CONSTRUYAMOS LA ESCALA MUSICAL CONSTRUYAMOS LA ESCALA MUSICAL RESUMEN: Formaci ón de la escala musical desde el punto de vista de la Teor ía Física de la Música. Lo primero que necesitamos tener en cuenta es que el o ído humano lo que aprecia no son diferencias “absolutas”, sino ”cocientes” entre las frecuencias (o longitudes de onda) de los sonidos. As í, cada vez que duplicamos la frecuencia, el o ído percibe un salto equivalente, al que llamamos “una octava” (porque hay siete notas). Por ejemplo, entre el LA de 440 Hz, y el correspondiente a una octava superior, de 880 Hz, hay una diferencia de 440 Hz, mientras que entre este segundo LA y el de la siguiente, de 1760 Hz, la diferencia es de 880 Hz, y sin embargo nos parece una diferencia equivalente, puesto que en ambos casos una es el doble de la anterior. Así pues, lo que llamamos intervalo entre notas no es realmente un intervalo, sino una relaci ón. Aún así lo llamaremos intervalo, por no cambiar la nomenclatura al uso. [Para los más versados en matem áticas diremos que, propiamente dicho, son intervalos logarítmicos en base dos .] El oído aprecia como “diferencias de tono” equivalentes las que hay entre el primer LA y el segundo y entre el segundo LA y el tercero. Lo siguiente a tener en cuenta es qu é queremos hacer al construir una escala musical: se trata de definir una serie de tonos en base a los cuales se puedan construir todas las piezas musicales. Para ello, los tonos han de tener entre ellos un espaciado uniforme, y la unidad más pequeña ha de ser aquella por debajo de la cual no pueda ya distinguirse diferencias apreciables. A ambas cuestiones responderemos aqu í. ¿Y cómo empezamos a definir una escala? Aqu í lo haremos desde el punto de vista “f ísico”, y descubriremos que lo que obtenemos es equivalente a lo que intuitivamente hab ían establecido anteriormente los m úsicos. Ah í está la fascinaci ón de esta historia. Desde un punto de vista f ísico, por tanto, podr íamos empezar con una nota cualquiera, por ejemplo un DO muy bajo, de 264 Hz, y doblar su frecuencia, luego triplicarla, luego multiplicarla por cuatro etc.. Esto ser ía equivalente a tocar una cuerda de guitarra que da un DO, luego tocarla apretando en la mitad, luego a un tercio de su longitud, a un cuarto etc… (haciendo vibrar siempre el segmento “peque ño” de los dos en que se divide la cuerda con el dedo). Dibujando sobre una recta representativa de las frecuencias, nos quedarían así las notas obtenidas: Página 1 CONSTRUYAMOS LA ESCALA MUSICAL Claro que nuestro o ído, con lo dicho antes, no las va apreciar como notas espaciadas regularmente, sino que los ‘intervalos’ entre dos notas corresponden al cociente entre una y otra. Dibujemos ahora en una l ínea la sucesi ón de estos concientes, es decir los ‘intervalos’ resultantes, partiendo del primer DO: Evidentemente, esta escala no es muy útil. Principalmente porque las notas resultantes no están espaciadas uniformemente. Por otro lado, algo nos empuja a querer aprovechar de algún modo esa sucesi ón de intervalos, puesto que surgen de un modo “natural”. No en vano, lo que hemos hecho es la escala de los arm ónicos de la primera nota: DO, DO, SOL, DO, MI, SOL, DO… ¿Y si intentamos “rellenar” el espacio entre la primera y la segunda con esos intervalos naturales, midi éndolos todos desde la primera? Eso es lo que pens ó Aristógenes. Veamos qué ocurre si insertamos los tres primeros intervalos: Evidentemente, las diferencias entre notas salen cada vez m ás pequeñas [los matem áticos dirán que la sucesi ón (n+1)/n converge hacia 1 ]. De este modo el intervalo entre el MI y el FA resulta ser claramente menor que el que media entre el FA y el SOL. Concretamente, entre el MI y el FA hay un intervalo de 4/3 : 5/4 = 16/15, y entre el FA y el SOL hay uno de 3/2 : 4/3 = 9/8. Sucede adem ás que el o ído humano empieza a tener dificultades para distinguir notas separadas por intervalos m ás pequeños que 16/15. Por tanto, evitaremos intervalos menores en la escala y para seguir rellenando habr á que saltarse algunos de los intervalos que “tocar ía” introducir a continuaci ón siguiendo el sistema seguido hasta ahora. Lo ideal ser á encontrar una nota a medio camino entre el DO y el MI: nos quedar ía así una distribuci ón bastante regular entre las notas. Veamos: Página 2 CONSTRUYAMOS LA ESCALA MUSICAL El siguiente intervalo a introducir ser ía el 6/5, pero, por lo que acabamos de mencionar, nos lo saltamos puesto que ni lo distinguir íamos del MI (queda a 25/24 del MI, lo cual es más pequeño que 16/15). El 7/6 ya est á a más de 16/15 del MI, pero tampoco est á a medio camino entre el DO y éste. Resulta que el 8/7 est á ya tan alejado del MI que podr ía dar la segunda nota. Pero antes de precipitarnos comprobemos d ónde quedaría el 9/8: vemos que tambi én ocupa un lugar apropiado para una segunda nota de nuestra escala. De hecho, puesto que 9/8 equivale al intervalo que hay entre el FA y el SOL, parece apropiado elegirlo para separar tambi én la primera y la segunda nota y as í conseguir intervalos parecidos a lo largo de toda la escala. Al intervalo 9/8 le llamamos “Segunda Grande” (algunos m úsicos lo llaman Segunda Mayor), ya que los siguientes nos dar án “segundas” cada vez m ás pequeñas. De hecho, 10/9 es la “Segunda Peque ña”, y, sucesivamente, se llega a 16/15, la “Segunda Menor”. Para que 8/7 no se quede sin nombre, lo llamaremos “Segunda M áxima”, y a los intervalos mayores los agrupamos ya con el de la tercera nota: el intervalo que dio lugar al MI, 5/4, lo llamamos “Tercera Mayor”, al 6/5 “Tercera Menor” y al 7/6 “Tercera M ínima”. Como para la cuarta y quinta notas no hab ía más que un posible intervalo, el intervalo 4/3 es la “Cuarta justa” y el 3/2 la “Quinta justa”. Recapitulemos en nuestra representaci ón gráfica: Una consecuencia importante de lo que hemos visto es que la unidad “9/8”, la “Segunda Grande”, se ha definido autom áticamente como “un tono”, ya que aparece entre dos pares de notas de las que hasta ahora hemos establecido. Ya vimos que el intervalo entre el Mi y Página 3 CONSTRUYAMOS LA ESCALA MUSICAL el FA es bastante m ás pequeño, concretamente de 16/15, as í que lo utilizaremos para definir un “semitono”. ¿Y entre el RE y el MI? Veamos: 5/4 : 9/8 = 10/9. Es un valor muy parecido a 9/8, es decir, a lo que hemos decidido llamar “un tono”, y, de hecho, antes lo habíamos llamado “Segunda Peque ña”. Así que tendremos que distinguir entre “un tono grande” (9/8) y “un tono peque ño” (10/9), sabiendo que se identifican con la “Segunda Grande” y la “Segunda Peque ña”, respectivamente. Queda ahora el hueco entre el SOL y el DO superior. Es evidente que no vamos a poder cubrirlo con intervalos de la escala arm ónica (aquellos que se miden con fracciones en las que el numerador es mayor en uno que el denominador). Pero hay otras fracciones que pueden servir, y las elegiremos de modo que los intervalos resultantes sean de una de las tres clases ya definidas: tono grande, tono peque ño y semitono. As í, tomamos 5/3 para el LA y 15/8 para el SI, quedando un tono peque ño entre el SOL y el LA, un tono grande entre el LA y el SI y un semitono entre el SI y el DO superior. Ya tenemos una escala completa, que se puede repetir de nuevo a partir del siguiente DO, una y otra vez, hasta cubrir todo el espectro de sonido audible por el o ído humano Hemos comenzado por este modo de construirla por ser el que a primera vista parece m ás “lógico”, al partir de algo tan natural como los arm ónicos de un sonido cualquiera. De hecho no sólo se llama escala de Aristógenes, sino que tambi én recibe el nombre de escala natural, escala de los f ísicos, o escala de la justa entonaci ón. Sin embargo, Pit ágoras construy ó una escala similar de un modo mucho m ás simple, y por ello, elegante. Adem ás tiene la ventaja de conseguir eliminar la existencia simult ánea de los dos tipos de tono de la escala de Aristógenes. Probablemente m ás de un lector de los párrafos anteriores ha pensado en que no es demasiado “limpio” eso de elegir entre varias opciones de Terceras y Segundas, para encima acabar con una escala en la que hay dos tipos de tono desiguales. Pues bien, quien as í piense se apuntar á sin dudarlo a la escala pitagórica. Lo m ás fascinante de la escala de Pit ágoras es que la construy ó antes de que se conociera la noci ón de “frecuencia”. Veamos c ómo lo hizo. Página 4 CONSTRUYAMOS LA ESCALA MUSICAL Pitágoras decidi ó utilizar s ólo dos de los intervalos “justos”, aquellos que son únicos en cuanto a proporcionar una de las notas de la escala. Utilizando s ólo la “Quinta Justa” y la “Octava Justa”, hizo lo siguiente: partiendo de nuevo de una nota cualquiera –volvemos a escoger el DO—, a ñadió dos Quintas Justas, y rest ó una Octava Justa. Veamos: Repitiendo el proceso, obtenemos adem ás: Añadiendo otra Quinta Justa al MI reci én obtenido, se llega al SI. Para conseguir la nota que falta (el FA), basta con restar una Quinta Justa del DO inicial, y añadir la Octava Justa: Ya tenemos toda la escala. Ahora comprobemos los intervalos que median entre las notas así obtenidas. Recordemos que en este tipo de “intervalos”, las diferencias son cocientes, y que, por lo tanto, a ñadir un intervalo, significa multiplicar. Tenemos as í: Página 5 CONSTRUYAMOS LA ESCALA MUSICAL Para calcular el FA, operamos igualmente: Tenemos as í una sucesión de notas (aquellas que han ido siendo se ñaladas en negrita), con la sorprendente propiedad de que los intervalos entre las notas son todos de 9/8 (tono) o 256/243 (“nuevo” semitono). Es decir: ¡Compruébalo! Página 6