CAPÍTULO X RECURSO DE CASACIÓN POR ERROR DE HECHO

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CAPÍTULO X
R E C U R S O D E CASACIÓN P O R E R R O R
DE HECHO
I.
POSICIONES
DOCTRINALES.
II.
FINALIDAD
DE
LA
VÍA
CASACIONAL DEL N.° 2 DEL ART. 849 DE LA LECR.
III.
IV.
Art.
I.
DOCTRINA
DOCUMENTOS
849.2.º
GENERAL.
A
EFECTOS
CONCEPTO
DE.
DOCUMENTO.
CASACIONALES.
CASUÍSTICA.
de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal:
P O S I C I O N E S DOCTRINALES
La vía del n.° 2 del art. 849 de la LECR es objeto de crítica
por la doctrina de forma unánime porque supone una quiebra de
la consideración del recurso de casación como recurso extraordinario, y lo aproxima más a la naturaleza de la segunda instancia en tanto permite un doble examen en el conocimiento de los
hechos. Así Gimeno Sendra afirma que «debería ser derogado, si
se instaura la segunda instancia, y sustituido por otra norma que
permitiera al Tribunal Supremo elaborar una depurada doctrina
sobre la prueba prohibida».
Estas críticas que han de ser compartidas desde el análisis
de la naturaleza del recurso de casación, sin embargo en el estado actual de las cosas, ausencia de una doble instancia, deben ser
matizadas en el sentido de que en tanto no se produzca una reforma seria del sistema de recursos en materia penal, cubre las exi317
PEDRO MARTIN Y OTROS
gencias del sometimiento de la decisión del tribunal de instancia
a un tribunal superior en el ámbito de la fijación del hecho.
No obstante ha de ponerse de relieve el estrecho cauce que
esta vía del n.° 2 del art. 849 de la LECR tiene realmente como
vía de modificación o complementación del relato fáctico.
II.
FINALIDAD DE LA VÍA CASACIONAL D E L N . ° 2
DEL ART. 8 4 9 DE LA L E C R .
A través de la vía del error de hecho se pretende obtener una
modificación del relato fáctico, bien introduciendo hechos nuevos, bien eliminando afirmaciones fácticas en él contenidas.
Corolario de la ultimación de esta vía casacional será articular un
motivo por infracción de ley del n.° 1 para conseguir la aplicación de la norma sustantiva pretendida o acreditar la indebida
aplicación de la estimada en la sentencia.
III.
DOCTRINA GENERAL. CONCEPTO DE DOCUMENTO
En la actualidad el art. 26 del C.P. ofrece un concepto de
documento, según el cual, a los efectos de este Código se considera documento todo soporte material que exprese o incorpore
datos, hechos o narraciones con eficacia probatoria o cualquier
otro tipo de relevancia jurídica.
La interpretación literal de tal precepto resulta insatisfactoria, en expresión de la sentencia de esa Sala de 9 de enero de
1998, y por ello se impone hallar otra. Así puede concluirse que
documento a efectos penales es el resultado de combinar un
soporte material y datos, hechos o narraciones, caracterizándose
aquella por las notas siguientes: El documento debe constar en
un soporte indeleble, ha de tener procedencia humana, el contenido de la declaración debe ser comprensible de acuerdo a los
usos sociales, es decir, significativa en sí misma, también se
requiere la entrada en el tráfico jurídico y finalmente, el documento válido es el documento original.
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LOS RECURSOS PENALES
El documento implica que se trate de un documento en
sentido estricto, y ha de entenderse por tal el escrito, en sentido tradicional, o aquella otra cosa que, sin serlo, pueda asimilarse al mismo, por ejemplo, un diskette, un documento de
ordenador, un vídeo, una película, etc., con un criterio moderno de interacción de las nuevas realidades tecnológicas, en el
sentido en que la palabra documento figura en algunos diccionarios como «cualquier cosa que sirve para ilustrar o comprobar algo» (obsérvese que se trata de una interpretación ajustada a la realidad sociológica, puesto que, al no haber sido objeto
de interpretación contextual y auténtica, puede el aplicador del
derecho tener en cuenta la evolución social), siempre que el llamado «documento» tenga un soporte material, que es lo que sin
duda exige la norma penal. (Por todas SS.TS. 1114/94, de 3 de
junio, 1763/1994, de 11 de octubre y 711/1996, de 19 de octubre). En la actualidad dicha fórmula jurisprudencial tiene adecuada correspondencia en la norma contenida en el artículo 26
del nuevo Código penal, según el cual «A los efectos de este
Código se considera documento todo soporte material que
exprese o incorpore datos, hechos o narraciones con eficacia
probatoria o cualquier otro tipo de relevancia jurídica». STS de
4 de marzo de 1997.
El error de hecho en la apreciación de la prueba requiere,
ante todo que exista un documento. Que sean documentos producidos fuera de la causa o extrínsecos e incorporados a la
misma. STS de 27 de septiembre de 1991, 14 de abril de 1992,
21 de mayo de 1993 y 4 de marzo de 1996. Que ese documento acredite la equivocación del juzgador, esto es, que en los
hechos probados de la sentencia recurrida aparezca como tal un
elemento fáctico en contradicción con aquello que el documento, por su propia condición y contenido, es capaz de acreditar. Que a su vez, ese dato que el documento acredite no se
encuentre en contradicción con otros elementos de prueba, porque la Ley no concede preferencia a ninguna prueba determinada sobre otra igual o diferente. Por último, es necesario que
el dato de hecho contradictorio así acreditado sea importante,
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PEDRO MARTIN Y OTROS
en cuanto que tenga virtualidad para modificar alguno de los
pronunciamientos del fallo, pues si afecta a elementos fácticos
que carezcan de tal virtualidad, el motivo no puede prosperar,
porque como reiteradamente tiene dicho esta Sala, el recurso se
da contra el fallo y no contra los argumentos de hecho o de
derecho, que no tienen aptitud para modificarlo. STS de 9 de
diciembre de 1996.
IV.
D O C U M E N T O S A EFECTOS CASACIONALES.
CASUÍSTICA
Si es documento la declaración de la renta:
Solamente puede ser admitida como prueba documental, la
declaración de la renta de las personas físicas y las declaraciones
de pagos a cuenta que se presentaron en el momento del juicio
oral. La invocación de los dictámenes periciales emitidos por la
Delegación Territorial de Industria y por el personal de la empresa suministradora de gas pudiera tener el carácter de prueba
documental siempre que se cumplan los presupuestos reiteradamente exigidos por la jurisprudencia de esta Sala. STS de 8 de
marzo de 1997.
No es documento el atestado, salvo datos objetivos:
El folio 6 de autos corresponde al atestado instruido, el 22
de abril de 1996, por el Subinspector de Aduanas, en el que hace
constar que «a las trece horas del día de hoy, fue informado por
la fuerza aprehensora que figura la presente diligencia, que a la
llegada del vuelo RG-714, procedente de Sao Paulo que hizo su
entrada por la Sala I de llegadas internacionales del aeropuerto
Madrid-Barajas, cuando el pasajero de dicho vuelo Cicero Thomas Campos se disponía a pasar el control de pasaportes, infundió sospechas a los funcionarios de Policía como posible portador de sustancias estupefacientes. Por (lo que) se solicita de la
Aduana el reconocimiento de su equipaje...». Dado que el lugar
en que fue interceptado el hoy recurrente —por infundir sospechas de portar sustancias estupefacientes— («al pasar el control
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LOS1 RECURSOS PENALES
de pasaportes») constituye un «dato objetivo», silenciado en la
sentencia de instancia, —tanto en el relato fáctico como en la
fundamentación jurídica de la misma—, de indudable relevancia
a la hora de calificar el hecho enjuiciado desde la perspectiva de
la Ley de Contrabando, procede estimar este primer motivo (v.
ss de 11 de octubre de 1990, 29 de enero y 21 de octubre de
1991, entre otras). STS de 30 de octubre de 1997.
Si es documentó el certificado del Registro de la Propiedad:
Si es documento el certificado literal del Registro de la Propiedad. STS de 29 de septiembre de 1997.
Si es documento el certificado del Interventor de la Caja
Postal:
Si es documento el certificado librado por Interventor de la
Caja Postal. STS de 11 de febrero de 1997.
Se considera documento las fotografías efectuadas por la
Policía Judicial:
Señala el recurrente, a modo de documento, el reportaje
fotográfico que hizo el equipo de Policía Judicial de la Guardia
Civil inmediatamente después de producirse los hechos y, concretamente, la fotografía n.° 4 de dicho reportaje, en que se
aprecia que el vehículo que conducía la víctima tiene fracturadas; por entrada de proyectil tanto la luna trasera como la ventanilla derecha trasera, con lo que pretende demostrar que el
procesado no hizo en la ocasión de autos, como se dice en la
declaración de hechos probados, un solo disparo que provocó
la salida en ráfaga de dos proyectiles sino más de un disparo.
El motivo debe prosperar. Esta Sala, gozando de la misma
inmediación que el Tribunal de instancia en el examen de las
fotografías de referencia y aplicando razonablemente las máximas de la experiencia, no puede menos de llegar a la conclusión de que las dos fracturas observadas —la de la ventanilla
trasera derecha y la de la luna trasera— no pudieron ser produ321
PEDRO MARTIN Y OTROS
cidas por dos proyectiles propulsados en ráfaga por un solo disparo, aun en el supuesto de que tal accidente sobreviniese en
una pistola semiautomática en perfecto estado de funcionamiento. Si así se hubiese desarrollado esta fase culminante de
los hechos, los dos proyectiles hubieran seguido la misma trayectoria e impactado prácticamente en el mismo punto o en
puntos muy próximos, siendo extremadamente difícil, tan difícil que la eventualidad puede ser descartada, que uno y otro
proyectil incidiesen sobre el vehículo desde ángulos distintos
como sin duda aconteció. Es por ello por lo que, sin perjuicio
de mantener como probada la apreciación del Tribunal de instancia, según la cual el disparo realizado por el procesado apoyando el cañón de su pistola en la luna delantera de su vehículo produjo la salida en ráfaga de dos proyectiles que rompieron
la luna trasera del vehículo que le precedía, esta Sala tiene por
probado —y así lo hará constar en su segunda Sentencia— que
el procesado efectúo un segundo disparo, antes o después del
ya descrito, que fracturó la ventanilla trasera derecha del citado vehículo. Procede, en consecuencia, la estimación del séptimo motivo del recurso con el limitado alcance que ha quedado
expuesto. STS de 16 de enero de 1998.
Si es documento oficio del Director del Centro Penitenciario:
El motivo debe estimarse, ya que por el documento invocado se precisa un dato fáctico —el periodo de ausencia de Pedro
José Jambrina de su domicilio— que no queda bien definido en
la sentencia, puesto que en el antecedente de hecho primero de
la misma se expresa que la Policía tenía conocimiento de que
Pedro José por lo menos hasta el 4 de noviembre de 1994 se
dedicaba al tráfico de drogas en su domicilio, y en el Fundamento Segundo de la sentencia se razona que en la época del
registro de dicha vivienda —el 1 de diciembre siguiente— el
acusado se hallaba en prisión. El documento invocado acredita
que Pedro José ingresó en el Centro Penitenciario de Zamora el
4 de noviembre de 1994, para cumplir una pena de dos años, cua322
LOS RECURSOS PENALES
tro meses y un día de prisión menor, impuesta por la Audiencia
Provincial de Oviedo, por delito contra la salud pública, y seguía
extinguida la pena en la fecha del oficio del director del establecimiento, 6 de julio de 1995. STS de 17 de octubre de 1998.
No son documento las Sentencias:
Como se lee en la Sentencia de este Tribunal de 5 de Mayo
de 1995 (muy rica en citas jurisprudenciales), «salvo en cuanto
a la cosa juzgada material, lo resuelto por un Tribunal no vincula ni condiciona a otro», añadiendo que esa es la razón de que,
«a los efectos del error en la apreciación de la prueba carezcan
de toda virtualidad los fundamentos fácticos de las Sentencias o
resoluciones antecedentes», a lo que cabe añadir que quizá por
eso una Sentencia posterior, de 26 de Junio de 1995, rechaza de
plano que la certificación de otra Sentencia constituya documento a los efectos de los artículos 849.2.a y 855 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal. STS de 11 de enero de 1997 y 2 de
marzo de 1998.
No son documento las declaraciones de testigos y procesados y acta del juicio oral:
La doctrina de esta Sala ha negado valor documental a efectos qasacionales a las declaraciones de los procesados y; testigos
—sentencias de 29 de noviembre de 1985, 21 de enero, 28 de
febrero, 2 y 28 de junio, 3 de julio, 6 de octubre, 3 de noviembre
y 18 de diciembre de 1986 18 de diciembre de 1987, 7 de mayo
de 1988, 1 de febrero y 15 de marzo de 1989, 13 de diciembre de
1990, 15 de abril, 8 de junio y 25 de noviembre de 1991, 14 de
abril y 9 de septiembre de 1992, 2838/1993, de 14 de diciembre
1266/1995, de 17 de diciembre, 190/1996, de 4 de marzo,
245/1996, de 14 de marzo, 689/1996, de 15 de octubre y
654/1996, de 23 de octubre, entre otras—pues constituyen pruebas personales documentadas, pero no documentos, porque no
garantizan, ni la certeza, ni la veracidad de las manifestaciones
vertidas y como pruebas puramente personales aunque se documenten bajo la fe del Secretario, están sometidas a la libre apre323
PEDRO MARTIN Y OTROS
dación de la prueba que realiza el Tribunal de instancia. Otro
tanto ocurre con las actas de vista o juicio a las que también se
ha negado el carácter documental ya que se limitan a transcribir
de modo fragmentario o incompleto las vicisitudes del juicio y
porque por su contenido son declaraciones de acusados y testigos que no ostentan valor documental a efectos casacionales —
sentencias de 15 de marzo, 3 de junio y 27 de septiembre de
1991, 18 de mayo y 7 de noviembre de 1992, 1882/1993, de 22
de julio, 245/1996, de 14 de marzo y 550/1996, de 16 de julio.
STS de 30 de enero de 1997.
Dictámenes periciales: doctrina general.
Como regla general, los dictámenes periciales que son
pruebas personales documentadas, pero no pruebas documentales en sentido propio, no son hábiles para fundamentar este
motivo casacional. Esta regla general admite dos excepciones
(Sentencias de 22 de abril y 16 de diciembre de 1994, 310/95,
de 6 de marzo, 1297/95 de 5 de diciembre, o 361/96 de 22 de
enero, entre otras): a) cuando existiendo un solo dictamen o
varios absolutamente coincidentes se hayan tomado como base
única de los hechos declarados probados, pero incorporándolos
a dicha declaración de un modo incompleto, fragmentario,
mutilado o contradictorio, de modo que se altere su sentido originario, b) cuando contando la Sala sentenciadora solamente
con dichos dictámenes (único o absolutamente coincidentes), y
no concurriendo otras pruebas sobre el mismo dato fáctico, el
Tribunal de Instancia haya llegado a conclusiones divergentes
con las de los citados informes, sin expresar razones que lo justifiquen. En ambos casos cabe estimar acreditado el error del
Tribunal sentenciador. En el primero porque, asumiendo la Sala
el informe, el texto documentado de éste permite demostrar que
ha sido apreciado erróneamente, al incorporarlo a los hechos
probados de un modo en que se desvirtúa su contenido probatorio. En el segundo porque al apartarse del resultado único o
coincidente de los dictámenes periciales, sin otras pruebas que
valorar y sin expresar razones que lo justifiquen, nos encontra324
LOS RECURSOS PENALES
rnos —como dice la ¡sentencia n.° 310/95, de 6 de marzo— ante
«un discurso o razonamiento judicial que es contrario a las
reglas de la lógica, de la experiencia o de los criterios firmes del
conocimiento científico», STS de 14 de febrero y 17 de marzo
de 1997.
No se consideran documentos las fotografías:
La jurisprudencia de esta Sala, en diversas sentencias (p.e.
en la de 22 de Enero de 1996), ha negado la naturaleza documental de las fotografías aesos efectos casacionales, lo que sería
suficiente para rechazar este primer motivo, de acuerdo con lo
que establece el artículo 884.6 de la Ley Rituaria. STS de 10 de
abril de 1997.
No son documentos los que se declaran falsos por la sentencia:
Es patente que, en modo alguno, se, puede acreditar ningún
error en la apreciación de las pruebas con unos documentos cuya
falsedad se declara expresamente en la Sentencia recurrida, al
haber sido creados ilícitamente por el acusado. STS de 14 de
marzo de 1997.
No son documento las fotocopias:
La doctrina de este Tribunal ha negado valor documental a
efectos casacionales a las fotocopias —sentencias de 28 de octubre de 1986— admitiéndose tan sólo la autenticada de un documento original —sentencia de 1 de febrero de 1989-— añadiéndose que las fotocopias, al carecer de autenticidad y ser previsadas de
posteriores diligencias complementarias de reconocimiento no
pueden constituir la prueba documental apta para abrir la vía del
erro de hecho en la apreciación de la prueba —sentencia de 4 de
octubre de 1991— y así, salvo que sean admitidas de contrario, no
pueden alcanzar valor documental por no gozar de garantía alguna en cuanto a la manipulación de su contenido y por la carencia
de la demostración de autenticidad —sentencia de 26 de febrero
de 1992—. STS de 26 de junio de 1997.
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PEDRO MARTIN Y OTROS
No es documento el informe de la Guardia Civil de
Tráfico:
El informe de la Guardia Civil de Tráfico no tiene el carácter de un documento válido a efectos casacionales por la vía del
error de hecho. Se trata, en todo caso, de un dictamen pericial en
cuanto establece conclusiones técnicas sobre las causas del accidente y también, en parte, de una especie de inspección ocular
practicada por la policía judicial sin intervención ni presencia de
la autoridad judicial. Con este doble carácter se viene considerando por la jurisprudencia al exigir que su contenido tiene que
ser filtrado a través de su análisis pormenorizado y contradictorio en el acto del juicio oral. STS de 8 de mayo de 1997.
Autopsia:
Hay que tener en cuenta que aparte de las dudas de que la
autopsia realizada por dichos doctores puede tomarse como
documento a efectos casacionales, pues ello supondría partir de
la base de que no se hubieran practicado mas pruebas sobre el
hecho a demostrar (causa de la muerte), ambos peritos comparecieron en las sesiones del juicio oral ampliando sus informes,
junto con otros peritos, y además existen múltiples informes del
Hospital en donde fue ingresada la víctima hasta su fallecimiento, lo cual implica pluralidad de medios probatorios, pero es que
además tal pericia no dice lo que el recurrente quiere que diga.
STS de 28 de junio de 1997.
No son documento por falta de ratificación en el Juicio
Oral de su contenido:
La pretensión del recurrente se formula al sedicente amparo
de unas comunicaciones remitidas vía FAX y presentadas por su
Defensa en el acto del juicio oral, en que se alude, por un Centro de atención a drogodependientes y por determinados facultativos, a una supuesta enfermedad psíquica de aquél, sin que tales
comunicaciones fuesen ratificadas en dicho acto por quienes
parecen ser sus autores por no haber sido interesada su comparecencia para que así lo hiciesen. En estas condiciones, es claro
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LOS RECURSOS PENALES
que los folios señalados por el recurrente, en demostración del
error en la apreciación de la prueba que achaca al Tribunal de
instancia, carecen dé la imprescindible autenticidad, por lo que
nó puede plantearse siquiera la cuestión de su eventual fuerza
probatoria, ni como documentos propiamente dichos, ni como
pericias que excepcionalmente pudiesen homologarse a los
documentos tenidos en cuenta por el art. 849.2 LECrim. a los
efectos de esta clase de casación. STS de 30 de abril de 1998.
No es documento la inspección ocular. STS de 5 de noviembre de 1998.
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