“Iniciación en Valores y Trabajo en Equipo”

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Curso para entrenadores de los
Juegos deportivos (mayo 2008):
“Iniciación en Valores y
Trabajo en Equipo”
Emilio Hernández Núñez
Curso para entrenadores de los Juegos Deportivos sobre la
“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
COMUNICACIÓN
INDICE
1.- INTRODUCCIÓN
2.- EL PROCESO COMUNICATIVO.
2.1.- La comunicación
2.2.- Feedback o retroalimentación
3.- COMUNICACIÓN NO VERBAL
4.- EL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES DE
COMUNICACIÓN
Emilio Hernández Núñez
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“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
LA COMUNICACIÓN
1.-INTRODUCCIÓN
Comunicar significa “hacer a otro partícipe de lo que uno tiene, transmitiéndole
señales mediante un código común al emisor y al receptor”.
La importancia que la comunicación tiene dentro del equipo viene determinada
en tanto que es el nexo de unión entre el equipo, y la forma como el entrenador
da instrucciones y se interrelaciona con sus jugadores. Por ello la comunicación
se debe entender como una habilidad más que se puede mejorar adaptándola
a cada situación y a cada deportista para que el resultado sea óptimo.
2.- EL PROCESO COMUNICATIVO.
2.1.- La comunicación
EL proceso comunicativo abarca tanto la emisión de mensajes como su
recepción, sin embargo lo que todos pensamos es que comunicar significa dar
mensajes y en pocas ocasiones nos paramos a reflexionar sobre su recepción.
En el caso de los entrenadores este fenómeno sucede con frecuencia, el verse
como emisores de un mensaje, pero con muy poca frecuencia situarse en el
lugar del receptor del mismo.
Dos objetivos de este tema son:
9 conocerse como entrenador en cuanto a estos dos factores, como emisor y
como receptor
9 conocer el equilibrio entre el contenido de la comunicación y lo que éste
produce en las personas, se analizarán los tipos de conflictos en la
comunicación y la forma de solucionarlos.
En el proceso comunicativo cuando un entrenador decide comunicar a un
deportista algo y éste recibe un mensaje, se suceden seis fases:
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1. Decidir enviar una información (ideas, pensamientos, sensaciones,
intenciones...).
2. Codificar, traducir la información a un mensaje que se pueda transmitir.
3. Transmitir el mensaje.
4. Seleccionar el canal, verbal o no verbal, a través del cual se manda el
mensaje.
5. Recibir el mensaje, decodificarlo, traducirlo.
6. Responder internamente al mensaje según la interpretación que se haya
hecho del mismo.
3. TRANSMITIR EL MENSAJE
1.DECIDIR ENVIAR
UNA INFORMACIÓN
(pensamientos,...)
2.TRADUCIR LA
INFORMACIÓN A
UN MENSAJE.
EMISOR
5. DESCODIFICAR
EL MENSAJE
RECIBIDO.
4. USO CANAL
CORRECTO
6. INTERPRETARLO
INTERNAMENTE.
RECEPTOR
Cuando lo que el entrenador pretende comunicar no se corresponde con lo que
el deportista ha oído, es que en la comunicación se producen RUIDOS que la
distorsionan. Las características personales, el «ruido comunicativo» o la falta
de empatía
pueden perjudicar cualquiera de las seis fases y enrarecer el
proceso total. Ruidos pueden ser la falta de habilidad para codificar los
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pensamientos en mensajes y hacerlo incorrectamente (gritos...). Ruidos puede
haber en el propio canal (ruidos «físicos» en una piscina, en un vestuario, pero
también ruidos «personales» en el manejo erróneo de la comunicación no
verbal...). Ruidos pueden aparecer tanto en el emisor como en el receptor,
tanto en los pensamientos del primero como en la interpretación del segundo, a
través de los valores personales, las primeras impresiones, experiencias
pasadas... de cada uno de ellos.
En definitiva, cuando entrenador y deportista no se comunican adecuadamente
(Martens, 1989) es porque:
9 Lo que se quiere transmitir no se corresponde únicamente con la situación
deportiva.
9 No se transmite lo que se quiere decir, porque se carece de la habilidad
verbal o no-verbal para enviar el mensaje.
9 El deportista no recibe el mensaje al no poner atención.
9 El deportista malinterpreta el mensaje o no lo comprende, porque no sabe
escuchar o decodificarlo correctamente.
9 El deportista interpreta mal la intención del mensaje.
Lo importante es caer en la ineficacia de la comunicación para mejorarla.
2.2.- Feedback o retroalimentación
Podemos definir retroalimentación, como una forma de enviar mensajes como
respuesta a otro mensaje anterior. Forma parte del proceso comunicativo
completando circularmente la comunicación de doble vía.
El proceso comunicativo es eficaz cuando el receptor interpreta el mensaje del
emisor de la forma en que éste lo hizo y lo pretendía. En este caso, el emisor
recibe la información «de vuelta» (bien verbal o no verbalmente) a través del
feedback que le manda el receptor.
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3. TRANSMITIR EL MENSAJE
1.DECIDIR ENVIAR
UNA INFORMACIÓN
(pensamientos..)
5.DESICODFICAR EL
MENSAJE RECIBIDO.
4.USO DEL CANAL
CONCRETO
2.TRADUCIR LA
INFORMACIÓN A
UN MENSAJE.
6. INTERPRETARLO
INTERNAMENTE
7. FEEDBACK
A continuación veremos los distintos tipos de feedback:
9 Feedback objetivo: El entrenador no evalúa la acción del deportista
únicamente le hace ver la forma correcta de ejecutar el ejercicio. Se trata de
una comunicación muy eficaz para que los deportistas aprendan y mejoren
sus habilidades técnicas. Un ejemplo “cuando saltes desde el extremo
intenta ganar el máximo ángulo posible”.
9 Feedback descriptivo: Da información a los deportistas acerca de su
propia práctica deportiva y de la repercusión que ésta tiene en el
entrenador. Es muy importante, que se demuestre deseo de mejorar
colaborando entrenador y deportistas. Ejemplo “hemos estado entrenando
la defensa 5-1 y no sale, estoy muy frustrado”
9 Feedback evaluativo: Da información evaluando el gesto deportivo sin
describir qué cosas sugieren esa evaluación. Se sabrá cómo transcurre el
desarrollo deportivo pero no sabrán por qué lo hacen mal. V.g.: “lo has
hecho muy mal”, “lo has hecho muy bien”. Este tipo de retroalimentación es
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totalmente ineficaz, los deportistas no sabrán por qué lo están haciendo mal
o bien.
Aceptar cualquier tipo de feedback sobre la propia actuación acerca más la
figura del entrenador a sus deportistas. No se trata tanto de estar a merced de
los deportistas como de mejorar el modo de acercamiento hacia ellos. Si un
deportista ve que su feedback no sólo no es rechazado sino que el entrenador
lo considera seriamente, estará más dispuesto a recibir incondicionalmente el
feedback que le envíe el entrenador en otra ocasión.
3.- COMUNICACIÓN NO VERBAL
El deporte es una de las actividades vitales donde la comunicación verbal y la
comunicación no verbal se demuestran abiertamente durante la práctica
deportiva. Y no es sólo el deportista el que las usa, sino que el árbitro, el
entrenador, el público... también se caracterizan por ello.
El uso de la comunicación no verbal también puede mejorar o empeorar el
proceso de comunicación verbal según se utilice.
La comunicación no verbal, el envío de mensajes sin emitir palabras, puede ser
tanto un apoyo de 'la comunicación verbal, como una sustitución de la misma.
En general, el mensaje que aúna comunicación verbal y comunicación no
verbal suele ser más rico y tiene un mayor impacto en el receptor... ¡siempre y
cuando tengan una misma dirección y expresen lo mismo de distinta forma! El
caso contrario, cuando la comunicación verbal y la comunicación no verbal se
contradicen, produce un efecto negativo emocional en el receptor: un
entrenador comenta brevemente a un deportista que va mejorando, pero su voz
indica desinterés y su mirada se dirige a otros deportistas... cuando más
introvertido y falto de confianza sea el deportista, peor se sentirá por el doble
mensaje recibido, sin saber a qué atenerse, si a las palabras o a los gestos y el
tono de voz.
Los tres tipos más importantes de comunicación no verbal son los siguientes
(Martens, 1987):
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A. Lenguaje corporal, que se expresa mediante aspectos como:
- La apariencia física, que explica tanto cómo uno se ve a sí mismo como lo
que busca que vean los demás.
- La postura corporal, que indica los estados de ánimo (andar despacio,
cabizbajo, manos en los bolsillos...), el tipo de rol que se ostenta (autoridad,
sumisión, fama...), la confianza en uno mismo,,,
- Los gestos, que indican estados emocionales, órdenes (como en el caso de
los árbitros), actitudes...
- El contacto corporal, para expresar alegría, rechazo o indiferencia en distintos
grados según la intensidad y forma en que se haga.
- La expresión facial, que ofrece feedback inmediato, sobre todo con la mirada
y la zona de la boca. Estos dos puntos son los más expresivos del cuerpo y los
que expresan mejor la comunicación no verbal que se quiere emitir, por lo que
se debe estar muy atento a ellos.
B. La proximidad física, que varía mucho de cultura en cultura, tanto en sus
parámetros físicos como en su significado. El uso que cada persona hace del
espacio propio y ajeno comunica más que una simple posición. Los límites, la
territorialidad tiene espacios íntimos, personales (charla entrenador-deportista),
sociales (charla entrenador-equipo) y públicos (entrenamiento en el campo) de
pendiendo de la actividad que se vaya a realizar. El entrenador los puede
utilizar dependiendo de lo que busca con ello: cuando el entrenador pretende
incomodar a un deportista, no tiene más que invadir el espacio que el
deportista le permite... o todo lo contrario, mantenerle «voluntariamente»
alejado.
C. El Paralenguaje se refiere a todos aquellos componentes vocales que
apoyan a las palabras y que indican la presentación del mensaje que se
transmite, es decir, el cómo se dice algo. Hablamos del tono de voz, la
articulación, el ritmo y la velocidad, los cambio de voz... incluso los silencios,
que pueden indicar castigo, aprobación, seguridad, inseguridad... según se
manifiesten junto con el resto de componentes no verbales. En el trabajo del
entrenador el control de estos componentes de la comunicación no verbal se
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vuelve fundamental. Un entrenador nervioso que manifiesta tartamudeo,
rapidez en las explicaciones y un tono chillón, desacredita su mensaje por muy
bueno que sea.
Se suele conceder a estos componentes verbales y no verbales la siguiente
influencia sobre el mensaje:
55 % Lenguaje corporal
38 % Paralenguaje
7 % Comunicación verbal (palabras)
Son cifras que, independientemente de la exactitud de los porcentajes en cada
situación, manifiestan tal importancia de los aspectos no verbales en el proceso
comunicativo, como para tenerlos muy en cuenta y controlar su uso según se
necesite.
Dejando al margen el lenguaje no verbal del arbitraje, un mundo aparte en cada
deporte, el entrenador debe adaptar los sistemas de comunicación a su deporte
y circunstancias de entrenamiento no es lo mismo entrenar en una piscina,
donde hay mucho ruido, que en un campo de tiro con arco, silencioso. En
cualquier caso, el entrenador debe asegurarse que su mensaje, verbal o no,
llega a sus deportistas. Lo importante es establecer entre el deportista, el
equipo y el entrenador un «diccionario» común de palabras y componentes no
verbales que todos interpreten de igual forma. Así se evitan envíos y
recepciones de mensajes de forma defectuosa, sobre todo durante una
competición. En ésta, cuanto más claro esté el diccionario estratégico sobre la
comunicación mutua, mejor responderá el deportista.
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4.- EL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES DE COMUNICACIÓN
Durante las sesiones de entrenamiento y competición se pueden manifestar
distintas y variadas situaciones conflictivas derivadas de una deficiente
comunicación: el entrenador y el deportista malinterpretan las palabras del otro.
El entrenador se comunica en situaciones delicadas y tensas con demasiada
intensidad y carga emocional. Los deportistas se ven sobrecargados de
información en determinados momentos. El ambiente del equipo está tenso por
los constantes mensajes negativos del entrenador.
Por ejemplo en un «tiempo muerto» las indicaciones son tan rápidas y tan
poco precisas que los deportistas no las acaban de captar.
Los conflictos y las confrontaciones que pueden surgir a causa de una
comunicación poco operativa son innumerables. Sin embargo, el resultado final
de todas estas situaciones es siempre el mismo: un descenso en el rendimiento
del entrenador y del deportista.)
Algunos consejos para mantener una comunicación fluida y eficaz son:
9 Desarrolla la Creatividad: es la puerta de acceso a la atención de los
deportistas.
9 Comunica desde «lo positivo»: favorece la credibilidad, y la autoevaluación
positiva de los deportistas. Se transmite a través de un enfoque verbal
positivo, pero sobre todo, con una actitud no verbal de respeto y aceptación
de los deportistas tal cual son.
9 Transmite mensajes ricos en información: no te regodees en los errores
cometidos por tus deportistas, ellos ya lo saben. Infórmales de los aciertos
cometidos, reforzándoles y da instrucciones precisas para corregir los
errores (sin volver a ellos, sino de forma constructiva para el futuro). No
evalúes a los deportistas, sino a sus actuaciones deportivas... se seguirán
sintiendo cómodos a pesar de los fallos y seguirán trabajando y confiando
en ti como entrenador y profesional muy técnico y humano.
9 Sé coherente: comunica pensamientos y emociones de forma equilibrada.
Pide a tus deportistas lo mismo que te pides a ti (si exiges respeto entre
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ellos, respétales tú también; si pides calma en una competición, muéstrate
tranquilo tú también). Mantén tu palabra con castigos y/o recompensas; de
lo contrario no se fiarán más de ti.
9 Escucha, escucha, escucha: tan importante para un entrenador es saber
hablar como saber escuchar. La escucha «pasiva», el silencio mientras el
otro había y ciertos elementos de la comunicación no verbal, en ocasiones
no es suficiente para mostrar interés por el mensaje. Cuando esto sea
necesario, escucha «activamente», preguntando al emisor toda la
información necesaria, dándole feedback de tu interés e interpretando
únicamente lo que te quiere transmitir, respetando sus puntos de vista. No
te limites a oír «una charla de fondo» : escucha atentamente.
9 Mejora tu conversación no verbal: de la que ya hemos hablado. Por
ejemplo, manténte en un buen estado físico, da palmadas en la espalda,
evita el sarcasmo, no des la espalda a ningún jugador mientras hables,
aprende a interpretar la conversación no verbal de tus deportistas porque te
están devolviendo un feedback sobre tu propia comunicación verbal y no
verbal.
BIBLIOGRAFÍA.
•
JUGAR CON VENTAJA. LAS CLAVES PSICOLÓGICAS DEL ÉXITO
DEPORTIVO. Salomé de Diego, Cristina Sagredo.
Alianza editorial. 1992.
•
EL LENGUAJE DEL CUERPO. Allan Peace
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.
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REFUERZOS Y CASTIGOS
1.-
APROXIMACIÓN
POSITIVA
Y
AVERSIVA
AL
CONTROL DE LA CONDUCTA
2.- LOS REFUERZOS
2.1 Refuerzo positivo
2.2 Refuerzo negativo
2.3 Consideraciones para aplicar los refuerzos
3.- EL CASTIGO
3.1 Positivo
3.2 Negativo.
3.3 Recomendaciones para aplicar el castigo
4.- CONCLUSIÓN
5.- BIBLIOGRAFÍA
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1.- APROXIMACIÓN POSITIVA Y AVERSIVA AL CONTROL DE LA
CONDUCTA
Existen dos aproximaciones básicas para manipular la conducta de otros. Los
psicólogos Se refieren a ellas como control positivo y control aiversivo. Ambas
formas de control están basadas, en realidad, en que la conducta está
fuertemente determinada por las consecuencias que produce. Las respuestas
que conducen a consecuencias positivas o deseadas son fortalecidas y su
probabilidad de ocurrir en el futuro aumenta. Al contrario, las conductas que
conducen a consecuencias no gratificantes o indeseables tienen menos
probabilidades de ser llevadas a efecto. Los controles positivo y aversivo son la
base de lo que se ha denominado aproximación positiva y aproximación
negativa para el entrenamiento
La aproximación positiva está diseñada para fortalecer o consolidar conductas
deseables por la motivación de los jugadores hacia su realización y por ser
además, recompensados por ello. La segunda aproximación, la negativa,
incluye el intento de eliminar conductas no deseables, a través de la punición y
la crítica. El factor emocional en esta aproximación es el miedo. Estudios
observacionales de entrenadores indican que la mayoría de éstos ponen en
práctica una combinación de ambos controles, el positivo y el negativo (Smith,
Zane, Smoll, & Coppel, 1983).
En nuestra sociedad, el control aversivo a través de la punición, es tal vez, lo
que más comúnmente se ha venido utilizando para el control de la conducta.
Nuestro sistema de leyes está basado en amenazas de castigos y puniciones.
Asimismo, el miedo al fracaso es uno de los medios de promocionar el éxito
escolar, el desarrollo social y otras conductas deseables. La razón de que el
castigo sea la causa que mantiene la estructura de nuestra sociedad es que
para la mayor parte de las personas, parece que esto es lo que funciona; es la
forma más firme de tener el control sobre la conducta.
En el deporte esto se expresa como una aproximación negativa a la instrucción
o entrenamiento.
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“El jugador que menos errores cometa será el que se alce con el triunfo". Y
además esto suele suceder así. La mayoría de los entrenadores desarrollan
por este motivo, tácticas de entrenamiento orientadas hacia la eliminación de
fallos o errores. La aproximación más comúnmente utilizada es el control
aversivo. Para conseguir erradicar los errores, simplemente se castiga a los
atletas cuando los cometen. Se supone que si se consigue que los jugadores
teman cometer faltas será más probable que hagan las cosas bien. Existen
muchos ejemplos de entrenadores que funcionan así en los partidos. Sin
embargo, son los entrenadores con menos experiencia los que concluyen que
ésta es la forma efectiva de entrenar a los deportistas. Esta es sólo una clase
de entrenamiento que tiene lugar cuando no pueden utilizarse otras técnicas
que son realmente, la verdadera clave del entrenamiento.
Existe una clara evidencia de que el castigo y la crítica pueden disminuir las
conductas no deseables.. Desafortunadamente, está igualmente comprobada
la hipótesis según la cual, el castigo tiene ciertos efectos colaterales
indeseables que pueden interferir con los objetivos del entrenador. El primero y
más importante es el hecho de que el castigo funciona activando el miedo. Si el
castigo se emplea excesivamente generará miedo al fracaso y esto es
contraproducente para conseguir una buena motivación en los atletas. Si esto
se convierte en el factor predominante del ejercicio deportivo, no sólo
disminuirá la diversión de la actividad en sí misma, sino que también
aumentará la probabilidad del fracaso. El atleta que tiene mucho miedo al
fracaso no está motivado por el deseo positivo de triunfar y disfrutar la
emocionante victoria, sino por el miedo que conlleva la agonía de la derrota. La
competición atlética ha pasado de ser un reto a convertirse en una amenaza.
Debido a que la ansiedad tiene efectos disrruptivos en la ejecución motora y en
el pensamiento, el atleta con un elevado miedo al fracaso se muestra propenso
a "asfixiarse" debido a su presión, ya que está más concentrado en las temidas
consecuencias de sus faltas o fracasos que en lo que necesita hacer en un
sentido positivo. La investigación ha demostrado que los deportistas que tienen
un gran miedo al fracaso, no sólo ejecutan más pobremente su disciplina, sino
que además presentan mayor riesgo de ser penalizados, las experiencias de
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diversión son menores y son los que más probabilidad tienen de abandonar la
práctica deportiva La documentación aportada por la investigación muestra
también que la forma más rápida y eficaz para desarrollar miedo al fracaso
consiste en castigar a las personas al cometer un error (Smith, Smith & Smoll,
1983).
La punición tiene otros efectos colaterales potenciales que la mayor parte de
los entrenadores desean evitar. Un predominio del control aversivo puede
hacer desagradable una situación de entrenamiento. Esto contribuye al
aumento de resentimiento y hostilidad que puede estar enmascarado por la
diferencia de poder entre el entrenador y el deportista . Además, puede llevar a
un tipo de cohesión entre los jugadores basada en su mutuo odio por el
entrenador.
¿Significa esto que los entrenadores deban evitar todas las críticas y castigos a
sus deportistas?. No del todo algunas veces estas críticas son necesarias con
propósitos instruccionales o disciplinarios. Pero deberían ser escasamente
utilizadas y con un pleno conocimiento (de sus potenciales efectos negativos.
La aproximación negativa no debería ser nunca la principal aproximación a los
atletas. Este es el caso particularmente, cuando se trata de atletas infantiles;
aunque también es aplicable en competiciones de alto nivel. Nuestro análisis
observacional sostiene que los entrenadores agresivos pueden tener éxito y
hasta es posible que sean admirados por algunos de sus jugadores, pero
corren el riesgo de perder a otros jugadores que bien podrían contribuir al éxito
del equipo y que podrían a su vez, obtener un provecho personal de la
experiencia deportiva. El hecho de que algunos tengan éxito con el uso del
control aversivo, queda fundamentalmente explicado por una serie de causas
(a) ellos también son capaces de comunicar protección a sus jugadores como
personas de forma que el abuso o injuria no se hace a título personal; (b)
cuentan con deportistas de mucho talento; y/o (c) se trata profesores tan
hábiles y estratégicos que sus destrezas contrarrestan su aproximación
negativa. En otras palabras, tales entrenadores ganan, a pesar de, y no por la
aproximación negativa que utilizan.
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Afortunadamente, existe una alternativa a la aproximación negativa que
consigue todos los efectos positivos del control aversivo, evitando además los
efectos colaterales perniciosos. La aproximación positiva está dirigida a
fortalecer las conductas deseables, a través del uso del incentivo o
recompensa (los psicólogos prefieren utilizar el término refuerzo positivo) e
instrucciones técnicas. Desde este punto de vista, Ia mejor manera de eliminar
los errores no es tratándolos mediante castigos, sino fortaleciendo las
conductas correctas mediante el refuerzo. El factor motivacional que aquí
funciona es un deseo positivo de triunfar más que un miedo negativo al fracaso.
Los errores no son vistos en su totalidad como acontecimientos negativos sino
que, en palabras de John Wooden son “escalones hacia el logro" que ofrecen
la información necesaria para mejorar la ejecución. La aproximación positiva, a
partir de su énfasis en fomentar más que en reducir, alienta un ambiente
positivo de aprendizaje y tiende a hacer positivas las relaciones entre
entrenadores y deportistas, para disfrutar más de la experiencia deportiva y
conseguir una buena cohesión de equipo, así como a desarrollar un alto nivel
cuando se pongan en práctica las técnicas de control positivo (Martin &
Hyrcaiko, 1983; Smith, Snioll & Curtís, 1971).
La piedra angular de la aproximación positiva es la habilidad para hacer uso de
un reforzamiento positivo con el objeto de aumentar la motivación y fortalecer
las conductas deseables. Otra técnica sumamente eficaz, es el uso de la
ejecución del feedback o retroalimentación.
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2.- LOS REFUERZOS
El refuerzo es la acción que incrementa la probabilidad de aparición de una
conducta. Se puede presentar de dos formas:
2.1 Refuerzo positivo: Se da algo positivo al emitir una respuesta esperada
(un aplauso al batir un récord, una palmadita en el hombro al ejecutar por
primera vez un ejercicio, un día de descanso después de unas jornadas de
esfuerzo... ). Consecuencia: Se tiende a repetir la respuesta que ha originado la
recompensa.
2.2
Refuerzo negativo: Se quita algo negativo al emitir una respuesta
esperada (levantar una sanción después de una semana de trabajo duro, dejar
de ignorar a un deportista que está corrigiendo para bien su comportamiento,
encargarte de recoger tú el material después de una sesión muy fuerte de
entrenamiento...). Consecuencia: Se tiende a repetir la conducta esperada
porque se suprime algo negativo con ello
Ambos tipos de refuerzos son útiles y se usan indistintamente dependiendo de
si se puede dar algo positivo o quitar algo negativo en la situación.
La «economía de las recompensas» en este caso es muy importante. Cuando
se refuerza positivamente se dan múltiples recompensas al deportista, mientras
que cuando se refuerza negativamente se deja de evitar que el deportista
pueda disfrutar de recompensas. Para completar el tema de las recompensas
que se señala al hablar de la motivación, veamos qué tipos de recompensas se
utilizan para reforzar la actitud y conducta de un deportista:
Recompensas
de Recompensas
ejecución
-
Seguir
Recompensas externas
personales
jugando
de - Muestras de interés
- Dinero
un - Aplausos, palmadas
- Trofeos, medallas
titular
-
Disfrutar
de
descanso
- Viajar con el equipo
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- Sonrisas, pulgar en alto - Material deportivo
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Ejemplos de refuerzos:
9 Un entrenador emite un refuerzo positivo cuando muestra interés por un
deportista que ha estado esforzándose mucho.
9 Un entrenador emite un refuerzo negativo cuando vuelve a poner de titular a
un jugador que vuelve a entrenar con ganas y disciplina.
9 Un entrenador emite un refuerzo positivo cuando regala material deportivo a
todo su equipo que va a un torneo importante después de luchar duramente
en los partidos previos para estar en la fase final.
9 Un entrenador emite un refuerzo negativo cuando levanta una sanción
económica a uno de sus jugadores, que vuelve a entrenar con regularidad,
sin faltas de horario.
2.3 Consideraciones para aplicar los refuerzos
Lo que se da de positivo, lo que se quita de negativo, son recompensas
igualmente para el deportista. Así pues, conviene utilizarlas adecuadamente:
9 Recompensando más la ejecución que el resultado final: un elogio ante un
balón en la escuadra que no resulta en gol tiene el mismo valor que un
aplauso por un ejercicio gimnástico que puntúan lo. Hay que habituar a los
deportistas a valorar la buena ejecución y el esfuerzo empleado en ello, que
es lo único que conduce al buen resultado; éste sin aquello nunca se da.
9 Recompensando los pequeños progresos sobre la marcha en vez de
esperar el cumplimiento del objetivo final: resulta más motivante y
reafirmante para seguir trabajando.
9 Recompensado el aprendizaje y la ejecución de habilidades no sólo
motoras sino también emocionales y sociales: la cohesión grupal es un
logro que hay que premiar tanto como un campeonato. Lo mismo sucede
con la capacidad de responsabilizarse, la cooperación...
9 Recompensando lo que el entrenador sabe que va a gustar al deportista,
porque no a todos les gusta lo mismo. Por ejemplo, para algunos el aplauso
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es eficaz, mientras que para otros resulta más embarazoso que
recompensante.
En cuanto a la frecuencia de las recompensas, hay que tener en cuenta que:
A. Cuando el deportista está aprendiendo la habilidad deportiva, cuando está
corrigiendo con mucho trabajo un vicio en un gesto deportivo.., se debe
reforzar positivamente todo progreso que se haga. A esto se le llama
programa del refuerzo de razón continua e implica un tipo de refuerzo nada
más aparecer la respuesta esperada.
Este refuerzo continuo motiva al deportista. Le proporciona un feedback
sobre su progreso y hace que el deportista continúe es forzándose por
evolucionar. En el caso de los deportistas con baja confianza es muy eficaz
este tipo de programa de refuerzos y más si la recompensa se aplica tan
pronto como se realiza la respuesta adecuada.
B. Cuando el deportista ya ha automatizado el gesto deportivo y no atraviesa
por ningún momento difícil, se debe reforzar la respuesta de esfuerzo y
trabajo de forma ocasional. A esto se le llama programa de refuerzo de
razón intermitente, donde se refuerzan algunas respuestas adecuadas pero
no todas.
La combinación de ambos programas, primero el continuo y después el
intermitente hacen que las respuestas que se quieren mantener persistan más
en el tiempo, que si únicamente se utiliza el primer programa, el de razón
continua. Por lo que hay que tener en cuenta este hecho como el de reforzar
cada progreso real o respuesta adecuada de una forma sincera, sin
exageraciones; en el caso contrario la recompensa pierde su valor y, por tanto,
el refuerzo.
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3.- EL CASTIGO
Este concepto implica la aparición de un estímulo negativo que surge a causa
de la ejecución de algún acto. La consecuencia es que se reduce la
probabilidad de repetición de ese acto. Suele ser:
3.1 Positivo. Aparece un estímulo negativo ante un comportamiento no
adecuado (te gritan por algo no adecuado que has hecho...).
3.2 Negativo. Desaparece un estímulo positivo después de un comportamiento
no adecuado (te sustituyen en un partido, te expulsan del equipo por no
entrenar, te quitan una beca por ser indisciplinado...).
Coloquialmente, castigar es «estimular desagradablemente» a alguien para
que modifique o haga desaparecer una conducta no deseable.
Castigar y reforzar negativamente no son conceptos idénticos y conviene
distinguirlos para saber aplicarlos adecuadamente según sea la circunstancia.
Las diferencias son evidentes en cuanto a la actuación del entrenador y las
consecuencias que se derivan de la respuesta del deportista. De todas formas,
asegúrate de que tu castigo (un grito, por ejemplo) no llegue a ser un refuerzo
para el deportista, que buscaba llamar la atención y con tu grito lo ha
conseguido. Es importante conocer lo que agrada y desagrada a cada jugador
para reforzar o castigar adecuadamente.
El castigo es una técnica que se debe evitar pero que en determinados
momentos no se puede eludir, sobre todo al trabajar con niños y jóvenes. Lo
importante es utilizarlo de forma adecuada para que cumpla su propósito (el
descenso de una conducta no deseable) sin consecuencias posteriores
negativas para la persona.
3.3 Recomendaciones para aplicar el castigo
Para que un castigo resulte eficaz en la supresión de una respuesta no
deseada, hay que:
1. Determinar muy bien qué respuesta es la que se quiere eliminar o modificar;
no lo utilices como represalia en contra de uno de tus deportistas.
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2. Seleccionar bien la forma de castigo positivo o negativo principalmente
mediante la técnica de «tiempo fuera» (supone hacer desaparecer algo
positivo para el deportista durante un cierto tiempo, como por ejemplo,
sacarle del partido y mantenerle en el banquillo durante 10 minutos,
expulsarle del entrenamiento media hora...).
Evita las aplicaciones de
castigos gritando y los castigos que impliquen carreras, abdominales o
cualquier otro ejercicio físico...sobre todo con niños y jóvenes. Pueden
llegar a abandonar el deporte.
3. Ser consistente en el castigo: explica el propósito del mismo al deportista y
los motivos por los que el entrenador lo hace; aplícalo inmediatamente
después de que la respuesta inadecuada del deportista se haya producido;
e introdúcelo en toda su intensidad desde el principio y no gradualmente.
No te vengas atrás por muy duro que sea, pero explica bien los motivos al
deportista para no crear en él miedo al fracaso y sí el aceptar una
responsabilidad por algo hecho que no es aceptable.
4. Apoyar todo comportamiento del deportista que indique la supresión de la
conducta no deseada e interesarse por enfocar en el deportista otras
respuestas alternativas más adecuadas.
4.- CONCLUSIÓN
Como conclusión al uso de refuerzos y castigos, lo más importante es caer en
la cuenta de la utilidad de los mismos para enseñar destrezas, para motivar,
para mantener cohesionado a un equipo, para ofrecer un feedback adecuado,
para... A través de la comunicación que existe cuando se refuerza o cuando se
castiga, el entrenador ejerce realmente su trabajo, por lo que son conceptos de
primera utilidad a partir de los cuales ejerce su estilo de dirección. Basta con
que programe su proceso comunicativo deacuerdo a estos pasos:
1. Analizar la actuación (deportiva o no) actual del deportista: estudiar qué
hace que la mantenga.
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Curso para entrenadores de los Juegos Deportivos sobre la
“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
2. Definir objetivamente la actuación deportiva que se pretende que el
deportista alcance.
3. Estructurar la situación para enseñar y controlar la conducta deportiva
deseada.
4. Determinar qué refuerzos (y en ocasiones qué castigos) son significativos
para ese deportista en concreto, en esta situación deportiva.
5. Iniciar el programa de modificación de la actuación deportiva utilizando los
refuerzos inmediatos y contingentes, empezando por los de razón continua
hasta modificarlos por los de razón parcial o intermitente.
5.- BIBLIOGRAFÍA
•
JUGAR CON VENTAJA. LAS CLAVES PSICOLÓGICAS DEL ÉXITO
DEPORTIVO. Salomé de Diego, Cristina Sagredo.
Alianza editorial. 1992.
•
MANUAL DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA. Juan Mayor- F. Javier
Labrador
Alhambra Universidad.1991.
•
PSICOLOGÍA APLICADA AL DEPORTE.
CAP3- PRINCIPIOS DE REFORZAMIENTO POSITIVO Y FEEDBACK DE
LA EJECUCIÓN. Ronald E. Smith
Emilio Hernández Núñez
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EL EQUIPO
INDICE
1. INTRODUCCIÓN
2.- LA ESTRUCTURA DEL EQUIPO
2.1.- Los roles
2.2.- Las normas
2.3.- La dinámica del equipo
La cohesión grupal
El todo más que las partes.
3.- DESARROLLANDO UNA IMAGEN DE EQUIPO
4.- PAUTAS PARA EL ENTRENADOR
4.1.- Líder
4.2.- Deportista automotivado
4.3.- Deportista estrella
4.4.- Deportista problema
Emilio Hernández Núñez
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Curso para entrenadores de los Juegos Deportivos sobre la
“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
1. INTRODUCCIÓN
El título de este apartado hace referencia al conjunto de conductas que hacen
que un grupo de deportistas sea un equipo. Porque un grupo de deportistas,
aunque entrenen juntos, aunque tengan un objetivo exclusivamente deportivo
común pueden, no constituirse en equipo.
Mientras que un grupo de deportistas es un conjunto de individualidades juntas
(cada deportista con su objetivo propio, sus necesidades), un equipo es un
conjunto de deportistas orientados al grupo y con una dirección deportiva hacia
un objetivo común, con una satisfacción basada en la buena actuación grupal y
con un deseo de evitar el error grupal. En vez de sonar la palabra «yo», el
equipo utiliza la palabra «nosotros».
2.- LA ESTRUCTURA DEL EQUIPO
Se podría decir que el esqueleto sobre el que se forma un equipo está
constituido por tres elementos:
1. Unidad y primacía del objetivo común.
2. Unidad intra-equipo, tanto a nivel actitudinal (expectativas, normas... ) como
física (el mismo vestuario... ).
3. Diferenciación con otros equipos, por medios externos (uniformes, motes...)
e internos (cultura propia y única del equipo).
La adecuación de estos tres pilares depende, en gran parte, de la forma en que
el equipo se estructure, es decir, de cómo se expliciten y se asuman los roles y
de la eficacia de las normas grupales.
2.1.- Los roles
Definimos rol como el papel que un deportista tiene asignado para desempeñar
entre los demás. Para adoptar un rol en un equipo se hace imprescindible que
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“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
el entrenador explique claramente al deportista lo que se espera de él y el
cómo conseguirlo, es decir, las expectativas que el entrenador tiene en cuanto
al rol que va a adoptar el deportista en concreto.
En tanto en cuanto el deportista entienda las expectativas de actuación, su rol
formal (claridad de rol), tratará de desempeñarlo poniendo en práctica lo mejor
de sus habilidades deportivas (ejecución de rol) como, por ejemplo, ser el
encargado de tirar los penalties cuanto se cometa alguno, ser defensa de
determinada forma, ser el organizador del juego... El objetivo del entrenador
para alcanzar el objetivo deportivo del equipo consiste en hacer que cada uno
de los deportistas entiendan su rol y haya una aceptación de roles colectiva.
Para ello deberá dar igual importancia a cada uno de los roles asignados a los
distintos deportistas del equipo, así como aclarar que cada rol, cada
responsabilidad, cada acción, contribuye de forma significativa al resultado
final. Cuando así sucede, los deportistas se ven igualmente responsabilizados
con el objetivo del equipo y tenderán a rendir al máximo, porque con su gran o
pequeña aportación el equipo seguirá adelante.
Al margen, el deportista puede actuar bajo otros roles de carácter más informal
y no tan explícitos, como pueden ser «el confidente», «el que levanta la moral»,
«el juerguista»... roles otorgados generalmente entre y por los propios
deportistas.
El caso del entrenador merece mención aparte en la cuestión de los roles.
Histórica y sociológicamente, el entrenador en el equipo desempeña diversos
roles tales como «director del grupo», «técnico especialista», «amigo»,
«enemigo»..., es decir, es portador de varios roles, formales e informales
simultáneamente.
Entrena técnicamente a sus deportistas; los escucha; se entiende con los
directivos y el resto de entrenadores ayudantes; en ocasiones actúa como tutor
(cuando acompaña a deportistas jóvenes en viajes deportivos).
Cuando los roles que desempeña simultáneamente están muy bien explicitados
y delimitados, es más fácil para el entrenador eludir el conflicto.
Sin embargo, hay momentos en los que los roles se vuelven incompatibles y la
figura y el trabajo del entrenador entran en conflicto. La consecuencia
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“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
inmediata es un aumento de la tensión en la relación entrenador-equipo e
incluso entre los componentes del mismo.
Un ejemplo son aquellas situaciones en las que el rol de «confidente» del
entrenador puede entrar en conflicto con otro de sus roles, esta vez un rol
formalmente técnico, por ejemplo, el hecho de ser el nexo de unión entre la
directiva y el equipo.
En los casos de conflicto, lo conveniente es reafirmar las expectativas que
confirman cada rol a cada componente del equipo, incluyendo al entrenador. El
hecho de analizar lo que se espera de cada integrante y la actuación de los
mismos, genera los parámetros de la adecuación rol-actuación, único árbitro
real de los roles y su desempeño, entendiendo que cualquier otro interés debe
quedar al margen del análisis de los mismos.
Los roles básicos que sustentan la labor del entrenador son:
•
rol de mantenimiento
Que opera en el plano afectivo y emocional de los deportistas, favoreciendo
la seguridad y eliminando los conflictos.
•
*rol de progreso
Que opera en la superación de las capacidades técnicas deportivas ya
logradas. Favorece el esfuerzo y el concepto de la superación propia
manifestada a través del desarrollo de las habilidades deportivas.
Ambos roles fluctúan dependiendo de la situación en la que el entrenador deba
mediar y definen la capacidad de liderazgo del entrenador con respecto a su
equipo.
2.2.- Las normas
Una norma la constituye un tipo determinado de comportamiento que se ha de
cumplir. O al contrario, una regla que se debe seguir y a la que se tienen que
ajustar nuestras conductas.
Cada equipo suele tener un conjunto de normas, escritas y explícitas, que
definen el comportamiento del equipo. Así, los horarios de los entrenamientos,
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Curso para entrenadores de los Juegos Deportivos sobre la
“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
las faltas de disciplina en el juego y las repercusiones negativas que pueden
sucederse son datos normativos que conocen los deportistas al ingresar en un
equipo.
Pero, al igual que en el caso de los roles, también hay normas no escritas ni
explicitadas convenientemente que, en ocasiones, deciden más que las normas
propiamente dichas. Hablamos de la forma grupal de resolver los problemas
(algunos lo hacen «en familia», otros a través de la prensa...), de tratar a un
entrenador si les gusta o no, de relacionarse con la directiva...
El conflicto puede surgir cuando estas normas no explícitas tienen un tinte
negativo en cuanto a actitud y comportamiento: «los árbitros siempre nos pitan
en contra»; «a este equipo nunca le ganaremos»... porque implican un
rendimiento si no negativo, sí bloqueado por consideraciones inadecuadas.
Tutko (1984) ha desarrollado un código disciplinario muy interesante para la
actuación del entrenador dentro del área de las normas o reglas:
a) La regla debe ser apropiada y aplicable, muy relacionada con el objetivo
deportivo y no tanto con la vida personal -que no profesional- de los
deportistas.
b) La regla debe ser justa, pudiendo ser flexible, si el entrenador lo considera
adecuado, con un determinado deportista o situación.
c) La regla debe establecerse para todos, sin mostrar favoritismos, o sea,
beneficiar a unos deportistas a expensas de otros.
d) El equipo debe estar completamente al tanto de lo que puede ocurrir si se
violan las reglas, con lo que las sanciones no podrán crear sentimientos
negativos hacia el entrenador ni utilizarse en su contra.
e) Los miembros del equipo deberán sentirse parte del organismo que
establece las reglas; el compromiso será mayor porque cada deportista
tendrá una parcela de responsabilidad en la norma.
f) Para que la sanción sea efectiva debe ser impuesta inmediatamente y en
concordancia con la falta, de forma que el deportista experimente la
adecuación de su falta con la sanción y no lo vea como un capricho del
entrenador.
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“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
El motivo del establecimiento de las normas dentro de un equipo reside en
ordenar la actuación del mismo al máximo. Lo que menos busca un entrenador
es conseguir el rechazo de sus deportistas; sin embargo, como técnico, ha de
conseguir los mejores resultados deportivos a través de sus deportistas, hecho
que únicamente consigue si éstos están concentrados en su trabajo y disfrutan
con él.
Para el entrenador, conseguir la confianza de sus deportistas es el primer paso
para poder empezar a trabajar eficazmente. Y el uso adecuado de las normas,
más que un perjuicio, resulta una ventaja para ello.
2.3.- La dinámica del equipo
Si antes hemos hablado de la estructura del equipo, que no es otra cosa que la
distribución y orden del mismo a través de la planificación adecuada de los
roles y las normas, ahora vamos a comentar algo acerca de la dinámica del
equipo, de aquello que hace que el equipo se mueva con la actividad y
dirección adecuada.
La cohesión grupal
Dentro de la dinámica grupal, la característica del equipo por excelencia es la
COHESION, entendiendo por cohesión «El resultante de todas las fuerzas que
actúan sobre los miembros para permanecer en el grupo». Este término y su
significado han sido ligados a conceptos como “éxito” y la “satisfacción”, de
forma que el incremento de la cohesión favorece el incremento del éxito y éste
favorece el incremento de la satisfacción, que vuelve a incidir sobre la cohesión
de nuevo.
Y, ¿qué factores pueden favorecer la cohesión? Brevemente: la satisfacción de
las necesidades personales, el atractivo del compañerismo, el atractivo de las
actividades grupales y el status y prestigio que se alcanza al pertenecer a un
equipo determinado. Porque un equipo deportivo, además de ofrecer
recompensas deportivas, ofrece a sus componentes el compartir partir
experiencias juntos, apoyo en los momentos necesarios, la transmisión de unos
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Curso para entrenadores de los Juegos Deportivos sobre la
“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
valores de cooperación y compañerismo, así como un sentido de pertenencia…
cualidades todas ellas fundamentales para esforzarse en entrenamientos y
rendir al máximo en competiciones.
Lo contrario, el carecer de estas
aportaciones del equipo al deportista y viceversa, es lo que hace que un grupo
de deportistas que practican juntos un deporte no actúen como equipo
DIFERENCIA ENTRE UN GRUPO DE DEPORTISTAS Y UN EQUIPO.
.
A
H
B
INDIVIDUALIDADES
VARIOS OBJETIVOS
OBJETIVO
DE EQUIPO
¿?
G
F
C
D
E
A
H
B
OBJETIVO
DE EQUIPO
G
F
C
UNIDOS PSICOLÓGICAMENTE
UN SOLO OBJETIVO COMÚN.
D
E
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“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
CADENA QUE FAVORECE LA COHESIÓN GRUPAL.
INCREMENTO DE LA
COHESIÓN
MAYOR
SATISFACCIÓN
MAYORES
ÉXITOS
Se considera que un equipo tiene una alta cohesión cuando se caracteriza por:
9 El respeto mutuo, permitiendo que cada deportista satisfaga sus
necesidades individuales, entendiendo este mismo proceso en el resto de
los compañeros de equipo.
9 La sensación de pertenencia, como un aspecto reforzante para cada
deportista, que ve compensado positivamente por el resto del equipo cada
esfuerzo que hace.
9 La importancia de «lo comunitario», como son las metas a conseguir, la
filosofía propia del equipo, la planificación de cada temporada, actividades
extradeportivas en las concentraciones, la creación de un «diccionario de
equipo» verbal y no verbal, muy útil en competiciones y entrenamientos...
Estas tres características manifiestan el equilibrio que debe haber en el tema
de los objetivos individuales y grupales dentro de un equipo. Utilizando como
ejemplo el balonmano, para cualquier jugador es muy importante que se
respeten sus objetivos personales (controlar su ansiedad, disfrutar en el
campo, no distraerse con problemas familiares...), como sus objetivos
individuales que contribuyen a la marcha del equipo (meter goles, defender,
parar,...) y su objetivo grupal o de equipo (bien a corto plazo - ganar el
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“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
siguiente partido, no encajar más de veinte goles...- o a largo plazo - quedar
entre los tres primeros en la liga, ascender de categoría...-).
Cuando todos los objetivos se coordinan para lograr el objetivo de equipo no
surge ningún problema. Este aparece cuando alguno de los objetivos no
grupales no contribuye para nada en la consecución de la meta de equipo. Por
ejemplo, si un futbolista está a pocos goles de ser el «Pichi-chi», es normal que
en su planteamiento de objetivos pese tanto el meter goles por su deseo de ser
el «Pichichi» (objetivo individual) como por sus ganas de que gane su equipo
(objetivo de equipo). Sin embargo, cuando un delantero realiza un juego muy
individualista para ser él, y sólo él, el que meta los goles, está pensando más
en su objetivo individual que en el de equipo, que se puede frustrar por la
negativa del resto de compañeros a pasarle balones debido a su poca
colaboración, hecho que desequilibra al equipo no sólo en el juego, sino
también a nivel psicológico, porque el resto de compañeros pasan a tener el
objetivo de «no pasarle balones» en vez de «jugar coordinados para ganar»
(supuesto objetivo de equipo para ese partido).
Continuando, los equipos que carecen de cohesión entre sus miembros
manifiestan situaciones como:
9 la formación de subgrupos dentro del mismo equipo,
9 el empobrecimiento o ausencia de comunicación intradeportistas,
9 la negación de responsabilidades ante un error colectivo echando la culpa al
resto,
9 una alta competitividad intragrupal...,
todas ellas situaciones que poco favorecen no sólo la práctica deportiva, sino
también la lucha por obtener resultados positivos.
Porque para que un equipo sea productivo y eficaz (obteniendo resultados
deportivos óptimos a través del empleo de unas destrezas motoras óptimas y
de un buen clima de cohesión dentro del equipo) el entrenador debe controlar
ambos aspectos, de resultado -lo que se consigue- y de ejecución grupal -cómo
se consigue.
En J. M. Williams (1986) se analiza un estudio de R. M. Stogdill que establece
que el factor más influyente entre la cohesión de equipo y la ejecución
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deportiva es la norma grupal para la productividad, la postura del equipo para
rendir al máximo.
COHESIÓN DE EQUIPO
ALTA
NORMA
GRUPAL
PARA LA
PRODUCTIVIDAD
BAJA
ALTA
EJECUCIÓN
PERFECTA
(1)
EJECUCIÓN
INTERMEDIA
(2)
BAJA
EJECUCIÓN
ERRONEA
(1)
EJECUCIÓN
INTERMEDIA
(2)
Relación entre la cohesión de equipo y la norma grupal para la
productividad sobre el nivel de rendimiento deportivo.
Cuando la cohesión de equipo es alta y las normas grupales para rendir
también lo son, entonces se producen los mejores resultados deportivos.
Sin embargo, cuando la cohesión grupal es alta pero la norma del equipo para
rendir es baja, entonces el resultado deportivo es bajo. Y en los casos de
cohesión baja, tanto con alto o bajo nivel de norma grupal para rendir, el
resultado será intermedio.
De ahí que la cohesión de los componentes de un equipo no sea una cuestión
meramente conceptual, ya que se encuentra muy relacionada con el resultado
final deportivo del equipo. Y es un factor básico y fundamental para el
funcionamiento de un equipo, donde los integrantes cooperan para obtener un
resultado común. También es importante en aquellas pruebas donde la suma
de las puntuaciones individuales de sus deportistas genera la puntuación total
del equipo, como son las modalidades de atletismo o natación por equipos,
aunque no llega a ser tan imprescindible para el funcionamiento del «equipo de
deportistas individuales» como para el “equipo como colectivo”.
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Curso para entrenadores de los Juegos Deportivos sobre la
“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
El todo más que las partes.
Como sucedía con los roles y las normas, es decir, en la estructura del equipo,
el trabajo del entrenador es de vital importancia en la creación y mantenimiento
de la cohesión en su equipo. Tanto para verse él mismo integrado,
cohesionado en el equipo, como para que lo estén sus integrantes.
Para ello es importante que dé un paso más partiendo de la cohesión y busque
el «poder sinergético». La SINERGIA no es más que el trabajo conjunto que
produce un resultado total igual o mayor que el que se producida con la suma
de sus partes. Ponemos un ejemplo: el jugador A es bueno; el jugador B
también es bueno, pero el hecho de que ambos jugadores jueguen al mismo
tiempo es mucho mejor, es decir, el tandem A+B supera a sus actuaciones
individuales.
De esta forma, el «poder sinérgico» que debe perseguir el entrenador se refiere
a la capacidad del equipo de potenciar su satisfacción y rendimiento individual,
incrementando entonces la energía y la creatividad colectiva. Es fundamental
utilizar la idea de que el equipo es especial y que el deportista, como miembro
del equipo, también es especial. A esto se refiere el «tener un halo especial» o
«tener un peso específico» como equipo. Los miembros son colegas y aliados
a la vez, por lo que persiguen sus propios objetivos, los objetivos comunes del
equipo, pero también ayudan a otros compañeros a conseguirlos. Tienen un
fuerte compromiso entre ellos y no sólo de cara al entrenador.
3.- DESARROLLANDO UNA IMAGEN DE EQUIPO
Todos, como personas, reaccionamos según nos vemos a nosotros mismos y
según vemos y creemos que nos ven los demás. En deporte sucede lo mismo.
Un equipo juega dependiendo de la confianza en sí mismo y de la imagen que
capta en su equipo oponente. Aunque no siempre de forma explícita, verbal o
consciente, el deportista, el equipo, se hace estas cuatro preguntas (Tutko,
1984).
1.¿ Qué pienso de mi equipo? «Somos un equipo guerrero, luchador»;«este
año vamos fatal»... aquí vuelven a cobrar importancia los pensamientos que se
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Curso para entrenadores de los Juegos Deportivos sobre la
“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
tengan porque, como se ve en el apartado de la actitud, el equipo actúa según
piensa y siente que es capaz, como una «profecía autocumplida». La labor del
entrenador en los períodos de entrenamiento es fundamental para asentar en
su equipo un tipo de pensamiento positivo y constructivo sobre sus
posibilidades.
2. ¿ Qué piensa el otro equipo del nuestro? «Piensa que nos derrumbamos en
las segundas partes»; «sabe que atravesamos una buena racha». La respuesta
a esta pregunta va a definir gran parte de la estrategia que se pondrá en
práctica en el juego. Lo fundamental es que la percepción sea acertada y se
adecue a la realidad. Y es una labor importante del entrenador analizar a fondo
el equipo oponente, sus puntos fuertes y débiles.., como seguro que el
entrenador del equipo oponente hará con el equipo contrario.
3. ¿ Qué cree mi equipo que el equipo oponente piensa de nosotros? Porque lo
que el equipo puede pensar que se piensa de él, y lo que en realidad el equipo
oponente piense, pueden ser dos ideas no coincidentes y, cuando esto ocurre,
el resultado deportivo corre peligro. Este puede ser el caso del equipo superior
que piensa que el equipo oponente, inferior en nivel, va a salir tan acobardado
que casi no hace falta ni entrenar. Sin embargo, en el partido la estrategia del
equipo oponente puede ser otra completamente diferente, como, por ejemplo,
atacar insistentemente para no descentrarse y así no pensar en la supuesta
supremacía del equipo contrario.
4. ¿ Qué somos en realidad mi equipo y el equipo oponente? A esta pregunta
es a la que deben contestar los deportistas y el entrenador, porque es la única
que se apoya en datos reales y no en percepciones subjetivas. De esta forma,
los datos resultantes servirán de apoyo a la creación de una imagen positiva de
equipo, manteniendo los aciertos deportivos y corrigiendo los errores
cometidos.
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Un equipo con imagen positiva se diferencia de otro equipo con imagen
negativa en que el primero:
9 Es un equipo cohesionado.
9 Piensa en clave de ganador más que de perdedor.
9 Tiene muy clara la normativa, que toma como un conjunto de reglas que
facilitan los buenos resultados.
9 Mantiene una ética deportiva positiva: «ir a su juego en vez de ir al
contrario».
9 Tiene una buena reputación y prestigio social, no necesariamente
acompañado de éxitos deportivos.
9 El entrenador es un reflejo de su equipo y viceversa.
Cambiar la imagen negativa de un equipo en positiva se puede hacer
exteriormente (cambios en la vestimenta, las consignas y el nombre del
equipo...), pero más profundo y duradero es el cambio si se hace internamente.
Para ello el entrenador, los deportistas, dirigentes... deben hacer un análisis
exhaustivo de los factores a cambiar y la forma en que quieren hacerlo. La
evaluación de la imagen positiva de equipos a los que se quiere emular puede
servir para listar los factores que se pretenden conseguir y las razones para
ello. Porque tan importante es reconocer qué se quiere cambiar y hacia dónde,
que reconocer el motivo.
4.- PAUTAS PARA EL ENTRENADOR
•
Explica lo más claro posible las expectativas de rol que tienes con cada uno
de los componentes del equipo. Su papel y trabajo deberá estar
perfectamente delimitado.
•
Haz lo mismo con tu equipo de técnicos auxiliares e incluso con tu rol en el
equipo de cara a los directivos que te mantienen en el cargo. Resuelve
muchos posibles conflictos.
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•
Abre las vías de comunicación con tu equipo, tanto para explicar tus normas
como para recibir sugerencias. Cuanta más transparencia haya, menos
posibilidades habrá de creación de subgrupos conflictivos.
•
Reconoce los éxitos personales tanto como los grupales y recompensa el
esfuerzo tanto como castiga las faltas. Crearás una atmósfera de igualdad y
no de preferencias.
•
Favorece una identidad de equipo sobre las bases positivas de la «profecía
autocumplida»: sentirse ganador, creativo, especial, con confianza.
Comenta los aciertos antes que los errores. Toma estos últimos como
información para trabajarlos adecuadamente.
•
Establece contactos periódicos para hablar de temas no exclusivamente
técnicos. Conoce a tus deportistas y favorece que ellos se conozcan.
•
Evita que la posible inestabilidad directiva afecte a tus deportistas. Aun
conociendo el problema, deben continuar con su progreso deportivo.
•
Intégrate en el equipo. Considera todas las sugerencias hechas por los
componentes de un equipo también como para el entrenador. La cohesión
de equipo no se completa hasta que el entrenador se integra plenamente en
ella.
•
En cuanto a los distintos «tipos» estándars de deportistas que te puedes
encontrar en un equipo, conviene que actúes con cada uno de ellos
dependiendo de las características específicas que muestren:
4.1.- Líder
•
Influye en el resto de compañeros más a nivel emocional que cognitivo.
•
Hay que tomarle en consideración a la hora de introducir algún cambio en el
equipo.
•
Tenlo mejor como aliado que como opositor («controla al líder y controlarás
al equipo»).
•
Deja que resuelva problemas pequeños.
•
Delega alguna responsabilidad en él para que se vea incluido de alguna
forma en el staff técnico
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“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
•
Crea un sistema de incentivos y recompensas con él; mantendrá satisfecha
su necesidad de liderazgo.
•
Da la oportunidad a todo aquel que quiera de ocupar ese puesto o
compartirlo. Cuando haya dos líderes informales, favorece su entendimiento
mutuo haciéndoles llegar a un acuerdo de «poderes y responsabilidades».
De lo contrario, el equipo se puede escindir en dos bandos difíciles de
reconciliar.
•
Anticipa posibles conflictos, no ignores la coexistencia de dos líderes. Por
ejemplo, cuando haya un líder de «juego» y otro líder en el «vestuario»
reconoce a ambos y facilita su mutuo entendimiento para que su trabajo
tenga un sólo objetivo común y el beneficiario sea también único: el equipo.
4.2.- Deportista automotivado
•
No se queja de la dureza del entrenamiento; se esfuerza al máximo porque
su motivación es interna; son líderes en potencia.
•
Como no demanda mucha atención se le suele desatender, cuando habría
que atenderle como a cualquier otro y sobre todo reforzar su esfuerzo
pública y privadamente.
•
Suele ser muy autocrítico; el entrenador debe ayudarle a replantearse los
objetivos y reforzar su interés y su esfuerzo. Aunque no consiga su meta en
el tiempo fijado, ya lo hará (refuerzo en base a la actuación y no al logroresultado).
4.3.- Deportista estrella
•
Suele estar motivado interna y/o externamente y es muy competitivo, con
grandes habilidades físicas y consciente de ellas.
•
Conviene tratarle igual que al resto durante los entrenamientos, sin temer
corregirle, dejando bien claro que su nivel no sólo se debe a sus cualidades
innatas, sino también al fruto del trabajo y esfuerzo en los entrenamientos.
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•
Conviene establecer una buena comunicación entre el deportista y el
entrenador, de forma que sean aliados en vez de contrarios, con lo que en
los entrenamientos se rendirá mejor.
4.4.- Deportista problema
•
No está automotivado y difícilmente responde a la motivación externa.
•
Los que se resisten al entrenamiento: hay que conocer exactamente las
causas de su desinterés y buscar soluciones; el entrenador debe controlar
la situación y exigirle lo mismo que al resto o cambiarle de grupo; si le
permite entrenar poco, los demás del grupo pueden también adoptar esa
postura.
•
Los que no respetan las normas de los entrenamientos y del equipo: hay
que conocer las causas de su actitud para buscar soluciones; si reincide,
establece un sistema de castigos o refuerzos, según el caso, relacionados
con el deporte hasta que o se amolda a las normas o lo deja; aunque...
nunca eches a un deportista, esa decisión la tiene que tomar él mismo.
•
Hiperansiosos: no soportan la mínima presión; hay que incrementar las
dificultades del entrenamiento gradualmente, de forma que se vaya
haciendo poco a poco a él y se vaya animando con su evolución deportiva,
hasta que pueda soportar la tensión del entrenamiento porque ve que le
compensa en algo.
•
Miedo a ser el mejor del grupo: no quiere que hablen de él, que le tengan
envidia...; explicarle que cada uno hace bien una cosa diferente y que eso
es lo que él hace bien, que hay que aprovechar las habilidades que se
tienen, además de resaltar el esfuerzo y trabajo que le cuesta entrenarlas
(trabajo por objetivos).
•
Tímidos, desconfiados: necesitan refuerzos (generalmente positivos)
continuamente y que el ambiente de entrenamientos sea lo más familiar;
hay que fomentar la comunicación con el entrenador y con el resto del
grupo.
Emilio Hernández Núñez
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“Iniciación en valores y trabajo en equipo”
Estos grupos de deportistas, diferenciados por su forma de pensar, sentir y
actuar, se pueden encontrar tanto dentro de un equipo como trabajando
individualmente. De cualquier forma, lo importante es no olvidar que cuanto
más satisfechos estén los deportistas con su práctica deportiva, mayor será la
probabilidad de que continúen con ella, hecho que en el inicio deportivo sobre
todo es muy importante.
BIBLIOGRAFÍA.
•
JUGAR CON VENTAJA. LAS CLAVES PSICOLÓGICAS DEL ÉXITO
DEPORTIVO. Salomé de Diego, Cristina Sagredo.
Alianza editorial. 1992.
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