Diagonal // Del 9 al 21 de diciembre de 2005 12 // ESPECIAL ESPECIAL // CUMBRE DE LA OMC EN HONG KONG Del 13 al 18 de diciembre se celebra en Hong Kong la cumbre ministerial de la OMC, que pretende cerrar la ronda de negociaciones de la denominada ‘Agenda de Desarrollo de Doha’. Los tres temas básicos serán la agricultura, los productos no agrícolas o industriales y los servicios. Aunque la agricultura siga siendo el asunto primordial en la actual Ronda de Doha, por lo que respecta a la UE el interés primordial es el de conseguir el mayor acceso al mercado de los servicios y de los productos industriales para las multinacionales europeas. VI CUMBRE DE LA OMC // La carrera por liberalizar todo lo liberalizable La resistencia de los países ‘menos avanzados’ a abrir todavía más sus mercados a cambio de promesas (incumplidas) de reducciones de ayudas a la agricultura en los países más ricos ha terminado por bloquear las negociaciones previas a la cumbre. Martín Cúneo Redacción Las diferencias en torno a los subsidios a la agricultura terminaron por paralizar las negociaciones previas a la cumbre de Hong Kong. El Comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, explicaba de esta manera el estado de bloqueo en el que se encuentra la organización: “Aunque el mandato de los 25 me diera margen para mejorar la oferta agrícola, ¿qué incentivo tendría para hacerlo, si los otros grupos comerciales no mueven ficha en materia de industria y servicios?”. Unos días más tarde Mandelson lo decía todavía más claro: la propuesta de reducir los subsidios estaba condicionada a que los países llamados nada inocentemente “en desarrollo” aceptaran las condiciones de apertura de sus mercados a las multinacionales, sobre todo norteamericanas, europeas y japonesas. Las delegaciones de la UE y EE UU condicionan la reducción de ayudas para la agricultura a la apertura de los mercados Mandelson culpó del impasse a la posición defensiva del G-20, un grupo de presión de países del Sur, frente a la Ronda del Doha: un proceso iniciado en 2001 y que debería finalizar en 2006, que avanza aún más en la liberalización de los servicios públicos y en la desregulación total de los mercados más débiles. La Ronda de Doha, presentada en su momento como una baza más para el “desarrollo del Tercer Mundo” encuentra en EE UU un curioso defensor a ultranza: la Coalición de Negocios Americanos para Doha (ABCDoha), una alianza de imperios agropecuarios como Cargill Incorporated y multinacionales como Time Warner o Wall Mart, sin olvidar la comparsa de una extensa lista de grupos de presión industriales y agrarios. La coalición fue presentada el pasado 25 de octubre con la sagrada misión de rescatar a la Ronda del Desarrollo de Doha de un previsible fracaso en Hong Kong. En su web (www.acbdoha.org) se afirma, sin rastro de ironía, que “la eliminación de barreras comerciales sacará de la pobreza a 300 millones de personas en los próximos 15 años”. El previsible fracaso de la Cumbre ha sido asumido sin grandes dramatismos por las principales delegaciones comerciales. Tras el bloqueo de la última cumbre de la OMC (Cancún-2003) y la persistencia del G-20 en no ceder frente a las pretensiones de los ‘grandes’, la UE y, sobre todo, EE UU han optado por abrir mercados a fuerza de tratados bilaterales de libre comercio, donde los países más pequeños apenas tienen margen para alianzas internacionales de solidaridad. El director de la OMC, Pacal Lamy, se resiste a que la organización sea secuestrada por el ‘populacho’ y ya ha planteado la necesidad de una reforma que convierta en “efectivo” un ente “medieval”. No estaba pensando, claro está, en la democratización de la OMC. DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL // Patentar el conocimiento para hacerlo rentable El encarecimiento de los fármacos y el secuestro de saber ancestral y público son algunas de sus implicaciones Soraya González Guerrero Redacción Las invenciones, desde productos farmacéuticos a semillas, pueden ser patentadas por multinacionales del sector durante 20 años gracias al Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC, o TRIP en inglés). Desde que este acuerdo se negoció en la Ronda Uruguay (1986-94) ha suscitado una gran polémica que sigue sin cerrarse. Patentes antes que pacientes El aspecto más controvertido de este acuerdo es que impide a los países empobrecidos acceder a medicamentos genéricos a bajo coste; un asunto que no ha sido resuelto en ninguna de las rondas ministeriales de la OMC y que volverá a estar sobre la palestra en Hong Kong. Al extender al ámbito internacional la protección de las patentes para los productos farmacéuticos con el ADPIC, se bloquean las importaciones de genéricos patentados a bajo precio, dejando fuera de su acceso a la mayoría de la población de países empobrecidos. La incapacidad adquisitiva de la población con sida en estos países para costearse el paquete de antirretrovirales generó un fuerte rechazo social que se trató de aplacar con el Programa de Desarrollo de la Conferencia Ministerial de Doha (2001). En ella se flexibilizó el ADPIC incluyendo la ‘licencia de obligatoriedad’, que permitía que cuando un país se enfrentase a un gran problema de salud pública como el sida pudiera producir fármacos, aunque estuvieran patentados. Los 148 BREVE HISTORIA DE LA OMC ACUERDO GATT (1947) RONDA DE URUGUAY (1986-1994) CREACIÓN DE LA OMC (1995) Durante medio siglo, el intercambio mundial de mercancías, las normas comerciales, las reducciones arancelarias y la apertura de mercados fueron acordadas en el contexto del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). En una larga ronda de negociaciones, los Estados más desarrollados y con capacidad de invadir los mercados de los países ‘en desarrollo’ consiguen imponer una mayor apertura comercial y la inclusión de la agricultura, los servicios públicos y la propiedad intelectual y las patentes sobre los medicamentos y la vida entre los ‘productos’ de los que sacar tajada en el mercado internacional. A lo largo de la década de los ‘90, multinacionales de la CE y EE UU concluyen la ‘recolonización’ del ‘Tercer Mundo’. El 1 de enero de 1995 se crea la OMC como reemplazo a los acuerdos GATT. Se incrementan las facilidades comerciales para los países más poderosos y se avanza en la eliminación de las legislaciones nacionales que ‘discriminan’ a las empresas multinacionales con respecto a las nacionales. La CE y EE UU obligan a abrir mercados mientras mantienen férreamente los subsidios a su agroindustria. Las consecuencias: hambre, miseria y subdesarrollo. » Del 9 al 21 de diciembre de 2005 // Diagonal ESPECIAL // 13 EL G-20 EL G-20 ESTÁ FORMADO POR: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, China, Cuba, Egipto, Filipinas, India, Indonesia, México, Nigeria, Pakistán, Paraguay, Sudáfrica, Tailandia, Tanzania, Venezuela y Zimbawe. A pesar de sostener posiciones similares, Kenia no entró a formar parte del G-20, condicionada por la reanudación de un crédito congelado de 300 millones de dólares del FMI. La condición de esta organización, junto con la OMC y el Banco Mundial, como una de las tres patas de la expansión del neoliberalismo quedaba patente. Costa Rica, Colombia, Ecuador y Perú tuvieron que abandonar el G-20 tras Cancún-2003 por las presiones de EE UU. SERVICIOS PÚBLICOS // Ingeniería para abrir mercados Para acelerar el proceso de liberalización de los servicios públicos, los países industrializados idean esquemas de ‘negociación’ agresivos. Carlos Ruiz Escudero* a Unión Europea, principal exportador mundial de bienes y servicios y mayor inversor en el extranjero junto con EE UU, está dispuesta a utilizar la agricultura (que representa sólo el 2% de su PNB) como moneda de cambio para que los países en vías de desarrollo abran sus mercados de productos industriales (cuya exportación supone el 71% del PNB de la UE) y de servicios (que alcanza el 73%) a cambio de concesiones adicionales. Los países industrializados no están satisfechos con el actual nivel de compromisos de liberalización alcanzado en el Acuerdo General de Comercio de Servicios (AGCS), ni con el número de países que han presentado ofertas (100 sobre un total de 150) ni con la cantidad de servicios comprometidos. Tratando de acelerar el proceso, y a instancias de la UE, se pretende adoptar un nuevo esquema de negociación ‘complementaria’ (el ‘benchmarking’) mediante el cual los países de la OMC se verían obligados a asumir cuotas numéricas sobre los servicios a liberalizar de manera simultánea (85% del total de subsectores para países desarrollados y 63% para los otros, exceptuando a los menos desarrollados). Asimismo, deberían asumir indicadores de calidad mínima en la apertura de los subsectores comprometidos –reduciendo o eliminando, por ejemplo, los límites a la participación extranjera, las pruebas de necesidad económica o aumentando la facilidad para el desplazamiento temporal de trabajadores extranjeros– y eliminar gran parte de las limitaciones ‘horizontales’ que buscan proteger de la apertura un sector específico (como la educación o la sanidad). Adicionalmente, se fijarían acuerdos sectoriales sobre una lista de 16 considerados por la OMC los más importantes –fundamentalmente los relacionados con las infraestructuras– para alcanzar un mayor nivel de compromiso. Los países desarrollados deberán L » países miembros de la OMC debían llegar a un acuerdo a finales de marzo de 2005 sobre si esta licencia se prorrogaba o era derogada definitivamente, pero no lo hicieron. Según expone la OMC en su web oficial, en Doha se solucionó “gran parte del problema”. Lo que no menciona es que se establecieron unas condiciones de exportación e importación de genéricos tan onerosas que, en lugar de simplificar el proceso, disuaden a los suministradores de exportar, incumpliendo los propios acuerdos de Doha. Un comunicado de Oxfam Internacional denunció entonces: “Es injusto que los países en desarrollo encuentren tantos obstáculos para obtener fármacos más baratos mientras sólo en EE UU la industria farmacéutica obtiene 37.000 millones de dólares”. Además de que los acuerdos de Doha han sido incumplidos sistemáticamente, la “licencia de obligatoriedad” ha quedado restringida a los países más empobrecidos (entendidos como los que no tienen capacidad de fabricación en el sector farmacéutico). Los países ‘en desarrollo’ desean que la cláusula, que por ahora es sólo una excepción legal dentro del ADPIC, se convierta en definitiva, lo cual excluiría su futura renegociación. En cambio, los países ricos, sobre todo los que tienen una poderosa industria farmacéutica, son reticentes a aceptarlo. El acuerdo sobre el ADPIC da a los países más ricos el derecho de impedir que otros usen sus inventos El artículo 27.3b también ha sido muy criticado porque permite patentar formas de vida, incluso plantas y sus funciones medicinales que antes eran públicas. La activista hindú Vandana Shiva denuncia que “siglos enteros de innovación colectiva de agricultores y campesinos son secuestrados” porque este acuerdo permite, por ejemplo, que la soja, desarrollada en el Este asiático, ha- ya sido patentada por la multinacional Calgene, actualmente propiedad de Monsanto. En 2003 sólo diez compañías controlaban el 32% del mercado de semillas comerciales, valorado en 23.000 millones de dólares, y el 100% del mercado de semillas genéticamente modificadas. Los defensores del ADPIC argumentan que es necesario para fomentar la creación y la invención, además de incentivar la inversión en investigación y desarrollo, cuando lógica de la rentabilidad por encima del bien común siembra la historia de ejemplos tan patéticos como que las principales multinacionales farmacéuticas estadounidenses prefieran invertir en medicamentos antirretrovirales, que se deben tomar todos los días, en lugar de invertir en investigación y desarrollo de vacunas y microbicidas para impedir la transmisión del sida. El acuerdo sobre ADPIC no sólo potencia esta lógica sino que la blinda otorgando a los países más ricos y a sus multinacionales el derecho de impedir que otros utilicen sus invenciones, diseños o demás creaciones. implicarse en un mínimo de doce sectores y los que están en vías de desarrollo, en ocho. Así, el proceso actual de negociación bilateral, basado en avances graduales y voluntarios, se sustituiría por negociaciones multilaterales –en las que los países más poderosos y con mayor capacidad exportadora impondrían las normas–, forzando a los países más vulnerables a abrir sus mercados de manera brusca, lo que ha provocado el rechazo de los países más empobrecidos y su puesta en cuarentena por la OMC hasta su discusión en Hong Kong. Estas medidas podrían tener graves consecuencias incluso para la UE, que se vería obligada a ampliar su oferta de servicios, a liberalizar y retirar las limitaciones sobre servicios públicos y culturales. Estas medidas podrían tener consecuencias para la UE, que debería ampliar su oferta de servicios a liberalizar Es totalmente necesario que se mantenga el avance ‘gradual’ en los compromisos del AGCS; que se excluyan los servicios públicos y de interés general de las negociaciones para impedir que se socaven las obligaciones de servicio universal y la capacidad de regulación de los gobiernos; que se rechace la regulación por la OMC del desplazamiento temporal de trabajadores; y que no se adopte ninguna nueva medida sin una evaluación previa de todos sus impactos, estableciéndose para esto una moratoria de las negociaciones. El autor * Carlos Ruiz Escudero, de Attac y de la Plataforma por la Defensa de los Servicios Públicos. EL ‘FRACASO’ DE SEATTLE (1999) DOHA Y LA RONDA DEL ‘DESARROLLO’ (2001) CANCÚN (2003) Las ya evidentes consecuencias nefastas de la liberalización de los servicios en los países empobrecidos, la caída de los precios de los productos agrarios por el dumping de la granjas industriales occidentales y las patentes sobre las semillas o los medicamentos llevaron al nacimiento del movimiento antiglobalización, que tuvo en Seattle su primer momento estelar. La inesperada contestación, unida a una tímida pero creciente oposición de las delegaciones de los países pobres llevó a un fracaso estrepitoso de la cumbre, que terminó sin acuerdos. La presión para evitar un nuevo fracaso en la cumbre de Qatar llevó a extremar las presiones europeas y norteamericanas. A cambio de la supuesta concesión de los ‘países más avanzados’ al permitir cierta ‘flexibilidad’ en la fabricación de medicamentos genéricos y un ambiguo compromiso de reducir subsidios a la agricultura (ambos matizados e incumplidos luego), los países empobrecidos cedieron en casi todo: mayor apertura comercial, más sectores desregulados, etc. El descontento de la delegaciones de los países más pobres calentaba el ambiente camino a Cancún. Más de 50.000 personas a las puertas de la cumbre y muchas delegaciones de los países empobrecidos celebraron como una gran victoria el bloqueo de las negociaciones protagonizado por diversas coaliciones (G-20 y G-90, fundamentalmente) de los países tradicionalmente ignorados y manipulados en las cumbre de la OMC.