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BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL VERACRUZANA
“ENRIQUE C. RÉBSAMEN”
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN ESPECIAL
ÁREA INTELECTUAL
ATENCIÓN EDUCATIVA DE ALUMNOS CON DISCAPACIDAD VISUAL
Mtra: Martha Cabrera Salcedo
CASO ALFREDO
Equipo: “CAMOCHOS”
Gabriela Lizet Campos Lozano
Iris Anahí del Ángel Linares
Valentino Francisco Pérez
Byron Alexis Millán González.
CASO: ALFREDO
El señor Alfredo Joel López Trujillo, casado, de 48 años de edad, muy amablemente
aceptó ser parte del proyecto de Atención a la Discapacidad Visual en Febrero del 2014.
Alfredo vive en la Prolongación de las Hayas #26 Col. Reforma, y actualmente asiste al
CAM no. 8 Alejandro Meza. Su situación visual, de acuerdo a Imelda Fernández (1999),
este es un caso de baja visión profunda, ya que tiene dificultad para realizar tareas
visuales gruesas y no puede realizar tareas que exijan control de detalles, debido a un
traumatismo craneal que sufrió en un accidente de trabajo.
Ya que su baja visión fue adquirida, su desarrollo personal fue normal hasta hace 3 años,
cuando tuvo el accidente. De manera breve, comentamos que él trabajaba en redes
hidráulicas y cayó de gran altura, sufriendo un severo golpe que hundió su cráneo por el
parietal, le produjo fisura cervical y hemorragias en las extremidades del cuerpo. Fue
atendido oportunamente en el Centro de Especialidades Médicas de Xalapa, donde
estuvo internado más de un mes; pero salió del hospital totalmente recuperado, con visión
normal y las ganas de volver a trabajar. Él nos cuenta que un día, en el trabajo, sintió
como si le aventaran una araña en los ojos. Fue con una oftalmóloga que le mandó
hacerse unos estudios bastantes caros, diciendo que el líquido que le habían puesto se
estaba escurriendo y por ello había perdido la vista. Acudió, entonces, a otro especialista,
le interesaba una segunda opinión sobre su caso. Este segundo especialista que le
atendió, le diagnosticó derrame de retina y desagarre del nervio óptico, por lo que
programaron una intervención quirúrgica, para la cual, en realidad, dejaron pasar varias
semanas. En esa operación, al señor Alfredo le colocaron una lente en forma de puente
en el ojo, que al salir del quirófano le ayudó a ver perfectamente. No pasando mucho
tiempo, y citando sus palabras, sentí como si me cerraran una persiana en los ojos y
quedé ciego. No hubo un diagnóstico después de ello. Nos comenta, también, que poco
a poco empezó a ver sombras y la luz, pero sólo eso, que es lo que actualmente alcanza
a ver, además de distinguir movimientos; aunque le molesta la luz directa e intensa, así
como el viento directamente en los ojos, por lo que se protege con lentes oscuros.
Hasta antes del accidente, Alfredo era lo que consideramos en la cultura mexicana, “el
hombre de la casa”. Él daba sustento a su familia apoyaba a sus tres hijas e hijo, ya
grandes e independientes. Su preparación ha sido sobre todo técnica. Había iniciado una
ingeniería a nivel licenciatura, pero por cuestiones personales la dejó, formó su familia y
concluyó una carrera técnica. Además, tomó cursos y diplomados de informática en la
Facultad de Informática de la Universidad Veracruzana. Sin embargo, su situación familiar
ha cambiado a partir del accidente y, en concreto, de su condición de débil visual.
Ahora, y así nos lo externa, vive con ellos pero ni le hacen caso. Llegó a sentirse muy
deprimido, pues solamente una de sus hijas es quien ve por él. De sus amistades, muy
pocas demostraron ser verdaderas, pero fue de estas amistades verdaderas quien lo
apoyó para salir adelante. Poco tiempo después de hablaron del CAM no. 8 y ahora
toma clases ahí. Está aprendiendo a usar el bastón, a escribir y leer braille y a utilizar el
ábaco Cranmer. Podemos decir que ahora, Alfredo es una persona que busca superarse,
aprender y volver a sentirse productivo, quisiera regresar a trabajar en redes hidráulicas,
ya que por su experiencia podría instruir y supervisar a las personas nuevas; tiene inquietud
por seguir aprendiendo, le llama la atención la masoterapia, la música y el inglés.
Por otro lado, físicamente, el señor luce bastante joven. Nos atrevemos a decir que no
podíamos creer que estuviera cerca de cumplir los 50 años. Sus ojos, sin ponerles cuidado,
se ven como los de cualquier otra persona, pero al estar más atentos, podemos notal una
pequeñísima manchita gris en su ojo izquierdo y, en general, son bastante claros (no
anormalmente, pero es una característica que nos ha llamado la atención). No es muy
alto, aunque sí muy delgado. Y en cuanto a su actitud, nos parece bastante agradable,
positivo y se ha abierto mucho con el equipo. Hemos congeniado con muchos aspectos
de su forma de pensar; es un hombre muy trabajador y paciente, humilde y respetuoso.
También es bastante interesante platicar con él, nos divertimos en las sesiones que
compartimos y está muy dispuesto tanto a enseñarnos todo lo que él pueda, como a
aprender de nosotros.
Lo anterior, nos ha motivado. Al principio no sabíamos con quién trabajaríamos, pues
fueron otras compañeras quienes nos pusieron en contacto con él. Incluso, Alfredo ha
expresado que esto no es una coincidencia, si ustedes lo creen, alguien más grande que
nosotros nos ha puesto en el mismo camino; parafraseando algunos de sus comentarios.
Sin entrar en detalles de creencias, la actitud de Alfredo y las casualidades que nos
llevaron a encontrarlo, cimentó las bases de querer trabajar con él y alcanzar todos los
logros que sean posibles durante este semestre.
Pese a que se trata de un caso de discapacidad visual, hemos notado que en casi todas
las áreas específicas, su desenvolvimiento es más parecido al de un ciego; creemos que
se debe a que ya no puede diferenciar formas ni detalles generales de las cosas y
personas. En lo que se refiere al área de comunicación, él se ha visto muy favorecido, ya
que domina el lenguaje oral, es consciente de sus gestos y señas (pues adquirió la baja
visión a edad tardía), y domina varias operaciones matemáticas. Está aprendiendo braille
y lo que conoce nos lo ha enseñado. Así como a auxiliarse con el ábaco Cranmer y un
poco de computación. Nos externó su interés por profundizar un poco más en el
aprendizaje de este último ámbito, ya que muchas cosas que él estudió, hoy en día son
casi obsoletas.
Para la Orientación y Movilidad, por las mismas razones de que se trata de una baja visión
adquirida, conoce a la perfección los conceptos arriba, abajo, derecha, izquierda, atrás,
adelante, adentro, afuera, entre otros que la mayoría manejamos con tanta naturalidad.
Está aprendiendo a desplazarse con el bastón blanco, aunque nosotros nunca lo hemos
visto ocuparlo, ya que por el momento prefiere utilizar la guía vidente. De la misma
manera, conoce el reloj para comer, nos enseñó a orientarlo de dicha manera.
Entonces, hablemos en lo que se refiere a Actividades de Vida Diaria. Alfredo está
aprendiendo todo de nuevo. Hay que recordar que de acuerdo al libro Deficiencia Visual,
aspectos psicoevolutivos y educativos (1994), “se entiende por actividades de la vida
diaria aquellas necesarias para la realización de las tareas de autocuidado, cuidado del
hogar, actividades sociales y de comunicación, etc”. Él, antes del accidente, sabía
cocinar, pero ahora teme acercarse a la estufa por si se quema o hace un desastre. Sin
embargo, posee mucha seguridad y, aunque sea en taxi, pero él siempre regresa solo a
casa y siempre lo volvemos a ver en la siguiente sesión. Observamos que tiene celular, no
lo hemos visto manejarlo, pero sí contesta las llamadas. Disfruta de estudiar teología, con
un grupo con quienes se reúne los jueves.
En cuanto a su multisensorialidad, la sigue desarrollando y perfeccionando. Sobre todo lo
que se refiere al oído y al tacto. Como ya conoce los conceptos de muchos aspectos de
la sociedad y del mundo, puede entender con material simbólico y aprender
rápidamente nuevas técnicas, por ejemplo, para contar. Por otro lado, desconocemos
qué tanto ha estimulado su eficiencia visual. Lo único que hemos observado es que ya nos
identifica, ya sea por la voz o por nuestros movimientos muy particulares que alcanza a
distinguir.
Por ello, lo que ahora más utiliza para aprender son sus otros sentidos, dando especial
énfasis al tacto y, en segundo lugar, al oído. Por lo que me hemos observado, al convivir
con él, que es una persona multidisciplinaria, es decir, hay muchas áreas que son de su
interés. Desde aprender a cocinar, hasta analizar y profundizar la teología y la filosofía,
pasando por la música, donde su género favorito es el rock en español.
¿Qué vamos hacer? Sentimos que nos hemos sacado la lotería con esta persona.
Aprovechando que dos miembros del equipo tocamos la guitarra, decidimos proponerle
como proyecto enseñarle a tocar dicho instrumento y que pueda tocar una canción que
sea de su agrado. Se lo comentamos y, gustoso, animoso, aceptó de inmediato,
poniendo su total disposición a lograr una retroalimentación entre nosotros y él. Pero,
agregado a esto, queremos proporcionarle vivencias y experiencias multisensoriales que
lo ayuden a estimular o ejercitar sus otros cuatro sentidos, así como sacarle el mayor
provecho a su eficiencia visual. De ser posible, nos gustaría no solamente trabajar en la
música, sino valernos de los conocimientos que domine cada uno de nosotros para
enriquecer la experiencia educativa que hemos emprendido con este señor. Sin
embargo, recalcamos nuestro principal objetivo: que Alfredo pueda tocar una canción.
Después de varias pláticas con esta persona, hemos acordado atender su necesidad de
ocupar su tiempo y de aprender cosas nuevas. Por eso se ha escogido la actividad de
enseñarle y familiarizarlo con la música a través de un instrumento musical de su agrado y
del conocimiento de los compañeros del equipo: la guitarra. Dicha actividad la hemos
ubicado en el área específica de Actividades para la Vida Diaria, así como también, en el
área de Estímulos Multisensoriales, ya que le proporciona las experiencias que le permitirán
seguir desarrollando sus sentidos.
Para lograr nuestro objetivo, seguiremos trabajando los viernes en sesiones de 2 horas, de
3:00 pm a 5:00 pm, utilizando material real. Afortunadamente, una de sus hijas lo apoya y
le proporcionará el instrumento para que siga practicando. Como maestros que le
enseñen directamente a él, trabajamos Gabriela Lizet Campos Lozano y Valentino
Francisco Pérez; sin embargo, los compañeros Iris Anahí del Ángel Linares y Byron Alexis
Millán González, también están presentes en las sesiones y el señor Alfredo ha pedido que
ellos también aprenden a la par de él. Además de colaborar en la facilidad de poder
verlo, al ir por él al CAM no. 8 y prestar su casa para las sesiones.
La segunda vez que nos vimos fue la primera sesión en donde atendimos la clase de
guitarra. Para ello, primero nuestra compañera Gabriela Lizet Campos, prestaba su
guitarra para que Alfredo pudiera tener material real y, en base a este, reconocer las
partes de la guitarra. Valentino Francisco Pérez auxilió a nuestro alumno a reconocer el
sonido y nombre de cada cuerda, mientras que la compañera ya mencionada
proporcionó la técnica con la que trabajamos el resto de las sesiones. Esta técnica
consiste en lo siguiente: cada cuerda tiene un número (primera, segunda tercera… hasta
la sexta), cada traste desde la maquinaria hasta la boca también se enumera de forma
ordinaria (primero, segundo, etc), y finalmente, los dedos de la mano izquierda, del índice
al pulgar, se enumeran del primero al cuarto. Cabe destacar la importancia de que
primeramente, Alfredo distinguiera a través del tacto la separación de los trastes de la
guitarra. Entre los compañeros que conocen de este instrumento acordaron comenzar por
el círculo de Sol. Entonces se le pedía al señor que colocara su primer dedo en el segundo
traste, en la quinta cuerda; su segundo dedo en el tercer traste, en la sexta cuerda; y su
tercer dedo en el tercer traste, en la primera cuerda. Y rasgueaba. Lo hacía varias veces
diciendo el nombre del acorde para relacionarlo con su sonido, posteriormente, pedía
que alguno de nuestros compañeros tocara y verificar si lo hacía bien.
Mientras tanto, la compañera Iris Anahí del Ángel Linares cocinaba y prestaba su casa
para las sesiones; el compañero Byron Alexis Millán González estaba al pendiente,
observaba, tomaba evidencia gráfica (fotos o videos) y ocasionalmente, según
considerara oportuno, hacía una pregunta a quien fuera de nosotros. Pero los cuatro
interactuábamos con él, tanto que a la tercera sesión ya nos identificaba con nuestro
nombre. Cuando comíamos, posteriormente se nos unía Iris, para que Alfredo
(recordando que fue a petición suya), se sintiera más animado, tomaba su turno de la
guitarra. Gabriela recomendó al señor ejercicios con las manos para que fuera
calentando y no le costara tanto acomodar los dedos conforme pasaran las sesiones. Por
lo que, cuando él se cansaba, pasaba la guitarra a Iris y, al sentirse ya más relajado, de
nuevo la tomaba y seguía.
Llegadas las vacaciones de Semana Santa, descansamos todos, puesto que él también
tenía planes con su familia en los que, esperaba, sería incluido. Llamó una ocasión, aún
durante este receso escolar, a Gabriela, y a través de ella nos mandamos saludos
mutuamente, dejando pendiente el regreso a las sesiones hasta que nos
reincorporáramos todos a la escuela.
Sin embargo, pasaron varias semanas sin verlo, más no sin contactarlo. Sucedía que sus
tiempos y los nuestros difícilmente coincidían.
En la sesión donde nos reencontramos, tuvo de nuevo lugar en casa de Iris, aunque en
esta ocasión la compañera Gabriela no pudo asistir. En esta sesión tuvimos la oportunidad
de practicar con dos guitarras, donde una era para Alfredo y la otra la tocaba Valentino
para auxiliar. Recordaba el acorde de Sol, se repasó el acorde de Mi menor y de La
menor. También se practicó por primera vez la cejilla, con el acorde de Fa.
En la sesión siguiente, Valentino fue quien no pudo acudir. Aquí pudimos observar que el
caso había logrado considerables progresos. Gabriela tocó una cuerda al aire y Alfredo la
reconoció. Pudo colocar por sí solo el acorde de Sol y de Mi. Rasgueaba con un poco
más de seguridad.
Pese a que, por falta de tiempo sobre todo, no se pudo concretar el objetivo planteado al
principio, en la última sesión que se tuvo el día 23 de junio de 2014, consideramos que
tuvimos muy buenos avances con él. Agudizamos sus sentidos del oído y del tacto,
compartimos experiencias que nos enriquecieron que lo ayudaron emocionalmente a él,
está animado a continuar aprendiendo y, junto con su hija, planea comprar una guitarra,
para lo cual le dijimos que podíamos acompañarlo. Y como cierre, le pedimos que nos
escribiera en braille un comentario acerca de la experiencia que tuvo con nosotros
durante este semestre. A continuación, y para finalizar, la traducción de su escrito.
23-6-2014
Hoy me siento feliz por saber que hay personas que se preparan para apoyar a personas
con déficit funcional.
Después de la maestra que… (aquí no pudimos entender lo que quiso decirnos).
La vida hay que vivirla aun con limitaciones.
Y hoy Gabi, Iris, Bayron y Valentino. Lo han reforzado.
Gracias.
Alfredo López
BIBLIOGRAFÍA:
1. Fernández, Imelda. Discapacidad Visual, Materiales para el Aprendizaje. ICEVI,
1999, Córdoba, Argentina. 2 p.
2. Deficiencia Visual, aspectos psicoevolutivos y educativos. Colección Educación
para la Diversidad, Ed. Alijibe, Málaga, 1994.
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