La justicia electoral en Venezuela David Matheus Brito* El sistema de justicia electoral en Venezuela La justicia electoral en sentido estricto, conforme lo señala Orozco (2001: 45), puede ser entendida como los diversos mecanismos jurídico-técnicos para la impugnación y el control de los actos y procedimientos electorales, independientemente de que los mismos estén en conocimiento de órganos de naturaleza administrativa, jurisdiccional o política y con el objeto de garantizar, por una parte, la regularidad de los procesos eleccionarios y, por la otra, que éstos se ajusten a los principios –y normas– de carácter constitucional y legal. Dentro de las diversas tipologías de sistemas de justicia electoral que hay en el mundo se puede destacar que en Venezuela existe un sistema de justicia electoral integrado por dos instancias claramente diferenciadas: por una parte un órgano administrativo electoral totalmente autónomo de los demás poderes del Estado y, por la otra, una ins- * tancia judicial electoral, igualmente autónoma, que conforma a su vez, el máximo tribunal de la República conjuntamente con otras instancias judiciales de distinta naturaleza. En el primer caso se está haciendo referencia al Consejo Nacional Electoral y, en el segundo, a la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia. El mencionado sistema de justicia electoral surge del seno de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), la cual entre otros aspectos, creó el Poder Electoral, así como la jurisdicción contencioso-electoral. En efecto, uno de los aspectos fundamentales de dicha Constitución fue la de crear –en adición a los poderes clásicos del Estado– un Poder Electoral, conforme lo dispone el artículo 292. Este Poder Electoral está regido por el Consejo Nacional Electoral, el cual es un ente administrativo que goza de autonomía funcional, administrativa y presupuestaria y que tiene entre otras atribuciones fundamen- Abogado por la Universidad de Santa María, Caracas; especialista en Derecho Administrativo por la Universidad Católica “Andrés Bello”, Caracas; actualmente se desempeña como Abogado Sustanciador del Consejo Nacional Electoral de Venezuela. 179 tales, la de organizar, administrar, dirigir, vigilar y declarar de nulidad total y parcial de los procesos comiciales, o algunas de sus etapas, tendientes a la elección de los cargos de representación popular, de los poderes públicos y referendos; asimismo, tiene el deber de organizar las elecciones de sindicatos y gremios profesionales. De igual forma, le corresponde el mantenimiento, organización, dirección y supervisión del registro o padrón civil y electoral, así como la organización y supervisión de la inscripción, vigencia y cancelación de las agrupaciones con fines políticos, además del control, regulación e investigación de los fondos de financiamientos de las mismas. Debe destacarse que antes de la entrada en vigencia del actual sistema de justicia electoral, si bien existía un organismo electoral autónomo, éste carecía de rango constitucional, por lo que el carácter de órgano constitutivo es adquirido a partir de 1999, porque con anterioridad sólo tenía rango legal, existiendo unos periodos o épocas en que ni siquiera le estaba reconocido –a texto expreso– su autonomía de los demás poderes del Estado. Por otra parte, la Carta Fundamental venezolana creó de igual manera la jurisdicción contencioso-electoral en 180 cuya cabeza se encuentra la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, conforme lo establece el propio artículo 297 constitucional. Hay que resaltar, igualmente, que con anterioridad a la promulgación de dicho texto fundamental, los órganos judiciales encargados de dirimir los asuntos electorales eran los tribunales que correspondían a la jurisdicción contencioso administrativa, por lo que se consideraba que, tal y como señala Peña (1994: 54), los recursos contencioso electorales no eran más que especies de los recursos contencioso administrativos por razón de la materia. Sin embargo, como se dijo, ello ha quedado desaplicado a partir de la promulgación de la Constitución de 1999, en la cual conjuntamente con la jurisdicción contencioso administrativa –artículo 259– se creó una jurisdicción electoral autónoma distinta y la cual se encuentra establecida, como se ha referido, en el artículo 297 eiusdem. Habría que indicar respecto a la jurisdicción contencioso electoral venezolana, que si bien como afirma Torrealba (2004: 66) la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: “ordenaba la creación de una jurisdicción contencioso electoral orgánica y organizativamente autónoma y probablemente distinta a la jurisdicción contencioso administrativa ordinaria” e igualmente como señala Antela (2005: 77), del texto constitucional existe un mandato al legislador para que establezca una jurisdicción contencioso electoral claramente diferenciada de la contencioso administrativa, desde el mismo momento en que fue planteada la creación de la jurisdicción contencioso electoral ha existido un debate acerca de la conveniencia o no de su existencia en forma autónoma, existiendo incluso un anteproyecto de Ley que en algunos aspectos no lo reconoce así, al pretender, por ejemplo, atribuir competencias para conocer materia electoral a órganos jurisdiccionales propios del contencioso administrativo. Sin embargo, es indudable que a la luz de la vigente Constitución existe sin ningún tipo de duda, una jurisdicción contencioso electoral, que es totalmente autónoma y está claramente diferenciada de la jurisdicción contencioso administrativa, también prevista en el texto constitucional. De manera que, en la actualidad, Venezuela cuenta con un sistema de justicia electoral autónomo, tal y como es característico en la región, evidenciándose como elemento definidor y particular, la existencia y por tanto, la actuación de un ente administrativo autónomo de rango constitucional, así como de una instancia judicial electoral con competencia exclusiva y excluyente en dicha materia. Lógicamente que para cada una de las instancias ya mencionadas, los interesados –sean personas naturales o jurídicas– pueden instaurar los distintos recursos y acciones que les establece el entramado normativo correspondiente, específicamente, la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política (1998), la cual aún siendo preconstitucional, mantiene su vigencia en lo que se refiere a los recursos administrativos y judiciales en materia electoral, estableciendo para cada una de las instancias, distintos mecanismos para recurrir los actos, actuaciones u omisiones de naturaleza electoral. Así las cosas, para el caso de los recursos ante el órgano administrativo electoral, vale decir, el Consejo Nacional Electoral; la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, si bien establece un recurso general en contra de los actos, actuaciones y omisiones de los organismos electorales subordinados y subalternos del Consejo Nacional Electoral de contenido electoral, referidos o no a un proceso comicial; 181 de igual forma consagra dos (2) recursos distintos para determinadas etapas o fases del proceso electoral como son las postulaciones de candidatos a las distintas elecciones y la inscripción o actualización en el Registro o Padrón Electoral. Y respecto a la instancia judicial, la mencionada ley consagra una única acción judicial específica, como es el recurso contencioso electoral, cuya interposición, sustanciación y decisión se realiza ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia. Los recursos administrativos Si bien Rondón (1998: 12) afirma que la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política intentó unificar todos los recursos administrativos de naturaleza electoral en el denominado recurso jerárquico con el objeto de lograr no sólo un único órgano decidor, sino un único procedimiento, es necesario afirmar, tal y como se señaló antes, que a pesar de que efectivamente dicho cuerpo normativo eliminó recursos que existían con anterioridad y que trató de establecer –como sí lo hizo para el caso de la vía judicial– un único recurso, el legislador, sin embargo, decidió establecer dos (2) recursos administrativos especiales, adicionales al 182 recurso jerárquico general, como son el mal llamado recurso de apelación de postulaciones de candidatos y el recurso contra la inscripción o actualización en el Registro o Padrón Electoral, los cuales tenían su justificación en establecer mecanismos mucho más ágiles en su tramitación y decisión que el recurso general, en razón de que era necesario resolver de manera expedita situaciones en etapas fundamentales de un proceso electoral, como son la impugnación de los candidatos postulados o presentados en una contienda electoral, así como la inscripción, actualización y exclusión de ciudadanos del Registro o Padrón Electoral, respectivamente, dado el impacto que poseen las mencionadas etapas en el desarrollo ulterior de cualquier proceso electoral. De manera que si bien es cierto que en el mencionado texto legal está consagrado el recurso jerárquico, también lo es que en el mismo están establecidos dos (2) recursos especiales que pueden ser interpuestos por los interesados, ya sea en la etapa en que los respectivos organismos electorales admiten o rechazan la presentación o la postulación de los candidatos, ya sea en la etapa de inscripción, actualización y rechazo de inscripción de los ciudadanos en el Registro o Padrón Electoral. Recurso de apelación de postulaciones de candidatos El denominado recurso de apelación de postulaciones de candidatos encuentra previsión en el cuarto párrafo del artículo 147 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política. Tal y como se establece en el mismo, la referida “acción” administrativa procede ante el Consejo Nacional Electoral contra todo acto proferido por los organismos electorales subordinados y subalternos que admitan o rechacen una postulación o presentación de una candidatura para un determinado proceso comicial. La norma analizada no establece o determina nada con relación a la legitimación, los requisitos del escrito de impugnación, etapas para el ejercicio de la defensa –de ser el caso– y sólo se hace referencia a los efectos que la resolución del Consejo Nacional Electoral puede producir. En este sentido, y al no consagrarse sino de manera general los lapsos tanto de interposición de la “apelación”, como de su respectiva resolución, el mencionado órgano administrativo electoral ha procedido en los procesos electorales que se han venido produciendo y, para cada caso en concreto, a desarrollar vía reglamentaria, las etapas o fases mínimas que debe contener dicho procedimiento para garantizar el derecho a la defensa. Como ejemplo reciente de ello se pueden mencionar las Normas de Postulación de Candidatos o Candidatas a Presidente o Presidenta de la República Bolivariana de Venezuela para la Elección Presidencial a celebrarse el 3 de diciembre de 2006 (2006). Por otra parte, no puede dejar de señalarse que si bien la propia Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política establecía en el artículo 148 la aplicabilidad simultánea del recurso jerárquico en materia de impugnación de postulaciones, la referida disposición legal ha venido siendo desaplicada en forma expresa no sólo por la propia Ley para los procesos electorales celebrados en 1998 y 1999, conforme lo dispone el artículo 289, sino también por el Estatuto Electoral del Poder Público (1999), en el segundo párrafo del artículo 28, para los procesos celebrados a partir del año 2000, cuerpo normativo que al ser dictado por la Asamblea Nacional Constituyente tenía rango constitucional y, por tanto, tenía prelación sobre el mencionado artículo 148 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política. 183 Recurso contra el Registro (o Padrón) Electoral Como ya se ha mencionado, la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política establece en los artículos 115 y 121, el recurso administrativo para la impugnación de la inscripción, actualización o exclusión de los ciudadanos en el Registro o Padrón Electoral. El citado cuerpo legal establece dos (2) supuestos distintos en los cuales se puede ejercer un recurso en la vía administrativa en contra del Registro Electoral. Por una parte, el artículo 115 eiusdem dispone que el acto de inscripción o actualización en el Registro Electoral puede ser impugnado por los ciudadanos en cualquier momento. Por el otro, el artículo 121 determina a su vez, que para el caso de impugnaciones del Registro Electoral que tengan incidencia en un determinado proceso electoral, las mismas deberán ser interpuestas con –por lo menos– treinta (30) días de anticipación a la convocatoria del proceso electoral, con el fin de ser consideradas y tomadas en cuenta antes de la realización de dicho proceso. De manera que el Registro Electoral en Venezuela, en lo referente a los actos de inscripción como de actualización, puede ser impugnado en 184 cualquier oportunidad; sin embargo, para el caso de la celebración de un proceso electoral, a efectos de que el respectivo pueda ser valorado antes de que éste se produzca, su interposición necesariamente debe producirse por lo menos con un mes de anticipación a la convocatoria del mismo. Esta interpretación, por lo demás, ha sido objeto de análisis y pronunciamiento tanto por el propio Consejo Nacional Electoral desde el año 2000, tal y como lo recoge Matheus (2006: 78), como por la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia. Habría que destacar, finalmente, que la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política si bien establece en el recurso contra el Registro Electoral –artículo 115– un lapso para presentar alegatos y uno para promover pruebas, no hace mención con relación a la etapa para la sustanciación, lo cual sí ocurre con el recurso jerárquico electoral según se explicará más adelante, así como tampoco para la decisión, estableciendo en forma expresa la posibilidad de que Administración Electoral emita la reglamentación correspondiente en tal sentido, lo cual se fundamenta a su vez, en la atribución prevista en el numeral 29 del artículo 33 de la Ley Orgánica del Poder Electoral (2002). Recurso jerárquico De acuerdo con lo previsto en el numeral 2 del artículo 225 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, en materia electoral, vale decir, en todo lo relacionado con el derecho de asociarse en organizaciones con fines políticos; con la participación, tanto en forma activa como pasiva en los procesos comiciales y referendarios; así como en todo lo relativo con el derecho constitucional del derecho al sufragio –tanto activo como pasivo–, que todos los actos, actuaciones y omisiones serán conocidos a través de un único recurso de segundo grado, denominado recurso jerárquico y el cual encuentra previsión en la mencionada Ley, en los artículos 227 al 233, ambos inclusive. El recurso jerárquico debe ser ejercido ante el Consejo Nacional Electoral en contra de los actos, actuaciones y omisiones, de contenido electoral, efectuados por los órganos electorales tanto subordinados, como subalternos. Si bien el análisis del mencionado recurso administrativo comprendería por sí solo un trabajo en extensión similar al que se presenta, pueden ser indicados algunos elementos que permitan conocer de manera general el recurso que puede ser ejercido por los interesados ante la Administración Electoral. Como primer elemento habría que señalar que de acuerdo con lo previsto en el artículo 227 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, el referido recurso puede ser intentado por partidos políticos, por grupos de electores y por las personas naturales o jurídicas que tengan interés, aunque éste sea eventual, en impugnar el acto, la actuación o la abstención de naturaleza electoral. Sin embargo, dicha disposición legal ha traído su propia discusión académica, pues algunos autores como Rondón (1998, 34) señalan que dado que la referida disposición legal establece que el interés que se requiere para intentar el recurso puede ser al menos eventual, se puede concluir entonces que cualquier persona que se considere lesionada con alguna actuación, acto u omisión de los órganos del Poder Electoral, puede intentar el recurso jerárquico. En contraposición, autores como Maggi y Hernández (1998, 157) señalan que la mencionada disposición: “consagra un interés amplio, pero basado en la idea de una lesión jurídica al patrimonio del recurrente. La exigencia de un “interés”, presupone la existencia 185 de una lesión antijurídica, la cual, como hemos visto, abarca distintos supuestos”. Es esta última posición la que se asemeja a la que asume el Consejo Nacional Electoral respecto a la legitimidad de los particulares, quienes interponen el recurso jerárquico. Debe necesariamente existir un interés, aunque éste sea eventual, por lo que si no se da, carecerá de legitimidad el recurrente que interponga el recurso. Por lo tanto, no se le da interpretación o aplicación a la norma tan extensiva como parte de la doctrina pretende, con relación a que cualquier persona puede intentar el referido recurso. En cuanto a la oportunidad para su interposición el artículo 228 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política establece que el recurso jerárquico deberá ser interpuesto en el lapso de veinte (20) días hábiles siguientes a la realización del acto o su notificación o publicación, según sea el caso; de la ocurrencia de las actuaciones; o desde el momento en que la decisión ha debido producirse en los casos en los cuales se impugnen omisiones. Hay que indicar que el ejercicio del recurso de marras en contra de los actos electorales producidos en 186 un proceso electoral dependía del momento en que éstos eran dictados, publicados o notificados, según la exigencia que al respecto estableciera la respectiva norma. Así, por ejemplo, se consideraba que el lapso de impugnación de Actas de Escrutinio transcurría a partir de la fecha de su emisión, vale decir, el día de los comicios, mientras que la impugnación de la Totalización o Proclamación era a partir de que se emitía la correspondiente Acta, la cual no necesariamente se producía el mismo día de los comicios. Ante tal situación, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia mediante criterios adoptados de manera reiterada y pacífica en diversidad de sentencias, procedió a unificar los lapsos para impugnar los actos emitidos con ocasión de un proceso electoral y estableció una única oportunidad, es decir, que el lapso para el ejercicio del recurso debía ser computado a partir de la emisión del Acta de Totalización y Proclamación de los candidatos que resultaban electos o adjudicados. Ejemplo del criterio adoptado se recoge en la sentencia de la referida Sala, identificada con el No. 139, de fecha 10 de octubre de 2001, Expediente No. 01000084. En esa oportunidad, el órgano judicial electoral estableció: debe privar entonces la tesis de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política acerca del derecho a impugnar un proceso electoral únicamente cuando hay un resultado traducido en la proclamación del candidato ganador, siendo esa la oportunidad para que el recurrente le impute los vicios que considere conveniente a cualquiera de las fases del proceso, incluyendo obviamente a la fase de escrutinio recogida en las actas de esa clase, de tal manera que si efectivamente el recurrente hubiese impugnado las referidas actas de escrutinio, lo habría hecho vinculándolo a la totalización y consiguiente proclamación del candidato ganador. En este punto es necesario destacar, como elemento especial dentro del recurso jerárquico, la posibilidad que poseen los interesados de interrumpir el lapso de su interposición, conforme lo establece el último aparte del artículo 228 eiusdem. En efecto, en aquellos casos en los cuales el interesado en impugnar Actas electorales –que no sean objeto de publicación– solicite copias certificadas de las mismas dentro de la primera mitad del lapso establecido para interponer el precitado recurso, el plazo se entenderá prorrogado en forma automática cuando la Admi- nistración Electoral no entregue las copias solicitadas a tiempo y, dicha prórroga se entenderá “en la misma medida del retraso”. De igual forma, debe destacarse que la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia en diversidad de fallos ha interpretado que en aquellos casos en los cuales un interesado solicite copia de Actas que serán objeto de su impugnación e interponga el respectivo recurso sin haber esperado respuesta, se deberá entender que ha desistido de las mismas y por ende, el lapso de prórroga no opera en su beneficio. Este último criterio ha quedado evidenciado en varias sentencias, entre las cuales destaca la mencionada sentencia No. 139, de fecha 10 de octubre de 2001, Expediente No. 01-000084. En otro orden de ideas, La Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política exige en el artículo 230 el cumplimiento de determinados requisitos necesarios para la admisibilidad del recurso, los cuales en forma obligatoria deben ser examinados en limine litis; actividad que supone una valoración de naturaleza previa a los fines de determinar si procede o no dar inicio a la actividad del órgano administrativo y cuya omisión, conforme lo prevé el último aparte de la mencionada disposición 187 legal, acarrea la declaratoria de inadmisibilidad del recurso intentado. En cuanto a la fase de sustanciación del recurso jerárquico, la misma encuentra consagración en el artículo 231 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política. La redacción de dicho artículo, no obstante, ha dado pie a innumerables críticas, no sólo a nivel doctrinal, sino también en el ámbito jurisprudencial. En este último aspecto, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia estableció en sentencia No. 164, del 19 de diciembre de 2000, Expediente No. 00-000125, lo siguiente: Ha de hacerse notar que la simple lectura del texto del referido artículo pone en evidencia las imprecisiones y contradicciones en que incurrió el legislador en la redacción del mismo, y al respecto basta solamente con señalar que se pretende regular una sustanciación sin participación de los interesados, y que al parecer una vez terminada “la sustanciación” secreta realizada por el mismo órgano que dicta el acto, cuya duración según los representantes del Consejo Nacional Electoral es “sine dies”, es decir, indefinida, se emite el pronunciamiento sobre la admisión o la inadmisión, para posteriormente abrir un nue- 188 vo lapso de “sustanciación”, con participación de los interesados, que sí tiene fijado un término de cinco días hábiles. En efecto, entre las críticas que se formulan al referido artículo se encuentra el hecho de que en la etapa de sustanciación se prevé inicialmente una etapa de sustanciación por parte de la Administración Electoral en la cual, recibido el recurso se formará el correspondiente expediente, se emplazará a los interesados para que presenten alegatos y pruebas. Vencida tal etapa, se establece un lapso de veinte (20) días hábiles para emitir la correspondiente decisión, dentro de la cual se establece –nuevamente– la notificación de los interesados para que presenten alegatos y pruebas dentro de los cinco (5) primeros días hábiles, debiendo ser decidido en los días restantes. No obstante lo anterior, la posición que ha adoptado el máximo organismo electoral en la sustanciación y decisión del recurso jerárquico puede ser resumida de la siguiente manera: • Se recibe el recurso jerárquico y se forma el expediente. Se procede a determinar si el mismo cumple con los requisitos de admisibilidad previstos en el artículo 230, comentados anteriormente. • • En caso de que no cumpla con algún requisito de admisibilidad, se declara su inadmisibilidad mediante Resolución debidamente motivada; si por el contrario resulta admisible, el máximo organismo procede a la recopilación de todas las actuaciones y elementos que sean necesarios para emitir la Resolución y una vez realizadas todas estas actuaciones, se procede a la correspondiente admisión del recurso. Es a partir de la admisión del recurso que comienza a transcurrir el lapso de veinte (20) días hábiles para emitir la decisión, por lo que es en el mismo auto de admisión que se procede a notificar a los interesados para que presenten alegatos y pruebas dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes. Es necesario destacar que conforme lo dispone el artículo analizado, el auto de admisión del recurso jerárquico se publica tanto en la Gaceta Electoral de la República Bolivariana de Venezuela, como en la Cartelera de la Oficina Regional de Registro respectiva y es a partir de que conste en el expediente las últimas de las publicaciones que comienza a transcurrir el lapso para emitir la Resolución, al inicio del cual los interesados pueden presentar sus alegatos y pruebas a su favor, según se ha comentado. No obstante, el procedimiento que ha venido aplicando el Consejo Nacional Electoral, no es compartido por la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, pues como ya se ha dicho, en criterio de la referida Sala, el recurso jerárquico una vez recibido, debe ser inmediatamente admitido y una vez que se verifique la publicación del auto de admisión, comienza a transcurrir el lapso para emitir la resolución correspondiente. Los recursos en sede judicial Como ya se ha indicado anteriormente, existe consagrada en Venezuela una jurisdicción contencioso electoral, la cual en la actualidad está conformada única y exclusivamente por la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, sin que hasta ahora se hubiese dictado el marco legal que regule dicha jurisdicción. En vía jurisdiccional pueden ser mencionados el recurso contencioso electoral, como mecanismo judicial específico en material electoral, y el recurso o hablando propiamente, la acción de amparo constitucional, como vía excepcional e indirecta, sólo aplicable de manera estricta a los 189 casos de lesiones o vulneraciones de derechos fundamentales. mencionada jurisdicción, otros juzgados o tribunales que puedan conocer de este recurso. Recurso contencioso electoral En cuanto al lapso para su interposición, el artículo 237 dispone que se deberá ejercer dentro de los quince (15) días hábiles siguientes a la realización del acto, la ocurrencia de los hechos, actuaciones materiales o vías de hecho y la abstención o negativa de cumplir determinados actos conforme a ley, según sea el caso. Las acciones, omisiones o actuaciones del Consejo Nacional Electoral agotan la vía administrativa, por lo que contra las mismas sólo es posible interponer, conforme lo previsto en el artículo 297 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y en la estructura normativa que se consagra en los artículos 253, 259 y 262 eiusdem, el recurso contencioso electoral. Si bien la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, con vigencia previa a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establecía en el artículo 240 que el conocimiento del referido recurso estaba atribuido a órganos judiciales pertenecientes a la jurisdicción contencioso administrativa, con la promulgación del texto constitucional en el cual como se ha dicho se creó la jurisdicción contencioso electoral y la Sala Electoral, dicha disposición quedó derogada de manera sobrevenida, correspondiendo conocer del referido recurso judicial únicamente a la mencionada Sala Electoral, hasta tanto se creen mediante la ley respectiva de la 190 Debe advertirse que los mencionados días no son computados por días de Despacho, es decir, por días de funcionamiento de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, sino por días hábiles de la Administración Electoral, conforme al criterio firme de la mencionada Sala establecido en sentencias tales como la No. 69, del 6 de junio de 2001, Expediente No. 01-000031. Por otra parte, y al igual que ocurre con relación al recurso jerárquico, el contencioso electoral también exige al interesado que lo interpone el cumplimiento de requisitos de admisibilidad, sin los cuales no podrá darse inicio a la sustanciación. Tales requisitos son en esencia los mismos exigidos para el recurso que se intenta en vía administrativa, según lo establecido en el artículo 241 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política. En cuanto al requisito de admisibilidad previsto en el segundo párrafo de la mencionada disposición legal relativo al agotamiento previo de la vía administrativa, quedó modificado mediante criterio judicial reiterado y pacífico de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, el cual se recogió por primera vez en la sentencia No. 101, del 18 de agosto de 2000, Expediente No. 0090. Respecto a la sustanciación del recurso contencioso electoral, la misma encuentra regulación en la Sección Cuarta, Capítulo II del Título IX, denominada “Del Procedimiento del Recurso Contencioso Electoral” y que comprende los artículos 241 al 247, ambos inclusive; sin embargo, es necesario efectuar algunos comentarios con relación a algunas de las fases y figuras que se presentan en dicha sustanciación o en el procedimiento del aludido recurso: El artículo 238 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política establece la aplicación supletoria de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, la cual fue derogada por la vigente Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia (2002) y en la cual se regulan los procedimientos para sustanciar y decidir los recursos que se intenten ante las distintas Salas que conforman el tribunal. Con base en dicha aplicación supletoria, el auto mediante el cual la Sala Electoral –a través del Juzgado de Sustanciación– admite o no el recurso contencioso electoral puede ser objeto de apelación ante la propia Sala en un lapso de tres (3) días hábiles siguientes a la emisión del correspondiente auto; todo de conformidad con lo previsto en el quinto párrafo del artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia. En otro orden de ideas, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia vía jurisprudencial ha establecido que los lapsos indicados en el artículo 244 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política para que el recurrente retire, publique en prensa y consigne el Cartel de Emplazamiento de los interesados, se pueda considerar como uno solo. Ello quedó plasmado en sentencia No. 51, del 19 de mayo de 2000, Expediente No. 0038. Otro criterio jurisprudencial que ha incidido en el procedimiento del recurso contencioso electoral es el referente a las pruebas. En tal sentido la Sala Electoral, ante la no 191 existencia de previsión legal alguna, estableció un día para que las partes puedan oponerse a las pruebas que sean promovidas en juicio. Ello quedó establecido expresamente en el fallo No. 99, del 6 de agosto de 2001, Expediente No. 01-000052. En consecuencia, el lapso probatorio en el recurso contencioso electoral será de cinco (5) días de despacho para promover pruebas, un día para oponerse, cinco (5) días para evacuarlas y un día para que la instancia judicial electoral emita pronunciamiento con relación a las mismas. Otro criterio jurisprudencial en materia probatoria ha sido el relativo al tipo de pruebas que pueden ser promovidas en la secuela de un recurso contencioso electoral. Con la promulgación de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, la Sala Electoral tenía el criterio de que las únicas pruebas que podían ser objeto de promoción en el referido recurso eran las que estaban expresamente previstas en el párrafo 12 del artículo 19 eiusdem, vale decir, la experticia, la inspección judicial, las posiciones juradas y los instrumentos públicos o privados; criterio con el cual se restringía el derecho de los interesados de promover otros tipos de pruebas que resultaban más idóneas, que las antes mencionadas 192 para demostrar los alegatos y vicios formulados en contra de actos, actuaciones materiales y omisiones de naturaleza electoral. No obstante, recientemente y acogiendo el criterio esbozado por otras Salas Tribunal, la Sala Electoral modificó su criterio permitiendo la promoción de otro tipo de pruebas, como por ejemplo, las testimoniales. Finalmente, la Sala Electoral ha determinado, respecto a las conclusiones del recurso contencioso electoral que éstas sólo pueden ser presentadas en forma escrita, sin que hasta la fecha se hubiese permitido vía oral. La acción de amparo constitucional Conforme lo expone la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en su sentencia No. 657, del 04 de abril de 2003, Expediente 02-1598, la acción de amparo constitucional: está concebida como una protección de derechos y garantías constitucionales, por lo que el ejercicio de la acción está reservado para restablecer situaciones que provengan de las violaciones de tales derechos y garantías. En este orden de ideas, conforme a la garantía fundamental de acce- so a la justicia prevista en el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, todos tienen derecho a acceder a los órganos de la administración de justicia para la defensa de sus derechos e intereses y, a obtener pronta decisión que tutele judicial y efectivamente los mismos, en la forma más expedita posible y sin formalismos o rigurosidades inútiles que menoscaben la real posibilidad de petición. Dentro de este marco constitucional y para concretar la tutela judicial efectiva, se consagró la acción de amparo constitucional prevista en el artículo 27 del Texto Constitucional como una garantía constitucional específica, por tanto no subsidiaria, tampoco extraordinaria, sino discrecionalidad constitucional determinada por el problema para el que se exige tutela constitucional. Asimismo, este mecanismo judicial se define como una acción de naturaleza extraordinaria, dado que como también lo han señalado en forma reiterada los órganos judiciales venezolanos, incluyendo la mencionada Sala Constitucional, su procedencia sólo es posible en los casos en los que sean violados de manera directa, inmediata y flagrante derechos subjetivos de rango constitucional o previstos en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos que puedan ser objeto de tutela judicial y, para cuyo restablecimiento no existan vías procesales ordinarias, eficaces, idóneas y operantes. En el caso de la materia electoral, tal y como ocurre con cualquier otra, es posible interponer la acción de amparo constitucional, pero únicamente para los supuestos en los cuales se verifique la violación inmediata de derechos constitucionales o fundamentales, sin que existan otras vías procesales o recursos ordinarios, que sean eficaces e idóneos para solventar la situación jurídica infringida, siendo por lo demás los efectos de la sentencia proferida de naturaleza restitutoria y en ningún caso declarativa o extintiva de derechos, así como tampoco, indemnizatoria. Cabría destacar en esta oportunidad dos (2) situaciones en materia de amparo constitucional relacionadas a la materia electoral: la primera de ellas tiene que ver con el ámbito competencial de los órganos judiciales llamados a conocer de este tipo de acción. En el caso de que el amparo constitucional se intente con ocasión de un acto, una omisión o una actuación emanada del ente rector del Poder Electoral, es decir, del Consejo Nacional Electo- 193 ral, corresponderá su conocimiento y decisión a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Pero si la acción de amparo es ejercida en contra del resto de los organismos o funcionarios electorales, deberá entonces conocer la Sala Electoral de ese mismo Tribunal. La segunda situación por destacar es que a pesar de la naturaleza excepcional de la acción de amparo constitucional y su procedencia sólo en casos en los cuales no exista una vía procesal natural expedita y eficaz, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en materia electoral no ha sido reiterativa en dicho criterio, pues en algunos casos ha establecido la improcedencia de la acción del amparo interpuesta por los interesados sobre la base de la existencia del recurso contencioso electoral, el cual según ha dicho, por su propia definición contenida en el artículo 235 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, es un medio breve, sumario y eficaz para impugnar los actos, las actuaciones y las omisiones de naturaleza electoral y para restablecer las situaciones jurídicas subjetivas lesionadas por éste. No obstante ello, en otros fallos y adoptando un criterio diametralmente distinto ha sostenido que el 194 amparo constitucional resulta procedente aún a pesar de que existe el referido mecanismo breve sumario y eficaz, como lo es el ya citado recurso contencioso electoral; por lo que hasta la fecha, la procedencia de la acción de amparo ejercida en forma autónoma en contra de los actos, actuaciones y omisiones del Consejo Nacional Electoral depende de la circunstancia del caso concreto y de la valoración que sobre el mismo efectúa la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Finalmente, es necesario indicar que existe igualmente la acción de amparo de naturaleza cautelar, la cual se ejerce conjuntamente con el recurso contencioso electoral y que tiene por finalidad, como señala Chavero (2001: 45) la protección temporal e inmediata de los derechos constitucionales durante la secuela de un juicio y los cuales puedan verse seriamente amenazados por un determinado acto o sus efectos. Para la procedencia de esta medida cautelar excepcional se requiere el cumplimiento de requisitos que han sido establecidos tanto por la ley, la doctrina y la jurisprudencia. En tal sentido, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia No. 96, del 14 de julio de 2004, Expediente X-04-00018, reiteró: resulta necesario, a objeto de suspender cautelarmente los efectos que se pretenden atentatorios, que el órgano jurisdiccional verifique la existencia o no de una presunción fundada de violación o amenaza de violación de aquellos derechos invocados, y que además, esta violación sea imputable a la persona, acto o hecho denunciado como lesivo, ello, en virtud del carácter de orden público que reviste esta es- pecial acción, lo que correspondería a un fumus boni iuris constitucional, así como la verificación por parte del órgano jurisdiccional de que la suspensión de los efectos del acto recurrido es procedente, puesto que de no acordarse la misma resultaría imposible el restablecimiento mediante la sentencia definitiva de la situación jurídica que motiva la acción, lo que corresponde al periculum in mora. 195 Referencias bibliográficas • • Antela, Ricardo. 2005. “La cuestión de la competencia para conocer del recurso contencioso-funcionarial contra órganos del poder electoral”. Temas de Derecho Procesal. Colección de Estudios Jurídicos No. 15. Caracas: Tribunal Supremo de Justicia. Chavero, Rafael. 2001. El Nuevo Régimen del Amparo Constitucional en Venezuela. Caracas: Paredes. • “Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. 1999. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No. 36860, del 30 de diciembre de 1999. Caracas: Imprenta Nacional. • “Estatuto Electoral del Poder Público”. 1999. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No. 36884, del 3 de febrero de 2000. Caracas: Imprenta Nacional. • “Ley Orgánica del Poder Electoral”. 2002. Gaceta Oficial de la República de Venezuela No. 37.573, del 19 de noviembre de 2002. Caracas: Imprenta Nacional. • “Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política”. 1998. Gaceta 196 Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No. 5.223 Extraordinario, del 28 de mayo de 1998. Caracas: Imprenta Nacional. • “Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela”. 2004. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No. 37.942, del 20 de mayo de 2004. Caracas: Imprenta Nacional. • Maggi, Daniela. Hernández, José. 1998. Estudio analítico de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política. Régimen jurídico de la actividad administrativa electoral. Caracas, Ediciones Funeda. • Matheus, David. 2006. Criterios administrativos sobre impugnaciones de procesos electorales 19992005. Caracas: Vadell Hermanos Editores. • “Normas de Postulación de Candidatos o Candidatas a Presidente o Presidenta de la República Bolivariana de Venezuela para la Elección Presidencial a Celebrarse el 03 de Diciembre de 2006”. 2006. Gaceta Electoral de la República Bolivariana de Venezuela No. 325, del 28 de julio de 2006. Caracas: Imprenta Nacional. • Orozco, José. 2001. Sistemas de Justicia Electoral en el Derecho Comparado. Memoria del Seminario sobre Sistemas de Justicia Electoral: Evaluación y Perspectivas. México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. • Peña, José. 1994. Los recursos contencioso electorales en Venezuela. Serie Estudios de Derecho Administrativo No. 1. Caracas: Fundación Estudios de Derecho Administrativo (FUNEDA). • Rondón, Hildegard. 1998. El régimen de los recursos administrativos y del Contencioso Electoral en la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política. Caracas: Fundación Estudios de Derecho Administrativo (FUNEDA). • Torrealba, Miguel. 2004. El ámbito de competencias de la jurisdicción contencioso electoral en la Constitución de 1999. Análisis de la jurisprudencia de la Sala Electoral. Colección nuevos autores No. 4. Caracas: Tribunal Supremo de Justicia. 197