Actas del Quinto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Burgos, 7-9 junio 2007, eds. M. Arenillas, C. Segura, F. Bueno, S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, CICCP, CEHOPU, 2007. Innovaciones constructivas en los pabellones españoles de las exposiciones internacionales Sonia Izquierdo Los pabellones de las exposiciones son obras creadas por arquitectos conocedores y colaboradores de las industrias más avanzadas y permanentemente actualizados con las novedades internacionales; estas obras fueron realizadas en estrecha colaboración y asesoramiento con ingenieros y arquitectos técnicos. Los pabellones analizados fueron construidos a partir de 1937, debido a que los anteriores eran de estilo historicista y su objetivo principal era reproducir edificios representativos con métodos tradicionales de construcción. La innovación principal de los pabellones de exposiciones es la integración de elementos constructivos prefabricados que permiten reducir tiempos de ejecución y costes de mano de obra. Además la necesidad de dejar el lugar en su estado inicial obliga a sistemas constructivos fácilmente desmontables y al uso de materiales reciclables. La Revolución Industrial impulsó la producción de elementos en serie. Especialmente la industria de la fundición desarrolló la prefabricación. Además el incremento de los canales navegables y el desarrollo del sistema ferroviario posibilitó el transporte de los elementos prefabricados. Hasta el comienzo de los años veinte no se inició el debate sobre la construcción mediante la prefabricación. Fue la necesidad de construir viviendas al final de la I Guerra Mundial lo que produjo este cambio de actitud. Según James Strike, las dos principales figuras que impulsaron este esfuerzo por lograr un entendimiento claro y fundamental de la industrialización fueron Walter Gropius y Le Corbusier(2004, 134). Walter Gropius ejerció gran influencia en el desarrollo de los sistemas prefabricados. Destacamos entre sus obras la casa seriada de 1921, la casa de acero de 1926 y la casa pequeña, Kleinhaus de 1927. Le Corbusier maestro de Josep Lluis Sert, proyectó la casa Domino en 1914 que consistía en una estructura en serie de hormigón armado. Además construyó cincuenta viviendas en Pessac gracias a un único tipo de viga de hormigón armado y tres tipos de ventanas normalizadas. EL PABELLÓN DE LA EXPOSICIÓN DE LAS ARTES TÉCNICA APLICADAS A LA VIDA MODERNA DE PARÍS EN 1937 Y LAS El primer pabellón no historicista fue proyectado por D. Josep Lluis Sert y D. Luis Lacasa y se construyó en el año 1937 en París. Su principal innovación fue el uso de elementos constructivos tomados directamente de catálogo como los paneles de fibrocemento ondulado, paneles aglomerados «cellotex» y los paneles de un material sintético llamado «silvanite». El fibrocemento era un material muy novedoso en aquellos años pues entre 1878 y 1929 no encontramos ninguna patente relacionada con este material en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Unicamente existen dos patentes entre 1930 y 1966 relacionadas con la fabricación de placas, tubos y elementos similares de dicho material (fig. 1). 544 S. Izquierdo Figura 1 Fotografía de la fachada principal del pabellón en la que se colocaron los paneles de fibrocemento (Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofia Alix Trueba, 1987) El «cellotex» era una marca comercial de un material que consistía en paneles de una mezcla de fibra de caña de azúcar comprimida y combinada con materiales sintéticos ignífugos. Los paneles, que servían de aislante, estaban colocados en el interior de los muros con una capa de aire que los separaba de los paneles de fibrocemento. El mismo material, colocado en techos, fue utilizado por Walter Gropius en la casa pequeña, Kleinhaus, construida en la Weissenhofsiedlung en Stuttgart de 1927. Según Strike, Gropius redujo el peso exterior con placas de amianto en vez de planchas de acero (como en la casa de Törten) y en el interior aplicó dos nuevos materiales: el contrachapado para las paredes y el cellotex para los techos (2004, 138). En cuanto a los aglomerados, como el «cellotex», han quedado registradas dos patentes entre 1930 y 1966 que versan sobre el procedimiento y perfeccionamiento en la fabricación de aglomerados para la construcción. En cambio conocemos doce patentes entre 1906 y 1929 que detallan la producción de paneles con cañas, pajas y materiales análogos, aunque muchas de ellas no se llegaron a poner en práctica. Otra marca comercial utilizada en el pabellón fue el «silvanite», material sintético traslúcido similar al cristal. Los paneles de «silvanite» eran más ligeros que el cristal y fueron colocados en el techo de la segunda planta. Permitían aprovechar a través de este techo la luz que atravesaba el lucernario de cubierta, iluminando cenitalmente la planta cuyas fachadas estaban cerradas con paneles de fibrocemento. Figura 2 Cabecera de la carta remitida por la empresa Labalette Freres al Comisario General español con el objeto de remitirle su presupuesto (Notice descriptive, sin publicar) También cabe destacar en este pabellón que la estructura, que se dejó vista, era metálica y fue realizada por la empresa Labalette Freres de París. La obra se levantó en cuatro meses con un presupuesto de un millón ochocientos cincuenta mil francos franceses, casi un millón euros actuales (fig. 2). PABELLÓN DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL BRUSELAS DE 1958 DE D. José Antonio Corrales y D. Ramón Vázquez Molezún diseñaron para el pabellón de 1958 de Bruselas un módulo hexagonal metálico, bastidores de aluminio en las fachadas y piezas ligeras tipo «durisol» para la cubrición de la cubierta. La utilización del aluminio tuvo su origen en la ingeniería aeronáutica de la I Guerra Mundial. Derek afirma que el uso estructural del aluminio data de 1909 cuando el alemán Alfred Wilm descubrió una aleación que endurecía con el paso del tiempo y que condujo al «duraluminio» producido por Durenner Metalwerke y ampliamente usado en la construcción de zeppelines en la I Guerra Mundial (1987, 115). La utilización del aluminio no estaba extendida en España con anterioridad a 1958, la prueba es que no conocemos ninguna patente antes de 1966. La única patente se solicitó ese año y consiste en la fijación de una lámina de aluminio a un soporte de cemento. Pabellones españoles de las exposiciones internacionales 545 Los bastidores de aluminio del pabellón los fabricó la casa belga Chamebel, que también realizó los muros cortina del aeropuerto Zavestem Nacional de Bruselas, construido con motivo de esta exposición. El proyecto del aeropuerto es obra de los arquitectos Máxime Brunfaut, Geo Bontinck y Joseph Moutschen y utilizaron veintidós mil seiscientos metros cuadrados de bastidores de aluminio. Este dato nos indica que la casa Chamebel era una empresa dedicada a proyectos de grandes dimensiones e innovadores (fig. 3). Los bastidores del pabellón español tenían tres metros por un metro y cerraban paños de fachada que alcanzaban desde los tres a los nueve metros de altura. Fueron necesarios quinientos veintisiete bastidores para cerrar las fachadas y los huecos de un metro de alto que quedaban entre los elementos hexagonales que se instalaron escalonados para adaptarse a la pendiente del terreno (fig. 4). Las piezas ligeras de cubrición tipo «durisol» tenían forma de triangulo equilátero con dimensiones de un metro y medio de lado y estaban compuestas de madera y cemento recubiertas de fieltro asfáltico y lámina de aluminio como impermeabilizante. La obra se adjudicó a la firma E. Latoir que se comprometió a la ejecución del pabellón con un pre- Figura 4 Detalle de los bastidores de aluminio del pabellón de Bruselas (Corrales y Vázquez Molezún, 1983) supuesto de veinte millones ochocientos sesenta mil francos belgas, equivalentes a unos tres millones y medio de euros actuales y un plazo de ejecución de siete meses. PABELLÓN DE LA FERIA MUNDIAL NUEVA YORK DE 1964 DE Figura 3 Cabeceras de cartas enviadas por la empresa belga Chamebel (www.delcampe.net) D. Javier Carvajal experimentó en los cerramientos del pabellón con paneles prefabricados de hormigón visto de gran tamaño, fabricados por la empresa italiana Cappeto. Según Alfonso del Águila, la investigación de la prefabricación fue impulsada por la necesidad de gran cantidad de vivienda nueva resultado de la des- 546 S. Izquierdo trucción de las ciudades y de la escasez de mano de obra derivadas de la I Guerra Mundial. Asegura que en España se realizaron algunos intentos sin éxito en los años sesenta con el sistema Copanel y que las primeras fábricas españolas son de los años setenta con patentes de origen francés, danés, ruso y español (1986). Uno de los primeros edificios que utilizaron paneles prefabricados fueron las casas rurales Airey de 1945. Las casas consistían en postes prefabricados de hormigón y vigas metálicas trianguladas de celosía. El cerramiento se resolvió con paneles prefabricados de hormigón de novecientos mm. de largo y doscientos cincuenta de alto. Una de las ventajas del sistema era la manejabilidad de las piezas, en cambio el diseño formal de las casass era tradicional con cubiertas de teja (Strike, 2004, 160). Otro sistema fue el Reema, la firma Reed y Malk de Salisbury decidió en 1945 el uso de grúas para mover los grandes paneles prefabricados de hormigón de un piso de altura y doble capa que cerraban bloques de viviendas de un máximo de diez plantas. El problema del movimiento entre paneles obligó a estudiar las juntas, dejándolas abiertas, rehundidas, drenadas y selladas. Por otro lado se estableció la coordinación dimensional en la industria de la construcción y la agrupación en consorcios de los sistemas constructivos similares. Otra de las empresas constructoras dedicada a los paneles prefabricados portantes de hormigón fue Wates Ltd, que perfeccionó su sistema durante los años cincuenta y logró en los años sesenta levantar edificios de seis plantas. Los mayores ejemplos de conjuntos de vivienda colectiva con fachadas de paneles de hormigón fueron construidos en Berlín oriental (Strike, 2004, 161). Las piezas prefabricadas del pabellón tenían forma de artesa y sus dimensiones variaban alcanzando como máximo dos metros sesenta y cuatro de alto por un metro veintiséis de ancho, cuarenta y siete de profundidad y un espesor hormigón de siete centímetros. Las piezas estaban machihembradas horizontal y verticalmente y se apoyaban en el forjado (fig. 5). Existe gran cantidad de patentes relacionadas con el hormigón en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Durante el periodo entre 1878 y 1929 se inscribieron ciento catorce patentes, la primera en 1900. Destacamos las ciento diecinueve patentes sobre hormigón entre los años 1930 y 1966, entre las que destacamos las de los sistemas de construcción prefabri- Figura 5 Detalle de los paneles de hormigón visto machihembrados en forma de artesa del pabellón de Nueva York (Proyecto original sin publicar) cada a base de paneles de hormigón armado en los años cincuenta y ocho, sesenta y sesenta y dos. Otra novedad fueron los forjados de chapa grecada, cuya primera patente conocida es la de Robertson de 1930, una de sus primeras aplicaciones fue la construcción de suelos para vagones de tren a partir de elementos lineales conformados en frío. «Ocasionalmente este tipo de forjado se utilizó en arquitectura, especialmente en las técnicas de la industria de la Mobile Home norteamericana» (Pérez Arroyo, 1991, 82). La chapa Robertson se obtenía solidarizando una chapa lisa una placa de chapa plegada o bien mediante dos chapas plegadas unidas simétricamente. Durante los años sesenta se patentaron diversas soluciones de conexión y suspensión por la firma Robertson, lo que indica que el elemento constructivo estaba en uso y en periodo de mejora cuarenta años después de ser patentados. La única patente española es de Altos Hornos de Vizcaya, data de 1985, y consiste en un perfeccionamiento del forjado mixto. Pabellones españoles de las exposiciones internacionales 547 La obra se concluyó en ocho meses y costó dos mil millones de pesetas de la época, equivalentes a doce millones de euros actuales. PABELLÓN DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL SEVILLA DE 1992 DE D. Julio Cano Lasso en la Expo ’92 no abusa de las innovaciones constructivas a pesar de tenerlas disponibles. La mayor innovación fue la adaptación al clima mediante soluciones tradicionales combinadas con instalaciones centralizadas por ordenador. Cano Lasso afirma «creemos que la sabia integración al medio y la asociación de lo natural a los avances tecnológicos es lo que realmente define a un edificio inteligente. Por el contrario, la ostentosa exhibición tecnológica y la tecnología son, en nuestra opinión, una prueba de incultura hoy muy extendida» (1990, 11). D. Ángel Luis Gonzalo, comisario general de la sección española para la Expo de Sevilla, afirmó «este es un edificio muy avanzado desde el punto de vista tecnológico, con control centralizado por ordenador de sus propias instalaciones y en el que se aplican los criterios de inteligencia como nunca se había hecho en España» (1992,3). Además contaba con doscientos treinta paneles fotovoltaicos para alimentación eléctrica completa de ochocientos cincuenta metros cuadrados de oficinas. Ya en los años ochenta existieron patentes españolas para controlar el funcionamiento de aparatos y de instalaciones mediante sensores alimentados eléctricamente. Con posteriordad la transmisión de señales se realiza por radio frecuencia y por emisiones de infrarrojos. Una de las instalaciones más destacables fue el sistema de proyección de películas de setenta mm. en un auditorio con ciento sesenta y dos butacas móviles cuyo movimiento se sincronizaba con la película. Cada butaca disponía de su propio motor y sistemas de control hidráulico y de potencia eléctrica. Todos estos mecanismos estaban coordinados por un ordenador construido por la empresa Iwerks de Los Ángeles, único fabricante de este tipo de cine (1992,12). El sistema de proyección era Movimax y se proyectaba en una pantalla de cuatrocientos cincuenta metros cuadrados con forma semiesférica (fig. 6). Figura 6 Interior del cine de cúpula hemiesférica del pabellón de Sevilla (Gonzalo, Ángel Luis. 1992) La obra del pabellón se realizó en veintisiete meses ya que su superficie alcanzó más de veinte mil ochocientos metros cuadrados. El coste aproximado fue de veintiún millones de euros actuales. PABELLÓN DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL HANNOVER DE 2000 DE Por último, D. Antonio Cruz y D. Antonio Ortiz tienen muy en cuenta la protección del medio ambiente en el pabellón de 2000 de Hannover, fue principalmente mediante la utilización de sillares de corcho en fachada y el cordobán en los tabiques interiores, ambos materiales reciclables La concepción de la fachada exterior del pabellón, formada por cuatro mil cuatrocientos bloques de corcho, persigue una fachada compacta, ligera y con posibilidad de reciclado. No hay que olvidar que el corcho es un material natural de enorme valor ecológico, pues es uno de los recursos económicos que permite el mantenimiento de grandes áreas forestales en la zona mediterránea, muy especialmente en la Península Ibérica. De hecho, España es el segundo productor mundial de corcho. Sobre el entramado constituido por los pilares metálicos (tubos circulares dobles o sencillos) y los elementos de arriostramiento horizontales, se colocó una chapa ondulada galvanizada. A esta chapa se fijaron anclajes industriales para fachadas de piedra, 548 S. Izquierdo mediante tornillos autotaladrantes. Debido a los valores de succión producidos por el viento sobre la fachada, principalmente en las esquinas del edificio, esta chapa se tuvo que reforzar puntualmente, con pletinas de aluminio. Cada placa de corcho llevaba cuatro anclajes, siendo los dos inferiores los que soportaban el peso, y los dos superiores los que fijaban el bloque para que no se moviera. Las juntas horizontales y verticales entre bloques son de diez y cinco mm. respectivamente, quedando selladas con masilla de poliuretano monocomponente. Así, la cámara remanente entre la chapa y el panel estaba ligeramente ventilada, a fin de no perder la capacidad de aislamiento térmico del corcho. El tamaño más utilizado para los paneles de corcho es el de un bloque de novecientos cinco mm. de ancho y seiscientos mm. de altura y estaban constituidos por dos capas unidas con resinas de poliuretano: una de aglomerado de corcho de setenta mm. de espesor y otra de corcho natural de veinte mm., con canto superior biselado a 45º. Cada panel llevaba pegado en las caras superior e inferior del aglomerado dos perfiles metálicos de setecientos mm. de longitud. y un milímetro de espesor. Como unión entre el aglomerado de corcho y los angulares se emplea una solución mixta mecánica-adhesiva. Estos perfiles llevaban una ranura, coincidiendo con una ranura en el aglomerado de corcho, por el cual se introduce el pasador del anclaje (fig. 7). El corcho, como elemento natural, no es un material estabilizado, por lo que con la incidencia de la luz solar cambia de tonalidad, virando a gris claro. Por esta razón, y para garantizar su comportamiento frente a los cambios climáticos de esta zona de Alemania, donde los niveles de precipitaciones son muy altos, en la cara exterior de la fachada —corcho natural— se le aplicó un protector de exteriores a base de siliconas, que no alteraba el aspecto del producto. España ha sido pionera en patentes para diversas utilizaciones del corcho. En 1970 Danosa solicitó un modelo de utilidad para un nuevo tipo de panel aislante para cubierta que resolvía el problema de deformación del corcho cuando se aplica una capa de asfalto a gran temperatura. La mayor parte de las patentes tienen como objetivo la utilización del corcho con fines decorativos, datando una de las más antiguas del año 1968. El sistema de fijación adoptado en estas patentes es mediante la adherencia que, debido a la flexibilidad del corcho, absorbe las varia- Figura 7 Detalle de la fachada con los paneles de corcho del pabellón de Hannover (Proyecto original sin publicar) ciones dimensionales del resto del paramento. Las últimas patentes desarrollan otros sistemas de fijación como perforaciones en las que se embute la estructura sustentante o como paneles fijos mediante clavos que se ocultan con paneles machihembrados. La empresa constructora fue la U.T.E OHL Hochtief realizó el pabellón en cinco meses con un coste de casi once millones de euros actuales. CONCLUSIÓN Como hemos comprobado por todo lo expuesto, los pabellones analizados y edificados en el siglo XX fueron construidos incorporando innovaciones constructivas que fueron sorprendentes en su momento y que han llegado a popularizarse, precisamente por su Pabellones españoles de las exposiciones internacionales utilización en obras emblemáticas como los paneles de hormigón o de corcho. También utilizaron componentes novedosos fabricados por empresas internacionales con patentes basadas generalmente en materiales utilizados previamente por el sector industrial, como las carpinterías de aluminio. LISTA DE REFERENCIAS Aguila, Alfonso. 1986. Las tecnologías de la industrialización de los edificios de viviendas. Madrid: COAM. Alix Trueba, Josefina. 1987. Pabellón español. Exposición Internacional de París, 1937. Madrid, Ministerio de Cultura. Anderson, Mark y Anderson, Peter. 2007. Prefab prototypes: site specific design for offside construction. New York: Ed. 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