Tiresias de Tebas y el Yatiri Aymara

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TIRESIAS EL SABIO DE TEBAS Y EL YATIRI AYMARA
• TIRESIAS.− En el libro once de La Odisea, la diosa Circe aconseja a Ulises dirigirse a la morada de Hades
y Perséfone después de abandonar su isla, con el fin de consultar al alma de Tiresias cómo retornar a Itaca.
Después de cruzar el océano, la tierra de los cimerios y hacer la libación a los muertos siguiendo las
indicaciones de Circe, Ulises hace sus plegarias a los muertos y les promete inmolar en Iraca una vaca bien
cebada, pero de forma especial a Tiresias le promete la inmolación de una oveja completamente negra.
Después de la concurrencia de las almas, a las que no deja beber de la negra sangre, aparece el alma del
anciano Tiresias portando un bastón dorado y le pide que le deje beber sangre para que pueda decir lo suyo.
Tiresias le advierte que su retorno a Itaca será difícil porque Poseidón está enojado debido a que Ulises y los
suyos dañaron en el único ojo a su hijo Polifemo. También le advierte que no toquen el ganado de Helios para
evitar la ruina de su nave. Luego le advierte que en Itaca encontrará a los ociosos pretendientes de su esposa
consumiendo los bienes de su palacio. Seguidamente le da la instrucción que una vez llegado a la playa y
después de clavar su remo en la arena, sacrifique a Poseidón un cordero, un toro y un jabalí que se plazca
cruzando con cerdos, y que una vez que tome su palacio sacrifique en la pira a cien bueyes gordos en honor de
todos los dioses.
Tiresias es hijo de Everes y la ninfa Cariclo. Es un personaje que en reconocidas obras de la mitología griega
como La Odisea y Edipo Rey. Siendo ciego tiene la merecida fama de ilustre sabio y perspicaz profeta. Es
oráculo de hombres y deidades, y portador de las sexualidades femenina y masculina.
Existen diversas leyendas en torno a su persona. Una de ellas indica que Tiresias tenía frente a sus ojos la
figura del cuerpo virgen de Atenea, él no quería mirarla pero sus ojos se detenían contemplando el baño de la
diosa. Entonces Atenea, al percatarse de ello, encolerizada dejó sin luz los ojos de Tiresias.
Cariclo, madre del ciego, no se conformó con la desgracia, y fue a reclamar a la diosa por lo sucedido, pues el
joven Tiresias sólo miraba lo que tenía en frente. Atenea se apiadó de Tiresias y lo perdonó, pero el daño era
irreversible. En compensación la diosa concedió al ciego el don de la adivinación: tendría unos ojos interiores
que serían capaces de ver más allá de los límites del hombre. Añadido a ello le regaló un bastón dorado
mágico para hacer más seguros sus pasos.
Cierta vez Tiresias pasaba por un bosque, donde dos serpientes estaban copulando; trató de separarlas con su
báculo mágico y una de ellas le mordió provocando su cambio de sexo de varón a mujer. Siete años más tarde
ocurrió una escena similar y actuó igual que antes, entonces la mordedura de la serpiente lo transformó en
varón.
En cierta ocasión, Zeus y su esposa Hera, discutían sobre quién disfrutaba más durante el acto sexual. Hera
decía que el hombre, y Zeus que la mujer. Como no se ponían de acuerdo, resolvieron acudir a alguien que
había tenido los dos sexos, y se dirigieron a Tiresias. Cuando Zeus y Hera le dirigieron la pregunta, él
respondió que en escala de uno a diez, la mujer disfrutaba como nueve y el hombre sólo como uno. Su
respuesta, naturalmente, causó el enojo de Hera y la jactancia de Zeus.
Según Ovidio, Tiresias fue cegado por la diosa Juno (la misma Hera en el contexto latino), pues:
Se hace mención que Júpiter, abierto su corazón por el néctar, se desentendió de las graves penas y se había
entregado a divertirse con Juno, libre también de toda preocupación, y que había dicho: Seguramente que
vuestro placer es mayor que el que experimenta el sexo masculino. Ella dice que no. Convienen en buscar el
parecer del entendido Tiresias que conocía el placer de los dos sexos, puesto que había golpeado con un palo
en el verde bosque los cuerpos de dos grandes serpientes que estaban copulando entonces [] el hombre se
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convirtió en mujer y así permaneció durante siete otoños; al octavo volvió a verlas [] una vez que fueron
golpeadas esas mismas serpientes, volvió su primitiva forma y condición natural. Por lo tanto, tomado éste
como árbitro en la jocosa lid, afirma la opinión de Júpiter. Se dice que la hija de Saturno se dolió por el asunto
más de lo justo y condenó por ello a su juez a que sus ojos tuvieran una eterna noche. Pero el padre
todopoderoso [] en compensación de haber perdido la vista le otorgó el don de conocer el futuro y alivió el
castigo con esa gloria. (OVIDIO 1979: 86)
Larga es la vida de Tiresias, pero si bien es muy apreciado y buscado por su extendida fama de sabio, sus
aciertos no siempre son aceptados con la mejor disposición.
En la tragedia edípica, después de no encontrar al asesino de Layo, cuya muerte causaba una peste en Tebas,
Edipo manda a buscar a Tiresias, poseedor de la verdad, para que descubra al culpable.
El anciano adivino se niega a hablar a fin de no causar dolor a su interlocutor y al principio sólo pronuncia
palabras vagas y amenazantes. Edipo insiste y se exaspera hasta conseguir la palabra verdadera del viejo: El
culpable es Edipo que mató a su padre y se casó con su madre Yocasta. Ante ello el parricida trata de
desacreditar el don de Tiresias, aludiendo que, siendo adivino y sabio, antes no había sido capaz de descifrar
el enigma de la esfinge; enseguida Edipo le amenaza que de no ser viejo sería vilmente castigado. Ante ello
Tiresias le hace notar que no es esclavo suyo sino de Apolo. Finalmente el adivino vaticina a Edipo el trágico
final que le espera.
Cuando los Epígonos atacan Tebas, la población se reúne al abrigo de las murallas de la ciudad. Busca al
sabio queriendo oír palabras de salvación. Pero Tebas está perdida, y a Tiresias sólo le resta aconsejar al
pueblo que inicie la partida. Durante la noche, una multitud de hombres amedrentados, abandonan sus
murallas al enemigo. Y huyen, llevando consigo sólo la propia vida.
Se dirigen a Delfos, buscando refugio en el templo de Apolo. Con ellos va Tiresias, conducido por su hija
Manto, que al igual que su padre puede ver el futuro.
Pero el viejo adivino no llega a Delfos. Al aproximarse al monte Tílfreso, en Beocia, los tebanos encuentran
una fuente de aguas heladas. Queriendo saciar su enorme sed, Tiresias bebe ávidamente. El frío penetra en el
cuerpo cansado y caliente y, repentinamente el anciano vidente muere.
El viejo sabio es sepultado junto a la fuente, y sus compañeros se despiden de él sin aguantarse su llanto.
Aunque muerto y habitando el reino de las sombras, Tiresias no abandona a los hombres: no ha terminado su
misión. Sus sabias palabras serán siempre respetadas por todos aquellos que lo conocieron y lo amaron un día.
Y serán reverenciadas inclusive por aquellos que solamente habían oído hablar de él alguna vez.
• EL YATIRI.− Definido etimológicamente Yatiri significa alguien que sabe. El Yatiri se constituye en una
persona sabia que ofrece sabios consejos. Son personas que poseen un conocimiento interior innato. Este
conocimiento proviene del interior y no precisamente a partir de una sistematizada instrucción. Para
averiguar si alguien es Yatiri en un lugar no se procede directamente, sino en forma de rodeos, preguntando
primero si tal o cual sabe p'ijchar coca, luego si levanta las hojas de coca y finalmente si lee las hojas de
coca. El Yatiri tiene la función doble de adivinar, aconsejar y curar. El Yatiri es a la vez Uñiri (el que mira
coca) y Qulliri (el que cura), pero su papel integral trasciende ambas tareas.
Existen varios aspectos que determinan la configuración y ejercicio de un runa como Yatiri.
El primero es el factor temporal−físico−biológico. En los aymaras, la época de nacimiento (lluviosa, seca,
huracanada), las fiestas del pueblo y de los santo influyen en la personalidad del recién nacido. Según ello un
Yatiri podría adivinar (deducir) el futuro rol del niño. Un Yatiri potencial es alguien que nazca en época de
lluvia que es cuando se presentan los rayos. Sin embargo ello no basta, además tiene que presentar una
particular característica física que lo diferencie del resto de las personas: tiene que tener pronunciada la parte
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de la corona de la cabeza, para que así tenga contacto con la parte más alta del cielo. Estas personas son
denominadas Kallullas y Sunakis.
El segundo factor es el rayo. Sólo los kallullas y Sunakis pueden convertirse en Yatiris al ser golpeados por el
rayo, pues en otros casos simplemente sobreviene la muerte. Este suceso no puede ser presenciado por otros
runas y ocurre generalmente en solitarios y alejados campos cuando el sunaki o kallulla realiza sus tareas de
pastoreo. Sin embargo los runas tienen que acudir al lugar donde ocurrió el acontecimiento, para cerciorarse
del golpe del rayo. La acción del rayo separa al Yatiri del resto de los comunarios. El impacto del rayo
produce la muerte sobre el afectado, pero es una muerte necesaria para que su renacer sea mucho más
significativo y pueda constituirse en Yatiri. Para convertirse en un buen Yatiri el acontecimiento del rayo debe
ocurrir mientras el potencial Yatiri está soltero.
Otro factor configurador del Yatiri es su experiencia ganada en los viajes. El Yatiri tendrá que viajar hasta las
inmediaciones de Santiago de Huata (La Paz) a un lugar denominado Juriqachi chupiñapi qalaqala (Campo
pedregoso y húmedo donde se siembran papas), en busca de un Ch'amakani (Yatiri de mayor jerarquía) que
será el maestro que le dé acceso a los Achachilas (Deidades ancestrales de las montañas).
El Yatiri sólo necesita contacto con tres Achachilas, porque si se comunicara con todos se armaría un caos
debido a la discusión entre deidades. Los principales Achachilas son Rayu (Illampu), Jillimani (Illimani) y
Jipa (Sajama). Rayu posee el bastón de mando y es el de mayor jerarquía entre los tres, hasta tanto que el
Yatiri lo saluda a cierta altura de la tierra y a cierta distancia de los runas. Jillimani posee la riqueza de las
minas y se lo saluda en tono bajo y más cariñoso. Jipa tiene encima un manto blanco que le otorga absoluto
poder de mando. La comunicación con los Achachilas, así como los viajes serán una tarea permanente para
los Yatiris. Los Yatiris tienen la tarea de llamar el ajayu (espíritu) del paciente, para que éste le ayude.
Otro de los aspectos es la comunicación con el Yus Tata (Dios cristiano) y los santos. Cada comunidad tiene
un santo respectivo y es el Yus Tata quien permite al Yatiri el acceso a los santos. La función del Yus Tata es
venir a desatar algo que estaba atado y también mejorar la salud corporal de quien acude al Yatiri.
El Yatiri también entra en contacto con el Saxra (identificado como el diablo por los cristianos). Al Saxra se le
atribuyen enfermedades provenientes de espíritus extraños. Se le debe ofrecer unta (grasa de llama), liki (otros
tipos de grasa), kuka (coca), juyrakuwa (Hierbas aromáticas) y winu (vino). Estos elementos deben ser
quemados lejos de la casa del poseído.
En resumen, las oraciones dirigidas al Achachila están relacionadas con el ajayu, la plegaria al Tatita a los
santos con la salud física, y las palabras argumentadoras que se dirigen al Saxra son para revertir los efectos
de hechizos y maldiciones.
En su tarea aconsejadora − ordenadora el Yatiri tiene que ser ayudado por el Riwutu (Calavera de un hombre
que fue asesinado por un ladrón o tuvo una muerte repentina). El Riwutu puede confesar el nombre de un
ladrón y atormentarlo hasta que éste devuelva lo robado. El Yatiri puede conversar con el Riwutu pero nunca
conseguirá que le diga su nombre, ello es tarea del Chamakani.
Finalmente el Yatiri necesita contactarse con los Rayu walas (Balas del rayo), que son formaciones geológicas
resultantes de la caída del rayo sobre un lugar. Las Rayu walas sólo hablan en manos de un Chamakani. Son
comunicadoras de los santos y del Saxra.
• CONSIDERACIONES COMPARATIVAS.−
• Tanto Tiresias como el Yatiri aymara son consejeros y adivinos−vaticinadores. Ambos son muy
buscados por sus consejos y vaticinios (aunque el yatiri también por su don sanador) en sus contextos
correspondientes: el Yatiri en el Ande y Tiresias en la Grecia antigua.
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• El conocimiento que ambos poseen provienen del interior, es una sabiduría innata, aunque ambos
tuvieron que recibirla de un ser exterior.
• En ambos personajes es recurrente la presencia de Júpiter. Según Ovidio, Tiresias recibió el don de la
adivinación y la sabiduría interna de Júpiter, dios de los relámpagos, en compensación de la vista
perdida. El Yatiri tiene que recibir su don del impacto del rayo; y el dios Rayo en el Ande es
identificado con Illampu, que en cristiano es el tata Santiago, a quien se lo homologa con la figura del
Zeus griego o Júpiter latino.
• El Yatiri además de aconsejar y vaticinar tiene el don de curar enfermedades de orden natural y
sobrenatural.
• En cuanto a las relaciones que establecen para realizar sus tareas; Tiresias requirió de Juno que le
quitó la vista, de Júpiter que le concedió el don de sabiduría y de las dos misteriosas serpientes que lo
llevaron a tener ambos sexos. El Yatiri para su quehacer requiere de una gamma más amplia de
colaboradores: Desde el clima (al nacer), los Achachilas, santos, el Saxra, el Chamakani, el Riwutu,
hasta las Rayu walas.
• Ambos tienen que perder algo a cambio de su don, aunque de distinto modo. Tiresias pierde la vista
común a cambio de unos ojos interiores y superiores. El Yatiri tiene que perder la vida para renacer
más plenificado.
• Después de obtener el don, Tiresias actúa con cierta autonomía en sus tareas de consejo y vaticinio. El
Yatiri requiere de la permanente cooperación de deidades, seres geológicos, muertos y maestros.
• Ambos tienen carácter sacerdotal aunque con algún contraste. Tiresias es sacerdote de Apolo y no está
subordinado a ningún rey terrenal. El Yatiri no es del todo un sacerdote de una divinidad, sino del
pueblo aymara.
• Ambos son de vez en cuando excluidos y discriminados. Tiresias porque su vaticinio o verdad puede
no convenir a algún soberano (Por ejemplo a Edipo). Y el Yatiri por los prejuicios sociales que
arrastramos desde la colonia.
• BIBLIOGRAFÍA.−
HUANCA, Tomás
1990 El Yatiri en la comunidad aymara. CADA, La Paz.
OVIDIO
1979 Las Metamorfosis. Bruguera, Barcelona.
http://www.poesiadelmomento.com/luminarias/mitos/32.html
Runa es un término utilizado para nombrar a los varones mayores de edad en el contexto andino.
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