Prot. N. 264/2009 - Agustinos Recoletos

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ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO
Prot. N. 264/2009
Paseo de la Habana, 167 – 28036 MADRID (ESPAÑA)
Tel. 913 453 460 • Fax 913 452 222
CorreoE.: [email protected]
www.agustinosrecoletos.org
Estimados hermanos:
Tengo el sentimiento de comunicarles que el día 16 de septiembre de 2009, a
los 88 años de edad y después de una larga enfermedad, falleció en el hospital de
Shangqiu, Henan, República Popular China, Monseñor NICOLÁS SHI JING XIAN.
Pertenecía a la Provincia de San Nicolás de Tolentino.
Nicolás nació en She-Liou-Lou, Henan, China el día 3 de febrero de 1921.
Cursó los estudios primarios y secundarios en Kweiteh (Shangqiu) entre 1933 y
1940. Hizo el noviciado en Shangqiu y profesó como agustino recoleto el 8 de julio
de 1943. Cursó sus estudios de filosofía en el seminario de los jesuitas de Ww-Hu
(An-Hui) y sus estudios de teología en Shangqiu, donde hizo la profesión solemne el
13 de abril de 1946. Fue ordenado diácono el 23 de diciembre de 1946. Recibió la
ordenación de presbítero el 29 de junio de 1948 de manos de Monseñor Felipe Coté,
SJ, obispo de Suchow.
En los primeros años de su ministerio sacerdotal ejerció como vicario parroquial en la iglesia de la Estación de Shangqiu y en la catedral de Shangqiu, de la que
fue nombrado párroco en 1951. Cuando Monseñor Arturo Quintanilla fue expulsado
de la misión, Nicolás fue nombrado vicario episcopal de la Diócesis de Shangqiu en
1955.
Por ese tiempo las tropas de Mao Tse Tung ocuparon el seminario y todo el
complejo de la misión. Gracias a sus estudios de oftalmología, Nicolás pudo ganarse
la vida trabajando en un hospital de la ciudad. Estaba dotado de una inteligencia nada común. El aislamiento que tuvo que sufrir en la situación política de aquellos años
no le llevó al abandono de su propia formación, sino que su asiduidad en el estudio y
la lectura hicieron de él una persona culta, conocedora del inglés, español y latín, y
le mantuvieron abierto a los cambios que se fueron produciendo en la Iglesia en la
segunda mitad del siglo XX.
En 1957 volvió a la iglesia de la Estación, pero en 1958 fue condenado por el
gobierno a tres años de trabajos forzados en una fábrica de ladrillos, acusado de ser
un reaccionario burgués conservador. Cuando cumplió su pena, fue destinado a trabajar en un consultorio oftalmológico. Regresó a la iglesia de la Estación en 1962
para ejercer su ministerio sacerdotal, pero fue condenado a la cárcel durante dos
años, acusado de contrarrevolucionario. Hijo único, desde 1964 hasta 1976 vivió con
su madre, anciana y enferma, en casa de unos parientes, en la mayor miseria.
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En 1979 llegó al poder Deng Xiao Ping, que moderó la persecución política.
Nicolás Shi recibió la "carta de rehabilitación" y trabajó como profesor de inglés en
un instituto de enseñanza en Che-Cheng, labor que desarrolló hasta 1986, cuando se
jubiló. Durante todos estos años muchos cristianos establecían contacto con él ocultamente para recibir los sacramentos.
En 1987 volvió a la ciudad de Shangqiu para dedicarse ya únicamente al
apostolado, una vez que el complejo de la misión, con sus edificios, fue devuelto a la
Iglesia por el gobierno tras un año de negociaciones. Desde este año, ya no tuvo que
salir de la misión católica. Algunos escritos y las visitas de algunos agustinos recoletos chinos sirvieron para que Nicolás se sintiese comunicado con el resto de la Orden
y recibiese información y publicaciones.
Poco a poco, ganándose el respeto de las autoridades civiles, logró que la
Diócesis volviera a tener normalidad, dentro de los márgenes en que esto era posible,
no sin ser continuamente vigilado y sin que se le exigiese su entrada en la Iglesia
Patriótica bajo amenazas. El 8 de mayo de 1991, después de 39 años sin pastor, Nicolás Shi fue consagrado obispo de la Diócesis de Shangqiu.
Monseñor Nicolás Shi Jing Xian merece un puesto de honor en la historia de
la Orden y de la Iglesia Católica en China. Él personifica la herencia de los misioneros y encarna el espíritu martirial de la Iglesia en China durante los años más duros
de la persecución. Era uno de los últimos supervivientes entre la nube de mártires
con la que Dios bendijo a su Iglesia en el siglo XX. La oficina de asuntos religiosos
y la policía china conocen su entereza, acrisolada por los sufrimientos y la persecución de que fue objeto. Su discreción y prudencia al hablar o al callar le llevaron a
mantener siempre una relación tensa pero respetuosa con las autoridades, que no
lograron nunca doblegarle ni que renunciara a sus principios religiosos, a las exigencias de la fe o a los dictámenes de su propia conciencia. Fue un claro testimonio de
fortaleza: aunque su vida estuvo sometida a presiones, persecuciones, multas e injusticias, nunca fue violento, pero no cedía cuando creía tener la razón de su parte, lo
mismo ante personas privadas que ante los gobernantes. Sus modales eran educados,
nunca levantaba la voz, sabía callar y tenía un gran dominio de sus reacciones.
Fue también una persona de profunda vida espiritual, de una fe honda e inquebrantable, con criterios claros y coherentes sobre la Iglesia, la vida religiosa y la
relación con las autoridades. El amor a la Orden de Agustinos Recoletos en la que se
formó, a la que perteneció y a la que amó, fue un rasgo que todos le reconocen y
agradecen. “Estoy orgulloso de ser agustino recoleto”, solía decir. Y le gustaba dar
las “gracias a los agustinos recoletos que vinieron a China y que ya nos han dejado”.
Un detalle que también expresa este sentimiento de pertenencia a la Orden fue que
con frecuencia vestía el hábito recoleto, el que vio vestir, cuando era joven, a los
frailes misioneros en Shangqiu y que él mismo vistió en su profesión. Amaba la comunidad y supo construir y vivir en comunidad con sus sacerdotes, con los religiosos
y con las religiosas, en un claro ejemplo de comunidad agustiniana, donde todo era
común. La vida de Monseñor Nicolás fue ejemplo de vida religiosa: pobre en su persona, caritativo con los demás, incluso condescendiente con los jóvenes, obediente
siempre con los superiores, a los que sentía de alguna manera como sus superiores.
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Sobresalió por su celo apostólico: ejerció el sacerdocio siempre que pudo,
tanto en la cárcel, como en el trabajo, como en sus años de jubilación. Aunque las
autoridades intentaron convencerle de que habían sido abandonados de la Iglesia y
de la Orden, él continuó siempre fiel a la fe y al ministerio sacerdotal.
Al morir deja una Diócesis estructurada, con varios sacerdotes agustinos recoletos chinos que trabajan en la Diócesis de Shangqiu, algunos seminaristas que
cursan la filosofía o la teología, un nutrido número de misioneras agustinas recoletas
chinas y varios miles de cristianos.
Él ha sido y va a ser siempre para todos nosotros un modelo a seguir, un
ejemplo de vida: por su entereza y valentía en situaciones muy difíciles, por su coherencia e integridad a la hora de vivir su fe católica y de ser fiel a su conciencia, por
su amor y fidelidad a la Iglesia, por su amor apasionado a nuestra Orden de Agustinos Recoletos.
¡Descanse en paz nuestro hermano, Monseñor Nicolás Shi! Que el Señor le
reciba en su Casa, le siente a su Mesa y le invite a su Banquete, porque ha sido un
empleado bueno y fiel.
Madrid, 22 de septiembre de 2009.
Fr. Francisco Javier Jiménez
Prior provincial
Fr. Benjamín Miguélez
Secretario provincial
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