La justicia electoral en Venezuela - Instituto Electoral del Estado de

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La justicia electoral en Venezuela
David Matheus Brito*
El sistema de justicia electoral
en Venezuela
La justicia electoral en sentido estricto, conforme lo señala Orozco (2001:
45), puede ser entendida como los
diversos mecanismos jurídico-técnicos para la impugnación y el control
de los actos y procedimientos electorales, independientemente de que
los mismos estén en conocimiento de
órganos de naturaleza administrativa,
jurisdiccional o política y con el objeto
de garantizar, por una parte, la regularidad de los procesos eleccionarios
y, por la otra, que éstos se ajusten a
los principios –y normas– de carácter
constitucional y legal.
Dentro de las diversas tipologías de
sistemas de justicia electoral que
hay en el mundo se puede destacar
que en Venezuela existe un sistema
de justicia electoral integrado por
dos instancias claramente diferenciadas: por una parte un órgano
administrativo electoral totalmente
autónomo de los demás poderes
del Estado y, por la otra, una ins-
*
tancia judicial electoral, igualmente
autónoma, que conforma a su vez,
el máximo tribunal de la República
conjuntamente con otras instancias
judiciales de distinta naturaleza. En
el primer caso se está haciendo referencia al Consejo Nacional Electoral
y, en el segundo, a la Sala Electoral
del Tribunal Supremo de Justicia.
El mencionado sistema de justicia
electoral surge del seno de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999), la cual entre otros
aspectos, creó el Poder Electoral,
así como la jurisdicción contencioso-electoral. En efecto, uno de los
aspectos fundamentales de dicha
Constitución fue la de crear –en adición a los poderes clásicos del Estado– un Poder Electoral, conforme lo
dispone el artículo 292.
Este Poder Electoral está regido por
el Consejo Nacional Electoral, el cual
es un ente administrativo que goza
de autonomía funcional, administrativa y presupuestaria y que tiene
entre otras atribuciones fundamen-
Abogado por la Universidad de Santa María, Caracas; especialista en Derecho Administrativo por la Universidad Católica “Andrés Bello”, Caracas; actualmente se desempeña como Abogado Sustanciador del Consejo Nacional Electoral de Venezuela.
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tales, la de organizar, administrar,
dirigir, vigilar y declarar de nulidad
total y parcial de los procesos comiciales, o algunas de sus etapas,
tendientes a la elección de los cargos
de representación popular, de los poderes públicos y referendos; asimismo, tiene el deber de organizar las
elecciones de sindicatos y gremios
profesionales. De igual forma, le
corresponde el mantenimiento, organización, dirección y supervisión del
registro o padrón civil y electoral, así
como la organización y supervisión
de la inscripción, vigencia y cancelación de las agrupaciones con fines
políticos, además del control, regulación e investigación de los fondos de
financiamientos de las mismas.
Debe destacarse que antes de la entrada en vigencia del actual sistema
de justicia electoral, si bien existía
un organismo electoral autónomo,
éste carecía de rango constitucional,
por lo que el carácter de órgano
constitutivo es adquirido a partir de
1999, porque con anterioridad sólo
tenía rango legal, existiendo unos
periodos o épocas en que ni siquiera
le estaba reconocido –a texto expreso– su autonomía de los demás
poderes del Estado.
Por otra parte, la Carta Fundamental
venezolana creó de igual manera la
jurisdicción contencioso-electoral en
180
cuya cabeza se encuentra la Sala
Electoral del Tribunal Supremo de
Justicia, conforme lo establece el
propio artículo 297 constitucional.
Hay que resaltar, igualmente, que
con anterioridad a la promulgación
de dicho texto fundamental, los órganos judiciales encargados de dirimir los asuntos electorales eran
los tribunales que correspondían a
la jurisdicción contencioso administrativa, por lo que se consideraba
que, tal y como señala Peña (1994:
54), los recursos contencioso electorales no eran más que especies
de los recursos contencioso administrativos por razón de la materia.
Sin embargo, como se dijo, ello ha
quedado desaplicado a partir de
la promulgación de la Constitución
de 1999, en la cual conjuntamente
con la jurisdicción contencioso administrativa –artículo 259– se creó
una jurisdicción electoral autónoma
distinta y la cual se encuentra establecida, como se ha referido, en el
artículo 297 eiusdem.
Habría que indicar respecto a la
jurisdicción contencioso electoral venezolana, que si bien como afirma
Torrealba (2004: 66) la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela: “ordenaba la creación de
una jurisdicción contencioso electoral orgánica y organizativamente
autónoma y probablemente distinta
a la jurisdicción contencioso administrativa ordinaria” e igualmente
como señala Antela (2005: 77), del
texto constitucional existe un mandato al legislador para que establezca una jurisdicción contencioso
electoral claramente diferenciada de
la contencioso administrativa, desde
el mismo momento en que fue planteada la creación de la jurisdicción
contencioso electoral ha existido un
debate acerca de la conveniencia o
no de su existencia en forma autónoma, existiendo incluso un anteproyecto de Ley que en algunos aspectos no lo reconoce así, al pretender,
por ejemplo, atribuir competencias
para conocer materia electoral a
órganos jurisdiccionales propios del
contencioso administrativo.
Sin embargo, es indudable que a la
luz de la vigente Constitución existe
sin ningún tipo de duda, una jurisdicción contencioso electoral, que es
totalmente autónoma y está claramente diferenciada de la jurisdicción
contencioso administrativa, también
prevista en el texto constitucional.
De manera que, en la actualidad,
Venezuela cuenta con un sistema
de justicia electoral autónomo, tal y
como es característico en la región,
evidenciándose como elemento definidor y particular, la existencia y
por tanto, la actuación de un ente
administrativo autónomo de rango
constitucional, así como de una
instancia judicial electoral con competencia exclusiva y excluyente en
dicha materia.
Lógicamente que para cada una de
las instancias ya mencionadas, los
interesados –sean personas naturales o jurídicas– pueden instaurar los
distintos recursos y acciones que les
establece el entramado normativo
correspondiente, específicamente, la
Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política (1998), la cual aún
siendo preconstitucional, mantiene
su vigencia en lo que se refiere a los
recursos administrativos y judiciales
en materia electoral, estableciendo
para cada una de las instancias, distintos mecanismos para recurrir los
actos, actuaciones u omisiones de
naturaleza electoral.
Así las cosas, para el caso de los
recursos ante el órgano administrativo electoral, vale decir, el Consejo
Nacional Electoral; la Ley Orgánica
del Sufragio y Participación Política, si bien establece un recurso
general en contra de los actos,
actuaciones y omisiones de los organismos electorales subordinados
y subalternos del Consejo Nacional
Electoral de contenido electoral, referidos o no a un proceso comicial;
181
de igual forma consagra dos (2) recursos distintos para determinadas
etapas o fases del proceso electoral
como son las postulaciones de candidatos a las distintas elecciones y
la inscripción o actualización en el
Registro o Padrón Electoral.
Y respecto a la instancia judicial, la
mencionada ley consagra una única
acción judicial específica, como es el
recurso contencioso electoral, cuya
interposición, sustanciación y decisión se realiza ante la Sala Electoral
del Tribunal Supremo de Justicia.
Los recursos administrativos
Si bien Rondón (1998: 12) afirma
que la Ley Orgánica del Sufragio y
Participación Política intentó unificar
todos los recursos administrativos
de naturaleza electoral en el denominado recurso jerárquico con el objeto
de lograr no sólo un único órgano
decidor, sino un único procedimiento, es necesario afirmar, tal y como
se señaló antes, que a pesar de que
efectivamente dicho cuerpo normativo eliminó recursos que existían
con anterioridad y que trató de establecer –como sí lo hizo para el caso
de la vía judicial– un único recurso,
el legislador, sin embargo, decidió
establecer dos (2) recursos administrativos especiales, adicionales al
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recurso jerárquico general, como son
el mal llamado recurso de apelación
de postulaciones de candidatos y el
recurso contra la inscripción o actualización en el Registro o Padrón
Electoral, los cuales tenían su justificación en establecer mecanismos
mucho más ágiles en su tramitación
y decisión que el recurso general, en
razón de que era necesario resolver
de manera expedita situaciones en
etapas fundamentales de un proceso
electoral, como son la impugnación
de los candidatos postulados o presentados en una contienda electoral,
así como la inscripción, actualización y exclusión de ciudadanos del
Registro o Padrón Electoral, respectivamente, dado el impacto que
poseen las mencionadas etapas en
el desarrollo ulterior de cualquier
proceso electoral.
De manera que si bien es cierto que
en el mencionado texto legal está
consagrado el recurso jerárquico,
también lo es que en el mismo están
establecidos dos (2) recursos especiales que pueden ser interpuestos
por los interesados, ya sea en la
etapa en que los respectivos organismos electorales admiten o rechazan
la presentación o la postulación de
los candidatos, ya sea en la etapa de
inscripción, actualización y rechazo
de inscripción de los ciudadanos en
el Registro o Padrón Electoral.
Recurso de apelación de postulaciones
de candidatos
El denominado recurso de apelación
de postulaciones de candidatos encuentra previsión en el cuarto párrafo
del artículo 147 de la Ley Orgánica
del Sufragio y Participación Política.
Tal y como se establece en el mismo,
la referida “acción” administrativa
procede ante el Consejo Nacional
Electoral contra todo acto proferido
por los organismos electorales subordinados y subalternos que admitan o
rechacen una postulación o presentación de una candidatura para un
determinado proceso comicial.
La norma analizada no establece o
determina nada con relación a la legitimación, los requisitos del escrito de
impugnación, etapas para el ejercicio
de la defensa –de ser el caso– y sólo
se hace referencia a los efectos que la
resolución del Consejo Nacional Electoral puede producir. En este sentido,
y al no consagrarse sino de manera
general los lapsos tanto de interposición de la “apelación”, como de su
respectiva resolución, el mencionado
órgano administrativo electoral ha
procedido en los procesos electorales
que se han venido produciendo y,
para cada caso en concreto, a desarrollar vía reglamentaria, las etapas o
fases mínimas que debe contener dicho procedimiento para garantizar el
derecho a la defensa. Como ejemplo
reciente de ello se pueden mencionar
las Normas de Postulación de Candidatos o Candidatas a Presidente
o Presidenta de la República Bolivariana de Venezuela para la Elección
Presidencial a celebrarse el 3 de
diciembre de 2006 (2006).
Por otra parte, no puede dejar de
señalarse que si bien la propia Ley
Orgánica del Sufragio y Participación Política establecía en el artículo 148 la aplicabilidad simultánea
del recurso jerárquico en materia
de impugnación de postulaciones,
la referida disposición legal ha venido siendo desaplicada en forma
expresa no sólo por la propia Ley
para los procesos electorales celebrados en 1998 y 1999, conforme
lo dispone el artículo 289, sino
también por el Estatuto Electoral
del Poder Público (1999), en el segundo párrafo del artículo 28, para
los procesos celebrados a partir
del año 2000, cuerpo normativo
que al ser dictado por la Asamblea
Nacional Constituyente tenía rango
constitucional y, por tanto, tenía
prelación sobre el mencionado artículo 148 de la Ley Orgánica del
Sufragio y Participación Política.
183
Recurso contra el Registro (o Padrón) Electoral
Como ya se ha mencionado, la
Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política establece en los
artículos 115 y 121, el recurso
administrativo para la impugnación
de la inscripción, actualización o
exclusión de los ciudadanos en el
Registro o Padrón Electoral.
El citado cuerpo legal establece dos
(2) supuestos distintos en los cuales
se puede ejercer un recurso en la vía
administrativa en contra del Registro
Electoral. Por una parte, el artículo
115 eiusdem dispone que el acto
de inscripción o actualización en el
Registro Electoral puede ser impugnado por los ciudadanos en cualquier
momento. Por el otro, el artículo 121
determina a su vez, que para el caso
de impugnaciones del Registro Electoral que tengan incidencia en un determinado proceso electoral, las mismas
deberán ser interpuestas con –por lo
menos– treinta (30) días de anticipación a la convocatoria del proceso
electoral, con el fin de ser consideradas y tomadas en cuenta antes de la
realización de dicho proceso.
De manera que el Registro Electoral
en Venezuela, en lo referente a los
actos de inscripción como de actualización, puede ser impugnado en
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cualquier oportunidad; sin embargo,
para el caso de la celebración de un
proceso electoral, a efectos de que el
respectivo pueda ser valorado antes
de que éste se produzca, su interposición necesariamente debe producirse
por lo menos con un mes de anticipación a la convocatoria del mismo.
Esta interpretación, por lo demás, ha
sido objeto de análisis y pronunciamiento tanto por el propio Consejo
Nacional Electoral desde el año 2000,
tal y como lo recoge Matheus (2006:
78), como por la Sala Electoral del
Tribunal Supremo de Justicia. Habría que destacar, finalmente,
que la Ley Orgánica del Sufragio y
Participación Política si bien establece en el recurso contra el Registro Electoral –artículo 115– un lapso
para presentar alegatos y uno para
promover pruebas, no hace mención con relación a la etapa para
la sustanciación, lo cual sí ocurre
con el recurso jerárquico electoral
según se explicará más adelante,
así como tampoco para la decisión,
estableciendo en forma expresa la
posibilidad de que Administración
Electoral emita la reglamentación
correspondiente en tal sentido, lo
cual se fundamenta a su vez, en la
atribución prevista en el numeral 29
del artículo 33 de la Ley Orgánica
del Poder Electoral (2002).
Recurso jerárquico
De acuerdo con lo previsto en el
numeral 2 del artículo 225 de la Ley
Orgánica del Sufragio y Participación
Política, en materia electoral, vale
decir, en todo lo relacionado con el
derecho de asociarse en organizaciones con fines políticos; con la participación, tanto en forma activa como
pasiva en los procesos comiciales y
referendarios; así como en todo lo
relativo con el derecho constitucional
del derecho al sufragio –tanto activo
como pasivo–, que todos los actos,
actuaciones y omisiones serán conocidos a través de un único recurso de
segundo grado, denominado recurso
jerárquico y el cual encuentra previsión en la mencionada Ley, en los artículos 227 al 233, ambos inclusive.
El recurso jerárquico debe ser ejercido ante el Consejo Nacional Electoral
en contra de los actos, actuaciones
y omisiones, de contenido electoral,
efectuados por los órganos electorales tanto subordinados, como
subalternos.
Si bien el análisis del mencionado
recurso administrativo comprendería
por sí solo un trabajo en extensión
similar al que se presenta, pueden
ser indicados algunos elementos que
permitan conocer de manera general
el recurso que puede ser ejercido por
los interesados ante la Administración Electoral.
Como primer elemento habría que
señalar que de acuerdo con lo previsto en el artículo 227 de la Ley
Orgánica del Sufragio y Participación
Política, el referido recurso puede ser
intentado por partidos políticos, por
grupos de electores y por las personas naturales o jurídicas que tengan
interés, aunque éste sea eventual, en
impugnar el acto, la actuación o la
abstención de naturaleza electoral.
Sin embargo, dicha disposición legal
ha traído su propia discusión académica, pues algunos autores como
Rondón (1998, 34) señalan que dado
que la referida disposición legal establece que el interés que se requiere
para intentar el recurso puede ser al
menos eventual, se puede concluir
entonces que cualquier persona que
se considere lesionada con alguna
actuación, acto u omisión de los
órganos del Poder Electoral, puede
intentar el recurso jerárquico. En contraposición, autores como Maggi y
Hernández (1998, 157) señalan que
la mencionada disposición: “consagra un interés amplio, pero basado en
la idea de una lesión jurídica al patrimonio del recurrente. La exigencia de
un “interés”, presupone la existencia
185
de una lesión antijurídica, la cual,
como hemos visto, abarca distintos
supuestos”.
Es esta última posición la que se
asemeja a la que asume el Consejo Nacional Electoral respecto a
la legitimidad de los particulares,
quienes interponen el recurso jerárquico. Debe necesariamente existir
un interés, aunque éste sea eventual,
por lo que si no se da, carecerá de
legitimidad el recurrente que interponga el recurso. Por lo tanto, no se
le da interpretación o aplicación a la
norma tan extensiva como parte de
la doctrina pretende, con relación a
que cualquier persona puede intentar el referido recurso.
En cuanto a la oportunidad para
su interposición el artículo 228 de
la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política establece que el
recurso jerárquico deberá ser interpuesto en el lapso de veinte (20) días
hábiles siguientes a la realización del
acto o su notificación o publicación,
según sea el caso; de la ocurrencia
de las actuaciones; o desde el momento en que la decisión ha debido
producirse en los casos en los cuales
se impugnen omisiones.
Hay que indicar que el ejercicio del
recurso de marras en contra de
los actos electorales producidos en
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un proceso electoral dependía del
momento en que éstos eran dictados, publicados o notificados, según
la exigencia que al respecto estableciera la respectiva norma. Así,
por ejemplo, se consideraba que el
lapso de impugnación de Actas de
Escrutinio transcurría a partir de la
fecha de su emisión, vale decir, el
día de los comicios, mientras que
la impugnación de la Totalización o
Proclamación era a partir de que se
emitía la correspondiente Acta, la
cual no necesariamente se producía
el mismo día de los comicios.
Ante tal situación, la Sala Electoral
del Tribunal Supremo de Justicia
mediante criterios adoptados de
manera reiterada y pacífica en diversidad de sentencias, procedió a
unificar los lapsos para impugnar
los actos emitidos con ocasión de
un proceso electoral y estableció
una única oportunidad, es decir,
que el lapso para el ejercicio del
recurso debía ser computado a
partir de la emisión del Acta de
Totalización y Proclamación de los
candidatos que resultaban electos
o adjudicados. Ejemplo del criterio
adoptado se recoge en la sentencia
de la referida Sala, identificada con
el No. 139, de fecha 10 de octubre de 2001, Expediente No. 01000084. En esa oportunidad, el órgano judicial electoral estableció:
debe privar entonces la tesis de
la Ley Orgánica del Sufragio y
Participación Política acerca del
derecho a impugnar un proceso
electoral únicamente cuando hay
un resultado traducido en la proclamación del candidato ganador,
siendo esa la oportunidad para
que el recurrente le impute los vicios que considere conveniente a
cualquiera de las fases del proceso, incluyendo obviamente a la
fase de escrutinio recogida en las
actas de esa clase, de tal manera
que si efectivamente el recurrente hubiese impugnado las referidas actas de escrutinio, lo habría
hecho vinculándolo a la totalización y consiguiente proclamación
del candidato ganador.
En este punto es necesario destacar, como elemento especial dentro
del recurso jerárquico, la posibilidad
que poseen los interesados de interrumpir el lapso de su interposición, conforme lo establece el último
aparte del artículo 228 eiusdem. En
efecto, en aquellos casos en los cuales el interesado en impugnar Actas
electorales –que no sean objeto de
publicación– solicite copias certificadas de las mismas dentro de la
primera mitad del lapso establecido
para interponer el precitado recurso,
el plazo se entenderá prorrogado en
forma automática cuando la Admi-
nistración Electoral no entregue las
copias solicitadas a tiempo y, dicha
prórroga se entenderá “en la misma
medida del retraso”.
De igual forma, debe destacarse que
la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia en diversidad de fallos ha interpretado que en aquellos
casos en los cuales un interesado
solicite copia de Actas que serán objeto de su impugnación e interponga
el respectivo recurso sin haber esperado respuesta, se deberá entender
que ha desistido de las mismas y por
ende, el lapso de prórroga no opera
en su beneficio. Este último criterio
ha quedado evidenciado en varias
sentencias, entre las cuales destaca
la mencionada sentencia No. 139, de
fecha 10 de octubre de 2001, Expediente No. 01-000084.
En otro orden de ideas, La Ley Orgánica del Sufragio y Participación
Política exige en el artículo 230
el cumplimiento de determinados
requisitos necesarios para la admisibilidad del recurso, los cuales en
forma obligatoria deben ser examinados en limine litis; actividad que
supone una valoración de naturaleza
previa a los fines de determinar si
procede o no dar inicio a la actividad
del órgano administrativo y cuya
omisión, conforme lo prevé el último
aparte de la mencionada disposición
187
legal, acarrea la declaratoria de inadmisibilidad del recurso intentado.
En cuanto a la fase de sustanciación
del recurso jerárquico, la misma encuentra consagración en el artículo
231 de la Ley Orgánica del Sufragio
y Participación Política. La redacción
de dicho artículo, no obstante, ha
dado pie a innumerables críticas, no
sólo a nivel doctrinal, sino también
en el ámbito jurisprudencial. En este
último aspecto, la Sala Electoral del
Tribunal Supremo de Justicia estableció en sentencia No. 164, del 19
de diciembre de 2000, Expediente
No. 00-000125, lo siguiente:
Ha de hacerse notar que la simple lectura del texto del referido
artículo pone en evidencia las imprecisiones y contradicciones en
que incurrió el legislador en la redacción del mismo, y al respecto
basta solamente con señalar que
se pretende regular una sustanciación sin participación de los
interesados, y que al parecer una
vez terminada “la sustanciación”
secreta realizada por el mismo órgano que dicta el acto, cuya duración según los representantes del
Consejo Nacional Electoral es “sine dies”, es decir, indefinida, se
emite el pronunciamiento sobre
la admisión o la inadmisión, para posteriormente abrir un nue-
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vo lapso de “sustanciación”, con
participación de los interesados,
que sí tiene fijado un término de
cinco días hábiles.
En efecto, entre las críticas que se
formulan al referido artículo se encuentra el hecho de que en la etapa
de sustanciación se prevé inicialmente una etapa de sustanciación por
parte de la Administración Electoral
en la cual, recibido el recurso se formará el correspondiente expediente,
se emplazará a los interesados para
que presenten alegatos y pruebas.
Vencida tal etapa, se establece un
lapso de veinte (20) días hábiles
para emitir la correspondiente decisión, dentro de la cual se establece
–nuevamente– la notificación de los
interesados para que presenten alegatos y pruebas dentro de los cinco
(5) primeros días hábiles, debiendo
ser decidido en los días restantes.
No obstante lo anterior, la posición
que ha adoptado el máximo organismo electoral en la sustanciación y
decisión del recurso jerárquico puede
ser resumida de la siguiente manera:
•
Se recibe el recurso jerárquico y
se forma el expediente. Se procede a determinar si el mismo cumple con los requisitos de admisibilidad previstos en el artículo
230, comentados anteriormente.
•
•
En caso de que no cumpla con algún requisito de admisibilidad,
se declara su inadmisibilidad mediante Resolución debidamente
motivada; si por el contrario resulta admisible, el máximo organismo procede a la recopilación
de todas las actuaciones y elementos que sean necesarios para emitir la Resolución y una vez
realizadas todas estas actuaciones, se procede a la correspondiente admisión del recurso.
Es a partir de la admisión del recurso que comienza a transcurrir
el lapso de veinte (20) días hábiles
para emitir la decisión, por lo que
es en el mismo auto de admisión
que se procede a notificar a los interesados para que presenten alegatos y pruebas dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes.
Es necesario destacar que conforme
lo dispone el artículo analizado, el
auto de admisión del recurso jerárquico se publica tanto en la Gaceta
Electoral de la República Bolivariana
de Venezuela, como en la Cartelera
de la Oficina Regional de Registro respectiva y es a partir de que
conste en el expediente las últimas
de las publicaciones que comienza
a transcurrir el lapso para emitir
la Resolución, al inicio del cual los
interesados pueden presentar sus
alegatos y pruebas a su favor, según
se ha comentado.
No obstante, el procedimiento que
ha venido aplicando el Consejo Nacional Electoral, no es compartido
por la Sala Electoral del Tribunal
Supremo de Justicia, pues como ya
se ha dicho, en criterio de la referida
Sala, el recurso jerárquico una vez
recibido, debe ser inmediatamente
admitido y una vez que se verifique
la publicación del auto de admisión,
comienza a transcurrir el lapso para
emitir la resolución correspondiente.
Los recursos en sede judicial
Como ya se ha indicado anteriormente, existe consagrada en Venezuela una jurisdicción contencioso
electoral, la cual en la actualidad está conformada única y exclusivamente por la Sala Electoral del Tribunal
Supremo de Justicia, sin que hasta
ahora se hubiese dictado el marco
legal que regule dicha jurisdicción.
En vía jurisdiccional pueden ser
mencionados el recurso contencioso
electoral, como mecanismo judicial
específico en material electoral, y
el recurso o hablando propiamente,
la acción de amparo constitucional,
como vía excepcional e indirecta, sólo aplicable de manera estricta a los
189
casos de lesiones o vulneraciones de
derechos fundamentales.
mencionada jurisdicción, otros juzgados o tribunales que puedan conocer
de este recurso.
Recurso contencioso electoral
En cuanto al lapso para su interposición, el artículo 237 dispone que se
deberá ejercer dentro de los quince
(15) días hábiles siguientes a la
realización del acto, la ocurrencia de
los hechos, actuaciones materiales o
vías de hecho y la abstención o negativa de cumplir determinados actos
conforme a ley, según sea el caso.
Las acciones, omisiones o actuaciones del Consejo Nacional Electoral
agotan la vía administrativa, por lo
que contra las mismas sólo es posible interponer, conforme lo previsto
en el artículo 297 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, y en la estructura normativa
que se consagra en los artículos
253, 259 y 262 eiusdem, el recurso
contencioso electoral.
Si bien la Ley Orgánica del Sufragio
y Participación Política, con vigencia previa a la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela,
establecía en el artículo 240 que
el conocimiento del referido recurso
estaba atribuido a órganos judiciales pertenecientes a la jurisdicción
contencioso administrativa, con la
promulgación del texto constitucional
en el cual como se ha dicho se creó la
jurisdicción contencioso electoral y la
Sala Electoral, dicha disposición quedó derogada de manera sobrevenida,
correspondiendo conocer del referido
recurso judicial únicamente a la mencionada Sala Electoral, hasta tanto se
creen mediante la ley respectiva de la
190
Debe advertirse que los mencionados
días no son computados por días de
Despacho, es decir, por días de funcionamiento de la Sala Electoral del
Tribunal Supremo de Justicia, sino
por días hábiles de la Administración
Electoral, conforme al criterio firme
de la mencionada Sala establecido
en sentencias tales como la No. 69,
del 6 de junio de 2001, Expediente
No. 01-000031.
Por otra parte, y al igual que ocurre
con relación al recurso jerárquico, el
contencioso electoral también exige
al interesado que lo interpone el
cumplimiento de requisitos de admisibilidad, sin los cuales no podrá
darse inicio a la sustanciación. Tales
requisitos son en esencia los mismos exigidos para el recurso que se
intenta en vía administrativa, según
lo establecido en el artículo 241 de
la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política.
En cuanto al requisito de admisibilidad previsto en el segundo párrafo
de la mencionada disposición legal
relativo al agotamiento previo de la
vía administrativa, quedó modificado
mediante criterio judicial reiterado
y pacífico de la Sala Electoral del
Tribunal Supremo de Justicia, el cual
se recogió por primera vez en la sentencia No. 101, del 18 de agosto de
2000, Expediente No. 0090.
Respecto a la sustanciación del recurso contencioso electoral, la misma encuentra regulación en la Sección Cuarta, Capítulo II del Título
IX, denominada “Del Procedimiento
del Recurso Contencioso Electoral” y
que comprende los artículos 241 al
247, ambos inclusive; sin embargo,
es necesario efectuar algunos comentarios con relación a algunas de
las fases y figuras que se presentan
en dicha sustanciación o en el procedimiento del aludido recurso:
El artículo 238 de la Ley Orgánica
del Sufragio y Participación Política
establece la aplicación supletoria de
la Ley Orgánica de la Corte Suprema
de Justicia, la cual fue derogada por
la vigente Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia (2002) y en la
cual se regulan los procedimientos
para sustanciar y decidir los recursos que se intenten ante las distintas
Salas que conforman el tribunal.
Con base en dicha aplicación supletoria, el auto mediante el cual la Sala
Electoral –a través del Juzgado de
Sustanciación– admite o no el recurso contencioso electoral puede ser
objeto de apelación ante la propia Sala en un lapso de tres (3) días hábiles
siguientes a la emisión del correspondiente auto; todo de conformidad
con lo previsto en el quinto párrafo
del artículo 19 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia.
En otro orden de ideas, la Sala
Electoral del Tribunal Supremo de
Justicia vía jurisprudencial ha establecido que los lapsos indicados en
el artículo 244 de la Ley Orgánica del
Sufragio y Participación Política para
que el recurrente retire, publique
en prensa y consigne el Cartel de
Emplazamiento de los interesados,
se pueda considerar como uno solo.
Ello quedó plasmado en sentencia
No. 51, del 19 de mayo de 2000,
Expediente No. 0038.
Otro criterio jurisprudencial que ha
incidido en el procedimiento del
recurso contencioso electoral es el
referente a las pruebas. En tal sentido la Sala Electoral, ante la no
191
existencia de previsión legal alguna,
estableció un día para que las partes puedan oponerse a las pruebas
que sean promovidas en juicio. Ello
quedó establecido expresamente en
el fallo No. 99, del 6 de agosto de
2001, Expediente No. 01-000052.
En consecuencia, el lapso probatorio
en el recurso contencioso electoral
será de cinco (5) días de despacho
para promover pruebas, un día para
oponerse, cinco (5) días para evacuarlas y un día para que la instancia
judicial electoral emita pronunciamiento con relación a las mismas.
Otro criterio jurisprudencial en materia probatoria ha sido el relativo
al tipo de pruebas que pueden ser
promovidas en la secuela de un
recurso contencioso electoral. Con
la promulgación de la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia, la
Sala Electoral tenía el criterio de que
las únicas pruebas que podían ser
objeto de promoción en el referido
recurso eran las que estaban expresamente previstas en el párrafo 12
del artículo 19 eiusdem, vale decir,
la experticia, la inspección judicial,
las posiciones juradas y los instrumentos públicos o privados; criterio
con el cual se restringía el derecho
de los interesados de promover otros
tipos de pruebas que resultaban más
idóneas, que las antes mencionadas
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para demostrar los alegatos y vicios
formulados en contra de actos, actuaciones materiales y omisiones de
naturaleza electoral.
No obstante, recientemente y acogiendo el criterio esbozado por otras
Salas Tribunal, la Sala Electoral modificó su criterio permitiendo la promoción de otro tipo de pruebas, como por ejemplo, las testimoniales.
Finalmente, la Sala Electoral ha determinado, respecto a las conclusiones
del recurso contencioso electoral que
éstas sólo pueden ser presentadas en
forma escrita, sin que hasta la fecha
se hubiese permitido vía oral.
La acción de amparo constitucional
Conforme lo expone la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en su sentencia No. 657, del 04 de
abril de 2003, Expediente 02-1598, la
acción de amparo constitucional:
está concebida como una protección de derechos y garantías
constitucionales, por lo que el
ejercicio de la acción está reservado para restablecer situaciones
que provengan de las violaciones
de tales derechos y garantías. En
este orden de ideas, conforme a
la garantía fundamental de acce-
so a la justicia prevista en el artículo 26 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, todos tienen derecho a acceder a los órganos de la administración de justicia para la defensa de sus derechos e intereses y, a obtener pronta decisión
que tutele judicial y efectivamente los mismos, en la forma más
expedita posible y sin formalismos o rigurosidades inútiles que
menoscaben la real posibilidad
de petición. Dentro de este marco constitucional y para concretar la tutela judicial efectiva, se
consagró la acción de amparo
constitucional prevista en el artículo 27 del Texto Constitucional
como una garantía constitucional específica, por tanto no subsidiaria, tampoco extraordinaria, sino discrecionalidad constitucional determinada por el problema para el que se exige tutela
constitucional.
Asimismo, este mecanismo judicial
se define como una acción de naturaleza extraordinaria, dado que como
también lo han señalado en forma
reiterada los órganos judiciales venezolanos, incluyendo la mencionada
Sala Constitucional, su procedencia
sólo es posible en los casos en los
que sean violados de manera directa, inmediata y flagrante derechos
subjetivos de rango constitucional o
previstos en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos
que puedan ser objeto de tutela judicial y, para cuyo restablecimiento no
existan vías procesales ordinarias,
eficaces, idóneas y operantes.
En el caso de la materia electoral, tal
y como ocurre con cualquier otra, es
posible interponer la acción de amparo constitucional, pero únicamente
para los supuestos en los cuales se
verifique la violación inmediata de
derechos constitucionales o fundamentales, sin que existan otras vías
procesales o recursos ordinarios, que
sean eficaces e idóneos para solventar la situación jurídica infringida,
siendo por lo demás los efectos de
la sentencia proferida de naturaleza
restitutoria y en ningún caso declarativa o extintiva de derechos, así como
tampoco, indemnizatoria.
Cabría destacar en esta oportunidad
dos (2) situaciones en materia de amparo constitucional relacionadas a la
materia electoral: la primera de ellas
tiene que ver con el ámbito competencial de los órganos judiciales llamados
a conocer de este tipo de acción. En el
caso de que el amparo constitucional
se intente con ocasión de un acto, una
omisión o una actuación emanada
del ente rector del Poder Electoral,
es decir, del Consejo Nacional Electo-
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ral, corresponderá su conocimiento y
decisión a la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia. Pero
si la acción de amparo es ejercida en
contra del resto de los organismos o
funcionarios electorales, deberá entonces conocer la Sala Electoral de
ese mismo Tribunal.
La segunda situación por destacar es
que a pesar de la naturaleza excepcional de la acción de amparo constitucional y su procedencia sólo en
casos en los cuales no exista una vía
procesal natural expedita y eficaz,
la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia en materia electoral no ha sido reiterativa en dicho
criterio, pues en algunos casos ha
establecido la improcedencia de la
acción del amparo interpuesta por
los interesados sobre la base de la
existencia del recurso contencioso
electoral, el cual según ha dicho, por
su propia definición contenida en el
artículo 235 de la Ley Orgánica del
Sufragio y Participación Política, es
un medio breve, sumario y eficaz
para impugnar los actos, las actuaciones y las omisiones de naturaleza
electoral y para restablecer las situaciones jurídicas subjetivas lesionadas por éste.
No obstante ello, en otros fallos
y adoptando un criterio diametralmente distinto ha sostenido que el
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amparo constitucional resulta procedente aún a pesar de que existe el
referido mecanismo breve sumario y
eficaz, como lo es el ya citado recurso contencioso electoral; por lo que
hasta la fecha, la procedencia de la
acción de amparo ejercida en forma
autónoma en contra de los actos,
actuaciones y omisiones del Consejo
Nacional Electoral depende de la
circunstancia del caso concreto y
de la valoración que sobre el mismo
efectúa la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia.
Finalmente, es necesario indicar que
existe igualmente la acción de amparo de naturaleza cautelar, la cual se
ejerce conjuntamente con el recurso
contencioso electoral y que tiene
por finalidad, como señala Chavero
(2001: 45) la protección temporal
e inmediata de los derechos constitucionales durante la secuela de
un juicio y los cuales puedan verse
seriamente amenazados por un determinado acto o sus efectos.
Para la procedencia de esta medida
cautelar excepcional se requiere el
cumplimiento de requisitos que han
sido establecidos tanto por la ley, la
doctrina y la jurisprudencia. En tal
sentido, la Sala Electoral del Tribunal
Supremo de Justicia en sentencia
No. 96, del 14 de julio de 2004, Expediente X-04-00018, reiteró:
resulta necesario, a objeto de suspender cautelarmente los efectos
que se pretenden atentatorios, que
el órgano jurisdiccional verifique la
existencia o no de una presunción
fundada de violación o amenaza
de violación de aquellos derechos
invocados, y que además, esta violación sea imputable a la persona,
acto o hecho denunciado como lesivo, ello, en virtud del carácter de
orden público que reviste esta es-
pecial acción, lo que correspondería a un fumus boni iuris constitucional, así como la verificación
por parte del órgano jurisdiccional
de que la suspensión de los efectos del acto recurrido es procedente, puesto que de no acordarse la
misma resultaría imposible el restablecimiento mediante la sentencia definitiva de la situación jurídica que motiva la acción, lo que corresponde al periculum in mora.
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