CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. P R E F A C I O Despierto y con sed suficiente, un ser masculino que nunca negó su feminidad, caminaba seguro de hallar su destino. Quería beber de la fuente de la vida. Sabía exactamente donde estaba. Y a ella se acercó. Y no hubo desgarro alguno, sino una sublime quietud. Había recorrido el camino solo consigo mismo, pero a solas, no lograba imaginar como llenar su jarra. ¡Sucedió! Un generoso chorro de cristalina verdad fluyó saciando su anhelo, mas su necesidad parecía no tener fin, pues hablaba en nombre de multitudes. Fue entonces cuando decidió aventurarse. Y al tiempo que coordinaba la profundidad de su respiración con el ritmo de su paso, se dirigió a la cima más alta, allí donde se encuentra el olivo y la piedra sagrada. En el sendero de la plenitud, su vista se posó en una babosa que portaba conocimientos. Captó instantáneamente aquello que es vulnerable comprendiendo la esencia de lo inmortal. En las copas de los árboles nacieron rayos de luz que no conocían límite alguno. Besaron su rostro confirmando el acierto. Siguió avanzando, intuyendo que tenía que hacerlo observando despacio, hasta que se detuvo justo donde está el olivo y una vez en cuclillas, dejó que su corazón se extasiara. 1 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La belleza vestía de verde mostrando su intimidad. Seguía inmóvil junto a su amigo el silencio con las piernas como raíces en la Tierra. Y tuvo a la oscuridad como compañera, de lo contrario, ¿cómo entender lo más fundamental? Cuando levantó la piedra sagrada, encontró la consciencia que lucía con elegancia su túnica traslúcida. Las ramas de su espíritu se extendieron hasta la alborada. Afloraron enseñanzas y advertencias. Escuchó las tareas que debía cumplir. El más allá tendía su mano abierta y él, construyó allí su morada. El secreto permanecía oculto, pero rozándole con suavidad su espalda se expresó. La sensibilidad hizo que se volviera para ser bautizado. Lo divino se hacía presente con garras afiladas. Y al verse frente a frente se alegraron. Uno extendió los brazos para recibir los dones mientras el otro, impregnándole de aquello que es vital, se instaló en él para albergar a un huésped muy especial. Yo lo vi. Conversaron largamente de esto y aquello. Muchas palabras fueron dichas intercambiándose regalos en cada mirada. Y la sabiduría mostró su lado bueno al compartir la conciliación del Cielo hecho Hombre. El misterio de la existencia se mostró. Tomó su curso, su significado último. Descubrió la invisible perspectiva que yace oprimida y todo era igual, mas todo era a la vez distinto. Otra visión partía de su mismo centro. Aprendió que las formas modifican los contenidos; que los medios nunca justifican el fin y por consiguiente, siempre lo 2 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. determinan; que el miedo no tiene sentido y que de todo cuanto uno haga, tendrá que dar cuenta. En aquel instante comprendió que debía hacerse escultor y con palabras, llevar mensajes a los niños y desde la cima de la montaña, hablar a todos los seres vivos con humildad. Los elementos volvieron a su lugar de nacimiento y partieron otros que cambiarían el orden de todas las cosas. Por fin el abrazo que susurra reconfortantes sinfonías… Está preparado para entregarse como puente al infinito. Será un canal hacia lo eterno. El barquero que ayuda a traspasar los ríos del sufrimiento. Yo lo sé. Y que gozo al expresarse en voz alta: ’’Soy un chispazo de luz que vibra, mas ¿cómo explicar lo que no puede verse si no es con el sentimiento en la acción?... Claro, ya está, con voluntad!!! Construir una nueva voluntad, porque de no reconstruir el templo que amenaza ruina, pronto, TODO terminará‘’. Y cuantos allí se encontraban sonrieron de agradecimiento batiendo las alas de sus almas, avisando de su inminente llegada con cantos plagados de amor fraternal. Así se convirtió en Despertador de Almas, ingeniero de su propia alma. Yo fui testigo. 3 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. PRÓLOGO Quien ha leído, viajado y meditado, creo que es una compañía valiosa. Si además escribe, investiga, y comparte con los demás las enseñanzas de la vida, considero a esta persona un regalo para la humanidad. Porque cuando se habla con franqueza desde el alma, no hay soberbia, ni tampoco vanidad. Ahora puedo hablar con total libertad. Fue a través de un chispazo repentino que la imagen desenfocada me hizo la zancadilla para que cayera de rodillas. La realidad se rompió como copa de cristal que toca el suelo y, eso que añicos quedó desparramado, ¿qué era? ¿Qué era esa cosa amorfa que no abarca ninguna figura geométrica? Salté de la cama para abrir la ventana de par en par y, claro... al asomarme y mirar, qué podía encontrar si no era… el mundo. Camisas perfectamente planchadas, calcetines y calzoncillos bien colocados en los cajones, el pijama doblado encima de la cama, los cubiertos en perfecta situación, lleno el frigorífico y el armario ropero con abrigos y gabardinas y chaquetas. Electrodomésticos grandes y pequeños, el blando sofá a juego con la televisión de pantalla plana, seguro de vida, albornoz. Toallas suaves con mis iniciales bordadas, sábanas que desprenden fragancias agradables, ningún cuadro torcido. Plan de jubilación. La plaza de parking reservada. Zapatillas. ¿Todo eso era importante? ¡Ya no servía! Adiós al embuste... ¿Cómo evitar la frustración y el sufrimiento particularmente severo? ¿Cómo suprimir la miserable existencia? ¿Qué es toda esta lluvia de toxinas? Era imprescindible arrancar la página del libro como se arranca la fruta de la rama del árbol, estirando con suavidad, pero sin dejar de apretar, igual que se arranca el pétalo de una margarita. Algo parecido a extirparle un suspiro al corazón. Cerré la ventana y al darme la vuelta y mirar hacia adentro la reconocí. Desde la cama, enredada bajo las sábanas, reía y lloraba envuelta en un caudal de voces incesantes y entre todas las voces una sola voz surgió diáfana, clara, visible, tomando cuerpo, desplazándose para abofetearme con vigor y ávida de escarmiento. Pero no me asusté. Acepté el reto. Nubes de tormenta. Período de tinieblas. Acepté el reto dispuesto a morder con saña sin dejarme vencer. Esa cosa quiero palpar y sopesar y medir y valorar, ese objeto al que denominan vida. Frases inacabadas retornan visiones que adoptan trayectos y de pronto, los sueños truncados se componen, resuenan las rimas infantiles del colegio, huelen los pinos, la propia sombra realiza 4 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. una simpática mueca, un salto mortal, un guiño, el silencio, tose alguien, complicidad. Súbito movimiento. ¡Viajar! Me puse a brincar hasta las escaleras. Las subí de dos en dos. Las bajé de tres en tres. Otra vez las subí y las bajé ante las miradas atónitas de quienes murmuraban al unísono –está loco- sí! Loco de remate. Loco por abrazar mi locura y besarla apasionadamente si con ello abrazo y beso la misma vida. Y han transcurrido un centenar de horas desde que despegué… Siete aeropuertos recorridos de arriba abajo y en círculos, bordeando las esquinas, entrando y saliendo, sentándome y levantándome. Es la tercera vez que veo nacer el sol y cuestiono, ¿cuál es mi destino? ¿A dónde me dirijo? Fue a las seis de la mañana del domingo cuando solicité billete para marcharme lejos. El avión me llevó a Australia. Luego me acercó al Japón, creo. No estoy seguro de cuánto tiempo he permanecido en salas de espera, en colas para el visado, en concurridos baños donde mojarme la cara y alisarme los cabellos con hambre y una sed inagotable gritándome desde las entrañas. Me paseo por el mapamundi recorriéndolo a palmos, ¿hasta cuándo? Llevo más de cinco días volando y las alas del avión me parecen una prolongación de mis brazos extendidos ¿huyo? Me alejo. ¿De qué me alejo? ¿De quién? De mal en peor. De peor a... ¡no tengo frío! Y de niño me faltó mucho calor. Hubo conflictos que no entendía. ¿Fracaso afectivo? ¿Fracaso social? ¿Fracaso profesional? ¡Desestabilización! ¿Intento asociarme a lo negativo? No sirvo para ni mierda. Arrastrado por... necesito poder elegir, poder actuar, poder ¡ser! ¿Ser qué? Tal vez hay recetas milagrosas que desconozco. ¡Ya basta! Arreglar la habitación y, ¿me voy a la cama? Después de Los Ángeles-California, volví a Europa-Alemania, y de nuevo me encuentro cruzando el Atlántico sin saber donde aterrizar, confundido, desorientado. Desgarrado… Mentirme a mi mismo: sacrilegio. Admitir. Ver. Saber. Sin vergüenza ninguna. Algo mío está por ahí, y se encuentra perdido, ¿me he extraviado? ¿Dónde estoy? En el cielo, y sin embargo parece el infierno. 5 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. No puedo tolerar esta incertidumbre. Me doy cuenta de la presencia de estas personas que siempre están ahí, acompañándome, por las cuales siento simpatía y admiración y contra las cuales debo enfrentar feroz batalla, furiosa charla, despiadada critica, ¡explorar! ¿Qué me estoy jugando? ¿Cuál es mi patrimonio moral? Algo me insta a ser claro conmigo aquí o allá, pero claro conmigo mismo. ¡Oh! Tal vez es necesario tener a alguien a quien culpar… ¿Protestar contra quién? ¿Reclamar una explicación a quién? ¿Quién me desestabiliza? Prefiero enjuiciarme a mirar a otro a quien acusar. Cada uno debe ocuparse de lo suyo. Cada quien con sus labores. Yo tengo mi tarea. Empezar de cero. Una forma de vida termina. Una etapa distinta a la anterior comienza, ¿estoy haciendo lo correcto? Analgésicos, somníferos, estimulantes. Tratamiento psiquiátrico. Ingestión de antidepresivos o una lobotomía no eran la solución. ¿Insatisfecho? ¡Desgraciado! La negación es un mal atajo. La sonrisa postiza un error. La felicidad ciega, no existe. La pasividad confortable… no me interesa. A la deriva contra los cayos borracho de evasión absurda, ¡no! Encontrar al enemigo de mi crecimiento… aplicar disciplina… dedicarme al empeño con suma paciencia. Detenerme. No puedo continuar vagando a tientas. No seguiré avanzando en dirección equivocada. Suena la voz... “ven conmigo” … lo dice, ¿el diablo? Entender mi historia. Hay muchas historias en una historia; historias de niños, historias de adolescentes, historias de jóvenes, historias de viejos. Son historias de amor y matrimonio, de riesgos y de muerte, con adivinanzas adornadas y dilemas encubiertos. Son tantas y tantas las historias conocidas, las inventadas, las vividas, tantas las personas que pasan de espaldas a la vida. Verbos elocuentes que reverberan como el sonido del zapato de tacón contra el suelo de mármol de un edificio vacío surgen únicamente de vez en cuando, a menudo en el laberinto del desorden y la desdicha. 6 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Recuperarme. Entender mi vida. Aceptándome es como voy a rescatarme. Aislándome me encontraré a mí. Entonces podré hacerme frente. Un animal asustado se defiende de tres maneras: escapa lo más rápido que puede, lucha con todas sus fuerzas hasta el límite de la vida o se hace el muerto engañando al agresor. Fingir estar muerto... La manifestación de helarse la sangre evoca un sentimiento de fallecimiento. Rigidez. ¿Muerte verdadera? Pero no me quedo de piedra… Sombras y luces. Amenazas e incógnitas. Sentado con las piernas cruzadas, como un pequeño que admira desde abajo, asombrado, queriendo ser mayor, igual que el adulto entrado en años, pesado, cansado, abatido, distraído, ajeno a las puertas que se abren y se cierran, ignorando los alaridos que escapan en las calles y las plazas, no, no podía seguir por el camino que lleva al guiñapo y al deshecho humano directo a la destrucción. Comentarios hirientes, comportamiento agresivo y hostilidad, ¿y el sentido del humor? ¿Dónde quedaba mi amabilidad? Ya nada bueno podía entregar a nadie. ¿Qué cosa fea podía salir de mí? He actuado con sensatez reconociendo mi propia limitación. Yo que promovía ideas, proyectos, campañas, programas, diseñando objetivos que siempre alcanzaba. Yo que tenía la imagen dinámica y emprendedora de supereficaz… entiendo que soy vulnerable. Soy débil ante situaciones extremas. No soy un superhombre. A mi entorno seguro y protegido le sobreviene otro desconocido e inquietante… ¿estoy perdiendo las referencias? Marcharse a otro país, a cualquier país, a por otra cultura dejando pareja, amigos, ¿amigos? ¿Son amigos? ¿Qué es la amistad? Separarse del trabajo, ¿Trabajo digno? ¿Prostitución? ¡Todo está por hacer! Y me pregunto, si hay avances sin despedidas... Cortar el cordón umbilical ha sido una cuestión de supervivencia. Elijo no perecer. Tanto padecer durante tantísimo tiempo aplazando... aplazándome... Demasiado tiempo he aguardado... Un instante más sin esta clarividencia o lo que sea y... Irreversible mi decisión! Exilio. No soporté un segundo más, allá. Insignificantes los reproches. Ninguna tentación de retroceder. No voy a vacilar. No hay regateos o negociación que valga. ¿Abogados? ¿Parientes? ¿Vecinos? Que si he fallado... El fallo hubiera sido continuar en ese ambiente, continuar haciendo las mismas cosas, continuar repitiendo un esquema que me obligaba a continuar angustiado. Porque todavía hoy puedo levantarme y volver a andar y así es como procedo, valiente, pero... ¿cuánto va a costarme digerir todo esto? ¿Me va a doler? 7 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. ¿Cómo superarlo sin que se me rompa el corazón? ¡Desprenderme sin arrepentimientos! No hay decisiones perfectas. Toda decisión entraña riesgos. No ha sido un capricho terminar con todo. Ha sido un requisito ineludible. Termino con lo que ya no tiene razón de ser. Y cuanta complejidad llevar a cabo ciertos trámites administrativos... ¡Quemar las naves! No volver la vista atrás. No llevar bultos colgados del cuello. Me impongo a mí mismo. Todo apunte tiene un límite. Me amenazo, abandono, me abandono, lo abandono todo, ¿todo? ¿Puede uno desprenderse de sí mismo? ¿Puede uno darse la espalda a sí mismo? Jamás podré renunciar al que fui, como no puedo negar lo que soy… ¿qué soy verdaderamente? Esos pliegues de vida inesperada, insospechada, que de improvisto ponen al descubierto la inquietud y la crisis... quién puede comprender... Descomponer la vida en fragmentos que fragmentar: rendición, redención. Rebelarse. ¡Revelarme! Viajar ligero de equipaje. Solamente recuerdos, nada más viene conmigo. Si llevaba alguna maleta, se extravió por el camino. Quizás la regalé en Kenya o la dejé encima de una silla plástica en Bruselas, qué más da. No había otra forma. Imposible manejar una situación agotada. Ansiedad... ¡alivio! Transformación. No hay otra opción que afrontar, encarar, desenmascarar. ¿Soy culpable? ¿Culpable de qué? ¿Por qué? Tanto frenesí y, enseguida toda esta calma... Obro de manera adecuada, incómodo en este asiento, como un cuatro agarrotado. Han 8 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. transcurrido cuarenta y cinco días apretados desde que durante la Semana Santa tomé la decisión y, por fin, puedo emprender esta añorada búsqueda en lo más hondo de mi ser. Necesito confiar en el proceso. Empiezo a sentirme mejor que antes. Vislumbro en el horizonte la esperanza de una existencia más favorable. La esperanza de un mundo mejor. Amo demasiado la vida como para suicidarme. Me pregunto… ¿qué será lo que encontraré al final del camino? 9 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Mientras Oscar se entretenía durante el recreo buscando piñones entre la pineda, Iván hacía lo propio de un chico de nueve años: jugaba al fútbol para marcar goles. Sudaba, corría, gritaba, y reía sin enfadarse si perdía el balón. Y cuando sonaba la campana de aviso para volver a clase, ambos se buscaban en la formación. Subían juntos por la escalera de la vida. Le Bon Soleil es un majestuoso colegio en plena naturaleza a treinta minutos de Barcelona. La enseñanza francesa y los severos métodos disciplinarios no molestaban a ninguno de los dos. Se habían adaptado con facilidad al sistema rígido pero eficaz de madame Cabré. En el autocar, tanto de ida como de vuelta permanecían unidos. Habían creado lazos. Y mientras Iván improvisaba melodías que canturreaba en un idioma ininteligible, Oscar memorizaba la lección que recitaría al día siguiente frente a la clase. Se complementaban. La amistad había nacido sin planteársela. Ambos sabían que eran amigos. Nada más importaba. Uno de ellos nunca olvidaría la noche que transformaría su devenir, aquélla en la que fue obligado a convertirse en adulto. Él mismo se sorprendió al pronunciar la frase “Ella o nosotros padre, escoge”. Estaba en el salón sentado en un taburete frente al sofá donde se encontraban su madre y su hermana menor. Entre ellas estaba su padre. Tenían una conversación que duraba demasiado y no quedaba nada más por decir. El pequeño le dio un vuelco al asunto con su sentencia: ella o nosotros padre, escoge. Pero no hubo respuesta. El hombre se levantó al tiempo que él quedaba inmóvil como pesada roca. Ellas lo acompañaron hasta la puerta recorriendo el largo pasillo con lágrimas en los ojos. Se marchó. Y se marchó, también con lágrimas en los ojos. Abandonó el hogar. Destrozó la familia. El castillo se acababa de hundir como si un terremoto lo hubiera engullido y el mundo cayó con fuerza sobre Iván que se vio obligado a convertirse en un prematuro adulto responsable de sus actos. Un niño de nueve años convertido de repente en un hombre. Y a partir de entonces decidió actuar según sus propias convicciones y con libertad de acción dispuesto a adquirir ideas y pensamientos propios. Él, partiendo de la nada, construiría su propia personalidad sin guía. Cuando el matrimonio se rompió y la separación de los padres obligó a los dos amigos a separarse al cambiar de colegio, crecieron paralelos, con una extraña conexión que encontraría su oportunidad para la expresión y el intercambio porque sus caminos estaban entrelazados. 10 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El niño sensible que siente mucho y no sabe todavía nada de la vida, es la más desafortunada criatura bajo el cielo cuando no tiene guía ni orientación. Oscar se elevará hasta las alturas para admirar lo bello de la existencia a través de una neblina de ensueño ciego. Iván, en cambio, se sujetará con apasionada fuerza a la tierra para llenarse los ojos de polvo y la boca de arena. No hay clases para principiantes. La vida enseguida exige de uno lo más difícil. Las circunstancias de precariedad económica llevaron a Iván a un barrio marginal en la ciudad de Barcelona, concretamente a una escuela con métodos absolutamente opuestos a los de Le Bon Soleil. Iván se sentía encerrado, y verdaderamente lo estaba. Había pasado de los espacios abiertos, de los campos de fútbol y baloncesto, de la gran piscina y de aquel inmenso bosque de altos pinos tan extenso como alcanzaba su vista a la azotea del estrecho edificio rodeado de sucios edificios tristes todos sin vida ni color donde era imposible marcar goles con el balón. Y la polución espesa ensució su mirada. Y los ruidos estridentes se instalaron en sus oídos. Y su mente se nubló. A Iván le habían coartado su área vital como a una fiera que encierran en la jaula de un zoológico. Las rejas de la azotea le provocaban una desagradable sensación a cárcel, y esa cárcel lo oprimía. A regañadientes se quedaba en la nueva escuela sin conseguir resignarse. Al principio la melancolía lo embriagaba cuando llegaba el inevitable momento de ver partir a sus compañeros de clase calle arriba hasta desvanecerse al doblar la esquina a mediodía porque afortunados salían para comer en sus casas con su familia, al tiempo que Iván, forzado y de mala gana, permanecía retenido en un lugar que se le antojaba inhóspito. La imagen de sus compañeros alejándose jugando entre los automóviles estacionados a los lados de la calle le hacía sentirse cada vez más impotente y a menudo dueño de un abatimiento que se acentuaba cada día. Era normal que de una u otra forma se rebelara. Mientras en Iván predominaba una hambre voraz cuyo principio de vida era que las personas no viven para tener vivencias, sino que precisan gran variedad de experiencias para desentrañar su existencia, y así, la vida se le antojaba una intensa aventura que llevarse a la boca apurando las últimas migajas de todo cuanto considerase interesante e inmediato, Oscar por el contrario, inicialmente un adolescente común, objeto de una temprana depresión, llegará a considerar el mundo como una perpetua amenaza de la que intentará salvarse evadiéndose por completo. Se deslizará por la vida lleno de preocupaciones y obsesiones enfrentándose a su pesimismo para que no le atrape la melancolía hasta retirarse a su “mundo perfecto”. La contrafigura de Oscar es Iván, quien exaltará sus afectos en todo tipo de gente porque el mundo le parece luminoso y alegre, un lugar de placentero gozo en el que regodearse; rechazando las sombras inventará un mundo por donde caminar sonriente y valiente realizando mil y una piruetas. Dominado por instintos combativos buscará villanos con quienes enfrentarse, adversarios dignos de él, creándolos cuando no existan para poder proclamarse vencedor y al mismo tiempo héroe. Convertirá el entorno en un objetivo a seducir para conquistar. Y ese síndrome de adquisición le llevará hacia la materialidad. Todo querrá: mujeres propiedades y gloria. Y para ello sabrá ser suficientemente enigmático. Un gato contaría la historia que nos ocupa desde otro ángulo, pero él tiene siete vidas y... 11 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La vida es lucha, un tránsito, y el mundo una enorme sala de espectáculos. Las personas entran en esa sala, miran y salen, pero Iván no saldría rápidamente. ¡Cómo explicar a Oscar que la vida no es significado; la vida es deseo! Si Iván pudiera hacerle entender a su amigo que todos somos aficionados, que no hay expertos, solo experimentos. La vida es tan corta que no da para muchas cosas. Y cómo explicarle a Iván que los bloques de granito se hunden cuando el corcho continúa flotando... Renunciar al mundo sería algo relajante para Oscar. Sometido en su internamiento, no experimentará el mundo, sino que lo pensará, eliminando aquello que no le guste, otorgándole la condición de fenómeno extraño o engaño y su emancipación será una concepción imaginaria en su mente. Por ello no vivirá en el presente, ni en el futuro, si no en un mundo alternativo creado por él. Vivirá atorado en un espejismo que pintará de singulares colores ocultando todo cuanto no le place o convence. Se convertirá en un romántico en un sistema de vida incompleto. Feliz en su fábrica se concentrará en su peculiar taller. Y le importará muy poco el brillo social. Demasiado libertinaje en la adolescencia seca el corazón, y demasiada continencia atasca el espíritu. ¡Qué difícil hallar el punto medio! Durante esta etapa todo está en ebullición, y se sabe lo que se detesta antes de saber lo que se quiere todo a flor de piel. Es una etapa en la que estudiar la norma para ponerla en practica y cuestionarla, proponiendo durante la madurez alternativas fruto de las experiencias vividas, ¡hay que vivir! Cuando no comprendemos a otras personas se debe a que somos ajenos a sus intereses. El conocimiento de otras personas, es el primer paso para la propia comprensión. Y Oscar e Iván, conociéndose el uno al otro, se descubrirán a sí mismos porque un día los dos probarán agua de viento. No soy bueno con los chistes y el humor pero preparo un juego que puede sorprender al finalizar con lo inesperado. ¿Qué si estoy siendo honesto? Soy totalmente transparente y propongo espiar, vigilar muy de cerca, contemplar y distinguir, incluso descubrir lo que yo mismo no sabía. Propongo revisar sin dejar de acechar, curioso, husmeando sin cotillear ansioso por examinar a quién sino a ellos dos. Soy un espectador, y a la vez un delator de lo insólito. Impertinentes se van a mostrar porque... ¿Qué si quiero burlarme? ¿Ser un perverso crítico? ¿Un bribón? Sin duda soy un testigo de excepción. Las palabras no son meros instrumentos que ofrecen un dictado, tienen un poder generador de ideas y nuevas comprensiones llenas de asombro en primera instancia para el mismo autor. Y el tren no se detendrá hasta llegar a la estación plagado de turbios detonantes a modo de codazos de la vida. Pero a lo que íbamos... Ah! El grado de compromiso no te será difícil percibirlo. Te propongo la manera de mirar pero no de pensar, sugerir para dejar una puerta abierta. No habrá diálogos inocuos, te revelarán quién es quién en profundidad para que el conocimiento de esta voz que suena sea amplia y conforme a la acción, a lo que burbujea, a lo que se remueve buscando el hilo por donde estirar y saber más. A veces seré un simple transcriptor y redactor ¿de una realidad ficticia? O de una realidad ¡mágica! Créeme cuando te digo que mi imparcialidad entre uno y otro es total. No pongas en cuestión mi credibilidad, porque la tengo, te lo aseguro. Nadie mejor podría explicarte lo que te cuento. 12 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Y aunque en nuestros días no es recomendable adelantar los acontecimientos porque si se le advierte al Lector aquello que va a suceder o se le anticipan los hechos que se van a desarrollar dejando al personaje en un segundo plano muy probablemente no se interesará en continuar, yo lo hago. Te adelanto un episodio extraordinario. Pero antes de relatar tan fantástico acontecimiento, tendremos que pasearnos por sus etapas previas y por ello se perfila esto que sostienes como la luna... tiene un hemisferio de sombra que asombra. ¿Entusiasmará? Al final se producirá un libro que se desenrolla como ideal que parte del caos y crea diferentes desenlaces porque otros continuarán la Historia después de producir tres puntos de partida y una autentica bifurcación. Ahora sí. A lo que íbamos... Al incorporarse a mitad del año escolar, hicieron ingresar a Iván en el curso inferior al que le correspondía por su edad. Aquel hecho le hacía sentirse inferior respecto a unos y superior respecto a otros. La dificultad de integrarse a una escuela donde el ritmo de trabajo y las relaciones entre profesores y alumnos eran totalmente distintas al colegio de donde provenía, hizo que se distanciara y mirara con recelo la nueva propuesta. Ningún profesor lograba ganarse su confianza y por su parte, Iván no se hacía nada accesible. Guardaba prudentemente las distancias. En general era rechazado. No había hecho nada por hacer nuevos amigos. A su amigo, el único que al él le importaba lo habían dejado atrás. Respecto al trabajo escolar, su actitud estaba viciada por las formas rígidas de Le Bon Soleil que en el nuevo sistema pedagógico no encontraban su lugar. Iván no sabía trabajar en equipo. Pero, ¿cómo pretendían que lo hiciera si le habían enseñado justamente lo contrario, el valor del trabajo individual y aislado sin referencias al grupo? Esto le hacía sentirse unas veces inútil y otras frustrado, casi siempre menospreciado al no encajar en el sistema. ¿No sabía o no quería? La verdad es que difícilmente podía cambiar toda una estructura de valores y conceptos que había tardado en asimilar por otros completamente distintos y a la par, aparentemente contradictorios y, además, sin explicaciones ni justificaciones que le ayudaran a comprender. Nadie le había contado el motivo. ¿Por qué lo que antes era bueno ahora ya no lo era? ¿Por qué lo que antes estaba bien ya no parecía tener sentido? ¿Sólo por un cambio de ubicación escolar? Su educación se veía dañada de manera obscena. Se preguntaba una y otra vez como su mundo podía tambalearse por culpa de una ruptura sentimental y sin una lógica concreta, todo cambiar de golpe y radicalmente. Pero Iván no quiso dejarse atrapar e intentó mantener su posición, la que le habían enseñado, aquélla que conocía bien. En los trabajos de grupo, solía coger una parte importante del mismo, sin eludir la dificultad, pero lo llevaba a cabo de manera solitaria e independiente al margen del grupo. Su dedicación y resultado individual no podía negársele, era bueno, aunque no siempre encajaba con el tema encargado al grupo. Iván se perdía en la tangente. Era un adolescente que iba por libre a su antojo dando una sensación de extrema superficialidad y de un total menosprecio a su entorno, incluso a los demás; adultos y compañeros. Su estímulo más fuerte venía dado por el pánico a una mala nota, algo que se penalizaba en Le Bon Soleil. Ello comportaba el no encontrar gusto por la tarea a realizar obteniendo un ritmo muy desigual en el trabajo. Sólo se espabilaba en el último momento. Había pasado de una férrea disciplina a una especie de libertinaje y, claro, no lo comprendía. Confundía las cosas pensando que podía engañar a los profesores. Y a veces en una semana, quería recuperar la cantidad de trabajo personal que no había realizado en las dos o tres semanas anteriores. 13 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. A quien lograba engañar era a su madre. Faltaba a clase de guitarra, a clase de inglés, y no siempre iba a practicar judo; todas actividades extraescolares que su madre dispuso para que no estuviera en casa demasiado pronto. La madre de Iván era ajena a cuanto le sucedía a sus hijos. Su única preocupación era asegurarles el sustento, y fueron muchos sus empleos, casi todos nocturnos hasta bien entrada la madrugada; hizo café-teatro, trabajó en una sala de bingo, y antes en el guardarropía de una discoteca de lujo. Iván crecía como adulto adquiriendo destreza en las tareas del hogar asumiendo su emancipación, pero demasiado a menudo, pasada la medianoche, salía al rellano de la escalera con su hermana en brazos llorando en inequívoca señal de auxilio invadido por oscuras sensaciones de abandono y su desespero era acallando por el portero del inmueble que saltaba de la cama imaginando un incendio. Quizás también su madre prefería engañarse a sí misma pensando que no sufrían, pensando que debía ganar más para poder sufragar actividades a las que no asistían porque no eran exactamente las que querían realizar. Iván tenía una mención especial en el campo de las artes plásticas, pero nadie lo estimulaba a seguir. No había elogios ni expresiones de aliento. Nunca hubo felicitaciones en casa. Nadie visionaba sus trabajos hasta que sus creaciones fueron cada vez más insípidas. Pero no fue siempre así. Cuando años atrás la maestra de preescolar decía –Vamos a dibujar... ¡no!- señalaba inmediatamente –Vamos a dibujar una flor- y se corregía diciendo –Vamos a dibujar una rosa roja como ésta- y mostraba un dibujo que había que copiar, Iván hacía caso omiso y dibujaba según le nacía dando vida a sus creaciones. Lo reprendieron en varias ocasiones por colorear sin respetar las líneas -¡Dentro de las líneas Iván sin salirte!- indicaba la maestra, pero respetar las líneas fijas no iba con la naturaleza de Iván. Ni siquiera la autoridad de Le Bon Soleil consiguió imponerse en ese aspecto. Prefería la agresión a la indiferencia. La severidad no logró aplacar su innata creatividad. Dibujaba cuando apenas sabía hablar. Pero las circunstancias actuales de desánimo y desaliento no le permitían expresarse, y no quería hablar. Sus intervenciones durante las clases se redujeron a la mínima expresión. No participaba ni colaboró con sus compañeros de clase. No abrazó la amistad. La única amistad sincera era la mantenida con Oscar. Era su mecanismo de defensa. Se refugiaba en sí mismo pensando en su amigo de camino a Le Bon Soleil; de camino a la libertad de un bello lugar en plena naturaleza; de camino al colegio que conocía bien y al que añoraba profundamente en silencio. No quería aceptar ningún cargo que le ocasionara alguna obligación concreta por pequeña que fuera. Cuando las cosas se torcían, sabía moverse con rapidez para evitar altercados. Nunca mantenía controversias con sus profesores. Eludía la confrontación directa, pero le gustaba apurar hasta el último instante tensando la cuerda hasta que comprendía que podía romperse. Iván empezó a ser cada vez más provocador, a beneficiarse de las encrucijadas y a permitir que lo envolviera el riesgo para disfrutar de la emoción de lo prohibido. Éste era su juego. El juego de un niño sin juguetes. De una forma callada exigía un bofetón que no llegaba. Era evidente que reclamaba la rigidez eficaz de madame Cabré tentando e insistiendo con su provocación. Precisaba una disciplina que nadie imponía y por ello seguía haciendo cuanto quería a libertad. Era una forma de llamar la atención que se convirtió en permanente comportamiento. Y sin percatarse nadie, porque todos andaban muy ocupados en sus asuntos, empezó a hacer lo que quería y todo cuanto le apetecía y donde le venía en gana. Estaba aprendiendo a dominar las situaciones. No había reprimendas y sus 14 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. actos eran cada vez más extravagantes y llegaban cada vez más lejos, y él seguía explorando las reacciones humanas. Tan sólo en el informe de final de curso dedicó el tutor una frase relacionada con su temperamento -Parece como si Iván quisiera lavar la cara a los demás con un trapo sucio-; pero se perdían las palabras, quedaban ensombrecidas por las malas calificaciones. Se cuestionaban sus resultados; unos resultados que su madre pretendió arreglar con más profesores durante el verano cuando la solución no era otra que atenderle. Sólo necesitaba trato y educación por medio del diálogo que debe existir en el hogar. La concepción del mundo nace en casa. En el siguiente curso todo aquello se acentúo hasta un punto preocupante, pues la relación con los demás, tanto con los compañeros de la escuela como con el personal docente carecía de respeto y estaba fundamentada en desterrar la solidaridad y la ayuda al prójimo; valores que intentaban cultivar en los alumnos. Iván era un chico que trataba con desprecio a todos los profesores por igual, incluso al personal de limpieza y media pensión. Los consideraba sus criados, nada raro viniendo de Le Bon Soleil donde se dejaba muy claro la existencia de castas superiores mediante la división de clases sociales, pero sin el menosprecio que Iván parecía imprimir. No hacía otra cosa que chocar contra el sistema y su metodología. Sólo al llegar a casa se transformaba, como si entendiera la dificultad de la realidad y un impulso adulto le hiciera comprender que debía contrarrestar la situación aportando lo mejor de sí mismo. Y algo positivo salía entonces espontáneamente en forma de una superprotección desmesurada para su edad. Un amor desbordante hacia su hermana surgía con naturalidad. Le gustaba abrazarla, mimarla todo lo que podía. Cuando la pequeña se quedaba absorta frente al televisor, le peinaba sus largos cabellos y al acostarse en el sofá, Iván se pasaba horas acariciándole dulcemente la nuca. Su trato se convertía en exquisita ternura, pero era algo muy íntimo y casi secreto que únicamente ellos dos sabían. La servía intentando darle justamente aquello que él mismo reclamaba a gritos lleno de lamentos desatendidos. Tenía una doble cara. Un desdoblamiento en su ser. El director de la escuela que tenía la barbilla hacia adentro como si le hubieran propinado un puñetazo y se la hubieran hundido lo sabía perfectamente porque era primo del portero del inmueble donde vivía Iván. Cuando otros muchachos del centro e incluso algunos profesores acudían a su despacho con extraordinarias historias y quejas, parecía que hablaran de dos personas distintas de caracteres contrapuestos, y es que en Iván, se podía encontrar todo lo bueno, y asimismo, todo lo malo, pero no por maldad. Simplemente le gustaba investigar frente lo vacuo de su existir. Y sus experimentos, raramente los hacía en el domicilio familiar, el cual pretendía mantener intacto, aunque no hubiera nadie para descubrir su bondad. La calle era su laboratorio y el mundo exterior, el lugar donde probar toda clase de cosas. Mantenía un aura de chico insolente en la escuela y de chico inocente en su vecindad, pero en realidad se trataba de un diablillo con disfraz de ángel o... quizás se trataba de un ángel disfrazado de diablillo. De aspecto agradable y mirada ingenua, su astucia era semejante a la de un zorro travieso. Se mostraba a veces demasiado amable, adulador cuando le convenía. Suave como un conejo pero tan mortífero como un rinoceronte, Iván aprendía a ponerse una zapatilla de bailarina en una bota de montaña con púas. Sabía enfundarse un guante de seda en su puño de acero. Desconcertaba a pequeños y grandes. Era esquivo cuando se trataba de temas personales, extremadamente 15 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. hermético, y seguía sin relacionarse con ningún profesor ni compañero porque no confiaba más que en sí mismo. La gente de su entorno a la que amaba lo había defraudado y no quería nuevas heridas. Seguía distante de todos. Alejado. Tan alejado de todos como Oscar lo estaba de él. Su rendimiento escolar seguía bajando de manera gradual y alarmante. Iván lo sabía, pero cerraba los ojos y escuchaba a su padre en cualquiera de sus pocas y cortas intervenciones. Subiendo en el ascensor desde el garaje, cabeza levantada en rúbrica de admiración fascinado por su camisa abierta que dejaba al descubierto su velludo pecho escuchó de los labios de su progenitor esta afirmación Todo lo que soy lo he conseguido sin estudios-. En otra ocasión, había cobrado mucho dinero y al llegar al comedor de casa, abrió la puerta y lanzó el enorme fajo de billetes que volaron por la sala ante los rostros maravillados de sus hijos por la improvisada lluvia. Tardaron más de dos horas en recoger el dinero que se había escondido por todos los rincones. Nunca se preguntó qué quiso demostrar con aquello. Jamás supo de donde vino el dinero ni para qué sirvió. Iván no cuestionaba a su padre. Pero no lo entendió, ni lo haría a lo largo de los años. Su padre no le enseñó a decir malas palabras. Tampoco le enseñó a no decirlas. Si el mundo es un campo de batalla, no le entregó un escudo y una espada para que se salvara de la agresión. No le entregó ninguna arma antes de que saliera al exterior. ¿Dónde está papá? ¿Qué necesito saber? ¿Cómo voy a protegerme? Tuvo que aprender a afeitarse solo, pues claro que se cortó! Nunca hubo niño adorable que su padre no fuera capaz de acompañar a dormir con una sonrisa y una palabra afectuosa, salvo él. Iván anheló no haber sido acurrucado en los brazos protectores de su padre. De estar juntos, los acontecimientos no serían iguales. Los mayores le decían que debía reflexionar seriamente sobre los resultados escolares, pero a la única persona a quien Iván tenía presente y a quien hubiera escuchado era a su ausente progenitor. Cuanto poder ejercía aquel hombre extraviado en la noche; un poder fruto de una devoción que no merecía. Desatendía sermones morales refugiándose en los breves momentos vividos con su padre. Le faltaba interés, concentración y dedicación en todas las áreas. Pasaba justito de un curso a otro porque sólo buscaba el aprobado discreto para no suspender. A partir de ese momento no regalaba ningún otro esfuerzo. Los profesores lo alertaban, y luego lo amenazaban diciéndole que no podría superar el curso de seguir con esa actitud, pero Iván pensaba que sabría encontrar la manera cuando llegara el momento “Ya me espabilaré” se decía una y otra vez. Y aunque ciertamente aumentaban las dificultades de las materias, nada impedía iniciar un nuevo curso con idéntico desinterés y la misma dispersión. 16 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Las cosas nunca fueron del todo bien entre Iván y su padre. El refugio para el desaire fue el trabajo que lo mantenía de viaje -Lejos de cuanto quiero- solía decirle por el auricular telefónico. Su madre intentaba cubrirle las espaldas engañando a su hijo, pero la única realidad era su ausencia reiterada. Iván había desarrollado su curiosidad hasta el punto de aprovechar la soledad registrando cajones, bolsillos, carteras, maletines, y escritorios a la caza de información que lo ayudara a entender. A entender su pasado. Y a entender su presente. Quería comprender qué estaba pasando porque cuanto sucedía confirmaba que algo andaba mal desde que tenía uso de razón. Percibía que la suya no era una casa normal. No sucedían las cosas que contaban sus compañeros en el colegio. En su habitación, no se encontraba el balón que había regalado papá. Se preguntaba por qué el suyo no se comportaba como cualquier otro padre. Aún con esfuerzo, no podía recordar un domingo paseando en su flamante motocicleta. Aunque lo intentaba, no podía encontrar un solo hecho que implicara unidad o una breve fusión; una sonrisa, una broma, una confesión. Nunca hubo un aperitivo en familia, una visita a un mueso, ni unas horas de entretenimiento en un parque de atracciones. Jamás un partido de fútbol entre los dos; ni una partida a la máquina del millón o una competición con los dardos o simplemente un rato de ping pong. No existían las salidas para montar a caballo. No había visitas a los parques con lago para deslizar un pequeño navío en el agua. Ni tampoco un baño en el río durante una excursión. Iván no tuvo su bicicleta. No tuvo un –Agárrate fuerte, no te sueltes, si te caes te harás daño-. Tampoco las risas durante las vacaciones de verano. Su padre no estuvo a su lado. Anhelaba algo que por ley natural le era propio y envidiaba a todos los niños porque su padre no era como los demás padres. Pero era su padre! Apenas hablaban, ¿cómo podían siquiera mantener una conversación si no se veían, si sus horarios no coincidían? Predominaban las prisas y otras cosas, al parecer, más prioritarias que las enseñanzas al vástago. Ni siquiera un simple -Que tengas un feliz día hijo- de vez en cuando, únicamente para que Iván supiera que le importaba y que llegada una situación extrema podía contar con papá. Cualquier muestra de cariño hubiera sido válida y atesorada en el recuerdo como el mayor de los tesoros. Deseaba ser arropado y ese anhelo lo consumía. Pero aprendió a contrarrestarlo imprimiendo un desmesurado optimismo en todos sus actos. Aparcó el dolor sufrido y empezó a soñar en voz alta. Y no quiso soñar la vida sino vivir sus sueños. El comportamiento de su padre equivalía a herir sin piedad. No solamente a él. Una vez, manos juntas con su hermana esperaron rozando la medianoche a que ese hombre egoísta e irresponsable llegara a su casa todavía, con el entusiasmo inocente y la alegría de quien ha vivido algo nuevo e interesante, deseaban compartirlo con él. Pero su padre no llegaba al hogar. Y los nervios rechinaban en los dientes de una esposa irritada, al tiempo que una mujer traicionada, madre dolida por el daño innecesario que se causaba a los pequeños que se dejaban vencer invadidos por el cansancio. Bostezaban desalentados. Disminuían las cosas que querían explicarle a su padre respecto a todo lo acontecido en el más apasionante día para ellos: el primer día de colegio en Le Bon Soleil. La ilusión se evaporaba ante las miradas decepcionadas de tres seres plenos de amor por un cuarto que no llegaba. Había oscurecido, oscureciendo parte de sus corazones y entrada la madrugada aquel hombre seguía sin llegar. No quería aparecer. Finalmente, protegiéndole, la mujer despechada camuflada bajo la sombrilla de madre intentó 17 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. enmendar lo ocurrido haciéndoles grabar sus ya escasas impresiones y sus dormidas palabras en una cinta magnetofónica. Porque eran niños, hijos, seres que querían ser atendidos, que necesitaban ser escuchados. Porque deseaban compartir sus cosas con papá de la manera que fuera. No se supo más de aquella cinta. No hubo comentarios. Nadie en la casa se refirió al prólogo que fue aquella siniestra noche de ilusiones fallidas y decapitadas alegrías que continuaron sucediéndose de manera lamentable hasta la noche fatal del se acabó, fin, en la que Iván se convirtió en un adulto de inusitada fortaleza. Desde aquel aviso de alerta que a su hermana le desgarró el alma, a Iván se le despertó ese inusual sentido de protección hacia ella. Los dos años y medio de diferencia eran lo que la salvaba de comprender cuanto sucedía. Era ajena a la problemática. Casi todo escapaba a su entendimiento infantil, y cuando no ocurría así, su hermano intervenía con fábulas que la distraían. Cada noche intentaba arroparla a una hora prudencial para que durmiera nueve horas, pero ella se sentaba frente al televisor. Iván acostumbraba a esperar a que se quedara adormilada en el sofá antes que abrir una discusión inútil obligándola a acostarse por la fuerza. Y cuando terminaba de arreglar la cocina, cuando terminaba de barrer y de fregar, una vez se quitaba el delantal, con suma delicadeza la llevaba en brazos a su habitación como un príncipe a su princesa al tiempo que luchaba contra el miedo a lo largo del pasillo oscuro. Era terrorífico recorrer el largo pasillo que parecía tambalearse como un barco que oculta en sus paredes cadáveres y gritos afilados como cuchillos pero no se le dilataron las arterias ni aumentó el flujo sanguíneo ni subió súbitamente el ritmo cardiaco. La oscuridad suele comerse a cualquier niño, pero Iván aprendió a llegar hasta el final del pasillo sin peligro, sin esa reacción emocional que se produce cuando se tiene la sensación de enfrentar los riesgos y el posible daño, poniéndose en guardia para protegerla de todo cuanto de improvisto podía sucederle cargado de razón, cargado de un amor fraternal sin comparación. Iván le perdió el miedo al miedo. De las doce a las tres, durante el período de comida a la que tanto se había resistido acostumbrarse, le costó muy poco convertirse en el innegable rey de la escuela con el transcurrir de los años. Principalmente, porque era el mayor de todos, pero no sólo por eso. Los más pequeños gozaban en compañía de Iván. Lo idolatraban. Imitaban sus movimientos. Pronunciaban las mismas expresiones que a él le gustaba poner de moda. Inventaba leyendas y organizaba grupos de juego con saludos exclusivos y originales. Nada se hacía sin su consentimiento. Tanta autoridad inquietaba al claustro de profesores; sobretodo porque era una autoridad innata asumida por los otros niños con naturalidad. Le entregaban su fervor y lealtad encantados de hacerlo. Y le requerían para casi todo: saltar por los tejados hasta recoger un balón que había caído a un terrado vecino, subirse por la verja para salvar a un gato asustado, recuperar la chaqueta que los pandilleros habían usurpado a una joven maltrecha. Iván se elevaba sobre todos ellos como el "gran salvador". Apretados pantalones de pana marrón se ceñían a sus piernas y trasero. Se negaba a llevar la bata reglamentaria como todos los estudiantes. Aunque violentaba las reglas, nunca lo regañaron. Y lo cierto es que algunas empleadas de la cocina y las jóvenes administrativas de las oficinas observaban 18 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. de reojo ese trasero. Iván había contactado con un grupo de chicas mayores. Con su desarrollo físico, Iván accedía a una belleza que impregnaba el ambiente. Se había convertido en diana de comentarios. Alababan o criticaban sus movimientos por su descarada desfachatez. Su peculiar manera de andar hacía que el género femenino se volviera para mirarlo, no podían evitarlo, ejercía la misma influencia que un imán. Y aprendería tres cosas durante aquel período con ellas: a reconocer su innata picardía que rápidamente incorporó, a desplegar el arte de la intuición femenina, y a seducir. Iván se había alejado completamente de los estudios. Suspendía por gusto sin percatarse que desaprovechaba su talento. Y era una pena que lo malgastara de aquella manera pero Iván, demasiado entretenido en deslumbrar a toda mujer recién llegada a la escuela no se daba cuenta. Consentírselo fue un grave error. Pero Iván era el héroe indiscutible de la escuela. Y se lo creyó. Amante de conquistar partidarios, de disponer de la ferviente admiración a su alrededor, así daba comienzo su espectacularidad alzándose ante un eufórico auditorio expectante. En el último curso, y sólo al final de éste, Iván protagonizó un cambio. Abandonó sus impertinencias y los aires de superioridad que le habían caracterizado y de repente se adaptó. Daba la impresión que finalmente había entendido y aceptado. El director de la escuela afirmaba que el hecho de su radical cambio era una incógnita que nada tenía que ver con la sumisión. Quizás había hecho efecto el comentario reiterado de que si no variaba de actitud se quedaría en esa escuela sin poder asistir al instituto. Iván deseaba pasar a una nueva etapa de su vida cuanto antes, porque él más que nadie en el mundo necesitaba huir de la jaula para volar hacia el horizonte. Qué motivó su transformación, nunca llegaría a saberse con certeza. Mantuvo el secreto de si el cambio obedecía a un convencimiento interior o bien se trataba de otra estrategia dado su rocambolesco temperamento. Lo que fuera que propició el cambio quedó oculto, pero aquellos que pudieron estar suficientemente atentos, comprobaron cómo el último día, sentado en los escalones de la puerta principal de la escuela Iván lloró sin reparos. En verdad lamentaba marcharse de la escuela. Y sus lágrimas eran de arrepentimiento por el dolor causado a diestro y siniestro. Por cada una de las tardes de malhumor que había provocado, por las confusiones y los altercados que complicaron la vida a quienes le rodearon, por confundir hasta turbar a unos y otros y por su chulería desmesurada. Lloró porque ya no volvería a ver a sus compañeros; a sus profesores; a las chicas de la cocina y a las jóvenes administrativas. Y lloró con hondo sentimiento porque tenía que separarse forzosamente de su hermana a quien adoraba. Luego de una última expresión que desconcertó a los viejos profesores y a los nuevos maestros, a compañeros y conocidos, con trece años cumplidos, se integró con facilidad y rapidez al nuevo ritmo que imponía el instituto demostrando una singular capacidad de adaptación teniendo en cuenta el papel protagonizado en su anterior etapa como estudiante. Antes de entrar al Instituto Nacional de Bachillerato Maragall, se había parado frente al enorme pórtico porque Iván quiso establecer pautas de comportamiento para que no se volviera a repetir la historia. Y definió su nuevo estilo. Se dijo que necesitaba otra etiqueta que la de revolucionario inadaptado. Pero en su casa no lograba la adaptación. La pequeña se había convertido en una adolescente arisca y quisquillosa. Iván adoraba a su madre tanto como a su hermana y la relación entre ellas era deplorable y muy tensa. Madre e hija vivían peleando a cada rato y en una ocasión, Iván se enfrentó 19 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. duramente contra su hermana para defender a su madre; sin embargo, apenas una semana más tarde, tuvo que enfrentarse a su madre para defender a su hermana y no pudiendo decirse por ninguna de las dos, amándolas a ambas, decidió nunca más intervenir. Aunque siguieron las disputas, los gritos, incluso con el tiempo, la competencia por los hombres. A continuación de haber sido abandonada por su esposo, no había tardado en traer hombres a la casa y no se le podía reprochar, pues sus curvas despertaban apetitos y los silbidos de los albañiles de las obras en construcción. Aquellos silbidos le recordaban que aún era una mujer atractiva y deseada y de algún modo, esto enorgullecía a Iván. Se le hinchaba el pecho como a un pavo real cada vez que sucedía hasta convertirse en algo imprescindible, sobretodo desde que se acostumbró a verse en las vallas publicitarias. Nunca olvidaría la primera vez que caminando junto a su madre, al cruzar la calle se topó con su sonrisa junto a un enorme vaso de leche y permaneciendo inmóvil al contemplar aquel rostro de cuatro metros por dos y medio, la miró para decirle sorprendido y desconcertado “¡...Soy yo!”. Iván había salido por la televisión anunciando juguetes y medicamentos para niños. Se volvió una figura habitual para las fotonovelas que mensualmente aparecían en los kioscos. Varias escenas se rodaban en el propio domicilio ante la curiosidad de la vecindad. Creció rápidamente su popularidad. Siempre que se precisaba a un niño, los productores pensaban en Iván. Los ingresos por su trabajo se habían convertido en sustento para la casa desde que faltó el ingreso del padre. Tenía madera de showman. Y así fue como terminó por incorporar la vanidad a su ropaje habitual; un detalle que su madre no supo ver y por lo tanto, no pudo paliar... demasiado concentrada en su prioridad. Estaba obsesionada con sus hombres. Aturdida con el desfile. Elegía la infidelidad a los hijos como antes le habían sido infiel a ella, engañándoles como la habían engañado a ella prefiriendo salir y vagar por la noche en vez de quedarse en la habitación del niño y la niña para que pudieran dormir tranquilos; y seguía sin acudir a su dormitorio para darle el beso de buenas noches porque estaba en el comedor sirviendo la cena a ese hombre que no encajaba. Por un lado, quería rehacer su vida sentimental, y por el otro, intentaba imponer al hombre como el perfecto padre. Se empeñaba tercamente, pero aquello no interesó nunca a Iván que no admitía los discursos de forasteros. Era absurdo. Incongruente para quien nada más quería a su padre y si éste no estaba, no quería a ningún sustituto. Sentía celos porque los entrometidos le arrebataban el afecto de su madre. Y durante tres años, a ninguno escuchó hasta que irrumpió José Luis, quien a diferencia de los demás "compañeros", así es como los denominaba su madre, fue el único que durmió de manera continuada en la desvencijada casa. Y sería quien a partir de ese momento marcaría de manera significativa la adolescencia de Iván. Se trataba de un hombre despreocupado que sazonaba el día de buen humor, de simpáticas bromas e inverosímiles anécdotas. Pero lo que más impresionó al joven Iván fue que le habló abiertamente de sexo, de mujeres, de hombre a hombre; además de enseñarle a jugar a las cartas haciendo apuestas y a conducir su deportivo amarillo limón con el techo descapotado. Aparentemente inofensivo, cuando las timbas de póquer con gente variopinta se alargaron hasta las ocho de la mañana del día siguiente, sucediéndose un día tras otro, cualquiera podía interpretar los acontecimientos. Algo seguía sin funcionar en la casa que tenía presencia masculina pero no sabía a hogar. Amanecían los ceniceros repletos de colillas junto a las botellas de güisqui vacías. Sucedió que 20 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cuando Iván se preparaba para ir al instituto, todavía encontraba a José Luis despierto con los ojos rojos balbuceando indescifrables vocablos. Pronto se descubrió que no trabajaba, o mejor dicho, pudo confirmarse que se trabajaba a las mujeres. Iván se sintió muy mal por su madre, pero ella estaba ciega y no atendía los comentarios de quienes la amaban. A partir de entonces se produjo el alejamiento. Iván no soportaba que se rebajara hasta el punto de perder su dignidad, y puesto que lo que advertía no era amor, sino puro deseo carnal y una compañía exenta de cariño y respeto, la ruptura de la relación madre-hijo pudo comenzarse a tocar. Era un hecho irreversible que se palpaba en el aire extendiéndose por la casa como una terrible plaga. Nadie arrastraría a Iván. Ya no era su casa. ¿Respetar la casa sino es hogar? ¡Apartarse del techo negándose a colaborar! Iván no quiso participar del desastre. Había conocido la autonomía emocional a los nueve años a raíz de una conversación con su padre donde apenas pronunció una sola frase, conocía la independencia, sin embargo, para volar del nido, para ser realmente autosuficiente precisaba medios económicos, y se lanzó a por ellos antes de emprender la marcha con apenas quince años recién cumplidos. Comenzó repartiendo propaganda por los barrios periféricos de la ciudad durante las tardes a la salida del instituto. Algunas mañanas conseguía alquilarle la motocicleta a su vecino para repartir paquetes a domicilio. Llamaba la atención la manera de montarla. Lo hacía como si cabalgara sobre un caballo por las anchas praderas del oeste en aquellos tiempos que la ley se la hacía uno mismo. Continuó con toda clase de empleos precarios que alternó como pudo con los estudios, hasta que su capacidad de comunicación le valió su primer empleo serio como ayudante del relaciones públicas de un centro recreativo. Iván destilaba confianza. Era atento con los clientes. Invariablemente aseado y bien vestido, acudía puntualmente al puesto de trabajo para servir con acierto y, en la primera ocasión que tuvo de hacerse valer, la aprovechó con astucia accediendo como recepcionista titular de la bolera AMF Bowling Center con un sueldo nada despreciable y la responsabilidad de cuadrar la caja del centro a diario. Tenía estabilidad. Conseguía ingresos fijos. Y un jueves que su madre salió a comprar, a su regreso Iván ya no estaba en la casa. Se había evaporado. No había nota manuscrita, como tampoco hubo posterior llamada telefónica de despedida. Si su madre quería encontrarlo debía acudir a su puesto de trabajo. Su mensaje era claro: dejadme vivir mi vida. Había llegado la hora de Iván; la hora de la auténtica independencia. Renunciaba a su familia puesto que ya no la tenía. Ni tampoco la quería. Iván se borró de la tribu apartándose de la sangre. Su madre acudió inmediatamente a su hermano Igor como quién llama a los bomberos cuando se declara un incendio –Qué puedo hacer Igor... ¿dime!-. Durante largas horas trató de explicarle su hermano con tranquilidad -Iván está seguro de sí mismo, está lleno de optimismo. Es joven y fuerte. Hay mucho que ver en el ancho mundo. Pero no habrán de pasar muchos años para que su acento cambie-. Igor le había dicho a Iván presagiando su mundo –Serás aclamado como un 21 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. gran rebelde, pero nunca serás amado, serás odiado sobrino, cuando para el rebelde, más que para el resto del género humano es absolutamente necesario conocer el amor-. Y si hubiera podido hablarle con la franqueza hubiera añadido –Dar el amor aún más que recibirlo-. Pero Iván no escuchaba la sirena. Continuó diciéndole Igor a su hermana al visitarla dos días más tarde -Aún cuando se acepta su éxito, la opinión de los demás le importa muy poco. Tu hijo ya está en otra cosa. Su brújula señala otro derrotero. Su entusiasmo se encuentra en otra parte. ¿Qué se puede hacer por Iván? ¿Cómo aplacarlo? No se puede. No se puede hacer nada por él. Está fuera de todo alcance. Perseguirlo es imposible y él persigue lo imposible-. ¿Es esta la desagradable imagen de un hombre de genio? pensó, pero esto último lo guardó para sí. Igor estaba convencido que su petulancia, su duelo, nunca sería contra los pobres, los indefensos, los desdichados. Iván combatiría en su cruzada contra los usurpadores, los corruptos, combatiría a todo cuanto hay de falso, de vano e hipócrita y de destructivo en la vida con la esperanza de abolir los equivocados mitos, las burdas supersticiones, las panaceas baratas y toda utopía. Iván quería encontrar la puerta de la libertad. Desde su primera expresión de vida, ya en la cuna, tenía el firme propósito de cambiar. Buscaba un nivel superior. Y se buscará a lo largo de la vida su centro de gravedad. El servicio militar obligatorio era un obstáculo que Iván debía saltar porque aunque le faltaban dos años para sus dieciocho él necesitaba liberarse del forzado exilio al que sometía la patria a sus jóvenes todavía en la década de los ochenta. En las entrevistas de trabajo era condición indispensable el servicio militar cumplido, así que optó por marcharse voluntario, ¿para qué esperar a la edad reglamentaria?... ¡cuánto antes mejor! Igual que había renunciado a los estudios por un empleo fijo, renunció a su trabajo con la idea de acortar el camino hacia un empleo mejor. Se alistó. Realizó la instrucción en el campamento de San Climent de Sesebas donde vibró el ardor patrio en las voces de cientos de reclutas que entonaron el himno del deber durante la jura de bandera. Iván 22 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. también cantó, y besó la bandera, y saludó a los oficiales con respeto. Pero ni su madre, ni su hermana ya una hermosa jovencita ni por supuesto, su padre, acudieron para abrazarlo y fotografiarse junto al licenciado militar de impecable uniforme. Atendió las órdenes de sargentos brigadas y tenientes sin rechinar como un palo tieso con los hombros hacia atrás y la barbilla levantada. Cumplió con las tareas encomendadas. Limpió retretes, lavó cazuelas, peló patatas con las botas brillantes y el cabello muy corto y su cetme al lado sin desmarcarse del pelotón. No despuntó. No resaltó. No desentonó. Nadie sabía como se llamaba. Nadie sabía quien era. Nadie sabía qué pensaba. Ni siquiera si realmente estuvo ahí entre todos. Iván quiso pasar desapercibido y bastaba que se propusiera algo para que lo consiguiera y como el agua que se adapta a cada recipiente, estuvo durante la instrucción militar sumido en el más absoluto anonimato por decisión propia. Ya en Barcelona, en el Regimiento Mixto de Ingenieros número cuatro como cabo gastador, frecuentando el piso de mando, exento de guardias, comenzó a aburrirse. Se le caían las paredes encima. Se cansaba de la rutina. Conocía cada palmo del cuartel. Las interioridades de capitanes y comandantes no eran suficientemente sugestivas para entretenerlo. Miraba por encima de la garita. Quería estar detrás del muro y la alambrada. Y los viernes se hacían demasiado cotidianos y a las doce del medio día lo fastidiaban. “Atentos, gastadores, firmes... AR!”. No podía ser de otra manera. “Sobre el hombro... armas!”. Iván daba el primer paso frente a los oficiales de gala aglomerados en la tarima. “De frente paso ordinario... AR!”. Titiritirititi.... Resonaba la corneta. Pam ratapaplam ratapaplam paplam! Resonaba el tambor y, inauguraba el desfile. Tras él, los seiscientos noventa y cuatro soldados del regimiento. Pero cuando llegaba donde se encontraba el señor coronel, al mandar la orden para que la escuadra de gastadores lo saludara, algo no lo complacía. Habló durante los ejercicios de entrenamiento con los miembros de su escuadra. Como jefe podía imponerse. Y los soldados de primera a su cargo debían obedecer la orden, pero temían el arresto de quienes llevaban estrellas en las gorras y condecoraciones en las solapas. No querían hacerlo. No en una atmósfera opresiva como la del ejército donde vulnerar la tradición es un sacrilegio. Sin embargo, el siguiente viernes, en seguida de que sonara la corneta, salieron con paso invariable los miembros de la escuadra de gastadores. Enfilaron la recta, giraron a la izquierda, se acercaron al paso del redoble del tambor a la tarima y, cuando todos los oficiales observaban, a la voz de Iván “Vista a la derecha... “ el grito lo escucharon los guardas en sus garitas “AAARRR!” rompieron los soldados de primera el protocolo para realizar una maniobra espectacular que simbolizaba una expresión más pomposa que el mero saludo perpetuado por más de cien años. Salió tal y como lo habían ensayado y de esa manera mostraron su respeto a la máxima autoridad del cuartel ante la sorpresa de todos, incluso del mismo coronel. Les había dicho Iván “¡Pongámosle chile a la vida!- y habían aceptado seducidos por su entusiasmo arriesgándose conmovidos por su autoridad. Y luego de su descaro, del insulto en opinión de muchos oficiales, fue llamado al despacho del señor coronel... para ser felicitado. A partir de entonces lo saludaban los superiores, lo reconocían en el hospital militar, y en la comandancia de marina exhibían unas fotografías que detallaban la maniobra paso a paso. La propia esposa del capitán de su barracón preguntó quién era el joven que se había atrevido a desafiar con tanto acierto el saludo acostumbrado. La misma hija del coronel rogó a su padre para que lo invitara 23 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. a tomar café. Y en el campo de instrucción de San Climent de Sesebas, los soldados que sabían de antemano su plaza en el Regimiento Mixto de Ingenieros número cuatro, antes de conocerle, ya hablaban de Iván. Y es que Iván no pasaba inadvertido. Y en el fondo, a él le agradaba ser popular. Cuando se había parado frente al enorme pórtico del instituto, un poco acongojado, para que negarlo, antes de definir su estilo y adoptar el compromiso de adaptarse, había entrado en el bar de la esquina para decirle al propietario su nombre. Quiso advertirle que pronto lo sabía todo el mundo. Entró para asegurar ante un testigo que sería el más popular del instituto y, remarcó “... Y mire cuando se lo estoy diciendo”. Era el primer día de clase. Únicamente en el primer curso había presencia masculina después de veinte años de albergar el instituto sólo al sexo femenino. Un ochenta y cinco por ciento de los alumnos eran chicas risueñas que aplaudían la novedad, pero la normativa incluía exclusivamente a las aulas del primer piso, y por ello se disputaban entre todas al reducido número de varones recién llegados al Instituto Nacional de Bachillerato Maragall. Por Iván pelearon muchas chicas, y él se dejó querer pavoneándose por los anchos pasillos con sus ceñidos pantalones que acentuaban su paquete entronado como símbolo de virilidad. Así las besaba luego de tenderlas encima de las mesas de la parte trasera de la biblioteca, luego de internarlas en los lavabos del comedor una vez cerrado para hacerlas suyas, luego de recluirlas en el laboratorio de ciencias naturales bajo los tubos de ensayo y los microscopios. Como amo y señor, imponía su criterio seleccionando candidatas sin admitir negativa ni derrota. Las tuvo literalmente a sus pies. Y como si se tratara de una estrella de cine o de la canción, con la mirada marcaba con una cruz a su devota seguidora para que se trasladara a los vestuarios del gimnasio donde había dispuesto unas mullidas colchonetas. Pero se cansó, y comenzó a ensayar pequeñas coreografías de baile en el salón de casa cuando su madre y José Luis se encerraban en la habitación. No era un virtuoso del baile. No repetía una y otra vez un paso de baile hasta quedar grabado en sus músculos para convertirlo en hábito. Improvisaba sin disciplina ninguna únicamente a la caza del impacto visual. Le gustó ser el centro de atención en la pista. Pronto se presentó a concursos y no tardó en ganarlos. Atento a las discotecas que los celebraban y a las fiestas donde poder exhibir sus originales montajes, encontró en el baile una forma de expresión de inusitado placer. Todos los temas de moda tenían sus concretos movimientos para Iván, y cuando sonaban en la radio, tenía cronometrado cada compás y estribillo a la búsqueda del mayor efecto en favor de un buen espectáculo. Dejaba salir su inventiva hasta tal punto que se atrevió a componerle una canción 24 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. a su hermana; la cuál tituló: "No me olvides", como si ya presagiara el desenlace; como si de antemano quisiera pedirle disculpas por la separación que se avecinaba sin remedio. Participó en la fiesta final de curso del instituto preparando una pieza especial donde para su sorpresa, fue muy aplaudido y felicitado incluso por los profesores. Eran conocidas sus contorsiones en la pista y el comité organizador le pidió que bailara para la ocasión, porque varias chicas de su instituto lo seguían y lo perseguían aclamándolo entusiasmadas al empezar y finalizar cada actuación gritando su nombre y a continuación, el nombre del instituto que también se hizo popular y el hecho había llegado a oídos del gabinete rector. Iván tenía cierta fama. Lo querían en aquella fiesta: la primera fiesta en la historia del instituto en que no únicamente habría chicas. Y los complació subiéndose al escenario bajo una luz fría y estéril frente a un auditorio rebosante de compañeros de estudio. No había condiciones para un espectáculo pero Iván ganó. Lo supo el señor del bar, porque durante una semana corearon su nombre al verlo pasar. Y como muestra de agradecimiento, los integrantes del comité lo desconcertaron como nunca antes nadie lo había hecho al entregarle un trofeo con una placa conmemorativa que recordaba su aportación al evento. Ese día se había emocionado. No contaba con el obsequio. No estaba programado ese sincero reconocimiento. Con el cariño rozaron sus fibras más íntimas y advirtió, brevemente, que tenía sentimientos intensos que escondía. Se conmovió igual que cuando derramó su llanto incontenible el último día en su escuela, pero esta vez pudo contenerse y llorar por dentro con disimulo. El número de estudiantes era dieciséis veces mayor que el de la escuela pero Iván seguía siendo el rey. Todas sabían que existía, que besaba rico y se movía con frenético ritmo. Para el ejército, Iván era un joven disciplinado, cuidadoso en su proceder que mantenía las dependencias de los gastadores impecablemente en orden. Aportó diversos logros en tareas de organización y servicio a los oficiales, pero la paga del ejército era mísera. No disponía de efectivo. Tenía que atender los numerosos gastos de su apartamento sito en la zona franca. Ideó la manera de obtener dinero sin tener que robar ni mendigar. Montaría su propio show. Visto su éxito de años atrás, buscaría un nuevo triunfo: que las chicas fueran a la sala de actos del instituto por él, y no para celebrar el final de curso. Así se lo contó a su hermana la tarde que preparaba unas fotografías que pegar en unas cartulinas en la que había sido su anterior vivienda. Su madre lo desautorizó diciendo que esa no era manera de ganarse la vida. Lo increpó golpeándole en la cabeza con los nudillos al compás de un noes-tás-pre-pa-ra-do pero Iván, muy molesto recogió sus cosas y se marchó pensando que si conseguía llenar el auditorio ganaría dinero al tiempo que se divertía y hacía que otros se divirtieran. Pensó que sería más agradable que la pueril emoción de las tardes que salía cargado de propaganda y la metía en los buzones de la gente sin sospechar que al abrirlos lanzaban los folletos a la papelera. En aquella época era tan sumamente ingenuo que creía que los leerían porque había sido él quien los entregaba. Sin duda aquella actividad era menos peligrosa que las lluviosas mañanas cuando entregaba paquetes como mensajero motorizado sin tener todavía el permiso de circulación ni la edad reglamentaria. Y como la vivienda estaba más cercana del instituto que su apartamento, como el montaje del show era una estupenda excusa para estar con su hermana, volvió al salón para practicar, 25 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. pero su madre no lo dejó entrar -Deja de dar vueltas que nos vas a marear, deja de dar vueltas!-. Pero el vuelo de su capa le gustaba a Iván. Daba continuidad a las hazañas de la escuela escalando por los balcones para colarse en el piso donde se habían quedado las llaves. Era capaz de arrancarle una sonrisa a la niña malhumorada, capaz de ganarse la confianza de un cachorro asustado escondido debajo de un camión. Sólo Iván podía amedrentar al ladrón armado o convencer con abrumadora elocuencia al guardia uniformado con cara de pocos amigos para que no le multara. Iván, capaz de todo o casi todo, era dueño de su día y de su noche pero no era dueño de su futuro. Es imposible unir lo que han visto los ojos de otro al propio, lo que han escuchado los oídos de otro al propio oído. ¿Quién puede predecir lo que ocurrirá? Cada existencia es distinta a todas las demás. Iván descubría que no se puede vivir a través de experiencias ajenas. Abajo en la calle frente al interfono, Iván no suponía como su madre apretaba fuertemente los dientes. Intentaba hacerle ver que nada podía esperar del instituto si había abandonado los estudios. Lo dejó subir, pero le habló con la cadenilla puesta desde el otro lado de la puerta donde un día Iván vivió –Quisiste trabajar para sustentarte y trabajaste extra para comprarte tu primer automóvil- y con los ojos encendidos vociferó antes de darle con la puerta en las narices -¡... Y tuviste que comprarte el mismo modelo que tu padre!-. Pero el hecho no alteró el ánimo de Iván, aunque intuía que su hermana se había quedado llorando detrás de la puerta apenada porque no podría abrazarlo. Probablemente era una especie de competición la que mantuvo inicialmente con su padre. Pero la verdad es que cansado de estar preso de los horarios preestablecidos del transporte público, de los rostros hundidos, aburridos, resignados, que deprimen y se codean con los microbios en las barandillas, no dudó en consagrar los fines de semana para estimular el ahorro. Añadió al sueldo de recepcionista en la bolera los ingresos que le reportaba ser el discjockey de Red Sun, una mediocre discoteca de barrio donde las jovencitas se apiñaban en la cabina, no sólo para pedir alguna canción, sino más bien en busca de un guiño simpático o una sonrisa, aunque sólo una afortunada obtendría el beso que garantizaba unas horas en su apartamento. Pero el ahorro era lento, y necesitó más horas, hasta que ya no había un minuto que dedicarle al estudio. Pudo parrandear disfrutando de su primer vehículo que lo llevaba donde y cuando Iván quería, pero la austeridad del servicio a la patria lo obligó a venderlo. No podía fallar. Se habían acumulado las facturas. Sabía que debía llamar la atención, despertar la curiosidad si quería que vinieran a verle. Solo una vez dispondría de la sala de actos y debía convertir una sala de conferencias limitada, sin camerino ni focos para la iluminación adecuada en un lugar donde efectuar algo “rompedor” había exclamado para sus adentros. Así que habló con la directora del instituto cuyas puntas de las cejas casi le tocaban las orejas. Era la seria profesora de historia que tantas veces lo había llamado a su despacho para preguntarle porque faltaba a clases -Habías iniciado con tan buen pie y te estás torciendo-. Había insistido las semanas previas a su decisión de colgar definitivamente los estudios en favor de un trabajo inmediatamente remunerado “Quien algo quiere algo le cuesta, la independencia no es gratuita profesora”. Por extraño que parezca, la directora no puso ningún inconveniente. Le dio carta blanca. Quería ganarse a los estudiantes con actividades para su disfrute, y la propuesta de Iván le pareció 26 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. estimulante. Comentaron toda clase de cosas. Fijaron la fecha y el precio de entrada. La recaudación sería enteramente para Iván una vez atendidos los pagos del alquiler del equipo. El costo de la sala sería cero. Iván animó a tocar a un grupo para que la fiesta fuera más completa. Se reunían en la cafetería del instituto. Logró instarlos a encontrar un nombre con carácter que sonara fuerte. Por su parte, Iván ya había diseñado su repertorio que consistía en varias piezas musicales muy conocidas de distintas épocas y estilos, además de imitaciones de consagradas estrellas. Le pidió a su abuela que le ayudara con el vestuario. También alquiló un par de vestimentas llamativas y elementos para decorar y ambientar el espectáculo. Lo preparaba con una gran ilusión. Su show comenzaba a tomar forma. Entrelazaba un número con otro buscando los contrastes para que el ritmo no decayera un solo minuto. Su fracaso no sería no conseguir llenar el auditorio, porque eso dependía exclusivamente de la gente. Su fracaso sería aburrir a los asistentes. Por tal motivo cuidaba cada detalle. Se paseó por los pasillos del instituto originando diversos cuchicheos. Empapeló cada rincón con domésticos póster que anunciaban la cita que nadie podía perderse. Mientras los colocaba, cuando alguna joven con carpetas y los libros contra el pecho se acercaba a preguntar, le explicaba lleno de entusiasmo en qué consistía todo el asunto intentando implicarla para que trajera a sus amigas y vecinas buscando encontrar antes de que se fuera una especie de compromiso formal de asistencia. Con medios caseros pero una gran voluntad, consiguió revolucionar las clases durante las tres semanas previas y con él, llegó el escándalo. Nunca hasta la fecha había ocurrido nada semejante. Se lo decían unas a otras, incluso arrancaban los carteles de las paredes. Sus fotografías desaparecían. Las chicas se las llevaban a casa para pegarlas en el cabezal de sus camas. Algo le hacia presagiar que iba por buen camino, porque cuando cruzaba la calle en el barrio las chicas agrupadas en los portales murmuraban a su espalda señalándole con el dedo entre risas. El propietario del bar de la esquina que no había olvidado su nombre, le hacía propaganda exhibiendo fotografías en sus cristaleras. Había conseguido causar la expectación necesaria y, ese día, finalmente la cita llegó. Iván provocó a lo largo de una hora y media la euforia colectiva en una sala de actos abarrotada de féminas y algún perdido muchacho. Y con innumerables aplausos se cerraba un número que daba paso al siguiente y cuando terminó, con un clamor femenino genuino envuelto en un mayor número de aplausos la muchedumbre en pie le agradeció que un jueves cualquiera de marzo se hubiera convertido en un día tan especial. Iván dio en el clavo cuando al finalizar su personalísimo espectáculo, apareció con un gigantesco ramo de flores y bajó al público para entregárselo a la directora que suspiró en silencio ante los ojos perplejos, los gritos, los silbidos, y los vítores de las enfervorizadas jóvenes todas como fans. Y con unas sinceras palabras sin micro le agradeció que hubiera permitido a tanta gente pasarlo bien. A su lado estaba el señor del bar de la esquina a quien Iván estrechó la mano. Tres filas atrás, su hermana exaltada agitaba los brazos. Surgió un espontáneo coro. Le pedían que repitiera la canción que había bailado tres años antes; todavía se acordaban! Habían pasado tres cursos y algunas chicas ya no estaban en el instituto, pero todavía recordaban la intervención en aquel evento. Aún se hablaba de tan memorable día. Desde entonces, ningún otro final de curso había sido igual, y con su regreso, había recuperado vida la dormida sala de actos de su antiguo instituto. 27 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. A la salida se peleaban por tocarlo como si fuera un ídolo del pop. Entre empujones y pisotones le pedían un autógrafo que empezó a estampar en servilletas de papel al tiempo que coreaban su nombre, y a continuación el del instituto INB Maragall. Se habían roto toda clase de previsiones. Se había desbordado el acontecimiento convirtiéndose en un animal desbocado. Iván no concebía que él sólo hubiera provocado todo aquel alboroto. No se habían servido bebidas alcohólicas y sin embargo, las jóvenes lucían fuera de sí arrebatadas por la euforia. Ante tanta incomprensible histeria, Iván aprovechó para regalar unas fotografías suyas que habían sobrado de la promoción y se sorprendió cuando vio como se las arrebataban las unas a las otras. Aquello se había convertido en una jauría. Se devoraban. Su hermana luchaba por acercársele sin conseguirlo. Todo lo sorprendente, todo lo imprevisto, todo lo que no se puede explicar, todo lo que se convierte en absurdo y en hazaña, todo pertenecía a Iván. Fue un éxito rotundo. Todo el mundo ganó aquella tarde, sobretodo Iván que había reunido el salario de tres meses trabajando en la recepción de la bolera incluidas las propinas y el sueldo de seis meses trabajando los fines de semana como discjockey. Pero el plato fuerte se lo sirvieron cuando inesperadamente, se acercó la señora directora para hablarle y haciendo un aparte, le felicitó con toda clase de elogios explicándole que la había devuelto por una tarde a su juventud mientras le pellizcaba el trasero, y aquellos mismos comentarios fueron compartidos por otras dos profesoras de cabellos blancos. Las frías y distantes profesoras confesaron que preferían su estilo en un escenario que entre los pupitres del aula, y se alejaron diciendo que su trasero se adaptaba mejor a las candilejas -Tenía que dejar los librosmurmuraron -Estaba cantado-. Iván rozó la dicha. Sin embargo, no se percató de la humillante agresión que sufrió el joven grupo recién creado en el instituto. Absorto en su triunfo, movido por la masa del gentío, no se percató que después de su actuación la sala se había despejado quedando el auditorio completamente desolado. Aquellos muchachos se habían quedado sin público. Cuando montaban sus instrumentos, al tiempo que Iván se despedía, las jóvenes se marcharon envolviéndole hasta la calle para no regresar. Con los bolsillos llenos y la autoestima desplegando sus alas, tuvo otro obsequio. Logró el pase de pernocta permanente para dormir fuera del cuartel, y buscó como obtener ingresos periódicos aun ostentando la condición de militar. Y precisamente en lo militar estaba la ganancia. Rápidamente los alférez de academia y los veteranos sargentos se convirtieron en clientes habituales de la sala de fiestas donde ejercía de relaciones públicas organizando actos; pases de peluquería, desfiles de moda, concursos y juegos para aumentar la afluencia de clientes las noches de entre semana. Al disponer de barra libre, accedió a la bebida que no consumía al principio, pero su sed de experiencias lo llevó a la embriaguez. Se aficionó rápidamente al alcohol cuando se formaban competiciones de haber quien aguanta más. Y apenas unas horas más tarde, corría a formar en el patio del cuartel con la enorme resaca pesada como una lápida; de goma los músculos, de plastilina su cabeza. La ducha de agua helada le confirmaba que todavía latía convulsionándose por entero igual que dos mil voltios en la punta de la lengua. Hasta que un día se dejó el hígado por el retrete y dijo nunca más. A partir de ese momento obligó a los camareros de la sala de fiestas que le sirvieran té en vez de güisqui. 28 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Se acostumbró a invitar a esbeltas muchachas por las tardes y a grupos de mujeres divorciadas y alguna joven viuda en las noches para que los militares se entretuvieran, y así obtenía favores por partida doble, favores de las damas solitarias, y de los oficiales que a modo de trueque intercedían a favor de los soldados de su escuadra en caso de arrestos, todo a costa de la sala de fiestas donde había establecido su cuartel de operaciones. La vida fluye. Y como el líquido fluía Iván buscando cualquier fisura para penetrarla. El ahora mismo era lo único que contaba. Nadie podía alcanzarlo. Se escapaba entre los dedos. Nacía el hombre epopeya. Se había desprendido por completo de su herencia. No quería sobrecargarse con equipaje. Y variaba de rumbo con demasiada frecuencia empujado por quien sabe que rara sólida potencia, y con impetuosa maestría, permutaba una situación por otra porque Iván no quería que nada lo atrapara. Y esta convicción se acentuará con el paso de los años. De repente mudará su proyección alterando su progresión, barajando demasiados acontecimientos a la vez, para, sin más, darle un vuelco a su vida con la facilidad con que un niño se mete el dedo en la nariz. Iván estaba bien. Se sentía satisfecho y realizado. Como pez en el agua de su nuevo mundo repleto de fantasía. Se había refugiado en la fantasía como mecanismo de defensa. Adaptaba al personaje que construía lo que él entendía que le favorecía; virtudes que extraía de las películas en las que se identificaba con el héroe venciendo en su rica imaginación. Así admiraba a Alain Delon por su forma de saber estar, estudiaba la sensualidad de Richard Gere, imitaba el baile de John Travolta, le fascinaba la agresiva rebeldía de Marlon Brando que mantenía a pesar de su edad, le sorprendía la fría serenidad ante situaciones límite de Charles Bronson, le estremecía la profundidad del sentimiento soul que encarnaba Areta Franklin y la sonrisa brillante del intrépido Burt Lancaster. En todos ellos se fijaba, apretado corsé. A ellos quería parecerse en cada una de sus áreas. Intentaba copiarlos. La suma de aquéllas cualidades era tener una personalidad interesante según Iván. Pero, ¿cuándo iba a empezar a ser sincero consigo mismo? Parecía como si hubiera extraviado su identidad, ¿por qué? ¿debido a qué? ¡Levantaba un monumento con los pies de barro! Iván desconcertaba y su mirada la definió una chica de esta forma -Es una aspiradora que desnuda el cerebro y el organismo como si te quisiera tocar por dentro con una intensidad anormal. Probablemente su mirada era lo único que de verdad le pertenecía completamente. Todo lo demás lo había tomado prestado quién sabe para cuánto tiempo. Incluso su prototipo de mujer se asemejaba a un rompecabezas que había diseñado a lo largo de los años. Quería que fuera fascinante y que lo dejara sin habla nada más contemplarla. Pretendía conducir a doscientos por hora por la autopista y de repente, encontrarse con un socavón en el pavimento. Precisamente ésa era la sensación que Iván buscaba en una mujer: que lo dejara sin aliento de igual forma que se te hiela la sangre al pasar por encima del socavón a doscientos por hora. Constantemente regalaba palabras cariñosas pero sólo una para evitar equivocarse con el nombre. Así todas eran su "conejito" y a todas en vez de pronunciar el tradicional "te quiero" calladamente les susurraba: Ich Liebe Dich. De esta forma no traicionaba a ninguno de los dos. Porque no la amaba a ella, sino a la mujer que estaba ahí. Iván sólo amaba el momento, determinada 29 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. situación, la sensación acaecida en ese lugar y en esas circunstancias precisas. No quería promesas ni falsas ataduras. No deseaba hipotecarse. Danzaba entre las flores catando su aroma en busca de una fragancia inexistente. Estaba decidido a encontrar la felicidad sin importarle dónde le llevara el camino, pero pobre infeliz, en el cruce se había equivocado y recorría un falso camino lleno de espejismos amarrado a la cola de la vida dando bandazos de un lado a otro con la sensación del que sube y baja de una montaña rusa a la que han quitado el tope, peligro! A sus dieciocho años decía que era un vividor que vivía cada instante como si fuera el último porque tal vez al día siguiente finalizara el mundo, pero esos instantes eran robados. Ninguno de ellos le pertenecía. Pretendía ser Romeo Don Juan y Casanova unidos en uno solo y no alcanzaba a vislumbrar el terrible Frankenstein que estaba construyendo. No se desarrollaba a plenitud. Se consolaba diciendo que era el tipo de hombre al que ninguna mujer puede amar, pero al que todas desean. Y ciertamente era un joven al que le gustaba procurar placer a las mujeres y a ellas, que así procediera. Ninguna de sus conquistas se cansó nunca de Iván. Se hacía imprescindible. Atractivo y sexual. Tenía buenas maneras. Sabía del valor de la discreción en las aventuras de cama. Entendía que una confidencia era cosa sagrada y romperla equivalía a un pecado mayor que romper las tablas de los diez mandamientos. Y en silencio, a espaldas de sus maridos, inicialmente como un juego, empezó a dejarse comprar por las mujeres que frecuentaban la sala de fiestas en busca de un consuelo fingido. Caían en su red con el riesgo de enamorarse de él, mejor dicho, con la amenaza de encapricharse de Iván, pues era un sabroso dulce para cualquier mujer que superara los cuarenta. Enredándolas en su empalagosa conversación, sabía decirles con ciertas dosis de entresijo que amar es compartir la igualdad; pero partían de mundos distintos, de intereses distintos, de posiciones distintas, y de una edad muy distinta, aunque eso no importaba a ninguno de los dos. Se refería a la igualdad del sentimiento pero todavía no lo sabía. Ni tampoco sabía lo suficiente del sentimiento porque permanecía en la superficie. Pero por alguna extraña razón recibía señales. A menudo afirmaba cuando sonaba la melodía de cierre de la sala de fiestas que esperaba encontrar en ella a su compañera, cuando lo único que esperaba era que lo invitara a cenar en el restaurante especializado en cocinar de madrugada para los noctámbulos clientes más selectos de la ciudad. Las noches estaban atestadas de rubias morenas pelirrojas, de altas bajas y de alguna regordeta, todas mayores que él, al fin y al cabo, ¿quién las necesitaba a tanto sino Iván!... ¿en busca del abrazo maternal? A continuación de saciar su delicado estómago, durante el postre, argumentaba sin venir al caso cuando ya los temas se habían agotado, arrastrando las palabras para acentuar su impacto “Mi capacidad de amar es inagotable”, y se perdía en una disertación incoherente ajena a la realidad degustando un café tras otro al tiempo que la señora seguía aguardando poder abalanzarse sobre Iván. Y algo de cierto había en esa señalada capacidad, aunque no del modo en que lo practicaba. Hablaba sin dominar el significado de la vida. A veces era ingenioso, sobre todo por las tardes. Preguntaba a las jovencitas si buscaban un atleta, a lo que respondía de inmediato asegurándoles que disponía de gruesos bíceps en la masa encefálica, y si querían un cuento de hadas, si buscaban un príncipe narraba como si de un flautista se tratara “Las tierras azuladas de mi principado te pertenecen si las quieres” y si su aspecto era 30 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. demasiado intelectual e intuía que necesitaban de un sobresalto señalaba “Si te atreves... mi magia es tuya y con ella toda su fuerza pero deberás emplearla para hechizarme, para hechizarnos a ambos hasta hartarnos de ilusión”. ¿Pero hasta qué punto no era un guión prefabricado? ¿Acostumbraba a contar hasta diez antes de decir lo que pensaba midiendo cada palabra o todo era una larga lista de frases recopiladas que usaba según le convenía? Vivir un romance con Iván era embriagador para las féminas. Conseguía transportarlas a un paraíso multicolor donde la delicadeza se mezclaba con la pasión encendida. No era de extrañar que le escribieran notas utilizando a conocidos como intermediarios. Le mandaban cartas al cuartel y a la sala de fiestas. Se las pasaban por debajo de la puerta de su apartamento cuando ya no cabían en el buzón. Al vecino le llegó una equivocadamente y se ruborizó por su contenido. El portero de la sala de fiestas. El oficial de guardia en el cuartel. Todos y cada uno disfrutaban de los mensajes picantes. Las llamadas telefónicas se sucedían una tras otra. Llegaron a multiplicarse hasta el límite del acoso. Pero tanto Iván como ellas se confundían irremediablemente entre el amor y una pasajera relación impulsada por el cegador destello de un instante fugaz. Cuando deseaba dar carpetazo, cansado y aburrido, Iván simplemente decía adiós en forma de jeroglífico. Su sentencia era perpetuamente la misma, decía “No deseo aislar los hechos, si no volver a colocarlos en su lugar correspondiente. Tú eres mi caracola preferida, pero la playa está llena de ellas y quiero escuchar el rumor de todas las demás. Tu melodía es bella, pero ahora, ya la conozco”. Y la mujer se quedaba embobada descifrando el acertijo. Y cuando Iván se arrepentía y quería rectificar, añadía cuando volvía para recuperarla “He levantado muchas caracolas pero todas estaban vacías y sólo tu música me perseguía”. Pero cuando se trataba de terminar definitivamente con una mujer, utilizaba otra táctica que consistía en apurar al máximo para sacarle mayor provecho. Y conseguía todo cuanto podía de esa relación de intereses en la que ella se aprovechaba de la fogosidad de un cuerpo juvenil, y él, de la experiencia y los obsequios de una señora madura pero bella porque Iván fue en todo momento muy selectivo. Sabía encontrar en cada mujer una cualidad que la hacía excepcional respecto a otras, aunque en todas ellas encontraba un denominador común: la generosidad material. Y corría a sacar cuanto podía de lo que se presentaba como algo acabado. Espetaba mensajes abstractos que no venían al caso en situaciones en las que no podían reaccionar ni cortar el diálogo, desarmándolas, regocijándose por sus reacciones y desordenados titubeos. 31 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Prefería la seguridad del automóvil en trayectos largos. Apagaba la música, se quedaba mirándola fijamente mientras al volante, centrada en la carretera, ella se preguntaba qué ocurría. Permanecía en silencio un buen rato dejando que la mujer se pusiera nerviosa al no comprender qué estaba pasando y, antes de que dijera nada, como en un ritual al que previamente hay que invocar al santo, con tono trascendente Iván perpetuaba “Me he dado cuenta de que en mi corta vida nada más ha habido espacio para una larga fiesta de güisqui, canciones bajo los focos de la pista de baile y algunos pocos viajes, al tiempo que me he embriagado por una sucesión constante de relaciones pasajeras con toda clase de mujeres, pero ahora que he terminado mi güisqui, que estoy exhausto para seguir bailando, sólo estás tú, y no tengo dinero para viajar. La fiesta ha terminado. ¿Nos vamos a París?”. Y así es como llegaría algunos años más tarde a la capital francesa de la mano de una mujer tras recitar su estrofa una y otra vez. Lo que inició como una ensalada de emociones se había convertido en una orgía. Tenía la virulencia de lo inesperado que sorprende confunde y pasma. Algo que estremecía a las mujeres transportándolas a una región donde nunca antes habían estado. No era importante lo que decía, sino cómo lo decía. Acogido a su puesta en escena, a su indumentaria y su maquillaje para crear una realidad exclusiva participando con tal intensidad del cine que sometía la vida, experimentaba cómo podía vivirse en otra persona. Iván había aprendido lo que significa transformarse en un personaje. Como ser humano era mucho más interesante que cualquier personaje de ficción pero todo apuntaba a que Iván se convertiría en un abanico de diversidades sin dar de sí nada interesante porque copiaba. Imitaba. Creía en la realidad de lo que estaba haciendo y sintiendo y nació su confianza en la exacta imagen construida, pero no se trataba de la seguridad de quien está absorto en sí mismo. Tras su máscara, accedía a rasgos que exhibían en las películas. Se ocultaba detrás del personaje y protegido mostraba algunos atributos que ni con un leve murmullo se atrevía a mencionar sin la escena. El uso del excesivo gesto disuelve a cualquier persona. Los gestos por los gestos son la mercancía de los actores interesados únicamente en el propio atractivo y a Iván, le fascinaba la pose y el exhibicionismo olvidando que la creación es para la eternidad; pero la creación impregnada de vitalidad íntima y franca. Obsesionado por la mujeres, por gozar tan cerca del sol que casi podía quemarse, vivía en el exterior inmediato con tal cantidad de sensaciones y deseos que como caballos corrían desbocados y cuanto más corría persiguiéndolos, más se alejaban ellos. Era una tentación descomunal actuar. El decorado, el atuendo, el lenguaje apropiado, sus pintorescos modos a la vista de todos recibiendo ovaciones y aceptando alabanzas. Iván amenazaba con continuar su periplo. Y si sólo vivía de estos estímulos se iría hundiendo en la trivialidad de lo vano y lo vacuo, en lo estéril y lo artificial porque su atractivo escénico carecía de fuerza natural. Una persona de convicciones serias no puede contentarse durante mucho tiempo con semejante clase de actitud. Si Iván mantenía esa superficialidad se vería arrastrado y destruido. 32 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El condicionamiento de tener que crear una serie de contorsiones pretenciosas frente a todos, la simulación forzada, las frases preescritas por sus héroes, la falsedad que paralizaba su naturaleza lo forzaba a la ostentación. El factor principal en cualquier forma de creación reside en la vida del espíritu humano y no en la vida del actor que interpreta. Su manera de proceder era efectiva, impresionaba al público en general pero, ¿qué clase de impresión es la que producía? ¿Por qué era así y no de otra manera? Iván era así porque sí, porque podía. Y porque no quería ser de otra manera. No debía censurársele como no puede censurase la manera de actuar de un rayo, la manera de actuar de la tempestad o la manera de actuar de una borrasca. Iván simplemente era Iván. Y lo demás no le importaba a Iván. Dondequiera que fuera penetraba con su soneto a cuestas. Ni leyendas ni símbolos apagarían su sed de experiencias. ¿Abdicará y se convertirá en vagabundo en busca de su verdadero reino? Imprimía dulzura al pronunciar palabras de conquista. Se adaptaba según era su presa. Combinaba la adecuada estrategia con sus mejores posturas, dejando en el aire la insinuación. Se delataba mediante el sutil lenguaje corporal procurando marcar a la escogida tras un peculiar casting. Rozaba a las candidatas en el hombro con su mirada de felino a la caza. Dejaba claro qué era lo que quería y esperaba a atacar hasta que daban muestras de haber entendido, así iniciaba el juego de la seducción: el asalto consentido en un tira y afloja de espadas desenfundadas que chocan. Era en aquellos momentos cuando Iván disfrutaba al máximo sin obviar ninguna etapa hasta que el filo de las espadas encontradas en el aire se tornaba piel contra piel. Pero llegar a la cama para practicar sexo pasaba a un segundo término en su preferencia. Cuestión de puro trámite. En primer plano estaba el hacerla suya, dominarla para someterla. Lo demás venía solo. Cautivarla era lo fundamental. Se trataba de un duelo. Y cada mujer se convertía en un reto. Años atrás, cuando había oído hablar de la virginidad de ésta o aquella chica, de si la del tercer grado lo hacia mejor o peor que la rubia del segundo, escuchando como relataban el momento del clímax y las sensaciones del orgasmo, cuando los muchachos mayores se jactaban de su peripecia en interminables tertulias, Iván se dejó hechizar por la magia de aquello que todavía le era desconocido. Con un apetito feroz de experiencias, Iván todo lo hacía de manera exagerada ¡y qué bien puede comprenderse esa manía a su edad! Recién llegado al instituto, todavía no tenía una opinión específica sobre el sexo ni conocía el sentimiento de su deseo hacia el cuerpo femenino. Sabía que le gustaban las chicas porque algo se ponía duro de vez en cuando pero nunca le perturbó el asunto. Hasta que un domingo le preguntaron los camareros tras cerrar la discoteca Red Sun y tuvo que quedarse callado. Conocía la caricia y el beso con lengua pero nada más. Con quince años y medio se consideraba que tenía una edad apropiada para poder opinar abiertamente sobre sexo, y al no querer seguir permaneciendo con cara de atónito ignorante que mira a escondidas la vagína de una mujer en las fotografías de las revistas decidió indagar. Se propuso saber para establecer sus propios criterios. Por entonces en España no había tantos sex-shops como panaderías ni funcionaba Internet. Iván sabía únicamente que existía el clítoris porque se lo había dicho José Luis, pero nunca había visto uno. Como si de la adquisición de un producto se tratase, averiguó quién era la estudiante del instituto más lasciva y libidinosa. Examinó cual de entre todas disponía de las características 33 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. apropiadas y las medidas más perfectas y la invitó a tomar un refresco para hablar sobre el tema, y ante la sorpresa de la avispada muchacha, le expresó su deseo de acostarse con ella argumentando que únicamente quería conocer algo sobre el sexo. Hicieron un pacto. Ella visitaría la casa de Iván el sábado por la tarde que se había puesto de acuerdo con José Luis comprometido en llevar a su madre y a su hermana a una carrera de automóviles. Iría para dejárselo hacer todo sin protestar, absolutamente todo -Podrás hacer conmigo cuanto quieras, ponerme como te apetezca- había dicho ella –Pero con la condición de no explicarlo después a nadie- y añadió Iván “Y nunca más nos veremos ni para repetirlo ni para recordarlo”. Disimularían cuando se cruzaran ocasionalmente en los pasillos del instituto guardando una peripecia que sabían suya, qué emocionante! El sexo prometía ser algo muy revelador. Ambos estaban preparados y deseosos. Iván pensó “No hay mujer frígida sino hombre inexperto”. Quería aprender, no solamente para opinar. No quería ser torpe en tales menesteres. Pretendía averiguar qué clase de cosas gustan a las mujeres y haber escogido a una veterana adicta al sexo garantizaba una valiosa información mucho más allá del placer “Luego me sentiré fuerte para abordar a cualquier dama necesitada de ser complacida” pensó. Y desde algún lugar remoto volvió a recibir señales que llegaron en forma de telepático regalo: profundizar en la persona con la que te acuestas es más importante que dominar el método, porque cuando se habla de hacer el amor, la penetración es lo de menos. Sin embargo, Iván ignoró el mensaje. Te queda la vida teñida por la primera experiencia sexual que sirve de parámetro para medir todas las demás. La fuerza que conduce hasta la primera experiencia no fue el amor para Iván. Lejos de permanecer tenso como algunas personas aprensivas que se decepcionan al rato si no proporciona la tan aclamada sensación de éxtasis que imaginan, intuyendo que es un arte que debe cultivarse hasta perfeccionarse, las relaciones sexuales mejorarían invariablemente con la práctica. Por el momento, solamente quería familiarizarse con el sexo obviando a la pareja. Nada tenía que ver con ella. En el fondo, la muchacha no le interesaba pese a sus pronunciadas curvas y sus preciosos ojos turquesa y unos senos perfectos que parecían dos naranjas con todas sus vitaminas. Y ambos aprovecharon la situación que se había dado. Nunca antes se habían tocado, ni siquiera un beso en la mejilla y allí estaban los dos desnudos una tarde de sábado dispuestos a practicar sexo seguro. Iván había adquirido una caja de veinticuatro preservativos. Se había lavado los genitales luego de ducharse y de embadurnarse el cuerpo con crema y de perfumarse minutos antes de su llegada. También se cortó y limó las uñas para volverse a lavar las manos con jabón. Sus dedos pretendían juguetear en su vagína para descubrir la desconocida cueva. Una hora más tarde, ella supo del verdadero significado de la palabra sensualidad. Sus gestos suaves como el mismo tacto de las algas; sus comentarios susurrados con delicadeza; su vitalidad desgarrada la hundieron en un sin fin de sensaciones. Superado por completo cualquier distorsionado estado de nerviosismo, excitación en mano, sin apresurarse en agotar la tarde, la exaltación se apoderaba de Iván. Y repitiendo lo que había visto en una película le colocó un cojín debajo de las caderas para penetrarla dócilmente aunque con firmeza. Con leves movimientos se introdujo dentro de su rasurado conejito inocente de amor, culpable de sexo. 34 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Después de la segunda eyaculación, Iván señaló “Puedo hacerlo... puedo hacerlo mejor” en referencia a que terminaba demasiado pronto. Intentaba resistirse a la explosión, pero su inexperiencia y el deseo de volver a empezar le hacían terminar pronto. Hubo un erotismo informal sin protocolos, desenfadado, sin pretensiones. Iván se dejó llevar por su impulso animal, el cual respondió bien al final, consiguiendo que en algún instante de la fiesta a ella le tambalearan los sentidos. No estaba acostumbrada a esa manera de entregarse tan huracanada y sin tapujos. Y una vez empezó, Iván no paró. Superó el nivel sexual esperado hasta alborotarla. Fue un acontecimiento apasionante tanto para él como para ella, pero nunca más se repetiría. Sucedió lo pactado: una sola reunión. Iván descubrió aquella tarde lo que necesitaba sobre el sexo al haber tratado con una ninfómana a quien avasalló con mil preguntas, pero a quien ni siquiera besó. Nada más le interesaba descubrir todas las fases del proceso, esto lo llevó a estar junto a una hembra hambrienta de placer que se alimentaba de sucesivos orgasmos. Averiguó que de pequeña coleccionaba peluches y que desde hacía un par de años coleccionaba hombres. Escuchó cuando confesó que se había iniciado tres años antes en el automóvil del garaje con el padre de su mejor amiga y que a partir de ese momento quiso más y más y ya no podía parar descontrolada. Y se sonrojó cuando añadió -Al decirme que eras virgen, no pude resistirme. Ya nunca podrás decirlo y yo por siempre seré la afortunada que se hizo con el primer Iván-. Ya podía hablar con conocimiento de causa, pero que triste comienzo el suyo. El beso es con frecuencia la primera expresión del amor, y no existió. Nada sabía pues de amor. Todo quería saber sobre sexo y el sexo, ese cúmulo de sensaciones diversas clamaron como campanas, concretándose en acciones, como en una tabla de gimnasia donde realizar malabarismos y complicadas contorsiones, callados los corazones, la tarde de sábado en la vivienda que pronto dejó de ser su domicilio. Había consumado la relación sexual atravesando todas sus etapas, atracción, excitación, y clímax final y no una, sino varias veces a lo largo de la tarde. Logró la óptima erección en repetidas ocasiones y ella, como las demás mujeres que le seguirían, la lubricación suficiente para recibirlo, recogerlo, y absorberle hasta la última gota. La materialización del acto sexual tuvo una base teórica y sus predicaciones formales se convirtieron en finalidades al servicio del placer, lejos del sentir. Saber como se hace, como es posible hacerlo, le sirvió a Iván para tener un referente ilustre pero nada más. Su desbordante entusiasmo no podría recrearse porque aún encontrando la proximidad de dos cuerpos y el mutuo deseo, no existía lo más íntimo y fundamental: el abrazo de las almas enamoradas. En un mundo exageradamente prendado de racionalidad, Iván se alejaba de todo cuanto tenía que razonar. Oscar vivía analizando y evaluando para luego extraviarse en la reflexión privada. Observar y estudiar era su hábito cotidiano. Y todo lo estudiaba. Por el contrario, para su amigo Iván la atracción hacia otra persona, preferiblemente de sexo femenino, sobretodo a nivel sexual, era un fenómeno poco explicable a nivel reflexivo y, por lo tanto, poco propicio para justificarlo con el razonamiento y aunque pensaba y pensaba mucho nada podía cambiar su impulso salvaje. Prefería otorgarle a Oscar la facultad del pensamiento y continuar con su bárbaro canibalismo. 35 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Iván enamoraba y desenamoraba intencionadamente solamente para experimentar. Los personajes de ficción le habían mostrado en imágenes lo que él había averiguado: que podían fundirse dos cuerpos. Vivió la identificación emocional a través de sus héroes adolescentes como una manera de predecir el “suceso del encuentro”; un fenómeno que cuando se produce tiene demasiados matices respecto a cualquier película. La vida real supera con creces a la ficción más imaginativa de la cinematografía, la televisión, la radio o el teatro. Todo encuentro es único e irrepetible. Y un tropezón cualquiera, un involuntario choque en la calle, una refriega en el metro, una mirada cruzada en el autobús, una escaramuza profesional o una pelea en la comunidad encierran secretos inauditos que disimulan el misterio, ocultos los tesoros que encuadernan las tapas del Libro de la Vida. El encuentro entre dos personas que sienten mutua atracción es una bendición de la vida. Y si lo detectamos, preparándonos concienzudamente triunfamos de muchas maneras. Oscar también recibía extraños mensajes desde algún lugar remoto y atesoró el regalo cuando le hablaron de esperar, de aguardar el momento de amar. Pero en el caso de Iván, tan inmerso estaba en transformar permanentemente su entorno que alejaba la posibilidad del encuentro verdadero. Disociaba la verdad enmarañado en su laberinto de pasiones. No se quedaba en una relación porque no quería detenerse. Iván quería conocer a muchas mujeres diferentes. Y no encontraba la mágica sensación que debe cultivarse porque esperaba un fruto sin haber plantado la semilla previamente. A lo largo de la vida tratamos a infinidad de personas, aunque sin llegarlas a conocer en profundidad. Solamente unas pocas se hacen específicamente atractivas, cuando, sin miedo, levantan su máscara para mostrar ese perturbador sujeto que singular nos hace temblar... ¡hasta que lo frecuentamos! Iván se resistía a incorporar a las personas a su mundo afectivo. No sería hasta la madurez que un número muy reducido de gente le inducirían a un íntimo deseo de unidad. Por el momento solamente estaba Oscar. Nadie más. Ambos sentían la necesidad del otro más allá de lo habitual. Y encontrándose lejos, no sentían dolor, ni tampoco remordimientos, porque lo que más amaban de su buen amigo era todavía más evidente en la ausencia. Así se buscaban para vivir entre el flujo y el reflujo de la marea de la autentica amistad. En busca de la gratificación que produce el simple contacto del individuo extraño, identificando a la mujer más exótica, sumido en la pasión desbordante de ese instante fugitivo, con el ardiente deseo de todo y el ansia de muy poco, Iván no buscaba acariciar su mano sino arrebatarle la energía como si de un vampiro se tratara y seguro de su atractivo animal, acechaba. Y por más que se esforzara en resolver su impulso, esa necesidad no se la explicaba ni él mismo. Nadie comprendía porque reaccionaba como lo hacía y el único que podía entender ese comportamiento en absoluto le inquietaba. * * * * Desde lo alto del cerro esperaba con inusitada ansiedad. Desde allí divisaba perfectamente la amplitud del valle. Desde aquella posición distinguía con nitidez la serpenteante carretera que terminaba en el gran caserón del siglo XVIII. Era domingo, día de visita para los padres. Todos habían llegado menos los suyos. Y la espera continuaba. 36 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Oscar no perdía la esperanza perdido en los exquisitos ángulos del valle. Se decía una y otra vez “Tienen que venir; seguro que van a venir”. Levantaba la vista al cielo en un ascenso breve y a continuación realizaba un descenso pronunciado como una gota de lluvia pegada en el cristal del ventanal. Pasó una hora. Cuando un vehículo se distinguía todavía pequeño, se levantaba como si un escorpión le hubiera hincado el aguijón. Se aceleraba su corazón hasta que la agitación se reducía a un mero suspiro de desánimo al comprobar que no eran ellos. Y pasaron dos horas. Calambres descendiéndole por la espalda y las piernas hasta las plantas de los pies. No apartaba sus manos temblorosas de la cara cubriéndose los ojos y contando a la de tres aguardando el milagro. La ansiedad se convirtió en angustia. Se le escapaba el tiempo para no regresar. Ya no podrían participar de los juegos entre padres y alumnos, y sin quererlo, los maldecía. Inscribieron a Oscar y a su hermana en una institución francesa de reconocido prestigio en un pintoresco pueblecito llamado Millau, a catorce kilómetros de Montpellier, en Francia. Los chicos estaban separados de las chicas por un río y esto les parecía excitante. Ese verano había un grupo de diecisiete españoles que tan pronto llegaron fueron separados de manera que sólo hubiera un niño español en cada barracón indefenso en una tierra extraña, obligado a relacionarse con nuevas amistades, forzándolo a comunicarse solamente en francés. La dirección evitaba que hablaran entre ellos buscando refugio en la seguridad del idioma. No podían ayudarse unos a otros. Cada uno debía moverse con la propia inercia. Entre la diversidad de actividades, Oscar destacó por su habilidad en el piragüismo sin levantar la cabeza de los libros. Tenía estabilidad y sentido del equilibrio, disfrutaba con su práctica y era muy veloz; sus brazos resistían largo tiempo en tensión. Otra cosa eran sus piernas. No aguantaban los bailes que se celebraban los viernes por la noche. Allí era donde veía a su hermana, a menos que por cuestiones de horarios se hubieran cruzado en la piscina durante las semana. Y coincidía con los demás españoles que se juntaban para contar chistes verdes en el extremo de la barra del bar donde las luces de colores no llegaban y su anonimato quedaba garantizado. El 16 de agosto de 1977 amaneció caluroso y soleado como cualquier otro día, pero no fue un día cualquiera; aunque Oscar lo supo después. Quince días más tarde averiguó que ese caluroso y soleado día se había roto para mucha gente invadiendo la tristeza ese mismo día a millones de corazones en todo el mundo. El impacto de la noticia llegó a las doce horas del mediodía. Su madre no tenía mucho tiempo para el afecto tierno de una caricia, pero no escapaban sus exagerados cuidados y no era el único paquete que le había mandado, pero sí el único que contenía unos recortes de revistas y periódicos; además de las habituales galletas, los quesitos en porciones, el pan de miel y otras golosinas que Oscar repartía entre sus camaradas. La tragedia hizo que las hormonas se alteraran y el músculo que erige el pelo se contrajo de forma involuntaria provocando el efecto de piel de gallina: "El rey ha muerto, viva el rey" decía la noticia y por partida doble se estremeció; por el pánico a la muerte y por el dolor de su desaparición. Había descubierto a un ser magnifico y se lo arrebataban como le habían arrebatado a su mejor amigo. Su ídolo había dejado de existir. Ya no entonaría delicadas baladas ni desgarraría los cuerpos adormilados con su contundente rock and roll pero la identidad de semejante ser quedó impresa con letras de oro mayúsculas para la posteridad. 37 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Se le apagó el brillo infantil y su sonrisa se desvaneció del rostro perplejo a quién han arrancado su mejor juguete. Deambulaba sin rumbo mientras golpeaban en su mente dos palabras, y tras éstas dos palabras nada tenía sentido para Oscar. Como no tenía ningún sentido su esperanzada espera en lo alto del cerro con la vista perdida en la lejanía maldiciendo Austria. Estaba cansado triste y malhumorado. Los necesitaba. Podía escuchar a los demás niños reír y cantar saltando de alegría con sus padres y madres. Incluso su hermana estaba entre los familiares ignorando el hecho de que quizás ya no vendrían. Probablemente todos se habían olvidado de Oscar. Habían transcurrido más de tres horas. El debilitado e insistente latido de su dolor no pudo desclavárselo del pecho. Así terminaba aquel día aplastado como la araña que se mata de un manotazo porque incordia. De camino a Barcelona, sus padres tenían previsto pasar y detenerse en Millau. Regresaban de unas cortas vacaciones en París. Su madre intuía que serían las últimas, y efectivamente, la estancia en la capital francesa sería lo último que compartirían. Su marido se había encaprichado de una joven austriaca que actuaba en un cabaret. La conoció celebrando la victoria con uno de sus clientes del bufete, un hombre satisfecho que no dudó en premiar su logro ofreciéndole en bandeja aquel apetitoso bocado de apenas diecisiete años. No cantaba, no bailaba, pero prometía, y su cuerpo era el cuerpo del delito que cegó a un hombre casado que atontado y débil, sucumbió a los encantos destrozando el calor de un hogar consolidado. París había sido una despedida hipócrita. La madre de Oscar no se equivocó. Transcurridos apenas dos meses, la separación legal se consumó. Pudo comprobarse la merecida reputación de su padre como ágil y dinámico abogado. Los trámites burocráticos se resolvieron rápidamente gracias a sus influyentes contactos; separación y divorcio en un único documento. Sin embargo, tres semanas más tarde el hombre moría; pero no moría en la carretera arrollado por un distraído camión al que no pudo esquivar una vez encima, no. Moría por una estupidez. Una inmensa estupidez que podía haber evitado igual que podía haber evitado el daño causado. Moría electrocutado. Con un torpe castellano pero con una gracia diabólica le pidió que cambiara la bombilla fundida del recibidor. Y el hombre lo hizo descalzo. No quería demorarse en complacerla. Salía de la ducha y sus pies aún mojados se deslizaron por los peldaños de la escalera metálica. Se quedó tieso el padre de Oscar. Así terminó su eléctrico amor desenfrenado con una descarga tal que fulminó su vida. Y terminó por desbaratar la vida de Oscar, de por sí sombrío y afligido desde la muerte de su ídolo Elvis Presley. No volvió a orinarse en la cama. Ya no tendría que ir al psicólogo a dibujar y responder absurdas preguntas. En las periódicas ausencias desde que su padre conoció a la jovencita novicia del cabaret, Oscar había comenzado a mojar las sábanas. Sucedía cuando su padre estaba lejos, pero cuando ambos dormían bajo el mismo techo no sucedía. Era algo que no podía evitar e inconscientemente, por la noche, muy noche, se repetía el vergonzoso acto que anunciaría al día siguiente a bombo y platillo al colgar las sábanas en el patio para que se secaran al sol mientras la vecindad contemplaba su desgracia. Era demasiado mayor para hacerlo. A los diez años los niños hace años que saben controlar su vejiga. Le abochornaba levantarse cada mañana empapado de orín, pero su frágil naturaleza era superior. Siguió haciéndolo durante varios meses ante la sorpresa y la pasividad 38 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. de compañeros profesores y familiares. Pero a continuación de su muerte jamás volvió a suceder. Como igualmente no volvió a escuchar aquella mentira que le susurraba al oído su madre antes del desenlace -Tu padre se acuerda de nosotros y nos quiere mucho-, a lo que Oscar respondía desde su oprimida voz interior “Necesito hechos y no palabras, últimamente ni siquiera me habla, ¿es que ya no le importo nada?”. Aunque sólo sus propios oídos escucharon la petición que como una palpitación retumbaba en la estancia porque se había desvanecido la atención a la que estaba acostumbrado en favor de la jovencita. Fue un duro golpe, no tanto el fallecimiento de su amado padre sino su pretendida marcha del hogar familiar. Jamás perdonaría esa traición. Y como no se acostumbraba a la idea de no tenerlo cerca, a la idea de la muerte, con el tiempo haría ver que su marcha nunca se había producido. Se dirá a sí mismo que su padre está en viaje de negocios. Así permanecería en su corazón. La Navidad de 1977 fue dura para los tres. La familia había menguado. No hubo villancicos. Tampoco árbol ni pesebre. Ningún detalle decorativo adornaba la puerta de la casa. Innumerables cestas llegaron como cada año por parte de los que todavía no sabían de la perdida. Ninguna se abrió. Ningún regalo se compró. Ni siquiera se comió turrón. Sólo el recuerdo de agradables momentos pasados dilapidaban a cada uno de manera distinta en una insoportable nostalgia que se tejía a su alrededor para dar paso a la explosión de la más desgarradora de las tristezas. Una tristeza llena de dolor por su pérdida, por las dos marchas que emprendió: la del hogar y la de la vida. El mes de diciembre anterior todo estaba en orden y en equilibrio el hogar estable. Aún no había aparecido quien corrió a esconderse en su austriaca madriguera tras el accidente sintiéndose más culpable que apenada. No había calor en la casa y sí demasiada calma. No volvería a reinar la alegría entre aquellas paredes de roble con cuadros inmensos. Habían sido fiestas para hacerse mimos sin motivo, para apoyarse los unos a los otros y desearse la mutua felicidad gozándose los miembros de la familia. Y aquellos instantes irrepetibles por su gran contenido emocional escondido detrás de las explícitas miradas, jamás volverían a materializarse. Oscar no pensaba en los nueve meses de agónico sufrimiento, ni tampoco en las persecuciones en automóvil cuando a su madre le dio por convertirse en una especie de detective privado que seguía al marido allí donde iba después de la oficina, demasiadas veces con los hijos sentados en el asiento de atrás. Oscar, simplemente frotaba la cadenita de oro que su padre había llevado antes prendida del cuello y temblaba. Ese ideal peldaño como paso previo al nuevo año se había esfumado. El pronóstico era un horizonte plagado de incertidumbre y desolación. Oscar no se sentía acompañado, aún teniendo a su madre y a su hermana al lado era como si tuviera el alma hueca. Se había sentido ligado a su padre hasta el punto de haber idealizado en extremo a un ser maravilloso al que nunca podría volver a tratar. Ya no se recuperaría el encanto especial que desprendían esos días tan sobresalientes del calendario. No los celebraría más. La gracia de los sueños que iluminaba con ahínco se apagó y se tornó agria. Su mirada de vidrio. Su voz enmudeció. La consecuencia de su partida acentuó en su rostro ausente de abatidos ojos la palidez de un decaído rosa en las mejillas. 39 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Pesada carga para su madre que tuvo que parpadear un par de veces hasta que sus ojos se acostumbraron a la gélida oscuridad que desprendía el vacío. Píldoras revitalizantes por la mañana con el desayuno, somníferos para la noche con un vaso de leche caliente. De ninguna manera podía mostrar debilidad, aunque se sentía ultrajada y asimismo vencida. Todo podía desmoronarse. Al llegar el fin de semana la casa le parecía terriblemente amplia, y la mesa... aquel sitio privilegiado que había sido antes ocupado ya siempre estaría vacío. Oscar se limpió los labios con una servilleta. Quiso ocupar el lugar que por derecho consideraba suyo. Al fin y al cabo era su descendiente directo y lo reclamó como propio sentándose en la cabecera señalando con el acto que iba a ser el cabeza de familia con apenas trece años recién cumplidos; pero su hermana se enojaba tanto cada vez que se trasladaba al lugar que por no entablar una discusión se retiraba. Ni cuenta se daba su madre de aquellos intentos. Bastante tenía con mantenerse fuerte, al menos frente a sus dos hijos. Perfecto ejemplo de serenidad, aun cuando en su mirada podía leerse el mal estar general. Estaba atormentada por la insistente cuestión -¿Si debía morir, ¿por qué no lo hizo antes de romper el hogar y asimismo nuestros corazones?-. A un paso de la adicción a los tranquilizantes se dejó socorrer por el piadoso médico de la familia: un hombre grande como un oso. Él la curó. Y prácticamente la raptó. Con la espalda encorvada, brazos doblados y tensos a la defensiva como una leona, intentó que sus hijos se distrajeran y tras el internado de lunes a jueves que forzó para evitar que pudiera convertirse la casa en un sitio traumático, eso dijo para argumentarlo sin referencias al doctor, comenzó a llevarlos los fines de semana a una propiedad que tenía la familia fuera de la ciudad. Fue allí donde Oscar encontró su inspiración: en Santa Eugenia; una vieja iglesia románica restaurada rodeada de bellas montañas de una textura increíble. Llegaban por una carretera sin asfaltar. Luego recorrían un camino en malas condiciones. El vehículo debía subir el tramo final subrayado por una empinada cuesta con el menor peso posible. Descendían Oscar y su hermana y algunos paquetes. Su madre peleaba con los baches entre acelerón y acelerón hasta conseguir alcanzar la explanada que presidía la entrada, no sin esfuerzo y un revolucionado motor que resonaba entre las copas de los árboles ahuyentando a pájaros y ardillas. La tenacidad de la madre al volante se repetía cada viernes. Llegaban caída la noche. La oscuridad dificultaba la visibilidad, pero sabían que majestuosa se alzaba la gran casa que compartía con dos hermanas que en ocasiones coincidían. Frente a la antigua iglesia estaba el monte Tagamanen; una palabra catalana que invertida significa "niño escondido", y, eso es precisamente lo que ocurriría. Ahí es donde Oscar se escondió encerrándose en sí mismo dando largos paseos en solitario. Así obtuvo finalmente sosiego en un lugar donde imaginaba el ruido de carromatos antiguos pasando por los caminos de tierra mientras el rumor del agua del arroyuelo que fluía se alojaba en su oído como una caricia de envidiable benignidad. Cuando estaban sus primas hacían excursiones juntos. Visitaban casas abandonadas fantaseando con mil historias a cerca de quiénes las habían habitado y sobre la posibilidad de que alguna estuviera embrujada. En su tío, Oscar encontró a un buen amigo; una continuidad del amado padre que se había marchado. De carácter jovial y desenfadado, Víctor distraía a los adolescentes 40 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. ideando juegos, inventando canciones y toda clase de actividades. Una tarde subieron al tejado de la vieja edificación para tener otra perspectiva del terreno y a Víctor le picó una avispa reina que casi consiguió precipitarle al vacío, pero en vez de dramatizar, aprovechó el incidente para realizar una disertación sobre la convivencia del Hombre con la Naturaleza. Sabía como tratarlos. No era de extrañar que cuando los mayores iban al pueblo para adquirir provisiones, el vehículo de Víctor se llenara de chicos y chicas que peleaban por acompañarle. Halló en Víctor su ansiado amparo: un instructor al que acudir cuando algo lo abrumaba al obtener otro punto de vista. A menudo intercambiaron impresiones. Y esto es lo que Oscar valoraba en mayor grado, la posibilidad de escoger por sí mismo con mayor información sobre diversos temas. Víctor únicamente proporcionaba opiniones de manera abierta. Era la misma clase de respeto que le había procurado su padre. La misma clase de respeto que Oscar devolvía aunque jamás se atrevió a plantearle el tema que más le importunaba. La vida de Oscar carecía de la emoción de la vida de Iván, quien retaba los acontecimientos. Iván era el de las acciones mientras Oscar era el de las palabras. Operaban individualmente, pero de manera simultánea como si ambos fueran uno solo. Oscar era experto en el lenguaje de la percepción de los términos; un teórico, y el mundo se le antojaba un museo que disecar y observar con su peculiar microscopio. Iván era experto en la percepción del lenguaje del cuerpo; un pragmático, y el mundo se le antojaba un espectáculo de luz y color en el cual mariposear de aquí para allá. Pero los dos ignoraban la emoción del lenguaje que hablan los recién nacidos donde no hay tiempo ni espacio. Y aunque ni uno advirtiera su presencia ni el otro su actividad, ambos amigos veneraban la Naturaleza, la Humanidad, y la grandeza del Universo. Oscar representaba la mente del ser humano. Iván su corazón. El primero quería ponerse el mundo por sombrero y el segundo penetrar en el corazón de la vida. Para Oscar, los primeros años de infancia habían transcurrido como los de cualquier otro niño. La única anécdota destacable la provocaron sus enormes ojos de almendra y sus largas pestañas que le valieron la propuesta de una agencia de publicidad para protagonizar una campaña en televisión. Pero su madre rechazó la oferta, no sin antes beneficiarse de los servicios del fotógrafo profesional que el director había brindado gratuitamente para asegurarse la fotogenia del niño, porque cuando descubrió su desenvoltura ante la cámara, se asustó. Su madre imaginó lo que podría suceder y, rápidamente lo apartó del bohemio ambiente recluyéndolo en su habitación entre libros y profesores porque bajo ningún concepto quería que su pequeño apareciera anunciando productos que ni siquiera conocía. Y continuó dando contundentes “no” a otras agencias a lo largo de su adolescencia a espaldas de Oscar. Sabía que aparecer en los medios de comunicación repercutiría negativamente en sus estudios robándole la concentración. No quería que su hijo faltara al colegio. Pretendía que fuera como su padre, un importante abogado; quien antes de su desaparición ostentaba un importante prestigio a nivel social. Pleiteó durante meses con un conocido financiero de dudosa reputación y turbios negocios internacionales que había defraudado a un centenar de pequeños accionistas en su mayoría pensionistas usurpándoles sin compasión los ahorros de toda una vida. Pero ese era solamente el lejano recuerdo de una gesta profesional que animaba a su madre para que su hijo recogiera el relevo generacional. Esa clase de vida quería para su hijo. Así que Oscar hizo lo único 41 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. que podía hacer, centrarse en los estudios y en la carrera que debía concluir con honores. Y su profesión como letrado ocupaba casi toda su atención. Y seguía refugiado en sí mismo. Y aunque no le estimulaba su futuro laboral, se trataba de una especie de homenaje a su padre. Y a menudo se preguntaba que habría sido de su amigo Iván cuando la soledad le asaltaba en las noches de luna nueva. Entonces, sin saber bien el motivo o la intención, su espíritu se tranquilizaba al salir a su encuentro... “Tú y yo somos de la misma sangre” decía “Uña y carne”. Oscar encontró paz recreándose en la contemplación de la belleza natural de las formas y de los lugares que escrutaba con su lupa violeta. A Elvis Presley acudió Oscar cuando le alejaron de Iván. Cuando el MP3 era impensable, se llevaba un incómodo magnetófono que escondía en el pupitre hasta que le llamaron la atención. Cuando su tío Víctor empezó a trabajar largas temporadas en el extranjero, Elvis lo asistía de día o de noche. Elvis era el único que podía amenizar sus largas horas de estudio. Ilustró las paredes de su habitación y los del cuarto del internado con sus fotografías. Fue un grato encuentro que ocurrió una tarde de domingo en casa de su tía Magda cuando dejó de jugar en la habitación de sus primas Sara-beth y Noemí y al entrar en el salón, su mirada se quedó pegada en la pantalla de uno de los primeros televisores en color que veía. Un mediocre actor interpretaba la película, pero ese hombre bien parecido que levantaba burlonamente el labio cuando sonreía le despertó un gran interés. Rodeado de mujeres, bailaba y cantaba. Pronunciaba dulces palabras de amor a la vez que apretaba los puños y peleaba con furia si era necesario y a Oscar le cautivó la extraña combinación de sensibilidad y de fuerza, porque Elvis entonaba con ternura una balada acariciando a una dama y acto seguido hacía estremecerla con su ritmo contundente y su arrebatador estilo que rompía con todos los cánones establecidos en la década de los cincuenta en América. El hecho de que el último obsequio de su padre fuera una cinta de casete que recopilaba sus grandes éxitos, determinó la presencia de Elvis en su vida. Hasta llegó a suplantarlo en una época cuando entrando en la juventud, imitó su pelo engominado hacia atrás y muchas de sus muecas, pero Oscar pronto volvió a sí mismo. Sabía que aunque lo intentara no podía reír como Elvis ni cantar o bailar como Elvis, porque él no era Elvis Presley. Aún teniendo la compañía de Elvis, Oscar sufría en silencio. En ocasiones temblaba y sudaba fruto del pavor. La caída del potasio le provocaba una parálisis muscular transitoria. Sentía espasmos. Desde que a muy corta edad se percató, Oscar tenía miedo. Mucho miedo. Horror. Se preguntaba: “¿Por qué?... ¿Por qué un día tiene que terminar todo? ... ¿Por qué la vida se corta de repente? ... ¿Qué sentido tiene vivir si después toca morir?”. Pero nadie estaba a su lado lo suficientemente cerca para contestar la pregunta y esclarecer el dilema. Nadie apaciguaba su angustia. Nadie conocía su insatisfacción. Oscar quería reír, pero no encontraba su risa. Oscar quería llorar, pero no sabía donde estaban sus lágrimas. Quería, pero no podía. No sabía cómo reír y llorar al mismo tiempo o viceversa. Llorar y reír. Reír y llorar. La verdadera amistad únicamente está al alcance de seres independientes e íntegros que conservan su autonomía personal incluso después de unirse. La alianza de Oscar con Iván era completa porque 42 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. nada buscaban el uno del otro y sin embargo, ambos amigos disponían de todo respecto al otro. Su vínculo era poco común. Y ninguno de los dos era reacio a rechazar tan valioso ofrecimiento. Ambos vivían una época de transición donde era necesario controlar la constelación de emociones que los desbordaban, pero Iván, se había embriagado de la vida y las alteraciones se sucedían una detrás de otra, aunque sin melodía ninguna. Iván prefería una buena aventura a una buena comida, sentía toda la gama de la experiencia humana como suya y consideraba un deber disfrutarla, y cada vez que lo hacía se adentraba en terrenos sin garantías. Estaba más dispuesto para una carrera que para una siesta. Optaba por una lección de la vida antes que tumbarse en el sofá frente al televisor encendido de discursos y normas. Su acelerada ansia por consumir experiencias le arrastraba por un peligroso torrente de información que no digería. La almacenaba sin sacarle más provecho que el inmediato, guardándola durante pocos días, tal vez realizando algo concreto con ella probablemente útil pero nada más para probar. Luego se aburría. Permanecía eufórico, y tenía unas inmensas ganas de vivir, pero llegaría a convertirse en un intruso. Se pegaba a nuevas vivencias sin dejar espacio vital a su alrededor. Y no eludiéndolo, nunca le invadía el sufrimiento ni tampoco el arrepentimiento por lo acontecido. Iván jamás evitaba el desafío que le ofrecía la vida. Se lanzaba con autentica pasión frente al reto y se recreaba mirándole a la cara directamente a los ojos. Por alguna incomprensible intuición que le llegó en su niñez, confiaba en la protección del cielo. Se precipitaba instantáneamente sin miedo, simplemente se lanzaba, aumentando sin saberlo la carga que otras personas llevaban porque tratarlo equivalía a abrir un mar de dudas respecto al itinerario de sus vidas. Hacía levantar el telón del majestuoso espectáculo que es la vida para transgredir lo corriente y lo excesivamente mundano. Utilizaba a los demás, y a su vez se dejaba utilizar. Asumía la posición que libremente había escogido y así, no podía sino beneficiarse... ¡por el momento! Al margen de que sus iniciativas prosperaran o no terminaran de cuajar, como le sobraban desafíos, metas y objetivos que conquistar, no se preocupaba de nada que no fuera gozar. Podía no ganar lo que esperaba, pero jamás perdía por completo. Siempre había “algo” que obtenía aunque a veces era demasiado extraño e incomprensible incluso para él. En esos años desconocía la moderación. Y buscaba la mujer mas apetecible, unas veces sofisticada y otras lo más prosaica posible. Y no era una noche de locuras y desenfreno carnal lo que perseguía. En realidad, solamente quería pavonearse, demostrarse que podía seducir a cualquiera que se propusiera. Y asimismo quería sentirse deseado, pero mucho menos que admirado, poseerlas era algo demasiado cotidiano y trivial para Iván. En su mente nada más existía la película que había visto trece veces en distintas pantallas cinematográficas. Su afán más íntimo le decía que había llegado a este mundo conocido por todos para procurar placer a los demás, y a ello se entregaba entendiendo la expresión del placer sexual. Se deleitó viendo a las mujeres regocijarse agitadas y todo por una la película: “Gigoló americano” que encarnó con acierto Richard Gere; con un sensualismo y una elegancia que jamás hubiera proporcionado Travolta, como nunca hubiera podido interpretar Gere “Fiebre del sábado noche” o “Grease”. Fue a raíz de lo que encerraba esa peculiar manera de vivir y de entender la vida que Iván se había convertido en un joven de diecinueve años al que le agradaba procurar placer a las mujeres. 43 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Vestía impecablemente trajes caros bien combinados, relucientes zapatos, cinturón a juego y vistosas corbatas de marca. Era exquisito en el trato y refinado en los gestos. Estaba muy lejos del desaliño, y su rostro no podía confundirse con el de un boxeador. Hasta improvisó un andar singular que lo distinguía. Y quienes lo conocían, no podían esconderse de la risa. Y quienes no le conocían, no podían evitar fascinarse con su presencia. En ninguno de los dos casos pasaba desapercibido. Era invariablemente el blanco de comentarios por uno u otro motivo; a Iván esto le encantaba. Toda la atención que no tuvo en su infancia la hacía suya despertando la curiosidad en los demás. Y le seguía gustando provocar reacciones en la gente y ver cómo se desarrollaban las situaciones que él mismo creaba desde la nueva faceta de gigoló. Le llamaba poderosamente la atención la mujer dulce, porque a Iván se le conquistaba con suavidad. Una chica autoritaria que impone más que sugiere y que obliga a hacer las cosas por la fuerza, nunca podría salirse con la suya. Iván tenía que decir la última palabra. La arrogancia típica de la juventud cobraba límites insospechados en Iván que prefería malograrla que no hacer nada con su juventud. Por consiguiente, tan sólo con diplomacia, delicado tacto y mucha dulzura, podía doblegársele como quien no quiere la cosa. Entonces y solamente de esa manera se podía hacer de Iván cuanto una quisiera. Iván aborrecía las mujeres-armario, las vastas o vulgares, y también aquéllas que eran un monumento escultural de la naturaleza sin nada más que ofrecer que no fuera su cuerpo. Podía trepidar escuchando el tono de una voz y con Mari Carmen trepidaba cada vez que la escuchaba y como un helado al sol se derretía. Iván sentía y se dejaba llevar, porque temer al amor era como temerle a la propia vida y los que temen a la vida, decía, ya están muertos. Pero Iván amaba la vida, más nada sabía en verdad del amor. “La vida no está hecha para comprenderla... ¿por qué el cielo es azul? ¿Por qué la mar es salada? ¿Por qué los peces no se ahogan?... ¡y qué más da! Si la vida solamente es para vivirla” decía y, Oscar, seguramente discreparía en relación a esta consideración de Iván. Oscar se hubiera tirado de los cabellos si supiera que Iván mantenía que las mujeres son como melones “Tienes que probarlos todos hasta encontrar uno bueno antes de que maduren. El hombre, en cambio, es como el vino. Cuanto más tiempo ha madurado más sabroso está”. Y defendía la tesis de que la mujer pertenece a otro planeta. Exponía sin pudor que “Para las mujeres el amor lo es todo, mientras que para los varones es solamente una cosa más... ellas llegan a la cama cuando hay amor... nosotros llegamos al amor después de la cama”. Así transcurrían sus días llenos de proverbios populares y frases hechas que llevaba a la práctica hasta sus últimas consecuencias por el puro placer de investigar y de ahondar en las cosas de la vida. En una ocasión, a Iván le chocó tanto una frase publicitaria que rezaba: "Vender es mal vender" que decidió asistir a una subasta. Siendo pública, podría ampararse en el anonimato; una oportunidad para reparar en otros comportamientos humanos. Iván no dejaba escapar ninguna nueva experiencia. Andaba por el mundo con los ojos bien abiertos. Todo lo desconocido significaba el cebo en un anzuelo, hasta el punto de no poder caminar si no poseía la vivencia. Y en la sala De Vilardell se desarrolló una subasta diáfana. Asistieron compradores que con sus pujas y su aire desinteresado hicieron subir los precios. Tradicionalmente, en aquella sala quedaba garantizada la discreción. Una mujer de clase alta venida a menos que precisaba recibir urgentemente una cantidad de efectivo para paliar un grave problema de liquidez que amenazaba su posición social, además de una parte del patrimonio familiar, entregó unas 44 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. valiosas piezas de arte dignas del coleccionista más fanático y así pudo recibir a cuenta una suma importante en el mismo instante del deposito. Avispado como pocos, Iván se percató del detalle. Hacía muchos años que el establecimiento organizaba subastas cada fin de mes con una gran asistencia de público y una gran satisfacción por parte de los vendedores. Si bien desconocía las normas de proceder y la cortesía del evento, ello no impidió que actuara. Sin pensarlo dos veces, se dirigió a la señora y presentándose educadamente, se ofreció al director para constar como titular del paquete de joyas, asegurando todavía más el buen nombre de aquella dama que intentaría pujar en su favor haciendo subir el precio. Y fruto de la artimaña, los compradores pagaron un sobreprecio. Y la velada fue de gala, porque además de descubrir las angulas de Aguinaga, Iván encontró en aquella mujer a su maestra. Una vez más, igual que en todas las anteriores, quería complacer a la mujer hasta extasiarla pero la dama era muy exigente, así que tuvo que aprender algunos trucos. Con ella practicó durante meses los entresijos del Kama Sutra hasta que juntos en el tremendo salón, echados en la pulcra alfombra visionaron en la penumbra de unas velas la película: “El imperio de los sentidos” de Nagisha Oshima. Iván se impresionó tanto que temió su mismo destino y esa madrugada desapareció, renunciando a un sin fin de privilegios. Probablemente Oscar no hubiera sido capaz de llegar tan lejos. Introvertido, todavía no sabía que era alma esencial, y que llegaría a amar tanto su alma que abriéndola para percibir las cosas de la vida se equivocaría al situarse detrás de las verjas del propio calabozo: la fortaleza que construiría para protegerla. Demasiado contenía sus deseos. Tenía tanto cuidado de su pensamiento que nunca se decidía a emprender un camino. Una vez determinada la idea, se aferraba a ella preparándose para no averiguar otras causas que pudieran alterarla y ahí quedaba todo, solamente en la promesa; en una imagen sin acción. Por el contrario, Iván era extrovertido, todo impaciencia. Había salido demasiado pronto a la calle y tras de sí se le cerró la puerta dejándolo afuera frente a un mundo gratamente tentador en el que contento buceaba. Demasiado se abandonó a sus pasiones. Vivía halagando a sus sentidos sin saber exactamente hacia donde se encaminaba. En busca de la autentica verdad, perseguía cualquier condición que variara sus conclusiones supuestamente para mejorarlas, y así era todo tan perecedero y cambiante que yacía entre lo intangible. Uno, anteponía su yo a cuanto acontecía. Miraba el mundo con racional claridad ofreciéndole una afectividad romancesca hasta el punto de mantener como “verdades” las más inocentes supersticiones privadas, porque para Oscar, el centro de sus mismas interioridades, el lenguaje y la escritura, eran la comprensión de lo lógico. Y así era un realista de “su” realidad con inmensas capacidades de visionario. Siempre un hipotético del asunto, consideraba más importante especular que obrar, y esto tenía un motivo: estaba lejos del mundo; pretendía leer los manuales de instrucción antes de ejecutar nada cuando algunos manuales todavía están por escribirse. Analítico, estudiaba todas las partes de un fenómeno para establecer en seguida semejanzas comunes con otros fenómenos, dilucidando sin obtener ninguna conclusión que obligara a la acción definitiva. El otro, posponía su yo cautivado por cuanto acontecía. Quería afirmar y reafirmar incondicionalmente su temple frente al mundo externo, pero viviendo en una sombría parte de sí mismo que supeditaba con dolorosa dependencia el mundo que intentaba recrear, porque para Iván, 45 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. la fantasía y la imaginación eran la comprensión de lo no verbal. Y así era un creador activo con inmensas capacidades de distracción. Siempre un práctico del asunto, consideraba que era mejor probar y averiguar y esto tenía un motivo: transformarlo todo en instrumentos y herramientas para lanzarse a vivir con su propia maña. Embaucado por la intención de lo estético, el mundo se le antojaba un enorme escenario donde quería interpretar su papel. Definitivamente no quería ver el espectáculo si no examinar las cosas y los hechos que componían la trama argumental. A Oscar le envolvía una aureola aristocrática. Intelectual, le caracterizaba la inteligencia masculina. Escéptico, ponía en duda la existencia de Dios. Pasivo y concreto, se concentraba en el aroma y el simbolismo que guardaba la vida para encontrar su brillantez y, en trance, en ese estado de reposo cuando la conciencia receptiva está en espera se dejaba abrazar por la serenidad, y también por los sentimientos procedentes de su interior, en paz, pero sin felicidad. A Iván le obsequiaban con un tributo popular. Sentimental, le caracterizaba la afectividad femenina. Ateo, negaba la existencia de Dios. Activo y abstracto, se concentraba en el color y las formas que tomaba la vida en busca de su continuado movimiento y, en éxtasis, en ese estado de agitación, se dejaba abrazar por la pasión, y también por las sensaciones procedentes del exterior y dichoso, no hallaba descanso. Ni sabía de la paz interior. Ambos simbolizaban lo opuesto; uno interpretaba lo frío, lo dulce y lo sólido mientras el otro encarnaba lo caliente, lo amargo y lo líquido. El uno par, contenido, sustancia. El otro impar, forma, accidente. Y a su vez, asimismo figuraban como lo complementario. Oscar los raíles. Iván la locomotora. Se pueden intercambiar los ladrillos... pero el muro... ¿sigue siendo el mismo muro? De un lado la naturaleza y la complejidad del universo, y del otro, la vida y la conducta humana. El primero etéreo, potencia, esencia. El segundo materia, acto, ser. Ah! Que bella es la vida cuando se la atiende con voluntad consciente. Iván te zarandeaba con su sola presencia mientras que Oscar te aquietaba sosegándote. Ante una primera cita, Oscar se preparaba pensando en lo que iba a decir mientras que Iván se centraba en actuar convenciendo a todos de lo irresistible que era, ¡curioso que ninguno fuera simplemente espontáneo! ¿La dependencia preferida de cada uno? La alcoba en el caso de Iván. La biblioteca en el caso de Oscar. Oscar se sentía acomplejado y pequeño como una hormiga nacida ayer en una reunión donde no conocía a nadie, a diferencia de Iván que le faltaba un instante para ubicarse en el sitio perfecto con la puerta en frente y la pared a su espalda con pedazos de vida entre sus dientes. Uno producía el efecto de un tequila doble. El otro te dejaba el candor de una tila. El primero necesitaba transformaciones rápidas. Al segundo le gustaban los cambios suaves y progresivos. Para Oscar, su deseo de cambio era moderado. En general era un joven satisfecho que tenía cuanto quería. Alababa el asentamiento más que la revolución. Y justamente esa actitud le proporcionaba bienestar. Por el contrario, Iván corría detrás de cualquier espejismo. Desconocía que la estabilidad guarda sus virtudes. Los deseos de cambios en su vida eran tan reales como apresurados sin tener por qué sentirse particularmente insatisfecho por ello. Consideraba imprescindible avanzar para no quedarse estancado o lo que equivaldría a una tragedia: ir hacia atrás. No temía los giros que implican rupturas. No renunciaba a los cambios por temor a perder privilegios. Consideraba la transformación cosa vital de necesidad. Sometía el miedo 46 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. fortaleciendo su coraje para vivir con mayor sabiduría porque en su saber imperaba la ciencia de que hay razones para gozar de la vida sin aprensiones. Y con entereza afrontaba la vida con una perpetua marcha hacia adelante llegando a ser violento consigo mismo y con su entorno cambiándolo todo y vuelta a empezar al margen de la gente y del qué dirán. Quería convertirse constantemente en otra persona diferente sin límites en sus elecciones. Si la idea de cambiar se cruzaba ese día ya no la podía detener, asumiendo a gran velocidad los sinsabores del camino antes de que llegara la noche, antes de que la noche se volviera insoportable por no haberlo intentado. ¿Torturaba Iván a su cuerpo? Oscar mantenía relaciones amistosas con su cuerpo y, sobre todo con su mente. Su apariencia física no era motivo de preocupación. Sin embargo, Iván consideraba su cuerpo como un capital único y precioso que mantener y cuidar. Tenía la tendencia a servirse de su cuerpo como herramienta para alcanzar sensaciones fuertes. Los esfuerzos de Oscar iban encaminados a protegerse de las agresiones exteriores limitando al máximo los daños o cualquier tipo de perturbación. ¿Lo que consideraba ataques del exterior podían ser oportunidades para cambios estupendos? ¿Quisiera Oscar acceder a una autoestima más alta? El deseo de controlar todos los procesos de cambio, ¿era su mayor defecto? ¿Lo sería en el futuro? ¿Probará Oscar a dejarse sorprender en alguna ocasión? Iván iba hasta el fondo en busca de potencialidades inutilizadas. Se angustiaría en caso de no poder indagar. Aspiraba a aumentar su círculo de amistades. Le gustaba poner los puntos sobre las “íes” y a continuación un signo de exclamación! Su ansia por apreciar y percatarse del mundo y la vida, ¿lo conducirá hacia abismos extremadamente peligrosos? ¿Sentirá la tentación de probar drogas para escapar de lo demasiado común? ¿Se convertirá en delincuente por lo romántico de ser pirata? Oscar e Iván oyeron la voz como si se tratara de un descomunal rugido: “El camino que habrás de desandar es interminable y morirás si no despiertas realmente”. Se sobresaltaron en su cama los dos sintiéndose perdidos. Pero se recostaron y descansaron extenuados. Y pronunciaron al amanecer estas palabras: “Un día o una noche, y entre mis días y mis noches ¿qué diferencia cabe?”... primero Iván, y luego Oscar, soñando despiertos sin comprender. Los hombres se confunden gradualmente con el aspecto de su camino. Decir “los hombres” es decir todos los hombres y mujeres que vivieron antes de ellos. Hablar del jaguar es hablar de todos los jaguares que lo engendraron, los ciervos las gacelas y los venados que devoraron los jaguares, el pasto del que se alimentaron los ciervos las gacelas y los venados; la tierra que fue madre del pasto bajo el cielo. Cada persona es el fruto de sus circunstancias y elecciones y con el transcurrir de los años y de los hechos, la noción de una verdad absoluta. Y llegará la sentencia con rayas transversales en la cara y en las piernas conteniendo el sonido mudo del lenguaje de esa voz que vale una sola palabra y equivale a todo; mundo, vida, universo. ¿Están encarcelados en sus celdas?... ¿Encontrarán la salida del incansable laberinto? y, ¿regresarán como hombres nuevos? 47 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Desentrañar los designios del universo o pensar en sus triviales dichas y desventuras, quien sabe, no importa por el momento. Lo que importa aquí es lo siguiente. Alguien los visitará para que piensen que están locos durante la hora del día en que no existen las sombras y sofocados, levemente aliviados por la brisa que sopla a escondidas por entre los troncos de los árboles preludiando un chaparrón, los dos amigos celebrarán un contrato al que los tres pertenecen! Hay quien llega por vías más pacíficas, lineales y predecibles; cada cual a su manera; unos, apacibles individuos moviéndose en círculos hacia delante en el mutismo, mientras otros rompen el círculo para representar con su trayectoria los héroes de leyenda; tipos sanos fieles a sí mismos y ajenos a las convenciones en contraposición a los otros de reprimida personalidad lapidada por la debilidad, pero con la suerte del azar en el bolsillo. Ya quedan pocos aventureros en el planeta, pocos artesanos, inventores, cada vez menos poetas. Y unos y otros son necesarios para recorrer los caminos empleándose a fondo a la hora de expresar lo que sus ojos han visto, revelando todo aquello que ha sentido su corazón indomable con la intensidad de quien se identifica a sí mismo diferenciándose de todos los demás, y a cuya virtud es necesario un período de tinieblas. Gloria para Oscar e Iván si lo consiguen! Durante la infancia, los niños y las niñas se lanzan a los jardines y a las riberas de los ríos para escenificar con impetuosa convicción las aventuras de su rico mundo interior, sin embargo, por la complejidad que adquiere la mente y el cuidado del estereotipo, las claves de lo correcto e incorrecto, toda representación queda sustituida por cortos lapsos de tenue imaginación conforme se hacen mayores. Pocos adultos vemos persiguiendo indios, buscando una ciudad perdida o prestos al abordaje de un galeón español. Las personas nacidas en el nuevo milenio, presas de lo tecnológico, no vienen precisamente a un mundo de aventura si no de tediosa inmovilidad dolorosamente atenuada por los violentos videojuegos y las agresivas películas de acción vacías de humanidad. El denominador común es lo abominable. Y en tales circunstancias el mundo posible se reduce. Aún estando al alcance en las estanterías de las bibliotecas no se leen libros como “La isla del tesoro” o “Robinson Crusoe”. Tampoco “Colmillo blanco” o “El corsario negro”. O “Los tres mosqueteros”, “El conde de Montecristo”, “El prisionero de Zenda”. Ya no hay asombro por lo exótico ni por lo mágico. Cuando comienza la edad de la reflexión, puede extraviarse un universo entero. Cuidado. Peligro. Sin embargo, curiosidad por la vida y el mundo e imaginación por interpretarlo de manera peculiar distinguen a Oscar e Iván. Admirablemente aliadas la curiosidad y la imaginación como admirable unidad es la persona de Oscar e Iván, permite continuar leyendo a quien elige permanecer despierto y atento cuando otros eligen apearse si la lectura comienza a ser un tanto compleja o fantástica, porque Oscar e Iván son seres entrañables semejantes a muchos otros en la faz de la tierra en los que se cuela un personaje sorprendente con aspecto de feroz animal, y alma de cielo, contradicción imposible en nuestro mundo por lo extraño del suceso y, en verdad... ¿no somos todos nosotros bellos personajes escondidos en apariencias grotescas? El desconcierto en suma! Pero se trata de una opción inédita bajo el disfraz de una biografía; el desliz del relato de la mayor aventura que no es otra que la del viaje espiritual. Y sólo que te dejes impregnar advirtiendo capas de refutación y reclamación alternativamente sin que el arte de la 48 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. sugerencia y el anécdota permita la vacilación o la indisciplina será que obtendrás la redención luego de la enmienda, por lo que tu labor está en captar hasta recrear lo que te propongo recorrer: una historia tejida de cabeza al precipicio para que asciendas contemplado desde la altura del ángel habiendo estado aquí y allí al mismo tiempo, ¿de qué otro modo podría considerarse esto en tus manos un libro? Riqueza! Nada más riqueza en movimiento que danza entre las páginas en tus manos. * * * * Enseña la sociedad que vencer a los demás es ser un hombre fuerte, pero Oscar solamente quería vencerse a sí mismo desatándose de las cuerdas que lo mantenían oprimido. Quería cortar lo que le ligaba a este mundo y acceder al submundo para elevarlo, sin embargo, prejuicios e incómodas tradiciones lo mantendrán atrapado por años. Era una persona equilibrada aunque se turbaba a menudo por las presiones sociales y las agresiones que el capitalismo inflinge; disponía de una especie de varilla electromagnética que captaba cualquier corriente pero que se autorregulaba sola sin necesidad de ayuda externa. Si perdía la posición de equilibrio, la recobraba con la misma rapidez que la perdía, salvo en un aspecto: la muerte. La muerte superaba a Oscar. Y sin saber bien como enfrentarse a la muerte, esbozaba otras cuestiones. Amenizaba sus dudas preparando minuciosamente argumentos a cerca de otros asuntos tras inescrutables consideraciones, y le gustaba convertirse en una persona que en las reuniones participaba de la conversación sin temer a los desconocidos o a los alborotadores ni a los planteamientos de otras culturas. Le complacía quedarse sin hacer nada en silencio con la luz apagada durante largo tiempo a solas con sus pensamientos. Así se relajaba, y para Oscar, relajarse era algo imprescindible. Debía hacerlo regularmente. Quería escribir su historia con líneas rectas y profundas. Empezó a interesarse por la arqueología en un intento de esclarecer si se trata de una ciencia o un arte. Mantenía que no hay que exhumar cosas ni fragmentos sino al universo entero; tal razonamiento lo llevaría a investigar en la astrología para averiguar como ésta incide en la Naturaleza. Podría comprender el pasado si conocía a las mujeres y a los hombres que yacían representados por sus vestigios, pero no únicamente así. Todas las excavaciones que se llevan a término en distintos lugares del planeta no son sino pequeñas destrucciones, incluso en el mejor de los casos, toda extracción de un objeto frágil debería realizarse con la delicadeza de las manos de un relojero en lugar de la azada y la pala “Se requiere la navaja y el pincel”. Y como un arqueólogo que se procura huellas y las sigue de manera detectivesca, al igual que el astrónomo examina el cielo, Oscar comenzó a escudriñar. Su afán no era otro que el de comprenderse. Nacía su apertura dispuesto a recibir los dones para conocer el gozo de dar sin condiciones. Le costaba reconocer que estaba limitado al depender del futuro. Se preparaba como abogado, y en su actividad se aprovecharía de las desgracias ajenas para mantener su despacho desde una cómoda posición económica que garantizara los caprichos mundanos permitiéndole vivir al margen de la realidad social, y de esta manera, sin desprenderse de lo trivial, difícilmente conectará con las benéficas fuerzas del universo. 49 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Argumentaba Oscar “La ciencia reconoce el poder de la luna para mover grandes masas de agua. Si el Hombre mismo está constituido por un setenta por ciento de agua, ¿por qué habría de ser inmune a tan poderosas influencias planetarias?”. Se aferró de igual forma a otros planteamientos para sentar bases. Se dedicó a notar que la mayoría de la gente que conocía se dejaba llevar por el medio y su entorno y por la voluntad de los que son más fuertes. Oscar quería conocer su autentica naturaleza y aprender a reconocer los sueños ocultos de las personas igual que todas sus esperanzas secretas. Deseaba encontrar el arco iris que cada uno esconde celosamente en su interior. Y comenzó por él mismo diciéndose para sí “Cuando uno conoce su signo solar y la combinación con su ascendente, está sustancialmente mejor informado que quienes nada saben”. Solicitó diversas cartas natales; fotografías de la posición exacta de los planetas en el cielo durante el momento de su nacimiento. A parte del sol y la luna, hay ocho planetas que influyen y matizan los detalles del carácter. El ascendente modifica en gran medida el signo solar; es una zona particular del zodíaco en la cual se sitúa el sol en el preciso instante que se respira por primera vez. Pero además indagó en el horóscopo chino, azteca, hindú. Consiguió cartas astrales y kármicas sobre su persona. Encargó informes grafológicos a reputados gabinetes especializados y tres estudios caracterológicos. Realizó diversos test de personalidad y encargó a un par de psicólogos informes que resumieran las conclusiones sobre su carácter en una sola cuartilla de papel. Y se sorprendió de la gran cantidad de coincidencias, de la uniformidad del material recopilado de distintas fuentes. Entonces, un poco más convencido hizo suya una frase de Linda Goodman -La humanidad descubrirá algún día que la astrología la medicina la religión la astronomía y la psiquiatría, son la misma cosa; cuando todas ellas se integren cada una estará completa y mientras esto no suceda, cada una seguirá teniendo ligeras carencias-. Le gustaba la frase. A continuación de haber contrastado y reconfirmado, conocía cuales eran en mayor grado sus cualidades positivas y sus cualidades negativas, y decidido se dispuso a multiplicar las primeras y a eliminar en lo posible las segundas. Estaba dispuesto a trabajar duro y no cometió el error de permanecer en la superficie tratando de reconocerse en su signo astrológico. Miró más allá de esos rasgos que podían despistarle, puesto que los astros marcan tendencias e inclinaciones pero no obligan ni determinan los actos. Oscar percibía que el alma del ser humano es superior al poder de la influencia de los planetas. Y un miércoles después de cenar consultó su agenda para descubrir algo. En su conjunto, las personas anotadas correspondían a los signos afines que la astrología le había indicado. Eso no podía ser una mera coincidencia. Se trataba de una evidencia. Continuará investigando a lo largo de los años introduciéndose en la numerología, en las runas vikingas, en el tarot, pero un día topará con la gnosis y se detendría. Pero hasta entonces, se enfatizó de promover ese conocimiento con la gente que frecuentaba. A todos empezó a hablarles con una sola finalidad: que el conocimiento fuera un carburante provechoso que consiguiera que se tratasen unos a otros con más tolerancia al comprenderse mejor por lo difuminado de la naturaleza humana y por la complejidad de las necesidades vitales de cada persona en particular. Y se comprometió a la proximidad del propio acercamiento escribiendo en la portada interior de su agenda “Mediante semejante conocimiento lograré gustar más a los demás, porque al mostrarme con honestidad, permitiré que disfruten de mi 50 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. verdadera naturaleza”. Era una frase plena de potencial pero únicamente una frase escrita que lo alentaba a relacionarse. Su conversación era sugestiva. Lo había empezado a ser en la etapa de su bachillerato, durante las cenas en el comedor del internado después de pasar por Santa Eugenia. Acostumbrado a sentarse en el mismo lugar, ya que no pudo hacerlo en la cabecera de la mesa de su casa, y desde la esquina contemplaba el enorme salón, contemplaba a sus compañeros, y rápidamente se acostumbró a ser rodeado de chicas que lo buscaban. Cada noche se repitió la disputa porque las primeras en llegar eran las que se quedaban en su compañía. Frente a las insubstanciales charlas de los muchachos de su edad, las chicas prefirieron los inquietantes temas en los que Oscar insuflaba el bálsamo correcto para espolear sus mentes. Insólitos y extravagantes temas para unas, recónditos y estimulantes para otras, en su despertar de los sentidos resultaron más atractivos que hablar de fútbol y motocicletas o de los estudios que se hacían pesados, circunstancia que había aprovechado para instarlas a que se conocieran, para que de esta manera averiguaran sus verdaderas inclinaciones vocacionales. Pero ese mismo principio olvidó aplicárselo a él. Su padre ya decidió en su día que sería abogado y su madre se lo recordaba cada vez que hablaban por teléfono y Oscar, Oscar no cuestionaba el asunto. No fue un asunto negociable entonces, como tampoco lo era ahora que cumplía su mayoría de edad e ingresaba en la universidad. Su carrera seguía sin obstáculo ninguno. De temperamento serio, responsable, sensato, Oscar detestaba la frivolidad. Se mostraba sereno y prudente. Gracias a estas cualidades no le costaba hacer amistades. Y a parte de su gusto por la discusión civilizada y la negativa a dar su brazo a torcer, Oscar tenía la facultad de crear un ambiente agradable de paz a su alrededor. Suspiraba para que la gente se encontrara bien junto a él y eso sucedía exactamente y lo buscaban para acurrucarse a su lado buscando calor humano. Humanitario y bondadoso, descubrió la delicia de llevar consuelo y estímulo a todas aquellas personas que lo necesitaban. Desde su paso por la cima del Tagamanen donde no había el griterío de otros niños ni grupos de adolescentes cazando abejorros o ranas que luego lanzarían a las muchachas de cortas faldas y trenzas que saltaban a la comba sin desmayo, Oscar pretendía construir los cimientos de un mundo más justo. Su laboriosa condición no cesaba en su empeño y los fines de semana se automarginaba al excluirse del grupo de amigos del primer curso de la universidad para refugiarse en una voluntaria solitud. Recorría el sendero del auto-conocimiento para poderse amar con intensidad, y así, poder ser digno del amor de otros. No podía salir a divertirse si no había resuelto esta cuestión. Necesitaba sentirse amado por lo que era; tanto como en su infancia necesitó ser protegido por su fragilidad. Derrochaba afecto hacia sus compañeros sin intenciones concretas. Romántico y extraordinariamente sensible, era un ser vulnerable que en sus paseos buscaba una coraza para que nadie lo hiriera. Observaba la belleza de los pinos y como éstos exhibían sus frutos al tiempo que escondían sus raíces que imaginaba avanzaban hasta llegar al mismo corazón de la tierra donde todas juntas se saludaban en un multitudinario apretón de manos. Sus procesos mentales aparentemente lentos, eran sin embargo meticulosos, sistemáticos, y extremados; así desmenuzaba las ideas y los conceptos antes de lanzarse a la ejecución de cualquier proyecto para avanzar, llegado el caso, de manera infalible. Y las personas que le 51 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. conocían más allá de su apariencia física le reconocían su entereza, como Víctor, y lo respetaban por su integridad moral y el sentido de justicia, como el catedrático de la universidad. Sin saberlo, Oscar era un auténtico líder excepcionalmente dotado para alcanzar cualquier objetivo que se propusiera. Tan sólo debía lanzarse. Pero eso estaba lejos de que ocurriera. Y aunque por alguna extraña razón desde algún lugar remoto recibía “señales”, inequívocos mensajes a modo de regalos, todavía no entendía como debía emplearlas. Emprendía el camino de una interesante existencia llena de vivencias positivas, y si no recibía malas influencias ni presiones negativas que opacarían su evolución y truncarían su camino, estaba llamado a realizar una importante misión humanitaria. Sin embargo, hasta que no accediera a la dimensión de su buen amigo todo quedaba obstruido. Para Iván, un pupitre era un lugar donde sentarse en la escuela y poner encima los libros. Para Oscar era madera. Esta sencilla diferencia de opinión que prevaleció en la adolescencia se acentuaría a lo largo de su juventud. Uno se concentraría nada más en lo que esa cosa es, y el otro, simplemente en su utilidad. Y en esa dualidad cada uno de ellos estaba en lo cierto, pero debían anudar esfuerzos. El pupitre era una misma cosa compuesta de forma y contenido. Oscar había sido un adolescente poco expuesto a la lluvia. Débil en su arrojo, se retiraba para refugiarse bajo un techo que lo protegiera. Una pauta muy distinta de la palabra “lluvia” le llegaba a Iván, quién con el afán de tocar la realidad disfrutaba con las tormentas tropicales. ¿Son las cosas como se aparecen en nosotros o como se aprecian a través del microscopio? ¿Es el agua algo que moja o solamente H2O? El cuerpo es un instrumento de registro sensible que transmite sin cesar toda clase de mensajes, pero cuanto recibe, nunca es “exactamente lo mismo” para unos y otros. La sociedad ha desarrollado mecanismos que exigen y obligan a “deshacernos” de estas diferencias que existen entre nuestras percepciones individuales respecto a la opinión generalizada. Esto se ha acentuado hasta perpetuarse atendiendo únicamente aquello que es “comunicable”, y escondiendo el resto inicialmente indeterminado bajo el oscuro manto del olvido. Hay dos maneras de saber el significado de las cosas. Una es definirla usando palabras, lo que presupone un conocimiento de las palabras empleadas en la definición y una similar concepción con aquellos con los que uno se comunica. La otra es escuchar la palabra, ver el objeto en movimiento, tocar sus contornos, sentirlo, y ésta, es la única viable en principio puesto que permite vivirse ese algo. No es lo mismo aprender el significado de “sol” “montaña” “comida” “cama” o “lluvia”, que participar del acontecimiento. Sentir el calor del sol, apagar el hambre con alimento, acomodarse para descansar dando utilidad al objeto o mojarse bajo la lluvia; son formas bien distintas de operar. El significado que el niño da a la palabra es el resultado de su propia experiencia, de su exclusiva vivencia personal, la cual varía de acuerdo con su circunstancia íntima, tanto como el punto de partida en su percepción. Así sucedió con Oscar e Iván desde su niñez. A uno le obsesionaba aprenderse las cosas de memoria, independientemente que las entendiera o no, al otro, simplemente le obsesionaba descubrirlas para conocerlas averiguando qué beneficio podría obtener de ellas. Y así, en el curso de la instrucción de ambos, para Oscar, el mundo de las palabras se iría separando cada vez más y más del mundo de los sentidos, de la realidad inmediata, mientras que para Iván predominaría la concepción de las cosas con las que se relacionaba aferrándose demasiado a ellas. Y cada uno se situará en un extremo de la balanza. Pero el antagonismo entre doctrinas no es un desastre: es una oportunidad. El ser humano es sustancia en un cuerpo vivo, racional e irracional al mismo tiempo. Todo lo que existe en este mundo está compuesto de pequeñas partes que se 52 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. ensamblan entre sí, de tal manera que forman otras unidades más grandes y complejas. Oscar existía como un individuo lógico. La imagen verdadera vivía encerrada, y la retenía. No sabía bien como actuar. Con su excitante mundo tenía bastante. Percibirá el medio que lo envolvía con suma expectación sumido en la paciente contemplación porque el principio de animación estaba obstruido. Y lo que le paralizaba era la incomprensión de la muerte. El pánico a la muerte. Su negativa a convivir con la muerte como principio de vida. Iván era una abstracción de la vida. La imagen simbólica de ideal perfecto vivía fuera y corría en su búsqueda sin conseguir cazarla nunca porque no era verdadera. Vivía excitado por el mundo que se abría ante él como una flor en primavera. Iván creaba expectación a su alrededor para que ese mundo y la gente que habitaba en él lo apreciaran de inmediato. Con el tiempo, Oscar e Iván se intercambiarían pequeños rasgos como dos pintores intercambian los trucos en las mezclas de colores para innovar. Se invertirán pequeñas cosas con el interrumpido movimiento del péndulo que oscila de un lado al otro con simetría y poesía. Igual que cuando el ojo izquierdo se proyecta al hemisferio derecho, así como existe el entrecruzamiento de las fibras de los nervios ópticos así se intercalarán los dos. El hemisferio derecho del cerebro siente y mueve el lado izquierdo del cuerpo. Cada uno envía la información al lado contrario. Y combinándose ambos girarían entorno a un círculo vicioso que desearán romper en busca del espiral. El mundo excita la psique del individuo, y la psique del individuo percibe el mundo, y psique y mundo se aparecen en el alma, en su caso, como Jaguar, porque la vida animal ignora la forma individualizada. No es el animal más que una manifestación parcial de la especie y el alma del animal es el alma de toda la especie. El ser humano no es un animal razonable, sino sólo capaz de razonar. Y así, ambos amigos irán tras el “sentido de la vida”. Desde lo místico, Oscar. Desde lo ético, Iván. Uno como la expresión de la “psique del sujeto” y el otro como la expansión del “mundo como objeto”. Oscar transcribía sus pensamientos sobre el papel porque era una buena manera de eliminar toxinas. Trabajaba para posibilitar una visión de las cosas más clara y objetiva. La práctica de cualquier arte requiere entrega fuerza y coraje, además de cautela y sensatez. Algunas de estas cualidades aún no habían hecho mella en Oscar. Sabía muy bien cuales eran sus carencias y sus dones; el sentido común, la lógica, la sólida analítica por ejemplo. Sus dos palabras preferidas seguían siendo ¿por qué? Fueron las culpables que ignorara el sentido del humor. No había lugar para la broma. No entendía la burla. Era incapaz de hacer reír a nadie. Malo con los chistes; ni sabía contarlos ni sabía reírlos. Desde el fallecimiento de su padre no recordaba el sonido de su propia risa ni el sabor de una lágrima salada en la comisura de su boca. Prefería razonar sobre el “por qué” de las cosas. Le desagradaba hablar más de lo estrictamente necesario. Se preguntaba “¿Por qué quedarse en la puerta de temas verdaderamente profundos; ¿por qué?”. Los chistes ridiculizan a las personas, demasiado vacuo para Oscar. No comprendía la maldad. No concebía la hipocresía. Y sobre todo, le gustaba el majestuoso ruido que produce el silencio. Continuaba hablándole a la Naturaleza en la majestuosa montaña de Santa Eugenia todos los fines de semana. Mantenía un argumento que hubiera querido compartir con Víctor “Un gran número de personas no comprenden el significado de cuanto dicen piensan o hacen, no experimentando el genuino placer de existir, y de ser, y al no llegar al tope del disfrute pleno de la vida desconocen el olor de la felicidad”. Pero este principio se lo aplicaba a sí mismo de manera parcial. Oscar sabía, pero no encontraba como proceder con acierto. Y subía y bajaba por la ladera del Tagamanen al son de 53 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. una amplia gama de registros sonoros de las innumerables aves percibiendo a lo lejos y a diferentes distancias los ladridos relacionados con distintas razas de perros. A menudo puso en su boca palabras de otras personas, pero al rato se sentía incómodo como quien usurpa un trono. Suponía que no diría nada que no se supiera o se hubiera dicho ya de mil formas distintas; sin embargo, todo cuanto es necesario e imprescindible y en la actualidad no se aplica, incluso se olvida deliberadamente, alguien tenía que esgrimirlo y Oscar quería abrir los ojos de las mentes de la gente. Y pretendía ser el impulsor de una gran cadena humana si lograba no distraerse. Y un día concreto las pistas del club de tenis estaban ocupadas en su mayoría por las mismas figuras con sus ropas deportivas de un blanco azulado que contrastaba con el color rojizo del terreno. Desde los ventanales de la torre controlaba el recepcionista con mirada vigilante a los clientes. Sacó con parsimonia la lista de espera que mantenía debajo de la caja registradora. Un socio se acercó excusándose por su retraso y sin dirigirle la palabra, sin un saludo de cortesía, le extendió la ficha y anotó la hora en una libreta mientras un grupo de chicas revoloteaba cerca del mostrador. En la zona de descanso se encontraba Oscar. Aquella mañana de domingo se levantó de la cama poniendo los pies descalzos en el suelo estirando los brazos intentando tocar el techo con las puntas de los dedos. Aguardaba a Víctor. Sonó el teléfono y desde la recepción, con un seco ademán, el recepcionista le indicó que tenía una llamada. Oscar conocía su temple marcial y reaccionó enseguida. Se dirigió presuroso tropezando con ella, y como la cosa más normal del mundo le pidió disculpas al tiempo que la ayudaba a levantarse del suelo para seguir avanzando hasta la recepción. Al colgar el teléfono, el recepcionista le presentó a su sobrina, la mayor del grupo de chicas que a su vez le presentó a una amiga de su prima que se frotó el codo con un simpático rictus en los labios. Oscar la contempló por un instante que le pareció perpetuarse en la eternidad hasta que cerró los enormes ojos de almendra, parpadeó, y volviéndose por encima del hombro le indicó que cuando fuera mayor su prima sería muy hermosa. En voz baja continuó repitiendo mientras avanzaba hacia la zona de descanso “... De mayor será hermosa, muy hermosa” pero rectificó para decirse que en verdad llegaría a ser extremadamente hermosa la prima de la sobrina del recepcionista con la que había tropezado momentos antes. Se resguardó lejos de aquél influjo en el sitio donde tenía la bolsa y su raqueta a la espera de su tío que lo había avisado de su retraso y en cuanto apareció, no volvió a pensar en la jovencita a la que había arrollado en su camino y a la que acababan de presentar formalmente. Había sonreído lentamente iluminando el establecimiento como si una fase tras otra de fluorescentes se prendieran hasta alumbrar completamente todo el recinto. Pero ya estaba al aire libre con Víctor apostándose el almuerzo. Para la jovencita de trece años, aquel breve instante se convirtió en una suerte que grabó en su mente, y durante la semana, cultivó y adornó con toda clase de guirnaldas el feliz encuentro. Cuando llegó el siguiente domingo, Ana se dirigió al club de tenis rogando para que Oscar se encontrara allí dispuesto a dirigirse a ella para entablar una conversación larga que no tuviera final. Al igual que Iván, Oscar había recibido extraños mensajes desde algún lugar remoto, pero aún 54 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. habiendo atesorado celosamente el magnifico regalo que le habló de espera, de aguardar el momento de amar, Oscar parecía absorto cuando el encuentro entre dos personas que sienten la primera atracción mutua es la situación más decidida de la vida en pareja, y aunque le habían augurado la inmediata detección del hecho cuando ocurriera, tan concienzudamente se había preparado y tan especial lo aguardaba que se arriesgaba a perderlo. Apenas había dado importancia al encuentro y ya no se acordaba de la jovencita. Había tenido fuertes exámenes y ni un minuto para preguntarse si aquel tropiezo fue un accidente casual o algo exactamente causal. Inmerso en su intensa semana de trabajo, no hubo espacio para la jovencita niña a la que como remache del encuentro le habían presentado con toda formalidad. Tosco en su tono, el recepcionista siguió llamando por el micrófono a las personas anotadas en la lista de espera y al pronunciar su nombre, Ana se impresionó. Un tropel de sacudidas azotaron su cuerpo poco formado. Desde una esquina tras la columna vio como se acercaba su príncipe de cuento de hadas a la recepción. El hombre por quién había suspirado las últimas noches y por quién doblarían las campanas en adelante caminaba en una proyección a cámara lenta y se deleitó con cada uno de sus pasos que coordinó con los latidos de su corazón. Y mientras el rudo recepcionista con cara de pocos amigos lo entretenía con algún risueño comentario poco habitual en él, Ana se mordía las uñas dudando sin saber si acercarse con determinada intención o simular con imperfecto descaro una fortuita coincidencia a modo de un... estoy aquí pero nada tiene que ver contigo. Y rumiando, titubeando, Oscar se le escapó entre la multitud. No pudo solicitar más complicidad del recepcionista, pues aunque era amiga de su sobrina el hombre era huraño de verdad. No tenía vocación de cómplice ni era un buen samaritano. Ana ocupó el asiento de la esquina en la zona de descanso los siguientes domingos esperando coincidir con su príncipe. Se convirtió en una cita que se obligaba a realizar movida por la esperanza y el anhelo de volverlo a ver. Soñaba con Oscar. Le escribía anónimas cartas que no le podía entregar. Dibujaba su perfil en la carpeta del colegio. Pero a ninguna amiga le contaba su palpitar cuando preguntaban a quien pertenecía la nariz de esa silueta fina tantas veces repetida. Demasiado íntimo para compartirlo con nadie, ni siquiera con la sobrina del recepcionista. Tres meses más tarde, fiel a su obsesión, sentada en su habitual asiento, sola, Ana realizaba tareas escolares cuando Oscar salió de los servicios de caballeros. Se aproximó sigilosamente por detrás para recoger unos papeles que se le habían caído al suelo y los puso encima de la mesa con cuidado para no entorpecer su concentración. Entonces la reconoció. Y un ligero temblor anunció que se trataba de un ser determinante en su vida. Otra señal, ¿también de un lugar remoto? Ana estaba ensimismada en el estudio, por lo que no advirtió la presencia que tenía detrás. No se giró para retribuir el detalle con una sonrisa afable. La dificultad mermaba su amabilidad. Oscar permaneció examinándola desde su privilegiada posición intentando saber qué asunto la mantenía alejada. Sus manos se posaron, sin quererlo, en sus hombros, permaneciendo quietas antes de realizar un leve masaje que con acto reflejo agradeció Ana acariciando con su mano izquierda la de Oscar sin imaginarse de quién se trataba. Sin mediar palabra, sin que sus ojos se hubieran encontrado todavía, por medio de la suavidad del tacto entraron en un lenguaje pleno de calidez. El incidente cambiaría sus vidas. 55 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Estuvieron callados largo tiempo aun cuando sentados el uno frente al otro se miraron con detenimiento, examinándose, identificándose. Sin mencionar una sola sílaba, entraron en sintonía penetrando el uno en el íntimo rincón del otro y comprendieron lo que les aguardaba juntos. Estaban compartiendo la estancia matrimonial cuando Oscar se decidió a hablar. Fue para pronunciar una frase que surgió de sus entrañas “Quiero que nos volvamos a ver dentro de tres años”, y sin apenas reaccionar, sin analizar el contenido nacido en lo más hondo de su ser emergió la respuesta -También yo así lo quiero-. Y súbitamente advirtió Oscar que aquella jovencita que irradiaba luz era la inocencia personificada, la pureza y la belleza unidas en una sola. Pensó que necesitaría una mujer a su lado, y aunque se trataba del segundo encuentro, sin dudarlo ya podía entregarle su amor. Algo le pertenecía ahora solo a ella. Se sintió ligado emocionalmente. El corazón de Oscar transmitía devoción, respeto, y cariño por una personita seis años menor que él. Y a partir de aquella fecha empezó a pensar en Ana como la única e insustituible pareja. La sencilla frase había consumado el hechizo. Algo mágico impregnó la vida de ambos y el club de tenis pareció teñirse de una luz violeta. Oscar se dispuso a esperar tres años; esperaría hasta que Ana se hiciera mujer. Y antes de separarse hubo intercambios. Él se quedó con unos dibujos hechos a lápiz carbón. Cada vez que los mirara, lo transportarían a la intensidad de ese instante huidizo y más tarde inmortal. Ana se quedó con la cadenita que lucía Oscar y que tanto significaba para él, pues había pertenecido a su padre. Oscar se la puso alrededor de su cuello delgado mientras ella sonreía lentamente. Luego sacó de su cartera un billete que partió en dos pedazos iguales, entregándole uno a ella. La acompañó hasta la puerta del club de tenis y ahí se despidieron. No hubo abrazos. No hubo ni tan siquiera un beso educado. Flotaban sin adivinar las consecuencias de su futura unión. Oscar leía antes de acostarse. Se obligaba a dormir un mínimo de ocho horas. No fumaba. No bebía alcohol. La televisión no le llamaba la atención sino era para visionar algún debate de rigurosa actualidad o un documental interesante. Le gustaba ir al teatro, asistir a la ópera, frecuentaba los mejores restaurantes y los sábados por la mañana los destinaba a poner en orden sus cosas. Seguía siendo meticuloso y ordenado. Había colocado una gran lámina de corcho que cruzaba de pared a pared el salón donde clavaba algunos de sus pensamientos. Disfrutaba estudiándolos, revisándolos, evaluando las ventajas y los inconvenientes antes de asumirlos. Frases colgadas como ropa en el armario a la espera de ponérsela. Escribió: “La verdad te libera”. “Absolutamente nadie puede hacer con naturalidad aquello que no le surge de su fluir natural”. “La semilla de la vida son los hijos”. No tomaba notas, escribía sus propias frases en los márgenes de los libros de texto y de esta manera se separaba del resto de la clase. En los momentos de descanso ya no se relacionaba con nadie. Una loca canción a 56 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. coro no podía faltar pero Oscar no participaba concentrado en su mundo interior donde hervían frases tipo “En la mirada del apagado anciano hay una canción que solo el alma sensible comprende”. Una noche que se despertó de madrugada y lo hizo solo para escribir “La bondad en el pensamiento crea profundidad. La bondad en el corazón crea amor. Pero si logramos la bondad del alma, somos inmensos, eternos como la verdad”. Y al día siguiente por la mañana escribió con letras más grandes: “Los sueños de Ana son los míos”. Estaba enganchado, realmente atrapado sin saber hasta que punto ni a qué obedecía tal intensidad. Oscar era ceremonioso, le gustaba el ritual y el protocolo, a diferencia de Iván que buscaba la química inmediata anhelando hacer saltar las chispas en cada encuentro sin posponer la magia, utilizando el principio del aquí te pillo aquí te mato y así, ambos obtenían resultados francamente dispares. Para Oscar, únicamente había un tipo de mujer y una forma de amar. Ana encarnaba todos los requisitos físicos: piel morena, cabello largo y espeso de negro azabache, oscuros ojos que clavaba como aguijones, gruesos labios naturales, y una expresión en su conjunto encantadora que combinaba a la perfección con el presagio de un fuerte carácter detrás de aquella peculiar sonrisa lenta que apenas insinuaba. Vestía con pulcritud, y lo que más recordaba eran sus finos modales, tanto como su dulzura. Y al pensar en su amigo se le escapó un comentario “Quiero una mujer educada en la calle, una autentica princesa, pero de puertas adentro en el dormitorio necesito una puta... ¡quiero fuego!”, y se sorprendió por lo contundente de su consideración que no se atrevió a escribir apresurándose a olvidarla como si tuviera que avergonzarse por su petición. A la espera de que llegara la fecha, Oscar se perdía en sus pensamientos. Quedaba embelesado horas y horas frente a sus notas manuscritas, a veces ininteligibles por la pésima caligrafía debido a que una sensación que aparecía y desaparecía como una ráfaga de viento requería ser anotar como fuera, pero con rapidez. Exigente consigo mismo, se había prohibido extraviar una sola palabra, una sola impresión, un suspiro tímido. Y no sólo le gustaba reflexionar, se recreaba planteándose cuestiones filosóficas y sus breves escritos mostraban una inquietud perenne, una fuerza por querer 57 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. llegar más allá sin precedentes en su entorno inmediato. Y se introducía paulatinamente en la meditación hasta que el silencio se rendía ante él y escuchaba “la voz”. Oscar aprendía a respirar dejando que la energía fluyera positivamente a lo largo y ancho de su cuerpo de arriba abajo y otra vez, de vuelta a empezar. Pretendía que su vida fuera conmovedoramente noble. Presentía que algo grande le iba a suceder. Existían pequeños indicios tenues, leves, quizás inauditos, extraños mensajes se le daban a conocer de manera inusual. Llegaban de forma pintoresca, chocante, inesperada; algo vibraba, y no vibraba desde fuera sino desde dentro cuando en el exterior sucedía algo concreto. Pero Oscar no sabía descifrar. Si podía interpretarse alguna cosa, todavía estaba lejos de hacerlo. En pequeños trozos de papel apuntaba un pensamiento o redactaba una idea con una avidez abrumadora y se quedaba tranquilo. Solo se relajaba después de poner negro sobre blanco creando a menudo auténticos jeroglíficos que insertaba en el abarrotado plafón donde múltiples anotaciones y frases sueltas se encontraban todas para ser escrutadas. Y amaba el amor. Vivía dejando que el amor lo poseyera. Sentía placer al saborear la sensación de amar, a diferencia de Iván, quien se dejaba remolcar por la vorágine para acumular una experiencia tras otra sin buscar significados profundos si no la propia vivencia en sí misma. Oscar registraba cuanto pensaba, también con respecto al amor, tal cual brotaba sin censura. Solía preguntarse “¿Cuál es la esencia de la vida? ¿dónde se halla?”. Y elucubraba. Hablaba para Ana, percibía que lo escuchaba postrada en la cama con un cojín bajo los pies, tal vez soñando una casa con una porción de terreno a su alrededor. Escribía presagiando sus ganas de leer las anotaciones. No quería languidecer en la mediocridad ni perderse en lo cotidiano y la utilizaba como excusa, como remota musa. Deseaba inventar palabras en un mundo que ya no quiere soñar. En un mundo donde cada vez hay menos poetas. En un mundo donde amar, resulta algo rudimentario y arcaico basado en un contrato de intereses y conveniencias. Quería alquilar un globo que empujado por el viento lo llevara sin rumbo por el extenso espacio que es la imaginación. Estaba dispuesto a luchar, quería luchar, y sabía que tenía que luchar... pero no atinaba la manera de hacerlo. Encontraba paz en su búsqueda, y aunque todavía no sabía bien qué es lo que buscaba, se interrogaba sin entender bien para qué se preparaba. Levantó el teléfono y agradeció a su madre el hecho de que se ocupara de su manutención y del apartamento-santuario que le permitía conservar la privacidad que jamás tuvo en el internado. Todavía le obsesionaba la muerte. De repente se ponía a tiritar sobresaltado. Sabía que debía llegar ese día último en que todo termina y denigraba por tal motivo. No quería plantearse el tema; su simple mención le horrorizaba. Si le dijeran que a los diez minutos fallecería quedaría paralizado malgastando los diez minutos. Su pánico, lejos de disminuir, aumentaba con cada año. Oscar empezó a ser crítico con la sociedad que descubría. Afirmó a Víctor durante un 58 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. almuerzo en el comedor privado de ejecutivos del edificio donde trabajaba que solo unos pocos sobreviven a la inmundicia que reina. Había escrito “Únicamente los fuertes sobrevivirán, los modestos e inteligentes que logren mantenerse al margen, únicamente los que han sabido hacer lo correcto reflexionando previamente el comportamiento a seguir en cada situación”. Criticaba, porque deseaba el bien general y ayudar. Oscar se interesaba sinceramente por la demás. Víctor lo observaba mientras discurría como un viejo búho. No podía compartir tales pensamientos con sus compañeros de la universidad a los cuales consideraba exageradamente huecos, indiferentes ante el potencial de la vida, incrédulos e ignorantes de su mundo porque mantenían una actitud egoísta. Prefería alejarse de su frivolidad. Se guardaba sus pensamientos dentro. Eso sí, salía con ellos para jugar al billar, tomarse un jugo mientras ellos se atiborraban de cervezas y los viernes de madrugada, estaba presente en las carreras por la autovía de Castelldefels en sus potentes automóviles de colores chillones sin abrocharse el cinturón de seguridad a más de ciento ochenta kilómetros por hora. Tenía que participar de vez en cuando en cosas similares para confirmar lo bien que estaba consigo mismo en el apartamento. Porque sus compañeros escogían hablar de la rubia de ajustados vaqueros o de las piernas de la delgadita que se apoyaba en la barra del bar con una minifalda junto a la máquina tragaperras. Incluso en la biblioteca, nadie quería tertulias filosóficas. Preferían especular a cerca de si la morena llevaba o no sujetador y cual de las muchachas de las mesas contiguas parecía moverse mejor en la cama y, señalando a la pelirroja, apostaban acerca del color de su entrepierna. Tal era su cometido, pero a Oscar estas actividades lo decepcionaban y a falta de encontrar una tarima desde donde expresarse, a falta de saber como participar en una tertulia perspicaz, se dejaba arrastrar por la inercia del grupo en las discotecas las noches de sábado a sabiendas que la hipocresía que practicaba no era buena, a sabiendas que se acostaría por la mañana del domingo arrepentido por dilapidar el día. Analizaba fríamente lo que le ocurría, pero siempre llegaba a la misma conclusión: se convencía de que aunque hablara sus compañeros de estudio no entenderían. Gustaba de la diversidad de opiniones, de la pluralidad de posicionamientos y de conocer los matices que podían darse en similares criterios, pero se quedaba sin la charla, porque Oscar encontraba diversión en temas sobre ética y moral, cuestiones aparentemente alejadas para los jóvenes de su generación. Y a causa de su mutismo, nunca supo si algún otro callado estudiante tenía sus mismos planteamientos e inquietudes. Tal vez le faltó la iniciativa de celebrar cenas de lectura en su apartamento. La cuestión es que decidió cortar y, viento en popa en sus estudios, cubiertas sus necesidades básicas por una madre infalible, con una salud de hierro y notas inmejorables en su tercer curso todo iba perfectamente para Oscar porque podía dedicarse a “sus” cosas por entero desde que dejó de frecuentar y recibir las llamadas y los saludos en el aula de la universidad por parte de quienes habían sido sus camaradas de juergas y últimamente lo tachaban de raro espécimen. Tenía mucho tiempo libre que empleaba para pensar. Aparentemente la vida le sonreía y muchos lo calificaban como “un chico con suerte” sin embargo, Oscar no se sentía dichoso, y entendía que la suerte surge cuando la preparación se cruza con la oportunidad. Se sentía mal sabiendo que existen brutales guerras y absurdas muertes en el planeta. Comprendía la confrontación, porque la naturaleza es violenta. Aceptaba la batalla aislada pero no los reiterados actos sin sentido por pura cabezonería de algunos. Mantenía que la guerra no era más 59 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. que la falta de entendimiento entre dos personas-países a menudo motivada porque una de las partes negaba la tolerancia y la solidaridad. En el río, el pez chico es devorado por uno mayor y a su vez por otro más grande; es el equilibrio del ecosistema, la supervivencia de una gran cadena. Pero cuando el fuerte atenta contra el débil movido por la codicia se trata de una despiadada atrocidad, y resulta que el ser humano es la única especie que arremete contra un semejante. Entre sus frases “La guerra muestra la parte más sucia del ser humano” y, “La guerra trae hambre angustia e incertidumbre y su existencia es incomprensible” y, “Rencillas ajenas aniquiladas encuentran su excusa para renacer como tempestades sangrientas” y, “No hay que combatir la guerra, si no defender la paz. No hay que luchar contra el hambre, si no propiciar el alimento. No hay que estar en contra del odio, si no a favor del amor, porque el amor es más fuerte que el odio, el alimento que el hambre, y la paz que la guerra” y, “Los enfrentamientos son inevitables pero hay muchas formas... no solamente la guerra”. Oscar seguía escribiendo y murmuraba “Todo llegará. Sus labios. Sus ojos. Sus cejas. Esa piel morena... es mía... la quiero!”. ¿Acaso podía plantearse otros temas? Oscar seguía preguntándose el por qué de las cosas. Una y otra vez se interrogaba para saber qué sentido tenía matar, aunque la guerra fuera un negocio lucrativo, y al instante salía a flote su obsesión como un cadáver sale a flote increpándole por qué debo morirme! Exclamó “Niego la imagen de un campo verde esperanza cubierto de rojos cuerpos despedazados porque esparcidos los desdichados inertes, aunque hubieran sido encuestados minutos antes, ni uno solo podría haber explicado el motivo exacto de su lucha”. Y es que si los que decretan la guerra y sentencian a muerte a sus propios semejantes tuvieran que caminar en la primera línea de fuego, menos guerras se decretarían a diario. Sin duda prefería la idílica imagen de la paz porque Oscar defendía la paz compartiendo el dicho -paz es el respeto a lo ajeno- y había anotado y colgado en la pared “Paz es amor a la vida, a la armonía, al sosiego y la tranquilidad” y es que para Oscar la paz era una opción viable. Y la paz consigo mismo el anhelo permanente, pero la muerte seguía sin dejarlo en paz. Escribió una canción que nunca se atrevió a entonar. Ni siquiera la entregó a otras personas para que la tocaran. Su cantemos juntos y cantemos alto únicamente se escuchó en su corazón y en el de Iván que sí supo como sonó. “Fundamos las manos en cadena humana lanzando el desgarrado grito de quienes suplican al destino: ¡basta de guerra! Este aullido ensordecedor todavía hoy no se ha escuchado”. Pero nunca se alzaron unidos y lo pidieron levantados. Nadie escuchó el canto. No cesaban los conflictos. Guerra. Siete, ocho, nueve guerras en el planeta; nuevas hostilidades, otros peligros, más guerras. En la gran lámina de corcho se atiborraban mutilados pedazos de papel manuscritos a prisa y entre los mini grafitis ilegibles a modo de escritura en clave se encontraba la letra de la canción. Oscar no comprendía porque el ser humano se complica la existencia con lo fácil que sería un poco de cooperación por parte de cada uno sin excepción, pero sus reclamos no eran escuchados a causa de su timidez. Reclamaba un contacto más humano entre los seres que habitan el planeta al tiempo que se avergonzaba de sí mismo por actuar tal y como lo hacía, avergonzado de mostrarse tal cual era y tal como se sentía. Las dudas lo ahogaban. Se agotaba antes de empezar. 60 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Había querido salir a la calle con el rostro cubierto para que nadie pudiera reconocerlo ni verle su verdadera cara. No quería que supieran quién era ese caminante de alma torturada y escondida que aunque no tropezaba, se movía sin dominio ninguno directo a lo desconocido. Caminar a ciegas no era lo mejor, pero era lo único que sabía hacer por el momento. Oscar percibía lo que aún no era capaz de asimilar. No soportaba silenciarse cuando algo hervía en sí mismo y como el agua de una olla a presión que no encuentra su válvula de escape amenazaba con la explosión. No obstante, sabía que en esa agonía oscura se encontraba la salvación. De algún lugar remoto le llegaba la extraña señal. Fabricaba su mundo inventando sus propios pasajes. Veía lo que otros no querían ver porque les desgarraba su entendimiento. Pero igual que un ciego que no se queja con el ojo abierto del corazón, Oscar observaba acentuando su percepción. No sabía exactamente si había motivos para preocuparse. No sabía con certeza si faltaban fundamentos. No sabía estar sin existir. Se preguntaba que era en realidad vivir. No quería descarriar sus sentimientos ni su extremada sensibilidad, pero la implacable tecnología, los rápidos avances que las máquinas permitían ante una sociedad aficionada al industrialismo le hacían presagiar dramas y tragedias. Y se preguntaba una y otra vez si realmente merecía la pena. Si no podía averiguarlo porque no sabía cómo expresar todo cuanto tenía dentro, ¿qué podía hacer?... Si no lograba encontrar la forma de conseguir su propósito, ¿qué es lo que iba a hacer? Y si no hallaba a la indicada persona con la que compartir su vida, ¿qué sería de él? ¿Qué ocurriría si Ana fuera únicamente una ilusión? ¿Qué ocurriría si fuera una broma de su imaginación? Es terrible advertir de repente que ya no se puede hacer todo lo que se ha ido aplazando. Quería licenciarse como abogado, pero, ¿hasta qué punto no estaba intentando emular a su padre? No había duda que le expresaba su lealtad de esta forma. La elección de su carrera la había tomado el padre. Había planificado todo su futuro desde la cuna. Oscar no quiso defraudarlo y creció con la meta de parecérsele al cien por cien. Antepuso aquella sólida imagen de rectitud que le transmitió su progenitor a las propias inquietudes personales que se insinuaban cautelosamente mostrándose todavía difusas, pero ahí estaban. Su padre lo atravesaba con la espada de un antiguo condicionamiento, pero era Oscar quien impedía su autorrealización por las equivocadas interpretaciones infantiles influenciado, anulado por su presteza que lo apartaba de su camino; un camino que existía y del que quería ser heredero por justicia. Pretendía recoger la cosecha que laboriosamente cultivaba pero la imagen del padre era una presencia que no se desvanecía. Y en su quieta intimidad no ponía frenos dejándose llevar por extrañas fuerzas que trepaban por sus nervios como una tormenta brusca que encapota el cielo en un instante variando el panorama. Cada vez más se inclinaba a la tendencia de hacer las cosas exclusivamente cuando las sentía y porque las sentía en busca de la espontaneidad de los atributos que existen en cada ser humano. Cualidades que mucha gente como sus compañeros de estudios y los camaradas de juergas preferían ignorar. Poco les hubiera costado apreciarlas y valorarlas. Nada más un mínimo de interés acompañado de algunas ganas de hacerlo, había pensado sin mencionar la palabra voluntad. Oscar defendía lo siguiente “Es un deber, y sin temor a lo que puedas hallar, hay que mirarse en el espejo pero mirarse penetrándose para abandonar al comediante hasta reconocer quién es la persona que está en frente. Al peinarse afeitarse o lavarse los dientes, existe una formidable 61 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. oportunidad para autodescubrirse y hacer algo más que subsistir”. Se complacía diciéndoselo con la mirada fija en el cristal queriendo traspasar al otro lado para verse a sí mismo desde ahí. Oscar estaba vivo y quería sentirse mejor, aun cuando los inconvenientes de saber cual era el vehículo o el instrumento de su acción lo acosaran a diario manteniéndolo en una absoluta pasividad. ¡Qué tan lejos de esa inmovilidad se encontraba su amigo Iván! Realizó desfiles de moda y peluquería empezando a ser cotizado en prestigiosos certámenes, pero prefería llevarse a una mujer al rompeolas y contarle cuales eran sus caprichos y fantasías sexuales lejos de las ovaciones y los focos de colores que excitan. Las sesiones de fotografía eran frecuentes, más por vanidad que por los honorarios profesionales que como modelo percibía. Pero no había continuidad con ninguna agencia porque su formalidad se desvanecía a causa del aburrimiento en las sesiones. A Iván no le gustaba repetir la misma cosa varias veces. No soportaba tanta espera ni tanto maquillaje embadurnando su cutis. Seguro de su belleza natural, elegía enfrentarse a las cámaras sin necesidad de filtros, eso sí, sin olvidar ni una sola de las caretas que perfilaban sus distintos personajes y sus poses estudiadas hasta el milímetro. Iván no suponía que si seguía así iba a hundirse en el fango hasta lo más hondo. Su futuro no era nada prometedor. ¿Desperdiciaba el tiempo?... ¡Malgastaba su talento! Su imagen se desvanecía en un sin fin de invenciones. Iba y venía sin parar de un sitio a otro sin echar raíces en ninguno. Iván no se cuestionaba a sí mismo porque si se felicitaba o se elogiaba, si se decía algo bueno, pensaba que se volvería perezoso y si se reprochaba o se censuraba a sí mismo, si algo malo se decía, pensaba que perdería la propia confianza al lastimar su ego. No se planteaba ninguna circunstancia y elegía no opinar ni definirse. Tampoco se analizaba. Vivía el momento tal cual lo sentía dejándose llevar como si cada día fuera el último de su vida intentando apurarlo al máximo hasta el final, queriendo hacer un montón de cosas en esas últimas veinticuatro horas. Las palabras de Kipling “... Si puedes llenar el implacable minuto de sesenta segundos dignos de su transcurso...” hacían eco en la juntura de sus huesos. Nada era en vano. Todo lo aprovechaba. Además de los impecables trajes de diversos tejidos selectos, también sabía vestir vaqueros y botas camperas; no solo vestía de etiqueta. Entonces se quitaba su ostentoso reloj de oro y añadía a su muñeca una gruesa pulsera de plata, una cazadora de cuero, y otros andares semejantes a los de un hortera completamente alejado de su habitual elegancia. Se adaptaba con el atuendo y sus modales a cada situación y lugar que visitaba. Piropeaba a las quinceañeras y se dejaba ver con insolente exhibicionismo para que lo adularan con desmedida presas de su aliento y de su brillo y del aroma que transpiraba, sobretodo en las puertas de las universidades y un martes, fue al instituto donde había estudiado para entrar y rememorar. Recordó como se pavoneaba por los anchos pasillos originando diversos cuchicheos y como peleaban las chicas por una de sus miradas y como con suma picardía las trasladaba a los vestuarios del gimnasio para tumbarlas en las colchonetas. Una maliciosa sonrisa se apoderó de Iván para exclamar “Si me hubiera dispuesto para cada batalla, luego de besarlas y acariciarlas... con mi miembro experto hubieran hecho cola en las puertas del gimnasio”. Y cuando salió del recinto, se detuvo. Escuchó los aplausos de ese día que subió al escenario bajo una luz fría y estéril, ese día que se había emocionado no por los aplausos o la ovación, si no por aquel hecho aparentemente insignificante por parte de los 62 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. miembros del comité organizador. Aun guardaba gratamente la olvidada sensación. La recuperó de esa parte del corazón donde se encontraba imperecedera. Ese día se había emocionado porque no contaba con la entrega del trofeo. Iván no lo había previsto. Tarde, pero aprendía una lección: que las demás personas también pueden ser originales y provocativas al crear situaciones inesperadas. Y siguió caminando dejando atrás el instituto que le había enseñado no matemáticas o historia, pero sí cosas acerca de la gente y de sí mismo. Y caminó hasta su anterior escuela atravesando la calle que tantas veces había observado desde la azotea del edificio y, al llamar a la puerta, le sorprendió que inmediatamente lo reconocieran. Le sorprendió que la alegría de los profesores se plasmara en sus rostros al verlo a él, al Iván que tantos quebraderos de cabeza les había causado. Lo recibieron sin rencor, con efusivos abrazos y preguntas sinceras, pero más se sorprendió al entrar en la biblioteca porque todavía tenían colgada en la pared la castañera que dibujó. Entonces Iván se estremeció. Y visitó Le Bon Soleil asegurando que era una persona de espacios abiertos y nunca de urbes encorsetadas. Una grata atmósfera lo absorbió transportándolo a esos momentos felices de ingenuidad y libertad donde uno se hace amo del mundo y sintió de nuevo el balón en sus pies sudando mientras corría gritando y riendo sin enfadarse si lo perdía. Transportaba el viento un sin fin de visiones perennes cuando madame Cabré lo hizo llamar a su despacho advertida por su vivita, y ante ella, deslumbrada por su planta de conquistador le rogó que recitara la poesía que memorizara como castigo por una travesura cometida durante el horario escolar años atrás porque desde aquel día se convirtió en su preferida. En verdad le gustaba oírlo declamar, pues le pidió que lo hiciera una segunda vez y una tercera. Tenía veinte años y de repente había querido mirar hacia atrás para su propio desconcierto porque sintió que no todo en la vida era apariencia. ¿De repente Iván quería cantarle a la vida como Oscar? * * * * Mansamente se iba poblando el paseo. Personas de distintas nacionalidades paseaban en un atardecer tranquilo y sosegado. Oscar observaba desde el balcón del apartamento de su madrina el deambular de la gente. Cada vez más jóvenes con un murmullo alegre se aglomeraban en las terrazas de los cafés. Cada grupo se entendía en su lengua, pero todos reían de igual manera. Pequeños y mayores disfrutaban de sus vacaciones al aire libre premiándose con una gran copa de helado, un frío batido, una jarra de cerveza con limonada aquella tarde del sofocante agosto de 1985. Recogido como un gato en su cesto observaba sin cansarse el cambiante paisaje que frente a él mostraba la inmensidad del océano al parecer sin fin. A su izquierda estaba el puente y a lo lejos, detrás, los altos mástiles despuntando que delataban el puerto sobresaliendo como lo hacen los lápices de colores de un vaso. A su derecha la playa dócil donde los niños se recreaban haciendo castillos de arena que frágiles en su consistencia se desmoronaban. Oscar seguía mirando atento. 63 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Con los dedos de un pie se quitó las chancletas y torneó los tobillos hacia un lado y hacia el otro después. Se tocó el cuello llevando la palma de su mano a la nuca que también hizo rodar en un sentido y en otro. Eran casi las diez y empezaba a oscurecer, pero aun había quién entre las rocas, salpicados por traviesas olas jugueteaban ajenos al reloj de la noche que avisaba, prescindiendo de la vieja barcaza que se deslizaba mar adentro en la que un nostálgico viajaba en busca de esa sensación semejante a convertirse en el viento, y, en contraste, de un blanco impecable aparecía en el horizonte el moderno yate con todo su poderío donde un desaprensivo mercader de cualquier cosa se mofaba de su pequeñez alterando el oleaje. Algunos pájaros revoloteaban entre las delgadas ramas de los árboles del paseo cuando los colores del crepúsculo se inflamaron de vida dando nombre al inconfundible ambiente Mediterráneo. Oscar seguía en el balcón extasiado por la belleza del cuadro, extasiado por la plenitud del momento, extasiado por la intensidad de su percepción que captaba cada detalle. Hay cosas que deben vivirse para llegar hasta ellas, y la pureza de aquella sensación, solo podía vivirse en el ahora mismo. Su frescura no podía ser almacenada. No podía poseerse, si no disfrutarse. No se cansó de mirar atendiendo ese panorama hasta que cayó la noche serena. Entonces alargó su brazo para prender la luz y extraer de su bolsa de viaje un libro grueso que se había regalado para deleitarse en sus páginas, en los párrafos y en las frases y en cada palabra aislada. Y mientras Oscar se encontraba en Blanes, muy cerca, y sin saberlo, ahí estaba Iván en Playa de Aro viviendo el verano de otra manera. Porque para Iván era un período de diversión, pero una diversión desenfrenada. Un período pleno de horas que transcurrían de día y de noche sin cesar atiborras de un entusiasmo agotador. Un período donde no existían las obligaciones laborales si no únicamente la permanente recreación y podía hacer cuanto le apeteciera porque realmente le venía en gana tocando arrebato la vida. Durante ese hueco del calendario llamado agosto, existía la oportunidad de conocer chicas mujeres niñas y adolescentes; francesas, holandesas, portuguesas, alemanas, italianas, suecas; y además de conocerlas, podía engatusarlas para acariciarlas y besarlas con depravada desfachatez. Y las enamoraba durante tres o cuatro días, incluso durante una semana, pero poco más. Todo venía determinado por esa relación denominada popularmente como "amor de verano" o válvula de escape sensacional a la que Iván calificó como invento soberanamente venerable. Días de sol cargados de bellas figuras femeninas en las que reparaba con descaro porque se exhibían indecentes, sobretodo cuando los pechos desnudos brincaban descarriados entre la cintura y los hombros de las jóvenes que corrían. Deseaba desear y se esforzaba hasta la saciedad admirando con una ojeada arrolladora la extensión de la playa para de derecha a izquierda una y otra vez, una a una, recorrer todos aquellos centímetros de cuerpos lozanos empujando su propio cuerpo para que se avivara la virilidad. En las noches se entregaba al ritmo de la música devorando cada pieza dominando el centro de la pista como si solamente Iván bailara hasta las mismas puertas de la deshidratación, empapada la espalda y sudando las piernas a chorro como la nariz, la frente, la nuca. Luego, con una copa de güisqui en la mano, desfilaba por el extenso abanico de posibilidades femeninas coqueteando como el gallo en su gallinero que no cesa de imponerse, enaltecido, y reconocida su presa la atacaba sin piedad asediándola con sonrisas radiantes y miradas hechizadoras e intencionados 64 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. guiños morbosos y picaronas palabras que se salían de lo habitual tras realizar una cruz con tiza en sus nalgas. Pronunciaba a continuación frases aprendidas en sus idiomas que acompañaba de clarificadores gestos y comentarios lascivos que aseguraban un vertiginoso revolcón en cama extranjera, aunque prefería la playa dormida, justamente en el sitio donde la había advertido y deseado horas atrás bajo el sol, todo su cuerpo brillante y resbaladizo de crema. Pero ya bronceada, vestida para la ocasión, perfumada y fresca la identificaba y fácilmente adivinaba la contraseña -Dame unos minutos para desembarazarme de mis amigas-. Y una vez amarrada la víctima, solía mal decirse por no haberla conocido una semana antes. Y esa velada, la anterior a su marcha, se convertía en una autentica gala en la que los dos recuperaban cada minuto perdido llegando a límites insospechados como poseídos por cien fantasmas ávidos de lujuria y risotadas. Iván se sumergía en un mundo de ensueño para el que parecía haber nacido con total condición. Era la encarnación del mismo sol: distribuía luz que cegaba después de hipnotizar. Impresionando y dotado, parecía llevar colgadas en su cinturón las llaves del éxito indiscutible e imperecedero. No era de extrañar que tras de sí arrastrara un séquito de mujeres enamoradas, no solamente en verano. Y al igual que Iván, una gran masa de gente era conducida hasta la Costa Brava en un voluntario y temporal exilio para flirtear, beber, bailar, dormir poco y tumbarse para retozar en la arena caliente durante el mes que duraban sus vacaciones. Los adoradores del sol y del sexo, sorprendían por ese instituido y tradicional carácter migratorio que se repetía año tras año y al terminar el período, las anoréxicas muchachas de escaso bikini y los musculosos adictos a las películas de acción, liaban sus bártulos y emprendían el éxodo hasta las grandes ciudades. Y a las pocas horas en la Costa Brava nada quedaba ya de la bulliciosa asamblea playera salvo latas vacías tiradas en la cuneta y los cajones llenos de los comerciantes locales que consideran esta invasión anual como una bendición diabólica que amenaza la salud pública al tiempo que aumenta los beneficios privados. Todas las zonas veraniegas a nivel mundial terminan igual, devastadas. En el solemne salón de actos de la universidad, en medio de sus compañeros, solitario, se interrogaba Oscar en septiembre “Conseguir, tener, y no poder compartir, es todo un sufrimiento”. Cerró sus enormes ojos de almendra y dejó caer la cabeza hacia atrás. Y así permaneció hasta que se reincorporó para tocar el hombro al que estaba sentado enfrente y le solicitó un bolígrafo. Había agotado la tinta del suyo. Escribió en una cartulina roja (ficha de la biblioteca): “El hombre necesita una razón, pero también necesita alguien con quién compartirla”. Todo ese estudio personal que realizaba no podía comentarlo con Ana, su padre había fallecido, a su madre no le interesaba enredada como lo estaba con su oso, su hermana había partido a Bolivia, y Víctor tenía sus propios problemas para reubicarse en la empresa donde trabajaba absorbida por una compañía internacional que ensayaba la eliminación el actual cuadro directivo. En medio de la algarabía se sorprendía, pero no huía rechazando su potencial como debió huir el primer cavernícola ante la presencia del fuego. No se escondía de sus peculiaridades como se esconde el ratón en su madriguera. Las alimentaba como se alimenta al pavo las semanas previas a la Navidad. Las cultivaba y las desarrollaba contemplándolas de cara venciendo poco a poco y una a una 65 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cada circunstancia. Estaba contento de haber nacido rodeado de otros estudiantes en la clausura del acto de apertura del año tercer año académico. En la nutrida lámina de corcho que se había extendido a la siguiente pared del salón de su apartamento-santuario se amontonaban las frases “La hipocresía no debería existir por una sencilla razón, evitar que la humanidad siga siendo ruin” y pisándola otra frase decía “Humillar a tu vecino es humillarte a ti mismo dos días más tarde” y otra, “La cometa es el alma del niño que juega con el viento”. Oscar acumulaba el sabor que se inca en la pared. Notas que escribía en las hojas de su libreta de bolsillo en el coche aprovechando un semáforo o deteniéndose repentinamente, interrumpiendo el transito de los viandantes en medio de la calle. Se le ocurrían al subir o bajar en un ascensor, cuando estaba sentado en el inodoro, mientras hacía la cama y, sobretodo durante las noches de luna nueva al rememorar a su amigo. Y podía leerse “El ser humano recorre caminos equivocados cuando actúa a través del deseo en vez de la necesidad, cuando actúa a través del odio en vez del amor, cuando actúa a través de la ilusión en vez de la realidad, cuando actúa a través del temor en vez de la libertad. Y recorre el camino adecuado cuando se pronuncia a través de la belleza y la verdad, con amor”. Ninguna frase tenía relación con la muerte o la perdida de un ser querido. Seguía sin comprender por qué tenía que haber un final; por qué llegado un día debía desaparecer; por qué en un momento dado dejaría de respirar y se convertiría en nada; preguntas sin respuesta! No podía entablar un razonamiento coherente y perspicaz que llenara de luz su enorme tribulación. El inmenso vacío se adueñaba de Oscar con el transcurrir de los años y para él su padre seguía en su largo viaje de negocios. La terrible palabra que lo devastó amenazaba con decapitarlo arruinándolo sin compasión. La muerte seguía teniendo el efecto demoledor de una apisonadora. Continuaba el largo período de irresolución. Saber que algún día todo acabaría lo destrozaba. 66 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Vacilaba en vez de afrontar el dilema que no lograba asimilar. No acataba lo irremediable porque para él no tenía ningún sentido. No aceptaba lo inevitable porque no había motivos para hacerlo. Se amargaba lastimándose como un enfermo que se corta con unas tijeras. Torturándose. Pero nada más en la soledad se encuentra uno a uno mismo y Oscar, buscaba y buscaba en solitario y tenaz, obstinado en saber más acerca del mundo. A quince años de cruzar el umbral del siglo veintiuno, su vida era una gran rutina respecto a sus estudios, sus salidas al campo, sus intermitentes visitas a su madre cuando el oso la liberaba y las luchas internas por las paredes de su mente, pero seguía adelante concentrado en Ana. Se preparaba para una intensa vida profesional desde donde escudarse y poderle ofrecer un mañana seguro; una tranquilidad económica y una buena posición social. El anhelo de toda mujer es que un hombre la ame, la respete, y le sea fiel, y tales premisas se daban por supuestas en Oscar. Todavía traumatizado, Oscar necesitaba conocer el último rincón que habían compartido sus padres. Tenía curiosidad por estar en los mismos lugares y pisar las mismas calles. En los últimos meses se había interesado en la pintura asistiendo a museos y exposiciones donde se hacía referencia al bohemio barrio de Montmartre. Se le antojó navegar por el río que divide en dos a la ciudad del amor aprovechando las vacaciones navideñas. A un lado del río, la rive droite, la sección más amplia de la ciudad y el centro de negocios y diversión conocida como orilla norte donde se encuentra el popular arco del triunfo. Autenil y Passy constituyen los barrios más elegantes. Del otro lado la orilla sur del Sena denominada rive gauche, la zona académica y administrativa. Cuando Oscar alzó ligeramente la vista, divisó la famosa Torre Eiffel que tardó dos años en construirse. Averiguó que al estar en una especie de fosa, París soporta una densa contaminación obligando a que todo adquiera un aspecto grisáceo. Lo acompañaron sucesivas lluvias durante sus dos primeras jornadas. La rara aparición del sol no hacían a París muy agradable a sus ojos pero para hombres de negocios de todas las partes del mundo, París es la capital de Europa, el centro de la moda textil. Y Francia impide que se resida permanentemente para convertirla en ciudad de paso con cita obligada para admirar los imponentes monumentos como la catedral de Notre Dame, el palacio de Versalles o el imprescindible Louvre. Por numerosas calles circuló Oscar comprobando que era una ciudad bella pero mal distribuida al comprarla con Barcelona. Pocos guardias urbanos vigilaban el trafico, imposible controlar las aglomeraciones; infracciones a montones. Decidió conocer su sistema de comunicaciones subterráneo, y a continuación utilizó el servicio de las líneas regulares de autobús para dar una vuelta completa a la ciudad en ambos sentidos. No tenía prisa. Tampoco tenía compromisos con nadie. La cita con Ana estaba lejos. Observaba sin más dejándose asombrar. Y se embobó con una suculenta comida de exquisita cocina francesa pero el postre se le atragantó molesto 67 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. porque al ir al lavabo a realizar sus necesidades tuvo que abonar algunas monedas “Pagar por poder orinar... qué estupidez!”. Consideró agredida su condición de cliente al imponer un peaje digno de un disparate y se negó a dejar propina cuando en Francia se está obligado por ley. Es sabido que los franceses apoyan solidariamente su cine consumiendo a sus actores hasta el empacho, pero con el afán de practicar el idioma, entró en una sala de proyección para entretenerse con Jean Paul Belmondo. Una hora y media más tarde pensó que los franceses hacían películas sin pretensiones de exportarlas más allá de sus fronteras “Las producen, escriben, dirigen e interpretan ellos y ellos mismos las consumen después”. Vallas publicitarias, folletos, incluso los cortos de preestrenos dentro de la sala hacían pensar que únicamente existía cine francés. Aquella noche iría al Folies Bergère, conocido en el mundo entero por sus ciento treinta años de actividad en el mismo antiguo inmueble. Le habían advertido que el espectáculo se hacía largo por sus más de tres horas, y efectivamente así fue. Además de pesado, le pareció anticuado y reiterativo y cada número en su conjunto rancio. El Lido, en cambio, al visitarlo en su primera salida nocturna lo hizo enmudecer sobretodo por la selecta distinción del trato dispensado y por su clase. La noche no había sido completa. Tenía tantas expectativas puestas en el famoso Folies Bergère que al final lo defraudó. Y para contrarrestar ese agrio sabor decidió meterse en la cama para madrugar al día siguiente y velar nuevamente a la Torre Eiffel. Quería fotografiarla durante la salida del sol. Iván acostumbraba a almorzar en La Farola, un restaurante familiar a escasos metros del trabajo. Se disponía a tomar el café cuando la recepcionista se sentó con la excusa de tratar cuestiones laborales, pero la verdad es que se moría de la curiosidad por saber quien era la mujer que lo atosigaba a diario y con la que no deseaba conversar, ¿una clienta? ¡No! Tenía la orden de decirle que Iván se encontraba fuera del despacho ilocalizable pero ¿por qué razón no quería ponerse al teléfono? Quería dar a entender que se había esfumado de la faz de la Tierra! A la recepcionista le fascinaban los labios de Iván, y los detalles, sobre todo los detalles de sus andanzas y de sus fechorías. No era la primera vez que lo arrinconaba para chismear. Pero en esta ocasión se quedó con las ganas, Iván no le contó nada. Al entrar en la oficina llamó desde la centralita de pie en la entrada permitiéndole escuchar lo breve de la conversación. Los separaban varias semanas desde su último encuentro en el que en un ataque de sinceridad, Iván le dijo algunas cosas muy duras para una mujer acostumbrada a ser adulada y jamás reprendida. Fue una llamada inesperada. No tenía intención de efectuarla... pero el tesón de algunas... y la expectación de otras! ¿Por qué no? Terciaron pocas palabras. A los cinco minutos iba en su flamante GOLF GTI 24 válvulas dirección al ático situado en Pedralbes con la seguridad de encontrarla en ropa interior, sin embargo... había ido a la peluquería para reemplazarse. Se juzgaba otra mujer. El hecho obedecía justamente a las duras palabras de Iván. Se apreciaba distinta después de haberlo conocido; más autentica, dinámica, llena de vida, y mucho más mujer. Su nuevo peinado era desenfadado. Le daba una aire juvenil. Y cuando las puertas del ascensor se abrieron apareció apoyada en el marco de la puerta con un ceñido mono de cuero negro, botas altas de piel negra y un ancho cinturón de cuero rojo. Se puso unas alargadas gafas de sol también negras y más que una mujer parecía una pantera negra. Luego de unos segundos en que se miraron con miradas que cortaban, ella se volteó realizando un coqueto gesto que lo invitaba a entrar. Iván se precipitó al interior olvidándose de precintar la entrada, igual que había olvidado cerrar las puertas del ascensor interesado únicamente 68 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. en su miembro erecto que tieso como un palo abultaba en el pantalón que se desabrochó, y con fuerza asomó golpeándole el estómago. Sonoro golpe el de la hebilla del cinturón al chocar contra el suelo de mármol. Ella se arrodilló sin pensárselo dos veces. Admiró su duro pene un rato antes de metérselo en la boca. Iván le agarró la cabeza con las dos manos para propiciar que pudiera tocarle la campanilla y luego, ella abrió la boca y sacaba la lengua sin dejar de mirar a Iván que se corría bañándole el rostro de espesas gotas blancas. Había tomado el pene para lamerlo como helado hasta que explotó y glotonamente se llevaba la leche desparramada en su mejilla y parte de la nariz con sus dedos a la boca. Quiso trasladarse con Iván al sofá pero al dar el primer paso, sus pantalones arrugados en los tobillos lo obligaron a caer al suelo pero aún así ella tiraba de su brazo torpemente por la excitación urgente rogándole que la hiciera suya, lanzándose a desnudarse con un solo golpe de cremallera para abrirse de piernas en el sofá como queriendo tocar con los dedos de los pies las paredes laterales. Ahora Iván podía concentrarse en ella mientras reponía fuerzas y la haría vibrar y retorcerse de lujuria hasta el amanecer porque retorcerse de lujuria era cuanto reclamaba la mujer pantera. Iván era un hombre generoso que sabía exactamente lo que requería cada mujer y le apasionaba descubrir sus zonas erógenas y sus puntos débiles a los que se dirigía sin contemplaciones como animal salvaje en época de celo sin obviar la ternura pero arrasando como el fuego. Más que vaciar su tanque, el placer de Iván consistía en verla gozar, en contemplar como se acalambraba de manera rítmica con cada presión de su lengua como la tecla presionada del piano que lanza su música en función del tacto y, ese sensible y diminuto eréctil órgano femenino que se encuentra por debajo de la vulva era su objetivo y lo estimulaba con suavidad y firmeza al mismo tiempo. Todas sus mujeres se mostraban visiblemente entusiasmadas con tal practica para la cual Iván era un experto. El desgarro sexual era fulminante. Antes de su segunda descarga conseguía que sus compañeras de cama obtuvieran tres o cuatro orgasmos. Sólo de esta manera sentía satisfacción; dominando la situación, dominando el proceso, dominando las sensaciones que provocaba. Dominando la consecución de su premio. Dominando y sometiéndolas a todas desgarradas por su arte. Se encontrarían allí. Ella no podía viajar, y él no podía esperar. De repente y sin previo aviso, Iván era todo impulso y nada más aquello que movilizaba su energía importaba de verdad. Había leído sobre el hijo de Alain Delon y se imaginó charlando entorno a mujeres con Anthony Delon por Les Champs Elysees. Por entonces Iván estaba en su cenit y quería ir a los mejores representaciones teatrales, a los mejores espectáculos nocturnos, y quería vestir aun mejor y necesitaba un traje cruzado de cachemira. Deseaba obtener nuevos conocimientos entorno a la vida y otros a cerca de la vida parisina. Tenía que exprimir el limón y sacarle todo su jugo porque la última gota resultaba ser la más sabrosa “Carpe Diem”. Y aprovechaba su estancia gratuita mientras aguardaba las tres semanas que faltaban para que su dama-pantera dispusiera de unos días como mejor sabía hacerlo; como el mejor acompañante. 69 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Así fue que Iván caminaba junto a una madura mujer muy bien conservada para su edad. Le gustaba terminar la velada frente a la Torre Eiffel, momento que destinaba para negociar la tarifa y otros detalles antes de meterse entre las sábanas de la suite de algún lujoso hotel hasta bien entrada la tarde. Y desde el otro lado opuesto de la ciudad, Oscar se levantó muy temprano apenas tres horas más tarde de dejarse caer en la cama tras su fiasco del Folies Bergère. Después de su aseo que consistía en realizar unos breves ejercicios antes de pasar por la ducha y luego de plancharse la camisa y repasar el equipo fotográfico asegurándose que todo estaba en orden, se dirigió a pie recorriendo Les Champs Elysees ojeando los escaparates iluminados de las tiendas donde compran las princesas europeas y alguna que otra cortesana moderna. Oscar salía dispuesto para hacer valer su jornada turística y, cámara en mano, buscó el mejor ángulo de la emblemática torre de hierro para captarla y registrarla en la película aprovechando los primeros rayos de sol. Un simple hola seco fue lo que salió de los labios de Iván. Oscar dejó que siguiera su camino sin detenerlo, aunque con un gran vacío en su corazón. Vio como se alejaban cogidos por la cintura con torpes movimientos que delataban cierto grado de embriaguez, y se encogió de hombros con resignación recuperando su interés por el monumento. Al girarse encontró en el suelo la tarjeta del hotel donde se hospedaba Iván. Al pisar el sitio donde habían permanecido casi enroscados como dos adolescentes, justo cuando lo ignoró con su actitud fría la dejó caer con disimulo y, Oscar, entonces entendió su mensaje “¡Discreción! Ya hablaremos en otra ocasión, llámame”. Y tenía razón su amigo Iván, no era el momento apropiado para resumir los últimos doce años de aventuras ante la presencia de una forastera con la desventaja del cansancio y el compromiso sexual. Trece horas más tarde Iván lo recibió en el hall del hotel. Eran las siete de la tarde. Se sentaron en un cómodo rincón junto al piano bar, no sin antes haberse abrazado con efusividad. Oscar sonreía después de muchos años. _ ¿Cómo tú por aquí Oscar?... –se dirigió en tono burlón. _ ¿Cómo tú con esa mujer mayor y a esas horas?... –respondió en la misma línea. _ Investigando! Ya ves... llevando cariño donde no lo hay, y aprovechándome. Aceptando regalos. Frecuentando clubs privados. Relacionándome con la alta burguesía parisina. Practicando el idioma. Haciendo turismo y descubriendo una parte del ser humano hasta ahora desconocida. Y sabes una cosa amigo mío, me gusta. No se por cuanto tiempo voy a vivir de esto, pero mientras llega la respuesta me aprovecho. ¡Aprendo con las mujeres! _ ¿Sexo? –interrogó con cierta incredulidad. _ También sexo, aunque no es lo único. Analizo el comportamiento de hombres de éxito que aún teniendo casi todo en su vida descuidan llenar su hogar de ternura. No saben amar a sus esposas, las humillan con jovencitas. Ellas se rebotan y les pagan con la misma moneda y el peligro llega cuando se encaprichan de mi. Por eso no repito más de tres salidas con la misma. La que viste es la esposa de un diplomático, creo que es embajador de algún país latinoamericano. Me cuenta cosas increíbles. Y cuando la escucho jadear con esa intensidad con que lo hace me siento completo. _ Pero un hombre comprado... porque te pagan, ¿verdad? 70 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Evidentemente que pagan. Todos compramos y vendemos algo, aunque la moneda de cambio no siempre es el dinero. A mí me gusta vestir bien. Y si quieren que las acompañes porque sus maridos están ocupados en largas reuniones donde se hacen acompañar por bellas secretarias, para mí es un placer asistir de etiqueta. Mato dos pájaros de un tiro. Estoy en el lujo gratis. Me visten, me alimentan, me distraen, ¿qué más puedo pedir? _ Un poco de amor sincero –sentenció Oscar. _ Tiempo habrá para el amor sincero, ahora prefiero el amor interesado, además, me gusta recrearme en el sexo –respondió devolviéndole la pelota como si jugaran al tenis. _ El amor es mucho más que una sensación placentera. Pocos piensan que hay algo que aprender del amor –Oscar efectuaba otro lanzamiento-. Iván, el amor es una actividad, no un afecto pasajero. Es un estar continuado y no el súbito arranque de pasión durante una conquista. Seducir a una mujer no es amarla. _ Ahora me saldrás con el tópico que amar es fundamentalmente dar, no recibir, ¿verdad mi amigo? ¡Pues yo no quiero renunciar a nada! _ No tienes porque privarte de nada, ¿por qué impregnas un carácter mercantil a los sentimientos? ¿Por qué sólo estás dispuesto a dar, pero a cambio de también recibir? Dar sin ser retribuido, en el universo de los sentimientos, no implica forzosamente una estafa. No vivas el dar como un empobrecimiento. Por mediación del acto de dar puedes experimentar fuerza y riqueza. _ Qué me estás contando Oscar –se abalanzó hasta la mesa alargando el brazo para llevarse el vaso a sus labios. Sorbió un largo trago de crema de güisqui y continuó-. ¿Así que el dar produce más felicidad que el recibir, no porque sea una privación recibir, sino porque en el acto de dar... está la expresión de mi vitalidad, ¿eso es? Oscar asintió con la cabeza. _ Exactamente Iván, y tales experiencias de vitalidad te llenarán de dicha. Dar significa ser rico y generoso. _ ¿Tú eres rico y generoso Oscar? Oscar no respondió. El patrimonio que había acumulado su padre era evidente. Y por un instante se quebró aquel feliz reencuentro ante su ausencia. _ Yo soy rico y generoso y sensitivo –dijo Iván ante el mutismo de Oscar. _ ¡Caramba Iván no te falta abuela! Disponer de una imaginación saludable es una ventaja. Pero contéstate, ¿tienes presentimientos? ¿sabes qué reacción te producen los colores? Una persona verdaderamente sensitiva es aquélla que conoce bien sus sentimientos, que no tiene bastante con unas cuantas convicciones generales si no que va en busca de las suyas para hacerlas propias. _ ¡Ese soy yo mi buen amigo! Mis convicciones son mías. _ Iván, cuando me siento en un banco del parque, igual como cuando lo hago bajo un árbol en el monte Tagamanen, en actitud pacífica y silenciosa, dejo que me fascine el entorno... descubro la profundidad, y este gozo en la contemplación de la Naturaleza puedo percibirlo en la calle de una gran ciudad entre el ruido y el humo. Desconecto. Simplemente olvido. Olvido números, nombres, imágenes, signos, conceptos, ...suspendiéndome entre el pensamiento verbal y el simbólico. Congelo el instante en forma de éxtasis. ¿Puedes sentir lo mismo o estás demasiado ocupado en tus aventuras de cama? 71 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Oscar, ahora me dirás que mi alma conoce los enigmas del día y de la noche y los entresijos que se ocultan detrás de las estrellas –y soltó una risotada. _ Sí Iván, probablemente sea así, pero no quiero saber en palabras aquello que puedo sentir íntimamente con la claridad que desnuda el mensaje. _ ¿Es que intuyes algo que yo no puedo?... anda, cuéntamelo! Ambos amigos omitieron cualquier mención relacionada con las señales recibidas de un lugar remoto. _ ¿Has intentado sentir las cosas de otra manera diferente? Hay que estimular todos los sentidos; agudizarlos –dijo Oscar. _ ¡Y eso hago! Y averiguo que la proximidad propone el sentido del tacto que te permite experimentar la ternura y las acaricio con suavidad... muy despacio. _ La ternura te abre la puerta que invita a descubrir todo lo que nos rodea. Es un diálogo que llega a nuestro cuerpo directamente del centro de nuestra alma –Oscar se tapó los ojos y continuó-. La vista nos ofrece cosas tan evidentes y cotidianas que no disfrutamos de su magia igual como lo hace un ciego capaz de percibir. La mirada es una explosión de luz pero dime... ¿cómo sientes tus manos Iván? –y a continuación se destapó los ojos. Iván se frotó las manos y las extendió abiertas para enseñarle sus palmas a Oscar. _ Suaves, ¿qué opinas? Son manos que palpan con la antena puesta. Manos que avanzan a la caza de estímulos. _ Un escalofrío te revelará el día que encuentres a tu alma gemela. Iván miró sus manos y besó una a una las yemas de sus dedos. _ Un oído sensible me invita a entrar en los espacios abiertos con los ligeros pies de una gacela –dijo Oscar-. Con mi olfato, después de una tarde de lluvia siento la tierra mojada y puedo masticar su especial aroma saboreándolo –hizo una ligera pausa-. Danza que danza el pequeño detalle en una cadena interminable de pequeños mensajes que juegan al engaño y la confusión, saltando de aquí para allá sin cesar de expresarse con ritmo trepidante a disposición de la gente con elementos enriquecedores para los cuales uno debe mantenerse alerta. _ Parece como si la vida se te revelara de repente como una caja llena de sugerencias gratuitas. ¿Yo también puedo percibir todo esto con la misma intensidad? _ Si escuchas esa extraña vocecita interior que se presenta en forma de inspiración, sentirás como la sabiduría se viste con los tejidos de la verdad y sintonizarás con su expresión más elemental. Si eres capaz de sentir, eres receptivo, pero únicamente la intuición te ayudará a descifrar e interpretar las señales –en ese momento Oscar tuvo la certeza de que su amigo Iván también recibía señales de un lugar remoto al conectar brevemente mediante una cabriola-. No es fácil leer desde el alma dormida. Hay almas que se olvidan, almas que se ignoran, almas que se niegan. Si la docilidad y la placidez te acompañan Iván, si mantienes un adecuado reposo intelectual y emocional, si el sosiego está contigo florecerá la verdad, pero tú siempre estás agitado mi buen amigo, frenéticamente activado. _ ¿Y cómo es la verdad? Porque la intuición es algo que ya desarrollé desde que frecuenté a un grupo femenino durante la etapa escolar y, me va bien. 72 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ La verdad es invisible, únicamente podemos sentirla. La cortina de humo que provocan los prejuicios, los juicios de valor inexactos o limitados por la presión social, por la herencia y los tabú, esconden la verdad inherente en cada uno de nosotros. _ Entonces, ¿me estás proponiendo un análisis más allá de lo cotidiano?... _ Te ruego que sin miedo a ser observado con la acusadora lupa que multiplica los defectos, reduzcas la saturación de experiencias abriendo por completo tu corazón al sentimiento auténtico. Debes combinar la nitidez de las imágenes internas con tus impulsos salvajes Iván, porque si esperas satisfacer tus anhelos poseyendo vivencias es que crees que puedes sofocar un fuego con briznas de paja seca. ¡Nunca tendrás suficientes y siempre querrás otra experiencia más! Pero tendrás que detenerte porque caminas por el borde de una muralla elevadísima volteando la cabeza de un lado a otro y antes o después te desequilibrarás y te caerás y el golpe será majestuoso. _ El destino no se puede remediar, si está escrito... me golpearé... ¡quiero tentar al Destino! –Iván volvió a sorber un trago de crema de güisqui-. Sabes amigo, si del cielo cae un dátil, te aseguro que abriré la boca. Y otra cosa, yo no tengo miedo ni a ser observado ni miedo a nada. Hace tiempo que le perdí el miedo al miedo. Me enfrenté al miedo y lo vencí. Luché contra el miedo y ahora ya nada me da miedo. El miedo hace que el mundo se mueva en una determinada dirección, el miedo, y no el dinero, ni tampoco el odio, solo el miedo. Yo puedo estirarle de la oreja al miedo y jugar con su cola sin que se enoje después que le miré al fondo de los ojos y resistí sin cerrar mis ojos averiguando que es un invento... porque a continuación se desvaneció! _ La inteligencia humana está infravalorada y la utilizamos muy poco... _ Pero un coeficiente mental elevado no es sinónimo de calidad de vida, estabilidad matrimonial, capacidad para educar a los hijos, destreza para amar a los mayores, seguridad laboral, estabilidad económica, salud, confort –apuntó Iván-, sin embargo, el impulso que es vehículo para la emoción, semilla que se expande en forma de acción, es algo que se siente, se intuye. Oscar... a ti precisamente te lo digo, la vida es una comedia para quien nada más utilizan el cerebro y para quien pensar y reflexionar lo es todo. _ Iván... a ti precisamente te lo digo, la vida es una verdadera tragedia para quien hace de las emociones exclusivamente su punto de partida. La ineptitud intelectual es un crimen directo contra la humanidad. _ ¿Me estas diciendo que ser emotivo no es una guía de referencia para gobernarnos, eh, Oscar? ¿Es esto lo que me estás insinuando?... _ Iván, yo creo que no hay ningún inconveniente en la multiplicidad de emociones que nos avasallan hasta el punto de embriagarnos sin que nos demos cuenta, pero es necesaria la convivencia armónica. Conviene que se mezclen de una manera inteligente entre sí, porque de no encontrar la oportuna expresión, la relación apropiada y la difusión precisa puede confeccionarse un cóctel explosivo que nos estrangularía hasta no dejarnos respirar. Podría ser tu caso! _ Dime Oscar, ¿tú te consideras un ser potente? _ ¡Claro que soy potente! Sumamente potente. _ Vaya, ahora eres tú quien no tiene abuela. _ Al igual que tú, Iván, tengo la capacidad de cambiar. Pero creo que tú te has fabricado durante estos años una fenomenal máscara protectora que evita que tu yo salga a la luz. Juegas con distintos ritos que usas según tu necesidad, según la persona y la situación, sin embargo, ¿te has preguntado 73 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. de qué está hecha la realidad?... Ten en cuenta que si te abrigas con una gruesa armadura, aunque tú creas estar seguro dentro de ella aprisionándote voluntariamente, lo que haces es apagar la llama de tu propia identidad. Niegas tu desarrollo imprescindible. ¿Seguro que te sientes bien en tu piel? _ Vivo, Oscar, y no tengo remordimientos. Los remordimientos me hacen venir dolor de cabeza. _ Permíteme continuar, porque quiero hablarte de oportunidades. Lo que antes quise dar a entender es que nuestra potencialidad es infinita; la tuya, la mía, la de la señorita del generoso escote que canta junto al piano. Iván clavó su mirada en la joven y ya no la dejaría a lo largo de toda la velada. Aunque fuera de reojo, disimulando ante su amigo al que de ningún modo engañaba, la miraba para desnudarla de arriba abajo y recorrerla. _ Iván, podemos ir en distintas direcciones. Podemos variar nuestra condición modificando nuestro estado de ánimo, así es como surge la potencialidad. Pero te pregunto, ¿te abres a las posibilidades o solo te desparramas en ellas? Podemos hacer las cosas de tantas y tantas formas distintas... _ Pero por ejemplo, yo sólo conozco una manera de ganar una discusión. _ ¿Y cuál es Iván? _ Pues evitándola –y le sonrío con picardía a su amigo. _ Tienes razón Iván, dos no pelean si uno no quiere. ¿Seguimos o prefieres que lo deje aquí? _ Prefiero que me hables de todo cuanto quieras, pero respecto a ti, así me resulta más cercano y aprovecho para conocerte mejor. Quiero saber qué clase de hermano tengo. _ A mí me gusta pensar y plantearme el tipo de sociedad en la que me gustaría moverme. _ ¿Y te preguntas qué puedes y qué vas a hacer para favorecerla, Oscar? ¿Encuentras las respuestas? _ Más que buscar respuestas intento realizarme las preguntas adecuadas. Si no sé cómo debe ser la sociedad idílica, ¿cómo puedo organizar los recursos y un calendario de actividades? Sólo a ti me muestro sin vergüenza Iván, pero honestamente, quiero reconocerte mi debilidad... no sé cómo contribuir... ni siquiera logro comunicarme con mis compañeros de estudio. _ ¡Entonces te pillé Oscar! A ti te falta la intuición. No sabes descifrar ni interpretar las señales que pueden llegar de remotos lugares como regalos adicionales. ¿Para qué me hablas de presentimientos? _ Probablemente tengas razón. Me falta trabajo interior. Debo desbloquear a Yesod. _ ¿A quién has dicho? _ Déjalo estar. Otro día te cuento esta historia, ¿vale?... _ De acuerdo, lo que tú digas... _ Lo importante es lo del trabajo interior. _ A todos nos falta trabajo interior, demasiado ocupados enfrascados en demasiadas cosas nos distraemos –dijo Iván cuando sus ojos se posaron nuevamente en la cantante que alternaba con un hombre calvo y gordinflón que sostenía un largo puro con su mano derecha. Tres guardaespaldas de traje oscuro en la mesa contigua no lo intimidaron. Se fijó en sus largas piernas cruzadas que el corte de la falda dejaba al descubierto. _ A veces, de manera errónea, pensamos que un acontecimiento o una persona, incluso un ser divino o esotérico tienen poder sobre nosotros. Pensamos que su influencia determinará nuestros actos. _ ¿Y no es así? –dijo volviendo a Oscar rápidamente asumiendo que había detectado el despiste. 74 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ No. Nada determina más que la voluntad de ejercer el libre albedrío. _ ¿No existe el Destino?... Y ahora me dirás que aclararme este concepto tampoco toca, ¿verdad, intelectual! _ Es demasiado profundo y extenso para tratarlo ahora. Queda en pie para otra vez que no llevemos tanto tiempo hablando, ¿te parece? _ Si tú lo dices... pero yo no tengo intención de subir a mi habitación, no tengo sueño, pero sí ganas de ir al servicio. Con tu permiso Oscar –y se dirigió a los lavabos pero no entró en el lavabo de caballeros. Entró en el lavabo de señoras. La joven del piano se maquillaba. Una lágrima había corrido su rimel. Se le acercó sigilosamente por detrás consiguiendo posar las manos diestras en sus pechos. Apretó su miembro que rápidamente endureció contra sus nalgas. Se miraban uno al otro por el espejo cuando la pelvis de Iván comenzó a moverse en círculos deteniéndose y empujando ligeramente hacia adelante hasta que la aprisionó contra la pica de mármol. Ella estuvo muy quieta, pero luego de unos momentos cargados de tensión, en vez de gritar pidiendo auxilio, cerró los ojos inclinándose para tocar con su frente el espejo cuando una de las manos de Iván abandonó un pecho y le empezó a subir el vestido introduciendo los impacientes dedos por la entrepierna, y al poco reaccionó dándose la vuelta con dificultad pero con mucha determinación empujándole para desprenderse de Iván, y fijamente lo miró. Ante aquella mutua parálisis, a Iván se le ocurrió guiñarle un ojo y sonreírle haciendo gala de una cautivadora sonrisa que ella no respondió, salió corriendo del lavabo dejándolo atrás altamente excitado. Cuando Iván llegó al cómodo rincón donde se encontraba Oscar como si no hubiera ocurrido nada, como si hubiera procedido de la manera más normal a satisfacer sus necesidades fisiológicas sin recordar ya el suceso concentrado en su amigo, fue Oscar quien hizo referencia al suceso. _ Debiste equivocarte de baño. La cantante salió corriendo asustada. Iván se encontraba a gusto con su buen amigo al que hacia tanto tiempo que no veía. Su compañía era mejor que la suavidad de cualquier mujer, incluso la de aquella exuberante joven que iluminada bajo una tenue luz púrpura entonaba igual que una negra los cantos espirituales que sonaban en la sala del piano bar. Ambos escuchaban su aterciopelada voz. Uno con mirada conmovida, el otro con su entrepierna agitada, y como si fuera a ella a quien se comiera, Iván se llevó un puñado de cacahuetes a la boca antes de reanudar la conversación. _ Oscar, hace un rato hablábamos de oportunidades y de posibilidades. _ Y de la totalidad de la potencialidad humana, porque era ahí donde quería llegar. Atiende Iván. Los helicópteros, el teléfono, el submarino o el ordenador, ya estaban presentes en la época de los romanos, pero ni César ni los otros eruditos de su corte fueron capaces de construirlos porque no se lo habían planteado. "Esto no se hace de esta manera". "Esto no es así" o... "No es posible llegar allí arriba" son expresiones que limitan. _ Estoy de acuerdo contigo, son expresiones para el refugio de las personas sin coraje. El que no se haya hecho jamás no significa que no pueda hacerse. Resulta que este es precisamente mi principio Oscar. _ Observar las cosas desde otro ángulo... así es como nacen las nuevas oportunidades abriéndose extensas posibilidades para el género humano. _ Sólo tú puedes vivir tu vida y definir tu propia existencia. 75 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ ¡Exactamente Iván! Tu vida es tu responsabilidad y afecta al conjunto de la humanidad. _ ¿Piensas que la gente sabe mucho más de lo que cree? _ No hay desgracia, sino personas que se sienten desagraciadas. Es la actitud lo que cuenta. Yo considero que el potencial humano esta desaprovechado. Somos seres que ya somos, pero nos perdemos en lo que hacemos sin preguntarnos quienes somos. _ Pero para muchas personas seguir el patrón establecido es más cómodo y menos arriesgado, ¿tú lo haces Oscar? _ Personalmente te diré que intento ser humilde con todo aquello que no puedo comprender. Amo y respeto la Naturaleza. Deseo aligerar, si está en mi mano, las miserias de mis semejantes. Además, mantengo una aversión por todo aquello que se me presenta oscuro o sucio curioseando en lo que es ambiguo o indefinido. He fusionado el mundo de las abstracciones y los conceptos con el mundo de la observación objetiva y la reflexión sosegada, y quiero añadirle ahora el complejo y desconocido mundo de la percepción sensorial. _ Si lo consigues podrás establecer un puente entre el cielo y la tierra –bromeó Iván. _ No sólo entre el Cielo y la Tierra, sino enlazando lo material con lo espiritual. Un nexo de unión entre lo humano y lo divino. Un matrimonio entre el arte y la ciencia –puntualizó. _ Entonces, ¿quieres ser un barquero que acompaña a la gente para que cruce de una orilla a la otra? –preguntó Iván. _ Pues no me desagradaría acompañarles al lugar donde pertenecen. _ Como tú bien dices, es una posibilidad ...siempre y cuando no te limites tú mismo –Iván quiso pellizcarle el alma. _ Tiene que existir una necesidad verdadera, no un simple deseo o creencia de que realizo lo que debo –Oscar no se había inmutado por su intento. _ Pero Oscar, si las personas están llenas de necesidades. Necesitan pertenecer a una comunidad. Necesitan obtener respeto y reconocimiento. Necesitan saciar su sed de conocimientos. Y sobretodo, necesitan dar sentido a su vida tal y como tú lo estás intentando. _ Creo que olvidas lo más importante, las personas necesitan amarse a sí mismas y en esto yo no puedo intervenir. Yo intento encontrar el límite de mis capacidades individuales y este trabajo me reconforta y aunque sufro a veces, mi gozo es pleno, y asimismo desconcertante. _ ¿Me permites una sugerencia? –y en ese momento Oscar ladeó la cabeza con un golpe brusco y una mirada que interrogaba a un Iván que dijo-. Existen cánones impuestos que nos hacen considerarnos seres "civilizados" pero en nuestra infancia, la instrucción para la comprensión de la unidad mente-cuerpo respecto al acto de vivir no existe. El proceso está incompleto. Los centros docentes no responden a una demanda real. Fracasa el sistema educativo. Ahí tienes una necesidad real. Por tal razón yo predico un aprendizaje autodidacta. Aprovechar mi capital humano en busca de autonomía es un buen comienzo, ¿tú qué dices? _ Sí, Iván, pero tu capital humano no debería ser tu habilidad para seducir mujeres. No vas a encontrarte encima de un cojín la llave que abre las puertas de todas las dudas. Amigo mío, tienes que romper tu esquema de vida porque está obsoleto y te paraliza. Vives en un mundo demasiado práctico. Eres frío y calculador. Utilizas los datos de manera exacta, matemática, como notas en una pieza musical que tocas a la perfección, sin embargo, tu interpretación ofrece un sonido nefasto porque olvidas la sensibilidad del sentimiento verdadero, aunque te sobre emoción y 76 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. pasión. Debes potenciar tus destrezas personales entre todas tus capacidades porque son diversas. Hay cosas mucho mejores por hacer que conquistar señoras de elevada posición social y nutridos billeteros. Encuentra otra opción. Renuévate amigo mío. Transfórmate Iván. Sacrifica lo que eres por lo que puedes llegar a ser, porque eso es lo que ya eres en estado puro. No te abandones. No gires la cara hacia otro lado ni te niegues por más tiempo. Prométemelo, por favor, Iván, ¡prométemelo! _ De acuerdo, admito que soy... un tipo especial al que no se resisten... –Iván se mostró coqueto con una mirada oblicua-. Pero abrazaré la alegría de vivir sin tanta frivolidad, ok! Pediré sin exigir. No las presionaré. Olvidaré el texto y aparcaré mi personaje de ficción. Voy a quitarme mi máscara. No voy a ser más esclavo de mi fabricada personalidad. Voy a darme la oportunidad para descubrirme a mí mismo. _ Cuando cambiamos en nuestro interior, la realidad exterior cambia para nosotros. Recuerda que pensamos según nos enseñaron, Iván, hablamos conforme a las reglas, y obramos de acuerdo con la costumbre, pero de golpe y porrazo puede suceder aquello que nadie más que nosotros ve y entiende y eso es la oportunidad. Prepárate para aprovechar tu ocasión y no dejes que se te escape aunque parezca que te despiste o pretenda desorientarte. Nada es por casualidad. Todo es una oportunidad para aprender. La posibilidad de conservarte satisfecho y saludable nadie podrá regalártela... tendrás que ganártela tú –hizo una pausa, Oscar tomó aire y continuó con el mismo ímpetu desbordante-. La mentira provoca vértigo. Puedes engañar a alguien una vez, a mucha gente muchas veces pero a nadie vas a engañar eternamente, entones Iván, ¿para qué hacerlo? ¡Nada más te engañas a ti mismo! Te diré con tu mismo pragmatismo: si una cosa no es útil, es inútil. No mientas. No te mientas a ti mismo. Oscar e Iván siguieron hablando largo tiempo de sus conflictos, de sus anhelos, de sus inquietudes. Compartieron algunas ideas más. Hubo discrepancias de criterio pero nunca una mala palabra. Se marcaron las bases de sus diferencias porque la concepción del mundo era similar, pero no era idéntica. Ambos tenían sed de conocimientos y emprenderían senderos diferentes tal vez para llegar al mismo sitio. Se despidieron con un largo y efusivo abrazo de nueve minutos. Iván entró en el ascensor y subió para meterse entre las sábanas sin compañía femenina por primera vez en su estancia parisina. Ninguna mujer velaría su sueño aquella noche pero a las tres de la madrugada golpearon su puerta. Había terminado su turno. No tenía que cantar en el piano bar hasta el día siguiente a las nueve de la noche. Iván se sorprendió al verla, sobretodo por la reacción que había tenido en el lavabo. No sabía si venía a pedirle explicaciones para entablar una disputa. Aun adormilado escuchó -Lo siento, no he podido resistirme... averigüé cuál era tu habitación y...-. El comentario lo sacó de cualquier duda. No venía en son de guerra o sí... en son de la mayor guerra. Gozaron. Fueron cuatro ajetreadas horas en las que ella decía –Oiií... Oiií... SíïÍ... Sííí... Qué bien lo haces... No pares... No pares... uhuuum... uhuuum... Más deprisa-, y él decía “Qué buena estás... aahmm... aahmmm... ahora follame tú, venga... cabálgame rica, ohooooo... que polvooo”. Se dieron gusto mutuamente durante nada más cuatro porque antes de la hora de los desayunos la joven debía estar en el área reservada al personal del hotel. Nadie podía verla vestida de noche por la 77 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. zona de clientes. La joven del piano bar cruzó a la carrera los pasillos rogando para que no se encontrara con ningún empleado que pudiera chivarse al jefe. La comunicación es arte cuando las partes de un solo elemento se reúnen. Hay encuentros que convergen por la necesidad de fusión, sin embargo, únicamente será posible la reunión entre Oscar e Iván en un lugar remoto. Y esto podrá suceder no por la fuerza de las circunstancias, sino merced a un sentimiento íntimo compartido por los dos. Llegado el momento, lograrán experimentar un considerable aumento del valor interno mediante una petición al único testigo de su intimidad, ¿neutralizarán la oposición para dejar que la acción correcta proceda fluyendo ambos con autenticidad?... La luna nueva les había instado en ocasiones a emprender un fascinante viaje al fondo de sí mismos y, prestar atención a las relaciones personales era de capital importancia. Pasara lo que pasara, la reunión última dependía exclusivamente de cada uno de ellos por separado. Y se abrirá el majestuoso portón para ellos, dejando al descubierto el lugar de iniciación de seres avanzados. Y se les permitirá acercarse, entrar en contacto para iluminar su existencia de manera que el sentido de ésta resplandezca en el mundo claramente a través de “otra forma más adecuada”. Y será la frontera entre el paraíso y lo mundano. Ambos deberán reforzar la capacidad de espera, uno, sumido en la paciente contemplación, el otro, lanzándose a diario por el despeñadero del dinamismo. Pero un día inmortal acariciados por una suave brisa en la cima del Mundo Perdido toda su vida pasada podrá quedar atrás si deciden cruzar el umbral de la roca maciza para llegar adentro. Y todo cuanto les ocurra contribuirá a llevarles hasta ahí. Oscar e Iván deberán percatarse de todo con suma atención más allá de los arraigados cinco sentidos, y bendecir todo y por ende liberarse de todo, pues al desprenderse de la herencia y el bagaje acumulado se recupera instantáneamente la libertad, y puede penetrarse la dura piedra. * * * * En el cielo de Oscar se manifestarán los más tristes soles de invierno, en su fortaleza, la unión de la fuerza. Alma silenciosa que observa con el asombro y el detenimiento de un niño, Oscar pertenece a una tierra donde los huracanes soplan despacio, las mareas no se agitan y las aves no tienen necesidad de migrar. Iván procede de la tierra prohibida donde la devastación da paso al manantial, a la rejuvenecida flor, al nacimiento del sol que ilumina el esplendor de una naturaleza reactivada. En los jardines que pisará habrá las más bellas flores de primavera, y en su signo, el coraje de la leyenda. Frente a la luz ámbar de un semáforo, Oscar se detiene mientras Iván aprieta a fondo el acelerador. El trepidante ritmo que imprime a sus actos le hacen extremadamente inconsciente pero jamás tonto o estúpido, polaridad! Por un lado, ser, y no parecer. Por el otro, parecer, y no ser. Los atributos de Oscar son el conocimiento, el silencio infinito, el equilibrio perfecto, la simplicidad. Tiene la sensación de ser posibilidad con un potencial incalculable, pues bajo la diversidad 78 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. infinita de la vida subyace su alma dispuesta a penetrarlo todo. Y cuanto más intenta conocer su propia naturaleza, más próximo está de lo que podría denominarse la experiencia de lo milagroso. Su amigo Iván, también está próximo, pero su conocimiento parte de los objetos de sus experiencias, al contrario de Oscar que se aleja de las cosas. Iván siente una necesidad imperiosa de controlarlo todo. Y sin solicitar aprobación, controla “las cosas” para sacarles provecho y alguna que otra enseñanza. Y seguirá influido por “lo externo” durante largo tiempo abstraído por situaciones, circunstancias, personas, y sobretodo por las vivencias. Su conducta espera una reacción del medio que lo rodea y en función de la reacción, actúa. Así fabrica su mito. Así inauguró una imagen perfecta de elaborada mascarada social representando su papel de acuerdo a lo que exigía el entorno. Se adaptaba. Se dejaba llevar hasta que ya no quiso ser por más tiempo comparsa, paje, escudero, y comenzó a nadar contra corriente, a nadar contra el sistema porque quería cambiar las cosas. Hasta la fecha solía dar lo que la gente solicitaba calladamente pero después de París, quería incidir, quería estar, porque sólo ceder a los designios de los demás personas era ser cómplice, y ser pasivo, y deseaba ser activo y a su vez participar sin quedar excluido procediendo inmune a las críticas sin temer a ningún desafío no sintiéndose superior a nadie, pero al mismo tiempo, tampoco inferior a nadie. Sin embargo, aún y tanta oposición, algo unía a Iván con su amigo Oscar. Y desde aquél encuentro tenían en común su dedicación regular para estar en comunión directa con la Naturaleza. Esos ratos les permitían percibir la interacción armoniosa de los elementos y las fuerzas de la vida danzando con sus mensajes. Ambos contemplaban una puesta de sol, escuchaban el sonido del mar, intentaban acariciar el viento o simplemente olían el aroma de una orquídea en éxtasis disfrutando del palpitar de la vida. La pausada quietud de Oscar, una puerta abierta a la totalidad. El desmesurado movimiento de Iván, un ciclón permanente en vías de desarrollo. La combinación de la tranquilidad y el dinamismo permite liberar creatividad. Lo comprobarán cuando intercambien sus papeles sin renunciar a ser ellos. Pero lo caótico y complejo de la sociedad que les envolvía eclipsaba la fusión. ¿Cómo saber que en la contradicción se encuentra el complemento que enlaza la unidad? Detener la circulación de la energía es como detener el flujo de la sangre. Cuando la sangre deja de fluir, empieza a coagularse, se cuaja y se estanca. Y eso es precisamente lo que iba a suceder. El universo opera a través del intercambio porque nada es estático, todo evoluciona. El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y fuerzas ocultas que dibujan la existencia humana. Pero Oscar e Iván, todavía no lo sabían. En cada semilla se encuentra la promesa de millares de bosques. ¿Se abonarán en suelo fértil estos dos buenos amigos? En su lámina de corcho del apartamento-santuario que había aumentado con otros dos gigantescos plafones rodeando el perímetro del salón, añadió un peculiar dibujo: una especie de llave maestra con un gran ojo que simbolizaba el equilibrio y el amor que hay frente a toda la organización cósmica. A continuación de indagar entorno al horóscopo (tal y como uno es y como se siente internamente), además de indagar a cerca del ascendente (tal y como uno se manifiesta y expresa en el exterior), exprimiendo todavía más el mundo de la astrología, Oscar quiso saber la composición 79 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. de su árbol Cabalístico. Antes pasó por las tradiciones chinas deteniéndose en el Libro de los Oráculos; testimonio del más antiguo pensamiento religioso que fue transmitido oralmente y recopilado en un libro cuando apareció la escritura igual que la Kabbalah, el Talmud, los libros Vedas Indios o la Biblia. El objetivo principal del pensamiento chino es lograr una perfecta adecuación entre las aspiraciones personales y las posibilidades que ofrece la vida misma; en lograr esta "adecuación" consiste la verdadera sabiduría. Lao-Tse, fundador del taoísmo, creía que el individuo entorpece el orden natural del universo si actúa por su propia voluntad y por eso, lo que debe hacerse es condescender con la Naturaleza y dejar actuar al Ser. Aquel principio se le escapaba porque prefería la tesis del libre albedrío, aunque coincidía con Oriente en la intemporalidad de las cosas tanto como en la necesidad de vida interior. Al nacer, cada uno está llamado a seguir un camino. Oscar había tratado de encontrar el suyo mediante el examen de la posición de los astros en el instante que vino al mundo. Impregnó desde sus primeros pasos mucho discernimiento para poder moverse cómodamente en su camino, pero no estaba exento de ocultas bifurcaciones, cambios bruscos y reveses imprevistos que no obstante, posibilitarán extraer valiosas lecciones. Sumaba toda clase de elementos, tendencias hereditarias, condiciones de educación, experiencias personales, perfeccionamiento del carácter y especialmente, trabajaba el desarrollo de sus capacidades fundamentales para lograr saltar de un camino al otro como de un caballo al galope saltando a otro que galopa delante una vez alcanzado. La de Oscar, como la de cualquier otro ser humano, era una evolución condicionada en mayor o menor grado por su infancia, su entorno, y su familia; su padre madre hermana, cada cual ejercieron su influencia. Víctor lo marcó notablemente. Oscar comenzó a debatirse entre lo mental y lo práctico. Pero vertiginoso en pensamiento, no convierte en hechos sus razonamientos internos. Con demasiada fertilidad en muchos aspectos, sobre todo en cuanto a ideas provechosas y audaces todas ellas expresadas con rapidez, aunque con una buena lentitud en su elaboración y maduración, hacen de Oscar una persona de gran capacidad creativa que en los densos libros de texto y en su carrera no hallará salida. A caballo entre lo intangible de su alma y la utilidad de sus actos, de voluntad conciliadora, iba en busca de la unión, la conjunción y la comunión entre las personas de buen corazón, pero con una visión un tanto utópica de la armonía. Reflexionaba sobre conceptos sólidos para consolidar su estabilidad a todos los niveles y su hipersensibilidad formaba un ser a menudo incomprendido que actuaba con cierta reserva y prudencia para no ser mal interpretado. Tenía reparos en compartir sus sentimientos nobles y guardaba para sí todo su caudal. Estando prendado del orden y la perfección, culto y moral, no soportaba la tontería, la mediocridad o el pasotismo, pero nadie podía adivinarlo. Había aprendido a disimular y decir mentiras piadosas; mentiras blancas indoloras ejercitándose a la espera de averiguar cómo exteriorizar todo aquel complejo mundo interior. La cantidad de abundancia de ideas podía convertirlo en una esponja que absorbe a las personas de su alrededor, y Oscar siempre quiso debates, nunca monólogos. Y lentamente se forjaba una armadura con la que retener y protegerse; él que le había dicho a su amigo que no se abrigara con una gruesa armadura que lo aprisionara hasta el punto de apagar la llama de su propia identidad, ¿negaba voluntariamente su desarrollo imprescindible? La postergación 80 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. reiterada terminaría por degollarlo si no cedía a tiempo; demorarlo era un total despropósito. ¿Tan unido estaba a Iván que se inscribía en su misma línea? Oscar tenía la facultad de resolver valerosamente la acción que su intimidad programaba pero no desarrollaba. Imprimía la sencillez y la regularidad en aquello que no tenía forma deseoso de encontrar el rigor y la precisión, y se debatía entre la indecisión y la duda. Su brío inquebrantable existía, aunque únicamente podía leerse en sus enormes ojos de almendra porque en la profundidad de esos mismos ojos que permanecían abiertos a todo, en su mirar, su mismo mirar simbolizaba la clave. Probablemente Oscar reservaba su energía porque tenía la sensación cada día que amanecía de estar marchando por un camino paralelo al propio, pero aún así, con el descontento a cuestas, insistía con una inusitada perseverancia en la misma raíz de su empeño sin dejarse doblegar. Nadie sospechaba su maremoto interior porque Oscar no tenía ninguna clase de problema para sacar sus estudios con honores y realizar sus tareas y cumplir con sus deberes de estudiante. Seguía acumulando conocimientos sin tener la certeza de que le serían útiles y podría aprovecharlos y disfrutaba complementando su instrucción para entretener su mente activa y en el último trimestre del último curso, le tocó a la ecología. Oscar continuaba cuestionándose la sociedad en la que vivía de manera estricta y tajante. Decía que el Hombre olvida que es hombre porque desde el nacimiento hasta la muerte, de domingo a domingo, de la mañana a la noche, todas las actividades están prefabricadas, enlatadas, listas para el rutinario consumo olvidando que cada individuo es único y al que solo le ha sido otorgada esta oportunidad de vivir; con esperanzas y desilusiones, dolor y temor, con el anhelo de amar y el terror a la nada. Pero en esta ocasión, empezó a transcribir su divagación en el ordenador que le había regalado su madre creando varias carpetas con los títulos más dispares. Y detallaba “La civilización actual es artificial y superficial, prueba de ello nuestra pintura que se estropea y se borra en un corto plazo de tiempo cuando aun hoy podemos contemplar fantásticas pinturas rupestres de nuestros antepasados”. Añadía al pie la fecha y la fuente de información. Algunos de sus trabajos tenían toques de una latente denuncia social porque afirmaba con razón “Cuando se paga mejor a un deportista que a un profesor de literatura y a una TOPModel mejor que a una enfermera el hecho indica que las cosas no funcionan”. Archivaba los recortes de periódicos o notas de prensa en relación al tema en lo que más que un salón parecía una oficina o una biblioteca. En otro archivo había anotado: “Cuando se le ha perdido el respeto a nuestros ancianos y se los abandona en residencias, cuando se obliga al campesino que trabaja con amor y orgullo la tierra a que arranque sus cepas por ridículos convenios entre naciones, el hecho indica que estamos fallando. La Tierra es motivo de polémica porque ya no es tan habitable como antes, y sigue estando en peligro por culpa de la deforestación, la erosión del suelo, la lluvia ácida, los residuos atómicos, el recalentamiento y el agujero de la capa de ozono. Y esto no es una mera cuestión de países o gobiernos, tiene que ver con la actitud personal de cada uno para reconstruirla y suprimir la degradación ecológica que sufre el territorio que pisamos”. Oscar asistió con interés a un certamen internacional en favor del planeta del que extrajo una conclusión “La situación es alarmante y empeora con el paso de los años pero las reuniones del G8 81 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. son acuerdos sobre mínimos sin compromiso de control para que lleguen a ejecutarse”. A raíz de su inconformismo, con una posición más cercana a la de Iván se armó de valor para presentar sus teorías particulares a los camaradas de la universidad, a su madre, a los vecinos, que tras una mirada retorcida exenta de interés, escuchándolo sin atenderlo, al rato, cansados, buscaban cualquier excusa para desembarazarse de sus explicaciones y posibles soluciones. Lo dejaban por inútil. Lo llamaban ingenuo. Su madre forzaba una sonrisa. ¿Llegaría el día en que poco le importará lo que los demás piensen y se pondrá a actuar por su cuenta y riesgo? Tuvo ese presentimiento. Y añadió una frase más en el único espacio libre que quedaba en el tupido plafón de corcho “La Tierra es una casa comuna que lo es de la Humanidad, un edificio que amenaza ruina y con urgencia reclama ser salvada de los peligros medioambientales que la amenazan”. La colgó en vez de registrarla porque de esta forma podía leerla y releerla sin necesidad de abrir el ordenador. Otra frase sujeta con una chincheta verde decía “La Tierra no es la herencia de nuestros padres sino un préstamo que nos hacen nuestros hijos a favor de los nietos”. La escribió en rojo y en letras mayúsculas. Oscar pensaba en las generaciones futuras. Una noche de viernes se dictó un discurso. Lo aprendió con la intención de pronunciarlo porque había encontrado el rigor y la precisión y ya no se debatía entre la indecisión y la duda. Su brío inquebrantable necesitaba mostrarse por fin. “Hace tres mil quinientos millones de años que apareció la vida en nuestro planeta y nunca jamás se había dado con tanta intensidad una destrucción tan vasta, rápida e irreversible de la fauna y la flora y si esto no se rectifica, los expertos aseguran que el desierto avanzará hasta tragarnos. Pienso que todavía hay esperanza, quizás no se ha transgredido la línea roja que nos separa del desastre definitivo”. Deseaba por el bien general que no fuera demasiado tarde y sentenció acompañando la frase de un sonoro golpe con la palma de la mano abierta que hizo tambalear los vasos encima de la mesa “Es una necesidad absoluta conservar la Tierra”. Así proclamó el desastre el lunes por la tarde frente a la estupefacción de un grupo de estudio reunido para preparar una tarea porque a Oscar le preocupaba la superpoblación y el analfabetismo, los desastres nucleares y el hambre del tercer mundo, pero no así a sus contertulios presentes que prácticamente lo insultaron en vez de llamarlo solamente “raro espécimen". Y aquella fue la última vez que expresó en voz alta su pesar, porque Oscar necesitaba comunicarse como la planta necesita el agua, pero para que la comunicación ocurra se necesita tanto un emisor como un receptor, y aunque buscó receptores de señal, para su desgracia no los halló en su entorno inmediato. Para Oscar, aquietar su mente equivalía a poner en orden el mundo. Si por un instante cesaba su lucha, restringía el propósito de su existir. Meditación y diálogo eran la mejor herramienta de conocimiento y transformación. Enfocaba correctamente la percepción para descubrir el propio camino. Pero luego quería compartir sus aforismos y frases celebres procedentes de otras culturas y no encajaban y él no pretendía que nadie lo escuchara por obligación o simple cortesía. Oscar quería compartir como dos niños comparten una piruleta ahora chupo yo ahora chupas tú; pero la información no era bien acogida. No interesaba. Nadie la reclamaba. No tentaba, como no había tentado antes a sus compañeros de cuarto en el internado o a los compañeros de estudio en la librería del rincón de la biblioteca durante el recreo. Se repetía la misma historia con el correr de los años. Desgana. Apatía. Desprecio. 82 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Los jóvenes de su misma edad preferían comentar el último modelo deportivo de una u otra marca de automóviles y realizar apuestas entorno al equipo que ganaría la liga de fútbol jugándose innumerables packs de cerveza. Nada había cambiado. Pobres datos a mercadear. Mientras sus compañeros tenían colgados en la puerta de la habitación calendarios con chicas desnudas en posiciones sugerentes, en la mesita la fotografía de su novia, en la pared, una canasta pequeña de baloncesto o una diana con dardos, Oscar acumulaba dosieres que confeccionaba y una gran cantidad de libros que apilaba uno encima de otro hasta tocar el techo. En su pared de la habitación, pulcramente enmarcadas, una fotografía de su madre, otra de su hermana, y una grande de su padre en blanco y negro y también los dibujos a lápiz carbón de Ana. Debajo, en un estante, había un pequeño peluche con una etiqueta al cuello donde podía leerse "quiero mimos". En la universidad, la religión de los estudiantes seguía siendo el deporte y el sexo y su único pensamiento consistía en pedir una copa más al camarero. Oscar portaba en su seno un equipaje poco usual para sus veintidós años. Y daba seguimiento a su plan emprendiendo el viaje más apasionante del ser humano. Aquello que los griegos perpetuaron con su primera sentencia grabándola en el templo de Delfos: conócete a ti mismo. Oscar acumulaba toda clase de investigaciones mostrando ser muy selectivo con los temas, pero sus investigaciones y aspiraciones se reducían en la época de los exámenes, entonces se encerraba con sus libros de texto y sus cintas de Elvis Presley en la quietud de su apartamento-santuario. La disciplina era una disposición más que honorable que le rendía satisfacción por el deber cumplido. Le gustaba la escuela con "E" mayúscula. Otra cosa distinta eran las clases en la universidad que no invitaban a la reflexión y la crítica. Se limitaba a aprenderse de memoria las normas y absorber los casos más renombrados. Se movía bien en las bibliotecas y tenía dotes para la jurisprudencia. No se acercaba al dogmatismo. Reposaba en aspectos sistemáticos sobre las leyes morales y las reglas acerca de la lealtad y la dignidad en relación a los valores humanos. Provisto de semejantes aptitudes, podía elegir cualquier profesión relacionada con el derecho, como abogado, procurador, funcionario ministerial o notario, pero su meta era llegar a ser juez. Esa ya no era una decisión de su padre. Era enteramente suya. Le apetecía convertirse en un importante magistrado de su país. Su buen equilibrio entre pensamiento y sentimiento no vulnerable al sentimentalismo le auguraba un provechoso futuro como magistrado. Obvio que Oscar no discrepaba en el entorno para el que se preparaba pero la verdad es que no hacía lo que le correspondía. No, no lo hacía. Su auténtica vocación estaba oculta y cabía la posibilidad que se hiciera del todo invisible si dejaba de atender los mensajes que llegaban de algún lugar remoto en sutiles manifestaciones casi imperceptibles. Pero a Oscar no le faltaba el olfato, y aun en lo más abstracto, sabía como darle una lectura no conforme a lo habitual. Respiraba fertilidad y la solidez de la creación para obtener beneficios confeccionando su propio inventario y una peculiar escala de valores que tardaría tiempo en asimilar y poder aplicar pero no cesaba y, tal vez su aislamiento cesaría. Tal vez su trabajo solitario daría su fruto. Tal vez exigirá un nuevo método y otro orden distinto pese a su timidez y la ausencia de un coraje reiterado y reivindicativo. La cuestión es que gracias a su tenacidad no se desprendía del tallo, ¿llegará a escalar los peldaños más altos que le llevarán hacia la resolución y la luz? 83 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La luz brillaba desde el futuro en el presente. Sus expectativas familiares con Ana prometían. Sus expectativas profesionales auguraban gran prosperidad material. Mas las expectativas superiores de su alma, quién sabe dónde lo llevarán. Como hombre responsable, quizás aceptará el reto desempeñando su función dentro del ecosistema cósmico, pero solamente quizás. Por el momento se trata de una completa incógnita a tenor de lo dispuesto. Lo único que sí está claro es su inminente entrada en el mercado laboral. Sus excelentes capacidades de trabajo, claro razonamiento y buen juicio, le convierten en un hueso difícil de roer para cualquier adversario. Oscar no tardó en ofrecerse para realizar sus practicas en el más prestigioso de los bufetes. Y con ello postergó cualquier aspecto relacionado con su vocación. Lo cierto es que al integrase en una activa empresa de leyes que movía los casos más importantes del país, se disiparon sus inquietudes personales y aunque no lo abandonaron, la esperanza de su autentica autorrealización parecía quedarse constantemente relegada. Oscar se convirtió en apenas nueve meses en el segundo abogado más temible del bufete. Resolutivo y sin dejar cabos sueltos, encontraba la mejor solución; la más rápida y limpia, la que dejaba una minuta cuantiosa. Y el dinero le deslumbró porque era suyo, porque lo ganaba con su propio esfuerzo y con tal cantidad de efectivo podía hacer lo que consideraba más oportuno sin el amparo de mamá. Su actividad febril era la de un océano embravecido. Olvidó detenerse para oler las flores del parque. Ya no tenía un minuto para entretenerse a untar galletas en la leche. Ahora tenía responsabilidades con terceros y debía darles cuenta, sorprenderles permanentemente mientras se hinchaban las arcas del bufete. Trabajar era más divertido de lo que nunca pudo imaginarse. Y cuanto más disfrutaba, más se apartaba de su camino sumido en la adicción profesional. Oscar comenzó a pensar que no valía la pena vivir sino había un trabajo que realizar, un cliente que atender, una víctima que salvar. Podía defender a la viuda y al huérfano, a las víctimas de todo tipo de injusticias, y defendía... aunque estos eran los casos menos remunerados y valorados por los miembros del bufete. Sus años de estudiante habían quedado atrás. Ya no tenía tiempo para cuestionarse las cosas como antes. Constantemente atareado, nada que no fuera su trabajo o estuviera relacionado con un caso ocupaba su atención. Sólo reuniones, entrevistas, testimonios, propinas a los peritos, acuerdos con otros abogados, la asistencia prioritaria a los clientes vip y largas sesiones en los pasillos de los juzgados negociando incluso en los retretes cinco minutos antes de celebrarse la vista. Demasiada actividad para que su alma encontrara sosiego. Había dado la entrada para adquirir un fantástico dúplex en la zona centro en el mejor tramo de las Ramblas de Barcelona, disponía de un apartamento alquilado en la Costa Dorada cerca de donde pasaba el verano la familia de su deseada Ana en primera línea de mar, y conducía el automóvil que mamá le había regalado por su graduación. Satisfacía todos sus caprichos materiales descubriendo que los tenía o dejándose arrastrar por la publicidad que le despertaba ansias allí donde nunca antes habían existido, y consumía frenéticamente gran cantidad de artículos innecesarios carentes de función sino era la pura vanidad. 84 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El dinero se convertía en un producto vital de primera necesidad. Se aficionó a las tarjetas de crédito. Perdió el contacto con los billetes y las monedas; ese dinero de plástico parecía no tener valor, más fácil y cómodo de gastar, no tenía límites y a Oscar no le faltaban tarjetas que nunca se agotaban. Desperdiciaba grandes cantidades de dinero sin quedarse en números rojos. Lo derrochaba. Entraba mucho dinero en su bolsillo pero salía con mayor facilidad. Sus finanzas eran un caos. En su buzón se acumulaban las cartas de los bancos que ni siquiera se molestaba en abrir. Sabía que eran extractos y promociones, ofertas para consumir más y más y disponer de muchas más cosas que no necesitaba. No tenía tiempo para leer los prospectos y mucho menos para pasatiempos. Trabajaba. Trabajaba. Trabajaba. Pero tenía unas ganas terribles que lo superaban y eran como un irrefrenable estornudo que no entiende de paciencia y se pronuncia como terremoto ¡achís! Quería verla. Recordaba su rostro y por esa razón necesitaba tanto volver a verla, mirar fijamente sus intensos y oscuros ojos para pronunciar su nombre otra vez. Solo verla... acercarse y mantenerse a un paso hasta que llegara la fecha. Oscar se para el acontecimiento cada vez más próximo pero necesitaba un avance. Y frecuentaba su barrio sin llamar a su puerta. Cualquier excusa era buena para desplazarse a realizar una gestión en la zona donde vivía. Y un miércoles por la mañana, antes de ir al bufete, llevó un carrete a revelar dos calles arriba del portal de su casa. Pruebas incriminatorias de hurtos cometidos en unos grandes almacenes; el cliente quería zanjar el asunto antes del fin de semana, el despido justificado requería de una evidencia; las perdidas se cifraban en varios miles. Al entrar en la tienda, ding, deng, dong, al fondo, alguien despachaba a una señora que compraba una cámara automática a su hijo que no se decidía. Oscar quedó patidifuso... sin habla, ahí estaba, Ana! Mil escalofríos recorrieron su cuerpo para envolverle bajo la piel en un enredo de nervios que no encontraban sus puntas. Jo! Ana, eres tú!!! Y efectivamente era Ana. Una Ana cambiada. Bastante más alta, desarrollada físicamente con los atributos de una poderosa mujer de bengala, había perdido su aspecto de adolescente infantil pero aún exuberante guardaba el encanto frágil de tiempo atrás. Lucía cabello corto. Se había acostumbrado a llevar el pelo engominado; daba la sensación que estaba recién salida de la ducha. Extraño peinado pensó Oscar, y avanzó temeroso. No estaba previsto ese encuentro. No así. No de esa manera. El calendario no indicaba la señal pactada como el mejor preludio amoroso. Todavía los separaba un largo trecho hasta el treinta de mayo. Al aproximarse, distraído, tropezó con unas cajas de cartón que no había visto. Entonces Ana levantó los ojos, uauu qué punzada, se percató de su estampa con aquella inconfundible sonrisa corta en los labios, y dirigiéndole un sencillo hola a Oscar que dejó ver sus dientes blancos relucientes e inmaculados, perfectos, espléndidos, acentuados por el color tostado de su piel morena, comprendió que no fue cuando la conoció al tropezar en la recepción sino sintiendo su presencia durante los años que vibraba en su interior porque de igual modo se estremecía acelerándose a doscientos por mil elevando su sentir al cuadrado ahora que la examinaba. La expresión de Ana era de una fingida entereza -Aquí tiene las instrucciones y va de regalo la bolsa- le temblaron las manos porque Oscar había aparecido como un pájaro del huevo que todavía está por incubar. 85 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Cuando la señora se hubo marchado con su hijo ninguno reaccionó. Los dos se quedaron trabados. Inmóviles. Recogidos en ese futuro encuentro forzadamente adelantado. Treinta meses de pensamientos confluían en ese instante como balas disparadas, rayos que rasgan el cielo, manos ásperas acariciando la tela delicada. Inesperado. Tensión acumulada; deseos reprimidos y de pronto ahí estaban cara a cara. Entró un nuevo cliente y rápidamente acordaron un lugar y una hora y se despidieron no sabiendo tratar el acontecimiento que los desbordaba. Oscar se marchó sin su carrete de fotos revelado en una hora porque era imposible sostener sesenta minutos con semejante tensión. La verdad es que no habían establecido ninguna norma ni requisito cuando casi tres años antes se habían prometido amor eterno en el más absoluto de los silencios. Oscar tenía seis años más que ella y en la adolescencia eso es mucho tiempo. No quería robarle su inocencia. Había postergado la relación porque Ana no era más que una chiquilla influenciable de trece años y medio. Y ella había aceptado sin reparos porque eso era mejor que perder al joven de diecinueve años apuesto y encantador como un príncipe de cuento de hadas. Debía haber sido algo espontáneo, los dos, llegado el día, debían interpretarlo de igual modo retomando el contacto allí donde lo dejaron. Nunca debieron fijar otras condiciones. Se había roto el hechizo de aquellas calladas palabras de antaño. Ya no habría magia para el treinta de mayo. Intentaron paliar el desconcertante reencuentro dos días más tarde en una pizzería demasiado lejos del club de tenis y demasiado pronto en el calendario. En la mesa de tapete a cuadros blancos y rojos había dos velas y dos copas para el vino pero las tintineantes estrellitas del amor se encontraban en la mesa donde se sentaron frente a frente en la zona de descanso aguardando la fecha. Empezaron con mal pie. Algo se había truncado. Todo parecía forzado. Carecía de frescura. Parecía la persecución de una vida desvanecida que se quiere recuperar a golpes en un cuerpo inerte donde solo uno practica el boca a boca. Los dieciséis años de Ana eran rebeldes. Tomaba tónica sabiendo que a Oscar no le gustaba; le había dicho que parecía vomitado. Y fumaba, algo que le desagradaba a más no poder. No soportaba un cenicero lleno de colillas. Para Oscar se trataba de la máxima expresión de suciedad a todos los niveles: estético, ambiental, personal. Pero solía llevar un encendedor para darle fuego a su amada. Con suma delicadeza, rozaba su mano al tiempo que Ana encendía su cigarrillo. Cuando salían a divertirse, Oscar la agobiaba con planes de futuro mientras Ana prestaba atención a los videoclips de la pantalla. Se escudaba con señas que indicaban -No puedo oírte-. Y sonreía con su sonrisa corta y lenta. Empezó a abusar de sus gentilezas, y Oscar se convirtió en alguien que la llevaba a los sitios, alumbraba los cigarrillos, y pagaba todos sus caprichos. Y ella no le explicaba sus cosas ni le daba opinión sobre las claras intenciones que le manifestaba “el chofer”. En su cartera, prueba de lealtad, Oscar llevaba el pedazo de aquel billete. Quería que Ana le mostrara el suyo, aguardaba, y la miraba fascinado recordando a la inofensiva adolescente de trece 86 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. años y medio que contrastaba con la hermosa joven alocada que cada vez se alejaba más del alcance de sus besos y del ansia de sus brazos. Quería pronunciar tiernas palabras de amor pero cuando se giraba Ana estaba bailando o hablando con otra persona. Tenían escasos momentos de intimidad. Al dejar al grupo, finalmente a solas en el recién estrenado deportivo del modelo más bajo de la gama Porche que había sustituido al coche de mamá con un techo corredizo que abría para que Ana pudiera ver el cielo, comiéndosela con los ojos en orbita no osaba ponerle la mano en la pierna o detrás de la nuca para empujarla hasta su boca. Consideraba el comportamiento poco caballeresco. Aun cuando su escote dejaba asomar la figura de unos redondos y hermosos senos abultados, Oscar se reprimía y Ana empezó a martirizarlo. Los domingos al mediodía después de las patatas fritas y las aceitunas, los berberechos y las almejas y el Martini blanco con sifón, cuando lavaban el automóvil en la parte habilitada de un garaje del barrio de Ana, se las ingeniaba para organizar simpáticas trifulcas y, curiosamente, había olvidado ponerse el sujetador. De la emoción del juego y del contacto con el agua fría, sus pezones se ponían tiesos como clavos bajo la camiseta. Sabía que esto excitaba a Oscar. Le gustaba ponerlo a mil revoluciones por minuto haciéndole rabiar conforme se acentuaban las bromas. Lo pinchaba molestándolo intencionadamente. Se había vuelto quisquillosa. Y así, con menosprecio se negaba a participar en una historia de amor prefabricada. Ignoraba deliberadamente las poesías que le escribía y comenzó a no ponerse al teléfono cuando llamaba. El romance se resquebrajaba pero la mirada tierna de Oscar no se debilitaba. Se lo permitía todo. Estaba convencido que la quería aunque su amor no fuera correspondido. Para amar, Oscar no necesitaba ser amado. Amaba por el puro placer de amar sin que tuviera que ser forzosamente recíproco. Se entregaba con generosidad como un niño que reparte caramelos. Reservaba un rincón de sí mismo por si Ana se decidía a cambiar de actitud como el pedazo de pastel que se reserva y es el más preciado. Oscar era un hombre con mujer, aunque Ana no estuviera con él. Quince días más tarde comprendió mientras aparcaba el deportivo la razón de su comportamiento. Vio como subía a la motocicleta de un apuesto joven de su misma edad. Entonces, no queriendo interponerse entre ellos, le hizo llegar a la tienda un ramo de margaritas con tres hermosas rosas amarillas. Había leído que el color amarillo aplicado a las rosas implicaba disculpa. Era una manera de pedirle perdón. Se lamentaba por el tiempo perdido, por haber castrado un comienzo apasionado tres años atrás. Pero aquel apuesto joven de la motocicleta no fue el único. Ana tuvo muchos pretendientes. Y cuando en una ocasión coincidieron en un lugar público, porque Oscar nunca dio carpetazo al asunto y frecuentaba el barrio, Ana descendió la mirada avergonzada como si toda ella quisiera esconderse detrás de la primera farola con la que se cruzara. ¿Demostraba arrepentimiento? Oscar sentía al observarla desde lejos que formaba parte de Ana. Insólitamente, sólo pensando en Ana se sentía acompañado porque desde el reencuentro había descubierto la soledad. A veces se iba a la esquina de su casa para verla salir del portal y dirigirse a pie hasta la tienda. Apenas tres minutos desde la distancia, pero deleitarse con su figura, con el contoneo de su trotar alegre aunque fuera desde la distancia lo ayudaba a soportar su terrible malestar. Se consolaba diciéndole a la recepcionista del bufete que pasaría el fin de semana feliz con su novia cuando se 87 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. marchaba los viernes por la tarde, pero era mentira. Otra mentira, ¿blanca o piadosa? ¡Horrorosa! Porque sólo lo dañaba a él. Desde un inicio se había llevado bien con los padres de Ana. Solía visitarles cada domingo para tomar café y licores, más café que licores y si tenían, mejor un poleo menta. La conversación era amena, y con suerte se cruzaría con Ana y sus labios podrían rozar sus mejillas aunque solo fuera un breve instante. Se emocionaba cada vez que subía en aquel estrecho ascensor hasta el quinto piso y permanecía en su domicilio. Conocía bien el inmueble pero no su habitación. Era frustrante no poder mediar palabra con la chica de sus sueños, la única chica que ocupaba un lugar privilegiado en su corazón. Ansiaba tratarla. Pero pasaron varios meses dejando atrás la fecha señalada. Oscar no estaba nada contento. Había terminado con matrícula de honor sus estudios, se había incorporado a un prestigioso bufete de abogados y su atiborrada agenda cubriría sus necesidades básicas programando el trabajo, el deporte, el alimento, el ocio, confiriéndole el aspecto de un hombre de vida ordenada y recta desdichado en el amor. Ya no se sentía afortunado. No era feliz. ¿Y lo era Ana? Algunas veces, en la seguridad de que Oscar la visitaría lo esperaba asomada al balcón y cuando Oscar se percataba desde la calle, se retiraba con la rapidez del ratón que se siente amenazado. No admitía una relación seria con Oscar pero le gustaba jugar con él. Ya sólo iban al cine muy de vez en cuando, a cenar o bailar si el grupo superaba las diez personas y no todas eran pareja. Últimamente pasaba más tiempo con sus hermanos y sus padres en la casa que con ella. Sus padres lo habían adoptado como a un hijo más. Y tantas conversaciones sobre Ana le descubrieron todas sus manías y rarezas. Y cuanto más la conocía, más le atraía Ana. Y cuanto más sabía de ella menos la entendía, y más lo intrigaba Ana. Oscar amaba su peculiaridad. A todas horas pensaba en Ana, excepto cuando estaba en el bufete o en los juzgados, pero en la ducha, el automóvil, cuando tomaba un poleo menta en un bar solo o acompañado de su madre, de Víctor, de su hermana la vez que estuvo de paso por Barcelona, cuando miraba las noticias en el televisor, antes de cerrar la luz ya en la cama, en su pensamiento aparecía el rostro de Ana reflejado en las paredes de su mente con su esbelto cuerpo bien formado y un simple velo blanco anudado al cuello. Pero había algo más, a oscuras en la profundidad de la noche exenta de imágenes, permanecía mágica la sensación de su presencia haciéndolo vibrar emocionado no precisamente por sus curvas perfectamente diseñadas y modeladas sin ajustes ni desmesuras; y se sobresaltaba como atacado por pesadillas estremeciéndose sin poder evitarlo ¡ay soledad! Parecía que Ana no tuviera ganas de estar con Oscar, pero en sus conversaciones con las amigas, incluso con su hermano y a sus padres lo nombraba; Ana mencionaba de pasada que Oscar esto o que Oscar aquello. Le reconocía algunos meritos, porque a su lado, Ana se encontraba viva y se engrandecía junto a Oscar. Era con el único hombre que tenía la certeza que podía hablar de cualquier cosa; excepto de su relación. Aquello era tabú. No quería oír hablar de futuro. No quería escuchar nada sobre bodas, casas, nada sobre hijos. Sin embargo, a sus espaldas su madre le preparaba el ajuar. Ana no quería cambiar su manera de hacer las cosas y Oscar nunca se propuso que lo hiciera. Dejaba que se expresara dándole plena libertad, guardándose de comentarios imprudentes que 88 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. pudieran coartar su autenticidad. A regañadientes, intentaba llevar la situación de la mejor manera posible sin fricciones ni confrontaciones pero notaba que se le escapaba como el agua entre los dedos. No podía pasar una semana sin verla como mínimo en un par de ocasiones. Buscaba las más apropiadas. Aunque lo deseaba horrores, nunca la invitó a un concierto de música clásica. Conociendo de antemano la respuesta no se arriesgó. En vez de la sinfonía de una delicada ópera, Ana prefería una noche tormentosa de marcha con sus amigos donde la sensibilidad del oído quedaba machacaba por la potencia de los bafles en las discotecas. Se dejaba llevar por los gustos y las modas de su generación, más que por sus propias inclinaciones a las que no prestaba atención; igual que a Oscar, a quien ignoraba porque se había convencido que era demasiado serio y demasiado profundo y Ana, se consideraba demasiado joven para comenzar a atormentarse con los problemas del mundo. Y atacada por esa desesperación, fue en el Bulevar Rosa un mediodía cuando acompañaba a Oscar a comprarse un traje cruzado que le espetó en la cara -No quiero verte más-. A Oscar se le helaba la sangre por momentos. Dejó la chaqueta encima de la silla y, estupefacto, le pidió que se lo repitiera otra vez -No quiero verte más- dijo Ana con la contundencia de un hachazo. Y aunque Oscar le preguntó la razón, Ana no quiso darle ningún tipo de explicación. Simplemente pensó que era lo mejor para ambos, y tal vez no se equivocaba. Por el contrario, Oscar opinaba que si se conocían terminarían por necesitarse el uno al otro hasta que fueran el uno para el otro únicos en el mundo. Oscar intentaba domesticarla, pero ella no se dejaba. No podía amansarla. Él no era Iván. Oscar no se esperaba semejante exabrupto. No le dio tiempo a cogerla por el brazo y retenerla a su lado aunque fuera únicamente para superar otro minuto. Ana se marchó apresuradamente sin tan siquiera un adiós. Había estado considerablemente seca antes de entrar en la tienda pensando lo que iba a hacer. Pero Oscar se preguntó si quizás aquello no era sino una prueba; una nueva oportunidad para demostrar su fidelidad. Y se postró de rodillas en el probador para celebrar una oración plena de sinceras palabras de amor. Intentó integrarse un poco más en su grupo, en su ambiente, y se inscribió en la misma coral donde cantaba Ana. Sin reservas, todas sus amistades lo aceptaron porque advertían las sanas intenciones de Oscar igual que lo hacía su familia, aunque ya no los visitaba. Todos proclamaron abiertamente la bondad de sus valores sin darse cuenta que era contraproducente. A ella no le gustaba sentirse presionada. Bastaba que la gente le dijera blanco para que Ana, por el simple gusto de llevar la contraria, eligiera el negro más oscuro. Pero Oscar era muy paciente. Y se retiró sin dejar de estar cerca. A finales de diciembre, un conocido común había tenido un accidente de motocicleta por una imprudencia de la que se había salvado de milagro. Un autobús, haciendo mal uso de su volumen, lo había obligado a salirse de su carril. Enojado realizó un adelantamiento peligroso que terminó en desgracia. Fue lanzado por los aires hasta estrellarse contra unos contenedores de basura y como no llevaba casco porque decía que se despeinaba, su pronóstico era de muy grave y permanecía en coma. Ana estaba en la puerta de la unidad de cuidados intensivos con los brazos cruzados y la barbilla pegada al cuello mirando al suelo. Oscar prefirió pasar de largo y dejarla a solas con su dolor. Hubiera querido consolarla ofreciéndole sus brazos para que se refugiara en su calor, pero Ana se 89 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. hubiera negado a caer en esos brazos amables que la deseaban tanto como los necesitaba ella en esos momentos difíciles. Oscar nunca se aprovecharía de una situación semejante para conseguir su afecto. Prefirió marcharse pensando que amaba a esa joven que no se había quitado el abrigo ni los guantes. Era a ella a quien quería como esposa. A ella y sólo a ella. Y por tal razón le escribió una carta. Iniciaba con un feliz navidad pero, luego de tres meses, ya en primavera, seguía llevando encima la carta que no le había entregado. Oscar se había prometido que no la buscaría desde que se cancelaron los ensayos de la coral por larga enfermedad del profesor. Y un domingo soleado cercano a Semana Santa, en el lugar donde se comen las mejores patatas bravas en la Costa Dorada, agarrando la enorme jarra de cerveza y limón, ante sus ojos, en la playa, inconfundible entre todas las demás estaba Ana en topless. Oscar no se atrevió a mirar. Primero se sonrojó, y luego, sofocado, suspiró y sorbió la fría bebida apurándola de un solo trago. Intentó mirar en otra dirección, pero sus ojos escapaban porque ahí estaban los redondos y hermosos senos que tantas veces se habían escondido detrás de una camisa con pronunciado escote o debajo de una camiseta mojada y ahora casi los podía alcanzar. Cerró los ojos apretando fuerte los párpados enredándose en las pestañas, pero su mente seguía atormentándolo con esa imagen feliz. Su sexo se avivó con la fuerza de un puño cerrado. Con la cantidad de cuerpos esbeltos en la playa y la cantidad de veces que había frecuentado ésta y otras playas del Mediterráneo, y, sólo Ana conseguía despertarle el deseo vehemente. Cambió de mesa. Encontró una posición estratégica desde donde espiarla con mayor licencia. Todo iba bien hasta que se levantó, y caminó hacia el mar. Oscar se pegó a su espalda como el punto que envía el visor de un arma con mira telescópica acompañando aquella magnífica silueta de piel uniforme de un ocre tostado acentuada por el color rojo encendido del tanga que se perdió mar a dentro. Nadó hasta un velero que partió a la media hora. Y todos los domingos en el mismo lugar, a la misma hora, y cada sábado emocionado porque la vería al día siguiente con su cuerpo semidesnudo resaltado por los firmes senos que ya no eran llanos como cuando la conoció. El día que se cumplían cuatro meses y medio de intercambiar su última palabra, mientras la contemplaba en la playa ensimismado pensó que sus firmes senos apuntaban erguidos al sol. A continuación Ana se alzó con su andar informal porque quería un helado. Y se dirigió justamente al lugar desde donde Oscar miraba y cuando lo vio ahí sentado, su reacción inmediata fue cubrirse los senos. Al verle, instintivamente tapó su senos desnudos con la toalla apretándola fuertemente ruborizada por primera vez en su vida frente al sexo contrario en la playa. Le dio tanta vergüenza que Oscar la viera que quiso que la arena se la tragara. Oscar hizo ademán de abrir boca pero enmudeció y salió hacia el lavabo como un chiquillo al que han sorprendido in fraganti cogiendo un dulce del escaparate de la pastelería. Tardarán bastante tiempo en volverse a ver. Extremista en determinados aspectos, si bien durante la juventud su pensamiento no cesaba inmerso en un montón de asuntos que escudriñar, en esta última etapa únicamente su trabajo en el prestigioso bufete y su intenso amor por Ana importaban. Nada más existía. Vivía en estos dos mundos. Y pronto daría un vuelco, primero a uno, y luego a otro. 90 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Seducido por las viejas frases: conócete a ti mismo; pienso luego existo; sólo sé que no sé nada; nada en exceso; y muchas otras, quiso visitar la cuna del pensamiento más elevado. Para Oscar, la antigua Grecia simbolizaba el apogeo de la belleza y de la razón. Admiraba a Platón, quien instaló una famosa escuela en su ciudad natal, Atenas, en un agradable y hermoso jardín que denominó la Academia. La llamaron Atenas por la diosa Atenea, quién dominaba las artes, la literatura y la filosofía, símbolo de sabiduría nacida de la cabeza de Zeus, rey de todos los dioses del Olimpo. Le sorprendió que por entonces, además de aprender a leer y a escribir, los niños y niñas de la ciudad aprendieran a tocar un instrumento musical y a recitar poesía, y que desarrollaran el arte de discurrir, en vez de hacerlo en escuelas, en los gimnasios donde practicaban ejercicios físicos. Adoraban el cuerpo desnudo del hombre en vez de la sinuosa belleza del cuerpo femenino, algo que también le asombró. Los más notables filósofos como Sócrates atraían gran cantidad de discípulos y daban lecciones en discusiones de grupo. Y opinaba Oscar que muy probablemente Sócrates era homosexual celoso porque tenían un auditorio que le escuchaba. En la antigua Grecia, pensaban que los dioses eran parecidos a los humanos. Se enamoraban unos de otros, se casaban, disputaban, tenían hijos. Los griegos forjaron la primera cultura que se liberó del terror divino, que racionalizaba el pavor de antaño consagrándose a entender al Hombre y a explicar el Mundo que lo rodeaba desde la inteligencia. La premisa cautivaba a Oscar. En aquella época, tanto hombres como mujeres creían que las almas podían renacer en otros cuerpos. Algunos estaban convencidos que las alubias podían contener las almas de antiguos amigos fallecidos. La filosofía ensalzaba el significado y el misterio de la vida explicando el origen de los dioses. Y Oscar pensó que quizás conseguiría hallar en tan fascinantes teorías alguna respuesta a su incesante pánico a la muerte. No tenía interés por visitar la iglesia donde el rey Don Juan Carlos de Borbón contrajo matrimonio con Sofía de Grecia. Por el contrario, sin tantas justificaciones, Iván quiso pasar unos días en la isla de Mykonos de la que tantas personas ilustres de la noche le habían contado maravillas. Pretendía llevarse la parte que le correspondía a él. Oscar se obsequió el viaje como premio por tres casos ganados consecutivamente, pero a Iván se lo regalaron por su sex appeal. Su feeling le había proporcionado el pasaje a Atenas. Ambos estaban en Grecia y se encontraron frente a frente en el Partenón. Y a los dos se les iluminaron los ojos de alegría sincera sin saber que en ese instante pensaban la misma cosa: que los jóvenes de ahora no parecen tener demasiado respeto por el pasado y lo que es peor, tampoco tienen esperanza por el porvenir. Se abrazaron y se golpearon bromeando como si fueran púgiles que luchan en el cuadrilátero. Intentaron refugiarse del sol pero no hallaron sombra y caminaron juntos hasta llegar a una cafetería donde se instalaron en la terraza para sentarse cómodamente en una silla de mimbre. Iván se fijó que Oscar llevaba muchos papeles de la mano reconociendo el color salmón. Preguntó de donde había sacado el de color salmón. Oscar explicó que había varios colgados en los establecimientos, una especie de oferta promocionada por un grupo de españoles y le dijo que quizás realizaría una travesía por las islas en un pequeño velero que saldría el próximo jueves, o sea, al día siguiente. El precio era asequible. El capitán tenía permisos y una larga experiencia en mar abierto. 91 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Yo soy todo el grupo de españoles –informó Iván a su amigo sacando una fotografía del Aristos-. Es una embarcación de catorce metros de eslora con dos camarotes dobles, una habitación con literas, y una amplia estancia a modo de salón, tiene todo lo imprescindible para navegar con garantías. Esa noche un ferry los llevó a un puerto donde cenaron con el capitán, su hijo, y dos jóvenes griegas. Ambos disfrutaron con la gastronomía típica. Iván bailó sirtaki y en vez de aplausos, el camarero se le acercó para romper un montón de platos a sus pies. Oscar no estaba acostumbrado a beber, y el vino de aguja le hizo primero cosquillas en el paladar y en seguida se le subió como un ascensor moderno llega a la azotea de un edificio alto, y como un paraguas que se abre le estalló el vino en la cabeza. Despertó en alta mar. Un fornido oleaje le hacía botar en la proa cuando se atrevió a volver en sí. Estaba en un compartimiento junto a la muchacha griega que desnuda, simplemente se volteó con indiferencia para continuar durmiendo como si nada. Iván ya estaba en su salsa. Seguía a raja tabla las directrices del capitán repitiendo los mismos movimientos que desde el otro extremo realizaba el hijo. Se había encasquetado una gorra de marinero que lucía orgullosamente. Empezó a soplar más corpulento el viento y encrespó el mar de tal modo que el velero navegaba de lado completamente inclinado. Para Iván era algo tan divertido como emocionante, Oscar en cambio, se asustaba cada vez que la quilla chocaba contra la superficie del mar. Pero su amigo lo tranquilizó molestándolo. _ No te preocupes, esto acaba de empezar. Navegamos a fuerza nueve y lo máximo es fuerza doce. El viento sopla ahora a cuarenta y cinco nudos. Dentro de un par de horas tendrás que amarrarte con cuerdas porque si te caes, algún animalito marino habrá probado tus piernas antes no consigamos dar la vuelta –y dejó salir una sonora carcajada mientras una ola se levantaba para empaparlos de agua fría y salada. El capitán era griego y hablaba poco, solamente griego, pero con sus expresivos gestos se entendía con todo el mundo, griegos y extranjeros. Las jóvenes no salieron a la cubierta hasta que amainó la tormenta. Eran lindas. Exóticas. Iván tonteaba por igual con las dos, y Oscar, no sabría cual sería su acompañante hasta que se acostaran por la noche, pero nada más dormirían uno al lado del otro. Iván, mucho más atrevido, sin duda se dejaría llevar por lo picante de la situación. Cuando un cuerpo roza otro cuerpo los pelos se erizan. Difícil controlarse. Por eso se llevaría un par de condones al camarote porque ellas, en ningún momento solicitaron dormir juntas. Navegaban de una isla a otra bañándose cada vez en una cala distinta. Parecía que las muchachas no hubieran traído bañador, andaban desnudas incluso cuando cocinaban y comían, pero su cuerpo era tan bello que su desnudez no desentonaba con la solitaria belleza del paisaje. Al parecer, la única que se había quedado en tierra firme era la novia del hijo del capitán, un robusto joven de diecisiete años parco en palabras pero generoso con sus guiños y ademanes. Había ideado una especie de lenguaje morse con el que se entendía con su padre, y poco faltaba para que Iván le cogiera el truco a ese sistema de señales. El mar seguía impresionando, asustando por su virulencia. La vida en el velero era incómoda, y el afán de llegar a Mykonos les hacía recorrer grandes distancias viajando más de doce horas seguidas. Entonces Iván tuvo su oportunidad porque tanto el capitán como su hijo debían descansar. 92 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Recibió breves instrucciones antes de coger el timón. Llevó el mando del velero ante su vigilancia, y pronto se relajaron por su innata destreza hasta dejarlo sólo en cubierta. Iván prefería la noche para relevarles del puesto. Había conseguido que le otorgaran plena confianza durmiéndose sin dudas convencidos de su pericia. Transpiraba seguridad. Estaba orgulloso de sus más de trece horas de navegación. Y aunque incitó a Oscar a experimentar ese placer de controlar el destino, con absurdas excusas declinó la invitación. No se atrevió. A diferencia de Oscar, Iván había dicho sí sin pensarlo, y una vez las manos firmes en el timón, se dio cuenta que no era tan difícil. Bastaba mantener el equilibrio deduciendo los movimientos a que obligaban las olas permaneciendo atento, sin dejarse intimidar cuando sospechaba que quizás no podría dominar la embarcación. Viraba a un lado, y la quilla se elevaba desplomándose el casco contra el mar abriéndose paso como las tijeras abiertas se deslizan por la tela para rasgarla en dos. Y en la noche, con una mar dormida, escuchando únicamente el ronroneo del motor, con la libertad propia de escoger el rumbo, dirigiéndose hacia el horizonte aparentemente sin fin, acariciado su semblante por la suave brisa, envuelto por el olor salado que desprendían las toallas tendidas, coronaba ese instante la compañía de la luna, una luna llena y acabada que fielmente seguía a su lado durante un trayecto memorable. Iván disfrutaba de su nueva aventura en medio de una calma seductora que turbaba los sentidos. Conseguidor nato! Aunque sus opiniones variaban en cortos espacios de tiempo que separaba muy bien uno de otro, sabía siempre dónde estaba, de dónde venía, y a dónde quería dirigirse; qué es lo que pretendía y por qué; qué podía hacer y el cómo realizarlo. Tenía argumentos para casi todo. Incluso desde posiciones confrontadas podía defender de igual forma y con el mismo ímpetu cualquiera de los dos planteamientos. Era sagaz de niño, audaz en sus años mozos, ¿pero cómo podía ser un espíritu libre si no ejercía su voluntad conscientemente? ¡Era el hombre epopeya! Vivía peligrosamente saltando de roca en roca como cabra montés, parando poco tiempo en un mismo sitio para no hacer una misma cosa repetidamente. Podía haber sido un niño que con un dedo hubiera atravesado el corazón de su niñera, pero no tuvo niñera, y temprano se dedicó a descifrar los jeroglíficos escritos en la mirada de las personas. Por el contrario, Oscar asumía que la vida es de por sí ya muy dura y no vale la pena complicarla, al menos, eso dio a entender con lo del timón en sus manos. Iván le había dicho a su amigo Oscar “Toda actuación te crea un nuevo enemigo” justo antes de trepar igual que un mono a un árbol de la jungla para saltar de cabeza por la borda desde lo alto del mástil. Se había impulsado desde las puntas de los pies extendiendo los brazos como alas precipitándose hacia abajo como una piedra que cae al precipicio. Oscar se intrigó por el comentario que olvidó repentinamente porque Iván estaba tardando mucho en salir a la superficie. Apoyado en la barandilla, se inclinó buscando burbujas de aire o alguna sombra bajo el agua. Y surgió como impulsado desde las profundidades del mar, brincando como si fuera un delfín para rociarle la cara con agua salada “Hay que joder a quien verdaderamente se lo merece. Ten un par de cojones. Muévete deprisa” fue diciéndole mientras nadaba bordeando el Aristos. Y volvió a sumergirse para reaparecer al otro lado del velero. Había cruzado por debajo del casco. Subió con extrema agilidad de un barrote a otro ignorando la escalerilla. Se estaba secando cuando continuó así “Controla el producto, habla con el 93 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. interlocutor valido, negocia con quien posee el poder de decisión, evita cualquier intermediario”. Oscar seguía perplejo, atento al improvisado recital que nadie había instado. Cuando terminó de secarse, le lanzó la toalla a la cara y bajó a servir un par de güisquis para sentarse con su amigo en la proa mientras se ponía el sol. Acostumbraban a hacerlo cada atardecer, cuando el capitán escuchaba por radio las noticias meteorológicas y las chicas jugaban las dos contra el muchacho en un ajedrez metálico. Sin tierra a la vista y un mar apaciguado que los envolvía, iniciaron su charla. _ Desde el principio sabes lo que quieres, ¿verdad Iván? _ No hay otra manera. Si no sabes a donde vas, no llegas nunca a ninguna parte. Yo no quiero más de lo que necesito. A mí no me mueve la avaricia pero si el anhelo de conseguir experiencias y acumular vivencias que me enseñen, que me enriquezcan, cosas que pueda contar más tarde a mis hijos y a mis nietos. Si no navegas recto pierdes el rumbo. Lo he aprendido con el Aristos –y le pegó un largo trago a su güisqui mientras el de Oscar seguía intacto-. Cuando escoges tu camino, muchos no entienden, y algunos jamás llegaran a comprenderte. Tú sólo ignóralos. Palabra y cojones, nada más! Piensa a lo grande. Marca tu territorio. Independízate. Toma todo aquello que te pertenece y disfrútalo. Ambos se habían acostumbrado al balanceo, y consumían preferentemente grandes cantidades de melón que acompañaban con un vaso de güisqui. Oscar lo rebajaba con bastante agua. El sol se había descompuesto ya en mil colores distintos pero la luna todavía no se dejaba vislumbrar. _ ¿Conoces los siete pecados capitales? –interrogó Oscar. _ Sí. Pero, ...¿conoces tú el octavo? –respondió al tiempo que se untaba la cara de crema hidratante. Yo lo añado a la lista. Además de la pereza, la gula y la avaricia; la ira y la lujuria, la envidia y la soberbia; a la lista le falta la vanidad. La tontería y la vanidad son dos hermanas que raramente se separan. Yo sé bien porque te lo digo... Es la vanidad quien nos puede perder en pretensiones equivocadas acercándonos a un deseo desmesurado de ser exaltados por encima de las propias cualidades y esta desmesura, a la larga, nos hará perder aquello que amamos, aquello que hemos conseguido con esfuerzo y sacrificio, empobreciéndonos y ensuciándonos por dentro con ese líquido pegajoso que empalaga. La vanidad, ni siquiera es un vicio. La vanidad es una enfermedad. Es innoble humildad. Sumisión al populacho. La vanidad busca a la gente para que le haga creer en sus propios frutos. Pero y tú Oscar, ¿sabes a dónde vas? ¿Sabes lo que quieres? –y su mirada se perdió en el horizonte. Oscar reflexionaba sobre la pregunta que había formulado a su amigo cuando Iván añadió _ Debes trazar con delicadeza tu trayecto o siempre derivarás. Cuando se levanta el ancla y se extienden las velas al viento, el capitán ha diseñado ya su plan de navegación para llegar a la isla donde fondear. No se progresa en la vida sino tienes objetivos. _ Creo que somos muy distintos –exclamó Oscar por fin aportando algo a la conversación que parecía haberse detenido-. Tú miras tu existencia como una pieza más en el gran juego de la historia. Pretendes formar parte de la historia. Escribirla, ¿me equivoco? _ Pero tú también estás invitado a la ceremonia –lo interrumpió Iván-. En este juego de mesa, hay en realidad muy pocos jugadores y demasiados espectadores. Demasiada gente prefiere mirar el partido desde la tribuna, refugiados de la lluvia y el sol viendo como otros hacen y deshacen. La 94 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. opción es tuya. Puedes mirar o puedes participar de los acontecimientos y escribir tu propia historia. _ La luz es mejor que la oscuridad. El conocimiento, mejor que la ignorancia. La información, mejor que la duda –había empezado a filosofar Oscar. Pero Iván volvió a cortarlo. _ No te me pongas místico. Solo digo que la oportunidad de escoger una mejor forma de vida está presente hoy aquí. Mirar las carreras de caballos no causa peligro, pero te priva el placer de cabalgar y de experimentar que ocurre cuando se llega el primero. Oscar, eres libre de hacerlo. Por ejemplo, ¿te gusta tu trabajo? ¿estás satisfecho con tu actividad profesional? _ Sí Iván, aunque no sude mi camiseta creo que me implico en la partida de mi vida. Y de nuevo le increpó Iván con una observación. _ Debes implicarte en la partida de la vida, no en la partida de tu vida, porque en tu vida puedes celebrar muchas partidas distintas pero la vida tiene algo muy especial reservado para cada uno de nosotros. Por eso yo busco y busco sin cesar. Si no decides arriesgarte para encontrar tu propia realización personal, llegará un día que tú mismo te maldecirás. Por eso a mi me gusta tanto tropezarme y caerme, equivocarme. Me esfuerzo por participar en todo cuanto me ofrece la vida. Hay que emprender cosas. Tener iniciativa. Después de París, Iván había vuelto a sus aventuras, a las propias andanzas de quien se denomina espíritu libre sin priorizar a las mujeres. No supo qué sería de él durante los próximos meses, pero tampoco le importó mucho puesto que vivía en el presente al borde del ahora mismo y, emprendedor nato que predicaba con el ejemplo, después de seis meses de vivir como viajante de pintura por Cataluña, se personó a las puertas de una editorial en respuesta de un anuncio publicado en la prensa para salir el mismo día a vender enciclopedias por las casas. Una vez le tomó el gusto a la actividad y dominó el procedimiento, propuso a la dirección abrir mercado en Andorra y se instaló con un grupo competitivo al que se había encargado de preparar. En tres meses había batido todos los récords: el mayor pedido en una sola vivienda, el mayor número de contratos en un solo día, y la facturación habitual de un mes la consiguió en una sola semana de trabajo intenso. Y sin devoluciones. No hubo anulaciones de pedidos. Iván estaba satisfecho y sus superiores todavía más. Había llevado cultura a los hogares de muchas familias y pudo costearse su tercer automóvil: un Ford PROBE Turbo de 36 válvulas (atrás había quedado el Golf GTI 24 válvulas y el Zeat 128 SPORT como el de su padre). Su autosuperación era permanente pero no comentaría su estado de gracia con su amigo porque le parecía aburrido. Cuando había tocado techo necesitaba un nuevo reto y se centraba exclusivamente en dicho reto. Prefería hablar de la promesa de una conquista que del éxito obtenido. El triunfo de ayer era viejo para Iván. Aunque vivía en una fantasía no se permitía soñar. Extendía los dedos de los pies para tocar el límite de la cama. Confiaba nada más en la realidad, en lo posible, en lo alcanzable, aunque sus metas estaban por encima de la media habitual. Se fiaba exclusivamente de sí mismo. Era impenetrable, en apariencia extrovertido, pero solo como fachada. Celoso de lo suyo no permitía el acceso intimo. Arrojado y de vibraciones positivas, ansiaba el propio progreso pero no tenía una idea clara del significado de esa palabra. Para él, progreso era mejorar su situación económica y acceder a los 95 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. lujos y comodidades que permite el dinero. Sabía que el dinero no hace la felicidad pero estaba convencido que ayuda considerablemente. A los veintidós años impresionaba por su magnetismo. Era un ser intenso y de una terrible seguridad en sí mismo. Fácilmente demostraba que podía dominar cualquier situación por compleja que pareciera. Excesivamente detallista, impetuoso y un tanto fanático, cabria la posibilidad que se convirtiera en un agitador de la sociedad, en un ser que hace tambalear los cimientos de lo establecido rompiendo aquello que ya está estructurado e instaurado. Iván amaba los retos. Y su brioso temperamento autoritario e intransigente no conocía los términos medios. Mantenía bajo control su explosivo genio que solo se manifestaba con furia incontenible al ser hostigado o cuando era coaccionado por alguien. Si le provocaban, reaccionaba de una manera tal que su huella quedaría perpetuada de una u otra manera en su agresor convertido en una víctima segura. Admirado por sus aptitudes en las relaciones interpersonales y el comercio, al ser ambicioso y extremista, de los que no se conforman con medianías, en su vida planearán distintos proyectos y negocios siempre “empresas a lo grande”, haciendo presagiar una vida aventurera y entretenida. Su carácter sociable y optimista atraía a toda clase de personas a las que le gustaba desconcertar. Se había convertido en su deporte favorito. No quería que lo encasillaran con cualquier tonta etiqueta y variaba repetidamente su disfraz intencionadamente porque se consideraba único. Acostumbrado a ser el más popular, el que corría más rápido, el más guapo y el que ligaba más chavalas, el que más alto saltaba, el que lanzaba la piedra más lejos, el que más tiempo aguantaba bajo el agua, todavía el de las hazañas y las conquistas, pensó que ser el punto neurálgico desde donde las situaciones nacen y entorno a quien se mueven era su razón de ser y su finalidad. Iván podrá alcanzar sus metas, aunque será a un precio muy elevado. Porque si no aprende a vencer esa superficialidad terminará sus días utilizando y sirviéndose de los demás gracias a su encanto y simpatía y el éxito pronosticado, pero jamás conseguirá ser pleno si no accede a cierto nivel de moderación y autodisciplina. Anteponiendo sus necesidades a las necesidades de los demás, al final del camino terminará por sentirse profundamente insatisfecho. Puede sufrir graves problemas emocionales y nerviosos si no se atiende hasta el punto de frustrarse enormemente, tal y como ya le ocurría cuando las cosas o las personas no resultaban como quería. Y habitualmente resultaba de esta forma. Y decepcionado proseguía. Y seguía adelante sin detenerse. Pero Iván, al igual que Oscar, estaba obligado a elevarse sobre las miserias humanas y dar a sus semejantes algo más valioso que el dinero. Otro trago. Otro pedazo de melón. _ Me estás diciendo, amigo Iván, que considere que es lo que quiero de la vida y entonces sabré hacia donde debo dirigirme, ¿es eso? _ Claro Oscar, es así de sencillo. Puedes obtener aquello que te propongas. El único obstáculo serás tú mismo. _ ¿Y si muero en el intento?... ¿y si fracaso? _ Caerse es una opción, levantarse una obligación. _ Pero vale más ser cobarde un minuto que lisiado el resto de la vida –dijo Oscar. _ Don fracaso es ciervo herido al que las flechas dan alas. 96 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ ¡Bonito! _ Lo importante del fracaso no es el fracaso en sí, sino qué se hace a continuación: asumirlo o conformarse, aun habiéndote quedado paralítico. Quien se levanta de nuevo dispuesto a volver a empezar desde el principio, no haya nunca el fracaso y si por el camino se estrella puede sentirse satisfecho porque ha sucedido mientras luchaba. Quien no se aventura no cometerá nunca un error. Si sabes por lo que luchas, aunque pierdas, nada más pierdes en apariencia. Es mejor la sensación de fracaso que la que deja el remordimiento por aquellas acciones en las que creías y no te atreviste a llevar a cabo –y para darle un apunte más explícito añadió-. Oscar cágala, pero cágala con tu propia mierda. Sonriéndose mutuamente realizaron un brindis levantando las copas al viento. Las estrellas se reflejaron en el cristal. _ Probablemente tienes mucha razón Iván. Quien no juega no se equivoca. Quien no coquetea con la dificultad no podrá ser sancionado. Todo tiene un coste. También una ganancia. Sí... te miro y lo veo. Valiente es aquel que percibe la gloria y el peligro por igual. _ Pero debemos tratar la vida como si fuera un saxofón –apuntó Iván-. Me refiero a que una persona puede hacer saltar notas armónicas y otra persona notas discordantes y no obstante, nadie puede decir que es culpa del instrumento. Aunque pareció que no te hacía ninguna promesa... Más o menos esto es lo que aprendí de tu enseñanza en París. Y me he cuidado de interpretar mi vida con mayor sensibilidad para mejorar el sonido buscando que sea vibrante y arrebatador aparcando a las mujeres para abrirme en dimensión. _ En este punto coincidimos. La vida es una pieza delicada de artesanía. Si la trabajamos correctamente, producirá belleza, pero si la tratamos con ignorancia y menosprecio producirá fealdad. Pero vas a permitirme que sea duro contigo. _ Adelante Oscar, ¡sin anestesia! El verdadero amigo dice lo que el otro no quiere escuchar –y asintiendo con la cabeza le invitó a que prosiguiera. _ Es tu profunda sensación de inseguridad y soledad lo que te impulsa a vivir de la manera incesante que te caracteriza. _ También puede moverme la ambición y las ansias de riqueza –apostilló Iván velozmente con una mirada maliciosa de quien ha conseguido devolver la pelota. _ Das esa imagen de ejecutivo agresivo pero en tu interior tú no eres así. Eres esclavo de tu pasión, de tu falta de entendimiento contigo mismo. Y haciéndose el enfadado Iván exclamó: _ Pues yo a ti te veo un poco parado –y retomó el tono serio y profundo que requería la charla para decir-. Tú eres un poco pasivo Oscar. Alguien que permanece sentado en estado contemplativo. Pero... no produces nada. No eres rentable para la sociedad a la que perteneces. _ Soy bueno en lo que hago. Tendrías que hablar con el responsable del bufete. Los beneficios... _ No si voy por lo de reflexionar a cada rato! Por tus análisis encerrados... _ Esta actitud concentrada que practico es la actividad más elevada, porque es la actividad del alma y solo es posible bajo la condición de libertad e independencia interior. Tú deberías fijarte semejante propósito. Empieza a dialogar contigo Iván. Experiméntate a ti mismo en vez de vivir en el exterior persiguiendo quien sabe qué clase de vivencias –hizo una pausa antes de continuar mientras le tocaba una pierna asumiendo que esa misma actividad la tenía un poco abandonada97 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. . Creo que tú eres el pasivo porque eres objeto de motivaciones de las que no te percatas. Ellas dominan tu actividad y no tú, en serio Iván. Y se hizo un largo silencio exento de tensión. Era aproximadamente medianoche. Todos dormían en la quietud de la noche bajo un cielo estrellado. Oscar e Iván terminaron la última rodaja del melón, pero siguieron bebiendo. Uno mucho más que el otro. _ Sabes una cosa –dijo Iván-, creo que en cuanto nos afiliamos psicológicamente a un culto, éste empieza a ejercer presión sobre nosotros. Yo no quiero que nada me atrape por eso corro y corro sin detenerme. _ Podría decirse que eliges ser como el lobo solitario que se distancia de la manada. _ Algunos piensan que vale la pena formar parte de un grupo porque los miembros se recompensan recíprocamente con amistad y aprobación, pero sólo cuando uno se ajusta al modelo y al estilo de vida del grupo. Y esto es algo para lo que yo no he nacido. _ Sin duda has nacido para algo grande Iván. _ No sé... pero sé que no quiero márgenes a mi alrededor. Los grupos suelen castigar con el ridículo, el ostracismo, y otras penas mayores a los miembros que se apartan. Yo soy un tipo demasiado versátil para encajar y permanecer inmutable. Soy difícil de ubicar. Repelo la casilla fija y cerrada. Prefiero encontrar mi camino a ser zarandeado por las promesas psicológicas de terceros –Iván avistaba una agresión. Aquella noche la denunció abiertamente ante su buen amigo porque la mayoría de colectivos prometen calor humano, compañerismo, incluso un sentido de comunidad, sin embargo, eso también lo ofrecen los anuncios de cerveza o desodorantes. Iván no se dejaba engañar. Jamás quiso “integrarse” por la tendencia de las agrupaciones a rechazar información nueva, puntos de vista distintos o conceptos revolucionarios que desafiaban ideas demasiado preconcebidas y estructuradas; ideas que Iván denominaba como principios envasados. Los colectivos no quieren oír cosas que puedan trastornar su elaborada organización de creencias. Algo que también le había sucedido a Oscar cuando quiso incorporar nuevos comportamientos entre sus camaradas, hasta que optó por silenciar sus palabras. Pero a diferencia de Oscar que se recluía, Iván se embravecía y gozaba siendo un elemento de disonancia. _ Si nos despistamos –dijo Oscar- podemos convertirnos en una persona diferente, hasta que nosotros mismos llegamos a vernos diferentes y nuestros viejos amigos, los que nos conocían fruncirán las cejas porque cada vez les costará más reconocernos y, en realidad, nos adulteramos cuando renunciamos. Nosotros experimentamos una creciente dificultad en identificarnos. Iván, tú cabalgas en el cambio permanente, te encaramas hasta la cresta de la imprevisible ola para permanecer estático viendo el cambiante paisaje... pero por muy pocos segundos, porque el remolino te engulle revolcándote bajo el agua. _ El cambio no es sólo necesario para la vida. El cambio es la vida misma. Y por esto mismo la vida es adaptación: autotransformación continua. Iván hizo una pausa larga. El paréntesis dio paso a la intervención de su amigo Oscar. _ Sin embargo, la adaptabilidad a la que te refieres tiene sus límites. Cuando alteras tu vida, cuando contraes y rompes relaciones con lugares cosas o personas, cuando te mueves inquietamente por la geografía de la organización social, cuando adquieres nuevos datos y otras ideas, te adaptas, 98 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. vives, pero Iván, como te digo... hay límites finitos. No somos infinitamente elásticos mi buen amigo y te lo digo con cariño. El estímulo excesivo puede conducir a comportamientos extraños y contrarios a la adaptación. Cada respuesta de reorientación, cada reacción de adaptación te está exigiendo un elevado coste, un terrible desgaste emocional... incluso ético y moral Iván, ¿no te das cuenta? _ Será bueno que tú también lo tengas en cuenta porque pagarás un precio Oscar. Todos los excesos son malos, ciertamente, y resistirse al cambio de manera reiterada puede ser todavía más doloroso que especializarse en jugar con el permanente cambio, ¡te lo aseguro! _ Si pero cambio... no es sinónimo de mejora Iván. Tal vez yo no muevo ficha, pero cuando lo hago, gano. Voy sobre seguro. _ ¿Seguro? El francotirador realiza un acierto con cada disparo, pero a ti te dan miedo las armas. Sólo disparas tu máquina de fotografiar. Déjame continuar con un ejemplo. Mira Oscar, yo creo que la decisión programada es rutinaria, reiterativa, demasiado fácil de tomar. Imagínate un viajero esperando en el andén la llegada del tren de las 8’05”. Subirá al vagón como lo viene haciendo desde siempre. Como resolvió hace mucho tiempo que ese tren era el que mejor le convenía para su necesidad, su decisión actual de tomar ese tren está ya programada y más que una decisión es ya un reflejo, un impulso automático. Yo quiero hacerme preguntas que exijan respuestas no rutinarias, preguntas que me obliguen a tomar decisiones únicas y originales que establecerán nuevos hábitos y normas de conducta precisas más correctas. Quiero ver el calendario de horarios. _ Pero si predominan las decisiones no programadas, si te enfrentas con tantas cuestiones nuevas que la programación resulta imposible, entonces la vida se vuelve dolorosamente desorganizada, agotadora, y llena de incertidumbre, quizás, incluso de angustia y un autentico caos y esta situación llevada a su extremo terminará en psicosis... a ti que tanto te gusta el cine, recuerda la famosa película del maestro del suspense Alfred Hitchcock. Recuerdo como termina Norman Bates. Loco. _ ¡Me agrada la locura! _ Estamos en Grecia, nada en exceso mi buen amigo. Y un silencio suave se perpetuó para acariciarlos por la espalda desde la cintura hasta la nuca. Eran aproximadamente las dos de la madrugada. Los demás continuaban descansando en una noche estrellada. Terminaron la botella de güisqui. Iván había bebido tres veces más que Oscar. _ ¿Estás de vacaciones Oscar? _ ¿A que viene esta pregunta idiota Iván?... ¡estás borracho! _ Yo creo que en la escuela de la vida no hay tiempo para las vacaciones. Reconozco que soy muy radical en mis posicionamientos, sin embargo, me considero una persona flexible porque escucho con atención a los demás, y soy tolerante con sus planteamientos. Intento comprender los puntos de vista de las demás personas sin censurar ni criticar. Así es como reafirmo mi actitud –y viendo que Oscar no decía nada continuó su exposición-. Quiero una vida sencilla pero necesito complicármela de cuando en cuando, de lo contrario no me siento satisfecho. Me gusta hacerlo para comprobar que puedo solventar los problemas, curioso, ¿verdad? Oscar se limitó a encogerse de hombros pero no abrió la boca. Pensó que el peligro es la oportunidad para los hombres de coraje. No le dijo que él era uno de los pocos que se perfilan como verdaderos 99 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. hombres de coraje, del cual el mundo está tan necesitado. Simplemente escuchaba con atención a Iván. _ Se perfectamente que cuando termine de cambiar estaré acabado porque la evolución del ser humano no tiene fin –y calló un rato para ver si Oscar participaba. Se abrió un espacio vacío que no tardaría en llenarse. _ Iván, la adversidad puede ser muy grande, pero el hombre lo es más todavía y puede con ella. Jamás he visto a un ser salvaje compadecerse de sí mismo. Y no sé bien por qué. _ Porque vivir con miedo es vivir a medias. Las cosas no salen por casualidad ni de forma espontánea. Las cosas son el fruto del trabajo disciplinado, de la fe en la búsqueda, de la perseverancia en el empeño. Y salen cuando hay sacrificio. Tu mundo real Oscar, está en tu mente latiendo desde lo más profundo de tu corazón, pero no veo que se refleje en tu actuación. Tu comportamiento no habla como lo hace tu ser interior. ¿Eres honesto contigo mismo? Dime Oscar, ¿eres feliz?... _ La felicidad es como una sábana que deja al descubierto una parte de tu cuerpo. Cuando intentas taparte los hombros, al estirarla, te quedan al descubierto los pies. Oscar hizo una pausa al tiempo que se levantaba y estiraba los brazos apuntando al firmamento con los dedos extendidos como si realmente quisiera tocarlo. Llevaban muchas horas sentados, pero su conversación no tenía fin. Oscar no podía mantener los labios sellados. _ Entiendo que ser deshonesto es ser falso o ficticio, una especie de impostor. Estoy convencido que estoy hecho de buena pasta. Por esto reconozco que no soy todo lo feliz que puedo. Quizás necesite una sábana más grande. Debo ser honesto... sobretodo contigo mi amigo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás. Tiñe la vida del color de la confianza y del sonido de la sinceridad. Toda actividad social o empresarial requiere de una acción concertada, de lo contrario, se adultera cuando la gente no es franca. _ Sí, sí, por ahí voy yo, por lo profesional, ¿te dedicas realmente a lo que te gusta o estás amarrado al pasado y actúas por inercia como tributo a tu padre? Oscar no le respondió. Seguía de pie. Anduvo hasta el extremo del Aristos. Se paró. Se sentó en el suelo de la cubierta y permaneció largo tiempo reflexionando. Pasaron veinte minutos y todavía permanecía quieto y pensativo hasta que se incorporó, y con la misma lentitud, recorrió la cubierta del velero. Y cuando llegó hasta Iván, le habló. _ Pues no lo sé, ...no sabría contestarte. _ Tú sabes actuar justamente. Persigues la verdad desde que tengo uso de razón. He caminado a tu lado aun en la distancia Oscar. Nuestra amistad está por encima de las barreras físicas y psíquicas y algo me dice que tú no eres abogado. _ Iván, me estoy preparando para juez. _ Pero Oscar, define qué tipo de persona eres y cuál te gustaría llegar a ser y trabaja a partir de ahí, no sentado en lo alto de un sillón del Tribunal Supremo. Has sido tú quién ha hablado de honestidad. Nada más si consigues ser el amo absoluto de tu persona tendrás autoridad para participar en la vida desde la más pura esencia, y, ¿no es en esto, precisamente, en lo que tú siempre te has concentrado? _ Creo que sí –musitó indeciso Oscar un poco aturdido. 100 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Pues como su señoría, con el mazo en una mano y los libros de leyes en la otra, negarás tu evidencia. Y con el pasar de los años te darás cuenta que efectivamente no eres todo lo feliz que habrías podido ser. Oscar, Oscar, mi buen amigo Oscar. Los humanos hemos inventado reglas para quebrantarlas. En estos momentos se están cometiendo dos crímenes, pero en el primer caso, el ladrón que roba por necesidad, probablemente no se haga con el suficiente dinero para comprar su libertad. En el segundo caso que se repite año tras año, por ejemplo, un industrial vierte residuos tóxicos en el río a sabiendas que contamina e infringe la ley y será condenado, pero la multa que pagará no es ni el cero coma cinco por ciento del dinero que se ahorra escupiendo sus excrementos en la cara de los demás, simplemente, porque puede contratar a un abogado que encontrará una artimaña donde esconderse, porque si se busca siempre se encuentra un agujero legal. Por tal motivo no creo en las leyes. Cuando no son insuficientes, sólo afectan a una capa concreta de la sociedad. Quienes las hacen se benefician. Me da asco. Si creo en una justicia universal pero no en la ley con la que pretendes administrar justicia. ¡Hay que cambiar el sistema! _ Un error no se convierte en una falta grave hasta que no lo ignoras. _ Pues que te crees que hacen los hombres poderosos. Tiran la piedra y esconden la mano señalando una víctima que colgar en la plaza pública. No sólo ignoran, si no que actúan de manera intencionada, y eso no es una falta, es el drama humano. Hay dos instituciones de las que quiero mantenerme tan lejos como me sea posible: las entidades financieras y los tribunales de justicia. Los bancos por su flagrante usura. Te dan un paraguas que te quitan cuando comienza a llover. Y los tribunales, por su nefasta actuación en terribles casos como la presa de Tous o el aceite de colza. Hacen perder el tiempo y el dinero de la gente sin recursos con falsas esperanzas, qué bajeza! Estos dos poderes fácticos me repugnan sobremanera –Iván se había excitado. Le hervía la sangre. No soportaba las injusticias. _ No odies tanto. El odio sólo perjudica. Es un sentimiento que te pudre por dentro. Y a quien va dirigido, sea una institución o una persona, probablemente no le afectará porque no se enterará y si lo hace, le traerá sin cuidado tu opinión. Al margen de tus sentimientos, bancos y tribunales existirán eternamente Iván. No cojas mala sangre o te harás viejo enseguida. _ Odiar, yo... eso me daría dolor de cabeza. Y ah! Únicamente es viejo aquél que en vez de proyectos tiene recuerdos –intentó relajarse un poco antes de continuar-. Pero volviendo a tu naturaleza Oscar, creo que no debes ir contra ella. Estoy seguro que no has rozado su delicada textura. Tienes necesidad de realizar obras, lo dicen las inquietudes de tu pensamiento que no desfallece. ¡Pues despierta sensaciones y sentimientos en la gente en vez de silenciarte!... ¿a qué esperas? Si no te desprendes de tu energía explotarás. ¿No te gustaría ser nómada como yo? ¿Buscar hasta encontrar surcando toda clase de mares? _ No se si quiero ser tan bohemio. Me gusta descubrir, pero me asusta explorar territorios perdidos si también hay que experimentar en la propia carne ciertos peligros. Prefiero el trabajo científico de laboratorio. Menos arriesgado. Analizo síntomas y fabrico antídotos que eliminen los devastadores efectos de mis células malignas. Soy astrónomo. Yo no soy un astronauta como tú. _ Pero Oscar, que sepas que yo no paso por alto que haces mucho menos de lo que podrías llegar a hacer si te decidieras a lanzarte, a explorar el universo. ¿Por qué no te diriges abiertamente hacia aquello que sí puedes dar, para lo que vales! No defraudes a la vida. No actúes como si te quedaran todavía cien años de vida. 101 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ ¿Consideras que saturo mi existir con actividades secundarias? ¿Crees que tiene poca trascendencia ganar un difícil pleito? ¿Sabes cuantas personas agradecidas estrechan mi mano cada mes? ¿Pero qué te pasa?... _ Creo, sinceramente, que puedes dar mucho más. Creo que tu actualidad cotidiana te obliga a que lo mejor de ti se quede oprimido en tu pecho. Aquello para lo que estás más capacitado y que probablemente el mundo tenga necesidad, aquello que la gente reclama para lo que posiblemente estás predestinado, como regalo a tus semejantes, algo magistral y desconocido hasta ahora... ese proyecto existencial... es nada más una semilla que debes alimentar. Construye algo nuevo porque tú puedes hacerlo Oscar. Iván se incorporó. Se acercó al timón. Y se volteó para mirarlo fijamente clavando los ojos en sus ojos y lo hizo. Realizó un movimiento clarificador al tiempo que decía con una voz exageradamente honda salida de ultratumba _ Pega un golpe de timón... un cambio de rumbo de tan sólo unos grados al principio de un viaje supondrá una posición considerablemente distinta mar adentro. El velero todavía se tambaleaba a causa del golpe de timón. _ ¿Debo estudiar nuevas asignaturas? _ Debes seguir estudiándote a ti mismo y continuar aquello que expresaste en tu juventud. Haz tu recorrido habitual de manera diferente. Vive lo ordinario de una manera extraordinaria. Oscar, sin tu propia auto aceptación, nunca podrás asumir la soberanía y la fortaleza indispensable para ser realmente auténtico acogiendo la vida como un obsequio. En nuestro encuentro en París, te definiste magníficamente: “un ser con potencial sumamente potente” dijiste. Responde pues a tu especial llamada. Pon a trabajar tu voluntad y tu inteligencia. Sigue tu impulso espiritual que sé que es muy fuerte. Solamente así encontrarás tu ansiada armonía porque Oscar, tú eres un ser exclusivo. Y si sabes quién eres sabrás a donde ir. Con disimulo empezaba a nacer un nuevo comienzo. La tenue luz del día iluminó la oscuridad nocturna. Un amanecer lleno de promesas y bendiciones se mostraba con los primeros rayos de sol. La chica del pelo largo hasta la cintura salió del interior del velero medio dormida. Aún se frotaba los ojos cuando Iván la cogió en brazos y saltó por la borda con un grito que ensordeció el silencio. El mar abrió sus fauces para tragárselos. _ Quise tener un feliz despertar y necesitaba desvelarme junto a ti preciosa –le dijo mientras ella lo golpeaba en el pecho una vez hubieron subido a bordo, llena la boca de griego y los labios de Iván. Se encaramó hasta la punta del mástil y voló para besar el fondo del mar mientras Oscar se lavaba los dientes junto a la otra griega que se burlaba por lo sucedido enojada con Iván porque no se lo había hecho a ella. Y pasaron el día navegando. Y a ese día le siguió otro, y otro, todos igual de intensos, calurosos, mojados, visitando una isla tras otra y refugiándose de noche en la cala inmediata más tranquila donde llegaban olas de agua cristalina. Colocaban el velero en posición estratégica; una especie de culto esotérico que practicaba el capitán. 102 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El último día lo pasaron en tierra firme en un pequeño pueblo de pescadores familiares de las chicas, y a la orilla del mar comieron musaka y suplaki y ensaladas sin hojas de lechuga deliciosamente aliñadas con un espléndido aceite de oliva. Grecia es un país reconocido mundialmente por la construcción de gran cantidad de magníficos barcos y la exportación de mármol de calidad, no sólo por las grandes extensiones de aceituneros. Durante la velada estuvo presente el vino que tumbó a Oscar a su llegada cuando desconocía la costumbre que deben llenarse los vasos por la mitad. A los griegos les gusta servirse varias veces porque así parece que beban más. Se mantuvieron con los pies descalzos con el agua remojándoselos durante la cena y luego de reír y cantar y de bailar y bailar en la arena, probaron el agua ardiente tradicional del lugar, y más tarde, los dos amigos se alejaron. Uno llevaba bajo el brazo una botella de güisqui por estrenar. Bajo el brazo del otro se ocultaba un magnífico melón que habían abierto previamente para asegurar su paladar. Hicieron una hoguera y se tumbaron en la playa y durante un buen rato ninguno habló. Ambos contemplaban las estrellas. _ No llores si no ves la luz del sol porque tus lágrimas no te dejarán ver la luz de las estrellas –inició Oscar la conversación con ésta bonita frase de Rabindanat Tagore. Inmediatamente añadió Iván. _ Aunque no llore, no serán mis lágrimas quienes privarán esa luz, sino los altos edificios de la gran ciudad. Ellos serán los culpables de que no vea las estrellas tanto como la polución que opaca el cielo. _ Tu siempre tan pragmático Iván –le dijo al tiempo que le hacía cosquillas. _ Debemos ser realistas –gritó mientras huía rápidamente de su amigo alzándose de pie y echando a correr. _ Pero querer es poder. Esta es una frase que a ti te gusta mucho. _ Sí, mientras no le tengas pánico a ser libre –contestó todavía lejos. _ Iván, tú... ¿tú le tienes miedo a la libertad? _ Recuerda amigo mío que yo le he perdido el miedo al miedo. Te lo expliqué en París –y se acercó a su amigo para señalar-. Cuando le hablé enojado directamente a la cara resulta que ya no estaba, le gané, rápidamente lo comprendí –se acomodó a su lado-. La libertad puede volverse una carga muy pesada. Algunas personas intentan esquivarla, y consiguen eludirla, subordinando sus acciones durante toda la vida. Siguen las directrices de terceros, de los que aparentemente parecen más fuertes. Escuchan y admiten indicaciones porque así no tienen que utilizar su propia iniciativa. Son los que se refugian en el grupo, en la seguridad del colectivo. Ensalzan la libertad mientras besan sus grilletes. _ Estoy de acuerdo contigo Iván, yo también creo que mucha gente no quiere asumir responsabilidades de ningún tipo –le dio un pedazo del jugoso melón. Se cortó otro igual para él. _ Existe la facultad de escoger por nosotros mismos desde la más tierna infancia, pero mucha gente, principalmente las personas que sus padres no potenciaron la posibilidad de elegir libremente, les entran dolores de estómago cada vez que tienen que tomar una decisión importante hasta el 103 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. punto de aplazarla al día siguiente de manera reiterada –sorbió un trago de güisqui directamente de la botella-. El mañana es el refugio de los cobardes –añadió entonces. _ Y el de los holgazanes –apostilló Oscar-. Tal vez, al fin y al cabo, yo no sea más que un holgazán temerario. Pero es que en ocasiones no sé a que te refieres cuando... _ A mí me gusta la libertad! Es más, la preciso tanto como el aire que respiro porque la libertad escrita con mayúsculas, es una de las condiciones más apreciada por los animales y yo, soy un poquito animal –se hizo pasar por una gallina, un caballo, un cordero, además de un loro, un gato, un perro y un asno, dejando perplejo a Oscar ante el fantástico repertorio de animales que de haber cerrado los ojos, los sonidos le hubieran sugerido una granja-. ¿Por qué espantar la autonomía?... si es la oportunidad de gobernarse a sí mismo. ¡Tú debes ser tú para ti mismo! _ Interpreto que para ti Iván, la libertad es una meta conquistada cuando para la mayoría de las personas se trata de una amenaza terrible y peligrosa. Pero quizás esta innata independencia tuya no sea más que un capricho con en el que te empecinas. _ Oscar, que las demás personas, en general, respiren un desesperado anhelo de sumisión, una obediencia pusilánime arropada por su docilidad y conformismo, solo contribuye a la existencia del fenómeno del tirano, simplemente porque les resulta más fácil que sean otros y no ellos quienes tomen las decisiones y carguen después con las consecuencias, buenas o malas, pero fíjate que cuando están jalonadas de éxitos, entonces les embarga un sentimiento de continuada hostilidad, apareciendo esa sensación de odio y amor al mismo tiempo porque otro ha hecho algo que ellos no se atrevieron a hacer, aunque pudieron, pero tuvieron miedo. Y el miedo es un lastre pesado. _ Me haces pensar en el sistema medieval –señaló Oscar-. La sociedad feudal, cuando cayó, tuvo un doble resultado porque dejó al individuo completamente libre para que hiciera aquello que quería pero a su vez, le arrebató su seguridad, le privó de la estabilidad de la que se beneficiaba, de su sentido de pertenencia a una forma de hacer y de ser, arrancándolo del mundo que había satisfecho sus necesidades. Y entonces, esa gente se angustió... porque realmente eran libres. _ Pero ese individuo era libre para pensar, libre para hacer con su vida “algo”... no lo que le exigía o mandaba hacer su gran señor, si no aquello que consideraba apropiado según el propio criterio personal, sin obligaciones ni drásticas imposiciones. Creo que tuvo miedo a esa emancipación porque nadie le había enseñado qué era la libertad. No sabía cómo se disfruta de la libertad. Me gustaría dar largas clases sobre este tema –y se incorporó para lanzar unos troncos al fuego. _ Creo que este aspecto de la vida lo dominas sobradamente Iván. Si hubieras nacido en la época medieval, hubieras sido la oveja negra descarriada del rebaño que lo hace para mostrar otra opción. Hubieras sido maldecido por ello. Pero, ¿te imaginas?... _ No me da miedo ser diferente o que los demás me vean distinto y me increpen. No pienso abandonar uno de los ejercicios más rigurosos de la vida. La libertad es un instrumento que tengo en mis manos y lo guardo como si fuera mi más preciado tesoro. Y tú, Oscar, ¿ejerces tu derecho a ser libre o eres otro marginado más, confiesa a hora o nunca! _ Yo me autocontrolo –se apresuró a decir-. No creo que por ello mi libertad esté recortada. Intento hacer en cada momento aquello que entiendo que debe ser lo más correcto. _ ¿Pero correcto respecto a qué... a quién? ¡Conduces tu vida con el freno de mano! 104 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Mi vida no es como la tuya que va a trompicones. El autocontrol es saber dar lo mejor de ti mismo en cada situación. _ Pero si estás inmerso en tu situación de... _ ¿Qué quieres decir? No entiendo Iván –de repente Oscar se había molestado. _ Yo voy en busca de situaciones en las que me sumerjo y a las que me adapto hasta encontrar la “mía”, en cambio tú... ya te digo, estás estancado. Yo soy como un río que fluye por el monte en busca del mar abierto, pero tú, Oscar... tú eres un estanque cerrado. No eres agua fresca en movimiento. _ Pero en mi estanque nacen renacuajos, se bañan los niños, se provee a los hogares con el agua del embalse. ¡No conseguirás hacerme llorar! _ Llorar es bueno. Pero es mejor llorar mientras se trabaja sembrando una nueva cosecha que hacerlo sentado de brazos cruzados por la cosecha perdida. _ Tus ideas son como caballos salvajes que saltan y asaltan Iván. _ Pero las educo con paciencia y no me importa que me tiren de vez en cuando golpeándome de bruces contra el suelo. _ Pero te vas de un lado a otro mientras brincas. Mira tus empleos. Eres un culo que no puede permanecer quieto en una silla, ¿por qué no te ayudas? _ Nunca sabré de lo que soy capaz si no indago. Las cosas nos afectan si nosotros queremos y porque así lo permitimos. El triunfo lo consiguen aquellos que exhaustos, son capaces de aguantar un asalto más... con todos los limones que encuentro a mi paso haré una espléndida limonada, ¿no entiendes? _ Sospecho que contigo no hay quien pueda –y se incorporó para remover el fuego. _ ¿Envidia?... _ No tendría autocontrol si la sufriera. Los pensamientos obsesivos desencadenan dramas y tragedias. Nuestra rivalidad, por ejemplo, es sana Iván. Hay que desterrar la envidia porque causa dolor a unos y a otros. _ No me gustaría ser maltratado por ti Oscar, pero si injustamente llegase ese momento, sepas que reaccionaría con contundencia. ¡No me jodas Oscar, no se te ocurra nunca joderme! _ Nunca es mucho tiempo Iván. No se me ocurriría intentar cambiarte la personalidad. Intento llamar la atención sobre aquello que considero una equivocación, un error, y lo hago de manera indirecta, pero ya veo que la sutileza no me acompaña. Soy de los que hacen preguntas en vez de dar ordenes. Encontrar defectos es demasiado fácil. _ Intenta practicar la crítica constructiva –señaló Iván-. Cuando aportas ideas positivas en vez de problemas sostienes el mundo en tus manos. Mira, yo no soy de los que precisen de la aprobación de los demás. Lo que tú piensas de mi Oscar, no es más importante que mi propia opinión. Mi autoestima es mi mejor escudo contra los envenenados dardos que van a lanzarme con malicia los despectivos entes que pululan por la sociedad. La libertad de expresión es asimismo un derecho, pero solamente para quien la enfoca de manera constructiva. Juicios de valor, afirmaciones gratuitas, comentarios subjetivos... Yo no voy a alimentarme con semejante basura. Son ellos los que se desacreditan -miró fijamente a Oscar-. No lo digo por ti amigo mío, pero es muy habitual criticar a los demás con descarada hipocresía. Cualquier tonto puede hacerlo y de hecho, casi todos los tontos lo hacen sin ni siquiera saber bien con qué finalidad. 105 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Probablemente para evitar mirarse al espejo –dijo Oscar-. Sabes, yo también tengo imperfecciones. _ Pero yo nunca intentaría ridiculizarte por ello. Jamás. Al contrario. Intentaría elogiar alguna de tus cualidades, porque las tienes. No te censuraría. Ni protestaría. Ni tampoco me quejaría por tu comportamiento si haces algo que me desagrada. Primero, sé que no lo harás, y segundo, tolero y respeto mientras no me agredas intencionadamente y con maldad. A mí me gusta mucho que me hablen de mi propia persona y si la aportación está llena de contenido y su perspectiva es interesante, apreciaré el hecho aún cuando se hable de mis defectos. Incluso entonces lo agradeceré. No admitir corrección ni recomendación es pura pedantería. Soy receptivo a la crítica constructiva porque es el camino para mejorar. Puede ser que no vea algo y me gustará que tú, Oscar, me lo expliques a tu manera, porque sé que no hay ánimo de ofensa en tu palabra. Iván lo había advertido hacía rato, pero dejó que curioseara hasta que Oscar se sobresaltó al notar inesperadas cosquillas en sus desnudos pies. Y encogiéndose, con su mirada clavada en la cosa vio como Iván agarraba al gigantesco cangrejo con su mano cerrada presionándolo fuertemente para que no pudiera mover las pinzas. Lo acercaba a la orilla para soltarlo junto a las rocas de donde había salido a pasear cuando pálido bramó Oscar: _ ¡Podías haberme avisado!... –pero Iván regresaba al lugar llevándose la botella de güisqui a los labios apurándola hasta terminarla. Aquella playa no permitió que el velero fondeara cerca. Gritaron padre e hijo desde la pequeña lancha que comandaba un tío de las chicas, pero ni Oscar ni Iván contestaron. Simplemente levantaron sus cabezas y ambos al unísono agitaron su mano en alto para saludarlos viendo como partían. Se había acabado la leña y el fuego se extinguía. _ Por cierto... ¿cuáles son las parcelas equivocadas de tu carácter Iván? _ Serían la impaciencia y lo radical y exigente que soy –confesó sin titubear-. Me gusta tu pregunta... te voy a contar algo, mira, yo reconozco básicamente ocho áreas que paralizan al individuo: la nula autoestima, la búsqueda constante de la aprobación ajena, el absurdo sentido de culpabilidad, la insatisfacción por incumplir las expectativas de los demás, la inseguridad abrupta, la codicia, el odio y el miedo. Todas estas áreas son comportamientos autodestructivos de los que me gusta prescindir. Por ejemplo, el sentido de culpa, es malgastar el momento presente dejándonos inmovilizar a causa de un comportamiento que tiene que ver con una actuación pasada, por consiguiente, algo insalvable que ya sucedió y quedó atrás y en cualquier caso ya no tiene remedio. Continuar insistiendo te mantiene inoperante. Es como remover la mierda... bueno, disculpa mi léxico. Lo que quiero decirte Oscar, es que yo no me sonrojo al afirmar que me amo. No me importan los comentarios... así que déjame decir MIERDA si me apetece! Tengo seguridad en mi persona y aborrezco la mentira. _ Tengo la sensación que te has propuesto proporcionarte placer y satisfacción gozando de la vida en plenitud de facultades. Pero permíteme. Aunque sea involuntariamente, sí mientes porque te escondes detrás de la máscara, y pasarás a ser un producto acabado y precintado si consientes que la sociedad te almacene en su galería de especimenes raros y... por qué no reconocerlo, se limitará tu crecimiento humano si esto llega a suceder, ¿no te preocupa? _ Oscar, quien se rebela, se rebela contra algo. Yo permanezco salvaje en estado puro. Varío mis máscaras una vez se quedan obsoletas o están sucias y arrugadas. Las deshecho cuando ya han 106 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cumplido con su finalidad. No voy por ahí con la disculpa hecha a medida. No tengo porque. Me limito a ser nada más. No me pre-ocupo. Me ocupo. Y no por ello me siento culpable, aun si mi actitud hiere a los demás. No daño por gusto. _ ¿Y si otras personas intentan inculparte respecto a algún incidente feo?... _ Yo nunca me abandonaría a los deseos de los demás. El sentido de culpabilidad no es una manera natural de operar, por eso es contraproducente. Lo importante es lo que yo piense y asumir mis actos. No pienso caer en la trampa valorar más a los demás que a mí mismo. No voy a convertirme en su víctima. Nunca podría ser pasivo frente a un explotador. ¿Tú eres vulnerable a la sensación de culpabilidad? Piénsalo, ...sería una especie de autosuicidio. _ Evidentemente que tal como lo presentas es un sentimiento nefasto –dijo Oscar-. Creo que nadie me controla emocionalmente. Pero... ¡confiésame! Antes te he preguntado a cerca de alguna parte de ti que admitas como equivocada y... _ De niño fui un ladrón –asevera Iván. _ ¿Cómo que fuiste un ladrón? _ Obligado a quedarme en la azotea de la escuela por largas horas al mediodía, cuando la celadora no me veía, me gustaba correr escaleras abajo escapando sin más intención que romper la monotonía. En una ocasión, al abrir la puerta del aula encontré ropa en los colgadores. Metí la mano para hurgar en los bolsillos. Lo repetí demasiadas veces, incluso en los vestuarios del centro donde practicaba judo. Gastaba cada billete que hurtaba con avidez. Sin embargo, no me siento culpable por eso. Pasó. De nada sirve avergonzarme hoy. Reconozco el hecho y la manera de olvidarlo es comprometiéndome a no repetirlo. _ ¿Pero no sientes remordimientos?... ¿no te sientes culpable de haber robado? _ En vez de sentirme culpable por lo que ocurrió ayer, me propongo mejorar en el ahora mismo. Me concentro en esta conversación. Me concentro en el aquí, en esta playa griega. En las estrellas. En el rumor del mar. Y admito mi error para no volver al malestar de entonces, aunque si quieres una confesión: me lo tomé como un juego, una manera de llamar la atención de los mayores publicando que hacía lo que quería. Fui torpe para que me pudieran pillar, sí, lo sé ahora. Y a cerca de los remordimientos... son una gran perdida de tiempo; tiempo que puedes destinar para cosas maravillosas mucho más saludables. Evito caer en este oscuro y desagradable pozo sin fondo. _ Tienes razón Iván, la culpa ocasiona presión y a menudo está injustificada. Y puede ser que provenga de una interpretación equivocada o también puede ser que pretendan atosigarnos para manipularnos inventando culpabilidades. Hay que reconocer un comportamiento erróneo para no caer en la trampa. _ Obviamente Oscar, una parcela del carácter que paraliza debe eliminarse, sin olvidar que un error debe rectificarse y evitar que se repita, pero .... –y los dos exclamaron a la vez: _“ ¡ SIN CULPA ! ”. Tenían ganas de proseguir con la conversación pero ambos se vieron agobiados pensaron que tendrían que nadar trescientos cincuenta metros en la oscuridad cuando vieron regresar al hombre con las bolsas de sus sobrinas que iban a pasar unos días en el simpático poblado pesquero sin completar la apuesta. Al recibir a su tío en la orilla, lanzaron una mirada furtiva a Iván antes de adentrarse en la casa. Las dos se habían propuesto enamorarlo y las dos habían fracasado. 107 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ La falta de autoestima es un grave problema demasiado habitual en nuestros días, y esto entorpece el desarrollo de las personas –dijo Iván-. ¿Si tú no te amas a ti mismo como puedes amar a otras personas? Debemos apreciar a la persona más emblemática y valiosa porque es primordial, estimulante, atractiva. ¿Sabes de quién hablo Oscar? _ De ti –y lo señaló apretando el dedo contra su pecho. _ Sí, bien, claro, ...de mí, pero también hablo de cada uno de nosotros, de todos, todos somos seres llenos de vida, gracia, belleza, fuerza, amor. No es malo amarse. Yo no permito que los acontecimientos, la familia o la sociedad me mantengan a raya. Me expreso a mi manera, ni bien ni mal, sino como yo sé hacerlo. Tal como nace de mí. Con mi criterio y mi propia escala de valores lejos del qué dirán o del qué pensarán los demás. _ Pero Iván, el consentimiento de los demás es agradable, reconforta. _ Pero nunca es necesario Oscar. No es imprescindible para que tú disfrutes de la felicidad. Yo no necesito buenas calificaciones, ni cartas de recomendación o títulos universitarios. Mi gesto avala mi persona –se acercó a su amigo-. Oscar, tú debes sentirte bien contigo mismo y acostarte tranquilo cada noche orgulloso de tus actos. Si puedes prescindir de la aprobación de los demás, sobretodo de la búsqueda constante del consentimiento antes de hacer nada, como por arte de magia, la inseguridad desaparecerá sin que ya nunca más te angustie y recuperarás tu lucidez, pero si las opiniones ajenas son más importantes que las propias, sin duda perecerás, porque influirán negativamente en todo aquello que realizas. Fíjate en un detalle: se acostumbra a hablar en negativo, nunca se ensalza lo positivo. El mundo requiere de un mayor número de optimistas o, más bien, de personas que midan sus palabras y no abran la boca si lo que van a decir no es más bello que su silencio. _ No se debe convencer a nadie que no sea uno mismo, ¿verdad? –Oscar se rascó detrás de la oreja-. Sigues siendo tan espontáneo. No cambies nunca. ¡Sabes bien que eres irrepetible! _ Ahora me saldrás con aquello de que conmigo rompieron el molde. _ Iván, tú tienes opinión. Sabes como defenderla. Y la llevas a cabo. Eso tiene que ser muy estimulante. Yo tengo ideas y sentimientos que no sé cómo hacer para que salgan al exterior, lo reconozco. Puedo defender con plena convicción y seguridad mis planteamientos, pero no sé exactamente cómo materializarlos, es cierto. Únicamente tengo argumentos. Creo que buenos argumentos, pero sólo argumentos, bastante dispersos que de nada me sirven, bueno, en mi trabajo sí me sirven. _ Un buen día, no te darás cuenta y todos esos argumentos cristalizarán y saldrán a la luz pública y será un momento de éxtasis por todos lados. No hace falta que desafíes tu individualidad, eso déjamelo a mí. Acéptalo y resígnate. Constantemente estamos perdiendo y ganando algo. Nuestra existencia, puede parecernos imperfecta, pero todo sube y baja permanentemente. No son las cosas las situaciones o las personas quienes causan felicidad. La causa de la felicidad es la forma como escogemos cada uno de nosotros de enfrentarnos a cuanto nos brinda la vida. Todo mal nace de nuestra propia actitud respecto a eso. La suma de nuestra mente y de nuestro corazón dirige nuestro comportamiento. Tú, amigo mío, eres todo pensamiento desde el sentir de un corazón amable y yo, pura acción, la de un potro desbocado que corre por la pradera sin maldad, pero que daña con su paso la hierba porque mis penetrantes pezuñas se clavan en la tierra dejando 108 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. una huella imborrable. Juntos podríamos hacer un ser perfecto –y los dos se rieron escuchando el sonido extraviarse en el horizonte abierto. _ Pero deberíamos estar bien conjuntados –apuntó Oscar-. Unirnos. No que cada vez actuara uno de nosotros sólo, ignorando la naturaleza del otro. No uno y después el otro sino ambos juntos al unísono, ¿qué te parece? _ ¡Pues claro Oscar, claro! Mira mi buen amigo, lo que te está ocurriendo no tiene porque gustarte. Seguramente es parte de un proceso. La vida es dura y compleja y a menudo cruel, pero debemos minimizarla, relativizar las cosas para que sea el máximo de confortable posible. Probablemente sufrirás algún tipo de experiencia odiosa y repulsiva e incluso hostil, en un principio mala y funesta, quizás una gran tragedia, pero esto que inicialmente es desagradable, negro, hiriente, a la larga favorecerá tu crecimiento personal. Te hará madurar y comprender acercándote a la verdad. _ Iván, yo no quiero sentirme malhumorado, preocupado, enojado, disgustado o resentido. Sería muy desgraciado si así ocurriera. _ No lo hagas. Te convertirías en miseria humana, en un trapo sucio. _ La entrega interior en busca de mi comprensión me lleva a una explicación indefinida que no consigo descifrar, pero la acepto. Y me resigno. Eso es todo. _ ¿Y te aceptas a ti mismo? _ Bien Iván, pues, ...buena pregunta! No me desagrada mi apariencia física, aunque no sea Robert Redford; ni mi capacidad intelectual, aunque no sea Albert Einstein; ni tampoco me desagrada mi estado fisiológico... _ ¿Aunque no seas quién?... _ Déjalo. No quiero bromear. Sí. Me acepto. A nivel anímico, y respecto a mi salud con mis carencias y debilidades. También me agrada mi profesión y la posición económica y social que he conseguido gracias a ella. _ Todas esas parcelas pueden analizarse por separado y sin embrago, todas ellas están relacionadas entre sí. Eso configura tu autorretrato, una especie de puzzle de piezas grandes y pequeñas, de varios colores, pero sólo que una de ellas esté mal colocada, todas las demás quedarán en inarmonía. Francamente Oscar, creo que hay una pieza que ha sido presionada, ha entrado forzada y a primera vista, encaja, pero cada vez ejercerá más y más presión con sus vecinas piezas hasta que salte ese mosaico por los aires. Y cuando la equivocación venga a tu encuentro, mal decirte y despreciarte, solamente te llevará al inmovilismo perjudicándote en grado mayor. La decisión acertada será rectificar y no seguir, no repetir, pero asociarlo con la autoestima será un grave error, porque a su vez incidirá en la autovaloración. Y provocará más inseguridad. Lo intuyo así, me disculparás, pero es una melodía que susurra alguien desde un extraño lugar. _ Rectificar es de sabios –afirmó Oscar con el tono muy bajo. _ Yo creo que es de sabios no equivocarse. Tú sabes reflexionar, sabes hacerlo, pues no te quedes ahí, hazlo en relación al resultado de tus acciones y sobretodo, acerca de la actividad que desarrollas. Analiza tu conducta como tú muy bien sabes hacerlo. Tienes una personalidad propia y debes defenderla. No te afierres a la comodidad de tu profesión. No creo que vayas a ser siempre abogado. ¡Otra vez esta insolente señal! _ No, únicamente abogado no. Ya te he dicho que quiero ser juez –su voz denotaba cansancio. 109 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Pero Oscar, cuando seas juez, deberás regirte por las leyes establecidas. No podrás impartir la concepción de tu propia justicia. Tendrás que dictar sentencias siguiendo unos parámetros preestablecidos. Y esas leyes cambian porque los legisladores así lo quieren pero eso nada tiene que ver con La Justicia. Cuando “X” es considerado un fraude se modifica “Y” para que no afecte a un miembro de la alta burguesía a quien han pillado por no hacer la trampa correctamente. Las leyes las hacen unos cuantos para saltárselas desde el anonimato. Tú no estarás a gusto aplicando normas con las que no estás de acuerdo. Tú tienes la capacidad de crear un reglamento propio y personal. No tienes que pedir disculpas por ser distinto a los de tu generación. No precisas la autorización de nadie para realizar tu obra –hizo una breve pausa-. Mírame a mí. Es imposible pertenecer a esta sociedad sin de algún modo provocar la desaprobación de la gente. En la actualidad se requiere de grandes dosis de confianza para mantener los propios ideales. Nunca podrás complacer a todo el mundo aunque tengas muy buena predisposición. Y no puedes ser esclavo de los demás. Sólo se vive una vez. Yo quiero hacerlo a mi manera. Tú también Oscar, intenta actuar sin permitir que te coarten o te anulen. Tú serás tu peor enemigo tanto como tu mejor amigo, además de yo, claro, pero Oscar, lo que intento decirte es que no necesitas a los demás para subsistir... ¿me oyes Oscar?, ¿OSCAR? –pero Oscar había caído derrotado por el cansancio sumiéndose en un profundo sueño. Entonces se le acercó a la oreja y le dijo lo siguiente: _ Amigo mío, estás en un callejón sin salida que acabará por matar tu esencia, disminuirá tu energía, y malgastará tu talento sino despiertas. Despierta Oscar, despierta amigo mío mientras descansa tu alma tranquila. Iván le había pellizcado el alma con más fuerza que en París para que Oscar asimilara lo oculto de su personalidad humana, aquello que forzosamente debía poner al descubierto para emprender por fin el “afortunado trayecto”. La vida va fluyendo y no espera. Iván se había agarrado con fuerza a su cola y zarandeado, daba continuos bandazos de un lado a otro. No le importaba el ayer y mucho menos el mañana. Solamente el presente y, muchas veces ni tan siquiera eso. Y sin pasado ni futuro no era correcto llamarlo presente. El ahora mismo; ese espacio de tiempo era toda su vida, su razón. Nada escapaba. Todo pasaba. Iván no tenía tiempo de conocer a la gente en profundidad, necesitaba mucha gente para saciarse, y todo era transitorio. En alguna película de ciencia ficción había escuchado el término “transitoriedad” y, ciertamente, su agitada y promiscua vida carecía de relaciones duraderas. Su vida se caracterizaba por una condición de elevada brevedad donde la duración de las relaciones con sus semejantes, no solamente con las mujeres, se abreviaba cada vez más. Realizaba cambios acelerados respecto a las personas, los lugares, los empleos. Incluso las ideas los objetos y las estructuras organizativas se gastaban demasiado rápido. Consumía sin apenas masticar. Devoraba. Y no conservaba nada. Una frase de William James que decía -Las vidas fundamentadas en tener son menos libres que las fundadas en hacer- le permitía dar alas sueltas a su imaginación desmesurada y se atiborraba con sus necesidades temporales. 110 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Su dependencia para con los demás, se limitaba a un aspecto muy fraccionado del círculo de actividad del otro y más que interesado en la personalidad de las personas con las que se cruzaba, le interesaba exclusivamente la eficacia del zapatero en cuanto le satisfacía la necesidad de arreglar su maltrecho zapato. Le tenía sin cuidado que su mujer fuera alcohólica o que a su hija la hubieran intentado violar. Definía en términos funcionales de utilidad la relación con la demás gente. No se interesaba por los problemas domésticos del zapatero, ni tampoco por sus sueños esperanzas o frustraciones. Iván quería atravesar por todas las fases, por todas las posibles etapas cuanto antes. Tenía mucha prisa. Era del todo insaciable, pero se le escapaba un detalle: ese zapatero del cual solo valoraba su trabajo, en definitiva, era plenamente intercambiable por cualquier otro zapatero de iguales aptitudes. Al concentrarse exclusivamente en su destreza, dejaba marginada su humanidad. Marginaba sus sentimientos a la vez que se divorciaba de los suyos propios respecto a sus semejantes. Iván aplicaba un principio modular en las relaciones interpersonales. Había dicho a su buen amigo Oscar ya en Paris “No tengo que preocuparme mucho por lo que hago o por lo que le digo, porque jamás volveré a ver a esa persona en un contexto semejante”. En su concepción del mundo, Iván entendía que un medio como el actual, donde nada es más permanente que el cambio, el intento de comprometerse plenamente con cada cosa o persona podía conducirle únicamente a la autodestrucción. De algún modo, su actitud era legítima y no se le podía censurar dado que mantenía muchas relaciones más o menos impersonales con la mayoría de las personas con quienes entraba en contacto. Se conservaba intacto de la agresión de una sociedad violenta que deteriora al individuo que, tocado por docenas de sistemas y centenares de señales lo intimidan y lo coaccionan. Prejuicios y mentiras por temor al que pensarán que parten de los celos o la envidia hacen que la hipocresía sea la primera expresión. Simplemente, no quería ahondar en esa persona con la que dudosamente volvería a coincidir. Y entendiendo lo agudo de la transitoriedad, mantenía contactos superficiales muy parciales con la gran mayoría de seres humanos excepto, por su puesto, con Oscar. Para que Iván pudiera conocer a algunas personas mejor que a otras, apreciándolas y valorándolas, necesitaba reducir al mínimo sus relaciones y eso no entraba en sus planes. Hay un momento para cada cosa y esos eran momentos para conocer muy por encima a infinidad de gente variopinta a la caza de la que fuera según sus parámetros la más interesante para luego absorberla hasta vaciarla y lanzarla a la cuneta. Iván ocultaba su fondo sentimental escondiendo su naturaleza romántica bajo una apariencia brusca a veces y otras veces irónica. Era un perfecto comediante que conseguía disimular su emotividad bajo distintas máscaras. Pero esa "fachada" corría el riesgo de perpetuarse si reprimía durante demasiado tiempo su verdadera naturaleza. Cualquiera podía enumerar sus cualidades y reconocer fácilmente sus habilidades pero desearían conocer mejor sus debilidades, sobretodo para sentirse un poco más tranquilos porque Iván en ocasiones intimidaba. Era una persona sobria, resistente, dueña de su realidad que había aprendido a mantener la sangre fría en todas las circunstancias habidas y por haber y no dejaba adivinar su sensibilidad a tal punto, que a veces la gente se preguntaba si realmente era capaz de conmoverse. Por ello era juzgado sin reservas. Nadie intentaba conocerle de verdad, principalmente, porque Iván no 111 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. se dejaba. Evitaba implicarse con nadie. Le iba bien aquella coraza. Con ella se sentía a salvo del mundo y de la gente. Y a los que armándose de valor llamaban a la puerta, Iván los miraba con cierta condescendencia negándose a participar. Eran las mujeres en mayor número quienes entre las sábanas intentaban calar hondo en su espíritu nómada. Ese "control" del que hacía gala no era más que una manera de ocultar a toda costa sus dudas existenciales y sus carencias sentimentales. Así se replegaba tras las barreras infranqueables de su inexpugnable castillo encantado para encerrarse en la torre de marfil cuya llave no entregaba ni a los más privilegiados excepto, por su puesto, a Oscar. Nadie que no fuera Oscar tenía acceso. Organizaba su vida con especial cuidado al margen de la desordenada apariencia que daba su exagerada espontaneidad. Le gustaba ser bohemio, olvidando algunos detalles importantes de la vida cotidiana, descuidando todo cuanto a su entender carecía de interés. Podría decirse de Iván que era un virtuoso, pero no en un sentido religioso o moral, sino más bien en un sentido burgués de cálculo de sus posibilidades para bien y para mal. Su ambición y su orgullo le hacían llegar hasta el final, ya se tratase del plano afectivo o social, pero sólo Iván conocía esos límites y dónde terminaba cada asunto y por qué motivo lo hacía. Nunca le gustó dar ningún tipo de explicación a nadie, excepto, por su puesto, a su amigo. Iván, simplemente actuaba. Ya está. Iván pertenecía exclusivamente a Iván. Era coto privado. Iván. Iván. Una vez conquistado el objetivo ya tenía otro en su punto de mira. Siempre corriendo detrás de un nuevo trabajo, una nueva conquista, una nueva vivencia, otro conocimiento mundano que almacenar. Siempre persiguiendo un nuevo resultado. Siempre en busca de un nuevo cualquier cosa. No se trataba del logro económico ni la consecución de una meta. No se trataba de vencer al propósito si no más bien, y por encima de todo, de ir tras la pista de una especie de extraña felicidad efímera. Necesitaba constantemente estar ocupado en lo que fuera con tal de romper la rutina y descubrir un algo nuevo, quizás, un nuevo placer tan recóndito como insospechado. Siempre buscaba como salirse de una situación compleja cuando ya la dominaba como a una fiera que se amansa. Sencillamente agotaba las situaciones y se marchaba a por otras distintas más complejas todavía. Y se le admiraba sin reparo. Ya en unas colonias, cuando contaba tan sólo once años los monitores lo llamaron al aula y reunidos en un especial comité le rogaron que no se subiera más a ningún árbol. Iván no lo entendió. Subirse a los árboles era algo que había hecho desde que tenía uso de razón. Trepaba a los árboles porque estaban ahí, desafiándole, tentándolo para que lo hiciera. Nunca se había caído y siempre descubría la amplitud del horizonte cuando se encontraba arriba entre las ramas de las tupidas copas de los árboles más altos. Pero los monitores, responsables de la seguridad de todos los niños insistían en que no debía subirse y lo hicieron puntualizándolo con un extenso -por favor-. Iván no comprendía porque no podía subirse a los árboles. Algo escapaba a su alcance e insistió y volvió a insistir hasta que pronunciaron la palabra: líder. Fue entonces cuando descubrió esa palabra, su significado, y las posibilidades que se le brindaban. Sus profesores, le explicaron que algunos chicos tenían tendencia a imitar cuanto él hacía porque deseaban parecérsele y añadieron -Sin darse cuenta ponen su vida en peligro porque ellos no son tú. No dudamos de tu 112 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. agilidad. No nos preocupas tú, si no ellos-; y ciertamente, el carisma natural de Iván marcaba la pauta allí donde se encontraba. Pero él nunca proclamaría su liderazgo. Su tendencia precoz a amar en profundidad los placeres de la vida y esa búsqueda constante de realizaciones le hacían extremadamente inquieto. Su gran capacidad de sensualismo, su versatilidad y su don de gentes le conferían una genialidad un tanto agresiva. Desde muy temprana edad empezó a combinar la astucia y su habilidad particular con la oportunidad, pero con cierta prepotencia a la hora de imponer sus ideas conformo asumía un logro tras otro. Su inusual destreza para las artes plásticas se había quedado en el colegio, pero se dedicaba a elaborar situaciones y modelar personas. Actuaba con gran rapidez sin dar tiempo a que reaccionaran los demás. Le caracterizaba su presteza a la hora de comunicarse, más con impulsivos actos que por la profundidad del razonamiento de sus palabras. Intolerante ante las irregularidades, Iván se movía a su aire. Era la libertad personificada. Y amarle consistía en cierto modo en adivinarle y reconocer su hegemonía. Iván no buscaba a su alrededor personas serviles, ni tampoco esclavos. Sus relaciones íntimas, más allá de los contactos sociales, no eran fáciles. No hacía ninguna revelación sobre su persona y dejaba que la gente especulara mientras sonreía detrás del telón. La gente pensaba que sufría desdoblamiento de personalidad. Creían que tenía hasta tres y cuatro personalidades distintas. Fusionaba el estilo del rico con la necesidad del pobre, y como un camaleón que se adapta, igual podía habitar un palacio que una barraca en las montañas, dormir en una cama de agua que suspendido en una hamaca, vestir ropa de marca que andar con taparrabos en la selva, comer un sofisticado plato en un restaurante de cinco tenedores que comerse una serpiente en medio de la jungla. Prefería una aura de misterio que adjetivos concretos. Y no le gustaba ser calificado y etiquetado. En modo alguno quería ser enlatado. Empezaba a encontrar el punto exacto de la ambigüedad personificada convirtiéndose en un ser indescifrable e inclasificable, de ahí la necesidad de la gente de etiquetarlo como un producto porque así sabían a qué atenerse y justamente por eso él volvía a variar, y así variaban las diferentes etiquetas porque estaba inmerso en un constante proceso cuyo punto y final no decidirían los demás. Valía tanto para una cosa como para otra y aunque ambas se dieran de patadas entre sí, era capaz de realizar ambas a la perfección. Iván rompía esquemas cada dos por tres. Vulneraba toda clase de tradiciones. Y le agradaba todo aquel halito de secretismo que lo rodeaba, tanto como la discreción y la confidencialidad que él practicaba con total esmero. Sus sentimientos eran subterráneos y aunque nadie los conocía, existían. ¡Vaya si existían! El tímido suele distraerse en la divagación; el valiente va, triunfa, y vuelve. Iván era de los que no repetía lo que había de hacerse. Simplemente lo hacía, ¿te ayudo? ¡no! Actuaba. Decía que el movimiento se demuestra andando y andaba. Él mismo era un ejemplo manifiesto y el más claro exponente de aquel planteamiento. Alimentado por el tesón y la perseverancia, había conclusiones en sus actuaciones. Sin tiempo para descansar y relajarse, sin un minuto para dejar volar su creatividad, se envolvía de su entelequia fabricando personajes y configurando los guiones de sus propias películas. Ocultaba la originalidad de su espíritu y asimismo la de su corazón. Pero era Iván. Siempre Iván. 113 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. * * * * Habían transcurrido poco más de dos años desde que Ana y Oscar se vieron por casualidad en la tienda de fotografía, meses antes de la gran fecha en que debían reencontrarse en el club de tenis. En aquella época, la madre de Oscar solía preguntarle si se casaría extrañada de no verlo nunca con chicas. Su hermana le había dicho por teléfono desde Bolivia que la única excusa por la que viajaría a España sería en caso de que contrajera matrimonio. Y Oscar, sentado en un sillón de cuero con la cara descompuesta apoyada en su mano derecha, cayéndole el pelo en la frente a modo del tupé a lo Elvis, se había extraviado en su mundo donde Ana buceaba como sirena en las orillas de una isla perdida en mitad de la nada. No podía dejar de amarla. Imposible resistir aquella espera sin esperanza. Una detonación sorda. Un eco interrumpido. Ya no había fecha y desde la coincidencia en la playa de la Costa Dorada, tampoco había Ana. Oscar no lo soportaba. Cada vez la sentía más lejos. ¿Todo aquello no era más que un simulacro? Miraba el calendario. Su vista se posaba en el significativo treinta de mayo que tantas penas como alegrías le proporcionaba. Pensó que desde hacía ya cinco años se había convertido en una fecha conflictiva. Desdén. Humillación. Un grito contenido. Y siguió mirando aquel sábado su agenda programando reuniones y visitas en su despacho del prestigioso bufete. A Oscar le gustaba pasearse por las oficinas del área administrativa entre las mesas vacías sin tener que escuchar las escandalosas impresoras que no cesaban de funcionar durante toda la jornada o el insistente teléfono que agobiaba a secretarias y abogados de manera impertinente. Le gustaba esa tranquilidad, y la aprovechaba para poner los asuntos al día. Las semanas de lunes a viernes eran demasiado ajetreadas, no había un momento para preparar presupuestos y minutas. Se beneficiaba del silencio estancado para cuadrar números y dejarle material de trabajo a su ayudante con explicaciones e instrucciones precisas. Archivaba la documentación que ya no era necesaria antes de que se amontonara encima de su mesa. A veces, sin darse cuenta, le habían dado las cinco de la tarde en el bufete sin que su estómago protestara. Su concentración era tal que su quehacer le absorbía totalmente como un niño boquiabierto frente a un payaso. Y a continuación al llegar a su dúplex que se le hacía inmenso por la falta de Ana y unos críos corriendo por las escaleras, para abrir un nuevo libro que terminará al día siguiente entre las cuatro paredes de habitación mirando de reojo los dibujos a lápiz carbón así que pensó “Mejor me voy al apartamento” porque cercano a la segunda residencia de Ana en la Costa Dorada soñaba con cruzarse con ella en el supermercado. Solía iniciar la tarde del sábado satisfecho por todo el trabajo finiquitado sin pensar hasta el lunes a las siete cuando sonara el despertador en clientes o estrategias pero con una sensación lastimosa de no saber qué hacer con su fin de semana. Ese preciso sábado no estaba por la labor y repetía la operación tecleando la calculadora porque no conseguía cuadra la minuta que llevaba horas elaborando. Y su pensamiento escapó veloz para situarse en el calendario otra vez. Lo miraba insistentemente para derrumbarse como edificio demolido. Todo lo representaba Ana. Su imagen tan alejada de aquella chiquilla que recordaba como si fuera ayer se mezclaba con la poderosa mujer de bengala cuyos atributos físicos lo deslumbraban. Oscar no podía olvidar aquel idilio de cuento y se lamentaba diciéndose qué romántico y emocionante si hubiera salido bien. Y musitó en voz baja “Que bonita historia hubiéramos contado 114 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. a nuestros hijos” mientras el resentimiento le asaltaba por detrás con una daga azul en la espalda. Ana continuaba viva en lo más hondo de su corazón con la misma intensidad que cuando se sentaron frente a frente en la zona de descanso del club de tenis. Eran las dos treinta del mediodía y como de costumbre los sábados, el portero subió el correo acumulado en uno de los buzones sin etiqueta antes de marcharse a Manresa a la casa de sus hijos después de permanecer agazapado en un reducido espacio de apenas cuarenta y cinco metros cuadrados durante toda la semana. En su buzón particular no había respuesta de la carta que finalmente se había decidido a mandar por correo. No le gustaba dejar nada a medias, y si Ana no la leía pronto su misiva hubiera perdido el efecto que pretendió imprimirle. No la acusaba de falta de cortesía, pero aunque hubiera sido tan sólo por educación, Oscar hubiera preferido algún tipo de respuesta. Lo único que poseía totalmente suyo eran sus sentimientos. No quería ir por ahí mostrándolos como si fueran las noticias de un periódico que en un principio sorprenden, interesan, incluso conmueven, pero que luego se utilizan como alfombra cuando la mujer de limpieza ha terminado de fregar para que los zapatos pasen por encima. Probablemente Ana no quería mostrar fácilmente sus verdaderos sentimientos por miedo a que no fueran valorados. Pretendía que Oscar los buscara, aunque fuera con dolor y tristeza para que después de años conservaran su perfume. Ella no quería perder el tiempo con personas que únicamente quisieran contemplarla y adorarla; prefería un hombre que fuera capaz de encontrar la escondida pista de aterrizaje que le conduciría a la cueva donde está la joya de su amor sin fijarse si las hojas que revisten el tronco son pocas o hermosas, apreciando a los animalitos que anidan en ese árbol. Ana tenía tanta sensibilidad o más que cualquier otra persona que muestra a las amigas un vestido nuevo solo para alardear. Quería que a la hora de la verdad, únicamente estuvieran a su lado aquellos seres a los cuales el camino no les había sido fácil, sabiendo que si la abrazan, es con toda la intensidad del alma y no porque les haya llorado o reído sus gracias. Oscar quería amarla aquella misma noche. Deseaba hacerla feliz. Deseaba que sintiera junto a él el placer del amor y el perfecto sentido de la unión. Oscar y Ana estuvieron juntos, pero su amor nunca se había consumado, qué falacia la suya! Accedió a la última imagen que tenia de ella en la playa de la Costa Dorada. La imaginó con la mirada perdida en la inmensidad del mar donde dos gaviotas sobrevuelan juntas en dirección a las estrellas porque ambas quieren llegar a conseguir la luna y desde la arena, Ana atiende como se elevan subidas en un rayo de sol porque así es como las impulsa Oscar, y mientras su mente expande las alas, una gaviota se difumina en la visión de Ana hasta disiparse como si nada más fuese una posibilidad. En su mano está ser una de las dos gaviotas para viajar hacia el triunfo de la felicidad o lamentarse eternamente y, atada en la arena convertida en fango, sola, triste e infeliz como roca con raíz que se pega al núcleo de la Tierra, rodeada de interminables días grises, mal decirse por no haber sabido escuchar algo tan sencillo como el sonido de una flauta mágica. Y entonces, en el bufete, Oscar se levantó del sillón de cuero situado frente a su mesa de trabajo e hizo como que tocaba el instrumento paseándose por entre las mesas de la oficina. 115 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Entre las cartas que había subido el portero estaba la de Ana. Rápidamente la identificó; no sólo por su letra, era la única que estaba escrita a mano destacando por encima de todas las demás. En ella había una serie de consideraciones y un dibujo a lápiz carbón. La carta empezaba pidiendo disculpas por la posible humillación. Volvía a rogarle que dejaran de verse, que de lo contrario empezaría a sufrir viendo lo mal que lo pasaba. No obstante, le confesaba que él la atraía, que sus miradas la conmovían, que sus caricias eran una provocación y su gesto algo más que comunicación, pero que en su beso faltaba expresión o quizás, recepción “Pero si apenas fueron un par de escarceos” pesó Oscar reprochándose haberse contenido en exceso. Pero también es cierto que Ana estaba incómoda y él no quiso presionarla. Ana le decía que le agradaba, pero que no quería ser tan egoísta como para tenerle de aquella manera, entregándose y abriéndose tal y como Oscar lo hacía si no estaba dispuesta a iniciar un vuelo elevado a su lado. No quería corresponderle solamente por su amabilidad, por su comprensión, por ese cariño especial con que la obsequiaba. Reconocía que le echaría a faltar. Que cualquiera que hubiera compartido momentos con él, por cortos que fueran, no podría olvidarlo porque era una persona maravillosamente benévola. En un párrafo, hacía referencia a su apariencia física. Le decía que era excepcionalmente pulcro; tan bien afeitado y peinado, impecablemente vestido con tus trajes azul oscuro o gris ceniza sin una sola arruga... la llegaban a incomodar. Por entonces, George Michael había institucionalizado la barba de tres días y su aspecto informal entusiasmaba a las jovencitas. Ana le insinuaba que vistiera de manera más rebelde; sin afeitarte, dejándote el pelo más largo. Le sugería que se pusiera jeans y zapatillas deportivas blancas y que caminara con la camisa desabrochada y las mangas arremangadas. Le instaba a dejar de ir tan erguido afirmando que no le gustaban las personas tiesas. Ana le pedía la imagen publicitaria del hombre que ella entendía como varonil. Terminaba su carta haciendo referencia a la película "Lo que el viento se llevó" manifestándole que se sentía bastante identificada con la protagonista y que intuía que como sucede al final, Oscar también desaparecería entre la niebla como Red Butler. Incomprensible para Oscar. Algo increíble. Inaudito. ¿Cómo podía decir toda aquella sarta de tonterías? Y se interrogaba sin hallar respuesta. Una persona capaz de desarmar a un viejo y astuto abogado mucho más experto que él, capaz de negociar más de tres horas seguidas sin desfallecer y conseguir cerrar un trato millonario en una mesa de juntas, un hombre que coordinaba el trabajo de personas mayores que él con la habilidad de la diplomacia en las relaciones y, entonces, ¿por qué se juzgaba afectado por las palabras de la joven Ana? Era realmente increíble. Incomprensible pero cierto, porque Oscar carecía de la capacidad para dominar un acontecimiento que le dolía en el alma. Y más inaudito todavía... Ana desbarataba su temple. Lo empujaba a continuar solo para que lo carcomiera el sentimiento de frustración igual como las termitas devoran los muebles de madera. Y apretando sus maxilares durantes unos segundos y los puños un instante explotó “Que sensación tan apasionante pero... ¡que dolor tan sofocante!” y es que Ana podía subirlo hasta el cielo o bajarlo hasta el infierno. Lo absorbía hasta anularlo y aunque Oscar quería controlarse no lo conseguía porque no se trataba de ningún cliente. Se trataba de su único y gran amor. Intervalos de duda. Si él pudiera lo haría. Si ella quisiera no dudaría y si así fuera, ¿qué ocurriría? Nadie sabía. No levantó el teléfono. No la llamó en seguida de leer la carta varias veces. Ni siquiera 116 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. se percató que había sido escrita tiempo atrás a juzgar por la fecha, también Ana se había demorado en enviarla tal vez ¿hasta estar totalmente segura de lo que hacía?. Decididamente no quiso hablar con Ana luego de tanto silencio continuado y con semejante texto como premisa, aunque por dentro se moría de ganas, pero evitó cualquier movimiento. Oscar era nuevamente rechazado y reflexionaba. Se preguntó cómo su amigo Iván trataría el asunto, quien no lo denominaría como algo imposible aunque la persona deseada lo tratara como Ana y le retirara la mano cada vez que intentara tomarla. Iván era un ser salvaje. Un guerrero. Un amante. Un aventurero. Iván era algo poeta y esto ayudaba a seducir. Oscar se entregaba lentamente. Quería hacerla suya de verdad. Y cuando en la noche interrogó a la luna, Iván le respondió en forma de una extraña vibración sonora que acarició sus rodillas y retumbó luego en sus oídos: “Hazla sentirse mujer y será tuya para siempre”. En su caso no le dispensaría tantas atenciones. Iván ya le hubiera dado alguna negativa, algún intencionado plantón al que Ana no estaba acostumbrada. Oscar nunca le había fallado. La dominaría con clase dejando que escogiera ella, pero obligándola a que lo hiciera. Oscar nunca la había puesto entre la espada y la pared. Ana nunca podría sentir que Iván le pertenecía y que lo tenía seguro para que de esta forma ella peleara por él, obligándola a esforzarse, a sacrificarse desmarcándola de ser la predilecta. No la hubiera entronado como reina. No la llamaría entre semana como había hecho Oscar, sino que la trataría como a cualquier otra chica aún sintiendo toda esa fuerza. Iván hubiera intuido de inmediato la clase de hombre que reclamaba la joven Ana. Su máscara de señor y truhán, de hombre gallardo y castigador de mujeres habría funcionado inicialmente, únicamente hasta conseguir que fuera Ana la que viniera a él, y no a la inversa como pretendía que sucediera Oscar. Iván haría que Ana se muriese de ganas por confesarle su amor dejándole que persiguiera a cada instante la posibilidad del primer beso. Le pondría un apodo cariñoso como etiqueta de propiedad para que Ana supiera cada vez que pronunciaba el vocablo que era a él a quien pertenecía y a nadie más. Inventaría una canción para Ana, y señalaría un lugar determinado para frecuentarlo en busca de la afinidad. Le contaría que cuando la conoció, le parecía una niña dulce y decidida que a sus trece años sabía lo que quería, pero con el paso del tiempo, se había convertido en una jovencita de dieciocho años que no sabía exactamente qué buscar en el amor, y mucho menos en la vida. Pero Oscar no era Iván. Y lo sentía por Ana, porque no iba a cambiar. Pese a su actitud y los acontecimientos, Ana era su gran amor. El panorama no podía ser más desalentador. El tiempo se encargaría de confirmar quien era su verdadero amor. Y aunque el amor por Ana era poderosamente grande, el amor por sí mismo era mayor, “Amar a los demás es una virtud, pero amarse a sí mismo no es un pecado” había afirmado hacía varios años en una clase de ética y religión. Oscar no practicó el narcisismo. Le dijo al profesor cuando todos los alumnos se hubieron marchado del aula “El egoísmo es la causa del apego a sí mismo”. La conversación duró largas semanas y Oscar estaba encantado, hasta que ambos convinieron de común acuerdo que el amor a los demás y el amor a uno mismo no tienen porque excluirse mutuamente, y lo anotaron en la pizarra organizando un debate. Esa fue una de las pocas ocasiones en que pudo escucharse su voz desenvueltamente. Las conclusiones fueron demoledoras. Redactaron un breve memorando en el que se apuntaba: “Amar a una persona implica amar al ser humano como tal. El 117 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. amor, es indivisible entre unos y otros. En todo individuo capaz de amar, se encontrará una actitud de amor a sí mismo. Las personas egoístas son incapaces de amar a los demás, pero tampoco pueden amarse a sí mismas. Si te amas a ti mismo, amas a todos los demás como a ti mismo. Mientras ames a otra persona menos que a ti mismo, no lograrás amarte de verdad, pero si amas a todos por igual, incluyéndote a ti, los amarás como a una sola persona y esa persona es a la vez Dios y Hombre”. Así pues, Oscar era una persona grande y virtuosa que amándose a sí mismo amaba igualmente a todos los demás, en especial a un ser llamado Ana. La Biblia reza: Ama a tu prójimo como a ti mismo; y para Oscar, amarse no era ningún vicio. El respeto por la propia integridad, el amor y la comprensión que se procesaba estaba inseparablemente ligada al amor a cualquier otro ser. Confundía cuando promovía acaloradas discusiones en el instituto y sólo las chicas le prestaron atención buscando ¿sus palabras o buscando acercarse a sus largas pestañas que ribeteaban aquellos enormes ojos de almendra? La cuestión es que se quedó solo cuando no mostró interés físico por ninguna de sus admiradoras que fijaron su vista en el capitán del equipo de fútbol. Para Oscar, aquella clase de debates eran muy sanos, mucho más entretenidos que ir al cine o bailar zarandeado por la muchedumbre en una oscura discoteca pero nunca interesaron suficientemente a sus compinches de estudio, como no agradaron más tarde a los compañeros de estudio en la universidad y a los camaradas de juerga que se quedaban presos de una indiferencia empalagosa como un polvorón de Navidad que se queda hecho una bola en la boca y a continuación, no encontrando qué decir preferían escupirle a la cara. ¿Sucedería lo mismo con sus compañeros de trabajo? Porque tampoco agradaba a los abogados asociados el planteamiento de temas demasiado profundos, y la persistencia entorno a sus “elucubraciones” comenzaba a poner los nervios de punta a los trabajadores del bufete. Resulta que sus comentarios llegaban a molestar como molesta una piedra que se ha metido dentro del zapato. Amante de los pros y los contras, a Oscar le gustaba dejar al descubierto ante sus colegas las ventajas y los inconvenientes de cada asunto proponiendo alternativas irrefutables, pero el hecho solía desbaratar la línea de actuación del bufete y a su jefe le fastidiaba tener que perder tiempo iniciando nuevamente la defensa o la acusación desde una perspectiva distinta. Al principio fue una simpática anécdota, pero con el transcurrir de los meses aquel comportamiento empezó a crear tensiones porque los superiores estaban más interesados en la cantidad de casos que en la calidad de su resolución. Aborrecían su vena sindicalista o su afán revolucionario pero reconocían que su imagen era perfecta para la empresa. Era distinguido y resolutivo, apuesto y gentil, y muy bien podía marchar a la cabeza de la columna. Oscar tenía deseos de superación y lo había pedido pero todavía no se le había permitido acceder al órgano de decisión donde los geniales cerebros ventilaban sus tácticas y procedimientos en uno de los mejores bufetes de Barcelona con sedes en Madrid París y Londres; estaban a punto de integrarse al trust Roma Viena y las delegaciones de Centro América. Tenía interés en saber como se actuaba en el más alto nivel ejecutivo porque no quería pasarse toda la vida relegado en la misma posición. Quería ser conductor y condiciones no le faltaban. Oscar no se quedaba satisfecho con recibir instrucciones, quería saber el por qué de las órdenes y la razón de los métodos aplicados. 118 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Para uno de los asociados veteranos, Oscar era un autentico incordio. Y comenzó a manifestarle una desaprobación insistente. Se enfurruñaba a puertas cerradas con el jefe durante horas mostrando al salir del despacho una cólera terrible, ¿de qué se quejaba? Se consideraba insultado y agredido por el brillante joven de incontables triunfos al que últimamente le pasaban los casos más caramelo. Cuando los ánimos se calentaban, Oscar quedaba consternado y rápidamente reaccionaba derramando su bálsamo reparador que evitaba un mundo de sombras y mal humor. Y menguaron sus aportaciones a falta de cooperación y porque la posibilidad de un solo grito le aterraba. Evitaba más escenas desagradables de las que provocaba. Percibía la vibración de las personas, tanto como necesitaba la armonía de los colores. Sus necesidades estéticas eran muy exigentes, precisaba de tonos pastel en el despacho para despejar la áspera y sórdida atmósfera. Todavía no había conseguido decorarlo a su gusto y esto lo deprimía. Se desajustaba con facilidad por detalles que para otro empleado no tenían la menor importancia. Y en las últimas semanas se mostraba demasiado gruñón. Inusual en Oscar. Y sin motivo aparente se sumía en una hosca reserva repentina. Algo lo inquietaba. Y lo inquietaba no poder escoger el color de las paredes de su habitáculo profesional, pero más aún lo inquietaba saber que el consejo de dirección general había dado el visto bueno a una chillona pintura de un estridente azul pavo real para las catorce oficinas de Europa. Semejante agresión visual alteraría la concentración, la calma, la suavidad que Oscar requería para trabajar. La disminución de su rendimiento intelectual estaba asegurado. El nuevo decorado de las oficinas y la tensión creciente con el veterano asociado le hicieron comenzar a plantearse la posibilidad de montar su propio despacho profesional mientras alternaba sus estudios para magistrado de la corte suprema. Así se entretenía dejando en un segundo plano al dilema llamado Ana, pero sin dejar de reflexionar acerca del amor, porque reflexionar entorno al amor significaba hablar de la necesidad fundamental y verdadera de todo ser humano. No estar hastiado, era para Oscar una de las condiciones básicas para amar. Ser activo en el pensamiento, en el sentimiento, durante las veinticuatro horas del día, evitando la pereza interior y suprimiendo toda posibilidad de haraganear manteniéndose receptivo, seguía siendo algo indispensable para la practica del arte de amar “Si un individuo no es productivo en otros aspectos, tampoco es productivo en el amor”. Amar significa comprometerse sin garantías, con disciplina concentración y paciencia, entregándose totalmente con la esperanza de producir amor en la persona amada. Oscar empezaba a comprenderlo al vivirlo en su propia piel. Se dijo en el habitáculo de la fotocopiadora y el fax “El poder es el acto más inestable de todos los logros humanos y por el contrario, tener fe en mí significaba estar seguro de la confianza e inmutabilidad de mi recia actitud, de la esencia de mi temple, en definitiva, de mi amor”. Oscar empezó ya durante ese período a procesar amor por los hijos que aún no tenía. Amor por la necesidad de su educación y no de su manipulación. Amor por ayudar al niño a realizar sus potencialidades además de satisfacer sus necesidades básicas. Seguía fascinándole el género humano y comenzó a ser más crítico con la sociedad sin percatarse que cuanto más tiempo le dedicaba a la sociedad más se desatendía él. Pero el saber lo deslumbraba. El enriquecimiento de juicio lo seducía. 119 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Aprendía una cosa más cada día que almacenaba minutos antes de acomodar la almohada para reposar en su cama de matrimonio que deseaba fuera invadida. Si bien en la infancia se imparten conocimientos, se descuida la enseñanza más importante y elemental para el desarrollo humano. Oscar había advertido en sus estudios que en la China y en la India, la persona más valorada es quien posee cualidades espirituales sobresalientes, y así llegó a la conclusión que los maestros no eran únicamente una fuente de información, sino que su función consistía en transmitir mediante el ejemplo, ciertas actitudes humanas dignas de perpetuarse. Se asombró ante la incapacidad de recordar el nombre de ningún profesor si no era el del profesor de la asignatura de ética y religión, sin embargo, como el mejor maestro, se comprometía a crear un mundo perfecto desde el hogar. Todavía más tolerante, solidario, y amoroso que lo había sido el suyo propio. Hacía bastante tiempo que no volvía a esa parte de su ordenador, pero le pareció un feliz reencuentro y un nuevo resurgir. Detalló un informe sobre el hombre moderno “Se ha transformado en artículo; experimenta su existencia como una inversión de la que debe obtener el máximo beneficio” y subrayó remarcándolo con negrita “Está enajenado de sí mismo”. Y también está enajenado de sus semejantes y de la Naturaleza. Ayer como hoy, su finalidad principal es el intercambio ventajoso de sus aptitudes. Su amigo Iván era un claro ejemplo. Vivía peligrosamente. Ansiaba lograr un intercambio conveniente y equitativo. Lo sabía Oscar. Apostilló en un tamaño mayor de letra al final de su trabajo “La vida carece de finalidad para todos aquellos que nada más piensan en trabajar por el dinero en algo que no les gusta, ni los estimula, ni tampoco los llena. Se prostituyen para consumir y consumir toda clase de diversiones que les permitan escapar de su realidad” y cerró su equipo informático mientras estiraba sus brazos queriendo tocar el cielo satisfecho de su análisis, contento, como si lo escrito no fuera con él. Un gran número de personas piensan que pierden el tiempo cuando no actúan con rapidez, pero luego no saben qué hacer con el tiempo que ganan sino es matarlo con vanas actividades. Oscar mismo llevaba algún tiempo alejado de sí mismo arrastrado por la tendencia al consumo y el logro material olvidándose de hablarse, abandonándose, renunciando a su intimidad empujado por la inercia de la presión mediática y la nefasta propaganda a punto de adulterar su propio existir. El capitalismo necesita hombres y mujeres que cooperen mansamente y en gran número, hombres y mujeres que quieran consumir cada vez más y más y cuyos gustos estén estandarizados. La gran falacia que todavía no había comprendido es que el sistema necesita personas que se sientan libres e independientes, personas no sometidas a ninguna autoridad o principio pero dispuestas a que los manejen para que hagan exactamente lo que se espera de ellas para que encajen sin dificultad en la maquinaria social a la que se guía sin recurrir a la fuerza impulsando a esas personas sin ningún sentido sino es cumplir, apresurarse, funcionar, y seguir adelante sin pararse un minuto si quiera para que no se detenga la cadena de producción. El resultado de su estudio no tardaría en calarle hondo. Únicamente le faltaba despertar a la realidad, averiguar que él mismo también estaba enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la Naturaleza. Pronto entenderá que su malestar no es causado únicamente por el estridente azul pavo real, si no también y sobretodo porque las relaciones humanas son esencialmente las de autómatas 120 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. programados en las que cada uno basa su seguridad en mantenerse cerca del rebaño y no diferir en el pensamiento, el sentimiento, ni la acción. A diferencia de la gente que trata de arrimarse tanto a los otros como sea posible permaneciendo al mismo tiempo solos, inválidos por el profundo sentimiento de inseguridad y culpa que surge cuando es imposible superar esa soledad, Oscar había aprendido a estar solo y a razonar consigo mismo en silencio desde la imparcialidad. Su objetividad cuando dialogaba consigo mismo le había proporcionado mucha felicidad. Sin embargo, últimamente estaba demasiado ocupado porque se llenaba la agenda con gran cantidad de trabajo innecesario y bastante superfluo y todo en nombre del dinero. Como tantos otros había recurrido a externos paliativos inmediatos en vez de recurrir a su intimidad. Y fueron la gran cantidad de vanas actividades que lo despistaron. Le ayudaron a ignorar el gran problema de la humanidad: el excesivo ritmo y la falta de criterios para seleccionar opciones. La estricta rutina del trabajo burocrático y extremadamente mecánico contribuye a que la gente no tome conciencia de sus verdaderas necesidades pasando por encima de la conciencia a través de la rutina de la diversión y de la consumición masiva de sonidos y visiones que ofrece la industria del entretenimiento. Durante aquella época desde su ingreso al mercado laboral, Oscar no fue ajeno a la turbulencia. Se satisfacía con desmesura comprando compulsivamente y gastando delirantemente el dinero que con esfuerzo había ganado. Adquiría más y más cosas que más tarde no utilizaba: el mejor equipo hi-fi, el último modelo de televisor suround, otro frigorífico y cambió su todavía nuevo automóvil por uno superior en dos ocasiones, la primera para que ya no fuera más el coche de mamá, y la segunda, por pura vanidad y para deslumbrar a Ana con el nuevo modelo de la gama más alta de Porche; el anterior también había sido un Porche, el de la gama más baja pero se trataba de la marca PORCHE ¿narcisismo material?... los clientes lo juzgaban por la imagen! Todas las cosas eran cambiadas por otras y nuevamente sustituidas al poco tiempo por una incoherente moda pasajera que determina los estilos y configura arquetipos para etiquetar a la persona artículo. Hasta que un día revisando su extensa biblioteca en la parte baja del dúplex cayó a sus pies Aldous Huxley mediante el libro que como una profecía se cumplía, y exclamó “Apreciado Huxley, el individuo moderno está muy cerca de la imagen que describiste en tu sencillo libreto tan breve como chocante con ese fantástico título de Un Mundo Feliz”. Sentándose en el suelo de piernas cruzadas con el ejemplar que tanto le impresionó en su juventud entre las manos, permaneció durante largo rato inmerso en sus pensamientos como si el mundo se hubiera detenido para él, y como si el techo se corriera al igual que el de su deportivo el cielo entró en la habitación iluminando el suelo que se tornó plataforma de luz elevándolo a modo de alfombra voladora. Volvió a pronunciar en voz alta palabras sinceras “Yo mismo he caído... bien alimentado, bien vestido, entretenido con mil artilugios y no obstante, sin Yo, sin contacto alguno conmigo mismo y un superficial trato con mis semejantes. Pues no existo. Subsisto. Mejor dicho: vegeto. Vivo otra vida o mejor dicho, estoy muerto en vida. Me he apropiado del lema: Nunca dejes para mañana la diversión que puedas conseguir hoy y como cuesta dinero me he volcado en trabajar con desesperación”. La felicidad del individuo moderno consiste en divertirse aunque a veces sea a costa de otras personas. Consumir y consumir sin apenas asimilar los artículos: espectáculos, comidas, bebidas, 121 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cigarrillos, gente, conferencias, libros, películas, conciertos. Todo se consume. Se traga, se engulle sin miramientos igual que lo hizo Oscar, como si el mundo se hubiera convertido en una magnífica máquina expendedora o un enorme pecho lleno de leche materna al que succionar. Todo fue objeto de su enorme apetito y de una insaciable hambre con la que paliar su necesidad imperiosa de materia que agotar y al poco desilusionarse para poder ir a la caza de otra mayor y distinta... como se parecía a Iván! No se puede consumir sin dinero, el dinero, dinero, dinero de plástico universal, ¿el gran mal? Proporciona adornos pero nunca belleza. Comodidad, jamás paz. Medicinas pero no salud. Oscar creyó que comprando una cama sofisticada con ella obtenía el descanso. Anuncios. Mentiras. Ejercitó el culto al consumo adorando al dinero. Se dejó arrastrar por un tiempo necesario para conocer y averiguar qué cosa era y el por qué no lo quería porque Oscar ya podía decir –no- con conocimiento de causa y en su puño cerrado la experiencia amasada. Probar para saber. Y, ¿no era esa una práctica muy del estilo Iván? Reaccionó. Afortunadamente se reubicó inteligentemente. Estuvo a punto de perderse, a punto de sucumbir en el caprichoso engranaje de la vasta maquinaria, a punto de zozobrar en una zona pantanosa donde su buen amigo estaba asentado pero Oscar la cató y la desechó rápidamente al comprobar su influencia negativa. En un mundo competitivo donde no hay premio ni aplauso para el número dos, Oscar no tenía interés porque él no anhelaba despuntar, únicamente quería hacer bien su trabajo y no necesitaba enemistarse con sus compañeros ni lucrarse hinchando las minutas de los clientes acaudalados y tras la conversación con Huxley, le había llegado la revelación que lo despertó a la realidad convencido de aprovechar el cambio de domicilio profesional para dar un giro de ciento ochenta grados a su forma de vida porque Oscar, como tantas otras personas en grandes multinacionales internacionales 122 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. se había enredado en la telaraña de una gran corporación empresarial y en la específica forma de organizar el trabajo. Entidades sumamente centralizadas con una división radical del trabajo conducen a una organización donde el empleado pierde su individualidad convirtiéndose en una parte del engranaje de la potente maquinaria industrial cumpliendo una función determinada que cualquier otro puede hacer de igual modo ignorándose los atributos de la persona que ya no es indispensable porque la actividad del puesto es lo único válido. Así se lo dio a entender el día que recogió su liquidación el que fuera su jefe al afirmar con tono indiferente -Cualquiera podrá cubrir tu vacante... el bufete camina por sí solo y nadie es imprescindible, ni siquiera yo! Las personas pasamos por estas oficinas mientras que los archivos permanecen-. Oscar pensó que no iba desencaminado. Y comprendió al abandonar el edifico donde se ubican las oficinas centrales del bufete que él mismo había sido una pieza más del complejo engranaje profesional y social, pero a su vez aceptó el desafío que le confería la oportunidad de andar con su propio paso y con todo su talante. Se apeó del trasatlántico para remar solo en su bote de fibra de vidrio y el aroma del mar Mediterráneo... el balanceo del Aristos y las playas griegas se encendieron por unos instantes. Resonaba la palabra independízate pronunciada por su amigo en aguas griegas con el sabor del melón en su paladar. Estaba fuera del bufete. Lejos del consumo material. Oscar iba a recuperarse. Podía. Estaba preparado para intercambiar y recibir, para traficar con todo y consumir de todo, pero en vez de continuar con los objetos materiales se decantó nuevamente por los aspectos intelectuales y espirituales lejos de la urbe, encontrando lugares privilegiados alejados del plomo en el aire y el aluminio en el agua, del ruido constante y del agobio de las multitudes de personas corriendo a toda aprisa. A partir de entonces procesó una admiración reverencial por la gente que trabaja la tierra, por su caridad y sencillez y por la ausencia de avaricia y de la gula de la gran ciudad y porque siendo agradecidos aman la Naturaleza. En su humildad y pobreza ajenos a la soberbia disfrutan con la salida del sol, el canto de los pájaros, la risa de sus hijos, compensando sus carencias con creatividad y paciencia en la seguridad que el amor es un acto de voluntad y de compromiso... como su amor por Ana y su compromiso con ella. Ay! No ser amado por la persona que se ama puede ser una situación muy incómoda y aunque Oscar reconocía la amargura y toda la dificultad, no la consideraba desastrosa, sino útil. No estaba apenado. Tampoco alegre. Su mundo no terminaba con Ana. La amaba. Pero también se amaba él. Hay valores inestables como el consumismo, las modas pasajeras, el culto a la imagen, el conformismo, el individualismo, la satisfacción inmediata, la ambición desmedida, la intolerancia. Pero hay valores sólidos como la ética personal, el conocimiento, el compromiso social, y el respeto a la biodiversidad. Estaba preparado para iniciar su cambio desde el mismo instante de su nacimiento. Oscar era ya una especie de iniciado. Sin embargo, aunque su inquietud era grande su alma padecía somnolencia. Debía corregir este hecho. Tenía que modificar la inmutabilidad de su recia actitud o la parálisis detendría su proceso evolutivo. * * * * 123 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Iván era una especie de dragón, un animal que sólo existe en las leyendas. Un ser mítico. Quimérico. Por eso, y porque como Napoleón quería que cuarenta años de historia le contemplaran instaló una tienda de campaña al pie de las pirámides de Egipto. Se había enfundado una chilaba y se hacía pasar por musulmán pidiendo a cada paso un dólar a los turistas. Era muy abnegado con sus propósitos y un día apareció en su trabajo dejando atrás el restaurante donde almorzó con sus compañeros sin tomarse el café recién servido con la hoja arrugada de un atlas en la mano para despedirse alegando que tenía la necesidad de cruzar Egipto descendiendo por el Nilo hasta el mismo corazón del desierto. Dijo que si podían entenderlo y esperarle volvería un día “No se cuando volveré, pero volveré” y a continuación cerró la puerta tras de sí ante la gélida mirada de sus jefes que se miraron unos a otros sin mediar palabra. Lo vieron tan decidido y fue tan intensamente convincente que no lo incordiaron con preguntas ni papeles. Iván jugaba a ganar, y aunque también sabía perder, procuraba no hacerlo. Jamás retrocedía una vez decidido. Iba hacia delante a una velocidad vertiginosa sin solicitar permiso. No soportaba la espera y se asombraba si alguien la resistía. Él, tan pronto fijaba su meta debía lanzar de ipso facto su flecha sin apenas tensar el arco a sabiendas que su picardía se encargaría de ponérselo fácil. Salía presuroso para poder enfrentarse a los primeros inconvenientes anhelado emoción y aventura. No sabía redondear los ángulos. Tampoco quería aprender. De quererlo ya lo hubiera hecho. Ignorando la duda y descartando cualquier vacilación, se lanzaba con un salto mortal y un par de piruetas al pozo oscuro sin saber siquiera si tenía fondo. A partir del momento que se creía capaz de hacer algo lo hacía, y porque lo hacía decía que podía, de lo contrario aquello no se hubiera llevado a cabo jamás. Las suyas eran decisiones que no tenían apelación. Daba igual lo que ocurriera ese día. Le daba igual a quien afectara su determinación. No se lamentaba si perdía algo o si dejaba de ganarlo. Aquel nuevo objetivo lo era todo para él, absolutamente todo en aquel preciso instante y lo demás, todo lo demás, carecía de importancia alguna. Le decía a quien le increpaba “No es egoísta ser autosuficiente” y cualquier comentario de terceros le entraba por una oreja y le salía por la otra sin que nada se quedara dentro. Se obcecaba. Estaba tan persuadido de su infalibilidad que se conducía de una manera odiosa con respecto a los demás. Había mucha gente que le apreciaba y le quería pero si no se decidían a aceptarlo tal cual era Iván, se perdían por el camino y él no volvía nunca la vista atrás. Morían en el anonimato sin que hubiera la más mínima señal de añoranza por su parte demasiado entretenido con todos las oscilaciones y convulsiones de la vida. 124 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Inicialmente reacio a todo cuanto no provenía directamente de sus propias experiencias, grosero en su conducta para evitar que nadie lo retuviera, una vez más, había tomado demasiado rápida la decisión ladeándose en su motocicleta para tomar la curva y rozar el pavimento a escasos tres centímetros como quien peina el suelo. Si hubiera trabajado la decisión como se amasa la base de pan para una pizza antes de introducirla en el horno, sin olvidarla posponerla o demorarla, pero pactando con unos y con otros ciertas condiciones, de igual forma se hubiera marchado a Egipto pero sin necesidad de perderlo todo. Nadie perdona ese trato despectivo y el ser humano es vengativo por naturaleza. Seguro que sus jefes no lo readmitirían. Y así fue como volvió a cortar tan fina la hierba bajo sus pies que tardaría años en volver a crecer. Pero Iván ya subido en un camello se perdía en el desierto después de recoger su tienda de campaña y de aprovisionarse de agua. Quería oír el sonido del silencio y no regresaría hasta haberlo escuchado aunque tuviera que llegar al final del desierto. Y experimentada su auténtica vibración, con la cara llena de arena incrustada dijo “Ha sido mejor que un orgasmo” musitándoselo al viento en señal de agradecimiento. Había conseguido rastrear y registrar ese ruido excepcional. Horas más tarde, tambaleándose por el cansancio se dirigió al hotel donde se metió en la bañera que llenó de agua hirviendo y mucho jabón y se quedó dormido con el brazo colgando hasta que el vaso de güisqui que tenía en la mano se le escurrió de entre sus dedos estrellándose contra el suelo. Se despertó. Simplemente abrió los ojos en respuesta a lo ocurrido, pero sin sobresalto alguno. Llamó al servicio de habitaciones para que vinieran a recogerlo. Le mandaron a una sirvienta que ocultaba su rostro como manda la tradición. Tan sólo sus ojos se movían soliviantados de un lado a otro. Ella le habló en un inglés perfecto pero Iván no le contestó. Aunque el inglés es la lengua oficial de los negocios, Iván mantenía que si alguien pretendía cerrar un trato internacional de índole comercial con él debería aprender a hablar castellano “Al fin y al cabo es una de las lenguas más universales, si no es la más extendida después del chino. No tengo porque aprender un idioma nuevo. Me gusta el mío”. Así respondía cada vez que era preguntado en relación al inglés durante una entrevista de trabajo. Como en tantas otras ocasiones Iván confió en el lenguaje del cuerpo. Observó con la toalla anudada en la cintura y su torso aun mojado, de pie, frente al baño. La sirvienta se agachó y recogía con cuidado uno a uno los cristales. Él se aproximó lentamente esperando que su mirada se cruzara unos instantes con la suya al tiempo que alargaba la mano para ayudarla, pero la sirvienta lo esquivó con la rapidez de una lanza contra un animal en movimiento. Iván no sabía si sonreía, pero su cejo no se fruncía. Aquello indicaba que su acercamiento no la había intimidado. Se retiró para que continuara con su labor. La dejó que fregara tranquila. Dejó que secara con parsimonia el baño sin perderse un detalle desde la cama sentado en la punta, prácticamente desnudo, porque su pene asomaba. Le mandaba un inequívoco mensaje mientras se deleitaba con sus pausados movimientos de una estética impecable sin pestañear, atravesándola claramente desde su entrepierna. Ella recogió sus cosas. Se dirigió hacia la puerta para salir de la suite que tenía vistas a la piscina con forma de perfecto óvalo. Se alejaba cuando de un salto se abalanzó sobre la sirvienta obedeciendo a su instinto de copulación y tomándola con fuerza por los hombros para que se detuviera, con suavidad la hizo girar sobre sus pies y una vez frente a frente llevó sus manos hasta su rostro y con delicadeza sus dedos 125 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. retiraron el velo dejando al descubierto su intimidad más sincera. Y ella, fue sonriendo en intermitentes fases mostrándose favorable y amable diciendo cosas que Iván interpretaba. Aquella joven egipcia ataviada con uniforme que recordaba la época de los faraones se mostraba abierta. Manifestaba su gozo mediante la sonrisa, una sonrisa alegre. La sonrisa complace a quién la recibe sin perjudicar a quién la proporciona y es una línea curva que endereza muchas cosas. Con su sonrisa la sirvienta intentaba explicarle que no podía entretenerse en horas de trabajo y se marchó. Pero el contenido de aquel breve instante perduraría en el corazón de Iván. Aquella sonrisa representaba la frescura y la naturalidad. El gesto le causó tan maravillosa impresión que lo guardaría en su memoria. Era gratificante comprobar como ella se había entregado, y pensó “La sonrisa es universal, no tiene idioma, todo el mundo comprende su significado y nadie puede despreciarlo”. Y a continuación no quiso engalanarse como un occidental en solidaridad a la sirvienta que se le había entregado por completo. Egipto es una nación con un pasado fascinante que permanentemente ha despertado la imaginación de Occidente. No era de extrañar que asimismo cautivara a Oscar, sobretodo por las lecturas de los libros de Terenci Moix, gran enamorado de esta tierra faraónica rebosante de arte y misterio junto al desierto de El Sinaí y el mar Rojo. Un pueblo obsesionado con la muerte. Caminaba por una larga avenida que teóricamente le llevaría hasta los pies de la Gran pirámide de Keops, pero el trayecto de la conocida Sharia Al Ahram se le hacía monótono, y cuando llegó se preguntó, ¿dónde están?... y con un ligero giro de la cabeza una inmensa mole de piedras lo dejaron boquiabierto mientras se pellizcaba diciéndose... ¡son ellas!... la indiscutible insignia de Egipto. Una orquesta entera resonó en sus tímpanos con una melodía de estrépito como sucede en el clímax de una película. Alguien le tocó la espalda a Oscar que movió el hombro antes de girarse y se apartó asustado poniéndose a la defensiva. Vestía como un árabe, con ropa de lino del color del desierto, un pañuelo blanco en la cabeza fijado con un anillo hecho con piel de camello y unas sandalias típicas de las zonas cálidas. Oscar sabía que no era un beduino porque éstos llevan ropa negra y la cara tapada. Mientras subía la pendiente, le asaltaron un sinfín de camelleros que ofrecían darle una vuelta por la zona con gestos amables y reverencias pero éste se mostraba arrogante. Aún llevando la cara descubierta no le reconoció por su atuendo. Estaba muy moreno y además, llevaba la cara muy sucia. Realmente parecía uno de ellos. Había aprendido algunas palabras con las que bromeó hasta que no pudo aguantarse y rompió a reír a carcajada limpia cuando Oscar cayó en la cuenta y finalmente identificó a su buen amigo que se mostró solemne expresándose como verdadero musulmán “Salam Aleikum venerado hermano”. El Cairo, además de la capital de Egipto, es la mayor ciudad de Oriente Medio y toda África. Es la mayor urbe islámica del mundo donde habitan dieciocho millones de habitantes que la convierten en un hormiguero diario que abarrota todas las calles. Un caótico tráfico paraliza la circulación cubriendo el cielo con un humo negro que unido al polvo del cercano desierto oscurece las fachadas de los edificios. Este bullicio atronador es el contrapunto del silencio que habla en todas partes del país: en el río, en el mar, y sobretodo en el desierto. Tomaron tursi, una mezcla de verduras en vinagreta donde predomina la zanahoria y el pepino. Anteriormente habían probado otra ensalada denominada tahina pero la salsa hecha con 126 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. granos de sésamo triturados no les había gustado a ninguno de los dos. Escupieron y sacaron la lengua intentando arrancarse el sabor. No sabían que en esa tasca popular el cocinero estaba borracho cuando la preparó y olvidó rebajarla con sal vinagre y ajos y la falta de los ingredientes le dieron un gusto espantoso. El këbab es uno de los mejores platos de la gastronomía egipcia. Se trata de pinchos de carne asados al carbón que suelen servir con perejil, aderezados con especies, pero tantas moscas a su alrededor disipaban el estómago de Oscar e Iván. Luego, agotados por la visita al museo al que Iván entró sin pagar por su atuendo musulmán, se sentaron a descansar en lo alto de un muro en cuyo precipicio se debatía la ciudad. Había una incontable algarabía en la plaza. Se fijaron en el deambular de la gente; los hombres de la mano, las mujeres tapadas de la cabeza a los pies. Pasaron un buen rato sin decirse nada hasta que habló Iván. _ Cuanto más afecte a nuestras vidas la tecnología, más desearemos un descanso no-técnico. Mira a todas esas personas. Nada necesitan de los objetos de Occidente. Yo mismo me siento bien aquí lejos de la presión de los electrodomésticos. Me parecen avances pero nada más en teoría. Fíjate Oscar que se fabrican perros artificiales para venderlos como animales domésticos, ¿te imaginas? Cada vez con más fuerza me produce un rechazo todo lo tecnológico, tengo una especie de reacción antitécnica. Quizás debería montar una empresa que enseñara a la gente a divertirse sin artilugios mecánicos de por medio. Siento que desde que he escuchado el ruido del silencio tengo una aversión por todo cuanto no parte de lo “humano”. _ En las grandes multinacionales se han creado departamentos para atender el ocio de sus altos ejecutivos. Existen pequeñas empresas y consultoras especializadas que se dedican a mantener la forma física y la alegría de los trabajadores. No creo que inventaras nada nuevo. _ Hay que ganarse el sustento en campos tales como la capacitación permanente para el perfeccionamiento de ejecutivos y el reciclaje de adultos en general. ¡Me duele el culo de estar sentado! _ Tú lo que no puedes es estarte quieto. ¿Por qué necesitas siempre tanto movimiento? Vamos, siéntate, ...vuelve a sentarte. Iván atendió la petición de su amigo resoplando como un caballo. _ Enseñar humanidades es la puerta a una época dorada, tú más que nadie podrías dotar a la gente ordinaria de un empuje extraordinario pero Iván, ¿qué sabes tú de humanidad?... _ Tienes razón. Sería cuestionado. Me dirían que carezco de calidad ética y moral. Buscarían como molestarme y desacreditarme. _ ¿Y cuándo te ha importado a ti lo que opinen los demás? Sabes, pensándolo bien, creo que nadie mejor que tú. Eres una persona que se ha movido en varias direcciones. Esto te da ciertas ventajas. _ No, si el problema no soy yo Oscar. Es la gente que se deja manipular. Quizás no me faltan cualidades pero sí un historial que camufle mi trayectoria y... la edad! No soy calvo ni tengo barrigota, aunque fácilmente podría caracterizarme tiñéndome el cabello de blanco y enfundándome unas gruesas gafas falsas pero tampoco asistirían al aula. No creo que mi elucubración interese a nadie. _ ¿Por qué subestimas a los demás?... ¡No prejuzgues! ¿Cómo puedes estar seguro de que no hay otros que piensan como tú?... personas a las que no les importan las apariencias, sino el mensaje. La clave. El contenido insustancial. 127 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ La gente necesita obtener algo tangible, cosas que poder llevar a la práctica y que proporcione resultados inmediatos. No quieren nada más palabras aunque sean lindas palabras expresadas con habilidad. _ Podrías orientar a jóvenes universitarios, a personas que buscan su primer empleo. Penetrar en el mundo laboral correctamente es un lujo Iván. Tú estás interesado en ejercitar la creatividad para tener el control de la vida. Y has conocido diferentes sectores laborales. Y has realizado toda clase de trabajos. No te ha interesado una posición, te has preocupado en escoger actividades acorde a un sin fin de condicionantes y circunstancias dispares. Una profesión es algo serio y saber con quién trabajar, cuándo dónde y cómo trabajar, evitando los vicios más comunes no es fácil para el novato. Sabes, pues sí, creo que si alguien puede hablar sobre este particular me reitero... ese alguien eres tú mi buen amigo Iván. Tú sabes de esas cosas. Y lo sabes porque has indagado. _ Yo sé buscar situaciones que ofrezcan posibilidades de ganar procurando una reacción en cadena. Hay que enseñar a las personas a utilizar todos los recursos disponibles a su alcance que son más de los que conocen. _ Pero Iván, no olvides que mucho más allá de la ganancia monetaria se encuentra el profundo sentido de autorrealización. Y todo ello no deja de ser muy complicado. Encontrar en la actividad satisfacción a nivel personal es algo de lo que hemos hablado y que me recriminaste en Grecia, ¿recuerdas? _ Los riesgos previstos son aventuras sanas más que peligrosos saltos mortales. _ Pronunciarías las conclusiones de tus experiencias, incluso algunos de mis argumentos, ¿verdad? Proclamarías nuestras propias palabras de aliento. ¡Me gusta! Podríamos empezar por evaluar nuestros procesos de aprendizaje entorno a la vida, así como los logros que hemos obtenido, ¿qué te parece? _ Antes percibamos el mundo... Yo escucho el sutil sonido de una llave entrando en la cerradura de la puerta de una tendencia futura. ¡Clic! ¿Has oído Oscar?... resuena –hizo una breve pausa porque el bullicio entorpecía su locución-. Cuando canalizamos una necesidad que otros no han observado, esto representa una oportunidad para contribuir a un mundo nuevo. Podría ganarme la vida cómoda y placenteramente. Comencé trabajando nada más con las manos. Luego intercalé la mente a ese trabajo manual exento de razonamiento. Ahora me gustaría tan sólo poder pensar. Ser un pensador libre, pero no un “intelectual”... ya me entiendes! _ Tus ideas podrían revolucionar el mundo y quizás, sorprendidos, acallarían su voz de censura inicial –dijo con alegría Oscar. _ Sabes que yo no actúo de forma tradicional. Sabes que estoy expectante, que estudio cómo suceden las cosas más elementales identificándome con ellas. Las mejores ideas se esconden detrás de los actos más triviales frente a nuestras narices retando nuestra sensibilidad y rapidez para cazar al vuelo toda oportunidad. _ Tú miras con atención hasta encontrar un motivo que movilice tu adrenalina, yo, simplemente contemplo. No tengo esa necesidad de sacarle partido a lo que descubro ni darles una inmediata utilidad a las cosas. Me gusta moverme en la inmensidad del mundo abstracto sumergiéndome en él para gozar de su profundidad. Así es como yo percibo el mundo, como una gigantesca piscina donde zambullirme y sentir sin necesidad de planear. _ ¿Y quién te rescatará del dinosaurio que guarda las entrañas de la piscina? –le preguntó Iván. 128 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Tal vez un día me sienta con la fuerza de reunir los elementos dispersos en mi ordenador para que se combinen a la perfección y mientras no localizado “mi adrenalina”... como tú estaré alerta, de hecho he dado un paso abismal con mi independencia profesional. _ ¡Fenomenal! Mira, cada uno de nosotros es merecedor del triunfo. Si uno cree en sí mismo y está comprometido en lo que está haciendo merece alcanzar el éxito. Debe aceptarse el fracaso como una lección en la escuela de la vida más que como una afrenta a la propia identidad porque forma parte del proceso de educación. Cada año que pasa estoy más convencido. _ Entonces, Iván, entiendo que tu actividad es la del vencedor que ha derrotado a sus demonios internos y está dispuesto a aceptar riesgos calculados... _ ¿Sabías que Walt Disney tenía miedo a los ratones y por eso creó a Mickey? Se enfrentó a sus demonios, hay que vencerlos! _ Está bien que por una vez en la vida te concentres en dirigir tu naturaleza hacia algo que inicialmente no tiene forma en vez de asir lo que está hecho y confeccionado para desbaratarlo... y no tiene forma porque todavía está por inventar, según percibo por donde vas, pero, ¿cuál sería tu estrategia? _ ¿Te refieres al contenido de las materias? No sé exactamente. Podrían ser cortos seminarios de fin de semana donde ayudar a la gente a ahorrar tiempo y dinero ofreciendo nuevas maneras de aprender. Me gustaría facilitarles su vida en el trabajo, poniendo en contacto a dos partes que se necesitan, en definitiva, promover el bienestar mental y físico en la gente. _ Todo muy pragmático. Esperaba que también hubieras decidido promover el bienestar espiritual en las personas dado tu comentario de “aversión por todo cuanto no parta de lo humano”. _ No sabría bien como hacerlo. Debo serte sincero. No me he detenido a reflexionar sobre el asunto. Además, la espiritualidad enturbiaría todo el proyecto. Muchas personas no asistirían pensando que se trata de una secta destructiva o de una extraña religión. La mayoría de gente huye ante lo desconocido. El excepcional ruido del silencio... desde entonces siento que tengo dentro una fuerza que me impulsa y a su vez siento como si me faltara algo que tengo necesidad de encontrar y no sé de qué extraña potencia se trata ni atino a saber bien qué... _ Estoy realmente intrigado, ¿por qué tienes ahora esta repentina necesidad de decir cosas y enseñarlas a los demás? _ Oscar, no quiero que se pierda todo lo que he aprendido con verdadero dolor. Mis experiencias tienen que servir para algo. Necesito que sean de utilidad para alguien. No quiero que todo este caudal de vivencias se malogre. _ Está bien que quieras compartir. Me enorgullezco de tenerte como amigo Iván. Tú eres como un pecador que ha visto a Dios y por ello puedes convertirte en el mejor predicador. _ Fíjate bien. Lo aprendido en la escuela y los estudios cursados en universidades o academias está orientado al conocimiento de disciplinas para hacer una actividad profesional, pero la experiencia demuestra que esa formación no evita que se presenten graves problemas de comunicación. Lo he visto muchas veces. Surgen un montón de conflictos innecesarios. La gente no sabe organizarse. El estrés que genera el trabajo incide en la vida privada afectando negativamente en la casa. _ Hasta aquí plenamente de acuerdo ¡sigue! 129 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ El desconocimiento de nuestras propias habilidades, la falta de confianza en nosotros mismos, la dificultad para relacionarnos con los demás, a menudo nos impiden controlar las situaciones y alcanzar objetivos. Ha llegado el momento de que contemos con un centro de capacitación fuera de lo común para que no abandonemos nuestra educación cuando somos adultos... ¿qué opinas Oscar? _ Es una idea vanguardista. Existe una clara vacante para una cosa como la que describes. Sí, veo que te estás encaminado a una solución concreta de manera creativa, porque, ¿supongo que piensas infundirle una metodología original... lo digo para que pueda funcionar! _ Evidentemente... pero todavía no se cuál. Pero ten por seguro que la encontraré. Primero debo dotar de materias el centro, después, ya veremos como las imparto. ¿Nos vamos ya Oscar?... ¡Ahora sí que ya no puedo más! _ Sabías que los antiguos faraones... De repente Oscar se quedó hablando solo porque al girarse comprobó que Iván había salido al galope tras una motocicleta que descontrolada intentaba abrirse paso a través de la multitud. Les habían arrebatado la bolsa del equipo fotográfico. Dos horas más tarde, del hombro de Iván pendía nuevamente la bolsa. Se había abalanzado veloz encima de los maleantes derribándoles en su huida para recuperar lo que pertenecía a su buen amigo, no sin llevarse un recuerdo en su rostro. Un largo arañazo cruzaba desde la frente a la barbilla, aunque no sangraba y lo disimulaba la suciedad de su cara. Nunca le diría que había sido golpeado con un barra de hierro. Oscar hubiera objetado que no valía la pena pelear por un objeto material pero a criterio de Iván, cualquier cosa que se hiciera sin su consentimiento era una violación, una agresión inmoral y frustrar aquel robo constituía el recuperar la dignidad perdida. Oscar se acostó en la cama de su habitación 398 porque era la hora en que el sol apretaba. Estaba cansado. El agradable aire acondicionado relajó su cuerpo mientras su amigo se desprendía de la ropa de lino del color del desierto y se duchaba para eliminar la arena de su cara. Cuando Iván lo encontró completamente dormido, aprovechó para chapotear en la piscina con el traje de baño que le cogió prestado de su maleta abierta. Estuvo un rato refrescándose en la piscina y luego volvió a la habitación de Oscar para vestirse con su ropa y bajó para merodear por las instalaciones del hotel porque su amigo seguía completamente dormido y no quiso despertarlo. Descubrió en el hall a un grupo de colegialas francesas. Poco le costó integrarse al grupo para charlar con ellas. Les enseñó un truco de manos que había aprendido de un mago que conoció luego de una representación, pues no tuvo reparos en colarse por la puerta de atrás para llegar a su camerino a continuación del show. Le gustaban los atajos. Los pasadizos secretos. Fue recibido con cierta frialdad, pero como allí se encontraba su hija de siete años, se la cameló para que se pudiera quedar. También gracias a la pequeña terminaron cenando juntos y su insistencia no cesó hasta que el mago le enseñó aquello que había ido a buscar Iván. Era un sencillo truco sin demasiada importancia pero a Iván le había impresionado mucho, tanto como a las jovencitas colegialas que le rogaron que lo hiciera una vez más, aunque ellas nunca se atrevieron a preguntar donde estaba el truco asombradas con la boca abierta y los ojos salidos y en orbita. 130 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Cuando llegó Oscar, Iván había encandilado hasta la profesora del grupo a quién orientaba sobre la ciudad y sus reclamos turísticos como si fuera el relaciones públicas del hotel. _ ¡Hola! Estaba practicando mi francés. _ Y además te llenabas de gozo. Basta con verte para comprobar como disfrutas con la alegría ajena. Esto dice mucho de ti Iván, ¿vamos? _ ¿A dónde? _ Pues a charlar en aquel diván. Desde allí tendremos ante nosotros una espléndida puesta de sol dentro de un par de horas. _ ¡Adelante a toda máquina! –dijo Iván en tono cantarín-. Sus deseos son órdenes para mí. Iván caminaba detrás de Oscar en dirección al diván cuando se le abalanzó una de las colegialas que se le colgó al cuello y lo besó y rápidamente regresó al grupo de colegialas que a lo lejos reían saludándolo con la mano. Se sentaban en el diván cuando Iván levantaba la mano para despedirse de ellas. Entonces Oscar le contó lo sucedido sin hacer mención a lo bien que le quedaban sus ropas. _ He pensado en aquello que dijiste esta mañana sobre lo de escuchar el ¡clic! y, tendido en la cama, me he dejado llevar. Al despertar no ha sido agradable, Iván, me asfixiaba. _ ¿Por qué Oscar?... ¿qué te asfixiaba? _ La información. Recordé tus palabras sobre un mundo excesivamente tecnológico. La informática nos invade. Ahora que la revolución numérica permite una única tecnología para ver, escuchar, leer, y enviar un mensaje a la velocidad de la luz, y que las máquinas han acrecentado el paro de masas de gente y es esa misma gente quien consume toda la información... es indignante la cantidad de gente sin trabajo a causa de la robotización... Estamos en un mundo sin rumbo y la información, lejos de enderezarlo todo aún lo complica más al confundir a la población. Los medios de comunicación deberían asumir su papel principal... que no es únicamente transferir datos vacíos. Tienen ahora más importancia que nunca, y... creo que son cómplices activos del actual descontrol. Cuando hay una situación de injusticia, la prensa la radio y la televisión, deben empujar a la sociedad a la rebelión cívica y pacífica pero el pueblo está dormido, atontado, justamente por estos medios que colaboran con los gobiernos. _ Caramba, caramba con Oscar, veo que no caen en saco roto mis palabras. Has tenido un mal sueño que no te ha dejado descansar. _ Pero como si fuera una señal que me llega de algún lugar remoto he comprendido que podemos ahogarnos con tanta información Iván... porque es sobreabundante. Somos incapaces de absorber la cantidad de información que existe hoy, ¿cuánta es interesante? ¿Cuánta necesaria? Mejor dicho, ¿de cuánta información podríamos prescindir? Tomando el relevo, continuó Iván echando más leña al fuego. _ Y este desmesurado aumento de la información no aumenta la libertad, más bien al contrario. La información se ha convertido en una mercancía que al margen de la verdad o la mentira se compra y se vende igual que el petróleo el café o el maíz a una velocidad absoluta. Está en cualquier punto del planeta con un solo chasquido –Iván alzó la mano para chasquear los dedos. _ ¿Y esto puede significar avance social?... –se preguntó a sí mismo Oscar en voz alta-. Se habla a acerca del paro pero tanta información a nuestro alrededor y en ningún lugar se informa de cómo ponerle remedio. 131 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Existe una crisis de contenido, un culto a las formas. Sabes Oscar, creo que los periodistas son las grandes víctimas porque la población demanda y en definitiva, las agencias no hacen más que dar lo que reclama la gente. Se publica edita y emite aquello que a la gente le interesa... programas basura en TV... que si sale con este, que si engaña a aquél, que si está embarazada, que si se van a casar... Deberíamos ser más exigentes con lo que leemos y vemos... queremos leer y boicotear pero terminamos viendo televisión –reconocía Iván que se había comprado un modelo inédito en el mercado de pantalla plana-. El periodista está atrapado. Cada vez son menos necesarios para la elaboración de una noticia. Su tarea es corta y pueden ser excluidos del proceso. El sistema no puede permitir periodistas que tengan autonomía. Oscar recordó la esclavitud por la tiranía de la maquinaria empresarial del bufete donde permaneció empleado y su episodio de sometimiento paulatino y pensó que en una gran corporación tampoco un abogado puede tener criterio propio. Y sin cortar el ritmo de la conversación exclamó: _ ¡Vamos mal! ¡Vamos muy mal! El cinismo, el egoísmo, la inhumanidad... se extienden por todo el planeta igual que la peste. Veo mucha desigualdad en nuestro mundo. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Lo que más produce nuestra sociedad de finales de siglo es ciudadanos “sin”... sin techo, sin salario, sin opinión, sin derechos; individuos excluidos. La solidaridad colectiva se esfuma. Parece que es el fin de las ideologías y el establecimiento de la economía de mercado en un planeta capitalista. _ En mi proyecto quiero imprimir fraternidad –atestiguó prodigiosamente Iván-. Las leyes del mercado se han vuelto siniestras. Dividen a la colectividad entre solventes e insolventes, pero nada más interesan los primeros. A nadie le interesan los insolventes. Impera la ley que opera en la Naturaleza, la ley del más fuerte, el más poderoso. Es mi intención fortalecer los mecanismos de defensa de los más débiles enseñándoles algunos trucos de magia. _ Lo ves Iván, esto si que es mágico! Oscar señalaba los vivos colores que teñían el horizonte de tonos anaranjados fundiéndose con un ocre brillante de formas desajustadas y cambiantes. _ Tenía otros planes para nosotros... pero esta visión es formidable. _ ¿Por qué no lo dijiste antes Iván? _ Los monumentos seguirán ahí por años. Nuestra conversación quizás no se hubiera producido y ésta visión formidable se habría perdido. Además, tengo prevista una excursión muy especial. Te vendrá bien reponer fuerzas amigo mío. Pero cuando Oscar se enteró de que la excursión consistía en pasar algunas noches perdidos en el desierto no le hizo mucha gracia, y así se lo manifestó, pero ante la insistencia de Iván y su promesa de encontrar el hálito de una lámpara mágica no defraudó a su aventurero amigo que seguro de sí mismo, no comprendía las dudas o la vacilación. Oscar le dijo que lo acompañaría porque podía alargar sus vacaciones dado que ya no se debía a ningún jefe pero sólo aceptó cuando le hubo explicado bien el plan, sólo entonces se tranquilizó no lo bastante, seguía teniendo cierto reparo pero confiaba en Iván. Oscar había decidido aceptarlo tal como era desde la niñez. En España Iván no había escuchado lo que se le dijo. Y una vez en el país tomó sus propias precauciones. Un nativo recomendado por la intima esposa del embajador francés le presentó al jefe de una tribu de Beduinos con el que trató apenas diez minutos, los suficientes para que le explicara a 132 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cambio de unos pocos dólares lo único que debía saber. Estuvo en la misma garganta del desierto para atender la autentica vibración del silencio pero debía volver... con Oscar. Tenía muy claro con qué navío descender por el Nilo. Cuál debía ser el itinerario más completo y exótico que el ofrecido por las agencias. Había planteado un ultimátum a su compañía de viajes tan pronto rechazaron su petición, desentendiéndose de sus prescripciones una vez aterrizó en Egipto alegando que no cubrían correctamente las solicitudes de sus clientes pero Iván no era el tipo de cliente habitual, y sus necesidades distaban mucho de lo normal. Y no renunció, aunque demoró la salida una semana que aprovecharon para visitar el Valle de los Reyes y una noche cerrada la Gran pirámide de Gizeh. Al día siguiente se trasladaron a la ciudad de Alejandría porque Oscar tenía interés en su puerto y sobretodo en exhumar ciertos pergaminos antiguos de su biblioteca. Bajo el reinado de Iván se marchitaban los matices. Había dicho blanco y blanco tenía que ser y finalmente partió con su buen amigo por la ruta que había trazado en el restaurante cuando durante el postre ante la mirada incrédula de sus compañeros que reparaban en aquella manoseada hoja arrancada de algún atlas con el puño firme el intrigante Iván trazaba una línea sin explicar lo que hacía hasta levantarse para indicar “Me voy de viaje” y acto seguido se esfumó ante sus rostros atónitos sin dejar más rastro que el desconcierto. Todavía faltaban tres meses para las vacaciones pero había delimitado en el mapa su vida y fue a notificárselo a sus jefes. Precisamente por cosas como esta era tan irresistiblemente seductor. Sin Iván el mundo sería opaco porque él era vida en plena acción, el calor del fuego, el rugir de la tempestad, la mirada aguda del águila en la altura. Sus exageradas cualidades y su aspecto imprevisto, igual como la pimienta cuando ofrece un sabor inesperado traumatizaba con sobresaltos la existencia de la gente de su alrededor. Así, tan distinto a todo era Iván que de consumirse se marcharía sin rastro y no quedarían ni siquiera las cenizas de las brasas, pero ¡qué hermoso incendio se hubiera presenciado antes de extinguirse! Por eso Oscar nunca lo buscaba, porque era imposible seguirle y alcanzarlo, sin embargo, 133 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cada vez que se cruzaban sus vidas se encontraban en una nueva amistad renaciendo en cada peldaño de la escalera de la vida. Fue a orillas del río que se formó Egipto, uno de los países más antiguos de la tierra. El Nilo es famoso por ser el más largo del mundo. Nace como un pequeño manantial en Burundi atravesando siete países hasta llegar a Egipto que cruza de sur a norte hasta desembocar en el mar Mediterráneo. Egipto es una gran extensión de tierra marrón cruzada por esta franja azulina que guarda a sus lados ribetes color verde. La única tierra fértil se encuentra en sus orillas donde se produce casi todo el alimento que consume el país. Procurador de riquezas para el antiguo pueblo egipcio, conoció el esplendor aunque también sabe de violencias y destrucción, algo de lo que pocos lugares escapan en el planeta, excepto, quizás, ese lugar remoto con mucho encanto al que Oscar e Iván eran extremadamente sensibles. Iván se había paseado ya por “la carretera de Egipto” que debían descender para aproximarse al monumento que ilustran los billetes como punto de partida para emprender su caminata por el deseo. Oscar se apoyaba en la barandilla contemplando el paisaje. Se volvió hacia a su amigo que estaba tumbado en una hamaca y sorbía zumo típico del país. _ Desde hace miles de años crece y crece en los meses que van de junio a septiembre. Sus inundaciones eran vistas como un milagro. Las aguas anegaban los terrenos depositando en ellos grandes cantidades de barro, y cuando las aguas se retiraban en octubre, los campesinos aprovechaban para sembrar sus cultivos sin saber que el Nilo nacía en tierras lejanas. No entendían porque sus aguas venían cargadas con fino barro fértil. Únicamente lo veían cruzar el desierto. Por eso llegaron a creer que era un río sagrado. _ Y que sus aguas venían directamente del cielo! Yo también me he documentado antes de visitar Egipto. Conozco su historia. Deberías tomarte un zumo como este. ¡Es fantástico! _ También se decía que su agua brotaba del centro de la Tierra. En la actualidad las crecidas del Nilo se aprovechan para llenar la presa de Asuán. ¿Te parece que la visitemos y así comprobaremos los sofisticados cauces de riego con los que han logrado aumentar las áreas de siembra? _ Un país se organiza porque su gente lo hace. El individuo es la clave del progreso de un país. Todos podemos mejorar nuestros hábitos. Debemos analizar nuestras mayores necesidades dirigiéndolas hacia donde más deseamos, pero solo podrá obtenerse el progreso con una buena identificación de objetivos y una buena confección de los planteamientos adecuados, tal y como hiciera el pueblo de Egipto entorno a su necesidad de agua. Pero si objetivos y planteamientos no se coordinan a la perfección, en busca de un aprovechamiento más intenso del tiempo a nivel individual, en busca de unos resultados más favorables, estableciendo prioridades y métodos para su correcta ejecución, jamás conseguiremos llegar a la verdadera opción: la transformación; primero de la persona, luego del país. Esto nunca será posible si antes no rompemos con esquemas anticuados y poco prácticos. Hemos de reinventar nuestro proceder empezando por diferenciar áreas. Iván se levantó sin haber contestado a Oscar y bordeó las sillas hasta escoger una en la que sentarse para aseverar: _ Todo deberá estar claro sobre el papel. 134 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Deberías ponerte a trabajar inmediatamente porque si eres capaz de escribir en una sola hoja tus mayores necesidades a desarrollar, habrás conseguido aumentar la oportunidad de acaparar de forma efectiva todo cuanto te inquieta y te estimula Iván, y ese proyecto se convertirá en una realidad. _ Tienes razón Oscar, y si además de escribirlo consigo establecer una pauta de conducta fiel adquiriré una fuerte seguridad en la acción. Es sabiendo cómo están las cosas y gracias a un adecuado procedimiento acorde con nuestros objetivos y planteamientos como llega el progreso. Voy a establecer un sistema que aunque organizado, cuadriculado, estructurado... conserve su viveza y toda la frescura de sus áreas y su verdadera sensación de ser porque en una sociedad técnicamente avanzada es un pecado la ineficacia, pero al final, se impone la estructuración que aborta la espontaneidad. _ Me pareces un ser tecnológicamente humano, ¿qué me dices de la comunicación? Hablaste de la dificultad en las relaciones interpersonales... _ Las relaciones con las personas es lo que da sentido a la vida. _ Dime, ¿y has pensado abordar este asunto? ¿Hay soluciones? ¿Vas a inventar un idioma? _ Estamos inmersos en un mundo excesivamente técnico donde la capacidad de conectar y entenderse con nuestros semejantes se desvanece cada día. El factor humano debe ser nuestro compromiso como clave indiscutible para el progreso. Vivimos en la era del fax, el teléfono de bolsillo e Internet, las comunicaciones han evolucionado enormemente pero a menudo somos incapaces de expresarnos adecuadamente, no sabemos relacionarnos con las demás personas ni tampoco con el entorno provocando conflictos desagradables y situaciones incómodas. Más allá de una eficaz oratoria, hoy que todo el mundo tiene prisa, se trata de sintetizar la información al máximo. Oscar abandonó la barandilla acercándose a Iván. Se sentó en una silla a su lado con la oreja agigantada. _ Hay que saber del mutuo interés sobre un tema y del conocimiento y los deseos del interlocutor respecto a ese tema. Esto aportará riqueza propiciando “relación” entre dos personas lejos de la mera transmisión de simples datos estériles de conversación vana –Iván se mostraba muy convincente. _ Entonces, me estás diciendo que el estilo de la conversación mejora las relaciones entre las personas... _ Y la imagen personal y la receptividad y la reciprocidad mejoran la comunicación, no solo el tipo de conversaciones... el conocimiento del lenguaje corporal... _ La grafología puede ser una herramienta de indudable importancia, ¿lo sabías? –y recordando la carta de su amada Ana que sobresalía de entre las demás apostilló-. Aunque apenas se escribe a mano... yo creo que se presta nula atención a los gestos que revelan mayores verdades que los labios. _ Oscar, relacionarse bien y llegar a los demás no es vital... es lo único... porque, ¿cuántos de nosotros podemos prescindir de los demás?... ¡nadie! Absolutamente nadie es totalmente autosuficiente. El vendedor necesita compradores, el amante una pareja, los abogados clientes. _ ¿Y tú eres quien hace tal afirmación?... ¡lo que hay que oír! El sol te ha calentado la cabeza Iván – tal vez Oscar se había molestado por haber incluido su actividad en el saco. 135 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Sí amigo mío, las pirámides me han inspirado estas semanas más de lo que podría haber llegado a imaginar. Las estrellas, todas, titilaban por encima de ellos realizando breves guiños de complicidad. Era un espectáculo tremendo de placidez acogedora. _ Existe una base para la buena armonía entre los seres humanos. Un manual tan simple y evidente que solemos ignorarlo. Aplicar estas sencillas reglas que por supuesto todos sabemos pero que pocos llevamos a la práctica puede ser el inicio de una etapa interesante y confortable, y no estoy hablando de hacer amigos íntimos para coleccionarlos. Me refiero a tratar a nuestros semejantes como se merecen porque no olvidemos que todos somos personas y el ser humano merece respeto y un trato igual que el que podamos desear tú o yo. _ Tacto, delicadeza, sutileza, sensibilidad, y una gran calidez, son bienes escasos, aunque valores seguros. Tienes razón. Pero se impone la despiadada competencia que deriva en el síndrome del líder. _ Oscar, ¿tú eres líder? ¿Deseas realmente ser un líder?... No mal interpretes nunca esta palabra. El arte de mandar es bien difícil, tanto en la familia como en la empresa; en política, en las fuerzas armadas, en la iglesia, la universidad, la escuela. Pero alguien debe hacerlo, y, ¿por qué no tú o yo? Contéstame, ¿por qué? _ Bien, si nos preparamos para ello, de acuerdo, ¿por qué no? ...pero al servicio del ser humano sin distinción Iván, y con una esmerada aplicación, ¿oíste? _ Todos tenemos responsabilidades frente a otros y llevarlas a la práctica dignamente es tan complicado como hermoso. Tan difícil como gratificante. Igualdad, generosidad, configurar un equipo ganador, ser imparcial, observar, reflexionar... esto último a ti te gusta mucho amigo mío –y ambos se rieron-. El poder y la fuerza, la simplicidad, la creatividad, la motivación. Merecer el cargo. Integridad, energía, carisma. Saber filosófico. Sencillez, humildad... ¿imaginabas que un líder debe reunir todas estas cualidades? –le preguntó retomando un tono concentrado-. Oscar, yo creo que los auténticos líderes son los que nacen con esta semilla y posteriormente se mejoran trabajando sus atributos sin terminar jamás el proceso de crecimiento. La madurez es fruto de la evolución constante. _ Vas a necesitar una gran dosis de sugestión y de automotivación para cons... _ ¿Y no es bien cierto que todo cuanto deseas ya está en ti? ¿Y no es cada uno el más idóneo para reconocerlo y repetirlo? ¿Para qué voy a esperar que otros me motiven? La fuerza del creer es un bien inagotable que me llevará por cuantos caminos desee imaginar eliminando fronteras físicas y psíquicas. No permitiré que esa fuerza se convierta en una ilusión. Esa fuerza conseguirá hacerme partícipe de la realidad. Y sus palabras eran proféticas pero no era consciente ni del hecho ni de su magnitud, y siguió salpicando con palabras la tertulia. _ Todos podemos superar nuestras mayores debilidades por medio de la propia autoafirmación. Unas palabras de aliento pueden salvar más vidas que muertes provoca una bomba atómica. Oscar frunció el ceño pero Iván lo ignoró y continuó apasionado por cuanto decía. _ Podemos incrementar con sencillas tácticas nuestras habilidades personales, sobretodo las que son nada más nuestras, las exclusivas, evitando al máximo los temores que aunque parecen existir como algo negativo se logran suprimir cuando nos damos cuenta que son del todo inofensivos. 136 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. No fueron al restaurante de abordo para cenar. Prefirieron seguir compartiendo la tertulia en cubierta. Y continuaron hasta caer rendidos, entonces bajaron a sus respectivos camarotes y se derrumbaron en la cama y no sería hasta encontrarse en un grado de intimidad semejante que reemprendieron el tema que últimamente conmovía tanto a Iván. Pero sucedería luego de navegar en el navío por el henchido y copioso curso del Nilo. Luego de haberse deleitado con sus amaneceres, con los suaves tonos sonrosados que mansamente dan paso a otros anaranjados y rojizos hasta convertirse en claridad de luz que se derrama por doquier. El uso de la individualidad de Oscar e Iván no era total, cuando la individualidad es nuestra identidad más auténtica. Ambos tienen que conjugar las facetas. Uno tiene conciencia pero le falta activarse, liberar su voluntad. El otro tiene voluntad pero le falta despertar, tomar conciencia. Parte de su individualidad le otorga al insondable Oscar un dinámico pensamiento que lo caracteriza, y aunque todavía no lo sabe, al mismo tiempo le permite un contacto con toda la unidad de la creación. Parte de su individualidad le otorga al inexpugnable Iván un profundo sentimiento de singularidad, y aunque todavía no lo sabe, al mismo tiempo le permite un contacto con toda la unidad de la creación. Mientras Iván es sensible a las influencias físicas, sus aptitudes intuitivas son capaces de penetrar en espacios invisibles aparentemente inexistentes. Original y lleno de inventiva, admira la vida con los ojos frescos del corazón. Y huele a eucalipto. Por el contrario, siempre inspirado en la expresión personal y el desarrollo espiritual, Oscar permanece atrapado en la rutina y los hábitos aun habiendo inaugurado su despacho profesional. Sus actos son limitados, finitos. Y puede quedarse en el campo de la hipótesis, de las ideas, y al resistirse, ocultar su verdadera condición oliendo a formol. Sin embargo su fluir espiritual es consciente y su conocimiento permanente, aunque hace caso o miso de la presencia. Posee un instrumento que sería muy útil en manos de Iván. Oscar cree en algo que todavía no comprende en su perspicaz reflexión e Iván percibe algo que todavía no entiende en su incesante actividad, y porque ambos viven en la amistad permanente, el único elixir capaz de enriquecer la existencia humana y restablece las relaciones perdidas entre los seres humanos, es por eso que un día... y tendrá nombre! Los peregrinos del viento saben, pero no saben que saben. ¿Qué saben? ¡El secreto a voces! En ocasiones excepcionales sienten una profunda experiencia con la que terminan por comunicarse, aunque no averiguan lo que significa. Sienten experiencias con las que no consiguen conectar. Experiencias que suceden cuando se encuentran en cualquier entorno, ya sea caminando por un bosque o al sentarse junto al mar, ya sea mientras riegan las plantas o sirven carburante al automóvil, ya sea cuando cocinan o practican su deporte preferido, ya sea cuando abrazan a un amigo o cierran un acuerdo profesional, incluso al lavarse los dientes en el baño o al voltear la página de un libro sienten una poderosa presencia que habla. Algo que se reconoce en uno mismo y que a su vez parece venir de un lugar remoto más verdadero que nosotros mismos. 137 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. * * * * El antiguo pueblo egipcio basó su cultura entorno a la muerte. Anubis, con cabeza de chacal y cuerpo humano era el dios protector del embalsamamiento. Tenían la firme creencia en una vida de ultratumba. La muerte no era más que la transición a un nuevo modo de vivir. Y la preocupación de todo aquel que disponía de medios era prepararse una buena morada para la eternidad. De acuerdo con los recursos de la familia del difunto, se envolvía el cuerpo con vendas de lino después del embalsamamiento. Era más costoso cuando se le extraía el cerebro, el hígado, el estómago, los pulmones, los intestinos. Maquillado y vendado y colocado en un sarcófago, se conducía a la momia a la tumba rodeada de objetos y comida abundante. Había pinturas y relieves en las paredes para que disfrutara de todo lo que había poseído en vida durante la nueva vida. Sin duda la más singular de todas las tumbas es la Gran pirámide de Gizeh construida para el faraón Keops donde una noche cerrada Iván entró con su amigo tras sobornar a los guardas para abordar el tema. Quería obligarlo a que dejara de ser un asunto tabú, provocar la conversación, y aunque la abrió con un tono desenfadado “Los antiguos egipcios concebían su muerte para la eternidad, y esto está bien, pero pendientes del culto a la muerte se olvidaron de vivir. Buscaron el equilibrio entre lo humano y lo divino intentando fusionar lo cotidiano con lo permanente. Dominaron el arte de la cirugía y, en el campo matemático, no conocieron el cero. ¡Mezclaron magia, religión y medicina!” Oscar eludió toda conversación limitándose a estar de cuerpo presente. Y al siguiente día de camino a Alejandría estaba ausente. Pero disfrutó en la biblioteca de Alejandría. Cierto que se había mostrado retraído desde la visita nocturna a la pirámide incapaz de vencer el pavor que lo sobrecogió minutos antes de penetrar al interior pero el puerto de Alejandría y el contacto con los pergaminos antiguos le habían devuelto un aire renovado, hasta que se sumió en absoluto mutismo tras escuchar la afirmación del bibliotecario -Hablar de los muertos es hacerles vivir otra vez, se ha consumado lo que reclamó Ramses II-, ¿por qué todo el mundo se empecinaba en hablar de la Muerte? Y acto seguido pensó en su padre imaginándolo en el fragor de innumerables gestiones para promover tratos ventajosos en su viaje de negocios. Iván no volvió a mencionar la característica que dominó la civilización antigua de más larga vida que se elevó durante 3.000 años a las alturas para eclipsarse después; igual que otra similar en otro extremo del mundo a espaldas la una de la otra. Egipto embelesa no sólo a los arqueólogos que estudian las tumbas y los recipientes de barro. Todo tipo de gente se ha sentido cautivada por la tierra que hechiza por su pasado faraónico y sus cuerpos momificados y los escarabajos, verdaderos amuletos. En un improvisado embarcadero Iván solicitó al capitán del navío que les permitiera apearse. Una figura aguardaba impávida. Oscar conoció al jefe de la tribu de beduinos que le había contado a su amigo cómo llegar al corazón del desierto para escuchar la autentica vibración del viento. Y a continuación de aceptar las provisiones y agradecerle su gesto se despidió para acompañar a Iván en su expedición de la lámpara mágica. Junto al silencio y al viento avanzaron durante un viaje sin brújula hasta el templo situado a 1.155 km de El Cairo que en 1960 fue descompuesto para volverlo a componer en medio del desierto 138 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. porque las crecidas del Nilo por la construcción de la presa de Asuán apremiaban para inundarlo. Los turistas llegan en avión para contemplar la fachada de Abu Simbel de unos 33 metros de altura por treinta y ocho de ancho presidida por cuatro colosos de veinte metros cada uno, pero ellos llegaron en camello atravesando el desierto. Y luego de largas jornadas vagando se toparon nuevamente con ese zumbido peculiar que por alguna extraña razón llegaba de algún lugar remoto para que los dos encontraran un grado de intimidad cercano a la unión y se detuvieron, ajustándose a la majestuosidad del lucimiento de las fuerzas naturales en la misma garganta del desierto. Ambos amigos se sentaron en una duna en medio de la nada. _ Oscar, creo que la actitud frente a uno mismo es lo que determina el futuro. Solamente el temple, acompañado del franco y apasionado deseo contribuirán a conquistar todas las metas... pero siempre y cuando la actitud, más de dentro que de fuera, haya variado. _ ¿Por qué dices que debe variar Iván? _ Porque para mejorar, hay que sacrificarse, pero en general se teme esta palabra. _ ¿La palabra sacrificio?... _ No Oscar... la palabra mejorar... puede sonar pretenciosa. Cambio es más sutil, pero tú mismo me lo advertiste en Grecia... cambiar no es mejorar! La mejora invita al aprendizaje. Predispone a la instrucción. Debemos destruir algunas bases para poder plantar nuevas y fértiles semillas que serán débiles a menos que las alimentemos con amor. _ Tienes razón. Actualmente parecemos autómatas. Este paso es inevitable. _ ¿Convertirnos en autómatas? –preguntó Iván. _ Pues tal y como camina el mundo creo que sí. Sabes... me gusta oírte hablar de amor. _ Me gustaría encontrar una metodología que además de didáctica fuera lo suficientemente rentable a corto plazo para que mereciera la pena. _ Por lo que deduzco, poco a poco pero progresivamente, pretendes implantar hábitos sumamente mecánicos para que en el curso de la práctica habitual se conviertan en un comportamiento espontáneo al que poder acceder, y éstos hábitos, serán sinceros cuando vayan degustando su eficacia, sus beneficios, entonces pasarán a ser naturales. Si ya te lo dije, eres un ser ¡tecnológicamente humano! _ Sí Oscar, exactamente, cambiar paulatinamente al comprender que existen ciertos requisitos ineludibles, algunos compromisos obligados y responsabilidades que deben asumirse correctamente pero que, y ahí está el quid de la cuestión, voluntariamente, cada cual debe escoger. Entonces, y solo entonces, puede acceder uno a su yo más íntimo. Me gustaría enfocarlo como un programa de enseñanza modular dentro de una especie de maestría donde exista la posibilidad de escoger, en... como denominarlo –y comenzó a titubear moviendo los ojos de un lado a otro parpadeando repetidamente-. Sí, ya está, la posibilidad de poder escoger en el Master de la Escuela de Triunfadores únicamente los apartados que sean de su interés, proporcionando así a las personas la posibilidad de entrar en contacto directo con el programa completo pero sin forzarlas. Nada más despertando su curiosidad. _ Esos apartados modulares podrían tener dos niveles –añadió Oscar-. El seminario-Taller con una duración de tres días y el curso, con una duración de tres o más semanas, dependiendo del grado 139 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. de ampliación y profundidad que se desee sobre los temas seleccionados. También podrías realizar jornadas de presentación de tu programa en distintos foros públicos, pero, ¿y los contenidos Iván? _ Creo que debo comenzar por como administrar el tiempo. Mucha gente está demasiado ocupada haciendo infinidad de cosas y olvidan realizar lo que es esencial. Debo encontrar la manera de ayudar a que encuentren tiempo suficiente para hacer las cosas verdaderas. _ Te das cuenta de que lo has dicho. Debes encontrar para que ellos encuentren. ¿No te parece un tanto complejo? _ Pues tienes razón. Qué puedo decir. Si fuera fácil dejaría de tener aliciente para mí. Yo, como cualquier otra persona, tengo todo el tiempo del mundo. Solamente debo aprender a utilizarlo, a saber qué hacer con él. La llave maestra es la adecuada administración del tiempo. Un tiempo que pasa para todos de manera irreversible por igual. _ Creo que deberías centrarte en los ladrones del tiempo. _ Sí, otra vez estás en lo cierto amigo mío. Hay demasiados ladrones y el tiempo es un capital demasiado valioso. Un capital que no puede sustituirse. El tiempo no puede comprarse, ni regalarse, ni alquilarse, ni tampoco está en venta. _ ¡Como el amor! _ En eso discrepo Oscar. El amor sí puede regalarse.... recuerda que tú me lo mostraste, ¿no te acuerdas ya de aquello de dar sin contemplaciones? –Iván le pellizcó la mejilla retorciéndosela-. Y al igual que el amor, el tiempo no puede desaprovecharse ni debe malgastarse estúpidamente. _ Igual que el amor, al que hay que dejarlo correr para que dance a su antojo dijo Oscar sacándole la lengua en señal de burla. _ Sí, sí, sí, sí, el amor, pero hablemos ahora del Tiempo. No puedo hacer un seminario sobre el amor. Yo solo podría enseñar a ligar. _ Y se pagaría mucho dinero por esta asignatura, créeme. Seguro que tendrías alumnos de ambos sexos y de todas las edades. _ Mira Oscar, el tiempo, a diferencia del amor, no se multiplica ni se reproduce por sí mismo. El tiempo es del todo inalterable, porque está fuera de nosotros, mientras que el amor... el amor, todavía no tengo la certeza, pero intuyo que es moldeable como una figura de barro. Al contrario del tiempo que es vida que pasa inexorablemente... estoy convencido que el amor es vida que permanece y se acumula. ¿Tus palabras de París no murieron? Pero aprende algo tú Oscar, con cada nuevo día que nace empieza la vida. _ Si organizaras un seminario a cerca de la seducción... ahora que percibes el amor... definitivamente, el aula se te llenará –y la cabeza de Oscar parecía rebotar de arriba abajo en señal afirmativa-. Con este amor que parece asomarte, miras tu proyecto desde otra perspectiva... y sabes, estoy convencido que te convertirías en un buen orador –agitó las manos a su alrededor para ahuyentar algunos mosquitos impertinentes-. ¿He visto mosquitos o me lo ha parecido! –Iván no respondió y Oscar prosiguió-. Creo que debes tomarte más tiempo para pensar porque es la fuente de donde nace la fuerza, reflexiona sobre el proyecto. No actúes y ya está. Pero no te vayas al otro extremo, no solo pienses y ya está. Mide tus excesos. Y no olvides tomarte tiempo para jugar, porque es el secreto de la eterna juventud. Tomate tu tiempo para la lectura, porque es conocimiento, una forma de riqueza y la base de la cultura universal. Y guarda un tiempo para seguir siendo amable 140 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. con los niños y los ancianos, esta es la puerta de la felicidad. Pero inventa un tiempo para estar contigo y será música para el alma. _ Pero sobretodo, debo tomarme tiempo para trabajar. Es el precio del éxito. El secreto es priorizar las mayores necesidades. Sin objetivos no hay orden. Nada más caos. Es conveniente reconocer los objetivos... _ ¿Cómo es un objetivo Iván? _ Haber... como te diría yo. En mi opinión, un objetivo es en primer lugar y ante todo, un estímulo para aumentar el desarrollo individual. Un reto para nuestra propia autosuperación camino de la realización personal. _ Pero, ¿para qué sirven los objetivos? _ Principalmente, para dar sentido a nuestros actos. Los objetivos son nuestra razón para existir. Son motivos para obligarnos a luchar. Excusas para mantenernos vivos. Debemos estar en permanente crecimiento, en evolución personal constante. Los objetivos son la oportunidad de obtener ganancias que confirman que es posible desarrollar nuestras facultades y bien dirigidos, permiten poner en evidencia nuestras innatas cualidades, las destrezas escondidas, las habilidades más agudas. Nuestro potencial individual es inmensamente grande. _ Y, ¿cómo ha de ser un objetivo? _ Claro, medible, accesible, con cierto nivel de dificultad, y premiable. Debemos compensarnos a nosotros mismos cuando lo hemos conquistado. _ Imagínate que te encuentras con un asistente a tu curso que intenta boicotearte y te pregunta, por ejemplo, ¿cuáles son las fases de un objetivo? _ Bien, le diría que son... analizar la situación globalmente, detectar el ánimo e intención concreta, reunir los recursos disponibles, ejecutar el trabajo, controlar el proceso para corregir desviaciones y finalmente supervisar el resultado que debe coincidir con aquello que nos hemos propuesto al inicio cuando determinamos el objetivo. _ Estás bastante preparado. Tienes una rápida respuesta, coherente e instructiva. Déjame insistir, ¿es fácil de conquistar un objetivo? _ Sí. Siempre que tengamos un detallado plan de acción sobre un calendario donde hemos fijado los plazos y los vencimientos. Pero la pregunta que a mí me gustaría, es, ¿y qué pasa cuando no tenemos objetivos en la vida? Con esta pregunta disfrutaría. Me acercaría a quien la formulara para mirarle a los ojos y decirle: pues que somos un barco que va a la deriva! _ ¡Evidentemente! Sin objetivos no existe la planificación ni tampoco la organización, pues no podemos llevarla a cabo y ... _ ¿Pero en función de qué vas a organizar? –le interrumpió Iván-. De nada le sirve a una empresa un organigrama si la misión es confusa. Si no dispone de un propósito para existir jamás podrán organizarse las actividades. _ Y si carecemos de objetivos, difícilmente podemos fijarnos prioridades. Que bien me hubieran venido estas palabras en mis tiempos de estudiante. Entonces hubiera podido establecer las prioridades A, B y C, en función del tiempo el dinero y el grado de satisfacción. _ Poner atención y mirar en la dirección que vamos. Muchas personas salen a buscar lo que les gustaría y encuentran algo que les desagrada porque no establecieron correctamente en el punto de 141 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. partida su verdadero destino. Otros salen certeros, seguros, pero cuando un elemento los distrae por el camino se despistan y al rato ya no saben bien donde se encuentran. _ Hay gente que persigue aquello que impone la sociedad. Va tras lo que está de moda, pero no han llegado a ninguna conclusión respecto a lo que necesitan y pueden o deben obtener. Desconocen sus mayores necesidades. _ Y por eso salen en dirección equivocada y terminan por dar tumbos, estrellándose contra los muros o embarrancando en los arrecifes. No han previsto planes de emergencia puesto que no sabían a donde se dirigían. A muchos los azota la desdicha y lo que es peor... nada hacen por enmendar la situación, nada hacen por reelaborar su objetivo en la vida. Yo siempre he intentado asegurar el tiro al máximo –se había mostrado tangible e indiscutible tras la afirmación. _ Pero si sobre diez puedes conseguir ocho, lo adecuado es fijar la meta en seis, y tú, Iván, muy al contrario, quieres llegar a doce, allí donde nadie se atreve, ¿por qué no vas sobre seguro y más tranquilo con garantías de llegar a la meta... en vez de ir hacia lo inaudito a cada rato, exhausto! _ Mi naturaleza es así, ¿qué puedo decirte? Alguien tiene que llegar a la zona prohibida, al terreno desconocido. A muy corta edad tuve que aprender a tomar mis propias decisiones. Se produjo un punto de inflexión, un desnivel que me hizo confundir lo imposible con lo evidente, y todo lo posible con lo mediocre y vulgar. _ ¿Es por eso que quieres enseñar, para que no se pierda lo que tanto te ha costado aprender? _ Exactamente Oscar, así es. Creo que ya te lo había dicho. Debo hacer algo útil con todo esto. Partí del paraje de la devastación sin amilanarme ante el reto. Lejos de revolcarme en la desolación de mi suerte, salí a la universidad de la vida sin más opción que la de aprender. Desierto. Una jornada detrás de otra sin más alimento que ellos mismos. Y un Iván capaz de estructurar al ser humano y descomponerlo en piezas. _ La mayoría de las personas creen que son las cosas o la gente quien les hace felices, pero yo creo que esto no es correcto. Tanto tú como yo, Oscar, somos los conductores de nuestra propia existencia porque los pensamientos que escogemos en relación a las personas y las cosas que nos rodean determinan el estado de ánimo y el comportamiento, tanto como las acciones. Siente lo que piensas y aprenderás a pensar de otra manera. No se trata de si se puede o no se puede hacer, se trata de sí se hará o no se hará finalmente. Y la decisión siempre es individual. Tiene que serlo. Propia de cada uno. ¡Exclusiva! _ A mí lo que más me gusta de tu inquietud... porque tengo esa sensación y espero no equivocarme, es que te gustaría evitar que las personas sigan matando de hambre su espíritu. Y la verdad, esto me parece muy bien. Es bueno renovar ideas. Conocer revolucionarias teorías. En general, nuestra escala de valores no está suficientemente definida y la sociedad actual no socorre, sino que contribuye a confundirla hasta ahogar los valores. _ Yo creo que cualquier persona tiene derecho... no, ¡rectifico! Toda persona tiene el deber de aspirar a más. Y aunque me será difícil conseguir que se desnuden no descarto la lucha, no desfalleceré. No me desanimaré a la primera de cambio. No lo haré aunque muchos sigan reprimiéndose obtusamente resguardados tras sus carcasas de acero forjado. Imagínate una habitación completamente oscura, pues lo que pretendo es entregar una linterna. Ahí termina mi función. Encenderla o no encenderla... ¡ahí está el dilema! Pero es un dilema individual. Cada uno decidirá 142 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. si prenderla. El descubrimiento debe llegar con la suavidad del viento cuando acaricia. Pero honestamente Oscar, quiero contribuir con mi esfuerzo. Y necesito que comprendas y me ayudes a razonar. Si algo he aprendido de ti es que los poderes de la mente son infinitos pero únicamente utilizamos un diez por ciento. _ Pero yo también he aprendido mucho de ti Iván, ¿y quién me contradice si afirmo que es el corazón el que nada más utilizamos en un diez por ciento de sus posibilidades? Cuando un músculo se utiliza se desarrolla, pero cuando se lo ignora acaba por atrofiarse y esto es lo que le ocurre al género humano: se desatiende y se pierde. Coincidimos, ¿cierto? Lo que quiero decir es que aun siendo inteligentes, puede que no vean la oportunidad. No es fácil que las personas se desmarquen. No es fácil que rompan con lo que les proporciona una simulada seguridad. No todos poseen tu gallardía mi buen amigo. _ Oscar, puedo concebir un hombre o una mujer sin pies, sin manos, sin piernas, sin brazos, pero no puedo concebir una persona sin pensamiento porque entonces sería nada más una piedra o un árbol; un pedazo de montaña después de la desafortunada visita del fuego que muestra un tierra arrasada. _ A veces me parece que tienes dotes de grandilocuente poeta. Desierto de alucinaciones que sólo tienen los hombres sedientos deslumbrados por el sol. _ El pensamiento es grande rápido y libre, la luz del mundo y la gloria del individuo –terció Iván-. El pensamiento nos consuela a todos de todos y todo lo soluciona. El pensamiento no paga impuestos, ni peajes, ni aduana. Quien no puede pensar es un idiota pero quien puede hacerlo y no quiere es un fanático. Francamente te lo digo Oscar, quien no se atreve a pensar es un cobarde. _ Y además de poeta un hombre práctico! Te he visto actuar impulsado por la encendida pasión sin pensamiento ninguno por años, y no obstante, me hablas ahora acerca de algo que conozco bien con un conocimiento tan pleno como el mío. Quizás estaba errado y no eras lo que parecías. _ ¿De qué sirven los ojos a un cerebro ciego?... Pensar puede ser el trabajo más difícil que existe y quizás por esta razón hay tan pocas personas que lo hacen. _ Y yo que tenía la impresión de que tú no tenías al pensamiento en cuenta... creía que actuabas por reflejo. _ El pensamiento es la principal facultad que tenemos los humanos. No es lo que poseemos o lo que somos o el lugar donde nos encontramos, ni tampoco lo que realizamos. Nada de esto es lo que nos hace felices o desgraciados sino la manera en que escogemos procesar la información. Son nuestros pensamientos quienes nos hacen, porque nada es bueno o malo. El pensamiento califica de una u otra manera. _ Es verdad. Quizás tengas razón, y si variamos los pensamientos podemos cambiar nuestro entorno. _ Tal como piensas eso es lo que eres. La pregunta clave desde donde poder diseñar un curso, sería ¿somos dueños de nuestros pensamientos? Y si lo somos, ¿por qué nos quedan tan lejos? _ Pero la voluntad te los acerca. _ La libertad de poder escoger existe como opción y la actitud mental positiva es un buen camino. Personalmente te lo digo Oscar, creo que esta combinación de libre elección y mentalidad positiva es la mejor alternativa desde donde arrancar en nuevo caminar porque predispone a no menospreciar ciertas cosas, como no sea el egoísmo la mezquindad y la corrupción. Predispone a 143 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. no tener miedo, como no sea a la cobardía, la deslealtad y la indiferencia. A no desear nada que pertenezca a otro... como no sea su bondad. _ Rectifico, más que un poeta me pareces un profeta. Entre un pecador y un santo, escojo al pecador. El santo, probablemente jamás ha tenido la osadía de infringir las normas o la valentía para romper las costumbres establecidas. Pero quien como tú Iván indaga en la zona oscura, tiene la posibilidad de volver para contarnos a los demás lo que allí ha visto. Sabe cual es el camino de regreso y puede emprenderlo otra vez, después de conocer y comprender su lado opuesto. Entonces, si puede perdonarse sin remordimientos... se convierte en un hombre grande. _ Oscar, yo dicto mis propias reglas. Soy dueño de mi tiempo y hago frente a mis necesidades. No pido favores a nadie. Observo las oportunidades y, aún así, quiero el privilegio de equivocarme. Sin ideales no eres nada. Sin un propósito claro nunca se consigue nada. Y sin riesgo no hay premio. Todo el mundo acaba pagando un precio. No hay excepciones. Quién se mantiene inoperante, quieto, sin hacer nada por solventar los problemas, paga un precio. Igualmente como quién no le importa arriesgar su integridad para defender sus ideales, también paga un precio. Es curioso, por muy alto que llegues o muy bajo que hayas caído, compruebas que en ambos lugares tanto el bien como el mal siguen existiendo. Y acabas escogiendo. Puede hacerse de una forma acertada, seleccionando aquello que te permite vivir en paz contigo mismo, tranquilo, satisfecho de tus actos, o por el contrario, se puede seguir caminando sin rumbo a merced de los acontecimientos ignorando los propios principios. Aunque entonces estás muerto. No lo sabes porque te limitas a vegetar, pero estás muerto. ¡Muerto! Arena caliente sin estrechas calles de piedras, lejos de los comercios de especies, de la bandeja de té con piñones y la pipa de agua. Ajenos a cualquier reyerta, sin contrarios, ni intrigas, ni aprietos. Pies descalzos hundidos palpando con las puntas las entrañas de la Tierra. _ Sabes Iván, me estás tocando dentro. Me estás descubriendo lo que me temía, mi gran dilema, que no es saber de dónde vengo ni adónde voy, sino, entender quien soy. Para qué sirvo. ¿Para qué soy útil? He ganado muchos casos pero siento que todavía no he hecho nada de utilidad en mi vida. Tú, en cambio, pareces tener un proyecto con el que disfrutas y te identificas. _ Pero Oscar, este tipo de respuestas debe uno buscarlas en su interior. A mi sólo me está permitido darte un tremendo bofetón para que reacciones. Puedo zarandearte un poco pero nada más... no puedo molerte a tortazos! Oscar, a los ojos de la gente puedes parecer un ser insignificante pero yo sé bien que tu corazón es bravo. _ De acuerdo, el paraíso está al otro lado de la puerta. Ya lo sé. Está ahí. Debo cruzarla. Pero el pasillo es tan largo y siniestro... hay tantas puertas y puertas que no se me ocurre otra cosa que empezar a desfallecer. Sé que estoy en un momento fértil con la promesa de grandes logros. ¿Quizás me he equivocado de piso? ¿será eso? _ ¿Cuántas puertas has traspasado?... porque esa es la cuestión. Has sido tú quien ha hecho referencia a la voluntad y la voluntad es acción. La persona que tiene algo por lo que luchar, simplemente, vive más y mejor. Razonar de manera positiva equivale a vencer el mal, y también la negatividad pero... _ Y, ¿no crees tú Iván, que todo cuanto la mente es capaz de imaginar lo sabe antes el corazón? 144 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Sea como sea, en el espíritu yace todo. Desde algún lugar remoto me llega la melodía... y dice que va a suceder algo maravilloso esta noche. Me consta que será una señal. _ ¡Yo también oigo una especie de melodía! _ Aquí Oscar... semejante expresión de la naturaleza es un imán que atrae a buscadores y yo he buscado con ímpetu y, ...y estoy encontrado! El espíritu es un cofre de tesoros insondables y la manera como llegan pensamientos y sentimientos me parece cosa secreta. Sinceramente, se me escapa. Creo que todo está ahí, aguardando, esperando a que penetremos, a que entremos en su misma onda, pero la conexión no es posible por muchas razones todas ellas externas... razones de las que debemos liberarnos. Fuiste tú quien me habló del miedo a la libertad, recuérdalo. Aplícatelo a tu persona en vez de continuar tartamudeando por años... no sigas dubitativo o permanecerás sediento aunque sigas bebiéndote el agua, porque no repararas en ella como el pez que no sabía lo que es el agua. _ No entiendo! _ Cuida que no te suceda lo que al pez que acudió al pez sabio para interrogarlo acerca del agua y cuando éste le contó que el agua era lo que estaba a su alrededor, aún así permaneció sediento de comprensión. Te aseguro que he trabajado mucho a nivel interno. Y a partir de ahora me concentraré mayormente en mis pensamientos en vez de hacerlo solamente en la espontaneidad de la incesante actividad. Mediré mis movimientos. Y sabes otra cosa, quiero enseñar mantras a la gente para que los incorporen a su dieta. _ Dame un ejemplo. _ Mi pensamiento no conoce límites. Desconoce los principios y los finales porque en mis pensamientos no existen las barreras. Por tal razón me dejo ir en vez de aferrarme, para reformar mi vida de manera que me agrade. _ ¡No está mal! ¿Otro?... _ Por mucho que corra el viento jamás alcanzará la realidad de mi pensamiento. _ ¿Es otra de tus verdades? _ La mitad de las personas actúan sin pensar y la otra mitad piensa sin actuar. Tú y yo somos un claro ejemplo. Cada uno en un extremo durante veintitrés años... Pero yo, hoy, decido mejorar. _ ¿Estás de acuerdo conmigo que el pensamiento es pura energía que fluye libremente por todo el universo? –le preguntó Oscar. _ Sí. Energía sin restricciones, sensible de ser captada y utilizada por cualquier mente inquieta, espabilada, vigilante, lúcida, perspicaz, sagaz y despierta, y esta última palabra “despierta” puede que sea la que mejor define a la persona con ganas de vivir intensamente... una persona a la que le es más fácil palpar esta vitalidad grande y potente Oscar ¡Vas a tener que seguirme el ritmo! La energía es un poder inagotable al que debe sacársele provecho. Pensar es moverse en el infinito. Hemos de darnos tiempo para cultivar nuestras fantasías. Hay que crear nuestras propias oportunidades de negocio. Invitar a los colaboradores adecuados y repartirse los beneficios a partes iguales. Te lo ruego... ¡no te me quedes rezagado! _ A partir del momento en que tú eres capaz de hacer algo crees que los demás también deben hacerlo pero... Espero que sepas encontrar la imprescindible sapiencia para distinguir lo que es justo –le espetó Oscar-. La voluntad para escogerlo. Y la fuerza para llevarlo a cabo. De lo contrario puedes hacer mucho daño Iván. Tu causa es noble... en tiempos en que las causas nobles son ridículas. Tu 145 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. actitud honesta. Y el propósito por lo que he podido deducir muy sano. Probablemente tú y yo tengamos que conjugar nuestras facetas –lo miró tan fijamente que casi podía ver con los ojos de Iván-. ¿Quién es tan ciego que puede menospreciar indicaciones y sistemas operativos que funcionan? Tu mundo cabe en el mundo pero... ¿cabe el mundo en el tuyo? _ ¿Quién es tan rico que puede desestimar aportaciones interesantes que favorecen su aprendizaje? Y, ¿quién es tan espléndidamente autosuficiente que puede prescindir de una palabra valiosa para su crecimiento? _ Nuestras palabras de aliento pueden encontrar un refugio en las almas atormentadas –casi hablaba con la voz de Iván-, un rincón donde anidar para cuando el desorientado las precise... yo mismo así lo espero, te lo aseguro, espero no defraudarte amigo mío. Tu enfoque es bueno, eso de que la vida es un juego emocionante donde nadie puede ser perdedor me gusta. Respetar reglas sencillas pero importantes, ¡está bueno! Creo que nadie mejor que tú para enseñar a las personas a combatir el desengaño por los resultados obtenidos porque has sabido extirparle poemas a la dificultad. Si alguien puede mostrar como ganar al fracaso, ese eres tú Iván. Claro. Tú sabes estimular para que se acepten los retos... hurgarás en el almacén interno de los participantes a tus cursos para encontrar el valor para que se arriesguen... ese valor que convertirá sus sueños más complejos e inaccesibles en oportunidades reales que poder materializar. _ ¡Las píldoras para el malestar son una ayuda pero nunca son la solución! –lo dijo Iván con la rabia reprimida que denuncia la ingestión descontrolada de sedantes y falsos calmantes, de barbitúricos, de medicamentos que demasiadas personas se auto recetan sin prescripción-. Mira a tu alrededor –continuó diciéndole antes de enmudecer señalando con el dedo extendido la inmensidad del horizonte-. Fíjate Oscar, sólo hay arena a nuestro alrededor. Si se libera un hombre en el desierto que nada siente, de nada va a servirle su libertad. La libertad no existe sino para alguien que va a un lugar, y liberar a ese hombre consiste, no solo en mostrarle la sed, sino en mostrarle el camino hacia un pozo y si tiene solamente cuarenta y cinco minutos para gastar en la vida, sabrá en qué emplearlos. Entonces, igual que nosotros ahora, podrá sentarse tranquilo en una duna. Y como nosotros, no oirá absolutamente nada y sin embargo, algo mágico resplandecerá en el silencio. Contémplalo Oscar, ¿verdad que es fantástico?... ¡sobre todo en esta oscuridad espesa! _ ¿Y no te parece aburrido a ti que te agota lo cotidiano? ¿No te cansa ver todo el rato lo mismo? _ Todo lo que alcanza la vista no es más que una arena uniforme... y más claramente te diré, en el desierto, cualquiera puede sentirse absorto por la monotonía, lo rutinario, lo amorfo, pero si atiendes Oscar, tú que sabes bien abstraerte en la contemplación verás a lo lejos invisibles duendes serafines y querubines que edifican en el desierto una cambiante red de direcciones, pendientes, señales, la misma musculatura secreta que David Lean plasmó en su memorable Lawrence de Arabia... ¡como me gusta esa película! _ Yo creo que a ti te gusta el desierto porque está todo por hacer. _ Pero el desierto tiene vida propia. En la película, uno comprueba bien que no hay uniformidad sino una belleza que te calienta. Un paisaje que te orienta en la escasez cuando tus ojos nada alcanzan a ver más que arena y más arena. _ A mi también me gustó esa película. Es una buena narración histórica, bien dirigida e interpretada. Y que conste Iván que a mi el desierto también me parece bello aunque no me produce tanta atracción como las montañas del Himalaya. Gracias a tu insistencia he podido ver su rostro sin las 146 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. arrugas que dibuja el viento bajo el sol y la luna, esta luna tan nuestra y tan nueva que está escondida. _ Lo que más embellece al desierto son sus secretos. Hay mil pozos escondidos y de repente, comprendes que cosa es ese misterioso resplandor que alumbra como una lámpara mágica. En ese instante un fogonazo nocturno iluminó parte del territorio como una de esas bengalas de señalización que explotan luz y caen lentamente hasta el suelo en un interminable descenso. Ambos levantaron la vista al cielo. Vieron una estrella fugaz cruzar el firmamento de derecha a izquierda en línea recta como partiendo la negra pantalla en dos. Permanecieron en silencio por largo tiempo sin abrir o cerrar los ojos, sin llenar los pulmones de aire hasta que Iván se incorporó y empezó a andar. Oscar lo siguió inmediatamente. Iván avanzaba. Oscar lo seguía con sigilo arrastrando los camellos. Subieron y bajaron por las dunas sin descanso, una detrás de otra dejando tras de sí las huellas que ocultaba el viento. Quizás pasó una hora. Pero muy bien podían haber sido dos. O tres. Probablemente cuatro, incluso cinco. Con la mirada fija en su espalda Oscar lo alcanzó. Iván le dijo mientras seguían caminando, ya no uno detrás del otro si no juntos ambos amigos a la par. _ El sonido del silencio... nada más se conoce en la inmensidad del desierto. Igual como la paz se percibe buceando a cuarenta metros bajo el mar o en lo alto del Tibet. A mí también me gustan las montañas del Himalaya, Oscar. Cada lugar tiene oculta su gran verdad e ir en pos de ésta es lo que empareja al trotamundos con la vida. El desierto, como el océano, es tan inmenso y sus horizontes tan extensos que hacen que el ser humano se sienta pequeño y permanezca callado. Sólo entonces poseído de una gran humildad se entra en contacto con la unidad de la Naturaleza. _ Las dunas cambian con el viento pero el desierto sigue siendo el mismo. Creo que tu espíritu aventurero te ha llevado a ser como el desierto. Y de igual forma como el desierto es insaciable, tú permaneces imperturbable como un guerrero. Por esto la gente piensa que eres arrogante. Dime Iván, ¿de verdad no temes adentrarte en la garganta del desierto? _ Hemos dormido por siete noches en este desierto, por siete noches en nosotros mismos ¿cómo podría asustarme a estas alturas del desierto de mí mismo!... Además... dicen que Alá puso las palmeras y el agua para que los hombres pudieran aprender a sonreír... encontraremos nuestro oasis o algo mejor. _ Sí, pero el recepcionista del hotel me advirtió asustado cuando le expliqué lo que iba a hacer que el desierto es una mujer caprichosa que a veces enloquece a los hombres. _ ¡No tendré esa suerte! _ Eres imposible. Nada ahuyenta tu sed de conocimientos. _ Efectivamente, nada. Sería capaz de sacrificar cuanto a mi alrededor exista por saber una cosa más. _ ¿A las personas también? _ Por el momento nada me ata a ninguna persona. El águila vuela sola. Debo viajar ligero si quiero llegar a mi destino. Se que hay un lugar reservado para mí. 147 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Siguieron andando hacia un horizonte que parecía alejarse con su avance a cada paso, un paso más lejos, hasta que se detuvieron repentinamente. _ Mira Oscar, este me parece el sitio más bello de la tierra y el más triste paisaje del mundo porque es aquí, estoy seguro. Fue aquí donde apareció y de aquí desapareció el principito. _ Sin duda es aquí Iván, escarbemos haber si encontramos el bozal que dibujó para que el cordero no se comiera su flor. Y escarbaron en la arena mientras escuchaban las estrellas como quinientos millones de cascabeles porque era ahí mismo donde cayó, suavemente como un árbol cuando aquel extraño animal delgado como un dedo se acercó a su tobillo como un relámpago amarillo y desapareció el principito el veintinueve de diciembre de 1935 para volver a su pequeño planeta el asteroide 3612. _ Seguro que encierra su flor todas las noches bajo la farola de vidrio. _ Nada del universo puede ser igual si en alguna parte un cordero se ha comido una flor. Y los dos alzaron sus rostros preguntándose si el cordero al que no conocían se había comido la flor que nunca habían visto. Y todo cambió por completo porque flor y cordero habitaban su corazón. Muy pocas personas comprenden porque este simple hecho puede tener tanta importancia cuando a diario miles de corderos en el mundo se comen impasibles miles de flores indefensas y no pasa nada. Oscar e Iván examinaron largamente aquel lugar. Atentamente durante horas. El paisaje fue descubriéndose para ambos con el amanecer a su lado y no tuvieron prisa. Esperaron, exactamente debajo de la estrella que había señalado el camino. Y aquel niño dulce y malhumorado con su bufanda y sus rubios cabellos dorados como el trigo vino hasta ellos. Ambos le reconocieron. Supieron que se trataba del pequeño Principito de Antoine de Saint-Exupéry. Y fueron buenos con él. Lo trataron como debe tratarse a un niño. 148 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. En su nuevo despacho situado en la parte baja del dúplex de las Ramblas de Barcelona, un cuadro de tres metros y medio por dos preside la sala en la pared donde está situado el gran sofá de cuero. Ahí se encuentran reunidas las fotografías que reflejan los eventos más significativos del existir de Oscar. La visión del cuadro queda en ángulo muerto para el visitante, ya sea porque se sienta en los sillones frente a la mesa del despacho quedando a su espalda o por encima de su cabeza si sienta en el sofá. Igualmente desde la mesa de juntas queda apartado a la vista de los clientes que ocupan el lado que ofrece mayor amplitud para disfrutar del decorado que frente a ellos domina la impresionante librería jurídica recargada en su diseño, captando su atención si levantan la vista de los documentos porque es inmensa y de una sola pieza. Aquel recorrido por su vida en imágenes estimulaba a Oscar. Le daba aliento cuando algún asunto se torcía. En una de las instantáneas se le ve en la puerta de los juzgados en su primera comparecencia. En otra está recogiendo un premio en la cena de empresa del bufete de la gran corporación. En otra participando en una maratón ecológica. En otra asistiendo a una importante recepción oficial con miembros de la Casa Real. En el centro, su madre, su hermana, su padre. También está presente la fotografía de su graduación y una de su infancia con Iván en Le Bon Soleil, pero la que más le agrada es la de Ana en blanco y negro; obsequio que bajo mano le ofreció la que podía ser su futura suegra y que debería sustituirse por otra a todo color en caso de que su amor sea un día completo. Por el momento se trata de un amor pendiente y en blanco y negro porque una de las partes no accedió. Una música delicadamente suave suele adornar el ambiente con una sedante paz. Se puede trabajar confortablemente; algo que anheló durante el tiempo que estuvo empleado en el bufete. Las paredes no están pintadas, sino revestidas por madera noble de roble macizo excepto la del cuadro que está recubierta por una tela de terciopelo de un tono amarillo anaranjado y para darle mayor relieve al cuadro, dos plantas naturales con grandes hojas se elevan hasta el techo desde cada esquina a modo de columnas romanas. En la vivienda donde ubicó su centro de operaciones profesional hay una habitación sagrada, austera, de tipo japonés, al final del pasillo en la zona interior de la parte alta. Ese habitáculo oriental lo utiliza exclusivamente para meditar. Su meditación tiene que ver con la meditación oriental más que con la meditación occidental. En occidente, meditar sugiere una actitud mental activa relacionada a menudo con la reflexión; en oriente ocurre todo lo contrario. “No puedes meditar” le había explicado a su buen amigo Iván una noche de luna nueva. “Puedes estar en la meditación” le dijo como si le estuviera mostrando un lugar. “No puedes estar en concentración, solo te puedes concentrar. Meditar es un estado. No es un acto”. Todavía funcionaba aquella especie de varilla electromagnética que captaba las vibraciones en su juventud autorregulándose sin necesidad de ayuda. La norma imprescindible para poder entrar en el habitáculo consiste en descalzarse y encender la gruesa vela de metro y medio. Nunca hubo lamparillas. Ni ventanas. Tampoco muebles. La habitación oriental está toda forrada con una fibra opaca de un blanco neutro rallada por finos listones de madera separados entre ellos por sesenta y seis centímetros exactamente. Las medidas 149 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cuadran. Había elevado en la parte central a modo de amplio podio un cómodo lugar lleno de cojines donde se sentaba aproximadamente una hora por la noche y veinte minutos en la mañana antes de comenzar su jornada laboral. Todavía se recuperaba. Se limpiaba de todas las impurezas que había acumulado con su erróneo estilo de vida. Cada vez que cerraba la gruesa puerta corredera a sus espaldas sentía la misma sensación. Había mandado aislar las paredes con un material especial dejando pequeñas cámaras de aire que amortiguaban el sonido. En el suelo, una esponjosa moqueta denotaba un tacto agradable en la planta de sus pies. Y dejándose fuera entraba únicamente su cuerpo para permanecer quieto, inmóvil, sin mirar el reloj, ensimismado con su dialogo interior sereno y despreocupado. Oscar admiraba la pulcritud y el refinamiento de los movimientos orientales. En su iluminada vivienda podía contemplarse una extensa colección de los más variados bonsáis que iba retocando y retocando hasta que obtenía la visión más cercana a la perfección que había tenido. Y cuando el árbol de su corazón se reflejaba en esa planta, no volvía a tocarlo. Lo cuidaba porque su belleza lo reconfortaba. Se movía por la parte que correspondía al territorio prohibido que era su domicilio particular con un kimono oriental porque además de cómodo le parecía muy elegante. Todo cuanto acontecía era digno de su absoluta atención. Cuando barría, le gustaba escuchar como el cepillo peinaba el suelo. Cuando se duchaba, escuchaba el agua caer y sentía el jabón espumoso en su piel. Cuando cocinaba, atendía la transformación de los alimentos. Cuando Oscar se centraba en una sola actividad, la actividad, igual que él, estaba libre de tensiones. Se decía a sí mismo que no pueden hacerse dos cosas bien hechas al mismo tiempo se decía. Le había contado a su amigo Iván durante una conversación telefónica “Si hacemos varias cosas al mismo tiempo dividimos la atención y se fragmenta el resultado al no poder obtenerse el máximo provecho de ninguna de las dos actividades”. Su razonamiento había sido el siguiente: “Tratar de hacer dos cosas bien a la vez significa no hacer ninguna bien. Muchas personas hablan por teléfono mientras conducen, miran el televisor mientras comen, escuchan las noticias mientras hacen deporte en el parque, y toda esa doble actividad reduce su capacidad de concentración”. Oscar se había acostumbrado a hacer una sola cosa cada vez. Y desempeñaba solamente esa sola actividad atendiendo lo que ocurría. 150 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. A Oscar le gustaba comenzar la mañana con buen pie. Su despertador era biológico. Nunca música ni timbre estridente rompieron el descanso. No explotaba de golpe y porrazo la radio con voz impertinente. Ningún locutor pedía insistentemente que se levantara. Oscar no bajaba nunca las persianas porque la luz del amanecer era una señal de invitación a la vida. Abría sus enormes ojos de almendra y sin moverse realizaba breves ejercicios respiratorios y abdominales después. Se decía que ese día concretamente iba a ser un día maravilloso y no saltaba de la cama ni se arrastraba hasta la ducha. Como el viento se trasladaba. Mientras se afeitaba repetía su mantra. Y en seguida de tragarse casi un litro de agua para limpiar el estómago, preparaba una infusión de hierbas que le mandaban directamente de la India con una fórmula que combinaba diversas plantas medicinales. Una cocinera de rostro fresco y agradable, redondo, igual que su cuerpo, había sido seleccionada tras un exhaustivo proceso y provista con inmejorables referencias se aparecía para servirle un desayuno fuerte. Oscar se preguntaba de donde proceden los alimentos y como han sido producidos. Se aseguraba de que fueran merecedores de su confianza y lo eran cuando las compañías respetaban el ecosistema. “La comida no aparece por arte de magia en la estantería del comercio”, le dijo cuando la contrató. “La comida tiene su historia y sus anécdotas. La comida viene de alguna parte”. A Oscar le gustaba saber y se interesaba por conocer el país de origen. Eso era tan importante como el cómo se alimentaba uno. Le gustaba comer sano y no era únicamente lo que comía si no la manera de hacerlo lo que permitía una correcta digestión. Sentía aversión por los alimentos prefabricados y recalentados en el microondas. Oscar saboreaba el manjar despacio. Iván se sonrío cuando en una ocasión le dijo “No perjudico la más preciada fuente de plenitud, que no es otra que la capacidad de amar, y amablemente me alimento con amor” porque aunque parecía ridículo, había decidido aceptarlo tal como era desde la niñez. En otra ocasión le dijo a la cocinera que mantenía su ánimo agradable “Vamos tan deprisa que al sentarnos a comer engullimos la comida sin saborearla y a veces olvidamos ponerle sal o azúcar o limón porque vivimos sin reflexionar. Y reflexionar es detenerse a ponerle el punto justo de sal azúcar o limón a la vida”. La cocinera también se encargaba de la limpieza y era quien mantenía impecable tanto su domicilio y como el despacho. Oscar demasiado la fastidiaba con el asunto del ahorro del agua “Un grifo mal cerrado provoca el goteo y una gota por segundo son treinta litros al día”. Le tenía prohibido comprar cualquier tipo de aerosol. Solamente podían consumirse productos frescos y naturales en vez de envasados o enlatados. Y le hacía llevar la propia bolsa de plástico en vez de pedirlas en la caja del supermercado. Oscar realizó una serie de elecciones domésticas en favor de la ecología mucho antes que los políticos iniciaran el uso de la degradación de los espacios naturales en sus discursos y aunque tardarían varias décadas en insertarlo en los programas de gobierno y todavía más en ponerlo en práctica, a Oscar le importaba su proceder, su propio compromiso con el planeta que habitaba. Le sugería que comprara en una modesta tienda familiar del centro de la ciudad. ¿Ir cargada desde ahí... sí! Fue su respuesta tajante si quiere continuar empleada. Y ella se puso a planchar. Y le 151 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. dijo al entregarle su primer salario “Le ruego no abuse de la lejía en el baño. Mucha lejía no hace que mi baño sea el más limpio del edificio. Tenemos tendencia a abusar de las cosas. Se trata simplemente de matar bacterias sin perjudicar el ambiente y así los ríos y las corrientes subterráneas se beneficiarán de la disminución de residuos químicos y por ende, saldrá ganando la vida silvestre. No quiero una vivienda limpia si con ello provoco un planeta sucio”. Muchas mujeres hubieran salido corriendo de semejante casa. ¿Por qué ella siguió empleada en la vivienda de Oscar? Ella admitía la sagaz educación medioambiental que ninguna otra persona le había dado antes. Con Oscar entendió que no son necesarios tantos productos de limpieza, lo que además de economizar, ahorraba un espacio vital en los armarios. Y le aceptó sus excentricidades porque la trataba con amabilidad y respeto y la paga era considerable. Cada noche antes de acostarse, Oscar hacía más o menos treinta minutos de bicicleta, pero no llegaba a consumir los cuarenta y cinco que marcaba el contador que él mismo accionaba por lo monótono del movimiento. Realizaba el ejercicio para evitar oxidarse pero en modo alguno le agradaba y se consolaba susurrándose “Mente sana en cuerpo sano” mientras pedaleaba. Tenía que llenar algunas horas del día de forma inteligente porque solo seis horas dedicaba a su actividad laboral. Estaba descorazonado por la programación televisiva y en el videoclub, únicamente encontraba cintas de acción con demasiados efectos especiales carentes de mensaje sino es el de la violencia gratuita, la lucha por el poder o un sexo desmedido poco apto para menores usuarios finales de las cintas. Se distraía poniéndose minoxiril al dos por ciento en las zonas más pobres de su cabeza con unos finos bastoncillos de algodón. El cabello empezaba a escasearle. Quería evitar una prominente calvicie antes de los cuarenta. Y a continuación de pasar por su habitación sagrada, leía hasta que se le caían los ojos encima de la almohada, y, medio dormido cerraba el libro y apagaba la luz de la mesilla de noche deseándole en voz alta un feliz descanso a su amada Ana. Los sábados y domingos casi no hacía excepciones con sus tareas, salvo que en vez de una infusión, se tomaba un par o tres zumos de naranja recién exprimidos y su desayuno, consistía en una colección de distintos frutos secos al tiempo que daba un repaso a toda la prensa acumulada de la semana. En su nevera, las ensaladas de pasta de su artista la cocinera de cuerpo y rostro redondo. Nada de carne, solamente verde. Tenía aprendida la lección! Y algún fin de semana salía de retiro. Se ausentaba desde el vienes en la tarde hasta el lunes al mediodía. Solía ir al Valle de Arán donde espacios abiertos permiten disfrutar de la belleza de un paisaje cuesta arriba y cuesta abajo para realizar excursiones de más de siete u ocho horas que interrumpía para sentarse en una roca a deleitarse con la vista de uno de los lagos, y entonces comía embutidos, sorbía el vino local de una bota vieja y agradecía tanta Naturaleza. El dúplex donde no faltan pinturas y esculturas que se encuentran a cada paso como si fuera un museo contemporáneo, dispone de cuatro sofisticados aparatos de aire condicionado desde que un invierno el portero del inmueble olvidó encender la calefacción central de todo el edificio y Oscar pasó mucho frío durante la noche en su dormitorio. El ruido le ponía frenético pero no tanto como el frío, así que instaló sus propios aparatos como medida de precaución “Para una mayor seguridad” le dijo a su secretaria de ojos huidizos y cuello muy largo mientras le indicaba el funcionamiento y las temperaturas deseadas en cada estación del año. 152 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Así como su despacho es un lugar ajetreado por el desfile de gente estresada a lo largo del día, la parte alta correspondiente a su domicilio particular no puede visitarse porque es su remanso de paz. La zona quedaba excluida y se accedía por una escalera camuflada. Los clientes no sabían donde residía y no suponían que fuera ahí mismo, en el piso de arriba. En el sombrero del edificio con su mirador como visera no había teléfono “Si tienen que contactar conmigo que llamen al despacho”. No quería tener que moverse para levantar el auricular sino le apetecía y a solas consigo mismo, ni una sola llamada lo perturbaba. Ninguna sorpresa. Tampoco visitas. No quería responder, ni abrirle la puerta a nadie. Tenía línea pero nunca enchufó el aparato. Estaba en un cajón para una urgencia. Se protegía de las interrupciones. De ocho de la tarde a diez de la mañana y todos los fines de semana era un ser inaccesible; todo su mundo lo constituía la meditación y el recuerdo de Ana, sin olvidar la perenne música del inmortal Elvis Presley, tanto como su devoción por Iván. Oscar asumía su vida bajo la capa del romanticismo. Su pasatiempo predilecto consistía en coleccionar buenos sentimientos y atesorar buenas acciones mientras seguía esperando a su amada. En la amistad, como en el amor, Oscar se mostraba altamente sensible. Atento, pero reservado antes de otorgar la apertura a nuevas amistades y relaciones ya que de esto dependen los buenos resultados o el fracaso de toda existencia humana. Debía aprender a entregar lo mismo que buscaba: amor, aprecio, afecto. Sin embargo, se encerraba exclusivamente en la promesa de una relación con Ana y no socializaba ni se relacionaba con otras mujeres. Su forma de pensar destilaba creatividad y estaba orientada hacia las ciencias del porvenir. Al igual que su buen amigo Iván, no estaba muy convencido con lo establecido por la sociedad normativa y oficialista. Aborrecía cada día más ese orden establecido. Sostenía una alta concepción del valor humano que le comportaba penosas desilusiones. Era necesario que se sintiera adecuadamente inspirado desde su alma en su conciencia para que las fuerzas emocionales le permitieran llevar a cabo iniciativas concretas. Y se dijo a sí mismo que sería el mejor juez. Alargaría su especialización y no escatimaría esfuerzos ni dinero en un intento por unir el ideal interior con el trabajo cotidiano. Iván todavía era un torrente que corre por la ladera empinada de una montaña regalando, obsequiando, despilfarrando emociones sin detenerse a compartir, desinteresado en conocerse tanto como Oscar aunque, eso sí, enamorado de su existencia. A través de la meditación, Oscar entraba en comunión con la naturaleza pero a través de su profesión se enredaba en los juicios de valor tropezando con un sistema fijo que lo limitaba. Oscar debía acudir al coraje para expresarse, para mostrar aquello que no muestra a nadie mientras que Iván se había empeñado en la simulación de realidades partiendo de lo que no es. Uno 153 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. sepultaba y se oprimía proyectando un espejismo de sí mismo. El otro parecía y se expresaba ignorando lo que era en la ciudad, salvo en aquél apartado rincón del desierto. Dotado de consistencia efectiva, Oscar se empeñará en ocultarse evitando la reyerta con la única verdad posible. Iván surgirá para el mundo de la puesta en escena donde el disfraz y las frases se aprenden de memoria buscándose a sí mismo a través de la interpretación de sugestivos papeles, pero el uso de la farsa como medio, como trampolín, como motor que impulsa, se percata el desastre y, ya no más! Y sin embargo seguía. Huir de sus propias quimeras inventadas o por el contrario, correr a su encuentro como un perro urbano corre satisfecho un domingo de paseo por el campo... Uno se reprime expulsándose hacia el exterior. El otro también se reprime, pero hacia el interior, menospreciándose. Y así ambos no son. Y estarán hasta la inevitable colisión que se inflamaría en caso de conjugar esencias y semblanzas a fin de que se establezca la plena correspondencia entre lo que se es, y aquello que se muestra. Los dos son prototipo al que se dirige la apuesta. Iván indica el terreno sobre el que conviene descender porque como el de cualquier otro mortal consiste en obrar desde el secreto para de esta forma hallar el misterio. El misterio que oculta Oscar. Y lo que se pedirá es aprender los modos en los que se maneja lo que no parece, pero está. Está ahí mismo. Excavar y sacar a la superficie. Restitución de los significados después del fango y el lodo. Justamente se asigna a la polaridad entre farsa y verdad el tiempo que es alternativa. Las formas de adquirir conocimiento se confrontan. El sistema de valores variará. ¿Cuándo? Hay momentos en la vida que de reconocerse... Predisposición y promesa de logro van juntos, están unidos. * * * * La eficaz secretaria que siempre parecía que estiraba el cuello no entraba ninguna visita nueva sin permiso. Si no estaba anotada en la agenda, previamente programada, se activaba un sencillo código de señales que consistía en indicar su presencia por el interfono añadiendo a continuación – Recuerde que debe marcharse para la firma del contrato con los clientes italianos-. Al entrar la visita, si Oscar quería y podía dedicarle tiempo, le decía que anulara la cita avisando al notario; algo innecesario porque no era cierto. Si por el contrario no sabía si debía cortar la entrevista porque todavía desconocía a la persona o el asunto lanzaba el anzuelo diciéndole a su secretaria “Cuando lleguen los clientes me avisa usted enseguida”. De esta forma, al cabo de diez minutos, con la excusa de la llegada inventada e improbable de los italianos la secretaria volvía a comparecer en el despacho informándole que los había hecho pasar al salón privado. Con este aviso podía cortar la conversación cuando quisiera sin que la visita se molestara, puesto que había sido avisada de antemano, y al salir, aunque no viera a los italianos deduciría que están en cualquiera de las puertas 154 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cerradas. Pero si no le había dicho nada al entrar la visita inesperada, igualmente debía realizar una llamada de control al poco rato para averiguar si tenía que rescatarlo. Y con una sonrisa pegada en el auricular su secretaria le preguntaba como debía proceder. Estaba completamente protegido. Evitaba derrochar su valioso tiempo guardando las buenas formas, a menudo absurdas normas de cortesía que desbaratan agendas y reunios protagonizando ambas partes la misma hipocresía. Oscar utilizaba esta treta que muy bien pudiera haber urdido el mismo Iván. Cada dos visitas le ofrecía un zumo que la cocinera con la frescura en su rostro y frutas frescas licuaba por litros mezclando las más diversas especies. Conseguía gustos curiosos y chocantes, pero era incapaz de volver a entregar un vaso con el mismo sabor si Oscar lo solicitaba. Acababa de llevarle uno cuando le indicó por el interfono que se había personado una señorita que hacía seis años que no veía, Oscar no comprendió. No tenía idea de quien podía tratarse. Ana comprendía a Oscar más de lo él que se imaginaba y el tercer aniversario de la fecha señalada para el feliz reencuentro, se personó en su despacho profesional sin previo aviso, así, sin más. Cuando entró en su despacho a Oscar se le resbalaron un montón de expedientes que tenía en las manos y al retirarse hacia atrás de la impresión, tropezó con el butacón enredándose con el cordón de la calculadora que cayó bruscamente al suelo. Ella se dirigía directa como una bala hacia él mientras la secretaria se llevaba sus ojos huidizos cerrando la puerta sin escuchar el acostumbrado mensaje de su jefe: avisa al notario y haz pasar a los italianos cuando lleguen. Se había armado un lío. Ana bordeó la mesa sentándose en el interior cruzando las piernas frente a un Oscar desconcertado que fruto del impacto visual, había caído hundiéndose en el sillón consumiendo una eternidad con su estupor. Incrédulo ojeaba la ceñida falda color melocotón, las medias de seda, los altos zapatos de tacón, la camisa de un blanco brillante con el cuello abrochado y la chaqueta que combinaba cuero y lana por igual. Ana no llevaba bolso. En modo alguno parecía tener diecinueve años. Tenía estilo. Carácter. Además de una aura multicolor capaz de atontar a cualquiera, estaba... era... toda una mujer madura y adulta. ¡Ana estaba espléndida! Todavía atónito la contemplaba embobado y conmocionado sin pulso ni respiración, contenido el corazón, cuando la provocativa abertura de su falda dejaron al descubierto unas bonitas piernas largas que lo pusieron muy nervioso, y entonces, una amplia sonrisa se iluminó justo antes de decir -Aquella niña amiga tuya de hace seis años me ha mandado traerte esto-. Y alargando el brazo le entregó un sobre cerrado de color amarillo y salió corriendo cruzando la estancia hasta la puerta donde se detuvo para girarse lentamente hasta encontrarlo en su punto de mira y, con malévola coquetería, le envió un delicioso beso que empujó con la mano delicadamente. Apenas habían pasado tres minutos y su aroma había impregnado totalmente paredes, sofá, mesa, sillones, las plantas que parecían alzarse con sus brazos extendidos al cielo. Oscar le dio la vuelta al sobre para abrirlo. Temblaba. Leyó el remitente: "Doña perdón a Mister O." y dentro un par de entradas para la obra de aquella noche en el teatro Goya. Era el sexto año consecutivo que interpretaban "La extraña pareja". Al mirar el calendario, cayó en la cuenta. Su fecha. Ese gran día se salía del calendario. En su cuello había percibido la cadenita, en el sobre, encontró el otro pedazo del billete y en el semblante de Oscar apareció una tímida sonrisa que se ensanchó hasta salirse por las ventanas para volar con alas inmensas por la ciudad de Barcelona. 155 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Faltaban quince minutos para las diez. Ana no aparecía. Oscar apretaba las entradas entre sus dedos arrugándolas por la tensión de la excitación andando de una esquina a otra impaciente por divisar la esbeltez de su figura, hasta que su perfil se exhibió. Alzó las cejas rítmicamente desde la otra acera antes de cruzar por entre el denso tráfico de la avenida del paralelo. Sorteando los automóviles, se abalanzó sobre Oscar para fundirse en un intenso, largo, y tremendo abrazo suspendida en el aire girando sobre los pies de Oscar que la sostenía con firmeza. Tal sensación con pliegues de dicha ribeteados con el perfume de la consecución no podrían olvidarla nunca ninguno de los dos. Oscar había deseado esa clase de abrazo desde la famosa tarde del 30 de mayo de 1984 en el club de tenis. Tres años manteniéndose forzadamente al margen, pretendiendo encontrar el momento y, finalmente sintió todo aquel placer acumulado explotándole desde las entrañas para salpicar cada rincón de su vida ahora sí... Ana, ya estás aquí! Rieron durante el espectáculo. Oscar no se creía lo que estaba sucediendo y le cogió la mano para confirmar que la experiencia era real. Ana estaba complacida por la calidez de su amado, pero sobretodo por la ausencia de represalias vengativas. Cuando la acompañó a su casa, de tanta alegría, se pisaban el uno al otro haciendo planes para el futuro. Ya en el portal, Oscar le dio un apasionado beso extenso y jugoso que Ana respondió alargándolo como se alarga un trayecto en autobús cuando no se desciende en la parada esperando hacerlo al completar el recorrido en la próxima ocasión, tras llegar al final y regresar al mismo lugar. No fue hasta el fin de semana siguiente que partieron juntos. Ella se había aficionado a esquiar. El invierno anterior frecuentó el Pirineo, pero Oscar quiso celebrar la ocasión con un viaje más lejos, más largo, en una solitaria cabaña de madera de los Alpes Suizos. Diez maravillosos días en los que se tuvieron el uno al otro. Ya la primera noche frente al fuego encima de una gruesa y blanda alfombra, arropados por una dulce melodía de piano y violines, habiendo encendido seis velas, una por cada año, Ana se entregó tímidamente, retraída, porque la intención del viaje era esquiar y sin embargo... ¡prefirieron descubrirse los lunares en la intimidad! Cuando Oscar abrió los ojos en la madrugada, tenía el aroma de su piel en las yemas de los dedos y una sensación de plena liberación. Se alzó en la alcoba ante la misma luz que desprendía Ana para contemplarla ensimismado. Ana se había tomado suficiente tiempo para prepararse, pero todavía no se había dejado poseer. Su mente estaba dispuesta. Su corazón comenzaba a reclamar algo más que amor verbal. Su cuerpo precisaba vibrar desde la columna vertebral hasta los dedos de los pies. Quería sentirse mujer. Necesitaba ser amada después de haberse sentido inmensamente deseada durante seis años. Había aprovechado hasta el momento el justo goce de sus caricias y, al abrir los ojos sintiéndose observada, la asaltaron pensamientos eróticos. La seguridad de hacerlo en privado, sin prisas, con el hombre que amaba, pudiendo gritar si le apetecía confería a esa primera vez un vuelo especial. Ambos podrían deleitarse y repetirlo con tranquilidad, pero antes se bañaron juntos, bromeando alegres, crepitaba el fuego en el salón. 156 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Treinta y siete minutos más tarde Oscar echó algunos leños. La iluminación tenue daba a la piel de Ana una tonalidad suave y a la vez brillante. Y precisamente en ese instante dio comienzo el juego sexual justo cuando Ana caminó descalza desde el baño oliendo a flores en primavera en medio del frío invierno. Un caluroso preludio amoroso tierno y delicado se alargó tanto como ambos pudieron resistirse porque lenta, pero progresivamente, la llevó al más alto nivel de excitación. El nerviosismo se hizo gradualmente más firme e insoportable hasta que las ninfas de la alcoba cantaron la noble declaración a modo de invitación -Penétrame ya cielo, quiero sentirla toda desde la ingle a la garganta-. Y con tal confesión envuelta en gemidos y suspiros fue penetrada dejando escuchar un leve aullido de dolor virginal. Se había estado reservando para ofrecerle su más preciado tesoro durante todos esos años de loco flirteo. También Oscar era virgen. Luego de ser investida de amor, Ana se tornó más activa, se soltó por completo y fue pura dinamita, pero no hicieron el amor. Porque el amor no se hace... ¡se siente! Lo más genuino del sentimiento amoroso es justamente el sentimiento. En el arte del amor lo que menos importa es la penetración. La emotiva afectividad no quedaba al margen del sexo. No se convirtió Ana en solitario gorrión en la campiña. Estaba acompañada. Mimada por su amado. Un sentimiento se concreta antes o después en una acción y ante la espera, sediento de amor por ella, Oscar se había cultivado para entregarse a plenitud con la máxima gratitud. Realizaba lo que tanto había deseado, cándido y desdichado, aparentemente olvidado y asombrado por el resultado, quiso desmitificar la sabiduría popular cuando afirma que la obtención de placer está ligada a determinados tipos de prácticas. La actitud relajada de ambos y el clima afectivo, lúdico, desprovisto de condicionamientos represores y pautas concretas demasiado encorsetadas, fruto de la atracción, del amor recíproco, dio con un comportamiento espontáneo donde la improvisación tuvo su razón de ser. Quién ama es capaz de manifestar en actos su sentimiento y la profundidad del mismo sentimiento. Oscar se sintió cómodo con sus impulsos. Ninguna mujer antes había sido digna y, preparado, con amor, podía derramarse enteramente en Ana. La fuerza que condujo a los dos hasta la primera experiencia sexual fue el amor. Oscar había deseado a otras mujeres pero durante la época de internado en la residencia de estudiantes, ninguna adolescente entró nunca a sus aposentos. Al apartamento-santuario cercano a la universidad nunca llegó joven alguna. La zona privada en su dúplex ninguna mujer la conoció, excepto su secretaria y la cocinera, las dos únicas mujeres importantes a su alrededor; su madre se había trasladado a vivir a Bolivia con su hermana. Oscar supo escoger un nido amoroso apropiado asegurando la intimidad. Ana no tendría que partir por pudor a toda carrera para que nadie la viera al amanecer. No tenía que llegar a casa porque la aguardaban sus padres mirando el reloj preocupados. No tenía que levantarse temprano para salir a trabajar. Estaban lejos. En otro mundo. Y su primer despertar, uno junto al otro, junto a esa persona a quien todavía no se conocía en ese aspecto, el único aspecto donde los hombres y las mujeres pueden conocerse realmente y beneficiarse al comprender sus diferencias, ambos, despejados los agravios, contagiados, derrumbados cada uno en el otro en su paradisíaco aislamiento se recreaban abrazados en su nuevo existir que sin demora despojaba de dudas el mañana que como un alud desbocado ansiaba perpetuar su unidad. Descubrieron desnudos sus almas gemelas. 157 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. * * * * Iván ni siquiera tenía que pasar por aquella discoteca. Celebraban una fiesta en casa de una compañera del trabajo. Para continuarla, resolvieron partir a bailar después del pastel y el champaña y se repartieron en los distintos automóviles que salieron veloces en dirección al local de moda donde sólo ponían música salsa. Pero en su Ford PROBE Turbo de 36 válvulas de un negro resplandeciente sin una mota de polvo no había pasajeros, por lo que decidió pasar por el estudio de un solo ambiente situado en la Gran Vía al que se había mudado hacía un año porque el apartamento de la zona franca se había convertido en la trampa de una maratón carnal que no cesaba. Los fines de semana eran autenticas encerronas (mini raptos a punta de orgasmo). Iniciaba el viernes una carrera de obstáculos que no culminaba hasta el domingo por la noche. La morena delgada de ojos verdes llegaba en cuanto salía del instituto, y se entretenía limpiándole el apartamento, cocinándole después de sobornar al portero para que la dejara entrar. Y cuando llegaba Iván, le tenía preparados diferentes platos que podía congelar y dosificar durante la semana; firmaba en su vientre y ella partía presurosa porque no la dejaban llegar más tarde de las diez. Pero justo después de la diez, tras finalizar su turno la enfermera elástica rubia platino de estrecha cintura y hombros rectos llamaba a su puerta si al día siguiente tenía el turno de mañanas, porque al estar el estudio tan cerca del hospital, solía pedirle quedarse a dormir con él y, curiosamente, ese turno se sucedía sábado tras sábado. Otra firma esta vez en su rostro, y la siguiente se resbalaba por su garganta. Y otro pedido de madrugada y el de antes que partiera a trabajar por la mañana, pues decía que le daba ánimos para el día. Y cuando estaba a punto de recuperarse, volvían a reclamarle otras rúbricas a base de revolcones. Llegaba la maestra de ojos azules como el cielo y unos senos redondos puntiagudos como limones para prepararle el desayuno a base de huevos fritos con beicon y pechugas de pollo rebozadas cortadas muy finas con doble ración de pan rayado. Se quedaba hasta el día siguiente entrada la noche. Planchar la sosegaba, y mientras lo hacía le contaba sus vicisitudes en el colegio y aceptaba consejos e ideas para el esparcimiento durante el recreo. Le chupaban la energía como vampiros. Le salían murciélagos por las orejas. Se quedaba sin el preciado manjar que succionaban y succionaban y la maestra no entendía como era incapaz de hacerlo terminar por sexta vez. No quedaba nada. Y la semana era complicada, porque se lo disputaban la propietaria de la tintorería que se le aparecía durante el mediodía porque el esposo hacía una hora y media de rigurosa siesta. Iván prefería almorzar en los restaurantes aun teniendo atiborrado el frigorífico porque su admiradora más abnegada, la más insistente de todas que logró hacerse tan molesta como una pesadilla de terror, también era una apasionada de la cocina y quería cobrar su factura cada vez que le traía comida a domicilio no solicitada. Lo perseguía cuando su esposo viajaba y viajaba de lunes a viernes por España. Otros hombres hubieran disfrutado con el desfile de féminas, pero a Iván, primero le hizo gracia jugar al escondite provocando situaciones arriesgadas para que se cruzaran en el rellano de la escalera, pero pronto quedó fastidiado de tanto sexo y se propuso que ninguna mujer traspasaría el umbral de su nueva fortaleza. 158 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Una vez en su estudio se afeitó, se duchó, y escogió un vistoso atuendo, y mientras se vestía, una sensación extraña lo recorría como haciéndole cosquillas en los huesos. Tenía un presentimiento. Escalofríos. Esa noche sucedería algo importante, lo notaba. Temblores. Y sería algo grande. Luna nueva. Quizás por esa razón se acicaló. Incluso utilizó colonia, cosa irregular en Iván que pensaba que su mejor olor era él. Incapaz de explicarse por qué no tenía que ir directamente al local de salsa ni por qué se ataviaba con sus mejores galas, permitió ser empujado por misteriosas fuerzas hacia quien sabe qué. Y al poner la primera marcha del Ford, sus intenciones eran reunirse con el grupo de la fiesta. Quería seguir divirtiéndose con ellos pero sin haberlo previsto se acercó antes a otro establecimiento para saludar a quien sustituyó como discjockey en Red Sun. Ostentaba el cargo de relaciones públicas en una popular discoteca y le había rogado que llegara cualquier día a tomar unas copas. Necesitaba ideas para la organización de eventos, y así, impulsado por una mágica fuerza se encontró en las puertas de la discoteca ese día en particular, en ese momento concreto, lejos del local donde aguardaban los compañeros de trabajo. En verdad no tenía que pasar por aquel sitio, sin embargo, ahí es donde se encontraba Iván. Para poder conversar sin tener que gritar, se instalaron al lado de la escalera de acceso a la sala junto al guardarropía. Más luz, y menos ruido. Iván no había ido a bailar ni a mezclarse con la gente. Nada más quería saludar a su compañero pincha discos con brevedad y al verlo pensó “Demasiado polvo blanco”. Había adelgazado. Estaba pálido y ojeroso, con razón se le habían agotado las ideas. La droga se las había chupado y ya no quiso estar con él como si la adicción fuera algo contagioso. Iván eludía toda mala compañía de negativa influencia y se dispuso a dar un paso para salir cuando... ¡Sucedió antes de que se pudiera marchar! Se le aproximó una chica para pedirle fuego que salió de un grupo de chicas que parecían estar muy alegres. Brilló una luz al fondo. Iván imaginó que se trataba de los focos de la pista. No prestó atención, pero al comprobar que el fuego no era para ella, sino para Susana, Iván quiso alumbrar personalmente el cigarrillo de Susana intrigado por averiguar acerca del resplandor que aumentaba como un amanecer intenso de anaranjados rayos potentes. Depositó su vaso encima del mostrador del guardarropía. Caminó buscando en su bolsillo el encendedor que funcionaba como excusa y gancho para relacionarse y al llegar ante ella quedó prendado por su destello cegador. Dejó de oír las risas. Los murmullos. Ya no existía la música justo cuando a Susana se le calló el cigarrillo. Iván no se agachó. Pero su descortesía no entorpeció el instante que lo convulsionó por dentro sin disimulo derrotando el terremoto la estructura de su cuerpo que como un castillo de naipes zarandeado por el aire se desmoronó. Susana tampoco se había agachado a recoger el cigarrillo, pues lo miraba fijamente hipnotizada. Ambos se miraban el uno dentro del otro. Sin saber exactamente cómo, treinta minutos más tarde, los dos se encontraban frente a la cumpleañera. Iván quiso presentarle a Susana, quien dejó atrás a sus amigas, y fue allí, en medio de la pista del local de moda donde sólo ponían salsa que lejos de sus amigas se besaron. Pero no fue un beso cualquiera. Algo asombroso ocurrió en cuanto sus manos palparon a Susana estrujados por la multitud. Recobró la misma sensación: aquellos escalofríos y temblores que sintió en su estudio anunciado el encuentro y el beso. Un beso largo y apasionado que los mantuvo absortos al margen 159 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. de todo cuanto pasaba a su alrededor. El traquetear en los bafles, algún vaso roto en el suelo, codazos y golpes involuntarios en el tumulto no importaban, uno y otro por ambos lados al ritmo de la salsa habían sido empujados por la multitud de gente dicharachera para fundirse en el beso que ni ella ni él tenían intención de darse pero ocurrió. Ninguno lo buscó deliberadamente pero se besaron apasionadamente; sobrevino así, allí, en medio de la pista de baile bajo las luces de colores como fuegos artificiales. Zarandeados por la gente se habían unido y, sí, de madrugada Susana e Iván se habían fundido ya ambos en un mismo cuerpo. Guardaba un buen recuerdo de aquel primero de noviembre de 1.988 que transcurrió en casa de Susana. Es más, aunque intentaba olvidarlo, no lo conseguía. Susana le hizo sentir como nunca antes se había sentido Iván. Hacía mucho tiempo que deseaba sentir algo así, pero no lo había conseguido jamás. Fue como encontrar la dulzura del hogar perdido. El fulgor de una casa robada. Se sintió refugiado, protegido del exterior sin ganas de salir corriendo como en otras ocasiones en las que no hallaba un pretexto que no hiriera a su damisela. Y por una sola vez en su vida se había comportado tal como era él en realidad, sin decorados ni parafernalias y sin las posturas o los gestos prestados de otros, sino tal cual era el hombre que no deseaba que los demás conocieran. Nadie hasta la fecha había causado esa reacción espontánea que surgió natural, de ningún modo intencionada, de ningún modo forzada; le había dado la misma transparencia que otorgaba a su amigo Oscar. Susana no sabía hasta que punto era afortunada, pues había tenido el privilegio de disfrutar del verdadero Iván, quien a menudo se decía “Debo tener cuidado porque si de mí creo una leyenda a menudo seré su esclavo”. Y a pesar de lo dicho seguía sobre actuando para sorprender a los hombres y encandilar a las mujeres, divertir a los niños y entretener a los ancianos, desarmar a sus adversarios sin necesidad de abatirlos y asombrar a clientes y proveedores y mirones. No se había quitado la máscara y la armadura hasta esa noche de embrujo y durante la jornada del día de los difuntos. ¿Había muerto el mito de Iván? En un soplo de debilidad humana, lejos del personaje, confesaba. Y lo peor de todo es que sentía que la necesitaba. Por una sola vez alguien lo estimulaba más allá del acontecimiento. Susana fue una persona a la que no utilizó, de la que no se aprovechó porque ella no buscaba nada ni pretendía nada y ajeno a sus intenciones, pues estaban exentas de cualquier tergiversación, lo transportaba a un mundo de calidez y bondad sazonado de inconmensurable ternura. Por tal razón la necesitaba. Y eso a Iván lo asustaba. Tenía realmente miedo. ¿Iván?... por primera vez en su vida!!! Esa rotunda necesidad era algo que estaba fuera de su control, algo que no dominaba ni comprendía pero que inevitablemente sucedía y se trataba de algo completamente nuevo. ¡Nuevo! Pero temía al pánico de necesitarla. ¿Y por qué no podía necesitar a una persona? ¡Necesitaba a Susana! Había dicho muchas veces a muchas mujeres “El juego del amor es el más peligroso”, y se quedaba tan ancho a continuación sin advertir la contundencia de su frase. Tripulante de ese velero llamado libertad, le gustaba alcanzar cosas que a simple vista parecían imposibles, pero Susana estaba ahí y no tenía que hacer ningún esfuerzo. No tenía que conquistarla ni seducirla. No tenía que sorprenderla ni deslumbrarla con nada, solamente tenía que ser él mismo; tan sólo eso, así de sencillo y ya. Proponerse lo que nadie es capaz de hacer y seguir adelante, triunfante, era la manera habitual de proceder de Iván, pero en esta ocasión concreta, en este momento de su vida no había 160 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. competición. Nadie pujaba por Susana. No debía batirse en duelo ni salvarla de los brazos de ningún malvado varón. Muchas personas pensaban que Iván estaba loco mientras él disfrutaba en su locura sin nadie cerca, pero ahora existía Susana y esta circunstancia amenazaba su estilo de vida. Sin embargo, los espléndidos detalles que tuvo a lo largo del primero de noviembre llenaron esa parcela del hombre llamada compañera. Compartieron bajo un mismo techo todo un día festivo. Convivieron por horas como pareja. Susana lo atendió arropándolo con una manta en el sofá del salón de su casa y cocinó para él. Y por primera vez se relajó en un lugar extraño porque era la casa de Susana, porque estaba con Susana, y porque Susana estaba feliz de cuidarlo y mimarlo. Por eso su recuerdo era para ella. Algo que no había hecho jamás. Jamás dedicó un solo minuto de su pensamiento a una mujer si no estaba con ella. Y entonces, quiso realizar una experimento y comenzó a visualizar recordando imágenes y situaciones vividas anteriormente con otras mujeres y todavía fue mayor su asombro porque al pensar en cualquier otra sintió que cometía una terrible equivocación, una especie de infracción o grave error que no tenía perdón y en absoluto era ético. Susana merecía una autentica atención. Y pensó que debía ser una mujer realmente fascinante si era capaz de incidir de aquella manera sobre él. Le resultaba interesante, y atrayente físicamente, no en vano habían pasado intensas horas juntos hasta que cinco minutos antes de que sus padres y su hermano llegaran tuvo que marcharse sin ningunas ganas. Ella no los había podido acompañar porque su jefe se lo había pedido –Tienes que trabajar porque hay mucho acumulado-. No pudo optar al puente y salir con su familia y frecuentó a sus amigas del barrio y le descubrió en una discoteca. Pero Iván se engañaba nuevamente al decirse que no podía dedicar a Susana un solo minuto para valorarla y profundizar en la relación para así conocerla mejor. Se decía que hacer eso llevaría mucho tiempo. Todos sus razonamientos de los últimos días comenzaban y terminaban con su nombre. Susana estaba permanentemente presente en todo cuanto se relacionaba con Iván. ¿Se le había encogido el disfraz? ¿Dónde estaba su túnica? A Iván se le había caído el antifaz! Había sido muy egoísta durante años mirando únicamente por sí mismo antes que por cualquier otro ser, cierto, y seguía teniendo muchos objetivos que quería materializar y creía que debía hacerlo solo, de lo contrario “No será posible” argumentaba sin plantearse armonizar nada. No podía entretenerse en las cosas de otros si lo apartaban de su plan. Tenía muchas cosas que hacer en sus interminables listas. Y se decía “El cuervo vuela en bandada pero el águila vuela sola”, y así se tranquilizaba sobrevolando el mundo, pero desde la aparición de Susana este recurso ya no funcionaba porque ella actuaba como un bofetón. Entonces buscó otro argumento con el que consolarse y comenzó a decirse cada mañana “Si quiero llegar a la meta debo correr solo, y cuanto más lejos me proponga llegar más lejos llegaré”, como si con este comentario pudiera escapar del resplandor cegador de Susana. Iván tenía una insaciable necesidad de que le amaran y de que lo admirasen. Su acentuado problema de falta de afecto se había multiplicado con el paso de los años hasta el punto que requería del calor del público. Tenía grandes esperanzas y mucha ilusión depositada en su disco, aunque no le convenció 161 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. en absoluto la propuesta final. No dejaba de ser un hecho insólito que el rey de la farsa tuviera escrúpulos. Le dolió que hubieran alterado el acuerdo. En el contrato firmado con una productora discográfica independiente, Iván figuraba como "artista" y se comprometía a efectuar con carácter exclusivo y en calidad de intérprete grabaciones fonográficas para su explotación en todo el mundo. Dicho contrato se pactaba por una duración de tres años durante los cuales debían grabarse varios temas musicales suficientes para la edición de un disco LP por año con el fin de impulsar al máximo las ventas. Iván debía colaborar interviniendo en programas de radio y televisión, acudiendo a entrevistas, firmando discos en los grandes centros comerciales. Al estampar su firma en aquel documento el 28 de octubre de 1988, había hecho realidad uno de sus sueños adolescentes, pero su poco conocimiento del mundo del espectáculo no evitaría el desengaño. Más bien acentuaría el desencanto. El director general de la productora estaba acostumbrado a divertirse de manera despiadada a expensas de las jóvenes promesas. Creaba expectativas esperanzadoras jalonadas de éxitos y aplausos y autógrafos rodeado de admiradores a sus víctimas siempre con la fotografía en las portadas de las revistas, y por esta razón en los pasillos de las oficinas no era raro encontrar jóvenes apasionados consumidos por el exceso de la paciente tortura justo cuando las mentiras quedaban al descubierto. Ese individuo seguramente pensaba que trataba con piedras o palos de escoba en vez de con personas sensibles llenas de ilusión. Iván no era una excepción en su primera fase. Totalmente entusiasmado brincaba de alegría satisfecho por los futuros acontecimientos que se avecinaban. Se había entregado por completo a los ensayos con la autorización de los propietarios del concesionario IBM que comprendieron esa pasión que a ellos les habían robado los años, y ante la oportunidad que se le brindaba a su empleado, recuperando la ilusión a través del centellear de sus ojos esperanzados y le concedieron un horario de trabajo intensivo de ocho y media a tres de la tarde para que pudiera compaginar ambas actividades. Y luego de cumplir con su cometido laboral asistía Iván puntualmente a la cita con su nuevo reto atendiendo las exigencias de la coreógrafa de cinco a nueve de la noche sin quejarse por el agotamiento físico. Por el momento, todos los gastos estaban a cargo de Iván, y no le molestó financiar su sueño porque se lo podía permitir, podía invertir tiempo y dinero. Durante tres meses trabajaron sobre un popurrí de viejos éxitos franceses de los años sesenta y setenta vivos en la memoria popular. La permanente demora de una audición con el técnico responsable de sonido fue el principio de la inevitable y malintencionada contrariedad en forma de trampa. Algo no andaba bien. La intuición de Iván lo había alertado ya, cuando después de una exhibición con público una mañana de domingo, tras las felicitaciones, le presentaron al cantante: un hombre de unos cuarenta y bastantes años regordete y bajito muy tímido pero con una voz enorme. Miró al ejecutivo responsable del proyecto y se percató de inmediato el por qué no le habían dejado grabar sus propias versiones. Le obligaron a hacer ver que cantaba mediante playback mientras analizaban su vocalización y apariencia en escena observando sus movimientos eléctricos y apasionados a fin de garantizar la credibilidad. Iván recordaba perfectamente el francés y sus labios sincronizaban perfectamente la letra de las canciones. Ante todo y sobre todo, cuando se lo proponía era el mejor actor. Pasaba por ser el cantante si quien lo miraba desconocía el detalle. La productora precisaba de su carisma y vitalidad, de ese feeling tan especial que le 162 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. diferenciaba de los demás y de la sensualidad de sus gestos peculiares, además de la iluminada sonrisa que hechizaba a las jovencitas de la oficina y a las maquilladoras, pero Iván, no se conformaba con ser puro envoltorio, quería imprimir su personalidad con su inequívoco sello. Y si no ponía su sentimiento, si no lo expresaba con su propia voz desde sus entrañas por la garganta, no quería pisar el escenario. Y le dijo al director general de la productora frente a todos los presentes que no iba a subirse a ninguna plataforma ambulante porque no quería engañar a las personas. Pretendía jugar limpio por una vez en su vida con los focos como testigos. Iván se había decidido a abrirse finalmente al mundo y miró fijamente a los ojos del individuo que pretendía convertirlo en una marioneta para decir todo cuanto opinaba respecto al tratamiento recibido y sobre el trato que más adelante iban a recibir los espectadores estafados y defraudados cuando se enteraran... “Porque todo se sabe antes o después” apostilló “La verdad es tozuda y sale a flote como un cadáver”. Cogió sus cosas y se marchó dejando a los asistentes al discurso trastornados por la insospechada reacción de Iván. No dejó que el proyecto pasara a su segunda fase abortándolo antes del despegue. Frustró el lanzamiento discográfico y desapareció esfumándose como el viento cuando enfila hacia al polo norte, pero no sin antes anunciar que destaparía el montaje si el entramado seguía adelante con cualquier otra joven promesa ilusionada a la que castrar “Nada de farsas, si escucho el tema en la radio y no veo actuar al bajito convocaré una rueda de prensa o me iré a dar mi testimonio a la televisión con el contrato bajo el brazo” y mirando al bajito tímido le felicitó por su enorme voz “No temas mostrarte tal cuál”. A Iván no le importó el comentario del director general que había acudido para dar el visto bueno al proyecto y preparar el lanzamiento para las campaña de Navidad –Tendría que estar agradecido... muchacho insolente-. Y esa misma tarde que defendió su autenticidad pensó en Susana, aferrándose a su recuerdo, a su imagen, a su resplandor inaudito. Habían compartido algo maravilloso que no se desvanecía, no en vano conectaron durante horas sin cansarse el uno del otro unidos por una vigorosa magia. Y se preguntó si podría repetirse, retenerse y guardarse y se respondió “Sería muy difícil”. ¿Estaba idolatrando la experiencia vivida? Iván reconocía que al precisar constantemente nuevas experiencias con las que gozar y aprender era un ser inestable, pero a su vez, la oportunidad de tales sensaciones con las que vibrar le garantizaban el control de su vida. Sinónimo de aventura, era un aventurero con toda la amplitud del espíritu que entraña esta palabra. La aventura podía ser completamente loca pero Iván estaba cuerdo, y volviendo a Susana se cuestionaba que aunque lo hicieran, aunque consiguieran materializar otra vez la intensidad de todo aquello que ambos sintieron probablemente un día acabarían aburriéndose el uno del otro porque nada es permanente y todo es transitorio. Sabía que era doloroso el desengaño. Apenas hacía unas pocas horas que había quemado su estandarte como cantante; como si no hubiera más discográficas y otras opciones más que esa. Iván se había acomodado en su faceta de eterno seductor. Buscaba lo bello a su modo de ver, y al encontrarlo, participaba hasta extasiarse y una vez hecho esto seguía buscando sin detenerse ni 163 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. encariñarse con nadie. No quería obligaciones posteriores. No quería tirar el ancla. Nunca echar raíces. Sin embargo, comenzó a hablarle como si tuviera a Susana justo a su lado “Eres un sueño materializado, pero un sueño al fin y al cabo que se desvanece al despertar a la realidad”. Seguía atesorando un fantástico sabor en su boca, pues aquel martes festivo de discoteca que se alargó hasta el miércoles en la noche le había dejado una profunda señal. Y cada vez con mayor frecuencia, su instinto lo devolvía al acontecimiento que continuaba alimentándolo, quizás, para que no se extraviara jamás. Hasta que comenzó a degustarlo a cada rato para sentir nuevamente su contacto, y en esos instantes, deseaba correr al teléfono para escuchar su melódica voz para entonces relajarse y desahogarse. Pero Iván no la llamaba por teléfono según él “En beneficio de ambos”. No quería causarle inconvenientes a Susana. Se dijo “Apoyarme en ti porque lo necesito, pero, y después ¿qué?”. Era una suerte que fuera tan sincero, comentó “No voy engañarte nunca Susana”, pero Susana no estaba ahí y no podía participar. Y añadió hablándole a una sombra “No quiero hacerte daño”. Y al final terminó hecho un lío. Ya no estaba seguro de si en verdad se dirigía a ella. No sabía exactamente si era a Susana a quien decía todo aquello o por el contrario se lo decía a la necesaria relación de pareja que precisa todo hombre para llenar esa parte vacía que solo una mujer puede llenar como complemento imprescindible de vida. Y confundido, no discernía si era Susana quien llamaba a su puerta o era esa parte de sí mismo que a gritos anhelaba a su compañera. Sin duda Susana le había planteado un interrogante. Algo sucedía en el interior de Iván que lo inquietaba como nunca antes lo había inquietado nada. Desembaló un ordenador personal que se había traído del concesionario y que estaba en un rincón del estudio desde hacía meses para teclear durante el fin de semana cada una de sus impresiones y todas las sensaciones, pero borró el archivo y apagó el equipo. Buscó un bolígrafo. Unos papeles. Escribió de nuevo todas aquellas frases al tiempo que murmuraba “Las cosas del corazón deben escribirse a mano” y cuando terminó se sintió desnudo y avergonzado de que alguien a quien todavía no conocía supiera tanto de él. No quiso imprimirlo en una máquina. No quiso que una perfecta presentación ensombreciera el contenido. Guardó los folios llenos de borrones y tachones en un sobre pensando “Cambiamos muy rápidamente de parecer, será mejor que espere unos días antes de entregarle mi escrito”. Y se trasladó de la mesa de trabajo al armario donde guardaba algunas cajas porque Susana le había pedido una fotografía para llevarla en su cartera. Iván abrió una caja formidable, seleccionó las instantáneas que reflejaban mejor los rasgos de su carácter y tratándolas como si fueran cromos de una vistosa colección, las barajó hasta extraer cinco con las que definió la rebeldía, la elegancia, la sensualidad, la simpatía, y su gusto por el trabajo; todas de un tamaño de treinta y cinco por veinte, demasiado grandes incluso para un billetero gigante, pero así era Iván. Las fotografías pertenecían a un reportaje reciente que un experto de publicidad le había realizado gratuitamente a cambio de autorizarle a utilizar las mejores para promocionar su agencia y, dos de ellas, a tamaño natural, pasaron a vestir las paredes de la entrada de la galería que inauguró para su etapa de otoño. Eran fotografías en blanco y negro. Autenticas imágenes de estudio profesional bien elaboradas e iluminadas con un exquisito tratamiento de laboratorio. Al cerrar el sobre, recordó que para estimularse a lo largo de la sesión había cambiado periódicamente el tipo de música regocijándose en los ambientes a plasmar en la estampa. Luego de 164 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. hacer las primeras, se afeitó y fue variando de vestuario en función de la imagen a captar por el ojo de la cámara. Gesticulaba mientras el flash se disparaba una y otra vez al son de la música en una improvisada coreografía. Así consiguieron buenas tomas y el mejor primer plano lo enmarcaron en tamaño póster para que presidiera la zona central donde se ubicaba la recepción en la peluquería de la esposa del fotógrafo que se enamoró de Iván. Antes de que el mensajero motorizado entregara el sobre a Susana le hizo firmar un recibo. Y mientras subía las escaleras de vuelta a su puesto se preguntaba qué era aquel sobre y de quien podría ser. Cuando a solas en su despacho lo abrió, las fotografías se desparramaron encima de la mesa explosionando cada una de las imágenes como granadas de mano, primero en su cabeza una dos, y a continuación en su corazón tres, cuatro, cinco explosiones graves. Decía el remitente: “¿Comemos juntos?”, en letra mayúscula de color rojo. Se trataba del hombre con el que se había acostado hacía tres semanas y del cual pensó que nunca más volvería a tener noticias porque Iván no le dejó ni teléfono ni la esperanza de otra cita. “No me gustan las despedidas”, le había dicho antes de desaparecer en su impecable y veloz Turbo rechinando las 36 válvulas. Susana leyó con atención aquel montón de sinceras frases que turbaron su jornada laboral de igual forma a como llegarían a turbar su vida entera. Nadie le había contado tantas cosas y tan sumamente íntimas todas ellas en tan poco tiempo de conocerse. Nunca nadie la había invitado a almorzar por medio de un desconocido mensajero que ni siquiera se quitó el casco durante la entrega. Terminaba su larga exposición: “Un beso y mi caricia suave que quisiera recorrer tu mejilla deslizándose por todo tu cuerpo de arriba abajo por delante y por detrás”, y en ese momento suspiró profundamente Susana. Como posdata: “Tu amigo siempre, Iván”. Susana volvió a leer la carta de nuevo otra vez desde el principio. Iván quería replantearse la vida. Y descubrió que se expresaba mucho mejor respecto a sí mismo cuando escribía, en privado, lejos de las personas, centrado exclusivamente en la tarea, disponiendo del tiempo imprescindible para escoger una manera clara y concisa de exponer sus ideas. Y respecto a Susana, quería extraer los significados, encontrando cada palabra que reflejara todo cuanto estaba sintiendo, pero esta vez, lejos del propósito de sorprender, sino ajustándose solamente a la veracidad de las emociones. Susana tendría que irse acostumbrando a estos momentos de inspiración que no se producían cuando estaba con ella, sino luego, cuando analizaba la situación fríamente. De esa forma Susana no perdía detalle porque lo importante quedaba retenido por su puño para la posteridad. Cuando estaban juntos, se tenían el uno al otro y cuando se separaban, Susana tenía sus pensamientos por escrito porque Iván redactaba intuiciones y sobretodo convicciones acerca de los dos. Especulaba bebiéndose la relación de pareja que instauraba. Para Iván una sensación era algo muy difícil de concretar. Debía relajarse, concentrarse un buen rato, para tranquilamente observar de cerca la realidad, y así, acariciar esa intimidad que Susana le ayudaba a descubrir como el vigilante apostado en una esquina que permanece inmóvil mientras la vida pasa por delante de sus ojos. Ella había conseguido que se detuviera, y que dejara de mirar hacia afuera, al exterior, a los lados y delante y atrás para mirarse repentinamente dentro. Por primera vez en su vida estaba interiorizando en su ser; un ser enamorado con una sensibilidad a flor de piel. 165 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Llenar una parcela importante de su vida completamente ignorada hasta la fecha abrió una parte de sí mismo inesperada para el mismo Iván. Y al tener todo aquel caudal energético en funcionamiento, se absorbía para traducirse en palabra escrita que no imprimía arrinconado el ordenador. Iván repasaba los textos una y otra vez disfrutando al poderse comprender. Comprobaba si cuanto decía y transcribía era totalmente cierto, convencido que era una buena forma de ayudar a Susana a conocer incluso las zonas más sombrías de su persona, aquellas que persistentemente había despreciado y camuflado con elementos postizos para dejar a un lado sin atención. Incluso todas sus deficiencias funestas quedaban al descubierto. Creía que con tal comportamiento facilitaba una placentera relación porque se decía “Si Susana lo tiene todo por escrito, en cualquier momento puede leerlo y releerlo sintiendo nuevamente la alegría o la desesperación por lo que se avecina”. Es cierto que Susana podría recuperar las tiernas palabras de Iván, y también sus advertencias sazonadas de sentido común. Iván pretendía garantizar una futura convivencia conyugal. Nunca antes había tenido novia, no había pensado en el compromiso del noviazgo jamás. Y le dijo un día “La palabra impresa es eterna y perdurará por siempre más”, eso sucedió antes de meterle una cariñosa nota de amor en el bolsillo trasero de sus ceñidos pantalones en el rompeolas de Barcelona para justo después estrecharla entre sus brazos en lo alto de las rocas, tocando el mar en pleno invierno, brisa, lluvia en alta mar. Lo notaba. Susana empezaba a formar parte de Iván, y esa parte era cada vez más y más inseparable. Imaginaba que era difícil amar con toda la extensión del significado, pero si había una persona en el planeta tierra en la que podía volcar todo su amor, esa persona se llamaba Susana. Podía intentarlo con ella. Y se reafirmaba en tal posibilidad con la sana intención del propósito, aunque se le antojaba imposible, a él que nunca antes temió a los desafíos. Decir uno, cuando han de formarlo dos seres distintos, era algo incongruente incluso para Iván. No entendía como sin dejar de ser cada cual por separado lo que eran, y tal como eran, sin renunciar a su ser más característico podrían convivir en avenencia como una sola unidad. Y sin perderse en la reflexión detestaba la incógnita de si lograrían fusionarse de por vida con esa concepción de unidad que nada más puede existir, y subsistir, como resultado de una completa comunión entre las partes. Y no sabiendo si era posible, desconociendo el pasado y los antecedentes de Susana, una vez más, fue en dirección al riesgo precipitándose de cabeza al abismo porque era un hombre de acción y tenía un nuevo estímulo y estaba exento de fronteras y sin miedos que lo turbaran; una vez aceptada la necesidad, de la mano de la esperanza y la fe, con su pecho halado y la franqueza por delante abordaría el reto de su necesidad existencial. Y con amor, mucho amor, pero también con la comprensión de ese amor en grandes cantidades y en todas sus maneras de expresión, recuperaba la naturaleza misma de su ser. Y se lo preguntó una noche a continuación de cenar en un romántico establecimiento cuando todavía no habían traído el café. El camarero había retirado los platos y trajo un cenicero limpio que Susana inmediatamente le rogó que se llevara. Quería dejar de fumar porque a Iván le molestaba el humo y el olor en la ropa y el sabor en su boca. Entonces escuchó lo siguiente: 166 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. “¿Te apetecería que formáramos una pareja digna de mención como modelo a seguir e imitar por generaciones venideras?”. Era el 23 de noviembre. A partir de ese momento el hobby preferido de Iván consistía en averiguar como podía hacer feliz a Susana dándole gracias por la oportunidad. “Iván, tu fiel compañero” era su firma a pie de página en sus textos románticos. Quedó atrás la expectación de cualquier silla frente a él vacía porque ya no era el recuerdo de Susana quien lo acompañaba sino la misma Susana a todos lados. Un final de semana se trasladaron a la Costa Brava, a Begur. Fueron a visitar la segunda residencia de los padres de Susana y cuando Iván los conoció, le parecieron personas maravillosas y afectuosas. Su madre, hija de un pueblo de Salamanca, había traído consigo a la capital catalana los valores del campo. Al sentarse en la mesa redonda todos juntos en familia, Iván se sintió acongojado ante el cuadro. Aquello era exactamente lo que anhelaba. Quería decir adiós a los bares y tabernas, a las cantinas, a toda comida de restaurante. Quería tener a quien darle las buenas noches y también los buenos días. Deseaba constituir un hogar alejado de las lavanderías. Y viendo como el padre de Susana, un robusto catalán de gruesos lentes servía agua en cada uno de los vasos, algo tan simple y cotidiano para ellos, consternado, tragó saliva porque para Iván se trató de una verdadera ceremonia. Susana tenía un hermano, y aunque no se parecían físicamente, su signo era muy similar. Tenía una novia con la que Susana se relacionaba mucho. Hablaban las dos de muy diversas cosas y aquel domingo después de comer el único tema de conversación giraba entorno a Iván -Es tan guapo Susana- le dijo a los pocos minutos que fueron presentados -Tan atento contigo- cuando vio como la trataba porque Iván lo hacía con gentileza y quizás eso era lo que más agradaba a la gente que rodeaba a Susana. Insistió diciéndole -Sabe comportarse tan bien-. Y se repetían las mismas frases -Te regala vestidos caros- y sus amigas añadían -Es muy simpático y agradable- y su madre le decía -Gana mucho dinero-. Y le había dicho su padre -Tiene una moto chula y un pedazo de cochazo y dices que vive solo en un amplio estudio...-. La chica que primeramente le solicitó fuego en la discoteca –Cómo pude ser tan tonta si ese muñeco era para mí!. La vecina del barrio de Susana que lo veía llegar solía exclamar con cierta ironía -Míralo... seguro que no te aburrirás con Iván-. Bromeaban sus compañeras del trabajo -Si no lo quieres nos lo quedamos nosotras- y en tal circunstancia se ponía brava Susana dispuesta a defender lo que era suyo al ver peligrar su futuro. Incluso las madres de sus amigas, todo el mundo que conocía a Iván le arrojaba flores felicitando a Susana porque Iván causaba buena impresión, y es que Iván sabía qué hacer y cómo agradar a la gente y aunque no era necesaria la triquiñuela, igualmente se las ingeniaba para que el entorno lo promocionara conspirando a su favor. Solían apelar a comentarios favorables de enhorabuena porque se le notaba que llevaba buenas intenciones, se leía en sus ojos, en sus delicados actos, en cada gesto, y nadie hubiera dicho nunca que podía derivar en una relación tempestuosa de chillidos y cuchillos. Se percibía un romance bendecido por fuerzas superiores y nada justificaría un cambio. Ninguna amenaza a la vista. Ningún contratiempo. Únicamente el que se convertiría en su cuñado recelaba porque estaba muy unido a Susana y temía perderla. Lo habían hecho todo juntos desde pequeños. En una ocasión que Susana le preguntó qué opinaba a cerca de su prometido le contestó secamente -Yo lo veo pedante, aunque reconozco 167 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. que tiene motivos para ello; ha conseguido muchas cosas en su vida y lo ha hecho solo sin ayuda de nadie; quizás yo en su lugar me comportaría como Iván, no lo sé- y con el comentario admitía con desgana que Iván había sabido abrirse camino en la vida. Iván no conectaba con el hermano de Susana y nunca lo tratará como a Oscar, sin embargo, lo respetaba desde la distancia y con educación. No era con el hermano con quien iba a convivir. Pronunciar el tradicional "te quiero" equivalía para Iván a un compromiso formal. Las dos palabras, en un principio muy simples, carecían de cualquier significado sino existía una acción constante que demostrara el sentimiento, y durante años, Iván se había distinguido justamente por lo contrario, por la falta de sentimiento y por la inexistencia de las dos palabras sino eran en idioma alemán. Pero algo había cambiado en su concepción y se llenaba la boca pronunciándolas porque sin duda escuchaba la llamada. A su modo de entender, la afirmación equivalía a un combinado perfecto con gran cantidad de amor, algo de posesión y mucha lealtad. Decir te quiero implicaba automáticamente todo eso y durante los próximos ciento cincuenta años, Iván quería ofrecerle a Susana diversas pruebas palpables no sólo de amor, sino también de respeto. Le decía “Estate alerta y fíjate en los detalles más minuciosos, justo ahí es donde encontrarás las estallidos más relevantes”. Insistía cada vez que le entregaba un escrito “Aprende a leerme entre líneas”. Le advirtió que en ocasiones se expresaría de manera bien extraña y muy probablemente incomprensible para la mayoría de los mortales. “Y si no me comprendes tú llegado el caso, nada más espero que me respetes”, decía con vida en los ojos mientras cariñosamente le tomaba la mano dibujando con su índice un círculo en su palma. Iván podía ser abstracto, pero siempre era muy personal. En todo cuanto se recreaba y realizaba dejaba una pizca de su singularidad. Fiel a sí mismo, quería seguir siéndolo hasta el final. Necesitaba seguir siendo suyo, y, lejos iba quedando aquel joven superficial de conducta artificial. Porque Susana como un aire fresco se introdujo en lo más hondo de su ser quedando integrada en su camino, pero antes de confesárselo abiertamente, deseaba estar totalmente seguro, plenamente convencido. Nunca antes de ese día había desnudado tanto sus sentidos. Él mismo estaba asombrado y desbordado por el acontecimiento. Susana le cambiaba sin hacer nada, sin pedir nada, solamente entregándose, dejándole que reaccionara en relación a los nuevos aspectos de la vida y del amor. Iván planificaba una vida en pareja con Susana, y, raro en su proceder, se centraba en asegurar la continuidad de la unión en vez de optar por lo efímero y transitorio. Así le daba vueltas al asunto mirándolo de arriba abajo y de izquierda a derecha proyectando hipótesis, avisándola de sus cualidades más negativas para que en un tono desdeñoso de resentimiento nunca le reprochara que no la avisó. Y ciertamente, en el futuro no habría sorpresas. Todo quedaba dicho. Zanjado. Sellado como si explicar como era equivalía a que ella pudiera soportarlo. ¿Sabía Susana donde se metía? Toda aquella insólita forma de actuar era para Iván la más reveladora prueba de amor hacia ella. Absolutamente nadie sabía tanto sobre Iván excepto Oscar. Iván quiso ofrecerle su mejor regalo: a él tal cual era en verdad. Y no mencionando sus virtudes, no le escondió ni un sólo de sus defectos y a media noche, ya en la cama, todavía solo en su estudio libre del acoso de murciélagos y vampiros, a menudo se 168 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. levantaba para anotar una frase suelta relacionada con algún pensamiento espontáneo que surgía en la quietud de la noche. Y desde ese mismo instante se moría por transmitírselo a Susana. Un jueves aguardaba Iván en la puerta de entrada de la empresa donde trabajaba Susana. Fue a recogerla para acompañarla a su casa. La encontró poniéndose el abrigo, y, antes de que pudiera decirle “hola”, mientras andaba dirigiéndose hacia ella pronunció lentamente una de esas frases suyas: “Espero que nos procuremos una felicidad insaciable más allá de todo cuanto ahora conocemos”. Ocurrió frente a la portera y la mujer de hacer la limpieza, justo en el momento que entraba su jefe desde el almacén dirección al despacho. Todos dejaron cuanto hacían y pensaban para volverse hacia ellos para contemplar la escena de película. Y Susana nuevamente se fundía más por el mensaje de sus palabras que por la situación creada. Ella intentaba comprenderlo, y se lo aceptaba todo sin restricción. Iván podía sentirse libre aun perteneciéndole a ella porque libremente podía expresarse sin tener que renunciar a hacer las cosas con su propio estilo. Radicaba el secreto de Susana en no intentar retenerlo o forzarlo, simplemente dejaba que se comportara a su aire sin censurarlo ni coartarlo alegando vergüenza. Así de fácil. Algo tan sencillo como dejarle hacer sin cuestionar la forma. Bordeaba magistralmente Susana los ángulos evitando el enfrentamiento, pero sin sumisión, porque llegado el caso, con seguridad Iván perdería todo interés e iría en busca de cualquier nueva aventura que lo estimulara más. Antes del fortuito encuentro, había una parcela de su ser que además de vacía, estaba adulterada, provocándole un considerable tambaleo en la construcción de su persona que repercutía negativamente en varios campos. Pero gracias a Susana quedaba recuperado el equilibrio, dando aun más fuerza y vigor a todas las otras parcelas que ya estaban formadas y eran claras, nítidas, y cumplían con su función a la perfección. Al contar con Susana, podía esperarse mucho más de Iván. Juntos podían llegar muy lejos. Se habría ante ambos un futuro prometedor, y estando Iván hablando por teléfono desde su oficina negociando un descuento con el responsable de compras de una prestigiosa firma turística, sin darse apenas cuenta, anotó en la misma hoja del pedido sin perder el hilo de la conversación “Soy el amo del mundo; si quiero puedo comérmelo de un bocado”. Rebosante de fuerza bruta había sobrepasado todas las líneas de meta. Pero Iván dudaba todavía. Él que se había caracterizado básicamente por la improvisación y el repentino golpe de timón en esta ocasión se retenía asegurándose, ¿intentando asegurar qué? Menguaba su arrojo hacia la cautela, y, recordando a su buen amigo Oscar, evitaba la acción precisa. Llevaban casi dos meses saliendo todos los fines de semana de viernes a domingo noche como una pareja que viven juntos pero no han contraído matrimonio. Y seguía desconcertado, avasallado por los acontecimientos y lo favorablemente que se desarrollaban. Todo cuanto estaba ocurriendo le ponía en una posición cada vez más y más delicada. Debía decidirse a dar el paso definitivo. Y un día, paseando por el mercadillo de Palafrugell le dijo “Me encuentro en un tren que sigue su correcto trayecto pero se ha encontrado de pronto con una estación que no figuraba en su itinerario y no se si debo bajar a investigar o por el contrario, debo seguir firme en mi puesto ya que al final del camino existe un triunfo. Si desciendo quizás pierda mi tren”. ¿Dudaba en cuanto al compromiso? Le pasó el brazo por la cintura, Susana también a él, y se dejaron envolver por el gentío recordando el tumulto de la discoteca que los arrojó uno en brazos del otro. Iván aminoró el paso 169 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. para mirarla fijamente a los ojos “El tren tiene un destino que ya estaba escrito y debe, inevitablemente, llegar. Ese tren debe cumplir con la misión asignada. Una recompensa por el duro trabajo aguarda al final del trayecto. Dime, ¿vas a subirte a mi tren?...” y Susana empujada por la gente que se movía con prisa pensó que no era el mejor lugar para responderle, pero asintió con la cabeza. A Iván de repente le daba por agasajarla con alguno de sus jeroglíficos en los momentos más inesperados. ¡Si lo era de extravagante! Le incomodaba perder el tiempo tontamente, pensaba que se trataba de un lujo que no podía permitirse, pero también le asustaba el hecho de entrar en vía muerta, sin embargo, se apeó. Se bajó de su tren. Y estaba allí con ella. “Puedo asegurarte que hasta la fecha han sido las ocho semanas mejor invertidas”, y en su voz temblorosa se apreciaba la emoción comprimida de su decisión. No estaba seguro si ella deseaba que recuperara ese tren, pero no se reprimió “¿De veras quieres arriesgarte a subirte conmigo?”, le preguntó cuando acercó las palmas de las manos a su cuello y, suavemente los subió hasta las sonrojadas mejillas para voltearlas acariciándola con los nudillos. Y Susana volvió a asentir levemente con la cabeza. Tal petición la había dejado sin habla. Entonces Iván le retiró los largos cabellos y la besó en la frente “Gracias cariño. Así podré llegar donde siempre he deseado estar para ocupar el puesto que me pertenece”, y rozó con las yemas de los dedos sus labios para besarlos a continuación, primero el labio inferior, luego con una cabriola el labio superior. Luego el ojo izquierdo y el derecho desconcertando a la gente que pasaba por el abarrotado mercadillo de Palafrugell sin imaginar que un día... en ese mismo municipio... La ambición de Iván era fuerte y grande, pero eso no significaba la acumulación de poder y riqueza. Iván quería ir por la autopista en el carril rápido adelantando a cuantos vehículos se encontrara durante el viaje, en constante movimiento, pero con el conocimiento de que la autopista es larga y que no termina jamás sabiendo que invariablemente se encontrará por el camino con otro vehículo mucho más diestro y rápido que el suyo. En su opinión, la ambición consistía en no tener a nadie delante. Iván no quería tener que frenar y marchar a otro ritmo que no fuera el propio porque otro entorpecía su avance. No quería ser más que los demás, ni tener más que los demás, simplemente no quería que nadie le privase de su libertad anhelando la capacidad de dar un buen acelerón cuando las circunstancias lo exigían consiguiendo reubicarse para seguir haciendo aquello que le placía. Y ambicionaba el mundo artístico. Y le propusieron interpretar una obra de teatro con la popular actriz madrileña que se iniciaba en el campo de la dirección. Pero Iván conocía demasiado bien a las mujeres y ya en los primeros ensayos, una semana después de la prueba comprendió que su elección durante el casting obedecía al capricho temporal de aquella mujer que durante los descansos le rogaba solo a él que le mostrara la verdadera Barcelona de noche. Le insinuaba claramente que tras estrenar la función no podría librarse de caer en sus brazos como requisito previo a impulsar su carrera artística. Le hacía tanta ilusión debutar en una obra de teatro como la grabación del disco. Llevaba veinticuatro años esperando una oportunidad de ese tipo y por fin se la servían en bandeja. Era la puerta que por fin se abría invitándole a entrar en una dimensión terriblemente atrayente para 170 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Iván, pero con los habituales entresijos de la profesión y une peaje que en otras circunstancias no le hubiera importado abonar, ahora se revelaba como una coacción a su estabilidad emocional. Durante el carnaval de aquel año, Iván buscó un personaje difícil para poder lucirse con su disfraz. Quería que la gente se girara por la calle para admirarlo y esto es exactamente lo que sucedió porque a la gente le parecía ver por las calles de Barcelona a Michael Jackson. Su abuela cosió a una chaqueta negra, chapas, hebillas y cadenas, simulando la portada del LP "Bad". Mandó confeccionar una peluca y unas botas similares a las de Michael. Se maquilló disimulando su nariz, resaltándose los ojos y las cejas y alcanzó un impacto visual impresionante. Era increíble el logro pero aún así, Iván no estaba satisfecho. Quería más. Siempre necesitaba llegar un poco más allá. No se conformaba con realizar la tarea por la tarea en sí misma, siempre lo hacía en busca de “algo” que a menudo ni él mismo conocía y, por lo tanto, no sabía exactamente para qué le serviría. Iván precisaba resultados que acumular en su memoria. Se había visto obligado a no jugar en su niñez y jugaba a clavar constantemente su vista en numerosos desafíos. No vivía por amor a la vida sino por amor al hallazgo, la cosa, la posesión de la experiencia. Se puso frente al televisor en su amplio estudio de un solo ambiente para visionar todos los videoclips de Michael hasta conseguir copiar a la perfección cada uno de sus movimientos. Y consiguió tal caracterización, que los organizadores de un concurso al que le empujaron a presentarse le dijeron –Eres la misma imagen del disco que se ha materializado en carne y hueso-. El propietario le sugirió la posibilidad de realizar una exhibición de quince minutos como reclamo el siguiente sábado -Ven con estos espasmos que coordinados subrayan esta inconfundible manera de bailar y sentir la música- y es que en realidad parecía como si de repente a Iván le pasara la corriente. Celebrar la visita de Michael Jackson en aquel local se convirtió en algo demasiado tentador para Iván, y aceptó. Por un lado podría recuperar el dinero de la inversión de tan compleja caracterización, por el otro, le complacía imitar al rey del pop que estaba tan de moda en aquella época porque se trataba de una especie de homenaje a su ídolo al que conoció ocho años atrás cuando pinchó sus primeros discos en Red Sun. Pero la propuesta se convertía además en un reto estimulante porque privar de golpe y porrazo a la gente de su espacio en la pista obligándoles a retirarse teniendo que quedarse quietos, en silencio, pendientes de una actuación no solicitada cuando su intención no es otra que beber y bailar... o se hacía muy bien, o lo más probable es que empezaran los abucheos para boicotear la exhibición. Iván se había preparado a conciencia. Confeccionó una grabación fraccionando las canciones como popurrí de sus éxitos más populares con explicaciones de su vida y efectos especiales que capturó de los videos para darle mayor dramatismo, y el sonido que obtuvo, adecuadamente mezclado en sentido ascendente según los estribillos haciendo crecer la tensión. También amplió su vestuario de manera que en cada cambio de canción se iba quitando la ropa dejando al descubierto un atuendo similar al de Michael Jackson. Fue un rotundo éxito. Ese día, hasta los chicos corearon los temas siguiendo con las palmas el ritmo. Un representante de espectáculos que estaba ahí por casualidad le ofreció realizar la exhibición a nivel profesional todos los fines de semana en diferentes discotecas, así fue como Iván recorrió 171 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. muchos pueblos de Cataluña con Susana. Ella grababa en vídeo cada actuación para que pudiera corregirse y aumentar algún efecto visual la próxima vez. Y lo que más gracia les hacía a los dos, era el momento de darse a conocer a su llegada al establecimiento donde debía actuar. Los relaciones públicas de las salas de fiesta se quedaban pálidos. Los carteles que empapelaban las marquesinas de las paradas de autobús no eran ese que llegaba con un impecable traje cruzado, corbata, relucientes zapatos, y de la mano su maletín de trabajo. La pulcritud de su figura y sus elegantes modos más cercanos a un vendedor de sueños que enamora que al rey del pop no cuadraban con el personaje que habían contratado y exclamaban ¡error! Posiblemente esperaban a una revoltosa persona de raza negra vestida con llamativos colores como si fuera un semáforo. Pero en el camerino, junto a Susana, Iván se transformaba por completo minutos antes de realizar la aparición. Debían esperar a que sonaran los primeros compases y cuando el público se preguntara qué pasaba, bajo el haz de luz todos quedaban enganchados durante veinte minutos sin poder parar de mirar a Iván hasta que finalizaba la exhibición sin apenas respirar de la impresión, pues parecía el mismo Michael Jackson. Si a Iván le hubieran asegurado que por continuar haciendo ese tipo de actividades podía perder a Susana, las hubiera dejado todas de inmediato. Pero no hizo falta que nadie le advirtiera nada. Él mismo comprendió que un ambiente bohemio y nómada no favorecería la relación. Extraños horarios, ensayos, además del ejército de chicas mariposeando alrededor le hicieron pronunciar un seco “basta”. Existía la resignación como alternativa a perder a Susana, y, prueba de ello fue su rechazo a interpretar la obra de teatro con la popular actriz madrileña. Así ratificó que antes de perder a Susana prefería tirar la toalla en algunos aspectos de su vida. Adiós definitivo a su trampolín porque Susana estaba en primer lugar encabezando la lista en sus prioridades y no mentía. Iván no se engañaba ni engañaba a los demás por primera vez en su vida. No tenía ninguna necesidad de hacerlo. Y lo principal era que no iba a engañarla a ella. No quería tener que ocultarle nada a Susana, y prefirió cerrarle la puerta a las posibles andanzas y a su resurgir conquistador de imperios perdidos en horizontes lejanos. Susana sabía perfectamente que él no le mentía en ningún aspecto de su vida, bien al contrario. La única cosa que le había recriminado en alguna ocasión era justamente su exceso de franqueza. Iván era tan sincero que a menudo metía la pata. Y seguía desnudándose ante Susana rogándole que valorara el hecho. Iván hacía un gran esfuerzo y quería que lo apreciara. Cualquier persona ajena a lo que ocurría, hubiera dicho que pretendía deshacerse de Susana con tantos avisos y advertencias. Todas aquellas explicaciones de nefastas actuaciones o peligrosos comportamientos futuros, hubieran ahuyentado a cualquiera, pero a Susana se le hacía extraño que aquel ser fantástico que era Iván albergara una pizca de malicia o un demonio escondido detrás de la espalda. A sus ojos tenía brillo y magia y pensaba que era casi perfecto. Y con mayor razón intentaba Iván que comprendiera algunos de los aspectos que se darían a lo largo de sus vidas; curiosidades que sin duda los acompañarán porque Iván no renunciaría. Llegado el caso, defendería sus convicciones. Le decía “Se fuerte lo necesito” en seguida de contarle un incidente que hubiera hecho salir corriendo a cualquiera. “Muéstrame tu sensibilidad porque también la necesito” le insistía cuando le contaba alguno de sus proyectos. “Ayúdame a conseguir algo 172 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. sencillamente divino” le susurraba al oído antes de quedarse dormido abrazado a ella como el recién nacido que apoya la cabeza en el pecho de su madre. Iván no se reprimía, quería que Susana participara. La integraba: “Ayúdame a llevar a cabo algo positivo y hermoso para cuantos hoy habitamos la tierra como semilla para los que nos sucedan” y le hablaba con grandilocuencia incluso mientras conducía la pesada motocicleta BMW K 100 de mil cien centímetros cúbicos. Y apoyando los pies con firmeza para no desequilibrarse, aprovechando un semáforo ladeaba la cabeza para continuar “No temas a lo desconocido”. Le dijo mientras posaba las manos en sus piernas aguardando luz verde “Cuando uno logra sorprenderse de sí mismo, huye de sí mismo, rechazando así muchas posibilidades de proyección, pero si logra dominarse y vencer ese temor, como todos los temores, el triunfo es seguro”. Quizás en aquella ocasión, como en tantas otras, Susana no le escuchó y por eso no le respondió. Probablemente tuviera la visera del casco bajada. Ella se limitaba a asentir con la cabeza en señal de aprobación cuando desde la parte trasera advertía que Iván gesticulaba. Le estaba bien como era. Le asustaba saturarse de complicada información. Lo que hacía y como se comportaba era más que suficiente para ella. Susana lo amaba, y se decía que sus pensamientos e ilusiones tenían que ser igual que lo que ella contemplaba por fuera, sin embargo, las inquietudes internas de Iván iban mucho más allá de lo que él mismo percibía. Iván quería jugar limpio con Susana y por esa razón se desvivía por contárselo todo. Susana quería digerir toda la información, pero incluso para un erudito hubiera sido complejo asimilar tantos datos y posibles circunstancias que por cierto, chocaban con la educación recibida en su casa. Sus padres, amantes de la ley y el orden establecido se alejaron siempre de cualquier conflicto. Jamás osaron cuestionar nada y le enseñaron a consentir aceptando mansamente casi de manera sumisa. En otra ocasión, mientras guardaba los cascos en los maletines de la gran motocicleta, en cuclillas, observando como se arreglaba el largo cabello musitó “Huir, no siempre es una solución”. Incorporándose, bordeó la BMW para estrecharla en su brazos por largo tiempo como si fuera el último instante que les regalara la vida y teniéndola presa en sus garras, después de recuperarse de la intensidad del abrazo, fijó los ojos frente a los de ella y siguió mostrándose extremadamente sincero, contándole cosas que había guardado para sí “Luchar es enfrentarse, y esa actividad implica un forzoso resultado”. Y en ese instante Susana atendía sus palabras casi con veneración. “El mundo seguirá dando vueltas y vueltas, al igual que el sol nos calentará y la luna alumbrará nuestros sueños y nuestras esperanzas nocturnas mientras nuestros descendientes encuentran otra forma de comunicación”. Pero Susana no atinaba qué decir. De sus labios no brotaron comentarios, y es que los mensajes de Iván a menudo estaban cifrados en algún código secreto reservado para unos pocos. Tan sólo los elegidos. O los locos como Iván. Una vez, Susana tenía que comprar unas medias pero los comercios habían cerrado. Mientras admitía que no estaba a gusto y que no asistiría a la cena con aquella carrera, Iván saltó con un “No me pidas nunca lo imposible porque por ti sería capaz de conseguirlo” y le abrió la guantera simulando un truco de magia. Era precavido, sobre todo en lo referente a los pequeños detalles. Su larga experiencia con toda clase de mujeres le daba ciertas ventajas. “No sabes bien hasta donde podría llegar y si crees que lo sabes, estás equivocada”, y al decirlo, Susana se derramaba por el asiento exhausta de amor por Iván. 173 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. No la habían cortejado nunca como él lo hacía, nadie, jamás. Y quiso recompensarlo con una frase. Susana quiso hacer su aportación a la causa y ante su propia sorpresa, pues él supo crear desde el inicio un clima apropiado donde se encontrara bien, añadió -Es más que esto, mucho más ... ¡sin fronteras!-. Entonces Iván apostilló con su gran capacidad de reacción “Tal como debe ser cuando el sentimiento es puro, real, limpio, y sobretodo fresco como el nuestro” y se besaron apasionadamente con un beso que se dilató, porque no hay palabras que superen una muestra de afecto. Ninguna frase hubiera reunido lo esencial de aquel instante más que aquel simbólico beso de azúcar y miel. El amor era mutuo y sumamente recíproco. Ambos habitaban por encima de las nubes sobrevolando la bóveda celeste más alto que cualquier potente avión cohete o nave interestelar. Cualquiera que les hubiera espiado por la cerradura de la puerta cuando estaban únicamente el uno con el otro dejaría constancia de la veracidad de tan infinito amor. Había química entre ambos. Los dos echaban chispas. Antes, a Iván se le había visto vagar solitario por ahí en busca de dios sabe qué cosa pero últimamente, cuantos le conocían encontraban inconcebible verlo sin Susana. Nadie imaginaba que no estuvieran permanentemente juntos como lo estaban en las fotografías. La unidad les acompañaba influyendo en sus vidas marcando poco a poco su existencia individual. Iván no se había retratado anteriormente con nadie. Era incomprensible aquella transformación; una total reconversión de valores respecto a las relaciones sentimentales que no obedecía a ninguna estrategia. Susana le provocaba un satisfactorio bienestar y una recuperada alegría. “Sigue así por favor te lo ruego” le suplicaba al dejarla los domingos por la noche en su casa. Iván se sentía muy afortunado por haberla encontrado. “Por fin una mujer por la que vale la pena desvivirse y sacrificarse” pensaba cuando volvía a su estudio saboreando cada momento del fin de semana. Miraba el asiento de cuero vacío para afirmar durante el trayecto “Susana eres una mujer que está muy por encima de las demás”. Y una y otra vez lo repetía en voz alta mirando el retrovisor como si tuviera que convencerse a sí mismo, como si alguien en el asiento de atrás estuviera observando cada gesto, cada movimiento, cada por qué de las cosas que acontecían, ¿Oscar? Había encontrado a la persona que mejor encajaba en el papel de su compañera. Susana era su media naranja. ¿Y qué papel jugaba Oscar? Todas las demás personas del sexo femenino quedaron desamparadas como queda desamparado el papel de regalo hecho una bola en el suelo cuando se atiende el objeto que estaba envuelto. Iván no distinguía ya en ninguna de ellas nada llamativo, absolutamente nada: ni una sonrisa conmovedora, ni un descarado contoneo, no hallaba ninguna tierna mirada que le estremeciera ni siquiera una blusa muy ajustada le impresionaba aunque los pechos intentaran escapar hacia el cuello. No había apetito en sus ojos comprometidos. Ninguna otra mujer le producía ese especial calor que sabía a hogar y del que únicamente era dueña Susana. Levantarse cada mañana sabiendo que merecía su amor era algo importante para Iván. Lo reconfortaba. Cuando apareció, no dejó simplemente una huella. El agujero provocó que su interior se aireara y la confortable sensación que obtuvo se le reveló como un alimento de inmenso goce. Por primera vez se sentía acompañado y amado y no solamente deseado. Se había atrevido. Valía un imperio. Tres veces su peso en oro, aunque Iván, por nada aceptaría el trueque. 174 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Susana le mostraba como era el amor con todo su cuerpo, con toda su fragancia y todo su contenido, y no lo hacía de manera plana o superficial y, por ello Iván debía renunciar a algo, sacrificar algo muy suyo, cambiar pequeñas cosas y algunos hábitos para obtener la completa fusión con su amada Susana. Pero durante las fiestas navideñas acostumbraba a partir a las islas Canarias para broncearse y leer un buen libro. Desde muy niño, esas fiestas fueron sinónimo de tristeza, dolor, soledad, y cuando tuvo oportunidad las evitó. Se las saltó, borrándolas del calendario. Y desde entonces era un ritual a modo de peregrinación. La tradición requería iniciar el año nuevo en la zona más apartada de la península ibérica. Y esa Navidad no podía a ser distinta a las otras por mucha Susana que hubiera hallado Iván. No estaba dispuesto a renunciar a sí mismo, y quiso dejarlo muy claro desde el principio. Iván se abstenía de juicios de valor; esa evaluación constante de las cosas como correctas e incorrectas, como buenas o malas. No perdía el tiempo como Oscar en evaluar, clasificar o analizar. Pensaba mientras preparaba la maleta “Cuando te falta algo es cuando más lo valoras” y al sonar el teléfono en su estudio le dijo a Susana “Me voy, también porque quiero que me faltes”. Y quiso añadir... “Para demostrarme que sin ti tan sólo puedo ser inmensamente infeliz”. Pero calló. Días antes de su posible marcha le había confesado que existían dos razones por las cuales en su casi cuarto de siglo no había tenido una sola relación estable, continuada, realmente importante “La primera porque no estaba preparado, y la segunda porque todavía no te había encontrado” y, ciertamente, únicamente una persona estaba por encima de Susana. Esa persona era Iván, a la cual no renunciaría jamás. “Nunca vayas contra ti mismo por mucho que consigas a cambio” se decía cada mañana al lavarse la cara frente al espejo. Y aunque se suponía complejo, necesitaba que Susana intentara comprenderlo y si no lo conseguía, quería que lo intentara de nuevo con más fuerza pero llegado el caso, si por alguna razón no lo lograba, si Susana no tenía éxito en su empeño le rogaba que desistiera sin aflicción. Y nada más le pedía que le dejara hacer teniendo en cuenta que volvería a estar cerca de ella. “Escapar brevemente para volver al poco a tu entendimiento” murmuró con dulzura después de mordisquearle el óvulo de la oreja refugiados en el portal de una antigua casa un día gris de generosa lluvia. Tanto Oscar como Iván habían iniciado una relación y se lo contaron hablándose de lo significativas que eran ellas y de lo específico que se mostraba el futuro. Uno como otro, habían sido alcanzados por un auténtico sentimiento de amor y se reconocían la prioridad de esa persona maravillosa. Ambos habían encontrado al ser que permitiría desarrollar sus capacidades amorosas para acceder a la cuarta dimensión. Ese inexplicable y permanente deseo de estar juntos se manifestaba en los cuatro, desde la aceptación emotiva de vivir para existir con el otro, en pareja, 175 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. dentro de la persona amada para el mutuo beneficio. Ana y Oscar. Iván y Susana. Querían y debían estar así de unidos. El sexo es realmente algo asombroso. Mediante el sexo se expresa algo que es imposible expresar de otra manera. Era el centro neutral, vital, de ambas relaciones amorosas porque hasta no quedar vacíos de sexo no saldría a flote el verdadero amor. Más allá de un acto que turba, que agita y exalta la intimidad para que el sexo sea asombrosamente legendario, casi una utopía de relieve inmenso, se requiere de la completa entrega de ambas partes. No solamente de los cuerpos, si no también de las almas. Se necesita de algo muy superior a la mera cooperación participativa. Susana y Ana necesitaban bañarse en llamas encendidas como heroicas doncellas que cantan en plena fiesta mientras Oscar e Iván, incansables caballeros que persiguen la dicha, querían honrar a sus parejas con una canción desapegada refugiados en el templo del amor. Y el sexo formaría parte de sus vidas como un aspecto importante que abordar más allá de la experiencia biológica porque la vivencia física puede muy bien ser, también, espiritual. Con ventajosas perspectivas iniciaban su caminar con el compromiso de partir desde la misma identidad individual que aprecia los detalles y valora los mensajes interpretando la aspiración intensa de dar, entregándose en el amor para encontrar a su vez el placer. El verdadero placer de amar. * * * * Luego de la romántica estancia en los Alpes suizos levantaron copas doradas en la habitación del área privada de la zona tranquila de su domicilio situado en las Ramblas de Barcelona. Ambos querían conocerse más profundamente y, tumbados en el lecho, buscaban las diferencias de sus cuerpos. De capital importancia para Oscar la fase de atracción y el acercamiento suave. Su repertorio de juegos previos para divertirse durante tanto tiempo estudiados en un sin fin de información, daban próspero resultado. La besaba en sus zonas erógenas delicadamente. La acariciaba sin prisas 176 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. maravillándose en el tacto. Realizaba leves masajes para estimularla completamente intentando mostrarse como el mejor amante. Ana, dispuesta a satisfacer las necesidades sexuales de Oscar tanto como las suyas propias, se preparaba para instruirse. Tentaba la prueba del íntimo contacto. Sabía exactamente lo que pedía, lo que codiciaba el que denominaba como el hombre de su vida con quien permanecer en su vejez todavía unidas las manos bajo el halo romántico de tan providencial melodía. Lejos de la educación sexual recibida donde se determinan las prácticas correctas e incorrectas, aquellas que están bien y las otras, las sucias y feas que están tan demasiado mal, huyendo de las excesivamente permitidas, las autorizadas por la sociedad, rebuscando en las prohibidas de un modo que enriquece al explorador sexual, la pareja encontraba el punto de partida más acertado en el amor, porque sin lugar a dudas les conducía a descubrir el verdadero amor con la promesa de una recompensa por ese hallazgo. Y con el absorbente conocimiento en vez de la ignorancia, con la mente abierta en vez de la pereza, con la posibilidad de la elección en vez de solamente una opción, los dos descubrían algo que realmente vale la pena. Ana, como en el curso de una balada descomunal con lágrimas de amor eterno se desengañó. Había sido educada para pensar que el coito es la única relación sexual íntima. Alguna estúpida norma le advirtió que el coito es un acto esencialmente finito. Jamás le hablaron de sexo oral, de masturbación, ni tampoco de estimulación anal, complementos sexuales que enseñan que el coito, con todas sus variadas posiciones solamente es una opción. Más allá del ocuparse meramente de los aspectos físicos del sexo, Oscar, al “hacerlo”, no olvidó el deleite que como gustoso regalo de complacencia le provocaron sus gemidos específicos ilustrando su respuesta, su orgasmo prolongado y así, con distintos diagramas de colores en sus miradas, en sus corazones, conmocionados por tantas sensaciones, ascendían ingeniosamente y descendían elegantemente para comprobar que existe una clase de amor que no es estático ni estéril, si no que con cierta habilidad y algo de paciencia crece, cambia, se desarrolla, fomentando un candor de simpatía que se retroalimenta para permanecer en vida. Y para su sorpresa se incrementaba el deseo, incluso con desmesurada atracción para dar forma al erotismo que lejos de discriminarlo se aumentaba multiplicando el amor. 177 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El buen sexo en un don. Sería muy triste y una gran pérdida que alguna persona de este mundo no supiera cómo aprovecharlo. Ana y Oscar encuentran un gran placer en este campo, en esta imprescindible actividad que te fulmina por breves instantes llenos de intensidad. Un clímax total de mil sensaciones diferentes que se manifiestan a la vez “Al que tenemos acceso las personas” le informó su amado “Un privilegio que ignoran los animales que nada más se procrean... sin amor” y acariciándole el manso rostro leyó en los labios de su amada -Es el orgasmo exclusivamente una experiencia humana, igual como la creatividad-. Era culta Ana. Ambos se envolvían en el exquisita complacencia a la que siguen varias contracciones simultáneas, involuntarias, espasmos incontrolados casi sin intervalos con reacciones físicas en extremo poderosas, gimiendo y gruñendo contorsionados los cuerpos. La potencia de un cataclismo largamente almacenado estallaba. Culminaban seis años arduos. Se expandía el presente palpando ya el futuro juntos. Pero Iván no pensaba en sexo porque precisaba intercalar en su ajetreada vida un corto período de reflexión y descanso para propiciar el encuentro consigo mismo y así profundizar. Se lo había inculcado su buen amigo Oscar y era una manera de mostrarle lealtad. Y los extraños mensajes que llegaban de algún remoto lugar le hablaban de tal acto como una oportunidad de indagar y estudiar la propia naturaleza humana, y como le había ido bien, lo repetía una vez al año. Se trataba del descanso del guerrero, un período para cargar las baterías que permitía preparar la próxima táctica a seguir. Y en busca de la ecuanimidad, como el mejor juez determinó “Ni Susana ni yo. No los quince días acostumbrados, pero tampoco ninguno”. Como Oscar hubiera afirmado: “Algo equilibrado y justo que beneficie a ambos”. Serían ocho días los que permanecerán lejos el uno del otro. Exceso de trabajo, tensión, agotamiento; por otra parte el placer del trabajo realizado, los objetivos conquistados, los jefes satisfechos. Ese año concretamente, el ritmo y los nervios habían aumentado por los coqueteos en el mundo del espectáculo pero sin alterar ni un ápice los resultados laborales. Una vez más, Iván salió triunfante ante un reto aparentemente inalcanzable: dejar el listón alto en ambas áreas. Y sí se merecía un premio. Debía obtener su recompensa. “¿No te parece que me lo he ganado?” le había preguntado a Susana en el parking del aeropuerto. “Será como un final de semana largo cariño, no te darás cuenta y ya estaré aquí rodeándote con mis brazos”, le dijo mientras un beso de despedida los alejaba por vez primera. Le dolía darle un disgusto a Susana, pero sentía mayor dolor al derribar su criterio, su necesidad, su convicción. Creía que la herida de Susana cicatrizaría sin problemas, porque era leve, pero en cambio, la que se inflingiría a sí mismo sería una herida abierta sin sentido que arrastraría más de un año. Y no quiso darle al hecho una importancia inmerecía. Para Iván, no era menosprecio o egoísmo lo que le impulsaba a marcharse. Dudó un poco al principio, pero cuando le notificó que había encargado el billete para salir a su regular puesta a punto, le preguntó: “Espero que mi actuación no te vaya a provocar una sensación desagradable, ¿consideras que te traiciono?” y sin tiempo a que respondiera añadió “No es mi intención defraudarte pero ten cuidado con las expectativas que depositas en mí”. Y aunque no le servía de consuelo, Susana intuía que iba a estar muy presente en todo cuanto hiciera y pensara Iván en el archipiélago tal y como venía sucediendo a lo largo del último mes y medio. 178 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Lo de Iván era casi un vicio. Tenía que luchar constantemente, y cuando no había motivo, lo inventaba. Permanecer quince días de brazos cruzados en Barcelona sin hacer nada más que esperar a que ella saliera del trabajo para acompañarla lo consideraba una pérdida de tiempo. No se parecía a Oscar que se hubiera distraído visitando museos y exposiciones. Iván quería acción, o por el contrario, paz absoluta a modo de exagerado sosiego donde suspender su espíritu para tenderlo al sol. Forzarse a estar inmóvil en la gran ciudad sabiendo cuantos asuntos merecían de su atención le quitarían todo de cuanto ocioso tienen las vacaciones hasta incomodarlo como se incomoda a una fiera salvaje encerrada en su jaula. Demasiado revoltoso, nunca podría relajarse estando en una Barcelona centrada en las fiestas de las que se divorciaba. Urgía detener su vida para respirar plácidamente sin ser zarandeado. Necesitaba desconectarse de todo para replantearse seriamente su vida. Quería aprovechar ese soplo de aire fresco llamado Susana para bebérselo como si de una pócima mágica se tratara. Eran fechas que le pertenecían a su interioridad desde hacía años. Ahora más que nunca debía utilizarlas inteligentemente y no sucumbir ante la tentación. Y llevando el dilema a extremos insospechados, fue la única manera de partir con quietud sin remordimientos de ninguna clase. En Fuerteventura, solamente podría hacer una cosa: reposar porque para divertirse le faltaba Susana. Durante el vuelo, a continuación que sirvieron la cena, Iván escribió una carta: "Tendrás que aprender a vivir con estos cortos períodos de distanciamiento a modo de paréntesis en el tiempo, porque aunque ahora se presenten como una distancia física, más adelante, cuando tú y yo estemos más cerca todavía, seguirán existiendo. Aun a tu lado, realmente puedo estar a mil años luz. No se puede ni debe ir contra la propia naturaleza, ni mucho menos intentar manipularla o alterarla. Hay que dejar que se exprese, que sea en libertad. Serán períodos breves difíciles de percibir a veces. Mi cuerpo te rozará, y mi olor será nuevamente descubierto con tu sensibilidad. También sentirás el calor de mi cuerpo, pero mi espíritu aventurero navegará en busca de la quinta dimensión probablemente en una visión alternativa de las cosas. Llegado el caso, ¡tolérame!". Dejó el bolígrafo en la bandeja plástica y miró a través de la ventana del avión. La azafata le ofreció una bebida que Iván agradeció. Trece minutos más tarde, continuaba escribiendo en una nueva cuartilla de papel: "Susana, me faltas, si supieras cuanto... ". No podía dejar de sentirse malhumorado y un poco culpable como si con su viaje cometiera la torpeza del grave error precipitado. Comenzó a hablar consigo mismo “Provocarte un malestar es lo más lejos de mi intención. Este lapso de tiempo repercutirá favorablemente en nosotros, estoy seguro, porque no es egoísmo. No se trata de un capricho pasajero. Más bien es la necesidad imperiosa de escapar de tanto en tanto, huir de todo cuanto me ha pasado y de todo cuanto he encontrado y de todo cuanto me he servido; huir, excepto huir de ti ahora que te siento como algo real e instantáneo, tangible, cercano... tan cercano que noto como te vienes conmigo Susana”. Cerró los ojos. Iván se frotó los ojos con las puntas de los dedos en movimientos circulares. “Escabullirse. Huir... como lo hace el viento por debajo de la puertas” seguía pensando. Continuó escribiendo: "No temas sentirte un guiñol a los ojos de los demás. Levanta la cabeza alta y grita hasta el desvanecimiento a los cuatro vientos que si tu hombre precisa descanso, tú le das tu bendición, y asimismo tu consentimiento, además del apoyo moral que necesita para no sentirse 179 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. mal. Diles que puedes soportar los kilómetros, y los días, incluso las noches, porque sabes que esto no hace sino unirte aún más a él". Iván volvería como de una breve expedición con retorno asegurado. Nada hacía presagiar cambios en su actitud. Y al llegar al hotel, antes de mandar sus notas por fax agregó: "Mis brazos no podrían rodear un cuerpo que no fuera el tuyo. Mis ojos no están autorizados a fijarse en otra silueta que no sea dueña de ese excepcional y único modo de moverse y de estar que posees tú. No podría besar a ninguna otra. Solamente hay un ser que pueda recibir mi amor y su nombre es Susana; pero sólo una de entre todas las Susanas, ja, ja, ja. Y aunque pienses que la distancia física nos aleja, ten muy claro que nadie ha estado nunca más cerca de mí que tú, cariño. Siéntete afortunada. Esto es así hoy y lo será el próximo martes 23 de noviembre". Anteriormente, cuando Iván partía de aventura a un lugar desconocido se cerraba tras de si una puerta que le alejaba del pasado mostrándole la nueva estancia, y todo lo anterior se quedaba fuera, tanto lo bueno como lo malo. Sin embargo, por primera vez en su vida alguien había cruzado al otro lado con Iván. Susana había conseguido traspasar la puerta y en la estancia todo estaba por manifestarse. Todo debía vivirse desde un buen principio con renovadas energías sin puntos de referencia para la comparación con lo cotidiano o habitual. Ahí, cualquier cosa nacía nueva mostrándose tan maravillosa como desconcertante, y con la mente clara, despejada, limpia de telarañas, dispuesto a desenmascarar toda clase de sensaciones, con la promesa de futuras experiencias y la certeza de acumular valiosa información, para Iván, cada vez que se producía esta situación equivalía a volver a empezar desde el principio entrando en otro mundo desconocido que a su vez estaba ansioso por ser descubierto. Nada tenía que ver con lo que había dejado atrás, pero ya digo, esta vez desde el silencio y el respeto alguien lo acompañaba en su viaje. En esta ocasión inmaculada, la única diferencia respecto a otros años en que también había acudido a las Islas Canarias para cambiar sus pilas era el fino hilo translúcido que había realizado el mismo trayecto que el avión y enlazaba a dos almas gemelas pendientes de un éxtasis inusual. Probablemente eran dos almas antiguas que después de jugar al escondite en el tiempo y de burlar al espacio, decidieron encontrarse para celebrar su recorrido danzando juntos a partir de ese momento por el universo pletórico. Si hacer el bien y contribuir a la realización de algo bello lo reconfortaba plenamente, hacerlo con Susana, participando en su medida y con generosidad de lo beneficioso que existiera en la futura obra, la engrandecía asegurando la consecución de aquello que Iván denominó en su día “modelo a seguir e imitar por generaciones venideras". Pero dudaba si Susana sería capaz de lanzarse con él, de la mano, al hondo precipicio porque semejante modelo requería de mucha energía y trabajo. Vacilar unos instantes para Iván equivalía a una negativa. En su fuero interno ya contaba con Susana, con su incondicional adhesión a "la causa", a cualquiera que fuese su proyecto. Susana se adaptaría con gran facilidad. Era una persona que no le importaba hacer lo que se le decía, incluso estaba mucho más cómoda en esa posición. Y cada minuto que pasaba sin ella se convencía más y más de lo positivo de su unión. El hecho aplastaba arrollando al destino que se convertía en una mosca aplastada. La amaba con gran devoción. Quería una compañera. A media tarde en seguida de haber comido en la terraza de la piscina del hotel de cinco estrellas un par de rojos solomillos a los que apenas habían calentado en la plancha, tras una saludable siesta 180 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. a la sombra que potenció el vino de la buena cosecha del 64, Iván se dio un chapuzón para refrescarse y fue a la recepción para escribirle algunas líneas a Susana. Decían literalmente: "Anota en tu agenda que tú y yo tenemos pendiente en unas cómodas rocas de la Costa Brava, frente al conmovedor mar Mediterráneo que inspira, agudiza, y sensibiliza los sentidos, una puesta de sol y un lujoso amanecer de colores vivos; esa fantástica mezcla indescriptible de tonos pastel de la acuarela del creador. (No olvides traer un par de mantas para la noche y un termo caliente con negro café; todo lo demás lo pondré yo). Entre un hecho que simbolizará el ocaso de una parte de mí y la salida del sol, que representará mi nuevo resurgir, bajo una noche estrellada, contemplaremos nuestra intimidad, y con la belleza como testigo dispondremos las bases para nuestra fusión. Nos maravillaremos de lo hermoso de la naturaleza expresiva. Una gaviota sobrevolará por encima de nuestras cabezas certificando nuestra unidad en libertad. Sí. Nos provocaremos un rato. Nos amaremos hasta que nos cansemos. Conversaremos pausadamente acerca de la magia del amor hasta que lleguen venturosas, eternas las confesiones desde el altar. Con las manos entrelazadas y las miradas encontradas, fijaremos desde lo más profundo de cada uno el principio de nuestra alianza. Y con el nacimiento de la mañana, adornaremos el acontecimiento subiendo a una montaña para plantar la semilla de un árbol: el árbol de nuestra Vida. Y crecerá tanto como nuestra relación se fortalecerá. Con este broche y un apasionado abrazo de cincuenta y cinco minutos terminaremos firmando este cuadro jamás pintado. Nuestros corazones rebosarán alegría. ¿Te parece bien Susana? ¿Aceptas la cita? ¿Y el reto que conlleva?". Iván reconoció su momento existencial. No había mejor candidata que Susana. Después de quemar muchas etapas en su vida, como corsario quería abordar el galeón del matrimonio para llevarla a su isla secreta y así, disfrutar a escondidas del botín que compartir nada más con unos pocos privilegiados a los que entregaría los mapas de su isla del tesoro. Estaba preparado para el ataque. Se sabía seguro. Vencedor. Era hora de hundir el propio barco pirata y cruzar los mares con su nueva embarcación más robusta y sólida, con las bodegas repletas de amor afecto respeto y comprensión. Con aquellas reservas pasaría no solo el invierno, sino diez años enteros. Y cuando estuviera cansado podría bajar al camarote para echarse en su cama sin peligro a un motín, puesto que dejaría a Susana al frente del timón con instrucciones precisas y el convencimiento de su fiel cumplimiento. Nadie le obedecerá tan bien como ella. Iván la había provocado con sus escritos evaluando su reacción sometiéndola a un examen como prueba. Tras sus triunfos profesionales, no era humillación lo que ofrecía a los compañeros vendedores que competían por ser “el mejor vendedor” del concesionario IBM, sino la propuesta de un reto. Aseguraba que si él lo había conseguido, de igual modo podían lograrlo otros. Entonces se escondía detrás de su mesa y examinaba las fichas de sus clientes disimulando, observando como asumían la propuesta del reto. Se sentaba a esperar la reacción de quienes lo envidiaban y admiraban al mismo tiempo preguntándose acerca de sus trucos infalibles. Reparaba con atención en los diferentes temperamentos que se daban cita en la empresa como una maestra de parvulario paseándose por entre las mesas. Y es que Iván no intentaba hacer las cosas mejor que los demás, sino mejor de lo que él mismo lo había hecho la última vez. 181 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Con sus propuestas, intentaba estimularlos para descubrir qué se encontraba detrás de cada uno y en esas ocasiones, sólo tenía palabras para los novatos “No te sentirás bien al mejorar a tus contrincantes. Tu mejor estado de animo lo obtendrás si consigues superarte a ti mismo”. De esta forma los proyectaba hacia arriba, empujándolos a volar alto pero avisándoles que arriba se deben batir fuerte las alas para soportar las duras corrientes de viento. Si fracasaban en su empeño, volvía para auxiliarlos y recoger sus pedazos rotos con nuevas palabras de aliento “Cuando haces todo cuanto está en tu mano, poco importan los resultados”, y a los más débiles, aquellos que sucumbían en el intento por falta de cualidades, al tiempo que les daba una palmada en la espalda les tranquilizaba diciendo “Tú ya lo has dado todo. No se puede luchar contra lo inevitable. Relájate”. Mientras pensaba “Hay un sin fin de oportunidades en la vida pero no todas están reservadas a nosotros”. Y aunque parecía que se alejaba y los abandonaba, eso no era más que otra triquiñuela suya. No era el jefe ni tenía la responsabilidad de orientarlos porque Iván era otro compañero más, pero quería ser un referente constructivo. Llevó ese tipo de comentarios más allá de su actividad laboral. Cuando a veces, para desintoxicarse de tanto trabajo se regalaba unas partidas en la bolera donde años atrás había estado empleado como recepcionista, al comprobar como maldecían los universitarios su mala suerte cuando intentaban rematar los palos que no habían caído, sin darle importancia, mientras acariciaba su bola dispuesto a lanzar les sugería que avistaran las flechas que se encuentran en medio de la pista. Explicaba “El secreto para que caigan los diez palos de una sola vez es no fijarse en ellos. Las flechas nos indican por donde debe pasar la bola. De hacerlo así, tened por seguro que en la próxima ocasión obtendréis lo que intentáis con ahínco y sin éxito”. Luego lanzaba su bola con más maña que fuerza, acompañándola, y como atraída por un imán se estrellaba con sonoro chasquido entre el primero y el segundo palo desplomándose el resto a continuación. Y al girarse, la satisfacción de su rostro transmitía el siguiente mensaje “No es cuestión de suerte chicos, sino de precisión en la concentración”, y sin poder retenerse les daba pequeñas recomendaciones para mejorar el estilo. Nadie se las pedía, pero tampoco las despreciaban ni las desperdiciaban y cuando mejoraban la puntuación, Iván se sentía francamente bien. Su tono generoso y conciliador había funcionado. Y sucedía a menudo que al abandonar la pista con una gran sonrisa en vez del tradicional adiós decía solemnemente dirigiéndose al más desfavorecido del grupo al que picaba el ojito antes de desaparecer “Esta superación que no has conseguido hoy la conseguirás mañana, descuida, pero eso sí, siempre y cuando sigas intentándolo una y otra vez sin darte por vencido”. Iván mantenía que siempre hay un camino que recorrer “Siempre y cuando te mantengas despierto y atento verás que hay oportunidades que te esperan solo a ti, y si crees en ellas, se te irán presentando porque no hay tan sólo un mañana fijo sino varios que se exhiben como alternativa”. Exactamente esto les había dicho a sus jefes cuando a inicios del año solicitó flexibilidad de horario para catar su inquietud artística. Y comentarios similares empezaron a formar parte de su vocabulario diario. No escatimaba ninguna ocasión para expresar su arrollador optimismo. Su sabiduría tenía un carácter eminentemente práctico. Era algo que no molestaba porque nunca insistía ni atosigaba. Le gustaba hacerlo. Lo hacía. Pero lo más relevante es que practicaba con el ejemplo. Se podían contrastar sus palabras con sus actos. Se contemplaba en su persona cada rasgo de sus dictámenes. En 182 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. esa época no dejaba que nada se le quedara dentro. Se expresaba sin importarle lo que finalmente se hiciera con la sugerencia o el comentario. Y aquella misma noche, tampoco se reprimió. Volvió a sentarse frente a un papel en blanco. Estaba en el hall del hotel. Había alquilado un jeep para descubrir la isla no-turista pero su desconocimiento del territorio lo llevó hasta una zona pantanosa de la que no pudo salir. La tierra se tragaba el enorme vehículo que aun disponiendo de tracción a las cuatro ruedas y mucha potencia no pudo luchar contra las fuerzas de la naturaleza. Tuvo que ser rescatado. Mientras aguardaba a la policía para realizar el informe que justificaría el uso de un sofisticado helicóptero que había salido de la base militar de la isla de Gran Canaria, garabateaba más frases para Susana lejos de pensar ya en el incidente: "Soy un hombre cuyos sentimientos hacia ti son transparentes. No dejes de pensar en voz alta cuanto te apetezca que juntos hagamos. Sabes, me fortalece el simple hecho de saber que te tengo y que pase lo que pase no te marcharás corriendo de mi lado. Por mi parte, aunque el mar y la noche se pusieran de acuerdo para entorpecer nuestro lazo, aunque el viento y el sol estuvieran en contra de nuestro abrazo, aunque un tornado y el fuego anudaran sus talantes creando un género nuevo, yo encontraría la manera de hacerte la mujer más feliz de cuantas intuyo. Tengo planes para nosotros; muchos y densos planes, estimulantes algunos, desconcertantes otros. Quiero envejecer a tu lado, frente a ti, porque te adoro rica". Y mientras ponía el punto final, pensó “Nada podrá ser como antes. Susana ha cambiado mi vida dándole un vuelco fantástico. Me siento afortunado y agradecido a la vida”, y levantándose del cómodo sofá donde escribía se acercó a su cómplice la delgada señorita de manos de pianista que utilizaba el fax sin autorización del director del hotel. En Barcelona el responsable de mantenimiento había subido del taller al despacho de Susana para liquidar unas dietas y proveerse de efectivo. Necesitaba llenar de combustible el depósito de la furgoneta y en el suelo encontró el papel remitido por fax. Hasta el momento la correspondencia había sido privada, pero en aquella ocasión sería más pública que nunca. Ese día Susana se había retrasado. Topó con más tráfico del habitual en la avenida a causa de un accidente. Veintisiete minutos bastaron para que el escrito de Iván se paseara por casi todas las dependencias de la empresa y cuando entró saludando, todos le respondieron con bromas respecto al texto que todavía no conocía y no entendía que ocurría y miraba a diestro y siniestro alucinada. La mantuvieron intrigada hasta el mediodía. No fue sino a la hora del almuerzo, en el restaurante de en frente, cuando en vez de jugar al dominó como era costumbre estuvieron machacándola con burlas insistentes hasta que comprendió. Entonces rogó la devolución del documento que le pertenecía solo a ella. Le entregaron un arrugado papel manchado de aceite, pero aún así, con un aspecto deplorable, las palabras de su amado no perdieron intensidad. Susana sabía como se hubiera comportado Iván en circunstancias similares. No valía la pena enfadarse. “Tendrás dos problemas: enfadarte y desenfadarte”, le había dicho en varias ocasiones ensalzando lo práctico del sistema cuando despotricaba por una repentina carrera en sus medios o perdía la tapita del tacón del zapato, incluso cuando un conductor maleducado se interponía en el camino del Ford PROBE ante un Iván del todo indiferente y calmo. Susana recordó sus palabras: “Se precisan treinta y ocho músculos para enojarse y solamente cuatro para sonreír”. Comprendió que nada iba a conseguir sino era sentirse mucho peor; estaba creciendo junto a Iván. 183 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Y entre el humo sofocante del restaurante, agasajada por la burla de sus compañeros de trabajo, indefensa entre tantos varones faltos de tacto completamente ajenos al romanticismo, se armó de valor y se infundió animo refugiándose en la contemplación de una fotografía de Iván que desplegó frente a todos. Plasmar sus sentimientos en el papel fue para Iván como una especie de revelación. Una catarsis. Se le antojó, no como un pasatiempo, si no como una tarea obligada que debía llevar a cabo. Nunca antes había escrito nada a nadie y mucho menos a una mujer y sobre amor. “Son cosas para que las haga Oscar” pensaba Iván. ¿Podrían resultar absurdos o ridículos sus textos?... ¿Pueden resultar absurdos o ridículos los sentimientos? “Las cosas que son, son; y deben expresarse tal como se sienten” eran las palabras de Iván o el mensaje enviado desde algún lugar remoto invitándole a crear e incitándole a que imprimiera su huella en la historia de otra manera a la que estaba acostumbrado. Para él no existían los reglamentos y esto de dejarse llevar... de fluir como fluye ininterrumpidamente el sonido de una fuente le resultaba muy favorable. Iván igual podía escribir una carta al director de un periódico denunciando un caso de abuso de poder sin pelos en la lengua que elaborar un detallado documento que esbozara ángulos distintos a los habituales o también, podía contar a un niño un cuento instructivo lleno de fantasía y poesía con una voz anciana. Podía preguntarse con el asombro de ese mismo niño cuándo duermen los peces o buscar dónde está la esquina de la pelota o también podía centrarse en averiguar qué olor tiene una manzana. Podía hacer lo que se propusiera. Iván era exactamente lo que le habían explicado en la serenidad de la noche en Canarias y que todavía no sabía. No sabía que le ofrecían una oportunidad para la que él debía estar listo y concentrado. Porque todos estamos llamados a ser santos, profetas, mendigos y reyes. Mucha gente venera normas incrédulas, inverosímiles y absurdas establecidas por el confundido individuo contemporáneo susceptible a cuanto no tiene explicación lógica. Cualquier "algo" o “cosa” no existe si no puede medirse, contarse o pesarse. Iván podía resquebrajar ese potente encierro de limitaciones y lamentaciones proponiendo un nuevo orden o una más amplia perspectiva. ¿Solo él? Cuando llevaba un rato escribiendo, se sentía cansado, y la cabeza le pesaba hasta hacerle tambalearse por haber impreso en cada palabra cuanta energía poseía. ¿Le estaban probando? ¿Quién? ¿Quién quería asegurarse que sería útil instrumento capaz de soportar tempestades y venenosas críticas sin amilanarse? Iván, con los escritos durante este viaje pretendía hacer un examen a Susana y el examen se lo estaban haciendo a él por mediación de ella. Había sido un empedernido buscavidas y su perfil encajaba con las exigencias de unos misteriosos seres que le habían hablado en el silencio, en la vastedad del desierto, desde la oscuridad de la noche para mostrarle el color del viento. Pero Iván se centraba en Susana. Y no veía más allá, ni notaba la presencia de ningún ser extraño a su alrededor. El árbol no le dejaba ver el bosque. Su única preocupación era si Susana valoraría ese esfuerzo literario tan impropio de su temperamento porque lo suyo era el campo de batalla y la acción. Se preguntaba si apreciaría en lo que valen sus palabras que se replegaban en sí mismas. Siempre práctico, Iván pretendía que las archivara convenientemente para recurrir a ellas en caso de apuro, en vez de guardarlas solamente en su corazón. 184 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Quería impregnarles servicio, y, algún día sacarles provecho. Aunque salieron de la espontaneidad del momento, perseguía imprimirles utilidad futura. Y previendo supuestas dudas, pensó que podrían ser palabras auxiliadoras donde refugiarse “Ojalá Susana actuara como yo ayudándome a comprenderla mejor; ¡dichoso cascarón!”. Y ciertamente, algunas frases sueltas garabateadas sobre un trozo de papel cualquiera hubieran sido un feliz regalo facilitándole la tarea con razón. Iván le recriminaba tanto mutismo comparado con su derroche de franqueza y se preguntaba si es que tal vez Susana no tenía nada que decir. No pensaba que tal vez ella se sentía abrumada con los contenedores rebosantes de sus palabras. Iván necesitaba a toda costa que Susana se lo agradeciera con un poco de colaboración. Quería que se abriera del todo y se expresara. No entendía como sus últimas confesiones no provocaban que recurriera al teléfono para llenar de amor el auricular. Él pidió el paréntesis. Susana se lo respetó, y aun teniendo ganas de escucharle le parecía igual de emocionante estar pendiente del fax al que prohibió el acceso a ninguna otra persona con el amparo de su jefe. Nunca antes había esperado una comunicación por ese medio con tanto interés y su jefe envidiaba la capacidad de Iván para mantenerla en vilo. En su siguiente envío, Iván comenzó el texto con esta cabecera: "Estas palabras que a continuación se detallan, perdurarán cuando los siglos dejen de importar. No supongas un problema que no existe, ni crees en tu subconsciente un miedo irreal o un temor desproporcionado, ni tampoco te preocupes por algo que no ha sucedido y está muy lejos que ocurra ¿entendido? Así ganaremos un eslabón en nuestra larga escalinata donde comienza el infinito. El cosmos nos aguarda Susana". Sin mencionarlo hacía referencia a la posibilidad de una aventura pasajera con alguna turista extranjera que precisara consuelo, dejando claro su posicionamiento y sugiriéndole que no se torturara. El texto fue una premonición. Susana había manifestado en la puerta de embarque el pánico que se apoderaba de ella por el hecho que pudiera estar con otra mujer en las islas. Y cuando recibió en la maquina su misiva, estaba con la contable imaginando fantasmas porque aquella mujer que vestía de histeria sus solapas estuvo pinchándola toda la mañana y en vez de hacer números, repasó las debilidades de los hombres y todas las calamidades sufridas intentando pasar por una víctima incomprendida. Esa solterona insatisfecha necesitaba un revolcón en la cama o por el suelo para que dejara de incordiar a los demás, pero se bañaba de domingo a domingo y su olor asustaba a los viejos más obscenos y depravados del barrio. Solamente con el paso de los años se confirmaría cada una de las palabras dibujadas por Iván. Tan sólo el tiempo le daría la razón. Era tanto su aliado como su enemigo. Pedía un voto de confianza. Y lo pedía por favor. Cuando al cabo de diez años releyera los textos, Susana podría comprobar qué tantos detalles se le habían escapado de todo cuanto aconteció en esos días y, qué verdad había en su sentir, en su entrega, ¿incondicional? ¿Cabía la unidad entre dos personas tan diferentes? Dormía tanto, que a punto estaba de convertirse en una marmota. Comía tanto, que podía explotar de un momento a otro y manchar las paredes con la gelatina verde de su cuerpo. Leía tanto, que si continuaba se convertiría en una coma más de la página del libro. Estaba pensando tanto, que creía llegar al fin a su sedante y confortable locura. Profundizando tanto, que casi podía intuir el final 185 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. del universo rozándolo con la punta de los dedos del pie y entonces averiguar que todavía no era el momento. Todo llega. No convenía alterar el orden ni tampoco estaba en su mano aunque quisiera. Quien busca encuentra. Iván hacía tiempo que buscaba incansablemente y seguía buscando tenaz hacia la puerta del misterio para llamar, entrar, y solicitar. ¿Qué se atrevería a pedir? Estaba escribiendo tanto que el bolígrafo se había pegado a su mano. Tomando tanto sol que la gente lo miraba confundiéndole con un resplandeciente rayo porque ya vislumbraban la fuerza de su condición mucho antes que el propio Iván. Y por supuesto, la estaba amando tanto que podía provocar un cataclismo con solo pestañear. Conseguiría alterar los meses del año o el curso de los ríos con solo proponérselo, y de un simple soplido, lograría trasladar el desierto del Sahara de un lugar a otro del planeta sin extraviar un solo grano de arena, y es que las mejores cosas de la vida suceden cuando estás enamorado. “Cualquier cosa que tú me solicites cariño” pensó sintiéndose capaz. Sabía como ocultar el cielo a los ojos de quienes pretendieran dañarla. Hacer nacer de la inmensidad del universo otra luna a la que poder reverenciar y hundir las montañas más altas y anchas con su dedo meñique; y con un suspiro hondo, evaporar el océano. Con un silbido llamar a las estrellas para que cayeran en el joyero de la mesita de noche de Susana y también podía con un par de palmadas transformar los sueños de los niños y los anhelos de los ancianos en verdades como jaguares. Así era para Iván en su estado y de ninguna otra manera. Como siempre en su concepción, hasta el extremo más inaudito de la irreverente sagacidad. La última noche previa a su vuelta, Susana se revolvía de un lado a otro en la cama. Faltaba menos para verlo y abrazarlo. No hallaba las horas de que sucediera el momento del reencuentro. En Canarias, Iván tampoco dormía. En la terraza, sentado en un sillón de mimbre, avistando la luna llena escuchaba la delicadeza de las olas que acariciaban la playa dormida igual como una madre acaricia cariñosamente a su hijo. No estaba nervioso, más bien estaba relajado. Y sin proponérselo le habló a la luna directamente cara a cara... había un duende mirando! Se levantó apoyando sus manos en la barandilla para decirle a la luna: “Ahora, después de esto que ha surgido puedo morir tranquilo. Después de haberla encontrado, de haberla conocido, de haberle hecho el amor con toda su expresión e intensidad y sentido ...”, se le hizo un nudo en la garganta pero se esforzó por continuar “ ... y cuando me diga que guarda a nuestro hijo en las entrañas con mayor razón pienso que podré decir por fin en voz alta: ya puedo morir feliz y tranquilo”. Al pronunciar estas palabras se le puso la piel de gallina y sintió una sacudida. Su frente se quebró. Sollozó delante de su amiga llena que lucía majestuosa. Y al mirarla suficiente tiempo, ésta le sonrió en señal de complicidad sabiendo que al cabo de unas horas cenaría con su amada Susana. De regreso inspirado por el paisaje que desde la ventana ofrecía el avión, siguió con esa recién adquirida afición de aprisionar cada pensamiento y así escribió: "Susana tienes una gran responsabilidad para con tus semejantes. Cuida de que no me tuerza. Ayúdame a crecer fuerte, sano, apuntando en dirección a la verdad. Ambos debemos evolucionar positivamente. Madurando cuanta sabiduría vayamos recopilando por el camino, ordenándola y almacenándola celosamente para distribuirla generosamente entre los más necesitados. Anhelando el bien para el beneficio de algunos; ellos, los sensibles de corazón, los inteligentes con ganas de progresar. Déjame que me ladee, un poco a la izquierda, y luego un poco a la derecha; forma parte de la investigación. Pero evita que tome un rumbo irremediablemente equivocado. Eres quien más cerca está de mi porque ya habitas en mi 186 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. interior; una de las pocas personas a quien escucharía si llegara a darse el caso. Así que te lo repito para que no se te olvides jamás: tienes a partir de ahora mismo ya una tremenda responsabilidad para con tus semejantes; y aunque todavía no he encontrado la manera de expresar mi mensaje, como todavía no sé cual será mi obra; ese vehículo que me permitirá contribuir a alimentar a una humanidad sedienta; no puedo más que rogarte que me lo permitas, que me dejes indagar sin censurar porque yo intento renacer en mi esencia. Soy visto por la gente los demás como un animal extraño, sobre todo porque ya no me pueden clasificar. No sirven sus etiquetas y por eso me llaman Iván el Distinto y esto, me separa de la gente permitiéndome experimentar con mayor libertad, y esta, digamos "rareza", me ha convertido en el solitario incomprendido que soy, pero no por ello he flaqueado antes ni lo voy a hacer tampoco en el futuro. Nunca he dejado de andar y avanzar de una u otra forma por los tortuosos caminos bajo los atónitos ojos de quienes querían esclavizarme o encerrarme en sus ideas. Si alguna vez dejaras de sentir lo que dices que sientes, para serenarte, quiero que sepas que la desesperación no se derrumbaría sobre mi para sepultarme bajo los escombros. Echaría a volar hacia la fase que le sucede a esto, el nuevo punto de partida, la perspectiva siguiente, ya que mi camino aquí habría terminado. Susana he hecho la digestión con dolor porque mi estómago estaba en Barcelona contigo. No creo que hayas podido ser más apreciada y valorada que en estos ocho días. Me has faltado y mucho. Te he echado de menos muchísimo. Esta noche seré dichosamente feliz. He podido desconectarme de todo y de todos excepto de ti. Por más que lo he intentado, no solo mi corazón te reclamaba, sino que mi mente ha hecho de ti mi musa. Alégrate una vez más; has ganado. Me he puesto a escribir bordeando constantemente tu figura fortaleciéndola. TE QUIERO, y sin ti los segundos no saben igual; apenas los capto. Que más puedo decirte ... " y la verdad es que poca cosa más se podía decir ya. Iván se había confesado ampliamente. Se había decidido a escribir sobre el papel aquellas dos sagradas palabras sintiéndose mucho mejor por ello. También manifestó sus dudas respecto al futuro sin darse cuenta que la solución se hallaba en la tinta de su estilográfica. Cuando entraron en su amplio estudio de un solo ambiente situado en la Gran Vía, en la cama, encima del edredón, perfectamente dispuestos, Susana encontró un cepillo de dientes, pasta dentífrica, desodorante, perfume y un cepillo para su largo cabello que Iván había dispuesto antes de su marcha a las islas. Quería que se sintiera cómoda y que nada le faltara y a su regreso todavía estaba más convencido. Era la primera mujer que franqueaba el umbral para ingresar en su fortaleza que había permanecido intacta durante el último año. Y no muy lejos se sucedían los brindis con las doradas copas pegados los cuerpos desnudos en el área privada del dúplex de las Ramblas de Barcelona. Y apaciguada su agitación, todo él vacío, con la impresión de haberse convertido en una minúscula hormiga luego de actuar como toro bravo flotaba livianamente en la alcoba exhausto Oscar, con esa complacencia extrema por la consecución final del boxeador que logra un kao. Y totalmente estimulada Ana, en permanente estado de exaltación prometía mantenerse ahí como signo de liberación sin desvanecerse, cálida, mansa, tierna, obediente, atendiendo la respuesta 187 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. de su cuerpo tensando sus músculos, haciendo simpáticas muecas de goce sin quejarse mordiéndose los labios. La cúspide del placer de múltiples orgasmos se mantenía en su entrepierna clavando sus uñas, acelerando su respiración o disminuyéndola de repente, bailando su mente entre candelas, bombeando la sangre que quiere encontrar la pendiente donde soltarse nuevamente para derramarse inagotable. Y escuchando el latido de enfrente como rosa que generosa se abre arrebatada por el arrojo del momento que vibra hasta hinchar el corazón, aumentando la grandeza del romance comprimido en ese instante fenomenal, le dijo –sí mi cielo, sí... acepto encantada-. Evocadoramente vociferaba Ana su tremendo amor remolcando alborotada la advertencia de la misión imperecedera de la sana fusión. Lejos de un romance dormido se inauguraba la dignidad de un amor que se había incrementado significativamente y en el que había penetrado con pasión dándola la bienvenida a su nueva vida. * * * * Finalmente Iván se sentía bien con algo una vez conquistado. En todos sus años anteriores, su placer había consistido en proponerse algo concreto y llegar hasta ello pero una vez conseguido perdía todo interés. En esta ocasión la emoción no parecía detenerse sino que aumentaba conforme pasaba la vida, perfeccionándose el arte de amar sobre el que tanto había conversado con su buen amigo. ¡Pero ahora tenía a Susana! ¿Quedaba relegado Oscar? Se notificaron mutuamente las respectivas bodas y ambos se alegraron por el otro felicitándose y aceptando un segundo plano. Cuando Iván miraba a Susana recobraba la fe en sí mismo. Compartía con ella todo aquello que tanto tiempo llevaba encerrado. Iván se descubría dejando entreabierta una puerta, y se sorprendía cuando hablaba de cuestiones intimas sobre sí mismo encontrando una agradable sensación en el "yo siento" en vez del famoso y gastado "yo haré esto y lo otro". Iván encontró placer en mostrarse tal cual porque por fin alguien lo escuchaba de verdad. Por fin a alguien le interesaba lo que tenía que decir Iván. Por fin no era preciso engañar para reclamar atención porque a esa persona le importaba Iván y su mundo de cavilaciones y abstracciones. 188 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Sabía que había dilapidado muchas oportunidades de un prometedor futuro por ir en busca de "otra cosa nueva". Tenía debilidad por los "algo distinto" y por llegar a esa tierra desconocida "más allá" donde otras personas no se atrevían a llegar. Tocaba cambiar el chip, y Susana era la mejor excusa. Se había terminado el correr sin parar detrás de las cosas más extravagantes. Se sentía fuerte para darle la vuelta a la tortilla, aunque tuviera que ser dando un salto mortal para mostrar lo que había del otro lado. Quería cultivarse como su buen amigo Oscar, y esperar la cosecha con la paciencia de Job. Iván se sabía fértil, y solamente Susana podría mantenerlo en cintura. Se convenció para dejarse recortar las puntas de las alas. Quería construir. Terminaba el zigzag para disciplinarse y concentrarse en todo cuanto giraba entorno a la figura de su amada. En su mano estaba el sacarle provecho a esa oportunidad vestida de estabilidad. Estabilidad, palabra inconcebible en su vocabulario pasado que solo entendía de emoción y aventuras, pero ¿y no es una aventura emocionante el matrimonio? Iván tenía la capacidad de mirar de frente el nuevo reto, porque se trataba de "otro reto": el reto del matrimonio perfecto. Diferente en su concepción, estructura, y planteamiento, pero un reto al fin y al cabo que exigía de sus mejores aptitudes. Iba a competir consigo mismo. No entendía otra manera de hacerlo. “Que gane el mejor” se dijo antes de comenzar la pelea y el resultado se llenaba de incertidumbre. El Iván de ayer se enfrentaba al nuevo Iván. Existía la incertidumbre como al inicio de cualquier actividad, pero en esta ocasión tenía la certeza de algo absoluto y rotundo y es la veracidad de las fases de la luna, del calor del sol, del azul del cielo, lo salado del océano, y de igual forma se establecía su amor por Susana tan verdadero como perpetuo e imperecedero. Pero sin haber empezado siquiera pensaba en la conclusión final, en el compartir junto a Susana la alegría del triunfo e inmediatamente la decadencia del mito. Ya se había coronado y retirado incluso antes de empezar. Así nacían sus empeños, cruzando la línea de meta sin aguardar la señal de salida ciego por el resultado. Todo lo llevaba hasta sus últimas consecuencias. No quería herrar el tiro. A toda costa pretendía ser dueño y señor de cada situación. Por otro lado, no resistiría la humillación de no conseguir construir un hogar en el que una familia viviera feliz. De niño se le había negado lo más básico, lo más elemental le había sido arrebatado y no quería dejarse amilanar. Era necesario desterrar la posibilidad de repetir el desgarrador terremoto que había asolado su pequeño mundo infantil. Iván no quemaría la casita de papel con sus retoños dentro. Aspiraba fundar un hogar donde los niños vivieran rodeados de cariño y respeto para que aprendieran a encontrar amor en el mundo. Pensaba llenar de estímulos cada momento para que desarrollaran la propia confianza creciendo en la seguridad, aprendiendo a tener fe en sí mismos, conviviendo desde la mutua aprobación para que aprendieran a aceptar y a aceptarse desde el principio. Tenía las cosas muy claras. Quería evitar a sus hijos toda hostilidad para que no tuvieran que aprender demasiado pronto a batallar como le sucedió a él. Iván había accedido a situaciones impensables que le afectaron por su nivel de exigencia y para las cuales, en la mayoría de los casos no estaba preparado. Inesperadamente se volcaba en asuntos que lo ponían nervioso por su complicación, como su representación de Michael Jackson y la dificultad de aprender a bailar como él, pero una vez metido de lleno Iván se transformaba porque mantenerse en vilo era sentirse uno con la vida. Ahora sería Susana quien pagaría el malhumor que 189 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. todo aquello generaba en sus primeras fases porque hasta la fecha se había maldecido en solitario tragándose su impotencia y frustración. En verdad le costaba realizar las cosas y eso lo alteraba, aunque formaba parte del proceso que superaba. Ella sería testigo de la tortura y el sufrimiento que se auto-infligía porque cuando empezaba algo lo hacía al descubierto, sin escudo. Saltaba sin red de una gran altura sabiendo que cualquier otra persona sin apenas esfuerzo le daba la vuelta con los ojos cerrados. Recibía entonces un golpe que venía de la izquierda, un mazazo que llegaba por la derecha, caía, pero se volvía a levantar. Dudaba. Lo tumbaban de nuevo. Se revolvía en el suelo y de vuelta a empezar. Y si ves a un ser que amas en estas condiciones, o eres de piedra y lo ignoras o te duele tanto que eres capaz de palidecer del dolor. Iván era un bruto pero no le exigiría en exceso a Susana. Y Susana, incapaz de soportar tanta dificultad, ¿optará más adelante por no querer saber? ¿Por aislarse? En un futuro próximo no se dejará provocar ningún malestar de permanente agonía y como el avestruz se esconderá. No temblará por sus caprichos. A Iván, no obstante, aquella inicial tragedia le hacía saborear su triunfo cuando llegaba por fin. El peligro era que no soportara los dos o tres primeros asaltos y fuera a por otro reto igual de complejo o quizás más descabellado todavía, con lo que solo se llevaba “lo malo" de todo aquello justo en el momento que podía comenzar a obtener alguna pequeña satisfacción de consuelo, pero así era Iván. Y no abandonaba por debilidad, sino por pura distracción. Un objeto demasiado brillante tenía la facultad de cegarle y agasajarle anulando al anterior. Y así pasaba de un disparate a otro con la insistencia del tic-tac de un reloj. Le gustaba salir como perdedor y llegar triunfante. A sus trece años, durante una excursión organizada por la escuela, después de pasar el día entero jugando, corriendo de un lado a otro sin parar, a media tarde emprendieron el camino de regreso. Once kilómetros los separaban de la plaza donde se habían estacionado los tres autocares. Subido a un árbol, Iván apuraba hasta el ultimo minuto de la tarde distinguiendo la imagen de sus compañeros descendiendo por el sendero en fila de a dos marchando cansadamente como un largo gusano que se encoge y se estira igual que un acordeón. Los profesores ya lejos le hacían señales con los brazos para que se apresurara al percatarse que se había quedado rezagado. Debía incorporarse al grupo pero Iván... Desde la altura que ofrecía una hermosa vista se sentía el amo del valle. Se deslizó por entre las ramas con la agilidad de un chimpancé y una vez abajo se tumbó boca arriba en el suelo para respira; inhalando hondamente, exhalando lentamente sintiendo como sus pulmones se hinchaban y se vaciaban completamente. Todavía tenía que cerrar su mochila. Y mientras las palmas de las manos acariciaban la hierba que se filtraba entre sus dedos, miró al cielo y quizás un poquito más allá para exclamar “Los últimos serán los primeros” y, de un salto se incorporó. Guardó sus cosas en la mochila que acomodó a su espalda y salió impulsado como una flecha sale del arco que previamente se ha tensado. Aproximadamente cincuenta minutos lo separaban respecto a los miembros de su clase que iban en cabeza hablando de los humoristas del programa de televisión de la noche anterior con el director de la barbilla hacia adentro. Se habían perdido sus figuras detrás del recoveco de una 190 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. puntiaguda montaña en la hondura del paisaje. Estaba decidido y con paso firme se dispuso a caminar brincando con la punta de sus pies primero y trotando a continuación. Iván avanzó a unos y otros ante sus desafiantes miradas y la breve reactivación del paso cada vez que eran superados. Ajeno a los comentarios de los profesores, alcanzó al director que le gritó preguntando el por qué de tanta prisa sin que obtuviera respuesta cuando ya bordeaban la carretera. Algún estudiante quiso imitarle pero desistió a los pocos metros falto de energía. Iván no recordaba donde estaban los autocares. Visualizaba una explanada grande y una iglesia románica pero la congoja no impidió que reconociera el emplazamiento nada más entrar por la calle central del pueblo consiguiendo subirse al vehículo de dos pisos para pescar in fraganti al conductor que sumido en suelta siesta no supo que había llegado. Iván se desplomó en el asiento en seguida de sacarse la camiseta que estaba empapada de sudor. Se quitó también las botas. Se frotó los pies entre los dedos y jadeante, se sintió contento y cumplido. Ese fue el preludio de su intensa y trepidante carrera... el hecho de saber que si se lo proponía con la suficiente fuerza, podía hacer cualquier cosa. Los siguientes en llegar a los autocares tardaron todavía veinte minutos. Los últimos, hora y media. Durante ese valioso tiempo ganado con ahínco y coraje nacido del impulso desconcertante de la improvisación, Iván tuvo una revelación: había nacido para cuestiones imposibles. Iván sería la excepción que confirma la regla en un mundo masificado de uniformes automáticos. * * * * La sexualidad, supone un enigma que cada cual debe desentrañar. Los padres de Ana dimitieron ante su responsabilidad de educarla en materia sexual porque temerosos a todo lo pasional y por tanto, a lo incontrolable, atrapados por incoherentes represiones impuestas por sus propios padres en aras a limitar la libertad encerrándola en la trampa, supuso para su hija un recelo inicial a una practica tan sumamente bella, ¡nunca antes había ido al ginecólogo! Oscar la acompañó a la que fue su primera consulta y trató su malentendido pudor como si fuera un chiste. En un escenario calmado, Ana atendía, aprendía con fascinación. Y Oscar le enseñó en poco tiempo a hablar libremente sobre sexo y de manera espontánea conversaron sobre esta faceta que los uniría en el amor y en el placer de amar con ardor, fogosos los cuerpos, prendidos, incendiados! La devoción de Ana por el hombre que le abría un universo nuevo sobre un aspecto esencial de su vida los acercaba de tal forma que las dos realidades encontraban la necesidad de complacerse alcanzando la amorosa unión. Y se procuraban mutuo apoyo compartiendo distintos momentos, esa clase de sostén que nadie más puede dar sino es tu pareja; un sostén que no es la protección del padre ni el amparo de una madre, simplemente es el favor desinteresado del amado que ningún amigo puede entregar. 191 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La pareja es la columna vertebral de la sociedad. No solamente por su compatibilidad, sino también por su adecuado complemento que permite la convivencia a plena felicidad. Dentro de cada pareja hay distintas habilidades, inclinaciones, respuestas y reacciones, y a su vez, la experiencia sexual de un hombre es completamente diferente a la de una mujer. Los deseos y necesidades de una mujer no se asemejan a los de un hombre. No piensan igual. Hablan de manera distinta. Siente muy diferente un sexo de otro. Pero Oscar y Ana se entendían. Sacaban el uno del otro el máximo provecho posible. Y seguían comunicándose, expresándose cosas que no pueden decirse de ninguna otra manera: cosas que están alejadas de las conversaciones intelectuales, cosas hondas, extrañas, y que hacen del sexo algo mágico. Porque el sexo es la forma primaria de mostrar amor. No es la única ni tampoco la mejor, pero es, el sexo, de un modo incondicional, la antesala resplandeciente donde se estremece el azahar. Cuando los hijos varones se casan, emigran, y las madres se quedan sin hijo. Pero las madres no pierden una hija cuando se casa. Sucede a menudo que suelen ganar un yerno y para la mamá de Susana, aquella sería una experiencia no exenta de tormento y de mimo porque también ella era una persona de excesos. Toda regla que rozara lo absurdo o fuera impuesta por decreto con la rigidez injustificada de una autoridad desmesurada, era para Iván motivo suficiente para emprender la revolución. Iván era incompatible con cualquier estructura preestablecida no dispuesta a modificarse de una u otra forma. La señora no podía imponer su juego y su ley a un elemento como Iván, quien tenía sus propias normas escritas en su haber con lágrimas de sangre. Desde que conoció a los padres de Susana cedía sin darle importancia a esa estructura enclaustrada. Había intentado integrarse a sus modos y costumbres, y lo hizo con ganas sinceras, pero sus intentos habían sido en vano. No podía adaptarse, mejor dicho, no quería hacerlo. Para una persona desarraigada del núcleo familiar con diez años de independencia domestica, se le antojaba complicado asumir un sin fin de reglas y obligaciones en las que él no había participado. La señora había ejercido con astucia una firme dictadura impuesta sin discusión. Tenía la creencia absoluta que "su verdad" era la única posible y no había otra. Todo lo demás y los demás carecían de criterio, no contaban, solamente ella poseía la más exclusiva de las verdades más allá del bien y del mal. Mandaba. Y mandaba mucho ordenando "su" casa y desordenando los caracteres de quienes la habitaban porque ejercía una presión indirecta digna del mejor tirano. Pero lo más grave de tal comportamiento no era que fuera una posesiva matriarca con una desmesurada superprotección, ni tampoco que sus consejos anularan a los miembros más débiles o a los más haraganes. No. Lo más relevante de su actuación, consistía en negar reiteradamente la opción de un comentario. La simple mención de una inofensiva crítica con la intención de aportar ideas no era bienvenida, cuando Iván solamente pretendía enriquecer cualquier circunstancia inacabada para mejorarla. Ni aún con delicadeza, no tenía la oportunidad de mostrar la otra cara de la moneda. Terminaba la señora en su casa. Se encerrada en sus cosas, y precintaba la entrada para evitar las visitas amenazadoras de quien pudiera mostrarle otros mundos y otras verdades. Miraba la vida en blanco y negro descuidando irresponsablemente los matices de la infinidad de colores que se obtienen cuando se permite la mezcla en libertad. Carecían de interés las palabras forasteras, vinieran de quien vinieran, porque no eran las suyas. 192 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La señora estaba sentada en su trono y no pensaba moverse. Pero además, exigía que hubiera bufones en la corte para colmarla de reverencias aunque Iván, únicamente accedería a ser títere si con ello mantenía audiencia directa con la reina para contarle con gentileza cual era la actividad del populacho y la realidad que se ocultaba en sus jardines tras los altos muros de palacio. La mayor obsesión de aquella señora de aspecto afable consistía en hallar la aprobación del barrio donde residía y el consentimiento de la vecindad; a menudo por encima de sus seres queridos pendiente del que dirán. Tenía un profundo temor por las habladurías. Pero a su vez, implacable consumidora de los chismes de famosos hurgaba sin compasión en las intimidades ajenas para emitir juicios de valor. Y solía mantener sus palabras como algo incuestionable con el triste argumento de haberlo visto en un programa de televisión o leído en una revista del corazón. También solía hacerse la mártir por haber escogido un determinado camino regocijándose por el sufrimiento de las calamidades a las que era sometida durante el trayecto fruto de su decisión de recorrerlo (en relación a su decisión de trasladarse a Cataluña). Estas y otras cosas sacaban de quicio a Iván que apretaba con fuerza los mandíbulas para evitar pronunciarse. Desde el principio había sido paciente por respeto a Susana omitiendo detalles que le afectaban directamente a él. Se había propuesto complacer a la suegra como cuestión indiscutible para lograr una mejor armonía de pareja. Sin embargo, el resultado amenazaba con ser nefasto porque estaba permitiendo que la señora lo anulara poco a poco como individuo cuando se encontraba en su territorio. Iván seguía alejándose de cualquier tipo de enfrentamiento. Pero el choque era inevitable, ¿cuánto más aguantaría Iván? ¿Y por qué motivo saltaría? A menudo ante una exposición de Iván, de repente cortaba la señora la conversación al meter como cuña su opinión con la que debían congraciarse los presentes variando los propios puntos de vista. El problema radicaba en que hablaba sin conocimiento directo de muchas cosas. Se engañaba pensando que dominaba los grandes temas de la vida. Ella no seleccionaba las fuentes de información, ni los temas eran trascendentes, ¿entonces... para qué inmiscuirse? Aquella señora vivía en un diminuto entorno cerrado bajo su paraguas seguro. Y no tenía la intención de indagar por miedo a su incomprensión, ¿entonces por qué darle importancia? Cuando algunos de sus comentarios no llenaban a Iván de perplejidad, lo hundían en un pastoso fango hasta la nariz, y cerraba los ojos para que no le escocieran. Pero los últimos días actuaba de forma despectiva refiriéndose a la relación que Iván mantenía con su hija preocupada y alterada ante la posibilidad de que se la pudiera arrebatara de sus largos tentáculos maternos plagados de ventosas succionadoras. Y sucedió que aquella madre excesivamente posesiva y dictatorial, jovial y sociable de puertas afuera, sin duda con un gran corazón, comenzó a meterse donde no la llamaban de manera insistente y un tanto grosera. Y aunque Iván procuró ser en todo momento atento y amable respetando a una persona mayor que él, empezaba a no hacerlo con autentica generosidad porque hubiera rozado la hipocresía que ya había superado años atrás. Iván sentía un enorme aprecio y un fuerte cariño por la señora a la que debía un pedazo de su felicidad, pero no tenía previsto renunciar a sí mismo. Sentía que vivía de prestado pendiente de si iban a molestar sus palabras al decir algo inconveniente o al hacer algo 193 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. indebido a los ojos inquisidores de su suegra. Había intentado contribuir a la buena marcha de la casa pero al momento era hostigado con explicaciones de cómo debía realizarse la acción para que fuera ex-ac-ta-men-te correcta. Se cernía una tensión inaguantable bajo aquel techo de paja listo para encenderse y arder con la facilidad con la que arde la paja. La acumulación de una serie de insignificantes detalles aislados que revelaban una mentalidad pequeña y restringida lejos de la madurez emocional desbordaba a Iván. Pero Iván era tolerante y la disculpaba como se disculpan los agravios de un enfermo de Alzheimer. La escuchaba sin compartir ni uno solo de sus insípidos argumentos. Sentía que no podía penetrar en un cuadro ya pintado y parecía que Iván sobraba, que fuera un mueble o un trozo de carne apagada que estaba de más al ser permanentemente excluido. Y desencajado y sin poder abordar temas complejos de aquellos que estimulaban a su amigo, Iván, pintor acostumbrado a crear sus propios lienzos estaba a punto de estallar. Aquella señora jamás conseguiría reducirlo a su antojo ni consolidar una sola de sus imposiciones. Y cuando en una espontánea muestra de afecto, Iván besó a Susana en señal de agradecimiento al servirle la cena, según la madre, un acto impropio en la mesa, dijo basta a las interferencias ¡adiós a las imposiciones! No quiso continuar bajo un esquema que no era el propio y limitaba sin permitir el crecimiento ni la creatividad. Iván pensaba que el amor verdadero es aquel que no está sujeto a las normas más absurdas y que su potencia es del todo imprevisible, manifestándose a través de singulares formas ininteligibles para quienes no pertenecen al club de los apasionados enamorados y, por otro lado: ¿quién puede afirmar que debe dejarse el amor a un lado antes de sentarse a la mesa?... ¿Por qué no lo consintió mirando a otro lado? ¿Por qué no disculpar algo que salía del corazón? No. La señora censuró el breve roce de sus labios con la desaprobación digna de quien denuncia un crimen atroz. Ese fue el principio del fin. Pero Iván todavía se mordió la lengua. De no haber sabido andar solo por el mundo se hubiera dejado arropar por aquella señora tremendamente absorbente, pero daba la casualidad de que no era así. Y no quería caer en su mismo error imponiendo su criterio a golpe de puño y fuego. No era su casa. Tenía que respetar e incluso acatar a regañadientes, o salir, negándose a colaborar. ¿Se retiraría discretamente como un caballero? Cuando en la soleada mañana del penúltimo fin de semana de invierno, motor en marcha, aguardaba a su amada que no llegaba, al subirse al automóvil y preguntarle el por qué de su tardanza, conociendo lo disparatado del motivo, ya no dudó un segundo más. Sería la última visita a la casa. Susana no podía salir sin antes haber dejado arreglada la habitación de su hermano que se divertía desde hacía horas en la playa con sus amigos. Ese día tocaba cambiar las sábanas, pero como no las encontraba, se retrasó haciendo esperar largo tiempo a Iván. A Iván le pareció irracional, él mismo mantenía su habitación impecable haciéndose la cama cada mañana como era su costumbre. Y le dijo con hielo en los ojos “¿No tiene manos tu hermano?...” y acto seguido la avisó de su decisión “No voy a seguir aguantando tantas estúpidas irregularidades Susana”. Y bien entrada la tarde, tras uno de tantos inútiles y desafortunados comentarios respecto a su romance que le martillearon el pecho hasta extremos insospechados, después de cinco meses de salir con Susana y ser inmensamente feliz aguantando calladamente la agresión, de manera expeditiva zanjó el asunto. Se levantó de la mesa pidiendo permiso con educación. Clavó la mirada en la 194 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. profundidad de su amada para preguntarle delante de su familia “¿Te vienes o te quedas?”. Y sin esperar respuesta, cogió la maleta de mano que ya había dejado preparada aguardando la última gota que colmara el vaso de la paciencia. Iván avanzó hacia la puerta. La abrió lentamente y, suavemente la cerró detrás de sí sin mirar atrás. Nunca supo si dijeron algo, ni tampoco que ocurrió. Pero una vez subido en su Ford PROBE aguardó en la puerta como en la mañana con el motor en marcha y, Susana, salió corriendo a su encuentro sin pensar en nada más que en Iván. Salió de la casa sin importarle nadie que no fuera él. Y tras poner la primera marcha, aceleró con decisión hacia el infinito. Ambos desaparecieron en la oscuridad de la noche estrellada dejando atrás llantos y rabia entre cuatro paredes gruesas y elevadas. Nadie en aquella casa se creía lo que acababa de pasar. Nunca hubieran dicho que la dócil y sumisa hijita pudiera abandonarlos por un hombre. Sus ataduras no habían servido de nada porque el amor es mucho más grande y potente. Mucho más valiente. Susana no tenía miedo porque estaba junto a Iván. Inauguraba el lunes una semana llena de incertidumbre hiriente. Existía descontrol. Incomodidad. La situación se había desmadrado como el vagón de una montaña rusa que sale despedido. Pero Susana no tenía ni una pizca de remordimiento por su actuación. No hubo llamadas ni en una ni en otra dirección. Iván poseía la facultad de crear un clima favorable donde las personas podían expresarse en libertad y avecinándose días duros, los dos aprovecharon para conversar largamente sobre lo sucedido, y de común acuerdo, llegaron a una decisión: el veintidós de julio Susana se vestiría de blanco y él llevaría un esmoquin negro sin pajarita. Y se dieron mutuamente hasta la mañana del sábado para pensarlo antes de precipitarse. Iván le había dicho en la cama después de hacer el amor “Como las olas gigantes que vienen y sabes que te mojarán, te ruego ahora que saltes, Susana. Salta alto justo cuando estén cerca porque cuanto más alto saltes menos te mojarán”. Le rogó a Susana que lo pensara detenidamente, pues aquella era una acción decisiva en su vida, tanto como en la suya, quien también debía meditarlo sosegadamente para no arrepentirse más tarde. Iván no quería lamentos en el futuro, como tampoco quería dudas ahora por parte de ninguno. La invitaba finalmente a poner la primera piedra de su construcción. Le dijo que prefería un "no" a admitir la posibilidad de un error más adelante, pero Susana había dado la mejor muestra de su amor al plantar a su familia en la que había sido hasta la fecha su casa. Sin embargo, trataba Iván de darle una última oportunidad facilitándole la vuelta atrás sin represalias ni recriminaciones si optaba por rectificar el paso, pero Susana le dio el -sí quiero- sin esperarse a que llegara el domingo. Y se lo repitió tiernamente cada noche ... -Sí, sí, sssíííí- eufórica de gracia y de vida aunque no tenían vivienda ni la iglesia donde celebrar el acontecimiento. Pero a Susana aquello no le importaba. Sabía que si Iván se lo había propuesto, nada ni nadie podría impedir que se celebrara la boda el 22 de julio porque si algo sabía hacer bien Iván era lidiar con la adversidad. Y llegó el sábado. Y sonó el timbre en la casa de los padres de Susana. Y abrió la puerta su madre, que al verla se sorprendió. Las dos se abrazaron inmediatamente. Lloró de alegría Susana. Lloró de emoción la madre inundando de lágrimas los ojos enrojecidos bañando el rostro magullado teñido por el desencajado ánimo de toda la semana. 195 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Gimotearon en el rellano de la escalera mientras en un discreto segundo plano Iván contemplaba la escena. Y estirándola por el brazo la hizo pasar al interior, pero a Iván le cerraba la puerta en las narices. No lo quería dejar entrar. No lo quería en los dominios de su casa. Lo empujó con violencia al tiempo que lo fulminaba con una mirada de impetuoso odio que desenvainaban cien mil sables embellecidos al sol dispuestos a mancharse de sangre. Susana ayudó a Iván a traspasar el umbral. Entraron al comedor y se improvisó a las cinco de la tarde una especie de consejo familiar donde le dijeron a Iván infinidad de barbaridades; adjetivos despectivos y humillantes que aguantó sin inmutarse. Esperaba una reacción similar, aunque esto no evitó que sufriera por dentro porque se estaban excediendo y se sentía como uva pisoteada en un barreño. Mostrando una gran entereza por fuera, Iván dio una lección de modales y de civismo al no responder al ultraje. El padre de Susana, hasta entonces una imagen difusa en la organización familiar, dejó correr su ira como se dejan correr los toros en Pamplona hasta inundar el comedor de tensión opresiva como una plaza rebosante de gentío. En alguno de los momentos tensos Iván llegó a temer por su integridad física pero permaneció sentado en el suelo de piernas cruzadas mano sobre mano, imperturbable sin perder el contacto visual con cada uno de los miembros de la familia. No bajó un solo momento la mirada por muy obscenas y devastadores que fueran los apelativos que le infligían. Y aún después de tres horas seguía atosigado aguantando el linchamiento en la casa que se había tornado un matadero donde corría la sangre. Se ensañaron con él. Susana en vano salía en su defensa. Su familia no atendía a razones y la pisoteaban como pisotean los caballos encabritados a quien se pone por delante. Con gran empeño se desgañitaba cuando encontraba un espacio vacío entre un grito rugoso y un chillido alfiler que daba paso a un alarido cavernoso intentando hacerles comprender que Iván había venido a pedirles algo. Pero la incredulidad de sus padres era tal que pensaron que Iván venía a pedirles perdón por su comportamiento. A las nueve de la noche, ya cansados, habiendo descargado toda la angustia de aquella difícil semana y habiendo agotado todos los insultos posibles, faltos de argumentos y groserías con las que castigar su osadía, Iván, en tono suave y pausado intervino por primera vez. “He llegado hasta la casa para pediros la mano de vuestra hija. Susana y yo hemos decidido casarnos. Me gustaría obtener vuestro consentimiento y vuestra bendición”. En ese instante sus padres enrojecieron de vergüenza. Se dieron cuenta que olvidaron preguntar el motivo de la visita ofuscados por escupir toda su perversidad. Iván había conseguido dar un vuelco de ciento ochenta grados a una situación situándose en la cresta de la ola como la misma espuma que permanece en la cúspide hasta aplastarse en la arena. Al hermano de Susana se le hicieron los ojos pequeños y no podía dejar de mirar a Iván, y luego a su hermana, y otra vez a Iván, y otra vez a Susana. Los padres habían enmudecido por la naturaleza de una petición tan breve como directa y sincera. El silencio se hizo largo como un kilómetro y medio más tres. Las palabras de Iván rebotaban por el comedor desde el suelo al techo resonando como el eco en las montañas cuando sonaron inteligibles balbuceos de turbación que Iván sepultó con su sentencia: “Vamos a contraer matrimonio el próximo 22 de julio”. Era un hecho irrevocable. Iván quería su aprobación, pero no la necesitaba porque Susana y él ya se habían decidido. No estaba 196 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. pidiendo permiso. Y se volcaría en la preparación de la boda olvidándose de todo lo acontecido. Pero antes... Iván no tardó en llevar a Susana a Cala Galdana en Menorca donde le entregó una alianza al tiempo que le susurró al oído “Solamente ahora ¡no! Te quiero siempre, Susana”. Una gaviota sobrevoló el risco... al poco otra y se fundieron en una misma danza que certificaba en el cielo su unidad. A su regreso viajaron a la Costa Brava para subirse a una montaña donde plantaron la semilla de un árbol. Y cinco meses más tarde el enorme portal de cinco metros de la iglesia se abrió para dejar ver un destello de luz de inmaculado blanco. La marcha nupcial sonó con todo su rigor mientras avanzaba Susana colgada del brazo de su padre. Desde el altar, con cada compás, Iván dejaba caer una lágrima sin disimulo temblando como un niño emocionado con las palmas de las manos empapadas de sudor. Iván reparaba en como avanzaba Susana hacia él y se agitaba por dentro vibrando como un reactor dispuesto a partir hurgando el espacio sin moverse del sitio al ritmo pausado de la música hasta que no pudo retenerse por más tiempo y bajó al pasillo para tomarla. Susana se entregó extendiéndole la mano sin aguardar un instante. Recogiéndola con una ancha sonrisa para subirla al altar no esperó recibirla de mano de su padre tal y como indica la tradición. Era el primer día realmente feliz de cuantos recordaba Iván. El más feliz de la vida de Susana. En honor a su buen amigo Iván pronunció unas palabras: "Me ves llorando en la capilla, y las lágrimas que vierto, son de alegría. He roto cien millones de corazones. He vivido cien millones de sueños. He ganado cien millones de dólares. América me ha hecho, y yo, de rodillas, le doy las gracias". Significativa letra de una balada de Elvis Presley que sonó en la iglesia. Ese tipo de detalles les unía mejor que cualquier palabra u objeto. Fue una muestra sincera de lealtad. Oscar estaba presente sin estar. Entre los bancos distintas preguntas rezumbaban como abejas compitiendo entre tallos de margaritas. Ha ido muy rápido, decían unos. Se precipita, decían otros. Habían preguntado hasta la saciedad a Susana si se lo había pensado bien. Justo el día anterior seguían atosigándola hasta el 197 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cansancio más agotador abrumándola con interrogatorios de los que huía escurridiza derivando la conversación hacia aspectos del ajuar. Confluía en aquella iglesia mucha gente que no comprendía la urgencia de un enlace que sorprendió desde el mismo instante que recibieron en el buzón una invitación que rompía el tópico. Nadie de la que fuera la tribu de Iván sabía que tuviera novia y, mucho menos que estuviera comprometido. Ambos, y no las familias respectivas, expresaban su deseo de que participaran con su presencia de aquel amor que les unía. Al pie de la invitación, junto a una fotografía intencionadamente difuminada en la que se adivinaban sus torsos desnudos enredados en un cariñoso beso: “Nos hemos encontrado y nos queremos”. Nada podía ser más explícito. Sobraban las palabras. Pero quienes conocían a Iván vaticinaban desde el anonimato el más escandaloso de los fracasos, sobretodo el ejército de damas que se dieron cita aquel sábado 22 de julio de 1989. Iván las había invitado a todas sin excepción, aunque la mayoría de ellas no asistieron (la pantera negra sí). Con aquello Iván dijo "adiós" cerrando su etapa de conquistador. Quiso despedirse con afecto de cada una de las mujeres que de una u otra forma habían incidido en su evolución como hombre y como persona. La noche anterior, Iván había cenado ligero en el domicilio de su abuela. Se había instalado en la habitación de oración donde pasaba las tardes con el rosario. Cuando alguna vez la visitaba para saludarla y se quedaba a comer, después del café, solía frecuentar la estancia para tomar en paz alguna decisión importante o simplemente, para repasar sus actos de los últimos días sometiéndose al implacable Iván que era él con afán de corregirse. Siempre se relajó en la casa de su abuela. Sabía que era allí donde su abuelo había pasado largas horas con su apreciado violonchelo y esa noche, en la soledad del retiro voluntario, en compañía de una litografía del Cristo de Dalí que colgaba de la pared desde que Iván se la trajo un día ya muy lejano, sentado en el butacón de tela raída se dejó cautivar por el inminente acontecimiento. El día siguiente sería inolvidable y quiso prepararse para gozarlo. Repasó sus sentimientos y los motivos que le impulsaban a celebrar la boda. Se interrogó largo tiempo y a media noche se acostó plácidamente sin una pizca de nerviosismo. Se levantó a las ocho de la mañana y luego de un exhaustivo aseo, se atavió con la ropa escogida para la ceremonia. Salió solo a la calle. Enfiló la avenida, paseando mientras los transeúntes le miraban extrañados de arriba abajo por lo peculiar de su atuendo. Iván tenía la posibilidad de salir corriendo en cualquier momento durante el trayecto para perderse por las calles de Barcelona pero llegó apaciblemente hasta las grandes puertas de la iglesia. Entonces llenó su pecho de aire fresco, dejó que el sol acariciara su rostro, y, antes de entrar, cerró unos instantes los ojos. Comprobó que todo estaba en orden. Y entró para verificar que cada cosa fuera correcta. No quería que nada desluciera aquel memorable día. Nada justificaba un noviazgo de tres largos años. En defensa del precipitado acontecimiento, Iván mantenía que “Es cuestión de intensidad, no de tiempo” y ciertamente, hay personas que aun compartiendo toda una vida en pareja no conocen a quien tienen a su lado. Iván no se casaba para separarse. Apostillaba risueño “Además, ¿por qué esperar?... cuando has encontrado una flor maravillosa en la pradera ¡huélela! De lo contrario, cuando vuelvas por ahí la próxima vez ya no estará. Alguien más adelantado se la habrá llevado” y con este comentario zanjaba el asunto pensando que más que arrancar la flor lo que había hecho era trasplantarla. 198 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Susana era la hermosa mujer que conmovió un volcán apagado desde la ansiedad de una búsqueda frustrada y lo alteró. Ella surgió de la Nada como paloma blanca que es, en medio del campo de batalla. Sobrevolando lentamente por encima de los cascos vino a posarse suavemente en su hombro. Y desde entonces Iván la amó. La amó por su calidez, por su sencillez, por la tranquilidad que le procuraba y porque sabía que a partir de entonces ya nunca estaría solo en medio del campo de batalla. Alteró el extinguido volcán que yacía en el pecho de Iván que ahora renacía de sus cenizas La noche del primero de noviembre de 1988, Iván reconoció al instante esa conexión fugaz que tan pocas veces sucede, incluso antes de que ésta se produjera. Flotaba en el ambiente algo completamente nuevo. Su presagio tomó forma humana y desprendía aquel cuerpo una energía que electrizaba los sentidos alterando el palpitar de una persona acostumbrada a provocar sensaciones en los demás. Desde el instante que la conoció se halló completo y acompañado descubriendo lo solo que había estado hasta la fecha. Susana formaba parte de Iván. Ambos estaban convencidos que iniciaban el ascenso con el equipaje de la comunicación y la comprensión, sazonado con grandes dosis del más extenso amor además del propósito de formar un verdadero hogar, una familia, con todo lo que implica y a todo cuanto obliga en vistas a contribuir a un mundo mejor. Hasta hacía apenas nueve meses, Iván no tenía por qué dar ningún tipo de explicaciones a nadie. Vivía a su manera, en su mundo, con su ideología, pero a partir de ese mismo día y hasta el final de los finales sería su espejo al igual que ella lo sería el suyo. Ambos tenían una gran responsabilidad. Era hora de sentar la cabeza, de acomodarse en el matrimonio. Iván había hecho ya todo cuanto un hombre sueña hacer en relación al sexo femenino. Era tiempo para la estabilidad emocional y la unidad de pareja, para la fusión de intereses con otro ser humano. Esta había sido la conclusión al acostarse minutos antes de iniciarse el 22 de julio de 1989. Y aquello era una realidad, un hecho visible a los expectantes ojos de cuantos les querían y de quienes se habían reunido entorno a ellos en la iglesia. En breve Susana se convertiría en su compañera y la mujer que sin vacilar ni un ápice le seguirá donde sea que tenga que ir. Al mismo tiempo Iván se convertía en el guardián de sus pasiones más ocultas, de sus deseos más fantásticos, de sus secretos más íntimos “Soy tu dueño y señor” pensó antes de dirigirse a todas las personas presentes en tan solemne acto. Es muy difícil intentar describir algo indescriptible, pero Iván pretendía definir lo indefinible para acercarse un poco más, detallando con palabras algo intangible que nada más conoce el corazón cuando el alma susurra desde el infinito. Pero no se amilanó. Con un entusiasmo desbordante, se dirigió ante el micrófono para que los asistentes fueran testigos de cuan importante era lo que iba a ocurrir tan pronto el capellán los declarara marido y mujer. Y dijo sin titubear “Hay cosas que no sabes exactamente por qué, pero no se pueden explicar. No encuentras ni una sola de las palabras que reúna lo esencial, y al igual que hay cosas que no se pueden contar numéricamente, ni medir ni pesar, lo mío respecto a Susana no se podrá nunca ni inventar ni soñar. Te quiero”. Dirigiéndole una tierna mirada que coronó con una amplia sonrisa continuó “Espero que mi luz brille en tu interior tanto como la tuya brilla en el mío, porque solamente una cosa importa en este mundo, una, y el es Amor”, y alzó la vista para observar cuidadosamente las reacciones de las personas que con atención seguían sus palabras. Centró de nuevo los ojos en el manuscrito que había redactado no sin antes apostillar 199 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. “Y hasta que no comprendamos esto no seremos enteramente felices. El amor en todas sus facetas y formas distintas de expresión y significado, pero el amor sin duda”. Y esto era exactamente lo que había hecho que su balanza recobrara su punto de origen, inclinándose para encontrar el término justo de equilibrio marcando un hito en ese día inolvidable que mostraba a ambos el sugerente camino de proyección mutua. Iván descubriría en el futuro que el amor, por encima de todo, implica la continuidad de una vida en pareja. Así es como crecerían juntos. Madurando fuertes, sanos y cada vez mejor. Susana aprendió desde el primer contacto con Iván a variar ciertos esquemas paralizadores, desinhibiéndose de falsos prejuicios, de tradiciones que la mantuvieron prisionera por años. Ambos se cubrirían las espaldas a partir de entonces fundidos en la fabulosa unión. Ayudándose. Protegiéndose. Admirándose. Viviendo una vida en pareja a plena felicidad. El destino aseguraría esta felicidad indiscutible más allá de cuanto hasta ahora habían conocido ninguno de los dos. Su gozo no conocería límites... ¡puro éxtasis! Pero Iván velaría a su amada en la medida en que fuera correspondido. Entregaba aquello que la otra persona merecía a su juicio. Pagaba con la misma moneda que percibía; aunque con Susana partiera de una adoración fuera de lo común. Exigía lo mismo, de lo contrario, disminuiría paulatinamente su fuerza hasta agotarse el pozo de su interés distrayéndose con cualquier otra cosa. Susana debía permanecer toda su vida pero que muy vigilante. Sin adularlo, pero sin ignorarlo. Iván no precisaba elogios pero sí atención sincera y crítica “... porque la crítica estimula y enriquece” le había dicho en las ocasiones en que la pinchaba para que se soltase durante las primeras citas. A su manera Iván intentaría por todos los medios creíbles e increíbles hacer de Susana una mujer inmensamente feliz, pero sin renunciar nunca a su propia forma de ser. Así había concluido su mente mientras pronunciaba la última frase centrado en su manuscrito en la iglesia: “Disfrutaré de tu alegría y me contagiaré de tus virtudes; ambos nos amaremos ... ¿verdad Susana?”. Y abandonando el micrófono, cruzó de una punta a la otra el altar para abalanzarse sobre ella y abrazarla con intensidad susurrándole al oído “El hombre que carece de palabra carece de identidad propia”. En ese preciso momento estaban los dos tan emocionados que no se dieron cuenta lo mucho que dilataron su abrazo. El mundo se detuvo congelándose la bella imagen en todos y cada uno de los matrimonios jóvenes y adultos que sintieron nostalgia por ese instante tan sumamente especial. Cuantos allí estuvieron ese irrepetible día fueron testigos del compromiso de Iván, que con fidelidad llevaría una vez más hasta lo máximo de sus conclusiones últimas porque para él no hay horizontes inescrutables como no los hay en la imaginación de un niño. Al terminar la jornada los presentes ya intuían que no se precipitaban. Comprendían que se complementaban positivamente. No había más que verlos juntos. Iván hablaba y miraba desde el corazón. No vendía ningún producto. No intentaba agradar o sorprender. Era. Y era un Iván crecido. La mayoría de los presentes se convencieron que ni uno ni otro se equivocaban puesto que ambos habían encontrado la horma de su zapato. Susana e Iván no podían haberlo llevado mejor. Y para conseguir un clímax a la vez que mandar un mensaje claro que determinaba la naturaleza del acto, después de evitar cubrirse el rostro del baño del tradicional arroz en señal de fertilidad, nariz apuntando alto para recibirlo como lluvia bendita, Iván se escurrió de entre la multitud para reaparecer con una caja de cartón forrada con papel de plata. 200 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Como los presentes ya no esperaban nada más, se preguntaban qué es lo que hacía Iván en cuclillas. Qué era aquella caja. Qué es lo que había dentro. Susana estaba más desconcertada que nadie. Incluso varios transeúntes que pasaban cerca del portal de la iglesia se detuvieron ante la expectación creada. Y únicamente cuando hubo llamado la atención de todos sin excepción, todavía apuró un minuto más para que siguieran intrigados sintiéndose el amo del mundo. Entonces abrió la caja para poner en las manos de su esposa una paloma blanca que ella recibió con una exclamación de alegría en sus ojos y una sonrisa dulce en los labios. Y ambos, al unísono, extendiendo sus brazos lanzaron al aire dos ejemplares perfectos de una blanca preciosidad que sobrevolaron la plaza peinando el viento para salir, nítidamente las dos flanqueadas en sus alas por la felicidad y el amor en un vuelo directo al azul intenso del inmenso cielo iluminado. Lejos de la imagen de encierro que provoca el matrimonio, Iván quiso dejar constancia de la realidad que vivía evidenciando la magia de la libertad. De su propia libertad. * * * * Un crucero por el Caribe había sido un insistente sueño juvenil que Iván materializó para su amada Susana, mientras Oscar y Ana, cubiertos de carcajadas, se mostraban radiantes durante las dulces jornadas de luna de miel. Habían deseado volver a la misma cabaña de madera en los Alpes Suizos donde conocieron regocijantes estremecimientos descubriéndose los lunares del cuerpo. En Octubre de 1990 Ana esquiaba con la alianza (eternamente prendida la cadenita en su cuello). Peinaba la blanca montaña con su impecable estilo preciso y elegante mientras Oscar se caía en la nieve mojada una, dos, y otra vez, hasta veinticinco veces seguidas. No estaba al nivel de su amada y sin embargo, quería subir hasta arriba tantas veces como Ana aunque bajara la cuesta torpemente y luego rodando, despeñándose por las risas en picado hasta dar con un árbol, ¿quién lo ha puesto ahí! Han detenido a mi esposo sonreía Ana! Además de un sobresaliente humor que nunca antes había asomado, Oscar tenía el tesón de un hombre enamorado, pero para esquiar le faltaba teoría y mucha practica y no únicamente una 201 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. flagrante sonrisa. Por no saber no sabía ni frenar a tiempo y se llevaba a la gente por delante arrasando como un tren que embiste. Las noches se llenaban de confidencias. Los días, repletos de románticas declaraciones parecían no tener final. Durante los descansos se contaban las sensaciones. Durante la cena sus sueños infantiles. Antes de acostarse sus más hondas inquietudes. Ambos querían conocerse todavía más. Experimentaban juntos sus dudas y sus preocupaciones. Intercambiaban planes para el futuro. Nada iba a quedarse en el tintero. Se necesitaban y se tenían mutuamente con plenas garantías. Hablaban mucho en el teleférico, en el aseo, en la cafetería. Y en la cima de la montaña embaucados por el prodigioso panorama no pudieron resistirse y concibieron el amor a siete grados bajo cero cuando el viento soplaba corpulento. Una gota de agua cristalina no se congeló, se alojó y... pues eso! Oscar le contó que se había emborrachado de ella, que se había enamorado del amor con ella y que la resaca no le estorbaba. No había sabido lo imprescindible que era Ana hasta que no hacerla suya públicamente ante la sociedad. Y le confesó lo que pensó minutos antes de la boda “Hubiera seguido revoloteando a tu alrededor siendo únicamente un buen amigo de por vida porque la amistad es una forma de amor”. Pero ya nunca sabría como hubiera sido compartirla con otro hombre accediendo solamente a una parte limitada de ella. Desde la primera visita a los Alpes Suizos Ana le pertenecía de igual modo a como Oscar siempre le perteneció. Aquella primera estancia en los Alpes marcó un acontecimiento grandioso. Ana había sido lenta como una tortuga; muy lenta pero muy segura. Primero en entregarse, y luego en aceptar el matrimonio. Y ahora se entregaba convencida en corazón cuerpo y alma. Oscar supo siempre que tarde o temprano llegaría a esta conclusión. Intuía que algún día lo entendería y que finalmente apreciaría la verdad de su atención, de su dulzura, de su cariño, y de todo su amor grande que no podía ignorarse como no se puede ignorar a la persona que se necesita. Aunque hubiera querido Oscar no hubiera podido negar o eliminar su sentimiento . Había comprendido que no podía cambiar lo que sentía. Nunca pudo ir en contra de su naturaleza y eso lo salvó. Los salvó a ambos porque ese encuentro, esa unión, llegó, puesto que siempre estuvo ahí como fruto maduro. Llegó porque se pertenecían el uno al otro y su lugar estaba uno al lado del otro y juntos estaban por fin. Saber que Ana existía y aceptar largo tiempo que no estaba con él, fue para Oscar duro al principio, pura agonía después no exenta de sufrimientos. Y durante ese largo período Ana supo bien quien se mantenía fiel. Los gestos de Oscar no terminaron en el contenedor de basura. Ana sabía 202 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. exactamente con qué persona podía contar realmente porque aun apartados, tan sólo a Oscar, a nadie más hubiera recurrido en caso de sufrir una desgracia. Y Oscar se mantuvo alerta para socorrerla llegado un caso extremo o un peligro como un padre velando a su hijo que aprende a nadar en la piscina. La sinceridad y la transparencia vencieron. Y a Ana la sedujo la potencia interna de su obstinado amor. La esperanza fue el aliciente de Oscar y la tenacidad tuvo su recompensa. Oscar la persiguió arrastrándose de rodillas hasta que Ana sucumbió a sus encantos. Su persistencia alejó cualquier duda porque aunque Ana lo ahuyentó intencionadamente, Oscar nunca desfalleció e insistió erudito él, sabiendo que debía posponer una cosa a dos porque una de las partes no se ajustaba pero sin perderla de vista. Tenía la seguridad de su amor majestuoso. Igual que tuvo Ana la evidencia de su amor comprometido y durante la primera noche en calidad de esposa, con lágrimas en los ojos emocionada hasta la médula se lo agradeció reconociéndole que había tonteado con otros por despecho, incluso le dijo que había tentado a un hombre casado -Pero comprobé que nunca nadie se había acercado a ese amor incondicional que tú me ofrecías... un amor sano y pleno de pasión comprimida. Y quise premiarte mi cielo. Te reservé lo mejor-. También reconoció que al inicio no tuvo que hacer demasiado esfuerzo para ser amada -Es fácil entregarse totalmente a un ser como tú-. Y Ana afrontaba el futuro sin temor. No le asustaba la complicación de la continuidad. Mantener esa llama encendida no sería otra cosa que el anhelo de perpetuar su dicha actual. Envejecer juntos es ardua tarea pero Ana y Oscar se ganarían mutuamente gracias a la permanencia de tan fluida comunicación, gracias a la persistencia de tan noble respeto, gracias a la sensibilidad de tan amorosa comprensión. Ambos se merecían el uno al otro. Oscar no se quejó ni una sola vez por haber tenido que luchar tanto para conseguirla. Era parte del precio de su felicidad. Había estado solo y había aprendido de su soledad. Pero a continuación de la boda estaba formando una familia. Construía un verdadero hogar pleno de calor. Podría recuperar aquel sabor de Navidades de árbol atiborrado de regalos, pesebre decorado con la colaboración de todos, coronas colgadas en las puertas y los villancicos sonando. Le gustaba sentirse amado. Con mayor razón cuando su amor era correspondido por el único ser que podía llenar el espacio vital de su enamorado corazón. Y quería ser amado de una forma especial con todas sus consecuencias, de igual forma a como él la amaba a ella. 203 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Oscar repasó el trayecto recorrido mientras se afeitaba en el baño escuchando la dulce melodía de piano y violines. Reconoció que supo desde que se sentó frente a Ana y estuvieron callados largo tiempo examinándose con detenimiento que no podría vivir exclusivamente a nivel profesional y debía llenar la otra parte de su vida para encontrar el equilibrio. Identificó el incidente que cambiaría su vida. Identificó a Ana como la única e insustituible pareja. Recordó cuántas horas se había pasado contemplando los dibujos a lápiz carbón y exclamó “Tengo que sustituir el obsequio de mi suegrita por una fotografía de mi poderosa esposa de bengala a todo color”. El círculo finalmente se había cerrado porque el amor verdadero no puede ni forzarse ni exigirse pero cuando existe se manifiesta como el canto del grillo. Oscar nunca quiso adulterar esa indomable facultad que únicamente puede regalarse con generosidad de manera voluntaria. Apreciaba el hecho de no haberla disfrutado de inmediato y agradecía no haberla perdido. Y valoraba la oportunidad de comenzar una vida con Ana llena de promesas embarazadas de alegría. Oscar era rico y estaba saturado de felicidad. Ya no se apartaría más de su esposa, decía. La peripecia de no haberla gozado durante años evidenciaba lo importante que era Ana y cuanto significaba en realidad. La había recuperado en las montañas suizas para conquistarla en la certeza de que ya no se perdería jamás. Oscar cruzaba el umbral del matrimonio danzando jubiloso en su interior con el agrado del recién nacido que abraza la vida. Y le dijo después de caminar descalzo desde el baño una vez tumbado junto a Ana encima de la gruesa y blanda alfombra oliendo a after shave frente a un fuego indestructible “Nunca barrera alguna volverá a separarnos mi vida, ni humana, ni sobrehumana”. Y la vida lo pondrá a prueba. Durante el prolongado rechazo de tres años, Oscar llegó a pensar que Ana no sabía amar. Pero se había desengañado al día siguiente de compartir la función en el teatro Goya. Desde aquella cita sorpresa sabía que Ana deseaba amarlo con intensidad perpetuamente, y para ambos, era fantástica esta sensación de necesitar y saberse necesitados y a la vez correspondidos y complacidos. Vivían el viaje de novios con ilusión, en esplendorosa concordia, como el mejor anticipo para la vida conyugal. Sin embargo, había una asignatura pendiente que tenían que abordar. Oscar 204 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. necesitaba una explicación. Precisaba entender los acontecimientos y buscaba los argumentos, los detalles; seguía examinando lo más insignificante de la vida para evaluarlo. Y la última noche, tumbados en la cama antes de acostarse, aprovechando el buen humor por el inminente regreso al hogar, alejando cualquier clase de amonestación le preguntó Oscar directamente a su amada “¿Por qué?...”. A lo que Ana apostilló -Por qué, qué!...- con una sonrisa corte y lenta imaginándose por donde iba. Oscar reclamaba con la mirada impasible un motivo, algo que poder archivar en un cajón. Se lo insistió con su mueca continuada que daban al rostro de Oscar una textura singular. Precisaba una explicación. Y sus ojos decían que como esposo tenía derecho. Entonces Ana se lo reveló para saciar su curiosidad. Confesó que se había vengado a lo largo de tres años -Los mismos tres años con los que tú me habías sentenciado expropiándome de mi felicidad-. Le confesó que la escena en la tienda del Bulevar Rosa constituía una prueba –Quería averiguar hasta donde eras capaz de llegar-. Y puntualizó que jamás lo rechazó, aunque tampoco quiso entregarse hasta estar segura -No deseaba torturarte pero quise que probaras la medicina en tu propia piel-. Ana quiso que Oscar catara la circunstancia a la que la había sometido al posponer el romance en su inicio proponiendo una cita tres años después. No hubo lugar para la decepción. Tampoco para el enojo. Existía el sentimiento que permanecía. Había terminado el suplicio. Y nada más la alegría del nuevo hogar interesaba. La paciencia de Oscar permitió que resistiera el experimento. Aguantó las numerosas trampas de Ana amarrado a su firmeza. No se desvió en lo más mínimo durante setenta y dos meses y el corazón de Ana quedó colmado. Y su historia sólo podía tener este desenlace porque el amor no conoce obstáculos. No existen las fronteras en tal dimensión. Habían contraído matrimonio afianzando las nupcias nacidas seis años atrás. 205 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Sin embargo, como en cualquier pareja, el sentimiento variará con el paso de los años. Y podía una calamidad asediarlos, pero los dos, con suma convicción, afirmaban que permitirían que el amor siguiera creciendo entre ambos pasara lo que pasara en sus vidas porque estaban entrelazados, ¿lo conseguirán? Son almas gemelas. Tienen la eternidad por delante. Aumentará la familia. Serán tres, y, una sombra se posará en su hogar perfecto. Tanta felicidad era pecado. * * * * Los anticipos del afortunado sexo fueron los anticipos del profundo amor, elementos básicos del mismo, de lo contrario, ni Oscar ni tampoco Iván podían estar como estaban enamorados ajenos a la rutina sobrepasado el primer año. No había desaparecido la ternura inicial. No se extraviaron las emociones. El abrazo permanecía igual de intenso que el día de la boda. La caricia, seguía siendo gratificante. El beso, continuaba existiendo como algo imprescindible. Vivían instalados en su comunicación de verdadera comunión. Y mientras mantuvieran unos y otros el placer de la caricia y la pasión del beso tanto como el confort en el abrazo hondo y sosegado, todo lo demás quedaba garantizado. El paciente culto al amor hasta agotar el largo proceso sexual, únicamente podía entenderse como el compromiso de Oscar en la espléndida convivencia, a diferencia de la espontaneidad en la necesidad de Iván que nada más podía entenderse como un proceso que lleva a la culminación de una fusión completa. Y día a día se descubrían indagando en “el ser”, en el otro ser tanto como en el “sentir del enlace” que en su caso era una asociación de intereses honestos que los honraban a cada uno por igual. No solamente había voluntad. También existía esfuerzo, constancia. Y una sincera disposición a mantener vivos los impulsos más genuinos que sin duda harían mucho más agradable estable y favorable la vida. No solo la vida afectiva. No solo la vida familiar. La vida propia. Y en las noches de luna nueva, Ana y Oscar, Iván y Susana, emprendían un fabuloso viaje durante el cual exploraban enternecidos sentimientos y conmovedoras manifestaciones que alterarían con voz de alarma el ardor por la vida gracias a las románticas impresiones de una sensibilidad sin igual. ¡Ana y Oscar encendían la pasión magnética para hallar la percepción! ¡Iván y Susana se inflamaban de brío para hallar la libertad del placer! ¡Ambas eran alternativas de la perfección! Tan sólo las parejas enamoradas pueden disfrutar del sexo más allá de la recreación y la procreación porque en la experiencia física hay un espacio espiritual vital. Y ambas parejas querían 206 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. hacerlo en beneficio del otro, porque en definitiva era el único camino para asegurar el éxito de su futura armonía, de la permanencia en compañía, juntos, los dos, conectados los cuatro. Fundaron en libre elección una célula a la que se le agregarán los inmediatos frutos del árbol de la vida y a los que se sumarán otros descendientes para engrandecer un lugar de intercambios para hijos y nietos, donde predomina la intimidad como base de subsistencia familiar en las ayudas y enseñanzas mutuas. Y la duración del matrimonio vendrá condicionada por el grado de compromiso, vendrá condicionada por los lazos sentimentales para la estabilidad, vendrá condicionada por el ritmo de la actividad sexual, y asimismo vendrá condicionada por el justo reparto de tareas y responsabilidades en cuanto a los servicios comunes en el hogar. Todo en armonía, consolidada la unidad. Los padres de Susana nunca volverían a enfrentarse con Iván. Hubo una batalla en el pasado, pero Iván había ganado una guerra inevitable. Ya no le discutieron nada. Consentían y respetaban su mundo y su influjo y en retribución, Iván los quería sin falsedades. Los quería porque lo consideraban una persona con principios y habilidades e ideales propios y una opinión que descubrieron como valor en alza. Y los quería porque eran gente entrañable con mentalidad de pueblo. Iván cambió el peyorativo término de "suegra" por el cariñoso apodo de Tata, quien no ganó un yerno sino un hijo al que adorar porque era bueno. Hacía feliz a Susana. Y tuvo que reconocer que jamás podría manipularlo ni hacerlo santo de su devoción. Solamente cuando la señora admitió se dejó arropar con las atenciones y los cuidados de su Tata agradecida por la reconversión de su yerno, cuando la única cosa que cambió fue su actitud respecto a Iván engrandeciendo así su propia óptica del mundo. Y en presencia de Iván, controlaba sus actos y sus comentarios desatinados mientras el yerno-hijo procuraba levantar el telón de su escenario para ensancharle el horizonte encendiendo potentes focos para mostrarle la vida que no cuentan las telenovelas ni los concursos de televisión. Hasta hacía poco más de dos años, el mundo de Susana se reducía a la casa donde había crecido con su hermano pero se había ensanchado. Iván inventó un universo nuevo para ella a partir de su residencia conyugal en un magnífico ático situado en la transitada avenida Diagonal que las rondas de circunvalación descongestionaron. La colmaba de mil y un detalles voluntarios, inmediatos, jamás por exigencias de un rígido calendario. Iván era marido, pero también amante y un buen amigo, a veces, un poco padre y otras, tan sólo un compañero, un ser humano, aunque nunca dejó de ser un hombre enamorado de la vida. Susana lo sentía como su verdadero y único amor. Se tenían el uno al otro. Nada les importaba lo más mínimo, sobre todo a ella que después de veintisiete meses de aquel inolvidable sábado de julio estaba todavía más enamorada que cuando pronunció el sí quiero. Cada día descubría algo maravilloso en Iván y lo que él más apreciaba, no era su propia cualidad, sino que Susana se lo confesara abiertamente igual como mencionaba de pasada aquellas otras "cositas" negativas que olvidaba con tanta facilidad. Susana era mucho más comunicativa porque se había abierto y se 207 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. expresaba en libertad como una paloma que vuela. Reconocía en Iván a un ser especial en todos los sentidos. Especial, por ser especial, y especial, porque era muy especial. A Susana comenzaron a escapársele observaciones sobre su comportamiento. Mantenía que a Iván le costaba relacionarse con la gente cuando en realidad, lo que pasaba era que cuando entraba en una sala, Iván no lo hacía como los demás. No abría la puerta sigilosamente. Explotaba de golpe en la sala haciendo retumbar todo el sistema y aquello no era bien visto por la gran mayoría de personas que aunque querían decir y hacer lo mismo, no se atrevían por falta de magnetismo y del brillo que parecía desplegar una alfombra a sus pies para que desfilara como el rey de la selva. La excesiva seguridad en sí mismo y el dominio de las situaciones le hacían antipático, pero no por falta de encanto personal, sino por su temperamento arrolladoramente cautivador. Su carisma hacía de esponja, Iván absorbía de todo y a todas las demás personas engullía como si fuera un tornado. En ciertos sectores era un hombre odiado, y en otros ambientes era un hombre censurado. ¿Encabezaba las listas negras o por el contrario era el invitado que todos querían en sus fiestas? Desde la fuerza del grupo se unían para criticarle como si no tuvieran mejor cosa que hacer y como si en el mundo no sucedieran otras cosas que no fueran Iván. Nunca una sola persona frente a él, cara a cara, manifestó desagrado o antipatía por como era o lo que pretendía con su acción. Pero desde la fuerza del grupo se reían de sus imposibles ideales en vez de intentar considerarlos y sumarse a la cruzada. Iván sin embargo, ignoraba las opiniones que a su alrededor se sucedían. Estaba demasiado ocupado en sus proyectos para perder el tiempo en mezquindades. Aquello era algo que dejaba para los necios. En junio de 1991, lejos quedaba su ingreso en el mundo de la informática. Durante el período de cuatro años antes de la aparición de Susana, antes de su coqueteo en el mundo de la música y el teatro, Iván aprovechó para enriquecer su precaria formación académica que no llegaba más que al graduado escolar con la realización de cursos de reciclaje. Asistió a uno entorno a la dirección de empresas, además de participar en varios relacionados con la actividad directiva y la gestión de proyectos. Pero fueron los seminarios intensivos de cómo hablar en público para convencer a un auditorio exigente y cómo mejorar la capacidad de negociación en la resolución de conflictos con los que más satisfecho se quedó, sobretodo, por su inmediata aplicación. Ascendió. Lo ficharon en otra empresa del sector. Ostentaba el cargo de director comercial en un nuevo concesionario IBM en la ciudad y su trabajo consistía básicamente en incrementar la facturación, reduciendo los descuentos que se hacía a las grandes compañías y a los clientes históricos porque se comían el margen de beneficios. Coordinaba a un grupo de trabajo de catorce personas como fuerza de ventas. Tenía dos secretarias a su cargo y tres administrativas además de siete técnicos de hardware y dos lindas jovencitas responsables de las demostraciones de software. La mayoría de los comerciales eran mayores que él, pero eso no ocasionaba problemas. Persistía su indirecta autoridad. Seguía conmoviendo e intimidando a la vez. Desde que empezara a los quince años con el reparto de propaganda se había movido como torbellino. Las ventas era el tipo de trabajo más continuado y la informática el sector más estable 208 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. en el que había participado durante los últimos diez años. Las ventajosas condiciones económicas y el horario laboral flexible otorgaban el marco de libertad que Iván precisaba. Cumplía con todo aquello que se le encomendaba como cumple una brigada las órdenes del coronel. Sus superiores estaban satisfechos porque se quedaba ligeramente por encima de los objetivos fijados. Cada mes era en sí mismo un reto, ¿reto digo? Búsqueda de resultados a la caza de respuestas! Partía de cero. Eso lo estimulaba sobremanera. El primero de cada mes comenzaba una lucha que culminaba el día treinta con una victoria. Se le veía salir del despacho del tesorero con una pícara sonrisa de complacencia y la soberbia pegada a su espalda como una larga capa que ondulaba al caminar. Durante el resto del día se volvía insoportable, pero solamente ese día que se henchía de orgullo desmedido alzándose como un globo lleno de gas. Sus subordinados no tenían jefe, sino un gran hermano. Trabajaban juntos y no para él, aunque Iván se quedaba una comisión de todas las ventas porque era quién las cerraba. Y supervisaba la puesta en marcha de los equipos informáticos que suministraban añadiendo a su trabajo sin requisito expreso de la dirección, la función de relaciones públicas del concesionario al que premiaron ese año y al siguiente por la calidad del servicio. Esta mención honorífica sólo la entregaba IBM a una empresa por año y era muy preciada en el sector informático. Existía una batalla cada trimestre con distintos objetivos en función de las existencias del almacén, y el equipo de su delegación, consecutivamente vencedor, sembraba convenientemente para el mañana. Iván diseñaba las campañas de marketing y confeccionaba atractivas ofertas promocionales de nuevos equipos para facilitar el trabajo de sus vendedores sin reparar en nada, incluso renunciaba en alguna ocasión a su rappel para incrementar el número de ventas. Nunca infravaloraba el potencial de compra del cliente, ni en volumen ni en gama de productos. Atendía la seguridad y el beneficio de los pedidos que podían cursarse en el futuro. Sugería a los menos veteranos que no insistieran demasiado la primera vez, que era mejor preparar bien una segunda visita y una tercera antes de atosigar al posible cliente “Porque de lo contrario cerrarán la puerta para no volverla a abrir”. Iván nunca sobrevaloró sus contactos con proveedores ni su cartera de clientes, como tampoco subestimó a la competencia y de manera permanente, apreció a su equipo. Para estimular “a su gente” defendía un principio lógico “No te hace un favor el que te compra, se lo haces tú al ofrecerle lo que necesita”. Con esta frase acostumbraba a terminar la reunión semanal. Daba a cada uno lo que requería y nada más. Los clientes desean el contacto humano y por tal razón los atosigaba con la palabra visitas, que utilizaba en vez del tópico adiós... visitas visitas visitas decía, y sus colaboradores entendían. “El teléfono es impersonal y la correspondencia no tiene efectividad, nada puede superar un buen apretón de manos y una sonrisa sincera” les decía insistiendo en que ellos eran viajantes y debían pisar la calle. “No quiero a nadie en la oficina después de las diez de la mañana” les recordaba mientras desayunaban al pedir los cafés que generosamente abonaba él. Desde hacía dos años todos los lunes, luego de interesarse por como les había ido a cada uno el fin de semana, les cantaba una simpática canción que había preparado para animar las pesadas mañanas del primer día de la semana. Y así, lunes tras lunes se escuchaba "¡Vender, sí vender, pero poco, porque hay que vender bien. Hacer amigos; nunca clientes. Relacionarse, relacionarse, relacionarse; duduaaaaa!" y es que Iván se ponía frenético ante las devoluciones, no podía soportar la 209 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. anulación de una venta, argumentaba “Señal de que ha sido mal elaborada y nosotros somos artesanos de la venta ¿verdad?”. Ese –verdad- resonaba por segunda vez en voz alta y con estrépito al responderle todos al margen de lo que estuvieran haciendo –Verdad, puesto que somos los mejores vendedores-. Sabía como animarlos aunque para los mayores se trataba de un absurdo juego de niños. Un juego de niños que resultaba. Levantaba el ánimo propio y el del grupo. A los tres meses de su nombramiento ya se había salido del organigrama. No era un jefe normal. Hacía más de lo que se le pedía. Ayudaba a los mandos intermedios de otros departamentos y delegaciones y poco a poco fue ganándose más y más al personal de la empresa. Incluso a los colaboradores externos y a las señoras de limpieza. No hacía distinciones en función de sus cargos o del color de la piel. Todos eran personas provistas de una parcela que les caracterizaba y diferenciaba de los demás, mayormente desconocida, excepto para Iván que seguía indagando de mil formas concentrándose en cada átomo independiente de su equipo. En seguida de concluir con su cometido, en lo que podía denominarse como tiempo libre para haraganear, ayudaba a los más débiles con sus obligaciones fomentando un positivo clima laboral con un personal agradecido por la inhabitual gentileza. Mantenía a raya la morosidad y defendía la política de premios para estimular a los vendedores. Todos tenían acceso directo hasta él porque la puerta de su despacho estaba permanentemente abierta y la mayoría acudía con dudas que con gusto atendía aclarándolas una y otra vez, todas las veces que fuera preciso hacerlo. Se había ganado a pulso el apodo de "comodín". Tener a Iván era como tener un as en la manga. Conseguía ver las ofertas de la competencia. En rara ocasión se escapaba una remesa de equipos informáticos para una institución oficial que realizaba concurso público para la adquisición. Acostumbraba a hacerse con el encargo porque conseguía mejorar las condiciones el plazo de entrega y los precios añadiendo como obsequio algún paquete de software con el último antivirus que revolucionaba el mercado; pero los honorarios de instalación y aprendizaje del operador siempre los exigió. Nunca tuvo necesidad de rebajarse hasta tal punto. Aquellas horas que se facturaban a precios astronómicos eran una importante fuente de ingreso para la empresa. Iván no era ningún trepa, aunque daba la sensación de un ambicioso y depravado hombre ansioso de poder. Pero cuando se le trataba, cuando se le conocía el fondo las personas se desengañaban, aunque muy pocos se acercaban tanto. En general reconocían que era el mejor director de ventas que había en la compañía. Coincidían -Ninguno de los anteriores le llega a la suela de los zapatos-. Y es que Iván dirigía ejerciendo un liderazgo indirecto y humano. No imponía su cargo, simplemente dejaba que el entorno lo reconociera y juzgara a libertad. Chutaba a gol y regalaba todos los goles antes de perderlos. Nunca retuvo el balón en sus pies por capricho ni tampoco para mostrar que tan singular era su dominio. Ay! Cuantas sensaciones encontradas provocaba. Implicaba a todas las personas del concesionario instándoles a participar y además, tenía tiempo para sonreír a las animadoras porque en aquel período las seguía teniendo a mansalva. Aunque operaba con su peculiar estilo, Iván no era individualista. Tenía “espíritu de equipo” pero de un equipo muy a su manera porque le fascinaba indagar caminos y otras alternativas a la hora de proceder. Prefería entrar y salir a su gusto sin descuidar sus responsabilidades. Artista de su pieza, más tarde la ensamblaba a la obra total. Su creatividad se manifestaba a cada paso y no la rehuía. 210 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Pero su amada esposa, en alguna ocasión le increpó replicándole que tenía más fe en los demás que en sí mismo -¿Por qué esa necesidad constante de reafirmarte? ¿por qué permanentemente justificas tus actos? Creo que tienes un problema de inseguridad, quizás de autoestima-. Iván podía haberle explicado que no buscaba justificarse ante nadie si no encontrar las razones y enumerar los motivos que conferían significado a sus actos pero obedeciendo a su optimista naturaleza, en vez de perder un minuto en abordar el tema planteado por Susana se obsesionó por el concepto de "renovarse o morir" y de nuevo miró hacia delante en vez de mirarse al espejo... ¡desde el otro lado del espejo a su interior! No se detuvo mansamente a meditar, ni a mirar hacia atrás recreándose en el pasado. La vida nunca había derrotado a Iván que miraba las estrellas y decidía dirigir su arco arriba, apuntando a lo más alto, más alto aún si cabe que ayer. Sus proezas de antaño debían superarse cada año. Lanzaba su flecha a un punto lejano marcando su nueva meta ignorando a Don Fracaso. Algunos sabían de su existencia y de la potencia de su mazazo, pero no así Iván al que tentó pero no encontró y si lo persiguió, Iván corría más deprisa, saltaba más alto, Iván tenía una resistencia inmensa y, lo más notable: sabía levantarse de inmediato. Así de fácil. Así de llano. Y así de impulsivo era Iván. Así se forjaban sus construcciones de manera compulsiva. Su aplastante lógica le permitía soñar un mundo palpable al que solo unos cuantos tenían acceso. Iván se proponía conquistar ese mundo posible con la suerte como aliado. Y levantando su frente al sol, adelantando su barbilla al futuro, atiborrado su pecho de aire fresco incursionó en el cosmos a la caza de su nuevo propósito. ¿Cuál? ¡Renovarse o morir! ¡Otro cambio! ¿Para qué otro cambio si todo funcionaba divinamente? Si amaban a los suyos, para Susana era como si volvieran a amarla desde el principio con aquella inusual potencia cuando explota la pasión del primer beso. Apreciaba las atenciones que Iván dispensaba a su familia. Y se quedaba asombrada cuando apagaba el televisor y les hablaba junto al fuego de la chimenea en la nueva residencia de la Costa Brava como un viejo anciano de una tribu africana transmitiendo la ancestral sabiduría a los niños sentados en coro entorno a su luz. Iván regaló a los padres de Susana una lavadora de tecnología avanzada y un frigorífico de dos puertas que llevaba incorporado un potente congelador, además de un sofisticado aparato de vídeo que no supo explicar como funcionaba impaciente por hacer otra cosa en vez de perderse en el grueso libro de instrucciones. Prefería descubrir sobre la marcha más que dejarse llevar por un rígido manual, pero sobretodo no quería estropear un instrumento que no era suyo. También les sorprendió un miércoles al mediodía con una televisión portátil para que su Tata pudiera ver las telenovelas que tanto le gustaban en la habitación mientras el fútbol zumbaba ensordecedor a lo largo y ancho del comedor de la casa de Palafrugell a la que se habían trasladado definitivamente porque el padre se acogió a la jubilación anticipada tras una huelga que el sindicato organizó en la empresa. Y a su hermano a quien trataba con educación perfilando una mayor cercanía le ofreció una motocicleta nueva el día que se casó, y un revolucionario ordenador IBM última novedad en computadoras personales dos meses antes de que saliera al mercado. Todo esto era lo de menos. Susana se lo agradecía. Pero no eran los objetos lo que la hacían feliz, ni la satisfacción que procuraba a su familia con ellos, sino el hecho que eran impulsos voluntarios que ejercía Iván sin que nadie hubiera sugerido nada. Y ponía en la entrega de cada regalo 211 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. una ilusión infantil que cautivaba y seducía a cualquiera. Iván no solo era cariñoso con Susana. Intuía que llegaría el día que ya no podría ser tan desprendido y se aprovechó hasta el último minuto. A continuación cerraría la puerta para trabajar únicamente de puertas adentro en su hogar con toda su descendencia. Porque Susana lo quería. Quería un hijo. Susana era hogareña y madre por naturaleza, y precavida como era, al día siguiente de plantar el árbol previno a Iván de cuanto sucedería cuando fueran tres. La nueva vida los separaría para unirlos todavía más... extraña contradicción! Ley de vida. Susana se sintió en la obligación de avisarlo y añadió –No es algo que quiera esperar demasiado... ¡me muero por ser madre Iván! Era tan previsora que llenaba de provisiones la despensa hasta abarrotarla de latas de comida porque para Susana el alimento implicaba seguridad. La paciencia era su mejor virtud, pero no por ello dejó de comprar –Ropita para mi bebito... ¿por qué un día llegará verdad Iván? La bondad de su paciencia lo confirmaba el simple hecho de convivir con un huracanado torbellino que movía cosas, personas, situaciones, y dejaba las montañas tranquilas por el momento. Capaz de sacrificarse por quien amaba, la devoción de Susana por Iván estaba fuera de toda duda. Ella detestaba la crítica; sobretodo por un desmesurado temor al ridículo. No aguantaba que la rechazasen. Precisaba pertenecer a una "comunidad". En ello trabajaba últimamente Iván, en que superara sus limitaciones porque Susana al igual que Juan Salvador Gaviota era en sí misma una idea ilimitada de la libertad, y no debía dejar de batir sus alas para volar alto en busca de la perfección, por muy criticada que fuera por la bandada de pájaros preocupados tan sólo en comer y dormir. Sin embargo, la capacidad de Iván para estimularla y favorecer su transformación chocaba con la necesidad de Susana de pertenecer a "algo" porque era imposible pertenecer al mundo de Iván. Tener algo “propio” ¿resolvería? Algo suyo que fuera, también de Iván, otro Iván, ¡un Iván pequeñito! Únicamente entonces pasaría Iván a ocupar un segundo plano. Pero el saberse relegado no impidió que un ferviente deseo de ser padre lo embriagara desde el mismo momento de contraer matrimonio. Iván se había dicho ya en su adolescencia -Mi hijo no sufrirá lo que yo; no; yo tendré un hijo y lo amaré-. Y lo amaba incluso antes de su llegada como a Susana, presintiéndolo con ciertos escalofríos las noches de luna llena. Iván conocía perfectamente aquello por lo que un niño no debe pasar. “Todo yace en la cuna. Todo lo sucedido en el parque se graba en la médula” pensaba. Tal vez la hiperactividad de Iván obedecía al hecho de no haber jugado de niño. A diferencia de Oscar, nunca aprendió a quedarse a solas consigo mismo. Y al aburrirse, para no cansarse del agotador fastidio, de manera frenética se acostumbró a colmar su existencia de los acontecimientos más inverosímiles para hallar el punto justo de ebullición, digo de emoción. Demoledor del sistema, incendiario que va por libre y se aleja de la comunidad preestablecida. Si algo ya estaba constituido y él no había intervenido de algún modo en el proceso, al alejarse de sus ideas, al faltar su huella y su sello a través de sus concepciones, lejos de conformarse y resignarse partía a la caza del grupo que se ajustara a lo que consideraba oportuno viajando siempre en busca de otro nuevo colectivo en algún perdido lugar del mundo añorando las culturas Maya Inca o Azteca. Y ante tanta amplitud de estrellas su flecha todavía viajaba buscando el punto exacto donde insertarse suspendido en su impulso optimista de mundo posible que conquistar para renovarse, de lo contrario se sentía morir. Y manteniéndose en el espacio neutral intermedio entre una cosa y otra, Susana comenzó a sentirse amenazada por el devenir de los próximos meses segura de que su marido 212 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. se encontraba ya navegando por un río bravo entre dos fuertes corrientes. A ella no le gustaba vivir al filo de lo imposible rozando constantemente lo prohibido. A Susana no la habían preparado para tales avatares aunque a Iván tampoco. Él era una consecuencia de aquello que fue, y también de aquello que no fue, surgiendo en su adolescencia una exultante búsqueda sin fin. Iván se había adaptado bien al sector de la informática, al estilo de vida que le proporcionaba su trabajo y a la composición y estructura de la empresa. Los beneficios eran inmejorables. Y lo más importante: estables. Y cada año se incrementaban siendo más fructíferos. Se dirigía a personalidades selectas. Los clientes propios eran VIPS en la escala social. Algunos muy populares. Daban un valor añadido a su cuenta de resultados. Sus llamadas telefónicas tenían como contraparte a interlocutores ilustres. ¿Quién no quería un ordenador personal en su mesa en aquella época? ¿Y quien mejor que Iván para proporcionárselo? Su cartera de clientes había crecido con tres grandes multinacionales que le aseguraban durante el primer semestre del año la producción total requerida para el ejercicio en curso. Ya no trataba con usuarios o jefes de departamento. Se entrevistaba con los directores generales o con importantes encargados de compra. Con ellos charlaba distendidamente en su lujosa oficina cómodo y bien atendido por simpáticas adjuntas de la firma. Y sin embargo, pese a todo, Iván estaba aburrido. Sólo en la frenética actividad que lo desafiaba deseaba vivir cien años. Había caído en el pozo de la rutina, en la temible monotonía porque ni un solo detalle se le escapaba. Se habían terminado los obstáculos. Realizaba un buen trabajo pero no existían peligros ni aventuras. No había emoción, nada más hastío. Ya no había un solo desafío. El volumen de venta se había triplicado desde su ingreso en la empresa. ¡Había tocado techo! Y dueño de su tiempo quería darle mayor rendimiento y significación. La estabilidad matrimonial con Susana le hacía sentirse fuerte y mucho más competitivo que antaño. Estaba dispuesto para otra hazaña. Necesitaba una proeza. Sentía que podía saltar a la yugular de cualquiera si no hacía algo pronto. Elevar el listón. Quería lo mejor para su esposa, quería darle más. Se sintió atrapado y profesionalmente estancado. Imposible llegar más alto. ¡Hora de cambiar! No seguiría confinado a la fuerza en aquel lugar estupendo para cualquier otro ejecutivo que no siente el ansia de superarse a diario. Ya no quería trabajar para otras personas. Quería progresar! Y progresar implicaba la autonomía laboral. Necesitaba hacerlo. Había llegado el momento de subir un peldaño para alcanzar con la nueva posición una vista más amplia del valle del mundo. La palabra progresar confería el sentido que constituía la acción que anhelaba en esa etapa. Pero antes de sumergirse de nuevo en la incertidumbre de la batalla, porque esta vez había una paloma blanca posada en su hombro, y ya no estaba solo, ahora que había formado una familia y reinaba el amor en su hogar debía ir con mucho cuidado. A él no le importaba comenzar de la nada pasando insufribles calamidades y precariedad, pero no podía obligar a Susana a comer galletas los fines de semana sentados sobre cartones helados de frío en invierno. Tenían un nivel alto que salvaguardar. La había acostumbrado a ciertas comodidades materiales que no quería recortar. Por eso realizó un sincero trabajo: un exhaustivo estudio de su propia persona y su situación intentando mostrarse a sí mismo de manera traslúcida, ¿se estaba mirando adentro como Oscar? ¿Por fin atravesaba al otro lado del espejo? 213 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. No solamente quería mejorar su situación económica. Había afirmado a Oscar “El individuo es la clave del progreso de un país”. Le había dicho en la cubierta del navío “Sólo podrá obtenerse el progreso con una buena identificación de objetivos”. Y es cierto lo que dijo Iván: No se progresa en la vida si no se poseen objetivos. ¿Qué quería? ¿Qué podía llevar a cabo sin sorpresas que arrastraran a Susana a una depresión? Iván no podía permitirse el lujo de equivocarse. No se permitiría pisar en falso ni hundirse en arenas movedizas por falta de precaución. Conocía el proceso de la toma de decisión para caminar sobre seguro con pies de plomo en línea recta. Tenía una importante obligación para con su amada esposa y no quería defraudarla. “No sufrirá ningún tipo de restricción” se dijo. “Evitarle todo riesgo sin por ello arriesgarme a perecer en el sumidero del conformismo” pensó. Y se esmeró en saber qué es lo que debía hacer porque entendía que no podía continuar, se cuestionó “Independencia laboral. Cómo hacerlo y cuándo... ”. Convirtió el estudio en una documentación que poder consultar con facilidad. Pero aquel dossier fue engrandeciéndose sin que apenas se diera cuenta. Empezó evaluando con gran exigencia su potencial más relevante y analizando con rigurosidad su trayectoria profesional completa, a la vez que consideraba un proyecto de la mayor envergadura posible. Y en la carpeta escribió: “Es mi momento para el desafío, el reto personal que finalmente me permita abrir la puerta del éxito”. En una libreta gruesa, a parte, fue anotando anécdotas y reflexiones, incluso alguna impresión personal que dejaba salir brevemente sus sentimientos a la luz. Aunque no se escondía de Susana, tampoco le enseñaba todos aquellos folios llenos de notas y esquemas y jeroglíficos incomprensibles para cualquiera. A ella no le gustaba leer nada que no fueran sus confesiones de amor. Iván pensaba que quizás la molestaría con tantos papeles llenos de conclusiones y complicados argumentos, aunque de algún modo tampoco quería dejarla participar protegiendo su libertad de acción, su derecho a ser Iván. Susana tampoco le preguntaba. En las ocasiones que estaba entretenida con las plantas de la terraza del ático que parecía un jardín botánico, mientras planchaba o cocinaba, Iván aprovechaba para escapar a su despacho situado en la terraza acristalada donde concentrado durante horas de conversaciones consigo mismo juntó sus deseos de ayudar a la gente con la necesidad de formar un "equipo ganador" para su empresa. Y tropezó con su proyecto nacido en Egipto Escuela de Triunfadores. Repasó el proyecto vocacional que había comentado con Oscar a partir del cual potenciar las destrezas personales y... Antes de despedirse de la empresa que le había acogido durante los dos últimos años, Iván asumió la situación que iba a generarse. El único sueldo fijo sería el de Susana, pero Iván estaba seguro que podía independizarse porque tenía esa extraña habilidad para asumir riesgos y alcanzar metas. Había demostrado ser certero con sus objetivos, tanto en la generación, como en la consecución. Estaba convencido que debía hacerlo, sobretodo por sus características personales que lo empujaban en esa 214 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. dirección. Y en definitiva, esa sensación era todo cuanto consideraba imprescindible para triunfar: saberse en el camino correcto. Estaba en perfecta predisposición, aunque no sabía qué podía pasar al día siguiente, pero si esperaba a estar perfectamente preparado en un mundo cambiante donde todo es transitorio jamás podría arrancar. Jamás despegaría del suelo. Se planteó ese tipo de proyecto empresarial porque como usuario había podido comprobar de buen grado su efectividad y la necesidad de reciclaje profesional en las personas adultas cuando complementó su precaria formación académica antes de coquetear con el mundo del espectáculo. Pretendía dar las claves de todo aquello que funcionaba y que a él le había ido bien, como si se pudieran trasladarse a cualquier otra persona los frutos de las experiencias propias. Iván estaba en un error si creía que las nociones de vida pueden transplantarse de igual modo como una planta de una maceta a otra. Si tomas un vaso de agua del grifo y lo vuelves a llenar para entregárselo a otra persona, el agua que se beberá tal vez ya no tenga las mismas propiedades y puede incluso que el sabor sea diferente. Se bebe con el mismo vaso ¿pero se beberá la misma agua? No se pueden realizar transfusiones de conocimientos porque cada cuerpo asimila de manera distinta. El hecho de que a Iván le hubiera dado buen resultado una determinada estrategia no significaba que a otra persona también le funcionaría igual de bien. Al marcharse a Madrid para gestionar su cese en la central de la empresa, Susana le confesó antes de partir en la puerta del ascensor que se sentía llena de amor y dos horas más tarde al teléfono desde su trabajo le dijo -Estoy lejos de ti pero al mismo tiempo cerca mi vida, pues te amo tanto... -. Iván se deshizo como la mantequilla en la sartén. Era una muestra de apoyo incondicional. Iván jamás se había detenido a esperar a quien se retrasaba por no aguantar el ritmo de su peculiar estilo de vida y esto provocó críticas a sus espaldas –Ingrato- exclamaban cuando abandonaba un entorno habitual, pero nunca imaginó el malestar causado al no frecuentar por más tiempo el antiguo círculo. Y no le preocupaba si pensaban que se equivocaba al lanzar por la borda lo construido para empezar en otro lado desde la nada. Pero se hacía palpable que en su entorno familiar habría comparaciones porque a partir de ahora ya no era partir de cero... tenía que superar con creces la actual situación, de lo contrario no 215 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. tenía sentido el cambio porque solamente por la experiencia ya no era un argumento viable. Tendrá que dar cuenta! Tendrá que mirar atrás porque tiene donde volver. Iván debe afrontar la nueva etapa conjugando parte de la anterior. Un puente lo remite, no al pasado, sino a una parte de su estructura de la que no se puede ya desprender con el cambio. Por primera vez ya no es borrón y cuenta nueva. Fácilmente la gente podía ponerse de acuerdo para coincidir en la inconveniencia de alguno de sus proyectos y esta vez, forzosamente escuchará si se trata de Susana porque sabe que ella es incapaz de caminar en el filo de la navaja. Por otro lado, Susana sabe que su marido la respetará frente a cualquier posición que elija. Sabe que no intentará convencerla si decidiera creer a los demás en cuanto a la inconveniencia de su decisión. Pero para Susana prevalecía Iván frente a todo. Confiaba. Le encantaba como era. No le importaba lo que le dijeran otras personas ni siquiera su propia madre que se echó las manos a la cabeza cuando se enteró de la decisión de Iván. Iván había instruido a Susana a base de ejemplos inquebrantables. Y ella disfrutaba de saberse libre y con capacidad de escoger desde que era una mujer casada -Que digan lo que quieran mi vida- le expresaba en tono animoso cuando Iván le contaba sobre sus actividades en las que la integró desde que la sintió como su pareja. Y en esta ocasión volvió a estar del lado de Iván y su madre sabía que no podía presionarla porque en cualquier momento podía levantarse de la mesa y desaparecer y volverla a perder quizás para siempre. La verdad es que como Iván no preguntó directamente a Susana si soportará la tensión por la situación creada a raíz de su renuncia laboral, como Susana no participó en la decisión vocacional de 216 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Iván; Susana nada manifestó. Calló. Se distanció sin retirarse de su lado porque Iván no se interesó por la inseguridad que podía causar la todavía indefinida profesión. Ella no quería inquietarlo ni preocuparlo porque sabía que desistiría de inmediato por amor; aunque también sabía de su naturaleza obstinada consciente que si en alguna ocasión un grupo de personas se confabulaban todas al mismo tiempo para derrumbar su sueño, Iván, en vez de luchar para intentar convencer a nadie de lo que a su criterio era obvio se marcharía por donde había venido tal como lo había hecho: solo y sin una pizca de remordimiento... continuaba entrando y saliendo a libertad. Ella temió perderlo y silenció la certeza de su agobio ante la incertidumbre. En sus planteamientos Iván se refería a Susana teniéndola en cuenta, imaginando como le afectarían sus decisiones que en última instancia le pertenecían exclusivamente a él; porque para Iván no había otra alternativa que ser fiel a sí mismo mostrando lealtad a sus propias inquietudes e ideales. La guerra se planteaba decisiva. Iván deseaba que Susana no sucumbiera en un futuro próximo. No quería que fuera engullida por las consecuencias de sus acciones ni tampoco por la selva de las opiniones ahora que finalmente era autónoma, ahora que la había librado de sus cadenas, sin embargo, la hacía caminar muy deprisa sin tener en cuenta que Susana no estaba acostumbrada a tan singular modo de proceder. Y aunque ella le sonreía cuando lo miraba, ¿era sincera? ¿Tenía otra opción que no fuera apoyarlo? Tuvieron mucho tiempo el uno para el otro desde que empezaron a convivir en el ático, y desde que cruzaron los dos el umbral, únicamente sobre dos piernas, se trataban con generosidad y respeto el uno al otro. A Susana le gustaba sentirse imprescindible cuando su marido pedía auxilio, disfrutaba rescatándolo, porque Iván no comprendía ciertas cosas bastante elementales, y es que nunca nadie había apreciado lo corto e ingenuo que era en algunos aspectos. El nivel de inteligencia de Iván no era demasiado elevado. Aunque esto no cuadraba con la interminable estela de logros que dejaba a su paso. Ningún mortal supo hasta qué punto había cubierto su carencia intelectual con grandes dosis de voluntad y perseverancia, pero en la intimidad de su dulce hogar y lejos del mundo exterior una alma caritativa le ofreció ayuda cada vez que la solicitó -Eres un poco cabezota- solía insinuar 217 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. dándole unos golpecitos con los nudillos en la cabeza como hiciera un día su madre. Susana era la única persona en la faz de la tierra capaz de llamarle la atención sin que Iván se molestara, y de hecho, se atrevía porque podía, porque lo sabía: Iván era tan vulnerable como cualquier otra persona. Tal vez incluso más sensible que la mayoría y por ello más vulnerable. Y le decía que estaba equivocado respecto a algún tema. Y le decía que no aprobaba cierto comentario u comportamiento. Lo decía si así lo creía sin miedo a ser coartada o avasallada por un alud de rabia. Iván la interrogó a diario para recibir cada noche desnudos en la cama las pacientes explicaciones que Susana repetía y repetía cuantas veces fueran necesarias sobre las cuestiones que requería mientras él le tocaba su largo cabello, le acariciaba la espalda, masajeaba sus pies con crema o le metía en la boca una tostada con salmón y caviar. Y la simplicidad con que la interrogaba demostró que la complicada personalidad de Iván era en realidad fruto de su extremada fragilidad. Sentía una disimulada aprensión a ser dañado tanto como lo había sido durante su infancia antes de traspasar el meridiano de los diez años en uno de esos momentos cruciales de la vida. Desde entonces tuvo que superar cualquier tipo de limitación y se mantuvo en guardia y en permanente lucha contra todo y contra todos. Iván era un ser que no perdía el tiempo en lamentaciones. Recogerse en un rincón para lamerse las heridas y compadecerse, ¿él? No! Para qué... Y sumido en un constante proceso evolutivo, la rapidez de asimilación de todas sus experiencias le hacían parecer contradictorio, pero si se lo rascaba como a un cromo podía verse lo que descubría Susana: un ser sensible torturado por el grosor de una armadura que le oprimía y que había fabricado como escudo para protegerse. Resulta que Iván tan sólo era listo, aplicado, disciplinado, pero nada más. No estaba provisto de una inteligencia sublime. Mezclaba los extremos como el péndulo que va de un lado a otro incómodo por exigirse más de lo que podía dar siempre abocado a la meta, al logro, a un resultado necesario. Pero listo o tonto estaba en lo cierto: no hay capacidad de adaptación ni movilidad laboral para obtener ventajas competitivas si previamente no se instruye la persona partiendo de la actitud. Él mismo era un ejemplo desde que a sus diecisiete años le ocurriera algo insólito durante el servicio militar. Le había dicho a su amigo Oscar en Egipto “Existe un manual tan simple y evidente que solemos ignorarlo. Aplicar estas sencillas reglas puede ser el inicio de una etapa interesante” y lo había sido para él una etapa interesante la época que trabajó en la sala de fiestas en calidad de relaciones públicas. Resulta que en la vitrina de la biblioteca del coronel... Iván estaba dispuesto a romper el cristal de la vitrina y meter la mano para alcanzar aquello que de manera abrumadora lo llamaba. Fue la tarde que la hija del coronel se le insinuó y pretendió seducirlo después de que su padre se marchara, después de tomar varias tazas de café, de pie, frente a la vitrina, dio con Dale Carnegie que lo salvó de una errónea actitud de desmesurada desfachatez porque Iván en su juventud se había embriagado de una pedantería atroz que asustaba, pero a raíz de la conversación con Dale entró en contacto con la necesidad de reorientarse y se autoformó frecuentando lecturas de sicología saltando de un libro recomendado a un libro mencionado en las interminables horas que estaba obligado a permanecer en el cuarto de gastadores del cuartel militar . 218 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Dale Carnegie escribió: “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas “. El título del libro puede parecer manipulador, como Iván, pero no es más que un sencillo manual de relaciones humanas que recopila todo cuanto ya se sabe pero no se aplica. Detalla y justifica clarificadoras y simples reglas para obtener un comportamiento más sano y por ende más productivo cuando se comprende, como le sucedió a Iván, porque desde entonces, apasionado por el descubrimiento que puso en practica de inmediato, habiendo identificado la facilidad del triunfo gracias a esa base tan optima como son las relaciones humanas, amplió los horizontes sediento del saber filosófico en un sentido eminentemente práctico. Y en la estantería del salón de su apartamento de la zona franca se acumularon a lo largo de los años escritores como N.Vincent Peale, Wayne W. Dyer, Napoleon Hill y como no, Og Mandino y Richard Bach y Hermann Hesse con su Sidharta. ¡Qué sencillo es variar el comportamiento cuando se aplica el autentico sentir y una actitud lubricada por el saber y la necesidad de saber cada día más! Durante su intensa y variada trayectoria profesional intercaló distintas lecturas. Doce años de intensas relaciones interpersonales en distintos empleos le permitieron adquirir conocimientos que investigar y recopilar para analizar, vivencia a vivencia, sintetizando y estructurando el material que ahora le servía como base de trabajo. Se le despertó una franca vocación que poco a poco se había dibujado como su profesión; una actividad dirigida a quienes desearan un contacto más humano especializada en ayudar a conseguir armonía interna por medio de una dinámica y didáctica formación. Minuciosamente preparados, los cursos iban a ser ampliados y perfeccionados con técnicas y herramientas para facilitar a la gente un mayor rendimiento y aprovechamiento de sí mismos en busca de una fórmula que lograra la satisfacción personal en relación con el entorno, tanto laboral como familiar y social. Había comentado con su buen amigo que cuanto más afecta la alta tecnología más necesitamos un descanso no-técnico y dado que se convierte a pasos agigantados el ser humano en autómata de una sociedad excesivamente materialista, condición que salpicó brevemente a Oscar en su período de desenfreno económico arrastrado por la publicidad atractiva saciando su imparable afán de consumir en la certeza que la imagen y la forma es más importante que el contenido, Iván, con sus cursos, pretendía evitar justamente esa clase de autodestrucción con la aportación de temas adecuados recuperando por ende la sensibilidad hacia la destartalada escala de valores que él mismo había confundido en su infancia, distorsionándola en su adolescencia y trastocándola en su juventud atiborrándose de cine hasta que Dale Carnegie lo hizo reaccionar ante la posibilidad de una base más noble, pues las películas le habían transmitido emociones pero pocos valores “Y que peligrosamente nos continúan asaltando en los últimos años lo vacuo del cine fruto del acoso mediático al que nadie escapa” hubiera afirmado Oscar. Porque Oscar nunca había visto una película de Federico Fellini, Fank Capra, Igmar Begman o Françoi Truffau. Aunque era un proyecto digno en el que debía invertir tiempo y dinero, cometía un grave error de planteamiento. Iván lo emprendía para obtener satisfacción personal, pero lo enfocaba como un negocio por su necesidad de llevar ingresos al hogar; y no un salario pequeño sino alto, al menos, igual al de meses atrás. Decía “Avanzarse pero jamás retroceder”... ahí estaba Susana; no podía errar el tiró, el balón tenía que entrar en la portería, su décimo tenía que ser el premiado. 219 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Iván había iniciado un proyecto del cual sentirse orgulloso, al que se volcó completamente con absoluta fe en lo que realizaba pero el éxito, dependía de la persistencia en el objetivo además del ingenio, y de un elemento incontrolable: el mercado. Y cegado por la ilusión del evento se olvidó de evaluar la situación del mercado para comprobar si era el momento oportuno para tal empresa. Pero es que habiendo escuchando a Oscar comprendió que la naturaleza debe manifestarse a través del individuo como identidad propia, alejándose de la manipulación que ejercen los actos institucionalizados y las vastas organizaciones y necesitaba empezar cuanto antes. Así fue como creó una organización denominada Central de Formación en Humanidades con el subtítulo "Enseñanzas sin paredes ni fronteras". Y se especializó en ayudar a conseguir estabilidad en las tres áreas básicas: personal, profesional, y social. Los seminarios-Taller serían impartidos desde distintas perspectivas, estructurados y desarrollados con técnicas y un sistema adecuado para conseguir alentar y facilitar el éxito personal y profesional. Había encontrado el método que no supo explicar a su buen amigo en Egipto. Sólo enfrentándose a sí mismo consiguió Iván ser capaz de destaparse y descubrirse, accediendo a una zona más elevada de sí mismo convirtiendo su actividad en algo lleno de significado. Y su sentido práctico de las cosas, no albergaba dudas acerca de la necesidad y la conveniencia de un proyecto de beneficioso carácter social. Desde su Central de Formación devolvería las riendas a la humanidad para que no fueran las maquinas quienes manejaran el destino de tan alto colectivo. Bastaba echar un vistazo a la sección: guía de la enseñanza de cualquier periódico. Existen apartados de grafología, fotografía, dietética, idiomas, también sobre el cuidado de las motocicletas, la homeopatía y las técnicas del vestir, por supuesto sobre mecánica, arquitectura o ingeniería pero nada sobre humanidades. Absolutamente nada que indique la posibilidad de aumentar las destrezas y habilidades personales. Por lo tanto, ofrecía una opción interesante y revolucionaria. Hay acceso a toda clase de Master Postgrados y Doctorados, pero nada hay sobre el individuo que debe realizarlos. Es una incongruencia, ¿era Iván un iluso? Parece que no importa quien es la persona que se oculta detrás del título u el oficio, pero sí para Iván. Él había cambiado, mejorado. ¿El país mejoraba? Ahondaba en este campo silvestre que le parecía apasionante pendiente de explotación comercial. Le dijo mientras se afeitaba cuando Susana se duchaba “El futuro próximo será de los que inviertan ahora en formación” pero el ruido del agua no la dejó escuchar. Y se fue a trabajar luego de darle un beso y mirarlo fijamente a los ojos... como si quisiera decirle algo y no se atreviera. Todo ese material se estaba elaborando lentamente. Debía ir creándolo tranquilamente, sin prisas ni presiones del calendario dejando que las cosas sucedieran y observando como lo hacían. Participando y disfrutando del proceso atento a las señales. Sin darse cuenta, Iván cambiaba por dentro conforme avanzaba ese material dando un giro abismal respecto al adolescente travieso y aquel joven intrépido que había sido él. Se estaba convirtiendo en un hombre nuevo con todo aquel trabajo, mejorando interiormente cosa que se reflejaba en sus actos. Ya no sólo importaba el beneficio, también existía placer en la labor que desempeñaba. No solo el resultado... interesaba la manera de recorrer el camino. 220 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Los seminarios-Taller estaban siendo adaptados a los tiempos que vivía España. Contenían los ingredientes esenciales para que cualquier persona llegara donde se propusiera simulando el gran sueño americano. Iván quería que lo aprendido en su escuela fuera de gran utilidad. Mantenía que los estudios cursados en los colegios, las academias y las universidades, eran temas orientados al conocimiento de disciplinas que negaban la potencialidad del individuo. Y él quería contribuir a desplegar tales capacidades particulares. Seguía trabajando muy ilusionado hora tras hora en su proyecto sin necesidad de la aprobación ajena explorando las diversas opciones y rompiendo la barrera de lo convencional. Permanecía frente a la pantalla del ordenador que desembaló para escribirle a Susana y que había quedado arrinconado en su estudio. Durante los años que trabajó en ambos concesionarios IBM jamás tecleó en una sola máquina. Comercializó los ordenadores personales pero nunca los adoptó como herramientas de trabajo. No le gustaban las máquinas. Iván prefería el trato con las personas, pero se servía del ordenador porque ahora le era de utilidad y cuando se levantó y se trasladó a la cocina para prepararse un café fuerte se dijo “Es una verdad incuestionable: los ordenadores no mienten”. Persiguiendo su autorrealización personal más que las ganancias económicas, había saltado a su aventura laboral capitalizando el dinero del desempleo. Se arriesgó a funcionar como freelance de la formación entorno al talento humano y a la selección de personal. Los primeros contenidos que estuvieron listos fueron los relacionados con temas sobre la comunicación integral, el marketing y las ventas. Iván entendía que el arte de tratar a la gente es un producto tan vendible como unos pantalones, una tostadora o un estropajo de aluminio, y lo consideraba tan indispensable como el azúcar la sal o el café... vale la pena invertir! Y vaya si invertía su tiempo, no había más que verla la cara a Susana que en ocasiones se acostaba sola porque Iván tenía una inspiración en su despacho rodeado por el jardín botánico. Iván estaba convencido que el arte de las relaciones humanas es una forma de ganarse la vida como cualquier otra. Y pensó que él podría. Su objetivo era lograr un posicionamiento como profesional en el campo de la capacitación. Extendía sus alas al viento componiendo su personal sinfonía. Proclamaba su independencia ideológica y su autonomía profesional haciéndose responsable de sí mismo, con una actitud interna limpia y un comportamiento externo sincero y entusiasta. Su perfil era el de un hombre responsable y comprometido con su obra. Disciplinado y perseverante, había dado en el campo profesional suficientes muestras palpables a lo largo de su trayectoria de la innata capacidad para planificar, liderar, 221 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. y controlar su trabajo y el de terceros. Su habilidad para las relaciones interpersonales y su energía motivadora le conferían la insignia del buen comunicador, incluso en la negociación para la solución de todo tipo de conflictos. Iván era un ser polivalente con iniciativa. Un espíritu creador de ideas vanguardistas. Una especie de multinacional de sí mismo. Un autodidacta. Un ejecutivo libre con una terrible facilidad para expresarse en público y aunque carecía de títulos universitarios, como formador, al poseer ese especial “don de gentes” buena presencia, elocuencia y poder de convicción, ahora que amaba el principio que exponía, sobretodo, por no ser un producto cerrado sino facultades del ser humano a desarrollar, cualidades de todo individuo vivo, su expresión se acentuaba y se elevaba todavía más que cualquier otra vez. Las puntas de las alas tocaban cada uno de los horizontes laterales. Por encima de cerámica rota y astillas de vidrio con los pies desnudos era capaz de abrirse camino Iván. Subió su vida a una carreta para traquetear por caminos pedregosos, para volar con fuerza más allá de la tormenta con la firme creencia que al borde de la confusión destaca el brillo del sol aún con una pirámide a cuestas. ¡Trabajo de coloso! Un titán en ciernes. Con su peculiar acento y su incesante ritmo y su misteriosa aura estaba dispuesto a golpear con el puño la puerta de roble macizo del destino. Buhonero que paga la posada con una balada, viajero incansable al que no le importa dormir en el granero si hace falta y que aprecia la suite o el humilde dormitorio de la sirvienta, inquilino al que no le molestan las pulgas ni le estorban las sedas con el conocimiento de la brevedad de la vida y de sus pasiones y las claras tentaciones que trazan líneas rojas y sermones. Iván sabe donde está el equilibrio de la moral para que la balada sea honesta e instructiva, peligrosa y amena al mismo tiempo. Y sigue siendo extraordinario sin posibilidad de etiquetar o definirse la estela de su caminar aunque la gente se empeñe, porque no se puede poner un rombo dentro de un rectángulo sin que se queden fuera dos ángulos. Como hombre, Iván se consideraba maduro. Crecía con las dificultades y esto agudizaba sus sentidos. Escribió como posdata en cada uno de los dosieres que iba terminando “Aún el más sabio sigue descubriendo cosas nuevas cada día”. Bien descansado, bien alimentado, y siendo dueño de su vida y de su tiempo podía sorprender al más incrédulo de los mortales. Obtendría ventajas si creaba su empresa reflejando en ella su mundo, en lugar de trabajar en una organización donde esta visión le es servida en bandeja al empleado. Y tan convencido lo veía Susana que le dijo agachándose para darle un beso en la cabeza mientras tecleaba en el ordenador antes de marcharse a trabajar –Haz de ti y de tu empresa un ejemplo cariño mío-. Iván se había levantado ese día a las cuatro de la mañana. 222 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Cada vez que Susana llegaba a la calidez del hogar tras su jornada laboral, Iván la recibía con alegría llenándose de felicidad plantado delante de la puerta con los brazos abiertos en cuanto escuchaba el tintineo de las llaves chocando contra la cerradura. Su llegada era el mayor suceso del día, y para Susana, esas horas hasta el amanecer del día siguiente eran más placenteras que su necesidad de estabilidad económica. Sin embargo, a la mañana siguiente, otra vez en el automóvil, la desagradable sensación de soledad se incrementaba acompañándola hasta la oficina. Realmente se sentía insegura, pero sin miedo por la confianza que le tenía. Iván agradecía esa autorización no verbal en las circunstancias actuales porque demostraba el enorme respeto que le procesaba tanto a su persona como a sus ideas. Antes de condenarlo al fracaso Susana le otorgaba el beneficio de la duda para que tuviera un margen de maniobra para la acción. Llegada una situación extrema de grave peligro, un golpe de timón a tiempo salva la embarcación de quedar embarrancada en las afiladas rocas que como cuchillos desgarran los sueños imposibles... lo sabía Susana tan bien como lo había aprendido Oscar en Grecia. Iván fue siempre arriesgado y continuaba siéndolo, pero nunca se volvió imprudente y su temeridad, que indudablemente existía, porque el mundo es de los valientes y solamente de aquellos que son osados, no dejaría que afectara la construcción de la estructura familiar. Y seguía trabajando en su despacho por primera vez en un encierro voluntario. Y como el viento que se cobija y parece detenerse permanecía Iván encerrado en la terraza acristalada del ático de la avenida Diagonal, retirado, ¿invernaba en verano? A todo esto se planteaba un dilema en el hogar: el proyecto empresarial de Iván o la maternidad de Susana. Había que decidirse. Iván quería crear “su niño” y Susana quería criar al hijo de ambos en cómodas condiciones exenta de sobresaltos –Y ya no puedo más con tanta soledad... mi vida entiéndeme!!!-. Se lo dijo un miércoles antes de salir hacia su puesto de trabajo. 223 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Había dejado la taza y el plato en la pica y al pasar por detrás de Iván, se detuvo un instante para besarle la cabeza y salió sin apenas hacer ruido, sin decir nada más. Solían darse un beso no siempre se decían adiós. Iván consideraba que era demasiado vulgar o quizás un tópico religioso. Y permaneció aquella mañana largo tiempo sentado en la silla mientras la luz del día iba iluminando la casa al penetrar poco a poco por cada ventana del ático. Lo primero que valoró del comentario de Susana era su predisposición a participar, a implicarse, y ayudar en el proyecto fuera lo que fuera que finalmente sucediera, y a continuación, elogió su disposición a dedicarle todo el tiempo del mundo al ser que decidiera visitar primero su vientre, y luego el hogar. Habían decidido durante el viaje de novios que llegado el momento de la maternidad Susana se entregaría en cuerpo y alma abandonando el mercado laboral. Incluso antes de la boda hablaron a cerca de los posibles nombres de sus futuros hijos. Su relación como pareja no había dado la más mínima señal de debilidad o conflicto y se había consolidado. No había fisura alguna. Se había fortalecido grandemente el amor en los tres años de matrimonio y exigía un fruto. Ninguno de los dos había perdido interés por el otro ni tampoco la intensidad inicial. La fogosidad del romance se mantenía con la misma fuerza. La ilusión de la unidad permanecía inalterable y por ambas partes intacta. Iván y Susana se amaban por encima de todo y ella le parecía que entraría en el Olimpo de los dioses si podía traer al mundo un chispa de vida. Hasta que no fuera madre no sería totalmente una mujer -Una mujer completa y acabada Iván- le dijo tumbada en el sofá mirando una de sus series preferidas cuando Iván llegó del despacho situado en el otro extremo del ático. Susana necesitaba a Iván a su lado a menudo, sobretodo los domingos, aunque simplemente con verlo y sentirlo cerca tenía suficiente. De cuando en cuando se asomaba de puntillas por la 224 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. rendija de la puerta del despacho para contemplarlo mientras él, suspendido el pensamiento en el cosmos, sumido en sus elucubraciones absorto en sus planes de conquista ideaba una nueva filosofía de vida. Y Susana suspiraba regresando sola al comedor. Se dejaba caer en el sofá, y estirando ambos brazos a los lados cogía dos cojines que comprimía en su pecho sintiéndose vacía porque realmente Iván estaba a años luz. Necesitaba compañía. Y tener algo que se moviera en su interior que además formara parte de su amado Iván se le antojaba cada vez con mayor fuerza el último placer por descubrir. Desde niña había sido poco decidida pero estaba decidida respecto al deseo del hijo, y un le dijo el jueves en la cocina después de tomarse el desayuno que Iván le había preparado con amor Creo que todavía no es tiempo de trabajar para ti... Cariño, creo que todavía te quedan cosas que aprender con alguien. Te falta ser "papi" que, lógicamente, te hará madurar estabilizando tu vida-. Opinaba que la determinación de Iván no era suficiente. Los buenos resultados no dependían exclusivamente de él. Pensaba que aun le faltaban un par de años convencida que todavía no era el momento para su proyecto definitivo. Iván agradecía que la comunicación fluyera entre ambos sin necesidad de lubricantes. Pudo escuchar el viernes durante la cena -Si estás por tu cuenta no es sensato tener un hijo. Tendremos que esperar unos... tres o cuatro años por lo menos, pues me dedico a apoyarte a ti o al niño pero a los dos por igual no podré- y Susana enmudeció. Llevó un trozo de róbalo a su paladar. Iván le sirvió un poco más de vino blanco. El fin de semana fue fantástico. Salieron juntos al campo. El lunes por la mañana cuando Susana se hubo marchado a la oficina Iván acercó una silla a la mesa esquinera de la cocina. Se sentó, y sentado permaneció visualizando como Susana se 225 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. terminaba la leche de pie y ladeó la cabeza hasta quedar inclinado buscando el perfil de Susana imaginándola gorda. El martes, antes de marcharse escopeteada para no llegar tarde a la oficina le entregó una bolsa de los caramelos que le gustaban a Iván, quien en la puerta del ascensor la despidió y se llevó uno a la boca. Salió luego a la terraza y se sentó frente al ordenador imaginándola a la hora de comer con sus compañeros en el restaurante de enfrente de la empresa. En una hora no le daba tiempo de ir a casa y volver al trabajo. Porque a diferencia de Iván, Susana tenía empleo fijo. También Iván trabajaba, invertía ocho horas frente al ordenador, pero no ganaba dinero. Iván estaba concentrado en su centro de formación particular al que había que dotarse de contenido porque hay que sembrar antes de poder recoger ninguna cosecha “Estoy fabricando las semillas que plantar y regar” se decía cada día al apagar el ordenador por la noche. Iván no se rascaba el ombligo en casa. No encendía el televisor en cuanto se marchaba Susana. Trabajaba aportando energía a cada hora del día encerrado entre cuatro paredes por primera vez sin angustias ni claustrofobia. Ni si quiera se detenía para comer. Aguardaba a la cena para hacerlo con su mujer. La mujer que conmovió a un volcán. Iván decidió no aparcar su proyecto, pero animó la maternidad de Susana. Alimentó el deseo de un hijo porque su afán era similar sino idéntico. A Iván le gustaban los niños y continuaba sintiendo escalofríos las noches de luna llena. Jugaba tirándose por el suelo y riéndose hasta de sus propias payasadas en el rellano de la escalera con sus vecinos de seis y nueve años. Los hacía correr persiguiéndoles escaleras abajo para infringirles numerosas dosis de cosquillas. Junto a los niños se transformaba dejando salir al pequeño Iván. Despertaba al niño que yacía dormido en su seno 226 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cuando necesitaba gozar de la genuina alegría recuperando levemente a quien no pudo transitar en libertad por los caminos dichosos de la infancia; esa época en la que aun reina la incertidumbre respecto a la realidad mientras los sentimientos alcanzan una fuerza más intensa que en ningún otro momento de la existencia humana, salvo, quizás, en la muerte. Iván puso en manos del azar el posible embarazo que llenaría de vida a Susana que pensaba que un precioso retoño la salvaría del ansia de tanta incertidumbre. Y esa misma noche hicieron el amor sin ningún tipo de precaución. Exceptuando su maternidad, Susana no perseguía nada con verdadera pasión sino era a Iván. Su carácter alegre la hacía brillar con luz propia. Muy sentimental, si alguna vez lloraba, no se trataba de ninguna treta femenina. Nunca utilizó lágrimas de cocodrilo para conseguir sus propósitos. Iván la trataba con mucha dulzura para no herirla y de hecho, ponía todo su empeño; aunque alguna vez se despistaba porque sintiéndose bien, relajado, en la calidez del hogar, cuando Susana le preguntaba, Iván opinaba y su excesiva sinceridad le causaba un sufrido malestar por la pronta ausencia de tacto al referirse a alguien a quien atravesaba con su daga sin animosidad. No había maldad en su gesto. Y Susana terminó por acostumbrarse. Cuando Iván se dirigía a Susana le hablaba con mucha delicadeza. Nunca había una sola palabra discordante entre ellos. Ninguno de los dos tuvo que elevar el tono de voz. Se respetaban mutuamente. Sabían que no por gritar más se posee la razón. En las más de mil trece noches que se habían acostado juntos, fuera quien fuera que entrara primero en el sueño lo hacía con la palabra 227 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. amable y un te quiero directo al corazón como paso previo a dejar caer los párpados. Y acurrucado en la cama, en compañía del otro, su felicidad se veía colmada. Susana era una persona interesada por el pasado, apegada a sus recuerdos. Iván carecía de cualquier indicio del ayer, y esto la incomodaba. Parecía que Iván hubiera nacido el primero de noviembre de 1988. De todo lo acaecido anteriormente Susana no sabía absolutamente nada. No conocía ni un detalle, excepto la férrea amistad que le unía de por vida a Oscar, más como hermano que como amigo. Mejor dicho, más él mismo que sí mismo. Iván prefirió mantener al margen todas sus correrías porque la cadena de sucesos la confundirían, y algunos hechos muy probablemente le pondrían los pelos de punta. Aquel Iván se había quedado en las puertas de la iglesia. Todo aquello pertenecía a un Iván que ya no estaba. El Iván marido quedaba lejos del escandaloso Iván. Seguía siendo Iván el distinto porque no se aferraba a lo cotidiano, sino a la novedad, a lo desconocido, a los cambios que a otros les producen inquietud o angustia y con su ejemplo invitaba a revisar actos y comportamientos porque en lo distinto se encuentra el maravilloso prodigio de la vida. Esa peculiaridad de su naturaleza nunca cambiaría. Con ese magnetismo especial tan sólo se podía hacer una sola cosa: aprender a vivir con él y abrirse a lo que estaba por venir. Posesiva, Susana no admitía renuncia. No poseer la historia de su amado le dejaba un mal sabor de boca. Cuando le increpaba preguntando con disimulo mediante observaciones con trampa que pretendían sonsacarle cosas, no conseguía pescar el pez que muere por la boca “Concéntrate en nuestro presente y en lo que tú y yo estamos haciendo y haremos juntos en el futuro cariño. El pasado es sencillamente eso, pasado”. Así zanjaba Iván toda función detectivesca y aunque una semana más tarde ella volvía a insistir atacando por otro flanco, se topaba con esta frase repetida hasta la saciedad “El pasado es sencillamente pasado” como un disco de vinilo rayado que se repite una y otra vez sin descanso. A regañadientes renunció a poseer la verdad de unos hechos y unas fechas que se encontraban lejos. Dejó de preguntar, aunque pensaba que eran de su propiedad cada uno de los acontecimientos que habían marcado la vida de Iván. En cambio él, prefería olvidarlos. Centrarse en el hoy. El ayer solo influía ligeramente si se le permitía, pero el ahora determinaba el futuro. Quería una plácida vejez a su lado. No valía la pena perder el tiempo en investigaciones y hallazgos que no entendería y la impresionarían hasta el punto de preguntarse con qué hombre comparto mi vida. Era necesario invertir ese tiempo en asegurar el futuro asentando el presente, más que hurgar en el baúl de los recuerdos. Pero lo viejo tenía mucho valor para Susana porque saber esas cosas que ocurrieron antes la hacían sentirse segura. Sin embargo Iván actuó correctamente. Si hubiera conocido sus andanzas y todo su historial, ¿se hubiera casado con Iván? ¿Era ese hombre el mejor padre para sus hijos? Encantada de ser la esposa de Iván, rogaba a Dios para que todo marchara bien. Habían escrito su dicha con letras doradas superando treinta y siete meses de vida conjunta trenzando la magia anhelada desde el fantástico amor. Y todo ese logro infinito seguía envolviéndolos permanentemente ¡siempre! 228 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. A pesar de todo aquel periplo laboral de Iván componían la pareja más feliz de cuantas conocían e intuían -Me siento la mujer más feliz del mundo entero lo prometo-. Lo escribió en la agenda de Iván unas veinte veces. Junto a la última frase añadió una posdata -Qué alucine que escriba tanto pero yo se que a ti te gusta-. Al descubrirlo Iván soltó una risotada y las cristaleras que enmarcaban el despacho en medio del jardín botánico estuvieron a punto de resquebrajarse. Se puso contento leyendo cada una de las once palabras aproximadamente un centenar de veces después de que ella se hubiera marchado a la oficina. Susana tenía necesidad de escribir lo que sentía en muchos momentos pero le costaba hacerlo y se reprimía negándole un inmenso placer a su marido que veía aquella forma como una posibilidad de conocerla mejor. Ella nunca había sido muy expresiva. Guardaba cosas para sí debajo de su caparazón... ¡como el dolor que le infligían los vértigos por la incertidumbre del futuro! Callaba. Pero en su mente sucedía un terremoto -No hay dinero para leche, no hay dinero para pañales, no podemos comprar la cuna... son frases que me atosigan!!!-. Susana temía verse ante la prueba del embarazo sin saber como llenar la despensa. Y a medida que pasaban las semanas la asaltaban más y más temores. Pero ya digo, callaba. Cuando tenía calor, Susana dudaba durante un rato a cerca de si debía o no debía remojarse porque el agua seguramente estaría fría. Antes de llegar a tomar una decisión, por sencilla que fuera, daba varios rodeos como un cangrejo que se mueve andando hacia atrás cuando en realidad pretende avanzar. Y era incapaz de decir NO, aunque a veces se arrepintiera de no haberlo dicho. Eso lo detectó Iván. Y quiso que aprendiera a dar una negativa sin que importar la reacción ajena porque ella tenía “derechos”. Una vez más era Iván quien le enseñaba algo útil y positivo con la sutileza que imprimía en algunas acciones. Pero... ¿aprenderá ella a mostrar sus derechos? Tenía derecho a mostrar su incertidumbre aunque Iván no le preguntara directamente, incluso podía ponérsela por escrito. En vez de intentar anotar para desgranar en una hoja aquella 229 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. sensación que la envolvía Susana se ocultaba, ¿pero por qué no le daba unos golpecitos en la cabeza para que Iván se detuviera? Tras hacer el amor con exaltada fogosidad en el primer y rápido revolcón y mucha ternura en el segundo, era Susana quien hablaba una vez recuperado el aliento -Tendremos hijos preciosos, los más bonitos del mundo porque estarán concebidos con amor-. Lejos de pronunciar ninguna palabra, Iván se limitaba a apretarla fuerte entre sus brazos para reforzar esa sublime unidad. Y se sumía en el más absorto de los mutismos escuchando solo el bum bum del corazón y la respiración ¡La vida! Desde que contrajo matrimonio atribuyó al acto la condición de una forma de comunicación, una fuente de placer y una válvula de escape, pero sobretodo le otorgó la facultad del intercambio activo de energía positiva como la transacción vital más bella entre dos seres humanos. Susana estaba de acuerdo. En uno de esos idílicos instantes sonó un -Encontrarás la manera de formalizar ese trabajo fabuloso que te hará sentir realizado por fin, ya verás mi vida-. Cierto es que estaba acostumbrado a obtener resultados inmediatos y tras largos meses de infortunio, Iván era el único sorprendido por la lentitud del proyecto. Había gestado bien la idea: trabajar para sí mismo. Había desarrollado un plan: confeccionar los mejores contenidos. Pero ese era un trabajo arduo que no se podía improvisar. Las buenas ideas no ponen los platos en la mesa y el dinero no ha crecido nunca en los árboles. Iván lo sabía. Sabía que no tenía encargos a la vista. Sabía que el panorama no pintaba bien. Pero la frase, el tema de conversación, concretamente esa cuestión, Susana debería saber que no era apropiada para aquel preciso instante. Hay un momento para cada cosa y aquellos eran momentos para el expresivo lenguaje del cuerpo. El tacto permanecía superado el sexo voraz quedando al descubierto el amor romántico. ¿Por qué estropearlo? Y sin despegar los labios se levantó para ir al baño mientras Susana yacía desnuda en la cama todavía húmeda. “Se pierde el hechizo si comenzamos a hablar entorno al mercado laboral” se decía Iván bajo el agua helada en la ducha “... cuando probablemente acabamos de forjar una vida” y sonrió orgulloso. Le causó malestar el simple hecho de referirse al asunto porque rompió la magia. Pero como Iván nunca se enfadaba, Susana no supo lo malhumorado que estaba cuando le vio en la puerta mojado, fuerte, vigoroso, a continuación de la revitalizante ducha justo antes de que se abalanzara sobre ella saltando como un jaguar encima de su presa para darle la vuelta y doblarla y penetrarla para que jadeara ajena al inconveniente causado. Susana gemía del placer inyectado por su salvaje amante que le descubría límites insospechados para ella respecto al sexo y el amor. No le había costado aprender. Y descubrió goce 230 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. en los variados juegos eróticos que numerosas veces la desconcertaron. Ambos se complacían en los deseos más pavorosos y cada fantasía era escenificada antes o después y gastada hasta la saciedad para pasar a otra más excitante si cabía, porque los juegos eran los responsables de alejar la monotonía de la alcoba. Susana tenía a Iván exclusivamente para ella, y en ocasiones, no se lo creía. Le gustaba presumir delante de sus amigas de juventud que lo encontraban un tipo interesante cubierto de un alo de misterio por su secreto pasado. Se pellizcaba para despertar del sueño. Se frotaba con fuerza los ojos y los abría como platos y se decía -Sí, es bien verdad todo cuanto tengo, aquello que siempre soñé y todo cuanto pedí, Iván me lo ha dado- y a continuación se llenaba de satisfacción al admirar su precioso ático de doscientos cincuenta y nueve metros cuadrados con plaza de garaje y trastero y una terraza inmensa que daba la vuelta al alto edificio. Era cuanto podía desear -Juro que nadie me hubiera podido hacer nunca tan inmensamente feliz-. Y no era por todo cuanto tenía que estaba así, sino por como se sentía junto a Iván. Y lo amaba por como era, por todo cuanto le provocaba que la hacía vibrar. Y aunque la actual situación de incertidumbre laboral era fatigosa, Susana se sentía viva y esta vivacidad bien valía un poco de sufrimiento. Sentía intensas y penetrantes emociones que nunca antes había concebido -Estoy segura que nadie hubiera podido hacerlo mejor que tú, mi vidase atrevió a confesarle introduciéndose por las pupilas para atravesar su cuerpo siguiendo los vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas bordeando los huesos hasta llegar a las mismas plantas de sus pies. Y ciertamente, la mayoría de las veces, Susana no pasaba por la puerta henchida de grandiosa felicidad por ser la esposa de Iván. * * * * Iván tenía claro que riesgo y recompensa van de la mano. Ser padre de un proyecto se cobra tiempo y esfuerzos. Los riesgos previstos son sanas aventuras más que peligros mortales, pero el tiempo se dilataba más y más y él se impacientaba. De manera imperiosa precisaba resultados urgentes. Tocar dinero para no herir su ego. El dinero de la capitalización de su desempleo se había terminado y las arcas quedaron vacías. El sustento provendría únicamente de Susana y esto lo incomodaba a más no poder. Empezaba a impacientarse. Demasiadas horas días semanas elaborando con la precisión del cirujano cursos que luego no podía impartir porque no había salido a la calle para ofrecerlos. ¡Pero era imposible comercializarlos si todavía no estaban listos! ¿Era un perfeccionista? El asunto no era fracasar, sino el abandonar a medio camino. No se cuestionaban sus dotes. Susana resistía sin poner impedimentos, comprensiva; no había ningún inconveniente por su parte para seguir aguantando sin quejarse ni poner mala cara porque por amor se amordazaba el alma. Al verlo tan entusiasmado y tan sumamente entregado se derretía de admiración por quien defiende sus 231 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. ideales dándole una oportunidad a su marido. Susana ayudaba a que el tiempo acercara el resultado hasta que llegó rompedora la noticia: estaba embarazada. La mayor ilusión de Susana tomaba cuerpo. Un nuevo latido estaba en ella, con Iván, desde Susana, pero Iván también lo sintió sin que ella tuviera que decirle nada porque un escalofrío lo sobrecogió una madrugada y la despertó “Tenemos que ir a una farmacia de guardia, corre, vamos, ya está aquí!”. La vida nos obsequia con todo cuanto deseamos e Iván deseaba un hijo al que poder educar porque traer una criatura al dulce hogar que había creado junto a Susana era el mayor regalo que podía hacerle a su esposa y al mundo. Iván se enorgullecía del programa de trabajo relativo a su Escuela de Triunfadores por su contenido y la finalidad que perseguía: procurar el bienestar a los demás reparando en sus escondidos anhelos, provocando un movimiento interno interesante y beneficioso y reconfortante y enriquecedor. Porque Iván les incitaba a progresar y a disfrutar plenamente de la vida. Se había dicho durante largos meses mientras realizaba ejercicios físicos a media mañana para descongestionarse de tanto ordenador “Deseo crear una obra de la cual pueda sentirme dichoso y por quererlo lo hago intentando contribuir a configurar los cimientos de un mundo mejor” pero tras la noticia Iván había extraviado la concentración y al abrazar a Susana y empezar a chocar con su barriga se olvidaba del proyecto centrándose en aquella pequeña cosita que nacía a la vida. Y comprendía que no eran momentos para hacer inventos. A partir de la noticia había confeccionado unos seminarios para impartir de inmediato a través de la Sección “desempleados” vinculada a la Seguridad Social, pero los procesos administrativos de la institución eran muy lentos y no se podían programar hasta el siguiente semestre. Impartió tres seminarios por su cuenta y con el ingreso compraron la cuna y el ajuar del bebé. Pero la falta de resultados seguía apremiándolo y se puso a pintarle la habitación de un color neutro. El mercado no estaba en su mejor momento. Iván fue postergando su proyecto sin terminar de abandonarlo desde la feliz noticia. Había renunciado a su sueño empresarial porque nada podía igualar la grandeza de ser padre y educar día a día a su retoño. Las cosas profesionales no le iban nada bien y Susana hacía lo propio en preocuparse, pues todo se complicaba más a cada minuto que pasaba. Y seguían con la idea de que ella no se 232 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. reincorporara al trabajo después del parto, ¿cómo vivirían? ¿Comerían? ¿Qué pasaría con el hijo tan deseado? Iván llevaba un año desconectado del mundo laboral y sus contactos se habían evaporado por falta del esmerado y continuado trato. Precisaba un salario alto para cubrir las necesidades básicas de la familia que había creado. Se incorporó a una institución bancaria especializada en la pequeña y mediana empresa para captar clientes de pasivo pero la remuneración, aunque buena, no era suficiente para lo que se había propuesto. Un mes más tarde estaba fuera de la institución, y al día siguiente ingresaba en una joven empresa especializada en bolsa; concretamente en el mercado de futuros, novedad arriesgada pero atractiva para los inversores españoles. Se comunicaba por teléfono con profesionales liberales de cualquier localidad de España proponiéndoles invertir fondos a tres o seis meses vista en trigo o maíz, dependiendo de las indicaciones que percibía a primera hora de la mañana por parte del responsable de planta. Otra sección se ocupaba de las divisas. La dinámica de la bolsa lo intrigaba. Tenía un fuerte poder de atracción y sumado a su poder de convicción, le confería una fenomenal aureola de broker. Pocos eran los que no corrían al banco para autorizar una transferencia y apostar por el producto ofrecido por Iván en perspectiva de tan buena rentabilidad, qué labia tenía! A la tercera semana, argumentando que salía a comprar tabaco dejó la delegación al recibir la confirmación que el propietario, un alemán con cara de cráter, estaba buscado por la Interpol. Tanto dinero en efectivo y maletines de un lado a otro, tantos rostros cuadrados con ojos sin escrúpulos por la planta le hicieron sospechar. Indagó hasta encontrar una fuente fidedigna que le corroboró sus sospechas. La información le salvó de la redada que la policía efectuó con dureza cuarenta y ocho horas más tarde en las oficinas. El 5 de agosto de 1992, año Olímpico para España, Barcelona se había puesto guapa para mostrar al mundo entero su mejor cara y toda su capacidad organizativa durante la celebración de los juegos olímpicos. Montserrat Caballé y Fredy Mercuri sumaron su voz para encumbrar el nombre de la ciudad. Susana escribía en la Costa Brava a Iván sin saber si llegaría a entregarle la nota porque detectaría en ella un claro signo de debilidad de su devota esposa y nada quería hacer que lo perturbase, pero nada podía impedir que la asaltara la desdicha. Cuando no estaba cerca, lo extrañaba más de lo que Iván hubiera imaginado nunca. El teléfono sonó en Palafrugell pero al levantarlo para contestar, la llamada se había cortado. Y suponiendo que pudiera haber sido Iván, entristeció y acarició su abultado vientre y reanudando su escritura ahogó sus penas. Seguía amándolo horrores, pero todo le resultaba cada día más difícil y doloroso. ¿Le entregaría aquellas notas o se las guardaría para sí misma? Sabía que a su marido le gustaría leerlas, lo sabía! Iván despreciaba empleos a causa del corto salario porque tenía claro lo que precisaba y todo lo que fuera por debajo del listón no merecía la pena probarlo aunque hubiera buenas perspectivas y promesas de importantes puestos de responsabilidad en el futuro. Lo que importaba era el ahora mismo y nunca el mañana. Quería lo mejor para los suyos. Prefería esperar, ir sobre seguro, seguían tratándole de ingrato y de soberbio al plantear su negativa. Y su comportamiento aparentemente era suicida. A Iván no le asustaba el trabajo. Ninguna clase de trabajo o profesión. Pedía que aunque fuera corto el salario base, existiera en la actividad a realizar una posibilidad real de obtener buenos ingresos 233 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. y la seriedad para recibirlos y por lo pronto ninguna de las empresas le transmitía plenas garantías. Se fiaba de su intuición, ¿igual que con su proyecto de los cursos? Luchador incansable, no le desanimaba la situación que se complicaba cada día. El verano es la peor época para presentar candidaturas si no tienen que ver con la hostelería y el turismo. Incómodo ante el panorama, seguía buceando sin contemplaciones buscándose la vida en una Barcelona Olímpica. Su amada esposa no tenía el mismo temperamento. No contándole la crudeza de los acontecimientos le ahorraba sufrimientos permitiendo a Susana que se centrara en el embarazo. Y como ella acostumbraba a decir -A la tercera va la vencida- se preparó para una nueva entrevista personal sazonada de pruebas psicológicas. Sin embargo, asistió a una cuarta, y una quinta entrevista. La oferta de empleo era muy superior a la demanda de candidatos en unas oficinas desiertas porque los responsables estaban de vacaciones. Realmente muy complicado colocarse incluso para una persona de las aptitudes de Iván. Rectifico. Justamente por sus cualidades le era a Iván todavía más complejo encontrar trabajo porque eran tiempos para la sumisión y la aceptación, para rogar favores arrastrándose por el suelo, una época para no despuntar en nada por la convulsionada situación del país. Existía una crisis. Las empresas cerraban. Los locales se desalojaban. No eran momentos para abrir nuevas delegaciones sino para recortar gastos. No se plantaba en el seno de la competencia otra sucursal. Iván lo tenía mal. Lo tenía peor que nadie. La formación es uno de los primeros gastos que se recortan aunque los temas sean de calidad. Para entonces sabían que iba a ser niña; una niña preciosa como la preciosa piedra de Ágata. La ecografía lo había confirmado. El avanzado estado de gestación recomendaba precaución. Y Susana la tenía. No fumaba. No bebía. Mantenía una dieta equilibrada. Dormía sus nueve horas y le ponía música suave a su hija. Iván le llevó en su última visita a Palafrugell cintas especiales que había adquirido para contribuir al buen desarrollo de la niña. Agradables sonidos y delicadas melodías que acercaba con alegría al vientre de la mujer que colmaba todas sus necesidades sentimentales y también fisiológicas, como no, aunque habían derivado en juego amoroso por el peso y su alborotado tamaño. Susana tenía miedo por su hija pero a la vez, tenía confianza en Iván, y esto último la salvaba del drama. No se sentía fuerte, pero tampoco débil ni frágil porque su amado era su escudo, el pararrayos humano que repele el mal y protege a las personas de buena voluntad. Aquella situación de incertidumbre laboral no afectaba su embarazo, ¿seguro? Iván apenas gastaba media hora en la problemática económica que podía desbaratar la seguridad material y el estatus que había brindado a Susana. No les faltaba comida y los recibos de luz agua y teléfono estaban al corriente de pago. Solamente la hipoteca se había retrasado, pero este detalle se lo ocultó a su amada tras mantener una charla con el director del banco. Ciertas cosas todavía le gustaba llevarlas a su manera sin tener porque facilitar novedades a diestro y siniestro. Susana no podía darle las buenas noches y le escribía -Te escribo mi vida para decirte lo mucho que te echo a faltar y lo mucho que te quiero. Te lo prometo. Lo siento en el fondo de mi corazón y dentro de mi vientre, pues tengo dentro de mi tu amor sincero, sereno y profundo. Es algo tan grande que no se puede explicar-. Y al abrir la maleta y encontrar aquella nota entre la ropa que 234 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. cuidadosamente había planchado con infinito amor a Iván sólo se le ocurría estremecerse y sonreír. A continuación se doblaba desde la cintura con las manos abiertas para tocar con las palmas el suelo en el ático de la avenida Diagonal. ¡Estaba en forma! Susana adoraba la Costa Brava. Sus padres la llevaron a los campings de la zona desde muy pequeña. Todos los veranos eran días de excepción en un marco convivencial incomparable; una amalgama de risueños confines idílicos aseguraría Iván, quien hubiera pagado el dinero que todavía no había ganado por disfrutar de ese ambiente familiar aunque nada más fuera durante una semana al año. Tanto regocijo, atención, y delicados cuidados colmados de afecto lo hubieran catapultado más allá del monte Sinaí. Su Tata era una madraza. Susana no soportaba la arena de la playa, pero disfrutaba tumbándose al sol en su gigantesca toalla a rayas con revistas del corazón. Podía pasarse horas sin aburrirse un minuto mirando a la gente. Comparaba a los hombres con su moderno Iván -Que asco de barrigas, de piernas, de espaldas; mi marido inconmensurable que ayuda a sus semejantes ante la fatalidad y las tinieblas, generoso en sus actos... solidario con el pueblo... interesado por el desconocido y sacrificado por la humanidad. Mi Iván gusta de la cordialidad y la fraternidad entre los seres vivos- decía volviendo su vista a las revistas. Con ese pensamiento reconocía que el contenido de los cursos que elaboró eran más que clarificadores. Susana también se fijaba en las mujeres. Envidiaba a una las caderas, a otra los pechos preguntándose si no eran de silicona. Pasaba las manos por sus pantorrillas admitiendo la celulitis. Se embadurnaba de crema bronceadora. Compraba un helado al vendedor ambulante y se sentaba en la orilla para mojarse los pies sorprendiendo conversaciones de maridos y mujeres acerca de esto y de lo otro discutiendo o bromeando, pocas parejas se besaban. Cada vez que hacía alguna de estas cosas se sentía bien, pero le faltaban los besos apasionados de Iván. Y al rato se metía encogida en el Mediterráneo para nadar solo braza muy despacio estirando el cuello evitando mojarse la cabeza. Estaba muy a gusto con sus padres en la Costa Brava disfrutando de sus vacaciones al sol bronceándose para que Iván la encontrara hermosa (sabía que las mulatas lo volvían loquito), pero no había nada que pudiera compararse a estar en su hogar con sus "cositas" y recuerdos junto al hombre que amaba. Se sentía sola sin su marido. Así se lo expresaba -Sólo de pensar que mañana tampoco podré estar contigo ni diez minutos... No podré abrazarte molestarte y acostarme junto a ti... ¡Me muero por ti!-. Caminaba hacia delante el cangrejo hechizada de Iván. Se abría la ostra. Exteriorizaba sin guardar su sentir bajo el influjo de Iván. Cuando llamaba por teléfono le susurraba -Te queremos mucho, nuestra hija también te quiere muchísimo- colgando muy a su pesar al cabo de hora y media de conversación. Susana necesitaba a Iván para todo. No podía hacer nada sin él. Esos días en la playa no los aprovechó. Iván no estaba ahí, aunque fuera sentado en su silla marinera al borde de la orilla del mar sumergido en las páginas de un libro, pero ahí, cerca de ella, donde ella pudiera verlo y saberlo suyo. Se consolaba hablando a cada rato con su hija. Le explicaba acariciándose el vientre con movimientos circulares lo feliz que se sentía de que pudiera llegar por fin. 235 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La niña se portaba bien. No le causaba malestar, ni vómitos, ni antojos, y saturada de jactancia se paseaba por la arena de la playa con su voluminoso cuerpo y sus torpes andares sabiéndose observada. Desfilaba. Era la primera vez en su vida que no temía al ridículo y ajena a la vergüenza se exhibía abiertamente presumiendo de su estado de gracia. Nunca había estado más bella a los ojos de Iván. Cuando reparaba en Susana, embelesado, comprendía lo maravilloso de la naturaleza y el milagro de la vida y se lo decía embadurnándola de elogios orgulloso por lo que había contribuido a gestar como si la llenara de crema protectora. Sentía su semilla pura saludable y bella. Ambos podían soñar con los angelitos y descansar en paz, pese a todo lo demás feo en el mundo. Fea la situación de Iván. Fea y peligrosa si continuaba hasta hacerse crónica. Conforme se acercaba el fin de semana, Susana se ponía nerviosa. Podría tenerlo entre sus brazos durante casi cuarenta y ocho horas. Inmensas ganas de acariciarlo, besarlo, de retenerlo para siempre la embriagaban. Y cuando finalmente apareció majestuoso en el portal de entrada, ella no pudo correr hacia él atravesando el jardín paralizada de la emoción. No bajó las escaleras para recibirlo. Dejó que Iván se acercara a la casa mientras contemplaba su porte, su estirpe, sus peculiares andares que conservaban aquel aire rebelde del joven inconformista y conquistador que no ha renunciado a su sueño y mantiene intactos sus principios. No había cambiado ni un ápice. Esa arrogancia intrépida de adolescente fanfarrón la cautivaba igual que el primer día. Subía las escaleras. Llegó al rellano donde Susana apoyaba su mano en la baranda de hierro forjado sin decirle nada porque su mirada ya lo decía todo. Inmediatamente después de intercambiar un breve contacto visual tan intenso que ambos se llenaron de amor el uno con el otro, Iván se agachó. Arrodillado, le subió con delicadeza y muy lentamente el vestido amarillo que la Tata había confeccionado y dejándola con las enormes bragas de encaje al aire, descubriéndola hasta los gruesos e hinchados senos besó con dulzura el vientre lleno de afecto, pegando sus labios por largo tiempo para acercarse a su hija y ladeando ligeramente la cabeza, intentó escuchar un pedazo de su misma vida. Entonces se movió la niña, claramente lo hizo, como si quisiera saludarlo dando unas pequeñas pataditas en las paredes de Susana “Sabes que papá está aquí ¿verdad?” musitó aun en cuclillas mientras las manos de Susana acariciaban su cabello sedoso cerrados los ojos, alzando su rostro al cielo para dar gracias a Dios por tanta felicidad comprimida en tan escasos segundos. * * * * 236 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La historia de Ágata es la historia de un hombre y una mujer que se encontraron y se amaron intensamente y luego surgió la facultad de amar; ese arte que mediante el contacto y el cariño, el respeto y la libertad, lleva al verdadero amor fortaleciendo el romance que crece y no muere ni se apaga ni se acaba. La chispa espontánea se convirtió en una luminosidad ardiente de fuerza incalculable. Las intenciones se convirtieron en acción constante. Y tras disfrutar de una rica vida en pareja, una vez el amor fue maduro y estable, sólo cuando su relación se había consolidado, decidieron materializar tan grande sentimiento en un ser vivo que a la vez formara parte de ellos mismos. Ágata sería siempre Ágata pero partía de los dos. De la sublime unidad de su genuino amor. No hubo una futura mamá más bella que Susana. Su embarazo la envolvió de una belleza inaudita con la naturalidad digna de la misma Madre Naturaleza. La esencia de la vida se expresó en su cuerpo igual como el signo de la felicidad se manifestó en su rostro, en la forma en como miraba y en su manera de reír. Durante nueve meses sin excesos y con un esmerado cuidado, llevó alegremente dentro de sí la semilla del amor que Iván depositó, quien atento a los cambios fisiológicos disfrutó con su transformación, descubriendo a una nueva mujer plena de ilusiones y esperanzas camino de la autorrealización. Fiel a su empresa, a su jefe, a sus compañeros, Susana trabajó hasta la que sin saberlo sería su última jornada laboral de octubre. Dispuso en orden papeles y cajones dejando su mesa vacía sin temas pendientes y, cogidos de la mano, se dirigieron al hospital para un control más; uno de tantos que no realizaban en la consulta del médico por haber salido de cuentas. Pero en aquella ocasión en el Hospital de Barcelona, la impaciencia de los nuevos padres por su fruto, instaron al doctor que consintió practicar la cesaria presionado por Iván que temía por la salud de sus dos mujeres. Ágata fue una niña deseada que vivía en el corazón de sus padres mucho antes de su gestación. Se la esperaba, y con sumo cuidado creció segura en el vientre de su madre que estaba a punto de dar a luz. Iván quiso estar junto a ella pero no tratándose de un parto normal, se lo negaron con rotundidad. Tampoco le permitieron quedarse en la sala de espera recomendándole que se fuera a pasear. Iván cruzaba descontrolado los pasillos del hospital mientras intervenían quirúrgicamente a Susana. Se encerró en la amplia habitación con baño propio y sofá-cama para el acompañante que había reservado para sus dos mujeres. La cámara de vídeo se cayó al suelo y un puntapié la lanzó por 237 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. los aires debido a su extremada agitación, y es que Iván brincaba como cabra montañesa subiéndose por las paredes. Efectuó mil llamadas de teléfono, no solo a familiares amigos y conocidos. Iván habló con todas las personas que disponía del número en su agenda. Informaba de tan grande noticia aunque los nervios se quebraban en sus labios pronunciando palabras ininteligibles, pero aun así, transmitía todo su entusiasmo y nadie del otro lado de la línea dudaba de lo que ocurría: Ágata estaba llegando. Felicitó y a la vez fue felicitado por la gente con la que se topaba en la sección de maternidad de la cuarta planta del hospital; abuelos, padres, hermanas, primas, jóvenes, niños, niñas, enfermeras. Iván estaba desbordante de energía y alegría. Aquel sería el segundo día más importante de su vida y uno de los instantes culminantes de su existencia. Intentaba por todos los medios apagar su fervor pero nada lo apaciguaba. Una vez más estaba completamente solo ante una definitiva circunstancia de la vida. Los padres de Susana estaban en camino desde Palafrugell. Sin poder compartir tanta felicidad abrazó silenciosamente a Oscar. No podía resistirse a una situación que lo superaba. Durante las dos horas de agonizante espera, no todos los interlocutores mostraron su mismo sentimiento de éxtasis, aunque a Iván poco le importaba su reacción. Simplemente quería gritarle al mundo entero la buena nueva avisándolos que una estrella nacía en el firmamento. Ese era su axioma. Cuando los médicos avisaron a Iván no lo creía. Toda clase de emociones confluían para invadirle de plenitud. Estaba excitado por tan magnifico acontecimiento y... ¡por el encuentro! Y se acercaba el instante de las presentaciones. La gruesa puerta metálica se abrió por fin. Una bata blanca con dulce voz que no escuchó le acercó un bulto. Ahí estaba Ágata, envuelta en papel de plata como la mejor ofrenda que se puede hacer a un padre ansioso por abrazar un suspiro de sí mismo. Ágata era el presente más elevado que la vida podía entregar a Iván. La recogió con suavidad y agradecimiento pegándola con firmeza a su pecho admirando el sonrosado aspecto de ángel magullado. Su instinto de protección le hizo dar media vuelta y salir pasillo abajo, salvándola de cuanto era conocido por él. ¡Qué maravillosos pasos dieron juntos! Ágata era larga como ella sola y tenía el pelo mojado, negro como el azabache. Sus pestañas parecían afiladas espadas. Era un soplo de vida, un pedazo de fragilidad. La estrechaba en sus brazos con mucho cuidado. Aquella placentera sensación la recordaría Iván cada vez que cerrara los ojos, cada vez que quisiera apelar a la plenitud de un ser humano convulsionado por el amor, zarandeado por el clamor de la vida en su máxima expresión. Estaba señalado por la fortuna. Muchas veces más cruzaría ese pasillo en la memoria de su mente. Y cada vez que pierda la fe en la humanidad recurrirá a este instante culminante para no olvidar el milagro de la vida y la posibilidad del eterno renacer. Iván era un hombre nuevo. 238 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Pero igual como se la entregaron se la quitaron. Otra enfermera de voz áspera reclamó a su propia hija diciéndole que no se la podía quedar porque esa niña no iba a ningún sitio -¡Eh! Que esa niña no va a ningún sitio-. De muy mala gana Iván tuvo que devolverla sintiendo que le arrebataban el alma. Y vio como desaparecía tras la misma gruesa puerta metálica que chasqueó al cerrarse como un abrupto apagón. Todo había ido bien. La madre estaba fuera de peligro. La intervención del doctor había sido un éxito. Al abrir la barriga de Susana, Ágata estaba mejor que nadie -Podía haberse quedado otros nueve meses más y seguramente mamá hubiera aceptado complacida- había bromeado el doctor al estrecharle la mano a Iván. Al encontrar a Susana postrada en la cama, Iván la besó en la frente. Acercándose a su oído susurró “Gracias cariño, sin ti hubiera sido imposible hacerlo” y una lágrima descendió por el rabillo de uno de sus ojos corriendo tímidamente por su mejilla y su barba, danzando en el aire hasta topar en el antebrazo de Susana y avanzar hacia abajo hasta encontrar su codo. Atontada todavía por la anestesia ella no reaccionó. Iván se sentó junto a Susana para tomarle la mano. Y mirándola en silencio la llenó del afecto y la ternura de un hombre completo. Irreversible realidad, ahora Iván también amaba a su hija Ágata aunque de muy distinta forma. No tenía porque reducir la cantidad de amor que le procesaba a Susana, sino dejar que una nueva forma del mismo se expresara de otra manera. Y sería justamente en la vivencia de esta grata experiencia cuando comprendería la valiosa oportunidad que voluntariamente perdió su padre despilfarrando una importante lección sobre la vida, sino era la mayor de todas. Iván era padre y quiso dejar de ser hijo. Y lo hizo. Cada día que pasaría junto a su hija le serviría para reforzar su decisión “Padre no es el que engendra si no el que educa y enseña a su hijo” se diría en cada acto de instrucción. La permanencia en los peores momentos y el participar de los mejores acontecimientos, unen a los seres. Es en el contacto y nunca en el ADN donde se encuentra la acreditación de tan magnífico don. Los apellidos sirven exclusivamente para los papeles y el corazón no entiende de papeles. Ágata era el resultado del amor entre Susana e Iván, nunca una posesión la niña indefensa de apenas unas horas. Iván lo tenía claro. Cuando llegaron las primeras visitas, Iván abandonó la habitación. Subió a la azotea del edificio del hospital. Admiró la ciudad dormida y se fijó en los astros que iluminaban la espesa noche. Pensó largo tiempo en silencio. Y cuando las nubes despejaron la faz de la luna llena pronunció unas palabras en voz alta: “Esta es la declaración de principios de un padre afectado por la incertidumbre del futuro, pero con la voluntad del criterio objetivo y la fuerza en el proceder, para corresponder a este hecho como merece, consciente que un hijo es una responsabilidad. Un hijo es un compromiso. Un hijo es un verdadero placer. Este evento es una gran satisfacción para mí, pero, asimismo, es un reto, y por esto es una inmejorable oportunidad. No voy a defraudarla a ella. No voy a defraudarme a mí mismo. Y por todo, digo, aquí, delante de vosotras eternas estrellas que... voy a sentirme sensible, afectuoso, y paciente con mi hija. Seré un padre recto, aunque cariñoso. Autoritario en lo preciso, duro ante la adversidad, pero ante todo siempre seré su amigo. Permitiré su justa libertad. Ágata crecerá sana emocionalmente y limpia a nivel moral. Jugaré con ella y la haré reír mucho sin descuidar las obligaciones que se me atribuyen, además de la necesidad de aportar estabilidad a nuestro hogar. Prometo que no faltarán los ingresos económicos para obtener una cómoda posición. Nuestro 239 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. futuro estará plagado de sorpresas. Garantizo fidelidad. Intentaré facilitarte el camino en lo posible, hija... Te quiero Ágata”. Y volvió a sumirse en un largo y profundo silencio perdiendo la vista en la densa oscuridad. * * * * Desde el feliz acontecimiento, poco a poco había ido aparcando hasta congelar el proyecto aceptando realizar cursos más convencionales de manera esporádica. El marketing y las ventas tenían mejor salida y se ofreció para impartirlos en la Generalidad de Cataluña y su sección de Formación Ocupacional. Aquello puso a Iván de nuevo en contacto con el mundo real a nivel laboral. Aceptó el encargo de un bufete de abogados para seleccionar dos secretarias de dirección. Nunca sabría que fue Oscar quien lo recomendó para aquella entrevista. Si una persona sabía que no quería que a la pequeña Ágata le faltara nada y que exigía lo mejor para la familia constituida con broche de oro desde su llegada, sin duda era su buen amigo a quien le había confesado Iván en su última conversación “Sólo me queda el hueso del jamón de Jabugo Oscar. He abierto la última botella de vino de reserva... yo, acostumbrado a ganar mi buen dinero y a vivir con toda clase de lujos y caprichos, ¿te imaginas?”. Iván comenzó a relacionarse con distintos bufetes. Dado que el colectivo jurista no podía realizar publicidad ni campañas de promoción, como el mejor comercial, Iván les hacía de puente a la caza de clientes potenciales. Gracias a su versatilidad, pronto empezó a asesorar sobre patrimonios y herencias, Cash Flow Provisional y posibilidades de negocio en el extranjero, actividades todas que dieron sus frutos tangibles enseguida porque el dinero está en el dinero y el dinero no duerme, se mueve continuamente. Lo sabía Iván. Y proporcionaba al bufete la posibilidad de realizar auditorias y expedientes de regulación de empleo y suspensiones de pago, por lo que los asociados de los letrados estaban encantados con él. Tenían más clientes de los que podían atender. Iván los había desbordado en poco tiempo. Y no les molestó que se hiciera con algún cliente. Decía a menudo “Para que yo gane otro no tiene porque perder forzosamente, la ganancia puede ser mutua”. Y con esta clave a modo de contraseña avisaba que había recibido un nuevo encargo profesional de un cliente del bufete con el que se relacionaba ya no como mero enlace o intermediario. Iván aprovechaba la información astutamente. Al tener trato directo con la dirección de las empresas donde formaba entorno a la animación y conducción de equipos comerciales confeccionando campañas de telemarqueting y acciones puntuales de promoción de productos, durante su estancia indagaba sobre las carencias de la compañía que visitaba descubriendo las necesidades reales para plantear una propuesta de trabajo coherente y viable una vez finalizado el curso. Y como el grado de satisfacción de los asistentes acostumbraba a ser alto, nunca nadie puso pegas y un trabajo le proporcionaba otro y otro y se acercaba la recuperación del bache. Pero cuando un importante cliente del antiguo despacho de su buen amigo le pidió que liquidara una de sus empresas y le tramitara una serie de subvenciones y ayudas económicas, al ser un asunto delicado y complejo que le exigiría un par de meses trabajando en exclusiva, Iván no tardó en pasar de asesor empresarial y formador autónomo a conferirse ante notario como el administrador 240 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. único de la sociedad anónima Royel Consultores con representantes fiduciarios a favor de dos de los abogados titulares del bufete que lo reintegró definitivamente al mundo laboral. Le regalaron un precioso maletín negro. No podían dejar que aquel asunto se les escapara de las manos. Ni tampoco que un elemento como Iván permaneciera fuera del círculo de mando. Le querían en el centro. Y le dejaron plena libertad de movimientos reactivando la dormida entidad que tenían en un cajón. Aquella consultora descansaría en la espalda de Iván porque únicamente él tenía el absoluto control de la entidad mercantil, como debía ser, sólo entonces aceptó. Y sus vicisitudes dejaron de existir. Y volvieron los caprichos al ático de la avenida Diagonal para colmar a sus dos mujeres. Debido a la delicada coyuntura en todo el territorio español, la compañía se centró básicamente en tramitar quiebras y preparar salidas paralelas a los empresarios con dificultades, protegiendo sus patrimonios personales y negociando con entidades financieras. Ya no había demandas de diagnosis o planificación contable, y mucho menos peticiones sobre estrategias para el control de la gestión directiva. Los clientes solicitaban la creación de empresas fantasma en paraísos fiscales. El cobro de morosos de guante blanco había proliferado de una manera significativa. Mucha gente no pagaba, no porque no pudieran, sino porque no querían escondiéndose en hipócritas tretas administrativas. En esa época en España se perdió el miedo a no pagar y casi nadie pagaba. A Iván no le gustaba su trabajo, pero se llenaba los bolsillos y esperaba con ilusión los primeros balbuceos de la niña Olímpica. Tan sólo los viajes a Londres, Roma o a las islas Caimán hacían su trabajo más ameno. Romper con la monotonía aunque solamente fuera para coger el avión y volver al día siguiente era una perfecta válvula de escape que otorgaba a su desagradable trabajo una distinción. Coordinaba un vasto séquito de profesionales externos especialistas cada uno en su campo. A veces, en la sala de juntas se reunían hasta veinte personas. Y los viernes por la mañana, día de pago, Iván llegaba para firmar cincuenta cheques en veinte minutos. ¡Una maratón! Adquirió acciones de Royel. Y pasó a ostentar la condición de socio. Sin embargo, Iván sabía que el verdadero futuro no estaba ahí sino en manos de las personas y empresas que concentraran sus esfuerzos en una formación con vistas al Mercado Único Europeo, con vistas a la necesidad de intercalar en el aprendizaje los tan imprescindibles talentos humanos en una era excesivamente tecnológica y tan lamentablemente deshumanizada porque la formación, es el factor más importante que determina el progreso de un país, y España, tenía un gran retraso en este campo olvidando el gran capital de que dispone ya que es el individuo y su capacidad para actuar y desarrollarse el mejor recurso a potenciar “Mucho más interesante que cualquier otro recurso natural” pensaba Iván “Ahí reside la clave del éxito del progreso” le contaba más a menudo de lo que su secretaria de nariz interminable y nimias orejas quería pero oía cada palabra del jefe con suma cortesía “A mi me hubiera gustado crear un centro de formación revolucionario en este apasionante campo porque cuando empezamos a ser adultos, no podemos abandonar nuestra educación si no que es entonces cuando debemos orientarnos hacia un proceso de superación permanente”. Pero repetía tantas veces lo mismo que aquella mujer de veintisiete años con dos carreras y tres idiomas hablados y escritos ya no le hacía caso. Iván se percató que la fatigaba. Pero era la única manera de no darle del todo carpetazo al proyecto. Existía en su corazón tanto como existía su hija. Quería mantenerlo vivo sin olvidarlo volviendo a él aunque tan sólo fuera de vez en cuando. Y la labor 241 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. desarrollada en su empresa, además de hacerles trabajar de manera eficaz y productiva, consistía en centrar indirectamente la atención de sus colaboradores y empleados permitiendo con extrañas solicitudes potenciar sus habilidades particulares para que ellos pudieran redescubrirse, ¿suena insólito? Pues gracias a la sutil insistencia, despertaba el interés sobre cualidades que claramente se desprendían de esas personas. Y alentándolas a indagar, recuperaban la confianza en aspectos de sus vidas que habían aparcado con el tiempo, durmiendo sus sentidos hasta oxidar sus destrezas desbaratando su potencial de no ser por Iván. Su manera de proceder evitó conflictos internos en el rápido crecimiento de Royel Consultores. Implantó una buena dosis de cooperación y mucha solidaridad entre la gente que frecuentaba las oficinas suavizando los enfrentamientos, reduciendo el estrés y manteniendo un clima positivo de trabajo. Supo como administrar el talento innato del equipo exprimiendo su energía personal, alcanzando exigentes objetivos que trazaba con su firme y valiente puño en la pizarra de la sala de juntas. Diestro en la estrategia. Exquisito en su forma. Iván se imponía. Una vez más, desafió al medio para jugar con la dificultad y sucumbir ante los retos. Dirigió la lealtad del profesional que era en la nueva profesión y no al entramado organizacional que lo albergaba en ese período de su vida. Iván sabía que no le iba a faltar el sustento, pues quién trabaja, antes o después obtiene resultados y quién lo hace bien obtiene resultados ventajosos. Y considerándose un empresario individual que vende sus conocimientos y su capacidad, dispuesto a emplear su peculiar técnica en la resolución de conflictos con los medios que proporcionaba la organización, coordinaba grupos temporales de trabajo creados exclusivamente para tareas concretas. Se había convertido en un prestigioso consultor, en un “asociado” de los abogados cuando adquirió las acciones dejando de ser un subordinado. Ser asociado implicaba una relación de igualdad. Y de ahí le gustó siempre partir a Iván. Hizo un nuevo movimiento en su dilatada trayectoria laboral porque le interesaba el asunto y estaba comprometido con la carrera de experimentar cada vez más en busca de su realización. Por eso buceó incluso dentro del entramado de abogados y fiduciarios. Porque en el mercado laboral las personas pertenecientes a una organización temen el riesgo, pero Iván era un ser dispuesto a arriesgarse coqueteando con el fracaso de buen grado convencido de que en una sociedad opulenta y cambiante incluso el fracaso es transitorio. También buscó fuera de la organización posición y adaptación, movilidad, en vez de una casilla determinada. Y una vez hecho pasaba a otra cosa; de casilla en casilla acostumbrado a pasar de una casilla a la otra y tiro por que me toca motivado al cien por cien por él. No se dedicaba como cualquier otro empleado de una empresa a resolver problemas rutinarios de acuerdo con las reglas definidas evitando toda manifestación de creatividad, Iván se enfrentaba con obstáculos que lo impulsaran a innovar, de lo contrario, la tarea perdía aliciente. Por esto en su trabajo en el concesionario IBM se había aburrido tanto, porque todo era demasiado estático una vez lo había organizado y el sistema funcionaba solo. Entonces se consideraba que ya no era imprescindible. Todo resultaba demasiado predecible y él, curiosamente, precisaba de cierta inestabilidad plagada de ambigüedad porque en cierto sentido era liberadora para un ser de las 242 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. características de Iván que necesitaba la emoción del desafío y una incertidumbre no exenta de responsabilidad y eficacia. Decidido a no subordinar su propia individualidad al “juego del equipo” porque el equipo de trabajo asimismo sería efímero dependiendo de cada proyecto, los montaba y desmontaba según las exigencias del guión. Subordinó su identidad durante un tiempo previamente determinado y definido por él. Iván pertenecía a un grupo muy peculiar de gente. Gente de paso. Un tanto irreal. Un poco ficticia. Pero un individuo que ejercía un importante papel en la vida de todas las personas con las que se relacionaba, proporcionando modelos de comportamiento, representando en interés de quienes no consiguen hacerlo papeles y situaciones de las que el conjunto extrae consecuencias y enseñanzas para sus propias vidas. Y conciente o inconscientemente, todos los que a su alrededor se remolinaban sacaban importantes lecciones de sus actividades, beneficiándose de sus triunfos y tribulaciones porque permitían ensayar diversos personajes y estilos de vida sin sufrir directamente las consecuencias que podrían acarrear tales experimentos en la vida real. El paso acelerado de este tipo de transeúntes de la vida activa, sólo puede contribuir a la inestabilidad de los tipos de personalidad entre muchas personas reales a quienes resulta difícil encontrar un estilo de vida adecuado. Iván, no sólo era una excusa para no realizar algo, también era la evidencia que valía la pena intentarlo. Cada mañana se sentía sonriente, alegre, feliz. Era atento, agradable y amable con todas las personas que se cruzaba, interesándose sinceramente por ellas. Ayudándolas en lo posible. Respetándolas siempre, tanto a ellas, como a sus ideas y principios. Seguía viviendo intensamente y aunque quería hacerlo de una manera sencilla y colmada por la humildad, no lo conseguía. La avalancha de sucesos e historias que pasaban por su mesa complicaron cada vez más su existencia. Continuaba con un elevado grado de la honestidad ganada en su encierro voluntario y reconocía que el trabajo lo desbordaba. Quería hacer demasiadas cosas al mismo tiempo y no podía estar presente en la firma del acuerdo con el comité de personal de una fábrica que debía cerrase por causa de fuerza mayor en Tarragona, en la negociación de un importante crédito hipotecario de un complejo de hoteles en Mallorca que de no obtener una condonación de los intereses por la demora no podrían funcionar el próximo verano. Y comenzó a delegar depositando la confianza en tres consultores solventes que llevaban más de seis meses con él. Aunque Iván aborrecía el sistema piramidal porque le alejaba del personal base de la empresa que consideraba fundamental para el crecimiento, Ágata pronto exigiría más atención al empezar a andar y queriendo correr tras ella para mostrarle como subir y bajar escaleras o correr tras un balón, se descargó de ciertas obligaciones. Iván quería estar con su hija y no quería reducir esos espacios necesarios para ambos. Quería cambiarle los pañales, bañarla, ponerle delicadamente la cucharía en su boca instándola a ponerse guapa para papá y también admirar como su amada y dulce esposa le daba el pecho a medio día o a media tarde. En su mesa del despacho tenía una fotografía de su esposa embarazada que contrastaba con otra de la época en que se conocieron, de un volumen más reducido, pero la belleza maternal que reflejaba no podía compararse y él no quería olvidarla. Susana estaba espléndida y al mirarla despertaba 243 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. ternura guapa como estaba por las dos. A su lado una fotografía de Ágata con sus primeras muecas completaba la exposición. Pero apenas tenía un minuto para deleitarse con la visión. La debilidad de Iván y su aptitud menos desarrollada era sin duda la resolución de problemas numéricos de forma rápida y acertada. Su capacidad para comprender y razonar material cuantitativo era absolutamente nefasta. Desde pequeño tuvo dificultades para sumar restar o multiplicar sin una máquina a su lado. Las calculadoras solventaban los inconvenientes pero temblaba ante un balance, por eso uno de sus más estrechos colaboradores era la auditora titular del bufete, una mujer de veintinueve años de rostro permanentemente crispado que confundía las cosas. Separada y sin hijos, lo perseguía pensando que utilizaba esta infantil excusa para tenerla cerca y verla más a menudo que a los demás colaboradores de Royel. Susana conocía el hecho. Iván no se lo había ocultado. Le había pedido su opinión de mujer buscando soluciones a una relación profesional que se adulteraba y pronto derivaría en un encontronazo. Conforme pasaban los meses, a medida que se acercó el verano, vestía más extremada los días que sabía lo vería a solas, y al anochecer, le pedía que por favor la acompañara a su casa provocándolo con su corta falda en el automóvil. Y al llegar a la puerta del edificio, porque insistía que la escoltara por temor a un asalto, lo invitaba a subir a tomar una copa para "relajarse" decía ella. Iván intentaba llevar alguna persona más en su automóvil optando a dejarla primero a ella, interponiendo así un escudo humano que le salvara de decirle una verdad que la hiriera. En absoluto ejercía la muestra afectuosa del galán, pero la calidez en el trato de Iván permanecía y bien podía mal interpretarse. En una ocasión en su automóvil, con el pretexto de que algo le había entrado en el ojo, tuvo a Iván muy cerca, y, mientras le soplaba para hacer saltar alguna pestaña que dijo tenía en el ojo, acariciándole las manos le confesó su deseo irresistible de besarlo. Otro de esos viernes “infernales” en que no podía librarse de la auditora sin tener que ser desagradable y mostrarse como un estúpido engreído! Pero en esta ocasión Iván no se apartó. Dejó que lo hiciera. Aunque no la correspondió. Se quedó frío como el hielo y tan inerte como un muerto; pasivo como un tronco seco y ante tal vejación, ella se retiró de inmediato para escuchar sorprendida “Soy homosexual, no es culpa tuya, no siento nada con las mujeres”. Nunca más se habló de aquel suceso. No hicieron falta más palabras. Sin embargo, ella se mostró desde entonces recelosa y esquiva. Iván le dispensó el mismo trato que hasta el beso no correspondido y todo se olvidó sin alterar el rendimiento ni repercutir negativamente en el trabajo. Cabría destacar como más relevante y mejor desarrollada, la capacidad mental de Iván para resolver cuestiones de tipo lógico, mediante el análisis y la síntesis; algo que se le daba muy bien a su buen amigo Oscar. Su habilidad para conceptualizar y aplicar el razonamiento de forma sistemática a problemas y situaciones nuevas desconcertaba a las mentes cuadradas que en gran número se diseminaban por la oficina de Royel a la que habían adherido un local en traspaso acondicionándolo para las reuniones debido al aumento de personal. Esta agilidad abstracta para prever y planificar con una expansiva imaginación que captaba y retenía en la memoria, le permitía a Iván percibir con precisión, analizar los asuntos como si fueran objetos tridimensionales que hacía mover en el aire, nunca una cosa plana y rígida de una sola cara, sino algo con una concepción espacial que manipulaba mentalmente. Formas y medidas danzaban 244 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. en movimiento bajo su única comprensión. Y tras una larga disertación donde nadie había comprendido nada de nada, pero nada en absoluto, bajo la señalización de su palabra: “Conclusión”, reducía a una breve frase todo aquello que había estado explicándose a sí mismo en voz alta delante de sus clientes o colaboradores hasta resumirlo en un concepto claro, directo, que pudieran asimilar con rapidez. Pero sobre todo, un concepto sencillo y muy breve “Lo bueno si es breve es dos veces bueno” solía decirles a sus colaboradores cuando presentaban largos informes. Gruesos dossiers que no se podían digerir por su tamaño y extensión “Queréis sorprender al cliente o solucionarle los problemas” comentaba con una sonrisa cada vez que le entregaban un ejemplar para que le diera el visto bueno. Iván reaccionaba con dinamismo y acierto delante de cualquier situación por complicada que fuera. Era un hombre que se crecía con la dificultad y bajo presiones y tensas complicaciones nunca se dejaba amilanar. Cuando lo normal era que las personas se recogieran refugiándose detrás de la mesa del despacho, él saltaba por encima para luchar y ganar. Su vida interior era muy rica, pero era tan sólo para él. Ni siquiera Susana tenía acceso y no porque Iván no quisiera, sino porque llegado ese punto, se distanciaban. Y eso era lo último que Iván quería que pasara. No se abría ni compartía su verdadera intimidad porque era materia delicada y además estaba Ágata, motivo suficiente para coincidir y profundizar. Y ya se lo había advertido Susana –No podré estar por ti y nuestro hijo-. No es lo mismo dos que tres. Cuando Ágata rompía la noche con su llanto de niña frágil, Iván abría los ojos inmediatamente. Le gustaba acunarla, pero prefería tomarla en brazos y con suaves movimientos, balancearse lentamente primero hacia delante y después hacia atrás. “Tranquila cariño” le decía a Susana cuando se levantaba presuroso “Me voy a bailar con mi hija” y Susana, agotada de estar todo el día con la pequeña se daba media vuelta en la cama. Un pie delante y otro detrás. Papá Iván disfrutaba con aquella peculiar danza y desde el comedor, al haber dejado la puerta entreabierta, podía ver a su esposa plácidamente descansar abrazada a la almohada. La tenue luz de la mesilla de noche alumbraba a una admirable mujer. En el recuperado silencio de la noche y en la quietud de su hogar encontraba el premio a su esfuerzo. Se regocijaba por su enorme fortuna. Llegaba cansado a casa pero en cuanto veía a su adorada hija agitar los bracitos hacía él con una radiante sonrisa se volvía tan fuerte como al toro que acaban de soltar en el ruedo. Nada importaba entonces sino era Ágata. Todo se desvanecía detrás de la puerta ahogándose el mundo en la calle. Susana atendía a la pequeña con mucho amor a lo largo de toda la jornada. Madre entregada a su causa, añoraba a su propia madre. Al contemplar a su hija se llenaba de felicidad. En Ágata notaba rasgos de Iván, en particular sus largas pestañas que le conferían a su carita un toque muy especial. El espeso y fuerte cabello pertenecía a Susana. Susana no echaba en falta su actividad laboral. Vivía esperando la llegada de su amado atendiendo el amplio ático y cambiando la decoración; ahora moviendo un mueble, ahora cambiando las cortinas, el juego de toallas o la vajilla. Susana era muy inquieta con las cosas domésticas y no le gustaban las empleadas del hogar. Prefería hacer ella misma la limpieza sin dejar de atender a su hija. Así alejaba la depresión posparto que suele arruinar la vida de muchas mujeres primerizas. 245 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Iván le cantaba a su piedra preciosa. No eran canciones de cuna. Se trataba del mismo idioma ininteligible muy parecido al inglés que sonó el en autocar durante los viajes a Le Bon Soleil. Él sabía lo que decía la letra, probablemente Ágata también, pero cualquier otra persona que la escuchara sería incapaz de descifrar el mensaje de la canción. Una canción de melodía suave que acariciaba por dentro ambos corazones conectándolos. Parecía un canto espiritual negro. Le imprimía toda su alma. Y cuando Ágata le oía quedaba paralizada. Se le abrían sus grandes ojos y atendía con inusitada concentración sin parpadear. Alguna vez su manita intentaba cogerle la nariz cuando se acercaba para besarla. Entre estrofa y estrofa Iván silenciaba su voz, entonces, Ágata agitaba los brazos y los pies como si reclamara alegre y eléctrica una estrofa más. Reconocía el tono profundo del padre satisfecho que llega desde el alma para encontrar a una niña sedienta de amor. Y de eso trataba la canción, de amor, del gran amor que le procesaba. Nada más los dos conocían cada palabra que definía lo indefinible en el automóvil mientras esperaban que mamá Susana comprara el pan, en su habitación mientras mamá Susana preparaba la cena, en el comedor mientras mamá Susana planchaba sus camisas de papá. Iván cantaba a su hija Ágata prendiendo un corazón en el otro, enlazando una alma con otra. Habían convenido al poco de casarse que Susana dejaría de trabajar para ser una madre paciente y entregada. No se perdería un solo minuto del crecimiento de Ágata, quería verla y abrazarla a cada paso, en cada etapa, pero la situación le causaba respeto por temor a no hacerlo suficientemente bien. Iván intuía que Susana necesitaba estar cerca de su madre. En su condición de madre, necesitaba que le mostrara cuales eran las tareas, los mejores cuidados, necesitaba sus consejos, la ayuda y experiencia de su madre le eran necesarias. Seguía siendo un ser decidido y audaz y una mañana recién levantado en seguida de brincar de la cama le propuso cambiar de residencia antes de lavarse la cara. La invitó a encontrar una mejor calidad de vida en alguna parte de la emblemática Costa Brava. Y se trasladaron a una vivienda que denominaron La Mimosa cerca de donde vivían sus padres justo antes de que Ágata cumpliera su primer aniversario; tres generaciones juntas. El traslado fue incómodo porque a Susana le gustaba mandar en su casa. Su hogar era su mundo. Y ella quería dirigirlo como diosa, pero pendiente de la niña, al no desprenderse de Ágata un instante quedaba impedida para la faena del traslado. Así cedió a los deseos de su marido que organizó la mudanza a través de una empresa seria que le debía un favor por sus servicios profesionales. Iván había puesto un mes antes en conocimiento de sus socios la decisión de marcharse vendiendo sus acciones de Royel Consultores unos días antes de proponérselo a Susana. Iván tampoco quería perderse la evolución de su hija. Los primeros años son determinantes. Es cuando acontecen los enigmas del ser humano. Antes de partir a la Costa Brava definitivamente, Iván reunió en la sala de juntas a todo el personal. La empresa quedó paralizada a media mañana antes del almuerzo. No se atendían llamadas telefónicas. La recepcionista de piernas cortas y pies pequeños conectó el indicador de saturación de líneas y bloqueó la puerta de entrada a las oficinas con una nota que advertía la imposibilidad de atender visitas por causa de fuerza mayor. Ella fue la última en llegar al lugar de la cita. Allí estaban todos los empleados de la firma que sin excepción había contratado personalmente Iván y a los que 246 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. había tratado como el más meticuloso de los relojeros atendiendo a cada una de las piezas y artilugios como requerían cada uno y con distinción. Esperaban treinta y nueve personas. Entró su mecenas con la peculiar sonrisa pero sin su característico maletín negro. Estaba de muy buen humor. Y con su tono optimista rogó silenciaran el hilo musical. Entonces, mirando brevemente uno a uno a los presentes dijo “Si os llegan estas palabras a cada uno como espero... ninguno de vosotros notará mi ausencia”. Comprendieron que la convocatoria era una despedida. La única que lo sabía de antemano era su secretaria personal que se encargó de avisar a todas las personas vinculadas con el trabajo de coordinación general que Iván realizaba. Acostumbraba a grabar ciertas conversaciones en aquella sala. Pulsó el botón del aparato que se ocultaba detrás de la cortina a fin de retener no sólo sus palabras, sino la voz del hombre que ella calificaba como el mejor jefe que había tenido nunca –Alguien insustituible- hubiera dicho de haber sido preguntada. Y esto es lo que quedó registrado en el magnetófono: "Sed conscientes de la injusticia. No os conforméis. Rebelaros. Negociad en nombre de otros pero con su pleno consentimiento y autorización. Sois los interlocutores del propósito que requiere de un trabajo duro para el cual el cliente no está preparado, porque se encuentra turbado y aprisionado. Coraje. Tenacidad. Resistencia. Apoyaros en el grupo, pero no os refugiéis en el grupo. Subid el listón un poco más alto a medida que avancéis. Decisión. Conforme se crece y uno se hace grande se vuelve más fuerte. No olvidéis vuestros inicios. Recordad quién os ayudó. Fidelidad a la idea y devoción por ese proyecto que genera. Pero para aceptar el reto hay que enfrentarse con garantías de ganar. No empecéis lo que no podáis terminar. ¡Luchad! Luchar es una buena forma de aprender, pero antes de luchar, preguntaros: ¿quiero? ¿puedo? ¿debo? Y luego, analizad los parámetros de tiempo dinero y satisfacción". Este había sido su manifiesto que en más de una ocasión resonaría en la empresa por la vitalidad de su exposición y la sinceridad del tono que le imprimió Iván. Sus pausas para conseguir un mayor relieve de las palabras conferían vigor a su mensaje. Ninguna de aquellas personas volvió a saber de Iván. Pero ninguno olvidaría la época que trabajaron con él, porque Iván, más que una persona era una experiencia vital. Y había dejado algo más en un papel manuscrito que su leal secretaria con toda su interminable nariz sin ápice de complejo de Pinocho mandó enmarcar para colgarlo en la pared de la sala de espera donde estaba el enorme jarrón chino y la alfombra en tonos azules de manera que el visitante se entretuviera con algo más que revistas. Decía así: “Si piensas que estás vencido, lo estás. Si piensas que no te atreverás, no lo harás. Y si piensas que perderás, ya estás perdido amigo mío”. Iván sabía que en el mundo se encuentra éxito cuando se utiliza la voluntad. Él pensaba a lo grande y los hechos maduraban a su alrededor. Pensar en pequeño era quedar atrás, atrapado. Muchas eran las carreras que se perdían antes de haberse corrido. Para los cobardes de espíritu que fracasaban antes de haber iniciado el camino, Iván redactó estas palabras: “Piensa que puedes y podrás, él éxito radica en tu estado de ánimo, en tu propia concepción interior”. Sabía que era un hombre aventajado por la simple resolución del acto, la compresión de su ánimo y la disposición firme claramente intencionada hacia su meta, el fin, aquello que daba sentido a su vida. Su voluntad era pura energía en movimiento, un caudal inagotable de fuerza. Si no hubiera estado seguro de sí mismo jamás hubiera intentado ganar un premio. Pero ese premio, en realidad, 247 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. era entender lo oculto de su certeza, la veracidad de su formula, ese era el verdadero regalo más que el objeto. Iván se elevaba. Había triunfado. Y se había embolsado mucho dinero legítimamente. Desde el recuerdo acudió la puerta que se abrió para que volaran por los aires infinidad de billetes que se escondieron en los rincones más insospechados después que su padre levantara la mano. Pero Iván controló con el freno su vida. Había tomado deprisa las curvas, a toda velocidad las rectas, a toda potencia las cuestas sin evadirse en descontrol durante las bajadas al pozo buscando el inicio del horizonte, la presencia de otros lugares, la existencia de otros lenguajes, otras sensaciones inalcanzables con bicicleta. La batalla de la existencia humana no siempre la gana el hombre más poderoso, porque tarde o temprano el hombre que gana más es aquél que además crece por dentro. Se había colmado su ambición, la promesa de sustento que albergó su impulso inicial estaba saciada y pronto reflexionaría Iván sobre el verdadero sentido del beneficio de la vida. Un día no muy lejano, obligado por las circunstancias que él mismo creará, examinará detenidamente la existencia que lleva para averiguar si lo que necesita para alcanzar el bienestar y la paz interior es riqueza y posesiones o por el contrario, dominio de sí mismo y desarrollo de la propia voluntad. Cada vez está más cerca del combate íntimo que tantas veces aplaza. Y tan singular acontecimiento golpeará fuertemente su alma desde el lado que no se ve. En tiempos de buena suerte, el cielo nos insta a la vigilancia para evitar que el éxito se suba a la cabeza para obrar temerariamente como un conde. Iván disfrutaba de esos momentos de regocijo y no olvidaba compartirlos con los suyos. Pero la frustración aparece siempre en el plano material. Constantemente alerta, no se abandonaba. Pero esa situación de triunfo era confusa y ambigua y del todo relativa. Iba a tener que ponerse en su lado sombrío donde hay oscuridad para descubrir su razón última y así, como una rama preñada de fruta, los dolores del parto terminarán volviendo a su genuina esencia individual que en verdad tanto desconoce. ¡Vivir permanentemente fuera de sí no es vivir! * * * * Como no podía ser de otra manera, Iván había situando el domicilio de la nueva vivienda en la mejor área posible. La nueva residencia llamada La Mimosa tenía tres plantas. Susana e Iván pensaron que la vivienda situada en el extremo privilegiado de una pequeña comunidad de veinte casas que habitaban matrimonios jóvenes con hijos entre dos y siete años era un lugar magnífico para que Ágata creciera rodeada de amiguitos. Había una gran piscina. Un parque donde todos se reunían para jugar sin peligros en una zona amplia y privada. Disponían de una gran terraza que Susana pronto vestiría de toda clase de plantas y en la parte alta podía habilitarse un gran despacho. Iván todavía no sabía a qué iba a dedicarse. No conocía las opciones de ese territorio nuevo. Y no tenía prisa. Su reto no era profesional. Tenía como prioridad su paternidad. Y con el dinero recogido por la venta de las acciones de Royel bien podía tomarse un año sabático o dos. 248 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Y amanecían los días con sus balbuceos y al escucharla Iván y Susana luchaban entre sí escaleras abajo para ver quien de los dos se encontraría primero con Ágata. Ambos saltaban del lecho matrimonial para acudir hasta su hija con la rapidez del relámpago porque la niña significaba una razón por la que vivir, un motivo por el cual levantarse cada mañana para sonreír, y es que al despertarse, la pequeña resplandecía luz y armonía y era como un silbido de amor en el amanecer tan sonoro como una explosión de alegría colmada de simpatía. Los primeros ojos que veían el cuerpecito cruzado en la inmensa cama eran premiados con una brillante sonrisa y una mirada feliz de quien expresa el regocijo de reencontrarse con sus progenitores. Entonces, picarona como era Ágata quería jugar. Ocultaba su cabecita detrás del hipopótamo de peluche. Hacía como que no les había visto entrar, esperando que la mano de Iván se transformara en una inquietante araña que la perseguía de arriba abajo y de izquierda a derecha mientras se reía una y otra vez sin parar de moverse de un lado a otro de la gran cama. Se trataba del mejor despertador que nunca antes se haya podido inventar. Decir felicidad era poco. Situaciones similares a ésta eran atesoradas en el nuevo hogar. Nada podía compensar esta clase de momentos maravillosos ni tampoco nada podría sustituirlos. Iván y Susana serían capaces de cualquier cosa por mantenerlos, conservarlos, y protegerlos. ¡Cualquier cosa! El dedo de Ágata señalaba cada mañana lo que quería. Nunca era lo mismo, pero afortunadamente para ella tenía estantes llenos de toda clase de cosas que podía solicitar. Su padre se preocupaba de que no le faltara absolutamente de nada y su madre le procesaba una devoción incansable de un mimo inagotable. No podía haber tenido una niñez mejor que la que tenía. La niña más feliz de la galaxia era el motor de la maquinaria familiar y con su llamada todo empezaba a funcionar llenando de vida y esperanzas el futuro que sazonaba el presente de ilusión. Y la experiencia se repetía cada día ya fuera martes, viernes o domingo. Para Iván y Susana cada jornada era una autentica fiesta en la que ocurrían sorprendentes acontecimientos dignos de saborear. Mientras papá Iván desayunaba tranquilamente en la cocina, mamá Susana aseaba cuidadosamente a la pequeña Ágata un piso más arriba en el amplio baño, repitiéndose el proceso de completo aseo diario que de la mano de una delicada mujer con esmero cubría de afecto y ternura a una piedra preciosa. Culminaba la tarea con un modelito digno de la más linda princesita de todos los cuentos de hadas escritos hasta la fecha. Para entonces, Iván ya estaba sentado en la taza del inodoro sosteniendo entre el pulgar y el índice un taza de café hirviendo admirando la paciencia de Susana para colocarle los pendientes. Justo en el momento de ponerle unos simpáticos lacitos en las coletas y un poco de colonia intervenía él, sentándola en los peldaños de la escalera para abrocharle sus zapatitos. Y como dos enamorados salían a pasear mientras Susana desayunaba y organizaba la casa. Iván dejaba que fuera Ágata quien indicara el camino. Siempre quería complacerla sin malcriarla. Le gustaba ver a otros niños jugar, y era habitual hacer una larga parada en el parque donde se daban cita a esa hora muchas madres, ningún padre a la vista. Ágata no hablaba. Nada más escuchaba. Iván le explicaba todo cuanto sucedía a su alrededor, describiéndole situaciones y ambientes, enseñándole cada día una palabra nueva. Cuando entraban por la puerta de la panadería la gente se giraba a mirarlos, no se sabe si conmovidos por la envidia de la magia de la relación o cautivados por tan tierna imagen. Y obsequiaba la dependienta con un bastón de pan a la pequeña a modo de bienvenida en señal de homenaje a la simpática pareja. Ni la 249 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. sensación de un adolescente al que permiten conducir un Ferrari Testarossa a doscientos ochenta y cinco kilómetros por hora en la autopista hubiera podido definir un solo tramo del arco iris que alumbraba la luz del corazón de Iván. Susana no personificaba únicamente la maternidad y la alegría en su expresión más sutil, era la emotividad a flor de piel. Para Iván, una mujer maravillosa. Irremplazable. Se sentía un hombre afortunado de verdad, un marido satisfecho y un padre agradecido. Y cubría las necesidades básicas de sus dos mujeres y algún que otro capricho. Los tres, aunque cada uno a su manera, profundizaban en el gran misterio que es la vida. Existía entre ellos la libertad imprescindible para ser individuos independientes, amándose con gran intensidad, pero permitiendo que el espacio bailase entre sus continuos abrazos. Nunca hicieron del amor algo cerrado y aprisionado o acabado. Iván había aprendido de las cuerdas del violonchelo de su abuelo que aun estando juntas en el instrumento, al mismo tiempo permanecen separadas y sin embargo, la separación no dificulta el sonido de la música. Y esta melodía es el canto de la verdadera unión entre seres amados. Iván ofreció desde un principio su corazón incondicional, pero nunca para que se adueñaran de él intentando esclavizarle. Ahora eran tres. Tres pilares que sostienen el templo de una familia forjada a fuego lento en el amor. El pilar del centro era Ágata, el anhelo de la vida que desea perpetuarse y aun estando flanqueada por Susana e Iván, a ninguno de ellos pertenecía más que a sí misma. Podían darle todo su amor, pero jamás intentarían inculcarle sus pensamientos. No tratarían de hacerla como ellos. Nunca procurarían que se pareciera a ellos. Ambos comprendían bien que la verdadera libertad no es ni un logro ni tampoco una meta que debe perseguirse si no el sinónimo más diligente en la ley de la naturaleza. Pretendían los dos que Ágata se elevara por encima de sus días y sus noches desde el amanecer de su niñez. En su frente llevaba escrito un sueño, el de entregarse, un día, desnuda al viento para fundirse con el sol. Ágata confiaba en ese sueño porque en el se escondía su camino al infinito. Un día dejaría de respirar para expandirse y buscar la eternidad. * * * * 250 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Los desenterraban para colgarlos en las paredes del nido porque los orgasmos varían de acuerdo al modo de convocarlos, y ambos, sumidos en el permanente romance explotaban de emoción. La intensidad del clímax varía en función del grado de confianza mutua en la pareja que en el caso de Ana y Oscar estaba exaltado, encumbrado por cuanto acontecía porque todo tenía su efecto en las mil sensaciones perfectas. El nivel de energía de las partes era majestuoso ¡hasta salírseles el corazón! Y no existía la fatiga de los cuerpos ni la indisposición. Pero atención porque alguien diminuto y traslúcido ya estaba observando. Había entrega constante. Proximidad. ¿Y un intruso? La diversidad de juegos previos antes de la copulación en absoluto disminuían. Eran numerosos. Sobretodo la noche en cuestión. La noche que Oscar percibió algo nuevo que palpitaba cerca. Llevaban más de tres años felizmente casados. Ana prometía ser la madre ideal, aunque postergó la maternidad cuando decidieron abortar porque era un mal momento. ¡Egoístas! No les venía bien... Y todavía se asomaron a la papelera para ver su aspecto, ¿no se les encogió el alma? ¿Qué le espera al mundo cuando los padres matan a sus hijos? Durante la luna de miel concibieron el amor a siete grados bajo cero cuando el viento soplaba corpulento y, esa gota de agua cristalina que no se congeló se tornó una vida que frustraron. Oscar, aparentemente el padre ejemplar fue el primero en proponerlo “Tenemos cosas que hacer juntos” afirmó. Se comportó de la misma manera pragmática que Iván pero no se trataba de una cosa una experiencia o una situación ¡se trataba de una vida! Predispuestos asesinos, deseando descendencia como la deseaban, optaron por matar aplazando su llegada y se quedaron tan anchos porque entendieron que un hijo une al matrimonio pero también distancia a la pareja, y aunque un hijo es una alegría y una gran bendición, a ellos les preocupaba que tuvieran que prescindir de esos orgasmos convocados en cualquier parte del dúplex reduciéndolos al recinto de la alcoba sólo cuando el pequeño ya estuviera dormido. Prefirieron esperar un poco más porque después no podrían viajar. Habían realizado un recorrido por China, otro por los Estados Unidos, y querían visitar Canadá y África, sin embargo, se lo impediría porque volvieron a los Alpes Suizos, volvieron a su cabaña de madrera, volvieron a la cama que provocó que la flor de Ana se abriera para mostrar su dulce jugo igual que años atrás. Oscar saboreó su aroma volviendo a tocar su feminidad sin saber que el desliz se convertiría en reiterado encargo que insiste y persiste. 251 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La hizo sentir mujer atravesándola excitado para clamar toda la fuerza de su amor y el cemento blanco cristalizó en el útero de Ana y, sucedió, aun con precauciones aumentaron la familia. ¡Pronto serían tres! Oscar percibió el detalle antes que naciera la misma luz del día y, silencioso observó el retraso de la menstruación y los mareos y los vómitos ocasionales. Las habituales molestias anunciaban la llegada. No compró en la farmacia la prueba del embarazo. La acompañó al laboratorio de análisis clínicos para un examen completo, prueba del VIH-SIDA incluida. Y Ana se llevó la mano a la boca ante el resultado. Parecía que dejaba de respirar con sus ojos que se le saltaban del rostro. Oscar le explicó a la salida del laboratorio clínico “Cuando hubo amenaza de bomba en el edificio de la universidad, mis compañeros y los maestros salieron corriendo tropezando entre ellos por los pasillos, los vi desplomarse por las escaleras mientras la voz de megafonía disimulaba el miedo solicitando que se conservara la calma... recuerdo que señalaba la voz que no valía la pena alterarse pero todos corrían, estudiantes y profesores. Yo era el único que no corría. Y francamente no sabría decirte exactamente porque no corría ni estaba alterado... simplemente percibía... sabía que todo era en realidad una broma pesada. Y me asalta igualmente una certeza... tengo ahora una advertencia para nosotros Ana”. Esta vez decidieron no abortar. Entendieron su deseo de vivir, de ser. Intensas fuerzas de transformación operaron en los dos. No obstante, el logro alcanzado estaba disfrazado, camuflada la enseñanza. Se manifestaría la ironía de la vida. 252 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Una semana más tarde Oscar fue al baño para lavarse las manos. Mientras se las secaba dio un rápido vistazo a su alrededor. Demasiados cosméticos. Se dijo “La cosmética no está exenta de riesgos para la salud”. Ana gastaba mucho dinero en productos de belleza y artículos de tocador y rápidamente pensó “Nada mantiene a uno con un saludable aspecto juvenil sino es una buena dieta, aire fresco, agua limpia y la ausencia de estrés. Llegado este caso la arruga se hace atractiva”. Antes la había estimulado a prepararse ella misma con productos naturales cremas y lociones para el cuidado personal. Le había explicado como hacerlo. Era una buena forma de aprovechar un tiempo para relajarse y distraerse pero pudo más la comodidad y la publicidad. Oscar buscó una caja de cartón y metió todos los cosméticos dentro. Los dejó en el almacén junto a los detergentes, los desinfectantes, y la reserva de más productos de higiene personal. Y al toparse con Ana que llegaba del trabajo dijo: “Evitemos a toda costa los productos químicos artificiales y en vez del ambientador, simplemente... abramos la ventana para que penetre el aire puro y fresco ¿te parece?”. Aquel día Ana asintió aunque luego de hacer el amor le dijo sonriendo -El aire puro y fresco está en el campo pichoncete-. Y fue Oscar quien asintió a su vez. Oscar no entendía porque tantas personas viajan solas en vehículo, ni porque lo utilizan para trayectos cortos que fácilmente pueden hacer a pie, paseando, evitando contribuir al efecto invernadero. Tanta cantidad de automóviles desprenden tal cantidad de dióxido de carbono y otros gases que liberan un calor insoportable para la Tierra que sufre “Los desastrosos efectos secundarios serán mortales para toda forma de vida” pensó ante la inminente llegada de una nueva vida. Recordó como en su etapa estudiantil utilizaba el autobús, y únicamente su automóvil el fin de semana cuando salía al campo para caminar. Hacía amigos durante el trayecto y les hablaba del aire puro con amor en sus labios. Ya entonces iniciaba una tranquila y discreta revolución, aunque sonaba ridículo y pocos lo escuchaban sin reírse si abría la boca. Pero Ana no era alguien de la calle. Ana era su esposa y vivía con Oscar. Cuando Oscar visitó la cocina inmensa del internado y la pequeña del restaurante de la universidad, alentó a las mujeres a utilizar trapos de cocina en vez de rollos de papel con la misma linda frase que años después dirigió a su cocinera al contratarla frente a su redondo cuerpo “Salvemos la Tierra... árboles ríos y toda la vida silvestre del planeta”. De igual forma alentó a su amada Ana. Pero al ver que no accedió a su petición le dijo “Sabes... con cariño recuerdo a mi abuela. Limpiaba toda la casa utilizando un paño de tejido y mucha agua y jabón. Hoy la mayoría de personas utiliza para todo papel higiénico. Pero no es tan higiénico. Algunas servilletas de papel llevan perfumes fungicidas y tintes que son perjudiciales para la salud a pesar de que puedan estar autorizados oficialmente. Los rollos de papel se emplean habitualmente para limpiar cualquier cosa. No hay que lavar. Simplemente se tira. Me exaspera la frivolidad del consumismo de una sociedad que persigue la comodidad a cualquier precio aún cuando atente contra el medio ambiente. Yo no quiero participar. Ni tú deberías hacerlo Ana. Las toallitas sanitarias que una vez utilizadas sueles lanzar sin miramientos al inodoro bloquean los desagües antes de llegar al mar y portan en su viaje variedad de virus y bacterias contaminantes. Nuestro hijo no participará! Por eso te propongo y me comprometo a lavar los pañales si con eso consigo que no compres los desechables y dejes de utilizar los rollos de papel de cocina”. Ana sabía que Oscar cumpliría. Aceptó su sugerencia. Pero a los tres días estaba usando otra vez rollos de papel para limpiar los cristales y ante su mueca le espetó –No puedes cambiar la fuerza de la costumbre- a lo que Oscar 253 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. replicó “Me estás diciendo que no se puede hacer nada... Nada agudiza más los desastres ambiéntales como la creencia de que nada puede hacerse para evitarlos. Cada decisión en cuanto al estilo de vida acertada o equivocada repercutirá aunque parezca insignificante y la consecuencia no pueda apreciarse a simple vista pero ahí está. Muchas personas haciendo pequeñas cosas en muchos lugares al mismo tiempo conseguirán marcar la diferencia”. Ana no pudo más que asentir con la cabeza. Oscar también le habló del impacto electromagnético de la televisión “Contamina en un radio de varios metros” y al advertirle “Más de tres horas diarias afecta a la salud, sobretodo en el dormitorio” y viendo sus intenciones, Ana se negó a sacar la televisión de la alcoba. Oscar seguía practicando diariamente la meditación. Se comprometía a dedicar ciertos períodos de valioso tiempo simplemente a ser. “Meditar significa una cesación total de actividad mental, un estado contemplativo de la iluminación interna más allá de lo manifiesto, más allá de los contrarios, de los opuestos y, más próximo a los complementarios, a la unificación cordial de las diferencias”. Intentó explicarle a Ana que la meditación es un alimento más auténtico que el pan, un descanso más profundo que el sueño, un beso más húmedo que el océano. Ella no lo entendió o no quiso entenderlo. Pero Ana le permitía desaparecer en su habitación sagrada de estilo japonés situada al final del pasillo en la zona interior. Y al igual que años atrás, no hacía falta que se marchara a lo alto de una montaña, simplemente se quedaba en su habitación y escuchaba música suave, aunque ni siquiera hacía falta que la escuchara y solo aguardaba; pero ni siquiera era preciso que aguardara para elevarse porque aprendía a quedarse quieto en silencio a solas con lo sutil de su intimidad. Y el mundo se le ofrecía libremente para que levantara su vuelo. Entonces encontraba paz. Una forma de gozar de la vida que Ana no compartía. Sin embargo, cuando se retiraba de la actividad del habla y de actividades tales como ver televisión, escuchar radio, leer periódicos, porque todo eso generaba turbulencias en su diálogo interior poniendo en peligro ese hueco especial que subyace entre dos pensamientos, Ana lo respetaba. Oscar vivía el silencio como nadie. Guardaba esta actitud de detención durante cuarenta minutos cada día, en ocasiones durante horas. Horas en las que Ana hablaba con la vecina del piso de abajo -Si las personas que a veces tienen ganas de salir corriendo, personas a las que les gustaría dormirse durante una semana entera, personas que quieren escapar, esfumarse, desaparecer, se acercaran a la propuesta de mi esposo... podrían hacerlo. Y ciertamente aquietarían sus ansias hallando paz y sosiego-. A esa conclusión había llegado Ana. La mente de Oscar se rendía, dejaba de dar vueltas y más vueltas porque su cuerpo no le acompañaba ahí donde situaba su alma. Por medio de la meditación aprendió a vivir en lo extenso e inmenso del conocimiento pleno. Oscar descubría la calma para que sus anhelos pudieran manifestarse. Quizás por tal razón percibió el aviso de la llegaba de una sirenita. Pero todavía no sabía que la acometida de la vida estaba por llegar con todo su misterio. Y había sido avisado. Había percibido, aunque incapaz de interpretar. Vivía en su interioridad ajeno a todo lo externo que carecía de importancia y conseguía encontrar la puerta de la Totalidad, durante un rato, pero jamás traspasaba el umbral. Parecía que al contrario de Iván, no llegaría a pisar el camino, a desplegar ese cambio necesario... porque Iván había 254 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. “casi” materializado su mundo interior pero regresó a lo fácil del dinero. Iván se había dejado vencer por el entorno en vez de terminar el trabajo. Había permitido que su voluntad interior se doblegara. Pero pronto se acelerará el desarrollo de ambos amigos. Encontrarán razones para hacer un alto en su trayecto, para detenerse a tomar aire, para descargarse, para reconsiderar los sucesos de su vida tanto como para asumir los nuevos que ya intuyen. Y habrá dificultad, pero el transito por esta etapa dependerá de su actitud. Los dos deberán procurar no sufrir más de lo preciso, más de lo que les corresponde. Decidirse con debilidad interna es errar el tiro, y ambos se alejarán un día de la dicha. Lástima... pero, ¡afortunados ellos! ¿Se engañarán a sí mismos Oscar e Iván? ¿Crearán otros problemas más graves que los que pretenderán resolver? ¿Dónde encontrarán la solución? Hay una antesala maldita que anuncia el cambio para un avance importante en el proceso de cambiarse a sí mismo. Pero sucede en el momento indicado. Y aunque se alineen en un sitio estratégico, ¿sabrán el resultado? El desenlace es una incógnita imposible de predecir o adivinar. En toda existencia humana existe una ocasión que de reconocerse y aprovecharse transforma para siempre el curso de la vida en el mundo. Por lo tanto, aunque los reclame el azar, tendrán que confiar ciegamente en la voluntad del viento para lanzarse sin paracaídas, aún cuando ese instante sagrado exija saltar al abismo con las manos atadas. Es ahí cuando se descubre la potencia del ser humano. Porque las circunstancias no hacen al individuo, lo revelan. Toda tarea de mutación trae consigo mucho trabajo arduo. Los dos tienen que ponerse manos a la obra con suma alegría pero todavía no lo saben. No saben que saben. No hay quién se libre de “la prueba de la vida”. Son situaciones en las que uno no puede ejercer influencia alguna. Hay que descartar toda actividad febril, toda conducta vehemente o frenético impulso de existir. Nada puede hacerse. Y llegado el caso, lo que nos anuncia la situación es un período de espera que debe colmarse de paciencia, de confianza. Y un día no muy lejano el manantial de la vida llenará el cauce del arroyo que conduce las existencias humanas de Oscar e Iván. Cuando la fruta esté madura caerá del árbol. Y aunque la previsión es conveniente, hay aspectos del camino del todo incomprensibles y por lo tanto, imprevisibles. Jamás podrían haberse anticipado a lo que está por venir. Y más que actuar, se les invitará a decidir si participar o no hacerlo. Una vez tomada la decisión, llevarla a cabo apenas requiere esfuerzo alguno pues el universo autoriza, se confabula, y apoya la actuación. Los inconvenientes y el malestar estimulan el crecimiento humano elevándolo a un grado superior indivisible. ¡Toda época difícil es significativa! ... los dos tendrán necesidad de viajar!!! 255 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Extractos de Mi Diario Personal /solo apto para quienes se adentran en la vida del cosmos. PLATAFORMA ON LINE 11 Abril, 1999 Antes de bajarme por última vez del avión he embarcado y desembarcado en Ciudad de México, Guatemala, El Salvador, y mientras pongo los pies en el suelo sé que amaré este país. En lo alto de la torre del aeropuerto un letrero enorme avanza los acontecimientos: "Nicaragua, brazos abiertos". No llevo maletas, así que no tengo que esperar. No hay grandes pasillos que recorrer. Enseguida accedo al control de pasaportes para tropezarme con los stands de los hoteles recomendados. Realizo algunas preguntas a las señoritas de vistosos uniformes. Y mi petición de ayuda es colmada con desmesurado favor, digo desmesurado, porque tanta amabilidad hacia quien reconoce no poder pagar los elevados precios me ha sido del todo incomprensible. Me dedican su tiempo a sabiendas que nada van a obtener de mí, pero además, lo hacen con tal agrado que su trato me confirma la buena estrella de la elección. Este es el país. Es mi momento existencial. Y un impulso incontrolable me hace ir al baño de caballeros donde agarro mi tarjeta de crédito y la hago añicos. Luego me lavo la cara y me mojo el cabello. Si quiero poner mi cuentakilómetros a cero debo hacerlo con lo puesto. No debo refugiarme en la prepotencia del capitalismo. A mi regreso las alegres señoritas siguen consultando diversos anuncios en el periódico teléfono en mano hasta encontrarme una habitación sencilla y económica -En una zona tranquila y segura- dicen. Me ofrecen su encanto. Y no solo un buen servicio. Me ofrecen la mejor atención sin otro interés que no sea el de ayudarme creando un manto protector que refugia al desorientado visitante. Inmejorable bienvenida la mía, sobretodo cuando con la salsa en el tono y su dicharachero caminar, la más chispeante de todas ellas efectúa otra llamada. Habla con su madre. Se ríe, y se ríe cada vez más. Y sin darme cuenta me encuentro en un taxi camino de su casa abriéndome Nicaragua no solamente los brazos, sino también los corazones de su gente. 15 Abril, 1999 Hoy me encuentro en el porche sentado en una mecedora. Hace mucho calor. Me entretengo viendo el deambular de los nicaragüenses. Me complace no tener nada que hacer, ni lugar a donde ir. Soy un hombre sin obligaciones ni compromisos de ninguna clase. Nada me ata a nada. No tengo que rendir cuentas a nadie. He abandonado la partida. Ya no estoy en la lista. Tal vez sea esta la más absoluta expresión de libertad. Sin percibirlo siquiera, han pasado tres horas y sigo aquí sentado en la mecedora del abuelo que la cede con gusto al invitado de su nieta. Y permanezco inmóvil hasta que salto al comprender cual es mi siguiente acto de renuncia. 256 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Al poco rato se me ven las ideas. Me he rapado la cabeza al cero. Cada rizo de mi sedoso cabello yace ahora en el suelo, y mientras lo barren, veo como se aleja mi historia. Una parte de mi se ha desprendido, se marcha lejos. Ha sido barrida. Olvidada. Ahora mi cabeza parece una bola de billar. ¡Me gusta pasarme la palma de la mano por encima de tan suave superficie! 21 Abril, 1999 No sé el por qué, pero la verdad es que no me siento extranjero en este país. Tiene una magia que integra y abraza a aquél que emigra y se exilia porque necesita paz. Yo conocía el significado de la palabra hospitalidad, palabra que a menudo se confunde con educación u obligada cortesía, sin embargo, el trato que me dispensan todos, desde un principio está bañado por el afecto franco. Está sazonado por la sinceridad que se eleva en el vuelo mientras una agradable sonrisa acompaña la melodía del encuentro. Su manera de hablar me lleva por el jardín de las buenas maneras, desnudándome, hasta dejarme en paños menores. En Centro América gustan del dólar, pero aprecian más al ser humano. Y eso es exactamente lo que yo necesito: calor humano. No quiero comprar mi estima a fuerza de arrogancia y plata. La absurda soberbia mata cualquier relación. 27 Abril, 1999 Estoy descubriendo el arte de platicar. Son tertulias que se componen sin licores ni cigarrillos donde todos participan y ni grandes ni pequeños quedan excluidos. Las risas se contagian y el bienestar se materializa en el comportamiento de los presentes. Una sugestiva atmósfera flota en el ambiente. ¡Tengo tanto que aprender! Me han hablado de un lugar de belleza indescriptible donde centenares, miles de años murmuran en silencio. En una era de cataclismos y convulsiones que nos sacuden y despedazan, la isla parece encerrar gran cantidad de insólitas y excepcionales riquezas. Creo que allí puedo practicar la respiración profunda. Será ideal para relajarme y reflexionar. Espacios abiertos. El viento danzando en libertad. La naturaleza en su máximo esplendor. Agua fresca y abundante. Pocas personas y todo el tiempo del mundo para encontrar respuestas; mejor dicho, para acertar en las preguntas que debo hacerme si quiero escuchar mi ser interior, quien no engaña cuando uno está preparado para oír aquello que los labios nunca jamás podrán decir. Pétalo a pétalo voy a desojar mi margarita ahondando, pelando las finas capas de la cebolla que me envuelve y me oprime aunque para ello tenga que llorar. El árbol quedará sin hojas tras esta especial poda. Deben nacer nuevas ramas que apunten en otras direcciones capaces de ofrecer nuevos frutos. Recuperaré mi fragancia. Entonaré mi sinfonía. Y en mis entrañas volverán a instalarse pájaros que entonarán alabanzas de ensueño. Una vez encuentre la semilla, prometo sembrarla y regarla. ¡Regalarla cada día! 257 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. 29 Abril, 1999 Me levanto temprano al ritmo de Managua. Son las cinco. No se me hace raro empezar a esta hora del día. Desayuno con la familia que de muy buen humor se hacen bromas unos a otros escondidos en las risas, entrelazándose todos ellos en las sublimes carcajadas que resuenan como eco bajo mi piel. Su jornada laboral inicia a las siete. Unos irán al hotel, otros al aeropuerto, el resto a las tiendas de las galerías del centro comercial, y yo, voy a salir a pasear. Quiero impregnarme de este pueblo. Quiero absorber sus inquietudes. Quiero conocer sus intenciones. Y dejo que las calles fijen el rumbo mientras camino sin tener que tropezarme con individuos agobiados que corren porque llegan tarde a una cita. En Managua apenas hay tráfico y la ausencia de semáforos evita las grandes colas de automóviles parados que al estar en permanente movimiento proporcionan una sensación de libertad placentera. Es una de las pocas capitales donde pueden verse a los caballos pastando en medio de la ciudad y por la noche se escucha el cantar de los grillos. Puedo ver el cielo sin tener que levantar la mirada porque aquí no construyen a lo alto. Un airecito fresco me hace llegar un pensamiento: convencerme a mí. Me duele la cabeza y de nuevo llegan estas palabras: tengo que convencerme a mí mismo, a nadie más debo convencer más que a mí mismo. Tengo hambre. Y mi hambre es la de los países del Norte. En el tercer mundo hay una sola clase de hambre, la necesidad de alimentos, ropas y cuidados médicos, sin embargo en los países avanzados existe un hambre permanente de plenitud que las posesiones o la fama no pueden aplacar. Mi caso no debe ser aislado. Otras personas sufren esta innegable necesidad de alegría, de que esta alegría no sea pasajera. ¿Qué mundo estamos construyendo? ¿Me gusta el mundo en el que vivo? ¿Existe la posibilidad de un mundo mejor? Únicamente podré cambiar el mundo cambiando primero yo. Lo dijo Mahatma Gandhi Realiza en ti mismo el cambio que te gustaría ver en el mundo-. O tal vez la frase correcta es “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Ahora mismo no me acuerdo. Espero que este país triangular me insufle aliento. Debo comenzar conmigo. Hay cosas que uno debe hacer por sí mismo. La sabiduría nace de la propia experiencia. No puede transmitirse. Ciertas cosas deben vivirse. Los conocimientos pueden enseñarse, pero hay cosas que nunca podrán aprenderse si no se viven directamente en primera persona. Hay algo que habita en mí y quiere salir. Está dentro y desde allí me llama. Se mueve con inquietud esta cosa extraña e indefinible. ¿La encontraré en la isla de círculos y espirales?... 3 Mayo, 1999 Quiero que sea algo más que una puesta a punto o un mero balance de vida. Y para ello debo tratar mi maquinaria con algunos lubricantes nuevos que logren afinar el deteriorado funcionamiento de este engranaje mío. ¡Hay que cambiar piezas! 258 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. En la continuidad de la rueda de la evolución, la superación debe ser constante. Sigo adelante como un mago que sorprende y desarrollo las capacidades internas aunque por ahora no encuentre mi mejor vehículo o el instrumento de la expresión de mi ser. Deseo aprender a canalizar mi energía. Seguro que mi potencial es válido. Seguro que tiene alguna utilidad. Pero no sé cuál puede ser ni sé para qué puede servir y mucho menos sé cómo acceder a esta cosa amorfa que espero descifrar. Quizás aquí, tal vez en Nicaragua se me revelará el secreto. ¿Cuál es mi misterio? ¿Tengo yo alguna misión que realizar en la Tierra? Ahora tan sólo reconozco mi necesidad de crecer. Mi intención de crear. Pero, ¿crear qué? Solamente encontrando La Vida llegará mi comprensión. La posibilidad de mi auto-transformación solamente puede existir mediante la firme determinación de perseverar en el intento conquistando esta promesa de agua abundante que saciará mi sed, ¿agua de viento?... 17 Mayo, 1999 Momento a momento y a cada paso, quiero alejarme del pasado. Me gustaría poder recuperar mi pureza y toda mi inocencia. Necesito estar en armonía con todo lo que me rodea. Creo que por fin mi intuición se activa a pleno rendimiento. De algún modo siento que tengo el apoyo y la bendición para dar un salto hacia lo desconocido. Las aventuras me esperan en el río de lo misterioso, ¿por qué será que pienso en un río escondido?... ¡Sí! Permito que muera el ayer, así es más fácil permanecer en el presente, en el aquí y en el ahora, como si acabara de nacer en este mismo instante. ¡Debo estar loco de remate! Por qué continúo confiando en esta fuerza extraña que me lleva… de algún modo, esto va en contra de todo razonamiento lógico. Pero mi renovada confianza es tan pura que nadie sería capaz de corromperla. No trataré de levantar muros para protegerme. Me permito fluir hacia este horizonte que se muestra todavía desenfocado. Confieso que quince años atrás, por primera vez en mi vida permitía que cada experiencia cotidiana no se quedara bloqueada. No intentaba atraparla y poseerla. La abandonaba. Me deshacía de ella. Limpiaba mi mente. Intentaba existir sin necesidad de comprender desde la razón lógica que mide y encasilla y precisa mil explicaciones. Era fácil aprovecharse de mí, engañarme, robarme, pero estaba preparado para eso y para mucho más. Intuía que “lo verdadero” que habita en mí, nadie me lo podrá arrebatar jamás. 30 Mayo, 1999 Nicaragua surgió del mar, joven ante el resto de América, como puente geográfico para unir a américa del norte con américa del sur. Se levantó sobre los hombros de esa línea de volcanes para 259 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. convertirse en tierra de paso donde el transeúnte errante encuentra su razón. Es un puente entre el pasado y el futuro y Ometepe es la meta que se convierte en el punto de partida. El fin donde se encuentra el principio. La isla sagrada de los nativos está situada en el único lago que crece y mengua. Emerge del gran lago para ser la mayor isla del planeta en un mar de agua dulce de más de ocho mil kilómetros cuadrados. Vista desde el cielo guarda la forma de un gigantesco ocho como el más puro ejemplo de la perfección y el equilibrio. Sus dos círculos están ocupados por sendos volcanes Ometepe, OMETEPELT, que significa OME-dos, TEPELT-cerro o volcán en lengua Nahualt. Esto es, dos cerros, dos volcanes! De aspecto áspero y viejo, imperturbables, fieles testimonios de la historia persisten como engendros guillotinados. Uno activo, preparado para vomitar su ira en cualquier momento al tiempo que el otro, pacífico, dócil, quieto y exuberante de vegetación, entona un romántico poema que seduce a la fuerza bruta. Me hacen pensar en el Yin y el Yang, esa esfera donde por igual se encuentran dos fuerzas contrapuestas. Pienso en el bien y en el mal, en lo masculino frente a lo femenino, en lo positivo junto a lo negativo. Pienso en esa obsesión de raíz indígena que Rubén Darío concebía: la unidad como dualidad. 1 Junio, 1999 Dejando atrás Granada, me dirijo a la isla en un destartalado velero que a medio trayecto se ha detenido. Las velas mueren cuando el viento cesa. Y por largo tiempo permaneceremos inmóviles en el lago. Esta circunstancia no altera la parsimonia del joven que me traslada junto a dos mujeres, también de piel oscura y penetrantes miradas al lugar donde sus antepasados dejaron insólitas huellas. La isla es un fabuloso libro de piedra que llena de páginas de roca cada rincón. Fueron escritas por artistas visionarios que dejaron su marca para transmitirnos inequívocos mensajes mudos y silenciosos nunca exentos de elocuencia. Los nativos estamparon esotéricos símbolos que hablan en un idioma singular para aquél que está dispuesto a leer. Vuelve a soplar el viento para empujarnos hasta nuestro destino y, nada más llegar al improvisado embarcadero de Moyogalpa empiezo a sentir. Pero no me asusto cuando noto el temblor en el mismo centro de mi núcleo al rugir el volcán Concepción. Es señal que hay algo vivo adentro que desea gritar. Mantiene una corona de humo en su cúspide, pero me advierte el joven que no hay que temer la actividad volcánica. Un anciano indio Chorotega de piel muy oscura sin llegar a ser negra ha venido a recogerme con dos caballos raquíticos. Tiene tantas arrugas en el rostro que se diría que ha vivido todo un siglo. Intercambiamos una sonrisa tierna y emprendemos el camino a la finca San Juan donde voy a hospedarme por gentileza de una familia aristocrática que tuvo que partir a Méjico cuando los sandinistas tomaron Nicaragua en 1979 para gobernarla. Recorremos serpenteantes senderos. Yo no monto, no tengo costumbre, pero el caballo es manso y hasta ciego reconocería el camino entre la maleza. Me dejo llevar y que bien me siento por 260 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. este camino que se hace al andar aunque por el momento sea a lomos de un animal que clava sus huesos en mis posaderas. 5 Junio, 1999 Parece como si hubiéramos retrocedido siglos en el tiempo. La casa es grande y simple, de madera raída, todavía se adivinan sus colores verde y amarillo... la esperanza y la luz. ¡Que mensaje tan clarificador! El anciano indio Chorotega que reside en una humilde cabaña al pie del volcán activo sin temor a que escupa su lava y lo queme vivo, me señala el otro volcán, el Maderas, ya apagado, de cono truncado. Me explica que a sus 1340 metros alberga una laguna a modo de sombrero, y una espesa selva virgen con micos de cara blanca y pájaros silvestres que regocijan al explorador, ¿está ofreciéndome sus servicios como guía? Acaece un espectáculo de brillante colorido. Primero ha sido la puesta de sol a mis espaldas y a continuación surgen al alcance de la mano cientos de estrellitas que parecen nacer y morir centelleando intermitentemente, oh… cuando sube la marea el lago de Nicaragua varía su melodía. El sonido del viento se acentúa dándole un compás distinto con un tenue susurrar de cascabel. El indio me muestra unas tijeras para dormir que ha sacado de la casa. Planto esta plataforma de lona sustentada por dos barras de madera al lado del gigantesco árbol frutal y me tumbo para contemplar la bóveda celeste. Aquí estirado, intentaré descifrar sus ocultos mensajes. Una vaca pasa cerca de mí considerándome parte del paisaje. Siento como el cuerpo me pesa. Y me pesa. Hasta que ya no lo siento porque estoy flotando. Mis pensamientos viajan lejos en esta noche profunda caída del cielo y dejo que me absorba y me acoja en su seno. Aves de todas clases se pronuncian alegremente. Algún búho también lo hace, aunque más tímidamente, y también refunfuña un mono aullador cercano. Sus gemidos me parecen humanos. Ha desaparecido el indio del que días más tarde sabré que supera los ciento veinte años o más porque es difícil saberlo con exactitud, pues todos los testimonios que pudieran dar cuenta han fallecido. Me traslado al interior de la casa que en su perímetro está rodeada por un amplio porche. Busco un colchón y lo pongo en el exterior encima de una mesa y me tiendo dispuesto a dormir sin pensar en las nómadas serpientes nocturnas. Y sumerjo mi sueño solo en la oscuridad con el pequeño potrillo a unos metros y los tres perros pardos agazapados entre las patas de la mesa. Me hablan con relinchos los caballos. De vez en cuando lo hacen las cabras. Cantan los grillos mientras suenan inconfundibles los sapos con su ronca serenata. 7 Junio, 1999 El gallo grita cuando todavía está oscuro. Permanezco acostado encima de la mesa cercana a la orilla del lago, me gusta atender el despertar del día. Con movimientos calmos, bueyes y vacas me saludan invadiendo el terreno para dar comienzo a su sesión de limpieza a base de lametazos, seguida de frenéticas rozaduras contra los troncos de los árboles para apaciguar sus picores. 261 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Sobre las cinco, a continuación de deleitar mis oídos y mis ojos, mis pies desnudos acarician la tierra que haragana ronronea. Me lavo la cara en un barreño de plástico. No hay agua corriente en la finca. Tampoco luz eléctrica. Esto hace que me adapte al ritmo de la naturaleza siguiendo su curso, sus normas, dispuesto a recoger sugerencias. La Naturaleza es el mejor médico. Me dijo el anciano indio Chorotega que sobretodo pruebe la tortuga verde porque su carne es muy sabrosa y fortalece la virilidad del hombre -Así como acentúa la fertilidad en la mujerpuntualizó. Curioso, también lo anoto en mi diario. Me gusta la plática con este extraño ser. Y creo que me va bien escribir. Es una forma de exponer claramente mis sentimientos y cuando lo leo, me acerca a mi propio entendimiento. Quizás consiga mayor discernimiento. De cualquier forma me voy comprendiendo cada vez más. Y esto es bueno. 10 Junio, 1999 Llego a la conclusión que toda persona es un mecano. He escogido bien mi taller. Aquí puedo desmontarme sin prisa y repasar el engranaje de mi maquinaria para engrasar todas las piezas limpiándolas bien antes de ajustarlas, desechando las que no sirvan, sustituyéndolas en caso de ser preciso. Cada una de ellas forma mi carácter y mi destino, y por ende forman el destino de toda la Humanidad. Así me lo aseguró el anciano indio la semana pasada cuando habló de una especie de ser supremo. Dijo -Ocho lunas de abstinencia física fueron necesarias durante los cuales su voz enmudeció como requisito previo. En las entrañas de la tierra, debía atender y observar cuanto acontecía sintiendo el vigor del núcleo. Y para culminar su viaje iniciático era necesaria una danza, un conjunto de ritmos y movimientos secretos-. Y le pregunté, para saber si se trata de una vieja leyenda que ocurrió antaño o es una predicción de la historia que todavía está por venir. ¿Se habla del que vino hace tiempo o del que está a punto de llegar?... pero ya no estaba a mi lado. 13 Junio, 1999 Sin duda voy a sorprenderme cuando termine el montaje. Seguro que habrá cambios importantes. Debo repasar mi vida fotograma a fotograma. ¡Una y otra vez! Y permanece la presencia del anciano indio Chorotega, aun cuando no está. Y resuenan las palabras acerca de aquel ser que durante lunas permaneció mudo y atento a cuanto acontecía en la tierra. Y aunque yo quería insistirle para que me desvelara la incógnita, ahora ya no puedo volver a preguntarle sobre el asunto porque murió en paz aquella misma noche después de dejar sus pocas pertenencias en el lugar donde mantuvimos un larga conversación sentados frente a unos impresionantes petroglifos, bajo la luz de la osa mayor, la noche siguiente a mi llegada a esta isla sagrada. Ni siquiera yo supe que en seguida de pronunciar la vieja leyenda, subió al volcán pacífico a descansar y allí se sumió en un profundo sueño del que ya no despertó. Supongo que por propia voluntad. Hay seres que saben cuando les ha llegado su hora y se retiran en silencio y con discreción, como los elefantes. Escogen el lugar y el momento y van en busca de la muerte o dejan que la muerte 262 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. los venga a buscar. Eso ya no lo sé. Lo único que sé es que desapareció de igual forma a como lo hizo la primera noche que busqué un colchón y lo coloqué encima de la mesa del porche de la finca. 17 Junio, 1999 Me sigue sorprendiendo el beligerante oleaje, porque concebí en Managua a este lago como todos los demás: inerte y sin vida, pero el lago que rodea Ometepe en absoluto se asemeja a los demás. Es como un océano lleno de energía. Se muestra a veces sumiso, uniforme, reposado, para que los niños chapoteen, las mujeres laven la ropa y los hombres puedan pescar en sus generosas aguas, pero en sí mismo, aún siendo apacible es un auténtico torbellino de vida que lejos de alterar el descanso te alienta a vivir la vida con ardor y sin descanso porque origina vida... ¡pura vida! Un toro bravo enorme como una casa se rasca con las rocas mientras un becerro brinca a su alrededor confundiéndolo con su madre. Desde que llegué han nacido cinco terneros. Cada vez que sucede este milagro de la vida la vaca más vieja anuncia la buena nueva lanzando un largo y estruendoso mugido instantes antes de que ocurra. Me parece mentira que me entretenga viendo como levantan la cola y orinan a chorro salpicando a los pequeños. ¡Me divierto! Lo hacen con una indiferencia tan aplastante que no puedo dejar de reírme solo a destajo cada mañana. Hoy pelaré unos aguacates. Más tarde me confundiré con los apacibles animales paseando entre todos como uno más, aplacado sin prisas ni sones de tambores. Pronto aparecerán los zancudos para acompañarme durante la jornada. Estoy acribillado, pero mi piel se ha acostumbrado a su ataque y a la incomodidad de su presencia que a miles te envuelven como el aire. Como una aparición que se desvanecerá dentro de un rato, percibo la presencia de los cuidadores de la finca que han llegado con sus largos machetes y su característico buen humor. No los veo, se mantienen alejados. Guardan la distancia porque para ellos, por ser español yo soy en la finca todo un gran señor. Cuando terminen de ordeñar las vacas haré un pequeño fuego para hervirla. Es tan sabrosa la recién extraída de la manchada, una de las pocas que todavía no ha parido. Me la tomaré sentado frente al lago en permanente contemplación. Es un principio de diálogo con el que ya he conectado rozando lo mejor. 25 Junio, 1999 Me oriento en función de la posición del sol. Aquí no canta el impertinente reloj. Estoy exento de su tiranía. Las muertas horas son antiguas y las vivas, incandescentes de ambrosia duermen mansas en las copas de los árboles esperando que alguien las atrape. El calor me agita. Me destroza esta sofocante presión. Voy a deshidratarme sino bebo agua, pero tengo mis reservas en cuanto a su potabilidad. Todavía no he ido al baño con descomposición. Me advirtieron de esta posibilidad y por ello tomé precauciones, aunque tampoco podría sentarme en el inodoro porque aquí no hay baño, solo campo, mucho campo donde grandes lagartos corretean sin cesar de un lado a otro como desorientados ante la inmensidad de este verde intenso. Nicaragua es de color verde en una proporción de siete a uno. 263 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Añoro el vino tinto, el pan de payés con tomate y el jamón serrano, y el aceite de oliva. Respecto a la comida, simplemente voy a tener que acostumbrarme. Llevo varias semanas a base de arroz con frijoles y plátano frito para desayunar, almorzar, cenar. No me he mirado en un espejo desde que llegué a Ometepe. Debo estar horrible con esta espesa barba. Es una ventaja que no necesite peinarme. Le he declarado la guerra a los calzoncillos. Tampoco llevo pantalones largos. Ya no recuerdo cuando fue la última vez que supe el día que era. Mis uñas están largas y negras. Y me han robado. Los ratones van a hacerse un buen nido con mi camiseta. 29 Junio, 1999 Veo que el corpulento mandador está contando una y otra vez las gallinas. Parece que falta una. Mientras se lamenta, me he alejado para orinar cerca de una vieja palmera caída junto a una roca con un hermoso petroglifo. Y aún habiendo venido cada mañana en las últimas semanas, no he detectado el enorme bulto hasta que se ha movido. Esa roca tiene un color demasiado bonito. Hasta hoy, solamente había visto piedras de origen volcánico y ésta es de un verdoso brillante con manchas ocres y finas rayas cuadriculadas de un férreo metal. Pero... ¡se ha movido otra vez! Ajá, pues ahí está la gallina. Dentro de una culebra diez veces mayor de las que he visto en España. Y de repente se oye un golpe seco. Al principio me asustaba. Me ponía a recorrer la finca para saber que había sido aquello. Después de la desaparición del anciano indio Chorotega no tenía nadie que pudiera explicármelo. No tardé en averiguar de qué se trataba, cuando ocurrió muy cerca de mí. Por poco me aplasta la cabeza. Los cocos ya maduros se desprenden de las palmeras y caen con fuerza para chocar contra el suelo que parece hueco, como si algo se ocultara debajo. 2 Agosto, 1999 Perfecta es cada jornada; solamente me acompañan los alimentos de la vida. Seguramente aquí tendré mis más elevadas inspiraciones gracias a este inagotable manantial que tiñe las cosas de la verdad más absoluta. No hay contaminación visual. Cuando me baño en este lago color plata girando sobre mis pies en un círculo completo, por muy lejos que lleve la vista no encuentro un solo ladrillo, ni cables telefónicos, ni tan siquiera un automóvil. Apenas hay una sola carretera sin asfaltar que da la vuelta a esta magnífica isla. Tampoco hay contaminación acústica. Nada más persiste el murmullo que susurra con ternura en mis entrañas. Aquí no puedo esconderme, no hay madriguera. No tengo excusa. No seré un visitante fugaz. Consiento que me alcance el optimismo. Lo de antaño ya no es mi presente. Mucho menos mi futuro. Escucho el cascabel del viento que me besa el oído silbando al niño que yace dormido. Ya no voy a querer escuchar palabras. Únicamente querré sentirlas, posiblemente para escribirlas en este diario. 15 Agosto, 1999 264 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El “hogar” no es un lugar físico en el mundo exterior. El “verdadero” hogar es una cualidad interior de relajación y aceptación. Hay una tendencia a olvidarlo, mientras perseguimos nuestros propios fines privados y creemos que debemos luchar para conseguir lo que necesitamos. Este sentido de separación es el espejismo fabricado por la mente racional que ha sido condicionada por el sistema social. ¡Sentirse en casa donde sea que estemos! ¡Destinar tiempo para disfrutar lo que ya tenemos hasta que permanezca de manera incondicional! Necesito hacer aquí esta acotación: nadie es un ser accidental. La “existencia universal” nos necesita a todos por igual. La energía cósmica es la Consciencia de Unidad. Las estrellas, las rocas, los árboles, las flores, los peces, las montañas, los pájaros… todo son expresiones de nuestra misma energía cósmica en esta danza universal. Si faltara alguno de estos elementos o faltásemos tú o yo, nadie podría reemplazar este espacio vacío que únicamente podemos llenar cada uno de nosotr@s. Desde esta versión de mi ser evolucionado, descubro al mirar atrás mi Yo Inferior. Porque descubrirse uno mism@, es un trabajo constante que no tiene final. 19 Agosto, 1999 Nuevamente la armonía de unas tímidas olas acarician la orilla de este delicioso jardín en el que los más variados y sabrosos frutos tropicales crecen en profusión. Nada mancilla este paraje. ¡No puedo más que gozar! Y puedo recorrer la isla a caballo o bordearla remando en el bote de los pescadores, pero prefiero quedarme quieto. Expectante. Atrapado en otro siglo, en otro ambiente, en este mundo extraviado. Disfruto de los días claros y transparentes porque -La reina del Cocibolca- así llamó a la isla el anciano indio Chorotega desaparecido, tiene el blanco y el negro al mismo tiempo. Estaba en lo cierto. Es, junto a la noche más oscura… el más radiante día imaginable, y por tal razón lo fatuo da paso a la autenticidad envuelta en el arcano. Ometepe está dotada de una magia ancestral. Y aunque mis ojos se abren frente a la soledad, me siento acompañado, rodeado por la nostalgia de un lugar que clama mientras me avasalla. Y me doy cuenta que mi corazón no es de hierro. Todavía yacen escondidos sublimes sentimientos de algodón que la sociedad tecnológica no ha conseguido arrebatarme. Nicaragua, tierra de lagos y volcanes abrazada por dos mares tiene prendida en su pecho una joya. Este oasis de paz, cautiva y fascina con leyendas que involucran hasta hacerte participar de tradicionales supersticiones que conforman esa parte imperecedera que junto a la majestuosa belleza natural hace que se convierta en un legado que permanece, no solamente como fragancia, sino también como melodía. 23 Agosto, 1999 Me he acostumbrado a venir aquí. Y desde el punto donde me encuentro ahora, en medio de ambos, posición privilegiada, diviso perfectamente los dos volcanes del color del cuero viejo gastado. Son imágenes de monstruos decapitados. Gigantes sin cabeza. Por un lado, el dominio de la ciega 265 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. potencia, preparado en cualquier momento para expresar la indestructible tribulación al tiempo que su hermano, agazapado en su pradera ignora tal posibilidad. Y me llega desde allí donde nace el sol la eterna cuestión: ¿ser o no ser?... Y atiendo el grito del pueblo nicaragüense. Su expresión vital, la más auténtica de sus expresiones para darse ánimo, para indicar acción, para insuflar arrojo y lanzarse a conquistar la meta es adentro. No "viva" o "adelante" sino "ADENTRO". Yo no había oído nunca esta exclamación más que aquí y por ser de otra tierra me ha sorprendido, tentándome su significado. Es un grito de lanzamiento, detonante para el movimiento y sin embargo, el rumbo que parece marcar no es lo alto de "arriba", ni lo avanzado o progresista de "adelante" sino la tendencia hacia lo interior, hacia la profundidad... ¡hacia adentro! Y, tal como indicara Ortega y Gasset: El hombre es el único animal que ha logrado meterse dentro de sí. Por ello la cultura de los Chorotegas, en una época antigua muy anterior al nacimiento de la cultura Maya concibieron una interesante teoría sobre la personalidad, cuya expresión ha sido conservada en un sinnúmero de esculturas de piedra con el motivo del doble yo o "alter ego" reflejado por individuos que soportan o llevan sobre sí la figura de un animal; similar a la manera en la religión egipcia, pero los egipcios sustituían la cabeza humana por la del animal. En Ometepe, como si de una obsesión se tratase, cantidades de estatuas y de dibujos tallados en las piedras transmiten esta idea de un doble o de un desdoblamiento del Hombre, dibujando "el otro yo" de la psiquis humana en sus relaciones con la Naturaleza y con el Destino. Respondiendo a un razonamiento lógico y casualístico de que "algo que Es, no puede provenir de la nada", y, "algo que Es, no puede convertirse en nada", demostrando una superioridad halagadora con su concepción del alma humana... principio de la vida, de la sensibilidad, y de las actividades espirituales. Esta teoría ancestral sobre el espíritu vivo me satisface. Isla mausoleo donde gran cantidad de objetos de cerámica suelen encontrarse a ras de la tierra removida por el arado, descifra como empezaron a organizarse... escribiendo en la piedra! Los artistas aborígenes percutieron sus cinceles de pedernal sobre el material pétreo de esta tierra isleña. Con estos petroglifos, los indígenas expresaban sus ideas y sus creencias. La calidad del material en que fueron esculpidos les ha permitido llegar hasta nuestros días. Cualquier persona puede interpretarlos a su gusto. En mi opinión, los de forma geométrica están relacionados con los astros y el cosmos, los círculos y las espirales, con la eternidad y el paso del ser humano a otra dimensión. Por los distintos caminos se encuentran petroglifos cuyo número y perfección asombra a cuantos los contemplamos. Sobretodo por su magnífica ejecución, suave en las curvas, regulares sus contornos. Los detalles grabados constituyen obras maestras. Originales. Sobresalientes. Están perdidos por los bosques, en los cafetales, también entre los potreros. Al visitar la Finca Porvenir, justo cuando descubrí un impresionante gravado Maya que muestra la elaboración de uno de los primeros calendarios de la época, algo se abalanzó con fuerza sobre mí. Hizo tambalearme. Y al incorporarme, veo como se aleja indiferente. Ha sido un pájaro. El zopilote es un ave carroñera muy habitual por estos alrededores que permanentemente vuela por encima de las palmeras, una especie de buitre. Esta ave de hermoso plumaje negro y sofisticado vuelo recuerda a un cóndor africano, aunque tiene un cuerpo mucho más pequeño. Creo que me persigue. No es la primera vez que la advierto, acechándome, pero hoy me indica con su vuelo que una parte de mi debe morir y quedarse aquí; la parte maligna, mi yo enfermo. 266 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Y en contraposición a la muerte... ¡la vida! Mientras me refresco en el lago, pasan rozando mi oreja otras aves exóticas que en sus bocas llevan pequeñas ramitas de arbusto seco para los nidos de sus hijos bienaventurados, camino de la isleta que a unos trescientos metros se yergue independiente. Al salir del tonificante baño, la arena negra que absorbe mucho más el calor, no quema, hierve. Por su naturaleza de origen volcánico, ésta isla ofrece costas sumamente quebradas en las que abundan entradas y salientes en forma de cabos o puntas, golfos y ensenadas. Frecuento cada rincón. No tengo otra cosa que hacer sino es pasear, dejándome llevar por un impulso curioso que escudriña a cada instante. Y sigo caminando sin tener a quien dirigirle la palabra. Me siento cómodo así. Salvajemente libre. Permanezco en completo mutismo. Nada más observo y siento. Y hablo en mi silencio desde adentro. El cuerpo. No, eso no soy yo. Me muevo a lo largo y ancho de la isla pero no, eso no soy yo. No puedo ser un simple cuerpo. Me niego. 27 Agosto, 1999 La voz interior murmura, pero no con palabras… percibo el silencioso lenguaje del alma que admira la creación, rodeado del esplendor de la naturaleza. Es como un anuncio o predicción que solo expresa la verdad con mayúsculas. Alerta y vigilante observo, aceptando por igual la oscuridad y la luz. Jugueteo buceando en la profundidad de mis emociones, volviendo a emerger para elevarme apuntando al firmamento, igual que las sardinas saltarinas que brincan como delfines queriendo tocar el cielo. ¡Qué tan lejos queda la ciudad, los ruidos, la televisión, la radio, los periódicos, el tráfico! Cuántas voces empujando de un lado a otro, zarandeando… y, aquí, cuánta nitidez y quietud. Todo parece estar limpio, como si hubiera limpiado mis anteojos sucios. Ahora no hay turbación, no hay condicionamientos, no hay confusión ninguna… solo este silencio inconfundible e innegable de una paz profunda que me lleva al centro mismo de mi ser… estoy listo para escuchar la verdad de la verdad. Debo felicitarme por haber emprendido el camino. Hoy no estaría aquí, haciendo lo que hago, alegre y complacido. En aquella etapa de introspección encontré verdades dentro de mí. No hay mejor actividad que hallarnos a nosotr@s mism@s. Esa debería ser la tarea primordial, el desafío de nuestra estancia en la Tierra: descubrir quién somos. Porque una vez comprendemos nuestra naturaleza, la verdad funciona sola, y el amor se manifiesta a través de nosotr@s. Lentamente se pone cada cosa en su lugar y te das cuenta que no se necesitan manuales ni opiniones ajenas, ni aplausos ni premios, ninguna técnica específica o herramienta concreta. Se vive radiante en completo estado de dicha. 29 Agosto, 1999 Con una luz violeta y el lila del alba, la neblina suave desciende de los volcanes como velo que acaricia los peñascos y roquedales deslizándose hasta las orillas del lago. Por detrás se filtran los luminosos 267 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. rayos solares que la destejen en desnudeces doradas y amarillas. El inmenso arrojo del sol pronto me perseguirá, pero antes la mágica bruma talla esculturas en los riscos para que el viajero adivine sus indicios... ¡pero que me pasa! ¿Acaso estoy recobrando mi romanticismo?... ¿Lo tuve alguna vez?... Ciertamente la soledad conduce a la sabiduría. Es curioso, anhelo no desear nada y es que cuando te despojas de lo superfluo te das cuenta que eres rico. Cuando logras protegerte del sol del hambre y de la sed, te das cuenta que el resto es vanidad o exceso. Ahora que soy capaz de ver el cielo en el agua del lago de Nicaragua puedo ver peces de colores en las copas de los árboles. Este es un lugar idílico. Tan idílico como cruel, donde la supervivencia se perpetúa con dureza. Un perro en los huesos ha entrado en la finca cuando los tres pardos se han abalanzado sin compasión protegiendo sus dominios. Boca a bajo se ha defendido hasta que he salido en su auxilio antes de que lo mataran a mordiscos. Le he dado un poco de gallo pinto, arroz y frijol, sabiendo que no es el camino, puesto que le resuelvo el día de hoy pero, ¿y mañana? ¿Qué será de este débil y acabado perro mañana?... ¡Seguramente perecerá mañana! Cuando llegué a la finca había tres gatitos recién nacidos. Uno desapareció. El otro se comió una de las sardinas envenenadas destinadas al los ratones ladrones de camisetas. Y el último, se ha adaptado de tal manera que acaba de sorprenderme. Parece que no tiene bastante con la leche de vaca que le doy. Acabo de verlo corriendo sin saber donde esconderse para que nadie le arrebate su presa. En su boca un sapo intenta liberarse de los finos dientes que lo aprietan reteniéndolo, antes de ser engullido en lenta agonía. Aunque no sé cómo conseguirá tragárselo, porque el sapo dobla en tamaño al gatito. 30 Agosto, 1999 A unos milímetros del suelo, suspendido en el aire, algo flota moviéndose en una dirección más que evidente conformando una larga hilera. Al agacharme y levantar un pedazo de hoja verde descubro una de esas enormes hormigas llamadas garreadores que muerden como perros. Antes las había visto grandes como una uña, pero nunca pensé que fueran tan hábiles. Las amarillas ya me habían dentellado nada más llegar. Me dijeron los chavalos del corpulento mandador que era porque no me conocían -Pronto te distinguirán y dejarás de importarles-. Por entonces yo era la novedad. Había que inspeccionar al invasor. Avisarle de que invadía el territorio con su presencia. Pero ahora que soy uno más entre todos, soy más un amigo que un enemigo para cualquier ser viviente de Ometepe. Ese día fue el último que llevé botas. Era duro ir con las botas tras ellos. Me pesaban los pies. Me instaron a que los persiguiera, y su insistencia y lo bien que lo pasábamos, me hicieron bajar a la orilla para divertirnos. Me las saqué. Me gustó correr descalzo, ligero, como ellos. Los perseguí hasta que los pillé, uno a uno, no sin antes llenarme de arena. Y por ahí las olvidé… intencionadamente. 1 Septiembre, 1999 268 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Cuando ando sin rumbo caminando por la orilla del lago descalzo bordeando la isla sagrada bajo el intenso sol del día, de repente piso sin querer algún cangrejo, y en la oscuridad de la noche, algún enorme sapo despistado. Los animales superan en número a las personas. Y una vez más me detengo a observar este curioso montículo a modo de altar natural. Aquí se aprende a leer pensando en muchas cosas del giflo a la palabra, y de la palabra a la idea que transita por un instante milenario. Pero en esta ocasión algo distinto me ocurre. No puede ser cierto, pero la verdad es que está sucediendo. Mirando y remirando este hermoso y perfecto círculo tallado en la roca que tantas veces he observado en busca de la percepción, me asalta una intuición vestida de pensamiento fugaz “Mi círculo no se completará hasta que no tome contacto con la tribu de los Miskito”. Abrasado por treinta y siete grados de sofocante ternura, un soplo del presentimiento feliz de esta vivencia me sobreviene. ¿La verdad de la materia es su espíritu y no la cosa? Y en este instante, como balada de primavera que enreda, da un brinco mi camino hacia otra dirección... Pero, ¿quiénes son los Miskito y dónde se encuentra esta tribu? 3 Septiembre 1999 Con un hábil golpe de machete prestado, me he abierto un coco. Su jugo es sabroso. Me gusta beberlo, aunque no me quita la sed. Cuando viene la mujer del mandador a la casa para ejercer funciones de cocinera, cosa que rara vez sucede, me deja un jugo preparado encima de la mesa donde duermo. Ellos lo llaman fresco, pero es una bebida que no puede servirse fría, puesto que no hay frigorífico; ni tampoco televisor cafetera o plancha. De todos los que he probado, el fresco que más me gusta es el de pitahaya, de un inconfundible color lila encendido. Exprimen la fruta y le añaden un poco de limón. El resultado es fantástico. Y la pitahaya me quita la sed. A mucha gente se le antojaría imposible vivir en esta isla sin las comodidades más elementales. En los países del Norte se ha extraviado el verdadero significado de la palabra necesidad. Basta analizar las actividades del día. Únicamente tres o cuatro son enteramente necesidades. Todas las demás son bastante prescindibles; vacías, estériles, artificiales. Si aprendiéramos a llenar todo ese tiempo... ¡El mundo tiene tantas necesidades! Me resulta un tanto extraño dirigirme a los niños en términos de Usted como es costumbre aquí, pero al mostrarles respeto se me abre una ancha perspectiva y los atiendo de otra manera, como lo que son: jamás una propiedad de los padres, si no los hijos y las hijas del anhelo de la vida que ansiosa por perpetuarse quiere que estén a nuestro lado sin que por ello tengan que pertenecernos a los mayores. 5 Septiembre, 1999 Sigo escuchando cada mañana a los trabajadores en la parte de atrás, independientemente de que sea lunes jueves o sábado. Pase lo que pase se reúnen de madrugada. Al escuchar sus bromas, ahora que ya no me consideran como “su patrón” me acerco para saludarlos, pues no los volveré a ver hasta el 269 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. día siguiente, porque desaparecen en la extensión de la finca. Unos van al chagüite, otros llenarán sacos con cocos y el resto repondrán las cercas que los animales han roto durante la noche. Y de pronto amanece el lago calmo y plano invitándome a caminar por encima de él. Pueden verse las simpáticas sardinas saltarinas sobresaliendo de este espléndido edredón color plata. Se añora ese dulce acariciar las rocas y las orillas cuando se funden las olas con el tenue susurrar del viento y se torna silencio. Y me regocijo por la inconmensurable paz. Me deleito con este inmenso sosiego que serena. Es una tranquilidad que no se rompe con el deambular de las aves que vuelan presurosas a la isleta, mientras a lo lejos, el extremo del horizonte muestra con disimulo el contorno de la otra orilla donde está Granada. Y todo lo corona un cielo aterciopelado con distintos pliegues que cambian para volverse a dibujar. Ninguna sofisticada cámara captaría ni tan siquiera un brote de la plenitud de esta imagen que no puede verse. Debe vivirse, sentirse en su misma expresión. Me sonrojo al recordar ciertas cosas de cuando me asenté aquí, sobretodo cuando por mi ignorancia, pensé que en las entrañas de la tierra, bajo mis pies, la lava se estaba moviendo y por esa razón era que del suelo saltaban chispas de fuego como estrellitas que nacían y morían intermitentemente. Fue entonces cuando descubrí a las luciérnagas o como las llaman aquí, las quiebraplatos, cientos de animalitos que a diario vienen a saludarme con su improvisado vals destellante que oscilante, me serena la mente. Si la mente no va despejándose ¿de qué sirven todas las peregrinaciones del mundo a los lugares más hermosos? Limitarse a viajar por viajar... visitar lugares santos u exóticos... ¡vaciar la mente! Mi cuerpo no soy yo. ¿Soy mis pensamientos? No, eso no soy yo. Y entonces... 9 Septiembre, 1999 Sólo recuerdo que tengo recuerdos. Pero no consigo acordarme de ninguno de ellos porque se ha girado una violenta corriente de viento y tengo mucho frío. Oigo el teclear de mis dientes uno contra otro, o, ¿son quizás las gotas de lluvia que como potentes pelotas de goma se lanzan contra el techado de zinc? Se me nubla la vista. Hace dos días que llueve sin parar. Se van a ahogar las vacas. ¿Cuando terminará esta tormenta? Me siento mal. Estoy tumbado en la hamaca desde... Tengo espasmos! La tierra se empantana. El barro cobra vida y se pasea por el porche. Avanza el barro tragándose todo lo que encuentra a su paso. Su tamaño es cada vez mayor. Los animales han salido a la estampida. Hacen bien. También el sol se escondió y no volvió a dejarse ver. Seguro que sabía lo que pasaría y por eso se alejó como todos, dejándome a solas con... No sólo estoy afligido, estoy destrozado. No logro entender qué me sucede. Mis ojos están empapados. Me parece estar meciéndome en un cuarto oscuro, o tal vez en el estómago de un terrible animal. Probablemente algún monstruo legendario me ha engullido y no me he dado cuenta. Ahora la violenta corriente es casi un ciclón desbordado que ahuyenta los demonios y derrota los presagios. La tierra sigue empapándose de un agua que se traga y traga mientras el lodo trepa y trepa invadiéndolo todo. 270 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La naturaleza ha enmudecido. La vegetación ha perdido su colorido. Todo parece opaco y ausente. ¿Quién ha descompuesto el decorado? ¿Por qué se ha derribado el día? ¿Dónde se han llevado el paisaje? Las gotas de lluvia son ahora estalactitas. Se han convertido en los afilados colmillos de un mitológico felino que muestra sus fauces y mantengo los ojos cerrados y sin embargo, aprecio imágenes nítidas y veraces tan potentes como siluetas que cobran forma y las sombras toman vida. ¿Qué sucede?... Percibo voces roncas que se repiten. No puedo alargar mi brazo. Lo intento, pero me pesa tanto que no lo consigo. Son largos los tentáculos de estos gigantescos árboles que pretenden estrangular mi cuerpo. Y me inquietan porque cada vez hay más. ¡Lucho contra mis fantasmas que intentan enredarme! ¿Cuántos días llevaré ya en esta hamaca? ¿Cuántos?... Me veo postrado en la hamaca y sin embargo, yo soy quien mira y me miro y lo veo... y no entiendo qué es lo que está ocurriendo. No sé si es a mí a quien le está sucediendo esto o al otro, ese que se parece a mí y que está ahí abajo tendido en la hamaca del porche. El paisaje desaparece. El techado de zinc no está. Debería mojarme. El silencio me turba. Es más que ensordecedor. Terriblemente cegador si miro fijamente mi interior. Y sigue quebrándose mi piel. Se me erizan los pelos del pecho mientras mis manos se agarrotan, o, ¿son las suyas? ¿Quién es quién? ¿Quién soy yo? ¿Dónde estoy? Se revuelve o me revuelvo sudoroso y deshidratado sin fuerzas y apenas pulso mientras las voces siguen hostigando. Han cedido los postes. La corriente violenta ha partido los árboles. El cielo se abre. No comprendo como esta hamaca sigue suspendida en el aire, ¿cómo es que continúa meciéndose? ¿Y por qué me hundo tanto sin tocar el suelo? ¿Por qué no me mancho con el barro?... Un olor a podredumbre me aniquila el sentido y desfallezco cuando creo que sigue aumentando el grupo de voces. Ahora hay más gente a mi alrededor pero, ¿qué es lo que quieren? 10 Septiembre, 1999 ¡No me dejasteis ser niño! Aquello que para mí era lo máximo se convirtió en nada. Fui despojado, desposeído de cuanto consideraba inmenso e infinito. Todo se redujo a un enorme vacío. Y tanta vaciedad me oprimió el corazón hasta partirlo. Ni tan siquiera pude ser un niño desdichado. ¡No me dejasteis ser niño! Un niño jamás renuncia a una pregunta una vez la ha formulado, pero ahí no había nadie para responderme. Fui prisionero de la incertidumbre. Los mayores estabais durmiendo o bostezando cuando yo, aun todavía pequeño, no podía aplastar mi nariz contra los cristales. Y todos aquellos maravillosos objetos se me escaparon. No me dejasteis ser niño aunque a gritos os pedía auxilio. Contra la pared lloraba en silencio, pero mi nuca no llamaba vuestra atención. Esa imagen de niño desconsolado e inconsolable ya, debería subsistir en vuestra memoria. Pero nada más se encuentra en el recuerdo de mi alma. Allí es donde existe y persiste aún hoy, todo mi sufrimiento. ¿De dónde soy? ¡No soy de mi infancia! 271 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. ¿De dónde vengo? ¡No vengo del amor! Y, ¿a dónde voy? No voy, porque me falta el motor, pues sin ilusiones yo no funciono. Tan sólo los niños saben lo que buscan pero a mí no me dio tiempo a saber. Yo no pude ni siquiera empezar. Por esto vago ahora sonámbulo entre deseos reprimidos. ¿Dónde estaba mi mundo diferente? ¿Por qué no quisisteis entrar en mis imperios? Debisteis cruzar conmigo al otro lado del espejo. Solamente un niño planta un palo en el suelo y lo convierte en un príncipe y lo hace su amigo. Me adherí a mis propias creencias situando lo posible en el lugar mismo de lo imposible, extraviándome en aquel momento en la fantástica imaginación de mi intelecto. Se quebraron mis sueños. Se cerró mi disponibilidad afectiva y detrás del alto muro instaurado quedaron encerrados mis sentimientos. Y todos mis anhelos. Lo oscuro es más tentador que lo claro, aquello que es limpio y puro. Entre las dos explicaciones de mi fenómeno os inclinasteis por la más oculta negra y extravagante para consolaros por vuestra incomprensión, pero mucho más por vuestra incompetencia, así escondisteis vuestra maldita torpeza porque la otra explicación, la verdadera, no se deslucía ni ponía los pelos de punta... ¿por qué preferisteis el drama de una tragedia? No me dejasteis ser niño pero hoy ya no renuncio por más tiempo a infundirle inocencia a todo lo que por definición es inanimado. He recobrado mi estuche. Ya tengo mis lápices de colores. Puedo volver a ese mundo imperecedero porque hoy, se que la clave está en el juego y no en permanecer dentro del parque. Es ahí donde voy a volver a entrar para empezar. Sí, voy a entrar en este mágico juego porque mi infancia, fue una infancia perdida, pero yo ya no estoy en la cuna. La niñez interrumpida no me ha sido robada. No me dejasteis ser niño y de mayor he sido un hombre serio. He ido en busca de cosas importantes sin saber qué me importaba. Ya no quiero que mi forma de existir sea banal y carente de sustancia. Ahora sé. Y aquí da comienzo la sinfonía de mi obra porque he encontrado al niño que fui antes, ese que dormía en mi pecho, un ser extraño, aunque excepcional y maravilloso. Un duende bandido y distraído que andaba perdido como tantos otros andan desorientados por ahí, perdidos en algún lugar de vosotros. ¡Atención porque por ahí va vuestro niño! 12 Octubre, 1999 La última frase que recuerdo antes de quedar inconsciente es: _ Chepe, Pelón,... vengan acá! Hay que socorrer al español. Sé con certeza que me siento abrigado de amor. De todo lo demás tan solo tengo una vaga idea. Aunque intente recordar, no logro hacerlo. Hay mucha oscuridad. Es de noche. La ropa que llevo no es mía. Y me pregunto de quien será. El silencio es total. Me hierve la garganta. No sé exactamente dónde me encuentro pero me siento bien. Atendido. Y me asalta esta afirmación: cualquier momento es buen momento para comenzar una nueva vida. A cada rato me asalta. 272 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. 13 Octubre, 1999 Intuyo que ya se levanta el día. La claridad comienza a ser visible y con ella se me descubre poco a poco el lugar que me acoge y me ha resguardado de una tragedia. Me encuentro en un barracón de madera desde hace algunos días, o quizás meses. No sé de cuánto tiempo estoy hablando, pero puedo decir que sea el que sea he dejado atrás los días de tinieblas. Por las anchas rendijas se cuela la luz y el aire fresco y dulce del lago. Me cuesta llenar mi pecho de aire. Lo intento. Parece como si sufriera asma. Me ahogo cuando lo hago. Me encuentro cómodo de espaldas con la mirada pegada en el techo. Hay muchas telarañas. Apenas queda rastro de la pintura. Registro tenues murmullos detrás de la mampara de madera. Sé que recibí visitas, aunque no sé de quién, ni por qué, pero qué importa. Estoy aquí. Tampoco sé desde cuándo. Seguro que alguna razón habrá para todo este acontecer. Se acentúa el murmullo, son mujeres, son inconfundibles. No consigo entender lo que dicen. No sé de qué hablan, pero sí, son mujeres, no hay duda, hablan y hablan. También escucho animales. Quizás estoy en una granja. Por debajo de la puerta que da al exterior algo parece que quiere entrar. Es un conejo. Que simpático me parece su andar, y como se rasca con ritmo frenético detrás de sus largas orejas. Primero una, luego la otra... ¡qué gracioso! Unos golpecitos me avisan que alguien va a entrar. Vienen. Hay muchos pasos. Barullo. Un niño, una dos tres mujeres. Un hombre y nuevamente más niños. Todos agolpados en coro en la habitación rodeándome. No los conozco, pero en sus rostros puedo vislumbrar las buenas intenciones y en sus ojos un destello de bondad. Escucho una voz que se abre paso -Con permiiisssooo-. Es una mujer mayor, probablemente la abuela de todos -¿Cómo amaneció?- me pregunta. Me toca con su mano la frente mientras la miro con agradecimiento sin saber qué decir. Me frota los pies, y las piernas, haciéndome un masaje para reactivar la circulación. Todos los demás observan atentos. Callados. _ ¿Puede mover los pies?... haber, español, levante una pierna. Ahora descubro toda mi debilidad y me asusto de verdad. Apenas tengo fuerzas, pero consigo flexionar ligeramente la rodilla izquierda. Ella ha sonreído y los presentes la secundan. Debía ser la señal matriarcal, porque a continuación, todos me dan una efusiva bienvenida con alegría y me ordenan que descanse antes de cerrar la mampara de madera. Y los párpados se me desploman rendidos con la contundencia de un telón de acero. 15 Octubre, 1999 Cuando he vuelto a entrar en contacto con la realidad, una dicharachera niña de unos diez u once años me está contando un cuento, pero vuelvo a perecer en el pozo oscuro de esta extraña enfermedad. Más tarde mi mano se encuentra entrelazada a la de una hermosa joven. Es tímida, pues cuando comprende que he vuelto al mundo de los vivos, aparta con rapidez su cuerpo del regazo de 273 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. la cama y su mano con agilidad. No sé por qué no logro articular palabra. Nada le puedo explicar. Su blanca sonrisa se desvanece junto al bello rostro color canela, no antes de quedar cegado por su magia sobrenatural. Y la siguiente vez que he despertado me he asustado. Ante mí una sombra se abalanza como un monstruo desconocido lleno de maldad, pero en la calidez de su tacto hallo seguridad. Y otra vez vuelvo a desmayarme por enésima vez hasta que sin saber cómo, me encuentro incorporado, sujetado por los firmes brazos del corpulento hombre. Me fijo que es muy panzudo pero esto no le resta movilidad. Una mujer, de igual modo como si de su propio hijo se tratara me pone en la boca una cucharada de sopa caliente que yo agradezco con el ronroneo del gato satisfecho. Cada vez que la trago me procura una agradable sensación de bienestar que me apacigua. En este momento me fijo que las paredes no llegan al techo. No deben tener más de dos metros. Por tal razón escuchaba lo que ocurría un poco más allá, no lejos de esta especie de enfermería donde me cuidan con gran esmero igual que a uno más de la familia. Me acurrucan con suavidad. Me tapan con la sábana. Incluso la permanente primavera que regocija con su magia sobrenatural, me besa cariñosamente en la mejilla. Esto me gusta, seguro que me hará descansar con placidez. No he podido agradecérselo porque mis ojos se han tornado en mi cabeza como queriendo darse la vuelta para buscar la parte de atrás. 17 Octubre, 1999 Cae recia el agua. Ha encontrado una entrada por las tejas desencajadas del viejo techado de esta casa. Me salpica. Escucho llover largo tiempo y mi cuerpo... no, eso no soy yo. Me he movido a lo largo y ancho de la isla pero no. Yo no soy nada más una amalgama de carne y sangre y nervios y articulaciones de huesos. Tampoco soy únicamente mis pensamientos. Eso no soy yo. Pero si yo no soy mi cuerpo ni mis pensamientos, si nada de eso soy, ¿qué soy? Niego mi cuerpo, mi mente que piensa. Incluso mi pasado. Y la conciencia es lo único que permanece conmigo. 19 Octubre, 1999 Participo de esta oscuridad nocturna. Disfruto escudriñando sus secretos. Y cuando despunta el día siguiente, nuevamente el femenino murmullo se convierte en la mejor música. Crece el revolotear de los niños. Ahora sé que los hombres salen bien temprano para atender las tareas del campo. Ordeñar las vacas y llevar al ganado a pastar son parte de sus obligaciones. Surge el llanto de un niño. Parece que nadie lo escucha. Se perpetúa y, con gran dificultad me incorporo en lo que parecen unas tijeras con un fino colchón encima. El niño sigue llorando con insistencia y convencido ya de que nadie se percata del peligro que debe de estar padeciendo el pequeño, hago un gran esfuerzo para moverme. Imagino lo peor. Casi arrastrándome salgo de la habitación para alertarlos, y cuando los veo tranquilos con sus quehaceres les pregunto alterado con torpes gestos si no están escuchando el llanto del niño. Se hace un silencio que corta. Todos con el 274 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. entrecejo fruncido y sorpresa en la mirada, como si se hubieran puesto de acuerdo, dan paso a una tremenda carcajada general burlándose de mí. Yo no comprendo. Ni le veo la gracia al asunto hasta que la matriarca levanta el brazo derecho señalándome la puerta del porche. Al seguir su mano y su dedo encuentro encima de una tabla una lora de verde musgo que me observa ladeando la cabeza mientras sigue con los sonidos aprendidos de los niños. Avergonzado me he desplomado en la silla como el chiquillo al que han regañado por no saberse la lección. Y cuando han terminado las bromas, me han hecho preguntas interesándose por mi estado de salud, pero si intento contestar, mi voz se quiebra. Me excuso con gestos. Todavía no puedo expresarme. Frente a mí dejan un plato de arroz blanco con guacamole, cuajada, y plátano frito. Como con muchas ganas, con cubiertos, ellos lo hacen con las manos mirándome de reojo como bicho raro. Me asombra ver a los niños de cuatro y cinco años bebiendo café. Y me percato que los niños todos por igual llaman a los hombres papá y a las mujeres mamá, al margen del parentesco. Desde que conviven en la misma casa se unen más allá de la sangre. Extraño país donde los miembros de una familia raramente crecen a la sombra del mismo árbol, principalmente porque la pobreza y el hambre obligan a emigrar. 20 Octubre, 1999 Una sociedad que aísla al individuo jamás conocerá la solidaridad, por esta razón los países del Norte están perdiendo este calor tan sano. Aquí no hay el problema de uno u otro. Aquí solo hay un problema. Y este es el problema de todos. La cooperación es automática. Cada uno encuentra su lugar. Yo no he sido nada más un enfermo. Soy el asunto de todos. Todos colaboran. Y ahora en vez de aislarme participo del ritmo de la comunidad. A la expresión “ducharse” lo llaman “bañarse”. Me invitan a asearme señalándome el lugar. Me facilitan una toalla y una pastilla de jabón, pero tiritando, suficientemente explícito, les hago ver que tendré frío... hasta que decido dejarme llevar y hacerles caso en vez de obstinarme a levantar muros que distancian. Sacan agua del pozo y la sazonan con hierbas aromáticas. Identifico enseguida la fragancia. La misma que sentía durante mis desmayos. La que me parecía fantasía. Gozo frotando mi cuerpo en medio del campo cobijado detrás de unas improvisadas planchas de madera a escasos metros de las letrinas, rodeado de patos gallinas perros conejos pavos y cerdos grandes como caballos. Y me encuentro mucho mejor después del baño-ducha a base de rociarme con baldes llenos de agua y hormigas. Creo que es a partir de aquí que empieza mi verdadero viaje. Hay algo que vive en mí y quiere salir. Algo que debo rescatar. Está ahí, muy adentro, y desde allí me llama con la fuerza del viento. Se mueve con inquietud esta cosa entre ocasionales susurros y ligeros tambaleos asomando ya su cabeza. Y como un niño que desarma su juguete para conocerlo, así me encuentro yo en Ometepe. Estoy convencido que tenía que hacerlo. Tenía que llegar hasta aquí. No solo era el momento preciso. Interpreto que es mi momento. Esa ocasión prodigiosa que de reconocerla varía la existencia humana. 275 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. 22 Octubre, 1999 Nos citamos a las cuatro de la madrugada en la entrada de la hacienda Santa Rosa donde se cruzan los caminos. Yamila estudia turismo. Se ofreció a mostrarme el reservado lugar. El director del museo de Altagracia me advirtió que llevaría encasquetada su gorra roja -Nunca se despega de la gorra cuando va allí-. El camión bananero sin carga deslucido por los años no ha superado los veinte kilómetros durante el trayecto. Ha saltado por encima de los profundos baches haciéndome botar en la parte trasera igual que un balón de básquet. En ocasiones me he golpeado contra los oxidados hierros que un día fueron negros. Me asalta con desbordante entusiasmo el recio conductor -Un cigarro, un cigarro... ¿tienes un cigarro español?- pero yo no fumo y con pesar no lo complazco. Espero haya leído el agradecimiento en mis ojos cuando se marchó. Detrás de un grupo de bueyes, Yamila sostiene un conejo que entrega a una niña luciendo orgullosa la descolorida gorra. Se parece a todos los indígenas de la isla; baja estatura, cabellos lacios, pómulos resaltados, piel de arcilla, grueso cuello, anchas espaldas y una cabeza plana por delante y por detrás. Yamila se dirige a mí con una blanca e iluminada sonrisa -Bienvenido español-. Se quita la gorra y se la ha vuelto a encasquetar con un ligero forcejeo. Y hemos empezado a andar y andar, y hemos seguido andando hasta el mediodía. Durante la caminata, sus intermitentes explicaciones sobre lo que oculta debajo el reservado lugar, han hecho amena la distancia. Una iguana nos ha seguido durante un rato. Cuando Yamila ha señalado los árboles, aunque me ha costado al principio reconocerlos por su destreza en el arte del camuflaje, he visto grupos de micos de cara blanca y no he podido evitar pensar lo mucho que nos parecemos a estos animales. A lo lejos una pareja de pelícanos nos observa desde lo alto de unas rocas. Detrás de ellos iba a mostrarse ese lugar reservado solo para unos pocos. Y ante mí se abre majestuosa la belleza del Charco Esmeralda, fabulosa laguna cuyo perímetro visto desde el cielo asemeja a la silueta de un león. Por un minuto me quedo paralizado como diciéndome que yo ya he estado aquí. Creo que ya conocía este lugar. Esta imagen se me ha revelado en algún sueño al que no di importancia ni presté atención. Sí, ahora estoy seguro. ¡Yo he estado aquí antes! De repente un sonido me asusta. La maleza se ha movido -Pul- dice Yamila -Pul- repite insistentemente indicándome con su largo dedo lo que parecía ser un hombre mayor que se esconde tras la maleza. Por lo visto pul significa perdido entre los dos cerros. Parece que hay varios PUL que llegan por los senderos y vagan alrededor de esta laguna como si buscaran algo. La laguna está situada en la zona sur, en un paraje encantador. Sus bordes están cubiertos de árboles, mayormente de una clase denominada guapo que lo enmarcan como el más lindo paisaje que colgar en una pared. Su característico tono verde es por las algas que hay en abundancia. Es un criadero de tortugas natural. En sus aguas alberga peces de todas las especies, sobretodo anguilas. 276 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Predominan en mayor número los patos chanchos, pero también hay diversidad de garzas y cuacas. Es un panorama fantástico. Podría pasarme horas contemplándolo pero Yamila comienza a hablarme de la leyenda y le presto atención a ella. _ Dicen que debajo de esta laguna existe un mundo entero donde habitan los elegidos. El Encanto, bajo tierra, está embrujado de grandeza. Es un mundo que se encuentra debajo de la laguna poblada por personas y animales y toda clase de árboles frutales. Los visitantes pueden comer lo que quieran y cuanto quieran pero no pueden llevarse nada. Se sabe que un ladrón quiso llevarse un amuleto provisto de poderes sobrenaturales y cuando buscó el camino de regreso no lo encontraba. Todos los caminos lo devolvían siempre al poblado. Pero seguía intentándolo una y otra vez. Mi propio tatarabuelo estuvo en El Encanto. De la misma manera intentó llevarse algo, pero no pudo salir hasta que depuso las cosas. Solamente un pedazo de tela roja consiguió traer para confirmar la veracidad de la leyenda. Con esta tela hicimos mi gorra, mira... Yamila me muestra la gorra estremeciéndose, haciéndome sentir un escalofrío que se ahoga en mi oído mientras sigo atento a sus palabras. _ Una noche se marchó y ya no volvió. Cuando los miembros de mi familia venimos por aquí traemos la tela para que pueda identificarnos y nos enseñe el verdadero camino. Pero es juguetón y travieso. Ahora nadie lo alcanza. Los niños se encargan del aseo y el cuidado de los más mayores, porque solamente ellos pueden verle las patas a las culebras. Ahí vive Mamabel.la, una anciana que monta a caballo, corta leña, y limpia su platanal. Es la hermana de Mamabucha. Son muchas las personas que al completar su ciclo acuden al Charco Esmeralda para que se les permita la entrada. Y sabes español, cuando el fuego silba en alguna parte del mundo es señal de que nuevos visitantes llegan a El Encanto. Ese hombre que hemos visto antes, seguramente venía a por el aroma de una planta que enamora a las mujeres. Otros vienen en busca de los secretos para amansar a los bravos animales. Algunas mujeres embarazadas llegan hasta aquí para recoger las plumas encantadas que han perdido las aves que habitan bajo el Charco Esmeralda. Las llevan al río Buen Suceso, porque si corren contra corriente, significa que sus hijos nacerán sanos y fuertes. Y perdiendo la mirada en el fondo de la laguna Yamila ha enmudecido. Yo me he quedado embobado como el pequeño que escucha una fábula que le cuenta su abuelo una lluviosa tarde de domingo. Sin duda este es un lugar misterioso que guarda algún extraño secreto. Quizás algún día descifre alguien el enigma de tan fantástica historia. Por la noche, recordando la leyenda he visualizado en mi mente el cuadro de Salvador Dalí en el que un niño curioso levanta el mar para ver que se oculta debajo. A las pocas horas de dormirme me he sobresaltado porque una mano salida de la laguna me agarraba del pie y tiraba hacia abajo. 24 Octubre, 1999 Por ahí esta Emérita! Ella vive siempre fascinada. Y se emociona con una pelota, un grillo o un escarabajo. Se asombra de todo y todo es una maravillosa experiencia. Los adultos nos desconectamos del mundo y ya no entendemos de piedras, insectos, árboles. Al llegar a la madurez olvidamos que 277 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. tan mágica es la vida. Emérita acepta sin prejuicios y disfruta sin necesidad de comprender y examinar las cosas. Simplemente siente la vida. ¡Ni una sola vez la he escuchado quejarse por el clima! Cuando golpea el sol, dice que la ropa se seca más rápido. Cuando llueve torrencialmente, dice que las plantas están contentas. Me deleito con su visión de las cosas. Creo que todavía se hace la enfadada pero sé que bromea. Cuando jugamos hace unos días, después de subirnos al árbol para comer guayabas (una fruta que no me gustó mucho y que preferí dársela al caballo), todos partieron corriendo para esconderse. Antes de ir en su busca, sin que me vieran enterré todas las chinelas; sus zapatillas. No se dieron cuenta hasta la hora de marcharnos y casi se pusieron a llorar del susto. Emérita es la mayor de todos y la responsable del grupo. Al no ver las chinelas, temió un castigo. Aquí las cosas tienen un valor tres veces mayor por la escasez. Para tranquilizarlos les indiqué donde estaban. Empezaron a cavar un agujero pero yo me había confundido. Estaban un poco más a la derecha, junto a los matorrales. Así que Emérita pensó que me estaba burlando de ella. Entonces comenzaron los lamentos, las pataletas sentada en la arena. Tardé en encontrarlas. Primero fueron las rojas, y luego todas las demás. Al verlas, los niños me ayudaron a escarbar, pero las verdes, las únicas de ese color, no aparecían. Y eran las de Emérita que se impacientó creyendo que alguien se las había llevado. Pero me salvó su hermana menor, Shirley, justo cuando estaba dispuesta a pegarme en el trasero con una rama seca mientras recobraba su risa cantarina que había enmudecido cuando su rostro se llenó de forzados pucheros. 29 Octubre, 1999 La finca se me hace chiquita y demasiado conocida. Me hace falta sentarme con ellos a compartir la comida y la vida. Los días de “celebre estancia” hice lo mismo que la gente de la comunidad: alimenté a los animales, corté leña, limpié los potreros, cuidé el huerto, recogí cocos, molí trigo, y ayudé a componer las cercas que los caballos derribaban. Separábamos las piedrecillas que se mezclan con el arroz y los frijoles. Me reí, y corrí con los niños por la playa. Les enseñé a nadar en el lago, a bailar como en España, y algunos juegos y canciones tradicionales del otro lado del mundo. Les encantaba que hiciera trucos con la baraja de naipes. Se divertían mucho cuando simulaba que me rompía el dedo, separándolo de mi mano ante sus grandes ojos abiertos. Gocé. Me gustó que me implicaran en su quehacer diario. Me gustó que me integraran en cada una de sus emociones. Tengo que volver a verlos. Necesito relacionarme con estos entrañables nativos. Voy a visitarlos. ¡Yeah!... me gusta recorrer este camino. Me conozco cada una de estas piedras, cada uno de estos árboles. El río Buen Suceso siempre está en el mismo sitio. Voy sobre seguro, sé que encontraré gente afectuosa y cordial que sabe amar. Me gusta comportarme como si tuviera diez años. Me siento bien con los niños. No olvido cuando jugamos a realizar milagros. 30 Octubre, 1999 278 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. A mi paso la playa se adentra en el mar como un puente de arena que se alarga penetrando en las aguas embravecidas que se expresan con movimientos retorcidos, inventando esta curiosa pasarela que se torna calzada que me acerca a... oh! Alguien me saluda... Es alguien que me parece un yo mismo con su mano en alto. Desde un principio despierta mi interés su vida errante y sin morada fija, seguramente porque yo me encuentro peregrinando. Sé que mantiene sus ancestrales creencias conservando su propia identidad intacta. Un millar de individuos se concentran en él. Defiende un crecimiento estable y sostenido basado en la agricultura de subsistencia. Intuyo que pronto tendré la oportunidad de experimentar algo maravilloso. Me señala -Si quieres contactar con los Miskito, buscaremos juntos el Río Escondido. Una cosa es la reserva de Nicaragua como reclamo turístico. Otra muy distinta es el reino de los miskito de selva adentro-. Y acepto que este desconocido que se me presenta como Saúl me guíe por la jungla y me haga de intérprete, poniéndome en sus manos completamente. 31 Octubre, 1999 El Río Escondido conocido por los nativos como río brujo, tiene su origen en Granada. En ciertas épocas desaparece repentinamente. Al iniciar su vida en las faldas del volcán Mombacho, la fuente de agua donde nace es afectada por la actividad que hay dentro del volcán que determina su cauce y su rumbo. En la selva húmeda de calor sofocante, pensé encontrarme con leones y elefantes y jirafas, pero no estoy en África. Esto no es Zaire ni el Congo y mucho menos Kenya. Cuando más allá de cinco jornadas el territorio se ha tornado inexplorado, se llega a un valle que se ensancha con barrancos a los lados. En el valle hay ganado pastando y niños recogiendo flores y persiguiendo lagartijas y saltamontes. Las vacas gigantes levantan la cabeza. Los toros de ojos feroces y cuernos retorcidos nos miran. Búfalos inquietos quieren comenzar una estampida. Pero animales que pueden pisotear a un hombre de tres metros hasta arrancarle la vida se dejan amedrentar y apalear por niños que no les llegan al hocico. Uno de los niños que cuida un rebaño de ovejas corre a nuestro encuentro. Al llegar donde nos encontramos sacude la cabeza para apartar la melena de su rostro ovalado. Creo que conoce a Saúl. Sus ojos son dos topacios encendidos. En su mano agarra una caña de bambú alargada que suelta para tomar mi mano y tirar de mi brazo. Saúl asiente con su mirada y yo me dejo llevar. 1 Noviembre, 1999 Antes de entrar en la zona donde está instalada su aldea, viene corriendo otro niño para darnos la bienvenida. Tiene cicatrices blancas en brazos y piernas, aparentemente mordiscos. Se sitúa a nuestro lado y camina como si nos escoltara. Al llegar junto a una roca en forma de obelisco nos pide la contraseña un tercer niño de rostro simpático dirigiéndose a nosotros de manera peculiar. Se trata del centinela que postrado en los alrededores de su comunidad concede o prohíbe el paso. 279 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Saúl me indica que me toque con la punta de los dedos los hombros en señal de asentimiento. Por lo visto ha preguntado si estoy preparado para lograr superar la maldad que hay dentro de mí. Y me comenta Saúl, poniendo sus manos en mis hombros con fraternal gesto -Todos los pueblos malvados se autodestruyen. Sin la comprensión del quinto elemento, no puede existir una organización duradera. Pero no debe obligarse, ni forzarse a nadie, porque tarde o temprano habría rebeldía y revolución. Existe una sola forma universal de organización. La que ha permitido permanecer a esta sociedad intacta con la capacidad de perpetuar la supervivencia que sólo se garantiza cuando se acerca al forastero a su voluntad de evolucionar. Debe el visitante desear su crecimiento. Por esto, amigo, si pretendes tomar un contacto real con ellos, debes partir de la intención misma de no dejar salir la maldad que hay en ti. Todos por igual y sin excepción la llevamos dentro. No hay que permitir que salga fuera, aprendiendo a convivir con ella. Por el contrario, el amor que yace dentro, debe empujarse hacia afuera para compartirse y regalarse con generosidad-. A continuación Saúl me abraza por largo tiempo. Y al abrazo se suma el centinela aportando un aire místico al acto. El niño de ojos de topacio los cierra y respira profundamente extendiendo los brazos al cielo con las palmas abiertas. Igualmente lo hace el que nos escoltaba. Las palabras de Saúl me dejan muy intrigado. He pasado en la selva húmeda con él en permanente silencio mientras ardía el fuego y cocinábamos y cenábamos y de repente, semejante discurso entorno al amor y la maldad. Empiezo a estar preparado para cualquier cosa, pero confieso que me ha chocado su elocuencia después de cinco días de total parquedad. Y me ha chocado porque a los niños pequeños se les enseña que no son malos. Yo sabía que tenía un lado bueno, pero desconocía el hecho de disponer de un lado malo. Pero más me sorprende el aviso del centinela –Antes de adéntrate en nuestro mundo debes comprometerte a eliminar los quiero y los no quiero o no podrás entrar jamás, aunque desees hacerlo y permanezcas con nosotros largas lunas. Añade el niño que abre sus ojos bajando sus brazos –No esperes nada y no te sentirás defraudado- y sus dos grandes topacios parecen brillar más que antes. El escolta también desciende sus brazos muy lentamente. Obligar por la fuerza, ni que sea de manera indirecta, condicionado con suavidad, es considerado por esta comunidad un sin razón estéril -Un acto incivilizado y violento-. Me lo aclara Saúl durante el atardecer. Me dice que la libertad humana es algo sagrado -Tanto la libertad propia como la libertad ajena –puntualiza-. Obligar es un término que no existe en la comunidad. Cada persona es valiosa y respetada por alguna cualidad. "Por la fuerza" es destruir, es un acto malvado; un violar la Ley-. Y me advierte -Si no se conoce lo malo, ¿cómo podría disfrutarse de lo bueno? ¿Cómo se sabría que lo es?-. Pero valorar lo bueno y lo malo... me pregunto en silencio, ¿bajo qué premisas? 3 Noviembre, 1999 Los tres requisitos indispensables que deben cumplirse simultáneamente para obtener un mundo perfecto según el sentir de esta comunidad, son: conocer la Ley Fundamental del Universo, practicar y mantener la Unidad, y organizarse a través del flujo cósmico. Pero después de tres días en esta especie de campamento compruebo que su nivel de desarrollo es bastante obvio, es decir, no existe. Sin atreverme a decirlo en voz alta, pienso que son un pueblo pobre en un país tercermundista. 280 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Un grupo de jóvenes que juegan cerca parecen haberme escuchado. Han dejado de reírse. Detienen secamente su juego. Me miran incomodándome y, al unísono dan dos palmadas que coordinan magistralmente y se vuelven de espaldas a mí. No sé qué quieren decirme. Quizás sea un ritual. Hago lo mismo. Doy un par de palmadas y me doy la vuelta quedando de espaldas a ellos. Y cuando me giro Saúl se acerca por mi flanco derecho para rectificarme con un gesto -Son tres- me indica con sus dedos estirados. Debía dar tres palmadas si pretendía excusar mi comportamiento. Una vez hecho esto, todos han recuperado su actividad como si nada hubiera sucedido. Desconcertante. Saúl me traduce el incidente -Es tu imaginación desbocada y sin control la que puede matarte de terror porque es capaz de inventar demonios donde solamente hay un buen amigo. La realidad puede ser sencilla y hermosa, y también nuestros monstruos internos. Solamente hay que apaciguarlos hasta domesticarlos-. Pero sus parámetros no encajan demasiado bien con los míos. Yo sé que las armas se vuelven contra aquellos que las usan. Conozco el dicho: "Siembra tempestades y recogerás huracanes", pero desconozco este principio que propugna la comunidad en su educación más elemental, por medio del cual, el desarrollo emocional por delante del desarrollo intelectual, produciéndose el distanciamiento con la violencia que para ellos indica un acto de violación de la Unidad. Desde hace siglos mantienen que es la vanidad quien apaga la luz del alma y es caldo de cultivo para la maldad. 5 Noviembre, 1999 Me tienen bien desconcertado. Sus días son jornadas de treinta y cinco horas. Trabajan descansan comen y duermen cuando tienen ganas, tanto de día como de noche. No circula una moneda de cambio. Se intercambian cosas por cosas, trabajo por trabajo, afecto por afecto, un objeto se devuelve con otro objeto similar. Pero hasta que no lo sienten de verdad no lo entregan. El intercambio nunca es inmediato. Piensan constantemente en la mejor manera de intercambio. Y cuando existen incompatibilidades entre algunos miembros, antes de que crezca el malentendido, corren a regalarse algo, lo que sea, preferiblemente algo útil y práctico. Esto marca una gran diferencia con mi sociedad donde más que acercarnos, nos alejamos por absurdos prejuicios y repentinas patochadas. Estos indígenas, ya sean grandes o pequeños, hombres o mujeres, se ven relajados y sonrientes. Son atentos, agradables, amables. Se interesan por mí. Me ayudan a comprender sus peculiaridades. En una palabra: esta gente me respeta. Lo veo es sus ojos. No tan sólo en su trato. Su actitud los honra y su comportamiento me honra a mí. Viven humildemente pero con alegría, cercanos a la felicidad a la que ellos denominan dicha. Viven sin ansia ni angustia. Sin pasado ni futuro disfrutando del "ahora mismo" porque hoy... hoy es un día muy especial para todos ellos y cada instante ¡magnífico! 281 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. ¿Qué eres? Me pregunta un niño. Y a continuación, le respondo sin contemplaciones: este momento. He aprendido la lección. 7 Noviembre, 1999 Un hombre requiere de mi atención absoluta. No me ha dicho nada desde que aparecí en su comunidad, pero el modo en cómo me observa... Veo su necesidad de intercambio. Su nombre es Oküli, un anciano de labios apretados y honda voz. Su aspecto es saludable y jovial, pese a la barba descuidada y su largo cabello blanco que amarra con hilo de nylon confeccionando una tupida cola que deja sobre uno de sus hombros. Tiene los ojos llenos de paz. Todo su rostro dibuja sonrisas que lo dotan de una agradable bondad. Y parece como si perteneciera a otra raza o familia o grupo tribal. He sabido que es un exorcista, una especie de vaticinador, igual que un mago, astrónomo a la vez que astrólogo, y también adivinador y médico cirujano. Un hacedor de lluvia de viento. Un encantador que llama a los milagros. Un sacerdote, orador, maestro, y un guía para todos los presentes, consejero y depositario de innumerables secretos, promotor incansable de los hábitos universales. Es un hombre de opinión justa y determinante y su mensaje es imprescindible para el jefe de cada clan familiar de los distintos departamentos que reclaman su confirmación sobre cualquier acto trascendente. Me han asegurado que su sabiduría llegó del Gran Fuego que se posó sobre el mar dejando que su arte caminara hasta la orilla para el bienestar -Nunca para la destrucción- señalan. Es quien encuentra los objetos perdidos. Y creo que me observa porque me siente un ser desamparado y desarraigado y por ello me dice desde lejos, acercándose con parsimonia y su mirada serena –Nosotros no padecemos la maldad porque no la dejamos salir. Vive en cada uno de nosotros. Cada uno asume y carga con su porción individual pero la comunidad no se mancha de suciedad. Nosotros no sufrimos porque la ignoramos. Esto sucede una vez hemos contemplado sin miedo su amargo y feo rostro-. Y frente a mí, ante mi perplejidad, por haberlo escuchado aún estando a diez metros, se limita a poner sus manos a los lados de mi cabeza apretándolas fuertemente contra mis orejas cerrando a continuación sus ojos de paz. Permanece largo tiempo sumido en una especie de trance durante el cual, he padecido un calambre que me ha recorrido por todo el cerebro. ¿Qué me hace? _ No hay que extraer el mal; no debe intentar arrancarse. Solamente hay que dejarle que se relaje. Si lo sacamos otro lo utilizará. Mantenerlo guarecido, adormilado, porque si lo movemos se enfadará y luchará exigiendo ejercer su finalidad. Y como si mi mente abriera un armario viejo me digo... La maldad puede alimentarse y engrandecerse o aceptarse con resignación, engañándola mediante la acumulación de actividades positivas. En el armario un cajón... El bien, nace del mal, de su pleno conocimiento. 9 Noviembre, 1999 282 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La experiencia de la creatividad es una entrada en lo misterioso. La técnica y el conocimiento, simplemente son herramientas. La clave radica en abandonarse a la expresión de la energía que habita nuestra alma. Esta energía no tiene forma ni estructura y, sin embargo, todas las formas y estructuras posibles surgen de ella. 11 Noviembre, 1999 ¡Ya lo entiendo! La creatividad es la cualidad que se pone en aquello que se hace. Por lo tanto, es una actitud. Ok. Es un enfoque que parte desde el interior… y una voz profunda retumba: no todas las personas pueden ser deportistas. No hay necesidad. No todas pueden ser cantantes, el mundo sería horrible si todas las personas fueran cantantes o profesores o matemáticos o cocineros. No hay necesidad que todas las personas sean poetas. Pero todo el mundo puede ser creativo. Hagas lo que hagas, si lo haces amorosamente, y si el acto de hacerlo no es exclusivamente económico, entonces es creativo. Si la actividad consigue que se origine algo en el interior, si te impulsa a evolucionar, es espiritual, y se trata de una actividad que innova. El verdadero asunto consiste en permanecer abierto a lo que se quiere expresar a través de ti. La lección que he aprendido es que no poseemos nuestras creaciones. No nos pertenecen. Somos instrumentos de la providencia. La verdadera creatividad surge de la comunión con la energía cósmica (con todo lo que es místico y desconocido). Al participar de esta fuerza vital se celebra un gozo para el creador y el resultado es una bendición para la comunidad. La creatividad te vuelve más espiritual. Si Dios es el creador, cuanto más creativos nos volvamos, más divinos seremos. ¡Ama aquello que haces! ¡No hagas nada sin amor! ¡Disfruta haciendo lo que sea que decidas hacer! 15 Noviembre, 1999 No hay duda de que conservan sus raíces y concepciones tribales como partes irrenunciables de su propia identidad cultural, autóctona y autónoma, plenamente identificada con su inseparable hábitat que satisface todas sus necesidades vitales. Son dueños de sus propios valores y motivaciones. Poseedores por derecho natural de una tierra que ha sido suya desde muchos siglos antes de la intromisión europea. Y han logrado subsistir, aun cuando los bucaneros y los corsarios merodearon por esta parte de la Costa Atlántica. Al igual que entonces, hoy se conservan como una sola unidad social inmunes a cualquier tipo de invasión. Desentendiéndose. No aceptando límites, más que los que dictan e imponen las necesidades. Diseñando y modificando las fronteras a su gusto sin adoptar un mapa fijo. Prefieren una geografía cambiante y flexible. Y son dueños por derecho propio de un territorio que dibujan a su antojo sin arrogancia ni presunción. 283 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Esta tribu indígena tiene una singular relevancia. Se mantiene en el anonimato sin llamar la atención. Da la bienvenida al forastero, pero no va en busca de él. Con suma discreción, viven y dejan vivir a los demás pueblos. Respetando, porque saben que la paz es el respeto a lo ajeno. Es un grupo repleto de simbolismos. Gente buena enclavada en una geografía inhóspita, dura, caliente, lluviosa, rodeada de pantanos. Son una sociedad de clanes familiares dispersos no regidos por una única cabeza visible, si no por El Consejo que en ocasiones termina en multitudinaria asamblea. Todos pueden participar. Las deliberaciones están abiertas a cualquiera que quiera intervenir, sin embargo, nadie podrá cuestionar la decisión de no haber asistido para exponer su opinión. Incluso me ha dicho la mujer de Oküli que parece que no sea de su misma raza o condición, que curiosa pareja hacen, mientras le sacaba las vísceras a un buey, que los más pequeños de la tribu también siguen algunas deliberaciones y en una ocasión, fue la palabra de un pequeño de ocho años la que le dio la vuelta a una situación compleja -Proporcionó con su ingenuidad una nueva perspectiva, y desde ese punto de vista innovador, halló la solución a un asunto que llevaban días intentando resolver –dijo, sonriendo. Estos indios viven bajo una casi perfecta igualdad. No hay ricos ni pobres entre ellos, ni existe competencia por acumular riquezas, no necesitan paliar esa hambre innegable y permanente que las posesiones o la fama no pueden aplacar. Un hambre voraz que azota la mayoría de los países del planeta. 16 Noviembre, 1999 Tienen una peculiar forma de escribir, y también de contar. No creo que su medida sea numerológica, más bien parece simbólica. Me recuerda a las inscripciones egipcias o mayas. Se ungen con resinas y se perfuman con flores silvestres. Algunos se tatúan el rostro y los cazadores el torso. Las sandalias que utilizan son de piel de jaguar. He visto un jaguar entre la maleza. Se movía por la selva a la par que yo hasta que me percaté. Se quedó quieto. Me miró al interior de los ojos hasta punzarme el alma y... me desmayé. 19 Noviembre, 1999 Preparan y conservan los alimentos en vasijas de barro. Las ollas jarras platos y vasos, tienen decoración. Todo está moldeado a mano. Nunca encuentras dos objetos iguales. Cada artista tiene su propio estilo. Aquí no existe la fabricación en serie ni las cadenas de montaje. No existen los objetos de metal. Producir no es importante. La calidad está por encima de la cantidad. Y la originalidad se ensalza. La base es la arcilla que disponen a su alrededor. Para eliminar la graba del barro y lograr mejores piezas, usan sustancias como el polvo de roca volcánica, arena caliza y cuarzo, además de algunos plantas y polvo de conchas de animales. Los objetos son cubiertos con una capa de engobe. Son casi todos monocromos, color crema, negro o rojo anaranjado. La tortuga verde es realmente sabrosa y muy abundante y fácil de capturar. Ya me lo había advertido el anciano indio Chorotega en Ometepe, y, tenía razón. 284 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. En estos bosques hay una gran cantidad de monos que pueden cazarse a voluntad. Su carne rica en proteínas se me revela como un manjar que ingiero sin ascos ni remilgos. 20 Noviembre, 1999 La caza es muy abundante en esta parte de Nicaragua escasamente habitada. El indígena demuestra a cada paso que es un excelente cazador. La agudeza de sus sentidos es maravillosa y nada escapa a sus ojos ni a su olfato. Perciben la presa a varios metros de distancia. Cada ruido es advertido y comprendido al instante. Me impresionaron cuando los acompañé a una expedición, incluso los adolescentes profanos predecían el movimiento que aún no había llegado advirtiéndome de lo que ocurría detrás del matorral o en la cima del árbol. Otro elemento de su habilidad es la seguridad en la dirección de donde procede cualquier sonido que se escuche en la selva, que es estimado con gran exactitud. Y a los ancianos no parece disminuirles por cuestiones de edad la persistente sagacidad con la que persiguen a sus presas a través de la espesa vegetación. 21 Noviembre, 1999 Cada uno de los miembros de esta comunidad denota profundidad. Todos sin excepción parecen ocultar un abismo interno. Pero su luminosidad me inquieta. Ese punto extraño en medio de su frente ¡me intriga! Hasta la fecha no he visto un solo conflicto. Y me pregunto: ¿por qué se producen los conflictos? Y me escucho decir: porque actuamos en función de las diferencias respecto a la otra persona en vez de hacerlo desde las muchas coincidencias. Las diferencias, como hecho natural, son un elemento positivo que enriquece. El conflicto nace cuando pretendemos obligar a los demás a pensar y actuar como a nosotros nos gustaría, como a nosotros nos parece que deben hacerlo. El problema viene cuando se invade lo ajeno y el otro percibe una amenaza en forma de ofensa directa a su dignidad. Así comienza la disputa. Le sigue la contienda y la guerra. Cuando dos hermanos pelean el asunto deja de ser una cuestión domestica y pasa a ser un asunto de la comunidad, porque todos los niños y niñas pelean cuando dedican su atención al conflicto en vez de dedicar su atención al amor. Y si persiste semejante actitud a los pocos años serán la personificación de la guerra y cada miembro... la comunidad entera debe impedirlo, pero allí donde habitas tú está la televisión para fomentar el golpe que hiere. Ahí está metida en la caja del salón la palabra que golpea por falta de amor. Demasiados adolescentes pasan demasiadas horas sin dirección ni supervisión. Incontrolada su educación. Solo videojuegos e Internet... ¿quién habla? 23 Noviembre, 1999 Aquí no existen los problemas, o eso me parece a mí. Y abordo a Saúl en busca de una explicación, porque aun hablando muy poco, cuando se decide a hablar lo hace pleno de saber –Ellos tienen desafíos, no tienen problemas. Quieren que llueva 285 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. para favorecer su cosecha pero si no llueve no se lamentan. Su desafío es el alimento. Y en tales circunstancias pueden competir por su puntería con el arco y la flecha cazando por necesidad- pero hablándome como me habla siento curiosidad. Apenas lo escucho, pero he oído bien cuanto ha dicho. Saúl no ha movido los labios y sin embargo, le he comprendido. Lo sentía. Sentí decirle –Tu mejor caza todavía está por llegar... observa lo que en verdad tienes que observar-, ¿qué? 24 Noviembre, 1999 No hace falta observarlos largo tiempo para deducir que los sentimientos no son para ellos inclinaciones fugitivas ni sensaciones que se experimentan tan sólo durante un rato. Llegué a estar convencido en mi juventud que los sentimientos eran algo "primitivo", algo inferior, de clase baja a nivel social. De gente inculta, además de vulgar. Por tal motivo los sustituí por el pensamiento tenaz, por un raciocinio desprovisto de sensibilidad, un abrigo de plomo que me aisló. Pero comprendí en Ometepe que si no los recuperaba elaboraría teorías que justifican la agresividad, el terror, la deshonestidad, la destrucción, y, en verdad así es mi sociedad; una aturdida comunidad donde se crían niños enojados inseguros y confundidos que ponen en peligro de extinción a toda la humanidad. Esos pensamientos tan "inteligentes" y esas teorías tan "brillantes"... creo que nos van a aniquilar. Y es viendo a esta gente que me doy cuenta. El esfuerzo desmedido e infatigable que empeñan las mal llamadas sociedades civilizadas en lo tecnológico aquí es desconocido, no tienen ese ímpetu por la ciencia y la técnica. O lo conocieron y comprobaron su inutilidad desechando tan negativo hábito. Para ellos “civilización” equivale a esterilización. 27 Noviembre, 1999 Mi testimonio. Me digo a mí mismo: tú no eres un rebelde!! No soy una persona sumisa. Tampoco soy un individuo inconformista que lucha con algo o contra alguien. Simplemente soy salvaje, eso es todo. El salvaje no necesita romper las cadenas de los represivos condicionamientos de la sociedad, ni desembarazarse de las opiniones de los demás. Se hace a sí mismo partiendo de todos los colores del arco iris que alberga su intimidad. Surge tras desenterrar la única asignatura pendiente, y, con voluntad consciente, se desarrolla desplegando sus alas para elevar el vuelo de su genuinidad. Es así como descubro mi propia naturaleza verdadera, la esencia misma de mi auténtico ser. Estoy determinado a vivir de acuerdo con esta significación que es “lo singular de mí”. Soy un ejemplo que desafía las normas de lo cotidiano. Me gustará invitar a otras personas a que sean lo suficientemente valientes como para que asuman la responsabilidad de lo que son, existiendo en armonía con la Ley Fundamental del Universo. Que no se apague esta antorcha que he prendido. Iluminará la oscuridad de nuestra civilización que se derrumba. Pero… qué pasa conmigo, ¿ahora tengo complejo de Mesías? 286 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Un gran número de personas desprecian a quienes “nos conocemos por dentro”. Nos tildan de arrogantes o prepotentes porque transmitimos seguridad. Eso los incomoda. ¿Por qué tantas personas se sienten amenazadas? Me dirijo a los más jóvenes y adolescentes, todavía curiosos y valientes. Comparto con vosotros esta fuerza vital, este poder o aura, magnetismo o carisma, no importan las etiquetas. Al final, somos personas que hemos sido capaces de salirnos de las prisiones de los patrones. Desde aquí tiendo la mano amiga a la “generación cósmica” para que no entren en estas arenas movedizas de un sistema social depravado y corrosivo para la raza humana. ¡No os dejéis esclavizar! ¡No os volváis otra pieza más de la maquinaria que gobierna el mundo actual! ¡Alentad vuestra genialidad! Descubrid lo que guarda el interior de vosotros, en vez de atender las distracciones del exterior. No permitáis ningún tipo de interrupción en vuestro viaje espiritual. 29 Noviembre, 1999 Esta gente nunca se aburre. Cuando su corazón no busca actividad, antes de agotar su cuerpo, se recogen a meditar junto a la gran cascada donde estoy ahora. Viene a mi encuentro Saúl acompañado del mismo niño que me dio la bienvenida. Y me ruega nuevamente el mismo compromiso que me solicitó como centinela. Añade otra cosa que Saúl me traduce -Mata tu ego y pertenecerás a nuestra comunidad. La comunidad tiene una sola identidad y esto es lo que le da estabilidad. En un grupo no puede haber estabilidad sin estabilidad individual. Hay libertad cuando no se condiciona-. Y Saúl añade que se me brinda una oportunidad. Me señala que es un gran privilegio acceder a la Unidad. Parece que este pueblo ama su inevitable destino social que no es solamente una tendencia que se ha puesto de moda. El Ego es una falsa idea de nosotros mismos, un Yo falso y engañoso. Ya lo sabía. Pero día a día me enseñan a comprender que mientras mayor es el Ego, más importantes nos creemos con respecto a los demás. Del orgullo a la vanidad hay solamente un paso y probablemente tienen razón. Entiendo su mensaje. El Ego nos hace sentir autorizados para menospreciar dañar dominar y utilizar a los demás. Incluso para disponer de sus vidas coartando su libertad. Me están dando una nueva perspectiva sobre el asunto al mostrarme como el Ego es la barrera para el amor, porque nos impide sentir ternura, cariño, afecto, en definitiva: amor verdadero e incondicional. Yo sabía que el Ego puede llegar a insensibilizarme de la vida al estar alimentado por falsas ideas en cuanto a la concepción sobre mi propio ser, y también en relación a las personas que me rodean. Lo sabía, pero nada hacía por cambiar esta lectura. Pero no únicamente yo me equivoqué. Mi sociedad se ha equivocado. Ha edificado sobre falsas ilusiones acerca de la demás gente como colectivo. Se ha construido en erradas y subjetivas apreciaciones sobre la existencia humana. Hay demasiados Ego-istas, personas que se interesan 287 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. únicamente por sí mismas; que ni aman ni se aman. Demasiados Ego-latras, personas que no adoran a nadie más que a sí mismos; que ni se conocen ni desean descubrirse a los demás. Demasiados Egotistas, personas que hablan continuamente de sí mismas; que ni miran a los demás ni se han visto nunca a sí mismos por dentro. Igualmente hay demasiados Ego-céntricos en mi sociedad, personas que creen, convencidos, que el mundo gira constantemente entorno suyo y permanecen estáticos. Jamás han visto ni apreciado los movimientos de los demás. Yo mismo he sido víctima de mi propio Ego en cada una de estas opciones. Pero afortunadamente las abandoné. Renuncié a todas en la venerable isla de Ometepe. Comprendo que la evolución humana consiste en la disminución del Ego hasta la erradicación total. Por eso esta gente vive en el amor fraternal, porque lo sienten así, y porque dejan que fluya. Realmente ¡sí puedo formar parte de su comunidad! Es mi decisión. Tengo una gran oportunidad que debo aprovechar. Me siento afortunado por el mérito. Estoy decidido a trabajar. Y el niño asiente con la cabeza, sonríe mientras frunzo el ceño y ladeo la cabeza con mirada interrogativa, ¿ha sabido de mi decisión sin que se la cuente? 30 Noviembre, 1999 Se organizará en la tarde una curiosa competición por grupos, pero Saúl me indica que al grupo que mejor realice la actividad no le darán ningún premio. Cordial y atento, mientras la gran cascada no se detiene, me complace sin que tenga que pedírselo. Intuye mi voluntad de participar y mi necesidad de integrarme a la comunidad, me explica –Ellos no comparan nada. Aprenden y se divierten sin humillar a los últimos. No hacen crecer el Ego a los primeros. Todos son iguales en potencial, aunque lo administren con distinta intensidad- y la sensación de que se le diluye el rostro alberga en mí cierto espanto. Y cierro los ojos. Me tapo los oídos. Continuo sintiéndolo -Querer ganar es pretender ser más que los demás, es procurar elevarse presuntuosamente por encima de nuestros semejantes. La competencia absurda es fruto del egoísmo y esto provoca división: separación-. Saúl está en lo cierto otra vez. Yo mismo conseguí mis mejores calificaciones cuando no luchaba contra nadie si no cuando intentaba superarme a mí mismo intentando hacerlo mejor que la vez anterior. Cuando evité enfrentarme a los demás es cuando superé mi propio listón. Debo saber dónde está el listón. Cuando estoy preparado para saltarlo y sobrepasarlo y cuando para volver a elevarlo un poco más. Y en esta etapa de mi existencia es momento de elevar el listón. Me digo que para perpetuar el amor fraternal contribuyendo a forjar un mundo mejor en una sociedad más evolucionada, no debe hacerse desde la confrontación que obliga a la existencia de vencedores y vencidos, sazonando de avaricia la pugna por una mayor cuota de poder, porque es ahí donde se encuentra la semilla maldita que origina la guerra y la destrucción. Le pregunto a Saúl, ¿qué ocurre cuando nadie se interesa por prosperar, cuando no se persigue el progreso, el ir un poco más allá del grupo, de las normas, de las tradiciones y las etiquetas, aunque sea pasando por encima del ignorante, del cobarde, del ocioso? Quiero saber si debe provocarse el enfrentamiento estableciendo la base para una competición, pero no entiendo su respuesta. Me quedo completamente atónito. ¡No escucho mi propia voz! Pero he hablado... 288 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Mis labios no se han abierto para nada y sin embargo estoy completamente seguro de haberme dirigido a Saúl. La prueba es que gesticula, me señala... el niño se levanta alargando la mano izquierda con la palma extendida hacia mí y lanza una especie de aullido al que se suman todos los demás miembros de la comunidad que vienen corriendo a nuestro encuentro para dirigir un prolongado y al unísono sonoro ¡AEEOOOUUUUMMMMMMM! De todas partes llegan más miembros de la comunidad que aspiran y expiran al mismo tiempo como poseídos. ¿Qué ocurre? Saúl dice ahora en voz alta alzando los brazos al cielo -Ha comprendido. Está preparado. Es uno de los nuestros- al tiempo que dirige su dedo pulgar de la mano derecha a su frente justo entre las dos cejas. Y con movimientos circulares en sentido contrario a las agujas de reloj recita una antigua plegaria. Estamos celebrando el rito de mi iniciación sin apenas haberlo dispuesto. Y al poco me encuentro atravesado por una resucitada energía que me electrifica. Dos hermosas mujeres entradas en años con mirada limpia y delicadas manos me desnudan por completo, dejándome justo donde me encuentro, en el centro del grupo al cual se van añadiendo los últimos miembros de la comunidad de los miskito de selva adentro. Sin prisa se van reuniendo los que faltaban a mi alrededor para formar una circunferencia que se rodea a sí misma ensanchándose, engullendo árboles, tiendas y hamacas en forma de espiral. Saúl me indica que escarbe, que siga haciéndolo hasta que me avise. No hay tambores, solamente se mantiene suspendida en el aire esa peculiar vibración sonora que proviene de las entrañas de cada uno de ellos ¡AEEOOOUUUUMMMMMMM! Me detengo cuando me lo ha indicado Saúl, dejando el enorme agujero al descubierto. Me dice sin hablar -Entierra tu rabia- cerrando los ojos como si quisiera apagar el mundo. Yo no sé exactamente a qué se refiere con esto de enterrar mi rabia. No entiendo bien, pero creo que sí, que efectivamente dejo caer algo enfermo en el agujero. Tomándome por las manos que me atan a la espalda, dos ancianos de vigoroso paso me acompañan hasta lo alto de una montaña desde la que se divisa un fantástico panorama, ¿me van a lanzar? ¿Voy a despeñarme y eso es todo? Porque a mis pies se encuentra un impresionante precipicio del que es imposible adivinar su final. Y se trata de un final que queda oculto, es oscuro y parece insondable. Me invitan a gritar antes de marcharse -Enfurécete y escupe todos los excrementos hasta vaciarte por completo de ira y odio-. Y como perturbado por una histeria sin igual, con las manos atadas a la espalda, vocifero toscamente descargándome durante horas y horas soltando arrebatos de cólera enclaustrada y retorcida. He seguido gritando hasta que aparece la luna y me quedo sin voz, y a continuación, sin un ápice de aliento. A mi espalda la luz del amanecer. El calor del sol trae una mañana nueva. Y cuando los rayos me han dado de lleno en la cabeza, justo en el momento que me tambaleo mareado y abatido me percato de que ya vienen a buscarme. Y compruebo que no es así. 289 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Se trata de un mapache que corretea. ¡Resisto en pie! Un joven apuesto y su linda prometida me desatan las manos mientras confiesan –Como la pareja más reciente de la comunidad que somos, sentimos un gran honor por llevarte a la fuente de la vida. Así se refieren a la gran cascada -El salto de agua sagrado donde lavar tu suciedad– exclama Sául que está con ellos dos pasos más atrás. Y descendemos la montaña abandonando el precipicio lleno de mis gritos y toda la basura que acarreaba. Estoy en lo alto de un saliente flanqueado por dos adolescentes que me sostienen por las axilas bajo la presión del agua que cae con fuerza, constituyen la promesa de una nueva pareja que reúne ambas razas que conviven desde tiempos inmemoriales y sin esperarlo, me empujan al abismo y caigo con todo el peso de mi cuerpo muerto notando como el viento me atraviesa en lo que parece un recorrido de cien años antes de estrellarme contra el radiante turquesa del lago. Y siento en mi espalda el chasquido de la dentellada. ¡Mis músculos no me responden!... me hundo, no hay fondo, me falta el oxígeno, pequeñas burbujas salen de mi boca... la maldad no sabe bucear. Realizo horribles contorsiones bajo el agua en un precipicio que se ahonda. No siento mis piernas. Agito los brazos. No se mueven... Pero aquí están dos adultos que descienden intentando asirme para elevarme en el aire trinando de mí para que pueda salir a la superficie. Y me ayudan a llegar a la orilla al tiempo que la tribu reunida corea –Se vuelve ser, se vuelve humano... ¡corre la voz en el altiplano! Aquel que fuera nuestro invitado, prisionero, por fin se ha liberado, ¡se liberó por fin nuestro hermano!-. Ha resonado como eco en las montañas. La selva sonríe. El pueblo que la habita ríe, y en el cielo abierto se solidifican lágrimas de una estrella. Aguardan con sus caras embadurnadas de pintura amarilla. Grita Oküli: _ Aquel que padeció dolor, ansia, y mansedumbre, encuentra el sendero buscado. Halla el camino como hermano y se vuelve con nosotros ciudadano cósmico. Me dejan caminar a solas acompañando mi paso sin que lo sepa, cantando. De la misma manera cantaron cuando estaba sumergido a tres o cuatro metros bajo el agua, ¿o eran súplicas? Escuché. Lo sé. Y al salir a flote jadeante y sobrecogido murmuré para mis adentros: ¡Como ama la vida a esta raza! La más furiosa y feroz lucha contra mí apenas comienza. Encienden una hoguera encima de una enorme piedra plana de pizarra cuyas llamas son de un ligero azul pavón. A su lado están todas mis pertenencias: mi mochila, mi diario, mi cámara de fotografiar, mi ropa, las botas y un frasco de repelente para los insectos. Todo cuanto tengo en este mundo está apilado junto a la hoguera. Y sin que tengan que decirme nada comprendo cual es la acción requerida. Una a una lanzo mis cosas y observo como se consumen lentamente en el centro de la hoguera. 290 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El silencio es absoluto. Chispea el fuego. Entro en trance. Con extraños harapos sobre el cuerpo semidesnudo divide Oküli el fuego en cuatro partes y se mueve entre las llamas compulsivamente como si hubiera perdido el juicio. Se agacha, toma una brasa y la encierra en su puño que alza para volver a agacharse y dejar la brasa en la hoguera. Se levanta erguido contorsionándose mientras parece balbucear un lenguaje antiguo con seres invisibles que le acompañan. Es la primera vez que mujeres y niños pueden asistir al acto. Han sido inducidos a participar. Y pueden implicarse en el permanente compromiso. Y cada uno a su manera me transmite la certeza de la inmortalidad del alma sin morada fija. Y al igual que un nómada que se exilia, me exilio del cuerpo y viajo. Y me acompañan en grupo a otro sitio escogido para esta ceremonia. En este momento he podido ver duendecillos del tamaño de un niño recién nacido. Me parece una señal de buena suerte. No sólo miro, ahora... ¡veo! El proceso mediante el cuál los sentidos ejercen su función presenta varias facetas: la recepción de “la señal” que viene de fuera para excitar el órgano del sentido, la transformación de la información en un impulso nervioso, el transporte y la modificación que experimenta “ese mensaje” para, finalmente, dar al organismo una sensación emocionante. Antes yo tenía el canal obstruido. Ahora distingo una magnífica silueta multicolor que mis pupilas descubren desde la percepción sutil. Aprecio la radiación que emiten los órganos vivos de cualquier especie. ¡Soy receptor! Y si dispongo igual que ellos del tercer ojo, esto es posible porque mi mente y mi corazón se han fusionado despertando mi conciencia, eso soy yo ¡todo yo conciencia! Cuando el pensamiento deja de ser pensamiento y se convierte en permanente diálogo con uno mismo desde el corazón... surge la conciencia. Me siento como el bebé de tres meses que acaba de descubrir que tiene manitas y se las mira frotándoselas para exclamar, ¡son mías! Veo el incendio que recrea las oportunidades de la aurora boreal. ¡Distingo el aura humana! Parece como si se agruparan por colores. Son diversas las gamas de los niños de tonos pastel. La intensidad varía. Varían los tonos opacos de los guerreros con los que salí a cazar. Percibo esa energía que emana de los cuerpos como noches estrelladas. Descubro maravillado los colores que estrechamente se concentran y que se vinculan a la Vida. Y entiendo que son los sentimientos puros quienes coordinan las actividades de un organismo sano. El corazón genera 2’5 vatios de energía eléctrica, entre 40 y 60 veces más potente que la producida por la energía del cerebro. En cada latido el músculo cardíaco genera un campo eléctrico que se expande concéntricamente a cada célula del cuerpo. Y si los latidos se acompañan del intenso sentir del amor, de la comprensión de la unidad, gran cantidad de energía se extenderá a nuestro alrededor. 291 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Cuando experimentamos sentimientos favorables el alma genera un campo magnético de por lo menos ocho metros. Si la salud es un estado en el cual la persona funciona bien física y mentalmente, vive y actúa providencialmente, controla sus emociones y se valora a sí misma y a los demás, aquí, grandes y pequeños, hombres y mujeres son seres saludables. El sentimiento nace adentro. Posteriormente actúa en el sistema nervioso que a su vez envía señales al cerebro. Encuentro la feliz conexión. Tengo acceso. Por eso veo, avisto y noto sin juzgar. Y me informan que sigue ahora un paso necesario para que alcance la iluminación total. Hay que tomar contacto con la Tierra me orienta Saúl. Me entierran en un ancho llano y no puedo evitar recordar las palabras del anciano indio Chorotega. Pierdo la noción del tiempo. Permanezco sin mediar palabra en este llano. Otra vez estoy solo conmigo mismo… y la Naturaleza. Me pregunto el por qué cada vez que vienen a visitarme llevan los ojos vendados. Una vez al día se acercan para darme un extraño brebaje líquido que a veces parece como si pudiera masticarlo. Sin ser gelatina, más amargo que dulce, pero no siempre. Parece como si variara su textura tanto como el sabor que a nada conocido se asemeja. Supongo que me alimenta. No distingo las copas de los árboles. Nada más el cielo azul sin nubes y las estrellas cuando se abre la noche. Pero lo que sí noto son las hormigas y otros animales que me observan. A pocos metros, tumbada en una roca plana con su cabeza achatada está esa que se arrastra sobre su panza, la de la mirada perversa... y una sensación me explota: ¡mudar la piel! Las serpientes mudan la piel porque de lo contrario se asfixian. Oküli, situado cerca del majestuoso árbol milenario tiene a su lado la serpiente. _ Nosotros seguimos enfrentándonos a las grandes decisiones en estado de trance. Pensamos que la mente engaña y la lucidez del alma no. Amordazamos el cuerpo uniéndolo a la Tierra para interrogar a la voluntad del ser. Entonces afrontamos las decisiones más delicadas e imprevistas de la vida con gran serenidad y alegría. Sucede cuando descubrimos dentro la verdad que aguarda y nos conviene. Tu fuerza espontánea, ¿siempre es cierta? ¿Siempre acierta? Una parte de ti estaba dotada de exceso de cerebralidad y la otra de la fuerza de unas emociones desmesuradas, ambos polo, como imanes, lastraron tu voluntad. Aunque yo no le contesto ni hago ninguna mueca o señal de asentimiento, Oküli continúa. _ Sin significados la energía no circula. Tropezabas con cada escollo, pero aquí junto a nosotros recuperas la capacidad de reconocer olores, colores, y los sabores que te gustan y te hacen sentir mejor al masticar… inhalando la vida a través de los ojos del alma. Percibo una cálida melodía del sentir estar en el lugar y en el momento apropiado, ¿ha sido por arte de magia? 292 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ No evitaste los conflictos. No te refugiaste en otras personas delegando en los demás tu responsabilidad, y eso estuvo francamente bien. La inhibición somete. No te quejaste de tu mala suerte, ni te preguntaste ¿por qué a mí? Pero estuviste a punto de crear inmensos obstáculos con la actitud de abandono. Cuanto más libre es nuestro estado de conciencia, más poderosa es la energía del cosmos que solo obedece al gran espíritu. Fluye sin esfuerzo cuando la necesidad que impulsa es auténtica... creativa y espontánea… ¡qué incomprendida que es la voluntad! Se la confunde con el tesón, la ambición, el esfuerzo, el sacrificio. Pero el verdadero camino de la voluntad lo apertura la necesidad real, que siempre proviene del universo. Y siento que he perseguido senderos inusuales provocando esta coincidencia casual, ¿estoy siendo acariciado como una mujer en cinta a la que acarician el vientre? Los animales se han acostumbrado a mí. Se pasean sin inmutarse, indiferentes ante mi presencia. Los caballos salvajes comen hierba. Unos pájaros increíbles han construido sus nidos junto a mis orejas. Y se desvanece la primera semana. Los rizos del arco iris bajo la arena. ¿Te inquieta el futuro? Creo que ha sido esto lo que ha preguntado Oküli. _ De dónde vienes se vive en un tiempo revuelto. No es extraño que sientas incertidumbre y pesar por lo que se avecina. Pero ninguna fobia te conviene. Ningún tabú. Veamos qué hacer con el presente. La seguridad reside en resistirse a la imperiosa necesidad de saber con certeza qué nos deparará el futuro. Hay situaciones complejas que obligan a decidir. Decisiones que desatan sentimientos contrarios, dudas, confusión, desorientación. Pero existe una versión más crecida de cada persona. El proceso de la vida es cruel, ¿por qué negarlo? Las especies más fuertes sobreviven. Son las que saben adaptarse, igual que el camaleón. También hoy está junto a la que se arrastra sobre su panza que se enrosca a sus pies. _ No idealices el pasado como un refugio que te salva o te condena. Enfréntate al nuevo mundo que vas a construir. Existe otro mundo posible que se hace necesario y urgente. Pregúntate cuál. Pregúntate dónde está. Y no mires atrás. Avanzando se hace camino, pero permanezco detenido. Enterrado bajo tierra. _ Únicamente tú puedes reconducir tu dirección. Asume equivocaciones. Provoca la mejoría en tu haber. Tantea la vida. Tu historia es tuya. La realidad no está predeterminada. Modificar el entorno es una opción. Dime, ¿te atreves?... porque si te atreves, te ofrecemos desde nuestra comunidad un precioso don. No contesto a las preguntas de Oküli. _ La búsqueda de tu verdadera identidad te ha traído hasta aquí. Escapaste de la prisión que tú mismo habías forjado. Sentías que perdías el tiempo y corriste tras el tiempo hasta alcanzarlo y con la mano en el hombro lo obligaste a darse la vuelta. Llegaste atraído por el imán que te jalaba desde 293 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. el reverso del pecho. El gran espíritu lo requería. La energía cósmica había dictado su veredicto. Se te ha recuperado. Y te han salvado para realizar una tarea. Tarea que tendrás que desentrañar. El secreto te acerca a tu misterio. La pelota está en tu cancha. Saca partido a lo que te ocurre. Mitiga el dolor. Transciende... hermano! No puedo levantarme hasta aceptar la parcela de responsabilidad que me corresponde como pieza del universo. Termino por confiar plenamente en mi proceso. Es hora de abrazarme por dentro, ¿qué siento? _ Realmente te satisface tu existir... ¿temes el cambio? ¿Temes perder? ¿Temes ganar demasiado? ¿Te asusta la inestabilidad? Somos como lápices que escribimos la historia con cada paso que damos, y si no damos pasos, no habrá historia que contar... solo habrá inacción. Creo que Oküli habla de progresión sin rupturas ni cortes ni desequilibrios, con riesgos asumidos por la novedad. No solo tener conciencia de uno mismo. No solo estar bien anímicamente. También tener relaciones más fructíferas con las demás personas. ¿Pero como tener relaciones en mis circunstancias? Ningún acontecimiento noble o sacrílego es posible atrapado bajo tierra. _ Para convertirte en un ser autónomo, debes pasar la prueba de remontar una crisis en la soledad de tu interioridad, sin ayuda. La vida no te ha despedido. Solo estás en una encrucijada. No sé si Oküli se marcha y vuelve o si permanece día tras día al acecho con su discurso. _ Escuchar tu alma te ayudará a encontrar paz. El alma es un centro que irradia energía cósmica. Y en su interior aguarda la voz del gran espíritu. Al atender el batir de alas de cielo se varía la percepción de las cosas que nos provocan malestar. El alma habla de nuestras potencialidades permitiéndonos aprender, a partir de la conexión con el planeta como organismo vivo. Oküli no fuerza su comunicación. Intenta dejar que simplemente suceda el florecer de mi luz interior. En la compañía mutua nuestros sentidos se abrazan en un lenguaje peculiar. Permanezco postrado como lombriz. _ Algo en tu interior se rebeló y gritó, ¿qué dijo? Oküli no se detiene ni se cansa. ¡Está ahí! _ De acuerdo, dolor, tristeza, angustia, ¿y qué? Forman parte del crecimiento, de la vida, sobrevivir no es fácil hermano, pero es apasionante. No basta con sentarse a esperar a que las cosas sucedan. Tampoco es preciso someterse a esta tortura. Pero en tu caso... ¡Has extraviado algo que debes recuperar! ¡Lucha! ¿Dónde está lo que te pertenece? A pocos metros de Oküli está tumbada encima de su roca formando un solo nudo con sus trece metros de hermosa piel nueva esa de la mirada perversa que siempre tiene hambre. Los músculos que usa para tragar se le están hinchando, vibran a cada lado de su garganta. Se enrosca y desenrosca para asegurarse que cada centímetro de su cuerpo funciona correctamente. Se derrama por el suelo acercándose y pasa por encima de la tierra que ocultan mis piernas y cruzando 294 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. por encima de mi enterrado pecho se coloca frente a mi rostro descubierto que atiende fijamente, nariz contra nariz, y se funden los ojos en las miradas. Abro la boca y ella entra lentamente por mi garganta con sus trece metros de longitud. ¡No puede ser! Imposible... Sisea claramente desde mi interior a la altura del pecho -Somos de la misma sangre- y le respondo sin verla desaparecer con la punta del cascabel bajo la lengua “mi presa será vuestra siempre que tengáis hambre” ¡es la maldad que regresa a mí! La maldad en forma de serpiente penetrándome por la boca hasta que la cierro consciente de no dejarla salir, jamás. Y se desvanece un mes. He sido anudado al amor. Con un alfiler me ha insertado en el cielo estirándome el alma desde las piedras bajo tierra. Herido por la impronta fuerza de Oküli, las cosas tienen aroma, textura, melodía, color, sabor. Descubro las cosas por primera vez y les pongo nombre. Los estrechos límites de la vida anterior se muestran de esta forma, y la línea que no podía antes rebasarse deja de existir. Soy inconmensurable. Levanto elefantes, duermo ballenas, escupo blancas medusas por la boca y acaricio lagartos gigantes mientras agito mis alas de mariposa. Las imágenes no parecen viejas y usadas, cansadas y aburridas, son un nuevo palpitar que inicia bajo la piel. Llega la época del lenguaje ancestral y maravilloso, delicioso. No sólo las flores, los árboles, el musgo, todo despierta con sonoro amor que se percibe y se palpa y un zumbido hondo se desata. Ronronea la dicha. Ya no tendré que sentarme en un banco de una plaza pública a esperar. Lo que buscaba lo tengo, y lo abrazo. Y en absoluto lo retengo. No es un objeto, es mi mutación, porque la maldad puede reciclarse y transformarse en vitalidad cósmica. No se puede retener la magia de la energía cósmica que si tomas conciencia, te besa y te abraza y ya no te suelta. Pone una pizca de universo en cada cosa y de repente te apareces a ti mismo en estado latente como la primera célula. Nacemos al enlazar treinta y seis cromosomas del hombre con treinta y seis cromosomas de la mujer antes de que se forme el embrión, y súbitamente empieza a latir el corazón como el primer símbolo del ser. Luego se forman en ese todavía minúsculo cuerpecito el cerebro los pulmones y el hígado y más tarde los bracitos y las piernecillas. Pero lo primero es el latido de la vida, el sentir del gran espíritu. Luego la conciencia de la persona cuando todavía no existen los pensamientos. Más tarde vendrán los ojitos, las orejitas, la boca, la nariz, y las extremidades. La energía cósmica se manifiesta en la raza humana mediante un acto de amor que le imprime vida. Pero el libre albedrío de cada persona determina si aprovecha o desprecia la oportunidad. ¡A cuántos he visto encorvarse como una anciana que fuerza la vista para coser un botón! Cuántos más seguirán dormidos, en movimiento pero sedados, hipnotizados como yo... ¡¡ayer!! El crecimiento jamás se alcanza fácilmente. Se logra mediante el esfuerzo y el trabajo paciente y laborioso. Requiere ingenio y destreza, un coraje que no admita derrota, la perseverancia que agota toda oposición y la confianza que vence cualquier calumnia. Ya puedo adivinar lo que contiene un paquete sin tener que abrirlo. 295 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Y puedo apoderarme del azulón de puntas anaranjadas del amanecer, del rojizo atardecer, y del negro de la media noche. Puedo escapar del aquí y del ahora en un instante con el simple chasquear de mis dedos.... porque los peregrinos del viento en su último aliento se agitan adentro, extienden sus alas inmensas, vuelan, se elevan, viajan, hasta que el viento los detiene y, suspendidos en el aire, aparentemente inmóviles toman conciencia. Estar “en el vacío” puede ser desalentador. Te desorienta. Causa vértigo. Sí. Pero no me asusto, es parte del proceso. No puedo llenarme si antes no me he vaciado por completo. No tengo dónde aferrarme, no hay un sentido claro de dirección, ni siquiera una indicación de qué decisiones tomar o qué posibilidades elegir. Sin embargo, exactamente este es el estado de potencialidad latente que existía antes de crearse el universo. A este punto llego, pero no estoy solo. La tierra me abraza y me bendice, ¡me doy cuenta! Es mi voz interior la que habla. ¡Escucho! ¿Qué si oigo todo lo que dice? Me relajo. Muero. Despeñándome por el abismo de este hondo vacío. Me detengo entre dos pensamientos y permanezco ahí en silencio. Observo este aliento de vida cuando entra por mi nariz. Inhalo. Vigilo este aliento de vida que sale de mi cuerpo. Exhalo. Ahora sonrío. Algo sagrado está a punto de florecer. Transcurridos quince años, necesito añadir este matiz: vacío podría traducirse por “no tener nada”. Yo no debía atesorar nada mío para que la hermosura se manifestara. En la total ausencia se expresa la potencia vibrante de las inmensas posibilidades del cosmos. Todavía no se ha manifestado la creación, no puede expresarse sino te desprendes de la influencia de los condicionamientos y los hábitos de la repetición. Solo al vaciarte de lo aprendido a través de la tradición, la educación escolar, la académica laboral, el entorno social, la influencia de la familia y la costumbre del sector profesional, solo entonces, aflora a la superficie el poderío de la energía cósmica que necesita expresarse. A la nueva semana le sigue otra semana más. ¿Qué se necesita para encender una vela? Que esté apagada. Qué estrella no tiene luz... la estrella de mar. ¿Cuál es el animal que come con la cola?... todos, ninguno se la quita par comer. ¡Estoy en forma! Y se desvanece otro mes. Otra luna llena redonda, completa. Con la nieve se hace y con el sol se deshace. ¡El muñeco de nieve! De la viña sale y en la bodega se hace: bien se saborea y a menudo marea... _ Nadie puede ver su rostro reflejado en un lago agitado. Solamente cuando las olas se han aquietado en el lago embravecido y el agua está sosegada se refleja la faz, y puede vislumbrarse el fondo. Demoraste tu interioridad. 296 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Recuerdo que a mi llegada estaba agitado el lago que rodea Ometepe y poco a poco, lentamente como el alma mía se tranquilizó hasta que amaneció de pronto calmo. No existen palabras para expresar las cosas esenciales de la vida. Las verdades profundas se descubren en la inmensidad del silencio que se impone con suavidad. ¡Cuántas barricadas levantamos a nuestro alrededor! ¡Cuánto daño me infligí! Y continúa susurrándome Oküli: _ Quien despierta su conciencia, despierta a la vez la conciencia del mundo entero. Puedes hacerle un espléndido regalo a tu gente, y a personas que ni conoces todavía y que sin embargo aguardan su despertar. Si puedes ver la vida como un juego y gozar mientras juegas, y si consigues concentrarte y luego olvidar todo pensamiento y sentir, desde las mismas entrañas, que eres la pelota el bate la canasta... sentir que eres el mismo juego... y si juegas para ganarte y nunca para vencer a los demás, entonces formas parte de la unidad. Formas parte del todo. Y cuando formas parte del Todo hallas tu lugar en el terreno de juego. Tu posición en el campo de la vida. Cuando no encontramos apoyo en otras personas para aquellas verdades que sentimos adentro, podemos sentirnos aislados y amargados o bien celebrar el hecho de que nuestra visión es lo suficientemente potente para sobrevivir en libertad por sí misma. Debo asumir la responsabilidad de mi elección. He aprendido con el tiempo que la solitud reconforta, y en el silencio descubres paz y verdad y saber. Cuando existe un sentir de soledad se debe a que no se sabe estar y disfrutar del “a solas con un@ mism@”. Las personas suelen necesitar la compañía de los demás para llenar su insatisfacción personal. Se sienten desamparadas. Todavía no conocen su vibrar interior. Elige No Estar Sol@. Acompáñate de ti. La presencia total de un@ en sí mism@ es un faro encendido en la oscuridad. Al siguiente mes le continúa otro. En la más extrema y profunda de todas las oscuridades, ¿es cuando mejor estamos? Envuelto en el viento de la nada, cómodo, tranquilo, me siento seguro. No me preocupo. Esta oscuridad es complacencia. Y otra semana se desvanece. Oküli ya no la tiene cerca. Ahora está conmigo. Oprimo un anillo dentro de otro anillo para que apenas ocupe lugar. _ Vaciarte para llenarte. ¿Sabes de qué? La dicha no es la ausencia de dolor o padecimiento. Algunos miembros de nuestra tribu con impedimentos físicos encuentran la manera de ser dichosas. La dicha no significa tenerlo todo. Aquí nadie quiere ser el rey de la selva. La dicha no significa que cualquier cosa que hagamos es una cosa que sale a las mil maravillas. 297 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El auténtico sentir en el mismo núcleo de tu ser impulsará tu renacer. Y con el tiempo te darás cuenta que todo se supera. Puedes renunciar al pozo en el que te has hundido. Salir del túnel en el que te has metido. Abrir los ojos que cerraste un día ¡embiste y salta al otro lado! Cuando estés preparado vendremos a por ti. Esto también pasará. Tengo la visión de situarme en el centro de la rueda. Si me aferro al exterior, me voy a marear. La rueda de la vida no se detiene, gira y gira dando vueltas constantemente. Aprendo a colocarme en el lugar donde a pesar del ajetreo, puedo reposar tranquilamente. Siento la euforia y la determinación brotando de mi pecho. Creo que si no hago algo urgente me voy a asfixiar. No quiero bloquear mi vitalidad. Necesito explotar. Entrar en erupción como un volcán. Me quedaré gratamente sorprendido… así lo intuyo… guardo un enorme poder adentro que muy pronto se va a liberar. Transformar los “períodos de bloqueo” en un salto hacia adentro es la auténtica función del maestro. Todos somos maestros para nosotr@s mism@s. Cada uno debe atravesar el “período de tinieblas” totalmente sol@, sabiendo que el amanecer está cerca. Llegan con Oküli a la cabeza, y… ¡oh! No llevan los ojos vendados. Vienen a rescatarme después que la luna que ha menguado, crecido, y está a punto de asomarse por la esquina de la gran montaña completando su octavo ciclo. _ Vuelves a salir del vientre materno. Vuelve la primera separación necesaria. Todo vuelve a empezar para ti. Pronto accederé al nuevo mundo o mejor dicho, al mismo mundo visto de otra manera. Cuatro atléticos jóvenes traen una plataforma sobre los hombros. Me desentierran con sus propias manos. Parezco una figura de arcilla. Me siento como un pedazo de suelo al que han arrancado de cuajo. Depositan mi maltrecho cuerpo encima de la plataforma y me alzan con cuidado. Noto como las nubes me acarician el rostro. Creo que vuelven a llevarme a la cascada, pero con ellos de nada vale suponer. Pensar es de tonos. Hay que saber. Y ellos saben muchas cosas. Conforme avanzamos, distintos miembros de la comunidad se van acercando para lanzarme flores silvestres de fuerte aroma. Tengo la sensación que al hacerlo, salen corriendo como si depositaran en mi cuerpo una granada que fuera a estallar. Una vez en la orilla bajo la cascada de agua sagrada me lavo con una pasta que usan a modo de crema. La fabrican con heces de animales, frutas y leche de cabra. Es algo similar a un jabón de sabor agrio de un luminoso color anaranjado. Hace gran cantidad de espuma al tocar el agua turquesa del lago. 298 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. La arena del suelo del territorio consiguió incubarse en mi piel tintándomela de un prieto opaco del color de la Tierra. Y al lavarme parece como si me estuviera despellejando, ¿mudo la piel? Todo el proceso ha durado ocho lunas completas. Estaba demasiado cansado para contar los días. Aun hoy, vagamente recuerdo como Oküli refugiado del sol bajo la copa del majestuoso árbol milenario me explicaba sin hablar, luego de dar secas y sonoras palmadas antes de empezar. _ Tenías mucha rabia acumulada que lograste enterrar, pero debía volver a ti la parte de maldad que te pertenece para retenerla y apaciguarla, logrando precintar ese rincón sombrío. Ahora estás en condición de dominarla, y debes hacerlo, de lo contrario volverá ha restringirte hasta arruinarte porque se trata de un impulso que salpica el gesto y el movimiento y se puede tornar actitud, pero no es un hábito. Es el propio bien torturado por la persona que no halla el sendero del amor. Una tensión que no desaparece con simples masajes. Tus huesos se habían impregnado de odio y los hubiera debilitado en muy poco tiempo, cediendo tu paso al lado oscuro. Si permaneces largo tiempo en tu lado oscuro te vuelves malvado. La angustia y la frustración se acumulan en tu sangre que varía el fluir por el bombeo de la negatividad. Hubieras intoxicado el entorno y dañado a otros seres. Debías limpiarte. Tenías que regresar a tu origen, transmutar la maldad por la vitalidad del universo. Ahora tu energía cósmica vuelve a estar activada. Como signo de fertilidad, la nueva generación de nuestra comunidad te ha lavado. Tu distracción ha quedado olvidada. Naces nuevo. Naces limpio. Naces hoy, hermano. Tu pasado ha quedado sellado con las llamas del perdón. Cuando quemaste todo en la hoguera renunciaste al ayer. Pero los legítimos recuerdos y los eventos más fidedignos se han grabados en tu corazón. Aquí permanecen vivos. Has tomado contacto con la Naturaleza y la Tierra donde resguardamos la verdad del gran espíritu. Recuerda siempre que se te ha adornado con los mejores talentos al ofrecerte cada uno de nosotros un pedazo de nuestra misma alma. Y yo, te hago entrega en este momento de la Conciencia de la Tribu para que la utilices en tu mundo como la consideres más oportuna. El reino animal expresa la voluntad a través del puro instinto dirigido a una sola finalidad: huir ante cualquier señal de amenaza. Los animales buscan comida para alimentarse. Cortejan a sus parejas en la época de apareamiento. Preparan sus madrigueras y cuidan de sus crías. Su instinto no es otro que sobrevivir en el ecosistema que los acoge. Pero entre los hombres el libre albedrío es la voluntad consciente que permite al ser humano perfeccionar su propio destino. El gran espíritu expresa un universo de posibilidades mediante una sola Ley... y pienso en el magnetismo o la gravedad y en las silenciosas fuerzas como el viento o el fuego, ¿por qué solo se intentan comprender estos fenómenos a través del conocimiento científico? _ Ahora permaneces sano, estás purificado, consagrado a la Gran Obra. Dominas la Tierra el Aire el Fuego el Agua. Anida en ti el más significativo y fundamental de todos los elementos con el que te has conciliado. 299 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Se ha solidificado como el mercurio al ensamblarse todas sus partes... ¿sabes por qué? Porque es tangible para el alma sensible que alberga una mente inquieta que razona al ritmo de las pulsaciones del corazón, que está en armonía con la energía cósmica, conectada al gran espíritu. ¡Uf! Es como si no hubiera pasado nada, pero todo ha cambiado. Me extravié. Pero me han hecho reaccionar. Y despierto sin saber si esta presencia que se ha fijado en mí es un halago o un insulto, un don o una tragedia, una orden o una encrucijada. No sé si ha sido una vivencia real pero... ¡Me siento poderoso! Igual que el cachorro que mata por primera vez a su presa y dice que no hay nadie como él... más la selva sabe que hay que darle su espacio y un tiempo para que entienda. Veo a la gente de la comunidad en sus habituales quehaceres. No concibo cuánto tiempo puede haber transcurrido desde que me retiré a reposar. ¡Son traicioneras estas hamacas! Me voy con Oküli. Noto que me llama. Me habla con ese peculiar tono suyo. _ Te has preguntado por qué los gansos vuelan en formación. ¡Míralos!... dibujan una flecha. Al batir las alas, cada pájaro produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va detrás de él. Volando en punta de flecha la bandada aumenta ocho veces su poder. Se acostumbran rápidamente. Cuando son pequeños, cada vez que se salen de la formación, sienten inmediatamente la resistencia del viento. Comprueban la dificultad de volar solos. Comprenden y regresan a su posición para beneficiarse de la contribución que realiza el compañero que va delante. Y cuando el primero de todos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás para que otro ganso tome su lugar. El liderazgo es correlativo. ¡Escúchalos!... los gansos que van detrás graznan produciendo un sonido especial que alienta a los que van delante para estimularlos, para animarlos y así mantener el ritmo. Las personas que comparten una dirección común y tienen sentido de unidad, llegan a donde necesitan con mayor facilidad. No hay secreto ninguno, lo consiguen porque se apoyan mutuamente unos a otros. Tenemos tanto que aprender de los animales. Ellos son más solidarios que muchos humanos. Cuando un ganso se enferma o cae herido, otros dos gansos se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan a su lado asistiéndolo hasta que está nuevamente recuperado y en condiciones de reanudar el vuelo o hasta que muere acompañado. Solamente entonces los dos gansos regresan a la bandada. Y dirigiéndome a su lugar predilecto para la tertulia encuentro a Oküli tumbado boca arriba con los manos descansando encima de su abdomen. ¡Está dormido! Oküli tiene patas de gallo en el alma. No le preocupa saber de qué color son los suspiros. Se comunica con el más allá para averiguar el origen de las enfermedades en una ceremonia durante la cual, averigua si el enfermo sanará o no dependiendo de si se levanta a bailar la Danza. Cuando los miembros de la comunidad le dan las gracias, siempre responde con la misma frase -Por mí mismo nada puedo hacer, incluso al amar es el Amor el que ama a través de nosotros-. Él suele decir -Se hace sin hacer- y apostilló en una ocasión mientras me sonreía con su mirar -Tú eres 300 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. como yo. Tengo fe en tu persona-. Creo que por eso intuyo que pronto va a bautizarme con su corona. Aparentemente soy uno de los elegidos que va a desembocar en la Totalidad. Le expresé a Oküli mi firme deseo de autorrealización personal, aunque solamente me contestó que siguiera el impulso del rayo. ¡Me parece un jeroglífico a modo de acertijo! Nunca sabrá hasta qué punto agradezco todas sus enseñanzas. Me siento un hombre distinto, un ser más potente y vivaz. Y mientras mi pensamiento se expresa fluye nuevamente su voz. _ Tu mutación todavía no se ha completado... pero llegará. Deja que ocurra. No la busques. No la esperes. ¡Ocurrirá! Está escrito en las estrellas. Las muchas dimensiones de la vida se presentan disponibles simultáneamente. Elijo el plano en el que logro vibrar con resonancia cósmica. Puedo optar por lo físico y lo manifiesto, que es el estado puro del cuerpo. Puedo optar por lo no manifiesto y lo espiritual, que es el estado puro del alma. También puedo entrar en la conciencia de unidad con el gran espíritu donde ambas dimensiones confluyen. Elijo esta opción que presenta una oportunidad para ver “mi existir” en toda su magnitud. Entiendo que la experiencia de lo oscuro y lo difícil es tan necesaria como lo luminoso y lo fácil. Empiezo a fluir con la expresión total. Me integro a todas las formas y colores de la vida. Traspaso el velo de la mente como el arroyo que cruza el territorio y alcanza el mar. Que tan fantástico viaje experimenté. Fue el principio de tantas nuevas convicciones… Cuando te abres a la totalidad, trasciendes. Te conviertes en un ser extraordinario. Tu visión interior se transforma en la visión de toda la existencia. Ya no estás separad@. Partes de tus raíces cósmicas y extiendes tus alas en la Tierra. Recibo energía vital de la fuente sagrada. Continúo enraizado en este centro que hace de mí un “latir especial” que vibra en la frecuencia adecuada. Los miskito de selva adentro todavía saben lo que nosotros hemos olvidado. Aquello que ya no transmitimos a nuestros hijos porque nuestros padres no nos lo enseñaron. Según ellos, vivimos en el “mundo muerto”. Aun estando lejos, saben acerca de la agresión que sufre el Amazonas; uno de los últimos pulmones activos del planeta. Y me preguntan. Y yo no hallo respuesta. ¡Hay, si algún despiadado industrial pudiera explicarlo! Sus propias palabras le angustiarían si tan sólo se dignara escucharlas olvidando los aspectos económicos y valorando los beneficios ecológicos, pero claro, no se trata de personas. Se trata de corporaciones articuladas por fríos mecanismos ajenos al sentimiento en las que el factor humano ha desaparecido. Algunos niños sentados en coro a mi alrededor me preguntan -¿Por qué?- e insisten -Es como arrancarle con unas tenazas las uñas de los pies y las manos al recién nacido-. Una adolescente con mirada interrogativa añade -Con que va a arreglárselas la Tierra en invierno si le quitan su abrigo-. Y ciertamente muere la Tierra porque le estamos arrancando su piel. El ozono, no es solamente un escudo para nuestro planeta. El ozono es la piel de la Humanidad. 301 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. El hombre moderno se ha convertido en una termita y la verdad es que el fenómeno del Amazonas que no cesa, altera y transforma el clima mundial a una velocidad vertiginosa difuminando cada vez más las cuatro estaciones del año. Hasta que llegue el día que se confundirán unas y otras para ya no saber cuál es cual. Me gustó lo que sucedió un día. Lo recuerdo bien. Oküli me invitó a sentarme. Sus palabras penetraron mis entrañas como un puño cerrado que al poco se abrió en mi interior. _ Por qué el hombre renuncia a ser un animal cuando la mayoría de nuestros genes son comunes al resto de los animales. Por qué ese menosprecio, ese deseo de superioridad... Algunas especies se asocian y forman un verdadero organismo colectivo. Oküli señaló con el dedo mientras proseguía en silencio. _ Aquel panal de abejas, por ejemplo, obsérvalo hermano. Mira como mantiene la temperatura gracias al movimiento de las alas de los insectos. Cuando las abejas dejan el panal para buscar alimento abanican con una danza peculiar las fuentes más cercanas. Así el panal economiza energía optimizando sus posibilidades de supervivencia. No dejamos de ser animales, pero no somos solo animales. Mientras la emoción es un fenómeno físico, los sentimientos provienen del alma. En su profundidad hallamos maneras sublimes del secreto que se expresa desde ese punto considerado poco claro, y nos entregamos a toda clase de confesiones. Los sentimientos nacen adentro. La vida dice mucho más de lo que parece decir, aunque uno mismo pretenda disimular. Hay un lenguaje universal que es inmortal. La emoción es momentánea. Los sentimientos prevalecen. Los animales son incapaces de ninguna emoción significativa. No pueden captar el alcance de sus actos porque no son conscientes. No acceden a los sentimientos. El ser humano carece del aparato instintivo, y sin embargo, este mismo desamparo constituye la fuente de la que brota el desarrollo humano; la libertad biológica del ser humano es la condición de la cultura humana. El estímulo existe, pero la forma de satisfacerlo permanece “abierta”, es decir, debe elegir entre diferentes cursos de acción. En lugar de una acción instintiva predeterminada, el ser humano valora diversos tipos de conducta posible y entonces empieza a pensar. Ello nos diferencia de los animales. Y un animal superior no por aprender a pensar, sino por su capacidad de sentir más allá de las fugaces emociones mientras otros animales mantienen emociones básicas como la alegría y la tristeza. ¡Me siento inspirado! Y Oküli que aparece detrás de un árbol, sonríe... esta vez no tiene que mover un solo músculo. Me toca con su mirada. Sé inmediatamente donde clavar mis ojos. _ Lo mismo ocurre con las hormigas. Fíjate bien como trabajan. Mantienen a las larvas que ayudan a la reina. Se reparten las tareas. Aseguran el equilibrio del hormiguero. Y si aparto unas cuantas, pongamos este montón de aquí, el conjunto se adaptará restableciéndose la proporción de hormigas obreras... ¡te das cuenta! Hermano, atiende el átomo que está en la molécula, que está en la célula, que está en el organismo y que a su vez, está en la sociedad. No se me ocurre preguntarle como sabe tantas cosas porque me llega desde algún lugar un mensaje abstracto... Todo está interrelacionado. Cuando se acepta la interconexión de las cosas, te das cuenta que cada una es nada más una parte de un Todo. Así se conforma el universo. Interrelacionar las cosas no significa que debe pensarse constantemente en todo, todo el tiempo, aunque puede ser gratificante 302 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. y más estimulante que poner las cosas en cajitas separadas ignorando la relación. Hacerlo limitará tu comprensión. Puedes ir más lejos si observas con mayor profundidad. Y será liberador descubrir vínculos que no habías ni imaginado antes. Y tales vínculos facilitan las respuestas que necesitas. ¿Quién me habla?... Observo una semilla. Ella no puede saber lo que va a pasar cuando la cubra de tierra. Intuyo que contiene el potencial de transmutarse en algo grande y hermoso. Cuando el camino es desconocido resulta más cómodo y fácil no aventurarse. Nada está garantizado. Hay riesgos. Existen trampas. La semilla está resguardada dentro de su coraza. Pero me llega la convicción de que esta semilla hará un esfuerzo por emprender el viaje. Se deshará de la cáscara que la protege y empezará a moverse. Enfrento mi responsabilidad de aflorar. Cada vez que encaro una situación difícil o desagradable, me acuerdo de la semilla. Solemos sentirnos agraviados y tratamos de culpar a alguien o a algo cuando nos sentimos amenazados. Me gusta observar las flores que me recuerdan la necesidad del desafío. Se enfrentan a los bloques de cemento urbano. Pero discurren por entre el asfalto consiguiendo salir a la luz del sol. No hay por qué evitar o negar enfrentar las situaciones de la vida. Aunque desde que nacemos, la civilización construida nos pisotea para que no florezcamos. En nuestra mano está avanzar hasta obsequiar nuestra fragancia con la misma pasión de la flor que va de la oscuridad a la luz, de las entrañas de la tierra al cielo. El camino es arduo. Requiere valor. Los miskito de selva adentro basan la fabulosa Unión, no sólo con los vivos, si no igualmente con los muertos. Los muertos siguen vivos en sus cuerpos como vehículo hacia lo imperceptible, aquello que también es, porque sigue siendo, aunque sea de otra manera. Sus antepasados son el puente con los hijos no concebidos. Con aquellos seres que todavía están por llegar y que ya existen en el seno de su corazón. Nosotros hemos conservado y alimentado nuestra propia selva de cemento. La hemos llenado de alturas que provocan vértigo. De gruesos muros que nos separan los unos de los otros y ahí los peligrosos son inmensos. Las enfermedades son muy crueles. En esa jungla de asfalto la vida se entiende de otro modo, cuando en realidad es la misma vida. ¡Sólo hay un modo de vivir la vida! Creo que las personas del siglo veintiuno nos vamos a destruir a nosotros mismos. Es ridículo, pero así es. Sería bueno volver a lo salvaje, a lo natural, a encontrar el alma que un día perdimos al caerse por la alcantarilla. De lo contrario no sólo terminaremos con nuestro mundo sino que además los arrastraremos a ellos. No se quedan los miskito de selva adentro con los tradicionales cinco sentidos. Ellos los mantienen ampliados. Los sentidos se desarrollan en los seres vivos como instrumentos que sirven para poder tener una relación e interacción con el resto del universo, y con ellos recaban información acerca del medio circulante para sobrevivir. 303 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Me percaté a mi llegada que no solamente miran a los animales, con una percepción singular, también leen en sus ojos la señal de peligro o de amistad. Estos “sensores humanos” están mejor diseñados en su tribu. Se han perdido en el mundo contemporáneo de las grandes ciudades. Considero demasiado estrecha la clasificación de los sentidos hoy que los conozco, porque en absoluto corresponde a la realidad. Estoy tomando conciencia. Los órganos sensoriales tienen la facultad de registrar los estímulos que llegan del exterior, estímulos que se registran como sensaciones, sin embargo, existe un extenso abanico de sensaciones más allá de las que pueden percibirse mediante los limitados cinco sentidos. Y la conciencia es la receptora de tales impresiones incluso antes que el sistema nervioso. Es la conciencia quién envía los impulsos al corazón mediante los cuales tenemos conocimiento de las cosas sin apenas darnos cuenta. Hablo de un conocimiento desde la concepción energética de un vibrar cósmico. Las funciones sensoriales no son más que las puertas por las que entramos y salimos del mundo, no es de extrañar que esto deba realizarse con la conciencia despierta y un canal de conexión limpio con los sentimientos. Más tarde intervendrá la razón para conjugar su interpretación, nunca antes. ¡No se ve con los ojos, sino mediante ellos! ¡No oímos con los oídos, sino a través de los oídos! Y así sucesivamente, aunque existen personas que solamente miran y escuchan y se conforman sin ver ni oír. Los sentidos explican los sentimientos, aptitudes del alma para percibir por medio de determinados órganos las impresiones del mundo. Y cuando uno cae en su lado oscuro su alma se apaga, se extravía, pierde su vitalidad, pero en el cuerpo anidan los sentidos que como un pasadizo secreto pueden recuperar la energía cósmica antes de perderse definitivamente. ¡Quién ignora su alma no puede tomar conciencia! No hay vida plena si no nos abrazamos por dentro con los dos brazos, el brazo de la mente y el brazo del corazón. La conciencia es el sendero del alma, y el alma es el sendero de la conciencia, en ambos espacios aguarda el contenido del ser vital: el sentimiento mismo antes de ser acción. Estoy comprobando que no sólo la vista, el oído, el olfato, el gusto, y el tacto permanecen conmigo. Además se ha despertado en mí el sexto sentido... la Comunicación Universal que en nuestra civilización se utiliza en corto aprovechamiento como premonición o solamente como aviso. Me refiero a la percepción clara íntima e instantánea de una verdad. Todos tenemos intuición, de lo contrario no seríamos capaces de percibir el equilibrio del cuerpo o sensaciones tales como el hambre la sed o la atracción sexual. Me doy cuenta que se ha estimulado al mismo tiempo el séptimo sentido, el Verdadero Lenguaje del Mundo que en la sociedad actual se utiliza como reclamo para algunos shows. Esta coincidencia de pensamientos o sensaciones entre personas, tiene que ver con el acto de transmitir contenidos sin intervención de elementos físicos... así existe la telepatía. Al comentarlo con Oküli me habla de los avances para recuperar el octavo sentido. Aquel que dominaban los primeros miembros que forjaron la tribu: cerrarle el paso al Mal. Ahora sé que el mal no entra y se manifiesta, si no que vive en nuestro interior... ¡No lo rechazo! El truco radica en no dejarlo salir nunca. En retenerlo sin permitir que crezca, evitando que se manifieste en el exterior en forma de “daño”. Porque si consentimos su crueldad, actuará sin 304 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. compasión perjudicando a los más débiles, a seres vulnerables e indecisos, víctimas seguras de quienes permiten que se apodere de ellos el lado maligno de cada uno. La detestable perversa infamia que es la Maldad, atenta contra los ignorantes y los más torpes cada vez que escapa de cualquiera de las almas a las que se menosprecia. Es como una plaga que vive en el aire para deformar y contaminar y como la peste, se pega en la suela del zapato y nos sigue y nos persigue dejando siempre un poco allí donde se pisa para que otros se manchen. Es abominable. Un virus que se contagia y se propaga y se reproduce cuando las palabras son vanas y superficiales en vez de nítidas y directas, cuando las acciones son frívolas e interesadas en vez de honestas y generosas, cuando el pensamiento es hipócrita con uno mismo y está lleno de doble intención respecto al otro, en vez de ser fiel a la esencia de la propia alma, sin intentar anular o manipular a otra persona. Han sido muchas cosas las que he aprendido. Algunas todavía no sé que las sé. Pero noto que están ahí. Las siento muy adentro de mí. Están almacenadas. Aguardan, para que nutrido de provisiones pueda viajar lleno y rico, pero ligero, ágil y diestro por mi sendero… un sendero invisible que se hace visible con cada paso. Saben tantas cosas este pueblo prodigioso que no voy a poder evitar preguntar aquello que trastorna a la Humanidad, ¿de dónde venimos? ¿Qué somos?... ¿A dónde vamos?... Creo que éstas son las únicas cuestiones que vale la pena preguntar. Yo me pregunto aquí y ahora... ¿por qué vivimos? ¿Por qué hay mundo? ¿Por qué?... Cada uno busca respuestas a su manera. Muchas personas han encontrado paz en la religión. Yo he sido educado como católico, pero reconozco la imposibilidad de darle a la Biblia su preponderancia. Los orígenes fantásticos que revela se me hacen increíbles y lejanos. Pretendíamos ser creaciones originales a imagen y semejanza de Dios y apareció Darwin. La profesora nos mostró en clase el árbol genealógico de la evolución animal y, ¡qué gran descubrimiento! Pero hay un eslabón perdido… La ciencia y la religión no reinan en el mismo campo. Creo que están demasiado distantes y sin embargo, están condenadas a unirse. Pero antes deben armonizar su convivencia. Sucederá cuando ambas comprendan que son compatibles, complementarias, y que se necesitan una a la otra. La duda es el motor de la ciencia, por el contrario, la religión se sostiene en la fe. La primera busca hechos. La segunda promueve creencias. Me gusta estar tendido en la hamaca. Oküli junto a unos cuencos de barro que pinta, me invita a sentarme. _ Descendemos de los astros. Los elementos que componen nuestro cuerpo son los que antaño fundaron el universo. En vez de ver nuestras diferencias, nuestro pueblo observa nuestra similitud y así descartamos los pleitos. Todos somos iguales. Nuestra alma contiene los vientos, el desierto, las gotas de agua y las llamas de las estrellas, todo cuanto contiene el universo creado. Somos iguales porque cada uno de nosotros llevamos dentro una porción del cosmos. No somos iguales en cuanto a apariencia física, personalidad o comportamiento y precisamente esto nos 305 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. diferencia enriqueciendo a la comunidad. Somos una parte del todo y toda la parte que contribuye a que se conforme Todo. Su voz me ha penetrado y al abrir los ojos descubro que estoy tendido en la hamaca solo. Y vuelvo a relajarme, pero permanece Oküli. _ Llevamos en el alma átomos del universo. Nuestras células encierran una porción del océano de las galaxias. Y cuando el que va a nacer se forma en el vientre materno, rehace aceleradamente todo el recorrido de la especie humana. Con la rapidez que supera la velocidad de la luz, su alma repite todo el trayecto hasta la eclosión del primer sentimiento de amor que es el big bang. El alma posee en su núcleo mismo el conjunto de la Evolución que nos mantiene conectados al gran espíritu que es el amor con mayúsculas. Es momento de experimentar la unidad absoluta. En vez de que la noche se oponga al día, de que la oscuridad suprima la luz, comprender que los opuestos funcionan para alcanzar la comunión. El uno contiene en su interior la semilla del otro. Ambos se necesitan para completar el círculo de la vida. Hay un puente de cristal que nos une a lo universal. ¿Quién puede cruzarlo? Ciertamente existe un sendero invisible que se hace visible a modo de puente traslúcido que nos ensambla a la energía cósmica. Si se rompe, las personas quedan divididas, apartadas de la fuente vital. El conflicto está en cada un@ de nosotr@s. A menos que lo resolvamos solos en nuestro interior, no se resolverá en ningún otro sitio. Comprendo a los miskito de selva adentro. Un excesivo apego a un lugar concreto no deja espacio para sanar el resto de la tierra. La selva es muy grande y existen lugares milagrosos. Rincones que todavía no han descubierto porque la naturaleza es cambiante. El universo es inmenso y siempre está en movimiento, en permanente evolución. A mí me gustaría conocer otro planeta. Viajar a Andrómeda dejando atrás la Vía Láctea. Encontrar otras formas de vida en esas miles de galaxias que dibujamos en los mapas. Pronto realizaremos excursiones de fin de semana a la Luna y Marte y disfrutaremos de nuevos e impresionantes paisajes. ¡No está tan lejos ese día! Echar raíces está bien, pero no es lo único. Ni tampoco creo que deban ser permanentes las raíces… ¡negaríamos nuestras alas! Echar raíces durante un tiempo, dos, tres, incluso cuatro años, está bien, pero también está bien vivir de otras maneras en otros lugares. Forma parte de la evolución del ser humano. Y se vaya donde se vaya, solamente un equipaje es indispensable. El amor es un equipaje que no pesa. Es la expresión más básica de la energía cósmica. Comprendo cuando es que deciden trasladarse: cuando falta el amor. Cuando su convivencia en un sitio no se sustenta en el amor, ese lugar se ha destruido y debe ser repudiado. Olvidado. Entonces viajan. 306 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Y viajan hasta que encuentran un nuevo paraíso donde sustentar la amistad y la pareja, la familia y la comunidad, su alma individual y el gran espíritu al mismo tiempo y con firmeza, en la seguridad de prosperar y en la convicción que puede fructificar otra vez en ese nuevo lugar sin conocer la destrucción. Pero si de nuevo sale la maldad al exterior, los miskito de selva adentro volverán a viajar. Perseveran sin conformarse con una existencia de sufrimiento permanente por el lastre de un sitio concreto. Olvidan el peso de todo lo que ese entorno representa, pues la posición se ha vuelto incorrecta. Los miskito de selva adentro infunden valor a la virtud y fervor a la verdad. Sus enseñanzas son clementes y auxiliadoras. No me ha hecho falta asimilar su idioma, simplemente he dejado que se expresen, y, en vez de forzar la escucha, me he relajado apartando la mente a un lado hasta oír su interior donde se encuentran sus incuestionables mensajes. Me hacen de espejo permitiéndome contactar con los conocimientos de mi ser. Pero no instruyéndome sobre las acciones a seguir, ni prediciendo acontecimientos futuros, sino dirigiendo mi atención hacia mi fuerza apagada. Algo que antes me era imperceptible en mi propia presencia. Ahora este elemento mágico, ya identificado, se encuentra al alcance de mi elección. Cada una de sus evocadoras explicaciones contiene un rasgo susceptible de ser considerado. Todas esas observaciones llenas de expectativas, no puedo descartarlas, simplemente porque no haya conseguido de modo satisfactorio entender su desarrollo y exponer su mecanismo. Sus congruencias me llevan hacia cambios... hacia el perfeccionamiento. Me conducen hacia el avance salvándome de mí mismo. He sido transformado en lo que ya era en mi intimidad. Hoy tengo despierto mi buscador interno y sé cómo mantenerlo. Mi mutación va por buen camino. No voy a dejar que se agote ni se detenga. No voy a hundirme nunca más. Exaltaré mi persona desde mi yo-superior porque es el mejor amigo que tengo. Y repentinamente... un hombre a la orilla del lago boca abajo se tiende muerto, un cuerpo, ¿un crimen? Pero no hay asesinato sin asesino. Yo soy. Yo lo he hecho. Yo he cometido el asesinato… y no me arrepiento. ¡Me he matado! El cuchillo punzante que puede degollarnos lo empuña una mano situada al final de nuestro brazo. Tenía que matar mi ego, de lo contrario, la renovación hubiera sido imposible. Me lo advirtió el niño que me dio la bienvenida -Mata tu Ego-. Pues ¡lo he conseguido! Mi ego está tendido boca abajo en el suelo. Ha fallecido el único enemigo de mi alma. El intruso de la comunidad se desvanece. Por eso me digo que exaltaré mi porción de energía cósmica desde el centro de mi alma, porque yo soy Dios cuando dejo de ser Yo, cuando me desprendo del ego como la serpiente de su piel, cuando me acepto y me asimilo, incluso la parte fea que me trago para no salpicar a los demás y, en la intimidad del silencio me comprometo a domesticar. El lado oscuro de cada uno es el único enemigo de nuestra civilización. ¡Ahora puedo ejercitar la confianza absoluta en la conciencia, sin olvidar la necesidad urgente de tener un verdadero presente. Es en el único instante que puede realizarse la auténtica autotransformación. 307 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Veo las cualidades propias de cada momento, pues cuando experimento el verdadero presente me doy cuenta que es en el ahora mismo donde todo acontece. La organización de la vida vivida en un momento dado corresponde a la experiencia vivida en ese preciso momento, a la experiencia propia, auténtica y privada, ajena a toda influencia que venga de la tradición o la herencia, ajena a las modas y sobre todo, ajena a la interpretación o el juicio o la opinión de otros. Es en el seno de la conciencia donde se inicia la vida cósmica, la experiencia de la creación que edifica la construcción de la realidad que integra mediante el –ahora- del ser, al mundo, todo el universo del gran espíritu. Los elementos se ordenan. Hay una introspección. Ya en Ometepe, admirando esas marcas grabadas en las piedras se me transmitió la idea de observar detenidamente y por largo tiempo el círculo esculpido en la roca hace mucho, mucho tiempo. Día tras día, de tanto mirar aquel círculo que me hablaba, llegó la señal que interpreté de inmediato y me dije: “Mi círculo no se completará hasta que no tome contacto con la tribu de los Miskito”. ¡Y mi círculo se ha completado! Un círculo que me invitaba a trabajar desde dentro. ¡Claro que si! Nicaragua abre los brazos para que yo me meta muy adentro. ¡ADENTRO! Ahora me veo con ánimo para resistir las duras pruebas de la vida. Más allá del conocimiento de las percepciones, las ideas y los sentimientos, está la conciencia. Pero a ella acceden únicamente aquellos que no están adormecidos o desvanecidos o desenfocados en su atención. Muchos son los que están distraídos por infinidad de hechos intrascendentes que opacan su humanidad y eclipsan su crecer espiritual al ignorar la posibilidad del estado de pureza. Conciencia es atender el diálogo del alma consigo misma y con el palpitar del universo. Recogerse en sí mismo y retornar a la propia esencia. Al regresar uno a sí mismo encuentra en sí mismo todas las cosas y la grandeza de la creación. No es privilegio único del sabio o el santo, sino de todos los peregrinos del viento. Ya me lo dijo Oküli: _ No habites fuera de ti. Vuelve a ti, donde habita la verdad de todo. Y si encuentras mudable lo que hasta la fecha considerabas tu naturaleza, desecha la personalidad para llegar más allá de ti mismo y te encontrarás con la esencia de la vida y la comprensión del mundo. Me estoy probando como una entidad individual, autónoma, libre, y, que sin embargo, pertenece a una raíz cósmica, enraizada a la matriz del gran espíritu como una pizca de universo que vibra. Soy exclusivo, diferente a todos, y soy constante en este palpitar consciente. ¡Sí! Todo el rato soy yo… la máxima expresión de la divinidad que se tutela a sí misma. Y mi existencia es el resultado directo de esta manera especial de sentir. Primero ser uno, auténtico y total, para luego ser uno con todo al comprender que todo es una y la misma sola cosa. Hoy adquiero la capacidad de reconocerme en toda mi dimensión. Identificándome, me identifico con esa parte que adquiero de todo lo demás. No hay embrutecimiento ni entorpecimiento. Dejo de actuar con torpeza. Un día lejano fui tétrico pero ya no más. Fui. Terminó. ¡Me perdono! Y asumo mi responsabilidad. 308 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Consultarme hoy me permite soslayar los reparos de la razón, el estorbo de los condicionamientos, el atasco por la inercia de la costumbre. Declaro una zona libre en la que mi vida, gracias a mi rescatado atributo se torna maleable, dócil y flexible. Los viejos mapas contienen errores, por eso no podía navegar sin extraviarme en el mar abierto. Gracias a ese hecho ineludible que me trajo hasta aquí, gracias a toda esa angustia y frustración, y gracias a mí que lo intuí, ahora voy a ser mi propio cartógrafo porque ahora... ahora percibo la totalidad del cosmos en mi aliento. Que suerte que me detuve un día para recapacitar y hurgar sin temor en mis entrañas. Me tomé un respiro y ahora comienzo a respirar en paz y armonía. Aunque el cielo esté encapotado, puedo gobernar mi nave y llegar así hasta la flor de mi destino. Tengo la fuerza para tomar el timón de mi existencia en la Tierra. Lo cierto es que la vida es cruel y peligrosa y aquél que persigue su propia satisfacción no la alcanza jamás. Así como el débil ha de sufrir, quien solicita amor se verá decepcionado tanto como el glotón no quedará saciado. Quien busca tranquilidad, a menudo encuentra la guerra. La verdad es para los valerosos y la felicidad, tan sólo para aquel que no teme la soledad. La vida es solamente para aquél que no teme la muerte, sino una muerte en vida. La conciencia de unidad me proporciona certeza y seguridad. Me encamina hacia la providencia de lo bueno y lo justo. ¡No caminaré a tientas! Ya no conseguirán empujarme a lugares donde no quiera estar. Ni hacer cosas absurdas. Pero tengo que aprender a trotar… debo llevarme al paso antes de poder galopar… permitir que se asienten estas fabulosas concepciones. Me digo, sosiego, amigo, serénate. No tengas prisa. 15 Abril, 2014 Confieso que ha sido un largo camino hasta llegar aquí. Todavía me dejé atrapar por los pensamientos. De vuelta a España, la mente seguía gobernándome, imposibilitando el viaje que avanzaba a trompicones. Cada persona tiene su proceso interno. Lo importante es avanzar en el viaje, es decir, completar cada nueva etapa. Una vez “te decapitas” abandonando las explicaciones y evitando los juicios, empiezas a fluir en el solo-sentir que es maravilloso. Aquella llama prendida hace 15 años se aviva y se eleva desde este portal planetario. Me he dado cuenta. Confío en la vida. Disfruto con mi trabajo. Los miskito de selva adentro gozan de otro tipo de felicidad a la que denominan dicha. Distintas son sus emociones, sus prácticas, su estilo de vida. Lo que marca su diferencia es la manera que tienen de amar, de ser, de estar. Están muy alejados del estilo de vida que yo mismo he practicado durante largos años cómplice de la tragedia del sistema actual, al tiempo que también una víctima. ¡Ay! Si pudiera importar esta concepción del Mundo al otro mundo... Si pudiera instaurar un nuevo orden... Si yo pudiera... pero puedo, ¡claro que puedo! Si creo en mí, se logra la mutación que necesita nuestro mundo. Si todos ponemos nuestro granito de arena, ¡se puede! Empiezo conmigo mismo. Todo gran trayecto da inicio con un primer y sencillo paso, a menudo pequeño y discreto. Y aunque sus ritos, sus ideales, incluso sus inquietudes, nada tienen que 309 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. ver con el tecnológico siglo veintiuno, el detalle no justifica que ignore sus enseñanzas. No voy a repudiar este asombroso regalo. ¡Sí! Está claro que sí puedo aportar mi energía cósmica, y si muchos otros se unieran con su esfuerzo cambiaríamos el curso de la Historia. Por todos los dones recibidos quiero hacerle un obsequio a Oküli. Voy en busca de leche y miel. Creo que entenderá el culto a estos dones de la naturaleza. La leche es el primer aspecto del amor, el alimento, el cuidado. La miel simboliza la dulzura de la vida, la dicha de estar vivo. Y cuando me dispongo a darle mi agradecimiento me encuentro a Saúl que regresa de largas jornadas de pesca por el río con los guerreros. ¡Menos mal porque caminaba en sentido contrario alejándome de la comunidad! Le cuento que quiero hacerle un regalo a Oküli y solicito su ayuda para prepararle una sorpresa. Saúl me pregunta si utilizaré el intelecto. Le expongo mi plan en busca de su opinión. Entonces me hace una pequeña observación antes de perderse por entre la densa maleza dejándome a solas con mi reflexión, en compañía de varios monos aulladores. Me ha dicho -El origen de querer que Oküli sea dichoso con tu ofrenda nace del amor. Es el intelecto quien está al servicio de la facultad de amar. Es desde el sentir hondo que nace todo-. Y tiene razón, la mente viene después. Primero amo y luego utilizo el pensamiento para hacernos felices a ambos. El obsequio es lo de menos. ¡La mente está al servicio del amor! El sentimiento expande, mientras el pensamiento, pretendidamente racional, bloquea. Y me lo confirma el hecho de haberme tomado una sopa muy sabrosa hace unos días. Al decirme que era sopa de lagarto, la aborrecí enseguida y comencé a tener nauseas por haberla comido. Pero luego me dijeron que era broma y volví a sentirme bien, igual de bien que antes de que me dieran el dato. Y me doy cuenta de lo mucho que les gusta jugar, porque verdaderamente sí me comí una sabrosa sopa de lagarto aquel día encontrándola muy buena porque pensaba que no era de lagarto, ¡que absurda es la mente! El verdadero viaje al descubrimiento de otra forma de vida no consiste en buscar nuevos paisajes. Consiste en tener ojos nuevos que miran desde adentro. Es al desplegar la consciencia que fluye el libre albedrío en armonía con nuestra naturaleza cósmica. Fácilmente se logra la mutación individual al liberar la energía cósmica que alberga nuestra alma y, así, se puede corregir la dirección de nuestro mundo. Tengo que hacer algo concreto con esta potencia, pues la evolución a otra etapa de nuestra civilización se hace necesaria y urgente. Me exijo a mí mismo liberar toda la energía cósmica que habita en mí… ¡soy capaz de abrazarme por dentro! Que tan ciertas eran mis palabras de hace 15 años… Es al desempeñarnos por una alternativa más saludable al actual Sistema que la raza humana sobrevivirá, de lo contrario… las atrocidades que se cometen a diario seguirán multiplicándose. Supongo que si te explican acerca de “tu energía cósmica” olvidarás las palabras. Pero si compartes tiempo y actividad con un miembro de la generación cósmica, te será mucho más fácil apostar por la SOCIEDAD CÓSMICA. Sin embargo, no será hasta 310 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. que realices tu propio viaje al interior de tu alma que asimilarás la Ley Fundamental del Universo. Me han hecho sutiles observaciones sobre cualquier tema que estuviera relacionado con la conveniencia de una acción y la corrección de una conducta, permitiéndome extraer mis propias conclusiones. Han permitido que asuma la responsabilidad de la decisión. Recuerdo cada día y cada noche como una fiesta por la vida. Incluso cuando fui atormentado físicamente. Aquello tuvo un carácter preparatorio para poder profundizar. Había de servirme para que tomase una resolución. Podía haber sugerido que no lo hicieran o que se detuvieran en los momentos más duros, pero confié plenamente en los miskito de selva adentro. Me puse en sus manos sin miedo ni prejuicios en busca de su sabiduría, encajando las piezas sin pretender controlarlas, sin decir yo quiero o decir yo no quiero tal cosa, como me avisaron a mi llegada. Los comentarios que a veces he recibido me han invadido de una luz cegadora que iba acompañada de un estruendo y, al momento, una total quietud, como si nada hubiera sucedido y solo una inmensa paz fuera posible. He tenido una apertura total a todo cuanto acontecía sin esperar una respuesta concreta, supongo que porque lo que se presupone da pie a una actitud pasiva, cerrada, ajena al crecimiento, y mi esencia íntima reclamaba abrirse como una flor en primavera. Con frecuencia anunciaban aspectos de mi persona que antes yo había rehuido manteniéndome al margen de mi lado más sombrío. Retomando contacto con ese espacio bloqueado, me han transmitido una visión de conjunto. Con las fuerzas de la oscuridad y de la luz, de lo positivo, para con lo negativo, entre el bien y el mal, fundiéndose todo junto para constituir mi verdadera naturaleza. Todavía hoy me ponen a prueba jugando al engaño mediante trampas y sutilezas. Provenimos de mundos diferentes, de muy distinta cultura, sin embargo, el contenido simbólico y conceptual ha sido no solamente compatible, sino complementario, enriquecedor al fusionarse la vibración con la convivencia de nuestra vitalidad. Carecía de padres y desde ahora, la Tierra y la Naturaleza son mi padre y mi madre. Debía encontrar un nuevo hogar y lo he hallado en mi conciencia, extendiendo mis brazos y mis piernas hasta tocar las esquinas del cosmos. Ahora el ritmo de mi respiración es, tanto mi vida cuando inspiro, como mi muerte cuando expiro. La honestidad será mi instrumento de fuerza divina. Y en la voluntad consciente hallo toda la riqueza del universo. Este viaje es mi más mágico amuleto. El destello del rayo será mis ojos cuando los labios besen el secreto de mi misterio. Carecía de talento y ahora la agudeza del alma será mi más significativo talento. Carecía de un buen amigo y mi yo-superior es mi más elemental amigo. Únicamente el descuido será mi fatal enemigo. 311 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. Me siento francamente bien al no necesitar armadura, pues la benevolencia y la virtud me visten para que no pase frío. Nunca busqué palacio alguno, pero hallo en el Universo mi humilde morada. Es ahora cuando finalmente enfundo mi espada. Fluir en libertad como el agua que se adapta, como el viento que se filtra, como la energía cósmica que está en cualquier parte y en todos los sitios al mismo tiempo… también en organismos enfermos. Como en un castillo hay pasadizos que conducen a las mazmorras sin salida, hay instintos que encarcelan la conciencia hasta anularla. Este fue mi caso. Testarudo en la ejecución de los modelos que en verdad no me pertenecían, esclavo de las pasiones primitivas. Ciego arrollaba a diario mi alma. Pero no existe ya la indiferencia. Se lo que necesito porque durante tiempo viví escondido y me empobrecí. Salgo a la superficie para mostrarme y me separo del que fui tras sustituir las piezas defectuosas. Abandoné mi vieja piel a orillas del salto de agua. Y reconozco que toda separación es dolorosa pero abre a su vez la puerta de la esperanza. Brinda la oportunidad de llevar una vida más saludable al ser capaz de comprender que todo se agota. Se agotan las relaciones. Se agotan las situaciones. Se agota la vida. Pero no tiene porque rompérseme el alma. Saber decir adiós cambia el existir. Fallecer con una sonrisa en los labios, esa es mi meta. Después de cada ruptura se habla de una nueva relación amorosa a perpetuidad, de una nueva vida en familia sin altercados, de un nuevo empelo agradable y seguro. Estas cosas no suceden ni siquiera en las películas. La vida es una transformación continua y por eso el mundo evoluciona, porque cada noche es una muerte pequeña de la que es imposible escapar. Hay que morir un poquito para al día siguiente renacer sanos y dispuestos a vivir renovados. Tengo un empleo: el empleo de la ruptura. ¡Y lo acepto! Nada es permanente o eterno, salvo el cosmos. Encuentro mi esencia y la sumo al gran espíritu. Me convierto en mi esencia más plena que libero, porque puedo hacerlo. ¡Lo hago! La clave es no aferrarme a nada y fluir sin arrepentimiento. Pequeños fallecimientos para vivir a plenitud, le digo adiós a la coraza blindada. ¡Soy yo mismo quien se habla por fin! ¡Atiendo mi voz interior! Oküli ha venido a buscarme para pronunciar una sola palabra: ANUN-NAKI. Y nos dirigimos a la fuente de la vida con el peculiar olor de sus amuletos. Oküli recoge unas algas para fruncir una corona. Descubro que ANUN-NAKI es una oración para los elegidos. Y soy atacado. Un fuego insólito se desliza por mis venas al recibir de sus ojos la emanación. Noto un calor condensado que da fuerzas a las alas de mi alma. La afluencia de este aliento me insufla vida y arde, prende la facultad de amar… abrasándome con el fervoroso deseo de actuar… y se funde la envoltura de hierro que impedía tender al sol mi energía cósmica que de repente explota desde mi núcleo cardinal para inundar el exterior. Estoy desbordado ¡en completa ebullición! Me siento como un niño cuyas encías se encuentran irritadas y excitadas por la salida de los primeros dientes. Y sucede algo inesperado... Oküli me hace saber que cuando se ha comido toda la miel, se abandona el panal vacío sin sentimentalismos. 312 Plataforma Ciudadano Cósmico CONCILIACIÓN, el hombre que se abrazó por dentro – Ol Sasha. _ Una vez se ha mudado la piel es imposible volver a ponérsela otra vez. No hay retroceso. No hay marcha atrás. A continuación de la noche, el día, y luego otra noche distinta y otro día diferente y así indefinidamente. Tienes que seguir el nuevo rastro de tu sendero. Oküli me explica que el universo entero está conmigo. _ Galaxias, planetas, estrellas fugaces, nueves, árboles, ríos, todos los afilados picos y los insectos... ten compasión de ti y no sufras nostalgia. La fuerza y la sabiduría te pertenecen. Has viajado para hallar verdad y belleza, pero si no hubieras llevado adentro todas estas cosas, jamás hubiera emergido por mucho que hubieras viajado por todo el mundo durante siglos. Tanto la belleza como la verdad se hallan en el alma silenciosa. Para quien posee percepción, una simple señal basta. Para quien realmente no está atento y no presta atención a la vida, ignorando su conciencia, mil quinientas explicaciones no son suficientes. Lo sé, ¡cuántas cosas sé ahora! Como sé que Okúli tiene razón y es tiempo de que siga avanzando. _ No te demores más. Debes partir. Pero no vayas deprisa. Fluye como el viento por los rincones más inesperados. El pasado se ha desvanecido. Lo que vendrá todavía está ausente y aun es intangible. Solamente el presente es mío. _ Solo el aquí y el ahora es importante... tan sólo este momento te pertenece completamente. Jamás olvides que la energía cósmica pone una chispa de vitalidad creativa en cada cosa. De nada sirve que le advierta a Oküli que no tengo brújula ni mapas, porque sin despegar sus apretados labios siento su honda voz en sus manos palpándome el rostro y mirándome con el alma. _ Te llevas un pedazo de nosotros que ya sabemos el camino. Tu viaje iniciático has emprendido y la energía cósmica te acompaña, hermano. Ahora… Aquí... Nunca olvides la oración... ANUN… NAKI. Y sin mirar atrás doy un primer paso y un segundo y comienzo a vagar por la jungla hora tras hora, rodeando montañas, atravesando ríos, hasta que tropiezo con una legión de tortugas. Prohibido decir no puedo, no se si seré capaz, mejor renunciar. Cueste lo que cueste... he de hacerlo como sea. No tengo otra opción, más que la de recorrer mi propio camino a solas conmigo mismo. Me interrogo desde la conciencia en vez de pronunciar inútiles órdenes y premisas absurdas tipo “lo haría si...”, “me gustaría pero...”. Observo con atención lo que habitualmente se hace de manera apresurada. Actos conscientes y precisión, buen ritmo, ningún agobio, lo ordinario de una manera extraordinaria. Y empapado de sudor y exhausto lloro como un niño, abriéndome paso hasta que emerjo entre las aguas esmeraldas y ante mí se abre la majestuosa belleza y me quedo paralizado, diciéndome que yo ya he estado aquí. He estado en este lugar. ¡Yo he estado aquí antes! Florezco en un paraje encantador. Me guarecía la ovalada laguna que alberga en sus aguas peces de todas las especies y muchas algas. A mi alrededor, patos chanchos y gran diversidad de garzas blancas y negras se agitan en señal de bienvenida. Detrás de una espesa neblina, embadurnado de purpurina, reaparezco en la fabulosa laguna denominada Charco Esmeralda, esa, cuyo perímetro visto desde el cielo asemeja a la silueta de un león. M