigaciones Penales,
Científicas y Criminalísticas -CICPC- y a dicha conferencia asistieron cuarenta y ocho (48)
funcionarios del Ministerio Público y tres (3) estudiantes de la Universidad Bolivariana de
Venezuela -UBV- para un total de cincuenta y un (51) participantes.
6.
En materia de Drogas, se organizó la Conferencia Mitos y Realidades sobre la Burundanga
(Escopolamina), a cargo del Profesional del CICPC, Zoilo Luna, en el Auditorio de la Sede
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del Despacho del Fiscal General de la República, con la intención de fortalecer las
relaciones inter-institucionales en la búsqueda del desarrollo académico de los
funcionarios pertenecientes a las instituciones del Sistema de Justicia.
Asimismo, se trataron temas sobre los procedimientos para realizar los exámenes toxicológicos, los
efectos del LSD en el cuerpo humano y los mitos y realidades de la burundanga. Se contó con la
presencia de setenta y ocho (78) asistentes: 72 funcionarios del Ministerio Público y 6 estudiantes
de la Universidad Bolivariana de Venezuela -UBV-.
7.
En materia penal, se realizó un Conversatorio sobre el Sistema Acusatorio, con una
duración de 4 horas académicas y la participación de once (11) funcionarios del Ministerio
Público adscritos a las Direcciones de Ambiente, Apoyo Jurídico, Consultoría Jurídica,
Delitos Comunes, Drogas, Protección Integral de la Familia, Revisión y Doctrina y
Relaciones Institucionales. En el mismo se plantearon importantes interrogantes
vinculadas a la materia relacionadas con los requisitos que debe reunir un modelo procesal
para que pueda considerarse parte de un autentico Sistema Acusatorio; los rasgos
acusatorios que se encuentran presentes en el proceso penal acusatorio y se evaluó si el
proceso penal venezolano es realmente un Sistema Acusatorio.
8.
En el área de Derecho Informático, se promovió la participación de un fiscal del Ministerio
Público venezolano en el XI Congreso Iberoamericano de Derecho e Informática, que se
celebró del 19 al 23 de junio de 2006, en la Ciudad de Panamá. El mismo estuvo
organizado por la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Derecho e Informática FIADI-. Dicha actividad tuvo una duración de 40 horas académicas y la misma contribuirá
al fortalecimiento de los conocimientos en materia de Derecho Informático, a través de la
difusión que de los mismos realice el representante del Ministerio Público que asistió al
Congreso.
9.
Se organizó el Taller "Manejo de Personas Alteradas y Violencia Intrafamiliar", dirigido a
los fiscales y abogados de la Dirección de Protección Integral de la Familia, con asistencia
de dieciocho (18) funcionarios, el cual fue considerado como base para adelantar el
proceso de elaboración de CD multimedia que espera editar la Dirección de Instituto de
Estudios Superiores dentro de la ejecución del Proyecto de Aula Virtual.
10.
Se ejecutó un Taller sobre Ciencias Forenses y Derechos Humanos conjuntamente con el
Centro de Estudios de Derechos Humanos de la Universidad Central de Venezuela -UCV-,
al cual asistieron treinta y cuatro (34) funcionarios del Ministerio Público, quienes tuvieron
la oportunidad de compartir experiencias con especialistas en la materia y actualizar sus
conocimientos en el área.
En conclusión podemos decir que 2006 ha sido un año de importantes avances para la Dirección de
Instituto de Estudios Superiores, en el cual no sólo se alcanzaron las metas contempladas dentro del
Plan de Acción, sino también se realizaron esfuerzos para fortalecer en todos los ámbitos y niveles,
la actuación de los funcionarios del Ministerio Público, nacional como internacionalmente.
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ANEXOS
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Anexos - Dirección de Instituto de Estudios Superiores
ANEXOS
1.
ENCUENTROS, CONVENCIONES, JORNADAS Y CONGRESOS
1.1.
Primer Encuentro Iberoamericano de igualdad de género como reto el Siglo XXI
Se realizó el “Primer Encuentro Iberoamericano sobre Igualdad de Género como Reto del Siglo XXI”,
del 13 al 16 de junio de 2006, en el Hotel Gran Meliá Caracas, con el objeto de crear un espacio
para la reflexión, orientado a generar políticas públicas capaces de materializarse en la práctica
hacia la prevención, minimización y erradicación progresiva de la violencia de género, mediante la
creación de estrategias de acción que conduzcan al empoderamiento de la mujer; al cambio de la
visión discriminatoria de los hombres sobre el mundo femenino; al intercambio de experiencias entre
los fiscales y demás operadores del Sistema de Justicia Iberoamericano, hacia la efectiva asistencia
jurídica e integral de la mujer, como miras al desarrollo de una cultura de respeto y de
reconocimiento en términos de igualdad.
Con la realización de este evento se dio cumplimiento al compromiso de Venezuela como miembro
de la RECAMPI (Acuerdo N° 3 de la IV Asamblea General de la Red de Capacitación de Ministerios
Públicos Iberoamericanos).
Los objetivos específicos, que nos propusimos alcanzar, fueron los siguientes:




Crear un espacio pluridisciplinario para la reflexión y el debate conjunto sobre el tema de la
igualdad de género como derecho humano y los problemas relacionados con la
discriminación de la mujer en la sociedad.
Intercambiar las estrategias exitosas con las cuales los distintos estados iberoamericanos
han venido enfrentando las desigualdades por motivos de género.
Iniciar el camino hacia la construcción de acuerdos multilaterales con miras a la
consolidación de redes latinoamericanas de intercambio en el ámbito académico de
investigación y de acción profesional, en cuanto a la igualdad y equidad de género.
Sugerir a los gobiernos de los países iberoamericanos la inclusión de la formación en
materia de igualdad de género en los Programas de Educación Básica, como estrategia de
prevención y construcción de la cultura de respeto y de reconocimiento del otro en
términos de igualdad.
Durante el desarrollo del Encuentro se conformaron cinco mesas de trabajo para la reflexión
conjunta sobre temas específicos, con el propósito de lograr acuerdos, presentar propuestas de
acción y sugerir políticas públicas.
Al Encuentro asistieron alrededor de ciento noventa (190) participantes nacionales y dieciocho (18)
participantes internacionales provenientes de instituciones homólogas al Ministerio Público, Poder
Judicial, y dedicados a la Mujer de España, México, Panamá, Guatemala, Nicaragua, Colombia,
Perú, Ecuador, Uruguay y Paraguay.
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Anexos - Dirección de Instituto de Estudios Superiores
Finalmente queremos destacar el esfuerzo realizado por la Dirección de Protección Integral a la
Familia, quienes colaboraron estrechamente en la elaboración del contenido programático del curso
y luego en la ejecución propiamente dicha de la actividad.
1.2.
I Encuentro Nacional Sobre Régimen Penitenciario: Una reflexión sobre la Justicia
Penitenciaria en Venezuela
El “I Encuentro Nacional Penitenciario” se realizó en las instalaciones del Hotel Ávila en la ciudad de
Caracas, del 15 al 17 de agosto de 2006, cumpliéndose con los objetivos planteados y las
expectativas de los participantes. La actividad tenía como objetivo promover un espacio de reflexión
y evaluación de propuestas estratégicas entre los distintos entes involucrados, para abordar de
manera contundente y efectiva la realidad penitenciaria venezolana.
En el evento participaron ciento cuarenta y cuatro (144) representantes de distintos organismos,
incluyendo a cuatro (4) ciudadanos privados de libertad de los Centros de Penitenciarios de La
Planta y Los Teques, designados voceros de los respectivos Centros.
El Ministerio de Interior y Justicia, a través del ciudadano Dr. Yuri Pimentel, Vice-Ministro de
Relaciones Interiores, prestó un excelente apoyo tanto en la orientación académica y metodológica
de la actividad, como en la dotación de diferentes materiales de información de interés para los
participantes. Incluso prestó su colaboración como facilitador.
Es importante mencionar que estaba prevista la participación de representantes de España, El
Salvador y México en calidad de ponentes, pero por razones de fuerza mayor declinaron su
participación manifestando las excusas pertinentes al caso.
El evento se efectuó como un aporte del Ministerio Público, consciente de que la realidad
penitenciaria venezolana presenta graves deficiencias que deben ser abordadas de manera
contundente, convocando a distintos representantes del área para debatir sobre los múltiples
aspectos que afectan la vida en la prisión, incluyendo el marco legal constitucional e internacional
así como algunas experiencias que pudieran ser útiles para encontrar caminos, que nos conduzcan
a afrontar esta situación-problema de manera efectiva para obtener propuestas coherentes, viables
y actualizadas.
El objetivo general de la actividad se centró en propiciar un espacio interinstitucional de diálogo,
análisis y reflexión en la búsqueda de soluciones estratégicas a la situación-problema penitenciario
existente en el país y para fortalecer la acción del Sistema de Justicia, en la defensa, vigilancia,
protección y garantía de los derechos humanos de las personas privadas de libertad.
En cuanto a los objetivos específicos podemos mencionar los siguientes:

Conocer las competencias de las instituciones a las cuales les corresponde velar, proteger
y garantizar los derechos de las personas privadas de libertad.
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Anexos - Dirección de Instituto de Estudios Superiores

Intercambiar criterios y opiniones con representantes del área penitenciaria para acercar a
las distintas instituciones y a otros organismos comprometidos con el problema a fin de
lograr la concentración de esfuerzos y proponer estrategias comunes.

Sensibilizar a los funcionarios del sector penitenciario a través de la reflexión consciente y
comprometida con los más altos valores de los derechos humanos y de la democracia.
En cuanto al impacto, se espera que esta actividad permita:

Generar un debate sobre posibles políticas que debe adoptar el Estado venezolano desde
una visión interinstitucional.

Reflexionar sobre el compromiso institucional de cada una de las instancias convocadas.

Reflexionar sobre la necesidad de contar con un sistema de justicia integrado, que
concentre todos los esfuerzos posibles en la búsqueda de soluciones a la situación
penitenciaria en el país.

Asumir la capacitación y la formación como un paradigma necesario y urgente para elevar
la calidad de acción en esta área de la justicia.

Proponer estrategias que permitan el seguimiento y evaluación de los avances de cada de
una las instituciones participantes en el área penitenciaria.
La población objetivo del curso fueron los funcionarios pertenecientes al Ministerio Público,
Defensoría del Pueblo, Ministerio de Interior y Justicia, Poder Judicial, Guardia Nacional y
Organizaciones No Gubernamentales, así como internos de los penales seleccionados y con esta
iniciativa se espera fortalecer la acción del Ministerio Público y de las instituciones del Estado
venezolano encargadas de velar y garantizar los derechos de las personas privadas de libertad, con
la participación de los familiares de los internos e internas, principales afectados e interesados en
mejorar sus condiciones de vida.
1.3.
Encuentro Iberoamericano sobre Secuestro, Drogas y Terrorismo
El “Encuentro Internacional sobre Secuestro, Drogas y Terrorismo”, se realizó en las instalaciones
del Hotel Maruma, en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, del 12 al 14 de septiembre de 2006, y
su objetivo fundamental fue compartir experiencias entre los países de la Región Suramericana para
promover un espacio de reflexión en la búsqueda de soluciones y el diseño de estrategias para la
prevención del Secuestro, las Drogas y el Terrorismo.
En el evento participaron ciento sesenta y tres (163) representantes de distintos organismos,
alcanzándose completamente las expectativas que se tenían en torno a su organización, vista la
receptividad demostrada por los funcionarios pertenecientes tanto al Ministerio Público como a las
instituciones del Sistema de Administración de Justicia que fueron invitadas.
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Anexos - Dirección de Instituto de Estudios Superiores
Cabe destacar que esta actividad contó con el apoyo de la Reunión Especializada de Ministerios
Públicos -REMP- del MERCOSUR, como órgano creado por el Consejo del Mercado Común -CMCy coordinado por el Foro de Consulta y Concertación Política -FCCP-, cuya finalidad es la
cooperación entre los Ministerios Públicos de los Estados Parte y Asociados del MERCOSUR para
coadyuvar en la lucha contra la criminalidad organizada, mejorar los mecanismos de persecución
penal y cooperar en las áreas de su competencia.
La justificación del evento giró en torno al análisis de la situación mundial y particularmente de la
Región Suramericana, que actualmente se encuentra afectada por el auge creciente de estos tres
graves delitos: el terrorismo, el tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas o
comúnmente denominado narcotráfico y el secuestro, con fines diversos.
Por ello y a los fines de fortalecer la acción de los Ministerios Públicos de los Estados parte de la
Región y asociados del MERCOSUR se propone el “Encuentro Internacional sobre Secuestro,
Drogas y Terrorismo” con la participación de especialistas de Suramérica y de nuestro país,
teniendo como referencia, la experiencia española en materia de la normativa internacional.
En este sentido se consideró oportuno convocar a distintos representantes del área para debatir,
reflexionar y fundamentalmente para hacer recomendaciones y concertar acuerdos multilaterales,
con respecto a las experiencias exitosas de los países participantes, sobre los múltiples aspectos
que se erigen en torno a estas figuras delictivas que afectan notablemente a los países del
hemisferio.
Dentro de sus objetivos específicos estuvieron:

Recomendar acuerdos o convenios multilaterales, que puedan atender esta sentida
necesidad social que exige, por una parte, un marco jurídico que recoja, tipifique y
sancione ejemplarmente estos delitos y otras modalidades de delitos privativos de libertad,
tanto en el ámbito fronterizo como urbano.

Proponer Políticas Públicas que atiendan las causas que originan estos fenómenos y
estructuren orgánicamente su prevención.
El Encuentro se desarrolló durante tres (3) días, dedicados a Ponencias de especialistas y a Mesas
de Trabajo para plantear casos prácticos de los ejes temáticos de este Encuentro.
Las mesas de trabajo tuvieron por objeto propiciar un espacio de reflexión y discusión entre los
representantes de los distintos organismos del Sistema de Justicia Penal, sobre los aspectos más
relevantes de los temas propuestas para cada una, a través del análisis de casos prácticos y de los
principales problemas que se presentan en Latinoamérica en la prevención, persecución y represión
del secuestro, los delitos de drogas y el terrorismo, en sus distintas modalidades, con la finalidad de
formular propuestas, recomendaciones y observaciones que permitan elevar la acción de justicia en
procura de la paz y el orden social.
Esperamos que este sea el inicio de un camino para el entendimiento, la colaboración y la
cooperación entre los Ministerios Público de Iberoamérica y una oportunidad para elevar la acción
de justicia en el ámbito internacional.
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1.4.
I Convención Nacional en Materia de Drogas
La organización de la “I Convención Nacional de Drogas”, realizada del 1 al 3 de noviembre de
2006, surge como una necesidad académica para propiciar un encuentro, que conduzca al
intercambio de experiencias y al diálogo fructífero elevando la calidad de la acción de justicia, a
través de la actuación oportuna de los fiscales del Ministerio Público.
En este encuentro se puso énfasis en las nuevas técnicas de investigación previstas en los recientes
ordenamientos jurídicos incluyendo las no convencionales, cuyo uso acertado dará lugar a un mejor
tratamiento de los casos y su efectiva conclusión.
La reciente entrada en vigencia de la Ley Orgánica contra el Tráfico Ilícito y el Consumo de
Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicos y de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada
durante el último cuatrimestre del año 2005 y sus respectivas reimpresiones han generado un reto
que amerita cada vez mayor capacitación, actualización, profundización y experticia en los
conocimientos trandisciplinarios para abordar la complejidad de la investigación penal en materia de
drogas, considerando el impacto de este tipo de criminalidad en la sociedad mundial.
Este tiempo nos exige revertir los indicadores de violencia como elementos desestabilizadores de la
convivencia y de la paz razón que nos conmina a fortalecer los mecanismos de prevención, control
y represión para evitar la impunidad.
El objetivo general de la Convención propició un espacio para la reflexión y el debate sobre temas
relacionados con las drogas, permitiendo a los participantes actualizar conocimientos y unificar
criterios, para facilitar el manejo de la doctrina y de la legislación nacional e internacional en esta
materia.
Entre sus objetivos específicos destacan:

Conocer los aspectos novedosos de la Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas.

Establecer canales de comunicación directa entre los fiscales adscritos y la Dirección de
Drogas.

Conocer procedimientos especiales.

Divulgar los conocimientos adquiridos por los Fiscales adscritos a la Dirección de Drogas,
en su participación en diferentes eventos internacionales.

Establecer mecanismos que permitan aclarar dudas existentes en los Despachos fiscales,
con ocasión de la entrada en vigencia de la nueva ley de drogas.
El contenido programático del evento permitió abordar temas importantes y trascendentes en la
materia, entre los que podemos mencionar:
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
Aspectos novedosos de la Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas.

Procedimientos especiales (Destrucción de Drogas y Consumo).

Prevención, control y represión en la Legitimación de Capitales.

La Experticia Financiera en la legitimación de capitales.

Venezuela en el marco internacional de la lucha contra la legitimación de capitales.

La prueba indiciaria en los delitos de drogas.

Desarrollo Jurisprudencial en materia de drogas.

Los actos conclusivos de la investigación penal.

Sustancias químicas susceptibles de ser desviadas para la producción de drogas.

Aseguramiento y confiscación de bienes.

Técnicas de investigación no convencionales en materia de drogas.

Artículo 17 de la Convención de Viena (interdicción Marítima).

Cooperación Internacional en la lucha contra las drogas y la extradición.

Cadena de Custodia.
La actividad se ejecutó a través de la modalidad de Conferencias con un ciclo de preguntas y
respuestas al final de cada bloque, tanto en la mañana como en la tarde, lo que permitió un
intercambio fructífero de experiencias y conocimientos para los participantes.
Fue organizada de manera coordinada con la Dirección General de Actuación Procesal y la
Dirección de Drogas del Ministerio Público, contribuyendo de esta manera a la capacitación y
formación de fiscales del Ministerio Público en materia de drogas y fiscales auxiliares, con miras a
fortalecer su desempeño dentro del Sistema de Administración de Justicia Penal en Venezuela, en
concordancia con las nuevas leyes dentro del ordenamiento jurídico vigente.
1.5.
Jornadas Sobre Ley contra la Corrupción
Las “Jornadas sobre Ley contra la Corrupción” se efectuaron los días 7 y 8 de noviembre de 2006,
en el Salón Río Ocamo del Hotel Gran Meliá Caracas, teniendo como objetivo fundamental
actualizar y capacitar a los operadores de justicia en materias conexas con la investigación criminal,
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y dar a conocer el empleo de los instrumentos mercantiles y de cambio como medios de comisión
del hecho delictivo previsto en las leyes.
Estas jornadas fueros ejecutadas en coordinación con la Dirección de Salvaguarda del Ministerio
Público y en ellas se contó con la participación de destacados facilitadores tanto del orden interno
como externo, pertenecientes a otras instituciones que contribuyeron con el éxito de esta iniciativa.
Entre ellas destacan la Caja Venezolana de Valores y la Superintendencia de Seguros.
En total asistieron sesenta y cinco (65 participantes distribuidos entre funcionarios del Ministerio
Público, órganos de investigaciones penales y otros entes públicos íntimamente vinculados a las
materias que se abordaron.
El contenido programático fue diseñado de manera integral, visto el grado de especialización de la
materia, la cual exige la capacitación de los funcionarios que desempeñen labores afines con las
funciones de la Dirección de Salvaguarda. Estas materias se relacionan, entre otros, con los
siguientes aspectos:

La Ética del Funcionario Público, que constituye nuevos paradigmas en materia del ejercicio
de la función pública, ello con base a los principios generadores de eficiencia, transparencia,
eficacia y lealtad para con la administración pública que han sido incluidos en la Ley Contra
la Corrupción, a fin de procurar la prevención de los delitos previstos en ella.

Lo relativo a Seguros y Reaseguros, pues por la complejidad de los casos tramitados y
asignados a los fiscales del Ministerio Público se hace imperioso determinar los espacios
que correspondan al conocimiento del Derecho Mercantil, para así separarlo del
conocimiento penal y de esta manera preservar la indemnidad de estos procesos e impedir
la materialización del injusto penal, ya que en ocasiones se utiliza al Ministerio Público como
ente tramitador de asuntos mercantiles lo que conlleva a un verdadero terrorismo judicial,
contrario al espíritu de la moderna legislación penal.

Respecto a la Ley Contra la Delincuencia Organizada, en la cual se incluyen tipos penales
como es el caso del lavado de capitales ahora aplicados al campo de la Ley Contra la
Corrupción, cuyos elementos tales como: acciones, bonos, títulos valores, papeles
comerciales, entre otros, permiten una cubierta facilitadora de las operaciones delictivas a
nivel nacional e internacional, hace surgir la necesidad imperiosa de capacitar a los
funcionarios que a diario realizan el estudio de las causas sometidas a su conocimiento, de
manera que al conocer la potencialidad de éstos instrumentos cambiarios puedan servir de
sustento para atacar la forma como pueden ser apropiados y/o desviados los fondos
pertenecientes al patrimonio público, o en poder de un organismo público.
Entre los objetivos específicos de la actividad destacan:
1.
Motivar al participante mediante el manejo de los nuevos paradigmas éticos respecto al
deber de lealtad y fidelidad para con la administración pública.
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2.
Desarrollar destrezas y habilidades respecto a los parámetros que rigen la administración
pública, así como también dar a conocer la aplicación de las políticas en materia de
función pública.
3.
Familiarizar al asistente sobre los aspectos vinculantes de la Ley Orgánica Contra la
Delincuencia Organizada y su interrelación con la Ley Contra la Corrupción, a nivel
nacional.
4.
Capacitar a los operadores de justicia en el manejo de los instrumentos financieros y su
inherencia en el proceso penal.
5.
Dar a conocer a la audiencia la relación de la actividad del Seguro y Reaseguro y su
participación en los diversos actos delictivos.
Con estas jornadas se espera contribuir a la capacitación de operadores de justicia a nivel nacional,
con especial atención a los fiscales del Ministerio Público y funcionarios pertenecientes a
organismos de investigación penal, en aras de fortalecer su desempeño dentro del sistema de
administración de justicia penal en Venezuela, constituyéndose a su vez en multiplicadores de las
ideas recibidas por conducto del presente proyecto educativo.
1.6.
I Congreso Iberoamericano de Derecho Penal Ambiental
El “Primer Congreso Iberoamericano de Derecho Penal Ambiental”, se realizó en las instalaciones
del Hotel Gran Meliá Caracas, en la ciudad de Caracas, del 2 al 7 de octubre de 2006, cumpliendo
con los objetivos planteados y las expectativas de los participantes. La actividad tuvo como objetivo
general promover un espacio de reflexión e intercambio de conocimientos jurídicos para enriquecer
la investigación en materia penal ambiental en el ámbito iberoamericano.
En el evento participaron ciento cuarenta y ocho (148) representantes de distintos organismos
nacionales vinculados a la temática del evento y contó con Docentes de la Universidad Javeriana de
Colombia, Universidad de Valparaíso de Chile, Universidad Central de Venezuela -UCV- y la
Universidad de Los Andes -ULA- (Mérida).
Participaron países miembros de la Red de Capacitación de Ministerios Públicos de Ibero América
-RECAMPI-: Nicaragua, México, España, Chile, Argentina, Colombia, Honduras y Uruguay.
Dentro del programa académico se contempló el desarrollo del Foro “Perspectiva Iberoamericana en
Materia de Derecho Penal Ambiental”, el cual se realizó en un espacio natural, con la finalidad de
sensibilizar a los participantes, a través del contacto directo con la naturaleza. A tal fin se seleccionó
El Parque Nacional El Ávila, específicamente en la Casona, ubicado en el Centro Recreativo Los
Venados, Sector Los Venados.
Dentro de los objetivos específicos del evento destacan:
1.
Desarrollar la temática referida a la tutela penal ambiental.
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2.
Determinar los avances alcanzados a nivel iberoamericano en materia penal ambiental.
3.
Conocer la actuación de los Ministerios Públicos Iberoamericanos, con respecto a la tutela
penal ambiental.
El contenido programático propuesto permitió abordar los temas que a continuación se mencionan:
1.
El Ministerio Público Venezolano y la Protección Jurídico-Penal del Ambiente.
2.
El Ambiente como Derecho Humano.
3.
El Bien Jurídico Ambiente como objeto de tutela penal.
4.
Tipos Penales Ambientales. Consideraciones Generales.
5.
Investigación Ambiental (Aspectos Criminalísticos o Forensicos Ambientales).
6.
La Víctima en Materia Penal Ambiental.
7.
La Norma Penal en Blanco.
8.
La Acción Civil derivada del Delito Ambiental.
9.
Cuantificación de los Daños en Materia Penal Ambiental.
10.
Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica.
11.
FORO: Perspectiva Iberoamericana en Materia de Derecho Penal Ambiental.
12.
Mesas de Trabajo.
El impacto esperado se resume en la voluntad de unir esfuerzos para fortalecer las actividades que
durante estos años se han venido desarrollando desde el punto de vista jurídico y social en materia
penal ambiental; coadyuvar a la efectiva orientación, educación y sensibilización que nos permita
fortalecer la protección jurídica del ambiente e igualmente contribuir y reforzar el proceso de
adiestramiento y actualización propuesto por la Red de Capacitación de Fiscales de los Ministerios
Públicos de Iberoamérica, así como de los funcionarios y demás actores que componen el Sistema
de Justicia.
El éxito de esta iniciativa estuvo fundamentado en el trabajo conjunto desarrollado con la Dirección
General del Ambiente y la Dirección de Defensa Integral del ambiente y el Delito Ambiental.
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1.7.
Encuentro sobre desarrollo humano y fortalecimiento gerencial
El “Encuentro sobre Desarrollo Humano y Fortalecimiento Gerencial”, efectuado del 2 al 4 de agosto
de 2006, en el Hotel Ávila de la ciudad capital, constituyó una oportunidad impulsada por la
Dirección de Fiscalías Superiores para fortalecer las capacidades y habilidades gerenciales de los
máximos representantes del Ministerio Público en cada Estado y mejorar su desempeño en el
cumplimiento de sus funciones con criterios de eficiencia, eficacia, calidad y responsabilidad social.
Entre los objetivos específicos de este Encuentro podemos mencionar:
1.
2.
3.
Formar líderes en un grupo multidisciplinario de aprendizaje dentro del Ministerio Público.
Percibir, examinar y formular soluciones a los problemas que enfrenta el Ministerio Público,
desde una perspectiva regional.
Proporcionar herramientas para construir y cambiar la cultura institucional del Ministerio
Público en base a los valores propios de la gerencia pública y su rol de servir al ciudadano.
En esta actividad se constituyeron equipos de trabajo por regiones, con el fin de fortalecer la acción
de justicia en el país, a través de la formación de líderes vinculados con los procesos propios de su
Estado y el análisis de la realidad de las entidades federales que los rodean, esperando de esta
manera obtener acciones oportunas que se traduzcan en respuestas efectivas tanto para la
Institución como para el colectivo.
Estas regiones fueron conformadas de la siguiente manera:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Distrito Capital – Miranda – Vargas.
Aragua – Carabobo – Yaracuy.
Cojedes – Guárico – Portuguesa.
Anzoátegui – Sucre – Nueva Esparta.
Barinas – Apure – Monagas.
Zulia – Lara – Falcón.
Mérida – Trujillo – Táchira.
Bolívar – Amazonas – Delta Amacuro.
El Encuentro se desarrolló a manera de Taller y permitió a los fiscales superiores presentar los
problemas de su región así como validar sus propuestas, utilizando la metodología de un marco
lógico previo, para optimizar el tiempo y la calidad del resultado.
Igualmente, permitió la integración grupal y gerencial, a través de terapias de encuentro y dinámicas
de grupo, supervisadas por docentes del Centro de Extensión Profesional de la Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela -FACES-UCV-, especialistas en
Programación Neurolingüistica.
Finalmente este Encuentro permitió difundir entre los participantes, técnicas sobre manejo del estrés
con una visión desde el Autodesarrollo, fomentando y reafirmando la importancia de difundir una
Cultura Organizacional en la Administración Pública, a través del proceso de construcción de valores
con criterios de responsabilidad social.
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