ESTÁS PREPARADO PARA COMPARECER

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.:¿ESTÁS PREPARADO PARA COMPARECER ANTE
DIOS?--UNA PRUEBA SIMPLE PARA LOS SANTOS
DE LOS ÚLTIMOS DÍAS QUE SON HONESTOS
“¿Habéis caminado, conservándoos irreprensibles
delante de Dios? Si os tocase morir en este momento,
¿podríais decir, dentro de vosotros, que habéis sido
suficientemente humildes? …He aquí, ¿os halláis
despojados de orgullo? Si no, yo os digo que no
estáis preparados para comparecer ante Dios. He
aquí, debéis disponeros prontamente; porque el reino de
los cielos pronto se acerca, y el que no esté preparado no tendrá vida eterna.” —Alma 5:27-28, Libro
de Mormón
1. ¿Has hecho “todo” lo que puedes para obtener la salvación?
“…pues sabemos que es por la gracia por la que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos.” —
Libro de Mormón, 2 Nefi 25:23
“El élder Boyd K. Packer del Concejo de los Doce, nos dio el siguiente ejemplo con el fin de
demostrarnos la forma en que la expiación de Cristo permite que seamos salvos de nuestros pecados si
hacemos nuestra parte. ‘Permítanme contarles un relato.… Había una vez un hombre que.…contrajo una
gran deuda.…el día señalado llegó; el contrato se venció y la deuda aún no estaba completamente
saldada. Fue así que su acreedor se presentó y le exigió el saldo total de la deuda..… El deudor tenía
un amigo, el cual vino a ayudarlo.…Se paró entonces entre los dos, enfrentó al acreedor e hizo la
siguiente oferta: ‘—Yo estoy dispuesto a pagar la deuda si usted libera al deudor de su contrato para que
pueda quedarse con lo que posee y no vaya a la cárcel.’…El acreedor estuvo entonces de acuerdo. El
mediador se dio vuelta y le dijo al deudor: ‘—Si pago tu deuda, ¿me aceptarías como tu acreedor?’ ‘—Sí,
sí,’ exclamó el deudor. Me salvaste de la prisión y me muestras misericordia.’ ‘Entonces—agregó el
benefactor—, ‘me pagarás a mi la deuda y yo estableceré los términos. No será fácil, pero será posible.”
—Principios del Evangelio, 1978. 1994, 2000, pp. 74, 77
De acuerdo con el Mormonismo, Jesús refinanció la deuda de pecado que teníamos con el Padre
Celestial. Ahora nos corresponde a nosotros reembolsarle a Jesús cumpliendo con las “leyes y
ordenanzas” del evangelio. ¿Has hecho “todo lo que puedes hacer” para pagar tu deuda de pecado con
Jesús? ¿Existen mandamientos a los que hayas fallado en obedecer?
“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.” —
Santiago 2:10
2. ¿Has conseguido la perfección en “esta vida terrenal”?
“…pues sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles la vía, para que
cumplan lo que les ha mandado.”—Libro de Mormón, 1 Nefi 3:7
“Este progreso hacia la vida eterna es cuestión de lograr la perfección. El cumplimiento de todos los
mandamientos garantiza el perdón total de los pecados y le asegura a uno la exaltación por medio de
esa perfección que se logra al seguir la fórmula que el Señor nos dio. En su Sermón del Monte dio
este mandamiento a todos los hombres: ‘Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está
en los cielos es perfecto.’ (Mateo 5:48) Ser perfecto significa triunfar del pecado; es un mandato del
Señor. Él es justo y sabio y benévolo. Jamás requeriría a sus hijos cosa alguna que no fuera para su
beneficio, o que no se pudiera lograr. Por tanto, la perfección, es una meta realizable.” —El Milagro
del Perdón, 1969,1988, Spencer W. Kimball, p. 209
“La perfección…es una meta que se puede lograr.” Es un mandato del Señor. Jesús dijo: “Sean”
perfectos. Él no dijo, “lleguen a ser” perfectos. La perfección no es un proceso; es un evento. La palabra
“sean” indica un estado de existencia que debe ser conseguido instantáneamente y sostenido en
nuestras vidas terrenales. Como Kimball también explica:
“Uno de los más graves defectos humanos de todas las épocas es la morosidad, la indisposición de
aceptar las responsabilidades personales ahora mismo. El hombre llega concientemente a la tierra
para obtener su educación, su preparación y desarrollo, así como para perfeccionarse a sí mismo.…y
la carga de la amonestación profética ha sido que el momento para actuar es ahora, en esta vida
terrenal. Uno no puede impunemente aplazar el cumplimiento por su parte de los mandamientos de
Dios.” —El Milagro del Perdón, pp. 7, 10
“Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; si, el
día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra.” —Libro de Mormón, Alma 34:32
Algunos pueden sentir que no es razonable creer que Dios pueda requerir de alguien una perfección total
en esta vida mortal. Después de todo, uno podría pensar: “‘El Señor sabe que mi corazón es recto y
que yo tengo buenas intenciones.…’ ¿Pero recibirá alguien vida eterna en base a sus buenas
intenciones?” se pregunta Kimball. Y continúa diciendo:
“Samuel Johnson declaró que ‘el infierno está pavimentado con buenas intenciones.’ El Señor no
convertirá las buenas esperanzas, deseos o intenciones de una persona en obras. Cada cual debemos
hacer esto por nosotros mismos”.… “Los hombres y mujeres que viven en el estado terrenal, y han
escuchado el evangelio aquí, han tenido su oportunidad, sus setenta años para poner su vida en
orden, para efectuar las ordenanzas, para arrepentirse y perfeccionar sus vidas.” —El Milagro del
Perdón, pp. 8, 322
3. ¿Has repetido un pecado después de haber pedido perdón?
“Por esto sabréis si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesará y los
abandonará.” —Doctrinas y Convenios 58:43
“Hay una prueba decisiva del arrepentimiento, a saber, el abandono del pecado ….El poder salvador
no se extiende a aquel que meramente quiere cambiar su vida….Tampoco es completo el
arrepentimiento cuando uno meramente intenta abandonar el pecado… ‘Intentar’ es débil. Hacer ‘Lo
mejor que yo pueda’ carece de fuerza. Siempre debemos actuar mejor de lo que podamos....” —El
Milagro del Perdón, pp. 161-163
En tu arrepentimiento, ¿estás haciendo “lo mejor” que puedes? ¿Has abandonado permanentemente
todos los pecados que alguna vez has cometido? Los Principios del Evangelio explican: “A quienes
reciben perdón por un pecado, y vuelven a reincidir en él, se les considerará responsables por los
pecados cometidos anteriormente.” 1.
“La discontinuación del pecado debe ser permanente....es que el transgresor anterior debe haber
llegado al ‘punto irreversible’ en cuanto al pecado, en el cual se incorpora no meramente una
renunciación, sino también un profundo aborrecimiento del pecado, en el que el pecado se convierte
para él en lo más desagradable, y el deseo o impulso de pecar sale de su vida.” —El Milagro del
Perdón, pp. 174, 363.
“Y ahora, Yo, el Señor, en verdad os digo que no os imputaré ningún pecado; id y no pequéis más; pero
los pecados anteriores volverán al alma que peque, dice el Señor vuestro Dios.” —Doctrinas y
Convenios, Sección 82:7
4. ¿Has “aplazado” el día de tu arrepentimiento?
¿Has confesado y te has arrepentido de todos los pecados que hubieras cometido alguna vez? ¿Estás
seguro que jamás cometerás ninguno de estos pecados en el futuro? Si el arrepentimiento requiere el
abandono del pecado, y cuando repites un pecado esto te hace nuevamente responsable de tus pecados
antiguos, ¿Cómo puedes decir que te has arrepentido totalmente de todos tus pecados?
Es por esto que Jesús dice que debemos “ser perfectos” en esta vida mortal si es que vamos a ser
dignos de tener vida eterna con el Padre Celestial. Si has fracasado en arrepentirte completamente
mediante la erradicación del pecado en tu vida, entonces eres culpable de haber aplazado el día de tu
arrepentimiento.
“…os ruego, por tanto, que no demoréis el día de vuestro arrepentimiento hasta el fin; porque
después de este día de vida, que se nos da para prepararnos para la eternidad, he aquí que si no
mejoramos nuestro tiempo durante esta vida, entonces viene la noche de tinieblas en la cual no se
puede hacer obra alguna. No podréis decir, cuando os halléis ante esa terrible crisis: Me arrepentiré,
me volveré a mi Dios. No, no podréis decir esto; porque el mismo espíritu que posea vuestros cuerpos
al salir de esta vida, ese mismo espíritu tendrá poder para poseer vuestro cuerpo en aquel mundo
eterno. Porque, si habéis demorado el día de vuestro arrepentimiento, aún hasta la muerte, he aquí
os habéis sujetado al espíritu del diablo y él os sella como cosa suya; por tanto, se ha retirado el
Espíritu del Señor y no tiene cabida en vosotros, y el diablo tiene todo poder sobre vosotros; y este es
el estado final del malvado.” —El Libro de Mormón, Alma 34:33-35
Así como afirma el Libro de Mormón: “Si no mejoramos nuestro tiempo en esta vida, …el mismo espíritu
que posee vuestros cuerpos en el momento en que dejan esta vida, ese mismo espíritu tendrá poder
para poseer vuestro cuerpo en el mundo eterno después de vuestra muerte.” Es por esto que, si
vamos a merecer la vida eterna, la perfección física debe cumplirse en esta vida terrenal.
5. ¿Has eliminado “toda impiedad” de tu vida?
“Si, venid a Cristo, y perfeccionaos en él, y absteneos de toda impiedad; y si os abstenéis de toda
impiedad, y amáis a Dios con toda vuestra alma, mente y fuerza, entonces su gracia os es suficiente,
para que por su gracia seáis perfectos en Cristo.…” —El Libro de Mormón, Moroni 10:32
El Mormonismo te enseña que debes negarte a ti mismo de “toda impiedad” antes de poder recibir la
“gracia” salvadora de Cristo. ¿Acaso es una sorpresa que el Mormonismo haga que el perdón esté
condicionado a la habilidad que uno tenga para arrepentirse por medio del abandono del pecado? Es
por esto que el Jesús del Mormonismo “no puede” salvarte mientras estés en una situación de
indignidad, permaneciendo “en tus pecados.”
“Y te vuelvo a decir que no puede salvarlos en sus pecados; porque yo no puedo negar su palabra, y
él ha dicho que ninguna cosa impura puede heredar el reino del cielo.…Así que no podéis ser salvos
en vuestros pecados.” —El Libro de Mormón, Alma 11:37
6. ¿Jesús es suficiente o sólo es necesario?
O Jesús es 100% suficiente para tu perfección, o Él es tan sólo un paso “necesario” en el proceso. Si Él
es verdaderamente suficiente para cubrir tus pecados, entonces no tienes que añadir obras para hacerte
aceptable ante Dios; pues la Biblia declara: “..nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por Su misericordia.” 2.
“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor
nuestro.” —Romanos 6:23
Para que algo sea un regalo o “dádiva”, debe ser dado libremente sin condiciones ni requisitos adjuntos.
Si hay cualquier cosa que debamos hacer para merecer o ganar la vida eterna (o pagarle a Jesús por Su
sacrificio), entonces la salvación no sería un regalo, sino un pago o salario por aquello que se ha
ganado. 3.
“Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es
gracia; de otra manera la obra ya no es obra” —Romanos 11:6
Si nosotros no teníamos la capacidad de pagar nuestra deuda de pecado al Padre Celestial en primer
lugar, ¿cómo podríamos tener luego la capacidad de pagar la deuda a Jesús? La Biblia proclama que
“todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia.” 4. Así
como es imposible que un trapo de inmundicia limpie algo para dejarlo inmaculadamente perfecto, igual
es con nuestras almas. “Todos” los esfuerzos de justicia hechos para merecer la vida eterna no son más
que “trapos de inmundicia” de orgullo.
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe.”—Efesios 2:8-9
La norma requerida para ser digno de la vida eterna es la perfección física en esta vida terrenal.
Jesucristo es la única persona que pudo hacer frente a este examen. Él vivió una vida perfecta y murió
en tu lugar—pagando totalmente la penalidad por tu pecado para que Su justa perfección pueda ser
contada a favor tuyo. Pero como cualquier regalo debe ser aceptado antes de poderse entregar, así es
con Cristo. Debes venir a Jesús personalmente, admitir que eres un pecador y que no puedes hacer
nada para salvarte a ti mismo. ¿Por qué no venir a Jesús hoy mismo para pedirle que te dé Su justicia a
cambio de tu pecado?
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en Él.” —2 Corintios 5:21
“En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para
siempre.…Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” —Hebreos
10:10, 14
“…Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” —Colosenses 3:3
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