Seguimiento Judicial BOLETIN DE ACTIVIDAD JUDICIAL JULIO 2009 SINOPSIS DE OPINIONES DEL TRIBUNAL SUPREMO 2009 T.S.P.R. 94 a 2009 T.S.P.R. 121 2 de junio de 2009 a 13 de julio de 2009 Pueblo v. Olmeda Zayas, 2009 T.S.P.R. 94 (4 de junio de 2009). Juez Ponente del Tribunal de Apelaciones: Hon Ivonne Feliciano Acevedo. Derecho procesal penal: evaluación psicológica de la presunta víctima por perito de defensa. Como del recurso no se desprendía claramente que el Estado tuviera la intención de presentar prueba de tal naturaleza, confirma el dictamen recurrido. El Juez Asociado señor Martínez Torres se inhibió. En un caso de actos lascivos contra una menor de edad, el Estado solicitó autorización para ofrecer el testimonio de la niña en la vista preliminar a través del sistema televisivo de circuito cerrado. El imputado se opuso y solicitó copia del informe pericial preparado por una psicóloga a los fines de justificar su uso. El TPI celebró una vista de necesidad en la que el Ministerio Público presentó como perito a una psicóloga clínica quien opinó que someter a la niña a un careo directo con el imputado podría traumatizarla. Durante el contrainterrogatorio, aceptó que la menor era vulnerable, manipulable por los adultos y dada a contestar sus preguntas con el ánimo de complacerlos. Admitió haber sido contratada para preparar un informe que validaría las alegaciones de abuso sexual formuladas por la menor, de acuerdo con su opinión diagnóstica como psicóloga. El Tribunal dispuso que el testimonio de la menor en la vista preliminar se ofrecería mediante el sistema de circuito cerrado. El Estado solicitó que el testimonio de la menor se ofreciera en el juicio mediante el referido sistema. El imputado solicitó una evaluación psicológica de la presunta víctima como parte del descubrimiento de prueba previo al juicio, para determinar si presentaba las características de una niña abusada sexualmente. El TPI denegó la solicitud de examen psicológico. El Tribunal de Apelaciones confirmó. Ex parte Cruz Rosario, 2009 T.S.P.R. 95 (5 de junio de 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria del ejercicio de la abogacía. El Tribunal Supremo mediante opinión emitida por el Juez Presidente señor Hernández Denton confirma el dictamen recurrido. Resuelve que solamente procede autorizar un examen de ese tipo si es necesario para refutar una opinión diagnóstica de abuso sexual ofrecida por un perito del Ministerio Público. El Tribunal Supremo autoriza, mediante resolución, al Lcdo. Juan L. Cruz Rosario, a darse de baja voluntariamente del Colegio de Abogados. Ex parte Hermida Nadal, 2009 T.S.P.R. 96 (5 de junio de 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria. Mediante resolución, el Tribunal Supremo autoriza al Lcdo. Ángel G. Hermida Nadal a darse de baja voluntariamente del Colegio de Abogados. Suárez Cáceres v. Comisión Estatal de Elecciones, 2009 T.S.P.R. 97 (9 de junio de 2009). Juez Ponente del Tribunal de Apelaciones: Juez Rodríguez de Oronoz. Derecho electoral: elección de candidatos adicionales de un partido de minoría. Luego de las elecciones generales de noviembre de 2008, los comisionados electorales no llegaron a un acuerdo respecto a quién sería el último senador del P.P.D. que debía ser certificado en virtud de la ley de minorías. Angel Rodríguez Otero obtuvo un resultado proporcional de 22.7336% de los votos y Jorge Cáceres Suárez, 22.7246%. El Presidente de la C.E.E. determinó que conforme al artículo 6.012 de la Ley Electoral se descartan las fracciones menores de la mitad de uno por lo que había un empate entre los candidatos debido a que el resultado proporcional fue de 22.7% para cada uno. 2 Colegio de Abogados de Puerto Rico Ordenó la celebración de un sorteo según lo dispuesto en el artículo 6.012 de la Ley Electoral. Suárez Cáceres presentó un escrito de revisión ante el Tribunal de Instancia. Expuso que los cómputos utilizados por la C.E.E. para concluir que existía un empate entre Rodríguez Otero y él partían de una ecuación matemática incorrecta, pues se consideraron las papeletas en blanco, las protestadas, las nulas y las de nominación directa de personajes ficticios. El TPI revocó la resolución de la C.E.E. al resolver que las papeletas en blanco, las protestadas, las nulas y las de nominación directa de personajes ficticios no se considerarían votos depositados. El Tribunal de Apelaciones revocó y desestimó el recurso de revisión. Concluyó que el foro de instancia actuó de forma ilegítima al atender el recurso presentado por Suárez Cáceres, ya que debió desestimarlo por falta de jurisdicción por haberse presentado tardíamente. Añadió que el Secretario de la C.E.E. actuó de manera ultra vires al notificar la resolución a Suárez Cáceres y a Rodríguez Otero, ya que no estaba facultado para determinar que éstos eran partes interesadas a los efectos de notificarles la resolución y concederles el derecho a solicitar revisión judicial. El Tribunal Supremo, mediante opinión emitida por el Juez Asociado señor Kolthoff Caraballo, revoca la sentencia del Tribunal de Apelaciones y reinstala la del Tribunal de Primera Instancia mediante la cual se declaró inválida la resolución CEERS-08-125 de la Comisión Estatal de Elecciones. Resuelve que Jorge Suárez Cáceres presentó su solicitud de revisión dentro del término de diez días, contado a partir de la fecha en que le fue notificada la resolución por parte del Presidente de la C.E.E. Revoca a Sánchez y Colón v. E.L.A. I, 134 D.P.R. 445 (1993), al resolver que la intención de un elector que deposita su papeleta en blanco, que anula voluntariamente su papeleta o que vota por nominación directa a favor de un personaje ficticio es expresar su inconformidad, ya sea con las propuestas presentadas o con los candidatos disponibles en ésta. Determina que tal voto de ninguna manera puede ser contado para efectos de influir o afectar el resultado de una elección, referéndum o plebiscito, entre otros eventos electorales. Resuelve que al aplicar el párrafo antepenúltimo de la sección 7 del Artículo III de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, se descartará y no se considerará fracción alguna que sea menos de la mitad de uno; y en el caso de que resulten dos fracciones iguales, la Comisión Estatal de Elecciones procederá a hacer la determinación en cuanto al candidato que debe certificarse electo, mediante sorteo en la forma dispuesta por la Comisión mediante reglamento. Esto es, si la fracción es de .50 ó más, esa fracción prevalece, mientras si la fracción es de .49 ó menos entonces esa fracción no se considera y el número se redondea al número entero más cercano a la fracción. Determina que no procede el sorteo ordenado por la C.E.E. en vista de que los por cientos proporcionales de los dos candidatos, excluyendo las papeletas en blanco, las nulas y las de nominación directa de personajes ficticios, es de 22.8481% para Rodríguez Otero y de 22.8526% para Suárez Cáceres, a quien le corresponde el escaño senatorial. Se devuelve el caso a la C.E.E. para que certifique al señor Jorge Suárez Cáceres como miembro por adición del Senado de Puerto Rico. El Juez Asociado señor Martínez Torres emitió opinión de conformidad a la cual se unen el Juez Asociado señor Rivera Pérez y la Jueza Asociada señora Pabón Charneco. El Juez Presidente señor Hernández Denton, la Jueza Asociada señora Fiol Matta y la Juez Asociada señora Rodríguez Rodríguez emitieron opiniones disidentes. In re Colberg Toro, 2009 T.S.P.R. 98 (10 de junio de 2009, resolución). Abogacía: reinstalación. El Tribunal Supremo, mediante resolución, autoriza la reinstalación de Severo Colberg Toro al ejercicio de la abogacía tras informar sus direcciones postal y residencial y acreditar el pago de la cuota de colegiación. Las Jueces Asociadas señoras Rodríguez Rodríguez y Pabón Charneco no intervinieron. In re Santiago García, 2009 T.S.P.R. 99 (12 de mayo de 2009). Abogacía: atención requerimientos del Tribunal Supremo y de la ODIN. El Tribunal Supremo, mediante opinión per curiam, ordena la suspensión inmediata e indefinida de la licenciada Diana M. Santiago García del ejercicio de la abogacía y la notaría debido a que desatendió varias órdenes de dicho foro y de la ODIN en relación a una queja presentada en su contra. In re Ríos Acosta y Mélendez Figueroa, 2009 T.S.P.R. 100 (29 de abril de 2009). Abogacía: comunicación con parte adversa representada por abogado en ausencia de éste. El querellado Meléndez Figueroa otorgó un testamento abierto en que el testador excluía de participación en los tercios de mejora y libre disposición a una de sus hijas. Con posterioridad, el querellado Meléndez Figueroa asumió la representación legal de otra de las hijas del testador en un proceso judicial ex parte para nombrarle tutor al testador. Al fallecer el testador, el querellado Ríos Acosta le solicitó al querellado Meléndez Figueroa una reunión para discutir la adjudicación a los herederos del caudal relicto. Con posterioridad, Ríos Acosta presentó en el caso de tutela una moción informando que todos los herederos del causante habían examinado el informe final de tutela y lo aprobaron. Además, solicitó que se diera por terminada la tutela del fenecido y que se ordenara el retiro de los fondos consignados a favor de éste. Dicha moción se acompañó con declaraciones juradas de todos los hijos del causante, incluyendo a la tutora, quien era representada por el querellado Meléndez Figueroa. También Ríos Acosta presentó otra moción solicitando se dejara sin efecto una vista para aprobar el informe final de la tutora e hija del causante planteando que la misma era innecesaria porque los herederos testamentarios aceptaron el informe final de tutela. Ambas mociones fueron notificadas a Meléndez Figueroa, quien representaba a la heredera que ejercía la tutela del causante y, además, había autorizado el testamento. Por su parte el querellado Meléndez Figueroa radicó una moción en representación de la tutora y otro de los herederos solicitando que no se cancelara la vista porque Ríos Acosta se había reunido con su cliente sin su presencia. En la moción se expuso que Ríos Acosta le informó a los herederos que las cláusulas testamentarias eran ineficaces. Se indicó además, que los dos heredereros representados por Meléndez Figueroa no aprobaban el informe final de tutela, el retiro de fondos ni la división de comunidad hereditaria. Con esta moción se acompañaron declaraciones juradas de esos dos herederos. El Tribunal Supremo, mediante opinión per curiam, suspende a Antonio Ríos Acosta del ejercicio de la abogacía por el término de seis meses. Concluye que su conducta constituyó una violación al Canon 28 de Etica Profesional al reunirse con una parte sin que estuviera presente su abogado y orientarla sobre la nulidad del testamento. Determina que como el querellado José Meléndez Figueroa se encuentra suspendido indefinidamente del ejercicio de la abogacía y notaría por conducta deshonesta en violación a las normas éticas de la profesión, In re Meléndez Figueroa, 166 D.P.R. 199 (2005), la evaluación de su conducta será examinada en el caso de que solicite la reinstalación a la profesión. La Juez Asociada señora Rodríguez Rodríguez concurre con el resultado sin opinión escrita. Pueblo vs. Santiago Collazo, 2009 T.S.P.R. 101 (11 de junio de 2009). Juez Ponente del Tribunal de Apelaciones: Hon. Carlos M. Rodríguez Muñiz. Derecho penal: coautoría. Derecho procesal penal: evaluación determinación de culpabilidad. El recurrido se encontraba junto a los otros dos acusados en un residencial público cuando uno de ellos sostuvo un intercambio verbal con un joven. Posteriormente dos de los acusados entraron a un edificio del complejo de vivienda, mientras el recurrido continuó la discusión con el joven. Luego, el recurrido se retiró y se dirigió hacia la misma dirección que sus compañeros, dándoles alcance y subiendo junto a ellos al segundo nivel de uno de los edificios del residencial. Poco después los tres acusados descendieron juntos del segundo nivel del edificio y retornaron al lugar donde se encontraba el joven. Uno de los acusados sacó un revólver color negro niquelado. Cuando esto ocurrió, el recurrido y otro de los acusados flanquearon las salidas del edificio donde se encontraban, y el que tenía el arma le hizo varios disparos al joven hasta darle muerte. Los tres se marcharon juntos del lugar. Cuando varios agentes del orden público llegaron al lugar, recibieron una confidencia de que el arma utilizada para cometer el asesinato había sido ocultada en el apartamento número 12, localizado en el segundo nivel del edificio del residencial en cuyo exterior ocurrieron los hechos. Mientras se dirigía al segundo nivel del edificio uno de los agentes observó manchas de sangre en el pasamano de la escalera y en la pared que colindaba con el apartamento número 12 identificado en la confidencia. La dueña del apartamento accedió al registro. Allí, se confiscó una pistola junto a dos magacines cargados de municiones que fue ocupada en el cuarto del hijo de la dueña Seguimiento Judicial 3 del apartamento. Al ser éste entrevistado indicó que el recurrido le daba a guardar armas por períodos de tres semanas aproximadamente. Expresó además, que la noche del incidente éste se personó en su apartamento y le pidió que le devolviera el arma. Cuando le dijo que el arma había sido confiscada, el recurrido lo amenazó de muerte. El recurrido resultó convicto del delito de asesinato, un cargo por violación al artículo 5.04 de la Ley de Armas y un cargo por infracción al artículo 5.15 de la Ley de Armas. El Tribunal de Apelaciones revocó los veredictos de culpabilidad emitidos por el jurado contra el recurrido y confirmó en cuanto a los otros dos acusados. El Tribunal Supremo, mediante opinión emitida por el Juez Asociado señor Rivera Pérez, revoca la sentencia del Tribunal de Apelaciones únicamente en lo que respecta al acusado Ángel L. Santiago Collazo. Resuelve que bajo las circunstancias del caso, el recurrido participó como coautor en los hechos delictivos ya que era el propietario del arma de fuego utilizada para asesinar al joven, prolongó la discusión con éste para darle oportunidad a quien la disparó para que obtuviera el arma, se unió a la búsqueda del arma, cooperó para obstruir las salidas del lugar de la ejecución y luego huyó de la escena una vez consumado el delito. Concluye que la prueba ofrecida por el Ministerio Público fue satisfactoria en cuanto a la responsabilidad criminal del acusado Ángel L. Santiago ya que la figura de la coautoría quedó establecida con prueba vinculante: éste tenía conocimiento pleno de que las actuaciones concertadas de sus compañeros iban dirigidas a cometer el delito de asesinato. En ningún momento, su conducta reflejó la intención de evitar el incidente, sino que por el contrario tuvo un rol activo durante la ocurrencia del crimen. La Jueza Asociada señora Fiol Matta concurre con el resultado sin opinión escrita. La Jueza Asociada señora Rodríguez Rodríguez disintió consignando que el Ministerio Fiscal no había probado más allá de duda razonable la culpabilidad del señor Ángel Santiago Collazo. Añadió, entre otras cosas, que la prueba desfilada en el juicio sólo estableció la mera presencia del recurrido durante la comisión del delito. Asociación de Alcaldes de Puerto Rico v. Contralor de Puerto Rico, 2009 T.S.P.R. 102 (12 de junio de 2009). Juez Ponente del Tribunal de Apelaciones: Hon. Aleida Varona Méndez. Oficina del Contralor: revisión de los hallazgos y recomendaciones del Contralor. En un informe de auditoría, el Contralor de Puerto Rico determinó que la Asociación de Alcaldes es una entidad partidista, a la luz de su participación en las estructuras internas del Partido Popular Democrático. Determinó, además, que los municipios no tenían autoridad en ley para otorgarle donativos conforme a la sección 9 del artículo VI de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y el artículo 9.014 de la Ley de Municipios Autónomos. Concluyó que varios municipios miembros de la Asociación cedieron ilegalmente fondos públicos a dicha entidad para la celebración de los actos conmemorativos del Día de la Constitución y les recomendó 4 Colegio de Abogados de Puerto Rico que solicitaran la devolución de los fondos donados a ésta. El Municipio de San Juan presentó una demanda en cobro de lo indebido en contra de la Asociación y le reclamó la devolución de la suma de $190,122.00 donada para la celebración de los actos conmemorativos del Día de la Constitución durante el 1999 y 2000. Por su parte, la Asociación instó una demanda de injunction y sentencia declaratoria en contra del Contralor de Puerto Rico. Planteó que la recomendación del Contralor es contraria a derecho y atenta contra la supervivencia de la institución. Además, solicitó que se dictara una sentencia declaratoria a los efectos de que la Asociación puede recibir fondos públicos y que se emitiera un interdicto para prohibirle al Contralor continuar instruyendo a los municipios a presentar demandas de cobro de dinero en contra de la Asociación por los donativos hechos para la celebración del Día de la Constitución. El TPI desestimó la demanda de la Asociación al resolver que no planteaba un caso o controversia susceptible de adjudicación judicial. El Tribunal de Apelaciones confirmó. El Tribunal Supremo, mediante opinión emitida por el el Juez Presidente señor Hernández Denton confirma la sentencia emitida por el Tribunal de Apelaciones que ordenó la desestimación de la demanda presentada por la Asociación. Resuelve que los hallazgos y recomendaciones del Contralor no son revisables de forma inmediata o directa. Ello es así, ya que dichas recomendaciones no tienen carácter obligatorio y no pueden afectar los intereses jurídicos de los funcionarios o entidades a quienes van dirigidos. Éstas sólo son revisables en el contexto de un caso ante los tribunales que cumpla con el requisito de justiciabilidad de caso o controversia. De lo contrario, cualquier pronunciamiento por parte del foro judicial constituiría una opinión consultiva, lo cual está vedado a nuestros tribunales. Garriga Villanueva v. Municipio de San Juan, 2009 T.S.P.R. 103 (17 de junio de 2009). Juez Ponente del Tribunal de Apelaciones: Hon. Erik Ramírez Nazario. Policía municipal: delegación de poderes al Comisionado de la Policía Municipal para intervenir en todas las etapas de los procesos disciplinarios. El recurrido se desempeñaba como agente de la Policía Municipal de San Juan cuando se presentó una querella disciplinaria en su contra en que se alegó que había agredido, pateado y golpeado a unos jóvenes con un bate en el curso de una intervención. Tras diversos trámites, se le notificó formalmente de los cargos en su contra, apercibiéndole de la intención de expulsarlo. Se le formularon cargos por incumplir con los deberes y responsabilidades que le impone el Reglamento de la Policía Municipal de San Juan y por incurrir en faltas graves al utilizar violencia injustificada y agredir a los jóvenes. La formulación de cargos se realizó mediante una carta firmada por el Director Interino del Departamento de Policía y Seguridad Pública del Municipio de San Juan. Tras la vista administrativa, la oficial examinadora recomendó la expulsión. Dicha recomendación fue acogida por el Comisionado de la Policía Municipal que formalmente decretó la expulsión del señor Garriga Villanueva. De la carta se desprende que la actuación del Comisionado respondió a la delegación que le hiciera el Alcalde mediante la Orden Ejecutiva JS-149, Serie 2004-2005, del 16 de marzo de 2005. Inconforme, el recurrido apeló ante la Comisión de Investigación, Procesamiento y Apelación (CIPA) que revocó la expulsión al resolver que el Comisionado tenía facultad de formular los cargos por faltas graves a los miembros del cuerpo, mientras que al Alcalde le competía resolver el caso e imponer la sanción correspondiente. Determinó que la delegación de poderes que hiciera el Alcalde al Comisionado a los efectos de permitirle expulsar miembros de la Policía Municipal fue contraria a la ley. El Tribunal de Apelaciones confirmó la decisión de la CIPA y sostuvo la revocación de la expulsión. El Tribunal Supremo, mediante opinión emitida por el Juez Presidente señor Hernández Denton, revoca la sentencia del Tribunal de Apelaciones y, en consecuencia, confirma la expulsión del señor Julio Garriga Villanueva del cuerpo de la Policía Municipal de San Juan. Resuelve que el Alcalde tenía la facultad de delegar ciertas funciones al comisionado, entre ellas la de expulsión del Cuerpo; la actuación del Comisionado se ajustó a los poderes delegados por el Alcalde; y que no se violó el debido proceso de ley en el procedimiento de expulsión. In re Colón Bermúdez, 2009 T.S.P.R. 104 (26 de junio de 2009, resolución). Notaría: reinstalación. El Tribunal Supremo, mediante resolución, ordena la reinstalación de la Lcda. Madeline Colón Bermúdez al ejercicio de la notaría. In re Calderón Meléndez, 2009 T.S.P.R. 105 (26 de junio de 2009, resolución). Abogacía: reinstalación a la profesión. El Tribunal Supremo, mediante resolución, ordena la reinstalación de Peter Calderón Meléndez al ejercicio de la abogacía luego de haber acreditado el pago de la cuota de colegiación y haber notificado su nueva dirección. Ex parte Besosa Stubbe, 2009 T.S.P.R. 106 (26 de junio 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria de la profesión. El Tribunal Supremo, mediante resolución, autoriza la baja voluntaria del Lcdo. Francisco A. Besosa Stubbe del Colegio de Abogados. In re Pérez Sosa, 2009 T.S.P.R. 107 (27 de marzo de 2009). Abogacía: pago cuota de colegiación; atención órdenes del Tribunal Supremo. Mediante opinión per curiam, el Tribunal Supremo suspende inmediata e indefinidamente del ejercicio de la abogacía al Lcdo. Iván Pérez Sosa por no haber satisfecho el pago de la cuota del Colegio de Abogados y no haber atendido varias órdenes del Tribunal Supremo en el ejercicio de su jurisdicción disciplinaria. In re Integración Salas de Verano, 2009 T.S.P.R. 108 (26 de junio de 2009, resolución). El Tribunal Supremo, mediante resolución, constituye las Salas de Verano para funcionar durante el receso entre el 1ro de julio al 30 de septiembre de 2009. In re Rodríguez Vázquez, 2009 T.S.P.R. 109 (16 de junio de 2009). Abogacía: suspensión por hechos que no surgen del ejercicio de la profesión. El querellado era el presidente de la Hermandad de la Unión de Empleados del Fondo del Seguro del Estado. Bajo su presidencia se creó Jaca Travel, Inc., como una entidad para dar servicio a los unionados y, además, tenía el objetivo de generar ingresos adicionales para la Unión; el querellado era también el presidente de dicha agencia de viajes. A Jaca Travel se le adjudicó un contrato para una excursión para empleados unionados del Fondo y sus familiares. El Fondo desembolsó la cantidad de $6,450.00, a nombre de Jaca Travel, para los gastos de la referida actividad. De la cantidad total para la actividad resultó un sobrante de alrededor de $3,000.00. El querellado y un delegado de la Unión abrieron dos cuentas en el Banco Popular, a nombre de cada uno, por la cantidad de $1,500.00, varios días después de la actividad, que utilizaron para gastos personales. Seguimiento Judicial 5 con la decisión de la mayoría de suspender al Sr. José A. García Ortiz del ejercicio de la abogacía y la notaría, debido a su incomparecencia e inatención a las órdenes del Tribunal Supremo. Sin embargo, disiente de la conclusión mayoritaria de encontrar al señor García Ortiz incurso en violaciones a los Cánones 19 y 24 de Ética Profesional. Señala que el Procurador General sometió el caso por el expediente y de éste no surge, como tampoco del informe del Comisionado Especial, la prueba clara, robusta y convincente necesaria para encontrar al abogado incurso en violación a dichos cánones. De la queja juramentada sólo se derivan las alegaciones de la quejosa, quien no testificó y cuya credibilidad no pudo ser apreciada por el Comisionado Especial. Los tres recibos del pago de honorarios no subsanan la ausencia de prueba robusta y convincente y en esas circunstancias, las determinaciones de hechos del Comisionado no ameritan deferencia. La Juez Asociada señora Rodríguez Rodríguez se une a las expresiones de la Jueza Asociada señora Fiol Matta. Ex parte Carmona Morales, 2009 T.S.P.R. 111 (30 de junio de 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria de la profesión. Mediante resolución, el Tribunal Supremo autoriza la baja voluntaria de la Lcda. Migdalia Carmona Morales del ejercicio de la abogacía. Ex parte Bianchi Arias, 2009 T.S.P.R. 112 (30 de junio de 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria de la profesión. El Tribunal Supremo, mediante opinión per curiam, suspende al Lcdo. Richard Rodríguez Vázquez del ejercicio de la abogacía por el término de tres meses, al concluir que violó el Canon 38 del Código de Etica Profesional. El Juez Asociado señor Rivera Pérez y la Juez Asociada señora Rodríguez Rodríguez no intervinieron. El Tribunal Supremo, mediante resolución, autoriza la baja voluntaria de la Lcda. Blanca R. Bianchi Arias del ejercicio de la abogacía. In re García Ortiz, 2009 T.S.P.R. 110 (10 de junio de 2009). Abogacía: honorarios de abogados; información al cliente. Mediante resolución, el Tribunal Supremo autoriza la baja voluntaria del Lcdo. José H. Rivera Hernández del ejercicio de la abogacía. El querellado fue contratado para que presentara una acción sobre daños y perjuicios relacionada con una querella presentada ante el D.A.Co. Los querellantes pagaron al abogado la suma de $1,500.00 para que procediera al trámite contencioso. La única gestión que hizo fue revisar el expediente administrativo. Como los clientes no pudieron localizar al abogado presentaron queja en su contra. El querellado no contestó la queja. En el procedimiento disciplinario, el Procurador General sometió la querella por el expediente. El Tribunal Supremo, mediante opinión per curiam, suspende indefinidamente del ejercicio de la abogacía y la notaría al Lcdo. José A. García Ortiz. Concluye que violó los Cánones 19 y 24 de Etica Profesional porque no mantuvo informados a sus clientes y cobró honorarios en exceso ya que la única gestión que hizo fue visitar las oficinas del D.A.Co. para revisar el expediente. La Jueza Asociada señora Fiol Matta concurre Ex parte Rivera Hernández, 2009 T.S.P.R. 113 (30 de junio de 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria de la profesión. Ex parte Marín Rosa, 2009 T.S.P.R. 114 (30 de junio de 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria de la profesión. El Tribunal Supremo, mediante resolución, autoriza la baja voluntaria del Lcdo. Carlos Marín Rosa del ejercicio de la abogacía. Ex parte Hall Elrick, 2009 T.S.P.R. 115 (30 de junio de 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria de la profesión. Mediante resolución, el Tribunal Supremo autoriza la baja voluntaria del Lcdo. Peter E. Hall Elrick del ejercicio de la abogacía. Ex parte Echevarría Quiles, 2009 T.S.P.R. 116 (30 de junio de 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria de la profesión. 6 Colegio de Abogados de Puerto Rico El Tribunal Supremo, mediante resolución, autoriza la baja voluntaria del Lcdo. José R. Echevarría Quiles, del ejercicio de la abogacía. Ex parte Pelegrín Soler, 2009 T.S.P.R. 117 (30 de junio 2009, resolución). Abogacía: baja voluntaria de la profesión. El Tribunal Supremo, mediante resolución, autoriza la baja voluntaria de la Lcda. Lydia I. Pelegrín Soler del Colegio de Abogados. In re Otero Encarnación, 2009 T.S.P.R.118 (30 de junio de 2009, resolución). Abogacía: reinstalación al ejercicio de la abogacía. Mediante resolución, el Tribunal Supremo reinstala a Lydia I. Otero Encarnación al ejercicio de la abogacía, ordenándole a la Comisión de Ética del Colegio de Abogados que continúe los procedimientos relacionados con una queja presentada contra ella. El Juez Asociado señor Rivera Pérez no intervino. Pueblo v. Sustache Sustache, 2009 T.S.P.R. 119 (9 de julio de 2009). Juez Ponente del Tribunal de Apelaciones: Hon. Germán J. Brau Ramírez . Derecho penal: delito de comisión por omisión; omisión impropia de un deber de garante; coautoría; grado de conocimiento del cooperador. Derecho procesal penal: revisión determinaciones de causa probable para el arresto y para acusar. Mientras se celebraba un cumpleaños, llegaron al lugar un grupo de motociclistas que estacionaron sus motoras en el carril derecho de la carretera. Para evitar congestión de tránsito, el señor Miguel Cáceres Cruz se dedicaba a dirigir el tránsito. Al lugar llegó una patrulla de la policía con los agentes Zulma Díaz de León, Carlos Sustache Sustache y Javier Pagán Cruz. El señor Cáceres Cruz le hizo señales a los agentes para que continuaran su marcha. Ante esto, los agentes detuvieron la patrulla, se bajaron y le cuestionaron al señor Cáceres Cruz su autoridad para dirigir el tránsito. Además, le ordenaron que se sacaran las motoras porque estaban obstruyendo el tránsito. Los motociclistas procedieron a mover las motoras a la acera y los policías se montaron en la patrulla e iniciaron nuevamente su marcha. Sin embargo, como alegadamente se desarrolló un intercambio de palabras entre Pagán Cruz y Cáceres Cruz, los tres policías se bajaron otra vez del vehículo oficial. En ese momento, la agente Díaz de León sacó sus esposas e intentó arrestar al señor Cáceres Cruz. Éste, para impedir que le arrestaran, comenzó a caminar hacia atrás y le solicitó a los agentes que no lo tocaran. Pagán Cruz también intentó poner bajo custodia al señor Cáceres Cruz, pero éste continuó caminando en retroceso. En ese momento, Pagán Cruz le propinó un puño en la cabeza al señor Cáceres Cruz quien cayó sentado en el suelo. Pagán Cruz se ubicó encima del señor Cáceres Cruz y lo continuó golpeando con sus puños. El cuerpo del señor Cáceres Cruz quedó entre las piernas del oficial. Ni la agente Díaz de León ni el agente Sustache Sustache evitaron que Pagán Cruz siguiera golpeando al señor Cáceres Cruz. Cuando una persona intentó ayudar al señor Cáceres Cruz para impedir que continuara la golpiza, Sustache Sustache no le permitió que se acercara. Cáceres Cruz trató de levantarse del piso agarrándose de la correa de la baqueta del arma de fuego que el agente Pagán Cruz tenía en el muslo de su pierna derecha. Al mismo tiempo, el policía Pagán Cruz sujetó su baqueta y en el forcejeo con el señor Cáceres Cruz, para evitar que éste se levantara, se disparó el revólver. Al escuchar la detonación, Sustache Sustache salió corriendo para la patrulla. Cáceres Cruz, luego de la detonación, quedó boca arriba acostado en el piso. Pagán Cruz recibió una herida de bala en el muslo de su pierna izquierda. Pagán Cruz sacó su arma de fuego, la cargó y le disparó varias veces al señor Cáceres Cruz. Luego le hizo un disparo en la cabeza. Durante toda este incidente ni la agente Díaz de León ni el agente Sustache Sustache intervinieron. Tampoco le proveyeron ayuda al señor Cáceres Cruz. Sin embrago, ambos asistieron a Pagán Cruz montándolo en la patrulla y llevándolo al hospital. Ninguno de ellos se acercó al cuerpo del señor Cáceres Cruz quien se encontraba aún con vida. Por estos hechos, se presentaron denuncias separadas contra el agente Pagán Cruz por el delito de asesinato en primer grado, y contra los agentes Sustache Sustache y Díaz de León por el delito de asesinato en primer grado, en la modalidad de cooperador. El TPI no encontró causa probable para el arresto contra el oficial Sustache Sustache. En alzada, nuevamente se determinó que no existía causa para arresto. El Ministerio Público recurrió ante el Tribunal de Apelaciones que revocó. Resolvió que existía causa para arrestar a Sustache Sustache y causa para acusar a la oficial Díaz de León por el delito de agresión, en el grado de cooperador, puesto que los agentes cometieron la omisión de intervenir para evitar que el agente Pagán Cruz agrediera con los puños al occiso Cáceres Cruz. También, se encontró causa para arrestar a Sustache Sustache y para acusar a Díaz de León, por el delito de asesinato en primer grado, en calidad de cooperadores, porque ambos omitieron su deber de asistir al señor Cáceres Cruz, luego de que éste fuera atacado con un arma de fuego y herido de gravedad. También encontró causa para arrestar a Sustache Sustache y para acusar a Díaz de León por el delito de encubrimiento, en la modalidad de autor, debido a que le proveyeron información falsa al Fiscal sobre lo ocurrido. El Tribunal Supremo, mediante opinión emitida por la Juez Asociada señora Fiol Matta, confirma la sentencia del Tribunal de Apelaciones en cuanto determinó causa para arresto contra el señor Sustache Sustache por el delito de asesinato en primer grado y el delito de agresión, ambos en la modalidad de cooperador. En la opinión se discuten los elementos del delito de comisión por omisión y la figura del cooperador. Determina que la prueba del Ministerio Público, antes reseñada, fue suficiente para demostrar que el agente Sustache Sustache no cumplió con el deber de garante hacia el señor Cáceres Cruz impuesto por la Ley Orgánica de la Policía y el Reglamento de Personal de la Policía de Puerto Rico que disponen que los policías tienen, entre otros, los deberes de observar y procurar la protección de los derechos civiles del ciudadano, proteger la vida y prestar la debida protección al pueblo reunido legalmente para cualquier fin lícito. Resuelve que como los cooperadores no tienen un conocimiento pleno del delito, lo único que se requiere para configurar la intención delictiva en la modalidad de cooperación, es que el cooperador conozca las circunstancias del hecho, de tal manera que el resultado criminal pueda serle imputado como una consecuencia natural de su conducta. Dictamina que para que el tribunal pudiera encontrar causa para el arresto del agente Sustache Sustache como cooperador en los delitos de agresión y asesinato en primer grado, lo único que se requería era que el Ministerio Público demostrara que éste conocía que una consecuencia natural de su omisión voluntaria podría ser la muerte del señor Cáceres Cruz y que, a pesar de este conocimiento, el agente Sustache Sustache no actuó. La prueba recibida en la vista de determinación de causa para arresto del oficial Sustache Sustache es suficiente, para estos propósitos, pues demostró que éste tenía el conocimiento que se requiere para que se configure el delito de comisión por omisión en la modalidad de cooperadores. El agente Sustache Sustache tuvo conocimiento de las circunstancias del hecho, es decir, estaba consciente de la golpiza que el agente Pagán Cruz le estaba propinando al señor Cáceres Cruz. También, conocía su deber de garante para proteger la vida y los derechos civiles de la ciudadanía. Finalmente, tenía conocimiento de su capacidad para actuar, ya fuera evitando el abuso contra el señor Cáceres Cruz o controlando al agente Pagán Cruz. No era necesario que el agente Sustache Sustache tuviera conocimiento del tipo de delito que iba a cometer el agente Pagán Cruz. Se revoca la decisión del tribunal apelativo determinando causa probable por el delito no imputado de encubrimiento. La facultad de los tribunales para determinar causa por un delito no incluido y distinto al imputado se ejerce en la vista inicial de causa probable para arresto y en la vista en alzada. Esta facultad no la provee un recurso de certiorari ante el foro apelativo intermedio ya que su facultad se limita a revisar cuestiones esencialmente de derecho. El Juez Presidente señor Hernández Denton emitió una opinión de conformidad. La Juez Asociada señora Rodríguez Rodríguez emitió una opinión disiente. In re Rivera Lozada, 2009 T.S.P.R. 120 (26 de junio de 2009). Abogacía: defensa diligente intereses de un cliente; información al cliente; dilación en la devolución de fondos del cliente; sinceridad y honradez. El abogado presentó tardíamente un recurso de apelación ante la Junta de Apelaciones del Sistema de Personal, que fue desestimado por falta de jurisdicción. No le informó al cliente la desestimación del recurso. Además, retuvo por cuatro años cierta suma de dinero que le fue entregada por el cliente en relación a cierta transacción que no se efectuó; el abogado le dijo al cliente que el dinero estaba depositado en el tribunal, lo que no era cierto. Seguimiento Judicial 7 Mediante opinión per curiam, el Tribunal Supremo ordena la suspensión inmediata del Lcdo. Eugenio Rivera Lozada por el término de seis meses del ejercicio de la abogacía al resolver que violó los Cánones 18 (defensa diligente intereses del cliente), 19 (información al cliente), 23 (dilación en la devolución fondos del cliente) y 35 (sinceridad y honradez) de Ética Profesional. La Juez Asociada señora Rodríguez Rodríguez concurre con el resultado sin opinión escrita. Hernández Pérez v. Halvorsen, 2009 T.S.P.R. 121 (13 de julio de 2009, sentencia). Juez Ponente del Tribunal de Apelaciones: Hon. Rafael Ortiz Carrión. Cosa juzgada. Procedimientos legales especiales: sentencia declaratoria. El demandado Halvorsen comenzó el desarrollo de un proyecto para la construcción de un complejo de condominios que estaría ubicado en la finca número 2585 del Registro de la Propiedad, Sección III de Carolina. De la finca 2585 se segregó la finca número 22,064 en la que se construyeron dos edificios que se sometieron al régimen de propiedad horizontal mediante escritura pública constitutiva de los Condominios Beacon Hill Terrace (Beacon Hill). En la escritura se dispuso que el interés del desarrollador era que los condóminos de Beacon Hill tuvieran acceso y derecho al uso y disfrute de las facilidades recreativas, lavandería y oficina de administración a construirse en la finca 2585. Con posterioridad, Halvorsen vendió a B.H.T., S.E., las fincas 22,064 y 2585 en la que se ubicaron las instalaciones que proveían los servicios centrales de agua y electricidad a Beacon Hill y se construyeron dos piscinas. El D.A.Co., en una querella presentada por Beacon Hill, resolvió que las instalaciones de servicios centrales tales como electricidad, agua, tanque y bomba de agua ubicadas en la finca 2585 formaban parte de los elementos comunes de Beacon Hill. Dispuso que los condóminos tenían derecho al uso de las piscinas construidas en la finca 2585 así como el deber de contribuir proporcionalmente a su mantenimiento. Mientras tanto, Halvorsen presentó una demanda contra B.H.T. sobre cobro de dinero y ejecución de una hipoteca que gravaba la finca número 2585. El TPI declaró con lugar la demanda y ordenó la expedición del mandamiento de ejecución de la hipoteca que gravaba la finca 2585. La Asociación de Condóminos de Beacon Hill solicitó intervenir en el procedimiento y que se dictara una orden enmendada de ejecución de sentencia en la que se estableciera que los adquirentes de la finca debían honrarle el derecho de uso y disfrute sobre las áreas recreativas. Luego de que se concediese la intervención, la Asociación solicitó que se emitiera orden al Registrador de la Propiedad para que anotara el derecho que alegadamente poseían sobre las facilidades comunales, inclusive las dos piscinas, ubicadas en la finca 2585. Esta solicitud fue declarada sin lugar por el TPI. El Tribunal de Apelaciones confirmó. Determinó que la Asociación no poseía el derecho reclamado. Luego el Consejo de Titulares del Condominio Beacon Hill presentó una demanda sobre sentencia declaratoria contra Halvorsen y B.H.T. Solicitó que se declarara su derecho de uso sobre la subestación eléctrica, tanque, bomba de agua, tuberías de agua y sanitarias instaladas en la finca 2585 al aducir que constituían elementos comunes cuya 8 Colegio de Abogados de Puerto Rico Colegio de Abogados de Puerto Rico PRESORTED STANDARD U.S. POSTAGE PAID SAN JUAN, P.R. PERMIT No. 3099 PO Box 9021900 San Juan PR 00902-1900 Return Service Requested titularidad residía en el Consejo de Titulares. Solicitó que se dictara una orden de ejecución enmendada en la cual se indicara que los adquirentes de la finca debían honrarle sus derechos de uso y/o propiedad sobre las referidas facilidades y que se emitiera una orden al Registrador de la Propiedad para que inscribiera los derechos que alegadamente poseían sobre las instalaciones antes mencionadas. Mientras se dilucidaba la demanda sobre sentencia declaratoria, los titulares del Condominio Beacon Hill comparecieron ante el TPI en su carácter individual y presentaron una segunda demanda sobre sentencia declaratoria contra Halvorsen y B.H.T. Adoptaron como parte integral de la demanda las alegaciones presentadas en el otro caso de sentencia declaratoria. El TPI, en el primer caso de sentencia declaratoria, desestimó la demanda por el fundamento de cosa juzgada. Determinó que los titulares del Condominio Beacon Hill sólo tenían el derecho a uso y disfrute de las facilidades de la finca 2585, mientras que B.H.T. conservaba la titularidad de los terrenos. El Tribunal de Apelaciones confirmó. Estando pendiente dicho recurso, el TPI desestimó la demanda instada por los titulares bajo el fundamento de la doctrina de cosa juzgada o impedimento colateral. El Tribunal de Apelaciones revocó. Determinó que el mecanismo de sentencia declaratoria tiene el propósito de dilucidar una controversia sustancial entre partes con intereses legales adversos. Resolvió que la excepción de la cosa juzgada no impide que mediante el mecanismo de sentencia declaratoria se aclare el estado de derecho entre las partes, cuando el mismo está en controversia. El Tribunal Supremo, mediante sentencia, revoca la del Tribunal de Apelaciones y desestima la demanda. La Jueza Asociada señora Rodríguez Rodríguez emitió opinión de conformidad a la que se le unen el Juez Presidente señor Hernández Denton y la Jueza Asociada señora Fiol Matta. El Juez Asociado señor Rivera Pérez hizo constar que concurre con el resultado por entender que el derecho de uso y disfrute del Consejo de Titulares del Condominio Beacon Hill Terrace sobre la finca número 2585 donde están ubicadas las facilidades recreativas, cisterna, subestación eléctrica, descarga sanitaria, piscinas, kioskos, decks de madera, baños, áreas verdes o patios y/o tanques para proveer agua a los edificios consta claramente del Registro de la Propiedad y afecta a terceros adquirientes de la finca número 2585. La Jueza Asociada Pabón Charneco se unió a dicha expresión. ******** Seguimiento Judicial 9